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Críticas a la teoría sociológica

A pesar de ser discípulo de Parsons, la etnometodología de Garfinkel representa una reacción al


funcionalismo de Parsons, quien según sus propias palabras, consideraba a los actores como
“estúpidos”, que realizan acciones de carácter adaptativo (pasivo y conformista) en vez de activo
y constructivo. Para Garfinkel, Parsons afirma que los individuos están determinados por la
sociedad y que siguen ciegamente las normas, sin interpretarlas y personalizarlas. Lo critica por
creer que la cultura y la sociedad funcionan automáticamente, por no preocuparse por los
actores y la acción, y considerar a los actores como un instrumento pasivo. Garfinkel las piensa
entonces como diestras, astutas, competentes, hábiles e inteligentes, capaces de
entender lo que están haciendo. Parsons resolvía el problema del orden pensando que los
actores reconocían y se adaptaban a las presiones que generan las normas sociales. Los actores
interactúan de manera cooperativa por medio de un saber compartido, en circunstancias donde
se buscan mantener los compromisos normativos compartidos. Garfinkel considera
problematizar esta idea de que existe un saber común compartido. Para sostener ese
argumento, Garfinkel se va a apoyar en la obra de Schutz cuya tesis explica que las
personas poseen un conocimiento práctico (porque se adquiere en la práctica y se pone
en práctica) de la vida cotidiana, y que saben cómo usarlo. De todos modos, una vez
recuperada esa idea, Garfinkel elabora una nueva teoría de la acción cuyo enfoque será
cognitivista. Pero a medida que avanza en esa construcción, se va alejando cada vez más
de su referente teórico. Esa distancia representa, a su vez, una separación con toda la
tradición sociológica anterior, criticando a Durkheim y a Weber.

El objeto de estudio
Schutz plantea entonces que el fundamento de la sociología no es el estudio de la
acción con una perspectiva sistémica, sino que se debe tener en cuenta cómo la misma
es experimentada por el actor en el mundo de la vida cotidiana. Siguiendo a Schutz,
Garfinkel considera que aquello que constituye el orden social (la identidad, lo
inteligible, el orden de una actividad) es producto de la actividad misma, producido por
los participantes concretos. Esta idea de la producción propia de los participantes es lo
central de la etnometodología. Las situaciones en concreto tienen una mayor o menor
margen de maniobra, dependen de la situación de que se trate, las responsabilidades y
obligaciones que se tengan, la implicación de los demás, etc. Es con todos estos
elementos que un individuo actúa. Garfinkel propone que la realidad de la vida social
es consistente, única y exclusivamente, en las interpretaciones de los miembros. Los
escenarios sociales son una realización de “trabajo” interactivo, donde están
implicados los actores de un escenario o acto social. El carácter ordenado de los
escenarios es producto y proceso de las acciones de los miembros, quienes tienen que
construir su mundo social por medio de la práctica. Se debe considerar como los
miembros perciben, construyen e informan sus acciones.
Él va a trabajar con las denominadas prácticas sociales/humanas, donde las personas
que las ejercen reciben el nombre de miembros/practicantes. Miembro porque se
pertenece a una colectividad, lo que supone poseer conocimientos compartidos con el mundo,
una misma “cultura” (ideas generales y universalmente aplicadas). Pero lo que interesa a
Garfinkel es cómo los actores tratan su propio saber y el de los demás como socialmente
organizado. En cada intercambio o encuentro, las personas se tratan como miembros de un
mundo real, fáctico y conocido.

Las prácticas sociales/humanas tienen tres características:


1. Son reflexivas. Esto es: por un lado, los miembros son capaces de explicar lo que
hacen; por el otro, la misma práctica genera un lenguaje propio que le permite
explicarse a sí misma. Como toda práctica desarrolla su propia teoría, la
etnometodología no puede crear una teoría generalizada para explicarlas. Esto
pone en jaque el rol de sociólogos, ya que no nos corresponde explicar sino
entender.
2. Son indexicales (término que proviene de la lingüística, los famosos deícticos).
Toda práctica depende y se define en función de un contexto que le da sentido.
3. Se auto-ordenan al experimentar el sentimiento de normalidad percibida.

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