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ANÁLISIS PELICULA CHILENA: YA NO BASTA CON REZAR

Ya no basta con rezar (1972) es una película del director Aldo Francia quien mediante esta
realización enfrenta directamente a la Iglesia Católica cuestionando su verdadero rol frente
a la sociedad, puntualmente, a las injusticias sociales que ocurren en el Chile del 70´. Por
ello el director, inteligentemente, nos cuenta la historia desde la perspectiva del Padre
Jaime quien realiza su servicio en la pobre ciudad de Valparaíso en la contingencia social
de protestas, huelgas y organizaciones sindicales y vecinales. El protagonista tiene una
evidente vocación de servicio que no lo mantiene al margen de los que está sucediendo,
esa inquietud de ayudar a los que “realmente” lo necesitan lo hará oponerse a las órdenes
de sus superiores y cuestionarse el rol de la Iglesia Católica.

La historia está contada desde la subjetividad del protagonista, pues el Padre Jaime vive un
proceso interno reflexivo que lo lleva no sólo a cuestionarse la indolencia de la Iglesia
frente a los problemas sociales que acontecen, sino que también, lo llevan a la acción y a
tomar partido de los, que a su juicio, son los que necesitan mayor ayuda. Por ello,
podemos como espectador ser testigos del cambio psicológico y moral del protagonista, es
decir, somos capaces de observar la evolución del personaje.

Como hemos dicho, el planteamiento principal es la relación de la fe cristiana con las


injusticias sociales, una vinculación clara y obvia pero patente aquí como un
cuestionamiento moral desde un religioso. Aldo Francia presenta la lucha por las mejoras
laborales y sociales de los trabajadores de un astillero de Valparaíso y de la comunidad de
Puertas Negras frente al dueño del astillero y la policía, paralelamente, el director coloca
en galería a la Iglesia Católica representada por el Padre Jaime y el Padre Justo, aquí es
donde podemos evidenciar una progresión de la narración encarnada en la evolución de
nuestro protagonista y, que hace que la historia de un vuelco inesperado y no sea para
nada un final consabido. De esta forma el director presenta la tensión del planteamiento
principal.

Obviamente, Aldo Francia presenta una perspectiva crítica del acontecer político-social del
Chile de la década de los 70, pero más que presentarnos las luchas sociales que se están
dando, él apunta sus dardos directamente a la iglesia Católica, como institución que debe
velar por proteger a los más débiles y necesitados, pues para el director la iglesia se ha
vuelto indolente (tal vez el pecado más grande que ha podido cometer) pues se preocupa
más de mantener su institucionalidad que de velar por los pobres y denunciar la injusticia.
Por lo tanto, la cinta es un claro llamado a cuestionarnos sobre el rol y acción de esta
institución hasta el día de hoy, pues el mensaje sigue siendo tan actual como cuando se
estrenó la película.

Sobre la cinta podemos destacar la secuencia final como la más relevante. Las escenas
finales muestran a nuestro protagonista (Padre Jaime) marchando con la comunidad de
Puertas Negras en una manifestación masiva en las calles principales de Valparaíso, esta
secuencia confirma la evolución que ha vivido el Padre Jaime y manifiesta sin dudas cómo
él piensa que debe actuar la iglesia frente a lo que sucede, incluso la escena final es un
claro acto de rebeldía.

La película busca en primer lugar evidenciar una contradicción que vive la iglesia según su
director, y ese mensaje llega claramente al espectador, es más, debido a que éste logra ser
pertinente en nuestra actualidad cala más profundo hoy en día, logrando que el
espectador tome una postura crítica frente a esta institución o por lo menos que logre
cuestionarse algunas situaciones. De todas maneras, si apartamos la crítica a la iglesia, la
película trasmite valores que son positivos para el espectador y eso hace que éste genere
un vínculo con la película o se involucre con ella, como lo son los valores de la solidaridad,
convicción, consecuencia, deseo de justicia, entre otros.

A modo de cierre, puedo decir que la película me ha parecido muy interesante no sólo por
la trama que ya es envolvente sino también por su música, los planos y fotografía. La
narración para mí gusto es bastante original pues no conozco otra película chilena anterior
que aborde este conflicto que presenta Aldo Francia, lo cual es un desafío y en cierto
modo una osadía para aquellos tiempos. La música es significativa pues el director la pone
a cargo del “Gitano” Rodríguez quien tiene un estrecho vínculo con Valparaíso, además el
tema principal es de aquellos que quedan en la memoria colectiva. Finalmente, respecto a
la fotografía podemos decir que cada fotograma es digno de un libro de homenaje a
Valparaíso y, de los planos, destaco principalmente los ángulos picados y contrapicados
que abundan en la cinta y que transmiten claramente la geografía de cerros de la ciudad.
Sin duda, para mi gustó, esta película es un imperdible del cine chileno.

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