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RELACION ENTRE EL AJUSTE MARITAL Y LA DEPRESION EN

HOMBRES Y MUJERES DE 25 A 65 AÑOS DE LA CIUDAD DE

BOGOTA, D.C.

Shirley Castillo Curieux - Diana Paola Aristizábal*

Universidad De San Buenaventura


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TABLA DE CONTENIDO

Resumen, 2
Marco teórico, 4
Justificación, 49
Problema, 50
Objetivos, 50
Objetivo General, 50
Objetivos Específicos, 50
Objetivos Adicionales 50
Definición de Variables, 50
Variable Predictora, 50
Variable Criterio, 51
Método, 52
Tipo de Investigación, 52
Participantes, 52
Instrumentos, 52
Procedimiento, 54
Consideraciones Eticas, 54
Resultados, 56
Discusión, 67
Referencias, 71
RAI, 73
Anexos, 76
Anexo A
Anexo B
3
4

Primero quisiéramos agradecerle a Dios y a la vida por

darnos la oportunidad de vivir esta experiencia de lucha y

progreso constante. Gracias a nuestras familias por su apoyo

y cariño, su devoción y ánimo y sobre todo por que siempre

mantuvieron su Fe en nuestro progreso.

Gracias a aquellos profesores que nos permitieron mejorar

nuestro aprendizaje, y especialmente gracias a la doctora

Nohelia Hewitt que nos apoyo durante el proceso de

promoción.

Gracias de todo corazón


5

RELACION ENTRE EL AJUSTE MARITAL Y LA DEPRESION EN

HOMBRES Y MUJERES DE 25 A 65 AÑOS DE LA CIUDAD DE

BOGOTA, D.C.

Shirley Castillo Curieux - Diana Paola Aristizábal*

Universidad De San Buenaventura

RESUMEN

La presente investigación tuvo como objetivo identificar la


relación existente entre el ajuste marital y la depresión en
hombres y mujeres que llevan más de 5 años de convivencia,
mayores de 25 años y, con más de un hijo. Para tal fin se
realizó una investigación de corte empírico analítico con diseño
descriptivo correlacional. Mediante un muestreo intencional se
seleccionaron 130 personas a quienes se les aplicó la escala
de depresión de Beck y, la escala de ajuste marital de Spainer
(1976) adaptada a población Bogotana. Los resultados se
analizaron a través del paquete estadístico SPSS versión 11.5.,
se obtuvieron los estadísticos descriptivos y se realizó la
prueba de asociación entre las variables depresión y ajuste
marital; las áreas de cohesión, consenso, expresión de afecto y
satisfacción y depresión y, entre género, edad, nivel de
escolaridad, tiempo de convivencia y número de hijos con
ajuste marital. Se obtuvo el coeficiente de correlación de
Spearman y el coeficiente de correlación de Pearson. Se
encontró que existe una correlación baja entre las variables
depresión y ajuste marital, de 0,1 en los hombres y -0,2 en
mujeres. No se encontraron asociaciones significativas entre
las áreas cohesión, consenso, expresión de afecto y
satisfacción con la variable depresión; ni tampoco entre las
variables género, edad, número de hijos y tiempo de
convivencia con ajuste marital.

Palabras claves:
Ajuste marital, Relación de pareja, Depresión, Teoría de la
desesperanza.
ABSTRACT

The present investigation was develop for identify the existing


relation between the marital adjustment and the depression in
men and women who go more than 5 years of living together,
major of 25 years and, with more than one son. For such an
purpose correlacional realized an investigation of empirical
analytical cut with descriptive design. By means of an intentional
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sampling there were selected 130 persons to whom there was


applied the scale of Beck's depression and, the scale of marital
adjustment of Spainer (1976) adapted to population from
Bogota.
The results analyzed across the statistical package SPSS
version 11.5., the descriptive statisticians were obtained and the
test of association realized between the variables depression
and marital adjustment; the areas of cohesion, consensus,
expression of affection and satisfaction and depression and,
between gender, age, level of education, time of living together
and number of children with marital adjustment.
There was obtained the coefficient of Spearman's correlation
and the coefficient of Pearson's correlation. One thought that a
low correlation exists between the variables depression and
marital adjustment, of 0,1 in the men and-0,2 in women.
Significant associations did not meet between the areas
cohesion, consensus, expression of affection and satisfaction
the changeable depression; not either between the variables
gender, age, number of children and time of living together with
marital adjustment.

Key Words:
Adjustment Marital, Pair Relation, Depression, Theory of the
Hopelessness

_____________________________________
* Estudiantes: Shirley Castillo C. – Diana Paola Aristizábal.
** Director Asesor: Nohelia Hewitt Ramírez.
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Se puede decir que hasta mediados del siglo XX en el país, las


relaciones de pareja se legitimaban en torno a creencias sociales basadas
en la inequidad de género. Derivado de la estructura patriarcal de la
familia, se consideraba al varón como el único ciudadano. A su cargo
estaban tanto su vida, como la vida de su esposa, hijas e hijos, y la toma
de decisiones morales, económicas, reproductivas y familiares. Él era el
dueño del cuerpo y sexualidad de la compañera e hijas, frente a las
cuales exigía un comportamiento estricto basado en la moral y las
“buenas costumbres”. Sin embargo, predominaba el doble
comportamiento moral, ya que lo más común era que los hombres
tuvieran relaciones paralelas, las cuales eran conocidas y toleradas por la
sociedad y por su misma esposa (Política Nacional de Construcción de
Paz y Convivencia Familiar, 2000).
También es cierto que existía una fuerte división del trabajo, según el
genero, el hombre se desempeñaba en ambientes externos la hogar y la
mujer en el hogar, como madre y esposa. El papel del hombre en la
familia era el de jefe de hogar, quien tenía el poder y la autoridad sobre la
esposa, hijas e hijos. Esta rígida división de tareas, roles y
comportamientos funcionaba a manera de complemento perfecto y no se
cuestionaba ya que tenía el respaldo de la religión, la economía y la
cultura (Liberman & Cols 19987).
Los conflictos que se generaban en su interior quedaban circunscritos
en el ámbito de lo privado, y trascendían al mundo de lo público
solamente a través del confesionario o en casos extremos. La legislación,
la sociedad y la iglesia determinaban que la unión de las parejas fuera
eterna, así se cometiera cualquier tipo de comportamiento a su interior
que lesionara a sus integrantes. La religión era el principio rector del
proceso de socialización y en los niños y niñas se plasmaba una
autoridad rígida y fuerte por parte del padre (Política Nacional de
Construcción de Paz y Convivencia Familiar, 2000).
Los cambios ocurridos desde mediados del siglo XX en el contexto
mundial y en Colombia como el reconocimiento de los derechos políticos,
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económicos y civiles de las mujeres, su acceso a la educación y al


trabajo, la secularización de la familia, los métodos de planificación
familiar, el proceso de urbanización, la proclamación de un discurso
libertario de la sexualidad y de la igualdad entre hombres y mujeres,
influyeron de manera considerable en las relaciones de pareja.
Un cambio demográfico destacado, lo constituye la homologación de la
edad del matrimonio entre hombres y mujeres. Este fenómeno manifiesta
modificaciones de tipo cultural ya que el aumento de edad en la unión de
la mujer obedece a la necesidad que ella tiene de acrecentar su nivel
educativo o vincularse al mundo laboral, mientras que para el hombre
posiblemente conduce a la búsqueda de relaciones con una mujer de
características semejantes, en edad e intereses. Se tiende a consolidar
relaciones de pareja más simétricas, ya que antes las diferencias de edad
hacían de la unión conyugal una relación similar a la de padre e hija
Por otra parte, en las últimas décadas se observa el incremento de las
separaciones conyugales y de nupcialidad reincidente. En el ámbito
nacional se observa que: “las separaciones, de los matrimonios o de las
convivencias, se han triplicado más en los últimos 30 años”. Junto al
aumento de las separaciones conyugales, se incrementan las segundas y
terceras uniones, las cuales son socialmente aceptadas en la actualidad
(Política Nacional de Construcción de Paz y Convivencia Familiar, 2000).
La magnitud de las separaciones en Colombia, es un indicador de los
conflictos actuales en las relaciones de pareja, que afectan no solo al
hombre y a la mujer, sino a toda la familia. “De los 22.111 hogares
urbanos cubiertos por la investigación de la Política Nacional de
Colombia, el 41% incluye por lo menos una persona que está separada o
alguna vez lo estuvo”. Las edades con mayor número de separaciones
están entre los 20 y los 29 años para ambos sexos, aunque después de
los 40 se presentan proporciones altas de separación. Los motivos de
separación aunque presentan algunas diferencias según el estrato social,
en términos generales son: en primer término la infidelidad, los celos y el
enamoramiento de otra persona. En segundo lugar, el desamor y la rutina;
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posteriormente, razones de orden económico; en cuarto lugar, la violencia


intrafamiliar y por último, la irresponsabilidad (Política Nacional De
Construcción De Paz y Convivencia Familiar, 2000).
Es importante destacar que una pareja es ante todo relación,
interacción, intercambio, dar y recibir, y es en este dinamismo donde se
encuentra la raíz del amor y donde fundamentalmente se han de buscar
las causas tanto de la armonía como del deterioro de una pareja.
Vista desde la sociedad la pareja es una entidad basada en la relación
entre dos personas. Como ente social la pareja se comporta como una
unidad y es reconocido así por los que los rodean. Es dentro de la pareja
como institución social donde se producen las relaciones diádicas entre
sus miembros. Las leyes, los usos y las costumbres marcan y definen
unas características básicas en la pareja, como el compromiso que une a
sus miembros, y le asignan una función social, influyendo decisivamente
en la forma y contenido de las relaciones entre sus componentes.
Hasta hace poco la inmensa mayoría de las parejas estaban
constituidas por un par de personas de distinto sexo que en función de
distintas razones decidían compartir su cuerpo, apoyarse mutuamente en
la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la alegría y
en la tristeza, hasta que la muerte los separase. La pareja era un
matrimonio que tenía como objeto social la creación de la familia y
plasmaba sus intenciones legalmente en un contrato matrimonial.
Actualmente ninguna de las dos cosas es necesaria para que un entorno
social considere que dos personas constituyen una pareja; muchas
parejas no tienen intención de formar una familia y no plasman su relación
por medio de un contrato explícito. El concepto de pareja se ha hecho
más amplio (García, 2002).
El papel de la pareja y la familia en la sociedad ha ido cambiando a lo
largo de los tiempos. En los últimos doscientos años, la familia ha pasado
de unidad de producción a unidad de consumo. Cada miembro de la
familia obtiene los ingresos de forma independiente y en la familia se
comparten los bienes de consumo, comida, vivienda, etc. La existencia
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social de la pareja implica que en muchos aspectos mantiene una


conducta común, única, y que existen una serie de bienes sobre los que
mantiene una propiedad y un uso común. Ante la sociedad emplea el
“nosotros” como responsable de la propiedad y de las acciones (García,
2002).
Actualmente se supone que el objetivo implícito con el que cada
miembro se incorpora a la pareja es hacer la vida más feliz y plena al otro
y recibir un trato análogo. Para ello intercambian conductas y comparten,
desde un punto de vista social, una serie de bienes y actividades. Lo
hacen de forma prioritaria, llegando esta prioridad a ser un compromiso
de exclusividad. Algunos de los bienes y actividades que comparten son:
El cuerpo. Es la característica más específica de la pareja. Las parejas
se distinguen porque comparten cada uno el cuerpo del otro. Las
relaciones sexuales de los miembros de la pareja se plantean de forma
exclusiva entre ellos mientras la relación existe. Es más, generalmente
cuando se dan relaciones sexuales fuera de la pareja, se pone muy
seriamente en peligro la continuidad de la misma.
Bienes económicos. Existe un compromiso económico por el que se
comparten diferentes bienes. Se suele tener una vivienda en común,
aunque actualmente son frecuentes las parejas que tienen casas
diferentes y alternan la vida en común durante periodos cortos, por
ejemplo fines de semana o vacaciones, con la vida separados, cada uno
en su apartamento. Llevan una relación de noviazgo eterno, en la que no
existe el proyecto de profundizar y compartir nada más (García, 2002).
El compromiso de compartir bienes económicos puede estar
respaldado de forma legal o no; en las parejas de hecho, no existe
compromiso legal de compartir bienes y generalmente ni siquiera se pacta
explícitamente las reglas que se van a seguir.
Hay que resaltar la parte de logística que tiene compartir bienes de
consumo. Por ejemplo, si se comparte un apartamento es preciso
determinar quien se encarga de cada tarea doméstica. Actualmente es un
foco importante de conflicto en las parejas, quizás por la poca cultura que
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tienen los hombres de hacer tareas domésticas (Fishman 1999, citado por
García, 2002).
La importancia del compromiso según (Sternberg 1986, citado por
Jacobson, 1979), se incluye como uno de los componentes del amor e
independiente de otros como el enamoramiento o la intimidad, en su
teoría triangular del amor.
Teoría Triangular Del Amor.
Según esta teoría el amor tiene tres componentes básicos, la pasión,
el compromiso y la intimidad. Los conceptos que emplea esta teoría son
complejos y no son independientes unos de otros. La pasión suele
generar intimidad, el compromiso ayuda a la hora de crear la intimidad, la
pasión y la intimidad pueden generar compromiso, etc. Si bien
conceptualmente no existe una relación causal entre ellos si están
conectados frecuentemente. Quizás sea esta la causa de que la
validación empírica de la teoría, aunque existe, esté teniendo ciertas
dificultades (Jacobson, 1979).
El contenido semántico del término amor es desbordante e
inespecífico, matizando prácticamente cualquier forma de relación
humana. En esta excesiva vaguedad y sobre inclusión del término amor
radica, precisamente, su mayor debilidad y hasta el peligro de un uso
indiscriminado del mismo, como puede verse en el caso de la relación de
pareja, donde el término es utilizado para explicar todo y, lógicamente,
acaba por no explicar nada. El amor romántico, por otro lado, no parece
ser sino una invención moderna, acorde con el desarrollo y la
materialización de la ideología liberal burguesa y su mentalidad
individualista, base de la economía de mercado de la revolución industrial.
Esta revolución en los sentimientos, que descansa en el deseo de ser
libre emocional y sexualmente, se plasmó en el hecho básico de asumir el
derecho a la elección de pareja sobre la base del amor romántico y la
atracción sexual (Costa & Serrat, 1985).
Este importante factor del surgimiento del sentimiento romántico fue,
por otro lado, el responsable del desarrollo de la familia nuclear moderna
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y del concepto de hogar como retiro emocional y base de la felicidad de la


pareja, todo lo cual pareció acentuar el sentimiento de domesticidad, con,
al menos, la importante consecuencia del retiro de la mujer al hogar y la
percepción de su correspondiente segregación de la vida pública.
Actualmente la base sobre la que se forman casi todas las parejas
es el enamoramiento. El enamoramiento es una emoción y tiene un fuerte
componente de pasión, afecto, ternura, sexo. Por eso uno de los
principales objetivos de la pareja hoy es hacerse la vida agradable. Pero
una emoción es pasajera, porque está sometida a la ley de la habituación.
Sabemos que el enamoramiento se pasa y muchas parejas, basadas
solamente en esa emoción se disuelven, "se pierde la ilusión"; "no se
siente lo mismo". Sin embargo, el amor apasionado de los comienzos es
una vía inmejorable para conseguir mantener la pareja.
Para ello, es preciso desarrollar la intimidad y la ratificación. Intimidad
supone abrirse y contar cosas que, en otras circunstancias, podrían
usarse en contra de uno de los integrantes de la familia y recibir
aceptación por parte del otro. Cuando se está enamorado las personas se
ponen completamente en manos de su pareja y de esta forma se
construye la intimidad (Costa y Serrat, e Higuera 1985).
El “estar o no estar enamorados” viene a ser el factor causal
relevante. Cuando una pareja “está enamorada” transcurren sus
relaciones con normalidad; en cambio los problemas comienzan cuando
uno u otro “deja de estar enamorado”. El amor se convierte así en el
elemento explicativo por excelencia: “el amor lo vencerá todo”. El
planteamiento derrotista de la resignación no es ni más ni menos que una
consecuencia lógica del planteamiento idealista, vago e inconcreto del
amor.
También se decide compartir más cosas con el otro y se van
comprometiendo ante la sociedad, se guarda fidelidad, se comparte el
tiempo, se entrega el cuerpo, se comparten bienes materiales. Finalmente
se adquiere un compromiso de vida en común, que puede estar o no
refrendado socialmente. Se construye así el compromiso que es la
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decisión de permanecer en la relación pese a los problemas que vayan


surgiendo, luchando con todas las fuerzas posibles para resolverlos.
Según se van compartiendo más elementos se va construyendo un
método para tomar decisiones y se establece una estructura de poder,
que puede ser más o menos democrática, pero siempre aceptada por los
dos. La toma de decisiones es una de las fuentes de conflicto importantes
en la pareja (Costa y Serrat, 1985).
Para tener intimidad, para resolver los problemas, para tomar
decisiones, y para convivir es preciso saber comunicarse, escucharse y
respetarse. La capacidad de comunicarse y de resolver los conflictos es
fundamental para la continuidad de la pareja.
Otro aspecto muy importante es el apoyo mutuo. Se plasma en la
fórmula de estar juntos en la salud y la enfermedad, en las alegrías y en
las tristezas. El otro es el principal sostén ante las dificultades y
amenazas de la vida y el apoyo en el desarrollo personal y social. El
aprendizaje de cómo es en la pareja ese apoyo mutuo se da dentro de la
familia en la que se nace. Una de las primeras conductas que se
desarrollan en ella es la de apego. Definida como la búsqueda de
protección ante amenazas externas (Higuera 2004).
En las relaciones afectivas está el concepto de intimidad emocional,
que es la capacidad de expresar emociones, ternura y afecto (Jacobson &
Chistensen 1996). Se aprende a ser sensual, a expresar con entusiasmó
el erotismo y el deseo al compañero y la expresión abierta y directa de la
genitalidad, para ser la persona misma sin mascaras. El valor de los
sentimientos afectivos profundos como las caricias con creación
compartida, el dejar fluir las sensaciones, los deseos, la intimidad. El
escuchar y hablar, acariciar y acariciarse. El tener confianza y abandonar
el miedo de dejarse amar, soltarse, confiar y finalmente la expresión
sexual genital. Todo esto tiene que ver con la autoestima, el factor más
importante que debe surgir dentro de las personas y entre ellas.

