0 valutazioniIl 0% ha trovato utile questo documento (0 voti)
33 visualizzazioni2 pagine
Sor Faustina nació en 1905 en Polonia y murió en 1938. Desde pequeña sintió un llamado a la vida religiosa pero sus padres se negaron. Más tarde, tuvo una visión de Jesús sufriente que la llevó a buscar entrar a un convento. Finalmente ingresó a la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en 1925. Allí escribió un diario detallando sus experiencias espirituales como visiones y revelaciones sobre promover la devoción a la Divina Misericordia.
Sor Faustina nació en 1905 en Polonia y murió en 1938. Desde pequeña sintió un llamado a la vida religiosa pero sus padres se negaron. Más tarde, tuvo una visión de Jesús sufriente que la llevó a buscar entrar a un convento. Finalmente ingresó a la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en 1925. Allí escribió un diario detallando sus experiencias espirituales como visiones y revelaciones sobre promover la devoción a la Divina Misericordia.
Sor Faustina nació en 1905 en Polonia y murió en 1938. Desde pequeña sintió un llamado a la vida religiosa pero sus padres se negaron. Más tarde, tuvo una visión de Jesús sufriente que la llevó a buscar entrar a un convento. Finalmente ingresó a la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en 1925. Allí escribió un diario detallando sus experiencias espirituales como visiones y revelaciones sobre promover la devoción a la Divina Misericordia.
Nace un 25 de agosto de 1905 y fallece 5 de octubre de 1938 (33) años
Desde pequeña se destacó por la piedad, el amor a la
oración, la laboriosidad y la obediencia, y por una gran sensibilidad ante la pobreza humana.
Su educación escolar no duró ni siquiera tres años: al cumplir
14 años abandonó la casa familiar para trabajar de sirviente en Aleksandrów y Lodz, y mantenerse a sí misma y ayudar a sus padres.
Ya desde los 7 años Elena que fue su nombre sintió en su alma
el llamado a la vida religiosa (dos años antes de recibir la Primera Comunión), pero sus padres no le dieron el permiso para que entrara en el convento.
Ante la negativa, la niña intentó apagar dentro de sí el
llamado de Dios; Después de esa negativa decidió entregarse a las vanidades de la vida sin hacer caso alguno a la voz de la gracia (Dios), aunque su alma en nada encontraba satisfacción. Las continuas llamadas de la gracia (Dios) resultaban para ella un gran tormento, sin embargo intento apagarlas con distracciones. Evitaba a Dios y con toda su alma se inclinaba hacia las criaturas. Pero la gracia divina termino por ganar su alma.
Ella misma cuenta que al ir a un baile con su hermana
Josefina tuvo una experiencia que marcó su vida. Mientras todos se divertían ella sufría y sentía gran tristeza en el alma. Al estar bailando pudo ver a Jesús parado junto a ella, martirizado, despojado de sus vestiduras y cubierto de llagas dejándole este mensaje:Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañaras?
Apresurada por la visión de Cristo sufriente y las palabras de
reproche: “-Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañarás?” (Diario, 9) empezó a buscar ser aceptada en algún convento. Pero donde llamaba la despedían. Finalmente, el 1 de agosto de 1925, pasó el umbral de la clausura de la casa de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en la calle Zytnia, en Varsovia. En su Diario confesó: “Me pareció que entré en la vida del paraíso. De mi corazón brotó una sola oración, la de acción de gracias” (Diario, 17). En 1933 empieza a escibir su diario en el que redactaba detalladamente lo que pasaba cada dia y sus experiencias espirituales, sufrimientos físicos y espirituales. Sus adversidades sus visiones de Cristo, Marìa, Cielo, infierno y purgatorio. Sus oraciones y revelaciones como difundir el culto a la divina misericordiosa Toda su vida se concentraba en caminar con constancia a la cada vez más plena unión con Dios y en una abnegada colaboración con Jesús en la obra de la salvación de las almas. “Jesús mío – confesó en el Diario – Tú sabes que desde los años más tempranos deseaba ser una gran santa, es decir, deseaba amarte con un amor tan grande como ninguna alma Te amó hasta ahora” (Diario 1372).
El Diario revela la profundidad de su vida espiritual. Una
lectura atente de estos escritos permite conocer un alto grado de unión de su alma con Dios, permite conocer hasta qué punto Dios se entregó a su alma y evidencia también sus esfuerzos y combates en el camino hacia la perfección cristiana.
El Señor la colmó de muchas gracias extraordinarias: los
dones de contemplación (En este tipo de oración el orante no razona, sino que trata de silenciar su cuerpo y su mente para estarse en silencio con Dios) y de profundo conocimiento del misterio de la Divina Misericordia, visiones, revelaciones, estigmás ocultos (es decir no visibles) y de visibles como los que tuvo el padre Pio heridas en manos, pies, costado y hombro, dolorosas e invisibles entre 1911 y 1918, los dones de profecía, de leer en las almas humanas, y de desposorios místicos (unión espiritual entre Dios y el alma para el matrimonio espiritual).
Colmada de tantas gracias, escribió: “Ni las gracias ni las
revelaciones, ni los éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hacen perfecta, sino la comunión interior del alma con Dios. (…) Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios” (Diario, 1107).