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Concepto de mecánica de suelos.

la Mecánica de Suelo estudia problemas de equilibrio y


deformación de masas de tierra. Masas de tierra conformadas por varias capas de suelos de
naturaleza y espesores diferentes. Suelos que en sí ya no son homogéneos ni monofásicos, sino
que en cada uno de los diferentes tipos de suelo, nos encontramos con la fase sólida de las
partículas de suelo propiamente dicho, y con otras fases como aire, agua o hielo, o incluso gas; es
decir, el suelo puede llegar a ser tetrafásico. Existen conexiones con otras ciencias y disciplinas,
como la Química, la Geología, la Hidráulica, etc. las masas de tierras pueden estar sometidas a
esfuerzos interiores y exteriores también de naturaleza e intensidad diferentes, como pueden ser
acciones hidráulicas, vibratorias, sísmicas, gravitatorias, etc.

1.2.1 Granulometría de las partículas que componen los suelos


La distribución, en porcentaje, de los distintos tamaños de las partículas que forman cualquier masa
de suelo se conoce como distribución granulométrica, la cual debe conocerse para poder clasificar
un suelo apropiadamente.
Para ello se emplea el análisis granulométrico, que consiste en separar la muestra, por tamizado o
por sedimentación, en fracciones (las dimensiones de las partículas de cada una se encuentran
entre dos límites bien definidos) y en representar en un gráfico el porcentaje sobre la muestra total
que representa cada fracción, relacionándolo con las dimensiones de las partículas de ésta; el
resultado es una curva granulométrica (Diccionario de Geología, IES - Enciclopedia Catalana,
1997).
Para partículas superiores a 0,08 mm de tamaño su determinación se realiza a partir de un análisis
granulométrico por tamizado, mientras que para partículas de tamaño inferior al mencionado se
emplea la granulometría por sedimentación.
La granulometría de suelos por tamizado se encuentra descrita en la norma UNE 103.101:1995
(norma que tiene por objeto especificar el método para determinar los diferentes tamaños de las
partículas de un suelo y obtener la cantidad, expresada en tanto por ciento de éstas, que pasan por
los distintos tamices de la serie empleada en el ensayo, hasta 0,080 mm), y la granulometría de
suelos finos por sedimentación en la norma UNE 103.102:1995 (norma que tiene por objeto
especificar el método para determinar cuantitativamente la distribución de tamaño de partículas de
un suelo, supuestas esféricas, desde 80 μm hasta 2 μm, utilizando para ello el método del
densímetro). La preparación de muestras de suelo para los distintos ensayos, se puede consultar
en la norma española UNE 103.100:1995.

 Análisis granulométrico por tamizado: consiste en pasar una cantidad medida de suelo
seco, bien pulverizado a través de una serie de tamices, cuyo tamaño de malla suele ir
disminuyendo en progresión geométrica de razón 2, agitando el conjunto.

Por lo que se refiere a las características de los tamices, cabe mencionar la existencia de una
serie de tamices normalizados según las normativas técnicas de cada país, destacando de
entre ellas, por su amplia utilización, la ASTM (American Society of Testing Materials) o la
norma española UNE 7 050-2 – Tamices de ensayo. Telas metálicas, chapas perforadas y
láminas electroformadas. Medidas nominales de las aberturas, elaborada por el comité técnico
AEN/CTN 103 Geotecnia cuya Secretaría desempeña MOPTMA.
Tomado de Mecánica del Suelo. Conceptos
Luís Ortuño Uriel & Asociados (Prof. Asociado UPM)

Según las normas técnicas españolas, para realizar el ensayo granulométrico de suelos por
tamizado es necesario disponer de una serie de tamices de malla cuadrada y tejido de alambre
que cumplan con lo especificado en la Norma UNE 7 050-2. Una serie de tamices de uso
frecuente podría ser la de abertura de malla en mm siguiente:

Tamices de uso frecuente según la Norma española UNE 103.101:1995

Para dedicarlos solo a la operación de lavado se recomienda disponer al menos de los tamices
20.0 mm, 2.00 mm y 0.080 mm, que cumplan con lo especificado en la Norma UNE 7 050-2.
Mientras que según la ASTM, los tamices imprescindibles para llevar a cabo el ensayo
granulométrico son los siguientes:

Tamices a emplear en el ensayo granulométrico según la ASTM (American Society of Testing


Materials)
La cantidad de suelo retenido en cada tamiz se pesa y se determina el porcentaje acumulado
de material que pasa por cada tamiz para ser representado a continuación en un gráfico
semilogarítmico. El diámetro de la partícula se representa en una escala logarítmica (abscisas)
y el porcentaje de material que pasa se representa en escala aritmética (ordenadas).
En las siguientes figura podemos observar un ejemplo de esta curva. Véase cómo se dispone
en el eje de abscisas el tamaño en mm de las partículas y/o el nº de tamiz (en escala
logarítmica) y en el de ordenadas, el % del suelo en peso que pasa.
Una vez determinada la curva granulométrica se utilizan dos coeficientes para mejorar la
descripción de la granulometría del suelo, se trata de los coeficientes de uniformidad y de
curvatura.


o Coeficiente de uniformidad: definido originalmente por Terzaghi y Peck,
corresponde a la relación entre el diámetro (D) correspondiente al tamiz por el que pasa un
60% de material y el diámetro (D) correspondiente al tamiz por el que pasa un 10 %. Sirve
para calibrar el grado de distribución de tamaños de las partículas de un suelo. Cuando
todas las partículas tienen un tamaño similar, los valores D60 y D10 no diferirán demasiado,
de modo que obtendremos un coeficiente de uniformidad (Cu) pequeño (propio de un suelo
uniforme o mal graduado).

Si Cu < 5 el suelo tiene una granulometría uniforme o está mal graduado


Si 5 <Cu < 20 el suelo es poco uniforme
Si Cu > 20 el suelo está bien graduado


o Coeficiente de curvatura: nos permite interpretar cómo está graduado el suelo,
proporcionando información sobre el equilibrio entre los distintos tamaños de las partículas
que lo componen. Dicho de otro modo, refleja la curvatura de la curva granulométrica.

Se expresa mediante la siguiente ecuación:


Siendo Dxx la abertura del tamiz por el que pasa el xx% de la muestra.
Los suelos bien graduados proporcionan coeficientes de curvatura comprendidos entre 1 y
3, con amplio margen de tamaños de partículas y cantidades apreciables de cada tamaño
intermedio.
Valores de Cc muy diferentes de 1 indican que faltan una serie de diámetros entre los
tamaños correspondientes al D10 y el D60.

En la siguiente figura se representan las curvas típicas de distribución granulométrica de


algunos suelos naturales, especificando, para los dos primeros, los valores D 60 y D10 y el
coeficiente de uniformidad Cu:

(1) Gravilla, Gastle Tock.colo. (2) Grava de río Denver, Colo. (3) Morrena glacial, Peoria. III. (4)
Arena, Grenada, Miss (5) Polvo de roca glacial, Winchester, Mass (6) Limo arcilloso, Smead.
Mont. (7) Arcilla limosa, Marathon, Ontario, Can.
Figura tomada de http://civildocs.blogspot.com.es
 Análisis granulométrico de suelos finos por sedimentación (método del
densímetro): el método se basa en la ley de Stokes, que da la velocidad de caída (V) de una
esfera (diámetro D) sumergida en un fluido (o lo que es lo mismo, la velocidad de sedimentación
de partículas sólidas esféricas en un líquido):

Donde,
γs: peso específico del material de la esfera
γw: peso específico del agua
Ƞ: coeficiente de viscosidad del agua
D: diámetro de la esfera
En el proceso de sedimentación, la velocidad de caída (V) de las partículas será función de su
diámetro, de modo que, a una determinada profundidad (z) y al cabo de un tiempo (t) desde el
inicio del proceso, las partículas que allí se encuentren serán de diámetro menor o igual al D
(deducido al despejar en la fórmula anterior).
El procedimiento a seguir para la buena práctica del ensayo es el siguiente: una vez preparada
la muestra según los procedimientos especificados en la Norma UNE 103.102: 1995 (se seca
una porción representativa de la muestra de suelo, al aire, en estufa o por medio de secadores
con circulación de aire frio o caliente, pero siempre a menos de 60ºC, hasta que se pueda
deshacer por medio del mortero o mazo de goma. Se tamiza por el 2 mm Norma UNE 7 050-2.
De la fracción que pasa, se apartan mediante cuarteo unos 150 g. De esta cantidad se toman
unos 20 g para calcular la humedad higroscópica, w, según el procedimiento operatorio
descrito en la Norma UNE 103:300, y unos 100 g en el caso de suelos arenosos o unos 50 g
en el caso de suelos limosos o arcillosos, anotando la masa. Posteriormente se calcula la masa
de suelo seco, md, que es la que se utiliza para el cálculo de los porcentajes, K), y tras
tratamientos previos que solo son necesarios cuando el suelo a ensayar contiene materia
orgánica o carbonatos en cantidades significativas (entonces hay que eliminar la materia
orgánica y los carbonatos), se procede a la dispersión de la muestra (se mezcla la fracción fina
de la muestra < 0.063 mm con una solución de agua y dispersante) para inmediatamente
iniciar el procedimiento operatorio.
En éste, se pasa la dispersión antes preparada a una probeta graduada y se añade agua
destilada hasta completar 1 litro. Se introduce en el baño termostático. Se introducen en otra
probeta graduada 125 ml de solución dispersante y se añade agua destilada hasta completar 1
litro. Se sitúa en el baño termostático junto con la otra probeta, y se dejan el tiempo necesario
para uniformizar su temperatura.
Se retira del baño la probeta que contiene la dispersión, y se agita vigorosamente 1 minuto.
Se sitúa de nuevo la probeta en el baño y se inicia la cuenta del tiempo. Se introduce el
densímetro en la suspensión, se comprueba que flota libremente y se va midiendo su descenso
con el tiempo.
Se anotan las lecturas de las densidades, leídas en el vástago del densímetro, tomadas en la
parte superior del menisco formado en dicho vástago (valor Rh), para los tiempos de 0.5, 1 y 2
minutos.
Prototipo de densímetro
Cortesía de Indupropil
http://www.indupropil.com.br/produtos/0,44463_densimetro-cerveja-grsp-980-1110-20-c
Se saca el densímetro de la suspensión y se introduce en la otra probeta, colocada junto a la
anterior, con agua destilada y la misma cantidad de dispersante.
Se introduce el densímetro en la suspensión cada vez que se desee hacer una nueva lectura,
de forma suave y unos 20 s antes de realizar ésta. De la secuencia de lecturas siguientes: 0.5,
1, 2, 5 15, 30, 60, 120, 240 y 1440 minutos, se deben realizar por lo menos siete. Un periodo
de 24 h (1440 minutos) suele ser suficiente en la mayoría de suelos. El ensayo se debe
prolongar hasta que se pueda determinar el porcentaje de suelo inferior a 2 μm.

Densímetro en probeta
Cortesía de El blog de QuercusLab
http://quercuslab.es/blog/como-usar-un-densimetro/
A continuación se calcula la lectura verdadera, R, aplicando una serie de correcciones a los
datos tomados durante el ensayo (es decir, al valor Rh correspondiente a la lectura del valor de
la densidad proporcionada por el densímetro, se le aplican las correcciones por menisco,
temperatura y dispersante).
Posteriormente se calcula el diámetro equivalente D de las partículas, en mm, por medio de la
expresión:

Dónde;
Ƞ es la viscosidad del agua en mPa·s, a la temperatura del ensayo
Hr es la profundidad efectiva en la que se ha medido la densidad, correspondiente a
cada Rh, de acuerdo con los valores de las calibraciones realizadas
ρs es la densidad relativa de las partículas del suelo
t es el tiempo transcurrido desde el inicio del ensayo hasta finalizar éste, expresado en
minutos

Y finalmente se calcula el porcentaje en masa, K, de partículas más pequeñas que el


correspondiente diámetro equivalente (D):

Dónde;
md es la masa de suelo seco, con una precisión de 0,01 g
Los resultados que se obtienen se expresan en la tablilla tipo que se muestra en la siguiente figura.
Se traza la curva que mejor se ajuste a los puntos así representados:
Es importante aclarar que a partir, únicamente, de los estudios granulométricos no se pueden sacar
consecuencias generales del comportamiento del suelo, como por ejemplo la relación con la
permeabilidad o con el parámetro de ángulo de fricción interna, ya que ambos dependen de la
forma de los granos.

 WP: Límite plástico. Contenido de humedad, en % respecto del peso de suelo seco, por el
cual el suelo deja de tener consistencia plástica. (UNE 103.104: 1993 Determinación del límite
plástico de un suelo, que se corresponde con la ASTM D 4318. Standard Test Method for Liquid
Limit, Plastic Limit, and Plasticity Index of Soils).

Esta norma UNE tiene por objeto especificar el método para la determinación del límite plástico
de un suelo, definido como la humedad más baja con la que pueden formarse con un suelo,
cilindros de 3 mm de diámetro, rodando dicho suelo entre los dedos de la mano y una
superficie lisa, hasta que los cilindros empiezan a resquebrajarse.
Diagrama de consistencias de suelos finos, de Atterberg.

Relacionando entre sí estos índices referidos al contenido de humedad, se pueden determinar una
serie de comportamientos de los suelos compuestos por materiales finos. A continuación se
mencionan los más utilizados:

o Índice de plasticidad:

o Índice de consistencia:

o Índice de fluidez o liquidez:

Siendo W la humedad, en % respecto del peso de suelo seco.


La mayoría de estas relaciones se encuentran representadas en el gráfico de plasticidad de
Casagrande (ver figura siguiente).

Plasticidad de la arcilla según el diagrama de Casagrande

Figura tomada de la publicación científica DYNA de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de


Colombia, v.77, nº164, Medellín, octubre/diciembre de 2010
1.2.3 Parámetros o propiedades índices.
1.2.3.1 Características relativas al volumen. Pesos específicos
Cabe señalar que en mecánica de suelos se utiliza indistintamente el concepto de peso específico o
de densidad (en general, no se diferencia entre kg peso o kg masa)

 Peso específico aparente de un suelo in situ, no sumergido (γ): es decir, por encima del
nivel freático, incluyendo el agua comprendida entre las partículas sólidas.

 Peso específico absoluto del sólido o densidad de las partículas sólidas:

Peso específico seco o densidad seca: peso de las partículas minerales que componen el suelo
(sin considerar el agua intersticial) en relación al volumen total de la muestra de suelo:

1.2.3.2 Humedad natural


Es el contenido en agua de un suelo, es decir, la relación (en porcentaje) entre el peso del agua y el
del suelo seco.
Como se ha comentado anteriormente, un elemento típico de suelo suele comprender 3 fases
diferenciables: la fase sólida que corresponde a las partículas minerales, la fase líquida compuesta
generalmente por agua y la fase gaseosa que puede ser agua o gas.
A continuación se muestran dos figuras, en la de la izquierda se representan las tres fases
organizadas tal y como podrían encontrarse en un elemento de suelo natural, mientras que en la
figura de la derecha se han separado las tres fases con el fin de facilitar la deducción de las
relaciones entre ellas.

Relaciones entre las fases de un suelo. A) Elemento de suelo natural. B) División de un elemento en fases.

Figura tomada del Terreno, Ediciones UPC, Barcelona, 2001

Dónde:
VT Volumen total del elemento del suelo
Vs: Volumen ocupado por las partículas de suelo
Vw Volumen ocupado por la fase líquida (agua)
Vg Volumen ocupado por la fase gaseosa (aire)
Vv Volumen ocupado por los huecos (fase líquida + fase gaseosa)
P Peso total del elemento de suelo
Ps Peso de las partículas de suelo
Pw Peso de la fase líquida (agua)
Pg Peso de la fase gaseosa (aire)
e, Índice de poros
n, Porosidad

1.2.3.3 Porosidad
Es la relación entre el volumen ocupado por los poros, llenos de aire o agua, y el volumen total del
suelo considerado, dado en tanto por ciento o en decimal. Es decir, representa la fracción del
volumen total del suelo ocupada por los huecos.
En la siguiente tabla se proporcionan algunos valores de referencia:

Valores máximos y mínimos de porosidad para arenas y arcillas.

El Terreno, Ediciones UPC, Barcelona, 2001

1.2.3.4 Índice de huecos o poros


Corresponde a la relación volumétrica de huecos o vacíos respecto a la parte sólida del suelo (dada
en tanto por uno):

En la siguiente tabla se proporcionan algunos valores de referencia:

Valores máximos y mínimos de e para los principales tipos de suelo.

El Terreno, Ediciones UPC, Barcelona, 2001

El índice de poros puede relacionarse con la porosidad mediante la siguiente expresión:

1.2.3.5 Densidad o compacidad relativa del suelo granular


Se utiliza para caracterizar la compacidad de un suelo granular y se obtiene relacionando la
diferencia entre el índice de poros máximo del suelo en cuestión y el índice de poros que realmente
tiene ese suelo en las condiciones de estudio (in situ), con respecto a la diferencia entre el índice de
poros máximo y mínimo que pueda tener ese suelo.

Siendo:
emax Índice de huecos del suelo en el estado más suelto
emin Índice de huecos del suelo en el estado más denso
e Índice de huecos in situ
γd Peso específico seco in situ
γd, max Peso específico seco en el estado más denso (emín)
γd, min Peso específico seco en el estado más suelto (emáx)
En la siguiente tabla se indican los términos que hacen relación a los grados de compacidad de los
suelos granulares a partir de su densidad relativa, Dr:

1.2.3.6 Grado de saturación


Propiedad que se emplea para determinar la cantidad de agua que contiene una porción de suelo.
Se expresa como la relación entre el volumen de agua que contiene el suelo y el volumen de
huecos presentes en éste. También se define como la relación entre la humedad natural (w) de la
porción de suelo que se analiza y la humedad máxima que puede tener ese suelo si se satura,
también conocida como humedad de saturación (wsat).

El grado de saturación permite clasificar las arenas en los siguientes grupos:


Clasificación de las arenas en función de su grado de saturación.

El Terreno, Ediciones UPC, Barcelona, 2001

1.2.4 Clasificación de los suelos


En primer lugar cabe aclarar que no existe una única clasificación para los suelos, sino que hay una
distinta para cada uno de los parámetros a que nos referimos.
Así podemos distinguir, entre otras, las siguientes clasificaciones de suelos:

1.2.4.1 Según el origen de los elementos

 Si el suelo es de descomposición física y química de las rocas: inorgánico.


 Si el suelo es de origen esencialmente orgánico: orgánico.

1.2.4.2 Según la situación

 Si está en el mismo lugar de meteorización: suelo residual.


 Si está en distinto lugar del de meteorización: suelo transportado.

Dependiendo del medio de transporte se distingue entre suelos coluviales o coluviones


(producto de cierta meteorización de la superficie de la roca madre que cae por gravedad.
Ejemplo: pies de monte) y suelos aluviales o aluviones (el agua los transporta a distancias
mayores y se van depositando por degradación de tamaños).

1.2.4.3 Clasificación vulgar de suelos


Arcillas, arcillas orgánicas, bentonitas, caliches, limo orgánico, limo inorgánico, Loess, marga,
molasa, morrenas, sauló, tosco, turbas, zahorra arcillosa.
No obstante debido a que las propiedades y comportamientos de los suelos pueden ser muy
diferentes, esta clasificación no se puede considerar precisa y del todo correcta desde el punto de
vista geotécnico. Es necesaria una clasificación científica de los suelos apoyada en datos
representativos del comportamiento del suelo obtenidos a partir de ensayos. La unificada (conocida
como USCS) se basa fundamentalmente en la composición granulométrica del suelo y en su
consistencia.

1.2.4.4 Según su granulometría


Son aquellas clasificaciones basadas en el tamaño de las partículas que constituyen el suelo y su
proporción respecto al cuerpo del depósito sedimentario.
Las principales clasificaciones granulométricas son las siguientes:

 Según la International Society of Soil Science:


Según la normativa española, N.T.E.- C.E.G.:

Clasificación usual según el tamaño de los granos (coincide con la mayoría de clasificaciones
internacionales):

 Diagramas triangulares: para la identificación de los suelos en función de la granulometría


de las partículas que contienen, también es común el empleo de diagramas triangulares o de
Feret (existen muchas propuestas distintas).

El suelo se representa por un punto posicionado en el interior del triángulo en función de su


contenido en arenas (sand), limos (silt) y arcillas (clay) (ver figuras siguientes).
Triángulo de textura de suelos, con las 12 clases mayores, y escalas de tamaño de partículas, USDA.
Modificación del diagrama triangular del suelo propuesto por USDA

1.2.4.5 Clasificación según la Norma Básica de Edificación, N.B.E.


Los terrenos de cimentación se clasifican teniendo en cuenta cómo se comportan frente a las
cargas de cimentación.

 Rocas: isótropas (granitos, dioritas, etc.) y estratificadas (pizarras, esquistos, etc.).


 Terrenos sin cohesión: terrenos de graveras (>30% de gravas y gravillas), terrenos
arenosos gruesos (predominan arenas gruesas y medias, <30% de gravas y gravillas y <50%
de arenas finas y limo inorgánico) y terrenos arenosos finos (>50% de arenas finas y limos
inorgánicos y <30 % de gravas y gravillas.
 Terrenos coherentes: terrenos arcillosos duros (resistencia a compresión simple, Ru>
4kg/cm2), terrenos arcillosos semiduros (Ru entre 2 y 4kg/cm2), terrenos arcillosos blandos
(Ru entre 1 y 2kg/cm2) y terrenos arcillosos fluidos (Ru < 1kg/cm2).
 Terrenos deficientes (no aptos para la cimentación): fangos orgánicos, terrenos inorgánicos
y terrenos de relleno o echadizo.

1.2.4.6 Sistema de Clasificación Unificada de Suelos


Se trata de una clasificación científica basada en la granulometría y la plasticidad que pretende
agrupar los suelos según sea su comportamiento como material constructivo. Es por ello que para
esta clasificación se tuvieron en cuenta los principios de la Mecánica de Suelo.
En esta clasificación, los suelos se dividen en:

 Suelos de grano grueso: pasa menos del 50%, en peso, del tamiz 200.
o Gravas (G): pasa menos del 50%, en peso, por el tamiz nº 4.
 Si pasa <5% de finos: GW (gravas bien graduadas) o GP (gravas mal o
pobremente graduadas).
 Si pasa >12% de finos: GC (los finos son plásticos) o GM (los finos no son
plásticos).
o Arena (S): pasa más del 50%, en peso, por el tamiz nº 4.
 Si pasa <5% de finos: SW (arenas bien graduadas) o SP (arenas
mal graduadas).
 Si pasa >12% de finos: SC (los finos son plásticos) o SM (los finos no son
plásticos).
 Suelos de grano fino: pasa más del 50%, en peso, del tamiz 200. Se dividen en función de
su límite líquido y plástico (ver diagrama de plasticidad de Casagrande).
o Limos inorgánicos (M): suelo de poca a casi nula plasticidad.
 ML: Si el W L< 50
 MH: Si el W L> 50
o Arcillas inorgánicas (C): suelo de plasticidad media a alta.
 CL: Si el W L< 50
 CH: Si el W L> 50
o Limos o arcillas con gran componente orgánico (O).
 OL: Si el W L< 50
 OH: Si el W L> 50
Sistema de Clasificación de los Suelos propuesto por USCS

1.2.4.7 Sistema de Clasificación Matizada


En el Anejo D del Documento Básico SE-C Cimientos del Código Técnico de la Edificación español
se recoge la nomenclatura comúnmente empleada para describir los suelos en función de la
granulometría de las partículas por las que está compuesto.

Asimismo, en el mismo anejo se recoge la denominación matizada para suelos finos:


INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO GEOTÉCNICO ORIENTADO A LA
EDIFICACIÓN. DEFINICIÓN, OBJETIVO Y CONTENIDOS
2.1.1. DEFINICIÓN
El estudio geotécnico se realiza previamente al proyecto de un edificio y tiene por objeto determinar
la naturaleza y propiedades del terreno, necesarios para definir el tipo y condiciones de cimentación
(Rodríguez Ortiz y otros, 1984).
El estudio geotécnico se puede definir como conjunto de actividades que comprenden la
investigación del subsuelo, los análisis y recomendaciones para el diseño y construcción de la obra
que tenga contacto con el suelo.
El estudio geotécnico es el conjunto de actividades que permiten obtener la información geológica y
geotécnica del terreno, necesaria para la redacción de un proyecto de construcción.
2.1.2. Normativa principal sobre Estudios Geotécnicos
Para tener una introducción en lo que representa a las “Normas sobre redacción de proyectos y
dirección de obras de edificación” de 1971, del entonces Ministerio de la Vivienda, existen diversas
normativas españolas que hacen referencia, de forma más o menos extensa, al estudio o
reconocimiento del terreno y a las características del mismo, y que tienen incidencia en el diseño,
proyecto y ejecución de las cimentaciones
No obstante, al ser estos textos ya conocidos, en el momento actual basta centrarse en los tres
documentos más recientes, su evolución y entrada en vigor:
– EHE-08. “Instrucción de Hormigón Estructural (EHE)”, que entró en vigor el día 1 de diciembre de
2008, quedando derogada la EHE-07 y la EFHE-02.que entró en vigor en 1999.
– LOE. “Ley de Ordenación de la Edificación”, que entró en vigor el 6 de mayo de 2000.
– CTE. Código Técnico de la Edificación. Documento Básico SE-C (Seguridad Estructural,
Cimentaciones), que entró en vigor el 29 de marzo de 2006.
2.1.3. OBJETIVO
El objetivo final de un estudio geotécnico aplicado a la edificación, es proporcionar al cliente, y en
especial al proyectista, toda la información posible del terreno sobre el cual se van a llevar a cabo
las cimentaciones. Esto incluye desde la descripción física de suelo (aspecto visual, color, espesor,
rugosidad, inclinación de las capas, …) hasta sus propiedades mecánicas (consistencia,
deformación… ) junto con el resultado de los ensayos realizados in situ y en el laboratorio.
Finalmente deben aportarse una serie de conclusiones y recomendaciones, donde se relacione
terreno-edificación (modelización geotécnica, excavabilidad, capacidad portante del terreno,
recomendaciones de los tipos de cimentaciones…)
2.1.4. FASES DEL ESTUDIO GEOTÉCNICO
A modo introductorio, se darán unas pinceladas del objetivo de un estudio geotécnico para un
proyecto de edificación y sus diferentes fases.
A continuación se muestra un índice de un estudio geotécnico cualquiera, donde se observan las
diferentes fases que deberían contemplarse cuando se realiza un estudio geotécnico para un
proyecto de edificación.

2.2. FASE I: ANTECEDENTES Y RECONOCIMIENTO PREVIO


Antes de iniciar el estudio geotécnico se debería establecer la complejidad del emplazamiento en
función de las condiciones geológicas, geotécnicas y geoambientales. Para ello es conveniente
buscar toda la información significativa disponible en relación al proyecto y la zona de
emplazamiento de la edificación, es decir, revisar los mapas geológicos y fotografías aéreas
disponibles de la zona así como estudios disponibles de zonas circundantes a la de la obra
proyectada.

A la izquierda se muestra un mapa geológico 1:5000, extraído del ICGC y a la derecha una
fotografía aérea.
“para la programación del reconocimiento del terreno se deben tener en cuenta todos los datos
relevantes de la parcela, tanto los topográficos o urbanísticos y generales del edificio, como los
datos previos de reconocimientos y estudios de la misma parcela o parcelas limítrofes si existen, y
los generales de la zona realizados en la fase de planeamiento o urbanización”. Según el CTE
En aquellas zonas, poco o nada urbanizadas, el reconocimiento de campo también debe consistir
en recorrer el área de trabajo y sus inmediaciones, efectuando las observaciones necesarias para
poder confeccionar una cartografía geológica y geomorfológica, prestando especial atención en
detectar indicadores de inestabilidad. En el caso de detectar inestabilidad se debería definir o
estimar la superficie afectada, sin dejar de valorar aquellos aspectos geológicos que tienen
importancia geotécnica.
Es recomendable que el técnico de campo disponga de determinados medios de ayuda para la
clasificación y descripción visual del terreno. Entre estos, los más necesarios quizás son los
siguientes: cámara fotográfica, martillo de geólogo, lupa, penetrómetro de bolsillo, esclerómetro o
martillo Schmidt, escisómetro vane-test.
Este tipo de reconocimiento nos permitirá obtener información necesaria, para:
 Redactar informes geológicos geotécnicos previos.

 Detectar problemas y condicionantes geológicos geotécnicos de la zona.


 Para realizar las propuestas de investigación in-situ mediante prospecciones u otras
técnicas.

El objetivo último del reconocimiento de campo previo es básicamente, definir las actuaciones
necesarias a llevar a cabo en la campaña de campo y los ensayos de laboratorio (FASE II). Para
este fin, se deberían conocer y considerar también las peculiaridades del proyecto de edificación
para el cual se pretende confeccionar el Estudio Geotécnico y las leyes – normativas -
recomendaciones referentes a este tipo de estudios, en ese país.
En la actualidad, en el estado español, existe un documento de referencia, el CTE, Código técnico
de la edificación. Por ejemplo, a efectos del reconocimiento del terreno “la unidad a considerar es el
edificio o el conjunto de edificios de una misma promoción, clasificando la construcción y el terreno
según”:
tipo Descripción (en el cómputo de plantas se incluyen los sótanos)
C-0 Construcciones de menos de 4 plantas y superficie construida inferior a 300 m2
C-1 Otras construcciones de menos de 4 plantas
C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
C-3 Construcciones entre 11 a 20 plantas
C-4 Conjuntos monumentales o singulares, o de más de 20 plantas

Grupo Descripción
T-1 Terrenos favorables: aquellos con poca variabilidad, y en los que la práctica habitual en
la zona es de cimentación directa mediante elementos aislados.
T-2 Terrenos intermedios: los que presentan variabilidad, o que en la zona no siempre se
recurre a la misma solución de cimentación, o en los que se puede suponer que tienen
rellenos antrópicos de cierta relevancia, aunque probablemente no superen los 3,0 m.
T-3 Terrenos desfavorables: los que no pueden clasificarse en ninguno de los tipos
anteriores. De forma especial se considerarán en este grupo los siguientes terrenos:
a) Suelos expansivos
b) Suelos colapsables
c) Suelos blandos o sueltos
d) Terrenos kársticos en yesos o calizas
e) Terrenos variables en cuanto a composición y estado
f) Rellenos antrópicos con espesores superiores a 3 m
g) Terrenos en zonas susceptibles de sufrir deslizamientos
h) Rocas volcánicas en coladas delgadas o con cavidades
i) Terrenos con desnivel superior a 15º
j) Suelos residuales
k) Terrenos de marismas

En función de esta clasificación previa, el CTE, te recomienda unos reconocimientos mínimos en


cantidad y profundidades, además de una distribución concreta de estos.
Con carácter general, hace falta considerar un mínimo de tres puntos de investigación, de los
cuales la tabla siguiente determina el número mínimo de sondeos mecánicos que hace falta llevar a
cabo y el porcentaje susceptible de ser substituidos por ensayos de penetración dinámica.
Número mínimo de sondeos mecánicos y % substitución por ensayos de penetración dinámica.
T-1 T-2
C-0 - 1 (66%)
C-1 1 (70%) 2 (50%)
C-2 2 (70%) 3 (50%)
C-3 3 (50%) 3 (40%)
C-4 3 (50%) 3 (30%)
Figura ejemplo de las recomendaciones de la cantidad de reconocimientos del CTE, para terrenos
Tipo 1 y 2
Las distancias máximas entre puntos de reconocimiento y la profundidad de los reconocimientos se
refleja a la mesa siguiente:
Distancias máximas entre puntos de reconocimiento y profundidades orientativas.
T-1 T-2
C-0 35 m – 6 m 30 m – 18 m
C-1 35 m – 6 m 30 m – 18 m
C-2 30 m – 12 m 25 m – 25 m
C-3 25 m – 14 m 20 m – 30 m
C-4 20 m – 16 m 17 m – 35 m
Figura ejemplo de las recomendaciones de distancia del CTE, para terrenos Tipo 1 y 2
En función de todo esto, el técnico especializado en geotecnia podrá aproximar que tipología de
campaña de campo plantear para el reconocimiento del subsuelo. Hay que recordar, que el
subsuelo, se estudia mediante técnicas de reconocimiento porque no se puede asegurar lo que
existe realmente, en consecuencia, es posible tener que replantear o modificar parte de la campaña
de campo. Estos datos, son con los que al final podremos estimar el tipo de cimentaciones del
edificio proyectado. Definir bien y ejecutar correctamente la Fase II, es muy importante para ajustar
bien los cálculos a la realidad del terreno. Los proyectos pueden ser sencillos o realmente
complejos como se muestra en la siguiente figura. En esta parcela aparentemente homogénea y
plana, que se proyectaba urbanizar en su primera fase y construir los edificios en su segunda fase,
se inició con una campaña de campo planteada con 5 calicatas. Se encontraron importantes
grosores de rellenos que hicieron ampliar la campaña de campo, ya que existían unas rieras de
hasta 20 m de profundidad rellenadas, que la propiedad desconocía y que aparentemente no se
observaban. Además en una segunda fase, se aprovecharon las prospecciones existentes, para
complementar la campaña de campo y cumplir con el CTE en el caso de los estudios geotécnicos
de los edificios.
Mapa donde se observa la situación de las prospecciones realizadas en una campaña de campo para el estudio geológico de una
urbanización y sus edificaciones, facilitado por GTMH_Anufra. En este caso también se encuentra representada la geológia en
planta del área estudiada.

2.3. FASE II. TÉCNICAS DE OBSERVACIÓN. MÉTODOS Y


TÉCNICAS DE PROSPECCIÓN. ENSAYOS IN-SITU Y DE
LABORATORIO.
Para el reconocimiento geotécnico del terreno pueden utilizarse desde la básica inspección visual,
(muy utilizada en la caracterización de macizos rocosos), hasta técnicas de campo o laboratorio
más o menos sofisticadas.
En los siguientes apartados se definirán las principales técnicas, siguiendo el esquema que se
muestra a continuación:
ESTUDIO DE AFLORAMIENTOS
Estaciones geomecánicas
Columnas estratigráficas
MÉTODOS Y TÉCNICAS DE PROSPECCIÓN
Métodos directos. Catas, sondeos y otros
Métodos indirectos. Geofísica
ENSAYOS IN-SITU Y DE LABORATORIO.
Ensayos in-situ
Ensayos laboratorio
2.3.1. ESTUDIO DE AFLORAMIENTOS

 Estaciones Geomecánicas

En una parcela donde la observación del terreno se pueda dar de forma directa en un talud rocoso,
y con la finalidad de diferenciar los materiales que constituyen la geología de la zona, se pueden
caracterizar los afloramientos complementando y ampliando así, la información adquirida, mediante
otras técnicas.

De los afloramientos más próximos a la futura edificación se deben seleccionar los más bien
preservados y además, se les debe realizar una estación geomecánica con el fin de determinar el
índice de calidad del macizo rocoso (cálculo del índice RMR).
La caracterización del macizo rocoso en estaciones geomecánicas consiste en el estudio de los
materiales constituyentes del sustrato, así como de los planos de debilidad que presenta, ya que en
materiales rocosos son el factor más importante para determinar sus propiedades geomecánicas:
Los trabajos de campo realizados en afloramientos nos permiten evaluar geotécnicamente los
macizos rocosos. La caracterización de dichos macizos puede ser muy complicada debido a la
variedad de materiales, zonas fracturadas y meteorizadas, es por ello que se establece un sistema
que unifique criterios y utilice una terminología estandarizada. Y aunque daremos unas pinceladas
de esta técnica, todas sus metodologías y peculiaridades se estudian extensamente en el curso que
proponemos en la plataforma Geolnet, con el nombre de MODELIZACIÓN DE LA ESTABILIDAD
DE TALUDES EN ROCA MEDIANTE SOFTWARE LIBRE Y ROCKPACK III (VS DEMO)
La sistemática para describir un macizo rocoso se basa en:

 Descripción general del afloramiento que debe incluir la identificación y clasificación de los
materiales y todas las características observables que conforman el macizo, como puedan ser
formaciones, litologías, estructuras a gran escala, rasgos estructurales (fallas, fracturas, etc.),
zonas alteradas y meteorizadas, presencia de agua, etc.
 División de zonas, es decir, dividir el área de estudio en zonas homogéneas siguiendo
criterios litológicos y estructurales. Dependiendo de las extensiones de las diferentes zonas se
recomienda utilizar más de un afloramiento o estación. Una vez definidas, se describen las
características más destacables de cada una de ellas.
 Descripción de cada una de las zonas identificadas especificando las características y
propiedades físicas y mecánicas de la matriz rocosa y de sus discontinuidades. También se
deben destacar las posibles zonas singulares que puedan tener una influencia en el
comportamiento mecánico del macizo. Dado el gran número de parámetros a cuantificar se
recomienda el uso de tablillas más o menos estandarizadas (ver figura).

Todos estos datos nos permiten clasificar el macizo rocoso a partir de la calidad de este,
determinando un índice nombrado RMR, Rock Mass Rating (según Bienawsky, 1989). A partir de
este índice, se pueden estimar parámetros geomecánicos característicos del macizo rocoso
(cohesión, ángulo de rozamiento), y valorar la carga admisible del mismo.
 Columna estratigráfica

También es interesante realizar las testificaciones de columnas estratigráficas de los afloramientos


donde se describan los diferentes litotipos representativos del terreno que estudiaremos en
profundidad.

Imagen de un afloramiento donde se observan suelos de edad cuaternaria y terrenos más consolidados

El técnico especializado en geotecnia, para la descripción geotécnica de los suelos en la


investigación de campo se puede seguir la siguiente sistemática (según Ingeniería Geológica,
2002), mediante la cual definiremos:

 La composición del suelo, que se clasifica según el Sistema Unificado de Clasificación de


Suelos que diferencia los suelos en función del tamaño de grano.
 El color del terreno observado en el campo, que puede indicar propiedades importantes
como por ejemplo el color amarillo-rojo que indica una meteorización intensa.
 La estructura de un suelo como; homogénea, estratificada, bandeada o laminada.
 La densidad en un suelo granular y la consistencia en un suelo cohesivo.

2.3.2. MÉTODOS Y TÉCNICAS DE PROSPECCIÓN DEL TERRENO


Los métodos o sistemas que podemos utilizar en el reconocimiento del subsuelo se dividen en dos
grandes grupos: los métodos directos y los métodos indirectos o geofísicos.

 Los métodos indirectos, tal como su nombre indica, se corresponde a métodos que
interpretan la respuesta del terreno a un impulso que creamos mediante maquinaria, dando
resultados relativos del terreno. Algunos de estos métodos son la sísmica de refracción,
tomografía eléctrica, SEV, georadar…
 Los métodos directos se corresponden a la observación directa del terreno mediante
técnicas diversas; testificaciones de afloramientos, calicatas, sondeos…
En el caso de la CTE, contempla todos los métodos, pero indica los métodos indirectos como
complementarios de los directos, es decir, que siempre necesitaremos obtener datos de
observación directa del terreno, aunque también podamos utilizar métodos indirectos.
MÉTODOS DIRECTOS. CATAS, SONDEOS Y OTROS
Dentro de los métodos directos, existen diferentes técnicas que nos permiten observar el terreno.
Algunas básicas como la observación directa y otras más complejas, como una máquina de
sondeos.
La técnica más efectiva y extendida para el reconocimiento de la naturaleza del terreno y la
localización de las diferentes unidades geotécnicas que lo conforman son los sondeos mecánicos.
Los sondeos permiten extraer muestras y realizar ensayos a diferentes profundidades.
Los más usuales son los sondeos a rotación, los sondeos helicoidales y los sondeos a percusión.
No obstante, los más adecuados son los sondeos rotacionales con batería de recuperación de
testigo continuo, puesto que dicha técnica nos permite obtener una representación real del terreno,
empleando un diámetro de perforación relativamente pequeño (poca afectación en el terreno) e
investigar el terreno hasta grandes profundidades.
Hay otros métodos directos aparte de los sondeos mecánicos, como las calicatas, los
penetrómetros dinámicos u otras técnicas que se recomienda utilizar como herramientas
complementarias a los sondeos.
Los penetrómetros dinámicos o estáticos son técnicas donde se busca respuesta directa del terreno
en profundidad mediante golpeos, presión, observación de su comportamiento ante la presencia de
agua u otras metodologías.
Cada técnica se seleccionará en función de sus características, ya que dependiendo del caso serán
más convenientes unas u otras.
A continuación se describen las principales características de estas técnicas, siendo imposible en
un curso de estas características extendernos en la complejidad de cada una de ellas:

 Calicatas

Se trata de excavar el terreno mediante la pala o brazo de una retroexcavadora, abriendo una zanja
en el terreno de profundidad y ancho variable (normalmente de 60 x 200cm) dependiendo de la
longitud y dimensiones del brazo de la retroexcavadora. Estas excavaciones están indicadas para
terrenos preferentemente cohesivos y terrenos granulares en los que las perforaciones de pequeño
diámetro no serían representativas, siempre y cuando haya ausencia de nivel freático.
La validez del empleo de esta técnica, según el CTE, está sujeta a que:
a) Se pueda alcanzar en todos los puntos el estrato firme o resistente con garantía suficiente;
b) No sea necesario realizar pruebas in situ asociadas a sondeos.
Este sistema permite obtener muestras alteradas de los materiales excavados, válidas para efectuar
ensayos de laboratorio de identificación y clasificación, así como de agresividad al hormigón.
También es posible cortar una muestra de las paredes de la cata y parafinarla para llevar a cabo
ensayos mecánicos de resistencia.
Los ensayos que se pueden realizar in situ se limitan al uso del penetrómetro de bolsillo en las
paredes excavadas para obtener una indicación orientativa del comportamiento del terreno, pero
nunca se deben deducir valores cuantitativos de la resistencia del terreno a partir de ésta.
Excavadora en calicata
Las excavaciones se acostumbran a realizar mediante retroexcavadora mixta convencional, con
suficiente longitud de brazo para excavar hasta 4 m de profundidad. Profundidades mayores no son
habituales.
Representación de una testificación de una calicata

 Sondeos rotacionales con batería de recuperación de testigo continuo

El método de perforación de sondeos a rotación con recuperación de testigo continuo consiste en


introducir una batería en forma de cilindro hueco, con una corona cortadora en su extremo inferior
que corta el terreno mediante un movimiento combinado giratorio y vertical de manera que, el tramo
cortado de suelo, se introduce dentro de una batería manteniendo su estructura original,
recuperándose posteriormente una vez se retira la batería del terreno. Durante la ejecución de los
sondeos se suelen utilizar baterías de perforación de 76, 86 y 101 mm de diámetro, coronas de
widia y diamante, y cuando es necesario, revestimiento de 98 o 113 mm.
Según el CTE los sondeos a rotación se pueden utilizar en cualquier tipo de terreno, siendo
necesarios cuando el terreno a reconocer sea un macizo rocoso o exista alternancia de capas
cementadas duras con otras menos cementadas.
En su utilización se tendrá en cuenta que pueden existir problemas en el reconocimiento de suelos
granulares finos bajo el nivel freático y en el de bolos o gravas gruesas. También deben
interpretarse con cuidado los testigos extraídos de suelos colapsables bajo la acción del agua de
inyección y los de rocas blandas de tipo areniscoso que pueden fragmentarse excesivamente por
efecto de la rotación.
Sonda de perforación a rotación con recuperación de testigo continuo

Detalle de las mordazas que sujetan el entubado y el barillaje cuando se desenroscan las barillas,
para subir la muestra
Detalle de los comandos de una máquina de sondeos sobre oruga

Caja porta-testigos de 3 metros de capacidad.

Caja roja: arcilla limosa de 6 a 9 metros de profundidad, como se indica en la parte superior de la caja. Además se observa, una
muestra inalterada MI de 6 a 6,60m, una muestra representativa de 8,4 a 8,60m y un SPT de 8,5 a 9,10m

Caja azul: Arcilla de 3 a 3,20m y areniscas de 3,2 a 6 metros. Además se observa una muestra representativa de 4,25 a 4,70m y
una segunda MR de 5,50 a 5,80m.
Representación gráfica de un sondeo rotacional con testimonio continuo

Sondeos rotacionales helicoidales


El método de perforación en estos tipos de sondeos consiste en una barrena helicoidal, de 90 mm
de diámetro, que mantiene un movimiento giratorio que permite atravesar a la barrena materiales
relativamente blandos y cohesivos como son suelos y rocas alteradas o de dureza baja a media.
Este método no puede utilizarse cuando haya que atravesar rocas, capas cementadas o de gravas,
ni capas arenosas fluyentes, bajo el nivel freático. Este tipo de perforación no permite precisiones
inferiores a +/- 0,50 m en la localización de los diferentes niveles atravesados. El tipo de muestra
que se obtiene con la sonda helicoidal es alterada. Si el terreno es cohesivo, también permite
extraer muestras inalteradas en determinadas profundidades. Entre sus ventajas se encuentran la
facilidad de desplazamiento y la rápida instalación de los equipos.
Detalle de una barrena helicoidal de 90mm de diámetro Sonda Rolatec ML-76. Fotografía facilitada por la Ingeniería GTMH

Sonda Rolatec ML-76, con barrena helicoidal de 90mm de diámetro. Fotografía facilitada por la
Ingeniería GTMH

 Sondeos a percusión

El sistema de perforación consiste en la hinca de tubos de acero mediante el golpeo de una maza
de 120 kg que cae desde una altura de 1m. Se deben contar los golpes necesarios para la
penetración de cada tramo de 20 cm, lo que permite conocer la compacidad del terreno atravesado.
Todo y que estos sondeos están especialmente indicados para reconocer suelos granulares
gruesos, también se pueden usar en suelos cohesivos. Pueden alcanzar profundidades de hasta
30 o 40 m, siendo las más frecuentes de 15 a 20 m. Aunque este tipo de sondeos no se utiliza en
España, su uso se encuentra muy extendido en otros países de Europa.
Según el CTE los sondeos a percusión sólo pueden utilizarse cuando el terreno pueda atravesarse
con la energía disponible y el ruido asociado al golpeo no rebase los límites establecidos en cada
caso.

 Ensayo de penetración dinámica continua (DPSH o Borros)

El método de penetración dinámica consiste en la hinca de una puntaza en el terreno mediante el


golpeo de una maza que cae desde una altura determinada. Durante el ensayo se contabilizan el
número de golpes necesarios para avanzar 20 cm en el terreno (N20). Cuando este número es
superior a 100 veces, se da por finalizado el ensayo por rechazo (R). Existen diversas correlaciones
aplicables a los resultados que ofrece este método. Por ejemplo, el valor de N 20 obtenido en el
ensayo de penetración dinámica DPSH, se puede correlacionar con un valor equivalente al del
ensayo de penetración estándar NSPT a partir de la relación, habitualmente aceptada, NSPT = 1,42 •
NDPSH.

Penetrómetro dinámico
Detalle de la barilla de un penetrómetro tipo DPSH
Representación gráfica de un ensayo de penetración dinámica tipo DPSH

 Ensayo de penetración estática continua (CPT y CPTU)

Se trata de un ensayo de penetración estática (CPT,Cone Penetration Test) con medida de las
presiones intersticiales (CPTU). La técnica consiste en el uso de una plataforma hidráulica utilizada
para hincar a presión en el terreno una punta cónica instrumentada mediante varias barras. Con ello
se obtienen, entre otros datos, la resistencia de esta punta a la penetración estática (qc), el
rozamiento lateral (fs) y la presión intersticial (U). Las medidas realizadas son continuas y a
velocidad constante de dos centímetros por segundo. La información que proporciona este método
nos permite calcular parámetros geotécnicos como pueden ser el ángulo de fricción efectivo, el
coeficiente de consolidación o la capacidad de carga.
Existen cada vez más correlaciones entre los resultados del penetrómetro y los parámetros
geotécnicos usuales, como son la cohesión o resistencia al corte, para determinar la consistencia
de las arcillas, el módulo edométrico, el ángulo de rozamiento interno, etc. También se relaciona
con los resultados del SPT:
qc = bN
(donde b es el coeficiente de correlación entre resistencias de los penetrómetros CPT y SPT)
Los valores de b son función del tipo de suelo, a continuación se presenta una tabla donde queda
reflejado:
Valores de b
Tipos de suelo
2
Limos
3a4
Arenas finas
5a6
Arenas gruesas
6a8 Gravas
Tabla de utilización de las pruebas de penetración (CTE).
Tipo de Principio de Tipo Suelo más idóneo Terreno en que es
penetrómetro funcionamiento impracticable

Estático Medición de la CPTE Arcillas y limos muy Rocas, bolos, gravas,


resistencia a la blandos. Arenas finas suelos cementados.
penetración de una CPTU sueltas a densas sin Arcillas muy duras.
punta y un vástago gravas Arenas muy
UNE
mediante presión compactas. Suelos
03804:1993
muy preconsolidados
y/o cementados

Dinámico Medición de la DPH Arenas sueltas a Rocas, bolos, costras,


resistencia a la medias. Limos suelos muy
penetración de una UNE arenosos flojos a cementados.
puntaza mediante 03802:1998 medios. Conglomerados.
golpeo con una energía BORRO
normalizada

DPSH Arenas medias a muy Rocas, bolos,


compactas. Arcillas conglomerados.
UNE preconsolidadas
03801:1994 sobre el N.F. Gravas
arcillosas

MÉTODOS INDIRECTOS. GEOFÍSICA


La prospección geofísica es un conjunto de técnicas físicas y matemáticas que investigan el interior
de la tierra. Son técnicas que no alteran el terreno, no son destructivas y permiten cubrir grandes
superficies de investigación. Hay que tener en cuenta que deben ser técnicas complementarias a
los métodos directos y ensayos in situ, como por ejemplo los sondeos mecánicos o calicatas.
Cuando se trate de grandes superficies a construir, y con el fin de obtener información
complementaria que ayude a distribuir los puntos de reconocimiento así como la profundidad a
alcanzar en cada uno de ellos, se podrán utilizar las siguientes técnicas.

 Métodos sísmicos
Estos métodos estudian la propagación en el terreno de ondas sísmicas generadas artificialmente,
estableciendo una relación entre la velocidad de las ondas sísmicas y la configuración geológica del
subsuelo. La velocidad de propagación de las ondas sísmicas depende básicamente de la densidad
y de las propiedades elásticas del medio. Los más habituales son la Sísmica de Refracción y
Reflexión.
En construcción el método sísmico que más se utiliza es el de la refracción, siendo el objetivo la
obtención de información sobre la profundidad y la unidad geotécnica resistente. No obstante
únicamente puede emplearse en formaciones relativamente horizontales (buzamiento < 150) y en
que la velocidad de las ondas correspondiente a las distintas capas aumenta con la profundidad, ya
que es la condición necesaria para que se produzca la refracción total.

Perfil de sísmica de refracción procesado

Las ondas longitudinales son las que más se emplean en la exploración sísmica. En la siguiente
tabla se muestra la velocidad de propagación de las ondas elásticas longitudinales o de compresión
en diversos materiales en km/s.
Tabla extraída de Geotecnia y Cimientos II. Mecánica del Suelo y de las Rocas. J.A Jimenez Salas, J.L. et al 1981

No obstante, el CTE establece que en zonas sísmicas y para edificios de menos de 10 plantas se
recomienda utilizar ensayos de sísmica de reflexión de tipo “down-hole” o “cross-hole” (norma
ASTM: D 4428) para identificar la velocidad de propagación de las ondas S y así poder clasificar las
distintas unidades geotécnicas de acuerdo con la Norma de Construcción Sismorresistente NCSE
vigente. Para edificios de que tengan entre 4 y 20 plantas es obligatoria la realización de este tipo
de ensayos cuando la aceleración sísmica > 0,08 g.
En la técnica cross-hole la fuente de energía mecánica se encuentra en el interior de un sondeo y
los geófonos receptores en el interior de otro sondeo paralelo al primero, mientras que en la técnica
down-hole la fuente de energía se encuentra en la superficie y los geófonos en el interior de un
sondeo.

 Métodos electromagnéticos

Los métodos electromagnéticos o métodos eléctricos en corriente alterna se basan en el estudio del
subsuelo a través de los cambios en las propiedades eléctricas y magnéticas de los materiales que
son parte integrante del mismo. Evalúan la respuesta del terreno frente a la propagación de los
campos electromagnéticos (EM) a través del mismo.
La técnica más utilizada en este campo es el Geo-radar, método que funciona por reflexión y en el
que se consiguen perfiles continuos con alta resolución, similares a los que obtenidos por sísmica
de reflexión. Es un método que permite obtener datos con mucha rapidez e intercambiar antenas
con diferentes frecuencias, pero depende excesivamente de las características del terreno donde se
aplica.
Según el CTE, la técnica de Geo-radar nos sirve para obtener información sobre servicios
enterrados, conducciones, depósitos, fluidos, nivel freático, unidades geológicas y cambios latera-
les de las litologías.

 Métodos eléctricos

En el reconocimiento de los suelos mediante ensayos eléctricos se estudia la respuesta del terreno
cuando a través suyo se propagan corrientes eléctricas continuas. Los métodos eléctricos miden la
resistividad del terreno y están especialmente indicados para detectar un nivel freático o la
superficie de separación entre aguas de distinta salinidad, ya que el contraste de resistividades a
través de dichas superficies es importante.
La transferencia de electricidad se realiza desde la superficie del terreno hacia el subsuelo,
utilizando unos electrodos clavados en el suelo. La resistividad obtenida se denomina resistividad
aparente, ya que no corresponde a una unidad litológica concreta sino que define al conjunto de
materiales afectados por el paso del corriente.

Tabla valores resistividad formaciones geológicas más comunes

Los métodos más conocidos son:


- SEV (Sondeo eléctrico vertical): proporciona información sobre la profundidad del nivel
freático y los espesores de las distintas capas horizontales del terreno. Esta técnica consiste en
separar sucesivamente los electrodos de corriente A y B del punto central, siguiendo una línea
recta, y medir la resistividad en cada posición. El resultado que se obtiene del SEV es la variación
de la resistividad con la profundidad en el punto central del perfil investigado. Según el CTE, la
técnica SEV “sondeo eléctrico vertical” para obtener información sobre la profundidad del nivel
freático y los espesores de las distintas capas horizontales del terreno (ASTM: G 57-78).
- Tomografía eléctrica: identifica los diferentes niveles del subsuelo y sus cambios laterales,
así como el nivel freático. Según el CTE la Técnica tomografía eléctrica nos sirve para identificar los
diferentes niveles del subsuelo y sus cambios laterales, identificación del nivel freático (detección de
cavidades o desarrollos cársticos.

Fotografía con la maquinaria en campo

Figura del Perfil de tomografía eléctrica procesado

2.3.3. ENSAYOS IN-SITU Y DE LABORATORIO


ENSAYOS IN-SITU
Los ensayos “in situ” más habituales que se realizan en el interior de los sondeos durante su
perforación son los ensayos SPT (Standard Penetration Test), aunque se pueden realizar otros
ensayos “in situ” que nos pueden ayudar a caracterizar mejor el terreno y cuyo empleo dependerá
del escenario en el que nos encontremos (tipo de depósitos, presencia de agua freática, etc.). Por
ejemplo, los ensayos presiométricos, los ensayos de permeabilidad u otros.

 Ensayos SPT (en el interior de sondeos rotacionales de testimonio continuo)

Los ensayos “in situ” más habituales que se realizan en el interior de los sondeos durante su
perforación son los ensayos SPT (Standard Penetration Test) que nos servirán para determinar la
compacidad / consistencia del terreno prospectado en esa profundidad.
Su ejecución consistente en la hinca a lo largo de 45 cm en el terreno de una cuchara o clava
estandarizada, contando el número de golpes necesarios para profundizar tramos de 15 cm de
hinca. El golpeo para la hinca se realiza con una masa de 63,5 Kg que cae libremente desde una
altura de 76 cm sobre una cabeza de golpeo o yunque. La lectura del golpeo del primer tramo no se
tiene en cuenta, para obviar la alteración del suelo o el hundimiento de las paredes del sondeo. La
suma de los valores de golpeo de los dos últimos tramos de 15 cm se conoce como valor NSPT,
denominado también resistencia a la penetración estándar. A veces, dada la elevada resistencia del
terreno, no se consigue el avance de la toma de muestras. En estos casos el ensayo se suspende
cuando se exceden los 50 golpes sin profundizar un tramo de 15 cm, considerándose rechazo (R).

 Toma de muestra inalterada (MI)

Las muestras inalteradas (MI) no sufren variaciones en su estructura ni en su contenido en


humedad, y son necesarias para la realización de ensayos de resistencia, deformabilidad,
permeabilidad y fábrica de suelos en el laboratorio. En los sondeos se extraen mediante una
cuchara o tubo de tomamuestras adecuado, que se clava 60 cm en el terreno mediante el mismo
sistema que el utilizado en el ensayo de penetración estándar (SPT), contando el número de golpes
necesarios para profundizar tramos de 15 cm de clava. El golpeo para la clava se realiza con una
masa de 63,5 Kg que cae libremente desde una altura de 76 cm sobre una cabeza de golpeo. La
lectura del golpeo del primer y último tramo no se tiene en cuenta, para la alteración del suelo o
hundimiento de las paredes del sondeo en el primer caso, y por posible sobrecompactación en el
segundo. La suma de los valores de golpeo de los dos tramos centrales de 15 cm se conoce como
valor NMI. A veces, dada la elevada resistencia del terreno, no se consigue el avance del tubo del
tomamuestras. En estos casos el ensayo se suspende cuando se exceden 50 golpes para
profundizar un tramo de 15 cm, y se considera rechazo (R). El número de golpes NMI necesarios
para la clava del tubo de tomamuestras durante el ensayo de toma de muestra inalterada (MI), es
correlacionable con el golpeo NSPT equivalente al de un ensayo de penetración estándar (SPT)
realizado sobre los mismos materiales, siendo aceptada normalmente la siguiente correlación:
NSPT = NMI / 2.

 Otros ensayos “in situ”

Se pueden realizar otros ensayos “in situ” que nos pueden ayudar a caracterizar mejor el terreno y
cuyo empleo dependerá del escenario en el que nos encontremos (tipo de depósitos, presencia de
agua freática, etc.). Un buen ejemplo de ello son por ejemplo los ensayos presiométricos, los
ensayos de permeabilidad u otros.
Ensayo de molinete (Vane Test)
Ensayo presiométrico (P.M.T.)
Ensayo Lefranc
Ensayo Lugeon
Ensayo de carga con placa*
Ensayo de bombeo
Tabla de utilización de los ensayos in situ (CTE)
Tipo Descripción Utilización para determinar

Compacidad de suelos
granulares. Densidad relativa.
Ensayo de penetración estándar Nº de golpes NSPT para hincar
30 cm de un cilindro hueco de Ángulo de rozamiento interno
(SPT) dimensiones normalizadas. en suelos granulares
Golpeo con maza de 63,5 kg Resistencia de arcillas
UNE 103800:1992 cayendo desde 76 cm
preconsolidadas por encima
del nivel freático

Rotación de unas aspas


dispuestas a 90º e introducidas en Para determinar la resistencia
Ensayo de molinete (Vane Test) el terreno, midiendo el par al corte de arcillas blandas por
ENV-199-3 necesario para hacerlas girar encima o por debajo del nivel
hasta que se produce el corte del freático
suelo
En sondeo Dilatación, por gas a presión, de
una célula cilíndrica contra las Presión límite y
Ensayo presiométrico (P.M.T.) paredes de un sondeo midiendo deformabilidad de suelos
la deformación volumétrica granulares, arcillas duras,
ENV-199-3 correspondiente a cada presión
hasta llegar, eventualmente, a la etc.
rotura del terreno

Medida del caudal de agua


Ensayo Lefranc bombeada al terreno a través de
un tramo de sondeo de 50 cm Permeabilidad de suelos

Medida de los caudales


bombeados a un tramo de Permeabilidad de rocas
Ensayo Lugeon
sondeo, a presiones escalonadas, moderadamente fisuradas
durante un tiempo de 10 min.

Relación presión asiento en


suelos granulares, para la
Medida de los asientos de una placa utilizada*
Ensayo de carga con placa* placa rígida cuadrada o circular al
En superficie o pozo ir aplicando cargas crecientes, Coeficiente de balasto de
ENV-199-3 llegando o no a la rotura del cualquier terreno
terreno
Capacidad portante sin
drenaje de suelos cohesivos

Medida de la transmisividad y

coeficiente de almacenamiento Capacidad de agotamiento o


En pozo Ensayo de bombeo
del acuífero en la zona de rebaje del nivel freático
influencia del pozo

*El ensayo de carga con placa debe interpretarse con las lógicas reservas debidas a la diferencia
entre las dimensiones de la placa y la de la cimentación proyectada
ENSAYOS DE LABORATORIO
Para realizar cualquier ensayo en el laboratorio se precisa de una muestra para analizar, que se
obtiene en el campo y que puede ser recogida de diversas formas:

 Muestras a partir de los ensayos SPT


 De manera similar a como se ejerce en los ensayos SPT, también se suele proceder a la
toma de muestras inalteradas (MI) en el interior de los sondeos. Las muestras inalteradas (MI)
no sufren variaciones en su estructura ni en su contenido en humedad, y son necesarias para la
realización de ensayos de resistencia, deformabilidad, permeabilidad y fábrica de suelos en el
laboratorio.
 También se pueden tomar otros tipos de muestras, como pueden ser las muestras
parafinadas.
 Muestras alteradas.

Para que la fiabilidad de los ensayos sea la máxima posible se deben cumplir unos requisitos
diferentes en la toma de muestras según el tipo de ensayo que se vaya a ejecutar sobre la muestra
obtenida.
Por ejemplo en el CTE se especifican tres categorías de muestras:
a) Categoría A: son aquellas que mantienen inalteradas las siguientes propiedades del suelo:
estructura, densidad, humedad, granulometría, plasticidad y componentes químicos estables;
b) Categoría B: son aquellas que mantienen inalteradas las siguientes propiedades del suelo:
humedad, granulometría, plasticidad y componentes químicos estables;
c) Categoría C: todas aquellas que no cumplen las especificaciones de la categoría B.
En la siguiente tabla se señala la categoría mínima de la muestra requerida según los tipos de
ensayos de laboratorio que se vayan a realizar.
Propiedades a determinar Categoría mínima de la muestra
Identificación organoléptica C
Granulometría C
Humedad B
Límites de Atterberg C
Peso específico de las partículas B
Contenido en materia orgánica y en CaCo3 C
Peso específico aparente. Porosidad A
Permeabilidad A
Resistencia A
Deformabilidad A
Expansividad A
Contenido en sulfatos solubles C
Además, en la actualidad, muchas empresas-laboratorio cumplen con sistemas de calidad que
definen sus protocolos y el buen cumplimento de las normas UNE u otras. Todo ello, queda
reflejado en las actas de resultados que el laboratorio emitirá con nuestros resultados del terreno y
que se deben facilitar siempre por parte del laboratorio y deben estar incluidas en el estudio
geotécnico, normalmente como anexo de este.
Los ensayos de laboratorio más habituales en edificación son los que se describen a continuación:

 Ensayos de identificación y estado natural;

Límites de Atterberg (UNE 103.103/94 i 103.104/94)


Los límites de Atterberg marcan una separación arbitraria en los suelos cohesivos entre los estados
sólido, semisólido, plástico y viscoso de la muestra, según su naturaleza y cantidad de agua. Este
ensayo pretende determinar el límite líquido de un suelo mediante la utilización del aparato de
Casagrande. Se define el límite líquido como la humedad que contiene un suelo amasado con agua
y colocado en una cuchara normalizada, cuando un surco, realizado con un acanalador
normalizado, que divide dicho suelo en dos mitades, se cierra a lo largo de su fondo en una
distancia de 13 mm, después de haber dejado caer 25 veces dicha cuchara desde una altura de 10
mm sobre una base también normalizada, con una cadencia de 2 veces por segundo.
Análisis granulométrico por tamizado (UNE 103.101/95)
Este ensayo tiene por objeto determinar las diferentes medidas de las partículas de un suelo y
obtener la cantidad, expresada en tanto por ciento de éstas, que pasan por los diferentes tamices
de la serie empleada en el ensayo. El diámetro de los tamices más habituales varía entre 2 y 0,080
mm, separando según los tamices utilizados la fracción de grava, arena y finos que componen el
suelo. Cuando la muestra presenta una proporción de finos muy elevada, se suele usar solo el
tamiz # 0,08 UNE (se separan las partículas que pasan por el tamiz de # 0,08 UNE del resto de
fracciones que componen la muestra).
Determinación del contenido en sulfatos solubles del suelo (UNE 103.201/96 i 103.202/95)
Se trata de un ensayo químico realizado sobre la muestra analizada en el laboratorio que tiene por
finalidad determinar la concentración del ion sulfato presente en la muestra. Una elevada
concentración de sulfatos en los materiales que constituyen el subsuelo sobre el que se pretende
edificar puede afectar la durabilidad del hormigón de los cimientos y de las partes de la estructura
en contacto con el terreno.
Determinación del contenido en materia orgánica del suelo (Norma UNE 103.103/94)
Se trata de un ensayo químico encaminado a establecer la concentración de materia orgánica
presente en la muestra, ya que una elevada concentración de materia orgánica puede provocar
porosidades a lo largo del tiempo, y posibles colapsos en el terreno. También puede afectar la
durabilidad del hormigón de las cimentaciones en contacto con el terreno.
Contenido en carbonatos (UNE 103.200/93)
Ensayo encaminado a determinar el contenido de carbonatos de un suelo. Se utiliza el método del
calcímetro de Bernard, que se basa en la descomposición de los carbonatos por la acción del ácido
clorhídrico, con desprendimiento de anhídrido carbónico gaseoso, según la reacción expresada a
continuación: MCO3 + 2 HCl = MCl2 + CO2 + H2O. En este método se calibra el aparato con
carbonato cálcico puro, por lo que no es necesario tener en cuenta la presión y la temperatura.
Determinación del grado de acidez de Baumann-Gully (EHE)
Consiste en valorar la capacidad del suelo para liberar cationes que pueden modificar el pH del
terreno y disminuir la durabilidad del hormigón.
Densidad
El objeto del ensayo es la determinación de la densidad de un suelo definida como el cociente entre
la masa del citado suelo y su volumen.
Humedad mediante secado en estufa
Ensayo que determina la humedad de una muestra de suelo mediante secado en la estufa, definida
como el cociente, expresado en tanto por ciento, entre la masa de agua que pierde el suelo al
secarlo y la masa del suelo seco.
Otros ensayos
Dentro de este apartado pueden incluirse otros ensayos que también pueden ser interesantes
dependiendo de las características del suelo, como son el contenido en carbonatos, sulfatos o
materia orgánica del suelo.

