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Análisis granulométrico por tamizado: consiste en pasar una cantidad medida de suelo
seco, bien pulverizado a través de una serie de tamices, cuyo tamaño de malla suele ir
disminuyendo en progresión geométrica de razón 2, agitando el conjunto.
Por lo que se refiere a las características de los tamices, cabe mencionar la existencia de una
serie de tamices normalizados según las normativas técnicas de cada país, destacando de
entre ellas, por su amplia utilización, la ASTM (American Society of Testing Materials) o la
norma española UNE 7 050-2 – Tamices de ensayo. Telas metálicas, chapas perforadas y
láminas electroformadas. Medidas nominales de las aberturas, elaborada por el comité técnico
AEN/CTN 103 Geotecnia cuya Secretaría desempeña MOPTMA.
Tomado de Mecánica del Suelo. Conceptos
Luís Ortuño Uriel & Asociados (Prof. Asociado UPM)
Según las normas técnicas españolas, para realizar el ensayo granulométrico de suelos por
tamizado es necesario disponer de una serie de tamices de malla cuadrada y tejido de alambre
que cumplan con lo especificado en la Norma UNE 7 050-2. Una serie de tamices de uso
frecuente podría ser la de abertura de malla en mm siguiente:
Para dedicarlos solo a la operación de lavado se recomienda disponer al menos de los tamices
20.0 mm, 2.00 mm y 0.080 mm, que cumplan con lo especificado en la Norma UNE 7 050-2.
Mientras que según la ASTM, los tamices imprescindibles para llevar a cabo el ensayo
granulométrico son los siguientes:
o Coeficiente de uniformidad: definido originalmente por Terzaghi y Peck,
corresponde a la relación entre el diámetro (D) correspondiente al tamiz por el que pasa un
60% de material y el diámetro (D) correspondiente al tamiz por el que pasa un 10 %. Sirve
para calibrar el grado de distribución de tamaños de las partículas de un suelo. Cuando
todas las partículas tienen un tamaño similar, los valores D60 y D10 no diferirán demasiado,
de modo que obtendremos un coeficiente de uniformidad (Cu) pequeño (propio de un suelo
uniforme o mal graduado).
o Coeficiente de curvatura: nos permite interpretar cómo está graduado el suelo,
proporcionando información sobre el equilibrio entre los distintos tamaños de las partículas
que lo componen. Dicho de otro modo, refleja la curvatura de la curva granulométrica.
(1) Gravilla, Gastle Tock.colo. (2) Grava de río Denver, Colo. (3) Morrena glacial, Peoria. III. (4)
Arena, Grenada, Miss (5) Polvo de roca glacial, Winchester, Mass (6) Limo arcilloso, Smead.
Mont. (7) Arcilla limosa, Marathon, Ontario, Can.
Figura tomada de http://civildocs.blogspot.com.es
Análisis granulométrico de suelos finos por sedimentación (método del
densímetro): el método se basa en la ley de Stokes, que da la velocidad de caída (V) de una
esfera (diámetro D) sumergida en un fluido (o lo que es lo mismo, la velocidad de sedimentación
de partículas sólidas esféricas en un líquido):
Donde,
γs: peso específico del material de la esfera
γw: peso específico del agua
Ƞ: coeficiente de viscosidad del agua
D: diámetro de la esfera
En el proceso de sedimentación, la velocidad de caída (V) de las partículas será función de su
diámetro, de modo que, a una determinada profundidad (z) y al cabo de un tiempo (t) desde el
inicio del proceso, las partículas que allí se encuentren serán de diámetro menor o igual al D
(deducido al despejar en la fórmula anterior).
El procedimiento a seguir para la buena práctica del ensayo es el siguiente: una vez preparada
la muestra según los procedimientos especificados en la Norma UNE 103.102: 1995 (se seca
una porción representativa de la muestra de suelo, al aire, en estufa o por medio de secadores
con circulación de aire frio o caliente, pero siempre a menos de 60ºC, hasta que se pueda
deshacer por medio del mortero o mazo de goma. Se tamiza por el 2 mm Norma UNE 7 050-2.
De la fracción que pasa, se apartan mediante cuarteo unos 150 g. De esta cantidad se toman
unos 20 g para calcular la humedad higroscópica, w, según el procedimiento operatorio
descrito en la Norma UNE 103:300, y unos 100 g en el caso de suelos arenosos o unos 50 g
en el caso de suelos limosos o arcillosos, anotando la masa. Posteriormente se calcula la masa
de suelo seco, md, que es la que se utiliza para el cálculo de los porcentajes, K), y tras
tratamientos previos que solo son necesarios cuando el suelo a ensayar contiene materia
orgánica o carbonatos en cantidades significativas (entonces hay que eliminar la materia
orgánica y los carbonatos), se procede a la dispersión de la muestra (se mezcla la fracción fina
de la muestra < 0.063 mm con una solución de agua y dispersante) para inmediatamente
iniciar el procedimiento operatorio.
En éste, se pasa la dispersión antes preparada a una probeta graduada y se añade agua
destilada hasta completar 1 litro. Se introduce en el baño termostático. Se introducen en otra
probeta graduada 125 ml de solución dispersante y se añade agua destilada hasta completar 1
litro. Se sitúa en el baño termostático junto con la otra probeta, y se dejan el tiempo necesario
para uniformizar su temperatura.
Se retira del baño la probeta que contiene la dispersión, y se agita vigorosamente 1 minuto.
Se sitúa de nuevo la probeta en el baño y se inicia la cuenta del tiempo. Se introduce el
densímetro en la suspensión, se comprueba que flota libremente y se va midiendo su descenso
con el tiempo.
Se anotan las lecturas de las densidades, leídas en el vástago del densímetro, tomadas en la
parte superior del menisco formado en dicho vástago (valor Rh), para los tiempos de 0.5, 1 y 2
minutos.
Prototipo de densímetro
Cortesía de Indupropil
http://www.indupropil.com.br/produtos/0,44463_densimetro-cerveja-grsp-980-1110-20-c
Se saca el densímetro de la suspensión y se introduce en la otra probeta, colocada junto a la
anterior, con agua destilada y la misma cantidad de dispersante.
Se introduce el densímetro en la suspensión cada vez que se desee hacer una nueva lectura,
de forma suave y unos 20 s antes de realizar ésta. De la secuencia de lecturas siguientes: 0.5,
1, 2, 5 15, 30, 60, 120, 240 y 1440 minutos, se deben realizar por lo menos siete. Un periodo
de 24 h (1440 minutos) suele ser suficiente en la mayoría de suelos. El ensayo se debe
prolongar hasta que se pueda determinar el porcentaje de suelo inferior a 2 μm.
Densímetro en probeta
Cortesía de El blog de QuercusLab
http://quercuslab.es/blog/como-usar-un-densimetro/
A continuación se calcula la lectura verdadera, R, aplicando una serie de correcciones a los
datos tomados durante el ensayo (es decir, al valor Rh correspondiente a la lectura del valor de
la densidad proporcionada por el densímetro, se le aplican las correcciones por menisco,
temperatura y dispersante).
Posteriormente se calcula el diámetro equivalente D de las partículas, en mm, por medio de la
expresión:
Dónde;
Ƞ es la viscosidad del agua en mPa·s, a la temperatura del ensayo
Hr es la profundidad efectiva en la que se ha medido la densidad, correspondiente a
cada Rh, de acuerdo con los valores de las calibraciones realizadas
ρs es la densidad relativa de las partículas del suelo
t es el tiempo transcurrido desde el inicio del ensayo hasta finalizar éste, expresado en
minutos
Dónde;
md es la masa de suelo seco, con una precisión de 0,01 g
Los resultados que se obtienen se expresan en la tablilla tipo que se muestra en la siguiente figura.
Se traza la curva que mejor se ajuste a los puntos así representados:
Es importante aclarar que a partir, únicamente, de los estudios granulométricos no se pueden sacar
consecuencias generales del comportamiento del suelo, como por ejemplo la relación con la
permeabilidad o con el parámetro de ángulo de fricción interna, ya que ambos dependen de la
forma de los granos.
WP: Límite plástico. Contenido de humedad, en % respecto del peso de suelo seco, por el
cual el suelo deja de tener consistencia plástica. (UNE 103.104: 1993 Determinación del límite
plástico de un suelo, que se corresponde con la ASTM D 4318. Standard Test Method for Liquid
Limit, Plastic Limit, and Plasticity Index of Soils).
Esta norma UNE tiene por objeto especificar el método para la determinación del límite plástico
de un suelo, definido como la humedad más baja con la que pueden formarse con un suelo,
cilindros de 3 mm de diámetro, rodando dicho suelo entre los dedos de la mano y una
superficie lisa, hasta que los cilindros empiezan a resquebrajarse.
Diagrama de consistencias de suelos finos, de Atterberg.
Relacionando entre sí estos índices referidos al contenido de humedad, se pueden determinar una
serie de comportamientos de los suelos compuestos por materiales finos. A continuación se
mencionan los más utilizados:
o Índice de plasticidad:
o Índice de consistencia:
Peso específico aparente de un suelo in situ, no sumergido (γ): es decir, por encima del
nivel freático, incluyendo el agua comprendida entre las partículas sólidas.
Peso específico seco o densidad seca: peso de las partículas minerales que componen el suelo
(sin considerar el agua intersticial) en relación al volumen total de la muestra de suelo:
Relaciones entre las fases de un suelo. A) Elemento de suelo natural. B) División de un elemento en fases.
Dónde:
VT Volumen total del elemento del suelo
Vs: Volumen ocupado por las partículas de suelo
Vw Volumen ocupado por la fase líquida (agua)
Vg Volumen ocupado por la fase gaseosa (aire)
Vv Volumen ocupado por los huecos (fase líquida + fase gaseosa)
P Peso total del elemento de suelo
Ps Peso de las partículas de suelo
Pw Peso de la fase líquida (agua)
Pg Peso de la fase gaseosa (aire)
e, Índice de poros
n, Porosidad
1.2.3.3 Porosidad
Es la relación entre el volumen ocupado por los poros, llenos de aire o agua, y el volumen total del
suelo considerado, dado en tanto por ciento o en decimal. Es decir, representa la fracción del
volumen total del suelo ocupada por los huecos.
En la siguiente tabla se proporcionan algunos valores de referencia:
Siendo:
emax Índice de huecos del suelo en el estado más suelto
emin Índice de huecos del suelo en el estado más denso
e Índice de huecos in situ
γd Peso específico seco in situ
γd, max Peso específico seco en el estado más denso (emín)
γd, min Peso específico seco en el estado más suelto (emáx)
En la siguiente tabla se indican los términos que hacen relación a los grados de compacidad de los
suelos granulares a partir de su densidad relativa, Dr:
Clasificación usual según el tamaño de los granos (coincide con la mayoría de clasificaciones
internacionales):
Suelos de grano grueso: pasa menos del 50%, en peso, del tamiz 200.
o Gravas (G): pasa menos del 50%, en peso, por el tamiz nº 4.
Si pasa <5% de finos: GW (gravas bien graduadas) o GP (gravas mal o
pobremente graduadas).
Si pasa >12% de finos: GC (los finos son plásticos) o GM (los finos no son
plásticos).
o Arena (S): pasa más del 50%, en peso, por el tamiz nº 4.
Si pasa <5% de finos: SW (arenas bien graduadas) o SP (arenas
mal graduadas).
Si pasa >12% de finos: SC (los finos son plásticos) o SM (los finos no son
plásticos).
Suelos de grano fino: pasa más del 50%, en peso, del tamiz 200. Se dividen en función de
su límite líquido y plástico (ver diagrama de plasticidad de Casagrande).
o Limos inorgánicos (M): suelo de poca a casi nula plasticidad.
ML: Si el W L< 50
MH: Si el W L> 50
o Arcillas inorgánicas (C): suelo de plasticidad media a alta.
CL: Si el W L< 50
CH: Si el W L> 50
o Limos o arcillas con gran componente orgánico (O).
OL: Si el W L< 50
OH: Si el W L> 50
Sistema de Clasificación de los Suelos propuesto por USCS
A la izquierda se muestra un mapa geológico 1:5000, extraído del ICGC y a la derecha una
fotografía aérea.
“para la programación del reconocimiento del terreno se deben tener en cuenta todos los datos
relevantes de la parcela, tanto los topográficos o urbanísticos y generales del edificio, como los
datos previos de reconocimientos y estudios de la misma parcela o parcelas limítrofes si existen, y
los generales de la zona realizados en la fase de planeamiento o urbanización”. Según el CTE
En aquellas zonas, poco o nada urbanizadas, el reconocimiento de campo también debe consistir
en recorrer el área de trabajo y sus inmediaciones, efectuando las observaciones necesarias para
poder confeccionar una cartografía geológica y geomorfológica, prestando especial atención en
detectar indicadores de inestabilidad. En el caso de detectar inestabilidad se debería definir o
estimar la superficie afectada, sin dejar de valorar aquellos aspectos geológicos que tienen
importancia geotécnica.
Es recomendable que el técnico de campo disponga de determinados medios de ayuda para la
clasificación y descripción visual del terreno. Entre estos, los más necesarios quizás son los
siguientes: cámara fotográfica, martillo de geólogo, lupa, penetrómetro de bolsillo, esclerómetro o
martillo Schmidt, escisómetro vane-test.
Este tipo de reconocimiento nos permitirá obtener información necesaria, para:
Redactar informes geológicos geotécnicos previos.
El objetivo último del reconocimiento de campo previo es básicamente, definir las actuaciones
necesarias a llevar a cabo en la campaña de campo y los ensayos de laboratorio (FASE II). Para
este fin, se deberían conocer y considerar también las peculiaridades del proyecto de edificación
para el cual se pretende confeccionar el Estudio Geotécnico y las leyes – normativas -
recomendaciones referentes a este tipo de estudios, en ese país.
En la actualidad, en el estado español, existe un documento de referencia, el CTE, Código técnico
de la edificación. Por ejemplo, a efectos del reconocimiento del terreno “la unidad a considerar es el
edificio o el conjunto de edificios de una misma promoción, clasificando la construcción y el terreno
según”:
tipo Descripción (en el cómputo de plantas se incluyen los sótanos)
C-0 Construcciones de menos de 4 plantas y superficie construida inferior a 300 m2
C-1 Otras construcciones de menos de 4 plantas
C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
C-3 Construcciones entre 11 a 20 plantas
C-4 Conjuntos monumentales o singulares, o de más de 20 plantas
Grupo Descripción
T-1 Terrenos favorables: aquellos con poca variabilidad, y en los que la práctica habitual en
la zona es de cimentación directa mediante elementos aislados.
T-2 Terrenos intermedios: los que presentan variabilidad, o que en la zona no siempre se
recurre a la misma solución de cimentación, o en los que se puede suponer que tienen
rellenos antrópicos de cierta relevancia, aunque probablemente no superen los 3,0 m.
T-3 Terrenos desfavorables: los que no pueden clasificarse en ninguno de los tipos
anteriores. De forma especial se considerarán en este grupo los siguientes terrenos:
a) Suelos expansivos
b) Suelos colapsables
c) Suelos blandos o sueltos
d) Terrenos kársticos en yesos o calizas
e) Terrenos variables en cuanto a composición y estado
f) Rellenos antrópicos con espesores superiores a 3 m
g) Terrenos en zonas susceptibles de sufrir deslizamientos
h) Rocas volcánicas en coladas delgadas o con cavidades
i) Terrenos con desnivel superior a 15º
j) Suelos residuales
k) Terrenos de marismas
Estaciones Geomecánicas
En una parcela donde la observación del terreno se pueda dar de forma directa en un talud rocoso,
y con la finalidad de diferenciar los materiales que constituyen la geología de la zona, se pueden
caracterizar los afloramientos complementando y ampliando así, la información adquirida, mediante
otras técnicas.
De los afloramientos más próximos a la futura edificación se deben seleccionar los más bien
preservados y además, se les debe realizar una estación geomecánica con el fin de determinar el
índice de calidad del macizo rocoso (cálculo del índice RMR).
La caracterización del macizo rocoso en estaciones geomecánicas consiste en el estudio de los
materiales constituyentes del sustrato, así como de los planos de debilidad que presenta, ya que en
materiales rocosos son el factor más importante para determinar sus propiedades geomecánicas:
Los trabajos de campo realizados en afloramientos nos permiten evaluar geotécnicamente los
macizos rocosos. La caracterización de dichos macizos puede ser muy complicada debido a la
variedad de materiales, zonas fracturadas y meteorizadas, es por ello que se establece un sistema
que unifique criterios y utilice una terminología estandarizada. Y aunque daremos unas pinceladas
de esta técnica, todas sus metodologías y peculiaridades se estudian extensamente en el curso que
proponemos en la plataforma Geolnet, con el nombre de MODELIZACIÓN DE LA ESTABILIDAD
DE TALUDES EN ROCA MEDIANTE SOFTWARE LIBRE Y ROCKPACK III (VS DEMO)
La sistemática para describir un macizo rocoso se basa en:
Descripción general del afloramiento que debe incluir la identificación y clasificación de los
materiales y todas las características observables que conforman el macizo, como puedan ser
formaciones, litologías, estructuras a gran escala, rasgos estructurales (fallas, fracturas, etc.),
zonas alteradas y meteorizadas, presencia de agua, etc.
División de zonas, es decir, dividir el área de estudio en zonas homogéneas siguiendo
criterios litológicos y estructurales. Dependiendo de las extensiones de las diferentes zonas se
recomienda utilizar más de un afloramiento o estación. Una vez definidas, se describen las
características más destacables de cada una de ellas.
Descripción de cada una de las zonas identificadas especificando las características y
propiedades físicas y mecánicas de la matriz rocosa y de sus discontinuidades. También se
deben destacar las posibles zonas singulares que puedan tener una influencia en el
comportamiento mecánico del macizo. Dado el gran número de parámetros a cuantificar se
recomienda el uso de tablillas más o menos estandarizadas (ver figura).
Todos estos datos nos permiten clasificar el macizo rocoso a partir de la calidad de este,
determinando un índice nombrado RMR, Rock Mass Rating (según Bienawsky, 1989). A partir de
este índice, se pueden estimar parámetros geomecánicos característicos del macizo rocoso
(cohesión, ángulo de rozamiento), y valorar la carga admisible del mismo.
Columna estratigráfica
Imagen de un afloramiento donde se observan suelos de edad cuaternaria y terrenos más consolidados
Los métodos indirectos, tal como su nombre indica, se corresponde a métodos que
interpretan la respuesta del terreno a un impulso que creamos mediante maquinaria, dando
resultados relativos del terreno. Algunos de estos métodos son la sísmica de refracción,
tomografía eléctrica, SEV, georadar…
Los métodos directos se corresponden a la observación directa del terreno mediante
técnicas diversas; testificaciones de afloramientos, calicatas, sondeos…
En el caso de la CTE, contempla todos los métodos, pero indica los métodos indirectos como
complementarios de los directos, es decir, que siempre necesitaremos obtener datos de
observación directa del terreno, aunque también podamos utilizar métodos indirectos.
MÉTODOS DIRECTOS. CATAS, SONDEOS Y OTROS
Dentro de los métodos directos, existen diferentes técnicas que nos permiten observar el terreno.
Algunas básicas como la observación directa y otras más complejas, como una máquina de
sondeos.
La técnica más efectiva y extendida para el reconocimiento de la naturaleza del terreno y la
localización de las diferentes unidades geotécnicas que lo conforman son los sondeos mecánicos.
Los sondeos permiten extraer muestras y realizar ensayos a diferentes profundidades.
Los más usuales son los sondeos a rotación, los sondeos helicoidales y los sondeos a percusión.
No obstante, los más adecuados son los sondeos rotacionales con batería de recuperación de
testigo continuo, puesto que dicha técnica nos permite obtener una representación real del terreno,
empleando un diámetro de perforación relativamente pequeño (poca afectación en el terreno) e
investigar el terreno hasta grandes profundidades.
Hay otros métodos directos aparte de los sondeos mecánicos, como las calicatas, los
penetrómetros dinámicos u otras técnicas que se recomienda utilizar como herramientas
complementarias a los sondeos.
Los penetrómetros dinámicos o estáticos son técnicas donde se busca respuesta directa del terreno
en profundidad mediante golpeos, presión, observación de su comportamiento ante la presencia de
agua u otras metodologías.
Cada técnica se seleccionará en función de sus características, ya que dependiendo del caso serán
más convenientes unas u otras.
A continuación se describen las principales características de estas técnicas, siendo imposible en
un curso de estas características extendernos en la complejidad de cada una de ellas:
Calicatas
Se trata de excavar el terreno mediante la pala o brazo de una retroexcavadora, abriendo una zanja
en el terreno de profundidad y ancho variable (normalmente de 60 x 200cm) dependiendo de la
longitud y dimensiones del brazo de la retroexcavadora. Estas excavaciones están indicadas para
terrenos preferentemente cohesivos y terrenos granulares en los que las perforaciones de pequeño
diámetro no serían representativas, siempre y cuando haya ausencia de nivel freático.
La validez del empleo de esta técnica, según el CTE, está sujeta a que:
a) Se pueda alcanzar en todos los puntos el estrato firme o resistente con garantía suficiente;
b) No sea necesario realizar pruebas in situ asociadas a sondeos.
Este sistema permite obtener muestras alteradas de los materiales excavados, válidas para efectuar
ensayos de laboratorio de identificación y clasificación, así como de agresividad al hormigón.
También es posible cortar una muestra de las paredes de la cata y parafinarla para llevar a cabo
ensayos mecánicos de resistencia.
Los ensayos que se pueden realizar in situ se limitan al uso del penetrómetro de bolsillo en las
paredes excavadas para obtener una indicación orientativa del comportamiento del terreno, pero
nunca se deben deducir valores cuantitativos de la resistencia del terreno a partir de ésta.
Excavadora en calicata
Las excavaciones se acostumbran a realizar mediante retroexcavadora mixta convencional, con
suficiente longitud de brazo para excavar hasta 4 m de profundidad. Profundidades mayores no son
habituales.
Representación de una testificación de una calicata
Detalle de las mordazas que sujetan el entubado y el barillaje cuando se desenroscan las barillas,
para subir la muestra
Detalle de los comandos de una máquina de sondeos sobre oruga
Caja roja: arcilla limosa de 6 a 9 metros de profundidad, como se indica en la parte superior de la caja. Además se observa, una
muestra inalterada MI de 6 a 6,60m, una muestra representativa de 8,4 a 8,60m y un SPT de 8,5 a 9,10m
Caja azul: Arcilla de 3 a 3,20m y areniscas de 3,2 a 6 metros. Además se observa una muestra representativa de 4,25 a 4,70m y
una segunda MR de 5,50 a 5,80m.
Representación gráfica de un sondeo rotacional con testimonio continuo
Sonda Rolatec ML-76, con barrena helicoidal de 90mm de diámetro. Fotografía facilitada por la
Ingeniería GTMH
Sondeos a percusión
El sistema de perforación consiste en la hinca de tubos de acero mediante el golpeo de una maza
de 120 kg que cae desde una altura de 1m. Se deben contar los golpes necesarios para la
penetración de cada tramo de 20 cm, lo que permite conocer la compacidad del terreno atravesado.
Todo y que estos sondeos están especialmente indicados para reconocer suelos granulares
gruesos, también se pueden usar en suelos cohesivos. Pueden alcanzar profundidades de hasta
30 o 40 m, siendo las más frecuentes de 15 a 20 m. Aunque este tipo de sondeos no se utiliza en
España, su uso se encuentra muy extendido en otros países de Europa.
Según el CTE los sondeos a percusión sólo pueden utilizarse cuando el terreno pueda atravesarse
con la energía disponible y el ruido asociado al golpeo no rebase los límites establecidos en cada
caso.
Penetrómetro dinámico
Detalle de la barilla de un penetrómetro tipo DPSH
Representación gráfica de un ensayo de penetración dinámica tipo DPSH
Se trata de un ensayo de penetración estática (CPT,Cone Penetration Test) con medida de las
presiones intersticiales (CPTU). La técnica consiste en el uso de una plataforma hidráulica utilizada
para hincar a presión en el terreno una punta cónica instrumentada mediante varias barras. Con ello
se obtienen, entre otros datos, la resistencia de esta punta a la penetración estática (qc), el
rozamiento lateral (fs) y la presión intersticial (U). Las medidas realizadas son continuas y a
velocidad constante de dos centímetros por segundo. La información que proporciona este método
nos permite calcular parámetros geotécnicos como pueden ser el ángulo de fricción efectivo, el
coeficiente de consolidación o la capacidad de carga.
Existen cada vez más correlaciones entre los resultados del penetrómetro y los parámetros
geotécnicos usuales, como son la cohesión o resistencia al corte, para determinar la consistencia
de las arcillas, el módulo edométrico, el ángulo de rozamiento interno, etc. También se relaciona
con los resultados del SPT:
qc = bN
(donde b es el coeficiente de correlación entre resistencias de los penetrómetros CPT y SPT)
Los valores de b son función del tipo de suelo, a continuación se presenta una tabla donde queda
reflejado:
Valores de b
Tipos de suelo
2
Limos
3a4
Arenas finas
5a6
Arenas gruesas
6a8 Gravas
Tabla de utilización de las pruebas de penetración (CTE).
Tipo de Principio de Tipo Suelo más idóneo Terreno en que es
penetrómetro funcionamiento impracticable
Métodos sísmicos
Estos métodos estudian la propagación en el terreno de ondas sísmicas generadas artificialmente,
estableciendo una relación entre la velocidad de las ondas sísmicas y la configuración geológica del
subsuelo. La velocidad de propagación de las ondas sísmicas depende básicamente de la densidad
y de las propiedades elásticas del medio. Los más habituales son la Sísmica de Refracción y
Reflexión.
En construcción el método sísmico que más se utiliza es el de la refracción, siendo el objetivo la
obtención de información sobre la profundidad y la unidad geotécnica resistente. No obstante
únicamente puede emplearse en formaciones relativamente horizontales (buzamiento < 150) y en
que la velocidad de las ondas correspondiente a las distintas capas aumenta con la profundidad, ya
que es la condición necesaria para que se produzca la refracción total.
Las ondas longitudinales son las que más se emplean en la exploración sísmica. En la siguiente
tabla se muestra la velocidad de propagación de las ondas elásticas longitudinales o de compresión
en diversos materiales en km/s.
Tabla extraída de Geotecnia y Cimientos II. Mecánica del Suelo y de las Rocas. J.A Jimenez Salas, J.L. et al 1981
No obstante, el CTE establece que en zonas sísmicas y para edificios de menos de 10 plantas se
recomienda utilizar ensayos de sísmica de reflexión de tipo “down-hole” o “cross-hole” (norma
ASTM: D 4428) para identificar la velocidad de propagación de las ondas S y así poder clasificar las
distintas unidades geotécnicas de acuerdo con la Norma de Construcción Sismorresistente NCSE
vigente. Para edificios de que tengan entre 4 y 20 plantas es obligatoria la realización de este tipo
de ensayos cuando la aceleración sísmica > 0,08 g.
En la técnica cross-hole la fuente de energía mecánica se encuentra en el interior de un sondeo y
los geófonos receptores en el interior de otro sondeo paralelo al primero, mientras que en la técnica
down-hole la fuente de energía se encuentra en la superficie y los geófonos en el interior de un
sondeo.
Métodos electromagnéticos
Los métodos electromagnéticos o métodos eléctricos en corriente alterna se basan en el estudio del
subsuelo a través de los cambios en las propiedades eléctricas y magnéticas de los materiales que
son parte integrante del mismo. Evalúan la respuesta del terreno frente a la propagación de los
campos electromagnéticos (EM) a través del mismo.
La técnica más utilizada en este campo es el Geo-radar, método que funciona por reflexión y en el
que se consiguen perfiles continuos con alta resolución, similares a los que obtenidos por sísmica
de reflexión. Es un método que permite obtener datos con mucha rapidez e intercambiar antenas
con diferentes frecuencias, pero depende excesivamente de las características del terreno donde se
aplica.
Según el CTE, la técnica de Geo-radar nos sirve para obtener información sobre servicios
enterrados, conducciones, depósitos, fluidos, nivel freático, unidades geológicas y cambios latera-
les de las litologías.
Métodos eléctricos
En el reconocimiento de los suelos mediante ensayos eléctricos se estudia la respuesta del terreno
cuando a través suyo se propagan corrientes eléctricas continuas. Los métodos eléctricos miden la
resistividad del terreno y están especialmente indicados para detectar un nivel freático o la
superficie de separación entre aguas de distinta salinidad, ya que el contraste de resistividades a
través de dichas superficies es importante.
La transferencia de electricidad se realiza desde la superficie del terreno hacia el subsuelo,
utilizando unos electrodos clavados en el suelo. La resistividad obtenida se denomina resistividad
aparente, ya que no corresponde a una unidad litológica concreta sino que define al conjunto de
materiales afectados por el paso del corriente.
Los ensayos “in situ” más habituales que se realizan en el interior de los sondeos durante su
perforación son los ensayos SPT (Standard Penetration Test) que nos servirán para determinar la
compacidad / consistencia del terreno prospectado en esa profundidad.
Su ejecución consistente en la hinca a lo largo de 45 cm en el terreno de una cuchara o clava
estandarizada, contando el número de golpes necesarios para profundizar tramos de 15 cm de
hinca. El golpeo para la hinca se realiza con una masa de 63,5 Kg que cae libremente desde una
altura de 76 cm sobre una cabeza de golpeo o yunque. La lectura del golpeo del primer tramo no se
tiene en cuenta, para obviar la alteración del suelo o el hundimiento de las paredes del sondeo. La
suma de los valores de golpeo de los dos últimos tramos de 15 cm se conoce como valor NSPT,
denominado también resistencia a la penetración estándar. A veces, dada la elevada resistencia del
terreno, no se consigue el avance de la toma de muestras. En estos casos el ensayo se suspende
cuando se exceden los 50 golpes sin profundizar un tramo de 15 cm, considerándose rechazo (R).
Se pueden realizar otros ensayos “in situ” que nos pueden ayudar a caracterizar mejor el terreno y
cuyo empleo dependerá del escenario en el que nos encontremos (tipo de depósitos, presencia de
agua freática, etc.). Un buen ejemplo de ello son por ejemplo los ensayos presiométricos, los
ensayos de permeabilidad u otros.
Ensayo de molinete (Vane Test)
Ensayo presiométrico (P.M.T.)
Ensayo Lefranc
Ensayo Lugeon
Ensayo de carga con placa*
Ensayo de bombeo
Tabla de utilización de los ensayos in situ (CTE)
Tipo Descripción Utilización para determinar
Compacidad de suelos
granulares. Densidad relativa.
Ensayo de penetración estándar Nº de golpes NSPT para hincar
30 cm de un cilindro hueco de Ángulo de rozamiento interno
(SPT) dimensiones normalizadas. en suelos granulares
Golpeo con maza de 63,5 kg Resistencia de arcillas
UNE 103800:1992 cayendo desde 76 cm
preconsolidadas por encima
del nivel freático
Medida de la transmisividad y
*El ensayo de carga con placa debe interpretarse con las lógicas reservas debidas a la diferencia
entre las dimensiones de la placa y la de la cimentación proyectada
ENSAYOS DE LABORATORIO
Para realizar cualquier ensayo en el laboratorio se precisa de una muestra para analizar, que se
obtiene en el campo y que puede ser recogida de diversas formas:
Para que la fiabilidad de los ensayos sea la máxima posible se deben cumplir unos requisitos
diferentes en la toma de muestras según el tipo de ensayo que se vaya a ejecutar sobre la muestra
obtenida.
Por ejemplo en el CTE se especifican tres categorías de muestras:
a) Categoría A: son aquellas que mantienen inalteradas las siguientes propiedades del suelo:
estructura, densidad, humedad, granulometría, plasticidad y componentes químicos estables;
b) Categoría B: son aquellas que mantienen inalteradas las siguientes propiedades del suelo:
humedad, granulometría, plasticidad y componentes químicos estables;
c) Categoría C: todas aquellas que no cumplen las especificaciones de la categoría B.
En la siguiente tabla se señala la categoría mínima de la muestra requerida según los tipos de
ensayos de laboratorio que se vayan a realizar.
Propiedades a determinar Categoría mínima de la muestra
Identificación organoléptica C
Granulometría C
Humedad B
Límites de Atterberg C
Peso específico de las partículas B
Contenido en materia orgánica y en CaCo3 C
Peso específico aparente. Porosidad A
Permeabilidad A
Resistencia A
Deformabilidad A
Expansividad A
Contenido en sulfatos solubles C
Además, en la actualidad, muchas empresas-laboratorio cumplen con sistemas de calidad que
definen sus protocolos y el buen cumplimento de las normas UNE u otras. Todo ello, queda
reflejado en las actas de resultados que el laboratorio emitirá con nuestros resultados del terreno y
que se deben facilitar siempre por parte del laboratorio y deben estar incluidas en el estudio
geotécnico, normalmente como anexo de este.
Los ensayos de laboratorio más habituales en edificación son los que se describen a continuación:
Ensayos de resistencia;
Este ensayo consiste en realizar la rotura a compresión simple en probetas de suelos que tengan
cohesión. El término probeta se aplica a una muestra de suelo ya cortada, bien procediendo de un
tubo de toma de muestras, de un bloque de suelo parafinado o de un remoldeo en laboratorio.
Consiste en colocar una probeta de suelos cilíndrica o prismática en una prensa ordinaria y
romperla a compresión, sin confinamiento lateral. Sólo se puede llevar a cabo con arcillas, limos o
suelos predominantemente cohesivos, ya que si no fuera así, dado que no tiene confinamiento
lateral, la probeta no mantendría su morfología. Este ensayo mide el incremento de tensión vertical
total y la deformación axial, siendo habitual representar la curva de tensión - deformación
correspondiente. En función de la resistencia a la compresión simple, las arcillas se pueden
clasificar según su consistencia.
