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Graciela Apolinar Morales

Matrícula 20183112

Bases Sociológicas de los Procesos Educativos

Primer Semestre

Dr. Genaro Aguirre Aguilar

“Profesor: ¿qué espera de ti la sociedad?”

13 de diciembre de 2017
“Profesor: ¿qué espera de ti la sociedad?”

“Es que mi maestra siempre se la pasa con el celular whatsappeando, tóquele y


tóquele al celular y por eso estamos muy atrasados en lo que vamos a hacer de
nuestras actividades”, “que me pusiera en equipos a trabajar con mis amigas”, “es
que nos grita muy fuerte, como si fuéramos perritos de la calle, se enoja mucho
con nosotros”, esas son algunas respuestas de niños de primaria entre 7 y 8 años
de edad, al preguntarles ¿qué es lo que no te gusta de tu maestro?, el objetivo de
este artículo es el de relacionar las visiones de los alumnos de nivel primaria que
tienen hacia los profesores en la actualidad, de acuerdo a su desempeño docente,
ya que un educador un(a) educador(a) es la persona que tiene en sus manos la
tarea más noble y sublime, educar, labor que debe realizar con verdadera
dedicación, mística, creatividad y esmero. Su labor implica, promover el espíritu
crítico y analítico de sus estudiantes, despertar en estos el sentido del humor y el
aprecio por la vida. De ahí que estar familiarizado con el rol o la función que se va
a ejercer como formador de niños(as) que inician su proceso de educación
preescolar o primaria, es de fundamental importancia, ya que esto le permitirá al
estudiante de práctica, asumir que debe involucrarse en la formación de valores,
actitudes, hábitos, desarrollo de conocimientos y estimulación de destrezas que
conforman el desarrollo integral de sus alumnos(as). El educador debe amar la
docencia, sentir que nació para ejercer ese rol y a la vez asumir que dicha
profesión tiene exigencias, tales como: manejo eficiente de relaciones humanas, la
práctica de valores morales, cívicos, sociales y éticos que van a consolidar una
persona equilibrada a nivel emocional, afectivo y social.(Olivares,M. &
Mairena,N.2002. p.92).
El educador debe mostrarse como una persona firme de su labor, constante y
sobretodo innovador, para lograr contribuir en el pensamiento del niño, a esta
edad donde se ve marcada la postura que tienen y cómo se refleja la situación de
la sociedad en la que se desenvuelven, además de los distintos conflictos a los
que se enfrenta diariamente, así como la diversidad cultural y social en la que se
encuentra el niño.
Por ello, hoy en día el papel de los formadores no es tanto "enseñar" (explicar-
examinar) unos conocimientos que tendrán una vigencia limitada y estarán
siempre accesibles, como ayudar a los estudiantes a "aprender a aprender" de
manera autónoma en esta cultura del cambio y promover su desarrollo cognitivo y
personal mediante actividades críticas y aplicativas que, aprovechando la inmensa
información disponible y las potentes herramientas TIC, tengan en cuenta sus
características (formación centrada en el alumno) y les exijan un procesamiento
activo e interdisciplinario de la información para que construyan su propio
conocimiento y no se limiten a realizar una simple recepción pasiva memorización
de la información. (Marqués, 1999). También, es necesario contemplar criterios
para una calidad educativa de una escuela intercultural, los cuales se irán
conformando de acuerdo al contexto, y de los cuales según López (2014) habrá de
considerar: 1.- Relevancia/pertinencia. Los objetivos educativos dependen
responden a las necesidades del niño y de la comunidad, así como de la
comunidad actual y futura.
2.- Eficacia. Lograr objetivos educativos relevantes.
3.- Equidad. Reconocer y atender la diversidad de los alumnos en la escuela y
propiciar las condiciones adecuadas para que cada uno alcance los objetivos
educativos de manera similar.
4.- Eficiencia. Seleccionar las mejores estrategias y los medios adecuados para
alcanzar los objetivos.
5.- Efectividad. Que los beneficiarios estén satisfechos con el servicio educativo
que reciben.
Es importante resaltar también, que la sociedad actual está en un proceso de
readaptación, desde un modelo industrial a una sociedad del conocimiento. El