Cuando la autoestima de un individuo se lesiona a lo largo de su


historia personal, no sólo es nocivo para él sino para sus relaciones
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afectivas. Son personas que se valoran poco, que esperan ser


menospreciadas, engañadas, maltratadas y con mucho temor a ser
independientes; con sensaciones más o menos constantes de ansiedad e
inseguridad. Los aprendizajes tempranos fueron de un amor dependiente
que la hizo sentirse como sometidas, limitadas e incompletas y por eso en
la etapa del enamoramiento busca a otra persona que la complemente y
viva para ese otro. El vínculo lo es todo. La autoestima pobre, que se ha
aprendido en la familia de origen, ahora necesita el apoyo del compañero
para sobrevivir emocionalmente, porque se ha construido con base a lo
que los demás piensan de ellas (Rojas, 1998).
Las parejas disfuncionales manejan mal los desacuerdos, porque
actúan bajo la suposición de dar gusto al otro y entonces no pueden
reconocer abiertamente lo que les desagrada. De allí que asuman
estrategias tales como: vacilar, y posponer la decisión; obligar al otro;
engañarlo; juzgar, acusar e interpretar. Cuando se dan cuenta de que el
compañero no responde a las expectativas, surgen las diferencias
individuales, las que consideran nocivas porque llevan al desacuerdo.
Esto les recuerda que no son una extensión del propio yo, sino un ser
aparte. Que tienen diferentes hábitos, gustos, opiniones y expectativas, lo
cual es considerado un insulto y una evidencia de la falta de amor. Para
estas parejas opinar diferente es estar en contra. Las diferencias
individuales y el actuar independiente, tan propio de las parejas con una
autoestima satisfactoria, son vivencias amenazantes.
Por el contrario, las parejas que se construyen con autoestimas
independientes se comunican de una manera funcional, es decir,
expresan con firmeza una opinión, al mismo tiempo aclara y califican lo
que dicen; esperan la réplica; escuchan y validan lo que el otro expresa;
no atribuyen a los otros los propios deseos, pensamientos o percepciones
y no hablan por la otra persona.
En las primeras etapas de la vida los mensajes son básicamente
corporales, luego provienen del mundo de las palabras. Pero hay otro
factor central en el desarrollo de la autoestima, y es la valoración que la
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cultura le da a la persona según el sexo que tenga, para finalmente hacer


una síntesis personal de todos estos datos.
La autoimagen del niño o de la niña se va construyendo con base en
mensajes verbales y actitudinales que le llegan de su contexto, referidos
al valor de ser hombre o mujer y que produce efectos innegables en la
constitución de su identidad (Rojas, 1998).
Cuando la persona sea capaz de cuestionarse a sí misma se puede
reformular otra manera de percibirse, de pensarse y de valorarse; lo cual
lleva a entender y a distinguir que es lo que es y en que cree y en que
creen los demás. El descubrir la diferencia en relación con los otros es tan
importante que produce un sentido de autoconfinza.
Una de las relaciones de pareja más difíciles, comunes y tormentosas,
producto de una formación inadecuada de los límites es el amor obsesivo.
Son personas educadas como seres incompletos, carentes de autonomía
y de libertad, que necesita codepender, es decir, amar en forma obsesiva
o simbiótica. El otro se vuelve un ser imaginado, en vez de otro ser real,
que se acomoda a los deseos del otro. Son personas en las que la
identidad se diluye en la de la pareja, porque lo importante es la
preservación incondicional del vínculo. Quien ama en forma obsesiva
tiene baja autoestima, no puede poner límites, siente un profundo miedo a
estar solo, a ser abandonado, ignorado o destruido. La separación le
provoca angustia de muerte o pérdida del sentido de la vida. Es una
relación en la que el uno no puede vivir sin el otro.
En el vínculo obsesivo los dos miembros de la pareja están atrapados,
pues buscan encontrarse en el otro y temen reconocerse a sí mismos
como sujetos.
Esto es todo lo contrario del verdadero amor, que es “ser dos sin dejar
de ser uno””. Porque lo funcional en un vínculo sano es la diferenciación
individual sin la pérdida de la relación. Si no se preservan los límites y no
se definen la identidad individual, la persona mimetiza en el grupo y
pierde su carácter autónomo. En cambio, la profundidad del amor en la
relación adictiva se mide por la intensidad de la obsesión por el ser
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amado, pero no por la confianza y respeto mutuo de los límites, por la


comprensión y la intimidad (Rojas, 1998).
Por otro lado, el dinero es otro punto que crea conflictos en la relación
de pareja y que refleja en forma clara los matices del poder que maneja
cada uno de sus miembros. Términos como libertad, control, autonomía,
protección, culpa, dependencia, se asocian cotidianamente al manejo del
dinero en el vínculo. Los tres primeros están más del lado de la figura
masculina y los otros del lado de la mujer, muy de acuerdo con los
cánones que rigen la cultura, generación tras generación.
Hablar del dinero en la pareja es hablar de cómo es la intención en sí,
de lo cotidiano, de lo obvio. El dinero tiene también un valor afectivo y un
valor sexual. Una pareja es funcional cuando cada uno de sus miembros
es colaborador y parte esencial de una continúa secuenciación de
acontecimientos que conforman toda una unidad de conductas, en donde
la manifestación de cualquiera de ellas es de la diada.
Entre las múltiples tácticas de poder que existe en las parejas se
encuentran, como una de las más disfuncionales, el control excesivo
sobre cómo circula y cómo se distribuye, colocando a la otra persona en
situación de dependencia. Es un control en el cual el otro adulto no puede
ejercer su autonomía y criterio personal acerca del manejo del dinero y
tiene que someterse en forma infantil e inmadura a la voluntad de aquél.
Es importante pasar al plano de la conversación en la pareja, donde se
expresará la esencia de la relación. En las relaciones conflictivas abundan
las malas interpretaciones, mientras que en los vínculos armoniosos, aun
una idea vaga y difícil de expresar, es entendida y respondida
adecuadamente (Rojas, 1998).
La comunicación es un medio para trasmitir y recibir información
acerca de los pensamientos y sentimientos y los de los demás. Es poder
compartir y disentir. Es permitir que la otra persona tenga una perspectiva
diferente, sin sentir por ello que el otro está en contra. Es dar y recibir
información sin destruir. Es tolerar la diferencia.
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Lo que determina que unos matrimonios sean satisfactorios y otros no,


es la forma de percibir sus problemas. Las parejas más angustiadas
perciben los conflictos en forma altamente negativa, a diferencia de las no
angustiadas, que intercambian más mensajes positivos y modifican sus
situaciones conflictivas por otras menos problemáticas.
En parejas disfuncionales cada persona está tan segura de que tiene la
razón, que ambas piensan que es inútil escuchar y entender el punto de
vista del otro y, por tanto, ambos se sienten frustrados, no escuchados y
no aceptados. Escuchar es aceptar la diferencia. Es entender que la otra
persona tiene todo el derecho de tener una perspectiva distinta y por eso
merece que se valide el contenido de su mensaje y el sentimiento. Validar
es aceptar con palabras y actitudes corporales lo que el otro expresa,
aunque no se este de acuerdo.
Otro factor que es relevante en las relaciones de pareja es el sexo, que
para la mujer, las necesidades sexuales son, antes que eróticas, el
lenguaje natural del afecto y entonces la expresión sexual es una
consecuencia de las emociones. En cambio, para el hombre la expresión
de las sensaciones es una consecuencia del sexo.
Los varones tienen estereotipos culturales sobre lo que más les
gusta a las mujeres en materia de caricias. Creen que se les debe
acariciar en los senos, en la cara interna de los muslos y en aquellos
sitios que tienen mayor sensibilidad desde el punto de vista erótico.
Realmente cada persona tiene características propias, pero un reclamo
general de las mujeres hacia los hombres es la necesidad de mayores
caricias, no sólo como paso previo al coito, sino que en sí misma es una
actividad disfrutable que puede o no terminar en sexo.
El compartir, el disfrutar, el planear, el escuchar, el ser amigos en la
cotidianidad, permite a la pareja expresar sus sentimientos afectivos más
profundos: la intimidad emocional, que es la capacidad de expresar
emociones, ternura y afecto; la sensualidad o capacidad de expresar el
erotismo y el deseo y la expresión abierta y directa de la genitalidad. Así
la mujer abandona el miedo a dejarse amar, se suelta, confía, olvida el
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pasado y deja fluir las sensaciones, los deseos y su intimidad (Rojas,


1998).
La llegada de los hijos representa un momento crucial en la vida de una
pareja. Ellos comienzan a formar parte de su dinámica desde antes de ser
concebidos, desde el momento en que se plantea la decisión de
engendrarlos o desde el instante en el cual las motivaciones y
circunstancias particulares conducen al embarazo. Alteran el equilibrio
que hombre y mujer habían construido hasta ese momento, sigue una
necesidad de volver a lograr la armonía entre necesidades y exigencias
de lo cual puede surgir un proceso constructivo o un factor
desorganizador entre ellos. Los hijos cumplen diferentes funciones en la
vida de la pareja, pero son siempre una parte integrante y trascendental.
Engendrar un hijo es la perpetuación del vínculo entre padre y madre,
es el hijo el depositario del vínculo y su presencia se asume con el
predominio del amor o la agresividad que existe entre los padres. Una
pareja con sus necesidades básicas satisfechas, estará en condiciones de
ofrecer al hijo su capacidad de querer y de enfrentar la vida con realismo
y creatividad, considerándolo como un individuo separado y diferente de
ellos, del cual buscará que logre constituirse como persona independiente
y satisfecha. Una pareja con grandes carencias en su relación tratará de
llenarlas a través del hijo, quien pasa a ocupar el lugar de proveedor de la
pareja y no a la inversa, por lo tanto, no dispondrá de posibilidades
adecuadas para desarrollarse como una persona diferente a la que sus
padres necesitan, y llevará la carga de vivir la vida de ellos en lugar de la
suya propia (Rojas, 1998).
En nuestra sociedad existe la certeza de que la relación de pareja está
en crisis. Existe el sentimiento social de que las relaciones de pareja
están evolucionando y que el matrimonio como institución social está en
proceso de cambio muy rápido. Factores sociales, como la incorporación
masiva de la mujer al mercado laboral o el control de la natalidad; con el
resultado de una igualdad creciente entre hombre y mujeres, han influido
profundamente en las relaciones entre los componentes de la pareja.
19

Otros fenómenos agudizan el cambio, como el trabajo precario, las


jornadas interminables, etc. que retrasan la formación de la pareja y la
edad en la que se tienen los hijos y dificultan la comunicación y la
construcción de la intimidad (Jacobson, 1979).
Es fácil hacer un inventario de las áreas de conflicto de una pareja.
Abarcan todas aquellas en las que se mueve la relación. Las disputas en
los matrimonios se dan a menudo sobre las responsabilidades (quien se
encarga de hacer las cosas) y el poder (quien decide lo que hay que
hacer), las finanzas, las relaciones con miembros de la familia de origen,
el cuidado de los hijos, actividades sociales y de trabajo fuera de la
familia, sexualidad e intimidad y la comunicación.
La mujer comienza a tener acceso a la educación, al mundo del
trabajo, se cuestiona su papel de madre y esposa sumisa, y exige
condiciones de igualdad y respeto; ahora habla más de sus intereses y
tiene una actitud más crítica e independiente ante su realidad. El hombre
por otra parte en la medida en que su papel empieza también a ser
cuestionado, sufre de algún modo esta situación.
La sociedad industrial conlleva a otros factores que condicionan hábitos
de vida y la relación interpersonal poco adecuados para lograr una
comunicación efectiva. El rápido crecimiento incontrolado de la vida
urbana, y las tasas de sobreexplotación, con exceso de número de horas
de trabajo y transporte, vienen a ser algunos de los más representativos
(Montoya, 2000).
Estas condiciones de vida restringen considerablemente, lo que en
términos conductuales se denomina las redes de reforzamiento social. Es
decir, no existe tiempo para visitar a los amigos, vecinos y miembros de la
familia. La red de individuos que proporcionan refuerzos sociales (elogio,
afecto, relación) se reduce a su mínima expresión, al otro miembro de la
pareja, en particular, esta dependencia a la que se alude determina a
menudo demandas recíprocas de afecto y de atención tan apremiantes
que ambos encuentran difícil de satisfacer.
20

Por otra parte, el tiempo de ocio y recreo, ya de por sí limitado, lo


ocupa de manera abusiva la televisión, que introduce en los hogares el
silencio del espectador y reduce al mínimo las oportunidades de
intercambio conversacional y de cuantas actividades placenteras pudieran
planearse.
Todas estas condiciones presionan y facilitan el conflicto en la pareja.
Unas veces vendrá manifestado a través de una sintomatología depresiva
en uno de ellos, generalmente en la mujer o en ambos: y otras a través de
enfrentamientos y conflictos (Montoya, 2000).
Areas De Conflicto
Es fácil hacer un inventario de las áreas de conflicto de una pareja.
Abarcan todas aquellas en las que se mueve la relación. Las disputas en
los matrimonios se dan a menudo sobre las responsabilidades (quien se
encarga de hacer las cosas) y el poder (quien decide lo que hay que
hacer), las finanzas, las relaciones con miembros de la familia de origen,
el cuidado de los hijos, actividades sociales y de trabajo fuera de la
familia, sexualidad e intimidad y la comunicación (Jacobson, 1979).
Los conflictos en la pareja se pueden agrupar alrededor de los
aspectos fundamentales que estructuran la pareja y que se han planteado
hasta aquí:
Intimidad: Epstein, Baucom, Tankin y Burnett (1991) identifican como
área de conflicto matrimonial los límites que existen entre los dos esposos
en el grado de intimidad y de compartir y el balance entre el poder/ control
en la toma de decisiones de la pareja. En relación a la intimidad, estos
autores, incluyen elementos como la expresión de afecto (detalles, sexo,
etc.)
Compromiso: Epstein y cols (1991). En concreto el grado de inversión
que cada esposo pone en la pareja. La inversión incluye, la inversión
instrumental, que es el esfuerzo conductual que se realiza para mantener
o mejorar la relación, y la inversión expresiva que son los esfuerzos que
se realizan para hacer feliz al otro.
21

Dominancia: afectando el balance entre el poder/ control en la toma de


decisiones de la pareja. La propia existencia de una relación de
Dominancia en la pareja se ha mencionado como causa de conflictos y de
injusticia, sobre todo desde el punto de la teoría de unas relaciones
equitativas; pero no se ha demostrado empíricamente que sea así
(Gottman, 1999).
Además la toma de decisiones tiene la característica de ser una
habilidad escasa y difícil y por ello un bien preciado. El apoyo que cada
uno obtiene de la pareja en la toma de decisiones individuales o
conjuntas, puede ser uno de los refuerzos básicos que se obtiene de la
relación. Por ello, aunque exista una relación de Dominancia de un
miembro sobre el otro puede ser considerada como algo aceptable e
incluso deseable porque evita la tarea desagradable de tomar decisiones.
Apego: Las conductas de apego se aprenden en la más tierna infancia
y se automatizan. También se aprenden en la familia de origen las
conductas de respuesta a la solicitud de ayuda. Si no se cumplen las
expectativas que generan las peticiones del otro pueden darse problemas
graves en las parejas. El hecho de que las conductas sean automáticas y
por tanto no conscientes y muy básicas, hace que los conflictos en estos
aspectos sean graves y no siempre explícitos, dando lugar a emociones
fuertes que no encuentran una expresión adecuada para su solución.
(Bowlby, 1998).
Problemas en la comunicación y resolución de problemas: una vez que
aparece un conflicto en cualquier área se disparan en la pareja los
mecanismos para resolverlo. Las habilidades de comunicación, de
resolución de problemas, la estructura de poder, se ponen en marcha
para solucionarlo. Si no consiguen hacerlo, se establecen en la pareja
patrones de relación que lo perpetúan o incluso lo agravan. Cuando el
tiempo pasa sin hallar solución, o los problemas se multiplican, el origen
de las dificultades se olvida y llega a parecer que no existen elementos
desencadenantes de la situación y que es la propia convivencia la que se
convierte en problemática (Jacobson, 1979).
22