Triaxial
Este ensayo nos determina el ángulo de rozamiento y la cohesión del suelo que permitan establecer
su resistencia al corte, aplicando a las probetas esfuerzos verticales y laterales. El ensayo consiste
en colocar una muestra cilíndrica de suelo dentro de una membrana de caucho o goma, que se
introduce en una cámara especial y se le aplica una presión igual en todo sentido y dirección.
Cuando se alcanza el estado de equilibrios, se aumenta la presión normal o axial, sin modificar la
lateral aplicada, hasta que se produzca la falla. Las condiciones de este ensayo pueden ser Ensayo
no consolidado y no drenado (UU), ensayo consolidado y no drenado (CU), y ensayo consolidado y
drenado (CD). Las mediciones varían según estas condiciones.
Corte directo (UNE 103.401/98)
Determina los parámetros resistentes, cohesión (c) y ángulo de rozamiento interno (φ), de una
muestra de suelo sometida a esfuerzo cortante. Es un ensayo que consiste en someter la muestra a
un esfuerzo horizontal (tangencial) y medir el esfuerzo que hace falta hacer para romperla. Este
esfuerzo equivale a la cohesión de la muestra. El proceso se repite 3 veces aumentando una
sobrecarga aplicada sobre la muestra, la cual cosa permite determinar el ángulo de rozamiento del
material. También se pueden obtener los parámetros de resistencia residual, cR y φR. Normalmente
el ensayo se realiza sobre tres probetas de una misma muestra de suelo, sometida cada una de
ellas a una presión normal diferente, obteniéndose la relación entre la tensión tangencial en el corte
y la tensión normal aplicada. Esta norma se utiliza preferentemente en muestras de suelos con
partículas de pequeño tamaño, como arenas, limos y arcillas. No obstante, se puede extender a
muestras de suelos con partículas de mayor tamaño, como gravas, bloques, etc., utilizando
aparatos de dimensiones adecuadas. Las condiciones de este ensayo pueden ser de Ensayo no
consolidado y no drenado (UU), ensayo consolidado y no drenado (CU), y ensayo consolidado y
drenado (CD). Las mediciones varían según estas condiciones.
Otros ensayos
Existen muchos otros ensayos de laboratorio que nos pueden ser útiles en el estudio geotécnico
para edificación. En algunos casos, pueden ser imprescindibles. Por ejemplo, si nos encontramos
en una zona de arcillas expansivas, deberíamos incluir algún ensayo de expansividad en nuestro
estudio para poder determinar la influencia de este fenómeno en la futura construcción.
Expansividad en aparato Lambe (UNE 103.600/96)
Se trata de un ensayo que permite evaluar mediante un ensayo rápido la peligrosidad de un suelo
desde el punto de vista de la expansividad. El ensayo consiste en medir la presión que ejerce una
muestra alterada (previamente remoldeada en unas condiciones determinadas, sometida a una
presión de 40N y inundada en el aparato Lambe) al cabo de dos horas, determinando un
incremento de presión (Mpa) que se designa como índice de inflamiento o índice Lambe. Este valor
se relaciona con el denominado cambio potencial de volumen que proporciona una idea, cualitativa,
de la peligrosidad del suelo (no crítico, marginal, crítico y muy crítico).
Presión máxima de inflamiento (UNE 103.602/96)
Esta norma tiene por objeto describir el método para la determinación de la presión de inflamiento
de un suelo en edómetro. Se denomina presión de inflamiento, a la presión vertical necesaria para
mantener sin cambios de volumen, una probeta confinada lateralmente cuando se inunda de agua.
Es aplicable tanto a suelos inalterados como remoldeados.
Analítica de agua (según EHE)
Se trata de un ensayo químico encaminado para determinar una serie de parámetros del agua,
como son: pH, Conductividad a 25ºC, dureza total, residuo seco, anhídrido carbónico libre, cloruros,
sulfatos, calcio, magnesio y amonio. Estos parámetros determinan, según la Instrucción del
Hormigón Estructural (EHE), de obligado cumplimiento, el grado de agresividad del agua al
hormigón.
EJERCICIO 1
Al finalizar el ejercicio, debeís subir un único documento tipo word o pdf con la resolución, para que
se pueda realizar la corrección.
A continuación os proponemos que diseñéis la campaña de campo y los ensayos en laboratorio
con lo mínimo y necesario que recomienda la CTE, en un proyecto de edificación a partir de la
información que os facilitamos:
Nos encontramos en la localidad de Sant Vicenç dels Horts. Se requiere construir una nave
industrial de 30 m de largo por 20 m de ancho constituida por 2 plantas más un sótano. La planta
del solar es rectangular y sus límites miden alrededor de 65 m de largo por 30 m de ancho,
limitando una superficie aproximada de 1900 m2.
En el siguiente plano topográfico se facilita la ubicación de la parcela. Podemos ver que es una
zona plana en el margen izquierdo de una riera.
lano urbano de Sant Vicenç dels Horts con la situación de la parcela estudiada.
Escala Original E:1/5.000. Fuente: Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).
A partir de la fotografía aérea del año 1956 se puede deducir el uso del suelo de la parcela y el tipo
de materiales superficiales que se encontraban por aquel entonces.
Ortofotomapa del año 1956 – 57 con el catastro superpuesto.
Fuente: Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).
A partir de la fotografía aérea del año 1956 se puede deducir el uso del suelo de la parcela y el tipo
de materiales superficiales que se encontraban por aquel entonces. Como se observa en la
ortofotografía, en el año 1956 no existían rieras ni depresiones que hayan podido ser rellenadas en
la actualidad, de modo que no es previsible la presencia de rellenos antrópicos que impidan la
cimentación directa mediante zapatas o pozos.
Según lo expuesto, podemos asociar la parcela en la que se pretende construir la nave industrial al
siguiente grupo de terreno, según se desprende de la Tabla 3.2. Grupo de terreno del CTE:
GRUPO DE TERRENO: T1, Terrenos favorables: aquellos con poca variabilidad, y en los que
la práctica habitual en la zona es de cimentación directa mediante elementos aislados.
Distancias máximas entre puntos de reconocimiento y profundidades orientativas.
La densidad y profundidad de reconocimientos debe permitir una cobertura correcta de la zona a
edificar. Para definirlos se debe tener en cuenta el tipo de edificio, la superficie de ocupación en
planta y el grupo de terreno.
Con carácter general el mínimo de puntos a reconocer es de tres. En la tabla 3.3 del CTE se
recogen las distancias máximas dmáx entre puntos de reconocimiento que no se deben sobrepasar y
las profundidades orientativas P bajo el nivel final de la excavación.
Para construcciones de menos de 4 plantas, cimentadas mediante cimentaciones directas del tipo
zapata o pozo, según se indica en la Tabla 3.3. Distancias máximas entre puntos de reconocimiento
y profundidades orientativas del CTE, deben llevarse a cabo el siguiente número de
reconocimientos, a las siguientes profundidades:
Grupo de terreno
Tipo de construcción
T1
dmáx (m) P (m)
C-1 35 6
Es decir, los reconocimientos que sean necesarios para cubrir el área a investigar, espaciados
como máximo cada 35 metros, partiendo como mínimo de tres reconocimientos y cuya profundidad
deberá ser como mínimo de 6 metros.
En tal sentido, considerando que la nave industrial presenta unas dimensiones en planta de 30 m de
largo por 20 m de ancho, está claro que con 3 reconocimientos cumplimos el CTE.
Distribuiremos los tres reconocimientos formando un triángulo para poder correlacionar la
información que nos proporcionan en las tres direcciones. De este modo, la distancia entre 2
reconocimientos próximos será aproximadamente de unos 20 metros, mucho más cerca que los 35
metros que nos exige el CTE.
Número mínimo de sondeos mecánicos y porcentaje de substitución por pruebas de
penetración dinámica
Según se indica en la Tabla 3.4. Número mínimo de sondeos mecánicos y porcentaje de sustitución
por pruebas continuas de penetración del CTE, para construcciones de menos de 4 plantas,
cimentadas mediante cimentaciones directas del tipo zapata o pozo, deben llevarse a cabo el
siguiente número de reconocimientos, a las siguientes profundidades:
Grupo de terreno
Tipo de T1
construcción Número mínimo % de substitución
de sondeos mecánicos por penetrómetros dinámicos
C-1 1 70%
En función de lo expuesto en los apartados anteriores, queda claro que con 3 reconocimientos
distribuidos por la parcela de tal manera que no queden distanciados más de 35 metros,
correspondientes a 1 solo sondeo mecánico de 6 metros de profundidad y a 2 ensayos de
penetración dinámica continua, también de 6 metros de profundidad, cumpliríamos con las
especificaciones del CTE.
Situación de los reconocimientos en el sector de la parcela en el que se pretende construir la nave.
Para superficies mayores a 2000 m2 se multiplicarán los números de la tabla 3.7 por (s/2000)1/2,
siendo s la superficie de estudio en m2
Los ensayos indicados en la tabla corresponden a cada unidad geotécnica que pueda ser afectada
por las cimentaciones. El número de determinaciones in situ o ensayos indicados corresponde a
edificios C-1 o C-2. Para edificios C-3 o C-4 los valores del cuadro se recomienda incrementarlos en
un 50%.
Puesto que a priori se prevé que los depósitos cuaternarios estén compuestos predominantemente
por depósitos de gravas con arenas, de la tabla 3.7 solo podrán realizarse los ensayos aplicables a
materiales granulares. Por otro lado, al clasificarse estos depósitos gravosos como terreno tipo T-1,
el número de ensayos será el definido en la tabla para este tipo de terrenos.
En cuanto al número de unidades geotécnicas detectadas, en principio solo se prevé detectar los
depósitos cuaternarios integrados por gravas, de manera que para cumplir con el CTE podríamos
realizar la siguiente propuesta de ensayos e laboratorio:
Bloque 1: Planta Sótano + Planta Baja + 2 Plantas Piso (superficie en planta: 380 m2)
Bloque 2: Planta Baja + 3 Plantas Piso (superficie en planta: 366 m2)
Bloque 3: Planta Sótano + Planta Baja + 2 Plantas Piso (superficie en planta: 366 m2)
Bloque 4: Planta Sótano + Planta Baja + 3 Plantas Piso (superficie en planta: 366 m2)
Bloque 5: Planta Sótano + Planta Baja + 3 Plantas Piso (superficie en planta: 366 m2)
Bloque 6: Planta Sótano + Planta Baja (superficie en planta: 589 m2)
Bloque 7: Planta Baja (superficie en planta: 390 m2)
Las plantas que constituyen cada bloque se han diseñado de forma pareja (presentan las misma
superficie).
Superficie en Superficie
Bloque Nº de plantas
planta construida
Planta Sótano + Planta Baja + 2 Plantas Piso
Bloque 1 380 m2 1140 m2
4 PLANTAS
Planta Baja + 3 Plantas Piso
Bloque 2 366 m2 1464 m2
4 PLANTAS
Planta Sótano + Planta Baja + 2 Plantas Piso
Bloque 3 366 m2 1464 m2
4 PLANTAS
Planta Sótano + Planta Baja + 3 Plantas Piso
Bloque 4 366 m2 1830 m2
5 PLANTAS
Planta Sótano + Planta Baja + 3 Plantas Piso
Bloque 5 366 m2 1830 m2
5 PLANTAS
Planta Sótano + Planta Baja
Bloque 6 589 m2 1178 m2
2 PLANTAS
Planta Baja
Bloque 7 390 m2 390 m2
1 PLANTA
Según la tabla anterior, podemos definir, pues, los siguientes tipos de construcciones, según se
indica en el CTE:
Superficie TIPO DE
Bloque Nº de plantas DESCRIPCIÓN
construida CONSTRUCCIÓN
Bloque 1 4 PLANTAS 1140 m2 C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
Bloque 2 4 PLANTAS 1464 m2 C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
Bloque 3 4 PLANTAS 1464 m2 C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
Bloque 4 5 PLANTAS 1830 m2 C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
Bloque 5 5 PLANTAS 1830 m2 C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
Otras construcciones de menos de 4
Bloque 6 2 PLANTAS 1178 m2 C-1
plantas
Otras construcciones de menos de 4
Bloque 7 1 PLANTA 390 m2 C-1
plantas
Tipo de construcción (ver Tabla 3.1 del CTE)
Grupos de terreno previstos en el sector donde se emplazan las edificaciones
Por lo que se refiere al tipo de terreno, en base a los mapas geológicos antecedentes, la
testificación de las calicatas llevadas a cabo durante la campaña de reconocimiento previa, y la
información obtenida mediante el estudio estereoscópico de pares de fotografías áreas antiguas,
podemos asociar cada uno de los bloques a los siguientes grupos de terrenos, definidos en el
CTE:
GRUPO DE
Bloque COMENTARIOS DESCRIPCIÓN
TERRENO
Bloque 1 Edificios situados sobre gravas y limos del Cuaternario T2 Terrenos intermedios: los que
antiguo, en principio de propiedades geotécnicas presentan variabilidad, o que
suficientes como para cimentar las estructuras de en la zona no siempre se
recurre a la misma solución de
Bloque 2 cimentación de forma directa, excepto en algún sector T2
coincidente con los rellenos antrópicos de colmatación cimentación, o en los que se
de la riera. puede suponer que tienen
rellenos antrópicos de cierta
Estas zonas de relleno corresponden a los márgenes de relevancia, aunque
la riera, de modo que se considera probable que los probablemente no superen los
rellenos no superen los 3 metros de potencia, 3,0 m.
permitiendo cimentar mediante cimentaciones directas
(zapatas o pozos).
Bloque 3 T3 Terrenos desfavorables: los
que no pueden clasificarse en
Bloque 4 T3 ninguno de los tipos
Bloque 5 T3 anteriores. De forma especial
se considerarán en este grupo
Bloque 6 T3 los siguientes terrenos:
a) Suelos expansivos
b) Suelos colapsables
c) Suelos blandos o
Edificios situados sobre los rellenos de colmatación de sueltos
la riera, en materiales sin compactar y de procedencia
d) Terrenos kársticos en
desconocida, correspondientes muy probablemente a
yesos o calizas
rellenos antrópicos con espesores superiores a 3 metros
à materiales blandos o sueltos, variables en cuanto a su e) Terrenos variables en
composición y estado, y quizás colapsables en algunos cuanto a composición y
tramos. estado
La profundidad del cauce de la antigua riera es f) Rellenos antrópicos
Bloque 7 desconocida, pero no se puede descartar que ésta fuera T3 con espesores superiores
importante. Profundidades de 20 metros son a3m
perfectamente posibles en torrentes y rieras, aunque
g) Terrenos en zonas
sean de poco recorrido.
susceptibles de sufrir
deslizamientos
h) Rocas volcánicas en
coladas delgadas o con
cavidades
i) Terrenos con desnivel
superior a 15º
j) Suelos residuales
k) Terrenos de marismas
Grupo de terreno (ver Tabla 3.2 del CTE)
Distancias
Profundidad Número
máximas entre % de
Tipo de Grupo de orientativa de los mínimo de
Bloque puntos de substitución
construcción terreno reconocimientos sondeos
reconocimiento por penetros
(m) mecánicos
(m)
Bloque 1 C-2 T2 25 25 3 50
Bloque 2 C-2 T2 25 25 3 50
Bloque 3 C-2 T3 25 25 3 50
Bloque 4 C-2 T3 25 25 3 50
Bloque 5 C-2 T3 25 25 3 50
Bloque 6 C-1 T3 30 18 2 50
Bloque 7 C-1 T3 30 18 2 50
Distancias máximas entre puntos de reconocimiento y profundidades orientativas (ver Tabla
3.3 del CTE)
Número mínimo de sondeos mecánicos y porcentaje de sustitución por pruebas continuas
de penetración (ver Tabla 3.4 del CTE)
Tal y como se indica en el CTE, en caso de terrenos del grupo T-3 o cuando el reconocimiento se
derive de otro que haya resultado insuficiente, se intercalarán puntos de reconocimiento en las
zonas problemáticas hasta definirlas adecuadamente.
Nota: este parágrafo es importante puesto que nos indica que para los edificios que se
emplazan sobre terrenos T3, además de los reconocimientos propuestos (los indicados como
mínimo para terrenos T2), hay que proponer más reconocimientos en las zonas problemáticas
(en este caso, obviamente dirigidos a determinar la geometría en profundidad y en planta de
los rellenos). Para ello se proponen, más adelante, perfiles de tomografía eléctrica, técnica
geofísica que funciona bastante bien cuando de lo que se trata es de delimitar la profundidad
de rellenos.
Debe comprobarse que la profundidad planificada de los reconocimientos ha sido suficiente para
alcanzar una cota en el terreno por debajo de la cual no se desarrollarán asientos significativos bajo
las cargas que pueda transmitir el edificio.
Dicha cota podrá definirse como la correspondiente a una profundidad tal que en ella el aumento
neto de tensión en el terreno bajo el peso del edificio sea igual o inferior al 10% de la tensión
efectiva vertical existente en el terreno en esa cota antes de construir el edificio, a menos que se
haya alcanzado una unidad geotécnica resistente tal que las presiones aplicadas sobre ella por la
cimentación del edificio no produzcan deformaciones apreciables.
La unidad geotécnica resistente a la que se hace referencia en el párrafo anterior debe
comprobarse en una profundidad de al menos 2 m, más 0,3 m adicionales por cada planta que
tenga la construcción.
Nota: este último parágrafo es importante, puesto que muchas veces permite profundizar
mucho menos los reconocimientos en el terreno, con el ahorro económico que ello conlleva.
Por ejemplo, si por debajo de unos rellenos de 5 metros de potencia detectamos la roca
(terreno tipo T3, puesto que los rellenos son mayores de 3 metros), según la tabla 3.3 del CTE
deberíamos profundizar los reconocimientos entre 18 y 35 m dependiendo del tipo de
construcción (la mínima definida para un terreno T2, más pruebas complementarias que
deberíamos realizar al tratarse de un terreno T3). Para el escenario planteado esta profundidad
no es necesaria, puesto que podríamos considerar la roca como una unidad geotécnica
resistente, de modo que solo deberíamos profundizar en la roca 2 metros, más 0,3 metros
adicionales por cada planta que tenga la construcción; mucho menos que la profundidad
propuesta en la tabla 3.3 del CTE.
Para el caso que nos ocupa, el substrato mioceno situado por debajo de los depósitos
cuaternarios y de los rellenos, podría cumplir la función de nivel resistente.
En el caso de que se prevean cimentaciones profundas se llevarán a cabo las comprobaciones
indicadas en los párrafos anteriores suponiendo que la cota de aplicación de la carga del edificio
sobre el terreno es la correspondiente a una profundidad igual a las dos terceras partes de la
longitud de los pilotes. Salvo justificación, en el caso de pilotes columna se comprobará que la
profundidad investigada alcanza aproximadamente cinco diámetros (5D) por debajo de la punta del
pilote previsible a utilizar.
Nota: este párrafo también es importante, puesto que en las zonas de rellenos habrá que
cimentar mediante cimentaciones profundas.
Propuesta definitiva de campaña de reconocimiento
En función de la información disponible y de las especificaciones indicadas en el CTE, se podría
proponer una campaña compuesta por los siguientes reconocimientos del terreno:
Partiendo de esta distribución de los reconocimientos, el siguiente paso es adaptar la profundidad
de los sondeos y de los penetrómetros dinámicos, y el número de ensayos de penetración estándar
(SPT) y de toma de muestras inalteradas (MI) a llevar a cabo en el interior de los sondeos, de
manera coherente, en función de la información de que disponemos, con el objetivo de obtener toda
la información geotécnica que necesitamos para realizar un estudio geotécnico de calidad, a la vez
que economizar la campaña de campo (no tenemos un cheque en blanco).
En función de los mapas geológicos conocemos que el terreno se halla integrado por depósitos del
cuaternario antiguo, seguramente de suficiente calidad como para cimentar en los mismos mediante
cimentaciones directas, que se extienden recubriendo el substrato mioceno, nivel que podemos
considerar como una unidad geotécnica muy resistente.
Por otro lado, la testificación de las calicatas del estudio previo y la fotointerpretación de pares de
fotografías áreas antiguas mediante el estereoscopio, también nos ha permitido descubrir que la
mayoría de edificios se hallan afectados por rellenos antrópicos de origen desconocido y
probablemente de muy mala calidad, que colmatan una antigua riera. Esta riera se hallaba muy
incidida en el terreno, de modo que previsiblemente erosionaba los depósitos cuaternarios
alcanzando y erosionando también en parte, el substrato mioceno.
Con ello podemos realizar las siguientes hipótesis:
Considerando que en las zonas afectadas por los rellenos de la riera, alejadas de sus
márgenes, es fácil que encontremos entre 15 y 20 metros de rellenos antrópicos recubriendo el
substrato mioceno, habrá que investigar como mínimo hasta la profundidad de la base de esos
rellenos más la parte correspondiente a la unidad geotécnica resistente (substrato mioceno), es
decir, hasta una profundidad de investigación mínima de entre 18 y 25 metros, que coincide
con la recomendada en la tabla 3.4 del CTE para terrenos del tipo T3.
En el caso que nos ocupa, hemos tenido suerte, puesto que probablemente exista una unidad
geotécnica resistente correspondiente al substrato mioceno. Si no fuera así y los depósitos
cuaternarios alcanzaran espesores mayores, de 20 a 30 metros, entonces la profundidad de
investigación correspondiente a los bloques que deberán cimentarse mediante cimentaciones
profundas, debería ser aún mayor, debiéndose llevar a cabo las comprobaciones suponiendo
que la cota de aplicación de la carga del edificio sobre el terreno es la correspondiente a una
profundidad igual a las dos terceras partes de la longitud de los pilotes (sin contabilizar los
rellenos como terreno que soporta la carga del edificio). Es decir que deberíamos investigar un
espesor importante de materiales cuaternarios (como mínimo dos terceras partes de la longitud
prevista para los pilotes, sin contemplar los rellenos)
Finalmente, también cabe señalar que, puesto que el CTE indica que en el caso de pilotes
columna hay que comprobar que la profundidad investigada alcanza aproximadamente cinco
diámetros (5D) por debajo de la punta del pilote previsible a utilizar, este aspecto también
deberá considerarse. Los pilotes columnas deben empotrarse un mínimo de 6 a 8 diámetros en
la unidad resistente (ver figura siguiente).
Para el tipo de edificaciones previstas, pilotes de más de 100 cm de diámetro no son
habituales, de modo que, siendo generosos, habrá que prever una profundidad de
investigación de 5 metros (5 diámetros) por debajo de la punta del pilote empotrado en el
Mioceno. Según lo expuesto, habrá que prever una profundidad de investigación, una vez
traspasados los rellenos, de 11 metros profundizando en el Mioceno.
En tal sentido, si consideramos unos rellenos de 15 a 20 metros de potencia, al sumarlos a los
11 metros que se requieren para asegurar el correcto funcionamiento del pilote columna, nos
vamos a los 25 – 30 metros de profundidad de investigación que deberíamos prever para los
sondeos. En cuanto a los penetrómetros, probablemente darán rechazo solo entrar en el
Mioceno.
Cabe señalar que probablemente el diámetro de los pilotes será menor a 1 metro, de modo que
entrando 8 metros en el mioceno puede que sea suficiente.
También cabe señalar, que a menudo, no se investiga toda la profundidad de la unidad
geotécnica resistente indicada en el CTE, sino que se menciona, por ejemplo, que “se conoce
que dicha unidad puede tener decenas de metros de potencia”, investigando solo su espesor
más superficial (por ejemplo unos 5 metros). En tal sentido, yo recomiendo que siempre que se
pueda se investigue hasta la profundidad indicada en el CTE, puesto que si luego existen
cavidades y la estructura falla, nos habremos pasado a nosotros mismos la responsabilidad.
En terrenos granulares: se llevan a cabo ensayos SPT (no vale la pena llevar a cabo MI
puesto que al llevar la muestra al laboratorio y abrir el PVC que contiene la muestra, ésta al no
disponer de cohesión se desparramaría). Estos ensayos nos servirán para llevar la muestra
alterada al laboratorio con el fin de realizar ensayos de identificación, agresividad u otros que
puedan llevarse a cabo con una muestra alterada. También nos servirán para correlacionar los
resultados del ensayo SPT con un gran número de parámetros geotécnicos, y calcular la
resistencia del terreno cuando éste es de naturaleza granular.
En terrenos coherentes. Se llevan a cabo ensayos MI y algunos ensayos SPT. Las muestras
inalteradas tomadas nos servirán para disponer de muestras que llevar al laboratorio con el fin
de llevar a cabo ensayos de resistencia, deformación u otros en los que se requiere que la
muestras sea inalterada. Obviamente también para llevar a cabo ensayos de identificación,
agresividad u otros que pueden llevarse a cabo tanto con una muestra inalterada como
alterada. Los ensayos SPT, además de para disponer de muestras alteradas que llevar al
laboratorio, nos servirán para correlacionarlos con los ensayos MI, de modo que también los
resultados de estos últimos puedan emplearse como ensayos de resistencia dinámicos
(habitualmente se acepta la correlación NSPT = NMI/2, pero si disponemos de ensayos SPT y
de MI en los mismos materiales, podemos afinar un poco más esta correlación).
Habrá que prever tomar también una muestra de agua del interior de algunos sondeos, en caso de
detectarse el nivel freático. A este respecto, cabe señalar que el CTE indica que para caracterizar la
agresividad del agua freática se tomará como mínimo una muestra en el 50% de los sondeos. En
todo caso, a efectos de planificación de la campaña de campo, se debe prever tomar como mínimo
una por cada uno de los bloques 5, 6 y 7, puesto que es probable que el fondo de la riera aún esté
asociado a la circulación de agua subterránea. Sobre estas muestras, habrá que realizar ensayos
de agresividad al hormigón, puesto que las cimentaciones profundas es probable que interfieran con
el nivel freático.
Nota: para los penetrómetros se debe proponer una profundidad de ensayo, que puede no
alcanzarse en caso de obtenerse rechazo como resultado del ensayo.
Sondeos y penetrómetros
Según lo expuesto, para cada bloque sería posible llevar a cabo los siguientes sondeos y
penetrómetros dinámicos cumpliendo con el CTE:
Reconocimientos complementarios. Tomografía eléctrica
Puesto que nos hallamos ante el caso de terrenos del grupo T-3, para definir adecuadamente las
zonas problemáticas, no está de más proponer actuaciones complementarias (incrementar el
número de reconocimientos, emplear prospecciones geofísicas, etc.).
En este sentido, para la campaña de campo se propuso y se llevaron a cabo, varios perfiles de
tomografía eléctrica, lo suficientemente largos como para obtener información hasta 25 metros de
profundidad.
Los perfiles se orientaron transversalmente a la riera principal, con el objetivo de obtener en
sección, la potencia de los rellenos de la riera. Obviamente la traza de las tomografías se proyectó
por encima o próxima a los bloques que se pretenden construir, para obtener el máximo de
información y lo más precisa que se pueda de las zonas a edificar.
Finalmente, es importante recordar que cuando empleamos métodos geofísicos, se debe contrastar
sus resultados con los de las testificaciones de los sondeos mecánicos. De este modo los métodos
geofísicos proporcionan información mucho más fiable. Por ello, es recomendable proyectar la traza
de la tomografía de tal modo que coincida con el emplazamiento de varios de los sondeos que se
vayan a llevar a cabo.
En general, el objetivo de la aplicación de técnicas geofísicas para la caracterización geotécnica y
geológica, es el de complementar datos, mejorar su correlación, acometer el estudio de grandes
superficies y determinar los cambios laterales de facies.
Propuesta de ensayos de laboratorio
Según se desprende de la tabla 3.7 del CTE, deberíamos llevar a cabo los siguientes ensayos de
laboratorio para cada unidad reconocida (a prever como mínimo los rellenos, depósitos cuaternarios
y substrato mioceno):
Tabla 3.7 del CTE. Número orientativo de determinaciones in situ o ensayos de laboratorio
para superficies de estudio de hasta 2000 m2.
Los ensayos indicados en la tabla corresponden a cada unidad geotécnica que pueda ser
afectada por las cimentaciones. El número de determinaciones in situ o ensayos indicados
corresponde a edificios C-1 o C-2. Para edificios C-3 o C-4 los valores del cuadro se
recomienda incrementarlos en un 50%.
Para superficies mayores se multiplicarán los números de la tabla 3.7 por (s/2000)1/2, siendo
s la superficie de estudio en m2.
Para terrenos tipo T-3 se decidirá el tipo y número de determinaciones, que nunca serán
inferiores a las indicadas para el T-2.
De este modo, según se indica en el CTE, para cada bloque habrá que prever la práctica de los
siguientes ensayos de laboratorio:
Propiedad Terreno T3
Identificación Granulometría Cuaternario: 6
Mioceno: 6
Plasticidad Cuaternario: 5
Mioceno: 5
Deformabilidad En arcillas y limos Cuaternario: 6
Mioceno: 6
En arenas -
Resistencia a Suelos muy blandos -
compresión simple
Suelos blandos a duros Cuaternario: 5
Mioceno: 5
Suelos fisurados -
Resistencia al En arcillas y limos Cuaternario: 4
corte
Mioceno: 4
En arenas -
Contenido de - Rellenos: 4
sales agresivas
Cuaternario: 4
Mioceno: 4
Cabe señalar, que la propuesta relativa al número de ensayos de laboratorio a llevar a cabo,
indicada en la tabla 3.7 del CTE, es solo orientativa. Para el caso que nos ocupa, teniendo en
cuanto el volumen de sondeos llevados a cabo y la proximidad de las edificaciones, emplazadas
todas ellas sobre los mismos terrenos, quizás el número de ensayos es excesivo, pudiendo
reducirlos un poco. De este modo, una propuesta lógica y suficiente, que permita identificar
adecuadamente los materiales presentes en el subsuelo de la zona a edificar y determinar su
resistencia u otros aspectos a tener en cuenta para cumplir con el objetivo del estudio geotécnico,
podría ser la siguiente:
Propiedad Terreno T3
Identificación Granulometría Cuaternario: 4
Plasticidad Cuaternario: 2
Deformabilidad En arcillas y limos Cuaternario: 2
En arenas -
Resistencia a Suelos muy blandos -
compresión simple
Suelos blandos a duros Cuaternario: 2
Suelos fisurados -
Resistencia al En arcillas y limos Cuaternario: 2
corte
En arenas -
Contenido de - Rellenos: 1
sales agresivas
Cuaternario: 1
Bloques 1 y 2
Propiedad Terreno T3
Identificación Granulometría Cuaternario: 3
Mioceno: 3
Plasticidad Cuaternario: 2
Mioceno: 2
Deformabilidad En arcillas y limos Cuaternario: 2
Mioceno: 2
En arenas -
Resistencia a Suelos muy blandos -
compresión simple
Suelos blandos a duros Cuaternario: 2
Mioceno: 2
Suelos fisurados -
Resistencia al En arcillas y limos Cuaternario: 2
corte
Mioceno: 2
En arenas -
Contenido de - Rellenos: 1
sales agresivas
Cuaternario: 1
Mioceno: 1
Bloques 3 y 4 (en caso de detectar solo una unidad, todos los ensayos se destinarían a
investigar dicha unidad)
Propiedad Terreno T3
Identificación Granulometría Mioceno: 4
Plasticidad Mioceno: 2
Deformabilidad En arcillas y limos Mioceno: 2
En arenas -
Resistencia a Suelos muy blandos -
compresión simple
Suelos blandos a duros Mioceno: 2
Suelos fisurados -
Resistencia al En arcillas y limos Mioceno: 2
corte
En arenas -
Contenido de - Rellenos: 1
sales agresivas
Mioceno: 1
Agresividad del - Agua: 1
agua al hormigón
Bloques 5, 6 y 7
El nivel piezométrico de los puntos de un acuífero confinado puede quedar por encima de su límite
superior.
Una vez revisados estos conceptos y a través del siguiente esquema elaborado por Almela y
Quintero (1976), podemos observar que la distribución de agua en un terreno permeable se divide
en dos zonas:
- La zona de aireación (también conocida como vadosa o no saturada): es la zona que se
encuentra entre la superficie del terreno y el nivel freático, por encima de la zona de saturación, y
cuyos poros se encuentran libres de agua o si la contienen se halla a una presión menor a la
atmosférica.
- La zona de saturación: es la zona permeable del terreno en la que los poros e intersticios están
rellenos por agua a una presión igual o superior a la atmosférica.
Distribución del agua en el subsuelo (Almela y Quintero, 1976)
Permeabilidad
Se entiende por permeabilidad la capacidad de una roca o de un suelo para dejarse atravesarse por
un fluido cualquiera. Esta roca debe ser porosa y tener los poros, las fisuras, las fracturas i el resto
de vacíos intercomunicados los unos con los otros (Diccionario de Geología, 1997, IEC).
La permeabilidad de los suelos influye sobre el coste y las dificultades en la construcción, y en la
velocidad de consolidación de los estratos de arcillas blandas bajo el peso de la cimentación.
El agua cuando circula a través de un material poroso ejerce una presión conocida como presión de
filtración o tensión de filtración.
La filtración se produce a lo largo de recorridos muy ajustados a curvas, que se conocen
como líneas de corriente o líneas de filtración. A lo largo de estas líneas la presión y la velocidad
del agua varían según ciertas leyes. Si consideramos un líquido incompresible y no viscoso en
movimiento afectado únicamente por la acción de la gravedad tenemos el teorema de Bernoulli,
expresado mediante la siguiente ecuación:
h= (u/ γw) + z
Para medir la presión de agua in situ se colocan piezómetros en distintos puntos de ubicación de
sondeos o perforaciones y a distintas profundidades. Para concretar la distribución de las presiones
del agua en el suelo también se suelen hacer pozos de observación, que consisten en un tubo
ranurado instalado en el interior de un sondeo. El nivel del agua en el interior del tubo se mide
mediante una sonda que se introduce por la boca del mismo. Este sistema sólo permite medir
variaciones de nivel freático y se aconseja su uso en terrenos permeables.
