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cuidado de enfermería
Tecnología y cuidado
A través de este artículo sobre tecnología y cuidado de enfermería
quiero compartir algunas reflexiones acerca del significado de los pos-
tulados del cuidado de enfermería que nos muestran la verdadera ra-
zón de la profesión, recordando que el cuidado ha sido tema de pre-
ocupación, reflexión y conceptualización en la Facultad en los últimos
años, especialmente en el grupo académico de cuidado al que perte-
nezco.
Como contribución al desarrollo personal y la oportunidad que
he tenido a través de este grupo de conocer los avances en la con-
ceptualización, poder analizarlos desde mi práctica como profesional
me ha conducido a realizar preguntas de lo que significa el cuidado
para nosotros como enfermeras y el significado de cada una de estas
reflexiones frente al sujeto de nuestro cuidado que es indudablemente
la persona.
En este momento la reflexión se centra en la tecnología y el cuidado
de enfermería. En primera instancia, parto de las definiciones de tecno-
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la tecnología y el cuidado de enfermería
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Cuidado y práctica de enfer mería
como personas; con las que tenemos que interactuar en nuestro diario vivir o en nuestra
profesión.
Todos sabemos que la persona se halla en disposición de enfermar. La experiencia de
vivir y enfermar se convierte en aprendizaje. Es una experiencia que permite crecer a quien la
vivencia y a quien está cerca de quien la vive. La persona que transita por una situación de
enfermedad pide que le atendamos en su cuerpo, pero que tengamos competencia para
saber asistirle como persona, conociendo sus reacciones y su entorno. Debe servir para
comunicar a los demás, convirtiéndose en mensaje y en pedagogía. Convencidos de que el
hombre es una unidad y de que, al enfermar, se reciente todo en él, es necesaria esta reflexión
para iluminar todo el aspecto integral de la persona. La enfermedad resquebraja en cuanto
hay falta de coherencia, interés y seguridad; pero no sólo afecta al cuerpo, sino a la persona
en su totalidad.
La asistencia holística estará, por tanto, presente en todo aquello que es débil e inse-
guro, e intentará reforzar todos los aspectos positivos de la persona. Se debe integrar la
vivencia práctica, los componentes de interrogante, la oscuridad y debilidad que la perso-
na enferma siente y también todas sus ansias, todo el esfuerzo que se hace para cambiar
los signos negativos en positivos.
Arthur Guirdham l conceptúa: "El enfermar es, esencialmente, un incremento enérgico de
la conciencia de nosotros mismos, inducida por los síntomas que experimentamos ( ... ) Las
sensaciones de dolor, fatiga, náuseas, aumentan la sensación de nuestra propia soledad. La
enfermedad es, también, un intento por parte del individuo para comunicarse con el mundo,
desde su propia postura de soledad y aislamiento, y su manera de comunicarse debe adap-
tarse, en cierto modo, a la naturaleza de la comunidad con quien desea relacionarse".
Es importante desde luego:
Se sabe que cada persona vive el proceso salud-enfermedad según su personalidad, edad,
sexo, condición social y cultural, estado de ánimo, creencias personales y familiares.
Todo ello nos permite recordar que no se debe realizar una asistencia estándar, global
y funcional, sino individualizada y personal, explicitada en aceptación, respeto y escucha
concretos.
La actitud de la enfermera debe ir más allá de la misma ciencia que cada vez es más
compleja y exigente. La vida profesional de la enfermera se consagra a las personas que
necesitan ser cuidadas. La alta tecnología nos ayuda, nos facilita el trabajo, pero debemos
estar preparados para asumirla sin olvidar a la persona. Hemos de retomar espacios que
generan compromiso con el otro, para disipar la angustia que se genera a partir de la
información dada que corresponde a otra persona, la explicación fallida respecto a un
procedimiento, la falta de permiso para un acto quirúrgico, la comunicación para un tras-
lado, para un examen.