 Ensayos de resistencia;

Compresión simple en suelos( UNE 103.400/93)

Este ensayo consiste en realizar la rotura a compresión simple en probetas de suelos que tengan
cohesión. El término probeta se aplica a una muestra de suelo ya cortada, bien procediendo de un
tubo de toma de muestras, de un bloque de suelo parafinado o de un remoldeo en laboratorio.
Consiste en colocar una probeta de suelos cilíndrica o prismática en una prensa ordinaria y
romperla a compresión, sin confinamiento lateral. Sólo se puede llevar a cabo con arcillas, limos o
suelos predominantemente cohesivos, ya que si no fuera así, dado que no tiene confinamiento
lateral, la probeta no mantendría su morfología. Este ensayo mide el incremento de tensión vertical
total y la deformación axial, siendo habitual representar la curva de tensión - deformación
correspondiente. En función de la resistencia a la compresión simple, las arcillas se pueden
clasificar según su consistencia.
Triaxial
Este ensayo nos determina el ángulo de rozamiento y la cohesión del suelo que permitan establecer
su resistencia al corte, aplicando a las probetas esfuerzos verticales y laterales. El ensayo consiste
en colocar una muestra cilíndrica de suelo dentro de una membrana de caucho o goma, que se
introduce en una cámara especial y se le aplica una presión igual en todo sentido y dirección.
Cuando se alcanza el estado de equilibrios, se aumenta la presión normal o axial, sin modificar la
lateral aplicada, hasta que se produzca la falla. Las condiciones de este ensayo pueden ser Ensayo
no consolidado y no drenado (UU), ensayo consolidado y no drenado (CU), y ensayo consolidado y
drenado (CD). Las mediciones varían según estas condiciones.
Corte directo (UNE 103.401/98)

Determina los parámetros resistentes, cohesión (c) y ángulo de rozamiento interno (φ), de una
muestra de suelo sometida a esfuerzo cortante. Es un ensayo que consiste en someter la muestra a
un esfuerzo horizontal (tangencial) y medir el esfuerzo que hace falta hacer para romperla. Este
esfuerzo equivale a la cohesión de la muestra. El proceso se repite 3 veces aumentando una
sobrecarga aplicada sobre la muestra, la cual cosa permite determinar el ángulo de rozamiento del
material. También se pueden obtener los parámetros de resistencia residual, cR y φR. Normalmente
el ensayo se realiza sobre tres probetas de una misma muestra de suelo, sometida cada una de
ellas a una presión normal diferente, obteniéndose la relación entre la tensión tangencial en el corte
y la tensión normal aplicada. Esta norma se utiliza preferentemente en muestras de suelos con
partículas de pequeño tamaño, como arenas, limos y arcillas. No obstante, se puede extender a
muestras de suelos con partículas de mayor tamaño, como gravas, bloques, etc., utilizando
aparatos de dimensiones adecuadas. Las condiciones de este ensayo pueden ser de Ensayo no
consolidado y no drenado (UU), ensayo consolidado y no drenado (CU), y ensayo consolidado y
drenado (CD). Las mediciones varían según estas condiciones.

 Otros ensayos

Existen muchos otros ensayos de laboratorio que nos pueden ser útiles en el estudio geotécnico
para edificación. En algunos casos, pueden ser imprescindibles. Por ejemplo, si nos encontramos
en una zona de arcillas expansivas, deberíamos incluir algún ensayo de expansividad en nuestro
estudio para poder determinar la influencia de este fenómeno en la futura construcción.
Expansividad en aparato Lambe (UNE 103.600/96)
Se trata de un ensayo que permite evaluar mediante un ensayo rápido la peligrosidad de un suelo
desde el punto de vista de la expansividad. El ensayo consiste en medir la presión que ejerce una
muestra alterada (previamente remoldeada en unas condiciones determinadas, sometida a una
presión de 40N y inundada en el aparato Lambe) al cabo de dos horas, determinando un
incremento de presión (Mpa) que se designa como índice de inflamiento o índice Lambe. Este valor
se relaciona con el denominado cambio potencial de volumen que proporciona una idea, cualitativa,
de la peligrosidad del suelo (no crítico, marginal, crítico y muy crítico).
Presión máxima de inflamiento (UNE 103.602/96)
Esta norma tiene por objeto describir el método para la determinación de la presión de inflamiento
de un suelo en edómetro. Se denomina presión de inflamiento, a la presión vertical necesaria para
mantener sin cambios de volumen, una probeta confinada lateralmente cuando se inunda de agua.
Es aplicable tanto a suelos inalterados como remoldeados.
Analítica de agua (según EHE)
Se trata de un ensayo químico encaminado para determinar una serie de parámetros del agua,
como son: pH, Conductividad a 25ºC, dureza total, residuo seco, anhídrido carbónico libre, cloruros,
sulfatos, calcio, magnesio y amonio. Estos parámetros determinan, según la Instrucción del
Hormigón Estructural (EHE), de obligado cumplimiento, el grado de agresividad del agua al
hormigón.

2.4. FASE III. MODELIZACIÓN GEOTÉCNICA. AGUA Y OTROS


CONDICIONANTES DEL TERRENO.
2.4.1. MODELIZACIÓN GEOTÉCNICA
Para realizar la modelización geotécnica se deberá tener en cuenta; los datos obtenidos en la
campaña de campo, en el laboratorio y los datos antecedentes si los hay. A partir de las
descripciones geológicas – geotécnica realizadas por el técnico geólogo, en los sondeos ejecutados
(por ejemplo; sondeo rotacional con extracción de testimonio continuo) y/o mediante la información
obtenida de los ensayos in-situ (por ejemplo; penetrómetro dinámico) y los resultados del
laboratorio, se identificarán las unidades geotécnicas relevantes para el estudio y para la
determinación de sus características geotécnicas.
Cabe comentar, que a medida que aumenta la cantidad y calidad de las prospecciones y ensayos
de laboratorio aumenta la exactitud de los resultados y disminuye la interpretación, aportando
cálculos más ajustados y en consecuencia una disminución de los costes de las cimentaciones del
proyecto. Este equilibrio es el que debería controlar el técnico especialista en geotecnia,
complementado por el CTE o equivalente y condicionado por el presupuesto que se defina para ese
estudio geotécnico.
Por ejemplo, si se ejecuta un sondeo rotacional con extracción de testimonio continuo, obtendremos
unas cajas (habitualmente de 3 metros) donde estudiar una columna del terreno en profundidad sin
apenas alteración. Si este sondeo rotacional con extracción de testimonio continuo se sustituye por
un sondeo helicoidal (más económico) obtendremos un detritus del terreno que nos muestra el
terreno en profundidad alterado, con un factor mucho mayor de interpretación.
Las propiedades de los suelos y de las rocas se cuantifican mediante parámetros geotécnicos que
se dan en general en los estudios del terreno y en particular en los cálculos de proyecto. Éstos se
establecen a partir de los resultados de los ensayos de campo y laboratorio o por análisis
retrospectivos del comportamiento de terrenos similares a los que se considere con obras
semejantes en su estructura y cargas. Fragmento extraído de Cuadernos 9. Descriptores
Geotécnicos del Terreno. 2007
Las unidades geotécnicas quedarán descritas y caracterizadas en el estudio geotécnico y además,
se representará la interpretación de diferentes perfiles en profundidad del terreno (identificando las
diferentes unidades geotécnicas definidas), donde es importante que los puntos reales
(prospecciones) queden situados. Además debemos incluir el nivel del agua si se identifica. Esto
nos dejará diferenciar los datos reales de los interpretados y intuitivamente podremos valorar la
complejidad del terreno.
2.4.2. AGUA Y OTROS CONDICIONANTES DEL TERRENO.
Hay una serie de condiciones del terreno, que no siempre aparecen, pero cuando es así, deben ser
estudiadas para evitar importantes problemas en la obra; el agua, la expansividad, la colapsabilidad,
la agresividad del hormigón, los rellenos antrópicos, son los principales.
En el tema 3, se desarrolla de forma más extensa esta fase.

2.5. FASE IV. CÁLCULOS. CONCLUSIONES Y


RECOMENDACIONES
En este punto del estudio geotécnico, se deben realizar los cálculos necesarios para desarrollar
correctamente las conclusiones según las necesidades del proyecto de edificación. Para poder
realizar los cálculos es básico haber desarrollado, ejecutado y investigado las fases anteriores, de
manera que obtengamos la información necesaria de cada una de las unidades geotécnicas que
interferirán con el proyecto de edificación.
La interferencia entre unidades geotécnicas y proyecto de edificación (cimentaciones), no siempre
es directa, es decir, no se deben estudiar únicamente las unidades donde se cimentará el edificio,
sino que según la cimentación necesaria también se deberá haber profundizado más o menos en
las investigaciones geotécnicas. Es por ello, que los datos antecedentes, son necesarios para
realizar un tipo de campaña geotécnica u otro, ya que según la capacidad portante de las unidades
geotécnicas identificadas, se podrá recomendar una tipología de cimentaciones u otra y descarta
las que no puedan ser posibles. Con lo cual una campaña de campo donde las profundidades de
investigación sean adecuadas, será un factor determinante para realizar los cálculos correctamente.
En los temas 4, 5 y 6 se desarrollaran, los cálculos según el Código técnico de la Edificación y otras
normativas reconocidas.

2.6. FASE V. ESTUDIO GEOTÉCNICO


En lo que se refiere al contenido de un estudio geotécnico para la edificación, existen diferentes
documentos donde se indican metodologías para realizarlos, siempre similares. En este caso, nos
basaremos en las recomendaciones del CTE (Código Técnico de Edificación) para su confección,
indicando a continuación los puntos mínimos que debería incluir:
1) Los antecedentes y datos recabados, los trabajos de reconocimiento efectuados, la distribución
de unidades geotécnicas, los niveles freáticos, las características geotécnicas del terreno
identificando en las unidades relevantes los valores característicos de los parámetros obtenidos y
los coeficientes sismo resistentes, si fuere necesario.
2) La distribución de unidades geotécnicas diferentes, sus espesores, extensión e identificación
litológica, hasta la profundidad establecida en los reconocimientos. Para ello se elegirán los perfiles
geotécnicos longitudinales y transversales que mejor representen la distribución de estas unidades.
Para los edificios de categoría C-0 y C-1 el número de perfiles mínimo será de dos y para el resto
de tres. Se determinará en su caso la unidad geotécnica resistente, así como las agrupaciones de
unidades geotécnicas de similares características. Igualmente se recogerá la profundidad de las
aguas freáticas y, en su caso, las oscilaciones de las mismas.
3) De cada una de las unidades geotécnicas relevantes se dará su identificación, en los términos
contenidos en las tablas de este DB, y de acuerdo con los ensayos y otra información de contraste
utilizada, los parámetros esenciales para determinar la resistencias de cada unidad geotécnica,
tales como densidad, rozamiento, cohesión, y los de deformabilidad, expansividad, colapso, y
parámetros de agresividad de agua y terreno.
4) En municipios con aceleración sísmica de al menos 0,08 g, o si se ha solicitado expresamente,
de cada sondeo, se identificará la clasificación de cada unidad geotécnica o estrato a efectos de su
comportamiento sísmico, según la NSCE. Si no se ha explorado hasta 30 m de profundidad, se
justificará el valor asignado a los estratos por debajo de la profundidad explorada. El coeficiente C
de cada sondeo se establecerá como promedio del valor de cada estrato, ponderado con su
espesor. Si los resultados de los distintos sondeos son diferentes, se concluirá, justificadamente, el
valor C con el que debe obtenerse tanto la acción sísmica del emplazamiento, como el cálculo de
dicho efecto en el edificio y sus cimientos. La justificación será tanto más matizada cuanto más se
aparte el valor de C de 1,15.
5) Los resultados del estudio, incluyendo la descripción del terreno, se referirán a las distintas
unidades geotécnicas. En su caso, las posibles alternativas de solución de cimentación, excavación
o elementos de contención en su caso, técnica y económicamente viables, se establecerán de
acuerdo con los problemas planteados así como de la posible interacción con otros edificios y
servicios próximos.
6) El estudio geotécnico contendrá un apartado expreso de conclusiones y, en su caso, a petición
del proyectista o del Director de Obra, de recomendaciones constructivas en relación con la
cimentación e incluirá los anejos necesarios. En el apartado de conclusiones y recomendaciones se
recogerán éstas de tal forma que se puedan adoptar las soluciones más idóneas para la realización
del proyecto para el que se ha hecho el estudio geotécnico. Asimismo se indicarán los posibles
trabajos complementarios a realizar en fases posteriores, antes o durante la obra, a fin de subsanar
las limitaciones que se hayan podido observar.
7) Las recomendaciones antedichas serán cualitativas y cuantitativas, concretando todos los
valores necesarios con la precisión requerida para ser utilizados para el análisis y dimensionado de
los cimientos, los elementos de contención o el movimiento de tierras.
8) El estudio, en función del tipo de cimentación, debe establecer los valores y especificaciones
necesarios para el proyecto relativos a:
a) cota de cimentación;
b) presión vertical admisible (y de hundimiento) en valor total y, en su caso, efectivo, tanto bruta
como neta;
c) presión vertical admisible de servicio (asientos tolerables) en valor total y, en su caso, efectivo,
tanto bruta como neta;
d) en el caso de pilotes, resistencia al hundimiento desglosada en resistencia por punta y por fuste;
e) parámetros geotécnicos del terreno para el dimensionado de elementos de contención. Empujes
del terreno: activo, pasivo y reposo;
f) datos de la ley “tensiones en el terreno-desplazamiento” para el dimensionado de elementos de
pantallas u otros elementos de contención;
g) módulos de balasto para idealizar el terreno en cálculos de dimensionado de cimentaciones y
elementos de contención, mediante modelos de interacción suelo-estructura;
h) resistencia del terreno frente a acciones horizontales;
i) asientos y asientos diferenciales, esperables y admisibles para la estructura del edificio y de los
elementos de contención que se pretende cimentar;
j) calificación del terreno desde el punto de vista de su ripabilidad, procedimiento de excavación y
terraplenado más adecuado. Taludes estables en ambos casos, con carácter definitivo y durante la
ejecución de las obras;
k) situación del nivel freático y variaciones previsibles. Influencia y consideración cuantitativa de los
datos para el dimensionado de cimentaciones, elementos de contención, drenajes, taludes e
impermeabilizaciones;
l) la proximidad a ríos o corrientes de agua que pudieran alimentar el nivel freático o dar lugar a la
socavación de los cimientos, arrastres, erosiones o disoluciones;
m) cuantificación de la agresividad del terreno y de las aguas que contenga, para su calificación al
objeto de establecer las medidas adecuadas a la durabilidad especificada en cimentaciones y
elementos de contención, de acuerdo con los Documentos Básicos relativos a la seguridad
estructural de los diferentes materiales o la instrucción EHE;
n) caracterización del terreno y coeficientes a emplear para realizar el dimensionado bajo el efecto
de la acción sísmica;
o) cuantificación de cuantos datos relativos al terreno y a las aguas que contenga sean necesarios
para el dimensionado del edificio, en aplicación de este DB, otros Documentos Básicos relativos a la
seguridad estructural de los diferentes materiales o la instrucción EHE, y a otros DB, especialmente
al DB-HS (Habitabilidad: Salubridad);
p) cuantificación de los problemas que pueden afectar a la excavación especialmente en el caso de
edificaciones o servicios próximos existentes y las afecciones a éstos;
q) relación de asuntos concretos, valores determinados y aspectos constructivos a confirmar
después de iniciada la obra, al inicio de las excavaciones, o en el momento adecuado que así se
indique, y antes de ejecutar la cimentación, los elementos de contención o los taludes previstos.

EJERCICIO 1
Al finalizar el ejercicio, debeís subir un único documento tipo word o pdf con la resolución, para que
se pueda realizar la corrección.
A continuación os proponemos que diseñéis la campaña de campo y los ensayos en laboratorio
con lo mínimo y necesario que recomienda la CTE, en un proyecto de edificación a partir de la
información que os facilitamos:
Nos encontramos en la localidad de Sant Vicenç dels Horts. Se requiere construir una nave
industrial de 30 m de largo por 20 m de ancho constituida por 2 plantas más un sótano. La planta
del solar es rectangular y sus límites miden alrededor de 65 m de largo por 30 m de ancho,
limitando una superficie aproximada de 1900 m2.
En el siguiente plano topográfico se facilita la ubicación de la parcela. Podemos ver que es una
zona plana en el margen izquierdo de una riera.

lano urbano de Sant Vicenç dels Horts con la situación de la parcela estudiada.
Escala Original E:1/5.000. Fuente: Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).
A partir de la fotografía aérea del año 1956 se puede deducir el uso del suelo de la parcela y el tipo
de materiales superficiales que se encontraban por aquel entonces.
Ortofotomapa del año 1956 – 57 con el catastro superpuesto.
Fuente: Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).

La parcela a estudiar se encuentra en la Cordillera Costera Catalana, en la provincia de Barcelona.


A continuación se muestra el mapa geológico de la zona, publicado por el Institut Cartogràfic de
Catalunya (ICC), con la correspondiente leyenda geológica.
EJERCICIO 1_SOLUCIÓN
RESULTADOS. Programación del reconocimiento del terreno y de los ensayos de
laboratorio
El primer paso para planificar la campaña de campo y de laboratorio es, en base a la información
disponible sobre las construcciones proyectadas y el tipo de terreno que se prevé encontrar, definir
el tipo y número de reconocimientos que vamos a llevar a cabo y prever su profundidad.

Tipología de la construcción prevista


Según se indica en el enunciado del ejercicio, no hallamos frente al siguiente tipo de construcción:

o Nave industrial de 30 m de largo por 20 m de ancho constituida por 2 plantas más un


sótano.

PLANTA SÓTANO + PLANTA BAJA + 1 PLANTA PISO = 3 PLANTAS


SUPERFICIE CONSTRUIDA = 600 m2 x 3 PLANTAS = 1800 m2
Una construcción de estas características debe clasificarse, según se indica en la Tabla 3.1. Tipo de
construcción del CTE, como sigue:
TIPO DE CONSTRUCCIÓN: C1, Otras construcciones de menos de 4 plantas
Grupos de terreno que intervienen en el problema
Por lo que se refiere a los tipos de terreno que a priori integran el terreno, en base al mapa
geológico a escala 1:50.000 del sector estudiado, podemos prever que las estructuras de
cimentación cimentaran en depósitos de piedemonte del Cuaternario antiguo, es decir, del
Pleistoceno.
Estos depósitos se encuentran asociados a derrubios de pendiente y facies proximales de abanicos
aluviales, de modo que, sin más información, es de suponer que estarán compuestos
principalmente por gravas.
Para unos depósitos gravosos del Pleistoceno cabe esperar unas propiedades geotécnicas lo
suficientemente buenas como para cimentar directamente en la unidad mediante zapatas aisladas o
corridas, o pozos si fuera necesario, por ejemplo debido a la presencia de rellenos.

A partir de la fotografía aérea del año 1956 se puede deducir el uso del suelo de la parcela y el tipo
de materiales superficiales que se encontraban por aquel entonces. Como se observa en la
ortofotografía, en el año 1956 no existían rieras ni depresiones que hayan podido ser rellenadas en
la actualidad, de modo que no es previsible la presencia de rellenos antrópicos que impidan la
cimentación directa mediante zapatas o pozos.

Ortofotomapa del año 1956 – 57 con el catastro superpuesto.

Fuente: Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).

Según lo expuesto, podemos asociar la parcela en la que se pretende construir la nave industrial al
siguiente grupo de terreno, según se desprende de la Tabla 3.2. Grupo de terreno del CTE:
GRUPO DE TERRENO: T1, Terrenos favorables: aquellos con poca variabilidad, y en los que
la práctica habitual en la zona es de cimentación directa mediante elementos aislados.
Distancias máximas entre puntos de reconocimiento y profundidades orientativas.
La densidad y profundidad de reconocimientos debe permitir una cobertura correcta de la zona a
edificar. Para definirlos se debe tener en cuenta el tipo de edificio, la superficie de ocupación en
planta y el grupo de terreno.
Con carácter general el mínimo de puntos a reconocer es de tres. En la tabla 3.3 del CTE se
recogen las distancias máximas dmáx entre puntos de reconocimiento que no se deben sobrepasar y
las profundidades orientativas P bajo el nivel final de la excavación.
Para construcciones de menos de 4 plantas, cimentadas mediante cimentaciones directas del tipo
zapata o pozo, según se indica en la Tabla 3.3. Distancias máximas entre puntos de reconocimiento
y profundidades orientativas del CTE, deben llevarse a cabo el siguiente número de
reconocimientos, a las siguientes profundidades:

Grupo de terreno
Tipo de construcción
T1
dmáx (m) P (m)
C-1 35 6
Es decir, los reconocimientos que sean necesarios para cubrir el área a investigar, espaciados
como máximo cada 35 metros, partiendo como mínimo de tres reconocimientos y cuya profundidad
deberá ser como mínimo de 6 metros.
En tal sentido, considerando que la nave industrial presenta unas dimensiones en planta de 30 m de
largo por 20 m de ancho, está claro que con 3 reconocimientos cumplimos el CTE.
Distribuiremos los tres reconocimientos formando un triángulo para poder correlacionar la
información que nos proporcionan en las tres direcciones. De este modo, la distancia entre 2
reconocimientos próximos será aproximadamente de unos 20 metros, mucho más cerca que los 35
metros que nos exige el CTE.
Número mínimo de sondeos mecánicos y porcentaje de substitución por pruebas de
penetración dinámica
Según se indica en la Tabla 3.4. Número mínimo de sondeos mecánicos y porcentaje de sustitución
por pruebas continuas de penetración del CTE, para construcciones de menos de 4 plantas,
cimentadas mediante cimentaciones directas del tipo zapata o pozo, deben llevarse a cabo el
siguiente número de reconocimientos, a las siguientes profundidades:

Grupo de terreno

Tipo de T1
construcción Número mínimo % de substitución
de sondeos mecánicos por penetrómetros dinámicos
C-1 1 70%

En función de lo expuesto en los apartados anteriores, queda claro que con 3 reconocimientos
distribuidos por la parcela de tal manera que no queden distanciados más de 35 metros,
correspondientes a 1 solo sondeo mecánico de 6 metros de profundidad y a 2 ensayos de
penetración dinámica continua, también de 6 metros de profundidad, cumpliríamos con las
especificaciones del CTE.
Situación de los reconocimientos en el sector de la parcela en el que se pretende construir la nave.

Escala Original E:1/5.000. Fuente: Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).

Ensayos de campo y Toma de muestras


Puesto que el ejercicio consiste en diseñar una campaña de mínimos, en la que solo vamos a
proponer llevar a cabo un sondeo de 6 metros de profundidad, la toma de muestras deberá
centrarse en ese único sondeo. Teniendo en cuenta que el terreno está constituido por gravas, en
principio no es de prever la toma de muestras inalteradas (este ensayo se práctica sobre materiales
de naturaleza coherente). Si habrá que llevar a cabo ensayos SPT cada 2 metros, para determinar
la resistencia del terreno y para obtener al menos 3 muestras alteradas que serán analizadas en el
laboratorio.
En cuanto a la toma de muestras de agua, en principio no es de prever que a 6 metros de
profundidad se llegue a interferir con el nivel freático.
Ensayos de laboratorio
Sobre las muestras alteradas procedentes de los 3 ensayos SPT realizados en el interior del único
sondeo propuesto, se practicaran los ensayos recomendados en la Tabla 3.7 Número orientativo de
determinaciones in situ o ensayos de laboratorio para superficies de estudio de hasta 2000 m2del
CTE.
Tabla 3.7 del CTE. Número orientativo de determinaciones in situ o ensayos de laboratorio para superficies de estudio de
hasta 2000 m2

Para superficies mayores a 2000 m2 se multiplicarán los números de la tabla 3.7 por (s/2000)1/2,
siendo s la superficie de estudio en m2
Los ensayos indicados en la tabla corresponden a cada unidad geotécnica que pueda ser afectada
por las cimentaciones. El número de determinaciones in situ o ensayos indicados corresponde a
edificios C-1 o C-2. Para edificios C-3 o C-4 los valores del cuadro se recomienda incrementarlos en
un 50%.
Puesto que a priori se prevé que los depósitos cuaternarios estén compuestos predominantemente
por depósitos de gravas con arenas, de la tabla 3.7 solo podrán realizarse los ensayos aplicables a
materiales granulares. Por otro lado, al clasificarse estos depósitos gravosos como terreno tipo T-1,
el número de ensayos será el definido en la tabla para este tipo de terrenos.
En cuanto al número de unidades geotécnicas detectadas, en principio solo se prevé detectar los
depósitos cuaternarios integrados por gravas, de manera que para cumplir con el CTE podríamos
realizar la siguiente propuesta de ensayos e laboratorio:

Muestra PROFUNDIDAD TIPO DE ENSAYO


Granulometría Contenido de sales agresivas
SPT 1 1,55 – 2,00 m 1 1
SPT 2 3,55 – 4,00 m 1 1
SPT 3 5,55 – 6,00 m 1 1
TOTAL ENSAYOS 3 3
EJERCICIO 2
Al finalizar el ejercicio, debeís subir un único documento tipo word o pdf con la resolución, para que
se pueda realizar la corrección.
En el presente ejercicio se facilita una serie de información basada en un proyecto de urbanización
que se realizó en el término municipal de Sabadell.
El ejercicio consiste en proponer una campaña de campo geotécnica destinada a reconocer de
forma eficaz la naturaleza y distribución de las unidades geológicas que constituyen el subsuelo del
terreno, de manera que mediante las investigaciones propuestas se asegure la obtención de
suficiente información como para poder desarrollar el estudio geotécnico del terreno sobre el que se
cimentará cada uno de los edificios, así como la toma de muestras de terreno necesarias que se
deberán analizar en el laboratorio.
Utiliza para ello el plano en formato PDF proporcionado junto al presente ejercicio denominado
“Emplazamiento_Edificaciones.pdf”.
Cabe señalar que las parcelas sobre las que se pretende edificar se encuentran afectadas por
materiales de relleno de antiguas rieras colmatadas.
En los siguientes apartados se proporcionan varios extractos del estudio geotécnico que se llevó a
cabo, información, ésta, que debe servir de punto de partida para la propuesta de campaña
geotécnica:

2.1. ANTECEDENTES Y OBJETIVOS DEL ESTUDIO


El presente documento se enmarca dentro de un Proyecto de Urbanización de un Polígono en el
término municipal de Sabadell.
Su objetivo es desarrollar el estudio geotécnico para 5 edificios de viviendas, un colegio y una
residencia, situados en una de las Islas del Polígono.

2.2. SITUACIÓN GEOGRÁFICA


El ámbito del estudio se sitúa en el noroeste de Sabadell, en el barrio de “la Torre de Bellmunt”,
concretamente corresponde a la llamada Isla NC-32/05 del Proyecto de Urbanización del Polígono
de "la Torre de Bellmunt".
En la siguiente figura, el cuadro rojo sitúa el ámbito del estudio en el plano urbano del municipio
(plano extraído del servidor de mapas de la web del Instituto Cartográfico de Cataluña (ICC)).
2.3. MARCO GEOLÓGICO
Geológicamente, el término de Sabadell se encuentra emplazado sobre la fosa tectónica del Vallès,
que es a su vez parte integrante de la unidad geológica de los Catalànides en la provincia de
Barcelona.
La depresión vallesiana, constituye una extensa zona deprimida, asociada al sistema de valles
tectónicos que se hundieron durante el Neógeno. En la zona forma lo que se conoce como fosa del
Vallès - Penedès, fosa tectónica que actúa como cuenca, parcialmente rellenada por sedimentos de
edad Neógena y cuaternaria procedentes de los relieves más elevados de la zona, entre los que
aflora, de forma discontinua, parte del zócalo paleozoico, integrado por rocas ígneas y rocas de
origen metamórfico.
El marco geológico de Sabadell viene definido, pues, por espesores muy potentes de sedimentos
neógenos, constituidos principalmente por cuerpos de gravas en el norte, y por alternancias de
conglomerados, areniscas y lutitas en el sur; por encima de los cuales se ha desarrollado la red
fluvial actual, de manera que los materiales del Neógeno han quedado parcialmente recubiertos por
depósitos cuaternarios de menor entidad, representados sedimentológicamente por depósitos de
limos lacustres, por gravas modelando las terrazas y los glacis de los torrentes y arroyos, y por
gravas, arenas y finos (limos arcillosos y limos arenosos) procedentes de los conos de deyección
que se extienden cubriendo amplias extensiones del territorio.
A continuación se incluye una imagen con un mapa geológico general de la zona publicado por el
Instituto Cartográfico de Cataluña (ICC) a escala 1:50.000, indicándose mediante un recuadro rojo
el ámbito del proyecto.
.4. EMPLAZAMIENTO Y TIPOLOGÍA DE LAS EDIFICACIONES
En las parcelas que son objeto del estudio se pretende la construcción de bloques de edificios de la
siguiente tipología:

 Bloque 1: Planta Sótano + Planta Baja + 2 Plantas Piso (superficie en planta: 380 m2)
 Bloque 2: Planta Baja + 3 Plantas Piso (superficie en planta: 366 m2)
 Bloque 3: Planta Sótano + Planta Baja + 2 Plantas Piso (superficie en planta: 366 m2)
 Bloque 4: Planta Sótano + Planta Baja + 3 Plantas Piso (superficie en planta: 366 m2)
 Bloque 5: Planta Sótano + Planta Baja + 3 Plantas Piso (superficie en planta: 366 m2)
 Bloque 6: Planta Sótano + Planta Baja (superficie en planta: 589 m2)
 Bloque 7: Planta Baja (superficie en planta: 390 m2)

Las plantas que constituyen cada bloque se han diseñado de forma pareja (presentan las misma
superficie).

2.5. PRESENCIA DE RELLENOS ANTRÓPICOS DE COLMATACIÓN DE


ANTIGUAS RIERAS
Para la investigación preliminar geotécnica del sector, inicialmente se previeron 7 calicatas que
dejaron al descubierto un vertedero desconocido hasta el momento, que se extendía en el subsuelo
del ámbito del proyecto de urbanización, lo que condicionó los proyectos de edificación de las
parcelas.
El resultado de las calicatas, conjuntamente con el análisis histórico de fotografías aéreas del
ámbito, permitió una caracterización geomorfológica del vertedero y determinar su origen, asociado
a la colmatación antrópica de torrentes preexistentes en el sector.
Par de fotografías aéreas del año 1984 (original a E:1:30.000)

Par de fotografías aéreas del año año 1977 (original a E:1:18.000)


Par de fotografías aéreas del año 1956 (original a E:1:50.000)
En la siguiente figura, sobre el ortofotomapa más reciente disponible, se muestra la interpretación
sobre la situación y extensión de la antigua riera, en base al análisis estereográfico de los pares de
fotografías aéreas de los años 1956 a E:1:50.000, 1977 a E:1:18.000 y 1984 a E:1:30.000.
Y en el siguiente plano, el tramado en rallas de color negro indica la zona afectada por los rellenos
de colmatación de la antigua riera, en relación al emplazamiento de las edificaciones que se
pretenden construir:
EJERCICIO 2_SOLUCIÓN
RESULTADOS. Programación del reconocimiento del terreno y de los ensayos de
laboratorio
El primer paso para planificar la campaña de campo y de laboratorio es, en base a la información
disponible sobre las construcciones proyectadas y el tipo de terreno que se prevé encontrar, definir
el tipo y número de reconocimientos que vamos a llevar a cabo y prever su profundidad.
Tipología de las construcciones previstas en el proyecto de urbanización
Según el escenario planteado, por lo que se refiere a las características de las edificaciones, éstas
están compuestas por el siguiente número de plantas que suman las siguientes superficies
construidas para cada bloque:

Superficie en Superficie
Bloque Nº de plantas
planta construida
Planta Sótano + Planta Baja + 2 Plantas Piso
Bloque 1 380 m2 1140 m2
4 PLANTAS
Planta Baja + 3 Plantas Piso
Bloque 2 366 m2 1464 m2
4 PLANTAS
Planta Sótano + Planta Baja + 2 Plantas Piso
Bloque 3 366 m2 1464 m2
4 PLANTAS
Planta Sótano + Planta Baja + 3 Plantas Piso
Bloque 4 366 m2 1830 m2
5 PLANTAS
Planta Sótano + Planta Baja + 3 Plantas Piso
Bloque 5 366 m2 1830 m2
5 PLANTAS
Planta Sótano + Planta Baja
Bloque 6 589 m2 1178 m2
2 PLANTAS
Planta Baja
Bloque 7 390 m2 390 m2
1 PLANTA
Según la tabla anterior, podemos definir, pues, los siguientes tipos de construcciones, según se
indica en el CTE:

Superficie TIPO DE
Bloque Nº de plantas DESCRIPCIÓN
construida CONSTRUCCIÓN
Bloque 1 4 PLANTAS 1140 m2 C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
Bloque 2 4 PLANTAS 1464 m2 C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
Bloque 3 4 PLANTAS 1464 m2 C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
Bloque 4 5 PLANTAS 1830 m2 C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
Bloque 5 5 PLANTAS 1830 m2 C-2 Construcciones entre 4 y 10 plantas
Otras construcciones de menos de 4
Bloque 6 2 PLANTAS 1178 m2 C-1
plantas
Otras construcciones de menos de 4
Bloque 7 1 PLANTA 390 m2 C-1
plantas
Tipo de construcción (ver Tabla 3.1 del CTE)
Grupos de terreno previstos en el sector donde se emplazan las edificaciones
Por lo que se refiere al tipo de terreno, en base a los mapas geológicos antecedentes, la
testificación de las calicatas llevadas a cabo durante la campaña de reconocimiento previa, y la
información obtenida mediante el estudio estereoscópico de pares de fotografías áreas antiguas,
podemos asociar cada uno de los bloques a los siguientes grupos de terrenos, definidos en el
CTE:

GRUPO DE
Bloque COMENTARIOS DESCRIPCIÓN
TERRENO
Bloque 1 Edificios situados sobre gravas y limos del Cuaternario T2 Terrenos intermedios: los que
antiguo, en principio de propiedades geotécnicas presentan variabilidad, o que
suficientes como para cimentar las estructuras de en la zona no siempre se
recurre a la misma solución de
Bloque 2 cimentación de forma directa, excepto en algún sector T2
coincidente con los rellenos antrópicos de colmatación cimentación, o en los que se
de la riera. puede suponer que tienen
rellenos antrópicos de cierta
Estas zonas de relleno corresponden a los márgenes de relevancia, aunque
la riera, de modo que se considera probable que los probablemente no superen los
rellenos no superen los 3 metros de potencia, 3,0 m.
permitiendo cimentar mediante cimentaciones directas
(zapatas o pozos).
Bloque 3 T3 Terrenos desfavorables: los
que no pueden clasificarse en
Bloque 4 T3 ninguno de los tipos
Bloque 5 T3 anteriores. De forma especial
se considerarán en este grupo
Bloque 6 T3 los siguientes terrenos:
a) Suelos expansivos
b) Suelos colapsables
c) Suelos blandos o
Edificios situados sobre los rellenos de colmatación de sueltos
la riera, en materiales sin compactar y de procedencia
d) Terrenos kársticos en
desconocida, correspondientes muy probablemente a
yesos o calizas
rellenos antrópicos con espesores superiores a 3 metros
à materiales blandos o sueltos, variables en cuanto a su e) Terrenos variables en
composición y estado, y quizás colapsables en algunos cuanto a composición y
tramos. estado
La profundidad del cauce de la antigua riera es f) Rellenos antrópicos
Bloque 7 desconocida, pero no se puede descartar que ésta fuera T3 con espesores superiores
importante. Profundidades de 20 metros son a3m
perfectamente posibles en torrentes y rieras, aunque
g) Terrenos en zonas
sean de poco recorrido.
susceptibles de sufrir
deslizamientos
h) Rocas volcánicas en
coladas delgadas o con
cavidades
i) Terrenos con desnivel
superior a 15º
j) Suelos residuales
k) Terrenos de marismas
Grupo de terreno (ver Tabla 3.2 del CTE)

Técnicas de reconocimiento, número de reconocimientos, distancias máximas


entre puntos de reconocimiento y profundidades orientativas.
La densidad y profundidad de reconocimientos debe permitir una cobertura correcta de la zona a
edificar. Para definirlos se debe tener en cuenta el tipo de edificio, la superficie de ocupación en
planta y el grupo de terreno.
Con carácter general el mínimo de puntos a reconocer es de tres. En la tabla 3.3 del CTE se
recogen las distancias máximas dmáx entre puntos de reconocimiento que no se deben sobrepasar
y las profundidades orientativas P bajo el nivel final de la excavación.

Distancias
Profundidad Número
máximas entre % de
Tipo de Grupo de orientativa de los mínimo de
Bloque puntos de substitución
construcción terreno reconocimientos sondeos
reconocimiento por penetros
(m) mecánicos
(m)
Bloque 1 C-2 T2 25 25 3 50
Bloque 2 C-2 T2 25 25 3 50
Bloque 3 C-2 T3 25 25 3 50
Bloque 4 C-2 T3 25 25 3 50
Bloque 5 C-2 T3 25 25 3 50
Bloque 6 C-1 T3 30 18 2 50
Bloque 7 C-1 T3 30 18 2 50
Distancias máximas entre puntos de reconocimiento y profundidades orientativas (ver Tabla
3.3 del CTE)
Número mínimo de sondeos mecánicos y porcentaje de sustitución por pruebas continuas
de penetración (ver Tabla 3.4 del CTE)
Tal y como se indica en el CTE, en caso de terrenos del grupo T-3 o cuando el reconocimiento se
derive de otro que haya resultado insuficiente, se intercalarán puntos de reconocimiento en las
zonas problemáticas hasta definirlas adecuadamente.
Nota: este parágrafo es importante puesto que nos indica que para los edificios que se
emplazan sobre terrenos T3, además de los reconocimientos propuestos (los indicados como
mínimo para terrenos T2), hay que proponer más reconocimientos en las zonas problemáticas
(en este caso, obviamente dirigidos a determinar la geometría en profundidad y en planta de
los rellenos). Para ello se proponen, más adelante, perfiles de tomografía eléctrica, técnica
geofísica que funciona bastante bien cuando de lo que se trata es de delimitar la profundidad
de rellenos.
Debe comprobarse que la profundidad planificada de los reconocimientos ha sido suficiente para
alcanzar una cota en el terreno por debajo de la cual no se desarrollarán asientos significativos bajo
las cargas que pueda transmitir el edificio.
Dicha cota podrá definirse como la correspondiente a una profundidad tal que en ella el aumento
neto de tensión en el terreno bajo el peso del edificio sea igual o inferior al 10% de la tensión
efectiva vertical existente en el terreno en esa cota antes de construir el edificio, a menos que se
haya alcanzado una unidad geotécnica resistente tal que las presiones aplicadas sobre ella por la
cimentación del edificio no produzcan deformaciones apreciables.
La unidad geotécnica resistente a la que se hace referencia en el párrafo anterior debe
comprobarse en una profundidad de al menos 2 m, más 0,3 m adicionales por cada planta que
tenga la construcción.
Nota: este último parágrafo es importante, puesto que muchas veces permite profundizar
mucho menos los reconocimientos en el terreno, con el ahorro económico que ello conlleva.
Por ejemplo, si por debajo de unos rellenos de 5 metros de potencia detectamos la roca
(terreno tipo T3, puesto que los rellenos son mayores de 3 metros), según la tabla 3.3 del CTE
deberíamos profundizar los reconocimientos entre 18 y 35 m dependiendo del tipo de
construcción (la mínima definida para un terreno T2, más pruebas complementarias que
deberíamos realizar al tratarse de un terreno T3). Para el escenario planteado esta profundidad
no es necesaria, puesto que podríamos considerar la roca como una unidad geotécnica
resistente, de modo que solo deberíamos profundizar en la roca 2 metros, más 0,3 metros
adicionales por cada planta que tenga la construcción; mucho menos que la profundidad
propuesta en la tabla 3.3 del CTE.
Para el caso que nos ocupa, el substrato mioceno situado por debajo de los depósitos
cuaternarios y de los rellenos, podría cumplir la función de nivel resistente.
En el caso de que se prevean cimentaciones profundas se llevarán a cabo las comprobaciones
indicadas en los párrafos anteriores suponiendo que la cota de aplicación de la carga del edificio
sobre el terreno es la correspondiente a una profundidad igual a las dos terceras partes de la
longitud de los pilotes. Salvo justificación, en el caso de pilotes columna se comprobará que la
profundidad investigada alcanza aproximadamente cinco diámetros (5D) por debajo de la punta del
pilote previsible a utilizar.
Nota: este párrafo también es importante, puesto que en las zonas de rellenos habrá que
cimentar mediante cimentaciones profundas.
Propuesta definitiva de campaña de reconocimiento
En función de la información disponible y de las especificaciones indicadas en el CTE, se podría
proponer una campaña compuesta por los siguientes reconocimientos del terreno:
Partiendo de esta distribución de los reconocimientos, el siguiente paso es adaptar la profundidad
de los sondeos y de los penetrómetros dinámicos, y el número de ensayos de penetración estándar
(SPT) y de toma de muestras inalteradas (MI) a llevar a cabo en el interior de los sondeos, de
manera coherente, en función de la información de que disponemos, con el objetivo de obtener toda
la información geotécnica que necesitamos para realizar un estudio geotécnico de calidad, a la vez
que economizar la campaña de campo (no tenemos un cheque en blanco).
En función de los mapas geológicos conocemos que el terreno se halla integrado por depósitos del
cuaternario antiguo, seguramente de suficiente calidad como para cimentar en los mismos mediante
cimentaciones directas, que se extienden recubriendo el substrato mioceno, nivel que podemos
considerar como una unidad geotécnica muy resistente.
Por otro lado, la testificación de las calicatas del estudio previo y la fotointerpretación de pares de
fotografías áreas antiguas mediante el estereoscopio, también nos ha permitido descubrir que la
mayoría de edificios se hallan afectados por rellenos antrópicos de origen desconocido y
probablemente de muy mala calidad, que colmatan una antigua riera. Esta riera se hallaba muy
incidida en el terreno, de modo que previsiblemente erosionaba los depósitos cuaternarios
alcanzando y erosionando también en parte, el substrato mioceno.
Con ello podemos realizar las siguientes hipótesis:

 Bloques 1 y 2: se prevén cimentar apoyando las estructuras de cimentación en los


depósitos cuaternarios, ya sea mediante zapatas, o pozos en caso de detectar rellenos de
potencias menores.
 Bloques 3 y 4: se prevén cimentar apoyando las estructuras de cimentación en los
depósitos cuaternarios, ya sea mediante zapatas o pozos. Cabe señalar que si los rellenos
resultan ser de potencia importante, entonces es probable que la unidad que se encuentre por
debajo de los rellenos sea el Mioceno. En tal caso se cimentaran todas las estructuras en el
Mioceno, mediante cimentaciones profundas, traspasando también el cuaternario en las zonas
en donde esté presente (siempre que sea posible, es recomendable empotrar todas las
estructuras de cimentación en la misma unidad, buscando con ello la misma respuesta del
terreno frente a las cargas que se le transmiten).
 Bloques 5, 6 y 7: considerando la potencia previsible de los rellenos en estas zonas, es
probable que la unidad que se encuentre por debajo de los rellenos sea el Mioceno. De este
modo habrá que cimentar todas las estructuras de cimentación en el Mioceno, traspasando el
cuaternario en las zonas en donde esté presente.

Profundidad de los sondeos y penetrómetros


Como se ha mencionado anteriormente, en relación a la profundidad de investigación de los
reconocimientos, ésta deberá ser la suficiente como para asegurar que se cumplen los siguientes
aspectos del CTE:

1. Debe comprobarse que la profundidad planificada de los reconocimientos ha sido suficiente


para alcanzar una cota en el terreno por debajo de la cual no se desarrollarán asientos
significativos bajo las cargas que pueda transmitir el edificio.
2. Dicha cota podrá definirse como la correspondiente a una profundidad tal que en ella el
aumento neto de tensión en el terreno bajo el peso del edificio sea igual o inferior al 10% de la
tensión efectiva vertical existente en el terreno en esa cota antes de construir el edificio, a
menos que se haya alcanzado una unidad geotécnica resistente tal que las presiones aplicadas
sobre ella por la cimentación del edificio no produzcan deformaciones apreciables.
3. La unidad geotécnica resistente a la que se hace referencia en el párrafo anterior debe
comprobarse en una profundidad de al menos 2 m, más 0,3 m adicionales por cada planta que
tenga la construcción.
4. En el caso de que se prevean cimentaciones profundas se llevarán a cabo las
comprobaciones indicadas en los párrafos anteriores suponiendo que la cota de aplicación de la
carga del edificio sobre el terreno es la correspondiente a una profundidad igual a las dos
terceras partes de la longitud de los pilotes.
5. Salvo justificación, en el caso de pilotes columna se comprobará que la profundidad
investigada alcanza aproximadamente cinco diámetros (5D) por debajo de la punta del pilote
previsible a utilizar.

Para el escenario planteado podemos diferenciar dos tipologías de cimentaciones empotradas en 2


tipos de materiales distintos:
1. Cimentaciones directas mediante zapatas o pozos que apoyarán en los depósitos
cuaternarios (bloques 1 y 2, y puede que los bloques 3 y 4)
En este caso, para cumplir con los aspectos mencionados anteriormente, debemos prever que
la investigación del terreno alcanzará una profundidad mayor a la del doble del ancho de la
cimentación (Profundidad de reconocimiento > 2 * B, siendo B el ancho menor de la zapata,
pozo o losa) medida desde la cota de la base de la cimentación, no desde la superficie.
Esta última indicación (Profundidad de reconocimiento > 2 * B) indica tan sólo una
profundidad de investigación orientativa, debiéndose emplear con las consiguientes
reservas.
Para el cuaternario antiguo, no es previsible la ejecución de losas, puesto que las propiedades
geotécnicas del cuaternario antiguo (Plistoceno) suelen ser como mínimo, medianamente
aceptables. Considerando que en edificación, un ancho menor de zapata aislada superior a 3
metros suele ser suficiente (en zapatas corridas aun suele ser menor), para los bloques 1, 2, 3
y 4, deberemos profundizar, pues, los sondeos y penetrómetros, un mínimo de 8 metros por
debajo de la base de los rellenos.
Profundidad de investigación propuesta = 1 m correspondiente al saneo del material
superficial y al empotramiento de la zapata + 6 metros de profundidad desde la base de la
zapata previendo una zapata de 3 m de ancho menor + 1 metro extra para curarnos en
salud = 8 metros de profundidad de investigación por debajo de los rellenos!!!!!!.
En las zonas en los que estos bloques interfieren con los rellenos, entonces deberemos
considerar una profundidad de investigación mayor, de al menos 11 o 12 metros; los 8
metros mencionadas anteriormente más los 3 o 4 metros de rellenos. Si los rellenos son
más potentes entonces ya no podremos cimentar mediante pozos, y habrá que diseñar
cimentaciones profundas.
En caso de que consideráramos el cuaternario como una unidad geotécnica resistente (QUE
EN ESTE CASO NO LO ES), entonces no sería necesario profundizar tanto. Recordemos que
la unidad geotécnica resistente debe comprobarse en una profundidad de al menos 2 m, más
0,3 m adicionales por cada planta que tenga la construcción.
Por ejemplo, si para el mismo escenario, a 1 m de profundidad por debajo del cuaternario
encontráramos un substrato rocoso sano, entonces podríamos tomar el substrato rocoso
como unidad geotécnica resistente, sin que fuera necesario profundizar los
reconocimientos más allá de:

 Bloques 1, 2 y 3 (4 PLANTAS) --> 2 + (0,3 x 4) = 3,2 m a partir del techo del


substrato rocoso
 Bloque 4 (5 PLANTAS) --> 2 + (0,3 x 5) = 3,5 m a partir del techo del
substrato rocoso

2. Cimentaciones profundas mediante pilotes, que muy probablemente se empotraran en el


substrato mioceno, o en su defecto, en el cuaternario (bloques 5, 6 y 7, y puede que los bloques
3 y 4):
En este caso, habrá que prever que la investigación del terreno deberá alcanzar la base de los
rellenos y profundizar en el substrato mioceno lo suficientemente como para asegurar que no
se desarrollarán asientos significativos bajo las cargas que pueda transmitir el edificio (habrá
que investigar hasta una profundidad tal que en ella el aumento neto de tensión en el terreno
bajo el peso del edificio sea inferior al 10% de la tensión efectiva vertical existente en el terreno
en esa cota antes de construir el edificio, a menos que se haya alcanzado una unidad
geotécnica resistente tal que las presiones aplicadas sobre ella por la cimentación del edificio
no produzcan deformaciones apreciables).
Para el caso que nos ocupa sí que existe una unidad geotécnica resistente,
correspondiente a los materiales del Mioceno. Por ello, podemos acotar la profundidad de
los reconocimientos de la siguiente manera:

 Bloque 3 (4 PLANTAS) --> 2 + (0,3 x 4) = 3,2 m a partir del nivel del


substrato mioceno inalterado
 Bloques 4 y 5 (5 PLANTAS) --> 2 + (0,3 x 5) = 3,5 m a partir del nivel del
substrato mioceno inalterado
 Bloque 6 (2 PLANTAS) --> 2 + (0,3 x 2) = 2,6 m a partir del nivel del
substrato mioceno inalterado
 Bloque 7 (1 PLANTA) --> 2 + (0,3 x 1) = 2,3 m a partir del nivel del substrato
mioceno inalterado

Considerando que en las zonas afectadas por los rellenos de la riera, alejadas de sus
márgenes, es fácil que encontremos entre 15 y 20 metros de rellenos antrópicos recubriendo el
substrato mioceno, habrá que investigar como mínimo hasta la profundidad de la base de esos
rellenos más la parte correspondiente a la unidad geotécnica resistente (substrato mioceno), es
decir, hasta una profundidad de investigación mínima de entre 18 y 25 metros, que coincide
con la recomendada en la tabla 3.4 del CTE para terrenos del tipo T3.
En el caso que nos ocupa, hemos tenido suerte, puesto que probablemente exista una unidad
geotécnica resistente correspondiente al substrato mioceno. Si no fuera así y los depósitos
cuaternarios alcanzaran espesores mayores, de 20 a 30 metros, entonces la profundidad de
investigación correspondiente a los bloques que deberán cimentarse mediante cimentaciones
profundas, debería ser aún mayor, debiéndose llevar a cabo las comprobaciones suponiendo
que la cota de aplicación de la carga del edificio sobre el terreno es la correspondiente a una
profundidad igual a las dos terceras partes de la longitud de los pilotes (sin contabilizar los
rellenos como terreno que soporta la carga del edificio). Es decir que deberíamos investigar un
espesor importante de materiales cuaternarios (como mínimo dos terceras partes de la longitud
prevista para los pilotes, sin contemplar los rellenos)
Finalmente, también cabe señalar que, puesto que el CTE indica que en el caso de pilotes
columna hay que comprobar que la profundidad investigada alcanza aproximadamente cinco
diámetros (5D) por debajo de la punta del pilote previsible a utilizar, este aspecto también
deberá considerarse. Los pilotes columnas deben empotrarse un mínimo de 6 a 8 diámetros en
la unidad resistente (ver figura siguiente).
Para el tipo de edificaciones previstas, pilotes de más de 100 cm de diámetro no son
habituales, de modo que, siendo generosos, habrá que prever una profundidad de
investigación de 5 metros (5 diámetros) por debajo de la punta del pilote empotrado en el
Mioceno. Según lo expuesto, habrá que prever una profundidad de investigación, una vez
traspasados los rellenos, de 11 metros profundizando en el Mioceno.
En tal sentido, si consideramos unos rellenos de 15 a 20 metros de potencia, al sumarlos a los
11 metros que se requieren para asegurar el correcto funcionamiento del pilote columna, nos
vamos a los 25 – 30 metros de profundidad de investigación que deberíamos prever para los
sondeos. En cuanto a los penetrómetros, probablemente darán rechazo solo entrar en el
Mioceno.
Cabe señalar que probablemente el diámetro de los pilotes será menor a 1 metro, de modo que
entrando 8 metros en el mioceno puede que sea suficiente.
También cabe señalar, que a menudo, no se investiga toda la profundidad de la unidad
geotécnica resistente indicada en el CTE, sino que se menciona, por ejemplo, que “se conoce
que dicha unidad puede tener decenas de metros de potencia”, investigando solo su espesor
más superficial (por ejemplo unos 5 metros). En tal sentido, yo recomiendo que siempre que se
pueda se investigue hasta la profundidad indicada en el CTE, puesto que si luego existen
cavidades y la estructura falla, nos habremos pasado a nosotros mismos la responsabilidad.

Temporalización de los reconocimientos


En caso que se nos pida precisar más sobre las mediciones relativas a los reconocimientos, no
estaría de más proponer una campaña inicial centrada en la ejecución de 4 sondeos bien
distribuidos por la zona, que nos permitan obtener información sobre la profundidad y geometría de
los rellenos, y las propiedades geotécnicas reales de las unidades que constituyen la geología del
sector, complementados con los perfiles de tomografía eléctrica.
Una buena opción sería seleccionar los sondeos S-6, S-7, S-9, S-12, puesto que nos permitirían
determinar:
 La profundidad máxima de los rellenos, puesto que los sondeos S-9 y S-12 se hallan en el
centro de la antigua riera
 La profundidad de los rellenos en las zonas cercanas a los márgenes de las rieras, en base
a las testificaciones de los sondeos S-6 y S-7.
 Si el espesor de depósitos cuaternarios es o no muy potente. Si es poco potente, por debajo
de los rellenos detectaremos el substrato Mioceno.
 Los parámetros geotécnicos de los terrenos investigados. Y con ello, podremos definir mejor
el diámetro previsible de los pilotes a emplear, y en base a ello, la profundidad de investigación
en los bloques cimentados mediante cimentaciones profundas.
 Correlacionar las testificaciones de los sondeos con la información proporcionada por las
tomografías eléctricas, puesto que la traza de las tomografías pasa por la ubicación de estos
sondeos.

Observaciones sobre los ensayos in situ y toma de muestras llevar a cabo


En el interior de cada sondeo, es práctica habitual llevar a cabo cada 2 o 3 m, ensayos de
penetración dinámica estándar (SPT) o de toma de muestra inalterada (MI) en función del tipo de
terrenos perforados. Cuando es necesario, durante el desarrollo de cada sondeo, el técnico de
campo experto en geotecnia, debe ajustar estos intervalos de entre 2 y 3 m para realizar el ensayo
o toma de muestra a la profundidad que considere más relevante, ya sea por motivo de la tipología
de los materiales que afloran, calidad de la muestra, etc.. El objetivo final debe ser el de conseguir
una variabilidad de muestras representativas adecuada en función de los terrenos testificados, la
toma de muestras inalteradas suficientes como para permitir la práctica de ensayos de laboratorio
de identificación, resistencia, agresividad u otros que puedan ser necesarios (deformabilidad,
expansividad, etc.) sobre los materiales coherentes, y la práctica de ensayos SPT suficientes como
para determinar la resistencia de los terrenos granulares, además de proporcionar las muestras
necesarias a ensayar en el laboratorio:

 En terrenos granulares: se llevan a cabo ensayos SPT (no vale la pena llevar a cabo MI
puesto que al llevar la muestra al laboratorio y abrir el PVC que contiene la muestra, ésta al no
disponer de cohesión se desparramaría). Estos ensayos nos servirán para llevar la muestra
alterada al laboratorio con el fin de realizar ensayos de identificación, agresividad u otros que
puedan llevarse a cabo con una muestra alterada. También nos servirán para correlacionar los
resultados del ensayo SPT con un gran número de parámetros geotécnicos, y calcular la
resistencia del terreno cuando éste es de naturaleza granular.
 En terrenos coherentes. Se llevan a cabo ensayos MI y algunos ensayos SPT. Las muestras
inalteradas tomadas nos servirán para disponer de muestras que llevar al laboratorio con el fin
de llevar a cabo ensayos de resistencia, deformación u otros en los que se requiere que la
muestras sea inalterada. Obviamente también para llevar a cabo ensayos de identificación,
agresividad u otros que pueden llevarse a cabo tanto con una muestra inalterada como
alterada. Los ensayos SPT, además de para disponer de muestras alteradas que llevar al
laboratorio, nos servirán para correlacionarlos con los ensayos MI, de modo que también los
resultados de estos últimos puedan emplearse como ensayos de resistencia dinámicos
(habitualmente se acepta la correlación NSPT = NMI/2, pero si disponemos de ensayos SPT y
de MI en los mismos materiales, podemos afinar un poco más esta correlación).
Habrá que prever tomar también una muestra de agua del interior de algunos sondeos, en caso de
detectarse el nivel freático. A este respecto, cabe señalar que el CTE indica que para caracterizar la
agresividad del agua freática se tomará como mínimo una muestra en el 50% de los sondeos. En
todo caso, a efectos de planificación de la campaña de campo, se debe prever tomar como mínimo
una por cada uno de los bloques 5, 6 y 7, puesto que es probable que el fondo de la riera aún esté
asociado a la circulación de agua subterránea. Sobre estas muestras, habrá que realizar ensayos
de agresividad al hormigón, puesto que las cimentaciones profundas es probable que interfieran con
el nivel freático.
Nota: para los penetrómetros se debe proponer una profundidad de ensayo, que puede no
alcanzarse en caso de obtenerse rechazo como resultado del ensayo.

Sondeos y penetrómetros
Según lo expuesto, para cada bloque sería posible llevar a cabo los siguientes sondeos y
penetrómetros dinámicos cumpliendo con el CTE:
Reconocimientos complementarios. Tomografía eléctrica
Puesto que nos hallamos ante el caso de terrenos del grupo T-3, para definir adecuadamente las
zonas problemáticas, no está de más proponer actuaciones complementarias (incrementar el
número de reconocimientos, emplear prospecciones geofísicas, etc.).
En este sentido, para la campaña de campo se propuso y se llevaron a cabo, varios perfiles de
tomografía eléctrica, lo suficientemente largos como para obtener información hasta 25 metros de
profundidad.
Los perfiles se orientaron transversalmente a la riera principal, con el objetivo de obtener en
sección, la potencia de los rellenos de la riera. Obviamente la traza de las tomografías se proyectó
por encima o próxima a los bloques que se pretenden construir, para obtener el máximo de
información y lo más precisa que se pueda de las zonas a edificar.
Finalmente, es importante recordar que cuando empleamos métodos geofísicos, se debe contrastar
sus resultados con los de las testificaciones de los sondeos mecánicos. De este modo los métodos
geofísicos proporcionan información mucho más fiable. Por ello, es recomendable proyectar la traza
de la tomografía de tal modo que coincida con el emplazamiento de varios de los sondeos que se
vayan a llevar a cabo.
En general, el objetivo de la aplicación de técnicas geofísicas para la caracterización geotécnica y
geológica, es el de complementar datos, mejorar su correlación, acometer el estudio de grandes
superficies y determinar los cambios laterales de facies.
Propuesta de ensayos de laboratorio
Según se desprende de la tabla 3.7 del CTE, deberíamos llevar a cabo los siguientes ensayos de
laboratorio para cada unidad reconocida (a prever como mínimo los rellenos, depósitos cuaternarios
y substrato mioceno):

Tabla 3.7 del CTE. Número orientativo de determinaciones in situ o ensayos de laboratorio
para superficies de estudio de hasta 2000 m2.
Los ensayos indicados en la tabla corresponden a cada unidad geotécnica que pueda ser
afectada por las cimentaciones. El número de determinaciones in situ o ensayos indicados
corresponde a edificios C-1 o C-2. Para edificios C-3 o C-4 los valores del cuadro se
recomienda incrementarlos en un 50%.
Para superficies mayores se multiplicarán los números de la tabla 3.7 por (s/2000)1/2, siendo
s la superficie de estudio en m2.
Para terrenos tipo T-3 se decidirá el tipo y número de determinaciones, que nunca serán
inferiores a las indicadas para el T-2.
De este modo, según se indica en el CTE, para cada bloque habrá que prever la práctica de los
siguientes ensayos de laboratorio:

Propiedad Terreno T3
Identificación Granulometría Cuaternario: 6
Mioceno: 6
Plasticidad Cuaternario: 5
Mioceno: 5
Deformabilidad En arcillas y limos Cuaternario: 6
Mioceno: 6
En arenas -
Resistencia a Suelos muy blandos -
compresión simple
Suelos blandos a duros Cuaternario: 5
Mioceno: 5
Suelos fisurados -
Resistencia al En arcillas y limos Cuaternario: 4
corte
Mioceno: 4
En arenas -
Contenido de - Rellenos: 4
sales agresivas
Cuaternario: 4
Mioceno: 4

Cabe señalar, que la propuesta relativa al número de ensayos de laboratorio a llevar a cabo,
indicada en la tabla 3.7 del CTE, es solo orientativa. Para el caso que nos ocupa, teniendo en
cuanto el volumen de sondeos llevados a cabo y la proximidad de las edificaciones, emplazadas
todas ellas sobre los mismos terrenos, quizás el número de ensayos es excesivo, pudiendo
reducirlos un poco. De este modo, una propuesta lógica y suficiente, que permita identificar
adecuadamente los materiales presentes en el subsuelo de la zona a edificar y determinar su
resistencia u otros aspectos a tener en cuenta para cumplir con el objetivo del estudio geotécnico,
podría ser la siguiente:
Propiedad Terreno T3
Identificación Granulometría Cuaternario: 4
Plasticidad Cuaternario: 2
Deformabilidad En arcillas y limos Cuaternario: 2
En arenas -
Resistencia a Suelos muy blandos -
compresión simple
Suelos blandos a duros Cuaternario: 2
Suelos fisurados -
Resistencia al En arcillas y limos Cuaternario: 2
corte
En arenas -
Contenido de - Rellenos: 1
sales agresivas
Cuaternario: 1
Bloques 1 y 2

Propiedad Terreno T3
Identificación Granulometría Cuaternario: 3
Mioceno: 3
Plasticidad Cuaternario: 2
Mioceno: 2
Deformabilidad En arcillas y limos Cuaternario: 2
Mioceno: 2
En arenas -
Resistencia a Suelos muy blandos -
compresión simple
Suelos blandos a duros Cuaternario: 2
Mioceno: 2
Suelos fisurados -
Resistencia al En arcillas y limos Cuaternario: 2
corte
Mioceno: 2
En arenas -
Contenido de - Rellenos: 1
sales agresivas
Cuaternario: 1
Mioceno: 1
Bloques 3 y 4 (en caso de detectar solo una unidad, todos los ensayos se destinarían a
investigar dicha unidad)

Propiedad Terreno T3
Identificación Granulometría Mioceno: 4
Plasticidad Mioceno: 2
Deformabilidad En arcillas y limos Mioceno: 2
En arenas -
Resistencia a Suelos muy blandos -
compresión simple
Suelos blandos a duros Mioceno: 2
Suelos fisurados -
Resistencia al En arcillas y limos Mioceno: 2
corte
En arenas -
Contenido de - Rellenos: 1
sales agresivas
Mioceno: 1
Agresividad del - Agua: 1
agua al hormigón
Bloques 5, 6 y 7

3.2. EL AGUA EN EL SUELO


3.2.1. INTRODUCCIÓN
Las propiedades mecánicas de un suelo se encuentran relacionadas con la fase líquida de
éste, es decir, de su contenido en agua en sus diferentes formas o estados. Hay que tener
presente que el terreno siempre está húmedo, en menor o mayor proporción.
3.2.2. PROCEDENCIA DEL AGUA
En función de su procedencia, el agua presente en el suelo se diferencia en:
- Agua de sedimentación: agua que ha quedado incluida en los suelos sedimentarios al
producirse el depósito de las partículas.
- Agua de infiltración: agua proveniente de la lluvia, de corrientes de agua o hielo.
3.2.3 DISTRIBUCIÓN DEL AGUA EN EL TERRENO
Antes de presentar las zonas del terreno donde se sitúa el agua es interesante repasar los
conceptos de acuífero, nivel freático y piezométrico.
Un acuífero es una formación geológica porosa y permeable en la cual se almacena y circula
el agua subterránea, aprovechando la porosidad de los materiales que la albergan y la presión
hidrostática presente en el medio de deposición. Cabe señalar que hay otras formaciones
geológicas que por su características no entran en esta definición y que en sí mismas no
constituyen un acuífero, pero que sí que disponen de la capacidad de admitir y almacenar
recargas de agua importantes, aunque su capacidad para transmitirla sea limitada (caso de
acuicierres o acuitardos compuestos por arcillas arenosas o limosas por ejemplo) o que,
aunque contienen agua, son incapaces de absorberla y transmitirla (caso de acuíferos
compuestos por arcillas).
El nivel freático se define como la superficie entre la zona de saturación y la de aireación de
un cuerpo de agua no confinada donde la presión es igual a la atmosférica (Diccionario de
Geología, 1997, IEC). Constituye la superficie libre del acuífero por debajo de la cual el terreno
se encuentra saturado de agua.
El nivel piezométrico se define como el nivel relativo del agua de un acuífero libre que se
encuentra por debajo la superficie del suelo en abrir un pozo o ejecutar un sondeo, referido a la
cota cero. También se puede definir como el nivel relativo que atañe el agua de un acuífero
confinado, el cual puede situarse por debajo o por encima de la superficie del suelo cuando el
pozo es artesiano (Diccionario de Geología, 1997, IEC).
El nivel piezométrico en un punto de un acuífero se expresa como:
h = z + u / γw
Dónde:
h = nivel piezométrico del punto considerado
z = altura geométrica del punto respecto un plano horizontal de referencia.
u = diferencia entre la presión entre el punto considerado y la presión atmosférica
γw = peso específico del agua

El nivel piezométrico de los puntos de un acuífero confinado puede quedar por encima de su límite
superior.
Una vez revisados estos conceptos y a través del siguiente esquema elaborado por Almela y
Quintero (1976), podemos observar que la distribución de agua en un terreno permeable se divide
en dos zonas:
- La zona de aireación (también conocida como vadosa o no saturada): es la zona que se
encuentra entre la superficie del terreno y el nivel freático, por encima de la zona de saturación, y
cuyos poros se encuentran libres de agua o si la contienen se halla a una presión menor a la
atmosférica.
- La zona de saturación: es la zona permeable del terreno en la que los poros e intersticios están
rellenos por agua a una presión igual o superior a la atmosférica.
Distribución del agua en el subsuelo (Almela y Quintero, 1976)

El agua contenida en la zona de aireación se denomina agua suspendida (o vadosa), es decir,


agua infiltrada que se dirige hacia el manto freático (capa saturada).
El agua contenida en la zona de saturación constituye el agua subterránea (agua almacenada en
el acuífero). Puesto que en la zona de saturación todos los poros e intersticios se encuentran
rellenos por agua, el movimiento del agua a través de esta región es más lento. En el caso de un
acuífero libre el límite superior de la zona de saturación viene definido por la superficie de equilibrio
en la que la presión de agua es igual a la atmosférica, mientras que en los acuíferos confinados, el
límite superior viene impuesto por la base de la unidad impermeable que sella el acuífero en su
parte superior, confinando el agua.
El agua contenida en los materiales porosos se puede clasificar en:
- Agua higroscópica (pelicular): absorbida por los materiales que integran el suelo mediante
fuerzas polares y que pasa a formar películas muy delgadas alrededor de las partículas de suelo.
- Agua capilar: es la que rellena los intersticios del suelo debido a fenómenos de capilaridad y
puede circular a través del terreno.
- Agua de constitución: es parte integrante de las moléculas por las que están compuestos los
minerales.
- Agua libre o de gravedad (gravítica): se mueve bajo los efectos de la gravedad, una vez
satisfecha la humedad del suelo.
3.2.4 CAPILARIDAD Y HUMEDAD DE CONTACTO
Capilaridad
La tensión superficial es la atracción producida por el contacto de dos fluidos no miscibles (como el
agua y el aire). Si a esto se le añade la tendencia de las moléculas a adherirse a los sólidos, el
resultado es que el agua queda retenida por finos canalillos existentes en el suelo llamados
conductos capilares. La suma de estas fuerzas de retención se conoce como fuerzas capilares.
Humedad de contacto
La humedad de contacto está restringida a las arenas cuando están húmedas. Cuando dos
partículas sólidas entran en contacto se producen las fuerzas de la humedad de contacto, la suma
de las cuales produce un efecto similar a la cohesión por el que los granos tienden a mantenerse
unidos. Este fenómeno es conocido como cohesión aparente de las arenas, y desaparece si el
suelo queda sumergido o se seca.
El efecto de esa cohesión aparente debido a la presión de contacto depende de la densidad
relativa.
Cuando la arena es densa, esa cohesión aumenta su resistencia al corte. No obstante, si la arena
húmeda se deposita de manera suelta la cohesión impide que las partículas se asienten en formas
más estables y esto reduce la capacidad de carga casi a cero.
El volumen de esa arena húmeda puede ser del 20 al 30 % mayor que el que tendría si estuviese
seca, aunque también estuviera suelta. Este fenómeno conocido como entumecimiento se suele
producir en los 30 o 60 cm superiores.