Desde el primer contacto visual e intercambio de palabras entre dos


desconocidos, hasta el mantenimiento estable de relaciones íntimas y
personales que pueden contraer esas dos mismas personas, existe un
proceso más o menos largo de mutuos intercambios de refuerzos y
gratificaciones. Este intercambio, para ser efectivo y llegar al objetivo final:
vivir en pareja, ha tenido que ir centrándose en aquellas conductas que
gradualmente se han ido adquiriendo y han servido de soporte básico de
las siguientes.
Tanto en el aprendizaje de conductas adecuadas como en el cambio
de comportamientos que interfieren en una relación afectiva suele ser
necesario seguir este proceso de moldeamiento.
En las parejas con relaciones deterioradas suele ser habitual el uso
frecuente de la estimulación aversiva. En ocasiones uno o ambos
miembros de la pareja utilizan el castigo como medio de eliminar
conductas no deseadas en el otro. El castigo es una técnica de control
que no parece ser eficaz a largo plazo, además que suele tener serios
inconvenientes (fomenta la agresividad y las emociones negativas).
Jacobson (1983) citado por Costa y Serrat, (1985), argumenta que en
la relación interpersonal y, en concreto, en la relación de pareja, la
conducta de cada uno de los miembros de la misma tiene efectos
mutuamente controladores. Este control ocurre por la presencia o
ausencia sistemática de conductas de ambos miembros de la pareja,
gratificantes o agresivas. Se establece un proceso de influencia y control
mutuo, recíproco y circular de conductas y consecuencias
La teoría conductual, sostiene que el desacuerdo o conflicto en la
pareja está en función directa del bajo nivel de reforzadores positivos
intercambiados entre las partes. Sin embargo, esta hipótesis no prejuzga
necesariamente una explicación de tipo etiológico, es decir, se puede
afirmar que las parejas con problemas intercambian menos gratificaciones
que las parejas sin problemas, sin implicación alguna acerca de cómo se
desarrollaron esas diferencias (Costa & Serrat, 1985).
23

La deficiente interacción puede causar la aflicción en la pareja, o ésta


puede ser la causa de aquella, o bien, ambas, interacción deficiente y
aflicción de la pareja, pueden ser efectos correlacionados de alguna
tercera variable causal.
Otro componente importante de la hipótesis comportamental es que las
parejas en conflicto tienen deficientes habilidades de comunicación y de
resolución de problemas. Estas parejas difieren de las no conflictivas en
su relativa inhabilidad para manejar sus problemas de un modo efectivo y
originar cambios en la conducta del otro miembro de la pareja cuando
tales cambios son deseables. Al parecer, suelen utilizar tácticas de control
basadas en el castigo y el reforzamiento negativo, es decir, intentan influir
en el otro mediante la coerción o la estimulación aversiva del tipo de
críticas, amenazas, chantajes, para obtener el cambio que desean. Lo
cual, como es lógico crea insatisfacción, interacciones tensas y evitación
mutua.
Estas parejas no aciertan en aplicar adecuadamente los principios de
reforzamiento positivo y moldeamiento. Pretenden cambiar las conductas
del otro mediante el control aversivo y no refuerzan positivamente las
conductas que éste desea. Esta falta de habilidad en la negociación para
el cambio de conductas, que no significa necesariamente un déficit de
habilidad en áreas no interaccionales, es el resultado de una inhabilidad
global para comunicarse (Montoya, 2000).
Todo esto indica que hay áreas de conflicto que afectan los
componentes de la estructura de la pareja como lo son: el poder,
Teniendo en cuenta, las responsabilidades quien se encarga de hacer las
cosas y quien decide lo que hay que hacer. Estas decisiones abarcan
aspectos tan fundamentales como: Las finanzas, el cuidado de los hijos,
las relaciones sociales, etc. Por otro lado la intimidad, que se construye
con una separación de la familia de origen, dando prioridad al otro en la
autorrevelación y en la toma de decisiones. Por eso uno de los temas más
conflictivos se da en las relaciones con la familia de origen. Seguido,
está, la pasión, el afecto, la sexualidad. El amor va sustituyendo al
24

enamoramiento, la pasión inicial va dando paso a la intimidad y al cariño,


pero no por eso se puede perder la atracción que se siente por el otro
como objeto y sujeto sexual. Por último está la comunicación que es
cuando se producen los conflictos y se envuelven con patrones de
comunicación que perpetúan el problema y conducen finalmente a la
separación (Martínez, 2000).
En circunstancias normales las parejas, aunque no sean felices, se
amoldan y no surgen los conflictos, estos aparecen cuando se dan
circunstancias importantes de cambio, es decir, situaciones estresantes
como: cambios laborales tanto negativos como positivos (paro, ascensos;
jubilación), enfermedades, problemas económicos, la paternidad/
maternidad, (cuando los hijos se van de casa o simplemente se hacen
mayores y dejan más tiempo libre a la pareja). Todos estos son fuentes
de estrés que exigen a la pareja poner en marcha sus habilidades de
comunicación y de resolución de conflictos, además de la motivación para
mantenerse juntos y la capacidad de reconocer las debilidades delante
del otro y que el otro las reciba sin castigarlas.
En los conflictos se establecen formas de conductas que se hacen
crónicas y agravan los problemas, algunos de ellos son: Reciprocidad
negativa. El más problemático es cuando a una comunicación negativa se
responde generalmente con otra comunicación negativa por parte del otro
estableciéndose una reciprocidad en la negatividad que puede acabar en
una escalada de violencia. En algunos casos, la mujer ataca y el hombre
evita o calla. Este patrón se da cuando la mujer da respuestas hostiles
mientras que el hombre se retira o no contesta, ante lo que la mujer
incrementa su hostilidad porque no se solucionan los problemas. En esta
escalada el hombre, quizás constitucionalmente tiene una reacción
fisiológica más negativa y la aguanta menos. Esto lleva al desprecio que
ocasiona una Actitud Defensiva Constante en la pareja (Martínez, 2000).
Otro punto es la habilidad para no escuchar al otro, o se le deja hablar
sin hacerle caso o se habla tanto que no se le deja participar durante la
conversación. Todos estos patrones de conductas pretenden la mayoría
25

de las veces resolver el conflicto, pero no solamente no lo resuelven, sino


que lo perpetúan y la propia interacción se convierte en el problema que
lleva a la separación. No siempre los conflictos llevan a la ruptura. Se ha
reportado un tipo de conflictos en los que el marido se enfada e inicia la
discusión con ánimo de resolver el problema. Cuando se tiene éxito, la
relación puede salir fortalecida, en estos casos el conflicto vivido por los
hijos no es negativo para ellos, incluso puede ser una ocasión para
aprender a ser asertivos (Montoya, 2000).
Otra forma de conducta que mantienen los conflictos es la atención
selectiva. Las parejas en conflicto solamente se fijan en las conductas
negativas del otro y tienden a no ver o a disminuir la importancia de las
conductas positivas. Atribuciones, la atribución del problema a
determinadas causas se ve como un elemento necesario para su
solución, pero si no se hacen las atribuciones correctas se asegura el
conflicto. Expectativas, si aparece una discrepancia entre lo que creen los
esposos que debería ser el matrimonio y lo que perciben que es, tanto en
cualidad como en cantidad, los problemas están asegurados. Ideas
irracionales, algunas ideas aparentemente normales pueden ser un foco
de conflictos solamente por no ser conscientes de que lo que se piensa
no es racional.
Por esta razón, la comunicación no se debe entender como un
concepto vago que pudiera definir una mezcla más o menos misteriosa de
transacciones de difícil concreción. El sentido que se da aquí al término
se debe entender más bien como un conjunto especificable de
intercambios de conductas verbales y no verbales (Dattilio, 1995).
Ambos miembros de una pareja se comunican entre sí en una variedad
de formas para transmitirse sentimientos o emociones, peticiones,
elogios; hablan, tocan, sonríen, gesticulan, gritan, lloran. Cada uno de
ellos actúa a la vez como un emisor y receptor de mensajes.
Para que el intercambio de mensajes personales fluya de un modo
directo, honesto y adecuado se requieren habilidades de expresión
(emisor) y de reacción (receptor); habilidades que, por otra parte, o no
26

han sido aprendidas o se descuidan con demasiada frecuencia. El nivel


de satisfacción o desolación de una pareja dependerá de la efectividad de
sus componentes para intercambiar mensajes recíprocos. La existencia
de ciertos déficit o inhabilidades tanto en la recepción como en la emisión
pueden impedir este proceso, dar lugar a inadecuaciones en la
comunicación y facilitar el conflicto en una pareja. El déficit o inhabilidades
más frecuentes se pueden detectar en tres niveles: En el receptor. Es
muy frecuente, en parejas con relaciones deterioradas, que existan
dificultades en la comunicación y que se manifiesten en su incapacidad
para escuchar o atender los mensajes del otro. Esta recepción
inadecuada facilita también un procesamiento cognitivo inadecuado y un
reenvío de mensajes no sintonizados con los del otro. Otro fenómeno muy
corriente es la dificultad que tienen muchas parejas para reconocer y, por
tanto, recibir conductas positivas en su cónyuge (Dattilio, 1995).
La interacción de pareja se ha deteriorado tanto que cada uno de los
dos se ha convertido en un estímulo discriminativo para los sucesos
aversivos solamente. Las conductas y mensajes positivos no se
reconocen, o cuando se reconocen se equiparan a obligaciones. El
segundo nivel es el emisor. Un déficit en la recepción facilita una emisión
inadecuada de mensajes tanto a nivel verbal como no verbal. Sin
embargo, puede que también este tipo de habilidades específicas no se
hayan aprendido. La comunicación puede resentirse por una inhibición de
la emisión o porque ésta resulte inadecuada para sus objetivos. En
parejas con relaciones deterioradas es relativamente frecuente que no se
expresen sentimientos o peticiones por temor a las consecuencias que
pueden derivarse de una comunicación directa y honesta. Por otra parte,
el cómo se emite el mensaje, es un elemento también determinante en la
efectividad de la comunicación. Por último está el mensaje. El requisito
fundamental que debe cumplir el mensaje es que sea reconocible y
comunicable por ambos miembros de una pareja. Por esta razón el
mensaje debe ser expresado en términos observables.
27

Por otra parte, las parejas insatisfechas carecen de la habilidad para


resolver los múltiples problemas que la convivencia y la relación con los
hijos diariamente plantea. Estas parejas, cuando intentan resolver un
problema específico, mezclan en sus discusiones toda una gama de otros
problemas secundarios e irrelevantes que suelen ser fuente habitual de
conflicto. El discurso se convierte en una larga lista de acusaciones
mutuas que les aparta de su objetivo (Dattilio, 1995).
En general, las dificultades provienen del déficit de los miembros de la
pareja en algunos de los componentes básicos necesarios para la
resolución de problemas. Estos componentes son: especificación o
selección de los componentes del problema, especificación de los
cambios concretos que se desean, formulación de posibles soluciones y
ser capaces de llegar a un acuerdo.
Las parejas en conflicto difieren de las parejas sin problemas no solo
en el intercambio de reforzamiento o castigo, sino también en la relación
entre reforzamiento iniciado por uno de ellos y reforzamiento iniciado por
el otro. Es decir, las tasas de gratificaciones intercambiadas se hacen
sobre una base de reciprocidad. Las parejas invierten en la relación según
las gratificaciones recibidas si bien no excluyen intercambios no
recíprocos en un momento dado. La diferente reactividad de uno o ambos
miembros de la pareja a la estimulación aversiva, provienen del
comportamiento del otro, puede estar balanceada según la historia de
reciprocidad. Es decir, una pareja que ha mantenido en el pasado una alta
tasa de intercambios gratificantes puede tolerar mejor cierta estimulación
aversiva ocasional a una baja momentánea de los intercambios positivos
que otra pareja con un pasado diferente. La reciprocidad negativa,
definida como la tendencia a responder inmediatamente a estímulos
negativos del esposo con una respuesta del mismo signo, parece ser más
probable en parejas en conflicto (Dattilio, 1995).
Satisfacción De La Pareja
La satisfacción de ambos miembros de una pareja está muy en relación
con la valoración e interpretación que ambos hacen de la conducta del
28

otro. Los procesos cognitivos mediacionales condicionan y matizan el


nivel y satisfacción y el comportamiento de los miembros de una pareja en
base, fundamentalmente, a tres factores.
El primero se refiere a los hábitos perceptivo - cognitivos. La valoración
y estimulación que cada cónyuge hace de la conducta del otro puede
venir matizada por hábitos cognitivos erróneos ya adquiridos por uno o
ambos miembros de la pareja. Estos errores cognitivos facilitan el
desarrollo de suposiciones inadecuadas que no solo interfieren la
comunicación en la relación, sino que además dan lugar a estados de
ansiedad y /o depresión en cada uno de los componentes de la misma.
El segundo son las expectativas y experiencia de la relación percibida.
Unas expectativas excesivas o exclusivas, y por tanto no satisfechas
conducen a minusvalorar las gratificaciones del otro y de la vida de
relación en general y reducen el umbral de tolerancia a las frustraciones y
a la estimulación que toda relación interpersonal, conlleva en el algún
grado.
El tercero es la percepción de alternativas, donde cada uno de los
miembros de una pareja compare el resultado de su vida de relación con
alternativas ya pasadas, presentes o futuras (Beck, 1990).
Por otro lado Ellis, (1997) citado por Padesky & Cols, (1999) la
disfunción matrimonial sucede cuando los esposos mantienen
expectativas irreales sobre el matrimonio y hace evaluaciones negativas
extremas cuando no están satisfechos. Afirma que la alteración de
sentimientos y conducta en las relaciones no está simplemente pausada
por los errores de uno de los cónyuges u otros sucesos adversos, sino por
las opiniones que las parejas tienen de las acciones y altibajos de la vida
del otro.
Padesky & Cols (1999), afirman que los matrimonios con problemas
aparecen cuando uno o los dos cónyuges tienen creencias irracionales
(por irracionales se entiende muy exagerado, extremadamente rígido,
ilógico, y absolutista). El resultado de este pensamiento irracional son
expectativas irracionales y exigentes que producen desilusión y
29

frustración al no percibirse que se respeta si no que se viola. Estas


respuestas, a su vez, dan origen a emociones negativas lo que contribuye
a un ciclo vicioso de trastornos. Las creencias básicas sobre la relación y
la naturaleza de la interacción de pareja normalmente se aprenden pronto
de fuentes primarias como los padres, las costumbres culturales, los
medios de comunicación y las primeras salidas en pareja. Estos
esquemas, o creencias disfuncionales sobre las relaciones muchas veces
no están claramente articuladas en la mente del individuo pero pueden
existir como conceptos vagos de lo que debería ser.
Las parejas pueden experimentar una reducción del grado de
satisfacción cuando se dan cuenta de que es necesario esforzarse mucho
para mantener la relación. Esta expectativa además puede producir
evaluaciones erróneas. Las distorsiones cognitivas pueden verse en los
pensamientos automáticos que manifiestan las parejas. Los pensamientos
automáticos de los cónyuges sobre sus interacciones normalmente son
inferencias sobre las causas de los sucesos agradables y desagradables
que ocurren entre ellos (Beck, 1990).
Las creencias distorsionadas suelen ser la base de muchos
desacuerdos en las relaciones, a menudo surgen o resultan de esquemas
de pensamientos defectuosos que forman parte de los procesos
habituales de pensamiento del individuo. Independientemente de cómo se
desarrolle. Las expectativas que cada persona aporta a la relación crean
una dinámica importante en cada unión. En casi toda relación, las
personas tienen algunas expectativas respecto al gran número de
necesidades que su pareja les satisfacerá. A menudo, estas expectativas
o anticipaciones producen distorsiones y se transforman en demandas
irreales. Suele pasar un tiempo antes de que estas expectativas
aparezcan en la relación lo que explicaría por qué surgen en muchas
relaciones sólo después de un periodo de tiempo y no en la época de
noviazgo. Beck (1990), sostiene que las expectativas irreales o exigentes
inevitablemente producen desilusiones y frustraciones que,
30

frecuentemente, se asocian con interacciones negativas (Dattilio,


Padesky, 1995).
En consecuencia de lo nombrado anteriormente las relaciones de
pareja son producto de las características individuales de cada sujeto que
le permiten identificarse, atraerse, agradarse o por el contrario,
enfrentarse, separarse u oponerse, etc. Por esta razón, los factores que
determinan la personalidad influyen en la relación de pareja.
Páez y Zambrano, (1989) definen el Ajuste Marital como el equilibrio
entre necesidades y/o expectativas suplidas por los cónyuges en áreas
específicas de interacción.
Spanier (1976), define el ajuste marital como un proceso cambiante
con una dimensión cualitativa, la cual puede ser evaluada en cualquier
momento del tiempo, en términos de proximidad a un buen o mal ajuste,
considera que el producto del ajuste puede ser determinado por diferentes
grados de:
Diferencias diádicas problemáticas.
Tensiones interpersonales y ansiedad personal.
Satisfacción diádica.
Expresión de afecto.
Cohesión.
Consenso en asuntos de importancia para el funcionamiento de la
pareja. Esta es la definición que se tomara en cuenta en este estudio.
Spainner (1976) Jacobson (1979) & Liberman & Cols (1987) señalan
que: Cuando dos personas se unen llevan al matrimonio una serie de
características individuales entre las cuales se encuentran las actitudes,
costumbres, hábitos, valores, rasgos de personalidad e intereses. Por
esto un matrimonio exige una serie de ajustes de parte de ambos
cónyuges; tienen que ceder, cambiar y hasta a veces sacrificar algo.
Muchas expectativas frente al matrimonio son producto de factores
sociales y culturales, que adoptan las parejas como es el hecho de
casarse y aceptarse como son.
31

