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INFORMACION Y DEBATE

J. Hernández García, Método decisional y vinculación al


propio precedente. P. Andrés Ibáñez, ¿Desmemoria o im-
postura? E. Larrauri, Populismo punitivo. J. Ramón Cape-
lla, Barcellona visto desde Barcelona. M. Maresca, Pietro
Barcellona, de un sur a otro. A. Vivas, Conciliación de la vi-
da familiar y profesional del juez. A. Ruiz Miguel, Violencia
de género y discriminación positiva. C. Fernández-Pache-
co Estrada, Exterminio de grupos políticos y caso Scilingo.
Mª Paz Ruiz Tejedor, Credibilidad de menores abusados
sexualmente. M. Carmona Ruano, XX años de MEDEL. S.
Senese, Lelio Basso. E. Carranza, Distribución del delito y
la victimización en la sociedad global.

55 marzo/2006
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En este número: Andrés Ibáñez, Perfecto, magistrado, Sala Segunda, Tribunal Supremo.
Capella, Juan Ramón, catedrático de Filosofía del Derecho, Universidad
de Barcelona.
Carmona Ruano, Miguel, presidente de la Audiencia Provincial de Sevilla,
presidente de MEDEL.
Carranza, Elías, director de Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas
para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente (ILANUD),
San José, Costa Rica.
Fernández-Pacheco Estrada, Cristina, profesora de Derecho Penal,
Universidad de Alicante.
Hernández García, Javier, presidente de Sección, Audiencia Provincial
de Tarragona.
Larrauri, Elena, profesora titular de Derecho Penal, Universidad de Bellaterra,
Barcelona.
Maresca, Mariano, profesor titular de Filosofía del Derecho, Universidad
de Granada.
Ruiz Miguel, Alfonso, catedrático de Filosofía del Derecho,
Universidad Autónoma, Madrid.
Ruiz Tejedor, Mª Paz, psicóloga-forense, Juzgados, Madrid.
Senese, Salvatore, magistrado, Corte de Casación, Italia.
Vivas, Angels, magistrada de lo Social, Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Jueces para la Democracia. Información y Debate


publicación cuatrimestral de Jueces para la Democracia

Consejo de Redacción: Perfecto ANDRES IBAÑEZ (director), Teresa CONDE PUMPIDO TOURON, Je-
sús FERNANDEZ ENTRALGO, Alberto JORGE BARREIRO y Angel JUANES PECES. Secretario de
Redacción: José Rivas Esteban.

Correspondencia: Jueces para la Democracia, calle Núñez de Morgado, 3, 4º B. 28036 MADRID.


E-mail: info@juecesdemocracia.es http//www.juecesdemocracia.es
Suscripciones EDISA, c/ Torrelaguna, 60. 28043 MADRID.

Precio de este número: 7,5 e (IVA INCLUIDO)

Suscripción anual (nacional): 18 e (3 números).


Europa: 24 e
Resto: 30 e

Depósito legal: M. 15.960 - 1987. ISSN 1133-0627. Unigraf, S. A., Móstoles (Madrid).
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INDICE

Pág.
Debate

— Método decisional y vinculación al propio precedente. Notas de urgencia a propósito de la sen-


tencia del Pleno de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo de 20 de febrero de 2006,
Javier Hernández García .............................................................................................................. 3
— ¿Desmemoria o impostura? Un torpe uso del ‘uso alternativo del derecho’, Perfecto Andrés
Ibáñez ........................................................................................................................................... 8
— Populismo punitivo... y cómo resistirlo, Elena Larrauri ................................................................. 15
— Barcellona visto desde Barcelona, Juan Ramón Capella ............................................................ 23
— Pietro Barcellona, de un sur a otro, Mariano Maresca................................................................. 25
— La vinculación del juez a un ámbito geográfico y la conciliación de su vida familiar y profesio-
nal, Angels Vivas........................................................................................................................... 27

Estudios

— La ley contra la violencia de género y la discriminación positiva, Alfonso Ruiz Miguel............... 35


— El tratamiento del exterminio de grupos políticos a la luz del caso Scilingo,
Cristina Fernández-Pacheco Estrada ........................................................................................... 48

Teoría/práctica de la jurisdicción

— Valoración pericial de la credibilidad del testimonio de menores abusados sexualmente,


Mª Paz Ruiz Tejedor...................................................................................................................... 59

Internacional

— XX años de MEDEL, Miguel Carmona Ruano ............................................................................. 69


— Lelio Basso y la formación de un jurista democrático, Salvatore Senese ................................... 76
— Distribución del delito y la victimización en la sociedad global: políticas de persecución penal,
Elías Carranza .............................................................................................................................. 91

Apuntes

— Productividad judicial. ................................................................................................................... 103


— Pero Dios no tiene la culpa........................................................................................................... 104
— Tirar a matar. ................................................................................................................................ 105
— Pasión por el ’antecedente’. ......................................................................................................... 105

Extractos/Abstracts ............................................................................................................................... 107


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DEBATE

Método decisional y vinculación


al propio precedente
Notas de urgencia a propósito de la Sentencia del Pleno de la Sala
de lo Penal del Tribunal Supremo de 20 de febrero de 2006
Javier HERNANDEZ GARCIA

Para José Alfonso, a quien le hubiera gustado leerlo

1. PRECEDENTE Y OVERRULING: LAS DOS nes sociales y políticas que desentierren la objeción
CARAS DE UNA MISMA MONEDA contramayoritaria y cuestionen la legitimidad demo-
crática de los jueces para actuar como agentes nor-
La reforma anunciada sobre el papel funcional del mativos. El hecho de que en los sistemas continen-
Tribunal Supremo reclama la apertura urgente de un tales, y de forma muy particular en el nuestro, dicha
debate riguroso e intelectualmente honesto no sólo objeción transite de forma discreta, a veces soslaya-
sobre el porqué y el para qué de aquélla, sino tam- da y muchas veces mal formulada por los pocos que
bién, sobre el modo decisional con el que deba la arguyen, no significa que carezca de razones o de
actuar en el nuevo modelo. La supremacía del órga- un destacado potencial de desarrollo futuro, como
no jurisdiccional no puede medirse sólo atendiendo de manera magistral destaca Marian Ahumada en
al dato desnudo del diseño estructural. Es obvio que, una de las reflexiones en lengua castellana más im-
en términos estrictamente funcionales, la condición portantes sobre las relaciones, siempre complejas,
de Supremo del Tribunal lo será en la medida que sus entre democracia y jurisdicción1.
decisiones se sitúen en el vértice del modelo jurisdic- Cuando los jueces, al menos, como refiere Pizzor-
cional y ello sin perjuicio de las consecuencias vincu- no2, co-configuran el sistema normativo, deben estar
latorias verticales que puedan preverse. Ahora bien, sometidos a un rígido programa de actuación meto-
el elemento de la supremacía jurisdiccional, como dológica que se decanta de la propia Constitución y
definitorio del órgano que la ostenta, no puede redu- que, desde luego, no se limita al mero enunciado del
cirse a una simple cuestión de estructura. La supre- sometimiento al imperio de la ley que se contiene en
macía reclama determinadas cargas o modos deci- el artículo 117 CE, leído en clave formalista.
sionales que permitan reconocer el contenido La Constitución, cualquier texto constitucional que
material de la regla de atribución. Contenido material se precie como tal, no se caracteriza, precisamente,
que, a la postre, es lo que viene a justificar, desde las por la utilización de obviedades o de meras fórmulas
exigencias democráticas del buen gobierno repre- rituarias. La cláusula del imperio de la ley a la espa-
sentativo, la enorme y trascendente cesión de poder ñola es, al menos, tan compleja en su alcance y sig-
que las neoconstituciones europeas que surgen del nificado, como lo es en los modelos constitucionales
colapso moral de los totalitarismos atribuyen a los en los que se formuló originariamente. Y desde lue-
jueces. go, no puede ser blandida como argumento retórico
La posición del juez, en un modelo de constitucio- y muchas veces tautológico, con finalidades esen-
nalismo fuerte como el nuestro, engarza, por las cialmente desresponsabilizadoras de los llamados a
propias exigencias del guión, y aunque algunos se decidir. Su significado no puede hallarse sin atender
resistan a aceptarlo, con la más genuina tradición al paradigma en el que opera. Y éste ya no es el de
constitucional norteamericana bien sintetizada, ya, la ley cierta, general, objetiva y clara. En expresión
por Marshall en la sentencia Marbury (1803) cuando de Iacovello3, “el iluminismo jurídico es un planeta
afirmaba que “sin género de dudas, la función y la luminoso... pero deshabitado”.
responsabilidad del poder judicial consiste en deter-
minar qué es y cuál es el derecho”.
Si ello es así, y hay pocas razones rigurosas para 1 Ahumada Ruiz, Marian, La Jurisdicción Constitucional en Eu-
negarlo, aún en este lado del Atlántico, es obvia la ropa, Madrid, Ed. Civitas, 2005; vid. también, Ferreres Comella-
necesidad consustancial de plantearse cómo debe Víctor, Jurisdicción Constitucional y Democracia, Ed. Centro de
determinarse lo qué es y cuál es el derecho. Una Estudios Constitucionales, Madrid, 1997.
2 Pizzorno, Alessandro, Il Potere dei Giudici, Stato demo-
mala selección del método o, lo que es más grave, cratico e controllo della virtù, Roma-Bari, Ed. Laterza, 1998,
una ausencia de método puede comprometer el págs. 26 a 37.
3 Iacoviello, Francesco M, La motivazione della sentenza
contenido material de la regla de atribución de po- penale e il suo controllo in cassazione, Ed. Giuffrè, Milano,
der y provocar, como lógica consecuencia, reaccio- 1997, pág. 15

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La ley, como expresión de la voluntad democráti- cisiones. Se tenga conciencia o no, de ello y sin per-
ca, constituye un punto de partida insoslayable para juicio de la calificación institucional que otorguemos
los procesos decisionales de los jueces pero de di- a dichas decisiones o de la eficacia vertical que se
cha afirmación no se decanta, ni mucho menos, el les atribuya, aquéllas constituyen manifestaciones
alcance de la regla constitucional de sometimiento objetivas del mandato de sujeción contenido en el
al imperio de la ley, entre otras razones porque los artículo 117 CE.
textos normativos no son autoevidentes y, por tanto, Sin perjuicio de la discusión sobre los límites del
no hay ley sin interpretación. La claridad o la oscuri- precedente y de los mecanismos de separación, lo
dad de un documento legislativo no son cualidades cierto es que cuanto más alto sea el tribunal más le
objetivas e inmanentes del texto sino que dependen es exigible que sus decisiones no se separen de for-
de los problemas que un texto determinado es lla- ma ligera o precipitada del sentido y alcance de lo
mado a resolver. Una norma puede ser clara respec- que con carácter previo, han decidido qué es dere-
to a un problema y oscura respecto a otro. No se cho y cuál derecho. No creo que baste oponer la
puede excluir que un texto normativo, en el arco manida singularidad continental versus del sistema
temporal de su vigencia, pueda pasar de la claridad anglosajón para negar la trascendencia que, para el
a la oscuridad o bien recorrer el camino inverso4. De reconocimiento de la supremacía jurisdiccional en
ahí, la enorme responsabilidad del juez, que invoca- términos materiales, tiene el método decisional del
ba Marsahll, pues en un buen número de decisio- stare decisis. Con independencia de la lengua que
nes, el derecho de la ley no corresponde al derecho lo defina y de los rasgos institucionales singulares
de la sentencia. Éste viene a ser el resultado de que adopte en cada sistema jurídico, lo cierto es
complejas búsquedas selectivas entre los sentidos que en su significado básico no puede ser ajeno al
posibles a partir de estándares de racionalidad me- uso y a la cultura decisional de cualquier tribunal o
todológica que huyan de toda arbitrariedad. corte suprema.
Si la ley no puede “independizarse” de la interpre- La cuestión de la deferencia al precedente, como
tación en el momento de ser aplicada, parece clara manifestación específica del sometimiento de los
consecuencia que el mandato de vinculación conte- jueces a la regla del imperio de la ley, entendida
nido en el artículo 117 CE debe ser leído en térmi- como ley interpretada, no significa imposibilidad de
nos tales que hagan posible la obtención de los fi- separación. Como expuso en una decisión disiden-
nes que la Constitución pretende con el mismo: te el juez Brandeis, “el stare decisis no es, como la
evitar la arbitrariedad y la desresponsabilización de regla res iudicata, un mandato inexorable y univer-
los jueces. Y para ello, se hace necesario convenir sal”. La deferencia hacia el precedente no impone
que el mandato de vinculación al imperio de la ley una rígida vinculación horizontal sino la necesidad
se extiende también, en el plano horizontal, a la ley de aplicar estándares metodológicos rigurosos de
interpretada, al menos a la correctamente interpre- desvinculación pues lo que está en juego son las
tada, particular y especialmente, cuando la interpre- mismas libertades constitucionales las cuales no se
tación procede del tribunal que ostenta la suprema- protegen adecuadamente mediante una jurispru-
cía jurisdiccional5. dencia dubitativa.
En la celebre decisión del Tribunal Supremo norte-
americano Planned Parenthood of Southearstern
2. LA IMPORTANCIA DEL METODO PA versus Casey (1992), la jueza O’Connor abordó
DE DESVINCULACION el método de desvinculación, de forma rigurosa, afir-
mando que “realmente, cuando el tribunal reexami-
La consecuencia parece obvia. El método decisio- na una decisión anterior, la costumbre quiere que su
nal constitucionalmente compatible reclama están- resolución esté fundada sobre un cierto número de
dares de particular deferencia hacia las previas de- consideraciones prudentes y pragmáticas que per-

4Iacoviello, Francesco M, op.cit, pág. 23


5Los límites de estas notas impiden abordar con rigor el alcan- ciones sociales que constituyen el marco aplicativo y la tensión
ce de lo afirmado que afecta a una materia oceánica que com- dialéctica propia de un sistema de libertades que nace de una
promete, sin duda, el diseño y el papel de la jurisdicción en el sis- Constitución pluralista y abierta. Pero si creemos en que la ley no
tema constitucional de fuentes normativas. Creo, sin embargo, pervive de forma químicamente pura al margen de los procesos
que el análisis de la cuestión de la vinculación con el propio pre- decisionales de los jueces y que, por tanto, el producto normativo
cedente, al menos en su dimensión horizontal, no puede hacerse interpretado sintetiza el verdadero adn de la voluntad democráti-
al margen del artículo 117 CE. Y ello por una razón esencial, que ca, cabrá convenir que lo decidido, sobre todo cuando se presen-
apunta de forma brillante Juan Igartua en un trabajo de próxima ta como lo correctamente decidido, reviste una particular impor-
publicación (“El sometimiento del Juez sólo a la Ley y la fuerza tancia no solo para decisiones futuras, en especial para aquellas
vinculante de la doctrina del TS”), pues se correría el riesgo de que vienen a novar o a trasformar lo previamente interpretado,
condenar la cláusula de sometimiento al rincón de los trastos inú- sino, además, para el conjunto normativo y, por tanto, para la ex-
tiles. Pero con ello no pretendo asumir los riesgos ciertos de bu- pectativas de los ciudadanos sobre el alcance y contenido de los
rocratización y desresponsabilización que pueden derivarse de derechos y libertades. Es obvio que un mandato vertical inopina-
un modelo de vinculación vertical fuerte. Todo lo contrario. Lo que do y rígido de vinculación a las decisiones de los altos tribunales
intento sugerir, aún de forma muy fraccionada, es que el sistema puede convertir al juez inferior en burócrata pero lo es también
de stare decisis que puede decantarse de una lectura apagógica que una debilitada regla de vinculación horizontal, sometida sólo
del artículo 117 CE, constituye un antídoto contra, precisamente, al escrutinio constitucional por la vía del siempre inestable y rela-
la burocratización y la desresponsabilización. La vinculación hori- cional derecho a la igualdad en la aplicación de la ley, puede es-
zontal del precedente y su irradiación vertical no excluye, ni mu- timular comportamientos jurisdiccionales arbitrarios y desrespon-
cho menos, que tanto el tribunal superior como el tribunal inferior sabilizados. Con la entrada en liza del artículo 117 CE, lo que se
deban vincularse al mismo de forma ciega e irreflexiva. Las posi- pretende es situar la decisión judicial, sobre todo en los casos di-
bilidades desvinculatrorias patentizan el dinamismo de las rela- fíciles, en el papel normativo-constitucional que le corresponde.

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mitan medir la compatibilidad del cambio jurispru- de la sentencia Bowers versus Hardwick (1986), en
dencial con el ideal del Estado de Derecho, y calcu- la que se afirmaba la compatibilidad constitucional
lar los costes de reafirmar y de modificar un caso de la legislación estatal que castigaba penalmente
anterior y añadir un coste complementario por el re- prácticas homosexuales en el ámbito de la privaci-
pudio de dicha doctrina, como se señaló en United dad, la Corte no se limita sólo a dar cuenta de las
States versus Tittle Ins &. Trust Co., 265 US 472, nuevas razones desvinculatorias sino que de forma
484 (1924)”. En consonancia con la influencia moral ejemplar, utilizando un amplio abanico de argumen-
e intelectual del precedente, la jueza O’Connor ar- tos históricos, sociológicos e incluso morales, afirma
gumenta que en el caso “debemos cuestionarnos si que “las personas que quieran optar por una rela-
la regla fundamental del caso Roe ha devenido difí- ción homosexual pueden legítimamente desear
cilmente utilizable; si los límites impuestos por esta ejercer su libertad en tal sentido, de la misma forma
regla al poder de los Estados pudiera ser abandona- que lo hace una persona heterosexual. La sentencia
da sin que un grave perjuicio afecte a la estabilidad Bowers les niega este derecho... (y) dicha doctrina
de la sociedad a la que aquélla decisión sirve; noso- esencial ha sido seriamente erosionada por las sen-
tros debemos también preguntarnos si los datos de tencias Casey y Romer. Nuestro precedente se ha
hecho que han servido de fundamento a Roe han visto seriamente debilitado, mientras han aumenta-
cambiado en el curso de los decenios de vigencia y do las críticas desde otros sectores. En los Estados
han devenido extraños o injustificables para resolver Unidos la crítica a Bowers ha sido sustancial y con-
la cuestión a la cual aquélla se dirigía...Una decisión tinua, desaprobando su razonamiento en todos los
que revise una jurisprudencia anterior debe estar aspectos, no solo a los que atienden a sus afirma-
justificada por una razón especial que debe ser su- ciones históricas. (...) No ha existido confianza indi-
perior a la simple creencia de que la decisión ante- vidual y colectiva en Bowers que aconseje no dar
rior había sido mal juzgada”6. marcha atrás en la sentencia antes citada. El funda-
Pero, además, el método decisional que reclama mento de Bowers no resiste un análisis cuidadoso.”
el overruling no solo se satisface, en términos justifi- Concluyendo “que en un momento dado las circuns-
cativos, con la exposición de las cualificadas razo- tancias pueden impedirnos ver y reconocer determi-
nes novatorias. Junto al análisis prospectivo en tér- nadas verdades, y que posiblemente las genera-
minos de costes y beneficios sistemáticos, desde la ciones venideras vean que las leyes que una vez
perspectiva que imponen los principios de la integri- fueron necesarias y adecuadas hoy son un instru-
dad y continuidad del ordenamiento y de vincula- mento de opresión”.
ción, el overruling también exige un nuevo lenguaje, A mi parecer, la sentencia Lawrence versus Texas
muy vinculado a exigencias actitudinales de justifi- se ajustó de forma irreprochable al método desvin-
cación comunicacional. La ruptura del stare decisis, culatorio no solo porque ofreció las razones consti-
en el caso concreto, sugiere una expresa contrición, tucionales del cambio y los costes socio-políticos
valga la expresión en términos figurados, que paten- que éste podía arrastrar sino también porque no
tice que la decisión de la que se separa el tribunal dejó atisbo de duda sobre lo inmantenible del prece-
estaba equivocada. El reconocimiento de la equivo- dente, con argumentos repletos de candidez, que
cación previa es la precondición, primero, para dotar lejos de debilitar al tribunal lo engrandecen patenti-
a la nueva decisión de fuerza doctrinal novatoria, li- zando materialmente su posición como órgano su-
beradora del precedente, y segundo, en lógica con- premo.
secuencia, para que la motivación satisfaga el es-
tándar de justificación cualificado que se reclama en
supuestos de cambios jurisprudenciales. Creo que 3. EL OVERRULING DE LA SALA DE LO PENAL
cuanto más pronunciado sea el cambio o cuantas DEL TRIBUNAL SUPREMO, DE 20 DE
más consecuencias arrastre, sobre todo si aquéllas FEBRERO DE 2006: ALGUNAS
comprometen la libertad, la contrición, como actitud CONSIDERACIONES
justificativa del cambio, lo que los americanos lla-
man la candidez judicial, debe ser más patente y No puede negarse que la decisión del Pleno de la
exigible. La asunción discursiva de las razones de la Sala de lo Penal, adoptada con el voto favorable de
separación es lo que otorga al overruling sus notas doce de sus miembros, constituye un clamoroso e
características de cohesión, simbiosis y ósmosis en- inmatizado cambio jurisprudencial. Un supuesto crí-
tre decisiones en conflicto y razonamiento jurídico tico de inestabilidad jurisprudencial sincrónica, aten-
vinculatorio ad futurum. dida la cercanía, casi en días, de resoluciones de
De nuevo, la experiencia decisional del Tribunal signo contrario, que obliga a reflexionar no tanto en
Supremo norteamericano ofrece buenos estándares atención a las razones de la novación sino, en parti-
metodológicos. En la sentencia Lawrence versus Te- cular, si la misma ha respetado exigencias consti-
xas (2003)7, uno de los overruling más notorios de la tutivas del método de desvinculación que, insisto,
historia del tribunal, por la que se rompe la doctrina adquiere una sólida dignidad constitucional.
Como hemos reiterado, la validez material de la
desvinculación no depende exclusivamente de la
6 Vid. el excelente trabajo recopilatorio de Beltrán Felipe, M, y
mayor o menor juricidad de las nuevas razones. Los
González García, J, Las sentencias básicas del Tribunal Supre-
mo de los Estados Unidos de América, Ed. Centro de Estudios altos tribunales vienen obligados a aplicar un méto-
Constitucionales y BOE, Madrid, 2005. do mucho más exigente. La existencia de preceden-
7 Beltrán y González, op. Cit..
tes arrastra una consecuencia elemental y es que la

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nueva decisión no puede prescindir de las viejas ra- supera el estándar de motivación cualificada recla-
zones, al menos como punto de partida. En estos mado por el Tribunal Constitucional para considerar
supuestos, el tribunal no puede enfrentarse al caso constitucionalmente compatible el cambio operado.
concreto como si se tratara de una cuestión nueva li- Pero el argumento no es del todo convincente. Es
berado de toda previa vinculación. Las nuevas razo- cierto que la sentencia justifica de forma rigurosa la
nes pueden ser poderosas, argumentalmente sóli- decisión pero no lo es tanto que justifique de forma
das, incluso más brillantes que las previas, pero igual de rigurosa la separación, lo que permite cues-
éstas deben interaccionar como elementos dialécti- tionar si, de verdad, se satisface el estándar consti-
cos del discurso, generando una especie de fuerza tucional, el cual no es particularmente exigente
motriz inversa que obligue, por un lado, a valorar los cuando de lo que se trata es de overruling de altos
costes del cambio en términos de seguridad jurídica tribunales pues no toma en cuenta su dimensión
y racionalidad sistemática, no coyuntural, y, por otro, desde la perspectiva tantas veces invocada del ar-
a reconocer de forma explícita la grave equivocación tículo 117 CE.
en la que se había incurrido que justifica por ello, vi- La sentencia parece introducir un argumento de
gorosamente, la necesidad del cambio. candidez judicial para justificar el cambio al invocar
Insistimos, si el mandato de vinculación al imperio que el principio de humanidad debe estar al lado de
de la ley se extiende a la ley interpretada por el más las víctimas pero lo cierto es que el enunciado es
alto tribunal, el overruling no puede justificarse sólo impreciso en su contenido y sobre todo en sus con-
en la mayor conveniencia de las nuevas razones. secuencias. La humanidad hacia las víctimas no es
A mi parecer, la sentencia de la mayoría se sepa- un valor autónomo independizado de la humanidad
ra de las reglas básicas que deben regular la pro- que debe caracterizar a un proceso penal constitu-
ducción de decisiones de los altos tribunales: el res- cionalizado. Es más, sin humanidad como base es-
peto debido a la técnica y al sentido del overruling y tructural del modelo de intervención no puede reco-
a la consiguiente necesidad de aplicar estándares nocerse el proceso que imponen los vínculos de
específicos para su justificación. sustancia, en expresión de Ferrajoli, que se decan-
La sorprendente falta de mención al conjunto del tan de la Constitución.
cuerpo decisional del que la sentencia se separa Como argumento de cierre, la sentencia, cons-
obliga a cuestionarla de forma grave, al menos, en ciente tal vez de los reproches que en términos de
el plano metodológico. Creo que no es suficiente in- interpretación retroactiva contra reo pudieran sus-
troducir la simple mención a la sentencia de 8 de citarse, afirma que, en todo caso, una decisión
marzo de 1994, como precedente de la separación, jurisprudencial no es fuente normativa y, por tanto,
afirmando su escaso valor vinculatorio aduciendo, no puede ser objeto de escrutinio en términos de
por un lado, a la pobreza argumental y, por otro, a la irretroactividad, cuya carga limitativa no sería, por
falta de réplicas jurisdiccionales en los doce años si- tanto, aplicable. La afirmación contiene un com-
guientes. Y ello, por varias razones. La primera, por- ponente silogístico deficitario de fuerza justificati-
que resulta muy discutible que no puedan calificarse va pues contradice praxis seculares en las que la
de precedentes renovados las sentencias de 15 de Sala de lo Penal se ha autoatribuido carácter nor-
septiembre de 2005 y de 14 de octubre de 2005 que mativo a sus decisiones aplicando estándares
parten, al igual que la sentencia de 8 de marzo de retroactivos, incluso abriendo, en ocasiones, la vía
1994, de la consideración de la pena resultante del al recurso extraordinario de revisión por cambios
expediente de acumulación por aplicación del Códi- jurisprudenciales.
go Penal, como pena autónoma sobre la que deban El supuesto sometido a la Sala era un caso difícil -
calcularse los beneficios otorgados por la ley. Se- caso trágico, según lo calificaría Atienza-; un caso
gundo, porque también es discutible que la senten- que golpea las conciencias, que presiona las estruc-
cia de 8 de marzo de 1994, pueda calificarse como turas racionales del sistema pero que precisamente
argumentalmente débil pues afronta nuclearmente por ello reclamaba la mayor de las racionalidades
el alcance del artículo 70.2 CP (Texto de 1973), apli- discursivas para no caer en la trampa del funciona-
cando expresos estándares interpretativos pro reo. lismo autodestructor de los límites de lo decidible
Y tercero, porque para valorar la debilidad vinculato- que vienen dados por nuestro modelo de constitu-
ria del precedente no puede atenderse, sólo, a crite- cionalismo fuerte.
rios cuantitativos como los incorporados en el artí- El overruling reclamaba, en mi opinión, otro méto-
culo 1.6 CC, sino que debe tomarse en cuenta la do y otro lenguaje. En la línea del método decisional
proyección influyente de la decisión previa sobre el norteamericano exigía enfrentarse al precedente de
sistema normativo valorado en su conjunto y, parti- otra manera evaluando los costes sistemáticos del
cularmente, sobre el sentido de las decisiones de cambio, no eludiendo la necesidad de plantearse la
los jueces inferiores. En este punto, no cabe sosla- seriedad y la solidez de las razones que durante, al
yar que éstos han incorporado la doctrina de la STS menos doce años, han determinado los mecanis-
de 8 de marzo de 1994 como guía decisional duran- mos decisionales de cómputo de penas en nuestro
te, precisamente, los doce últimos años. País, evaluando sus consecuencias y atendiendo a
Por otro lado, la sentencia mayoritaria invoca la los centenares de personas que se han beneficiado
doctrina constitucional sobre el alcance del principio de aquéllas y a las otras muchas que dejarán de ha-
de igualdad en la aplicación de la ley como cobertu- cerlo. Y ello, desde la única perspectiva metodológi-
ra justificativa del cambio de jurisprudencia, autoe- ca posible, la que nos recuerda el Tribunal Supremo
valuando que la justificación ofrecida para el mismo, norteamericano, en el ya citado asunto Casey, al

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afirmar “que cuando a un órgano jurisdiccional se le y de las condiciones metodológicas para poder
pide que rectifique un precedente que reconoce un construirlo o descartarlo.
derecho fundamental (o una interpretación favorable Falta en la sentencia el lenguaje del caso trágico,
de la norma penal, me atrevería a añadir), la con- los modos que utilizan los jueces anglosajones
fianza individual o colectiva en la existencia de dicho cuando les toca decidir sobre aquéllos, que por el
derecho debe hacer, y con mucha fuerza, que sea contrario sí se identifican en el voto particular donde
muy difícil dar marcha atrás”. se aborda el caso desde el límite, delimitando el
El legislador democrático tardó casi veinte años conflicto, calificando la maldad como se merece,
en darse cuenta de las graves contradicciones de pero situando la razón en el lugar que debe ocupar.
dosimetría penal que arrastrábamos, paradójica- No es una razón sin empatía hacia las víctimas y
mente, a consecuencia de la vigencia de un Códi- hacia la sociedad, desnuda, formal. Es todo lo con-
go Penal autoritario. Pero, precisamente, el largo trario. Es la razón del compromiso con los límites de
trecho caminado hasta la actual redacción del artí- sustancia.
culo 78 CP, patentiza un diálogo entre el legisla- No estoy tan seguro que haya merecido la pena,
dor y los jueces en el que parece que el primero desde la perspectiva que impone el sistema penal
reconocía el alcance que los segundos habían observado en su conjunto y la fidelidad al método
dado al artículo 70 CP, texto 1973. Diálogo implí- decisional, que para que un asesino desalmado
cito que, por exigencias del método de desvincu- cumpla diez años más de cárcel, el Tribunal Supre-
lación, debería haber sido objeto de análisis en la mo se haya situado en la delgada línea roja que
decisión de la Sala de lo Penal. marca el límite de lo decidible cuando de lo que se
Echo mucho de menos en la sentencia una trata es de separarse de un precedente sólido,
mayor candidez, un mayor compromiso moral con construido sobre la base de una interpretación de la
el grave conflicto al que se enfrentaba, una mayor norma penal razonable y razonada a favor de reo,
angustia decisional y toma de conciencia de lo aunque el reo, en este caso, sea un miserable moral
que supone un overruling de estas características tan despreciable.

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¿Desmemoria o impostura?
Un torpe uso del ‘uso alternativo del derecho’
Perfecto ANDRES IBAÑEZ
“Alguno, en los primeros tiempos del fascismo, le llamaba ‘el pretor rojo’; y no era en realidad ni
rojo ni pardo, era sólo una conciencia serenamente altiva, no dispuesta a renegar de la justicia (...)
era simplemente un juez justo; y por eso le llamaban ‘rojo’ (porque, entre los muchos sinsabores
que esperan al juez justo, estará siempre el de verse acusado, por no servir a una facción, de ha-
llarse al servicio de la facción contraria)”.
Piero Calamandrei

“BANDERAS” E “IDEALES” bien merecedores de respeto, vale la pena ocuparse


brevemente del asunto. Aunque sólo sea para hacer
Ha escrito Tzvetan Todorov “que la memoria no se justicia a algunos de ellos que ya no están entre no-
opone en absoluto al olvido. Los dos términos para sotros, y que empeñaron en las mismas lo mejor de
contrastar son la supresión (el olvido) y la conserva- sus más nobles esfuerzos. También con objeto de
ción; la memoria es, en todo momento y necesaria- ofrecer a los lectores de Ferrándiz la posibilidad de
mente, una interacción de ambos”1. Por eso, si en la contrastar ese punto de vista, tan torpe y sesgado,
evocación de acontecimientos de cierta lejanía en el con una visión fiel al dato histórico y apta para dar
tiempo, se pierde detalle e incluso se introduce algu- cuenta de la complejidad del fenómeno tan burda-
na modificación de los contenidos mnésicos, en ri- mente manipulado.
gor, puede seguir hablándose de memoria. Al fin y al
cabo, Pessoa dixit: “decir es renovar”2.
Algo bien distinto es presentar como efectivamen- “USO ALTERNATIVO DEL DERECHO”
te sucedido lo que no ha tenido lugar en la realidad
histórica; cuando, por tanto, ésta no se describe sino Como ya a estas alturas, probablemente, mucha
que se inventa. Aquí, de concurrir buena fe, cabría gente no sepa, el sintagma “uso alternativo del
hablar de “desmemoria”, que, según el uso, es “falta derecho” fue utilizado en origen para dar título a
de memoria”3. Pero en otro supuesto, sobre todo si a un encuentro de juristas, que tuvo lugar entre los
semejante manera de obrar subyace un uso táctico- días 15 y 17 de mayo de 1972, en Catania (Italia),
político de la mistificación, por tanto, no casual y organizado por Pietro Barcellona5. Las actas del
nada inocente, habrá que hablar de impostura. congreso, al cuidado de este último, vieron la luz
Esta reflexión viene a cuento de lo afirmado por en un doble volumen6, que durante años se contó
José Ramón Ferrándiz Gabriel, al presentar una pu- entre los más consultados y citados de la biblio-
blicación asociativa. En su calidad de presidente na- grafía jurídico-política europea del último cuarto del
cional de la Asociación Profesional de la Magistratu- siglo pasado.
ra, escribe: “Por ello, la bandera de nuestros ideales Efectivamente, la raíz cultural de buen número de
la levantamos con éxito ante las influencias marxis- participantes era marxiana. Pero no todos los con-
tas, procedentes de la imaginativa Italia de los años currentes respondían a esta orientación, de manera
setenta, a la que algunos de nuestros colegas se que la reflexión distó mucho de ser monótona. Ade-
sometieron fácilmente en nombre de la democracia, más, incluso vista desde aquella perspectiva, la reu-
puesta realmente en peligro con su poco original nión presentaba tintes decididamente innovadores.
técnica del uso alternativo del derecho”4. Por la calidad de los sujetos, y, en general, por el
La verdad es que el lector medianamente avisado, modo de abordar el derecho como objeto de interés.
ya en la aproximación más superficial, en vista de Lo primero, debido a que de Tarello a Galgano
la estética y la épica del discurso —banderas levan- y Rodotá, pasando por Cerroni, Guastini y Ferra-
tadas (se supone que al viento) frente al marxis- joli, los implicados de Catania eran juristas, pro-
mo—habrá hallado motivo bastante para tomarlo cedentes del campo de la filosofía y la teoría, en
con prevención, sin necesidad de procurarse una unos casos, y en otros de disciplinas positivas,
específica clave de lectura. Pero con todo, dado que incluso del ámbito del derecho privado. Lo segun-
en tan pocas líneas se inflige el más lamentable do, porque el empeño denotaba un patente interés
maltrato a los protagonistas de vicisitudes judiciales, crítico por el derecho en serio. Y crítico de doble
político-judiciales y asociativas todavía recientes, vertiente, pues, de un lado, en la generalidad de
los planteamientos se expresaba la neta ruptura
1 Tzvetan Todorov, Los abusos de la memoria, trad. de M. Sala-
con el gastado paradigma de la vulgata marxista
zar, Paidós, Barcelona, 2000, págs. 15-16.
2 Fernando Pessoa, El libro del desasosiego, traducción, orga-
5 A propósito de Pietro Barcellona pueden verse en este mis-
nización, introducción y notas de A. Crespo, Círculo de Lectores,
Barcelona, 1989, pág. 450. mo número las evocaciones de J. R. Capella y de M. Maresca,
3 M. Seco-O. Andrés-G. Ramos, Diccionario del español actual, destinadas a formar parte del libro homenaje publicado con moti-
Aguilar, Madrid, 1999, I, pág. 1.538. vo de su jubilación.
4 “Salutación del Presidente Nacional”, en Tribuna Judicial, 6 Pietro Barcellona (ed.), L’uso alternativo del diritto. I. Scienza

Asociación Profesional de la Magistratura en Galicia, nº 1, no- giuridica e analisi marxista y II. Ortodossia giuridica e pratica po-
viembre 2005, portada. litica, Laterza, Roma-Bari, 1973.

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sobre el derecho, responsable de cierto “nihilismo cejas en las (peores) dinámicas del poder estatal,
jurídico”7, debido a la banalización del mismo como para hacerle una parte importante del trabajo sucio.
instancia normativa y a la incomprensión de la Incluso cuando, como es el caso de las experien-
relevancia de su papel social. Y, de otro, se afron- cias nazi, fascista, franquista, o pinochetista, la
taba, también muy críticamente, la función real del política en acto marchó por derroteros directa-
derecho en la sociedad de clases: su carácter mente criminales.
fuertemente instrumental, de herramienta del Así, frente a la negación sin más a la forma jurí-
poder; y, coherentemente, el papel ancilar o ser- dica de cualquier atributo y función socialmente
vil del jurista. Bien descrito, entonces, por Cape- estimable; y frente al oportunismo meramente ins-
lla, como “el intelectual orgánico privilegiado de las trumental en la consideración de la misma, se
clases dominantes en la sociedad escindida” 8. abrió paso un punto de vista muy matizado y ex-
Un juicio acerca del jurista genérico, especial- traordinariamente rico en potencialidades. Es como
mente predicable del juez de estirpe napoleónica se llega a la tematización del fenómeno jurídico en
de nuestros estados liberales de derecho. Pues, su complejidad. Como, distinguiendo/integrando
cubierto por la doble mampara ideológica del apo- las diversas perspectivas de método, se ha podi-
liticismo y la independencia, practicaba con pro- do dar cuenta del porqué del papel real del “dere-
funda dedicación —en gráfica expresión de Borrè— cho moderno” y del qué de su naturaleza de ins-
la “politización-dependencia”9. Confinando en el tancia ordenadora. En lo que aquí interesa, para
“cielo de los conceptos” y en los gastados discur- poner de relieve su histórica funcionalidad a las
sos de apertura de tribunales, valores y principios necesidades del poder; y también —con llamativa
centrales de la jurisdicción, negados en la prácti- ambigüedad— lo irrenunciable de su función de
ca con toda eficacia. garantía frente a cualesquiera formas de presen-
En Catania se reflexionó también sobre el papel cia de éste. A condición, eso sí, en nuestros con-
del derecho y del jurista y el juez demócratas; textos de constitución normativa, de que se dote
sobre la posible contribución de ambos como pro- a los derechos fundamentales de los adecuados
fesionales, en la perspectiva de la transición demo- mecanismos de protección, mediante un coherente
crática a una sociedad más justa, a través del desarrollo de la norma fundamental11.
compromiso activo con los valores más progresi- Las vicisitudes de nuestros ordenamientos han
vos del ordenamiento, precisamente dotados de dado la razón a Lelio Basso, no en vano uno de los
rango constitucional. padres de la Constitución italiana. Así, cuando
Lo sucintamente apuntado, permite afirmar que observaba que la “lucha por el derecho” se libra en
el movimiento jurídico-político y judicial que en los más campos que el de la legislación, al ser, en el
70 giró bajo la etiqueta de “alternativo”, albergaba más amplio sentido, una batalla cultural. Porque
un importante filón crítico, pero no sólo: también todo ordenamiento es expresión “de la sociedad
autocrítico. Pues, en efecto, era expresión de una con sus luchas, con sus divisiones”, que se com-
izquierda jurídica, que ponía en el inicio de su baten “por el poder”, pero “también por el dere-
recorrido un significativo ajuste de cuentas con el cho”12.
que había sido hasta entonces su propio modo de
(no) ver el derecho. Posición con presencia cier-
tamente cualificada y clarificadora en reflexiones
como la de Cerroni10, que contesta con el mismo
rigor la reclusión del orden jurídico en el cajonde-
sastre de una “superestructura”, mero epifenóme- 11 María de Lourdes Souza ha constatado con acierto la exis-

no económicamente determinado de manera uni- tencia de “una línea de continuidad entre las tesis alternativistas y
las del garantismo, a pesar —dice— de ciertas rupturas paradig-
lateral, carente por sí mismo de algún sentido; máticas habidas entre las mismas”; en “Del uso alternativo al ga-
que el normativismo formalista del jurista (y el rantismo: una evolución paradójica”, en Anuario de Filosofía del
Derecho, XV/1998, pág. 254. Al respecto, me parece interesante
juez) angélicos y, no obstante, hundidos hasta las señalar que ya a finales de los setenta, el garantismo ocupa un lu-
gar central en las preocupaciones y en el debate de Magistratura
Democratica. Así, en la Relazione introduttiva del Segretario (en
ese momento, Salvatore Senese) en el IV Congreso Nacional, so-
7 Frente a esta actitud, escribió entonces Danilo Zolo, “no sólo bre Istituzione giudiziaria e difesa della democrazia, celebrado en
se afirma una instancia de recuperación del principio de legalidad Urbino los días 28-29 de septiembre de 1979, se hablará de “ga-
y del garantismo liberal, sino bastante más profundamente (...) se rantismo dinámico”, como el que trasciende el marco procesal pe-
subraya la insuperabilidad técnico-formal de la normación típico- nal y también el de la mera garantía individual de carácter reacti-
abstracta en una sociedad productora de mercancías y la insen- vo, para extenderse al aseguramiento de otros derechos y de los
satez teórica de toda negación dogmática, irracionalista o econo- correspondientes espacios hábiles para su ejercicio. (El texto de
micista, de las instituciones de la democracia representativa...”, la intervención de Senese puede verse en Quale Giustizia, 17-
en La teoria comunista dell’estizione dello Stato, De Donato, Bari, 18/1978, págs. 699 y ss.). En 1986, en el VII Congreso Nacional
1974, pág. 62. del grupo, Luigi Ferrajoli, con referencia al orden penal, vería en
8 Juan Ramón Capella, Sobre la extinción del derecho y la su- “el garantismo la específica fuente de legitimación de la jurisdic-
presión de los juristas, Fontanella, Barcelona, 1970, pág. 29. ción”,(“Garantismo e valori della giurisdizione”, en Magistratura
9 Giuseppe Borrè, “Le scelte di Magistratura Democratica”, en Democratica, Trasformazioni sociali e ruolo della magistratura.
N. Rossi (ed.), Giudici e democrazia. La magistratura progresista Democrazia e cultura della giurisdizione, ed. de G. Palombarini,
nel mutamento istituzionale, Franco Angeli, Milano, 1994, pág. 45. introducción de S. Rodotà, Maggioli, Rimini, 1988, pág. 107).
Ahora también en Livio Pepino (ed.), L’eresia di Magistratura De- 12 Lelio Basso, intervención de clausura en el Convenio sobre

mocratica. Viaggio negli scritti di Giuseppe Borrè, Franco Angeli, “Justicia y poder”, Anno Culturale Chianciano 1971, en Democra-
Milano, 2001. zia e Diritto, año XII, nº 4, pág. 558 y passim. Sobre Lelio Basso y
10 Cfr. al respecto de Umberto Cerroni, Marx y el derecho mo- su punto de vista en ésta y otras materias, puede consultarse en
derno, trad. de A. Córdova, Jorge Álvarez Editor, Buenos Ai- este mismo número, de Salvatore Senese, “Lelio Basso y la for-
res,1965, págs. 77 y passim. mación del jurista demócrata”.

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LUCHA POR LA CONSTITUCION celebrado en 1965, en Gardone16, en el que la ma-


Y “JURISPRUDENCIA ALTERNATIVA” gistratura asociada (de la que ya antes, en 1959, se
había autoexcluido la alta magistratura, organizada
Es claro que esta historia de “lucha por el derecho” en Unione Magistrati Italiani17) asumió un inequívo-
no tiene su origen en “la imaginativa Italia de los años co compromiso con la norma fundamental.
setenta” de Ferrándiz. Venía de mucho más lejos. En sus conclusiones, el Congreso afirmaba que “el
Basta pensar en Von Ihering13 y en el emblemático problema de la orientación política en el ámbito de la
ejemplo del Michael Kohlhaas, de Von Kleist14, que el función jurisdiccional no se plantea, obviamente, en
mismo glosa. Pero en lo que aquí concierne y para términos de orientación política contingente, algo
este país de referencia, en esos años ese combate que corresponde a las fuerzas políticas, titulares de
ya había tenido ejemplares escenificaciones. De una la función legislativa y ejecutiva, sino en términos de
manera muy particular la provocada por las sabotea- tutela de la orientación político-constitucional, por
doras actuaciones de la magistratura transfascista15. cuanto la Constitución ha codificado determinadas
Ésta, que antes había aceptado sin inmutarse la opciones políticas fundamentales, imponiéndolas a
mussoliniana derogación de la constitución liberal (el todos los poderes del Estado, comprendido el judicial
Estatuto Albertino), opuso encarnizada resistencia a y atribuyendo a éste, así como al Jefe del Estado y a
la innovadora y avanzada Constitución de 1948, dan- la Corte Constitucional, el cometido de garantizar su
do lugar a la que se conoce como “guerra de las Cor- respeto”. Y, entre otras conclusiones, incluía la de
tes”. En ella, la Constitucional apenas inaugurada, “aplicar directamente las normas de la Constitución,
tuvo que poner constitucionalmente en su sitio a la de cuando ello sea técnicamente posible en relación
Casación, empeñada en congelar la ley fundamen- con el hecho controvertido” y rechazar decididamen-
tal, para impedir el desarrollo de sus avances más te “la concepción que pretende reducir la interpreta-
significativos en tema de derechos y garantías.Tal es ción a una actividad puramente formalista indiferente
el contexto en el que la Corte de Casación calificó de al contenido y a la incidencia concreta de la norma en
meramente “programáticas”, y por tanto de una efica- la vida del país”. Porque “el juez, por el contrario,
cia sólo retórica, a las normas constitucionales en debe ser consciente del alcance político-constitucio-
tales materias. (Aunque no dudó en dotar de eficacia nal de la propia función de garantía, a fin de asegurar,
inmediata, sin esperar al desarrollo legislativo, al dentro de los infranqueables confines de su subordi-
artículo 111.2 de la Constitución, que ampliaba los nación a la ley, una aplicación de la norma conforme
poderes del vértice jurisdiccional). a las finalidades fundamentales queridas por la
Del mismo laborioso esfuerzo por valorizar la Constitución”18.
Constitución frente a esa magistratura que le nega- Ferrajoli ha expresado con claridad, de manera
ba relevancia normativa, forma parte un episodio del sintética, después de Gardone, “las tres principales
mayor interés jurídico y simbólico. Me refiero al XII
Congreso de la Associazione Nazionale Magistrati,
16 Es el conocido como “Congreso de Gardone”, que supuso un

verdadero cambio de inflexión en la cultura judicial y, con razón,


hizo correr ríos de tinta. Una exposición sintética de lo allí sucedi-
13 Me refiero, es obvio, al Von Ihering de La lucha por el dere- do puede verse en Giorgetta Moech, La giustizia in Italia, Franco
cho, para el que “resistir a la injusticia es un deber del individuo Angeli, Milano, 1970, págs. 62-64. Cfr. También R. Canosa-P. Fe-
para consigo mismo, porque es un precepto de la existencia mo- derico, La magistratura in Italia dal 1945 a oggi, Il Mulino, 1974,
ral; es un deber para con la sociedad, porque esta resistencia no págs. 290 y ss; con cierta amplitud, Sergio Pappalardo, Gli icono-
puede ser coronada con el triunfo, más que cuando es general” clasti. Magistratura Democratica nel quadro della Associazione
(versión española de A. Posada, con prólogo de L. Alas, Librería Nazionale Magistrati, Franco Angeli, 1987, págs. 174 y ss. Asimis-
de Victoriano Suárez, Madrid, 1881, pág. 27. Cito por la edición mo puede verse con provecho, Giovanni Palombarini, Giudici a si-
facsímil de Porrúa, México, 1882). nistra. I 36 anni di Magistratura Democratica: una proposta, Edi-
14 Heinrich Von Kleist, Michael Kohlhaas, trad. de Felipe Gonzá- zioni Scientifiche Italiane, Napoli, 2000, págs. 53 y ss. Una
lez Vicén, Espasa Calpe Argentina, Buenos Aires, 1948. En esta interesante referencia a Gardone se hallará también en la inter-
obra, el protagonista que le da nombre es víctima de una grave in- vención de Salvatore Senese, ponencia central del seminario so-
justicia; y, cuando, tras un largo peregrinar por las instituciones, bre La magistratura italiana nel sistema politico e nell’ordinamen-
comprueba que de éstas no puede esperar reparación, se con- to costituzionale. (Cenni storici e problemi), celebrado en Pisa el
vierte en un peligroso bandido porque: “Quien me niega la protec- día 28 de abril de 1977, publicadas bajo el mismo título que el se-
ción de la ley, me lanza a la compañía de los salvajes en el de- minario por Giuffré, Milano, 1977, págs. 46-48. Y, en fin, el mismo
sierto y me pone en la mano la espada con que protegerme a mí autor se ha ocupado del asunto en su colaboración en este mis-
mismo” (págs. 63-64). Una interesante reflexión sobre este trágico mo número.
personaje y su significación en la perspectiva de la “lucha por el 17 El artículo 107.3 de la Constitución italiana establece que “los

derecho”, puede verse en Von Ihering, op. cit., págs. 81 y ss. magistrados se distinguen entre sí solamente por la diversidad de
15 Recuerda Pizzorusso cómo “en el plano de la actividad juris- funciones”. Este precepto, directamente orientado a promover un
diccional el periodo 1945-1959 estuvo caracterizado sobre todo modelo de organización horizontal de la magistratura, dirigido a
por las sentencias que, casi en todos los casos, rehabilitaron a los poner fin a lo que Calamandrei denunció como “los peligros de la
criminales fascistas, mientras juzgaron bastante más severamen- carrera” para la independencia, y también la politización y la su-
te las acciones partisanas (...)” así como por “la amplia colabora- misión al poder político en acto inducida desde el vértice, abrió
ción generalmente prestada por la magistratura a la labor de limi- camino a una contestación de la jerarquía, hasta entonces, ade-
tada pero insistente persecución desarrollada por la policía, en más, arbitraria administradora de las expectativas profesionales
especial durante la primera legislatura republicana, contra las or- de los jueces. Es en vista de esa contestación, y con el único ob-
ganizaciones sindicales, los partidos de izquierda e incluso las jeto de organizarse al margen en defensa de sus privilegios, por
minorías religiosas, sobre todo a través de la aplicación del texto lo que surgió la UMI.
único de las leyes de seguridad pública de 1931, que los partidos No es irrelevante que uno de los pilares de la contrarreforma ju-
democráticos no habían conseguido abrogar o reformar. Fueron dicial de Berlusconi se oriente, precisamente, a recuperar ese pa-
raros en este periodo los magistrados dispuestos a reafirmar los pel de vértice político-judicial para la Casación, con la previsión
derechos de libertad garantizados por la Constitución a costa de de sospechosas ventajas corporativas para sus componentes. Es
desmentir a las autoridades constituidas o de rechazar las tesis también significativo que tal proyecto fuera denunciado masiva-
jurídicas más claramente antiliberales o discriminatorias”. (Ales- mente por los componentes de esta alta instancia, ya en el mismo
sandro Pizzorusso, en “Introducción” a L’ordinamento giudiziario, momento de hacerse público.
Il Mulino, Bologna, 1974, págs. 29-30). 18 Tomado de A. Pizzorusso, op. cit., pág 31.

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coordenadas, estrechamente interconectadas, de la confería cierto inevitable carácter internamente


cultura de los jueces progresistas: 1) la crítica de conflictual al ordenamiento. Asociada al convenci-
la ideología del carácter puramente técnico y neutral miento de que esa tensión debía ser resuelta en
de la jurisdicción; 2) el descubrimiento de la Consti- el sentido más favorable al imperativo constitucio-
tución como norma fundamental y, por consiguiente, nal. Esto, en el marco de una enseñanza, por lo
de la inevitable incoherencia entre los valores que demás, exquisitamente kelseniana, también pro-
ésta irradia en el ordenamiento y las leyes ordina- gresivamente asimilada: a saber, que en toda inter-
rias; 3) la opción de campo por los valores constitu- pretación de un texto legal hay un coeficiente de
cionales en la interpretación y en la aplicación de la incancelable discrecionalidad, de la que —en el
ley, bajo la enseña de la máxima independencia”19. vigente orden jurídico— debe hacerse el uso más
Es a partir de estos antecedentes y de los de na- constitucional; del que, además, es necesario dar
turaleza político-cultural a que antes he aludido cuenta.
como se fragua en el ámbito de Magistratura Demo-
cratica la propuesta de una “jurisprudencia alternati-
va”. Con ella, ha escrito Ferrajoli, MD “no contestó TORPE USO DEL “USO”
nunca la legalidad positiva. Contestó sólo el mono-
polio ideológico de la legitimidad jurídica hasta en- Pero —como apuntaba— entre nosotros, aún sin
tonces detentado por la jurisprudencia conservado- “uso alternativo del derecho” y, ciertamente, con
ra, reivindicando la superioridad de las normas poca “jurisprudencia alternativa”, la marca, debida-
constitucionales sobre cualquier otra fuente y ver- mente demonizada ha sido una constante en discur-
tiendo sobre el derecho vigente y sobre las prácti- sos tan flamígeros como el que motiva estas líneas.
cas judiciales dominantes la acusación de ilegitimi- Generalmente a cargo de quienes se empeñan en
dad. La falta de realización de la Constitución, o, ignorar que lo que aquí sí ha abundado y abunda
peor aún, el hecho de que ésta fuera contradicha (en su propio espacio) son verdaderos usos retro-
por los códigos fascistas y la jurisprudencia domi- alternativos del derecho. Así, el que se expresa en la
nante, fueron impugnados, en un movimiento de lu- reciente sentencia de la Sala Segunda del Tribunal
cha por el derecho como legalidad alternativa a la Supremo, en el caso Parot. El que se actualiza con
legalidad viciada y a las orientaciones judiciales frecuencia en los tribunales de nuestro país bajo la
consolidadas. Los derechos fundamentales insatis- forma de abrogación del artículo 11.1 de la Ley Or-
fechos y, por otro lado, la instancia igualitaria expre- gánica del Poder Judicial, en aplicación de una juris-
sada en el artículo 3.220 de la Constitución, fueron a prudencia del Tribunal Constitucional, con pretensio-
su vez percibidos como fuente de deslegitimación, nes de teoría. El que brilló en el informe del Consejo
ante todo jurídica, del orden político-económico General del Poder Judicial sobre el matrimonio ho-
existente”. En definitiva: “jurisprudencia alternativa” mosexual. Y en las actitudes de algunos jueces al
como “una ‘alternativa’ constitucional a las orienta- objetar la inconstitucionalidad de la reforma legal
ciones jurisprudenciales autoritarias entonces pre- que hace posible este tipo de uniones. Y, en fin,
valecientes”21. el que se oficia en todas las ocasiones —preferente-
La marca “uso alternativo del derecho”22 —que, mente relacionadas con el tratamiento penal del te-
ciertamente, no traduce con fidelidad el sentido rrorismo y el tráfico de drogas, aunque no sólo— en
de la propuesta jurídico-cultural de Magistratura las que, por razones pragmáticas nunca explicita-
Democratica— ha tenido en España, en ciertos das, el dictado constitucional se interpreta a la baja,
medios judiciales y políticos conservadores, (a juz- en la jurisprudencia, en una clave meramente legal
gar por posiciones como la de Ferrándiz), una inci- e incluso infralegal.
dencia que es inversamente proporcional a su Hay, en fin, un reproche que ya he dirigido en al-
(escaso) grado de implantación como línea de polí- guna otra ocasión a quien como —Ferrándiz aho-
tica del derecho, reflexivamente asumida, en los ra—hacía un uso grotescamente estigmatizador del
medios de la judicatura progresista. En la que lo “uso alternativo del derecho”; naturalmente, con el
único constatable es la progresiva toma de mismo resultado. Es que no ilustran, con precisa re-
conciencia del dato de que la Constitución de 1978 ferencia a casos, acerca de la nutrida fenomenolo-

19 Luigi Ferrajoli, “Per una storia delle idee di Magistratura De- constitucional del uso alternativo del derecho”, en Boletín infor-
mocratica”, en N. Rossi (ed.), Giudici e democrazia, cit., págs. 60- mativo del Departamento de Derecho Político. Universidad Na-
61. cional de Educación a Distancia, nº 1/1978; “Constitución y uso
20 El artículo 3 de la Constitución italiana consagra en su primer alternativo del derecho”, en Argumentos, nº 17/1978. También, de
apartado el principio de igualdad. A continuación, establece: “Es Nicolás López Calera-Modesto Saavedra López-Perfecto Andrés
misión de la República remover los obstáculos de orden económi- Ibáñez, Sobre el uso alternativo del derecho, Fernando Torres,
co y social que, limitando de hecho la libertad y la igualdad de los Valencia, 1978. Del propio López Calera “¿Ha muerto el uso alter-
ciudadanos, impiden el pleno desenvolvimiento de la personali- nativo del derecho?,” en Claves de razón práctica, nº 72/1997. Por
dad humana y la efectiva participación de todos los trabajadores otra parte, en Anales de la Cátedra Francisco Suárez, nº 30/1990,
en la organización política, económica y social del país”. se encuentra un relevante trabajo de Pietro Costa, “La alternativa
21 L. Ferrajoli, op. cit., págs. 66-67. ‘tomada en serio’: manifiestos jurídicos de los años setenta”. De
22 Creo que, en España, el primer trabajo publicado al respecto María de Lourdes Souza, cfr. el ya citado “Del uso alternativo del
es el mío titulado “Para una práctica judicial alternativa”, en Ana- derecho al garantismo: una evolución paradójica”. Advierto al lec-
les de la Cátedra Francisco Suárez, nº 16/1976, págs. 155 y ss. tor que esta relación es puramente indicativa, por lo que podrían
Siguieron: de José María Laso Prieto, “Hacia un nuevo uso alter- muy bien quedar fuera de ella aportaciones al tratamiento del
nativo del derecho”, en Argumentos, nº 13/1977; “Sobre el uso al- tema, cuyo olvido ahora por mi parte no prejuzga en absoluto su
ternativo del derecho”, en El Basilisco, nº 2/1978; “Fundamento calidad.

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gía que debe ser, sin duda, el referente real de su hacer posible la presencia legal de una sola política,
diatriba. Que no informan en concreto sobre esa uti- mediante el expeditivo trámite de la brutal criminali-
lización marxista del derecho, en la que, al parecer, zación de las restantes, reducidas de este modo a la
se entretenía una parte significativa de la magistra- “inexistencia”. Por lo demás, llegado el cambio de si-
tura de este país. (Y, obviamente, una gran parte de tuación, ya que todo el guión —¡qué suerte!— esta-
la magistratura italiana; que, por cierto, erre que ba escrito en la Ley Orgánica, bastaba seguir obser-
erre, como Berlusconi no se cansa de repetir, cons- vándola. Así de lineal, así de fácil.
tituye el último reducto de comunismo en el mundo Pero lo cierto es que no todos los integrantes del
occidental). Es una lástima, porque valdría la pena medio judicial habían vivido la dilatada etapa prece-
saber cómo fueron posibles tales prácticas en el dente ni vivían la, entonces, esperanzadora situa-
ejercicio de la jurisdicción, producidas mediante re- ción actual del mismo modo y desde la misma clase
soluciones siempre recurribles, dentro de sistemas de (falsa) conciencia. Tanto es así que a finales de
judiciales nada favorables a ellas.Y no debió ser nin- los sesenta había tomado cuerpo, en la clandes-
guna broma, cuando —según Ferrándiz— con se- tinidad, un movimiento integrado por jueces, fiscales
mejante modo de operar judicial se ponía “realmen- y secretarios, que acabaría formando Justicia De-
te en peligro” la democracia. mocrática24. Se trataba de personas a las que su
condición de juristas no impidió ver la dictadura
como dictadura, sus atrocidades como tales, y que
REFRESCAR LA MEMORIA hacían profesionalmente lo posible (a veces, tam-
bién lo imposible) por mitigarlas, contribuyendo asi-
Si Ferrándiz se hubiera detenido en el “uso alter- mismo como ciudadanos sensibles a cambiar la si-
nativo del derecho”, yo terminaría también aquí. tuación. Y, aunque los había, no todos, ni siquiera la
Pero ocurre que en las líneas transcritas al prin- mayor parte, eran marxistas. Y, ciertamente, no tení-
cipio, late asimismo un intento de re-escritura de an “banderas”, pero sí ideales solidarios, que, ade-
una parte muy sensible de la historia de nuestro más, trataban de llevar a la práctica, en condiciones
asociacionismo judicial. La correspondiente a los nada fáciles, asumiendo riesgos y, desde luego, sin
últimos setenta. Cuando, al parecer, los precur- expectativas de carrera.
sores de la asociación que hoy él preside tremo- En la perspectiva abierta por el inicio de la transi-
laban “banderas” y ardían de “ideales”. Mientras ción, Justicia Democrática decidió autodisolverse y
otros hacíamos sórdido trabajo de fontanería, oscu- alentar un movimiento de más amplio espectro, ya
ramente político, bien pertrechados de utillaje mar- en la nueva legalidad. Se exploró la vía sindical, sin
xista, sin más fin que desestabilizar el naciente resultado, y se iniciaron algunos procesos de facto,
orden constitucional. orientados a crear un marco asociativo general y
Por no alargar este texto en exceso, renunciaré a plural25, que fuera espacio de encuentro y debate
la acumulación de datos relativos al perfil de la ma- sobre la política de la justicia y todo lo relacionado
gistratura heredada, algo que sería por demás fácil, con la jurisdicción. La derecha judicial transfranquis-
pues la fenomenología es riquísima y está bien do- ta opuso tenaz resistencia a estas iniciativas, siste-
cumentada. Me serviré únicamente de las palabras máticamente estigmatizadas como políticas. Justo
de un alto magistrado de la época, a las que, por su hasta el momento en que se perfiló en el horizonte
expresividad, ya he recurrido en alguna otra oca- la imagen de la nueva institución: el Consejo Gene-
sión, con el mismo fin. ral del Poder Judicial. El cambio de perspectiva —ya
A pregunta de un periodista sobre su posición en no sólo asunto de cultura democrática, sino cuestión
el pasado reciente y su actitud ante la transición de poder— desencadenó todo un esfuerzo, no pre-
democrática, apenas iniciada, aquél respondía: cisamente apolítico, presidido por el vértice judicial
“Nosotros en el Tribunal Supremo estimamos que del momento. Este, para mantener su hegemonía en
los magistrados no podemos tener otra interven- el nuevo órgano de gobierno, gestionó y obtuvo de
ción en política que la de emitir nuestro voto, como la derecha política mayoritaria el establecimiento
dice la Ley Orgánica. Cuando en España no había de un límite mínimo de adherentes26, como requisito
más que una política, muchos de nosotros la necesario para acceder al status de asociación y
hemos servido, incluso con entusiasmo. Pero en el concurrir a las elecciones para la formación de
momento en que en España haya varias políticas aquél.
la obligación de los tribunales es mantenerse neu-
trales, aplicar e interpretar las leyes, como dice
nuestra Ley Orgánica23”. 24 Sobre las vicisitudes de Justicia Democrática, remito a mi

“Poder judicial y Estado de derecho: la experiencia de Justicia


Este punto de vista tiene un inapreciable valor sin- Democrática”, inicialmente publicado en Sistema, nº 38-39/1980,
tomático, porque ilustra con plástica fidelidad acerca ahora en P. Andrés Ibáñez, Justicia/conflicto, Tecnos, Madrid,
de la actitud del juez medio, de su sentido de la polí- 1988, págs. 59 y ss. Los textos y propuestas de Justicia Demo-
crática están reunidos en Los jueces contra la dictadura. (Justicia
tica y de la función en la experiencia dictatorial. In- y política en el franquismo), Tucar Ediciones, Madrid, 1978.
forma sobre un género de apoliticismo, precisamen- 25 Estas vicisitudes están descritas con cierto detalle en P. An-

te, consistente en “servir” al poder; contribuyendo a drés Ibáñez, “Poder judicial y Estado de derecho...”, cit., págs. 78
y ss.
26 Primero se pensó en un 20% del escalafón, que, finalmente,

fue un 15%, en la disposición adicional segunda de la LO 1/1980,


23 Luis Vivas Marzal, magistrado de la Sala Segunda del Tribu- de 10 de enero. Porcentaje calculado ad hoc con objeto de cerrar
nal Supremo, entrevistado en el diario Línea, de Murcia, el 25 de el paso al asociacionismo al grupo de jueces procedentes y afi-
octubre de 1976. nes a Justicia Democrática.

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Tal obstáculo de origen legal determinó que quie- El encuentro tenía por finalidad someter a discu-
nes componíamos el sector de jueces afectados sión el proyecto de estatutos de la asociación31. Y,
optásemos por la integración en la que, no tardando, para lo que aquí interesa, diré que nosotros avanza-
sería finalmente la Asociación Profesional de la mos la propuesta de incluir, como primer apartado
Magistratura. Ello, después de que a lo largo de 1979 del artículo 3, relativo a los fines de aquélla, el texto
se hubieran producido multitud de reuniones (que expresivo del compromiso con los valores constitu-
todavía integraban a jueces, fiscales y secretarios) cionales, al que ya he hecho referencia32.
dirigidas a configurar un espacio asociativo autóno- Esta iniciativa halló una dura oposición inicial en
mo, plural, no cerradamente corporativo, y que inclu- Ferrándiz y Masa, representantes de Cataluña, fun-
yera como momento central de su ideario, la promo- dada en el motivo formal de la ausencia de mandato
ción de una política de la justicia de fuerte inspiración al respecto “de sus bases”; y en el, más material, de
constitucional27. la falta de pertinencia de la moción, teniendo en
Así, se llega a diciembre de 1979, días 7-9, en los cuenta —decían— el fin estrictamente “profesional”
que tiene lugar el encuentro formalmente fundacio- de la asociación. No sin esfuerzo33, se impuso el
nal de la Asociación Profesional de la Magistratura, buen sentido, en bastantes casos, creo, más por ra-
celebrado en el Parador Nacional de Sigüenza zones de imagen que por convicción.Y, así, la nueva
(Guadalajara)28. La iniciativa es ya ajena a la órbita versión del texto34, acogía en cabeza del artículo 3,
de Justicia Democrática, a pesar de lo cual, tres de como fin de la asociación: “La defensa y promoción
nosotros29 acudimos sin haber sido invitados y soli- de los principios, derechos y libertades consagrados
citamos ser admitidos a participar en las sesiones. en la Constitución”. (Aunque, repárese: sin el com-
Esto dio lugar a un debate previo, fuera del orden promiso de profundizar en su contenido).
del día, con el resultado de una decisión favorable a
nuestra petición30.
... ESTOS LODOS

No es mi propósito distribuir aquí patentes de


constitucional limpieza de sangre, tanto es así que
27 Esta iniciativa, debida en su impulso inicial a exponentes de

Justicia Democrática, tuvo presencia en todos los territorios y dio


no habría divulgado este dato ni escrito estas pági-
lugar, por fin, a un encuentro en Madrid, en fecha de —creo— nas de no ser por las afirmaciones de Ferrándiz, tan
muy a primeros de 1979, en la sede de la Asociación Pro Dere- desafortunadas, para decirlo de la manera más sua-
chos Humanos, en Ortega y Gasset. Allí se acuñó, como simbóli-
ca seña de identidad, la inserción en los estatutos en curso de ve. Pero puesto, por este lamentable motivo, a resta-
elaboración, como primero de los fines del grupo la “defensa pro- blecer la verdad de nuestra pequeña historia, tendré
moción y desarrollo de los principios, derechos y libertades con- que decir, asimismo, que Justicia Democrática, que,
sagrados en la Constitución, profundizando en su contenido”. Un
texto para cuya redacción, sobre la marcha, fui comisionado, que ya se ha visto, no fue marxista; no practicó el “uso
se aceptó.Y que lo sería también en el marco de otra iniciativa, de alternativo del derecho” (menos, en el disparatado
espectro aún más plural, todavía con presencia de fiscales, cele- sentido que le da Ferrándiz). y, por descontado, no
brada el día 1 de abril de 1979 en el salón de actos del edificio de
juzgados de Plaza de Castilla. representó el peligro para la democracia que éste
28 Asistieron, con representación formal de grupos de jueces
insidiosamente sugiere.
de sus respectivos territorios, ya formados ad hoc para integrar
la gran asociación nacional de la judicatura: Diego Palacios Antes al contrario, cuando la democracia no ocu-
Luque (Juez de Instrucción en Córdoba), Miguel Masa Ortiz paba —al menos que se sepa— mayor espacio en
(Juez de Distrito en Barcelona), Arturo Gimeno Amiguet (Juez la preocupación de la generalidad de los jueces, in-
de Primera Instancia en Valencia), José Cano Barrero (Juez de
Instrucción en Granada), Luciano Varela Castro (Juez de Pri- cluidos los del entorno de Ferrándiz, Justicia Demo-
mera Instancia e Instrucción de Pola de Lena, Asturias), Fran- crática denunció el lamentable estado de dependen-
cisco Tuero Bertrand (Magistrado en la Audiencia Territorial de cia política de la administración de justicia de
Oviedo), Francisco Javier Fernández Urzainqui (Juez de Primera
Instancia e Instrucción de Tafalla, Navarra), Aníbal Ollero Sie-
rra (Juez de Distrito en Sevilla), José Mateo Díaz (Juez de Pri-
mera Instancia en Las Palmas de Gran Canaria), Emigdio Cano
Moreno (Magistrado en la Audiencia Territorial de Albacete), 31 Un texto de 24 folios, con 53 artículos, 5 títulos, algunos

Antonio Gil Merino (Juez de Instrucción en Palma de Mallorca), subdivididos en capítulos y, en uno de ellos, éstos, a su vez, en
Maximiliano Domínguez Romero (Juez de Distrito en Sevilla), secciones; con 2 extensas disposiciones transitorias, redactado
Antonio del Cacho Frago (Magistrado en la Audiencia Provin- por José Cano Barrero.
cial de Barcelona), Manuel Conde-Pumpido Ferreiro (Magistrado 32 El artículo 3 del proyecto, rezaba: “Los fines de la Asociación,

en la Audiencia Provincial de Málaga), José Luis de la Rúa exclusivamente profesionales, serán en concreto:
Moreno (Magistrado de Trabajo en Valencia), Vicente Ortega 1º. Defender y velar por los intereses y derechos profesionales
Llorca (Juez de Primera Instancia e Instrucción en Denia), de sus miembros y, en general, de los pertenecientes al Poder Ju-
Manuel Chacón Novel (Juez de Distrito de Tarancón, Cuenca), dicial, sirviendo de cauce a las pretensiones de los mismos”.
Fernando Cotta Márquez de Prado (Magistrado del Tribunal 33 En este como en todos los casos en que se trató de forzar

Supremo), José Luis Bermúdez de la Fuente (Magistrado de la (es obvio que argumentalmente) la línea oficial, jugaron un papel
Audiencia Nacional) y José Ramón Ferrándiz Gabriel (Juez de relevante, con nosotros, Antonio Gil Merino y Luciano Varela. Ma-
Primera Instancia e Instrucción de Granollers, Barcelona). nuel Conde-Pumpido Ferreiro estuvo con frecuencia en posicio-
29 Cándido Conde-Pumpido Tourón (Juez de Primera Instancia nes flexibles que supusieron alguna ayuda. Diego Palacios, en-
e Instrucción de Carballino, Orense), Miguel Herrero de Padura tonces hombre fuerte del grupo fundacional, de notable olfato
(Juez de Distrito de Betanzos, La Coruña) y yo mismo (Juez de político, irreductible en todo lo relativo al tratamiento de los asun-
Primera Instancia e Instrucción de Toro, Zamora). Hay que seña- tos de poder en el marco asociativo, fue mucho más dúctil en as-
lar que Antonio Gil Merino, que acudía en representación del gru- pectos como el de la referencia a la Constitución. Consciente de
po de Baleares, había sido miembro destacado de Justicia Demo- que no afectaba a la correlación de fuerzas en el seno del grupo y
crática y perseveraba en el empeño. de la repercusión que la negativa podría tener en la imagen públi-
30 Creo recordar que el acuerdo consistió en aceptarnos con ca de la naciente APM.
voz, pero sin voto. Aunque —me parece— en el desarrollo de las 34 Conservo una copia, mecanografiada en papel cebolla y con

sesiones y dado lo irrelevante de nuestra significación porcentual, un pliego del viejo papel de oficio, como tapas, que amablemente
incluso votamos. me remitió días después, al Juzgado de Toro, José Cano Barrero.

