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Investigaciones

ESTUDIO COMPARATIVO DE PRESENCIA DE CONDUCTAS DE TIPO ANTISOCIAL Y


DELICTIVAS EN UN GRUPO DE NIÑOS Y ADOLESCENTES DE BAJOS RECURSOS QUE
SUFRIERON ABANDONO TEMPRANO Y NO EN EL AREA METROPOLITANA DEL DISTRITO
FEDERAL

TESIS

QUE PARA OBTENER EL GRADO DE

LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

PRESENTA

JACQUELINE JOST GARCÍA

México, D.F. 2005

RESUMEN

La presencia de parámetros socialmente aceptados dentro de una familia, alientan el


desarrollo de niños y adolescentes. En la medida en que existen desajustes familiares,
éstos originan agresividad y conductas sociales inadecuadas.

Diversas investigaciones han encontrado que los niños abandonados muestran, por lo
general, mayor agresividad que los niños no abandonados. El abandono, junto con la
frustración, desencadena conductas de tipo antisocial con efectos graves en la
personalidad de los individuos (Cisneros, et al, 1998).

Ante ello, el objetivo general de la presente investigación se refiere al estudio de la


relación del abandono y la conducta antisocial en una población determinada de niños
y adolescentes. Para lograr este objetivo se ha estructurado el presente trabajo
entorno a dos variables determinantes, el abandono y la conducta antisocial. (ver
capítulo III, página 52)

Primeramente, es necesario considerar que el desarrollo intelectual es la transición


entre la dependencia física a la independencia emocional. Conforme la edad avanza, el
contacto con la realidad que rodea a un niño o adolescente le exige que éste aprenda y
mantenga conductas socialmente aceptables.

Las relaciones que los niños forman con sus coetáneos se basan en la capacidad de
éstos de regular sus emociones de manera pro-social, más que antisocialmente. Tales
relaciones sirven de fuente de provisiones que ayudan o perjudican el desarrollo
académico, social y familiar del niño (Bijou, 1976).

En la adolescencia, el joven está expuesto a manifestar su ubicación en el medio que


lo rodea. Su inmadurez y su transición hacia la etapa adulta resulta un momento difícil
que muchas veces es sobrellevado sin la debida u oportuna comunicación con su
familia. Ante ello, los cambios son sucesivos, drásticos, profundos e inevitables.
El mejor camino para desarrollar la autoestima positiva en la adolescencia es crear un
clima de relaciones personales en la familia y en la escuela, donde el joven
experimente seguridad, respeto, aceptación y libertad para actuar; sienta la amistad y
el apoyo de los demás para lograr metas definidas; pueda obtener experiencias nuevas
y equivocarse sin tener miedo; incluso debe propiciarse un ambiente donde se
autoproteja, sin distorsionar la visión y valoración de sí mismo (Marchago, 1997).

De los niños y adolescentes vulnerables en situación extrema y de riesgo, el desarrollo


infantil, intelectual, emocional y social resulta trastocado por la falta de un parámetro
social que les sirva de guía, control y apoyo en su despertar hacia la realidad.

Sumado a lo anterior, el maltrato, la frustración, la violencia, la conducta antisocial y


la delincuencia son temas recurrentes en un niño y adolescente que ha sido objeto de
abandono. La ausencia de una familia, la vida en la calle, el encierro en instituciones
de asistencia o la vida en un entorno agresivo, conduce a los jóvenes a situaciones
extremas que les provocan problemas individuales y sociales.

Estadísticamente, el abandono de los niños es de 10 a 15 veces más frecuente que el


maltrato. En todas las clases sociales y condiciones económicas se producen estos
incidentes; sin embargo, los niños en situación de pobreza sufren el abandono con una
frecuencia 12 veces más alta. (UNICEF, 1998).

La conducta antisocial se caracteriza por ir contra el bien común y atentar en contra de


la estructura básica de la sociedad, destruyendo sus valores fundamentales y
lesionando las normas elementales de convivencia.

Los trastornos de conducta antisocial en la infancia y adolescencia, son uno de los


problemas más importantes y de mayor preocupación para los profesionales que están
en contacto con niños y adolescentes, especialmente para los del ámbito educativo y
psicológico (Serrano, 1996).

En complemento de lo anterior y en la búsqueda de observar, evaluar y analizar la


conducta antisocial y delictiva de una población determinada, se aplicó el Cuestionario
de Conductas Antisociales Delictivas A-D de Seisdedos (1998) (ver anexo).