Uno de los principales factores que interviene en la relación es la edad


de la pareja ya que afecta de forma directa los procesos de acercamiento
y alejamiento (Díaz Loving, 1996). En la pareja joven, los conflictos
maritales, que ocurren los primeros años de la unión, suelen estar
determinados por inmadurez acentuada de uno o ambos de los cónyuges,
por contradicciones internas que hacen imposible la satisfacción de
expectativas, generalmente inconscientes y no realistas sobre el otro. Los
conflictos maritales en etapas medias o avanzadas suelen estar muy
influidos por las vicisitudes del crecimiento individual, en donde a veces
se dan desfases actuados entre los cónyuges, o cambios de intereses y
proyectos de vida (Campuzano & Izaurieta, 1984).
Una de las investigaciones realizadas por Gottman (1999), sobre los
matrimonios que tienen éxito señala que existen dos épocas delicadas
durante el matrimonio. La primera incluye los 7 primeros años. Según el
psicólogo, hay un elevado número de divorcios después de una media de
5,2 años de matrimonio. La siguiente época peligrosa es la que va de los
16 a los 20 años de matrimonio: también hay muchos divorcios después
de pasados 16, 4 años.
Gottman (1999) afirma que el 69% de los conflictos se deben a los
problemas irremediables, pero los matrimonios felices se las arreglan para
no destruir los cimientos. El nacimiento del primer hijo suele ser un
momento delicado, pero también muy idóneo para “apuntalar la casa”. Las
parejas felices son las que saben pasar de ser sólo esposos a ser
también padres, viéndose como un equipo que comparte las obligaciones
domésticas y el cuidado de los hijos.
Por otro lado, las investigaciones realizadas con respecto a parejas
jóvenes y parejas maduras, (Burr 1970; Rollins & Feldman 1970 y
Cannon, 1974) reportan mayor satisfacción en el periodo inicial y final de
la pareja, es decir en forma de “U”, teniendo en el periodo intermedio
menor satisfacción.
Otros estudios muestran un decremento lineal (Pick y Andrade, 1988;
Pineo, 1961; Luckey, 1966; Swensen; Eskew y Kohthepp, 1981). Estas
32

diferencias pueden explicarse debido, por un lado, a las culturas en las


que se ha medido y por otro, a la interacción con otras variables como el
sexo, numero de hijos, nivel de escolaridad, percepción interpersonal
entre los miembros de la pareja, nivel socioeconómico, comunicación
marital. (Rivera, 1992).
Un equipo de investigación de la Universidad de Texas en Austin,
realizó un estudio, denominado “el proyecto PAIR”, en el que analizó 168
parejas durante 13 años, a lo largo del noviazgo, los primeros años de
matrimonio, la paternidad y el divorcio. Los resultados demostraron que
veinte años después de que las parejas se formaran, el 40% no se siente
satisfecha, el 35% se divorcia y del 25% restante, por lo menos uno de los
esposos no es feliz con su matrimonio. Según explicó a la prensa el
profesor Ted Huston (1998), líder de la investigación, “la compatibilidad es
malentendida y sobrevalorada”.
Prácticamente nadie pareciera contradecir que, en las sociedades
modernas, la mayoría de la gente casada expresa que la calidad de su
matrimonio tiene un fuerte efecto en su felicidad y satisfacción en la vida.
Hay un tema que varios especialistas coinciden en mencionar, los hijos:
“cuando nace un bebé, generalmente se genera discusiones. Cambia el
dinero, las relaciones, el sexo, las tareas domésticas. Un nuevo bebé
exige nuevas rutinas, aumenta el cansancio, disminuye los encuentros”, el
psiquiatra Scott Haltzman (1995 ) explico:
Los hijos son un factor importante a tener en cuenta en la presente
investigación, lo que da lugar a evaluar que representan algunos de los
conflictos que tienen las parejas o por el contrario propician la solución de
sus problemas. Los hijos cambian la situación que vivía la pareja, e
involucran aspectos como: los roles que desempeñaba cada uno de los
miembros, la economía, el trabajo, la vivienda, el aspecto social.
En una investigación realizada en Colombia en 1998 para El Tiempo,
por Nelly Rojas, se llego a las siguientes conclusiones, sobre las parejas
colombianas residentes en poblaciones urbanas del país. La mitad de los
colombianos tiene vínculos de pareja tradicionales, dentro de los cuales
33

resalta el matrimonio civil religioso. Sin embargo, otros tipos de vínculo,


especialmente la unión libre, son cada vez más importantes, ya que dos
de cada diez parejas colombianas tienen este tipo de vínculo.
Sobre los vínculos desechos (las separaciones) la edad en que ocurre
con mayor frecuencia es en la comprendida entre los 46 y 55 años.
Los colombianos reportan que sus padres tenían vínculos
relativamente estables y consideran que existía una comunicación
frecuente y buena, sin embargo uno de cada cuatro colombianos
menciona que sus padres no le demostraban su afecto, ni en general
estimulaban ese tipo de expresiones, cada diez colombianos dice en
general, que no veía a sus padres expresándose afecto el uno al otro.
Cuatro de cada diez colombianos vío violencia física o verbal en la
relación de sus padres, y tres de cada diez dice que su relación actual se
parece a la de ellos (Rojas, 1998).
El estudio muestra que solamente tres de cada diez colombianos dice
que desde antes de establecer un vínculo formal con su pareja, ya lo
conocía bien; Sin embargo cuatro de cada diez dice que sólo conoció a su
pareja con la convivencia y dos de cada diez siente que posiblemente
nunca llegará a conocer a su pareja.
Se pudo encontrar que en las dos áreas donde hay menor satisfacción
en las parejas colombianas son, las necesidades sociales y de
comunicación. La expectativa afectiva menos satisfecha es,
precisamente, “que su pareja tenga en cuenta sus necesidades”. El
estudio además muestra que las parejas colombianas no tiene una buena
comunicación y que tres de cada diez parejas colombianas no buscan
momentos especiales para disfrutar de la sensualidad y la sexualidad de
la pareja.
Sobre el dinero en la pareja, el estudio muestra que en Colombia casi
la mitad de las parejas están conformadas por personas que aportan
ambas (en lo económico) al mantenimiento del hogar; sin embargo, en la
mayoría de estas parejas los ingresos del hombre son superiores a los de
la mujer y en tres de cada diez parejas colombianas, sólo el hombre tiene
34

ingresos para aportar al hogar, y cuatro de cada diez personas no conoce


cuánto son los ingresos de su compañero.
Finalmente, los hijos son percibidos como “una ayuda” para el
fortalecimiento de la unión de parejas (Rojas, 1998).
Sonia Martinez León, de la Universidad del Valle de Mexico, realizo una
investigación, evaluó algunos de los conflictos que tienen las parejas y
como propician la solución de sus problemas. Se tuvo en cuenta las
situaciones que vivía la pareja, los roles que desempeñaba cada uno de
los miembros, la economía, el trabajo, la vivienda, el aspecto social.
Las variables de edad, sexo y nivel de escolaridad estuvieron
representados en los siguientes grupos: el grupo mujeres jóvenes (edad
de 17 a 30 años), hombres jóvenes (edad de 17 a 30 años), mujeres
maduras (edad de 31 a 45 años), hombres maduros (edad de 31 a 45
años). en el caso de las variables sexo y escolaridad, se dividió la
muestra en hombres y mujeres y profesionales y no profesionales. Se
trabajó con una muestra constituida por 200 sujetos; de los cuales 100
fueron profesionales y 100 no profesionales, de ambos sexos,
representados equitativamente. Los resultados indican que los sujetos
que son profesionales se perciben más satisfechos, física y sexualmente,
como en el apoyo que reciben de la pareja. El análisis de varianza, con
hombres y mujeres por separado, mostró que los hombres profesionales
se perciben más satisfechos en las áreas físico sexual y afectiva. En el
caso de las mujeres, se observó que las profesionales sienten mayor
apoyo de parte de sus parejas.
Con respecto a los efectos de la edad y la escolaridad se ha
encontrado que a mayor nivel de escolaridad en las parejas mayor
satisfacción con la relación. Esto se podría explicar debido a que las
parejas que tienen niveles de estudios más altos tienen mayor
comunicación, compromiso, modo de pensar más amplio, convivencia,
etc.
35

Esta investigación tuvo en cuenta factores que tienen influencia sobre


la condición de las parejas. Claramente se ve cómo el alto nivel escolar
propicia el ajuste marital.
Sin embargo las parejas con conflictos tienen mayores discusiones e
interacciones que son problemáticas y les es muy difícil encontrar una
salida a la forma de enzarzarse. Desde un enfoque cognitivo - conductual
se han analizado con detalle como son los patrones de relación en las
parejas con problemas, sobre todo en la comunicación y en las
habilidades de resolución de problemas.
Componentes Conductuales
Según Finchman & Beach, (1999) Los patrones conductuales se
instalan en las parejas con conflictos de la siguiente forma:
• El más problemático es cuando a una comunicación negativa se
responde generalmente con otra comunicación negativa por parte del otro
estableciéndose una reciprocidad en la negatividad que puede acabar en
una escala de violencia. A la escala verbal suele contribuir en mayor
medida la mujer. Las mujeres que no lo hacen es porque tienen más
capacidad de razonar en esas circunstancias sobre sus pensamientos y
cambiar la respuesta más automática. Este patrón de reciprocidad
negativa aparece también en los matrimonios que no tienen problemas;
pero con mucha menos frecuencia, en ellos una interacción negativa es
seguida frecuentemente por una respuesta positiva o por ninguna
respuesta. El patrón de reciprocidad positiva se da en ambos tipos de
matrimonio. (Gottman, 1999).
• Otro patrón problemático aparece cuando la mujer da respuestas
hostiles mientras que el hombre se retira o no contesta, ante lo que la
mujer incrementa su hostilidad. En los matrimonios armoniosos se da
también este aunque con menor frecuencia y a menudo acaba con la
retirada de ambos.
• Uno de los métodos que se utilizan para resolver los problemas de
comunicación es el empleo de la metacomunicación, es decir, reflexionar
sobre la forma en que se está dando la comunicación.
36

• Como patrones de comunicación problemáticos como se ha


mencionado Gottman (1999) añade la presencia de los cuatro jinetes del
Apocalipsis que pueden conducir a la pareja al divorcio: la crítica, la
actitud defensiva, el desprecio y hablar mucho para que el otro no pueda
dar su opinión. Para este autor se comienza con la crítica que lleva a los
otros jinetes.
Componentes Cognoscitivos
Se han estudiado también los elementos cognoscitivos que preceden,
están asociados al conflicto y a veces pueden desencadenarlo. Epstein &
Cols, (1993) identifican los siguientes:
• La atención selectiva. Los miembros de la pareja tienden a valorar
de forma muy diferente la frecuencia con la que ocurren determinadas
conductas, fijándose en aquello que les duele y dándole subjetivamente
mayor frecuencia, para lo que acuden a buscar en la historia de la pareja
hechos similares con los que intentan confirmar su percepción actual, o
simplemente justificando su miedo a que ocurra algo aversivo.
• Atribuciones. La atribución del problema a determinadas causas se
ve como un elemento necesario para su solución, de aquí la importancia
de que las atribuciones estén realizadas correctamente. Un tipo de
atribuciones que incrementa los problemas, son aquellas en las que se
atribuye la conducta negativa del otro a malas intenciones, siendo casi
imposible probar su falsedad. Este tipo de atribuciones intensifica el
conflicto al incrementar los ataques verbales que intentan culpabilizar y
avergonzar al otro.
• Expectativas. Es evidente que si no se tienen expectativas de
solución la posibilidad de que los problemas se resuelvan son mucho
menores, se deja de buscar y de intentarlo. En consecuencia pueden
darse de depresión al producirse indefensión. Cuando tienen la creencia
de que los problemas se pueden resolver se dan más posibilidades de
que se resuelvan.
• Suposiciones y estándares: si aparece una discrepancia entre la
que creen los esposos que debería ser el matrimonio y lo que percibe que
37

es, tanto en cualidad como en cantidad, los problemas están asegurados.


No es necesario que sean conscientes de la discrepancia para que
aparezcan los conflictos. Sin embargo las diferencias reales entre los
estándares de ambos componentes tienen poca correlación con el nivel
de satisfacción del matrimonio, siempre y cuando no exista discrepancia
entre lo que “debería ser y lo que es”, cada uno de ellos puede pensar
que se cumplen en el matrimonio.
• Las creencias irracionales: pueden ser una de las fuentes de
conflicto en las parejas. Eidelson y Epstein (1982) listan algunas de ellas:
estar en desacuerdo es destructivo de la relación, los miembros de la
pareja deben ser capaces de averiguar los deseos, pensamientos y
emociones del otro, los miembros de la pareja no pueden cambiarse a sí
mismos o a la naturaleza de la relación, uno debe ser un compañero
sexual perfecto del otro, los conflictos entre hombre y mujer se deben a
diferencias innatas asociadas al sexo que se muestran en la necesidades
y en la personalidad.
Wilson y Mejía (2002), analizaron las emociones específicas sentidas y
percibidas por los cónyuges durante una conversación, concluyendo que
el ajuste marital actual de ambos géneros fue predicho a partir de los
reportes de los afectos presentes en la conversación de pareja. En
comparación con las mujeres maritalmente más desajustadas, las mujeres
mejor ajustadas percibieron menor indiferencia y mayor tranquilidad en
sus maridos y, a su vez, fueron percibidas por ellos como más tranquilas
durante la conversación. Un 64% de la varianza en el ajuste marital
femenino fue explicada conjuntamente por estas variables. En cuanto al
ajuste marital masculino, mientras mayor era éste, mayor era el cariño y la
alegría y menor la tranquilidad y la indiferencia que ellos dijeron sentir
durante la conversación.
Además, las esposas de los maridos mejor ajustados reportaron sentir
menos indiferencia durante la conversación que las esposas de aquellos
no tan bien avenidos. En conjunto, estas variables predijeron un 70% de
la varianza en el ajuste marital masculino (Wilson, 2002).
38

Así la depresión es una de las problemáticas asociadas al ajuste


marital ya que cuando una persona se sumerge en la tristeza se crea un
universo solitario, donde el refugio es esconderse dentro de sí mismo, el
miedo a vivir y enfrentar la realidad hace de todos los días un sufrimiento
constante y poco entendible y más dentro del matrimonio.
Depresión
El estado de ánimo deprimido se encuentra en varios trastornos, de
modo que su sola presencia no significa que la persona padece un
trastorno del estado de ánimo. Este término se puede referir a un
trastorno.
Clasificación y Cuadro Clínico De La Depresión
El concepto clave de los trastornos depresivos es el de “Episodio
depresivo Mayor”. Se define por la presencia simultánea de una serie de
síntomas importantes durante un período prácticamente continuado de 2
semanas. Además se requiere que al menos uno de esos síntomas sea
necesariamente o bien una pérdida de placer (anhedonia) con las cosas
con las que uno solía disfrutar. El diagnóstico de episodio adicionales de
exclusión: (1) que los síntomas no sean causados por una enfermedad o
ingesta de sustancias, y (2) que los síntomas no se deban a una reacción
de duelo normal por la muerte de un ser querido.
El DSM – IV plantea los siguientes niveles de gravedad:
1. ligero: para cuadros en los que existan pocos síntomas más que los
mínimos requeridos para el diagnóstico, y el deterioro laboral o
social existe pero es pequeño.
2. Moderado: deterioro sociolaboral moderado.
3. Grave no psicóticas: episodios en los que existen delirios o
alucinaciones. En este caso conviene señalar, se es posible, si
estos síntomas son congruentes con el estado de ánimo o
incongruentes: se supone afectar el curso general del trastorno.
4. En remisión parcial: estado intermedio entre “ligero” y “en remisión
total”.
39

5. En remisión total: no ha habido signos o síntomas significativos en


los pasados 6 meses.
Trastorno depresivo mayor
Este término aparece por primera vez en un sistema de clasificación
oficial con el DSM-IV, y ha tenido amplia aceptación. Esta categoría viene
a cubrir aproximadamente lo que antes se definía de un modo impreciso
con términos como “depresión neurótica grave”:
a. Nunca ha tenido un episodio de manía o de hipomanía.
b. No se trata de un caso de esquizofrenia, trastorno
esquizoafectivo, u otros trastornos psicóticos, es decir, no se trata
de un problema superior a los trastornos del estado de ánimo.
Sólo se puede diagnosticar dos tipos de trastorno depresivo mayor: de
episodio único (para aquellos casos en los que el episodio actual sea el
primero que han tenido a su vida) y recurrente (para aquellos otros casos
en los que ha habido por los menos algún otro episodio depresivo mayor
en su vida).
Distimia
El DSM – IV (APA, 1980) empleó el viejo término de trastorno distímico
para definir un tipo de depresiones cuya definición nunca había estado
bien resuelta. Se trata de estados depresivos muy prolongados,
prácticamente crónicos, que sin llegar a cumplir los criterios exigentes del
“episodio depresivo mayor” se caracteriza por la presencia de bastantes
síntomas depresivos. Los distímicos muestran una sintomatología de tipo
semejante pero menos grave, más sostenida en el tiempo, y rara vez
requieren hospitalización.
Desde el punto de vista de los síntomas, estos pueden ser el resultado
de un estado emocional, una reacción ante una situación o el estilo de
comportamiento característico de una persona. El sentimiento de la
depresión por lo general se conoce como “melancolía”. El término
depresión también se utiliza para describir una tristeza que proviene de la
muerte de alguien en la familia.
40

