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Hacinamiento y soluciones

Hace poco se viralizó la foto de una chica en bikini en una playa de California. La imagen
delataba un detalle peculiar: un grillete electrónico asegurado a su tobillo. En
Cajamarca, Justo agredió a Jorge Luis, y debió pintar paredes para reparar el daño. Fue
un juez quien ordenó que, en lugar de ir a la cárcel, Justo prestase servicios a la
comunidad. Manuel Ros es español y trabaja en una lavandería del Callao. Antes fue
‘burrier’. Lo atraparon al ingresar droga a nuestro país en el 2011. Ahora trabaja lavando
ropa en el penal de Sarita Colonia, el segundo con mayor hacinamiento en el Perú.

¿Qué tienen estas tres historias en común? Que representan las principales políticas
contra el hacinamiento sugeridas por la ministra de Justicia y Derechos Humanos,
Marisol Pérez Tello: grilletes electrónicos, penas de servicio comunitario y expulsión de
reos extranjeros.

El problema que se busca enfrentar es real: el nivel de hacinamiento promedio en el


Perú es de 170%. En otras palabras, por cada diez reos con cama, hay otros siete que
no la tienen. Además, el hacinamiento es una situación extendida (52 de 66 penales la
sufren) y de efectos nocivos (incentiva asesinatos, suicidios y problemas de salud,
fomenta redes delictivas y entorpece la resocialización).

Aunque necesarias, sin embargo, las tres medidas son insuficientes. Sobre todo porque
la población penal adulta se ha duplicado entre el 2006 (35 mil) y el 2016 (75 mil), según
el INPE, y porque, en el mismo período, la población penal juvenil creció en 75%, según
datos del Poder Judicial.

La propuesta de grilletes electrónicos no es nueva. En el 2015, Pro Inversión declaró


interés por una APP de US$9,2 millones para implementar, operar y mantener un
sistema de grilletes electrónicos. Estos son mecanismos de control a distancia basados
en un dispositivo GPS fijado al brazo o tobillo del condenado. Son útiles para
detenciones domiciliarias o restricciones de tránsito, pues una central monitorea los
movimientos del usuario en tiempo real. Con esta medida, Bélgica descongestionó
(parcialmente y no sin problemas) sus cárceles.

Por supuesto, no todo reo puede solicitar acogerse a ese beneficio. El delito cometido
debe tener una pena máxima de ocho años, y se excluyen a los condenados por
homicidio y lesiones agravadas, crimen organizado y delitos sexuales. Esto deja de lado
a por lo menos el 62% de la población penal en el país.

Son los reos quienes solicitarán el uso del grillete y un juez el que lo aprobará. A
diferencia de cómo funciona en otros países, el costo lo asumirá el reo y no es poca
cosa. El precio es de aproximadamente 700 soles mensuales (sin contar gastos de
instalación y mantenimiento), pero, según la ONG Ciudad Nuestra, el 58% de reos
ganaba 800 soles antes de su detención.

La prestación de servicios comunitarios existe en nuestro Código Penal desde 1991 y


se reserva básicamente para faltas y delitos poco frecuentes. Aunque interesante, esta
figura es poco apreciada por quienes deben proponerla (fiscales), aplicarla (jueces) y
beneficiarse de ella (instituciones receptoras del trabajo del reo).
Finalmente, según datos del INPE, solo el 2% de reos son de origen extranjero,
mayoritariamente condenados por tráfico ilícito de drogas. Regresarlos a su país nos
generará espacio en las cárceles y en los bolsillos, pero, según la Ley 30209 y sus
modificaciones, no todos en ese pequeño 2% son elegibles.

Es inevitable, necesitamos más cárceles. Reducir el hacinamiento a cero implica


construir 14 Luriganchos. Pero esta solución es onerosa y no resuelve el problema de
fondo.

¿Qué más hacer? Reducir el uso indiscriminado de la prisión preventiva y usar grilletes
electrónicos cuando sea necesario, reducir o eliminar las penas por ciertos delitos de
tenencia y consumo de drogas (lo ha hecho Estados Unidos), derivar reos con
problemas serios de salud mental a instituciones especializadas, extender la justicia
restaurativa, etc.

Pero, sobre todo, debemos invertir en prevención. Es más barato, sí funciona en el corto
plazo y es lo único que, a la larga, frenará el hacinamiento.