El nivel piezométrico de los puntos de un acuífero en régimen hidrostático es constante en todo el
acuífero, mientras que en un acuífero libre en régimen de filtración el nivel piezométrico varía de
unos puntos a otros. Si la filtración es horizontal el nivel piezométrico de los puntos situados en una
misma vertical es constante. Este será el caso de una filtración en terreno horizontal y en régimen
hidrostático (sin movimiento de agua, es decir, en zonas alejadas de manantiales y sumideros).
A continuación se presenta un esquema donde quedan reflejados los principios hidráulicos que
intervienen en la filtración lineal.
Figura donde se representa la filtración lineal entre 2 puntos, situados a diferentes cotas, bajo el nivel freático (El Terreno, 2001)
Dónde:
a y b: puntos extremos de una línea de filtración donde se han instalado tubos piezométricos. Estos
puntos se encuentran bajo el nivel freático pero a diferentes cotas;
hb: Nivel piezométrico en b, es decir, el nivel de agua sobre b;
hpb: Altura o carga piezométrica en b. Es la distancia vertical desde el nivel piezométrico en b al
punto b.
ha: Nivel piezométrico en a, es decir, el nivel de agua sobre a;
hpa: Altura o carga piezométrica en a. Es la distancia vertical desde el nivel piezométrico en a al
punto a.
En general la carga piezométrica (hp), se expresa como la presión de agua dividida por su peso
específico:
hp= pw/ γw
Ese recorrido a través de los poros no es lineal, como se refleja en la siguiente figura:
Figura donde se representa la circulación de un fluido por el suelo a través de los poros (El Terreno,
2001)
En geotecnia se considera la trayectoria idealizada, simplificada a lineal, llamada macroscópica.
Coeficiente de permeabilidad: k
El coeficiente de permeabilidad o conductividad hidráulica se define como la velocidad media ideal
del movimiento que se establece bajo la acción del gradiente hidráulico unidad, a través del área
total de la sección transversal del suelo (k= v/i).
El coeficiente de permeabilidad no es constante, depende de ciertas propiedades del material
poroso y de las del líquido que circula por el mismo, principalmente densidad (γw) y viscosidad (ν).
k= K·γw/ ν
Dónde:
ν: viscosidad del agua, (g.seg/ cm2);
k: permeabilidad intrínseca, constante empírica; (cm2)
A continuación se presentan valores de k típicos de suelos según Grundbau- Taschenbuch:
Tipos de suelo k en m/s
En general la permeabilidad paralela es del orden 1,5 a 3 veces mayor que la normal a la
estratificación.
En función de su permeabilidad y drenaje, los suelos pueden clasificarse según la siguiente tabla:
Coeficiente (en cm/s) de Calificación de drenaje
Tipos de suelo
permeabilidad, k y permeabilidad
Limos arenosos
Poco permeable
Limos 10-7 a 10-4
Mal drenaje
Arcilla limosa
Permeable
Arenas limpias y mezcla con medias y gruesas 10-2 a 10
Buen drenaje
Muy permeable
Gravas limpias y grava con arena gruesa limpia 1 a 102
Muy buen drenaje
Tabla de clasificación de los suelos según su permeabilidad y drenaje (El Terreno, 2001)
Medición de la permeabilidad: k
La determinación de la permeabilidad se puede llevar a cabo en laboratorio o mediante ensayos in
situ.
Dentro de los ensayos de laboratorio existen diferentes tipos de aparatos para medir la
permeabilidad, llamados permeámetros. Los principales son los de carga constante y los de carga
variable.
- El permeámetro de carga constante sólo se emplea para suelos muy permeables, gravas y
arenas limpias generalmente. El gradiente hidráulico i = h/L es constante al serlo la h. Los
resultados en este tipo de permeámetro tienen mayor error por formación de burbujas de aire en los
tubos de conexión, que en el de carga variable.
Figuras correspondientes a permeámetros de carga constante
Como ensayos in situ para determinar la permeabilidad (k) se encuentran los siguientes ensayos:
- Basados en el principio de permeabilidad con carga hidráulica variable, que miden la
velocidad con que desciende el nivel del agua en un tubo determinado. Los más utilizados son los
de Lefranc y Lugeon. Se practican en las perforaciones y sirven para determinar el orden de
magnitud de la permeabilidad.
Tipo Descripción Utilización para determinar
- Basados en ensayos de bombeo desde pozos testigos. Esto requiere un pozo de bombeo de
25 a 30 cm de diámetro, y un número por lo menos de 65 pozos de observación, situados en dos
rectas que pasen por el centro de la base del pozo, en direcciones perpendiculares entre sí. Se
puede obtener el valor de k de los ensayos de bombeo según fórmulas que relacionan el caudal
extraído con las alturas de agua alcanzadas en los pozos de observación. Estos ensayos son los
que proporcionan datos más acertados.
3.3.1 EXPANSIVIDAD
Se denominan como suelos metaestables a aquellos suelos que son capaces de manifestar una
variación en su estructura o en su estado de tensiones, provocando una deformación sin que para
ello sea necesaria la aplicación de una fuerza externa.
La causa principal de dicha variación se halla relacionada con el contenido en humedad del terreno,
bien por pérdida o por incremento de la misma.
Entre los suelos metaestables se encuentran los suelos expansivos. Este tipo de suelos
experimentan un incremento de volumen (siempre y cuando el estado de tensiones así lo permita)
ante una modificación de su estado (de tensiones, de humedad o de ambos conjuntamente) como
consecuencia de la generación de una tensión vertical en el seno de su estructura interna,
denominada tensión de hinchamiento.
Cuando la tensión a la que está sometido el suelo es igual o superior a la tensión de hinchamiento,
entonces la presencia de agua en el medio no induce a una variación de su volumen, aunque
conlleve una modificación en el estado de tensiones del suelo respecto de las estructuras o
materiales con las que interfiere (por ejemplo zapatas, losas o demás cimentaciones que apoyan
sobre el suelo, la base de un terraplén, un firme u otros)
Generalmente se trata de arcillas plásticas (frecuentemente presentan límites líquidos incluso
superiores a 100%), ricas en minerales arcillosos como la montmorilonita y la esmectita que tienen
la propiedad de admitir moléculas de agua en el interior de su red cristalina, de modo que
experimentan grandes cambios de volumen cuando modifican su humedad. El agua es, pues, el
agente causante que desencadena este proceso.
Tal y como se indica en el documento “Suelos metaestables: suelos expansivos y colapsables”
redactado por Javier Torrijo Echarri y Joan Franch i Vaca, las arcillas son minerales del grupo de los
silicatos cuya estructura molecular viene definida por una organización laminar. Aunque la carga
eléctrica interna de cada lámina molecular está bien compensada (los enlaces entre aniones y
cationes son de tipo covalente, muy difícilmente disociables) la tipología de los enlaces que unen
las láminas entre sí (puentes de Hidrógeno y fuerzas de Van der Waals) representa una fuerza de
unión relativamente débil. Esta característica permite el acceso de moléculas de agua al seno de la
estructura cristalina, pues la distancia entre láminas es (a escala molecular) muy grande.
Estructura de los filosilicatos
Estructura cristalina de los filosilicatos. Las capas de tetredros y octaedros se acoplan dando láminas que al
repetirse forma la estructura cristalina.
Figura tomada de http://edafologia.ugr.es/imaginter/arcillas/arcillas.htm
Con el cambio de humedad todos los suelos cohesivos se expanden o contraen, pudiendo
experimentar deformaciones significativas pero moderadas (expansiones del orden del 1% o
ligeramente superiores); en este sentido los suelos finos comunes se diferencian de los expansivos
en que los cambios de volumen que afectan a estos últimos son significativamente mayores y de
suficiente magnitud como para generan daños en las construcciones. En los suelos expansivos los
cambios de volumen pueden ser importantes incluso para variaciones de humedad sin llegar a la
saturación.
En el transcurso del año, la intensidad de la evaporación varía de forma cíclica debido a los
cambios estacionales, afectando al grado de humedad del espesor más superficial de terreno
(aproximadamente los primeros 1-3 metros de profundidad, desarrollándose grietas de hasta 3 cm
de ancho) que a su vez, es sometido por ello, a expansiones y contracciones cíclicas.
Generalmente se asume que cualquier problemática relacionada con un fenómeno de expansividad
de un suelo sobre el que hemos construido (una edificación u otra estructura), está relacionada con
el acceso de agua al terreno (aporte de agua subterránea, mediante raíces, por roturas de tuberías
o desagües, etc.). El acceso de agua, aunque quizás sea el mecanismo más evidente, no es el
único que induce a la modificación del estado de humedad de un suelo. Cuando se impermeabiliza
el terreno debido, por ejemplo, a la construcción de un edificio u otra estructura que ocupa una
parcela (libre de construcciones hasta al momento), el área ocupada deja de estar sometida a la
evaporación, alterándose el equilibrio dinámico existente entre la pérdida de agua por evaporación y
el ascenso capilar desde el nivel freático, de tal modo que el espesor de suelo que subyace bajo el
edificio, aumenta su humedad natural, facilitando el correspondiente hinchamiento del suelo que a
su vez puede derivar en daños en la construcción.
Patología por arcillas expansivas
En resumen, el contenido de humedad en los suelos expansivos condiciona el volumen del suelo de
la siguiente manera:
Y son los procesos cíclicos de hinchamiento y retracción, sujetos a su vez a los ciclos estacionales
de evaporación, los que acaban por acarrear daños en las estructuras provocando agrietamientos,
rotura de tuberías, etc.
El CTE considera a los suelos Expansivos como terrenos de Tipo T-3 (Terrenos Desfavorables)
puesto que cuando hinchan, ejercen presión sobre los materiales o estructuras que los confinan,
dañándolos, y cuando se retraen, suelen provocar asientos descontrolados.
Por lo general aparecen en pequeñas edificaciones de fábrica, en edificios de poca altura
o cualquier otra construcción cimentada de forma superficial, con bajas presiones transmitidas al
terreno, situación en la que dichas presiones no pueden impedir el hinchamiento del suelo. Ello
puede solucionarse empotrando las estructuras de cimentación previstas a mayor profundidad, por
debajo de la capa activa donde los cambios volumétricos periódicos no se producen, traspasando el
frente de alteración superficial constituido por los materiales más expuestos a los cambios de
temperatura y a la infiltración del agua de la lluvia.
ZONA ACTIVA
Se entiende por zona activa al espesor de suelo afectado por los cambios de volumen que se
producen en un periodo anual, debidos a los cambios estacionales de las condiciones climáticas y a
la alteración de las condiciones de contorno una vez llevada a cabo la construcción.
La profundidad de la zona activa corresponde al espesor máximo de suelo afectado por los cambios
de volumen; en el seno de la zona activa las distribuciones originales de humedad y las de equilibrio
son diferentes; en cambio por debajo de dicha profundidad éstas coinciden.
Ejemplo ilustrativo de la zona activa de una vivienda.
Tomada de http://www.davenportfoundationrepair.com
Tomada del “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)
En el sistema de agua encerrada el grado de saturación es menor que 30% y la fase líquida está
adherida, en forma discontinua, a la fase sólida, de manera que los esfuerzos en aquella fase se
transmiten solamente a través de los contactos intergranulares. En el sistema de aire entrapado, el
grado de saturación puede llegar a ser mayor que 90% y las burbujas de aire están aisladas dentro
de la fase líquida sin tener contacto con la fase sólida. En estos dos casos extremos, el suelo,
aunque físicamente es de tres fases, puede considerarse de dos fases desde el punto de vista de la
mecánica de suelos: el de agua encerrada es de sólido-aire, y el de aire entrapado, de sólido-agua.
Para un amplio intervalo intermedio del grado de saturación, el suelo que resulta del sistema
doblemente abierto tiene tres fases y todas ellas pueden transmitir sus esfuerzos de manera
continua. La mecánica de suelos no saturados moderna, generalmente, estudia este tipo de suelo.
En los tres sistemas mencionados, el agua está sujeta a una presión de poro negativa, o bien, una
presión por debajo de la presión atmosférica o de la presión de la fase gaseosa. Esta presión de
poro negativa se llama presión capilar o succión. La succión total del suelo consiste en dos partes:
succión mátrica o capilar y succión osmótica. La primera se debe principalmente al fenómeno de
capilaridad, mientras la segunda, al efecto de sales sueltas en el agua de poro.
La succión mátrica depende principalmente del tamaño de partículas del suelo, por lo que mientras
más fino sea el suelo, mayor succión se desarrolla. Siguiendo este razonamiento, los modelos de
tubo capilar muestran una relación entre la presión capilar y el radio de los meniscos formados en
los poros del suelo. Si bien estos modelos son válidos para suelos granulares finos, no son
suficientes para explicar la muy alta succión que se presenta en suelos cohesivos. En los que,
además de la capilaridad, existe la adsorción formando envolventes de hidratación sobre superficies
de las partículas del suelo.
La presencia del agua adsorbida está influenciada por la doble capa eléctrica y por los cationes
intercambiables, los cuales están relacionados a su vez con el otro mecanismo que se tiene en el
suelo expansivo, el fisicoquímico. En general, el potencial de succión mátrica es resultado de la
combinación de los efectos capilares y de adsorción, los cuales son difíciles de separar, razón por la
cual el potencial de succión mátrica y el potencial capilar no son sinónimos independientes, sino
que este último es parte del primero.
La succión en suelos no saturados se puede medir mediante varios dispositivos y pruebas. Una de
las pruebas más recomendadas es el uso del tensiómetro. Para un suelo determinado la succión
mátrica es función del grado de saturación; la curva que expresa tal relación se llama curva
característica, muy conocida en la agronomía. Para problemas geotécnicos, la importancia de la
succión se refleja en dos aspectos: la capacidad de absorción del agua y las características del
cambio volumétrico.
La migración del agua en suelos no saturados está controlada por la humedad: el agua se mueve
desde el lugar donde se tiene un grado de saturación mayor a otro de menor grado con o sin la
fuerza de gravedad. Los suelos con un potencial de succión mayor absorberán más cantidad de
agua; los suelos finos tienen una mayor capacidad de absorción del agua que las arenas,
independientemente del tipo y cantidad de minerales que contienen. La migración del agua en los
suelos expansivos puede estudiarse usando los modelos de flujo de agua en suelos no saturados,
siendo la teoría de Richards uno de estos modelos.
Por otro lado, al humedecer el suelo, la disminución de la succión reduce también su esfuerzo
efectivo, haciendo que el suelo logre una recuperación elástica. Esta expansión elástica, junto con
la contracción por secado, puede entenderse en términos de los modelos de compresibilidad.
Durante el proceso de contracción, los poros se hacen más pequeños y la tensión capilar aumenta.
Un suelo originalmente saturado conserva su completa saturación durante la primera etapa de
secado, en la que la contracción es equivalente a la compresión virgen en un suelo saturado; sin
embargo, se llega a una relación de vacíos tal que en ella se presenta la tensión capilar máxima. Si
se continúa secando el suelo, en éste no se reducirá más la relación de vacíos y en consecuencia
tampoco se genera tensión capilar adicional, por lo que el contenido de agua en este punto es el
límite de contracción. El menisco de cada poro comienza a retraerse de la superficie del suelo y
éste pierde su aspecto húmedo, luce seco y la masa de suelo deja de estar saturada. Cuanto más
bajo es el límite de contracción, mayor será la contracción potencial. Si el suelo vuelve a
humedecerse, se presenta una recuperación volumétrica elástica siguiendo la trayectoria de
esfuerzos en la descarga definida en la mecánica de suelos. Sin embargo, para los suelos
expansivos, dicha expansión elástica constituye una parte muy pequeña de su expansión total
debido a que la mayor porción de ésta tiene esencialmente un carácter fisicoquímico y no
meramente mecánico.
La magnitud de la expansión y contracción depende de la humedad inicial. Si la humedad del suelo
en su estado natural es menor que la humedad correspondiente al límite de contracción, un secado
posterior no producirá una contracción apreciable; si está más húmedo, la contracción máxima
posible será equivalente a la diferencia entre la humedad real y el límite de contracción. Durante el
proceso de saturación, se liberará una mayor succión en suelos secos, lo que trae como
consecuencia una mayor recuperación elástica; los suelos húmedos, en cambio, expanden menos.
Tomada del “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)
b) Mecanismos fisicoquímicos
La succión está presente en todos suelos cohesivos no saturados, pero no todos de estos son
expansivos. La succión por sí sola no explica el gran cambio de volumen que se presenta en suelos
expansivos, por lo que el mecanismo fisicoquímico no debe menospreciarse. Los suelos expansivos
tienen la capacidad de absorber grandes cantidades de agua, las cuales generan un hinchamiento
en la masa del suelo. Desde el punto de vista mineralógico, dicha capacidad de absorción del agua
y su respectivo cambio de volumen dependen del tipo y cantidad de minerales arcillosos y sus iones
intercambiables, así como el contenido y la estructura interna de electrolitos en la fase líquida.
Los minerales arcillosos se forman a partir de un proceso de alteración de las rocas; la alteración
incluye desintegración, oxidación, hidratación y lixiviación. La combinación de la roca y las
condiciones de alteración crean diferentes tipos de mineral arcilloso. Por ejemplo, la montmorilonita
se produce en un ambiente de extrema desintegración, fuerte hidratación y una lixiviación limitada.
El ambiente de su formación es alcalino con la presencia de magnesio; las lluvias moderadas se
presentan en relación directa a cambios estacionales, dando como resultado una evaporación
mayor que la precipitación. El agua es suficiente para el proceso de alteración y al mismo tiempo los
cationes acumulados no pueden removerse por lluvias torrenciales, condiciones que se presentan
en regiones semi-áridas y favorables para la formación de montmorilonitas.
La mayoría de los cristales de arcilla consisten en láminas atómicas de sílice y alúmina. En la
lámina silícica cada átomo de silicio de valencia 4 está rodeado por cuatro de oxígeno con valencia
2, cada uno de los cuales contribuye con una valencia que se eslabona al silicio central. Algunas de
las restantes valencias del oxígeno se unen al silicio contiguo, pero los oxígenos de uno de los
lados de la lámina no están satisfechos. La lámina alumínica, por otro lado, consiste en unidades de
un átomo de aluminio rodeado de oxígenos e hidróxidos oxígenos y grupos OH, alternativamente.
Las láminas formadas al unirse los octaedros no equilibran las valencias, como en el caso del silicio,
de manera que ocasionalmente una unidad octaédrica no contendrá aluminio, haciendo que las
láminas no sean simétricas y uniformes. En la lámina alumínica sucede la llamada substitución
isomorfa en la que uno o más aluminios de valencia 4 son substituidos por magnesios con valencia
2, creando un desbalance, el cual agrava el ya existente desequilibrio local causado por la ausencia
de aluminio en el octaedro.
La mayoría de los minerales arcillosos están formados por láminas silícicas y alumínicas
empaquetadas entre sí para formar placas. Las láminas silícicas comparten con las láminas
alumínicas los oxígenos no satisfechos, a fin de formar un conjunto más o menos equilibrado. El
desequilibrio causado por la substitución isomorfa hace que las cargas en las caras de los
minerales arcillosos sean generalmente negativas, mismas que pueden satisfacer a los cationes
disueltos en el agua. En consecuencia, la superficie con carga negativa y los enjambres de cationes
constituyen la doble capa difusa. En esta capa difusa, la molécula de agua, caracterizada por su
polar o dipolo, se adhiere fuertemente a la superficie de arcilla. Los cationes de la humedad del
suelo también son atraídos por la superficie arcillosa para equilibrar la carga negativa. Estos
cationes no están completamente integrados a los minerales arcillosos y pueden, por lo tanto, ser
reemplazados por otros cationes siempre que el equilibrio total de valencias sea mantenido. Los
cationes de valencia inferior pueden ser sustituidos por los de valencia superior. La capacidad de
intercambio catiónico varía enormemente de un mineral a otro, misma que determina la capacidad
de absorción y de cambio volumétrico de los suelos de acuerdo a los minerales que contengan.
Tomada de http://www.matest.pt/
En la siguiente tabla se propone una gradación del riesgo potencial de hinchamiento en función de
los resultados obtenidos en los ensayos de hinchamiento libre y de determinación de la tensión o
presión máxima de hinchamiento:
Esquema del aparato de Lambe
Mediante este ensayo los suelos se clasifican en los siguientes tipos: No crítico, Marginal, Crítico o Muy Crítico
Del mismo modo, en función del valor del límite líquido junto con el del índice de plasticidad,
también es posible definir tres niveles en el potencial de expansión:
De forma análoga, la tabla siguiente muestra una propuesta de clasificación cualitativa del potencial
de expansión de un suelo en función del resultado de los ensayos de identificación básicos
(plasticidad y porcentaje de arcillas determinado mediante granulometría por sedimentación):
Clasificación de suelo expansivo de acuerdo con los resultados de los ensayos de identificación básicos
También muy utilizados son los criterios de expansividad desarrollados por R. Ortiz y publicados por
el Instituto Geológico y Minero de España y el CEDEX en el documento ‘Mapa Previsor de Riesgos
por Expansividad de Arcillas en España a escala 1:1.000.000’ (1986)’. Estos criterios permiten
clasificar como una arcilla de expansividad media aquella con un límite líquido inferior a 40% y un
índice de plasticidad menor a 28. De este modo, si los límites de Atterberg practicados en el
laboratorio sobre muestras representativas del terreno, superan dichos límites, puede ser
recomendable realizar ensayos de laboratorio que nos indiquen con certeza si las arcillas objeto del
análisis son o no son expansivas (ensayos de hinchamiento libre, presión de hinchameinto, Lambe,
etc).
Finalmente, en la siguiente figura también se facilita la clasificación unificada de suelos expansivos
y colapsables propuesta por el Bureau of Reclamation, E.U.A., clasificación que emplea como
parámetros índice el peso volumétrico seco y el límite líquido:
b) Método de la actividad
Se trata de un método propuesto por Seed, Woodward y Lundgren (1962) que define la actividad
como la razón entre el índice de plasticidad y el porcentaje de partículas menores de 2 micras:
Para elaborar el método, sus autores ensayaron suelos remoldeados para los cuales la expansión
se midió como el porcentaje de expansión bajo saturación. Para la práctica del ensayo las muestras
deben ser compactadas para una densidad relativa del 100% y con el contenido de humedad
óptimo establecido en las pruebas estándares de AASHO, usando una sobrecarga de 1 psi (= 0.07
kg/cm2).
Una vez hemos calculado la actividad y determinado el porcentaje de partículas arcillosas, se puede
conocer el potencial de expansión mediante el empleo de la siguiente carta:
Influencia de la succión matricial en el comportamiento deformacional de dos suelos expansivos. Universidad nacional de
Colombia. Tesis Victoria Elena Meza Ochoa.
El fenómeno de expansión y retracción que afecta a los suelos expansivos a consecuencia de los
cambios de humedad también puede generar empujes laterales. Cuando el suelo está confinado el
potencial de expansión se traduce en un empuje lateral sobre las estructuras que contienen el
suelo.
Tomada del “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)
b) Movimiento perimetral
Forma un patrón de disco en la periferia de la estructura. El retiro de vegetación preexistente y
encharcamiento en la inmediación de sitios de construcción causan un aumento de humedad en el
subsuelo; los efectos dañinos se observan con prontitud después de la construcción. El
levantamiento de las esquinas de la estructura genera grietas horizontales, verticales y diagonales,
siendo estas últimas desde las esquinas inferiores hacia la parte central superior (ver figura
siguiente). El ancho de la grieta es mayor en la parte inferior de la estructura.
Tomada del “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)
c) Movimiento cíclico
El movimiento está asociado con el cambio cíclico de expansión y contracción en que el drenaje, la
precipitación y la evapotranspiración generan pérdida o incremento de humedad en el subsuelo. El
movimiento está controlado por fugas de agua locales, cambio climático estacional o efectos de
desecación de las vegetaciones cercanas a la estructura. Los daños son más severos cuando el
suelo posee una buena permeabilidad en el que intensas lluvias generan levantamientos
perimetrales. El patrón de daños en los muros de tabique no son bien definidos, presentándose
generalmente grietas diagonales cruzadas (ver figura).
Agrietamiento de estructura por movimiento cíclico
Tomada del “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)
En la tabla siguiente se presenta una clasificación de daños estructurales de acuerdo con el ancho
de las grietas y la correspondiente expansión del terreno.
d) Empuje lateral
La expansión del suelo es un fenómeno de cambio de volumen, por lo que genera movimientos del
terreno en todas las direcciones. Los movimientos horizontales del terreno se notan de dos
maneras: el movimiento o inestabilización de un talud o empujes laterales sobre un muro de
contención. Dependiendo del potencial de expansión, los empujes laterales generados por el
aumento de humedad pueden alcanzar grandes magnitudes.
e) Agrietamiento de suelo
Como la tensión capilar se ejerce en todas direcciones, la contracción se produce vertical y
horizontalmente. La contracción horizontal del suelo genera esfuerzos de tensión en la misma
dirección; si este esfuerzo rebasa la resistencia a la tensión del suelo que es de baja a nula, se
forman grietas de secado, las cuales son todavía más peligrosas que un simple cambio de volumen.
Estas grietas reducen confinamiento lateral a las estructuras, propician la acumulación de agua y
disminuyen el factor de seguridad contra la estabilidad de un talud.
El número de sondeos deberá ser mayor de tres y deben localizarse preferentemente en las
esquinas de la estructura.
La profundidad de los sondeos deberá ser mayor que la de la zona activa, los cuales
deberán ser continuos en esta zona.
Debido a que el potencial de expansión del suelo depende de su humedad natural y ésta es
cambiante durante un año, las muestras que serán utilizadas para la determinación del
potencial de expansión deberán obtenerse en la época o tiempo en que se espera un máximo
potencial de expansión.
Se debe conservar el contenido de agua natural de las muestras de suelo al tiempo de
minimizar los efectos de remoldeo. El empacado de las muestras debe ser inmediato, evitando
la exposición al aire de las mismas.
Las mediciones de succión en el campo todavía no arrojan resultados confiables para el
cálculo de expansión; se considera preferible realizar dicha medición en laboratorio con
muestras representativas.
b) Tipología de edificio
En suelos expansivos se recomienda construir edificios medios para compensar la expansión,
flexibles y con muchas juntas.
c) Control de humedad
Se deben diseñar detalles constructivos para minimizar la influencia del cambio de las condiciones
de humedad sobre el terreno de cimentación teniendo en cuenta particularmente los siguientes
aspectos:
d) Características de la cimentación
Cimentaciones superficiales
Las cimentaciones superficiales que se utilizan sobre los suelos expansivos incluyen zapatas
aisladas, zapatas corridas y losas. Pérez y Olmos (1998) han presentado un buen resumen
sobre el estado del arte en el diseño de cimentaciones sobre suelos expansivos, el cual es la
base del contenido de ésta y la siguiente subsección.
Zapatas aisladas
Los suelos sobre los cuales están cimentadas las zapatas deben cumplir con las siguientes
características:
o Espesor no grande.
o Potencial de expansión moderado, menor de 1%.
o Presiones de expansión bajas.
o Se dispone de un estrato de suelo no expansivo en el cual se alojan las zapatas.
Zapatas corridas
El empleo de las zapatas corridas deberá limitarse a suelos con potencial de expansión menor
de 1% y una presión de expansión menor a 13 kg/cm2. Las zapatas deberán ser
suficientemente angostas para proporcionar una presión de contacto adecuada.
Losas de cimentación
Las losas de concreto reforzadas y rigidizadas con contratrabes en dos direcciones (corta y
larga), han sido usadas exitosamente en estructuras relativamente pesadas que están
cimentadas sobre depósitos de gran espesor donde los pilotes constituyen una solución poco
económica.
El diseño está basado en el modelo de interacción suelo-estructura mostrado en la figura
siguiente. La superficie del terreno libre experimenta un levantamiento cuyo máximo valor se
presenta en el centro de la losa. Si una losa de gran rigidez es colocada sobre la superficie en
expansión, aquélla tiende a uniformizar el levantamiento que se tiene en la porción central de la
losa y cuyo valor es menor que el máximo de expansión libre al mismo tiempo de que la
periferia de la losa no tiene contacto con el suelo. Por otra parte, si se tiene una losa con
rigidez limitada, ésta se encuentra en una situación intermedia tal que el levantamiento se
reduce y se uniformiza disponiendo el contacto en toda el área de la losa. La configuración
deformada del suelo y los elementos mecánicos de la losa, que posteriormente se usarán para
su dimensionamiento estructural, se determinarán en un análisis de interacción suelo-
estructura en el que las deformaciones de la losa y el suelo son compatibles, pudiendo
representarse por el modelo de resorte de Winkler.
Cortesía de “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)
Cimentaciones semi-profundas
Los pozos son la solución óptima para espesores de la capa activa menores de 3 – 4m.
Cimentaciones profundas
Las cimentaciones profundas pueden ser pilotes o pilas, flotantes o de punta; todos ellos
tienen la función de transferir las cargas de la superestructura a un estrato de suelo resistente,
poco deformable y no expansivo. Para las cimentaciones sobre suelos expansivos, las pilas
coladas in situ son más económicas que los pilotes hincados. Comparadas con las losas de
cimentación, las pilas son más competitivas si su longitud está en el intervalo comprendido
entre 6 y 8 m, y si el área de construcción es amplia y la longitud de fuste está entre 3 y 4 m,
las pilas son más ventajosas que las zapatas corridas. Las pilas también son una solución
preferida si es difícil encontrar un estrato firme mediante excavación o la excavación afecta a
las estructuras aledañas, o si el levantamiento diferencial de la losa es mayor de 10 cm o la
deflexión resultante excede a 1/250.
Las pilas deberán cimentarse sobre un estrato no expansivo o, en su defecto, la longitud de la
pila deberá ser mayor que la profundidad de la zona activa. Y deberá compensar la presión de
levantamiento en la zona activa.
El diseño de las pilas construidas en suelos expansivos deberá tomar en cuenta tres aspectos:
tensión en la pila, capacidad de carga y deformación; el primer criterio es exclusivo para el
diseño de pilas sobre suelos expansivos y merece una mayor atención. La fuerza de tensión T
que se genera en la sección transversal de la pila está dada por:
T = Qw – Qu
donde,
Qw = carga estructural sobre el cabezal de la pila y
Qu es la fuerza de levantamiento.
La fuerza de tensión dividida por el área transversal deberá ser menor que la resistencia a la
tensión de la sección de la pila. La fuerza de levantamiento deberá calcularse integrando la
resistencia al corte del fuste de la pila en el estrato de suelo expansivo:
donde,
D = diámetro de la pila y
fs = resistencia al corte.
La integración se efectúa en la longitud medida desde el eje neutro hasta la superficie del
terreno.
Las pilas deberán estar ligadas en su cabezal por trabes de piso, los cuales no deben tener
contacto con el terreno; se debe tener un espacio vacío de 10 a 35 cm o el doble de la
expansión del suelo estimada entre los trabes y la superficie del terreno. El piso deberá
colgarse de los trabes 20 cm arriba del terreno o apoyarse directamente sobre éste si se
dispone del aislamiento entre el piso y los muros.
e) Métodos de mejora del terreno
Los más usuales son la estabilización con relleno, cal y cemento.
Relleno
3.3.2 COLAPSABILIDAD
Como se menciona en el capítulo anterior, se consideran suelos metaestables aquellos suelos que
son capaces de manifestar una variación en su estructura o en su estado de tensiones, provocando
una deformación, sin que para ello sea necesaria la aplicación de una fuerza externa. La causa
principal de dicha variación se halla relacionada con el contenido en humedad del terreno, bien por
pérdida o por incremento de la misma.
Entre los suelos de estructura metaestable se encuentran los suelos colapsables. Se trata de suelos
no saturados que en determinadas circunstancias experimentan una disminución de su volumen
debido a un reacomodo de las partículas que integran estos suelos, conduciendo a un asentamiento
del terreno sin necesidad de que les sea aplicada carga vertical alguna, siendo debido el proceso a
una saturación sobrevenida.
Cabe señalar que en algunos casos el fenómeno de colapsabilidad también puede suceder como
consecuencia de aplicación de cargas sin que sea necesaria la adición de agua.
El CTE clasifica a los Suelos Colapsables como de Tipo T-3 (son Terrenos desfavorables para la
construcción). En suelos naturales poco consolidados, terrenos de rellenos y terrenos solubles, se
recomienda efectuar estudios de colapsabilidad para poder tomar las medidas preventivas y
correctoras en el momento de diseñar las cimentaciones.
Aunque las problemáticas asociadas a suelos colapsables suelen relacionarse con ambientes
desérticos, es importante señalar que también pueden desarrollarse en otros entornos geológicos.
Por ejemplo, existen suelos compactados que en principio podrían considerarse estables, que
dependiendo del intervalo en la aplicación de la carga y otros factores pueden llegar a colapsar. En
realidad, cualquier suelo no saturado que no contenga abundantes minerales expansivos puede
presentar naturaleza colapsable.
Los mecanismos que originan el colapso del suelo en condiciones de saturación se pueden
clasificar en los siguientes puntos: estructura abierta, presencia de cementantes y cargas externas.
La estructura de estos suelos es abierta y de baja densidad, como corresponde a la naturaleza
areno-limosa de sus partículas y a su origen.
Hay que recordar que se trata de sedimentos depositados por la acción del viento o de aguas
tranquilas, que transportan las partículas finas y las depositan cuando deja de actuar la corriente.
Acabados de depositar, estos sedimentos inicialmente carecen de cohesión, pero los vacíos que
existen entre las partículas sedimentarias son rellenados, total o parcialmente, por partículas más
finas y por débiles cementos carbonáticos o yesíferos que proporcionan cierta cohesión estructural
interpartículas. De este modo, gracias a la cohesión que le proporcionan a las partículas algunos
materiales o fuerzas que se derivan de la tensión capilar, se logra mantener el esqueleto del suelo,
dotándolo además de un mínimo de capacidad resistente.
