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A menudo oímos hablar sobre la importancia de conocer el lenguaje no verbal para identificar lo que
verdaderamente nos están diciendo nuestros interlocutores. Esto es lo que dicen sus ojos. Somos
lo que comunicamos. Nos acompañan, nos siguen y nos creen por lo que decimos, pero también
por cómo nos movemos, gesticulamos, miramos y hasta por cómo sonreímos. En Tus gestos te
delatan. Las claves para ser un buen comunicador (Espasa), Fran Carrillo plantea algunas de las
claves que debemos conocer sobre el lenguaje no verbal para entender todo lo que sugieren
nuestros interlocutores e, incluso, saber cómo actuar para transmitir exactamente lo que nos
interesa. En el extracto que recogemos habla sobre los mensajes que enviamos y nos envían a
través de los ojos. Plantea la existencia de cuatro tipos de miradas, su significado y cómo
identificarlas.
Las miradas diagonales por lo general parecen intentar ver algo sin hacerse notar. Aunque a
menudo se las asocia con las malas intenciones, remordimientos o "consciencia sucia" de uno, no
siempre tienen que ver con ellos. Por más que cada una de ellas pueda suponer una prueba de
inseguridad y oscilación, son también bastante típicas de las personas con problemas de salud,
tales como las lesiones de las vértebras cervicales o relacionadas con la sordera.
2. Mirada insolente
Es la que surge cuando clavamos las pupilas en las de otra persona y la primera de sus
características es que resulta incómoda, tanto para nosotros (al igual que en el caso de una mirada
de enfado se realiza prácticamente sin pestañear), como para ella (teniendo que soportar su poder
puede sentirse amenzada, avergonzada o incluso nerviosa). Además, cuando va a compañada de
unas emociones negativas, bajamos las cejas y fruncimos el ceño con el fin de intimidar al prójimo,
hacerlo cambiar de opinión o protestar contra algo sin usar las palabras.
3. Mirada de rechazo
Este es otro tipo de mirada que manda un mensaje al cien por cien negativo. Si no sabes muy bien
cuál es, intenta imaginar a una persona que te parece realmente repulsiva y no te cae nada bien.
Basta con que pases un tiempo pensando: "No eres nada para mí, no significas nada en mi vida"
para que el rechazo se vea claramente en tu rostro. Si al mismo tiempo inconscientemente apretaste
los labios o te salieron arrugas en la frente, mejor aun... ¡Se trata de esta!
Contacto visual y comunicación no verbal: todo empieza con una mirada
Quizás de pequeño te enseñaron a mirar a los dos lados de la calle antes de cruzarla. Sin embargo,
no hizo falta que alguien te explicara la importancia de establecer contacto visual con el conductor
de un vehículo que reduce la velocidad para dejarte pasar (sí, todavía quedamos algunos). Lo
aprendiste solo. Son la intuición y el instinto trabajando en equipo por tu supervivencia: cuando
el coche se acerca, buscas sin querer la mirada de quien lo conduce, y no te quedas tranquilo hasta
que ambos se miran simultáneamente a los ojos.
Por el contrario, la ausencia de contacto visual nos hace invisibles. Nos ocurre con frecuencia,
por ejemplo, al coincidir en el ascensor con un desconocido. Encerrados en un espacio tan pequeño
nos sentimos incómodos, y apartamos la vista instintivamente. Si lo piensas, es igual que
cuando los niños pequeños se tapan los ojos para que no los vean. Cualquier persona u objeto fuera
del alcance de la vista deja de existir.
Lo mismo sucede con los ojos: atónitos, inexpresivos, desorbitados, con brillo, apagados, como
luceros… El repertorio no termina.
La mirada sirve también para establecer compromiso (“dilo mirándome a los ojos”); sirve
para extasiarnosante la belleza ajena (y la propia, en el caso de los narcisistas), o
para embelesarnos con la actitud de un ser muy admirado.
Generalmente, la mirada habla por nosotros. Pero, sobre todo, la mirada sirve para escuchar, y
para hacer ver a la otra persona que deseamos comunicarnos. El contacto visual constituye la
herramienta más útil para la escucha activa, aquella que hace sentir cómodo a nuestro interlocutor
y con la que obtendremos siempre la información de mayor calidad. Veamos cómo se hace:
Lo primero que debes hacer es establecer contacto visual: cruzar la mirada con la de tu
interlocutor le hará saber que estás en modo escucha, receptivo y dispuesto a procesar
su mensaje.
Como norma general, siempre que puedas, ponte a su altura y mira de frente:
mostrarás disposición para la comunicación. Desviar la mirada puede
expresar desinterés, indiferencia, vergüenza o inseguridad.
Mira con todo el cuerpo. Dirige tu cara y expón tu torso hacia la otra persona. Mover solo
los ojos nos hace parecer acechantes y desconfiados, como cuando miramos de reojo.
Mientras escuches, mantén el contacto de manera regular para demostrar interés, con
breves pausas para que no resulte molesto.
Cuando apartes la mirada, procura que sea para reflexionar sobre lo escuchado, con la
mirada perdida, o desenfocada. Si observas otra cosa parecerás distraído y distraerás a tu
interlocutor.
Algunos estudios establecen que el contacto visual medio ocupa un 70% de la
conversación mientras escuchas, y no más del 40% cuando hablas, aunque estos
porcentajes son solo orientativos.Cada caso es especial: el contacto visual no produce el
mismo efecto en las personas extrovertidas que en las introvertidas. Calibra tu mirada
en función de la reacción de tu interlocutor. Atiende siempre al feedback que te devuelva.
Un truco: si prestas atención al contenido del mensaje y a la intensidad emocional de su
expresión, resultará más fácil saber cuándo mirar. Contacta visualmente cada vez que la
información sea relevante y cuando tu interlocutor ponga énfasis en sus palabras. Así
apreciará que estás atento y comprendiendo su exposición.
Igual que algunas personas se sienten más cómodas si no las miras, en
algunas culturas el contacto visual se considera irrespetuoso. Sé flexible, adáptate. Y
donde fueres, lo que vieres.
Recuerda
los ojos tienen su propio lenguaje. La mirada tiene un gran impacto en la comunicación y un
enorme poder de seducción (también de intimidación). La mirada es el regulador más eficaz en la
escucha y un poderoso intensificador emocional, que utilizamos para manifestar sintonía con
nuestro interlocutor. Así que mucho cuidado con la forma de mirar. Toma conciencia y corrige tus
errores.
Y si quieres que alguien te preste atención, espera en silencio a que te mire a los ojos. Será el
momento de empezar a hablar.
Ronald E.Riggio, profesor de psicología, revela en un artículo para la revista Psychology Today,
que la mirada puede abrir o cerrar muchas puertas:
Hacer contacto visual excita: Mirar fijamente a otra persona genera una reacción de
excitación. La interpretación de este tipo de mirada varía dependiendo del contexto, puede
ser vista como una amenaza o como atracción.
Los ojos revelan si la sonrisa es falsa: La clave para distinguir una sonrisa fingida y una
real es observar la mirada, cuando la sonrisa es honesta los ojos se hinchan y se generan
patas de gallo.
Si hay interés se dilata la pupila: Cuando algo nos llama la atención nuestras pupilas se
dilatan, si por el contrario algo nos aburre se contraen.
Mirada recíproca: Mirarse uno a otro detenidamente es signo de amor.
Mirada insistente: Por lo regular se piensa que el mentiroso no sostiene la mirada y es
cierto, pero también existe otro extremo. Cuando alguien pone demasiada energía en
establecer contacto visual significa que desea convencer a su interlocutor de algo que no
es verdad.