3.2.5 MOVIMIENTO DEL AGUA EN EL SUELO. PERMEABILIDAD


Movimiento del agua en el suelo
El movimiento del agua subterránea está controlado principalmente por tres fuerzas:
- Fuerza de la gravedad
- Fuerza de atracción molecular
- Fuerza inducida por diferencias de densidad, debidas a las variaciones de la temperatura
existente en el subsuelo.
En el movimiento del agua subterránea suele ser decisiva la estructura de las formaciones
geológicas puesto que, en función de su permeabilidad, condicionan las zonas de flujo subterráneo
preferente.

Permeabilidad
Se entiende por permeabilidad la capacidad de una roca o de un suelo para dejarse atravesarse por
un fluido cualquiera. Esta roca debe ser porosa y tener los poros, las fisuras, las fracturas i el resto
de vacíos intercomunicados los unos con los otros (Diccionario de Geología, 1997, IEC).
La permeabilidad de los suelos influye sobre el coste y las dificultades en la construcción, y en la
velocidad de consolidación de los estratos de arcillas blandas bajo el peso de la cimentación.
El agua cuando circula a través de un material poroso ejerce una presión conocida como presión de
filtración o tensión de filtración.
La filtración se produce a lo largo de recorridos muy ajustados a curvas, que se conocen
como líneas de corriente o líneas de filtración. A lo largo de estas líneas la presión y la velocidad
del agua varían según ciertas leyes. Si consideramos un líquido incompresible y no viscoso en
movimiento afectado únicamente por la acción de la gravedad tenemos el teorema de Bernoulli,
expresado mediante la siguiente ecuación:

h= (v2/ 2g) + (u/ γw) + z


Dónde:
h: potencial o carga hidráulica;
v: velocidad de filtración (velocidad del agua al circular a través del terreno);
g: aceleración de gravedad;
v2/ 2g: carga de velocidad (en los suelos es prácticamente despreciable);
u: presión de agua;
z: carga de altura o geométrica. Es la carga debida a la altura geométrica respecto a un nivel de
referencia z=0;
γw: densidad del agua;
u/ γw: carga de presión.
El potencial o carga hidráulica representa la energía de una partícula fluida de peso unitario, y se
deriva de la suma de la energía cinética por unidad de peso (v2/ 2g) y la energía potencial (carga de
presión + carga de altura o geométrica).
En los procesos de infiltración la carga de velocidad (v2/ 2g) es despreciable frente al valor del nivel
piezométrico (z + u / γw). Por lo que la ecuación de Bernoulli quedaría:

h= (u/ γw) + z
Para medir la presión de agua in situ se colocan piezómetros en distintos puntos de ubicación de
sondeos o perforaciones y a distintas profundidades. Para concretar la distribución de las presiones
del agua en el suelo también se suelen hacer pozos de observación, que consisten en un tubo
ranurado instalado en el interior de un sondeo. El nivel del agua en el interior del tubo se mide
mediante una sonda que se introduce por la boca del mismo. Este sistema sólo permite medir
variaciones de nivel freático y se aconseja su uso en terrenos permeables.
El nivel piezométrico de los puntos de un acuífero en régimen hidrostático es constante en todo el
acuífero, mientras que en un acuífero libre en régimen de filtración el nivel piezométrico varía de
unos puntos a otros. Si la filtración es horizontal el nivel piezométrico de los puntos situados en una
misma vertical es constante. Este será el caso de una filtración en terreno horizontal y en régimen
hidrostático (sin movimiento de agua, es decir, en zonas alejadas de manantiales y sumideros).
A continuación se presenta un esquema donde quedan reflejados los principios hidráulicos que
intervienen en la filtración lineal.

Figura donde se representa la filtración lineal entre 2 puntos, situados a diferentes cotas, bajo el nivel freático (El Terreno, 2001)

Dónde:
a y b: puntos extremos de una línea de filtración donde se han instalado tubos piezométricos. Estos
puntos se encuentran bajo el nivel freático pero a diferentes cotas;
hb: Nivel piezométrico en b, es decir, el nivel de agua sobre b;
hpb: Altura o carga piezométrica en b. Es la distancia vertical desde el nivel piezométrico en b al
punto b.
ha: Nivel piezométrico en a, es decir, el nivel de agua sobre a;
hpa: Altura o carga piezométrica en a. Es la distancia vertical desde el nivel piezométrico en a al
punto a.

En general la carga piezométrica (hp), se expresa como la presión de agua dividida por su peso
específico:
hp= pw/ γw

Gradiente hidráulico (i)


Se define como la pérdida de carga o de potencial por unidad de longitud de camino recorrido.
i= - dh/dl= - grad h

Ese recorrido a través de los poros no es lineal, como se refleja en la siguiente figura:

Figura donde se representa la circulación de un fluido por el suelo a través de los poros (El Terreno,
2001)
En geotecnia se considera la trayectoria idealizada, simplificada a lineal, llamada macroscópica.

Velocidad de descarga (v)


Es el caudal que atraviesa una superficie unitaria perpendicular a las líneas de filtración:
v= Q/ A; se expresa en cm/s
De la misma manera que en el gradiente hidráulico, tendremos en cuenta la velocidad de
descarga macroscópica (o de filtración de Darcy) y no la filtración media (real).
Según Darcy el caudal por unidad de superficie es proporcional a la pérdida de carga, e
inversamente proporcional a la longitud de la conducción:
Q/A= k· (h/l)
v= k·i= -k (dh/ dl)
(El signo menos indica que el vector velocidad va en sentido del nivel piezométrico decreciente)

Coeficiente de permeabilidad: k
El coeficiente de permeabilidad o conductividad hidráulica se define como la velocidad media ideal
del movimiento que se establece bajo la acción del gradiente hidráulico unidad, a través del área
total de la sección transversal del suelo (k= v/i).
El coeficiente de permeabilidad no es constante, depende de ciertas propiedades del material
poroso y de las del líquido que circula por el mismo, principalmente densidad (γw) y viscosidad (ν).

k= K·γw/ ν
Dónde:
ν: viscosidad del agua, (g.seg/ cm2);
k: permeabilidad intrínseca, constante empírica; (cm2)
A continuación se presentan valores de k típicos de suelos según Grundbau- Taschenbuch:
Tipos de suelo k en m/s

Grava 2· 10-1 a 1·10-2

Grava arenosa con pocos finos 1· 10-2 a 1·10-6

Grava arenosa con finos limosos o arcillosos que no


1· 10-5 a 1·10-8
alteran la estructura granular

Mezcla de gravas y arenas envueltas por finos 1· 10-8 a 1·10-11

Arena uniforme fina 2· 10-4 a 1·10-5

Arena uniforme gruesa 5· 10-3 a 2·10-4

Arena bien graduada y arena con grava 5· 10-4 a 2·10-5

Arena con finos que no alteran la estructura granular 1· 10-5 a 1·10-7

Arena con finos que alteran la estructura granular 1· 10-7 a 1·10-10

Limo poco plástico 1· 10-5 a 1·10-8

Limo de plasticidad media a alta 2· 10-6 a 1·10-9

Arcilla de baja plasticidad 1· 10-7 a 2·10-9

Arcilla de plasticidad media 5· 10-8 a 1·10-10

Arcilla de alta plasticidad 1· 10-9 a 1·10-11

Limo o arcilla orgánicos 1· 10-9 a 1·10-11

Turba 1· 10-5 a 1·10-8

Fango 1· 10-7 a 1·10-9

Tabla con los valores de k típicos de suelos (Grundbau- Taschenbuch)


Valores de permeabilidad y drenaje
En un suelo estratificado se pueden diferenciar coeficientes de permeabilidad promedio para la
filtración paralela (kI) a los planos de estratificación y para la filtración perpendicular (kII) a los planos
de estratificación. Las permeabilidades se pueden expresar del siguiente modo:

En general la permeabilidad paralela es del orden 1,5 a 3 veces mayor que la normal a la
estratificación.
En función de su permeabilidad y drenaje, los suelos pueden clasificarse según la siguiente tabla:
Coeficiente (en cm/s) de Calificación de drenaje
Tipos de suelo
permeabilidad, k y permeabilidad

Arcillas compactas Impermeable


10-11 a 10-7
Pizarras Muy mal drenaje

Limos arenosos
Poco permeable
Limos 10-7 a 10-4
Mal drenaje
Arcilla limosa

Arenas finas y limpias.


Algo permeable
Arena limosa 10-5 a 10-1
Regular drenaje
Caliza fracturada

Permeable
Arenas limpias y mezcla con medias y gruesas 10-2 a 10
Buen drenaje

Muy permeable
Gravas limpias y grava con arena gruesa limpia 1 a 102
Muy buen drenaje

Tabla de clasificación de los suelos según su permeabilidad y drenaje (El Terreno, 2001)

Medición de la permeabilidad: k
La determinación de la permeabilidad se puede llevar a cabo en laboratorio o mediante ensayos in
situ.
Dentro de los ensayos de laboratorio existen diferentes tipos de aparatos para medir la
permeabilidad, llamados permeámetros. Los principales son los de carga constante y los de carga
variable.
- El permeámetro de carga constante sólo se emplea para suelos muy permeables, gravas y
arenas limpias generalmente. El gradiente hidráulico i = h/L es constante al serlo la h. Los
resultados en este tipo de permeámetro tienen mayor error por formación de burbujas de aire en los
tubos de conexión, que en el de carga variable.
Figuras correspondientes a permeámetros de carga constante

- El permeámetro de carga variable se utiliza generalmente para suelos menos permeables,


como arcilla y limo, todo que al ser más exacto, también permite su empleo en suelos muy
permeables. En este caso la cantidad de agua escurrida es medida en forma indirecta por medio de
la observación de la relación entre la caída del nivel de agua en un tubo recto colocado sobre la
muestra y el tiempo transcurrido

Figura correspondiente a un permeámetro de carga variable

Como ensayos in situ para determinar la permeabilidad (k) se encuentran los siguientes ensayos:
- Basados en el principio de permeabilidad con carga hidráulica variable, que miden la
velocidad con que desciende el nivel del agua en un tubo determinado. Los más utilizados son los
de Lefranc y Lugeon. Se practican en las perforaciones y sirven para determinar el orden de
magnitud de la permeabilidad.
Tipo Descripción Utilización para determinar

Ensayo Medida del caudal de agua bombeada al terreno


Permeabilidad de suelos
Lefranc a través de un tramo de sondeo de 50 cm

Medida de los caudales bombeados a un tramo


Ensayo Permeabilidad de rocas
de sondeo, a presiones escalonadas, durante un
Lugeon moderadamente fisuradas
tiempo de 10 min.
Tabla donde se describen los ensayos de Lefranc y Lugeon

- Basados en ensayos de bombeo desde pozos testigos. Esto requiere un pozo de bombeo de
25 a 30 cm de diámetro, y un número por lo menos de 65 pozos de observación, situados en dos
rectas que pasen por el centro de la base del pozo, en direcciones perpendiculares entre sí. Se
puede obtener el valor de k de los ensayos de bombeo según fórmulas que relacionan el caudal
extraído con las alturas de agua alcanzadas en los pozos de observación. Estos ensayos son los
que proporcionan datos más acertados.

3.2.6 PRESIONES INTERSTICIALES


Cuando los huecos y poros existentes entre los materiales que forman el terreno objeto de estudio
se encuentran ocupados por agua, se generan presiones intersticiales que pueden conocerse
mediante los siguientes procedimientos:
- Medidas directas en piezómetros.
- Modelización de la red de flujo sobreimpuesta al terreno.
El nivel freático separa dos zonas de terreno, una con presión intersticial negativa y otra con presión
positiva. Las presiones negativas se originan en la zona de capilaridad e incrementan los
esfuerzos efectivos mejorando las condiciones de estabilidad del talud. Sus efectos se notan en la
franja inmediatamente superior al nivel freático.
Por otro lado, las presiones positivas se originan en la zona saturada por agua favoreciendo la
desestabilización del talud. Cabe señalar que el efecto de las presiones negativas que se ejercen en
la zona de capilaridad no suele tomarse en cuenta en los estudios de estabilidad de taludes, debido
a que sus valores suelen ser despreciables.

3.3 CONDICIONANTES DEL TERRENO


En este tema se describen aquellos condicionantes del terreno que pueden conducir a
problemáticas durante el proceso constructivo de la edificación o a lo largo de su vida útil, véase:
suelos expansivos y colapsables, problemas derivados de las presiones de agua y problemas de
agresividad al hormigón en contacto con el suelo y/o el agua freática.

3.3.1 EXPANSIVIDAD
Se denominan como suelos metaestables a aquellos suelos que son capaces de manifestar una
variación en su estructura o en su estado de tensiones, provocando una deformación sin que para
ello sea necesaria la aplicación de una fuerza externa.
La causa principal de dicha variación se halla relacionada con el contenido en humedad del terreno,
bien por pérdida o por incremento de la misma.
Entre los suelos metaestables se encuentran los suelos expansivos. Este tipo de suelos
experimentan un incremento de volumen (siempre y cuando el estado de tensiones así lo permita)
ante una modificación de su estado (de tensiones, de humedad o de ambos conjuntamente) como
consecuencia de la generación de una tensión vertical en el seno de su estructura interna,
denominada tensión de hinchamiento.

Muestra de arcilla antes y después de la expansión


Imagen tomada de la web http://www.davenportfoundationrepair.com/

Ejemplo de grietas de desecación.

Fotografía tomada de http://www.minnpost.com/community-voices/2013/01/efforts-should-intensify-sustain-fresh-water-supplies

Cuando la tensión a la que está sometido el suelo es igual o superior a la tensión de hinchamiento,
entonces la presencia de agua en el medio no induce a una variación de su volumen, aunque
conlleve una modificación en el estado de tensiones del suelo respecto de las estructuras o
materiales con las que interfiere (por ejemplo zapatas, losas o demás cimentaciones que apoyan
sobre el suelo, la base de un terraplén, un firme u otros)
Generalmente se trata de arcillas plásticas (frecuentemente presentan límites líquidos incluso
superiores a 100%), ricas en minerales arcillosos como la montmorilonita y la esmectita que tienen
la propiedad de admitir moléculas de agua en el interior de su red cristalina, de modo que
experimentan grandes cambios de volumen cuando modifican su humedad. El agua es, pues, el
agente causante que desencadena este proceso.
Tal y como se indica en el documento “Suelos metaestables: suelos expansivos y colapsables”
redactado por Javier Torrijo Echarri y Joan Franch i Vaca, las arcillas son minerales del grupo de los
silicatos cuya estructura molecular viene definida por una organización laminar. Aunque la carga
eléctrica interna de cada lámina molecular está bien compensada (los enlaces entre aniones y
cationes son de tipo covalente, muy difícilmente disociables) la tipología de los enlaces que unen
las láminas entre sí (puentes de Hidrógeno y fuerzas de Van der Waals) representa una fuerza de
unión relativamente débil. Esta característica permite el acceso de moléculas de agua al seno de la
estructura cristalina, pues la distancia entre láminas es (a escala molecular) muy grande.
Estructura de los filosilicatos

Figura tomada de http://www.uclm.es/users/higueras/yymm/arcillas.htm

Estructura cristalina de los filosilicatos. Las capas de tetredros y octaedros se acoplan dando láminas que al
repetirse forma la estructura cristalina.
Figura tomada de http://edafologia.ugr.es/imaginter/arcillas/arcillas.htm

Cuando el agua accede a la estructura entre capas, el carácter dipolar de su


molécula descompensa el equilibrio de cargas eléctricas del sistema molecular de la arcilla, que
como consecuencia incrementa el espaciado entre las capas (por efecto repulsión eléctrica). Como
efecto final del fenómeno se produce un incremento neto del volumen total del suelo, superior al
volumen del agua que accede al mismo.
Es posible representar el proceso de saturación de un suelo en el laboratorio, empleando un
edómetro. Para ello se ensayan varias muestras sin variar su contenido de humedad y se someten
a una carga vertical sv diferente, esperando el tiempo que sea necesario para que se estabilicen las
deformaciones. Posteriormente se inundan las muestras hasta que se saturan completamente y se
registra la evolución de las deformaciones verticales. En función del valor final de la deformación
unitaria de cada muestra (ΔV/V) y de la tensión vertical previa aplicada (sv) se construye la curva de
hinchamiento bajo carga (ver figura siguiente). Como se observa en la gráfica, a medida que se
incrementa la presión el hinchamiento disminuye, hasta que a partir de un cierto valor crítico lo que
se produce es la disminución del volumen (colapso).

Curva de hinchamiento bajo carga

Con el cambio de humedad todos los suelos cohesivos se expanden o contraen, pudiendo
experimentar deformaciones significativas pero moderadas (expansiones del orden del 1% o
ligeramente superiores); en este sentido los suelos finos comunes se diferencian de los expansivos
en que los cambios de volumen que afectan a estos últimos son significativamente mayores y de
suficiente magnitud como para generan daños en las construcciones. En los suelos expansivos los
cambios de volumen pueden ser importantes incluso para variaciones de humedad sin llegar a la
saturación.
En el transcurso del año, la intensidad de la evaporación varía de forma cíclica debido a los
cambios estacionales, afectando al grado de humedad del espesor más superficial de terreno
(aproximadamente los primeros 1-3 metros de profundidad, desarrollándose grietas de hasta 3 cm
de ancho) que a su vez, es sometido por ello, a expansiones y contracciones cíclicas.
Generalmente se asume que cualquier problemática relacionada con un fenómeno de expansividad
de un suelo sobre el que hemos construido (una edificación u otra estructura), está relacionada con
el acceso de agua al terreno (aporte de agua subterránea, mediante raíces, por roturas de tuberías
o desagües, etc.). El acceso de agua, aunque quizás sea el mecanismo más evidente, no es el
único que induce a la modificación del estado de humedad de un suelo. Cuando se impermeabiliza
el terreno debido, por ejemplo, a la construcción de un edificio u otra estructura que ocupa una
parcela (libre de construcciones hasta al momento), el área ocupada deja de estar sometida a la
evaporación, alterándose el equilibrio dinámico existente entre la pérdida de agua por evaporación y
el ascenso capilar desde el nivel freático, de tal modo que el espesor de suelo que subyace bajo el
edificio, aumenta su humedad natural, facilitando el correspondiente hinchamiento del suelo que a
su vez puede derivar en daños en la construcción.
Patología por arcillas expansivas

Mejora y consolidación de suelos

Juan Pérez Valcárcel (Catedrático de estructuras)

ETSA de A Coruña – Departamento de Tecnología de la Construcción

En resumen, el contenido de humedad en los suelos expansivos condiciona el volumen del suelo de
la siguiente manera:

 Aumento de humedad --> Hinchamiento por incorporación de moléculas de H2O en la


estructura
 Disminución humedad --> Retracción por desecación

Y son los procesos cíclicos de hinchamiento y retracción, sujetos a su vez a los ciclos estacionales
de evaporación, los que acaban por acarrear daños en las estructuras provocando agrietamientos,
rotura de tuberías, etc.
El CTE considera a los suelos Expansivos como terrenos de Tipo T-3 (Terrenos Desfavorables)
puesto que cuando hinchan, ejercen presión sobre los materiales o estructuras que los confinan,
dañándolos, y cuando se retraen, suelen provocar asientos descontrolados.
Por lo general aparecen en pequeñas edificaciones de fábrica, en edificios de poca altura
o cualquier otra construcción cimentada de forma superficial, con bajas presiones transmitidas al
terreno, situación en la que dichas presiones no pueden impedir el hinchamiento del suelo. Ello
puede solucionarse empotrando las estructuras de cimentación previstas a mayor profundidad, por
debajo de la capa activa donde los cambios volumétricos periódicos no se producen, traspasando el
frente de alteración superficial constituido por los materiales más expuestos a los cambios de
temperatura y a la infiltración del agua de la lluvia.
ZONA ACTIVA
Se entiende por zona activa al espesor de suelo afectado por los cambios de volumen que se
producen en un periodo anual, debidos a los cambios estacionales de las condiciones climáticas y a
la alteración de las condiciones de contorno una vez llevada a cabo la construcción.
La profundidad de la zona activa corresponde al espesor máximo de suelo afectado por los cambios
de volumen; en el seno de la zona activa las distribuciones originales de humedad y las de equilibrio
son diferentes; en cambio por debajo de dicha profundidad éstas coinciden.
Ejemplo ilustrativo de la zona activa de una vivienda.

Tomada de http://www.davenportfoundationrepair.com

De manera orientativa, es posible determinar la profundidad de la zona activa de acuerdo a los


criterios que se muestran en la siguiente tabla. En primer lugar debe estimarse la profundidad de la
zona activa considerando todos los criterios que aparecen en la tabla, para seleccionar de entre
todos ellos el más desfavorable, o lo que es lo mismo, el valor máximo.

Guías para la determinación de la profundidad de la zona activa


Cortesía de “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos
Inestables”, Diciembre de 2007, Comisión Nacional del Agua (México)

3.3.1.1 MECANISMOS DE EXPANSIÓN


En el siguiente apartado se detallan los mecanismos que pueden desencadenar los procesos de
hinchamiento del suelo ante la presencia de suelos expansivos. Para ello nos basaremos en la
información técnica existente en el documento “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y
Saneamiento. Geotecnia en Suelos Inestables. CONAGUA - Comisión Nacional del Agua (México).
Diciembre de 2007”.
Los mecanismos que inducen grandes cambios de volumen en suelos expansivos son múltiples y
complejos, los cuales pueden integrarse, a grandes rasgos, en dos tipos: mecánico y fisicoquímico;
ambos interactúan entre sí y son indispensables para que tenga lugar el fenómeno de expansión en
el suelo.
a) Mecanismos mecánicos
Los suelos expansivos siempre se encuentran en un estado de saturación parcial, para el cual los
poros del suelo están llenos de aire y agua. La presencia del aire y el agua en los poros del suelo
puede tener varias formas dependiendo del grado de saturación en el cual se pueden considerar
tres casos: de aire entrapado, doblemente abierto y de agua encerrada (ver figura siguiente).

Sistemas de sólido-agua-aire en suelos no saturados

Tomada del “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)

En el sistema de agua encerrada el grado de saturación es menor que 30% y la fase líquida está
adherida, en forma discontinua, a la fase sólida, de manera que los esfuerzos en aquella fase se
transmiten solamente a través de los contactos intergranulares. En el sistema de aire entrapado, el
grado de saturación puede llegar a ser mayor que 90% y las burbujas de aire están aisladas dentro
de la fase líquida sin tener contacto con la fase sólida. En estos dos casos extremos, el suelo,
aunque físicamente es de tres fases, puede considerarse de dos fases desde el punto de vista de la
mecánica de suelos: el de agua encerrada es de sólido-aire, y el de aire entrapado, de sólido-agua.
Para un amplio intervalo intermedio del grado de saturación, el suelo que resulta del sistema
doblemente abierto tiene tres fases y todas ellas pueden transmitir sus esfuerzos de manera
continua. La mecánica de suelos no saturados moderna, generalmente, estudia este tipo de suelo.
En los tres sistemas mencionados, el agua está sujeta a una presión de poro negativa, o bien, una
presión por debajo de la presión atmosférica o de la presión de la fase gaseosa. Esta presión de
poro negativa se llama presión capilar o succión. La succión total del suelo consiste en dos partes:
succión mátrica o capilar y succión osmótica. La primera se debe principalmente al fenómeno de
capilaridad, mientras la segunda, al efecto de sales sueltas en el agua de poro.
La succión mátrica depende principalmente del tamaño de partículas del suelo, por lo que mientras
más fino sea el suelo, mayor succión se desarrolla. Siguiendo este razonamiento, los modelos de
tubo capilar muestran una relación entre la presión capilar y el radio de los meniscos formados en
los poros del suelo. Si bien estos modelos son válidos para suelos granulares finos, no son
suficientes para explicar la muy alta succión que se presenta en suelos cohesivos. En los que,
además de la capilaridad, existe la adsorción formando envolventes de hidratación sobre superficies
de las partículas del suelo.
La presencia del agua adsorbida está influenciada por la doble capa eléctrica y por los cationes
intercambiables, los cuales están relacionados a su vez con el otro mecanismo que se tiene en el
suelo expansivo, el fisicoquímico. En general, el potencial de succión mátrica es resultado de la
combinación de los efectos capilares y de adsorción, los cuales son difíciles de separar, razón por la
cual el potencial de succión mátrica y el potencial capilar no son sinónimos independientes, sino
que este último es parte del primero.
La succión en suelos no saturados se puede medir mediante varios dispositivos y pruebas. Una de
las pruebas más recomendadas es el uso del tensiómetro. Para un suelo determinado la succión
mátrica es función del grado de saturación; la curva que expresa tal relación se llama curva
característica, muy conocida en la agronomía. Para problemas geotécnicos, la importancia de la
succión se refleja en dos aspectos: la capacidad de absorción del agua y las características del
cambio volumétrico.
La migración del agua en suelos no saturados está controlada por la humedad: el agua se mueve
desde el lugar donde se tiene un grado de saturación mayor a otro de menor grado con o sin la
fuerza de gravedad. Los suelos con un potencial de succión mayor absorberán más cantidad de
agua; los suelos finos tienen una mayor capacidad de absorción del agua que las arenas,
independientemente del tipo y cantidad de minerales que contienen. La migración del agua en los
suelos expansivos puede estudiarse usando los modelos de flujo de agua en suelos no saturados,
siendo la teoría de Richards uno de estos modelos.
Por otro lado, al humedecer el suelo, la disminución de la succión reduce también su esfuerzo
efectivo, haciendo que el suelo logre una recuperación elástica. Esta expansión elástica, junto con
la contracción por secado, puede entenderse en términos de los modelos de compresibilidad.
Durante el proceso de contracción, los poros se hacen más pequeños y la tensión capilar aumenta.
Un suelo originalmente saturado conserva su completa saturación durante la primera etapa de
secado, en la que la contracción es equivalente a la compresión virgen en un suelo saturado; sin
embargo, se llega a una relación de vacíos tal que en ella se presenta la tensión capilar máxima. Si
se continúa secando el suelo, en éste no se reducirá más la relación de vacíos y en consecuencia
tampoco se genera tensión capilar adicional, por lo que el contenido de agua en este punto es el
límite de contracción. El menisco de cada poro comienza a retraerse de la superficie del suelo y
éste pierde su aspecto húmedo, luce seco y la masa de suelo deja de estar saturada. Cuanto más
bajo es el límite de contracción, mayor será la contracción potencial. Si el suelo vuelve a
humedecerse, se presenta una recuperación volumétrica elástica siguiendo la trayectoria de
esfuerzos en la descarga definida en la mecánica de suelos. Sin embargo, para los suelos
expansivos, dicha expansión elástica constituye una parte muy pequeña de su expansión total
debido a que la mayor porción de ésta tiene esencialmente un carácter fisicoquímico y no
meramente mecánico.
La magnitud de la expansión y contracción depende de la humedad inicial. Si la humedad del suelo
en su estado natural es menor que la humedad correspondiente al límite de contracción, un secado
posterior no producirá una contracción apreciable; si está más húmedo, la contracción máxima
posible será equivalente a la diferencia entre la humedad real y el límite de contracción. Durante el
proceso de saturación, se liberará una mayor succión en suelos secos, lo que trae como
consecuencia una mayor recuperación elástica; los suelos húmedos, en cambio, expanden menos.

Comparación de ciclos carga-descarga y secado-saturación

Tomada del “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)

b) Mecanismos fisicoquímicos
La succión está presente en todos suelos cohesivos no saturados, pero no todos de estos son
expansivos. La succión por sí sola no explica el gran cambio de volumen que se presenta en suelos
expansivos, por lo que el mecanismo fisicoquímico no debe menospreciarse. Los suelos expansivos
tienen la capacidad de absorber grandes cantidades de agua, las cuales generan un hinchamiento
en la masa del suelo. Desde el punto de vista mineralógico, dicha capacidad de absorción del agua
y su respectivo cambio de volumen dependen del tipo y cantidad de minerales arcillosos y sus iones
intercambiables, así como el contenido y la estructura interna de electrolitos en la fase líquida.
Los minerales arcillosos se forman a partir de un proceso de alteración de las rocas; la alteración
incluye desintegración, oxidación, hidratación y lixiviación. La combinación de la roca y las
condiciones de alteración crean diferentes tipos de mineral arcilloso. Por ejemplo, la montmorilonita
se produce en un ambiente de extrema desintegración, fuerte hidratación y una lixiviación limitada.
El ambiente de su formación es alcalino con la presencia de magnesio; las lluvias moderadas se
presentan en relación directa a cambios estacionales, dando como resultado una evaporación
mayor que la precipitación. El agua es suficiente para el proceso de alteración y al mismo tiempo los
cationes acumulados no pueden removerse por lluvias torrenciales, condiciones que se presentan
en regiones semi-áridas y favorables para la formación de montmorilonitas.
La mayoría de los cristales de arcilla consisten en láminas atómicas de sílice y alúmina. En la
lámina silícica cada átomo de silicio de valencia 4 está rodeado por cuatro de oxígeno con valencia
2, cada uno de los cuales contribuye con una valencia que se eslabona al silicio central. Algunas de
las restantes valencias del oxígeno se unen al silicio contiguo, pero los oxígenos de uno de los
lados de la lámina no están satisfechos. La lámina alumínica, por otro lado, consiste en unidades de
un átomo de aluminio rodeado de oxígenos e hidróxidos oxígenos y grupos OH, alternativamente.
Las láminas formadas al unirse los octaedros no equilibran las valencias, como en el caso del silicio,
de manera que ocasionalmente una unidad octaédrica no contendrá aluminio, haciendo que las
láminas no sean simétricas y uniformes. En la lámina alumínica sucede la llamada substitución
isomorfa en la que uno o más aluminios de valencia 4 son substituidos por magnesios con valencia
2, creando un desbalance, el cual agrava el ya existente desequilibrio local causado por la ausencia
de aluminio en el octaedro.
La mayoría de los minerales arcillosos están formados por láminas silícicas y alumínicas
empaquetadas entre sí para formar placas. Las láminas silícicas comparten con las láminas
alumínicas los oxígenos no satisfechos, a fin de formar un conjunto más o menos equilibrado. El
desequilibrio causado por la substitución isomorfa hace que las cargas en las caras de los
minerales arcillosos sean generalmente negativas, mismas que pueden satisfacer a los cationes
disueltos en el agua. En consecuencia, la superficie con carga negativa y los enjambres de cationes
constituyen la doble capa difusa. En esta capa difusa, la molécula de agua, caracterizada por su
polar o dipolo, se adhiere fuertemente a la superficie de arcilla. Los cationes de la humedad del
suelo también son atraídos por la superficie arcillosa para equilibrar la carga negativa. Estos
cationes no están completamente integrados a los minerales arcillosos y pueden, por lo tanto, ser
reemplazados por otros cationes siempre que el equilibrio total de valencias sea mantenido. Los
cationes de valencia inferior pueden ser sustituidos por los de valencia superior. La capacidad de
intercambio catiónico varía enormemente de un mineral a otro, misma que determina la capacidad
de absorción y de cambio volumétrico de los suelos de acuerdo a los minerales que contengan.

Capacidad de intercambio catiónico de los minerales arcillosos


Capacidad de intercambio catiónico de los minerales arcillosos
Cuando se dispone el agua, ésta diluye la concentración de iones presentes entre las partículas
arcillosas e incrementa la de cationes, dando como resultado un aumento de la distancia entre las
mismas; la expansión de la capa difusa produce una presión de repulsión entre las partículas
coloidales, la cual se puede considerar como una presión osmótica y está relacionada directamente
con la presión de expansión que se observa macroscópicamente. Si esta fuerza repulsiva no está
balanceada con una presión externa, el volumen del suelo se incrementa generándose el fenómeno
de expansión.
Como se puede observar, tanto las condiciones de saturación parcial como el contenido de
minerales coloidales son indispensables para que suceda el fenómeno de suelo expansivo. Un
suelo no saturado sin montomorilonita, tal como la mayoría de los suelos cohesivos, no tiene
problemas de expansión; igualmente, una arcilla saturada, aun con alto contenido de
montomorilonita, no tiene problemas similares a los que tienen los suelos expansivos.

3.3.1.2 IDENTIFICACIÓN DE ARCILLAS EXPANSIVAS


Como se ha comentado en apartados anteriores, el fenómeno de expansividad afecta
principalmente a los suelos arcillosos, suelos, éstos, en los que precisamente es factible tomar
muestras inalteradas en buenas condiciones. Por ello, los procedimientos más comunes que suelen
emplearse para cuantificar el fenómeno de la expansividad de las arcillas se basan en la realización
de ensayos de laboratorio que reproducen el comportamiento del material sometido a variaciones
de su humedad.
3.3.1.2.1 MÉTODOS DIRECTOS
Existen los siguientes ensayos de laboratorio normalizados, mediante los cuales se pueden obtener
tres tipos de parámetros que nos permiten cuantificar la expansividad de un suelo:

 Ensayo de hinchamiento libre de un suelo en edómetro (UNE 103.601), donde se obtiene el


valor del hinchamiento producido por saturación sin que actúe carga sobre la probeta
(expansión libre).
 Ensayo para calcular la presión de hinchamiento de un suelo (UNE 103602). Se colocan
cargas sucesivas para evitar que se produzca ningún hinchamiento al saturar la muestra
(expansión bajo presión confinante).
 Determinación de la expansividad de un suelo en el aparato Lambe (UNE 103600) (volumen
constante).

a) Ensayo de hinchamiento libre de un suelo en edómetro (UNE 103.601)


El procedimiento consiste en colocar la muestra que hemos tomado en el campo en una célula
edométrica convencional y determinar el cambio de volumen que manifiesta la muestra como
resultado de la humectación de la misma, provocada por la inundación de la célula (debida a la cual
el suelo cuenta con agua libre disponible).
Edómetro de carga central

Tomada de http://www.matest.pt/

El ensayo denominado de “hinchamiento o expansión libre” consiste en la humectación del suelo


permitiendo la expansión vertical de la probeta en la célula edometrica (el confinamiento lateral de
la misma impide deformaciones horizontales).
Inicialmente se aplica una pequeña presión equivalente a 0.01 kg/cm2, debida al peso de piedras
porosas y la placa de carga. A continuación se satura la muestra con agua y se permite la
expansión vertical. La expansión libre corresponde al porcentaje de deformación una vez se ha
determinado la expansión primaria. Posteriormente, la muestra se somete a varios incrementos de
carga hasta recuperar la relación de vacíos existente antes de la saturación. La presión total
aplicada se define como presión de expansión. La prueba deberá continuar con cargas adicionales
y subsecuentes descargas como procede para un ensayo de consolidación convencional.
Curvas de compresión para la prueba de expansión libre

Tomado de Jiménez Salas (2000)

Determinación Gráfica del Índice de Compresibilidad Cc

Universidad Nacional de Ingeniería de Lima (Perú).

Departamento académico de mecánica de suelos


b) Ensayo de presión de hinchamiento en edómetro (UNE 103.602/1996)
El procedimiento empleado en este ensayo, conocido también como ensayo de “determinación de
la presión máxima de hinchamiento”, es similar al descrito para el ensayo de expansión libre,
aunque en este caso la muestra se halla confinada en la célula edométrica convencional, sin que
pueda expandir libremente. Para confinar la muestra se aplica una carga vertical que impide
precisamente esta expansión vertical, al aplicar la tensión vertical necesaria para compensar dicho
hinchamiento (tensión o presión de hinchamiento). El ensayo consiste en determinar la presión de
hinchamiento que manifiesta la muestra como resultado de la humectación de la misma, provocada
por la inundación de la célula edométrica.
Para iniciar el ensayo, generalmente se toma como punto de partida la humedad original del suelo
(que frecuentemente se encontrará en la zona saturada, es decir, con una humedad superior al
límite de retracción). Alternativamente el ensayo también puede iniciarse considerando una
humedad inferior a la original, evaluando en tal caso unas condiciones más desfavorables a las
presentes en el terreno.
El ensayo se lleva a cabo aplicando la carga antes de saturar la muestra (generalmente la presión
inicial es equivalente a la de confinamiento en campo). A continuación se satura la muestra y se su
deformación, que puede resultar en expansión o contracción en función de la magnitud de la
presión aplicada. En los resultados del ensayo se deben especificar la expansión medida junto con
la presión aplicada.

Curva de compresibilidad para la prueba de expansión bajo presión confinada.

En la siguiente tabla se propone una gradación del riesgo potencial de hinchamiento en función de
los resultados obtenidos en los ensayos de hinchamiento libre y de determinación de la tensión o
presión máxima de hinchamiento:
Esquema del aparato de Lambe

ANEOR, norma UNE 103.600/93

El test de Lambe es un ensayo de identificación, y bajo ningún concepto el valor de la tensión


máxima de hinchamiento que se obtiene del mismo puede ser utilizado para predecir
cuantitativamente la tensión máxima real que puede solicitar una cimentación por efecto de la
expansión del suelo que la sustenta, para lo cual deberán realizarse ensayos específicos sobre
muestras inalteradas, tales como la determinación de la presión máxima de hinchamiento
(recordemos que el ensayo Lambe parte de una muestra que se disgrega y se recompacta en
condiciones preestablecidas).

Vista del aparato de Lambe

Imagen descargada de la web http://omadisa.net


Gráfica de Lambe mediante la cual se obtiene la clasificación del suelo en función de la tensión de hinchamiento obtenida en el
ensayo, trasladando el resultado a la gráfica que corresponda.

Mediante este ensayo los suelos se clasifican en los siguientes tipos: No crítico, Marginal, Crítico o Muy Crítico

ANEOR, norma UNE 103.600/93

3.3.1.2.2 MÉTODOS INDIRECTOS


Para determinar la posible expansibilidad de un suelo se han desarrollado otros métodos además
de los ensayos de laboratorio descritos anteriormente:
a) Propiedades índice
Las propiedades índice han sido ampliamente utilizados para identificar de manera sencilla y
económica la naturaleza expansiva de las arcillas. Se basan en aproximaciones cualitativas al
potencial expansivo del suelo, de acuerdo con los resultados proporcionados por los ensayos de
identificación, particularmente los límites de Atterberg. Especialmente útil es la valoración de la
plasticidad, pudiéndose descartar la expansividad de un suelo compuesto por arcillas para valores
inferiores a un rango determinado de límite líquido, o al contrario, que éstas muestren potencial
expansivo para valores del límite líquido superiores a un valor de referencia. En cualquier caso, y
del mismo modo que sucede con el ensayo Lambe, hay que tener en cuenta que se trata tan sólo
de aproximaciones, de modo que la información que proporcionan estos métodos es solo indicativa
y debe ser empleada con prevención.
En la siguiente tabla, propuesta por Holtz y Gibbs (1956), por lo que se refiere al cambio de
volumen de un suelo se diferencian tres niveles de acuerdo con el límite de contracción y el índice
de plasticidad del suelo:

Clasificación de suelo expansivo de acuerdo con el límite de contracción

Del mismo modo, en función del valor del límite líquido junto con el del índice de plasticidad,
también es posible definir tres niveles en el potencial de expansión:

Clasificación de suelo expansivo de acuerdo con el límite líquido

De forma análoga, la tabla siguiente muestra una propuesta de clasificación cualitativa del potencial
de expansión de un suelo en función del resultado de los ensayos de identificación básicos
(plasticidad y porcentaje de arcillas determinado mediante granulometría por sedimentación):
Clasificación de suelo expansivo de acuerdo con los resultados de los ensayos de identificación básicos

También muy utilizados son los criterios de expansividad desarrollados por R. Ortiz y publicados por
el Instituto Geológico y Minero de España y el CEDEX en el documento ‘Mapa Previsor de Riesgos
por Expansividad de Arcillas en España a escala 1:1.000.000’ (1986)’. Estos criterios permiten
clasificar como una arcilla de expansividad media aquella con un límite líquido inferior a 40% y un
índice de plasticidad menor a 28. De este modo, si los límites de Atterberg practicados en el
laboratorio sobre muestras representativas del terreno, superan dichos límites, puede ser
recomendable realizar ensayos de laboratorio que nos indiquen con certeza si las arcillas objeto del
análisis son o no son expansivas (ensayos de hinchamiento libre, presión de hinchameinto, Lambe,
etc).
Finalmente, en la siguiente figura también se facilita la clasificación unificada de suelos expansivos
y colapsables propuesta por el Bureau of Reclamation, E.U.A., clasificación que emplea como
parámetros índice el peso volumétrico seco y el límite líquido:

Criterios del Bureau of Reclamation para suelos expansivos y colpasables

b) Método de la actividad
Se trata de un método propuesto por Seed, Woodward y Lundgren (1962) que define la actividad
como la razón entre el índice de plasticidad y el porcentaje de partículas menores de 2 micras:

Para elaborar el método, sus autores ensayaron suelos remoldeados para los cuales la expansión
se midió como el porcentaje de expansión bajo saturación. Para la práctica del ensayo las muestras
deben ser compactadas para una densidad relativa del 100% y con el contenido de humedad
óptimo establecido en las pruebas estándares de AASHO, usando una sobrecarga de 1 psi (= 0.07
kg/cm2).
Una vez hemos calculado la actividad y determinado el porcentaje de partículas arcillosas, se puede
conocer el potencial de expansión mediante el empleo de la siguiente carta:

Carta de clasificación del potencial de expansión. Modificado de Seed et al., (1962)

Influencia de la succión matricial en el comportamiento deformacional de dos suelos expansivos. Universidad nacional de
Colombia. Tesis Victoria Elena Meza Ochoa.

3.3.1.2.3 IDENTIFICACIÓN EN CAMPO


La naturaleza plástica de las arcillas expansivas y los fenómenos de expansión y retracción a los
que se hallan sometidas, nos permiten detectar, en base a algunos indicadores que se mencionen a
continuación, su posible presencia en campo:
a) Grietas de secado. Las grietas aparecen en la superficie de terreno durante periodos de
sequía, con un arreglo geométrico del tipo poligonal, frecuentemente de gran dimensión. La
resistencia del suelo seco es alta.
b) Plasticidad. Es relativamente fácil hacer un rollo sin triturarlo.
c) Espejos de fricción. Las superficies de suelos recientemente expuestas al aire muestran
abundantes fisuras y espejos de fricción.
d) Textura. Los suelos son resbalosos y tendientes a pegarse a zapatos o llantas de vehículos
cuando están húmedos.
e) Daños estructurales. La observación de grietas y distorsiones en las estructuras vecinas
indican el potencial de expansión.
3.3.1.2.4 MÉTODOS MINERALÓGICOS
Tal y como se indica en el “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento. Geotecnia en
Suelos Inestables, redactado por CONAGUA - Comisión Nacional del Agua (México) en Diciembre
de 2007”, la composición mineralógica tiene una influencia fundamental sobre el potencial
expansivo de suelos. Las cargas eléctricas negativas existentes en la superficie de minerales
arcillosos, la resistencia de ligas entre capas y la capacidad de intercambio catiónico contribuyen al
potencial expansivo. Es posible identificar la expansividad de las arcillas al conocer su constitución
mineralógica. Se dispone de varias técnicas, tales como difracción rayo X, análisis térmico
diferencial, análisis químico y microscopio electrónico.
El procedimiento de difracción rayos X es el más utilizado.
El análisis térmico diferencial, usado junto con el de difracción X y el químico, es capaz de
identificar otros materiales difíciles de determinar.
El análisis químico es un valioso suplemento de otros métodos. Para grupos de minerales de
montmotilonita, este análisis determina las características de la substitución isomorfa y muestra el
origen y localización de las cargas que se tienen en las superficies arcillosas.
Con el microscopio electrónico se tiene una manera directa para observar el material, útil para
definir la composición mineralógica, textura y estructura interna.
Para una identificación confiable se deben usar varios métodos al mismo tiempo.
En la identificación mineralógica, particularmente en la interpretación de resultados para uso
ingenieril, se requiere de una serie de conocimientos y experiencias para las que se debe acudir a
expertos en el tema.

3.3.1.3 EFECTOS DAÑINOS


Como se ha comentado anteriormente, cuando ocupamos un terreno con una edificación, terraplén,
firme, acera, etc. la respuesta más inmediata del terreno consiste en modificar el estado de
humedad natural del suelo situado por debajo de la construcción.
Los estratos de suelo más superficiales están sometidos (hasta 1-3 metros) a las variación
estacional de la humedad natural condicionada al régimen climático y pluviométrico de cada lugar.
Las pérdidas de agua que se producen debido a la evapotranspiración que afecta al espesor más
superficial de suelo, son compensadas por agua que migra por capilaridad, ascendiendo desde la
zona permanentemente saturada del terreno hacia los horizontes no saturados. La
impermeabilización del terreno supone disminuir la intensidad con la que actúa la
evapotranspiración sobre el tramo más superficial del terreno, o incluso eliminar sus efectos; de
modo que en un breve espacio de tiempo se producirá un aumento de la humedad natural del
terreno situado por debajo de los elementos construidos (pues el gradiente ascendente por
capilaridad desde la capa saturada se mantiene hasta alcanzar un nuevo equilibrio.)
En terrenos normales ello no debe preocuparnos, puesto que su afección es mínima, pero si
construimos sobre suelos metaestables expansivos, muy sensibles a los cambios de humedad, la
expansión por aumento de la humedad de los materiales sobre los que apoyan las estructuras de
cimentación, proceso que afectará principalmente a las estructuras situadas en el interior del
perímetro construido, puede degenerar en la aparición de grietas que se distribuyen por los
cerramientos y tabiques “a quebranto”.

Grietas desarrolladas en situación de quebranto.

Tomadas de las publicaciones de Francisco Serrano Alcudia y Ángel Uriel Ortiz

También puede producirse el efecto contrario, la urbanización de un terreno puede ir asociada al


desarrollo de zonas ajardinadas, zonas verdes o no pavimentadas alrededor de las viviendas cuyo
mantenimiento requiere de riego que contribuye a una aportación continua de agua que se infiltra en
el subsuelo, modificando el estado de humedad del terreno sobre el que se apoyan las estructuras
de cimentación del perímetro del edificio. Ello puede degenerar en daños en la estructura del
edificio, que se corresponden con la aparición de grietas en los cerramientos y tabiques en
geometría “de arrufo”.

Grietas desarrolladas en situación de arrufo.

Tomadas de las publicaciones de Francisco Serrano Alcudia y Ángel Uriel Ortiz

El fenómeno de expansión y retracción que afecta a los suelos expansivos a consecuencia de los
cambios de humedad también puede generar empujes laterales. Cuando el suelo está confinado el
potencial de expansión se traduce en un empuje lateral sobre las estructuras que contienen el
suelo.

Movimientos del suelo por arcillas expansivas.

Tomada de Juan Pérez Valcárcel (Mejora y consolidación de suelos).

ETSA de A Coruña. Departamento de Tecnología de la Construcción

Tal y como se indica en el “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento. Geotecnia en


Suelos Inestables. CONAGUA - Comisión Nacional del Agua (México). Diciembre de 2007”, en
general, podemos diferenciar cinco tipos de efectos dañinos que pueden afectar a nuestra
construcción, causados por la acción de las arcillas expansivas.
a) Movimiento céntrico
Ocurre en la parte central de una estructura en una forma de domo con su valor máximo en el
centro. El movimiento no es brusco y se desarrolla durante varios años, mismo que está asociado
con una reducción en la evapotranspiración. La construcción de la estructura rompe el equilibrio en
las condiciones de evaporación y elimina la presencia de vegetación, de manera que la humedad se
acumula en el subsuelo. La figura siguiente muestra el patrón de daños que comúnmente se
observan en estructuras ligeras construidas con base en muros de tabique. Las grietas se
presentan en forma vertical, horizontal y diagonal, siendo ésta última desde la parte central inferior
de la estructura hacia sus esquinas superiores. El ancho de las grietas es mayor en la parte
superior cercana al techo; éste restringe la propagación de grietas verticales generando grietas
horizontales adicionales a lo largo del contorno del techo. Los daños son severos y progresivos en
regiones cuyo clima es semiárido, caluroso y seco, y que el nivel freático se encuentra profundo.
Agrietamiento de estructura por movimiento céntrico

Tomada del “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)

b) Movimiento perimetral
Forma un patrón de disco en la periferia de la estructura. El retiro de vegetación preexistente y
encharcamiento en la inmediación de sitios de construcción causan un aumento de humedad en el
subsuelo; los efectos dañinos se observan con prontitud después de la construcción. El
levantamiento de las esquinas de la estructura genera grietas horizontales, verticales y diagonales,
siendo estas últimas desde las esquinas inferiores hacia la parte central superior (ver figura
siguiente). El ancho de la grieta es mayor en la parte inferior de la estructura.

Agrietamiento de estructura por movimiento periférico

Tomada del “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)

c) Movimiento cíclico
El movimiento está asociado con el cambio cíclico de expansión y contracción en que el drenaje, la
precipitación y la evapotranspiración generan pérdida o incremento de humedad en el subsuelo. El
movimiento está controlado por fugas de agua locales, cambio climático estacional o efectos de
desecación de las vegetaciones cercanas a la estructura. Los daños son más severos cuando el
suelo posee una buena permeabilidad en el que intensas lluvias generan levantamientos
perimetrales. El patrón de daños en los muros de tabique no son bien definidos, presentándose
generalmente grietas diagonales cruzadas (ver figura).
Agrietamiento de estructura por movimiento cíclico

Tomada del “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)

En la tabla siguiente se presenta una clasificación de daños estructurales de acuerdo con el ancho
de las grietas y la correspondiente expansión del terreno.

Clasificación de daños estructurales por suelo expansivo

d) Empuje lateral
La expansión del suelo es un fenómeno de cambio de volumen, por lo que genera movimientos del
terreno en todas las direcciones. Los movimientos horizontales del terreno se notan de dos
maneras: el movimiento o inestabilización de un talud o empujes laterales sobre un muro de
contención. Dependiendo del potencial de expansión, los empujes laterales generados por el
aumento de humedad pueden alcanzar grandes magnitudes.
e) Agrietamiento de suelo
Como la tensión capilar se ejerce en todas direcciones, la contracción se produce vertical y
horizontalmente. La contracción horizontal del suelo genera esfuerzos de tensión en la misma
dirección; si este esfuerzo rebasa la resistencia a la tensión del suelo que es de baja a nula, se
forman grietas de secado, las cuales son todavía más peligrosas que un simple cambio de volumen.
Estas grietas reducen confinamiento lateral a las estructuras, propician la acumulación de agua y
disminuyen el factor de seguridad contra la estabilidad de un talud.

3.3.1.4 CONSIDERACIONES DE DISEÑO


En tal sentido, es recomendable tomar en cuenta los siguientes aspectos, la mayoría de
ellos recogidos del documento “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento. Geotecnia
en Suelos Inestables, redactado por CONAGUA - Comisión Nacional del Agua (México) en
Diciembre de 2007”.
a) Programas de exploración
Tal y como indica el Código Técnico de la Edificación (CTE), cuando se sospecha de la presencia
de arcillas expansivas en los terrenos en los que se va a edificar, se deberá diseñar una campaña
de investigación acorde con esta situación, ampliando el número y profundidad de los
reconocimientos, considerando la heterogeniedad de este tipo de suelos. Asimismo, deberán
proponerse ensayos de laboratorio que nos permitan determinar el potencial expansivo del suelo.
Se recomienda tener presente los siguientes aspectos por lo que se refiere al diseño de la campaña
geotécnica:

 El número de sondeos deberá ser mayor de tres y deben localizarse preferentemente en las
esquinas de la estructura.
 La profundidad de los sondeos deberá ser mayor que la de la zona activa, los cuales
deberán ser continuos en esta zona.
 Debido a que el potencial de expansión del suelo depende de su humedad natural y ésta es
cambiante durante un año, las muestras que serán utilizadas para la determinación del
potencial de expansión deberán obtenerse en la época o tiempo en que se espera un máximo
potencial de expansión.
 Se debe conservar el contenido de agua natural de las muestras de suelo al tiempo de
minimizar los efectos de remoldeo. El empacado de las muestras debe ser inmediato, evitando
la exposición al aire de las mismas.
 Las mediciones de succión en el campo todavía no arrojan resultados confiables para el
cálculo de expansión; se considera preferible realizar dicha medición en laboratorio con
muestras representativas.

b) Tipología de edificio
En suelos expansivos se recomienda construir edificios medios para compensar la expansión,
flexibles y con muchas juntas.
c) Control de humedad
Se deben diseñar detalles constructivos para minimizar la influencia del cambio de las condiciones
de humedad sobre el terreno de cimentación teniendo en cuenta particularmente los siguientes
aspectos:

 Aislamiento del agua mediante


o Drenaje perimetral y
o Aceras amplias à anchura > 1,80 m con membrana de polietileno
 Utilizar un sistema de riego por goteo para la vegetación, minimizando la cantidad de agua
usada y manteniendo prácticamente constante la humedad del suelo.
 La bajada de agua pluvial y las canaletas de los techos no deberán acumular el agua cerca
de la cimentación. Si es posible, se deberá dirigir el agua del techo a través de tuberías que
descarguen a la calle o a otros lugares apropiados, manteniendo el agua lejos de la
cimentación.
 Construir, al menos, una banqueta de 3 m fuera de la cimentación o compactar el suelo
aledaño de ella para que forme una superficie dura y menos permeable.
 El suelo o concreto fuera de la cimentación deberá tener una pendiente evitando
escurrimientos hacia la construcción y que ayude a prevenir la filtración del agua hacia el suelo.

d) Características de la cimentación

 Cimentaciones superficiales
Las cimentaciones superficiales que se utilizan sobre los suelos expansivos incluyen zapatas
aisladas, zapatas corridas y losas. Pérez y Olmos (1998) han presentado un buen resumen
sobre el estado del arte en el diseño de cimentaciones sobre suelos expansivos, el cual es la
base del contenido de ésta y la siguiente subsección.
Zapatas aisladas
Los suelos sobre los cuales están cimentadas las zapatas deben cumplir con las siguientes
características:

o Espesor no grande.
o Potencial de expansión moderado, menor de 1%.
o Presiones de expansión bajas.
o Se dispone de un estrato de suelo no expansivo en el cual se alojan las zapatas.

También se deberán aplicar técnicas especiales a fin de incrementar el esfuerzo de contacto y


minimizar la expansión del suelo, algunas de las cuales son:

o Disminuir el ancho de la base de la zapata.


o Colocar el muro de cimentación directamente sobre el terreno sin zapata.
o Proveer espacios vacíos entre las vigas de soporte y el muro para concentrar las
cargas en puntos aislados, en los cuales también deberá cuidarse que no se exceda la
capacidad de carga.
o Incrementar el refuerzo en el perímetro y en los pisos para incrementar la rigidez de
la cimentación.
o Forjado sanitario separado del suelo (esto vale para cualquier tipo de cimentación).
o Arriostrar las zapatas, con riostras separadas del suelo
o Cajeado lateral de las zapatas con planchas de poliestireno, para empujes laterales

Zapatas corridas
El empleo de las zapatas corridas deberá limitarse a suelos con potencial de expansión menor
de 1% y una presión de expansión menor a 13 kg/cm2. Las zapatas deberán ser
suficientemente angostas para proporcionar una presión de contacto adecuada.
Losas de cimentación
Las losas de concreto reforzadas y rigidizadas con contratrabes en dos direcciones (corta y
larga), han sido usadas exitosamente en estructuras relativamente pesadas que están
cimentadas sobre depósitos de gran espesor donde los pilotes constituyen una solución poco
económica.
El diseño está basado en el modelo de interacción suelo-estructura mostrado en la figura
siguiente. La superficie del terreno libre experimenta un levantamiento cuyo máximo valor se
presenta en el centro de la losa. Si una losa de gran rigidez es colocada sobre la superficie en
expansión, aquélla tiende a uniformizar el levantamiento que se tiene en la porción central de la
losa y cuyo valor es menor que el máximo de expansión libre al mismo tiempo de que la
periferia de la losa no tiene contacto con el suelo. Por otra parte, si se tiene una losa con
rigidez limitada, ésta se encuentra en una situación intermedia tal que el levantamiento se
reduce y se uniformiza disponiendo el contacto en toda el área de la losa. La configuración
deformada del suelo y los elementos mecánicos de la losa, que posteriormente se usarán para
su dimensionamiento estructural, se determinarán en un análisis de interacción suelo-
estructura en el que las deformaciones de la losa y el suelo son compatibles, pudiendo
representarse por el modelo de resorte de Winkler.

Configuración deformada de losas de cimentación sobre suelos expansivos

Cortesía de “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, Geotecnia en Suelos Inestables”, Diciembre de 2007,
Comisión Nacional del Agua (México)

Cimentaciones semi-profundas
Los pozos son la solución óptima para espesores de la capa activa menores de 3 – 4m.
Cimentaciones profundas
Las cimentaciones profundas pueden ser pilotes o pilas, flotantes o de punta; todos ellos
tienen la función de transferir las cargas de la superestructura a un estrato de suelo resistente,
poco deformable y no expansivo. Para las cimentaciones sobre suelos expansivos, las pilas
coladas in situ son más económicas que los pilotes hincados. Comparadas con las losas de
cimentación, las pilas son más competitivas si su longitud está en el intervalo comprendido
entre 6 y 8 m, y si el área de construcción es amplia y la longitud de fuste está entre 3 y 4 m,
las pilas son más ventajosas que las zapatas corridas. Las pilas también son una solución
preferida si es difícil encontrar un estrato firme mediante excavación o la excavación afecta a
las estructuras aledañas, o si el levantamiento diferencial de la losa es mayor de 10 cm o la
deflexión resultante excede a 1/250.
Las pilas deberán cimentarse sobre un estrato no expansivo o, en su defecto, la longitud de la
pila deberá ser mayor que la profundidad de la zona activa. Y deberá compensar la presión de
levantamiento en la zona activa.
El diseño de las pilas construidas en suelos expansivos deberá tomar en cuenta tres aspectos:
tensión en la pila, capacidad de carga y deformación; el primer criterio es exclusivo para el
diseño de pilas sobre suelos expansivos y merece una mayor atención. La fuerza de tensión T
que se genera en la sección transversal de la pila está dada por:
T = Qw – Qu
donde,
Qw = carga estructural sobre el cabezal de la pila y
Qu es la fuerza de levantamiento.
La fuerza de tensión dividida por el área transversal deberá ser menor que la resistencia a la
tensión de la sección de la pila. La fuerza de levantamiento deberá calcularse integrando la
resistencia al corte del fuste de la pila en el estrato de suelo expansivo:

donde,
D = diámetro de la pila y
fs = resistencia al corte.
La integración se efectúa en la longitud medida desde el eje neutro hasta la superficie del
terreno.
Las pilas deberán estar ligadas en su cabezal por trabes de piso, los cuales no deben tener
contacto con el terreno; se debe tener un espacio vacío de 10 a 35 cm o el doble de la
expansión del suelo estimada entre los trabes y la superficie del terreno. El piso deberá
colgarse de los trabes 20 cm arriba del terreno o apoyarse directamente sobre éste si se
dispone del aislamiento entre el piso y los muros.
e) Métodos de mejora del terreno
Los más usuales son la estabilización con relleno, cal y cemento.

 Relleno

Se reemplaza el suelo expansivo de un espesor de 1 a 2.5 m por suelos no expansivos y de


baja permeabilidad. Los rellenos detrás de los muros también deberán ser no expansivos. La
baja permeabilidad de los rellenos ayuda a minimizar la infiltración del agua hacia la
cimentación.
Por ejemplo, podemos substituir el suelo expansivo por otros materiales de las características y
según el procedimiento que se indica a continuación:
Material de substitución compuesto por suelos granulares con arcilla no plástica (para no dejar
pasar el agua)
Espesores entre 0,90 y 1,80 m (recomendable 1,20 m). El peso puede compensar la expansión
si no es excesiva
Tongadas e < 30 cm compactadas hasta el 100% Proctor
Si solamente se dispone de suelos granulares para el relleno, deberán proveerse drenes
subsuperficiales en el fondo del mismo.
Si no se disponen suelos no expansivos para el relleno, una adecuada compactación del suelo
natural también reduce su potencial de expansión. La compactación deberá ser 90% de la
densidad máxima estándar con un contenido de agua superior al óptimo; una sobre
compactación incrementa significativamente el potencial de expansión y deberá evitarse. Para
el relleno de los muros, la formación de un talud 1:1 ayuda a disipar el empuje lateral.
Cal
Este método de estabilización es el más usado y el más efectivo entre varios métodos de
estabilización química. La efectividad del método se mide en función del contenido óptimo de
cal de modificación que es el porcentaje que maximiza la reducción del índice de plasticidad
del suelo. La cantidad de cal necesaria para alcanzar la reducción óptima es entre 2 a 8 % del
peso seco del suelo. Este método de estabilización es recomendable cuando se logra una
reducción de 50% en el índice de plasticidad con el contenido óptimo. Una vez identificado el
contenido de cal óptimo, se recomienda determinar los índices de plasticidad para los
contenidos de 2% inferior y superior al óptimo.
Un suelo estabilizado con la cal incrementa su permeabilidad con respecto a la del material no
tratado, por lo que deberá proveer protección contra infiltración del agua hacia el suelo. La
compactación con el 95% de la densidad máxima estándar y un contenido de agua óptimo
también ayudará a disminuir el potencial de expansión.
El tratamiento con la cal es aplicable solamente para un espesor menor de 50 cm, por lo que
se deberán seleccionar otras soluciones si la zona activa es más profunda.
En caso de que la zona activa se sitúe a mayor profundidad, entonces puede recurrirse al
diseño de barreras de inyecciones de cal a presión perimetralmente, mediante taladros de 4 a
6 m de profundidad y 50 mm de diámetro.
Cemento
Cuando la cal sola no es suficiente para lograr el nivel de estabilización deseado, se puede
agregar el cemento; la cantidad usual del cemento es entre 10 a 20% del peso seco del suelo.
Una combinación de cal-cemento o cal-cemento-ceniza volcánica puede ser un catalizador
adecuado si este se comprueba en el laboratorio.

3.3.2 COLAPSABILIDAD
Como se menciona en el capítulo anterior, se consideran suelos metaestables aquellos suelos que
son capaces de manifestar una variación en su estructura o en su estado de tensiones, provocando
una deformación, sin que para ello sea necesaria la aplicación de una fuerza externa. La causa
principal de dicha variación se halla relacionada con el contenido en humedad del terreno, bien por
pérdida o por incremento de la misma.
Entre los suelos de estructura metaestable se encuentran los suelos colapsables. Se trata de suelos
no saturados que en determinadas circunstancias experimentan una disminución de su volumen
debido a un reacomodo de las partículas que integran estos suelos, conduciendo a un asentamiento
del terreno sin necesidad de que les sea aplicada carga vertical alguna, siendo debido el proceso a
una saturación sobrevenida.
Cabe señalar que en algunos casos el fenómeno de colapsabilidad también puede suceder como
consecuencia de aplicación de cargas sin que sea necesaria la adición de agua.
El CTE clasifica a los Suelos Colapsables como de Tipo T-3 (son Terrenos desfavorables para la
construcción). En suelos naturales poco consolidados, terrenos de rellenos y terrenos solubles, se
recomienda efectuar estudios de colapsabilidad para poder tomar las medidas preventivas y
correctoras en el momento de diseñar las cimentaciones.
Aunque las problemáticas asociadas a suelos colapsables suelen relacionarse con ambientes
desérticos, es importante señalar que también pueden desarrollarse en otros entornos geológicos.
Por ejemplo, existen suelos compactados que en principio podrían considerarse estables, que
dependiendo del intervalo en la aplicación de la carga y otros factores pueden llegar a colapsar. En
realidad, cualquier suelo no saturado que no contenga abundantes minerales expansivos puede
presentar naturaleza colapsable.
Los mecanismos que originan el colapso del suelo en condiciones de saturación se pueden
clasificar en los siguientes puntos: estructura abierta, presencia de cementantes y cargas externas.
La estructura de estos suelos es abierta y de baja densidad, como corresponde a la naturaleza
areno-limosa de sus partículas y a su origen.
Hay que recordar que se trata de sedimentos depositados por la acción del viento o de aguas
tranquilas, que transportan las partículas finas y las depositan cuando deja de actuar la corriente.
Acabados de depositar, estos sedimentos inicialmente carecen de cohesión, pero los vacíos que
existen entre las partículas sedimentarias son rellenados, total o parcialmente, por partículas más
finas y por débiles cementos carbonáticos o yesíferos que proporcionan cierta cohesión estructural
interpartículas. De este modo, gracias a la cohesión que le proporcionan a las partículas algunos
materiales o fuerzas que se derivan de la tensión capilar, se logra mantener el esqueleto del suelo,
dotándolo además de un mínimo de capacidad resistente.

Reordenamiento de partículas y del índice de poros en función de la presión de consolidación (Benett y Hulbert, 1986)

Estructura de suelo colapsable compuesto por limo arcilloso, antes y después de la saturación

Casagrande, 1932

Este tipo de suelos cementados pueden mantenerse estables largos periodos de tiempo siempre y
cuando no se vean afectados por el agua, pudiendo alcanzar de modo localizado una resistencia
débil a moderada o incluso desarrollar niveles de encostramiento. Cuando el agua interviene y entra
en contacto con el cemento interpartículas, éste se disuelve y el suelo pierde la escasa capacidad
portante que tenía y colapsa. Si además el suelo soporta la carga transmitida por una estructura
(edificio, terraplén u otra construcción) el colapso se acentúa, siendo sometida dicha estructura a
asientos descontrolados y bruscos, que pueden acabar por ocasionar importantes patologías a la
construcción. Los asientos que se manifiestan por efecto del colapso suelen ser de orden
centimétrico hasta decimétricos, en ocasiones incluso alcanzan algún metro y excepcionalmente
llegan a generarse asientos de decenas de metros.
Con el objetivo de entender mejor los mecanismos de colapso, se describen a continuación los
principales suelos colapsables.

3.3.2.1 SUELOS CON CARÁCTER COLAPSABLE


Como se ha comentado en el capítulo anterior dedicado a las arcillas expansivas, el proceso de
saturación puede reproducirse en laboratorio utilizando el edómetro, sistema que nos permite definir
la curva de hinchamiento bajo carga, constituida, recordemos, por el valor final de la deformación
unitaria DV/V de cada muestra, en función de la tensión vertical previa aplicada. El hinchamiento
disminuye con la presión, y a partir de un cierto valor crítico se produce disminución de volumen
(colapso).
En los suelos colapsables la curva de hinchamiento bajo carga está anormalmente desplazada
hacia abajo. En este tipo de suelos, la presión crítica de colapso es pequeña, y para las cargas
usuales se produce colapso por inundación.

