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T

R E S Z R V A

ÍNDICE D E M ATERIAS

Págs
Introducción ]
A. Relaciones generales del ílúido en la bomba.............................................
1. Altura de elevación H ......................................................................
2. El trabajo específico de aumento de presión hp (altura de presión)
en los líquidos ....................................................................................
3. El trabajo específico de aumento de presión hp en los gases___ 12
a) Fundamentos de la Termodinámica, 13. — b) Los ciclos más
importantes en el .cqpipreSor sin pérdidas internas, 14.
4. Pérdidas y rendimientos.................................................................... 18
a) Rendimiento man'ométrico, 21. — b) Rendimiento volumétrico,
21. — c) Rendimiento interno, 21. — d) Rendimiento mecánico, 21.
e) Rendimiento total, 21.
5. Rendimiento adiabático e isotérmico del compresor..................... 22
6. El verdadero proceso de compresión en ausencia de refrigeración.
El rendimiento politrópico ............................................................... 23
27
27

30
31
a). Chorro libre sobre una superficie, 31. — b) Ensanchamiento
brtisco de la sección (pérdida de Borda Carnot), 31. — c) Ensan­
chamiento brusco de sección y cambio de dirección, 33. — d) Chorro
plano cortado, 34. — e) Corriente guiada por un haz de álabes, 35.
/) Corriente regularizada, 37.
9. La circulación...................................................................................... 38
a) Torbellino, 39. — b) Torbellino potencial, ley de las áreas, 39.
c) Ejemplo de un torbellino, 42. — d) Potencial y circulación, 43.
e) Origen de la presión de álabe, 45.
10. El principio de Kutta-Joukowsky.................................................... 48
11. Diagrama de la corriente de un líquido ideal sin rozamiento.. . . 50
a) Corriente plana, 51. — b) Algunos ejemplos notables de dia­
gramas de corriente plana, 56. — c) Corriente en un volumen de
revolución, 58.
12. Propiedades de los líquidos reales ................................................... 61
a) Viscosidad de los líquidos y gases, 62. — b) Ley de semejanza
de Reynolds, 64.
13. Ejemplos de corrientes reales............................................................ 65
a) Corriente en tubos rectos, 65. — b) Canales convergentes y di­
vergentes, 73. — c) Canales curvos, 76. — d) Espacio hueco de re­
volución. Modificación de la ley de las áreas a causa del rozamiento,
79. — e) Corrientes que envuelven cuerpos situados en su seno, 82.
14. Corrientes de gas con variaciones considerables .de densidad........ 86
a) Condiciones de semejanza. Número de Mach, 86. — b) Ángulo
de divergencia admisible en las corrientes de gas de gran velocidad,
89. — c) La fuerza de álabe en las corrientes de gas de gran veloci­
dad (Regla de Prandtl), 90.— d) Velocidad supersónica, 91.—
e) Corriente de gas en un tubo impermeable al calor, con roza­
miento. Línea de Fanno, 92. — /) Cálculo aproximado de la dis­
minución de presión en las tuberías para gases, 93.
VIII índice de materias
Págs.
15. Pérdidas por fugas............................................................................. 94
a) Variación de volumen despreciable, 95. — b) Consideración sobre
la expansión de los gases en las juntas de cierre, 101. — c) Rodetes
sin pared lateral, 103.
15 a. Rozamiento de un disco que gira dentro de un flúido .............. 104
C. Teoría elemental de los rodetes centrífugos ........................................ 109
16. Movimiento absoluto y relativo : entrada sin choque.................. 109
17. Trabajo transmitido por los á la b e s............................................ . 112
a) Deducción mediante el principio de la impulsión, válida también
para un número finito de álabes, 112. — b) Deducción especial
para el caso de número infinito de álabes, basada en el análisis de
la corriente, 115. — c) Bomba sin directrices a la entrada, 118.
18. Desacuerdo entre los resultados de la teoría elemental y la rea­
lidad ..................................................................................................... Í49
19. Influencia del número finito de álabes............................................. 120
a) Ejemplo del haz de álabes rectos, 120. — b) Ecuación de la ener­
gía para la corriente relativa, 123. — c) Distribución de presiones
y velocidades en el canal móvil de una bomba radial, 123.
20. Causas de la disminución de potencia cuando disminuye el nú­
mero de á la b e s.......................................................................... . 127
a) Sin tener en cuenta el rozamiento, 127. — b) Influencia del
rozamiento, 129.— c) Modificación de la ecuación fundamen­
ta], 133. , ,
21. Cálculo aproximado para determinar la disminución de potencia
de la bomba, debida al número finito de álabes...................••• 135
22. Discusión de la fórmula aproximada. Valores empíricos de y' • 141
23. Bombas de reacción y de acción............................................... 144
24. Elección del ángulo pt del álabe a la salida............................ 145
25. El coeficiente de presión y • fórmula aproximada para la altura
de elevación........................................................................................ 150
D. Características de las distintas formas de rodete ................................... 153
26. Desarrollo de las formas de rodete ................................................. 153
27. Número de vueltas especifico............................................................ 155
a) Influencia de /?„ e = ctm/)/2gH, ctm¡com y del número de
álabe, 158. — b) Expresión sin dimensiones del número de vueltas ^
especifico, 158.
28. Elección del número de álabes........ .. .......................................... 159
29. El coeficiente de entrada e = e0w /|2 g H .................................... 161
30. Rendimiento y rapidez de marcha. Límite de aplicación de las
bombas centrífugas ............................................................ . 164
* 31. Consideraciones sobre las bombas de varias fases en serie y de
varias fases en paralelo ........................... ....................................... 167
32. Leyes de modelos y fórmulas de conversión............................... 169
a) Conversión de los rendimientos, 171. — b) Conversión de II, N,
V, 174. —rc) Semejanza desde el punto de vista de la resistencia
mecánica, 175.
33. Adaptación del rodete.................................................................. 176
E. Límites de las alteraciones de lorma por cavitación y ultrasonido.... 178-
34. Generalidades sobre la cavitación (formación de bolsas de vapor). 178
35. Altura de aspiración máxima adm isiblé.................................. 180
r*onenr rí n » n r c n c lo ^ icm ln n ri^ n Hp n r o c ? A n o lo P n t r o H o finí r o -
_J dete, o sea, de la formación de la presión crítica A h ................. 182
a) La presión del álabe, 182. — b) El espesor finito del extremo del
álabe, 183.— c) Curvatura de las paredes laterales antes de la
entrada del álabe, 185. — d) Resistencias, 186. — e) Cavitación de ~
junta, 186. , . .
37. | índice de aspiración, S (Coeficiente de susceptibilidad de cavita-
ción, a), y el ángulo relativo más favorable para la corriente de
paso, fto a ...............................................................................................
38. Cálculo de la máxima altura de aspiración admisible - .................. 193
a) Entrada en el rodete sin giro, o0 = 90°, 194. — b) Entrada en
el rodete con giro de la corriente, 195.
índice def materias ix

Págs.
39. Influencia del número de Reynolds y, en especial, del tamaño de
la máquina en el Límite de cavitación............................................ 196
40. Medidas a adoptar para pbtener alturas de aspiración grandes... 197
a) Medidas exteriores a la bomba, 197. — b) Medidas a adoptar
en la bomba, 199.
41. Cavitación en el caso de entrada con choque ............................. 200
42. Formación de espacios muertos por desprendimiento de gases.. . . 203
43. Límite de ultrasonido en los compresores........................................ 204
a) Entrada perpendicular al rodete, a 0 = 90®, ¿, = 1, 208.—
b) Entrada en el rodete con giro (<5, 4= 1), 212.
44. Relación entre el índice de sonido S0 y el número de Mach woa/a .. 215
45. Confrontación de las magnitudes características en el caso de cavi­
tación y de ultrasonido ................................................................... 217
F. Álabe radJal de curvatura simple .............................................................. 218
46. Marcha general para el cálculo del rodete de una bomba, tomando
como base un rodete lento ............................................................ 218
a) Extremo del álabe en la-entrada, 220. — b) Borde del álabe a
la salida, 222. — c) Consideración de la variación de volumen en
los gases, 225.
47. Trazado de los álabes radiales de simple curvatura................... 227
a) Álabe en arco de círculo, 228. — b) Trazado del álabe por pun­
tos, 230.
48. Alabes radiales de simple curvatura con el borde de entrada en
la zona de curvatura de la boca del ro d e te ................................. 232
49. Álabes radiales de pequeña longitud radial................................... 234
a) Disposición centrífuga, 234. — b) Disposición centrípeta, 237.
50. Ejemplos de cálculo de bombas centrífugas con álabes de simple
cu rv a tu ra.......................................... . . ’............................. 238
I. Bomba multicelular con álabes-diTespesor constante.............. 238
a) Extremo del álabe en Ih entrada, .239. — b) El extremo del
álabe a la salida, 239;:— c) Consideraciones complementarias, 243.
II. Ventilador de una sola-fase........................................................ 243
a) Marcha normal de..cálculo, 244. — b) Disposición constructiva
de los álabes, 246.'— c) Consideración dq la-yáríación del volumen
en el rodete, 247.— d) Curva itejgstáaoV'^S.
^ III. Ventiladores con difusor •aíPvoluta espiral ........................... 250
IV. Bomba para agua caliente, con álabes de espesor variable... 250
a) Entrada, 251. — b) Salida, 253.
G. Álabe radial de doble curvatura ............................................................. 255
51. Determinación delp erfil..................................................................... 255
52. Trazado de los álab es............................................................... ” .. 257
a) Desarrollo de las secciones del álabe sobre superficies cónicas,
259. — b) Determinación de las secciones del álabe por puntos,
261. — c) Representación de la superficie del álabe, 264.
53. Ejemplo numérico de cálculo de un rodete de rapidez media (ro­
dete Francis).................................................................................. 265
54. Disposición inclinada de la arista de salida en la sección meridiana.
Rodete ráp id o .................................... 271
55. Consideración de las pérdidas en las distintas superficies de co­
rriente ......................................................... 274
56. Ejemplo de cálculo deun rodete rápido ...................................... 275
57. Ejemplo de cálculo de una bomba con rodete semiaxial v difusor
.................................................................................................... 280
H. El álabe axial ................................................................................................ 284
58. Corrientes secundarias en el rodete ax ia l...................................... 284
59. Forma del álabe y grado de reacción.................................... .. ’ , 285 t
60. Cálculo de los álabes axiales............................................ . ’ ] ''! ! ! 288
61. Relación de cubo, coeficientes de presión de gasto.......... 293
a) Relación de cubo máxima admisible, 293. — b) El coeficiente
de presión, 296. — c) El coeficiente de entrada r, 297.
62. Proyecto y perfilado del á la b e ........................................................ 297
índice de materias índice de materias

P¿gs. P¿
63.
Ejemplo numérico de cálculo de una máquina soplante................ 300 a) Efecto de péndulo debido a la cooperación de un acumulador
63 a.
Consideración de la variación de volumen..................................... 304 de energía, 425í — b) Desprendimiento del caudal, 433.
92. Procedimiento de obtención de curvas caudal-altura estab les.... 4
64.
Limitación inclinada del cubo del rodete axial............................. 306 93.
64 a.
Empuje axial y resistencia del rodete axial................................... 308 Influencia del número de Reynolds y, en especial, de la viscosidad
a) Empuje axial, 308. — b) Resistencia, 309. sobre la forma de las curvas características................................. 4
65. Medidas para disminuir las grandes diferencias de ángulo entre las 94. Representaciones especiales de las curvas características............ 4
. secciones del álabe y el número de M ach..................................... 311 a) Coordenadas sin dimensiones, 439. — b) Escalas logarítmicas,
a) Corriente de contenido uniforme de energía, 311. — b) Corrientes 440. — c) Líneas de igual velocidad específica formando un haz
de contenido energético desigual, relaciones entre las velocidades radial, 441. — d) Líneas de igual estado de choque como haces
a ambos lados del rodete axial (condición general de equilibrio), 313. radiales (representación circular), 441.— e) Representaciones es­
66 . Rodete axial lento para bombas .................................................... 318 peciales para los tubocompresores, 441.
67. Cálculo de los álabes axiales como alas portantes........................ 319 K. Regulación..................................................................................................... 4
a) Ala portante situada en un espacio sin límites. 319. — b) Haz
de álabes, 329. — c) Aplicación al rodete axial, 332. — d) Cavita­ 95. Regulación con número de vueltas invariable y álabes fijos........ 4
ción y ultrasonido, 334. — e) Consideración de la comprensibilidad, o) Estrangulación en la tubería, 444. — b) Apertura de una salida
337.— /) Rendimiento del rodete axial, 337. secundaria, de descarga, 446. — c) Introducción de pequeñas can­
68. El difusor de la bomba a x ia l.......................................................... 340 tidades de aire en el tubo de aspiración de las bombas para líqui­
69. Ejemplo numérico de cálculo del alabe axial como ala portante.. 344 dos, 446. — d) Cierre de escalones dispuestos en paralelo o paso
a) Rodete, 344. — b) Difusor, 347. de la disposición en paralelo a la serie, 446. — e) El funcionamiento
en circuito cerrado de algunos escalones o el paro de una má­
I. Difusores..................................................................................................... 350 quina, 447.
96. Regulación mediante, aletas onentables........................................... 4
_?0. Objeto de los difusores...................................................................... 350*^ a) Aletas directrices; cíe entrada orientables (regulación del giro
~t T. Difusor de aletas.................................................................................. 3 5 1 ^ de entrada), 447. — b) Aletas orientables en el difusor de salida,
71 a. Ejemplo numérico dedifusor de aletas ............................................ 357 448. — c) Cierre por pantalla desplazable, 450.
a) Difusor de aletas correspondiente a la bomba tratada en el
ik id y y y y y k A

capítulo 50, IV, 357. — b) Difusor de una máquina soplante, 358. 97. Regulación mediante modificaciones en los canales del ro d ete ... 4
72. Corrección de las aletas del difusor................................................ 359 a) Variación de posición de los ájabes, 450. — b) Admisión par­
cial, 451. ___
73. Cálculo por puntos de las aletas del difusor................................. 361 98. Regulación por variación de velocidad........................................... 4
74. Difusores de aletas para bombas multicelulares........................... 362 98 a. Regulación automática. ........................................................... 4
a) Aletas del difusor de salida unidas a las directrices de entrada,
364. — b) Espacio anular sin álabes entre las aletas del difusor y L. El empuje axial y su equilibrado.............................................................. 4

\ V
los álabes de retorno, 365. — c) Retomo rápido, 367.
"p. Difusor anular liso................................................................................. 367 99. El empuje del rodete axial y d^J $ethfnxial ................................. 4
Difusor de caja e sp ira l...................................................................... 372 1 00. Equilibrado mediante la fqrm hy lá disposición de los rodetes... 4
a) Cálculo despreciando el rozamiento en la caja espiral, 374. — 101. Equilibrado mediant#¿urf dispositivo único para el conjunto de
b) Consideración del rozamiento en la cámara espiral, 378. . _----- todos los rodetes de una bomba hidráulica de varias fases.......... 4
77. Cámara espiral de sección circular.................................................... 380 102. Cálculo de un dispositivo de equilibrado............................. : . . . . 4
a) Cálculo para la corriente sin rozamiento, 381. — b) Considera­ 103. Equilibrado de las bombas de eje vertical ................................... 4
ción del rozamiento en la cámara espiral, 383._^ y M. Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores.................. 4
77 a. Consideración de una variación de densidad"én la caja espiral . 384
78. Dispositivo de guia a la entrada de los rodetes ......................... 385 104. Bombas y máquinas soplantes multicelulares............................... 4
105. Bombas y compresores radiales de una sola fase......................... 4
J. Curvas características.................................................................................... 387 a) Con difusor de aletas a la salida, 475. — ó) Sin difusor de aletas
de salida, 478.
A

79. Formación de la curva caudal-altura ............................................. 387 106. Bombas y compresores semiaxiales y axiales................................. 4
80. Trabajo de álabe f/tlix para corriente variable............................... 387 107. Bombas con rodetes en paralelo ..................................................... 4
a) Número infinito de álabes, 388.—b) Número de álabes finito, 389.
A A

108. Bombas para p ozos................... 4


81. Cálculo previo de la curva caudal-altura........................................ 392 109. Bombas para aguas residuales y para ácid o s............................... 4
a) Pérdidas por rozamiento en los canales, curvatura y transforma­
ción de velocidad en presión Zrx, 392. — b) Pérdidas por choque, a) Bombas para aguas residuales, 495. — b) Bombas para ácidos,
497.
393. — c) Construcción de la curva caudal-altura de una bomba con
difusor de aletas o de cámara espiral, 396. — d) Construcción de la N. Compresores multicelulares........................................................................ 4
A

curva caudal-altura de una bomba con difusor de anillo liso, 398.


82. La curva caudal-altura para entrada no perpendicular al rodete.. 400 110. Efectos del calor engendrado por rozamiento............................... 4‘
a) Los rozamientos de canal, 400. — b) Pérdidas por choque, 401. a) Consecuencias del recalentamiento del gas, debido al calor de
83. Superficie característica .................................................................... 401 rozamiento. Tabla de los valores de //, 499. — ¿>) Comparación de los
84. Congruencia de las curvas caudal-altura ....................................... 403 rendimientos de los compresores y de las bombas, 502.
84 a. Ley de semejanza de Newton. Curvas de igual rendimiento---- 404 1 1 1 . Compresores de varias fases, sin refrigeración ..............•.............. 5i
v85. Determinación del punto de funcionamiento de mejor rendimiento. 407 a) Construcción, 504. — b) Proceso del cálculo, 507.
86. Curva caudal-altura en los rodetes ráp id o s.................................. 408 112. Procedimientos de refrigeración ....................................................... 5
87y Procedimiento especial para rodetes axiales ................................ 416 113. Cálculo de los compresores con refrigeración ............................... 5!
; 88. Curva de potencia en el eje ...................................................... . 419 a) Refrigeración exterior, 526. — b) Refrigeración del cuerpo del
89. Determinación del punto de funcionamiento................................. 421 compresor, 530.
90. Fenómenos que se producen al parar bruscamente el acciona­ 114. Influencia de la humedad del aire ................................................. 5¡
miento de una bomba. Giro de la bomba en sentido contrario... 424 114 a. Número y disposición de los cuerpos de un compresor de varias
91. Campo de funcionamiento inestable................................................ 425 fases....................................................................................................... 5¡
Indice de materias
Pága.
537
115. Ejemplo de cálculo de JJ. C
s?^?moUnoXa u íro d ete'd e una sola
A. E n tra d a de la c o rn c n t roo __ b . Reacción constante del
5°0r %,a 544. - C ?S epiraclón del agua en el refrigerador interm edio,
552
Curvas t r a S u t de &
"H l6.

de'las^urvas características 11de'la tem peratura 555


117.
Compensadón t í em puje' axial V prensaestopas en la compre­ 559
118.
sión de gases ......................................... 561
. Resistencia de las piezas prl" clp^ “ ' 't e' debidoa la fuerza centrifuga. 561
119. Esfuerzos que actúarJ sobre e l d e ^ __ b) Disc0 com-
1 ? o ÍU5 7 0 ° - % T ltío b tS e d id a , 570. - d ) En reposo, 5 7 1 . -
^Influencia de 1.ai ^ I T r o d e t e e n ^ v S S e n tó , 572. — g) Otros
de semejanza aplicada _ Las tensiones debidas a m -
K 32S3?M S*. SV 574; ................................ 574
120 .
Fijación del rodete radial al eje •. ¿e vueltas crítico.. 576
Cálculo del eje teniendo en cuenta el num iendo cl eje sin
121 .
a) Velocidad crítica Par\ “" 5 7 9 c) Influencia del me-
ueso 576. — b) Eje con varias masaf* ^'V tas ;580. — d) Determi­
n o circundante sobre el n u me r o ® deueu„‘eje de sección variable

£ 3 ^ * 5 » . £ T Ú tS 589 - / ) Numero'de

fluencias, 590. 591


Apéndice : Bombas centrífugas autoasplrantes 591
Puntos de vista generales ..................... •" 592
593
593
i fí
Barrido de los canales del rod® ^ ® ‘
593
B. Bombas de anillo de agua excéntrico 595 L
B,. Bomba" de anillo de agua .................. ...........................
I. Caso de suministro de aire i; Licitación interna del anillo
Pr_es!ÓnCod,e ^ t i l d ó n 9 inclinada'del nivel del agua. Número
de agua, 603. — c) 1 osicion orificios de aspiración e ím pui-
de álabe’s 604. - d) d°d*°Slo° s S o r e s de pared y juegos
sión, 6 0 7 .— .¿)Í n P o S d 4a” úffl y ° i n d S n rto , 608. - í ) W » 610
L um étco.66°08¿ .'ií.) S s o " ^ elevacidn de agua................................... 611

B- a)
613 __b) Datos para el proyecw.
624
C.
autoaspirante . ■• • ........• *; ‘ *‘««7
Observación com plem entaria, 0 / / .

iíMJILt
Introducción
Las bombas son aparatos destinados a desplazar líquidos y gases.
En este último caso se denominan: compresores, turbocomprcsores
y ventiladores. Su manera de actuar se basa en que la forma más
económica de transportar fluidos es mediante tuberías. Intercaladas
en la tubería por la que tiene que circular el fluido, le proporcionan
la energía necesaria para su desplazamiento, aspirando por un lado
e impulsando por el otro. Crean, por tanto, una sobrepresión en la
tubería a la salida de la bomba y una depresión a la entrada. Dejando
aparte el efecto de la tubería, puede decirse, en su más amplio sen­
tido, que el objeto de una bomba es transportar un fluido, liquido o ga­
seoso. de un minio a baia presión. a mro en el rual la presión es más
elevada.
Estamos, pues, en presencia- de un fenómeno inverso al de las
máquinas,motrices, con das cuales las bombas tienen grandes analo­
gías, incluso en su construcción. Se dividen también en dos grupos
principales: ,
1. ° Bombasi’ de pistón q corupreserrés, de efecto inverso al de las
máquinas de columna de aguaique ya no se utilizan) y al de las má­
quinas de vapor. La característica de estas máquinas reside en el
pistón, el -.cual, al moverse alternativamente dentro del cilindro, pro­
duce la presión necesaria para el desplazamiento del fluido.
2. ° Bombas centrifugas n Inrlmmmprpsnrrs. de efecto inverso al
de las turbinas hidráulicas y de vapor, respectivamente.
Fuera de estas dos grandes categorías de máquinas, existen otras
de menor importancia, y que no tienen su correspondencia con máqui­
nas motrices, debido a que reúnen en ellas la acción motriz y la de
elevación; como, por ejemplo, los aparatos de chorro, los arietes, las
bombas de emulsión de aire y agua, etc.
La presente obra trata de las bombas centrífugas para líquidos
y de los turbocompresores para gases. Salvo en los casos que ce ir.q¡
cará tnHnc inc estudia y razonamientos se refieren al agua en el
de líquidos y al aire en el de gases.
u n las Dombas centrífugas y en los turbocompresores. la energía
es proporcionada al fluido por la rotación ~
provista de álabes. Por efecto de la acción
sufre simultáneamente un aumento de presión y de velocidad. Para
que este aumento de velocidad sirva también para aumentar la pre­
sión. ,sfr rodea el rodete móvil con uno o varios canales fijos, de sec-
1. P fleiderer : Bombas centrífugas.
\
Introducción . Introducción
2
clon creciente. y que, por tanto, transforman la velocidad en pre­ fijada; pero sus proporciones pueden ser desfavorables y su rendi­
sión. El conjunto de estos canales, que forman parte del cuerpo de miento malo. Para evitar estos inconvenientes, se obtiene la altura dt
la bomba, ha recibida elevación deseada acoqlando varios rodetes en .e/»ry| de manera que dis­
el nombre de difusor. minuya la altura de elevación'eme debe proporcionar cada rnde.t,f .
Cuando el canal es úni­ este caso se acostumbra montar los rodetes en nn árbol único ffin
co, puede tener forma de Del mismo modo que es útil subdividir la altura cuando es muj
caía espiral y se desig­ elevada, se puede también subdividir el caudal cuando es muy im­
na generalmente con el porta rpte. Nos vemos
nombre de voluta. obligados entonces al
Las figuras 1 a 4 acoplamiento en para-
dan una idea esquemá­ reto de varios rodetes,
tica de las disposiciones que totalizan el cau­
posibles de los órganos dal (fig. 6). En este
de una bomba. El reco- caso, los rodetes ge­
F ig. 2. Bomba con en­
rrido del flúidcT en el neralmente son de do­
F ig . 1 rodete puede ser radial
Bomba rudial con difusor trada axial y salida radial ble entrada. Esta for­
sin difusor
centrifugo,! como eñ"Ta ma de construcción
figura 1. En este caso, las proyecciones de las trayectorias sobre un está siendo despla­
plano meridiano son simplemente radios dirigidos del interior al ex­ zada, hoy en dia, por
terior. Esta disposición es la nor­ los rodetes rápidos,
mal, puesto que la fuerza centri- según figuras 2 y 3. F ig . 5. Acoplamiento de varios rodetes en serie
fuga tiene el mismo sentido “que Todas las consi-
fa trayectoria riel finido v cnntrL- deraciones anteriores son aplicables por igual a los desplazamientos
•' iir _
huve a aumentar la nresiói^iLa dis­ de agua y a los de aire. Ambas aplicaciones se tratarán simultánea­
posición inversa—circulación radial mente, puesto que ello no ofrece la menor- dificultad, siempre que
centrípeta — es teóricamente posi­ se tengan en cuenta
ble, pero apenas se emplea, por los las siguientes obser­
inconvenientes de su construcción y_j i ­ vaciones :
para mayores caudales encontra- 1.a Siendo los
de su funcionamiento inestable. * P
mos corrientemente la disposición de la figura 2, en la que la entrada gases inásligeros que
al rodete es axial, y la salida radial, centrí­ el agua, para obtener
fuga, forma que corresponde a las turbinas con ellos una presión
Francis. Para los cases de gran caudal y determinada se pre­
n p rjiip n n a l t u r a rl7 n tp p rn v g ñ t a í a s cisa mayor velocidad
el recorrido axial (fig. 3). Esta disposición que con aauéll^ vTen
ha atraído la”atención de los técnicos, par­ consecuencia, mayor
ticularmente en los últimos años. velocidad tangencial
El fluido llega, generalmente, al rodete del rodete. Debido a F ig. 6. Acoplamiento de varios rodetes en paralelo
sin guia especial en el tubo de aspiración. las mayores tensiones
pero a veces es guiado en determinada di­ * • que sufrirá el material del rodete, no es posible obtenerlo por fusión,
rección mediante directrices situadas ante»; : ‘i como es corriente en las bombas hidráulicas. Ello obliga al empleo
de la entrada del rodete (fi^. 4). de materiales forjados o laminados, como primera materia para la
F ig. 4. Bomba radial con
Aumentando la altura de éIevacjóiL_Bara construcción de los rodetes. Esta limitación hace difícil o imposible
directrices a In entrada y un caudal determinado, se alcanza un limite• el empleo de rodetes de la forma de la figura 2. Todo el campo
difusor a la salida
por encima del cual no es conveniente nt.£ de aplicación debe ceñirse, pues, a 'rodetes de forma según las fi­
solo rodete. No obstante, es siempre posible calcular un guras 1 y 3, los cuales tienen buen rendimiento en el campo de los
lizar un caudales medios.
^ detT ’capaFde- dar un caudal y una altura dados, a una velocidad
Introducción

2.a F.l nona tirpr nn volumen constante, j^ero ,se_vaporiza. En


las bombas" se pueden formar espacios llenos de vapor en puntos en
que coincida una presión reducida con una gran velocidad, produ­
ciéndose efectos muy destructivos (cavitación).
F.n los gases debe tenerse en cuenta la comoresibijidad en el caso
de p resio nes altas. E n lugar de la cavitación nos encontramos con_los
tan pronto como en a.gun punto de la^a.-
r ripnte. se rphasa la velocicfaB del sonido.. La cavitación en el a&ua
v la proximidad de la velocidad del somdo en los gases constituyen
limites que no deben alcanzarse. Ambos aparecen en los mismos pun­
tos : Hnurie la corriente del fluido alcanza lo cálmente grandes veloci-,
dades.
A . R elaciones generales del fluido en la bomba
1. Altura de elevación H
La_dlíura de elevación de uno,_hümhíL de una significación aná­
loga a la tensión entre bornes de una dínamo, se define comn el inexe-
meníp de energía útil adquirido por la- unidad de peso del fluido a su
paso por la bomba_. Tiene nor'dimp.ñsmnes mPg/krr ñ m
que esta diferencia de energía no se confunda *"*
con diferencia de presión, y que no se mida
tampoco en unidades de presión. Se pueefe re­
presentar la altura de elevación /L-cómtfla al­
tura de una columna del fluido a clavar, Esta
definición es válida tanto^para el agua como
para los gases, aunqpe-da’ columna de ga§ se#
más densa en su parte baja (pága^^sB ^LLa
columna de liquido o gas tfáfe^tener, desde
luego, en uno de sus extremos, el mismo estado
que posee el fluido correspondiente a Ja entrada
de la máquina. Entonces basta con que, en el
otro extremo, el estado sea de condiciones igua­
les a las que han de promoverse.
^Para la determinar.inr) de )a a)fura de ele­
vación /Lele la bomha^. debe prescindiese d e jas
pérdidas, en las tu herías de aspiración e impul-
(^e la misma" forma que en las dínamos
se prescinde de las pérdidas de tensión en los r
cables de conducción), va que las canalizaciones
varían_según el emplazamiento de la bomba"y
F ig . 7. Representación
JH ,i.m M..I m . ... Y uu UCUCIIUCU ue ta
bomba _ni. de! constructor.„Eor el ennt.rarTn ción cié una bomba
tener en cuenta Lismérdidas prnniac ^ u m ^iiinn puesto
que, disntümygn lff nifrgjajítil comunicada al tlimln I ,„,u „i h».
mentó de energía H ha de estar disponible como' potencial útil
entre la entrada y la salida de la bomba, resulta que, en los gases v en
el caso de una compresión sin refrigeración, esta variación de estado
ha de considerarse adiabática.
6 Relaciones generales del fluido en la bomba

La altura de elevación así definida puede representarse, según la


ecuación de Bernoulli (cap. 7), como la suma de los incrementos de
presión y velocidad, y diferencia de nivel estático .
ch — c-i
H = ha + (1)
2g
Siendo hp de altura de presión, o sea, la diferencia de presión medida en al­
tura de fluido; o el trabajo necesario en mkg/kg de líquido o gas, para elevar la presio
de PIt a la entrada, a Pw a la salida. Por otra parte, c„ eu , en la figura, 7, son
las velocidades a la entrada y a la salida de la bomba, respectivamente, en m/s,
medidas en los mismos puntos en que se miden las presiones ; y es la dileren-
cia de nivel entre los dos puntos de medición en metros, siendo y positivo
cuando el punto donde se mide la impulsión esté más alto que el de la aspira­
ción ; g es la aceleración de la gravedad en m/s5.
En los gases, la diferencia de nivel y es despreciable al aplicar la
ecuación (1).
En los dos capítulos siguientes se estudiará más a fondo este
concepto de altura de presión hp, para líquidos y gases. Si la \ aria-
ción de volumen es despreciable—por ejemplo, en los líquidos ,
se tiene:
. _JV Pn ~ Pi 104
hp —
(P, p = presión en kg/m* y kg/cmJ, respectivamente; y = l/t> = peso específico
en kg/m*).
En la compresión de gases sin refrigeración, hay que tomar hp
adiabático, como queda dicho, porque en la definición de H se supone
un cambio de estado sin pérdida alguna (pág. 14). En el caso de existii
refrigeración, siempre incompleta, en rigor habría que tomar para hp
el trabajo de compresión necesario, en caso de no existir rozamiento;
por tanto, por ejemplo, un trabajo politrópico. Con todo, general­
mente es recomendable referirse a la adiabática (pág. 525). Solamente
se utilizará la isotérmica para la determinación del rendimiento
(capítulo 5).
La ecuación (1) es adecuada para la determinación de la altura
de elevación H mediante ensayos. Generalmente se conoce el empla­
zamiento de los depósitos de aspiración y elevación, así como las tube­
rías de unión, y partiendo de estos datos debe calcularse la altuia de
elevación. Obtenemos la correspondiente fórmula de cálculo apli­
cando la ecuación (1) al principio y al final de la tubería. Puesto que
la tubería no pertenece a la bomba, tenemos que añadir las pérdidas
de carga correspondientes al conjunto de .aquélla, resultando:
c"2— c'
H = h' + e + 4- Z (2)
~27~
en donde representan: , . . . . !r„
el valor de hp al pasar de P', en el deposito de aspiración, a P , en el de ím-
ptibion^, ^ Ja diferencia de nivel entre los puntos de medición de la
presión en ambos depósitos;
Altura de elevación H 7
c , c , las velocidades en los puntos de medición de ambos depósitos;
. =, .? ^as pérdidas de carga en la tubería (tramo de aspiración y tramo
de impulsión), excluidas las pérdidas en la bomba.
Generalmente, las» velocidades c' y c" son tan pequeñas que se
pueden despreciar, pudiéndose escribir:

H = hp -\- e Z (3)
La pérdida de carga Z comprende todas las pérdidas debidas al
rozamiento y a cambios de sección y de dirección, cuya determinación
se detalla en los capítulos 13 y 14, f). Su valor apropiado para las con­
ducciones técnicas de gas, puede calcularse, a partir de la pérdida de
presión, mediante la ecuación (67) del capitulo 14, f). Corresponden a
las pérdidas por cambio de sección, entre otras, las producidas en la
aspiración del depósito inferior y las ocasionadas al desembocar el
íinal de la conducción en el depósito superior, en todos aquellos casos
en que no existan conos de unión adecuados. El cono de unión en la
impulsión se recomienda especialmente en los casos de gran caudal
con pequeña altura de elevación.
La influencia de cada uno de los tres sumandos de la ecuación (3)
es muy distinta, según las aplicaciones. En la alimentación de calderas
o en el suministro de aire a presión a una red de ventilación, el tér­
mino más importante es el primero." Si el depósito de aspiración y el
de impulsión están a la pYesión atmosférica, como ocurre en los abas­
tecimientos de agua, este primer término es igual a la diferencia nega­
tiva de la presiónatmosférica entre el principio y el final de la conduc­
ción, y, por tanto, despreciable-ya .consecuencia,

H = e Z (4)
En las bombas que aspiran de los canales de riego, si la diferencia
de nivel e entre el canal y el depósito colector es muy pequeña, se
puede tomar Z como altura de elevación.
En el suministro de aire a la presión atmosférica — por ejemplo,
en los ventiladores—, el término e se compensa por la variación en
senLido inverso del primer término h'p, puesto que disminuye la pre­
sión barométrica en la aspiración. Por tanto, e + tí = 0, y en con­
secuencia, p
H = Z (4 a)
de forma que sólo hay que tener en cuenta la pérdida de carga en la
conducción.
En los suministros de aire a la presión atmosférica sólo hay que
tener en cuenta la diferencia 'de nivel e, entre los puntos de medición
de la aspiración y de la impulsión, cuando dicha diferencia sea consi­
derable.
En el suministro de aire (u otra clase de gas) a presión, a gran
diferencia de nivel — por ejemplo, en las minas—, se'recomienda tener
'si­
Relaciones generales del fluido en la bomba

en cuenta el término e de (3) (desde luego, con el signo conveniente),


puesto que la diferencia de ios pesos de las columnas de aire en la tube­
ría y en la atmósfera es importante. La compensación de las varia­
ciones de la presión atmosférica sólo existe en el caso explicado de los
ventiladores. Por ejemplo, la diferencia de nivel de 1000 m en la
atmósfera representa sólo una diferencia de presión de unos 0,11 kg/cm2;
en cambio, con aire a 7 ata., a consecuencia de su mayor peso,
representa una diferencia de unos 0,55 kg/cm2. Estas consideraciones
están comprendidas y deducidas de las ecuaciones (2) y (3), que son
rigurosamente exactas. En el caso de que el gas se caliente o enfrie
en la tubería, no existirá transformación adiabática, y en consecuencia,
no debe considerarse e como parte de un trabajo adiabático, sino que
hay que calcularlo debidamente aparte. Este caso es corriente en la
práctica. En una transformación isotérmica que puede suponerse rea­
lizada en caso de largas conducciones de gas, el cambio de presión
correspondiente a la magnitud e habría de sacarse de la expresión
relativa a la altura de presión isotérmica de la ecuación (17), mientras
que la pérdida de presión ocasionada por el rozamiento Z de la tubería
se deduce de la ecuación (67) (pág. 94).
Allura manométrica / / man. Según lo expuesto, la altura de eleva­
ción H no se medirá en unidades de presión, ya que el valor de la pre­
sión de la columna de 1 m de liquido varía según la clase de éste y es
proporcional a su peso específico y. En consecuencia, no debe confun­
dirse la altura de elevación H con la presión de suministro, es decir,
con la diferencia de presión entre los extremos superior e inferior
de la columna de líquido de altura H.
En las bombas hidráulicas se emplea, como medida de la presión
de suministro, la altura de elevación manométrica H man, que se ex­
presa en unidades de presión y generalmente en metros de columna
de agua a 4o C, siendo, por tanto, 1 m de columna de agua = 0,1 kg/cm2.
La escala de los manómetros está dividida adecuadamente en metros.
Debería, sin embargo, diferenciarse rigurosamente de la altura de ele­
vación H. Entre ambas hay la relación

H man (5)
1000
Solamente para el agua suficientemente fría es Hmau, = II.

2. El trabajo específico de aumento de presión n p


(altura de presión) en los líquidos
Representa, según la ecuación (1), una parte importante de la
altura de elevación.
El agua, como todos los líquidos, puede considerarse, en la mayo­
ría de los casos, como incompresible. Adoptaremos, para representar
el proceso, el diagrama P v , tomando las presiones P en kg/m2, como
El trabajo específico de aumento de presión hp en los líquidos &

ordenadas, y los volúmenes específicos v = l/v en m3/ke


especifico en kg/m3), como abcisas (fig. 7 a) Én estas condinnnpP i
curva de cambio de estado, se renrp^nM nnr n eSl? condlclones, la
que va de la presión inicial P, a la final P u° a ^ ^ . ^ t i c a l ^ A u
para dicho cambio de estado, por ki- E trabaj0 a sumimstrar
logramo de líquido, excluidas las
pérdidas, es el representado por la
superficie rayada A j A j j BC (que
concuerda con el diagrama ideal del
indicador en una bomba de pistón,
puesto que el trabajo, sin pérdidas!
es independiente de la clase de bom­
ba). El trabajo específico de incre­
mento de presión hp es, por tanto,

hp = (Pii — P j) v = -t-P-— Hl (6)

Si se toma como unidad degresión el a , ,


para las presiones p minúsculas, se tiene, por se'r = i°0. c"'” " 5

ha = 104
(7)

y =7fl00 PUra’ r t a n°rmal, en la que

n . ,A (7 a)

para l S q t f d o f l i g ^ ^ ^ T o s ^ t 0 EM oT'0 **,“ 'nay0r


* « i^üal superficie^ue el
es menor por ser mayor e lv o lu m e n ^ s p e d L ^ 510" f'" al alcan2ada

suponiendo la auLncla^rozam ientls!11"1611 "° Var‘a 'a temPeratura'

íionésf insienincante%SI“aT\empeIra\uraUsÍ noSrm a/UnCÍÓn de ,as variacio»es de pre-

Desde luego, las variaciones del Z s o « ~ ? ^ nA e.^ 0,umen a' rebasar los
mperatura son más importantes. pecifico debidas a las variaciones de
naciones ^el ^w T ^ sj^d fk o 0 deWda^sinfuUáí" tenerse e" consideración las va.
^ n p e r a t u r a , especialmente en la a lim e n ta c ió n T ía W e r ^ E n l^ g u ía F s? ? "

ade,((f S Í ”F S'Vy |T ™ » :FS hgE Íng8ngWroí f f ’ 2’ * « • « W l ) ;


() Mech. Engng., vol. 53, pág. 127 (febrero'\ 931).’ ’ ^ 132 (1931)‘
• 10 Relaciones generales del fluido en la bomba

I '

i1

Fio. 8. Variación del peso específico del agua con ^ presión según

de v* 4- A : v
El trabajo específico de aumento de presión hp en los líquidos 11

presentan gráficam ente los resultados obtenidos por K e e m a n ( s) en sus ensayos


pudiéndose obtener para cada presión y tem peratura el valor de y en k S
„„ i «.? A da el yalor de y en íunción de la tem p e ra tu ra, a condición de
que la presión sea igual a la tensión de saturación p¡ del valor de agua a la misma
tem p eratu ra. Los valores coi-respondientes (escala de la izquierda) se designan
por y t . La línea de trazos tí índica el peso especifico y para la m ayor presión dei en-
420 atJa,- Pa,ra P °der obtener los valores de y fuera del estado de
saturación, se indican las diferencias A y = v — y s en función de la presión y
de la tem p e ra tu ra, para presiones de 10, 50, 100, e tc ., a ta ., en la escala de la
tica Í225 s eaPtr )Sentánd0SC aShníSm° ,a 1Inea correspondiente a la presión crí-
1 E jemplo . Para 200 a t. y 250° (punto a), el valor de y es igual a la sum a de
las ordenadas de los p u n to s a y ¿(leídas, respectivam ente, en las escalas de la de-
H phm J nd?. la lz.^uierda)> o sca- Y = 16,7 + 798,5 = 815,2 kg/m». El aum ento
debido a la presión es, en este caso, de un 2 % de y¡.
fiocr,^0in0 *a com presión en las bom bas se efectúa ad iabáticam ente (siempre que
m ,!fr^ í em0S a ^ g n i f i c a n t e influencia del calentam iento debido al rozam iento,
5“,e J , i Z eZA qiíedaK sobradam ente com pensado por el enfriam iento superficial
r e i . f i . h. bom ba), se han representado con líneas de trazos las adiabáticas
e" sayos (con intervalos de 55,5° C, correspondientes a 100°
- Tai}iendo en cuenta la insignificante com presibilidad, se calcula
la a ltu r a de presión hp e n tre el estado inicial p, i<j y el final p„ t s u s t i t u y e n d o
* P Vi163,! r<:al de compresión por una linea vertical, en el diagram a /*-, qu¿ pase
aPd U aá t S 1S^ ’ correspondiente a y m (peso específico del p u n to medio de la
ad iabática). T om ando las p re sio n es^ n -k g /cm ‘,

hp = 10 000 (p „ — p¡) S L + "n . = 10 0 0 0 -4 - (P„ — Pj ) (— + — )


¿ w'/ Tul
íw 10 000 Pu — Pi en mkg/kg ó m.
ym
e n e rif ^ M P/n rS Í m d d?1 a3da Prov.oca a»a disminución en el consumo de
1 aPreciable en las altas presiones. Ejemplo : Resulta, para elevar agua
a 315» C, la presión de' saturación (107,8 at.) a 275 at., que y, = 678 kg/rrP
(punto e correspondiente al cfc'yj, = 43,6+ 654 = 697,6 kg/m3 (puntos d v f)
tomandrfon ™ 00° - M t<275 ~ 107,8)- (1/678 + X¿697,6) = 2436 m) mientras'qué
nnTf n L H-r °r C0,lSta^^e n?ara ^ ^ > r^ uTtad0 ^ ual a 2470 m; existe,
pues, una_diferencia de 1,4 %. fil«¿ui»nento de temperatura debido a la com­
presión es dd' = 9o C.
, ,.. ^ aumení.° de V disminuye de un modo considerable debido a que las adia-
fianr^SKSc-inCí?n£-n íuarteraente hacia Ia derecha entre las líneas A y tí de la
nrócnLS|eM UbieSe tomado'Como base, por ejemplo, una compresión isotérmica,
S . preSUmib,le -en caerP0S de bomba mal aislados, se hubiese duplicado la dife-
rencia con relación al cálculo corriente. (El enfriamiento del cuerpo de bomba
actúa como un ahorro de trabajo.)
No es necesario tener en cuenta la compresibilidad del agua para las pre-
^ m n i C°/TlenteS jn as calderas y las temperaturas del agua de alimentación. Por
2 aí de acuerdo con el ejemplo numérico IV del capítulo 50), se tiene, con una
temperatura inicial de 12o,5 C, una tensión de saturación de 2,4 ata. como pre­
sión inicial y como presión final 50 atm. (puntos g, h, i, k), resultando .una
de■hp para compresión adiabática de 0,014 %, y de 0,14 % para com­
presión isotérmica, respecto al cálculo corriente.
El aiie disuello en el agua fría no hace variar el peso específico
de esta. Por el contrario, es considerable la influencia de las sales
y ácidos en disolución. En el agua de mar 15° C, por ejemplo,
y = 1020 +- 1030 kg/m3
según el contenido de sal. En caso de que el agua lleve barro arena
o aire en suspensión— es decir, burbujas—, debe tenerse en cuenta
dicha circunstancia para el valor de y (i).
to riu 4 \ DI6'*105 Para Cl ensa^° de rendimiento de las bombas centrífugas. Edi-
12 Relaciones generales del fluido en la bomba *

3. El trabajo específico de aumento de presión hp en los gases


Los gases pueden ser considerados en las mismas condiciones
que los líquidos, para pequeñas variaciones de presión, como se verá
más adelante. Por lo general, deberá tenerse en cuenta la variación del
volumen específico y emplear, en lugar de la ecuación (6), la siguiente:
^ii
hp =
vdP (8)
Pi
que resulta al sustituir el intervalo finito de presión por el infinita­
mente pequeño dP . La expresión vdP representa la superficie ele­
mental a b c d del diagrama P v (fig. 9). Que la altura de presión
pueda ser considerada como una co­
lumna de gas de hp metros de al­
tura, lo demuestra la consideración
siguiente :
Supongamos que la columna de
gas tiene una sección 1 y considere­
mos un segmento infinitesimal, de
altura d hp, perpendicular a ella. Si,
pues, en el extremo superior de este
elemento existe la presión P, ésta re­
sultará aumentada en su propio peso
en el extremo inferior del elemento ;
por tanto, será :
F i g . 9.Diagrama pv para distintas
clases de compresión. Ahorro de trabajo
Al A 'n A ii debido a la refrigeración dP = ydhp -

de modo que d h p — v d P. Esta magnitud y d P es, evidentemente,


igual a la superficie elemental a b c d de la figura 9, o sea, igual al inte­
grando de la ecuación (8). Según esto, la altura hp de la columna de
gas representa el valor de toda la superficie de trabajo C A jA '^ B C;
por tanto, el trabajo de compresión por kg entre los límites de pre­
sión dados [a lo cual hay que añadir, además, los dos términos de la
ecuación (1) para que resulte toda la altura de elevación H], puesto
que la columna de gas ha de hallarse en las mismas condiciones de
refrigeración prescritas al definir H ; esto es, hay que tomar por base
el proceso ideal. . c 0.* <
ai no nay aumento m disminución de temperatura, se produce
espontáneamente la transformación adiabática. Respecto a la pre­
sión y temperatura, la columna gaseosa ha de encontrarse, en su ex­
tremo superior, en el mismo estado que posee el fluido en la aspiración
de la máquina en el proceso ideal. Entonces basta con que en el otro
extremo el estado sea de condiciones iguales a las que han de ser pro­
movidas.
El trabajo especifico de aumento de presión hp en los gases 13

Puede objetarse que la altura^e la columna gaseosa depende de


y — Qt}i en donde q es el volumen"específico, y, siendo, por tanto,
función de la gravedad, ha.de variar en campos gravitatorios diferentes.
La explicación de ello es que la energía hp ó H se refiere, por defini­
ción, a 1 kg de peso (kilopondio), y no a 1 kg de masa; de modo que
también depende de la gravedad.
a) Fundamentos de la Termodinámica. En los gases y vapo­
res, el volumen depende considerablemente de la presión y la
temperatura. Para los gases perfectos rige la siguiente ecuación de
estado:
P
P v = — ~ RT (9 )
y
En la cual, R representa la constante del gas en mkg/grado-kg; P, la presión en
kilogramos por metro cuadrado; v = 1 ¡y, el volumen específico en metros cú­
bicos por kilogramo; T ~ 273 í, la temperatura absoluta en grados Kelvin.
Entre R y los calores'específicos cp y c„, a presión constante y
volumen constante, respectivamente, expresados en kcal/grado ■kg,
existe la siguiente relación : "* ‘ " ’

R = ' j - (Cp ~ co) = 427 (Cp — c0),

pues R significa el trabajo'de expansión ejecutado al calentar 1 kg


de gas a presión constante. .
T abla I. Peso específico y'calor especifico de los.gases'a 0° C y 7SO mm de columna
de m&'eMfto *r ‘

Constante R Peso Calores específicos


de los gases específico kcal/grado-kg
mkg/grado-kg kg/m*
C
-P
A ire .............................. 29,27 1,2928 0,240 0,171
Oxígeno......................... 26,49 1,4290 0,219 0,1568
Nitrógeno .................... 30,26 1,2505 0,2482 0,1774
Hidrógeno..................... 420,75 0,0899 3,400 ■ 2,415

Los valores de R indicados en esta tabla varían algo con la pre­


sión y la temperatura, siendo las variaciones tanto mayores cuanto
mayor es P i1). Para presiones de 20 at., dichas variaciones son para
el aire y el hidrógeno del orden del 1 %, y, por tanto, despreciables
en los turbocompresores. En las cercanías del punto de licuefacción
nú deberá emplearse la iormula (9), sino el diagrama de Mollier iS.
Hay que considerar la dependencia del calor específico de la tempe­
ratura, siendo, en los gases considerados en la tabla I, cp a 100° C
un 1,5 % mayor que a 0o C. Para el aire, el valor medio de cD, entre
20° y 100° C, debe tomarse igual a 0,242.