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nuestro país, y promovió una lúcida reflexión dirigida meros años de la transición cuestionó con radicali-
a abrir el futuro a un modelo, aquí sí, ciertamente, dad tales planteamientos, generando expectativas
alternativo. Basta repasar los textos recogidos en el razonables36 de una profunda transformación de la
volumen a que he hecho alusión, y, muy en particu- administración de justicia en sentido constitucional,
lar, las conclusiones del primer congreso de Justicia fundada en el mantenimiento de la independencia
Democrática, en las que aparece prefigurado lo rectamente entendida. Pero bastó una victoria elec-
esencial del diseño de la Constitución de 1978, en toral y muy poco tiempo, para demostrar que esos
materia de jurisdicción y proceso35. postulados apenas habían sido otra cosa que muni-
Tristemente, el desarrollo constitucional no ha sido ción de uso inmediato, oportunista, por tanto, en la
el que cabía esperar. En tema de Consejo, a causa a batalla por el poder. Luego —tras las urnas del 82—
una sucesión de intervenciones legislativas instru- ejercido sobre la magistratura al más puro estilo ja-
mentalizadoras, a partir de la primera (en 1980) debi- cobino. De lo que siguió37, de lo de ahora —y puesto
da a la derecha política mayoritaria en ese momento, que todos los grupos políticos y asociativos han juz-
y homóloga, según se ha visto, en lo ideológico e gado (con los matices que se quiera) el mismo jue-
incluso en la estrategia, con el grupo fundacional de go— ¿qué decir? Quizá sólo una cosa: que ni si-
la APM, y con la APM en general. quiera Ferrándiz puede “tirar la primera piedra”.
Cierto que la adopción de la “enmienda Bandrés” Para terminar, confesaré que hubiera preferido no
en la ley de 1985 fue la expresión de un in crescen- tener que extenderme en consideraciones como és-
do, a mi juicio de consecuencias demoledoras para tas. No porque no sea sano refrescar la memoria,
la independencia judicial y la cultura de la jurisdic- sino porque, tras haber laborado —por cierto: en
ción en nuestro país. Pero conviene recordar que qué buena compañía— durante aquellos años por
tuvo uno de sus antecedentes causales más rele- abrir el futuro, ahora me gustaría mirar hacia adelan-
vantes en la actitud ultramontana de la APM-IV Con- te. Y hacerlo con alguna esperanza. Una esperanza
greso, que con el cierre corporativo de ésta cerró a la que, de juzgar sólo por actitudes como la de Fe-
también el paso a la constitución de un espacio plu- rrándiz, parecería no haber lugar. Pero no es cierto.
ral, integrador, tan necesario para el desarrollo de Porque, aunque la oscura situación de estos lustros
una esfera de debate interno/externo, en el medio ju- no invita al optimismo, lo cierto es que más allá de
dicial. Y que, al propio tiempo, habría evitado la pro- las siglas —y no es que éstas carezcan de impor-
funda fractura, ya nunca saldada, del movimiento tancia—, existen entre nosotros muchos profesiona-
asociativo. Una fractura que ha facilitado, a través les de la justicia que la administran con profunda
del sistema parlamentario de designación de los vo- inspiración constitucional. Que comparten valores y
cales del Consejo, la deriva partidaria de las dos aspiraciones ideales que van más allá de la perso-
asociaciones más representativas y la voladura del nal carrera; también preocupaciones fundadas, de
propio órgano. las que hay para dar y tomar.Y que, desde tales pre-
Creo que las responsabilidades deben ser solida- supuestos, se entienden hablando todos los días en
rias. Pero no me duelen prendas al señalar que, a mi los lugares de trabajo.
juicio, son políticamente de mayor gravedad las de Es por lo que no comprendo, me cuesta, me resis-
la izquierda, con la que idealmente, es decir, en el to a aceptar, que a estas alturas, ante problemas del
plano político-cultural más general podría identificar- calado de los que nos asedian, con lo que ha dilu-
me. Eso sí, dejando aparte (que es mucho dejar) la viado y lo que diluvia sobre la jurisdicción, haya
política de la justicia y las prácticas de esta inspira- quien piense, como Ferrándiz, que con esa clase de
ción. intervenciones se puede ir a alguna parte. Al mismo
Como es una afirmación arriesgada, la explico. La tiempo, no me parece arriesgado opinar que puntos
derecha judicial venía, estaba profundamente identi- de vista como el suyo, tan ajenos a la realidad, tan
ficada, y nunca ha roto con el (anti)modelo bonapar- gratuitamente ofensivos y tan sectarios, sólo son
tista de organización judicial y de juez. Y sólo (o, concebibles en un medio asociativo-judicial compar-
esencialmente, si se quiere) por la presión de los timentado de la forma culturalmente suicida en que
acontecimientos y lo indefendible del statu quo judi- lo está el nuestro. Que hace imposible el necesario
cial heredado del franquismo, evolucionó entonces debate interno, el cabal conocimiento de las razo-
en alguna medida hacia formas más constituciona- nes del oponente y la saludable asimilación de la
les de entender una y otro. La izquierda socialista (la ética del discurso y de las reglas de la argumenta-
que realmente ha contado), en cambio, en los pri- ción racional.

35 En Los jueces contra la dictadura, cit., págs. 303 y ss.


36 A veces —por paradójico que hoy pueda parecer— de un exa- Judicial y el Poder Ejecutivo”, en Jornadas de estudio sobre el
gerado judicialismo; como en los casos de Peces Barba y de Le- Consejo General del Poder Judicial, Editora Nacional, Madrid,
desma, quienes, todavía en la oposición, exigían un radical vacia- 1983, pág. 502, para quien ese órgano “había sido creado para
miento de las competencias del Ministerio en favor del Consejo, desapoderar, para sustraer al Poder ejecutivo todas las compe-
apenas creado. (Cfr. G. Peces Barba, La Constitución española tencias que venía reteniendo en relación con el gobierno del Po-
de 1978. Un estudio de derecho y política, Fernando Torres, Va- der Judicial”).
lencia, 1981, pág. 166, que habla de “supresión de las competen- 37 Para algunas consideraciones críticas sobre ese periodo, re-

cias del Ministerio de Justicia en el ámbito del Poder Judicial”. mito a P. Andrés Ibáñez, “Estos diez años”, en Jueces para la De-
Y F. Ledesma, “Relaciones entre el Consejo General del Poder mocracia. Información y debate, nº 30/1997.

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Populismo punitivo... y cómo resistirlo


Elena LARRAURI*

I. EL POPULISMO PUNITIVO El viraje de un modelo punitivo orientado a la reso-


cialización a un modelo penal basado en la incapa-
Muchos autores detectan desde la década de los citación puede observarse, en opinión de Garland
ochenta un endurecimiento de las legislaciones pe- (2001a:8-20), en los siguientes indicadores3:
nales y un crecimiento muy acentuado de la pobla- 1) la crisis del ideal resocializador (hoy este fin ya
ción encarcelada. no se asume como principio rector del sistema pe-
El autor que quizás ha procurado una explicación nal que orienta todas sus decisiones y prácticas);
más completa del surgimiento de una nueva “cultura 2) el resurgimiento de las sanciones punitivas y
del control” en la década de los ochenta es Garland degradantes (las penas hoy deben ser “expresivas”,
(2001a). En opinión de este autor se ha producido están destinadas a mostrar cuán punitivo el legisla-
un viraje en la política criminal de control del delito y dor está dispuesto a ser aun cuando luego no se
trato del delincuente. En síntesis puede decirse que apliquen; también el público puede mostrarse puniti-
se ha pasado de un modelo basado en la resociali- vo sin temor a ser recriminado por estos sentimien-
zación a un modelo que persigue la incapacitación1 tos);
de los delincuentes. Así: 3) el aumento de un clima punitivo entre la pobla-
En las décadas posteriores a la Segunda Gue- ción (la gente parece haber perdido la posibilidad de
rra Mundial la respuesta estándar a los problemas identificarse con el delincuente, al que han dejado
de delitos y delincuencia —y a la mayoría de pro- de ver como una persona con graves dificultades
blemas sociales— era una combinación de trabajo sociales; el delincuente es hoy el “otro” con el que no
social, reforma social, tratamiento profesional y re- es posible desarrollar empatía alguna);
cursos sociales (Garland, 2001a:39). 4) el retorno de la víctima (la víctima ha penetra-
do todo el sistema penal exigiendo mayor conside-
Este modelo ha sido sustituido por una nueva “cul- ración y derechos, lo cual ha sido interpretado como
tura del control” (Garland, 2001a) o más gráficamen- una necesidad de limitar los derechos y recursos
te por una época caracterizada por un “populismo destinados al delincuente);
punitivo” (Bottoms,1995:39). En opinión de este últi- 5) se privilegia la protección pública (las penas
mo autor, populismo punitivo se refiere a cuando el deben servir para proteger a la víctima o al público,
uso del derecho penal por los gobernantes aparece el fin preferido es la incapacitación y por ello se bus-
guiado por tres asunciones: que mayores penas ca más la protección del Estado que frente al Esta-
pueden reducir el delito; que las penas ayudan a re- do);
forzar el consenso moral existente en la sociedad; y 6) la politización y uso electoral de los temas refe-
que hay unas ganancias electorales producto de ridos al delito y al sistema penal (el partido político
este uso. que quiera ganar unas elecciones debe elegir este
En la misma línea diversos autores afirman que se tema para hacer campaña, sin aparecer como bené-
ha pasado de un modelo que perseguía el orden so- volo);
cial a través del Estado social (social welfare) a un 7) la reafirmación de la prisión como medio de
modelo que persigue este objetivo a través del con- conseguir la incapacitación de las personas que de-
trol social (social control) (Beckett/Western, 2000)2. linquen (ha existido una confianza renovada en que
Aun con distinta expresión pero redundando en la la prisión funciona como medio para reducir la delin-
misma idea se esgrime el concepto popularizado cuencia);
por Simon (1997) que ha denominado a este proce- 8) la transformación del pensamiento criminológi-
der, de afrontar los problemas sociales con el recur- co (muchas teorías defienden hoy el delincuente ra-
so prioritario al sistema penal, “gobernar a través cional que decide delinquir tras ponderar los costes
del delito” (governing through crime). y beneficios, de ahí que el énfasis sea en la preven-
ción situacional destinada a reducir las oportunida-
des del delito e incrementar los costes);
9) la delegación de las tareas del control del
* Este artículo se inscribe en el Proyecto de investigación Pro-
tección de la Víctima y Rehabilitación de los delincuentes en li- delito (el Estado reconoce sus límites en las tareas
bertad (BJU2001-2075) y fue presentado en la escuela de verano del control del delito y traslada la responsabilidad
del Poder Judicial (Pazo de Mariñan, A Coruña, 23 de junio, a la comunidad o a la víctima), producto de pre-
2005). Agradezco a Félix Pantoja la invitación que me realizó
para participar en el curso “Derecho Penal y Política Criminal siones fiscales y de una necesidad de relativizar
Hoy”. el fracaso en su tarea de reducción de la delin-
1 Incapacitación implica intentar que alguien sea incapaz de

delinquir. Conlleva el giro de una política criminal dirigida a cam-


cuencia;
biar los factores motivacionales del infractor por otra política cri- 10) la privatización de las tareas de control del
minal dirigida a reducir las oportunidades de delinquir. La mejor delito y su comercialización (el surgimiento y expan-
introducción en mi opinión puede leerse en Zimring-Hawkins
(1995).
2 Esta afirmación parece basarse en los escritos sociológicos
3 Puede leerse una aplicación a España de este modelo en
más amplios de Rose (1996) que observa “el fin de lo social” (“the
death of the social”) (cit. por O’Malley, 2000:159). Diez Ripollés (2004).

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sión de policías privadas o cárceles privadas o los concita la solidaridad que en su día pudo suscitar el
dispositivos de seguridad privada); delincuente contra la propiedad o drogodependien-
11) el surgimiento de un nuevo estilo de trabajar te; de ahí la mayor resonancia de demandas de
empresarial (“managerial”), que atiende a principios “cumplimiento integro” de las condenas.
de coste-beneficio, tablas de riesgo (“actuarial”) o Esta nueva imagen de delincuente se acompa-
número de servicios prestados en vez de a juicios ña con un discurso que enfatiza la responsabilidad
individualizados o criterios normativos; individual, al tiempo que reclama que todo el
12) un sentimiento constante de crisis (plasmado mundo tiene lo que se merece, esto es, que real-
en la multitud de reformas, pesimismo generalizado, za que las causas de la delincuencia son indivi-
descrédito de los expertos y en general desconfian- duales, dependen de uno mismo. Así las declara-
za del público acerca de la posibilidad de contener ciones del Presidente de Gobierno Aznar en 2003
la delincuencia). (cit. por González)
La permisividad y la atenuación de la responsa-
bilidad personal conducen a la impunidad. El cri-
II. SU CONTEXTO men sale muy barato en España y eso ha de aca-
bar.
Evidentemente el “populismo punitivo” surge en
un determinado contexto histórico, social y económi- La nueva imagen y explicación de la delincuencia
co. El intento de entender los cambios sociales y su sirve probablemente las funciones que tradicional-
reflejo en la penalidad, fundamentalmente el gran mente ha servido ésta, permitir que la gente se una
crecimiento del número de personas encarceladas “en contra de”, permitir identificar a los que se inter-
en Estados Unidos, es lo que ha propiciado numero- pretan como causantes visibles de una situación de
sos estudios que pretenden explicar los cambios malestar. Pero además se detecta que en esta nue-
más destacables producidos desde la década de los va fase de modernidad tardía en la que los Estados
años ochenta. La literatura es muy abundante4 pero nacionales parecen vaciarse de competencias en
creo que es posible exponerla, de forma resumida, aras de autoridades transnacionales o multinaciona-
realzando los siguientes factores detectados por los les, el discurso duro contra el delito permite apare-
autores que se han ocupado del tema. cer al Estado nacional, frente a la ciudadanía, como
1. El surgimiento de un neoliberalismo económico competente en algún aspecto.
que recorta el Estado social y pasa a gobernar a tra- En definitiva, en tiempos en que la globalización
vés de un estado punitivo. El recorte del Estado so- conlleva que el Estado tenga pocos ámbitos rele-
cial comporta diversas consecuencias: aumenta las vantes en los cuales atribuirse el bienestar de sus
desigualdades propiciadoras del delito (Beckett- ciudadanos, el discurso punitivo permite legitimar al
Western, 2000); favorece la inseguridad por medio Estado (Frase, 2001; Zedner, 2002; Lacey, 2003).
de la inestabilidad laboral (Zedner, 2002: 362-363) y 3. El surgimiento de un sentimiento de inseguri-
los fenómenos de deslocalización de empresas; dad ontológica (Giddens, cit. por Young, 1999:14)
produce un sector de personas excluidas (under- producido probablemente por la ausencia de una
class) en función de su pertenencia a minoría étni- comunidad local, y en ocasiones por la desaparición
ca, género, edad y clase social. de una comunidad nacional, y por una estructura fa-
En definitiva, el neoliberalismo económico traduci- miliar que se tambalea.
do a los textos criminológicos aparece como influ- Agudizado por la presencia de nuevas y distintas
yente en la producción y acentuación de desigual- culturas producto del fin de una época colonial y de
dades sociales (las cuales se entienden como las grandes desigualdades territoriales que conlle-
favorecedoras de determinados comportamientos van sentimientos de diferencia, dificultad y racismo.
delictivos) y en el surgimiento de sentimientos de Acrecentado el sentimiento de inseguridad en una
ansiedad, producto de la inestabilidad del mercado sociedad que se enfrenta a nuevos riesgos (alimen-
laboral presente y futuro (los cuales se entienden tarios, ecológicos), que se desplazan por todas las
como favorecedores de sentimientos punitivos). clases sociales, de los que es más consciente y me-
2. El surgimiento de un neoconservadurismo polí- nos dispuesta a tolerarlos.
tico, que enfatiza el mensaje de la peligrosidad de la Y una sociedad que proyecta estas inseguridades
delincuencia. Así nos encontramos con una nueva en el delito porque como afirman Roberts-Stalans-
imagen del delincuente (p. ej. hoy la delincuencia se Indermaur-Hough (2003:90):
identifica fundamentalmente con el maltratador5, de- (...)[el delito] cumple una función socialmente
lincuente sexual, inmigrante o terrorista) que no útil al permitir que la ansiedad sea reemplazada
por la indignación: siendo la ira un estado emocio-
nal más decoroso y reconfortante que el miedo.
4 Para comprender los cambios globales en la penalidad creo

que el texto básico es Garland (2001a). Un buen resumen de las


explicaciones ofrecidas para explicar el aumento sostenido de po- Y finalmente una sociedad en la que se amplía
blación reclusa en EEUU desde la década de los ochenta puede el concepto de delito a cualquier tipo de molestia
leerse en Tonry (2004). Pueden consultarse además Green-Rut- o incivilidades, las denominadas “quality of life
herford (2000); Karstedt-Bussmann (2000); Hope-Sparks (2000);
Stenson-Sullivan (2001); Pratt y otros (2005). Estos libros tratan el offences”: limpiacristales, gente sin casa, venta
tema de cómo influyen los cambios económicos y sociales en las ambulante, graffitis, moteros, o prostitución; todas
decisiones de política criminal de las últimas décadas desde una
óptica más europea. estas actividades molestas pasan a ser conside-
5 Respecto del maltratador ver reflexiones de Medina (2005). radas delictivas, o muestra de que el “delito”

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aumenta, o consideradas en las campañas de encarcelamiento son una “construcción política” (Ho-
reducción del “delito”. fer, cit. por Lewis, 2004:51):
En definitiva, una proyección de todas las ansie- (...) en el sentido que el número de gente que
dades en el tema de la delincuencia que plasma la está en prisión no es, como a veces parece des-
ansiedad de una sociedad con múltiples cambios prenderse de las declaraciones de los políticos, la
sociales (económicos, multiculturales y de género). consecuencia inevitable de decisiones judiciales
Al tiempo que el delito ve ampliado su campo de in- individuales, sino una elección realizada por los
fluencia a comportamientos molestos, mientras que políticos, tomando en consideración la aceptación
otras actividades nocivas y perniciosas permanecen del público, los medios de comunicación, los cos-
exitosamente en la sombra. tes y otras prioridades sociales.
4. Un aumento continuado del delito cuantitati-
vo desde la década de los cincuenta y cualitativo,
por haber cambiado su carácter y ser más violen- III. LA DISCUSION
to, organizado, y transnacional. Es cierto que los
autores indican que el delito está disminuyendo en Es difícil resumir la discusión generada por el
la década de los noventa pero aun así puede pen- libro de Garland (2001a). En general las polémicas
sarse que este descenso no ha llegado aún a la hacen referencia a los diversos indicadores, que el
opinión pública o que a pesar del descenso el autor ofrece como prueba de la existencia, del
número de delitos es todavía más alto de lo que viraje en la penalidad de un modelo orientado a la
era (Lewis, 2004). resocialización hacia otro basado en la incapaci-
Si bien se reconoce un aumento de la delincuen- tación.
cia desde la década de los sesenta, es necesario re- Así por ejemplo uno de los aspectos más discuti-
alizar dos matices. El primero es que los cambios en dos es hasta qué punto el abandono del fin resocia-
la penalidad no se explican exclusivamente como lizador que Garland (2001a) detecta es real tanto a
una respuesta a la subida del delito6. Creo que es nivel legislativo como a nivel operativo, esto es,
posible detectar un acuerdo en la comunidad crimi- como principio que guía el quehacer de las institu-
nológica de que si bien el aumento del delito explica ciones (Zedner, 2002)7.
en parte la creación o surgimiento de sentimientos Un buen resumen de las diversas polémicas que
punitivos, el crecimiento de la delincuencia exclusi- ha generado la obra de Garland (2000a) puede leer-
vamente no determina cómo se reacciona a él. Es se en el artículo de Zedner (2002). Sin embargo, en
en este sentido que la respuesta al crecimiento del esta ocasión quisiera apuntar otras ideas que qui-
delito debe leerse en un contexto fijado culturalmen- zás pueden ser interesantes para orientar futuras
te (puntos 1 y 2). reflexiones.
El segundo matiz de forma paralela es que el au- La primera cuestión recientemente planteada por
mento del delito no explica por sí solo el aumento de Matthews (2005) es qué significa exactamente que
personas encarceladas. Es cierto que ésta es la ex- “ha aumentado la punitividad”, o cómo medimos
plicación más de sentido común, pues como obser- este “aumento de punitividad”. En efecto, como
van Downes-van Swaaningen (2006:6): muestra Nelken (2005), refiriéndose a la sociedad
La cultura del control tiene un carácter autopro- italiana, una sociedad puede considerarse “no puni-
fético en el sentido popperiano —esto es, no pue- tiva” por tener menos gente en prisión y sin embargo
de ser falsificada. Si los índices del delito aumen- ser muy punitiva por mecanismos informales de
tan, se requiere más castigo. Si se estabilizan se control (familia o vendetta) o por mecanismos for-
requiere más castigo para que disminuyan. Si se males, largos procesos, que sin embargo no culmi-
reducen, entonces claramente el castigo está nan en la cárcel. Del mismo modo puede ser muy
siendo eficaz. punitiva respecto de algún tipo de delincuencia y
serlo poco respecto de otra.
Pero como muestran las estadísticas una y otra También la comunidad criminológica conoce el
vez, países con similares números de delincuencia lema de “no confundir el dicho con el hecho” y,
tienen tasas de encarcelamiento muy distintas y pe- como argumentan diversos autores (Zedner, 2002;
riodos de gran crecimiento de la delincuencia pue- Nelken, 2005), la legislación puede ser muy puni-
den coexistir con tasas muy bajas de encarcela- tiva pero aún está por ver, especialmente quizás
miento (Lewis, 2004). en países mediterráneos, cómo y si se lleva a la
Creo que también en este aspecto reina un acuerdo práctica.
mayoritario en que la subida de personas que están No obstante la sugerente pregunta acerca de
en prisión no reproduce el aumento de la delincuencia cómo se mide la punitividad parecería, en una pri-
sino multitud de otros factores, como decisiones legis- mera aproximación, que una de las formas más cla-
lativas, sensibilidad judicial, y la capacidad y límites ras de medición es el incremento del número de
que tiene el propio sistema para procesar los diversos
actos delictivos. Por ello se concluye que las tasas de
7 Esta objeción no puede salvarse afirmando que “en la prácti-

ca” las instituciones no actúan considerando la resocialización


6 Esto hace referencia a la polémica de “democracy at work” como fin preeminente, puesto que si ésta fuera la objeción debe-
expuesta por Beckett-Western (2000) quienes arguyen que el pu- ría compararse la práctica de dos épocas —década de los se-
nitivismo no se explica como reacción de los políticos a la opinión senta y noventa—. Garland (2001a) afirma que ha cambiado el
pública sino que éstos son creadores de opinión pública. “discurso” y esto es lo que se duda.

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personas encarceladas. Como observan Roberts- de Inglaterra y “otros países europeos”, por lo que
Stalans-Indermaur-Hough (2003:5): parece sugerir que el surgimiento de la “cultura del
La principal herramienta del populismo penal es control” es un fenómeno generalizado.
el encarcelamiento. Sin embargo, diversos autores (Albrecht, 2001;
Zedner, 2002:353; Lacey, 2003:86-92; Roberts-Sta-
Este aumento de forma continuada desde la déca- lans-Indermaur-Hough, 2003:60) apuntan varias ex-
da de los ochenta en numerosos países europeos y cepciones como Alemania, Austria, Finlandia, No-
especialmente en Estados Unidos, donde se ha lle- ruega, Holanda10, Canadá o Japón.
gado a hablar del fenómeno de “encarcelamiento En mi opinión, más fructífero que discutir que paí-
masivo” (“mass imprisonment”) (Garland, 2001b), es ses escapan del análisis de Garland (2001a) quizás
lo que parece indicar que asistimos a una nueva sea analizar cuáles son las características de las so-
época, a nueva “cultura del control”, cuando menos ciedades que no han desarrollado tendencias tan
en el uso de la pena de prisión8. punitivas en las últimas décadas.
Así, en Estados Unidos la población reclusa norte- Si mi lectura de la literatura es apropiada, los si-
americana era durante prácticamente todo el siglo guientes factores se asocian con el mantenimiento
veinte de 110/100.000 habitantes, pasando a ser a de castigos limitados y orientados a la resociali-
fines de los años noventa de 450/100.000 o de zación; son por así decir “factores protectores” res-
680/100.000 si se incluyen las cárceles locales (Gar- pecto del populismo punitivo: el grado de integración
land, 2001b:5). social de la sociedad11; menores cotas de desigual-
En Europa también se asiste a un incremento de dad; no hacer uso electoral de la cuestión penal;
la población reclusa aun cuando ello no se produce auto-contenimiento de los medios de comunicación,
en la misma proporción que en Estados Unidos ni y existencia de un cuerpo de técnicos que asesoran
en la misma cantidad en todos los países europeos. acerca de la eficacia e impacto de las reformas pe-
Pero si tomamos como ejemplo España, también en nales y que actúan como institución “intermedia” en-
este caso se observa un crecimiento espectacular tre la opinión pública y los políticos.
desde la década de los ochenta, en que la población Una última objeción global que se ha realizado al
reclusa era de 60/100.000 habitantes, a la actuali- análisis de Garland (2001a) es acerca de si contribui-
dad de 2003, en que la ratio es de 129/100.000 (Cid, mos a expandir este modelo al presentar como inevi-
2005). table que las sociedades europeas sigan el modelo
En definitiva, a pesar de ser interesante recordar norteamericano (Zedner, 2002:354). Ciertamente la
que un país que tiene menor índice de encarcela- transmisión de conocimientos es una empresa carga-
miento puede aun así ser punitivo de acuerdo a da de dificultades (Melossi, 2000). No sólo teóricas
otros indicadores, creo que el aumento de población para determinar hasta qué punto los indicadores
encarcelada de forma tan drástica9 en las últimas detectados en una sociedad son aplicables a otras,
décadas aconseja seguir utilizando este indicador sino también, y especialmente, prácticas.
como alerta de lo que constituye un problema: el La copia de otros modelos puede producir resul-
uso persistente de la pena de prisión para casos tados desalentadores (así Nelken, 2005, cita por
que creemos podrían ser tratados con sanciones al- ejemplo cómo el Ministro de Justicia holandés justi-
ternativas. ficaba el necesario aumento de población reclusa
Además de la polémica que rodea al término de que debía acometer su país para estar en línea con
“punitivismo”, una segunda discusión global hace el resto de países europeos).
referencia a la universalidad del fenómeno de la Por ello quizás finalmente esta observación deba
“cultura del control” identificado por Garland (2001 estimularnos para realizar estudios atentos a la rea-
a). Admitido claro está que hayamos podido definir lidad española (¿existe recorte del estado asisten-
el fenómeno de “cultura del control”, populismo puni- cial en materia punitiva? ¿ha cambiado el discurso
tivo, o que hayamos acordado que usamos tasas de acerca de la delincuencia? ¿es la población españo-
encarcelamiento para hacer comparaciones. la más punitiva? ¿los políticos que usan argumentos
Es cierto que Garland (2001a) escribe basándose punitivos extraen algún beneficio electoral? ¿se
en el modelo norteamericano, y hasta cierto punto en usan menos las penas alternativas? ¿es ello debido
Inglaterra. No obstante tiende a manifestarse acerca a cambios legislativos? ¿en concreto qué cambio le-
gislativo es el que produce un mayor impacto en el
8 Quizás este hecho sea aún más llamativo y deplorable por-
aumento de personas encarceladas?), con el fin de
que desafía todas las declaraciones de criminólogos e incluso de comprender mejor qué factores son los decisivos
instituciones acerca de la necesidad de usar la prisión como últi- para explicar lo que en mi opinión es decisivo, el
mo recurso. Y porque cunde el desanimo al observar que la pre-
sencia de castigos alternativos no implica por sí sola una dismi- gran número de personas encarceladas.
nución del uso de la pena de prisión.
9 Se queja Matthews (2005) al cuestionar el aumento de puniti-

vismo que no se diga nada por ejemplo del descenso del número
de personas que van a prisión por impago de multa que parece 10 Debe observarse que debido al tiempo que transcurre desde

ser que en Inglaterra ha bajado de 20.000, en 1980, a 4.000 per- que los artículos se publican la situación puede experimentar
sonas en 1990. Y afirma que para los académicos al igual que cambios. Notablemente en el caso de Holanda, veáse Downes-
para la prensa sólo las malas noticias son “buenas” noticias. Es van Swaaningen (2006).
curioso porque, si se permite una reflexión personal, en general 11 También Läppi-Seppälä (conferencia en el Master de Crimi-

siempre han sido los criminólogos críticos los mas “apocalípti- nología y Ejecución Penal, Barcelona, 10 de junio de 2005)
cos”, y en general eran los criminólogos liberales los que matiza- muestra una relación entre legitimidad, esto es, confianza en el
ban los aspectos que sí van bien. Actualmente parecen haberse sistema de partidos políticos de una sociedad y menor punitivis-
invertido los términos. mo, entendido como menores tasas de encarcelamiento.

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En cualquier caso finalmente es conveniente re- adecuadamente filtrándose a los políticos, los cua-
cordar, para no caer en el desanimo, que: les creen que la gente es más punitiva de lo que es.
(...) Gobernar siempre es un proyecto inacabado Por ello finalmente se habla de una “doble incom-
y en consecuencia sin que se sepa su forma final. prensión”, la de la opinión pública respecto del siste-
Hay buenas razones para que los análisis críticos ma penal y la de los políticos respecto de la opinión
no asuman que todos los desarrollos son pasos pública.
hacia el triunfo final del neoliberalismo. Muchos Los mismos resultados se obtienen en estudios
rasgos de la política gubernamental son producto europeos o de ámbito nacional reflejados en la
directo o indirecto de formas de resistencia, más Encuesta Internacional del Delito. Cuando se rea-
que reflejo impecable de su racionalidad política liza una pregunta concreta (¿qué condena impon-
(O’Malley, 2001:100). dría a una persona de 21 años condenado por
robo por segunda vez?) hasta un 65% de la pobla-
ción cree que es mejor aplicar una condena a tra-
IV. LA RESISTENCIA bajos en beneficio de la comunidad en vez de una
pena de prisión12.
En esta breve presentación de la obra de Garland También interesantes son los estudios realizados
(2001a) reseñaré a continuación algunos de los es- acerca de cuál es en opinión de la gente la causa de
tudios que quizás puedan servirnos para ofrecer re- los comportamientos delictivos. Así parece que a
sistencia al populismo punitivo. pesar de la insistencia norteamericana en la “respon-
Mi objetivo, y lo digo claramente, es intentar con- sabilidad individual” también en este país la mayor
vencer al legislador de que no está determinado por parte de la gente cree que las causas de los compor-
el populismo punitivo, esto es, que hay suficiente tamientos delictivos son “sociales” y que el fin más
base social para oponerse a éste. Que no debe con- importante que debe perseguirse con el castigo es la
fundir opinión pública con opinión publicada. Que el resocialización (Beckett-Western, 2000:22).
legislador crea opinión pública. Y finalmente que Finalmente, los últimos estudios que conozco13
el legislador y gobernante pueden rebajar el grado de por lo que respecta a la opinión pública y actitudes
punitivismo de una determinada sociedad en un hacia el castigo muestran cómo incluso en Estados
determinado periodo. A convencer de estas tres ide- Unidos, en concreto en California, desciende el apo-
as, que quizás sean también de utilidad para los jue- yo a las condenas de prisión, el apoyo a las conde-
ces, se dedican el resto de reflexiones. nas obligatorias a prisión (mandatory minimum sen-
La primera cuestión que ha surgido de nuevo con tence) y se favorece el fin de la rehabilitación, así
fuerza en el año 2000 han sido los estudios de “opi- como la mayor inversión en educación que en la pri-
nión pública y castigo”. Ello no es casualidad ya que sión14.
una de las características del populismo punitivo es En este sentido de la misma forma que se acos-
precisamente que el gobernante cree que la gente tumbra a defender la necesidad de que la opinión
exige “mano dura” y que en consecuencia hacer pública conozca el funcionamiento del sistema pe-
alarde de punición le comportará un mayor numero nal, para evitar el surgimiento y reafirmación de sen-
de votos. timientos punitivos, también es importante, a mi jui-
Son bastantes los estudios que existen al respec- cio, reiterar que el político debe conocer la opinión
to. Yo resumo los elaborados por Roberts-Stalans- pública, para convencer al legislador progresista
Indermaur-Hough (2003:21-34) con las encuestas que hay una base social que apoya las medidas pe-
de cinco países (Canadá, Estados Unidos, Inglate- nales alternativas a la prisión (Roberts-Stalans-
rra, Australia y Nueva Zelanda). En este libro se Indermaur-Hough 2003:160-185).
muestra que la gente tiende a creer que hay más El segundo tipo de estudios que me parece tam-
delito del existente, que éste es más grave de lo que bién conveniente reseñar son los que cuestionan la
es y que las penas que los tribunales imponen son presunta causalidad entre opinión pública y reac-
menos severas de lo que realmente son. Es decir, ción de los partidos políticos. Creo que el mejor libro
tienden a creer que la situación está más descontro- en esta materia es el de Beckett (1997:23) quien
lada de lo que está: más delito, siempre de carácter muestra con investigaciones empíricas como por
violento, y condenas benevolentes. ejemplo en Estados Unidos antes de que empezase
Hasta aquí las investigaciones concuerdan con la “guerra contra las drogas” sólo un 2% (!) de la po-
lo imaginable. Lo curioso en este estudio es que blación creía que ello fuera un problema. En conse-
cuando a la gente, en vez de una pregunta abs- cuencia, en opinión de esta autora la línea causal no
tracta por teléfono, se le explica el funcionamien-
to y los principios que guían el sistema penal, se
le proporciona un caso verídico, se le suministra 12 Medina, J.J. (Conferencia en la UAB, 20 de Abril, 2005)
13 Esta encuesta puede consultarse en www.soros.org\crime\
información del infractor, se le dan diversas opcio-
cji-poll
nes, y se le indica que debe juzgar el caso con- 14 Es importante no dar tampoco la impresión de que toda la

creto, en definitiva cuando se le indica que condene opinión pública es benevolente. Más bien lo que se intenta mati-
como si fuera juez, la condena que impone es zar es a) que la opinión pública no es un bloque monolítico puni-
tivo; b) que no hay un aumento del punitivismo en la opinión pú-
similar a la que impone el juez (Roberts-Stalans- blica; y c) que el surgimiento de una opinión pública más o
Indermaur-Hough 2003: 93-106). menos punitiva es una cuestión sometida, y susceptible de ser
sometida, a variaciones. Véase por ejemplo para captar un poco
Esta segunda parte de las investigaciones es la más la complejidad de los estudios acerca de la opinión pública
que en opinión de estos investigadores no estaría Maruna-King (2004).

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es opinión pública, medios de comunicación y reac- blema para concentrarse en una guerra (la de la
ción política, sino más bien los partidos políticos de- droga, por ejemplo), y no en otra (la de la pobre-
ciden “iluminar” un problema y ello tiende a concen- za o la de Irak), también la creencia que la opinión
trar la atención de los medios de comunicación y pública es receptiva, como advierte Beckett (1997),
finalmente a crear una opinión pública. a un mensaje punitivo en determinadas épocas
En opinión de Beckett (1997) la guerra al delito en puede ser cierta. En consecuencia procede estu-
Estados Unidos es una forma de “codificar” otras diar por qué existe esta distinta receptividad al
guerras haciéndolas aparecer como legítimas. Así la mensaje punitivo.
guerra al delito en Estados Unidos esconde el racis- Para ello, y éste es el último grupo de estudios
mo (no por ser negros son excluidos sino por delin- que me propongo resumir, creo que es de interés la
cuentes); el recorte del Estado social (no por ser literatura de psicología social, que tiene una larga
pobres son excluidos sino por delincuentes); la debi- tradición en responder a la pregunta de por qué la
lidad del Estado frente a poderes económicos (dure- gente somos punitivos.
za contra el delito de los pobres que coexiste con la Y la primera cuestión que hay que advertir rápi-
amplia corrupción y muertes ocasionadas por los damente es que ni ello es universal —no somos
intereses del “complejo industrial penal militar”); y igual de punitivos en todas las épocas sociales—,
quizás también la guerra al delito es conveniente por ni todos los grupos sociales son tampoco igual de
aparecer como una cuestión “despolitizada”, en el punitivos.
que los discursos de la derecha y la izquierda no Las investigaciones dedicadas al tema17 destacan
parecen diferenciarse o en el que los discursos de la los siguientes factores decisivos para entender el
izquierda alternativa no alcanzan a ser oídos (Bec- grado de punitividad de las personas. En primer lu-
kett-Western, 2000). gar se analizan los factores instrumentales, esto es,
Es también interesante observar cómo los políti- la gente sería punitiva en la medida en que tiene
cos no sólo deciden en qué problema concentrarse una mayor probabilidad y miedo a ser víctima del
sino que tienden ya a apuntar la solución. Así al delito.
construirlo como delito, en vez de cómo problema El resultado parece ser o que existe una correla-
social, la solución ya es un castigo, pero más aún al ción muy leve o que no hay correlación entre miedo
preguntar “cuánto tiempo”, la respuesta ya es pri- al delito y grado de punitividad18. Tampoco hay co-
sión y no algún otro tipo de sanción penal (Roberts- rrelación entre el hecho de haber sido víctima de un
Stalans-Indermaur-Hough, 2003:33). delito y ansias punitivas, contrariamente a lo que
En definitiva, el mensaje que se derivaría de este acostumbra a pensarse, pues, como recogen Ma-
tipo de análisis es que los políticos y los medios de runa-King (2004:93), quien no ha sido víctima pue-
comunicación no deben concentrar la atención me- de exagerar las consecuencias mientras que quien
diática en la cuestión penal, o si lo hacen, deben sí lo ha sido quizás se enfrenta a ello de forma más
compararla con el resto de males sociales para pre- pragmática.
sentar el delito en su contexto15, como un mal social En cualquier caso, concluyen los investigadores
que es. Un problema social que debemos intentar que en las ansias punitivas los factores instru-
remediar además como el resto de males sociales, mentales —miedo al delito o ser víctima de un
pero que lamentablemente no tiene remedio senci- delito— son los menos relevantes (Tyler-Boeck-
llo, y sin creer que la prisión o condenas más largas mann, 1997:255) y que la explicación debe bus-
es la fácil solución a toda su complejidad16. carse en el significado moral, simbólico, que
Este tipo de estudios que atribuyen una decisiva adquiere la realización de actos delictivos.
responsabilidad a los políticos y a los medios de co- El segundo grupo de elementos que pueden expli-
municación chocan en general con el escepticismo car la diferencia en sentimientos punitivos son qui-
de quienes creen que los medios de comunicación zás factores individuales (edad, género, clase so-
no pueden crear opinión pública “de la nada” y que cial, nivel educativo).
en consecuencia “algo hay” en la opinión pública De todos estos elementos el que presenta una
para que ésta sea proclive a escuchar los discursos mayor correlación es el nivel educativo; cuanto ma-
que reclaman por ejemplo más castigo para los de- yor es el nivel educativo de la persona más apoyo
lincuentes. concede a penas distintas de la prisión. A pesar de
Creo que sin desmentir la afirmación anterior, esto, tampoco este factor aparece como el más rele-
esto es que los políticos eligen destacar un pro- vante para explicar la variación en sentimientos pu-
nitivos (Maruna-King, 2004:98-99).
El tercer grupo de indicadores son las variables
15 Son reveladoras por ejemplo las estadísticas expuestas por expresivas, esto es, la actitud que se tiene respecto
Stangeland (2005), que al comparar el número de mujeres muer- a la familia y la diversidad cultural. En este caso la
tas a manos de su pareja concluye que por cada muerte a manos
de su pareja, cincuenta mujeres mueren en accidentes, la mayor creencia de que hay un desmoronamiento social se
parte de carretera, y ocho se suicidan. Ello no quita indudable-
mente relevancia a la muerte de mujeres a manos de su pareja
pero sí permite analizar la información en su contexto desprove- 17 Me baso en Tyler (1997) y Maruna-King (2004)
yéndola de los tintes alarmistas que dan origen a legislación ex- 18 Otro matiz es si hay correlación entre probabilidad de ser vic-
cepcionalmente punitiva. timizado y miedo al delito. Por lo que alcanzo a conocer de las in-
16
En opinión de Roberts-Stalans-Indermaur-Hough (2003:179) vestigaciones y literatura, la respuesta es negativa, lo cual expli-
debería aumentarse el coste electoral para el populista penal, caría por qué personas que no tienen una gran probabilidad de
y para ello es necesario tener información precisa de los hechos ser víctimas de un delito pueden tener más miedo y ser quizás
para poder denunciar la falsedad de las soluciones simplistas. por ello más punitivas.

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correlaciona intensamente con los sentimientos pu- mejor comprensión del funcionamiento del sistema
nitivos. Como afirman Tyler-Boeckmann (1997:256): penal sino una mayor satisfacción con el sistema de
Aquellos ciudadanos que creen que el consenso justicia penal; deben promoverse sanciones penales
moral y social que une a la sociedad se está rom- (léase trabajo en beneficio a la comunidad) que en-
piendo son los más defensores de las políticas pú- faticen los valores de reparación a la sociedad que
blicas punitivas. la gente apoya; y debe finalmente realzarse el valor
de que la gente cambia (léase resocialización).
La consecuencia de este resultado es por un lado,
como afirman ambos investigadores, que la posición
punitiva que uno adopte tiene más que ver con valo- BIBLIOGRAFIA
res sociales que con acontecimientos penales pun-
tuales; por otro lado, se entiende la centralidad de la Albrecht, H.J. (2001) “Post-Adjudication Dispositions in Compara-
tive Perspective” en Tonry, M.-Frase, R.S. (2001) (eds.) Senten-
educación, pues ésta es la que permite interpretar cing and Sanctions in Western Countries. Oxford, Oxford Uni-
los cambios sociales con mayor serenidad, no como versity Press.
Beckett, K. (1997) Making Crime Pay. New York, Oxford University
un peligro a la cohesión social y moral de la socie- Press.
dad; en definitiva no como algo amenazador que re- Beckett, K.-Western, B. (2000) “Crime Control, American Style:
quiere una respuesta firme al “enemigo’19. From Social Welfare to Social Control” en Green,P.-Ruther-
ford, A. (eds.) Criminal Policy in Transition. Oxford, Hart
Finalmente el último grupo de factores relevantes Publishing.
son las creencias y valores (core values) que po- Bottoms, A. (1995) “The Philosophy and Politics of Punishment
drían denominarse variables emotivas20. En este and Sentencing” en Clarkson,C.M.V.-Morgan, R. (eds.) The Po-
litics of Sentencing Reform. Oxford, Clarendon Press.
caso dos son las cuestiones que parecen más rele- Bottoms, A.-Wilson, A. (2004) “Attitudes to punishment in two
vantes: la primera hace referencia a qué causa atri- high-crime communities” en Bottoms, A.-Rex, S.-Robinson, G.
(eds.) Alternatives to Prison. Cullompton, Willan Publishing.
buye la gente la delincuencia, si a la voluntad indivi- Cid, J. (2005) “The penitentiary system in Spain” en Punishment
dual o bien a la situación; la segunda se refiere a la and Society. Vol 7: 147-166.
convicción que pueda tener la población acerca de Díez Ripolles, J.L. (2004) “El nuevo modelo de seguridad ciu-
dadana” en Jueces para la Democracia, número 49, marzo.
la posibilidad de reforma de las personas. Downes, D.-van Swaaningen, R. (2006) “The road to Dystopia?
En opinión de Maruna-King (2004:95,99) la creen- Changes in the Penal Climate of The Netherlands” en Tonry,
cia de que la gente cambia y puede reformarse, es, M.-Bijleveld, C. (eds.) Crime and Justice in The Netherlands.
Chicago, Chicago University Press (en prensa).
junto con los factores expresivos, la variable que Frase, R. (2001) “Comparative perspectives on sentencing policy
presenta una correlación más fuerte, independiente- and research” en Tonry, M.-Frase, R.S. (2001) (eds.) Senten-
cing and Sanctions in Western Countries. Oxford, Oxford Uni-
mente de los factores instrumentales e individuales, versity Press.
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(2001b) (ed.) “The meaning of mass imprisonment” en Special
a ser menos punitivos que aquellos convencidos de Issue on Mass Imprisonment in the USA de Punishment and
la condición inmutable de las personas. Society. Volume 3, number 1, London, Sage.
¿Puede extraerse alguna conclusión de estos es- González, C. (2004) “Notas a las reformas del código penal ope-
radas en virtud de las Leyes Orgánicas 7/2003, 11/2003 y
tudios? En mi opinión sí. En primer lugar que la pu- 15/2003” en Jornadas La reforma del Codi penal, la presó pro-
nitividad está asociada con la ansiedad y la ansie- visional i l’execució de les penes. Begur, CGPJ.-Centre d’estu-
dis juridics i formació especialitzada. Generalitat de Catalunya.
dad tiene también que ver con las condiciones Hope, T.-Sparks, R. (eds.) (2001) Crime, Risk and Insecurity. Lon-
sociales en las que a uno le ha tocado desarrollar su don, Routledge.
vida (Bottoms-Wilson, 2004). Un gobierno progre- Karstedt, S.-Bussmann, K. (eds.) (2000) Social Dynamics of Cri-
me and Control. New Theories for a World in Transition. Oxford,
sista que quiera disminuir el populismo punitivo Hart Publishing.
debe conseguir reducir las fuentes de ansiedad so- Lacey, N. (2003) “Principles, Politics and Criminal Justice” en Zed-
ciales y económicas a las que se enfrentan los gru- ner, L.-Ashworth, A. (eds.) The criminological Foundations of
Penal Policy. Oxford, University Press.
pos sociales que permanentemente están situados Lappi-Seppälä, T. (2001) “Sentencing and Punishment in Finland:
al borde de la exclusión. The decline of the repressive ideal” en Tonry, M.-Frase, R.S.
(2001) (eds.) Sentencing and Sanctions in Western Countries.
En segundo lugar, si como afirma Maruna-King Oxford, Oxford University Press.
(2004:103) la penalidad tiene mucho de emotivo Lewis, C. (2004) “Trends in crime, victimisation and punishment”
porque resuena con los valores más íntimos, ello en Bottoms,A.-Rex, S.-Robinson, G. (eds.) Alternatives to Pri-
son. Cullompton, Willan Publishing.
implica conseguir una justicia “afectiva” además de Maruna, S.-King, A. (2004) “Public Opinion and Community Pe-
“efectiva”. nalties” en Bottoms, A.-Rex, S.-Robinson, G. (eds.) Alternati-
En consecuencia, además de educar al público ves to Prison. Cullompton, Willan Publishing.
Matthews, R. (2005) “The myth of punitiveness” en Theoretical
deben prestarse atención a todas aquellas expe- Criminology. Vol. 9, nº 2.
riencias que permiten que la gente participe (léase Medina Ariza, J. (2005) “Politics of crime in Spain:1978-2004” en
Punishment and Society (en prensa).
justicia restauradora), pues esto no sólo permite una Melossi, D. (2000) “Translating Social Control: Reflections on the
Comparison of Italian and North-American Cultures Concer-
19 En este sentido Tyler-Boeckmann (1997:260) apuntan la ning Social Control, with a few Consequences for a ‘Critical Cri-
minology’” en Karstedt, S.-Bussmann, K. (eds.) Social Dyna-
idea de cómo el delito permite unir y mantener las fronteras de la mics of Crime and Control. New Theories for a World in
sociedad una vez ha desaparecido el enemigo externo después Transition. Oxford, Hart Publishing.
de la “guerra fría”. Nelkend, D. (2005) “When is a society non punitive? The Italian
20 En tanto los factores del tercer grupo son más susceptibles
case” en Pratt, J. y otros (eds.) The new punitiveness. Cullomp-
de ser influidos por la educación, las variables de este cuarto gru- ton, Willan Publishing.
po son las que Maruna-King (2004:106, nota 6) denominan dis- O’Malley, P. (2000) “Criminologies of Catastrophe? Understan-
posiciones “afectivas”, adquiridas en los tempranos procesos de ding Criminal Justice on the Edge of the New Millennium” en
socialización y por ello no susceptibles o de muy difícil variación The Australian and New Zealand Journal of Criminology. Vol.
por medio de la persuasión cognitiva. 33, nº 2.

21
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(2001) “Risk, crime and prudentialism revisited” en Stenson, Stenson, K.-Sullivan, R. (2001) (eds.) Crime, Risk and Justice.
K.-Sullivan, R. (eds.) Crime, Risk and Justice. Cullompton, Wi- Cullompton, Willan Publishing.
llan Publishing. Tonry, M. (2004) Thinking about Crime. Oxford University Press.
Pratt, J. y otros (eds.) (2005) The new punitiveness. Cullompton, Tyler, T.R.-Boeckmann, R.J. (1997) “Three Strikes and you’re out,
Willan Publishing. but why?. The psychology of Public Support for Punishing Rule
Roberts, J. V.-Stalans, L.J.- Indermaur, D.-Hough, M. (2003) Penal Breakers” en Law and Society. Vol. 31, nº 2.
Populism and Public Opinion. Oxford, Oxford University Press. Young, J (1999) The Exclusive Society. Sage, London.
Simon, J. (1997) “Governing Through crime” en Friedman, L.-Fis- Zedner, L. (2002) “Dangers and Dystopias in Penal Theory” en
her,G. (eds.) The Crime Conundrum. Westview Press. Oxford Journal of Legal Studies. Vol. 22, nº 1.
Stangeland, P. (2005) “Malos tratos y homicidios en la pareja: Una Zimring, F. E.-Hawkins, G. (1995) Incapacitation. New York, Ox-
perspectiva intercultural” en Revista de Derecho Penal y Crimi- ford University Press.
nología. 2ª época (en prensa).

22
04_CAPELLA_ZY7 27/3/06 16:42 Página 23

Barcellona visto desde Barcelona*


Juan Ramón CAPELLA

En los primeros años de la década de 1970 quien ventas indicaban que los estudiantes no eran los
escribe estas líneas estaba comprometido en la in- únicos lectores, sino que se había introducido con
vención de una disciplina académica que pudiera fuerza en el mundo de los operadores jurídicos. El
sustituir a la enseñanza del «Derecho Natural», la libro no solamente interesó vivamente a los estu-
disciplina ideológica impuesta por el franquismo en diantes, que inmediatamente lo hicieron suyo, sino
las Facultades de Derecho españolas. El momento que pedían más lecturas en la misma dirección.
era propicio: en los cursos anteriores, el movimiento Por supuesto, sabía dónde encontrar más. No en
estudiantil había sometido a una dura crítica los as- vano las revistas del PCI, Critica marxista y Rinasci-
pectos más retrógrados de los planes de estudios ta, eran un referente constante para la entonces viva
de derecho; mi panfleto Sobre la extinción del dere- izquierda social española. Y había más textos dispo-
cho y la supresión de los juristas (1970) había sido nibles de Pietro Barcellona, pero al tratar la editorial
el referente de las propuestas de reforma. En 1972 Fontanella de hacerse con los derechos de publica-
las autoridades que crearon la nueva Universidad ción vimos que otros se nos habían adelantado.
Autónoma de Barcelona —instalada en un erial ale- Pues los profesores universitarios no éramos los
jado de las concentraciones urbanas, todo hay que únicos en buscar el cambio jurídico democrático:
decirlo— estaban dispuestas a dejar vía libre a las también los magistrados, fiscales y personal de la
propuestas innovadoras. administración judicial agrupados en la asociación
Así, el «Derecho Natural», del primer curso de la clandestina Justicia democrática hacían su trabajo.
licenciatura en Derecho, fue sustituido allí por una Fueron ellos quienes impulsaron la traducción de
aparentemente neutra «Introducción al derecho». Y otras obras, como L’educazione del giurista, ya en
había que materializar el experimento. Como es na- 1977, que inmediatamente quedaron incorporadas
tural, mi objetivo era programar una disciplina que a nuestros repertorios bibliográficos de la UAB.
hiciera visibles los aspectos reaccionarios del dere- Creo que estos títulos han sido una de las mayo-
cho existente y de su estudio y que contribuyera a la res aportaciones foráneas a la constitución de una
formación de juristas demócratas en el sentido pro- consciencia jurídica democrática en España en
fundo de la palabra. Una disciplina cuya programa- aquellos momentos críticos del final del franquismo.
ción modifiqué de curso en curso, procediendo por Se trata de textos muy sencillos. Sin embargo la
ensayo y error. perspectiva desde la que fueron escritos es real-
Resultaba muy difícil encontrar materiales de estu- mente compleja y elaborada, lo que da razón del
dio adecuados para este proyecto cuyo éxito depen- éxito que tuvieron entre nosotros.
día, en realidad, de que redundara en una buena for- En circunstancias normales hubiera intentado po-
mación de los estudiantes. Los clásicos (Kelsen, por nerme en contacto personal con Pietro Barcellona
ejemplo) eran demasiado complejos para gentes mucho antes de la aparición de Stato e I giuristi; sin
carentes de formación jurídica. Y resultaba inutiliza- embargo la privación de pasaporte —situación co-
ble incluso lo mejor de la tradición jurídica socialista: mún entre personas conocidamente críticas del sis-
la censura franquista me había prohibido la traduc- tema franquista— ya había frustrado anteriores in-
ción de la obra de Pashukanis, y Stuchka, que había tentos de viaje para atender invitaciones de U.
sido autorizado, me parecía en el fondo un kelsenia- Cerroni. De modo que sólo desde lejos y post fes-
no. De Italia llegaban las voces de Della Volpe y sobre tum pude seguir, como tantas otras personas en la
todo de U. Cerroni (Marx e il diritto moderno), pero misma situación que yo, el encuentro promovido en
sus textos no eran útiles en primer curso, donde Catania por Pietro Barcellona sobre el uso alternati-
había que introducir al estudio del derecho. De modo vo del derecho.
que mis recomendaciones bibliográficas a los estu- Creo que la importancia de este encuentro en Ita-
diantes eran demasiado dispersas y fragmentarias: lia es comúnmente apreciada. Sólo puedo decir que
algunos artículos, algunos capítulos de libro... probablemente los juristas italianos ignoran la im-
En esta situación se publicó en Italia Stato e giu- portante repercusión que tuvieron fuera de su país
risti, de P. Barcellona y G. Cotturri1. Era un mate- los dos volúmenes de actas de este encuentro2. Por
rial magnífico. Tal vez el mejor material jurídico mi parte opinaré que P. Barcellona actuó en este
legible por estudiantes de primer curso, escrito congreso con una inteligencia político-jurídica de
desde una perspectiva de izquierdas. Sin vacilar me amplias miras, pues los participantes en el encuen-
puse a la vez a traducirlo y a impulsar las gestio- tro personificaban corrientes de pensamiento jurídi-
nes para que la pequeña editorial Fontanella, de co previsiblemente divergentes en un futuro inme-
orientación católica de izquierda, se encargara de diato (como así ha sido, en realidad), pero que en
la publicación. El libro estuvo a la venta en un aquel momento podían constituirse en una impor-
tiempo récord. Y con él llegó el éxito. Las cifras de tante voz coral para intervenir sobre los problemas
terribles de la justicia en Italia en aquellos años.
* Texto destinado al libro homenaje a P. Barcellona con motivo
de su jubilación.
1 De Donato, Bari, 1974 2 L’uso alternativo del diritto, Laterza, Bari, 1973.

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Los volúmenes de L’uso alternativo del diritto fue- de Filosofía del Derecho de la Universidad de Bar-
ron materiales de referencia para toda la izquierda celona, ni las numerosas actividades en Italia en
jurídica española durante mucho tiempo. La natura- que han participado miembros del equipo barcelo-
leza de los textos, muy centrados en Italia en buena nés. P. Barcellona ha aconsejado a varios miembros
medida, impidió una traducción completa de aque- del grupo (H. Silvera, A. Giménez Merino, Antonio
llos volúmenes; sin embargo permitió a los juristas Madrid) en la realización de sus tesis doctorales, rá-
españoles entrar en contacto con los referentes ita- pidamente convertidas en libros. Ha sido el invitado
lianos en sus propias zonas de especialización. sugerido por los estudiantes cuando nos hemos
La idea misma de un uso alternativo del derecho ha propuesto una actividad conjunta con éstos, pues
sido siempre una idea política. Y por consiguiente el hay que decir que su magia personal, en las confe-
éxito o fracaso político del uso alternativo del dere- rencias y coloquios dados entre nosotros, le han va-
cho depende de las relaciones de fuerza dentro de lido una fama y un prestigio particulares añadidos a
los campos profesionales en que se inserte —sean los originados en la lectura de sus obras. Al partici-
las magistraturas de diferentes tipos, la enseñanza, par en nuestros Seminarios ha impulsado también
etc.—. Una percepción negativa de la tendencia el trabajo de algunos de los animadores de las ini-
general en el personal jurídico me induce a ver con- ciativas latinoamericanas de derecho alternativo
tradictoriamente los intentos bienintencionados de que igualmente participan en ellos. Y algunos filóso-
muchos grupos de juristas latinoamericanos por fos del grupo barcelonés hemos podido colaborar
fomentar en sus países movimientos de derecho en diversas iniciativas de discusión colectiva organi-
alternativo. Pero he de reseñar que en Brasil, Argen- zadas por Barcellona: en Catania, en Erice, en
tina, México y Colombia, que yo sepa, existen grupos Roma… Siempre atraídos por su entusiasta capaci-
de juristas alternativos inspirados todavía hoy por el dad de convocatoria. El grupo de Barcelona tradujo
encuentro de Catania. colectivamente la importante obra Il ritorno del lega-
La vida es compleja; habrían de pasar unos quin- me sociale, con varias ediciones en editorial Trotta,
ce años —durante algunos de ellos P. Barcellona la cual ha publicado además El individualismo pro-
tuvo importantes actividades políticas e instituciona- pietario; otras traducciones de sus obras recientes
les— antes de que su producción teorética volviera están en curso de materialización. Esta colabora-
a situarse en el centro de mi atención. En una situa- ción de la universidad barcelonesa no cesa, sino
ción muy distinta: ahora, en la vieja Universidad de que se amplía, al participar en el proyecto europeo
Barcelona, y a finales de los años ochenta, había impulsado por Pietro Barcellona de interactuación
conseguido reunir un interesante equipo de jóvenes mediterránea.
profesores de filosofía del derecho, agrupados insti- La producción intelectual de Pietro Barcellona
tucionalmente en una sección departamental uni- desde los años ochenta y noventa del siglo XX es
versitaria. Algunos de ellos y yo mismo éramos a la realmente impresionante. En su conjunto compone
vez redactores de la revista Mientras tanto, creada una auténtica filosofía de la crisis social, de la gran
por Manuel Sacristán (1925-1985), el más importan- tranformación vivida. Su característica más destaca-
te filósofo español de la segunda mitad del siglo XX. ble es la lucidez y la precocidad al comprender fenó-
Seguíamos la publicación de Democracia e diritto, menos que la comunidad académica sólo suele
la revista dirigida por Barcellona, y a través de ella la abordar post festum.
actividad del Centro per la Riforma dello Stato. Lo No deseo prolongar estas páginas; quiero, simple-
cierto es que, por otra parte, dada la modestia de mente, recordar dos imágenes de Pietro Barcellona
nuestras actividades y la juventud del propio grupo, que suelen acudir a mi mente cuando pienso en él:
la idea de entrar en contacto con el Centro y con una, exponiendo en nuestro Seminario de Barcelo-
P. Barcellona nos inspiraba bastante respeto: de mo- na un proyecto de trabajo suyo en curso, y escu-
mento, poco teníamos que ofrecer. Una visita de chando con el mayor interés las críticas que podían
E. Resta a nuestra universidad facilitó las cosas y serle formuladas desde epistemologías distintas de
decidimos intentar establecer un contacto directo. la suya. Pues entre nosotros ha habido un debate
Este se produjo en el Centro per la Riforma dello continuado y cálido, como cálido es nuestro senti-
Stato que entonces dirigía Barcellona. Tanto él como miento de amistad. Otra imagen distinta: Pietro Bar-
P. Ingrao y otras personas, como G. Coturri, nos aco- cellona rodeado de sus pinturas, creador de una ico-
gieron con cordialidad. El Centro se convirtió durante nología personal que retrata la mutación del mundo
años en el lugar de referencia de los profesores de relacional contemporáneo y que hay que ver, en mi
filosofía del derecho y filosofía política de la Universi- opinión, como si se tratase de un retablo, esto es,
dad de Barcelona en nuestras visitas a Italia, pues viendo a la vez numerosas pinturas juntas y en la re-
encontrábamos allí una empatía espontánea con lación que se establece entre ellas.
nuestras preocupaciones teoréticas y políticas. Creo que los filósofos del derecho de la Universi-
Por supuesto, me es imposible recordar las veces dad de Barcelona, y yo particularmente, hemos sido
que desde entonces Pietro Barcellona y sus colabo- muy afortunados con el regalo de la amistad y del
radores han visitado también nuestro Departamento estímulo intelectual de esta personalidad densa.

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Pietro Barcellona, de un sur a otro*


Mariano MARESCA

En seguida cuento cómo conocí a Pietro Barcello- y estaba conmigo uno de los primeros amigos que
na. Antes, quiero describir la que para mí es la pri- tuve en Roma, Aldo Garzia, periodista entonces de
mera imagen en la que Pietro aparece ya como un “Il Manifesto”. Fue él quien tuvo la iniciativa de pre-
amigo con el que discuto apasionadamente de prác- sentarme a Pietro, a la vista del interés que yo había
ticamente todo y con el que, muy desde el principio, mostrado por el libro. Allí mismo tuvimos una breve
sentí que podía hablar con una franqueza tranquili- conversación que acabó con una cita para la tarde
zadora. siguiente en el Santa Chiara.
Esa primera imagen corresponde a la primavera Y en esa conversación pude comprobar que mi
de 1989. El sol de la tarde señala las sombras del primera impresión tras leer L’individualismo pro-
seto en el jardín que hay tras el ventanal del despa- pietario era más importante de lo que yo creía.
cho de la casa de Barcellona en las afueras de Ca- En España, Pietro era conocido como el editor de
tania. Pietro ha salido para preparar más café; quie- los dos volúmenes de L’uso alternativo del diritto,
re que sigamos conversando más tiempo, hasta la que había llegado a unos pocos Departamentos de
cena al menos, porque ciertamente esa tarde las Filosofía del Derecho, como el de la Universidad
ideas fluyen. Miro hacia fuera: un gato —luego he de Granada. Ese mismo Departamento organizó en
sabido que era una gata, la gata Circe— cruza el febrero de 1977 un seminario sobre el tema que
jardín despacio, se detiene a la altura del ventanal, tuvo un efecto casi de escándalo en los medios uni-
mira al interior y sigue su camino. Pietro vuelve. En versitarios y de los profesionales del derecho y
la habitación hay ahora una calma distinta: la luz es que fue publicado en una editorial ya desapareci-
más débil y yo voy dejándome ganar por la impre- da, Fernando Torres Editor, en 1977. El hito siguien-
sión de que la oscuridad que empieza a tomar cuer- te es I soggetti e le norme, que continúa ofre-
po fuera está habitada por criaturas con las que Pie- ciendo de Pietro Barcellona el perfil de un jurista
tro tiene una familiaridad telúrica; y todo eso me en mi opinión modélico, porque abordaba los pro-
hace pensar que estoy empezando a conocer al blemas jurídicos con una profundidad de la que
mismo tiempo a Pietro y a Sicilia. La conversación nadie podía legítimamente desentenderse: com-
dura, en efecto, hasta la cena, con alguna interrup- prometía al lector con una manera de mirar el
ción familiar, pero ha cambiado algo en el tono (se mundo del derecho, le hacía ver que había algo
percibe bien en la grabación) y en el asunto: y es más que voluntad política en sus análisis, por
cuando entiendo que Pietro Barcellona, que está ejemplo, del derecho subjetivo. Pero lo que encon-
sentado al otro lado de la mesa rodeado de libros tré en L’individualismo propietario era otra cosa.
que forman colecciones dirigidas por él sobre asun- En ese libro hay un distanciamiento de Pietro Bar-
tos sociales, jurídicos y económicos, es un filósofo cellona respecto de sí mismo que no significa ni rec-
que se está reencontrando felizmente con esa voca- tificación ni modificación, sino explicitación de pro-
ción primera. En la cena terminé de conocer a la fa- blemas que parecían estar resueltos en el trabajo
milia de Pietro. del jurista y que ahora se ponen de nuevo sobre la
A Pietro lo conocí dos años antes. Lo que sabía de mesa para ser abordados desde una óptica menos
él era lo más conocido de su imagen pública: el or- funcional, es decir, filosófica. L’individualismo… es
ganizador del congreso de Catania sobre el uso al- un libro de filosofía y de filosofía política que se ocu-
ternativo del derecho, parlamentario, de la dirección pa de lo que los juristas se niegan a pensar y de lo
del PCI, miembro del Consiglio Superiore della Ma- que los moralistas prefieren ignorar. Ningún jurista
gistratura, un hombre muy activo, casi un “hombre instalado en su trabajo puede leer con agrado las
de acción”. En el otoño de 1987 yo vivía en Roma, páginas que Barcellona dedica al juego de espejos
en casa de Renata Rizzo, que trabajaba en el CRS y de formalismo y decisionismo, y ningún moralista
me proveía de información sobre las mil convocato- aceptará fácilmente el juego de espejos de teoría
rias de actos que había cada día en la ciudad. Un sistémica y nihilismo débil que propone como expli-
día de noviembre me dio una invitación para la pre- cación de la coartada de la mala conciencia de
sentación del último libro de Pietro, L’individualismo nuestro tiempo. Todo esto suponía, así lo veía yo en-
propietario, en una sala próxima a Largo Argentina. tonces, abrir un campo inesperado e infinitamente
Hablaron Pietro Ingrao, Máximo Cacciari, Nicolò Li- más rico a la reflexión de los juristas sobre su propio
pari y finalmente el propio Barcellona. Conservo los trabajo y reclamar un enfrentamiento con la filosofía
apuntes que tomé. Ya había leído el libro. Todavía que no podía terminar en una Teoría General o una
hoy creo que Cacciari lo definió bien cuando dijo Metodología más. La novedad más importante (y
que lo más llamativo de aquella obra era el peso ex- más atractiva para mí, prácticamente insensible a
traordinario de la conciencia de las contradicciones, los encantos de la dogmática) era esta llamada tan
o de la contradicción tout court. Había mucha gente diáfana a volver a medirnos con la filosofía. La obra
posterior de Pietro no ha hecho sino confirmar esa
* Texto destinado al libro homenaje a P. Barcellona con motivo línea de trabajo, pero en 1987 a mí me produjo una
de su jubilación. impresión imborrable de la que aún me siento deu-
dor.

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Y en el contexto de esa conversación fue como acompañaba a Castoriadis y yo. Después de cenar
Pietro Barcellona dio un paso decisivo en nuestra fuimos a Piazza Navona (no conozco a ningún espa-
amistad. Yo le había explicado el eco que habían te- ñol que frecuente Italia y que no sienta una predilec-
nido en mí determinados pasajes del libro; cuando ción casi maniática por ese lugar), ¡a tomar un hela-
terminó de escucharme, me dijo que si el libro me do! Castoriadis, coronado con su gorro de piel a la
había provocado una lectura de ese tipo era porque rusa, entonó un aria de ópera que resonó en la noche
yo estaba pensando ya de alguna manera embrio- como una proclama de felicidad, la misma felicidad
naria e inconsciente en los problemas que él había que yo veía en los ojos de mi amigo siciliano.
planteado. Esa respuesta suya era el paso a una in- Nos hemos visto muchas veces, pero nunca pare-
terpelación personal que, sin embargo, formaba par- cen las suficientes. La última vez fue en Siracusa, y
te de la misma filosofía que Pietro no ha dejado de en aquella ocasión coincidieron dos cosas que creo
reclamar: una filosofía vivida apasionadamente, en que completan esta imagen que yo tengo del mundo
un diálogo que no sea una ficción cortesana entre de Pietro Barcellona. En una galería de Ortigia, Pie-
personajes de opereta, sino un riesgo que debe tro inaugura una exposición de pintura; había visto
asumirse con todas sus consecuencias. La conver- cuadros suyos de muchos años antes en el salón de
sación que estábamos grabando el día que vi a Cir- su casa, pero ahora se trataba de algo completa-
ce fue luego el epílogo a la traducción española del mente distinto. Al día siguiente, en el Teatro de Sira-
libro (la versión italiana apareció como apéndice a cusa, veo Prometeo encadenado. La pintura y la tra-
L’individuo sociale). En ella se recoge, creo que con gedia, esas son las dos cosas que faltaban.
bastante fidelidad, el clima y las preocupaciones Lo trágico es un límite, y Pietro Barcellona ama los
que entonces ocupaban el tiempo de cada conver- límites, no puede evitar acercarse hasta ellos para
sación. explorar más aún, más allá. En ese aspecto, coincide
Para completar un perfil que el tiempo ha ido con el sentido que para Barcellona tiene la filosofía.
llenando de matices me falta aún un elemento Filosofía y tragedia coinciden en el planteamiento de
esencial del apasionado mundo intelectual de Bar- preguntas urgentes que sólo tienen sentido, paradó-
cellona: el psicoanálisis. En la cultura española de jicamente, en la profundidad del tiempo, en la dimen-
los años sesenta y setenta hubo un sector (no tan sión más arcaica de nuestra propia condición. Cada
minoritario) que tuvo la suerte de hacerse con una vez habla más de la tragedia.Y eso se comprueba en
formación crítica muy poco sectaria; para decirlo lo que pinta ahora: escenas de una frialdad que no
rápidamente, yo pude leer al mismo tiempo, y sin puede dejar indiferente porque, al contrario, obliga a
enfrentarlos en ningún sentido, a Marx, a Nietzs- buscar la razón de que esos personajes que nunca
che y a Freud. Y puede ser esa la razón de que no se miran resulten tan inhumanos y tan familiares a
me resultara ni una novedad ni una rareza la apa- nosotros mismos. La razón de ello reside en algo tan
rición cada vez más frecuente en nuestras con- elemental como que Pietro los sitúa sobre el espacio
versaciones de la perspectiva psicoanalítica. Fue del lienzo pero privándolos de toda dimensión tem-
Pietro quien me insistió en que leyera a Castoria- poral. Encuentro una continuidad muy clara entre
dis —difundido también en España, pero frag- esta pintura tan privada de la pasión más elemental
mentariamente— de manera sistemática. Y hay un (son cuadros que parecen autopsias, disecciones) y
momento especialmente feliz en el que los pen- el timbre que tiene su voz hoy por hoy.
samientos y las personas se unen en un recuer- Sí, ahora Pietro Barcellona es, por fin, una voz.
do que ata todas estas cosas Una voz humana al teléfono que pregunta, cuenta.
En los primeros días de febrero de 1994, Pietro El tiempo me ha hecho entender que eso es lo me-
Barcellona consigue la proeza de organizar en Roma jor que me ha dado y me da el amigo. Nos conoce-
un encuentro extraordinario bajo el título de La stra- mos bien en nuestra distancia: no tenía que resultar
tegia democratica nella società che cambia. En reali- tan difícil, hablándonos de un sur a otro. Hemos vivi-
dad, esa es una de sus pasiones irresistibles y que do cosas irrepetibles: una navidad vi cómo Pietro y
más gratitud merece: reunir gente, pensar juntos. En Mariapina, su mujer, montaban el nacimiento en
Roma estaba Castoriadis, que tuvo una intervención casa; y hemos guardado silencio en la casa de la
memorable en el aula de Montecitorio donde se cele- playa mirando al Etna.
braba aquel encuentro. El recuerdo a que aludía Nos vamos a ver pronto, esta vez en España. Pero
incluye a Pietro, Castoriadis, Juan Ramón Capella, seguro que antes volvemos a hablar. Y también lue-
José Antonio Estévez, una bella desconocida que go. Siempre.