Reordenamiento de partículas y del índice de poros en función de la presión de consolidación (Benett y Hulbert, 1986)
Estructura de suelo colapsable compuesto por limo arcilloso, antes y después de la saturación
Casagrande, 1932
Este tipo de suelos cementados pueden mantenerse estables largos periodos de tiempo siempre y
cuando no se vean afectados por el agua, pudiendo alcanzar de modo localizado una resistencia
débil a moderada o incluso desarrollar niveles de encostramiento. Cuando el agua interviene y entra
en contacto con el cemento interpartículas, éste se disuelve y el suelo pierde la escasa capacidad
portante que tenía y colapsa. Si además el suelo soporta la carga transmitida por una estructura
(edificio, terraplén u otra construcción) el colapso se acentúa, siendo sometida dicha estructura a
asientos descontrolados y bruscos, que pueden acabar por ocasionar importantes patologías a la
construcción. Los asientos que se manifiestan por efecto del colapso suelen ser de orden
centimétrico hasta decimétricos, en ocasiones incluso alcanzan algún metro y excepcionalmente
llegan a generarse asientos de decenas de metros.
Con el objetivo de entender mejor los mecanismos de colapso, se describen a continuación los
principales suelos colapsables.
En términos generales, los suelos más propensos a alcanzar el colapso son los suelos de
granulometría limosa, a causa de su contenido en arcillas con estructuras flojas, y los suelos
granulares de bajo peso específico.
Y de forma más específica, entre los tipos de suelos colapsables más comunes, podemos
diferenciar los siguientes:
Suelos limo-arenosos.
Los suelos colapsables limo-arenosos se desarrollan en climas muy secos. Presentan un grado de
saturación muy bajo, del 20-30%, pudiendo desarrollar niveles encostrados próximos a la superficie
por debajo de los cuales el suelo se encuentra flojo y sin cementar.
Suelos limo-yesíferos
En este tipo de depósitos el cemento que une las partículas está compuesto por sulfato cálcico,
material de carácter colapsable que además presenta problemas de agresividad al hormigón.
Sus características geotécnicas más comunes son: valores bajos de densidad seca (en estos
suelos son habituales densidades de 1,2, cuando por debajo de 1.4 podemos plantearnos la
presencia de suelos colapsables), baja o nula plasticidad y elevados valores de colapso por
inundación. En general su resistencia es baja, aunque en ocasiones pueden presentar valores
medios de resistencia.
Frente a la actuación del agua, el cemento yesífero interpartículas se disuelve, perdiendo el suelo
su resistencia por lo acaba por colapsar, llegando a minorar hasta un 10% su volumen conduciendo
todo ello a la generación de asientos bruscos y descontrolados de las estructuras que apoyan sobre
el suelo en cuestión.
Cuando un suelo presenta un alto contenido en materia orgánica (superior al 15%) se considera que
existe riesgo de colapso.
Dolinas en zonas kársticas, de evolución mucho más lenta que los suelos aquí tratados.
Textura granular con una estructura soportada por la matriz, en la cual los elementos
de la fracción gruesa se encuentran separados y unidos entre ellos por elementos de
granulometría fina (puentes o agregados de limos o arcillas) que pueden verse alterados por la
saturación del material.
http://www.geodiendo.com
Finalmente, también se debe valorar, en la medida que consideremos necesario, el nivel de riesgo
de que presenta el suelo en cuanto a su potencial de colapso. La magnitud e intensidad de los
reconocimientos y ensayos que se lleven a cabo a tal propósito, dependerán de la confianza que
nos inspiren los resultados que éstos nos proporcionan, así como de la tipología de la construcción
y su capacidad para sufrir daños debido a fenómenos de colapso del terreno.
Para establecer la colapsabilidad potencial del suelo, deberemos en cuenta los parámetros
geotécnicos asignados al terreno. Por ejemplo, uno de los criterios más habituales para determinar
el riesgo de colapso es en función del valor del peso específico del suelo y del potencial de
colapso:
Criterios de colapsabilidad
kd = eu/e0
Dónde
eu es la relación de vacíos en el estado de límite líquido y
e0 es la relación de vacíos natural
Se considera que el suelo es colapsable si el coeficiente k d se encuentra comprendido en el
siguiente rango:
0.5 < kd < 0.85
Dónde
γd = peso específico seco y
LL = límite líquido.
Límite de plasticidad. Según Feda (1966) los suelos colapsables cumplen con la siguiente
condición:
Dónde
LP = límite de plasticidad,
IP = índice de plasticidad y
Gs = gravedad específica.
Contenido en finos. En este caso Handy (1973) propone la siguiente tabla para determinar
el grado de colapsabilidad de un suelo en función de su contenido en finos:
d) Ensayos de Laboratorio
Como se ha mencionado anteriormente, los suelos colapsables experimentan un cambio de
volumen por inmersión, de modo que para determinar el grado de colapsabilidad de un suelo en el
laboratorio, el procedimiento más habitual es llevar a cabo ensayos de consolidación (ensayos de
colapso: edométricos, triaxiales, etc.)
Uno de los ensayos más comunes es el denominado Ensayo de Inundación en Edómetro, descrito,
entre otras, en la norma ASTM D 5333-92. “Measurement of Collapse Potential of Soils”, que se
corresponde con la norma NLT254/1999 española. Su empleo se propone en la Tabla D.18 del
Código Técnico de la Edificación (España) cuando la intención es identificar suelos colapsables.
Que a su vez, expresa el valor del colapso determinado, para una presión vertical cualquiera,
como el porcentaje de disminución de altura que experimenta la probeta al ser inundada, una
vez alcanzado el equilibrio bajo la acción de la presión vertical seleccionada, con respecto a la
altura inicial de la probeta.
La misma expresión puesta en función del índice de poros se puede expresar como:
Dónde,
Δe, es la variación de índice de poros producida por la inundación
e0, es el índice de poros inicial (es decir, la relación de vacíos natural en caso de que la
muestra ensayada sea inalterada)
El procedimiento descrito nos permite obtener la curva de compresibilidad que se muestra en la
siguiente figura:
De este modo, para prevenir el colapso se recomienda cumplir con las siguientes actuaciones:
Redacción de un estudio geotécnico del terreno adecuado, que contenga las investigaciones
de campo y ensayos de laboratorio imprescindibles que permitan concluir razonablemente
sobre el carácter o no colapsable del terreno.
Definir y llevar a cabo aquellas actuaciones cuya práctica dificulte el desarrollo de las
condiciones de contorno propicias para que se dé el colapso. En este sentido, especial atención
merecen los siguientes aspectos:
o Proximidad de la construcción a piscinas o depósitos de agua.
o Saneamiento y drenaje proyectados.
o Presencia de zonas de jardines (puesto que suelen ir asociadas a riego)
o Existencia de solados perimetrales
o Tipología de la cimentación proyectada.
o Antecedentes de colapsabilidad en la zona que se pretende construir
Adoptar las medidas constructivas acordes al riesgo que representa la presencia del suelo
colapsable:
o Procurar construir edificios pequeños, flexibles y con muchas juntas.
o Los mayores daños a las estructuras provienen de asentamientos diferenciales. Se
debe rigidizar la estructura de la cimentación. No se deben utilizar zapatas aisladas, y en su
lugar, utilizarse zapatas corridas, preferentemente reforzadas con contratrabes para un
mejor comportamiento estructural. Si el área de las zapatas alcanza un porcentaje mayor a
50% sobre el área total de construcción se deben considerar losas de cimentación. En
cuanto a la evaluación de la capacidad de carga, se debe considerar la posible reducción de
resistencia al corte ante la saturación del suelo. Para este tipo de suelos se recomienda
preferentemente el diseño de cimentaciones semiprofundas de tipo pozos, traspasando el
espesor de materiales colapsables siempre y cuando su espesor lo permita; o bien
cimentaciones profundas llevadas a cabo sin agua de perforación, transmitiendo las cargas
a una unidad estable localizada por debajo del nivel colapsable. En tal caso, el suelo
colapsable deberá considerarse con rozamiento negativo en los cálculos de tensión
admisible del terreno (ver artículo 5.2.2 DB-SE-C del CTE español). Para casos de suelos
con potencial de colapso bajo a medio, existe la alternativa de cimentar mediante una losa
de cimentación diseñada con suficiente rigidez como para repartir las cargas lo máximo
posible, procurando así que ésta trabaje a tensiones bajas y no se produzca concentración
de las tensiones. Puede incluso ser conveniente proceder a una mejora del terreno para
apoyar la losa sobre el terreno mejorado.
En el caso de que un elemento estructural esté sometido a alguna clase específica de exposición,
en la designación del tipo de ambiente se deberán reflejar todas las clases, unidas mediante el
signo de adición "+".
Cuando una estructura contenga elementos con diferentes tipos de ambiente, el proyectista deberá
definir algunos grupos con los elementos estructurales que presenten características similares de
exposición ambiental. Para ello, siempre que sea posible, se agruparán elementos del mismo tipo
(por ejemplo, pilares, vigas de cubierta, cimentación, etc.), cuidando además que los criterios
seguidos sean congruentes con los aspectos propios de la fase de ejecución.
Para cada grupo, se identificará la clase o, en su caso, la combinación de clases, que definen la
agresividad del ambiente al que se encuentran sometidos sus elementos.
De este modo, el estudio geotécnico, en función del tipo de cimentación, debe establecer los
valores y especificaciones necesarios para el proyecto relativos a la cuantificación de la agresividad
del terreno y de las aguas que éste contenga, para su calificación al objeto de establecer las
medidas adecuadas a la durabilidad especificada en cimentaciones y elementos de contención, de
acuerdo con los Documentos Básicos relativos a la seguridad estructural de los diferentes
materiales o la instrucción EHE.
Por lo general, se recomienda realizar los ensayos indicados sobre muestras tomadas en cada una
de las unidades geotécnicas relevantes que puedan presentar problemas de agresividad al
hormigón y ser afectadas por las cimentaciones. Para cada una de estas unidades se darán
parámetros de agresividad de agua y terreno.
En este sentido, cabe mencionar que, salvo en casos específicos, cuando las estructuras de
cimentación se hallan en contacto o próximas al nivel freático, en primer lugar suelen practicarse los
análisis sobre las muestras de agua tomadas de los sondeos, puesto que si éstas son agresivas al
hormigón, en la mayoría de casos ya no es necesario llevar a cabo los ensayos de agresividad
sobre las muestras de suelo.
3.3.3.5 Durabilidad del hormigón
La durabilidad del hormigón es la capacidad de comportarse satisfactoriamente frente a las
acciones físicas o químicas agresivas y proteger adecuadamente las armaduras y demás elementos
metálicos embebidos en el hormigón durante la vida de servicio de la estructura.
La selección de las materias primas y la dosificación del hormigón deberá hacerse siempre a la
vista de las características particulares de la obra o parte de la misma de que se trate, así como de
la naturaleza de las acciones o ataques que sean de prever en cada caso.
3.3.3.5.1 Requisitos de dosificación y comportamiento del hormigón
Por lo que se refiere a la posible agresividad del terreno y del agua al hormigón, aspectos que
deben considerarse en el estudio geotécnico, para conseguir una durabilidad adecuada del
hormigón se deben cumplir los requisitos siguientes:
1. Influencia por efecto del agua de escorrentía superficial: el estudio geotécnico debe
contemplar la proximidad a ríos o corrientes de agua que pudieran alimentar el nivel freático o
dar lugar a la socavación de los cimientos, arrastres, erosiones o disoluciones que acaben por
dañar las estructuras del edificio.
2. Influencia por efecto del agua infiltrada en el terreno: conlleva cambios en el estado de
humedad y de tensiones del terreno, cuyos efectos deben tenerse en cuenta en el momento de
diseñar cualquier estructura, especialmente si en el emplazamiento se detecta la presencia de
suelos sensibles a los cambios de humedad, como pueden ser los suelos expansivos o
colapsables.
3. Influencia del agua freática: en caso de que el agua freática pueda llegar a interactuar con
las estructuras de cimentación del edificio, se deberá determinar la posición del nivel freático y
sus variaciones previsibles; puesto que la profundidad del nivel freático, el efecto de las
presiones intersticiales que ejerce el agua de poros o el peso mismo del agua, son variables
que deben considerarse en la valoración cuantitativa de los datos para el dimensionado de
cimentaciones, elementos de contención, drenajes, taludes e impermeabilizaciones.
En edificación, el sistema más común es aprovechar la perforación de los sondeos para reconocer,
además de la naturaleza y resistencia del terreno, la posición del nivel freático, siempre y cuando
éste sea interceptado por los sondeos.
En caso de detectarse agua durante las prospecciones, debe determinarse la profundidad a la que
se estabiliza el nivel freático y valorar si el agua freática puede llegar a interaccionar con las
estructuras de cimentación superficial proyectadas. Para ello no sólo debe tenerse en cuenta la
distancia existente entre la cota de cimentación y el nivel freático, sino que también juegan un papel
muy importante las características de las unidades que configuran el perfil geológico del terreno.
Por ejemplo, si el agua se encuentra próxima a las cimentaciones pero entre éstas y el agua el
terreno está constituido por materiales de naturaleza predominantemente coherente, y por lo tanto
en principio impermeables, no es de prever que en caso de oscilaciones estacionales del nivel
freático, la columna de agua fluctúe libremente entre los materiales que componen el suelo,
produciendo un ascenso del nivel freático en caso de recarga. Cosa que sí puede ocurrir cuando el
suelo se halla integrado por unidades de carácter predominantemente granular confiriendo al
terreno una elevada permeabilidad. Lo mismo puede ocurrir en el caso de macizos afectados por
una intensa fracturación, con numerosas discontinuidades, a través de las cuales pueden darse
fluctuaciones de la columna de agua.
Por supuesto, existen escenarios más complejos, caso por ejemplo de aquellos terrenos
caracterizados por presentar alternancias entre depósitos de carácter granular con otros de carácter
coherente, puesto que entonces la transmisividad del terreno vendrá condicionada por la morfología
y distribución de los cuerpos granulares en el subsuelo, y a la intercomunicación entre los diferentes
estratos permeables.
Figura 6.7 del CTE. Empujes con agua en el trasdós y superficie del terreno horizontal
En caso de existir agua en circulación la cuestión es más compleja, puesto que entonces debe
determinarse la red de corriente o filtración correspondiente a las condiciones de contorno, en el
elemento de contención y en el terreno. Para ello se pueden utilizar métodos analíticos, gráficos o
analógicos. En estos casos las presiones sobre el elemento de contención se deducirán de la red
de corriente, al igual que las presiones de agua que actúen sobre las cuñas deslizantes a tantear
para obtener la superficie de deslizamiento crítica.
Para la determinación de la red de corriente se hará una estimación cuidadosa de la permeabilidad,
introduciendo las correcciones oportunas por anisotropía, estratificación, etc.
3.3.4.2.4 ASIENTOS IMPREVISTOS DEBIDOS AL LAVADO DE FINOS O ARRASTRE
MECÁNICO DE SEDIMENTOS
Los flujos de agua subterránea pueden arrastrar las partículas más finas del suelo compuestas por
limos y arcillas, transportándolas en suspensión hasta otro lugar, desarrollándose de este modo un
proceso de pérdida de suelo. Cuando el agua transporta un volumen significativo de finos, los
vacíos del suelo aumentan progresivamente hasta que éste colapsa provocando subsidencias del
terreno y asientos impredecibles en obras y/o servicios.
Grietas en el entorno de un pozo por vaciado de material con el agua bombeada en el aforo.
Tomado del informe Nueva Aportación al Conocimiento Hidrogeológico del Entorno Urbano de Murcia. Abril 2007. INYPSA -
Confederación Hidrográfica del Segura
Colapso de un pozo debido al proceso de lavado de finos.
Tomado del informe Nueva Aportación al Conocimiento Hidrogeológico del Entorno Urbano de Murcia. Abril 2007. INYPSA -
Confederación Hidrográfica del Segura
a) por gravedad;
b) por aplicación de vacío;
c) por electroósmosis.
En condiciones en que la remoción del agua en el solar genere una subsidencia inaceptable
en el entorno, el esquema de agotamiento podrá ir acompañado de un sistema de recarga de
agua cierta distancia de la excavación.
El esquema de achique debe satisfacer, según proceda, las siguientes condiciones:
En la toma de decisiones que llevan al diseño adecuado de las cimentaciones de cualquier edificio,
es de gran importancia el criterio de experto que se logra con el tiempo, tras la práctica en solución
de problemas reales.
4.1.3 Problemas generales de las cimentaciones y bases de diseño
Los problemas que afectan a las cimentaciones se hallan bien resumidos en el
documento Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE.
Exceptuando los materiales rocosos de excelente calidad o los suelos extremadamente duros o
compactos, todos los suelos son compresibles. Por ello el comportamiento de la cimentación viene
a su vez controlado por el del terreno. Esto puede comportar, que al someterlos bajo cargas, los
suelos sufran deformaciones que en ningún caso deben afectar a la estabilidad de la obra ni
deteriorar su utilidad.
Otro aspecto a considerar es la composición de los terrenos de cimentación, puesto que pueden
formarse de capas heterogéneas que pueden dar lugar a asientos diferenciales. Si además estas
capas se disponen inclinadas, pueden facilitar el desarrollo de deslizamientos del terreno bajo la
acción de las cargas impuestas por la obra.
La presencia de agua en el terreno incide de muchas maneras en el comportamiento de las
cimentaciones, por ejemplo generando subpresiones que deben tenerse en cuenta en el cálculo de
la estabilidad de la obra o erosionando los suelos que van a soportar las cimentaciones debido a la
circulación de agua superficial o subterránea. La cimentación puede resultar particularmente difícil si
se encuentran capas acuíferas subterráneas o suelos inestables bajo el nivel freático, aumentando
en consecuencia los costos y plazos de ejecución.
Para cada caso o para la combinación de varios de los problemas descritos, se debe buscar una
solución, por lo que se refiere a la elección del nivel apto para la base de la cimentación,
satisfactoria desde el punto de vista tanto técnico como económico.
Cualquier cimentación, para estar correctamente diseñada, debe cumplir las condiciones
siguientes:
Transmitir al terreno las cargas de la estructura garantizando una seguridad suficiente frente
a rotura y hundimiento y unas deformaciones o asientos tolerables.
Poseer suficiente resistencia como elemento estructural.
No estar afectada por agentes externos: naturales (agresividad de las aguas o del terreno,
modificaciones del nivel freático, cambios de volumen del terreno, etc.) o artificiales
(excavaciones próximas, etc.).
Las cimentaciones se deberán dimensionar y construir de manera que no se produzcan
daños en estructuras o edificaciones próximas.
Por su parte, según el Código Técnico de la Edificación (CTE), una cimentación directa es
aquella que reparte las cargas de la estructura en un plano de apoyo horizontal.
Las cimentaciones directas se emplean para trasmitir al terreno las cargas de uno o varios pilares
de la estructura, de los muros de carga o de contención de tierras en los sótanos, de los forjados o
de toda la estructura. Cuando las condiciones lo permiten, es común el empleo de cimentaciones
directas, que habitualmente, pero no siempre, se construyen a poca profundidad bajo la superficie,
por lo que también son llamadas cimentaciones superficiales.
Los tipos principales de cimientos directos y su utilización más usual se recogen en la siguiente
tabla y figura:
4.2.1.1 Tipos de cimentaciones directas
Según el Código Técnico de la Edificación (2006), los tipos principales de cimientos directos son:
Imagen del armado y encofrado de una zapata aislada y de una zapata terminada
Las zapatas son características de edificios o estructuras sustentadas por pilares. Según la posición
que ocupan en el conjunto de la estructura se pueden diferenciar tres tipos de zapatas:
o Ordinaria o interior, cuando soporta un pilar interior de la estructura.
o De medianería, si se trata de un pilar del borde del solar.
o De esquina, si se trata de un pilar de la esquina de la estructura.
En general, las zapatas interiores son de planta cuadrada, tanto por su facilidad constructiva como
por la sencillez del modo estructural de trabajo. Sin embargo, puede convenir diseñar zapatas de
planta rectangular o con otra forma, entre otros, cuando nos encontramos ante los siguientes
casos:
a) las separaciones entre crujías sean diferentes en dos sentidos perpendiculares;
b) existan momentos flectores en una dirección;
c) los pilares sean de sección rectangular;
d) se haya de cimentar dos pilares contiguos separados por una junta de dilatación;
e) casos especiales de difícil geometría.
En ese caso interesa que los lados no sean muy distintos uno del otro, ya que la zapata tendrá las
mayores flexiones en la dirección del lado más largo.
Si los condicionantes geométricos lo permiten, las zapatas de medianería son de planta rectangular,
preferentemente con una mayor dimensión paralela a la medianería, y las de esquina de planta
cuadrada.
Las zapatas aisladas se pueden unir (arriostrar para que trabajen solidariamente) entre sí mediante
vigas de atado o soleras, que tienen como objeto principal evitar desplazamientos laterales. En
especial se tiene en cuenta la necesidad de atado de zapatas en aquellos casos prescritos en la
Norma de Construcción Sismorresistente vigente.
Puede ser conveniente unir zapatas aisladas, en especial las fuertemente excéntricas como son las
de medianería y esquina, a otras zapatas contiguas mediante vigas centradoras para resistir
momentos aplicados por muros o pilares, o para redistribuir cargas y presiones sobre el terreno
(véase figura siguiente).
Figura 4.4 del CTE. Ejemplo del empleo de vigas centradoras para redistribución de presiones sobre el terreno
Para cumplir este cometido se puede disponer asimismo de otras múltiples posibilidades de diseño
(contribución de forjados, introducción de tirantes, etc.), debiendo justificarse en cada caso.
En el caso de vigas de atado o vigas centradoras hormigonadas directamente sobre el terreno,
deben considerarse los posibles esfuerzos derivados del asiento previsto en las zapatas unidas por
ellas. Del mismo modo se deben considerar los efectos derivados de cualquier otro movimiento
relativo que pueda inducir esfuerzos sobre dichas vigas y sobre los demás elementos de
cimentación unidos por ellas. En especial no se considera aconsejable recurrir al apoyo directo de
las vigas de unión entre zapatas en el caso de cimentar sobre terrenos metaestables (expansivos o
colapsables).
Pozos de cimentación
Los pozos de cimentación constituyen cimentaciones semiprofundas, es decir, cimentaciones
intermedias entre las superficiales y las profundas. Se llevan a cabo cuando el nivel de cimentación
se encuentra a cierta profundidad (en general no suelen ejecutarse a más de 5 - 6 m debido a que
el brazo de las retroexcavadoras convencionales no suele alcanzar profundidades mayores). Los
pozos de cimentación se realizan cuando el terreno lo permite y la ejecución es ventajosa con
respecto a otras soluciones.
Los pozos más habituales en edificación son de dos tipos (véase figura siguiente). El primero
consiste en un relleno de la excavación desde la cota de apoyo con hormigón pobre, situando la
zapata encima de éste de forma que se transmitan las cargas a la profundidad deseada. El segundo
tipo, menos habitual, consiste en bajar la cota de zapata hasta alcanzar el nivel de terreno
competente de apoyo, elevando a continuación un plinto de gran rigidez con el fin de evitar
problemas de pandeo.
Emparrillados
Cuando el terreno presenta baja capacidad de carga y elevada deformabilidad, o bien muestra
heterogeneidades que hagan prever asientos totales elevados y, consiguientemente, importantes
asientos diferenciales, se puede cimentar por el sistema de emparrillados.
En este caso todos los pilares de la estructura quedan recogidos en una única cimentación,
consistente en zapatas corridas entrecruzadas en malla habitualmente ortogonal. Al quedar así
reunidas todos los apoyos de la estructura en una sola cimentación se consigue una considerable
rigidización con el fin de disminuir el problema de la heterogeneidad del terreno impidiendo grandes
asientos diferenciales.
Losas
Se emplean en los casos indicados en el apartado anterior o cuando el área cubierta por posibles
cimentaciones aisladas o por emparrillados cubre un porcentaje elevado de la superficie de
ocupación en planta del edificio (> 50% de la planta del edificio).
Las losas de cimentación pueden ser de los siguientes tipos: continua y uniforme, con refuerzos
bajo pilares, con pedestales, con sección en cajón, nervada, aligerada (ver siguiente figura).
Donde:
h = Canto de la zapata en su encuentro con la cara del pilar.
v = Vuelo, o distancia horizontal entre la cara del pilar y la cara vertical más próxima de
contorno de la zapata.
α = Coeficiente adimensional que puede estimarse mediante la relación siguiente:
Donde:
E = Módulo de elasticidad del terreno de cimentación.
Eh = Módulo de elasticidad del material que forma la zapata.
Las losas y las vigas continuas de cimentación pueden considerarse rígidas cuando se cumple la
condición siguiente:
Donde:
h = Canto de la losa.
l = Luz libre entre apoyos.
β = Coeficiente adimensional dado por la expresión siguiente:
Donde:
Kb = Módulo de balasto.
Eh = Módulo de elasticidad del material que forma la zapata.
En la práctica habitual, el canto de las zapatas de cimentación se suele disponer de manera que
estos elementos resulten rígidos, mientras que los cantos de las losas de cimentación suelen ser
tales que normalmente resultan flexibles.
Los comportamientos rígidos y flexibles no están nítidamente separados. Las expresiones
precedentes se han deducido suponiendo que dicha frontera queda establecida por la condición de
una deflexión (o flecha diferencial) de la estructura de cimentación, que es aproximadamente igual a
la décima parte del asiento máximo. Según la experiencia acumulada hasta la fecha, esa rigidez
frontera es suficientemente aproximada para discernir cuándo es necesario realizar los cálculos de
esfuerzos en la cimentación con o sin consideración del efecto de interacción.
El efecto de interacción suelo-estructura no tiene efectos apreciables en el análisis de los estados
límite últimos según los procedimientos de cálculo comúnmente empleados, pero puede afectar en
el cálculo de asientos y otros movimientos de las cimentaciones. El efecto es claramente notable en
el cálculo de esfuerzos en los elementos de cimentación.
4.2.2.3 Modelos de interacción
Para casos sencillos y habituales, en general para los edificios de tipo C-0, C-1 y C-2 y grupo de
terreno T1 y T2, se pueden emplear métodos basados en el modelado del terreno por medio de
coeficientes de balasto, sistema éste que, aunque sujeto a limitaciones, cuenta con una amplia
experiencia práctica (véase anejo E del CTE adjunto con la demás documentación facilitada en este
tema).
Para aquellas situaciones en las que las características del terreno o la estructura resulten
especialmente complejas (en el sentido de no ajustarse a la práctica habitual), es preferible emplear
métodos avanzados que incorporen modelos de comportamiento del terreno más acordes con la
realidad.
Para situaciones en las que el terreno resulte heterogéneo en sentido horizontal, es recomendable
emplear herramientas de cálculo que permitan introducir módulos de balasto variables capaces de
reproducir dicha heterogeneidad.
En el estado actual del conocimiento la obtención de parámetros de deformabilidad del terreno y la
estimación de asientos están sujetas a incertidumbres considerables. Para edificios de categorías
C-3 y C-4 se recomienda llevar a cabo análisis de sensibilidad que permitan estudiar la influencia en
el dimensionado final de posibles desviaciones de los parámetros característicos seleccionados
4.3 VERIFICACIONES
Las comprobaciones para verificar que una cimentación superficial cumple los requisitos necesarios
se basan en el método de los estados límite.
Se denominan estados límite aquellas situaciones para las que, de ser superadas, puede
considerarse que el edificio no cumple alguna de los requisitos estructurales para las que ha sido
concebido.
De este modo, para el dimensionado de la cimentación se distinguirá entre:
a) Estados límite últimos: asociados con el colapso total o parcial del terreno o con el
fallo estructural de la cimentación.
b) Estados límite de servicio: asociados con determinados requisitos impuestos a las
deformaciones del terreno por razones estéticas y de servicio.
4.3.1 Estados límite últimos
Los estados límite últimos son los que, de ser superados, constituyen un riesgo para las personas,
ya sea porque producen una puesta fuera de servicio del edificio o el colapso total o parcial del
mismo.
Como estados límite últimos deben considerarse los debidos a:
a) pérdida del equilibrio del edificio, o de una parte estructuralmente independiente,
considerado como un cuerpo rígido;
b) fallo por deformación excesiva, transformación de la estructura o de parte de ella en un
mecanismo, rotura de sus elementos estructurales (incluidos los apoyos y la cimentación) o de
sus uniones, o inestabilidad de elementos estructurales incluyendo los originados por efectos
dependientes del tiempo (corrosión, fatiga).
Se debe verificar que el coeficiente de seguridad disponible con relación a las cargas que
producirían el agotamiento de la resistencia del terreno para cualquier mecanismo posible de rotura,
sea adecuado. Los estados límite últimos que siempre habrán de verificarse para las cimentaciones
directas, son (véase figura siguiente):
a) hundimiento;
b) deslizamiento;
c) vuelco;
d) estabilidad global;
e) capacidad estructural del cimiento.
La verificación de estos estados límite para cada situación de dimensionado se hará utilizando la
siguiente expresión:
Ed ≤ Rd
siendo
Ed el valor de cálculo del efecto de las acciones;
Rd el valor de cálculo de la resistencia del terreno.
Es decir, para las situaciones de dimensionado pertinentes, la resistencia local o global del terreno
quedará verificada si el efecto de las acciones es menor o igual que la resistencia del terreno.
Para el caso de vuelco deberá cumplirse que:
Ed,dst ≤ Ed,stb
siendo
Ed,dst el valor de cálculo del efecto de las acciones desestabilizadoras;
Ed,stb el valor de cálculo del efecto de las acciones estabilizadoras.
De manera similar al caso anterior, el equilibrio de la cimentación (estabilidad al vuelco o estabilidad
frente a la subpresión) quedará verificado, si para las situaciones de dimensionado pertinentes se
cumple que el efecto de las acciones desestabilizadoras es menor o igual que el efecto de las
acciones estabilizadoras.
En cuanto a los coeficientes de seguridad parciales para la resistencia del terreno y para los
efectos de las acciones del resto de la estructura sobre la cimentación, éstos quedan definidos en la
siguiente tabla:
pasivo.
Los correspondientes de los Documentos Básicos relativos a la seguridad estructural de
(4)
normal, según la Instrucción EHE. En los casos en los que el nivel de control de ejecución
sea reducido, el coeficiente γE debe tomarse, para situaciones persistentes o transitorias,
igual a 1,8.
El coeficiente γM será igual a 2,0 si no existen edificios o servicios sensibles a los
(6)
para métodos basados en pruebas de carga hasta rotura y métodos basados en pruebas
dinámicas de hinca con control electrónico de la hinca y contraste con pruebas de carga,
se podrá tomar 1,5
4.3.1.1 Hundimiento
El hundimiento se alcanzará cuando la presión actuante (total bruta) sobre el terreno bajo la
cimentación supere la resistencia característica del terreno frente a este modo de rotura, también
llamada presión de hundimiento. En el “Presión admisible y de hundimiento” se establece el método
para su determinación.
El valor de cálculo de la resistencia del terreno o presión admisible se obtendrá aplicando la
siguiente expresión y los coeficientes parciales de la anterior tabla (tabla 2.1 del CTE):
siendo
γR el coeficiente parcial de resistencia, definido en la tabla 2.1 del CTE.
Teniendo en cuenta el valor de los coeficientes de la tabla 2.1 y las consideraciones anteriores, su
valor puede expresarse para cada situación de dimensionado mediante la siguiente ecuación:
siendo
RK el valor característico de la presión de hundimiento, (qh)
γR el coeficiente parcial de resistencia de la tabla 2.1. del CTE
4.3.1.2 Deslizamiento
Se puede producir este modo de rotura cuando, en elementos que hayan de soportar cargas
horizontales, las tensiones de corte en el contacto de la cimentación con el terreno superen la
resistencia de ese contacto.
En el caso de zapatas estructuralmente ligadas entre sí en la comprobación al deslizamiento debe
considerarse la redistribución de las acciones horizontales entre ellas.
4.3.1.3 Vuelco
Se puede producir este modo de rotura en cimentaciones que hayan de soportar cargas
horizontales y momentos importantes cuando, siendo pequeño el ancho equivalente de la
cimentación, el movimiento predominante sea el giro de la cimentación.
La verificación frente al vuelco debe realizarse en todos los elementos de cimentación que se
ajusten a las consideraciones anteriores, tanto en forma aislada como conjunta, del edificio
completo o de todo elemento estructuralmente independiente, cuando en el equilibrio intervengan
acciones o reacciones procedentes del terreno.
En general en el equilibrio no se considera la colaboración del empuje pasivo, a menos que pueda
garantizarse que el terreno que lo produce estará siempre presente.
4.3.1.4 Estabilidad global
Un edificio puede fallar globalmente, sin que se produzcan antes otros fallos locales, cuando se
forma una superficie de rotura continua (superficie de deslizamiento) que engloba una parte o toda
la cimentación, y en la que los esfuerzos de corte alcanzan el valor de la resistencia al corte del
terreno.
Este tipo de rotura es típico en cimientos próximos a la coronación de taludes de excavación o
relleno, o en medias laderas, particularmente si éstas presentan una estabilidad natural precaria.
4.3.1.5 Capacidad estructural del cimiento
Este estado límite se alcanza cuando los valores de cálculo de los efectos de las acciones en los
elementos estructurales que componen el cimiento superan el valor de cálculo de su capacidad
resistente.
La verificación de este estado límite no entra en el ámbito del estudio geotécnico.
4.3.2 Estados límite de servicio
Los estados límite de servicio son los que, de ser superados, afectan al confort y al bienestar de los
usuarios o de terceras personas, al correcto funcionamiento del edificio o a la apariencia de la
construcción.
Los estados límite de servicio pueden ser reversibles e irreversibles. La reversibilidad se refiere a
las consecuencias que excedan los límites especificados como admisibles, una vez desaparecidas
las acciones que las han producido.