(0 Véase H. Hansen : BWK, vol. 3 (1951), fig. 1, pág. 38 ; además, H. Stier-


lin : Escher Wyss Mitt. 1941, pág. 34.
14 Relaciones generales del fluido en la bomba *

Según el primer principio de Termodinámica, en la compresión


real de un gas, tanto si se efectúa con pérdidas como sin ellas, se
cumple la siguiente igualdad :
f fti/427 = i„ — i, + ■ q (10)
Calor equivalente al tra- = Aumento del calor in- — Calor cedido al exterior,
bajo interno de compre- temo del gas (o de la es decir, al agua de re-
sión por cada kg. de gas entalpia) frigeración
En la expresión anterior no se tienen en cuenta las variaciones
de velocidad y posición. Tomando un valor medio de c^, se tiene
1n — h = cp (hi — h)-
El trabajo empleado en la compresión se manifiesta exterior-
mente, parte por un aumento de temperatura tu — 1¡ y parte en una
cesión de^áp&r q al refrigerante o al medio ambiente. Todo proceso
de compresión va unido a un aumento de temperatura, el cual puede
disminuirse más o menos con una refrigeración adecuada. Represen­
tando el trabajo de compresión, como de costumbre, mediante el
diagrama P v (fig. 9), la linea de compresión es tanto más baja cuanto
mayor es el enfriamiento, ya que el volumen especifico v, para una
presión P constante, es, según (9), proporcional a T. La curva A 1A¡1
representa la compresión adiabática, mientras que la A l A lI corres­
ponde a la politrópica, y la superficie rayada Á¡ A n A ;; representa
el trabajo ahorrado gracias a la refrigeración. Este ahorro es tanto
mayor cuanto mayor es la relación de compresión, evitándose, además,
temperaturas tn elevadas que comprometen el buen funcionamiento
de los compresores.
b) Los ciclos más importantes en el compresor sin pérdidas in­
ternas. Es menester considerar el proceso de la compresión, en dife­
rentes grados de refrigeración, en el supuesto de que no se producen
pérdidas por rozamiento y otras causas en los gases en movimiento,
pues el concepto de altura de presión se refiere al caso exento de pér­
didas.
a) Compresor sin refrigeración. Si prescindimos de las pérdidas,,
la compresión es adiabática, es decir, sin pérdida ni absorción de calor.
La línea de compresión tiene en el diagrama P v la forma correspon­
diente a la ecuación
Pv* = p1vvI (11).
en la que el exponente x puede considerarse constante para cada gas,
para las temperaturas a que trabajan los turbocompresores, pudiendo
admitirse los siguientes valores :
Para gases biatómicos, es decir, H „ 0 „ N„ aire, etc. . . . y. = cp¡cv = 1,4
Para vapor de agua recalentado .......................................... x = 1,3
Para vapor húmedo, de contenido específico de vapor i. . x = 1,035 -f 0,1 x
El trabajo de compresión haú por kg de gas, es decir, la altura de pre­
sión adiabática, viene representada por la superficie A 1A ’II BC, que
puede subdividirse en superficies elementales abed — v • dP (fig. 9)~
El trabajo especifico de aumento de presión lip en los gases 15

Sustituyendo v, en la ecuación (8), por su valor deducido de (11),


resulta la altura de presión adiabática, integrando entre las presiones
inicial y final P¡ y Pn :
Pj1
í I dP
/i»d= | u d P = v,P \i' | -pj^
P1 Pj
y resolviendo la integral :
X - 1

(12)
í* — ir r r ^ lft)
o relacionándola con la ecuación (íJ), y designando por p las presiones
expresadas en kg/cm2 :
X - 1 X - 1

^ad — R T , (— ) ’ - Pu_
_ CP 'V
— 1 (12 a)
a— 1 Pj ' ~~Ah Pl
siendo A — 1/42/ el equivalent^mecánico del calor. Para aire a la
temperatura normal (con cp = 0,242 kcal/grado • kg) tenemos:

— — f « = 4 L = 103.
x—1 A ,.--*'
El diagrama P v, empleado has^.ahora, nos sirve para conocer
el trabajo necesario para una ,compresión. Si se quiere tener una idea
sobre las temperaturas..que se alcanzan #.
y sobre las cantidades de calor in ^ r o o ^ f f 7"
transformadas, hay que utilizab$H3iagra-
ma T S, en el cual las ordenadas repre­
sentan temperaturas absolutas y las abs­
cisas entropías (*), y en el cual deben
dibujarse también, según M o llie r , las
líneas de igual presión p (isóbaras) (fi-
^gura 10). La adiabájúca es una paralela al
eje de las T, por ser uña línea de entropía
constante, y va desde el punto A j (corres­
pondiente al estado inicial de presión p1 y
temperatura absoluta T j) hasta la linea
isóbara del estado final pJIt es decir, hasta Fio. 10. Compresión adiabá­
el punto A}j, obteniéndose la temperatura tica en el diagrama TS
final correspondiente T'n = 273 -f t'u .
[ En el caso presente, sin refrigeración, o 0, reduciéndose la
Vecuación (10) a v

---- (t'll— tj) (13)

• concepto de entropía puede concebirse como arado de desoraani~a-


ión. Con entropía creciente pierden valor las cantidades de^calor a considerar
jg Relaciones generales del f1úido en la bomba

La expresión (13) se representa en el diagrama TS por la superficie


A 'u A h C C . Introduciendo el concepto de contenido de calor
(entalpia) i en kcal/kg, la ecuación (13) se reduce a
(U )
fiad — (i/I L'í

expresión que tiene la ventaja de ser también aplicable a los vapores.


También puede obtenerse directamente el trabajo de compresión
adiabática mediante los diagramas de Moliier iS, que pueden adqui-
' rirse en las librerías técnicas, para diversos gases y
vapores. En dicho diagrama, el trabajo adiabático
viene dado por el trozo de ordenada comprendido
entre el estado inicial A j y la isóbara correspon­
diente a la presión final Pn (fig- 11)> expresado en
kcal/kg. Este procedimiento debe emplearse, en es­
pecial en los vapores, en los cuales cp y cy varían
muy sensiblemente.
“ El trabajo empleado para cada kilogramo
de gas, se expresa en mkg/kg o en metros de co­
lumna del gas, por lo que se designa también por
altura de presión.
F jg . 11. Compresión El incremento de temperatura A íad = *// — */
adiabática en el dia­
grama iS
puede obtenerse, para los gases y vapores, del
diagrama i S de Moliier. Para los gases emplea-
remos la siguiente expresión:
A (15)
A íad = t'n — rí = — (¿íf — rí) ~

tomando para c el valor medio. Para el aire resulta: A fad — /ía<a; 103.
Igualando las expresiones (12a) y (13) resulta:

U = T; !i Bll- — 1; (15 a)
A /ac rí/
Pi
8) Compresor con refrigeración total. En este caso, la tempera­
tura del gas Tj es constante. La compresión se produce según una
isotérmica que se representa en el diagrama T S por la línea Aj/,
paralela al eje de las S (fig. 10), y en el diagrama P v (fig. 9), al ser
L . i„ / m r > .,_____________________ _ D „ n n r nnn hm p rh n ln e n tu m ­
en_________________ - ------- i i- í
tera A j A"n . La expresión (10) se reduce a
AhlÍ A h i s = q O6)
¡Todo el trabajo de compresión se va en calentamiento del agua de
[refrigeración. Esta cantidad de calor aparece representada en e la-
gram a-TS (fig. 10), en kcal/kg, por el rectángulo A j A j/C C ; en
El trabajo específico de aumento de presión hp en los gases 17

el diagrama Pv (fig. 9), en mkg/'kg o m, por la superficie A r A f BC


que en los gases permanentes vale:

W =- P , o, !n £ ü - = R T¡ In £ u . (V)
Pr Pj
Esta es la altura de presión isotérmica. El trabajo de compresión
ahorrado por la refrigeración es igual, en ambos diagramas, a la super­
ficie A j A " u A ' } j . 1

Para tener una idea numérica de ío expuesto hasta ahora sobre


la compresión isotérmica y adiabática de los gases, calcularemos a
continuación algunos valores correspondientes al aire, con R 29 V
y y = 1,4, para una temperatura inicial de 20° C v varias relaciones
de presión pn lpi-
T abla II

Pilipi 1 1,4 2 3 4 6 8 10 . 25
Óad = 0 3050 6530
0
Ó

14 650 20 150 24 450'


OO

8 1001 45 500' m
= 1 1,055 1,095 1,149 ; 1,232 1,31 1,372 1 1,42 ; 1,649 i —
t¡¡ -■ lj == 0 29,6 63,4 ,-105-y 142,2 195,5 237,5 1 273 442 : grado
Las alturas de presión hp = Aad que se tienen que alcanzar son
considerablemente mayores que en las bombas hidráulicas. Los valo­
res had¡his muestran que el
ahorro obtenido con la re­
frigeración completa e s'
perceptible ya para pe7„,
quenas relaciones^4e- pre­
sión y crece rápidamente
al aumentar dicha relación.
y) Compresor refrige­
rado parcialmente. En es­
te caso, que es el corriente,
supondremos que las pér­
didas de calor por refri­
geración son uniformes a A u m en to
lo largo de la línea de com­ del calor
Cufor d
d el aíre
presión A j A jj . Esta con­ COmpri- ,por el y t
dición es la que encaja me­ mido; Úna v ,
de rey

jor con la ley politrópica CpfTz-T;) \ y qr A


pvn ~ pjvj. Las transfor­ t\
maciones adiabáticas e iso-
lcimicas son casos particu­ L“
lares de esta ley, para Fra. 12. Compresión poli trónica
en el dia gra m a T S
n = y ó 1. Es evidente
que d exponente n está comprendido entre 1 y y., debido a la refri-
gei ación incompleta. La línea de compresión vendrá representada entre
la adiabática y la isotérmica (figs. 9 y 12), y en el diagrama TS es
casi una recta. En el diagrama TS aparecen perfectamente definidos
2. P f xe id e re r : Bomb as centrífuga s.
•-
lg Relaciones generales (leí «úido en la bomba

,
trapezoidal A ,.4 ,j
dos sumados de,(10) e„ {a
CC representa incremento del calor in-

s r “ ™ ¡ " s e « • " , *

la superficie A 1A 1IA 'II, y el suplemento de trabajo necesario respe

3 13 ¿S,°“ ' r A X e s ^ V , íi p r e s ta n
de r : x " s t0(12) r a “ ¡¿ ad.ábátid' sustituyendo en
ellas x por n, resultando:
n —t n—1
Pn ( 18)
Pj í -11 = R T¡
V i - „ _ i ?1 l’J [l Pj n — 1 Pi

ii-i
Pu (19)
1u i, = T,
L\ Pi
Al utilizar el diagrama i S de Mollier, no hay que olvidar el calor
absorbido por el agua de refrigeración, siendo, según (10).
i ,. (20).
^Ipol ^ W 9)

¿) £/ íraba/o por m3 de gas aspirado, o sea, ^


hM\lv¡, hi,¡v¡, hVo\ vi>
no depende de la clase de gas, según se desprende de (12). (17) y O»),

las presiones inicial y final.


£) Fórmulas aproximadas p a r a >'
nes de elevación, como las P:fjc.irse jas anteriores expresiones. Si tomamos,
Tnvoz"di t a f f i ó n S e'co m p resL p „/p „ la relacidn entre P „ y •» Pres‘on
inicial p„ tenemos: ____ _ Pll ^
Pn (21)
Pn — P/
y = — PT " P
víx - i ) / x_n „\(x-O/* de (12), según la fórmula
SeteWn"SS“ dñ ilrrJSíeTníftíí^'ae tiene" «Preciando los términos = partir del
cuarto, la siguiente expresión, en vez de la (12 ).

Pad
con lo que podemos conocer A /ad por medio de (15). i/, o/0 hasta p„lpj = 1.4,
Los erfores. con x = 1,4, alcanzan como máximo
y para PjjIPi «= 1,5, el -r 1 /o-
Pérdidas y rendimientos jg.

« * p J,ta ™ 7 ° c o r ^ nuevamente ta

hud = (P jj P j ) Vj = £ ¿ l — p i 1Q« P¿L~ Pj


Yi yji
V (23)
su stitu ir laPvcrdadera superficie ^ uenUtadores- Consiste en
El error es para p „ — p , „ dJ° a b c d ?or el rectángulo a b‘ c ti (fig. i 3).
150 kg/m* ó mm de colum na de
agua, + V, % ; para 300 mm
de colum na de agua, -f- 1 o, .
Si añadimos el segundo
termino del paréntesis de Ja
expresión (22), tenemos sufi­
ciente exactitud, a menudo,
para las máquinas soplantes de
^ un S.°J° elemento. Esta aproxi­
mación consiste en tomar como
superficie de trabajo el trapecio
<ib cd siendo a b’ la tangente
en a a Ja adiabática. E] error
alcanza como máximo — >/ °/
liara PlllPj = 1,17 y — { ó?
para Pn¡P í => 1,24.
pomropica, sustituyendo x por n. l“u,uien c u tía s para la compresión
va loreshña^ / ^ e^ j C/a^ y ^ Cag^Ujr”s ^ ^ ^ e^ ^ n^ ^ es práctico tra z a r las curvas de los
la página 501 la labia de valores de u. re,ación de presiones Pl//Pj. Véase en

Pérdidas y "rendimientos

,aS La P o tíd a yZ m< $


A e x p75r e s a n d o el caudal elevado Ven m’/ s y la altura
de elevación H en m

a íif c lp s j S S S s
' f h H a.'tuPr 7 tr c ea,adeb0e ^ :
,a b» ¿ » -¡siiese ninguna Pr°dUCÍrfa

O sólo in^SctamenfeTeñ^teáltu'ra d?eWactón0tEntreUt

fluido pase de la imnulsión i* • *.? riacen


^ que parte
“ del
pérdidas del mismo tipo son debidasTh'falta 6°r pág' -95)' 0tras
estopadas, y, en ciertas formas constmc ^ s a T o T r ^ ‘Je laS
compensación de, empuje axial (caps. 09 a 103). ¿elido X i "
20 Relaciones generales del flúido en la bomba

pérdidas volumétricas, Vsp, el caudal suministrado por el rodete debe


ser mayor que el caudal a elevar.
Existen otras pérdidas, debidas al rozamiento del rodete con el
flúido. Este rozamiento absorbe una potencia .Yr, que podemos eva­
luar en CV mediante la fórmula (87 a) (cap. 15, a). Finalmente, se
producen también pérdidas (no tanto en las turbinas) a causa del
•^■torbellino que se forma por la corriente de retroceso, debida a la dife-
.¿,,>v*,¿rrencja ¿g presiones entre las dos caras de los álabes"(cap. 80, b). Estas
*.7vc¿¿^érdid£rtienen el mismo carácter que las del rozamiento del rodete
. _ y exigen, por tanto, una potencia suplementaria N a en CV, que
J tiene mayor importancia cuando la bomba trabaja a caudal inferior
al normal (pág. 390). En el funcionamiento a caudal normal, estas
úx-7 pérdidas debidas al torbellino pueden despreciarse. Por otra parte,
*7 lo no hay fórmulas para su cálculo. (En los rodetes con álabes cuya
arista de entrada es oblicua [fig. 235 a, pág. 112], dichas pérdidas por
rrT-ít^ei torbellino de retroceso tienen también efecto en el lado de entrada
S del rodete, por lo menos cuando el caudal es inferior al normal.)
Todas las pérdidas relacionadas se llaman pérdidas internas de
la bomba y tienen como característica común el proporcionar calor
¡¿.¿X -al flúido. Debido a esto, desempeñan un papel importante en los gases.
, r Añadiendo a la potencia útil la absorbida por todas estas pérdidas,
yLLA' r-tendremos la potencia interna en CV.

N,= (V + V,„) f/„, + ,Vr + .V„ (24)


/D
El trabajo //, correspondiente a esta potencia .Y(, por kg de
flúido elevado, se denomina trabajo interno especifico o altura de
elevación interna, v es:
73 .V, ^ m» ,S Nr + K
/ o -------—---- (25)
Hi = = IH - H lh
y V V
— //lli H" Z,p + Zr + (25 a)
siendo
7 — ^ SP / / til.
— V
yv
75*v' yv
z =
75 Na
(25 b)

el trabajo específico absorbido por las pérdidas volumétricas, de


rozamiento y de transformación, respectivamente.
Finalmente, existen las pérdidas externas (mecánicas) importan­
tes, corresponden o1 rn7omipnto de los cojinetes y prensaestopas,
rozamiento de los platos de acoplamiento con el aire, etc. t i vami
engendrado por estas pérdidas no acostumbra pasar al flúido, ex­
cepto una parte del calor de rozamiento de los prensaestopas. Lia-
mando N m en CV al conjunto de estas pérdidas, la potencia total
necesaria en el acoplamiento (potencia en el eje) en CV será:

H = ^ + Nm = (V + V.p) Hth + Na + N r + Nti (2b)


Pérdidas y rendimientos
21

Cimientos : ” C°n ÍSt3S pérdidas se distinguen los siguientes ren-

o» “ ,a rdaci6n entre ,a altura H


H H
}lh
tf.h N +Z. (27)

elevado V y el que V c “ r'el’ X l o r d e , " Caudal


^'sp •
Vo V 1
v + v , sp
1 + y sp/v (28)
que ‘¡ene e„ cuenta las pérdidas volumétricas.

Útil N„y la potencia Á^Tmnímitkla^Dor í ' 1®?6" entre la P°tencia


interna) y que se diferencia de la Doteíe' * ™?et.e al flúido (potencia
» . p« « A s i s t a ;

7/
r/r = *JL
^ : Ni
F , . . ...... • - - <29)
•ste rendimiento tiene en'Vnpnf-o i i
decir, todas lasque-* transform anen^,aA M - P érdid“ internas, es
. d) Kendimiento m e c á n ic o s ^ ',? i f ’T ?? comunica al flúido.
mternq A 1,y |a potencia en e U j f w rc,aci0n entre <a Potencia

l¡m Nj __ N { - N
y N; (30)

e)1^*Rendimiento totál^qu e ^ la^elTc^éf n 1CaS‘


y Ja potencia en el eje: relación entre la potencia útil y

N¡ y VH__
-V«. y (v Kp)/^th + (-Vr y . m) *ó
1
f (31)

potenca en e, eje. En múquinas de « a ^ r ^ l S n ^ & £


22 Relaciones generales del fluido en la bom ba
a

ii un 1 %. N a es sólo apreciable cuando la bomba trabaja a caudal


reducido.
Relaciones entre r¡h y r¡. Puesto que él rendimiento manométrico
tiene que calcularse a partir del rendimiento total r¡ obtenido en los
ensayos, teniendo en cuenta las pérdidas volumétricas, y las de roza­
miento del rodete y de los cojinetes, vamos a deducir una relación
entre r¡\x y rj, después de despreciar las pérdidas .Ya, que tienen escasa
importancia para el caudal correspondiente al rendimiento máximo.
Pongamos:
V: 1____ 1 y —_ 11L
X_r
y —
<9sp —
v sp _
vr „ ---- \r ’
= ^ = (32)
V Vu N
y se tendrá:
X. 4- X ATr + Nt 1 n
Nn ii N = ~ tU
Introduciendo este valor en la expresión (31), con = 0 , y despe­
jando rjh = H¡Hth, se obtiene:
1 4* ssp

I
1 4 - C&p (33)
rlh
1 — (Cr + ím )
n = yJIm _ *rr

V = rlh rlv (Vm ~ *r) ^33


«r.
En el capitulo 30 se indicarán datos numéricos sobre rendimientos
i.' totales de bombas hidráulicas y ventiladores, y en el capítulo 110, b, so­
.Ü bre turbocompresores. En la compresión del aire con grandes i elaciones
de compresión, hay que tener en cuenta, para determinar el rendimien- .*<
to, la clase de refrigeración, según se detalla en el siguiente capitulo. *,*

5. Rendimiento adiabático e isotérmico del compresor


n Los rendimientos r¡¡ y r¡ deducidos en el capítulo anterior son
- aplicables a las bombas hidráulicas y a los compresores sin refrigera-
jción. En los compresores refrigerados se podría introducir, en la expre­
sión de la altura de elevación H, el trabajo de compresión sin pérdidas,
por kg, es decir (en el caso de poder tomar por base una transforma­
ción politrópica), el valor /ipoi de (18) ó. (20). Entonces no aparecería
en la expresión del rendimiento la clase de refrigeración.
A fin de facilitar una comparación sin limitaciones entre las dife­
rentes clases de construcción debidas a la clase de refrigeración, se
toma como base un proceso uniforme y se escoge para ello la compre­
7¿JSS> sión adiabática o la isotérmica/ Deben distinguirse, por tanto, las dos
siguientes clases de rendimientos, siendo Gs = y V el caudal en kg/s.
a) Rendimiento tf¿tal adiabático (*), que se utiliza para los com-
t- ^ ^ ^ p r e s o r e s sin refrigeración:
l; u fv (l) Estas denominaciones se han tomado de VDI-Verdichterregeln DIN
4 1945, Editorial YDI, Berlín, 1934.
El verdadero proceso de compresión

GSH
>/ad k ~ 7^ ^ (34)
Siendo H, según la expresión (1), en la que y = 0, como puede admi­
tirse para todos los compresores,
H = *ad + — ~9 ' 1 (34 a)

Este rendimiento total del compresor sin refrigerar es idéntico al ren­


dimiento total del capítulo 4.
b) Rendimiento total isotérmico (x), que se empleará para los
compresores con refrigeración :
G,His
Vis -k (35)
75 S
Siendo

Hu ~ h[s + ~'' 2 g Ll (35 a)


deducido /iis de la expresión.-^?)-. En las fórmulas (34 a) y (35 a) puede,
por lo común, despreciarse el término correspondiente a las veloci­
dades.
Los correspondientes rendimientos internos yud y yit _ t se obtie­
nen de las expresiones (34) ó (35L-sustituyendo N por = A7 o
dividiendo el rendimiento*tótal por,ym.
En un mismo.-compresor, es' naturalmente, >;i8 < yud. Existe
también un rendimiento isotérmico de \$. compresión adiabática,
Vis = ^is/^ad- La tabla II (pág. J¿),»np¿vdá "los valores recíprocos de
este rendimiento. ,
La temperatura del agua de refrigeración tiene también influen­
cia sobre la clase de refrigeración. Si existe una diferencia de tempe­
ratura entre el agua y el gas a la entrada, hay que tenerla en cuenta
en la elección de T¡ para determinar H¡s con la fórmula (35).
Las expresiones (34) y (35) sirven también para el cálculo de la
potencia necesaria A7, si se tienen valores experimentales de i¡; es
decir, *7ad _k y r¡ls_ k, respectivamente (cap. 110).

6 El verdadero proceso de compresión en ausencia


de refrigeración. El rendimiento politrópico
Si no hay aumento ni disminución de calor y puede hacerse abs­
tracción del enfriamiento en la superficie del cuerpo del compresor,
en la ecuación (10) q = 0; por tanto, laApresión interna con oases
permanentes es: t U « fa
h¡ = 42' (h i ~ ti) (3G)
o, en general, y por consiguiente también tratándose de vapores:
h = 42~ (h i — O) (36 a)
y con ello, el rendimiento interno, en el caso de Ser c¡ = cn :
24 Relaciones generales del fluido en la bomba
Y
S
H _ fiad _ t'll— h (37)
r" - i r , - -h¡
o, según la ecuación (15 o):
/ ' — - . '¿y
( PniPi ) * — l" (37 a)
TjtITj - 1
o bien
i'// — l i (37 6)
=
; / — *;
Es posible, según la ecuación (37), determinar el rendimiento de
compresor no refrigerado, para gases permanentes— por ejemplo, el
aire—, midiendo simplemente el aumento de temperatura iu — tj a
la salida, respecto de la temperatura de entrada. El aumento adia­
bático de temperatura i j j — tj se deduce de la relación de pre­
siones PjjIPj, según la ecuación (15 a), o bien se saca^de una tabla
de entropia, en el caso de no servirse de la ecuación (37 a) ó (3 )•
Si se trata de vapores, los valores de i se toman de una tabla iS de
Mollier, determinando los valores de las temperaturas y presiones me­
didas, la presión al comienzo y al final según la tabla, por más que,
en la práctica, esto es sólo factible tratándose de vapor recalenta o.
Gracias a este sencillo procedimiento se obtienen resultados muy satis­
factorios, a pesar de no tener en cuenta el enfriamiento producido en
la superficie del cuerpo del compresor.
Con las bombas hidráulicas puede aplicarse, en principio, este
mismo procedimiento para determinar el rendimiento por medio de
termómetro, a pesar de la incompresibilidad del flúido. No obstante,
no ha sido posible introducirla allí, porque la altura de elevación es
menor y mayor el calor especifico, y por esto la diferencia de tempe­
ratura positiva t¡j — que ha de medirse, es mucho menor que en e
compresor (x).
En la compresión sin refrigeración, el proceso no es adiabático,
a causa del calentamiento suplementario del gas por el calor de las
pérdidas, por lo cual, en el diagrama TS (fig. 14), la curva de estado
A j A jj se desvía hacia la derecha de la adiabática A¡ A;/, debido a
que aparece el suplemento de calor A Z, o sea, la superficie sitúa a
debajo de A j A; j . El suplemento total de trabajo con respecto a la.
nfjjnhntir.n viene representado, según (36), por la superficie situada
debajo de A'n A 1u que está compuesta por la superficie A IA I1 CC
= a z icaiur ue ruzaiineuioj y ia rxjn.jjn.jj — •** ** j 1. ■
trabajo de compresiórvffirÉste es preciso, debido al calentamiento

tít
fv
.
|
V í / 1-
del gas por las pérdidas. La adición de calor actúa inversamente a la
refrigeración, explicada en la página 17. El trabajo efectivo de com-
(») H. WiLLMEn: Estudios termodinámicos sobre bombas centrifugas. Diser­
tación de la Escuela Técnica Superior de Brunswick,1931. K. J .
t ^ Procedimiento calorimétrico para determinar el rendimiento de las turbinas de
£j_yagua. Disertación en la Escuela Técnica Superior de Berlín, íyo/.
El verdadero proceso de compresión 25

presión está representado por el trapecio "C, independien­


temente de como se efectúe la compresión, es decir, tanto si es poli- '
trópica con exponente n mayor que x (cuyos valores pueden tomarse
de la figura 313, pág. 501) como si se produce según una linea cual­
quiera. De las dos partes Z y K del trabajo suplementario, sólo apa­
rece K ep el diagrama P v (fig. 15), pero no Z, que corresponde al roza- ífi'
miento.l/Es evidente que, en el compresor, el total de las pérdidas de 7
trabajo es siempre mayor que el trabajo gastado en rozamientos, ~

F ig . 14. Diagrama TS de im F ig . 15. Diagrama PV de un com­


compresor sin refrigeración, te­ presor sin refrigeración, teniendo en
niendo en cuenta el rozamiento cuentfi el rozamiento del gas
del gas

mientras que, en el fenómeno inverso — turbina —, la pérdida de tra­


bajo es siempre menor.¿pie- el trabajo de rozamiento, debido a la
recuperación de pop. parte del calor del Rozamiento durante la expan­
sión. Este fenómeno tiene como^wf&ítuericia importante que el rendi­
miento de un compresor será "tamo menor cuanto mayor sea la compre­
sión. En el capítulo 110 se tendrá esto especialmente en cuenta para
el caso de compresores de varias fases.
* Rendimiento politrópico. El mero trabajo complementario de

Ícompresión I<, que depende de la magnitud de la misma, hace que el


rendimiento adiabático deje de ser apropiado como índice compara­
tivo para juzgar de la bondad en la disposición de los álabes en dis­
tintos compresores. También se hace difícil la comparación con los
valores obtenidos con bombas para flúidos incompresibles. Pero cabe
determinar este índice añadiendo este suplemento de trabajo nece­
sario K al trabajo útil. Mas esto queda tan sólo justificado con el fin
|d_g_comparar la bondad de diferentes disposiciones de álabes. indermn-
jdjentemente^ de la cuantía del cambio de compresión, v entonces se
lybucucu vaiuies como si se iratase de líquidos incompresibles.
• Entonces hay que poner en la ecuación (34 a) la altura de pre­
sión hpol, de la ecuación (18), en vez de had. Si hacemos de nuevo
ri ~ cn> Ia altura de elevación politrópica será H po] = hpol:
n -1
n
n — 1 R (T„ - T,).
2(3 Relaciones generales del fluido en la bomüa ^

El rendimiento politrópico asi definido vale, por consiguiente.

OiiV. =
y/
„ u _
o, puesto que fí, = Á97 r (T
cp U u,, — T t), siendo 427 cf, =
1 V* ¿ — 1^ •
_f

' , _ _ [L _ Ü Z ll . (38>
(^i)poi _ n — 1 X
F.l expolíente n puede ser determinado a partir de las tempera^
turas medidas, pues7 H_ 1
T /j = f Pn ^
T, 1 Pi
de donde: , tv ir \
n—1 log (T// T^j)
log (P/i /Pí )
Introduciendo este valor en la ecuación (38) se tiene_ finalmente.
1 log (PulPl) (39)
(*Ji)pol log (T nlT j)
Este valor aplicable al compresor, es mayor que el del •
internóle la°ecuación (37). referido a la
aplica el valor recíproco de la ecuación (39), menor enion 4
correspondiente a ecuación (39) sirve
Por otra narte. ha de tenerse en cuenta que la ecuación ;
sólo ‘para gases permanentes v que aplicada a vapores.
fiCarE nTsTurunmsmc ^ derac,ones sobre compresores y turbinas de
gas no haremos uso alguno del concepto de re n d ^ ie n to ^ itró p ic o .
Éste es, sin embargo, citado con frecuencia en las no^efri-
S S S ta, —
e„

el ^Tratándose de'máquüias de varias fases sin refrigeración, el tra-


baio de conipresión adicional K, producido por un calentamiento de
ga a can r dPe7 rozamiento - lo mismo en * ™
tu rb in a s - , tiene una repercusión en el reparto del traba o totall f».
las distintas fases, de lo cual nos ocuparemos mas adeUnte (P 6^
ñas 500 ss.). El coeficiente ,u allí utilizado es igual, tratan
compresor, a la razón de J/poi a rU-
B. Principios de Hidrodinámica
Antes de seguir adelante con las bombas, queremos recordar las
leyes fundamentales de la Hidrodinámica.
La corriente que consideraremos será la permanente, es decir,
que en cada punto de la misma permanecen invariables la presión
y la velocidad. Por tanto, las líneas de corriente son siempre las
mismas, y el caudal V que circula por unidad de tiempo, a través de
una sección F determinada, es invariable, o sea : V = F c = constante;
siendo c el valor medio de la velocidad en la sección F (ecuación de
continuidad). También supondremos que la envolvente de la co­
rriente no está sujeta a ninguna jLceleración, por ejemplo, en reposo.

7. Ecuación de Bernoulli para líquidos y gases


En las corrientes permanentes, cada-paríicula tiene una energía
determinada, que para un líquido ideal,, sin rozamiento, se com­
pone de: , " r
a) Energía de posición,^‘"Proviene del pesq^,propio de la par­
tícula considerada, y seinlile por la altur^^d'éH a'partícula respecto
.a un plano de comparación horizq^jjiflí^ituado debajo de la misma.
Esta energía representa la posibilidad de trabajo o energía potencial
de 1 kg de líquido, y vale z mkg/kg ó m.
b) Energía de presión. La presión en una corriente representa
también la posibilidad de producir un trabajo, cuando se presenta
como sobrepresión en relación con una presión de comparación,
siendo este trabajo por kg igual a la altura de presión hp de los capí­
tulos 2 y 3.
c) Energía cinética. Por su velocidad c, la partícula conside­
rada, lanzada en dirección vertical, alcanzaría una altura sobre el plano
de comparación igual a c2/2 g, que se denomina altura dinámica.
La energía total, en 1 kg de líquido o gas, es igual a

Si no hay rozamiento, el contenido de energía de una partícula


permanece invariable durante todo el recorrido, y debido al carácter
permanente de la corriente, ocurre lo mismo a las demás partículas de
la línea de corriente. Consideraremos, además, que a la entrada del
canal todas las partículas tienen el mismo contenido de energía, supo­
sición que se ajusta a la realidad, y que, por ejemplo, en la corriente
28 Principios de Hidrodinámica

sin torbellinos (corriente potencial) es rigurosamente exacta. En con­


secuencia, para toda la corriente :

: - K = constante 0)
2
Esta igualdad expresa la importante ecuación de Bernoulli, según
la cual en una corriente permanente, sin rozamientos, de líquido o de
gas, la suma de las alturas de posición, presión y dinámica permanece
invariable.
El valor de las constantes se refiere a un punto determinado de
la corriente. Señalando los valores correspondientes con el subíndice I,
podemos escribir (1) en la form a:
c2 c!
'/ ~ h}>1 — (2)
2ff 2ff
Si se traía de una corriente paralela al plano horizontal, 2 per­
manece constante, y la expresión (2) se reduce a

^ . 4 = ^ 4 (3)
A toda disminución de la altura de presión hp corresponderá un
aumento de la altura dinámica c2/2 g, y viceversa; es decir, la veloci­
dad será mayor en los puntos de presión menor, que en los puntos de
presión mayor.
En los líquidos se calcula hp mediante la expresión (6) del capí­
tulo 2. Escogiendo la presión de comparación igual a cero, si la pre-^
sión de la partícula considerada es igual a P kg/m2, hp = Pjy. En taf^
caso, la ecuación de Bernoulli toma, para el caso general, la forma;

(2 a)
'' T ' 27 “ ■ 7 ! 2g
y para el caso de corriente horizontal:
P _ _ Pj_ _£j_ (3 a)
y ■ 2g y ' 2y
En los gases, hp es la altura de presión absoluta j dPjy ~ \dPv,
que se ha determinado en el capitulo 3, para algunos casos particula­
res (es decir, en el caso de falta de refrigeración ha<i)> y se puede calcu­
la.' nivúiu ut alguna ue Jüa expiesiulies a ^17^ y altura
de posición z puede, en general, despreciarse en los gases, siendo,
por ta n to :
¡ (3 b)
fo[\dI """
2g 2g
Para las corrientes completamente refrigeradas hay que poner ñis
en sustitución de hÍU].
licuación de Bernouilli para líquidos y gases 29 \

La compresión adiabática puede referirse a la presión cero, siendo


fiad = x (x — 1) P v = x (x ——1) R T (y), pudiendo escribirse para los
gases permanentes:
RT R T j -r -7p~ (d c)
29 x —1 1 2?
en la que, para el aire, x¡(x — 1) • R = cp;A 103. Esta última expre­
sión, teniendo en cuenta la velocidad del sonido, según (54), página 87,
se transforma en:
^ f 2. - ai __ cr a~
x — 1 2 x ~ l 2 x— 1 (-0
Esta expresión es útil para velocidades de gas considerables, siendo a,
la velocidad del sonido en el gas en reposo.
Consideración del rozamiento en los líquidos. Hay que añadir a!
lado izquierdo de las expresiones (2 a) y (3 a) la altura hn correspon­
diente a las pérdidas por rozamiento.
La ecuación de BernouIlLsé refiere a las condiciones medias en
las diferentes secciones del canal, ya que la corriente sujeta a roza­
mientos pierde, debido a la disminución de velocidad junto a las
paredes, el carácter de corriente de igual energía en todas sus par­
tículas.
Las corrientes de gases sujetas-a rozamiento sin refrigeración
se consideran mejor a partir del contenido de calor ¿, en vez de hacerlo
con la altura de joresióm adiabática de ja-expresión (3 b), tomando
como unidad de medida la k c a l/líg ^ ^ e /tíé mkg/kg. La altura corres­
pondiente al rozamiento se piMfé añadir al contenido de calor, puesto
que el trabajo de rozamiento se comunica a la corriente en forma de
calor. Entonces rige para corrientes de gas sin refrigeración, sujetas
a rozamiento, cuando z se desprecia, como antes, en general, con
A = 1/427:

o con 2 g!A — 2 P‘427 ~ 8380, tomando nuevamente para c el valor


medio :
c2— c‘j
8380 = l l ~ 1 (;J a )

es decir: El aumento de eneran r ; „ L aet


contenido de calor, tanto si existe como si falta el rozamiento. En los
gases permanentes se emplea, como se ha hecho en (3 c):
i; 'i = cp (h — 0 ó i :A — x!(x — 1) • R T.

C) P ara el caso de expansión con estado inicial p¡, T¡ a la presión pf f , el


srialt</_ Ti lV “ (PnlPi){K expresión que, con
Pti = O y Tr = T, se reduce a la anterior.
30 Principios de H idrodinám ica

8. Principio de la impulsión o de la cantidad


de movimiento
Según el principio de la impulsión, en Mecánica, la variación de
la cantidad de movimiento J con relación al tiempo es igual a la
fuerza que actúa sobre la masa, es decir:
K- "J
di
siendo el impulso o cantidad de movimiento, J —m c, el producto de
la masa* m por su velocidad c. Si m es constante, tendremos que la
fuerza K será igual al producto de la masa
por la aceleración. Si conservamos constante
la velocidad c, se obtiene una fuerza so­
lamente en caso de variación continua de
la masa, según
dm
K —c ( 6)
dt
Aplicando esta expresión a una corriente
Fio. 16. Acción de las fuer­permanente (o sea, en la que c es constante),
zas en un canal con corriente
:¡ ; permanente dmidl es la masa que circula por segundo
t • y en el conjunto de la sección, según nuestra
nomenclatura (y¡g) V. Se obtiene, por ejemplo, el efecto de una fuerza
en un canal determinado (fig. 16), rodeando a éste con una «superficie
de comprobación » v observando todos los hilos de corriente entrantes
y salientes. Esta superficie de comprobación corta a la corriente e n ^ ,
las secciones 1, de superficie Fv y II, de superficie F 2, continuando.*..^?
lo largo de las superficies exteriores del canal. En / desaparece por
segundo el impulso, o cantidad de movimiento,
K, = J Ve, - ^ F.c'i

que actúa (l) como fuerza en la sección F 1 en la dirección de la co­


rriente, puesto que se trata de una disminución de impulso. En la sec­
ción II aparece por segundo un impulso
K« = — V r2 = — F 2c¡
2 g 9
que representa una fuerza de dirección contraria a la con ¡ente. En
las demás partes de la superficie de comprobación no surge ni desapa­
rece ningún impulso. Estas superficies sólo tienen importancia por las
presiones del liquido que sobre ellas actúan. Tendremos en cuenta
estas presiones, tomando las presiones del liquido Px y P2>que actúan
en las secciones J? y Fn como sobrepresiones, respecto la presión
(l) El proceso se comprende fácilm ente si im aginam os que en la sección I
se produce un retardam iento de la corriente h asta la velocidad cero, > en la sec­
ción I I , su aceleración desde cero h asta la velocidad efectiva.
Aplicaciones del principio de la impulsión 3:

externa. Componiendo las fuerzas + P, F x y K2 -j- .P2 ^2 (seña


ladas con trazos en la figura 16) se obtiene la resultante 7?, que actúí
sobre el canal considerado. Si no se quieren tener las fuerzas que ac.
túan sobre el canal, sino sus reacciones, basta cambiar los signo:
todas las fuerzas, como se ha hecho en la figura 16 (con trazo continuo)
Es importante que las presiones P del líquido se extiendan a todí
la superficie de comprobación (lo mismo que las fuerzas de viscosidad)
Si la superficie de comprobación corta una pared, deberán conside­
rarse las tensiones que aparecen en la superficie de corte.
Debido a que las anteriores consideraciones son independiente»
del proceso en el interior del canal, no aparecen las fuerzas estaciona-
lias interiores, no teniendo, por tanto, tampoco ninguna influencia
el rozamiento que surja en el interior de la superficie de comproba-
1ión. El principio de ln impulsión es aplicable también, por consiguiente,
a los líquidos viscosos, sin ninguna limitación. No obstante, deben te­
nerse en cuenta las fuerzas de viscosidad (fuerzas cortantes) que apa­
rezcan en la superficie de comprobación, de la misma forma que las
presiones del liquido (fuerzas normales). El peso propio se tendrá en
consideración aparte. A coiítinuación trataremos algunos ejemplos de
aplicación del principio de la impulsión.

8 a. Aplicaciones del principio de la impulsión


k
a) Chorro libre sobre una superficie. Disponiendo la superficie
de comprobación rodeando-el chorro, el impulso saliente es:

K = '& = 2h (6«)
si w es la velocidad relativa de salida, f la sección del chorro v q=yuP¡r>a
la presión - de estaciona- J
miento o remanso, corres­
pondiente a la veloci­
dad w.
La fuerza de empuje
de un chorro corresponde,
pues, al doble de la presión
de estacionamiento sobre
toda la sección del chorro.
b) Ensanchamiento
brusco de la sección (pér­ Fig. 17. Ensanchamiento brusco en un canal (nér-
dida de Borda Carnot). El flidn de Carnot)

chorro que salé del canal estrecho no puede ensancharse bruscamente,


1 orinándose un espacio muerto A, debido al remolino (fig. 17). Va­
mos a calcular la pérdida de presión debida a este fenómeno.
Supongamos que en la sección 7, inmediata al ensanchamiento,
existe la misma presión (*), igual a la presión P 1 del canal de entrada.
(') W. N usselt : Forschung, val. 11, póg. 250 (1940).
$ 32 Principios de Hidrodinámica

i Dispondremos la superficie de comprobación como se indica de punto


v; y raya en la figura 17, y designando con los subíndices 1 y 2, respecti­
vamente, las magnitudes correspondientes a los canales de entrada y
salida, las fuerzas de impulsión a la entrada y a la salida serán:
A'i = (ylg) ■V q y K.¿ = ( y¡g) ■V c,
suponiendo que y es constante. La continuidad de las fuerzas nos da,
en la dirección del eje del tubo :
Ki + P J t ^ K t + P, k
Por tanto, el aumento de presión entre las secciones I y II será:

a * - - *
o por ser V//2 = q, tomando como unidad de presión el metro de co­
lumna de liquido (en vez del kg/cm2), tendremos:
P* — /l2 hx ( q — c2).
9
En el retardamiento sin pérdidas, el aumento de presión sería,
según la ecuación de Bernouilli:
(/j.> ^i)th — f? ~ i (7)
- g
siendo, pues, la pérdida:
c¡ — r; — 2 c2 q + 2 c\
K = ~ *i)th — (h, — hx) —
2g

K = k ' 2 -c‘)5

Hay que tener en cuenta que esta pérdida no comprende el roza­


miento con las paredes, que debe considerarse, porque ellas mismas
forman, en este caso; la superficie de comprobación. Además, la supo­
sición de igualdad de presión en toda la sección / en / no es exacta,
pero la expresión (8) para los ensanchamientos concuerda con los
resultados obtenidos en los ensayos (1). Al disminuir q — c2, /i„
tiende rápidamente a cero, por disminuir con el cuadrado de la
diferencia de velocidades. Por ello, los ensanchamientos bruscos de
poca importancia ocasionan pérdidas insignificantes, como los ensan­
chamientos progresivos, mientras que los ensanchamientos bruscos
ovorforoHnc
O crm r r m V
v HpcfQvnrohlp* írsúcf 74^
Para conseguir una corriente sin torbellinos es necesaria una lon­
gitud de tubo (2) igual a ocho veces el diámetro del tubo, después del en­
sanchamiento.
Aplicaciones del principio de la impulsión 33

En el caso inverso, estrechamiento brusco, generalmente sólo hav


que considerar la perdida producida por la arista viva de la entrad'a
ment?™ 1 eStreCh° ’ deblfndo enfocarse el proceso muy diferente-
c) Ensanchamiento brusco de sección y cambio de dirección
Este caso puede considerarse como el anterior si suponemos, nueva­
mente, que en todos los puntos de la sección de entrada 1 la presión
r n r í mKSma- qUf en el Canal de entrada- Disponiendo la superficie de
mprobacion de acuerdo con la línea de punto v raya de la figura 18
las fuerzas de impulsión serán K, = (y¡a)- Ve, v K = ívtn) 1' r ’
que forman entre si el ángulo ó del codo La constancia d e ^ eiz as en
proyección horizontal nos d a : luuizds en

K i cos^ + P i k = K2 + P;, l 2
y como, nuevamente, V//2 = c¡>:
P, — P, c
~ h 2 — h1 = - (Cj eos (5- c2).

Expresión que, unida a la (7)T‘nos da la pérdida:


1
h° Al)th ~ (/l2 ~ h j ) = — (c¡ -f c\ — 2 Cl c2 eos <$)
Según la fónnula del coseno, este vSlqr entre paréntesis representa

, vf-'

A
Fio. 18. Corriente en un codo
FAG‘ ,18, a' Representa­
ción de la componente de
choque cs de la figura 18

el cuadrado del tercer lado c, del triángulo ABC (fig. 18 a), formado
nnr lo e m 'irrrM 'tn rIne n
- _ 0 '1 J *í» ““ “ w “ i * V ^ i o j u íu i la u iiC J .c m .id v e c t u n a i

Así~será-qUe PUeden considerarse como componentes del choque.

_ 3 2 -
h„ = (^ -^ )2
2g 2 9 (9)

BrA c h í ” ? 'yL2..Pé í i S : p á g ^ í l s l m i Editorial Vicwcg,


3. Pfleidhrer : Bombas centrifugas.
34 Principios de Hidrodinámica
Aplicaciones del principio de la impulsión 35
i¡ En la práctica, la pérdida real es algo menor, debido a que en la sección Eliminando X y simplificando, resulta :
de entrada I se forman espacios muertos A (fig. 18), que provocan un
desvío constante del chorro, prescindiendo de que la distribución de y
| eos (a -f jS) = eos a ---- (1 — cosa) (10)
la presión en esta sección no corresponde exactamente a la supuesta. V2
Por ello se introduce un coeficiente <p y se escribe: expresión de la que puede obtenerse el ángulo B buscado. Esta ecua­
. c2s (éi — c2)2 (9 a) ción puede obtenerse también directamente aplicando el principio de
*• = impulsión en dirección de las superficies planas. En este caso es evi­
tado el corte del plano; esto es, la superficie de comprobación se hace
oscilando q> entre 0,6 y 1. En los estrechamientos <p es menor. pasar alrededor de la arista del corte a lo largo de las superficies planas.
De la expresión (9) se obtiene la Para aclarar este resultado consideraremos a continuación algu­
pérdida de Carnot (8), como caso espe­ nos casos particulares :
cial, haciendo <5=0. 1. a = 90°; o sea, corriente cortada perpendicularmente, d a :
Superficie de
improbación En el capítulo 13 se tratarán nue­
vamente las pérdidas de este tipo.
d) Chorro plano cortado. Al corlar
sen /í = = v/ ' Vi (10 o)
un chorro libre con una superficie plana Si, por ejemplo, V1 = V/5, tendremos: sen /? = 1/4, o sea, « 15°.
I afilada (fig. 19) (podemos imaginar un Si Vj = V2 = V/2, resultasen = 1, o sea, B = 90°. El chorro
álabe que choque con la corriente), la se comporta igual que cuando choca completamente contra una super­
parte que no se ha cortado se desvía igual­ ficie plana. Este caso puede considerarse también cuando el desvío
mente, según un ángulo que se deter­ es ocasionado por un plano inclinado.

