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La
propuesta de Watson era metodológica, planteaba una psicología objetiva y antimentalista,
cuyo objeto de estudio debe ser la conducta observable controlada por el ambiente. Surge
como consecuencia del abuso de los métodos subjetivistas de la época.
Watson recurre a los trabajos de Pavlov sobre los reflejos condicionados, estableciendo así el
condicionamiento como paradigma experimental del conductismo.
La falta de un núcleo conceptual para esta teoría favoreció una dispersión teórica, de la cual
surgen muchas teorías conductistas, las cuales se dividieron en dos:
Los neoconductistas, desarrollan el modo positivista de hacer ciencia, en el que los datos
hablan por sí mismos, independientemente de la teoría que cada cual sostenga.
El núcleo central del conductismo está constituido por su concepción asociacionista del
conocimiento y del aprendizaje.
Pero las ideas no tienen valor en sí mismas. El conocimiento se alcanza mediante la asociación
de ideas según los principios de semejanza, contigüidad espacial y temporal y causalidad. Se
considera al sujeto como una tábula rasa que adquiere su conocimiento por medio de
mecanismos asociativos. El asociacionismo sería entonces el núcleo central del programa de
investigación conductista.
Por ello no es posible la eficacia causal de los estados mentales. El control de la conducta
sigue residiendo en el medio. El aparato mental es un sustituto interno de las contingencias,
por lo que no agrega nada nuevo al estudio de las contingencias. Otro rasgo importante del
conductismo es, como corriente asociacionista, su anticonstructivismo.
También se afirma que el conductismo es una teoría E-R, pero los dos procedimientos
experimentales básicos del conductismo, no responden al esquema E-R. El condicionamiento
clásico establece originalmente una asociación E-E, mientras que el conductismo operante
implica una asociación R-E.
Cuando se lo considera una teoría E-R, lo que intenta señalarse es su carácter atomista y
elementalista, derivado del núcleo asociacionista, por el que toda conducta, por compleja que
sea, es reducible a una serie de asociaciones entre elementos simples, en este caso, estímulos
y respuestas, siendo el elementismo un rasgo constitutivo del programa conductista.
Todos los estímulos o respuestas son equivalentes. Cualquier estimulo puede asociarse
a cualquier otro estímulo o respuesta. Toda situación de aprendizaje estará controlada
por las leyes formales de la asociación, sin que el contenido afecte al aprendizaje.
La universalidad genética de los mecanismos asociativos
Todos los organismos de una misma especie son equivalentes (todas las tábulas rasas
se parecen).
Por esto Skinner dice que la asociación cognitiva es una invención. Aún cuando fuera real, no
sería capaz de explicar mucho más que las contingencias externas que le sirven de modelo.
Una anomalía: aversión condicionada al sabor: las ratas mostraban preferencia selectiva por
ciertas asociaciones por sobre otras. Si se presentaban a la rata un estímulo condicionado
compuesto de luz, sabor y sonido seguido de un estímulo incondicionado aversivo consistente
en un malestar gástrico experimentalmente inducido, las ratas asociaban el malestar al sabor,
pero no a la luz o el sonido. Esto echo abajo el principio de equivalencia. Se comprobaba que
no había estímulos neutros. Luego este fenómeno se confirmó en situaciones de evasión. Se
establece entonces una selectividad en el aprendizaje asociativo.
Algunos investigadores etólogos en este cruce de variables, demostraban que había
restricciones biológicas en el aprendizaje. También se comprueba que el aprendizaje selectivo
podría producirse tras un solo ensayo, con intervalo de horas entre uno y otro estimulo,
incluso sin que el animal produzca respuesta.
Se pone en duda el principio de equipotencialidad y la idea de que la conducta del animal
guardaba correspondencia con las contingencias ambientales. Se pone en duda el núcleo del
programa conductista.
Comienzan a aparecer nuevas anomalías, como el automodelamiento, conductas
supersticiosas inadecuadas, irrelevancia aprendida, resistencia de los animales a adquirir
asociaciones, fenómenos de bloqueo, etc.
En conjunto estas anomalías muestran la insuficiencia de las teorías conductistas del
aprendizaje.
Neoasociacionismo cognitivo
Este nuevo programa libera del núcleo conceptual del conductismo algunas prohibiciones
innecesarias en especial el rechazo de los procesos cognitivos y profundiza en sus supuestos
asociacionistas.
Estas teorías suponen que los animales en su interacción con el medio, se forman expectativas
causales que le permiten predecir relaciones entre acontecimientos. El aprendizaje es la
adquisición de información sobre la organización causal del entorno. El único mecanismo de
aprendizaje es la asociación y la única variación dentro del mecanismo las diferencias
cuantitativas. La complejidad reside en el ambiente, el animal las refleja, según el principio
de correspondencia. El animal no aprende sobre relaciones complicadas, sino que aprende a
causa de esas relaciones. La noción central en este programa es la contingencia y la forma en
que ésta se representa en la mente del animal.
En general, las teorías desarrolladas dentro del programa neoasociacionista suponen que el
animal aprende sobre todo relaciones E-E
Al liberarse del antimentalismo, los neoasociacionistas pueden avanzar con éxito,
desarrollando un programa progresivo. Organizan una serie de anomalías que en el
conductismo recibían dispares explicaciones (inhibición latente, habituación etc.), bajo un
único mecanismo de aprendizaje asociativo. Al afirmar que el animal aprende asociaciones
entre estímulos, el aprendizaje latente deja de ser una anomalía. La vieja distinción entre
condicionamiento clásico y operante es superada ya que se predice que ambos tipos de
condicionamientos responden a un mismo mecanismo asociativo. El fenómeno de bloqueo es
asumible ya que suponen que el animal solo aprende relaciones informativas, por lo que la
información que no es nueva, es desechada por irrelevante.
En definitiva el neoasociacionismo supone una reafirmación del principio de correspondencia.
Pero no especifican cuales son los límites del aprendizaje asociativo, ni la función de éste en
los seres humanos.
Aunque el neoasociacionismo logra superar algunas anomalías que afectaban a supuestos
secundarios del conductismo, fracasa en los desafíos dirigidos al núcleo del programa.
Frente a la anomalía: existencia de preferencias selectivas en el aprendizaje y la falta de
correspondencia entre lo que el organismo aprende y las contingencias reales:
Los neoasociacionistas reconocen que no todas las asociaciones se aprenden con la misma
facilidad, pero ello no implica la existencia de mecanismos de aprendizaje distintos de la
asociación, por lo que mantienen su creencia en un proceso general del aprendizaje.
El grado en que el animal está preparado biológicamente para determinados aprendizajes,
provoca diferencias cualitativas, pero no cambian los mecanismos básicos de aprendizaje, que
siguen siendo exclusivamente asociativos. Explican la naturaleza selectiva de los aprendizajes
recurriendo al innatismo, pero sin incorporar esto al núcleo central del programa.
Esto ocurre, porque el conductismo asociacionista no puede explicar el origen de los
significados, ya que su naturaleza es exclusivamente sintáctica.
Las teorías sintácticas se ocupan de la relación entre elementos, sean estímulos o enunciados
lógicos, suponiendo las equivalencias funcionales de los elementos relacionados. Ni el
contenido puede reducirse a forma, ni la semántica a sintaxis.
El asociacionismo no puede explicar por qué una cosa es más fácil de aprender que otra cosa.
Este programa tampoco se interesa por la conducta significativa del organismo ni intenta
explicarla y sigue considerando al aprendizaje como algo que le sucede al animal, no como
algo que realiza activamente.
La creencia en el principio de correspondencia plantea nuevos problemas al programa
neoasociacionista.