Como estados límite de servicio deben considerarse los relativos a:
a) las deformaciones (flechas, asientos o desplomes) que afecten a la apariencia de la obra, al
confort de los usuarios, o al funcionamiento de equipos e instalaciones;
b) las vibraciones que causen una falta de confort de las personas, o que afecten a la
funcionalidad de la obra;
c) los daños o el deterioro que pueden afectar desfavorablemente a la apariencia, a la
durabilidad o a la funcionalidad de la obra.
Las tensiones transmitidas por las cimentaciones dan lugar a deformaciones del terreno que se
traducen en asientos, desplazamientos horizontales y giros de la estructura que, si resultan
excesivos, pueden originar una pérdida de la funcionalidad, producir fisuraciones, agrietamientos, u
otros daños (véase la figura siguiente). Se debe verificar que:
a) los movimientos del terreno sean admisibles para el edificio a construir;
b) los movimientos inducidos en el entorno no afectan a los edificios colindantes.
Las limitaciones de movimiento o los movimientos máximos admisibles se pueden estipular en cada
caso en función del tipo de edificio, diferenciando entre el edificio objeto del proyecto y las
construcciones y servicios próximos.
Figura 4.10 del CTE. Efectos de la estructura geológica en la comprobación de la estabilidad y deformabilidad de
cimentaciones en roca. (a) Deslizamiento a favor de planos de discontinuidad (bloque). (b) Deslizamiento en presencia de varias
familias de discontinuidades (cuña) (c) Vuelco de estratos (toppling) (d) Rotura generalizada en macizos muy fracturados. (e)
Pandeo de estratos (f) Comprobación de asientos en alternancias de rocas de diferente deformabilidad
Para la verificación del estado límite último frente al hundimiento en suelos es necesario contar con una
estimación fiable de la resistencia al corte característica de las unidades geotécnicas relevantes.
Dicha resistencia vendrá expresada, en términos de tensiones efectivas, por el ángulo de rozamiento interno
(Φ’) y la cohesión (c’), preferiblemente obtenidos mediante ensayos de corte triaxiales (CU ó CD). No
obstante, se puede recurrir a las siguientes simplificaciones:
a) En suelos granulares limpios y sin cohesión que no contengan más de un 30% en peso de partículas de
más de 20 mm de diámetro, se puede estimar el ángulo de rozamiento interno a partir de métodos
indirectos tales como el golpeo del ensayo SPT o la resistencia por la punta del penetrómetro estático, qc
según la tabla y figura siguientes:
Figura D.1 del CTE. Correlación entre los ensayos SPT y CPT con el ángulo de rozamiento interno efectivo en suelos granulares
Para la verificación directa del estado límite último de hundimiento se puede recurrir asimismo a los métodos
simplificados basados en ensayos de penetración. Si se dispone de resultados de ensayos de penetración
estática, la resistencia por la punta medida, qc, se puede correlacionar con el golpeo del ensayo SPT de acuerdo
con la tabla y figura siguientes, en función de la granulometría del terreno.
Figura D.2 del CTE. Correlación entre los ensayos SPT y CPT
Para el caso de construcciones del tipo C-3 y C-4 se puede recurrir a la comprobación de los parámetros de
resistencia obtenidos indirectamente por los procedimientos anteriores mediante la ejecución de ensayos de
laboratorio con muestras recompactadas.
b) En suelos granulares limpios sin cohesión cuyo contenido en partículas de tamaño mayor que 20 mm
supere el 30% en peso, los ensayos SPT, de penetración dinámica o estática pueden proporcionar
resultados en exceso elevados a consecuencia del gran tamaño de las partículas más gruesas del suelo.
Para estas situaciones se recomienda recurrir al empleo de ensayos tipo cross-hole o down-hole para la
estimación de los parámetros de deformabilidad.
c) En suelos finos sin cohesión (limos no cohesivos) se pueden aplicar los criterios apuntados en el
párrafo a) anterior.
d) En suelos finos (limos y arcillas), saturados y de baja permeabilidad, hay que comprobar las
situaciones de dimensionado transitorias de carga sin drenaje. Bajo esta hipótesis se supone que los
incrementos de presión intersticial generados por las cargas del edificio no se disipan tras su aplicación.
En términos generales y salvo justificación expresa en contra, se supondrá que puede darse esta situación
de dimensionado si el coeficiente de permeabilidad del terreno saturado resulta inferior a k=0,001 mm/s.
En este caso la resistencia al corte del terreno puede expresarse en términos de tensiones totales,
representada mediante un ángulo de rozamiento interno Φ=0 y una cohesión c=cu, ésta última
denominada resistencia al corte sin drenaje. El valor de dicha resistencia puede provenir de ensayos
triaxiales UU o CU, o en su caso, de compresión simple. Asimismo puede ser obtenida de forma indirecta
a partir de ensayos in situ (molinete, penetrómetro estático, presiómetro). Salvo que se cuente con una
dilatada experiencia local, para la selección final de la resistencia al corte sin drenaje a emplear en cálculo
es recomendable que el estudio geotécnico cuente, para casos importantes, con diferentes tipos de ensayo,
tanto de campo como de laboratorio, con el fin de comparar resultados y seleccionar su valor
característico.
e) En formaciones rocosas se pueden aplicar métodos simplificados que se verán más adelante. Para ello
es necesario que el estudio geotécnico contenga información descriptiva suficiente en cuanto al tipo de
roca, su estructura y grado de meteorización. Asimismo debe contener una valoración cuantitativa de la
resistencia a la compresión simple y de los índices RQD y RMR.
Si bien la verificación del estado límite de hundimiento depende de numerosos factores que han de ser
analizados en cada situación particular, a efectos de predimensionado la tabla siguiente recoge algunas cifras
orientativas del valor de cálculo de la resistencia del terreno (Rd), tradicionalmente denominada presión
admisible (qadm), en función del tipo de terreno.
Tabla D.25 del CTE. Presiones admisibles a efectos orientativos
Los valores indicados serán aplicables para estratificación o foliación subhorizontal. Los macizos
(1)
rocosos con discontinuidades inclinadas, especialmente en las cercanías de taludes, deben ser objeto
de análisis especial.
(2)
Se admiten pequeñas discontinuidades con espaciamiento superior a 1 m.
(3)
Estos casos deben ser investigados “in situ”
Estas rocas son susceptibles de hinchar por efecto de la relajación de tensiones asociada a las
(4)
Para la verificación del estado límite último frente a la estabilidad global es necesario contar con los
parámetros de resistencia al corte de las unidades geotécnicas implicadas (ángulo de rozamiento interno y
cohesión), en términos de tensiones efectivas (c’, Φ’) para situaciones drenadas o en tensiones totales (c=cu,
Φ=0) para situaciones transitorias sin drenaje.
Para la verificación del estado límite último de deslizamiento a lo largo de superficies de contacto terreno-
cimiento, es necesario establecer la resistencia al corte de dicho contacto. Si, el modelo empleado para el
terreno es un modelo de rotura del tipo Mohr-Coulomb (τ = a’ + σ· tg δ’), como valores para cimentaciones
convencionales de hormigón armado ejecutadas sobre suelo se pueden adoptar para la adherencia (a’)
(componente cohesiva) y el ángulo de rozamiento terreno-cimiento (δ’) (componente friccional), los siguientes
valores:
a) en términos de tensiones efectivas y para un terreno de resistencia al corte definida por parámetros
efectivos (c’, Φ’): a’ = 0; δ’ = 3/4Φ';
b) en términos de tensiones totales para situaciones transitorias en las que el proyectista considere
necesario emplear cálculos en condiciones sin drenaje: δ’ = 0; a' = cu.
En cimientos sobre terrenos expansivos en la zona susceptible de alteración de humedad, se recomienda que
las presiones transmitidas al terreno no sean significativamente inferiores a la de hinchamiento.
Para la verificación de los estados límite de servicio es necesario contar con parámetros representativos de la
deformabilidad del terreno. Normalmente dependerán del tipo de terreno en estudio y del método seleccionado
para la estimación de asientos.
En la estimación de asientos diferenciales, dependiendo del tipo estructural se debe prestar especial atención a
las consideraciones incluidas en el apartado “Rigidez relativa terreno-estructura. Esfuerzos sobre los elementos
de cimentación”.
En el caso en que el tipo de terreno haga prever asientos diferidos a largo plazo es necesario llevar a cabo un
estudio específico sobre la magnitud de los asientos y el tiempo que tardarán en producirse.
En situaciones de poco riesgo en las que exista experiencia local abundante, la comprobación de los estados
límite de servicio puede no requerir más información del terreno, aparte de las comprobaciones de los perfiles
geotécnicos, que las condiciones hidrogeológicas y las propiedades índice básicas, necesarias para asegurar la
similitud del caso considerado y los casos sobre los que se tiene experiencia. En cualquier caso, cuando se
utilice este procedimiento para avalar la seguridad de la cimentación en estudio, debe dejarse constancia
explícita de los parámetros geotécnicos, solicitaciones sobre la cimentación y tipos de cimiento.
4.5.1 Generalidades
4.5.1.1 Definiciones
En los siguientes apartados se emplean los siguientes términos en cuanto a la identificación de las presiones en
relación con los principios clásicos de la mecánica del suelo:
a) presión total bruta (qb): Es la presión vertical total que actúa en la base del cimiento, definida como el
cociente entre la carga total actuante, incluyendo el peso del cimiento y aquello que pueda gravitar sobre él, y
el área equivalente del cimiento;
b) presión efectiva bruta (q’b): Es la diferencia entre la presión total bruta y la presión intersticial de
equilibrio, (u), al nivel de la base del cimiento;
c) presión total neta (qneta): Es la diferencia entre la presión total bruta (qb) y la presión vertical total
existente en el terreno (q0) al nivel de la base del cimiento (sobrecarga que estabiliza lateralmente el
cimiento). La presión total neta (qneta) es por tanto, el incremento de presión vertical total a que se ve
sometido el terreno por debajo del cimiento debido a las cargas de la cimentación;
d) presión efectiva neta (q’neta): Es la diferencia entre la presión efectiva bruta (q’b) y la presión efectiva
vertical (q’0) al nivel de la base del cimiento, debida a la sobrecarga. La presión total neta es igual a la
efectiva neta (qneta=q’neta);
e) presión vertical de hundimiento (qh, q’h): Es la resistencia característica del terreno RK, definida
anteriormente en el apartado “Valor de cálculo de la resistencia del terreno”, para el estado límite último
de hundimiento. Puede expresarse en términos de presiones totales o efectivas, brutas o netas;
f) presión vertical admisible (qadm, q’adm). Es el valor de cálculo de la resistencia del terreno (Rd). Puede
expresarse en términos de presiones totales o efectivas, brutas o netas.
g) presión vertical admisible de servicio (qs, q’s): Es la presión vertical admisible de una cimentación
teniendo en cuenta no sólo la seguridad frente al hundimiento, sino también su tolerancia a los asientos;
por tanto igual o menor que la presión vertical admisible. Puede expresarse en términos de presiones
totales o efectivas, brutas o netas.
En cimentaciones sobre todo tipo de suelos la presión admisible o valor de cálculo de la resistencia del terreno
Rd se puede determinar mediante la expresión indicada en el apartado “Hundimiento” y que recordamos a
continuación, utilizando los métodos analíticos que se verán más adelante para la determinación de la presión
de hundimiento y los valores γR de la tabla 2.1 del CTE antes expuesta.
siendo
Teniendo en cuenta el valor de los coeficientes de la tabla 2.1 del CTE y las consideraciones anteriores, su
valor puede expresarse para cada situación de dimensionado mediante la siguiente ecuación:
siendo
En el caso de cimentaciones sobre suelos con menos del 35% de finos, se puede aplicar el método basado en
ensayos de penetración que se comenta también más adelante, en un apartados posterior, con las limitaciones
en él indicadas, para obtener directamente la presión admisible de servicio, considerándose verificado de esta
forma el estado límite último de hundimiento. En suelos cuyo contenido en gruesos de más de 20 mm supere el
30% en peso, en función del resultado del ensayo, puede en su caso, ser conveniente la comprobación de la
fiabilidad de los valores deducidos de los ensayos SPT mediante ensayos tipo cross-hole o down-hole
En el caso de cimentaciones en roca se pueden aplicar también varios métodos que se verán más adelante
(dimensionado según normas o cálculo analítico simplificado) para obtener directamente la carga admisible,
considerándose comprobado de esta forma el estado límite último de hundimiento.
Cuando para cualquier situación de dimensionado exista excentricidad de la resultante de las acciones respecto
al centro geométrico del cimiento, se deben realizar las comprobaciones pertinentes de los estados últimos de
hundimiento, adoptando un cimiento equivalente de las siguientes dimensiones (véase figura siguiente):
siendo
eB y eL las excentricidades según las dos direcciones ortogonales de la zapata, supuesta de sección
rectangular en planta.
Los cimientos no rectangulares pueden asimilarse a otros similares conservando la misma superficie y el
mismo momento de inercia respecto al eje del momento resultante.
Calculadas esas dimensiones equivalentes se obtiene el valor de la presión total bruta media, definida por:
Figura 4.12 del CTE. Definición de zapata equivalente para la comprobación de estados límite últimos.
También deben determinarse, para cada situación de dimensionado, el ángulo “δ” que mide la desviación de la
resultante de las acciones con respecto a la vertical, así como sus componentes según dos direcciones
ortogonales:
tanδ = H/V
tan δB = HB/V
tan δL = HL/V
siendo
HB, HL las componentes de H en dos direcciones ortogonales (habitualmente paralelas a los ejes o
direcciones principales de la cimentación)
Normalmente, el plano de cimentación será horizontal. Si ese plano tuviese una ligera inclinación, el concepto
vertical y horizontal pueden cambiarse por normal y tangencial al plano de cimentación y seguir aplicando las
reglas indicadas. Las inclinaciones superiores al 3(H): 1(V) requieren técnicas de análisis específicas que
exceden el alcance de este curso.
Como se ha mencionado en capítulos anteriores, recordemos que entre los estados límite últimos que hay que
verificar para las cimentaciones directas, está el del estado límite último de hundimiento.
El hundimiento se alcanzará cuando la presión actuante (total bruta) sobre el terreno bajo la cimentación
supere la resistencia característica del terreno frente a este modo de rotura, también llamada presión de
hundimiento (Rk).
En cimentaciones sobre todo tipo de suelos la presión admisible o valor de cálculo de la resistencia del terreno
Rd se puede determinar, para cada situación de dimensionado, mediante la expresión siguiente, utilizando los
métodos analíticos que se verán en los siguientes apartados para la determinación de la presión de
hundimiento:
siendo
En los siguientes apartados se identifican distintos procedimientos que pueden utilizarse para determinar el
valor de Rk en cimentaciones directas. A grandes rasgos, el orden seguido para ello es el mismo que se ha
empleado en la elaboración del documento “Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE,
redactado por el profesor F.J. Torrijo Echarri por encargo de la delegación catalana del Ilustre Colegio
Oficial de Geólogos. España. 2010”.
Este documento, además de los procedimientos especificados en el Código Técnico de la Edificación español
(CTE), procedimientos, éstos, que por otro lado, también son ampliamente utilizados en numerosos países,
también repasa otros procedimientos cuya validez ha sido contrastada con el paso de los años, muchos de los
cuales se incluyen en diversas normativas y guías existentes en la bibliografía técnica existente en materia de
geotecnia.
Métodos analíticos: una vez obtenidos los parámetros geotécnicos característicos del terreno
(cohesión, ángulo de rozamiento interno, peso específico, etc.), se emplean las ecuaciones de la física para
relacionar estos parámetros con la geometría de la cimentación, empotramiento de la cimentación u otras
variables, obteniendo de este modo, la presión de hundimiento de forma analítica.
Métodos empíricos: se trata de métodos simplificados mediante los cuales se verifica directamente el
estado límite último de hundimiento. Habitualmente se basan en correlaciones con ensayos in situ
practicados sobre el terreno (por ejemplo, ensayos de penetración), índices de campo (caso del RMR en
los macizos rocosos) u ensayos de laboratorio. En realidad, muchos de estos métodos lo que proporcionan
directamente es la carga admisible del terreno (caso por ejemplo del dimensionado de las cimentaciones
en roca según normas o cálculo analítico simplificado) o la presión admisible de servicio (caso del método
basado en ensayos de penetración), considerándose verificado de esta forma el estado límite último de
hundimiento.
Tal y como expone F.J. Torrijo Echarri (2010) en el documento “Cimentaciones: alternativas de formulación al
CTE”, la presión vertical de hundimiento de una cimentación directa en faja (indefinida en la dirección
perpendicular al ancho B de la zapata), situada a una profundidad D bajo la superficie horizontal del terreno,
viene definida por la formulación trinómica propuesta por Terzaghi (1925, 1943 y 1955):
donde:
Nc, Nq, Nγ: factores de capacidad de carga. Son adimensionales y dependen exclusivamente del ángulo de
rozamiento interno efectivo del suelo. Se denominan respectivamente factor de cohesión, de sobrecarga y
de peso específico.
qo: presión vertical debida a la sobrecarga de tierras al nivel de la cimentación (o lo que es lo mismo,
efecto de la sobrecarga de tierras sobre el plano de apoyo).
B: ancho real del cimiento (la mayoría de técnicos usan B, aunque para ser precisos en la fórmula debería
emplearse B* en lugar de B).
γ: peso específico característico del terreno por debajo de la base del cimiento.
La expresión anterior consta de tres sumandos que se denominan respectivamente, al igual que los factores de
capacidad de carga, término de cohesión, de sobrecarga y de peso específico. Cada uno de los sumandos
representa la contribución de las citadas variables (c, q0, γ) a la resistencia.
Con respecto a los factores de capacidad de carga, existen en la bibliografía algunas expresiones o ábacos que
permiten su determinación directa, pudiendo emplear con suficiente fiabilidad las siguientes:
La ecuación básica anterior no tiene en cuenta una serie de efectos que pueden resultar de cierta relevancia en
el cómputo de la presión de hundimiento de una cimentación determinada:
d) etc.
Para tener en cuenta estos aspectos, se aplican determinados coeficientes o factores de influencia a cada uno de
los términos de dicha ecuación básica, que dan lugar a la formulación generalizada propuesta por Brinch
Hansen (1970):
donde:
dc, dq, dγ:coeficientes correctores de influencia para considerar la resistencia al corte del terreno situado
por encima y alrededor de la base del cimiento. Se denominan factores de profundidad (obviamente
dependen de la profundidad del plano inferior de la zapata).
sc, sq, sγ: coeficientes correctores de influencia que dependen de la forma en planta del cimiento.
ic, iq, iγ: coeficientes correctores de influencia para considerar el efecto de la inclinación de la carga.
Factores de corrección debidos a la influencia de la resistencia al corte del terreno situado sobre
la base de la cimentación (coeficientes d)
La ecuación trinómica de Terzaghi no considera que el terreno situado sobre la base de la zapata
tenga resistencia. Como se ha señalado, la contribución del término dependiente de (q0) proviene tan
sólo del efecto de sobrecarga.
Sin embargo, cuando la base de la cimentación se sitúa a cierta profundidad D bajo la superficie del
terreno (ver figura siguiente), es evidente que para producir el hundimiento del cimiento, la
superficie de rotura teórica deberá no sólo “levantar” el terreno situado junto a la zapata sino
también atravesarlo, movilizando su resistencia al corte.
Para tener en cuenta este efecto, que obviamente aumenta la tensión de hundimiento disponible, se
emplea un coeficiente de corrección dc, a aplicar al término de cohesión, en función de la relación
profundidad/ancho de la cimentación (ver figura siguiente en la que se recoge el coeficiente de
corrección dc a aplicar al término de cohesión):
El coeficiente de corrección (dc) representado en la gráfica viene definido por la siguiente expresión (Ministerio de Vivienda, 2006):
Donde D: espesor de terreno por encima de la base de la zapata que no va a modificar sus
características resistentes en el tiempo.
Tampoco se deben emplear los factores de corrección anteriores para profundidades de cimentación
D bajo la superficie del terreno menores de 2 m, ni se deben considerar en cimentaciones cercanas a
taludes o cuando no se pueda garantizar la permanencia, en el tiempo, del terreno situado por
encima de la base de cimentación.
En general la presión de hundimiento de una zapata circular o cuadrada resulta mayor que la de una
zapata indefinida. El efecto de la forma del cimiento se tiene en cuenta mediante los factores de
corrección que a continuación se indican (Ministerio de Vivienda, 2006):
• Término Nc:
Geometría de una cimentación directa, parámetros y definiciones en la formulación generalizada. Ministerio de Fomento y CSIC
(2001)
Los coeficientes a aplicar por efecto de la existencia de componentes horizontales de cargas sobre la
zapata son (Ministerio de Vivienda, 2006):
• Término Nq:
• Término Nc:
• Término Nγ:
Donde δB, δL, son los ángulos de desviación de la carga respecto a la vertical.
Por último, cuando se pueda asegurar cierta cohesión “c” en el contacto de la cimentación con el
terreno se puede emplear un ángulo “δ” menor, dado por la expresión (Ministerio de Vivienda,
2006):
La ecuación propuesta por Brinch Hansen (1970), se puede ampliar con otros factores de influencia adicionales
para tener en cuenta la existencia de una capa rígida a escasa profundidad bajo la cimentación, la inclinación
de la base de la zapata [véase, por ejemplo, la Guía de cimentaciones en obras de carretera del Ministerio de
Fomento (2003)], etc. El procedimiento a seguir en estos casos, a menudo resueltos mediante factores de
corrección en la expresión general, puede consultarse en Brinch Hansen (1970) y Jiménez Salas et al. (1976).
Finalmente el Código Técnico de la Edificación, CTE, (Ministerio de Vivienda, 2006), para tener en cuenta la
proximidad de la cimentación a un talud, modifica la formulación anterior y propone la siguiente expresión:
donde:
tc, tq, tγ: coeficientes correctores de influencia para considerar la proximidad del cimiento a un talud.
Cuando el terreno situado junto a la cimentación no es horizontal, sino que presenta una inclinación
descendente de ángulo β respecto a la horizontal, se emplean los siguientes factores de corrección:
• Término Nq:
Cuando el ángulo de inclinación del terreno sea superior a Φ’/2 debe llevarse a cabo un estudio
específico de estabilidad global.
Cuando el ángulo de inclinación del terreno sea menor o igual a 5º, se podrá tomar tc= tq= tγ=1.
Cabe señalar que los parámetros característicos de la resistencia al corte del terreno (c, Φ) deben ser
representativos, para cada situación de dimensionado, de la resistencia del terreno en una profundidad
comprendida, al menos, entre vez y vez y media el ancho real de la cimentación (B), a contar desde la base de
ésta.
A efectos prácticos, si el terreno es uniforme (de peso específico aparente aproximado γ’ = 18 kN/m3) y si la
cimentación se encuentra por encima del nivel freático, sobre terreno horizontal, se podrán tomar los valores
de la presión de hundimiento (qh) que figuran en la siguiente tabla, válidos para zapatas rectangulares de ancho
equivalente comprendido entre 1 y 3 m.
Tabla 4.3 del CTE. Presiones de hundimiento para zapatas 1≤ B* ≤3, (kN/m2)
Es el caso teórico más simple, aplicable a suelos poco permeables (en general suelos cohesivos) saturados, en
los que las condiciones más desfavorables se suelen producir inmediatamente tras la carga, es decir, antes de
que los excesos de presión intersticial generados hayan podido disiparse.
A continuación se detalla la propuesta del CTE, no obstante este modelo es idéntico en todas las memorias y
bibliografías consideradas para suelos puramente cohesivos.
Cuando son de aplicación situaciones de dimensionado transitorias de carga sin drenaje, la presión de
hundimiento puede expresarse en términos de presiones totales, adoptando (Ø = 0, c = cu), donde cu es la
resistencia al corte sin drenaje del terreno, que ha de determinarse preferiblemente mediante ensayos triaxiales
en compresión, sin consolidar y sin drenaje. Alternativamente se pueden utilizar asimismo correlaciones
empíricas, bien establecidas y convenientemente justificadas para el caso en estudio, con otros ensayos de
laboratorio (resistencia a la compresión simple) o in situ (molinete, penetrómetro estático, SPT, etc...).
Para una carga en faja los factores de capacidad de carga adoptan los siguientes valores:
o Nq (Ø=0) = 1
o Nc (Ø=0) = 5,14
o Nγ (Ø=0) = 0
El valor de qo a considerar en el cálculo será la presión vertical total debida a la sobrecarga (de tierras u otras)
al nivel de la base de la cimentación y alrededor de ésta.
Frecuentemente la resistencia al corte sin drenaje cu aumenta con la profundidad (z) siguiendo una ley lineal
del tipo cu= co+m·z, donde co es la resistencia al corte sin drenaje en superficie. En tal caso, se puede adoptar
para la determinación de la presión de hundimiento, la resistencia al corte sin drenaje a una profundidad B/4
bajo la zapata, siendo B el ancho o dimensión menor de la misma, siempre que dicho valor no resulte superior
a 2·co (Ministerio de Vivienda, 2006).
En consecuencia, la presión de hundimiento total resulta:
donde:
γ: densidad aparente del terreno situado por encima de la base de la cimentación.
D: profundidad de la base del cimiento.
Aplicando los factores de corrección anteriores, la expresión general de la presión de hundimiento total bruta
en condiciones sin drenaje resultará:
Donde los factores de capacidad de carga tienen el mismo significado que en los apartados anteriores y los
parámetros de resistencia al corte vienen expresados en tensiones efectivas: ángulo de rozamiento interno
efectivo (Ø= Ø’) y cohesión efectiva (c=c’).
Correlación entre los ensayos SPT o CPT y el ángulo de rozamiento interno efectivo en suelos granulares. Modificado de Peck et al. (1967).
En el caso de suelos cohesivos no saturados, o saturados pero en condiciones drenadas (una vez disipados
los excesos de presión intersticial originados por la carga), los valores de la cohesión y del ángulo de
rozamiento interno efectivos deben venir determinados por los resultados de ensayos triaxiales de compresión,
consolidados y con drenaje (TCCD), o consolidados y sin drenaje, con medida de presión intersticial (TCCU).
La densidad o peso específico γ’’ que debe introducirse en la formulación analítica será el que represente el
estado de presiones efectivas por debajo del cimiento:
El peso específico aparente, γap, si el nivel freático se encuentra a una profundidad mayor que el ancho
B* bajo el plano de cimentación.
El peso específico sumergido, γ', si el nivel freático está situado en o por encima del plano de
cimentación.
Un peso específico intermedio, interpolado linealmente según la siguiente expresión, si el nivel
freático está comprendido entre los indicados anteriormente:
Siendo z la distancia a la que se encuentra el nivel freático por debajo de la base de la cimentación.
Si existiera un flujo de agua ascendente, de gradiente Iv, que afectara al plano de cimentación, el peso
específico de cálculo será:
onde:
γ' = Peso específico sumergido del terreno
γw = Peso específico del agua
Iv = Gradiente vertical medio en la zona de espesor 1,5·B bajo el plano de cimentación.
Finalmente, aplicando los factores de corrección pertinentes, la expresión general de la presión de hundimiento
total en condiciones con drenaje resultará:
En el cálculo sin drenaje se emplearán tensiones totales (brutas o netas) para expresar la tensión
admisible.
En cálculos con drenaje se emplearán tensiones efectivas.
Los coeficientes de seguridad a aplicar generalmente presentan un valor de 3 (FS=3), tal y como
propone el CTE.
Siendo
qad: Presión admisible en kg/cm2
S: Asiento tolerable en pulgadas
B: Ancho de la cimentación, en cm
N: Número de golpes medio del ensayo SPT en la zona de influencia de la cimentación
b) Para B* ≥ 1,2 m
Siendo
St el asiento total admisible, en mm.
NSPT el valor medio de los resultados, obtenidos en una zona de influencia de la cimentación
comprendida entre un plano situado a una distancia 0,5B* por encima de su base y otro situado a una
distancia mínima 2B* por debajo de la misma;
D la profundidad de cimentación, nunca mayor que el doble del ancho equivalente de cimentación B*.
Condicionantes relativos a la correcta aplicación de las expresiones anteriores:
El valor del siguiente término a introducir en las ecuaciones debe ser menor o igual a 1,3.
Si existe nivel freático a la altura de apoyo de la cimentación o por encima, para poder aplicar las
formulas anteriores debe garantizarse mediante un adecuado proceso constructivo que las características
mecánicas del terreno de cimentación no se alteran respecto a los valores determinados en el
reconocimiento geotécnico.
Las formulas anteriores se considerarán aplicables para cimentaciones superficiales de hasta 5 m de
ancho real (B). Para anchuras superiores a 5 m deben siempre comprobarse los asientos.
Las fórmulas anteriores se consideran aplicables cuando las acciones son fundamentalmente
verticales. Si existen cargas horizontales que inclinen la resultante más del 10%, la tensión admisible debe
reducirse multiplicándola por el factor (1,1–tgδ)3, siendo “δ” el ángulo que mide la desviación de la
resultante respecto a la normal al plano de apoyo.
Será necesaria en todo caso la comprobación de que no se producen asientos excesivos debidos a la
presencia de cargas próximas y suelos menos firmes situados a mayor profundidad que 2B* desde la base
de la cimentación.
Si existiera flujo de agua en el entorno de la cimentación superficial se requerirá un estudio específico
de la solución a adoptar. Las expresiones anteriores están pensadas para situaciones en las que el nivel
freático está próximo o por encima del plano de cimentación y en reposo o con gradientes pequeños. Si,
por algún motivo, existiera un flujo de agua ascendente en el entorno de las cimentaciones superficiales
con gradiente Iv, los valores de la presión vertical admisible se multiplicaran por el factor de reducción:
Cuando se realicen ensayos de penetración estáticos o dinámicos continuos se podrá aplicar el método
descrito anteriormente siempre y cuando se utilicen correlaciones bien establecidas con el resultado
NSPT del ensayo SPT.
Las correlaciones suelen mostrar un marcado carácter local y deben justificarse convenientemente,
como puede ser mediante la realización de penetrómetros continuos situados a corta distancia de sondeos
en los que se cuente con pruebas SPT.
Excepto para aquellos casos en los que sea preceptiva la realización de sondeos mecánicos, se podrá
llevar a cabo la estimación de las presiones verticales admisibles de cimentación a partir de la ejecución
exclusiva de penetrómetros continuos siempre que concurran las siguientes circunstancias:
o cuando exista una correlación de suficiente nivel de confianza entre la resistencia a la
penetración del ensayo realizado y las propiedades mecánicas del terreno, establecidas por el
reconocimiento específico o preliminar efectuado para el edificio en estudio o los reconocimientos
efectuados en las edificaciones próximas;
o cuando la correlación entre la resistencia a la penetración y las propiedades mecánicas del
terreno provenga de estudios e investigaciones efectuadas en la zona en terrenos análogos a los
encontrados en el área de edificación;
o cuando exista en la localidad del emplazamiento de la edificación una tradición firmemente
establecida entre el ensayo de penetración continua empleado y la presión vertical admisible, y
siempre que la nueva edificación tenga un número de plantas similar, su nivel de cimentación no
profundice respecto a los contiguos más de 1,50 m, y la modulación de la superestructura y las cargas
por apoyo sean similares.
Cuando el asiento admisible de cualquier elemento de cimentación sea inferior a 25 mm, el análisis de
asientos debe llevarse a cabo de acuerdo con la siguiente expresión propuesta por Burland y Burbidge,
basada directamente en los resultados obtenidos en el ensayo SPT o deducidos de ensayos de penetración
a través de correlaciones debidamente contrastadas:
siendo
Si el asiento medio al final de la construcción, en mm.
q’b la presión efectiva bruta aplicada en la base de cimentación (en kN/m2).
B el ancho de la zapata o losa (en m).
Ic el índice de compresibilidad, definido más abajo en función del valor medio de golpeo NSPT del
ensayo SPT en una zona de influencia (ZI) bajo la zapata o losa, cuya profundidad viene
determinada en función del ancho de la cimentación, tal y como se indica en la siguiente figura.
Figura F.4 del CTE. Zona de influencia ZI en función del ancho (B) de la cimentación.
donde
L es el largo de la zapata o losa (en m)
fl es un factor de corrección que permite considerar la existencia de una capa rígida por debajo de la zapata
a una profundidad Hs, (Hs < ZI), donde ZI es la profundidad de influencia bajo la zapata, dentro de la cual se
produce el 75% del asiento, definida en la figura anterior, su valor viene dado por:
A efectos prácticos se podrán tomar los valores de la presión vertical admisible (qadm) que figuran en la
siguiente tabla, calculadas para valores de NSPT = 10. Para valores de NSPT > 10, la presión admisible varía
proporcionalmente.
Tabla 4.4 del CTE. Presiones admisibles en suelos granulares para N=10, (kN/m2). (St es el asiento total)
fL = Factor de corrección adimensional que tiene en cuenta la forma de la cimentación. Su valor de cálculo es:
fl, fW = Factores adimensionales para considerar el efecto del agua que pudiera existir bajo la cimentación.
Las dimensiones D, B* y L* ya han quedado definidas en apartados anteriores
Los índices N que se obtienen directamente del ensayo SPT deben corregirse de manera que queden
normalizados a una presión efectiva de referencia, común e igual a 100 kPa.
Factor de corrección del índice N del ensayo SPT por el efecto de la sobrecarga efectiva de las tierras
Para valores intermedios de la presión vertical efectiva se puede interpolar linealmente entre los datos
indicados en la tabla.
En cualquier caso, el valor del índice N del SPT que se utilice en las expresiones anteriores, después de
corregido, no debe ser nunca superior a 50
Únicamente cuando existan datos relativos al porcentaje de la energía total del golpeo que se transmite
al tomamuestras, se realizará una segunda modificación, para obtener N60, mediante la expresión siguiente:
Donde:
η = Porcentaje de la energía total del golpeo que se transmite al tomamuestras (rendimiento).