>,
•;1, Fio. 19. Chorro plano cortado
(V,/Vj = 0,6 a = 55°)
minará para el caso de que el chorro sea
plano, es decir, que esté guiado lateral­
mente mediante dos planos paralelos
(página 46).
2. aJr B= 180°. En este caso, la ^expresión (10) da con V?= V— V1:
V,'
~y~
1
eos a) (10 b)
Eligiendo la superficie de compro­ Con a = 45° se tiene \ \ = 0,854 V^,vcon i- a = 90 Vj = V/2 ; con
bación, que se dibuja de punto y raya, atravesamos la superficie a = 135a, V, = 0,146 V. ív íí - Í *
cortante. En consecuencia, deberán considerarse las fuerzas que i&- Para obtener el desvío a + /3 = 180 representado en la figura
presentan las tensiones que aparecen en la sección de corte. (Este 19 a para 135°, se precisa, pues,
cálculo es oportuno para generalizar la demostración, a pesar de desviar una parte de la corriente, tanto
que también ha de evitarse el corte, según veremos más adelante.) menor cuanto mayor se hace a.
Despreciando el rozamiento de la corriente con la superficie plana, Las consideraciones anteriores no dan
solamente tendremos en dicha sección la resultante Tt^le aquellas i ninguna referencia respecto a la situación
tensiones, que actúa perpendicularmente a la superficie, y que se­ de la arista cortante. Sobre ello se puede
guiremos considerando como desconocidas. Mientras los filetes de co­ decir, sin embargo, que el punto de re-
rriente sean cortados por la superficie de comprobación a suficiente manso se encuentra todavía sobre la su­
distancia del filo cortante, se puede admitir que la velocidad del perficie cortante y no en la arista, la cual
chorro iv es invariable, a pesar del cambio de dirección. puede así absorber la fuerza de impulsión
Escribiendo la condición de constancia de fuerzas en dirección de V2. En consecuencia, la arista deberá Fig. 19 a. Chorro desviado por
paralela y perpendicular a la dirección del chorro antes del desvío, introducirse más de lo que es necesario un plano inclinado
se tiene, siendo V1 el caudal del chorro desviado por la superficie para dividir el chorro en las partes Vj y V2.
afilada y V2 = V — V1 el resto del mismo, a el ángulo de ataque de Las experiencias muestran que un alabe que choque con la co­
1
la superficie : rriente, por ejemplo, en una bomba centrifuga, engendra desviaciones
v Vw = —
y Vi w eos a — y en direcciones opuestas (pág. 393).
— — V, w eos B 4- X sen a,
9 9 9 e) Corriente guiada por un haz de alabes. Un haz de álabes
i rectos, como se representa en la figura 20, dispuestos en forma alineada
I y
X eos a = — V. w sen a — y
— V, w sen B. y formando un ángulo /?2 con la dirección de esta alineación, es atra­
9 9 2 vesado por una corriente de manera que inmediatamente antes de
Principios de Hidrodinámica
36
la salida de cada canal la corriente es paralela y homogénea. En el J
extremo del alabe cesa, repentinamente, la mfluencia del espesor
mUmo • es decir el ancho de la corriente, medido en la dirección
del haz, es para cada canal y después de la salida, igual al paso com­
pleto 1, mientras que en el interior de los canales es solo 1 - o (fi-
pura 20) Los espacios muertos A que se forman a pa
extremos de los alabes desaparecen paulatinamente. En conse™ ^
se produce una variación de la velocidad al desaparecer la influe
cia del estrechamiento provocado por el espesor de los alabes. Desi0

mi
l-ios. 20 y 20 a. Dcsvinción de la corriente después de un lmz de Alabes

naremos por » , y u>, la velocidad dentro y después del haz, respec-

ÜVa rScompongsunos estas velocidades w2 y en sus comP0° e“‘e*


paralelamente al haz y <%„) y perpendicularmente al mismo
(w v w ) V podremos encontrar inmediatamente, por razones de
continuidad, la relación que existe entre w2 y w3m. Y*
nes que corresponden a estas velocidades han vanado en la relac
de / — o a /; por ello,
l—a
JZm J<1m

Para obtener una relación entre tun w y w2u emplearemos el principio


de la impulsión, colocando los limites de la superficie de comproba­
ción, por una parte, en dos iiletes de corriente a d y b e, s e r a d o s por
un álabe, y por otra parte, inmediatamente detras del haz, paralela­
mente al mismo, pero lo suficiente alejados para que se pueda supon
que la c o S e e s t á regularizada. A lo largo de las superf.cies latera-
Aplicaciones del principio de la impulsión 37

lZ an dJ bCÁ del espaci0 ? sí lünitado’ las fuerzas de presión son iguales


pero dirigidas en sentido contrario, de forma que se contrarrestan
(excepto un momento de -fuerzas que aquí no interesa). En a b y c d
actúan fuerzas de impulsión, que valen : en a b, K2 = (ylg) A Viví (i) •
Dortantn3 V ^ r”3’ siendo el caudal de cada canal. w2 v,
por tanto, también f<2 forman un ángulo fia con la dirección del haz •
n?nvpíl0^ tant0í A3>un angulo^3 desconocido. La constancia de fuerzas
pioyectadas sobre la dirección del haz nos da:
I<2 eos p2 = K3 eos ^3;
o sea,
w2 eos /J2 = w3 eos ó w2lt = IV3 u

no interviniendo las fuerzas de presión por equilibrarse. Las comno-


nentes tangenciales w de la corriente permanecen invariables, mien­
tras que las wm normales a aquéllas, varían según indica la anterior
«prepon. De ello resulta la sencilla construcción geómétriea de ía
como3 sigue? " aC‘° na con'®2’ Sue se Pllede «presar en palabras
„ La corriente que atraviesa un haz de alabes, de longitud infinita
se desvía al /matizar la in/luencia del esESSor-de los álabes, de formé
qut disminuye el ángulo de mclinaciórT'de tos filetes de corriente rrs-
Z lm U M n 'M ha:- tangenciZTZanTee

de tie r n a ?
ÍmPU,^ al de la « la dirección
Corrie,M,e regularizada. Si una corriente de sección cons-
nte tiene en el comienzo una distribución irregular de la velocidad
paulatinamente se efectúa una regularización hasta que todos los
e " s e T n T día *: Aunque esta reg'ularizadón "
¿ t u a .s e g ú n las leyes del choque inelástico—es decir, con pérdi­
das , interviene aquí un aumento de presiónt/jue debe tenerse en
cuenta en muchos casos prácticos importantes, especialmente para
la elección del punto de medición de la presión. Este aumento de
presión se determinará como sigue :
inín,-I?ÍrP01fdreni0*í la superficie de comprobación cortando la sección
inicial / y la sección II, en la cual la velocidad e« ívniíc^ - - ’ -
i ^ teF“mlcuLe* a 10 Jargo de las paredes del canal situadas en
tre ambas secciones. El impulso sobre un elemento de sección será
« l i dsera
saima > cl í y2 - T(ylg)
? r ° W- 2a Debido
fe 2. n Ch ?n /a' íflal =circulación
W , ; ' í ‘:S<í/- E1 ¡mpulso
paralela a la
nodemns
t0mar la presión sobre toda la sección de entrada

trario.^xistirfa^la posib!hdadSde que1la* contente*vflC?Ueñ0’ Pi°rciue' en caso C011'


alcanzar la superficie de comprobación. * 'anase su dirección ya antes de
38 Principios de Hidrodinámica

pesar de la desigualdad de velocidades. Despreciando el rozamiento


con las paredes, la constancia de fuerzas nos dará:
K\ + P\ f = -^v2+ -^2/>
y poniendo en lugar de K-y y sus valores, se obtendrá.

o, introduciendo la llamada presión de remanso q = y c2^ g,

^ --p ;= 2

El primer término de la expresión entre paréntesis es siempre mayor


qüg-éSegüñdo, por que la media aritmética de una suma de cuadra­
dos es mayor que el cuadrado de la media aritmética de los valores
sencillos. La regularización, permaneciendo constante la sección, oca­
siona un aumento de presión, que es igual al doble de la diferencia
entre la presión media de remanso a la entrada y la presión de remanso
de la velocidad media. En los líquidos incompresibles es preferible to­
mar la altura de velocidad h = qjy, en vez de la presión de remanso q,
y entonces se obtiene la presión en metros de. columna de liquido:

h2 hx — — 2 :]_hd_L h\ (10 c)
\ í
Ejemplo. En un tubo se unen dos corrientes de liquido de 2 y
5 m/s de velocidad, que abarcan dos tercios y un tercio de la sección^
del tubo, respectivamente. Aplicando la expresión (10 c):
2 * 2 + 1-5
= 3,
3
y el aumento de presión: h2— /q — 2 (11/2 g 3- 2 g) — 0,2 m de co­
lumna de liquido.
En los capítulos 10, 17 y 99 se expondrán más ejemplos de apli­
cación del principio de la impulsión.

9. La circulación
¿De qué forma se transmite el fluido la energía de los álabes del
rodete? Esta pregunta se nos presenta al pensar que, según un princi­
pio de Hidrodinámica, una corriente de líquido sin rozamientos no
ejerce ninguna resistencia sobre un cuerpo sumergido; pero en los
líquidos reales, a consecuencia de la viscosidad, se presentan fuerzas
de resistencia, como nos lo demuestra la experiencia diaria. Ad^nt^s
podríamos creer que si en el álabe ap alee una fuerza, ésta fuese sólo
una resistencia que absorbiese trabajo^En la realidad, no es así, como
se demuestra en el subcapítulo e) siguiente, y ello resulta de conside-
La circulación 39

íar, además de la corriente de paso que rodea al cuerpo sumergido,


única que se tiene en cuenta en el anterior principio, otra corriente,
llamada de «circulación », cuya característica es el circundar el cuerpo
sumergido, sin intervenir en el transporte de liquido, como hace la
corriente de paso. Antes de estudiar las propiedades de la « circula­
ción », tenemos que aclarar los conceptos de torbellino y torbellino
potencial.
a) Torbellino. Una porción rectangular ABCD (fig. 21) de la
corriente podrá deformarse y girar, además de desplazarse. El movi­
miento de giro es la característica del torbellino. Se mide por su velo­
cidad angular cu, y se diferencia, por ello, de la deformación, ya que se
mide por la media aritmética de la velocidad angular de dos lados
contiguos; por ejemplo, A B y AD :

fc>res = y (WAD + <°AD) (11 )

Es, por ejemplo, igual a cero, cuando el rectángulo ABCD se


transforma en el paralelogram o^B 'C 'D ', ya que los dos sumandos
Am

de la expresión anterior son iguales y de signo contrario (fig. 21 a),


o si toma la forma A B"C"D", en la que los lados siguen siendo para­
lelos a los del primitivo rectángulo. En ambos casos se trata de una
deformación sin giro. Por el contrario, existe un giro al pasar a la posi­
ción A B C D (fig. 21 b), en la que no existe deformación.
A continuación estudiaremos la forma más sencilla de corriente
de circulación, o sea, la corriente circular según circunferencias con-
centiicas, que se designa también como torbellino potencial, a pesar
de que no existe torbellino.
b) Torbellino potencial, ley de las áreas. Supongamos que un
iquido sin lozamientos circula por el interior de un canal cerrado
sobre sí mismo, es decir, Isegún un volumen de revolución, de forma
que todas las lineas de corriente son, por naturaleza, circunferencias
concéntricas (fig. 22). A pesar de este movimiento circular, la corriente
está libre de torbellino. En este caso es aplicable la ecuación de Ber-
noulli, que emplearemos en la forma de la expresión (3 o), útil para
líquidos incompresibles.
40 Principios de Hidrodiniümica

A consecuencia de la curvatura de los filetes de corriente apare­


cerán fuerzas centrifugas, que, aplicadas a las moléculas, provocarán
un aumento de presión a medida que aumenta la distancia o al eje
de giro (fig. 22). Según la expresión (3 a), este aumento de presión.
lleva consigo una disminución de velocidad, de forma que ésta no
puede ser constante en toda la sección.
Aislemos en el canal una partícula com­
prendida entre dos planos meridianos que for­
man entre sí el ángulo infinitesimal d cp y dos
superficies cilindricas de radios o y o + d g ;
su base será ABCD (fig. 22), y su altura, b.
Despreciando las magnitudes infinitesimales de
orden superior, el volumen de esta partícula
será igual a bg dcp dg, y su masa, dm = (y¡g)
b o d<p do. La fuerza centrífuga ejercida sobre
esta masa será :
o

dC = dm — = — c2b dcp dg,


Q 9
que se aplicará a una sección df = bgdq>,
y creará, por tanto, un aumento de presión,
igual a :
<i p = ~d f = b q d(p = -£-<*<?•
g g <12)
\ ¡ Por otra parte, derivando la ecuación de Ber-
noulli, se tiene :
Fig. 22. Corriente circu­
lar sin giro -d P + — =0, (12 a)
y o

y eliminando dP, entre (12) y (12 a)

i l + Ü = o. (12 b)
o C
Integrado, y suponiendo que c = c¡, para g = g ¡:

ln — = ln —
g¡ c
o sea,
QC = p/ c7 = K (13)
siendo K una constante.
La magnitud oc es el momento de la cantidad de movimiento
de una masa igual a la unidad. La ley representada por la ecuación (13)
es designada también como ley de las áreas, por la que el radio $ec£or
de cualquier partícula líquida 1)2 re superficies iguales en tiempos igua­
les (como en el movimiento de los planetas). Por consiguiente, nos
La circulación 41

muestra que en una corriente potencial, en la que todas las trayecto­


rias son circunferencias concéntricas, el momento de la cantidad de
movimiento de una masa igi^al a la unidad es constante en todos los
puntos del líquido, y también podría ser deducido directamente de
los principios relativos a los torbellinos que se exponen más adelante
en Ja página 44.
Según esta ley, la velocidad varía a lo largo de un radio según
una hipérbola que tiene por asíntota el eje de rotación (fig. 22). En
consecuencia, crece muy rápidamente cuando disminuye el radio o
y se hace infinito en el eje de rotación.
Habiendo desaparecido el peso específico y antes de la integra­
ción, éste puede ser incluso variable, y, por tanto, la anterior deducción
se puede hacer extensiva a los gases. Las demás consideraciones se
limitarán, en principio, al caso de variaciones de volumen despre­
ciables.
La disminución de presión A P = P¡ — P, debida al aumento de velocidad,
tomando como base la presión P¡ de la periferia, se puede calcular mediante la
expresión (3 a), poniendo en la misma^ervalor de c deducido de la ecuación (13).
Se obtiene:
Pr — P AP = (c’ - cj) = y — f-L — *V (14)
2 <J 2 g \ Q- o,
Como era de esperar, la presión decrecexron el radio q y llegará a ser — oo
para q = 0. No obstante, el valor déla presión no puede llegar a ser igual a ¿(capí­
tulo 76), ya que no puede ser inferior a la tensión del vapor P¿ correspondiente
a la temperatura del líquido. Resulta, pues, que a partir de un radio omln, en el cual
no puede haber líquido. El Valor de~óm(n se deduce de la expresión (14).
En consecuencia, la .disminución de presión respectó al infinito, expresada en
i m n n de 1líquido,
columna ( m i ¡ r l n eserá
n r ó •: ^^ •*

Roo — P 1 K-
(15)
29
como se representa en la figura 23.
Supongamos ahora que la corriente considerada tiene la superficie superior
libre y, por tanto, a lo largo de ésta, la presión constante. Debido a ello, esta
superficie no será plana, porque, evidentemente, en la ecuación de Rernoulli,
!a altura de posición z se compensa con la altura de presión P/y. La ecuación (15) se
mantiene en vigor si h representa la diferencia de nivel con relación al punto de la
superficie situado en el infinito. Obtenemos, pues, nuevamente la forma A BC de
la superficie, representada en la figura 23, y que se observa en los desagües de ba­
ñeras y lavabos. En estos casos se produce" el giro por la posición disimétrica del
orificio de desagüe.
El siguiente razonamiento nos demuestra que, a pesar de que la corriente es
circular, en su movimiento no existe torbellino.
La velocidad del agua en el lado A B del elemento (fig. 24) es, según la ecua­
ción (12 b), menor en — d c c d q/q a la del lado interior CD. Por tanto, los
lados AD y BC efectúan un giro relativo en sentido rontrorín »i £¡-o /j« »_
iiiculc, con una veiociuaa angular — d c/d o = c/o, es decir, igual, pero de sentido
contrario a la velocidad angular de los otros dos lados A B y CD, siendo, por
tanto, la media aritmética de la velocidad de dos lados no paralelos, es decir, la velo­
cidad de giro de todo el elemento, igual a cero. La curvatura de las trayectorias se
compensa por un giro en sentido de las agujas del reloj, tal como se indica en las
figuras 21 y 24 a, es decir, el cuadrado se transforma en paralelogramo.
Considerando el líquido ideal, sin formación de vapor v sin vis­
cosidad, y no formándose espacios huecos, la partícula situada en el
eje de rotación, efectuará un movimiento de giro con velocidad angu-
42 Principios de Hidrodinámica La circulación 43

lar infinita— es decir, el eje constituirá una línea de torbellino—, por dP = L ¿ dr;
lo que esta corriente se designa como torbellino potencial, a pesar de que, 9 r
excepto en este punto singular, está libre de torbellino. El diagrama
de la corriente se representa en la figura 24, según ¡las reglas que se pero siendo ahora la velocidad c igual a la velocidad tangencial u = roo,
m será:
indicarán más adelante (págs. 52 ss.). /
c) Ejemplo de un torbellino. Si hacemos girar sobre su eje un d P = -- reo2dr.
recipiente cilindrico lleno de agua, el líquido que está cerca de la
Integrando entre el radio interior r¡ y el radio elegido r, resulta:

j r ; (16)

y en metros de columna de líquido:


o?
h -K = ^ ^ - r \ )
2^
o, en función de la velocidad t^pgencial
u = reo,
u¿— ur
h — hx =
2g
o bien, • .
, u2 u\ .tf '
¡i — = Aj — -tt- = coflsU*-
F ig . 23. Superficie libre de un torbellino potencial Fig. 24. Diagrama de 20 2g
la corriente en un tor­ .¿r-rS'*'-
bellino potencial
Esta ecuación sustituye a
noulli. Se ve que la presión ^sigue una
pared es arrastrado, y la rotación se transmitirá paulatinamente a ley parabólica,.que se puede obtener ex­
interior del líquido, a causa de las fuerzas tangenciales que se presen­ perimentalmente, dejando libre la superfi­
♦• tan, de forma que, al cabo de cierto tiempo, toda el agua girará junto cie del agua. En la figura 25 c, las alturas
con el recipiente como si fuera un cuerpo sólido. A consecuencia de esto, h y hx se refieren al vértice de la parábola.
cada partícula de líquido efectuará — además del movimiento de La ecuación (17) rige también para los
traslación a lo largo de la trayectoria circular — un movimiento gases, si se consideran las magnitudes h
de giro con la misma velocidad que el recipiente (de acuerdo con la como alturas de presión adiabáticas.
t ¡5 figura 21 b). La corriente representa un torbellino único. Salta a la vista F ig. 23. Rotación de un reci­
Un-torbellino de este tipo existe en el tor­ piente lleno de agua
que para este caso rigen leyes distintas que para el ejemplo anterior bellino potencial, a lo largo del eje (pág. 41). Si le
del torbellino potencial, ya que allí las velocidades disminuyen en damos una pequeña extensión de radio rw, en la
proporción inversa al radio, mientras que ahora aumentan proporcio­ cual la velocidad tangencial debe coincidir con la del torbellino potencial, es eviden­
te que la corriente no varía en el campo libre de torbellino. Solamente en el núcleo
nalmente al mismo. Tampoco puede aplicarse a esta corriente con del torbellino varía la presión con arreglo a una ley parabólica, como se indica en la
giro la ecuación de Bernoulli. Para aclarar esta diferencia determi­ figura 23. Este nucleoide torbellino, de dimensiones finitas, actúa evidentemente
naremos la distribución de la presión haciendo las mismas considera­ como un cuerpo extraño en el campo del torbellino potencial. Por tanto, se puede
sustituir por un cuerpo sólido de la misma forma, que puede estar en reposo en
ciones que en el caso del torbellino potencial. En un recipiente que el caso de que no existiera rozamiento en su superficie. Esta forma de imaginar el
tenga la forma de un rodete (fig. 25 a), cortemos un pequeño elemento torbellino (que se vuelve rígido) es útil, porque — contrariamente al torbellino
líquido — puede admitir esfuerzos laterales; por ejemplo, un empuje hacia arriba.
de altura b, mediante dos superficies cilindricas concéntricas de ra­
dios r y r -f- d r, y dos planos meridianos que formen un ángulo d ep. d) Potencial y circulación. Si una corriente tiene un potencial
El aumento de presión, nuevamente hacia fuera a causa de la fuerza de velocidad 0 , su valor para cada punto es generalmente distinto, de
centrifuga, como en la ecuación (12), página 40, es: acuerdo con una función 0 (x, y, z). Según el concepto de potencial

i
44 Principios de Hidrodinámica

que se indica en la nota al pie (1), la diferencia de potencial entre dos


puntos A y B de la corriente se mide por la integral de la velocidad
a lo largo de una línea de unión cualquiera:

A 0 = \ c¡dl (18)

es decir, la suma de los productos de cada elemento lineal d i por la


proyección de la velocidad sobre la dirección del elementó (fig. 26).
Integrando a lo largo de una líneaj cerrada, se
obtiene la llamada circulación, r = Q rid /• La cir­
culación alrededor del núcleo de un torbellino de
radio rw es, por tanto :
r = io rw 2 .t rw = 2 ti r¿. cu.
Esta circulación es una medida de la magnitud del
torbellino. I.a velocidad tangencial rw cu del núcleo
del torbellino líquido concuerda con la velocidad
tangencial de las partículas de agua de la corriente
potencial que limitan con aquél, para la cual rige
la ley de las áreas. Si en un torbellino potencia]
variase rw, el giro: c u /v r,*, = ro r¿ = constante.
Según la ecuación anterior, este valor es propor­
cional a la circulación o magnitud del torbellino.
De ello se desprende que para un torbellino potencial dado, su magnitud es in­
dependiente del diámetro elegido para el núcleo. La corriente libre de torbellino
que rodea al núcleo fija claramente la magnitud del torbellino del núcleo.
Supongamos_una partícula infinitamente pequeña de líquido de sección rec­
tangular ¡ (fig. 27), cuyas componentes de velocidad son u y v paralelamente a los
ejes x e y, respectivamente, y escribamos el valor de la cir­
culación a lo largo de su perímetro. Se tendrá :
r = (u + d u) d x — (u + d v) d y — u d x -\- v d y
= d ud x —dvdy
Por otra parte, la velocidad angular de su giro será, según (11),
teniendo en cuenta el signo de ambas partes integrantes:
- — ( ^u d v \ __ 1 du d x — dv dy 1 r
~ 2 { dtj dx ) ~ 2 dxdy ~T
o sea, r = 2 cu f (19)
F ig . 27
Velocidades en un Esta relación se puede deducir también, para cualquier for­
elemento rectangular ma, de la sección de la partícula elemental, por lo que se
de liquido confirma lo dicho anteriormente para la sección circular.
Según esto, la circulación es igual a cero, cuando el elemento
considerado no tiene giro alguno.
Supongamos ahora una corriente cualquiera, con núcleo de torbellino o sin
él. Obtendremos la circulación como la integral curvilínea de la velocidad a lo
largo de la línea que rodea el espacio considerado (fig. 28).
Si buscamos una explicación sobre la distribución del torbellino, descom­
pongamos la superficie circundada en in fin itas n n rtirn ii* oIot-,....*;,!;.- {pe:
inu, rectangulares), y es evidente, según lo dicho anteriormente, que la circulación
alrededor de un elemento libre de giro es igual a cero, y alrededor de un ele­
mento con torbellino, igual a la magnitud de éste. Efectuando la suma de las cir­
culaciones de las partículas elementales (que naturalmente se escriben siempre
í1) Si cx, cy y c¡ son las componentes de una velocidad c en un punto cual­
quiera del espacio x, y, z, se tiene que
00 00 00
CX ~
8 x ’ cy = - Q - c ¡ = 8z o c = gradiente 0 .
La circulación 45

con el mismo sentido de rotación) aparecen en la integral curvilínea dos veces los
sumandos correspondientes a las lineas que separan las partículas, pero con signos
contrarios, a consecuencia del sentido opuesto de la integración, por lo que sola­
mente queda la integral a lo largo de la línea de cierre exterior. De esto se de­
duce : r
1. La circulación es igual a la suma de las magnitudes de los torbellinos que
quedan completamente cerrados por el camino de integración.
2. En consecuencia, es independiente del camino de integración, siempre
y cuando éste rodee los mismos núcleos de torbellino.
3. Para todas las líneas que no circundan ningún torbellino, es igual a cero.
4. Sólo tienen potencial las corrientes sin torbellino, puesto que la diferencia
de potencial entre dos puntos del espacio es independiente del camino de integra­
ción, cuando entre los caminos de integración no exis­
ten núcleos de torbellino ; en la figura 28 a se tiene:
.f = 0 = zl + ( — A 0 :), o sea, A 0 , = /I 0 ,
En cierto modo, la circulación asume las particulari­
dades de la región rodeada. La simplificación que se
obtiene al introducir este concepto, queda demostrada
si nos fijamos en que la segunda conclusión ante­
rior encierra, como caso particular, la ley de las áreas,
deducida en la página 40, puesto que la circulación
a lo largo de un círculo paralelo del torbellino po­
tencial es igual al giro multiplicado por 2 tz, y sólo
puede ser constante cuando tam biépjo^s "el giro.
La corriente sin torbellino correspondiente a un
núcleo de torbellino, es decir, su torbellino potencial,
es la corriente de circulación subordinada a la misma,
o sea, su campo de torbellino. Si existen varios nú­
cleos de torbellino, como antes indicábamos, se ob¿ie<-
ne la correspondiente corriente de circulaciónrqirésu-
poniendo los diferentes torbellinos potenciales, con lo cual se suman sus veloci­
dades geométricamente. A excepción de sus--núcleos de torbellino, está libre de
giro. Su signo característico es, además de las líneas de corriente cerradas, que su
velocidad va de infinito a cero.Las'relaciones son evidetv:.
temente similares a las.dritrampo magnético, que.jsg.cáJ'
racteriza por el número y situaciónn de lqs«,«j&W
los*,«óuductores
de corriente. ‘
Entre un hilo de torbellino en un líquido libre de tor­
bellino, y un conductor de corriente, existe una completa
analogía. Para el hilo de torbellino rige también la ley de
Biot-Savart, de la electrodinámica. La intensidad de co­
rriente del conductor corresponde a la magnitud de tor­ F ig. 28 a
bellino o a la circulación ; la fuerza del campo magnético,
a la velocidad de la corriente.
Los hilos de torbellino pueden curvarse de cualquier forma en las corrientes
cerradas. Sin embargo, la magnitud de torbellino es constante a lo largo de toda
la longitud del hilo. No pueden terminar en el líquido y sí sólo en sus límites, es de­
cir, deben retroceder sobre si mismos (anillos de torbellino). Es posible la bifurcación
de los hilos, puesto que con ello no se modifica el valor total de la circulación.
Juntando una gran cantidad de hilos de torbellino de diferente magnitud en
un haz, resultan núcleos de sección determinada de extensión finita, cuya circula­
ción total es, según (19):
r =2¡ wdl ( 20)
rirru ln rló n - ni fíu jc U fbelH lkO S cukcij.

Tales núcleos de torbellino, de forma determinada y de magnitud distribuida


desigualmente, se presentan, por ejemplo, en los álabes de un rodete de bomba
centrifuga o en las alas de sustentación de un avión, y se llam a«torbellino rígido i,
e) Origen de la presión de alabe (x). Consideremos una corriente
potencial plana alrededor de un solo álabe en un espacio sin limites.
(*) L. P randtl y P. T ietjens : Hydro- und Aerodynamik, vol. 2, pági­
nas 180 ss. Berlín : Springer, 1931.
46 Principios de Hidrodinámica

Esta corriente puede ser una" corriente de paso (fig. 29), una corriente
de circulación pura (fig. 30) o una composición de ambas (fig. 31).
La corriente de paso se caracteriza por el transporte de líquido al no
existir circulación; la corriente de circulación, porque todas las líneas
de corriente son líneas cerradas que rodean al cuerpo en cuestión, es
decir, se distingue por la falta de transporte de líquido y por perma­
necer constante la circulación en todo su campo de acción, siempre
que el camino de integración rodee al cuerpo. Evidentemente, tiende
a cero en el infinito. Se puede imaginar la corriente de paso pura
como la que resulta al sumergir los álabes en una corriente paralela.

F ig* 20. Corriente de paso F ig . 30. Corriente Frc. 31


sin circulación de circulación Corriente resultante
Fies. 20 a 31. Corrientes alrededor de un ría portante

La corriente de circulación p jra (fig. 30) estaría sujeta a la suma J1


de las circulaciones de los núcleos de torbellino que se pueden imaginar
en los álabes o en su borde, y que en el infinito están en reposo. Nin­
guna de estas dos corrientes parciales sin rozamiento puede ejercer
acción de fuerza sobre el álabe, por sí solas. Pero si se componen (su­
mando vectorialmente las velocidades en cada punto), se encuentra
que en una parte (la superior), donde la circulación va en el sentido cwl
la corriente paralela, se forman grandes velocidades, mientras que en
el otro lado del álabe (parte inferior) ambas corrientes parciales están
dirigidas en sentido contrario y , '] ^ tanto, su suma da velocidades
pequeñas. Puesto que la corriente es lil^re de giro, y por ello sujeta a la
ecuación de Bernoulli, existen inversamente grandes presiones en
la parte inferior y pequeñas presiones en la superior, formándose la
fuerza de álabe (empuje hacia arriba) (x).
Uno se pregunta cómo se forma la circulación, y con ello el em­
puje, al sumergir un ala en una corriente paralela de un líquido real.
Si se determinara el diagrama de corriente de una corriente paralela
desplazada por un ala — de la forma que se indicará en el capítulo 11
— se obtendría la corriente de paso pura representada en la figura 29.
Se caracteriza por el punto de remanso A en la parte de entrada, y
por el punto de remanso B de salida, particularmente en el caso de
cuerpos disimétricos con relación a la dirección de la corriente, con
lo cual una línea de corriente se desplaza verticalmente hacia arriba,(*)

(*) Esta formación de la sección de álabe por la unión de dos clases de corriente
puede compararse con la creación de nuevos seres por la unión de dos sexos dis­
tintos.
La circulación 47

se bifurca a ambos lados del contorno del ala y se desplaza nueva­


mente hacia abajo a la salida. Lo particular en este caso es que a con­
secuencia de la disimetría del perfil con relación a la corriente, el
punto B no se encuentra én el extremo del ala, sino un poco anlcs.
No es imaginable una corriente de este tipo en un líquido real que
tenga una viscosidad finita, pero tan pequeña que sólo sea percepti­
ble por su adherencia a la pared. La arista
afilada posterior estará circundada con una
velocidad infinitamente grande; por consi­
guiente, una presión negativa de abajo hacia
el punto B, lo cual tiene como consecuencia
promover un giro de la capa límite adherida F ig . 32. Formación de la
a la pared y el despegue del torbellino circulación choque
por el ángulo de
indicado en la figura 32 (torbellino de
arranque). Puesto que por principio, la circulación debe ser nula para
un espacio suficientemente grande que uodee el ala, debe seguir siendo
nula a pesar del torbellino de arranque, siendo ello posible solamente
si alrededor del ala se ha formada una circulación de la misma mag­
nitud que aquél, pero de signo contrario. Esta corriente de circulación
(figura 30) produce, evidentemente, una traslación del punto B hacia la
punta del ala. Dicha corriente de circulación irá aumentando en fuerza,
debido al desprendimiento del torbellino,'hasta que el punto B perma­
nezca invariable, es decir, hasta que se haya formado una corriente
tangencial de salida, al desaparecer la^causa del desprendimiento uni­
lateral del torbellino. De todo'lo antedicho se deduce que la existencia
de la viscosidad es Ho*'Único que posibilitóla formación del empuje,
y que el líquido se ve obligado ózúlir'íangencialmenle al ala.
En el caso de que el ala no tenga el extremo final afilado, los desprendimien­
tos de torbellinos 'se efectuarán tanto en la parte superior como en la inferior;
pero, a consecuencia de la disimetría, una de las dos series de torbellinos puede más
que la otra, es decir, por un lado entra en el líquido más circulación que por el otro,
por lo cual la resultante es una circulación, que es igual al valor negativo de la suma
algebraica de las magnitudes de los torbellinos desprendidos. El continuo des­
prendimiento de torbellinos detrás del final romo del
ala produce un aumento de la resistencia respecto al
caso de borde afilado.
Después de alcanzado el estado permanente, con­
tinuará cierto desprendimiento de torbellino en el ex­
tremo del ala, aunque éste sea afilado, pues el diagra­
ma de corriente de salida tangencial (fig. 31) presenta
Fie. 32 a. Corriente a la en la parte superior del ala un fuerte ensanchamiento
salida con espacio muerto de las líneas de corriente, mientras que en la parte
aspirante que disminuye inferior se estrechan hacia el final del ala. La conse­
la circulación cuencia de este fenómeno es que llega más « agua
muerta • de la parte superior que de la inferior, con lo
cual no se obtiene tampoco por completo la salida
tangencial, sino que, finalmente, resulta una corriente, según figura 32 o, con una
línea de corriente que parte del punto posterior de remanso que va por el centro
del agua muerta, lo cual hace que resulte una circulación menor. El empuje es,
por tanto, menor que el correspondiente a la salida tangencial. Este desprendi­
miento continuo de torbellinos lleva consigo la formación de cierta resistencia
de forma (pág. 83), además del rozamiento de superficie. Esta resistencia de
forma está relacionada con la disminución de empuje, y para vencerla es preciso
el trabajo correspondiente a la energía de los torbellinos desprendidos.
48 Principios de Hidrodinámica

Si vamos aumentando la inclinación del ala con respecto a la dirección de


la corriente, es decir, el ángulo de ataque, la corriente se separa, finalmente, por
encima del ala, cerca del principio de la misma, y e} empuje aumentará muy poco
o disminuirá nuevamente a un valor bajísimo. Este fenómeno tiene gran analogía
con el llamado choque de entrada en los rodetes de las bombas centrífugas.

10. El principio de Kutta-Joukowsky


La deducción del valor de la fuerza o empuje de un álabe situado
en una corriente, se efectúa de un modo más cómodo considerando
primeramente el caso general de un haz de álabes dispuestos según
una alineación recta (fig. 33), la cual puede suponerse que es el des­
arrollo sobre el plano de una
sección cilindrica y coaxial de
un rodete de flujo axial.
Supondremos que la corrien­
te que pasa a través de este haz
es plana; es decir, su anchura b,
medida perpendicularmente al
plano del dibujo, es constante.
El haz puede estar en reposo o
estar animado de un movimiento
uniforme en dirección de su lon­
gitud (dirección tangencial del
rodete axial), y así podremos
tratar siempre la corriente rela­
F ig . 3o. Velocidades y fuerzas en un haz tivamente al haz, es decir, tal
recio de álabes
como se presenta a un observa­
dor invariablemente unido al mismo. Partiendo de esta base, no inte­
resa considerar el movimiento propio del haz. Designemos por w las ve­
locidades relativas, con los subíndices O y 3 los puntos suficientemente
alejados delante y detrás del haz, respectivamente, y con subíndices u
y m, como en la página 36, las componentes de las fuerzas o velocida­
des en dirección paralela y perpendicular a la "dirección del haz. El
líquido tiene aproximadamente una densidad constante.
Determinemos primeramente la circulación alrededor de un solo
álabe del haz, que nos será útil más adelante. Escojamos el camino
de integración suficientemente alejado delante y detrás del haz, para­
lelamente al mismo, y, por lo demás, a lo largo de dos líneas de co­
rriente a b y c d (se señalan de trazos en la figura 33), separadas una
de otra por la distancia í (paso del haz). Las integrales curvilíneas
o Ir, l^TgC de em bae \LxCu.* d<¿ v u n ic u lc auu iguale» y de aiguu cuu-
trario, anulándose, y, en consecuencia, la circulación alrededor de un
álabe vale:
r s = K „ — w3 uH .
Determinemos el empuje A en magnitud y dirección, mediante el
principio de la impulsión, utilizando como superficie de comprobación
el anterior camino de integración. Las fuerzas de presión que actúan
El principio de Kutta-Joukowsky 49

a lo largo de las superficies de corriente a b y cd, se equilibran, por ser


iguales y de signo contrario. Observemos que cada canal es atravesado
por un caudal A V = btwom = btw3m, y por tanto, también
wom ~ w3m = wm (fifi- 34), resultando de la continuidad de las fuerzas
las siguientes componentes del empuje A en la
dirección paralela al haz:

Am' X = “ A V (wou~ w3u) =

= ^ - b i w m (w0u — w3 m) = ~ b w mr s (21) •
9 9 Ji
y en dirección perpendicular al mismo :
F ig. 34,•
rju.
Complemento de la
*^m (w3m wom) "P b t • (P3— P 0). figura 33

En la última expresión, el primer término es, según lo dicho, igual a


cero. Además, según Bernouilli: . •

con lo cuai .j;

fK u wz u) {^ 0% - ^ u)-

Si trazamos (fig. 34) el vector CD = w^ bisectriz de los correspon­


dientes a las dos velocidades w0 = CA y w3 = CB, el punto D está
situado en el punto medio del segmento A B, y llamando /STO al ángulo
que dicha bisectriz forma con la dirección del haz, se tiene:
w0u + ^3 u = 2 FD = 2 w m C O t-^,
y por tanto,

y relacionándola con la expresión (21):


A m = A„ cot
De donde resulta que ^ es también el ángulo que forman A y A m;
o sea, que el empuje A es perpendicular a la dirección media de la
corriente w^.
oo
Por otra parte,

4. PFLEiDERkR : Bombas centrifugas.


5U Principios de Hidrodinámica

o, introduciendo el valor de Au de la expresión (21), siendo wnJsen =


= w^, se tiene:
A = ^ bw „rs (22)
9
En esta expresión, íím es el valor medio de w0 y w3\ es decir,
i la mitad del vector suma de ambos.
’!

'.*
! Dejando crecer el paso í, sin limitación, la expresión (22) no se
modifica. La circulación T s permanece finita, mientras el caudal y el
paso se hacen infinitamente grandes. Por consiguiente, un ala por­
tante única en la corriente paralela sin limites, no podrá m oti\ar
ninguna desviación del conjunto de la corriente, y por tanto, la
velocidad detrás del álabe será de nuevo la velocidad de entrada de
la corriente que viene del infinito wQO, o sea, w0 = La ecua­
ción (22) se puede deducir, por otro camino, para este caso especial,
y se la conoce con el nombre de principio de Kutta-Joukowsky.
Esta ecuación se puede también interpretar fijándonos en que
wx es la magnitud que representa el caudal de paso, y r s la que co­
rresponde a la corriente de circulación. El principio de Kutta-Jou­
kowsky nos dice que el empuje producido por una masa específica
y/b = 1, con una anchura de corriente 6 = 1 , suponiendo que no hay
rozamientos, es igual al producto de w ^ por 71*, y actúa perpen­
dicularmente a la dirección de la corriente. No obstante, queda inde­
terminado el punto de aplicación A, del empuje sobre el ala. Este
sólo se puede determinar mediante un estudio más profundo de la
distribución de la presión o experimentalmente.
La ley deducida sigue siendo válida cuando c no es constante,
pero implica un volumen específico constante (x).

11. Diagrama de la corriente de un líquido ideal


sin rozamiento
Los diagramas de la corriente de un líquido han sido considerados
desde diversos puntos de vista, y ahora vamos a ver cómo se trazan.
Nos limitaremos nuevamente al caso de que la variación de den­
sidad del líquido es despreciable y el rozamiento no existe. Así, pues,
no existirán en la corriente esfuerzos cortantes, ni giros; es decir, la
corriente estará libre de torbellino. Por lo demás, sólo las fuerzas de
inercia actúan como fuerzas contrarias a las de presión.
Las corrientes consideradas deben ser, además, permanentes, a fin
de que el diagrama de la corriente no varíe. La representación de la
corriente la obtendremos dividiéndola en corrientes parciales (tubos
de corriente) 1, 2, 3, etc. (fig. 35), de /tal modo que cada corriente
parcial tenga el mismo caudal A V. Dfe esta forma quedan determi­
nadas las lineas de corriente que limitan estas corrientes parciales.
Cuanto mayor es la anchura A y, tanto' menor es la velocidad, puesto
I (') E. P ollm ann : K onstruktion, vol. 2, fase. 12, pág. 373 (1950).
Diagrama de la corriente de un líquido ideal sin rozamiento 51

que A V = cA yb , y tanto mayor es la presión, según la ecuación


de Bernouilli.
Además de estas líneas de corriente, son también importantes
las líneas ortogonales que ¿ortan perpendicularmente a aquéllas. Por
tanto, a lo largo de una línea ortogonal no existe componente de
velocidad, y según la página 44, tampoco ninguna diferencia de poten­
cial. Las lineas ortogonales son, pues, líneas equipotenciales, pero no
de igual presión o de igual velocidad. Del teorema demostrado en la
página 45 se desprende que entre dos
líneas ortogonales existe en todas par­
tes la misma diferencia de potencial
A 0 , y por tanto, mide la diferencia
de potencial, es independiente del ca­
mino de integración.
Para aumentar la claridad del-
diagrama de corriente se escogen las
líneas ortogonales de forma que la
diferencia de potencial entre ¿ptrli-
neas consecutivas sea la misma.
La velocidad y también los dia­
gramas de corriente son, por razones
de continuidad, independientes de có­
mo se oriente el canal considerado, F ig" . bios35. Corriente plana, con cam-
de sección y dirección
respecto al plano horizontal. El .dia-
pítima de coiríente no se nwdifica si el canal ^qjleva de una posición
horizontal a otra posición cualquiera^^empre' y cuando no exista
superficie libre, verificándose efl;.¿ob€fa punto, según la ecuación de
Bernouilli z -J- P/y = constante. Las presiones sólo varían de acuerdo
con la variación-.de z. A fin de poder indicar en cada momento el
valor de las presiones, supondremos, para simplificar, que es despre­
ciable la \ariación de la altura de posición z de las diferentes partí­
culas de agua en su camino por el interior del canal, en relación con
las variaciones de presión. Esta condición se cumple, con exactitud
suficiente, en las corrientes de los canales del rodete y difusor de una
bomba centrífuga; pero, no obstante, sólo es rigurosamente exacta en
los canales horizontales. Nuevamente rige la expresión (3 a ):
+ = , _£í_ (3 a)
y 29 Y 2g
en la que el subíndice I corresponde al borde del canal.
a) Corriente plana. En este caso, las líneas de corriente se
hallan en planos paralelos ; además, el estado de corriente perpen­
dicularmente a estos planos es en todas partes el mismo.
Consideraremos que el canal tiene la forma de la figura 35, en la
cual existe variación de sección y de dirección.
a) Semejanza del diagrama de corriente de las corrientes planas
en sus elementos injinitesimales. Sea b la anchura del canal, perpen-
52 Principios de Hidrodinámica

•dicularmente al plano del dibujo. Como sea que por cada tubo de
corriente pasa el mismo caudal A V, su anchura A y debe cumplir
la ecuación de continuidad, de modo que

siendo A y la anchura media de un cuadrilátero curvilíneo.


A consecuencia de la igualdad de la diferencia de potencial J
entre dos líneas ortogonales, tenemos, además, para el ancho medio
A x de las lineas ortogonales:
A x c = A0 (H)
y eliminando c entre (I) y ( I I ) :
Ax A0 , (23)
'J V ~ ~ Á v
La expresión de la parte derecha es igual para todos los cua­
driláteros curvilíneos. En el diagrama de corriente relativo a una co­
rriente plana en un liquido incompresible, las líneas de corriente y
las líneas ortogonales forman rectángulos cuyos lados están en una
relación constante (!). c se supone constante a lo largo del elemento
considerado, y, por tanto, los rectángulos deben ser suficientemente
pequeños. Si uno de estos rectángulos es un cuadrado, todos los cua­
driláteros curvilíneos son cuadrados.
Esta ley muestra también que la corriente en los canales curvos
es similar a la corriente en los canales rectilíneos, supuestos elemen­
tos infinitesimales; la corriente plana curvilí­
nea es, pues, una figura conforme a la corriente
plana rectilínea. Toda corriente plana puede
deducirse de otra corriente plana conocida, utili­
zando para ello los procedimientos matemáticos
que rigen para la representación conforme.
F ig. 35 a. Rectángulos
Utilizaremos la ley de semejanza para de­
curvilíneos de lados iguales terminar el diagrama de corriente mediante
que posibilitan la inscrip­
ción de un círculo y dia­ tanteos. Primeramente se dibuja la red de ma­
gonales perpendiculares llas anchas, y se obtiene una división más pre­
entre si
cisa dibujando curvas diagonales. Es especial­
mente cómodo tomar para los rectángulos curvilíneos la ^forma cua-
u i a u a , p u lq u e asi p u ü ie n iu s u n iia i cu m u m t u i u a
(figura 35 a) y, además, las diagonales son perpendiculares entre si.

(l) En los gases con fuertes variaciones de presión sería, evidentemente:


Ax const. V
—— = -------- = const. v
Ay v ^
Véase también A. B etz y E. K raiin : Ing.-Arch., vol. 12, fase. 6, pág. 2/ (1940).
Diagrama de la corriente de un liquido ideal sin rozamiento 53

El esquema se facilita notablemente si se determina la velocidad


a lo largo de las lineas ortogonales, basándonos en el siguiente proce­
dimiento.
P) Determinación de la variación de la velocidad a lo largo de una
linea ortogonal. La ley de las áreas gc = K sólo es válida si todas
las trayectorias de corriente tienen un mismo centro de curvatura,
es decir, si son circunferencias concéntricas. Es el caso corriente, salvo'
contadas excepciones. En los codos de los tubos (fig. 38), sin excep­
ción. Que dicha ley no es aplicable a todos los casos, nos lo demuestra
la corriente en un canal divergente (fig. 37) (en el cual es evidente
que las trayectorias están curvadas, a excepción de la central), para
el cual q = oo, y, por tanto, según la ley de las áreas, su velocidad
debería ser cero.
Escribiendo el equilibrio de fuerzas para el elemento ravado de
la figura 35, limitado por dos líneas ortogonales vecinas y dos líneas
de corriente separadas por dy, de la misma forma que se ha hecho en
el capítulo 9, b, se obtiene nuevamente la expresión (12 b), solamente
que, en vez de dg, aparece d y.~U-ma'gnitud y, representa el desarrollo
de la longitud E A de la línea ortogonal comprendida entre el borde
y el punto considerado A, siendo dy positivo si se dirige hacia el
centro de curvatura. En estas condiciones^ .tiene, evidentemente,
d g ------dy, de forma que la anteriop-expresión diferencial (12 b) se
transforma en :
¿SU>*r d c
•+ — = 0a (24)
1 c
Existen, pues, tres variables: Cgjjfetf^g'; pero sólo g depende de y.
Efectuando la integración a lo largo de la línea ortogonal desde E
hasta A, si Cj eala velocidad en el borde exterior en E, es decir, para
y = 0, se obtiene:

(25)

Esta expresión sustituye a la ley de las áreas para la forma de co­


mente general. Sin embargo, es poco adecuada para la determinación
del diagrama de corriente (*), porque la integral no es fácil, dado que o
no se conoce exactamente.
Generalmente nos podemos limitar a utilizar una curva apro­
ximada de los valorps Hp r Ec+o en r>V.+! " ----1 1 <
| . J 1 , ---------------tAUUJlVilllieUie
la ley de la subtangente, según la cual, en cada punto de la curva c, la
subtangente es igual al correspondiente radio de curvatura o. La
prueba de ello es que en la expresión de la subtangente clídcldu) es
dcfdy = c/g, según la ecuación (24). La-línea c se dibuja a sentimiento
(*) Véase también F lügfx : Ein neues Verfahren der craDhisebnn
tion, angewandt auf Strómungen usf., Disertación Oldenburgo f l 9 l í 0 Z^Tuí’
¡ S í e s '" (& ) ’P'* (19,5)' AdemáS’ A- zXmmM S;
54 Principios de Hidrodinámica

y a cualquier escala (fig. 36), de forma que el radio de curvatura de am­


bas paredes del canal aparezca en los puntos E y F (fig. 35), es decir, gi
y qu, como subtangentes del punto inicial A y final B, respectivamente,
de la curva c, tal como se ve en la figura 36. Puesto que el caudal Vy,
que pasa a través de una longitud desarrollada determinada y, e s:
y y
Vy = \ b d y c = b \ c d y (25 a)
o o
la integral de la curva c representa la curva de los valores Vy/b. De
aquí se obtienen las anchuras A y de los tubos de corriente, a lo largo
de la línea ortogonal considerada, dividiendo la ordenada final D D’,
que representa V¡b, en tantas partes iguales como tubos de corriente
se prevén. Trasladando estos puntos parciales sobre la línea Vy, se
obtienen los valores de A y como segmentos sobre el eje y (fig. 36).
Este mismo procedimiento se aplica para varias lineas ortogonales
y reiterando la opera­
ción tantas veces como
sea preciso, variando la
curva c, hasta que los
cuadriláteros curvilí­
neos cumplan la ley de
semejanza.
Al utilizar única­
mente la ley de la sub­
tangente, no queda
determinada definitiva­
'• j
mente la curva c, por­
que los radios de cur­
-----

F ig. 36. Diagrama para determinar la representación vatura de las líneas de


de la corriente potencial plana
corriente centrales no
han sido tenidos en cuenta. Se puede simplificar extraordinariamente
el trabajo si partimos de una curva de variaciones de q sobre la línea
ortogonal. Tomando para ello una hipérbola que cumpla con los va­
lores límite y gIIt y que tiene el eje como asíntota, la integración
de (25) nos dará:
•f c __ y_ y
(— — i) + 1
' J
•J C1 Qi 2 a Qll 1
(a = desarrollo de la linea ortogonal EF).
Mediante esta expresión podemos dibujar fácilmente la curva c,
la cual nos da las relaciones efectivas tanto más exactamente cuanto
más continua es la curvatura de los limites del canal. En los extremos
cumple naturalmente también la ley de la subtangente. Si g¡ = ©©,
es decir, si un borde del canal“es rectilíneo (lo que sucede a menudo),
se tendrá:
(26 a)
Diagrama de la corriente de un líquido ideal sin rozamiento 55

En los puntos en que se producen cambios bruscos del radio de


curvatura de la pared, es preciso utilizar exclusivamente la semejanza
de los cuadriláteros curvilíneos.
La escala de las curvas c'y V„, que, sin embargo, no se utiliza para
proyectar el diagrama de corriente, se puede determinar de la condi­
ción de que la ordenada final D D’ tiene que ser igual al caudal V/b.
y) Procedimientos experimentales. Además del procedimiento
gráfico descrito, se puede acudir a la experimentación para fijar el
diagrama de corriente del liquido ideal. La corriente de liquido real
da un diagrama que se separa de aquél, a causa de los efectos de
viscosidad, que se tratarán en el capítulo 12. Pero en el período
de arranque, o, lo que es lo mismo, en el estado de oscilación, se pro­
duce el diagrama de corriente deseado. También se puede obtener el
diagrama exacto de la corriente potencial, utilizando la analogía entre
la corriente potencial y una corriente de gran viscosidad, según Hele-
Shaw (!), haciendo perceptible la corriente en una capa muy delgada
entre dos placas de cristal. Otra posibilidad la ofrece la igualdad de
membrana, propuesta por Prandtl v Kucharski, que consiste en dis­
poner una membrana de goma'Tíelgada y tensa sobre dos bordes del
canal, situados exactamente horizontales, pero desplazados en direc­
ciones perpendiculares, obteniéndose las líneas de corriente como cur­
vas de nivel de las superficies asi obtenjdas-f1). También se ha ensa­
yado la acción de una corriente eléctrica sobre una placa delgada,
según D. Thoma (3). Este procedimiento-utiliza la posibilidad de inter­
cambio de las líneas de corriente y ortogonales. La red de líneas obte­
nida permanece, pues,*iñi>anable en las cor^ieiites'1píanas, a causa de la
ley de semejanza, cuando las line^jj£¿Zórñe'ntc y las ortogonales in­
vierten sus papeles.
Estos procedimientos experimentales son apropiados, en parte,
para efectuar demostraciones. El constructor utiliza preferentemente
los procedimientos gráficos.
Es importante hacer hincapié en que se pueden unir corrientes
cualesquiera, superponiéndolas, pudiendo resultar nuevas formas de
corriente. Las velocidades se deben sumar vectorialmente, igual que
se hace con las fuerzas. Este procedimiento sirve en general y se puede
aplicar también a las corrientes potenciales no planas (4). Superpo­
niendo los diagramas de las líneas de corriente de dos corrientes pla-
(*) Véase H el e -S haw : Trans. In stn . N aval A rch it., vol. 2, pág. 1387 (1898)
B egrúndung der Analogie, n o ta 1 al pie de la pág. 77.
(*) Véase tam bién C. B. B iezeno y R. G rammel : Technische D vnam ik
Berlín : E d ito rial Springer, pág. 192 (1939).
(*) Z. V D I 1911, pág. 2007. — H . H o h e n e m s e r : Forschung, vol. 2, fas­
cículo 10, pág. 370 (1931).
(*) E sto resulta de la form a lineal de la ecuación de continuidad de la hidrodi­
nám ica m atem ática :
o u , d v d tu
~8T + J V + I T “ °’
siendo u, v, w las com ponentes de la velocidad de un punto, según las direcciones
de x, y y z.
56 Principios de Hidrodinámica

ñas se obtiene la corriente resultante, trazando las diagonales de los


cuadriláteros curvilíneos formados por los tubos de corriente de la
misma capacidad.
b) Algunos ejemplos notables de diagramas de corriente plana.
La figura 37 nos presenta el diagrama de corriente (red de trayecto­
rias y ortogonales) de un canal rectilíneo de anchura variable (2). Las
lineas de punto y raya son líneas de igual velocidad y, por consiguiente,
de igual presión. Esta figura nos muestra claramente cuán falsa es la
opinión generalmente admitida de que las velocidades y las presiones
son uniformes en una misma sección, y ello incluso en un canal de eje
rectilíneo. Las diferencias son mayores, naturalmente, en los sitios en

F ig. 37. Corriente potencial en un canal rectilíneo de anchura variable

que la curvatura de la pared es más pronunciada. Si el canal tiene un


estrechamiento brusco con cantos vivos, las líneas de corriente se
comprimen, apareciendo velocidades infinitamente grandes, mien­
tras que en un ensanchamiento brusco, también con cantos vivos, la
velocidad disminuye hasta cero, y, por tanto, se forma un punto de
remanso. Los cantos vivos salientes son causa, según lo dicho, de la
disolución de la corriente, y han de evitarse.
La figura 38 representa un codo de sección rectangular, prolon­
gado por cada extremidad mediante un cambio de dirección de 180
en un canal rectilíneo. Considerando la parte rectilínea por separado,
lo rp ri 0 c t4 frvr-rrio rio pQ - ^ Z Z t Z Z C q U Í v I L l m , Lvo. Ü11UU a c p c ti ctUct-

mente la parte curva, las trayectorias son circunferencias separadas


desigualmente, debido a la variación de la velocidad a lo largo de un
radio. Al formar un solo diagrama, constatamos que las trayectorias
tendrían que sufrir una desviación brusca x. Como esto es físicamente

(’) Tomado de H o c h s c h il d : Versuche ílber die Stromungsvorgánge in


erweiterten und verengten Kanálen. Forschungsarb. Ing.-Wes., fase. 114, pág. 35.
Diagrama de la corriente de un liquido ideal sin rozamiento 57

imposible, será preciso que las trayectorias comiencen a curvarse ya


en la parte recta, antes y después del codo. Por consiguiente, la pre­
sencia de un codo influye sobre la corriente anterior y posterior, en
las partes rectilíneas. Se ve, por tanto, que en las variaciones de direc­
ción, el diagrama de corriente q u e d a __________
notablemente influido en los canales de f ] 7^.
unión. El diagrama hace, a d e m á s , _____ 7 f i HC / \
comprender por qué en el canal d e ___ ~
álabe (el diagrama de corriente de la M i l i
figura 71, capítulo 19, se ha dibujado
según las mismas reglas) la corriente _____ |
en el centro no varía su dirección, como — ________IjrQ *' n / 7
prescribe la forma del álabe. ----- — y /

particular de corriente plana : la co- —---- ——I—I—ll—


rriente central en espiral, que se ob- Fio. 38. corriente potencial en
tiene superponiendo un torbellino po- 1111 canal acín¿°larde sccción rec'
tencial, como el tratado- en e l ^ c ^ p j - '
hilo 9, b), y una corriente radial, es decir, que parte del eje. Es la co­
rriente que tiende a producirse alrededor de un rodete radial con ála-

F ig. 39. Núcleo de torbellino (corriente plana en el interior


de un rodete radial)

bes, puesto que la corriente tiene, en este punto, una velocidad a la


\ez radial y tangencial, y pasa entre dos planos paralelos.
En esta corriente, los ángulos de inclinación a, de las lineas de
corriente, respecto a los círculos paralelos, son constantes, lo cual tam­
bién sucede para las líneas ortogonales. Las dos redes están, pues, cons­
tituidas- por espirales logarítmicas. La demostración resulta de la
siguiente sencilla consideración :
i>o i-'nncipios de Hidrodinámica
p:‘
Designemos por cm y cu las componentes radial y tangencial de
i la velocidad en el radio r, y por b la anchura del canal, y tendremos
para el caudal V :
V = 2 n r b cm
o sea,
cm =
2 ti r b
Las componentes tangenciales resultan de la ley de las áreas (13),
por lo que
K
Cu —
r
desapareciendo la cantidad variable r, al determinar tg a = cm/cu.