1.2. Problemática actual


El denominador común en la historia relacionada con la infraestructura carcelaria y la
política penitenciaria del Perú es la escasa planificación de la infraestructura
penitenciaria, la casi nula participación del sector privado en los sistemas penitenciarios,
la falta de políticas públicas sobre temas de 4. De acuerdo con las normas vigentes, 17
establecimientos penitenciarios, entre los que se encuentran los penales de Lurigancho,
Miguel Castro Castro y Barbadillo, entre otros, son administrados y operados
directamente por la Policía Nacional del Perú (PNP) y no por el INPE.
criminalidad y penitenciarías claras y coordinadas con las normas técnicas
penitenciarias, la creación de administraciones públicas penitenciarias sin un norte
definido, y, además, los problemas conexos que ello trae como consecuencia. Es justo
anotar también que en ese proceso la visión que la sociedad y el Estado tenían de la
cárcel varió en beneficio de los reclusos, pues transitó de un modelo de custodia o
guarda de presos a un modelo resocializador. No obstante, como en tantos otros países,
en el Perú su ejecución y materialización se desarrolla en locales o recintos que distan
mucho de ser mínimamente dignos, lo cual evita conseguir la finalidad del sistema
penitenciario. Al respecto, según la estadística penitenciaria del INPE (2013) y los datos
previos presentados por un exdirector de esta entidad (Small Arana, s. f.), se puede
señalar que los principales problemas comunes a todos los establecimientos
penitenciarios del país en la actualidad son:
• Deficiente infraestructura penitenciaria.
• Hacinamiento o sobrepoblación de reclusos en dichos establecimientos.
• Presupuesto insuficiente para construir nuevos penales y/o mantener adecuadamente
los existentes.
• Corrupción enquistada en los establecimientos penitenciarios
1.2.1. Deficiente infraestructura penitenciaria
La infraestructura penitenciaria se caracteriza por su antigüedad y su mal estado de
conservación. Con relación a la antigüedad de los establecimientos penitenciarios se
puede señalar que, de los 84 establecimientos existentes en el país, 30 tienen una
antigüedad mayor a los 40 años, lo cual representa casi un 37% del total, y 13 tienen
una antigüedad entre los 20 y los 40 años (Estudio Jurídico Ling Santos, 2011). Además,
de los 67 establecimientos penitenciarios existentes que se encuentran a cargo del
INPE, la mayoría está en mal estado de conservación y uso y solo una minoría, en
estado aceptable (cuadro 1.2), lo que se traduce en que el sistema penitenciario peruano
cuenta con una infraestructura cuyo promedio de vida bordea los 40 años de antigüedad
y está en condiciones deficientes.

1.2.2. Hacinamiento en los establecimientos penitenciarios


A fines del 2013 la población carcelaria nacional era de 67,597 internos. Entre 1989 y
ese año se había incrementado en un 382%, con un crecimiento promedio del 15%
anual (cuadro 1.3). Peor aún, solo en los últimos 5 años la población carcelaria ha
crecido en un 56.2%.

Del universo de internos del 2013, 36,670 estaban siendo procesados y solo 30,927
eran sentenciados, lo que significa que existía una diferencia entre la capacidad de
albergue de los establecimientos penitenciarios y la población penal de 36,145 internos,
un 115% de la población total. Esto se traduce en el gran hacinamiento de las cárceles
peruanas. Peor aún, esta sobrepoblación era considerada crítica:
… la capacidad de albergue se refiere al aforo máximo que tiene el Sistema
Penitenciario para albergar a los internos, se dice que hay sobrepoblación
cuando se excede el aforo máximo. Cuando la sobrepoblación excede al 120%
de la capacidad de albergue, se llama sobrepoblación crítica, lo que el Comité
Europeo para los Problemas Criminales ha entendido como hacinamiento (INPE,
2013: 10).
El establecimiento penitenciario con mayor sobrepoblación en el Perú es el de la ciudad
de Huaral (Lima) con un hacinamiento del orden del 523%. Un aspecto preocupante
añadido es la tendencia creciente de este fenómeno: solo entre 2006 y 2015 el déficit
de albergue casi se duplicó (cuadro 1.4).