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La vinculación del juez a un ámbito geográfico


y la conciliación de su vida familiar y profesional*
Angels VIVAS

1. CONSIDERACIONES GENERALES dieron hacerlo a partir del año 19661 y sólo se hizo
efectivo en 1975, y todavía no se producían matri-
Cuando hoy hablamos de vinculación del juez a monios entre personas de la misma profesión.
un ámbito geográfico, necesariamente introducimos La concepción social del “juez” como alto funciona-
elementos que van más allá de la situación física, y rio del estado, más en la dignidad y consideración
del hecho de estar desempeñando el trabajo en un que en el sueldo, por otra parte durante muchos años
lugar determinado; estamos hablando de perma- mísero, hacía de la judicatura, entonces exclusiva-
nencia, de posibilidad de planificación, de cumplir mente integrada por varones, una profesión de ran-
expectativas y aspiraciones y de conciliar la vida la- go, con pocos recursos y en la que iba desde luego
boral y familiar, no sólo de quienes tienen hijos pe- incluida la peregrinación desde los juzgados de
queños sino de quienes tengan a su cargo personas entrada a los de ascenso y término, la llegada a
dependientes. magistrado en mixto de capital más o menos impor-
La mudanza o variación de estos significados está tante con la misma carrera (entrada ascenso y térmi-
relacionada con el tiempo que nos toca vivir, en el no) y luego a las Audiencias. El traslado iba acom-
cual, en periodos muy cortos, se han producido mu- pañado de indemnización, cuando era forzoso, y
chos cambios. Dos son los que yo destacaría: generalmente de vivienda para el Juez.
1º) en primer lugar los cambios vertiginosos a En los años 1950, 1960 y 1970, la media de edad
nivel de comunicaciones, cada vez más sencillas y de los hombres era de 45 años en la categoría de
realizables en menor tiempo, y magistrado y destino en capital de provincia, o ciu-
2º) en segundo lugar el ingreso masivo de muje- dades de más de 50.000 habitantes, personas que
res en la carrera judicial. habían aprobado en edades de entre 25 y 27 años
Sin duda estos dos parámetros han jugado y jue- como media. Llegaban a las Audiencias al final de
gan un papel muy importante. Su realidad ha provo- sus carreras. Hace 20 años, en los 80, se llegaba a
cado modificaciones legislativas y una determinada las Audiencias con 30 o menos años en personas
política judicial que ha tenido influencia en el desa- que habían aprobado con 23 o 24 años. Hoy todo es
rrollo de la carrera de cualquier juez. posible: jueces en expectativa de destino haciendo
Hace veinte, veinticinco o treinta años a nadie refuerzos en juzgados, jueces que desde el primer
que aprobara la oposición (antes una sola oposi- destino en juzgado mixto pasan a la Audiencia Pro-
ción porque la carrera era única jueces-fiscales) se vincial en comisión de servicio para liberar plazas a
le hacía un problema la atadura al “territorio” y los que están en la Escuela Judicial, jueces que pa-
desde luego escasa influencia tenia el hecho de la san de la Escuela a cubrir sustituciones largas en
vinculación geográfica, obligatoria por otra parte, plazas de magistrados, incluso en juzgados no mix-
con su situación familiar. Es decir el parámetro tos, de diferentes órdenes jurisdiccionales. En suma
familia no contaba. También porque era distinto, la no sólo han cambiado las perspectivas sino también
gente aprobaba bastante joven, mucho más que las posibilidades, los tempos y ritmos, las necesida-
ahora, y los primeros destinos eran muy estables. des y las reivindicaciones.
Sólo había hombres en la carrera que por la diná-
mica social, y la consideración a la profesión esta-
ba claro y se presuponía que, caso de haber fami- 2. FACTORES INFLUYENTES EN EL CAMBIO
lia, familia nuclear, seguía a “la cabeza”, que era DE CONCEPCION DE LA VINCULACION
el juez varón. DEL JUEZ AL AMBITO GEOGRAFICO
A nadie se le ponía delante el pensamiento de re-
nuncia a un ascenso (entonces no se podía); se par- Señalo algunos de los factores de influencia en el
tía de la base de que el “íter” geográfico que supo- cambio que se ha producido en relación a la vincu-
nía el cambio de destino sobre todo en los años lación geográfica:
iniciales, que podían ser 10 o 12, era parte de la for- 1º) Se cambia lo que antes era un aprendizaje,
mación, y movía a la familia como caracol con la escaso volumen de trabajo, tiempo de asentamiento,
casa a cuestas, familia que tantas veces se formaba estudio pausado de los asuntos, pues los juzgados
en ese primer destino, o en los siguientes. ¡Cuántos iniciales (llamados de entrada) eran de “entrada”
compañeros tienen hijos nacidos en diferentes co- escasa, por el hecho actual de destinos sobrecarga-
munidades autónomas! dos, o con gran atraso, o ambas cosas a la vez, cuya
Claro que entonces los jueces eran todos varo-
nes, las mujeres accedieron bastante tarde, sólo pu-
1 Ley 96/66 de 28 de diciembre BOE 29-12-96 nº 311, derogó

el articulo 3.2 apartado c) de la ley de 22-7-61, Ley 56/61 “Mujer


derechos políticos y profesionales y del trabajo” (boletín Gaceta
* Presentación en las Jornadas de Jueces para la Democracia de 24-7-61 nº 175, referenciando ‘Mujer’ accesos a los cargos de
en Denia. Noviembre de 2005. magistrado, juez y fiscal”.

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historia suele ser la de juzgados con periodos de tocongelación” del artículo 311 de la LOPJ. Para el
inestabilidad por múltiples cambios de titular o por la cambio de categoría de juez a magistrado se preci-
estancia de suplentes, muchas veces sin cobertura san al menos tres años la categoría de juez, y se
en la secretaría, con funcionarios interinos, o con pla- puede adquirir la categoría de magistrado con me-
zas por cubrir. A ello se ha sumado el trabajo a módu- nos tiempo mediante la especialización, a la que se
los y la posibilidad de residir en otro sitio distinto a puede optar con dos años de antigüedad.
donde está ubicado el juzgado. 3º) Las reformas legislativas, en particular la
Ahora hay una Escuela Judicial que pretende LOPJ de 1985 y 2003, la Ley de Planta y Demar-
cumplir la función de enseñar “el oficio de juez”, con cación de 1988, las jubilaciones forzosas a los 654
incidencia en el puesto que se ocupa en el escala- años que se produjeron en el año 1985 y la desa-
fón2, digamos que propiciando el acercamiento, co- parición de la Justicia Municipal, la posterior recon-
nocimiento y vinculación social, que antes el juez te- versión de la Comarcal a los llamados, luego, Juz-
nía que aprender y ejercitar en los destinos, sobre gados de Distrito, y la integración de los de Distrito
todo cuando los periodos de permanencia en la Es- convirtiéndolos en juzgados de primera instancia
cuela eran muy breves. La concepción de la Escue- e instrucción, y en juzgados de primera instancia
la Judicial entonces era fundamentalmente de su- o instrucción en algunas capitales de provincia
cinto repaso de contenidos teóricos, y de tiempo de donde la jurisdicción estaba separada, provocó
descompresión para los alumnos antes de tomar la consolidación de categoría de algunos jueces
posesión, no tenia influencia en el puesto escala- a la de magistrados5.
fonal. Para algunos antiguos jueces comarcales, que
2º) Actualmente se establece un plazo mínimo de servían en juzgados de distrito, supuso el traslado
permanencia o congelación. Antes, el plazo de per- forzoso a juzgados de primera instancia e instruc-
manencia en un mismo juzgado, si el destino era for- ción; muchas veces eran jueces de edad, al final de
zoso, no existía, se podía solicitar el traslado, al día la carrera, que no pudieron renunciar al ascenso.
siguiente de haber tomado posesión de la plaza. Si Esta reorganización produjo una verdadera debacle,
se trataba de destino voluntario, la permanencia exi- y se generaron muchas vacantes por jubilación.
gida era de tres años y siempre en juzgado uniper- 4º) La entrada masiva de opositores, y cierto por-
sonal mixto. centaje de opositoras, pues se convocaron en 1982,
Cuando en 1967 desapareció la “carrera adminis- 1983 y 1984 varias oposiciones, algunas de más de
trativa”3 con la categoría de juez, podía permanecer- 100 plazas, y los ascensos muy rápidos porque ha-
se más de diez años. bía muchas vacantes6 propiciaron una gran movili-
Había pocos concursos, en realidad ni se llama- dad. En esa época trabajábamos con una o dos pró-
ban así eran “combinaciones” (años 50-60); pues los rrogas de jurisdicción y en algunos territorios con
jueces mandaban instancias solicitando los destinos frecuentes suspensiones de los periodos vacacio-
con lo cual se evitaba la existencia de vacantes, que nales. El ascenso forzoso se producía con un año o
se iban cubriendo de forma simultánea o sucesiva año y pocos meses.
cuando se generaban las plazas, coincidentes con 5º) La feminización de la judicatura, que ha cau-
salida de alumnos de la Escuela, con jubilaciones, o sado verdadera revolución, pues ha puesto en mar-
por el cambio de destino de otros jueces o magistra- cha reivindicaciones impensables, hace pocos años,
dos en las diferentes categorías. desde el punto de vista estatutario y diría que ello ha
El ascenso de categoría de juez a magistrado se impulsado la búsqueda de soluciones y la incor-
producía no por el trascurso del tiempo, sino por poración por el Consejo de propuestas asociativas
las vacantes. En 1966 muchos jueces llegaban a que implican que han de regularse situaciones nue-
estar 10 y 14 años en el mismo destino. El plazo vas, que es obligado considerar desde la óptica de
medio de ascenso a magistrado era de 12 años, género. La incorporación de medidas de conci-
pasando entonces a ejercer en capital de provin- liación es bastante reciente. Se hace por obligación
cia, o en ciudades importantes. Con un limite de legal y se han llegado a incorporar, digamos así,
ejercicio de diez años si había menos de 50.000 normas que están en la ley 39/99 a la LOPJ (exce-
habitantes. dencia por cuidado de hijos, permisos, etc.); pero no
Existía también la posibilidad desde la categoría están desarrolladas en su integridad y el Reglamen-
de juez con seis años de antigüedad de ingresar to actual 1/95 de 7 de junio no está adaptado a la ci-
como magistrado de trabajo, con lo cual se pasaba tada ley. El artículo 373 de la LOPJ prevé la aplica-
a depender del Ministerio de Trabajo y además se ción del régimen común a todos los funcionarios, ley
adquiría directamente la categoría de magistrado, 30/84, de 2 de agosto de medidas para la reforma
pasando en ese caso a trabajar en capitales. Eso de la función pública, modificada en sus artículos 29
empezó a cambiar con los aumentos de la planta y y 30 por la citada ley 39/99 de 5 de noviembre para
la necesidad de jueces. la conciliación de la vida familiar y laboral7. El Re-
Hoy se puede renunciar al ascenso por tres veces glamento, en definitiva, contraviene la ley al restrin-
y cada renuncia es por dos años. Es la llamada “au-
4 Ver Anexo II, cuadro sobre legislación de jubilación.
5 Los que estaban trabajando en juzgados de distrito de capital.
2 La escuela puntúa y representa el 50% de la nota que hace 6 Se eliminó el requisito de permanencia, para el ascenso, de
media con la obtenida en la oposición para determinar la puntua- forma transitoria.
ción definitiva. 7Rivas Pilar, Ponencia “La igualdad por razón de sexo en la ju-
3 De juez de entrada de ascenso o de término. dicatura en España” Seminario Roma diciembre 2004.

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gir derechos que no están equiparados, entre ellos, sobre todo en los órganos colegiados. Hoy en día
la lactancia, el descuento o paréntesis para promo- hay mucha mayor permisibilidad para establecer la
ción del tiempo de excedencias, jornada a tiempo residencia a una distancia razonable, con autoriza-
parcial y otras. ción de la Sala de Gobierno correspondiente de
Aunque se han planteado siempre las reivindica- conformidad con el artículo 229 del Reglamento
ciones y las medidas por supuesto para todos, man- 1/95 de la carrera judicial si se acredita que la resi-
teniendo una óptica de género puesto que la conci- dencia en lugar distinto de la ubicación de juzgado
liación de la vida familiar y laboral atañe a mujeres y va a permitir el exacto cumplimiento de la funciones
hombres, la verdad es que los datos, hoy por hoy, propias del cargo y siempre que esté debidamente
apuntan a que son las mujeres las que están más atendido el servicio de guardia, pernoctando duran-
vinculadas al uso de estos derechos. Las exceden- te el mismo en dicha población, y cumpliendo la
cias por cuidado de hijos, las posposiciones al solici- puntual celebración de las vistas señaladas y las ho-
tar plaza, las renuncias a los ascensos las hacen en ras de audiencia.
su mayoría mujeres. 10º) Uno de los factores más determinantes y de
Según datos cerrados a diciembre de 20048, la ex- mayor importancia, hoy y hace ya algunos años, es
cedencia voluntaria por cuidado de hijo, de un total la existencia de los Jueces en expectativa de desti-
de 13 solicitadas, las 13 lo fueron por mujeres. En no, que no olvidemos tiene su origen en la política
cambio de las excedencias voluntarias, de 47 solici- del actual Consejo.
tadas, 40 se correspondían a hombres y siete a mu- Recordemos que el Consejo anterior (mandato
jeres. De las renuncias al ascenso, de 32, 26 corres- 1996-2001), con el Ministerio entonces del Sr. Mi-
ponden a mujeres y diez de ellas han renunciado ya chavila, pactó el aumento de plazas y de juzgados.
en dos ocasiones9. Se programó entonces la entrada de los alumnos en
6º) Se produce un fenómeno endogámico en la la Escuela Judicial, la permanencia, las adjuntías,
carrera judicial, que ha llevado incluso a introducir etc. Un plan que se vio cortado de raíz, pues el cam-
una modificación regulando mediante acuerdo re- bio de política del Consejo actual (mandato 2001-
glamentario el concurso de forma condicionada por 2006), con el Ministerio del Sr. Acebes, desembocó
razones de convivencia familiar, Acuerdo del CGPJ, en una radical disminución de las plazas a convocar
1/2004 de 25 de febrero10 que introduce el párrafo 4º para oposición, y en una sensible merma de alum-
en el artículo 182 del Reglamento 1/95. No es lo ideal nos en la Escuela. Hoy estamos ante la paradoja de
pero al menos representa un mínimo reconocimien- que teniendo jueces no hay plazas mientras los ma-
to del derecho de reagrupación. gistrados eméritos alargan la prestación de servi-
7º) Ha habido un aumento espectacular de la cios después de la edad de jubilación a los 70 años
planta, que es insuficiente comparando la “ratio” hasta los 72 renovable hasta 75.
juez-habitante de otros países, pero que ha crecido Esta situación, que ya rompe todos los esquemas,
mucho en términos absolutos. trastoca a la vinculación geográfica su significado, y
8º) Ha subido la media de edad y la composición varía sustancialmente la posibilidad de asentamien-
de la base, lo que implica más mujeres en edad fér- to, puede que sea uno de los factores de mayor des-
til, muchas veces casadas o en pareja con funciona- contento en la carrera, junto al trabajo a módulos,
rios o con otros jueces o fiscales, con posibilidades pues entre otras cosas impide la planificación de la
escasas e inmediatas de asentamiento estable des- carrera, que es larga pero con muchas exigencias
de el punto de vista geográfico, y con muchas difi- en la promoción, que sería legitimo preparar.
cultades para el desarrollo de la vida privada, a las Por último, decir que a un juez o jueza en expecta-
que se añade el factor del “reloj biológico”. tiva de destino se le exige trabajar en las sustitucio-
A ello se suman las prohibiciones y las incompati- nes más o menos cortas, en los permisos, en las
bilidades. (art. 326 LOPJ y art. 393 LOPJ), que pue- bajas, hoy aquí y mañana allá, o bien como refuer-
den condicionar también el traslado y tener implica- zo, en el mismo órgano jurisdiccional del que otro
ciones en cuanto a la fijación de la residencia desde compañero o compañera es titular, con las mismas
el punto de vista familiar, sobre todo en los primeros exigencias: residencia, presencia de guardias etc.
destinos, pues en función del número de órganos ju- En algunas Comunidades ha habido serios com-
diciales y habitantes puede haber dificultades de in- promisos de las presidencias de los Tribunales Su-
compatibilidad. periores para mantener las adscripciones con un
9º) Han cambiado también las distancias y las co- mínimo de seis meses de permanencia, pero las
municaciones, existe la posibilidad de trasladarse complicaciones en la práctica han sido enormes.
de un lugar a otro en menor tiempo ya sea por me- Los trámites burocráticos son tan lentos, las autori-
dios de locomoción públicos o privados. Por otra zaciones para aprobar normas de reparto que ele-
parte el uso generalizado de la informática y de vaban los jueces y juezas a Sala de Gobierno han
internet, ha flexibilizado las exigencias presenciales de ser pasadas al visto de legalidad del Consejo,
pues necesariamente ha de regularse la presencia
de dos jueces en un solo órgano con el fin de pre-
8 Anexo I, Servcio de Planificación Consejo General del Poder
servar el principio del juez predeterminado por la
Judicial. ley, mientras tanto, en el día a día los jueces espe-
9 Ver cuadro estadístico por comunidades en anexo.
10 Aunque no se contempla en el nuevo proyecto a pesar de
rando para celebrar juicios, que muchas veces,
haber sido informado en ese sentido por las Asociaciones JpD cuando se hacían posibles, habían de ser atendidos
y FV. por suplencia porque el juez o jueza en expectativa

29
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ya no estaba, por haber obtenido plaza, o porque Se decía: “Para las jueces, el hecho de ser mujer
otra urgencia le requería, o porque, al compartir sala es algo totalmente irrelevante a la hora de los trasla-
de vistas, se tenia que combinar entre mañana y tar- dos, así lo piensa el 87%: la practica totalidad”
de para las celebraciones y no llegaba la prolonga- Mas adelante en el comentario a “Impacto de la
ción de jornada de los secretarios, o de los funcio- vida profesional sobre la vida familiar” se dice: “El
narios imprescindibles para la tramitación, o cuando 48% de las jueces indica en cambio que su vida fa-
llegaban las autorizaciones, habían pasado meses y miliar como juez en igual o mayor medida que la de
ya al personal ya no le interesaba, y tampoco se ha- sus compañeros hombres (en 1989 las jueces que
cia efectivo. A las dificultades materiales y de logísti- pensaban así representaban solo el 28%, lo que se
ca se suma el factor de la distinta dependencia de explica teniendo en cuenta que entonces el 47% era
los operadores jurídicos, unos del Consejo General solteras frente a solo el 17% en la actualidad”.
del Poder Judicial, otros del Ministerio de Justicia, y “Este handicap adicional, en comparación con sus
de las Comunidades Autónomas en los casos en compañeros del sexo masculino, se deriva funda-
que los medios materiales y/o personales están mentalmente de lo que sociológicamente se deno-
transferidos. Un engranaje muy complicado, preca- mina como doble jornada de la mujer: una situación
rio y desigual en medios. en que junto a sus tareas profesionales, han de ocu-
Cuando las y los jóvenes jueces son y deben ser parse también de la marcha del hogar (ésa es la ra-
nuestra esperanza y nuestro futuro han sido tratados zón que indican el 73% de las jueces que creen que
como extraños. Se ha partido de la base de la des- su vida profesional se verá más afectada que la de
confianza en la judicatura y se ha vivido con la obse- sus compañeros hombres por causa de la vida fami-
sión de evitar los abusos. Que nadie haga el vago. liar).
Creo que pocas veces se ha planteado el Consejo Es pues de la intersección vida familiar-vida profe-
como se sentirá esta gente, el estado de su salud, sional (más que de la estricta condición femenina)
sus ilusiones, su grado de motivación. No tenemos de donde emanan en la actualidad los mas claros e
datos sistematizados de salud, de las bajas, las importantes factores potencialmente discriminatorios
depresiones, los embarazos interrumpidos. Este fias- para las mujeres que forman parte de la carrera ju-
co denunciado por los implicados y por nuestra dicial.”
Asociación, Jueces para la Democracia, en múltiples Recientemente, en 2005, se ha pasado otra en-
ocasiones frente al Consejo, y haciendo votos parti- cuesta por el Consejo, efectuada por Metroscopia,
culares desde algunas Salas de Gobierno, hoy toda- que me parece va mas encaminada a estudiar el
vía continúa. Reivindicamos por ello, una vez más, la grado de satisfacción de los jueces en la carrera y
unificación de la carrera y la supresión de las catego- sus relación con medios de comunicación, informáti-
rías. Quizás la vinculación geográfica tomaría otro ca etc. En la que se han incluido dos preguntas sólo
sentido, permitiría escoger y seguramente, con ma- para mujeres, en un apartado “Igualdad hombres
yor estabilidad dar lo mejor de nosotros. mujeres” que incorporan el matiz de relacionar la
Creo que esto ha sido perjudicial para todos, para condición femenina y el traslado como un posible
quienes iniciaban su vida profesional pero, más si factor, admitiendo varias respuestas: “indiferente”,
cabe, para quienes tienen familia, pues se ha su- “que dificulta”, “que ayuda”, “no sabe o prefiere no
mado a un periodo largo de oposición y luego de contestar” al preguntar: “¿Diría usted que en ge-
Escuela Judicial, un inicio de actividad poco estimu- neral, el hecho de ser mujer es algo indiferente, o
lante, llena de incertidumbres y plagada de dudas, algo que le causa más bien dificultades y problemas
marcada por la constante de no poder hacer proyec- o que le supone más bien un ayuda o ventaja?”. Y
tos. Esta política del Consejo ha sido y es penosa. Si entre las circunstancias que se escogen para la res-
miramos nuestra historia, veremos que hubo un Li- puesta se dice: “A la hora de solicitar un traslado de
bro Blanco de la justicia en 1996, un Pacto de Esta- destino que comporte cambio de residencia”. De
do por la Justicia, había proyectos. Hoy no los hay, y esta encuesta no se han publicado todavía las con-
no estamos seguros de haber sido una prioridad clusiones.
para el Consejo. En la encuesta que se pasó en 2004 por el Con-
sejo en el marco del Proyecto Europeo11, dirigido
por Italia y en el que participaron además de Italia, y
Lo que dicen las encuestas del Consejo sobre España, Francia y Rumanía, sobre la “participación
el factor “vinculación geográfica” equilibrada de hombres y mujeres en la Judicatura”,
cuyos resultados están en la web del Consejo, se
El Consejo General del Poder Judicial viene reali- consideraba también el factor de vinculación geo-
zando de forma sistemática encuestas de opinión a gráfica y la incidencia en la vida familiar y laboral,
la judicatura española. El sexto Barómetro realizado pues se preguntaba cuántas veces se había cam-
en julio de 2003, contenía una serie de preguntas en biado de destino a lo largo de la vida profesional, y
relación al feminización de la judicatura. En el mis- si se había renunciado alguna vez al ascenso.
mo se recogen datos que reseñan otros, de anterio- De esa encuesta además se presentaron varias
res encuestas, para ver la evolución. Respecto a conclusiones, entre ellas se decía que los hijos
vinculación geográfica hay una alusión a traslados de miembros de la judicatura, al menos el prime-
que me parece de interés destacar:
En el apartado 7.3. “Vida profesional y vida fami-
liar” 11 Resultados en web del Consejo General Poder Judicial.

30
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ro y segundo nacían o se adoptaban, en su mayo- 2.2. Desarrollar el articulo 433 bis de la LOPJ
ría, en los cinco primeros años de la carrera. Ello para que puedan establecerse líneas de Formación
sin duda esta directamente vinculado a la estabi- Continuada lo cual ha de facilitar sin duda la orga-
lidad y a la obtención de destino, y abunda en el nización y planificación de la formación y en la
argumento de que han de encontrarse y regular- gestión futura de la misma. Seria además un modo
se modelos eficaces para la conciliación de la vida de asegurar que pueda haber expertos y expertas
familiar y laboral, para evitar que la concurrencia en temas que podrán luego revertir su conoci-
de circunstancias en esos primeros años de vida miento interviniendo o dirigiendo cursos, u otras
en la carrera comprometan, sobre todo a las muje- actividades.
res, el futuro profesional. 2.3. Posibilitar que las personas que estén en ex-
cedencia por cuidado de hijo, que en su mayoría son
mujeres, puedan acceder a la Formación Continua
Medidas propuestas por Jueces para para no perder la vinculación con las líneas formati-
la Democracia en relación a los temas vas escogidas, y se asegure su preferencia para la
de conciliación de la vida familiar y laboral12 participación en las actividades formativas una vez
se reincorporen, así como que se prevea el reciclaje
Medidas transversales profesional.
2.4. Mantener anualmente en la oferta de forma-
1. Proponer al Consejo General del Poder Judi- ción continuada, cursos y seminarios de formación
cial que en aplicación y desarrollo de la Ley sobre temas de igualdad, tanto para jueces y ma-
30/2003 incorpore en la actividad reglamentaria gistrados que desempeñen puestos jurisdiccionales
que desarrolle en aplicación del artículo 110.2 de como específicos para quienes desempeñen pues-
la LOPJ, el correspondiente informe referido al tos gubernativos o de dirección.
impacto de género que tenga la norma que se
propone, y que tal informe sea asumido por la
Comisión de Igualdad de Oportunidades del 3. Conciliación de la vida familiar y laboral
CGGPJ, constituida el 9-2-05, lo que implica que
se incluya en cada caso una memoria que acom- 3.1. Insistir en la unificación de la carrera judicial
pañe las modificaciones reglamentarias sobre el (afecta al art. 2 del Reglamento 1/95), La supresión
impacto por razón de género de la medida regu- de las expectativas de destino, y en consecuencia
lada y de la estimación del coste (arts. 22.2 y desaparezca el ascenso forzoso.
24.1.b de la citada ley 30/2003), sea con los medios La unificación de categorías es una medida de
internos, sea con asesoramiento externo. conciliación. Actualmente la renuncia al ascenso no
En este momento están pendientes la reforma de implica más que su retraso, afecta más a las muje-
el Reglamento 1/95 de la Carrera Judicial, en el que res, dada la edad con la que se ingresa en la
se contienen aspectos decisivos en los temas ati- carrera judicial. Las mujeres ingresan según los
nentes a la propia carrera, y el Informe sobre la va- datos del Consejo en unas franjas de edad entre
loración del desempeño. 26 y 29 años, obtienen un destino estable cinco
En todos los casos, pero en particular en estos años después13. La unificación de categorías per-
dos que mencionamos y que son los pendientes de mitiría mayor estabilidad y posibilidad de planifi-
mayor calado, el informe sobre impacto de género cación. El sistema actual crea muchas dificulta-
es fundamental, pues es garantía de que se tomen des en las familias de los jueces y magistrados en
en consideración los aspectos relativos a la igual- general.
dad y conciliación de la vida familiar y laboral y se 3.2. Supresión de la obligación del deber de resi-
detecten las posibles normas que aparentemente dencia (art. 7 del reglamento 1/95) por ser una obli-
neutras, pueden resultar discriminatorias. gación que repercute en los órganos unipersonales
en particular, esto siempre que se garantice la pres-
tación del servicio.
2. Sobre formación 3.3. Se propone la consolidación de la petición
condicionada por razones de convivencia familiar, y
2.1. Incluir en el temario de acceso a las carreras ampliarla a la existencia de descendencia común
Judicial y Fiscal al menos un tema sobre “Discrimi- aún sin convivencia. Actualmente está vigente el
nación por razón de género, acciones positivas y po- Acuerdo Reglamentario 1/2004 de 25 de febrero
líticas de la UE, y conciliación de la vida laboral y fa- (art. 182.4 R1/95)14.
miliar” en cumplimiento de la Orden de 7-3-05 que
obliga a que “todos los temarios de acceso al em-
pleo público” incluyan obligadamente la normativa
en materia de igualdad de género. 13 Datos Escuela Judicial. Resumen por promociones.
14 “No obstante, en el supuesto de que dos Jueces o Magistra-
dos estén interesados en las vacantes que se anuncien en un
12 Estas medidas fueron presentadas, junto a otras relativas a determinado concurso, podrán condicionar sus peticiones, por
igualdad y propuestas de estudios a realizar, en la ponencia de la razones de convivencia familiar, al hecho de que ambos obten-
Comisión de Igualdad de JpD en el Congreso de Granada en ju- gan destino en dicho concurso, entendiéndose, en caso contra-
nio de 2005 y se han incorporado por el Secretariado de JpD en rio, anulada la petición efectuada por ambos. Quienes se acojan
el informe realizado, en relación a la modificación de Reglamento a esta petición condicional deberán concretarlo en su instancia y
1/95. acompañar fotocopia de la petición del otro interesado. (*)”.

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ANEXO I ANEXO II

Renuncias al ascenso, por sexo y Comunidades Régimen de jubilación. Regulación en la LOPJ,


Autónomas15 y Reglamento 1/95. Datos

Artículo 386.1.“La jubilación por edad de los jue-


TERRITORIO RENUNCIAS* ces y magistrados es forzosa y se decretará con an-
telación suficiente para que el cese en la función se
produzca efectivamente al cumplir la edad de seten-
Andalucía 5 ta años”.
2. “También podrán jubilarse a partir de los sesen-
ta y cinco años siempre que así lo hubiesen mani-
Aragón 1
festado al Consejo General del Poder Judicial con
seis meses de antelación todo ello sin perjuicio de
Asturias 3 los demás supuestos de jubilación voluntaria legal-
mente previstos”.

Canarias 1 Nota de la evolución legislativa:


• Antes de 1985 a los 70 años con posibilidades
de 1 prórroga de 2 años, y 3 prórrogas de 1 año.
Castilla-La Mancha 3 • Con ley 6/85 se iguala a 65 años la edad de ju-
bilación como en las leyes generales al resto de
Cantabria 2 trabajadores (supuso muchas jubilaciones).

Escalonando en el 1er.año con 69 años, en el 2º


Cataluña 2 68, en el 3º con 67, en el 4º con 66, en el 5º con 65.
• LO 7/92 de 20 de noviembre de nuevo establece
la jubilación a los 70.
Galicia 2 • LO 9/00 de 22 de diciembre, trae dos nuevas
disposiciones transitorias 36 y 37 que prolonga-
Madrid 6 ban la edad para el desempeño de las tareas ju-
risdiccionales hasta los 72 años hasta el año
2003, en 71 hasta el 31.12. 2004.
Valencia 6 • Podrán ser nombrados magistrados eméritos
hasta los 75 años.
País Vasco 1 JUBILACIONES 16
2003 ................................ 41
TOTAL 32 2004 ................................ 57

Entre ellas una corresponde a jubilación voluntaria


de una mujer.
• A fecha 8 de noviembre de 2005

De las 32 personas que han renunciado, 26


son mujeres y 6 varones.
De las 26 mujeres, diez han renunciado dos ve-
ces al ascenso.

15 Datos actualizados a fecha 8.11.05. Servicio de Planificación 16 Servicio de Personal, jueces y magistrados. Datos cerrados

del CGPJ. a 12 de noviembre 2004. CGPJ.

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ANEXO III

Cuadro datos estadísticos hombres y mujeres por órganos judiciales.

1. DATOS GENERALES

1.1. Datos estadísticos de hombres y mujeres por órganos judiciales

Organos judiciales Total Hombres % Mujeres %


TRIBUNAL SUPREMO
Sala Civil 10 10 100 0 0
Sala Penal 19 19 100 0 0
Sala Contencioso-Administrativo 40 38 95 2 5
Sala Social 14 13 93 1 7
Sala Militar 8 8 100 0 0
Gabinete Técnico Información y Documentación 2 2 100 0 0
AUDIENCIA NACIONAL
Presidente Audiencia Nacional 1 1 100 0 0
Presidente Sala Penal 1 1 100 0 0
Sala Penal 11 9 82 2 18
Presidente Sala Cont. Adm. 1 1 100 0 0
Sala Cont. Adm. 44 27 61 17 39
Presidente Sala Social 1 1 100 0 0
Sala Social 2 1 50 1 50
Juzgados Centrales de Instrucción 6 5 83 1 17
Juzgados Centrales Contencioso-Administrativo 11 10 91 1 9
Juzgado Central de Menores 0 0 0 0 0
Juzgado Central de lo Penal 1 1 100 0 0
TRIBUNALES SUPERIORES DE JUSTICIA
Presidente Tribunal Superior de Justicia 17 16 94 1 6
Sala Civil y Penal 45 38 84 7 16
Presidente Sala Cont. Admvo. 17 16 94 1 6
Sala Contencioso-Administrativo 210 153 73 57 27
Presidente Sala Social 17 16 94 1 6
Sala Social 141 99 70 42 30
Adscritos 6 4 67 2 33
AUDIENCIAS PROVINCIALES
Presidentes 52 48 92 4 8
Magistrados 691 498 72 193 28
JUZGADOS
Instrucción 361 200 55 161 45
Contencioso-Administrativo 171 106 62 65 38
De lo Penal 297 145 49 152 51
De lo Social 298 162 54 136 46
De Menores 71 36 51 35 49
1ª Instancia e Instrucción - Magistrados 329 153 47 176 53
1ª Instancia e Instrucción - Juez 645 218 34 427 66
Vigilancia Penitenciaria 35 21 60 14 40
Decanatos Exclusivos 8 7 88 1 13
Primera Instancia 532 266 50 266 50
Mercantil 24 20 83 4 17
Registros Civiles 20 12 60 8 40
Jueces Adscritos Promoción 54 212 88 42 124 58
Magistrados en Excedencia Forzosa 4 3 75 1 25
TOTAL 4.375 2.472 57 1.903 43
EXCEDENCIA VOLUNTARIA CUIDADO HIJO 13 13
EXCEDENCIA VOLUNTARIA 47 40 7

33
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1.2. Distribución de miembros de la carrera judicial agrupados por categorías

Total Hombres % Mujeres %


Presidente Tribunal Supremo 1 1 100 0 0
Magistrados Tribunal Supremo 91 88 97 3 3
Magistrados 3.416 2.074 61 1.342 39
Jueces 867 309 36 558 64
TOTAL 4.375 2.472 57 1.903 43

34
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ESTUDIOS

La ley contra la violencia de género


y la discriminación positiva*
Alfonso RUIZ MIGUEL

LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER: ALGUNOS bien conocidos los contundentes datos estadísticos
DATOS sobre el creciente número de denuncias por agre-
siones dentro de la pareja: este tipo de violencia
En un país como España, a pesar de lo mucho —que entre 2000 y 2003 ha constituido el 77 por
avanzado en el camino hacia la igualdad entre hom- ciento de los casos de violencia intrafamiliar3— ha
bres y mujeres, hay todavía tres importantes retos dado lugar, en números redondos, a 43.300 denun-
pendientes para que pueda hablarse de una ciu- cias en 2002, 51.500 denuncias en 2003, 57.500 en
dadanía plena de las mujeres: la violencia contra 2004 y, en fin, 60.000 de enero a noviembre de 2005
ellas, el reparto de las responsabilidades familiares (que, extrapoladas, serían 65.500 este año); en to-
y su acceso a puestos de relevancia social1. El pri- dos los casos el porcentaje de hombres denunciado
mer problema, que aquí nos ocupará, es el más gra- gira en torno al 85 por ciento4.
ve de los tres desde un punto de vista cualitativo.
Aunque afecte sólo a una parte, pero no pequeña,
de la población femenina, pone en cuestión la efica-
en Monserrat Comas d’Argemir (dir.), La violencia en el ámbito fa-
cia de sus más básicos derechos civiles, desde su miliar. Aspectos sociológicos y jurídicos (Cuadernos de Derecho
derecho a la vida, la integridad física o la salud, has- Judicial, V-2001), Madrid, Consejo General del Poder Judicial,
ta el derecho a su propia dignidad y libertad. Cono- 2001, pág. 83.
No conozco ningún estudio histórico amplio, que sería de inte-
cemos bien los datos de la violencia extrema, con rés para evaluar si, en sus formas más extremas al menos, la vio-
resultado de muerte, que en los últimos años ha lencia contra la mujer ha aumentado en efecto a lo largo del últi-
despertado gran alarma social: según el Instituto de mo siglo y, de ser así, si lo ha hecho en correlación con un
aumento general de la violencia o más bien, como tiendo a pen-
la Mujer, el número de mujeres muertas a manos de sar, como reacción de algunos hombres ante la creciente igual-
su pareja o ex pareja ha sido de 54 en 2002, 71 en dad de la mujer (también apunta a tal posibilidad José-Antonio
Marina Torres, “Violencia doméstica como problema social”, en
2003, 72 en 2004 y, en fin, 62 en 20052. También son Varios, Encuentros “violencia doméstica”, Madrid, Consejo Gene-
ral del Poder Judicial, 2004, pág. 645). Una prueba de ello podría
ser que la violencia más extrema parece afectar también a los pa-
íses con mayor igualdad entre hombres y mujeres. Así, los datos
* El presente texto es una reelaboración de una ponencia pre- sobre homicidios domésticos de mujeres sitúan a España en la
sentada al “Curso sobre la ley orgánica de protección integral banda baja de los países europeos, encontrándose por debajo de
contra la violencia de género” del Centro de Estudios Jurídicos, 7 Rumania, los países escandinavos, Bélgica, Austria, Reino Uni-
noviembre 2005, dirigido por Joaquín Sánchez-Covisa, a quien, do, Alemania y Portugal; en algunos casos, la relación va entre
junto a los participantes del curso que intervinieron en el coloquio, los 7,85 y 9,80 homicidios por millón de habitantes de tres de los
agradezco varias observaciones que han contribuido a mejorar el cuatro países escandinavos a los 3,27 de España: cf. Carlos Ber-
texto. Mi especial agradecimiento también a Enrique Peñaranda y bell, “La violencia doméstica en el mundo”, en La violencia do-
Blanca Mendoza Buergo por su competente asesoramiento en méstica: su enfoque en España y en el Derecho comparado
materia jurídico-penal. No obstante, naturalmente, cualquier error (Cuadernos de Derecho Judicial, II-2005), Madrid, Consejo Ge-
debe atribuirse a mí en exclusiva. neral del Poder Judicial, 2005, pág. 248.
1 Para un encuadramiento histórico de tal diagnóstico —del que 3 Cf. Manuel Calvo García, Informe sobre el tratamiento de la

con razón parte Victoria Camps en su “Prólogo” al libro de Miguel violencia doméstica en la Administración de Justicia, s.f. (pero
Lorente Acosta, Mi marido me pega lo normal. Agresión a la mujer: 2003), puede encontrarse en versión pdf a partir de http: //www.
realidades y mitos (Barcelona, Ares y Mares, 2003, pág. 11)—, me poderjudicial.es/eversuite/GetRecords?Template=cgpj/cgpj/prin-
permito remitir a mi estudio “Ciudadanía y derechos de las muje- cipal. htm. En 1999 los casos de violencia en la pareja constitu-
res: un largo camino abierto”, en María Teresa Gallego, Purifica- yeron el 78,3 por ciento de la violencia familiar: cf. Manuel Cal-
ción Gutiérrez y Carmen Martínez Ten (comp.), El movimiento de vo García (coord.), El tratamiento de la violencia doméstica en
las mujeres en la transición política española, Madrid, Editorial la Administración de Justicia, Madrid, Consejo General del Po-
Pablo Iglesias (en prensa). der Judicial, 2003, pág. 241.
2 Las estadísticas publicadas son incompletas tanto en las ta- 4 Los datos para cada año pueden consultarse en la página del

blas del Instituto de la Mujer, que no dan totales de muertes den- Instituto de la Mujer: http://www.mtas.es/mujer/mujeres/cifras/
tro de la pareja, como en los informes del Servicio de Inspección violencia/denuncias_tablas.htm (mi última consulta es de 7 de fe-
del CGPJ, cuyos datos más detallados no desglosan la violencia brero de 2006), y en lo esencial son coincidentes con el estudio
en la pareja o ex pareja y se refieren a la violencia doméstica en de Manuel Calvo García (coord.), El Tratamiento de la violencia
general, de la que resulta un 75 por ciento de muertes de mujeres familiar de género en la Administración de Justicia. Resultados de
en 2002, un 78,6 por ciento en 2003 y un 80 por ciento en 2004 la investigación y primeras conclusiones (años 2000-2002), tabla
(cf. Informe sobre muertes violentas en el ámbito de violencia do- 13, pág. 17 (el documento puede verse a partir de http://www.po-
méstica en el año 2003 e Informe sobre muertes violentas en el derjudicial.es/eversuite/GetRecords?Template=cgpj/cgpj/princi-
ámbito de violencia doméstica y de género en el año 2004, am- pal. htm, bajo el título “El tratamiento de la violencia familiar de
bos disponibles en la página de Internet del CGPJ). Por lo demás, género en la administración de justicia años 2000-2002: resulta-
las cifras de los años referidos suponen un aumento progresivo dos de la investigación y primeras conclusiones”). Las diferencias
desde los tres años anteriores: 33 mujeres en 1997, 35 en 1998 y de datos entre estos estudios y el informe del Consejo General
42 en 1999: cf. Gerardo Meil Landwerlin, “La violencia doméstica del Poder Judicial La violencia doméstica en la estadística judi-
en el contexto del cambio familiar. Una perspectiva sociológica”, cial. Año 2004, que reporta 99.111 denuncias de “violencia do-

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Pero sin duda estamos ante “un iceberg cuya la seriedad del problema es indudable. Y lo es tam-
parte más importante es la sumergida”5, por más bién, y sobre todo, cuando además se considera
que sea difícil calcular objetivamente la cifra negra cualitativamente. Por referirme sólo a la violencia en
de violencia no denunciada. Así, mientras algún el seno de la pareja, se trata de un tipo de conducta
estudio estima “que el 39% por ciento de las muje- peculiar por sus devastadores efectos en las muje-
res sufrirán algún tipo de ataques de este tipo a lo res que la sufren. Sea por la generación de una si-
largo de su vida”6, según UNICEF un 20 por cien- tuación de humillante sumisión al varón tras uno o
to de las mujeres del mundo sufre algún tipo de vio- unos pocos episodios de violencia, sea por la an-
lencia, incluidas las agresiones sexuales y las muti- gustia permanente causada por el maltratador habi-
laciones genitales7. En España, una investigación tual, sea por el infierno de la amenaza pendiente de
del Instituto de la Mujer de 1999 reporta que dos quien, en especial tras la separación, acecha y
millones de españolas, esto es un 12,4 por cien- agrede a su mujer —a veces hasta matarla—, pare-
to de la población femenina, declara haber sufri- ce difícil poner en duda que el tipo de maltrato sufri-
do alguna vez malos tratos físicos o psíquicos (un do por las mujeres a manos de su pareja no tiene
70 por ciento con habitualidad en los cinco últimos verdadero parangón con el que las mujeres pueden
años)8; por su parte, atendiendo a los barómetros causar a la inversa11.
del Centro de Investigaciones Sociológicas, se ha
estimado como índice más probable y represen-
tativo el del 4,2 por ciento de mujeres maltratadas LAS RESPUESTAS DE LA LEY INTEGRAL
(lo que supondría unas 640.000)9. En cuanto a
violencia dentro de la pareja, un especialista en la Consideraciones cuantitativas y cualitativas como
materia ha cifrado entre el 90 y 95 por ciento los las anteriores han llevado al legislador español a
casos de violencia de su pareja no denunciados por aprobar la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre,
la mujer10, lo que estos pasados años daría un de Medidas de Protección Integral contra la Violencia
total de entre casi medio millón y un millón largo de Género, que, a pesar de ese título y salvo algunas
de casos al año. adiciones para la protección de personas especial-
Las dificultades para hacer luz en la cifra oculta de mente vulnerables, limita su ámbito a la violencia
la violencia hacia las mujeres no deben impedirnos hacia la mujer por quien es o ha sido su pareja (en
ver el bosque. Por exagerados que resulten algunos adelante doy por supuesto que este término incluye
de los datos anteriores, si es que realmente lo son, también a la ex pareja)12. La Ley, unánimemente
aprobada, es la última de una serie de políticas ini-
ciadas en España hace ya más de una década,
méstica” para ese año y un 92,5 de hombres denunciados, sin muchas de ellas de carácter legal y algunas de alcan-
duda proceden de la mayor amplitud de esa última categoría, que
también incluye violencia sobre niños y ancianos (véase también, ce penal13, y pretende dar una respuesta global al
para datos similares, Monserrat Comas d’Argemir y Cendra, “Po- problema de la violencia de pareja mediante lo que
der judicial y violencia doméstica. ¿Qué hemos logrado? ¿Qué podrían considerarse diferentes tipos de medidas:
debemos lograr?”, en Isabel Tena Franco [dir.], La violencia do-
méstica: su enfoque en España… cit., pág. 18; también en Mon- desde garantías de asistencia social, jurídica, sanita-
serrat Comas d’Argemir y Cendra y Joan J. Queralt i Jiménez, “La ria y laboral a las mujeres maltratadas, hasta promo-
violencia de género: política criminal y ley penal”, en Homenaje al
Profesor Dr. Gonzalo Rodríguez Mourullo, Madrid, Thomson- ción de acciones de sensibilización y prevención en
Civitas, 2005, pág. 1.187). el ámbito de la educación, la publicidad y la sanidad,
En estos estudios estadísticos realizados en España se echa y desde la reordenación del sistema procesal y de las
de menos una cierta unificación de criterios en las categorías uti-
lizadas, incluso dentro del mismo organismo. funciones del Ministerio Fiscal dirigida a la especiali-
5 Joaquín Almoguera Carreres, “La violencia de género como
zación en este tipo de violencia hasta la agravación
vulneración de la dignidad humana”, en María Eugenia Rodrí- de ciertas normas penales relativas a las agresiones
guez Palop, Ignacio Campoy Cervera y José Luis Rey Pérez
(comps.), Desafíos actuales a los derechos humanos: la vio- a la mujer por parte del hombre que sea o haya sido
lencia de género, la inmigración y los medios de comunica- su pareja legal o de hecho aun sin convivencia.
ción, Madrid, Instituto de Derechos Humanos “Bartolomé de las
Casas” de la Universidad Carlos III de Madrid-Dykinson, 2005, La Exposición de Motivos de la Ley enmarca la
pág. 47. justificación de su “respuesta global” en la “obliga-
6 Cit. por Miguel Lorente Acosta y José Antonio Lorente Acosta,
ción” que el artículo 9.2 de la Constitución impone a
Agresión a la mujer: maltrato, violación y acoso. Entre la realidad
social y el mito cultural, Granada, Comares, 1998, pág. 80, quie- los poderes públicos “de adoptar medidas de acción
nes, sin embargo, no citan la fuente, lo que en todo caso parece
obligado, sobre todo con una cita tan escandalosa; por lo demás,
en una estimación de esta naturaleza uno tiende a considerar 11 Sobre ello, vid. Miguel Lorente Acosta y José Antonio Loren-

sospechoso, e incluso ridículo, que el cálculo se sitúe precisa- te Acosta, Agresión a la mujer: maltrato, violación y acoso… cit.,
mente en el 39 por ciento. esp. caps. 5 y 8; Miguel Lorente Acosta, Mi marido me pega lo
7 Cf. Comas d’Argemir, “Poder judicial y violencia doméstica…” normal… cit., passim; y Enrique Echeburúa Odriozola, “Trata-
cit., págs. 17-18; y Comas d’Argemir y Queralt, “La violencia de miento psicológico a los hombres violentos contra la pareja”, en
género…” cit., pág.. 1.187. Tena Franco, La violencia doméstica… cit., págs. 159 y ss.
8 Tomo las anteriores referencias de Comas d’Argemir, “Poder 12 Para una crítica al impreciso uso de la expresión “violen-

judicial y violencia doméstica…” cit., págs. 17-18; y Comas d’Ar- cia de género” por la Ley Integral, cf. María José Añón Reig y
gemir y Queralt, “La violencia de género…” cit., pág.. 1.187. Ruth Mestre i Mestre, “Violencia sobre las mujeres: discrimi-
9 Cf. Meil Landwerlin, “La violencia doméstica en el contexto del nación, subordinación y Derecho”, en Javier Boix Reig y Elena
cambio familiar…” cit., pág. 84. Martínez García (comps.), La nueva ley contra la violencia de
10 Cf. Miguel Lorente Acosta, Mi marido me pega lo normal. género (LO 1/2004, de 28 de diciembre), Madrid, Iustel, 2005,
Agresión a la mujer: realidades y mitos, Barcelona, Ares y Mares, págs. 34 y 38-40.
2003, págs. 84 y 193-194; por su parte, el magistrado Antonio Lan- 13 Un buen repaso de esa reciente evolución de la legislación

zos Robles sitúa la cifra negra entre el 80 y el 90 por ciento: cf. “La penal en Raquel Campos Cristóbal, “Tratamiento penal de la vio-
violencia doméstica (una visión general)”, en Comas d’Argemir, La lencia de género”, en Boix Reig y Martínez García, La nueva ley
violencia en el ámbito familiar… cit., pág. 147. contra la violencia de género... cit., § IV.

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positiva para hacer reales y efectivos” los derechos dad de distribuirlos, sino que lo hacen de manera
fundamentales. Y, en efecto, todas las medidas de que los costes asociados, generalmente sólo eco-
la Ley constituyen en principio acciones positivas en nómicos, se diluyen innominadamente en el con-
el sentido más amplio de tal expresión. En los ya junto de la sociedad sin afectar individualizada-
abundantes estudios sobre el tema hay un sólido mente a nadie en particular, como en cambio hacen
acuerdo en considerar acción positiva a toda medi- las formas de discriminación positiva.
da dirigida a favorecer, bien genéricamente bien a Considerando que no puede haber ninguna discri-
través de alguno de sus integrantes, a un colectivo minación justificada —ni siquiera la positiva, que im-
en situación de desventaja o desigualdad especial- plica lógicamente la negativa para los excluidos de
mente injusta con el fin de conseguir una igualdad la medida—, muchos y muchas de quienes conside-
social más efectiva14. Los rasgos que tradicional- ran justificadas incluso las medidas individualizadas
mente han caracterizado a las acciones positivas, más fuertes han objetado el uso de la expresión
así pues, son la adopción de medidas de especial “discriminación positiva” (o “inversa”). Personalmen-
beneficio o preferencia para un colectivo con el fin te, siempre he preferido emplear el esfuerzo intelec-
de superar la existencia de una desventaja o discri- tual no en la terminología sino en los conceptos,
minación grave en la sociedad, o, dicho sintética- esto es, en lo que queremos decir con independen-
mente, consisten en la introducción de una cierta cia de las etiquetas que utilicemos. Y coincidiendo
desigualdad como medio para conseguir una mayor en que las medidas fuertes de acción positiva, aun
igualdad como fin. con ciertos límites, pueden estar justificadas, me pa-
rece preferible aceptar el terreno del oponente para
convencerle de ello en atención al contenido y finali-
ACCIONES POSITIVAS Y DISCRIMINACION dad de esas medidas, con independencia de que se
POSITIVA las llame discriminatorias. Si mis razones son con-
vincentes, resultará que se deben aceptar dos signi-
Las medidas de acción positiva pueden tener un ficados de la idea de discriminación: uno valorativa-
alcance puramente genérico y más moderado, mente neutro, como mera diferenciación a la que
como cuando el Estado emprende una campaña luego puede darse un valor positivo o negativo, y
publicitaria en favor de la integración de los inmi- otro que introduce esa carga valorativa, según la
grantes o prohíbe la publicidad que atenta espe- cual, de un lado, muchos textos jurídicos utilizan el
cíficamente contra la dignidad de las mujeres. Pero significado negativo o peyorativo por el que toda dis-
puede manifestarse además mediante beneficios criminación es injusta y no puede haber algo como
específicamente recibidos por algunos de los una discriminación justificada, mientras, de otro
miembros del colectivo de que se trate, lo que lado, la carga se vuelve positiva en ese uso del len-
constituye una versión más fuerte y discutida, como guaje común según el cual saber discriminar es te-
cuando se reservan en exclusiva plazas universi- ner el juicio apropiado para distinguir donde es ne-
tarias o puestos políticos o de trabajo a personas cesario distinguir. A mí me parece preferible caer en
que pertenecen al colectivo. En este último tipo de la cuenta de esta ambigüedad de la idea de discri-
casos de acción positiva, que son seguramente minación y, teniéndola presente, utilizarla en favor
los más típicos y conocidos, tienden a converger de un análisis libre de prejuicios a propósito de lo
dos caracteres que, conjuntamente tomados, expli- que está en juego en las diferencias de trato que
can su habitual caracterización como discrimina- afectan a las personas. Pero si alguien prefiere utili-
ción positiva (o inversa): de un lado, la utilización zar sólo el significado jurídico, eminentemente pe-
de un rasgo que, como la raza o el sexo, muchas yorativo, no tiene más que sustituir mi expresión
constituciones, tratados internacionales y leyes “discriminación positiva” por la de “acción positiva
consideran genéricamente como discriminatorio, fuerte” o “diferenciación positiva” o, en fin, por un
reputándolo en principio como una desigualdad símbolo cualquiera sin significado previo15.
típicamente injusta; y, de otro lado, además, la Aclarado lo anterior, si tratamos de aplicar a la Ley
especial escasez del beneficio concedido, que Integral la distinción entre acciones positivas mode-
implica su atribución individualizada a una perso- radas y medidas de discriminación positiva resulta
na en situación de fuerte competencia con otras, que mientras la primera categoría parece aplicarse
que se ven correlativamente excluidas por la medi- bien, al menos a simple vista, a todas las medidas
da. En contraste, y aquí suele residir la clave de previstas por la Ley excepto a las de carácter penal,
la distinción entre las acciones positivas modera- en cambio, en estas últimas hay algo que disuena
das y las que implican discriminación positiva, no
es que aquéllas no distribuyan beneficios esca-
sos, pues si no fueran escasos no habría necesi- 15 Sobre todo lo anterior, cf. María Ángeles Barrère Unzue-

ta, Discriminación, Derecho antidiscriminatorio y acción positi-


va en favor de las mujeres, Madrid, Cívitas, 1997, esp. cap. IV;
Martín Vida utiliza la expresión “discriminación positiva” entre-
14 Cf. María Ángeles Martín Vida, Fundamento y límites consti- comillada a falta de algo mejor (cf. Fundamento y límites cons-
tucionales de las medidas de acción positiva, Madrid, Civitas, titucionales de las medidas de acción positiva, cit., pág. 46, n.
2003, págs. 37-40, que, especificando más alguno de los rasgos 29); y Rafael de Asís habla de “diferenciación positiva”, pero esta
anteriores, remite a diversos estudios, entre ellos a mi “Discrimi- expresión tiene en principio un significado tan genérico como
nación inversa e igualdad”, en Amelia Valcárcel (comp.), El con- acción positiva (cf. “Algunas reflexiones sobre la violencia de
cepto de igualdad, Madrid, Editorial Pablo Iglesias, 1994, pág. 80, género”, en Rodríguez Palop, Campoy Cervera y Rey Pérez,
si no me equivoco, el primer estudio dedicado específicamente al Desafíos actuales a los derechos humanos: la violencia de
tema en España. género… cit., pág. 42).

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respecto de las medidas de discriminación positiva sanción de conductas que puedan considerarse
habituales. En efecto, por un lado, las medidas de esencialmente similares con independencia del sexo
asistencia social, jurídica, sanitaria y laboral a las de la víctima o de su autor.
mujeres maltratadas, junto a las de sensibilización y
prevención en el ámbito de la educación, la publici-
dad y la sanidad, e incluso la creación de los Juzga- LA ESPECIAL PROTECCION PENAL
dos de Violencia sobre la Mujer con competencias DE LA MUJER
especializadas relativas a la violencia de la pareja y
los asuntos civiles conexos con ella, parecen ser to- Los preceptos penales que han dado lugar a
das ellas acciones positivas moderadas en cuanto una considerable polémica sobre su carácter intrín-
que pretenden favorecer a un colectivo tradicional- secamente discriminatorio son los cuatro que agra-
mente discriminado y subordinado sin que los cos- van los delitos de lesiones menos graves, malos
tes correlativos se atribuyan a nadie en particular16. tratos leves, amenazas leves y coacciones leves,
En tal sentido, parecen en principio políticas bien que se han redactado con una fórmula igual o
justificables en aras de una igualdad social “real y similar a la siguiente: “El que de modo leve ame-
efectiva”, como dice el artículo 9.2 de nuestra Cons- nace a quien sea o haya sido su esposa, o mujer
titución, y no sólo en el plano jurídico sino también que esté o haya estado ligada a él por una análo-
en el ético. ga relación de afectividad aun sin convivencia,
En cambio, las medidas de carácter penal suponen será castigado con la pena…”. Conviene despejar
una novedosa manifestación de la discriminación de antemano la tesis de que la expresión “el que
positiva en la medida en que, en lugar de favorecer a amenace…” permite incluir como autores mate-
un colectivo mediante la distribución de determina- riales tanto a los hombres como a las mujeres,
dos bienes que inevitablemente se individualizan en conforme a su significado habitualmente neutro
la exclusión de los pertenecientes a otro, vienen a en el Código Penal, según el cual “el que matare
establecer una protección adicional para un colectivo a otro…” abarca a cualquier persona con inde-
atribuyendo individualizadamente una sanción agra- pendencia de su sexo. Ciertamente, en una lectu-
vada a los maridos o parejas que cometan determi- ra literal de todos estos nuevos preceptos podría
nadas agresiones a sus mujeres. Aunque los dos ser autor material de las distintas formas de agre-
casos están muy emparentados porque en ambos se sión la mujer que es o ha sido pareja sentimental,
individualiza una desventaja, esta traslación de las y hoy incluso esposa legal, de otra mujer17, pero
medidas de acción positiva desde el ámbito de la jus- esta aplicación sería extravagante —y cabría ale-
ticia distributiva al de la conmutativa merece una gar su carácter extensivo— dado el tenor del artícu-
reflexión específica que entre en la sustancia del lo 1.1 de la Ley Integral, que declara tener “por
asunto más allá de la mera colocación de etiquetas objeto actuar contra la violencia que, como mani-
(sobre las que, con todo, también volveré más ade- festación de la discriminación, la situación de desi-
lante). Por avanzar de antemano el hilo principal de gualdad y las relaciones de poder de los hombres
mi argumentación, intentaré mostrar primero que la sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte
agravación de ciertas conductas de agresión a la de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de
mujer por su pareja que ha introducido la Ley Integral quienes estén o hayan estado ligados a ellas por
no establece en sí misma ninguna discriminación relaciones similares de afectividad, aun sin convi-
jurídicamente prohibida o éticamente injustificada, vencia”. Por lo demás, aunque se aceptara esa
en cuanto que tipifica conductas cualitativamente extensión a la autora lesbiana, la objeción de que
diferentes de otras y les asigna una sanción penal tales preceptos resultan discriminatorios se refie-
acorde con su gravedad. Tras ello, en una argumen- re tanto a que sólo los hombres puedan ser auto-
tación alternativa, trataré de mostrar que, aunque no res materiales de las conductas descritas como a
se acepte el anterior argumento o se abriguen dudas que ellos no puedan ser víctimas de similares deli-
sobre él, una lectura global de la reforma penal de la tos a manos de sus cónyuges, es decir, a que no
Ley, tanto en sus distintos términos como en su incar- puedan ser también autoras materiales las muje-
dinación en el conjunto del Código Penal, permite res (y, eventualmente, las parejas homosexuales de
concluir que, salvo de forma muy marginal, no hay aquéllos).
distinciones relevantes ni en la protección ni en la A mi modo de ver, y en términos generales que
luego precisaré, la pretensión de la Ley Integral de
centrarse en las agresiones a las mujeres por su
16 El argumento del informe del CGPJ de que la reforma proce-
marido o compañero actual o pasado es com-
sal de la Ley viola el derecho a la tutela judicial efectiva o bien es
una discutible aplicación del artículo 14, porque la creación de
unos juzgados especializados parece una medida razonable para 17 Cf. Patricia Laurenzo Copello, “La violencia de género en la

acometer el problema de la violencia de género, o bien presupo- Ley Integral. Valoración político-criminal”, Revista Electrónica de
ne que el artículo 24 de la Constitución garantiza el derecho a Ciencia Penal y Criminología (en http://criminet.ugr.es/recpc), 7,
una igual tutela judicial efectiva. Sin embargo, es claro que el de- 2005, pág. 17 (también en Jueces para la democracia. Información
recho a la tutela judicial efectiva no presupone tal igualdad, pues y debate, n. 54, nov 2005, pág. 28), que termina excluyendo la posi-
admite diferencias tanto en la efectividad o demora de las resolu- bilidad, y Miguel Angel Boldova Pasamar y María Angeles Rueda
ciones, que pueden variar de tribunal a tribunal por muy distintas Martín, “La discriminación positiva de la mujer en el ámbito penal
causas, como hasta en su propio contenido, según una asentada (Reflexiones de urgencia sobre la tramitación del proyecto de ley
y restrictiva jurisprudencia del Tribunal Constitucional, siempre orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de
que no se trate del mismo órgano judicial y no aparezca o se género)”, Diario La Ley (www.laley.net), XXV, n.º 6146, 14 diciem-
pueda deducir una justificación razonable del cambio de criterio. bre 2004, pág. 3, que consideran menos implausible la posibilidad.

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prensible. En lo esencial, y hablando en términos aparentes, hasta lesiones psíquicas, tanto agudas
sociológicos y generales, las agresiones a las (ansiedad, pérdida de autoestima, culpabilidad,
mujeres en el marco de la relación de pareja hete- vergüenza…) como crónicas (depresión, estrés
rosexual tienen rasgos peculiares que las hacen en intenso, sensación de desamparo e impotencia,
principio diferentes de otras formas de violencia y, apatía, riesgo de drogadicción…), pasando por la
en particular, de las agresiones que las mujeres constante tensión entre el miedo y la sumisión al
pueden llevar a cabo sobre sus maridos o parejas agresor21. Es claro que, en términos generales, la
(como luego se verá, esto no significa que no violencia que las mujeres pueden desarrollar en el
pueda haber otros casos equiparables en grave- seno de la pareja no permite hablar de un síndro-
dad, excepcionalmente incluso de la mujer a su me similar en los hombres.
pareja masculina). La especial situación de depen-
dencia económica o sentimental que provoca la
sumisión y a veces la persecución aterrorizante de DOS MALENTENDIDOS SOBRE
algunas mujeres por su pareja tiene como inne- EL FUNDAMENTO DE LA ESPECIAL
gable origen, según lo reconocen algunos textos PROTECCION PENAL A LA MUJER
internacionales18, la histórica sujeción de las muje-
res a los varones y en la minusvaloración de su Dadas las discusiones y críticas que la anterior
persona y sus funciones en la esfera familiar. Ese fundamentación de la reforma penal de la Ley ha
marco social, en parte todavía subsistente, puede generado, me parece importante mencionar e
explicar también otras formas de agresión a las intentar despejar dos diferentes malentendidos
mujeres, como la violencia sexual y el acoso en el que seguramente son muy comunes y compartidos.
trabajo, pero es en el ámbito de las relaciones de El primero es la precipitada suposición de que la
pareja donde tiene su manifestación más intensa Ley se basa en la afirmación o creencia de que
y socialmente grave. La familia, como bien se ha todos los hombres somos de naturaleza más vio-
dicho, puede concentrar lo peor y lo mejor de los lenta y despótica que las mujeres como conse-
seres humanos, del mejor amor a la peor violen- cuencia de una especie de tendencia innata o casi
cia19. Y es precisamente la violencia por su pare-
ja masculina la que constituye el núcleo de lo que
se ha caracterizado como el “síndrome de la mujer sobre la violencia familiar y agresiones sexuales, Madrid, Centro
maltratada” 20, entendido estrictamente como un de Estudios Judiciales-Instituto de la Mujer, 2000, tomo I, Lesio-
nes psíquicas. Síndrome del estrés postraumático: Lesiones y se-
cuadro de síntomas de carácter psicofísico que cuelas psíquicas en víctimas de maltrato familiar. Violencia do-
van desde variadas lesiones físicas, a veces no méstica. Perspectiva multidisciplinar y análisis de las últimas
reformas legales, págs. 129-131). Por lo demás, volviendo a la
Ley, lo que ella en realidad regula tiene que ver, en efecto, con el
SMM, pero no conforme a la amplia definición recogida por la Ex-
18 Véase la Declaración de Naciones Unidas sobre la elimina- posición de Motivos sino en su acepción más estricta, relaciona-
ción la violencia contra la mujer, aprobada en diciembre de 1993 da con la violencia de pareja, sin cubrir las otras formas de agre-
por la Asamblea General (Res. 48|04, de 20 de diciembre), y la sión a la mujer con protecciones específicas, especialmente de
Declaración de Pekín de 1995, en el marco de la Cuarta Confe- carácter penal o procesal, como en cambio hace, con discutible
rencia Mundial sobre la Mujer. técnica, con las agresiones a otras víctimas, como los menores o
19 Cf. Janet Finch, “Family Responsibilities and Rights”, en, las personas especialmente vulnerables que convivan con el au-
Martin Blumer y Anthony M. Rees (comps.), Citizenship Today. tor del delito (pero véase sobre esto, infra el texto correspondien-
The Contemporary relevance of T. H. Marshall, Londres, UCL te a la nota 45).
Press, 1996, pág. 194; vid. también la excelente síntesis sobre la 21 En la abundante literatura sobre la violencia doméstica y con-

violencia familiar de Luis Rojas Marcos, Las semillas de la violen- tra la mujer aparecida los últimos años en España, éste es un
cia, Madrid, Espasa Calpe, 1995, cap. 1. tema profusamente tratado: cf. Miguel Lorente Acosta y José An-
20 La Exposición de Motivos de la Ley Integral utiliza en su tonio Lorente Acosta, Agresión a la mujer: maltrato, violación y
apartado I esta expresión (que abreviaré como SMM) para hacer- acoso… cit., §§ 5.2 y 5.3; y Miguel Lorente Acosta, Mi marido me
se eco de una noción más amplia, propuesta por Miguel y José pega lo normal… cit., págs. 97 ss; así como C. Ganzenmüller
Antonio Lorente Acosta y denominada por ellos “Síndrome de Roig, J. F. Escudero Moratalla y J. Frigola Vallina, La violencia do-
Agresión a la Mujer” (SAM), recogiendo casi literalmente la carac- méstica. Regulación legal y análisis sociológico y multidisciplinar,
terización que de esta última noción ofreció Miguel Lorente Acos- Barcelona, Bosch, 1999, págs. 96-97; Enrique Echeburúa Odrio-
ta: “Este síndrome hace referencia a todas aquellas agresiones zola y Pedro Javier Amor Andrés, “El maltrato de la mujer en el
que sufre la mujer como consecuencia de los condicionamientos hogar: consecuencias psicopatológicas y programas de interven-
socioculturales que actúan sobre el género masculino y femenino, ción”, en Ana Cristina Rodríguez Yagüe y Silvia Valmaña Ochaíta,
situando a la mujer en una posición de inferioridad y subordina- La mujer como víctima: aspectos jurídicos y criminológicos,
ción al hombre, y manifestadas en los tres ámbitos básicos en los Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha,
que se relaciona una persona: en el seno de una relación de pa- 2000, esp. págs. 149-150 y 163; Blanca Vázquez Mezquita, “El
reja en forma de maltrato; en la vida en sociedad como agresio- papel del psicólogo forense ante casos de malos tratos. Persona-
nes sexuales; y en el medio laboral como acoso sexual” (Mi mari- lidad de la víctima y el agresor y su relación con el sistema penal”,
do me pega lo normal… cit., pág. 39). Me parece importante ibidem, págs. 191-192; Julia Cano Valero, “Concepto y causas de
advertir aquí que para entender el síndrome en un sentido propio, las lesiones y secuelas psíquicas”, en Estudios sobre la violencia
con carácter médico, y no como una imaginativa categoría socio- familiar y agresiones sexuales cit., tomo I cit., págs. 11-25; Miguel
lógica, su referencia exacta no deben ser las agresiones en sí Ángel Jiménez Arriero, “Trastornos de ansiedad, depresivos y
mismas, sino las consecuencias psicofísicas que ellas producen adaptativos en víctimas de maltrato familiar: clínica, evolución
en las mujeres agredidas. Ahora bien, como estos autores han y diagnóstico diferencial”, ibidem, págs. 33-40; Carlos Mingote
aclarado, es el SMM —es decir, la categoría de síntomas médicos Adam, “Trastorno por estrés postraumático en víctimas de maltra-
referidos a las consecuencias de las agresiones en la pareja— el to familiar”, ibidem, págs. 41-62; Ángeles Sepúlveda García de la
que recoge los rasgos centrales del SAM, la categoría más gene- Torre, “Psicopatología de las víctimas de malos tratos”, en Estu-
ral, rasgos que serían extrapolables a las situaciones de agresión dios sobre la violencia familiar y agresiones sexuales cit., tomo II,
sexual y de acoso laboral “con las lógicas limitaciones y matiza- Violencia física y psíquica en el ámbito familiar (1ª reunión de fis-
ciones” (Agresión a la mujer: maltrato, violación y acoso… cit., cales encargados del servicio de violencia familiar). Violencia ha-
pág. 80, así como págs. 79-80 y 85-86; no obstante, Miguel Lo- bitual en el ámbito familiar, págs. 393-405; y Luis Juan Segura
rente Acosta parece entender el SAM en un sentido sociológico: Abad, “La atención primaria como medio de prevención de la vio-
cf. especialmente “Síndrome de agresión a la mujer: aspectos psi- lencia doméstica. Aspectos médico-legales”, en Encuentros “vio-
cológicos del maltratador y de las víctimas”, en Varios, Estudios lencia doméstica” cit., págs. 589-602.