La hipótesis establecida para este estudio se refiere a determinar si existe una


diferencia estadísticamente significativa en las conductas antisociales delictivas en
niños que han sido abandonados tempranamente versus niños que no han sido
abandonados tempranamente.

De los resultados obtenidos en la observación y las conclusiones que parten del


objetivo establecido, se puede decir que no existe diferencia estadística significativa en
las respuestas correspondientes a la conducta antisocial, ni a conducta delictiva entre
niños abandonados y aquellos que viven con sus padres, lo que permite confirmar la
hipótesis nula planteada.

De lo anterior, con base en el marco teórico y al estudio de campo la discusión está


centrada en determinar si la delincuencia juvenil es un problema que se manifiesta
desde la conducta antisocial, como una causa del maltrato y el abandono.
Respecto a estudios sucesivos y complementarios al enfoque estudiado, se sugiere
comprobar si la ausencia de un sujeto que establezca parámetros de conducta puede
ligarse a las emociones de los niños y jóvenes en busca de obtener una guía y
seguridad en sus vidas.

Introducción

Desde 1989, a través de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, el
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha buscado fomentar el
desarrollo integral de todos los niños y niñas del mundo. (UNICEF, 1998)

En México, dicho organismo internacional y el Sistema Nacional para el Desarrollo


Integral de la Familia (DIF) y otras instituciones, tales como la Secretaría de Desarrollo
Social, la Procuraduría General de Justicia y diversos organismos de asistencia privada,
tienen programas y centros para atender el abandono y la conducta antisocial
derivadas de las violencia, la pobreza, la marginación y la falta de oportunidades de
educación y trabajo, entre otras causas (Sistema Nacional para el Desarrollo Integral
de la Familia, 2002).

Por otra parte, el entorno familiar determina la conducta de sus integrantes; en el caso
de niños y adolescentes que provienen de una familia donde se manifiesta el rechazo,
es de esperarse una conducta fuera de lo normalmente establecido. Ante ello, cabe
preguntarse: ¿Cuáles son las causas que generan el abandono de niños y
adolescentes? y ¿Cuál es la relación entre abandono y la conducta antisocial?

Para responder lo anterior, la estructura de este trabajo de investigación comprende


cuatro capítulos. En el segundo capítulo se desarrolla lo referente al abandono. El
punto de inicio es establecer cuáles son las expectativas de desarrollo infantil y en la
adolescencia. En seguida, se habla sobre los grupos vulnerables, el maltrato y el
abandono a que son sujetos.

En el tercer capítulo se desarrolla lo relativo a la conducta antisocial. En éste se define


el concepto, se exploran sus causas y consecuencias, se ubica el problema en el
contexto mexicano, se incluye información acerca del marco institucional y legal
aplicable, para finalizar con el establecimiento de la relación entre abandono y
conducta antisocial.

El cuarto capítulo se centra en la metodología de esta investigación. En su contenido


se explica el diseño de la investigación, sus limitaciones, las hipótesis y variables del
caso, los sujetos de estudio y la aplicación del instrumento de evaluación.

Con base en los resultados obtenidos del instrumento aplicado, se detallan los
resultados en el quinto capítulo. En éste se analiza, desde la perspectiva descriptiva
hasta un análisis inferencial, basado en datos cuantitativos.

Investigaciones relacionadas
La presencia de figuras significativas dentro de una familia, alientan el desarrollo de
niños y adolescentes. En la medida en que existen desajustes familiares, éstos
originan agresividad y conductas sociales inadecuadas.

A pesar de lo interesante de esta área del conocimiento, en la actualidad existen pocas


investigaciones que estudien el efecto que tiene en el ámbito social, psicológico y
familiar del menor el que éste se vea implicado en un hecho antisocial. En un estudio
realizado en la ciudad de Aguascalientes, de un total de 4550 denuncias entre 1980-
1990, solo el 16% de las víctimas había sido una persona menor de 18 años, hecho
que sugiere que el problema no se ha estudiado con profundidad (Silva, 2003).

Las conductas agresivas son multideterminadas y entre los distintos factores que las
propician, está la frustración. Esta, ha sido entendida como contrapuesta a la
gratificación y a la satisfacción de la necesidad, tanto psicológica, biológica y social,
implicando situaciones bloqueadoras, amenazantes y de privación, que surgen como
respuesta a estímulos internos y externos (Mussen, et al, 1983).