!; ¡

F igs. 40 y 40 a. Corte meridiano de una corriente potencial


en un volumen de revolución

La igualdad de todos los ángulos a resulta también inmediatamente


de la superposición de ambas corrientes, según página 41.
c) Corriente en un volumen de revolución. El estado de la
rriente a lo largo de un círculo paralelo es el mismo. Las líneas de
corriente están curvadas en el espacio y se hallan sobre superficies
de revolución. Es usual representar esta corriente, en el dibujo, me­
i• 1 ! diante su proyección radial sobre un plano que pase por el eje de revo­
1i ‘i
lución (plano meridiano) (fig. 40); naturalmente, en este sistema de
representación sólo aparecerá la componente meridiana de la velo­
cidad (la única que se encarga del transporte del líquido), cm,-desapa­
reciendo la componente tangencial, cu (por tanto, la circulación).
Diagrama de la corriente de un liquido ideal sin rozamiento 59

a) Corriente sin componente tangencial cu (corriente de paso).


Los cuadriláteros que forman las líneas de corriente y las lineas orto­
gonales en la sección meridiana considerada, no siguen la ley de seme­
janza deducida de la expresión (23) para corrientes planas, porque la
sección en forma de anillo circular de los diferentes tubos de co­
rriente 2 n r A y depende del correspondiente radio r, y por razones
de continuidad tendremos :
. AV
r A y cm — ~ñ~~
¿ 71
Existiendo, por otra parte, una corriente potencial y debiendo tener
las líneas ortogonales igual diferencia de potencial, podemos escribir:
A x cm = A 0.
Resultando para los cuadriláteros curvilíneos del diagrama de co­
rriente la ley
Ax
= r const. (27)
~¿~y
en la que A x y A y son las longitudes medias de los lados del cuadri­
látero curvilíneo (no son las señaladas en la figura 40).
En la sección meridiana, las líneas de corriente y las ortogonales
forman rectángulos, la relación de cuyoe-iados es proporcional a su
separación del eje. Los cuadriláteros cupdlíneos se deforman de tal
forma que con un radio r creciente, A y se acorta con relación a A x.
A pesar de todo, la anteriorJéy es útil para el; pgmer esbozo del dia­
grama de corriente, cótóTla ley de semej^jd^énlas corrientes planas,
Arpero puede sustituirse por la siguiente":
Determinación de los valores de la velocidad a lo largo de una
línea ortogonal. Consideremos en la sección meridiana, la porción infi­
nitamente pequeña A B C D (fig. 40), que corresponde a un toro lí­
quido de igual sección. A consecuencia de la curvatura de las trayec­
torias, aparecen fuerzas centrífugas que hacen que la presión crezca
al alejarnos del centro de curvatura. Siguiendo las notaciones de la
figura, tendremos para la sección del toro :
df = dx dy = q dx dy
para la fuejza centrífuga por unidad de longitud de circulo paralelo,
cuando la velocidad en el punto considerado es cm :

d C = £ d f ^ = 2- dpdy c %
!/ t V
y para la diferencia de presión a lo largo de d y de la línea ortogonal,
creada por esta fuerza centrífuga:
= J L = i L = i i ¿ j ,
d x -1 gd(p g q
que deberá ponerse con signo negativo en el caso de que los valores de y
60 Principios de Hidrodinámica

se tomen positivamente cuando se acercan al centro, lo cual concuerda


con las notaciones adoptadas precedentemente.
Combinando esta expresión con la derivada de la ecuación d&
Bernouilli, es decir, la correspondiente a la ecuación (12 b), página 40,
que se escribe:

y 9
se obtiene, finalmente, la ecuación diferencial:
_ - í i + i*fE. = 0,
6 cm
que concuerda completamente con la ecuación (24), obtenida para la

F ig. 40 b. Diagrama para determinar la representación de la corriente potencial


en un volumen de revolución

corriente plana. Por tanto, para la determinación de la velocidad cm


rige también la forma deducida de la expresión (25):
u

El subíndice I se refiere, otra vez, al borde del canal desde el cual


se ha medido y, no al borde correspondiente al lado del centro de
curvatura.
La comprobación del diagrama de corriente se efectúa por medio
de esta igualdad. Hp la m i « m o f o r m o q v m r Z página ^3 pata
corrientes planas. Sólo se modifica la condición de continuidad para
el caudal Vv que pasa a través de una longitud desarrollada y de la
linea ortogonal, es decir, la superficie anular correspondiente, cuyo
valor e s:
V „= ]2 tircm d y = 2 7i\ rcm dy (2 9 )
o o
Propiedades de los líquidos reales 61

siendo r dependiente de y. Por ser la ecuación (27 a) idéntica a la (24)


{sustituyendo c por cni), también rige aquí la ley por la cual las subtan­
gentes de las curvas cm, y, son iguales a los radios de curvatura
■de las líneas de corriente (fig. 40 b). En especial, rige también la ecua­
ción (26), por lo cual se podrá indicar, en la mayoría de los casos con
suficiente exactitud, el curso de estas curvas sin necesidad de la ex­
presión (28), ya que son conocidos los radios de curvatura de ambos
bordes del canal (fig. 40 b). El factor 2 n de la igualdad (29) se intro­
duce, como antes b, en la escala de las ordenadas Vy.
Los procedimientos experimentales son posibles (*), pero poco
convenientes.
/?) Corriente con componente tangencial cu. Si existe, además
de la corriente meridiana ya considerada, un movimiento de rotación
alrededor del eje, se puede concebir la corriente resultante como la
superposición de estas dos corrientes, de forma que las velocidades
se suman geométricamente, y las presiones, aritméticamente. En lo
referente a la velocidad meridiana cm, que es ahora la componente
de la velocidad total c en el planojpsfidiano, no existe ninguna dife­
rencia con lo que acabamos de estudiar, y todos los resultados obte­
nidos son valederos.
Es evidente que la corriente resultante sólo jmede ser libre de
giro si la corriente circular que se añadq^darTEheridiana también lo
es ; de ello se deduce que para latcorriente cijcular regirá la ley de las
áreas. Si cu es la componente tangpciaf'correspondiente al radio r,
se debe cumplir:

ta clase de corriente se ha esnídTSdo con detención en el capí-


^ t uulo
l 9, b), como torbellino potencial. En el caso presente también pue­
den aumentar las velocidades cu a medida que disminuye r, disminu­
yendo la presión hasta la formación de un espacio hueco. Por ello se
impide frecuentemente el giro de la corriente o entrada»de aire para
que no se formen espacios huecos de rotación (por ejemplo, en los tu­
bos de aspiración) o se dispone un núcleo en el eje (fig. 298).

12. Propiedades de los líquidos reales


El movimiento de una partícula de líquido está ligado a las
fuerzas de presión, a las que se oponen fuerzas de inercia y de visco­
sidad. Estas últimas no las hpnw -- encala Irasui añora, por
10 que vamos a considerarlas en el presente capítulo.
(l) Véase H. R o u s e y M. M. H a s s a n : Kavitationsfreie Ein-und Auslassdü-
sen. Mech. Engng., vol. 71, págs. 213-216 (1949) — E. E c k e r t , H. H a h n e m a n n
y L. E hhet : Z. VDI, vol. 85, págs. 927-28 (194Í); Forschung, vol. 20, págs. 141,
171 (1954) — H. G e r b e r : Experimentelle Methoden zur Ermittlung von Stróm-
ungsbildern. Escher-Wyss-Mitt. 1928, n.° 6, págs. 171 ss., con apéndice de
Ackeret. El procedimiento a que se refiere tiene la desventaja de que se obtienen
tas líneas ortogonales en vez de las líneas de corriente, y en estas corrientes en el
espacio, dichas líneas no son intercambiables.
62 Principios de Hidrodinámica

a) Viscosidad de los líquidos y gases. Cada liquido posee u


cierta viscosidad, a menudo muy pequeña. La viscosidad se manifiesta
por la aparición de fuerzas cortantes cuando se obliga a cambiar de
forma a una partícula A B C D de líquido que posee una velocidad
finita. Éste es, por ejemplo, el caso cuando dos paredes planas y para­
lelas muy próximas, 1 y 2, entre las cuales
se encuentra el liquido de que se trata, se
mueven paralelamente a si mismas, con una
diferencia de velocidades A c (fig. 41). La re­
sistencia que hay que vencer es, según expe­
riencias, proporcional a la diferencia de velo­
F ig. 41. Acción de las
fuerzas de viscosidad cidades ¿1c de las superficies A B y CD,
e inversamente proporcional a la separa­
ción A y de estas superficies. En las secciones A B y CD, actúan, pues,
las tensiones de cortadura:
Ac
T = f j TT (30>
El coeficiente p representa, por consiguiente, la tensión de cortadura
que aparece al ser la diferencia de velocidades A c = 1 cm/seg, cuando
la distancia A y = 1 cm. Se le denomina coeficiente de viscosidad
del líquido. Tiene como dimensión : Fuerza x tiempo/longitud2, o sea,
en el sistema técnico kg. seg/m2. Hay que tener en cuenta que las ten­
siones no son proporcionales a las deformaciones, como en los cuerpos
sólidos, sino a las velocidades de deformación.
En la práctica es más cómodo servirse del llamado «coeficiente ci­
nemático de viscosidad», que es igual a p dividido por la masa especifica
Q= y¡9, puesto que las variaciones de velocidad debidas a los esfuersos
cortantes son tanto menores cuanto mayor es la densidad. Por tanto :
r _ t* _ M
o y
cuya dimensión es, evidentemente, el m2/seg (1). En lo sucesivo, y para
distinguirlo de p, llamaremos a v «coeficiente dinámico de viscosidad».
Tanto la viscosidad dinámica como la cinemática dependen de
la presión y de la temperatura. La influencia de la presión es poco
importante en los líquidos, en los cuales sólo se considerará la tempe­
ratura. En los gases y en el vapor de agua recalentado depende poco
de la presión (y disminuye meramente un poco cuando las presiones
son muy reducidas, siendo perceptible el trayecto libre de las molé­
culas). Pero, por esto, v varia en proporción inversa de la presión, con
tal que no se altere la temperatura, porque, como a igualdad de tem­
peratura la densidad es proporcional a la presión, v es inversamente
proporcional a ésta.
(l) Los físicos utilizan el signo r; con dimensiones g seg/cm8, en vez de p en
kg seg/m*. La unidad de viscosidad se llama poise (en honor de Poiseuille); la uni­
dad de viscosidad cinemática en cm*/seg se denomina stok (en honor de Stokesk
r¡ = 98,1 p y vtecn = lO^vfis. Otra medida de la viscosidad cinemática eselgradO'
Engler E, siendo 10* v = E- 7 ,6h - 1/£*l.
Propiedades de los líquidos reales 63
T a b l a 111 (‘ )
Valores de 10* v (m'/seg) en función de la temperatura
Temperatura °C 0o 10° ‘ 20° 30° 40° 50° 60° 80° 100 *
Agua pura....................... 1,79 1,31 1,01 0,805 0,658 0,556 0,478 0,366 0,295
Agua de mar con ) 0 0/
un contenido de \ 1,815 1,334 1,032 0,827
sal d e ................J *4 % 1,834 1,360 1,058 0,840
Petróleo refinado *........ 2,89 2,32 1,88 1,60
Aceite para husillos * .. 52 20 8 5
180 130 50 30
Aceite de máquina*., j a a a a
730 500 170 105
Aceite para cilindros * .. 1000 180 70 40
Petróleo en bruto, se- í 13 9 7 • 5
gún procedencia.. . . 1 a a a a
10000 3000 1000 500
Aire atmosférico *• {
a 760 mm H g............ 13,36 14,27 15,17 16,08 16,99 17,93 18,9 20,9 23,1
Hidrógeno **
a 760 mm H g............ 94,27 100,4 106,6 112,7 118,8
Anhídrido carbónico **
a 760 mm H g............ 7,16 7,70 8,25 9,34 i 1
vainr« /» i i memos. '" P a r a otras presiones se obtendrá el valor de v de los
d? 1 tabla*multiplicando por la razón inversa de las presiones. Los valores
P lre atmosférico son proporcionales a T».’, hasta 700° C. En la figura 42
se encontrarán los valores n n r a el vannr b

J00 XO
Temperalura
w \ 4Á \ „visc°!,idad clneniát ica (O del agua en ebulUción, (»")del vapor de agua saturado
. (*■) de» vapor de agua recalentado, a diferentes presiones, en función de la temperatura
(la escala de valores de * es logarítmica)

H. £cim R !1B^hydra“ l“ ^ f ^ S ? r i ¡ ! Í l , S1934'^Gn FV°BE¿¿!’í5M4^ ’i^


4' p á g s ’
64 Principios de Hidrodinámica

Es importante dejar sentado que la influencia de la temperatura


en los líquidos y los gases es de sentido contrario, pues mientras p y v
disminuyen para los líquidos al aumentar la temperatura, aumentan
en los gases. Además, v es bastante elevado en los gases, siempre mayor
que para el agua, y tanto mayor cuanto menor es su densidad. Por
tanto el valor de v del aire alcanza el valor de v del aceite de engrase
en un vacio elevado o a grandes temperaturas. Se ve, por consiguiente,
que la escasa densidad de los gases hace que su viscosidad aumente
extraordinariamente í1). . •
b) Ley de semejanza de Reynolds. En los líquidos ideales s n
rozamiento, solamente se presentan fuerzas de inercia como opuestas
a las variaciones de presión (cap. 11). En las corrientes de líquidos
reales intervienen, además, las fuerzas de viscosidad como otras fuerzas
interiores, las cuales influyen más o menos en el diagrama de la co­
rriente. Cuanto más fuertes son las fuerzas de viscosidad, tanto mas
se separa la corriente de la del líquido ideal, que se ha estudiado en
el capítulo anterior, y viceversa, cuanto menores son, más se le pa­
rece (a no ser que las fuerzas de inercia fueran insignificantes y el dia­
grama de corriente fuera nuevamente el del líquido sin rozamiento
[nota página 821, y si no existiera, en el caso de viscosidad reducida,
la adherencia a las paredes). Una característica de la corriente sera la
relación entre las fuerzas de inercia y las de viscosidad. Si considera­
mos ahora una determinada clase de corriente — por ejemplo, una co­
rriente que rodee un cilindro de diámetro d —, resultarán diagramas de
corriente similares para valores distintos de d, cuando la relación entre
las fuerzas de inercia y de viscosidad permanezca constante. Si c es la
velocidad en un punto dado, según el principio de la impulsión, las
fuerzas de inercia crecen proporcionalmente a y c*¡g, en el caso de se­
mejanza ; las de viscosidad, según la expresión (30), proporcionalmente
a a u c lA y , y, por tanto, a p c¡d, ya que para corrientes permanen­
tes semejantes, la relación A cjA y es directamente proporcional a la
velocidad c e inversamente proporcional a d. La relación entre ambas
fuerzas es, pues:
y (?¡g cd _ cd (31)
Re =
p c¡d p g/y
Este número característico se denomina número de Reynolds, porque
O sbo rn e R e y n o ld s (2) fue el primero en reconocer su importancia.
No tiene dimensiones. Para las corrientes en los canales o alrededor
de cuerpos cualesquiera, d de la expresión (31) representa cualquier
dimensión lineal del canal o cuerpo, respectivamente.
En los cuerpos exacta y geométricamente semejantes (en los cuales
las irregularidades de la superficie son también semejantes), para nú­
meros de Reynolds iguales, el diagrama de corriente es también seme-
(‘) Véase también I. B ohm : Schweiz. Bauz., vol. 70, pág. 364 (1952); BWK,

\ ° i. 4, pag. 2H2^1952).; Sdent pap Bur of stand., vol. 2, pág.' 5.; Phü. Trans.
Roy. Soc. (Lond.), vol. 174, pág. 935 (1883); vol. 186, pág. 123 (1895).
Ejemplos de corrientes reales 65
janle en todas sus partes. Hay que señalar que la clase del liquido
no interviene para nada. Cuanto mayor es Re, tanto menos importancia
tiene la fuerza de viscosidad con relación a las fuerzas de inercia. Nó se
puede prescindir por completo de las fuerzas de viscosidad cuando el
número de Reynolds es muy elevado, debido a la adherencia del líquido
a las paredes, lo cual ocurre especialmente en las corrientes lentas
(pagina 74).
Esta ley de semejanza nos permite deducir también importantes
reglas para la resistencia de la corriente. En los líquidos ideales nin­
guna forma de cuerpo introducido en la corriente, por desfavorable
que sea, puede ocasionar pérdida de energía alguna; pero, al intervenir
la viscosidad, aparecen necesariamente resistencias, debidas, por una
parte, a la adherencia del líquido a las paredes (rozamientos de paredes)
y, por otra, por las fuerzas de presión, puesto que la recuperación cíe
la presión detrás del cuerpo no es total.
En las corrientes semejantes en todas sus partes, o sea, para nú­
meros de Reynolds iguales, la pérdida de energía en mkg/kg por roza­
miento hw (expresada en metros de. Qpiumna del líquido), debe ser pro­
porcional a la altura de velocidad c2/2 g, por serlo las fuerzas de inercia
y de viscosidad al no variar Re. Por tanto,

Es evidente que en esta expresión el coeficiente£ es función del número de


Reynolds, pues al variar Re^e~ modifica la relación entre fuerzas
de inercia y de viscos!da<tr ^
exact’tud de la ley de semejanctóJ4ia'sido confirmada por mul-
Rfítud de ensayos. Todo fenómeno de corriente está sometido a esta lev.
siempre que la gravedad no desempeñe un papel importante (es decir’
que se formen superficies libres) y no se modifique el estado de agre­
gación, especialmente por la formación de espacios huecos por eva­
poración (cavitación) en los líquidos, o nos encontremos en las proxi­
midades de la velocidad del sonido en los gases. Con su ayuda es posible
experimentar sobre modelos reducidos y aplicar los resultados a má­
quinas semejantes de mayores dimensiones; por ejemplo : rodetes de
bombas centrífugas, independientemente de que el ensayo se efectúe
con aire o con agua. Esta ley es, pues, indicadísima para clasificar las
experiencias y facilitar la marcha de los ensavos.

13. Ejemplos de corrientes reales


Los flúidos corrientes (agua, aire, vapor) tienen una viscosidad
reducida ; pero, no obstante, su comportamiento se separa mucho del
liquido ideal, a consecuencia de la adherencia a las paredes. •
a) Corriente en tubos rectos. El caso más importante es la
circulación por tuberías. La caída de presión debida al rozamiento
sera constante si el régimen es permanente en toda la longitud i.E n
5. Pfleidereh : Bombas centrifugas.
oo Principios de Hidrodinámica

consecuencia, el coeficiente £ de la expresión (32) es proporcional a la


longitud / e inversamente proporcional al diámetro d ; es decir, la pér­
dida de carga por rozamiento será :
Z = A— — • (33)
Lr Á d 2g
en donde A es función del número de Reynolds y c la velocidad media,
o sea, el caudal dividido por la sección. Además, podemos considerar
la presión constante en todos los puntos de una misma sección recta,
ya que las líneas de corriente son paralelas al eje.
a) Número de Reynolds muy pequeño, Re = cd¡v< 1. C
rriente laminar. Esta corriente deslizante se caracteriza por ser pre­
ponderantes las fuerzas de viscosidad, por lo que se desprecian las
fuerzas de inercia. Es poco corriente en los tubos; pero aparecen, por
ejemplo, en la corriente tratada en la página 55, de una capa delgada
entre dos placas de Hele Shaw (véase nota al pie de la página 82), y
también en el engrase de los cojinetes con aceite (en donde la sección
de la corriente es variable).
P) Número de Reynolds pequeño, 1 < Re < 2800. En esta co­
rriente, todavía laminar (corriente por capas, llamada también
corriente de Hagen-Poiseuille),
aparecen, en el caso de variación
de sección o dirección, fuerzas de
inercia apreciables. En el tubo,
todas las partículas se mueven
según trayectorias paralelas, que,
por tanto, no se mezclan.
Tomando como base la ex­
presión (30) y considerando la
adherencia del flúido a las pa­
redes, al determinar la distri­
bución de la velocidad en una
Fio. 42 a. Distribución de la velocidad en sección del tubo, resulta (*) que
un tubo cilindrico con corriente laminar y ésta varía según una parábola
turbulenta, referida a una misma velocidad
media que tiene el eje del tubo como
eje principal (fig. 42 a). La pér­
dida de presión es proporcional a la velocidad. Poniendo esta pérdida
en lugar de hr de la ecuación (33), resultará para el tubo circular.
X= -ft (34)
Rp.
siendo Re = cd/v, por lo que A es inversamente proporcional a la
velocidad. En las secciones de tubos no circulares se ponen otros
valores; en vez del número 64. En el caso muy importante de la co­
rriente laminar, es decir, de la corriente plana entre dos paredes para­
lelas separadas (juego entre rodete y anillo de equilibraje) por la pe-
(») La demostración puede hallarse en cualquier libro de Mecánica.
Ejemplos de comentes reales 67

quena distancia b, entonces ?. = 96/Re, si en la expresión se sustituye


Re por d = 2 b (pág. 95).
La corriente laminar no,está influida por la rugosidad de las
paredes. Los valores de X indicados sirven tanto para paredes lisas
como para paredes rugosas. Las corrientes laminares sólo se produ­
cirán para pequeños números de Reynolds, cuyo valor máximo se
denomina : número critico de Reynolds. Si en el tubo de sección cir­
cular
Re £ 2320 (35)
la corriente es siempre laminar, incluso para circulación muy irregu­
lar. Un tubo que esté unido, con canto vivo, a un recipiente de pared
plana, tiene ya el elevado número crítico de Reynolds : 2800 Q-). Si la
entrada en el tubo está bien redondeada, se llega hasta Re = 40 000
y mayores.
Para agua a 20° C (r .= 10~** m2/seg), la velocidad critica, basán­
donos en el número critico de Reynolds (2800), e s :
2800 • 1 0 ^ * ^ 0 ,0 0 2 8
Cent = ------ ^------ = — ¿— en m/seg (36)
si ponemos d en metros. Por ejemplo, resulta para d = 20 mm
= 0,02 m, cCnt=0,14 m/seg. Se ve claramenté"qúe en las bombas cen­
trífugas las velocidades son m u y superiores a las críticas. Lo mismo
se puede decir de los turbocompresQres; a n o ser que se trate de pre­
siones muy pequeñas (entongea^res grande) o de temperaturas.
La circulación de aceíteteles generalmentg^laiiiínár.
y) Número de Reynolds grand&%fíeS 2800). Corriente turbu­
lenta. Osborne Reynolds demostró, en ensayos con tubos de vidrio,
introduciendo colorantes en el eje de la coiriente, que el colorante
formaba una línea recta cuando la velocidad era pequeña, pero que
al aumentar ésta, se disolvía en forma de ondas, esparciéndose por
todo el líquido circulante. La corriente se hacia turbulenta. El paso de
la corriente laminar a turbulenta ocurre cuando las partículas que se
adhieren a las paredes se arrollan formando torbellinos, y se produce
entre dos números de Reynolds (2). Continuamente se desprenden
partículas de líquido, animadas de movimiento de rotación ; parte
de ellas son aceleradas nuevamente por la comente principal, mien­
tras otras partículas quedan cogidas por la capa límite entre ésta y la
corriente principal, y son frenadas. Este continuo intercambio de lí­
quido es la causa principal de la resistencia de la corriente (resistencia
visible por la mezcla turbulenta). Alcanza a toda la corriente (va
desapareciendo hacia el eje), y superpone un movimiento secundario
de torbellino al movimiento paralelo ordenado. El desprendimiento de
la corriente principal en la capa límite hace que aumente la tensión
de adherencia a la pared, y, por tanto, que la resistencia sea ma­
(*) L. S c h il l e r : Forsch.-Arb. des VDI, fase. 248 (1922).
(*) H. M a c h e : Forschung, vol. 14, págs. 77-81 (1943).
G8 Principios de Hidrodinámica

yor que en la corriente laminar. Esto lleva consigo el que la distri­


bución de la velocidad sea más uniforme, sobre la sección recta, que
en la corriente laminar. La figura 42 a compara la distribución de ve­
locidades de corrientes laminares y turbulentas, para una misma velo­
cidad media, c. Es notable la gran velocidad de la corriente turbu­
lenta en las cercanías de la pared, en relación con el caso de corriente
laminar. La velocidad tiende a cero en la capa límite (la más cercana
a la pared). Se tendrá, pues, una aproximación suficiente si aplicamos
las leyes de la corriente potencial a la corriente turbulenta a cierta
distancia de la pared. Cuanto más elevado es el número de Reynolds,
tanto más igualada está la corriente. Mientras que en la corriente
laminar en un tubo de sección circular cmáx/c = 2, este valor en el
campo turbulento e s :
1,23 para J?e = 13 • 103 y 1,17 para i?e = 16-108
Los coeficientes de resistencia sólo pueden determinarse por ensayos.
En los tubos lisos, sus valores siguen la ley de Blasius (x) hasta
Re = 3 • 105:
/•uso = 0,3164 fíe-8-25 (37)
donde Re = c d/v. Para el agua a 20° C con v = 10~6 m2/segse tendrá:
Aliso = 0,010 (cd)-^25
Es importante señalar que en este caso la resistencia de rozamiento hr,
según la expresión (33), no crece con el cuadrado, sino con la potencia
1,75 de la velocidad. De hecho, el valor absoluto del exponente de
la ecuación (37) disminuye al aumentar Re, y para Re = 108 su
cuantía es sólo de — 0,126, esto es, la mitad (2).
En todo el campo turbulento rige la ley de Prandtl-Nikuradse (3) :

- J = = 2,01og(i?e l ^ ) - 0 8 (38)
\ «liso
debiendo determinarse Ahso mediante ensayos. El logaritmo es, desde
luego, el usual de base 10.
Una pared se considerará «lisa » cuando las rugosidades no sobre­
salen de la capa límite, que existe también en el caso de turbulencia,
inmediatamente junto a la pared, y cuando su espesor no llega a valer
más que una fracción muy pequeña del espesor de la capa límite tur­
bulenta.
En los tubos « rugosos », el coeficiente de resistencia es tanto ma-
j u» uuiüitu m ajuu.0 ouu ida ü ic^uicuiuciuca memas k en relación con
el radio r del tubo. Para una irregularidad debida a arena (por tanto,
(**) Forsch.-Arb. Ing.-Wes., fase. 131.
(•) O. K i r s c h m e r : Kritische Betrachtungen zur Frage der Rohrreibung.
Z. VDI, vol. 94, págs. 785-791 (1952).— Véase también H. R e i c h a r d t : ZAMM
vol. 31, págs. 208-219 (1951).— H. W. H a h n e m a n n : Forschung, vol. 6, pági­
nas 113-119 (1949-50).
(*) Ergebnisse der Aerodyn. Versuchsanstalt Gottingen, fase. 4.°, pág. 18
(1932). Forsch.-Arb. Ing.-Wes., fase. 356 (1932).
Ejemplos de corrientes reales 69
muy uniformemente distribuida), Nikuradse (i) encontró los valores
representados a escala logarítmica en la figura 43. Para grandes valo­
res de Re, / es evidentemente, independiente de Re, por lo que hr varia
proporcionalmente al cuadrado de c.
Para valores pequeños de Re, los valores de X de los tubos no ex­
cesivamente rugosos coinciden con los de los tubos lisos, incluso en

— -

° i - 15
O 99 - 30, 6
• n - 126
• 99 - 252
— • r* - 507

*
XfiOQo

* •" ‘

J
•}
£ 21 11 31 3L 7*?

K
ítjnclón' del'mímeí^'d'e6 DretaUvaU?/rU(^egünCNniu^j)S£)

el campo turbulento. En este caso, las superficies rugosas actúan como


isas, porque las rugosidades caen todavía dentro de la capa límite
& dreUr dl " ° r "?ta hasta " «basa u„ deterrafnado v í
lor de Re para el cual las curvas se separan de las rectas correspon-
dientes a los va ores de Xd
e los tubos lisos. Estos valores 7 *
los puntos de bifurcación son importantes en la práctica, pL aT re­
basarlos hay que pulir las superficies rugosas. Re es evidentemente
función de la rugosidad, pudiéndose escribir (2) :

— = const.
o bien
c2r k n kc
v r ~ ~ ~ = 2 Rek = const.

m ? or*ch- Arb- Ing.-Wes., fase. 361 (1933).


() SÓRENSEN ! Forschung, VOl. 8. Dáü 9^ /inqni ir o
Feuerungstechnik, vol. 28, pág. 225 (1940). P 8‘ ¿b (1937'' 0 Sci«uchting
70 Principios de Hidrodinámica

Existe, pues, un determinado número de Reynolds Rek = k cfv,


que cuando se rebasa empiezan a ser sensibles las rugosidades, el
cual se denomina número característico de rugosidad. Es independiente
del radio del tubo, ya que el espesor de la capa límite no depende de
la dimensión del tubo. La rugosidad es perceptible a partir de

— „ 100 (39)
v
De este resultado se deduce que tenemos que utilizar una rugo­
sidad superficial k tanto menor cuanto mayor es la velocidad, no de­
sempeñando ningún papel la escala de ejecución. Vemos, por tanto,
que en muchos casos podemos evitar el pulido superfluo de ciertas
superficies.
La ley de la ecuación (39) también puede aplicarse a otras co­
rrientes (por ejemplo, a los canales de los álabes de turbinas y bombas),
tomando para c la velocidad eventual del flujo í1). Entonces resultan
para las rugosidades tolerables valores de 1/5000 a 1/500, que apenas
se consiguen en los álabes salidos de fábrica. Esto puede aplicarse aun
teniendo en cuenta que las rugosidades técnicas no están tan próxi­
mas unas a otras como las irregularidades debidas a la arena, y por
esto las asperezas tolerables pueden ser algo mayores.
Las curvas de Aindicadas por Nikuradse, según la figura 43, para
rugosidad de arena, tampoco son aplicables a los tubos comercia­
les. En éstos generalmente disminuye A al aumentar Re hasta llegar
a un valor constante, como aparece en la figura 43 a, con d/k como
parámetro (2). El campo de los valores constantes de A, para los cuales
tiene validez la ley cuadrática de la resistencia según la ecuación (33)
(campo I), está separado por la curva limite de trazo fino del campo de
los valores decrecientes de A, para los cuales la corriente de rugosida­
des no se ha formado aún por completo (campo II). Según Prandtl (8)
y Colebrook (4), las relaciones para A son :

en el campo I: J = = 2 l o g 4 + l,14

2,51 k \
en el campo II : = — 2 log (40)
R e } fJ ^ 3,72 d1
1 _ Re k
para la curva límite:
f T " W 7

(**) H. S c h l i c h t i .v g : GrenzschichUheorie. Karlsruhe : G . Braun, pág. 412


(1951). — Véase también A. D. J o u n q : J. Roy. aeronaut. Soc., págs. 534-540
(1950). Extracto en Z. VDI, págs. 454-5 (1951). — L. S p e i d e l : Forschung, vol. 20,
págs. 129-140 (1954).
(’) F. H e r n i n q : BWK, vol. 4, págs. 411-2 (1952). Z . VDI, vol. 84, pág. 760
(1940) ; Arch. Wánnew, vol. 23, pág. 75 (1942).
(*) L. P randtl : Z. VDI, vol. 77, págs. 105-114 (1933).
(*) C. F. C o l e b r o o k : Inst. civ. Engrs. Lond., vol. 11, págs. 133-156 (1938-39).
Ejemplos de corrientes reales 71

Más cómodo que el cálculo de estas fórmulas es tomar de la


figura 43 a los valores de A, utilizando para ello los valores de las
rugosidades que figuran en la tabla.
Para valores de Re pequeños, las curvas de A para tubos lisos y
rugosos se juntan, por lo que, en tal caso, las consideraciones corres­
pondientes a las expresiones (39) conservan su validez. Hay también
sedimentaciones de forma ondulatoria, las cuales pueden ocasionar
una resistencia considerable (1).
La disminución, casi general, de A, al crecer Re, es debida a que
las fuerzas de viscosidad disminuyen con relación a las de inercia.

F ig. 43 a. Valores del coeficiente de rozamiento para tubos técnicamente rugosos. Los
valores de la rugosidad k deben tomarse de la tabla siguiente. La linea delgada representa
el limite entre los campos / y II

Esto aclara el por qué se mejora el rendimiento de una bomba centri­


fuga al aumentar el número de revoluciones hasta el límite en que
aparece la cavitación, o bien cuando en los gases alcanzamos las pro­
ximidades de la velocidad del sonido.
En los capítulos 14, e) y f), se estudiarán las corrientes en tubos,
en el caso de gran variación de densidad del fluido.
ó) Trayecto de arranque. Las anteriores expresiones para la
determinación del coeficiente de resistencia A rigen para la corriente
permanente. Para el desarrollo completo de la turbulencia es preciso
un trayecto de arranque, que para la entrada con canto vivo es más
largo que para una entrada bien redondeada. Un líquido, que antes
estaba tranquilo, circulará en la entrada redondeada del tubo con la
misma velocidad en toda la sección, disminuyendo poco a poco la velo­
cidad junto a las paredes. Debido a esta disminución de velocidad
(‘) W. W i e d e r h o l d : Gas- u. Wasserfach, vol. 90, n .6 24, págs. 634 ss.
(1949). Se encuentran otros datos sobre la resistencia de las tuberías a la corriente
en Z. VDI, vol. 92, págs. 237 ss. (1950).
72 Principios de Hidrodinámica

I
junto a la pared y el consiguiente aumento de la velocidad en el eje,
respecto al valor medio, la resistencia es mayor en este trayecto de
arranque, siendo mayor en un 14 % al valor correspondiente a la

' l i l i
corriente regularizada.

Índices base para la medida k de la rugosidad

Material del tubo Caracteres de la pared Índice de aspe­


reza k (mm)

Tubo de acero e stirad o ... Nuevo. 0,03


Nuevo, bituminado. 0,05
Usado, la brea en parte desprendida, lugares

..........
herrumbrosos. 0,1
Usado, manchas de herrumbre uniformes. 0,15
Tubo de acero soldado Después de muchos años de funcionamiento
(valor medio para conducciones de gas a dis­
tancia considerable). 0,5
Ligera incrustación. 1.5
Abundante incrustación. 2 a 4
Tubo de acero remachado Vario. 1 a 10

■...... NU 1I I'»
Tubo de fundición . . . . j Nuevo, embreado.
Nuevo sin embrear.
Usado, lugares con herrumbre.
Considerable incrustación.
0,1
0,25
1
2
a
a
a
a
01,5
0,5
1,5
4
Vario. 0,2 a 1
Liso. 0,3 a 0,8
Con rugosidades. 1 a 3
Tubo de cemento amianto 0,1

Aunque la longitud del trayecto de arranque puede alcanzar


100 veces el diámetro del tubo, no se puede comprobar prácticamente
ninguna diferencia después de 30 a 40 d. A partir de 10 d, no existe
ninguna diferencia en la turbulencia ya formada.
e) Canales de sección cualquiera. Pueden considerarse mediante
las mismas expresiones que los tubos circulares, pero tomando para d
el valor de la expresión :
4F cuádruplo de la sección
d = (41)
U perímetro mojado
siendo los resultados lo bastante concordantes con las observaciones
experimentales (*), incluso cuando la corriente no llena todo el períme­
tro que se ha considerado mojado ; como, por ejemplo, en las corrientes
fluviales.
<p) Cuando existe fango o materias en suspensión, en vez de la
corriente dd hquiuu nomogeneo estudiada hasta ahora, hay
que considerar la corriente plástica, con la particularidad de que la
misma se presenta cuando la tensión tangencial rebasa a un deter­
minado valor llamado limite de fluencia. El paso a corriente turbu­
lenta ocurre también para un valor crítico de Re. Para esta corriente

(*) L. : ZAMM, vol. 1923, o Z. VDI., vol. 64, pág. 623 (1923). —
S c h il l e r
N ik u r a d s e : Forsch. - Arb. Ing.-Wes., fa s e . 281, págs. 289, 306.
Ejemplos de corrientes reales 73

rige aproximadamente la misma ley de pérdida de carga que para los


líquidos homogéneos (**).
b) Canales convergentes y divergentes. En la figura 44 se ha
representado la distribución de la velocidad sobre la mitad de la sec­
ción rectangular de salida de un canal convergente o divergente, con
corriente plana turbulenta,
establecida según los resulta­
dos de los ensayos de Niku- AÁ 4
JJs'í
radse (2). Los ángulos indi­ T »| l
cados en las curvas son la
mitad del ángulo que forman
las paredes del canal (e/2, en
la figura 45), refiriéndose los 4
números negativos a los ca­
nales convergentes. Como abs­
cisas se ha tomado la rela­
ción de la distancia y del punto
considerado al centro del Y*
canal, respecto a la mitad b
de la anchura del canal, y
como ordenadas, la relación «i
entre la velocidad v en el
nnntn prmsiHpnHn
punto considerado y la \rpln Fl.°-
velo . -mitad Distribución de la velocidad sobre la
de la anohlfrade los canales convergentes
cidad Vm&x en el centro del y ^divergente» de sección rectangular
canal. Se ve fácilmente '
las curvas de velocidad de los canales d^j^tcfedes*"paralelas son más
■iU0 inadas que las de los canales convn^eñtes, pero menos que las de
lós canales divergentes.
Canal convergenté (conversión de presión en velocidad). Las cur­
vas correspondientes a esta
clase de canales, de la figu­
ra 44, nos muestran que la
corriente en los mismos trans­
curre casi tan favorable como
en un liquido sin rozamiento.
Este caso de corriente se pre­
senta en los canales de las tur
binas. Debe procurarse que
aparezca también en las bom­
bas centrífugas, allí donde no
es preciso un retardamiento de la corriente. Este concepto favorable
del canal convergente debe ir unido a la condición de que sus lados,
cerca de la salida, no estén sensiblemente curvados, pues en tal caso
se producen velocidades locales exageradas, seguidas de los corres­
pondientes retardamientos (figs. 37 y 71).
(*) L. Schiller : Forschung., vol. 14, fase. 85 (1943).
(*) Forsch.-Arb. Ing.-Wes., fase. 289, pág. 19.
74 Principios de Hidrodinámica

Canal divergente o difusor (conversión de velocidad en presión).


Las curvas de la figura 44 nos muestran una fuerte irregularidad en la
distribución de la velocidad, que se explica por cuanto las partículas
que circulan a poca velocidad, cerca de la pared, pierden igual, según
la ecuación de Bernouilli, en altura de velocidad que las partículas cen­
trales que circulan a mayor velocidad, ya que en toda la sección el
aumento de presión es casi el mismo. Partiendo de la curva de veloci­
dad de la entrada, se produce una variación progresiva de dicha
curva al actuar el rozamiento de pared y el arrastre, debido a la tur­
bulencia (fig. 45).
Se ve que en la sección en la cual la curva de velocidad tiene la
tangente, en el punto de arranque de la pared, perpendicular al eje
del canal, entran en juego corrientes retardatrices, que pueden provo­
car la formación de un espacio muerto, dentro del cual circula tanto
líquido hacia delante como hacia atrás. Este desprendimiento de la
corriente (que en realidad sólo se efectúa en un solo lado, pero que,
debido a variaciones de poca importancia en las condiciones de la
entrada de la corriente en el canal, salta a la superficie de la pared
contraria) modifica el diagrama de la corriente desde su base. Impide
el aumento de presión y ocasiona pérdidas de energía considerables.
La formación de un espacio muerto se puede evitar solamente si el
retardamiento se efectúa de tal manera que el intercambio del impulso
turbulento con el centro del canal impide que la velocidad disminuya
hasta cero.
El ángulo de divergencia e más favorable se toma generalmente
entre 8 y 10° (x). Este valor es a menudo mayor, tanto más cuanto
más corto es el trayecto de arranque delante del difusor, y tanto
menor la relación FJF^ entre las secciones final e inicial í2). Desde
luego, hay que evitar los cantos vivos en los puntos de entrada y salida
del difusor (pág. 53). Para una misma relación de secciones, las meno­
res pérdidas se consiguen dando al canal la forma de una tobera.
Todavía es más favorable si al movimiento de paso de la corriente le
superponemos una rotación (fig. 23). En estas circunstancias se puede-
alcanzar un aumento notable de los mayores valores admisibles para e.
La rugosidad empeora los resultados, tanto más cuanto mayor es
F JF v ,
Debido al rozamiento de pared, los ángulos de divergencia muy
pequeños son desventajosos por el aumento de longitud que represen­
tan (3). El mejor rendimiento de la conversión de presión corresponde,
por consiguiente, a la divergencia máxima en que no existe todavía
desprendimiento. Hay que tener en cuenta que la conversión de la
presión al final del difusor no es completa, a causa de la distribución
irregular de la velocidad en el canal (4), como se ve en la figura 45, sino
(**) Forsch.-Arb. Ing. Wes., fases. 282 y 289.
(*) J. P o l z in : Ing. Arch., vol. 11, pág. 361 (1940).
(*) A n d r é s , Forscn.-Arb. Ing.-Wes., fase. 76.
(*) K r ó n e r , Forsch.-Arb. Ing.-Wes., fase. 257 (1931). — P e t e r s , Ing.-
Arch., vol. 2, pág. 92 (1931).
Ejemplos de corrientes reales 75

que es necesario un trayecto de regularización, de longitud 4 d, por lo


menos, detrás del difusor^) (cap. 8, í).
Los difusores de pequeño ensanchamiento se sustituirán ven­
tajosamente por un ensanchamiento brusco (2), según figura 17, por
ser la pérdida de Borda-Carnot, que entonces aparece, insignificante
para pequeñas relaciones de sección, según se ha expuesto en la pá­
gina 31. Tomando el índice de pérdida £ de la ecuación (42) con un
ensanchamiento repentino :

y en el difusor:

resulta una igualdad de pérdidas, si

de donde, dividiendo por 1 — F J F 2, se sigue :

Según esto, al exceder de este valor,-'se ha de preferir generalmente


el ensanchamiento repentina***-al''progresivo. o'L,***
.^Asimismo se recomienda, en ens^^^gatneúíos fuertes, cortar el
ijjSsor allí donde empieza el desprendimiento y pasar escalonadamente
«la sección final, conjo sucede, por ejemplo, en el tubo corto de Ven-
turi (3). Los ensayos (4) han demostrado que, en estos difusores cor­
tados, el ángulo de divergencia más favorable es tanto mayor cuanto
más corto se hace el difusor, alcanzándose para valores de e de 15
a 20°, con una relación de secciones F 2/F 1 » 4, un coeficiente (42) de
pérdida £ 0,15 a 0,18.
En canales de grandes dimensiones, de sección rectangular (por
ejemplo, los canales de humos de las calderas de vapor), puede obte­
nerse un mejoramiento mediante álabes directrices escalonados, cortos
y poco curvados, porque fomentan la capa límite. Es evidente que
lo eficaz sería poder aspirar la capa límite, pero para tal fin no se ha
encontrado ninguna solución eficiente en los difusores de las bombas
centrífugas.