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innata22. Sin embargo, por un lado, la Ley y las con- cho sea con el aprecio personal y el respeto intelec-
cepciones que la justifican ni suponen ni permiten tual que el autor de estas afirmaciones me merece,
suponer que haya una naturaleza masculina bio- no logro entender cómo alguien podría llegar a gol-
lógicamente determinada ni nada similar, sino que pear o amenazar en serio, aun levemente, por razo-
más bien insisten en el carácter de construcción nes tan triviales como las anteriores —y con mayor
histórica y social de la dominación masculina, que razón en el caso más verosímil de que no sean tan
precisamente por ello puede intentarse modificar triviales— si no existe también una actitud de domi-
radicalmente mediante instrumentos legales. Y, por nación respecto de la propia mujer que, en efecto, la
otro lado, lo que me parece todavía más impor- considera como inferior y se lo hace notar de esa
tante, tampoco la Ley ni su justificación supone ni manera.
tiene por qué suponer que, por el mero hecho de
serlo, todo hombre es, ni siquiera potencialmente,
agresor de su pareja o, en términos más genera- LA PECULIARIDAD DE LA AGRESION
les, responsable y partícipe de la desigualdad y la A LA MUJER POR SU PAREJA
dominación de la mujer. Más bien, lo único que la
Ley permite suponer —y aun esta presunción, Y ese es, precisamente, el tipo de conducta que la
como luego diré, exige una importante cualifica- Ley Integral ha caracterizado como agravada, presu-
ción— es que los hombres que agreden a sus miendo que en ella convergen dos elementos: de un
parejas incurren en una conducta especialmente lado, como aspecto activo de la agresión, la actitud
grave porque refuerzan en el caso concreto la tra- de quien, sin dominarse, se prevale de su posición
dicional y en parte todavía subsistente situación de dominante en la relación de pareja; y, de otro lado,
dominación e inferioridad de las mujeres23. como aspecto pasivo, la marca que la agresión deja
Un segundo malentendido se encuentra en la cre- en la mujer como señal de que debe situarse en una
encia de que los preceptos penales de la Ley Inte- posición dominada y quedar sometida a ella. Patricia
gral han operado una gruesa e indebida generaliza- Laurenzo ha observado que la Ley no ha hecho más
ción por caracterizar como violencia de género que aplicar una “técnica de tutela adicional mediante
especialmente grave numerosas conductas triviales agravantes específicas” que no es en absoluto nueva
que no tendrían nada que ver con la dominación de ni ha suscitado reproches de constitucionalidad, por
la mujer y la vulneración de su dignidad. Así, Enri- ejemplo, “cuando la víctima es menor o incapaz o el
que Gimbernat, tras afirmar que la nueva normativa caso del incremento punitivo en el delito de tráfico de
envía implícitamente el mensaje de “que, en contra drogas cuando el destinatario de la droga es un dro-
de toda evidencia, y en contra de lo que enseña godependiente en tratamiento de deshabituación”25.
cualquier elemental aproximación a la realidad so- Pero como seguramente se replicará que en estos
cial, las agresiones de hombres sobre mujeres per- casos la agravación por la vulnerabilidad de la vícti-
siguen siempre vulnerar la integridad moral de és- ma no va acompañada de ninguna presunción que
tas”, explica: “porque la mayoría de las amenazas y afecte al autor por el hecho de ser hombre, como
coacciones leves ejercidas por un hombre sobre hace la Ley Integral, propondré una analogía algo
una mujer dentro de una relación de pareja no tie- diferente que me sugiere otro comentario del propio
nen nada que ver con un «instrumento para mante- Gimbernat. Imagínese que el Código Penal estable-
ner la discriminación, la desigualdad y las relacio- ciera una agravante específica del delito de violación
nes de poder sobre las mujeres» [cita del art. 1.1 de cuando se produce penetración vaginal con el pene
la Ley Integral en la redacción del proyecto], sino por valorar que en tal caso, como dice Gimbernat, “la
que obedecen a motivos tan pedestres como sobre mujer corre el riesgo de quedar embarazada”26. Deje-
a qué colegio debe llevarse a los hijos o a cómo re- mos por ahora a un lado la referencia al riesgo, por-
accionar frente a sus eventuales malas notas esco- que lo único que me interesa destacar aquí es que, al
lares, a cuestiones de economía doméstica —«que- igual que en las agresiones a la mujer por su pareja,
rida: tenemos dificultades para pagar la hipoteca, y, se trataría también de una agravación en protección
como no reduzcas gastos, te vas a enterar de lo que exclusiva de la mujer y por un acto sólo realizable por
vale un peine»—, a discusiones sobre materias polí- el varón. En los dos casos la clasificación de la ley
ticas o religiosas, o a si hay que pasar las vacacio- establecería un tratamiento desigual, más grave,
nes en la playa o en la montaña”24. Francamente, di- para un caso cualitativamente diferente de otros,
también más grave en la práctica social. Ambos
22 En tal sentido, véase la Carta al director de Empar Pineda,

Rosa Regàs, Rosa Montero, Almudena Grandes, Paloma Uría,


María Antonia Caro, El País, 24 de junio de 2005, pág. 13, en la
que acusan al entonces proyecto de Ley de atribuir “a los hom- 25 Laurenzo Copello, “La violencia de género en la Ley Inte-

bres unos casi innatos instintos o deseos de dominación”. Cf. gral…” cit., pág. 20, en Jueces para la democracia cit., pág. 30;
también José Luis Gayo Lafuente, “Elementos de derecho penal en similar sentido, más recientemente, cf. María Luisa Maque-
de autor en la Ley sobre Medidas de Protección Integral contra la da Abreu, “La violencia de género. Entre el concepto jurídico y
Violencia de Género”, La Ley Penal, R554, 2005, pág. 2. la realidad social”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Cri-
23 En una línea semejante, cf. Joan J. Queralt i Jiménez, “La úl- minología (en http://criminet.ugr.es/recpc), 8, 2006, pág. 11.
tima respuesta penal a la violencia de género”, Diario La Ley, n. 26 Cf. “Prólogo…” cit., pág. 23; para ser preciso, Gimbernat aña-

6420, lunes 13 febrero 2006, § II. de también el riesgo “de contraer enfermedades tan graves como
24 “Prólogo a la décima edición”, Código Penal. Ley Orgánica el sida”, pero prefiero excluir esa razón de mi argumento porque
10/1995, de 23 de noviembre, ed. de Enrique Gimbernat Ordeig tal riesgo, aparte de poder producirse en la violación a la mujer
con la colaboración de Esteban Mestre Delgado, 11ª ed., Madrid, mediante penetraciones distintas a la vaginal, existe también en
Tecnos, 2005, págs. 21-22. la violación homosexual masculina.

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casos parecen razonablemente justificados porque cíficamente al problema de la subordinación de las


en ellos se produce la misma “discriminación” que mujeres28. Ahora bien, frente al caso de la protección
cuando la ley laboral establece el permiso por parto, jurídica de la maternidad, en el que la diferencia es
que no es imaginable como permiso necesario más natural, inevitable y permanente y en efecto no se
que para la mujer27. Hay, si se quiere, una discrimina- busca la igualdad, la violencia contra la mujer es un
ción en el sentido descriptivo de la palabra, es decir, fenómeno histórico y social que no procede de nin-
una diferenciación o desigualación, pero claramente guna “diferencia” femenina aceptable y justificada,
justificada por la particular situación y, por tanto, no sino de una lacra que debe ser superada mediante la
hay discriminación en el sentido jurídico, prohibido igualdad de hombres y mujeres. Y, ciertamente, las
por el artículo 14 de nuestra Constitución. agravaciones penales de las que venimos hablando
Una manera complementaria de visualizarlo es a toman en cuenta una situación de desigualdad y
través de la distinción entre discriminación directa e dominación, relativa a la exposición de las mujeres a
indirecta. A diferencia de la primera, que procede de un tipo de violencia peculiar y grave cuya evitación es
la simple aplicación de una norma que la establece el principal objetivo de la Ley, pero siempre, a la vez,
—”Local reservado a la raza blanca”—, la discrimi- dentro del objetivo general de superar aquella situa-
nación indirecta se produce por la aplicación de re- ción de desigualdad y subordinación. Pueden verse,
glas formal y aparentemente neutras o ciegas al ras- pues, como una forma más de diferenciación como
go discriminatorio pero que, en la práctica, tienen un medio para conseguir el fin de la igualdad. A mi modo
claro impacto sesgado en contra de un grupo ya de ver, además, la relación entre discriminación y
desfavorecido: si una empresa nueva se propone subordinación es mucho más estrecha de lo que
contratar sólo a personas jóvenes libres de obliga- suponen Añón y Mestre, al menos en la medida en
ciones familiares, terminará contando con muchos que la subordinación no es más que una concreción
más hombres que mujeres. Pues bien, si con la nor- del más amplio fenómeno de la discriminación, del
mativa penal anterior sobre agresiones en la familia, que destaca específicamente la desigualdad que
de carácter neutro, resultara condenada una mujer perjudica a alguien, en este caso de las mujeres, en
en el 50 por ciento de los casos, diríamos que el sis- lo que se refiere al poder social o, incluso de manera
tema penal estaría operando discriminatoriamente más amplia, a la libertad.
contra las mujeres, aunque fuera en forma indirecta, El segundo tipo de razones por el que se ha nega-
porque sabemos estadísticamente que ellas son de- do que las medidas penales de la Ley Integral consti-
nunciadas por esas conductas sólo en alrededor de tuyan una forma de discriminación positiva o acción
un 15 por ciento frente al 85 por ciento de hombres. positiva en sentido fuerte o estricto procede de una
Por esa misma razón no consideraríamos discrimi- concepción demasiado restrictiva de este tipo de
natorio que las condenas de hombres rondaran el políticas, que las identifica con la preferencia a favor
90 por ciento de los casos. de determinados colectivos en la distribución de cier-
tos bienes escasos, como puestos en lugares de
relevancia política, social y económica, plazas uni-
PROTECCION PENAL Y DISCRIMINACION versitarias y similares29. Ciertamente, unas medidas
POSITIVA sancionadoras como las de la Ley contra la violencia
de género resultan claramente ajenas al ámbito de la
¿Pero la clasificación de las normas penales que justicia distributiva, pero sería un resultado mera-
consideran como única posible víctima a la mujer y mente terminológico concluir con ello la discusión.
como único posible autor material al hombre consti- En realidad, cabe reconocer que la aplicación de la
tuye una discriminación positiva? Varias autoras han noción de discriminación positiva al ámbito penal es
negado que las medidas penales de la Ley Integral una extensión nueva y hasta imprevista de la catego-
puedan considerarse discriminación positiva o
acción positiva en sentido estricto, y por dos tipos de
razones distintas. Por la primera, como forma de 28 Cf. Añón Roig y Mestre i Mestre, “Violencia sobre las muje-
objeción más general y central, María José Añón y res…” cit., § 5, esp. pág. 62.
29 Cf. Laurenzo Copello, “La violencia de género en la Ley Inte-
Ruth Mestre han destacado que tales medidas no
gral…” cit., págs. 20-21, en Jueces para la democracia cit.,
estarían basadas en la búsqueda de la igualdad jurí- pág. 30; cf. también, en similar sentido, María Josefa Ridaura
dica, como pretenden las acciones positivas, sino Martínez, “El encaje constitucional de las acciones positivas con-
que constituirían “leyes sexo-específicas”, que, como templadas en la Ley Orgánica de Medidas de Protección Inte-
gral contra la Violencia de Género”, en Boix Reig y Martínez Gar-
las que protegen la maternidad, toman en justa y cía, La nueva ley contra la violencia de género... cit., págs.
apropiada consideración una diferencia peculiar que 76-77 (por cierto, que esta constitucionalista me atribuye ahí una
definición de discriminación inversa que no reconozco como mía,
afecta a las mujeres: por ello, argumentan, no se tra- remitiendo en nota a mi escrito “Discriminación inversa e igual-
taría de medidas antidiscriminatorias, sino de “políti- dad” —citado supra, nota 14—, pero dando referencias erróneas
cas de diferencia de género” que responderían espe- de publicación y de página; la cuestión no tiene particular impor-
tancia, pero creo que siempre he conceptualizado la discrimi-
nación positiva o inversa de un modo algo más amplio que en
la definición allí recogida como mía). No obstante, a partir de
27 Como después se precisará, el caso de los beneficios por esa calificación común, mientras Laurenzo defiende la justifi-
parto, por un lado, y la especial protección de la Ley de violencia cación de las agravaciones penales, Ridaura las considera
de género o el hipotético caso de la agravación de la violación inconstitucionales (cf. ibidem, § 4; en este caso, en pág. 104,
con penetración vaginal de pene, por otro, no son por completo Ridaura interpreta erróneamente como conforme con ese punto
equivalentes, pero sí son idénticos en lo que aquí me interesa de vista la posición de Comas d’Argemir y Aguiar de Luque en
destacar, que es la razonabilidad de la referencia exclusiva a las su voto particular al Informe del Consejo General del Poder Judi-
mujeres por parte de ciertas normas jurídicas. cial al proyecto de Ley contra la violencia de género).

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ría, como ya dije, sin que ello impida utilizarla tam- del hombre hacia la mujer y no a la inversa, sería ina-
bién para referirse a la atribución de las sanciones propiado aplicar a las normas penales de la Ley Inte-
penales y no ya para la distribución de bienes. Desde gral el test estricto de la jurisprudencia estadouni-
un punto de vista sustantivo, Laurenzo propone dense —del que se ha dicho que es “estricto en
negar la equiparación de la nueva protección penal teoría y fatal en la práctica”31—, que exige que la
con la discriminación positiva porque aquélla, dice, desigualdad sea absolutamente imprescindible para
no tiene nada que ver con “la pretendida concesión conseguir un fin constitucional perentorio (com-
de ventajas a la mujer «a costa del varón»”, pues no pelling interest). Pero, tratándose de una materia tan
se trataría de “medidas de fomento de la mujer en sensible como la penal, también sería insuficiente
detrimento del varón, como parece insinuar la idea conformarse con el test laxo (relaxed scrutiny), que
de acción positiva, [...] de medidas de fomento de un considera constitucional la distinción salvo que se
colectivo a costa de otro, sino […de] reforzar la pro- demuestra que carece de todo propósito y que, en
tección del grupo discriminado con el fin de aumentar palabras de Dworkin, “no es en absoluto un test, por-
el efecto preventivo de la amenaza penal”30. En reali- que siempre se puede atribuir uno u otro propósito
dad, la caracterización que así hace Laurenzo de la incluso a la más inane legislación”32. Entre ambos,
acción positiva estricta o distributiva usa expresiones bien puede aplicarse el test intermedio, que, además
(“a costa de”, “en detrimento”) que por su carga peyo- de la salvaguarda de los derechos fundamentales,
rativa son más propias de quienes no consideran jus- exige que la norma sea necesaria para algún fin
tificadas aquellas medidas. Pero la cuestión de fondo constitucional importante. Veamos ambos límites,
es que tanto en la discriminación positiva distributiva primero el del respeto a los derechos fundamentales
como en la conmutativa o penal se produce una desi- y luego el criterio de la necesidad de la medida.
gualdad con el objetivo de restablecer o conseguir
una situación de igualdad en favor de un conjunto, en
este caso el de las mujeres, cuyos costes innegable- EL LIMITE DE LOS DERECHOS
mente se hacen recaer sobre otro, en este caso el de FUNDAMENTALES
los hombres.Y en ambos casos, como en los supues-
tos más fuertes de acción positiva, se trata de costes La razón por la que la discriminación positiva no
que terminan siendo perfectamente individualiza- puede afectar a derechos fundamentales no estriba
bles. Lo que se debe debatir en cuanto al fondo, propiamente en el principio genérico de igualdad y
entonces, es si tales costes desigualitarios estableci- no discriminación, sino en la propia idea de derecho
dos por la agravación penal de la Ley Integral están fundamental, que, en su núcleo, exige la universali-
ética y constitucionalmente justificados en el ámbito dad de sus titulares y, por tanto, la igualdad en su
penal. garantía. A nadie se le ocurriría, por ejemplo, que
Para evaluarlo, puede ser útil aplicar el test que la para conseguir el fin de una mayor igualdad social
jurisprudencia de Estados Unidos tiende a utilizar entre hombres y mujeres pudiera aprobarse una le-
frente a cualquier desigualdad que incluye una cate- gislación electoral que concediera un voto doble a
goría “sospechosa”, como el sexo. Hay que recono- las mujeres o una ley de enseñanza que garantizara
cer que los rasgos enumerados como discrimina- la educación básica gratuita sólo para ellas. Pues
torios por el artículo 14 de nuestra Constitución bien, ante normas penales como las previstas en la
(“nacimiento, raza, sexo, religión, opinión…”) han Ley Integral parece estar en juego el derecho funda-
tendido en la práctica a operar para perjudicar de mental a no ser castigado más que con arreglo al
modo unidireccional o unilateral, es decir, del noble al principio de responsabilidad individual, y por dos ra-
plebeyo, del blanco hacia el no blanco, del hombre a zones diferentes.
la mujer, y no a la inversa, de modo que la sospecha La primera y principal objeción que los nuevos
no tiene por qué ser igualmente fuerte en todos los preceptos penales han suscitado es que consagran
casos ni conducir necesariamente no ya a una con- un antidemocrático derecho penal de autor, simi-
dena, sino ni siquiera a una detención prolongada. lar al que la franquista Ley de Vagos y Maleantes
Sin embargo, por apurar todavía más el símil, sí con- aplicaba por razones de peligrosidad social. Gim-
viene vigilar toda categoría sospechosa porque la bernat ha argumentado que la única explicación
enumeración genérica y neutra de los textos jurídicos plausible de la fuerte agravación de conductas ais-
parece una precaución razonable para prevenir que ladas y leves es que éstas se consideren “un indi-
los daños de la discriminación en una dirección ope- cio de que en el futuro el autor puede cometer
ren en direcciones distintas, como históricamente ha ulteriores actos de violencia o de coacciones”, cas-
ocurrido en las guerras religiosas y en las contiendas tigándosele no “por lo que ha hecho, sino por lo
políticas que saltan el marco democrático y podría que, sin haberlo hecho, tal vez pudiera hacer”33. Si
ocurrir en materia de raza y sexo. Con todo, la cues- la razón de los nuevos tipos penales fuera ésta, es
tión importante ante un rasgo sospechoso no es si cierto que prevalecería la finalidad de la prevención
aplicar un test o no, sino qué tipo de test se debe apli-
car. En el caso que nos ocupa, reconociendo que la
31 Cit. por Ronald Dworkin, “Affirmative Action: Is It Fair?”
tendencia histórica y social es de la discriminación (1998), en Sovereing Virtue. The Theory and Practice of Equality,
Cambridge etc., Harvard University Press, 2000, pág. 412.
32 Ibidem, pág. 412.
30 Cf. Laurenzo Copello, “La violencia de género en la Ley Inte- 33 Cf. Gimbernat, “Prólogo a la décima edición”, Código penal…

gral…” cit., págs. 20-21, en Jueces para la democracia cit., pág. cit., pág. 22; vid. también Gayo Lafuente, “Elementos de derecho
30. penal de autor…” cit., págs. 3-6.

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penal —sobre todo la prevención especial, sin razón adicional pero no única ni suficiente de la
excluir la general— sobre el principio de res- sanción penal, la de su utilidad preventiva, que
ponsabilidad individual e individualizada, lo que, podrá ser mayor o menor sin impugnar la justifi-
desde luego, sería inaceptable tanto desde un cación primaria y central de la agravación36. Por lo
punto de vista ético como jurídico-constitucional. demás, desde una perspectiva jurídico-cons-
Por su parte, en defensa de la nueva agravación titucional, no me parece aventurado afirmar que el
se ha alegado un criterio que no cabe identificar anterior punto de vista es el acogido por el Tri-
con el tipo de autor pero que, en mi opinión, puede bunal Constitucional en dos Autos relativos a la
sobrepasar también ese principio de responsabi- redacción anterior del artículo 153 del código penal
lidad. Me refiero al criterio de que “la mujer, en vir- —en lo que a este asunto importa prácticamente
tud de la radical desigualdad en el reparto de roles igual a su redacción actual37—, al que consideró
sociales, se encuentra particularmente expuesta a conforme con el principio de proporcionalidad de
sufrir ataques violentos a manos de su pareja mas- la pena, y por implicación con el de necesidad,
culina”, de manera que la ley “capta esa especial “dada la relevancia social de los bienes o intere-
exposición al riesgo y, para prevenir sus efectos, ses que el precepto pretende proteger”, así como
le concede una protección adicional”, del mismo “la envergadura que en nuestra sociedad ha adqui-
modo que “refuerza la tutela de aquellos colectivos rido la violencia doméstica y la percepción social
a los que considera particularmente vulnerables de la escasa respuesta punitiva existente ante
frente a determinado tipo de agresiones, como dicho fenómeno” (Auto 233/2004, de 7 de junio,
sucede con los menores, los incapaces y reciente- FFJJ 5 y 7; cf. en igual sentido Auto de 13 de sep-
mente también los extranjeros…”34. A mi modo de tiembre de 2005, FFJJ 5 y 7-8)38.
ver, sancionar más gravemente a un individuo úni- El segundo aspecto en el que la reforma puede
camente porque el colectivo al que pertenece afectar al principio de responsabilidad individual se
genera un determinado riesgo en otro colectivo centra en el supuesto carácter automático de las
aduce una mera razón de prevención que pres- agravaciones previstas por la Ley Integral, que se
cinde del principio de responsabilidad. aplicarían sin admitir prueba en contrario ante
Frente a ello, sin embargo, las agravaciones de cualquier agresión cometida por el marido o quien
la Ley Integral pueden y deben justificarse no por tenga o haya tenido una relación sentimental, aun
el riesgo genérico de las conductas en cuestión, sin convivencia, incluidas aquellas agresiones en
sino directamente por la mayor gravedad de la las que no concurran las razones de la agravación.
propia acción y del daño que produce, que depen- Si eso fuera así, la clasificación que la norma hace
den precisamente de la mayor vulnerabilidad ante de la conducta y de su autor resultaría ser más
el ejercicio de una violencia ocasional leve o menos amplia de lo que su propia finalidad justifica, afec-
grave pero en todo caso ejercida desde una posi- tando a más casos de los que debería y concul-
ción de superioridad 35. Porque, en efecto, si la cando el principio de culpabilidad penal. Por vol-
situación cultural de dominación masculina es la ver a ejemplos que antes utilicé, la clasificación de
razón que explica esta especial protección legal, la ley tendría así una relevante diferencia con el
el correlato lógico de tal dominación es la sujeción caso del permiso por parto, en el que la generali-
de la mujer, que es el estricto sentido en el que en zación de la norma es perfecta porque resulta
este contexto se ha de entender la noción de vul- impensable que ese suceso pueda compatibili-
nerabilidad de la mujer agredida. Y sólo a partir de zarse con la asistencia al trabajo de la mujer. En
la especial gravedad de la conducta así conside- cambio, la generalización de la Ley Integral pare-
rada, me parece, se puede aceptar además, como ce presumir que toda agresión que entre en la
descripción de la norma responde a las razones de
protección de la mayor vulnerabilidad de la mujer
34 Cf. Laurenzo Copello, “La violencia de género en la Ley Inte-
frente a conductas que expresan la dominación
gral…” cit., págs. 17-18, en Jueces para la democracia cit., págs. masculina. Así pues, ocurriría como en el caso
28-29. antes imaginado de la agravación por violación
35 Esta interpretación evita, me parece, la objeción de Boix Reig
vaginal con penetración de pene, que también
de que las agravaciones penales de la Ley contra la violencia de
género se imponen meramente por razón del sexo de la víctima parece una norma sobreincluyente, porque si el vio-
(cf. “Prólogo”, en Boix Reig y Martínez García, La nueva ley con- lador utilizara preservativo no se produciría el ries-
tra la violencia de género... cit., págs. 21-23). go de embarazo que justificaba la agravación. Y, en
Por su parte, Boldova Pasamar y Rueda Martín sostienen que
el fundamento de la agravación parece estribar, según la Ley efecto, por raros que puedan resultar, no resultan
Integral, en la mayor culpabilidad de la acción, por incurrir en
discriminación de sexo y que “atender a determinados motivos
o actitudes internas del sujeto activo no debe conducir nece-
sariamente a interpretar los tipos conforme al Derecho penal
de autor” (“La discriminación positiva de la mujer en el ámbito 36 Un entendimiento similar de la idea de vulnerabilidad de

penal” cit., pág. 5; para una buena discusión más general de este la mujer en la reforma en Queralt, “La última respuesta penal…”,
último particular, vid. Jacobo Dopico Gómez-Aller, “Delitos § III.
cometidos por motivos discriminatorios: una aproximación desde 37 La Ley 11/2003 reformó ese precepto elevando a delito la fal-

los criterios de legitimación para la sanción penal”, en El ta de lesiones leves y la única diferencia aquí relevante con la ac-
funcionalismo en Derecho penal. Libro Homenaje al profesor tual redacción, aparte de la mención específica del sexo de la víc-
Günther Jakobs, tomo II, Bogotá, Universidad Externado de tima, es que ahora el mínimo de la pena de prisión pasa de tres a
Colombia, 2003, págs. 499 y ss). En mi lega opinión, sin embar- seis meses.
go, la razón de la gravedad de la conducta puede afectar tam- 38 No obstante, para una severa crítica de este Auto (citado

bién a la antijuricidad, al menos por el daño producido en la erróneamente como 223/2004) desde el punto de vista del Dere-
mujer dada su mayor vulnerabilidad. cho penal, cf. Javier Boix Reig, “Prólogo” cit., págs. 23-25.

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impensables casos de agresiones leves a la mujer anteriores para agravar conductas que de hecho
por su pareja claramente ajenos a la violencia de pretendían proteger especialmente a la mujer42. En
género39. Pues bien, a mi modo de ver, esta posi- principio, dado que la reforma penal era una parte
bilidad obliga a entender que la presunción esta- de una ley “Integral contra la Violencia de Género”,
blecida por la Ley Integral ha de considerarse que en cuanto tal deja bien clara su finalidad de pro-
derrotable o excepcionable o, por decirlo en el len- teger a las mujeres, ese mensaje habría quedado
guaje más familiar a los juristas, debe tomarse suficientemente claro aun con una redacción neutra
como una presunción iuris tantum, porque de no de los tipos penales correspondientes. Sin embargo,
hacerlo así, en efecto, se resentiría el principio de exigir esa condición sería aplicar el test más estric-
culpabilidad penal por castigar a quien realiza una to, considerando que sólo un interés absolutamente
conducta ajena a los motivos de agravación de la imprescindible y no obtenible por ninguna otra vía
pena40. Con esa cautela, que a mi modo de ver podría justificar la medida. Bajo el test intermedio,
sería razonable que el Tribunal Constitucional intro- sin embargo, sería aceptable juzgar sobre la necesi-
dujera mediante una sentencia interpretativa, decae dad de la medida teniendo en cuenta un contexto
la objeción de que se trata de forma injusta —por más amplio, relativo no sólo a lo que la regla esta-
tratar igualmente lo que es desigual41— a quienes blece, sino también al propio hecho de establecer
en realidad no han realizado una conducta cubier- esa regla. Y teniendo en cuenta la pretensión de lo-
ta por la finalidad de la norma, es decir, la pro- grar así, además, un impacto social excepcional, la
tección de las mujeres frente a agresiones aso- medida puede considerarse necesaria.
ciadas a la dominación masculina. En efecto, lo que con la reforma penal de la Ley
Integral el legislador ha pretendido seguramente,
y sin duda ha conseguido aun a costa de una polé-
LA NECESIDAD DE LA PROTECCION PENAL mica pública que ha acrecentado las críticas, es
ESPECIAL DE LA MUJER resaltar de manera especialmente llamativa la gra-
vedad de la violencia de pareja. Con ello, si en
¿Era necesario establecer una protección exclusi- efecto la violencia de pareja contra la mujer es
va para la mujer que agrava sólo las agresiones de peculiar y grave, mereciendo la agravación, el peso
su pareja masculina? Hasta ahora he mostrado que, de la necesidad de la reforma está no tanto en la
si se admite el carácter diferencial y especialmente clasificación sexuada de la norma misma como
grave de la violencia de pareja contra la mujer, la en el mensaje nítido de la Ley frente a esa forma
nueva regulación de la Ley Integral puede ser ética y de violencia, es decir, en el uso del carácter sim-
constitucionalmente admisible. No obstante, si para bólico o simbolizador del Derecho penal43. Ese uso
considerar necesaria una medida penal se exigiera simbólico del Derecho penal, que seguramente le
además que no exista una alternativa menos gravo- es consustancial, puede ser positivo, al menos
sa, es dudoso que no lo hubiera sido la alternativa cuando no se abusa de él, como cuando a golpes
de una redacción neutra de los tipos penales corres- de titulares de prensa se pergeñan reformas con
pondientes, por lo demás ya utilizados en reformas el mero objetivo de mostrar que se hace algo,
demostrando en realidad que son de hecho clara-
mente innecesarias. En este caso, en cambio, el
mensaje de la reforma legal puede ser eficaz,
39 En la literatura penal que he leído sobre el tema he visto dos
quizá, más en el refuerzo indirecto de un modelo
(pero seguro que la realidad es más rica que la imaginación de
los juristas): uno, “en una discusión familiar el hombre que, enfa- igualitario de las relaciones de pareja entre la
dado porque la hija ha llegado tarde a casa, golpea en lugar de a sociedad y, en especial, los funcionarios llamados
ésta por error a su esposa” (Boldova Pasamar y Rueda Martín, a aplicar las leyes que tienden a proteger ese
“La discriminación positiva de la mujer en el ámbito penal…” cit.,
pág. 5); y el otro, “Sería el caso de un delincuente «común» que modelo, que en la virtualidad inmediata y directa
tras haber tenido una relación estable con una mujer, la agrede entre los hombres más susceptibles de agredir a
en el curso de un iter criminis por completo desvinculado de los
lazos sentimentales previamente establecidos (por ejemplo al es- su pareja. En ese uso simbólico, salvaguardados
capar después de haber cometido un atraco, encontrándosela in- los derechos fundamentales, es la propia distinción
tegrando un grupo numeroso de gente y empujarla sorpresiva-
mente en su huida con la exclusiva finalidad de posibilitar ésta)”
(Ricardo Fernández Carballo-Calero, “Perspectiva penal de la Ley
Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Género”, Diario La Ley (www.la- 42 Para un comentario muy crítico de la Ley, insistiendo sobre

ley.net), n. 6308, pág. 10, nota 10. todo en el carácter contraproducente de sus medidas penales, cf.
40 Queralt ha argumentado que la agravación automática “vul- Manuela Carmena Castrillo, “Sobre por qué y para qué se hacen
neraría el mandato de igualdad, pero no en sede legislativa, sino las leyes. Reflexiones ante la nueva Ley Integral de Violencia de
judicial, y tendría que ver también con la infracción sustantiva del Género”, Jueces para la democracia. Información y debate, n. 53,
principio de legalidad” (cf. “La última respuesta penal…”, § V.1; cf. julio 2005, págs. 29-38.
también § III). De acuerdo también con la idea de que la Ley esta- 43 En similar sentido, aunque apuntando a la vez a los límites

blece una presunción derrotable, Añón Reig y Mestre i Mestre, del Derecho penal, cf. Maqueda Abreu, “La violencia de géne-
“Violencia sobre las mujeres…” cit., pág. 55. ro…” cit., págs. 12-13.
41 Este sería uno de esos casos de “discriminación por indiscri- Sobre el carácter simbólico del Derecho penal, con muchos
minación”, o “discriminación por indiferenciación”, que nuestro Tri- más matices y desarrollos, remito a Roberto Bergalli y Encarna
bunal Constitucional viene afirmando repetidamente que no están Bodelón, “La cuestión de las mujeres y el derecho penal simbóli-
amparados por el artículo 14, pero que debería matizar (como en co”, Anuario de Filosofía del Derecho, IX, 1992, esp. §§ 2 y 4; Ce-
realidad ha hecho en la práctica alguna vez sin reconocerlo de lia Valiente Fernández, “La importancia de la política simbólica: la
manera expresa) en materia punitiva y fiscal: cf. sobre ello, Alfon- prohibición del acoso sexual en el trabajo en España”, en Marga-
so Ruiz Miguel, “La igualdad en la jurisprudencia del Tribunal rita Ortega, Cristina Sánchez y Celia Valiente, Género y ciudada-
Constitucional”, Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho, n. 19, nía. Revisiones desde el ámbito privado, Madrid, Ediciones de la
1996, § 3.1. Universidad Autónoma de Madrid, 1999, esp. págs. 485-490.

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entre hombres y mujeres la que la Ley ha estima- dad, aun sin convivencia”), es probable que no hu-
do necesaria para reforzar el impacto de sus medi- biera recibido críticas de discriminación. Sin embar-
das penales, lo que, en mi opinión, se encuentra go, aquella protección habría entrado, cuando me-
entre las opciones legítimamente disponibles para nos, en cierta incoherencia con preceptos como el
el legislador. artículo 173.2 del Código Penal, que a la especial
protección del cónyuge en los términos anteriores
añade la de otros familiares o personas especial-
UNA ARGUMENTACION ALTERNATIVA mente vulnerables sometidas a custodia. La propia
Ley Integral parece que al fin y al cabo lo ha enten-
Hasta aquí he analizado la normativa penal de la dido así, porque ha previsto un tipo de agravación
Ley Integral como si en el Código Penal hubiera igual en paralelo a cada uno de los preceptos que
sólo, por un lado, unos tipos básicos de amenazas, protegen en exclusiva a la mujer, bajo una pauta
coacciones, lesiones, etc. y, por otro, los tipos agra- como la siguiente: “si la víctima fuera una persona
vados que dicha Ley ha incluido en protección ex- especialmente vulnerable que conviva con el autor”.
clusiva de la mujer. Lo que ahora, ya más brevemen- Este tipo de agravación, que no aparecía en el pro-
te y para ir concluyendo, quiero analizar es el juego yecto de Ley, se introdujo en el debate de la Comi-
conjunto de esos tipos agravados tanto con un nue- sión del Congreso como enmienda transaccional
vo tipo diferente previsto en la misma Ley como con sobre las enmiendas del Grupo Popular que propo-
el resto del Código Penal. Supongamos que mi ar- nían describir de forma neutra el tipo agravado rela-
gumentación anterior es errónea, en especial por- tivo a las agresiones a la mujer por su pareja45. El re-
que no se acepta el carácter específico y particular- sultado, en todo caso, es que la Ley viene a aceptar
mente grave de la violencia de género, de modo que la propia equivalencia del maltrato de personas es-
la clasificación de los preceptos analizados sería in- pecialmente vulnerables, como hijos y ancianos,
fraincluyente, discriminando por el sexo a víctimas y pero también, por socialmente atípico que pueda
autores en casos esencialmente iguales. Aun así, ser, el de la agresión de la mujer a su pareja46.
sin embargo, tal vez podría probarse que, conside- Esta nueva forma de agravación constituye la pri-
rados en relación con los demás preceptos relevan- mera vía de equiparación con la de las agresiones a
tes, los tipos agravados que protegen a las mujeres la mujer por su pareja. Porque, en efecto, en las agra-
no son discriminatorios porque hay otros tipos que vaciones por especial vulnerabilidad, junto a su pro-
establecen penas igualmente más graves para to- pia redacción literal neutra, que contrasta con la
das las conductas que pudieran ser equivalentes, especificidad de los preceptos que protegen a las
con independencia del sexo del autor o de la vícti- mujeres de su pareja, parece razonable concluir que
ma44. Como no penalista, incursiono en tierra de in- tanto la víctima como el autor pueden ser indistinta-
fieles y puedo cometer algún error, pero me parece mente hombre o mujer. Y, en realidad, si, como
que tal equivalencia, con la salvedad de dos casos hemos visto, es precisamente la especial vulnerabili-
marginales, se establece en el Código penal por dos dad de la mujer en la relación de pareja la que, como
vías diferentes. aspecto pasivo del ejercicio de la dominación mascu-
En realidad, si la reforma penal de la Ley Integral, lina, justifica la agravación específica de las agresio-
declarando su pretensión de proteger especialmen- nes contra las mujeres, cabe concluir que no hay dife-
te a la mujer, lo hubiera hecho mediante una des- rencia en las consecuencias penales con los demás
cripción neutra (“Si la víctima fuere o hubiere sido supuestos equivalentes. Con una salvedad, que
cónyuge o persona que estuviere o hubiere estado mientras en estos casos la protección se limita a las
ligada al autor por una análoga relación de afectivi- relaciones de convivencia, los preceptos que prote-
gen específicamente a las mujeres incluyen también
las relaciones de convivencia pasada e incluso aque-
44 Para una afirmación sumariamente coincidente con mi argu-
llas en las que, aun sin convivencia, exista una rela-
mentación, cf. Maqueda Abreu, “La violencia de género…” cit., ción de afectividad análoga a la relación conyugal.
pág. 11, si bien esta penalista es muy crítica con el alcance implí- De esta manera, quedarían fuera de la agravación, y
cito de la equiparación entre mujeres y personas vulnerables por no equiparadas, tanto las agresiones de una mujer a
entender que ello relativiza y distorsiona el particular origen y sig-
nificado de la violencia de género y puede acabar favoreciendo la su pareja masculina o femenina como las de un hom-
permisividad social hacia el maltrato a las mujeres y su reclusión bre a su pareja masculina en los casos en que no
en el ámbito de la privacidad familiar (cf. también, ibidem, págs.
4-8, especialmente pág. 6). A mi modo de ver, sin embargo, la vio-
lencia familiar y la de género son fenómenos parcialmente sola-
pados no sólo fáctica y conceptualmente, sino incluso en su co- 45 Cf. Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los

mún explicación por la ideología patriarcal, que en ambos casos Diputados, VII Legislatura, Serie A: Proyectos de Ley, 7 de octubre
pretende presentar como natural lo que es una evidente construc- de 2004, nn. 2-7. Para las enmiendas del Grupo Popular —con la
ción social. Y no termino de entender por qué reconocer ese co- forma “Si la víctima fuere alguna de las personas a las que se refie-
mún origen ideológico favorece más la permisividad de la violen- re el artículo 173.2”—, vid. ibidem, 24 de septiembre de 2004, nn.
cia de género, como si asimilarla a la violencia doméstica la 2-4, enmienda 266 y, en términos similares, 268 y 269.
convirtiera en “una forma más de violencia”, “circunstancial” y 46 La posibilidad de este último caso la han reconocido también

“neutra”, ocultando así su carácter instrumental para mantener un Miguel Lorente Acosta y José Antonio Lorente Acosta, que hablan
sistema discriminatorio contra la mujer (cf. ibidem, pág. 6). Cues- siempre en términos de generalizaciones y que admiten que “en
tión diferente, que me parece perfectamente asumible desde una los últimos meses se están viendo casos en los que la violencia [de
concepción liberal de la justicia, es que el bien que merece pro- la mujer] deriva más de una «inversión de papeles» al adquirir un
tección penal no es la familia como institución sino los derechos rol conductual masculino y realizar comportamientos normalmen-
de la mujer como persona (cf. ibidem, pág. 7). Pero, en esa con- te realizados por el hombre, y que ella asume al haberlos visto o
cepción de la justicia al menos, lo mismo reza para los derechos sufrido con anterioridad” (Agresión a la mujer: maltrato, violación y
los de los hijos, los ancianos, los discapacitados, etc. acoso… cit., pág. 115; cf. también págs. 111-112 y 116).

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exista convivencia (en adelante, para entendernos, resto no del todo equiparado en pena: las lesiones
las llamaré agresiones equivalentes restantes). Pero menos graves y las coacciones leves de una mujer a
buena parte de estos casos ya marginales todavía su pareja masculina o femenina y las de un hombre a
pueden ser equiparados por una vía diferente. su pareja masculina, aunque siempre únicamente en
Esa vía parte de considerar que las agresiones aquellos casos en los que no haya convivencia. Si
equivalentes restantes, para que sean efectiva- ante ello alguien se preguntara qué decisión debería
mente equivalentes a las de la pareja masculina tomar el Tribunal Constitucional para declarar la
hacia su mujer habrían de estar cualificadas por al correspondiente inconstitucionalidad, ya que la equi-
menos una de dos de las agravantes mencionadas paración puede lograrse tanto elevando las penas de
en el Código Penal: el abuso de superioridad o estas agresiones equivalentes restantes como reba-
los motivos de discriminación por razón de sexo jando las de los correlativos tipos agravados que pro-
(art. 22-2ª y 4ª)47. Con tal agravación, tanto en las tegen a la mujer de las agresiones de su pareja con la
lesiones leves como en las amenazas leves con que no convive, parece mucho más defendible que
armas u otros instrumentos peligrosos la diferen- se adoptara esta última solución. Y no sólo por apli-
cia en punición no resulta apreciable porque mien- cación de principios tradicionales, como odiosa sunt
tras la pena del hombre que agrede a su mujer o restringenda o pro libertate, sino también porque en
pareja es de 6 meses a un año o de trabajos en atención a las funciones de dicho Tribunal, a diferen-
beneficio de la comunidad de 31 a 80 días (arts. cia de declarar inconstitucional en ciertos supuestos
153.1 y 171.4), la de las agresiones equivalentes la cláusula legal que dice “aun sin convivencia”, cons-
restantes —aplicando las citadas agravantes a los truir una sentencia para agravar casos que resultan
tipos que castigan a cualquiera que cometa igua- tener menor pena en la Ley resulta fuera de toda jus-
les agresiones “sobre quien sea o haya sido su tificación.
cónyuge o sobre persona que esté o haya estado
ligada a él por una análoga relación de afectividad
aun sin convivencia”— sería de 7 meses y medio UNA CONCLUSION CRITICA
a un año o de 55,5 a 80 días de trabajos para la
comunidad (arts. 153.2 y 171.5). A pesar del Llegados a este punto, una conclusión que parece
aumento del mínimo en este último caso, es posi- imponerse es que, aunque los aspectos penales de
ble entender que la pena es plenamente equipa- la Ley Integral puedan superar el test de las justifi-
rable porque el juez, en todos los supuestos cita- caciones ética y jurídico-constitucional, sin embar-
dos, puede imponer una pena inferior en grado go, no todo lo justo es necesariamente bueno. Ante
“en atención a las circunstancias personales del todo, la técnica legislativa de la que se ha hecho
autor y las concurrentes en la realización del he- gala en este caso resulta palmariamente mejorable.
cho” (arts. 153.4 y 171.6). La introducción de preceptos penales que protegen
Quedan todavía dos conductas diferentemente a la mujer en exclusiva —pero, a la vez, también a
penadas. Por un lado, en las lesiones menos graves cualquier persona especialmente vulnerable— en
la equiparación resulta incompleta, pues mientras el una serie de supuestos que se añaden a otros ante-
hombre que lesiona a su pareja puede ser castigado riormente previstos, y más graves, que establecen
entre 2 y 5 años (art. 148), en cambio, en las agre- una protección sin referencia al sexo, sólo puede ca-
siones equivalentes restantes, incluso con la eleva- lificarse como parche. Y no es extraño que los par-
ción de las agravantes, sería de 21 meses a 3 años ches den lugar a regulaciones tan farragosas que
(art. 147.1), es decir, con un mínimo y, más llamati- casi de manera inevitable han de producir incohe-
vamente, un máximo inferiores. Por otro lado, en las rencias y diferencias difíciles de explicar48. Natural-
coacciones leves la variación es todavía más nota- mente, una técnica legislativa defectuosa no es por
ble: así, mientras la pena por el delito en caso de sí sola motivo de inconstitucionalidad, pero sí debe
agresión a la mujer es de seis meses a un año o tra- serlo para la crítica jurídica, y no sólo ni fundamen-
bajos para la comunidad de 31 a 80 días (art. talmente por estéticas razones de sistemática
172.2), la agresión equivalente restante sería única- dogmático-jurídica, sino porque el rigor técnico sirve
mente una falta agravada punible con localización a valores políticos y constitucionales de gran impor-
permanente de cuatro a ocho días en domicilio dife- tancia, como los principios de legalidad y de seguri-
rente o trabajos de cinco a diez días (art. 620, último dad jurídica.
párrafo; en este caso, la aplicación de las agravan- Junto a lo anterior, una condición que los estudios
tes no eleva necesariamente la pena, de acuerdo sobre acciones positivas suelen mencionar para la
con el art. 638 del Código). justificación de las medidas de discriminación positi-
Así pues, y resumiendo, si se sostiene que hay va es la de su provisionalidad. La razón de esta cau-
casos sustancialmente idénticos a los agravados por
los preceptos penales que protegen a la mujer de las 48 Así, Boldova Pasamar y Rueda Martín han señalado, por un
agresiones de su pareja, todavía quedaría un mínimo lado, la “presunta incoherencia intrasistemática en la que se incu-
rriría cuando la violencia es puntual u ocasional, puesto que hay
un trato diferenciado de los hechos en virtud del sexo, frente a los
47 Adviértase que el hecho de que concurra una agravante o supuestos en los que la violencia o intimidación tiene carácter ha-
bitual (art. 173.2 del Código penal), para el que el sexo de la vícti-
dos es indiferente a efectos prácticos porque el artículo 66.3ª dice ma es irrelevante; y, por otro lado, que “se complica tanto la regu-
que “Cuando concurra sólo una o dos circunstancias agravantes lación que al final no se sabe bien si se está discriminando
[los jueces o tribunales] aplicarán la pena en la mitad superior de positivamente al hombre o a la mujer” (“La discriminación positiva
la que fije la ley para el delito”. de la mujer en el ámbito penal…” cit., págs. 6-7).

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tela deriva precisamente del eventual riesgo de que artículo 30 de la Ley establece un Observatorio
medidas pensadas para compensar desventajas o Estatal de Violencia sobre la Mujer al que únicamen-
para equiparar lo que todavía es desigual puedan te hace el encargo específico de elaborar un informe
tener efectos sociales contrarios a los deseados o, anual sobre la evolución de tal violencia, la determi-
en el límite, terminar por generar una situación desi- nación de los tipos penales aplicados, la efectividad
gual por el lado opuesto si se extienden más allá del de las medidas de protección de las víctimas y las
cumplimiento razonable de los objetivos previstos. eventuales “necesidades de reforma legal con obje-
En el caso que nos ocupa, además, el reconoci- to de garantizar que la aplicación de las medidas de
miento que la Exposición de motivos de la Ley Inte- protección adoptadas puedan [sic, por “pueda”] ase-
gral hace del carácter histórico y no natural de la do- gurar el máximo nivel de tutela para las mujeres”.
minación de los hombres sobre las mujeres, junto Aparentemente al menos, se diría que no se piensa
con la obligada presunción de que el instrumento en la reforma legal salvo para corregir defectos o in-
penal es razonable sólo si y en tanto que es apro- suficiencias en la aplicación de las normas, como si
piado y eficaz a los propósitos pretendidos, da como las normas mismas, especialmente las penales, no
resultado inexcusable el carácter provisorio de una fueran susceptibles de rectificación y mejora.
reforma penal que, como también dice la misma Ex- Con todo, sería extravagante afirmar que la voca-
posición de motivos, se adopta en defensa de dere- ción de perdurabilidad aparentemente presupuesta
chos fundamentales como la libertad, la igualdad o por ese precepto es una razón que baste para pro-
la no discriminación. vocar la inconstitucionalidad de las normas penales
Aparentemente, sin embargo, se diría que en el de la Ley, en especial porque, aunque ésta no lo
ámbito penal la condición de provisionalidad no es haya previsto explícitamente, las competencias ge-
fácil de cumplir en la medida en que las normas pe- néricas del citado Observatorio no impiden la elabo-
nales, relativas al núcleo más duro y estable de la ración de evaluaciones lo más completas posible de
moral social, tienen una especial vocación de per- los efectos de las medidas legales previstas, y no
manencia. Pero no hace falta incurrir en el cinismo exclusivamente para asegurar el máximo —habría
para considerar semejante descripción el pío deseo sido preferible decir el mejor— nivel de tutela para
propio de otra época, al menos en cuanto se tiene las mujeres, sino también para revisar las eventua-
en cuenta que, en sus diez años de vigencia, el Có- les insuficiencias, disfunciones y efectos perversos
digo Penal de 1995 ya ha sufrido dieciocho refor- que tales medidas puedan tener para otros dere-
mas. En el caso que aquí nos ha ocupado, además, chos y fines sociales. Y no sólo, además, para eva-
tal vez se podría alegar que la condición de provisio- luar la eficacia o ineficacia de la distinta penaliza-
nalidad de la nueva regulación no depende única- ción de conductas según el sexo del autor y de la
mente de esa deplorable volubilidad legislativa, sino víctima, sino también, sea dicho como un ejemplo
del propio tenor de la Ley Integral, cuya Disposición entre otros, estudiando el relieve de la utilización
adicional undécima impone al Gobierno, en colabo- para fines distintos a los previstos de las denuncias
ración con las Comunidades Autónomas, que a los penales y de los nuevos cauces de protección pro-
tres años de su entrada en vigor elabore y remita al cesal49. Pero, en fin, lo que no debería ser extrava-
Congreso de los Diputados “un informe en el que se gante es reclamar la mayor prudencia del legislador
hará una evaluación de los efectos de su aplicación ante el uso del Derecho penal, que es un instrumen-
en la lucha contra la violencia de género”. No obs- to demasiado rudo como no para tenerlo bajo cons-
tante, los cauces previstos en la propia Ley Integral tante observación, especialmente cuando también
para esta evaluación parece que desconfían más de puede afectar a una materia tan delicada como la
la aplicación que de la ley misma. En efecto, el igualdad.

49 Otro asunto digno de especial consideración y estudio es el

discutible régimen legal que impone medidas y penas de aleja-


miento al maltratador y sanciona su incumplimiento como que-
brantamiento de condena incluso contra la expresa voluntad de la
mujer (vid. arts. 57.2 en relación con el 48.2, así como 468 del có-
digo penal, este último reformado por la Ley de Violencia de Gé-
nero). Véase sobre ello las recientes críticas de Maqueda Abreu
(cf. “La violencia de género…” cit., págs. 9-10, que recoge y acep-
ta la sólida argumentación de una sentencia de la Sección 4ª de
la Audiencia Provincial de Sevilla de 15 de julio de 2004) y de
Queralt (cf. “La última respuesta penal…”, § VII.2). Según recien-
tes noticias de prensa, esta regulación ha sido objeto de varias
cuestiones de inconstitucionalidad y ha dado lugar a alguna sen-
tencia que parece haber dado relevancia a la oposición de la mu-
jer al alejamiento de su pareja (véase El País, lunes 27 de febre-
ro de 2006, págs. 37-38).

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El tratamiento del exterminio de grupos políticos


a la luz del caso Scilingo
Cristina FERNANDEZ-PACHECO ESTRADA

I. INTRODUCCION mismo proceso, sino también respecto al antece-


dente constituido por las resoluciones relativas al
1. Reapertura de la polémica en torno caso Pinochet; además, teniendo en cuenta los pa-
al tratamiento de los grupos políticos ralelismos existentes en los dos casos (es decir, en
los contextos de represión política y violaciones ma-
La sentencia 16/2005, dictada por la Audiencia sivas de derechos humanos en Chile y Argentina) y
Nacional con referencia al caso Scilingo, reabre la las diferentes calificaciones llevadas a cabo, resulta
polémica —que nunca llegó a zanjarse del todo— especialmente conveniente realizar un análisis com-
en torno al tratamiento de los grupos políticos en el parativo de ambos supuestos.
Derecho Penal Internacional. En 1998, en el marco A continuación, expondré brevemente los hechos
de las diligencias seguidas contra Augusto Pino- declarados probados en ambos casos, para des-
chet, una interpretación “social” del genocidio permi- pués estudiar las calificaciones correspondientes.
tió a amplios sectores de la doctrina —así como a
importantes cargos de la fiscalía y de la judicatura—
incluir a los grupos sociales y políticos en el objeto 1.1. Los hechos en el caso Pinochet
de protección del delito. Esta concepción “social” del
genocidio consistía en la adaptación del concepto Los delitos objeto de denuncia en el caso Pinochet
técnico más restrictivo acogido en la Convención correspondían a un contexto dictatorial de dura
para la Sanción y Prevención del Delito de Genoci- represión de grupos políticos disidentes. Las tortu-
dio1 (la Convención, en adelante) —que no incluía a ras, detenciones ilegales e incluso las desaparicio-
los grupos políticos como objeto de protección— a nes se convirtieron en instrumento habitual de con-
la evolución producida en el seno de la comunidad trol de los opositores al régimen instaurado mediante
internacional, donde predominaría la protección de el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Los
todo grupo independientemente de su tipología con- 94 casos que conformaban el objeto de la imputación
creta. contra Augusto Pinochet Ugarte se concretaban en
Así, el genocidio en los términos recogidos por la desapariciones y torturas que, en principio, y según
Convención resultaba inadecuado por limitar excesi- la valoración llevada a cabo por el juez instructor
vamente las características del grupo que sufre la competente, podían constituir delitos de genocidio,
acción exterminadora2; con la interpretación señala- terrorismo y torturas5.
da se pretendía abarcar tanto el exterminio de gru- En 1999, en el curso del proceso de extradición
pos políticos y sociales como conductas constituti- del acusado desde el Reino Unido —lugar donde se
vas de delitos de lesa humanidad3 que, hasta el encontraba detenido— la competencia quedó limita-
momento, no habían sido regulados en el Código da a los delitos de tortura en vista de la ratificación
Penal Español. Esta misma fue la postura manteni- por parte de los tres Estados implicados (España,
da inicialmente por la Audiencia Nacional en el caso Reino Unido y Chile) de la Convención contra la Tor-
Scilingo el cual, en el Auto 84/1998, de 4 de noviem- tura6. Finalmente, la extradición no llegó a sustan-
bre, se calificaba como genocidio en virtud de la ciarse al considerar la justicia británica que el débil
mencionada concepción “social”. Sin embargo, final- estado de salud de Pinochet impedía tal procedi-
mente, la sentencia 16/2005 operó lo que podría miento7.
considerarse un cambio de criterio al apostar por la
calificación de los actos como delitos de lesa huma-
nidad a causa de la introducción de dicho ilícito en 5 Al respecto, véase Auto de prisión contra Augusto Pinochet

nuestro Código Penal4. dictado por el Juzgado Central de Instrucción núm. 5 de la Au-
diencia Nacional, de 18 de octubre de 1998.
Se efectúa, por tanto, una calificación diferente no 6 La Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas crue-

sólo respecto a la inicialmente establecida en este les, inhumanos o degradantes, adoptada y abierta a la firma, ra-
tificación y adhesión por la Asamblea General en su Resolución
39/46, de 10 de diciembre de 1984, entró en vigor el 26 de junio
de 1987 de conformidad con el artículo 27.1.
7 Sin embargo, el proceso sigue abierto en la actualidad, si
1 Convención aprobada por la Resolución 260 III (A) de la

Asamblea General de las Naciones Unidas, el 9 de diciembre de bien ante la propia jurisdicción chilena. Por una parte, el juez chi-
1948. Entró en vigor el 12 de enero de 1951. leno Carlos Cerda dictó en noviembre pasado el procesamiento
2 Auto del Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Na- de Augusto Pinochet y ordenó su arresto domiciliario por cuatro
cional admitiendo la competencia española, 5 de noviembre de delitos de corrupción relacionados con las millonarias cuentas
1998, f. de D. quinto. secretas que mantuvo en el exterior, especialmente en el banco
3 Sentencia de la Audiencia Nacional 16/2005, de 19 de abril, f. estadounidense Riggs; sin embargo, posteriormente, la Sala
de D. primero, 4. 3) 1. Quinta de la Corte de Apelaciones de Santiago le concedió por
4 Artículo introducido por la L.O. 15/2003, de 25 de noviembre. unanimidad la libertad provisional y rebajó a la mitad el monto de
La incorporación de la figura de los delitos de lesa humanidad la fianza decretada por el juez Carlos Cerda, quedando finalmen-
(art. 607 bis) se debe a la necesaria armonización de la legisla- te en cerca de 9.700 euros. Por otra parte, en el marco de una
ción interna española con el Estatuto del Tribunal Penal Interna- causa paralela, el ex dictador chileno fue procesado por el juez
cional, que fue ratificado por España el 24 de octubre de 2000. de la Corte de Apelaciones Víctor Montiglio como autor intelec-

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1.2. Los hechos en el caso Scilingo cual ha sido recientemente objeto de recurso de
amparo ante el Tribunal Constitucional en relación
El 19 de abril de 2005 la Sala de lo Penal de la Au- con el caso Guatemala10.
diencia Nacional condenó a Adolfo Francisco Scilin- En segundo lugar, la reciente declaración de nuli-
go Manzorro como autor de un delito de lesa huma- dad por parte de la Corte Suprema argentina de las
nidad por los actos llevados a cabo en Argentina Leyes de Punto Final y Obediencia Debida otorga al
durante la dictadura. En su condición de oficial, caso Scilingo y a otros similares la máxima actuali-
Adolfo Scilingo fue destinado a la Escuela Mecánica dad, al posibilitar la reapertura de nuevos procesos
de la Armada (ESMA), desarrollando tareas emi- referentes a graves violaciones de derechos cometi-
nentemente logísticas, aunque también de otra na- das durante la dictadura, ante las jurisdicciones na-
turaleza. Así, consta en los hechos probados su par- cionales de este país.
ticipación en dos de los denominados “vuelos de la En tercer lugar, en la sentencia se suscitan toda
muerte”, consistentes en arrojar vivos al mar a los una serie de cuestiones decisivas en esta materia,
detenidos que previamente habían sido drogados y tales como la aplicabilidad de la causa de justifica-
despojados de sus ropas. Como determinaba la ción de la obediencia debida, la validez en España
sentencia, Scilingo ocupó cargos de jefe de electrici- de las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida; la
dad de la ESMA o jefe de automoción, llevando a aplicación retroactiva de las leyes penales, o el
cabo “tareas complementarias sabiendo que forma- cuestionamiento de la competencia española.
ban parte necesaria de la ejecución del plan”8; ade- En cuarto y último lugar, ya en el plano de aque-
más, con su participación en los “vuelos de la muer- llos delitos que tradicionalmente componen el Dere-
te” se involucró de forma definitiva en la ejecución cho Penal Internacional, el caso Scilingo pone de
de dicho plan. manifiesto la necesidad de diferenciar las figuras
En definitiva, en ambos supuestos (el caso Scilin- de genocidio y delitos de lesa humanidad. Se trata,
go y el caso Pinochet) existían regímenes dictatoria- sin duda, de una asignatura pendiente no sólo en
les en los que se llevaba a cabo una represión siste- ordenamientos que, como el español, han incor-
mática de los opositores a éstos. Las técnicas porado recientemente la figura de los delitos de
empleadas en esta labor de contención y castigo de lesa humanidad, sino también en el ámbito inter-
dichos grupos eran, en los dos supuestos, muy simi- nacional11, como demuestra la polémica suscitada
lares, así como su dialéctica de legitimación de tales ante la dificultad a la hora de calificar las viola-
acciones. ciones de derechos humanos cometidas en Darfur
(Sudán)12.
Ahora bien, de entre todas las cuestiones sus-
2. La importancia del caso Scilingo citadas, interesa aquí especialmente esta última,
que se concreta en la determinación de los lími-
El interés de este caso reside en toda una serie de tes del delito de genocidio frente a otra figura, en
factores que, a continuación, paso a señalar: principio más amplia, como son los delitos de lesa
En primer lugar, la puesta en marcha de este tipo humanidad. De hecho, la inicial calificación por
de procesos, con carácter general, demuestra el parte del juez instructor del caso como genocidio,
creciente interés de los Estados por los derechos las calificaciones alternativas de la fiscalía y las
humanos, así como el papel que las jurisdicciones acusaciones populares13, el tratamiento en el pasa-
nacionales están llamadas a desarrollar en la perse- do de casos similares —entre los que, indudable-
cución de los delitos sancionados por el Derecho mente, destaca el caso Pinochet—, así como la tar-
Penal Internacional. En este sentido, es especial- día introducción de los delitos de lesa humanidad
mente llamativo el caso español, que establece, en
el artículo 23 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
la llamada cláusula de “jurisdicción universal”9, la 10 Tras sendas sentencias de la Audiencia Nacional (2000) y

del Tribunal Supremo (2003) que restringían el principio de


jurisdicción universal, vinculando la competencia española a la
existencia de intereses nacionales, la sentencia del Tribunal
tual del secuestro y desaparición de seis personas en 1974 y constitucional de 26 de septiembre de 2005 corrige, resol-
1975 (conocida como operación Colombo) y quedó bajo arresto viendo el recurso de amparo, tal tendencia y reafirma la pri-
domiciliario. macía de este principio sobre la existencia de víctimas naciona-
8 Véanse los hechos probados (segundo) de la sentencia de la les; de esta forma, la justicia española asume la capacidad
Audiencia Nacional 16/2005, de 19 de abril. jurisdiccional respecto a los delitos cometidos en Guatemala
9 Acerca del principio de jurisdicción universal, véase, por entre 1978 y 1986. Al respecto véase García, P., “El genocidio
todos, Gil Gil, A., “La sentencia del caso Scilingo”, Jueces para guatemalteco, ante la justicia española”, El País, 11 de noviem-
la democracia, nº 53, julio 2005, págs. 7 a 16; García Arán, M., bre de 2005, pág. 18.
“Complementariedad recíproca y justicia global: España, Gua- 11 Esta polémica ha sido, en cierto modo, contestada por la

temala y la Corte Penal Internacional”, en Homenaje al Prof. sentencia del TPIY en el caso Krstic, que calificó la relación
Dr. Rodríguez Mourullo, Madrid, 2005, págs. 363 a 380; Blan- entre el genocidio y los delitos de lesa humanidad como con-
co Cordero, I., “Crisis del principio de jurisdicción universal en curso de delitos (Prosecutor v. Radislav Krstic, case nº IT-98-
el Derecho Penal internacional contemporáneo”, La Ley, núme- 33-T).
ro 5980, 22 de marzo de 2004, págs. 1 a 7, y número 5981, 23 12 Al respecto, véase “Report of the International Comisión of

de marzo de 2004, págs. 1 a 7; Tomás Ortiz de la Torre, J. A., Inquiry on Darfur to the United Nations Secretary-General”, de 25
“A vueltas con la competencia judicial penal internacional de de enero de 2005.
los tribunales de España: el caso «Scilingo»”, Anuario Espa- 13 Véanse, en los antecedentes (tercero, A) de la sentencia

ñol de Derecho Internacional Privado, t IV, 2004, págs. 215 a 16/2005 de la Audiencia Nacional, las calificaciones alternativas
236; Serrano Piedecasas, J.R., “El delito de genocidio. Espe- formuladas por el Ministerio Fiscal “ambas dentro de la categoría
cial referencia al «caso Pinochet»”, en La ciencia del Derecho más amplia de crímenes contra la humanidad, como son el geno-
Penal ante el nuevo siglo. Libro homenaje al Prof. Dr. D. José cidio y la lesa humanidad, ambas con las correspondientes alter-
Cerezo Mir, Madrid, 2000, págs. 1495 a 1509. nativas de terrorismo”.

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en el CP español, dificultan la delimitación de las regulada en el ordenamiento español hasta la refor-


dos figuras y justifican el estudio de esta proble- ma operada en 2003 como consecuencia, de nuevo,
mática. de la necesaria incorporación del contenido de un
tratado ratificado por España; se trata, en esta oca-
sión, del propio Estatuto del Tribunal Penal Interna-
II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA cional.
El artículo 607 bis —coincidente de forma casi total
1. La frontera entre el delito de genocidio con el artículo 7 del Estatuto— declara reos de de-
y los delitos de lesa humanidad lito de lesa humanidad a quienes cometieren una
serie de hechos (matar, lesionar, agredir sexualmen-
En la sentencia 16/2005, concerniente al caso te, torturar, deportar, someter a esclavitud, entre
Scilingo, reconociendo la corrección de la interpre- otros) como parte de un ataque generalizado o siste-
tación realizada en el caso Pinochet (donde los he- mático contra la población civil o contra una parte de
chos cometidos por el ex dictador fueron inicialmen- ella. Además, en todo caso se considerará delito de
te calificados como genocidio), la Audiencia decidió lesa humanidad la comisión de estos mismos hechos
alterar el criterio seguido entonces para calificar los “por razón de la pertenencia de la víctima a un grupo
hechos en esta ocasión como delito de lesa humani- o colectivo perseguido por motivos políticos, raciales,
dad. A fin de comprender la magnitud de este cam- nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de géne-
bio, conviene establecer previamente cuáles son las ro u otros motivos universalmente reconocidos como
nociones de los delitos manejados. inaceptables por el derecho internacional”17; y “en el
La actual redacción del delito de genocidio procede contexto de un régimen institucionalizado de opre-
de la Convención, que ha servido de modelo para sión y dominación sistemáticas de un grupo racial
textos de ámbito nacional —por ejemplo el propio CP sobre uno o más grupos raciales y con intención de
español14— e internacional —entre ellos, el Estatuto mantener ese régimen”18.
del Tribunal Penal Internacional—. El artículo 607 CP
define el delito de genocidio como la comisión de una
serie de actos delictivos (matar, trasladar a niños del 17 Se trata de casos en los que el motivo discriminatorio coinci-

grupo a otro grupo, someter a condiciones de exis- de con el genocidio, diferenciándose el delito de lesa humanidad
en que los autores no pretenden la destrucción del grupo. Al res-
tencia que pongan en peligro la vida o perturben gra- pecto, véase García Arán, M., en Córdoba Roda, J/García Arán,
vemente la salud, lesiones, desplazamientos forzo- M. (dirs.), Comentarios al Código Penal, parte especial, Barcelo-
na, 2004, t. II, págs. 2705 y ss.
sos, entre otros) realizados sobre miembros de un 18 Textualmente, el artículo 607 bis CP recoge los delitos de
grupo nacional, étnico, racial o religioso al que se lesa humanidad de la siguiente forma:
pretende destruir total o parcialmente15. 1. Son reos de delitos de lesa humanidad quienes cometan
los hechos previstos en el apartado siguiente como parte de un
Respecto a los delitos de lesa humanidad, aunque ataque generalizado o sistemático contra la población civil o con-
se trata, en sentido estricto, de una figura más anti- tra una parte de ella.
gua que el genocidio16, paradójicamente, no ha sido En todo caso, se considerará delito de lesa humanidad la co-
misión de tales hechos:
1º Por razón de la pertenencia de la víctima a un grupo o co-
lectivo perseguido por motivos políticos, raciales, nacionales, ét-
14 El Código Penal español incorporó el delito de genocidio en nicos, culturales, religiosos o de género u otros motivos univer-
virtud de la Ley 44/1971, de 15 de noviembre, como resultado de salmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho
la armonización llevada a cabo tras la ratificación española de la internacional.
Convención. 2º En el contexto de un régimen institucionalizado de opresión
15 Textualmente, el artículo 607 CP recoge el delito de genoci- y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre uno o más
dio de la siguiente forma: grupos raciales y con la intención de mantener ese régimen.
1. Los que, con propósito de destruir total o parcialmente a 2. Los reos de delitos de lesa humanidad serán castigados:
un grupo nacional, étnico, racial o religioso perpetraren alguno 1º Con la pena de prisión de 15 a 20 años si causaran la muer-
de los actos siguientes, serán castigados: te de alguna persona.
1ª Con la pena de prisión de quince a veinte años, si mataran Se aplicará la pena superior en grado si concurriera en el he-
a alguno de sus miembros. cho alguna de las circunstancias previstas en el artículo 139.
Si concurrieran en el hecho dos o más circunstancias agravan- 2º Con la pena de prisión de 12 a 15 años si cometieran una
tes, se impondrá la pena superior en grado. violación, y de cuatro a seis años de prisión si el hecho consistie-
2º Con la prisión de quince a veinte años, si agredieran se- ra en cualquier otra agresión sexual.
xualmente a alguno de sus miembros o produjeran alguna de las 3º Con la pena de prisión de 12 a 15 años si produjeran algu-
lesiones previstas en el artículo 149. na de las lesiones del artículo 149 y con la de ocho a 12 años de
3º Con la prisión de ocho a quince años, si sometieran al gru- prisión si sometieran a las personas a condiciones de existencia
po o a cualquiera de sus individuos a condiciones de existencia que pongan en peligro su vida o perturben gravemente su salud
que pongan en peligro su vida o perturben gravemente su salud, o cuando les produjeran alguna de las lesiones previstas en el ar-
o cuando les produjeran algunas de las lesiones previstas en el tículo 150. Se aplicará la pena de prisión de cuatro a ocho años
artículo 150. si cometieran alguna de las lesiones del artículo 147.
4º Con la misma pena, si llevaran a cabo desplazamientos for- 4º Con la pena de prisión de ocho a 12 años si deportaran o
zosos del grupo o sus miembros, adoptaran cualquier medida trasladaran por la fuerza, sin motivos autorizados por el derecho
que tienda a impedir su género de vida o reproducción, o bien internacional, a una o más personas a otro Estado o lugar, me-
trasladaran por la fuerza a individuos de un grupo a otro. diante la expulsión u otros aspectos de coacción.
5º Con la prisión de cuatro a ocho años, si produjeran cual- 5º Con la pena de prisión de seis a ocho años si forzaran el
quier otra lesión distinta de las señaladas en los números 2 y 3 embarazo de alguna mujer con intención de modificar la compo-
de este apartado. sición étnica de la población, sin perjuicio de la pena que corres-
2. La difusión por cualquier medio de ideas o doctrinas que ponda, en su caso, por otros delitos.
nieguen o justifiquen los delitos tipificados en el apartado ante- 6º Con la pena de prisión de 12 a 15 años cuando detuvieran a
rior de este artículo, o pretendan la rehabilitación de regímenes o alguna persona y se negaran a reconocer dicha privación de li-
instituciones que amparen prácticas generadoras de los mismos, bertad o dar razón de la suerte o paradero de la persona de-
se castigará con la prisión de uno a dos años. tenida.
16 Como señala la propia sentencia de la Audiencia Nacional 7º Con la pena de prisión de ocho a 12 años si detuvieran a
16/2005, de 19 de abril en f. de D. primero, 2.1, procede del Esta- otro, privándolo de su libertad, con infracción de las normas in-
tuto del Tribunal Militar Internacional. ternacionales sobre la detención.

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La reciente incorporación de los delitos de lesa mitirían confirmar la existencia del delito en un de-
humanidad al CP español, unida a la de por sí terminado contexto. Así, simplificando enormemen-
conflictiva delimitación de esta figura respecto al te la estructura del delito, podría afirmarse que los
genocidio, obliga a estudiar con detenimiento la ido- elementos requeridos son: en primer lugar, la comi-
neidad de cada una de las calificaciones posibles sión de uno de los actos19 enumerados por el texto
en el caso del exterminio de grupos políticos. Al legal (como, por ejemplo, matar, someter intencio-
respecto, la Sección tercera de la Sala Penal de la nalmente a miembros del grupo a condiciones de
Audiencia Nacional argumentó en el caso Scilingo existencia que hayan de acarrear su destrucción to-
que el detonante de la modificación fue la propia tal o parcial o trasladar a niños del grupo a otro gru-
introducción de la figura de los delitos de lesa po, entre otros); en segundo lugar, la especial inten-
humanidad en el CP español en virtud de la refor- ción de destruir al grupo20; y, por último, que el grupo
ma operada por la LO 15/2003, de 25 de noviem- víctima del ataque pertenezca a una de las clases
bre. De acuerdo con lo expresado en esta sen- reconocidas por el texto legal (a saber, nacional, ét-
tencia, la pretendida inadecuación de nuestro nico, racial o religioso).
ordenamiento al Derecho Penal Internacional hasta Retomando el primer elemento, en los hechos a
el advenimiento de la reforma llevaba a interpre- que se refiere la sentencia del caso es posible
tar el genocidio de forma que pudiera alcanzar a reconocer varios de los actos enumerados en el
los grupos políticos; con la incorporación de la artículo 607 CP. Así, los “vuelos de la muerte”
figura de los delitos de lesa humanidad esta inter- supusieron “matar a los miembros del grupo”21; en
pretación, según el criterio de la Audiencia, se los centros clandestinos de detención, en la zona
hace innecesaria. denominada “capucha”, se sometía a los detenidos
En todo caso, a pesar de que la argumentación a condiciones de existencia que ponían en peligro
contenida en la sentencia 16/2005 pretende ratificar su vida o perturbaban gravemente su salud22; tam-
la validez de la interpretación seguida en el caso Pi- bién se produjo el traslado de niños de un grupo
nochet, no resulta evidente que el cambio de criterio a otro23. La sentencia 16/2005 reconoce, por otra
operado mantenga inalterada aquella argumenta- parte, la implicación de Adolfo Scilingo en estos
ción. Afirmar que los mismos hechos merecen aho- delitos en calidad de autor24.
ra una calificación distinta supone, en cierto modo, Respecto al segundo elemento, la intención de
la desautorización del razonamiento llevado a cabo destruir al grupo suele presentarse, en principio,
inicialmente. A fin de verificar esta cuestión será ne- como el requisito más conflictivo a efectos de prue-
cesario, por una parte, establecer los elementos que ba25. Más allá de la naturaleza que quiera atri-
configuran el delito de genocidio y, por otra, clarificar buírsele, la jurisprudencia de los tribunales ad hoc
la situación de los grupos políticos en la regulación (Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugos-
actual. lavia y Tribunal Penal Internacional para Ruanda)
admite la posibilidad de inferirla de una serie de
factores como “el contexto general, la comisión de
2. Elementos del delito de genocidio otros actos dirigidos sistemáticamente contra el
mismo grupo, la escala de las atrocidades come-
De la definición legal del genocidio, conforme a la
redacción adoptada en la Convención, pueden ex-
19 Otra polémica de difícil resolución es la que se suscita acer-
traerse una serie de rasgos fundamentales que per-
ca de si son necesarios varios actos o basta con un solo acto ge-
nocida para la consumación del delito. El texto de los Elementos
de los Crímenes —documento de reciente aprobación que cons-
8º Con la pena de cuatro a ocho años de prisión si cometieran tituye Derecho aplicable para el Tribunal Penal Internacional— se
tortura grave sobre personas que tuvieran bajo su custodia o con- ha decantado por esta última posibilidad en el artículo 6, zanjan-
trol, y con la de prisión de dos a seis años si fuera menos grave. do, en cierto modo la controversia suscitada.
A los efectos de este artículo, se entiende por tortura el someti- 20 Para algunos autores este elemento se configura como un

miento de la persona a sufrimientos físicos o psíquicos. elemento subjetivo del injusto; de esta opinión, Gil Gil, A., Dere-
La pena prevista en este número se impondrá sin perjuicio de cho penal internacional, Madrid, 1999, págs. 231 y ss. En contra,
las penas que correspondieran, en su caso, por los atentados Serrano Piedecasas, J.R., “El delito de genocidio...”, ob. cit., pág.
contra otros derechos de la víctima. 1505.
9º Con la pena de prisión de cuatro a ocho años si cometieran 21 Véanse los hechos probados (primero, 4) de la sentencia de

alguna de las conductas relativas a la prostitución recogidas en la Audiencia Nacional 16/2005, de 19 de abril.
el artículo 187.1 y con la de seis a ocho en los casos previs- 22 Ibid.

tos en el artículo 188.1. 23 Ibid.