Curva de hinchamiento bajo carga

En términos generales, los suelos más propensos a alcanzar el colapso son los suelos de
granulometría limosa, a causa de su contenido en arcillas con estructuras flojas, y los suelos
granulares de bajo peso específico.
Y de forma más específica, entre los tipos de suelos colapsables más comunes, podemos
diferenciar los siguientes:

 Suelos limo-arenosos.

Los suelos colapsables limo-arenosos se desarrollan en climas muy secos. Presentan un grado de
saturación muy bajo, del 20-30%, pudiendo desarrollar niveles encostrados próximos a la superficie
por debajo de los cuales el suelo se encuentra flojo y sin cementar.

 Suelos limo-yesíferos

En este tipo de depósitos el cemento que une las partículas está compuesto por sulfato cálcico,
material de carácter colapsable que además presenta problemas de agresividad al hormigón.
Sus características geotécnicas más comunes son: valores bajos de densidad seca (en estos
suelos son habituales densidades de 1,2, cuando por debajo de 1.4 podemos plantearnos la
presencia de suelos colapsables), baja o nula plasticidad y elevados valores de colapso por
inundación. En general su resistencia es baja, aunque en ocasiones pueden presentar valores
medios de resistencia.
Frente a la actuación del agua, el cemento yesífero interpartículas se disuelve, perdiendo el suelo
su resistencia por lo acaba por colapsar, llegando a minorar hasta un 10% su volumen conduciendo
todo ello a la generación de asientos bruscos y descontrolados de las estructuras que apoyan sobre
el suelo en cuestión.

 Algunos rellenos arenosos sin compactar.

Se trata de suelos que ocupan zonas marginales procedentes de excavaciones, escombros de


construcción y otros residuos, constituidos por rellenos arenosos flojos, generalmente sin
compactar, cuya estructura floja y abierta permite la entrada de agua, minorando las fuerzas de
cohesión intergranular y provocando el colapso del suelo al ser inundado, aunque también pueden
colapsar bajo carga.

 Suelos con abundante materia orgánica

Cuando un suelo presenta un alto contenido en materia orgánica (superior al 15%) se considera que
existe riesgo de colapso.

 Las cenizas volcánicas.

 Dolinas en zonas kársticas, de evolución mucho más lenta que los suelos aquí tratados.

3.3.2.2 DEPÓSITOS CON SUELOS COLAPSABLES


Tal y como se indica en el “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento. Comisión
Nacional del Agua de México (CONAGUA). Diciembre de 2007” en el capítulo referente a la
Geotecnia en Suelos Inestables, los suelos colapsables suelen pertenecer a algunos de los
siguientes tipos de depósitos:
a) Depósitos eólicos
Entre todos los tipos de suelo, los depósitos eólicos son los más colapsables, diferenciándose tres
tipos: loess, depósitos costeros y cenizas volcánicas, siendo todos ellos transportados por el viento
a gran distancia en regiones cálidas.
Los loess son partículas de color amarillento, con un tamaño de grano areno-limoso, con formas
que van de la subredondeada a la redondeada y con una distribución relativamente uniforme. Las
partículas de suelo se componen generalmente de minerales recientes como el cuarzo, feldespato,
calcita o mica con otro material que actúa como aglutinante, siendo el material de arcilla
montmorilonita uno de ellos o el carbonato de calcio también en algunos tipos de loess, de modo
que cuando está seco, el suelo tiene una textura relativamente dura y poco deformable, admitiendo
taludes verticales estables de gran altura; sin embargo, su inundación conduce a la destrucción de
los enlaces que aglutinan las partículas y el consiguiente colapso.
En clima árido, las gruesas capas de limo transportadas por el viento se acumulan en las tierras
semidesérticas cubiertas de hierba que bordean las regiones áridas. Los depósitos se forman
lentamente, por consiguiente el crecimiento de la hierba sigue el paso de la deposición. El resultado
es una gran porosidad y una exfoliación vertical combinada con una estructura extremadamente
suelta. La mayoría de los loess son duros, pero debido a la deposición de carbonato de calcio y
óxido de hierro que reviste los antiguos huecos de raíces, se hacen blandos cuando se saturan. En
las márgenes de las corrientes, los barrancos y los cortes, los taludes son casi verticales gracias a
la exfoliación.
Aunque son abundantes en zonas áridas, los depósitos eólicos también se forman en el clima
húmedo a lo largo de las costas de lagos o mares. La intemperización mecánica produce
abundantes partículas gruesas, que son acarreadas cuando se seca la playa por los vientos
costeros durante las horas de marea baja y que se concentran en playas o barras debido a
acciones de las olas.
Las cenizas volcánicas también son transportadas por el viento. Consisten en pequeños fragmentos
de rocas ígneas lanzados por el vapor sobrecalentado y los gases de los volcanes. La ceniza
volcánica reciente es una arena o grava arenosa ligera. Los depósitos pueden ser estratificados o
mezclas bien graduadas. Las cenizas absorben el agua con facilidad y se descomponen
rápidamente. Toba y arcilla volcánica son productos de la descomposición de las cenizas, en
diferentes grados. En zonas en las que se han depositado abundantes depósitos pumíticos, es
conocida la alta colapsabilidad de este tipo de suelos.
b) Depósitos aluviales
Estos depósitos se forman en abanicos aluviales. Son depositados originalmente por avenidas
súbitas o flujos de lodo que se generan en periodos de retorno largos y consisten en materiales
sueltos con un considerable porcentaje de arcilla. Dichos depósitos se van secando y no vuelven a
saturarse hasta la llegada de la siguiente avenida, por lo que son inestables en estado seco. El
contenido de arcillas tiene una influencia importante en el comportamiento del suelo. Se ha
observado que el asentamiento máximo ocurre cuando el porcentaje de arcillas alcanza el 12% de
los sólidos, y se presenta un menor asentamiento cuando las arcillas representan una cantidad
menor que el 5% y el suelo se expande si dicho porcentaje es mayor que el 30%.
c) Suelos residuales
En algunas regiones húmedas y cálidas el proceso de intemperización puede alcanzar
profundidades considerables. Como producto de diferentes grados de descomposición química, el
suelo residual puede estar constituido por granos de arena y minerales arcillosos, originados
respectivamente de cuarzo y feldespatos. Los granos de arena forman una estructura de alma
abierta, mientras los minerales arcillosos sirven como unión granular entre los primeros. Estando
seco, el suelo parece ser muy firme; pero una vez está saturado, la escasa cantidad de minerales
arcillosos, generalmente caolinitas, pierde su capacidad de unir las partículas sólidas de arena. En
consecuencia, el suelo se comprime o se colapsa considerablemente.
d) Suelos compactados
Al humedecerse, los suelos compactados pueden tener un comportamiento expansivo o colapsable,
dependiendo principalmente del intervalo de carga y del tipo de suelo. En los suelos arenosos o
limosos casi siempre se presenta una tendencia a la reducción de volumen. Para otros suelos, si la
carga aplicada es pequeña, los suelos se expanden al saturarse; por lo que se puede definir una
carga de expansión que sirva como una frontera que marca la tendencia al cambio de volumen: si la
carga aplicada es mayor que ella, los suelos experimentan reducción de volumen. Al ser más
plástico el suelo con un mayor contenido de arcilla, la carga de expansión es mayor y el suelo es
menos colapsable.
De acuerdo con este comportamiento, se puede esperar de un terraplén compactado que
experimente expansión en la capa superficial y colapso a grandes profundidades. El grado de
compactación también influye en el comportamiento de suelo. Si éste está compactado con un
contenido de agua menor que el óptimo y una baja densidad, el potencial de colapso es alto.
3.3.2.3 MECANISMOS DE COLAPSO
Tal y como indican Javier Torrijo Echarri y Joan Franch i Vaca, el fenómeno de colapso puede estar
originado por diversas causas (ver información disponible
en http://www.estudiosgeotecnicos.info/index.php/suelos-expansivos-colapsables):

 Composición mineralógica con presencia de elementos solubles en agua: el acceso de


agua a la estructura del material supondrá un proceso de disolución de parte de la estructura,
colapsando el resto para reordenarse hasta alcanzar un grado de empaquetado conforme al
estado de tensiones en que se encuentre el terreno. Se han descrito riesgos y patologías
asociadas a procesos de colapso inducidos por disolución en formaciones que alternan arcillas
y yesos.

 Textura granular con una estructura soportada por la matriz, en la cual los elementos
de la fracción gruesa se encuentran separados y unidos entre ellos por elementos de
granulometría fina (puentes o agregados de limos o arcillas) que pueden verse alterados por la
saturación del material.

Texturas potencialmente colapsables (Dudley, 1970, Maswoswe, 1985)

Falta de compacidad de determinados suelos, de granulometría muy fina y baja plasticidad


(limos): algunas formaciones de limos sedimentados en régimen eólico y bajo clima árido pueden
sufrir un proceso de colapso si su humedad supera un determinado límite, por encima del cual las
tensiones capilares (que juegan un papel esencial en el mantenimiento de la estructura) se
desequilibran. Este mismo fenómeno es común al asiento por colapso que manifiesta un relleno
antrópico no compactado.

 Fenómenos asociados a procesos de pérdidas de la granulometría más fina (limo,


arcilla) por erosión interna o por lavado inducido por un gradiente hidráulico
sobrevenido (por bombeo de un pozo, por ejemplo.)
Hundimiento por colapso inducido por disolución y lavado de finos (Guatemala). La profundidad del sinkhole es del orden de 100 m.

http://www.geodiendo.com

Un caso específico del fenómeno de colapso se manifiesta en suelos potencialmente


licuables, es decir, susceptibles de sufrir un asiento súbito bajo una carga dinámica (por lo general
de tipo sísmico) por modificación de las presiones intersticiales. Este fenómeno afecta
esencialmente a suelos granulares de grano medio a fino (arenas finas), de compacidad media a
floja y saturadas.

3.3.2.4 VALORACIÓN DE LA COLAPSABILIDAD DE UN SUELO.


3.3.2.4.1 EXTRACCIÓN DE MUESTRAS
En primer lugar cabe mencionar que, debido a la sensibilidad que muestran los suelos colapsables
frente a la acción del agua, cuando la intención es realizar ensayos para valorar la posible
colapsabilidad de un suelo, las muestras se deben tomar mediante sondeos o calicatas cuidando de
no modificar la estructura del suelo, es decir, deben tomarse las muestras en seco o con muy poca
agua.
3.3.2.4.2 ANÁLISIS DEL EMPLAZAMIENTO
Por lo que se refiere a las condiciones de contorno del suelo, a sus características y a la manera en
cómo éste va a interactuar con las estructuras de cimentación, es recomendable recopilar la
máxima información relativa a los siguientes aspectos del emplazamiento:

 Antigüedad del terreno y consolidación.


 Oscilación estacional del nivel freático en caso de detectarse.
 Tipología y diseño de las cimentaciones de las estructuras que se pretenda construir.

Finalmente, también se debe valorar, en la medida que consideremos necesario, el nivel de riesgo
de que presenta el suelo en cuanto a su potencial de colapso. La magnitud e intensidad de los
reconocimientos y ensayos que se lleven a cabo a tal propósito, dependerán de la confianza que
nos inspiren los resultados que éstos nos proporcionan, así como de la tipología de la construcción
y su capacidad para sufrir daños debido a fenómenos de colapso del terreno.
Para establecer la colapsabilidad potencial del suelo, deberemos en cuenta los parámetros
geotécnicos asignados al terreno. Por ejemplo, uno de los criterios más habituales para determinar
el riesgo de colapso es en función del valor del peso específico del suelo y del potencial de
colapso:
Criterios de colapsabilidad

3.3.2.4.3 IDENTIFICACIÓN DE SUELOS COLAPSABLES


En los siguientes apartados se resumen los métodos más empleados para la identificación de
suelos colapsables:
a) Método de campo
Se divide una muestra de suelo en dos partes y se recortan ambas hasta que adquieren una forma
regular y disponen de un volumen parejo. El procedimiento consiste en saturar una de las dos
muestras con agua y comparar su volumen, de modo que si la porción saturada muestra una
reducción de su volumen, significa que el suelo puede ser colapsable.
b) Ensayos in situ
El más común es el ensayo de placa de carga, pero a diferencia del ensayo de placa de carga
habitual, en este caso se lleva a cabo anegando el terreno sobre el que se practica el ensayo con la
intención de saturar el suelo. Como la colapsabilidad de un suelo viene condicionada a los cambios
de humedad que se dan en el propio suelo, de este modo es posible determinar los
asientos adicionales que se pueden desarrollar en el suelo en estado natural cuando éste está
anegado.
c) Propiedades Índice
De acuerdo a sus propiedades índice, existen métodos para detectar si un suelo es colapsable:

 Relación de vacíos. Se basa en determinar el coeficiente de colapso kd, definido como la


razón entre eLL y e0 (Denisov, 1951; Northey, 1969):

kd = eu/e0
Dónde
eu es la relación de vacíos en el estado de límite líquido y
e0 es la relación de vacíos natural
Se considera que el suelo es colapsable si el coeficiente k d se encuentra comprendido en el
siguiente rango:
0.5 < kd < 0.85

 Límite líquido. Parámetro que se considera un indicador importante de la colapsabilidad de


un suelo. Holtz y Hilf (1961) propusieron la siguiente carta para identificar suelos colapsables en
función de la relación entre su límite líquido y el peso específico seco del suelo.
Pruebas índice para la detección de suelos colapsables

(Holtz y Hilf, 1961).

En la carta se representan dos curvas correspondientes a dos valores típicos de la gravedad


específica Gs; que separan la zona en la que los suelos muestran características colapsables de la
zona en que no lo son.
Posteriormente, Gibbs y Bara (1962) propusieron un criterio similar regido por las siguientes
expresiones:

Dónde
γd = peso específico seco y
LL = límite líquido.

 Límite de plasticidad. Según Feda (1966) los suelos colapsables cumplen con la siguiente
condición:

Dónde
LP = límite de plasticidad,
IP = índice de plasticidad y
Gs = gravedad específica.

 Criterio de Gibbs. Método basado en la relación entre la humedad de saturación


(manteniendo el índice de poros actual) y el límite líquido, según el cual cuando el cociente
entre ambos parámetros es superior a la unidad existe riesgo de que pueda producirse colapso
del suelo por inundación:

 Contenido en finos. En este caso Handy (1973) propone la siguiente tabla para determinar
el grado de colapsabilidad de un suelo en función de su contenido en finos:

 Clasificación unificada para los suelos expansivos y colapsables del Bureau of


Reclamation, E.U.A. Esta clasificación también permite identificar los suelos colapsables
utilizando como parámetros índice el peso volumétrico seco y el límite líquido.

Criterios para suelos expansivos y colapsables propuestos por el Bureau of Reclamation

d) Ensayos de Laboratorio
Como se ha mencionado anteriormente, los suelos colapsables experimentan un cambio de
volumen por inmersión, de modo que para determinar el grado de colapsabilidad de un suelo en el
laboratorio, el procedimiento más habitual es llevar a cabo ensayos de consolidación (ensayos de
colapso: edométricos, triaxiales, etc.)
Uno de los ensayos más comunes es el denominado Ensayo de Inundación en Edómetro, descrito,
entre otras, en la norma ASTM D 5333-92. “Measurement of Collapse Potential of Soils”, que se
corresponde con la norma NLT254/1999 española. Su empleo se propone en la Tabla D.18 del
Código Técnico de la Edificación (España) cuando la intención es identificar suelos colapsables.

Ensayo de colapso en suelos (norma NLT254/1999)


La norma define el colapso como a la disminución de altura que experimenta una probeta de
suelo en unas determinadas condiciones de estado (densidad y humedad), confinada
lateralmente y sometida a una presión vertical constante, al ser inundada.
Recordemos que un suelo colapsable, mientras su contenido de humedad sea bajo puede
experimentar deformaciones verticales pequeñas bajo el efecto de presiones verticales
importantes; sin embargo, aún y cuando se mantenga la misma presión vertical, una vez
inundado, puede sufrir asientos importantes.
Tal y como se especifica en la misma Norma, en ésta se describe “el procedimiento de ensayo
que tiene por objeto determinar la magnitud de colapso unidimensional que se produce cuando
se inunda un suelo semisaturado. Dicho procedimiento se puede utilizar para determinar, la
magnitud del colapso que se produce para una tensión vertical (axial) determinada y el
potencial porcentual de colapso, en dicho suelo”.
A efectos del ensayo, se considera habitual establecer en el 1% el límite a partir del cual el
suelo puede ser problemático frente al efecto del agua.
El procedimiento puede aplicarse tanto a probetas de suelo inalterado (opción que se maneja
cuando lo que nos interesa es determinar la colapsabilidad del terreno in situ; por ejemplo para
determinar si un suelo puede ser utilizado como nivel de apoyo de cimentaciones) como a
probetas de suelo remoldeado (en este caso suele utilizarse cuando se va a dar un uso al
suelo que sospechamos que presenta carácter colapsable; por ejemplo, si se pretende emplear
dicho suelo como material de relleno en la construcción de un terraplén)
El procedimiento consiste en preparar y colocar la muestra en un anillo portaprobeta y aplicar
seguidamente una pequeña carga de ajuste, manteniendo el contenido de agua natural de la
muestra (o el grado de humedad que nos interese según la finalidad del ensayo cuando se
trata de una muestra remoldeada). A continuación debe colocarse el medidor de
deformaciones y anotar su lectura inicial d0, para seguidamente, aplicar de forma progresiva los
escalones de carga que se desee, uno cada hora para evitar que la pérdida de humedad de la
probeta pueda dar lugar a resultados erróneos, hasta alcanzar el valor de presión vertical para
el que se desea conocer el colapso. Luego se espera hasta que no se produzca deformación
vertical alguna y se anota la lectura del medidor de deformaciones, di. A continuación se satura
la muestra en agua y se espera hasta que se equilibra el proceso de colapso (cabe invertir un
tiempo mínimo de 24h en el proceso). Se registra de nuevo la lectura que proporciona el
medidor de deformaciones, df.
Si se desea, se puede continuar con el proceso de aplicación de escalones de presión según la
normativa que interese (en España la UNE 103-405-94).
La Norma define el Índice de Colapso por medio de la expresión:
Siendo h0 la altura inicial de la probeta, en mm.
Nos indica el valor del colapso determinado, para una presión vertical cualquiera, como el
porcentaje de disminución de altura que experimenta la probeta al ser inundada, una vez
alcanzado el equilibrio bajo la acción de la presión vertical seleccionada, con respecto a la
altura de la probeta en el momento de proceder a la inundación.
Y define el Potencial porcentual de colapso como:

Que a su vez, expresa el valor del colapso determinado, para una presión vertical cualquiera,
como el porcentaje de disminución de altura que experimenta la probeta al ser inundada, una
vez alcanzado el equilibrio bajo la acción de la presión vertical seleccionada, con respecto a la
altura inicial de la probeta.
La misma expresión puesta en función del índice de poros se puede expresar como:

Dónde,
Δe, es la variación de índice de poros producida por la inundación
e0, es el índice de poros inicial (es decir, la relación de vacíos natural en caso de que la
muestra ensayada sea inalterada)
El procedimiento descrito nos permite obtener la curva de compresibilidad que se muestra en la
siguiente figura:

Gráfico de potencial de colapso

Obsérvese como al agregar agua a la muestra, el índice de huecos (expresado en %) disminuye


drásticamente por efecto de la disolución del cemento interpartículas, conduciendo al colapso de la
estructura y provocando un asiento instantáneo.
El valor del Potencial de Colapso nos permite clasificar los suelos de acuerdo con los criterios
presentados en la tabla siguiente:

Gradación de la colapsabilidad de un suelo en función del potencial de colapso.

Es importante señalar que el potencial de colapso es solamente un indicador sobre la


colapsabilidad de un suelo sin que pueda emplearse en el cálculo de asentamiento por colapso.

3.3.2.5 PREVENCIÓN DE DAÑOS


En primer lugar, para prevenir los daños que un proceso de colapso pudiera generar a lo largo de
su vida útil sobre una estructura ya construida o planificada, se debe tener en cuenta, no sólo la
colapsabilidad potencial específica del suelo, sino también las condiciones de contorno del suelo
que, caso de verse modificadas, pudieran suponer el detonante del colapso. El colapso se dará
bajo las siguientes circunstancias:

 Suelo propenso al colapso


 Condiciones de contorno adecuadas: variación en el estado de humedad y/o de tensiones
del suelo.

De este modo, para prevenir el colapso se recomienda cumplir con las siguientes actuaciones:

 Redacción de un estudio geotécnico del terreno adecuado, que contenga las investigaciones
de campo y ensayos de laboratorio imprescindibles que permitan concluir razonablemente
sobre el carácter o no colapsable del terreno.
 Definir y llevar a cabo aquellas actuaciones cuya práctica dificulte el desarrollo de las
condiciones de contorno propicias para que se dé el colapso. En este sentido, especial atención
merecen los siguientes aspectos:
o Proximidad de la construcción a piscinas o depósitos de agua.
o Saneamiento y drenaje proyectados.
o Presencia de zonas de jardines (puesto que suelen ir asociadas a riego)
o Existencia de solados perimetrales
o Tipología de la cimentación proyectada.
o Antecedentes de colapsabilidad en la zona que se pretende construir
 Adoptar las medidas constructivas acordes al riesgo que representa la presencia del suelo
colapsable:
o Procurar construir edificios pequeños, flexibles y con muchas juntas.
o Los mayores daños a las estructuras provienen de asentamientos diferenciales. Se
debe rigidizar la estructura de la cimentación. No se deben utilizar zapatas aisladas, y en su
lugar, utilizarse zapatas corridas, preferentemente reforzadas con contratrabes para un
mejor comportamiento estructural. Si el área de las zapatas alcanza un porcentaje mayor a
50% sobre el área total de construcción se deben considerar losas de cimentación. En
cuanto a la evaluación de la capacidad de carga, se debe considerar la posible reducción de
resistencia al corte ante la saturación del suelo. Para este tipo de suelos se recomienda
preferentemente el diseño de cimentaciones semiprofundas de tipo pozos, traspasando el
espesor de materiales colapsables siempre y cuando su espesor lo permita; o bien
cimentaciones profundas llevadas a cabo sin agua de perforación, transmitiendo las cargas
a una unidad estable localizada por debajo del nivel colapsable. En tal caso, el suelo
colapsable deberá considerarse con rozamiento negativo en los cálculos de tensión
admisible del terreno (ver artículo 5.2.2 DB-SE-C del CTE español). Para casos de suelos
con potencial de colapso bajo a medio, existe la alternativa de cimentar mediante una losa
de cimentación diseñada con suficiente rigidez como para repartir las cargas lo máximo
posible, procurando así que ésta trabaje a tensiones bajas y no se produzca concentración
de las tensiones. Puede incluso ser conveniente proceder a una mejora del terreno para
apoyar la losa sobre el terreno mejorado.

o Saneamientos (flexibles, colgados) y drenajes adecuados. Si no se puede evitar por


completo la presencia de agua en el sitio (debido por ejemplo a las posibles fugas en las
tuberías) se deben disponer de drenajes superficiales o subsuperficiales para que el agua
tenga una salida rápida y controlada (por ejemplo, el empleo de drenajes perimetrales es
muy común).
o Aceras amplias, que impidan el acceso de agua en el subsuelo (suelen
recomendarse aceras de anchura superior a 1,80 m).
o En caso necesario, mejora del terreno colapsable.

3.3.2.6 ESTABILIZACIÓN DE SUELOS COLAPSABLES


Se ha utilizado un gran número de métodos para estabilizar los suelos colapsables, pero los más
usados siguen siendo sustitución y compactación.
El “Manual de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento. Comisión Nacional del Agua de México
(CONAGUA). Diciembre de 2007” en el capítulo referente a la Geotecnia en Suelos Inestables,
menciona los siguientes métodos útiles para la estabilización de suelos colapsables:
a) Sustitución
Los materiales colapsables son reemplazados por otros carentes de estructura inestable. Los
materiales sustituyentes, en general, deberán compactarse de acuerdo con criterios de
compactación especificados.
b) Compactación
La compactación rompe la estructura inestable del suelo reduciendo su relación de vacíos y, por
consiguiente, su potencial colapsable. Para tal fin se puede usar rodillo de tambor vibratorio o el
proceso de vibroflotación. La saturación del terreno facilita en gran medida la compactación,
logrando un mejoramiento más significativo del suelo. La profundidad del suelo mejorado puede
llegar hasta alcanzar los 5.0 m. Los suelos de mayor profundidad pueden estabilizarse mediante la
técnica de compactación dinámica profunda, en la cual son inducidos grandes asentamientos de
suelo por el efecto de impacto de la caída de una masa.
c) Presaturación
Se satura el terreno de construcción antes de realizar la obra. La saturación puede lograrse
mediante inundación en la superficie de terreno y perforación de pozos. Si el suelo solamente es
colapsable hasta un nivel de esfuerzo superior a su peso propio, se requiere la compactación para
lograr mejorar el suelo. Esta técnica es efectiva cuando no se disponen capas impermeables que
impiden el flujo de agua. En general, los grandes asentamientos producen también un excesivo
agrietamiento en la periferia del área de saturación, el cual pone en peligro a las estructuras
vecinas.
Por lo tanto, este método requiere de un predio de construcción espacioso o algunas medidas de
protección. En general, esta técnica solamente es aplicable cuando el potencial de colapso no es
alto y el suelo en cuestión es solamente superficial (espesor < 2m).
d) Otras técnicas
Las perforaciones realizadas en el terreno se rellenan con materiales granulares; los rellenos se
compactan logrando que la masa de suelo compuesto reduzca su potencial colapsable. Si el relleno
es de cal, se puede lograr una estabilización química adicional. Asimismo, se pueden introducir al
suelo la cal, cemento u otros aditivos mediante la inyección.

3.3.2.7 MANIFESTACIÓN DE PATOLOGÍAS EN EDIFICACIONES SOBRE


SUELOS COLAPSABLES
Cuando un suelo colapsable disminuye su volumen mediante alguno de los mecanismos descritos
en los apartados anteriores, el asiento del suelo asociado a esta reducción de volumen pude inducir
a daños en la estructura de los edificios cementados sobre este suelo, daños, éstos, que se
manifiestan de forma similar a como ocurre con los edificios afectados por asentamientos
diferenciales (ver figura siguiente):

Figuras tomada de las publicaciones de Serrano Alcudia, F.

El lenguaje de las grietas, Ed. Fundación Escuela de la Edificación (1998).

Izquierda. Esquema de giro experimentado por dos módulos de viviendas

Derecha. Tipología de lesiones en tabiques perpendiculares a pórticos .

3.3.2.8 REPARACIÓN DE DAÑOS


La técnica más común para el recalce de estructuras de cimentación de edificios con patologías
desarrolladas a causa del colapso de los suelos sobre los que hallan construidos, son los
micropilotes, que deberán ser perforados en seco, siendo el agua substituida por aire comprimido
durante el proceso de perforación. Con ello se trata de evitar el acceso del agua al subsuelo, dada
la sensibilidad de los suelos colapsables a las variaciones de humedad.
Obviamente deberán acometerse otras actuaciones que deberán valorarse para cada caso en
particular, en función de los daños específicos producidos en la estructura del edificio.
3.3.3 AGRESIVIDAD DE LOS SUELOS, ROCAS Y AGUAS
FREÁTICAS AL HORMIGÓN
Tal y como se indica en la Instrucción del Hormigón Estructural (EHE) española u otras normas que
se correspondan con ésta, una estructura debe ser proyectada y construida para que, con una
seguridad aceptable, sea capaz de soportar todas las acciones que la puedan solicitar durante la
construcción y el período de vida útil previsto en el proyecto así como la agresividad del ambiente.
Por lo que se refiere a este último aspecto, la agresividad al medio ambiente, la norma indica que
antes de comenzar el proyecto, se deberá identificar el tipo de ambiente que defina la agresividad a
la que va a estar sometido cada elemento estructural.

3.3.3.1 Definición del tipo de ambiente


El tipo de ambiente al que está sometido un elemento estructural viene definido por el conjunto de
condiciones físicas y químicas a las que está expuesto, y que puede llegar a provocar su
degradación como consecuencia de efectos diferentes a los de las cargas y solicitaciones
consideradas en el análisis estructural.
El tipo de ambiente viene definido por la combinación de:

 una de las clases generales de exposición, frente a la corrosión de las armaduras.


 las clases específicas de exposición relativas a los otros procesos de degradación distintos
de la corrosión que procedan para cada caso.

En el caso de que un elemento estructural esté sometido a alguna clase específica de exposición,
en la designación del tipo de ambiente se deberán reflejar todas las clases, unidas mediante el
signo de adición "+".
Cuando una estructura contenga elementos con diferentes tipos de ambiente, el proyectista deberá
definir algunos grupos con los elementos estructurales que presenten características similares de
exposición ambiental. Para ello, siempre que sea posible, se agruparán elementos del mismo tipo
(por ejemplo, pilares, vigas de cubierta, cimentación, etc.), cuidando además que los criterios
seguidos sean congruentes con los aspectos propios de la fase de ejecución.
Para cada grupo, se identificará la clase o, en su caso, la combinación de clases, que definen la
agresividad del ambiente al que se encuentran sometidos sus elementos.

3.3.3.2 Clases generales de exposición ambiental en relación con la corrosión de


armaduras
Todo elemento estructural está sometido a una única clase o subclase general de exposición.
A los efectos de esta Instrucción, se definen como clases generales de exposición las que se
refieren exclusivamente a procesos relacionados con la corrosión de armaduras y se incluyen en la
tabla siguiente:
Clases generales de exposición relativas a la corrosión de las armaduras
Tabla 8.2.2 del Capítulo II de la Instrucción del Hormigón Estructural (EHE) española

3.3.3.3 Clases específicas de exposición ambiental en relación con otros


procesos de degradación distintos de la corrosión.
Además de las clases recogidas en la tabla anterior, se establece otra serie de clases específicas
de exposición que están relacionadas con otros procesos de deterioro del hormigón distintos de la
corrosión de las armaduras (ver tabla siguiente).
Un elemento puede estar sometido a ninguna, a una o a varias clases específicas de exposición
relativas a otros procesos de degradación del hormigón.
Por el contrario, un elemento no podrá estar sometido simultáneamente a más de una de las
subclases definidas para cada clase específica de exposición.
En el caso de estructuras sometidas a ataque químico (clase Q), la agresividad se clasificará de
acuerdo con los criterios recogidos en la tabla 8.2.3.b de la Instrucción del Hormigón Estructural,
EHE española (misma que se recoge en el Código Técnico de la Edificación CTE; véase tabla
D.22).
Clases específicas de exposición relativas a otros procesos de deterioro distintos de la corrosión
Tabla 8.2.3.a del Capítulo II de la Instrucción del Hormigón Estructural (EHE) española

De este modo, el estudio geotécnico, en función del tipo de cimentación, debe establecer los
valores y especificaciones necesarios para el proyecto relativos a la cuantificación de la agresividad
del terreno y de las aguas que éste contenga, para su calificación al objeto de establecer las
medidas adecuadas a la durabilidad especificada en cimentaciones y elementos de contención, de
acuerdo con los Documentos Básicos relativos a la seguridad estructural de los diferentes
materiales o la instrucción EHE.

3.3.3.4 Valores límite y Ensayos orientados a determinar el grado de


agresividad química al hormigón de suelos, rocas y aguas
La acidez Baumann-Gully y el contenido en sulfatos, detectados en muestras de suelo y rocas, así
como determinados componentes químicos, presentes en el agua freática, permiten clasificar la
agresividad química del terreno frente al hormigón. En la tabla siguiente figura la clasificación de la
agresividad química recogida en la Instrucción de Hormigón Estructural EHE y en el Código Técnico
de la Edificación CTE:

Clasificación de la agresividad química


Transcripción al Código Técnico de la Edificación CTE de la Tabla 8.2.3.b. del Capítulo II de la Instrucción del
Hormigón Estructural EHE española
3.3.3.4.1 Ensayos para determinar el grado de Agresividad al Hormigón
La agresividad del agua al hormigón varía en función del PH, o lo que es lo mismo, de la
acidez/alcalinidad, y del contenido en sulfatos, cloruros, magnesio, amonio y anhídrido carbónico
libre que presente; mientras que en el caso de los suelos y las rocas, la agresividad viene
condicionada al contenido en sulfatos (de sodio, potasio, magnesio, calcio, o en caso de suelos
contaminados también sulfato amónico) y por la acidez/alcalinidad del terreno, determinada en este
caso por la acidez Baumann – Gully y no por el PH.
Los ensayos de laboratorio que nos permiten cuantificar los parámetros de agresividad química de
suelos, rocas y aguas, son los siguientes:

 Durabilidad del hormigón. Suelos agresivos. Determinación del grado de acidez


Baumann-Gully (UNE 83962:2008): ensayo que consiste en valorar la capacidad de un suelo
para liberar cationes que pueden modificar el PH del terreno, acidificándolo y disminuyendo así
la durabilidad del hormigón. Algunos terrenos en los que se desarrollan condiciones de acidez
perjudiciales para la durabilidad del hormigón, son aquellos que presentan un contenido muy
elevado en materia orgánica coloidal, o los relacionados con un sustrato granítico o suelos
producto de la desagregación del mismo.

 Determinación cuantitativa del contenido en sulfatos solubles de un suelo (UNE


103.201/96): se trata de un ensayo químico llevado a cabo sobre una muestra analizada en el
laboratorio que tiene por finalidad determinar la proporción de sulfatos solubles de agua, que
hay en un suelo, pasándolos a disolución mediante agitación en agua y precipitando luego los
sulfatos disueltos con solución de cloruro bárico según la reacción siguiente:

MSO4 + BaCl2 -> SO4 + MCl2


Además de las muestras de suelo o roca, el reconocimiento geotécnico debe incluir la toma de
muestras de agua de los distintos acuíferos encontrados, con el fin de prever posibles problemas de
agresividad o contaminación. En algunos casos estas muestras servirán para una mejor definición
de la hidrogeología de la zona de estudio. Para caracterizar la agresividad del agua freática se
tomará como mínimo una muestra en el 50% de los sondeos.

 Analítica de agua (EHE): ensayo químico destinado a determinar un conjunto de


parámetros del agua: PH, conductividad a 25ºC, dureza total, residuo seco, contenido en
anhídrido carbónico libre, cloruros, sulfatos, calcio, magnesio y amonio.

Por lo general, se recomienda realizar los ensayos indicados sobre muestras tomadas en cada una
de las unidades geotécnicas relevantes que puedan presentar problemas de agresividad al
hormigón y ser afectadas por las cimentaciones. Para cada una de estas unidades se darán
parámetros de agresividad de agua y terreno.
En este sentido, cabe mencionar que, salvo en casos específicos, cuando las estructuras de
cimentación se hallan en contacto o próximas al nivel freático, en primer lugar suelen practicarse los
análisis sobre las muestras de agua tomadas de los sondeos, puesto que si éstas son agresivas al
hormigón, en la mayoría de casos ya no es necesario llevar a cabo los ensayos de agresividad
sobre las muestras de suelo.
3.3.3.5 Durabilidad del hormigón
La durabilidad del hormigón es la capacidad de comportarse satisfactoriamente frente a las
acciones físicas o químicas agresivas y proteger adecuadamente las armaduras y demás elementos
metálicos embebidos en el hormigón durante la vida de servicio de la estructura.
La selección de las materias primas y la dosificación del hormigón deberá hacerse siempre a la
vista de las características particulares de la obra o parte de la misma de que se trate, así como de
la naturaleza de las acciones o ataques que sean de prever en cada caso.
3.3.3.5.1 Requisitos de dosificación y comportamiento del hormigón
Por lo que se refiere a la posible agresividad del terreno y del agua al hormigón, aspectos que
deben considerarse en el estudio geotécnico, para conseguir una durabilidad adecuada del
hormigón se deben cumplir los requisitos siguientes:

1. Utilización de un cemento resistente a los sulfatos, en su caso.


2. Utilización de un cemento resistente al agua de mar, en su caso

1. Resistencia del hormigón frente al ataque por sulfatos


En el caso particular de existencia de sulfatos, la Instrucción EHE establece el empleo de
cementos que posean la característica adicional de resistencia a los sulfatos (SR), según la
norma UNE 80303:96 o equivalente, para una exposición de tipo Qb, es decir, siempre que el
contenido en sulfatos del suelo sea igual o mayor a 3000 mg/kg (SO42- en suelos ≥ 3000 mg/kg)
y de 600 mg/kg en el agua freática (SO42- en aguas ≥ 600 mg/l).
2. Resistencia del hormigón frente al ataque del agua de mar
En el caso de que el nivel de agresividad sea muy elevado, concretamente en el caso de que
un elemento estructural esté sometido a un ambiente que incluya una clase general del tipo IIIb
ó IIIc, el cemento a emplear deberá tener la característica adicional de resistencia al agua de
mar (MR), según la UNE 80303:96.

3.3.4 INFLUENCIA DEL AGUA


El agua puede influir en la estabilidad del edificio u otras estructuras que se pretenda construir en
tres maneras:

1. Influencia por efecto del agua de escorrentía superficial: el estudio geotécnico debe
contemplar la proximidad a ríos o corrientes de agua que pudieran alimentar el nivel freático o
dar lugar a la socavación de los cimientos, arrastres, erosiones o disoluciones que acaben por
dañar las estructuras del edificio.
2. Influencia por efecto del agua infiltrada en el terreno: conlleva cambios en el estado de
humedad y de tensiones del terreno, cuyos efectos deben tenerse en cuenta en el momento de
diseñar cualquier estructura, especialmente si en el emplazamiento se detecta la presencia de
suelos sensibles a los cambios de humedad, como pueden ser los suelos expansivos o
colapsables.
3. Influencia del agua freática: en caso de que el agua freática pueda llegar a interactuar con
las estructuras de cimentación del edificio, se deberá determinar la posición del nivel freático y
sus variaciones previsibles; puesto que la profundidad del nivel freático, el efecto de las
presiones intersticiales que ejerce el agua de poros o el peso mismo del agua, son variables
que deben considerarse en la valoración cuantitativa de los datos para el dimensionado de
cimentaciones, elementos de contención, drenajes, taludes e impermeabilizaciones.

En este capítulo desarrollaremos el último punto, “Influencia del agua freática”.


De este modo, se mencionarán de forma resumida aquellos aspectos que deben tenerse en cuenta
cuando las estructuras proyectadas interactúan con el nivel freático y las problemáticas que pueden
derivarse de ello. En tal sentido, cabe señalar que el modo en que se expresa la acción del agua
freática en las ecuaciones para el dimensionamiento de las estructuras de cimentación, se mostrará
en capítulos ulteriores dedicados específicamente al cálculo de cimentaciones.

3.3.4.1 Detección del agua freática


La presencia de agua freática en el terreno sobre el que se va a construir puede conocerse
mediante varios sistemas:

 Consulta bibliográfica de artículos, trabajos o estudios antecedentes que nos aporten


información sobre la hidrogeología del sector estudiado,
 Indicadores de la presencia de agua: surgencias, goteos o humedades en los taludes
existentes en el interior y las proximidades de la parcela a edificar,
 A través de prospecciones mecánicas (sondeos o calicatas, éstas últimas solo cuando el
agua se encuentra a niveles muy superficiales) o geofísicas (sondeos eléctricos verticales,
tomografías, georadar u otros)

En edificación, el sistema más común es aprovechar la perforación de los sondeos para reconocer,
además de la naturaleza y resistencia del terreno, la posición del nivel freático, siempre y cuando
éste sea interceptado por los sondeos.
En caso de detectarse agua durante las prospecciones, debe determinarse la profundidad a la que
se estabiliza el nivel freático y valorar si el agua freática puede llegar a interaccionar con las
estructuras de cimentación superficial proyectadas. Para ello no sólo debe tenerse en cuenta la
distancia existente entre la cota de cimentación y el nivel freático, sino que también juegan un papel
muy importante las características de las unidades que configuran el perfil geológico del terreno.
Por ejemplo, si el agua se encuentra próxima a las cimentaciones pero entre éstas y el agua el
terreno está constituido por materiales de naturaleza predominantemente coherente, y por lo tanto
en principio impermeables, no es de prever que en caso de oscilaciones estacionales del nivel
freático, la columna de agua fluctúe libremente entre los materiales que componen el suelo,
produciendo un ascenso del nivel freático en caso de recarga. Cosa que sí puede ocurrir cuando el
suelo se halla integrado por unidades de carácter predominantemente granular confiriendo al
terreno una elevada permeabilidad. Lo mismo puede ocurrir en el caso de macizos afectados por
una intensa fracturación, con numerosas discontinuidades, a través de las cuales pueden darse
fluctuaciones de la columna de agua.
Por supuesto, existen escenarios más complejos, caso por ejemplo de aquellos terrenos
caracterizados por presentar alternancias entre depósitos de carácter granular con otros de carácter
coherente, puesto que entonces la transmisividad del terreno vendrá condicionada por la morfología
y distribución de los cuerpos granulares en el subsuelo, y a la intercomunicación entre los diferentes
estratos permeables.

3.3.4.2 Afecciones relacionadas con la presencia de agua freática


Las afecciones más evidentes relacionadas con la presencia de agua freática a cotas
suficientemente superficiales como para interactuar con las estructuras de la edificación proyectada,
son las siguientes:

 Generación de presiones intersticiales por agua en los poros,


 empuje hidrostático (fuerza de subpresión en las bases de las cimentaciones bajo nivel
freático),
 empuje debido al agua en la zona sumergida del trasdós de los muros,
 el lavado de finos o arrastre mecánico de sedimentos,
 el drenaje en excavaciones.

3.3.4.2.1 PRESIONES INTERSTICIALES


Tal y como se indica en la “Guía de cimentaciones en obras de carretera”, la permeabilidad de los
distintos terrenos afectados por las cimentaciones superficiales puede tener importancia por varios
motivos. Entre otros, porque puede condicionar la distribución de presiones intersticiales que
intervendrán en los cálculos de comprobación de la seguridad.
Desde el momento en que las condiciones del agua intersticial influyen sobre parámetros que
intervienen en las ecuaciones de cálculo para el dimensionamiento de las estructuras de
cimentación, como pueden ser la tensión efectiva o la densidad efectiva, la mera consideración de
la presencia de agua freática está claro que tiene una influencia directa sobre los resultados de
estos cálculos.
Por otro lado, en los suelos impermeables se pueden generar, como consecuencia de las cargas
aplicadas, excesos transitorios de presión intersticial que habrán de considerarse “a corto plazo”.
Las situaciones de “corto plazo” se dan cuando el terreno de cimentación está saturado y cuando,
además, su permeabilidad es suficientemente baja. En esas condiciones las cargas aplicadas al
cimiento pueden provocar incrementos de presión del agua intersticial, u, que existe en el terreno. A
medida que pasa el tiempo, este exceso de presión intersticial se disipa, al tiempo que el terreno se
comprime y se expulsa la parte de agua correspondiente (proceso de consolidación).
El ingeniero ha de juzgar si, en el cimiento en estudio, pueden darse estas circunstancias. Para ello
puede ser necesario realizar ciertos cálculos específicos para evaluar los tiempos de consolidación.
En términos generales y salvo justificación expresa en contra, se supondrá que la situación de corto
plazo es posible siempre que el coeficiente de permeabilidad del terreno saturado sea inferior a k =
10–4 cm/s.
Se denomina “situación teórica de corto plazo” a aquella en la que, después de concluir la
aplicación de la carga, el terreno no ha disipado prácticamente nada de la presión intersticial que
generó la aplicación de las cargas. La resistencia al corte del terreno es la misma que antes de
aplicar las cargas. La posible mejora de la resistencia que se producirá a medida que avance el
proceso de consolidación, no se habría producido aún.
La forma más habitual de cálculo de las situaciones teóricas de corto plazo consiste en suponer que
el conjunto del terreno y el agua de saturación, se comporta como un material puramente cohesivo
(Øcálculo = 0) y con una cohesión igual a la resistencia al corte sin drenaje (ccálculo = su). Esta última se
evaluará para el momento correspondiente al inicio del proceso de carga.
Para el análisis de las situaciones de corto plazo resulta también admisible calcular las presiones
intersticiales del agua y utilizar los parámetros de resistencia al corte efectivos del esqueleto del
suelo, si bien este segundo procedimiento es, en la mayoría de los casos, más complicado.
Otro aspecto en el que se puede destacar la importancia de las presiones intersticiales, es en la
manera de proceder en el cálculo de los asientos en los suelos impermeables. El asiento total se
puede obtener como suma de dos componentes, un asiento instantáneo que se produce al aplicar
la carga, y un asiento de consolidación que se produce de forma diferida a medida que se disipan
las presiones intersticiales generadas al aplicar la cimentación.
Finalmente, cabe señalar que la presencia de agua no afecta por igual a los suelos granulares que
a los cohesivos. En suelos granulares las propiedades friccionales y cohesivas no se ven afectadas
en gran manera por la presencia del agua, siendo la presión intersticial, y no el contenido en agua,
la causa de la reducción en la resistencia de los materiales. Por el contrario, en suelos cohesivos, el
contenido en humedad puede variar considerablemente la fricción y la cohesión.
3.3.4.2.2 EMPUJE HIDROSTÁTICO (SUBPRESIÓN EN LA BASE DE LA CIMENTACIÓN)
La subpresión es la fuerza ascendente producida por el agua sobre una estructura, elemento de
contención o de cimentación sumergido.
Para el caso de cimentaciones, el caso más significativo se encuentra asociado al diseño de losas
de cimentación. Una solución mediante losa puede ser conveniente cuando, aunque el terreno de
apoyo sea homogéneo y resistente, el edificio contenga sótanos y su cota inferior se sitúe por
debajo del nivel freático. En estos casos se debe tener en cuenta los posibles empujes
ascensionales del agua subálvea (subpresión) y los requisitos de estanquidad necesarios.
En tales casos, se debe calcular una cimentación dimensionada para resistir el empuje de una
columna de agua de una determinada altura (la definida entre el fondo de excavación donde
apoyará la losa y la superficie del nivel freático).
3.3.4.2.3 EMPUJE DEBIDO AL AGUA EN LA ZONA SUMERGIDA DEL TRASDÓS DE UN MURO
Cuando el terreno situado por detrás del trasdós de un elemento de contención se encuentra
anegado, los empujes se incrementan considerablemente.
El empuje debido al agua es, pues, un aspecto que se debe tener muy en cuenta cuando se
diseñan estructuras de este tipo.
Cabe señalar que el diseño de estructuras de contención queda fuera de los objetivos que debe
satisfacer cualquier estudio geotécnico. El estudio tan sólo debe proporcionar los parámetros
geotécnicos del terreno e información precisa sobre la posición del nivel freático para que el
calculista de estructuras pueda proceder al diseño del elemento de contención.
Aun así, en el presente apartado se pretende resaltar la importancia que tiene la influencia del agua
freática para el cálculo de este tipo de estructuras:
El CTE considera dos casos principales en relación con los empujes debidos al agua:
a) estado hidrostático;
b) agua en circulación.
En el caso que exista una capa freática en reposo en el trasdós del elemento de contención, se
debe considera el empuje debido al terreno sumergido, total o parcialmente, y el empuje hidrostático
del agua.
En las figuras siguientes se ilustran los diagramas de presiones del terreno, P S, y del agua, Pw,
correspondientes a diversos ejemplos, con superficie del terreno horizontal. En los diagramas queda
patente la influencia que tiene la presencia del agua freática para el diseño de las estructuras de
contención.
Figura 6.8 del CTE. Criterio simplificado para diagrama de empujes sin agua

Figura 6.7 del CTE. Empujes con agua en el trasdós y superficie del terreno horizontal

En caso de existir agua en circulación la cuestión es más compleja, puesto que entonces debe
determinarse la red de corriente o filtración correspondiente a las condiciones de contorno, en el
elemento de contención y en el terreno. Para ello se pueden utilizar métodos analíticos, gráficos o
analógicos. En estos casos las presiones sobre el elemento de contención se deducirán de la red
de corriente, al igual que las presiones de agua que actúen sobre las cuñas deslizantes a tantear
para obtener la superficie de deslizamiento crítica.
Para la determinación de la red de corriente se hará una estimación cuidadosa de la permeabilidad,
introduciendo las correcciones oportunas por anisotropía, estratificación, etc.
3.3.4.2.4 ASIENTOS IMPREVISTOS DEBIDOS AL LAVADO DE FINOS O ARRASTRE
MECÁNICO DE SEDIMENTOS
Los flujos de agua subterránea pueden arrastrar las partículas más finas del suelo compuestas por
limos y arcillas, transportándolas en suspensión hasta otro lugar, desarrollándose de este modo un
proceso de pérdida de suelo. Cuando el agua transporta un volumen significativo de finos, los
vacíos del suelo aumentan progresivamente hasta que éste colapsa provocando subsidencias del
terreno y asientos impredecibles en obras y/o servicios.

Grietas en el entorno de un pozo por vaciado de material con el agua bombeada en el aforo.

Tomado del informe Nueva Aportación al Conocimiento Hidrogeológico del Entorno Urbano de Murcia. Abril 2007. INYPSA -
Confederación Hidrográfica del Segura
Colapso de un pozo debido al proceso de lavado de finos.

Tomado del informe Nueva Aportación al Conocimiento Hidrogeológico del Entorno Urbano de Murcia. Abril 2007. INYPSA -
Confederación Hidrográfica del Segura

3.3.4.2.5 DRENAJE EN EXCAVACIONES


Se entiende por excavación todo vaciado o desmonte del terreno limitado lateralmente por un talud,
provisional o permanente, sin que en el periodo, transitorio o indefinido de servicio, se contemple
ningún tipo de contención mecánica añadida.
Por lo que se refiere a la estabilidad de cualquier talud, el contenido en agua de poros o agua
intersticial de los materiales por los que está compuesto, es muy importante, puesto que el peso del
agua favorece a las fuerzas que tienden a desestabilizar el talud. De este modo, cuanto mayor sean
las presiones intersticiales, menor será la estabilidad del talud.
Por ello, es recomendable en relación con la excavación, considerar en el proyecto cualquier
proceso que incremente el contenido de humedad natural del terreno, dado que como se ha
mencionado, contribuirá a reducir su resistencia e incrementar su deformabilidad.
Además será preceptivo disponer de un adecuado sistema de protección de escorrentías
superficiales que pudieran alcanzar al talud y de drenaje interno que evite la acumulación de agua
en trasdós del talud, todo ello con la intención de dificultar el acceso de agua al talud y facilitar su
evacuación, con el objetivo último de dispar las presiones intersticiales del terreno.
La influencia del agua en las excavaciones también es notable cuando el nivel freático se encuentra
a cota superior a la del fondo de excavación. Cuando ello ocurre a menudo se debe proceder al
control del agua freática (agotamientos o rebajamientos) para poder proseguir con la fase ejecutiva
de la obra.
Agotamientos y rebajamientos del agua freática
Las especificaciones recogidas en el CTE u otras normativas similares son válidas para tales
actuaciones:
 Cualquier esquema de agotamiento del agua del terreno o de reducción de sus presiones
debe necesariamente basarse en los resultados de un estudio previo geotécnico e
hidrogeológico.
 Para permeabilidad decreciente del terreno la remoción del agua se hará:

a) por gravedad;
b) por aplicación de vacío;
c) por electroósmosis.

 En condiciones en que la remoción del agua en el solar genere una subsidencia inaceptable
en el entorno, el esquema de agotamiento podrá ir acompañado de un sistema de recarga de
agua cierta distancia de la excavación.
 El esquema de achique debe satisfacer, según proceda, las siguientes condiciones:

a) en excavaciones, el efecto del rebajamiento debe evitar inestabilidades, tanto en taludes


como en el fondo de la excavación, como por ejemplo las debidas a presiones intersticiales
excesivas en un estrato confinado por otro de inferior permeabilidad;
b) el esquema de achique no debe promover asientos inaceptables en obras o servicios
vecinos, ni interferir indebidamente con esquemas vecinos de explotación del agua freática;
c) el esquema de achique debe impedir las pérdidas de suelo en el trasdós o en la base de la
excavación. Deben emplearse al efecto filtros o geocompuestos adecuados que aseguren que
el agua achicada no transporta un volumen significativo de finos;
d) el agua achicada debe eliminarse sin que afecte negativamente al entorno;
e) la explotación del esquema de achique debe asegurar los niveles freáticos y presiones
intersticiales previstos en el proyecto, sin fluctuaciones significativas;
f) deben existir suficientes equipos de repuesto para garantizar la continuidad del achique;
g) el impacto ambiental en el entorno debe ser permisible;
h) en el proyecto se debe prever un seguimiento para controlar el desarrollo de niveles
freáticos, presiones intersticiales y movimientos del terreno y comprobar que no son lesivos al
entorno;
i) en caso de achiques de larga duración además debe comprobarse el correcto
funcionamiento de los elementos de aspiración y los filtros para evitar perturbaciones por
corrosión o depósitos indeseables.

Bombeo de agua subterránea en un solar en la zona Norte de Murcia


Tomado del informe Nueva Aportación al Conocimiento Hidrogeológico del Entorno Urbano de Murcia. Abril 2007. INYPSA -
Confederación Hidrográfica del Segura

4.1 INTRODUCCIÓN. FUNCIÓN Y NATURALEZA DE LAS


CIMENTACIONES. PROBLEMAS GENERALES DE LAS
CIMENTACIONES Y BASES DE DISEÑO
Los apartados que se desarrollan a continuación se basan en la información contenida en los
siguientes documentos:

 Código Técnico de la Edificación (CTE). Ministerio de Vivienda. España. Marzo de 2006.


 Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera. Dirección Técnica de la Dirección General
de Carreteras con la colaboración del Laboratorio de Geotecnia del CEDEX. España. 2004.
 Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE. Redactado por el profesor F.J. Torrijo
Echarri por encargo del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (Delegación de Catalunya). España.
2010.

Para ampliar información se recomienda su lectura.


4.1.1 Terminología
Antes de centrarnos en los tipos de cimentaciones y en los cálculos relacionados con su diseño, es
conveniente introducir una serie de conceptos:
Acción o carga: Toda causa o agente actuante capaz de generar estados tensionales o
deformaciones tanto en las estructuras como en el terreno.
Adhesión: Resistencia al corte de un contacto terreno-estructura, cuando la presión normal
efectiva sobre el contacto es nula.
Ángulo de rozamiento interno: Ángulo cuya tangente es la derivada de la resistencia al corte
respecto a la presión normal efectiva.
Carga (o tensión o presión) de hundimiento de una cimentación: tensión vertical para la
cual el terreno agota su resistencia al corte.
Carga (o tensión o presión) admisible: carga para la cual existe un coeficiente de seguridad
adecuado frente al hundimiento.
Coeficiente de seguridad: Relación entre el valor característico de una determinada
propiedad o magnitud y el valor de cálculo requerido en estudio de un determinado problema.
Coeficiente de seguridad parcial de la resistencia del terreno: Factor por el que se divide la
resistencia característica del terreno para obtener la resistencia de cálculo. Se suele adoptar un
coeficiente de seguridad con valor de F=3 para estructuras permanentes, mientras que puede
ser menor si las estructuras son para condiciones provisionales o para la cimentación de obras
de tierra (terraplenes, etc.). Para el valor de carga admisible del terreno con el que se
dimensionen las cimentaciones, los asientos que se produzcan deberán ser tolerables.
Coeficiente de seguridad parcial para los efectos de las acciones sobre el terreno: Factor
por el que se multiplican los efectos de las acciones sobre la cimentación, para obtener los
valores de cálculo de los efectos de las acciones.
Cohesión: Resistencia al corte del terreno cuando la presión normal efectiva es nula.
Consolidación primaria: Proceso de reducción de volumen de los suelos saturados debido a
la expulsión de agua.
Empotramiento: Zona de cimentación que queda por debajo de la superficie del terreno.
Empuje activo: Empuje sobre una estructura de contención cuando ésta experimenta un
desplazamiento suficientemente amplio en la dirección del movimiento del terreno.
Empuje al reposo: Empuje que corresponde a la situación ideal de desplazamiento nulo de
una estructura de contención.
Empuje pasivo: Empuje sobre una estructura de contención cuando ésta experimenta un
desplazamiento suficientemente amplio en dirección contraria al movimiento del terreno.
Estados límite: Aquellos estados o situaciones de la estructura, o de partes de la misma, que
de alcanzarse y excederse ponen a la estructura fuera de uso por incumplimiento de las
condiciones tensionales o funcionales límite preestablecidas.
Estados límite de servicio: Situaciones que suponen que una obra, estructura o elemento,
deja de cumplir los requisitos de calidad (por razones funcionales, estéticas, de durabilidad,
etc.) establecidos en el proyecto, aunque ello no implique la ruina o puesta fuera de servicio de
modo inmediato.
Estados límite último: Situaciones que suponen la puesta fuera de servicio, de una
determinada obra, estructura o elemento, como consecuencia de rotura, hundimiento, pérdida
de estabilidad o cualquier otra forma de fallo.
Fluencia: Deformaciones diferidas del suelo sin modificar su estado tensional.
Grado de consolidación: Porcentaje de las sobrepresiones intersticiales disipadas después
de la aplicación de una carga sobre un suelo con respecto a la totalidad de las generadas por
la aplicación de dicha carga.
Módulo de balasto: Razón entre la tensión aplicada sobre una superficie y el desplazamiento
producido. Designado asimismo como módulo de reacción o módulo de Winkler.
NSPT: Número de golpes en el ensayo SPT, corregido para una energía relativa del 60%, es
decir aplicando el factor ER/60. Siendo ER la energía relativa en el ensayo SPT expresada en
tanto por ciento. Cociente entre la energía real del golpe en el dispositivo utilizado y la nominal.
Peso específico aparente: Peso real de una muestra (partículas sólidas más agua) dividido
entre volumen total de la misma.
Peso específico saturado: Peso específico correspondiente a una muestra saturada, con
todos sus poros llenos de agua.
Peso específico seco: Peso de las partículas sólidas, dividido por el volumen total de la
muestra.
Peso específico sumergido: Peso específico del material saturado al estar sumergido en
agua en condiciones hidrostáticas.
Porosidad: Relación entre el volumen ocupado por los poros y el volumen total de la muestra
(partícules sólidas + poros).
Presión intersticial: Presión (en exceso sobre la presión atmosférica) del agua en los vacíos
de un suelo o roca saturados.
Presión normal efectiva: Presión normal total menos la presión intersticial.
Presión normal total: Presión (en exceso sobre la presión atmosférica) que actúa
perpendicularmente a un plano dado.
Presión de sobreconsolidación: Máxima presión efectiva que ha soportado un suelo a lo
largo de su historia geológica.
Razón de sobreconsolidación, Roc: Cociente entre la presión efectiva de sobreconsolidación y
la presión efectiva actual.
Reacción: Las acciones provocan en el terreno ciertas variaciones tensionales cuya
integración en el contorno estructura-terreno conduce a unas fuerzas, reacciones, de sentido
contrario a las acciones.
Resistencia al corte: tensión tangencial máxima que un suelo puede soportar sin alcanzar la
rotura, expresada según la relación: τRk = ck + σn tg Φk Se distinguen dos situaciones:
a) “Con drenaje”. Corresponde a aquellas situaciones en las que, bien por unas buenas
condiciones de permeabilidad, bien por el largo tiempo transcurrido desde la aplicación de
la carga, el terreno ha disipado los excesos de presión intersticial que hubieran podido
generarse durante el proceso de carga. En estas situaciones se adoptarán las siguientes
igualdades:
ck = c’, cohesión efectiva
Φk = Φ’, ángulo de rozamiento efectivo
σn = σ’n, presión normal efectiva
b) “Sin drenaje”. Corresponden a aquellas situaciones que, bien por falta de drenaje, bien
por el escaso tiempo transcurrido desde la aplicación de la carga, existen en el terreno las
mismas presiones intersticiales que se han generado durante el proceso de carga. En
estas situaciones se adoptarán las siguientes igualdades:
ck= cu, cohesión sin drenaje
Φk = 0
σn = σn, presión normal total
Resistencia de pico: Valor máximo de la resistencia alcanzada en un proceso de rotura con
tensiones tangenciales monótonamente crecientes en el plano de rotura.
Resistencia residual: resistencia al corte de un determinado suelo para deformaciones muy
superiores a la correspondiente a la resistencia de pico.
RMR: Índice de clasificación geomecánica de los macizos rocosos según Bieniaswki.
Rozamiento negativo: Incremento de carga en un pilote producido como consecuencia del
asentamiento del terreno que le rodea.
Sifonamiento: Inestabilidad producida cuando la presión ejercida por un flujo ascendente de
agua iguala a la debida a la presión de tierras (anulándose, por tanto, la presión efectiva).
Situación de dimensionado: Esquema simplificado de un problema real, que incluye una
definición de la geometría, las características de los materiales y las acciones, todo lo cual
sirve de base para la realización de los cálculos correspondientes.
Subpresión: Fuerza ascendente producida por el agua sobre una estructura, elemento de
contención o de cimentación sumergido.
Suelo cohesivo: Cuando la proporción en el peso del contenido de finos que tengan
plasticidad es igual o superior al 35%.
Suelo granular: Cuando la proporción en peso del contenido de arenas y gravas es mayor del
65%.
Suelo normalmente consolidado: Suelo cuya presión efectiva es igual a su presión de
sobreconsolidación.
Suelo sobreconsolidado: Suelo cuya presión efectiva actual es inferior a su presión de
sobreconsolidación.
Unidad geotécnica: Cada una de las capas superpuestas del terreno que presenta
características físicas y mecánicas comunes, relativas a su origen, identificación de los
materiales que la componen, estado, resistencia y deformabilidad.
4.1.2 Función y naturaleza de las cimentaciones
Tal y como se expone en el documento Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE, las
cargas sobre las estructuras y su peso propio se pueden concebir en el diseño como un conjunto de
fuerzas que es siempre necesario transmitir o trasladar al suelo o a la roca, que resultará afectado
por los cambios de esfuerzo, y cuya respuesta es determinante principal de la estabilidad y el
funcionamiento de las obras. Esto se logra por medio de un sistema de soporte, integrado por un
elemento estructural de transición y el terreno de apoyo, que son interactuantes.
Cuando se emplea el término cimentación generalmente es para referirse únicamente al elemento
estructural de dicho sistema de soporte. En la medida que el comportamiento de la estructura
también está condicionado de forma decisiva por el terreno de apoyo, podemos afirmar que en tales
términos no se considera debidamente la trascendencia de la respuesta de dicho terreno de apoyo.
De este modo, para los propósitos de la ingeniería de cimentaciones parece conveniente asignar al
término cimentación un significado más amplio, de tal manera que considere toda aquella parte de
la obra que soporta la estructura y la acción de las cargas. Es decir que no sólo deben referirse a
los elementos estructurales de transmisión de cargas al terreno de apoyo, sino también a la zona
del terreno cuyo comportamiento resulta afectado por las cargas.
Para relacionar de forma coherente la nomenclatura a utilizar, debe definirse también el concepto
de cimiento, que si bien está relacionado con el de cimentación no es el mismo. Según Delgado
(1999), cimiento sería la parte estructural de una cimentación, diseñada para servir como elemento
de transición entre la superestructura y el terreno de apoyo, y para adecuar la acción de las cargas
a formas tolerables para el terreno de apoyo.
En cualquier construcción las cargas se transmiten de la estructura al terreno de apoyo al atravesar
el contacto entre dos medios cuyas propiedades mecánicas son, casi siempre, drásticamente
diferentes. Para lograr condiciones compatibles en los esfuerzos y deformaciones, se requiere
diseñar el cimiento o elemento de transición en función de las propiedades de ambos medios. El
apoyo directo de una estructura rígida sobre el terreno de apoyo produciría deformaciones
excesivas, probablemente inadmisibles para la estructura.
Para mantener tal estructura en servicio, es necesario disponer de un elemento intermedio capaz de
amortiguar las posibles deformaciones. Los cimientos realizan esta función vital, siempre que se
busque el tipo más conveniente, apropiado para cada combinación particular estructura - terreno de
apoyo, y se diseñen aplicando criterios de correcta ubicación y estabilidad, y de conveniencias
constructivas y económicas.
Para determinar la capacidad de carga de un sistema cimiento-terreno de apoyo, en forma similar a
la de cualquier estructura, deben acogerse como normas de uso la relativa seguridad ante la rotura
y la previsión de deformaciones tolerables.
Para ello se emplean todo tipo de métodos (analíticos, empíricos, etc.) que proporcionan soluciones
para condiciones de contorno idealizadas que deben adaptarse a las condiciones reales del terreno,
casi siempre más complejas.
Cuando existan motivos, de estabilidad y/o económicos, para mejorar la exactitud de los resultados
proporcionados por los cálculos teóricos mediante la ayuda de programas informáticos, pueden
considerarse, entre otras, las siguientes acciones:

 Aumentar la precisión y certidumbre de los parámetros introducidos en los cálculos


mediante el desarrollo de investigaciones complementarias y/o más detalladas del subsuelo.
 Recurrir a mediciones en la obra para calibrar los parámetros y los modelos de análisis.
 Efectuar comparaciones con obras similares construidas con éxito.
 Verificar los parámetros de diseño mediante métodos alternativos.
 Cambiar el enfoque de los análisis.

En la toma de decisiones que llevan al diseño adecuado de las cimentaciones de cualquier edificio,
es de gran importancia el criterio de experto que se logra con el tiempo, tras la práctica en solución
de problemas reales.
4.1.3 Problemas generales de las cimentaciones y bases de diseño
Los problemas que afectan a las cimentaciones se hallan bien resumidos en el
documento Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE.
Exceptuando los materiales rocosos de excelente calidad o los suelos extremadamente duros o
compactos, todos los suelos son compresibles. Por ello el comportamiento de la cimentación viene
a su vez controlado por el del terreno. Esto puede comportar, que al someterlos bajo cargas, los
suelos sufran deformaciones que en ningún caso deben afectar a la estabilidad de la obra ni
deteriorar su utilidad.
Otro aspecto a considerar es la composición de los terrenos de cimentación, puesto que pueden
formarse de capas heterogéneas que pueden dar lugar a asientos diferenciales. Si además estas
capas se disponen inclinadas, pueden facilitar el desarrollo de deslizamientos del terreno bajo la
acción de las cargas impuestas por la obra.
La presencia de agua en el terreno incide de muchas maneras en el comportamiento de las
cimentaciones, por ejemplo generando subpresiones que deben tenerse en cuenta en el cálculo de
la estabilidad de la obra o erosionando los suelos que van a soportar las cimentaciones debido a la
circulación de agua superficial o subterránea. La cimentación puede resultar particularmente difícil si
se encuentran capas acuíferas subterráneas o suelos inestables bajo el nivel freático, aumentando
en consecuencia los costos y plazos de ejecución.
Para cada caso o para la combinación de varios de los problemas descritos, se debe buscar una
solución, por lo que se refiere a la elección del nivel apto para la base de la cimentación,
satisfactoria desde el punto de vista tanto técnico como económico.
Cualquier cimentación, para estar correctamente diseñada, debe cumplir las condiciones
siguientes:

 Transmitir al terreno las cargas de la estructura garantizando una seguridad suficiente frente
a rotura y hundimiento y unas deformaciones o asientos tolerables.
 Poseer suficiente resistencia como elemento estructural.
 No estar afectada por agentes externos: naturales (agresividad de las aguas o del terreno,
modificaciones del nivel freático, cambios de volumen del terreno, etc.) o artificiales
(excavaciones próximas, etc.).
 Las cimentaciones se deberán dimensionar y construir de manera que no se produzcan
daños en estructuras o edificaciones próximas.