Incluso cuando los sentimientos depresivos de una persona no forman


parte de algún otro trastorno, se debe responder a la pregunta sobre
cómo distinguir entre la melancolía o “depresión normal” que todos
pueden sentir de vez en cuando. Con frecuencia, las personas que están
deprimidas experimentan la tristeza, pero ésta no es igual que la
depresión (Sarason, 1996).
El cuadro que presenta una persona deprimida puede ser muy variado
en cuanto a su evolución temporal. En algunos casos se trata de formas
episódicas y en otros se trata de estados permanente. Además puede
variar su gravedad: en algunos casos se trata de estados más bien leves
y en otros existen deseos o intentos de suicidio. Pero en general,
cualquier persona deprimida es probable que presente cambios en cinco
grandes núcleos que según Beck (1976) y Vásquez (1990) son los
síntomas anímicos, motivacionales, y conductuales, cognitivos, físicos e
interpersonales.
La tristeza es el síntoma anímico por excelencia de la depresión.
Además de estar presente en prácticamente todos los deprimidos, es la
queja principal en aproximadamente la mitad de las personas que
padecen depresión (Klerman, 1987).
Aunque los sentimientos de tristeza, abatimiento, pesadumbre o
infelicidad, son los más habituales, a veces el estado de ánimo
predominante es de irritabilidad, sensación de vacío o nerviosismo.
Incluso en casos de depresiones graves la persona puede llegar a negar
sentimientos de tristeza, alegando con aparente inmutabilidad que ahora
es “incapaz de tener ningún sentimiento”; en estos casos graves es
normal que los pacientes digan que ya les es prácticamente imposible
llorar (Belloch, 1995).
Uno de los aspectos subjetivos más dolorosos para las personas es el
estado general de inhibición en que se hallan. En efecto, la apatía, la
indiferencia y, en definitiva, la anhedonia – o disminución en la capacidad
de disfrute – es junto con el estado de ánimo deprimido el síntoma
motivación y conductual, principal de un estado depresivo. Levantarse de
41

la cama por las mañanas o asearse pueden convertirse en tareas casi


imposibles y, en muchos casos, se abandonan los estudios, el trabajo,
etc. Tomar decisiones cotidianas puede convertirse también en una tarea
casi insalvable.(Belloch, 1995).
En su forma más grave este tipo de inhibición conductual se conoce
como retardo psicomotor, un enlentecimiento generalizado de las
respuestas motoras, el habla, el gesto y una inhibición motivacional casi
absoluta. En casos extremos, este retardo puede llegar al “estupor
depresivo”, un estado caracterizado por mutismo y parálisis motora casi
totales, y muy similar al estupor catatónico (Klerman, 1987).
Por otra parte, la memoria, la atención y la capacidad de concentración
puede llegar a resentirse drásticamente. Hartlage y Dyckman, (1993)
afirman que estos procesos cognitivos se afectan de tal forma que
incapacitan el desempeño de las personas en las tareas cotidianas. Pero
aparte de estos déficit formales, el contenido de las cogniciones de una
persona depresiva está también alterado. En efecto, la valoración que
hace una persona deprimida de si misma, de su entorno y de su futuro
suele ser negativa. La autodepreciación, la autoculpación y la pérdida de
autoestima suelen ser, por lo tanto, contenidos clave en las cogniciones
de estas persona (Belloch, 1995 & Sarason 1996).
La aparición de cambios físicos es habitual y suele ser uno de los
motivos principales por los que se solicita la ayuda de un profesional. Un
síntoma típico, que afecta a un 70 –80 por 100 de las personas
depresivas, son los problemas de sueño. Normalmente se trata de
insomnio (problemas para quedarse dormido, despertares frecuentes a lo
largo de la noche o despertar precoz), En un pequeño porcentaje de
personas puede presentarse hipersomnia. Otros síntomas físicos
comunes son la fatiga, la pérdida de apetito y una disminución de la
actividad y el deseo sexuales que, en los hombres, puede incluso
acompañarse con dificultades en la erección (Belloch, 1995).
Otra importante característica de las personas deprimidas es el
deterioro en las relaciones con los demás. De hecho, un 70 por 100 dice
42

haber disminuido su interés por la gente (Beck, 1976, Belloch 1995,


Sarasson, 1996). Estos pacientes normalmente sufren el rechazo de las
personas que les rodean, lo que a su vez reactúa aislándolas aún más
(Belloch, 1995).
Desde el punto de vista de Beck, (1983) en el trastorno depresivo
existe una distorsión o sesgo sistemático en el procesamiento de la
información. Tras un suceso vital que suponga una perdida o un fracaso,
es bastante frecuente la aparición de sentimientos de tristeza y
abatimiento. Sin embargo, en las personas depresivas aparece un sesgo
o distorsión en el procesamiento de los sucesos que implican una pérdida
o privación. Los individuos depresivos valoran excesivamente esos
sucesos negativos, los consideran globales, frecuentes e irreversibles.
Existen varias teorías explicativas de la depresión en adultos, algunas
de tendencia ambientalista y conductual y otras cognoscitivas y otras con
énfasis organicista, a continuación se presentan dichas teorías.
Enfoque Biológico De La Depresión
Esta postura fue planteada por Akiskal (1973) quien dice que los
estados depresivos son el resultado de la interacción de múltiples
factores, genéticos, evolutivos, bioquímicos e interpersonales, cuyos
efectos convergen en el sistema límbico y originan una alteración
funcional reversible de los mecanismos cerebrales de gratificación y
refuerzo.
Los caminos hacia una depresión son múltiples y diversos, pero una
vez que se establece un estado depresivo es inevitable un cierto grado de
alteración persistente de procesos neurobiológicos. Incluso las inevitables
variaciones de humor del sujeto sano normal se acompañan por
modificaciones en la dinámica cerebral y sus correlatos neuroendocrinos,
que son prontamente compensadas por los mecanismos homeostáticos
que regulan la constancia del medio interno y aseguran el funcionamiento
del organismo. Es muy posible que muchas depresiones sean abordadas
antes de alcanzar rango clínico por los mismos mecanismos responsables
de la tan frecuente recuperación espontánea.
43

Teorías Conductuales De Los Trastornos Depresivos


Fue plateada por Lewinsohn (1974), quien señala que la depresión es
una respuesta a la pérdida o falta de refuerzos positivos contingentes a la
conducta. Esto significa un reforzamiento insuficiente en los principales
dominios vitales de una persona conduce a un estado de ánimo deprimido
y a la reducción en el número de conductas, lo cual según Lewinsohn son
los fenómenos primarios de la depresión. Otros síntomas de la depresión,
tales como la baja autoestima y la desesperanza, son la consecuencia
lógica de la reducción en el nivel de actividad. Por tanto, la pérdida o falta
de refuerzos positivos contingente a la conducta constituiría para
Lewinsohn la causa suficiente de la depresión que, a su vez, puede ser el
resultado de factores aislados o mixtos como: 1) un ambiente que no
proporciona el reforzamiento suficiente; 2) falta de habilidades sociales
para obtener reforzamiento de un ambiente dado, 3) incapacidad de
disfrutar de los reforzadores disponibles debido a que el sujeto presenta
altos niveles de ansiedad social que al interferir con la puesta en marcha
de sus habilidades sociales, le impiden acceder a los refuerzos sociales.
Finalmente, menciona ciertos factores que mantienen la depresión a
corto y a largo plazo. A corto plazo, la conducta depresiva se mantendría
al provocar refuerzo social positivo por parte de las personas de su
entorno en forma de simpatía, atención, apoyo y afecto. Pero a largo
plazo, la conducta depresiva llega a ser aversiva para esas otras
personas, las cuales empiezan a evitar al individuo y se establecería un
espiral patológico que exacerbar o mantiene en el tiempo la
sintomatología depresiva.
La Teoría De La Indefensión Aprendida
Martin Seligman (1983), partiendo de ortodoxos principios del
condicionamiento clásico e instrumental estudió los efectos que, en
animales, producían series de choques eléctricos inescapables. Ante este
tipo de situaciones incontrolables se describió que los animales llegaban a
desarrollar un patrón de conductas y de cambios neuroquímicos
44

semejantes al de los deprimidos, fenómeno al que se le dio el nombre de


desamparo o indefensión aprendida.
Sin embargo, Seligman ofrece una explicación de tipo cognitivo, pues
propone que esta conducta se desarrolla sólo cuando el animal no tiene
esperanza de poder controlar nunca la situación aversiva en la que se
encuentra. Este a su vez aplicó el modelo experimental – animal al
estudio de la conducta humana y postuló que la pérdida percibida de
control del ambiente o expectativa de incontrolabilidad (es decir, el
aprendizaje por parte del sujeto de que existe una independencia entre
sus respuestas y las consecuencias ambientales) es causa suficiente de
la aparición de una reacción depresiva en humanos, y que tal expectativa
es fruto de cualquiera de los siguientes dos factores: 1)una historia de
fracasos en el manejo de situaciones y 2) una historia de reforzamientos
sobre una base no contingente que no haya permitido que el sujeto
aprenda las complejas aptitudes necesarias para controlar el ambiente.
Teoría De La Desesperanza
Lynn Abramson, Gerald Metalsky y Lauren Alloy (1989), postulan una
nueva categoría de depresión: la depresión por desesperanza. La teoría
claramente se explicita como un modelo diátesis – estrés y especifica una
cadena de causa distantes y próximas que incrementan la probabilidad de
depresión y que culmina en la desesperanza. La cadena causal comienza
con la ocurrencia de sucesos vitales negativos; no obstante, este factor se
sitúa muy alejado en la cadena causal conducente a la depresión.
A diferencia de la teoría de la indefensión aprendida, no se habla de
“sucesos incontrolables”, sino de “sucesos vitales negativos”. Este
pequeño matiz es importante puesto que el modelo se vincula así a los
estudios epidemiológicos que ponen de manifiesto que la presencia de
sucesos estresantes negativos está asociada con la aparición de
reacciones depresivas.
Las clases de atribuciones que la gente hace acerca de esos sucesos y
el grado de importancia que les confiere contribuyen al desarrollo de la
desesperanza y de los síntomas de la depresión por desesperanza.
45

Brevemente, cuando los sucesos vitales negativos se atribuyen a factores


estables y globales y se ven como importantes, la probabilidad de
desarrollo de los síntomas depresivos es mayor.
Este tipo de depresión aparecía en aquellos individuos que
experimentan desesperanza cuando les ocurre un suceso vital negativo,
desesperanza a la que es más probable que lleguen las personas con un
estilo atribucional global, estable e interno para los suceso negativos.
Es decir que es la expectativa negativa acerca de la ocurrencia de un
suceso valorado como muy importante, unida a sentimientos de
indefensión sobré la posibilidad de cambiar la probabilidad de ocurrencia
de ese suceso.
Teoría Cognitiva De Beck
La triada cognitiva de Beck & Belloch (1988), es una visión negativa
del yo, del mundo y del futuro. Esta teoría plantea una amplificación de los
sentimientos de tristeza y abatimiento, en su frecuencia o en su
intensidad, de forma que interfieren con la capacidad adaptativa del
individuo que lo sufre.
Este procesamiento cognitivo distorsionado o sesgado que aparece en
la depresión conduce, según Beck, al resto de los síntomas afectivos,
conductuales, motivacionales y fisiológicos que caracterizan al trastorno.
Sin embargo este tipo de procesamiento, al igual que los demás síntomas
pueden ser el producto de muchos factores y, así, en la etiología de la
depresión pueden estar implicados factores genéticos, evolutivos,
hormonales, fisiológicos y psicológicos. No obstante, cualquiera que sea
la etiología este tipo de procesamiento distorsionado o sesgado es una
parte intrínseca del síndrome depresivo y funciona como factor de
mantenimiento de la depresión (Beck, 1983).
Esta teoría afirma que en muchos casos de depresión no endógena la
etiología tendría que ver con la interacción de tres factores: (a) la
presencia de actitudes o creencias disfuncionales sobre el significado de
ciertas clases de experiencias, actitudes que impregnan y condicionan la
construcción de la realidad (b) una alta valoración subjetiva de la
46

importancia de esas experiencias que resulta de la estructura de la


personalidad y (c) la ocurrencia de un estresor específico a los anteriores
factores, es decir, un suceso considerado importante que incide
directamente sobre las actitudes disfuncionales del individuo.
Beck usa los esquemas para explicar como las actitudes o creencias
disfuncionales están representadas mentalmente y afectan al
procesamiento de la información. Según dice Beck, “los esquemas son
estructuras funcionales de representaciones relativamente duraderas del
conocimiento y la experiencia anterior” (Beck y Clark, 1988, p. 382).
Estas estructuras cognitivas dirigen la percepción, codificación,
organización, almacenamiento y recuperación de la información del
entorno. Los estímulos consistentes con los esquemas se elaboran y
codifican, mientras que la información inconsistente se ignora y olvida. En
el caso de los esquemas disfuncionales, el resultado de este proceso
simplificador es un procesamiento desadaptativamente distorsionado de
la información y un ulterior interpretación desadaptativamente sesgada de
la realidad.
Los esquemas responsables del procesamiento sesgado de la
información en los individuos depresivos, los esquemas disfuncionales
depresógenos, se diferencian de los esquemas de los sujetos normales
tanto en su estructura como en el contenido de la información que
almacenan. En cuanto al contenido, los esquemas disfuncionales
contienen reglas, creencias y actitudes estables del individuo acerca de sí
mismo y del mundo, que son de carácter disfuncional y poco realistas
porque establecen contingencias tan inflexibles e inapropiadas para
determinar la propia autovalía que es muy fácil que los acontecimientos
normales de la vida diaria obstaculicen los intentos del individuo por
cumplir tales contingencias. Estas actitudes y creencias están conectadas
con recuerdos relevantes a su desarrollo y formación, recuerdos que
tienen que ver con experiencias tempranas de la infancia. En cuanto a la
estructura, los esquemas disfuncionales en la depresión tienden a ser
47

más rígidos, impermeables y concretos que los esquemas adaptativos y


flexibles de los individuos considerados como “normales”.
La activación de los esquemas depresógenos sería, responsable del
procesamiento distorsionado de la información que aparece en los
trastornos depresivos. Para que tal activación tenga lugar es necesaria la
aparición de un suceso estresante similar a aquellos sucesos que
proporcionaron la base para la formación durante el proceso de
socialización de los esquemas, es decir, para la formación de las reglas y
actitudes almacenadas en ellos (Beck, 1983).
La teoría de Beck hipotétiza pues, que los esquemas depresógenos
son el factor de vulnerabilidad cognitivo para la depresión. Antes de su
activación por experiencias específicas, la teoría propone que tales
esquemas permanecen latente, de modo que no influyen de manera
directa en el estado de ánimo del sujeto o en sus procesos cognitivos, ni
tampoco necesariamente se encuentran fácilmente accesibles a la
conciencia. Por otro lado sugiere que el tipo de estresor que pueda activar
un esquema depresógeno también viene determinado por diferencias
individuales en la estructura de personalidad. En la teoría cognitiva, los
rasgos de personalidad se entienden como esquemas cognitivos de un
orden jerárquico superior a los otros esquemas. La teoría cognitiva
propone dos dimensiones de personalidad como factores de
vulnerabilidad a la depresión, sociotropía y autonomía. Los esquemas
sociotrópicos incluyen actitudes y creencias que implican una
consideración muy elevada de las relaciones interpersonales y una alta
dependencia social a la hora de juzgar la propia valía. Los esquemas
autónomos incluyen actitudes que priman la independencia, la libertad de
acción, la vida privada y la autodeterminación. En consecuencia, habría
sucesos estresantes específicos para cada tipo de esquemas (Beck,
1983).

Investigaciones De Depresión y Pareja


48

Cuando dos individuos se casan, pasan a integrar una nueva unidad


social, un "sistema marital"; este sistema no es la simple suma de dos
personalidades o dos individuos, con sus respectivas necesidades y
esperanzas, sino una entidad nueva y cualitativamente distinta. Sea como
fuere la historia individual de los cónyuges y el tipo de relación que hayan
llevado durante el noviazgo, se empiezan a establecer nuevas pautas de
relación, así el nuevo sistema diádico pasa a ser una "tercera persona
autónoma" cuyos propósitos pueden complementar o contrariar los
objetivos maritales de uno u otro cónyuge. Además, existe la posibilidad
de que sus efectos sobre cualquiera de ellos afecten profundamente su
funcionamiento dentro de otros sistemas. Prácticamente nadie pareciera
contradecir que, en las sociedades modernas, la mayoría de la gente
casada expresa que la calidad de su matrimonio tiene un fuerte efecto en
su felicidad y satisfacción en la vida. Esto ha provocado que se hayan
realizado diversos estudios con la finalidad de comprender y analizar este
aspecto de la vida marital. Uno de los últimos planteamientos psicológicos
sobre los trastornos depresivos ha sido el enfoque interpersonal. Este
enfatiza la importancia de los factores interpersonales tanto sociales como
familiares en la etiología, mantenimiento y tratamiento de la depresión
(Cano, 2005).

Quizá la más clara conceptualización interpersonal de la depresión sea


la presentada por James Coyne (1976). Este autor sugiere que la
depresión es una respuesta a la ruptura de las relaciones interpersonales
de las cuales los individuos solían tener apoyo social, y que la respuesta
de las personas significativas de su entorno sirve para mantener o
exacerbar los síntomas depresivos.
Técnicamente no es lo mismo estar deprimido que tener una depresión.
Dos expresiones que a simple vista equivalentes, no lo son para los
especialistas en salud mental. Se sabe que el 20% de las personas que
acuden al médico de familia lo hacen por sentirse tristes, desanimadas,
con ganas de llorar, con pocas fuerzas para afrontar los retos del nuevo
día, aquejadas de dolores de incomprensible origen o sentimientos de
49

impotencia e inutilidad; pero también se tiene la experiencia de que, en


unas horas o pocos días o incluso ante la aparición de una buena o
agradable noticia, el estado de ánimo cambia (Cano, 2005).
Ante un episodio depresivo mayor (EDM) le fallan las fuerzas, se siente
triste, apagado, fatigado, conmovido por cualquier evento desgraciado del
mundo, con ganas de llorar y sin querer ver a nadie. Siente insuficiencia y
desesperanza, quiere estar solo, acostado, sin perturbaciones ni
estímulos sensoriales, sin apetito y con el sueño roto. Además, no puede
desempeñar con normalidad su trabajo habitual y se ven afectadas las
relaciones sociales, conyugales y familiares (Cano, 2005).
En estas circunstancias se encuentran actualmente entre 150 y 250
millones de personas en todo el mundo. Es el trastorno mental más
frecuente en el mundo, y la Organización Mundial de la Salud la considera
como la principal causa de discapacidad.