Se impondrá la pena de seis a ocho años a quienes trasladen a 24 Esta cuestión ha sido analizada en los hechos probados (se-

personas de un lugar a otro, con el propósito de su explotación, gundo) de la sentencia. Al respecto, Gil critica la ausencia de
empleando violencia, intimidación o engaño, o abusando de una análisis de la participación de Scilingo en cada uno de los actos
situación de superioridad o de necesidad o de vulnerabilidad de constitutivos del delito de lesa humanidad; como señala esta au-
la víctima. tora “en realidad la condena se basa en las propias declaracio-
Cuando las conductas previstas en el párrafo anterior y en el nes del acusado pues no se presentan testigos directos de los
artículo 188.1 se cometan sobre menores e incapaces, se impon- hechos imputados a Scilingo, y en dichas declaraciones única-
drán las penas superiores en grado. mente se recoge que participó en dos vuelos de la muerte como
10º Con la pena de prisión de cuatro a ocho años si sometieran integrante de la dotación pero Scilingo no responde directamente
a alguna persona a esclavitud o la mantuvieran en ella. Esta pena a la pregunta de si personalmente arrojó algún cuerpo al mar”
se aplicará sin perjuicio de las que, en su caso, correspondan por (Gil Gil, A., “La sentencia del caso Scilingo”, ob. cit., pág. 15).
los concretos atentados cometidos contra los derechos de las 25 Así, conviene destacar que algunos sectores han señalado

personas. la falta de pruebas suficientes para sostener la existencia del ele-


Por esclavitud se entenderá la situación de la persona sobre la mento intencional de destruir al grupo, lo cual implica negar la
que otro ejerce, incluso de hecho, todos o algunos de los atribu- propia existencia de genocidio (Dionis, Gregorio, “Una sentencia
tos del derecho de propiedad, como comprarla, venderla, prestar- histórica”, Equipo Nizkor, http:/www.derechos.org/nizkor/espa-
la o darla en trueque. na/juicioral/doc.historica.html).

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tidas, la elección sistemática de las víctimas por su El tercer y más conflictivo elemento —al margen
carácter de miembros de un grupo particular o la de los posibles problemas de prueba que la inten-
repetición de actos discriminatorios”26. ción de destruir al grupo genera— consiste en la po-
Por una parte, destaca entre estos factores la sibilidad de calificar al grupo objeto del ataque como
existencia de un plan coordinado para la destruc- “nacional, étnico, racial o religioso” tal y como re-
ción del grupo, el cual ha sido reconocido como ele- quiere el artículo 607 CP. En el caso del exterminio
mento fundamental por los Elementos de los Críme- de los grupos políticos, esta última cuestión es la
nes27. Dicho plan queda acreditado en los hechos que requiere una mayor atención.
declarados probados por la sentencia 28, así como el
conocimiento de Scilingo no sólo de la existencia de
éste, sino de su participación en el mismo. 3. Situación de los grupos políticos
Por otra parte, desde ciertos ámbitos se ha venido en la regulación actual
concediendo relevancia a efectos de prueba de este
elemento a las motivaciones que llevan a los auto- En la Convención, los grupos políticos fueron ex-
res a la comisión del delito. Así, en el llamado “infor- cluidos de la redacción definitiva tras un intenso de-
me Fungairiño” se señala que “la motivación de la bate; esta decisión no fue en absoluto casual. Como
criminal actuación de las Juntas Militares fue la ven- señala la propia sentencia 16/2005, “el concepto de
ganza frente a los atentados terroristas de los ‘mon- Genocidio resultante recogido por el Convenio
toneros’ (...) y la creencia de que el régimen de Sal- de 1948 obedece en gran medida a que triunfaron fi-
vador Allende acabaría con las estructuras políticas nalmente las insistentes tesis de la Unión Soviética
tradicionales clásicas”29. de exclusión de la protección los grupos políticos y de
Vincular las motivaciones últimas de los autores exclusión de los motivos políticos”32. Entre los argu-
del delito con la especial intencionalidad de destruc- mentos oficialmente considerados para la exclusión
ción del grupo no resulta del todo correcto. Como de los grupos políticos destacaban una pretendida
señala Serrano Piedecasas, “en el tipo del delito de carencia de estabilidad suficiente de tales grupos
genocidio, al juez lo que le interesa es comprobar dado que “su cohesión sólo se efectúa a través de un
que sus autores querían «destruir total o parcial- ideal político o un programa social común”33; la inexis-
mente un grupo nacional, étnico, racial o religioso» tencia de rasgos definitorios; o el riesgo de que “los
(art. 607 CP) y no si lo hicieron motivados por los elementos subversivos pudieran hacer uso de la Con-
sentimientos de odio o de venganza que suscitan la vención para debilitar la acción interpuesta por sus
pertenencia de las víctimas a tal etnia, religión, raza gobiernos dirigida a suprimirlos”34. Este último argu-
o nación. La discriminación responde siempre a in- mento apunta, en mi opinión, al verdadero problema
tereses económicos, al igual que su manifestación de fondo; el deseo de obtener el máximo número de
más extrema: el genocidio. Que la misma luego se ratificaciones posible —algunas delegaciones habían
«racionalice» mediante consideraciones relativas al señalado la inclusión de los grupos políticos como
credo, color de la piel, exotismo cultural o distinta obstáculo para la ratificación— fue determinante en
nacionalidad del «enemigo» no dejan de ser datos la redacción definitiva. Así, finalmente, pesaron en ex-
superfluos.”30 Del mismo modo, para Catresana Fer- ceso los intereses de cada Estado adoptando una re-
nández la exigencia de que el propósito específico dacción de conveniencia.
de destruir total o parcialmente el grupo lo sea pre- Sin embargo, a pesar de que ninguna de las
cisamente en atención al carácter nacional, étnico, redacciones del genocidio contenidas en textos
racial o religioso no se desprende necesariamente legales nacionales35 o internacionales comprende
del texto legal31. expresamente a los grupos políticos, son varios los

26 Enumeración extraída de la jurisprudencia de los tribunales 32 Sentencia de la Audiencia Nacional 16/2005, de 19 de abril,

ad hoc (sentencias Jelisic, Rutaganda, Krstic o Akayesu) citada f. de D. primero, 4. 3) 1.


en “Report of the International Comisión...”, ob. cit., pág. 128. 33 Planzer, Le crime de génocide, St. Gallen, 1956, pág. 105.
27 Textualmente, el artículo 6 de los Elementos de los Crímenes 34 Graven, J., «Les crimes contre l’humanité», Recueil des

hace referencia a la necesidad de que “la conducta haya tenido cours de l’Academie de droit international de la Haye, 1950, I,
lugar en el contexto de una manifiesta pauta de conducta de ca- págs. 429 a 607.
rácter similar dirigida contra ese grupo o que haya podido por sí 35 A pesar de que ni en España ni en los países del entorno se

misma causar esa destrucción”. incluye a los grupos políticos en la tipificación del delito de geno-
28 La sentencia de la Audiencia Nacional 16/2005 expone en cidio, otros Estados sí lo han hecho. Por ejemplo, el CP colom-
los hechos probados (primero, 2) la configuración y puesta en biano en su artículo 101 contempla como víctima del genocidio a
marcha del “plan de ejército y la ideología del proceso de “un grupo nacional, étnico, racial, religioso o político” y, en este
reconstrucción nacional” a través de declaraciones, decretos y sentido, la Corte Constitucional del país afirma en la sentencia
órdenes secretas, reuniones y otros documentos que acredi- 177 de 2001 que “ningún reparo puede formularse a la amplia-
tan su existencia. ción que de la protección del genocidio a los grupos políticos (...)
29 En nota del Fiscal de la Audiencia Nacional sobre la jurisdic- pues es sabido que la regulación contenida en los Tratados y
ción de los Tribunales españoles, cuyo texto puede encontrarse Pactos Internacionales consagra un parámetro mínimo de pro-
en García Arán, M., Crimen Internacional y jurisdicción universal. tección, de modo que nada se opone a que los Estados, en sus
El caso Pinochet, Valencia, 2000, pág. 301. legislaciones internas consagren un mayor ámbito de protección.
30 Serrano Piedecasas, J.R., “El delito de genocidio...”, ob. cit., No hay óbice para que las legislaciones nacionales adopten un
pág. 1505. De la misma opinión, la sentencia Jelisic (Appeals concepto más amplio de genocidio, siempre y cuando se conser-
Chamber) July 5, 2001, párrafo 49; “Report of the International ve la esencia de este crimen, que consiste en la destrucción sis-
Comisión...”, ob. cit., pág. 125. temática y deliberada de un grupo humano, que tenga una iden-
31 Castresana Fernández, C., “Persecución de crímenes contra tidad definida. Y es indudable que un grupo político la tiene. La
la Humanidad en la Audiencia Nacional. Los informes que los fis- incriminación de la conducta sistemática de aniquilación de un
cales no quisieron firmar”, en Jueces para la democracia, nº 31, grupo político, mediante el exterminio de sus miembros, encuen-
marzo 1998, págs. 3 a 10. tra pleno respaldo en los valores y principios que informan la

52
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casos en los que se apuntó que la exterminación artículo 607 CP. Así, únicamente se presentan dos
de dichos grupos podría constituir tal delito. Prue- posibilidades interpretativas ante esta cuestión:
ba de ello son los documentos relativos al caso entender que se trata en realidad de un grupo
Pinochet o la propia calificación inicial de los actos nacional o que constituye un grupo religioso.
cometidos por Adolfo Scilingo. Cabe plantearse, en
todo caso, si este tipo de calificación venía, en
buena medida, forzada por la inexistencia de una 1. La calificación como delito de genocidio
figura de delitos de lesa humanidad, unida al deseo a través de la interpretación de la expresión
de evitar la impunidad —al menos desde el plano “grupo nacional”
del Derecho Penal Internacional— de conductas
gravemente vejatorias de los derechos humanos. La primera posibilidad consiste en calificar los
En mi opinión, sin entrar a valorar, de momento, la actos como genocidio mediante una reinterpretación
conveniencia del empleo de este tipo de interpreta- de la expresión “grupo nacional” apelando, para ello,
ciones, todo intento de calificar los hechos como ge- a la necesidad de evolución del tipo. Esta alternativa
nocidio debe justificarse no tanto en este último mo- fue sugerida tanto en el Auto de la Audiencia Na-
tivo —esto es, en el deseo de evitar la impunidad— cional 84/1998 de 4 de noviembre37, como en la doc-
sino más bien en la existencia de los elementos ya trina y resoluciones judiciales relativas al caso Pino-
mencionados y en la posibilidad de identificar al gru- chet. Conforme a este criterio, se equiparaba el
po víctima del ataque como uno de los protegidos “grupo nacional” a “grupo humano nacional, grupo
por el texto legal. humano diferenciado, caracterizado por algo, inte-
En realidad, la propia sentencia 16/2005 expone grado en una colectividad mayor”38; de esta forma,
la problemática con suma claridad. Antes de la in- los grupos sociales y políticos podían entenderse
corporación de los delitos de lesa humanidad al CP, incluidos.
este tipo de conductas se castigaban tipificándolas Constituye una cuestión preliminar de gran impor-
como delito de genocidio; para la Sala de lo Penal tancia el determinar si tal interpretación incurre,
de la Audiencia Nacional, una vez incorporados los como denuncia Gil, en una analogía in malam par-
delitos de lesa humanidad, esta última deviene la tem prohibida por nuestro CP39. Reconociendo lo
calificación más apropiada. En este contexto, se problemático del asunto y sin entrar a estudiar la
suscita la duda de si tal argumentación es correcta. cuestión al detalle, quizá podría entenderse que,
Para tratar de determinarlo, analizaré en primer lu- más que una analogía propiamente dicha, supone
gar la posibilidad de calificar los hechos como geno- una interpretación amplia de los términos del de-
cidio para después estudiar el cambio operado en la lito40.
jurisprudencia de la Audiencia Nacional a través de Desde la jurisprudencia y la doctrina se han ofre-
la sentencia del caso Scilingo. cido múltiples argumentos que corroboran la validez
de una interpretación amplia de la noción “grupo na-
cional” que permita abarcar a los políticos y socia-
III. ACERCA DE LA POSIBILIDAD les:
DE CALIFICAR LOS HECHOS Respecto a los argumentos apuntados en las re-
COMO DELITO DE GENOCIDIO: soluciones judiciales existentes, en primer lugar, el
APORTACIONES DEL CASO PINOCHET Auto 84/1998 rechazó la interpretación restrictiva de
los “grupos nacionales” reivindicando la necesidad
En la sentencia 16/2005 se afirma que el plan de de evitar toda discriminación entre grupos humanos
eliminación y desaparición sistemática de personas frente a ataques de esta entidad41.
afectó a diferentes bloques de población “clasificán- En segundo lugar, como recuerda el mismo Auto,
dolas bien por su profesión, adscripción ideológica, en 1971, tras la ratificación española de la Con-
religiosa, sindical, gremial o intelectual, e incluso vención, se incorporó el delito de genocidio res-
étnica y que afectaría a estudiantes, trabajadores, pecto a todo grupo “nacional étnico social o reli-
amas de casa, niños minusválidos o discapacitados, gioso” respondiendo, según el mismo Auto, a la
políticos, sindicalistas, abogados, judíos y, en gene-
ral, cualquier persona o sector que entendían opues-
to a la selección realizada.”36 Calificar los hechos 37 Se trata de la resolución relativa al recurso de apelación que

objeto de la sentencia como genocidio equivale, en confirmaba la atribución de competencia a la jurisdicción espa-
ñola en el caso Scilingo; Auto de la Audiencia Nacional núm.
realidad, a plantear la posibilidad de que estos secto- 84/1998 de 4 de noviembre. Su contenido coincide plenamente
res de la población puedan ser considerados como con el Auto del Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Na-
cional de 5 de noviembre de 1998, que admitía la competencia
un grupo protegido por la Convención. Para ello, su española en el caso Pinochet.
calificación como grupo social o político no es válida 38 Auto de la Audiencia Nacional 84/1998, de 4 de noviembre,

por no encontrarse estos grupos enumerados en el f. de D. quinto.


39 Gil Gil, A., “La sentencia del caso Scilingo”, ob. cit., pág. 8,

nota al pie nº 5.
40 En esta línea, la sentencia 16/2005 señala, en general, que

Constitución Política de 1991 entre los que se cuentan la convi- “la falta de regulación concreta de otras figuras de crímenes con-
vencia, la paz y el respeto irrestricto a la vida y a la existencia de tra la humanidad (...) únicamente podía ser paliada por la inter-
los grupos humanos, considerados como tales, con independen- pretación amplia del delito de genocidio”, sentencia de la Audien-
cia de su etnia, nacionalidad, credos políticos, filosóficos o reli- cia Nacional 16/2005, de 19 de abril, f. de D. primero, 4. 3) 2.
giosos”. Cursiva añadida.
36 Sentencia de la Audiencia Nacional 16/2005, de 19 de abril, 41 Auto de la Audiencia Nacional 84/1998, de 4 de noviembre,

hechos probados primero, 2. f. de D. quinto.

53
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mencionada concepción o entendimiento social so parcialmente, implicaba buscar su destrucción


del genocidio42. Sin embargo, para algunos auto- como una parte diferenciada de éste y no como una
res, la inclusión de grupos sociales (en defecto de mera acumulación de individuos aislados47.
los raciales) pudo constituir un error que, en todo En sexto lugar, otro argumento a favor de la califi-
caso, quedó subsanado en 1983 al ser eliminados cación propuesta es la admisibilidad del llamado
los grupos sociales para introducir los raciales, “auto-genocidio”. La problemática surge al constatar
ajustándose de forma plena al contenido de la que, en el marco de la hipótesis manejada, autores
Convención43. y víctimas pertenecerían al mismo grupo nacional,
En tercer lugar, señalan los Autos de la Audiencia esto es, el argentino, lo cual implica tener que plan-
Nacional de 4 y 5 de noviembre de 1998 que “el si- tearse si un grupo puede intentar su propia destruc-
lencio no equivale a exclusión indefectible”44. Sin ción. La cuestión viene contestada por el informe
embargo, este argumento choca frontalmente con la Whitaker48, que afirma que la Convención “no exclu-
exigencia de seguridad jurídica que garantiza nues- ye casos donde las víctimas son parte del mismo
tro ordenamiento a través del principio de legalidad, grupo que el autor”49.
consistente en que toda laguna en el Código Penal El “auto-genocidio” ha sido especialmente analiza-
tiene por efecto la atipicidad de los hechos omitidos do en el curso del estudio de las violaciones de de-
por la referencia legal. rechos en Camboya donde las víctimas pertenecían
En cuarto lugar, existe un argumento mencionado a minorías étnicas (grupos musulmanes cham, viet-
por la sentencia 16/2005, que apela a razones ge- namitas), religiosas (monjes budistas) pero también
nerales de política criminal para reclamar la necesi- al grupo nacional mayoritario khmer al que pertene-
dad de evolución en la interpretación del tipo de ge- cían los agresores50. El caso camboyano, como
nocidio. Para la Audiencia, dado que la definición ejemplo de represión política, guarda importantes
que hoy aparece en el CP español es resultado de semejanzas con los casos chileno y argentino por lo
arduas discusiones mantenidas en el seno de las que su evolución debe ser observada con especial
Naciones Unidas, el concepto resultante no puede atención. Sin embargo, a pesar del apoyo que desde
calificarse de “natural” y es, por tanto, más que razo- ciertos sectores de la doctrina recibe la admisibi-
nable el uso de la autonomía interpretativa de los lidad del “auto-genocidio”, la sentencia 16/2005 re-
jueces para extender a los grupos sociales y políti- chaza la utilidad de este argumento al afirmar que
cos la protección por la propia evolución del signifi- “la destrucción parcial del propio grupo nacional
cado del tipo penal45. no es equivalente ni debe abarcar el «auto-genoci-
En quinto lugar, existe otro elemento del tipo de dio», es decir la destrucción parcial del propio grupo
genocidio que permite tal interpretación. Como fue nacional, aunque puedan existir «subgrupos» dife-
señalado, entre otros, por la Unión Progresista de renciados por la ideología.”51
Fiscales, la conducta debe consistir en “destruir En séptimo lugar, autores como Van Schaack de-
total o parcialmente” al grupo en cuestión; así fienden la necesidad de adecuar la definición del
pues, “también es genocidio la destrucción de una genocidio al ius cogens internacional, cuya prohibi-
parte de los individuos de una nación si se come- ción del delito es más amplia que la contenida en la
te en atención a una serie determinada de carac- Convención52. Independientemente de la veracidad
terísticas que los agrupa y distingue del resto”46. de dicho argumento, el valor de la costumbre como
En el caso que ocupaba en aquella ocasión a la fuente del Derecho, especialmente en Derecho Pe-
Unión Progresista de Fiscales (las violaciones de nal, debe ser tomado con cautela53.
derechos humanos cometidas durante la dictadu- Finalmente, otro aspecto que favorece este tipo de
ra en Chile), así como en el caso Scilingo, los gru- interpretaciones extensivas es la inexistencia de una
pos víctima del ataque podían ser diferenciados y, definición oficialmente consensuada de cada uno de
de hecho, lo fueron por parte de los autores del los grupos protegidos; esta laguna no se limita al CP
delito. español sino que abarca a los textos internacionales
Acerca del valor de esta cláusula, la sentencia existentes en la materia. Como señala Serrano Pie-
Krstic, sustanciada ante el Tribunal Penal Interna- decasas “los términos «nacional», «étnico», «racial»
cional para la antigua Yugoslavia, desarrolla toda o «religioso» son elementos normativos del tipo; es
una serie de argumentos conducentes a determinar
si los hombres musulmanes en edad militar de la re-
47 Prosecutor v. Radislav Krstic, case nº IT-98-33-T, párrafo
gión de Svrenica podían constituir una parte diferen- 590.
ciada del grupo. Después de realizar un breve repa- 48 Informe encargado por el Consejo Económico y Social de
so a la postura de la doctrina al respecto, el Tribunal Naciones Unidas para la actualización de la cuestión de la pre-
vención y sanción del genocidio en 1983. El informe resultante se
concluyó que la intención de destruir al grupo, inclu- conoce como “informe Whitaker” (E/CN.4/Sub.2/1985/6).
49 Ibid., párrafo 31.
50 Acerca del genocidio en Camboya, Gómez Benítez, J. M., “El
42 Ibid., f. de D. quinto. exterminio de grupos políticos en Derecho penal internacional.
43 Muñoz Conde, F., Derecho penal. Parte especial, 15ª edi- Genocidio y crímenes contra la humanidad.”, Revista de Derecho
ción, Valencia, 2004, págs. 759-760. y Proceso Penal, núm. 4, 2000, pág. 151
44 Auto de la Audiencia Nacional 84/1998, de 4 de noviembre, f. 51 Sentencia de la Audiencia Nacional, 16/2005 de 19 de abril,

de D. quinto. f. de D. primero, A) 6.
45 Sentencia de la Audiencia Nacional 16/2005, de 19 de abril, 52 Van Schaack, B., “The Crime of Political Genocide: Repairing

f. de D. primero, 4. 3) 1. the Genocide’s Convention’s Blind Spot”, Yale Law Journal, 106,
46 Escrito de la Unión Progresista de Fiscales, en García Arán, 7, 1997, págs. 2261 y ss.
M., Crimen internacional y jurisdicción universal, ob. cit., pág. 53 A propósito de este tema, Gil Gil, A., “La sentencia del caso

286. Scilingo”, ob. cit., págs. 9 y ss.

54
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decir, elementos que deben ser valorados en última todos aquellos que no perteneciesen o discrepasen
instancia por la jurisprudencia”54. Independientemen- de la doctrina «oficial» católica, según entendía la
te de que efectivamente se trate de elementos nor- cúpula militar.”57.
mativos —lo cual puede ser puesto en duda— son, A la vista de lo expuesto, puede afirmarse que al-
en todo caso, términos altamente vagos que preci- gunas de las víctimas pudieron ser seleccionadas
san de una interpretación jurisprudencial que fije su por su pertenencia a un determinado grupo religioso
alcance y su contenido. —como es el caso de los miembros de ciertos movi-
Si bien es cierto que, como señala Gómez-Bení- mientos cristianos de base— o, en general, por di-
tez, durante la redacción de la Convención siempre sentir de la doctrina religiosa oficial del régimen. Sin
se excluyó que los grupos nacionales pudieran embargo, en mi opinión, no puede considerarse que
abarcar a los grupos políticos o sociales55, sin em- este criterio fuera determinante en todos los casos y
bargo, priorizar los criterios manejados por los re- que, en consecuencia, todas las víctimas puedan
dactores de la Convención supone dar preferencia a ser consideradas grupo religioso en los términos es-
la interpretación auténtica sobre la judicial, lo cual tablecidos por la Convención58.
no es necesariamente conveniente. Así, ha sido la
jurisprudencia generada por los Tribunales ad hoc,
la que ha desarrollado con cierta profundidad este 3. Análisis crítico: la contribución de los
tipo de aspectos de un delito que, hasta el momen- Tribunales Penales Internacionales ad hoc
to, no había sido prácticamente aplicado.
En conclusión, los argumentos decisivos a favor Los argumentos expuestos en ambos casos pre-
de la calificación de los hechos como delitos de ge- sentan grandes ventajas pero también serios incon-
nocidio a través de la interpretación de la expresión venientes. En principio, me inclino a pensar que la
“grupo nacional” pueden, en mi opinión, reducirse a opción de tratar a las víctimas de los ataques como
tres. Por una parte, la posibilidad de conceder rele- grupo nacional es más acertada y, sobre todo, más
vancia a la intención de destruir al grupo de forma acorde a los hechos objeto de análisis, no sólo en el
parcial; por otra parte, la admisibilidad del auto- caso Scilingo, sino en muchos otros supuestos de
genocidio; y, finalmente, la vaguedad de los térmi- exterminio de grupos políticos y sociales.
nos “nacional, étnico, racial o religioso” que perma- En este sentido, nada parece impedir que los gru-
necen sujetos a interpretación judicial. pos políticos se consideren una parte identificada
del grupo nacional argentino —en el caso Scilingo—
o chileno —en el caso Pinochet—. La validez del
2. La calificación como delito de genocidio auto-genocidio y de la intención de destruir al grupo
a través de la interpretación de la expresión de forma parcial permite tal análisis. Resulta induda-
“grupo religioso” ble que la inexistencia de una definición oficialmente
consensuada de los grupos, así como la vaguedad
Otra posibilidad, más residual, es la planteada por de los términos empleados, favorecen este tipo de
Tomás Ortiz de la Torre quien, al hilo del análisis de interpretaciones extensivas. Sin embargo, aunque
la sentencia del Tribunal Supremo de 15 de noviem- en el plano nacional no exista jurisprudencia al res-
bre de 2004, referente también al caso Scilingo, re- pecto, en el internacional existen toda una serie de
chaza la opción de incluir al grupo víctima del ata- sentencias de los Tribunales Internacionales ad hoc
que en la categoría nacional, por entender que esta que contribuyen a clarificar aspectos polémicos en
interpretación extensiva no es posible ni aconseja- la aplicación del delito de genocidio.
ble. Ofrece, sin embargo, la alternativa de conside- Entre la jurisprudencia mencionada, destaca el
rarlo grupo religioso en la medida en que, con el caso Akayesu, que constituye la primera sentencia
plan de destrucción del grupo, «se trataba de elimi- condenatoria en materia de genocidio por parte de
nar a los opositores políticos que no participasen de estos Tribunales y, como tal, ofrece importantes in-
la “ideología cristiana occidental”»56. terpretaciones, como la definición de cada uno de
Desde luego, tal y como argumenta el propio autor, los grupos enumerados en el tipo. De esta senten-
es técnicamente irreprochable la protección de un cia, aunque también de otras posteriores, se extraen
grupo constituido por ateos o por creyentes de otras las siguientes aportaciones:
religiones, o incluso de un grupo constituido por Primero, el criterio que determina la protección de
todos aquellos que disienten de una determinada un grupo es, en virtud de la propia Convención, la
religión. En este sentido, la sentencia 16/2005 consi- estabilidad; en este sentido, el Tribunal Penal Inter-
dera que la represión se llevó a cabo “so pretexto de nacional para Ruanda —encargado de juzgar el
desarrollar o participar en actividades supuestamen- caso Akayesu— entendió que “conviene sobre todo
te terroristas y contrarias a lo que denominaban «la
moral occidental y cristiana» y que incluso dio pie 57 Véanse los hechos probados (primero, 2) de la sentencia de
también a la represión por motivos religiosos contra la Audiencia Nacional 16/2005, de 19 de abril.
58 Del mismo modo, en el contexto del genocidio ruandés, las

víctimas del ataque eran miembros del grupo tutsi pero también
lo fueron hutus políticamente moderados que se mostraron en
54 Serrano Piedecasas, J.R., “El delito de genocidio...”, ob. cit., contra de los ataques. El delito de genocidio abarca exclusiva-
pág. 1506. mente al grupo étnico; el ataque contra los hutus moderados,
55 Ibid., pág. 151. como grupo político, presenta los mismos problemas de califica-
56 Tomás Ortiz de la Torre, J. A., “A vueltas con la competen- ción que el constituido por los opositores políticos al régimen ar-
cia...”, ob. cit., pág. 226. gentino.

55
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respetar la intención de los autores de la Conven- cándolo a la situación en Darfur. En este conflic-
ción sobre el genocidio que, según los trabajos pre- to, como en el ruandés, surgen problemas a la
paratorios, era la de asegurar la protección de los hora de verificar la presencia de un grupo como tal;
grupos estables y permanentes.”59 en ambos casos, aunque objetivamente no pueda
Segundo, además de aludir al criterio de estabili- afirmarse la existencia de un grupo —como colec-
dad, en el caso Akayesu, el Tribunal efectuó una de- tivo de personas que comparte una serie de ras-
finición de cada uno de los grupos incluidos en el ar- gos determinados—, desde el punto de vista sub-
tículo 2 de su Estatuto. Así, sobre la base de la jetivo sí puede constatarse68.
decisión Nottebohm del Tribunal Internacional de Las consecuencias de las novedades introducidas
Justicia, en la sentencia Akayesu se definió el grupo por la jurisprudencia internacional son varias:
nacional como “conjunto de personas que compar- En primer lugar, en cuanto al valor de la estabili-
ten un vínculo jurídico basado en una ciudadanía dad de un grupo como criterio definitivo para su pro-
común unida a una reciprocidad de derechos y de- tección, si bien es cierto que la estabilidad de los
beres”60; el grupo étnico como conjunto de personas grupos a proteger fue un argumento que se empleó
que comparten una lengua o una cultura común61; el durante la elaboración de la Convención, desde lue-
grupo racial como conjunto de personas unidas por go no fue adoptado como criterio oficial. Como se-
una serie de rasgos físicos hereditarios, a menudo ñala Schabas, concluir que la intención de los auto-
identificados con una región geográfica, indepen- res del borrador era la de asegurar únicamente a los
dientemente de los factores lingüísticos, culturales, grupos estables y permanentes es malinterpretar
nacionales o religiosos62; y, finalmente, el grupo reli- los trabajos previos. Para este autor se trató, más
gioso como conjunto de personas que comparten la bien, de restringir el ámbito de aplicación del térmi-
misma religión, confesión o práctica de culto63. no genocidio y rechazar cualquier elemento que pu-
Tercero, en la sentencia Jelisic (correspondiente al diera invitar a una interpretación más amplia69.
Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugosla- De todas formas, aun considerando la estabilidad
via) por primera vez se empleó de forma explícita un como un criterio definitivo, la pretendida inestabili-
criterio subjetivo para definir al grupo; éste se con- dad de los grupos políticos es, definitivamente, con-
cretaba en la concesión de relevancia a la perspecti- testable. Además, la libre adhesión al grupo es, en
va de los autores del delito, que son “quienes desean principio, un rasgo que también se puede atribuir a
distinguir a ese grupo del resto de la comunidad”64, los grupos religiosos, los cuales están reconocidos
aunque también a la propia conciencia de grupo de como objeto de protección en todos los textos exis-
quienes lo conforman. Al respecto, el caso Kayishe- tentes en materia de genocidio70.
ma y Ruzindana distingue la “autoidentificación” (gru- En segundo lugar, las definiciones ofrecidas por la
po que se distingue a sí mismo como tal)65 y la “iden- sentencia Akayesu no parecen aportar ningún ele-
tificación por parte de terceros” (grupo reconocido mento nuevo que permita zanjar la cuestión de los
como tal por otros, incluidos los autores de los críme- grupos nacionales de forma definitiva, puesto que no
nes)66. Este criterio ha sido retomado, en mayor o difieren de las definiciones lexicográficas que consti-
menor medida, en ulteriores pronunciamientos de los tuyen la referencia.
Tribunales internacionales; en esta línea, en el caso Finalmente, el criterio subjetivo otorga entidad de
Kamuhanda, el Tribunal Penal Internacional para grupo a las víctimas de un exterminio de grupos po-
Ruanda propuso una combinación equitativa de los líticos. Los autores de los delitos pudieron y, de he-
criterios objetivo y subjetivo67. cho, identificaron a los miembros del grupo a des-
En la misma línea, el llamado “informe Cassese” truir. Sin embargo, a pesar del incuestionable valor
ratifica la validez del criterio subjetivo creado por del criterio subjetivo, éste debe conjugarse con uno
la jurisprudencia de los tribunales ad hoc, apli- objetivo a fin de dotar al tipo de mayor seguridad ju-
rídica.
En conclusión, teniendo en cuenta los diferentes
59 Prosecutor vs. Akayesu, Judgement of 2 September 1998,

ICTR-96-4-T, párrafo 516.


argumentos manejados, es posible afirmar que una
60 Ibid., párrafo 512. interpretación extensiva de la expresión “grupo na-
61 Ibid., párrafo 513.
62 Ibid., párrafo 514.
cional” que permita la inclusión de aquellos sociales
63 Ibid., párrafo 515. o políticos es conforme a Derecho, especialmente
64 Prosecutor vs. Jelisic, Judgement of 14 December 1999 (IT- teniendo en cuenta las aportaciones ofrecidas por
95-10-T), párrafo 69. los Tribunales Internacionales. De hecho, en mi opi-
65 Por ejemplo, en el caso Kayishema y Ruzindana, se consta-

ta que las víctimas eran capaces de reconocer no sólo su propio nión, resulta más adecuada esta interpretación que
grupo étnico de adscripción, sino también el de amigos y vecinos.
En Prosecutor v. Kayishema and Ruzindana, Judgement of 21
May 1999, ICTR-95-1-T, párrafo 98.
66 Prosecutor vs. Kayishema and Ruzindana, Judgement of 21 68 “Report of the International Comisión...”, ob. cit., pág. 129 y

May 1999, ICTR-95-1-T, párrafo 98. siguientes.


67 Prosecutor vs. Kamuhanda, Judgement of 22 january 2004 69 Schabas, W.A., “Commentary on Judgement prosecutor v.

(ICTR-99-54-T), párr. 630. Sobre el criterio subjetivo en la regu- Akayesu”, en Klip, A./ Göran, S. (eds.), International Criminal Tri-
lación de los Tribunales Internacionales, con más detalle en bunals. The International Criminal tribunal for Rwanda. The ICTR
Ambos, K., “Problemas seleccionados en torno a los crímenes 1994-1999, vol. 2, Viena, 2001, págs. 542-543.
70 Como sugiere Straus, probablemente, la inclusión de los gru-
más graves (core crimes) en el Derecho Penal Internacional”,
http:// www.unifr.ch/derechopenal/articulos/pdf/Crimenesgra- pos religiosos sea resultado del denominado “prototipo europeo”
ves0504.pdf, a 14 de noviembre de 2005; versión actualizada consistente en la definición del genocidio a imagen del Holocaus-
en “Selected issues regarding the ‘Core Crimes’ in Internatio- to (Straus, S., “Contested meanings and conflicting imperatives: a
nal Criminal Law”, en AIDP (ed.), International Criminal Law: conceptual analysis of genocide”, Journal of Genocide Research,
Quo Vadis?, Toulouse, 2004, págs. 219 a 282. 3, 2001, pág. 359).

56
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el mero recurso a la concepción “social” del genoci- rados incursos dentro de este concepto amplio o so-
dio, que parece reclamar la protección de todo gru- cial de genocidio (...) no obstante preferirse ahora
po humano más allá de su tipología concreta, igno- por el Tribunal, desde una perspectiva estrictamente
rando las limitaciones insalvables que el texto legal penal, calificarlos como crimen de lesa humanidad
recoge en este sentido. según el Código Penal en su redacción vigente.”75
En todo caso, si la afirmación del Tribunal equivale a
admitir que ambas calificaciones (genocidio y delito
IV. EL CAMBIO DE CRITERIO OPERADO de lesa humanidad) son correctas en función de la
POR LA AUDIENCIA NACIONAL EN interpretación más o menos amplia que se lleve a
EL CASO SCILINGO: LA CALIFICACION cabo del concepto de genocidio, esto plantea, des-
DE LOS HECHOS COMO DELITO DE LESA de un punto de vista jurídico-penal, muchas dudas.
HUMANIDAD En cuanto a la calificación como delito de lesa hu-
manidad, aunque, por una parte, parece ajustarse
Para la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, de forma plena al supuesto objeto de estudio y, de
la calificación de los hechos como genocidio se jus- hecho, evita los problemas suscitados por la inter-
tifica por “la inadecuación del Derecho español vi- pretación extensiva de los grupos protegidos o la
gente hasta el 1 de octubre pasado al Derecho in- prueba de la especial intención de destruir al grupo
ternacional al no incluir en el Código Penal los en el delito de genocidio, por otra, plantea el proble-
crímenes contra la humanidad”71; esta laguna “úni- ma de que un delito de reciente incorporación pue-
camente podía ser paliada por una interpretación da aplicarse a hechos ocurridos hace treinta años.
amplia del delito de genocidio”72. Esta interpretación Aunque la retroactividad favorable al reo podría apa-
amplia —que la Sala de lo Penal de la Audiencia recer como justificación de tal aplicación, no resulta
Nacional considera legítima y procedente— se ba- evidente que la pena correspondiente por delitos de
saba en la asunción de una concepción “natural” del lesa humanidad sea efectivamente menos gravosa,
genocidio, en contraposición a una “artificial”, co- por cuanto los marcos penales abstractos de ambos
rrespondiente a la definición ofrecida por el artículo delitos son muy similares76 y, además, no existe
II de la Convención. unanimidad en cuanto a su correcta aplicación77. En
Una vez ratificada la validez de esta posibilidad in- caso de no poder recurrir a este principio, la utiliza-
terpretativa, el Tribunal procede a justificar el cambio ción de la costumbre internacional como fuente de
de calificación operado en el caso Scilingo. Así, la derecho se presenta como la única posibilidad para
Sala de lo Penal afirma que “es la propia evolución justificar la validez de la aplicación de una figura tan
del derecho, la referencia a otros tipos penales nue- reciente a acontecimientos pasados78.
vos, y su contextualización dentro de los delitos con-
tra la humanidad, lo que por el contrario vuelve aho-
ra a restringir, y devuelve la regulación contenida en V. CONCLUSION
el artículo 607 CP, no tanto al concepto primitivo,
clásico, estricto y súper restringido de genocidio, La calificación que lleva a cabo la Audiencia
que estimamos quedó en su momento superado, y Nacional en el caso Scilingo contradice los razo-
ya hace tiempo que no existe, sino a su considera- namientos empleados en el caso Pinochet e, ini-
ción como el tipo más superespecífico de los críme- cialmente, en el propio caso Scilingo. Siendo los
nes contra la humanidad, algo así como si se trata- hechos los mismos, este cambio de criterio se jus-
ra, valga el expresivo símil, como la última y más tifica en la incorporación de los delitos de lesa
pequeña de las figuras de una muñeca rusa.”73 Si humanidad al Código Penal, lo que, desde mi punto
bien es cierto que parte de la doctrina viene consi- de vista, resulta insuficiente y contradictorio79. Si
derando el genocidio como una figura de delito con- bien es cierto que esta figura es más amplia que
tra la humanidad de perfil más específico74 (con lo la de genocidio y que, por tanto, presenta menos
que el símil de las muñecas rusas sería acertado), problemas a efectos de prueba, también lo es que
esta afirmación resulta incompatible con una inter- su reciente incorporación a nuestro ordenamiento
pretación amplia del delito de genocidio que abar-
que los crímenes contra la humanidad. Retomando
el símil sugerido por la Sala de lo Penal esto impli- 75 Sentencia de la Audiencia Nacional 16/2005, de 19 de abril,

caría tratar de introducir la muñeca rusa mayor en la f. de D. primero, 4. 3) 1. Cursiva añadida.


76 Véase supra notas 13 y 16.
pequeña. 77 Critica Gil al respecto que, entendiendo que existe un único

Sin embargo, en la sentencia se admite que “los delito de lesa humanidad, se haya calculado la pena total su-
mando las correspondientes a cada uno de los resultados, como
hechos serían susceptibles también de ser conside- si se tratara de un concurso real de crímenes contra la humani-
dad (Gil Gil, A., “La sentencia del caso Scilingo”, ob. cit., pág. 8).
78 Acerca del principio de legalidad y la costumbre como fuen-

te del Derecho Penal, véase Gil Gil, A., “La sentencia del caso
71 Sentencia de la Audiencia Nacional 16/2005, de 19 de abril, Scilingo”, ob. cit., pág. 7 a 16.
f. de D. primero, 4. 3) 2. 79 Señala Gil al respecto que “si el elemento intencional espe-
72 Ibid. cífico exigido por el genocidio no se daba en los hechos, tampo-
73 Sentencia de la Audiencia Nacional 16/2005, de 19 de abril, co se daba en el momento en que los mismos se calificaron
f. de D. primero, 4. 3) 1. como genocidio y si la calificación no es correcta tras la incorpo-
74 Esta consideración acerca de su naturaleza se viene mante- ración en nuestro ordenamiento del delito de lesa humanidad,
niendo a pesar de que la mencionada sentencia Krstic fijó la rela- tampoco lo era cuando nuestro CP presentaba una laguna al res-
ción de estos dos ilícitos como concurso de delitos, vid. supra. pecto” (Gil Gil, A., “La sentencia del caso Scilingo”, ob. cit., pág.
nota nº 3. 7). Aunque en realidad la argumentación del Tribunal no aludía al

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genera inevitables problemas desde el punto de como el nuestro, cabe afirmar que si la calificación
vista del principio de legalidad. Además, debe era correcta entonces, también debería serlo ahora.
entenderse que si el supuesto fue calificado en Resulta evidente que el tipo de genocidio, ni en la
un principio como delito de genocidio era porque legislación nacional ni en la internacional, estaba
los elementos del tipo estaban presentes y no por destinado a proteger a grupos sociales o políticos
un mero afán de evitar la impunidad de la conducta; conforme a la voluntad de sus legisladores. Pero si
el cambio de postura operado —justificado exclu- se verifican los elementos que constituyen el delito y
sivamente en la introducción de los delitos de lesa cabe la posibilidad de considerarlos grupo nacional,
humanidad en el CP español— pone este último como me parece que ocurre, corresponde calificarlo
razonamiento en entredicho. como tal sin emplear subterfugios que, efectivamen-
En todo caso, ya ha sido constatado por algunos te, evitan la impunidad de los hechos pero llenan de
autores el papel que los delitos de lesa humanidad confusión los límites entre ambos delitos. Además,
están llamados a cumplir como complemento del los criterios aportados por las jurisdicciones interna-
delito de genocidio tanto en los casos relativos a gru- cionales parecen apuntar también en esta dirección;
pos políticos80 como en aquellos donde la prueba de el empleo del criterio subjetivo permitiría dotar de
la intención de destruir al grupo sea especialmente entidad al grupo nacional víctima del ataque y posi-
conflictiva. Así lo constata la jurisprudencia del Tribu- bilitaría, por tanto, la calificación de genocidio.
nal Internacional para la antigua Yugoslavia, que En este sentido, las jurisdicciones nacionales es-
cuenta con numerosísimas sentencias condenato- tán llamadas a cumplir un importante papel aclara-
rias por delitos de lesa humanidad frente a las esca- torio. Las sentencias de tribunales belgas, alemanes
sas resoluciones condenatorias por delito de genoci- o españoles, aunque también la propia jurispruden-
dio debido, principalmente, a la dificultad de prueba cia de los tribunales de Ruanda y Yugoslavia, han
de la intención de destruir al grupo. Sin embargo, a contribuido a clarificar ciertos elementos de este
pesar del efectivo uso de los delitos de lesa humani- tipo de delitos de escasa aplicación a la espera de
dad como complemento del de genocidio, tal vez que, en breve, el Tribunal Penal Internacional asuma
hubiera sido más conveniente mantener la línea esta función ofreciendo respuestas más o menos
apuntada por el caso Pinochet y las primeras resolu- definitivas a cuestiones como la protección de los
ciones relativas al caso Scilingo. En principio, y con grupos sociales y políticos en el Derecho Penal In-
todas las cautelas propias de un sistema de derecho ternacional.

elemento intencional (lo cual permite deducir que existía), com-


parto la afirmación de que si era correcta la calificación entonces,
también debiera serlo ahora. Los principios generales del Dere-
cho Penal obligan a entender que una laguna legal (que en prin-
cipio no existe) obliga a calificar como atípico un acto y no a re-
currir a la analogía.
80 Al respecto Gómez-Benítez afirma que “los crímenes contra

la humanidad (...) actúan como complemento imprescindible del


concepto de genocidio y llenan las lagunas de punibilidad que
éste padece” (Gómez-Benítez, J. M., “El exterminio de grupos po-
líticos...”, ob. cit. pág. 154). A su vez, García Arán considera que
el crimen de lesa humanidad se ha regulado como complemento
de los más tradicionales delitos de genocidio y crímenes de gue-
rra. Para esta autora, las dificultades planteadas por la definición
del genocidio para la persecución de casos como el analizado
(genocidio por razones políticas y el “autogenocidio”) han sido
salvadas por la regulación del crimen de lesa humanidad (García
Arán, M., en Córdoba Roda, J./ García Arán, M. (dirs.), Comenta-
rios al Código Penal, ob. cit., pág. 2704).

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TEORIA/PRACTICA DE LA JURISDICCION

Valoración pericial de la credibilidad del testimonio


de menores abusados sexualmente
Mª Paz RUIZ TEJEDOR

INTRODUCCION 1987), o la guía NCAC (Carnes, Wilson y Nelson-


Garndell,1999), Desde nuestra perspectiva y a tenor
Históricamente se han planteado numerosas du- de nuestra práctica forense, el SVA (Statement Vali-
das sobre la competencia de los menores para ac- dity Assessment) es el instrumento más adecuado
tuar como testigos en el proceso judicial. Se ha para valorar la credibilidad del testimonio infantil,
considerado al niño como un ser cognitivamente in- cuyo elemento central es el CBCA (Criteria-Based
competente, se ha argumentado que tiene una me- Content Analysis) [véase Masip, Garrido y Herrero
moria limitada e incluso se ha aducido que es inca- (2003)], Juárez (2004).
paz de diferenciar entre fantasía y realidad. Está técnica, que es la que más investigaciones
Sin embargo, existe en la actualidad una exten- ha generado y la más empleada (Vrij, 2000), tiene la
sa investigación que pone de relieve la capacidad gran ventaja de haberse diseñado en el contexto de
de los menores para informar con exactitud sobre la investigación pericial, a iniciativa de los psicólo-
acontecimientos que han experimentado, siempre gos forenses.
que se practique la entrevista de forma adecuada
(utilizando preguntas abiertas) y se recabe el rela-
to de los hechos de forma contingente a su pro- EL SISTEMA DE ANALISIS DE LA VALIDEZ
ducción. DE LAS DECLARACIONES. DESCRIPCION
Se ha demostrado que incluso los preescolares DEL METODO SVA
realizan declaraciones bastante exactas, aunque
sea escasa la cantidad de detalles aportados. Para- El SVA (Statement Validity Assessment) no es un
fraseando a Lamb (1994), “Pese a las frecuentes test (como incorrectamente lo denominan muchos
objeciones a la fiabilidad y admisibilidad legal del letrados) o una escala estandarizada, sino un
testimonio infantil, resulta evidente que los jóvenes método semiestandarizado (Godoy-Cervera e
víctimas son capaces de proporcionar narraciones Higueras, 2005), que nos permite llegar a una
fiables y precisas de los acontecimientos que han valoración final sobre la credibilidad del testimonio
presenciado o experimentado... La información más del menor abusado, analizando la validez del
compleja y precisa se puede elicitar de los niños mismo. El origen de este método se remonta a la
que sean entrevistados adecuadamente, tan pronto reforma del sistema de administración de justicia
como sea posible, después de que los incidentes alemán, tras la Segunda Guerra Mundial. En ese
hayan tenido lugar...”. momento se crearon tribunales especiales en los
Lo cual, como es bien sabido, casi nunca se que debía intervenir un psicólogo o psiquiatra
consigue en el ámbito judicial. La demora en la experto en veracidad del testimonio, particular-
recogida del testimonio y la repetición de las explo- mente en delitos sexuales cuando el veredicto
raciones condiciona no sólo el desvanecimiento debiera sustentarse básicamente en el testimonio
del recuerdo sino la contaminación del mismo. En un menor de edad (Undeutsch, 1989). Lo cual per-
aras de evitarlo y de paliar en buena medida el pro- mitió a los psicólogos alemanes entrevistar a miles
ceso de victimización secundario que sufren los de niños y adolescentes e identificar una serie de
menores, proponíamos en el primer encuentro criterios diferenciadores de las declaraciones vera-
entre jueces y forenses sobre maltrato infantil ces. El término validez no se refiere a la validez
(organizado por el Consejo General del Poder Judi- estadística (Raskin y Esplin 1991), sino que se
cial), que se practique una exploración judicial basa en la “hipótesis de Undeutsch”.
única por parte de psicólogos forenses, con inter- Undeutsch, psicólogo forense alemán argumen-
vención de las partes, que pudiera servir como taba que las descripciones de eventos que real-
“prueba preconstituida”, siguiendo el modelo cata- mente hayan sucedido difieren en contenido, cali-
lán (Alarcón y otros 2004). dad y expresión, de aquellas que son fruto de la
Aunque hay varios métodos o aproximaciones imaginación, ficción o coerción. Una declaración es
para la evaluación de la credibilidad del testigo [ver válida.
Ruiz (1) (2004)], como los descritos en abuso sexual Por tanto lo que permite el SVA es valorar si lo na-
infantil por Cantón y Cortés (2000), entre otros el rrado por una persona en su declaración responde a
CSBI (Friedrich, 1997), la escala SAL (Gardner, una experiencia real.

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Tres son los elementos que integran el método: En aras de ayudar al niño a especificar la informa-
— La entrevista semiestructurada no inductiva o ción, por ejemplo en abusos crónicos, resultará pro-
sugestiva. cedente centrarle en el primero o el último episodio,
— La aplicación de los criterios de contenido del aprovechando los conocidos efectos de primacía y
CBCA Criteria-Based Content Analysis (CBCA), a la recencia de la memoria.
narración del menor. Otra estrategia útil es dirigir su atención hacia un
— La valoración de los criterios de validez, exter- episodio concreto (pidiéndole que se centre en el
nos a la declaración. día que mejor recuerde). Estas premisas persiguen
Pero centrándonos de forma más detallada en la ayudar a la memoria episódica del menor, sin incluir
aplicación del SVA en la práctica pericial, hay que ningún tipo de sugestión.
señalar que el método se inicia por el vaciado y es- También resulta de interés realizar preguntas diri-
tudio del expediente judicial. Se debe realizar un ex- gidas a probar el grado de sugestibilidad, para com-
haustivo análisis de la información recogida en au- probar si el menor modifica el contenido del relato, y
tos, tanto de las testificales como, en su caso, de los cede, contestando en el sentido en que se formulan
informes pediátricos, escolares, socio-familiares o las preguntas.
psicológicos que se aporten.
En segundo lugar, resulta preceptivo practicar
las entrevistas que se consideren necesarias con 2. Análisis del contenido de la declaración
los adultos que acompañan al menor, usualmen- basado en criterios, el CBCA
te los progenitores, dirigidas a recabar informa-
ción sobre antecedentes familiares, trayectoria psi- El Citeria-Based Content Análisis (CBCA) es el
coevolutiva, características personales o niveles elemento central del método SVA para la valoración
de adaptación que presenta el menor. de la credibilidad del testimonio.
Especial importancia adquiere investigar la forma El que actualmente utilizamos corresponde a Ste-
en que eclosiona y se desarrolla el abuso alegado, ller y Köhnken (1989), quienes realizaron una tarea
es decir la génesis y progresión del conflicto psicole- de sistematización e integración en un único siste-
gal, sobre todo en relación con una posible motiva- ma estructurado de las listas de criterios que distin-
ción o ganancia secundaria. tos psicólogos forenses identificaban en las decla-
raciones veraces, entre otros Undeutsch (1967),
Szewczyk (1973), Arntzen (1983).
1. La entrevista no sugestiva o inductiva El CBCA se compone de 19 criterios de contenido
(en tanto permiten examinar el contenido de la decla-
La exploración del menor debe practicarse econo- ración), también llamados criterios de realidad (por
mizando al máximo el número de pruebas y entre- cuanto su presencia indica que la declaración se
vistas, al objeto de minimizar el proceso de victimi- ajusta a la realidad), agrupados en cinco categorías:
zación secundario provocado por el propio proceso I. Características generales:
penal. Sólo cuando sea necesario aplicaremos in- 1. Estructura lógica.
ventarios o test estandarizados. 2. Elaboración inestructurada.
El perito deberá acomodarse a las características 3. Cantidad de detalles.
personales del niño, a su desarrollo cognitivo y emo- II. Contenidos específicos:
cional, rebajando en su caso los niveles de ansie- 4. Incardinación en contexto.
dad e intentando generar un rapport adecuado para 5. Descripción de interacciones.
la recogida de la información. Pero dos son las re- 6. Reproducción de conversaciones.
glas de oro al practicar la exploración pericial: prime- 7. Complicaciones inesperadas durante el inci-
ro la no inducción de respuesta y en segundo lugar dente.
la utilización de la técnica del recuerdo libre, porque III. Peculiaridades del contenido:
como resulta probado, el estilo narrativo libre au- 8. Detalles inusuales.
menta la exactitud de la información. 9. Detalles superfluos.
Las preguntas deben ser abiertas; sólo si es nece- 10. Incomprensión de detalles relatados con pre-
sario (si nos falta información, si hay contradiccio- cisión.
nes en la declaración, etc.), se introducirán cuestio- 11. Asociaciones externas relacionadas.
nes más cerradas, es decir más directivas. Si el niño 12. Alusiones al estado mental subjetivo.
se bloquea en el reporte del relato, hay que animar- 13. Atribuciones al estado mental del agresor.
le a seguir de forma no sugerente, por ejemplo repi- IV. Contenidos relacionados con la motivación:
tiendo sus últimas palabras, o utilizando expresio- 14. Correcciones espontáneas.
nes como “¿mmmm?”, o “¿y entonces?”, etc. Las 15. Admisión de falta de memoria,
preguntas cerradas nunca se introducirán antes que 16. Plantear dudas sobre el propio testimonio.
las más abiertas, para evitar el riesgo de contaminar 17. Autodesaprobación.
el recuerdo del niño. 18. Perdón al autor del delito.
Para sugerir recuerdo libre e iniciar la recogida del V. Elementos específicos de la ofensa:
testimonio, utilizaremos preguntas como la siguien- 19. Detalles característicos de la agresión.
te: “parece que has tenido algún problema, cuénta-
nos con todos los detalles qué es lo que te ha suce- La aplicación de estos 19 criterios precisa la trans-
dido”. cripción literal del testimonio del niño y permite

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apreciar si el relato analizado se ajusta a un esque- con la rigidez del segundo: a preguntas sobre
ma estereotipado (narración altamente estructura- la primera penetración, la víctima responde en la
da, lineal y desprovista de detalles) o por el contra- misma tónica que en todo el relato, “igual que
rio se aleja del “script”, al presentar elementos todas, me comenzaba a tocar, me chupaba, y luego
idiosincrásicos ajustados a las características y la pues ya está...
experiencia vivencial del menor. En otro momento, cuando refiere que la primera
vez salió algo rojizo de su zona genital, a la pregun-
ta: ¿Eso la primera vez y luego?, contesta “luego
I. Características generales igual, rojizo, siempre era rojizo”.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la defen-
Requiere el examen de la totalidad del relato (Ste- sividad de determinadas víctimas les lleva a sinteti-
ller y Köhnken, 1994) y valora fundamentalmente la zar y por tanto a proporcionar elevada estructuración
coherencia interna, la forma expositiva y la cantidad en el relato. Así mismo, la demora en la recogida del
de información aportada en el testimonio del menor. testimonio incide sobre el recuerdo, al borrarse con el
Según Honts (1994), aquellas declaraciones que paso del tiempo los detalles secundarios o acceso-
carezcan de criterios de este grupo, se consideran rios, propiciando una mayor estructuración.
de baja calidad y serán tomadas con gran escepti- Reflejaremos por último, que esta inestructuración
cismo. Engloba tres criterios: o desconexión aparente en el relato, nunca podrá
1. Estructura lógica: está presente si el testimonio conllevar inconsistencias o incongruencias que aten-
esencialmente tiene sentido (Steller y Boychuhk ten contra la estructura lógica.
l992). Dicho de otra forma, si los detalles indepen- 3. Cantidad de detalles: Valora presencia de deta-
dientes de la narración describen el mismo curso de lles sobre tiempo, lugar, personas y objetos relacio-
eventos y por tanto no aparecen inconsistencias o nados con el abuso. En general las personas que
incoherencias que descalifiquen el contenido del re- fabrican o inventan un relato no son proclives a apor-
lato. Según nuestra práctica pericial, y como pudi- tar muchos detalles, van, si se me permite la expre-
mos concluir en la investigación sobre una muestra sión, “al grano”. Sin embargo nunca se puede gene-
de 100 casos realizada en la Clínica Médico-Foren- ralizar: no en pocas ocasiones hemos analizado
se, Casado y otros (2004), la presencia de estructu- relatos increíbles que eran ricos en detalles, estaban
ra lógica es el mejor predictor de credibilidad (defini- perfectamente ubicados en el tiempo y el espacio y
da como presencia de más de ocho criterios de cumplían numerosos criterios de contenido, pero en
contenido). los que fallaba la estructura lógica. Nos referimos a
Para la valoración del mismo, se exige una lectura testimonios de menores que “disfrazan” la exposición
exhaustiva y pormenorizada del testimonio, porque de los hechos para intentar desculpabilizarse, en los
de lo contrario, su ausencia puede pasar desaperci- que el abuso o la agresión denunciada probablemen-
bida a una primera lectura. Por ejemplo una adoles- te han acontecido, pero no en los términos descritos.
cente manifestaba que no conocía a su agresor y en
otro momento de su relato verbalizaba (incurriendo
en una incoherencia) que le había reprochado lo si- II. Contenidos específicos
guiente: “cómo puedes hacerme esto si tienes un
hijo de mi edad”. Para analizar esta categoría ya no tomaremos,
2. Producción inestructurada: se analiza la forma como en la anterior, la declaración como un todo,
expresiva o expositiva al describir los presuntos sino que atenderemos a la presencia de elementos
abusos. Por tanto sólo puede aplicarse cuando se concretos. En ésta, al igual que en la siguiente, “pe-
ha recabado un relato libre, o lo que es lo mismo, culiaridades del contenido”, el énfasis recae en lo in-
cuando la información proporcionada por el menor telectivo, en tanto se entiende que un niño que in-
no ha sido en respuesta a preguntas, como suce- ventara la declaración no sería capaz de incluir los
de en muchas exploraciones judiciales y policiales. contenidos y cualidades que se describen en los 4
El criterio se cumple cuando el testimonio no está criterios que la integran:
estructurado de una forma rígida, podríamos decir 4. Incardinación en contexto: se valora si los he-
que se valora no tanto lo que el sujeto dice, sino chos se describen con una base espacial y tempo-
“cómo lo dice”. Los relatos que responden a expe- ral, pero insertados dentro de la rutina diaria del tes-
riencias realmente experimentadas utilizan un esti- tigo. Como explicaba Arntzen (1983) la descripción
lo expresivo libre, no “encorsetado”, en tanto refle- de los hechos debe quedar entretejida con las cir-
jan cómo el sujeto va recuperando de forma vívida cunstancias externas cambiantes. Es decir, las coor-
la sucesión de los acontecimientos. Por el contra- denadas espacio-temporales tienen que estar entre-
rio los fabricados o inventados suelen ser alta- lazadas con los hábitos, los sucesos diarios, las
mente estructurados, organizados linealmente, en relaciones con el entorno del menor y su familia:
los que no aparecen digresiones temporales, ni “Ese día era domingo, me levanté más pronto de lo
desorganización o desconexión aparentes, proba- habitual, cogí al perro y lo llevé a dar un paseo, al
blemente porque se basan en un esquema o volver él estaba sólo en casa, mi madre y mi herma-
“script”. En un estudio comparativo entre un caso na se habían ido a comprar su traje de comunión,
creíble y otro increíble de incesto crónico, (2) Ruiz entonces me dijo que fuera a su habitación…
(2004), señalábamos cómo la espontaneidad y el Como he mencionado en el apartado “Cantidad
estilo narrativo libre del primer relato contrastaba de detalles”, no son infrecuentes los relatos per-

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fectamente contextualizados que han resultado 8. Detalles inusuales: se definen como detalles
increíbles, en tanto la situación espacio-temporal peculiares, que pueden resultar sorprendentes o
descrita respondía a una experiencia real, si bien extraños, aunque no irreales. Por ejemplo el agresor
el abuso no se había producido de la forma ale- que sufre impotencia al intentar la penetración, al
gada. cual hacíamos referencia en el criterio 7.
5. Descripción de interacciones: este criterio se 9. Detalles superfluos: detalles que no son esen-
cumple cuado el testigo describe cadenas de accio- ciales para la acusación pero son descritos por el
nes y reacciones entre la víctima y el agresor. La testigo en conexión con la alegación. Es decir, deta-
mayor parte de los autores entienden que el testigo lles periféricos, poco relevantes y no relacionados
debe relatar una acción y la reacción contingente, con el incidente central del relato.
sin embargo Raskin y Esplin (1991) postularon que El presupuesto del que se parte es que las perso-
se deberían describir como mínimo tres elementos: nas que mienten no inventarían detalles superfluos.
una acción, la reacción a la misma y otra acción en Por ejemplo, una menor explicaba que cuando el
respuesta. La cadena puede ser muy compleja: “me agresor la tendía en la cama, era deslumbrada por
dijo que quería hablar conmigo y yo fui a su habita- un rayo del sol que entraba a través de la ventana.
ción, me cogió y me sentó encima de sus rodillas, yo 10. Información exacta de detalles malentendi-
traté de irme y le dije que había quedado pero él me dos: el criterio se cumple cuando se relatan contin-
entretuvo... ” gencias o se proporcionan detalles que escapan a
En nuestra práctica pericial utilizamos la definición la lógica o la capacidad comprensiva o interpretativa
menos exigente. del niño y son por tanto malinterpretados o malen-
6. Reproducción de conversaciones: se precisa tendidos, sin embargo son comprendidos por el en-
que el menor mencione palabras pronunciadas por trevistador. Son detalles que se sitúan por encima
él mismo o por otros. Para valorar la presencia de del horizonte del niño.
este criterio, aunque existan ciertas discrepancias En nuestra opinión, la aparición de este criterio
entre autores, la posición menos restrictiva no exige tiene un peso específico, en tanto difícilmente pue-
reproducción de diálogo o de conversación, sino ré- den ser inducidos por terceros, o inventados por el
plica virtual de al menos uno de los interlocutores. menor. El ejemplo que aportan Raskin y Yuille
En esta línea, según recoge Dettenborn y cols. (1989), es que el niño malinterprete los gemidos del
(1984), las insinuaciones del acusado que el niño agresor como expresión de dolor, o confunda el se-
relata sin haberlas comprendido serían ejemplos men con orina. En un caso extraído de nuestra prác-
bastante sólidos. En un caso extraído de nuestra tica forense la víctima verbalizaba lo siguiente:”salió
práctica forense, una víctima verbalizaba lo siguien- un líquido o no sé que salió, una cosa... no sé si se-
te: “al entrar al cine me dijo: no te preocupes en ele- ría blanco, o... yo no sé como sería... porque él tenía
gir la película porque no creo que tengas ocasión de una bolsa, yo que sé... a lo mejor me lo penetró, o yo
enterarte del argumento” y añadía: “cuando me dijo que sé, por eso salió eso...” ví como gotas, así, yo
eso no lo entendí”. que sé...”, [ver (3) Ruiz (2002)].
7. Complicaciones inesperadas: este criterio vie- 11. Asociaciones externas relacionadas: el criterio
ne definido por la aparición de contingencias, accio- aparece cuando se describen conversaciones o
nes o situaciones que, o bien interrumpen de forma situaciones ajenas a los hechos, pero en las que se
inesperada el episodio abusivo, o bien dificultan la fi- puede inferir cierta relación o conexión externa. Por
nalización del mismo. Los ejemplos que más fre- ejemplo una menor explicaba que con anterioridad a
cuentemente hemos encontrado hacen referencia a iniciarse la producción abusiva, el agresor le había
llamadas de teléfono, llamadas al timbre, intromisión proporcionado datos de los problemas en su relación
inesperada de alguna persona en la estancia donde marital y más concretamente en la esfera sexual, lo
se está produciendo el abuso, etc. Uno menos co- cual le sorprendió y no supo como interpretar. Arnt-
mún, sería la aparición de impotencia en el agresor zen (1983), nos proporciona otro ejemplo relativo a la
al intentar la penetración, que podría también valo- descripción de una conversación entre la víctima y
rarse como un detalle inusual, como posteriormente agresor donde se discute sobre la experiencia sexual
explicaremos. de la víctima con otras personas. La asociación es
Cuando aparece una complicación inesperada, externa al abuso alegado, pero relacionada en su
resulta de gran riqueza en la valoración del testimo- contenido. Convenimos con el citado autor en que
nio. El problema que ofrece es su limitado poder dis- este criterio no suele aparecer en testimonios valora-
criminativo, toda vez que incluso en casos reales es dos como increíbles.
infrecuente su aparición (2) Ruiz (2002). 12. Descripción del estado mental del niño: este
criterio hace alusión a la expresión de sentimientos,
emociones o relato de pensamientos o cogniciones.
III. Pecularidades del contenido Es decir, alusiones por parte del niño a lo que sintió
o pensó durante el incidente abusivo: “al principio
Según Steller y Kóhnken (1989) los criterios en- pensaba que no era real lo que me estaba suce-
globados en esta categoría aumentan la concreción diendo..., mientras me penetraba intentaba distan-
y viveza de los testimonios que responden a expe- ciarme y pensar lo que haría con mis amigas cuan-
riencias reales. Lo cual constatamos en nuestra do saliera de allí... no sabía lo que hacer..., me
práctica forense, en tanto difícilmente se encuentran quedé petrificada...”, y otros tantos ejemplos que po-
en declaraciones valoradas como increíbles. dríamos aportar.

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13. Atribuciones al estado mental del agresor: el postulan que una persona que pretende parecer creí-
testigo debe describir la percepción de emociones, ble al hacer una alegación falsa no traslucirá dudas
sentimientos o motivaciones respecto del agresor. sobre la credibilidad de la alegación. Un ejemplo de
Dentro de este criterio Dettenborn y cols. (1984) este criterio: “No sé si realmente el primer día llegó a
también incluyen reacciones afectivas y estados fi- tocarme o tan sólo se insinuó”
siológicos. Según este planteamiento, al cual nos 17. Autodesaprobación: aportar detalles perso-
adherimos en la práctica pericial, un ejemplo sería nales desfavorables, detalles autoincriminatorios
describir el estado de embriaguez del presunto au- debidos a una actitud autocrítica concerniente a la
tor del delito, explicar que sudaba, o que eyaculaba. propia conducta respecto al agresor, habla de cre-
Otro menos usual sería el siguiente: “se ponía a gri- dibilidad. Según Steller y Köhnken (1994), confe-
tar y quería hacerme ver que estaba muy enfadado sar una conducta impropia o errónea no se espe-
pero se notaba que estaba muy nervioso, la voz le ra en el testimonio engañoso que pretende
temblaba y se le disparaba el tic en el ojo derecho”. incriminar falsamente al acusado. “Quizás yo le
provoqué... no debería... podría haber... creía que
yo estaba provocando la situación... me sentía cul-
IV. Contenidos relacionados con la motivación pable...”
18. Perdonar al autor del delito: si el testimonio
La 2ª y 3ª categorías se refieren, como hemos vis- tiende a favorecer al agresor, se aportan explicacio-
to, a aspectos característicos del testimonio y ras- nes o justificaciones respecto a la conducta del mis-
trean la capacidad cognitiva del niño. Los criterios mo, o bien si el testigo no hace uso de posibilidades
que las integran se evalúan mediante la siguiente obvias más incriminatorias, se cumple este criterio.
pregunta: ¿un niño sería capaz de inventar una acu- Como es lógico, aquellos menores que mantienen
sación con las cualidades descritas? (Steller, 1989). una relación afectiva o pseudoafectiva previa con el
En esta cuarta categoría, como su propio nombre agresor, sobre todo cuando éste es un miembro de
indica, se valora la posible motivación para formular la familia, suelen tener sentimientos positivos o am-
una alegación. Se considera que quien inventa o fa- bivalentes y desean minimizar los problemas que
bula, así como quien es inducido por un tercero, no podría causar la acusación, perdonando o exone-
se corrige espontáneamente, ni se cuestiona sobre rando de culpa al autor del delito. Este criterio apa-
la credibilidad del relato. Tampoco es probable que rece frecuentemente asociado al anterior. Un ejem-
introduzca aparentes contradicciones, o que admita plo: “Creo que él no quería hacerme daño... el
no recordar ciertos datos. En la misma línea no es problema está en que yo...”
de esperar que describa culpa, o admita responsa-
bilidad en los hechos abusivos, exonerando y perdo-
nando al acusado. V. Elementos específicos de la ofensa
14. Correcciones espontáneas: valora la existen-
cia de autocorrecciones por parte del testigo duran- 19. Detalles característicos de la agresión: es el
te la descripción de los presuntos hechos. Se en- último de los criterios de contenido descrito por Ste-
tiende que la persona que miente no suele modificar ller y Köhnken (1994), si bien otros autores como
el relato ni siquiera para mejorarlo. Por ejemplo una Raskin y Esplin (1991) lo trasladaron a la lista de va-
menor describía un episodio en el que el agresor in- lidez, argumentando que no alude a la riqueza de la
tentó penetrarle dos veces, pero espontáneamente declaración en sí, sino a las características del deli-
se corregía, manifestando “no ese día sólo me besó to alegado.
en la boca y me manoseó, no intentó penetrarme…” En nuestra práctica pericial lo valoramos como
El criterio no se cumple cuando la corrección se pro- uno más de los criterios de contenido, si bien no
duce en respuesta a un cuestionamiento del entre- consideramos desacertada la propuesta de Raskin
vistador. y Esplin.
15. Admisión de falta de memoria: el presupuesto El criterio estaría presente cuando a lo largo del
del que se parte es que las personas que mienten o relato encontramos descripciones que contradicen
no describen una experiencia real tienden a no ad- las creencias comunes de los legos, sobre la forma
mitir lagunas de memoria. Sin embargo, la experien- en que se producen los abusos sexuales a meno-
cia pericial nos dice que muchos menores que pres- res, ajustándose a los conocimientos que la cri-
tan un falso testimonio aducen falta de memoria minología y más específicamente la psicología han
ante la imposibilidad de completar una información, acuñado. Según explican Steller y Koehnken
de responder o improvisar respuesta ante preguntas (1994), en casos de incesto algunos pueden cues-
aclaratorias del perito. Este criterio por tanto no re- tionar la veracidad de la víctima porque las des-
sulta muy discriminativo y habrá de valorarse tenien- cripciones incluyen falta de resistencia por parte de
do en cuenta la globalidad del relato y la forma en la misma, así como una larga o crónica relación
que lo exprese el testigo. Ejemplo: me impactó tanto incestuosa, iniciada con conductas sexuales rela-
lo que me dijo ese día que soy incapaz de recordar tivamente inocuas que progresivamente avanzan
sus palabras, aunque tengo grabado su rostro y sus acompañadas de un cambio de actitud hacia el
gestos. agresor.
16. Levantar dudas sobre el propio testimonio: Para valorarlo es necesario conocer los entresijos
dudar de la exactitud y credibilidad del relato es tam- del proceso abusivo, la dinámica perversa que llega
bién signo de credibilidad. Steller y Köhnken (1994) a establecerse entre el agresor y la víctima (Hirigo-

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yen, 2001) y las diferencias entre las tipologías o for- mos afianzar la valoración de la credibilidad. Si por
mas de abusos (Horno, P. y otros, 2001, Cantón y el contrario aparecen pocos criterios de contenido,
Cortés, 2000). la lista de validez nos permitirá encontrar apoyo adi-
Los 19 criterios de contenido, deberán ser analiza- cional para una de las hipótesis alternativas, o bien
dos uno a uno de forma individualizada por parte de nos ayudará a explicar la poca calidad del relato.
dos psicólogos expertos, para llegar a una valora- En muchas ocasiones hemos encontrado declara-
ción conjunta. Se utilizan dos sistemas de puntua- ciones de menores que habían sido abusados, muy
ción, según Raskin y Esplin (1991), se dará 1 punto pobres en criterios, que respondían a limitaciones
si el criterio se encuentra presente, 2 si se encuen- cognitivas, al estado emocional en el momento de la
tra fuertemente presente, 0 si no está presente. exploración o a rasgos de personalidad.
Otros autores como Steller y Köhnken (1989) abo- La lista de validez, adaptada por Steller, Raskin,
gan por una decisión dicotómica de presencia/au- Yuille y Esplin (1989) se compone de 11 criterios, in-
sencia. cluidos en cuatro categorías:
Desde una perspectiva práctica, esta segunda op- Características psicológicas:
ción resulta más adecuada, porque al ser menos 1. Adecuación del lenguaje.
subjetiva facilita la fiabilidad interjueces, el inconve- 2. Adecuación del afecto.
niente es que algunos criterios tienen más peso y 3. Susceptibilidad a la sugestión.
aportan mayor calidad o riqueza al testimonio. Es Características de la entrevista:
decir, que la aplicación de CBCA no consiste sim- 4. Preguntas sugestivas o directivas.
plemente en la suma del número de criterios (Ras- 5. Adecuación global de la entrevista.
kin y Steller,1989; Steller y Boychuk,1992), lo cual Motivación para informar en falso:
hace realmente difícil, la pretensión de los psicólo- 6. Motivos para denunciar.
gos experimentalistas sin experiencia forense, cual 7. Contexto de la revelación o informe original.
sería la estandarización del CBCA. 8. Presiones para informar en falso.
Con respecto al número mínimo de criterios para Cuestiones de investigación:
considerar válida una declaración, existen dife- 9. Consistencia con las leyes de la naturaleza.
rentes perspectivas. Yuille (1989), exige además de 10. Consistencia con otras declaraciones.
los cinco primeros criterios, dos más cualesquie- 11. con otras evidencias.
ra. Raskin y Yuille(1989) postulan que la presen-
cia de estructura lógica y producción inestructurada
son condición indispensable para considerar váli- Características psicológicas
da una declaración, y que el cumplimiento de un
mayor número de criterios permitirá una conclusión 1. Adecuación del lenguaje
más firme.
Desde nuestra práctica pericial y según estudio El relato no puede ser valorado de forma desper-
de investigación realizado con población forense sonalizada, sino teniendo en cuenta el nivel de de-
(Vázquez, B., Ruiz; M.P., y García, M. (1998), con- sarrollo psicomadurativo del menor, sus rasgos de
venimos con estos autores en que la ausencia de personalidad, sus capacidades cognitivas y verba-
estructura lógica resulta fundamental para deses- les, incluso en su caso la existencia de algún tipo de
timar la validez del relato. En la última investiga- psicopatología o trastorno metal.
ción con una muestra de 100 casos en la Clínica Conocer el nivel de desarrollo cognitivo y lingüísti-
Médico-Forense de Madrid, Casado y otros (2004), co nos permitirá valorar si el lenguaje y los conoci-
se estableció un puntaje de más de ocho criterios mientos que se reflejan en el relato se corresponden
para considerar creíble la declaración. Por otra con los que posee el menor, o van más allá, tenien-
parte corroboramos que estructura lógica, deta- do en cuenta lo que el niño puede haber aprendido
lles malentendidos, levantar dudas sobre el propio en la experiencia abusiva. Si no resultan ajustados,
testimonio y autodesaprobación resultaron los cri- habrá que investigar la influencia o inducción adulta,
terios más discriminativos, en tanto nunca apare- o la posible contaminación por el sometimiento a rei-
cieron en los testimonios increíbles. Sin embargo teradas exploraciones e interrogatorios por parte de
la valoración final exigirá la aplicación de los cri- no expertos. El estilo de respuesta y la expresividad
terios de validez. del relato tienen que ajustarse a los rasgos persona-
les del niño.