4.2. TIPOLOGÍAS DE CIMENTACIÓN


Tal y como se ha comentado anteriormente, la acción de las cargas de la estructura proyectada
recae en la capa o conjunto de capas del terreno de apoyo subyacente, por medio de los cimientos.
Esta capa o capas constituyen lo que se conoce como terreno portante. Su correcta selección es un
requisito primario para lograr un satisfactorio comportamiento de la cimentación, y su ubicación en
profundidad controla su funcionamiento y diseño.
Existen tres tipologías de cimentación en función de la posición del terreno portante:
superficiales, semiprofundas y profundas. A las cimentaciones superficiales y semiprofundas
también se las agrupa bajo la denominación de cimentaciones directas.
Para la construcción de las cimentaciones normalmente se emplea el hormigón armado, aunque
actualmente también pueden utilizarse otros tipos de materiales.
4.2.1. Cimentaciones directas: superficiales y semiprofundas
Tal y como se expone en la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera, se entiende como
cimentación superficial aquella que transmite las cargas de la estructura a las capas más
superficiales del terreno. Cuando la profundidad de cimentación es claramente mayor que el ancho
(o dimensión menor en planta) del elemento de cimentación (zapata), la cimentación debe
considerarse semiprofunda o profunda.
Las cimentaciones semiprofundas, también denominadas cimentaciones en pozo, deben estudiarse
mediante procedimientos específicos. Se trata de cimentaciones intermedias que se llevan a cabo
cuando el terreno sobre el que cimentar aparece a una cierta profundidad, siempre que no exceda
de 5 – 6 m aproximadamente.
La metodología de cálculo de tensiones y asentamientos es común para los dos tipos de
cimentación: superficial y semiprofunda.
El elemento estructural de apoyo o transmisión de cargas de una cimentación superficial se
denomina «zapata» y generalmente su planta es de forma rectangular. El resto de características
que puede tener este elemento son variadas.
Principales tipos de cimentación superficial

Guía de cimentaciones en obras de Carretera

Por su parte, según el Código Técnico de la Edificación (CTE), una cimentación directa es
aquella que reparte las cargas de la estructura en un plano de apoyo horizontal.

Las cimentaciones directas se emplean para trasmitir al terreno las cargas de uno o varios pilares
de la estructura, de los muros de carga o de contención de tierras en los sótanos, de los forjados o
de toda la estructura. Cuando las condiciones lo permiten, es común el empleo de cimentaciones
directas, que habitualmente, pero no siempre, se construyen a poca profundidad bajo la superficie,
por lo que también son llamadas cimentaciones superficiales.
Los tipos principales de cimientos directos y su utilización más usual se recogen en la siguiente
tabla y figura:
4.2.1.1 Tipos de cimentaciones directas
Según el Código Técnico de la Edificación (2006), los tipos principales de cimientos directos son:

Zapatas aisladas o individuales.


La cimentación normal de los pilares de un edificio se basa en zapatas individuales o aisladas
cuando el terreno es firme y competente, se puede cimentar con una presión media alta y se
esperan asientos pequeños o moderados.

Esquema de una zapata aislada

Tomado de Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE

Imagen del armado y encofrado de una zapata aislada y de una zapata terminada

Tomada del portal del Gobierno del Estado de Aguascalientes (México)

Las zapatas son características de edificios o estructuras sustentadas por pilares. Según la posición
que ocupan en el conjunto de la estructura se pueden diferenciar tres tipos de zapatas:


o Ordinaria o interior, cuando soporta un pilar interior de la estructura.
o De medianería, si se trata de un pilar del borde del solar.
o De esquina, si se trata de un pilar de la esquina de la estructura.
En general, las zapatas interiores son de planta cuadrada, tanto por su facilidad constructiva como
por la sencillez del modo estructural de trabajo. Sin embargo, puede convenir diseñar zapatas de
planta rectangular o con otra forma, entre otros, cuando nos encontramos ante los siguientes
casos:
a) las separaciones entre crujías sean diferentes en dos sentidos perpendiculares;
b) existan momentos flectores en una dirección;
c) los pilares sean de sección rectangular;
d) se haya de cimentar dos pilares contiguos separados por una junta de dilatación;
e) casos especiales de difícil geometría.
En ese caso interesa que los lados no sean muy distintos uno del otro, ya que la zapata tendrá las
mayores flexiones en la dirección del lado más largo.
Si los condicionantes geométricos lo permiten, las zapatas de medianería son de planta rectangular,
preferentemente con una mayor dimensión paralela a la medianería, y las de esquina de planta
cuadrada.
Las zapatas aisladas se pueden unir (arriostrar para que trabajen solidariamente) entre sí mediante
vigas de atado o soleras, que tienen como objeto principal evitar desplazamientos laterales. En
especial se tiene en cuenta la necesidad de atado de zapatas en aquellos casos prescritos en la
Norma de Construcción Sismorresistente vigente.

Esquema de zapatas arriostradas.

Tomado de Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE

Puede ser conveniente unir zapatas aisladas, en especial las fuertemente excéntricas como son las
de medianería y esquina, a otras zapatas contiguas mediante vigas centradoras para resistir
momentos aplicados por muros o pilares, o para redistribuir cargas y presiones sobre el terreno
(véase figura siguiente).

Figura 4.4 del CTE. Ejemplo del empleo de vigas centradoras para redistribución de presiones sobre el terreno

Para cumplir este cometido se puede disponer asimismo de otras múltiples posibilidades de diseño
(contribución de forjados, introducción de tirantes, etc.), debiendo justificarse en cada caso.
En el caso de vigas de atado o vigas centradoras hormigonadas directamente sobre el terreno,
deben considerarse los posibles esfuerzos derivados del asiento previsto en las zapatas unidas por
ellas. Del mismo modo se deben considerar los efectos derivados de cualquier otro movimiento
relativo que pueda inducir esfuerzos sobre dichas vigas y sobre los demás elementos de
cimentación unidos por ellas. En especial no se considera aconsejable recurrir al apoyo directo de
las vigas de unión entre zapatas en el caso de cimentar sobre terrenos metaestables (expansivos o
colapsables).

Zapatas combinadas y corridas


Cuando la capacidad portante del terreno es pequeña o moderada, existen varios pilares muy
próximos entre sí, o bien las cargas por pilar son muy elevadas; el dimensionado de los cimientos
puede dar lugar a zapatas aisladas muy cercanas, incluso solapadas. En ese caso se puede recurrir
a la unión de varias zapatas en una sola, llamada zapata combinada cuando recoge dos o más
pilares, o zapata corrida cuando recoge tres o más

Esquema de una zapata corrida bajo tres pilares

Tomado de Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE

Imagen de armado de zapata corrida y de zapata corrida lista

Tomada del portal del Gobierno del Estado de Aguascalientes (México)

Imagen de zapata combinada


Tomada de la web de Suministros Merle, SL
www.merle.es
Cuando se trata de zapatas corridas bajo pilares, para cantos habituales de zapata la cimentación
se considera flexible, de manera que el efecto de interacción terreno de apoyo-estructura puede ser
relevante en los esfuerzos que recibe la cimentación. Este tipo de zapatas se calculan
tradicionalmente mediante métodos simplificados basados en la teoría de Winkler, a menudo
reciben el nombre de “viga flotante”.
El diseño de zapatas combinadas o corridas puede ser recomendable para evitar movimientos o
asientos diferenciales excesivos entre varios pilares, ya sea por una variación importante de sus
cargas o por posibles heterogeneidades del terreno de cimentación.
Asimismo, si en la base de pilar se producen momentos flectores importantes, lo que puede dar
lugar a excentricidades grandes, las zapatas combinadas y corridas pueden constituir una solución
apropiada, ya que pueden facilitar que, en su conjunto, la carga total se sitúe relativamente centrada
con el centro de gravedad de la zapata.
La forma habitual en planta de las zapatas combinadas es la rectangular, aunque ocasionalmente
pueda resultar conveniente emplear zapatas combinadas de formas irregulares, particularmente de
planta trapecial.
Un caso particular de zapata corrida es la empleada para cimentar muros. En el caso de muros de
sótano en los que los pilares forman parte del muro sobresaliendo del mismo, el cimiento del muro
más el pilar puede considerarse una zapata corrida que generalmente tiene un ensanchamiento en
la zona del pilar en sentido transversal.

Imagen de zapata combinada


Tomada de la web de Suministros Merle, SL
www.merle.es
Cuando se trata de zapatas corridas bajo pilares, para cantos habituales de zapata la cimentación
se considera flexible, de manera que el efecto de interacción terreno de apoyo-estructura puede ser
relevante en los esfuerzos que recibe la cimentación. Este tipo de zapatas se calculan
tradicionalmente mediante métodos simplificados basados en la teoría de Winkler, a menudo
reciben el nombre de “viga flotante”.
El diseño de zapatas combinadas o corridas puede ser recomendable para evitar movimientos o
asientos diferenciales excesivos entre varios pilares, ya sea por una variación importante de sus
cargas o por posibles heterogeneidades del terreno de cimentación.
Asimismo, si en la base de pilar se producen momentos flectores importantes, lo que puede dar
lugar a excentricidades grandes, las zapatas combinadas y corridas pueden constituir una solución
apropiada, ya que pueden facilitar que, en su conjunto, la carga total se sitúe relativamente centrada
con el centro de gravedad de la zapata.
La forma habitual en planta de las zapatas combinadas es la rectangular, aunque ocasionalmente
pueda resultar conveniente emplear zapatas combinadas de formas irregulares, particularmente de
planta trapecial.
Un caso particular de zapata corrida es la empleada para cimentar muros. En el caso de muros de
sótano en los que los pilares forman parte del muro sobresaliendo del mismo, el cimiento del muro
más el pilar puede considerarse una zapata corrida que generalmente tiene un ensanchamiento en
la zona del pilar en sentido transversal.

Esquema de una zapata corrida bajo muro

Tomado de Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE


El caso de muros de contención o muros de sótano que hayan de soportar empujes horizontales de
suelo o agua freática, requiere de un análisis especial.

Pozos de cimentación
Los pozos de cimentación constituyen cimentaciones semiprofundas, es decir, cimentaciones
intermedias entre las superficiales y las profundas. Se llevan a cabo cuando el nivel de cimentación
se encuentra a cierta profundidad (en general no suelen ejecutarse a más de 5 - 6 m debido a que
el brazo de las retroexcavadoras convencionales no suele alcanzar profundidades mayores). Los
pozos de cimentación se realizan cuando el terreno lo permite y la ejecución es ventajosa con
respecto a otras soluciones.

Esquema de un pozo de cimentación

Tomado de Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE

Hormigonado con hormigón pobre de la base de un pozo de cimentación

Tomada del portal del Gobierno del Estado de Aguascalientes (México)

Los pozos más habituales en edificación son de dos tipos (véase figura siguiente). El primero
consiste en un relleno de la excavación desde la cota de apoyo con hormigón pobre, situando la
zapata encima de éste de forma que se transmitan las cargas a la profundidad deseada. El segundo
tipo, menos habitual, consiste en bajar la cota de zapata hasta alcanzar el nivel de terreno
competente de apoyo, elevando a continuación un plinto de gran rigidez con el fin de evitar
problemas de pandeo.

Figura 4.5 del CTE. Tipos principales de pozos de cimentación


La comprobación de los estados límite último y de servicio se realiza sobre el plano de apoyo
elegido de forma análoga al de zapatas aisladas, añadiendo a las cargas transmitidas por la
estructura el peso de la columna de hormigón pobre.
En la comprobación del estado límite último frente al hundimiento debe tenerse en cuenta la
profundidad del plano de apoyo y el empleo del concepto de presión neta (ver apartado “Presión
admisible y de hundimiento”).
En el caso de que no se justifique la colaboración lateral del terreno siguiendo los criterios de la
mecánica del suelo y existan momentos o esfuerzos horizontales apreciables se deben introducir
vigas centradoras.

Emparrillados
Cuando el terreno presenta baja capacidad de carga y elevada deformabilidad, o bien muestra
heterogeneidades que hagan prever asientos totales elevados y, consiguientemente, importantes
asientos diferenciales, se puede cimentar por el sistema de emparrillados.
En este caso todos los pilares de la estructura quedan recogidos en una única cimentación,
consistente en zapatas corridas entrecruzadas en malla habitualmente ortogonal. Al quedar así
reunidas todos los apoyos de la estructura en una sola cimentación se consigue una considerable
rigidización con el fin de disminuir el problema de la heterogeneidad del terreno impidiendo grandes
asientos diferenciales.

Losas
Se emplean en los casos indicados en el apartado anterior o cuando el área cubierta por posibles
cimentaciones aisladas o por emparrillados cubre un porcentaje elevado de la superficie de
ocupación en planta del edificio (> 50% de la planta del edificio).

Esquema de una losa de reparto de cargas

Tomado de Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE

Armado para una losa de cimentación

Cortesía de GTMH – Anufra sl

Las losas de cimentación pueden ser de los siguientes tipos: continua y uniforme, con refuerzos
bajo pilares, con pedestales, con sección en cajón, nervada, aligerada (ver siguiente figura).

Figura 4.6 del CTE. Tipos de losas de cimentación


La losa debe recoger los elementos estructurales del edificio y cubrir el área disponible, dando así
lugar a la mínima presión unitaria, pero a la máxima anchura de cimentación. Especialmente en el
caso de suelos compresibles de gran espesor, estas consideraciones pueden dar lugar a asientos
considerables a no ser que se planteen compensaciones de cargas.
Las losas de cimentación se utilizan preferentemente para reducir los asientos diferenciales en
terrenos heterogéneos, o cuando existe una variabilidad importante de cargas entre apoyos
cercanos. El sistema de cimentación por losa tiende a integrar estas heterogeneidades, aunque a
cambio de una distribución irregular de las presiones sobre el terreno.
También puede ser conveniente una solución mediante losa cuando, aunque el terreno de apoyo
sea homogéneo y resistente, el edificio contiene sótanos y su cota inferior se sitúa por debajo del
nivel freático. En estos casos se deben tener en cuenta los posibles empujes ascensionales del
agua subálvea (subpresión) y los requisitos de estanquidad necesarios.
Cuando el edificio vaya a disponer de sótanos y se vaya a cimentar por medio de losa, es posible
que el peso de las tierras excavadas sea semejante al peso total del edificio. En ese caso, la
presión unitaria neta que transmitirá la losa al terreno será del mismo orden de magnitud que la
presión efectiva preexistente que transmitían a ese mismo nivel las tierras excavadas. Entonces, el
incremento de presión que ha de absorber el terreno de apoyo bajo la losa es muy próximo a cero, y
los asientos serán probablemente de pequeña entidad. Esta situación particular se denomina
cimentación compensada.
La cimentación compensada de edificios con zonas de diferente altura (y por tanto de peso) puede
requerir la disposición de un número variable de sótanos distribuidos de forma proporcional al
número de plantas a construir por encima de la superficie del terreno. En estas circunstancias es
preciso disponer juntas estructurales debidamente tratadas entre las diferentes zonas del edificio, e
intentar que el centro de gravedad de las acciones de la estructura en cada zona coincida con el
centro de gravedad de las losas, de forma que se reduzca cualquier tendencia al giro. Asimismo es
necesario analizar con detalle los asientos inducidos sobre las construcciones colindantes.
Las losas de cimentación suelen llevar asociado un coste importante, resultando recomendable
efectuar un estudio comparativo con alternativas de cimentación profunda o pilotaje. De otro lado, si
bien la presión unitaria que transmiten al terreno es pequeña, dado que su anchura es la máxima
posible, los asientos en el caso de suelos blandos pueden ser considerables. Por el contrario, el
asiento de un pilotaje suele ser mucho más pequeño.
El tipo de losa más utilizada es la plana, de espesor uniforme y maciza. Dado que los esfuerzos de
flexión se concentran en las líneas que unen los pilares en los dos sentidos, las losas pueden ser de
canto reforzado bajo los pilares. Cuando el incremento de canto o espesor se sitúa por la parte
superior de la losa, se dice que se trata de una losa con pedestales. También, las losas pueden ser
reforzadas por medio de nervios según las líneas que unen los pilares. Las losas pueden estar
nervadas en una sola dirección o en ambas direcciones, por arriba o por abajo.
En circunstancias especiales en que se precisa una gran rigidez, la losa puede estar constituida por
dos placas unidas por unos tabiques de hormigón armado transversales. Una de las placas se sitúa
en contacto con el terreno, mientras que la otra se coloca en la parte superior del último sótano.
4.2.1.2 Concepto de rigidez estructural
Por lo que se refiere a las cimentaciones directas, el CTE indica que desde el punto de vista
estructural se considerarán estructuralmente rígidas las zapatas cuyo vuelo v, en la dirección
principal de mayor vuelo, sea menor o igual que dos veces el canto h (v ≤ 2h). Las zapatas se
consideraran flexibles en caso contrario (v>2h). Esta definición de rigidez estructural no presupone
ningún comportamiento específico sobre la distribución de presiones en el terreno y se incluye en
este apartado al sólo efecto de diferenciarla del concepto de rigidez relativa descrito en el apartado
“Rigidez relativa terreno-estructura. Esfuerzos sobre los elementos de cimentación”.

Figura 4.3 del CTE. Concepto de rigidez estructural

4.2.2 Determinación de las tensiones frente al hundimiento


4.2.2.1 Concepto de hundimiento
En un cimiento, la aplicación de una carga vertical creciente V, da lugar a un asiento creciente, (ver
figura siguiente). Las diversas formas que pueden adoptar las curvas presión–asiento dependen en
general de la forma y tamaño de la zapata, de la naturaleza y resistencia del suelo y de la carga
aplicada (tipo, velocidad de aplicación, frecuencia, etc.).

Figura 4.7 del CTE. Concepto de presión de hundimiento

Mientras la carga V sea pequeña o moderada, el asiento crecerá de manera aproximadamente


proporcional a la carga aplicada. Sin embargo, si la carga V sigue aumentando, la pendiente de la
relación asiento-carga se acentuará, llegando finalmente a una situación en la que puede
sobrepasarse la capacidad portante del terreno, agotando su resistencia al corte y produciéndose
movimientos inadmisibles, situación que se identifica con el hundimiento.
La carga V para la cual se alcanza el hundimiento depende de la resistencia al corte del terreno, de
las dimensiones y forma de la cimentación, de la profundidad a la que está situada, del peso
específico del terreno y de las condiciones del agua subálvea.
4.2.2.2 Rigidez relativa terreno-estructura. Esfuerzos sobre los elementos de cimentación
La transmisión de las cargas del edificio al terreno plantea un complejo problema de interacción
entre los tres elementos implicados: estructura, cimentación y terreno. Los principales factores a
considerar en dicho proceso de interacción serán el tipo y características del terreno, la forma y
dimensiones de la cimentación y la rigidez relativa terreno-estructura y terreno-cimentación.
Aparte de la rigidez de la cimentación, la propia rigidez de la estructura a cimentar inducirá también
restricciones al movimiento y a la respuesta asociada del terreno. En el caso más general, cuando
el terreno tienda a asentar por efecto de la presión aplicada, la estructura, en función de su rigidez,
redistribuirá sus esfuerzos, modificando a su vez las solicitaciones sobre los cimientos y el terreno.
La situación de equilibrio final dependerá por tanto de la rigidez relativa del conjunto terreno-
cimiento-estructura.
En la actualidad no se dispone de métodos analíticos que permitan determinar con exactitud las
cargas de estructura y su redistribución en función de la respuesta del terreno y los esfuerzos sobre
los cimientos correspondientes al equilibrio final.
Salvo en los casos en que tanto la estructura como la cimentación se consideren rígidas, los
esfuerzos en zapatas corridas, emparrillados y losas de cimentación se pueden evaluar teniendo en
cuenta los fenómenos de interacción terreno-estructura.
A tales efectos se pueden emplear los conceptos y métodos simplificados que figuran en el anejo E
del CTE (lo encontraréis en la documentación adjunta a este tema).
Por su parte, la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera, precisa que en función de la
deformabilidad del elemento de cimentación respecto a la del terreno de apoyo, los elementos de
cimentación pueden considerarse flexibles o rígidos, según tenga o no importancia el efecto de
interacción suelo-estructura.
En términos generales, y a efectos de la consideración del fenómeno anterior, de interacción suelo-
estructura, pueden considerarse rígidas aquellas zapatas que cumplen:

Donde:
h = Canto de la zapata en su encuentro con la cara del pilar.
v = Vuelo, o distancia horizontal entre la cara del pilar y la cara vertical más próxima de
contorno de la zapata.
α = Coeficiente adimensional que puede estimarse mediante la relación siguiente:

Donde:
E = Módulo de elasticidad del terreno de cimentación.
Eh = Módulo de elasticidad del material que forma la zapata.

Las losas y las vigas continuas de cimentación pueden considerarse rígidas cuando se cumple la
condición siguiente:

Donde:
h = Canto de la losa.
l = Luz libre entre apoyos.
β = Coeficiente adimensional dado por la expresión siguiente:

Donde:
Kb = Módulo de balasto.
Eh = Módulo de elasticidad del material que forma la zapata.
En la práctica habitual, el canto de las zapatas de cimentación se suele disponer de manera que
estos elementos resulten rígidos, mientras que los cantos de las losas de cimentación suelen ser
tales que normalmente resultan flexibles.
Los comportamientos rígidos y flexibles no están nítidamente separados. Las expresiones
precedentes se han deducido suponiendo que dicha frontera queda establecida por la condición de
una deflexión (o flecha diferencial) de la estructura de cimentación, que es aproximadamente igual a
la décima parte del asiento máximo. Según la experiencia acumulada hasta la fecha, esa rigidez
frontera es suficientemente aproximada para discernir cuándo es necesario realizar los cálculos de
esfuerzos en la cimentación con o sin consideración del efecto de interacción.
El efecto de interacción suelo-estructura no tiene efectos apreciables en el análisis de los estados
límite últimos según los procedimientos de cálculo comúnmente empleados, pero puede afectar en
el cálculo de asientos y otros movimientos de las cimentaciones. El efecto es claramente notable en
el cálculo de esfuerzos en los elementos de cimentación.
4.2.2.3 Modelos de interacción
Para casos sencillos y habituales, en general para los edificios de tipo C-0, C-1 y C-2 y grupo de
terreno T1 y T2, se pueden emplear métodos basados en el modelado del terreno por medio de
coeficientes de balasto, sistema éste que, aunque sujeto a limitaciones, cuenta con una amplia
experiencia práctica (véase anejo E del CTE adjunto con la demás documentación facilitada en este
tema).
Para aquellas situaciones en las que las características del terreno o la estructura resulten
especialmente complejas (en el sentido de no ajustarse a la práctica habitual), es preferible emplear
métodos avanzados que incorporen modelos de comportamiento del terreno más acordes con la
realidad.
Para situaciones en las que el terreno resulte heterogéneo en sentido horizontal, es recomendable
emplear herramientas de cálculo que permitan introducir módulos de balasto variables capaces de
reproducir dicha heterogeneidad.
En el estado actual del conocimiento la obtención de parámetros de deformabilidad del terreno y la
estimación de asientos están sujetas a incertidumbres considerables. Para edificios de categorías
C-3 y C-4 se recomienda llevar a cabo análisis de sensibilidad que permitan estudiar la influencia en
el dimensionado final de posibles desviaciones de los parámetros característicos seleccionados

4.3 VERIFICACIONES
Las comprobaciones para verificar que una cimentación superficial cumple los requisitos necesarios
se basan en el método de los estados límite.
Se denominan estados límite aquellas situaciones para las que, de ser superadas, puede
considerarse que el edificio no cumple alguna de los requisitos estructurales para las que ha sido
concebido.
De este modo, para el dimensionado de la cimentación se distinguirá entre:
a) Estados límite últimos: asociados con el colapso total o parcial del terreno o con el
fallo estructural de la cimentación.
b) Estados límite de servicio: asociados con determinados requisitos impuestos a las
deformaciones del terreno por razones estéticas y de servicio.
4.3.1 Estados límite últimos
Los estados límite últimos son los que, de ser superados, constituyen un riesgo para las personas,
ya sea porque producen una puesta fuera de servicio del edificio o el colapso total o parcial del
mismo.
Como estados límite últimos deben considerarse los debidos a:
a) pérdida del equilibrio del edificio, o de una parte estructuralmente independiente,
considerado como un cuerpo rígido;
b) fallo por deformación excesiva, transformación de la estructura o de parte de ella en un
mecanismo, rotura de sus elementos estructurales (incluidos los apoyos y la cimentación) o de
sus uniones, o inestabilidad de elementos estructurales incluyendo los originados por efectos
dependientes del tiempo (corrosión, fatiga).
Se debe verificar que el coeficiente de seguridad disponible con relación a las cargas que
producirían el agotamiento de la resistencia del terreno para cualquier mecanismo posible de rotura,
sea adecuado. Los estados límite últimos que siempre habrán de verificarse para las cimentaciones
directas, son (véase figura siguiente):
a) hundimiento;
b) deslizamiento;
c) vuelco;
d) estabilidad global;
e) capacidad estructural del cimiento.

Figura 4.8 del CTE. Ejemplos de estados límite últimos

La verificación de estos estados límite para cada situación de dimensionado se hará utilizando la
siguiente expresión:
Ed ≤ Rd
siendo
Ed el valor de cálculo del efecto de las acciones;
Rd el valor de cálculo de la resistencia del terreno.
Es decir, para las situaciones de dimensionado pertinentes, la resistencia local o global del terreno
quedará verificada si el efecto de las acciones es menor o igual que la resistencia del terreno.
Para el caso de vuelco deberá cumplirse que:
Ed,dst ≤ Ed,stb
siendo
Ed,dst el valor de cálculo del efecto de las acciones desestabilizadoras;
Ed,stb el valor de cálculo del efecto de las acciones estabilizadoras.
De manera similar al caso anterior, el equilibrio de la cimentación (estabilidad al vuelco o estabilidad
frente a la subpresión) quedará verificado, si para las situaciones de dimensionado pertinentes se
cumple que el efecto de las acciones desestabilizadoras es menor o igual que el efecto de las
acciones estabilizadoras.
En cuanto a los coeficientes de seguridad parciales para la resistencia del terreno y para los
efectos de las acciones del resto de la estructura sobre la cimentación, éstos quedan definidos en la
siguiente tabla:

Tabla 2.1 del CTE. Coeficientes de seguridad parciales


(1)
En pilotes se refiere a métodos basados en ensayos de campo o fórmulas analíticas
(largo plazo), para métodos basados en fórmulas analíticas (corto plazo), métodos
basados en pruebas de carga hasta rotura y métodos basados en pruebas dinámicas de
hinca con control electrónico de la hinca y contraste con pruebas de carga, se podrà tomar
2,0.
(2)
De aplicación en cimentaciones directas y muros.
En cimentaciones directas, salvo justificación en contrario, no se considerará el empuje
(3)

pasivo.
Los correspondientes de los Documentos Básicos relativos a la seguridad estructural de
(4)

los diferentes materiales o la instrucción EHE.


Aplicable a elementos de hormigón estructural cuyo nivel de ejecución es intenso o
(5)

normal, según la Instrucción EHE. En los casos en los que el nivel de control de ejecución
sea reducido, el coeficiente γE debe tomarse, para situaciones persistentes o transitorias,
igual a 1,8.
El coeficiente γM será igual a 2,0 si no existen edificios o servicios sensibles a los
(6)

movimientos en las proximidades de la pantalla.


(7)
Afecta al empuje pasivo
En pilotes, se refiere a métodos basados en ensayos de campo o fórmulas analíticas;
(8)

para métodos basados en pruebas de carga hasta rotura y métodos basados en pruebas
dinámicas de hinca con control electrónico de la hinca y contraste con pruebas de carga,
se podrá tomar 1,5
4.3.1.1 Hundimiento
El hundimiento se alcanzará cuando la presión actuante (total bruta) sobre el terreno bajo la
cimentación supere la resistencia característica del terreno frente a este modo de rotura, también
llamada presión de hundimiento. En el “Presión admisible y de hundimiento” se establece el método
para su determinación.
El valor de cálculo de la resistencia del terreno o presión admisible se obtendrá aplicando la
siguiente expresión y los coeficientes parciales de la anterior tabla (tabla 2.1 del CTE):

siendo
γR el coeficiente parcial de resistencia, definido en la tabla 2.1 del CTE.

La utilización conjunta de los valores γF = 1, γM = 1 y γR = 1 en la expresión proporciona, para cada


tipo de cimentación y estado límite último el valor característico, RK, de la resistencia del terreno.
En apartados posteriores se identifican distintos procedimientos que pueden utilizarse para
determinar dicho valor en cimentaciones directas y profundas.

Teniendo en cuenta el valor de los coeficientes de la tabla 2.1 y las consideraciones anteriores, su
valor puede expresarse para cada situación de dimensionado mediante la siguiente ecuación:

siendo
RK el valor característico de la presión de hundimiento, (qh)
γR el coeficiente parcial de resistencia de la tabla 2.1. del CTE
4.3.1.2 Deslizamiento
Se puede producir este modo de rotura cuando, en elementos que hayan de soportar cargas
horizontales, las tensiones de corte en el contacto de la cimentación con el terreno superen la
resistencia de ese contacto.
En el caso de zapatas estructuralmente ligadas entre sí en la comprobación al deslizamiento debe
considerarse la redistribución de las acciones horizontales entre ellas.
4.3.1.3 Vuelco
Se puede producir este modo de rotura en cimentaciones que hayan de soportar cargas
horizontales y momentos importantes cuando, siendo pequeño el ancho equivalente de la
cimentación, el movimiento predominante sea el giro de la cimentación.
La verificación frente al vuelco debe realizarse en todos los elementos de cimentación que se
ajusten a las consideraciones anteriores, tanto en forma aislada como conjunta, del edificio
completo o de todo elemento estructuralmente independiente, cuando en el equilibrio intervengan
acciones o reacciones procedentes del terreno.
En general en el equilibrio no se considera la colaboración del empuje pasivo, a menos que pueda
garantizarse que el terreno que lo produce estará siempre presente.
4.3.1.4 Estabilidad global
Un edificio puede fallar globalmente, sin que se produzcan antes otros fallos locales, cuando se
forma una superficie de rotura continua (superficie de deslizamiento) que engloba una parte o toda
la cimentación, y en la que los esfuerzos de corte alcanzan el valor de la resistencia al corte del
terreno.
Este tipo de rotura es típico en cimientos próximos a la coronación de taludes de excavación o
relleno, o en medias laderas, particularmente si éstas presentan una estabilidad natural precaria.
4.3.1.5 Capacidad estructural del cimiento
Este estado límite se alcanza cuando los valores de cálculo de los efectos de las acciones en los
elementos estructurales que componen el cimiento superan el valor de cálculo de su capacidad
resistente.
La verificación de este estado límite no entra en el ámbito del estudio geotécnico.
4.3.2 Estados límite de servicio
Los estados límite de servicio son los que, de ser superados, afectan al confort y al bienestar de los
usuarios o de terceras personas, al correcto funcionamiento del edificio o a la apariencia de la
construcción.
Los estados límite de servicio pueden ser reversibles e irreversibles. La reversibilidad se refiere a
las consecuencias que excedan los límites especificados como admisibles, una vez desaparecidas
las acciones que las han producido.
Como estados límite de servicio deben considerarse los relativos a:
a) las deformaciones (flechas, asientos o desplomes) que afecten a la apariencia de la obra, al
confort de los usuarios, o al funcionamiento de equipos e instalaciones;
b) las vibraciones que causen una falta de confort de las personas, o que afecten a la
funcionalidad de la obra;
c) los daños o el deterioro que pueden afectar desfavorablemente a la apariencia, a la
durabilidad o a la funcionalidad de la obra.
Las tensiones transmitidas por las cimentaciones dan lugar a deformaciones del terreno que se
traducen en asientos, desplazamientos horizontales y giros de la estructura que, si resultan
excesivos, pueden originar una pérdida de la funcionalidad, producir fisuraciones, agrietamientos, u
otros daños (véase la figura siguiente). Se debe verificar que:
a) los movimientos del terreno sean admisibles para el edificio a construir;
b) los movimientos inducidos en el entorno no afectan a los edificios colindantes.
Las limitaciones de movimiento o los movimientos máximos admisibles se pueden estipular en cada
caso en función del tipo de edificio, diferenciando entre el edificio objeto del proyecto y las
construcciones y servicios próximos.

Figura 4.9 del CTE. Ejemplos de estados límite de Servicio

4.3.3 Otras comprobaciones adicionales


Las condiciones que aseguren el buen comportamiento de la cimentación habrán de mantenerse
durante su vida útil, lo que hace necesario considerar la posible evolución de las condiciones
iniciales debido, entre otras, a las siguientes causas:
a) cambios de volumen espontáneos, como en el caso del colapso de rellenos mal
compactados o suelos naturalmente colapsables (loess, algunos limos yesíferos, etc.);
b) cambios de volumen debidos a modificaciones en estado de humedad de terrenos arcillosos
potencialmente expansivos;
c) fenómenos de disolución kárstica;
d) socavación en los cauces y orillas de los ríos;
e) erosión interna del terreno por rotura de colectores u otras conducciones de agua;
f) deterioro de los hormigones de las cimentaciones en contacto con terrenos o aguas
subálveas agresivas;
g) oscilaciones del nivel del agua que puedan dar lugar a cambios en los niveles de tensiones
efectivas o a alteraciones en la resistencia o deformabilidad del suelo.
Debe tomarse en consideración que la seguridad de la cimentación puede verse comprometida por
los problemas siguientes:
a) estabilidad de excavaciones durante la ejecución de la cimentación;
b) asientos por mala calidad en la construcción (falta de limpieza del fondo de las
excavaciones, por ejemplo);
c) problemas de impermeabilización en sótanos y soleras;
d) posibles excavaciones futuras junto a la cimentación a realizar;
e) efectos sísmicos sobre el propio terreno de cimentación (licuefacción).
En el caso de cimentaciones en roca pueden concurrir problemas diversos debidos a la estructura,
orientación de diaclasas, anisotropía, etc. del macizo. De forma orientativa, en la siguiente figura se
muestran algunas de las situaciones que requieren un análisis específico desde el punto de vista de
la estabilidad o de la deformabilidad.

Figura 4.10 del CTE. Efectos de la estructura geológica en la comprobación de la estabilidad y deformabilidad de
cimentaciones en roca. (a) Deslizamiento a favor de planos de discontinuidad (bloque). (b) Deslizamiento en presencia de varias
familias de discontinuidades (cuña) (c) Vuelco de estratos (toppling) (d) Rotura generalizada en macizos muy fracturados. (e)
Pandeo de estratos (f) Comprobación de asientos en alternancias de rocas de diferente deformabilidad

4.4 VARIABLES BÁSICAS Y PARÁMETROS DEL TERRENO

4.4.1 Estados límite últimos

Para la verificación del estado límite último frente al hundimiento en suelos es necesario contar con una
estimación fiable de la resistencia al corte característica de las unidades geotécnicas relevantes.

Dicha resistencia vendrá expresada, en términos de tensiones efectivas, por el ángulo de rozamiento interno
(Φ’) y la cohesión (c’), preferiblemente obtenidos mediante ensayos de corte triaxiales (CU ó CD). No
obstante, se puede recurrir a las siguientes simplificaciones:

a) En suelos granulares limpios y sin cohesión que no contengan más de un 30% en peso de partículas de
más de 20 mm de diámetro, se puede estimar el ángulo de rozamiento interno a partir de métodos
indirectos tales como el golpeo del ensayo SPT o la resistencia por la punta del penetrómetro estático, qc
según la tabla y figura siguientes:
Figura D.1 del CTE. Correlación entre los ensayos SPT y CPT con el ángulo de rozamiento interno efectivo en suelos granulares

Para la verificación directa del estado límite último de hundimiento se puede recurrir asimismo a los métodos
simplificados basados en ensayos de penetración. Si se dispone de resultados de ensayos de penetración
estática, la resistencia por la punta medida, qc, se puede correlacionar con el golpeo del ensayo SPT de acuerdo
con la tabla y figura siguientes, en función de la granulometría del terreno.

Figura D.2 del CTE. Correlación entre los ensayos SPT y CPT

Para el caso de construcciones del tipo C-3 y C-4 se puede recurrir a la comprobación de los parámetros de
resistencia obtenidos indirectamente por los procedimientos anteriores mediante la ejecución de ensayos de
laboratorio con muestras recompactadas.

b) En suelos granulares limpios sin cohesión cuyo contenido en partículas de tamaño mayor que 20 mm
supere el 30% en peso, los ensayos SPT, de penetración dinámica o estática pueden proporcionar
resultados en exceso elevados a consecuencia del gran tamaño de las partículas más gruesas del suelo.
Para estas situaciones se recomienda recurrir al empleo de ensayos tipo cross-hole o down-hole para la
estimación de los parámetros de deformabilidad.
c) En suelos finos sin cohesión (limos no cohesivos) se pueden aplicar los criterios apuntados en el
párrafo a) anterior.

d) En suelos finos (limos y arcillas), saturados y de baja permeabilidad, hay que comprobar las
situaciones de dimensionado transitorias de carga sin drenaje. Bajo esta hipótesis se supone que los
incrementos de presión intersticial generados por las cargas del edificio no se disipan tras su aplicación.
En términos generales y salvo justificación expresa en contra, se supondrá que puede darse esta situación
de dimensionado si el coeficiente de permeabilidad del terreno saturado resulta inferior a k=0,001 mm/s.
En este caso la resistencia al corte del terreno puede expresarse en términos de tensiones totales,
representada mediante un ángulo de rozamiento interno Φ=0 y una cohesión c=cu, ésta última
denominada resistencia al corte sin drenaje. El valor de dicha resistencia puede provenir de ensayos
triaxiales UU o CU, o en su caso, de compresión simple. Asimismo puede ser obtenida de forma indirecta
a partir de ensayos in situ (molinete, penetrómetro estático, presiómetro). Salvo que se cuente con una
dilatada experiencia local, para la selección final de la resistencia al corte sin drenaje a emplear en cálculo
es recomendable que el estudio geotécnico cuente, para casos importantes, con diferentes tipos de ensayo,
tanto de campo como de laboratorio, con el fin de comparar resultados y seleccionar su valor
característico.

e) En formaciones rocosas se pueden aplicar métodos simplificados que se verán más adelante. Para ello
es necesario que el estudio geotécnico contenga información descriptiva suficiente en cuanto al tipo de
roca, su estructura y grado de meteorización. Asimismo debe contener una valoración cuantitativa de la
resistencia a la compresión simple y de los índices RQD y RMR.

Si bien la verificación del estado límite de hundimiento depende de numerosos factores que han de ser
analizados en cada situación particular, a efectos de predimensionado la tabla siguiente recoge algunas cifras
orientativas del valor de cálculo de la resistencia del terreno (Rd), tradicionalmente denominada presión
admisible (qadm), en función del tipo de terreno.
Tabla D.25 del CTE. Presiones admisibles a efectos orientativos

Los valores indicados serán aplicables para estratificación o foliación subhorizontal. Los macizos
(1)

rocosos con discontinuidades inclinadas, especialmente en las cercanías de taludes, deben ser objeto
de análisis especial.

(2)
Se admiten pequeñas discontinuidades con espaciamiento superior a 1 m.

(3)
Estos casos deben ser investigados “in situ”

Estas rocas son susceptibles de hinchar por efecto de la relajación de tensiones asociada a las
(4)

excavaciones. También son susceptibles de reblandecerse por efecto de su exposición al agua.

Para la verificación del estado límite último frente a la estabilidad global es necesario contar con los
parámetros de resistencia al corte de las unidades geotécnicas implicadas (ángulo de rozamiento interno y
cohesión), en términos de tensiones efectivas (c’, Φ’) para situaciones drenadas o en tensiones totales (c=cu,
Φ=0) para situaciones transitorias sin drenaje.

Para la verificación del estado límite último de deslizamiento a lo largo de superficies de contacto terreno-
cimiento, es necesario establecer la resistencia al corte de dicho contacto. Si, el modelo empleado para el
terreno es un modelo de rotura del tipo Mohr-Coulomb (τ = a’ + σ· tg δ’), como valores para cimentaciones
convencionales de hormigón armado ejecutadas sobre suelo se pueden adoptar para la adherencia (a’)
(componente cohesiva) y el ángulo de rozamiento terreno-cimiento (δ’) (componente friccional), los siguientes
valores:

a) en términos de tensiones efectivas y para un terreno de resistencia al corte definida por parámetros
efectivos (c’, Φ’): a’ = 0; δ’ = 3/4Φ';

b) en términos de tensiones totales para situaciones transitorias en las que el proyectista considere
necesario emplear cálculos en condiciones sin drenaje: δ’ = 0; a' = cu.

En cimientos sobre terrenos expansivos en la zona susceptible de alteración de humedad, se recomienda que
las presiones transmitidas al terreno no sean significativamente inferiores a la de hinchamiento.

4.4.2 Estados límite de servicio

Para la verificación de los estados límite de servicio es necesario contar con parámetros representativos de la
deformabilidad del terreno. Normalmente dependerán del tipo de terreno en estudio y del método seleccionado
para la estimación de asientos.

En la estimación de asientos diferenciales, dependiendo del tipo estructural se debe prestar especial atención a
las consideraciones incluidas en el apartado “Rigidez relativa terreno-estructura. Esfuerzos sobre los elementos
de cimentación”.
En el caso en que el tipo de terreno haga prever asientos diferidos a largo plazo es necesario llevar a cabo un
estudio específico sobre la magnitud de los asientos y el tiempo que tardarán en producirse.

En situaciones de poco riesgo en las que exista experiencia local abundante, la comprobación de los estados
límite de servicio puede no requerir más información del terreno, aparte de las comprobaciones de los perfiles
geotécnicos, que las condiciones hidrogeológicas y las propiedades índice básicas, necesarias para asegurar la
similitud del caso considerado y los casos sobre los que se tiene experiencia. En cualquier caso, cuando se
utilice este procedimiento para avalar la seguridad de la cimentación en estudio, debe dejarse constancia
explícita de los parámetros geotécnicos, solicitaciones sobre la cimentación y tipos de cimiento.

4.5 PRESIÓN ADMISIBLE Y DE HUNDIMIENTO

4.5.1 Generalidades

4.5.1.1 Definiciones

En los siguientes apartados se emplean los siguientes términos en cuanto a la identificación de las presiones en
relación con los principios clásicos de la mecánica del suelo:

Figura 4.11 del CTE. Definiciones de presiones

a) presión total bruta (qb): Es la presión vertical total que actúa en la base del cimiento, definida como el
cociente entre la carga total actuante, incluyendo el peso del cimiento y aquello que pueda gravitar sobre él, y
el área equivalente del cimiento;

b) presión efectiva bruta (q’b): Es la diferencia entre la presión total bruta y la presión intersticial de
equilibrio, (u), al nivel de la base del cimiento;

c) presión total neta (qneta): Es la diferencia entre la presión total bruta (qb) y la presión vertical total
existente en el terreno (q0) al nivel de la base del cimiento (sobrecarga que estabiliza lateralmente el
cimiento). La presión total neta (qneta) es por tanto, el incremento de presión vertical total a que se ve
sometido el terreno por debajo del cimiento debido a las cargas de la cimentación;

d) presión efectiva neta (q’neta): Es la diferencia entre la presión efectiva bruta (q’b) y la presión efectiva
vertical (q’0) al nivel de la base del cimiento, debida a la sobrecarga. La presión total neta es igual a la
efectiva neta (qneta=q’neta);
e) presión vertical de hundimiento (qh, q’h): Es la resistencia característica del terreno RK, definida
anteriormente en el apartado “Valor de cálculo de la resistencia del terreno”, para el estado límite último
de hundimiento. Puede expresarse en términos de presiones totales o efectivas, brutas o netas;

f) presión vertical admisible (qadm, q’adm). Es el valor de cálculo de la resistencia del terreno (Rd). Puede
expresarse en términos de presiones totales o efectivas, brutas o netas.

g) presión vertical admisible de servicio (qs, q’s): Es la presión vertical admisible de una cimentación
teniendo en cuenta no sólo la seguridad frente al hundimiento, sino también su tolerancia a los asientos;
por tanto igual o menor que la presión vertical admisible. Puede expresarse en términos de presiones
totales o efectivas, brutas o netas.

4.5.1.2 Métodos para la comprobación del estado límite último de hundimiento

En cimentaciones sobre todo tipo de suelos la presión admisible o valor de cálculo de la resistencia del terreno
Rd se puede determinar mediante la expresión indicada en el apartado “Hundimiento” y que recordamos a
continuación, utilizando los métodos analíticos que se verán más adelante para la determinación de la presión
de hundimiento y los valores γR de la tabla 2.1 del CTE antes expuesta.

siendo

γR el coeficiente parcial de resistencia, definido en la tabla 2.1 del CTE.

La utilización conjunta de los valores γF = 1, γM = 1 y γR = 1 en la expresión proporciona, para cada tipo de


cimentación y estado límite último el valor característico, RK, de la resistencia del terreno.

Teniendo en cuenta el valor de los coeficientes de la tabla 2.1 del CTE y las consideraciones anteriores, su
valor puede expresarse para cada situación de dimensionado mediante la siguiente ecuación:

siendo

RK el valor característico de la presión de hundimiento, (qh)

γR el coeficiente parcial de resistencia de la tabla 2.1 del CTE.o

En el caso de cimentaciones sobre suelos con menos del 35% de finos, se puede aplicar el método basado en
ensayos de penetración que se comenta también más adelante, en un apartados posterior, con las limitaciones
en él indicadas, para obtener directamente la presión admisible de servicio, considerándose verificado de esta
forma el estado límite último de hundimiento. En suelos cuyo contenido en gruesos de más de 20 mm supere el
30% en peso, en función del resultado del ensayo, puede en su caso, ser conveniente la comprobación de la
fiabilidad de los valores deducidos de los ensayos SPT mediante ensayos tipo cross-hole o down-hole

En el caso de cimentaciones en roca se pueden aplicar también varios métodos que se verán más adelante
(dimensionado según normas o cálculo analítico simplificado) para obtener directamente la carga admisible,
considerándose comprobado de esta forma el estado límite último de hundimiento.

4.5.1.3 Área equivalente de un cimiento

El área equivalente de un cimiento es la máxima sección cobaricéntrica con la componente vertical de la


resultante de la solicitación en la base del cimiento.

Cuando para cualquier situación de dimensionado exista excentricidad de la resultante de las acciones respecto
al centro geométrico del cimiento, se deben realizar las comprobaciones pertinentes de los estados últimos de
hundimiento, adoptando un cimiento equivalente de las siguientes dimensiones (véase figura siguiente):

a) ancho equivalente, B* = B - 2·eB

b) largo equivalente, L* = L - 2·eL

siendo

eB y eL las excentricidades según las dos direcciones ortogonales de la zapata, supuesta de sección
rectangular en planta.

Los cimientos no rectangulares pueden asimilarse a otros similares conservando la misma superficie y el
mismo momento de inercia respecto al eje del momento resultante.

Calculadas esas dimensiones equivalentes se obtiene el valor de la presión total bruta media, definida por:

Figura 4.12 del CTE. Definición de zapata equivalente para la comprobación de estados límite últimos.
También deben determinarse, para cada situación de dimensionado, el ángulo “δ” que mide la desviación de la
resultante de las acciones con respecto a la vertical, así como sus componentes según dos direcciones
ortogonales:

tanδ = H/V

tan δB = HB/V

tan δL = HL/V

siendo

H la componente horizontal de la resultante de las acciones

HB, HL las componentes de H en dos direcciones ortogonales (habitualmente paralelas a los ejes o
direcciones principales de la cimentación)

Normalmente, el plano de cimentación será horizontal. Si ese plano tuviese una ligera inclinación, el concepto
vertical y horizontal pueden cambiarse por normal y tangencial al plano de cimentación y seguir aplicando las
reglas indicadas. Las inclinaciones superiores al 3(H): 1(V) requieren técnicas de análisis específicas que
exceden el alcance de este curso.

4.6 DETERMINACIÓN DE LA PRESIÓN DE HUNDIMIENTO

Como se ha mencionado en capítulos anteriores, recordemos que entre los estados límite últimos que hay que
verificar para las cimentaciones directas, está el del estado límite último de hundimiento.

El hundimiento se alcanzará cuando la presión actuante (total bruta) sobre el terreno bajo la cimentación
supere la resistencia característica del terreno frente a este modo de rotura, también llamada presión de
hundimiento (Rk).

En cimentaciones sobre todo tipo de suelos la presión admisible o valor de cálculo de la resistencia del terreno
Rd se puede determinar, para cada situación de dimensionado, mediante la expresión siguiente, utilizando los
métodos analíticos que se verán en los siguientes apartados para la determinación de la presión de
hundimiento:

siendo

RK el valor característico de la presión de hundimiento, (qh)

γR el coeficiente parcial de resistencia de la tabla 2.1 del CTE.


De la siguiente expresión se desprende que la presión admisible o valor de cálculo de la resistencia del terreno
(Rd) no es más que la presión de hundimiento (RK) minorada por un factor de seguridad (FS, en esta caso γR),
éste último dependiente de cada situación (definitiva, transitoria, extraordinaria, etc.) y de la normativa de cada
país.

En los siguientes apartados se identifican distintos procedimientos que pueden utilizarse para determinar el
valor de Rk en cimentaciones directas. A grandes rasgos, el orden seguido para ello es el mismo que se ha
empleado en la elaboración del documento “Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE,
redactado por el profesor F.J. Torrijo Echarri por encargo de la delegación catalana del Ilustre Colegio
Oficial de Geólogos. España. 2010”.

Este documento, además de los procedimientos especificados en el Código Técnico de la Edificación español
(CTE), procedimientos, éstos, que por otro lado, también son ampliamente utilizados en numerosos países,
también repasa otros procedimientos cuya validez ha sido contrastada con el paso de los años, muchos de los
cuales se incluyen en diversas normativas y guías existentes en la bibliografía técnica existente en materia de
geotecnia.

La determinación de la presión de hundimiento puede realizarse mediante 2 sistemas:

 Métodos analíticos: una vez obtenidos los parámetros geotécnicos característicos del terreno
(cohesión, ángulo de rozamiento interno, peso específico, etc.), se emplean las ecuaciones de la física para
relacionar estos parámetros con la geometría de la cimentación, empotramiento de la cimentación u otras
variables, obteniendo de este modo, la presión de hundimiento de forma analítica.

 Métodos empíricos: se trata de métodos simplificados mediante los cuales se verifica directamente el
estado límite último de hundimiento. Habitualmente se basan en correlaciones con ensayos in situ
practicados sobre el terreno (por ejemplo, ensayos de penetración), índices de campo (caso del RMR en
los macizos rocosos) u ensayos de laboratorio. En realidad, muchos de estos métodos lo que proporcionan
directamente es la carga admisible del terreno (caso por ejemplo del dimensionado de las cimentaciones
en roca según normas o cálculo analítico simplificado) o la presión admisible de servicio (caso del método
basado en ensayos de penetración), considerándose verificado de esta forma el estado límite último de
hundimiento.

4.6.1 Determinación de la presión de hundimiento en suelos


mediante métodos analíticos

4.6.1.1 Expresión analítica básica

Tal y como expone F.J. Torrijo Echarri (2010) en el documento “Cimentaciones: alternativas de formulación al
CTE”, la presión vertical de hundimiento de una cimentación directa en faja (indefinida en la dirección
perpendicular al ancho B de la zapata), situada a una profundidad D bajo la superficie horizontal del terreno,
viene definida por la formulación trinómica propuesta por Terzaghi (1925, 1943 y 1955):
donde:

qh: presión vertical de hundimiento o resistencia característica del terreno Rk

Nc, Nq, Nγ: factores de capacidad de carga. Son adimensionales y dependen exclusivamente del ángulo de
rozamiento interno efectivo del suelo. Se denominan respectivamente factor de cohesión, de sobrecarga y
de peso específico.

c: cohesión del terreno bajo la cimentación.

qo: presión vertical debida a la sobrecarga de tierras al nivel de la cimentación (o lo que es lo mismo,
efecto de la sobrecarga de tierras sobre el plano de apoyo).

B: ancho real del cimiento (la mayoría de técnicos usan B, aunque para ser precisos en la fórmula debería
emplearse B* en lugar de B).

B*: ancho equivalente del cimiento

γ: peso específico característico del terreno por debajo de la base del cimiento.

La expresión anterior consta de tres sumandos que se denominan respectivamente, al igual que los factores de
capacidad de carga, término de cohesión, de sobrecarga y de peso específico. Cada uno de los sumandos
representa la contribución de las citadas variables (c, q0, γ) a la resistencia.

La ecuación puede expresarse en tensiones totales o efectivas, brutas o netas.

Con respecto a los factores de capacidad de carga, existen en la bibliografía algunas expresiones o ábacos que
permiten su determinación directa, pudiendo emplear con suficiente fiabilidad las siguientes:

La ecuación básica anterior no tiene en cuenta una serie de efectos que pueden resultar de cierta relevancia en
el cómputo de la presión de hundimiento de una cimentación determinada:

a) la zapata no tiene por qué ser indefinida en una dirección,

b) la resultante de cargas puede no ser exclusivamente vertical,

c) la base de la cimentación puede encontrarse inclinada,

d) etc.

Para tener en cuenta estos aspectos, se aplican determinados coeficientes o factores de influencia a cada uno de
los términos de dicha ecuación básica, que dan lugar a la formulación generalizada propuesta por Brinch
Hansen (1970):

donde:
dc, dq, dγ:coeficientes correctores de influencia para considerar la resistencia al corte del terreno situado
por encima y alrededor de la base del cimiento. Se denominan factores de profundidad (obviamente
dependen de la profundidad del plano inferior de la zapata).

sc, sq, sγ: coeficientes correctores de influencia que dependen de la forma en planta del cimiento.

ic, iq, iγ: coeficientes correctores de influencia para considerar el efecto de la inclinación de la carga.

 Factores de corrección debidos a la influencia de la resistencia al corte del terreno situado sobre
la base de la cimentación (coeficientes d)

La ecuación trinómica de Terzaghi no considera que el terreno situado sobre la base de la zapata
tenga resistencia. Como se ha señalado, la contribución del término dependiente de (q0) proviene tan
sólo del efecto de sobrecarga.

Sin embargo, cuando la base de la cimentación se sitúa a cierta profundidad D bajo la superficie del
terreno (ver figura siguiente), es evidente que para producir el hundimiento del cimiento, la
superficie de rotura teórica deberá no sólo “levantar” el terreno situado junto a la zapata sino
también atravesarlo, movilizando su resistencia al corte.

Figura F.1.del CTE. Profundidad “D” a considerar en la determinación de la presión de hundimiento

Para tener en cuenta este efecto, que obviamente aumenta la tensión de hundimiento disponible, se
emplea un coeficiente de corrección dc, a aplicar al término de cohesión, en función de la relación
profundidad/ancho de la cimentación (ver figura siguiente en la que se recoge el coeficiente de
corrección dc a aplicar al término de cohesión):

El coeficiente de corrección (dc) representado en la gráfica viene definido por la siguiente expresión (Ministerio de Vivienda, 2006):
Donde D: espesor de terreno por encima de la base de la zapata que no va a modificar sus
características resistentes en el tiempo.

Generalmente (y así se determina también en el Código Técnico de la Edificación), los factores


correspondientes a los términos de densidad y de sobrecarga pueden considerarse la unidad (dγ=1, dq
= 1).

En la práctica, en ocasiones no se considera el coeficiente de corrección dc, por ejemplo en el caso


de construir una zapata poco profunda en un terreno arcilloso de plasticidad elevada en el que en
épocas secas pudieran desarrollarse grietas por retracción que alcanzaran la profundidad del
cimiento. En estas circunstancias la superficie de deslizamiento teórica habría de levantar las tierras
por encima de la zapata, pero no movilizar su resistencia al corte, dado que existirían ya
discontinuidades abiertas y sin resistencia. Evidentemente en un terreno granular o simplemente no
susceptible de agrietamiento por desecación, no habrá inconveniente en aplicar la corrección. Es
decir, la tensión de hundimiento será mayor si se puede garantizar que el terreno situado por encima
de las zapatas no va a estar afectado en una amplia extensión alrededor de las mismas por
desecaciones que produzcan agrietamientos, de forma que no sólo actúe como sobrecarga, sino que
colabore activamente ya que para que se produzca el hundimiento del cimiento, la superficie de
rotura deberá atravesar esta zona, movilizando su resistencia al corte.

Tampoco se deben emplear los factores de corrección anteriores para profundidades de cimentación
D bajo la superficie del terreno menores de 2 m, ni se deben considerar en cimentaciones cercanas a
taludes o cuando no se pueda garantizar la permanencia, en el tiempo, del terreno situado por
encima de la base de cimentación.

 Factores de corrección debidos a la influencia de la forma de la cimentación (coeficientes s)

En general la presión de hundimiento de una zapata circular o cuadrada resulta mayor que la de una
zapata indefinida. El efecto de la forma del cimiento se tiene en cuenta mediante los factores de
corrección que a continuación se indican (Ministerio de Vivienda, 2006):

• Término Nc:

Sc = 1,20, para zapata circular


 Factores de corrección debidos a la influencia de la inclinación de la carga sobre la
cimentación (coeficientes i)

Tomando como referencia las definiciones mostradas en la siguiente figura:

Geometría de una cimentación directa, parámetros y definiciones en la formulación generalizada. Ministerio de Fomento y CSIC
(2001)

Los coeficientes a aplicar por efecto de la existencia de componentes horizontales de cargas sobre la
zapata son (Ministerio de Vivienda, 2006):

• Término Nq:

• Término Nc:

• Término Nγ:

Donde δB, δL, son los ángulos de desviación de la carga respecto a la vertical.

Por último, cuando se pueda asegurar cierta cohesión “c” en el contacto de la cimentación con el
terreno se puede emplear un ángulo “δ” menor, dado por la expresión (Ministerio de Vivienda,
2006):

La ecuación propuesta por Brinch Hansen (1970), se puede ampliar con otros factores de influencia adicionales
para tener en cuenta la existencia de una capa rígida a escasa profundidad bajo la cimentación, la inclinación
de la base de la zapata [véase, por ejemplo, la Guía de cimentaciones en obras de carretera del Ministerio de
Fomento (2003)], etc. El procedimiento a seguir en estos casos, a menudo resueltos mediante factores de
corrección en la expresión general, puede consultarse en Brinch Hansen (1970) y Jiménez Salas et al. (1976).
Finalmente el Código Técnico de la Edificación, CTE, (Ministerio de Vivienda, 2006), para tener en cuenta la
proximidad de la cimentación a un talud, modifica la formulación anterior y propone la siguiente expresión:

donde:

tc, tq, tγ: coeficientes correctores de influencia para considerar la proximidad del cimiento a un talud.

Factores de corrección debidos a la influencia de la proximidad de un talud a la cimentación


(coeficientes t)

Cuando el terreno situado junto a la cimentación no es horizontal, sino que presenta una inclinación
descendente de ángulo β respecto a la horizontal, se emplean los siguientes factores de corrección:

• Término Nq:

Donde β es el ángulo de inclinación expresado en radianes.

En situaciones de dimensionado transitorias en condiciones sin drenaje, el efecto de la inclinación


del terreno podrá tenerse en cuenta calculando la presión de hundimiento como si la superficie del
suelo fuera horizontal, reduciéndola posteriormente en 2·β·cu.

Cuando el ángulo de inclinación del terreno sea superior a Φ’/2 debe llevarse a cabo un estudio
específico de estabilidad global.

Cuando el ángulo de inclinación del terreno sea menor o igual a 5º, se podrá tomar tc= tq= tγ=1.

Cabe señalar que los parámetros característicos de la resistencia al corte del terreno (c, Φ) deben ser
representativos, para cada situación de dimensionado, de la resistencia del terreno en una profundidad
comprendida, al menos, entre vez y vez y media el ancho real de la cimentación (B), a contar desde la base de
ésta.

A efectos prácticos, si el terreno es uniforme (de peso específico aparente aproximado γ’ = 18 kN/m3) y si la
cimentación se encuentra por encima del nivel freático, sobre terreno horizontal, se podrán tomar los valores
de la presión de hundimiento (qh) que figuran en la siguiente tabla, válidos para zapatas rectangulares de ancho
equivalente comprendido entre 1 y 3 m.
Tabla 4.3 del CTE. Presiones de hundimiento para zapatas 1≤ B* ≤3, (kN/m2)

4.6.1.2 Presión de hundimiento en condiciones sin drenaje

Es el caso teórico más simple, aplicable a suelos poco permeables (en general suelos cohesivos) saturados, en
los que las condiciones más desfavorables se suelen producir inmediatamente tras la carga, es decir, antes de
que los excesos de presión intersticial generados hayan podido disiparse.

A continuación se detalla la propuesta del CTE, no obstante este modelo es idéntico en todas las memorias y
bibliografías consideradas para suelos puramente cohesivos.

Cuando son de aplicación situaciones de dimensionado transitorias de carga sin drenaje, la presión de
hundimiento puede expresarse en términos de presiones totales, adoptando (Ø = 0, c = cu), donde cu es la
resistencia al corte sin drenaje del terreno, que ha de determinarse preferiblemente mediante ensayos triaxiales
en compresión, sin consolidar y sin drenaje. Alternativamente se pueden utilizar asimismo correlaciones
empíricas, bien establecidas y convenientemente justificadas para el caso en estudio, con otros ensayos de
laboratorio (resistencia a la compresión simple) o in situ (molinete, penetrómetro estático, SPT, etc...).

Para una carga en faja los factores de capacidad de carga adoptan los siguientes valores:

o Nq (Ø=0) = 1
o Nc (Ø=0) = 5,14
o Nγ (Ø=0) = 0

El valor de qo a considerar en el cálculo será la presión vertical total debida a la sobrecarga (de tierras u otras)
al nivel de la base de la cimentación y alrededor de ésta.

Frecuentemente la resistencia al corte sin drenaje cu aumenta con la profundidad (z) siguiendo una ley lineal
del tipo cu= co+m·z, donde co es la resistencia al corte sin drenaje en superficie. En tal caso, se puede adoptar
para la determinación de la presión de hundimiento, la resistencia al corte sin drenaje a una profundidad B/4
bajo la zapata, siendo B el ancho o dimensión menor de la misma, siempre que dicho valor no resulte superior
a 2·co (Ministerio de Vivienda, 2006).
En consecuencia, la presión de hundimiento total resulta:

donde:
γ: densidad aparente del terreno situado por encima de la base de la cimentación.
D: profundidad de la base del cimiento.
Aplicando los factores de corrección anteriores, la expresión general de la presión de hundimiento total bruta
en condiciones sin drenaje resultará:

4.6.1.3 Presión de hundimiento en condiciones drenadas


Cuando la permeabilidad del suelo es suficientemente elevada como para que el exceso de presión intersticial
generado por la aplicación de las cargas de la cimentación se disipe de forma casi simultánea con la
construcción (caso de los suelos eminentemente granulares) el cálculo de la presión de hundimiento se realiza
en tensiones efectivas.
Como en el caso anterior definido para condiciones sin drenaje, puesto que este modelo es idéntico en todas las
memorias y bibliografías consideradas, a continuación se detalla la propuesta del CTE.
Obviamente este cálculo también es aplicable a los suelos cohesivos saturados de baja permeabilidad cuando
se desee determinar la capacidad de carga una vez se haya alcanzado el equilibrio de presión intersticial y
hayan concluido los procesos de consolidación.
La expresión básica de la presión de hundimiento efectiva bruta para una carga en faja (zapata corrida
indefinida), resulta:

Donde los factores de capacidad de carga tienen el mismo significado que en los apartados anteriores y los
parámetros de resistencia al corte vienen expresados en tensiones efectivas: ángulo de rozamiento interno
efectivo (Ø= Ø’) y cohesión efectiva (c=c’).

Los factores de capacidad de carga se podrán obtener de las siguientes expresiones:

El valor de qo a considerar en el cálculo será la presión vertical efectiva debida a la


sobrecarga (de tierras u otras) al nivel de la base de la cimentación y alrededor de ésta.

Cabe diferenciar en este sentido dos tipos de suelos:

En el caso de suelos granulares no es habitual que la presión de hundimiento


constituya una limitación en el diseño, salvo cuando se trata de arenas flojas saturadas y cimentaciones
someras de pequeñas dimensiones.
Habitualmente, para el cálculo analítico, se adopta una cohesión efectiva nula, considerando únicamente
la aportación de la componente friccional. La determinación del ángulo de rozamiento interno efectivo se
puede realizar a partir de correlaciones con ensayos in situ de penetración, tanto dinámicos como
estáticos (ver figura siguiente).

Correlación entre los ensayos SPT o CPT y el ángulo de rozamiento interno efectivo en suelos granulares. Modificado de Peck et al. (1967).

En el caso de suelos cohesivos no saturados, o saturados pero en condiciones drenadas (una vez disipados
los excesos de presión intersticial originados por la carga), los valores de la cohesión y del ángulo de
rozamiento interno efectivos deben venir determinados por los resultados de ensayos triaxiales de compresión,
consolidados y con drenaje (TCCD), o consolidados y sin drenaje, con medida de presión intersticial (TCCU).
La densidad o peso específico γ’’ que debe introducirse en la formulación analítica será el que represente el
estado de presiones efectivas por debajo del cimiento:

 El peso específico aparente, γap, si el nivel freático se encuentra a una profundidad mayor que el ancho
B* bajo el plano de cimentación.
 El peso específico sumergido, γ', si el nivel freático está situado en o por encima del plano de
cimentación.
 Un peso específico intermedio, interpolado linealmente según la siguiente expresión, si el nivel
freático está comprendido entre los indicados anteriormente:

Siendo z la distancia a la que se encuentra el nivel freático por debajo de la base de la cimentación.

 Si existiera un flujo de agua ascendente, de gradiente Iv, que afectara al plano de cimentación, el peso
específico de cálculo será:

onde:
γ' = Peso específico sumergido del terreno
γw = Peso específico del agua
Iv = Gradiente vertical medio en la zona de espesor 1,5·B bajo el plano de cimentación.

Finalmente, aplicando los factores de corrección pertinentes, la expresión general de la presión de hundimiento
total en condiciones con drenaje resultará:

4.6.1.4 Tensión admisible con respecto al hundimiento obtenido mediante


métodos analíticos. Coeficientes de seguridad
Para establecer una tensión de cimentación suficientemente alejada del hundimiento se debe aplicar un factor
de minoración a la tensión de hundimiento calculada. Dicho factor, o coeficiente de seguridad, se aplicará
sobre la tensión de hundimiento neta (González de Vallejo et al., 2002).
En otras palabras, la parte a minorar será el incremento de tensión que sufre el terreno al nivel de cimentación
elegido. Por lo tanto, la tensión admisible de una cimentación directa vendrá dada por la expresión:

Hay que tener en cuenta tres puntos importantes:

 En el cálculo sin drenaje se emplearán tensiones totales (brutas o netas) para expresar la tensión
admisible.
 En cálculos con drenaje se emplearán tensiones efectivas.
 Los coeficientes de seguridad a aplicar generalmente presentan un valor de 3 (FS=3), tal y como
propone el CTE.