Ante ello, se ha observado que un sentimiento de frustración hacia las expectativas o


deseos de niños y adolescentes se refleja en la ausencia de una autoridad paterna que
ponga límites y establezca un clima de seguridad y confianza. (Mussen, et al, 1983)

Con todo, la conducta antisocial agresiva en el niño toma la forma de intimidación,


agresión física y comportamiento cruel. Es resultado de un grave rechazo paterno, a
menudo alternado con una sobreprotección. Así, el abandono, la conducta antisocial y
la frustración se acompañan en individuos que no han logrado en forma prolongada y
permanente obtener satisfacciones en su contexto social. (Alducín, et al, 1998)

Del resultado de una investigación de campo realizada en México en 1999 a una


muestra de 90 sujetos (internos en un centro de diagnóstico para varones del área
Metropolitana del Distrito Federal) para determinar la relación entre el trastorno
antisocial y el funcionamiento familiar, se determinó que en la población estudiada no
se encontró una relación directa entre dichas variables.

En dicho estudio, la presencia de la negación entre las partes, individuo y familia, fue
característico, imposibilitando así la aceptación de la conducta antisocial y la
responsabilidad familiar. De los resultados destacables se indica que el 47% perciben a
la familia como algo positivo, lo que tiende a disminuir conforme la edad se acentúa
(Morales, 1999)

Justificación

Por lo general, los niños y adolescentes vulnerables provienen de familias pobres y


desintegradas. Ante este hecho, éstos rompen la dinámica de desarrollo esperado,
obteniendo paralelamente desajustes de personalidad que derivan en problemas como
la conducta antisocial, violencia, crimen, enfermedades y hasta la muerte.
Aún cuando existen programas específicos de asistencia, de corte público o privado, y
siendo permanente el cambio social, se justifica reforzar el estudio de las relaciones de
distintas variables ante situaciones contrarias a la armonía familiar.

Con ello, desde la perspectiva teórica y en la aplicación concreta de un instrumento a


una población determinada, este trabajo de investigación se justifica en la medida de
evaluar si existe una relación significativa entre el abandono y la conducta antisocial,
hechos que continuamente se pueden observar en el entorno que nos rodea.

Limitaciones y alcance

El presente trabajo de investigación está limitado al estudio del abandono y la


conducta antisocial en niños y adolescentes en México D.F. (zona Metropolitana). De
igual forma, el desarrollo del trabajo se limita a un grupo de población específica que
contiene sujetos en situación de abandono y sujetos que no han sido abandonados.

El alcance de este estudio abarca desde los conceptos generales hasta la evaluación de
las relaciones entre abandono y conducta antisocial. Para profundizar en él, se
estudian dos grupos, uno de observación y uno de comparación. A través de ellos, se
encontraron elementos que permiten fundamentar la validez de las hipótesis del
trabajo, al igual que ayudan a determinar el cumplimiento de los objetivos
establecidos.

Hipótesis

Las siguientes hipótesis de trabajo serán el camino que guiará la presente


investigación:

 El desarrollo intelectual, emocional y social de niños y adolescentes se ve


interrumpido ante una situación de abandono.
 La conducta antisocial refleja un trastorno mental que debe ser atendido desde
la perspectiva individual, familiar y el entorno. En la medida en que ésta se
acentúe, existe el alto riesgo de generar conductas delictivas.
 La conducta antisocial es una causa probable del abandono infantil; hecho que
se manifiesta con mayor evidencia en la adolescencia.

De manera estadística y respecto a la población observada, la hipótesis afirmativa y la


nula serán las siguientes:

o Existe diferencia estadísticamente significativa en las conductas


antisociales delictivas en niños abandonados tempranamente en el área
Metropolitana del Distrito Federal;
o No existe diferencia estadísticamente significativa en las conductas
antisociales delictivas en niños abandonados tempranamente en el área
Metropolitana del Distrito Federal;
y se comprobarán de manera estadísticamente significativa.

Objetivos

El objetivo general de la presente investigación se refiere a analizar la relación del


abandono y la conducta antisocial en una población determinada.