tratado del libre comercio, la globalización y la celeridad con la que se desarrolla la
tecnología de la información y comunicación, marcaron el comienzo del siglo XXI
y, con ello, el cambio educativo que tiene como reto transformar y cambiar la
manera de formar individuos, de tal suerte que se les proporcionen los elementos
necesarios para vivir en una sociedad competitiva.
Para Díaz (2004) la actividad diaria que se desarrolla en las aulas, laboratorios u
otros espacios, orientada por un currículo y que tiene como propósito la formación
de nuestros alumnos es la práctica pedagógica. Esta entidad tiene varios
componentes que es necesario examinar: (a) los docentes, (b) el currículo, (c) los
alumnos, y (d) el proceso formativo.
Por otra parte, los docentes generan teorías, como fundamento consciente o
inconsciente de nuestra práctica pedagógica, que pueden contribuir a la
constitución de una base de conocimientos sobre los procesos que explican
nuestra actuación profesional. Este reconocimiento constituye un nuevo referente,
desde el cual se replantea el problema de la formación permanente del docente,
como opción de su desarrollo personal y profesional; genera, además, un proceso
reflexivo importante que, desde una postura crítica en relación con sus
actuaciones, inicia una búsqueda de fundamentos para que las prácticas
pedagógicas de los docentes tengan sentido y con ese proceso contribuyan a
producir teorías que fortalezcan su ejercicio docente.(Díaz,2004)
De ahí la importancia que debe tomar el docente para impartir clases donde tome
en cuenta desde cómo podría mejorar sus estrategias hasta hacerse un
autoanálisis si realmente está contemplando e influyendo en las necesidades de
los niños, si hay un aprendizaje o qué podría afectarles en un futuro. Se pudiera
proponer, un análisis de las instituciones de formación, tanto inicial como
permanente, de los modelos de formación que se ofrecen al profesorado y de
cómo ese bagaje repercute en la práctica real o en el ejercicio de la profesión.
(Imbernón, F. 2017 p.9)
A modo de conclusión, es necesario fortalecer la práctica docente en distintos
ámbitos y enfoques, dónde existan técnicas y metodologías diversas donde el
alumno tome un rol importante, enérgico y atrayente, y por su parte el docente
debe contar con habilidades y competencias que necesariamente deba estar
actualizando para lograr el aprendizaje deseado en sus alumnos, y éstos mismos
sean los encargados de lograr un cambio en la sociedad, asumiendo un papel
influyente, con un pensamiento más crítico y creativo.
Referencias
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competencias. Educare, vol. XV. Núm. 1. Pp. 99 – 107. Recuperado de:
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Díaz, V. (2006). Formación docente, práctica pedagógica y saber
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Imbernón, F. (2017). La formación y el desarrollo personal del profesorado,
Hacia una nueva cultura profesional. Recuperado de:
https://books.google.com.mx/books?
hl=es&lr=&id=oFBJP5FnXU0C&oi=fnd&pg=PT5&dq=profesores+de+primari
a+formaci%C3%B3n&ots=m59ucRq-
wC&sig=xXuuALqzU2Yt0lBSXpUSOEfMoTc#v=onepage&q=profesores
%20de%20primaria%20formaci%C3%B3n&f=false
López, J., Crispín, M., Elizalde, A., Gallardo, A., González. I., Berumen, G.,
… Lara, J. (2006). El enfoque intercultural en educación, orientaciones para
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id=2xAXAwAAQBAJ&pg=PT39&dq=perfil+de+maestro+de+primaria+mexic
o&hl=es-
419&sa=X&ved=0ahUKEwiQusCp7vTXAhVn9IMKHbhQBsQQ6AEINjAD#v
=onepage&q=perfil%20de%20maestro%20de%20primaria
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Marqués, P. (1999). Los docentes: funciones, roles, competencias
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http://www.educalidadparatodos.org.ve/web/wp-content/uploads/Los-
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Martínez, M. (2017). Saber pedagógico, práctica pedagógica y formación
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Olivares, M. & Mairena, N. (2002) Retos didácticos en la práctica docente.
Inter Sedes. Vol. III. Pp. 91 – 102. Recuperado de:
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