4.6.2 Determinación de las presiones admisibles frente al hundimiento en


suelos granulares en función de ensayos in situ mediante métodos empíricos.
Tal y como menciona F.J. Torrijo Echarri , 2010, en el caso de suelos granulares, la utilización de las fórmulas
generales polinómicas para la determinación de la presión de hundimiento, suele dar valores muy elevados sin
que quede asegurado que los asientos sean admisibles para las presiones de trabajo así obtenidas, por lo que se
suelen fijar dichas presiones por criterios de limitación de asientos, a partir del empleo de correlaciones
empíricas más o menos directas obtenidas con el ensayo de penetración SPT, o con otro tipo de ensayos in situ.
4.6.2.1 Método simplificado para la determinación de la presión vertical admisible de servicio
en suelos granulares, en función del SPT, según el modelo clásico
En la bibliografía técnica disponible en materia de geotecnia, se proponen correlaciones muy variables entre el
índice NSPT del ensayo de penetración estándar (SPT) y la presión vertical de cimentación, , todas ellas
aceptadas en su momento, de entre las cuales cabe destacar las expresiones propuestas por Terzaghi y Peck
(1948) por ser de las más antiguas, aunque se haya comprobado que en la mayoría de casos resultan ser muy
consetvadoras:
a) Para B < 1,2 m:
b) Para B ≥ 1,2 m:

Siendo
qad: Presión admisible en kg/cm2
S: Asiento tolerable en pulgadas
B: Ancho de la cimentación, en cm
N: Número de golpes medio del ensayo SPT en la zona de influencia de la cimentación

4.6.2.2 Método simplificado para la determinación de la presión vertical


admisible de servicio en suelos granulares, en función del SPT, según el Código
Técnico de la Edificación
Según el CTE, en suelos granulares la presión vertical admisible de servicio suele encontrarse limitada por
condiciones de asiento, más que por hundimiento. Dada la dificultad en el muestreo de estos suelos, un método
tradicional para el diseño de cimentaciones consiste en el empleo de correlaciones empíricas más o menos
directas con ensayos de penetración, o con otro tipo de ensayos in situ a su vez correlacionables con el mismo
(ver apartado 4.4.1 Estados límite últimos).
El Método propuesto en el Código Técnico de la Edificación (Ministerio de Vivienda, 2006) no es más que
una adaptación del método propuesto por Meyerhof (1956), que a su vez se basaba en las correlaciones
clásicas desarrolladas por Terzaghi y Peck (1948).
En tal sentido, el CTE especifica que cuando la superficie del terreno sea marcadamente horizontal (pendiente
inferior al 10%), la inclinación con la vertical de la resultante de las acciones sea menor del 10% y se admita la
producción de asientos de hasta 25 mm, la presión vertical admisible de servicio podrá evaluarse mediante las
siguientes expresiones basadas en el golpeo NSPT obtenido en el ensayo SPT.
a) Para B* < 1,2 m:

b) Para B* ≥ 1,2 m

Siendo
St el asiento total admisible, en mm.
NSPT el valor medio de los resultados, obtenidos en una zona de influencia de la cimentación
comprendida entre un plano situado a una distancia 0,5B* por encima de su base y otro situado a una
distancia mínima 2B* por debajo de la misma;
D la profundidad de cimentación, nunca mayor que el doble del ancho equivalente de cimentación B*.
Condicionantes relativos a la correcta aplicación de las expresiones anteriores:

 El valor del siguiente término a introducir en las ecuaciones debe ser menor o igual a 1,3.

 Si existe nivel freático a la altura de apoyo de la cimentación o por encima, para poder aplicar las
formulas anteriores debe garantizarse mediante un adecuado proceso constructivo que las características
mecánicas del terreno de cimentación no se alteran respecto a los valores determinados en el
reconocimiento geotécnico.
 Las formulas anteriores se considerarán aplicables para cimentaciones superficiales de hasta 5 m de
ancho real (B). Para anchuras superiores a 5 m deben siempre comprobarse los asientos.
 Las fórmulas anteriores se consideran aplicables cuando las acciones son fundamentalmente
verticales. Si existen cargas horizontales que inclinen la resultante más del 10%, la tensión admisible debe
reducirse multiplicándola por el factor (1,1–tgδ)3, siendo “δ” el ángulo que mide la desviación de la
resultante respecto a la normal al plano de apoyo.
 Será necesaria en todo caso la comprobación de que no se producen asientos excesivos debidos a la
presencia de cargas próximas y suelos menos firmes situados a mayor profundidad que 2B* desde la base
de la cimentación.
 Si existiera flujo de agua en el entorno de la cimentación superficial se requerirá un estudio específico
de la solución a adoptar. Las expresiones anteriores están pensadas para situaciones en las que el nivel
freático está próximo o por encima del plano de cimentación y en reposo o con gradientes pequeños. Si,
por algún motivo, existiera un flujo de agua ascendente en el entorno de las cimentaciones superficiales
con gradiente Iv, los valores de la presión vertical admisible se multiplicaran por el factor de reducción:

pvad (corregida por el flujo ascendente) = β·pvad


donde:
pvad = presión vertical admissible

γ' = Peso específico sumergido del terreno


γw = Peso específico del agua
Si, al contrario, se prevé, en la situación de proyecto correspondiente, que el nivel freático estará siempre
más profundo que el plano de cimentación, entonces la presión admisible podrá corregirse de acuerdo con
la expresión siguiente:
pvad (corregida por la prof. N.F.) = λ·pvad
donde:
pvad = presión vertical admisible
h= profundidad del nivel freático bajo el plano de cimentación.

 Cuando se realicen ensayos de penetración estáticos o dinámicos continuos se podrá aplicar el método
descrito anteriormente siempre y cuando se utilicen correlaciones bien establecidas con el resultado
NSPT del ensayo SPT.
 Las correlaciones suelen mostrar un marcado carácter local y deben justificarse convenientemente,
como puede ser mediante la realización de penetrómetros continuos situados a corta distancia de sondeos
en los que se cuente con pruebas SPT.
 Excepto para aquellos casos en los que sea preceptiva la realización de sondeos mecánicos, se podrá
llevar a cabo la estimación de las presiones verticales admisibles de cimentación a partir de la ejecución
exclusiva de penetrómetros continuos siempre que concurran las siguientes circunstancias:


o cuando exista una correlación de suficiente nivel de confianza entre la resistencia a la
penetración del ensayo realizado y las propiedades mecánicas del terreno, establecidas por el
reconocimiento específico o preliminar efectuado para el edificio en estudio o los reconocimientos
efectuados en las edificaciones próximas;
o cuando la correlación entre la resistencia a la penetración y las propiedades mecánicas del
terreno provenga de estudios e investigaciones efectuadas en la zona en terrenos análogos a los
encontrados en el área de edificación;
o cuando exista en la localidad del emplazamiento de la edificación una tradición firmemente
establecida entre el ensayo de penetración continua empleado y la presión vertical admisible, y
siempre que la nueva edificación tenga un número de plantas similar, su nivel de cimentación no
profundice respecto a los contiguos más de 1,50 m, y la modulación de la superestructura y las cargas
por apoyo sean similares.

 Cuando el asiento admisible de cualquier elemento de cimentación sea inferior a 25 mm, el análisis de
asientos debe llevarse a cabo de acuerdo con la siguiente expresión propuesta por Burland y Burbidge,
basada directamente en los resultados obtenidos en el ensayo SPT o deducidos de ensayos de penetración
a través de correlaciones debidamente contrastadas:

siendo
Si el asiento medio al final de la construcción, en mm.
q’b la presión efectiva bruta aplicada en la base de cimentación (en kN/m2).
B el ancho de la zapata o losa (en m).
Ic el índice de compresibilidad, definido más abajo en función del valor medio de golpeo NSPT del
ensayo SPT en una zona de influencia (ZI) bajo la zapata o losa, cuya profundidad viene
determinada en función del ancho de la cimentación, tal y como se indica en la siguiente figura.
Figura F.4 del CTE. Zona de influencia ZI en función del ancho (B) de la cimentación.

fs un coeficiente dependiente de las dimensiones de la cimentación directa, supuesta ésta rectangular. Su


valor viene dado por:

donde
L es el largo de la zapata o losa (en m)
fl es un factor de corrección que permite considerar la existencia de una capa rígida por debajo de la zapata
a una profundidad Hs, (Hs < ZI), donde ZI es la profundidad de influencia bajo la zapata, dentro de la cual se
produce el 75% del asiento, definida en la figura anterior, su valor viene dado por:

Cuando el terreno se encuentre sobreconsolidado o cuando la cimentación se sitúe en el fondo de una


excavación cuya máxima presión efectiva vertical en el fondo haya sido (σ’vo), el valor de (q’b) a introducir en
la ecuación del asiento será:

El índice de compresibilidad se podrá obtener de la expresión:


siendo
Nmed la media aritmética de los golpeos NSPT a lo largo de la zona de influencia ZI.

Como reglas complementarias se deben observar las siguientes:


a) el método no se considera aplicable para valores NSPT < 7 debiéndose en dicho caso realizar un estudio
especializado no contemplado en este DB;
b) el golpeo NSPT no se corrige por el efecto de la profundidad;
c) en el caso de que el terreno esté compuesto por arenas finas y arenas limosas bajo el nivel freático, se
puede emplear la corrección de Terzaghi para NSPT > 15:
NSPT (corregido) = 15 + 0,5(NSPT (medido) − 15)

 A efectos prácticos se podrán tomar los valores de la presión vertical admisible (qadm) que figuran en la
siguiente tabla, calculadas para valores de NSPT = 10. Para valores de NSPT > 10, la presión admisible varía
proporcionalmente.

Tabla 4.4 del CTE. Presiones admisibles en suelos granulares para N=10, (kN/m2). (St es el asiento total)

4.6.2.3 Método simplificado para la determinación de la presión vertical


admisible de servicio en suelos granulares, en función del SPT, según la Guía de
Cimentaciones en Obras de Carretera
Según se indica en la citada Guía, el reconocimiento de terrenos formados exclusivamente por arenas limpias,
sin cohesión alguna, es difícil pues, salvo que se utilicen técnicas muy específicas, no es posible tomar
muestras inalteradas que puedan ensayarse en laboratorio. En estas situaciones es posible realizar
investigaciones sencillas que permitan deducir el ángulo de rozamiento de las arenas en cuestión y después
realizar los cálculos de comprobación pertinentes mediante el método analítico descrito en apartados
anteriores. La guía considera este procedimiento como inexcusable en cimentaciones de gran importancia.
En cambio, para obras convencionales se considera aceptable comprobar la seguridad frente al hundimiento de
acuerdo con el procedimiento que se describe a continuación.
Salvo circunstancias especiales, el límite de la presión que puede aplicarse sobre formaciones arenosas está
limitado por razones de asiento. La experiencia acumulada durante casi medio siglo desde que Meyerhof
propusiera la primera correlación entre la presión de servicio que puede admitirse y el índice N del ensayo
SPT, para limitar a un valor moderado los asientos posteriores, hace recomendable la utilización de la
expresión siguiente:
Donde:
N60 = Valor de cálculo del índice N del ensayo SPT, determinado como se indica en el apartado
desarrollado a tales efectos.
fB = Factor de corrección adimensional que tiene en cuenta el ancho de la cimentación. Se utilizará el
valor siguiente:

fD = Factor de corrección adimensional que tiene en cuenta la profundidad de cimentación, D. Se evaluará


mediante la expresión siguiente:

fL = Factor de corrección adimensional que tiene en cuenta la forma de la cimentación. Su valor de cálculo es:

fl, fW = Factores adimensionales para considerar el efecto del agua que pudiera existir bajo la cimentación.
Las dimensiones D, B* y L* ya han quedado definidas en apartados anteriores

Valor del índice N60 del ensayo SPT a utilizar en el cálculo


El valor del índice N que debe usarse para entrar en la formulación anterior debe obtenerse después de
considerar los siguientes aspectos:

 Los índices N que se obtienen directamente del ensayo SPT deben corregirse de manera que queden
normalizados a una presión efectiva de referencia, común e igual a 100 kPa.

Para ello puede utilizarse la expresión siguiente:


Ncorregido = f· N
Donde f es el factor de corrección que se obtiene de la siguiente tabla.

Factor de corrección del índice N del ensayo SPT por el efecto de la sobrecarga efectiva de las tierras
Para valores intermedios de la presión vertical efectiva se puede interpolar linealmente entre los datos
indicados en la tabla.
En cualquier caso, el valor del índice N del SPT que se utilice en las expresiones anteriores, después de
corregido, no debe ser nunca superior a 50

 Únicamente cuando existan datos relativos al porcentaje de la energía total del golpeo que se transmite
al tomamuestras, se realizará una segunda modificación, para obtener N60, mediante la expresión siguiente:

Donde:
η = Porcentaje de la energía total del golpeo que se transmite al tomamuestras (rendimiento).

 El valor del índice N60 debe promediarse en una profundidad igual a 1,5 B* bajo el plano de apoyo de
la cimentación, para obtener:

N60 = Valor medio de N60 en la zona de espesor 1,5 B* bajo el plano de cimentación.
Corrección por efecto del posible movimiento del agua
Las fórmulas anteriores son aplicables para el caso particular de existencia de un nivel freático próximo al
plano de apoyo, en situación hidrostática.
Cuando sea esperable una situación no hidrostática y pueda existir un flujo de agua ascendente, la presión
admisible será menor que la indicada y puede obtenerse mediante el uso del factor de reducción siguiente:

Donde:
fI Factor de corrección por efecto del flujo ascendente del agua.
Iv Gradiente vertical del flujo del agua.
γ′ Peso específico sumergido del suelo.
γw Peso específico del agua.

Cuando el flujo de agua sea descendente, no será necesario tenerlo en cuenta en este método de cálculo. En
todo caso, cuando el gradiente sea superior a 0,2 (Iv > 0,2), este procedimiento de cálculo no es aplicable y será
necesario utilizar un método de verificación específico cuya descripción se sale del ámbito de este curso.
Corrección para cimentaciones en arenas no saturadas
Las cargas admisibles de cimentaciones apoyadas sobre arenas no saturadas pueden calcularse mediante el uso
del factor de ampliación siguiente:
Donde:
fw Factor de corrección para condiciones de cimentación en arenas no saturadas.
hw Profundidad mínima del nivel freático bajo el plano de cimentación durante la situación de
proyecto considerada.
B* Ancho equivalente de la cimentación.
Limitaciones del procedimiento
Una cimentación superficial sobre arenas queda comprobada frente a los modos de fallo de hundimiento,
deslizamiento, vuelco y asientos cuando la presión de servicio de la misma no sobrepase el valor de la presión
admisible calculada tal y como se refiere en este apartado (con las especificaciones introducidas por los
subapartados pertinentes). Es decir, cuando:

El procedimiento de referencia, está sometido, no obstante, a las siguientes limitaciones:

 Terreno plano, horizontal o con pendiente inferior al 10%.


 La inclinación de la acción es inferior al 10% (tg δ < 0,10).
 El agua del terreno se encuentra en régimen hidrostático, o se mueve con gradientes moderados.
 En toda la zona de afección de la cimentación y al menos hasta una profundidad mayor que 1,5 B*
existen arenas limpias. Además, a profundidades mayores no existen terrenos cohesivos blandos que
puedan provocar asientos importantes.
 La estructura para la que se proyecta la cimentación no es especialmente sensible a los asientos y
puede soportar asientos de 2,5 cm, después de su construcción, sin merma de su seguridad o fiabilidad.
 El área de apoyo debe ser inferior a 100 m2, de otra forma sería necesario un cálculo específico de los
asientos.

En todo caso se recomienda, no obstante, la determinación adicional del valor del ángulo de rozamiento
interno, Ø, que corresponde al depósito arenoso así como seguir el procedimiento que se define para el cálculo
analítico de la presión de hundimiento, para comprobar la seguridad frente al hundimiento, y para la
estimación de asientos mediante el método elástico u en su caso edométrico, para comprobar que los
movimientos esperados de la cimentación son admisibles.
4.6.2.4 Determinación de las presiones admisibles de servicio en suelos granulares, en función
de ensayos de penetración estáticos o dinámicos continuos, según el Código Técnico de la
Edificación
Tal y como indica el profesor F.J. Torrijo Echarri, en el documento Cimentaciones: alternativas de formulación
al CTE. Redactado por por encargo del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (Delegación de Catalunya).
España. 2010; según el CTE, cuando se realicen ensayos de penetración dinámicos continuos (Borro’s, DPSH,
etc...), o estáticos, se pueden emplear correlaciones bien establecidas y justificadas con el golpeo N del ensayo
SPT, como las de las tablas expuestas en apartados anteriores, en cuyo caso será de aplicación el método antes
descrito para tales fines.
De todos modos, las correlaciones deberán de contrastarse y justificarse convenientemente (por ejemplo,
mediante la realización de penetrómetros continuos situados a corta distancia de sondeos en los que se cuente
con pruebas SPT).
No obstante, se permite llevar a cabo la estimación de las tensiones verticales admisibles de cimentación a
partir de la ejecución exclusiva de penetrómetros continuos en las siguientes circunstancias (Ministerio de
Vivienda, 2006):

 Cuando exista una correlación de adecuado nivel de confianza entre la resistencia a la penetración del
ensayo realizado y las propiedades mecánicas del terreno, establecidas por:
o El reconocimiento específico o preliminar efectuado para el edificio en estudio.
o Los reconocimientos efectuados en las edificaciones próximas.
o Estudios e investigaciones efectuadas en la zona en terrenos análogos a los encontrados en el
área de edificación.
 Cuando exista en la localidad del emplazamiento de la edificación una tradición firmemente
establecida entre el ensayo de penetración continua empleado y la tensión vertical admisible, y siempre
que la nueva edificación cumpla los siguientes requisitos respecto a las que han servido de base a la
experiencia local:
o Que tenga un número de plantas similar.
o Que el nivel de cimentación no profundice respecto a los contiguos más de 1,50 m.
o Que la modulación de la superestructura y las cargas por apoyo sean similares.

4.6.3 Método simplificado para la determinación de la presión vertical


admisible frente al hundimiento en suelos granulares y cohesivos en función
de Ensayos de Penetración Estática, según la Guía de Cimentaciones en
Obras de Carretera
Según se indica en la Guía, los ensayos penetrométricos estáticos realizados en suelos granulares, permiten
obtener un valor de la resistencia por punta qc, que puede correlacionarse con el valor del índice N del ensayo
SPT. Para suelos granulares y a falta de experiencias locales contrastadas, se puede suponer:

N = 2,5·qc expresando qc en MPa


Esta correlación puede usarse para establecer la carga admisible en cimentaciones superficiales en arenas
siguiendo el método del SPT indicado en apartados anteriores.
Por otro lado, en suelos cohesivos, es posible obtener, del registro del valor de qc en los ensayos
penetrométricos estáticos, el valor de la resistencia al corte sin drenaje:

Cuando exista una correlación local bien establecida para conocer el factor NK, o cuando se investigue
expresamente para el proyecto en cuestión, esta correlación permitirá estimar el valor de su y, partiendo de él,
calcular la carga de hundimiento a corto plazo mediante las fórmulas analíticas indicadas también en apartados
precedentes.
En general, la carga de hundimiento puede estimarse a partir de los resultados de ensayos de penetración
estática mediante la siguiente relación:
Pvh = p0 + Kc·qc
Donde:
pvh = Presión vertical efectiva que provoca el hundimiento.
po = Presión vertical efectiva en el entorno de la cimentación, a la cota del plano de apoyo.
qc Resistencia por la punta del ensayo de penetración. Valor medio correspondiente a la zona de
espesor 1,5 B* bajo la cimentación.
Kc Parámetro adimensional calculado como se indica a continuación.
El parámetro Kc depende del tipo de terreno, de su consistencia, de la profundidad de cimentación y de su
forma. Puede estimarse mediante la expresión siguiente:

Los valores de Kc1 y Kc2 que se deben utilizar son los que se indican en la tabla siguiente:
Las dimensiones D*, B* y el parámetro adimensional s, tienen el mismo significado que se indica en apartados
anteriores. También es aplicable aquí el comentario vertido en apartados precedentes relativo al efecto de la
inclinación de la carga y al nivel de seguridad exigible con este método de cálculo

Valores de kc1 y kc2

4.6.4. Método para la determinación de la presión vertical de hundimiento en


suelos granulares y cohesivos en función de Ensayos Presiométricos, según la
Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera
Según la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera, la presión límite obtenida en los ensayos
presiométricos, pl, permite estimar la componente vertical de la presión de hundimiento de las cimentaciones
superficiales, pvh. La relación que existe entre ambas variables es la siguiente:
Pvh = p0 + K · (pl – p0 ·K0)
Donde:
po Presión efectiva vertical al nivel de cimentación en el entorno del apoyo (antes de cargar).
Ko Coeficiente de empuje al reposo. Valor usual Ko = 0,5.
K Coeficiente de proporcionalidad que depende de la geometría del cimiento y del tipo de
terreno.
La presión pl debe ser el valor promedio obtenido en la zona de profundidad 1,5 B* bajo la cimentación.
La expresión general que permite estimar el coeficiente adimensional K, es del siguiente tipo:

El valor de K1 debe ser el siguiente:


K1 = 0,8 Suelos cohesivos.
K1 = 1,0 Suelos granulares y rocas blandas.

El valor de K2 debe tomarse de la siguiente tabla:

Tabla de valores de K2

El valor de D* está relacionado con la profundidad de cimentación D y se obtiene mediante la siguiente


expresión:
D* = η·D
Donde η es un factor de reducción que se obtiene al comparar los valores de pl obtenidos en ensayos
presiométricos superficiales, realizados por encima del plano de cimentación, con el valor de pl que representa
el terreno bajo la cimentación. Es decir:

Si el dato pl recubrimiento no fuera conocido, deberá hacerse una estimación prudente del valor de η.
El ancho equivalente de cimentación B*, y la longitud equivalente de la misma L*, tienen el significado
indicado en los apartados precedentes.
El número adimensional s representa la influencia de la forma de la cimentación. Para cimentaciones circulares
o cuadradas puede suponerse igual a la unidad. Para formas alargadas, el valor correspondiente será:

Donde:
B* Anchura equivalente (dimensión menor en planta).
L* Longitud equivalente (dimensión mayor en planta).
Para tener en cuenta el efecto desfavorable de la inclinación de la carga, siempre que ésta sea superior al 10%,
(tgδ ≥ 0,10), el valor de pvh obtenido según se ha indicado con anterioridad se multiplicará por el factor:

i = (1,1 − tgδ )3
Donde:
δ Ángulo que mide la desviación de la resultante respecto a la normal al plano de apoyo (véase
figura siguiente).

La condición de hundimiento se considerará satisfecha cuando el coeficiente de seguridad, definido mediante


la expresión que se indica a continuación, supere el valor especificado para cada caso en la tabla siguiente:

Donde:
pvh Presión vertical de hundimiento, calculada según se indica en este apartado.
pv Presión transmitida al terreno por el cimiento.

(*) Como valor del coeficiente de seguridad para la combinación de acciones casi permanente, en situaciones
transitorias y de corto plazo, podrá adoptarse el coeficiente de seguridad F2.
Aun así, cabe señalar que al movernos en el ámbito de la edificación, deben tomarse los coeficientes de
seguridad indicados en el CTE.
Hundimiento: coeficientes de seguridad mínimos para cimentaciones superficiales

4.6.5 Presiones verticales admisibles frente al hundimiento para


cimentaciones en roca
4.6.5.1 Presiones verticales admisibles frente al hundimiento para cimentaciones
en roca según el CTE
4.6.5.1.1 Dimensionado según normas
En los casos de edificaciones sencillas con cargas de trabajo no muy elevadas, una primera aproximación en la
determinación de las presiones admisibles frente al hundimiento y asientos puede llevarse a cabo siguiendo
normas de uso habitual, en los que se fijan mediante reglas sencillas las cargas admisibles que, en la realidad,
se han seleccionado con gran prudencia y se encuentran muy alejadas de las condiciones de hundimiento. A
estos efectos se pueden utilizar los valores indicados en la siguiente tabla:

Los valores indicados serán aplicables para estratificación o foliación subhorizontal. Los macizos rocosos
(1)

con discontinuidades inclinadas, especialmente en las cercanías de taludes, deben ser objeto de análisis
especial.
(2)
Se admiten pequeñas discontinuidades con espaciamiento superior a 1 m.
(3)
Estos casos deben ser investigados “in situ”
Estas rocas son susceptibles de hinchar por efecto de la relajación de tensiones asociada a las excavaciones.
(4)

También son susceptibles de reblandecerse por efecto de su exposición al agua.

4.6.5.1.2 Cálculo analítico simplificado


4.6.5.1.2.1 Rocas de muy baja resistencia o fuertemente diaclasadas, o que estén bastante o muy
meteorizadas
En casos de rocas de muy baja resistencia a la compresión simple (qu<2,5 MPa; ver tablas que se adjuntan a
continuación) o fuertemente diaclasadas (RQD<25; ver tablas siguientes), o que estén bastante o muy
meteorizadas (ver tabla adjunta, grado de meteorización mayor que IV), se puede considerar la roca como si se
tratase de un suelo y recurrir a los procedimientos de verificación correspondientes mencionados
anteriormente.

Tabla D.9 del CTE. Clasificación de la roca matriz

Alternativamente, para obtener una indicación rápida de la resistencia a la compresión simple, se recomienda
(1)

la utilización del Martillo Schmidt (Esclerómetro de mano).

Tabla D.16 del CTE. Clasificación por el R.Q.D.

Tabla D.5 del CTE. Grado de meteorización de las rocas (ISRM, Sociedad Internacional de Mecánica de
Rocas)
4.6.5.1.2.2 Rocas más duras, menos diaclasadas y menos alteradas
Mientras que para rocas más duras, menos diaclasadas y menos alteradas que lo indicado anteriormente, y
cuando se cumplen las siguientes condiciones:
a) la superficie de la roca es esencialmente horizontal sin problemas de inestabilidad lateral;
b) la carga no tiene componente tangencial, o ésta es inferior al 10% de la carga normal;
c) en rocas sedimentarias los estratos deben ser horizontales o subhorizontales.
Se podrá determinar la presión admisible de servicio qd mediante la siguiente expresión (considerando un
factor de seguridad de 3):

qd = Ksp·qu
siendo:
qu la resistencia a la compresión simple de la roca sana

s espaciamiento de las discontinuidades; s > 300 mm


B anchura del cimiento en m; 0,05 < s/B < 2
a apertura de las discontinuidades; a< 5 mm en junta limpia, a< 25 mm en junta rellena con suelo
o con fragmentos de roca alterada; siendo 0 < a/s < 0,02
A efectos de verificación del estado límite último de hundimiento el valor de qd determinado a través de la
expresión anterior, puede considerarse que lleva incorporado un coeficiente de seguridad γR =3.
Para la comprobación del asiento se podrá recurrir al empleo de formulaciones elásticas. Los módulos de
deformación a emplear habrán de ser representativos del macizo.
De forma orientativa, para rocas con índice RMR < 50 se podrá emplear la siguiente expresión:

siendo
α = 0,1 para qu = 1 MPa;
α = 0,2 para qu = 4 MPa;
α = 0,3 para qu = 10 MPa;
α = 0,7 para qu = 50 MPa;
α = 1,0 para qu > 100 MPa.
4.6.5.2 Presiones verticales admisibles para cimentaciones en roca según la Guía de
Cimentaciones en Obras de Carretera
Tal y como se menciona en la guía, existen muchas cimentaciones directas sobre roca en las obras. El estudio
de la seguridad frente al hundimiento mediante fórmulas analíticas es complicado, pues no existen modelos de
comportamiento en rotura sobre los que se tenga experiencia práctica suficiente.
En casos de rocas muy débiles (qu < 1 MPa) o que estén fuertemente diaclasadas (RQD < 10%) o que estén
bastante o muy meteorizadas (grado de meteorización igual o mayor que IV), se recomienda considerar la roca
como si se tratase de un suelo y recurrir a los procedimientos de verificación correspondientes indicados en
otros apartados de este tema. Preferiblemente deberá utilizarse el método analítico, para cuya aplicación es
necesario determinar los parámetros de resistencia de la roca alterada en ensayos de laboratorio (ensayos de
corte directo o triaxiales).
En caso de rocas menos débiles, menos diaclasadas y menos alteradas que lo indicado en el párrafo precedente,
se puede determinar una presión admisible a partir de los datos siguientes:

 Resistencia a compresión simple de la roca sana, qu.


 Tipo de roca.
 Grado de alteración medio.
 Valor del RQD y separaciones de las litoclasas.

Estos parámetros deben ser los representativos del comportamiento del volumen de roca situado bajo la
cimentación hasta una profundidad de 1,5 B*, medida desde su plano de apoyo.
La presión admisible puede estimarse mediante la siguiente expresión:

Donde:
pv adm Presión admisible.
p0 Presión de referencia. Deberá tomarse un valor de 1 MPa.
qu Resistencia a compresión simple de la roca sana.
α1, α2, α3 Parámetros adimensionales que dependen del tipo de roca, de su grado de alteración y del
espaciamiento de las litoclasas, según se indica a continuación.
Influencia del tipo de roca
A igualdad de grado de alteración y de espaciamiento del diaclasado, existen rocas cuya estructura es más
proclive a contener planos de debilidad no detectados en los sondeos ni en los ensayos de compresión simple,
que a veces se realizan con muestras de pequeño tamaño.
Atendiendo a este aspecto, las rocas pueden clasificarse en varios grupos, partiendo de un primer grupo en el
que no se temen fisuras o grietas no detectables por los reconocimientos y terminando en un cuarto grupo en el
que el tipo de formación rocosa es proclive a contener otros planos de debilidad aparte de los detectables con
los trabajos de censo de litoclasas o con los ensayos de compresión simple realizados en laboratorio a pequeña
escala.
El parámetro α1 puede determinarse en laboratorio ensayando muestras a tracción (o tracción indirecta) para
medir la relación que existe entre la resistencia a tracción simple qt y la resistencia a compresión simple qu. El
valor del parámetro α1 será:
A falta de información específica respecto a este parámetro se puede utilizar el valor que se obtenga de la
siguiente tabla:

Valores de α1 según el tipo de roca

En todo caso se recomienda que cuando aparezcan varios tipos de roca en un mismo apoyo, o existan dudas en
esta clasificación y salvo información específica en otro sentido, se tome como valor de cálculo α1 = 0,4.
Influencia del grado de meteorización
El grado de meteorización de la roca debe medirse de acuerdo con la ESCALA DE METEORIZACIÓN DE
LA ROCA (ISRM) expuesta en capítulos anteriores.
Para caracterizar el grado de meteorización correspondiente a la roca que existe en el entorno de la
cimentación, se usará el mayor grado de alteración que pudiera existir hasta alcanzar una profundidad igual a
1,5 B*, medida bajo el plano de apoyo.
Los valores que se recomiendan para establecer el valor del parámetro α2 son los siguientes:

 Grado de meteorización I (Roca sana o fresca): α2 = 1,0


 Grado de meteorización II (Roca ligeramente meteorizada): α2 = 0,7
 Grado de meteorización III (Roca moderadamente meteorizada): α2 = 0,5
 Cuando el grado de meteorización sea igual o superior al IV, deberá estarse a lo especificado al
respecto en las expresiones desarrolladas para el cálculo como en suelos.

Influencia del espaciamiento entre litoclasas


La separación entre litoclasas debe caracterizarse de dos formas diferentes:

 Mediante censo de litoclasas en afloramientos próximos a la zona de cimentación.


 Midiendo el valor del RQD en los sondeos mecánicos.
En todo caso, la zona de referencia será el volumen de roca situado bajo la cimentación hasta una profundidad
igual a 1,5 B*.
Partiendo de estos datos, se calculará α3 como el mínimo de entre los dos valores siguientes:

Donde:
s Espaciamiento entre las litoclasas expresado en m. Se utilizará el correspondiente a la familia
de diaclasas que conduzca a un valor menor.
1m Valor que se utiliza para hacer adimensional la expresión correspondiente.
RQD Valor del parámetro «Rock Quality Designation», expresado en tanto por ciento.

Determinación de la resistencia a compresión simple de la roca sana


Para determinar el valor de qu, a utilizar en el contexto de estos cálculos, se utilizarán probetas de roca sana y
se ensayarán según UNE 22950-1, una vez eliminadas las zonas de posible alteración.
Se procurará además que las probetas no tengan grietas o fisuras apreciables a simple vista.
Alternativamente se podrán utilizar otros ensayos, para obtener el valor de la resistencia a compresión,
mediante correlaciones debidamente contrastadas.
Realizada una serie de ensayos, se debe elegir, como valor de cálculo de la resistencia, aquel que represente de
forma razonablemente conservadora el valor medio estimado para la zona de afección. Habitualmente puede
pensarse en aquel valor de la resistencia que represente la media indicada con una confianza razonablemente
alta, por ejemplo un 95%.
Limitaciones del procedimiento
Una cimentación sobre roca queda comprobada frente a los modos de fallo de hundimiento, deslizamiento,
vuelco y movimientos excesivos cuando la presión de servicio de la misma, no sobrepase el valor de la presión
admisible calculada como se refiere en este apartado (con las especificaciones introducidas por los
subapartados pertinentes). Es decir, cuando:

El procedimiento de referencia está sometido, no obstante, a las siguientes limitaciones:

 La cimentación queda establecida en un terreno cuya pendiente no supera el 10%.


 La inclinación de las acciones no supera el 10%, (tgδ < 0,10). Si la inclinación de las acciones es
mayor, la presión admisible debe reducirse multiplicando por el factor i = (1,1 – tgδ)3 y, además, realizar
cálculos de comprobación de la estabilidad al deslizamiento y al vuelco, cuya seguridad no quedaría
garantizada con las comprobaciones precedentes.
 No existe un flujo de agua con gradiente importante (I ≤ 0,2) en ninguna dirección.
 El área de apoyo es menor que 100 m2. En caso de ser mayor será necesario realizar cálculos
específicos del movimiento de la cimentación según se indica en los apartados relativos al cálculo de
asientos.
 En cualquier caso, la presión de servicio de una cimentación superficial en roca no superará el valor
de 5 MPa, salvo justificación expresa realizada por algún procedimiento alternativo.

En caso de incumplimiento de alguno o varios de los requisitos inmediatamente referidos, deberán realizarse
cálculos específicos para comprobar la seguridad de la cimentación. La descripción de tales cálculos se
encuentra fuera del alcance de este curso.

4.6.5.3 Presiones verticales admisibles para cimentaciones en roca en base a


criterios de rotura no lineales
Según se indica en el documento Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE. Redactado por el
profesor F.J. Torrijo Echarri, análogamente a la fórmula analítica utilizada en suelos, se puede utilizar el
método propuesto por Serrano y Olalla (1994 a y b; 1996 a y b y 1998; 2001), para determinar la carga de
hundimiento de macizos rocoso, homogéneos e isótropos (es decir rocas intactas, o macizos fracturados por
tres o más familias de discontinuidades), con comportamiento no lineal, definido mediante el criterio de Hoeck
y Brown (1980).
La expresión para obtener la carga de hundimiento es

donde:

Siendo m, s y mi los parámetros del criterio de Hoek y Brown (Hoek y Brown, 1988) y σci el valor de la
resistencia a compresión simple de la matriz rocosa.
Por su parte, el coeficiente Nβ es una generalización de los parámetros Nc y Nq de Prandtl (1920), siendo
función de la inclinación del terreno, de la inclinación de las cargas y de la sobrecarga externa normalizada
actuando alrededor de la zapata (σ*01):

Las condiciones en el contorno exterior de la cimentación para un empotramiento H (siendo γ la densidad del
terreno de empotramiento) son:

y la tensión normalizada vale:

En la siguiente figura se muestran los valores más comunes para Nβ. Para situaciones más complejas
aconsejamos consultar el texto de Serrano y Olalla (1998).
Valores del coeficiente de carga de hundimiento Nβ en función de la carga exterior normalizada y del ángulo de
inclinación de las cargas (superficie del terreno horizontal α=0º). Tomado de Serrano y Olalla (1996b).

Propuesta de coeficientes de seguridad parcial Fp, para una probabilidad de rotura inferior a 10-4. Tomado de
Serrano y Olalla (1996b).
Así, una vez obtenida la carga de hundimiento, es necesario establecer la carga admisible, dividiendo la carga
de hundimiento (qh) por un coeficiente de seguridad global (F), que puede expresarse como el producto de dos
factores:

F=Fp·Fm
donde el factor Fp considera las variaciones estadísticas de los parámetros de la roca y su magnitud está
también vinculada a la probabilidad de rotura del cimiento (ver figura anterior). Por su parte, el factor Fm cubre
la posibilidad de que la rotura por fragilidad, de una parte o de la totalidad del cimiento, no se ajuste al modelo
de Hoek y Brown, y toma los siguientes valores:

 Para cimentaciones sobre macizos rocosos prácticamente sin fracturas, debe tenerse el
comportamiento frágil de la roca. Así:
o Si σci>100MPa, el macizo rocoso es de respuesta frágil y han de adoptarse órdenes de
magnitud de Fm entre 5 y 8.
o Si σci<12’5MPa, el macizo rocoso es de respuesta dúctil y Fm=1.

Para cimentaciones sobre macizos rocosos muy fracturados, el comportamiento de las cimentaciones no es
frágil y Fm=1.

4.7 DETERMINACIÓN DEL ASIENTO DE LAS CIMENTACIONES


DIRECTAS. ESTADOS LÍMITE DE SERVICIO
Tal y como expone F.J. Torrijo Echarri, 2010, los incrementos de tensiones que se producen en el terreno al
aplicar las cargas de cimentación llevan aparejados necesariamente unos movimientos, cuya magnitud depende
de la deformabilidad del suelo. Estos movimientos suelen tener como componente principal la vertical y se
denominan asientos.
En el cálculo de la cimentación se establece una limitación de asientos de forma que no se produzcan daños en
las estructuras y cerramientos y que no se altere la funcionalidad de la construcción.
Además de los incrementos de tensiones, existen otras causas generadoras de asientos en la cimentación, cuya
determinación suele ser más difícil, pero también deben ser tenidas en cuenta. Cabe citar las debidas a la
existencia de suelos inestables (suelos expansivos, colapsables, rellenos), la existencia de inestabilidades
externas (fenómenos de subsidencia, deslizamientos, etc.) o las producidas por descensos del nivel freático en
suelos arcillosos blandos.
Según el CTE, la estimación de los asientos producidos por una cimentación directa requiere generalmente la
determinación de la distribución de presiones verticales originadas por las cargas en el terreno, lo que puede
llevarse a cabo mediante el empleo de formulaciones elásticas. A tales efectos, el terreno puede caracterizarse
de acuerdo con el modelo elástico lineal, que queda definido por los parámetros E (módulo de elasticidad) y ν
(módulo de Poisson) (véase tablas siguientes en las que se indican valores orientativos del módulo de
elasticidad de suelos y del coeficiente de Poisson).

Tabla D.23 del CTE. Valores orientativos de NSPT, resistencia a compresión simple y módulo de elasticidad de suelos
Tabla D.24 del CTE. Valores orientativos del coeficiente de Poisson

Por otro lado, tal y como indica la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera, para terrenos arcillosos
bastante deformables es posible determinar la deformabilidad mediante ensayos edométricos. En estos casos la
deformabilidad de cada tipo de terreno, que previamente se haya diferenciado, queda definida por los cuatro
parámetros siguientes, mediante los cuales pueden calcularse los asientos:
eo = Índice de poros inicial.
Cc = Índice de compresión.
Cs = Índice de entumecimiento (o hinchamiento).
pc = Presión de preconsolidación.
En general, puede caracterizarse la deformabilidad del terreno por uno u otro procedimiento (modelo elástico o
modelo edométrico), aunque existen situaciones en las que puede ser necesario considerar simultáneamente
ambos modelos. Son las soluciones «mixtas».
En la estimación de los asientos se puede utilizar la presión neta, de utilidad para las cimentaciones
compensadas.
En general se puede suponer que la zona de interés a efectos de cálculo de asientos se circunscribe a una
profundidad tal que el incremento de presión vertical originado en el terreno sea el menor de los siguientes
valores:
a) el 10% de la presión vertical neta transmitida por la cimentación;
b) el 5% de la presión efectiva vertical existente a esa profundidad antes de construir el edificio.
El criterio apuntado en el párrafo anterior suele dar lugar a que, el citado límite de interés en el terreno
tenga una profundidad aproximada de 2B, siendo B el ancho o dimensión menor en planta de la
cimentación correspondiente.
Si se trata de un edificio cimentado por zapatas relativamente próximas, los bulbos de tensiones de las zapatas
individuales se pueden solapar en profundidad. Los criterios expuestos en los párrafos anteriores deben
aplicarse teniendo en cuenta el potencial efecto de solape citado (¡¡¡IMPORTANTE!!! Véase apartado
E.4 del Anejo E. Interacción suelo – estructura, del Código Técnico de la Edificación que se expone a
continuación. También disponéis del mencionado Anejo E subido en la plataforma junto con la demás
documentación referente a este módulo).
CÓDIGO TÉCNICO DE LA EDIFICACIÓN. ANEJO E. APARTADO E.4.
E.4. Otros factores a considerar en la interacción suelo-estructura
E.4.1 Influencia del tipo de terreno
Dado que el tipo de terreno puede condicionar la distribución de presiones bajo la cimentación, este efecto
podrá tenerse en cuenta, a juicio del proyectista, en casos especiales de cimentaciones de gran rigidez sobre
terrenos arcillosos sobreconsolidados.
Los cimientos sobre suelos arcillosos saturados que bajo el efecto de las solicitaciones de la estructura puedan
quedar sometidos a un proceso de asiento diferido en el tiempo, deben ser objeto de un estudio especial. En
dicho estudio se debe considerar el asentamiento tras la construcción del edificio así como el asiento diferido
originado a lo largo del proceso de consolidación.
E.4.2 Influencia del tamaño de la cimentación
El incremento de presión transmitido al terreno por una cimentación directa disminuye progresivamente en
profundidad con la distancia a ésta. A efectos de cálculo y salvo en el caso de suelos blandos, se podrá suponer
que el límite de interés se circunscribe a puntos del terreno en los que el incremento de la presión vertical
resulte mayor o igual al 10% de la presión media de contacto bajo la cimentación.
El lugar geométrico del espacio de suelo definido en el apartado anterior se denomina habitualmente “bulbo de
tensiones”, cuya forma cualitativa se muestra en la siguiente figura. El incremento de presión recibido por el
suelo más allá de este bulbo será, en la mayoría de los casos, lo suficientemente pequeño como para que sus
efectos sean comparativamente despreciables, aunque en general debe comprobarse.

Figura E.6 del CTE. Influencia de las dimensiones del cimiento

Como efecto adicional con respecto al fenómeno de la interacción, si ambos pilares pertenecen al mismo
edificio y se encuentran conectados por la estructura, la tendencia al mayor asiento del pilar 2 originará una
redistribución de esfuerzos en la estructura, que tenderá a su vez a descargar dicho pilar y transmitir parte de su
carga a los pilares adyacentes.
Se debe por tanto prestar especial atención al diseño de las cimentaciones de estructuras con gran
heterogeneidad de cargas ya que, incluso en la hipótesis de homogeneidad del terreno, el dimensionado
realizado exclusivamente en función de una determinada presión admisible podría dar lugar a asientos
diferenciales inadmisibles.
Asimismo, será de gran interés disponer de suficiente información geotécnica referente al posible crecimiento
del módulo de deformación del terreno con la profundidad, factor éste que puede contribuir a atenuar los
asientos diferenciales asociados a la variación de las dimensiones de las zapatas.
Si el diseño de las cimentaciones da lugar a zapatas relativamente próximas, los bulbos de tensiones de las
zapatas individuales solaparán en profundidad, por lo que, a efectos de asiento, habrá que comprobar la
cimentación como si tuviera el ancho total del conjunto de las zapatas (véase la figura siguiente).
Figura E.7 del CTE. Influencia de la proximidad de los cimientos

E.4.3 Otras consideraciones


En el análisis estructural, puede considerarse la utilización de modelos específicos para englobar detalles de los
cimientos, habitualmente no tenidos en cuenta, como puede ser el caso de vigas centradoras o de elementos de
arriostramiento entre cimientos.
La resultante en la base del cimiento debe incluir la solicitación obtenida en el análisis estructural, incluyendo
el peso propio del cimiento, y en su caso, pozo, y el de los materiales sueltos que gravitan sobre él.
En el caso de edificios cimentados con zapatas aisladas y corridas, edificios con forjados o cámaras sanitarias y
soleras, el valor característico qok al nivel de la base de apoyo de la cimentación corresponde a la presión
vertical del terreno en derredor del cimiento, es decir con su cota final. En este caso, puede tenerse en cuenta el
peso del encache, la solera y demás cargas permanentes que pueda garantizarse que existirán durante el
periodo de servicio del edificio.
En el caso de edificios cimentados en losa, la presión vertical, qok, corresponde al peso de los elementos
permanentes en el exterior de la misma (véase D, en la figura siguiente).

Figura F.1 del CTE. Profundidad “D” a considerar en la determinación de la presión de hundimiento

Si sobre las zapatas o emparrillados se dispone una solera pasante, eficazmente engarzada y con suficiente
capacidad resistente, ésta puede acabar comportándose como una losa.

4.7.1 Estimación de asientos según se indica en el Código Técnico de la


Edificación (CTE)
Según se indica en el CTE, la estimación de asientos se puede realizar conforme a lo indicado en los siguientes
apartados.
4.7.1.1 Criterios básicos
En el caso más general, se pueden distinguir tres tipos de asiento. En la figura siguiente se muestra de forma
esquemática la evolución de dichos asientos y su relación con el tiempo tras la aplicación de una carga:

Figura F.3 del CTE. Definición de asiento instantáneo, de consolidación primaria y de compresión secundaria

1. Asiento instantáneo (Si): se produce de manera inmediata o simultánea con la


aplicación de la carga. Si el suelo es de baja permeabilidad y se encuentra saturado, en los
momentos iniciales apenas se produce drenaje alguno, de manera que este asiento inicial
corresponde a una distorsión del suelo, sin cambio de volumen.
2. Asiento de consolidación primaria (Sc): se desarrolla a medida que se disipan los
excesos de presión intersticial generados por la carga y se eleva la presión efectiva media en el
terreno, lo que permite la reducción progresiva del volumen de huecos del suelo. Este asiento es
especialmente importante en suelos arcillosos saturados, ya que puede dilatarse
considerablemente en el tiempo.
3. Asiento de compresión secundaria (Ss): se produce en algunos suelos que presentan
una cierta fluencia (deformación a presión efectiva constante). Aunque puede comenzar desde los
primeros momentos tras la aplicación de la carga, habitualmente sólo puede distinguirse con
claridad una vez finalizado el proceso de consolidación primaria.

El asiento total resultante será por tanto la suma de las tres componentes anteriores:
St = Si + Sc + Ss
A tales efectos, los suelos en los que se puedan desarrollar asientos de compresión secundaria no despreciables
se deben considerar desfavorables (tipo T-3). En estos casos se requiere un estudio especializado para estimar
estos asientos y evaluar su repercusión en la construcción.
En los suelos de permeabilidad elevada y en los parcialmente saturados, se puede suponer que el asiento se
produce de manera prácticamente simultánea a la aplicación de la carga, por lo que Si y Sc no llegarán a
diferenciarse.
4.7.1.2 Suelos granulares con una proporción en peso de partículas de más de 20 mm inferior al
30%
Si bien para estimar el asiento de una cimentación directa en un terreno de estas características pueden
utilizarse correlaciones que permiten determinar el módulo de deformación del terreno en función de los
resultados obtenidos en ensayos de penetración estática o dinámica realizados “in situ”, también se puede
utilizar la siguiente expresión de Burland y Burbidge, basada directamente en los resultados obtenidos en el
ensayo SPT o deducidos de ensayos de penetración a través de correlaciones debidamente contrastadas.
Si = fl·fs·q'b·B0,7·Ic
Siendo
Si el asiento medio al final de la construcción, en mm.
q’b la presión efectiva bruta aplicada en la base de cimentación (en kN/m2).
B el ancho de la zapata o losa (en m).
Ic el índice de compresibilidad, definido en el párrafo 3 de este apartado en función del valor
medio de golpeo NSPT del ensayo SPT en una zona de influencia (ZI) bajo la zapata o losa, cuya
profundidad viene determinada en función del ancho de la cimentación, tal y como se indica en la figura
siguiente.

Figura F.4 del CTE. Zona de influencia ZI en función del ancho (B) de la cimentación.

fs un coeficiente dependiente de las dimensiones de la cimentación directa, supuesta ésta rectangular.


Su valor viene dado por:

Donde
L es el largo de la zapata o losa (en m)
fl es un factor de corrección que permite considerar la existencia de una capa rígida por debajo de
la zapata a una profundidad Hs, (Hs < ZI), donde ZI es la profundidad de influencia bajo la zapata, dentro
de la cual se produce el 75% del asiento, definida en la figura anterior, su valor viene dado por:
3
Cuando el terreno se encuentre sobreconsolidado o cuando la cimentación se sitúe en el fondo de una
excavación cuya máxima presión efectiva vertical en el fondo haya sido (σ’vo), el valor de (q’b) a introducir en
la ecuación del asiento deberá ser:

El índice de compresibilidad se puede obtener de la expresión:

siendo
Nmed la media aritmética de los golpeos NSPT a lo largo de la zona de influencia ZI.
El índice Ic determinado según la expresión anterior representa la media obtenida del estudio estadístico
de más de 200 casos reales. Los índices aproximados correspondientes a la media ± una desviación
standard son:

Como reglas complementarias se deben observar las siguientes:


a) el método no se considera aplicable para valores NSPT < 7 debiéndose en dicho caso realizar un
estudio especializado no contemplado en este curso;
b) el golpeo NSPT no se corrige por el efecto de la profundidad;
c) en el caso de que el terreno esté compuesto por arenas finas y arenas limosas bajo el nivel freático,
se puede emplear la corrección de Terzaghi para NSPT > 15:
NSPT (corregido) = 15 + 0,5(NSPT (medido) − 15)

4.7.1.3 Suelos granulares con una proporción en peso de partículas de más de 20


mm superior al 30%
En este tipo de suelos los resultados de los ensayos de penetración pueden estar sujetos a incertidumbres, por
lo que se recomienda que la estimación de asientos en estos casos se realice siguiendo formulaciones
elásticas.
El módulo de deformación a considerar puede estimarse mediante ensayos de carga con placas de diámetro
superior a 6 veces el diámetro máximo de las partículas del suelo o alternativamente mediante la expresión:
Siendo
Gmax el módulo de rigidez tangencial máximo del terreno deducido a partir de ensayos crosshole o
down-hole.
En aquellos casos en los que la importancia del edificio no justifique la realización de estos ensayos, los
cálculos pueden basarse exclusivamente en correlaciones que sean suficientemente conservadoras (véase tabla
D.23 del CTE facilitada al inicio del presente apartado 4.7).
4.7.1.4 Suelos con un contenido de finos superior al 35%
En arcillas normalmente consolidadas o sobreconsolidadas en las que con las presiones aplicadas por el
edificio se llegue a superar la presión de sobreconsolidación, el planteamiento de una cimentación directa
requiere un estudio especializado, no contemplado en el temario de este curso.
En el caso de arcillas sobreconsolidadas en las que con las presiones aplicadas por el edificio no se llegue a
superar la presión de sobreconsolidación y no se produzcan plastificaciones locales, se pueden emplear
métodos de estimación de asientos basados en la teoría de la Elasticidad (véase tabla D.23 del CTE
facilitada al inicio del presente apartado 4.7). A efectos prácticos, se considera que se cumple esta última
condición si la resistencia a compresión simple de la arcilla sobreconsolidada es superior a la presión sobre el
terreno transmitida por la carga de servicio del edificio.
Los módulos de deformación del terreno en este caso se pueden obtener mediante:
a) Ensayos triaxiales especiales de laboratorio con medida local de deformaciones en la probeta de
suelo.
b) Ensayos presiométricos en los que no se tenga en cuenta el nivel de deformaciones inducidas en el
terreno por la construcción.
c) Ensayos cross-hole o down-hole, aplicando a los valores representativos del módulo de rigidez
tangencial máximo obtenido en el ensayo (Gmax) los factores correctores (fP) que se indican en la tabla
siguiente para la estimación del módulo de elasticidad sin drenaje Eu=fP·Gmax. El asiento total en estas
circunstancias puede estimarse mediante la siguiente expresión:
St = 2 Si

Tabla F.1 del CTE. Estimación del módulo de elasticidad sin drenaje de arcillas sobreconsolidadas a partir de ensayos cross-hole y down-
hole.

d) Métodos empíricos bien establecidos, basados en correlaciones que tengan en cuenta la resistencia al
esfuerzo cortante sin drenaje del suelo, su plasticidad, y su grado de sobreconsolidación. A título orientativo
pueden utilizarse los módulos de elasticidad indicados en la siguiente tabla para estimar el asiento Si en estas
arcillas.
Tabla F.2 del CTE. Estimación del módulo de elasticidad sin drenaje de arcillas sobreconsolidadas.

4.7.2 Estimación de asientos mediante el Método Elástico según la Guía de


Cimentaciones en Obras de Carretera
El cálculo de asientos con el modelo elástico debe realizarse con la ayuda de la hipótesis de cálculo siguiente:
la distribución de tensiones bajo la cimentación es independiente de la posible heterogeneidad del terreno; el
suelo corresponde a un semiespacio elástico con módulo de elasticidad E y coeficiente de Poisson ν en el que
es aplicable la solución de reparto tensional correspondiente al semiespacio homogéneo e isótropo de
Boussinesq (1876 y 1885).
Con el fin de aplicar el método elástico, se han desarrollado numerosas formulaciones matemáticas expresadas
mediante ecuaciones que difieren en función de las características de la cimentación (forma, flexibilidad,
etc.).
Una de las más comunes sería la aplicada para el caso de un rectángulo con carga uniforme, proponiéndose la
siguiente solución para el cálculo de los asientos en superficie:

Siendo:
s: asiento total de la cimentación.
p: presión neta aplicada.
B: ancho de cimentación.
ν: Coeficiente de Poisson.
E: Módulo de deformación.
K: Coeficiente de forma que aparece tabulado en la tabla siguiente

Valores del coeficiente K. Modificada de Blanco (1997).

Para la aplicación del método elástico, la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera recoge las siguientes
fórmulas analíticas que permiten el cálculo de los movimientos de la cimentación mediante ecuaciones acordes
con las características de la cimentación:
CIMENTACIONES FLEXIBLES
Fórmulas más usadas para el cálculo de asientos de cimentaciones superficiales flexibles
CIMENTACIONES RÍGIDAS

Los valores indicados son aproximados (± 10% de aproximación).

Fórmulas más usadas para el cálculo de asientos, desplazamientos y giros de cimentaciones superficiales rígidas

Según expone F.J. Torrijo Echarri, 2010, el método elástico puede resultar aplicable para arcillas duras y
arenas aunque en algunos casos, el suponer el suelo como un semiespacio elástico, homogéneo, puede
ser aproximado, como por ejemplo en suelos arcillosos homogéneos con un espesor superior a dos veces la
dimensión en planta de las cimentaciones o en rocas poco fracturadas con grados de alteración uniformes. En
muchos otros casos, bien por la existencia de capas de distinta dureza o en los suelos granulares en los que se
observa un crecimiento de la rigidez con la profundidad, no es aplicable directamente este modelo, debiendo
recurrirse a modelos heterogéneos que reproduzcan mejor la realidad. Entre estos modelos pueden citarse el de
capa elástica sobre base rígida, los modelos multicapa y los modelos con heterogeneidad lineal.
En el mismo sentido se pronuncia la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera, que también indica que las
fórmulas analíticas que permiten el cálculo de los movimientos de la cimentación mediante el método elástico
están pensadas para terrenos homogéneos, por lo que, en caso de terrenos heterogéneos, propone su uso
después de calcular el valor medio equivalente del módulo de elasticidad, siguiendo para ello la siguiente
metodología:

 El valor del módulo de elasticidad medio equivalente, puede determinarse con la expresión siguiente:

Donde:
E = Módulo de elasticidad medio equivalente.
Ei = Módulo de elasticidad del estrato i.
hi = Espesor del estrato i.
Δσi = Incremento de la presión vertical total, en el centro del estrato i, en la vertical del centro de la
cimentación, creado por la carga aplicada sobre la misma.
Para estimar los valores de Δσi a utilizar en la expresión anterior, se debe utilizar la solución de la teoría de la
elasticidad correspondiente, que puede encontrarse en buen número de textos técnicos.

 En general y a efectos de realizar la ponderación que se menciona, se cree suficientemente precisa la


aplicación de la siguiente expresión:

Δσ = p · (1 – cos3α)

Donde:
p = Presión media trasmitida por la cimentación.
α = arctg (a/z), expresado en radianes.
a = Radio de la cimentación circular equivalente,

A = Área de apoyo de la cimentación.


z = Profundidad del punto en cuestión, bajo el plano de apoyo del cimiento.
Para aquellos casos en los que la cimentación sea muy alargada (relaciones L/B ≥ 10), se puede utilizar la
expresión aproximada siguiente:

Donde:
p = Presión media transmitida por la cimentación.
ε = arctg (B/2z), expresado en radianes.
B = Ancho de la zona cargada.
z = Profundidad del punto en cuestión, bajo el plano de apoyo del cimiento.

 Como módulo de Poisson equivalente se puede tomar el valor de la media ponderada, utilizando como
pesos de ponderación los mismos valores Δσi antes indicados. Es decir:

Cuando el terreno se encuentre saturado y su consolidación requiera cierto tiempo, el movimiento calculado no
se producirá de forma instantánea, sino después de transcurrido el plazo de consolidación. El movimiento
instantáneo puede calcularse mediante las mismas expresiones ya indicadas pero utilizando los siguientes
valores de los parámetros elásticos:

Donde:
E = Módulo de elasticidad del terreno a «largo plazo».
ν = Módulo de Poisson del terreno a «largo plazo».
Debe advertirse que en todos los terrenos existen deformaciones de fluencia (o consolidación secundaria) que
ocurren lentamente. A falta de cálculos específicos se deberá suponer que los movimientos calculados pueden
aumentar, por este motivo, un 20% durante la vida útil de la cimentación.
Cuando el cálculo de asientos resulte crítico la Guía recomienda el uso de modelos de cálculo numérico
adecuados cuya descripción sale del alcance de la propia Guía.

4.7.3. Estimación de asientos según el Método Edométrico según la Guía de


Cimentaciones en Obras de Carretera
Este método consiste en suponer que la deformación del terreno se produce como en el ensayo edométrico, es
decir en un proceso de consolidación unidimensional sin deformación lateral.
Este tipo de cálculos es especialmente indicado cuando la causa de la deformación sea la presencia de suelos
arcillosos o limosos blandos y saturados bajo la cimentación, situación ésta en la que el asiento de
consolidación constituye la mayor parte de la deformación, y especialmente en aquellos casos en que las
deformaciones en sentido horizontal se encuentran limitadas (caso de área cargada de grandes dimensiones en
comparación con el espesor de la arcilla subyacente, estrato de arcilla situado entre dos estratos de arena o
grava, etc.).
La Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera propone la siguiente sistemática para el cálculo de los
asientos mediante el método edométrico (determinación del asiento a largo plazo y a corto plazo y cálculo del
tiempo de consolidación):
4.7.3.1. Asiento a largo plazo
El cálculo del asiento edométrico puede realizarse en una vertical, que normalmente será la correspondiente al
centro del área de apoyo.
El cálculo se realizará por niveles horizontales cuyo espesor, Li, conviene limitar (debe dividirse, pues, el
estrato compresible en subcapas de espesor Li). En términos generales no se cree necesario considerar más de
diez niveles diferentes.
Para cada nivel se determinarán σ′o y σ′f , que son las presiones verticales efectivas en el centro del nivel
considerado antes de aplicar la carga, σ′o, y a largo plazo, después de aplicada, σ′f .
Finalmente se calculará el asiento edométrico o unidimensional de cada nivel (subcapa) una vez disipados los
excesos de presión intersticial (y todo el incremento de presión vertical total Δσ se haya transformado en
incremento de presión vertical efectiva Δσ’). La deformación unitaria (o acortamiento) en el centro de cada
uno de esos niveles viene dado por alguna de las tres expresiones siguientes:

Donde:
εi Deformación o acortamiento unitario en el centro del estrato i.
e Índice de poros.
eo Índice de poros del terreno en la situación inicial (antes de la aplicación de la carga).
Cc Índice de compresión (se obtiene del ensayo edométrico, véase figura siguiente).
Cs Índice de hinchamiento, o entumecimiento (se obtiene del ensayo edométrico, véase figura
siguiente).
σ Presión vertical total en el centro del nivel considerado.
σ′ Presión vertical efectiva en el centro del nivel considerado.
σ′o Presión vertical efectiva en el centro del nivel considerado antes de la aplicación de la carga (o
lo que es lo mismo, la presión vertical efectiva inicial en el centro de cada subcapa).
σ′f Presión vertical efectiva en el centro del nivel considerado después de la aplicación de la carga.
(es decir, la presión vertical efectiva inicial más los incrementos de presión vertical total originados por la
carga en el centro de las subcapas, σ′f = σ′o + Δσ)
pc Presión de preconsolidación (entendiendo como tal la máxima presión efectiva que ha
soportado un suelo a lo largo de su historia).
Ensayo edométrico. parámetros básicos de cálculo

Calculado el acortamiento unitario de cada capa, el asiento buscado es:


s = αΣεiLi
Donde:
Li Espesor del estrato i.
α Coeficiente adimensional que trata de considerar la mayor deformabilidad que existe en el
terreno por la posibilidad de expansión lateral y que no se produce en el ensayo edométrico.
El parámetro α puede estimarse en primera aproximación mediante la ecuación:

Donde:
H = Profundidad de la zona compresible bajo el plano del cimiento.
B = Ancho (o dimensión menor) del área cargada.
En la siguiente figura se resumen los pasos a seguir para calcular el asiento producido por cargas no
indefinidas y el tiempo de consolidación empleando el método unidimensional (Rodríguez Ortíz et al., 1989):
Esquema del método edométrico para el cálculo de asientos.

Tomado de Rodríguez Ortíz et al. (1989).

4.7.3.2. Asientos a corto plazo


El asiento calculado según se indica en el apartado precedente corresponde al final del proceso de
consolidación primaria.
Para configuraciones geométricas que puedan asimilarse a la condición edométrica unidimensional (cargas de
amplia extensión superficial sobre estratos de arcilla de poco espesor) el asiento instantáneo se puede
considerar nulo.
En problemas de consolidación no unidimensional, que ocurren cuando los espesores de arcilla compresible
son importantes comparados con las dimensiones en planta del área cargada, se produce, de forma simultánea
con la aplicación de las cargas, un asiento inicial o instantáneo que debe calcularse.
Cuando el problema del asiento instantáneo en cuestión no sea crítico, éste puede calcularse mediante el
modelo elástico, utilizando como parámetros:
Ecorto plazo = M·su
vcorto plazo = 0,5
Donde:
su Resistencia al corte sin drenaje del terreno.
M Constante de proporcionalidad que habrá que determinar específicamente en cada caso
concreto. Su valor está comprendido normalmente entre 100 y 200, pero, en ocasiones, puede quedar
fuera de dicho rango.
4.7.3.3. Tiempo de consolidación
El tiempo de consolidación de un estrato de suelo impermeable saturado puede estimarse en primera
aproximación mediante la teoría de la consolidación unidimensional de Terzaghi-Fröhlich, aplicable a
problemas, en suelos sin deformación lateral.
Esta teoría supone que el estrato de arcilla está drenado al menos por una superficie plana.
Para aplicar esta teoría es preciso definir el grado de consolidación medio U, que mide de forma adimensional
y en términos de asiento, el avance del proceso de asentamiento.
En este sentido, transcurrido un cierto tiempo (t) tras aplicar una carga, se denomina grado de consolidación
medio U de una capa de suelo, a la relación entre el asiento generado hasta dicho instante y el asiento total que
se generará cuando finalice el proceso de consolidación primaria. La definición matemática de U es la
siguiente:

Donde:
U Grado de consolidación medio.
sf Asiento al final de la consolidación.
so Asiento instantáneo. En problemas de consolidación claramente unidimensional, so = 0.
s Asiento cuando el grado de consolidación medio es U.

El tiempo que tarda en alcanzarse el grado de consolidación medio U viene dado por la expresión:

Donde:
t Tiempo que tarda en alcanzarse el grado de consolidación U (es decir, el tiempo transcurrido
desde la aplicación de la carga).
Hc Camino drenante, que puede definirse como la distancia máxima de un punto del estrato al
plano de drenaje más próximo (representa el recorrido más largo que tendría que hacer una gota de agua
contenida en la capa de suelo poco permeable que estamos considerando, para alcanzar una frontera
permeable: por ejemplo un estrato granular situado en la cara superior o inferior del mencionado estrato
poco permeable). En estratos drenados por una sola cara, Hc coincide con el espesor del estrato. En
estratos drenados por las caras superior e inferior, Hc es igual a la mitad del espesor del estrato. En
estratos con varios planos de drenaje intercalados, se deben considerar varios estratos independientes o
utilizar como valor de Hc la mitad de la separación máxima entre dos planos de drenaje consecutivos.
Cv Coeficiente de consolidación. La mayor o menor velocidad de asentamiento de un suelo
depende de esta característica de la arcilla relacionada con su módulo edométrico, Em, y su permeabilidad
k medida en sentido vertical. Se expresa mediante la relación siguiente:
siendo γw el peso específico del agua.
Tal y como indica F.J. Torrijo Echarri, 2010, de forma instantánea tras la aplicación de una carga (t
= 0), se puede suponer que los incrementos de tensión vertical total en cada capa de suelo (Δσi), se
transmiten íntegramente al agua intersticial del suelo (Δσi=Δui(t=0)). En este momento la sobrepresión
del agua es máxima y por lo tanto se produce un flujo de agua relativamente rápido hacia el exterior
de la zona de influencia bajo la cimentación. Por ello, la velocidad de asentamiento o consolidación
también resulta elevada. Posteriormente, a medida que disminuye la presión de agua, el flujo se hace
más lento y disminuye la velocidad de asentamiento.
El coeficiente de consolidación puede estimarse mediante ensayos edométricos o, preferiblemente,
mediante una combinación de ensayos de permeabilidad in situ, que proporcionan valores más
representativos de la permeabilidad de la masa de suelo, y edómetros u otro tipo de pruebas de
deformabilidad, de las que puede deducirse el módulo de compresibilidad correspondiente.
Asimismo resulta cada vez más habitual en suelos arcillosos blandos a firmes acudir a ensayos de
disipación durante la ejecución de piezoconos (CPTU).
Tv Factor de tiempo adimensional. La función Tv = f(U) puede aproximarse mediante las
expresiones siguientes:

O bien recogerse de la siguiente tabla:

Valores de Tv en función del grado de consolidación U

En el ábaco de la figura que sigue, tomado del documento Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE,
redactado por el profesor F.J. Torrijo Echarri, también se muestra la relación entre el Factor de Tiempo (Tv) y
el Grado de consolidación medio (U) para distintas hipótesis de variación lineal de la sobrepresión intersticial
inicial (Δυit=0) en un estrato poco permeable y saturado de terreno, bajo condiciones de drenaje hacia una sola
cara o hacia ambas caras del estrato.
Relación entre el grado de consolidación y el factor de tiempo.
Modificado de Janbu et al. (1967).