Los objetivos complementarios son:

 Establecer las expectativas de desarrollo infantil y del adolescente, como un


parámetro hacia una situación extrema de abandono.
 Identificar algunas de las causas y consecuencias, así como el marco legal e
institucional relativo a la conducta antisocial en México.
 Aplicar el cuestionario A-D (conductas antisociales delictivas) de Seisdedos
(1998) (ver anexo) para evaluar la relación del abandono y la conducta
antisocial en una población de 113 niños/adolescentes de entre 7 y 18 años de
edad, con escolaridad mínima de 1º de primaria de nivel socioeconómico bajo
de la zona metropolitana del Distrito Federal.
 Recopilar información relevante y actual para sustentar objetivamente las
conclusiones que se deriven de éste estudio.

Marco teórico

El marco teórico de este trabajo tiene su partida en la psicología del desarrollo,


respecto al abandono y la conducta antisocial en niños y adolescentes. Dada la
naturaleza del tema, se tocan aspectos sobre el marco legal e institucional aplicable en
México.

El contenido de la presente investigación tiene dos ejes fundamentales: el abandono y


la conducta antisocial. Ambos se combinan y entrelazan para integrarse en la
aplicación de un instrumento donde busca medir sus relaciones ante situaciones de
abandono y no abandono.

Tomando en cuenta ello, se dedica un capítulo para cada elemento anteriormente


señalado. En seguida se detalla la aplicación del instrumento A-D (Conductas
Antisociales-Delictivas) (ver anexo) de Nicolás Seisdedos Cubero que busca medir sus
relaciones atendiendo a que el sujeto presente una mentalidad dura, extraversión e
inestabilidad en su conducta. Posteriormente, se analizan los resultados obtenidos de
la observación, para finalmente concluir en términos de la teoría y la práctica
experimentada.

Metodología
La metodología de estudio comenzará desde una perspectiva general y concluirá en la
presentación de los resultados derivados de una población específica. Para ello, se
recopilará, seleccionará, analizará y presentará información de fuentes publicadas,
oficiales y actuales.

Las unidades de estudio serán los niños y adolescentes. De todo el conjunto de niños
que integran nuestra sociedad, se incluirá a aquellos que estaban en una situación de
vulnerabilidad, ubicados en México.

Con el fin de actualizar la investigación, se contemplará información que fue publicada


en libros, revistas y periódicos que abordan el tema. En su caso, se utilizarán ejemplos
y vivencias reales a manera de ilustración para observar la gravedad del tema. En la
medida de lo posible, se hará uso de información proporcionada por una institución de
asistencia y por las autoridades respectivas.

METODOLOGÍA

Diseño de la investigación

El tipo de investigación que se usó para la elaboración de este documento es ex post


facto. En él, el investigador no tiene control directo sobre las variables independientes,
por ser intrínsecamente no manipulable, o porque ya aconteció su manifestación.
Únicamente se observa su efecto sobre la variable dependiente. (Kerlinger, 1988)

Se usó el diseño de comparación estática, que gráficamente se representa de la


siguiente forma:

x y1
Mr =
-x y1

En donde:

MR = sujetos no asignados aleatoriamente;

x = presencia de la variable independiente (niños abandonados);

-x = ausencia de la variable independiente (niños no abandonados);

y = evaluación de la variable dependiente (conducta antisocial).

Hipótesis

Las hipótesis que corresponden a este estudio de campo son:


H1 Existe una diferencia estadísticamente significativa en las conductas antisociales
delictivas en niños que sí y no han sido abandonados tempranamente.

H0 No existe una diferencia estadísticamente significativa en las conductas antisociales


delictivas en niños que sí y no han sido abandonados tempranamente.

Definición de variables

Por lo que corresponde a las variables, la variable independiente de esta investigación


es el abandono temprano. Algunos conceptos relevantes son los siguientes:

Definición conceptual: "Huérfano temprano (el que vive el abandono temprano) es


aquel que sufre la pérdida de uno de los progenitores entre el momento del nacimiento
y los siete años de edad, es decir, durante el tiempo en el que el desarrollo emocional
tiene lugar como un proceso. Se considera como pérdida (abandono temprano) a la
muerte de uno de los progenitores, o la separación de los mismos siempre y cuando la
relación madre-hijo, padre-hijo, sea cortada o suspendida en forma permanente a
partir del momento de acaecer el suceso. Se considera así porque hemos encontrado
que efecto psicológico, en ambos casos es casi el mismo."(Sandoval, 1984).

Definición operacional: el abandono se manifiesta por los expedientes de Casa Hogar


Villa Nolasco y Hermanas Agustinas de la Caridad.