3. Lista de validez: criterios externos


a la declaración 2. Adecuación del afecto

El CBCA permite analizar la calidad o riqueza del El perito debe observar la reacción emocional del
testimonio, pero no se puede establecer una rela- menor al recordar o rememorar la experiencia abu-
ción lineal entre cantidad de criterios y validez o cre- siva. Convenimos con otros autores (Garrido y
dibilidad, en tanto han de valorarse otras variables o Masip,1998) en que el estilo expresivo de los suje-
circunstancias externas al propio relato: los “crite- tos varía desde un alto nivel de agitación o reac-
rios de validez”. Convenimos con Honts (1994) en tividad emocional, hasta una disposición de blo-
que si el CBCA indica que estamos ante una decla- queo, inhibición o reticencia expresa a abordar los
ración de calidad, mediante la lista de validez podre- hechos. Si bien según nuestra experiencia peri-

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cial, el estilo expresivo estará en conexión con las Motivaciones para informar en falso
características de personalidad y la situación emo-
cional que presenta el menor en el momento de la 6. Motivos para denunciar
exploración.
Por otra parte la detección de una posible simula- Se debe indagar una posible motivación o ganan-
ción es práctica habitual en el trabajo pericial, y se- cia secundaria teniendo en cuenta la relación de la
gún nuestra experiencia suele darse en menores víctima con el acusado, o la relación del acusado con
que presentan rasgos histriónicos en su perfil perso- figuras afectivamente significativas para el menor.
nal. En nuestra práctica pericial hemos visto varios ca-
sos de menores, generalmente en edad adolescen-
te o preadolescente, que alegaban un falso testimo-
3. Susceptibilidad a la sugestión nio por diferentes motivos. Recordamos el caso de
una menor que alegaba un falso abuso para vengar-
Se debe evaluar si el menor cede fácilmente a se de uno de sus profesores de instituto. La menor
la dirección de las preguntas formuladas para pro- se desmintió y confesó la motivación secundaria
bar sugestibilidad, si improvisa respuestas apor- para interponer la denuncia en la propia sesión de
tando información nueva contradictoria. Un alto exploración pericial. También el de otros menores
grado de sugestibilidad resta credibilidad a la decla- que acusaban falsamente al nuevo compañero sen-
ración del menor. Si bien convenimos con Raskin timental de la madre, por la situación de rivalidad o
y Yuille (1989), en que si un niño rechaza las alter- rechazo abierto hacia el mismo. O el de una adoles-
nativas incorrectas o no cede a preguntas suges- cente con rasgos marcadamente histriónicos, que
tivas o inductivas y contradice información que se acusaba al padre de incesto. En la exploración peri-
sabe incorrecta, se refuerza la validez de la decla- cial quiso trasladar el contenido de la acusación a
ración, aunque lo contrario no prueba que el tes- un tío paterno, pero finalmente reconoció a nuestra
timonio no responda a una experiencia real. presencia la falsedad de las alegaciones. La motiva-
Para valorar el grado de sugestibilidad hay, sin ción secundaria respondía, en consonancia con su
duda, que tener en cuenta la edad o el grado de perfil de personalidad, a la necesidad de captar la
desarrollo psicomadurativo del niño. Porque lógica- atención y manipular a los otros.
mente, a menor edad, mayor susceptibilidad a la Más frecuentemente encontramos casos de me-
sugestión. nores inducidos por uno de los progenitores (fre-
Según nuestra experiencia, los niños que no rela- cuentemente la figura materna), a incriminar falsa-
tan una experiencia real, que en su mayoría han sido mente al otro progenitor. Sobre todo en conflictos
inducidos por adultos, suelen mostrarse altamente contenciosos de divorcio. Suelen estar implicados
sugestionables y modificar el contenido de las acu- niños de corta edad, que son fácilmente sugestiona-
saciones, en la línea de magnificar o incrementar la bles y que no tienen el necesario desarrollo cogniti-
severidad del abuso (ver Ruiz y Peña, 2004). vo y lingüístico como para proporcionar un relato
amplio (4) Ruiz, 2004.

Características de la entrevista
7. Contexto de la revelación o informe original
4. Preguntas sugestivas o directivas
Como indican Raskin y Yuille (1989), si el menor
El perito debe autoevaluarse: rastrear la formula- revela los presuntos hechos a un profesor, pediatra,
ción de preguntas inductivas o sugestivas no inten- u otra persona con ascendiente afectivo, incluso a
cionadas, de posibles refuerzos selectivos a ciertas uno de los progenitores en contextos de no rivali-
respuestas, interrupciones, etc. dad, entonces la validez se ve reforzada. No en po-
cas ocasiones hemos visto casos de padres separa-
dos en los que el niño revela los presuntos abusos,
5. Adecuación global de la entrevista precisamente el día antes de tener que ser entrega-
do al otro progenitor, coincidiendo con el periodo va-
Asimismo se cuestionará sobre si se ha ajustado cacional o con el inicio del régimen de visitas.
a las características personales del menor, ha utili-
zado un lenguaje acorde a su nivel de compresión,
le ha contenido emocionalmente y ha llegado a em- 8. Presiones para informar en falso
patizar con él.
Por otra parte habremos de tener en cuenta las Este criterio suele estar en íntima conexión con
entrevistas previas a las que se haya sometido al los dos anteriores, sobre todo cuando del análisis
menor. Parafraseando a Steller y Boychuk (1992): de la información preliminar se desprende que ter-
“Las equivocaciones de las entrevistas previas pue- ceras personas se van a beneficiar con la interposi-
den influir la presente declaración, aunque ahora se ción de la denuncia. Véanse los casos más frecuen-
emplee una técnica adecuada”. A este respecto, tes en procesos de separación o divorcio
como ya hemos apuntado, cuantas más veces haya contencioso entre los progenitores. En este sentido
sido explorado el menor, mayor contaminación po- podemos decir que en ocasiones se nos aportan
demos prever. pruebas evidentes de la inducción o presión que se

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ejerce sobre el menor para sustentar una falsa ale- nidos del CBCA, (Raskin y Esplin, 1991), consi-
gación. Nos referimos a videos o grabaciones que derando creíble un puntaje superior a ocho de cri-
realizan los denunciantes para propiciar la apertura terios de contenido (utilizando una puntuación dico-
del expediente judicial. tómica). Y llegaremos a una valoración final
(personalizando los resultados a través de la lista
de validez) en términos probabilísticos, que nos
Cuestiones de investigación permitirá establecer los siguientes grados de cre-
dibilidad:
9. Consistencia con las leyes de la naturaleza — Altamente creíble.
— Creíble.
Se debe comprobar si los acontecimientos descri- — Indeterminado.
tos carecen de realismo, es decir, si pueden atentar — Increíble.
contra las leyes de la naturaleza. En ocasiones para — Altamente increíble.
valorar este criterio deberemos consultar a otros es-
pecialistas. Por ejemplo en casos en que se relatan
penetraciones vaginales a edades muy tempranas, REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
que fisiológicamente no son viables, o si lo son de-
berían describirse grandes desgarros. Alarcón, L. y otros (2004). Comunicación sobre el programa del
apoyo a la exploración judicial de testigos vulnerables. Presen-
tada en el I Congreso de Psicología Jurídica en Red. COP de
Madrid.
Arntzen,F.(1983). Psychologie der Zeugenaussage. Sytematik der
10. Consistencia con otras declaraciones Glaubwuergigkeitsmerkmale. München: C.H. Beck.
Detterborn, H. Froelich, H. Y Szewczyk, H. (1994). Forenschische
Se valorará si alguno de los elementos centrales de Psychologie. Berlín: Deutscher Verlag der Wissenschaften.
Casado y otros (2004). Análisis estadístico de una muestra de
la declaración resulta inconsistente o contradice el 100 casos. En José San Martín (Ed). Abuso Sexual infantil.
relato proporcionado por el menor peritado en otros Evaluación de la credibilidad del testimonio. Valencia.
momentos. Tal como funciona la maquinaria judicial Canton y Cortés (2000). Guía para la evalución del abuso sexual
infantil. Madrid. Ed: Pirámide.
resulta habitual que el niño sea explorado por dife- Garrido E. Y Masip J. (1998). Comunicación del V Congreso de
rentes instancias, tanto policiales como judiciales, y Evaluación Psicológica en Benalmádena (Málaga); Sobre Eva-
luación de la Credibilidad del Testimonio.
en ocasiones por un rosario de profesionales. Godoy-Cervera V. y Higueras L. (2005). El análisis del contenido
Pero además de ver la consistencia en el relato basado en criterios (CBCA) en evaluación de credibilidad. En
del propio menor, podremos valorar la consistencia revista Papeles del Psicólogo, nº 92.
Hirigoyen, M.F. (2001). El acoso moral. El maltrato psicológico en
con el aportado por otros testigos. Por ejemplo en la vida cotidiana. Ed: Paidós.
casos de varios menores abusados por el mismo Horno P. Y Otros (2001). Abuso sexual infantil. Manual de forma-
agresor, generalmente pedófilos tipo exclusivo, se- ción para profesionales. Ed: Save the Children España.
Honts, C.R. (l994). Assessing children´s credibility: Scientific and
gún nuestra experiencia forense. legal issues in 1994. North Dakota Law Review.
Juárez, J. R. (2004). La credibilidad del testimonio infantil ante su-
puestos de abuso sexual: indicadores psicosociales. Tesis doc-
toral.
11. Consistencia con otras evidencias Lamb, M. E. (1994). The investigation of child sexual abuse: An in-
terdisciplinary consensus statement. Child Abuse & Neglect.
Masip, J., Garrido, E. y Herrero, C. (2003). El Análisis de Conteni-
Se comprobará si alguno de los elementos centra- do Basado en Criterios (CBCA). Revista Iberoamericana de
les de la declaración contradice la evidencia física, u Diagnóstico y Evaluación Psicológica.
otro tipo de evidencia concreta. Como puede enten- Manzanero, A. (2001). Procedimientos de evaluación de la credi-
bilidad de las declaraciones de menores víctimas de agresio-
der el lector, no se trata de una cuestión psicológica, nes sexuales. Psicopatología Clínica, Legal y Forense.
sino criminalista (Steller y Boychuk, 1992), sin em- Raskin, D.C. y Esplin, P.W. (1991). Statement Validity Assess-
ment: Interview procedures and content analysis of children´s
bargo no hay que desdeñar ningún dato que nos statement of sexual abuse. Behavioral Assessment.
permita acercarnos a la verdad. Raskin, D.C. y Yuille, J.C. (1989). Problems in evaluating inter-
En lo que respecta a los criterios de validez, el views of children in sexual abuse cases. En S.J. Ceci, D. F.
Ross y M.P. Toglia (Eds). Perspectives on children´s testimony.
dato más destacado en nuestra investigación con New York: Springer-Verlag.
una muestra de 100 (Casado y otros, 2004), es la (1) Ruiz, M.P. (2004). Psicología Forense y Credibilidad del Testi-
ausencia, en todos los testimonios increíbles, de monio. Ponencia presentada en el Primer Congreso Nacional
de Medicina Forense y Valoración del daño corporal. Avila
afecto apropiado. (2) Ruiz, M.P. (2004). “La dificultad de inventar la mentira”. Estudio
Por otra parte, cuando no se puede aplicar la téc- comparativo de un caso creíble y otro increíble. En José San
Martín (Ed). Abuso Sexual infantil. Evaluación de la credibilidad
nica de forma estandar por ausencia de relato libre, del testimonio. Valencia.
los criterios de validez pueden ser de gran utilidad (3) Ruiz, M.P. (2002). Valoración de la credibilidad del testimonio
para el perito como demostramos en la comunica- en menores abusados. En Plan de Formación continuada para
médicos forenses. Centro de Estudios Jurídicos de la Adminis-
ción libre presentada en el I Congreso de Psicología tración de Justicia.
Jurídica en Red, (Ruiz, M.P. y Peña, E. 2004). (4) Ruiz, M.P. (2004). Falsas alegaciones de abuso sexual infantil.
Abordaje pericial. Ponencia presentada en el VII Congreso
Estatal de Infancia Maltratada. Madrid.
Ruiz, M.P. y Peña, E. (2004). Abuso sexual infantil. Valoración pe-
VALORACION FINAL ricial de un caso de inducción adulta a través de los criterios
devalidez del SVA. Comunicación presentada en el I Congreso
de Psicología Jurídica y forense en red. COP de Madrid.
Para alcanzar una conclusión definitiva respec- Steller, M. y Köhnken, G. (1989/1994). Análisis de declaraciones
to a la validez o realidad del testimonio, aplicare- basado en criterios. En D. C. Raskin (Ed). Métodos psicoló-
gicos en la investigación y pruebas criminales. Bilbao: Declée
mos los criterios de validez a los resultados obte- de Brouwer.

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Steller, M. y Boychuk, T. (1992). Children as witnesses in sexal abu- Vázquez, B., Ruiz, M.P. y García, M. (1998). El fenómeno de la
se cases: Investigative interview and assessment techniques. falsa memoria en testimonios infantiles sobre abuso sexual:
En H. Dent y R.Flin (Eds), Children as witnesses. Chichester, Detección e intervención en el ámbito forense. Comunicación
England: Wiley. presentada en el II Congreso Iberoamericano de Psicología,
Steller, Raskin, Yuille y Esplin (1989). Validity Checklist. En J.C. Madrid.
Yuille Ed. Credibulity Assessment. Nato ASI Series. Vrij, A. (2000). Detecting lies and deceit. The psychology of lying
Undeutsch, U. (1989). The development of Statement Reality and the implications for professional practice. Chichester: Wiley.
Analysis. En J. C. Yuille (Ed.), Credibility assessment. Dor- Yuille, J. C. (1988). The systematic assessment of children’s testi-
drecht: Kluwer. mony. Canadian Psychology, 29.

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INTERNACIONAL

XX AÑOS DE MEDEL
Miguel CARMONA RUANO

LOS ORIGENES del país–, en oposición al franquismo, en el naci-


miento en nuestro país de Justicia Democrática. La
En abril de 2005 tuvo lugar en Roma un coloquio diversidad de situaciones y de opciones organizati-
internacional bajo el lema La Justicia, fuerza de la vas no fue obstáculo para que pronto comenzaran
democracia. El coloquio había sido organizado por los contactos entre estos diversos grupos. No puedo
MEDEL para conmemorar el XX aniversario de su dejar de mencionar, por el recuerdo personal y por
creación. El número de intervinientes y participan- lo que significó para la aún incipiente organización,
tes, la diversidad de orígenes y de temas, el lugar de la visita en 1974 de una delegación de JD 3 a Roma,
celebración, la Sala de Conferencias del Consejo invitada por el Commitato Italia-Spagna y el inicio
Superior de la Magistratura, la asistencia de perso- en ella de las relaciones con Magistratura Democra-
nalidades tan relevantes como Leandro Despouy, tica, luego continuadas por Jueces para la Demo-
Relator Especial de las Naciones Unidas para la cracia.
Independencia de Jueces y Abogados, o Luigi Ber- Más tarde, los Congresos anuales del Syndicat
linguer, Presidente de la Red Europea de Consejos de la Magistrature empiezan a convertirse en lugar
de Justicia, ponía de manifiesto la vitalidad de una de encuentro de invitados de asociaciones afines
organización que empezó a gestarse en los prime- y en 1983 el mismo SM coorganiza con la Uni-
ros años ochenta del pasado siglo XX. versidad de Lille un Congreso sobre “Justicia y
El germen habían sido los contactos en la década Democracia en Europa”; los asistentes de varios
anterior entre las distintas organizaciones de jueces países deciden allí crear una organización de ámbi-
y fiscales en Europa que pretendían introducir en el to europeo y la idea fructifica finalmente en la
seno de la magistratura una visión crítica y un mar- constitución formal, el 15 de junio de 1985, en
co de reflexión sobre la propia función, más allá de la sede del Parlamento Europeo, en Estrasburgo,
la defensa de intereses profesionales que venía de MEDEL, Magistrats Européens pour la Démo-
marcando la ideología de las asociaciones de ma- cratie et les Libertés. Dos años después, en
gistrados. Esta era la idea que ya en 1964 vio nacer noviembre de 1987, una asamblea general se
en Italia a Magistratura Democratica, en el marco de reúne en París y aprueba los estatutos.
la profunda crisis en la cultura jurídica, hasta enton- El núcleo original formado por los grupos ya
ces homogénea, y que puso en cuestión valores tra- mencionados y por la española Unión Progresis-
dicionales como la certeza del derecho, la neutrali- ta de Fiscales4 pronto empieza a crecer. Junto a
dad en la interpretación o el papel técnico del juez asociaciones ya constituidas asisten a las reunio-
en la perspectiva de hacer realidad los valores pro- nes magistrados de otros países a título indivi-
clamados en la Constitución y nunca puestos en dual, en Grecia se forma la Asociación Helénica de
acto1. Los mismos valores se encuentran en el ori- Magistrados para la Democracia y las Libertades5,
gen en 1968, el mismo año del “mayo francés”, del pronto se unen la Associação Sindical dos Juizes
Syndicat de la Magistrature a partir de la Associa- Portugueses (ASJP) y el Sindicato dos Magistra-
tion des auditeurs et anciens auditeurs de justice dos de Ministério Publico, más tarde una nueva
(AAAAJ)2, en la formación de la Association Syndí- asociación alemana, la Neue Richtervereinigung
cale des Magistrats belga o en la decisión de un (NRV), viene luego la incorporación de los países
buen número de jueces y fiscales alemanes de ad- de la Europa Central y Oriental, de la Asociación
herirse a la central sindical común de los trabajado- Chipriota de una segunda asociación italiana, Movi-
res de dicho país y, bajo otras condiciones políticas mento per la giustizia. Hoy MEDEL está formada
y aún como un movimiento clandestino que propug- por quince asociaciones y sindicatos de jueces y
naba la normalización democrática de la justicia –y fiscales de once países europeos, cuenta con la
adhesión individual de magistrados de otros paí-

1 Sobre los orígenes, historia y significado de Magistratura De-

mocratica su sitio en internet ofrece los datos básicos:


http://www.magistraturademocratica.it/origini.php. También con- 3 Componíamos la delegación Manuel Rico Lara, Juez de Sevi-

tiene un artículo de Livio PEPINO: Appunti per una storia di Ma- lla, Miguel Miravet, Fiscal de Valencia, un jovencísimo Perfecto
gistratura Democratica, que antes había sido publicado en el Andrés, por aquel entonces Juez de Toro y yo mismo, en esa épo-
núm. 1/2002 de Questione giustizia: http://www.magistraturade- ca Secretario Judicial en Barcelona.
mocratica.it/data/docs/storia_md.PDF 4 En la reunión fundacional estuvieron presentes Juan Alberto
2 También el sitio del SM, http://www.syndicat-magistrature.org/ Belloch por JpD y José María Mena por la UPF.
sm.php ofrece datos sobre sus orígenes. 5 Elinon Dikastikon Litourgon Gia ti Demokratia ke tis Elefteries

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ses, como Austria, y a sus reuniones asisten regu- LA DECLARACION DE PALERMO


larmente representantes de otras asociaciones,
entre ellas la británica Association of Circuit Jud- No fue ni mucho menos casual la elección de la
ges. ciudad de Palermo como sede de la reunión donde
Pero el acto de Roma no era meramente conme- se aprobaría la declaración sobre los elementos de
morativo y menos aún nostálgico. Se trataba, cierta- un estatuto europeo de la magistratura. Meses an-
mente, de recordar el momento fundacional y a tes, el 23 de mayo y el 19 de julio de 1992, habían
quienes habían presidido MEDEL a lo largo de su tenido lugar los atentados de Capaci y de via
historia: Christian Wettinck, François Guichard, D’Amelio, que costaron la vida a Giovanni Falcone y
Heinz Stötzel, Orlando Afonso, Ignacio Patrone; a Paolo Borsellino. Los magistrados de MEDEL no
pero sobre todo se trataba de recapitular qué había sólo querían con ello rendir tributo a ambos, sino
significado MEDEL en el concierto judicial europeo, también, de modo especial, dejar presente su volun-
cuál era su momento actual y cuáles los retos a los tad de afirmación de la cultura jurídica democrática
que se enfrentaba. y del estado de derecho frente a la barbarie, preci-
samente en el mismo entorno en que habían sido
tan brutalmente puestos en cuestión.
LA APORTACION DE MEDEL A LA CULTURA Por eso se afirma en la declaración que una justicia
JUDICIAL EUROPEA democrática, independiente y transparente constitu-
ye un elemento esencial del Estado de Derecho6. La
Los estatutos de MEDEL definían ya de modo cla- Declaración afirma, como no podía ser menos, los
ro cuáles se quería que fueran sus señas de identi- principios básicos de exclusividad y unidad, indepen-
dad. dencia y responsabilidad, inamovilidad. Pero tam-
El primero de los objetivos fijados era “el desarro- bién enuncia otros como el derecho y deber de los
llo de una cultura jurisdiccional europea fundada so- magistrados a una formación inicial y continua ade-
bre la base del respeto, en cualquier circunstancia, cuada para el desempeño de sus funciones, su reclu-
de los valores jurídicos propios del Estado demo- tamiento con arreglo a los principios de capacidad y
crático de derecho, entre los cuales figura en primer no discriminación, y una organización judicial no jerar-
lugar el respeto de los derechos humanos y de las li- quizada, con movilidad ascendente y descendente,
bertades fundamentales”. E inmediatamente des- presidencias rotatorias en los órganos colegiados y
pués, “la protección de las diferencias ente los seres asambleas generales de magistrados con responsa-
humanos y de los derechos de las minorías, en es- bilidad sobre el funcionamiento de la jurisdicción.
pecial de los derechos de los inmigrantes y de los En cuanto a los derechos y deberes de los magis-
más desfavorecidos, en una perspectiva de emanci- trados, se establece la obligación básica de tratar
pación social de los más débiles”. Luego seguían el los asuntos con diligencia e imparcialidad así como
apoyo a la integración europea, en la perspectiva de un sistema de responsabilidad que, sin embargo, no
la creación de una unión política europea que pro- incluye la responsabilidad civil directa, sino la in-
moviera la justicia social, la independencia del po- demnización a cargo del Estado, con posibilidad de
der judicial, tanto de otros poderes como de in- repetición. La Declaración garantiza el goce por los
tereses particulares, la búsqueda y promoción de magistrados, al mismo nivel que los demás ciudada-
técnicas de organización judicial capaces de garan- nos, de las libertades de expresión, asociación, afi-
tizar un servicio público de la justicia transparente, liación política y reunión, del derecho de huelga
la democratización de la magistratura en su recluta- (con garantía en todo caso de los derechos funda-
miento y en las condiciones de ejercicio de la profe- mentales de los ciudadanos), y libertad para consti-
sión, en las que el principio democrático sustituiría tuir asociaciones y sindicatos y afiliarse o no a ellos.
al jerárquico, la defensa de los derechos de los ma- En materia disciplinaria se preconiza una instruc-
gistrados, en las mismas condiciones que los del ción contradictoria y debates públicos, salvo su-
resto de los ciudadanos, a las libertades de reunión, puestos excepcionales y motivados en que pueda
asociación y expresión, así como al derecho de sin- estar comprometida la vida privada del magistrado o
dicación y de acción colectiva, y la promoción de de un tercero; la decisión sería susceptible de recur-
una cultura jurídica democrática entre magistrados so jurisdiccional.
de diferentes países, por medio del intercambio de La Declaración también establece las bases de un
información y del estudio de temas comunes. Consejo Superior de la Magistratura, encargado de
Muy numerosas han sido las actividades de su administración y disciplina, que asegura su plura-
MEDEL que han supuesto una notable contribución lismo y garantiza su independencia, y decide el re-
a la formación de esta cultura común de la magistra- clutamiento, nombramiento y destino de los magis-
tura en Europa, más allá de la diversidad jurídica de trados, y organiza la formación profesional.
nuestros países, a la que no tenemos por qué re- El modelo de Consejo que se propugna es uno
nunciar. Pero de todas estas aportaciones, dos se compuesto “al menos en su mitad de magistrados
destacan de un modo especial: la aprobación en elegidos por sus pares por un sistema proporcional”,
enero 1993, en Palermo, de una declaración sobre así como por personalidades designadas por el Par-
los “Elementos de un estatuto europeo de la magis- lamento.
tratura”, seguida inmediatamente después, en mar-
zo de ese mismo año, en Nápoles, de una “Declara- 6 El texto está publicado en el sitio de internet de MEDEL:
ción de principios sobre el Ministerio Público”. http://medel.bugiweb.com/usr/Statutjuge.pdf

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Un Consejo de esta naturaleza tendría faculta- EL ECO DE ESTAS DECLARACIONES


des para dirigirse a otros poderes, a su propia ini- EN EL AMBITO EUROPEO
ciativa o a demanda del Gobierno o el Parlamen-
to, para emitir opiniones o recomendaciones sobre Estas declaraciones de Palermo y de Nápoles so-
política judicial; cada año remite al Parlamento bre el estatuto de la magistratura y los principios del
una memoria sobre sus actividades y sobre el Ministerio Público tuvieron en Europa una repercu-
estado de la Justicia. Dispondría igualmente de sión que no puede desdeñarse.
un presupuesto, votado por el Parlamento, para Ciertamente, no se trataba de piezas aisladas,
ejecutar de modo autónomo sus funciones. Sus sino que se inscribían en la línea ya iniciada años
reuniones serían públicas, con limitadas excep- antes con la proclamación por la Asamblea General
ciones, y sus decisiones motivadas. de las Naciones Unidas, en 1985, de los principios
Finalmente, se sientan las bases de organización fundamentales relativos a la independencia de la
de los magistrados del Ministerio Público, cuya auto- magistratura8, a los que siguieron los principios bá-
nomía se considera un instrumento fundamental del sicos sobre el papel de la abogacía9, y los principios
poder judicial. Los magistrados del Ministerio Públi- directores aplicables al papel de los magistrados del
co aseguran la igualdad de los ciudadanos ante la Ministerio Público, aprobados por el 8º Congreso de
ley y, al igual que los magistrados judiciales, ejercen las Naciones Unidas para la prevención del delito y
sus funciones de modo autónomo respecto al poder el tratamiento de los delincuentes, celebrado en La
político y con sumisión a la ley y al derecho. Quienes Habana del 27 de agosto al 7 de septiembre de
ejercen estas funciones gozan de los mismos dere- 1990.
chos y de garantías equivalentes a las reconocidas Pero su proclamación desencadenó la elabora-
a los magistrados judiciales. ción en el seno del Consejo de Europa de trascen-
dentes documentos sobre la organización judicial y
el Ministerio Público. El 13 de octubre de 1994 se
LA DECLARACION DE PRINCIPIOS SOBRE aprueba por el Comité de Ministros del Consejo de
EL MINISTERIO PUBLICO Europa la Recomendación (94) 12, sobre la inde-
pendencia, la eficacia y el papel de los jueces, y en
Estas bases sobre el Ministerio Público se desa- 1998 la Carta Europea sobre el Estatuto de los Jue-
rrollaron dos meses más tarde, en marzo del mismo ces10, en cuya elaboración participó MEDEL de for-
año 1993, en Nápoles7. ma destacada a través de su entonces vicepresi-
En ella se define su función como la promoción de denta, la magistrada polaca Teresa Romer. La
la aplicación del derecho, asegurando el respecto lectura del texto de ambos documentos pone de ma-
de la legalidad, de los derechos fundamentales y de nifiesto el reflejo en ellos de la Declaración de Paler-
la igualdad ante la ley. Su posición institucional es la mo.
de un órgano judicial, autónomo por tanto respecto De modo, similar, en el ámbito del Ministerio Públi-
del ejecutivo, cuya autonomía constituye un instru- co, aunque con un alcance menos general, fruto sin
mento indispensable para garantizar la independen- duda de mayores dificultades políticas y de una ma-
cia del poder judicial y la igualdad ante la ley. yor disparidad de sistemas jurídicos, también se
El Ministerio Público está sometido únicamente a aprueba la Recomendación (2000) 19 del Comité de
la ley y al derecho y se rige por criterios de legali- Ministros del Consejo de Europa sobre el papel del
dad, imparcialidad y objetividad. Sus miembros han Ministerio Público en la justicia penal, en la que tam-
de ser magistrados, bien integrados en el cuerpo ju- bién puede encontrarse el reflejo de la Declaración
dicial único, bien miembros de una magistratura di- de Nápoles.
ferenciada, pero cuyo estatus, derechos y obligacio-
nes han de ser equivalentes a los de los jueces. Su
organización interna obedece a criterios objetivos EL «MANIFIESTO DE GINEBRA» Y EL
de reparto y asignación de asuntos y su coordi- CONGRESO SOBRE «LA JUSTICIA
nación de ha de ser obstáculo para el rechazo de MANIATADA»
órdenes ilegales, el ejercicio de la cláusula de
conciencia y la libertad de palabra en las audien- Otro hito importante en la historia de MEDEL lo
cias. constituyó la publicación del conocido como «Appel
También respecto del Ministerio Público se con- de Genève», luego amplificado en el Congreso cele-
templa un Consejo Superior (común al de los jueces brado en Bruselas en 1997 bajo el lema «La justice
o autónomos, según el modelo nacional aplicable), entravée».
con magistrados elegidos por sus pares.
Finalmente, se preconiza que, cuando el Ministe-
rio Público dirige la investigación penal, debe tener 8 Aprobados por las resoluciones 40/32 y 40/146 de la Asam-

blea General de la Organización de las Naciones Unidas de 29 de


facultades de gestión de los medios materiales in- noviembre-13 de diciembre de 1985.
dispensables para su actividad y el control efectivo 9 Resolución 40/166 de la Asamblea General de la ONU de 18

de la policía judicial. de diciembre de 1990.


10 El texto oficial, en inglés, de este importante documento

puede consultarse en el sitio en internet del Consejo de Euro-


pa (también se puede encontrar la versión oficial francesa):
7 El texto se puede consultar a través de internet en el sitio de http://www.coe.int/T/E/Legal_Affairs/Legal_co–operation/Legal_p
MEDEL. rofessionals/Judges/Instruments_and_documents/charte%20eng.
http://medel.bugiweb.com/usr/Naples.pdf pdf

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El Appel de Genève, llamamiento lanzado el 1º de ción de los convenios internacionales, las incrimi-
octubre de 1996 por siete magistrados de diferentes naciones unificadas, los instrumentos efectivos de
países europeos en una conferencia de prensa cooperación judicial penal, y la dotación de los me-
celebrada en Ginebra, suponía un grito de alarma dios necesarios para que los magistrados encarga-
sobre la amenaza que representa la criminalidad or- dos de estos asuntos puedan ejercer sus funciones
ganizada, con actividad transfronteriza, y los obs- tanto en el territorio nacional como en los imprescin-
táculos que se erigían para su persecución por los dibles intercambios internacionales.
sistemas judiciales a causa de las dificultades de la Junto a estas conclusiones generales, se pre-
cooperación judicial internacional, las trabas guber- sentaron las elaboradas por los cuatro talleres de
namentales y los paraísos fiscales. Fue en esa oca- trabajo que trataron, respectivamente, sobre las cri-
sión donde se comenzó a poner sobre el tablero po- minalidades organizadas, la armonización de las ti-
lítico de nuestro continente la necesidad de creación pificaciones penales, la cooperación internacional
de un « espacio judicial europeo », que luego empe- (en la que ya se preconizaba la comunicación direc-
zó a cobrar carta de naturaleza tras el Tratado de ta y el reconocimiento mutuo de las resoluciones) y
Amsterdam de 1997. los aspectos institucionales del papel de los magis-
No puede decirse, ciertamente, que sea MEDEL la trados y su estatuto.
autora del Manifiesto de Ginebra, ni cabe oscurecer
el papel impulsor jugado por Bernard Bertossa, Fis-
cal Jefe del cantón de Ginebra e ignorar la presencia LA FORMACION Y LA DEONTOLOGIA
del magistrado español Baltasar Garzón. Pero cinco DE LOS MAGISTRADOS
de los siete magistrados que lo lanzaron eran miem-
bros de MEDEL: Edmondo Bruti Liberati y Gherardo La formación ha sido también uno de los temas
Colombo, Fiscales de la Corte de Apelación de centrales en el trabajo de MEDEL.
Milán, Benoît Dejemeppe, Fiscal en Bruselas, Carlos En los primeros años de actividad ya se organizó,
Jiménez Villarejo, Fiscal Jefe de la Fiscalía anti- en junio de 1991, en Trieste, un coloquio sobre “La
corrupción de Madrid y Renaud Van Ruymbeke, formación de los magistrados en Europa y el papel
magistrado de la Corte de Apelación de Rennes. de los sindicatos y las organizaciones profesionales:
MEDEL jugó también un importante papel en su ¿qué formación, para qué justicia, en qué socie-
difusión y en el enorme eco que tuvo en toda Europa. dad?” Estas mismas han sido las preguntas siempre
En diciembre de 1997 organizó en Bruselas un Con- presentes en nuestras reflexiones sobre esta cues-
greso sobre “La justicia maniatada”, con partici- tión. Más tarde, en 1999, se celebra una Asamblea
pación de 200 magistrados de todos los países de en Lisboa sobre “El papel de las asociaciones y los
MEDEL. En el discurso de apertura, pronunciado por sindicatos en la formación de los magistrados”, y se
Christian Wettinck11 se parafraseaba la pregunta de elaboraba un documento (cuyo germen se encuen-
San Agustín; “Remota itaque iustitia, quid sunt regna, tra en una reunión tenida poco antes en Madrid), so-
nisi magna latrocinia?”, con un “Sin una justicia efi- bre lo que hemos denominado la formación para la
caz, ¿qué son los el mercados, sino un magno pilla- creación de una cultura judicial común en Europa.
je?”, y tras un análisis de las trabas existentes en la La formación ha estado asimismo presente de
persecución de la delincuencia financiera transna- modo continuado en las publicaciones de las aso-
cional y de los riesgos de que los magistrados actúen ciaciones miembros de MEDEL, con importantes
frente a ella como «enfants perdus», como francoti- contribuciones de Salvatore Senese, Perfecto An-
radores a la cabeza de un cuerpo expedicionario, se drés, António Cluny, Maria Giuliana Civinini o Carlos
terminaba con esta frase: “Por ello, en la línea de los Gómez.
autores del Manifiesto de Ginebra y junto con ellos, También sobre la deontología de los magistrados
hemos decidido hacer oír nuestras voces, como ciu- se ha tratado de elaborar un cuerpo de reflexión
dadanos y como magistrados, preocupados en ejer- teórica sobre nuestro propio modelo, diferenciado
cer nuestra función, toda nuestra función y nada más de algunas tentaciones corporativas sobre el “ma-
que ella”. Porque, en efecto, tan peligrosa es en este gistrado incluso en pijama”, muy en boga en los últi-
campo la parálisis como la fuga hacia adelante de mos tiempos.
quienes sienten la tentación de actuar animados por En este sentido tuvo lugar en Brema en octubre
un empeño de eficacia cuasi militar, poco preocupa- de 2003 un Coloquio en el que se pusieron de mani-
da por la legitimidad de los medios y que subordina fiesto los diferentes modelos y se estableció la dis-
todo a la esperanza de una victoria. tinción entre los conceptos de ética y deontología y
La resolución final del Congreso, a la que se ad- la responsabilidad disciplinaria, sobre lo que ya se
herían los magistrados firmantes del “Appel”, y la había tratado en otros foros con participación de
propia MEDEL, establecía un programa completo magistrados de MEDEL.
para afrontar de modo eficaz la lucha contra la co-
rrupción y contra la criminalidad económica interna-
cional desde el respeto a la independencia judicial y OTRAS DECLARACIONES Y MANIFIESTOS
a las garantías procesales, centrado en la ratifica- DE MEDEL

La lista completa de las actividades a lo largo de


11
Está publicado bajo el señalado título español de “La justicia
maniatada” en Jueces para la Democracia, Información y Debate,
estos veinte años sería tediosa. Pero sí merece la
núm. 31, marzo 1998, págs. 81 y ss. pena detenerse en algunos otros aspectos que han

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sido objeto de preocupación especial y que ponen dad el compromiso de trabajar por el respeto de los
de manifiesto que la contribución de MEDEL a esta valores jurídicos propios del Estado democrático de
cultura judicial común no se limita a cuestiones esta- derecho y de los derechos de las minorías.
tutarias. Fruto de este compromiso, han sido numerosas
En primer lugar es obligado reseñar que sus foros las tomas de posición sobre diversas cuestiones,
de reflexión se extienden a todos los órdenes judi- entre las que cabe destacar las siguientes:
ciales. • La Declaración sobre la pena de muerte, en
La justicia civil ha estado presente de un modo marzo de 1987.
permanente. En enero de 1999 se organiza en París • Declaración sobre la muerte de Semira Amadou
un coloquio “Por una nueva justicia civil. La crisis de cuando era deportada a Nigeria desde Bélgica,
la eficacia de la Justicia en Europa”, en el que junto emitida en octubre de 1998
a los problemas generales del proceso civil ya se • Comunicado sobre el proceso contra Pinochet,
trata sobre el acceso al proceso y las alternativas no en octubre de 1998
judiciales a la resolución de los conflictos –y se po- • Declaración contra la pena de muerte en los Es-
nen de manifiesto los riesgos de estas alternativas–, tados Unidos, de 8 de junio de 2001.
que más tarde va a constituir también el objeto de • Declaración sobre la Carta Europea de los De-
un debate (“Las alternativas a la judicialización rechos Fundamentales.
de los conflictos”) tenido en Bruselas en 2005. En • Declaración sobre la independencia de los jue-
las conclusiones del coloquio se rechazaban las so- ces del Tribunal de Justicia de las Comunidades
luciones puramente gestionarias de los asuntos civi- Europeas.
les dirigidas a restringir el acceso a la justicia, se • Declaración sobre la instauración del Tribunal In-
reinvidicaba la dotación de medios suficiente para ternacional Penal.
un buen funcionamiento de la jurisdicción y se pre- • Declaración sobre la guerra de Irak, seguida de
conizaba la introducción de una nueva cultura de una declarción sobre la tortura en Irak y la de-
gestión de conflictos mediante el ofrecimiento de al- tención ilegal de prisioneros, adoptada en mayo
ternativas no judiciales, no destinadas a reemplazar de 2004.
a la justicia sino a complementarla.
Sobre la justicia social se han organizado numero-
sos coloquios, incluyendo una Asamblea General en MEDEL HOY
Lisboa, en enero de 2002, coorganizada con las
centrales sindicales portuguesas, sobre las transfor- Pero MEDEL no es sólo un pasado de cuya tras-
maciones del Derecho social, que giró sobre la des- cendencia quizás nosotros mismos no somos cons-
regulación, bajo el lema; “Trabajo, Justicia, Igualdad. cientes. Es, ante todo, una realidad actual y vital,
El Derecho del Trabajo en Europa en la época de la cuya actualidad y vitalidad gira alrededor de cuatro
mundialización y de la informática”. En las conclu- núcleos:
siones se recordaba el papel de los jueces y de los En primer lugar, la participación institucional en
fiscales respecto de las infracciones a la legislación los foros europeos.
social, la necesidad de reforzar la inspección de tra- MEDEL tiene reconocido estatuto de participación
bajo, la necesidad de modificar radicalmente el trata- en el Consejo de Europa y, como tal, interviene acti-
miento administrativo y penal de los trabajadores en vamente en los foros donde se elabora una parte
situación irregular, de modo que pasen a ser con- significativa del pensamiento común sobre la justicia
templados prioritariamente como víctimas, y la ne- en Europa.
cesidad de ampliar y de precisar las modalidades de Destaca entre ellos el Consejo Consultivo de Jue-
responsabilidad solidaria, civil y penal, de los ex- ces Europeos (CCJE), compuesto por jueces de
plotadores de mano de obra clandestina. En la ac- cada uno de los 46 países miembros del Consejo
tualidad se está tratando de organizar una nueva de Europa, que en los últimos años ha elaborado
Asamblea en que se trate la repercusión de la glo- dictámenes destinados al Comité de Ministros sobre
balización económica en el derecho del trabajo. las normas relativas a la independencia e inamovili-
También se han intercambiado experiencias sobre dad de los jueces (2001), la financiación y la gestión
la justicia administrativa, si bien más limitadas, debi- de los tribunales en relación con la eficacia de la jus-
do a que los Tribunales de esta clase, en gran nú- ticia y las disposiciones del articulo 6 de la Conven-
mero de países europeos, forman un orden separa- ción Europea de Derechos Humanos (2001), princi-
do no integrado en la magistratura judicial. pios y reglas de conducta profesional de los jueces,
En las reuniones de los órganos de MEDEL y en ética, comportamiento incompatible e imparcialidad
los Congresos de las asociaciones miembros se (2002), formación inicial y continua (2003) reglas y
han tratado también los temas más diversos, de la prácticas de nombramiento en el Tribunal Europeo
inmigración a las drogas, desde el lenguaje judicial de Derechos Humanos (2003), sobre un juicio justo
a la justicia universal, de la mediación a la evalua- en un plazo razonable y el papel de los jueces en el
ción de los magistrados, de la inmigración y el asilo proceso, tomando en consideración los medios al-
a la pena de muerte, las alternativas a las penas de ternativos de solución de litigios (2004) y sobre justi-
prisión o lo que llamamos con flagrante galicismo cia y sociedad (2005). Para este año 2006 el tema a
las “derivas securitarias”. debate lleva un lema tan sugestivo y de tanta tras-
Como ya se ha señalado, desde el momento fun- cendencia en el momento actual como “El papel de
dacional MEDEL ha plasmado como seña de identi- los jueces en la búsqueda de un equilibrio entre la

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protección del interés público y de los derechos hu- tras la incorporación de las asociaciones judicia-
manos en el contexto del terrorismo”. MEDEL está les checa y polaca, se han establecido contactos
preparando su contribución colectiva a este tema12. fluidos con las asociaciones de magistrados ser-
También en el ámbito del Consejo de Europa, bios, eslovacos, rumanos, búlgaros, ucranianos, y
MEDEL interviene en los trabajos de la Comisión más recientemente letones. Entre los segundos,
para la Eficacia de la Justicia (CEPEJ), formada por tras la participación en el Foro Mundial de Jueces,
representantes de los Ministerios de Justicia, que se que tuvo lugar en el marco de Foro Social Mun-
ocupa fundamentalmente de cuestiones relativas a dial de Porto Alegre, en los meses de enero y
organización judicial y que en la actualidad trabaja febrero de 2002, celebramos la constitución de
aspectos como la evaluación de la actividad de los la Federación de Asociaciones de Jueces para la
tribunales, la ejecución de las resoluciones de los Democracia de América Latina y el Caribe, en
tribunales administrativos o la informatización de la cuya gestación han tenido una importante contri-
gestión de los órganos judiciales. bución miembros españoles, portugueses e italia-
Finalmente, MEDEL viene siendo llamada para nos de MEDEL, como Antonio Doñate, António
la designación de expertos en temas judiciales por la Cluny y Franco Hipólito, y con la que se emitió
Comisión Europea, y toma parte activa en las con- una declaración conjunta con ocasión de un semi-
sultas públicas y libros verdes. En este contexto, he- nario organizado en Oporto en mayo de 2004.
mos participado en la consulta de la Comisión Euro- Finalmente, pero no en último lugar, esta actividad
pea en febrero de 2001, sobre la extradición, que quedaría vacía de contenido si MEDEL no fuera ca-
finalmente desembocó en la elaboración de la deci- paz de mantener vivo un debate interno permanen-
sión marco sobre la Orden de Detención Europea, te de reflexión y de elaboración común de ideas. En
hemos elaborado sendos informes y tomado parte este sentido, se aprovechan las reuniones de los ór-
en las audiencias públicas sobre los Libros Verdes ganos ordinarios de dirección, en especial del Con-
relativos a la protección penal de los intereses finan- sejo de Administración, para mantener coloquios
cieros comunitarios y la creación de un Fiscal Euro- sobre temas como la evaluación de los jueces (Cra-
peo, y a las garantías procesales de sospechosos e covia, septiembre de 2005) o el próximo sobre res-
imputados en los procesos penales en la Unión Eu- ponsabilidad de los magistrados (Praga, junio de
ropea. También se ha elaborado un informe sobre el 2006).
reconocimiento mutuo de resoluciones judiciales En este contexto de elaboración de una base teó-
penales y se participa como expertos en los trabajos rica en que pueda apoyarse nuestra participación en
sobre las pruebas. los distintos espacios mencionados, está en fase de
También tomamos parte en coloquios organiza- preparación un coloquio sobre las transformaciones
dos por el Parlamento Europeo y tendremos voz en del derecho en el marco de la mundialización, en el
la primera reunión del Consejo Consultivo de Fisca- que se estudiarían, en un primer bloque, el desliza-
les Europeos. miento del derecho desde la ley al contrato, tanto en
El segundo núcleo que aglutina nuestra actividad el derecho laboral, con la pérdida de peso de la ley y
actual es el sitio de MEDEL en internet, como lugar del convenio colectivo a favor del contrato individual,
de encuentro cuyas posibilidades aún no están de- como en el administrativo, con la irrupción de los
sarrolladas en toda su potencialidad. Empezó a fun- pactos entre la Administración y los grupos econó-
cionar con ocasión del Coloquio de Roma en abril micos en materias como el urbanismo, la fiscalidad
de 2005, y quiere convertirse no sólo en un punto de o las reglamentaciones económicas, o en el civil y
referencia, por sus contenidos, sino también alber- mercantil; en un segundo bloque, los desafíos de la
gar los intercambios de experiencias entre las distin- mundialización para la justicia penal, con atención
tas magistraturas europeas. por un lado en la mundialización de los derechos
El tercer núcleo de actividad continúa siendo la humanos y la justicia universal y, como contraima-
solidaridad y la expansión. Numerosas han sido las gen, la mundialización de la delincuencia organiza-
tomas de posición solidarias de MEDEL con oca- da y financiera; y finalmente la transformación del
sión de los problemas de la justicia en muy diferen- papel de la justicia y las nuevas formas de resolu-
tes países. Por limitar el elenco a los últimos años, ción de conflictos que se ofrecen como alternativa,
se pueden citar los comunicados de apoyo al juez así como el papel de la justicia entre input económi-
tunecino Mokhtar Yahyaoui, los enviados a colegas co y garantía de derechos.
colombianos, peruanos, ecuatorianos y argentinos, Pero no podemos olvidar que la vitalidad de ME-
o la solidaridad activa de nuestros colegas portu- DEL se apoya, en suma, en la propia vitalidad de las
gueses con las justicias del África lusófona. asociaciones que la integran. MEDEL no sería nada
MEDEL asume también un compromiso muy acti- si se limitara a unas reuniones periódicas de “mede-
vo en la extensión y promoción de los valores que lianos” que constituyeran un mundo cerrado e inco-
constituyen sus señas de identidad judicial. La municado de la vida diaria de las asociaciones. Por
actividad en este campo se centra, de modo muy eso el Buró, como órgano de dirección, está espe-
especial, en los países de la Europa Central y cialmente atento al pulso de los problemas naciona-
Oriental y en América Latina. Entre los primeros, les con los que se enfrentan cada una de las magis-
traturas y que en los últimos años han cobrado
especial intensidad. Destacan entre ellas las agre-
12 Se puede acceder a los documentos del CCJE, una vez

aprobados, a través del sitio en internet del Consejo de Europa:


siones berlusconianas, a las que hemos tratado de
http://www.coe.int/ccje. Los materiales de trabajo son reservados. dar una respuesta adecuada –que nos ha valido el

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honroso título de internacional de las togas rojas– y Para concluir, aunque se trate de una mención
que han provocado dos huelgas de los colegas ita- personal, no querría dejar de señalar la contribu-
lianos, a los que también hemos ofrecido nuestro ción de JUECES PARA LA DEMOCRACIA, ya
apoyo. Pero también hemos conocido las políticas desde las reuniones previas a la fundación de
de “reducción de privilegios” vividas en Portugal MEDEL, y de citar –aun a riesgo de caer en algu-
–donde también los magistrados convocaron y si- na injusta omisión– el trabajo desarrollado por
guieron masivamente unas jornadas de huelga, quienes en estos veinte años han representado a
apoyadas por MEDEL– y en Grecia, o las restriccio- nuestra asociación en este ámbito: Juan Alberto
nes a la libertad de expresión de los magistrados Belloch, Ana Pérez Tórtola, Celsa Picó, Joaquín
por la vía disciplinaria que han sufrido nuestros Bayo, Esther González, Esther Erice y Teresa
compañeros franceses. En estas y otras muchas vi- Conde Pumpido. Ha sido este trabajo el que ha per-
cisitudes nacionales de las asociaciones MEDEL ha mitido que en la actualidad sea un miembro de
buscado ser un punto de apoyo y de solidaridad in- nuestra asociación quien se honra en ostentar la
ternacional. presidencia de MEDEL.

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Lelio Basso y la formación de un jurista democrático*


Salvatore SENESE

INTRODUCCION habría debido ser, parece haberse transformado,


más allá de las intenciones, en pedante trabajillo
Quien reciba el encargo de dar testimonio de su historiográfico. Pido disculpas a los historiadores de
experiencia como colaborador de Lelio Basso por oficio.
haber tenido la ventura de conocerle no pensará
en un estudio sobre su pensamiento o en una
recensión de sus numerosísimos escritos. Por for- 1. LA INFLUENCIA DE BASSO EN LOS AÑOS
tuna, nuestra literatura histórico-política-institucio- CINCUENTA
nal cuenta ya con innumerables y en ocasiones
estimables trabajos al respecto. Lo que se pide al Según acabo de advertir, recordar cómo encontré
testigo es mucho más simple: decir sí y en qué a Lelio Basso, qué enseñanzas recibí y qué derrote-
medida el encuentro y la colaboración con Lelio ros político-culturales seguí con él y bajo su guía,
Basso han influido en su propio curso político- significa hablar de mi formación de jurista compro-
cultural y dar cuenta de vicisitudes significativas de metido y de magistrado democrático.
tal experiencia de encuentro y colaboración. Algo Lelio —como deseaba ser llamado por todos los
que es, al mismo tiempo, más fácil y mucho más que tenían relaciones ocasionales con él— era ya
complejo que la contribución reclamada al histo- una personalidad eminente del mundo político y cul-
riador. Ciertamente, éste deberá empeñarse en tural italiano cuando yo realizaba mis estudios uni-
una difícil obra de reconstrucción, de lectura y versitarios. Como tantos jóvenes de aquella época,
explicación de textos, haciéndolos objeto de un yo estaba descubriendo la democracia apenas re-
tratamiento filológico cuidadoso. Nada de esto es nacida en nuestro país y participaba de aquel clima
para el testigo. Este sólo debe buscar en la pro- hecho de esperanzas, esforzado optimismo, curiosi-
pia memoria las trazas dejadas por el encuentro dades intelectuales, fermentos culturales, interro-
con la personalidad de que se trate, y organizar- gantes de todo tipo, que acompañaban a la recons-
las de forma coherente y “veraz”. Pero, justamen- trucción material y el renacimiento civil de Italia. La
te en esta aparente sencillez radica la dificultad, personalidad de Lelio, poliédrica en tantos aspectos
porque —en el desarrollo de semejante tarea— el desde el punto de vista cultural y por ello tan original
pobre testigo deberá en cierto sentido hablar de sí en el mediocre panorama político de aquellos años,
mismo, o mejor, de la refracción que sobre él haya no podía dejar de atraer mi atención y estimular mi
tenido el encuentro con el otro. Con el continuo curiosidad. En tiempos de ásperas confrontaciones,
riesgo de hacer pasar por aportaciones ajenas lo que siguieron y que, al principio, también en alguna
que no es más que su opinión, formada quizá en medida se entretejieron con el fecundo y constructi-
paralelo con la experiencia del encuentro, atribu- vo diálogo que había caracterizado a la Constitu-
yendo al otro lo que éste habría cortésmente refu- yente, su figura se distinguía sobre todo por aquel
tado o criticado. No conozco antídotos seguros su no ser “homo unius libri”. Marxista convencido y
contra semejante riesgo, del que, por consiguien- opositor radical, en él eran advertibles ecos del hu-
te, advierto al lector. Por lo demás, la eventual crí- manismo católico, del socialismo liberal, de la expe-
tica de éste contribuirá a la obtención del resulta- riencia gramsciana; y al mismo tiempo en su modo
do que persigue la solicitud de dar testimonio sobre de argumentar se hacía presente un fuerte temple
Lelio Basso, es decir, hacer emerger los aspectos de jurista, aunque él —con cierta malicia— gustaba
marginales y por ello menos conocidos, de la definirse como un no clérigo. Todo esto le hacía idó-
influencia que ejerció. neo para atraer sobre si la atención de los jóvenes
Para reducir el riesgo apuntado, he recurrido a la que, lectores de Politica e cultura, de Bobbio1, trata-
abundancia de notas hasta el límite de la pedante- ban de aprender a moverse en las estimulantes
ría. Las notas indican los controles a los que he so- cuestiones que este texto planteaba.
metido mis recuerdos personales. En cualquier caso Había leído ya alguna de sus colaboraciones en
tienden a dar cuenta de episodios o hechos general- Avanti y en Il Contemporaneo, cuando apareció Il
mente poco conocidos pero valorizados a los fines principe senza scettro2, que es —junto con un libro
de este testimonio o, en todo caso, considerados de completamente diverso y en algún sentido desespe-
algún interés para quien tenga la paciencia de se- rante, Diario d’un giudice de Dante Troisi3— una de
guir el hilo de la narración. Esta, precisamente en ra- las lecturas que más me marcaron en aquel periodo,
zón de tales dificultades y de su probablemente in- cuando ya había tomado la decisión de ejercer el
completa superación, del flujo de conciencia que

1 Cfr. Norberto Bobbio, Politica e cultura, Einaudi, Torino, 1955.


2 Lelio Basso, Il principe senza scettro. Democrazia e sovranità
* Texto destinado a formar parte del volumen La concreta uto-
pia. Scritti e testimonianze in onore di Lelio Basso, edición al cui- popolare nella Costituzione e nella realtà italiana, Feltrinelli, Mila-
dado de Andrea Mulas, en curso de publicación. no, 1958.
3 Dante Troisi, Diario d’un giudice, Einaudi, Torino, 1955.
Traducción de Perfecto Andrés Ibáñez.

76
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oficio de juez. La institución de la Corte Constitucio- ra, exponentes políticos, estudiosos. El Congreso,
nal y, algunos años más tarde, del Consejo Superior como contaban las crónicas periodísticas, había im-
de la Magistratura me permitían considerar esta de- pedido a Lelio hablar, cubriendo sus palabras de sil-
cisión compatible con el compromiso democrático al bidos y protestas destempladas (!)6. Aquel Congre-
que empujaban la lectura de Basso y el sentimiento so, que se disponía a expresar una comprometida y,
de rebeldía inducido en un joven por la sanción dis- para la época, rompedora posición, impedía tomar
ciplinaria impuesta a Troisi por su Diario4. Los proce- la palabra, hacer una contribución al debate tenso y
sos culturales que maduraban en la magistratura, apasionado, a uno de los más lúcidos exponentes
de la que mientras tanto había entrado a formar par- de la cultura democrática que estaba a punto de
te, confirmaban aquella intuición y me ayudaban a plasmarse en las conclusiones del encuentro; a
articularla de manera racional. quien había aguijoneado con insistencia a la institu-
ción judicial para que asumiese sus responsabilida-
des constitucionales, como, precisamente, los con-
2. LOS CONTRADICTORIOS AÑOS SESENTA gresistas iban a hacer en ese momento solemne e
inequívoco.
Es así como seguí con particular atención los tra- En los años siguientes me he preguntado muchas
bajos del Congreso de la Associazione Nazionale veces, interrogando también a muchos colegas, ya
dei Magistrati, celebrado en Gardone, en 19655, —¡ay!— desaparecidos, que participaron en el Con-
aunque sin participar en él, pues me lo impidió algu- greso, cómo pudo producirse una situación tan pa-
na contingencia que no recuerdo. Las conclusiones radójica. Sin encontrar nunca respuestas satisfacto-
de ese congreso, aprobadas por amplia mayoría, rias o, al menos, unívocas. Para algunos, se trató del
incluían —como punto de partida en el plano teóri- último estertor de un grupo de irreductibles partida-
co— “la insuficiencia del modelo tradicional de la rios del viejo orden que veían ya perfilarse el resul-
actividad interpretativa entendida como mero reco- tado del Congreso y que aprovecharon la ocasión
nocimiento de un significado normativo preexisten- para escenificar aquella algarada como última y
te, textual y cierto”; continuaban afirmando que el desesperada posición de resistencia frente a una
punto de referencia de toda interpretación o aplica- línea racional que iba ganando creciente consenso.
ción de la ley debía ser la Constitución de la Repú- La falta de reacción de los líderes de la mayoría que
blica y que, por tanto, el juez tenía que interpretar iba tomando cuerpo, frente a esa actitud desespera-
todas las leyes de conformidad con el texto constitu- da (Lelio, en cualquier caso, tuvo que desistir de su
cional y, en el caso de que esto resultase imposible intervención), fue debida a la preocupación por no
a tenor de los más modernos cánones de la herme- empañar el éxito del Congreso y la aprobación de la
néutica jurídica, estaba obligado a promover cues- moción final, y quizá también al maquiavélico cálculo
tión de inconstitucionalidad. De este modo, la juris-
prudencia que congelaba la Constitución, la de la
aplicación puntillosa del Texto único de las leyes de 6 A decir verdad, a casi medio siglo de distancia, el autor de es-
seguridad pública y de muchas de las más odiosas tas páginas no tiene del todo claro que se hubiese impedido a
heredadas del fascismo —que Lelio había denuncia- Basso terminar su intervención, como en su momento informó el
Gionale d’Italia (cfr. R. Malaspina, “La legge e la coscienza”, en Il
do tantas veces junto con la opción de la “continui- Giornale d’Italia de 22 de octubre de 1965: “...el diputado del
dad del Estado”— aparecía deslegitimada por la PSIU no pudo continuar. Una parte del auditorio que había escu-
mayoría de los magistrados (o, por lo menos, por la chado con creciente indignación las ofensas las dirigidas a toda la
magistratura italiana —además, en la sede de su propio congre-
mayoría de los comprometidos con la reflexión sobre so— le interrumpió con violencia. Le conminó a marcharse, entre
el propio papel y sobre su propia ubicación en el los clamores de la sala. Y puesto que había quienes querían que
ordenamiento democrático). Para cuantos habían Basso pudiera concluir su discurso, la confrontación amenazó
con degenerar... Pero la asamblea se suspendió y los ánimos se
vivido aquella jurisprudencia como un factor de cri- calmaron”). Puede verse también L. Matagliati, en Cronaca de 9
sis de la propia identidad democrática, era un gran de octubre de 1965, F. Menghini, en Il Messagero de 28 de sep-
tiembre de 1965, V. Sammartino en Il Primato dell’Avvocato (men-
día.Y lo era en particular para los jóvenes que, como sual) de octubre de 1965; artículos todos recogidos en Associa-
yo, habían ingresado en la magistratura persuadidos zione Nazionale Magistrati (ed.), XII Congresso Nazionale
de que “había otro modo de ser juez”. Brescia-Gardone 25-28, X, 1965, Atti e commenti, Arti grafiche
Jasillo, Roma, 1965, págs, 370, 358, 374, respectivamente. Tam-
Sin embargo, para mí, la satisfacción y el alivio bién, una síntesis de los trabajos del Congreso, Cronache dal
producido por esta evidencia se vieron empañados congresso, págs. 279 y ss. Y, particularmente, pág. 292 donde se
por un episodio que marcó aquel Congreso, en el hace referencia al incidente.
Por lo demás, en una intervención de Marco Ramat —que fue
que —como en todos los de la Asociación de magis- uno de los protagonistas del congreso—, publicada después de
trados— participaban también hombres de la cultu- su muerte, con el título “Giuseppe Maranini”, en Crisi della giuris-
dizionie e crisi della politica, edición de S. Mannuzzu y F. Clemen-
ti, F. Angeli Editore, Milano, 1988, pag. 358, puede leerse: “...Bas-
so provocó gritos de protesta porque en su intervención señaló
4 Para esta vicisitud de la historia menor de nuestro país, bas- como ejemplo de falta de independencia los procesos hechos y
tante poco conocida incluso para las jóvenes generaciones de no hechos contra la mafia... Gritos que se alzaron al cielo... Presi-
magistrados, cfr., G. Borré-A. Pizzorusso-P. L. Onorato-S. Senese día la sesión Nicola Serra, como una esfinge, dividido entre el de-
(editores), Qualegiustizia, números 38-39, La Nuova Italia, Firen- seo de ponerse junto a los suyos y, por consiguiente, callar a Bas-
ze, págs, 217 y ss. so, y la necesidad de tener en cuenta a la otra parte que gritaba
5 Sobre la importancia del Congreso de Gardone en la historia ‘que hable, que hable’, y que al fin prevaleció con un gran aplauso
de la institución judicial italiana, me permito remitir a S. Senese, al orador”.
“La magistratura nel sistema político y nell’ordinamento costitu- Sea cual fuere la verdad histórica, tengo que decir que con ello
cional”, ponencia general en Atti del seminario del mismo título, no cambia el impacto que el episodio, tal como lo refirió una parte
Giuffrè, Milano 1978, págs. 7 y ss. El seminario tuvo lugar en la de la prensa, produjo en el que ahora escribe y tampoco las en-
Universidad de Pisa, el 28 de abril de 1977. señanzas de que dejo constancia en el texto.

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de utilizar el innoble episodio y la turbación que pro- gistrados más o menos democráticos, pero yo, que
dujo como factor de aislamiento y de definitiva pues- ejerzo desde 1925, no conocía entonces a ninguno
ta fuera de juego de la minoría ultra. Otros, por el con- que se considerase, incluso perteneciendo al partido
trario, explicaron el suceso con el resentimiento socialista o comunista (y éstos, aunque los había,
profundo que abrigaba una parte no desdeñable de eran muy pocos), que de alguna forma se sintiera,
los congresistas, incluidos los favorables a la línea de precisamente en tanto que magistrado, comprometi-
racionalidad que se iba extendiendo, debido las do directamente en la lucha de clases. Pensaban es-
duras y despiadadas críticas que Lelio había dirigido tar, como magistrados, por encima de las clases, y si
a la magistratura por aquella jurisprudencia que, ya militaban en un partido, prescindían de su papel de
en ese momento, estaba siendo deslegitimada en el magistrados”8. “La magistratura por encima de la so-
plano teórico. Otros, en fin, creyeron encontrar la ciedad y sus conflictos” era el lema de esta ideolo-
explicación en el “anticomunismo” visceral y sumario gía, que se prestaba altivamente a cubrir una sustan-
que impregnaba gran parte de la magistratura y que, cial subalternidad bajo el velo de la apariencia de la
según un cliché resistente a morir, llevaba a conside- máxima independencia. Pero precisamente por tener
rar “comunista”, id est estalinista, a cualquiera que tan profundo arraigo —en esto me resultó preciosa la
denunciase la injusticia de las estructuras socio-eco- enseñanza de Lelio— la superación de tal ideología
nómicas capitalistas incluso sin asumir como modelo no podía producirse de una vez. Se requería un largo
el llamado “socialismo real” y aun siendo severamen- y complejo trabajo cultural, proyectado no sólo sobre
te crítico con él; un cliché que cifra la tasa de “comu- los integrantes del cuerpo judicial sino sobre la so-
nismo”, atribuido a veces a éste o aquel opositor, más ciedad en su conjunto, y atento tanto a distinguir la
en la radicalidad de sus posiciones que en el análisis crítica, aunque áspera, de la invectiva o la denigra-
de su contenido concreto. Probablemente había una ción como a no confundir la crítica con las presiones
parte de verdad en cada una de tales hipótesis expli- y las intimidaciones del poder. Que siguen siendo ta-
cativas y el episodio, como a veces sucede en las les aunque se ejerzan con el clamor y la arrogancia
vicisitudes humanas, fue debido a la concurrencia de de las comunicaciones masivas y no de una forma
una serie de factores. reservada. La comunicación racional que necesita la
Por mi parte, del enojo por la contradicción expre- democracia no tiene nada que ver con la multitud
sada en aquel incidente y de la subsiguiente refle- que grita “crucifícale”; y los términos de la cuestión
xión sobre ella, con la ayuda de las indicaciones no cambian si el crucifícale se dirige al juez y no al
acerca del asunto recibidas años después en con- acusado. Este difícil trabajo cultural era una de las ta-
versaciones con Lelio (que, la verdad, no me pare- reas de los magistrados democráticos, pero no sólo
ció que le diera demasiada importancia), y sobre de ellos sino de todas las fuerzas políticas democrá-
todo de la profundización de su sistema de pensa- ticas y de las centrales culturales del país. Sobre
miento, he obtenido algunas enseñanzas. esto volvió Lelio más veces, de forma extraordinaria-
La primera se refiere a la tendencial reactividad de mente clara y convencida. No se cansaba de recla-
cualquier corporación frente a la crítica. Esta reactivi- mar la atención sobre el valor y la importancia del
dad era quizá mayor en la corporación de los magis- trabajo cultural y de deplorar la escasez y la instru-
trados, tradicionalmente habituada a considerar mentalidad9 de la atención que el movimiento obrero
como única crítica admisible de las propias decisio-
nes la ejercitada a través del sistema de recursos, y
totalmente desprevenida frente a las críticas prove- 8 L. Basso, “Conclusiones” al Congreso sobre Giustizia e pote-
nientes del cuerpo social, de la sociedad civil y de la re (29 de septiembre-3 de octubre), Anno culturale Chianciano
política. Al respecto, pesaba sobre ella una larga tra- 1971. En Democrazia e Diritto, año XII, nº 4, 1971, pág. 570. Haré
dición de subordinación/subalternidad en relación más referencias a las articuladas e importantes conclusiones de
Lelio en ese congreso, cuyas intervenciones están recogidas
con el poder político, que la había sustraído a cual- íntegramente en esa publicación.
quier asunción de responsabilidad ante el cuerpo so- 9 El carácter instrumental de la atención a la elaboración cultu-

ral es advertible cada vez que el apoyo y la difusión de las posi-


cial y sus expectativas de justicia, poniéndola a cu- ciones culturales avanzadas e innovadoras se presta, como con
bierto de las demandas, también críticas, de la frecuencia ha sucedido y sucede, en función de un resultado in-
sociedad incluidas, y garantizándole “protección a mediato y no de la construcción de nuevos valores culturales. Es-
tos, por definición, trascienden el singular resultado práctico o los
cambio de obediencia”. Esta separación de la socie- concretos intereses a los que, en el contexto dado, son funciona-
dad, que en último término corresponde a una sepa- les y se ponen como premisa y fundamento de orientaciones lato
ración del ordenamiento del cuerpo social y, por con- sensu normativas que seguirían siendo válidas aun cuando su
observancia condujese al sacrificio de posiciones e intereses
siguiente, del Estado7 en relación con el pueblo, es contingentes de las fuerzas que les hubieran dado apoyo. El ca-
ciertamente contraria al espíritu democrático y en rácter propio de una batalla cultural —sostenía Lelio— viene
dado por la tendencial coherencia del universo de valores que se
particular a la concepción del Estado democrático quiere promover, que no tolera posiciones “oportunistas”, au cas
presente en la Constitución; pero formaba parte de par cas, inspiradas en un empirismo miope y sin principios que,
un legado cultural profundamente arraigado en la teniendo como única mira el resultado inmediato, olvida el carác-
ter global y a largo plazo del proceso de transformación en cuyo
ideología de la función, más allá de las subjetivas in- interior se produce todo. Sobre esta fundamental enseñanza de
clinaciones de este o aquel magistrado. “Es cierto — Basso, dicho sea de paso, pudo construirse, no sin esfuerzo y
escribió Lelio—, también entonces podía haber ma- tensiones, la posición de Magistratura Democratica en los años
70, que conciliaba imparcialidad del juez y “opción de campo”,
anclando esta última en la “supernorma operativa” (la definición
es de Predieri, Pianificazione e Costituzione, Milano, 1973, pág.
38 y passim) contenida en el artículo 3.2 de la Constitución y la
7 En efecto, en la tradición idealista, muy fuerte en Italia, el Es- primera en la insensibilidad de la opción de valor, realizada antes
tado englobaba y agotaba el ordenamiento. de surgir la re iudicanda, a los concretos intereses en juego im-

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dispensaba a este aspecto de la lucha por una so- tación del “todo y ahora”. Una visión “reformista” del
ciedad más justa. “En la misma medida en que al- proceso, cabría decir paradójicamente, puesto que
cancemos, como movimiento obrero, no sólo a con- el “reformismo” era uno de los blancos de Lelio. Pero
quistar nuevas leyes y nuevas normas, sino también a quien no se quede en las palabras y busque, más
a introducir nuevos valores culturales en la sociedad, allá de éstas, el significado de su pensamiento, le
modificaremos el ordenamiento, es decir, daremos al resultará claro que el reformismo que él combatía a
magistrado, al operador del derecho, instrumentos la vez que el maximalismo era el empirismo sin vi-
operativos prácticos para interpretar de forma diver- sión estratégica que se conforma con “llevar a cabo
sa la ley y las demás disposiciones. Por desgracia, algunas reformas inconexas”12. Es, precisamente, el
éste es un aspecto que el movimiento obrero ha cui- carácter contradictorio de las lógicas que recorren la
dado poco, por haber aceptado con demasiada fre- sociedad y sus dinámicas, la visión del desarrollo
cuencia con actitud subalterna los valores burgue- capitalista como un proceso de desarrollo dialéctico
ses, pero es un campo inmenso de posibilidades en el que los procesos culturales tienen un papel no
abiertas”10. menos decisivo que los procesos materiales, lo que
La segunda enseñanza obtenida de la reflexión hace patente la importancia de distinguir, en cada
sobre Gardone tiene que ver con el carácter com- contexto de acontecimientos, el dato relevante desti-
plejo y no lineal del proceso de transformación, la nado a incidir del que es sólo efímero y contingente.
importancia de los resultados parciales en el com- Si nos situamos en este punto de vista y nos pre-
promiso con tal proceso; y con una saludable pues- guntamos hoy, a cuarenta años de distancia, qué es
ta en guardia frente a la ilusión de que la superación lo que resta del Congreso de Gardone, aparecerá
del “estado de cosas existente” pueda producirse de claro que el dato relevante de aquel conjunto de
una vez, a través de una ruptura radical y definitiva, acontecimientos fue la moción final, entonces cultu-
en una suerte de “hora X” que cambiaría de golpe el ral y políticamente rupturista y hoy convertida en
curso de la Historia. Hoy, a distancia de tantos años, sentido común y derecho viviente consagrado en in-
puede parecer una convicción banal y obvia, pero numerables sentencias interpretativas de la Corte
no lo era a caballo entre los años 60 y los 70, cuan- Constitucional; no la desabrida contestación reser-
do —en el hervidero de eventos de distinto género vada a Lelio, a la que, como se ha visto, no le atribu-
que sacudían las conciencias de muchos y rompían yó ninguna importancia y continuó pendiente con
la visión perezosa y satisfecha de un progreso li- gran atención y finura de los procesos en curso en la
neal11 capaz de realizar para todos las cuatro liber- cultura judicial italiana.
tades de Roosvelt (la heroica lucha del pueblo viet- Así, pocos años más tarde, no dudó en dar públi-
namita, los fermentos que recorrían el llamado co testimonio de su proximidad a la parte progresis-
“tercer mundo”, el disenso católico, la revolución cul- ta de la magistratura, al pronunciar, ante el palacio
tural que venía de los campus de los Estados Uni- de justicia de Roma, la oración fúnebre de Ottorino
dos y, para Italia, el otoño caliente, los estragos de Pesce, uno de los magistrados más comprometidos,
los atentados de la reacción, el movimiento estu- prematuramente desaparecido víctima de un infarto.
diantil y otros)— no sólo los jóvenes, como yo lo era Tampoco en aquella ocasión dudó Lelio en usar pa-
entonces, sino tantos exponentes de la izquierda labras que escandalizaron a los biempensantes, rin-
sentían la tentación de una suerte de impaciencia diendo homenaje en el desaparecido al “magistrado
revolucionaria que llevaba a infravalorar o a no ver que había tenido el coraje de no aplicar la ley”. Una
los resultados parciales, las conquistas arrancadas fórmula sólo en apariencia subversiva y de ruptura
mediante la lucha, su significado estratégico. constitucional, pero que en realidad traducía el espí-
La aportación de Lelio Basso a la maduración de ritu de la moción de Gardone, que, en aquel periodo
esta enseñanza fue muy importante para mí. En turbio de comienzos de los 70, parecía completa-
efecto, él no se cansaba de oponer a las aludidas mente olvidada en gran parte de las decisiones judi-
impaciencias y a los errores de perspectiva que las ciales. En efecto, no aplicar la ley contrastante con
mismas implicaban su análisis sobre el carácter la Constitución para someterla al examen de la Cor-
contradictorio de las lógicas y de los procesos que te Constitucional, era uno de los deberes funciona-
cruzan la sociedad y sus dinámicas, sobre la nece- les del juez proclamados por el Congreso, como el
sidad, para quien quisiera de veras trabajar por un de interpretar la ley, siempre que fuera posible, a la
mundo diverso, de recoger, valorizar, sostener y luz de la Constitución, aunque para ello hubiera que
consolidar las conquistas alcanzadas por la lucha separarse de la lectura consolidada de la misma por
inspirada en la lógica antagonista a las de las rela- la Corte de Casación, lo que, en la época, equivalía
ciones de producción capitalista, huyendo de la ten- a “desaplicar la ley”. Pero, más allá de esto, esa ex-
presión provocativa y colorista aludía a una trama
de comportamientos funcionales de ruptura de prác-
ticas inveteradas en las relaciones con la policía, los
plícitos en esta última. Al respecto, me permito remitir a S. Sene-
se, “Istituzioine giudiziaria e difesa della democrazia”, Relación al servicios secretos, la jerarquía y en el terreno de la
Congreso de Urbino de Magistratura Democratica, en Qualegius- libertad personal del imputado. Prácticas todas en
tizia, nº 47-48, págs. 699 y ss., en particular, págs. 704-706, 708- contradicción con el espíritu y la letra de la Constitu-
710).
10 L. Basso, “Conclussioni”, Democrazia e Diritto, op. cit., pág.