(*) Aircraft Engug., vol. 10, núm. 115, pags. 267-273 (IX-38).
(*) G. H e in r ic h : Uber das Auítreten von Sprungstellen bei Flüssigkeits-
strómungen in Rohren. Aus den Sitzungsberichten der Akademie der Wissenschaf-
ten, Vlena (1938).
(*) Prllfen und Messen, Votráge auf der vom VDI aro 1 und 2. Dezember
1936 veranstalteten Tagung in Berlín. Editorial VDI (1937). Informe de G. Ru-
p p e l , p á g . 19.
(*) VDI-Durchíluss-Messregeln DIN 1952, edición 1943.
76 Principios de Hidrodinámica

En las corrientes de gas con variación notable de densidad, el


ángulo de divergencia admisible es menor y debe calcularse según
las indicaciones de las páginas 89 y 90.
La pérdida de carga (sin contar el rozamiento) en metros de co­
lumna de liquido será:

siendo m = F J F 2, y £ se tomará, para toberas, de la figura 46, supo­


niendo la disposición más desfavorable. Los valores experimentales (*)
se han obtenido, en los tubos cortos de Venturi, para aforos; es decir,
en difusores cónicos con entrada de tobera y salida con ensancha­
miento brusco. El paso de la corriente por el difusor en el caso de una
variación notable de la
densidad, se trata en la
página 90.
En el capítulo 75 d),
se hablará del espacio
hueco de revolución
como difusor.
Los difusores móvi­
les, tales como los ca­
nales de los rodetes de
las bombas centrifugas,
se comportan mejor que
los canales estáticos, de­
F ig . 46. Pérdidas de presión mínimas obtenidas en el bido a que la capa lí­
tubo de Venturi, con ángulo óptimo
mite es generalmente
aspirada por la fuerza
centrifuga en la dirección de la corriente (en las bombas axiales,
perpendicularmente a ella) (págs. 136 ss.).
c) Canales curvos. En este caso se producirán también des­
prendimientos allí donde la capa límite tiene que actuar en sentido
contrario al aumento de presión. Estos puntos se podrán conocer
a priori, por cuanto los tubos de corriente de la corriente potencial,
cercanos a las paredes, se ensanchan, de la misma forma que en la
figura 38, a la entrada de la curva hacia fuera, y a la salida hacia
dentro. Además, se produce un movimiento secundario (2) que se super­
pone al general (fip 471 Feto movimípnto pc HoVdrin que la fuerza
centrifuga de las partículas vecinas a las paredes no equilibra la de las
partículas situadas en la masa del líquido, y, en consecuencia, éstas
tendrán tendencia a alejarse del centro, obligando a acercarse a éste
a las partículas vecinas de las paredes. La figura 48 muestra las líneas
de corriente en el plano medio de un canal acodado de sección rectangu-

8 Véase la nota 3 de la pág. 75.


Véase : Ziviling. pág. 353 (1896), y Z. VDI, pág. 215 (1911).
I sa a ch sen
Ejemplos de corrientes reales 77

lar, según los ensayos de Cordier (1). Se ve perfectamente el desprendi­


miento en el interior, en donde, según la figura 38, se produce un
ensanchamiento de los tubos de corriente. Este desprendimiento es
mayor para pequeños radios de ctirvatura.
Es, a causa de la curvatura más suave, de la consiguiente acele­
ración y también por el efecto de aspiración de los mo­
vimientos secundarios de rotación representados en la
figura 47, que el otro punto de ensanchamiento (que,
según la figura 38, está situado en la parte exterior de
la entrada de la curva) no siempre se manifiesta como
un desprendimiento.
En la figura 48 se ve que después del codo hay una
zona donde reina un gran aumento de velocidad, debido
al desprendimiento. Estas repetidas variaciones de velo­
cidad acarrean fuertes pérdidas de energía de carácter
semejante a las que se producen en los canales diver­
Fio. 47
gentes.
Si se disponen varias curvas de 90oJ)imediatámente
unas a otras, en un mismo plano‘‘o**én planos distintos, disminuye
la resistencia propia de cada curva (2). Dos curvas de 90° situadas
juntas, pero en planos que formen un ángulo recto, producen un torbe­
llin o potencial cuyo sen­
tido de giro concuerda
con la primera curva (3).
En.las curvas y co­
dos jdeT'sección rectan-
v j^ S r^ '^ iila r es muy útil el em­
pleo de superficies di­
rectrices. Las figuras 49
y 49 a dan una idea del
47 v 48. efecto de estas direc­
Corriente real en un codo, con trices en las curvas de
velocidad media de 4,18 m/seg.
La figura 47, es un corte reba­ sección cuadrada (de
tido de la figura 48 200 mm de lado), según
los ensayos efectuados
por la sección de Cons­
F ig. 48 trucción de Máquinas
de la Technische Hoch-
schule de Zurich (4). La figura 49 se refiere a curvas con pequeño radio
He curvatura. y !*> -iQ n n or\<w t_^o coeficiente: d deben multiplí-

(l) Cordier : Strómungsuntersuchungen an einem Rohrkrümmer. Diserta­


ción, Munich (1910), o bien Z. ges. Turbinenw., pág. 129 (1914). — Véase tam­
bién Ch. J aeger : Technische Hydraulik. — Birkhauser: Basel, págs. 425 ss.
(1949).— I. A. Leys : Iron and Steel, vol. 22, págs. 39-43 (1949).
(*) I. A. Leys : Iron and Steel, vol. 22, págs. 85-89 (1949), — E. Zimmer-
mann : Arch. Wármew, vol. 19, pág. 265 (1938).
(») Z. VDI, vol. 84, pág. 330 (1940).
(*) Arch. f. Vármewistsch, vol. 22, pág. 239 (1941).

\ /
78 Principios de Hidrodinámica
f
I carse por la altura de velocidad c 2/2 g para encontrar la resistencia o
i! pérdida de carga del codo o curva. Las abscisas son los números de
Reynolds correspondientes. Las representaciones anteriores (fig. 49 y
49 a) nos muestran las diferentes posibilidades de disminución de la
1 pérdida de carga. Las siguientes circunstancias son favorables con
i independencia unas de o tras:
1. Gran número de super­ 10 ;/
ficies directrices (formas de cons­
trucción 6 y 14), caso en el cual
se obtiene una gran disminución
SD 0
de la resistencia al aumentar el 112
_____ 113 t 1U
número de Reynolds í1).
0 0 ^

rryo

-10
J ■‘t -// -

t
i

*9
rrfi.,

Fig. 49 Fig. 49 a
F ig s . 49 49 a. Influencia de la forma de los codos, de su construcción y del número
y
de Reynolds, sobre el coeficiente de pérdida por rozamiento en los mismos

2. Lina sola directriz colocada cerca de la pared interior (cons­


trucción según 5 y 4).
i. 3. Radio interior de la curva, grande. El redondeamiento de los
cantos exteriores del codo produce sólo un ligero mejoramiento (cons­
í
trucciones 11 y 13).
I 4. Llenar el espacio muerto interior, si detrás de la curva se
forma un difusor suficientemente alargado (construcciones 7 y 13).
t, 5. En los codos resulta muy eficaz la disposición en diagonal
}‘ de una rejilla directriz (?) (construcción 14).
Según Fóttinger-Frey (?), es favorable para grandes diámetros
I, una disposición escalonada de álabes directrices, delgados y cortos, en
(1 vez de la disposición en diagonal (construcción 14), teniendo, además,
la ventaja de que el canal es practicable (se puede circular por él).
11
.. • (l) Véase también G. Króber : Schauíelgitter zur Umlenkung usw. Dissert.
'I Technische Hochschule Hannover (1932).
(*) F r e y : Forschung, vol. 5 , pág. 105 (1934) ; además, R. W i l l e y D. H a a s e :
( Allg. Wármetechnik, vol. 4, fase. 1 (1953).
Ejemplos de corrientes reales 79

Por lo demás, el coeficiente £ es más pequeño al disminuir el án­


gulo <5 de la curva (fig. 50) y al disminuir la relación a¡g. Según
Prandtl Q), en las curvas cuyo radio de curvatura g está comprendido
entre 4 y 10 veces el diámetro a del tubo se pueden tomar los siguien­
tes valores:
para desviaciones de <5 = 22 Va 45 60 90°
£ = 0,045 0,075 0,09 0,10
Se ha demostrado, mediante repetidos ensayos, que pequeños en­
sanchamientos en el vértice de la curva, conservando
iguales las secciones de entrada y salida, hacen dismi­
nuir las pérdidas (**).
d) Espacio hueco de revolución. Modificación de
la ley de las áreas a causa del rozamiento. En las bom­
bas centrífugas, el espacio hueco de revolución que se F ig. 50
forma a la salida del rodete, está generalmente ocupado
por los álabes del difusor, los cuales tienen por misión hacer dismi­
nuir la velocidad (cap. 71). En michos- casos se puede conseguir
una disminución suficiente de la^velocidad, sin recurrir a los álabes
difusores, mediante un anillo difusor liso (cap. 75). Vamos a ver cómo
actúa el rozamiento en esta corriente en el espacio hueco de revo­
lución, que tiene por componentes, mepdiana y
tangencial, cm y cu, respectivamente. Al hablar de
la figura 39 ya se ha estudiado esta corriente como
productora de torbellino, en el caso'del liquido ideal.
En los capítulos 9, b) yi9? d)v/se ha deducic^o_ia¿.lef­
ias áreas
r — r2 Cgy — const. (43)
si c3u representa la componente tangencial corres­
pondiente al radio r2, por ejemplo, en la periferia
del rodete.
Fig. 51. Volumen
En la corriente con rozamientos hay que espe­ de revolución que
rar, evidentemente, fenómenos semejantes a los tra­ mente se forma radial­
a la salida
tados en el párrafo b). Para la corriente meridiana del rodete
—es decir, la corriente principal —, podría conside­
rarse como ángulo de ensanchamiento, e = 360°. No obstante, como
faltan las paredes de conducción, este gran ensanchamiento no es
efectivo, debido a la formación de desprendimientos. Las corrientes de
retorno sólo pueden formarse junto a las paredes laterales (fig. 52).
Éste se intensifica si la presión en el difusor aumenta mucho por el mo­
vimiento circular, a medida que nos separamos del eje, debido al con­
siderable retardamiento de cu, ya que el efecto de arrastre es insigni­
ficante, por ser pequeños los valores de cm. Esto ocurre cuando el án-
(*) L. P r a n d t l : Führer durch die StrbmungsJehre, pág. 152 (1944).
(*) F l ü g e l : Werft, Reed. Hafen, pág. 336 (1929). — H. N i p p e r t : Forsch.-
Arb. Ing.-Wes., fase. 320 (1929). — S p i n t i g : Z. VDI, vol. 77, pág. 143 (1933).
80 Principios de Hidrodinámica

guio a es pequeño, como es lo usual en las bombas centrífugas (*).


Los espacios muertos se mantienen debido al movimiento de Ínter*
cambio entre el difusor y rodete. Por otra parte, este proceso se apoya
en el hecho de que, tanto a la salida del rodete como a la entrada del
difusor, la velocidad no está repartida unifor­
memente sobre todo el ancho b3.
A pesar de que hay que contar con una di­
ferencia de la corriente entre el centro y las pa­
redes del canal, a menudo también con forma­
ción de espacios muertos, es conveniente cono­
cer las relaciones que resultan al suponer un
estado de corriente uniforme en toda la an­
chura b del canal. Para alcanzar estos resulta­
dos es posible un procedimiento de cálculo,
pudiendo luego ajustarse los resultados del mis­
mo con los de la experiencia.
En primer lugar consideremos la corriente
en el volumen de revolución que se forma radial­
mente (fig. 51), que tiene un plano de sime­
F ig. 52. Desprendimien­ tría perpendicular al eje, y tomemos un tubo
tos y comentes de retro­
ceso después de la salida de corriente de anchura d y (fig. 53), que se ex­
del rodete, a consecuencia tiende sobre toda la anchura b del canal. Su
de una mayor deceleración
sección será F = b d y, y su perímetro, limi­
tado por las paredes U = 2 dy. Según la expresión (41), su radio
hidráulico será:
4 F _ 4 bdy
d= = 2b (44)
V 2 dy
y el trabajo de rozamiento en mkg/kg para
un trayecto d x, según la ecuación (33):
d x c^
ih ' = x T b T J <45>
Este trabajo de pérdidas ocasiona una dis­
minución de presión solamente en dirección
radial. En dirección tangencial, sólo puede
manifestarse en una disminución de veloci­
dad, debido a la simetría del eje, de forma
F ig. 53. Corriente en el que las componentes tangenciales cu, al
volumen de revolución
aumentar el radio, disminuyen más aprisa
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no recibe ninguna influencia, ya que sólo depende del caudal.


(l) Véase especialmente : H. S c h r a d e h : Messungen an Leitschaufeln, von
Kreiselpumpen. Dissert. Technische Hochschule Braunschweig 1939, figs. 66
a 71. — Además, R. H eim : Mitt. Hydr. Inst. Technische Hochschule München,
fascículo 3 (1929). El experimento de la taza de té es un proceso intuitivo que
sirve de comparación, pues al remover con la cucharilla, las partículas en suspen­
sión se acumulan en el centro del fondo de la taza.
Ejemplos de corrientes reales 81

La anterior consideración nos lleva a la siguiente generalización de


la ley de las áreas, para la corriente con rozamiento, como ya hemos
demostrado en otro lugar Q) :
J ______ 1 _ J 1 ± A71
(46)
rcu r2c3u 2 V (r h)
siendo V el caudal en m3/seg, y c3u la componente tangencial de la
velocidad en el radio r2, correspondiente a la salida del rodete. El signo
positivo de la parte derecha de la igualdad corresponde al caso de
la corriente que se aleja del eje (bombas centrífugas), y el negativo,
a la que se aproxima al eje (turbinas).
De la ecuación (46) se desprende que el momento de la velocidad
rcu disminuye a medida que aumenta el camino de rozamiento
(r — rz)- La expresión (46) se reduce a la (43) si A = 0, como era de
esperar. El valor de b no aparece para nada. Esto se explica fácil­
mente, por cuanto un aumento de b incrementa, por una parte, el
radio hidráulico (44), pero, por otra, aumenta también el camino de
rozamiento en la misma proporción, por disminuir el ángulo de incli­
nación a de las trayectorias de corríante en espiral (caudal V, cons­
tante).
Si multiplicamos la expresión (46) por V y sustituimos V por su
valor:
v = 2 nrbm y v — 2 <tT{b^c3m (47)
se puede también escribir: "V*
y •rf-
** .v
Cm . C*} rn * *V’T A
— b *3 = ± T <r (48)
Lu c3 w ■ 4 1
'Éj0^roduciend° nuevamente el ángutá^Hfe inclinación de la línea de
corriente, siendo a3 el valor del ángulo a en el radio r2, y, por tanto,
a= Y tg a3 = c3m/c3 u:
b tg a — b3 tg a3 = ± j ■(r — L>) (49)

= V
A
(r — r2) (50)
Esta expresión sustituye a la de la espiral logarítmica de la co­
rriente sin rozamiento, en la que a = a3. Las líneas de corriente son,
por tanto, espirales logarítmicas con inclinación creciente en la di­
rección de la corriente. . . • ' .
En las expresiones anteriores hay que elegir el coeficiente’ de
resistencia A mayor en la corriente hacia fuera (r creciente) que en
la corriente hacia dentro, puesto que en el primer caso los canales
son divergentes, y en el último, convergentes (cap. 13, b). Ade-
0) C. P f l e i d e r e r : Untersuchungen auf dem Gebiete der Kreiselradma-
schinen. Mitt. Forschungsarb. VDI, fase. 295, págs. 84 ss. (1927), o 2.» edición de
•.Kreiselpumpen », págs. 42 ss.
6. P fleiderer : Bombas centrifugas.
a «

más, aumentará bastante X debido a la jaita de an trayecto de rcgula-


rización (págs. 67 y 68), por lo que deberá tomarse para la corriente
retardada, en el caso normal, un múltiplo de los valores indicados en
la página 65. Si esta corriente se pone a continuación de un rodete, el
coeficiente admitirá una reducción, debido, como
se ve en la figura 52, a la regeneración de la capa
ÍT r limite por el rodete. En el capitulo 75 se indican
los resultados de ensayos con dicha clase de
%
difusores.
Las expresiones (49) y (50) se pueden aplicar
a cualquier canal con eje de simetría, si ponemos
F ig . 54. Volumen de r _f2 igual a la longitud / de la línea me­
revolución con eje de tra ­
yectoria arbitrario dia de la sección meridiana (fig. 54). El cam­
bio de signos se puede suprimir, tomando /
siempre positivo. Se obtienen las siguientes igualdades
ba tg aa be tg a.c ^ l (51)

X l (51 a)
tg a a — tg
Esta última para el caso de canal de anchura constante. Los subíndi­
ces a y e se refieren a la salida y entrada del canal, respectivamente.
En bombas multicelulares encontraremos canales del tipo del
de la figura 54, en el trozo anular situado entre los álabes difusores
y los directrices de entrada a la fase siguiente (figs. 198 a -00).
e) Corrientes que envuelven cuerpos situados en su seno.
el caso de líquidos sin rozamiento, un cuerpo de cualquier forma intl0<jn
ducido en la corriente no puede ejercer ninguna resistencia, pues nTW
existen fuerzas tangenciales, y las fuerzas normales, anterior y poste­
rior, se equilibran. . , , „ „
En los líquidos con rozamiento tenemos siempre fuerzas de roza­
miento que actúan tangencialmente a la pared. Su suma constituye
la resistencia de rozamiento. En este caso, los filetes de comente solo
pueden estar en concordancia con los de la corriente potencial para
pequeños valores de Re (es decir, en la corriente relativamente lami­
nar, según el caso a de la página 66), aunque, debido a la escasa impor­
tancia de las fuerzas de inercia, no son posibles diferencias de presión
considerables perpendicularmente a los filetes de corriente (). La
figura 55 muestra la variación de la resistencia en función de íte para
el caso de un cilindro muy largo rodeado por la corriente. En dicha
7ñ Esto se puede explicar del modo siguiente: Al disminuir las fuerzas de
inercia con relación a las fuerzas de viscosidad, la velocidad es proporcional ai la
disminución de presión : c = k d p l d s , según página 62. La presión sigue ahora
la misma lev que antes el potencial 0 en c = d 0¡d s. Tenemos, pues, en el campt
de valores de fíe pequeños, una corriente potencial en la que las líneas ortogo
nales son lineas de igual presión. En esto consiste el P.r°ce^ ‘e,íJ° e*S hÍ w
la página 51 para la obtención de una corriente potencial, según H e l e -S h a .
Ejemplos de corrientes reales 83
figura se dan los valores del coeficiente de resistencia siendo la
resistencia:
w = Cwq F (52)
con
c*
Q = y ~2 Y — presión de remanso (52 a)

F — db — superficie que presenta el cuerpo perpendicularmente


a la corriente.
Coeficiente de resistencia C

Como se ve, se tiene, para pequeños valores de Re, una disminu­


ción lineal de la resistencia, como en los tubos (si la escala de repre­
sentación es logarítmica) (fig. 43). Para valores crecientes de Re se
presentan los desprendimientos, tratados anteriormente, en aque­
llos puntos de la superficie posterior del cuerpo donde los tubos de la
corriente potencial se ensanchan, por los mismos motivos que en el
difusor, y en las curvas se desprende la corriente en forma de torbellino
cuando e ángulo de divergencia es demasiado grande. En el campo
del torbellino no existe aumento de presión, por lo que resulta una
resistencia debida a la presión, que se denomina resistencia de forma
En los cuerpos gruesos, que son, además, cortos, según la dirección de
X4 Principios de Hidrodinámica

la corriente (placas perpendiculares a la corriente, cilindros, esfe­


ras, etc.), la resistencia de forma es mayor que la resistencia debida
al rozamiento superficial. Esto ocasiona un retraso en la caída de la
linea Cu,» como se ve en la figura 55. El trabajo necesario para vencerla
corresponde al contenido de energía de los torbellinos que se forman.
Es tanto mayor cuanto más adelantado está el punto A de desprendi­
miento (más a la izquierda, en la figura 55).
En los cuerpos con cantos vivos en las cercanías del punto de
desprendimiento (por ejemplo, discos planos situados perpendicular­
mente a la corriente), dicho punto se sitúa siempre en dicho canto,
siendo dentro de amplios límites independiente de Re, por lo que tam­
bién t w varia muy poco. En el disco es, por ejemplo, £w = 1,10 a 1,12
para Re = cdjv > 4000.
En los cuerpos de formas redondeadas (cilindros, esferas, qlas
portantes gruesas, etc.), no existe un sitio determinado para el punto
de desprendimiento, por lo que a menudo circunstancias secundarias
(como, por ejemplo, una ligera rugosidad de la superficie) influyen
considerablemente en la situación del punto de desprendimiento
y, por tanto, en la resistencia. La capa límite es siempre laminar a
partir del punto de remanso. Después de un cierto trayecto, que se
acorta al crecer Re, puede llegar a ser turbulenta. El retraso del punto .
de desprendimiento se produce especialmente cuando la capa límite
se hace turbulenta antes del desprendimiento, lo cual sucede al
rebasar cierto valor de Re, que se denomina, nuevamente, número crt
tico de Reynolds, por ejem-
pío, según la figura 55, en
3 un cilindro infinitamente
largo para Re = 5,2 • 105.
Debido al movimiento se­
cundario turbulento, apa­
rece entonces un fuerte
efecto de arrastre que des^
vía hacia atrás el punto
Fio 56. Cuerpos de igual resistencia, supuesto que de desprendimiento, dis­
la corriente vaya de derecha a izquierda. El disco minuyendo la resistencia
circular rayado hay que imaginarlo situado perpen­
dicularmente a la dirección de la corriente bruscamente. En el caso
del cilindro, el punto de
.desprendimiento de la corriente está situado a 70°, a partir del punto
de remanso para Re inferiores al critico, y a 110° para los superiores (x).
Se puede rebajar esta velocidad critica facilitando la formación
4C El m' ■«««-■■» CU r n—-» i ■, , ,
U-H ~.l■MI» Klán i . l■ mm
m . uamnre- -arr ye
tran d U ),^. am nem anou la^moosattan « r s h k h it l .
El* desprendimiento en el cilindro se explica por las granda
depresiones en los puntos más altos y más bajos, que alcanzan, en.i
0) Wi£N-Hxaxs: Handbuch der Experimental physik, vol. 4.% 2.» partí
............ 11 1 1 'l11

Ejemplos de corrientes reales 85

’W ? presión de remanso, y en el amia o en


remanso El d ^ n d " de Re¡ unas 2'5 ''eces ,a Pasión de
alargada qie llene r a s f e l" ^ Seí evita si el cuerP° ‘¡ene una forma
contarlo ffio -S p f i . f aC1° muert0 que se A m arla en caso
.

se renarte a 'l„ ? ' r ,dente que entonces el aumento de presión


se reparte a lo largo de nn trayecto mayor (correspondiente a un

111

Túneles d e pruebas ►-
A terrizaje k ------------ Aviones
w ’""*"*’* * orcmen >
m P d ra C i S ¿ n t 1
en ^ c a r l i n g a s d S T de
1.328 _0,455
~ rte turbulenta: fa
(log /£ ) 2,58

t í ^ S R S á í ' ■ —

■ ¿t Dau'P'turbmen-Elementen. EscherWvss
S6 Principios de Hidrodinámica

Perfiles alargados. Al hacer turbulenta la capa limite en los pun­


tos de desprendimiento se consigue una disminución de la resistencia
de forma, pero al propio tiempo se aumenta la resistencia de roza­
miento, pudiendo duplicarse su valor (fig. 43). Debido a esto, se pro­
cura retrasar, en lo posible, el punto de paso de la corriente laminar
a turbulenta, en los perfiles llamados aerodinámicos, en los cuales
prácticamente sólo existe resistencia de rozamiento, puesto que la
capa de rozamiento laminar soporta una mayor rugosidad que la tur­
bulenta (págs. 64-66).
El efecto que tiene el paso de la capa limite laminar a turbu­
lenta nos lo muestra el comportamiento del perfil alargado, y mejor
aún en el de la placa plana. La figura 57 (*), de la que se desprende,
además, que los cuerpos alargados tienen sólo la resistencia pura de la
placa, nos muestra palpablemente que en la capa limite laminar
la resistencia es sólo la mitad de la del campo turbulento. Se puede
retrasar el punto de transformación, en el perfil laminar, dando una
forma alargada a la mitad delantera del perfil, gran radio de curva­
tura del borde del perfil, espesor lo menor posible, y especialmente
trasladando hacia atrás el punto de mayor espesor del perfil (punto
de máxima velocidad),, aproximadamente hasta la mitad del perfil.
Esta última medida sólo puede tomarse en los perfiles delgados,
en los cuales el ángulo de cola del perfil admite un aumento sin que
aparezca el desprendimiento, es decir, sin que se produzca resistencia
de forma. Por lo demás, la experiencia demuestra el efecto favorable
solamente en superficies completamente lisas y con un perfil exacto
al teórico. Pequeñas irregularidades pueden producir el paso a la tur­
bulencia í2). ,
Los medios anteriormente mencionados, especialmente la aspi­
ración y desaparición de la capa limite, tienen también éxito. La
desaparición de la capa limite se consigue no sólo mediante flúidos
extraños, sino también con la misma corriente, conduciendo a ésta
mediante álabes directrices, igual que en las curvas (fig. 49). Ejemplo de
esto son las alas portantes entalladas. En los turbocompresores, en
especial en los axiales, se han utilizado también las alas entalladas
en aquellos casos de velocidades cercanas a la del sonido o grandes
cargas superficiales, a fin de evitar el desprendimiento de la corriente
(figura 172 a).

14. Corrientes de gas con variaciones considerables


de densidad
a) Condiciones de semejanza. Número de Mach. En los capí
tulos anteriores se han estudiado leyes sobre corrientes que son apli­
cables, sin excepción, a los gases. Sin embargo, la compresibilidad
(») H. Schlichting : Feuerungstechnik, vol. 28, fase. 10 (1940).
(*) Engineering, vol. 162, pág. 188 (de 23-11-1946).
Corrientes de gas con variaciones considerables de densidad 87

acarrea notables variaciones cuando la velocidad es del orden de la


del sonido.
La velocidad de propagación del sonido es:
/ dP
* = ]/ dg (53)

siendo q = y¡g = 1¡ug la maza específica, y P la presión. El cociente


diferencial debe tomarse a lo largo de la adiabática, cuya ecuación es,
según la página 14:
P_
(53 a)
Pi
De las anteriores expresiones se obtiene, después de efectuar
simplificaciones :

a = l '/j< V “ 1i g x P o = ]¡gxRT = y 2 g R T 1 -¡- ^ (54)


En la última expresión, el subíndice g se refiere al estado del gas que
resulta en el supuesto de pasar sin pérdidas de la velocidad del sonido
a la velocidad cero. Para aire seco con R = 29,27 y y. = 1,4:
a = 20,02 ] / T = 1 8 , ( 5 5 )
Para aire semihúmedo, aproximadamente^
20,2 f r ■ (56)
notable comprobar que la velopi^d^Sféísónido, para una misma
.se de gas, es proporcional a j/T, e independiente de la presión.
A continuación-vamos a estudiar cómo varía la densidad en una
corriente de gas en función de la velocidad. Para ello debemos refe­
rirnos a la ecuación de Bernouilli, expresando la altura de presión en
función de la densidad. La altura de presión adiabática es, según (12)
capítulo 3 : & v ’
x-l
hud------ -—r R T j (57)
y. — 1
y como, según lá expresión (54),
g x R T j = a\
(siendo a¡ la velocidad del sonido correspondiente al estado inicial 1)
y utilizando al propio tiempo la expresión de la adiabática (53 a) se
obtendrá: '

had —
9 (* — 1) 6i
En la corriente, que consideraremos retardada (pues qu > oj), sea
c¡j = 0 la velocidad en el estado II, a fin de que la variación de la
88 Principios de Hidrodinámica
Corrientes de gas con variaciones copsiderabies de densidad 89
masa específica sea la mayor posible. Según Bernoulli, la altura de cumple siempre con bastante exactitud (^),;:por lo que puede dejar
velocidad en el estado I es igual al valor anterior had, o sea; • ! de considerarse.
K-l b) Ángulo de divergencia admisible en las corrientes de gas de
Qn
— ^ad — i gran velocidad. En los canales divergentes, las disminuciones de
2g 9 ( x — 1) Qi velocidad de la corriente de gas, con un número de Mach suficiente­
de donde: mente elevado, serán mayores que en el fluido incompresible, debido
1_ ; a la variación de volumen; es decir, se >
Qu y. — \ ( c i x- 1
(58) aumenta el efecto. A consecuencia de
Qi ello, deberá reducirse el aumento de sec­ \p*dp
Esta expresión demuestra que las variaciones de volumen y de masa ción admisible o, lo que es lo mismo, el
específica dependen solamente de la relación c[a, entre la velocidad ángulo e de divergencia (fig. 58). La si­
real y la del sonido. A esta relación se la denomina número de Mach guiente consideración nos indica la cuan­
y se designa por Ma. tía de esta reducción :
Puesto que queremos limitar por ahora nuestras consideraciones a Tomemos un trozo de canal, de Ion-.
valores de Cj considerablemente menores a la velocidad del sonido, gitúd d x (fig. 58), en el cual se produce Flo. & Cott|cntc ^ m en
podremos simplificar la expresión (58) desarrollando el segundo tér­ • una pequeña variación de velocidad ál canal divergente
mino en serie ilimitada y despreciando los términos de la serie a partir pasar de ¿ a c - f de. Hay que imaginar "
del tercero. R esulta: de negativo. En consecuencia, la..sección" pasa de F a F -f d F; la
presión, de P a P + ' dP, y el peso específico, de y a y -{- d y.
Qu = 1 + ± (-£ L
A consecuencia de la continuidad, JFcy=caudal en kg/seg=const.:
Qi T 2 U/J * r .-j• . i. •
»i ~M**.l i . ' -• ' I i'* I 7» ' * » *

d ( F c y )'= F c y = 0;
Qll ~ Ql AQ \ (cj
(59) o sea: J ,4rp].. •
Qi Qi
a¡ es la velocidad del sonido correspondiente al estado del gas
correspondiente al subíndice I. La variación relativa de densidad
A q/ qi es también igual a la variación relativa de volumen A V/Vj. fel líquido incompresible (agua) ■se^ondrá dy = 0. Por tanto, la
Según la ecuación (59), es, por ejemplo, para c7 = lOOm/seg; delación entre los aumentos de sección necesarios para agua y para
a¡ = 330 m/seg, y la variación relativa de volumen : A V/Vj = gas, o sea, entre dF'w y d Fg, si en ambos casos hay que obtener las
= 0,046, ó sea, el 4,6 % ; por tanto, todavía muy pequeña. La ecua­ mismas variaciones de "velocidad de, es decir, la misma transforma­
ción de energía, es:1'” : 1
ción (59) se puede emplear hasta las cercanías de la velocidad del
sonido. El error es, para C;/aj = 1 , de — 5 %. P de de
La anterior consideración nos muestra que podemos tratar las d F„
'<P =
corrientes de gases igual que las de líquidos, mientras Ma sea menor _F \ ^ C [■ -d Y ) de dy cdy
que 0,3, tanto en lo que se refiere al aspecto del diagrama de la corriente ■ > ■■ ¡A c y I ~ y i +
como a sus efectos de fuerza. En consecuencia, será posible efectuar y de
ensayos con aire sobre modelos reducidos de bombas centrífugas hi­ Y puesto que, según Bernouilii,
dráulicas. En caso de tenerse en cuenta las variaciones de densi­
dad. el número de Marh resulta tan importante como el número de - d ( y ) '= o
Reynolds. En este caso no son indiferentes la temperatura inicial y: la Si rA
clase de gas, es decir, Tlt x y R, debido a que influyen en la velocidad
del sonido. El valor de la presión carece, en cambio, de importancia. VdP --------- de,
Si el gas circulante se enfria o se calienta, para una completa 9 l ■-
Ittjll'j
¡X
semejanza debe conservarse constante el coeficiente de Prandtl, dP = ----- — cric = — —ede;
v9 g
Pr = v/a, siendo a = X¡y cp el coeficiente de transmisión de tempe­ -----í-----
ratura (A = coeficiente de transmisión del calor). Esta condición se (*) G eig e r -S cheel : Handbuch der P hysík., vol. 7, pág. 295, B e rlín :
Springer, 19271 - ! ’’ *• *
90 Principios de Hidrodinámica

y, por otra parte, según la ecuación (53),


dP = a2d q — — dy,

igualando ambas expresiones de d P :


ydj c = —-—
— fl2 dy.
j

Poniendo este valor en la ecuación de cp se tiene:


1 _ 1
(60)
v ~ 1 _ | c_J ~ 1í — A fa2

Esta relación de los aumentos de sección es, con una corriente


plana, al propio tiempo la medida de la relación de los ángulos de
divergencia ew y e0, para obtener el mismo retardamiento, es decir,
de igual peligro de desprendimiento, para agua y gas se podrá escribir:
c2
£g = «u>(l — -^2") = ew (1 — M ü 2) (61)

Si la sección del canal es circular y, desde luego, cuando existe


un espacio hueco de rotación, se ha de poner aquí evidentemente
]/1 — Ala2 en vez de 1 — Ma2. Lo mismo pasa con las secciones
de otra forma, con tal que éstas se conserven semejantes.
Así, por ejemplo, si a = 330 m/seg, la ecuación (61) nos da para
c m /seg........... 100 150 200 250 300 330
1 — c‘/a*___ 0,908 0,794 0,632 0,428 0,175 0

Se ve que, para números de Mach importantes, los retardamientos


exigen disminuciones considerables de los ángulos admisibles, y que,
a partir de los 150 m/seg, de velocidad, deben ser tenidas en cuenta.
(Véase también figura 284, página 447.)
A diferencia de la regla de Prandtl, que se estudiará a continuación,
la expresión (61) rige también para el caso en que c = a. Entonces,
£g = 0, no es posible un canal divergente, de acuerdo con el proceso
de la tobera de Laval, en la cual en la sección más estrecha c = a
y df = 0.
Para c > a, es decir, en el campo supersónico (en el cual es de
esperar, según el siguiente capítulo, un choque de condensación al
retardarse la corriente, y que, por tanto, se procura alcanzar en los
turbocompresores), debe tomarse evidentemente e negativo; es decir,
el canal debería estrecharse (en correspondencia con la parte de en­
sanchamiento de una tobera Laval).
c) La fuerza de álabe en las corrientes de gas de gran velocidad
(Regla de Prandtl). Consideremos la corriente que rodea a un ala
portante, primeramente con flúido incompresible y luego con flúido
compresible. Los tubos de corriente situados a lo largo de la cara
Corrientes de gas con variaciones considerables de densidad 91 X
inactiva del alabe que se encuentran en un campo de baja presión,
se ensanchan, debido a la influencia de la expansión, y, por el con­
trario, se estrechan los tubos de corriente del lado de sobrepresión.
En el diagrama de corriente (!) estudiado en la figura 31 se ve clara­
mente que de ello resulta una mayor curvatura, hacia arriba, de las
líneas de corriente, y el correspondiente aumento de la fuerza de
álabe, ya que ésta sólo depende de las fuerzas de inercia.
Según la regla de Prandtl (**). la fuerza de álabe, o sea, el empuje, es 1/Vl — Ma*
veces el correspondiente al liquido incompresible, siendo Ma la relación entre la
velocidad de la corriente de entrada u;» y la velocidad del sonido en Ja corriente
sin perturbación. Sin embargo, se supone que las velocidades que aparecen en la
corriente se diferencian poco unas de otras (es decir, que el ángulo de ataque es
pequeño), y que el cuerpo que choca con la corriente es aplanado, y que en ningún
punto se alcanza la velocidad del sonido (*).
Por tanto, si un cuerpo aplanado choca con un gas, las presiones que actúan
sobre el mismo son iguales que para Ma = 0, o sea, como en un flúido inelástico,
si las dimensiones del cuerpo perpendiculares a la dirección de la corriente se mul­
tiplican por Vi — Ma*.
La influencia favorable de la compresibilidad, expresada por la regla de
Prandtl, sólo existe hasta Ma = 0,75, debido a que en las proximidades de la
velocidad del sonido las pérdidas aumentan considerablemente.
En la página 225 se indica que el trabájb útil para valores elevados del
número de Mach aum enta; es decir, se eleva al coeficiente de presión (pág. 150)
de los canales de álabe de los compresores rotativos.
d) Velocidad supersónica. Para las corrientes retardadas de los
turbocompresores deberá desistirse de utilizar velocidades supersó­
nicas, debido a que, al pasar la velocidad de supersónica a infrasónica,
se produce un choque de condensación. El retardamiento de una
velocidad q > a a c2 < a ^.produce, con toda probabilidad, por
choque, según la relación q q — a2. El valor;..^«.sé'cálculará mediante
k ^ ti m a expresión de (54) ó (55). Esí^pfoceso va unido, por regla
gmeral, a grandes pérdidas (4). Tampoco es recomendable alcanzar
las proximidades de lá velocidad del sonido, puesto que, al rodear la
corriente los bordes de los álabes, no se pueden evitar aumentos locales
de velocidad (fig. 104 a). Debido al choque de condensación, las corrien­
tes supersónicas retardadas consumen trabajo, aunque no exista roza­
miento, y es particular que en los cuerpos de líneas aerodinámicas
los coeficientes de resistencia correspondientes tengan su máximo
valor precisamente en el campo de la velocidad del sonido, disminu­
yendo, tanto al aumentar como al disminuir la velocidad (5).

(») Para trazar diagramas de corriente, véase A. B u s e m a n n , Gasdynamik


im Handbuch der Experimentaiphysik, Akad. Verlagsges., vol. 4, 1.» parte, pá­
ginas 407-410, Leipzig (1931).
(*) L. P r a n d t l : Fübrer durch die Stromungslehre, pág. 264, Brunswich
(1944), Vieweg und Sohn.
(») Para mayor aproximación, véase W . H a n t z s c h e und H . W e n d t , ZA M M ,
vol. 22, págs. 72-86 (1942); W . H a n t z s c h e , ZAJViM, vol. 22, págs. 185-199 (1943).
— E. K r a h n en *A l b e r t B e t z : Zum 60. Geburtstag », pág. 69; MPG Dokumen-
tationsstelle Góttingen, págs. 50-102 y 150.
(*) R. S a u e r : Einführung,in die theoretische Gasdynamik. Berlín: Sprin-
ger (1943).
(•) G e i g e r - S c h e e l , Handuch der Physik, vol. 7, pág. 336, fig. 59; T h .
Z o b e l , Luftwissen, vol. 11, págs. 64-69, en especial la fig. 10 (1944).
92 Principios de Hidrodinámica

Cuando un cuerpo cuya parte delantera del perfil está bien redon­
deada se halla envuelto por una corriente supersónica, además del
retardainiento relacionado con el punto de remanso, se origina el
llamado choque de condensación (x), que acarrea muchas pérdidas; En
caso de no poderse evitar los valores Ma ^ 1, es, por tanto, reco­
mendable afilar la parte delantera del cuerpo que choca con la co­
rriente para eludir que existan puntos de estacionamiento. El choque
de condensación es tanto menor cuanto más pequeño es el ángulo de
choque. Tiene poca importancia el que la parte posterior sea roma,
y por ello es más favorable, en caso nresente el p m d e ! a!a per
v tante corriente, con la parte afilada
¡° / hacia delante. La dirección de la
? i* / / corriente indicada en la figura 56
hay que cambiarla de sentido.
c) Corriente de gas en un tu­
bo impermeable al calor, con roza-
i miento. Línea de Fanno. Suponga­
mos una corriente con mucho roza­
miento, como ocurre, por ejemplo,
en los anillos de cierre (pág. 98).
A consecuencia de la disminución
• . de irpresión por -----------
rozamiento_ y«/• al

/ 7 l£ calentamiento producido por el
/ mismo, el gas se dilata en el tubo,
/
/ acelerándose, no siendo aplicables
entonces las consideraciones del
F ig, 59. Línea de Fanno capítulo 13, a). El aumento de la
energía cinética a partir de un punto
inicial, es, según la página 29, equivalente a la disminución del con­
tenido de calor; . ■<

Junto con la condición de continuidad, G v = f c, podemos eliminar c


J oí p u u w iiu o ia — l 0 I Ol ~ y --- ----
del recipiente de donde sale el gas), la siguiente expresión para el
calor empleado:
>g \ 2
A i = ia — i = — ) n2
y2 = const. x u2
y2 (62)
29 W /
O sea, que el consumo de calor es proporcional al cuadrado del volumen
específico. Se puede calcular para cada v el consumo correspondiente,
incluyendo, en el diagrama i-s ó T S , la llamada linea de'Panno
(figura 59). A cada caudal de un tubo G corresponde una curva dis-i
(>) H. M e l k u s : über den abgelósten Verdichtungsstoss. Disertación,
Brunswich (1949). — Véase, además, A. W. M o t l e y : Aircraít Engng., vol. 21,
número 248, pág. 320 (1949).
Corrientes de gas con variaciones considerables de densidad 93

tinta. (En los gases perfectos, las líneas Fanno son congruentes y se
obtienen, al igual que las curvas p y v, por desplazamiento hori­
zontal.)
Las líneas i = const. son, según (61), también líneas de igual
velocidad c. En el punto en que la línea de Fanno tiene una tangente
vertical existe la velocidad del sonido. Este punto es, al propio tiempo,
el punto final E de la línea de Fanno, porque, debido al rozamiento,
la variación de estado debe producirse con entropía creciente (l).
La velocidad del sonido no se podrá, pues, rebasar en el canal nr¡«-
mático onoT.o/>;0ná6 s61ú tu la sección nnal (igual que en una tobera
divergente). Con esto queda determinado el caudal máximo.
La linea de Fanno no indica, evidentemente, nada sobre el camino
recorrido, limitándose a señalar los estados posibles en el tubo. Si se
quieren localizar los puntos en que se presenta cada uno de dichos
estados, hay que recurrir al coeficiente de resistencia A, correspondiente
al tubo de que se trate. La relación entre este coeficiente y la línea
de.Fanno es evidente, por cuanto, en el diagrama T S, la super­
ficie situada debajo de la línea de~Fanno representa el valor del
calor A r, correspondiente al trabajo de rozamiento hasta el punto
considerado.
f) Cálculo aproximado de la disminución jdejpjrésión en las tube­
rías para gases. Si la velocidad del gas es pequeña, como es corriente
y necesario en las conducciones de gas a distancia, se puede — con­
trariamente a las deducciones'anteriores, y a pesar de la velocidad
creciente— despreciar la inerciar'por ser insignificante al lado del
rozamiento en el tubo (el* error para c seg es de — 1 % ;
i^a?80 m/seg, de— 10 % del valor dfr$r?esistencia de rozamiento).
«Rlisminución de presión a lo largo de una longitud d l es, según la
expresión (33):.
dj_ c2
dP = — yA (63)
d 27
El signo negativo es necesario, porque, al aumentar el camino l, dis­
minuye P. Suponiendo una expansión isotérmica, debido al calor
transmitido al ambiente, tendremos la siguiente relación entre el
estado inicial del gas y el estado en un punto dado:
P v = P x !>,,
«4 principios de Hidrodinámica Perdidas por fugas 95

Poniendo en la expresión (63) representan algunas disposiciones del cierre de estanqueidad del rodete
radial usuales en las bombas hidráulicas. En los tubocompresores son
c — F 1 Cl (64 a) más apropiados los cierres laberínticos, según la figura 61, porque, en
P caso de rozar el rodete con la superficie opuesta, se desarrollaría calor,
y hay que evitarlo. Si el rodete no está
cerrado por su parte inferior— es decir,
(64 b) si los álabes están fijados solamente al
y v P í ol 7l P x
disco opuesto a la aspiración— se pro­
se obtiene, después de efectuar operaciones: duce otro proceso de pérdidas, que se
tratará en c).
p <¡P = - y 1^ ^ p í cldl, a) Variación de volumen despre­
ciable. Designando las secciones de
e integrando entre l = 0 (subíndice 1) y l = l (subíndice 2): paso entre el rodete y el cuerpo de bom­
ba (fig. 60), por Fa, la correspondiente
(65) ¡n
al diámetro exterior del rodete, y por '"T
Fit la correspondiente ai diámetro in­ Dt
Si nos referimos, como es costumbre, al estado normal del gas (subín­ terior ; por Hp, la diferencia de presión
dice n), tn = 15° C y 760 mm Hg (Pn = 10 332 kg/m2), y para el aire, F ig. 60. Fugas en un rodete de
entre la entrada y la salida del rodete; * bomba multicelular
yn = 1,226 kg/m3, se podrán deducir las magnitudes yx y cv para por//*, la presión en la zona compren-*
Tx = Tn, en función de y n y cn: dida entre las juntas, supuesta uniforme, se tendrá, suponiendo que
Vx = V el caudal que las atraviesa es el mismo :
Pi c, =
Vi = Yn 71<P¡4 n P j ^ éP/4 sp = M ,F ,\ 2 gH I = /ia Fa ( 68 )
Se obtiene, pues: de donde:
p 2 _p 2 _ J ^ _ A . _ L y P V2 (66 ) Hr = Hr - *
i 2 ~ ti2 g db 7n n n (69)
^ Fi '2
Introduciendo, además, P n = 10 332 kg/m2, yn = 1,226 s, siendo s la
relación entre las densidades del gas y del aire, y pasando de la unidad
_ m esta ecuación, fj,t y pasoü los coeficientes que tienen en cuenta
de presión atm. al kg/m2, se obtiene, agrupando todos los coeficientes
el rozamiento y la contracción a la entrada de cada junta. Podemos
en uno solo: calcular este coeficiente ju. Supongamos primeramente una junta lisa,
p ? - p ! = 2.09 x W d ? sV Z <67) según la figura 60 d. La caída de presión a través de la junta A h es
absorbida por las dos pérdidas siguientes:
Si se quiere calcular Vn para unos valores dados de pv p2 y una con­ 1. a ^Pérdida de energía cinética igual a 1,5 c?¡2 g, siendo el suple-
ducción tubular dada, se tendrá: • mentó 0,5 c2^ g, debido a la contracción a la entrada, supuesta de can­
tos vivos, como en x (fig. 60 a), hay que tener, por consiguiente, parti­
(10 d)2 PÍ — PÍ cularmente en cuenta la doble transformación de la velocidad.
V„ = (10 d) (67 a)
1,45 Xsl 2. a Pérdida por rozamiento sobre la longitud L de la junta
(Vn en m3/seg; d y l en m). (figura 60 d), que se calculará según las ecuaciones (33) y (41) del ca­
pítulo 13. Por tanto, será:

15. Pérdidas por fugas (69 a)


"K
La existencia de una sobrepresión a la salida del rodete de las bom­
bas centrífugas hace que, a causa de la junta necesaria, se produzca en donde el diámetro hidráulico [ecuación (41), página 72]:
una pérdida volumétrica, la llamada pérdida por fugas. El cierre se 4F A D ti b
efectúa en los rodetes radiales, principalmente en la junta interior, d= = 2b (69 b)
U 2 D ti
la anchura de cuyo juego es (fig. 60). En las figuras 60 a a 60 c se
96 Principios de Hidrodinámica %
Luego, ' 1 ,
1 --------- - '
1 c = fi^ 2 g á h = — \2 g . A h u i l l í n >'mu
,’t » •; v 'r ¡ : 1 X.L «tg, H ,.rr; , i ***í.N*--r -5’.) 1)^00.
2b -v i •*.:?> vnil v
i¡ t'-n. »•!} oIjCTlW-,
. ojr:!:: >*’i V.
:•> ii.i*íh
ii

F igs.60 a -c. Diferentes formas de los anillos de


estanqueidad en el diámetro de entrada del. rodete-
(La disposición de la figura 60 r sólo es aplicable, a
lus bombas cuyo bastidor está dividido por un plano
horizontal que pasa por el eje)
c
resultando:
(70)
P=
1,5
2b
El valor de A depende del número de Reynolds, o sea:
• o- .• l- Re = d c¡v = 2 be v,' ■•
asLcomo de la excentricidad e entre las paredes
interior y exterior de la junta. Egli encontró, 0 '•! r
mediante ensayos con aire y vapor en juntas en ' ¡ Fio. 60 rf.
reposo en el campó laminar, lo que es poco co­ Junta con, sur
cies cilindricas
rriente en las bombas centrífugas : iliil ,:'0Vj7
't 11 1 - ' • . i...
para e = 0, A = 30¡Re, valedero hasta Recrit: = 2000; •• 1
para e = b, A = 19,2¡Re, valedero hasta ffeCrit - 1476- •
(Elvalor teórico es A = 96¡Re.) • '* ' ■ • 1 Jd‘ l,i
En el campo turbulento,, muchísimo más importante en la practica,
es decir, para Re > Recñi, obtuvo Egli Q) los valores indicados en la
figura 60 e, para e = 0 y e = b, debiendo hacerse notar que x crece
al disminuir la longitud de la junta y que, debido a la rugosidad de la$
superficies, depende mucho del ancho de la misma, a pesar de ser mde-
E gli : Journal of Applied Mechanics, vol. 4, A, págs. 63-67 (jun*0
1937).
Pérdidas por fugas 97

pendiente de Re. En el caso de que la superficie sea completamente


Usa, rige la ley de Blasius (pág. 68), o sea, A = 0,316 Re~>lt.
En las juntas generalmente sólo gira una de las paredes, perma­
neciendo fija la otra. Según Bectfér y Bodart (2), A es el mismo que en
el caso de que ambas paredes estuviesen en reposo relativo. Sin em­
bargo, .Recrit es mayor o menor, según gira la pared exterior o la inte­
rior (3). La excentricidad producida por la flexión del eje da origen a

V 60 e* Influencia del Juego y de la excentricidad en las superficies de Junta cilindricas

una.mayor pérdida de fjúido, es decir, a un valor menor de A, que si


se mantuviese la concentricidad (4).
Cuando una de las paredes de la junta es ranurada (fig. 60 /),
con ranuras de ancho inferior a 10-16 veces el juego b de la junta, y
de profundidad suficientemente grande, hay que añadir por cada
ranura una pérdida de presión igual a <?¡2 g en la ecuación (69 a),
resultando entonces para z ranuras:
1

i
7. Pfleiderer : Bombas centrifugas.
98 Principios de Hidrodinámica

en la cual L = L, + L, + L3 (flg. 60 /). SI las ranuras se disponen en


forma de hélice, de forma que al girar produzcan un efecto de bomba
en sentido contrario a la fuga, ésta queda muy disminuida. No obs­
tante el número de pasos de la hélice no debe ser demasiado pequeño,
y ello obliga a disponer de mucho espacio
en dirección axial.
Las ranuras laberínticas (fig. 61), usua­
les en los turbocompresores, son más eficaces
y más apropiadas, en lo que hace referencia
al calentamiento, si el grueso de los anillos
F íg . 60 /. Junta laberíntica ^ pequeño. Según Schneckenberg y Trut-
nuwsxy, si la ejecución es adecuada, la estrangulación es mayor que
con juntas lisas de la misma longitud total, debido a que la forma­
ción de torbellinos es más eficaz que el rozamiento de la junta lisa de

poco juego. Si en la expresión (71) hacemos L = 0, y, por consiguiente,


ya no se presentan sobrevelocidades en el chorro estrangulado, se
toma el valor 1, en vez de 1,5, y tenemos:
p = 1 /V T T T
z representa el número de ranuras; luego, el número de anillos nece­
sario será: z - \ - \= z '. Escribiremos, pues,
Pérdidas por fugas 99

siendo a un coeficiente de contracción que tiene en cuenta el extran-


gulamiento del chorro detrás de cada ranura, ya que la sección efec­
tiva del chorro se reduce de F p tiD b a a F (en la página 82 se dan
datos sobre a).
El inconveniente de esta fórmula reside en que la forma de eje­
cución interviene sólo en el valor de a. Debido a esto es por lo que se
intenta (**) considerar los cierres de cada anillo como un incremento
de la rugosidad de una junta continua. En tal caso podemos tomar la
ecuación (70), suprimiendo el número 1,5 del radical, puesto que las
resistencias de entrada están comprendidas en X. F.ntnnppc :

