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A diferencia de la Educación Física, impartida por profesores formados para ello y que
cuentan con un programa acorde con su perfil docente.
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Bredekamp, Sue y Carol Copple, “Un bosquejo del desarrollo físico en niños de tres, cua-
tro y cinco años de edad”, en SEP, Curso de Formación y Actualización Profesional para el
Personal Docente de Educación Preescolar (Volumen II), México, SEP, 2005.
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La intervención docente consiste en lo siguiente:
s Reconocer que los niños han desarrollado capacidades motoras en
su vida cotidiana con diferente nivel de logro. Esto debe ser el pun-
to de partida para buscar el tipo de actividades con intencionalidad
educativa para propiciar su fortalecimiento, teniendo en cuenta sus
características personales, ritmos de desarrollo y condiciones en que
se desenvuelven en el ambiente familiar.
s Considerar que los niños con discapacidad deben ser incluidos en
las actividades de juego y movimiento y recibir apoyo para que par-
ticipen en ellas a partir de sus propias posibilidades; tener en cuenta
que algunos necesitan atención particular. Alentarlos a superar inhi-
biciones o temores, así como propiciar que se sientan cada vez más
capaces, seguros y que se den cuenta de sus logros, son actitudes
positivas que la educadora debe asumir hacia ellos y fomentar en
todos los compañeros del grupo..
s Proponer actividades de movimiento y juego para todos sus alum-
nos y atender las condiciones particulares de cada niña y niño; evitar
estereotipos asociados al género masculino o femenino.
s Prever actividades físicas durante la jornada diaria. No es conve-
niente que permanezcan sentados mucho tiempo, pues ello se opone
a las características de los niños de aprender mediante la actividad, el
movimiento, la solución de problemas, la exploración y manipulación
de objetos.158
s Considerar momentos de relajación posteriores a las actividades
físicas es fundamental para que los niños se recuperen e incorporen
a otras actividades.
s Dar a los niños tiempo para persistir y aprender de sus intentos en
experiencias variadas que les permitan poner en juego sus acciones
y movimientos, de tal manera que refinen sus destrezas.
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Ibídem.
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pulen diversos materiales, instrumentos y herramientas que requieren control
y precisión en sus movimientos, en actividades en las que pongan en juego
también el intelecto.
Es decir, no se trata de ejercitación ni de repetición de movimientos en
sí mismas. Las actividades de ejercitación como repasar líneas de figuras pre-
elaboradas desgastan a los niños, les demandan estar sentados frente a una
tarea sin provecho, les impiden el movimiento libre y no tienen relación con las
habilidades que se pretende que desarrollen, además de que no sirven como
preparación para el aprendizaje de la escritura (como suele argumentarse)159 .
Es preciso evitar este tipo de prácticas y promover aquellas que permitan a los
niños moverse con esfuerzo, interés, en ambientes relajados y lúdicos, que les
permitan esforzarse y sentirse fortalecidos.
En la etapa preescolar los niños exploran posibilidades de movimiento de
su cuerpo. Es fundamental promover la toma de conciencia acerca de este,
de cómo es y cómo se mueven algunas de sus partes (mientras que otras no), así
como que reconozcan sus límites y posibilidades (lo que pueden y no pueden
hacer, para qué son buenos y en qué acciones y habilidades mejoran); que iden-
tifiquen a través de la respiración y relajación las sensaciones que experimen-
tan después de una actividad física, que adquieran confianza y seguridad en su
desempeño motor y asuman hábitos corporales correctos. El desarrollo físico es
un proceso evolutivo individual; por ello es fundamental atender a las condicio-
nes y el desempeño de cada niño y evitar competiciones y comparaciones entre
ellos, que en muchos casos los desalientan a participar en actividades físicas
(en otros, incluso resultan denigrantes). Más que el conocimiento del esquema
corporal como nombres de las partes del cuerpo, se trata de considerar lo físico
y funcional del cuerpo; en el ámbito de la educación física se considera que la
corporeidad es una construcción permanente que se manifiesta por medio de
gestos, posturas, expresiones corporales y las diversas acciones motrices rela-
cionadas con las emociones que se experimentan. La percepción y la conciencia
de su cuerpo, así como las experiencias relacionadas con su desempeño son
parte de la evolución y la identidad de los niños; de ahí la importancia de la
atención que se debe dar a esta área en la escuela.
La creatividad en la acción motriz se expresa cuando los alumnos utilizan
sus capacidades cognitivas, afectivas y sociales para resolver problemas en jue-
gos y actividades físicas mediante diversas posibilidades de movimiento. Ante
estas situaciones se promueve que las soluciones posibles, fraseadas como
“¿qué debo hacer?, ¿cómo y de cuántas formas puedo lograrlo?”, sean elabora-
das por los niños desde lo individual o en colectivo. Con base en la exploración
y evolución de sus habilidades motrices, los niños efectúan actividades físicas
de manera individual y en coordinación con compañeros.
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En el campo de formación académica Lenguaje y comunicación se precisa el tipo de
experiencias relacionadas con la aproximación de los niños a la cultura escrita y los apren-
dizajes que se espera que logren.
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