De lo que corresponde a la variable dependiente, ésta es las conductas antisociales


delictivas.

Definición conceptual: "Patrón de conducta persistente y repetitivo en el que se violan


los derechos básicos de los otros o importantes normas sociales adecuadas a la edad
del sujeto. Estos comportamientos se dividen en cuatro grupos: comportamiento
agresivo que causa daño físico o amenaza con él a otras personas o animales,
comportamiento no agresivo que causa pérdidas o daños a la propiedad; fraudes o
robos y violaciones graves de las normas. (APA, 1994).

Definición operacional: se evalúa esta variable según el puntaje obtenido por el sujeto
en el Cuestionario de Conductas Antisociales Delictivas (Seisdedos, 1998) (ver anexo)

Sujetos de estudio

De los sujetos de la muestra de estudio, se desprende que la muestra es no


probabilística de tipo intencional, en tanto que el investigador recurrió a un lugar
predeterminado para obtener los sujetos para su estudio. (Kerlinger, 1988).

Para ello, se conformaron los siguientes grupos:

a. grupo de observación: 62 niños (37 niños, 25 niñas)


b. grupo de comparación: 51 niños no abandonados (27 niños, 24
niñas)

Criterios de inclusión:

edad: 7 – 18 años

escolaridad: 1° de primaria mínimo

Nivel socioeconómico: bajo

Lugar de residencia: México, D.F. o área metropolitana

sexo: indistinto

Criterios de exclusión:

II. que tengan una enfermedad grave


III. que manifiesten retraso mental

Criterios de eliminación:

1. aquel sujeto que haya dejado de contestar 3 o más reactivos


2. interferencia grave en la aplicación del mismo

Características específicas de la muestra.

SEXO

En cuanto al sexo de la muestra, se obtuvieron los siguientes datos:

Cuadro no. 1.- Sexo de los sujetos.

Niños Niños no
abandonados abandonados
Categoría Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
Femenino 25 40.30 24 47.10
Masculino 37 59.70 27 52.90
Total 62 100.00 51 100.00

Como se puede observar, la mayoría de los sujetos en ambos grupos fueron del sexo
masculino con un 59.70 % para el caso de niños abandonados y un 52.90 para los no
abandonados, ante ello, la variable sexo para ambos grupos fue homogénea.

EDAD.
En cuanto a la edad de los sujetos, se obtuvieron los siguientes datos:

Cuadro no. 2.- Edad de los sujetos.

Niños Niños no
abandonados abandonados
Categoría Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
7-8 años 7 11.30 4 7.80
9-10 años 7 11.30 6 11.70
11-12 años 16 25.80 9 17.70
13-14 años 17 27.50 26 51.00
15-16 años 13 20.80 6 11.80
17-18 años 2 3.30 0 0.00
Total 62 100.00 51 100.00
Media 12.41 12.56
Mediana 13.00 13.00

De este cuadro, se observa que el 53.20 % de los niños abandonados manifestó tener
una edad entre los 11 a los 14 años, en cambio, en el caso de niños no abandonados
el 68.70 % expresó tener el mismo rango de edad, sin embargo, ambos grupos son
homogéneos en tanto que la mediana es igual, ubicándose en 13 años para la muestra
y obteniéndose una media de 12.41 para los niños abandonados y 12.56 para los no
abandonados.

Por estos datos, se puede presuponer que ni la variable edad ni la variable sexo deben
influir significativamente en los resultados a los que se llegue.

Instrumento y aplicación

El Cuestionario A-D tiene como antecedentes los instrumentos ingleses, CA (Conducta


Antisocial del Cuestionario de Personalidad EPQ-J de Eysenck y Eysenck (1978); ASB
de Allsopp y Feldman (anti-social behaviour) y CC (en origen Behaviour Questionnaire;
también de Allsopp y Feldman) de 1976. De su análisis, traducción y adecuación, el
Cuestionario A-D es un cuestionario factorial simple con 40 elementos que miden dos
dimensiones: la conducta antisocial y otra que considera comportamientos delictivos.

Los datos generales del instrumento aplicado son los siguientes (ver Anexo):

Nombre: Cuestionario A-D, conductas antisociales delictivas


Autor: Nicolás Seisdedos Cubero (1998)
Administración: Individual y colectiva
Duración: variable, entre 10 y 15 minutos, aproximadamente
Aplicación: niños y adolescentes
Significación: evaluación de dos aspectos, antisocial y delictivo, de la conducta
desviada

Las instrucciones necesarias para dicha aplicación están contenidas en el ejemplar.