— En la figura 61 se dan los valores de X, correspondientes a los


tipos de juntas dibujados a la derecha, en función de Re = 2 b c/v, a
escala logarítmica. En los gases hay que tomar para c y v, los valores
medios, debido a que el estado se modifica a.lo-largo de la junta ; c es
la velocidad correspondiente al, mantrr "juego b. Del gráfico se des­
prende que las juntas laberínticas con anillos cónicos dirigidos contra
la corriente proporcionan, según ensayos de Grünagel (2) y Hartmann,
un aumento considerable de la resistencia. Estas observaciones, según
nuevos ensayos (3), son válidas sólo para juntas muy anchas. Para las
pequeñas anchuras de junta cordéntes, no»existe ninguna diferencia
entre los laberintos perpendiculares o inclinados con relación al eje.
El coeficiente de contracción a que debe ten ^ r^ en cuenta en las
juntas anulares, dependí grandemente de^a^dis^ósición de los anillos,
gfiara anillos con cantos vivos, el cáléíitS teórico, suponiendo una cá­
m ara infinita, da, según Kirchoff (4): a = n (n -\- 2) = 0,612. Según
Weissbach, puede ponerse en función de la profundidad T, siendo
a = 0,63 + 0,37 bjT. De la figura 61 se desprende que la disposición
de anillos cónicos disminuye mucho los valores de a.
Si los anillos no tienen los cantos vivos, a aumenta. Un ligero
chaflán aumenta el valor de a de 0,7 a 0,8, y un redondeamiento en for­
ma de tobera eleva a a a casi 1 (5). Cuando el anillo tiene cantos vivos,
pero su espesor s es finito, hay que contar con una conversión parcial
de velocidad en presión dentro de la junta, y en consecuencia, a podrá
aumentar hasta 0,95 al disminuir el juego b. Esta inseguridad en la
fijación del valor de a se aumenta más todavía por cualquier insigni­
ficante roce del anillo con la superficie opuesta, influyendo entonces
todavía más el valor de s (6). Por todo lo dicho se recomienda no tomar
para a un valor demasiado pequeño.
(*) W . H a r t m a n n : Forschung, vol. 13, pág. 165 (1942).
(’) G r ü n a g e l : Forsch., vol. 9, pág. 187 (1938).
(*) T r u t n o w s k y , K .: Konstruktion, vol. 6 , págs. 386-392.
(*) C. K e l l e r : Escher-Wyss-Mitt., vol. 7, pág. 11 (1934).
(s) Hlltte, edición 27, vol. 1, pág. 480.
(*) En este sentido hay que considerar la ejecución de E s c h e r W y s s , en la
cual los anillos giran sobre carbón, en vez de hacerlo sobre metal, y, por tanto, se
desgastan menos. Escher-Wyss-Mitt. vol. 8, pág. 160 (1935).
100 Principios de Hidrodinámica

Respecto a la anchura B y profundidad T de las cámaras situa­


das entre los anillos, la influencia de T es muy pequeña mientras
tenga, por lo menos, un valor igual a 0,8 B. Es más importante la an­
chura B, siendo el valor más favorable, según Trutnowsky y Hart-
mann, para anillos delgados de 2 a 6 b ; es decir, menor que los que
corrientemente se ejecutan. Se ve, por tanto, que la disposición de
muchas cámaras muy estrechas es más favorable que la de menos cá­
maras más anchas.
Es, naturalmente, muy importante reducir el juego b de la junta.
El valor mínimo es:
b = 0,6 + 0,1 hasta 0,2 mm (74)

tanto para agua como para aire, para juntas lisas como para laberínti­
cas, siempre y cuando las juntas lisas se empleen sólo para líquidos.
Si el número de vueltas de funcionamiento es superior al crítico, es
recomendable doblar el valor mínimo de b. La disminución del juego b
reduce mucho más las pérdidas que un alargamiento de la junta, por
disminuir p y la sección de paso simultáneamente.
Efectuemos la comparación entre la eficacia de las juntas situa­
das cerca de la periferia del rodete radial o junto a la entrada del
mismo, y supongamos que las juntas son lisas, como en el caso de las
bombas hidráulicas. . . . , ,.
Si se designan las dimensiones de la junta interior con el subín­
dice i (fig. 60 a), y las de la exterior con el subíndice a, según la ecua­
ción (70), tendremos:
ALa
2 ba
-{- í>5 4
jA
AL,
4*
2 bt
Debido al rozamiento del rodete, las juntas exteriores no pueden ser
anchas, por lo que han de tomarse los siguientes valores: Lalba « 15,
L¡lb¡ t* 200. Con A = 0,03 se tiene jx\!pl = 0,383. Puesto que se puede
tomar FafF t = 4, según la ecuación (69) tendremos:
Hr (75)
Hr = 1 + 0,383/16- = 0,976 Hr

H x es, por tanto, casi igual a H p \ luego, la junta exterior es casi


ineficaz, siendo, por consiguiente, admisible suponer la presión entre
las dos juntas igual a la presión total de la salida del rodete.
La presión Hx es, en realidad, variable del diámetro interior al
exterior debido a la rotación del agua. Si no existiera rozamiento con
las paredes del rodete y del cuerpo de bomba, la corriente en el espa­
cio lateral seguiría la ley de las áreas. La existencia de rozamiento
modifica el movimiento (indicado también en la página 10/) de modo
Pérdidas por fugas 101

que el flúido situado entre el rodete y el cuerpo de bomba se su­


pone que gira como una sola masa (*) a una velocidad angular mitad
• rodete cu (es decir^ representa un torbellino de fuerza co/2).
Nos encontramos, pues, en’él caso tratado en el capitulo 9, c), en que
la presión sobre las paredes del rodete se distribuye según un para­
boloide de revolución (fig. 25). La condición en el límite viene dada
por la presión en el diámetro exterior del rodete, que debe ser la de
salida del rodete. En consecuencia, según la ecuación (17), capi­
tulo 9, c), la presión en la junta interior, en la que la velocidad
> tangencial es u¡ = 7iD¡n!üO, será:

Hpi = H p (76)

La presión Hp se calcula según las ecuaciones (30) y (30 a), cap. 20, c).
La pérdida de caudal a través de la junta considerada vale:
Vsp T S jte fflZ g H # (77)
l siendo F, = n D t b(.
En las bombas multicelulares se produce, en el lado opuesto a la
entrada, una corriente de fuga de sentjjio-contrario, debido al juego
| existente alrededor del árbol„.en sú paso a través de la pieza inter­
media (fig. 60), la cuál.jdeberá calcularstTadecuadamente, pero que es
muy pequeña si las bombas*están bien construidas.
A las pérdidas p9».la§'juntas hay que jañjajSJrlas pérdidas por los
prensaestopas y la necesaria equllibraje del empuje axial
(páginas 457 ss.), en el caso de existir un dispositivo especial de equi­
librado.
b) Consideración sobre la expansión de los gases en las juntas
de cierre. Para altas presiones de compresión, en los laberintos de
los pistones que se disponen para compensar el empuje axial de los
turbocompresores (fig. 322) o en los prensaestopas del eje (fig. 330),
hay que tener en cuenta la dilatación volumétrica del gas. Existe
evidentemente un camino de rozamiento del tipo tratado en el capi­
tulo 14, e), el cual puede seguirse mediante la línea de Fanno, en el dia­
grama i-S. Debe tomarse como sección de la junta, en el caso de juntas
laberínticas, la F correspondiente al juego, y / = a F en el caso de
anillos con cantos vivos, siendo a = f/F el coeficiente de contracción
indicado anteriormente.
En el caso de que las juntas laberínticas estén perfectamente
dimensionadas es decir, que en cada cámara laberíntica se anule prác­
ticamente la velocidad —, podemos obtener el número de anillos nece­
sarios mediante la línea de Fanno. Designando por G en kg/seg la
pérdida admitida, suponiendo / = a F, dibujemos la línea de Fanno
♦ J } ^ éase K o b e s : Studien líber den Druck auf den Spurzapfen der Reaktions-
turbinen und Kreiselpumpen. Leipzig-Viena (1906).
102 Principios de Hidrodinámica

a partir de la línea i, del estado inicial, mediante el cálculo de la pér­


dida de calor:

^“ ‘ - ^ - 2 ^ 7 1 7 ^ (78)
Tracemos, desde el estado inicial A, la linea en zigzag, según la fi­
gura 62, entre la línea de ij y la línea de Fanno, hasta alcanzar la línea
depresiónp2, correspondiente a la pre­
sión de salida de la junta. Esta re­
presentación del proceso es bastante
exacta, por cuanto la expansión en la
in n to <
*c o n r n v i n v i f l ' i m o n t n adiabática
y la velocidad en cada cámara se anu­
la, con lo cual el gas vuelve en cada
cámara al contenido i-y inicial de caloi
(es decir, a la misma temperatura ini­
cial). El número de adiabáticas obte­
nidas indica el de anillos necesarios.
D e te r m in a c ió n d e l n ú m e ro
En caso de que el punto final E de
Fio. 62.
d e la b e r in to s la línea de Fanno (caracterizado por
tener su tangente vertical) sea reba­
sado por la presión final, no obteniéndose, por tanto, ningún otro
punto de corte con la línea de Fanno, deberá interrumpirse el labe­
rinto, por no ser posible rebasar la velocidad del sonido. La piolon-
gación del laberinto exigiría una disminución de la perdida G y, con
ello, la modificación de todo el supuesto.
La expansión en la junta no se efectuará exactamente según una
adiabática, pues, debido al rozamiento, con la pared opuesta de la
junta, se produce un aumento de entropía desconocido. Por otra parte,
la velocidad no se anula por completo. La última influencia puede
tenerse en cuenta, en el procedimiento descrito, sustituyendo la linea
L = const., por una línea ligeramente inclinada A G, elegida conve­
nientemente. Ambas influencias dependen considerablemente del tipo
de construcción de la junta, y por ser sus efectos opuestos, se compen­
san en parte. .
Stodola C) da las siguientes fórmulas para el caso de gran numero
de anillos de junta : _____
a) Para el campo infracrítico, es decir, para P2 >0,85 P x/ |L-H 1,5.

Po) (79)
G = ' y - n f c (p í -
b) Para el campo supercritico, es decir, para P 2 < 0,85 P Jl'z+ 1,5

(79 a)
G- / V f t b k
(l) A. Stodola: Dampf- und Gasturbinen. 5.* y 6.» ediciones, pág. I do. Ber­
lín : Springer (1922).
Pérdidas por fugas 103

Siendo nuevamente / = a F, y para gáses permanentes, P. y, = R T.


Aplicando estas fórmulas (*), se simplifica el cálculo, pero la exactitud
es menor. ,,
El procedimiento descrito ha sido desarrollado experimental­
mente (*). 1
En atención a que los juegos de las juntas deben proyectarse lo
mas pequeños posible, hay que contar con que durante las primeras
horas de funcionamiento se producirán
ensanchamientos del juego, a causa del
rozamiento, de magnitud desconocida.
Por este m o t i v o ™ c= q u e ¡os

procedimientos de cálculo sean excesiva­


mente exactos.
c) Rodetes sin pared lateral. Cuan­
do al rodete le falta una de sus paredes
laterales, como sucede no sólo con algu­
nos rodetes radiales (figs. 62 ay 284), sino
también en los axiales (fig. 170), la-<life^
rencia de presiones entre las caras de
impulsión y aspiración de los álabes
ocasiona una corriente de pérdidas a
través del juego x (fig. 62 b). Este pro­
ceso tiene como consecuencia principal
una pérdida de presión, lo

J ^ f a i a n e disminuirá hacia la p a rte '__


4 ( ^ n t a . Hasta hoy en día no existe un
procedimiento para el cálculo exacto de
esta pérdida (4).
Para un cálculo aproximado se toma F igs . 62 a y b. Fugas junto
la arista libre del alabe
como base la relación F/A entre la su­
perficie F del juego de la junta y la superficie total A de paso de la
corriente. Esta relación es: 1
en los rodetes radiales (figs. 62 a y 284), F/A = 2 x({bx + b2) ;
en los rodetes axiales (figs. 170 y 186),
¿ ti r, _ 2 x/ra
F/A =
i)

s g s a M a iiS S :
S i ^ f f ^ V ‘^ n; ¿ aSrtUrWn?i, de Vj?por’ *ue dice 5 e larXende2cU
perficie cónica c ifc u llr ^ P ^ 0 PUCde rePresentarse mediante una su

g la n S e £ F L S S S & h Ü . M e c h ^ ^ V '^ j W oa * U
í«\ p a>se ^7*' ^R ager en el Ja h rb u ch 1953 der braunschw wissensch Ges
07fi (v )Pn ? .n TKSHbra,S * a n d b u T
ch der Physik, de G eig e r -S c h eel , v o l 7, P ¿ ¿ 273 *
7 ’ y en ej db; der deutschen L uftfahrtforschung, vol. 2, pág. 281 (1940) se^encuen
tran procedim ientos aproxim ados, debidos a A. B etz y F . W e i n i o , r e spee ti v a rnerft e
104 Principios de Hidrodinámica

siendo x el juego de la junta ; bx y b?, la anchura de los álabes radiales


a la entrada y a la salida, respectivamente, y ray r¡, los radios exterior
e interior del rodete axial.
Si ponemos que la pérdida relativa Vsp/V = a F/A, la pérdida
relativa de altura de elevación A H¡H = ($ F¡A, y la pérdida relativa
de rendimiento A rj¡r) = y F/A, se podrán calcular dichas pérdidas
relativas, para los juegos corrientes en la práctica, mediante los siguien­
tes valores de a, /? y y, obtenidos experimentalmente :
para bombas radiales (J) 2 a = /? = y 1,5 a 3,0; para bombas
axiales (2) a = 1,25, /? = 2,5, y = 2,15.
Hay que tener en cuenta la influencia de la forma de la junta,
estudiada desde la página 91 a la 93. Los bordes redondeados o afi­
lados de los álabes no son favorables. En el caso de un cierre en punta,
es mejor que el canto agudo de la junta que va estrechándose esté
situado en el lado de aspiración del álabe. Por lo demás, los núme­
ros a, 8 y y dependen de la curva característica del tubo de conduc­
ción (págs. 421 ss.). Tratándose de los valores antes señalados, se
tiene aquí una parábola con el vértice en el origen ; V/]/// se toma,
por tanto, = const., lo que se cumple también exactamente en los
ventiladores. En las bombas hidráulicas es aquélla algo más aplanada;
después aumenta a y disminuye /?.
Por otra parte, a es mayor en los álabes gruesos que en los del­
gados.
Para el juego de los álabes, puede tomarse .r de un valor igual al
del ancho de la junta propuesto en la ecuación (74).
Puede inferirse (3), tanto de ciertos experimentos personales como
de experimentos efectuados por otros, que con un rodete cerrado (esto
es, con x = 0), aunque es cierto que desaparecen las pérdidas de caudal,
resulta, en cambio, que H y rj son, una vez más, menores que con canal
abierto y anchura de junta reducida. La causa de ello radica no sólo
en un mayor rozamiento en las paredes, sino también en que aquí la
corriente de la junta tiene, evidentemente, el efecto de aspiración de
la capa límite. Según esto, ha de existir un valor óptimo F¡A para la
junta, o para el ancho x de la misma. En los compresores axiales, este
último parece ser del orden de magnitud de x¡(ra — r¡) « 0,01 a 0,02.

* 15 a. Rozamiento de un disco que gira


dentro de un fluido
Las caras exteriores de los rodetes sufren esfuerzos de rozamiento
que ocasionan pérdidas de cierta importancia. El trabajo de roza-
(') Según F r . G r íg e r (véase la n o ta 3 de la pág. 103).
(3) G. C o r d es: Berechnung von Axiallüftern fíir Flugzeugtriebwerke, Jb.
der deutschen Luftíahrtsforschung 1943, II D.
(s) M e l d a h l : über die Endverluste der Turbinenschaufeln, Brown Boveri
Mitt. vol. 28, pág. 356 (1941) ; véase, además, A . R. H o w e l l : Proc. Inst. mech.
Engs., Lond., vol. 153, pág. 451 (1945).
Rozamiento de un disco que gira dentro de un (luido 105
miento correspondiente se calculará, basándose en un disco circular
plano que gire entre paredes paralelas del bastidor (fig. 63).
Supongamos un anillo de radio x y anchura d x. La resistencia
por metro cuadrado de superficie1será :

y K = yC
2b
La resistencia de arrastre de este anillo, cuya superficie por ambos
lados d O = 2 •2 x 7tdx, es, por tan to : e
(x (ü)2
d W = y hod O = y C ^ P - 4 x n d x ;
29
I y su momento, respecto al eje de rotación:

dM = dW x = ^ ~ n W ^ d x (81)
9
El coeficiente £ es función del número de
Reynolds del anillo. Es convenientQv^ f+ ió ’*^w
no hace variar el resultado final, considerar
t constante y tener en cuenta la influencia ‘
del número de Reynolds al final, para el .... •
conjunto de todo el disco (1). Integrando ^ ierr^ Rozamiento de
la expresión (81) ven
i-----------y v'-’V el osupuesto
u v.4 u jju c o l u yy'const."
■ consi. --
por consiguiente, tratándose/de líquidos incompresibles —, resulta:
~ ' .V

M = ¡dM = 2 2 ’
1= 0 ^ ^
Si el disco tiene un espesor e, en la superficie periférica n De apa­
rece una resistencia de rozamiento :

W = yhvnD e = y£ (D/2 •(o)2 n D e = ~ £ 7íüj2 e.


29 g
Esta fuerza da un momento suplementario :

m' = w t = 7 í ^ ( t )V
El momento total, debido al rozamiento que actúa sobre el disco
es, por tanto (suponiendo ambos valores de £ iguales) :

M ges = M + M '= Z . ÍW 0. ( ° ) ‘ (® +

1- L- P— Strómungslehre,
xyo Principios de Hidrodinámica

y la potencia absorbida por el rozamiento:


N ^ JVÍges_w = K z Di (D + 5 e) (82)
75
si agrupamos todas las constantes en K. Este valor K es una función
del número de Reynolds del disco, Res = u D¡2 v, siendo u = co D/-
la velocidad tangencial en la periferia del disco, con lo que
cu (Di 2)2 (83)
Res =

piesciudíendo uc ia rugosidad de la superiicie


«
t
<?
as
Rozamiento de un disco que gira dentro de un fluido 107
%
Zumbusch (x) encontró, mediante detenidas mediciones, la dependen­
cia entre el coeficiente k y Res, que se representa en la figura 64 (me­
diante curvas descendientes de izquierda a derecha), lo cual está de
acuerdo con las mediciones y cálculos de Schultz-Grunow (2). Dichas
curvas, al descender del campo laminar al turbulento, presentan siempre
su convexidad hacia el eje de abscisas, puesto que la zona de tránsito
de una a otra clase de corriente, en el disc0
o rodete, se acerca al eje al crecer Re. ^ ||
Hasta ahora se ha utilizado, para bom-
bas centrifugas hidráulicas y turbocompre-
snrps Hp oi>« !a expicaíúu (85), tomando Í^ C U -
para k el valor fijo 1,1 -lO-6. Este número ^ ______ .W *-
corresponde, según la figura (64), a un disco Fio. 64 a
rugoso de Res = 7,0 • 105, valor demasiado
pequeño para las proporciones medias y que conduce por ello a va­
lores de cálculo un tanto excesivos; pero, puesto que la superficie de
■rozamiento de los rodetes de las bombas es mayor que la del disco
plano, y que el anterior coeficiente b&^d^o^resultados útiles, seguire­
mos empleándolo en los cálculos corrientes, y escribiremos, por tanto :
N r = 1,1 -10-^ y u*D (D + 5e) (87)
De la figura 64 a y del planteamiento anteriorTsé^ve que el valor de

El constructor debe procurar qu^^Tvalor de e sea eljíjenor posible.


Por término medio se puedfcí-fíiponer (D + con lo cual

N r = 1,2 ■106- y vPÜ2-

(88)
(89)

En casos importantes deberá tenerse en cuenta la dependencia


que existe entre el rozamiento del rodete, el número de Reynolds
y la rugosidad, representada en la figura 64. Entonces deberá tam­
bién considerarse la influencia de. la distancia lateral B entre el
I disco y las paredes del bastidor. En el espacio que existe entre
rodete y cuerpo de bomba, el flúido gira con una velocidad angular
que en la capa limite del rodete es igual a w , y junto a la pared del
bastidor, igual a 0. Podemos tomar como valor medio, como hicimos
en la página 101, para espacios suficientemente estrechos y un número
Re no excesivamente elevado, por ejemplo, un valor medio a>/2, que
(*l) Véase H. F ó t t i n g e r , ZAMM, vol. 17, pág. 357 (1937), o Jahrbuch
; d. schiífsbautechn. Ges., vol. 39, pág. 240 (1938).
i (») ZAMM, vol. 15, pág. 191 (1935).
108 Principios de Hidrodinámica

concuerda aproximadamente con las mediciones de Schultz-Grunow,


indicadas anteriormente.
La anchura B influye sobre el trabajo de rozamiento en el sentido
de que para pequeñas relaciones B/D son adecuados los coeficientes de
rozamiento dados para las juntas estrechas (figs. 43 y 60 e), mientras
que para grandes valores de B intervienen, en los movimientos secun­
darios indicados en la figura 63, masas de líquido que son aceleradas
por el disco, por lo que, al aumentar B/D, aumentará también el roza­
miento del rodete después de pasar por un mínimo (fig. 64, curva A).
La rugosidad de la pared aumenta la resistencia de la misma
forma que en los tubos (fig. 43), como lo indican las líneas de punto C. Teoría elem ental de los rodetes centrífugos
y raya de la figura 64, correspondientes a rodetes torneados, pero sin
pulir, en función de Rcs. Puesto que en la expresión de N r el diámetro 16. Movimiento absoluto y relativo: entrada sin choque
del rodete interviene con la 5.a potencia, basta pulir los rodetes desde Consideraremos que la corriente circula del interior al exterior
el diámetro exterior hasta 0,7 D, para obtener un 85 % de la mejora del rodete radial (fig. 65) y que el perfil de los álabes es A B. La co­
que se obtendría puliéndolo por completo. En armonía con las expli­ rriente tiene un aspecto diferente para un observador que participe
caciones de la página 62, el pulido no tiene utilidad para valores pe­ del movimiento del rodete y para un observador .que esté inmóvil
queños de Res. fuera del mismo. Se llama velocidad gJisfilutd’Ya. velocidad del fluido
Para poder tener en cuenta con mayor exactitud todas las in­ con respecto al observador fijo, y relativa, la velocidad con respecto
fluencias mencionadas, K. Plantell ha publicado un informe Q) que al observador que sigue al rodete en su movimiento. En un punto
contiene un resumen de los resultados de todos los experimentos cualquiera del rodete designaremos (*) por
efectuados por Fóttinger. Las aplicaciones se ilustran allí mediante u, la velocidad tangencial, o velocidad de arrastreffs decir, fa velocidad con
ejemplos numéricos. que se mueve un punto del rodete; r~' „
Estos trabajos han sido elaborados por H. E. Dickmann, formando c, la velocidad absoluta de la corriente, es decir,-•la''velocidad respecto a lo
-circundante que está inmóvil;
una hoja de trabajo (2).
En los turbocompresores con gran altura de elevación por fase,
el aumento de y hacia la periferia influye sobre N r aumentándolo.
Es recomendable tomar para y = \¡v el valor correspondiente a la
I w, la velocidad relativa de la com énteles decir, respecto al j^unto del álabe
considerado; ..«£*»
a, el ángulo que forman u y c; ..
ángulo determinado por w y la dirección^*'**
1

salida del rodete. Y caracterizaremos por el subíndice:


0, un punto en la corriente de entrada no perturbada, situado inmediatamente
(‘) K. P l a n t e l l : Versuche iiber Scheibenreibung. Forschung, vol. 16, pá­ antes de la entrada en el canal móvil;
ginas 97-108 (1949-50). Amerikanische Forschungen, BWK, vol. 2, pág. 24 (1950). 1 , un punto situado inmediatamente después de la entrada del canal móvil ;
.(*) BWK, vol. 3 (1953), la hoja de trabajo 40, de que allí se habla, ha de ad­ 2, un punto situado inmediatamente antes de la salida del canal móvil;
quirirse en la Editorial Deutschen Ingenieur, de Dusseldorf. 3, un punto en la corriente de salida no perturbada, situado inmediatamente
i -después de la salida del canal móvil.
I ‘
La velocidad absoluta c resulta de la composición o adición vec-

(
torial de w y u ; es decir, que w y u, en magnitud y dirección, forman
un paralelogramo, que se ha dibujado en la figura 65, para el punto x.
Su diagonal representa la velocidad absoluta c, y los lados, la velocidad
relativa w y la velocidad de arrastre u, en magnitud y dirección. En
^consecuencia, estas tres velocidades forman también los tres lados de
un triángulo. En la figura 65 se han dibujado estos .triángulos de velo-
í cidades para la entrada y la salida del rodete.
Primeramente supondremos que la corriente relativa se efectúa
como si existiera un número infinito de álabes de paredes muy delga­
das. En este caso podemos considerar los tubos de corriente como
^congruentes, y la corriente, unidimensional. La trayectoria relativa
(‘) Según DIN 1331.
110 Teoría elemental de las ruedas centrifugas

del fluido tendrá, pues, la forma del álabe A B. El primer elemento del*
álabe está, en el caso de entrada sin choque, en la dirección de la
velocidad relativa wv que forma el ángulo ^ con la velocidad tangen­
cial, y el final del álabe tiene la dirección de w2 y forma elángulo p2
con la velocidad tangencial. Con el fin de evitar pérdidas por choque
a la entrada del rodete, será preciso que la composición deJ jL M o c m d
— ------------------------ --------------------
absoluta c, a la //•» onimrln
entrada, 1u1 líl la DPIO-
velo-
__ - — -r . i 1 ---------;---------------- : __
cídad del arrastre u1t cambiada de
signo, dé una dirección para vilque
sea justamente la del primer_j£le-
u u .n iu ilt i UUWC, 1P am o se p u j '
ducirá p«rn un solo valor del cau­
dal. el mal se designa con el nom-
bre de raudal normal.
La trayectoria que describe
una partícula de fluido para un
observador inmóvil -—es decir, la
trayectoria absoluta A B '—empieza
a la entrada en la dirección de la ve­
locidad absoluta cx bajo el ángulo
av y termina eñ la periferia con la.'
dirección der^la velocidad'absoluta
c2 bajo el ángulo Oj. Si, pues, .una
partícula ha alcanzado en el rodete
el punto x, habrá a lc a n z a r en el
espacio fijo el punto x'. En .conse­
cuencia, xx' será la trayectoria del
punto x del rodete en el tiempo t em­
F ig . 65. Velocidades en el canal móvil pleado por la partícula de Jláidc
para ir de A a x, de forma que:e
ángulo central cp, correspondiente 3l arco xx', es igual a
velocidad angular constante o j . r \
La corriente, inmediatamente antes de la entrada,_posee£
cidad c0,- que, a causa de la disminución de sección d^bip%6
de los álabes, es distinta de la velocidad cv iriedida^^mea^^
después de la entrada. Por esta razón, y fundándonos en>%M
dad, las componentes radiales de la velocidad absoluta
c0m = c0sena0 = w0sen^0 y uim = h sen ax =
es decir, las componentes medidas en el plano meridiano-,peí.
lamiente a la velocidad tangencial, deberán satisfacer ¡la'

Lim = C0m
i1— ol
en donde L es la distancia entre las aristas de dos álabes consecútiyos,
medida sobre el circulo de entrada Vi(paso circunferencial*
llC lU b U L / l C v i t / U b U l U u ,
a la entrada).
. - i nX*

vo , el espesor del álabe medido a lo largo del m ism o: círculo (fig:pp a);
Movimiento absoluto y relativo: entrada sin choque 111

Si z es el número de álabes del rodete y D1 el diámetro del círculo de


entrada, se tendrá para it :
. iiJrD,
k - — r 1- (2)
/
Además, se tendrá entre y el espesor sx del álabe, medido perpen­
dicularmente a su superficie, la relación:

a-, = (3 )
sen
A-as velocidades c^y c0 se refieren al mismo punto de la entrada.
Para que el paso de una a otra se efectúe sin choque, es recomendable

F ig . 66 Diagrama de velocidades Fip^-66 a. Extremo de los ála-


a la entrada bes a la entrada

redondear el álabe a la ejni£ada'''(Tig. 66 a). Un.ajjJ?ul3vágudo, según


Jos ensayos efectuados en las alas de a^'^UJi^ícásiona sólo un imper-
jfÉpble empeoramiento del rendimiento. Este ángulo vivo seria, por
otra parte, más sensible a pequeñas variaciones de la velocidad rela­
tiva de entrada con relación a la dirección del álabe, y menos resistente
al desgaste.
En la figura 66, los triángulos se han dibujado bajo la hipótesis
del hecho, deducido del principio de. la impulsión (naq. 32). de que
la corriente, al entrar sin choque en el estrechamiento, mantiene el
valor de la componente tangencial, es decir, que c011 = cllo
A la salida, el espesor del álabe ocasiona, por él contrario, una
disminución o retardamiento de la componente meridiana, de
c2m = w2 sen /?2 = c2 sen a2 a c3m = w3 sen (i3 = c3 sen a3
(figura 67), de'tal suerte que
t2 a2
l3 m = C,2 m (4 >

esto, suponiendo que los álabes se construyan según las lineas de tra­
zos de la figura 67 a. Siendo preferible que las disminuciones de velo­
cidad sean progresivas, resulta más favorable terminar los álabes
con una parte afilada, según el trazado lleno de la figura 67 a. El
ángulo de aguzamiento ó2 debe escogerse todo lo pequeño que permi­
*
112 Teoría elemental de las ruedas centrífugas

tan las condiciones de buena ejecución y de desgaste. Como dirección


de salida se tomará la bisectriz del ángulo ó2 (a pesar de la mayor
influencia de la cara inactiva del álabe). Dentro de ciertos límites se
puede modificar posteriormente la dirección de salida, según el modo
de efectuar el aguzado del álabe.
Detrás del canal giratorio, la componente tangencial permanece
también invariable, según lo expuesto en la página 37. Por tanto,

F ig . 67. Diagrama de velocidades F ig. 67 a. Extremo de los álabes


a la salida a la salida

w2 eos /?2 = w3 eos /?3, y con ello también c2 u — Cn El triángulo de


salida A i.2 B2& C2
------ C (fig.
\ o 67)/ se transforma en A3
o B2
t» C2, de donde se de-
duce que las velocidades absoluta y relativa modifican su dirección,;

17. Trabajo transmitido por los álabes


Si se quiere obtener la altura de elevación II , definida en la pá­
gina 6, partiendo de las velocidades a la entrada y a la salida, deberá
recurrirse forzosamente al trabajo aplicado a 1 kg de fluido, es decir,
a la altura teórica i / th» que se ha considerado en el capítulo 4. De
ésta se obtendrá H, suponiendo un rendimiento manométrico r ¡ me­:
diante la expresión
H = r,„H ,h
a) Deducción mediante el principio de la impulsión, yálida.tam-
bién para un número finito de álabes. Dispongamos la superficie,^
comprobación, en el sentido indicado en el capítulo 8, cotilo siipe_r' Ji
de revolución a lo largo de la entrada y salida de los cánalés
es decir, delante del canto de entrada y detrás del cánto^áéy'entrac
de los álabes. En la figura 68 se representan mediante las superficieí
cilindricas I y II. Las superficies que las unen son las paredes
les del rodete, por lo que el cilindro I traspasa 1¿ pared^j
cual no influye en absoluto, puesto que en la superficie de coimes-eféc->
tivo el momento de giro que buscamos. De las fuerzas que actúan en
la superficie de comprobación cilindrica, las normales,, es ^decir, las
presiones del flúido, no producen ningún momento de.', giro* por lo
cual no se consideran. El momento de giro se produce por el impulso,
del flúido que pasa por la superficie de comprobación y debido a
efectos de viscosidad, es decir, a fuerzas tangenciales. - ;•
Trabajo transmitido por |os
113
De acuerdo con la figura 68 «, designamos por
co* •a velocidad media de la corriente . , ,
comprobación, a la entrada y a la salida, respec8ta m e n t^ VéS de la suPerficie de
a °> a„ los ángulos de estas velocidades pn„ i n T en ¡i *
O» r„ los radios de ambas superficies cilínH a dinjccldn tangencial,-
G, el caudal en kg/seg. «ndncas de comprobación;

Cualquiera que sea la corriente en el interior riel


siguientes fuerzas : ntenor del rodete, actúan las

en la superficie cilindrica / , el im p u ls o ,^ s e g u n d o
cuya fuerza dereacción es opa c0 ^ « L - u n i a z o dfpa?
anea /0 - r, • eos a„, o sea,,,que-posee un-iñómento:

nvrfií

^ J a superficie de c o m p ro b a c ió n -^ ^ impulso por se-undo


b m o 3de pPea la n c a/3T_- r,r<!aCCÍ6n
c nca eos • a3, y, por“tanto,
d¡reC°iÓn de con un
un momento:

“ 7 C-W3 = - c3 r2 eos a3
Sobre toda la superficie de comprobación actúan fuerzas tangencia-
¿W og t u S n f St en ,as 5uperficies 1 y " P“ «' movimiento delüté -
. cambio turbulento que existe entre el canal-y el espacio exterior Este
. movimiento de intercambio se exterioriza como un esfuerzo cortante
m ? ^ u ^ T ] Un ¡n.omento En las superficies laterales actúa el roza-
deia ya Se ha tratado en el capítulo 15, a), y que se
dSn+d i d° ’ que el momento transmitido por d e j e me-
los d la b e ^ ^ e vale Pdete COrresPonde al ™ mento tran sm itid o por
ó M = M , + Af0 + M

^ ~ ~ T (r 2 f3 C0S a 3 — r i C0 C O S ( q , ) Mx (6)
Puesto que c3 coSa3 = c3„ y c0 cosc„ cou son las componentes
8. Pfleiderer : Bombas centrifugas.
114 Teoría elemental de las ruedas centrifugas

tangenciales de las velocidades de salida y entrada, la igualdad (6) ¡i


se puede escribir:
M = y (r2c3u — rx cou) + M X (7)'

El paréntesis representa el aumento del momento de giro para latmasa 1. ;


El término JV/T, que depende de la viscosidad, tiene el mismo ■
efecto que el rozamiento del rodete, por lo cual debe prescindirse del i
mismo. Entonces puede también escribirse:

M = (rc„) (7 a) ]
J i
siendo
•d (r cu) ~ r2C3U ri c0U
Por tanto, el momento de giro transmitido por los diabes es igual }
al aumento del giro del caudal por segundo. /
De la expresión (7) resulta, además, para la corriente libre, es
decir, para M = 0 y M x = 0, la ley de la invariabilidad del giro,
puesto que se hace r2c3u — c0u = 0.
El trabajo de álabe H th, correspondiente a 1 kg de fluido, se de- *■
duce de las dos expresiones siguientes: correspondientes al trabajo de
álabe por segundo, siendo a> la velocidad angular del rodete:
M a) = GH th;
de donde
M oí
H lh =
y, según la ecuación (7),
tfth = ~ ( r 2 c3u ^1 ^Ou) (B>

Esta expresión se designa también con el nombre de ecuación


principal. Es válida tanto para líquidos como para gases, puesto que
el volumen no aparece en ella. También es indiferente la forma del
rodete. Si introducimos las velocidades tangenciales del rodete a los
radios r2 y rv siendo u2 = r2 a> y iq = rx a>, se tiene:

H th — ~ (^2 ^3 U ^1 c0u)

Si se toma en consideración la posición separada de los álabes, m


eomvute v> no es permanente antes o después de la corona de alabes
ál '
es:adm isible la. apfisson*-deL

Aplicación de la circulación. Se puede utilizar también el concepto de


lación — de forma similar a su aplicación al rodete axial (pág. 48)—.puesto
las nresiones de álabe se producen solamente por la acción conjunta de UJ
rriente de paso y una corriente de circulación. Esta última se determina si
a partir de la corriente absoluta, tanto incluyendo como excluyendo los
Trabajo transmitido por los álabes .r
115
los cuales deben considerarse cubiertos de torbellinos (íig. 69). La corriente de
paso se designa como circulación exterior / « ; la última, como circulación inte­
rior / , . Determinemos ambas magnitudes, respectivamente, a lo largo de los
circuios de radios r, y r¡. Se tiene: 6
M
Ja = c,u-2 r, 7i = 2 ti (r, c,tt);
, = c u i4 *, 2 r i 7i = 2 j i ( r t C g u )

r1c»u JjL r1e °“ ~


- J2171
2 71
Despreciando el término Air de la viscosidad, podremos escribir la expresión (7)
en la forma: •
G
M =
- .L y
(r« — pa nr\\
que representa una generalización del principio
de Kutta-Joukowsky [expresión (22), pág. 501.
Además de la ecuación (8), se tiene:

//ti = 2 7ig ( A - Ti) ni)


La existencia de la circulación interna
exige un núcleo de torbellino (fig. 39) comíu***:
rriente de alimentación. Por ser distintas las cir­
culaciones exterior e interior, tendrán que exis­
tir, según la página 45, entre ambos espacios,
núcleos de torbellinos que formen otra circula­ Fio. 69
ción, y que sólo pueden estar representados por ^
!0. ñ ttlI b ;e PUd“ tO
„r2“mn„COrriente « ¡ ^ ^ a m i e n t o : P»r
rulaHnnp? caciones de la págjoa 45, la cijculfiCetón es Igual a la suma de cir-
sicnamnrnnr r tog0{ de,Ia* .1Infas cf ral¿H > °r el camino de integración. Si de-
ignamos por r s la circulación de cad^áíabe, que se obtiene delídiaurama de mo­
mentos de la corriente absoluUeparñ z álabes se t e n d ^ z j ^ ^ ^
r a = /;• + (12 )
se puede deducir directamente, si escogemos en la figura 69 el camino de
^gración ABCDA para la circulación de álabe, de tal modo que las líneas
AB y CD puedan superponerse al girar un paso de álabe, porque entonces las
es^dec^rf se arelan 635 3 ° lar80 dC CStaS 1Ineas S°n iguaJes’ Pero de s¡8no contrario;
Puesto que r a — f i = z r (, de la ecuación (11 ) se tiene :

Z/tii = 2 ti g (13)
circulación alrededor de cada álabe se produce al hacer girar el rodete en
a forma descrita en la página 46.
rodet^H laS ecuaciones í 11) a (13)» o ) ¡ 2 es el número de vueltas por segundo del
t i

Estas ecuaciones correspondientes a la aplicación de la circulación son poco


empleadas en 1^ construcción de bombas centrífugas y turbocompresores, puesto
qne la ecuación (9) sirve igualmente y es más clara. Hay que añadir que, por regln
-«eral, ss está obligado a tomar como base el caso de númoro infinito de álabes.
) Deducción especial para el caso de número infinito de álabes,
da en el análisis de la corriente. Esta deducción, que se efectúa
mentes congruentes con los álabes, se explica porque al propio
anudamos el enlace con la teoría del hilo de^ corriente unidi-
1. De esta teoría — es decir, de la suposición de la corriente
:te con los álabes, que exige infinito número de álabes, infini-
delgados —, se hará uso, por regla general, más adelante para
116 Teoría elemental de las ruedas centrífugas Trabajo transmitido por Jos álabes 117

el cálculo de los álabes, puesto que sólo entonces, como veremos en los Es de notar que las pérdidas en el rodete Z¡ no tienen ninguna influen­
capítulos 19 y 20, las velocidades relativas de entrada y salida se cia, y si solamente las velocidades efectivas a la entrada y a la salida.
encuentran en la dirección del primero y último elemento del álabe, Las propiedades de los triángulos permiten escribir, en los trián-
respectivamente. ^ gulos, AA 0 BC1
n /^ — «
y Ao BC2 (fig. ------
70):
El trabajo específico del álabe, deducido de la anterior suposi­ u>l = + c- — 2 ux c0 eos a0 ;
ción de un número infinito de álabes, se designa por H thoo, para
w¡ = u¡ -f c¡ — 2 u2c2 eos 02
evitar confusiones, por ser netamente diferente del valor real H th.
El trabajo específico //thoo será, evidentemente, igual a la diferencia | Y la ecuación (16) se transforma en
de energía, por kg, entre la entrada y la salida del rodete, aumentada 1
en las pérdidas de presión Z/, propias del rodete, y que es una parte H th 00 ~ g (U2 c2 C0S a2 — Ul co COS a0)
07)
de la pérdida Z h total. El aumento de energía útil comprende, en pri­
mer lugar, una diferencia de presión Hp y , por otra parte, una dife­ puesto que c2 eos ^ y c0 eos a0 son las componentes tangenciales
rencia de energía cinética, correspondiente a la variación de la velo­ l2u y c0u de las velocidades absolutas del agua a la salida y a la en-
cidad absoluta c0 a la entrada, a c2 a la salida, de forma que se tendrá:' •trada, respectivamente,
es — c H th 1, (O
H th Z, (14) 2u cou) = — {r2c2u — r, c0u) (18)
oo = Hp oo +
¿9 = 7 ("¡c
Para determinar H p separaremos la corriente en el canal móvil siendo a> = .t /i/30. La expresión (18^ concuerda con las (8) y (9) de
en sus dos corrientes parciales. Una es la corriente con el rodete en la página 114, si se tiene en cuentá*que allí se supone un número finito
movimiento, sin corriente de paso, y la otra, la corriente de paso con de álabes. Por ello se pone el subíndice 3, en vez del 2, puesto que sólo
concuerdan c2u y~Tfu si el número de álabes es infinito (cap. 19).
el rodete en reposo. Para número de álabes finito, se produce la pri­
mera por el efecto de desplazamiento de los álabes, sin corriente de Es evidente que se puede aplicar el estudie-anterior a los canales
paso (igual que una placa, que en agua tranquila se desplaza en direc­ de anchura finita, considerando separadamente cada hilo de corriente.
ción normal a su plano, sólo que en el caso presente hay que añadir Las expresiones (8) y (18) ppnstituyen lita s e del cálculo de las máqui­
nas centrifugas.
la rotación). Ambas corrientes parciales poseen, además, la correspon­
diente corriente de circulación, que se induce debido a la corriente En las expresione&^desarrolladas para la^^tán'ción de la altura
tangencial, lo mismo que en las alas portantes (pág. 46). Al unirse 1 elevación teórica no interviene.v^j^sitfréspécífico del líquido. De
31o se deduce que la altura de
dos corrientes parciales, las presiones se suman numéricamente. 1 elevación de una bomba, ex­
A consecuencia de la suposición de un número infinito de álabes, presada en metros de columna /l N
la corriente de desplazamiento indicada produce un aumento de pre­ del líquido (}), es indepen­ /i V | \
sión (u¡— Ui )/2<7, entre la entrada y la salida del rodete, según l a ^ diente de la clase de fluido, cc2m 1| \ Xw¿
expresión (17), página 43, en la que ya se consideró el caso de un rodete .es decir, es la misma, por
i®» \ n\ & \ r
girando con agua en reposo relativo í1), mientras que la corriente de ejemplo, para agua, aceite y r*r----^
paso, debida al retardamiento de w0, que se convierte en w2, crea un aire. También el caudal por • 1
aumento de presión (w l— w$)/2 g. Si, además, tenemos en cuenta.laS*se!-uní11"" p7 .cl,LdUuaj. Por ------ C2u----------- s~
pérdida de presión Z/, debida a rozamientos, cambios de dirección y® * • • a ln ePenc“ ente F ig . 70. Triángulos de velocidades
.de la clase de flúido. Sin trada y a la salida
sección, el aumento total de presión será : embargo, la potencia útil en

L //;> 00
_ u\ — u l+ U)l — U)\
Ul
— z,

El trabajo de álabe por kg es, según la ecuación (14):


.Y„ = y V H fl5, y, por tanto, también la potencia en el eje^se-
(15) Mrán proporcionales al peso específico.
También es esencial el conocimiento de que los efectos de la vis­
cosidad dentro de la superficie de control no afectan a la validez del
*- j

— uf -f íüg — wl + c\ — el principio de la impulsión. Según ello, la ecuación principal es válida


Z/th 00 (16)
20 “ (■) Esto sólo se cumple exactamente, tanto para las pérdidas como para
altura efectiva de elevación, cuando el número de Reynolds, o sea, para un
aismo canal, el cociente de la velocidad por la viscosidad cinemática es el mismo
está
I véanse los cápítulos 12 ¿>y 32). Hay que tenerlo en cuenta especialmente en los
[quídos de gran viscosidad, por ejemplo, en el aceite.
118
Teoría elemental de las ruedas centrífugas

independientemente de si a causa del Ilujo a través del rodete se ori^


glnan pérdidas de presión por rozamiento, choque, 'arm e d
fección y cambio de dirección. Lo que ocurre, naturalmente, es una
variación del rendimiento de los álabes (por consiguiente cle H . pe™
no de H th, mientras sean introducidas en las ecuaciones las velocrda
des reales.
c) Bomba sin directrices a
la entrada. Si el fluido llega
al rodete sin álabes directrices,
puede ponerse corrientemente
nn _ 903 ífifr. 701. Puesto aue
U>1 = c§ + u? (19)
la expresión (15) se convierte en
ul — wl 4- Cp_(20)
1 p oo
2?
Asimismo las expresiones (17) y (18), por ser eos o, = 0, y c011 = 0,
se reducen a
. Hrt h ~ = y«2C , c o s o 2 = yu2c r 2„ (21)

p ara el trabajo electivo de los álabes en caso de número finito,


rige, de acuerdo con la expresión (9):

h = — cos «a = c 3 *»
9 ' 3
en la que, según el capitulo 19, c3u es distinta de c2u
Normalmente no existe ningún rodete directriz^a la entrada
por ello las anteriores expresiones representan la *onn¡ain
de la ecuación fundamental de las bombas centrifuga } y.

C°m Muchos constructores admiten, sin embargo, ^ á n g u lo ao ~ ^ »


aproximadamente, como medida de seguridad p , aleó
puesto que entonces la expresión (18) nos da un trabajo de alabe_alg»
menor. Con respecto a la conveniencia de esta medida,
que las condiciones a la entrada tienen, según la expresión (18), mis
influencia en la altura de elevación que en el tr a íd o del1rodete,Jor,
tanto, en esta igualdad se puede dejar de considerar la rotación q
produce, colocando un dispositivo directriz adecuado a ^ entrada,
mismo efecto puede conseguirse mediante dos curvas .seguidas^ dis-
puestas en distinto plano, en el tubo de aspiración (P 6- >•
teristico es que la rotación que se produce lo “ ^
nido de energía del fluido, apareciendo, por te “t o - m a dismin
de nresión Por otra parte, no se puede dejar de tener en cuenta, e
relación con la rotactón a la entrada, la debida al rozamiento con
paredes del rodete en movimiento, puesto que representa una energía
Desacuerdo entre los resultados 119

suministrada por el rodete. Esto se ve claramente por cuanto este


giro de la corriente no va unido a una disminución de presión, según
Bernoulli, sino, por el contrario, a un aumento de presión. En realidad,
el trabajo que transmiten los álabes disminuye, pero sólo en la can­
tidad que se transmitió a causa del rozamiento, puesto que, al aplicar
el principio de la impulsión, vemos que no tienen influencia sobre el
resultado los procesos de pérdidas que se producen dentro de las su­
perficies de comprobación, y podemos disponer éstas de forma que
abarquen todos los puntos en los cuales existe transmisión por roza­
miento. De la deducción de la ecuación fundamental, en el capítulo 17, b,
vemos también Horar^^te lo dicho antea, pui ei hecho de que la
altura de pérdidas Z; del rodete no aparece en el resultado final.
El ángulo de entrada del álabe debería modificarse algo para
evitar el choque de entrada, a no ser que influyan en sentido contrario
las desviaciones de entrada, que también se dejan sin considerar (tra­
tadas en los capítulos 19 a, 20 a y 23, y también en el caso de que no
se aumente, como es corriente, el caudal para el cálculo, cuyo aumento
está justificado, no sólo por las p é r d i ^ volumétricas y la contracción
a la entrada, sino también por la'rotación que se presenta antes del
rodete. Debido a todo ello, de no existir directrices a la entrada, se
supone una entrada perpendicular.
Si se utilizan directrices de entrada (a.~pes3r de la disminución
de presión que ocasionan delante dalrodete, con perjuicio para la aspi­
ración), se puede observar que el mejor rendimiento se alcanza cuando
el ángulo a0 se toma ligeramenterínferior a 90°.