El valor del índice N60 debe promediarse en una profundidad igual a 1,5 B* bajo el plano de apoyo de
la cimentación, para obtener:
N60 = Valor medio de N60 en la zona de espesor 1,5 B* bajo el plano de cimentación.
Corrección por efecto del posible movimiento del agua
Las fórmulas anteriores son aplicables para el caso particular de existencia de un nivel freático próximo al
plano de apoyo, en situación hidrostática.
Cuando sea esperable una situación no hidrostática y pueda existir un flujo de agua ascendente, la presión
admisible será menor que la indicada y puede obtenerse mediante el uso del factor de reducción siguiente:
Donde:
fI Factor de corrección por efecto del flujo ascendente del agua.
Iv Gradiente vertical del flujo del agua.
γ′ Peso específico sumergido del suelo.
γw Peso específico del agua.
Cuando el flujo de agua sea descendente, no será necesario tenerlo en cuenta en este método de cálculo. En
todo caso, cuando el gradiente sea superior a 0,2 (Iv > 0,2), este procedimiento de cálculo no es aplicable y será
necesario utilizar un método de verificación específico cuya descripción se sale del ámbito de este curso.
Corrección para cimentaciones en arenas no saturadas
Las cargas admisibles de cimentaciones apoyadas sobre arenas no saturadas pueden calcularse mediante el uso
del factor de ampliación siguiente:
Donde:
fw Factor de corrección para condiciones de cimentación en arenas no saturadas.
hw Profundidad mínima del nivel freático bajo el plano de cimentación durante la situación de
proyecto considerada.
B* Ancho equivalente de la cimentación.
Limitaciones del procedimiento
Una cimentación superficial sobre arenas queda comprobada frente a los modos de fallo de hundimiento,
deslizamiento, vuelco y asientos cuando la presión de servicio de la misma no sobrepase el valor de la presión
admisible calculada tal y como se refiere en este apartado (con las especificaciones introducidas por los
subapartados pertinentes). Es decir, cuando:
En todo caso se recomienda, no obstante, la determinación adicional del valor del ángulo de rozamiento
interno, Ø, que corresponde al depósito arenoso así como seguir el procedimiento que se define para el cálculo
analítico de la presión de hundimiento, para comprobar la seguridad frente al hundimiento, y para la
estimación de asientos mediante el método elástico u en su caso edométrico, para comprobar que los
movimientos esperados de la cimentación son admisibles.
4.6.2.4 Determinación de las presiones admisibles de servicio en suelos granulares, en función
de ensayos de penetración estáticos o dinámicos continuos, según el Código Técnico de la
Edificación
Tal y como indica el profesor F.J. Torrijo Echarri, en el documento Cimentaciones: alternativas de formulación
al CTE. Redactado por por encargo del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (Delegación de Catalunya).
España. 2010; según el CTE, cuando se realicen ensayos de penetración dinámicos continuos (Borro’s, DPSH,
etc...), o estáticos, se pueden emplear correlaciones bien establecidas y justificadas con el golpeo N del ensayo
SPT, como las de las tablas expuestas en apartados anteriores, en cuyo caso será de aplicación el método antes
descrito para tales fines.
De todos modos, las correlaciones deberán de contrastarse y justificarse convenientemente (por ejemplo,
mediante la realización de penetrómetros continuos situados a corta distancia de sondeos en los que se cuente
con pruebas SPT).
No obstante, se permite llevar a cabo la estimación de las tensiones verticales admisibles de cimentación a
partir de la ejecución exclusiva de penetrómetros continuos en las siguientes circunstancias (Ministerio de
Vivienda, 2006):
Cuando exista una correlación de adecuado nivel de confianza entre la resistencia a la penetración del
ensayo realizado y las propiedades mecánicas del terreno, establecidas por:
o El reconocimiento específico o preliminar efectuado para el edificio en estudio.
o Los reconocimientos efectuados en las edificaciones próximas.
o Estudios e investigaciones efectuadas en la zona en terrenos análogos a los encontrados en el
área de edificación.
Cuando exista en la localidad del emplazamiento de la edificación una tradición firmemente
establecida entre el ensayo de penetración continua empleado y la tensión vertical admisible, y siempre
que la nueva edificación cumpla los siguientes requisitos respecto a las que han servido de base a la
experiencia local:
o Que tenga un número de plantas similar.
o Que el nivel de cimentación no profundice respecto a los contiguos más de 1,50 m.
o Que la modulación de la superestructura y las cargas por apoyo sean similares.
Cuando exista una correlación local bien establecida para conocer el factor NK, o cuando se investigue
expresamente para el proyecto en cuestión, esta correlación permitirá estimar el valor de su y, partiendo de él,
calcular la carga de hundimiento a corto plazo mediante las fórmulas analíticas indicadas también en apartados
precedentes.
En general, la carga de hundimiento puede estimarse a partir de los resultados de ensayos de penetración
estática mediante la siguiente relación:
Pvh = p0 + Kc·qc
Donde:
pvh = Presión vertical efectiva que provoca el hundimiento.
po = Presión vertical efectiva en el entorno de la cimentación, a la cota del plano de apoyo.
qc Resistencia por la punta del ensayo de penetración. Valor medio correspondiente a la zona de
espesor 1,5 B* bajo la cimentación.
Kc Parámetro adimensional calculado como se indica a continuación.
El parámetro Kc depende del tipo de terreno, de su consistencia, de la profundidad de cimentación y de su
forma. Puede estimarse mediante la expresión siguiente:
Los valores de Kc1 y Kc2 que se deben utilizar son los que se indican en la tabla siguiente:
Las dimensiones D*, B* y el parámetro adimensional s, tienen el mismo significado que se indica en apartados
anteriores. También es aplicable aquí el comentario vertido en apartados precedentes relativo al efecto de la
inclinación de la carga y al nivel de seguridad exigible con este método de cálculo
Tabla de valores de K2
Si el dato pl recubrimiento no fuera conocido, deberá hacerse una estimación prudente del valor de η.
El ancho equivalente de cimentación B*, y la longitud equivalente de la misma L*, tienen el significado
indicado en los apartados precedentes.
El número adimensional s representa la influencia de la forma de la cimentación. Para cimentaciones circulares
o cuadradas puede suponerse igual a la unidad. Para formas alargadas, el valor correspondiente será:
Donde:
B* Anchura equivalente (dimensión menor en planta).
L* Longitud equivalente (dimensión mayor en planta).
Para tener en cuenta el efecto desfavorable de la inclinación de la carga, siempre que ésta sea superior al 10%,
(tgδ ≥ 0,10), el valor de pvh obtenido según se ha indicado con anterioridad se multiplicará por el factor:
i = (1,1 − tgδ )3
Donde:
δ Ángulo que mide la desviación de la resultante respecto a la normal al plano de apoyo (véase
figura siguiente).
Donde:
pvh Presión vertical de hundimiento, calculada según se indica en este apartado.
pv Presión transmitida al terreno por el cimiento.
(*) Como valor del coeficiente de seguridad para la combinación de acciones casi permanente, en situaciones
transitorias y de corto plazo, podrá adoptarse el coeficiente de seguridad F2.
Aun así, cabe señalar que al movernos en el ámbito de la edificación, deben tomarse los coeficientes de
seguridad indicados en el CTE.
Hundimiento: coeficientes de seguridad mínimos para cimentaciones superficiales
Los valores indicados serán aplicables para estratificación o foliación subhorizontal. Los macizos rocosos
(1)
con discontinuidades inclinadas, especialmente en las cercanías de taludes, deben ser objeto de análisis
especial.
(2)
Se admiten pequeñas discontinuidades con espaciamiento superior a 1 m.
(3)
Estos casos deben ser investigados “in situ”
Estas rocas son susceptibles de hinchar por efecto de la relajación de tensiones asociada a las excavaciones.
(4)
Alternativamente, para obtener una indicación rápida de la resistencia a la compresión simple, se recomienda
(1)
Tabla D.5 del CTE. Grado de meteorización de las rocas (ISRM, Sociedad Internacional de Mecánica de
Rocas)
4.6.5.1.2.2 Rocas más duras, menos diaclasadas y menos alteradas
Mientras que para rocas más duras, menos diaclasadas y menos alteradas que lo indicado anteriormente, y
cuando se cumplen las siguientes condiciones:
a) la superficie de la roca es esencialmente horizontal sin problemas de inestabilidad lateral;
b) la carga no tiene componente tangencial, o ésta es inferior al 10% de la carga normal;
c) en rocas sedimentarias los estratos deben ser horizontales o subhorizontales.
Se podrá determinar la presión admisible de servicio qd mediante la siguiente expresión (considerando un
factor de seguridad de 3):
qd = Ksp·qu
siendo:
qu la resistencia a la compresión simple de la roca sana
siendo
α = 0,1 para qu = 1 MPa;
α = 0,2 para qu = 4 MPa;
α = 0,3 para qu = 10 MPa;
α = 0,7 para qu = 50 MPa;
α = 1,0 para qu > 100 MPa.
4.6.5.2 Presiones verticales admisibles para cimentaciones en roca según la Guía de
Cimentaciones en Obras de Carretera
Tal y como se menciona en la guía, existen muchas cimentaciones directas sobre roca en las obras. El estudio
de la seguridad frente al hundimiento mediante fórmulas analíticas es complicado, pues no existen modelos de
comportamiento en rotura sobre los que se tenga experiencia práctica suficiente.
En casos de rocas muy débiles (qu < 1 MPa) o que estén fuertemente diaclasadas (RQD < 10%) o que estén
bastante o muy meteorizadas (grado de meteorización igual o mayor que IV), se recomienda considerar la roca
como si se tratase de un suelo y recurrir a los procedimientos de verificación correspondientes indicados en
otros apartados de este tema. Preferiblemente deberá utilizarse el método analítico, para cuya aplicación es
necesario determinar los parámetros de resistencia de la roca alterada en ensayos de laboratorio (ensayos de
corte directo o triaxiales).
En caso de rocas menos débiles, menos diaclasadas y menos alteradas que lo indicado en el párrafo precedente,
se puede determinar una presión admisible a partir de los datos siguientes:
Estos parámetros deben ser los representativos del comportamiento del volumen de roca situado bajo la
cimentación hasta una profundidad de 1,5 B*, medida desde su plano de apoyo.
La presión admisible puede estimarse mediante la siguiente expresión:
Donde:
pv adm Presión admisible.
p0 Presión de referencia. Deberá tomarse un valor de 1 MPa.
qu Resistencia a compresión simple de la roca sana.
α1, α2, α3 Parámetros adimensionales que dependen del tipo de roca, de su grado de alteración y del
espaciamiento de las litoclasas, según se indica a continuación.
Influencia del tipo de roca
A igualdad de grado de alteración y de espaciamiento del diaclasado, existen rocas cuya estructura es más
proclive a contener planos de debilidad no detectados en los sondeos ni en los ensayos de compresión simple,
que a veces se realizan con muestras de pequeño tamaño.
Atendiendo a este aspecto, las rocas pueden clasificarse en varios grupos, partiendo de un primer grupo en el
que no se temen fisuras o grietas no detectables por los reconocimientos y terminando en un cuarto grupo en el
que el tipo de formación rocosa es proclive a contener otros planos de debilidad aparte de los detectables con
los trabajos de censo de litoclasas o con los ensayos de compresión simple realizados en laboratorio a pequeña
escala.
El parámetro α1 puede determinarse en laboratorio ensayando muestras a tracción (o tracción indirecta) para
medir la relación que existe entre la resistencia a tracción simple qt y la resistencia a compresión simple qu. El
valor del parámetro α1 será:
A falta de información específica respecto a este parámetro se puede utilizar el valor que se obtenga de la
siguiente tabla:
En todo caso se recomienda que cuando aparezcan varios tipos de roca en un mismo apoyo, o existan dudas en
esta clasificación y salvo información específica en otro sentido, se tome como valor de cálculo α1 = 0,4.
Influencia del grado de meteorización
El grado de meteorización de la roca debe medirse de acuerdo con la ESCALA DE METEORIZACIÓN DE
LA ROCA (ISRM) expuesta en capítulos anteriores.
Para caracterizar el grado de meteorización correspondiente a la roca que existe en el entorno de la
cimentación, se usará el mayor grado de alteración que pudiera existir hasta alcanzar una profundidad igual a
1,5 B*, medida bajo el plano de apoyo.
Los valores que se recomiendan para establecer el valor del parámetro α2 son los siguientes:
Donde:
s Espaciamiento entre las litoclasas expresado en m. Se utilizará el correspondiente a la familia
de diaclasas que conduzca a un valor menor.
1m Valor que se utiliza para hacer adimensional la expresión correspondiente.
RQD Valor del parámetro «Rock Quality Designation», expresado en tanto por ciento.
En caso de incumplimiento de alguno o varios de los requisitos inmediatamente referidos, deberán realizarse
cálculos específicos para comprobar la seguridad de la cimentación. La descripción de tales cálculos se
encuentra fuera del alcance de este curso.
donde:
Siendo m, s y mi los parámetros del criterio de Hoek y Brown (Hoek y Brown, 1988) y σci el valor de la
resistencia a compresión simple de la matriz rocosa.
Por su parte, el coeficiente Nβ es una generalización de los parámetros Nc y Nq de Prandtl (1920), siendo
función de la inclinación del terreno, de la inclinación de las cargas y de la sobrecarga externa normalizada
actuando alrededor de la zapata (σ*01):
Las condiciones en el contorno exterior de la cimentación para un empotramiento H (siendo γ la densidad del
terreno de empotramiento) son:
En la siguiente figura se muestran los valores más comunes para Nβ. Para situaciones más complejas
aconsejamos consultar el texto de Serrano y Olalla (1998).
Valores del coeficiente de carga de hundimiento Nβ en función de la carga exterior normalizada y del ángulo de
inclinación de las cargas (superficie del terreno horizontal α=0º). Tomado de Serrano y Olalla (1996b).
Propuesta de coeficientes de seguridad parcial Fp, para una probabilidad de rotura inferior a 10-4. Tomado de
Serrano y Olalla (1996b).
Así, una vez obtenida la carga de hundimiento, es necesario establecer la carga admisible, dividiendo la carga
de hundimiento (qh) por un coeficiente de seguridad global (F), que puede expresarse como el producto de dos
factores:
F=Fp·Fm
donde el factor Fp considera las variaciones estadísticas de los parámetros de la roca y su magnitud está
también vinculada a la probabilidad de rotura del cimiento (ver figura anterior). Por su parte, el factor Fm cubre
la posibilidad de que la rotura por fragilidad, de una parte o de la totalidad del cimiento, no se ajuste al modelo
de Hoek y Brown, y toma los siguientes valores:
Para cimentaciones sobre macizos rocosos prácticamente sin fracturas, debe tenerse el
comportamiento frágil de la roca. Así:
o Si σci>100MPa, el macizo rocoso es de respuesta frágil y han de adoptarse órdenes de
magnitud de Fm entre 5 y 8.
o Si σci<12’5MPa, el macizo rocoso es de respuesta dúctil y Fm=1.
Para cimentaciones sobre macizos rocosos muy fracturados, el comportamiento de las cimentaciones no es
frágil y Fm=1.
Tabla D.23 del CTE. Valores orientativos de NSPT, resistencia a compresión simple y módulo de elasticidad de suelos
Tabla D.24 del CTE. Valores orientativos del coeficiente de Poisson
Por otro lado, tal y como indica la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera, para terrenos arcillosos
bastante deformables es posible determinar la deformabilidad mediante ensayos edométricos. En estos casos la
deformabilidad de cada tipo de terreno, que previamente se haya diferenciado, queda definida por los cuatro
parámetros siguientes, mediante los cuales pueden calcularse los asientos:
eo = Índice de poros inicial.
Cc = Índice de compresión.
Cs = Índice de entumecimiento (o hinchamiento).
pc = Presión de preconsolidación.
En general, puede caracterizarse la deformabilidad del terreno por uno u otro procedimiento (modelo elástico o
modelo edométrico), aunque existen situaciones en las que puede ser necesario considerar simultáneamente
ambos modelos. Son las soluciones «mixtas».
En la estimación de los asientos se puede utilizar la presión neta, de utilidad para las cimentaciones
compensadas.
En general se puede suponer que la zona de interés a efectos de cálculo de asientos se circunscribe a una
profundidad tal que el incremento de presión vertical originado en el terreno sea el menor de los siguientes
valores:
a) el 10% de la presión vertical neta transmitida por la cimentación;
b) el 5% de la presión efectiva vertical existente a esa profundidad antes de construir el edificio.
El criterio apuntado en el párrafo anterior suele dar lugar a que, el citado límite de interés en el terreno
tenga una profundidad aproximada de 2B, siendo B el ancho o dimensión menor en planta de la
cimentación correspondiente.
Si se trata de un edificio cimentado por zapatas relativamente próximas, los bulbos de tensiones de las zapatas
individuales se pueden solapar en profundidad. Los criterios expuestos en los párrafos anteriores deben
aplicarse teniendo en cuenta el potencial efecto de solape citado (¡¡¡IMPORTANTE!!! Véase apartado
E.4 del Anejo E. Interacción suelo – estructura, del Código Técnico de la Edificación que se expone a
continuación. También disponéis del mencionado Anejo E subido en la plataforma junto con la demás
documentación referente a este módulo).
CÓDIGO TÉCNICO DE LA EDIFICACIÓN. ANEJO E. APARTADO E.4.
E.4. Otros factores a considerar en la interacción suelo-estructura
E.4.1 Influencia del tipo de terreno
Dado que el tipo de terreno puede condicionar la distribución de presiones bajo la cimentación, este efecto
podrá tenerse en cuenta, a juicio del proyectista, en casos especiales de cimentaciones de gran rigidez sobre
terrenos arcillosos sobreconsolidados.
Los cimientos sobre suelos arcillosos saturados que bajo el efecto de las solicitaciones de la estructura puedan
quedar sometidos a un proceso de asiento diferido en el tiempo, deben ser objeto de un estudio especial. En
dicho estudio se debe considerar el asentamiento tras la construcción del edificio así como el asiento diferido
originado a lo largo del proceso de consolidación.
E.4.2 Influencia del tamaño de la cimentación
El incremento de presión transmitido al terreno por una cimentación directa disminuye progresivamente en
profundidad con la distancia a ésta. A efectos de cálculo y salvo en el caso de suelos blandos, se podrá suponer
que el límite de interés se circunscribe a puntos del terreno en los que el incremento de la presión vertical
resulte mayor o igual al 10% de la presión media de contacto bajo la cimentación.
El lugar geométrico del espacio de suelo definido en el apartado anterior se denomina habitualmente “bulbo de
tensiones”, cuya forma cualitativa se muestra en la siguiente figura. El incremento de presión recibido por el
suelo más allá de este bulbo será, en la mayoría de los casos, lo suficientemente pequeño como para que sus
efectos sean comparativamente despreciables, aunque en general debe comprobarse.
Como efecto adicional con respecto al fenómeno de la interacción, si ambos pilares pertenecen al mismo
edificio y se encuentran conectados por la estructura, la tendencia al mayor asiento del pilar 2 originará una
redistribución de esfuerzos en la estructura, que tenderá a su vez a descargar dicho pilar y transmitir parte de su
carga a los pilares adyacentes.
Se debe por tanto prestar especial atención al diseño de las cimentaciones de estructuras con gran
heterogeneidad de cargas ya que, incluso en la hipótesis de homogeneidad del terreno, el dimensionado
realizado exclusivamente en función de una determinada presión admisible podría dar lugar a asientos
diferenciales inadmisibles.
Asimismo, será de gran interés disponer de suficiente información geotécnica referente al posible crecimiento
del módulo de deformación del terreno con la profundidad, factor éste que puede contribuir a atenuar los
asientos diferenciales asociados a la variación de las dimensiones de las zapatas.
Si el diseño de las cimentaciones da lugar a zapatas relativamente próximas, los bulbos de tensiones de las
zapatas individuales solaparán en profundidad, por lo que, a efectos de asiento, habrá que comprobar la
cimentación como si tuviera el ancho total del conjunto de las zapatas (véase la figura siguiente).
Figura E.7 del CTE. Influencia de la proximidad de los cimientos
Figura F.1 del CTE. Profundidad “D” a considerar en la determinación de la presión de hundimiento
Si sobre las zapatas o emparrillados se dispone una solera pasante, eficazmente engarzada y con suficiente
capacidad resistente, ésta puede acabar comportándose como una losa.
Figura F.3 del CTE. Definición de asiento instantáneo, de consolidación primaria y de compresión secundaria
El asiento total resultante será por tanto la suma de las tres componentes anteriores:
St = Si + Sc + Ss
A tales efectos, los suelos en los que se puedan desarrollar asientos de compresión secundaria no despreciables
se deben considerar desfavorables (tipo T-3). En estos casos se requiere un estudio especializado para estimar
estos asientos y evaluar su repercusión en la construcción.
En los suelos de permeabilidad elevada y en los parcialmente saturados, se puede suponer que el asiento se
produce de manera prácticamente simultánea a la aplicación de la carga, por lo que Si y Sc no llegarán a
diferenciarse.
4.7.1.2 Suelos granulares con una proporción en peso de partículas de más de 20 mm inferior al
30%
Si bien para estimar el asiento de una cimentación directa en un terreno de estas características pueden
utilizarse correlaciones que permiten determinar el módulo de deformación del terreno en función de los
resultados obtenidos en ensayos de penetración estática o dinámica realizados “in situ”, también se puede
utilizar la siguiente expresión de Burland y Burbidge, basada directamente en los resultados obtenidos en el
ensayo SPT o deducidos de ensayos de penetración a través de correlaciones debidamente contrastadas.
Si = fl·fs·q'b·B0,7·Ic
Siendo
Si el asiento medio al final de la construcción, en mm.
q’b la presión efectiva bruta aplicada en la base de cimentación (en kN/m2).
B el ancho de la zapata o losa (en m).
Ic el índice de compresibilidad, definido en el párrafo 3 de este apartado en función del valor
medio de golpeo NSPT del ensayo SPT en una zona de influencia (ZI) bajo la zapata o losa, cuya
profundidad viene determinada en función del ancho de la cimentación, tal y como se indica en la figura
siguiente.
Figura F.4 del CTE. Zona de influencia ZI en función del ancho (B) de la cimentación.
Donde
L es el largo de la zapata o losa (en m)
fl es un factor de corrección que permite considerar la existencia de una capa rígida por debajo de
la zapata a una profundidad Hs, (Hs < ZI), donde ZI es la profundidad de influencia bajo la zapata, dentro
de la cual se produce el 75% del asiento, definida en la figura anterior, su valor viene dado por:
3
Cuando el terreno se encuentre sobreconsolidado o cuando la cimentación se sitúe en el fondo de una
excavación cuya máxima presión efectiva vertical en el fondo haya sido (σ’vo), el valor de (q’b) a introducir en
la ecuación del asiento deberá ser:
siendo
Nmed la media aritmética de los golpeos NSPT a lo largo de la zona de influencia ZI.
El índice Ic determinado según la expresión anterior representa la media obtenida del estudio estadístico
de más de 200 casos reales. Los índices aproximados correspondientes a la media ± una desviación
standard son:
Tabla F.1 del CTE. Estimación del módulo de elasticidad sin drenaje de arcillas sobreconsolidadas a partir de ensayos cross-hole y down-
hole.
d) Métodos empíricos bien establecidos, basados en correlaciones que tengan en cuenta la resistencia al
esfuerzo cortante sin drenaje del suelo, su plasticidad, y su grado de sobreconsolidación. A título orientativo
pueden utilizarse los módulos de elasticidad indicados en la siguiente tabla para estimar el asiento Si en estas
arcillas.
Tabla F.2 del CTE. Estimación del módulo de elasticidad sin drenaje de arcillas sobreconsolidadas.
Siendo:
s: asiento total de la cimentación.
p: presión neta aplicada.
B: ancho de cimentación.
ν: Coeficiente de Poisson.
E: Módulo de deformación.
K: Coeficiente de forma que aparece tabulado en la tabla siguiente
Para la aplicación del método elástico, la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera recoge las siguientes
fórmulas analíticas que permiten el cálculo de los movimientos de la cimentación mediante ecuaciones acordes
con las características de la cimentación:
CIMENTACIONES FLEXIBLES
Fórmulas más usadas para el cálculo de asientos de cimentaciones superficiales flexibles
CIMENTACIONES RÍGIDAS
Fórmulas más usadas para el cálculo de asientos, desplazamientos y giros de cimentaciones superficiales rígidas
Según expone F.J. Torrijo Echarri, 2010, el método elástico puede resultar aplicable para arcillas duras y
arenas aunque en algunos casos, el suponer el suelo como un semiespacio elástico, homogéneo, puede
ser aproximado, como por ejemplo en suelos arcillosos homogéneos con un espesor superior a dos veces la
dimensión en planta de las cimentaciones o en rocas poco fracturadas con grados de alteración uniformes. En
muchos otros casos, bien por la existencia de capas de distinta dureza o en los suelos granulares en los que se
observa un crecimiento de la rigidez con la profundidad, no es aplicable directamente este modelo, debiendo
recurrirse a modelos heterogéneos que reproduzcan mejor la realidad. Entre estos modelos pueden citarse el de
capa elástica sobre base rígida, los modelos multicapa y los modelos con heterogeneidad lineal.
En el mismo sentido se pronuncia la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera, que también indica que las
fórmulas analíticas que permiten el cálculo de los movimientos de la cimentación mediante el método elástico
están pensadas para terrenos homogéneos, por lo que, en caso de terrenos heterogéneos, propone su uso
después de calcular el valor medio equivalente del módulo de elasticidad, siguiendo para ello la siguiente
metodología:
El valor del módulo de elasticidad medio equivalente, puede determinarse con la expresión siguiente:
Donde:
E = Módulo de elasticidad medio equivalente.
Ei = Módulo de elasticidad del estrato i.
hi = Espesor del estrato i.
Δσi = Incremento de la presión vertical total, en el centro del estrato i, en la vertical del centro de la
cimentación, creado por la carga aplicada sobre la misma.
Para estimar los valores de Δσi a utilizar en la expresión anterior, se debe utilizar la solución de la teoría de la
elasticidad correspondiente, que puede encontrarse en buen número de textos técnicos.
Δσ = p · (1 – cos3α)
Donde:
p = Presión media trasmitida por la cimentación.
α = arctg (a/z), expresado en radianes.
a = Radio de la cimentación circular equivalente,
Donde:
p = Presión media transmitida por la cimentación.
ε = arctg (B/2z), expresado en radianes.
B = Ancho de la zona cargada.
z = Profundidad del punto en cuestión, bajo el plano de apoyo del cimiento.
Como módulo de Poisson equivalente se puede tomar el valor de la media ponderada, utilizando como
pesos de ponderación los mismos valores Δσi antes indicados. Es decir:
Cuando el terreno se encuentre saturado y su consolidación requiera cierto tiempo, el movimiento calculado no
se producirá de forma instantánea, sino después de transcurrido el plazo de consolidación. El movimiento
instantáneo puede calcularse mediante las mismas expresiones ya indicadas pero utilizando los siguientes
valores de los parámetros elásticos:
Donde:
E = Módulo de elasticidad del terreno a «largo plazo».
ν = Módulo de Poisson del terreno a «largo plazo».
Debe advertirse que en todos los terrenos existen deformaciones de fluencia (o consolidación secundaria) que
ocurren lentamente. A falta de cálculos específicos se deberá suponer que los movimientos calculados pueden
aumentar, por este motivo, un 20% durante la vida útil de la cimentación.
Cuando el cálculo de asientos resulte crítico la Guía recomienda el uso de modelos de cálculo numérico
adecuados cuya descripción sale del alcance de la propia Guía.
Donde:
εi Deformación o acortamiento unitario en el centro del estrato i.
e Índice de poros.
eo Índice de poros del terreno en la situación inicial (antes de la aplicación de la carga).
Cc Índice de compresión (se obtiene del ensayo edométrico, véase figura siguiente).
Cs Índice de hinchamiento, o entumecimiento (se obtiene del ensayo edométrico, véase figura
siguiente).
σ Presión vertical total en el centro del nivel considerado.
σ′ Presión vertical efectiva en el centro del nivel considerado.
σ′o Presión vertical efectiva en el centro del nivel considerado antes de la aplicación de la carga (o
lo que es lo mismo, la presión vertical efectiva inicial en el centro de cada subcapa).
σ′f Presión vertical efectiva en el centro del nivel considerado después de la aplicación de la carga.
(es decir, la presión vertical efectiva inicial más los incrementos de presión vertical total originados por la
carga en el centro de las subcapas, σ′f = σ′o + Δσ)
pc Presión de preconsolidación (entendiendo como tal la máxima presión efectiva que ha
soportado un suelo a lo largo de su historia).
Ensayo edométrico. parámetros básicos de cálculo
Donde:
H = Profundidad de la zona compresible bajo el plano del cimiento.
B = Ancho (o dimensión menor) del área cargada.
En la siguiente figura se resumen los pasos a seguir para calcular el asiento producido por cargas no
indefinidas y el tiempo de consolidación empleando el método unidimensional (Rodríguez Ortíz et al., 1989):
Esquema del método edométrico para el cálculo de asientos.
Donde:
U Grado de consolidación medio.
sf Asiento al final de la consolidación.
so Asiento instantáneo. En problemas de consolidación claramente unidimensional, so = 0.
s Asiento cuando el grado de consolidación medio es U.
El tiempo que tarda en alcanzarse el grado de consolidación medio U viene dado por la expresión:
Donde:
t Tiempo que tarda en alcanzarse el grado de consolidación U (es decir, el tiempo transcurrido
desde la aplicación de la carga).
Hc Camino drenante, que puede definirse como la distancia máxima de un punto del estrato al
plano de drenaje más próximo (representa el recorrido más largo que tendría que hacer una gota de agua
contenida en la capa de suelo poco permeable que estamos considerando, para alcanzar una frontera
permeable: por ejemplo un estrato granular situado en la cara superior o inferior del mencionado estrato
poco permeable). En estratos drenados por una sola cara, Hc coincide con el espesor del estrato. En
estratos drenados por las caras superior e inferior, Hc es igual a la mitad del espesor del estrato. En
estratos con varios planos de drenaje intercalados, se deben considerar varios estratos independientes o
utilizar como valor de Hc la mitad de la separación máxima entre dos planos de drenaje consecutivos.
Cv Coeficiente de consolidación. La mayor o menor velocidad de asentamiento de un suelo
depende de esta característica de la arcilla relacionada con su módulo edométrico, Em, y su permeabilidad
k medida en sentido vertical. Se expresa mediante la relación siguiente:
siendo γw el peso específico del agua.
Tal y como indica F.J. Torrijo Echarri, 2010, de forma instantánea tras la aplicación de una carga (t
= 0), se puede suponer que los incrementos de tensión vertical total en cada capa de suelo (Δσi), se
transmiten íntegramente al agua intersticial del suelo (Δσi=Δui(t=0)). En este momento la sobrepresión
del agua es máxima y por lo tanto se produce un flujo de agua relativamente rápido hacia el exterior
de la zona de influencia bajo la cimentación. Por ello, la velocidad de asentamiento o consolidación
también resulta elevada. Posteriormente, a medida que disminuye la presión de agua, el flujo se hace
más lento y disminuye la velocidad de asentamiento.
El coeficiente de consolidación puede estimarse mediante ensayos edométricos o, preferiblemente,
mediante una combinación de ensayos de permeabilidad in situ, que proporcionan valores más
representativos de la permeabilidad de la masa de suelo, y edómetros u otro tipo de pruebas de
deformabilidad, de las que puede deducirse el módulo de compresibilidad correspondiente.
Asimismo resulta cada vez más habitual en suelos arcillosos blandos a firmes acudir a ensayos de
disipación durante la ejecución de piezoconos (CPTU).
Tv Factor de tiempo adimensional. La función Tv = f(U) puede aproximarse mediante las
expresiones siguientes:
En el ábaco de la figura que sigue, tomado del documento Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE,
redactado por el profesor F.J. Torrijo Echarri, también se muestra la relación entre el Factor de Tiempo (Tv) y
el Grado de consolidación medio (U) para distintas hipótesis de variación lineal de la sobrepresión intersticial
inicial (Δυit=0) en un estrato poco permeable y saturado de terreno, bajo condiciones de drenaje hacia una sola
cara o hacia ambas caras del estrato.
Relación entre el grado de consolidación y el factor de tiempo.
Modificado de Janbu et al. (1967).
Lo relativo a los asientos de fluencia (también llamados de consolidación secundaria) que se indica en el
apartado referente a los cálculos con el modelo elástico, puede considerarse también aplicable a este caso.
4.7.3.4. Correlación entre el asiento de consolidación por el método edométrico o
unidimensional y los asientos instantáneo y de consolidación primaria.
Tal y como se expone en el documento Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE, redactado por
el profesor F.J. Torrijo Echarri, 2010, en la realidad, las condiciones de carga de una cimentación cualquiera
no inducen en general un estado de deformación lateral nula (unidimensional). A efectos prácticos sin
embargo, para suelos arcillosos saturados se sugiere calcular asientos con el método edométrico empleando
para ello las siguientes correcciones:
Es decir, el asiento de consolidación primaria real será aproximadamente igual al calculado como asiento
de consolidación mediante el método edométrico o unidimensional, mientras que el asiento instantáneo
será un 10% de éste.
Donde:
si = asiento máximo absoluto del nivel 'i' (cm).
p = carga uniforme transmitida al terreno.
B = ancho de la cimentación.
vi = coeficiente de Poisson (generalmente se toma 0,3 en condiciones drenadas y 0,5 en condiciones no
drenadas).
Ei = módulo elástico del estrato 'i' (puede ser drenado o no drenado según el caso)
Ii+1 = (1-vi2) f1(n,mi+1) + (1+vi) (1-2vi) f2(n,mi+1).
Ii = (1-vi2) f1(n,mi) + (1+vi) (1-2vi) f2(n,mi).