Discusión
El tratamiento es el elemento esencial del Sistema Penitenciario. El objetivo del
tratamiento es la re-educación, rehabilitación y reincorporación del interno a la sociedad.
Todas estas disposiciones deben permitir se cumpla el objeto del Tratamiento
Penitenciario el cual es la re-educación, rehabilitación y reincorporación social de los
reclusos, derecho constitucional previsto en el artículo 139 inciso 22 de la Constitución
Política del Perú.
Sin embargo, en la actualidad, en el Establecimiento Penal de Varones Pocollay de la
provincia de Tacna, se viene observando la existencia de condiciones inadecuadas de
encarcelamiento e incumplimiento de normas de tratamiento penitenciario que
repercuten en el fracaso de la resocialización de los internos de dicho penal.
La crisis del sistema penitenciario y las preocupaciones gubernamentales por encontrar
alternativas de solución idóneas son una constante que aún espera respuesta
adecuada. Dentro de este panorama crítico, tanto desde las vertientes valorativas y
político sociales, así como desde los resultados de estudios empíricos, respecto al fin
resocializador de la pena, nuestro Código de Ejecución Penal sigue la perspectiva de
reeducar al interno a través de una política de tratamiento interdisciplinario.
Sin embargo, entre la ley y la realidad fáctica del establecimiento penal de Pocollay aún
hay un abismo que debe ser superado. En la actualidad se tiene conocimiento que el
penal tiene capacidad para 180 internos, pero a la fecha alberga a 653; es decir, tiene
una sobrepoblación de 473 internos. Por ello, la urgente necesidad de solucionar la
problemática de este recinto que cuenta con 30 años de funcionamiento, y que requiere
una adecuada infraestructura penitenciaria, así como la implementación de nuevos y
novedosos programas, convenios y un marco legal adecuado acorde con nuestra
realidad actual.
Conclusiones ·
En el establecimiento penitenciario Pocollay de Tacna se da un inadecuado Tratamiento
Penitenciario a los reclusos. Las autoridades han descuidado la asistencia al recluso en
lo referido a las áreas de trabajo, educación, salud, asistencia psicológica y social. ·
En el establecimiento penitenciario Pocollay de Tacna, no existen las condiciones
necesarias, para lograr la re-educación, rehabilitación y reinserción de los reclusos, ya
que no se cuenta con programas adecuados educativos y ocupacionales, no se prepara
al interno para una actividad laboral que le provea adecuado sustento al egresar. La
infraestructura no garantiza la separación de los reclusos por criterios de clasificación,
entre otros factores.
· En el establecimiento penitenciario Pocollay de Tacna, se incumple el principio del
régimen penitenciario, y como parte de éste el tratamiento penitenciario que tiene por
objeto la re-educación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad. ·
En el establecimiento penitenciario de Pocollay de Tacna, el Tratamiento Penitenciario
influye desfavorablemente en el cumplimiento de los derechos de reeducación,
rehabilitación y reincorporación social de los reclusos. ·
En la legislación peruana, no existen adecuadas normas que garanticen los derechos
de re-educación, rehabilitación y reinserción de los reclusos, ya que existe ausentismo
de normas prácticas que promuevan la participación del Gobierno Local y Regional a fin
que realicen labores de apoyo al Tratamiento Penitenciario, y capacitación dentro de los
penales. Asimismo, no se han dictado normas que fomenten la inversión privada, para
convertir áreas de los penales en lugares de producción, manufacturas o insumos para
el mercado.

INPE presentó Proyecto de Mejoramiento de Penal de Pocollay en Tacna

Ante la dramática situación de habitabilidad en que viven los internos del Penal de
Pocollay, llegaron a nuestra ciudad técnicos y representantes del Instituto Nacional
Penitenciario (INPE) para explicar el Proyecto “Ampliación y Remodelación del
Establecimiento Penitenciario de Tacna”, que permitirá solucionar el problema de
hacinamiento de internos, así como, mejorar los servicios que brind el Penal a los
reclusos.

El proyecto contempla mejoras dentro de los actuales límites que tiene la cárcel, más
no incluye una expansión. El planteamiento técnico establece la construcción de 3
unidades penitenciarias con capacidad de albergar a 256 internos cada una, además de
la implementación de mobiliarios y equipamiento para las aulas talleres y el manejo
adecuado de recursos humanos para lograr la reinserción de los internos a la sociedad.

El penal tiene capacidad para 180 internos, pero a la fecha alberga a 593, es decir tiene
una sobrepoblación de 413 internos. Por ello la urgente necesidad de solucionar la
problemática de este recinto que cuenta con 30 años de funcionamiento, y que requiere
una adecuada infraestructura penitenciaria como es: la construcción de torreones de
vigilancia, celdas adecuadas, mejorar la seguridad perimetral, por ejemplo.
Por su parte el Vicepresidente del Consejo Nacional Penitenciario; Julio Magan
Zeballos, agradeció la predisposición mostrada por el Presidente Regional de Tacna,
Ing, Tito Chocano Olivera, para solucionar los problemas antes expuestos; sin embargo
lamentó que existan ciertas limitaciones del Municipio Distrital de Pocollay para
modificar la Ordenanza Municipal 005-2009 que, establece parámetros para el
otorgamiento de la licencia de construcción y modificatorias en el recinto carcelario.

Finalmente se suscribió el acta de acuerdos entre entidades públicas, donde se señala


que el Presidente Regional por voluntad propia interpondrá sus buenos oficios ante la
comuna de Pocollay, para resolver el problema del penal a corto plazo, referente al
hacinamiento de reclusos y construcción de salas de audiencias, por medio de la
participación de las autoridades en conjunto.

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