18. Desacuerdo entre los resultados de la teoría


elemental y la realidad
El cálculo de las bombas, igual que el de las turbinas, se efectúa,
• con pocas excepciones, basándose en la corriente congruente con los
álabes, es decir, suponiendo un número de álabes infinito, pues no
, existen otros procedimientos más exactos. En las turbinas se pueden
adoptar con frecuencia los resultados obtenidos sin correcciones im­
portantes. En las bombas no ocurre lo mismo.
El rendimiento de las bombas de tamaño mediano construidas
varía del 65 al 85 %. A consecuencia de las pérdidas por fugas, roza­
miento en el rodete y en los cojinetes, el rendimiento de los álabes r¡h
es de 7 a 15 % mayor, es decir, de 72 a 90 pudiendo tomarse,
por término medio, 80 % (!). Pero si se calcula f / th «> partiendo de
resultados obtenidos en ensayos y utilizando la expresión (21), y deter-
1 minamos H¡HV\\ oo* se halla un valor mucho menor, que oscila entre 50
; y 70 %. Por tanto, si utilizásemos el valor probable de r¡h, obtenido

(*) Para obtener el rendimiento r¡h, hay que aplicar la expresión (33) del
capítulo 4, en vez de sumar simplemente el tanto por ciento de pérdidas (por
fugas y rozamientos) al rendimiento total.
120 Teoría elemental de las ruedas centrífugas ' f*|

partiendo del rendimiento total conocido 77, para calcular el valor


de /7th oo, y construyésemos una bomba, tomaríamos un valor dema­
siado bajo para / / lh oo, y la bomba así construida no daría la altura
esperada. De esto resulta, pues, que H th oo no concuerda con el verda­
dero trabajo específico del álabe / / th, sino que es mayor que éste. La
diferencia sólo puede proceder de que, a causa del número finito de
alabes, no existe una identidad de estado del flúido a lo largo de un -
circulo paralelo, y de que la corriente relativa no sigue exactamente
la variación de dirección determinada por el ángulo del álabe. En las
turbinas existe el mismo proceso, pero tiene escasa o nula importan­
cia (pág. 132).
La influencia de la anchura finita del canal se puede tomar en
consideración, conservando el procedimiento de cálculo de la teoría i
elemental, adoptando para r¡h un valor menor que el que corresponde
en la realidad, o bien tomando como diámetro de salida el diámetro ¡
del círculo paralelo que pasa por el c. d. g. (x) S2 (fig. 120) de la sección
de salida D E (o del triángulo ED G ) (2). Para ángulos 82 muy agudos,
este diámetro es tanto menor cuanto menor es el número de álabes,
de forma que también disminuye el valor de H th oo. calculado par- !
tiendo de la ecuación fundamental. Este método se deducía de la anti­
gua hipótesis (expuesta en la página 230) que suponía que la acción de ,
los álabes terminaba en la última sección D E del canal. Esto se aparta i
de la realidad cuando el álabe no tiene forma convexa pronunciada. ]
Si el ángulo /?2 = 90°, el punto S2 estaría sobre el diámetro exterior, y <
la disminución de diámetro sería nula y, en consecuencia, también lo 1
seria la corrección. Asimismo, para pequeños valores de la relación j
r2¡rv es decir, álabes cortos y numerosos, desaparecería casi la dismi­
nución de potencia, cuando, por el contrario, es bastante considerable,
debido a la poca longitud de los álabes. El procedimiento es inaplica-
ble para álabes de doble curvatura, y pierde por completo su signifi- j
cación en los álabes axiales.
Finalmente hay que hacer notar que no sólo tiene influencia la j
salida del álabe, sino también el trayecto a todo lo largo del mismo. 1
En el capitulo siguiente trataremos de obtener procedimientos ]
de cálculo, que, a pesar de su simplicidad, no son inferiores a los anti- \
guos, teniendo más en cuenta el proceso real de la corriente en el •]
rodete centrífugo con número finito de álabes.

19. Influencia del número finito de álabes .1


« jl
a) Ejemplo del haz de álabes rectos. Para obtener una visión j
básica, consideraremos de nuevo, como ya hicimos en la página 48, 1
el haz de álabes que obtendríamos cortando un rodete por un cilindro u
_______
(*) Véase el tra b a jo de N eumann que se c ita en la no ta 1 al pie de la pá-
gina 227. j
(*) Véase E ck -K earton : T urbogebláse und T urbokom presoren, pág. 76.1
Berlín, Springer (1929).

;
Influencia del número finito de álabes 121 .

concéntrico al eje y desarrollando el corte sobre un plano. Supondre­


mos que la reja que resulta es infinita y recta. La rotación del rodete
se .puede imaginar como un movimiento rectilíneo según la dirección
de la reja Consideremos esta reja limitada por do's planos paralelos
(correspondmntes a dos cortes cilindricos próximos) y estudiemos el
• af f 13 de I* comente relativa, para el caso de entrada sin choque,
r!io?-A Sera :denVC° a dia^ aDia de la corriente libre de choque en
relación con los alabes en reposo, es decir, en un difusor axial, puesto

que en el rodete axial la rotación representa solamente un desplaza­


miento paralelo de todo el diagrama de corriente, sin ninguna desfi­
guración. Podemos, pues, dibujar el diagrama de la corriente según
“ Z ghS que “ dj eT n en Ia Página 52 Para la corriente p S
h3’ r Salí \ nd° 3 flgura 7L Debemos considerar aquí que los
limites de los alabes son lineas de corriente, y que existiendo sufi
cíente separación delante y detrás del haz, la córtente p a S e fa Y e^ -
cidart t i'™ ' V' 1“ddades wo y “V La dirección de esta última velo-
cidad se tiene que determinar, para una reja dada, a partir de las con-
^ o n e s de entrada sin choque y corriente de salida tangencial, lo que
f * ^mediatamente antes y después de los álabes debe
a ambos lados.del alabe, para las líneas de corriente junto a'l
nismo la misma presión y la misma velocidad, es decir, que, a ambos
Serené.;6? '? ? T , teS’ l0S cuadrilaíeros curvilíneos podrán ser
gerentes solo dentro del campo de los álabes. Esta condición sólo
podra cumplirse para cierta dirección de entrada y salida de la co­
rriente, que no concuerda con la tangente en el extremo de los álabes
av vuu wí\ m ci*b<u uu t ud UV.UUO WCUUUUgfl

lo cual exige varios tanteos (1). Sobre el diagrama de corriente obte­


nido debemos hacer las siguientes observaciones :
1. T ac lineas de corriente no son congruentes_con los alabes.
Los tubos de corriente se ensanchan en la parte delantera de los álabes
, i __„i
y se estrechan en la parte posterior, por lo que las velocidades en el
canal disminuyen delante y aumentan detrás del alabe. En conse­
cuencia, en la parte delantera del álábe
reina una sobrepresión (lado de presión),
y en la posterior, una depresión (lado de
aspiración) (fig. 71a). La diferencia de
presión da origen a la fuerza de álabe y,
tanto, al uúuaju uc aiaut. zu­
rrientes de entrada y salida tangenciales
tienen como consecuencia que la diferen­
cia de presión entre ambas caras del álabe
vaya disminuyendo hacia los extremos del
mismo, de forma, como ya se indicó, que
V lG . 71 a. Variación de ln presión
A h referida a la presión de reman­ los tubos a ambos lados del álabe son
so a la entrada, a lo largo del Alabe de la misma anchura, tanto en la en­
axial de la figura 71, llevando so­
bre el recorrido axial e los valores trada como en la salida.
de 2 a A htw\ = 1 — (la/ia.l* =
= 1 — (A y, /A y )* 2. T-ns lineas Hp rnrrjpntp que. C0-
rren innto al contorno de los álabes se
^
curvan inmediatamente HplanTp v detrás del canal hacia 1lan parte tsnrtfl

posterior de inc ábhps. Ello es debido, evidentemente, al eiecio de


aspiración de la depresión que allí reina y al efecto de desplaza­
miento del remanso que existe en la parte delantera. La consecuencia
de ello es una desviación de los filetes de corriente de un ángulo
a la entrada, y /92-/l3, a la salida, de forma que el ángulo de entrada
del álabe es menor y el de salida mayor que los correspondientes de 1^
corriente. Ambas variaciones angulares tienen como consecuencia que
el cambio de dirección /33-/S0» provocado por el haz en la corriente,’
es menor que la variación del ángulo del álabe Esto se ve
claramente en el hilo central de corriente A B , que corre a través d^
la reja con una variación de dirección menor que la correspondiente
a la curvatura de los álabes. 8
* F.l que, el número de álabes sea finito tiene, pues, la consecuencia
\ notable de que los -ángulos de álabe a la entrada y a la salida debn
______ _ en
I exagerase ~ .eLsentiÁQ. de
f i n un
un /aumento
■ * » de
» rdesviación, es ddecir,
l o o n i n r i n n PS enl P.l
p c i r . Pí el^seri
SEfl

ka ¿nao5 ode~ un aumento ‘ de


‘ potencia
' ’ en relación
’ " con el. caso ~ ~ de^nánienLJD
-i- - •-
\ ¡mito de álabes situados infinitamente próximos unos a otros.
I tierno'efectuarse este aumento-de-los ángulos, el número finita
1de álabes provoca una disminución de potencia con relación al cálculo^
Wegún la teoría elemental
(l\ Las líneas normales (líneas equipotenciales) se distribuyen, a lo largo
las líneas de corriente entre álabes, en tantos rectángulos curvilíneos como corra
ponde a la cantidad de circulación. Ésta puede, por tanto, deducirse directamen
del diagrama de corriente.
Influencia del número finito de «Uabes 123

Las consideraciones anteriores se han efectuado suponiéndola


coriiente sin rozamientos, pero persisten cualitativamente al tener en
cuenta la viscosidad, a pesar de que cuantitativamente se modifica
mucho el resultado, como veremos más adelante en el capítulo 20, b.
También son valederas, en el mismo sentido, para el rodete
axial. En este caso hay que considerar, además, otros aspectos del
problema, que detallaremos en el capitulo correspondiente.
b) Ecuación de la energía para la corriente relativa. Debido
al movimiento de rotación, no puede aplicarse la ecuación de Bernoulli
i- a la corriente relativa del rodete radial. Por ello vamos a determinar
las relaciones que existen entre nre«;i<Sn y x r a W .v ja ^ e- c j _
sente.
A tal objeto recurramos a la ecuación (15) del capítulo 17, b. Su
deducción es perfectamente correcta para que se pueda aplicar a la
variación de presión a lo largo de un (ilele de corriente en un canal de
• anchura finita, cuando varía el radio r2. En lugar de u2, c2, w2 pondre­
mos las velocidades u, c, w, correspondientes a un radio cualquiera r.
Si la presión que reina es h, en m, de columna de liquido, despreciando
el rozamiento, o sea, con Z¡ = 0:
wñ — w2
h — h0 =
¿9
w2 — u2 w%— u2
= const. (23)
29
Si tenemos en cuenta^qúe-en el canal de ^ d ^ ' l i n i t a los distin-
^letes de corriente tienen difereQt*¿fflí?há,'vsiendo también dife-
;S u) y h en puntos distintos de un mismo círculo paralelo, vemos
la ecuación anterior sólo es válida para un mismo filete de co­
rriente. Sin embargo, los valores h0, uv w0, para corriente de entrada
simétrica con respecto al eje, son iguales para todos los filetes de co­
rriente, a suficiente distancia de la entrada de los álabes ; luego, la cons­
tante será la misma para todos ellos, y por ello se podrá aplicar la
expresión (23) a todo el líquido.
Esta expresión representa la ecuación de la energía en el movi­
miento relativo, que sustituye a la de Bernoulli en los canales en rota­
ción. La diferencia reside en el término — u2/2 g. De ello se deduce
también que los procedimientos deducidos de la ecuación de Bernoulli
para establecer el diagrama de corriente no pueden aplicarse para
canales giratorios con componente radial de velocidad. Para un mismo
círculo paralelo, es decir, u = const., la expresión (23) toma evidente­
mente la forma de la ecuación de Bernoulli. Lo mismo podemos decir
para los rodetes axiales, en los cuales ux = u2 = u, y por ello la co­
rriente relativa en el corte, según un cilindro concéntrico al eje, sigue
la ley de Bernoulli.
c) Distribución de presiones y velocidades en el canal móvil de
una bomba radial. Con el ejemplo de la bomba axial se ha visto
12-1 Teoría elemental de las ruedas centrífugas

que la presión en la cara activa del álabe es mayor que en la posterior.


De la ecuación de la energía, deducida en el capítulo anterior b) para
la corriente relativa del liquido sin rozamiento, se desprende que
para una velocidad u const., la velocidad w tiene que aumentar si la

Fie. 72. Distribución de la velocidad re­ F ig. 73. Distribución real de la velocidad
lativa. según la teoría unidimensional relativa en un líquido ideal, sin rozamiento

presión h disminuye. La velocidad relativa a lo largo de un circulo


paralelo se repartirá como se indica en la figura 73.
La diferencia respecto al rodete axial reside en que la diferencia
de presión o de velocidad entre ambas caras del álabe se debe no sólo
al efecto de una corriente de paso, sino
en mayor grado a la influencia del mo­
vimiento de rotación (es decir, a las
fuerzas de Coriolis).
Este efecto adicional de fuerzas 1
tiene como consecuencia una circula­
ción adicional, que se produce de la si- *j
guíente forma : Sobre la corriente de j
paso, que es la única que se ha conside- j
rado anteriormente, se superpone una':;]
corriente que se engendra cuando el ro- l
dete gira sin corriente de paso, es decir, 3
F ig. 74. Rotación relativa de una sin transporte de líquido. Entonces cada )
partícula, igual y opuesta a la ro­
tación del rodete álabe queda rodeado por una corriente ?!
(como la placa plana que se mueve en
el seno de un líquido perpendicularmente a su plano), efectuando l
los álabes un efecto exclusivamente de desplazamiento (x) sobren
el líquido que los rodea. Esta corriente de desplazamiento tiene tam- i
bién la correspondiente circulación necesaria para producir la co-1
rriente tangencial de salida, la cual determina, junto con la corriente i
de paso, la fuerza adicional de álabe.
Este efecto de la rotación del rodete lo podemos imaginar con
mayor claridad (2) mediante la siguiente consideración :*v
(>) Véase Spannhake, ZAMM, vol. 5, pág. 481 (1925); Mitt. Hydr. Inst. \
Techn. Hochschule Karlsruhe, vol. 1, págs. 10 ss. (1930); ZAMM, vol. 9, pág. 466 ]
(1929) "l
(-j Véase K ucharski : Stromunger einer reibungsfreien Flüssigkeit, Munich ,
v Berlín, 1918; o Strómungen im rotierenden Kanal Z. ges. Turbinenwesen 1917, i
página 201.
Influencia del número finito de ¿labes 125

l La corriente que llega al rodete es potencial, es decir, sin torbe-


i llinos; en consecuencia, las moléculas de líquido no están animadas de
• ninguna rotación, aun cuando la trayectoria sea curva. A su entrada
■en el canal del rodete, el agua recibe una aceleración tangencial, pero
debido a la falta de rozamientos supuesta, no se 'produce ninguna
fuerza deslizante sobre las moléculas, y, por tanto, no puede producirse
: ninguna rotación en su movimiento absoluto (J). Precisamente por
\ -este motivo existe un movimiento de rotación de las moléculas con
J relación al rodete que g ira; es decir, habrá un torbellino en el movi-
• miento relativo. La figura 74 (2) ilustra el caso con mayor claridad.

r Fig. 75. Corriente relativa en el canal móvil'cerrado completamentailorbellino felá


í ti vo
...•^del canal)

XjüjáÉerpo flotante A B , puesto sobre iíPsuperficie de una molécula


dtWgua * " por una esfera en la figura, conserva su dirección
;ua representada
•constante en una corriente potencial; pero respecto al círculo paralelo
descrito por el centro de la molécula, ejecuta una rotación relativa**
:opuesta a la rotación del rodete. Si está en la posición /, dirigido nor­
malmente al círculo, le es tangencial en la posición II, normal de nuevo
- en la III, pero a 180° de la posición I, y en la /V otra vez tangente, etc.
, Si se considera ahora el canal formado por dos álabes, cerrado
•en sus extremidades, el agua contenida, si prescindimos del rozamiento,
"tendrá, con respecto a las paredes, un movimientocircular continuo
alrededor de un núcleo central fijo, como se demuestra claramente
por el trazado de líneas de corriente en la figura 75. El torbellino
relativo queda así visible. Cada molécula ejecuta una rotación relativa
■con velocidad angular co negativa.
Cuando el canal es abierto en los dos extremos, se modifica el
aspecto de este torbellino relativo, puesto que los círculos periféricos
exterior e interior del rodete dejan de ser lineas de corriente. Se pro­
duce entonces la corriente de desplazamiento mencionada anterior-
(') La corriente absoluta en el rodete continúa siendo una corriente potencial,
•a pesar del aumento de energía.
(*) Véase Brown-Boveri-Mitt. Abril 1919 a junio 1920.
126 Teoría elemental de las ruedas centrifugas

mente (incluida la correspondiente corriente de circulación). Si existe


corriente de paso, se obtiene la corriente resultante sumando vecto­
rialmente en cada punto las velocidades de las corrientes parciales.
La corriente de paso, superpuesta al torbellino relativo, sigue las leyes
de los canales en reposo f1), es decir, sin torbellino, pero la corriente
resultante tendrá el torbellino — (o (2).

Fio. 76. Representación de ln corriente en el canal de un


rodete circulando el caudal normal

La corriente de paso no podrá tener, por lo general, una constan-J


cia de velocidad a lo largo de un círculo paralelo, y estará dirigida i
hacia fuera. Por el contrario, la corriente del torbellino relativo estará
dirigida, en la cara activa del álabe hacia dentro, al revés de la de
paso. En esta parte se producen, por tanto, velocidades resultantesj
pequeñas, mientras que en el dorso del álabe se suman ambas velo-**
cidades según su valor absoluto. De estas consideraciones resulta tam-,
bién la distribución de velocidades de la figura 73, deducida de la.
ecuación de la energía. Por otra parte, es bien visible que el torhellino.'
relativo aumenta la diferencia de presión entre las dos caras del álabe (3).
Se producen diferencias de velocidad en la corriente de paso, debidQ i
no sólo a causa del torbellino relativo, sino también debido a cambios
de dirección y sección (4), como ocurre en todas las bombas, excepto;
en las axiales.

(i) Debe estar provista también de la circulación necesaria para la corriente j


tangencial de salida, por lo que la circulación de álabe r s necesaria, según la ecua-.
ción (13), cap. 17.a, depende, en parte, de la corriente de desplazamiento y, en,
parte, de la de paso. .. ,
(*) Si se trata de un rodete cuyas paredes laterales tienen una inclinación &
-especto al eje de giro, en la sección meridiana, la rotación será — ai sen <5, como,
se demuestra en el cap. 34 de la primera edición de este libro.
(*) Debido a la circulación correspondiente a la corriente de desplazamiento.
(4) Debido a la circulación correspondiente a la corriente de paso.
Causas de la disminución de potencia 127

La figura 76 representa los filetes líquidos resultantes que se


-producen en la corriente relativa. A la salida, las diferencias de velo-
-cidad desaparecen gradualmente, y lo mismo que en el rodete axial,
a cierta distancia del rodete, la corriente vuelve a ser absolutamente
uniforme.
Para caudales inferiores al normal, la composición de la corriente
de paso con la del torbellino puede dar origen a una velocidad nega­
tiva en la cara anterior del álabe y, por tanto, a un reflujo parcial
del liquido.
El diagrama de la corriente relativa sin rozamiento de un rodete
radial nn T-,,,or?n segur» las reglasiuóitíid'as cu paginas ss.,
debido a que la corriente posee una rotación. No obstante, como no
lo precisamos para proyectar los álabes, lo dejaremos de lado, contra­
riamente a lo que hicimos en nuestra anterior edición, puesto que su
determinación es, además, muy laboriosa.

. 20. Causas de la disminución de potencia cuando


disminuye el númen**d*r áíabes
a) Sin tener en cuenta el rozamiento. La causa única y exclu­
siva de la disminución de potencia es la presión de álabe, como se vio
claramente eq. el ejemplo del rodete axil (fig. 7 ^ y ^ m i s m o ocurre
en el rodete radial (fig. 77), como veremos mediante la siguiente con-
íideración. A lo largo de una
inea normal DE, trazada par­
tiendo del punto final del ála**.^'-^
3e ^ j f r avesando el canal, la
velo^lprd es menor en D que
en É 7 Esto es lógico, pues a
causa de la transmisión de ener­
gía, es natural que la presión
sea, en general, mayor en D
que en E (1). Por otra parte, el
punto E tiene ya la presión de
salida, y, por tantu, su veloci­
dad wJl2 (fig. 77) es muy poco
diferente de la w'2, que existe Fnómeno
ig. 77. Representación simplificada del fe­
de la desviación a la entrada y a la
¡después de la igualación de ve­ salida del canal del rodete
locidades, mientras que la velo­
cidad wl2 en el punto D es menor, y las moléculas deben acelerarse
inucho, al avanzar hacia la salida, como lo demuestra claramente el
trazado de los filetes líquidos próximos. En toda la porción de canal
:DG hay, pues, una transformación de presión en velocidad. Como
P Mirando la figura 71 o vemos claramente que en el lado de presión del
panal móvil existe una región en la cual la presión es mayor que a la salida del ro-
flete, véase también los resultados obtenidos por Von der N üll, expuestos en
n disertación : . Untersuchungen am umlaufenden Kreiselpumpenrade .. Techn. m
iochschule Braunschweig, fig. 20 (1935).

■ ^ ^ I D A T S s p A lT ^ VENEZUELA

1 aüU1Wa^ 1 n c S ¿ r i * Mecánica
128 Teoría elemental de las ruedas centrífugas

que la sección del canal cambia poco en esta región, la velocidad media
a lo largo de D E se diferencia poco de w2, de donde se infiere que esta
velocidad w2 es forzosamente menor que la velocidad a la salida des­
pués de la igualación w'2 « wII2. De la condición w2 < w2 se deduce
la necesidad de la desviación hacia atrás. Puesto que el caudal y la
componente meridiana c2m permanecen constantes, se tendrá:
w2 sen (i2 = w2 sen 02 = c2l
luego, 02 < 03- Pero al hacer este razonamiento no hay que perder
de vista que la desviación se reparte sobre una cierta longitud del
recorrido del fluido. , ,
En la figura 76 se han representado los triángulos de velocidades,
El triángulo A z B2 C2 es el correspondiente a número de álabes infi­
nito, de acuerdo con los razonamientos de los capitulos 16 y 17 b.
La velocidad relativa w2 tiene la dirección del ángulo de salida 0,
del álabe. A consecuencia de la corriente turbillonaria, esta velocidad
se desvía en sentido opuesto a la rotación, de forma que, después de
igualarse las velocidades, resulta un triángulo A'2B2 C2, en el que la
velocidad relativa es w2. La velocidad absoluta c2 = B2A 2 tiene
una componente tangencial c2u en x2 u2 = A'2A 2, de manera que
el trabajo transmitido disminuye en la misma proporción, ya que en
la ecuación (18) c2 sustituirá a c2u. Los puntos A 2 y A 2 se encuentran
situados sobre una paralela a u2, pues, como se ha dicho, la compo­
nente meridiana c2m permanece invariable.
En el rodete radial, el torbellino relativo hace también visible la
desviación, a pesar de que no es la única causa de la misma (pág. 12o)
En la figura 75 se ve que la velocidad de la corriente de torbellúii
relativo está dirigida, en la periferia, en sentido contrario a la veb
cidad tangencial del rodete 0), y, por consiguiente, la corriente de paso
"pura se desvía, en dicho punto, en sentido opuesto a la rotación, dis:
minuyendo la componente tangencial c2u de la velocidad absoluta d¡
saJida#
Si la influencia del espesor de los álabes es despreciable a la salida
se podrá reemplazar en el triángulo A'2 B2 C2 (fig. 76) el subíndice
•con comilla, por el subíndice 3, por ejemplo, c2por c3. En caso contrani
se deducirá del triángulo A 2 B2 C2 el triángulo A3 B2 C2 de la maner
indicada como conclusión de la figura 67, en la página 112. Pero e
todos los casos c2u = c3u. '\
También en la entrada existe una desviación que se comprend
por la sola consideración de que el diagrama de la corriente, en (
caso de una inversión de todas las velocidades, no se modifica, y, po
tanto, deberá existir una desviación a la salida que ahora represent
desviación a la entrada. Haciendo las mismas consideraciones anti
(*) Esta explicación de la desviación a la salida tiene en cuenta sólo laparj
depresión de álabe, o bien la parte de la circulación, producida por la corriente*
desplazamiento, y no la correspondiente a la comente de paso (véase la
pie de la página 126). No puede aplicarse, pues, a los rodetes axiales.
* Causas de la disminución de potencia 129

: ñores se puede razonar del siguiente modo : La presión de álabe a la


\ entrada depende — de forma parecida a las alas portantes (fig. 182 a)—
[ especialmente de la^depresión en el dorso del álabe (fig. 71 a y 103).
En el punto A (fig. 77), la presióñ es mayor y la velocidad relativa w¡,
\ menor, que en el punto C de la linea normal. En la porción de canal
A B C se producirá, pues, forzosamente una aceleración del agua,
i Pero la presión en A es sensiblemente la misma que a la entrada, y, por
'' consiguiente, la velocidad Wjx se diferencia poco de la velocidad reía-
; tiva wó a la entrada i1). Por otra parte, la velocidad media a lo largo
| de la to1®3 A C es aproximadamente igual a la velocidad relativa w
' clue existiría si la corriente estuviese uniformemente repartida y bajo1
el ángulo del álabe puesto que, por regla general, la anchura del
i canal varía muy poco a la entrada (pág. 227). Se tiene, pues, w' < w.,
, y puesto que w0 sen P’Q= wx sen el ángulo del álabe es menor
f que el ángulo de la velocidad relativa con la cual llega el agua
i no desviada. Contrariamente a las demostraciones del capítulo 16, no
: existe choque si el ángulo del álabe es menor que el de la corriente
[relativa a la entrada.
r El cálculo de la desviación a lá entrada sólo tiene importancia para
evitar el choque. No tiene ninguna influencia sobre la potencia absor-
\ *uda por el rodete, lo que se desprende también de la ecuación funda­
mental deducida en el capítulo 17, a. No ojjstantré” no hav que olvidar
que, debido a dicha desviación, el ángulo 8X de los álabes a la entrada
: del?e tomarse menor que eLpbtenido con'-ra"hipótesis del número in-
t de álabes, y ello en unajnagnitud igual a de la misma
! íorma que el ángulo de salida debe ser rnav^r qtífeél que corresponde
velocidad relativa de salida, emjjatfSíágnitud 02-03. La modifi-
jgpión del ángulo de entrada corresponde a una disminución de la com­
ponente tangencial de la velocidad absoluta de entrada, y la variación
¡ M ángulo de salida, a un aumeuto de dicha componente. Podemos decir,
refiriéndonos a la ecuación fundamental, que el número finito de álabes
exige una exageración de los ángulos de entrada y salida en el sentido
i de aumentar la potencia.
La desviación a la entrada no es necesario tenerla en cuenta
| a consecuencia de los efectos de viscosidad que se tratan a con-
[ tinuación. Por el contrario, como enseña la experiencia, hay que re­
comendar más bien la medida contraria, es decir, un aumento de B,
sobre /90. ri
b) Influencia del rozamiento. La desviación a la entrada hace
,•que disminuya la sección necesaria del canal. La sección efectiva de
centrada disminuye debido a la contracción. Una tercera influencia
^proviene del giro que produce a la entrada el rozamiento de pared,
el cual exige un aumento de la sección de entrada, es decir, influye
en el mismo sentido que la contracción de entrada. Estas dos últimas
S- () “'o .es en magnitud igual a la velocidad u'x del capítulo 16, puesto que allí
■se íuzo la hipótesis de número de álabes infinito, y se diferencia de wB sólo por la
consideración del espesor finito del álabe, según figuras J 6 y 70 a.
9. P f l e id e r e r : Bombas centrifugas.

L
130 Teoría, elemental de las ruedas centrífugas

! ^ influencias tampoco pueden calcularse exactamente, igual que e es i


vio, y por ello es corriente considerarlas en el supuesto de que se con-;
trarrestan todas ellas entre sí. La experiencia ha demostiado que con.
esta suposición se obtienen generalmente secciones de entra a mas ,
pequeñas (fig. 230)
En los rodetes axiales, así
como también en formas inter­
medias, hay casos en que no
puede dejarse de lado la consi­
deración de la desviación de en­
trada (náa 3451
En el interior del canal, los j
fenómenos de la capa limite pro- \
ducen una variación fundamen­
tal en el diagrama de corriente, ■
por lo cual no puede obtenerse
mediante mediciones, como se ex­
plica en el capitulo anterior f1).
Por ejemplo, con caudal redu­
Fio. 78. Espacios muertos A y B, debidos cido, aparece la corriente de re­
al torbellino, en el dorso de los ¿labes, para
caudales normal y parcial (según Stiess) troceso (pág. 126) en la parte
posterior del álabe, en vez de la
anterior. Debido a esto, en el lado de aspiración de la salida del
canal, la corriente debe retardarse considerablemente para poder
nivelar de nuevo la de­
presión ocasionada por la
t presión de álabe. La capa
limite que se retarda pro-,
ducirá, por tanto, desr
prendimientos similares a
los tratados en los canales
divergentes en reposo (fi­
gura 13 ó). En los canales,
F ig. 78 a. La variación de dirección de la corriente
provocada por el álabe, disminuye en el canal P de las móviles, radiales y axi­
bombas, debido al espacio muerto x, y en el canal i les, existe la circunstan­
de las turbinas aumenta, a causa del espacio muerto y
cia favorable de que la
capa limite es, en cierto modo, absorbida por las fuerzas centrifugas,
(páginas 76 y 145); pero, por otra parte, el espesor finito del alabe,
produce, junto con la contracción de entrada, un aumento del re-
tardamiento necesario. En la entrada sin choque existen siempre es-'
pacios muertos A y B (fig. 78), en la parte de a s p ira c ió n e cana

(i) Véase Oertli : Dissertación de Zurich (1923). ■ - A . Stodola : Dampf-u.


Gasturbinen, pág. 23 del suplemento de la o.» y 6.‘ edición, Berlín (1923). — Fism er .
Mitt Hydr Inst., Techn Hochschule München, vol. 4 (Í931). — A
vnt fase 14Q 119401 v Deutsche Wasserkraít, vol. 8, pag. 14y
U 937W W ? Inst. í . Stromungsmasch., Techn. Hochschule Karts,
ruhe, vol. 3 (1933).
I Causas de la disminución de potencia 131
I
[. móvil (x). Con caudal reducido, el choque de entrada aumenta este
efecto; con caudales superiores al normal, la corriente, debido al choque,
de entrada, se comprime tan fuertemente contra el lado de aspiración
del álabe que el espacio muerto se desplaza al lado de presión del
álabe.
Vemos, pues, que la corriente no sigue de ningún modo el dia­
grama que deducimos para los líquidos ideales.
La formación de espacios muertos importantes, como el repre­
sentado en la figura 78, ocasiona una mayor disminución de potencia,
como podemos ver claramente en la sim iientp r r relativa
ai alune axial (lig. 78 a).
El espacio muerto x (es decir, A y B, en la figura 78) del canal de
la bomba P disminuye el paso de la corriente del mismo modo que si
el álabe fuese más grueso, aumentando la velocidad relativa de sa­
lida w2 en una magnitud a b (fig. 78 a), y con ello, la componente tan­
gencial relativa w2ll == eos /S2, que, según lo dicho en la página 37,
para un número infinito de álabes, es igual a_.la componente tangencial
w3u detrás del rodete. En el caso presentí, como la componente meri­
diana c3m permanece invariable, así como el caudal, se produce detrás
del canal una fuerte disminución A /J del ángulo de salida. Esta dis­
minución significa evidentemente una exageracióajiegátiva del ángulo
de salida del álabe. ^
Es de una importancia fundamental comprobar que este efecto
del espacio muerto en el lado'de aspiración, al final del álabe (junto
con el efecto del espesor fin^Q.de1álabe), existe s^m iehte'en la co­
rriente retardada, es decir, 'en la bomba^E^ét'-cíaso de la corriente
arekr&da, es decir, en el canal de una turbina, que se ha representado
/ttPrazos en la figura 78 a, conservando el ángulo /S2, se forma asimismo,
a consecuencia de sobrevelocidades, el espacio muerto, y de la misma
forma que en los codos de una tubería (fig. 48). Pero como el álabe
está curvado en dirección contraria, la disminución a 03 del ángulo
de salida, debida al espacio muerto y y al espesor del álabe, significa
un aumento de la presión de álabe. Se ve, pues, claramente que, en el
caso de una corriente retardada, el estrechamiento a la salida significa
una disminución del efecto de desviación del álabe, mientras que en
el caso de la corriente acelerada lo aumenta.
Es notable el hecho de que la formación del espacio muerto en el
lado de aspiración a la salida del canal, actúa, igual que el espesor finito
del final del alabe en la corriente acelerada, a través de un haz (tur­
bina), exagerando el ángulo del álabe, mientras que en la corriente retar­
dada a través de un haz (bomba) disminuye la variación efectiva del
ángulo. En las turbinas compensa la disminución de potencia de la
corriente potencial cuando los alabes están lo bastante próximos
(l) El empleo de ranuras en el álabe para comunicar el lado de presión con
el de aspiración y absorber la capa límite’, no sólo no ha dado resultado, sino que es,
además, perjudicial. Véase E. M. G a u o e r , Theoretische und praktische Untersu-
chung der Kármánschen Schlitzcshaufelkreiselráder, Disertación de Breslau (1934).
además, Numachi, Forschung, vol. 13, pág. 218 (1942).
132 Teoría elemental de las ruedas centrííugas

unos a otros (por tanto, en los rodetes lentos) í1), mientras que en las
bombas aumenta la disminución de potencia. Por todo 1q dicho es •
comprensible el hecho de que en las turbinas no se precise calcular
las consecuencias del número finito de alabes en los casos corrientes
mientras que en la construcción de bombas deben tenerse en cuenta desde
un principio, si se quieren obtener resultados concordantes con el su­
puesto. De un efecto análogo al del espacio muerto y espesor de los
álabes en el extremo de salida, es el espesor del perfil en la parte me­
dia del álabe (2).
El mecanismo de la corriente descrito, representado en la figura 78 a, se
basa en la hipótesis de un número infinito de álabes situados unos junto a otros,
por cuanto la velocidad w, se supone tangente al álabe a la salida del canal. A con­
secuencia de esta limitación, no aparece toda la influencia del espacio muerto.
Todo ello muestra, por ejemplo, que, en el caso de /?, = 90°, la representación anterior
no tiene en cuenta la contribución del espacio muerto en la disminución de la
potencia, y en el caso de ser > 90°, resulta inclusive un aumento de potencia,
cuando en realidad con estos ángulos (que sólo pueden imaginarse para bombas
v no para turbinas) se considera la disminución de potencia algo mayor que la que
serla necesaria a causa del mecanismo de
la corriente sin rozamiento. Como otra
influencia se debe considerar que el espa­
cio muerto influye sobre la corriente ya
dentro del canal, en el sentido de que
disminuye el cambio de dirección, o sea,
que el ángulo de salida de la corriente es
siempre menor que el ángulo del álabe /9„
y ello también en el caso de ser p, > 90’.
Junto con el efecto de desviación debida
F ig. 78 b. Influencia de la resistencia al espacio muerto, demostrado en la fi­
del álabe sobre la fuerza tangencial Au : gura 78 a, existe otro efecto cuya influen­
en las bombas, (P) positiva; en las tur­ cia aumenta al crecer la desviación pro­
binas, (T) negativa ducida por el álabe, la cual es tanto
mayor cuanto mayor es /?,. Constituye
para ángulos p t « 90° la única contribución del espacio muerto a la disminución
de potencia, que debe sumarse a la disminución de potencia tratada en a).
La viscosidad actúa, además, de forma que a la fuerza normal a cada elemento
de superficie se añade la fuerza de rozamiento, como fuerza tangencial, la cual no
produce sólo una pérdida de trabajo, sino que en las bombas contribuye algo el
trabajo de álabe, como luego se verá. Finalmente, en la periferia del rodete se produce
un movimiento de intercambio con el difusor. Una pequeñísima parte de dicho
movimiento se exterioriza en forma de trabajo útil (pág. 370).
Para juzgar de las fuerzas tangenciales citadas en primer lugar, la acción-,
de las cuales se deja sentir a lo largo de la superficie de los álabes y que, en con-
junto, ocasionan una resistencia W que se opone a la dirección (media) de la co­
rriente, no ha de olvidarse que aquéllas reducen también en parte la potencia
útil, como consecuencia de los espacios muertos. La fuerza tangencial U, pro­
porcional al trabajo Ntb de los álabes, está integrada por las componentes Ay
y Wu de las fuerzas de la corriente promovidas por el empuje A y por la resisten­
cia citada W, de la manera siguiente (fig. 78 b):
U = A u i 4Vu
En las bombas (signo positivo), esta fuerza U, que, según la ecuación (7 a), de
la página 114, condiciona la variación útil de giro A (r cu), es aumentada por la,
resistencia IV; en la turbina (signo negativo), es disminuida. Esta influencia del
(l) Z. VDI, vol. 85, pág. 547 izq. (1941) ; véase también K orbacher, Stró-
mungs- und Druckverháltnisse hinter einen Turbinenleitrad mlt geraden und
verwundenen Schauíeln, Forschungsbericht Nr. 1816 der Deutschen Luftfahrt-
forschung ; — E ckert und K orbacher : Ausmessung del Strómung in einer
einstufigen Druckluft-Modellturbine, Forschungsbericht, n.° 2155 ibíd.
(>) P. R uden : Untersuchungen über einstufige Axialgebláse, Luftf.-Forsch.,
vol. 14 (1937), págs. 325 y 458. — N. Scholz: Forch.-Arb. VDI, fase. 14.
Causas de la disminución de potencia

; K en t* ^aCj d°ndl Pue^en ser evitados los espacios muertos por un


cuidadoso trazado de los álabes, el exceso angular (respecto del caso de un líquido
ideal) deba ^educirse en las bombas y aumentarse en las turbinas. Esta necesidad
de una exageración considerable de los álapes de las turbinas existe, a pesar de la
aceleración de la comente, sobre todo en 'los rodetes axiales de muchas revolucio­
nes, con álabes muy bien afilados.

c) Modificación de la ecuación fundamental. A pesar de que


las trayectorias relativas de los diferentes filetes de corriente en el
canal móvil son dis­
tintos por completo,
la energía absorbida
en el caso de no exis­
tir rozamiento es pa­
ra todas ellas la mis­
ma. Ello es evidente,
debido a que la co­
rriente absoluta de
los líquidos ideales
permanece libre de F ig. 79. Diagrama de .velocidades a la salida del rodete
(arista de presión)r,tfcmendo en cuenta el número finito
rotación ; es decir, la de álabes
circulación alrededor
de los diferentes álabes es independiente del camino de integración (pá­
gina 45). Sin embargo, es lógico que la accióitdedcfrSíabes no termina
en la periferia de salida de la corona de-álabes^donde existen diferen­
cias muy pronunciadas entre la? trayectoriasr^e la misma forma que
tampoco empieza exactamente en la.: “
periferia de entrada (fig. 71)P-Éá'm-
fluen^»' de los álabes se extiende
tajjpjrnás lejos del canal móvil cuan­
to mas distanciados están entre si
los álabes. En la práctica se puede
: admitir que la corriente está uni­
formada a poca distancia de la pe­
riferia del rodete.
F ig . 80. Diagrama de velocidades a
La forma del diagrama de salida la entrada del rodete, teniendo en
cuenta la desviación
res la representada en las figuras 76
y 79, donde A 2 B2 C2 corresponde a
la teoría elemental y A 2 B2 C2 es el triángulo de las velocidades rea­
les, suponiendo la corriente regularizada detrás del rodete. Los puntos
A2 y A 2 están sobre una paralela a u2, porque el caudal, y con ello la
componente meridiana c2m, no varían. La disminución de potencia
está motivada por la disminución de la componente tangencial
Ao A2 ^ u2 — c2u c2u — c2u — c3u
,La corriente efectiva de salida uniformada corresponde a un rodete
:ideal de número infinito de álabes, pero ton ángulo de salida /5'2 menor,
de forma que existe una exageración del ángulo de salida, de valor
\ = Para el cálculo posterior del difusor es importante
134 Teoría elemental de las ruedas centrífugas

hacer notar que el ángulo de la velocidad absoluta de salida aumenta;


de Os a ag.
A la entrada se tiene también una variación xx Uj de la compon
nente tangencial, que no tiene otra importancia que la de cambiar
el ángulo necesario de los álabes para no tener choque. El diagrama^
correspondiente se indica en la figura 80, para a0 = 90°, o sea,c<,u = O,
en la que A'0 Bx Cj da las condiciones de marcha sin desviación de
las velocidades, y A ,1¡B1C1 da las condiciones de marcha sin desvia­
ción. La corrección del ángulo es en este caso <3X== — (tv
En resumen, se puede decir que los triángulos de velocidades
A'o Be, C„ v A'n B, C, determinan la üotencia v el ángulo de los álabes
del difusor, y que los triángulos A %B2 C2 y A l B1 Cx determinan los
ángulos de los álabes del rodete. La desviación de entrada no se con-:
sidera en los rodetes radiales (pág. 129). Para los álabes de espesor
finito rigen las ecuaciones (1) y (4) del capítulo 16 (figs. 67 y 66).
Para poder distinguir claramente las diferentes notaciones, se'
resumen a continuación, puesto que, evidentemente, no son suficientes:
las dadas en el capítulo 16 para el caso de corriente cpngruente con
el álabe.
El subíndice O se refiere a la corriente antes de la entrada, no influida por
el rodete (triángulo A, £ , C„ figura 66).
El subíndice O con comilla (por ejemplo, c¿) se refiere a la corriente que se es-;
trecha a la entrada del rodete, a causa del espesor finito del álabe, pero sin suponer
una desviación (triángulo A't £ , C,)» o sea, para = <V<i/(fj — o t). (Estas re­
laciones son las que corresponderían a un número infinito de álabes, aunque;
entonces podría emplearse el subíndice 1.)
El subíndice 1 se refiere a una corriente que se ha estrechado a su entrada
en el rodete por el espesor del álabe, con una desviación u n i f o r m e de todos sus fi­
letes de forma que las trayectorias relativas estén dirigidas, sin choque, según el
ángulo de los álabes /3, (triángulo Ax £ , C, de la figura 80).
El subíndice 2 se refiere a la corriente a la salida del rodete en la sección es­
trechada por los álabes, en el caso de que las trayectorias relativas estuviesen'
uniformemente inclinadas, siguiendo el ángulo /?, de los álabes (triángulo A, B,¡
C, de la figura 79, iguales relaciones que en el caso de número infinito de álabes).
El subíndice 2 con comilla (por ejemplo, c't) se refiere a la corriente a la salida,
en la sección estrechada por los álabes, y considerando la desviación producida por:
la terminación de la presión del álabe, suponiendo, además, que la igualación,
de la corriente se ha efectuado ya en la periferia del rodete (triángulo A't B t C, de
la figura 79). .]
El subíndice 3 se refiere a la corriente precedente, pero considerando la pér-,
dida de velocidad debida al cese del espesor de los álabes. El triángulo de velocida­
des correspondiente At B, C „ se obtiene de Ai B, C„ de la misma forma que en
la figura 67 de la página 112 se obtuvo A , B, C, de A, B, C2, o sea, con c,« = c'lU.'
Para un número infinito de álabes el trabajo de álabe es, según'
la ecuación (18) del capítulo 17, b : - - ■ •í
1
H th oo = — (4 C
2u— U1 c0u) í25)
9 •" .’tvSB
mientras que para un número finito de álabes la expresión (9) del
capitulo 17, a, nos da : ‘1
•íiS
1 1 J
H th = (u2 C2u U1 C0u) = ~ ~ (u2 c3 U ul c 0 u ) (2®)j
9 9
Cálculo aproximado para determinar la disminución de potencia 135

Siendo la componente tangencial de la corriente absoluta de salida


c2u = c3iv que se obtiene, suponiendo en la periferia del rodete el
estado de corriente igualado, que, pn realidad se produce a una cierta
distancia del mismo.
Con entrada radial, es decir, con c0u = 0, se tiene :
rr __ u2
th oo Coii (25 a)
9
y el trabajo efectivo de álabe:
jt __ ^2 » __ ^2
•“ th -- ---- Con — ---- Co .1 /9fi /.l

En la expresión de la presión de salida, ecuación (15), página 116,


: w'2 ó u>3. sustituyen ahora a w2, según que la presión se mida antes o
después del extremo del álabe. La presión a la salida, antes del extremo
del álabe, será:
Hp = z
(27)
y para a0 = 90°, por ser tv* — u\ = c§:
H _ u | —u ¿ + c |
(28)
P 2g ^
La pérdida Z/ del álabe s^Ttieñe en cuejnta'aproximadamente en
estas dos ecuaciones multiplicandq^el'primer término por rt\x y ha­
ciendo Z/ = 0. ''
Para el caso corriente en que c0 % & , ^ 4 ?úiri figura 79) w ? — c¡
c3u)2»
.12
se puede escribir:
c p n i l p H p PCpn'Ki'r •

U ___ n ( U2 C3 » ) 2 3u
= ^ -^ 1 % -^ 1 (29)
o bien, puesto que, según (26 a), c3u = g H thju2:

HP= = i i - - s Wth (30)


2 u\

= H (l — 4 — ) = H (l - (30 a)
\ 2 Uo 1 \ 2 iñ 1

21. Cálculo aproximado para determinar la disminución


p de potencia de la bomba, debida al número finito de álabes
Los métodos exactos de la Hidrodinámica matemática, basados
en la hipótesis de líquidos ideales, emplean, en parte, la ayuda de la
figura conforme (x) y, en parte, reemplazan el álabe por una capa de

(l) Busemann : ZAMM 5 (1928) (limitado a los álabes de forma espiral loga­
rítmica).— W. Spannhake : Mitt. d. Inst. f. Strómungsmaschinen, Techn. Hoch-
scliule Karlsruhe, vol. 1 (1930).
136 Teoría elemental de las ruedas centrifugas

torbellino í1), teniendo en cuenta el espesor del perfil mediante un re­


parto apropiado de recrecidos y rebajes (método de las singularida­
des). Como hemos visto en las páginas 129 ss., la no consideración de
la viscosidad conduce a resultados que difieren mucho de la realidad.
Por otra parte, la corriente relativa tampoco es permanente, debido al
efecto de retroceso del difusor. Esta clase de cálculos no es conve­
niente para el ingeniero, pues exige un trabajo muy laborioso. Espe­
cialmente en el caso de los álabes de las turbinas axiales, con álabes
bastante distanciados, son de una aplicación muy limitada (2). Por
ello, a pesar de que estos procedimientos son tan valiosos para obtener
una base de orientación, el ingeniero precisa tener a mano una fórmula
aproximada de cálculo, suficientemente sencilla. La deducción de
esta fórmula, que damos a continuación, no es exacta. No obstante
pretende abarcar todas las influencias importantes y apoyar la sim­
plificación obtenida en los resultados de la experiencia.
Lav.causa de la disminución de potencia reside en la diferencia
de presión entre las caras anterior y posterior del álabe, y en ello basa­
remos nuestras consideraciones. Esta diferencia de presión se anula
en los extremos de los álabes (fig. 71 a). Para una mayor sim-
püfjjjación supondremos~qüe la fuerza K = y A h - b , que ejerce la
unidad de longitud de álabe sobre el líquido, permanece invariable a
lo largo de todo el álabe. En consecuencia, la diferencia de presión A h
entre ambas caras del álabe, variará en razón inversa a la anchura b
del rodete (3). Además, al final de los álabes disminuirá bruscamente
a cero, a pesar de que en la realidad este fenómeno ocurre paulatina­
mente.
(') A. B etz y J. Flügoe-Lotz : Ing.-Arch., vol. 9, pág. 486 (1938).
(’) F. Weinig : Die Strómung um die Schaufeln von Turbomaschinen,
Leipzig: Joh. Ambr. Barth (1935).
(*) La siguiente consideración, referida a álabes radiales de poco espesor y
muy juntos unos a otros, nos demuestra que la suposición d e ¿ = = const.
está más de acuerdo con la realidad que la hi*
pótesis de A h = const. Según la ecuación (6),
el momento del álabe a lo largo de la longi­
tud dr es:
dM = K r dr =y V d ( r c u),

en la cual, según la figura 81,


V
Cu = u — cm ctg/3 = rio —-2 ti r b7 ctg(3,
F:c. 81. Triángulo de velocidades resultando para la fuerza de álabe correspon­
en un punto dado del álabe
diente a la unidad de longitud:
V ctg/3
d (r cu)
(r**íu — 2 b ti
V
r dr
o bien

K 2(0 2 tir dr j

En esta ecuación, si V permanece constante, solamente varia el segundo término


Cálculo aproximado para determinar la disminución de potencia 137
l
- Nos basaremos, además, en la suposición empleada en la página 128
:sobre el mecanismo de la desviación. Consideremos (fig. 82) la linea
•normal ED que pasa por el extremo E del álabe, y tomemos la velo-
, cidad en dicho punto igual a la velócidad relativa w2 de la corriente
a la salida (fig. 79), puesto que este punto ya se encuentra en la peri­
feria del rodete. La velocidad wl2 existente
í en el punto D de la línea normal, sobre la
cara activa del álabe, deberá acelerarse en el
trayecto DG, a causa de la disminución de
i presión, para alcanzar también el valor w2
poco después del final del álabe.
Si seguimos suponiendo que la fuerza de
álabe se mantiene constante hasta la arista G, Fig velocidades a i«
a pesar de que en la realidad se produce una salida deL rodete
variación en la cara activa del álabet existirá
, en el punto E, en el dorso del álabe, la presión de salida y también,
aproximadamente, la velocidad w2. Pero, en la cara activa, el paso a
i la comente regularizada no sería continu9rlo.-qu'e deberemos conside­
rar como-admisible en nuestra suposición'. La velocidad w'I2, supuesta
en la parte de presión del final de álabe G, se calculará a partir di
w22— w’Il = 2 g r A h 2 • (31)
siendo A h2 la diferencia de presión, ^entre
ambas caras del álabe al final^del mismo,.«■
y t un coeficiente para tener en cuenta 'que

menygt;
las hipótesis hechas no se f u s tá n exacta-
~""+'’-‘a la realidad, en especial la cpj
rtgpPf de la fuerza de álabe, que erTla
r practica disminuye hasta cero, por lo cual
1'dicho coeficiente será menor que 1.
La fuerza de álabe por unidad de lon-
, gitud : ________J J i -
K = y A h b = y A h 2 b2 = y A h 1 b1 (32) F ig. 83. Sección del rodete

f que se supone constante, puede deducirse fácilmente de la potencia


con b, cuya influencia, en relación con el primer término, es de escasa importancia
en las formas de ejecución corrientes. En el caso limite de ser /? = 90° = const.
; (álabes rectos radiales), el segundo término es nulo, y, por tanto, K es constante
e independiente de la anchura del canal. Lo mismo ocurre si tanto p como b son
invariables (álabes en forma de espiral logarítmica, entre paredes laterales parale­
las). En este caso, K es también independiente de ia anchura b. De la ecuación (I)
se desprende, además, que este segundo término puede ser constante si, al crecer el
radio, P aumenta y b disminuye, lo que en cierto modo ocurre con las formas de
álabe corrientes.
De todos modos, esta consideración demuestra que la hipótesis de un valor
constante para K concuerda ampliamente con la realidad.
. Si introdujéramos en la ecuación (I) la condición A h — K¡y b = const.,
resultaría que, para valorus decrecientes de b (al crecer r), p debería disminuir muy
rápidamente, puesto que Li anchura b del rodete sólo está en el denominador en la
' parte derecha de la igualdad. Resultarían formas de álabes desfavorables, práctica-
¡mente irrealizables.