Donde f1 y f2, son factores obtenidos a partir del ábaco propuesto por Steinbrenner según las
características geométricas de la cimentación y la profundidad de los límites del estrato (n =
L/B, mi = zi/B y mi+1 = zi+1/B).
Siendo,
L = largo de la cimentación (se representa por “a” en los ábacos)
B = ancho de la cimentación (se representa por “b“ en los ábacos)
zi = cota superior desde la superficie del estrato 'i' (se representa por “z“ en los ábacos)
zi+1 = cota inferior desde la superficie del estrato 'i' (se representa por “z“ en los ábacos)
Valores de f(a,b,z)
Cabe señalar que puesto que el método permite evaluar el asiento máximo absoluto en la esquina de una
cimentación rectangular, cuando lo que interesa es calcular el asiento en el centro y no en la esquina de la
cimentación, para aplicar el método suele procederse de la siguiente manera: se divide la superficie rectangular
de la cimentación en 4 partes iguales, tomando como ancho B a emplear en los cálculos el lado de cada uno de
estos cuatro rectángulos equivalentes en los que hemos dividido la cimentación real. Como resultado se
obtiene el asiento en la esquina de cada uno de estos 4 rectángulos, de modo que el asiento total en el centro de
la cimentación real será:
La formulación requiere el conocimiento de los módulos de deformación elásticos de los distintos estratos
susceptibles de ser afectados por el bulbo de tensiones generado por la estructura de cimentación (Ei). La
estimación de dicho módulo para cada una de las unidades geomecánicas identificadas se puede llevar a cabo
mediante los métodos descritos en los apartados anteriores de este tema o mediante otras correlaciones siempre
y cuando sean comúnmente aceptadas y/o estén debidamente justificadas.
El módulo de balasto así definido, tiene unidades de densidad, lo que indica que la hipótesis efectuada equivale
a suponer que el terreno es un líquido de densidad ks, sobre el que “flota” la cimentación.
La estimación del módulo de balasto puede realizarse:
A partir de ensayos de carga con placa (NV-199-3). Este tipo de ensayos pueden desarrollarse en
superficie o pozo. El ensayo consiste en la medida de los asientos de una placa rígida cuadrada o circular
al ir aplicando cargas crecientes, llegando o no a la rotura del terreno. Con ello es posible determinar el
Coeficiente de Balasto de cualquier terreno.
Teniendo en cuenta los efectos asociados a la influencia del tamaño de la cimentación y dado que las
placas de ensayo son necesariamente de pequeño tamaño, se debe prestar especial atención a la
conversión del módulo obtenido en el ensayo de carga con placa, ksp, al módulo de cálculo representativo
de la anchura, B, real del cimiento, ksB. A este respecto se recomienda emplear placas de diámetro
equivalente igual o superior a 60 cm. En resumen, el ensayo de carga con placa debe interpretarse con las
lógicas reservas debidas a la diferencia entre las dimensiones de la placa y la de la cimentación
proyectada.
La conversión del módulo para placa de 30 cm, ks30, al coeficiente de referencia, ksB, se puede obtener mediante
las siguientes expresiones:
La conversión del módulo para placa de 60 cm (ks60) al coeficiente de referencia ksB se puede obtener mediante
las siguientes expresiones:
Para la cimentación de losas y emparrillados la fiabilidad de los módulos de balasto obtenidos a partir de
ensayos de carga puede resultar insuficiente, dados los efectos de escala implicados (recordemos la
importancia que tiene la influencia del tamaño de la cimentación). En estas circunstancias, se recomienda
recurrir a la comprobación de dichos módulos a partir de la determinación de parámetros de deformabilidad
representativos del terreno bajo la zona de influencia de la cimentación, ya sea mediante ensayos in situ o de
laboratorio, y el posterior cálculo geotécnico de asientos. O alternativamente, recurrir al empleo de métodos y
modelos del terreno más avanzados.
La observación anterior puede cobrar especial importancia en el caso de existir terrenos heterogéneos en la
vertical (terrenos estratificados), cuando bajo un estrato rígido surge otro más deformable. En estas
circunstancias el reducido bulbo de tensiones de la placa de ensayo puede quedar limitado a las zonas más
competentes del terreno, y no reflejar la deformabilidad del conjunto terreno-cimentación.
Figura E.8 del CTE. Limitaciones del ensayo de carga con placa en terrenos estratificados
Para casos sencillos y habituales, en general para los edificios de tipo C-0, C-1 y C-2 y grupo de
terreno T1 y T2, se pueden emplear métodos basados en el modelado del terreno por medio de coeficientes
de balasto, sistema éste que, aunque sujeto a limitaciones, cuenta con una amplia experiencia práctica.
Para aquellas situaciones en las que las características del terreno o la estructura resulten
especialmente complejas (en el sentido de no ajustarse a la práctica habitual), es preferible emplear
métodos avanzados que incorporen modelos de comportamiento del terreno más acordes con la realidad.
Para situaciones en las que el terreno resulte heterogéneo en sentido horizontal, es recomendable
emplear herramientas de cálculo que permitan introducir módulos de balasto variables capaces de
reproducir dicha heterogeneidad.
En el estado actual del conocimiento la obtención de parámetros de deformabilidad del terreno y la
estimación de asientos están sujetas a incertidumbres considerables. Para edificios de categorías C-3 y C-4
se recomienda llevar a cabo análisis de sensibilidad que permitan estudiar la influencia en el dimensionado
final de posibles desviaciones de los parámetros característicos seleccionados.
a) asiento, s, definido como el descenso de cualquier punto de la cimentación de un edificio (Ej.: sA);
b) asiento diferencial, δs, definido como la diferencia de asiento entre dos puntos cualesquiera de la
cimentación;
δsAB = sB − sA
c) distorsión angular, β, definida como el asiento diferencial entre dos puntos dividido por la distancia que les
separa.
Se denomina giro relativo o rotación relativa cuando el asiento diferencial está referido a la
distancia medida según la línea que define la inclinación media de la cimentación (línea A’ D’ en la
figura anterior);
d) inclinación, ω, definida como el ángulo girado con respecto a la vertical según la línea media que
define la posición deformada de la cimentación;
e) desplazamiento horizontal, x, definido como el movimiento horizontal de cualquier punto de la
cimentación (Ej: xA);
f) desplazamiento horizontal diferencial, δx, definido como la diferencia de movimiento horizontal entre
dos puntos cualesquiera de la cimentación;
δxAB = xB − xA
g) distorsión horizontal ε definida como el desplazamiento horizontal diferencial entre dos puntos
dividido por la distancia que los separa.
En el caso de que no se especifiquen en el proyecto los valores límites de servicio de los movimientos de la
cimentación del edificio el CTE recomienda adoptar los indicados en las siguientes dos tablas:
Por su parte, la Guía de cimentaciones en obras de carretera, tras aclarar que los movimientos que puede
admitir una cimentación sin causar daño significativo a la estructura que soporta dependen de su tipología,
menciona que en general, para estructuras convencionales de hormigón y/o acero, se suelen recomendar ciertos
límites, siendo de amplio uso los siguientes valores:
Estos datos son sólo orientativos y deben especificarse en cada Proyecto concreto.
Como efecto adicional con respecto al fenómeno de la interacción, cabe señalar que si ambos pilares
pertenecen al mismo edificio y se encuentran conectados por la estructura, la tendencia al mayor
asiento del pilar 2 originará una redistribución de esfuerzos en la estructura, que tenderá a su vez a
descargar dicho pilar y transmitir parte de su carga a los pilares adyacentes. Se debe por tanto prestar
especial atención al diseño de las cimentaciones de estructuras con gran heterogeneidad de cargas ya
que, incluso en la hipótesis de homogeneidad del terreno, el dimensionado realizado exclusivamente
en función de una determinada presión admisible podría dar lugar a asientos diferenciales
inadmisibles.
SONDEOS MECÁNICOS.
Durante la campaña de prospección geotécnica se realizaron 2 sondeos mecánicos en el sector en el que se
pretendía construir la estación inferior, y 3 sondeos más en el emplazamiento seleccionado para la estación
intermedia. Los trabajos de perforación se desarrollaron entre los días 19 y 22 de noviembre de 2007,
ejecutándose con una sonda ROLATEC RL-400 montada sobre una oruga, con baterías de perforación de 86
mm, con coronas de widia y cuando ha sido necesario, revestimiento de 113 mm.
La denominación y la profundidad final de investigación de los sondeos se incluyen en el cuadro siguiente:
Los materiales naturales intersectados en todos los sondeos realizados corresponden, mayoritariamente, a
sedimentos terciarios de la serie anteriormente descrita aunque hay que señalar que, en el sector de Montjuïc
dónde se pretende emplazar la estación intermedia, en el tramo inicial, dichos sedimentos se hallan removidos,
tratándose posiblemente de depósitos de piedemonte.
UNIDAD 1: Arcilla limo-arenosa con intercalaciones de niveles de arenisca, con un importante grado
de carbonatación en algunos tramos, de tonalidad marrón amarillenta.
UNIDAD 2: Arenisca cuarcítica masiva de grano medio-grueso, de gran competencia, de tonalidad
gris claro con matices rojizos.
En el siguiente cuadro resumen se exponen las diferentes profundidades a las que se encuentra cada unidad
litológica, según los sondeos llevados a cabo en este sector:
o Humedad natural (2 datos): 16,15 %.
o Densidad aparente (2 datos): 2,12 gr/cm3.
o Densidad seca (2 datos): 1,75 gr/cm3.
Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según el
Sistema de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), como CL, es decir, arcillas inorgánicas de
plasticidad baja a media, arcillas con grava, arcillas arenosas, arcillas limosas.
Ensayos de resistencia:
o Resistencia a la penetración estándar (S.P.T., 4 datos): Se ha realizado un ensayo de
penetración estándar y se han tomado tres muestras inalteradas en esta unidad, obteniéndose un valor
medio equivalente de resistencia a la penetración dinámica estándar de NSPT = 29. Para la obtención
del valor medio de resistencia a la penetración dinámica estándar no se han tenido en cuenta aquellos
ensayos en los que se ha alcanzado como resultado rechazo.
o Resistencia a la compresión simple (qu, 2 datos): Se han realizado dos ensayos de compresión
simple, uno sobre el testigo parafinado extraído durante la ejecución del sondeo SR-1 entre 7,35 y
7,80 metros de profundidad, y otro sobre la muestra inalterada extraída durante la ejecución del
sondeo SR-2 entre 3,00 y 3,60 metros de profundidad, obteniéndose una resistencia a la rotura vertical
de 3,26 Kp/cm2 con una deformación del 11,62%.
o Resistencia al corte sin drenaje (Cu, 1 dato): Asimismo sobre la muestra inalterada extraída en
el sondeo SR-2 entre 3,00 y 3,60 metros de profundidad, se ha realizado un ensayo de resistencia al
corte sin drenaje, obteniéndose una resistencia al corte directo de 1,05 Kp/cm2.
Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como de consistencia
muy firme a dura, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente cohesivos en
función de sus características mecánicas.
UNIDAD 2: ARENISCA CUARCÍTICA MASIVA, DE GRANO MEDIO-GRUESO, DE GRAN
COMPETENCIA Y DE TONALIDAD GRIS CLARO CON MATICES ROJIZOS.
Subyacente a la unidad de arcillas amarillentas, se encuentra un estrato masivo de arenisca cuarcítica de grano
medio-grueso de gran competencia, muy alterada en sus primeros 30 cm, con un RQD medio del orden de 65
(se han identificado dos familias de discontinuidades: una principal a 45º y una secundaria subhorizontal) y de
tonalidad gris claro con matices rojizos en las zonas de circulación preferente de fluidos.
Al tratarse de roca, sobre la muestra extraída en la UNIDAD 2 tan sólo se han realizado ensayos de resistencia
en el laboratorio:
Ensayos de resistencia:
o Resistencia a la compresión simple (qu, 1 dato): Se ha realizado un ensayo de compresión
simple sobre el testigo parafinado extraído durante la ejecución del sondeo SR-1 entre 9,15 y 9,60
metros de profundidad, obteniéndose una resistencia a la rotura vertical de 782,98 Kp/cm2.
ESTACIÓN INTERMEDIA
UNIDAD R: Rellenos antrópicos constituidos por arena de grano medio con indicios de arcilla y con
algo a bastante grava poligénica.
UNIDAD 1: Arcilla limo-arenosa de tonalidad marrón amarillenta, intensamente carbonatada en el
tramo inicial, con algunos fragmentos de arenisca de tamaño grava a bolo. Completamente removida
corresponde, posiblemente, a depósitos de piedemonte.
UNIDAD 2: Arenisca cuarcítica masiva de grano medio-grueso de gran competencia, de tonalidad
gris claro con matices rojizos.
En el siguiente cuadro resumen se exponen las diferentes profundidades a las que se encuentra cada unidad
litológica, según los sondeos llevados a cabo en este otro sector:
Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según el
Sistema de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), como CL, es decir, arcillas inorgánicas de
plasticidad baja a media, arcillas con grava, arcillas arenosas, arcillas limosas.
Ensayos de resistencia:
o Resistencia a la penetración estándar (S.P.T., 6 datos): Se han tomado seis muestras
inalteradas en esta unidad, obteniéndose un valor medio equivalente de resistencia a la penetración
dinámica estándar de NSPT = 18. Para la obtención del valor medio de resistencia a la penetración
dinámica estándar no se han tenido en cuenta aquellos ensayos en los que se ha alcanzado como
resultado rechazo.
o Resistencia a la compresión simple (qu, 2 datos): Se han realizado dos ensayos de compresión
simple, uno sobre la muestra inalterada extraída durante la ejecución del sondeo SR-4 entre 1,40 y
2,00 metros de profundidad, y otro sobre la muestra inalterada extraída en el mismo sondeo entre 6,30
y 6,90 metros de profundidad, obteniéndose una resistencia media a la rotura vertical de 1,72
Kp/cm2 con una deformación media del 6,01%.
o Resistencia al corte sin drenaje (Cu, 1 dato): Asimismo sobre el testigo parafinado extraído en
el sondeo SR-5 entre 4,30 y 4,75 metros de profundidad, se ha realizado un ensayo de resistencia al
corte sin drenaje, obteniéndose una resistencia al corte directo de 0,76 Kp/cm2.
Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como de consistencia
firme a muy firme, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente cohesivos en
función de sus características mecánicas.
UNIDAD 2: ESTRATO MASIVO DE ARENISCA CUARCÍTICA DE GRANO MEDIO-GRUESO DE
GRAN COMPETENCIA, DE TONALIDAD GRIS CLARO CON MATICES ROJIZOS.
Los sedimentos descritos en la unidad anterior reposan sobre un estrato masivo de arenisca cuarcítica con
propiedades muy similares a los del nivel rocoso identificado en la zona donde se construirá la estructura
inferior, pero sensiblemente inclinado hacia el NW (15º de buzamiento, aproximadamente).
Al tratarse de roca, sobre la muestra extraída en la UNIDAD 2 tan sólo se han realizado ensayos de resistencia
en el laboratorio:
Ensayos de resistencia:
o Resistencia a la compresión simple (qu, 1 dato): Se ha realizado un ensayo de compresión
simple sobre el testigo parafinado extraído durante la ejecución del sondeo SR-3 entre 7,35 y 7,80
metros de profundidad, obteniéndose una resistencia a la rotura vertical de 1.074,08 Kp/cm2.
HIDROGEOLOGÍA.
Durante la ejecución de los trabajos de perforación no se ha detectado la presencia de agua freática en el
subsuelo de la parcela dónde se emplazará la estación intermedia. En el subsuelo de la parcela dónde se
pretende construir la estación inferior, el nivel freático se ha detectado a 9,23 metros de profundidad respecto
al emboquille del sondeo SR-1.
SOLUCIONES DE CIMENTACIÓN.
A la vista de los resultados obtenidos:
1. Selecciona la unidad más apta para soportar las presiones transmitidas por las estructuras de
cimentación, entendiendo como unidad más apta aquella que asegure la integridad estructural de la
edificación a la vez que, a efectos constructivos, resulte la más ventajosa en base a criterios económicos.
2. Para las cimentaciones directas sobre las que se levantará la estructura del edificio, verifica el estado
límite último frente al hundimiento (es decir, calcula la presión de hundimiento según criterios de
resistencia, aplicando un FS = 3).
Emplea para ello la Expresión analítica básica propuesta en el Código Técnico de la Edificación (CTE),
basada en la formulación trinómica propuesta por Terzaghi (1925, 1943 y 1955) y modificada por Brinch
Hansen (1970):
donde:
qh: presión vertical de hundimiento o resistencia característica del terreno
Nc, Nq, Ng: factores de capacidad de carga. Son adimensionales y dependen exclusivamente del
ángulo de rozamiento interno efectivo del suelo. Se denominan respectivamente factor de cohesión,
de sobrecarga y de peso específico.
c: cohesión del terreno bajo la cimentación.
qo: presión vertical debida a la sobrecarga de tierras al nivel de la cimentación (o lo que es lo mismo,
efecto de la sobrecarga de tierras sobre el plano de apoyo).
B: ancho equivalente del cimiento.
g: peso específico característico del terreno por debajo de la base del cimiento.
sc, sq, sg: coeficientes correctores de influencia que dependen de la forma en planta del cimiento
dc, dq, dg: coeficientes correctores de influencia para considerar la resistencia al corte del terreno
situado por encima y alrededor de la base del cimiento. Se denominan factores de profundidad
(obviamente dependen de la profundidad del plano inferior de la zapata).
ic, iq, ig: coeficientes correctores de influencia para considerar el efecto de la inclinación de la carga.
tc, tq, tg: coeficientes correctores de influencia para considerar la proximidad del cimiento a un talud.
3. Para la misma tipología de cimentaciones, verifica los estados límite de servicio (o lo que es lo mismo,
determina la presión admisible para asientos no superiores a 2,5 cm)
Para la estimación de los asientos aplica el Método Elástico para el caso de un rectángulo con carga
uniforme, empleando para ello la siguiente solución para el cálculo:
Siendo:
s: asiento total de la cimentación.
p: presión neta aplicada.
B: ancho de cimentación.
ν: Coeficiente de Poisson.
E: Módulo de deformación.
K: Coeficiente de forma que aparece tabulado en las tablas elaboradas a tales propósitos.
Por lo que se refiere a la tipología de las cimentaciones previstas para el diseño de los edificios, éstas
consistieron en zapata aisladas y corridas de las siguientes dimensiones (cabe aclarar que para el escenario
planteado, sobre las zapatas sólo se ejerce una presión vertical y no existe ningún talud cercano al borde de las
cimentaciones):
- Zapatas aisladas:
DIMENSIÓN DE LA TENSIÓN MÁXIMA POR TENSIÓN MÁXIMA
ZAPATA CRITERIOS DE RESISTENCIA POR CRITERIOS DE
ASIENTOS
(Incluye factor de seguridad FS)
ZONA 1,5 m x 1,5 m
ESTACIÓN
INFERIOR 2,0 m x 2,0 m
2,5 m x 2,5 m
3,0 m x 3,0 m
3,5 m x 3,5 m
Tensión máxima por criterios de resistencia y asiento para zapatas aisladas de distintas dimensiones.
- Zapatas corridas:
ANCHO DE LA ZAPATA TENSIÓN MÁXIMA POR TENSIÓN MÁXIMA
CRITERIOS DE RESISTENCIA POR CRITERIOS DE
ASIENTOS
(Incluye factor de seguridad FS)
ZONA 1,5 m
ESTACIÓN
INFERIOR 2,0 m
2,5 m
3,0 m
3,5 m
ZONA 1,5 m
ESTACIÓN
INTERMEDIA 2,0 m
2,5 m
3,0 m
3,5 m
Tensión máxima por criterios de resistencia y asiento para zapatas corridas de ancho distinto.
EJERCICIO 1. SOLUCIÓN
SOLUCIONES DE CIMENTACIÓN PARA LA ESTACIÓN INFERIOR E
INTERMEDIA
A la vista de los resultados obtenidos, las cuestiones que se planteaba resolver eran las siguientes:
1. Selecciona la unidad más apta para soportar las presiones transmitidas por las estructuras de
cimentación, entendiendo como unidad más apta aquella que asegure la integridad estructural de la
edificación a la vez que, a efectos constructivos, resulte la más ventajosa en base a criterios económicos.
SELECCIÓN DE LA UNIDAD DE CIMENTACIÓN PARA LA ESTACIÓN INFERIOR
Según la información solicitada solo cabe cimentar sobre dos unidades:
PROFUNDIDAD POTENCIA
SONDEO
(m) (m)
Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según el Sistema
de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), como CL, es decir, arcillas inorgánicas de plasticidad baja
a media, arcillas con grava, arcillas arenosas, arcillas limosas.
Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como de consistencia
firme a muy firme, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente cohesivos en
función de sus características mecánicas.
o UNIDAD 2: Arenisca cuarcítica masiva de grano medio-grueso de gran competencia, de
tonalidad gris claro con matices rojizos.
PROFUNDIDAD POTENCIA
SONDEO
(m) (m)
Al tratarse de roca, sobre la UNIDAD 2 tan sólo se ha realizado un ensayo de compresión simple sobre un
testigo parafinado extraído durante la ejecución del sondeo SR-3, obteniéndose una resistencia a la rotura
vertical de 1074,08 Kg/cm2.
Ambas unidades parecen presentar propiedades geotécnicas suficientes como para ser seleccionadas como
NIVEL DE CIMENTACIÓN, o lo que es lo mismo para empotrar las estructuras de cimentación sobre las
mismas.
Aun así, por motivos económicos, deberemos recomendar la UNIDAD 1 como NIVEL DE
CIMENTACIÓN de la ESTACIÓN INTERMEDIA, puesto que unas estructuras de cimentación
empotradas directamente sobre una unidad superficial mediante zapatas o pozos, siempre serán más
económicas que unas estructuras de cimentación empotradas mediante pilotes en una unidad profunda.
2. Para las cimentaciones directas sobre las que se levantará la estructura del edificio, verifica el estado
límite último frente al hundimiento (es decir, calcula la presión de hundimiento según criterios de
resistencia, aplicando un FS = 3). Emplea para ello la Expresión analítica básica propuesta en el Código
Técnico de la Edificación (CTE), basada en la formulación trinómica propuesta por Terzaghi (1925,
1943 y 1955) y modificada por Brinch Hansen (1970):
donde:
qh: presión vertical de hundimiento o resistencia característica del terreno
Nc, Nq, Nγ: factores de capacidad de carga. Son adimensionales y dependen exclusivamente del
ángulo de rozamiento interno efectivo del suelo. Se denominan respectivamente factor de cohesión,
de sobrecarga y de peso específico.
c: cohesión del terreno bajo la cimentación.
qo: presión vertical debida a la sobrecarga de tierras al nivel de la cimentación (o lo que es lo mismo,
efecto de la sobrecarga de tierras sobre el plano de apoyo).
B: ancho equivalente del cimiento.
γ: peso específico característico del terreno por debajo de la base del cimiento.
sc, sq, sγ: coeficientes correctores de influencia que dependen de la forma en planta del cimiento
dc, dq, dγ: coeficientes correctores de influencia para considerar la resistencia al corte del terreno
situado por encima y alrededor de la base del cimiento. Se denominan factores de profundidad
(obviamente dependen de la profundidad del plano inferior de la zapata).
ic, iq, iγ: coeficientes correctores de influencia para considerar el efecto de la inclinación de la carga.
tc, tq, tγ: coeficientes correctores de influencia para considerar la proximidad del cimiento a un talud.
Tal y como se menciona en el punto 1, a la vista de los resultados obtenidos, nos encontramos unas
condiciones geotécnicas en la zona de estudio, que cabe calificar como favorables a la disposición de
cimentaciones de tipo superficial en la unidad natural de arcilllas limo-arenosas terciarias detectadas en ambas
zonas: estación inferior e intermedia.
Puesto que el nivel de cimentación está integrado por arcillas limo-arenosas, para el cálculo de la presión de
hundimiento de las estructuras de cimentación, habrá que emplear la formulación trinómica propuesta por
Terzaghi (1925, 1943 y 1955) y modificada por Brinch Hansen (1970) para el caso de suelos
predominantemente cohesivos, es decir en condiciones sin drenaje (c = cu y Ø = 0), que para la situación más
desfavorable que puede considerarse (carga rápida en substrato saturado), tiene la siguiente expresión general:
Donde,
Nc = Factor de capacidad de carga (5,14, para Ø = 0º)
Cu = Resistencia al corte sin drenaje (valor obtenido a partir del ensayo de corte directo no drenado
y una media ponderada de los ensayos de compresión simple realizados, teniendo en cuenta que:
Cu = 0,5 qu).
Cu = 1,30 kg/cm2 (Zona estación inferior)
Cu = 0,83 kg/cm2 (Zona estación intermedia)
D = Profundidad de empotramiento de las estructuras de cimentación = 0,3 m en la UNIDAD 1
(valor mínimo que se encuentra del lado de la seguridad, puesto que se deprecia la sobrecarga que
ejercen los materiales de relleno situados por encima de las arcillas limo-arenosas).
γ = peso específico = 2,1 g/cm3, según se desprende del resultado de los ensayos de laboratorio
realizados sobre muestras tomadas de los sondeos en ambas zonas.
sc, sq = coeficientes correctores de influencia que dependen de la forma en planta del cimiento.
dc, dq = coeficientes correctores de influencia para considerar la resistencia al corte del terreno
situado por encima y alrededor de la base del cimiento. No se aplican para el escenario planteado,
debido a la escasa profundidad de empotramiento de las zapatas.
ic, iq = coeficientes correctores de influencia para considerar el efecto de la inclinación de la
carga. No se aplican en este caso, puesto que la carga es vertical.
tc, tq = coeficientes correctores de influencia para considerar la proximidad del cimiento a un talud.
En este caso no hay talud próximo, luego no es necesario aplicar estos coeficientes
Las tablas siguientes recogen los resultados obtenidos para distintas dimensiones de zapatas aisladas y
corridas empotradas 0,3 m en la UNIDAD 1 (tal y como se menciona en el enunciado del ejercicio, cabe
aclarar que para el escenario planteado, sobre las zapatas sólo se ejerce una presión vertical y no existe
ningún talud cercano al borde de las cimentaciones):
- Zapatas aisladas:
PRESIÓN MÁXIMA POR
DIMENSIÓN DE LA CRITERIOS DE RESISTENCIA
ZAPATA
(Incluye factor de seguridad FS = 3)
Tensión máxima por criterios de resistencia para zapatas aisladas de distintas dimensiones.
- Zapatas corridas:
ANCHO DE PRESIÓN MÁXIMA POR
LA ZAPATA CRITERIOS DE RESISTENCIA
(Incluye factor de seguridad FS = 3)
1,5 m 2,40 kg/cm2
2,0 m 2,37 kg/cm2
ZONA ESTACIÓN
2,5 m 2,35 kg/cm2
INFERIOR
3,0 m 2.33 kg/cm2
3,5 m 2.32 kg/cm2
1,5 m 1,54 kg/cm2
2,0 m 1,52 kg/cm2
ZONA ESTACIÓN
2,5 m 1,50 kg/cm2
INTERMEDIA
3,0 m 1,50 kg/cm2
3,5 m 1,49 kg/cm2
Tensión máxima por criterios de resistencia para zapatas corridas de ancho distinto.
Comentarios generales sobre la selección de los valores a introducir en la ecuación:
o El valor de la RESISTENCIA AL CORTE SIN DRENAJE Cu lo podemos obtener mediante
los siguientes procedimientos:
Directamente del resultado del ensayo de resistencia al corte sin drenaje Cu llevado a
cabo en el laboratorio sobre muestras inalteradas (MI) tomadas de los sondeos. En su caso,
también se podría obtener mediante ensayos triaxiales UU, pero son más caros.
Por correlación con la media ponderada de los ensayos de compresión simple
qu realizados en el laboratorio sobre muestras inalteradas (MI) tomadas de los sondeos (como
aproximación se suele emplear Cu = qu/2)
De forma indirecta, a partir de ensayos in situ (molinete, penetrómetro estático o
dinámico, presiómetro, etc.). Por ejemplo, suele ser habitual determinar el valor Cu por
correlación con la media ponderada de los ensayos de penetración dinámica estándar (SPT),
penetración dinámica continua (DPSH o Borros), ensayo de penetración estática. Todos estos
ensayos se pueden correlacionar entre ellos, para obtener un valor NSPT que luego puede
correlacionarse a su vez, con el valor de ensayo a compresión simple qu y de éste, al valor de
ensayo de resistencia al corte sin drenaje cu (ver tablas que siguen). Son muchas correlaciones, de
modo que mediante este procedimiento tan sólo se obtienen valores meramente orientativos, pero
si el resultado final es coherente, refuerza el valor tomado para Cu en el ensayo de laboratorio
(hay que tener en cuenta que generalmente se dispone de pocos ensayos de laboratorio de este
tipo).
Figura D.2 del CTE. Correlación entre los ensayos SPT y CPT
Si se dispone de resultados de ensayos de penetración estática, la resistencia por la punta medida, qc, se
puede correlacionar con el golpeo del ensayo SPT de acuerdo con la tabla y figura anteriores, en función
de la granulometría del terreno
Tabla D.23 del CTE. Valores orientativos de NSPT, resistencia a compresión simple y módulo de
elasticidad de suelos
El PESO ESPECÍFICO se obtiene directamente de los resultados de los ensayos de laboratorio, o en
caso de no disponer de ensayos, de la bibliografía técnica de referencia existente en el ámbito de la
geotecnia (ver tabla siguiente). Siempre es útil contrastar los resultados obtenidos en los ensayos de
laboratorio con los rangos de valores más comunes recomendados para los parámetros geotécnicos en
función del tipo de materiales en la bibliografía técnica de referencia.
o El EMPOTRAMIENTO D de la cimentación debe ser el mínimo aunque suficiente como para
asegurar que las estructuras de cimentación apoyan adecuadamente sobre la unidad de cimentación.
En tal sentido, siempre es necesario prever que se deberá sanear el tramo más superficial de la unidad
de cimentación, para retirar los materiales más alterados cuya resistencia pueda ser menor a la media
determinada para la unidad.
Puesto que además la cimentación debe disponer de un mínimo de empotramiento para trabajar
correctamente, cabe prever que un empotramiento mínimo en la unidad de cimentación de 0,3 a 0,5
m.
Cuanto mayor sea el empotramiento mayor será la presión de hundimiento, de modo que en aquellos
casos en los que no alcancemos la presión de hundimiento necesaria prevista para las estructuras de
cimentación, siempre se puede recurrir al incremento del empotramiento de las zapatas o pozos,
para ganar unas décimas gracias a la sobrecarga del terreno que rodea la cimentación.
Los coeficientes d se obtienen aplicando las fórmulas indicadas en la parte teórica del curso,
puesto que dependen del ancho y empotramiento de la cimentación, valores que debemos
determinar nosotros mismos.
El valor del coeficiente dc se puede calcular mediante la siguiente expresión:
Donde:
D: espesor de terreno por encima de la base de la zapata que no va a modificar sus
características resistentes en el tiempo.
B: ancho menor de la cimentación
Generalmente (y así se determina también en el Código Técnico de la Edificación), los factores
correspondientes a los términos de densidad y de sobrecarga pueden considerarse la unidad
(dγ=1, dq = 1).
En la práctica, en ocasiones no se considera el coeficiente de corrección dc, por ejemplo en el
caso de construir una zapata poco profunda en un terreno arcilloso de plasticidad elevada en el
que en épocas secas pudieran desarrollarse grietas por retracción que alcanzaran la
profundidad del cimiento. En estas circunstancias la superficie de deslizamiento teórica habría
de levantar las tierras por encima de la zapata, pero no movilizar su resistencia al corte, dado
que existirían ya discontinuidades abiertas y sin resistencia. Evidentemente en un terreno
granular o simplemente no susceptible de agrietamiento por desecación, no habrá
inconveniente en aplicar la corrección. Es decir, la tensión de hundimiento será mayor si se
puede garantizar que el terreno situado por encima de las zapatas no va a estar afectado en una
amplia extensión alrededor de las mismas por desecaciones que produzcan agrietamientos, de
forma que no sólo actúe como sobrecarga, sino que colabore activamente ya que para que se
produzca el hundimiento del cimiento, la superficie de rotura deberá atravesar esta zona,
movilizando su resistencia al corte.
Tampoco se deben emplear los factores de corrección anteriores para profundidades de
cimentación D bajo la superficie del terreno menores de 2 m, ni se deben considerar en
cimentaciones cercanas a taludes o cuando no se pueda garantizar la permanencia, en el
tiempo, del terreno situado por encima de la base de cimentación.
En tal sentido, considerando que el techo de la UNIDAD 1 se halla a profundidad menor a 1
metro, es de prever que la profundidad de cimentación D será inferior a 2 metros, de modo que
no es necesario considerar los factores de profundidad.
En general la presión de hundimiento de una zapata circular o cuadrada resulta mayor que la
de una zapata indefinida. El efecto de la forma del cimiento se tiene en cuenta mediante los
siguientes factores de corrección (Ministerio de Vivienda, 2006):
Los coeficientes i, se obtienen de las formulaciones indicadas en la parte teórica del curso.
Tomando como referencia las definiciones mostradas en la siguiente figura:
En este caso no hay talud próximo, luego no es necesario aplicar estos coeficientes
3. Para la misma tipología de cimentaciones, verifica los estados límite de servicio (o lo que es lo mismo,
determina la presión admisible para asientos no superiores a 2,5 cm). Para la estimación de los asientos
aplica el Método Elástico para el caso de un rectángulo con carga uniforme, empleando para ello la
siguiente solución para el cálculo:
Siendo:
s: asiento total de la cimentación (s = 2,5 cm para zapatas o pozos).
p: presión neta aplicada.
B: ancho menor de la cimentación.
E’: Módulo elástico de deformación en condiciones drenadas.
K: Coeficiente de forma que aparece tabulado en las tablas elaboradas a tales propósitos.
