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¿ES PAGANO, ES DEL DIABLO, ES PROHIBÍDO?

Es costumbre de la gran mayoría de los cristianos desacreditar y hasta satanizar todo lo que
les parezca de (o tenga) origen pagano. En las redes abundan todo tipo de condenas para
aquellos que celebren cualquier fiesta que tenga la más mínima pista de paganismo en su
esencia o realización. Lo interesante aquí, y que creo vale la pena reflexionar un poco más a
fondo es, que los orígenes paganos de las fiestas, fechas y días tienen sus alcances sin
excepción en todas las culturas y religiones del mundo. Es decir, no hay nada inocuo o libre
de “contaminación” aun incluso, dentro del judaísmo y del cristianismo. De hecho, según los
expertos, no hay religión sin influencia exterior, es decir, cultural o religiosa, y no es la
excepción las así llamadas religiones del libro.
La palabra pagano no existe en la Biblia y es muy posterior al tiempo de Cristo, lo más
cercano a dicha palabra lo encontramos en el término hebreo goy traducido como gentil, o
goyim (gentiles), sin embargo, lejos de la carga negativa y peyorativa que suele asignársele
hoy, goy en realidad significa gente o nación. De hecho, la palabra gentil viene de gente, y
esta su vez del latín gens que significa linaje, raza o pueblo. Los romanos utilizaban la palabra
gentiles para designar a todos aquellos extranjeros que no fueran romanos, y su diminutivo
fue gentil. Por cierto, la palabra en plural gentiles (traducción de goyim) aparece por primera
vez en la Biblia en Is 9, 1 haciendo referencia a la tierra menos ortodoxa con influencia
extranjera, Galilea, donde habría de nacer el Mesías. O sea que el mismísimo Mesías
alumbraría y se levantaría de tierras paganas.
En el NT la palabra gentil se dice ethnos, término del cual viene la palabra etnia en español, y
aparece por primera vez en Mt 4,15.
El término pagano (del latín paganus, que significa «habitante del campo», «rústico», de aldea
o pagus) alude a un concepto que se encuentra por primera vez en inscripciones cristianas de
principios del siglo IV en el ámbito cultural del Imperio romano para designar a quienes en
aquella época adoraban a los dioses y, por ende, rechazaban o desconocían la creencia en
un Dios único que, según la fe judía y cristiana, se habría revelado al pueblo de Israel que a
su vez consignó gran parte de esta revelación en la Biblia.
Con el Emperador Constantino I, desde el siglo IV d.C., el cristianismo se convirtió en la
religión oficial y obligatoria en el inicio de la decadencia del Imperio Romano. Los cambios
religiosos se produjeron de manera inmediata en Roma y en las grandes poblaciones pero
tardaron en llegar a los lugares más alejados y menos poblados, zonas rurales y aldeas que
eran llamadas pagus y sus habitantes paganus, de ahí el calificativo.
El término pagano o gentiles y sus equivalentes en otros idiomas, también han sido utilizados
por corrientes cristianas para designar a otras que se definen como cristianas pero conservan
cultos sincréticos que recuerdan al paganismo.
Ahora bien, Dios llamó a Abraham de un culto y religiosidad pagana para hacer su pueblo, así
como a nosotros, que siendo personas con mucho de paganismo, Él redimió y convirtió en
pueblo, bendito Dios que siempre le ha interesado el pagano. Pero veamos otros ejemplos:
La tierra prometida que Israel iba a heredar se encontraba en medio de un contexto pagano
(Canaán), donde era normal celebrar fiestas de cosecha para dar acción de gracias por la
siega de la cebada, por la del trigo y por la vendimia, que daba fin al año agrícola. Esta fiesta
conocía a un ser llamado el Exterminador (NVI), destructor o heridor (RV1960), ¿le suena
conocido? (Ex 12, 23; 1 Co 10, 10), si, el mismísimo Dios en el día de Pascua. Debido a ello,
Dios deliberadamente conectó cada una de estas fiestas con hitos religiosos que harían
rememorar en el pueblo judío las heroicas acciones a favor de ellos (la fiesta de la cosecha
fue enlazada con la fiesta de la Pascua, y la fiesta de los panes sin levadura); así para Israel,
no tendría la misma connotación que para los cananeos (meras celebraciones), sino que sería
un tiempo de regocijo, de descanso laboral, de reencuentro entre familiares y amigos, y sobre
todo, una oportunidad espiritual para acercarse a Jehová con un corazón agradecido. El
propósito principal de las fiestas era lograr que los israelitas tuvieran presente que eran el
pueblo santo de Dios (Nm 28,16-29,40; Lv 23).
A Dionisios (dios griego) u Osiris (dios egipcio) o dios Baco en latín (dios del vino), se le
llamaba llamado Alfa y Omega antes que Cristo; transformó el agua en vino y se identificaba
con un cordero.
Los nombres de los meses hebreos son de origen babilónico, a lo que los judíos dicen:
Después, fuimos liberados del cautiverio babilónico y, desde ese momento, empezamos a
usar los nombres que usábamos en Babilonia. Hoy en día, estos nombres sirven para
recordarnos que Dios nos ha redimido de este segundo exilio.
¿Por qué el calendario hebreo tiene un mes llamado Tamuz? ¿Es más que una coincidencia
que sea el mismo nombre de un ídolo/dios falso mencionado en la Biblia? “Y me llevo a la
entrada de la puerta de la casa del SENOR, que está al norte; y allí vi a unas mujeres
sentadas, las cuales lloraban por el dios Tamuz” (Ezl 8,14). ¿Hay Algunos otros meses en el
calendario hebreo que tienen esos nombres sonoramente paganos? ¿Por qué?
Los nombres actuales de los meses del calendario hebreo fueron escogidos durante el
tiempo de Esdras después del cautiverio babilónico. Los judíos acababan de regresar
después de 70 años en Babilonia y escogieron nombres que les eran familiares. Por eso
todos los nombres oficiales de los meses hebreos tienen su origen en Babilonia.
Lo mismo es cierto con nuestro calendario, a pesar de que en nuestro caso los nombres en su
mayoría son de origen romano. Los primeros seis meses se nombran por los dioses romanos,
Julio (Julio Cesar) y agosto (Augusto Cesar), llevan nombres de emperadores romanos, y
septiembre (7) octubre (8) noviembre (9) y diciembre (10) llevan el nombre por sus posiciones
en el calendario romano, puesto que marzo (Marte, el dios de la guerra) era el primer mes.
Vemos pues que las influencias paganas son muchas y aparecen por muchas partes, así que
no podemos caer en extremos: el extremo de ver en todo nuestro alrededor paganismo
(panpaganismo) donde todo es malo; o bien, en no reconocer las influencias paganas que
tenemos a nuestro derredor; sino más bien, debemos identificar y reconocer que no todo es
pagano, pero tampoco todo es puro, no hay nada perfecto; y lo más importante, que aunque
haya cosas de origen pagano, lo importante es lo que Dios convierte de eso tan pagano, en
algo tan redimido y de bendición para los demás, la mejor prueba somos nosotros, su iglesia.
Dejemos de andar por la vida condenando a todos los que nos son como nosotros, o que
consideramos paganos, no caigamos en la acepción de personas (Hech 10,34) ni tampoco
nos volvamos paganofobos, recordemos que ni el cristianismo está exento de influencias
paganas. DLB.

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