Dichas instrucciones contienen sugerencias para cuando los exámenes son aplicados
en forma colectiva o individual. Ante todo, es necesario que los sujetos hayan
comprendido perfectamente la tarea antes de comenzar la prueba, y el examinador
pondrá especial cuidado en la comprensión y aceptación de los puntos esenciales de
las instrucciones.

Igualmente, es aconsejable que, una vez comenzada la prueba y durante los primeros
momentos, se compruebe el seguimiento de las instrucciones.

Si la prueba es aplicada por personal auxiliar, queda bajo la responsabilidad del


psicólogo u otro profesional calificado, la comprobación de lo que dicho personal
auxiliar tenga la competencia necesaria para la aplicación de este tipo de pruebas, de
modo que se logre un buen clima y se contesta adecuadamente a las dudas o
preguntas del examinado.

Respecto a las normas de corrección y puntuación conviene tomar en cuenta que cada
respuesta puede recibir 1 o 0 puntos, y la puntuación de cada elemento contribuye a
una sola escala. La puntuación directa en la escala A es el número de elementos
contestados con SI en los primeros 20 elementos del cuestionario, y la puntuación
directa en la escala D es también el número de veces que el sujeto ha contestado SI
en los últimos 20 elementos (21 a 40) del cuestionario. La puntuación máxima en cada
escala es, por tanto, 20 puntos.

El conjunto de conductas implicadas en el cuestionario se refieren claramente a


comportamientos sociales claramente desviados, y el análisis factorial ha podido
agruparlos en dos dimensiones diferentes pero no totalmente independientes.

En relación con la validez criterial, en los primeros análisis de construcción del A-D,
tanto la puntuación A como D del grupo experimental (N = 95, adolescentes con
problemas de conducta) eran superiores, a un elevado nivel de confianza (probabilidad
inferior a 0.01), a las del grupo de control (N = 99), lo cual fue tomado como resultado
de la capacidad discriminativa del instrumento para diferenciar entre los grupos. Los
resultados de los análisis de varianza vienen en la tabla a continuación:

Escala Grupo exp. Grupo exp. Grupo contr. Grupo contr. Prob.

Media D.t. Media D.t. F


A 13,28 5,79 11,41 4,70 <0,01
D 11,20 6,70 1,52 2,90 <0,01

En una muestra reciente (N = 1.080), se han tomado como criterios para formar
grupos diferentes, determinados aspectos del comportamiento que, apriorísticamente,
podrían ser considerados como predictores de conductas antisociales delictivas.
Se puede observar que a medida que disminuye la incidencia del criterio en el sujeto
(sea la bebida o la droga), son menores las puntuaciones promedio tanto en la escala
Antisocial como en la escala Delictiva; y esto puede ser tomado como índice de validez
para diferenciar grupos criteriales.

Los cuestionarios se clasificaron en grupos de edades y sexo para facilitar su


comparación.

Análisis estadístico

En el análisis estadístico se empleó el paquete informático SPSS versión 8.0 para


Windows. En el siguiente capítulo se detallan los resultados obtenidos.

Resumen de resultados

Respecto a la observación, evaluación y análisis de un grupo particular de estudio,


compuesto por un grupo de observación de 62 niños (37 niños y 25 niñas) y un grupo
de comparación de 51 niños no abandonados (27 niños y 24 niñas) se tiene que:

o De la población en estudio, el 53.20 % de los niños abandonados tenía


una edad entre los 11 a los 14 años. En el mismo rango de edad, para el
caso de niños no abandonados ésta fue del 68.70 %.
o Respecto al sexo, el 59.70% fueron niños en situación de abandono y un
52.90% para los no abandonados, lo que resulta homogéneo en grupo y
sexo.
o De las respuestas al cuestionario aplicado, en la parte correspondiente a
las conductas antisociales, los niños abandonados (grupo de
observación) obtuvieron una mayor media en comparación a los niños
no abandonados (grupo de comparación), 33.77 puntos y 32.92,
respectivamente.