Influencia En El Cónyuge

Un grupo de investigadores del departamento de Psiquiatría y


Psicología Médica de la Clínica Universitaria de Pamplona ha estudiado la
disminución en la capacidad de adaptación y satisfacción matrimonial
provocada por trastornos depresivos mayores. Para ello, han analizado la
relación conyugal de 71 matrimonios a lo largo de seis meses. De estos
matrimonios, uno de los cónyuges acababa de ser diagnosticado por
primera vez de un Trastorno Depresivo Mayor por un especialista en
Psiquiatría. Las parejas fueron comparadas con otros matrimonios de
similares características sociodemográficas pero sin ningún cónyuge
enfermo. Los matrimonios estudiados tenían una edad media de 44 años,
llevaban casados de media 17 años y tenían un promedio de uno o dos
hijos (Cano, 2005).

Según las conclusiones del estudio, el paciente deprimido se siente


menos satisfecho de su relación conyugal al inicio del cuadro clínico. El
trastorno afecta al estado de ánimo de dos tercios de los cónyuges sanos.
50

Si se comparaban los matrimonios con un cónyuge deprimido con los


matrimonios sanos, de nuevo se observaba que el grado de adaptación y
satisfacción conyugal era peor en los matrimonios con un cónyuge
enfermo tanto al inicio del episodio como a los seis meses. Pero si se
analizaba la relación entre el funcionamiento conyugal y la posibilidad de
curación del trastorno depresivo se veía que cuanto más satisfecho se
encontraba el matrimonio con un cónyuge enfermo o menos cambios
deseaba hacer en su relación matrimonial al inicio del cuadro, más
probabilidades había de superar el trastorno depresivo (Cano, 2005).

Por otro parte en una investigación realizada en la ciudad de México en


2001, en la que se pretendía encontrar la relación entre el estrés, la
crianza y el ajuste marital en 180 parejas se obtuvieron los siguientes
resultados. Que a mayor número de hijos se da un decremento del nivel
de satisfacción marital. Con relación a la edad se pudo observar que a
mayor edad las personas tienden a percibirse mas satisfechas debido a
que la pareja va adaptándose a su nuevo rol y las expectativas del
matrimonio van cambiando de tal forma que se sienten más satisfechos
con la relación presente que con la que esperaban al inicio del matrimonio
(Félix, 2001). .

Con respecto al género claramente se observa que los hombres


presentan puntajes más altos con lo que se perciben mas satisfechos que
las mujeres. Esto se debe a los rasgos de feminidad y masculinidad
producto de la cultura y que tiene que ver con los roles que desempeñan
como parte de las funciones de su propio sexo y con lo que están
dispuestos a dar y quieren decidir dentro de una relación. Mientras que
para las mujeres es necesario cada vez más la participación activa de su
pareja en aspectos tales como la crianza de los hijos y la equidad en las
tareas del hogar, toda vez que consideran que también contribuyen con la
economía familiar y se ven realizando la mayora de los casos una doble
jornada de trabajo.
51

En esta investigación tanto hombres como mujeres encuentran muy


satisfactoria la forma y frecuencia en que ambos se interesan el uno en el
otro, en la protección que se brindan, en las demostraciones de
compresión y apoyo, la sensibilidad con que cada quien responde a las
emociones del otro en el grado de interés que manifiestan los dos en los
problemas y la apariencia hacia su pareja, así como en la educación,
atención y trato que ambos proporcionan a los hijos, lo cual implica que
dentro de una pareja es muy importante que en forma conjunta cumplan
con lo que implica el rol de padres, para que ellos perciban su relación
como adecuada (Félix, 2001).

De igual forma la presencia de los hijos altera tanto a la forma como a


la frecuencia en que ambos conyugues se expresan amor y se
proporcionan besos, caricias, abrazos e interés en tener relaciones
sexuales, esto obedece a que la llegada de los hijos implica un
reacomodo en la dinámica existente, así como en el espacio físico y
emociona de la pareja lo cual limita las oportunidades y la calidad de la
intimidad en la relación diádica.

Por otra parte las madres con mayor número de hijos presentan
puntajes de estrés más altos que las madres con menos hijos, a su vez
hay una fuerte relación entre el nivel de estrés y el apoyo que perciben de
su pareja para la crianza de sus hijos. Por tanto cuando las mujeres se
perciben satisfechas con su relación de pareja experimentan altos niveles
de estrés con relación a su labor como criadoras de sus hijos ya que
perciben su actividad de madres como muy demandantes, es importante
destacar que el apoyo que la madre percibe del padre parece ser un
factor fundamental relacionado con el estrés de la madre, en particular
con aspectos relacionados con la salud y la conducta social, esos
aspectos tienen que ver con la capacidad de respuesta de la madre ante
las demandas del niño (Félix, 2001).
52

Lo anterior impulsa al psicólogo en formación a introducirse en las


problemáticas que azotan la sociedad por medio de un estudio teórico,
practico y metodológico basado en la descripción de la pareja en el ajuste
marital y la depresión, para poder establecer una relación entre las
variables ya expuestas y que permitan avanzar al investigador en su largo
camino como profesional; encontrando los núcleos centrales y periféricos
del conflicto, para llegar a la prevención y control de éstos, objetivos de la
disciplina.

El estudio de la satisfacción marital es importante para el entendimiento


de las relaciones humanas, siendo necesario concebir la relación como
una serie de pasos entrelazados, que se dan a través del tiempo y la
relación que determina y define el nivel de satisfacción que perciben los
sujetos involucrados.
Los problemas en la relación de pareja constituyen una fuente de
infelicidad, depresión y ansiedad en las personas (Cano; 2005; Félix,
2001 y García, 2002).
Por ende dentro de las investigaciones que se han realizado en cuanto
a la satisfacción marital, se han encontrado diferentes factores que
influyen de manera significativa. Por ejemplo, El número de casos de
Depresión en Colombia: moderada 38,9% relaciones sociales y hogar
37,7% (Estudio Salud Mental, 2003)
Ya que existen diferencias entre las parejas acerca de sus
expectativas, ejecución de roles, comunicación, estilo de vida y valores,
así como diferencias de género, edad, año de casados, número de hijos y
la escolaridad.
Con la realización de este proyecto se pretende difundir información
relevante para grupos interdisciplinarios que trabajan en el mejoramiento
de la calidad de vida de los individuos.
Será entonces, tarea de nuevas investigaciones evaluar otros aspectos
que influyen en los problemas del ajuste marital y la depresión; y de la
integridad de la pareja, física, social y psicológica que no permiten
mejorar la calidad de vida conyugal.
53

Con base en lo anterior se plantea el siguiente problema:


¿Cuál es la relación entre el ajuste marital y la depresión en hombres y
mujeres que llevan 5 años de convivencia como mínimo?

Objetivo General
Identificar la relación existente entre las áreas del ajuste marital y la
depresión en hombres y mujeres que llevan 5 años de convivencia
Objetivo Específicos
1. Identificar la relación entre el área del ajuste marital: consenso y
la depresión.
2. Identificar la relación entre el área del ajuste marital: expresión
de afecto y la depresión.
3. Identificar la relación entre el área del ajuste marital: satisfacción
y la depresión.
4. Identificar la relación entre el área del ajuste marital: cohesión y
la depresión.
Objetivos Adicionales
1. Identificar si existe relación entre la edad, el género, el nivel
escolar y el ajuste marital en hombres y mujeres que llevan 5
años de convivencia.
2. Determinar si existe relación entre el tiempo de unión y la
depresión.
Definición de variables
Variable predictora:
Ajuste marital entendida como el equilibrio que se presenta en las
áreas de: Satisfacción, expresión de afecto, cohesión y consenso en
asuntos de importancia para el funcionamiento de la pareja. (Spainner,
1976)
Se midió por medio de la escala de Ajuste Marital de Spainner
(1976)
54

Variable criterio:
Depresión definida como un trastorno del estado de ánimo manifiesto
porque la persona presenta puntos de vista negativos acerca de sí mismo,
el ambiente y el futuro; sentimientos de culpa, pensamientos de muerte;
cambios en el apetito, el sueño y las funciones psicomotrices y
disminución en la concentración; pérdida de interés y energía (Beck,
1983; y Sarason Sarason, 1998).
Se midió por medio de la escala de depresión de Beck (1978).
55

Método

Tipo de investigación

La presente investigación es de corte empírico analítico; con un diseño


descriptivo con un método correlacional, ya que se quiere investigar si las
variables están asociadas entre sí, en este caso la variable predictora Ajuste
Marital y la variable criterio Depresión (Greene y Oliveira, 1984).

Participantes

De acuerdo a los criterios de inclusión los participantes fueron 130 personas


de la ciudad de Bogotá D.C. Que llevan más de 5 años de unión, mayores de
25 años, tienen más de un hijo, con grado educativo básica primaria y, que
obtuvieran un puntaje de 17 o más en la escala de Depresión de BECK. De
acuerdo con esto la muestra definitiva fue de 44 personas (16 hombres y 28
mujeres).

El análisis descriptivo de las variables sociodemográficas, muestra que en


estas 44 personas el tiempo de unión mínimo en los hombres es de 8 años y el
máximo es de 40, y en la población femenina es de 5 el mínimo 50 años el
máximo. El número de hijos el mínimo es de 2 y el máximo es 5 tanto en los
hombres como en las mujeres, la edad mínima es de 35 y la máxima 65 en los
hombres y en las mujeres es de 25 el mínimo y 60 el máximo por último, la
escolaridad que se presenta es primaria, bachillerato y profesional en los
hombres y en las mujeres bachillerato y profesional. (Ver Tabla 1)

Instrumentos

Para la medición de la variable predictora (ajuste marital) se utilizó el a)


marital adjustment scale (escala de ajuste marital). Esta escala fue
elaborada por Gram. B. Spainer, (1976) y fue traducida y adaptada a la
población de Bogotá por el psicólogo clínico Luis Eduardo Peña.

El desarrollo de esta prueba data de desde 1974 cuando Spainer & Cols
decidieron entrar a desarrollar una prueba que fuera más confiable que las que
hasta ese momento se tenían. Recopilaron todos los ítems de las escalas
56

existentes dando un total de 300 ítems aproximadamente; posteriormente los


ítems que estuvieran repetidos fueron eliminados.

Más adelante, la lista fue evaluada por tres jueces, los cuales examinaron la
validez de contenido de los ítems y eliminaron los que no cumplen con ésta. El
cuestionario resultante fue aplicado a 218 parejas de Pensylvannia, se
evaluaron estos resultados y posteriormente se seleccionó una muestra más
pequeña de parejas no casadas, pero que cohabitaban lo que demostró que la
prueba es válida tanto para parejas casadas, como para uniones libres.
Después de diversos análisis se llegó a los 32 ítems que la conforman
actualmente.

El rango de calificación está entre 0 - 151 puntos. Se considera un punto de


corte de 100, en donde una calificación igual o superior a 100 implica un buen
ajuste marital y una calificación inferior a los 100, mal ajuste; un puntaje menor
de 75 puntos significa que la pareja está severamente desajustada.

Esta prueba tiene ventajas como son: el tiempo y la forma de aplicación. Es


una prueba que puede completarse en pocos minutos y puede ser
autoadministrada e incorporada en estudios de entrevista.

Esta escala se compone de cuatro subescalas que son:

(Spainer, 1976)

• Consenso: ítems 1,2,,3,5,7-15

• Expresión de afecto: ítems 4,6,29,30

• Satisfacción: 16, 23, 31, 32

• Cohesión: 24-28.

b) Escala de depresión de Beck: esta escala fue elaborada por Aarón Y


Beck (1978). Consta de 21 ítems que se califican de 0 a 3. El instrumento fiable
para medir los estados de animo, a través de este se detecta la presencia de la
depresión y que se mide exactamente la gravedad.

Una puntuación de 17 o más indica que la persona necesita ayuda


profesional, la guía de interpretación del inventario de depresión de Beck es la
siguiente:
57

Puntaje total Nivel de depresión

1-10 Normal

11-16 Leve perturbación del estado de


ánimo.

17-20 Estados de depresión intermitentes.

Depresión moderada
21-30

31-40 Depresión grave

más de 40 Depresión extrema.

Procedimiento

La presente investigación se ejecutará en las siguientes fases:

FASE 1: Contacto institucional: Se contactaron los rectores de 5 instituciones


educativas a través de una carta de presentación de la Facultad de Psicología
de la Universidad de San Buenaventura en la que se estipulaban los objetivos
de la investigación, el procedimiento a seguir y se ofrecía la realización de un
taller de entrenamiento en comunicación familiar para los padres. Dos de las
instituciones aprobaron la realización de la investigación con los padres de
familia de los estudiantes matriculados en el colegio.

FASE 2: Selección de la muestra y aplicación de los instrumentos: Para


seleccionar los participantes en cada una de las instituciones, se realizó una
convocatoria escrita en la que se invitaba a los padres de cada una de las
instituciones educativas que aceptaron participar a el taller de entrenamiento en
comunicación. El día de la realización del mismo, al finalizar el taller se les
explicó a los padres el objetivo de la investigación, y se les invitó a participar en
la misma. A los participantes que aceptaron participar voluntariamente se le
pidió que diligenciarán el consentimiento informado y los dos instrumentos que
se decidieron aplicar: La escala de depresión de BECK y la escala de ajuste
marital de SPAINER.

Una vez aplicados los instrumentos se llevó a cabo su calificación con base
en las especificaciones señaladas en los manuales de aplicación y calificación
58

y, se seleccionaron para el análisis de datos aquellos cuyo puntaje en la escala


de depresión de Beck, fuera de 17 en adelante.

FASE 3: Análisis e interpretación de los resultados: Los resultados se


analizaron estadísticamente utilizando el programa SPSS versión 11.5. Se
obtuvieron los estadísticos descriptivos y se realizó una prueba de asociación
de las variables de estudio para lo que se utilizó el coeficiente de correlación de
SPEARMAN, debido a que la puntuación de curtosis fue asimétrica.

Consideraciones Eticas: En esta investigación se tuvieron en cuenta las


siguientes consideraciones éticas:

• Consentimiento informado.

• No se revelaron los nombres de los participantes.

• Los participantes con puntajes mayores de 21 en el inventario de


BECK se orientaron para la búsqueda de ayuda terapéutica.
59

RESULTADOS

El análisis de los resultados implicó tres momentos:

a) Análisis descriptivo de las variables sociodemográficas de este grupo


poblacional el cual se presenta en el apartado correspondiente a
participantes. (Tabla 1).

b) Análisis de la asociación entre las variables de estudio: ajuste marital y


depresión.

c) Análisis de la asociación entre las áreas de ajuste marital: Cohesión,


satisfacción, expresión de afecto y consenso; con la variable depresión

d) Análisis de la asociación entre variables sociodemográficas (edad,


género, nivel escolar y tiempo de unión) y la variable de estudio ajuste
marital.

A continuación se presentan los resultados de los análisis realizados:

Análisis descriptivo de las variables sociodemográficas del grupo


poblacional.

Tabla 1 Datos descriptivos de los participantes

HOMBRES MUJERES

datos
sociodemográficos tiempo Número Edad Tiempo Número Edad
de de hijos Cronológica Escolaridad unión de hijos Cronológica Escolaridad
unión
Primaria
Mínimo 8 2 35 completa 5 2 25 Bachillerato
Máximo 40 5 65 Profesional 40 5 60 Profesionales

Análisis de la asociación entre las variables de estudio: Ajuste marital y


depresión

Para llevar a cabo este análisis se realizó inicialmente el análisis de


frecuencia y porcentajes de presentación de la variable depresión en esta
muestra poblacional.

Tabla 2 Frecuencia de presentación de la variable depresión en la muestra


poblacional.
60

NIVEL DE HOMBRES MUJERES TOTAL


DEPRESIÓN
frecuencia porcentaje frecuencia porcentaje
NORMAL 46 70,80% 29 44,60%
LEVE 3 4,60% 8 12,30%
INTERMITENTE 12 18,50% 21 32,30% 33
MODERADO 4 6,20% 6 9,20% 10
GRAVE 0 0% 1 1,50% 1
Total 65 65
total con
grado de
depresión 16 24% 28 63.6% 44 (67%)

La tabla 2 muestra que la población total es de 130, sin embargo solo se


toman en cuenta los participantes con niveles de depresión intermitente,
moderado y grave los cuales están representados en 44 sujetos, muestra
trabajada para todas las variables motivo de este estudio. La característica
relevante entre los niveles de depresión versus sexo es la participación
femenina del orden de 63.63% (n = 28), revelando que en hombres no se
alcanzan niveles graves de depresión pero las mujeres presentan una
importante participación en cada uno de los niveles, siendo mas frecuente el
nivel intermitente, cuya proporción es 32.30% (n = 21). Es de destacar que
sólo un participante de toda la muestra, de sexo femenino presenta depresión
grave.

Posteriormente se realizó el análisis de frecuencias de la variable ajuste


marital la cual se presenta en la tabla 2.

Como se observa en esta tabla, el nivel del ajuste marital se determina por
medio de una escala gradual cuyos niveles son: ajuste, desajuste y desajuste
severo. Al hacer el análisis del comportamiento del nivel de ajuste marital
respecto al sexo, se encontró que el 53.50% (n=15) mujeres presentan
desajuste marital; el único nivel masculino que se encuentra mas elevado con
respecto a las mujeres es el primero o ajuste con un 25.05% (n=7). Lo que nos
muestra que los hombres presentan mejor ajuste marital que las mujeres de
este grupo poblacional.
61

Tabla 3 Frecuencia de presentación de la variable ajuste marital en la muestra


poblacional.