565. Es sólo un apunte, pero que retorna insistentemente en el


pensamiento de Lelio. Cfr. pág. 573. 12 Cfr. L. Basso, “Conclusioni”, en Democrazia e Diritto, op. cit.,
11 Teorizado a mediados de los 50, con gran éxito, por Walt W. págs. 550 y ss. La cita recogida en el texto procede de la pág.
Rostow, Gli stadi dello sviluppo economico, Einaudi, Torino, 1962. 553.

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ción y, sin embargo, todavía imperantes, hasta el arraigada en mi universo de reflexión. En efecto, en
punto de que el hecho de romper con ellas era valo- los años que van del Congreso de Gardone al de
rado como una “desaplicación de la ley”. Trieste había tenido ocasión de leer sus aportaciones
sobre el partido político aparecidas en la investiga-
ción sobre el tema publicada por el ISLE (Istituto per
3. EL ENCUENTRO Y LA COLABORACION la Documentazione e gli Studi Legislativi) en 196614.
Esa lectura me ayudó a descubrir en el artículo 49 de
Apenas algunos meses más tarde de la desapari- la Constitución —que junto al art. 3 Lelio reivindicaba
ción de Ottorino Pesce, Lelio no tuvo dificultad en a menudo como una de sus criaturas— significados y
participar en el congreso de la Asociación Nacional resonancias hasta entonces para mí ignorados. En
de Magistrados, celebrado en Trieste en 1970. La ju- particular, por el ligamen que se instituía entre el
dicatura estaba profundamente dividida y el exiguo papel de los partidos y la soberanía popular, asig-
grupo que formaba la corriente Magistratura Demo- nando a la solemne enunciación del artículo 1.2 de la
cratica estaba aislado dentro de la Asociación, de Constitución (“la soberanía pertenece al pueblo”) no
cuyos órganos directivos sus representantes habían sólo un significado negativo (la soberanía no es del
sido excluidos, tras el atentado de Piazza Fontana Estado ni de la Nación), sino una concreta perspecti-
(12 de diciembre de 1969), mientras las tomas de va de adveración en las personas individuales que
posición de sus exponentes eran criminalizadas en integran la comunidad nacional, a través de su orga-
el plano disciplinario e incluso en el penal. Y, sin em- nización en los partidos, su participación en la vida y
bargo, en este clima de ásperas tensiones, tan di- en las opciones de éstos, su implicación en el per-
verso del clima y del contexto que caracterizaron al manente debate, único capaz de alimentar una parti-
Congreso de Gardone, Lelio, en efecto, no fue con- cipación consciente y voluntaria en la política. En
testado y pudo desarrollar una lúcida y apasionada cierto sentido, el artículo 49 me pareció una indica-
intervención en defensa de la que entonces se de- ción operativa de actuación del artículo 3.2 en lo rela-
notaba con una expresión, jurisprudencia alternati- tivo al enunciado de la “soberanía popular”; y la mis-
va, que luego daría origen a tantos equívocos. Una ma indicación que cierra el segundo apartado del
jurisprudencia —alternativa a la entonces dominan- artículo 1 (“...que la ejerce en las formas y con los
te, de la Corte de Casación, sobre todo, pero— ins- límites de la Constitución”) se me revelaba, no ya
pirada en los valores de la Constitución y en las indi- como una limitación de la atribución de soberanía
caciones del Congreso de Gardone. Este tipo de apenas enunciada (según la interpretación habitual),
jurisprudencia, en aquella época ciertamente mi- sino como una especificación de las vías a recorrer
noritario y percibido como iconoclasta, era practica- para hacerla realizable y, al mismo tiempo, no sub-
do no sólo por magistrados que se reconocían en versiva de los fundamentos últimos del pacto. De
Magistratura Democratica sino también por otros este modo, el ideal de la “soberanía popular” salía de
que, aun extraños y a veces hostiles a ésta, emplea- las utópicas y abstractas nieblas de la versión ruso-
ban en el ejercicio de sus funciones los mismos mó- niana, para descender al afán, al desafío del empeño
dulos interpretativos y se inspiraban en las mismas cotidiano, de la asunción de responsabilidad, en la
opciones propugnadas por Magistratura Democrati- concreta alternancia de conflicto y composición entre
ca. Lelio subrayó el valor de conquista cultural de personas históricamente determinadas y por ello
esta jurisprudencia, su capacidad de ruptura de la portadoras de diferentes intereses y visiones. Desti-
separación del juez de la sociedad a través de la rei- nados a resolverse, en cada ocasión, en un compro-
vindicación de los valores fundantes del pacto repu- miso vinculante para todos, hasta que nuevas rela-
blicano. Valores que debían presumirse comunes a ciones de fuerza vinieran a modificarlo en un sentido
jueces y a ciudadanos, a magistrados y pueblo so- más avanzado o atrasado o el pluralismo institucio-
berano; una reivindicación —subrayaba Lelio— ope- nal, establecido en garantía del pacto, lo precisara,
rada por estos últimos sin subvertir el propio rol, corrigiera o anulara.
sino, antes bien, interpretándolo del modo más co- Esta visión, ciertamente, postula la democracia en
rrecto. la vida interna de los partidos; y las desilusiones que
Esta indicación de Lelio, retomada y desarrollada Lelio experimentó en este terreno, si al fin le llevaron
en los años sucesivos por Magistratura Democra- a optar por la condición de hombre sin partido (la úl-
tica en tantos encuentros, polémicas, congresos, tima estuvo motivada por la actitud de la izquierda
está entre los factores que, en el curso de pocos frente a la invasión de Checoslovaquia, a la que Le-
años, llevaron a un extraordinario crecimiento de la lio dedicó páginas que aún recuerdo15), no le hicie-
influencia del grupo, a poner fin a su aislamiento y a ron renunciar a la visión de una democracia fundada
una fuerte presencia en el seno de la Asociación de en los partidos. Todavía en los últimos años de su
Magistrados y en sus órganos directivos13.
Por fin, en Trieste conocí a Lelio en persona, cuan-
do él representaba una presencia político-cultural 14 L. Basso, “Il partito nell’ordinamento democratico”, en ISLE,

Indagine sul partito politico. La regolazione legislativa, Giuffrè, Mi-


lano, 1966, vol. I, págs. 5 y ss. Cfr., Id., Considerazioni sull’artícu-
lo 49 della Costituzione”, ibidem, págs. 133 y ss. Además, las in-
13 Sobre estas vicisitudes son luminosas las páginas de Vladi- tervenciones publicadas en el vol. III, Dibattiti, Giuffrè, Milano,
miro Zagrebelski, un observador atento pero en modo alguno ob- 1968, págs. 748 y ss. y 919 y ss.
sequioso con Magistratura Democratica: “La magistratura ordina- 15 L. Basso, “Cecoslovacchia: una sconfitta per il movimento

ria dalla Costituzione ad oggi”, en Storia d’Italia, Annali 14, operaio”, en Problemi del Socialismo, Roma, ano X, julio-agosto
Einaudi, Torino, 1998, págis, 772 y ss. 1968, nº 32-34, págs.763-774.

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vida, casi al final de una jornada de conversación “à plejidad de las relaciones sociales; mostró la impor-
bâtons rompus” que tuve con él en su residencia ve- tancia de la batalla cultural en esta empresa y en el
raniega sobre las colinas de Lerici, me dijo, entre proceso de transformación; recondujo la dicotomía
bromas y veras, “si yo tuviera tu edad, fundaría un que recorría el ordenamiento jurídico a la contradic-
partido”. ción fundamental entre carácter social del desarrollo
Después de Trieste me encontré de nuevo con Le- de las fuerzas productivas y carácter privado de las
lio en Chianciano, durante los días de intenso deba- formas de producción, de la que nacen en la socie-
te del Convenio Giustizia e Potere, cuyas conclusio- dad dos lógicas antagonistas, cada una de las cua-
nes, a las que ya me he referido, redactó él. En esta les se presenta como “fuerza agregativa en torno a
ocasión nuestro conocimiento pudo hacerse más la que se reúnen y coagulan no sólo intereses, sino
profundo, transformarse en diálogo, en búsqueda también valores culturales, creando así dos bloques
común; y no sólo en el curso de las jornadas, sino históricos antagonistas”16. Por esta vía proyectó el
también en las charlas que tenían lugar al margen carácter dicotómico (hoy diríamos contradictorio) del
de los trabajos. A esta búsqueda en común, seguida ordenamiento más allá del contingente esquema có-
con atención y espíritu pedagógico, Lelio ofreció digos fascistas/Constitución, refiriendo a tal contra-
una respuesta y una perspectiva de gran altura a dicción fundamental las diversas lógicas presentes
través de sus conclusiones, en las que acabé sus- en la Constitución y, más allá de ésta y ya antes del
tancialmente por reconocerme, no sólo porque nacimiento del constitucionalismo, en el ordena-
concordaban en lo esencial con lo que pensaba, miento jurídico. Sobre tales premisas fundó la exi-
sino también porque corregían algunos esquematis- gencia de reconocer y valorizar lo nuevo midiéndose
mos e incertidumbres presentes en mi intervención con la lógica de conjunto del ordenamiento y recha-
en aquella sede, un auténtico hervidero de ideas y zando el fácil eslogan del derecho como expresión
de posiciones sumamente diversas. Lelio se percató de la clase dominante (entonces de moda entre jó-
de que lo que en ese momento preocupaba a ma- venes y no tan jóvenes); para concluir con una fuer-
gistrados y juristas demócratas y, objetivamente, te valorización del papel del jurista y del magistrado
marcaba los debates en torno al derecho y a la juris- en el proceso de transformación y una invitación im-
prudencia era la cuestión del carácter dicotómico plícita a respetar la lógica de los respectivos roles
del ordenamiento: de un lado —se decía entonces— como precondición de eficacia de la dimensión cul-
los códigos fascistas; del otro la Constitución. Pero tural del propio trabajo. “[...] es cierto que las refor-
la propia Constitución no era inmune a contradiccio- mas deben hacerse en la medida en que sea posi-
nes o, al menos, a lógicas diversas. Así, había quien ble, pero la principal ayuda, el principal esfuerzo, ha
tendía a descalificarla como “Constitución burgue- de consistir en cumplir cada uno día a día con el
sa”, para usarla en el mejor de los casos instrumen- propio deber, en su puesto de lucha en la sociedad:
talmente sin hacer de ella el eje de una teoría gene- el movimiento obrero la lucha de clases, los sindica-
ral del derecho coherente con la lógica democrática listas sus batallas sindicales, los hombres de cultura
y progresista; y quien, por el contrario, la asumía sus batallas culturales”17. Y, más aún: “Se trata, pre-
como bandera reduciéndola sólo a algunas disposi- cisamente, de encontrar en esas brechas que ya es-
ciones sin preocuparse de coordinarlas con otras tán abiertas en el ordenamiento, en esas contradic-
del mismo texto. Sobre todo, era incierto el papel del ciones, el instrumento para una interpretación
derecho en la transición hacia una sociedad más alternativa; en la medida en que halléis en el orde-
justa, suspendido entre fórmulas, jaculatorias de namiento una interpretación técnicamente válida
una burda vulgata marxista que le negaba toda inci- [cursiva mía] que os abra nuevos horizontes, rendi-
dencia, y un jacobinismo de exaltación de la omni- réis un inmenso servicio no sólo a la justicia, sino
potencia del legislador, no menos grosero. Y en esta también al progreso y a la cultura, a ese progreso
época era aún más incierto el papel del jurista y social y cultural que, como hemos visto, modifica
marcadamente del magistrado demócrata expuesto poco a poco las normas jurídicas”18.
a la tentación de negar el propio rol, o, a la contraria, En esta trama de discurso encaja del modo más
de la vulgar instrumentalización del mismo. Sobre natural la fuerte valorización del artículo 3.2 de la
este conjunto de pulsiones y tensiones, pero tam- Constitución como denuncia de la mora —constitu-
bién de interrogantes teóricos, aleteaba la gran cionalmente sancionada entre los principios funda-
cuestión de las posibles formas de paso a una so- mentales y, por consiguiente, estrella polar de toda
ciedad más justa: ¿violenta ruptura del viejo orden o reconstrucción sistemática del ordenamiento— en
transición en la legalidad? que se encuentran los poderes públicos y privados
Lelio ofreció a todo este haz de cuestiones, con en relación con las promesas de emancipación y la
expresión o no en el debate, una respuesta teórica trama de derechos y libertades constitucionales.
de notable densidad fundada en una lectura crítica A quien lea hoy, con apresurada superficialidad,
del marxismo, manejando la sintaxis de este siste- todo el texto de las largas conclusiones de Lelio en
ma de pensamiento con gran dominio y autoridad. el Convenio de Chianciano, la intervención podría
Así, argumentó que no necesariamente el salto de quizá producirle la impresión de cierto radicalismo
la sociedad burguesa a la sociedad socialista ten-
dría por qué producirse a través de una ruptura vio-
lenta; insistió en la necesidad de construir, ya dentro 16 L. Basso, “Conclusioni...” en Democrazia e diritto, op. Cit.,

pág. 571.
de la vieja sociedad, los elementos de lo nuevo en 17 Ibidem, pág. 573.
los múltiples perfiles en los que se articula la com- 18 Ibidem, pág. 571.

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extremista. En realidad fue exactamente lo contra- ‘responsablemente’, esto es, sabiendo cuál es la fi-
rio: una fuerte y lúcida contestación de cualquier ex- nalidad para la que se trabaja y dando la propia con-
tremismo, planteada desde dentro y mediante el uso tribución para la consecución de tal finalidad. Una
de las categorías de análisis que, a menudo, mal sociedad de hombres responsables en esta doble
asimiladas o aprendidas a partir de una aproxima- vertiente (derecho de autogestión y deber hacia la
ción superficial, alimentaban los ilusorios atajos ex- colectividad) es la negación más resuelta de la so-
tremistas. Una invitación a profundizar en el estudio ciedad capitalista: en este sentido la consigna de la
y la crítica, antes de usar como palanca para la ac- ‘responsabilidad’ es la más revolucionaria, porque
ción aquellas categorías o la vulgata que de ellas se es el fundamento de una auténtica democracia, de
creía conocer, formulada no por una suerte de li- una auténtica autogestión de los intereses colecti-
bresca pedantería, sino por una exigencia de mora- vos por parte de la colectividad, es la base de la di-
lidad. Exigencia, en aquellos años, presente a me- solución del ‘estado político’, como lo llamaba Marx,
nudo de manera torcida en los impulsos extremistas es decir del aparato coercitivo de clase, que debe
y que Lelio retomaba declinándola según la ense- permitir a la sociedad tomar en sus manos el propio
ñanza de una estudiosa y revolucionaria, Rosa de destino, autogobernarse, en definitiva. En este senti-
Luxemburgo, (“la moral para mí es ésta: tenemos do, la responsabilidad es el fundamento del socialis-
muchísimo que hacer, y antes que nada muchísimo mo, una palabra que justamente encontramos a me-
que estudiar”, carta a Kaustsky en 1904), tan cara nudo repetida en boca del presidente Allende”20.
para él. Por lo demás, tal dimensión moral del com- Vuelven los ecos de la concepción de Lelio sobre el
promiso político —revolucionario, diría Lelio— era partido político, a propósito del cual, en una inter-
una constante de su pensamiento, que remite a la vención de algunos años más tarde, dedicada a un
multiplicidad de las fuentes de su formación, en la tema bien distinto, incidentalmente, decía: “No soy
que aquí no es posible profundizar. Dimensión moral un especialista en América Latina, sólo soy un mo-
que él sentía como exigencia de responsabilidad. destísimo estudioso de historia, sociología, politolo-
En los años setenta hizo patente esta exigencia gía, sin ser especialista en nada. Soy sobre todo un
en numerosas ocasiones. En particular, el mismo hombre político que cree haber entendido que no se
año del Convenio de Chianciano (1971), hablando hace política si no hay detrás un background cultu-
de la crisis de la democracia, denunciaba un cre- ral, si no se estudia la historia, la politología, la eco-
ciente proceso de desresponsabilización de todos nomía, etc. Si no se estudian estas cosas, no se
los integrantes de la colectividad, vislumbrando en puede hacer política”21. Palabras en las que se fun-
la “contestación” de las jóvenes generaciones, aun- den una llamada a la “responsabilidad” del dirigente
que pudiera expresarse en formas y modos discuti- político y el pesar, de que tantas veces dio muestra,
bles o equivocados, la señal del “rechazo de esta por el empirismo miope de los partidos y la falta de
condición a través de la evasión del sistema tanto en cultura de muchos de sus dirigentes.
sus rasgos exteriores como en la vida psíquica”19. También se funda sobre la responsabilidad su lla-
Aún más explícito en este punto es un ensayo, so- mada a juristas y magistrados para que —como he-
bre el que habrá ocasión de volver, publicado en mos visto— asuman las responsabilidades de sus
Problemi del Socialismo (septiembre-diciembre de respectivos papeles, huyendo de la tentación de
1971), donde, a propósito del proceso de transición desfuncionalizarse para anularse en un indistinto
al socialismo conducido por Salvador Allende en movimiento de clase.
Chile, Lelio escribe: “Quizá la palabra ‘responsabili- Estas llamadas, no instrumentales ni casuales
dad’ sea la más apropiada para indicar el doble as- sino expresión de una intrínseca coherencia de pen-
pecto de este fenómeno. Lo que importa hoy a cada samiento, tuvieron una incidencia no desdeñable
ciudadano, que se resiste a verse reducido a pieza sobre muchos jóvenes de entonces, contribuyendo
muerta de un mecanismo que escapa a todo con- a sustraerlos a las falaces sugestiones de un clima
trol, es llegar a ser responsable del propio trabajo, político-cultural sobreexcitado y en ebullición. Para
del desarrollo de la propia función en la vida colecti- darse cuenta —en lo que hace a los juristas y ma-
va, de las decisiones que tienen que ver con ella, gistrados— basta considerar la polémica encendida,
partícipe responsable de las decisiones que van en el mismo periodo, en torno al Statuto dei lavora-
más allá de su persona pero de cuyas consecuen- tori (Ley 300/1970, 30 de mayo), apenas promulga-
cias está llamado a ser parte activa o pasiva. Mas la do. Una conquista no indiferente para la época, que
palabra ‘responsabilidad’ tiene también otra cara: no situaba a nuestro país, en lo relativo a la protección
sólo significa una esfera de autonomía decisional
para el ciudadano, sino también obligación de res-
ponder de la misma ante la colectividad que le ha 20 Id., “L’utilizzazione della legalità nella fase di transizione al so-
asignado un rol y le ha puesto en condiciones de cialismo”, en Problemi del Socialismo, septiembre-diciembre
operar dentro de ese ámbito de autonomía; significa 1971, nº 5-6, págs. 818-862. También en L. Basso-R. Rossanda-
K. Glauser y otros, L’esperienza cilena. Il dibattito sulla transizio-
que autonomía no quiere decir arbitrio, sino obliga- ne, Il Saggiatore, Milano, 1974, págs. 25-87.(N. del t.: hay traduc-
ción de no obedecer a ciegas, de colaborar en la ción española de K. Glauser, “El uso de la legalidad en la
propia esfera a la actividad colectiva, y colaborar transición al socialismo”, en L. Basso y otros, Transición al socia-
lismo y experiencia chilena, CESO-CEREN-PLA, Santiago de
Chile, 1972, págs. 13-43; y en Acerca de la transición al socialis-
mo, Ediciones Periferia, Buenos Aires, 1974, págs. 9-58).
21 L. Basso, “Intervento finale”, en Varios autores, Repressione
19 L. Basso, “Speranze socialiste”, en Ulisse, LXX, septiembre e militarismo in America Latina, (introducción de L. Basso), New
2001. Compton, Roma, 1978, págs. 205-217.

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de la libertad y la dignidad del trabajador, en una po- de Chile, y también en Italia, por parte de grupos,
sición muy avanzada entre los países industrializa- intelectuales o teóricos de izquierda. El nudo teó-
dos. Una conquista que, a distancia de decenios y rico en torno al cual, con acentos diversos, gira-
todavía recientemente, los trabajadores y el movi- ban las diversas posiciones expresadas por la
miento democrático serán llamados a defender mu- izquierda crítica frente a la estrategia de Allende
chas veces, frente a ataques de diversa índole. Sin es siempre el de la transición al socialismo, y, en
embargo, a comienzos de los años setenta, esta particular, la posibilidad de que ésta pudiera pro-
conquista era infravalorada y, peor aún, atacada ducirse en el respeto de la legalidad constitucio-
como una insidiosa medida de racionalización22. nal burguesa25. En su ensayo Lelio argumenta la
Apenas algunos años más tarde hallamos, entre tesis teórica de la corrección de esa posición a la
quienes daban vida al nuevo proceso de trabajo, a luz de las enseñanzas marxianas26, ya desarrolla-
muchos magistrados y juristas demócratas esfor- da en el Convenio de Chianciano, si bien advir-
zándose en extraer de ese texto normativo una serie tiendo lúcidamente que el proceso dependerá tam-
de significados que Lelio habría dicho inspirados en bién “de las resistencias opuestas por la clase
una lógica alternativa respecto a la dominante hasta dominante o las fuerzas conservadoras, que serán
entonces. Que algunas de estas sentencias fueran inducidas a salir de la legalidad, ya sea directa-
excesivas o, como Lelio habría dicho, “no técnica- mente en el plano de la violencia (lo que, en gene-
mente válidas”, no quita para que, en el conjunto, la ral, es posible), o bien en el de la violación de las
jurisprudencia que progresivamente se fue forman- leyes y las disposiciones dirigidas a la transfor-
do en torno al Statuto adquiriese evidente solidez, mación social”27. Lo que en Chile se produciría
fuese recibida por la Casación y acabase por con- puntualmente menos de tres años después de la
vertirse en un elemento de conformación de las re- redacción de este escrito.
laciones industriales. Pocos meses más tarde, Lelio me invitó a colabo-
Esta eficacia de Lelio para recuperar los impulsos rar, contando también con eminentes magistrados
extremistas nacía, ciertamente, de su capacidad de franceses comprometidos en un esfuerzo de reno-
hablar, por decirlo de algún modo, “desde dentro” vación cultural de la institución judicial de ese país,
del universo cultural y no raramente también moral en la preparación de un seminario sobre el tema
en el que los mismos, no racionalmente goberna- “Estado y derecho en un periodo de transforma-
dos, tenían origen; pero, a su vez, esta capacidad ción”, que el ISSOCO (Istituto per lo Studio della So-
de hablar “desde dentro” procedía de una lúcida cietà Contemporanea) fundado y dirigido por él, jun-
conciencia de la complejidad y del carácter contra- to con el CEREN (Centro de Estudios de la Realidad
dictorio de las dinámicas socio-políticas, de lo iluso- Nacional, de la Universidad Católica de Chile) y el
rio de toda aproximación obtusamente jacobina a ta- Ministerio de Justicia chileno pensaban organizar en
les dinámicas, de la persuasión de que “las puertas Chile. Tomé contacto con Louis Joinet, presidente
de la mente sólo se abren desde dentro”. Esto expli- del Syndicat de la Magistrature, y con Serge Fuster,
ca por qué él, que no fue blando con el extremismo prestigiosa figura de la Resistencia, en aquella épo-
y menos aún con el violento, ante la aparición de ca magistrado del Tribunal de Apelación de París,
signos premonitorios de los años de plomo, se la- editorialista de Le Monde y autor de numerosas y
mentaba de que el PCI, que había tenido el mérito afortunadas publicaciones sobre la justicia y la insti-
de oponerse con gran firmeza al extremismo, no hu- tución judicial con el seudónimo de Casamayor.
biera tenido, no obstante, la capacidad de recuperar, El seminario se celebró en Santiago de Chile, del
al menos por un tiempo, a una parte de los jóvenes 4 al 14 de enero de 1973 28. En él participaron
que habían cedido a los dramáticos halagos de la numerosas delegaciones procedentes de países
violencia23.
La coherencia del pensamiento de Lelio y su
constante atención a la escena internacional24 vuel- 25 Esta posición, definida como “vía pacífica” al socialismo, indi-

cación estratégica “ligada al mismo programa del movimiento co-


ven a estar presentes en el ya recordado escrito munista”, había sido formalizada por el Partido Comunista Chile-
sobre las perspectivas abiertas en Chile por la vic- no ya desde 1962 provocando un ataque explícito por parte del
toria del socialista Allende y por la declarada volun- Partido Comunista Chino, cuyas posiciones, en los años setenta,
ejercían una fuerte sugestión entre los militantes de la izquierda
tad del mismo presidente y de algunas eminentes en el plano internacional. Cfr. E. Labarca, Conversando con Cor-
personalidades de su gobierno de llevar a cabo la valán, Napoleone, Roma, 1973, pág. 139. Pero también P. M.
transformación de la estructura social del país en Swezzy y H. Magdoff, “Peaceful transition to socialism”, en
Monthly Review, nº 22, enero 1977, págs. 1 ss.
sentido socialista, dentro de la legalidad. Esta posi- 26 “Es oportuno subrayar una vez más de manera explícita que

ción era objeto de ásperas críticas dentro y fuera lo que distingue al auténtico revolucionario del reformista no es,
como a menudo repite un marxismo deformado por la llamada
tradición revolucionaria popular, la lucha por la conquista violenta
del poder, sino la capacidad de intervención subjetiva en los pro-
cesos objetivos de desarrollo de la sociedad...”. L. Basso, “L’utiliz-
22 “Un estatuto para patronos y sindicatos”, se sostenía desde zazione della legalità...”.
posiciones extremistas. 27 Ibidem.
23 Cfr. Basso, “Le radici dell’odio”, en Il Messaggero, 21 diciem- 28 Este estudio inédito ha sido ya en parte objeto de una po-

bre 1976; e “Il senso della totalità”, en Il Messaggero, 15 enero nencia de A. Mulas, “Lelio Basso, l’ISSOCO e il Cile di Allende
1977. (1965-1974)” presentada en el Convenio Internacional Tra storia e
24 “En la situación actual ningún fenómeno, repito, puede ser memoria. L’esilio cileno in Italia, organizado por la Università degli
comprendido, en cualquier país, si no se tiene siempre en consi- Studi Roma Tre, Istituto Italo-Latino, Embajada de Chile (Roma
deración de manera conjunta la dialéctica, la interacción entre los 13-14 de noviembre de 2003). Ahora en, del mismo autor, Il Cile di
factores internos y los externos”, L. Basso, “Intervención final”, en Allende e il “compromesso storico” di Berlinguer, Affinità elettive,
Varios autores, Repressione e militarismo, cit. Ancona, 2004.

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europeos y de América Latina. De la delegación ita- libertad”30. Pero en 1973 las ilusiones kennedianas
liana, presidida por Lelio que fue también incan- estaban abandonadas desde hacía tiempo: el fraca-
sable animador y presidente del seminario, así so de Frei, cuya presidencia se cerró con un balan-
como guía de los participantes, en los encuentros ce desastroso en el plano económico31 y en el plano
con Allende y diversas personalidades de Unidad político32, hizo evidente que el proyecto kennediano
Popular, formaron parte, además de quien escribe, era impracticable sin incisivas reformas de estructu-
Luigi Berlinguer, Gino Giugni y Guido Calvi. El ra y la reapropiación de los recursos por parte de los
encuentro, laborioso y cautivador, fue un verdadero países en vías de desarrollo, reformas que los círcu-
éxito y un ejemplo de batalla cultural. Las actas los políticos y económicos de los Estados Unidos no
estaban a punto de ser publicadas en Chile cuan- están en modo alguno dispuestos a consentir33.
do el golpe interrumpió brutal y trágicamente la Mientras, por otra parte, la vía de la instauración de
experiencia allendista. No sé si se habrán salva- las dictaduras militares en América Latina, dotada
do. Habría que preguntárselo a José Antonio Viera- de una consistente base ideológica con expresión
Gallo, entonces joven Subsecretario de Justicia en la llamada “Doctrina de la seguridad nacional”,
en el gobierno de Allende, que fue el incansable parecía ya irrevocablemente iniciada, como, por
coordinador organizativo del encuentro. De esa desgracia, de allí a poco los hechos se encargaron
experiencia conservo algunos apuntes y el recuer- de confirmar, en el caso de Chile.
do de una etapa significativa de mi formación: por A comienzos de 1973 este trágico epílogo no pa-
la riqueza y la variedad de los contactos, el ejer- recía inevitable. Sin embargo, ya desde hacía algún
cicio apasionado de un hábito de diálogo y de con- tiempo, Lelio advertía la necesidad de denunciar tal
frontación, el conocimiento de realidades hasta estrategia de brutal asfixia de la democracia y sus
entonces desconocidas para mí, como los cam- resultados. Algo a lo que también le habían instado
pamentos y los experimentos de justicia popular personalidades demócratas latinoamericanas y, en
que en ellos tenían lugar, los interrogantes y las particular, exiliados brasileños que habían tomado
reflexiones sobre el papel de la jurisdicción y sus contacto con él, ya en octubre de 1971 en ocasión
caracteres, sobre el valor de la independencia y la de su aludido viaje a Chile.
imparcialidad del juez, que esas experiencias y Así, maduró su proyecto de dar vida a un tribu-
las discusiones sobre las mismas suscitaban 29. nal internacional de opinión, que atrajese la aten-
Aquellas semanas, de un ritmo trepidante, fueron ción internacional sobre los crímenes de la dicta-
también ocasión de un intenso cambio de ideas con dura militar brasileña y de otras que entre tanto se
Lelio, entre otros, sobre el tema de las formas y mo- habían instalado en América Latina, sobre sus
dos más apropiados para suscitar una movilización peculiaridades, sobre las dinámicas que les daban
de la opinión pública internacional contra el proceso sustento. Me habló de ello algunos meses des-
de militarización de América Latina, que —iniciado pués del seminario de Chile y me preguntó si esta-
en 1964 con la instauración de la dictadura militar en ría dispuesto a colaborar en la empresa. El pro-
Brasil— revelaba un diseño alternativo al proyecto yecto estaba ya en fase avanzada de elaboración
kennediado de resolver los problemas de reestruc- desde hacía más de un año, sólida y seriamente
turación del capital en el subcontinente asociando a estructurado, según la costumbre de Lelio, refrac-
las “burguesías nacionales” a un proyecto de desa- tario a las improvisaciones movimentistas. Acep-
rrollo fundado en el incremento del consumo de ma- té de buen grado.
sas y en la extensión de un mercado popular, según
el esquema delineado en los programas de la Alian-
za para el Progreso. El diseño alternativo al kenne- 30 Cfr. R. Rojas, “La ‘ayuda’ yanqui a Chile tiene condiciones po-

diano, sostenido por muchas multinacionales y po- líticas precisas”, en Causa M-L, marxista-leninista, revista de in-
formación política, Prensa Latinomericana, Santiago de Chile,
tentes círculos estadounidenses, apuntaba, en año II, noviembre 1969, nº 13, págs. 12-14 [Archivo de Alberto Fi-
cambio, a una explotación intensa de la fuerza de lippi].
31 Véanse los datos de N. Lechner, en “La problemática actual
trabajo, la represión de cualquier posibilidad de or- del Estado y el Derecho en Chile”, en Cuadernos de la Realidad
ganización de la clase trabajadora, un mercado res- Nacional, Centro de Estudios de la Realidad Nacional (CEREN),
tringido reservado a franjas medio-altas de la es- Santiago de Chile, diciembre 1972, nº 15, págs. 15-56. Cfr. E. No-
voa Monreal, La batalla por el cobre, Empresa Editora Nacional
tructura social pero integrado en un amplio circuito Quimantú, Santiago de Chile, 1972, págs. 23-72.
supranacional de mercados del mismo género, y 32 En 1969 la izquierda del partido abandonó la DC chilena fun-

postulaba una feroz represión interna realizable a dando el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), guiado
por Jacques Chonchol y Rafael Gomucio, que se alió con Allende
través de una dictadura militar. Estos dos proyectos en las sucesivas elecciones; por otra parte, tal escisión, lejos de
convivieron durante un cierto periodo, tanto que determinar un desplazamiento de la DC a la derecha, impulsó a
este partido hacia posiciones de izquierda que culminaron en la
1964 es, al mismo tiempo, el año del golpe militar en candidatura de Radomiro Tomic a las presidenciales y en el apoyo
Brasil y el de la victoria electoral de la Democracia de éste a la investidura de Allende por el Congreso tras el resulta-
Cristiana chilena de Eduardo Frei, masivamente do electoral, con un mensaje en el que puede leerse: “...tenemos la
convicción de que muchas de las metas de transformación y desa-
sostenido por el apoyo financiero de los Estados rrollo social que se ha propuesto la candidatura de Salvador Allen-
Unidos, conseguida bajo el eslogan “revolución en de han sido y son todavía nuestras...”. Cfr., J. Arrate-E. Rojas,
Memoria de izquierda chilena, (2 volúmenes), Tomo I (1850-1970),
Ediciones B, Santiago de Chile, 2003, pág. 464. Véase también la
entrevista concedida por Tomic el 14 de septiembre, en A. M. Kra-
mer, Chile. Historia de una experiencia socialista, Ediciones
29 He tratado de dar cuenta de estas reflexiones en “Lotta ideo- Península, Barcelona, 1973, págs. 185-190.
logica, istituzioni e potere giudiziario”, en Problemi del Socialis- 33 Cfr., Documentos secretos de la ITT, Editora nacional Qui-

mo, enero-abril 1974, nº 19-20, págs. 54 ss. mantú, Santiago de Chile, 1972.

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4. LA EXPERIENCIA DEL TRIBUNAL democráticos de América Latina. Bastará sólo


RUSSELL II SOBRE AMERICA LATINA recordar que, mientras hasta 1974 los estudiosos
Y SUS NUEVAS ENSEÑANZAS demócratas de ciencia política que se ocupaban de
las nuevas dictaduras latinoamericanas las eti-
El golpe de Estado en Chile, por un lado, con- quetaban apresuradamente de “fascistas”, los tra-
firmó los análisis que estaban en la base del pro- bajos del Tribunal hicieron posible la reconducción
yecto; por otro, determinó la inclusión de la situa- a un nuevo tipo de estado, “el estado alienado”,
ción chilena entre las que eran objeto del Tribunal, profundamente diverso de las dictaduras fascis-
según el hábito de Basso de no perder nunca de tas aparecidas en Europa entre las dos guerras. A
vista las especificidades aun en la visión general la vez, esos trabajos indagaron a fondo las fuer-
de los fenómenos. tes interacciones entre factores económicos y fac-
La decisión de formar el Tribunal fue anunciada tores culturales e institucionales, superando —de
públicamente en Bruselas el 6 de noviembre de modo persuasivo y heurísticamente fecundo— la
1973, en ocasión de una grandiosa exposición clásica dicotomía marxista estructura/superes-
organizada por el gobierno militar brasileño, en el tructura; al mismo tiempo llevaron a primer plano
corazón de la CEE, para ilustrar sobre el “milagro el análisis de los cambios en curso en las estruc-
brasileño” a diez años del golpe de Estado y sedu- turas capitalistas de la economía, a través de una
cir a los inversores y a la opinión pública euro- cuidadosa investigación sobre el fenómeno de la
pea. El “milagro” era el de un país tan grande como empresa multinacional, así como acerca de los
toda Europa, cuyo PIB había crecido a un ritmo del nuevos problemas que tal fenómeno planteaba
10% anual; un país rico en materias primas, recur- para el movimiento sindical de defensa de los tra-
sos de todo género, masas trabajadoras, donde bajadores, y de las nuevas contradicciones surgi-
desde hacía diez años no había huelgas ni ten- das dentro de ese movimiento, que aquél convo-
siones sociales y el llamado “riesgo país” para los caba a afrontar. El internacionalismo, bandera
inversores extranjeros podía considerarse ine- ideológica de movimiento y partido de izquierda,
xistente. Los mayores diarios de Europa difundían hallaba de este modo una base articulada de aná-
esta imagen. El anuncio del Tribunal era una invi- lisis que permitía a cada trabajador sentir los
tación a mirar la parte oculta del iceberg, la barba- hechos y la realidad socioeconómica de América
rie y la deshumanización que eran su presupues- Latina, a pesar de la aparente lejanía, como estre-
to; una invitación a formularse la pregunta de si el chamente ligados los propios problemas y dificul-
crecimiento económico podía ser considerado un tades.
valor absoluto al que sacrificar el valor de la per- Desde el punto de vista de mi peripecia perso-
sona presente en los millones de seres humanos nal y de mi formación, diré que algo que me impre-
degradados y embrutecidos que representaban el sionó profundamente de la experiencia del Tribu-
trágico reverso de tal imagen. nal Russell fue el método que Lelio aplicó y
El 30 de marzo de 1974 se inauguró en Roma la desarrolló en la inusual empresa consistente en la
primera sesión del Tribunal que, con autorización de emisión de un veredicto de “justicia” por parte de
la Fundación Russell, se llamó “Tribunal Russell II sujetos privados, cierto que de prestigio cultural,
sobre la represión en Brasil, Chile y América Latina” político y moral, pero carentes de cualquier inves-
(el primero había sido el Tribunal sobre los crímenes tidura de los poderes públicos nacionales o supra-
USA en Viernam, creado a instancia del propio Lord nacionales e incluso, formalmente hablando, de la
Russell, que fue su presidente honorario, mientras la sociedad misma. Un método que era también parte
presidencia efectiva la ejerció Jean-Paul Sartre). A de la respuesta que Lelio ofrecía a la cuestión,
esta primera sesión siguieron otras dos, en Bruselas, ahora apuntada, de la “legitimidad del Tribunal”.
siempre presididas por Lelio, sobre “Responsabili- Cuestión que no era nueva para él, dado que ya
dad de las multinacionales en Brasil, Chile, Argenti- había tenido que medirse con ella el primer Tribu-
na, Bolivia, Puerto Rico” (11-18 de enero de 1975), y nal Russell, cuando De Gaulle, con una carta, tan
en Roma sobre la “Represión en América Latina” (10- cortés como firme, había negado a Sartre la posi-
17 de enero de 1976). He participado en las tres bilidad de celebrar en París una sesión del Tribu-
sesiones como relator y también en los trabajos pre- nal35. La respuesta, entonces y después, fue que
paratorios de las mismas. la legitimidad de un tribunal de opinión no podía
No es ésta la sede para detenerse en los resul- ciertamente derivar de gobiernos y que la socie-
tados de esas sesiones, cuyas actas han sido dad (internacional, en este caso) no disponía (y no
publicadas34 y han nutrido a generaciones de estu- dispone) todavía de instrumentos para expresar
diosos de América Latina, y cuyos trabajos tuvie- una investidura formal; que, por tanto, ésta se
ron amplio eco en la prensa internacional, en la opi-
nión pública democrática y en los movimientos
35 El texto de la carta puede verse en P. Caruso (ed.),Tribunale

Russell, il processo di Stocolma, De Donato, Bari, 1968, págs.


34 Cile, Bolivia, Uruguay: violazioni dei diritti dell’uomo. Atti della 440 ss. También la respuesta pública de Sartre a De Gaulle, págs.
prima sessione del Tribunale Russell, Marsilio, Venecia-Padova, 402 ss. y el discurso inaugural del propio Sartre el 25 de junio de
Milano, 1975; L. Bimbi (ed.), Tribunale Russell II. Brasile, violazio- 1967 en Estocolmo, donde se identifica la fuente de legitimidad
ne dei diritti dell’uomo, Feltrinelli, Milano, 1975; ISSOCO (ed.), Le del Tribunal en el jucio a posteriori que los pueblos harán de sus
multinazionali in America Latina, Roma, Coines, 1976; Tribunale trabajos. (N. del t.: Hay edición española de los materiales del Tri-
Russell II. Controrivoluzione in America Latina, La pietra, Milano, bunal, trad. de J. A. F., Tribunal Russell. Sesiones de Estocolmo y
1976. Roskilde, Siglo XXI de España, Madrid-México, 1967).

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asentaba en la “conciencia universal”, entendida cos que sirvan para sustraer la actividad al arbitrio,
como el conjunto de principios y valores históri- para definir sus límites y —al mismo tiempo— para
camente determinados y que constituyen el fun- no hacer de ella una actividad separada.
damento de un mutuo reconocimiento de todas El método que Lelio aplicó, con estimables resul-
las personas como pertenecientes al género huma- tados, en las tres sesiones del Tribunal había sido
no; principios y valores que todos los gobiernos antes experimentado por él en las dos sesiones del
(comprendidos los encausados) afirman respetar primer Tribunal Russell, y en particular en el informe
y reconocer. conclusivo expuesto en la segunda sesión que tuvo
La pretensión del Tribunal de respetar tales valo- lugar en Copenhague, en noviembre de 1967, cuan-
res derivaba de la autoridad moral de sus miem- do —aceptando la invitación del presidente Sartre—
bros, pero estaba expuesta a verificación y refu- advirtió que el cometido del Tribunal no podía ago-
tación a tenor del rigor en el desarrollo de sus tarse en un “simple análisis de los hechos y en su
trabajos, de la medida en que fueran respetadas calificación jurídica” sino que debía llegar hasta la
las reglas pluriseculares elaboradas por la comu- comprensión del “mecanismo político que explica el
nidad científica para la reconstrucción de los proceso criminoso”37. A partir de esta premisa, Lelio
hechos y por los juristas para su apreciación y había desarrollado un lúcido y documentado análi-
calificación sub specie iuris. De este modo, esa pre- sis del imperialismo americano, de la sociedad y de
tensión, lejos de presentarse como una arrogante la historia de ese país, de sus dinámicas y del hilo
muestra de presunción, fue, para los miembros conductor que las une.
del Tribunal, una puesta en juego del propio pres- Por lo demás, la invitación dirigida por Sartre al
tigio y de la propia autoridad moral, una no pedi- jurado y a los relatores reabría una polémica que el
da y por eso gratuita exposición al juicio y a la crí- filósofo había alimentado en aquellos años, en algu-
tica racional de cada uno y de todos; en definitiva, nas de sus intervenciones en la prensa, en particular,
un gesto de humildad y fraternidad fundado en la referidas a su experiencia como testigo, frente al
responsabilidad. método atomizador propio de la actividad judicial
Para el jurista y el juez demócrata, tal respuesta y que, especialmente en el proceso penal, pretende
el método que implicaba ofrecían materia para una juzgar a la persona pero asume sólo un fragmento de
serie de reflexiones sobre el problema de la legitimi- su comportamiento, aislándolo del contexto en el que
dad del juez y, más en general, sobre la relación en- se sitúa. “Después de haberme hecho jurar decir
tre legitimidad y legalidad que desde hacía años es- ‘toda la verdad’, me pedían sólo un fragmento de ver-
taba presente en la reflexión de filósofos y teóricos dad. Habían aislado un segmento del complejo del
del derecho36. En particular, ¿podía la actividad del hecho y sobre él querían que hablase, y a mí, que tra-
juez fundar la propia legitimidad de manera exclusi- taba de resituar aquel fragmento en el contexto, de
va sobre la investidura formal —no importa si por decir toda la verdad, como me habían pedido, me
elección o por la capacidad técnico-profesional— de decían: pero no, señor Sartre, aténgase a los hechos,
conformidad con las reglas del ordenamiento, o tal ¡no divague!”38. Ciertamente, no se trata de discutir
investidura no era sino una condición de legitimidad, en qué medida esta crítica captase insuficiencias
necesaria pero no suficiente? Esta legitimidad ¿no realmente presentes en la conducción de los proce-
implicaba la presencia de un quid iuris confiado al sos a los que se refería Sartre y hasta qué punto la
modo de ejercicio de la actividad, al respeto de misma expresaba cierto desconocimiento de los lími-
los cánones propios de la misma y, más allá de és- tes inherentes a la actividad judicial, propiamente
tos —tras la irrupción de los valores en los ordena- dicha, como medio de tutela de los derechos funda-
mientos jurídicos estatales que siguió al fin del se- mentales de los individuos.
gundo conflicto mundial, a la Carta de la ONU, al Estos límites, a los que Lelio, en efecto, no era
proceso de Nuremberg y a la Declaración Universal insensible (véanse sus invitaciones al respeto de
de los Derechos Humanos, a la difusión del Estado los límites del rol, recordados supra), no operaban
democrático y constitucional de derecho—, a la con- en el caso de un Tribunal de opinión, por lo que
sonancia o al menos a la compatibilidad de sus re- Lelio no halló dificultad en acoger con la máxima
sultados con algunos grandes principios de civilidad amplitud la invitación de Sartre, tanto en el pri-
explícita o implícitamente asumidos por el ordena- mero como en el segundo de los Tribunales Rus-
miento? Y tales principios ¿no condicionan también sell. Observó, en cambio, de la manera más rigu-
la actividad del jurista? ¿Y cómo controlar y, antes rosa los cánones deontológicos de la actividad
aún, construir, la congruidad del pronunciamiento ju- judicial, tanto en la escrupulosa reconstrucción de
dicial con tales presupuestos de legitimidad, sino los hechos como en su valoración a la luz del
sometiendo la decisión judicial al debate público ge- “derecho” que, con gran claridad, el Tribunal había
neralizado, exponiéndola al juicio y a la crítica racio- señalado como parámetro de valoración de los
nal de todos y cada uno? hechos establecidos, argumentando con extrema
Otras tantas cuestiones, a través de las cuales se lucidez tanto en la primera como en la segunda
construye laboriosamente y no sin discrepancias y dimensión implícitas en su actividad.
retrocesos el modelo del buen juez y la doctrina del
“Bien juger”, anclados en presupuestos metodológi-
37 Cfr. P. Caruso (ed.), Atti del Tribunal Russell, la sentenza di

Copenhagen, De Donato, Bari, 1969, pág. 469.


36 Cfr., por ejemplo, el volumen colectivo L’idée de légitimité, Pa- 38 Hace referencia al testimonio prestado en un proceso segui-

ris, 1968. do a los responsables del periódico La cause du peuple.

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5. DEL TRIBUNAL RUSSELL II SOBRE Cartas de derechos, las Convenciones interna-


AMERICA LATINA A LA DECLARACION cionales aprobadas o en curso de elaboración. Tex-
DE ARGEL tos a menudo carentes de eficacia obligatoria y, por
tanto, de valor jurídico muy desigual (como Lelio no
Por lo que se refiere, en particular, a la dimensión dejaba de advertir), y, sin embargo, relevantes para
del derecho aplicable por parte del Tribunal, el de las la atribución de sentido a las disposiciones de ius
relaciones internacionales ofrecía a Lelio un campo cogens, cuyo significado preceptivo, de este modo,
excepcional para la aplicación de sus análisis teóri- resultaba plausiblemente dilatado y enriquecido en
cos sobre el carácter dicotómico del derecho en co- función de una reconstrucción sistemática del nuevo
nexión con la lógica contradictoria que recorre la so- derecho internacional. En esta atención y valoriza-
ciedad capitalista (en este caso, en la época de la ción de textos —por ejemplo, Lelio hizo hincapié en
internacionalización del capitalismo, la sociedad in- diversas ocasiones sobre el significado e importan-
ternacional) y el desarrollo dialéctico de las fuerzas cia de la Resolución del 6 de diciembre de 1974,
productivas que actúan en su seno. La liquidación que aprobó, con 115 votos a favor, 6 en contra y 10
del colonialismo; el asomarse a la escena interna- abstenciones, la Carta de Derechos y Deberes Eco-
cional de tan gran parte de la humanidad, cuyos nómicos de los Estados— su actitud fue bien dife-
pueblos, en los siglos anteriores al segundo conflic- rente de la de otros prestigiosos exponentes de la
to mundial, habían sido sólo objeto de derecho; la cultura de izquierda que veían en estas Cartas y De-
interdicción de la guerra, como crimen internacional claraciones, en su tumultuosa multiplicación, el sig-
después de que durante los siglos precedentes hu- no de una sustancial vacuidad de tales instrumentos
biera sido considerada instrumento lícito de resolu- frente al poder económico y el político de las fuerzas
ción de las controversias internacionales; la procla- dominantes, sin advertir las patentes quiebras que
mación del derecho a la autodeterminación, como “este universo de cartón piedra” iba produciendo en
regla de ius cogens de derecho internacional, eran la “totalidad articulada” del dominio.
para Lelio otras tantas brechas abiertas “en el edifi- Y fue, precisamente, para hacer más profundas
cio de la vieja sociedad internacional”, portadoras estas grietas por lo que ya durante los trabajos de la
de un nuevo derecho internacional, cuya progresiva última sesión del Tribunal, Lelio concibió el proyecto
afirmación sobre los elementos del viejo derecho, de sistematizar en un breve documento articulado y
aún fuertemente presentes en la cultura de los es- precedido de un preámbulo, el nuevo derecho inter-
pecialistas y/o en la práctica de las relaciones inter- nacional que estaba emergiendo, como de costum-
nacionales, es tarea de las fuerzas progresistas y bre llamando a colaborar en la empresa a juristas de
amantes de la paz, convertida en un valor central distintos países, que cada vez en mayor número
del nuevo derecho internacional. Una tarea emi- prestaban atención a las elaboraciones de Basso y
nentemente cultural, dirigida a desmitificar las prác- a exponentes de la política.
ticas, los lugares comunes con los que las cancillerí- El planteamiento metodológico era análogo al que
as tratan de cubrir los propios comportamientos le había guiado en su obra, primero, de constituyen-
inspirados en la lógica de dominio e imposición o en te y, después, de intérprete de la Constitución italia-
una mezquina visión del llamado “interés nacional”. na. Individualizar algunos preceptos-guía aptos para
Las tres sesiones del Tribunal son una escenifica- iluminar todas las restantes disposiciones, sistema-
ción de esa tarea, tanto más eficaz cuanto los traba- tizándolas en un contexto de sentido coherente y
jos correspondientes, no contaminados por eslóga- unívoco. A esos preceptos-guía les asignaba el pa-
nes o posiciones burdamente propagandistas, al ya pel que —según sus enseñanzas— ejercían en la
recordado rigor en la reconstrucción de los hechos y Constitución italiana el artículo 3.2 y el artículo 49. E
sus antecedentes causales, se fundaban en el valor identificaba como tales la protección de la paz, los
del derecho; valor que en la época constituía uno de derechos del hombre y los derechos de los pueblos.
los fundamentos de la ideología occidental en su Tres reglas íntimamente conexas e interdepen-
contraposición al campo socialista. Impugnar los va- dientes, que podían ya entonces considerarse parte
lores —que aun cuando nacidos de una lógica alter- del ius cogens internacional, aunque su conexión y
nativa, las fuerzas dominantes usan para legitimar articulación en concreto estaban lejos de ser pacífi-
el propio dominio, con la ayuda objetiva del extre- cas. Y, sin embargo, el hilo que las une había sido
mismo revolucionario que niega a aquéllos toda ca- lúcidamente enunciado por Basso desde el discurso
pacidad liberadora— había sido una constante de de apertura de la segunda sesión del Tribunal: “Creo
las enseñanzas de Basso, que ahora encontraban el que, a partir de las cosas que he dicho, algunos
modo de desplegarse inductivamente a través de la principios han sido hasta ahora aceptados como
extraordinaria puesta en escena (el Tribunal), de un normas de derecho. En primer lugar, con apoyo en
imponente trabajo, paciente y meticuloso hasta el lí- la propia Carta de la ONU, la proscripción de la gue-
mite de la pedantería. Por otra parte, en esta obra rra, del recurso a la fuerza y de cualquier forma de
de formulación e ilustración del nuevo derecho inter- agresión, y la obligación de todos los gobiernos de
nacional, que la política de los Estados Unidos y de perseguir el objetivo de la paz y de las relaciones
los gobiernos dictatoriales sostenidos por ellos vio- amigables entre los pueblos, precisamente para ale-
laba, adquirían un relieve particular las resoluciones jar todas las posibles causas de la guerra. Pero des-
que diversos órganos de la ONU (la Asamblea Ge- de todas las más altas tribunas de la humanidad,
neral, principalmente) y las agencias correspondien- tanto las religiosas como las políticas, se ha afirma-
tes iban formulando en aquellos años, las diversas do repetidamente de forma concorde que no puede

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haber paz sin justicia, y precisamente con esta afir- época de la igual dignidad de todos los pueblos y de
mación se abre el Preámbulo del Acta constitutiva todos los seres humanos sobre el planeta.
de la Organización Internacional del Trabajo. Del La Declaración de Argel41 consta de un inspirado
mismo modo se ha reconocido que no puede haber Preámbulo y de 30 artículos distribuidos en 7 sec-
justicia sin igualdad, o por lo menos con desigualda- ciones. El Preámbulo expresa esperanza e inquie-
des excesivas, porque —como indica ese mismo tud: el proceso histórico es contradictorio y abierto a
texto— la miseria y la injusticia son una amenaza resultados ambivalentes, las condiciones culturales
para la paz”39. y los instrumentos jurídicos de un nuevo orden es-
En esta operación reconstructiva, el punto de tán presentes pero la resistencia del viejo orden se
novedad susceptible de fecundas profundizacio- vale de nuevas formas económicas y segrega una
nes se sitúa, más allá de la señalada conexión tasa creciente de violencia; la Declaración es un ins-
entre los tres preceptos, en el vínculo que se ins- trumento para cuantos estén decididos a luchar por
tituye entre derechos del Hombre y derechos de los el nuevo orden, a quienes ofrece instrumentos para
pueblos. Lelio, que fue siempre un incasable defen- reconocer la legitimidad de sus luchas.
sor de los derechos humanos, tenía muy claro que Remitiendo a los comentarios de que ha sido ob-
el Hombre, cuyos derechos inalienables se trata de jeto42, para un examen puntual de sus contenidos y
asegurar, no es una abstracción sino un sujeto de las vías de investigación que abre, me limitaré a
históricamente determinado, persona inscrita en hacer dos observaciones.
una trama de relaciones económicas, sociales y Primera: en la Declaración no se habla nunca de
culturales que forman su identidad específica, cuya la paz, que representa el presupuesto no explicitado
tutela no puede darse mediante la aplicación de del orden del que se trazan sus grandes líneas. Esto
módulos abstractos que no tengan en cuenta las se explica fácilmente considerando que el valor de
particulares connotaciones del contexto colectivo la paz, la proscripción de la guerra, eran en esa
en el que se ha formado la concreta persona indi- época objeto de una norma de derecho interna-
vidual. Esta forma de aproximación trae a primer cional de ius cogens que nadie ponía en duda, aun-
plano tal contexto colectivo, que Lelio describió que sus violaciones fueran frecuentes y brutales.
como “pueblo”. La humanidad está hecha de pue- Lelio no era tan desprevenido como para considerar
blos, cada uno con su propia identidad, del mismo que una adquisición semejante en el plano del dere-
modo que las individualidades que componen cada cho fuera irrevocable. Al final de la ya recordada in-
pueblo y la humanidad misma. La doctrina clásica tervención de clausura del seminario sobre “El papel
del derecho internacional consideraba sujetos de de las fuerzas armadas en América Latina”43, adver-
tal derecho sólo a los Estados. Juntos a éstos tía que es necesario estudiar los movimientos del
emergen trabajosamente, a través de la doctrina imperialismo frente a la pujanza de la lógica de la li-
de los derechos humanos, las personas singulares, beración, porque “en las próximas batallas el impe-
los seres humanos; ahora se trata de levantar acta rialismo será cada vez más aguerrido, más dinámi-
de que en la escena internacional ha entrado un co, porque alcanza a comprender la situación antes
nuevo sujeto, el pueblo, y de promover su reco- que nosotros”. Entre estos movimientos habría podi-
nocimiento, al que hacen ya referencia numerosos do encontrar espacio la puesta en cuestión del vín-
textos del propio derecho internacional, desde el culo jurídico, a través de la desvalorización de la im-
preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas a portancia del derecho en las relaciones entre
la declaración para la independencia de los pue- hombres y pueblos; como, lamentablemente, ha su-
blos coloniales de 1960, y tantas resoluciones de cedido con la entusiástica adhesión de tantos inte-
la Asamblea General de las Naciones Unidas40. lectuales y hombres políticos que frente a la ola de
La Declaración Universal de los Derechos de los violencia que desde hace años recorre el mundo,
Pueblos, que expresa este esfuerzo de sistematiza- hablan de “pantomimas jurídicas” a propósito de
ción en proposiciones normativas coherentes entre cualquier discurso sobre la legitimidad de la guerra
sí, fue proclamada en Argel el 4 de julio de 1976. Le- o, en Italia, del artículo 11 de la Constitución44 como
lio, que tenía un fuerte sentido de la continuidad his- una norma históricamente datada. Pero, a mediados
tórica en el fatigoso camino de la humanidad aun en de los años setenta, Lelio consideraba importante,
la diversidad de las situaciones y de las culturas, más que enunciar un vínculo reconocido por todos,
quiso que la proclamación tuviera lugar simbólica- señalar, en las situaciones jurídicas instrumentales
mente en la fecha del aniversario de la Declaración a la actuación de la paz, las condiciones para que el
de Independencia norteamericana, como para signi- vínculo alcanzase efectividad.
ficar que, del mismo modo que esta Declaración ha-
bía marcado el inicio de la era de la democracia y de
los derechos humanos en el mundo occidental, la 41 N. del t.: Hay traducción al castellano, “La Declaración de los

Declaración de Argel podía signar el inicio de la Derechos de los Pueblos”, en Liderlip, publicación de Liga Inter-
nacional por los Derechos y la Liberación de los Pueblos, Sección
colombiana, (sin indicación de fecha y lugar de edición), págs. 16-
20.
39 El texto se encuentra reproducido en L. Bimbi (ed.), Lelio 42 Cfr. F. Raigaux, La Carta d’Algeri, Ed. Cultura della Pace, Fi-

Basso. Il risveglio dei popoli. Amtologia sui rapporti internazionali, renze, 1988, que en las páginas 171-172 contiene una cuidada
Ed. Lega Internazionale per i diritti e la Liberazione dei Popoli, bibliografía sobre el tema.
Rocca San Casciano (Forli), 1980, pág. 76. 43 Bologna, abril 1977, cfr. Véase nota 20.
40 Véase la “Scheda per una conversazione di 45 minuti alla 44 N. del t.: “Italia repudia la guerra como instrumento de ofensa

FAO sul tema ‘I dritti dell’uomo in un mondo in trasformazione’”, in a la libertad de otros pueblos como medio de resolución de las
L. Bimbi (ed.), Lelio Basso.Il risveglio dei popoli, cit., págs. 350 ss. controversias internacionales” (art. 11, primer inserto).

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La segunda observación se refiere a la relación época de las multinacionales. La difusión de estilos


entre democracia y derecho de los pueblos. Lelio de vida, gustos y modas propios del occidente ca-
consideraba la democracia como objeto del dere- pitalista, sostenidos por el control de los medios de
cho a la autodeterminación inherente a cada pue- comunicación, le parecían portadores de una cultu-
blo. Autodeterminación en la que, en línea con la ra consumista y “desresponsabilizadora”, que indu-
mejor doctrina, identificaba dos dimensiones: una cía en las masas explotadas una suerte de atrac-
externa, como derecho de todo pueblo a dotarse ción hacia el modelo propuesto, con el consiguiente
del régimen político y de las reglas que hubiera ele- abandono de las propias culturas, de los legados
gido en plena libertad y sin injerencias de cualquier humanistas presentes en ellas, de las riquezas ar-
especie. Esta segunda dimensión incluía qué régi- tísticas e históricas que habían constituido su apor-
men político y reglas de convivencia fuesen ele- tación a la cultura de la humanidad. Las formas y
gidas por el pueblo en su conjunto, a través de la los modos de este proceso, los peligros inducidos
dialéctica de las diversas opciones presentes en su que de ellos se derivaban para la identidad de millo-
seno sin exclusión de personas por razón de raza, nes de mujeres y hombres, su dignidad y su capaci-
sexo, creencias, color, y en el respeto de todas las dad de ser sujetos de un auténtico diálogo con otras
libertades fundamentales y de los derechos huma- culturas, constituían el objeto de la conferencia.
nos. ¿Significaba esto que la democracia es un Las novedades que se estaban produciendo en
valor universal? Sí y no. Sí, si se entiende demo- América Latina, merced también a la presidencia
cracia como participación libre de todo miembro de Carter, atraían su atención. A instancia de muchas
la comunidad en las decisiones políticas. No, si personalidades democráticas brasileñas, donde
se entiende la democracia como el conjunto de como en el resto de América Latina los trabajos del
las instituciones y de las formas específicas ela- Tribunal Russell II habían tenido una amplia reso-
boradas en Occidente para realizar tal participación nancia, aceptó abrir el 1 de noviembre de 1987, en
(todavía hoy tan gravemente imperfecta). Así, se Sao Paulo, el primer congreso por la amnistía, que
abría un campo de estudio, de análisis y de ela- marcó el inicio de un lento y laborioso proceso de
boración, enlazando con el otro horizonte de inves- retorno de este país a la democracia.
tigación abierto por el precepto conforme al cual No podía faltar su apoyo a la lucha del pueblo pa-
cualesquiera que fuesen las formas de la demo- lestino y, más en general, a las relaciones euro-
cracia, deberían ser respetuosas de los derechos árabes cuyo desarrollo estimuló participando en en-
humanos y de las libertades fundamentales de cuentros y conferencias en diversas sedes45, y
todos. ¿Cómo individualizar éstas o aquéllos? también promoviendo un Comité Palestina en la
¿Sobre la base de la Declaración Universal de los Liga por los Derechos y la Liberación de los Pue-
Derechos del Hombre de 1948 o también a la luz blos.
de los más sofisticados instrumentos, como, por Por lo demás, esta constante atención al mundo
ejemplo, la Convención Europea de los Derehcos árabe formaba parte de una más general vocación
del Hombre y sus sucesivos protocolos? En suma, de crear “puentes” entre las diversas culturas y rea-
¿había un “núcleo duro” de los derechos humanos lidades socio-políticas, fundada en la conciencia de
válido en cualquier contexto, como la doctrina la multiplicidad de los caminos de la Liberación aun
comenzaba en aquel momento a preguntarse? El en la convergencia hacia una única meta. Una voca-
campo estaba abierto al debate que se desarro- ción que le mantuvo atento y comprometido no sólo
llaría en los años siguientes entre relativismo y con el mundo árabe y América Latina, sino, puede
universalismo de los derechos humanos, y a las decirse, con todo lo que se jugaba en el tablero
ulteriores profundizaciones sobre la indivisibilidad mundial. A pocas semanas de su muerte, participa-
de éstos, debidas en particular a las Naciones ba en la 2ª Conferencia mundial por la reunificación
Unidas. de Corea46, que tuvo lugar en Tokio del 27 al 29 de
noviembre de 1978.Y no fue menos viva su atención
al continente africano, objeto de reflexión y de estu-
6. LAS ULTIMAS BATALLAS dio hasta el final. Todavía en 1978, año de su muer-
te, halló el modo de debatir, siempre con agudeza y
En los cerca de dos años y medio que separan la de manera nada convencional, acerca de las ardien-
Declaración de Argel de su desaparición, Lelio pro- tes vicisitudes de ese continente, en dos interven-
siguió con ritmo infatigable la actividad político- ciones periodísticas sobre el cuerno de África, una
cultural sobre los diversos temas que su poliédrica en L’Unità47, la otra en Il Messagero48. Su atención
cultura, su visión de la sociedad como “totalidad ar- también se proyectó sobre los países del Este, cuya
ticulada”, su constante atención por lo nuevo, le sus- involución era cada vez más evidente: el 1 de julio
citaban.
La profundización de los temas planteados por la
Declaración de Argel le llevó a organizar e introducir 45 Pueden verse algunas intervenciones significativas sobre el

una conferencia internacional sobre el tema del im- tema en la sección “Medio Oriente”, de la ya aludida antología
perialismo cultural, que se desarrolló en Argel en cuidada por L. Bimbi, Lelio Basso. Il risveglio dei popoli, cit., págs.
185 y ss.
octubre de 1977. Desde hacía tiempo, Lelio había 46 Puede verse su intervención en esta sede en L.Bimbi (ed.),

visto en la destrucción de las culturas propias de di- lelio Basso. Il risveglio dei popoli, cit., págs. 185 y ss.
47 L. Basso, “Una lettera di Basso sul Corno d’Africa”, 27 de fe-
versos pueblos y colectividades una de las formas brero de 1978.
más insidiosas de la ofensiva del gran capital en la 48 “La violenza sull’Africa”, 24 de mayo de 1978.

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de 1977 publicaba en Corriere della Sera un llama- Lelio consiguió realizar el Tribunal Permanente de
miento apasionado en favor de disidentes encarce- los Pueblos que junto a la Fundación Internacional y
lados por el régimen polaco (“Appello per chi soffe a la Liga por los Derechos y la Liberación de los
nelle carceri polacche”). Pueblos, representaba la coronación de sus esfuer-
En muchas de tales intervenciones, Basso vertía zos por proyectar más allá de su persona el legado
juicios de gran clarividencia, como los posteriores de una vida de militante y de estudioso de la dimen-
acontecimientos se encargaron de demostrar, rom- sión planetaria de los problemas. Pero la primera se-
piendo esquemas convencionales de la izquierda. En sión de la nueva institución, que tuvo por objeto, se-
todos reafirmaba la indicación metodológica, tantas gún la línea trazada por él, la invasión soviética de
veces repetida, de que no es posible pensar y actuar Afganistán (noviembre de 1979), se celebró ya des-
políticamente sin estar atento a lo que sucede en el pués de su muerte.
mundo y sin esforzarse por comprender e intervenir Esta aconteció bastante antes de las turbulentas
en las distintas situaciones de crisis con la inteligen- novedades que marcaron el fin del “siglo breve” y
cia, el diálogo, la investigación, antes de que las mis- más que nunca habrían requerido la gran capacidad
mas nos exploten encima como problemas insolu- de Lelio para leer lo nuevo y lo inédito y al mismo
bles o como coacción a la respuesta violenta. tiempo mantener firmes las opciones fundamenta-
De esta su infatigable actividad tuve conocimiento les, únicas que permiten no perder el norte ante las
a través de la lectura de los periódicos y en alguna conmociones que hacen época.
conversación directa, en el marco del común empe- Lelio, por su antidogmatismo, tuvo todavía la
ño en temas para mí menos conocidos. Entre éstos, oportunidad de registrar el fin de muchas esperan-
la involución antiliberal que en aquellos años se es- zas que iluminaron el “siglo breve”. Y, al hacer balan-
taba registrando en la República Federal Alemana, y ce de estas desilusiones, encontró palabras que
que había llevado, por su iniciativa, a la creación de pueden ayudarnos hoy más que nunca: “Hace alre-
un comité49 para la defensa del estado democrático dedor de 60 años, en el corazón de una parte de la
y constitucional de derecho en aquel país, en el que humanidad se encendió otra gran esperanza: la re-
ambos participábamos y que siguió funcionado des- volución soviética anunciaba la liberación de los
pués de la desaparición de Lelio. Este comité estaba hombres de la opresión de clase. Yo creo que, a dis-
en contacto con muchas personalidades democráti- tancia de 60 años, ninguno de vosotros se hará ya
cas del mundo de la cultura y de la política de la ninguna ilusión acerca de que aquella revolución o
RFA. De ellas le llegó a Lelio la invitación a presidir el régimen que trajo consigo representen verdadera-
un tercer Tribunal Russell sobre la situación de los mente la liberación de los hombres. Y quizá en esta
derechos fundamentales en la República Federal. posguerra, sobre todo en las actuales generaciones,
Lelio declinó la invitación, si bien mantuvo su apoyo la llama de la esperanza ha vuelto a encenderse al
a la lucha de los demócratas alemanes50. Lelio expli- oír hablar de nuevas revoluciones: parecía finalmen-
có las razones de esta negativa en un largo artículo te la nueva palabra capaz de resolver tantos proble-
publicado a propósito de la invitación a constituir un mas, recuerdo el mito que hace 20 años representó
Tribunal Russell para los países del Este51. En este la revolución cubana. Ninguno de vosotros habría
artículo hay un pasaje clarificador sobre el enorme imaginado que hoy los soldados cubanos irían a
trabajo que para él suponía un tribunal de opinión, combatir para destruir el movimiento de liberación
sobre el esfuerzo intelectual, organizativo, financie- del pueblo eritreo frente a la opresión etíope. Brilló,
ro, que tal empresa requería si aspiraba a ser seria después, una gran esperanza en la revolución chi-
y eficaz. Allí se expresa también la conciencia de la na, pero desde entonces han pasado demasiadas
necesidad de iniciativas del género y el apoyo a la cosas para decirnos que tampoco ésta nos ha dado
creación de un Tribunal Permanente de los Pueblos ninguna clave de salvación. Una clave que tenemos
para cuya constitución pedía la colaboración de la que buscar nosotros, que hemos de saber encontrar
revista y de cuantos sintieran la urgencia de la cau- a través de nuestras penas, nuestro dolor, nuestras
sa de los pueblos. derrotas y, finalmente, nuestras victorias”52.