De las respuestas al cuestionario aplicado, en la parte


correspondiente a las conductas delictivas, también el grupo de
observación fue mayor al grupo de comparación, con una media
de 38.30 puntos y 37.43, respectivamente.

o Del análisis inferencial y los datos siguientes:

Rango de media para Rango de media para el


el grupo de grupo de comparación
observación
Total antisocial 59.83 53.56
Total delictiva 58.98 54.59
Total 59.90 53.47

o se desprende que, tomando el rango de la media como parámetro, no


existe diferencia estadística significativa en las respuestas
correspondientes a la conducta antisocial, ni a conducta delictiva entre
niños abandonados y aquellos que viven con sus padres, lo que permite
confirmar la hipótesis nula planteada.
o Basado en la edad y el sexo, se concluye que los hombres presentaron
mayor incidencia en las escalas antisocial y delictiva. En cuanto a la
variable edad, sólo se encontró una diferencia estadísticamente
significativa en la subescala delictiva al comparar a los sujetos de 11-14
años con aquellos de 15 a 18, en dónde los primeros aceptan más
abiertamente el haber cometido alguna falta social en comparación a los
segundos.

Conclusiones

La familia y el grupo social que rodea a los niños y adolescentes son factores
determinantes en la conducta. La manifestación de agresividad, maltrato, violencia y
abandono son algunas causas de la conducta antisocial en los niños,
independientemente de su condición social o económica (Raven, et al, 1990).

En el caso de niños y adolescentes abandonados, donde no existe una figura paterna o


un modelo de conducta socialmente aceptado que sirva de parámetro, es característico
que ocurra conducta antisocial en el trato cotidiano (Serrano, 1996).

Un reflejo de dicha conducta se da a través de la manifestación de la frustración y el


resentimiento por situaciones que el niño o el adolescente no puede comprender o
explicarse, sobreviniendo la agresividad.

En la medida en que la propia personalidad y el medio social influyen en la agresividad


del niño o adolescente, éste puede transitar hacia un terreno donde su acción sea
considerada por la sociedad como un acto delictivo. (Kielburger, 1998)

En este sentido, el riesgo que se asume es alto. Desde la perspectiva del niño o
adolescente, ya sea por ignorancia, inmadurez o en forma deliberada su conducta
antisocial puede llegar a ser calificada como delincuencia (Serrano, 1996).

Con base en el objetivo general de la presente investigación, relativo al estudio del


abandono y la conducta antisocial en una población determinada de niños y
adolescentes, las conclusiones son las siguientes:

 Las expectativas generales en el desarrollo intelectual son la obtención de


principios lógicos y un contacto cada vez más cercano con la realidad
inmediata. Siendo un niño, primeramente dependiente de su madre, en lo
sucesivo deberá lograr la independencia física y posteriormente la emocional.
 Del desarrollo social, se moldea el temperamento; se obtienen los valores; se
conscientizan las recompensas y castigos; existe mayor interacción con
coetáneos y se incrementa el acceso a los medios de comunicación de masas.
 Ya en la adolescencia, el joven transita por cambios constantes, bruscos y
sucesivos. En general se encuentra en un estado de crisis donde es
contradictorio y sus emociones son más intensas que en la infancia.
 Dentro de los grupos vulnerables, los niños y los adolescentes, especialmente
aquellos que están en una situación extrema, tal como los abandonados,
requieren de una atención especial que les permita desarrollar sus emociones,
su socialización y su inteligencia en las mejores condiciones posibles.
 Generalmente, el maltrato infantil, físico o emocional, va acompañado de
pobreza, autoritarismo, desempleo, falta de educación, carencia de
oportunidades, violencia intrafamiliar, frustración, explotación sexual y laboral,
falta de cuidado y protección, entre otras situaciones negativas que inciden
sobre el desarrollo normal del menor.
 El abandono implica el rechazo a la obligación de mantener y cuidar de alguna
persona que por sus condiciones y circunstancias así lo requiere.
 El abuso de drogas o alcohol por uno o ambos padres es un factor común para
propiciar el abandono; así también lo es el maltrato y la violencia intrafamiliar.
 Con base en las normas de convivencia generalmente aceptadas y al bien
común, la conducta antisocial está dirigida contra el interés general y vulnera la
estructura básica de relaciones sociales.
 Las causas de la violencia son múltiples y complejas; éstas incluyen factores
biológicos, fisiológicos, conductuales, sociales, económicos y políticos.
 En la medida en que la sociedad y las instituciones adquieran una actitud
promotora de la familia; preventiva de la violencia; generadora de
oportunidades laborales; se apliquen programas y se legisle en materia social
de manera inmediata y oportuna; se logrará disminuir el maltrato, el abandono
y la conducta antisocial en los menores.