En los momentos actuales de alta tecnología, de problemática política y económica difícil
de resolver, la comunicación y la coordinación entre unos y otros se hace más compleja,
sobre todo a medida que la institución se hace más grande, se vuelve más complicada la
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relación con los otros y aumenta la insatisfacción frente a lo que significa la indiferencia por
parte de las personas que laboran en los hospitales.
Por tanto debemos recordar que el cuidado de enfermería es más que un acto profesio-
nal, más que un simple encuentro con el otro; entraña respeto, amor, dedicación, crecimiento
mutuo. Para ese crecimiento, quienes nos preparamos como profesionales de la salud debe-
mos estar al día en avances, en procesos, ya que la formación continuada se hace necesaria en
cantidad y calidad suficiente para dar un cuidado de enfermería auténtico.
La individualización del cuidada está implícita en la relación con la persona que necesita
nuestro cuidado. Tiene una exigencia que arranca desde la técnica, pero no es la única ni la
principal. El cuidado a las personas requiere la preparación técnica adecuada, pero reclama
imperiosamente un mayor conocimiento de lo que es el ser humano (la persona), su sentido
yel respeto que nos merece.
,
Es importante recordar por ejemplo la necesidad de información de muchos usuarios.
Esta debe ser satisfecha, previendo quién debe dar la información y en qué momento. ¿Qué
cuidado holístico podemos dar si falta información o ésta no es la adecuada? Por ello Fidel
Delgad0 2 afirma, en relación con la necesidad de información que se debe saber, qué conte-
nido debe tener, quién la ha de dar y cómo hacerlo. Al igual que en la información, exist e un
derecho fundamental a la asistencia religiosa, aspecto que parece olvidarse.
La persona a la cual la enfermera tiene que cuidar la puede encontrar en una situación de
salud o de enfermedad. Desde este punto de vista mencionamos la visión antropológica
desde la experiencia de enfermar que nos aporta las siguientes reflexiones para tener en
cuenta en la relación de cuidar:
l. La matriz afectiva o red de afectos, contactos y vínculos que dan color y calor a la
vida. El instinto de vida, el deseo de vivir o el interés por la vida, siendo éste un punto
esencial que se desarrolla en el tiempo, según la cualidad afectiva del ambiente que
nos rodea.
La comunión - comunicación - información. Equivale a decir:
2. El derecho a querer y ser queridos. Por antropología sabemos que el ser que no es
querido, muere; o seguramente, enferma, y si enferma, difícilmente se recupera.
3. El derecho a la propia estima y al propio respeto. Si uno enferma, no por eso
pierde ese derecho. La medicina, y sobre todo la medicina tecnificada, viola con
frecuencia este derecho, pues convierte al enfermo en cosa manipulable y en ob-
jeto de experiencia.
4. El derecho a vivir no sólo una vida física, sino una vida social , psicológica y espiritual.
Existen muchos testimonios de personas que cuidan, o que son cuidadas. Nosotros
podemos reflexionar frente a nuestros propios testimonios de cuidar o de ser cuida-
dos. Menciono a manera de ejemplo algunas de estas expresiones: "Yo he escogido
la profesión de cuidar enfermos"; "Sé que el primer bien es la vida y que su conserva-
ción es la salud total"; "Me gusta cuidar a quien necesita de mi ayuda"; "Cuando cuido
a alguien que está enfermo, ese alguien me enseña"; "Las personas saben cuidarse" ;
"Me comprometo a usar todas mis fuerzas, todos mis conocimientos y todo mi
corazón para devolver la salud integralmente a quienes la han perdido".
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Las t endencias descritas por algunos teóricos del cuidado son expresadas en las formas
de cuidar: reactiva, recíproca y simultáneas. Esto permite mirar desde diferent es enfoques
cómo es el cuidado de enfermería que cada uno de nosotros damos desde nuestra propia
práctica profesional, o cuál nos gustaría alcanzar desde nuestro propio crecimiento como
cuidadores.
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