NIVEL DE HOMBRES MUJERES


AJSUTE
MARITAL
frecuencia porcentaje frecuencia porcentaje
AJUSTE 7 25,00% 5 17,80%
DESAJUSTE 6 21,40% 15 53,50%
DESAJUSTE 3 10,70% 8 28,50%
SEVERO
TOTAL 16 100,00% 28 100,00%

Una vez obtenidos los resultados de los descriptivos de las variables ajuste
marital y la depresión, se procedió a elaborar el análisis de asociación entre las
variables de estudio: ajuste marital y depresión, para lo cual se utilizó el
coeficiente correlacional de Spearman una vez obtenido el análisis de asimetría
y curtosis.

TABLA 4 Análisis de asimetría y curtosis de las variables ajuste marital y


depresión.

Depresión
ajuste ASIMETRÍA CURTOSIS

Ajuste -1,5 4,6

HOMBRES Depresión 1,3 1,0

MUJERES Ajuste -0,2 1,6

Depresión 2,5 8,6

La tabla 4 muestra que el grado de sesgo es asimétrico y la curtosis es


platicúrtica por lo que se puede utilizar un coeficiente de asociación de
Spearman. Al realizar el análisis de asociación se encuentra una asociación
muy baja entre las variables depresión y ajuste marital como se aprecia en la
tabla 4.1.
62

TABLA 4.1 Correlación entre las variables ajuste marital y depresión.

Depresión

Ajuste
Rh de Spearman DEPRESIÓN AJUSTE

coeficiente correlación 0,1 1,0

hombres significación(bilateral) 0,6 0,0

mujeres coeficiente correlación -0,2 1,0

significación(bilateral) 0,2 0,0

A continuación se realizó el análisis de asociación entre las áreas de


ajuste marital: Cohesión, satisfacción, expresión de afecto y consenso; con la
variable depresión.

Análisis de la asociación entre las áreas del Ajuste marital y la variable


depresión.

TABLA 5 Análisis de asimetría y curtosis del área del ajuste marital: consenso y
la variable depresión.

consenso

depresión ASIMETRÍA CURTOSIS


consenso -1,0 0,6
HOMBRES depresión 1,3 1
MUJERES consenso -0,4 -0,9
depresión 2,5 8,6

La tabla 5 muestra que el grado de sesgo es simétrico y la curtosis es


mesocúrtica por lo que se puede utilizar un coeficiente de Pearson para
analizar la asociación entre estas variables.

TABLA 5.1 Correlación entre el área del ajuste marital: consenso y la


variable depresión.

depresión
consenso PEARSON consenso depresión
correlación de pearson -0,2 1,0
hombres sig (bilateral) 0,4 0,0
mujeres correlación de pearson -0,0 1,0
sig (bilateral) 0,6 0,0
63

En esta tabla se puede observar que el coeficiente de correlación fue de -0.2


para hombres y de -0.0 en las mujeres, lo que indica que una correlación muy
baja entre estas variables en los hombres y una correlación nula en las
mujeres.

Para realizar el análisis de asociación entre el área de ajuste marital:


expresión de afecto y depresión también se hizo el análisis de asimetría y
curtosis.

TABLA 6 Análisis de asimetría y curtosis del área del ajuste marital:


expresión de afecto y la variable depresión.

afecto
Depresión ASIMETRÍA CURTOSIS

afecto -0,6 -1,1

HOMBRES depresión 1,3 1,0

MUJER afecto -0,5 2,5

depresión -0,4 8,6

La tabla 6 muestra que el grado de sesgo es asimétrico y la curtosis es


leptocúrtica en las mujeres y platicúrtica en los hombres, por lo que se puede
utilizar un coeficiente de Spearman para analizar la asociación entre estas
variables.

TABLA 6.1Correlación entre el área del ajuste marital: expresión de afecto y


la variable depresión

afecto

depresión Rh de Spearman AFECTO DEPRESIÓN


coeficiente de correlación -0,0 1,0
HOMBRE Sig. (bilateral) 0,8 0,0
MUJER coeficiente de correlación -0,1 1,0
Sig. (bilateral) 0,3 0,0

En esta tabla se puede observar que el coeficiente de correlación fue de -


0.0 para hombres y de -0.1 en las mujeres, lo que indica que hay una
correlación nula entre estas variables; en los hombres y una correlación baja
en las mujeres.
64

TABLA 7 Análisis de asimetría y curtosis del área del ajuste marital:


satisfacción y la variable depresión.

satisfacción

depresión ASIMETRÍA CURTOSIS

satisfacción -0,1 -0,0


HOMBRE depresión 1,3 1,0
MUJER satisfacción -0.0 0,7
depresión 2,5 8,6

La tabla 7 muestra que el grado de sesgo es simétrico y la curtosis es


mesocúrtica en las mujeres y en los hombres, por lo que se puede utilizar un
coeficiente de Pearson para analizar la asociación entre estas variables.

TABLA 7.1Correlación entre el área del ajuste marital: satisfacción y la variable


depresión

satisfacción
depresión PEARSON SATISFACCIÓN DEPRESIÓN
coeficiente de
correlación 0,0 1,0
HOMBRE Sig. (bilateral) 0,8 0,0
coeficiente de
MUJER correlación -0,1 1,0
Sig. (bilateral) 0,3 0,0

En esta tabla se puede observar que el coeficiente de correlación fue de 0.0


para hombres y de -0.1 en las mujeres, lo que indica que hay una correlación
nula entre estas variables; en los hombres y una correlación baja en las
mujeres.

TABLA 8 Análisis de asimetría y curtosis del área del ajuste marital:


satisfacción y la variable depresión.

cohesión

depresión ASIMETRÍA CURTOSIS

cohesión 0,7 0,3

HOMBRE depresión 1,3 1,0

MUJER cohesión 0,7 -0,1

depresión 2,5 8,6


65

La tabla 8 muestra que el grado de sesgo es simétrico y la curtosis es


mesocúrtica en las mujeres y en los hombres, por lo que se puede utilizar un
coeficiente de Pearson para analizar la asociación entre estas variables.

TABLA 8.1 Correlación entre el área del ajuste marital: satisfacción y la variable
depresión

cohesión

depresión PEARSON COHESIÓN DEPRESIÓN

coeficiente de correlación -0,3 1,0

HOMBRE Sig. (bilateral) 0,2 0,0

MUJER coeficiente de correlación 0,1 1,0

Sig. (bilateral) 0,3 0,0

En esta tabla se puede observar que el coeficiente de correlación fue de -


0.3 para hombres y de 0.1 en las mujeres, lo que indica que hay una
correlación baja entre estas variables.

Análisis de la asociación entre las variables sociodemográficas y la


depresión.

TABLA 9 Análisis de asimetría y curtosis del la subescala tiempo de unión y la


variable ajuste marital.

Tiempo de unión

Ajuste marital ASIMETRÍA CURTOSIS

tiempo de
unión 0.6 -0.9
HOMBRE ajuste marital -1,5 4,6
tiempo de
MUJER unión 0,2 -1.0
ajuste marital m0,2 1,6

La tabla 9 muestra que el grado de sesgo es simétrico y la curtosis es


mesocúrtica en las mujeres y en los hombres, por lo que se puede utilizar un
coeficiente de Pearson para analizar la asociación entre estas variables.
66

TABLA 9.1 Correlación entre el la subescala tiempo de unión y la variable


ajuste marital.

Tiempo de unión
tiempo de ajuste
Ajuste marital PEARSON unión marital

coeficiente
HOMBRE correlación -0,2 1,0
sig (bilateral) 0,4 0,0
coeficiente
MUJER correlación -0,0 1,0
sig (bilateral) 0,6 0,0

En esta tabla se puede observar que el coeficiente de correlación fue de -


0.2 para hombres y de -0,0 en las mujeres, lo que indica que hay una
correlación baja entre estas variables; en los hombres y una correlación nula
en las mujeres.

TABLA 10 Análisis de asimetría y curtosis del la subescala número de hijos y


la variable ajuste marital.

Numero de hijos

Ajuste marital ASIMETRÍA CURTOSIS

HOMBRE numero de hijos 1,2 -0,0


ajuste marital -1,5 4,6
MUJER numero de hijos 1,7 2,0
ajuste marital -0,2 1,6

La tabla 10 muestra que el grado de sesgo es simétrico y la curtosis es


mesocúrtica en las mujeres y en los hombres, por lo que se puede utilizar un
coeficiente de Pearson para analizar la asociación entre estas variables.

TABLA 10.1 Correlación entre el la subescala número de hijos y la variable


ajuste marital.
67

Numero de hijos
numero de ajuste
Ajuste marital Pearson hijos marital

coeficiente de
HOMBRE correlación 0,0 1,0
sig (bilateral) 0,8 0,0
Rh de Spearman
coeficiente de
mujer correlación -0,2 1,0
sig (bilateral) 0,2 0,0

En esta tabla se puede observar que el coeficiente de correlación fue de 0.0


para hombres y de -0,2 en las mujeres, lo que indica que hay una correlación
nula entre estas variables; en los hombres y una correlación baja en las
mujeres.

TABLA 11 Análisis de asimetría y curtosis del la subescala edad y la variable


ajuste marital.

edad

Ajuste marital asimetría Curtosis

HOMBRE edad 0,5 0,0


ajuste marital -1,5 4,6

MUJER edad 0,4 -0,9


ajuste marital -0,2 1,6

La tabla 11 muestra que el grado de sesgo es simétrico y la curtosis es


mesocúrtica en las mujeres y en los hombres, por lo que se puede utilizar un
coeficiente de Pearson para analizar la asociación entre estas variables.

TABLA 11.1 Correlación entre el la subescala edad y la variable ajuste


marital.

edad
ajuste
Ajuste marital PEARSON edad marital

coeficiente de
HOMBRE correlación -0,0 1,0
sig(bilateral) 0,8 0,0,

coeficiente de
MUJER correlación -0,1 1,0
sig (bilateral) 0,5 0,0
68

En esta tabla se puede observar que el coeficiente de correlación fue de -


0.0 para hombres y de -0,1 en las mujeres, lo que indica que hay una
correlación nula entre estas variables; en los hombres y una correlación baja
en las mujeres.

TABLA 12 Análisis de asimetría y curtosis del la subescala escolaridad y la


variable ajuste marital.

Escolaridad

ajuste marital asimetría curtosis

HOMBRE escolaridad -1,7 1,6


ajuste marital -1,5 4,6

MUJER escolaridad -1,0 -1.0


ajuste marital -0,2 1,6

La tabla 12 muestra que el grado de sesgo es simétrico y la curtosis es


mesocúrtica en las mujeres y en los hombres, por lo que se puede utilizar un
coeficiente de Pearson para analizar la asociación entre estas variables.

TABLA 12.1 Correlación entre el la subescala escolaridad y la variable ajuste


marital.

escolaridad

Ajuste marital PEARSON escolaridad ajuste


coeficiente de
correlación -0,0 1,0
HOMBRE sig(bilateral) 0,9 0,0
coeficiente de
MUJERES correlación -0,0 1,0
sig(bilateral) 0,9 0,0

En esta tabla se puede observar que el coeficiente de correlación fue de -0.0


para hombres y de -0,0 en las mujeres, lo que indica que hay una correlación
nula entre estas variables.
69

Análisis de la asociación entre la variable sociodemográfica tiempo de


unión y la depresión.

TABLA 13 Análisis de asimetría y curtosis de la subescala tiempo de unión y


la variable depresión.

Tiempo de
unión

depresión asimetría curtosis

HOMBRE Tiempo de unión 0,6 -0,9


Depresión 1,3 1,0

MUJER Tiempo de unión 0,2 -1,0


Depresión 2,5 8,6

La tabla 13 muestra que el grado de sesgo es simétrico y la curtosis es


mesocúrtica en las mujeres y platicúrtica en los hombres, por lo que se puede
utilizar un coeficiente de Pearson para analizar la asociación entre estas
variables.

TABLA 13.1 Correlación entre la subescala tiempo de unión y la depresión.

Tiempo de unión

Tiempo de
Depresión PEARSON unión depresión

coeficiente de
HOMBRE correlación -0,1 1,0
Sig (bilateral) 0,5 0,0

coeficiente de
MUJER correlación 0,0 1,0
sig (bilateral) 0,7 0,0

En esta tabla se puede observar que el coeficiente de correlación fue de -0.1


para hombres y de 0,0 en las mujeres, lo que indica que hay una correlación
baja entre estas variables.
70

DISCUSION

El objetivo de la presente investigación fue identificar la relación entre el


ajuste marital y la depresión. Los resultados evidencian que en esta muestra
poblacional existe una correlación muy baja entre dichas variables; contrario a
lo encontrado en las investigaciones de Cano (2005), en las que se muestra
que hay una asociación entre la depresión y el matrimonio. El señala que en la
sociedad moderna, la mayoría de la gente casada expresa que la calidad de su
matrimonio tiene un fuerte efecto en su felicidad y satisfacción en la vida, por
esto se han realizado diversos estudios orientados a estudiar esta relación
desde un enfoque interpersonal (Cano, 2005).
Los datos de esta investigación señalan que la depresión no depende del
grado de ajuste marital. De hecho las diferentes teorías explicativas de la
depresión en adultos señalan otros factores causales de este trastorno
psicológico como son: factores orgánicos; ideas irracionales, procesamiento de
información de la persona. Aunque estas últimas pueden estar
Por otro lado, los niveles de satisfacción y ajuste marital dependen de
factores tales como la valoración e interpretación que ambos miembros de una
pareja hacen de la conducta del otro, del grado de comunicación y de la
capacidad de solución de problemas interpersonales así como de la toma de
decisiones. De hecho como lo señala Nelly Rojas (1998) en su estudio sobre
las parejas colombianas se encontró que estas no tiene una buena
comunicación y que tres de cada diez parejas colombianas no buscan
momentos especiales para disfrutar de la sensualidad y la sexualidad de la
pareja. Aunque estos factores pueden estar relacionados con insatisfacción
en la pareja no necesariamente son disparadores de una depresión.
Los resultados de este estudio pueden explicarse de acuerdo a los hallazgos
de Felix (2001) es el estrés que ocurre con el número de hijos, la relación con
ellos, las obligaciones relacionadas con su crianza, la educación y el futuro, en
conclusión su rol como padres es lo que está relacionado con el ajuste marital
y no la depresión como tal. Aspecto que valdría la pena investigar en nuestra
población.
En la literatura analizada que estudia las variables sociodemográficas edad,
numero de hijos, género, escolaridad y tiempo de unión con el ajuste marital se
71

encuentra una evidente relación entre estas las variables, sin embargo este
estudio arrojo resultados con correlaciones muy bajas entre las variables
mencionadas. Esto podría explicarse porque en estos participantes las
variables sociodemográficas no son las causas de su desajuste marital. Se
podría pensar que existen otras variables que están interviniendo en el
desajuste marital de estas personas como por ejemplo, el tipo de expectativas,
creencias y atribuciones que tienen con respecto a lo que es una relación de
pareja. A diferencia de lo planteado por Diaz living en 1996, quien define
como principal factor interviniente en la relación, la edad de la pareja porque
afecta de forma directa los procesos de acercamiento y alejamiento; también a
lo que confirma Campuzano y Izaurita en 1984 quienes dicen que los conflictos
maritales en los primeros años de la unión están determinados por inmadurez
de ambos o uno de los cónyuges por contradicciones interna que no satisfacen
las expectativas. De todas formas estas personas tenían como mínimo cinco
años de unión.
Por otra parte Gottman (1999) afirmaba en su estudio que, los hijos son un
factor importante a tener en cuenta, lo que da lugar a evaluar que representan
algunos de los conflictos que tienen las parejas o por el contrario propician la
solución de sus problemas. Esto puede justificarse por los estándares y
suposiciones que las parejas presentan al momento de la unión ya que en
cierto grado se hacen una creencia de lo que “debería ser o puede ser” la
relación de pareja con los hijos, y de esta forma hacer falsas ideas de que los
hijos dependen solo del cuidado de la madre y no de ambos. No obstante en la
investigación los hijos no son un factor predominante de la situación que vive la
pareja.
Con respecto a lo que describía Felix, (2005) de los efectos de la edad y la
escolaridad se ha encontrado que a mayor nivel de escolaridad en las parejas
mayor satisfacción con la relación. Esto se podría explicar debido a que las
parejas que tienen niveles de estudios más altos tienen mayor comunicación,
compromiso, modo de pensar más amplio, convivencia, etc. Sin embargo los
resultados indican que en el presente estudio no hay una asociación entre las
variables edad, escolaridad y el ajuste marital. Por ende este es otro aspecto
que se podría tener en cuenta para futuras investigaciones, ya que el grado de
educación de la muestra estaba representada en su mayoría por profesionales.
72

Felix (2005), en su estudio señala con respecto al género, que los hombres
presentan puntajes más altos, con lo que se perciben mas satisfechos que las
mujeres y que esto se debe a los rasgos de feminidad y masculinidad producto
de la cultura y que tiene que ver con los roles que desempeñan como parte de
las funciones de su propio sexo y con lo que están dispuestos a dar y quieren
decidir dentro de una relación. Mientras que para las mujeres es necesario
cada vez más la participación activa de su pareja en aspectos tales como la
crianza de los hijos y la equidad en las tareas del hogar, toda vez que
consideran que también contribuyen con la economía familiar y se ven
realizando la mayora de los casos una doble jornada de trabajo. Con relación a
los resultados de esta investigación, los hombres arrojaron un mayor ajuste que
las mujeres sin que se puedan calificar como diferencias significativas. No
obstante, se puede señalar que en una relación de pareja las mujeres pueden
presentar mayor desajuste por los roles que deben asumir dentro de la misma
como lo señala Félix (2005).