Lo relativo a los asientos de fluencia (también llamados de consolidación secundaria) que se indica en el
apartado referente a los cálculos con el modelo elástico, puede considerarse también aplicable a este caso.
4.7.3.4. Correlación entre el asiento de consolidación por el método edométrico o
unidimensional y los asientos instantáneo y de consolidación primaria.
Tal y como se expone en el documento Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE, redactado por
el profesor F.J. Torrijo Echarri, 2010, en la realidad, las condiciones de carga de una cimentación cualquiera
no inducen en general un estado de deformación lateral nula (unidimensional). A efectos prácticos sin
embargo, para suelos arcillosos saturados se sugiere calcular asientos con el método edométrico empleando
para ello las siguientes correcciones:

o Se obtiene el asiento de consolidación por el método edométrico o unidimensional. A efectos


de nomenclatura para este apartado a este asiento se le denomina S1xD.
o Si la arcilla está normalmente consolidada, se puede asumir que:

Es decir, el asiento de consolidación primaria real será aproximadamente igual al calculado como asiento
de consolidación mediante el método edométrico o unidimensional, mientras que el asiento instantáneo
será un 10% de éste.

o Si la arcilla está sobreconsolidada, se puede asumir que:


Como puede observarse, en este caso se supone que el asiento total resulta aproximadamente igual al calculado
como asiento de consolidación por el método edométrico. De este asiento, aproximadamente el 50% se
producirá de forma instantánea y el 50% restante se dilatará a lo largo del tiempo como asiento de
consolidación primaria.
De este modo, una vez obtenido el asiento de consolidación por el método edométrico o unidimensional,
aplicando las correcciones definidas anteriormente en función de si la arcilla se encuentra sobreconsolidada o
normalmente consolidada, se pueden determinar los asientos instantáneo y de consolidación primaria de cada
una de las subcapas de espesor Li en las que hemos divido el estrato compresible considerado.

4.7.4. Estimación de asientos en terrenos estratificados según el Método


Aproximado de Cálculo de Asientos de Steinbrenner.
Cuando estratigráficamente, el suelo situado por debajo de las estructuras de cimentación está constituido por
varias capas de terrenos diferentes, el cálculo de la presión máxima admisible por criterios de asiento se puede
realizar mediante el Método Aproximado de Cálculo de Asientos de Steinbrenner, que permite evaluar el
asiento máximo absoluto en el lateral de una zapata corrida o en la esquina de una losa rectangular con carga
uniformemente repartida para cualquier sucesión de estratos (por superposición puede obtenerse cualquier
otro).
El asiento para un estrato 'i', limitado por las cotas desde la superficie 'zi' (superior) y 'zi+1' (inferior) se calcula
por diferencia entre los que se producen en los límites del nivel, a partir de la siguiente expresión:

Donde:
si = asiento máximo absoluto del nivel 'i' (cm).
p = carga uniforme transmitida al terreno.
B = ancho de la cimentación.
vi = coeficiente de Poisson (generalmente se toma 0,3 en condiciones drenadas y 0,5 en condiciones no
drenadas).
Ei = módulo elástico del estrato 'i' (puede ser drenado o no drenado según el caso)
Ii+1 = (1-vi2) f1(n,mi+1) + (1+vi) (1-2vi) f2(n,mi+1).
Ii = (1-vi2) f1(n,mi) + (1+vi) (1-2vi) f2(n,mi).
Donde f1 y f2, son factores obtenidos a partir del ábaco propuesto por Steinbrenner según las
características geométricas de la cimentación y la profundidad de los límites del estrato (n =
L/B, mi = zi/B y mi+1 = zi+1/B).
Siendo,
L = largo de la cimentación (se representa por “a” en los ábacos)
B = ancho de la cimentación (se representa por “b“ en los ábacos)
zi = cota superior desde la superficie del estrato 'i' (se representa por “z“ en los ábacos)
zi+1 = cota inferior desde la superficie del estrato 'i' (se representa por “z“ en los ábacos)
Valores de f(a,b,z)

Ábaco de Steinbrenner para el caso general

Cabe señalar que puesto que el método permite evaluar el asiento máximo absoluto en la esquina de una
cimentación rectangular, cuando lo que interesa es calcular el asiento en el centro y no en la esquina de la
cimentación, para aplicar el método suele procederse de la siguiente manera: se divide la superficie rectangular
de la cimentación en 4 partes iguales, tomando como ancho B a emplear en los cálculos el lado de cada uno de
estos cuatro rectángulos equivalentes en los que hemos dividido la cimentación real. Como resultado se
obtiene el asiento en la esquina de cada uno de estos 4 rectángulos, de modo que el asiento total en el centro de
la cimentación real será:

La formulación requiere el conocimiento de los módulos de deformación elásticos de los distintos estratos
susceptibles de ser afectados por el bulbo de tensiones generado por la estructura de cimentación (Ei). La
estimación de dicho módulo para cada una de las unidades geomecánicas identificadas se puede llevar a cabo
mediante los métodos descritos en los apartados anteriores de este tema o mediante otras correlaciones siempre
y cuando sean comúnmente aceptadas y/o estén debidamente justificadas.

4.8 MODELOS DE INTERACCIÓN SUELO ESTRUCTURA. MÓDULO


DE BALASTO.
Para idealizar el terreno en cálculos de dimensionado de cimentaciones y elementos de contención mediante
modelos de interacción suelo-estructura, a menudo es preciso conocer el módulo de balasto, pudiéndose definir
éste de la siguiente manera:
Módulo de balasto: Razón entre la tensión aplicada sobre una superficie y el desplazamiento producido
en la dirección de aplicación de la tensión. Designado asimismo como módulo de reacción o módulo de
Winkler.
El módulo de balasto no es una característica del terreno si no que es un valor que depende, además de la
deformabilidad del terreno, de la geometría de la cimentación y de su rigidez.
El módulo de balasto debe elegirse después de un cálculo específico de asientos de la cimentación que permita
conocer, en cada parte de la zona de apoyo, tanto la presión local, q, como el asiento, s.
En este sentido, el módulo de balasto ks se define como el cociente entre la presión vertical, q, aplicada sobre
un determinado punto de un cimiento directo y el asiento, s, experimentado por dicho punto:

El módulo de balasto así definido, tiene unidades de densidad, lo que indica que la hipótesis efectuada equivale
a suponer que el terreno es un líquido de densidad ks, sobre el que “flota” la cimentación.
La estimación del módulo de balasto puede realizarse:

 A partir de ensayos de carga con placa (NV-199-3). Este tipo de ensayos pueden desarrollarse en
superficie o pozo. El ensayo consiste en la medida de los asientos de una placa rígida cuadrada o circular
al ir aplicando cargas crecientes, llegando o no a la rotura del terreno. Con ello es posible determinar el
Coeficiente de Balasto de cualquier terreno.

Teniendo en cuenta los efectos asociados a la influencia del tamaño de la cimentación y dado que las
placas de ensayo son necesariamente de pequeño tamaño, se debe prestar especial atención a la
conversión del módulo obtenido en el ensayo de carga con placa, ksp, al módulo de cálculo representativo
de la anchura, B, real del cimiento, ksB. A este respecto se recomienda emplear placas de diámetro
equivalente igual o superior a 60 cm. En resumen, el ensayo de carga con placa debe interpretarse con las
lógicas reservas debidas a la diferencia entre las dimensiones de la placa y la de la cimentación
proyectada.

 A partir de la determinación de parámetros de deformabilidad representativos del terreno bajo la zona


de influencia de la cimentación, ya sea mediante ensayos in situ o de laboratorio, y el posterior cálculo
geotécnico de asientos.

La conversión del módulo para placa de 30 cm, ks30, al coeficiente de referencia, ksB, se puede obtener mediante
las siguientes expresiones:

Tabla D.29 del CTE. Valores orientativos del coeficiente de balasto, K 30

 Para zapata cuadrada de ancho B:

a) Para terrenos cohesivos:

b) Para terrenos granulares:


 Para zapata rectangular de ancho B, en cualquier tipo de terreno:

La conversión del módulo para placa de 60 cm (ks60) al coeficiente de referencia ksB se puede obtener mediante
las siguientes expresiones:

 Para zapata cuadrada de ancho B:

a) Para terrenos cohesivos:

c) Para terrenos granulares:

Para la cimentación de losas y emparrillados la fiabilidad de los módulos de balasto obtenidos a partir de
ensayos de carga puede resultar insuficiente, dados los efectos de escala implicados (recordemos la
importancia que tiene la influencia del tamaño de la cimentación). En estas circunstancias, se recomienda
recurrir a la comprobación de dichos módulos a partir de la determinación de parámetros de deformabilidad
representativos del terreno bajo la zona de influencia de la cimentación, ya sea mediante ensayos in situ o de
laboratorio, y el posterior cálculo geotécnico de asientos. O alternativamente, recurrir al empleo de métodos y
modelos del terreno más avanzados.
La observación anterior puede cobrar especial importancia en el caso de existir terrenos heterogéneos en la
vertical (terrenos estratificados), cuando bajo un estrato rígido surge otro más deformable. En estas
circunstancias el reducido bulbo de tensiones de la placa de ensayo puede quedar limitado a las zonas más
competentes del terreno, y no reflejar la deformabilidad del conjunto terreno-cimentación.

Figura E.8 del CTE. Limitaciones del ensayo de carga con placa en terrenos estratificados

4.8.1 Consideraciones relativas al Análisis y dimensionado de la cimentación mediante


modelos de interacción suelo estructura
En relación al empleo del módulo de balasto para el análisis y dimensionado de cimentaciones, se recomienda
tener en cuenta los siguientes aspectos:

 Para casos sencillos y habituales, en general para los edificios de tipo C-0, C-1 y C-2 y grupo de
terreno T1 y T2, se pueden emplear métodos basados en el modelado del terreno por medio de coeficientes
de balasto, sistema éste que, aunque sujeto a limitaciones, cuenta con una amplia experiencia práctica.
 Para aquellas situaciones en las que las características del terreno o la estructura resulten
especialmente complejas (en el sentido de no ajustarse a la práctica habitual), es preferible emplear
métodos avanzados que incorporen modelos de comportamiento del terreno más acordes con la realidad.
 Para situaciones en las que el terreno resulte heterogéneo en sentido horizontal, es recomendable
emplear herramientas de cálculo que permitan introducir módulos de balasto variables capaces de
reproducir dicha heterogeneidad.
 En el estado actual del conocimiento la obtención de parámetros de deformabilidad del terreno y la
estimación de asientos están sujetas a incertidumbres considerables. Para edificios de categorías C-3 y C-4
se recomienda llevar a cabo análisis de sensibilidad que permitan estudiar la influencia en el dimensionado
final de posibles desviaciones de los parámetros característicos seleccionados.

4.9 TIPOLOGÍAS DE ASIENTOS, ASIENTOS DIFERENCIALES Y


DISTORSIÓN ANGULAR
La verificación de los estados límite de servicio relacionados con los movimientos de la cimentación puede
llevarse a cabo, mediante criterios basados en valores límite para los siguientes parámetros:

Figura 2.1 del CTE. Definiciones básicas del movimiento de cimentaciones

a) asiento, s, definido como el descenso de cualquier punto de la cimentación de un edificio (Ej.: sA);
b) asiento diferencial, δs, definido como la diferencia de asiento entre dos puntos cualesquiera de la
cimentación;
δsAB = sB − sA
c) distorsión angular, β, definida como el asiento diferencial entre dos puntos dividido por la distancia que les
separa.

Se denomina giro relativo o rotación relativa cuando el asiento diferencial está referido a la
distancia medida según la línea que define la inclinación media de la cimentación (línea A’ D’ en la
figura anterior);
d) inclinación, ω, definida como el ángulo girado con respecto a la vertical según la línea media que
define la posición deformada de la cimentación;
e) desplazamiento horizontal, x, definido como el movimiento horizontal de cualquier punto de la
cimentación (Ej: xA);
f) desplazamiento horizontal diferencial, δx, definido como la diferencia de movimiento horizontal entre
dos puntos cualesquiera de la cimentación;
δxAB = xB − xA
g) distorsión horizontal ε definida como el desplazamiento horizontal diferencial entre dos puntos
dividido por la distancia que los separa.

En el caso de que no se especifiquen en el proyecto los valores límites de servicio de los movimientos de la
cimentación del edificio el CTE recomienda adoptar los indicados en las siguientes dos tablas:

Tabla 2.2 del CTE. Valores límite basados en la distorsión angular

Tabla 2.3 del CTE. Valores límite basados en la distorsión horizontal

Por su parte, la Guía de cimentaciones en obras de carretera, tras aclarar que los movimientos que puede
admitir una cimentación sin causar daño significativo a la estructura que soporta dependen de su tipología,
menciona que en general, para estructuras convencionales de hormigón y/o acero, se suelen recomendar ciertos
límites, siendo de amplio uso los siguientes valores:

 Asiento máximo de zapatas aisladas = 2,5 cm.


 Asiento máximo de losas de cimentación = 5 cm.
 Asiento diferencial máximo entre apoyos contiguos = L/200 a L/500 dependiendo de la rigidez de
la estructura (L = distancia entre apoyos).
 Inclinaciones máximas: entre θ= 1/1000 y 6/1000.

Estos datos son sólo orientativos y deben especificarse en cada Proyecto concreto.

4.9.1 Aspectos a considerar en el diseño de cimentaciones superficiales en relación con la


generación de asientos diferenciales excesivos
En los siguientes puntos se exponen una serie de medidas y aspectos a considerar destinadas a evitar el
desarrollo de asientos diferenciales excesivos, recogidas todas ellas del Código Técnico de la Edificación
(CTE):
 El diseño de zapatas combinadas o corridas puede ser recomendable para evitar movimientos o
asientos diferenciales excesivos entre varios pilares, ya sea por una variación importante de sus cargas o
por posibles heterogeneidades del terreno de cimentación.
 Cuando el terreno presente baja capacidad de carga y elevada deformabilidad, o bien muestre
heterogeneidades que hagan prever asientos totales elevados y, consiguientemente, importantes asientos
diferenciales, cabe considerar la alternativa de cimentar por el sistema de emparrillados. En este caso
todos los pilares de la estructura quedarán recogidos en una única cimentación, consistente en zapatas
corridas entrecruzadas en malla habitualmente ortogonal. Al quedar así reunidos todos los apoyos de la
estructura en una sola cimentación se podrá conseguir una considerable rigidización con el fin de
disminuir el problema de la heterogeneidad del terreno impidiendo grandes asientos diferenciales.
 Las losas de cimentación se utilizan preferentemente para reducir los asientos diferenciales en terrenos
heterogéneos, o cuando existe una variabilidad importante de cargas entre apoyos cercanos. El sistema de
cimentación por losa tiende a integrar estas heterogeneidades, aunque a cambio de una distribución
irregular de las presiones sobre el terreno.
 A igualdad del resto de condiciones, el asiento que experimentará una cimentación directa dependerá
de las dimensiones del área cargada. Este efecto se muestra de forma cualitativa en la siguiente figura, en
donde se representan dos pilares que, recibiendo cargas distintas, transmiten presiones medias idénticas al
terreno. Habida cuenta que la zapata de mayor tamaño tendrá una profundidad de influencia mayor (mayor
bulbo de tensiones y mayor volumen de terreno sobretensionado), su asiento será también mayor.

Figura E.6 del CTE. Influencia de las dimensiones del cimiento

 Como efecto adicional con respecto al fenómeno de la interacción, cabe señalar que si ambos pilares
pertenecen al mismo edificio y se encuentran conectados por la estructura, la tendencia al mayor
asiento del pilar 2 originará una redistribución de esfuerzos en la estructura, que tenderá a su vez a
descargar dicho pilar y transmitir parte de su carga a los pilares adyacentes. Se debe por tanto prestar
especial atención al diseño de las cimentaciones de estructuras con gran heterogeneidad de cargas ya
que, incluso en la hipótesis de homogeneidad del terreno, el dimensionado realizado exclusivamente
en función de una determinada presión admisible podría dar lugar a asientos diferenciales
inadmisibles.

 Asimismo, es de gran interés disponer de suficiente información geotécnica referente al posible


crecimiento del módulo de deformación del terreno con la profundidad, factor éste que puede contribuir a
atenuar los asientos diferenciales asociados a la variación de las dimensiones de las zapatas.
EJERCICIO 1
En los siguientes apartados se resumen los trabajos de campo y los ensayos de laboratorio llevados a cabo para
el estudio geotécnico de 2 estaciones consideradas en el marco del 'Proyecto de Implantación de un Telecabina
en la Montaña de Montjuïc (Barcelona)’.
El estudio fecha del año 2007 por lo que a día de hoy ambas estaciones se hallan ya construidas y operativas.
A partir de la información facilitada, determina las características geotécnicas del terreno seleccionado para el
emplazamiento de ambas estaciones (inferior e intermedia) y elabora las recomendaciones pertinentes respecto
a posibles tipologías de cimentación válidas para ambas estaciones.
Según el proyecto constructivo, las nuevas edificaciones constaban de una planta superior y de una planta baja
(parcialmente subterránea) debiéndose construir sobre las instalaciones preexistentes del teleférico a sustituir.
A tales efectos, nos hallamos ante una tipología de edificio constituido por 1 Planta Semisótano + 1 Planta baja
de 450 m2 por planta (900 m2 de superficie construida).
TRABAJOS REALIZADOS.
Por lo que se refiere al reconocimiento del terreno sobre el que se preveía emplazar ambas edificaciones, tras
un estudio de los antecedentes geológicos de la zona y una vez determinado el marco geológico del sector a
estudiar, los trabajos realizados en su momento consistieron en el desarrollo de una campaña de
reconocimiento geotécnico, cuya ejecución conllevó la realización de cinco sondeos mecánicos a rotación con
recuperación de testigo continuo que permitieron identificar litológica y geotécnicamente el terreno, así como
interpretar el comportamiento mecánico del subsuelo.
En los siguientes apartados se resumen los trabajos de campo desarrollados en el marco de la campaña de
reconocimiento geotécnico, así como sus resultados.

SONDEOS MECÁNICOS.
Durante la campaña de prospección geotécnica se realizaron 2 sondeos mecánicos en el sector en el que se
pretendía construir la estación inferior, y 3 sondeos más en el emplazamiento seleccionado para la estación
intermedia. Los trabajos de perforación se desarrollaron entre los días 19 y 22 de noviembre de 2007,
ejecutándose con una sonda ROLATEC RL-400 montada sobre una oruga, con baterías de perforación de 86
mm, con coronas de widia y cuando ha sido necesario, revestimiento de 113 mm.
La denominación y la profundidad final de investigación de los sondeos se incluyen en el cuadro siguiente:

SONDEO PROFUNDIDAD ZONA DE


(m) ESTUDIO
SR-1 10,50 Estación inferior
SR-2 11,40 Estación inferior
SR-3 8,40 Estación
intermedia
SR-4 11,70 Estación
intermedia
SR-5 9,00 Estación
intermedia
Los testigos de terreno extraídos de los sondeos fueron convenientemente almacenados y referenciados en
cajas de cartón parafinado habilitadas para tal fin.

ENSAYOS DE PENETRACIÓN ESTÁNDAR. TOMA DE MUESTRAS


INALTERADAS.
Con el objetivo de determinar el grado de compacidad o consistencia del terreno, en el interior de los sondeos
se practicaron ensayos S.P.T.
Del mismo modo, para un adecuado proceso de identificación y caracterización de los materiales, se tomaron
muestras inalteradas (MI) del interior de los sondeos. En este sentido, cabe recordar que el número de golpes
necesario para la hinca del tubo tomamuestras empleado para la toma de muestras inalteradas (MI), puede
correlacionarse con un golpeo equivalente del ensayo de penetración estándar (SPT), siendo por lo general
aceptada la correlación NSPT = NMI/2.
En los materiales que por su elevada densidad o consistencia no fue posible la ejecución de ensayos de
penetración estándar o la toma de muestras inalteradas, se procedió a la toma de una muestra parafinada (TP)
de un tramo de testigo representativo del terreno explorado, con el objetivo de analizar el material de la
muestra en el laboratorio.
En la tabla siguiente se resumen los ensayos de penetración estándar (SPT) y de toma de muestras inalteradas
(MI) que se llevaron a cabo durante el desarrollo de la campaña de campo, así como el muestreo de testigos
parafinados (TP) representativos de los distintos materiales atravesados en las perforaciones:
SONDEO TIPO DE PROFUNDIDAD DE LA
MUESTRA MUESTRA
SR-1 MI 3,10 a 3,40 m
TP 7,25 a 7,70 m
TP 9,15 a 9,60 m
SR-2 SPT 1,85 a 2,45 m
MI 3,10 a 3,70 m
MI 6,10 a 6,25 m
TP 6,65 a 7,10 m
TP 9,70 a 10,30 m
SR-3 MI 3,10 a 3,20 m
TP 7,25 a 7,70 m
SR-4 MI 1,35 a 1,95 m
MI 3,30 a 3,90 m
MI 6,20 a 6,80 m
TP 9,50 a 9,80 m
SR-5 MI 3,10 a 3,40 m
TP 4,20 a 4,65 m
MI 6,50 a 6,75 m
ENSAYOS DE LABORATORIO.
Siguiendo la normativa vigente, sobre una selección de las muestras inalteradas y testigos parafinados
extraídos durante la campaña de campo, se llevaron a cabo en el Laboratorio de Mecánica de Suelos, los
ensayos mecánicos y de identificación, clasificación y caracterización geotécnica resumidos en el cuadro
siguiente:
ENSAYO CANTIDAD
ANÁLISIS GRANULOMÉTRICO (UNE 103.101/95) 5
LÍMITES DE ATTERBERG (UNE 103.103/94 y 5
103.104/94)
HUMEDAD NATURAL (UNE 103.300/93) 5
DENSIDAD APARENTE (UNE 103.301/94) 5
COMPRESIÓN SIMPLE (UNE 103.400/93) 6
CORTE DIRECTO (UNE 103.401/98) 2
EXPANSIVIDAD DE UN SUELO EN APARATO 2
LAMBE (UNE 103.600/96)
SULFATOS (UNE 103.201/96) 4

La relación de las muestras ensayadas se expone en la tabla siguiente:

SONDEO TIPO DE PROFUNDIDAD DE LA


MUESTRA MUESTRA
SR-1 TP 7,25 a 7,70 m
TP 9,15 a 9,60 m
AGUA 9,23 m
SR-2 MI 3,10 a 3,70 m
SR-3 TP 7,25 a 7,70 m
SR-4 MI 1,35 a 1,95 m
MI 6,20 a 6,80 m
SR-5 TP 4,20 a 4,65 m

GEOLOGÍA Y CARACTERÍSTICAS GEOTÉCNICAS DEL TERRENO.


GEOLOGÍA DE LA ZONA.
Montjuïc se sitúa al SW de Barcelona, separando la ciudad y el área deltaica del río Llobregat. Desde el punto
de vista geológico, la montaña está fundamentalmente constituida por sedimentos terciarios de edad miocena
que, litoestratigráficamente, forman una potente serie que data del Helveciense-Tortoniense y que puede ser
resumida en las siguientes unidades (de base a techo):
 Dos estratos masivos de areniscas cuarcíticas de grano grueso, de tonalidad gris-rojizo o versicolores y
con intercalaciones de arcillas y de arcillas arenosas amarillentas, que constituyen la base de la Montaña.
 Una alternancia de niveles de areniscas silíceas y niveles blandos de arcillas amarillentas y de margas
arcillosas de tonalidad azul.
 Finalmente, la parte alta de Montjuïc está formada por una alternancia de margas arcillosas azules o
amarillentas, de areniscas y de conglomerados. Estos sedimentos representan los depósitos marinos más
profundos (50 m), con intercalaciones de origen continental y contienen abundante fauna fósil.

Los materiales naturales intersectados en todos los sondeos realizados corresponden, mayoritariamente, a
sedimentos terciarios de la serie anteriormente descrita aunque hay que señalar que, en el sector de Montjuïc
dónde se pretende emplazar la estación intermedia, en el tramo inicial, dichos sedimentos se hallan removidos,
tratándose posiblemente de depósitos de piedemonte.

CARACTERÍSTICAS GEOTÉCNICAS DEL TERRENO.


En función de los resultados de la campaña de campo y de los ensayos de laboratorio, en el subsuelo del
terreno seleccionado para la construcción de las estaciones intermedia e inferior se pudieron diferenciar las
siguientes unidades geotécnicas:
ESTACIÓN INFERIOR

 UNIDAD 1: Arcilla limo-arenosa con intercalaciones de niveles de arenisca, con un importante grado
de carbonatación en algunos tramos, de tonalidad marrón amarillenta.
 UNIDAD 2: Arenisca cuarcítica masiva de grano medio-grueso, de gran competencia, de tonalidad
gris claro con matices rojizos.

En el siguiente cuadro resumen se exponen las diferentes profundidades a las que se encuentra cada unidad
litológica, según los sondeos llevados a cabo en este sector:

SONDEO Relleno Arcilla Arenisca cuarcítica


antrópico amarillenta
SR-1 - 0,70 - 8,80 8,80 - 10,50
SR-2 - 0,95 - 10,80 10,80 - 11,40
UNIDAD 1: ARCILLA LIMO-ARENOSA DE TONALIDAD MARRÓN AMARILLENTA CON
INTERCALACIONES DE NIVELES DE ARENISCA, CON UN IMPORTANTE GRADO DE
CARBONATACIÓN EN ALGUNOS TRAMOS.
En la estación inferior, una vez superado el pavimento, se ha detectado una primera unidad de gran potencia
(se localiza hasta 8,80 m y 10,80 m de profundidad en las zonas de ejecución de los sondeos referenciados
como SR-1 y SR-2, respectivamente) constituida por arcilla limo-arenosa de aspecto margoso y de consistencia
dura, con intercalaciones de orden centimétrico de niveles de arenisca, con un importante grado de
carbonatación en algunos tramos y de tonalidad marrón amarillenta. Por lo que a sus características resistentes
se refiere, la consistencia media de la unidad, deducida a partir de los golpeos obtenidos en los ensayos de
penetración ejecutados, así como los resultados obtenidos en los ensayos a compresión simple y de corte
directo realizados, permiten calificar a dicha unidad como de consistencia muy firme a dura, según la
clasificación formal existente para suelos predominantemente cohesivos en función de sus características
mecánicas.
A partir de los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia realizados en los sondeos, y en los ensayos de
laboratorio, podemos establecer la siguiente caracterización geotécnica media de la unidad:

 Ensayos de estado, identificación y caracterización:


o Análisis granulométrico (2 datos):

Contenido de finos (pasa por el tamiz 0,080 UNE): 63,10 %.


Contenido de arenas (pasa por 2 UNE y retiene 0,080 UNE): 33,00 %.
Contenido de gravas (retiene el tamiz 2 UNE): 3,90 %.

o Límites de Atterberg (2 datos):

Límite Líquido (wL): 29,2 %.


Límite Plástico (wP): 18,05 %.
Índice de Plasticidad (IP): 11,4 %.


o Humedad natural (2 datos): 16,15 %.
o Densidad aparente (2 datos): 2,12 gr/cm3.
o Densidad seca (2 datos): 1,75 gr/cm3.

Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según el
Sistema de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), como CL, es decir, arcillas inorgánicas de
plasticidad baja a media, arcillas con grava, arcillas arenosas, arcillas limosas.

 Ensayos de resistencia:
o Resistencia a la penetración estándar (S.P.T., 4 datos): Se ha realizado un ensayo de
penetración estándar y se han tomado tres muestras inalteradas en esta unidad, obteniéndose un valor
medio equivalente de resistencia a la penetración dinámica estándar de NSPT = 29. Para la obtención
del valor medio de resistencia a la penetración dinámica estándar no se han tenido en cuenta aquellos
ensayos en los que se ha alcanzado como resultado rechazo.
o Resistencia a la compresión simple (qu, 2 datos): Se han realizado dos ensayos de compresión
simple, uno sobre el testigo parafinado extraído durante la ejecución del sondeo SR-1 entre 7,35 y
7,80 metros de profundidad, y otro sobre la muestra inalterada extraída durante la ejecución del
sondeo SR-2 entre 3,00 y 3,60 metros de profundidad, obteniéndose una resistencia a la rotura vertical
de 3,26 Kp/cm2 con una deformación del 11,62%.
o Resistencia al corte sin drenaje (Cu, 1 dato): Asimismo sobre la muestra inalterada extraída en
el sondeo SR-2 entre 3,00 y 3,60 metros de profundidad, se ha realizado un ensayo de resistencia al
corte sin drenaje, obteniéndose una resistencia al corte directo de 1,05 Kp/cm2.

Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como de consistencia
muy firme a dura, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente cohesivos en
función de sus características mecánicas.
UNIDAD 2: ARENISCA CUARCÍTICA MASIVA, DE GRANO MEDIO-GRUESO, DE GRAN
COMPETENCIA Y DE TONALIDAD GRIS CLARO CON MATICES ROJIZOS.
Subyacente a la unidad de arcillas amarillentas, se encuentra un estrato masivo de arenisca cuarcítica de grano
medio-grueso de gran competencia, muy alterada en sus primeros 30 cm, con un RQD medio del orden de 65
(se han identificado dos familias de discontinuidades: una principal a 45º y una secundaria subhorizontal) y de
tonalidad gris claro con matices rojizos en las zonas de circulación preferente de fluidos.
Al tratarse de roca, sobre la muestra extraída en la UNIDAD 2 tan sólo se han realizado ensayos de resistencia
en el laboratorio:

 Ensayos de resistencia:
o Resistencia a la compresión simple (qu, 1 dato): Se ha realizado un ensayo de compresión
simple sobre el testigo parafinado extraído durante la ejecución del sondeo SR-1 entre 9,15 y 9,60
metros de profundidad, obteniéndose una resistencia a la rotura vertical de 782,98 Kp/cm2.

ESTACIÓN INTERMEDIA

 UNIDAD R: Rellenos antrópicos constituidos por arena de grano medio con indicios de arcilla y con
algo a bastante grava poligénica.
 UNIDAD 1: Arcilla limo-arenosa de tonalidad marrón amarillenta, intensamente carbonatada en el
tramo inicial, con algunos fragmentos de arenisca de tamaño grava a bolo. Completamente removida
corresponde, posiblemente, a depósitos de piedemonte.
 UNIDAD 2: Arenisca cuarcítica masiva de grano medio-grueso de gran competencia, de tonalidad
gris claro con matices rojizos.

En el siguiente cuadro resumen se exponen las diferentes profundidades a las que se encuentra cada unidad
litológica, según los sondeos llevados a cabo en este otro sector:

SONDEO Relleno Arcilla Arenisca


antrópico amarillenta cuarcítica
SR-3 0,00 - 0,60 0,60 - 5,70 5,70 - 8,40
SR-4 0,00 - 0,80 0,80 - 11,50 11,50 - 11,70
SR-5 0,10 - 0,85 0,85 - 8,90 8,90 - 9,00
UNIDAD R: RELLENOS ANTRÓPICOS CONSTITUIDOS POR ARENA DE GRANO MEDIO CON
INDICIOS DE ARCILLA Y CON ALGO A BASTANTE GRAVA POLIGÉNICA.
En la zona dónde se pretende emplazar la estación intermedia se ha identificado un nivel superficial de origen
antrópico de 0,75 m de potencia media constituido por arena de grano medio con indicios de arcilla y con
algo a bastante grava poligénica (arenisca, marga, etc.), heterométrica (hasta 3 cm de diámetro) y angulosa a
subredondeada y con presencia de restos de ladrillo, cables eléctricos, etc.,
Debido a su elevada heterogeneidad y baja resistencia, la UNIDAD R no se considera en ningún caso apto
como nivel de cimentación, por lo que deberá ser saneado durante la ejecución de las obras. Debido a ello, no
se ha considerado necesario realizar ensayos de caracterización o resistencia en el laboratorio.
UNIDAD 1: DEPÓSITO DE PIEDEMONTE CONSTITUIDO POR ARCILLA LIMO-ARENOSA
INTENSAMENTE CARBONATADA EN EL TRAMO INICIAL, CON ALGUNOS FRAGMENTOS
DE ARENISCA DE TAMAÑO GRAVA A BOLO, COMPLETAMENTE REMOVIDA Y DE
TONALIDAD MARRÓN AMARILLENTA.
Por debajo de la unidad de relleno se ha detectado de 0,60 a 5,70 metros de profundidad en el sondeo SR-3, de
0,80 a 11,50 metros de profundidad en el sondeo SR-4 y de 0,85 a 8,90 metros de profundidad en el sondeo
SR-5, una unidad constituida por arcilla limo-arenosa intensamente carbonatada en sus primeros 1,5 - 2,0 m,
que, a diferencia de la identificada en los sondeos SR-1 y SR-2, incluye algunos fragmentos de arenisca de
tamaño grava a bolo de hasta 1,70 metros de diámetro y no presenta estructuras de deposición horizontales
sino que se ofrece completamente removida, hechos que sugieren que los materiales han sufrido un proceso de
transporte post-sedimentario, tratándose muy probablemente de un depósito de piedemonte. En consecuencia,
si bien la consistencia de la unidad es muy elevada, sus características resistentes se han visto ligeramente
disminuidas por la citada alteración en su estructura interior. De este modo y por lo que a sus características
resistentes se refiere, la consistencia media de la unidad, deducida a partir de los golpeos obtenidos en los
ensayos de penetración ejecutados, así como los resultados obtenidos en los ensayos a compresión simple y de
corte directo realizados, permiten calificar a dicha unidad como de consistencia firme a muy firme, según la
clasificación formal existente para suelos predominantemente cohesivos en función de sus características
mecánicas.
A partir de los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia realizados en los sondeos, y en los ensayos de
laboratorio, podemos establecer la siguiente caracterización geotécnica media de la unidad:

 Ensayos de estado, identificación y caracterización:


o Análisis granulométrico (3 datos):

Contenido de finos (pasa por el tamiz 0,080 UNE): 73,83 %.


Contenido de arenas (pasa por 2 UNE y retiene 0,080 UNE): 18,20 %.
Contenido de gravas (retiene el tamiz 2 UNE): 7,97 %.

o Límites de Atterberg (3 datos):

Límite Líquido (wL): 35,45 %.


Límite Plástico (wP): 20,65 %.
Índice de Plasticidad (IP): 14,8 %.
Para la obtención del valor medio de límites de Atterberg no se ha tenido en cuenta el resultado
obtenido sobre la muestra extraída en el sondeo SR-4, entre 1,40 y 2,00 metros de profundidad, al
considerarse su resultado no representativo del conjunto de la unidad estudiada.

o Humedad natural (3 datos): 16,00 %.


o Densidad aparente (3 datos): 2,07 gr/cm3.
o Densidad seca (3 datos): 1,79 gr/cm3.

Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según el
Sistema de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), como CL, es decir, arcillas inorgánicas de
plasticidad baja a media, arcillas con grava, arcillas arenosas, arcillas limosas.

 Ensayos de resistencia:
o Resistencia a la penetración estándar (S.P.T., 6 datos): Se han tomado seis muestras
inalteradas en esta unidad, obteniéndose un valor medio equivalente de resistencia a la penetración
dinámica estándar de NSPT = 18. Para la obtención del valor medio de resistencia a la penetración
dinámica estándar no se han tenido en cuenta aquellos ensayos en los que se ha alcanzado como
resultado rechazo.
o Resistencia a la compresión simple (qu, 2 datos): Se han realizado dos ensayos de compresión
simple, uno sobre la muestra inalterada extraída durante la ejecución del sondeo SR-4 entre 1,40 y
2,00 metros de profundidad, y otro sobre la muestra inalterada extraída en el mismo sondeo entre 6,30
y 6,90 metros de profundidad, obteniéndose una resistencia media a la rotura vertical de 1,72
Kp/cm2 con una deformación media del 6,01%.
o Resistencia al corte sin drenaje (Cu, 1 dato): Asimismo sobre el testigo parafinado extraído en
el sondeo SR-5 entre 4,30 y 4,75 metros de profundidad, se ha realizado un ensayo de resistencia al
corte sin drenaje, obteniéndose una resistencia al corte directo de 0,76 Kp/cm2.

Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como de consistencia
firme a muy firme, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente cohesivos en
función de sus características mecánicas.
UNIDAD 2: ESTRATO MASIVO DE ARENISCA CUARCÍTICA DE GRANO MEDIO-GRUESO DE
GRAN COMPETENCIA, DE TONALIDAD GRIS CLARO CON MATICES ROJIZOS.
Los sedimentos descritos en la unidad anterior reposan sobre un estrato masivo de arenisca cuarcítica con
propiedades muy similares a los del nivel rocoso identificado en la zona donde se construirá la estructura
inferior, pero sensiblemente inclinado hacia el NW (15º de buzamiento, aproximadamente).
Al tratarse de roca, sobre la muestra extraída en la UNIDAD 2 tan sólo se han realizado ensayos de resistencia
en el laboratorio:

 Ensayos de resistencia:
o Resistencia a la compresión simple (qu, 1 dato): Se ha realizado un ensayo de compresión
simple sobre el testigo parafinado extraído durante la ejecución del sondeo SR-3 entre 7,35 y 7,80
metros de profundidad, obteniéndose una resistencia a la rotura vertical de 1.074,08 Kp/cm2.

HIDROGEOLOGÍA.
Durante la ejecución de los trabajos de perforación no se ha detectado la presencia de agua freática en el
subsuelo de la parcela dónde se emplazará la estación intermedia. En el subsuelo de la parcela dónde se
pretende construir la estación inferior, el nivel freático se ha detectado a 9,23 metros de profundidad respecto
al emboquille del sondeo SR-1.
SOLUCIONES DE CIMENTACIÓN.
A la vista de los resultados obtenidos:

1. Selecciona la unidad más apta para soportar las presiones transmitidas por las estructuras de
cimentación, entendiendo como unidad más apta aquella que asegure la integridad estructural de la
edificación a la vez que, a efectos constructivos, resulte la más ventajosa en base a criterios económicos.
2. Para las cimentaciones directas sobre las que se levantará la estructura del edificio, verifica el estado
límite último frente al hundimiento (es decir, calcula la presión de hundimiento según criterios de
resistencia, aplicando un FS = 3).
Emplea para ello la Expresión analítica básica propuesta en el Código Técnico de la Edificación (CTE),
basada en la formulación trinómica propuesta por Terzaghi (1925, 1943 y 1955) y modificada por Brinch
Hansen (1970):

donde:
qh: presión vertical de hundimiento o resistencia característica del terreno
Nc, Nq, Ng: factores de capacidad de carga. Son adimensionales y dependen exclusivamente del
ángulo de rozamiento interno efectivo del suelo. Se denominan respectivamente factor de cohesión,
de sobrecarga y de peso específico.
c: cohesión del terreno bajo la cimentación.
qo: presión vertical debida a la sobrecarga de tierras al nivel de la cimentación (o lo que es lo mismo,
efecto de la sobrecarga de tierras sobre el plano de apoyo).
B: ancho equivalente del cimiento.
g: peso específico característico del terreno por debajo de la base del cimiento.
sc, sq, sg: coeficientes correctores de influencia que dependen de la forma en planta del cimiento
dc, dq, dg: coeficientes correctores de influencia para considerar la resistencia al corte del terreno
situado por encima y alrededor de la base del cimiento. Se denominan factores de profundidad
(obviamente dependen de la profundidad del plano inferior de la zapata).
ic, iq, ig: coeficientes correctores de influencia para considerar el efecto de la inclinación de la carga.
tc, tq, tg: coeficientes correctores de influencia para considerar la proximidad del cimiento a un talud.
3. Para la misma tipología de cimentaciones, verifica los estados límite de servicio (o lo que es lo mismo,
determina la presión admisible para asientos no superiores a 2,5 cm)
Para la estimación de los asientos aplica el Método Elástico para el caso de un rectángulo con carga
uniforme, empleando para ello la siguiente solución para el cálculo:

Siendo:
s: asiento total de la cimentación.
p: presión neta aplicada.
B: ancho de cimentación.
ν: Coeficiente de Poisson.
E: Módulo de deformación.
K: Coeficiente de forma que aparece tabulado en las tablas elaboradas a tales propósitos.
Por lo que se refiere a la tipología de las cimentaciones previstas para el diseño de los edificios, éstas
consistieron en zapata aisladas y corridas de las siguientes dimensiones (cabe aclarar que para el escenario
planteado, sobre las zapatas sólo se ejerce una presión vertical y no existe ningún talud cercano al borde de las
cimentaciones):
- Zapatas aisladas:
DIMENSIÓN DE LA TENSIÓN MÁXIMA POR TENSIÓN MÁXIMA
ZAPATA CRITERIOS DE RESISTENCIA POR CRITERIOS DE
ASIENTOS
(Incluye factor de seguridad FS)
ZONA 1,5 m x 1,5 m
ESTACIÓN
INFERIOR 2,0 m x 2,0 m
2,5 m x 2,5 m
3,0 m x 3,0 m
3,5 m x 3,5 m

ZONA 1,5 m x 1,5 m


ESTACIÓN
INTERMEDIA 2,0 m x 2,0 m
1,5 m x 1,5 m
3,0 m x 3,0 m
3,5 m x 3,5 m

Tensión máxima por criterios de resistencia y asiento para zapatas aisladas de distintas dimensiones.
- Zapatas corridas:
ANCHO DE LA ZAPATA TENSIÓN MÁXIMA POR TENSIÓN MÁXIMA
CRITERIOS DE RESISTENCIA POR CRITERIOS DE
ASIENTOS
(Incluye factor de seguridad FS)
ZONA 1,5 m
ESTACIÓN
INFERIOR 2,0 m
2,5 m
3,0 m
3,5 m

ZONA 1,5 m
ESTACIÓN
INTERMEDIA 2,0 m
2,5 m
3,0 m
3,5 m

Tensión máxima por criterios de resistencia y asiento para zapatas corridas de ancho distinto.
EJERCICIO 1. SOLUCIÓN
SOLUCIONES DE CIMENTACIÓN PARA LA ESTACIÓN INFERIOR E
INTERMEDIA
A la vista de los resultados obtenidos, las cuestiones que se planteaba resolver eran las siguientes:
1. Selecciona la unidad más apta para soportar las presiones transmitidas por las estructuras de
cimentación, entendiendo como unidad más apta aquella que asegure la integridad estructural de la
edificación a la vez que, a efectos constructivos, resulte la más ventajosa en base a criterios económicos.
SELECCIÓN DE LA UNIDAD DE CIMENTACIÓN PARA LA ESTACIÓN INFERIOR
Según la información solicitada solo cabe cimentar sobre dos unidades:

o UNIDAD 1: Arcilla limo-arenosa con intercalaciones de niveles de arenisca, con un


importante grado de carbonatación en algunos tramos, de tonalidad marrón amarillenta.

SONDEO PROFUNDIDAD (m) POTENCIA (m)

SR-1 0,70 - 8,80 8,10


SR-2 0,95 - 10,80 9,85
Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según el Sistema
de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), como CL, es decir, arcillas inorgánicas de plasticidad baja
a media, arcillas con grava, arcillas arenosas, arcillas limosas.
Por lo que a sus características resistentes se refiere, la consistencia media de la unidad, deducida a partir de
los golpeos obtenidos en los ensayos de penetración ejecutados, así como los resultados obtenidos en los
ensayos a compresión simple y de corte directo realizados, permiten calificar a dicha unidad como de
consistencia muy firme a dura, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente
cohesivos en función de sus características mecánicas.

Tablas D2 y D3 del CTE.


Compacidad de los terrenos granulares y Consistencia de los terrenos coherentes.
UNIDAD 2: Arenisca cuarcítica masiva de grano medio-grueso, de gran competencia, de tonalidad gris claro
con matices rojizos.

SONDEO PROFUNDIDAD (m) POTENCIA (m)

SR-1 > 8,80 > 1,70


SR-2 > 10,80 > 0,60
Al tratarse de roca, sobre la UNIDAD 2 tan sólo se ha realizado un ensayo de compresión simple sobre un
testigo parafinado extraído durante la ejecución del sondeo SR-1, obteniéndose una resistencia a la rotura
vertical de 782,98 Kg/cm2.
Ambas unidades parecen presentar propiedades geotécnicas suficientes como para ser seleccionadas como
NIVEL DE CIMENTACIÓN, o lo que es lo mismo para empotrar las estructuras de cimentación sobre las
mismas.
Aun así, por motivos económicos, deberemos recomendar seleccionar la UNIDAD 1 como NIVEL DE
CIMENTACIÓN de la ESTACIÓN INFERIOR, puesto que unas estructuras de cimentación empotradas
directamente sobre una unidad superficial mediante zapatas o pozos, siempre serán más económicas que unas
estructuras de cimentación empotradas mediante pilotes en una unidad profunda.
Habitualmente, si la unidad de cimentación se encuentra a una profundidad mayor de 4-5 metros respecto al
plano de cimentación del edificio, habrá que recurrir a cimentaciones profundas (pilotes, micropilotes o
pantallas) encareciendo con ello el coste de la construcción.
SELECCIÓN DE LA UNIDAD DE CIMENTACIÓN PARA LA ESTACIÓN INTERMEDIA
Según la información solicitada solo cabe cimentar sobre dos unidades:

o UNIDAD 1: Arcilla limo-arenosa de tonalidad marrón amarillenta, intensamente carbonatada


en el tramo inicial, con algunos fragmentos de arenisca de tamaño grava a bolo. Completamente
removida corresponde, posiblemente, a depósitos de piedemonte.

PROFUNDIDAD POTENCIA
SONDEO
(m) (m)

SR-3 0,60 - 5,70 5,10

SR-4 0,80 - 11,50 10,70

SR-5 0,85 - 8,90 8,05

Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según el Sistema
de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), como CL, es decir, arcillas inorgánicas de plasticidad baja
a media, arcillas con grava, arcillas arenosas, arcillas limosas.
Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como de consistencia
firme a muy firme, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente cohesivos en
función de sus características mecánicas.


o UNIDAD 2: Arenisca cuarcítica masiva de grano medio-grueso de gran competencia, de
tonalidad gris claro con matices rojizos.

PROFUNDIDAD POTENCIA
SONDEO
(m) (m)

SR-3 > 5,70 > 2,70

SR-4 > 11,50 > 0,20

SR-5 > 8,90 > 0,10

Al tratarse de roca, sobre la UNIDAD 2 tan sólo se ha realizado un ensayo de compresión simple sobre un
testigo parafinado extraído durante la ejecución del sondeo SR-3, obteniéndose una resistencia a la rotura
vertical de 1074,08 Kg/cm2.
Ambas unidades parecen presentar propiedades geotécnicas suficientes como para ser seleccionadas como
NIVEL DE CIMENTACIÓN, o lo que es lo mismo para empotrar las estructuras de cimentación sobre las
mismas.
Aun así, por motivos económicos, deberemos recomendar la UNIDAD 1 como NIVEL DE
CIMENTACIÓN de la ESTACIÓN INTERMEDIA, puesto que unas estructuras de cimentación
empotradas directamente sobre una unidad superficial mediante zapatas o pozos, siempre serán más
económicas que unas estructuras de cimentación empotradas mediante pilotes en una unidad profunda.
2. Para las cimentaciones directas sobre las que se levantará la estructura del edificio, verifica el estado
límite último frente al hundimiento (es decir, calcula la presión de hundimiento según criterios de
resistencia, aplicando un FS = 3). Emplea para ello la Expresión analítica básica propuesta en el Código
Técnico de la Edificación (CTE), basada en la formulación trinómica propuesta por Terzaghi (1925,
1943 y 1955) y modificada por Brinch Hansen (1970):

donde:
qh: presión vertical de hundimiento o resistencia característica del terreno
Nc, Nq, Nγ: factores de capacidad de carga. Son adimensionales y dependen exclusivamente del
ángulo de rozamiento interno efectivo del suelo. Se denominan respectivamente factor de cohesión,
de sobrecarga y de peso específico.
c: cohesión del terreno bajo la cimentación.
qo: presión vertical debida a la sobrecarga de tierras al nivel de la cimentación (o lo que es lo mismo,
efecto de la sobrecarga de tierras sobre el plano de apoyo).
B: ancho equivalente del cimiento.
γ: peso específico característico del terreno por debajo de la base del cimiento.
sc, sq, sγ: coeficientes correctores de influencia que dependen de la forma en planta del cimiento
dc, dq, dγ: coeficientes correctores de influencia para considerar la resistencia al corte del terreno
situado por encima y alrededor de la base del cimiento. Se denominan factores de profundidad
(obviamente dependen de la profundidad del plano inferior de la zapata).
ic, iq, iγ: coeficientes correctores de influencia para considerar el efecto de la inclinación de la carga.
tc, tq, tγ: coeficientes correctores de influencia para considerar la proximidad del cimiento a un talud.
Tal y como se menciona en el punto 1, a la vista de los resultados obtenidos, nos encontramos unas
condiciones geotécnicas en la zona de estudio, que cabe calificar como favorables a la disposición de
cimentaciones de tipo superficial en la unidad natural de arcilllas limo-arenosas terciarias detectadas en ambas
zonas: estación inferior e intermedia.
Puesto que el nivel de cimentación está integrado por arcillas limo-arenosas, para el cálculo de la presión de
hundimiento de las estructuras de cimentación, habrá que emplear la formulación trinómica propuesta por
Terzaghi (1925, 1943 y 1955) y modificada por Brinch Hansen (1970) para el caso de suelos
predominantemente cohesivos, es decir en condiciones sin drenaje (c = cu y Ø = 0), que para la situación más
desfavorable que puede considerarse (carga rápida en substrato saturado), tiene la siguiente expresión general:

Donde,
Nc = Factor de capacidad de carga (5,14, para Ø = 0º)
Cu = Resistencia al corte sin drenaje (valor obtenido a partir del ensayo de corte directo no drenado
y una media ponderada de los ensayos de compresión simple realizados, teniendo en cuenta que:
Cu = 0,5 qu).
Cu = 1,30 kg/cm2 (Zona estación inferior)
Cu = 0,83 kg/cm2 (Zona estación intermedia)
D = Profundidad de empotramiento de las estructuras de cimentación = 0,3 m en la UNIDAD 1
(valor mínimo que se encuentra del lado de la seguridad, puesto que se deprecia la sobrecarga que
ejercen los materiales de relleno situados por encima de las arcillas limo-arenosas).
γ = peso específico = 2,1 g/cm3, según se desprende del resultado de los ensayos de laboratorio
realizados sobre muestras tomadas de los sondeos en ambas zonas.
sc, sq = coeficientes correctores de influencia que dependen de la forma en planta del cimiento.
dc, dq = coeficientes correctores de influencia para considerar la resistencia al corte del terreno
situado por encima y alrededor de la base del cimiento. No se aplican para el escenario planteado,
debido a la escasa profundidad de empotramiento de las zapatas.
ic, iq = coeficientes correctores de influencia para considerar el efecto de la inclinación de la
carga. No se aplican en este caso, puesto que la carga es vertical.
tc, tq = coeficientes correctores de influencia para considerar la proximidad del cimiento a un talud.
En este caso no hay talud próximo, luego no es necesario aplicar estos coeficientes
Las tablas siguientes recogen los resultados obtenidos para distintas dimensiones de zapatas aisladas y
corridas empotradas 0,3 m en la UNIDAD 1 (tal y como se menciona en el enunciado del ejercicio, cabe
aclarar que para el escenario planteado, sobre las zapatas sólo se ejerce una presión vertical y no existe
ningún talud cercano al borde de las cimentaciones):
- Zapatas aisladas:
PRESIÓN MÁXIMA POR
DIMENSIÓN DE LA CRITERIOS DE RESISTENCIA
ZAPATA
(Incluye factor de seguridad FS = 3)

1,5 m x 1,5 m 2,87 kg/cm2


2,0 m x 2,0 m 2,82 kg/cm2
ZONA ESTACIÓN
2,5 m x 2,5 m 2,80 kg/cm2
INFERIOR
3,0 m x 3,0 m 2,78 kg/cm2
3,5 m x 3,5 m 2,77 kg/cm2
1,5 m x 1,5 m 1,84 kg/cm2
2,0 m x 2,0 m 1,81 kg/cm2
ZONA ESTACIÓN
2,5 m x 2,5 m 1,79 kg/cm2
INTERMEDIA
3,0 m x 3,0 m 1,78 kg/cm2
3,5 m x 3,5 m 1,77 kg/cm2

Tensión máxima por criterios de resistencia para zapatas aisladas de distintas dimensiones.

- Zapatas corridas:
ANCHO DE PRESIÓN MÁXIMA POR
LA ZAPATA CRITERIOS DE RESISTENCIA
(Incluye factor de seguridad FS = 3)
1,5 m 2,40 kg/cm2
2,0 m 2,37 kg/cm2
ZONA ESTACIÓN
2,5 m 2,35 kg/cm2
INFERIOR
3,0 m 2.33 kg/cm2
3,5 m 2.32 kg/cm2
1,5 m 1,54 kg/cm2
2,0 m 1,52 kg/cm2
ZONA ESTACIÓN
2,5 m 1,50 kg/cm2
INTERMEDIA
3,0 m 1,50 kg/cm2
3,5 m 1,49 kg/cm2

Tensión máxima por criterios de resistencia para zapatas corridas de ancho distinto.
Comentarios generales sobre la selección de los valores a introducir en la ecuación:
o El valor de la RESISTENCIA AL CORTE SIN DRENAJE Cu lo podemos obtener mediante
los siguientes procedimientos:
 Directamente del resultado del ensayo de resistencia al corte sin drenaje Cu llevado a
cabo en el laboratorio sobre muestras inalteradas (MI) tomadas de los sondeos. En su caso,
también se podría obtener mediante ensayos triaxiales UU, pero son más caros.
 Por correlación con la media ponderada de los ensayos de compresión simple
qu realizados en el laboratorio sobre muestras inalteradas (MI) tomadas de los sondeos (como
aproximación se suele emplear Cu = qu/2)
 De forma indirecta, a partir de ensayos in situ (molinete, penetrómetro estático o
dinámico, presiómetro, etc.). Por ejemplo, suele ser habitual determinar el valor Cu por
correlación con la media ponderada de los ensayos de penetración dinámica estándar (SPT),
penetración dinámica continua (DPSH o Borros), ensayo de penetración estática. Todos estos
ensayos se pueden correlacionar entre ellos, para obtener un valor NSPT que luego puede
correlacionarse a su vez, con el valor de ensayo a compresión simple qu y de éste, al valor de
ensayo de resistencia al corte sin drenaje cu (ver tablas que siguen). Son muchas correlaciones, de
modo que mediante este procedimiento tan sólo se obtienen valores meramente orientativos, pero
si el resultado final es coherente, refuerza el valor tomado para Cu en el ensayo de laboratorio
(hay que tener en cuenta que generalmente se dispone de pocos ensayos de laboratorio de este
tipo).

Tabla 4.2 del CTE. Correlación entre CPT y NSPT

Figura D.2 del CTE. Correlación entre los ensayos SPT y CPT
Si se dispone de resultados de ensayos de penetración estática, la resistencia por la punta medida, qc, se
puede correlacionar con el golpeo del ensayo SPT de acuerdo con la tabla y figura anteriores, en función
de la granulometría del terreno

Tabla D.23 del CTE. Valores orientativos de NSPT, resistencia a compresión simple y módulo de
elasticidad de suelos
 El PESO ESPECÍFICO se obtiene directamente de los resultados de los ensayos de laboratorio, o en
caso de no disponer de ensayos, de la bibliografía técnica de referencia existente en el ámbito de la
geotecnia (ver tabla siguiente). Siempre es útil contrastar los resultados obtenidos en los ensayos de
laboratorio con los rangos de valores más comunes recomendados para los parámetros geotécnicos en
función del tipo de materiales en la bibliografía técnica de referencia.
o El EMPOTRAMIENTO D de la cimentación debe ser el mínimo aunque suficiente como para
asegurar que las estructuras de cimentación apoyan adecuadamente sobre la unidad de cimentación.
En tal sentido, siempre es necesario prever que se deberá sanear el tramo más superficial de la unidad
de cimentación, para retirar los materiales más alterados cuya resistencia pueda ser menor a la media
determinada para la unidad.

Puesto que además la cimentación debe disponer de un mínimo de empotramiento para trabajar
correctamente, cabe prever que un empotramiento mínimo en la unidad de cimentación de 0,3 a 0,5
m.
Cuanto mayor sea el empotramiento mayor será la presión de hundimiento, de modo que en aquellos
casos en los que no alcancemos la presión de hundimiento necesaria prevista para las estructuras de
cimentación, siempre se puede recurrir al incremento del empotramiento de las zapatas o pozos,
para ganar unas décimas gracias a la sobrecarga del terreno que rodea la cimentación.

o En cuanto a los COEFICIENTES CORRECTORES:


 dc, dq coeficientes correctores de influencia para considerar la resistencia al
corte del terreno situado por encima y alrededor de la base del cimiento. Se denominan factores
de profundidad (obviamente dependen de la profundidad del plano inferior de la zapata).

Los coeficientes d se obtienen aplicando las fórmulas indicadas en la parte teórica del curso,
puesto que dependen del ancho y empotramiento de la cimentación, valores que debemos
determinar nosotros mismos.
El valor del coeficiente dc se puede calcular mediante la siguiente expresión:

Donde:
D: espesor de terreno por encima de la base de la zapata que no va a modificar sus
características resistentes en el tiempo.
B: ancho menor de la cimentación
Generalmente (y así se determina también en el Código Técnico de la Edificación), los factores
correspondientes a los términos de densidad y de sobrecarga pueden considerarse la unidad
(dγ=1, dq = 1).
En la práctica, en ocasiones no se considera el coeficiente de corrección dc, por ejemplo en el
caso de construir una zapata poco profunda en un terreno arcilloso de plasticidad elevada en el
que en épocas secas pudieran desarrollarse grietas por retracción que alcanzaran la
profundidad del cimiento. En estas circunstancias la superficie de deslizamiento teórica habría
de levantar las tierras por encima de la zapata, pero no movilizar su resistencia al corte, dado
que existirían ya discontinuidades abiertas y sin resistencia. Evidentemente en un terreno
granular o simplemente no susceptible de agrietamiento por desecación, no habrá
inconveniente en aplicar la corrección. Es decir, la tensión de hundimiento será mayor si se
puede garantizar que el terreno situado por encima de las zapatas no va a estar afectado en una
amplia extensión alrededor de las mismas por desecaciones que produzcan agrietamientos, de
forma que no sólo actúe como sobrecarga, sino que colabore activamente ya que para que se
produzca el hundimiento del cimiento, la superficie de rotura deberá atravesar esta zona,
movilizando su resistencia al corte.
Tampoco se deben emplear los factores de corrección anteriores para profundidades de
cimentación D bajo la superficie del terreno menores de 2 m, ni se deben considerar en
cimentaciones cercanas a taludes o cuando no se pueda garantizar la permanencia, en el
tiempo, del terreno situado por encima de la base de cimentación.
En tal sentido, considerando que el techo de la UNIDAD 1 se halla a profundidad menor a 1
metro, es de prever que la profundidad de cimentación D será inferior a 2 metros, de modo que
no es necesario considerar los factores de profundidad.

 sc, sq coeficientes correctores de influencia que dependen de la forma en planta


del cimiento.

En general la presión de hundimiento de una zapata circular o cuadrada resulta mayor que la
de una zapata indefinida. El efecto de la forma del cimiento se tiene en cuenta mediante los
siguientes factores de corrección (Ministerio de Vivienda, 2006):

 ic, iq coeficientes correctores de influencia para considerar el efecto de la


inclinación de la carga.

Los coeficientes i, se obtienen de las formulaciones indicadas en la parte teórica del curso.
Tomando como referencia las definiciones mostradas en la siguiente figura:

Geometría de una cimentación directa, parámetros y definiciones en la formulación generalizada. Ministerio de


Fomento y CSIC (2001)
Los coeficientes a aplicar por efecto de la existencia de componentes horizontales de cargas sobre la zapata son
(Ministerio de Vivienda, 2006):
Donde δB, δL, son los ángulos de desviación de la carga respecto a la vertical.
Por último, cuando se pueda asegurar cierta cohesión “c” en el contacto de la cimentación con el terreno se
puede emplear un ángulo “δ” menor, dado por la expresión (Ministerio de Vivienda, 2006):

Cabe señalar que en el ejercicio se menciona que la carga es vertical. Si aplicamos la


formulación, nos daremos cuenta que cuando la carga es vertical, los coeficientes i son igual a
1, luego no afectan. Que la carga sea vertical suele ser lo más común salvo en casos muy
concretos.

 tc, tq coeficientes correctores de influencia para considerar la proximidad del


cimiento a un talud.

En este caso no hay talud próximo, luego no es necesario aplicar estos coeficientes
3. Para la misma tipología de cimentaciones, verifica los estados límite de servicio (o lo que es lo mismo,
determina la presión admisible para asientos no superiores a 2,5 cm). Para la estimación de los asientos
aplica el Método Elástico para el caso de un rectángulo con carga uniforme, empleando para ello la
siguiente solución para el cálculo:

Siendo:
s: asiento total de la cimentación (s = 2,5 cm para zapatas o pozos).
p: presión neta aplicada.
B: ancho menor de la cimentación.
E’: Módulo elástico de deformación en condiciones drenadas.
K: Coeficiente de forma que aparece tabulado en las tablas elaboradas a tales propósitos.
Valores del coeficiente K. Modificada de Blanco (1997).

ν: coeficiente de Poisson (0,3 para arcillas medias).

Tabla D.24 del CTE. Valores orientativos del coeficiente de Poisson

La formulación requiere el conocimiento del módulo de deformación elástico en condiciones drenadas de


los niveles afectados por el bulbo de tensiones generado y por lo tanto, susceptibles de asentar. Puesto
que conocemos la resistencia al corte sin drenaje Cu de los materiales que integran la unidad de arcillas
limo-arenosas, el Módulo Elástico en condiciones drenadas de dicha unidad puede obtenerse
directamente a partir de la relación entre Cu y E' propuesta por F.G. Butler (1974) y recogida por J.A.
Jiménez Salas (‘Geotecnia y Cimientos II’, 1981):
E' = 130 Cu , donde Cu = 0,5 qu, resultando:
E' = 169,0 kg/cm2 (Zona estación inferior)
E' = 107,9 kg/cm2 (Zona estación intermedia)

La tabla siguiente recoge los resultados obtenidos para distintas dimensiones de zapatas aisladas y
corridas en las dos zonas de estudio (tal y como se menciona en el enunciado del ejercicio, cabe aclarar
que para el escenario planteado, sobre las zapatas sólo se ejerce una presión vertical y no existe ningún
talud cercano al borde de las cimentaciones):
- Zapatas aisladas:
PRESIÓN MÁXIMA TENSIÓN
POR CRITERIOS DE MÁXIMA POR
DIMENSIÓN RESISTENCIA CRITERIOS DE
DE LA ZAPATA ASIENTOS
(Incluye factor de
seguridad FS = 3) (s = 2,5 cm)
1,5 m x 1,5 m 2,87 kg/cm2 2,76 kg/cm2
2,0 m x 2,0 m 2,82 kg/cm2 2,23 kg/cm2
ZONA
ESTACIÓN 2,5 m x 2,5 m 2,80 kg/cm2 1,84 kg/cm2
INFERIOR
3,0 m x 3,0 m 2,78 kg/cm2 1,58 kg/cm2
3,5 m x 3,5 m 2,77 kg/cm2 1,38 kg/cm2
1,5 m x 1,5 m 1,84 kg/cm2 1,76 kg/cm2
2,0 m x 2,0 m 1,81 kg/cm2 1,43 kg/cm2
ZONA
ESTACIÓN 1,5 m x 1,5 m 1,79 kg/cm2 1,17 kg/cm2
INTERMEDIA
3,0 m x 3,0 m 1,78 kg/cm2 1,01 kg/cm2
3,5 m x 3,5 m 1,77 kg/cm2 0,88 kg/cm2
Tensión máxima por criterios de resistencia y asiento para zapatas aisladas de distintas dimensiones.
- Zapatas corridas:
PRESIÓN MÁXIMA POR
TENSIÓN MÁXIMA
CRITERIOS DE
ANCHO DE POR CRITERIOS
RESISTENCIA
LA ZAPATA DE ASIENTOS
(Incluye factor de
(s = 2,5 cm)
seguridad FS = 3)
1,5 m 2,40 kg/cm2 0,84 kg/cm2
2,0 m 2,37 kg/cm2 0,66 kg/cm2
ZONA
ESTACIÓN 2,5 m 2,35 kg/cm2 0,54 kg/cm2
INFERIOR
3,0 m 2.33 kg/cm2 0,47 kg/cm2
3,5 m 2.32 kg/cm2 0,42 kg/cm2
1,5 m 1,54 kg/cm2 0,54 kg/cm2
2,0 m 1,52 kg/cm2 0,42 kg/cm2
ZONA
ESTACIÓN 2,5 m 1,50 kg/cm2 0,35 kg/cm2
INTERMEDIA
3,0 m 1,50 kg/cm2 0,30 kg/cm2
3,5 m 1,49 kg/cm2 0,27 kg/cm2

Tensión máxima por criterios de resistencia y asiento para zapatas corridas de ancho distinto.

EJERCICIO 2
En los siguientes apartados se resumen los trabajos de campo y los ensayos de laboratorio llevados a cabo para
un estudio geotécnico de una parcela desarrollado en el marco del proyecto de construcción de 18 viviendas en
el término municipal de Esparreguera (Barcelona).
El estudio fecha del año 2007 por lo que a día de hoy dichas viviendas se hallan construidas.
A partir del escenario planteado y mediante la información facilitada, determina las características geotécnicas
del terreno seleccionado para el emplazamiento de las viviendas y elabora las recomendaciones pertinentes
respecto a la tipología de cimentación más adecuada para las viviendas y a la selección de la unidad de
cimentación.
INTRODUCCIÓN
Una vez recibido el encargo para la redacción del estudio geotécnico, la arquitectura que no ha contratado nos
facilita los datos relativos al diseño de las viviendas y al emplazamiento y características de la parcela dónde se
van a construir.
La superficie total de la parcela es de unos 2.900 m2 y su forma es rectangular, limitando sus cuatro lados con
calles urbanizadas. La morfología del terreno es prácticamente llana, constituida por un plano de pendiente
muy suave y regular.
Según los planos de las viviendas, la obra proyectada consiste en la construcción de 18 viviendas compuestas
por planta baja y dos plantas superiores de 100 m2 por planta. A tales efectos, nos hallamos ante una tipología
de edificio constituido por 1 PB + 2 PPiso de 100 m2 por planta (300 m2 de superficie construida).
El encargo del estudio incluye tanto la redacción del informe, como los trabajos de campo y los ensayos de
laboratorio necesarios para la determinación previa de las características del terreno.
TRABAJOS REALIZADOS.
Por lo que se refiere al reconocimiento del terreno sobre el que se prevé emplazar las 18 edificaciones, tras un
estudio de los antecedentes geológicos de la zona y una vez determinado el marco geológico del sector a
estudiar, los trabajos llevados a cabo consistieron en el desarrollo de una campaña de reconocimiento
geotécnico consistente en la realización de 36 sondeos mecánicos a rotación con recuperación de testigo
continuo complementados con 18 penetrómetros dinámicos que permitieron identificar litológica y
geotécnicamente el terreno, así como interpretar el comportamiento mecánico del subsuelo.
En los siguientes apartados se resumen los trabajos de campo desarrollados en el marco de la campaña de
reconocimiento geotécnico, así como sus resultados.