Valores del coeficiente K. Modificada de Blanco (1997).
La tabla siguiente recoge los resultados obtenidos para distintas dimensiones de zapatas aisladas y
corridas en las dos zonas de estudio (tal y como se menciona en el enunciado del ejercicio, cabe aclarar
que para el escenario planteado, sobre las zapatas sólo se ejerce una presión vertical y no existe ningún
talud cercano al borde de las cimentaciones):
- Zapatas aisladas:
PRESIÓN MÁXIMA TENSIÓN
POR CRITERIOS DE MÁXIMA POR
DIMENSIÓN RESISTENCIA CRITERIOS DE
DE LA ZAPATA ASIENTOS
(Incluye factor de
seguridad FS = 3) (s = 2,5 cm)
1,5 m x 1,5 m 2,87 kg/cm2 2,76 kg/cm2
2,0 m x 2,0 m 2,82 kg/cm2 2,23 kg/cm2
ZONA
ESTACIÓN 2,5 m x 2,5 m 2,80 kg/cm2 1,84 kg/cm2
INFERIOR
3,0 m x 3,0 m 2,78 kg/cm2 1,58 kg/cm2
3,5 m x 3,5 m 2,77 kg/cm2 1,38 kg/cm2
1,5 m x 1,5 m 1,84 kg/cm2 1,76 kg/cm2
2,0 m x 2,0 m 1,81 kg/cm2 1,43 kg/cm2
ZONA
ESTACIÓN 1,5 m x 1,5 m 1,79 kg/cm2 1,17 kg/cm2
INTERMEDIA
3,0 m x 3,0 m 1,78 kg/cm2 1,01 kg/cm2
3,5 m x 3,5 m 1,77 kg/cm2 0,88 kg/cm2
Tensión máxima por criterios de resistencia y asiento para zapatas aisladas de distintas dimensiones.
- Zapatas corridas:
PRESIÓN MÁXIMA POR
TENSIÓN MÁXIMA
CRITERIOS DE
ANCHO DE POR CRITERIOS
RESISTENCIA
LA ZAPATA DE ASIENTOS
(Incluye factor de
(s = 2,5 cm)
seguridad FS = 3)
1,5 m 2,40 kg/cm2 0,84 kg/cm2
2,0 m 2,37 kg/cm2 0,66 kg/cm2
ZONA
ESTACIÓN 2,5 m 2,35 kg/cm2 0,54 kg/cm2
INFERIOR
3,0 m 2.33 kg/cm2 0,47 kg/cm2
3,5 m 2.32 kg/cm2 0,42 kg/cm2
1,5 m 1,54 kg/cm2 0,54 kg/cm2
2,0 m 1,52 kg/cm2 0,42 kg/cm2
ZONA
ESTACIÓN 2,5 m 1,50 kg/cm2 0,35 kg/cm2
INTERMEDIA
3,0 m 1,50 kg/cm2 0,30 kg/cm2
3,5 m 1,49 kg/cm2 0,27 kg/cm2
Tensión máxima por criterios de resistencia y asiento para zapatas corridas de ancho distinto.
EJERCICIO 2
En los siguientes apartados se resumen los trabajos de campo y los ensayos de laboratorio llevados a cabo para
un estudio geotécnico de una parcela desarrollado en el marco del proyecto de construcción de 18 viviendas en
el término municipal de Esparreguera (Barcelona).
El estudio fecha del año 2007 por lo que a día de hoy dichas viviendas se hallan construidas.
A partir del escenario planteado y mediante la información facilitada, determina las características geotécnicas
del terreno seleccionado para el emplazamiento de las viviendas y elabora las recomendaciones pertinentes
respecto a la tipología de cimentación más adecuada para las viviendas y a la selección de la unidad de
cimentación.
INTRODUCCIÓN
Una vez recibido el encargo para la redacción del estudio geotécnico, la arquitectura que no ha contratado nos
facilita los datos relativos al diseño de las viviendas y al emplazamiento y características de la parcela dónde se
van a construir.
La superficie total de la parcela es de unos 2.900 m2 y su forma es rectangular, limitando sus cuatro lados con
calles urbanizadas. La morfología del terreno es prácticamente llana, constituida por un plano de pendiente
muy suave y regular.
Según los planos de las viviendas, la obra proyectada consiste en la construcción de 18 viviendas compuestas
por planta baja y dos plantas superiores de 100 m2 por planta. A tales efectos, nos hallamos ante una tipología
de edificio constituido por 1 PB + 2 PPiso de 100 m2 por planta (300 m2 de superficie construida).
El encargo del estudio incluye tanto la redacción del informe, como los trabajos de campo y los ensayos de
laboratorio necesarios para la determinación previa de las características del terreno.
TRABAJOS REALIZADOS.
Por lo que se refiere al reconocimiento del terreno sobre el que se prevé emplazar las 18 edificaciones, tras un
estudio de los antecedentes geológicos de la zona y una vez determinado el marco geológico del sector a
estudiar, los trabajos llevados a cabo consistieron en el desarrollo de una campaña de reconocimiento
geotécnico consistente en la realización de 36 sondeos mecánicos a rotación con recuperación de testigo
continuo complementados con 18 penetrómetros dinámicos que permitieron identificar litológica y
geotécnicamente el terreno, así como interpretar el comportamiento mecánico del subsuelo.
En los siguientes apartados se resumen los trabajos de campo desarrollados en el marco de la campaña de
reconocimiento geotécnico, así como sus resultados.
SONDEOS MECÁNICOS.
Durante la campaña de prospección geotécnica se realizaron 36 sondeos mecánicos en los sectores en los que
se pretendían construir los edificios. Los trabajos de perforación se desarrollaron entre los días 25 y 30 de
Marzo de 2007, ejecutándose con una sonda ROLATEC RL-400 montada sobre una oruga, con baterías de
perforación de 86 mm, con coronas de widia y cuando ha sido necesario, revestimiento de 113 mm.
La denominación y la profundidad final de investigación de los sondeos se incluyen en el cuadro siguiente:
PROFUNDIDAD ZONA DE
SONDEO
(m) ESTUDIO
S-1 6,60
Edificio 1
S-2 6,60
S-3 6,60
Edificio 2
S-4 6,60
S-5 6,60
Edificio 3
S-6 6,60
S-7 6,60
Edificio 4
S-8 6,60
S-9 6,60
Edificio 5
S-10 6,60
S-11 6,60
Edificio 6
S-12 6,60
S-13 6,60 Edificio 7
S-14 6,60
S-15 6,60
Edificio 8
S-16 6,60
S-17 6,60
Edificio 9
S-18 6,60
S-19 6,60
Edificio 10
S-20 6,60
S-21 6,60
Edificio 11
S-22 6,60
S-23 6,60
Edificio 12
S-24 6,60
S-25 6,60
Edificio 13
S-26 6,60
S-27 6,60
Edificio 14
S-28 6,60
S-29 6,60
Edificio 15
S-30 6,60
S-31 6,60
Edificio 16
S-32 6,60
S-33 6,60
Edificio 17
S-34 6,60
S-35 6,60
Edificio 18
S-36 6,60
Los testigos de terreno extraídos de los sondeos fueron convenientemente almacenados y referenciados en
cajas de cartón parafinado habilitadas para tal fin.
ENSAYOS DE LABORATORIO.
Siguiendo la normativa vigente, sobre una selección de las muestras inalteradas y de los ensayos SPT
practicados durante la campaña de campo, se llevaron a cabo en el Laboratorio de Mecánica de Suelos, los
ensayos mecánicos y de identificación, clasificación y caracterización geotécnica resumidos en el cuadro
siguiente:
ENSAYO CANTIDAD
ANÁLISIS GRANULOMÉTRICO (UNE 103.101/95) 10
LÍMITES DE ATTERBERG (UNE 103.103/94 y 103.104/94) 5
HUMEDAD NATURAL (UNE 103.300/93) 5
DENSIDAD APARENTE (UNE 103.301/94) 5
COMPRESIÓN SIMPLE (UNE 103.400/93) 4
SULFATOS (UNE 103.201/96) 8
Sobre los sedimentos anteriores se encuentran puntualmente materiales cuaternarios, los cuales pueden tener
un desarrollo superficial amplio aunque con espesores mucho menos significativos (a escala geológica) en
relación con los materiales terciarios. En concreto, son los sedimentos sobre los que se ubica buena parte de la
localidad de Esparreguera y en los que pueden diferenciarse los siguientes tipos de depósitos:
Aluvial indiferenciado y pie de monte del cuaternario antiguo: quedan integrados en esta
denominación los depósitos de los valles de los ríos y los situados al pie de los relieves formados por la
Cordillera.
Pie de monte reciente: formado fundamentalmente a expensas de los materiales paleozoicos,
enmascarando en parte la relación Cordillera con la Depresión del Vallès. Desde el punto de vista
litológico están constituidos por derrubios angulosos de pizarras y cuarcitas mezclados con arcillas de
tonalidad rojiza. Hacia el llano, estos derrubios se indentan con complejos limosos.
Cauces actuales y depósitos de rieras: se incluye una serie de depósitos formados por limos pardo-
rojizos, localmente con caliche y depósitos torrenciales en el fondo de las rieras.
UNIDAD R: Rellenos constituidos por gravas y gravillas mezcladas con arenas limo-arcillosas, con
cierta proporción en materia orgánica y restos antrópicos.
UNIDAD 1: Alternancias de espesor decimétrico constituidas por tramos de arenas medias a gruesas
muy limpias con grava y gravilla y tramos de arenas finas a medias algo limosas.
En el siguiente cuadro resumen se exponen las diferentes profundidades a las que se encuentra cada unidad
litológica, según los sondeos llevados a cabo en este sector:
Resistencia a la penetración estándar (S.P.T., 41 datos): Durante la ejecución de los sondeos se han
realizado 41 ensayos de penetración estándar en esta unidad, obteniéndose un valor medio de resistencia a
la penetración dinámica estándar de NSPT = 26.
Resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH (360 datos): Se han realizado 18 ensayos de
penetración dinámica en los materiales que constituyen esta unidad, obteniendo un valor medio de
resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH de NDPSH = 20 golpes. Utilizando la relación NSPT = 1,42
NDPSH, se obtiene un valor NSPT = 28, donde NSPT es el valor de la resistencia equivalente en el ensayo de
penetración estándar S.P.T.
Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como suelo medianamente
denso, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente granulares en función de sus
características mecánicas.
Tramos constituidos por arenas finas a medias algo limosas:
- Ensayos de estado, identificación y caracterización:
Resistencia a la penetración estándar (S.P.T., 36 datos): Durante la ejecución de los sondeos se han
realizado 12 ensayos de penetración estándar y 19 de toma de muestra inalterada en esta unidad,
obteniéndose un valor medio equivalente de resistencia a la penetración dinámica estándar de NSPT = 20.
Resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH (270 datos): Se han realizado 18 ensayos de
penetración dinámica en los materiales que constituyen esta unidad, obteniendo un valor medio de
resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH de NDPSH = 15 golpes. Utilizando la relación NSPT = 1,42
NDPSH, se obtiene un valor NSPT = 21, donde NSPT es el valor de la resistencia equivalente en el ensayo de
penetración estándar S.P.T.
Resistencia a la compresión simple (qu, 4 datos): 2,11 Kp/cm2.
Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como suelo medianamente
denso, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente granulares en función de sus
características mecánicas.
HIDROGEOLOGÍA.
Durante la ejecución de los trabajos de perforación no se detectó la presencia de agua freática en el subsuelo de
la parcela a la profundidad investigada.
SOLUCIONES DE CIMENTACIÓN.
A la vista de los resultados obtenidos:
1. Selecciona la unidad más apta para soportar las presiones transmitidas por las estructuras de
cimentación, entendiendo como unidad más apta aquella que asegure la integridad estructural de la
edificación a la vez que, a efectos constructivos, resulte la más ventajosa en base a criterios económicos.
2. Para las cimentaciones directas sobre las que se levantará la estructura de las viviendas, verifica el
estado límite último frente al hundimiento.
Siendo
St, el asiento total admisible, en mm.
NSPT , el valor medio de los resultados, obtenidos en una zona de influencia de la cimentación
comprendida entre un plano situado a una distancia 0,5B* por encima de su base y otro situado
a una distancia mínima 2B* por debajo de la misma;
D la profundidad de cimentación, nunca mayor que el doble del ancho equivalente de
cimentación B*.
Donde:
N60 = Valor de cálculo del índice N del ensayo SPT corregido por el efecto de la sobrecarga
efectiva.
fB = Factor de corrección adimensional que tiene en cuenta el ancho de la cimentación. Se
utilizará el valor siguiente:
Zapatas aisladas:
2,0 m
3,0 m
1,5 m 1,5 m
2,0 m
3,0 m
2,0 m 1,5 m
2,0 m
3,0 m
Límite de la presión que puede aplicarse sobre el terreno limitado por razones de asiento para zapatas corridas
de ancho distinto.
EJERCICIO 2. SOLUCIÓN
1. Selecciona la unidad más apta para soportar las presiones transmitidas por las
estructuras de cimentación, entendiendo como unidad más apta aquella que
asegure la integridad estructural de la edificación a la vez que, a efectos
constructivos, resulte la más ventajosa en base a criterios económicos.
En función de los resultados de la campaña de campo y de los ensayos de laboratorio, en el subsuelo del
terreno seleccionado para la construcción de los edificios se pudieron diferenciar las siguientes unidades
geotécnicas:
UNIDAD R: Rellenos constituidos por gravas y gravillas mezcladas con arenas limo-arcillosas, con
cierta proporción en materia orgánica y restos antrópicos.
UNIDAD 1: Alternancias de espesor decimétrico constituidas por tramos de arenas medias a gruesas
muy limpias con grava y gravilla y tramos de arenas finas a medias algo limosas.
En el siguiente cuadro resumen se exponen las diferentes profundidades a las que se encuentra cada unidad
litológica, según los sondeos llevados a cabo en este sector:
Tramos constituidos por arenas medias a gruesas con grava y gravilla, muy limpias:
Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como suelo
medianamente denso, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente
granulares en función de sus características mecánicas.
Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según
el Sistema de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), con el símbolo doble SM-SC, es decir,
arenas limosas, mezclas de arena y limo, y arenas arcillosas, mezclas arena-arcilla.
- Ensayos de resistencia:
Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como suelo
medianamente denso, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente
granulares en función de sus características mecánicas.
Tablas D2 y D3 del CTE.
Compacidad de los terrenos granulares y Consistencia de los terrenos coherentes.
En función de su naturaleza, geometría y propiedades geotécnicas se recomienda cimentar las
estructuras de cimentación en la UNIDAD 1, detectada a profundidad suficiente como para cimentar
mediante cimentaciones directas consistentes en zapatas aisladas y/o corridas o pozos en caso que sea
necesario.
2. Para las cimentaciones directas sobre las que se levantará la estructura de las
viviendas, verifica el estado límite último frente al hundimiento.
Tal y como se menciona en el punto 1, a la vista de los resultados obtenidos, nos encontramos con unas
condiciones geotécnicas en la zona de estudio, que cabe calificar como favorables a la disposición de
cimentaciones de tipo superficial en la UNIDAD 1, detectada en toda la parcela a partir de 0,10 a 0,40 m de
profundidad y formada por alternancias de espesor decimétrico constituidas por tramos de arenas medias a
gruesas muy limpias con grava y gravilla y tramos de arenas finas a medias algo limosas.
Puesto que el nivel de cimentación está integrado por niveles de naturaleza granular, para el cálculo de la
presión admisible de las estructuras de cimentación podremos emplear métodos basados en la correlación de la
presión admisible con los resultados de los ensayos de resistencia llevados a cabo in situ.
Para ello, en el ejercicio se propone emplear los siguientes métodos:
Para B* ≥ 1,2 m:
Siendo
St el asiento total admisible, en mm.
NSPT el valor medio de los resultados, obtenidos en una zona de influencia de la cimentación
comprendida entre un plano situado a una distancia 0,5B* por encima de su base y otro situado a una
distancia mínima 2B* por debajo de la misma;
D la profundidad de cimentación, nunca mayor que el doble del ancho equivalente de cimentación B*.
Las tablas siguientes recogen los resultados obtenidos para distintas dimensiones de zapatas aisladas,
empotradas entre 0,5 y 3 m en la UNIDAD 1 (cabe aclarar que para el escenario planteado, sobre las zapatas
sólo se ejerce una presión vertical y no existe ningún talud cercano al borde de las cimentaciones):
- Zapatas aisladas:
Puesto que además la cimentación debe disponer de un mínimo de empotramiento para trabajar
correctamente, cabe prever que un empotramiento mínimo en la unidad de cimentación de 0,3 a 0,5
m.
Cuanto mayor sea el empotramiento mayor será la presión de hundimiento, de modo que en aquellos
casos en los que no alcancemos la presión de hundimiento necesaria prevista para las estructuras de
cimentación, siempre se puede recurrir al incremento del empotramiento de las zapatas o pozos,
para ganar unas décimas gracias a la sobrecarga del terreno que rodea la cimentación.
Cabe señalar también, que puesto que para empotrar las estructuras de cimentación 0,5 metros en la
UNIDAD 1, habrá que traspasar el espesor de materiales correspondiente a la UNIDAD R, también
se dispondrá de la sobrecarga que ejerzan los materiales correspondientes a esta unidad, aunque no
se considere en lo cálculos.
Donde:
valor de cálculo del índice N del ensayo SPT corregido por el efecto de la sobrecarga efectiva.
fB, factor de corrección adimensional que tiene en cuenta el ancho de la cimentación. Se utilizará el valor
siguiente:
fD, factor de corrección adimensional que tiene en cuenta la profundidad de cimentación, D. Se evaluará
mediante la expresión siguiente:
fL, factor de corrección adimensional que tiene en cuenta la forma de la cimentación. Su valor de cálculo
es:
fl, fW, factores adimensionales para considerar el efecto del agua que pudiera existir bajo la
cimentación.
Las dimensiones D, B* y L* corresponden, respectivamente, a la profundidad de cimentación y al ancho
y largo equivalentes de la cimentación (a efectos de la resolución de este ejercicio no es necesario
calcular el ancho y largo equivalentes de la cimentación, pudiéndose usar sus medidas reales)
Las tablas siguientes recogen los resultados obtenidos para distintas dimensiones de zapatas aisladas y
corridas, empotradas entre 0,5 y 3,0 m en la UNIDAD 1 (cabe aclarar que para el escenario planteado, sobre
las zapatas sólo se ejerce una presión vertical y no existe ningún talud cercano al borde de las cimentaciones):
- Zapatas aisladas:
o Como VALOR NSPT a considerar en las ecuaciones se ha tomado la media de todos los
ensayos de penetración estándar SPT y de penetración dinámica continua DPSH, correlacionados
estos últimos a valor de ensayo SPT, llevados a cabo en los tramos menos compactos de la UNIDAD
1, constituidos por arenas finas a medias algo limosas. La variabilidad intrínseca a este tipo de
alternancias en cuanto a su geometría, continuidad lateral, espesor y profundidad no nos permite
asegurar si las cimentaciones de los edificios se apoyarán sobre los estratos más o menos compactos,
de modo que tomar las propiedades resistentes de las alternancias menos compactas nos deja del lado
de la seguridad.
o El EMPOTRAMIENTO D de la cimentación debe ser el mínimo aunque suficiente como para
asegurar que las estructuras de cimentación apoyan adecuadamente sobre la unidad de cimentación.
En tal sentido, siempre es necesario prever que se deberá sanear el tramo más superficial de la unidad
de cimentación, para retirar los materiales más alterados cuya resistencia pueda ser menor a la media
determinada para la unidad.
Puesto que además la cimentación debe disponer de un mínimo de empotramiento para trabajar
correctamente, cabe prever que un empotramiento mínimo en la unidad de cimentación de 0,3 a 0,5
m.
Cuanto mayor sea el empotramiento mayor será la presión de hundimiento, de modo que en aquellos
casos en los que no alcancemos la presión de hundimiento necesaria prevista para las estructuras de
cimentación, siempre se puede recurrir al incremento del empotramiento de las zapatas o pozos,
para ganar unas décimas gracias a la sobrecarga del terreno que rodea la cimentación.
Cabe señalar también, que puesto que para empotrar las estructuras de cimentación 0,5 metros en la
UNIDAD 1, habrá que traspasar el espesor de materiales correspondiente a la UNIDAD R, también
se dispondrá de la sobrecarga que ejerzan los materiales correspondientes a esta unidad, aunque no
se considere en lo cálculos.
5.1 INTRODUCCIÓN
Los apartados que se desarrollan a continuación se basan en la información contenida en los siguientes
documentos:
Tal y como indica F.J. Torrijo Echarri en el documento “Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE”,
la forma de trabajo o mecanismo resistente de este tipo de cimentaciones es muy diferente al de las
cimentaciones directas, por lo que se requieren procedimientos especiales de cálculo. La carga transmitida a la
cimentación es resistida, mediante un único elemento o un grupo de ellos, mediante tensiones tangenciales a lo
largo del fuste o superficie lateral y mediante tensiones normales en la punta o base de la cimentación.
Ejemplo de pilotaje
Tomado de la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera
Determinadas circunstancias conducen al empleo de cimentaciones profundas, entre ellas la más común es la
presencia de suelos de baja capacidad portante, lo que obliga a transmitir las cargas a capas más profundas o a
repartir las mismas sobre un mayor volumen de terreno. Aun así, existen otras circunstancias que pueden hacer
aconsejable también el uso de cimentaciones profundas, entre ellas cabe citar las siguientes (F.J. Torrijo
Echarri, 2010):
La Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera también considera que la presencia de espesores grandes de
suelos blandos próximos a la superficie es una de las razones principales para proyectar una cimentación
profunda, aunque además, existen otros motivos que pueden hacerla más recomendable. La previsión de
posibles socavaciones en cauces fluviales o en zonas costeras o la presencia de heterogeneidades importantes
(cavidades cársticas, por ejemplo) son también motivos frecuentes para elegir una cimentación profunda. En
todo caso, la Guía recomienda que la elección del tipo de cimentación, superficial o profunda, debe hacerse lo
antes posible, pues los reconocimientos geotécnicos necesarios para el Proyecto normalmente serán diferentes
en uno y otro caso. Generalmente, tales reconocimientos, en caso de duda, deben permitir el proyecto de ambas
alternativas.
En cuanto al CTE, éste código también especifica que cuando la ejecución de una cimentación superficial no
sea técnicamente viable, se debe contemplar la posibilidad de realizar una cimentación profunda.
Las cimentaciones profundas se pueden clasificar en los siguientes tipos:
1. pilote aislado: aquél que está a una distancia lo suficientemente alejada de otros pilotes como
para que no tenga interacción geotécnica con ellos. También denominados pila-pilote. Suelen ser
elementos de gran capacidad portante que prolongan la estructura de la pila de apoyo dentro del
terreno, hasta la profundidad requerida. Es una solución bastante extendida para puentes de luces
moderadas. Se ha aplicado en muchas ocasiones con pilotes hincados. Tal y como indica F.J. Torrijo
Echarri, 2010: “La construcción de pilotes aislados en edificación requiere siempre la ejecución de un
arriostramiento en dos direcciones ortogonales. En estas condiciones, en el caso de pilotes in situ tan
solo se admite su ejecución para diámetros iguales o superiores a 100 cm. En el caso de pilotes
hincados se pueden ejecutar pilotes aislados en aquellos casos en los que los momentos resultantes
respecto a los ejes x e y sean nulos”;
2. grupo de pilotes: es la solución más usual. Son aquellos que por su proximidad interaccionan
entre sí o están unidos mediante elementos estructurales lo suficientemente rígidos, como para que
trabajen conjuntamente (la carga del pilar se transmite a varios pilotes a través de un encepado
relativamente rígido, que enlaza sus cabezas);
3. zonas pilotadas: pilotes regularmente espaciados que en ocasiones se usan para reducir
asientos o mejorar la seguridad frente al hundimiento de losas, terraplenes etc. Suelen ser pilotes de
escasa capacidad portante individual.
4. micropilotes: son aquellos compuestos por una armadura metálica formada por tubos, barras
o perfiles introducidos dentro de un taladro de pequeño diámetro, pudiendo estar o no inyectados con
lechada de mortero a presión más o menos elevada. El cálculo de micropilotes inyectados no se
contempla en el presente curso.
5.2.2 Tipologías
El elemento esencial de la cimentación profunda es el pilote. Éste puede ser de naturaleza y formas muy
variadas. En general siempre será un elemento aproximadamente cilíndrico o prismático, cuya longitud es
mucho mayor (al menos cinco veces) que la dimensión transversal media (diámetro equivalente que se definirá
más adelante).
Se pueden considerar las siguientes clasificaciones de los tipos de pilote:
Es claro que entre esas dos situaciones pueden darse otras intermedias.
1. hormigón “in situ”: se ejecutan mediante excavación previa, aunque también pueden
realizarse mediante desplazamiento del terreno o con técnicas mixtas (excavación y desplazamiento
parcial);
2. hormigón prefabricado: puede ser hormigón armado (hormigones de alta resistencia) u
hormigón pretensado o postensado;
3. acero: se pueden utilizar secciones tubulares o perfiles en doble U o en H. Los pilotes de
acero se deben hincar con azuches (protecciones en la punta) adecuados;
4. madera: es una solución común para pilotar zonas blandas amplias, como apoyo de
estructuras con losa o terraplenes. El tipo de madera más usado es el tronco de eucalipto;
5. mixtos, como los de acero tubular rodeados y rellenos de mortero (lo que resulta una práctica
habitual en los micropilotes).
siendo
A la sección transversal del área de apoyo.
2. En los casos en los que se quiera evaluar la resistencia por fuste, debe hacerse la equivalencia en la
longitud del contorno de la sección, L, esto es:
Siendo
L perímetro de la sección transversal
3. En pilotes metálicos en H, la longitud de contorno que se recomienda tomar es igual al doble de la
suma del ancho del ala más el canto.
Como caso excepcional pueden considerarse los pilotes-pantalla. Los pilotes-pantalla, o elementos
portantes de pantalla, suelen ser de hormigón armado y con una sección recta rectangular con una
proporción longitud-anchura tal, que la asimilación a la forma circular es difícil. En el CTE se admite
que, a efectos de estimar la resistencia por punta, se utilice el factor reductor siguiente:
1. diámetro < 0,45 m: no se deben ejecutar pilotes aislados, salvo en elementos de poca
responsabilidad en los que un posible fallo del elemento de cimentación no tenga una repercusión
significativa;
2. 0,45 m < diámetro < 1,00 m; se podrán realizar pilotes aislados siempre que se realice un
arriostramiento en dos direcciones ortogonales y se asegure la integridad del pilote en toda su longitud
de acuerdo con los métodos de control recogidos en las Condiciones constructivas y de control del
Pliego de condiciones del proyecto;
3. diámetro > 1,00 m; se podrán realizar pilotes aislados sin necesidad de arriostramiento
siempre y cuando se asegure la integridad del pilote en toda su longitud de acuerdo con los métodos
de control recogidos en las Condiciones constructivas y de control del Pliego de condiciones del
proyecto, las y el pilote se arme para las excentricidades permitidas y momentos resultantes.
Para la selección del tipo de pilote se tendrán en cuenta las indicaciones recogidas en las condiciones
constructivas del proyecto.
5.3 ACCIONES A CONSIDERAR
Además de las acciones de la estructura sobre la cimentación hay que tener en cuenta que los pilotes pueden
estar sometidos a efectos “parásitos” inducidos por acciones derivadas por el movimiento del propio terreno de
cimentación.
Debe considerarse la forma y dimensiones del encepado a fin de incluir su peso, así como el de las tierras o
aquello que pueda gravitar sobre éste, en el cómputo de las acciones.
En su caso, hay que especificar el nivel del terreno alrededor del pilotaje. En aquellos casos en los que pueda
existir socavación habrá que considerar al menos, con carácter accidental, la situación correspondiente a la
máxima prevista.
siendo
i cada una de las unidades geotécnicas consideradas a lo largo del pilote;
β 0,25 en arcillas y limos blandos; 0,1 en arenas flojas y 0,8 en arenas densas;
σ’vi la tensión efectiva en el punto del fuste considerado.
Cuando el rozamiento negativo no se desarrolle en su totalidad a lo largo del fuste, pueden emplearse métodos
de cálculo que consideren deformaciones relativas entre el suelo y el pilote para cuantificar la profundidad
hasta la que se produce.
Los pilotes exteriores de los grupos de pilotes deben considerarse sometidos al mismo rozamiento negativo
que si estuviesen aislados, especialmente los situados en las esquinas.
siendo
pv la presión vertical en la parte superior del estrato blando, considerando un reparto a 30º de las
presiones en superficie.
cu la resistencia al corte sin drenaje.
Se supondrá que cada pilote soporta una carga por unidad de longitud igual al valor menor de los siguientes:
a) Pp = ph · S, siendo S la separación entre ejes de pilotes;
b) Pp = ph · 3D, siendo D el diámetro del pilote;
c) Pp = ph · H, siendo H el espesor del estrato blando.
Cuando existan varias filas de pilotes se puede suponer que los esfuerzos se distribuyen entre las sucesivas
filas de acuerdo con la siguiente expresión:
Una vez calculado el valor de Pp se pueden obtener los valores de los momentos flectores en los pilotes como
una viga, suponiendo, según los casos, las condiciones en los apoyos que se reflejan en la siguiente figura y
que se concretan en:
a) empotramiento en cabeza;
b) empotramiento a 0,5 m en la capa resistente inferior;
c) empotramiento a 1 m en capas resistentes situadas por encima de la capa blanda si su espesor es
superior a 8 diámetros, en caso contrario se considerará como una articulación (apoyo).
Figura 5.4 del CTE. Condiciones de apoyo para el cálculo de esfuerzos horizontales en los pilotes
En la solución aproximada de la figura de arriba la parte del pilote que queda dentro del terreno queda
sustituida, a efectos del cálculo de esfuerzos y movimientos al nivel del terreno, por una varilla rígida de
longitud L, sujeta a su base mediante un resorte vertical, otro horizontal y otro de giro, tal como se indica en la
figura.
La línea de terreno, a efectos de cálculo de movimientos horizontales o de esfuerzos en el pilote, según la
figura, debe fijarse con prudencia. Se despreciará la colaboración de zonas que sean especialmente blandas o
deformables en comparación con el terreno inmediato inferior.
Los valores de los parámetros del pilote equivalente se pueden obtener de las siguientes expresiones:
siendo
L la longitud del empotramiento equivalente
ℓ1 la longitud del pilote fuera del terreno
ℓ2 la longitud enterrada del pilote
T la longitud elástica del pilote
A el área de la sección transversal del pilote
E el módulo de elasticidad del material que forma el pilote
I el momento de inercia respecto a un eje de giro perpendicular al plano de estudio
α un parámetro variable según el tipo de transmisión de cargas al terreno, α=1 para pilotes que trabajan
principalmente por punta y α=0.5 para pilotes flotantes. Para situaciones intermedias, se adoptará el
siguiente valor de α:
donde
Rpk es la carga de hundimiento por punta;
Rfk es la carga de hundimiento por fuste.
Para estimar la presión horizontal que se opone al movimiento del pilote a cierta profundidad (ph) se podrá
utilizar la teoría del coeficiente de balasto. Según esta teoría el valor de ph viene dado por la expresión:
siendo
Ks el módulo de balasto horizontal del pilote;
δ el desplazamiento horizontal del pilote.
El módulo de balasto Ks tiene dimensiones de fuerza dividida por longitud al cubo y se debe estimar por
alguno de los procedimientos que se citan a continuación:
a) mediante pruebas de carga horizontal, debidamente interpretadas;
b) mediante información local, debidamente contrastada;
c) en función del resultado de ensayos presiométricos o dilatométricos realizados en sondeos;
d) mediante correlaciones empíricas.
Cuando se utilicen los resultados de ensayos presiométricos, se determinará el módulo de balasto horizontal
mediante la expresión:
siendo
Ep el módulo presiométrico
D el diámetro del pilote ≥ 0,3 m
α un factor adimensional que depende del tipo de terreno y oscila entre 1,5 para arcillas y 3 para suelos
granulares.
Cuando se utilicen correlaciones empíricas para determinar el coeficiente de balasto se distinguirá entre:
a) arenas;
b) arcillas.
En arenas se podrá admitir que el módulo de balasto depende no sólo de la profundidad z, sino también del
diámetro del pilote, D según indica la expresión:
siendo
nh el valor de la tabla siguiente.
Podrá adoptarse como longitud elástica del pilote, T, el valor adimensional definido por la expresión:
siendo
E, I los definidos anteriormente;
nh el valor definido en la tabla anterior.
En arcillas se podrá suponer que el módulo de balasto es proporcional a su resistencia al corte sin drenaje, cu, e
inversamente proporcional al diámetro del pilote, D, según indica la expresión:
En estos casos podrá adoptarse como “longitud elástica” del pilote T, el valor adimensional definido por la
expresión:
siendo
E, I, D, Ks los definidos anteriormente;
Efecto grupo
Para estimar el movimiento horizontal del grupo, en aquellos casos en los que no resulte crítico, se podrá
considerar cada pilote del grupo sustituido, en su parte enterrada, por una varilla rígida virtual soportada por
los resortes indicados en la figura anterior, correspondiente a la figura F.8 del CTE, pero afectando a la
longitud elástica estimada en la hipótesis de "pilote aislado" por un coeficiente de mayoración, m, tal y como
se indica en la expresión siguiente:
T (pilote dentro del grupo) = m · T (pilote aislado)
Para espaciamientos entre pilotes superiores a 2,5 D y para pilotes cuya longitud dentro del terreno sea
superior a 2,5 T, y a falta de datos concretos más fiables, se pueden utilizar los siguientes valores de m (véase
figura siguiente):
siendo
D el diámetro del pilote
S la separación entre ejes
Figura F.9 del CTE. Consideración del efecto grupo en la rigidez transversal para el cálculo de movimientos horizontales