Por último es necesario señalar que el tiempo de unión de la pareja no es


un predisponerte para el desajuste marital. A diferencia de los resultados de la
investigación realizada por Gottman (1999), quien evaluó los matrimonios que
tenían éxito y encontró que existen dos épocas delicadas durante el
matrimonio. La primera incluye los 7 primeros años. Según el psicólogo, hay
un elevado número de divorcios después de una media de 5,2 años de
matrimonio. La siguiente época peligrosa es la que va de los 16 a los 20 años
de matrimonio: también hay muchos divorcios después de pasados 16, 4 años.

En esta muestra poblacional el tiempo de unión estaba entre 5 y 40 años, lo


que indica que están fuera del rango catalogado por Gotmman (1999) como
época delicada en la relación. Esto puede explicar la razón de una asociación
muy baja entre estas variables en este estudio.

Entre las limitaciones encontradas en la realización de la presente


investigación se pueden mencionar: a) la consecución de la muestra. No fue
fácil conseguir las personas que quisieran participar voluntariamente. Como se
mencionó en el procedimiento, se contactaron 5 instituciones educativas para
la realización de esta investigación. A pesar que se ofreció un taller de
73

entrenamiento en comunicación familiar, los entes educativos consideraban


que el aporte era poco válido para su proceso académico.

b) Las personas que accedieron a participar en la investigación no


cumplían con el criterio de inclusión referido a la presentación de un puntaje de
17 o más en la escala de depresión de BECK. Por lo que tocó realizar 130
aplicaciones de los instrumentos para finalmente contar con una muestra de 44
participantes.
c) El tamaño de la muestra fue pequeño lo que no permite realizar
generalización de los resultados, sin embargo se debe considerar que se
requería una muestra clínica para el logro de los objetivos propuestos.
Cuando se requieren muestras con estas características es difícil su
consecución.
d) Futuras investigaciones:
• Estudiar estrés y ajuste marital.
• Limitar el rango de edad, nivel educativo y tiempo de unión.

Finalmente, esta investigación aporta al manejo de los problemas de pareja


en este grupo poblacional puesto que aclara a muchos psicólogos que trabajan
en este campo, un supuesto que se ha confirmado a través del tiempo sin
evidencia empírica y es la relación entre ajuste marital y depresión. Como
muestran los resultados en esta muestra poblacional la depresión no es
producto del desajuste marital. Aunque el desajuste marital puede incrementar
el grado de depresión no es un factor explicativo de la misma. Es decir que se
puede confirmar que en este grupo poblacional la depresión es generada por
factores diferentes a los problemas de pareja. Muy seguramente, las personas
que se deprimen después de una ruptura de pareja o en el momento de una
relación de pareja desajustada son vulnerables a desarrollar diferentes grados
de depresión.
74

REFERENCIAS

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76

FACULTAD DE PSICOLOGÍA
TRABAJO DE GRADO
RESUMEN ANALÍTICO DE INVESTIGACIÓN

FECHA: Noviembre de 2006

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN: Salud y Calidad de Vida

TÍTULO: Relación entre el Ajuste Marital y la Depresión en Hombres y Mujeres


de 25 a 65 años, de la Ciudad de Bogotá D.C.

AUTORES: Shirley Castillo Curieux, Diana Paola Aristizabal.

OBJETIVOS: Identificar la relación existente entre las áreas del ajuste marital y
la depresión en hombres y mujeres que llevan 5 años de convivencia.
• Identificar la relación entre el área del ajuste marital: consenso y la
depresión.
• Identificar la relación entre el área del ajuste marital: expresión de afecto
y la depresión.
• Identificar la relación entre el área del ajuste marital: satisfacción y la
depresión.
• Identificar la relación entre el área del ajuste marital: cohesión y la
depresión.
RESUMEN O DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO:

La tesis esta estructurada con la definición general de pareja, luego se


encuentra la definición de ajuste marital con antecedentes históricos en donde
se explica la teoría triangular del amor, areas de conflicto, áreas de ajuste y los
componentes cognitivos y conductuales. Luego de eso se encuentra la
conceptualización de la depresión, clasificación del DSM – IV y sus modelos
explicativos. Y se finaliza con las diferentes investigaciones que se indagaron
para ello. La presente investigación tuvo como objetivo identificar la relación
existente entre el ajuste marital y la depresión en hombres y mujeres que llevan
más de 5 años de convivencia, mayores de 25 años y, con más de un hijo.
Para tal fin se realizó una investigación de corte empírico analítico con diseño
descriptivo correlacional. Mediante un muestreo intencional se seleccionaron
130 personas a quienes se les aplicó la escala de depresión de Beck y, la
escala de ajuste marital de Spainer (1976) adaptada a población Bogotana. El
77

procedimiento se manejo en tres fases importantes: contacto institucional,


selección de la muestra y aplicación de los instrumentos y análisis e
interpretación de los resultados.
RESULTADOS: El análisis de los resultados implicó cuatro momentos:
Análisis descriptivo de las variables sociodemográficas de este grupo
poblacional el cual se presenta en el apartado correspondiente a participantes,
Análisis de la asociación entre las variables de estudio: ajuste marital y
depresión, Análisis de la asociación entre las áreas de ajuste marital: Cohesión,
satisfacción, expresión de afecto y consenso; con la variable depresión,
Análisis de la asociación entre variables sociodemográficas (edad, género,
nivel escolar y tiempo de unión) y la variable de estudio ajuste marital.
Los resultados se analizaron a través del paquete estadístico SPSS versión
11.5., se obtuvieron los estadísticos descriptivos y se realizó la prueba de
asociación entre las variables depresión y ajuste marital; las áreas de
cohesión, consenso, expresión de afecto y satisfacción y depresión y, entre
género, edad, nivel de escolaridad, tiempo de convivencia y número de hijos
con ajuste marital. Se obtuvo el coeficiente de correlación de Spearman y el
coeficiente de correlación de Pearson. Se encontró que existe una correlación
baja entre las variables depresión y ajuste marital, de 0,1 en los hombres y -
0,2 en mujeres. No se encontraron asociaciones significativas entre las áreas
cohesión, consenso, expresión de afecto y satisfacción con la variable
depresión; ni tampoco entre las variables género, edad, número de hijos y
tiempo de convivencia con ajuste marital.

CONCLUSIONES
• Los resultados mostraron que la relación entre ajuste marital y depresión
es muy baja (0.2). (Cano 2005).
• La depresión no tiene relación con el ajuste marital en esta muestra
poblacional. (factores orgánicos, esquemas, creencias, atribuciones,
ideas irracionales, procesamiento de información). (Dattilio y Freeman,
1995).
• Del total de la muestra de depresivos (44) 32 presentaron desajuste; 11
desajuste severo y 21 moderado. Y de los depresivos solamente 1
presentó depresión grave; 33 depresión intermitente y 10 depresión
moderada.
• Los estudios muestran que el ajuste marital está relacionado más con
estrés que con depresión (Félix, 2001).
• No se encontró relación entre ninguna de las áreas de ajuste marital y
depresión.
• No se encontró relación entre variables sociodemográficas y depresión.
(rango muy amplio de edad y de grado educativo y de tiempo de unión.
Lo que implicó una alta varianza).
Limitaciones:
• No fue fácil conseguir las personas que quisieran participar
voluntariamente.
• Se encontraron 5 instituciones y solo se trabajo con 2.
• La muestra con la cual se trabajo fue muy pequeña.
• Se requería de una muestra clínica.
78

Futuras investigaciones:
• Estudiar estrés y ajuste marital.
• Limitar el rango de edad, nivel educativo y tiempo de unión.

NÚMERO DE REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

El Número de referencias son veinticinco (25).


79

ANEXOS
80

MARITAL ADJUSTMENT SCALE


ESCALA DE AJUSTE DIADICO

GENERO: F__ M __ EDAD: ___________ FECHA: _______________________


TIEMPO DE UNION: _____________________ NUMERO DE HIJOS: __________

La mayor parte de lo cónyuges tienen desacuerdos en su relación. Por favor indique a


continuación el grado de acuerdo o desacuerdo que usted tiene con su cónyuge en cada uno de
los ítems de la lista que se da a continuación. Por favor marque con un círculo su respuesta,
según la siguiente clasificación:
5= SIEMPRE ESTAMOS DE ACUERDO
4= CASI SIEMPRE ESTAMOS DE ACUERDO
3= OCASIONALMENTE ESTAMOS DE ACUERDO
2= FRECUENTEMENTE ESTAMOS EN DESACUERDO
1= CASI SIEMPRE ESTAMOS EN DESACUERDO
0= SIEMPRE ESTAMOS EN DESACUERDO

1. Manejo de las finanzas de la familia. 5 4 3 2 1 0


2. Aspectos recreacionales. 5 4 3 2 1 0
3. Aspectos religiosos. 5 4 3 2 1 0
4. Demostración de afecto. 5 4 3 2 1 0
5. Amigos. 5 4 3 2 1 0
6. Relaciones sexuales. 5 4 3 2 1 0
7. Convencionalismos sociales apropiados 5 4 3 2 1 0
8. Filosofía de la vida. 5 4 3 2 1 0
9. Relaciones con su familia o la de su cónyuge 5 4 3 2 1 0
10. Objetivos, metas y cosas que se cree son importantes. 5 4 3 2 1 0
11. Cantidad de tiempo que usted pasa con su cónyuge 5 4 3 2 1 0
12. Toma de decisiones. 5 4 3 2 1 0
13. Tareas domésticas. 5 4 3 2 1 0
14. Intereses y actividades durante el tiempo libre. 5 4 3 2 1 0
15. Decisiones concernientes a su desarrollo profesional
O el de su cónyuge. 5 4 3 2 1 0

Marque con un círculo de acuerdo a la siguiente clasificación:


0= TODO EL TIEMPO
1= LA MAYOR PARTE
2= FRECUENTEMENTE
3= OCASIONALMENTE
4= RARA VEZ
5= NUNCA

16. Que tan frecuentemente usted ha considerado la separación,


el divorcio o la terminación de su relación. 5 4 3 2 1 0
17. Que tan frecuente usted o su cónyuge se van de la casa después
de una pelea. 5 4 3 2 1 0
18. En general, que tan frecuentemente piensa que las cosas entre usted y
su cónyuge van mal. 5 4 3 2 1 0
19. Desconfía de su cónyuge. 5 4 3 2 1 0
81

20. Usted alguna vez se ha arrepentido de haberse casado. 5 4 3 2 1 0


21. Que tan frecuentemente usted y su cónyuge pelean. 5 4 3 2 1 0
22. Que tan frecuentemente usted y su cónyuge se sacan de
casillas el uno al otro. 5 4 3 2 1 0

23. Besa usted a su cónyuge.


0. Nunca
1. Rara vez
2. Ocasionalmente
3. Casi todos los días
4. todos los días

24. participan usted y su cónyuge es actividades fuera de casa juntos.


0. Ninguna
1. Muy pocas
2. Algunas
3. La mayoría
4. Todas

25. Que tan frecuente usted diría que los siguientes eventos ocurren estre usted y su cónyuge.
Conteste de acuerdo a la siguiente clasificación:
0. Nunca
1. Menos de una vez al mes
2. 1 o 2 veces al mes
3. 1 o 2 veces por semana
4. 1 vez al día
5. mas frecuentemente

• Tener un estimulante intercambio de ideas. 5 4 3 2 1 0


• Reírse juntos. 5 4 3 2 1 0
• Discutir calmadamente. 5 4 3 2 1 0
• Trabajar juntos. 5 4 3 2 1 0

Las siguientes son algunas cosas en las cuales una pareja algunas veces está de acuerdo y otras
veces está en desacuerdo. Indique si cualquiera de los aspectos que se encuentran a continuación
provocan diferencias de opinión entre usted y su cónyuge o han presentado problemas en su
relación durante las últimas semanas.
Marque con u círculo SI o NO.
SI NO

• Estar muy cansado para sostener relaciones sexuales. 0 1


• No demostrar amor. 0 1

Los puntos en la siguiente línea representan diferentes grados de felicidad en su relación. El


punto medio “feliz” representa el punto intermedio en la mayor parte de la relaciones
conyugales.
Por favor, marque con un círculo el número que mejor describa el grado de felicidad,
considerando todas las cosas que usted experimenta en su relación.
82

• Extremadamente infeliz
• Más o menos infeliz
• Un poco infeliz
• Feliz
• Muy feliz
• Extremadamente feliz
• Perfecto.

Cual de los siguientes enunciados describe mejor la manera en que usted se siente acerca del
futuro de su relación.

• Yo deseo desesperadamente que mi relación funcione y haré cualquier cosa para lograrlo.
• Yo deseo muchísimo que mi relación funcione y haré todo lo que yo pueda para lograrlo.
• Yo deseo que mi relación funcione y haré la parte que a mí me corresponda para lograrlo.
• Seria muy agradable si mi relación de pareja tuviese éxito, pero no podría hacer mucho más
de lo que ya hago ahora para conseguirlo.
• Sería muy bueno que mi relación funcionara pero me rehuso a perder algo más de lo que
estoy haciendo actualmente para mantener la relación funcionando.
• Mi relación nunca puede funcionar y no hay nada que yo pueda hacer para mantener la
relación funcionando.

Elaborado por Graham B. Spainer.


Traducida y adaptada por Luis Eduardo Peña. Psicólogo Clínico.
INVENTARIO DE DEPRESION DE BECK

Las puntuaciones van de 0 a 3

1
• No me siento triste.
• Me siento triste
• Me siento siempre triste y no puedo salir de mi tristeza
• Estoy tan triste y infeliz que no puedo soportarlo.

2
• No Me siento especialmente desanimado ante el futuro
• Me siento desanimado con respecto al futuro
• Siento que no tengo nada que esperar
• Siento que el futuro no hay esperanza y que las cosas no pueden mejorar.

3
• No creo que sea un fracaso
• Creo que he fracasado mas que cualquier persona normal
• Al recordar mi vida pasada, todo lo que puedo ver es un montón de fracasos
• Creo que soy un fracasado absoluto como persona.

4
• obtengo tanta satisfacción de las cosas como la que solía obtener antes
• No disfruto de las cosas de la manera en que solía hacerlo
• Ya no tengo verdadera satisfacción de nada
• Estoy insatisfecho o aburrido de todo.

5
• No siento especialmente culpable
• No me siento culpable una buena parte del tiempo
• Me siento culpable casi siempre
• Me siento culpable siempre

6
• No creo que este siendo castigado
• Creo que puedo ser castigado
• Espero ser castigado
• Creo que estoy siendo castigado

7
• No me siento decepcionado de mí mismo
• Me he decepcionado a mí mismo
• Estoy disgustado conmigo mismo
• Me odio.

8
• No creo se peor que los demás
• Me critico por mis debilidades o errores
• Me culpo siempre por mis errores
• Me culpo de todo lo malo que sucede.
84

9
• No pienso en matarme
• Pienso en matarme, pero no lo haría
• Me gustaría matarme
• Me mataría si tuviera la oportunidad

10
• No lloro mas de lo de costumbre
• Ahora lloro mas de lo que lo solía hacer
• Ahora lloro todo el tiempo
• Solía poder llorar, pero ahora no puedo llorar aunque quiera.

11
• Las cosas no me irritan mas que de costumbre
• Las cosas me irritan mas que de costumbre
• Estoy bastante irritado o enfadado una buena parte del tiempo
• Ahora me siento irritado todo el tiempo.

12
• No he perdido el interés por otras cosas
• Estoy menos interesado en otras personas que de costumbre
• He perdido casi todo el interés por otras personas
• He perdido todo mi interés por otras personas.

13
• Tomo decisiones casi siempre
• Postergo la adopción de decisiones mas que de costumbre
• Tengo mas dificultad para tomar decisiones que antes
• Ya no puedo tomar decisiones.

14
• No creo que mi aspecto sea peor que de costumbre
• Me preocupa el hecho de parecer viejo sin atractivos
• Tengo que obligarme seriamente con mi aspecto, y parezco poco atractivo.
• Creo que me veo feo.

15
• Puedo trabajar tan bien como antes
• Me cuesta mas esfuerzo empezar a hacer algo
• Tengo que obligarme seriamente para hacer cualquier cosa
• No puedo trabajar en absoluto.

16
• Puedo dormir tan bien como antes
• No puedo dormir tan bien como solía
• Me despierto una o dos horas mas temprano que de costumbre y me cuesta
mucho volver a dormir
• Me despierto varias horas antes de lo que solía y no puedo volver a dormir.
85

17
• No me canso mas que de costumbre
• Me canso mas fácilmente que de costumbre
• Me canso sin hacer nada
• Estoy demasiado cansado como para hacer algo.

18
• Mi apetito no es peor que de costumbre
• Mi apetito no es tan bueno como solía ser
• Mi apetito esta mucho peor ahora
• Ya no tengo apetito.

19
• No he perdido mucho peso, si es que he perdido algo, últimamente
• He rebajado más de dos kilos y medio
• He rebajado más de cinco kilos
• He rebajado más de siete kilos y medio

20
• No me preocupo por mi salud mas que de costumbre
• Estoy preocupado por problemas físicos como dolores molestias estomacales
• Estoy preocupado por mis problemas físicos y me resulta difícil pensar en otra
cosa
• Estoy tan preocupado por mis problemas físicos que no puedo pensar en
ninguna otra cosa.

21
• No he notado cambio alguno reciente en ni interés por el sexo
• Estoy menos interesado en el sexo de lo que solía estar
• Ahora estoy mucho menos interesado en el sexo
• He perdido por completo el interés en el sexo.

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