SONDEOS MECÁNICOS.
Durante la campaña de prospección geotécnica se realizaron 36 sondeos mecánicos en los sectores en los que
se pretendían construir los edificios. Los trabajos de perforación se desarrollaron entre los días 25 y 30 de
Marzo de 2007, ejecutándose con una sonda ROLATEC RL-400 montada sobre una oruga, con baterías de
perforación de 86 mm, con coronas de widia y cuando ha sido necesario, revestimiento de 113 mm.
La denominación y la profundidad final de investigación de los sondeos se incluyen en el cuadro siguiente:

PROFUNDIDAD ZONA DE
SONDEO
(m) ESTUDIO
S-1 6,60
Edificio 1
S-2 6,60
S-3 6,60
Edificio 2
S-4 6,60
S-5 6,60
Edificio 3
S-6 6,60
S-7 6,60
Edificio 4
S-8 6,60
S-9 6,60
Edificio 5
S-10 6,60
S-11 6,60
Edificio 6
S-12 6,60
S-13 6,60 Edificio 7
S-14 6,60
S-15 6,60
Edificio 8
S-16 6,60
S-17 6,60
Edificio 9
S-18 6,60
S-19 6,60
Edificio 10
S-20 6,60
S-21 6,60
Edificio 11
S-22 6,60
S-23 6,60
Edificio 12
S-24 6,60
S-25 6,60
Edificio 13
S-26 6,60
S-27 6,60
Edificio 14
S-28 6,60
S-29 6,60
Edificio 15
S-30 6,60
S-31 6,60
Edificio 16
S-32 6,60
S-33 6,60
Edificio 17
S-34 6,60
S-35 6,60
Edificio 18
S-36 6,60

Los testigos de terreno extraídos de los sondeos fueron convenientemente almacenados y referenciados en
cajas de cartón parafinado habilitadas para tal fin.

ENSAYOS DE PENETRACIÓN DINÁMICA CONTINUA DEL TIPO DPSH


Complementariamente a los sondeos se llevaron a cabo 18 ensayos de penetración dinámica continua del tipo
DPSH de 7 m de profundidad cada uno de ellos:
La denominación y la profundidad final de investigación de los penetrómetros se resumen en la siguiente tabla:
PENETRÓMETRO PROFUNDIDAD ZONA DE
(m) ESTUDIO
(DPSH)
P-1 7,00 Edificio 1
P-2 7,00 Edificio 2
P-3 7,00 Edificio 3
P-4 7,00 Edificio 4
P-5 7,00 Edificio 5
P-6 7,00 Edificio 6
P-7 7,00 Edificio 7
P-8 7,00 Edificio 8
P-9 7,00 Edificio 9
P-10 7,00 Edificio 10
P-11 7,00 Edificio 11
P-12 7,00 Edificio 12
P-13 7,00 Edificio 13
P-14 7,00 Edificio 14
P-15 7,00 Edificio 15
P-16 7,00 Edificio 16
P-17 7,00 Edificio 17
P-18 7,00 Edificio 18

ENSAYOS DE PENETRACIÓN ESTÁNDAR. TOMA DE MUESTRAS


INALTERADAS.
Con el objetivo de determinar el grado de compacidad o consistencia del terreno, en el interior de los sondeos
se practicaron ensayos S.P.T.
Del mismo modo, para un adecuado proceso de identificación y caracterización de los materiales, se tomaron
muestras inalteradas (MI) del interior de los sondeos. En este sentido, cabe recordar que el número de golpes
necesario para la hinca del tubo tomamuestras empleado para la toma de muestras inalteradas (MI), puede
correlacionarse con un golpeo equivalente del ensayo de penetración estándar (SPT), siendo por lo general
aceptada la correlación NSPT = NMI/2.
En la tabla siguiente se resumen los ensayos de penetración estándar (SPT) y de toma de muestras inalteradas
(MI) que se llevaron a cabo durante el desarrollo de la campaña de campo:
TIPO DE PROFUNDIDAD DE
SONDEO
MUESTRA LA MUESTRA
MI 3,00 a 3,60 m
S-1
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-2
MI 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-3
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-4
SPT 6,00 a 6,60 m
MI 3,00 a 3,60 m
S-5
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-6
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-7
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-8
MI 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-9
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-10
MI 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-11
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-12
SPT 6,00 a 6,60 m
MI 3,00 a 3,60 m
S-13
SPT 6,00 a 6,60 m
S-14 SPT 3,00 a 3,60 m
MI 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-15
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-16
SPT 6,00 a 6,60 m
MI 3,00 a 3,60 m
S-17
SPT 6,00 a 6,60 m
MI 3,00 a 3,60 m
S-18
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-19
SPT 6,00 a 6,60 m
MI 3,00 a 3,60 m
S-20
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-21
SPT 6,00 a 6,60 m
MI 3,00 a 3,60 m
S-22
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-23
SPT 6,00 a 6,60 m
MI 3,00 a 3,60 m
S-24
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-25
SPT 6,00 a 6,60 m
MI 3,00 a 3,60 m
S-26
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-27
MI 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-28
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-29
MI 6,00 a 6,60 m
MI 3,00 a 3,60 m
S-30
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-31
MI 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-32
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-33
MI 6,00 a 6,60 m
MI 3,00 a 3,60 m
S-34
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-35
SPT 6,00 a 6,60 m
SPT 3,00 a 3,60 m
S-36
SPT 6,00 a 6,60 m

ENSAYOS DE LABORATORIO.
Siguiendo la normativa vigente, sobre una selección de las muestras inalteradas y de los ensayos SPT
practicados durante la campaña de campo, se llevaron a cabo en el Laboratorio de Mecánica de Suelos, los
ensayos mecánicos y de identificación, clasificación y caracterización geotécnica resumidos en el cuadro
siguiente:
ENSAYO CANTIDAD
ANÁLISIS GRANULOMÉTRICO (UNE 103.101/95) 10
LÍMITES DE ATTERBERG (UNE 103.103/94 y 103.104/94) 5
HUMEDAD NATURAL (UNE 103.300/93) 5
DENSIDAD APARENTE (UNE 103.301/94) 5
COMPRESIÓN SIMPLE (UNE 103.400/93) 4
SULFATOS (UNE 103.201/96) 8

GEOLOGÍA Y CARACTERÍSTICAS GEOTÉCNICAS DEL TERRENO.


GEOLOGÍA DE LA ZONA.
Desde el punto de vista geológico, la zona estudiada se encuentra situada en el sector septentrional de la
depresión del Vallès-Penedès. Esta larga fosa de origen tecto-sedimentario y rellena de materiales terciarios se
ubica entre las cordilleras Prelitoral y Litoral, constituyendo el conjunto de las tres unidades (alineadas en
dirección NE a SO) el sector conocido con el nombre de Catalánides.
La localidad de Esparreguera se encuentra en el margen derecho del río Llobregat, al pie de los relieves
montañosos de la Cordillera Prelitoral, constituidos estos últimos en este sector por pizarras paleozoicas y
calizas. En las cercanías se ubica la falla que separa a esta unidad geológica de la Depresión del Vallès,
fosilizada actualmente por sedimentos cuaternarios.
Desde el punto de vista cartográfico pueden distinguirse las siguientes unidades de materiales terciarios en el
área de estudio y alrededores, todas ellas de edad miocena:

 Serravaliense - Vallesiense: arcillas amarillentas con areniscas y lentejones de conglomerados.


 Aragoniense - Vallesiense: Conglomerados grises con matriz arcillosa sin cementar.

Sobre los sedimentos anteriores se encuentran puntualmente materiales cuaternarios, los cuales pueden tener
un desarrollo superficial amplio aunque con espesores mucho menos significativos (a escala geológica) en
relación con los materiales terciarios. En concreto, son los sedimentos sobre los que se ubica buena parte de la
localidad de Esparreguera y en los que pueden diferenciarse los siguientes tipos de depósitos:

 Aluvial indiferenciado y pie de monte del cuaternario antiguo: quedan integrados en esta
denominación los depósitos de los valles de los ríos y los situados al pie de los relieves formados por la
Cordillera.
 Pie de monte reciente: formado fundamentalmente a expensas de los materiales paleozoicos,
enmascarando en parte la relación Cordillera con la Depresión del Vallès. Desde el punto de vista
litológico están constituidos por derrubios angulosos de pizarras y cuarcitas mezclados con arcillas de
tonalidad rojiza. Hacia el llano, estos derrubios se indentan con complejos limosos.
 Cauces actuales y depósitos de rieras: se incluye una serie de depósitos formados por limos pardo-
rojizos, localmente con caliche y depósitos torrenciales en el fondo de las rieras.

CARACTERÍSTICAS GEOTÉCNICAS DEL TERRENO.


En función de los resultados de la campaña de campo y de los ensayos de laboratorio, en el subsuelo del
terreno seleccionado para la construcción de los edificios se pudieron diferenciar las siguientes unidades
geotécnicas:

 UNIDAD R: Rellenos constituidos por gravas y gravillas mezcladas con arenas limo-arcillosas, con
cierta proporción en materia orgánica y restos antrópicos.
 UNIDAD 1: Alternancias de espesor decimétrico constituidas por tramos de arenas medias a gruesas
muy limpias con grava y gravilla y tramos de arenas finas a medias algo limosas.

En el siguiente cuadro resumen se exponen las diferentes profundidades a las que se encuentra cada unidad
litológica, según los sondeos llevados a cabo en este sector:

SONDEO Relleno Arenas, gravas y


antrópico limos
(prof. en m) (prof. en m)
S-1 0,15 0,15-6,60
S-2 0,20 0,20-6,60
S-3 0,15 0,15-6,60
S-4 0,10 0,10-6,60
S-5 0,15 0,15-6,60
S-6 0,15 0,15-6,60
S-7 0,20 0,20-6,60
S-8 0,15 0,15-6,60
S-9 0,20 0,20-6,60
S-10 0,20 0,20-6,60
S-11 0,25 0,25-6,60
S-12 0,30 0,30-6,60
S-13 0,30 0,30-6,60
S-14 0,35 0,35-6,60
S-15 0,35 0,40-6,60
S-16 0,40 0,15-6,60
S-17 0,35 0,35-6,60
S-18 0,35 0,35-6,60
S-19 0,25 0,25-6,60
S-20 0,25 0,25-6,60
S-21 0,25 0,25-6,60
S-22 0,20 0,20-6,60
S-23 0,15 0,15-6,60
S-24 0,20 0,20-6,60
S-25 0,20 0,20-6,60
S-26 0,25 0,25-6,60
S-27 0,30 0,30-6,60
S-28 0,30 0,30-6,60
S-29 0,35 0,35-6,60
S-30 0,35 0,35-6,60
S-31 0,30 0,30-6,60
S-32 0,25 0,25-6,60
S-33 0,20 0,20-6,60
S-34 0,15 0,15-6,60
S-35 0,20 0,20-6,60
S-36 0,15 0,15-6,60
UNIDAD R: RELLENOS CONSTITUIDOS POR GRAVAS Y GRAVILLAS MEZCLADAS CON ARENAS
LIMO-ARCILLOSAS, CON MATERIA ORGÁNICA Y RESTOS ANTRÓPICOS.
La UNIDAD R está compuesta por la mezcla de rellenos de origen antrópico mezclados con el terreno natural
superficial removido. Concretamente se trata de gravas y gravillas mezcladas con arenas limoarcillosas, entre
las que se distinguen fragmentos de materiales de origen antrópico (cerámicas). Los primeros 10 –20 cm de la
unidad se mezclan con raíces constituyendo tierra vegetal. De color pardo, se ha detectado hasta una
profundidad mínima de 0,10 m en el sondeo S-4 y máxima de 0,40 m en el sondeo S-16. Por lo que a sus
características resistentes se refiere, la compacidad media de la unidad, observada durante los trabajos de
perforación, permite calificar a dicha unidad como de compacidad floja a medianamente compacta, según la
clasificación formal existente para suelos predominantemente granulares en función de sus características
mecánicas.
No se han realizado ensayos de laboratorio en la UNIDAD R ya que por su naturaleza, materiales superficiales
removidos mezclados con rellenos antrópicos, no se considera apto como unidad de apoyo para las estructuras
de cimentación, de modo que en las zonas donde se pretenda cimentar deberá ser saneado.
UNIDAD 1: ALTERNANCIAS DE ESPESOR DECIMÉTRICO CONSTITUIDAS POR TRAMOS DE
ARENAS MEDIAS A GRUESAS MUY LIMPIAS CON GRAVA Y GRAVILLA Y TRAMOS DE ARENAS
FINAS A MEDIAS ALGO LIMOSAS.
La UNIDAD 1 está compuesta por depósitos cuaternarios de pie de monte, constituidos por alternancias de
espesor decimétrico entre tramos de arenas medias a gruesas con grava y gravilla de litologías esquistosas y
cuarcíticas de color pardo, y tramos de arenas finas a medias algo limosas de color rojizo.
Esta unidad se ha detectado por debajo de la UNIDAD R, a partir de 0,10 - 0,40 metros. Su profundidad
máxima detectada ha sido de 6,60 metros registrados en todos los sondeos, desconociéndose el espesor total de
la unidad al situarse su base a mayor profundidad que la investigada mediante los sondeos de reconocimiento.
Por lo que a sus características resistentes se refiere, la densidad media de la unidad, deducida a partir de los
golpeos obtenidos en los ensayos de penetración estándar (S.P.T.) y de los ensayos de toma de muestra
inalterada (MI), así como de los penetrómetros dinámicos DPSH llevados a cabo, permiten calificar a dicha
unidad como de compacidad medianamente densa, según la clasificación formal existente para suelos
predominantemente granulares en función de sus características mecánicas.
A partir de los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia realizados en los sondeos y mediante los
penetrómetros, y de los ensayos de laboratorio, podemos establecer la siguiente caracterización geotécnica
media de la unidad:
Tramos constituidos por arenas medias a gruesas con grava y gravilla, muy limpias:
- Ensayos de estado, identificación y caracterización:
 Análisis granulométrico (5 datos):

Contenido de finos (pasa por el tamiz 0,080 UNE): 0,45 %.


Contenido de arenas (pasa por 2 UNE y retiene 0,080 UNE): 84,4 %.
Contenido de gravas (retiene el tamiz 2 UNE): 15,15 %.
Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según el Sistema
de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), con el símbolo doble SW-SP, es decir, arenas bien graduadas,
arenas mal graduadas.
- Ensayos de resistencia:

 Resistencia a la penetración estándar (S.P.T., 41 datos): Durante la ejecución de los sondeos se han
realizado 41 ensayos de penetración estándar en esta unidad, obteniéndose un valor medio de resistencia a
la penetración dinámica estándar de NSPT = 26.
 Resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH (360 datos): Se han realizado 18 ensayos de
penetración dinámica en los materiales que constituyen esta unidad, obteniendo un valor medio de
resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH de NDPSH = 20 golpes. Utilizando la relación NSPT = 1,42
NDPSH, se obtiene un valor NSPT = 28, donde NSPT es el valor de la resistencia equivalente en el ensayo de
penetración estándar S.P.T.

Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como suelo medianamente
denso, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente granulares en función de sus
características mecánicas.
Tramos constituidos por arenas finas a medias algo limosas:
- Ensayos de estado, identificación y caracterización:

 Análisis granulométrico (5 datos):

Contenido de finos (pasa por el tamiz 0,080 UNE): 17,3 %.


Contenido de arenas (pasa por 2 UNE y retiene 0,080 UNE): 80,2 %.
Contenido de gravas (retiene el tamiz 2 UNE): 2,5 %.

 Límites de Atterberg (5 datos):

Límite Líquido (wL): 26,4 %.


Límite Plástico (wP): 21,4 %.
Índice de Plasticidad (IP): 5,0 %.

 Humedad natural (5 datos): 7,3 %.


 Densidad aparente (5 datos): 2,13 gr/cm3.
 Densidad seca (5 datos): 1,99 gr/cm3.
Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según el Sistema
de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), con el símbolo doble SM-SC, es decir, arenas limosas,
mezclas de arena y limo, y arenas arcillosas, mezclas arena-arcilla.
- Ensayos de resistencia:

 Resistencia a la penetración estándar (S.P.T., 36 datos): Durante la ejecución de los sondeos se han
realizado 12 ensayos de penetración estándar y 19 de toma de muestra inalterada en esta unidad,
obteniéndose un valor medio equivalente de resistencia a la penetración dinámica estándar de NSPT = 20.
 Resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH (270 datos): Se han realizado 18 ensayos de
penetración dinámica en los materiales que constituyen esta unidad, obteniendo un valor medio de
resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH de NDPSH = 15 golpes. Utilizando la relación NSPT = 1,42
NDPSH, se obtiene un valor NSPT = 21, donde NSPT es el valor de la resistencia equivalente en el ensayo de
penetración estándar S.P.T.
 Resistencia a la compresión simple (qu, 4 datos): 2,11 Kp/cm2.

Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como suelo medianamente
denso, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente granulares en función de sus
características mecánicas.
HIDROGEOLOGÍA.
Durante la ejecución de los trabajos de perforación no se detectó la presencia de agua freática en el subsuelo de
la parcela a la profundidad investigada.

SOLUCIONES DE CIMENTACIÓN.
A la vista de los resultados obtenidos:

1. Selecciona la unidad más apta para soportar las presiones transmitidas por las estructuras de
cimentación, entendiendo como unidad más apta aquella que asegure la integridad estructural de la
edificación a la vez que, a efectos constructivos, resulte la más ventajosa en base a criterios económicos.
2. Para las cimentaciones directas sobre las que se levantará la estructura de las viviendas, verifica el
estado límite último frente al hundimiento.

Emplea para ello los siguientes métodos:

o Método simplificado para la determinación de la presión vertical admisible de servicio en


suelos granulares, en función del SPT, según el Código Técnico de la Edificación. Recuerda que para
este método, el CTE especifica que cuando la superficie del terreno sea marcadamente horizontal
(pendiente inferior al 10%), la inclinación con la vertical de la resultante de las acciones sea menor
del 10% y se admita la producción de asientos de hasta 25 mm, la presión vertical admisible de
servicio podrá evaluarse mediante las siguientes expresiones basadas en el golpeo NSPT obtenido en el
ensayo SPT:
 Para B* < 1,2 m:
 Para B* ≥ 1,2 m:

Siendo
St, el asiento total admisible, en mm.
NSPT , el valor medio de los resultados, obtenidos en una zona de influencia de la cimentación
comprendida entre un plano situado a una distancia 0,5B* por encima de su base y otro situado
a una distancia mínima 2B* por debajo de la misma;
D la profundidad de cimentación, nunca mayor que el doble del ancho equivalente de
cimentación B*.

o Método simplificado para la determinación de la presión vertical admisible de servicio en


suelos granulares, en función del SPT, según la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera.
Recuerda que a tales efectos, la Guía recomienda emplear la siguiente correlación entre la presión de
servicio que puede admitirse y el índice N del ensayo SPT, para limitar a un valor moderado los
asientos posteriores:

Donde:
N60 = Valor de cálculo del índice N del ensayo SPT corregido por el efecto de la sobrecarga
efectiva.
fB = Factor de corrección adimensional que tiene en cuenta el ancho de la cimentación. Se
utilizará el valor siguiente:

fD = Factor de corrección adimensional que tiene en cuenta la profundidad de cimentación, D. Se


evaluará mediante la expresión siguiente:

fL = Factor de corrección adimensional que tiene en cuenta la forma de la cimentación. Su valor de


cálculo es:
fl, fW = Factores adimensionales para considerar el efecto del agua que pudiera existir bajo la
cimentación.
Las dimensiones D, B* y L* corresponden, respectivamente, a la profundidad de cimentación
y al ancho y largo equivalentes de la cimentación (a efectos de la resolución de este ejercicio
no es necesario calcular el ancho y largo equivalentes de la cimentación, pudiéndose usar sus
medidas reales)
Por lo que se refiere a la tipología de las cimentaciones previstas para el diseño de las viviendas, éstas
consistieron en zapata aisladas y corridas de las siguientes dimensiones (cabe aclarar que para el escenario
planteado, sobre las zapatas sólo se ejerce una presión vertical y no existe ningún talud cercano al borde de las
cimentaciones):

 Zapatas aisladas:

DIMENSIÓN EMPOTRAMIENTO TENSIÓN


DE LA DE LA ZAPATA MÁXIMA POR
ZAPATA CRITERIOS DE
ASIENTOS
(s = 2,5 cm)
1,0 x 1,0 m 1,5 m
2,0 m
3,0 m
1,5 x 1,5 m 1,5 m
2,0 m
3,0 m
2,0 x 2,0 m 1,5 m
2,0 m
3,0 m
Límite de la presión que puede aplicarse sobre el terreno limitado por razones de asiento para zapatas aisladas
de distintas dimensiones.
 Zapatas corridas:
ANCHO DE LA EMPOTRAMIENTO TENSIÓN
ZAPATA DE LA ZAPATA MÁXIMA POR
CRITERIOS DE
ASIENTOS
(s = 2,5 cm)
1,0 m 1,5 m

2,0 m
3,0 m

1,5 m 1,5 m

2,0 m

3,0 m

2,0 m 1,5 m

2,0 m

3,0 m

Límite de la presión que puede aplicarse sobre el terreno limitado por razones de asiento para zapatas corridas
de ancho distinto.

EJERCICIO 2. SOLUCIÓN

SOLUCIONES DE CIMENTACIÓN PARA LA CONSTRUCCIÓN DE 18


VIVIENDAS EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE ESPARRAGUERA
(BARCELONA)
A la vista de los resultados obtenidos, las cuestiones que se planteaba resolver eran las siguientes:

1. Selecciona la unidad más apta para soportar las presiones transmitidas por las
estructuras de cimentación, entendiendo como unidad más apta aquella que
asegure la integridad estructural de la edificación a la vez que, a efectos
constructivos, resulte la más ventajosa en base a criterios económicos.
En función de los resultados de la campaña de campo y de los ensayos de laboratorio, en el subsuelo del
terreno seleccionado para la construcción de los edificios se pudieron diferenciar las siguientes unidades
geotécnicas:

 UNIDAD R: Rellenos constituidos por gravas y gravillas mezcladas con arenas limo-arcillosas, con
cierta proporción en materia orgánica y restos antrópicos.
 UNIDAD 1: Alternancias de espesor decimétrico constituidas por tramos de arenas medias a gruesas
muy limpias con grava y gravilla y tramos de arenas finas a medias algo limosas.
En el siguiente cuadro resumen se exponen las diferentes profundidades a las que se encuentra cada unidad
litológica, según los sondeos llevados a cabo en este sector:

SONDEO Relleno Arenas, gravas y


antrópico limos
(prof. en m) (prof. en m)
S-1 0,15 0,15-6,60
S-2 0,20 0,20-6,60
S-3 0,15 0,15-6,60
S-4 0,10 0,10-6,60
S-5 0,15 0,15-6,60
S-6 0,15 0,15-6,60
S-7 0,20 0,20-6,60
S-8 0,15 0,15-6,60
S-9 0,20 0,20-6,60
S-10 0,20 0,20-6,60
S-11 0,25 0,25-6,60
S-12 0,30 0,30-6,60
S-13 0,30 0,30-6,60
S-14 0,35 0,35-6,60
S-15 0,35 0,40-6,60
S-16 0,40 0,15-6,60
S-17 0,35 0,35-6,60
S-18 0,35 0,35-6,60
S-19 0,25 0,25-6,60
S-20 0,25 0,25-6,60
S-21 0,25 0,25-6,60
S-22 0,20 0,20-6,60
S-23 0,15 0,15-6,60
S-24 0,20 0,20-6,60
S-25 0,20 0,20-6,60
S-26 0,25 0,25-6,60
S-27 0,30 0,30-6,60
S-28 0,30 0,30-6,60
S-29 0,35 0,35-6,60
S-30 0,35 0,35-6,60
S-31 0,30 0,30-6,60
S-32 0,25 0,25-6,60
S-33 0,20 0,20-6,60
S-34 0,15 0,15-6,60
S-35 0,20 0,20-6,60
S-36 0,15 0,15-6,60

UNIDAD R: RELLENOS CONSTITUIDOS POR GRAVAS Y GRAVILLAS MEZCLADAS CON


ARENAS LIMO-ARCILLOSAS, CON MATERIA ORGÁNICA Y RESTOS ANTRÓPICOS.
La UNIDAD R está compuesta por la mezcla de rellenos de origen antrópico mezclados con el terreno natural
superficial removido. Concretamente se trata de gravas y gravillas mezcladas con arenas limo arcillosas, entre
las que se distinguen fragmentos de materiales de origen antrópico (cerámicas). Los primeros 10 –20 cm de la
unidad se mezclan con raíces constituyendo tierra vegetal. De color pardo, se ha detectado hasta una
profundidad mínima de 0,10 m en el sondeo S-4 y máxima de 0,40 m en el sondeo S-16. Por lo que a sus
características resistentes se refiere, la compacidad media de la unidad, observada durante los trabajos de
perforación, permite calificar a dicha unidad como de compacidad floja a medianamente compacta, según la
clasificación formal existente para suelos predominantemente granulares en función de sus características
mecánicas.
No se han realizado ensayos de laboratorio en la UNIDAD R ya que por su naturaleza, materiales superficiales
removidos mezclados con rellenos antrópicos, no se considera apta como unidad de apoyo para las
estructuras de cimentación, de modo que en las zonas donde se pretenda cimentar deberá ser saneada.
UNIDAD 1: ALTERNANCIAS DE ESPESOR DECIMÉTRICO CONSTITUIDAS POR TRAMOS DE
ARENAS MEDIAS A GRUESAS MUY LIMPIAS CON GRAVA Y GRAVILLA Y TRAMOS DE
ARENAS FINAS A MEDIAS ALGO LIMOSAS.
La UNIDAD 1 está compuesta por depósitos cuaternarios de pie de monte, constituidos por alternancias de
espesor decimétrico entre tramos de arenas medias a gruesas con grava y gravilla de litologías esquistosas y
cuarcíticas de color pardo, y tramos de arenas finas a medias algo limosas de color rojizo.
Esta unidad se ha detectado por debajo de la UNIDAD R, a partir de 0,10 - 0,40 metros. Su profundidad
máxima detectada ha sido de 6,60 metros registrados en todos los sondeos, desconociéndose el espesor total de
la unidad al situarse su base a mayor profundidad que la investigada mediante los sondeos de reconocimiento.
Por lo que a sus características resistentes se refiere, la densidad media de la unidad, deducida a partir de los
golpeos obtenidos en los ensayos de penetración estándar (S.P.T.) y de los ensayos de toma de muestra
inalterada (MI), así como de los penetrómetros dinámicos DPSH llevados a cabo, permiten calificar a dicha
unidad como de compacidad medianamente densa, según la clasificación formal existente para suelos
predominantemente granulares en función de sus características mecánicas.
A partir de los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia realizados en los sondeos y mediante los
penetrómetros, y de los ensayos de laboratorio, podemos establecer la siguiente caracterización geotécnica
media de la unidad:

 Tramos constituidos por arenas medias a gruesas con grava y gravilla, muy limpias:

- Ensayos de estado, identificación y caracterización:

 Análisis granulométrico (5 datos):

Contenido de finos (pasa por el tamiz 0,080 UNE): 0,45 %.


Contenido de arenas (pasa por 2 UNE y retiene 0,080 UNE): 84,4 %.
Contenido de gravas (retiene el tamiz 2 UNE): 15,15 %.
Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según
el Sistema de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), con el símbolo doble SW-SP, es decir,
arenas bien graduadas, arenas mal graduadas.
- Ensayos de resistencia:

 Resistencia a la penetración estándar (S.P.T., 41 datos): Durante la ejecución de los


sondeos se han realizado 41 ensayos de penetración estándar en esta unidad, obteniéndose un
valor medio de resistencia a la penetración dinámica estándar de NSPT = 26.
 Resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH (360 datos): Se han realizado 18
ensayos de penetración dinámica en los materiales que constituyen esta unidad, obteniendo un
valor medio de resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH de NDPSH = 20 golpes. Utilizando
la relación NSPT = 1,42 NDPSH, se obtiene un valor NSPT = 28, donde NSPT es el valor de la resistencia
equivalente en el ensayo de penetración estándar S.P.T.

Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como suelo
medianamente denso, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente
granulares en función de sus características mecánicas.

Tablas D2 y D3 del CTE.


Compacidad de los terrenos granulares y Consistencia de los terrenos coherentes.
 Tramos constituidos por arenas finas a medias algo limosas:
- Ensayos de estado, identificación y caracterización:

 Análisis granulométrico (5 datos):

Contenido de finos (pasa por el tamiz 0,080 UNE): 17,3 %.


Contenido de arenas (pasa por 2 UNE y retiene 0,080 UNE): 80,2 %.
Contenido de gravas (retiene el tamiz 2 UNE): 2,5 %.

 Límites de Atterberg (5 datos):

Límite Líquido (wL): 26,4 %.


Límite Plástico (wP): 21,4 %.
Índice de Plasticidad (IP): 5,0 %.

 Humedad natural (5 datos): 7,3 %.


 Densidad aparente (5 datos): 2,13 gr/cm3.
 Densidad seca (5 datos): 1,99 gr/cm3.

Los valores medios obtenidos en los ensayos de identificación permiten calificar el material, según
el Sistema de Clasificación de Suelos Unificado (U.S.C.S.), con el símbolo doble SM-SC, es decir,
arenas limosas, mezclas de arena y limo, y arenas arcillosas, mezclas arena-arcilla.
- Ensayos de resistencia:

 Resistencia a la penetración estándar (S.P.T., 36 datos): Durante la ejecución de los


sondeos se han realizado 12 ensayos de penetración estándar y 19 de toma de muestra inalterada
en esta unidad, obteniéndose un valor medio equivalente de resistencia a la penetración dinámica
estándar de NSPT = 20.
 Resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH (270 datos): Se han realizado 18
ensayos de penetración dinámica en los materiales que constituyen esta unidad, obteniendo un
valor medio de resistencia a la penetración dinámica tipo DPSH de NDPSH = 15 golpes. Utilizando
la relación NSPT = 1,42 NDPSH, se obtiene un valor NSPT = 21, donde NSPT es el valor de la resistencia
equivalente en el ensayo de penetración estándar S.P.T.
 Resistencia a la compresión simple (qu, 4 datos): 2,11 Kp/cm2.

Los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia permiten calificar al terreno como suelo
medianamente denso, según la clasificación formal existente para suelos predominantemente
granulares en función de sus características mecánicas.
Tablas D2 y D3 del CTE.
Compacidad de los terrenos granulares y Consistencia de los terrenos coherentes.
En función de su naturaleza, geometría y propiedades geotécnicas se recomienda cimentar las
estructuras de cimentación en la UNIDAD 1, detectada a profundidad suficiente como para cimentar
mediante cimentaciones directas consistentes en zapatas aisladas y/o corridas o pozos en caso que sea
necesario.

2. Para las cimentaciones directas sobre las que se levantará la estructura de las
viviendas, verifica el estado límite último frente al hundimiento.
Tal y como se menciona en el punto 1, a la vista de los resultados obtenidos, nos encontramos con unas
condiciones geotécnicas en la zona de estudio, que cabe calificar como favorables a la disposición de
cimentaciones de tipo superficial en la UNIDAD 1, detectada en toda la parcela a partir de 0,10 a 0,40 m de
profundidad y formada por alternancias de espesor decimétrico constituidas por tramos de arenas medias a
gruesas muy limpias con grava y gravilla y tramos de arenas finas a medias algo limosas.
Puesto que el nivel de cimentación está integrado por niveles de naturaleza granular, para el cálculo de la
presión admisible de las estructuras de cimentación podremos emplear métodos basados en la correlación de la
presión admisible con los resultados de los ensayos de resistencia llevados a cabo in situ.
Para ello, en el ejercicio se propone emplear los siguientes métodos:

 Método simplificado para la determinación de la presión vertical admisible de servicio en suelos


granulares, en función del SPT, según el Código Técnico de la Edificación. Recuerda que para este
método, el CTE especifica que cuando la superficie del terreno sea marcadamente horizontal (pendiente
inferior al 10%), la inclinación con la vertical de la resultante de las acciones sea menor del 10% y se
admita la producción de asientos de hasta 25 mm, la presión vertical admisible de servicio podrá evaluarse
mediante las siguientes expresiones basadas en el golpeo NSPT obtenido en el ensayo SPT:
o Para B* < 1,2 m:

 Para B* ≥ 1,2 m:
Siendo
St el asiento total admisible, en mm.
NSPT el valor medio de los resultados, obtenidos en una zona de influencia de la cimentación
comprendida entre un plano situado a una distancia 0,5B* por encima de su base y otro situado a una
distancia mínima 2B* por debajo de la misma;
D la profundidad de cimentación, nunca mayor que el doble del ancho equivalente de cimentación B*.
Las tablas siguientes recogen los resultados obtenidos para distintas dimensiones de zapatas aisladas,
empotradas entre 0,5 y 3 m en la UNIDAD 1 (cabe aclarar que para el escenario planteado, sobre las zapatas
sólo se ejerce una presión vertical y no existe ningún talud cercano al borde de las cimentaciones):
- Zapatas aisladas:

ANCHO DE LA EMPOTRAMIENTO DE LA TENSIÓN MÁXIMA


ZAPATA ZAPATA POR CRITERIOS DE
ASIENTOS
(s = 2,5 cm)
0,5 m 3,0 kg/cm2
1,0 m 3,3 kg/cm2
1,0 m 1,5 m 3,3 kg/cm2
2,0 m 3,3 kg/cm2
3,0 m 3,3 kg/cm2
0,5 m 2,7 kg/cm2
1,0 m 3,0 kg/cm2
1,5 m 1,5 m 3,2 kg/cm2
2,0 m 3,2 kg/cm2
3,0 m 3,2 kg/cm2
0,5 m 2,5 kg/cm2
1,0 m 2,6 kg/cm2
2,0 m 1,5 m 2,8 kg/cm2
2,0 m 2,9 kg/cm2
3,0 m 2,9 kg/cm2
Límite de la presión que puede aplicarse sobre el terreno limitado por razones de asiento para zapatas
aisladas de distintas dimensiones.
Comentarios generales sobre la selección de los valores a introducir en la ecuación:
o Como VALOR NSPT a considerar en las ecuaciones se ha tomado la media de todos los
ensayos de penetración estándar SPT y de penetración dinámica continua DPSH, correlacionados
estos últimos a valor de ensayo SPT, llevados a cabo en los tramos menos compactos de la UNIDAD
1, constituidos por arenas finas a medias algo limosas. La variabilidad intrínseca a este tipo de
alternancias en cuanto a su geometría, continuidad lateral, espesor y profundidad no nos permite
asegurar si las cimentaciones de los edificios se apoyarán sobre los estratos más o menos compactos,
de modo que tomar las propiedades resistentes de las alternancias menos compactas nos deja del lado
de la seguridad.
o El EMPOTRAMIENTO D de la cimentación debe ser el mínimo aunque suficiente como para
asegurar que las estructuras de cimentación apoyan adecuadamente sobre la unidad de cimentación.
En tal sentido, siempre es necesario prever que se deberá sanear el tramo más superficial de la unidad
de cimentación, para retirar los materiales más alterados cuya resistencia pueda ser menor a la media
determinada para la unidad.

Puesto que además la cimentación debe disponer de un mínimo de empotramiento para trabajar
correctamente, cabe prever que un empotramiento mínimo en la unidad de cimentación de 0,3 a 0,5
m.
Cuanto mayor sea el empotramiento mayor será la presión de hundimiento, de modo que en aquellos
casos en los que no alcancemos la presión de hundimiento necesaria prevista para las estructuras de
cimentación, siempre se puede recurrir al incremento del empotramiento de las zapatas o pozos,
para ganar unas décimas gracias a la sobrecarga del terreno que rodea la cimentación.
Cabe señalar también, que puesto que para empotrar las estructuras de cimentación 0,5 metros en la
UNIDAD 1, habrá que traspasar el espesor de materiales correspondiente a la UNIDAD R, también
se dispondrá de la sobrecarga que ejerzan los materiales correspondientes a esta unidad, aunque no
se considere en lo cálculos.

o En lugar del ANCHO EQUIVALENTE DE CIMENTACIÓN B*, en la formulación se ha


considerado el ancho real de la cimentación B, puesto que aunque la variación entre ambos valores
suele ser muy pequeña, por lo general es ligeramente más desfavorable tomar el ancho real de la
cimentación B que el ancho equivalente B*.
 Método simplificado para la determinación de la presión vertical admisible de servicio en suelos
granulares, en función del SPT, según la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera. Recuerda que
a tales efectos, la Guía recomienda emplear la siguiente correlación entre la presión de servicio que
puede admitirse y el índice N del ensayo SPT, para limitar a un valor moderado los asientos
posteriores:

Donde:

valor de cálculo del índice N del ensayo SPT corregido por el efecto de la sobrecarga efectiva.
fB, factor de corrección adimensional que tiene en cuenta el ancho de la cimentación. Se utilizará el valor
siguiente:
fD, factor de corrección adimensional que tiene en cuenta la profundidad de cimentación, D. Se evaluará
mediante la expresión siguiente:

fL, factor de corrección adimensional que tiene en cuenta la forma de la cimentación. Su valor de cálculo
es:

fl, fW, factores adimensionales para considerar el efecto del agua que pudiera existir bajo la
cimentación.
Las dimensiones D, B* y L* corresponden, respectivamente, a la profundidad de cimentación y al ancho
y largo equivalentes de la cimentación (a efectos de la resolución de este ejercicio no es necesario
calcular el ancho y largo equivalentes de la cimentación, pudiéndose usar sus medidas reales)
Las tablas siguientes recogen los resultados obtenidos para distintas dimensiones de zapatas aisladas y
corridas, empotradas entre 0,5 y 3,0 m en la UNIDAD 1 (cabe aclarar que para el escenario planteado, sobre
las zapatas sólo se ejerce una presión vertical y no existe ningún talud cercano al borde de las cimentaciones):
- Zapatas aisladas:

DIMENSIÓN EMPOTRAMIENTO TENSIÓN


DE LA DE LA ZAPATA MÁXIMA POR
ZAPATA CRITERIOS DE
ASIENTOS
(s = 2,5 cm)
0,5 m 3,5 kg/cm2
1,0 m 3,7 kg/cm2
1,0 x 1,0 m 1,5 m 4,2 kg/cm2
2,0 m 3,8 kg/cm2
3,0 m 3,5 kg/cm2
0,5 m 3,0 kg/cm2
1,0 m 3,0 kg/cm2
1,5 x 1,5 m 1,5 m 3,3 kg/cm2
2,0 m 3,5 kg/cm2
3,0 m 3,3 kg/cm2
0,5 m 2,4 kg/cm2
2,0 x 2,0 m
1,0 m 2,6 kg/cm2
1,5 m 2,6 kg/cm2
2,0 m 2,7 kg/cm2
3,0 m 3,1 kg/cm2
Límite de la presión que puede aplicarse sobre el terreno limitado por razones de asiento para zapatas
aisladas de distintas dimensiones.
- Zapatas corridas:

ANCHO DE EMPOTRAMIENTO TENSIÓN


LA ZAPATA DE LA ZAPATA MÁXIMA POR
CRITERIOS DE
ASIENTOS
(s = 2,5 cm)
0,5 m 2,3 kg/cm2
1,0 m 2,4 kg/cm2
1,0 m 1,5 m 2,7 kg/cm2
2,0 m 2,5 kg/cm2
3,0 m 2,2 kg/cm2
0,5 m 1,9 kg/cm2
1,0 m 1,9 kg/cm2
1,5 m 1,5 m 2,1 kg/cm2
2,0 m 2,3 kg/cm2
3,0 m 2,2 kg/cm2
0,5 m 1,6 kg/cm2
1,0 m 1,7 kg/cm2
2,0 m 1,5 m 1,7 kg/cm2
2,0 m 1,8 kg/cm2
3,0 m 2,0 kg/cm2
Límite de la presión que puede aplicarse sobre el terreno limitado por razones de asiento para zapatas
corridas de ancho distinto.
Comentarios generales sobre la selección de los valores a introducir en la ecuación:

o Como VALOR NSPT a considerar en las ecuaciones se ha tomado la media de todos los
ensayos de penetración estándar SPT y de penetración dinámica continua DPSH, correlacionados
estos últimos a valor de ensayo SPT, llevados a cabo en los tramos menos compactos de la UNIDAD
1, constituidos por arenas finas a medias algo limosas. La variabilidad intrínseca a este tipo de
alternancias en cuanto a su geometría, continuidad lateral, espesor y profundidad no nos permite
asegurar si las cimentaciones de los edificios se apoyarán sobre los estratos más o menos compactos,
de modo que tomar las propiedades resistentes de las alternancias menos compactas nos deja del lado
de la seguridad.
o El EMPOTRAMIENTO D de la cimentación debe ser el mínimo aunque suficiente como para
asegurar que las estructuras de cimentación apoyan adecuadamente sobre la unidad de cimentación.
En tal sentido, siempre es necesario prever que se deberá sanear el tramo más superficial de la unidad
de cimentación, para retirar los materiales más alterados cuya resistencia pueda ser menor a la media
determinada para la unidad.

Puesto que además la cimentación debe disponer de un mínimo de empotramiento para trabajar
correctamente, cabe prever que un empotramiento mínimo en la unidad de cimentación de 0,3 a 0,5
m.
Cuanto mayor sea el empotramiento mayor será la presión de hundimiento, de modo que en aquellos
casos en los que no alcancemos la presión de hundimiento necesaria prevista para las estructuras de
cimentación, siempre se puede recurrir al incremento del empotramiento de las zapatas o pozos,
para ganar unas décimas gracias a la sobrecarga del terreno que rodea la cimentación.
Cabe señalar también, que puesto que para empotrar las estructuras de cimentación 0,5 metros en la
UNIDAD 1, habrá que traspasar el espesor de materiales correspondiente a la UNIDAD R, también
se dispondrá de la sobrecarga que ejerzan los materiales correspondientes a esta unidad, aunque no
se considere en lo cálculos.

o En lugar del ANCHO EQUIVALENTE DE CIMENTACIÓN B*, en la formulación se ha


considerado el ancho real de la cimentación B, puesto que aunque la variación entre ambos valores
suele ser muy pequeña, por lo general es ligeramente más desfavorable tomar el ancho real de la
cimentación B que el ancho equivalente B*.
o El PESO ESPECÍFICO se obtiene directamente de los resultados de los ensayos de
laboratorio, o en caso de no disponer de ensayos, de la bibliografía técnica de referencia existente en
el ámbito de la geotecnia (ver tabla siguiente). Siempre es útil contrastar los resultados obtenidos en
los ensayos de laboratorio con los rangos de valores más comunes recomendados para los parámetros
geotécnicos en función del tipo de materiales en la bibliografía técnica de referencia.
Valores estimativos propuestos en la edición de 1980 del Grundbau Taschenbuch, tomados del Curso
aplicado de Cimentaciones, publicado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid

5.1 INTRODUCCIÓN
Los apartados que se desarrollan a continuación se basan en la información contenida en los siguientes
documentos:

 Código Técnico de la Edificación (CTE). Ministerio de Vivienda. España. Marzo de 2006.


 Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera. Dirección Técnica de la Dirección General de
Carreteras con la colaboración del Laboratorio de Geotecnia del CEDEX. España. 2004.
 Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE. Redactado por el profesor F.J. Torrijo Echarri por
encargo del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (Delegación de Catalunya). España. 2010.
 Normas Tecnológicas de la Edificación (NTE). Ministerio de la Vivienda. España. Códigos NTE –
CCP Pantallas (1982), NTE – CPI Pilotes In Situ (1977) y NTE – CPP Pilotes Prefabricados (1978), con
categoría de soluciones técnicas recomendables para los casos prácticos normales en edificación.

Para ampliar información se recomienda su lectura.


5.2 DEFINICIONES Y TIPOLOGÍAS
5.2.1 Definiciones
A efectos del Código Técnico de la Edificación (CTE), se considera que una cimentación es profunda si su
extremo inferior, en el terreno, está a una profundidad superior a 8 veces su diámetro o ancho.
La tipología de cimentación profunda más común son los pilotes, consistentes en elementos alargados y de
diámetro pequeño en relación con su longitud.

Esquema de una cimentación profunda.

Tomada de Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE., F.J. Torrijo Echarri, 2010.

Tal y como indica F.J. Torrijo Echarri en el documento “Cimentaciones: alternativas de formulación al CTE”,
la forma de trabajo o mecanismo resistente de este tipo de cimentaciones es muy diferente al de las
cimentaciones directas, por lo que se requieren procedimientos especiales de cálculo. La carga transmitida a la
cimentación es resistida, mediante un único elemento o un grupo de ellos, mediante tensiones tangenciales a lo
largo del fuste o superficie lateral y mediante tensiones normales en la punta o base de la cimentación.
Ejemplo de pilotaje
Tomado de la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera

Determinadas circunstancias conducen al empleo de cimentaciones profundas, entre ellas la más común es la
presencia de suelos de baja capacidad portante, lo que obliga a transmitir las cargas a capas más profundas o a
repartir las mismas sobre un mayor volumen de terreno. Aun así, existen otras circunstancias que pueden hacer
aconsejable también el uso de cimentaciones profundas, entre ellas cabe citar las siguientes (F.J. Torrijo
Echarri, 2010):

 Las estructuras con estrictas limitaciones de asientos.


 La existencia de cargas sobre cimentación muy elevadas, como es el caso de los edificios de gran
altura.
 Condiciones constructivas especiales, como la existencia de cimentaciones adyacentes muy sensibles
a los movimientos o la existencia de niveles de agua en terrenos de alta permeabilidad que dificulta la
ejecución de cimentaciones directas.
 Como solución frente a los problemas derivados de suelos con inestabilidad interna, como los suelos
potencialmente expansivos o los suelos colapsables.
 La necesidad de resistir esfuerzos de tracción en sótanos sometidos al efecto de la subpresión.

La Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera también considera que la presencia de espesores grandes de
suelos blandos próximos a la superficie es una de las razones principales para proyectar una cimentación
profunda, aunque además, existen otros motivos que pueden hacerla más recomendable. La previsión de
posibles socavaciones en cauces fluviales o en zonas costeras o la presencia de heterogeneidades importantes
(cavidades cársticas, por ejemplo) son también motivos frecuentes para elegir una cimentación profunda. En
todo caso, la Guía recomienda que la elección del tipo de cimentación, superficial o profunda, debe hacerse lo
antes posible, pues los reconocimientos geotécnicos necesarios para el Proyecto normalmente serán diferentes
en uno y otro caso. Generalmente, tales reconocimientos, en caso de duda, deben permitir el proyecto de ambas
alternativas.
En cuanto al CTE, éste código también especifica que cuando la ejecución de una cimentación superficial no
sea técnicamente viable, se debe contemplar la posibilidad de realizar una cimentación profunda.
Las cimentaciones profundas se pueden clasificar en los siguientes tipos:

1. pilote aislado: aquél que está a una distancia lo suficientemente alejada de otros pilotes como
para que no tenga interacción geotécnica con ellos. También denominados pila-pilote. Suelen ser
elementos de gran capacidad portante que prolongan la estructura de la pila de apoyo dentro del
terreno, hasta la profundidad requerida. Es una solución bastante extendida para puentes de luces
moderadas. Se ha aplicado en muchas ocasiones con pilotes hincados. Tal y como indica F.J. Torrijo
Echarri, 2010: “La construcción de pilotes aislados en edificación requiere siempre la ejecución de un
arriostramiento en dos direcciones ortogonales. En estas condiciones, en el caso de pilotes in situ tan
solo se admite su ejecución para diámetros iguales o superiores a 100 cm. En el caso de pilotes
hincados se pueden ejecutar pilotes aislados en aquellos casos en los que los momentos resultantes
respecto a los ejes x e y sean nulos”;
2. grupo de pilotes: es la solución más usual. Son aquellos que por su proximidad interaccionan
entre sí o están unidos mediante elementos estructurales lo suficientemente rígidos, como para que
trabajen conjuntamente (la carga del pilar se transmite a varios pilotes a través de un encepado
relativamente rígido, que enlaza sus cabezas);
3. zonas pilotadas: pilotes regularmente espaciados que en ocasiones se usan para reducir
asientos o mejorar la seguridad frente al hundimiento de losas, terraplenes etc. Suelen ser pilotes de
escasa capacidad portante individual.
4. micropilotes: son aquellos compuestos por una armadura metálica formada por tubos, barras
o perfiles introducidos dentro de un taladro de pequeño diámetro, pudiendo estar o no inyectados con
lechada de mortero a presión más o menos elevada. El cálculo de micropilotes inyectados no se
contempla en el presente curso.

5.2.2 Tipologías
El elemento esencial de la cimentación profunda es el pilote. Éste puede ser de naturaleza y formas muy
variadas. En general siempre será un elemento aproximadamente cilíndrico o prismático, cuya longitud es
mucho mayor (al menos cinco veces) que la dimensión transversal media (diámetro equivalente que se definirá
más adelante).
Se pueden considerar las siguientes clasificaciones de los tipos de pilote:

5.2.2.1 Por la forma de trabajo


En cuanto a la forma de trabajo, los pilotes se clasifican en (véase figura siguiente):
a) pilotes por fuste: en aquellos terrenos en los que al no existir un nivel claramente más resistente, al
que transmitir la carga del pilotaje, éste transmitirá su carga al terreno fundamentalmente a través del
fuste. Se suelen denominar pilotes “flotantes”;
b) pilotes por punta: en aquellos terrenos en los que al existir, a cierta profundidad, un estrato
claramente más resistente, las cargas del pilotaje se transmitirán fundamentalmente por punta. Se suelen
denominar pilotes “columna”.
Esquema de cimentaciones profundas (Pilotajes)

Tomado de la Guía de Cimentaciones en Obras de Carretera

Es claro que entre esas dos situaciones pueden darse otras intermedias.

5.2.2.2 Por el tipo de pilote


Los pilotes pueden ser de naturaleza y forma muy variada. En general siempre se trata de un elemento
aproximadamente prismático cuya longitud es mucho mayor que la dimensión transversal media. Para
diferenciar los tipos de pilotes se pueden utilizar los siguientes criterios:

5.2.2.2.1 Por el tipo de material del pilote


Para la construcción de pilotes se suelen utilizar los siguientes materiales:

1. hormigón “in situ”: se ejecutan mediante excavación previa, aunque también pueden
realizarse mediante desplazamiento del terreno o con técnicas mixtas (excavación y desplazamiento
parcial);
2. hormigón prefabricado: puede ser hormigón armado (hormigones de alta resistencia) u
hormigón pretensado o postensado;
3. acero: se pueden utilizar secciones tubulares o perfiles en doble U o en H. Los pilotes de
acero se deben hincar con azuches (protecciones en la punta) adecuados;
4. madera: es una solución común para pilotar zonas blandas amplias, como apoyo de
estructuras con losa o terraplenes. El tipo de madera más usado es el tronco de eucalipto;
5. mixtos, como los de acero tubular rodeados y rellenos de mortero (lo que resulta una práctica
habitual en los micropilotes).

5.2.2.2.2 Por la forma de la sección transversal


La forma de la sección transversal del pilote puede ser circular o casi circular (cuadrada, hexagonal u
octogonal) de manera que no sea difícil asimilar la mayoría de los pilotes a elementos cilíndricos de una cierta
longitud L y de un cierto diámetro D.
La asimilación a cilindros puede hacerse de acuerdo con los siguientes criterios:
1. Cuando se quiera evaluar la capacidad portante por la punta, debe hacerse la equivalencia igualando las
áreas de la sección transversal, esto es:

siendo
A la sección transversal del área de apoyo.
2. En los casos en los que se quiera evaluar la resistencia por fuste, debe hacerse la equivalencia en la
longitud del contorno de la sección, L, esto es:

Siendo
L perímetro de la sección transversal
3. En pilotes metálicos en H, la longitud de contorno que se recomienda tomar es igual al doble de la
suma del ancho del ala más el canto.
Como caso excepcional pueden considerarse los pilotes-pantalla. Los pilotes-pantalla, o elementos
portantes de pantalla, suelen ser de hormigón armado y con una sección recta rectangular con una
proporción longitud-anchura tal, que la asimilación a la forma circular es difícil. En el CTE se admite
que, a efectos de estimar la resistencia por punta, se utilice el factor reductor siguiente:

Siendo B el ancho y L la longitud de la sección recta rectangular equivalente. La resistencia por


fuste se calcula del mismo modo que en los pilotes excavados, contando, como longitud del
perímetro de la sección transversal, la longitud real del mismo.

5.2.2.2.3 Por el procedimiento constructivo


De forma general, atendiendo al modo de colocar el pilote dentro del terreno, se pueden considerar los
siguientes:

1. pilotes prefabricados hincados: la característica fundamental de estos pilotes estriba en el


desplazamiento del terreno que su ejecución puede inducir, ya que el pilote se introduce en el terreno
sin hacer excavaciones previas que faciliten su alojamiento en el terreno; ello puede inducir cierto
aumento de la compacidad del mismo.
2. pilotes perforados (o excavados) hormigonados “in situ”: son aquellos que se ejecutan en
excavaciones o perforaciones previas realizadas en el terreno, que pueden realizarse con técnicas
bastantes diferentes entre sí.
También pueden ejecutarse pilotes de carácter intermedio entre los dos anteriores, tales como los hincados en
preexcavaciones parciales de menor longitud y mayor diámetro que el pilote.
Cabe aclarar que existen pilotes de hormigón «in situ» que se excavan con técnicas que también implican el
desplazamiento del terreno y, a efectos de los cálculos de comprobación, pueden considerarse equivalentes a
los pilotes hincados. Y al contrario, que existen también pilotes que se hincan en perforaciones previas y en
consecuencia pueden no densificar el terreno. Podrían considerarse en tal caso, similares a los pilotes
excavados.

5.2.2.2.4 Pilotes prefabricados hincados


Las formas de hincar pilotes pueden ser diferentes según se use vibración o se emplee, como suele ser más
frecuente, la hinca o percusión con golpes de maza. A efectos del CTE se considera el pilote prefabricado
hincado de directriz recta cuya profundidad de hinca sea mayor a 8 veces su diámetro equivalente.
Los pilotes hincados pueden estar constituidos por un único tramo, o por la unión de varios tramos, mediante
las correspondientes juntas, debiéndose, en estos casos, considerar que la resistencia a flexión, compresión y
tracción del pilote nunca sea superior a la de las juntas que unan sus tramos.
Los pilotes prefabricados hincados se pueden construir aislados siempre que se realice un arriostramiento en
dos direcciones ortogonales y que se demuestre que los momentos resultantes en dichas direcciones son nulos
o bien absorbidos por la armadura del pilote o por las vigas riostras.

5.2.2.2.5 Pilotes hormigonados “in situ”


En el CTE se diferencian los siguientes tipos: pilotes de desplazamiento con azuche, pilotes de desplazamiento
con tapón de gravas, pilotes de extracción con entubación recuperable, pilotes de extracción con camisa
perdida, pilotes de extracción sin entubación con lodos tixotrópicos, pilotes barrenados sin entubación, pilotes
barrenados, hormigonados por el tubo central de la barrena y pilotes de desplazamiento por rotación.
Para los pilotes hormigonados “in situ” hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones:

1. diámetro < 0,45 m: no se deben ejecutar pilotes aislados, salvo en elementos de poca
responsabilidad en los que un posible fallo del elemento de cimentación no tenga una repercusión
significativa;
2. 0,45 m < diámetro < 1,00 m; se podrán realizar pilotes aislados siempre que se realice un
arriostramiento en dos direcciones ortogonales y se asegure la integridad del pilote en toda su longitud
de acuerdo con los métodos de control recogidos en las Condiciones constructivas y de control del
Pliego de condiciones del proyecto;
3. diámetro > 1,00 m; se podrán realizar pilotes aislados sin necesidad de arriostramiento
siempre y cuando se asegure la integridad del pilote en toda su longitud de acuerdo con los métodos
de control recogidos en las Condiciones constructivas y de control del Pliego de condiciones del
proyecto, las y el pilote se arme para las excentricidades permitidas y momentos resultantes.

Para la selección del tipo de pilote se tendrán en cuenta las indicaciones recogidas en las condiciones
constructivas del proyecto.
5.3 ACCIONES A CONSIDERAR
Además de las acciones de la estructura sobre la cimentación hay que tener en cuenta que los pilotes pueden
estar sometidos a efectos “parásitos” inducidos por acciones derivadas por el movimiento del propio terreno de
cimentación.
Debe considerarse la forma y dimensiones del encepado a fin de incluir su peso, así como el de las tierras o
aquello que pueda gravitar sobre éste, en el cómputo de las acciones.
En su caso, hay que especificar el nivel del terreno alrededor del pilotaje. En aquellos casos en los que pueda
existir socavación habrá que considerar al menos, con carácter accidental, la situación correspondiente a la
máxima prevista.

Figura 5.2 del CTE. Esquema de un posible pilotaje

5.3.1 Acciones del resto de la estructura sobre la cimentación


Para el dimensionado del pilotaje se tomarán las mismas acciones que las indicadas para cimentaciones
superficiales: acciones sobre el edificio, acciones del edificio sobra la cimentación y acciones geotécnicas
sobre la cimentación que se transmiten o generan a través del terreno.
En el caso de un grupo de pilotes, para cada combinación de acciones se debe realizar un reparto de cargas
entre los pilotes del grupo. Este reparto requiere de un proceso iterativo. Los coeficientes de reparto entre
pilotes dependen de la naturaleza del terreno y de la rigidez de los pilotes y del encepado.
En general, si el encepado que une los pilotes es suficientemente rígido, bastará con considerar la distribución
de cargas que se obtiene al suponer que los pilotes están articulados en cabeza y que el encepado es
infinitamente rígido (véase figura siguiente).
Si hubiera pilotes de distinto diámetro dentro de un mismo grupo, los valores de cálculo se determinarán para
cada uno de los diámetros (o diámetros equivalentes para formas no circulares) que se usen.
Figura 5.3 del CTE. Distribución de esfuerzos en la hipótesis de encepado rígido y pilotes articulados en cabeza

5.3.2 Rozamiento negativo


La situación de rozamiento negativo se produce cuando el asiento del terreno circundante al pilote es mayor
que el asiento del pilote. En esta situación, el pilote soporta, además de la carga que le transmite la estructura,
parte del peso del terreno. Como consecuencia, el rozamiento negativo hace que aumente la carga total de
compresión que el pilote tiene que soportar.
Debe estudiarse el posible desarrollo de rozamiento negativo cuando se dé alguna de las circunstancias
siguientes:
a) consolidación por su propio peso de rellenos o niveles de terreno de reciente deposición;
b) consolidación de niveles compresibles bajo sobrecargas superficiales;
c) variaciones del nivel freático;
d) humectación de niveles colapsables;
e) asientos de materiales granulares inducidos por cargas dinámicas (vibraciones, sismo);
f) subsidencias inducidas por excavaciones o disolución de materiales profundos.
La identificación del problema puede realizarse comparando, mediante un cálculo previo, los asientos del
terreno y del pilote. En general, es suficiente una pequeña diferencia de asientos para que se produzca la
situación de rozamiento negativo. Un asiento de 1 cm puede producir ya efectos notables.
El rozamiento lateral por fuste se puede reducir notablemente en pilotes prefabricados (hormigón, metálicos o
madera) tratándolo mediante pinturas bituminosas.
El rozamiento unitario negativo en el fuste se puede calcular con la expresión:

siendo
i cada una de las unidades geotécnicas consideradas a lo largo del pilote;
β 0,25 en arcillas y limos blandos; 0,1 en arenas flojas y 0,8 en arenas densas;
σ’vi la tensión efectiva en el punto del fuste considerado.
Cuando el rozamiento negativo no se desarrolle en su totalidad a lo largo del fuste, pueden emplearse métodos
de cálculo que consideren deformaciones relativas entre el suelo y el pilote para cuantificar la profundidad
hasta la que se produce.
Los pilotes exteriores de los grupos de pilotes deben considerarse sometidos al mismo rozamiento negativo
que si estuviesen aislados, especialmente los situados en las esquinas.

5.3.3 Empujes horizontales causados por sobrecargas


Cuando existan suelos blandos en profundidad, las cargas colocadas en superficie producen desplazamientos
horizontales del terreno que pueden afectar negativamente a las cimentaciones próximas pilotadas. Por tanto, si
en ese tipo de terreno se proyecta un edificio contiguo a una construcción pilotada, debe evitarse una
cimentación superficial.
Los pilotes ejecutados en taludes pueden estar sometidos también a cargas horizontales importantes.
Según se indica en el CTE, podrá prescindirse de la consideración de los empujes horizontales sobre los pilotes
siempre que la máxima componente de estos empujes sea inferior al 10% de la carga vertical compatible con
ella.
El estudio del efecto de los empujes horizontales requiere un análisis de interacción terreno-pilote, que será
necesario realizar con tanto más detalle cuanto más crítico resulte el problema. Para el cálculo se puede seguir
el método simplificado que se indica a continuación.
5.3.3.1 Método simplificado para la consideración del empuje horizontal en pilotes
El empuje horizontal se puede estimar de acuerdo con la siguiente expresión:

siendo
pv la presión vertical en la parte superior del estrato blando, considerando un reparto a 30º de las
presiones en superficie.
cu la resistencia al corte sin drenaje.
Se supondrá que cada pilote soporta una carga por unidad de longitud igual al valor menor de los siguientes:
a) Pp = ph · S, siendo S la separación entre ejes de pilotes;
b) Pp = ph · 3D, siendo D el diámetro del pilote;
c) Pp = ph · H, siendo H el espesor del estrato blando.
Cuando existan varias filas de pilotes se puede suponer que los esfuerzos se distribuyen entre las sucesivas
filas de acuerdo con la siguiente expresión:
Una vez calculado el valor de Pp se pueden obtener los valores de los momentos flectores en los pilotes como
una viga, suponiendo, según los casos, las condiciones en los apoyos que se reflejan en la siguiente figura y
que se concretan en:
a) empotramiento en cabeza;
b) empotramiento a 0,5 m en la capa resistente inferior;
c) empotramiento a 1 m en capas resistentes situadas por encima de la capa blanda si su espesor es
superior a 8 diámetros, en caso contrario se considerará como una articulación (apoyo).

Figura 5.4 del CTE. Condiciones de apoyo para el cálculo de esfuerzos horizontales en los pilotes

5.3.3.1.1 Estimación de movimientos horizontales en pilotes


Pilote aislado
Para el cálculo de los movimientos horizontales del pilote se podrá utilizar la teoría de la “viga elástica” o del
“coeficiente de balasto”.
Aunque las soluciones "exactas" de este problema están bien resueltas mediante ábacos y curvas, en el CTE se
admite como suficientemente preciso utilizar la solución aproximada que se esquematiza en la siguiente figura.

Figura F.8 del CTE. Barra equivalente para el cálculo de movimientos

En la solución aproximada de la figura de arriba la parte del pilote que queda dentro del terreno queda
sustituida, a efectos del cálculo de esfuerzos y movimientos al nivel del terreno, por una varilla rígida de
longitud L, sujeta a su base mediante un resorte vertical, otro horizontal y otro de giro, tal como se indica en la
figura.
La línea de terreno, a efectos de cálculo de movimientos horizontales o de esfuerzos en el pilote, según la
figura, debe fijarse con prudencia. Se despreciará la colaboración de zonas que sean especialmente blandas o
deformables en comparación con el terreno inmediato inferior.
Los valores de los parámetros del pilote equivalente se pueden obtener de las siguientes expresiones:

siendo
L la longitud del empotramiento equivalente
ℓ1 la longitud del pilote fuera del terreno
ℓ2 la longitud enterrada del pilote
T la longitud elástica del pilote
A el área de la sección transversal del pilote
E el módulo de elasticidad del material que forma el pilote
I el momento de inercia respecto a un eje de giro perpendicular al plano de estudio
α un parámetro variable según el tipo de transmisión de cargas al terreno, α=1 para pilotes que trabajan
principalmente por punta y α=0.5 para pilotes flotantes. Para situaciones intermedias, se adoptará el
siguiente valor de α:

donde
Rpk es la carga de hundimiento por punta;
Rfk es la carga de hundimiento por fuste.
Para estimar la presión horizontal que se opone al movimiento del pilote a cierta profundidad (ph) se podrá
utilizar la teoría del coeficiente de balasto. Según esta teoría el valor de ph viene dado por la expresión:

siendo
Ks el módulo de balasto horizontal del pilote;
δ el desplazamiento horizontal del pilote.
El módulo de balasto Ks tiene dimensiones de fuerza dividida por longitud al cubo y se debe estimar por
alguno de los procedimientos que se citan a continuación:
a) mediante pruebas de carga horizontal, debidamente interpretadas;
b) mediante información local, debidamente contrastada;
c) en función del resultado de ensayos presiométricos o dilatométricos realizados en sondeos;
d) mediante correlaciones empíricas.
Cuando se utilicen los resultados de ensayos presiométricos, se determinará el módulo de balasto horizontal
mediante la expresión:

siendo
Ep el módulo presiométrico
D el diámetro del pilote ≥ 0,3 m
α un factor adimensional que depende del tipo de terreno y oscila entre 1,5 para arcillas y 3 para suelos
granulares.
Cuando se utilicen correlaciones empíricas para determinar el coeficiente de balasto se distinguirá entre:
a) arenas;
b) arcillas.
En arenas se podrá admitir que el módulo de balasto depende no sólo de la profundidad z, sino también del
diámetro del pilote, D según indica la expresión:

siendo
nh el valor de la tabla siguiente.

Tabla F.5. del CTE - Valores de "nh" en MPa/m3

Podrá adoptarse como longitud elástica del pilote, T, el valor adimensional definido por la expresión:

siendo
E, I los definidos anteriormente;
nh el valor definido en la tabla anterior.
En arcillas se podrá suponer que el módulo de balasto es proporcional a su resistencia al corte sin drenaje, cu, e
inversamente proporcional al diámetro del pilote, D, según indica la expresión:

En estos casos podrá adoptarse como “longitud elástica” del pilote T, el valor adimensional definido por la
expresión:

siendo
E, I, D, Ks los definidos anteriormente;

Efecto grupo
Para estimar el movimiento horizontal del grupo, en aquellos casos en los que no resulte crítico, se podrá
considerar cada pilote del grupo sustituido, en su parte enterrada, por una varilla rígida virtual soportada por
los resortes indicados en la figura anterior, correspondiente a la figura F.8 del CTE, pero afectando a la
longitud elástica estimada en la hipótesis de "pilote aislado" por un coeficiente de mayoración, m, tal y como
se indica en la expresión siguiente:
T (pilote dentro del grupo) = m · T (pilote aislado)
Para espaciamientos entre pilotes superiores a 2,5 D y para pilotes cuya longitud dentro del terreno sea
superior a 2,5 T, y a falta de datos concretos más fiables, se pueden utilizar los siguientes valores de m (véase
figura siguiente):

siendo
D el diámetro del pilote
S la separación entre ejes
Figura F.9 del CTE. Consideración del efecto grupo en la rigidez transversal para el cálculo de movimientos horizontales

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