49 Puede hallarse información sobre la actividad de este comité

en G. Guazza (ed.), Germania federale e Europa, Stampatori, To-


rino, 1978.
50 Tribunal, que con la autorización de la Fundación Russell

tomó el nombre de “Tribunal Russell III sobre la situación de los


derechos fundamentales en la RFA”, y tuvo lugar del 3 al 9 de
enero de 1979 en Alemania. Las actas se publicaron en 1979, por
Rotbuch Verlag, de Berlín, bajo el título 3º. Internationales Rus-
sell-Tribunal.
51 L. Basso, “Un tribunale Russell per i pasesi dell’Est”, en Criti-

ca sociale, nº 13, 21 de octubre de 1977. Ahora en Salvati-C.


Giorgi (eds.), Lelio Basso. Scritti scelti. Frammenti di un percorso
politico e intellettuale (1903-1978), Carocci, Roma, 2003. 52 L. Bimbi (ed.), Lelio Basso. Il risveglio dei popoli, cit., pág. 97.

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Distribución del delito y la victimización


en la sociedad global: Políticas
de persecución penal*
Elías CARRANZA

Igual que lo que ocurre con la distribución del in- La acelerada globalización ha traído otras cosas
greso y de los beneficios del desarrollo, también en positivas, pero éste es uno de sus efectos negati-
materia de criminalidad y victimización la globaliza- vos, que ponen de manifiesto la creciente dispari-
ción —al menos la globalización como viene siendo dad entre los países de altos ingresos y el resto del
gestionada1— distribuye de manera inequitativa en- mundo.
tre los países de altos ingresos y los países de me- En lo que sigue nos valdremos de la información
dianos y bajos ingresos2. El punto es importante que surge de los “Estudios de las Naciones Uni-
para ayudarnos a comprender mejor el fenómeno de das sobre tendencias delictivas y funcionamiento
la victimización por delito en los países de América de los sistemas de justicia penal”6. Naciones Uni-
Latina, y ayudarnos a orientar mejor nuestras accio- das no ha publicado aún el volumen que analiza-
nes frente a ella. rá la información completa que surge de su último
En los países de América Latina (región de países Estudio, pero su Oficina de Drogas y Criminalidad
de medianos y bajos ingresos o “en vía de desarro- en el volumen # 3 de su publicación periódica
llo”) las estadísticas y la investigación criminológica “Forum on Crime and Society” contiene un capítulo
y victimológica existentes exhiben una tendencia con un avance de los hallazgos, que utilizaremos
general en ascenso del delito y de la consiguiente para nuestros propósitos (Shaw et alii, 2003). Nos
victimización por delito a partir de los años 80. Esta valdremos asimismo de la información de las
tendencia es más evidente en los casos de los deli- Encuestas Internacionales de Victimización de
tos contra la propiedad y de los delitos contra las las Naciones Unidas7.
personas, aunque también se manifiesta en otras Comencemos viendo dos gráficos comparativos
categorías de delitos3. de países, uno de delitos contra la vida, y otro de
Asimismo, y por contraste, mientras esto ocurre victimización en delitos contra la propiedad, elabo-
en los países de medianos y bajos ingresos de rados a partir de la información recogida por las Na-
América Latina4, el panorama mundial exhibe que, ciones Unidas.
desde mediados de la década de los 90, en los paí- El primer cuadro exhibe tasas de delitos de homi-
ses de altos ingresos la situación se mantiene esta- cidio. El homicidio es el delito cuyo registro es más
ble o mejora. Descienden las tasas de delito y su riguroso en todos los países del mundo a efectos de
consiguiente victimización por lo menos en Irlanda, comparabilidad entre países. En el gráfico siguiente
Italia, Inglaterra y Gales, Escocia, Alemania, Dina- presentamos los promedios de veinte años de las
marca, España y Finlandia en Europa Occidental5,
como asimismo en Estados Unidos y Canadá en
América del Norte.
citados: http://www.homeoffice.gov.uk/rds/pdfs2/hosb502.pdf. Ver
también sobre esto el Boletín Estadístico del Home Office de
Gran Bretaña (Home Office 2003: 1 y ss.) que explica que duran-
te el 2001 y el 2002 se registraron descensos en la criminalidad
* Conferencia dictada en el Congreso Nacional de Victimología en Inglaterra y Gales. Para el caso de Estados Unidos durante el
de Costa Rica, Ministerio Público, auditorio del Poder Judicial, di- curso del último quinquenio ver el Sourcebook of Criminal Justice
ciembre 5 del 2005. Statistics, US Department of Justice 2001.
1 Expresión utilizada por Joseph Stiglitz (2002).
No obstante esto, cabe aclarar que en Europa Occidental y
2 Utilizamos la clasificación de países que utiliza actualmente el
Norteamérica también existe preocupación por el delito, ya que
Banco Mundial. En su clasificación, todos los países de América una persona de cada cinco mayores de 15 años es victimizada al
Latina, con las excepciones de Haití y Nicaragua, son países de año por delitos tales como hurto, robo de auto, o asalto (Waller
medianos ingresos. Haití y Nicaragua son países de bajos ingre- 2003; van Kesteren 2000).
sos (World Bank 2005:289; 2000:335). 6 El estudio se ha llevado a cabo ya siete veces, comenzado
3 El ascenso de la criminalidad viene acompañado del deterio-
con el período 1970-1975. Para el último estudio, el séptimo, que
ro de los sistemas de justicia penal, con sobrecarga laboral, mora abarca el período 1998-2000 se recibieron respuestas de 82 paí-
judicial, acumulación de presos y presas sin condena, y hacina- ses. El instrumento de recolección de información contiene 518
miento penitenciario, todo lo cual configura un cuadro de violación variables, sobre delitos y sobre funcionamiento de los sistemas
sistemática de derechos humanos, tanto de víctimas como de vic- de justicia penal.
timarios, que tiene lugar paradójicamente en el mismo sistema de 7 La Encuesta Internacional sobre Victimización la llevan a
justicia, al que los gobiernos de turno le transfieren la responsabi- cabo conjuntamente UNICRI United Nations Interregional Crime
lidad de resolver con respuestas penales una situación eminente- Research Institute y UNODC United Nations Office on Drugs and
mente social y económica. Crime. Su principal objetivo es medir la cifra real del delito, cap-
4 Nuestro análisis se refiere primordialmente a los países de la
tando información sobre los delitos no denunciados a la policía o
región que abarca el mandato del ILANUD, de los que contamos a la justicia penal. La primera encuesta se realizó en 1989 inclu-
con mayor información, aunque hay investigación criminológica yendo 14 países, la segunda en 1992 incluyendo 33 países, la
que sugiere que las tendencias de los países de medianos y ba- tercera en 1996 incluyendo 48 países y la cuarta en el 2000 parti-
jos ingresos de otras regiones del mundo serían similares (Shaw cipando también 48 países. La quinta encuesta se llevó a cabo en
et alii 2003; Alvazzi del Frate 2003, 1998). el 2004. Hasta el momento han participado 70 países, aunque no
5 Barclay y Tavares en una publicación del Home Office de
todos en todas las encuestas. De la región de América Latina y el
Gran Bretaña analizan en detalle la información de los países de Caribe han participado hasta el momento en una o más encues-
la Unión Europea y exhiben que entre los años 1996 y 2000 se tas Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Panamá y
produjeron descensos en las tasas de criminalidad de los países Paraguay.

91
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tasas de homicidio de los ciento catorce países que También hemos podido observar que algunos paí-
reportaron sus datos a los estudios periódicos de ses de medianos o bajos ingresos, a pesar de per-
las Naciones Unidas sobre criminalidad y justicia tenecer a este grupo logran tasas moderadas de
penal. homicidio, más bajas que la media mundial10. Recor-
— La columna señalada con una flecha indica la dando a Ortega y Gasset podríamos decir que la
tasa promedio de todos los países del mundo que realidad la construimos nosotros y nuestras circuns-
reportaron sus datos: 7 homicidios por cada cien mil tancias. Las circunstancias son un condicionamiento
habitantes; importante, pero no todo.
— Las columnas de color negro corresponden a Continuemos ahora con el caso de los delitos con-
los países de altos ingresos según la clasificación tra la propiedad. La información del gráfico siguiente
que utiliza el Banco Mundial (World Bank 2000:335); surge del análisis de la Encuesta de Victimización
— Todas las columnas que no son de color negro de las Naciones Unidas del año 2000. El gráfico ex-
corresponden a países de medianos y bajos ingre- hibe las tasas de victimización por los delitos de
sos; robo y robo en viviendas en las diversas regiones
— Las columnas punteadas corresponden a paí- del mundo. Como claramente se observa, las tasas
ses de América Latina y el Caribe, a todos los cua- son notablemente más altas en las regiones de paí-
les, como hemos dicho, el Banco Mundial los clasifi- ses de medianos y bajos ingresos. En las regiones
ca dentro de las categorías de medianos y bajos de países de altos ingresos las tasas son notable-
ingresos8. mente más bajas.
Notemos algunas cosas interesantes que surgen La Quinta Encuesta Internacional de Victimiza-
del cuadro: ción confirma que los niveles y efectos de la vic-
— Todos los países de altos ingresos, y/o los con- timización son más altos en los países de media-
siderados de alto nivel de desarrollo humano (indi- nos y bajos ingresos o en vía de desarrollo que en
cados con las barras de color negro) están a la de- los países de ingresos altos o desarrollados. Nue-
recha de la media mundial, es decir tienen tasas vamente aparece el condicionamiento de perte-
más bajas que la tasa promedio mundial, con la ex- necer a uno u otro de los grupos de países en los
cepción de Estados Unidos, cuya tasa de homicidio que se divide el mundo globalizado según su par-
es la más alta entre los países de altos ingresos, y ticipación en el ingreso.
más alta también que la de varios de los países de En relación con lo que venimos viendo hay que
medianos y bajos ingresos. Las otras dos excepcio- notar también la intervención de otras variables. Una
nes son Andorra y Bahamas9. muy importante, que incide en las tasas globales de
— En contraste con lo anterior, todos los países delito y particularmente en las tasas de delitos con-
que tienen tasas de homicidio más altas que la me- tra la vida y contra la propiedad es la inequidad en la
dia mundial son países de bajos o de medianos in- distribución del ingreso. Analizando la evolución de
gresos. No hay países de altos ingresos en ese gru- esta variable vemos que no se trata solamente
po, salvo las excepciones citadas, lo que pondría de de que un país pertenezca a la categoría de ingre-
manifiesto la incidencia en la tasa de homicidios sos bajos o medianos sino también de que al interior
de la variable que estamos considerando; del país exista una distribución de mayor o de menor
— No obstante lo anterior, hay algunos países de inequidad.
medianos y de bajos ingresos de las varias regio- Por lo menos desde el siglo XIX hay investiga-
nes del mundo con tasas de homicidio más bajas ción criminológica rigurosa sobre pobreza, clase
que la media mundial, que aparecen por tanto en social y delito, pero en las dos últimas décadas se
el gráfico ubicados junto a los países de altos ha avanzado correlacionando específicamente la
ingresos. Los países de América Latina y el Cari- inequidad en la distribución del ingreso con el deli-
be que tienen esta situación ventajosa son Ber- to. Nosotros en el ILANUD lo hicimos para el pro-
muda, Costa Rica, Paraguay, Uruguay, Chile y yecto Estado de la Nación de Costa Rica obte-
Saint Kitts-Nevis; niendo como resultado los gráficos de coordenadas
Concluyamos el comentario sobre este cuadro cartesianas siguientes, que exhiben que a medida
comparativo de tasas de homicidios subrayando el que ha venido aumentando la inequidad en la dis-
condicionamiento que significa pertenecer a uno u tribución del ingreso medida por el coeficiente de
otro grupo de países según el ingreso. Pertenecer al Gini han venido aumentando correlativamente los
grupo de países de bajos o medianos ingresos en delitos de homicidio y los delitos contra la propie-
este momento mundial de globalización no es condi- dad más convencionales 11. Hay investigaciones
ción suficiente para tener una alta tasa de homici-
dios, pero es evidente que es un condicionamiento
importante. 10 No obstante, como dijimos al principio de este trabajo, las ta-

sas de delitos contra las personas del grupo de países de media-


nos y bajos ingresos de los países de América Latina han venido
8 Excepción es el caso de Bahamas que lo considera de altos creciendo. Costa Rica, por ejemplo, en 1991 registraba 4,2 homi-
ingresos no-OECD (World Bank 2000:335). cidios por cada cien mil, tasa que ha venido creciendo paulatina-
9 Shaw et alii dicen textualmente all the countries considered to mente desde ese año hasta llegar en el 2003 a 7 por cien mil.
have a high level of human development... fall below the global 11 Hurto, hurto de ganado, robo con fuerza en las cosas, robos

homicide average, with the prominent exception of the United y hurtos de medios de transporte, robo con violencia contra las
States. En nuestro análisis, tomando la clasificación del Banco personas, secuestro extorsivo, tentativa de robo con fuerza en las
Mundial, incluimos en la excepción también a Andorra y Baha- cosas, tentativa de robo o hurto de medios de transporte, tentati-
mas, países de características muy peculiares, que el Banco cla- va de hurto o robo, tentativa de robo con violencia sobre las per-
sifica como “de altos ingresos no OECD”. sonas, tentativa de secuestro extorsivo, usurpación.

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Tasas de victimización de los delitos de robo y robo en viviendas,


durante el período de un año (1999).

América Latina

África

Asia

Europa Central / Oriental

Australia

Norte América

Europa Occidental

0 2 4 6 8 10
Porcentaje

Robo Vivienda Robo

Adaptado de Anna Alvazzi del Frate, "The voice of Victims of Crime: Estimating the True Level of Conventional Crime", en Revista
"Forum on Crime and Society", United Nations Office on Drugs and Crime, Volumen 3, Números 1 y 2. Diciembre 2003. Página 132

publicadas por el Banco Mundial12 con resultados ces más alto que en los 20 países más pobres; una
similares verificados en países de otras regiones brecha que se ha duplicado en los últimos 40 años”
del mundo (Bourguignon, 2001). (World Bank, 2000: 3).
Para lo que a nosotros en este trabajo primordial- En síntesis, la tendencia es que a lo largo de los
mente nos interesa, cerremos este punto resumien- años se agiganta la inequidad de la distribución inter-
do lo que nos dicen sobre la evolución de la inequi- nacional del ingreso, y se agiganta también la inequi-
dad los últimos informes anuales en lo social del dad de la distribución al interior de los países de
Banco Mundial y de la Comisión Económica para América Latina, con sus efectos deletéreos en mate-
América Latina y el Caribe CEPAL. Hace varios ria de criminalidad, como asimismo en otras áreas
años que la CEPAL viene trabajando el tema y en el sociales. Por su parte, a los gobiernos cada vez con
año 2000 publicó su informe social anual titulado “La menor control sobre sus economías en un mundo en
brecha de la equidad: una segunda evaluación”. En el que se han abierto los mercados de capitales, todo
su informe anual 2005 la CEPAL actualiza su infor- o casi todo ha devenido financiero y las decisiones
mación y reitera sus conclusiones expresando que sobre sus economías se toman muy lejos de sus
“la evolución de los índices de desigualdad en los úl- fronteras, se les hace muy difícil revertir la situación
timos trece años da cuenta de la tendencia conver- redistribuyendo el ingreso con menor inequidad, sal-
gente de los países hacia una acentuación de la ine- vo que tengan gran decisión política y coyunturas
quidad en la distribución del ingreso. Esta tendencia favorables. La prospectiva para los países de bajos y
se manifiesta incluso en las economías que históri- medianos ingresos de las diversas regiones del mun-
camente habían mostrado los niveles más bajos de do y de América Latina en particular en esta materia
desigualdad de la región, que han ido perdiendo es mala. La región es parte de un sistema social y
paulatinamente las conquistas logradas en este te- económico mundial que distribuye inequitativamen-
rreno”. te, tanto los beneficios del desarrollo, como la crimi-
La inequidad al interior de los países debe verse a nalidad y la consecuente victimización por delito.
su vez dentro de un contexto mundial en el que, Es importante aclarar que la correlación a la que
—como señala el informe 2000/2001 del Banco nos estamos refiriendo (inequidad-delito) no implica
Mundial titulado Atacando la Pobreza— “el prome- la ecuación pobreza = delito; ni tampoco implica la
dio del ingreso en los 20 países más ricos es 37 ve- ecuación riqueza = honestidad, o riqueza = no deli-
to. Más bien las sociedades con alta inequidad y
12 Paradójicamente, por cuanto el Banco habría contribuido mu- proporciones altas del ingreso acumuladas en seg-
cho con sus políticas al crecimiento de la inequidad (Stiglitz mentos reducidos de población tienen como carac-
2002). terística cifras altas de criminalidad económica y de

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Relación entre la inequidad en la distribución del ingreso medida por el coeficiente de Gini y las tasas de los delitos de homicidio
1988-2003
7,20
7,00 2003
6,80
6,60
6,40 1999
2001
6,20
2000 2002
6,00 1998
Tasas de homicidios

5,80
1997
5,60
5,40 1995 1994 1996

5,20
5,00 1992

4,80 1993

4,60 1990
ρ = 0,62
4,40
1991
4,20
1988
4,00 1989
3,80
0,370 0,380 0,390 0,400 0,410 0,420 0,430 0,440
Gini
E. Carranza / E. Solana, Proyecto “Seguridad frente al delito”. ILANUD. Fuente: Elaboración propia con base en información del
sitio web: www.poder-judicial.go.cr/planificacion/estadístico/policiales/Homicidios%20dolosos/index.htm y Encuesta de Hogares de
Propósitos Múltiples, INEC

Costa Rica: Relación entre la inequidad en la distribución del ingreso medida por el coeficiente Gini y las tasas de los
delitos contra la propiedad más convencionales. 1988-2002

1.100

1.050 2001
2002

1999
tasas de los delitos contra la propiedad más convencionales

1.000 1998
1994
1993 2000
950
1992

900

1991
850
1995
1997
800
1996

750

1990
700 ρ = 0,6
650 1989

600

1988
550
0,370 0,380 0,390 0,400 0,410 0,420 0,430 0,440
Gini
E. Carranza / E. Solana, Proyecto “Seguridad frente al delito”. ILANUD. Fuente: Elaboración propia con base en información del sitio web: www.poder-
judicial.go.cr/planificacion/estadístico/policiales/Homicidios%20dolosos/index.htm y Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, INEC

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diversas formas de corrupción. Pero tampoco esto rrupción en pequeña escala, muy propios de las
último implica que los delitos de corrupción sean economías de bajos y medianos ingresos con altos
propios o exclusivos de los países de medianos o porcentajes de pobreza como es el caso de las de
bajos ingresos o “en vía de desarrollo”, como lo América Latina15. Pero de todos modos analicemos
comprueban las recientes quiebras de World Com y algo de lo que ocurre con la victimización por delitos
Enron en Wall Street, la sucesión casi en cadena de de criminalidad económica o de corrupción en gran
numerosos casos similares también en Estados escala —los que Severín Carlos Versele, quien fue-
Unidos, y la de Parmalat en Italia; las tres quiebras ra relator de los Congresos de las Naciones Unidas
nombradas las más grandes en la historia de la eco- sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delin-
nomía, y las tres fraudulentas. cuente, denominara “las cifras doradas de la crimi-
Continuemos viendo lo que ocurre con los delitos nalidad”— que causan un daño gravísimo a los paí-
de corrupción y fraude al consumidor. El gráfico si- ses de medianos y bajos ingresos, y constituyen
guiente nos presenta los porcentajes de victimiza- una parte importante de la explicación del estado de
ción por estos delitos en las diversas regiones del sus economías y de la situación social en que se en-
mundo, según la información recogida por la En- cuentran.
cuesta Internacional de Victimización de las Nacio- Vimos que estos delitos no ocurren sólo en los
nes Unidas13. Del gráfico surge que en Europa Occi- países de medianos y bajos ingresos, sino también
dental, Norteamérica y Australia, regiones las tres en gran escala en países de altos ingresos. Pero los
de países de altos ingresos, estos delitos serían ex- efectos que producen en uno y otro grupo de países
cepcionales, mientras que en las regiones de países son distintos. Cuando ocurren en los países de altos
de medianos y bajos ingresos y en las denominadas ingresos o centrales, hay víctimas, pero el producto
“economías en transición” serían una práctica ex- del delito permanece en el mismo circuito financiero
tendida. Nuevamente verificamos el condiciona- de los países centrales. Cuando ocurren en los paí-
miento de la variable ingreso sobre la criminalidad, ses de medianos o bajos ingresos o periféricos16, el
esta vez en los delitos de corrupción14. producto del delito sale de la periferia y es traslada-

Tasas victimización por delitos de corrupción y fraude al consumidor


durante el período de un año, 1999

Europa Central/Oriental

África

Asia

América Latina

Europa Occidental

Norte América/Australia

0 10 20 30 40
Porcentaje

Corrupción Fraude o engaño al consumidor

Adaptado de Anna Alvazzi del Frate en "The voice of victims of crime: estimating the true level of conventional crime", revista "Forum on Crime and Society",
volumen 3, números 1 y 2, página 137, United Nations Office on Drugs and Crime.

Lamentablemente, las encuestas de victimización


15 El último informe social de la CEPAL (2005:88 y ss) registra en
de las Naciones Unidas hasta el momento han reco- América Latina para el año 2002 un promedio de 44% de pobres,
gido información solamente sobre los delitos de co- lo que en números absolutos son 221.400 millones de personas
cuyo ingreso no alcanza para suplir sus necesidades básicas,
cifras que han venido creciendo durante las dos últimas décadas.
13 La pregunta que se hizo a los encuestados fue: “En algunos En 1980 era 3,5% menor y en números absolutos 135.900, casi
lugares hay problemas de corrupción entre los funcionarios públi- cien millones menos que en 1980. A partir de ese año fue que
cos o de gobierno. ¿Algún funcionario de gobierno, por ejemplo comenzó la implementación del “Consenso de Washington” con la
un agente de aduanas, inspector o funcionario de policía en su apertura de los mercados financieros, la venta de los activos del
país le ha solicitado o insinuado pagar una coima por realizar su Estado, la desregulación laboral y otras directrices económicas.
trabajo, durante el curso del año 1999?” 16 Terminología introducida por Raúl Prebisch (1981), quien
14 En cuanto a la naturaleza de los funcionarios públicos que fuera Secretario General de la CEPAL durante muchos años, y
con mayor frecuencia exigen dádivas, de la encuesta surgió que estudiara los flujos de capitales de los países periféricos hacia los
la policía. países centrales.

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do también al centro, con lo cual la víctima es la so- rigurosas, pero la prensa escrita y televisiva informa
ciedad en su conjunto. El funcionamiento centrípeto constantemente sobre los numerosos casos de mi-
de la economía capitalista periférica, con su efecto de grantes africanos que desde el norte del continente
flujos financieros hacia los países centrales fue ex- tratan de alcanzar las costas de Europa, y de mi-
plicado hace ya muchos años por Raúl Prebisch grantes de América Latina que por tierra tratan de
(1981). Más recientemente lo explicó Joseph Stiglitz entrar a los Estados Unidos encontrando la muerte
(2002) ejemplificando con los resultados de los pro- en su travesía.
cesos corruptos de privatización de activos estata- Una de las formas más perversas de victimización
les en diversos países del mundo, de los llamados que sufren los países de medianos y bajos ingresos
“en vía de desarrollo” y de las llamadas “economías ocurre mediante el tráfico internacional de perso-
en transición” de los países del orbe de la antigua nas, especialmente de mujeres, niñas y niños para
Unión Soviética. También lo explicó George Soros17 el comercio sexual. Para contribuir a prevenir y san-
(2004: 93 y ss.) cionar estos delitos las Naciones Unidas sanciona-
La preocupación de los países de medianos y ba- ron el “Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar
jos ingresos por la cuestión de los fondos originados la trata de personas, especialmente mujeres y niños
en delitos de corrupción y transferidos ilícitamente al que complementa la Convención de las Naciones
exterior se refleja en el texto de la Resolución 58/4 Unidas contra la delincuencia organizada transna-
de las Naciones Unidas del 21 de noviembre del cional” (2000a). Nos extenderemos un poco más so-
2003 (quincuagésimo octavo período de sesiones) bre estos delitos.
que aprueba la “Convención de las Naciones Unidas Para poder decidir políticas eficaces y llevar a
contra la Corrupción”, la que en numerosos párrafos cabo las acciones necesarias en materia de trata
de sus considerandos y del texto de la convención de seres humanos especialmente de mujeres,
se refiere a la necesidad de la devolución de los ac- niñas y niños, es indispensable comenzar por ana-
tivos a los países de origen de éstos18. lizar el fenómeno con la mayor objetividad posible.
La reforma procesal penal que ha avanzado en No existen estadísticas sobre el tráfico de perso-
América Latina introduciendo la oralidad y publici- nas, mujeres, niñas y niños en América Latina y el
dad de los procesos ha contribuido a una mayor vi- Caribe, en gran parte debido a la falta de una defi-
sibilidad de esta criminalidad y, en alguna medida nición unificada del problema, así como a la ausen-
también, a una menor impunidad. cia de registros unificados y a la necesidad de
Continuemos ahora con los delitos relacionados recursos para el seguimiento de los casos y su pre-
con el tráfico de migrantes. En noviembre del 2000 sentación a la justicia (IHRLI 2002, Casa Alianza
la Asamblea General de las Naciones Unidas apro- 2003: 2). No obstante, existen algunos trabajos
bó el “Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes rigurosos de investigación que permiten advertir la
por tierra, mar y aire, que complementa la Con- magnitud de esta criminalidad y exhiben en deta-
vención de las Naciones Unidas contra la delincuen- lle su fenomenología. Se considera que la mayo-
cia organizada transnacional”. El artículo segundo ría del tráfico en la región ocurre para los propó-
del protocolo dice que su propósito es prevenir y sitos de explotación sexual comercial.
combatir este tipo de delitos, así como promover la El engaño, las adopciones internacionales y docu-
cooperación entre los Estados Parte con ese fin, mentos falsos facilitan el tráfico de niñas y niños en
protegiendo al mismo tiempo los derechos de los América Latina y el Caribe. El tráfico para propósitos
migrantes objeto del tráfico. No obstante la letra del de explotación sexual requiere de la colaboración de
protocolo y las intenciones que puedan haber tenido muchas personas: burdeles y otras organizaciones
sus redactores, merecen reflexión sus efectos rea- requieren tipos específicos de niñas y niños para
les en el mundo globalizado, en el que se liberaliza propósitos de prostitución; funcionarios corruptos
el intercambio y tránsito de todas las mercancías y de falsifican documentos que demuestren su mayoría
los factores de producción, pero no el de la mano de edad; abogados corruptos producen permisos de
de obra, con la consecuencia de que miles de traba- salida del país; funcionarios de migración facilitan el
jadores y trabajadoras desempleados de países de paso de las víctimas a través de las fronteras; en
bajos y medianos ingresos tratan desesperadamen- otros casos no se utiliza la falsificación de documen-
te de llegar por cualquier medio a los países del pri- tos y las niñas y niños son trasladados a través de
mer mundo con la esperanza de encontrar trabajo, las fronteras sin el conocimiento de las autoridades.
pero, frecuentemente, a raíz de la rigidización de los Muchas personas inescrupulosas son importan-
controles y el cierre de las fronteras, encuentran la tes para el éxito del negocio, incluidos los con-
muerte en los océanos, en el desierto, o asfixiados ductores de vehículos de transporte de carga
en los contenedores en los que pretenden llegar a comercial, funcionarios de migración, policías, due-
destino. De este tipo de victimización no hay cifras ños de bares y burdeles, así como de casas de
retención. La organización ECPAT explica que una
17 Dice Soros “... los países del centro se hacen cada vez más de las formas más utilizadas por los traficantes en
poderosos y estables, lo que anima a los capitalistas de la perife- los Países Bajos es sencillamente invitar a muje-
ria a refugiar en ellos las riquezas que han acumulado, mientras res dominicanas a visitar su país, o reconocer fal-
que, por contraste, los bienes de producción de los países perifé-
ricos son, en buena parte, propiedad de capitales extranjeros” samente una hija dominicana; las niñas y niños
(2004: 105) menores de diecisiete años pueden obtener la
18 Párrafos 1, 2, y 5 de los considerandos; párrafos 3 y 8 del

Preámbulo de la Convención, y artículo 1 b) del Capítulo I del tex-


nacionalidad holandesa y viajar a ese país. Los tra-
to de la Convención. ficantes falsifican o inventan certificados de naci-

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miento (Casa Alianza, 2002: 3). Una vez que las siguientes gráficos de barras elaborados por la Ofici-
personas menores de edad han sido objeto del na de Drogas y Criminalidad de las Naciones Unidas:
tráfico hacia una localidad desconocida carecen de Hay un detallado informe del International Human
opciones para escapar, se encuentran en un terri- Rights Law Institute en colaboración con organis-
torio que les es desconocido, y sin recursos. No mos de la Organización de Estados Americanos
disponen de dinero y se encuentran endeudadas (2002: 47) que explica que en términos de redes
con las personas que las han trasladado al nuevo de tráfico la región centroamericana puede ser
país, y llegan a la conclusión de que su única solu- dividida de manera gruesa a lo largo de un eje
ción es participar en el trabajo forzado en el que Norte-Sur, con Nicaragua sirviendo como punto
sus traficantes las colocan, usualmente la prosti- de origen para los flujos del tráfico en ambas direc-
tución. ciones. Una experiencia del tráfico iniciándose en
Costa Rica es uno de los países con recepción de Nicaragua puede moverse a través de Honduras,
turismo sexual en el ámbito regional; una rápida posiblemente El Salvador, y finalizar en Guate-
búsqueda en Internet proporciona suficiente eviden- mala, Belice, o el sur de México. Siguiendo esta
cia sobre ello. ruta, las mujeres, las niñas y los niños son reclu-
Nicaragua es uno de los países proveedores del tados en Honduras para establecimientos en El
tráfico de niñas y niños con destinos a lo largo de Salvador, Guatemala y Belice. El Salvador es un
Centroamérica, ya que en ese país los documentos país de origen para Guatemala, México y Belice;
se falsifican con relativa facilidad. Guatemala es un país de origen para el sur de

Honduras, Guatemala y México son todos países México y Belice. De los casos y de los testimonios
de punto de encuentro donde niñas y niños engaña- recolectados, el tráfico desde Nicaragua hacia el
dos son enviados para luego ser transportados a un norte para México utiliza primordialmente las rutas
tercer país, usualmente los Estados Unidos de terrestres. El avance hacia el norte se facilita por
América y Canadá (ver el mapa). El tráfico de muje- los acuerdos de libre tránsito (CA-4) entre Nica-
res para comercio sexual desde Jamaica y principal- ragua, Honduras, El Salvador y Guatemala y por el
mente hacia Europa y los Estados Unidos de Améri- control relativamente débil de las fronteras. Con
ca está suficientemente documentado. el desarrollo económico y la percepción de opor-
Una característica en la que coinciden las investi- tunidades de trabajo que aumentan en cada país
gaciones es en que, en general, el tráfico se mueve hacia el norte de Nicaragua, los traficantes que
desde las regiones y países pobres hacia las regio- reclutan pueden hacer ofertas de empleo fácil-
nes y países más prósperos, como lo vemos en los mente creíbles.

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Los conductores de vehículos de carga comercial ción masculina hacia el norte y las poblaciones tra-
que viajan a lo largo de la Ruta Panamericana con- bajadoras migrantes.
tribuyen a la demanda y proveen el transporte nece- En el caso del tráfico que se produce desde Brasil,
sario. Los puertos a lo largo de las costas pacífica y España es el destino más frecuente para las muje-
atlántica también generan demanda y atraen activi- res y niñas brasileñas, seguido por los Países Bajos
dades de tráfico. La prostitución cerca de las zonas y Venezuela. La predominancia de España como
fronterizas y en ciudades más grandes aumenta la país receptor para el tráfico de mujeres y niñas está
demanda, causada por patrones locales, la migra- confirmada por el Departamento de Estado del Bra-

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GRAFICO 1: TRÁFICO DESDE BRASIL


Tráfico de Mujeres, Niños, Niñas y Adolescentes Desde Brasil Para Explotación Sexual.
Países De Destino Del Tráfico

35

30

25

20

15

10

0
Venezuela

Suiza
España

Holanda

Portugal

Alemania
Adaptado de IHRLI International Human Rights Law Institute (2003), quien cita a PESTRAF 2002.“Study of Trafficking in Women, Children and
Adolescents for Commercial Sexual Exploitation”, National Report, Brazil. Chicago, 2003.

sil –Itamaraty– (Diario Folha de São Paulo, la explotación sexual comercial de menores de
11/29/00), por estudios realizados con investigacio- edad. El estudio señala que la lucha contra la
nes de la policía y el análisis de los procesos pena- explotación sexual es doble: contra la demanda
les, así como por estudios de campo realizados por interna, y contra la promoción de los países como
el equipo de investigación de PESTRAF (IHRLI destinos o “paraísos sexuales” (OIT 2003: 44). El
2003: 79). cuadro siguiente pone de manifiesto que, en pro-
Un reciente estudio de la Organización Interna- medio, el 24% de las relaciones de explotación
cional del Trabajo en Guatemala, Honduras, Nica- sexual comercial con menores de edad en los paí-
ragua, Costa Rica, República Dominicana y Pana- ses nombrados tendría lugar con personas extran-
má pone de manifiesto la incidencia del turismo en jeras:

TABLA 1. Explotación sexual comercial


de menores de edad con personas extranjeras

Siempre Nunca
País o algunas veces % o casi nunca % Total %

Guatemala 26 27 71 73 97
Honduras 31 31 69 69 100
Nicaragua 19 6 79 94 98
Costa Rica 34 34 66 66 100
R.Dominicana 25 22 90 78 115
Panamá 13 13 87 87 100
Total 148 24 462 76 610 100

Fuente: Resultado de la pregunta ¿las personas que te pagan por tener relaciones sexuales o por realizar otras actividades sexuales son
turistas extranjeros?, formulada a una muestra de 100 menores de edad víctimas en cada país. (Elaborado por los autores a partir del cua-
dro # 12 del documento OIT/IPEC ”Explotación sexual comercial de personas menores de edad en Centroamérica, Panamá y República
Dominicana: síntesis regional”, San José, 2003)

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Un estudio detallado del caso de cada país del Esta última será una tarea ardua en un momento
cuadro precedente puede verse en OIT, 2002a, de la humanidad en el que la inequidad al interior de
2002b, 2002C, 2002d, 2002e, 2002f. En mayo del los países de medianos y bajos ingresos está muy
2003, la Organización Mundial del Turismo se reunió condicionada por la creciente inequidad entre los
en San José de Costa Rica en consulta regional países de altos ingresos y el resto del mundo, pero
para tratar específicamente el grave problema del es la tarea que tenemos por delante, ya no sola-
turismo sexual (OMT 2003). mente como operadores de la justicia penal sino
El cuadro siguiente, del citado estudio regional de como ciudadanos y ciudadanas. El delito es un fenó-
la Organización Internacional del Trabajo (OIT, meno social, y los países de América Latina como
2003), pone de manifiesto el alto número de casos los de todo el mundo necesitan cantidades pruden-
de infecciones de transmisión sexual, contagio de tes de justicia penal, pero por sobre todo cantidades
VIH/SIDA, embarazo por parte de los explotadores, ilimitadas de justicia social.
ataques físicos, ataques sexuales y golpes o ame-
nazas de que fueron víctimas las personas menores
de edad entrevistadas (menores de 18 años). BIBLIOGRAFIA

TABLA 2. Consecuencias de la explotación Alvazzi Del Frate Anna, 2003. “La voz de las vícti-
sexual comercial mas del delito: estimación del nivel verdadero de
las delincuencia convencional”, FORO sobre el
Consecuencias % de victimas delito y la sociedad, volumen 3, numeros 1 y 2, Di-
ciembre 2003, Naciones Unidas, Oficina contra la
Droga y el Delito.
Infecciones de transmisión sexual 24% (1998). Victims of Crime in the Developing World,
Contagio de VIH/SIDA 3% UNICRI Publication # 57, United Nations Interre-
Embarazo causado 15% gional Crime and Justice Research Institute,
por explotadores de víctimas Rome.
mujeres Bourguignon F. 2001., “Crime As a Social Cost of
Poverty and Inequality: A Review Focusing on De-
Ataques físicos por parte
veloping Countries”. En Facets of Globalization,
de clientes 26% World Bank Discussion Paper # 415.
Ataques sexuales por parte Casa Alianza, 2003. “Trafficking in Children in Latin
de clientes 19% America and the Caribbean”. Documento prepara-
Amenazas o golpes de proxeneta 9% do para el Instituto Latinoamericano de las Nacio-
nes Unidas para la Prevención del Delito y Trata-
Fuente: “Explotación sexual comercial de personas menores de miento del Delincuente ILANUD, San José.
edad en Centroamérica, Panamá y República Dominicana: (2003a). “Succesful Intervention Methods in Traffic-
síntesis regional”, OIT/IPEC, San José, 2003 king in Children in Latin America and the Caribbe-
an”. Documento preparado para el Instituto Latino-
Solamente breves reflexiones finales: americano de las Naciones Unidas para la
Como dijimos al principio, y como lo insinuaba el Prevención del Delito y el Tratamiento del Delin-
título de este trabajo, la globalización, tal como está cuente ILANUD, San José.
siendo gestionada, distribuye inequitativamente tan- CEPAL, 2005. Panorama Social de América Latina
to el ingreso y los beneficios del desarrollo como la 2004. Comisión Económica para América Latina y
criminalidad. Lo vimos en cuanto a la criminalidad el Caribe. Santiago de Chile.
ordinaria en los delitos contra la propiedad y en los CEPAL, 2000. La brecha de la equidad: una segun-
delitos contra las personas, y lo vimos también en da evaluación, Santiago de Chile
varias categorías de delitos transnacionales no con- IHRLI, 2003. “Study of Trafficking in Women, Chil-
vencionales, como la criminalidad económica, los dren and Adolescents for Commercial Sexual Ex-
delitos de tráfico de migrantes y los delitos de tráfico ploitation”, National Report, Brazil. IHRLI,
y trata de personas. (2002). “In Modern Bondage: Sex Trafficking in the
En cuanto a políticas de persecución penal, el pa- Americas. Central America and the Caribbean:
norama de la criminalidad requiere establecer priori- Belize, Costa Rica, Dominican Republic, El Salva-
dades para lograr la mayor eficacia y eficiencia, con- dor, Guatemala, Honduras, Nicaragua & Panama”.
siderando que los recursos humanos y materiales In association with the Inter-American Commis-
son limitados. sion of Women and the Inter-American Children’s
Esta labor de la justicia penal deberá comple- Institute of the Organization of American States,
mentarse con políticas y acciones económicas y IHRLI, Chicago.
sociales que detengan y ojalá reviertan el deterioro Naciones Unidas, 2000. Protocolo contra el tráfico
de los indicadores de bienestar; muy especial- ilícito de migrantes por tierra, mar y aire que com-
mente que impidan que continúe el avance de la plementa la Convención de las Naciones Unidas
inequidad en la distribución del ingreso entre paí- contra la delincuencia organizada transnacional.
ses y al interior de los países, con sus efectos (2000a). Protocolo para prevenir, reprimir y sancio-
deletéreos en materia de criminalidad y en todos nar la trata de personas, especialmente mujeres y
los órdenes sociales. niños, que complementa la Convención de las Na-

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ciones Unidas contra la delincuencia organizada and Justice: an Overview of Results from del Uni-
transnacional. ted Nations Surveys of Crime Trends and Opera-
OIT, 2003. “Explotación sexual comercial de perso- tions of the Criminal Justice Systems, en Forum
nas menores de edad en Centroamérica, Panamá on Crime and Society, volume 3, Numbers 1 and
y República Dominicana:Síntesis Regional”, San 2, December 2003, United Nations Office on
José. Drugs and Crime, New York.
(2003a). “Explotación sexual comercial de personas Soros George, 2004. La burbuja de la supremacía
menores de edad en Costa Rica”, San José. norteamericana: cómo corregir el abuso de poder
(2003b). “Explotación sexual comercial de personas de Estados Unidos. Editorial Sudamericana, Bue-
menores de edad en El Salvador”, San José. nos Aires.
(2003c). “Explotación sexual comercial de personas Stiglitz Joseph, 2002. “El malestar en la globaliza-
menores de edad en Honduras”, San José. ción”, Taurus, Madrid.
(2003d). “Explotación sexual comercial de personas Van Kesteren John, Mayhew, Nieuwbeerta Paul,
menores de edad en Nicaragua”, San José. 2000. Criminal Victimisation in Seventeen Indus-
(2003e). “Explotación sexual comercial de personas trialised Countries: Key findings from the 2000 In-
menores de edad en Panamá”, San José. ternational Crime Victims Survey, The Hague: Mi-
(2003f). “Explotación sexual comercial de personas nistry of Justice, Wetenschappelijk Onderzoek en
menores de edad en República Dominicana”, San Documentatiecentrum, www.victimology.nl
José. Waller Irvin, 2003. Key Themes and Issues for Chap-
OMT, 2003. “Consideraciones finales” de la Consulta ter on Crime Prevention World Crime and Justice
Regional realizada por la Organización Mundial Report, 2004/5, Preparatory Meeting for the World
del Turismo en San José de Costa Rica, mayo. Crime and Justice Report 2004-2005, Torino junio
Prebisch Raúl, 1981. Capitalismo periférico, crisis y 2003.
transformación. Fondo de Cultura Económica, Mé- World Bank 2005. “World Development Report
xico. 2006: Equity and Development”.
Shaw Marc, van DIJK Jan and RHOMBERG Wolf- (2000). “World Development Report 2000/2001: At-
gang, 2003. Determining Trends in Global Crime tacking Poverty”, Oxford University Press, New York.

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13_APUNTES55_ZY7 27/3/06 16:43 Página 103

APUNTES*

Productividad judicial en relación con la forma de desempeño no puedan


establecerse pautas, ni que no quepa hablar de indi-
En la Exposición de motivos de la Ley 15/2003, de caciones útiles, traídas de la experiencia –que
26 de mayo, sobre el régimen retributivo de las puede ser secular– de otros casos. Al contrario,
carreras judicial y fiscal se atribuye al fantasmagóri- todas son bien dignas de consideración y deben ser
co Pacto de estado para la reforma de la justicia un consideradas. Y sólo operando con indicadores ten-
ambicioso objetivo modernizador, que esta misma dencialmente objetivos y de base estadística resulta
ley tendría el encargo de contribuir a realizar, en la posible prever la manera de salir al paso de la
materia que regula. demanda social de justicia con medios personales y
En concreto, esa aportación esencial sería la que materiales.
hizo posible con sus articulos 7-9, mediante la intro- Desde este punto de vista lo que sorprende es
ducción de “las retribuciones variables por objetivos”, que los responsables de gestionar la administración
cuyo desarrollo reglamentario acaba de ser declara- de la jurisdicción hayan tenido que llegar al siglo XXI
do nulo por la Sala Tercera del Tribunal Supremo. para darse cuenta de la necesidad de disponer de
El argumento de la mayoría que ha dado apoyo a referencias fiables de esa índole para programar la
esta decisión es que la norma anulada opera con atención de las necesidades en la materia y para
patrones seriados que no resultan idóneos para valorar en concreto.
medir en concreto la dedicación que cada destino Pues bien, en rigor semántico y si se profesa
jurisdiccional exige de su titular.Y es cierto, además, algún respeto por la historia –conviene insistir–, lo
por una razón poderosísima: que difícilmente podría ciertamente modernizador es propiciar un adecuado
ser de otro modo, cuando se trata de contar con cri- desarrollo del programa ilustrado en tema de justi-
terios adecuados de valoración que han de operar cia, que tiene prolongación en planteamientos cons-
mediante la proyección de datos relativos a momen- titucionales del asunto como el vigente entre noso-
tos precedentes sobre otros que están por venir. tros. Así, cuando se trate de medidas que no se
Porque hacerlo de manera distinta sólo sería posible inscriben en esa línea de progreso, sería mejor
poniendo al lado de cada jurisdicente un encargado hablar de retrodesarrollo posmodernizador.
de apreciar en concreto el desempeño efectivo de Y tal es el caso del sistema de “retribuciones
su labor. variables por objetivos”. En efecto, éste, bajo la
Dado que el propósito perseguido era modernizar, sugestiva propuesta de servir para que quien traba-
quienes se muestran favorables a la lógica de la dis- ja con seriedad pueda obtener reconocimiento a su
posición cuestionada entienden que lo producido esfuerzo, impulsa a los jueces a primar un rendi-
con la sentencia que motiva este comentario es un miento en términos cuantitativos y a preguntarse
paso atrás en ese proceso. Como en tantos asuntos ante cada caso si compensa o no compensa, visto
invadidos por la desvaída semántica al uso: moder- en esa perspectiva, el hecho de prestar cierta dedi-
nizar o no modernizar es la cuestión. cación a un determinado asunto o causa, al margen
Pero es algo perfectamente sabido que en el len- de lo que reclame su contenido cualitativo. Estimula
guaje se expresa una de las facultades humanas a una suerte de prestación judicial bajo tarifa.
menos inocentes, que por eso está lleno de tram- Induce a administrar la preocupación por los asun-
pas. Aquí el asunto es de una evidencia de estruen- tos en función del estándar retributivo y no de la
do. En efecto, en materia como la de justicia, de calidad per se de los problemas. Induce, en suma, al
fuerte contenido constitucional-garantista, moderni- productivismo más descarnado.
dad equivale a realización del programa ilustrado, La exteriorización de este punto de vista crítico
que está en la raíz misma de los actuales desarro- suele provocar enseguida una objeción de corpora-
llos constitucionales. tivismo de parte de los epígonos del neoparadigma
En tal planteamiento, frente a la del antiguo régi- modernizador. El reproche es que el modelo pre-
men, moderna es la jurisdicción que dispensa tutela suntamente asumido con tal planteamiento es el de
eficaz de los derechos, de la forma individualizada un juez en las nubes con un concepto demasiado
(por atenta a las peculiaridades del caso), respetuo- sublime de la propia función y de sí mismo; ajeno a
sa con las reglas procesales del juego, legalmente las exigencias prácticas que brotan de la calle;
fundada y dotada de justificación suficiente, que desentendido de esenciales aspectos prácticos de
reclama el vigente ordenamiento constitucional. la misma; y, al fin, infiscalizable. Y que, además,
Este modo de operar judicial tiene una dimensión semejante modo de ver(se) lleva a un ejercicio des-
marcadamente artesanal y muy personal. No es que comprometido y estético de la función.
Pues bien, el juez de este reproche es, aunque en
otro sentido, tan antimodélico como el mismo juez
* Sección a cargo de P. Andrés Ibáñez, J. Fernández Entralgo y taylorista, prefigurado en el sistema retributivo a
A. Jorge Barreiro. examen.

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La alternativa necesaria a uno y otro, realmente tropas británicas en la aventura iraquí. Será por eso
compatible con el proyecto modernizador constitu- la renuencia a someter su política bélica a otro juicio
cionalmente entendido no es ni tan sofisticada ni tan que no sea el del “Hacedor”, como él dice. Aunque
difícil. Pasa por evaluar de forma periódica, con cri- entre los familiares de las víctimas inglesas de esas
terios tendencialmente objetivos bien elaborados –y hostilidades, hay quien espera “que Dios le cuelgue
no sólo cuantitativos–, el desempeño real de la fun- de la cruz, que lo crucifique”.
ción por los jueces, para sancionar con rigor los Del primero, ser de exquisita sensibilidad para las
incumplimientos. Y primar la excelencia en el cum- cosas del espíritu, nos llegó una advertencia ilumi-
plimiento del propio papel, objetivando méritos que nadora y sutil a poco de iniciarse el conflicto por las
luego sean realmente tenidos en cuenta en concur- caricaturas de Mahoma: éstas habían sido toda una
sos para cubrir determinados puestos. Revirtiendo, irresponsable provocación para el mundo islámico,
de paso, los hábitos perversos que lucen al respec- al que él lleva “en palmitas”. Los hombres de Dios es
to en las arbitrarias prácticas habituales de promo- lo que tiene: ven las cosas con cándida sencillez y
ción del Consejo. ponen el dedo en la llaga sin acritud. Su juicio crítico
Hay una mística insoportable de lo judicial dedica- es como un bálsamo en las heridas abiertas de este
da al cultivo de ciertas supuestas esencias que han mundo de locos.
demostrado una sospechosa capacidad de convivir Y sí, es verdad, mundo de locos, o también mundo
con la negación de sus valores más esenciales. al revés, en el que una guerra criminal y canalla
Siempre en contextos bien nutridos del tedioso oro- vuelve a ser “cruzada”; y en el que resulta que la
pel y la parafernalia cursi del medallerío. Pero esto libertad de expresión, tan trabajosamente conquis-
no debe ocultar que la jurisdiccional es una tarea tada, sobre todo en el amplísimo haz de cuestiones
dotada de un alto componente ideal, como regular históricamente hipotecadas por la censura religiosa,
función de principios y derechos constitucionales debe batirse en retirada.Y administrarse con tasa en
del más alto nivel, que deben ser tutelados erga función de la susceptibilidad de masas fanatizadas,
omnes, en personas de carne y hueso. gestionada a discreción por clérigos sin escrúpulos.
Valga esto para subrayar que el sentido rigurosa- Parecía un logro definitivo que la libertad de
mente constitucional de la jurisdicción demanda que expresión en lo tocante al ámbito –en su sentido
su ejercicio aparezca regularmente presidido por una más general– político, esto es en lo relativo a la
exigente tensión moral, hecha de verdadera sensibi- dimensión pública de los asuntos (el religioso inclui-
lidad a esos valores. Es una dimensión que implica do), no conocía límites y estaba demostrado que
compromiso deontológico y reclama un tipo de dedi- bien valía la pena asumir los posibles costes socia-
cación que trasciende los parámetros de medida les que esta opción podría llevar consigo. Países
tiempo/dinero, y que, en efecto, debe estimularse. como el nuestro, que durante siglos padecieron una
No hace falta decir que hoy no está precisamente intransigencia religiosa feroz, habían pasado esta
estimulada, dado que la profesionalidad (auto)exi- página, y ahí están una publicación como El Jueves,
gente carece de cotización, pues no figura, que se o las viñetas de dibujantes como Máximo y El Roto,
sepa, en los patrones de valoración del órgano de para demostrarlo. Y en otro orden de cosas, la publi-
gobierno de los jueces. cación del refrescante Tratado de ateología, de
Así es y lo cierto es que no resulta fácil imaginar Onfray, que comparte pacíficamente colección con
expectativas de cambio. Mientras ya se sabe que el libro en el que José Antonio Marina explica por
hay nuevos módulos de recambio en preparación, qué él sí es cristiano.
para poner otra vez a aquéllos a producir. Pero –sic transit...– unas caricaturas de Mahoma
Por tanto, es claro, seguirá adelante el programa que habían pasado desapercibidas, son hábilmente
renovador, que promoverá profesionales de moder- agitadas en el aire por un imán asentado en
no perfil, modularmente evaluados, (sólo) económi- Dinamarca (“algo huele a podrido” en el caso de
camente estimulados, y convenientemente desmo- este señor), y el mundo tiembla, envuelto en una
ralizados. Está por ver si lo producido por ese medio terrible inédita modalidad confesional del efecto
merecerá girar bajo el nombre de jurisdicción. En el mariposa.
hipotético supuesto de que esto le importe a alguien Y, con ser tremendo, no es lo peor que las calles
con responsabilidades de gestión política y de políti- de un montón de países se incendien con el fervor de
ca judicial. masas desheredadas enardecidas por los epígonos
del Profeta. Es que se diría que este fenómeno
parece haber retroactuado, proyectándose sobre la
Pero Dios no tiene la culpa libertad de expresión en cuestiones relacionadas
con lo religioso, bajo la forma de una demanda de
Ya era público que Dios sacó a Bush de la ciénaga redimensionamiento de la básica libertad.
del alcohol y nos lo devolvió, lavado y planchado, Con ello, ésta pasaría a engrosar el capítulo de los
“mitad monje mitad soldado”, en plena forma y dis- efectos colaterales, de las víctimas sin cuento de las
puesto a capitanear las diversas ofensivas benéfi- “cruzadas” de Bush. Pues, en realidad, lo proyecta-
cas en las que se empeña con tanta eficacia. Ahora do sobre los demonizados dibujos es todo el ingen-
hemos tenido la oportunidad de saber que asimismo te fondo de desesperación acumulado por las ciu-
Blair, también conocido en su país como El Vicario, dadanías inermes de esos países, víctimas de la
tiene intensos tratos con la divinidad y que no fue incultura, del fuego purificador de aquél y de distin-
sino previa consulta con ella como embarcó a las tas tiranías.

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Claro que el uso de la libertad de expresión, como declaración. Es de suponer que en vista del éxito
el de cualquier otra libertad, debería estar idealmen- cosechado en la operación que costó la vida al
te presidido por la prudencia; ser atento a las pecu- joven brasileño Jean Charles de Menezes. En efec-
liaridades del contexto. Pero esto –algo, además, to, con la energía que corresponde, dada la calidad
que sólo el propio usuario debe administrar– es una de los sujetos, se ha pronunciado en favor de la vali-
cosa, y otra muy distinta reinscribir la (auto)censura dez de la táctica de “disparar a matar” sobre los sos-
impuesta en el núcleo mismo del ejercicio de ese pechosos de hallarse en disposición de accionar
derecho fundamental. Porque como ha escrito una bomba.
Flores D’Arcais, “si se establece el principio de que En fin, la Duma Estatal rusa ha aprobado una ley
no es lícito ofender una fe, se están entregando las contra el terrorismo que, entre otras medidas, con-
llaves de la libertad y sus límites a la susceptibilidad templa la que autoriza al ejército a derribar aviones,
del creyente”. cuando se disponga de información fidedigna de
Ayaan Hirsi Alí, diputada de origen somalí en el que pudieran ser usados para un fin terrorista; o, en
Parlamento holandés –que algo sabe de la materia– caso de secuestro, si se hubiera demostrado impo-
ha reivindicado “el derecho a ofender”, que es como sible lograr su aterrizaje.
llama a la libertad de expresión en la clase de asun- Así, el alivio que viene de Karlsruhe dura poco en
tos que nos conciernen. Un derecho a la crítica, hoy vista de los vientos que soplan de Londres y de
también ejercitable mediante el recurso al humor, Moscú...
que no se detiene en las fronteras de la dimensión Menos mal que los EEUU siguen llegando noticias
pública del fenómeno religioso. Derecho que en estimulantes. La última es que Guantánamo estaría
nuestras sociedades occidentales se ha desarrolla- dejando de ser un reducto de la excepcionalidad,
do, por fortuna, a expensas de antiguos lujos de para encaminarse progresivamente hacia la norma-
sensibilidad de los creyentes de las confesiones lización jurídica (made in USA). En este caso, por la
dominantes; potentes aparatos de poder que sólo vía de la ampliación a ésta, como a otras bases mili-
trabajosamente se han batido en retirada, dejando tares del país, de la posibilidad legal de aplicar la
el terreno lleno de víctimas... ajenas. Los creyentes pena de muerte, que hasta ahora era sólo incom-
de hoy en nuestros países han aprendido (no todos) prensible privilegio de un establecimiento militar del
a “no darse por ofendidos”, en esa dimensión infran- estado de Kansas.
queable y personalísima que es la vivencia indivi-
dual del hecho religioso.Y los no creyentes soportan
a prepotentes y apocalípticos ministros de diversos Pasión por el ‘antecedente’
cultos que no se resignan a pontificar sólo para sus
fieles. Ha costado mucho llegar a este punto, para Sucede, con la mayor frecuencia, que los jueces y
que ahora pueda aceptarse fácilmente un retroceso. tribunales no se resignan a dejar pasar sin “que
Aunque solo sea porque, como decía hace muy conste” la existencia objetiva de antecedentes pena-
poco un conocido dibujante español, dioses hay les en algún momento de la vida del imputado, a
muchos, pero libertad de expresión, como madres, pesar de que ya “no le fueran computables” en rela-
sólo una. Y hay que mimarla. ción con el hecho sometido a enjuiciamiento. Es una
instancia subconscientemente penalizadora que
recupera por la vía de una atípica sanción moral el
Tirando a matar estigma carente de aptitud para dar lugar a la agra-
vante de reincidencia.
En el breve espacio de tres semanas la prensa ha Pues bien, quizá “para que no se diga”, este recu-
difundido otras tantas noticias bien dignas de mover sable modo de operar se ha instalado también en las
a la reflexión. La primera, estimulante, es que el prácticas del Consejo General del Poder Judicial.
Tribunal Constitucional alemán ha declarado –por Así, es habitual que en los informes del Servicio de
unanimidad de sus ocho componentes– la ilegitimi- Inspección relativos a algún juez eventualmente
dad de los preceptos de la Ley de Seguridad Aérea objeto de actuaciones figure el dato de que en cierta
que, en hipótesis como la de un avión secuestrado ocasión se vio afectado por unas diligencias informa-
por terroristas, autorizaban al ministro de Defensa a tivas, que fueron archivadas. Con lo que, realmente,
dar la orden de que fuera derribado. El pronuncia- en rigor es como si no lo hubieran sido, pues segui-
miento se funda en una interpretación exigente del rían pesando, cual losa, sobre el interesado.
sentido del derecho a la dignidad humana, a la vida Si el Alonso Martínez de la famosa “Exposición de
y a la integridad física de las personas, que no admi- Motivos” pudiera darse una vuelta por estos lares,
te limitaciones instrumentales. tendría ocasión de comprobar que no sólo la históri-
Mientras, en Londres, la poderosa asociación de ca absolución en la instancia tenía la penosa capa-
jefes de policía del país ha hecho una importante cidad de hacer “liberto[s] de por vida...”.

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EXTRACTOS/ABSTRACTS

Método decisional y vinculación al propio lar una reflexión sobre la incidencia de esa corriente
precedente. Notas de urgencia a propósito jurídico-filosófica en nuestro país; y también sobre
de la sentencia del Pleno de la Sala de lo Penal las vicisitudes del movimiento asociativo progresista
del Tribunal Supremo de 20 de febrero de 2006 de la judicatura en aquel periodo.

Javier Hernández García


An unfortunate intervention of Gabriel Ferrándiz,
Mediante este trabajo se pretende reflexionar demonizing the “alternative use of law”, and the
sobre el alcance del precedente, en particular del acting of the progressive branch of the Spanish judi-
horizontal, a partir de un supuesto crítico de ove- ciary during the central years of the democratic tran-
rruling de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo sition, serves the author to articulate a reflection
que puede arrastrar importantísimas consecuen- about the influence of that legal and philosophical
cias sobre el sistema de cumplimiento de penas. trend in our country; and also about the vicissitudes
El análisis de la resolución no se aborda desde los of the progressive associative movement in the judi-
criterios de fondo utilizados sino, de forma parti- ciary in that period.
cular, sobre si el tribunal ha respetado el método
de desvinculación, el cual tiene una evidente rele-
vancia y dignidad constitucional. Populismo punitivo... y cómo resistirlo
El análisis busca, además, servir de llamada a la Elena Larrauri
necesidad de un debate abierto sobre la ubicación
constitucional del precedente y sobre los modos Este artículo presenta un resumen de lo que se ha
decisionales que debe incorporar el tribunal que cie- denominado ‘populismo punitivo’ o ‘cultura del con-
rra la estructura jurisdiccional y a cuyas decisiones, trol’ para explicar la creciente tendencia de los
en próximas reformas legislativas, se pretende dotar gobiernos de usar el derecho penal para gobernar.
de una intensa fuerza vinculatoria vertical. Se enumeran diversos indicadores para mostrar la
existencia de la cultura del control, como por ejemplo
el surgimiento del movimiento de victimas y la expan-
The aim of this work is to reflect about the impor- sión carcelaria. No obstante, se concluye el estudio
tance of the precedent, specially the horizontal one, indicando la existencia de otros factores que permi-
beginning from a critical case of “overruling”, made ten vislumbrar las resistencias al populismo punitivo.
by the Criminal Division of the Spanish Supreme
Court, that could bring very important consequen-
ces in the whole system of execution of penalties. This article presents a summary of the modern
The analysis of the sentence is not made particu- phenomenon called “punitive populism” or “the cultu-
larly in relationship with the merits of the case, but re of control”, which explains the increasing ten-
considering if the court has respected the method of dency of the governments of using the criminal law
no binding, which has an evident relevance and to govern. Several elements are enumerated to
constitutional dignity. show the existence of that “culture of control”, as the
The analysis also tries to be a call regarding the movement of the victims or the increasing number of
need of an open debate about the constitutional prisons policy. However, it is finally said that there
worth of the precedent, and the way of taking deci- are other factors which permit begin to see some
sions that the court, which closes the jurisdictional resistances to that “punitive populism”.
structure, might incorporate, and whose decisions,
after the next legal reforms, will have a very intense
vertical strength of binding. Barcellona visto desde Barcelona

Juan Ramón Capella


¿Desmemoria o impostura? Un uso perverso
del ‘uso alternativo del derecho’ Con motivo de la jubilación del profesor Pietro
Barcellona, el autor evoca lo que en el pobre pano-
Perfecto Andrés Ibáñez rama jurídico-cultural del franquismo supuso para él
encontrarse con su obra, de cuya traducción al cas-
Una desafortunada intervención de Ferrándiz tellano es en buena parte responsable. Reflexiona
Gabriel, demonizando el “uso alternativo del dere- asimismo sobre la importancia de la obra iusfilosófica
cho” y la actuación del sector progresista de la del profesor de Catania, que ocupa con todo mereci-
magistratura española durante los años centrales de miento un espacio esencial en la cultura jurídico-
la transición democrática, sirve al autor para articu- política de los últimos treinta años.

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On the occasion of the professor Pietro Barcellona woman access to the judiciary. Different Consejo
retirement, the author evokes the experience of fin- General del Poder Judicial’s surveys data are given,
ding his work in the middle of the poor legal and cul- and also the proposals, conciliation and formation
tural panorama of Franco’s regime, being responsi- measures have been done by the association
ble of a big part of the translation of that work. He Jueces para la Democracia. Three attached docu-
also reflects about the importance of the law-philo- ments explain: the first, the promotion renounce-
sophic work of professor Catania, who deservedly ment following territory and gender; the second rela-
occupies an essential space in the legal and political ting on rules of retirement, and the third showing the
culture of the last thirty years. difference of representation between men and
women in order to occupy leader’s positions in the
judicial career.
Pietro Barcellona, de un sur a otro

Mariano Maresca La ley contra la violencia de género y la


discriminación positiva
El autor, en una clave muy vivencial, expresa lo
que supuso para él el encuentro con la obra de Alfonso Ruiz Miguel
Pietro Barcellona, y luego con el propio autor, del
que trata un sugestivo perfil personal e intelectual. Tras ofrecer algunos datos relevantes, se anali-
zan las reformas penales de la Ley Integral como
medidas de discriminación positiva, argumentán-
The author, in a very lively way, expresses that it dose que superan el test de constitucionalidad
meant to him finding the Pietro Barcellona work, and relativo al límite de los derechos fundamentales y
then the writer himself, explaining a suggestive per- a la necesidad de una protección especial. Junto a
sonal and intellectual profile of him. dicho test, se pone de relieve la equiparación
existente, salvo en supuestos muy marginales,
entre los preceptos penales que protegen espe-
La vinculación del juez a un ámbito geográfico cialmente a la mujer de las agresiones de su pare-
y la conciliación de su vida familiar y ja y los que también agravan las conductas equi-
profesional valentes en personas especialmente vulnerables.
La conclusión avanza algunas consideraciones crí-
Angels Vivas ticas sobre la defectuosa técnica legislativa de
dichas reformas y sobre la necesidad de estudiar
El texto corresponde a la ponencia presentada periódicamente sus posibles ineficacias y sus even-
en las jornadas de Jueces para la Democracia en tuales disfunciones.
Denia, en noviembre de 2005, con el titulo “La vin-
culación del juez a un ámbito geográfico, y la con-
ciliación de su vida familiar y profesional”. Es una After offering some relevant data, in this article the
reflexión sobre los factores que han incidido, y reforms of the penal law made through the “Integral
variado el sentido de las exigencias que esta vin- Law” are analyzed as measures of positive discrimi-
culación implica, tales como los cambios a nivel de nation, explaining that those measures approve the
comunicaciones y el acceso de la mujer a la judi- “test of constitutionality” relating to the limit of funda-
catura. Se aportan datos de diferentes encuestas mental rights and the need of having an especial
del Consejo General del Poder Judicial sobre el protection. Next to that test, it is emphasized the
tema y las propuestas que en relación al mismo, existing harmonization between the criminal rules
medidas transversales, de conciliación y de for- which especially protect the woman from the
mación ha efectuado la Asociación Jueces para la aggressions of her partner and those that aggravate
Democracia. Se incorporan tres anexos, que dan equal behaviours against people especially vulnera-
cuenta el primero de las renuncias al ascenso por ble. The conclusion anticipates some critical consi-
territorios y sexo, el segundo del régimen de jubi- derations about the wrong legislative technique of
lación y el tercero de los datos estadísticos de those reforms, and also about the need of studying
hombres y mujeres por órganos judiciales, evi- periodically their possible disfunctions and lack of
denciando la ínfima representación de las mujeres efficiency.
en los puestos de vértice.

El tratamiento del exterminio de grupos


This text corresponds to the lecture presented in políticos a la luz del caso Scilingo
the “Jueces para la Democracia” conference of
Denia, made in November 2005, with the title “The Cristina Fernández-Pacheco Estrada
judge’s binding to a geographical area and the
work/life balance”. It is a reflection about the factors En este artículo se tratan algunos aspectos de
which have had influence and have modified the la sentencia 16/2005 de la Audiencia Nacional,
meaning of the exigencies that that binding means, que declara a Adolfo Scilingo culpable de un deli-
such changes of level of communications and the to de lesa humanidad; con esta nueva resolución,

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la cuestión del tratamiento del exterminio de gru- XX años de MEDEL


pos políticos vuelve a convertirse en objeto de
debate. Si, como parecía apuntarse en el antece- Miguel Carmona Ruano
dente constituido por el caso Pinochet y las pri-
meras resoluciones relativas al propio caso Este es un reportaje sobre la historia y el pre-
Scilingo, los grupos políticos podían ser víctimas sente de Medel, (Magistrats Européens pour la
de genocidio, ahora parece descartarse tal posi- Démocratie et les Libertés). Medel nació hace 20
bilidad. Este cambio de criterio, justificado exclu- años y hoy reúne 15 asociaciones y sindicatos de
sivamente en la introducción de los delitos de lesa Jueces y Fiscales de 11 países europeos. En estos
humanidad en el CP, provoca que los contornos de años ha sido un foro que ha promovido desde den-
los delitos de genocidio y lesa humanidad se des- tro un punto de vista crítico acerca de la judicatu-
dibujen, con lo que se hace necesaria una redefi- ra en Europa y en relación con el papel de jueces
nición de las figuras en juego. y fiscales. Hoy día Medel participa como observa-
dor y experto en las actividades del Consejo de
Europa, (especialmente en el Consejo Consultivo
In this article, some aspects of the 16/2005 de Jueces Europeos y en la Comisión Europea
Audiencia Nacional’s sentence are treated. That para la Eficacia de la Justicia), y en las propues-
sentence declares Adolfo Scilingo guilty of a crime tas y audiencias públicas relativas al poder judicial
“Against Humanity”. With this new decision the para la Comisión Europea.
question of the treatment of political groups’ exter-
mination comes out as a debate’s object. If, as it
seemed with the precedent of the Pinochet case, This is a report on the history and the present of
and the first dispositions about the Scilingo case, MEDEL (Magistrats Européens pour la Démocratie
the political groups could be victims of genocide, et les Libertés). MEDEL is born 20 years ago and
now it seems that such a possibility should be today gathers 15 associations and unions of Judges
rejected. This change of opinion, only justified in the and Prosecutors from 11 European countries. In
introduction of crimes “Against Humanity” in the these years it has been a forum casting from inside a
Penal Code, provokes the blurriness of the crimes critical view over the Judiciary in Europe and the rôle
of genocide and Against Humanity’s outlines, thus of Judges and Prosecutors. In the present days
it is necessary to redefine the category of that kind MEDEL participates as observer and expert in the
of delinquency. activities of the Council of Europe (namely with the
CCJE and CEPEJ), and in green papers and public
hearings concerning the Judiciary for the European
Valoración pericial de la credibilidad del Commission.
testimonio de menores abusados sexualmente

Mª Paz Ruiz Tejedor Lelio Basso y la formación de un jurista


democrático
La valoración de la credibilidad del testimonio de
menores abusados sexualmente, constituye uno Salvatore Senese
de los objetivos periciales más demandados a los
psicólogos forenses. En este trabajo se describe la Lelio Basso, fue uno de los padres de la
técnica SVA (Statement Validity Assessment), que Constitución Italiana de 1948; y, en concreto, el pro-
permite discriminar entre declaraciones que res- motor del articulo 3.2, que consagra el llamado
ponden a experiencias reales de aquellas que son principio de efectividad, que introdujo en el texto
fruto de la imaginación, la fabulación o la inducción fundamental un compromiso fuerte con la dimen-
externa. Lo que se analiza no es la credibilidad sión material de los derechos fundamentales.
general del testigo, sino la credibilidad específica Salvatore Senese trata aquí de su singular com-
del relato, teniendo en cuenta otros aspectos exter- prensión del derecho como producto de las luchas
nos al mismo. sociales; de la clara conciencia de su potencialidad
como momento de garantía, en el plano interno e
internacional; y de la coherencia de su incansable
The valuation of the credibility of young people compromiso con este planteamiento. Que hoy tiene
who have been sexually abused is one of the more continuidad en iniciativas tan fructíferas como la
important objects of the psychological expertise fundación que lleva su nombre y el Tribunal
reports. In this article, it is described the technique Permanente de los Pueblos.
called SVA, (Statement Validity Assessment), which
permits discriminate between the depositions that
respond to real experiences and the ones which are Lelio Basso was one of the “fathers” of the 1948
just the result of the imagination, the invention or the Italian Constitution, and more specifically, the pro-
external persuasion. The object of the analysis is not moter of the section 3.2, which recognizes the so-
the general credibility of the witness, but the specific called “principle of effectiveness”, that introduced
credibility of his story, considering other external in the Constitution a strong commitment with the
aspects of it. material dimension of the fundamental rights.

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Salvatore Senese speaks here about his particu- el coeficiente de Gini y las tasas de los delitos de
lar comprehension of the law as a product of the homicidio y contra la propiedad. Para reducir la vio-
social wars; about his clear consciousness of its lencia y el delito la acción de la justicia penal deberá
potentiality as a moment of guaranty, at internal and complementarse con políticas y acciones que revier-
international levels; and about the coherence of tan la inequidad de la distribución entre los países
his tireless commitment with this exposition. Today, de altos ingresos y los de medianos y bajos ingre-
it has continuity with productive initiatives as the sos, y al interior de estos últimos.
foundation named after him and the Permanent
Court of the Peoples.
From United Nations studies about victimization,
criminality and penal justice, it emerges that in glo-
Distribución del delito y la victimización en la balization not just the incomes are unequally dis-
sociedad global: políticas de persecución penal tributed, but also the criminality. That is analyzed
in several categories of crimes, and it is verified the
Elías Carranza relation between the inequality, measured by the
Gini’s coefficient, and the rates of homicides and
De los estudios de las Naciones Unidas sobre vic- crimes against property. To reduce violence and
timización, criminalidad y justicia penal surge que crime, the action of penal justice should be com-
en la globalización se distribuye inequitativamente plemented with policies and actions that overcome
no solo el ingreso sino también la criminalidad. Se the unfairness of distribution amongst the countries
analiza esto en diversas categorías de delitos, y se of high, medium and low incomes, and also inside
verifica la correlación entre la inequidad medida por of them.

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