De lo que corresponde a la discusión sobre el tema, tomando en cuenta las anteriores


conclusiones, y retomando el marco conceptual de esta investigación, se puede decir
que la delincuencia juvenil es un problema que se manifiesta desde la conducta
antisocial, como una causa del maltrato y el abandono.

De la misma forma, es importante anotar que el desarrollo infantil puede ser alterado
por múltiples factores. Uno de ellos es el abandono temprano, que puede provocar en
el niño sentimientos de tristeza, inseguridad, baja autoestima, frustración, ausencia de
patrones de conducta generalmente aceptados, indiferencia, agresividad, pasividad,
entre otros estados anímicos negativos

En este sentido, respecto a esta investigación en particular, no existe una diferencia


estadísticamente significativa en las conductas antisociales delictivas en niños que sí y
no han sido abandonados tempranamente, según la hipótesis nula planteada.

Lo anterior puede ser causado por el hecho de que son niños de un nivel
socioeconómico bajo que se desarrollan en una cultura en donde es "adaptativo"
mostrarse agresivo y con conductas un tanto antisociales como sería el uso de
groserías o apropiarse de objetos que no les son propios.

Se asocia el pesimismo y la desesperanza hacia el futuro con problemas de conducta


en la infancia y adolescencia, desencadenando el surgimiento de emociones negativas
como el disgusto, la culpa, la hostilidad y la vergüenza, entre otros efectos (Kashani,
et al, 1997).

Finalmente, el hecho de que los niños de 11-14 años se mostraran con conductas más
delictivas en comparación a los niños de 15-18 años, se puede deber a que los
primeros están iniciando su adolescencia por lo que una forma en que intentan ser
aceptados por su grupo de iguales puede ser a través de ufanarse por estas conductas
socialmente no aceptadas.

Como lo considera Guex (citado por Cisneros, et al, 1998) alguien que ha sido
abandonado a temprana edad tiene como características la avidez por el amor y el
temor a la pérdida de éste, característica que lo llevan a considerar toda situación
como una amenaza de frustración y de pérdida, auto defendiéndose a través de las
conductas antisociales.

Igualmente en la discusión, es necesario reconocer que en México, el fenómeno del


abandono infantil resulta recurrente en estratos sociales donde por falta de recursos o
ignorancia, se expulsa a los niños del hogar, cayendo éstos en la calle o ingresando a
instituciones de asistencia social.

A partir de ello, la discusión y las futuras investigaciones deben comprobar que las
interacciones familiares no sólo tienen un gran efecto sobre la conducta
antisocial de los menores, sino también están implicadas en la delincuencia.
Adicionalmente, se debe comprobar si la ausencia de un sujeto que establezca
parámetros de conducta puede ligarse a las emociones de los niños y jóvenes
deseosos de obtener una guía y seguridad en sus vidas.

El experto mexicano en criminología Arturo Silva (2003) hace hincapié en que el


involucramiento en cualquier tipo de hecho antisocial es una experiencia que marca a
un individuo a lo largo de su vida, sobretodo debido a los cambios que se derivan de la
conducta per se en su ámbito físico, social y psicológico. Este último tan fuerte que en
algunos casos puede ser catalogado como estrés post-traumático.

Cabe señalar, que de las limitaciones y factores que se enfrentaron en esta


investigación de campo, para que la hipótesis afirmativa no fuera confirmada fue la
posibilidad de que los niños, ante sus circunstancias extremas, no hayan entendido con
claridad las preguntas y exista poco control sobre la veracidad de sus respuestas.

Asimismo, es importante recordar, que, factiblemente los niños actuaron con mayor
miedo, no expresando su verdadero sentir, por temor a sufrir algún tipo de represalia,
pues recuérdense que esta investigación se llevó a cabo en una institución, lo que de
una u otra forma pudo alterar sus respuestas.

Así como el Cuestionario A-D (ver anexo) fue sujetado a un proceso de ajuste para su
validación en España, una recomendación para futuras investigaciones sobre este
tema, sería adecuarlo a las circunstancias, lenguaje y necesidades de los niños
abandonados y maltratados en México. De tal manera, quizá los resultados que se
obtengan estarían en mayor correspondencia con la realidad.

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