138 Teoría elemental de las ruedas centrífugas

de la bomba. El momento M transmitido por el álabe es, por una-


parte (fig. 83):
r, r,
M = z j y A h b d x r = zK l r dx,
■r i r,
en la que la última integral no es otra cosa que el momento estático
del filete medio A B de la corriente, en la sección meridiana (fig. 83),
respecto al eje de rotación. Si designamos este momento por S, se tiene
M = z K S = z y A h 2 b2 S (3 2^
rui otra pane, M w es igual al traúajo de aiaúe por segundo y V
Sustituyendo V por 2 n r 2 b2c2m(t2— o2)ll2, resulta:
M _yV7/th_ Hjh k___fa. (32 b)
cu Ui>*2 ‘2
Igualando las ecuaciones (32 a) y (32 b), se obtiene:
r| ^ -ííth ^2 ^2
A /i, = 2 n 2m u, (33)
zS u
oponiendo en esta ecuación el valor de A h2> deducido de la expre­
sión (31):
„.»*
w2 .../aj, _— 4
w¡ a ____ rl „ ^ th k
g t tí s" c2m °z (34)
zS u2
l2 t
‘2
La velocidad relativa media es, poco antes de la salida, aproxi­
madamente igual a la velocidad w2 correspondiente al número de
álabes infinito y dirigida según el ángulo 02. Si admitimos una varia­
ción lineal de la velocidad entre G y E de la figura 82, se tendrá:
w2 — w =% (w2 + w'n ) {w'2 — w'n ) = 2 w2 2 (w2— w2),
y, por tanto, según la ecuación (34):
¡ , v r2 ^2 g2
Hth---------------
W2 (w 2 — U)2) = 9 r n - j Y C 2 m — j- * -

o bien, puesto que w2 = c2m/sen fi2:

— u/2
iv0= g, H th *2 4L2 u2 O9 n
'2 ------------r
- 17T
•'t T e ------ —
; —sen p2
r2 (35)
“2 * l2
Agrupando todas las magnitudes invariables para un mismo rodete,
poniendo
r2 ío-_£2
rs i _ _ sen^ (36;
p= TnTs t :
se obtiene:
m2 — íUj, = p (37)

Teniendo en cuenta que w'2 y w2 son vectores de diferente direccióü


Cálculo aproximado para determinar la disminución de potencia 139

«s conveniente, dentro del mar o de esta consideración aproximada,


tomar vectorialmente la diferencia w2 — w2. De la figura 79 podemos
escribir: V,
U)2 1^2 — %^2 = ^2 C<
y puesto que, según las ecuaciones (25) y (26),
u
Hth oo — Hth = ~ (c2u ^3u)>

jj resulta de la ecuación (37):


■f^th oo Hth ~ ^ t h P»
o bien :
#th oo = H th (1 + P)
La ley senoidal de la expresión (36) concuerda con los cálculos
en el líquido ideal (pág. 141); pero, debido a que los efectos de la vis­
cosidad, que, según vimos en la página 129**- tienen gran influencia,
disminuyen al aumentar p2, los ensayosTft'ndiquidos reales no concuer-
dan con dicha ley. Por este motivo agrupamos en la ecuación (36) sen /?2
con el coeficiente r en un nuevo coeficiente (*):
y)' — t 71 sen = k sen. /%■'''"* " (39)
cuyo valor se indica en la págin^l42.
Admitiendo, por otra parte, que»«Pc'oeficiente de estrechamiento
(f2— cr2)//2 difiere poco de l y.$ei tendrá : -.J p f ****

P= V
pudiéndose escribir X

#th OO — H th (1 + y>'

Esta expresión es también válida, de acuerdo con su deducción, para


el caso en que la corriente de entrada al rodete no sea perpendicular
a la velocidad tangencial. Se puede aplicar a toda clase de rodetes,
aunque en las turbinas (pág. 131) tp' es muy pequeño, e incluso, a
veces, puede ser negativo.
La altura que hay que añadir a Hth para que el cálculo del rodete
pueda hacerse mediante las ecuaciones de la teoría elemental, es, pues,
para un mismo valor de (}2, inversamente proporcional al número de
alabes z y al cociente S¡r\, siendo S el momento estático del filete
medio meridiano A B respecto al eje. Los álabes cortos en la dirección
de los filetes líquidos meridianos dan, por tanto, una disminución de

(*) Este coeficiente se designaba en la 1.* y 2.» edición por y, pero en la


actualidad este símbolo ha sido normalizado para representar al coeficiente de
presión 2 g H¡u\.
140 Teoría elemental de las ruedas centrífugas

potencia mayor que los largos, pues S¡r\ es pequeño. La dismin


de potencia permanece invariable siempre que se cumpla :
r2
—L- = const.
zS
Las ecuaciones (41) y (42) se hacen comprensibles si se conside
la presión sobre el álabe es tanto menor cuanto mayor es el ni.
de álabes z, y el momento estático S, o sea, la longitud portan
álabe, y que, además, los álabes están más juntos y, por consigu
el agua va mejor guiada cuanto menor es el radio r2 del rodé
relación a S/r2, es decir, respecto a la longitud portante del álab
r,
,i
¡Vi Para los alabes radiales se tiene: S = ! dr r = — (r| — rf}, o

por lo que
t
#th OO— H th (1 “f* 2 —
K * ■ “ 2 1—
— (r^rj,)2
Con el valor corriente r2 = 2 rv p = 8/3 rp'/z, resulta :

Ha
co = Ha, (l + ¿
•L
Para los álabes axiales, r2 = r1 = r y S = re, si e (fig.
representa la longitud axial del álabe. Se tendrá
!
. \ z eI
o bien, siendo 2 r ti/z igual al paso de álabe /:

Para los álabes de doble curvatura (que se tratarán detalla


r> 1
en el capítulo F se determina S = j r d x mediante la forma
Ti
es decir, mediante sumandos de pequeños trayectos A x (= 5 ó 1
sobre el filete medio, o sea, el que se considera correspondien
sección meridiana. Luego,
.¿5
5 = Ax2 r
rt
o sea, igual al producto de A x por la suma de los radios de los
de gravedad correspondientes a los trayectos A x considerado
Discusión de la fórmula aproximada

-'el caso de utilizar álabes intermedios parciales (fig. 138)


Mel valor z S de la ecuación (41) de la siguiente expresión:
z S = zl S1 + z2 S2 (48)
el subíndice 1 se refiere a los álabes completo, y el 2, a los
jrtos. •
procedimiento de cálculo que ha sido deducido será también
>t en el capítulo 72, a las coronas de álabes en reposo, esto es,
)res de aletas.
de salida. Entre los ángulos a2 y a'2 de la velocidad ab-
s salida, tanto para número infinito como finito de álabes,
figura 79, la relación :

tg <*2 = tg a2
iciones (25), (26) y (38) podemos encontrar que
*'£íu_ _ 9 ^ th (1
í&’u 9H th +T U1 u '2 u
(««>
e resulta, para el caso de entrada radial, o sea, cou = 0:
^2u

tg «2 - Qrj- p f tg (51)
igulo de desviación de la.-.corriente absoluta de salida es
‘ ^
y 22. Discusión de la fórmüfa>'*aproximada.
Valores empíricos de y>’
educciones anteriores reflejan perfectamente las relaciones
curvados según una espiral logarítmica, ya que en ellos
áota 3 al pie de la página 136) la presión del álabe está en
Dartida uniformemente a lo largo del canal. Busemann ha
), mediante la figura conforme, la comente del líquido sin
! 0). Sus valores de cálculo (representados en una curva)
icarse, debiendo tenerse en cuenta que el líquido sin roza-
scomporta de forma distinta del real (cap. 20, b). Si compara-
‘ lores correspondientes a la entrada sin choque, deducidos
curva, con los resultados de la ecuación (41) se ve, como se
&s adelante (2), que la consideración aproximada refleja per-
té bien las relaciones para el liquido sin rozamiento, e incluso
í.con la ley de los senos de la ecuación (36). Los cálculos de
¡no son suficientes para formarnos un juicio a fondo sobre
de las fórmulas aproximadas deducidas anteriormente.
3arte, el álabe de forma espiral logarítmica es sólo un caso
1, vol. 8, pác. 372 (1928).
el capítulo 42, a, de la segunda edición de este libro.
142 Teoría elemental de las ruedas centrifugas

especial para el cual el caudal correspondiente a la entrada sin cho-:


que aumente con el ángulo de salida (i2, según una ley determinada.:
Además, para otras formas de álabe, la presión de álabe se distribuye'
de modo diferente, debiendo tenerse en cuenta, además, según se ha
comprobado, la influencia de los difusores a la salida. Tampoco se han'
considerado los efectos de la viscosidad. De todo ello se deduce que.
solamente los ensayos nos pueden dar la aclaración necesaria sobre la
bondad de las fórmulas obtenidas, lo cual resulta tanto más difíciL
cuanto la disminución de potencia se ha de calcular de la diferencia
entre dos valores del mismo orden de magnitud, por lo que no pueden'
evitarse (brandes Hisnprsinne»;
A pesar de que poseemos gran cantidad de resultados de ensayos'
efectuados (1), no está todavía bien determinada la relación que existe
entre el coeficiente y' y el ángulo /S2. La ley senoidal, según la ecua-,
ción (39), no se ha comprobado exactamente. Existe, sin embargo, un.
aumento limitado de y ’ al crecer (}2. El autor calcula las bombas con
difusor (o con cámara espiral) con el siguiente valor:
y' = 0,55 a 0,68 + 0,6 sen (i2 (53
por término medio :
V/ = 0,6 (1 + sen &) (53 a)
Este valor y' es sólo aplicable, de momento, a rodetes radiales
con álabes curvados hacia atrás y con una relación de radios r1/r2< 1/2.
Experimentando con álabes radiales más cortos en dirección radial y,
por ello, con una curvatura hacia delante, parecidos, por tanto, a los
álabes axiales, se llegó a valores de y' más elevados (2).
La causa de ello podría atribuirse a la curvatura de los álabes
hacia delante y a la carga considerable del extremo de salida, aquf
usual. Estas influencias son muy prolijas de explicar adecuadamente/
Se las tiene en cuenta un poco a ojo, multiplicando, además, el valor
de la ecuación (53 a.) por el factor (1, 6 a 2) r¡Jr2, y, por consiguiente,,
calculando con el valor rectificado:
(v')corr = (1 a 1,2) (1 + sen (54>
'2
En los álabes axiales rj/r2 = 1 y en los álabes radiales cortos de'
algunos ventiladores « 0,9. En ambos casos se supone una línea
de esqueleto de los álabes en forma de arco de circulo. Si el extremo
de salida es más plano, disminuye y'. Más datos sobre la disminu­
ción de potencia en los álabes axiales en la página 290.
(**) W. S c h u lz : VDI-Forschungsheft, vol. 307. — E. S c h r ó d e r : Das Fór-‘
derhohenverhaltnis einer radialen Kreiselpumpe. Tech». Hochschule Braunschwei(p
(1933). — T a i j i r e K a s a i : On the exit velocity and slip coefficient, etc. Memoirs
of the Fac. of Engineering, Kyushu Imp. Univ,*Fukuoka (Japón), pág. 69 (1936). —
O. H a n s e n : Untersuchugen ilber den Einfluss des endlichen Schaufelabstandes.
an radialen Kreiselrádern. Techn. Hochschule Braunschweig, pág. 66 (1936).
(*) Véase F r. G r a g e r : Ib. d. braunschw. wiss. Ges. (1953). — R. K r e t s c h -
m e r : Jb. d. braunschw. wiss. Ges. (1953).
Discusión de la fórmula aproximada 143 A
En los rodetes centrífugos propiamente dichos, con r jr 2 < l¡2, em­
pleamos, como hasta aqui, el valor no modificado de la ecuación (53)
o (53 o), independientemente de la relación eventual de los radios,
porque las experiencias hechas con él son satisfactorias. Lo mismo
vale para los álabes semiaxiales, alargados en la dirección del flujo,
como es corriente cuando el número de álabes es reducido (capítu­
los 56 y 57).
¡ Los valores xp' de la ecuación (53) son aplicables tan sólo a bombas
con difusor de aletas que se acerquen mucho a la periferia del rodete.
^Aumentando el espacio intermedio entre el rodete y el difusor, la dis­
minución de potencia es mavnr • nnr tanto tomtiíón rv oí c:
vez de difusor de aletas se emplea una cámara espiral, se produce
asimismo un aumento de xp'.
Hay que contar, por consiguiente, con un aumento considerable
del valor de la disminución de potencia cuando se emplea un espacio
anular sin álabes como dispositivo de guia único (págs. 368 ss.) (*),
y, por cierto, la diferencia es tanto mayor cuanto menor es el ángulo cig,
que forma la velocidad absoluta c3 con dirección tangencial. Con
ángulos ot3 < 10° el aumento de xp' puecle ascender a más del 30 %,
mientras que con ángulos de a3 w 203 y mayores, a los que se tiende
'en los difusores centrífugos, la diferencia es reducida.
Estas observaciones muestran que el dispositivo de guía influye
en alto grado en el diagrama de la corriente, en el canal del rodete, y
seria inútil pretender calcularla pérdida de'potencia, por ejemplo,
mediante cálculos basados en un liquidó ideal, o a partir de experi­
mentos con haces de álabe$,4 isladó*s.
u las máquinas soplantes se e m p ls ^ ^ fo rin a especial de álabe
cuya dirección es la de un radio, que en la entrada está curvado,
árgo de un pequeño trayecto, en dirección axial, para que no se pro­
duzca choque (fig. 284). En los álabes de este tipo, apropiados para
velocidades tangenciales extremadamente elevadas (es decir, compreso­
res), xp' es aproximadamente igual a 1,8 ; por consiguiente, es, poco más
o menos, un 50 % mayor que el valor resultante de la ecuación (53)
con f}2 = 90 °. La causa de ello puede aquí atribuirse a la intensa i. ,
formación de espacio muerto, pues falta el efecto de aspiración por
fuerzas centrífugas, ya que ahora la velocidad tangencial de la capa í
“‘limite es la misma que la de la corriente de paso. {
Es menester tener en cuenta que xp' aumenta con /?2, de acuerdo
con la ecuación (53).
El campo de variación, relativamente elevado, atribuido a xp' en
la ecuación (53), es admisible, porque la variación de la altura de ele­
vación sólo alcanza una pequeña fracción de aquélla. Tampoco hay
que olvidar que el trazado del álabe entre el ángulo de entrada y el m
de salida no se tiene en cuenta en la ecuación aproximada. En los pri­
meros cálculos del proyecto es recomendable dar preferencia a los m
valores límite superiores.
0) Véase O. Hansen : Nota 1 de la página 133.
144 Teoría elemental de las ruedas centrífugas

En los rodetes axiales con mayor separación de álabes (héli


ces), el estudio puede efectuarse de acuerdo con los razonamientí
usuales en el caso de alas portantes de aviones (pág. 319 ss.).

23. Bombas de reacción y de acción


Las bombas, al igual que las turbinas, pueden dividirse en dos
grandes grupos. Si el aumento de presión Hp, en la ecuación (27), tiene
un valor positivo (es decir, sLla. presión ala salida del rodete es .supes,
rior a la de la entrada), la bomba sp llama de reacción. En este caso,
la energía "de presión, o potencial, del agua a la salida constituye una
fracción importante de la energía total. El aumento de presión en el
difusor que sigue al rodete y, con ello, también la velocidad c3 a la
salida del rodete, pueden ser relativamente pequeños.
Por el contrario, si Hp = 0 (es decir, si la presión a la salida del
rodete es igual a la presión a la entrada), se tiene una bomba de acción.
En este caso, toda la energía comunicada al agua se halla representada
por la energía cinética de la velocidad c3 de salida, y es de una necesr
dad absoluta la disminución progresiva de esta velocidad en el di­
fusor. Como esta difusión (cap. 13, b) produce necesariamente pér-'
didas importantes, como en los canales divergentes, resulta que las1
bombas de acción tienen menor rendimiento que las de reacción,
a pesar de no existir pérdidas por fugas en las juntas. Solamente es-j
tán indicadas en donde pueden disponerse difusores adecuados (máqui-;
ñas soplantes, capítulo 172, b), o donde es necesaria la creación de ve­
locidad, como en las bombas de inyección parcial, que se utilizan'
raramente. En este último caso, el rodete, en la porción que no re­
cibe agua, tiene su entrada y su salida en comunicación ; no esí
pues, posible admitir una diferencia de presión entre esos dos'punto;
Las bombas generalmente trabajan por reacción. Para la entra*’
radial tenemos :
u _ _ gH/rjh ■■
2 c3 C O S C tg c3 C O S O }
luego, su velocidad tangencial es relativamente elevada, ya que c¿ es
pequeño. Por tanto, las bombas de reacción precisan un número
más elevado de revoluciones, o un diámetro mayor que las bombas
de acción. Esto se aclarará ampliamente en los capítulos siguientes
La relación: i*
Hp (diferencia de presiones entre entrada y salida del rodete)
r—
H (altura de elevación)
representa el grado de reacción. Éste es 0 en las pocas bombas dé
acción que raramente se presentan, y en el caso normal oscila entre
0 y 1. El otro caso limite r = 1 es, como veremos más adelante, apro­
ximadamente el de una bomba hélice de pocos álabes. (Si esta bomb:
tiene directrices de entrada para evitar la rotación del líquido [pá
Elección del ángulo /}, del álabe a la salida 145

•ginas 343] puede ser incluso mayor que 1). Cuanto mayor es el grado
r a p ¡ d e z ^ S s m o ntrada perPendicular al tanío mayor es la

pued^emplearse*fa «uaclén ' (So¡a),(en ’efrasS m o°-% 0 "conTo í'uaf' "


Jh_ 1 C*u = i _ 9
H 2 u, 2 u¡ (55)
Poniendo c,„ - c,«/(1 + p) = (ut ~ c, m ctg 0,)/(l + p), se tiene
1 1
(56)
den se°rnícCKnrCÍal d? rea?ción>y, P<>r tanto la rapidez, en el caso general
1 ángulo p,a 0es
___, •penta(fig
pequeño lo mismo
91 a) si la "relación c,w/u,C*"/U*
“ reiaC10n es grande como si el «¡
es «rande
I . b t ¿ g„Ük y « d^ ° i „ eg j a r PSe lm e a 85 y Slg“ 1Cn,eS' par“ ,0S rode,es “x¡,,,es se

24. Elección del ángulo p2 del álabe a la salida *


El ángulo pv a la entrada, viene determinado perfectamente por
la condición de una entrada sin choquenETángulo p2 y otra magnitud
son indeterminados, puesto que son necesarias tres condiciones para
| lijar el triángulo de salida, y la ecuación fundamental sólo impone
tana condición. *
Se puede plantear, pues, la cues^ón dé si debe ser menor,
igual o mayor de 90°. Las fondas de álabes.correspondientes a estos
tres casos se han dibujado en las figuras 84 a 86. Para los tres casos
i? e ^a Raptado el mismo ángi^q, de1entrada 0V Se nJ?o< 90°
_ ^S—están curvados hacia atrás, QOftjjflSScrón al movimiento,
t ~y~&-^>_90o están cürvadbsnacia delante, Los canales
..derrabe que resultan son evidentemente muy diferentes y correspon­
d e n a las formas dibujadas debajo de cada figura, obtenidas llevando
i las. secciones del canaLaobre. una línea media rectilínea de igual lon­
gitud. En la figura 84 el canal móvil es más largo y se ensancha más
^sua\ emente que en las figuras 85 y 86. Cabe preguntarse — en vista
I dicho en la página 73 — si la corriente podrá seguir el notable
[ensanchamiento representado ejpjas. figuras_85 y 86, sin formación
de desprendimientos, aunque el canal se estrechase en el sentido per-
jpendicular al plano del dibujo. En el canal móvil, la rapa lím itp tipnp
'a misma velocidad angular que el rodete y, por tanto, está_sujeta a
nayores velocidades centrífugas que la corriente, que tiene sólo la
(componente tangencial^,,; es decir, Tiay un deslizamiento u — cu con
rrelación al rodete (fig. 81). Hay—que ..admitir^.pues., que la eapa_lí-
§e_desliza en el sentido de la corriente, a pesar del aumento jie
presión ;.p£i:q_este^ deslizamiento es tanto menor cuanto-mayor es_ft,
l^ea, cuanto más inclinado.es el álabe respecto a la periferia. JLa ex­
periencia^ demuestra claramente que los grandes ensanchamientos son
desfavorables. I¿s evidente que, como se indica de trazos en la figura 86,
pueden mejorar las proporciones adoptando espesores de pared va-
10. P f l e i d e r e h : B o m b a s c e n trifu g a s .
riables; mas, a pesar de ello, el canal es demasiado corto, y su curvatura,
demasiado pronunciada.» Las formas de canal de las figura§-&5 ü- 86
son más indicadas p araun sentido de corriente inverso, es decir, paja
ios rodetes de las turbinas, pues en este casojin estrechamiento nota.-
ble significa^incluso una mejora, reduciéndose el rozamjentg_nLser
cortosTos canales. En las bombas, los álabes curvados hacia ati;ás
(figura 84) dan mejores rendimientos que las otras dos formas.'--'
Qil ángulo 02 tiene^también una importancia considerable sobre
la altura de elevación. En la figura 87 se han dibujado los triángulos

F ig. 84. Alabe cunado F ig. 85. Alabe radial F ig. 86. Alabe cunado
hacia atrás /?, < 90° P, - 90° hacía delante /?, > 90° •

de velocidades de salida para cinco ángulos 02 diferentes, correspon­


dientes a los cinco vértices A, B, C ,D ,E , siendo el último escogido
de forma que AC = CE. La velocidad tangencial L M — u2 es la
misma en los cinco casos, lo mismo que la componente radial (° me" ,
ridiana) c2m = c2 sen Oj, por suponerse iguales el diámetro exterior del
rodete y el caudal. Suponiendo la entrada radial, la altura de elevación
teórica Hxh «> es, según la ecuación (25 a), proporcional a la componente
tangencial c2u = c2 eos a2, o sea, partiendo del punto en que.es nula,.,
a AB, AC, AD y AE. En el primer caso, con <£ 02 = AM L, noj
se transmite ninguna energía al agua, (para número infinito de álabes).;
Este ángulo representa, por tanto, el valor mínimo de 02, que en rea-,
lidad no debe ser alcanzado. Si se descendiese por debajo de este valor,l
ifth o, seria negativo, es decir, que el rodete trabajaría como una turbina
radial centrífuga de admisión interior.. La altura H thoo crece con /?a.v
En consecuencia, los álabes curvados hacia delante dan, para las misr^
mas proporciones, una altura teórica de elevación mayor que los álabes
curvados hacia atrás; o, dicho de otro modo, facilitan, para un nú­
mero de vueltas determinado, úna considerable disminución del diá­
metro del rodete y, con ello, un abaratamiento considerable de la bomba.
Esto se puede explicar también por el motivo de qus el cambio de
Elección del ángulo del álabe a la salida 147

. dirección a que se fuerza la corriente, y con ello la presión de álabe,


'■son mayores. Según la figura 88 se ve, al propio tiempo, que la veloci-
! dad absoluta de salida c2 también aumenta y representa una mayor por-
I ción de la altura Hth «1 de forma 'que el efecto de reacción disminuye.
‘ Cuanto mayor se hace /$2, tanto más se aproxima la bomba a una bomba
i de acción, con los inconvenientes señalados en el capítulo anterior, pro­
minentes de la necesidad de transformar grandes velocidades en presión
i Si la velocidad meridiana es igual a la entrada y a la salida del
^rodete, es decir, c2m =; c0, la porción de trabajo creado por el rodete

F igs. 87 Y 88. Relación entre. elvtiBabajo de álabe H a i ' á n g u l o 0,

¿labes infinito es :

(57)
'[ Puesto que, para u2 constante, ifthoo depende solamente de c2u,
f e pueden representar los valores de Hdyn y de la parte en forma de
;.energia de presión C) HPoo = H lh „ — Hdyn, en función de c2u, como
,se ha hecho en la figura 88, representando primeramente los valores
de #th 00, que, según la ecuación (25 a), dan una recta J F , y luego los
|de/7dyn, que, según la ecuación (57), dan una parábola JGF. La dife­
rencia de ordenadas de las dos lineas será: Hpeo = Hthoo — Hdyn. Esta
representación se relaciona con el diagrama de velocidades de forma
que las abscisas de los plintos .4 hasta E se obtienen trazando perpen­
diculares desde dichos puntos al eje c2(j,. Se ve claramente el aumento
de -^th 00 y de Hdyn al crecer ^ es decir, al crecer la curvatura hacia
delante, y la proporción mayor de la porción Hpoo cuando la curva­
tura es hacia atrás.(*)
(*) -frpot es igual a //p oo Z¡, según la ecuación (20).
148 Teoría elemental de las ruedas centrifugas

El grado de reacción para número infinito de álabes, tj^Hpoo/Hth «


= (1 — / / dyn)/Hth oo, es, según (25 a) y (57):
Ce» r ^ m á l i í o ) (58)^
00 ' 2 U2t ®
Sigue el curso de la recta ON.
Para los casos especiales representados por los tres puntos A, C
y E del diagrama de velocidades, el grado de reacción es eviden-

F ig. 89. Dependencia entre el mejor rendimiento interno alcanzable. el níunero de Alabes:
y el ángulo de salida p, en una bomba hidráulica. (Según O. H a n s e n j

temente igual a 1, % y 0, respectivamente. El punto E , con el ángulo


02 muy obtuso, todo el aumento de energía se expresa en forma de,
velocidad, mientras que si /?2 = 90°, la energía potencial Hvot es igual
a la mitad de H th
Para el caso de número de
álabes finito rige la ecuación (56),
de la cual podríamos obtener con­
sideraciones similares.
En resumen, puede decirse
que los álabes curvados hacia atrás
Fio. 90. Dependencia entre el mejor ren­ exigen una mayor velocidad de
dimiento interno alcanzable y el ángulo de
salida Pt. para una máquina soplante rápida rotación para una misma altura
c o n d if u s o r d e c a j a e s p ir a l, s in a l e t a s d ire c
t r i c e s a la s a lid a d e l r o d e te . (S e g ú n
de elevación y un mismo diáme­
F . K luge) tro ; o para una misma velocidad
de rotación, un rodete de mayor
diámetro y un cuerpo de bomba mayor que los de álabes curvados
hacia delante. Pero aquéllos funcionan con mejores rendimientos
de álabe r¡h, a consecuencia de la forma más favorable del canal
y, en especial, debido a la menor transformación de velocidad en
presión en el rodete. El aumento del rozamiento en el rodete [ecuación
(87 a), cap. 15, a], debido a la mayor velocidad tangencial, y el au­
mento de las pérdidas por fugas, al ser mayor la presión en la junta
Elección del ángulo /?, del ¿labe a la salida 149

no coíi^gucn anular, por regla general, aquella ventaja. Ambas


perdidas, de las cuales la más importante es el rozamiento del ro­
dete, hacen que el rendimiento total alcance su máximo para un
cierto ángulo 9ue es tant'o mayor cuanto menor es bJD2 es
: decir, cuanto más estrecho es el rodete. La figura 89 da una idea’
: sobre los resultados de los ensayos (}) de un rodete con bJD2 = 0 06 y
diferentes álabes, con ángulos entre 13° 13' y 90°, conservando para
p1 el valor w 20 . El rendimiento óptimo se consigue, en este caso,
para p2 « 30 . En la figura 90 se han representado los ensayos de
un rodete soplante (2), que da el mejor valor para un valor mayor
de p2, o sea, a 42% porque b¿ID2 es sólo la mitad del de la figura 89,
y el ángulo de entrada — como es corriente en la impulsión de aire
según la página 150— es ’
de magnitud casi doble. La
velocidad tangencial perifé­
rica era muy elevada (u2 «
| 345 m/seg.), existiendo, por
? tanto, un fuerte aumento de
11a densidad hacia el exterior
del rodete, con lo cualaumen-
i tan considerablemente el ro­
zamiento del rodete y las pér­
didas por fugas. Hay que te­
ner en cuenta, además, como-'
| veremos en los capítulos 80 y ,
192, que la curvatura hacia *
Melante aumenta la inestabi-
'Hod de las correspondientes
rvas características. F jg. 91. Alabe rectilíneo
En las bombas centri-
5üas sóícT se encuentran álabes curvados hacia_atlás. Los valores co-
meñtés sonpt2 = I4~~a o0°Táünqué“ fara vez mayores de 30°. En los
gases para presiones medias y altas (para las cuales se usan actual­
mente casi sólo rodetes con ensanchamiento radial y una relación
de .radios,'V7! > 2) se emplean álabes moderadamente curvados
hacia atrás, con /?2 = 40 a 60°. Solamente los compresores para
motor de aviación, coia sus enormes velocidades periféricas, se cons­
truyen, por razones puramente mecánicas, con álaLes radiales rec­
tos, /?2 = 90" (fig. 284). Por lo general, existe la tendencia de em­
plear, para los gases, ángulos /?2 tan grandes como sea posible,
a fin de ahorrar peso y evitar números de revoluciones demasiado ele­
vados. Esto se ve claramente en los ventiladores, en los cuales es
frecuente encontrar valores de /92 > 90°. El empeoramiento del rendi­
miento desempeña un papel poco importante, puesto que la altura de
elevación la constituyen sólo las pérdidas de carga (pág. 423).
(l) Dissertation O. H a n se , fig. 34, pág. 35.
(*) F. K luge : Forschung, vol. 11, págs. 228-237, fig. 12 (1940).
150 Teoría elemental de las ruedas centrífugas

En los álabes axiales y en los radíales cortos (íig. 127) hay que adoptar la cur­
vatura hacia delante, ya que de otra forma el álabe no ejerce acción alguna. Si
se conservan las anteriores suposiciones (c„ = ctm y entrada radial), despreciando
el espesor finito del álabe, podemos calcular el ángulo de salida del álabe, inactivo, j
o sea, el valor mínimo admisible para ¡3t. Según la figura 87 :

tg fftmln —
U,
Se ve que á, puede ser tanto menor, con relación a /3„ cuanto menor es fi/r,,.
o sea, cuanto mayor es el trayecto radial del álabe. El álabe curvado hacia atrás,
es decir, curvatura convexa con relación al sentido de giro, es sólo posible en la
rueda radial con suficiente trayecto radial. Para la rueda axial con r, = r» es
Simín = 5„ es decir, el álabe inactivo es rectilíneo. Por esta razón, el álabe activo
debe curvarse según el sentido de rotación, es decir, hacia delante. Lo misino
norlemns decir mira el rodete radial de álabes cortos. r,/r. 1 . oue encontramos
en los ventiladores. En el rodete radial corriente, el álabe recto A ti flig. yi) tiene
un ángulo de salida /3,x, que depende de fii, según la siguiente ecuación:

eos /J* = eos (60)


como resulta de la aplicación de la ley de los senos al triángulo OAB. Esta clase
de álabes rectos han sido adoptados durante muchísimo tiempo, por razones cons-
tructivas, en los turbocompresores, y hoy en día siguen teniendo todavía impor­
tancia. Se echa de ver que ha de aumentar con /3j. cuando se pretende una
forma de álabe determinada, por ejemplo, una curvatura moderada hacia atrás.

y 25. El coeficiente de presión xp;


fórmula aproximada para la altura de elevación
En muchos casos es necesario tener una idea.del diámetro del
rodete D2, o de la velocidad tangencial u2, que son necesarios para
alcanzar una determinada altura de elevación. En este caso es eficaz!
el empleo del llamado coeficiente de presión xp = 2 g H¡u\, de donde:

H = y$ - (6l|
2g
Esta fórmula 0 se puede deducir directamente de la ecuación funda­
mental, si todas las velocidades varían proporcionalmente a u2, es
decir, si la disposición de los álabes permanece semejante y r¡h
varía. El coeficiente de presión xp constituye una representación sia
dimensiones de la altura de elevación (pág. 439). Poniendo
u2 = n D2 n/60, jja
y agrupando todas las constantes en un coeficiente k, se tiene :
H = k n2 D¿ (62)
En las ecuaciones (61) y (62), xp y k dependen de /?2 y de c2m/u se g u ir
lo dicho en el capítulo anterior. Para el caso de entrada radial, Oq = 90°^
se tendrá:
9 — u2c3u o

(‘) Evidentemente, xp no es más que otra forma de expresar el valor u/V2 aH


corriente en la construcción de turbinas, ya que éste es, según la ecuación (ol),
gual a VT¡xp, si u = ut.
E l coeficiente de presión <p 151 V
resultando :
= ¿9 V hr“~ - = 2 r¡h - ^ f c t gí?2) (63)
ux<i 1 -Jr;P
El grado de reacción r varía a la inversa de xp, y transformando la
segunda expresión de la ecuación (55), obtendremos:
V = 4 Vh (1 — r) (64)
Para expresar xp en función de los valores que se emplean en los pro-
¥ i
r
¥ r 1/
tP
V p
V -
qss p
P £* 710
V *
r P - p r '
Jr*

- 1 P ■l» QfiS
h . j,v
¥ - p ..
CjB- ¥
qss f"
*•
y --
V ■ y -i f
¥ < r- ./
¥ * T*
r fí;
Q9¡ - V ¥ W v
& &

V - 0- 0

5 y constante k de la ecuación (62).


c o rre s p o n d ie n te s a d o s lim ite s d e l c o e fic ie n te d e e n t r a d a * * e n f u n c ^ ó ^ d e 11^,. L a
c u r s a s u p e n o r s irv e p a r a el a g u a ; la inferior, p a r a el a ire

yectos, escribamos: c2m/u2 = c2'/c „ • o con c„ = cl/2 y refi-


riéndonos a la ecuación (61):

c2m__c2m E]¡ - 9 H __ c2m 1/—


u2 co y 2 g H /]/ xp c0 ^
Introduciendo este valor en la ecuación (63), se obtiene una ecuación
cuadrática en y xp, de la que se obtiene por sencillo cálculo :

Vh
v ? - y A2 -f 2
1+ P
siendo

A = e V" l 2 ni
ctg £
1+P
152 Teoría elemental de las ruedas centrífugas

La figura 91 a da una idea de la dependencia de los valores de \p, k y r


de /i2, tomando como parámetro e — c0/|/ 2 g H. Se ha supuesto
c2m/c0 = 1. Vh — 0.85, y p = 0,36. En las formas de rodete rápidos,
que se estudiarán más adelante, así como en los álabes radiales cortos
(capitulo 49), p es mayor y, por tanto, tp y k, menores. Lo mismo pode­
mos decir para las bombas sin difusor de salida. Los valores posibles
para y se encuentran entre las dos líneas dibujadas, es decir, para los
álabes radiales corrientes, y para agua, valores cercanos a la línea su­
perior, y para gases, cercanos a la línea inferior, aunque hay que tener
en cuenta que, en este último caso, se toma un número de álabes ma­
yor que el usual en las bombas hidráulicas, por lo que p se disminuye.
Hay que tener en cuenta que r¡h y, por tanto, también y, crecen al
aumentar el número de Reynolds (o sea, al aumentar el número de
vueltas o la escala de ejecución). Los números indicados se pueden
considerar como valores medios.
-V . .

D. Características de las distintas formas de rodete


26. Desarrollo de las formas de rodete
En las consideraciones precedentes hemos tomado por base el
rodete radial. Ahora queremos ocuparnos también de las otras formas
de rodete, ya mencionadas en las páginas 2 y 3, al objeto de delimitar
sus campos de aplicación. La forma fundamental del rodete radial
aparece en trazo continuo en la figura 92. De ella pueden deducirse
las otras formas- mediante la siguiente consideración. Prescindiremos
de la gran influencia que ejerce el ángulo /?2
del álabe sobre el diámetro del ro d ^ ,- I> %
i*

o en el número de revoluciones determi­


nado^ en el capitulo anterior, y manten­
dremos constante su valor. También per­
manecerá invariable el ángulo ^ de entrada. _
Entonces los triángulos de la velocidad
son iguales. Por tanto, según^la ecuación--^^
principal, todas las-velocidades, jvpof 'con-
siguienfe también ó nD$y*orTproporcio-
fa }/#, mientras que el diámet&jiiy***'"
_ do de' la aspiración y la anchura b2
’dé salida dependen, conforme la condición de Fig. 92. Relación entre las
continuidad, hasta tal punto del caudal diversas formas de rodete
de corriente V exigido, que las secciones
_________________ •___ 1 .
del flujo aumentan proporcionalmente a 1V/c; por tanto, a V ^ H .
Partiremos primero de un caso de funcionamiento concreto, es
decir, de valores fijos de V’ y H, dejando que varíe solamente el nú­
mero de revoluciones. En tal caso, todas las velocidades, principalmente
la velocidad cs en la boca de aspiración, de diámetro Ds, y además c2m,
son iguales, de modo que todas las secciones, en particular la entrada,
permanecen iguales. . - >.
* Pero puesto que n D2 permanece también invariable y Dz es inver­
samente proporcional a n, obtendremos aquí la forma radial conside­
rada hasta ahora, en la que D2IDS es grande y, por cierto, igual a 2,
hasta 3, y que tiene el mayor valor posible con el menor número posi­
ble de revoluciones. Es, pues, la forma de perfil má^lenta que se emplea.
Partiremos de esta forma I, que se ha dibujado de trazo seguido en
la figura 92. Si hemos admitido que cm es constante para el borde
lateral del rodete, también D b = const. Luego, si aumentamos el
número de revoluciones, la arista de entrada se desvía hacia den-
154 Características de las distintas íormas de rodete

tro, por ejemplo, hasta el diámetro D2 de la figura 92. Si se conserva


la misma arista de entrada, el álabe se extenderá solamente entre los
diámetros Dx y D2, obteniéndose la forma reconocida más tarde, en el
capitulo 49, como desfavorable. Para que la longitud del álabe, en reía-,
ción con su anchura, no sea demasiado corta, deberá retirarse hacia
dentro la arista de entrada, acercándose evidentemente más y más
cada vez a la entrada axial, debiendo adoptarse el ála­
be de doble curvatura. El rodete tendrá entonces la
forma II, dibujada de punto y raya, que podemos
considerar como rodete de velocidad media. Si segui­
mos aumentando el número de revoluciones, la arista
de salida sólo podrá acercarse más al eje si la dispo­
nemos inclinada. Resulta así la forma III (fig. 93),
del rodete rápido, en el cual, a consecuencia de la
inclinación, disminuye el valor medio del diámetro de
salida. Para una inclinación más manifiesta de la arista de salida se
obtiene, finalmente, la forma IV, que se representa en la figura 93 a,
llamada rodete axial o hélice, en la cual la arista de salida es casi radial.
Se podrían obtener también las cuatro formas de rodete indica­
das, conservando invariables el número de revoluciones por minuto
y la altura H. y aumentando paulatinamente el caudal V. En tal caso
permanecería constante el diámetro P 2. mientras que Ds y b2 aumen­
tarían con V. En la figura 92 se ha formado de este modo el perfil indi­
cado, de trazos, de un rodete de velocidad especifica media, con la an-
chura de salida b” v el cual es semejante en todas sus partes a la
forma II, desarrollada anteriormente con el diámetro Dó.
Si, finalmente, hubiéramos conservado constantes n y V partiendo
de la forma I, hubiéramos obtenido para H decreciente los otros tres
tipos de rodete, puesto que, por un lado, cs y c2/„ disminuirían—es
decir, la limitación izquierda del rodete se desviaría en el sentido
de un ensanchamiento del rodete —, y por otra parte, u2, y con ello
también D2, disminuirían.
Las cuatro formas de rodete desarrolladas se caracterizan por lo
siguiente :
I Pequeño número de revoluciones por mi­
Forma de rodete I
nuto, o pequeño caudal, o gran altura
(rodete radial)
( de elevación'relativas.
Forma de rodete II ( Número de revoluciones por minuto me­
diano, o caudal, o altura de elevación
(rodete Francis) medianas.
Forma de rodete III ( Gran número de revoluciones por minuto,
(rodete helicoidal) o gran caudal, o pequeña altura de ele­
vación.
Forma de rodete IV f El mayor número de revoluciones por
(rodete axial o hélice) ñuto, el mayor caudal o la menor altura!
de elevación.
Número de vueltas especílico 155

Se puede aumentar la.altura de^deyarión por encima.de los limites


correspondientes al rodete de la forma I, disponiendo varios rodetes
en serie, es decir, adoptando la disposición de varias fases (pág. 3),
para la cual es evidente que entra sólo en consideración esta forma I.
Inversamente, se puede rebasar el caudal por encima del li­
mite de la forma IV, disponiendo varios f ,
rodetes en paralelo. Debido a que la forma IV /
{por la cavitación o proximidad de la velo­
cidad del sonido) sólo es apropiada para al­
turas de elevación pequeñas y, además, por sí 17'
ser generalmente nreferihle la salida radinl /
se utilizan más corrientemente las for­
mas I a III.
En los gases se utilizan poco las for- Fio. 93 a. Rodete axial
mas II y III, por no ser adecuadas para la
construcción con piezas forjadas o laminadas (págs. 3 y 4). Allí
donde serían apropiadas, es decir, principalmente para ventiladores,
se emplean las formas indicadas en el capituló 49, o bien las hélices,
para reducir el coste, debiendo forzarse' éstas, del mismo modo que
se higo antes con el rodete radial. Aplicando varios rodetes en para­
lelo, en el primer caso, o varias fases, en el segundo, se puede cubrir
todo el campo intermedio, correspondiente a las-formas II y III.

**#
27. Número, desvueltas especIljcÁ^'
- _ , *
^ ^ p a diversidad de formas de rodeté^ÉSárrolladas en el capítulo
ajP&ior, precisa una forma sencilla de caracterizarlas. Podemos con­
seguirlo basándonos en los diferentes números de revoluciones por
minuto para unos valores fijos de V y H, denominándose «número de
vueltas específico» el número de vueltas de una bomba geométricamente
semejante a la considerada, pero dimensionada para una altura de
elevación de 1 m. y un caudal de 1 m3¡seg. Este número característico
lo deducimos a base de las siguiente consideraciones :
Supongamos, primeramente, la bomba invariable, y pasemos,
variando las revoluciones por m in u tó la altura de elevación*Hl = 1 m,
•conservando el mismo estado de choque (o sea, por ejemplo, sin cho­
que), con lo cual los triángulos de velocidades permanecen seme­
jantes. Admitiendo un rendimiento de álabe rjh constante, obten­
dremos las siguientes nuevas magnitudes de funcionamiento:

n, == nn JW
____ ii —
—= = número de vueltas relativo
\!H
V
~r= = —— = caudal relativo
]¡H }H
'f 156 Características de las distintas formas de rodete

Y puesto que la potencia útil es proporcional al producto de la altura


de elevación por el caudal,
_ Nn
N nl = M g iV g i N ,■
L- = potencia útil relativa (1 b)
H]/H H]/H
Si ahora queremos obtener un caudal relativo Vx = 1 m3/seg, conser­
vando la altura de elevación Hl = 1 m y los diagramas^ de velocida­
des, no será posible más que variando todas las dimensiones del
rodete. El caudal, debido a la igualdad de velocidades, es proporcional
a la sección; o sea, al cuadrado de las magnitudes lineales: por ejempL,
al cuadrado del diámetro. Sin embargo, el número de vueltas varía en
proporción inversa al diámetro, para que la velocidad tangencial per­
manezca invariable. Las nuevas magnitudes, cuyo subíndice será q,
cumplen las siguientes igualdades :
V j: 1 = D2 : = h$: nf (1c)
o sea:

J /h Y v [ = ^ L
111 ]¡H

r M ( /
(2)
ni = ? j p ü
Hasta hace poco en Alemania se tomaba—contrariamente a lo que
se hacía en Inglaterra (*) y Estados Unidos — el número de vueltas espe­
cífico, en relación a 1 C V de potencia útil y 1 m de altura de eleva­
ción, en vez de referirlo, como ahora, al caudal de 1 m3/seg y a 1 m d
altura de elevación (véanse la 1.a y 2.a edición de este libro). Tomand
1 C V de potencia útil y una altura de elevación de 1 m, con la misma
deducción anterior resulta, poniendo solamente en (1 c) N nv en vez
Hgt s •
n ]/N„
"s = //*/.
o con
y VH
*N„
* n = 75

n = ] / ^ - n f r . 1 /jL n ,
lls | 75 H'i* \ 75 1
Este número característico na(similar al de las turbinas), empleado
hasta ahora en Alemania para las bombas centrífugas, es

(l) En Gran Bretaña se tomaba como base 1 galón ( = 4,546 1) por minuto,
a la altura de elevación de 1 pie (= 0,3048 m), con lo cual riq inglés = 47,13 riq =>
13,0 n ,. En USA, el galón tiene otro valor (3,7851), de modo que riq usa = 51,64 n 9
Si se relaciona con el pie cúbico, en vez del galón, se tiene: n9 = 2,437 /iq.
Número de vueltas específico 157

7eces mayor que el nq deducido primeramente, y para el agua, con


= 1000 kg/m3, es igual a 3,65 nq. El ns tiene el inconveniente de que
en el mismo interviene el peso específico y, por tanto, varía según el
liquido a elevar. Se puede salvar'‘este inconveniente indicando la
clase de liquido para el cual se fija el coeficiente, gpr ejemplo, para
[el agua. -*-•
En este libro emplearemos el valor de nqi según (2), que es apro­
piado lo mismo para líquidos que para gases, y sólo debemos recordar
que del mismo se obtiene el ns, utilizado hasta ahora para el agua,
multiplicando por 3,65 (!).
El número de vueltas específico es independiente, según se ha
visto en su deducción, de la escala de ejecución de la forma de rodete
correspondiente, ya que su reducción a fí = 1 m y V = 1 m3/seg da
siempre el mismo rodete. De acuerdo con laá consideraciones del capí­
tulo anterior se desprende que los números característicos aumentan al
crecer n ó V, mientras que disminuyen al crecer H. Indican, pues,
al propio tiempo la rapidez de maróha, la capacidad de admisión y el
valor inverso de la capacidad de presióruSe^ podrían designar, por
tanto, no sólo como número de vueltaS'^^ecífico, sino también como
capacidad de admisión o.como capacidad inversa de presión.
Para las formas de rodete desarrolladas en la página 154 se obtie­
nen los siguientes límites de número de vueltasj^peotficós :
Forma de rodete I (rodete radial) rodete lento^--'-*'*
' nq, = ? 4 r a 3 8 (na = 40 a 140).
» » » II (rodete Fraijcisfrodete normal - *
nq = 1 4 0 a 300).
* III (rodete helicoidal) Tocféte rápido:
nq = 82 a 164 {ns = 300 a 600).
» # » IV (rodete axial o hélice) rodete más rápido:
nq = 100 a 500 (ns = 365 a 1800).
Se puede adoptar una forma de rodete determinada, o el corres­
pondiente número característico, para cualquier condición de funcio­
namiento posible, es decir, para cada par de valores de V y H, siempre
que se tome el número de revoluciones por minuto conveniente.
.Ño obstante, como el número de revoluciones por minuto se puede
mover sólo dentro de unos límites reducidos y, además, la ejecución
de bombas demasiado grandes, o también de canales demasiado estre­
chos, son prohibitivos, resulta que para cada par de valores V y H
existe sólo un cierto campo del número de vueltas específico ade­
cuado. La libertad de elección queda todavía más limitada, debido
C1) Si se quiere tener un número característico que sea independiente de si
t rodete se emplea en una bomba o en una turbina, deberá referirse a //th = 1 m,
«n vez de a H = 1 m. En la ecuación (2) se sustituirá H por Hm = Hlrjh (en las
turbinas, por H r¡h siempre que H designe la altura de salto). Se suponía aquí que
Ja disminución de potencia por la posición separada de los álabes, esto es, el número
y' de la ecuación (40), página 139, y la corriente de paso no están sensiblemente
influidos por «1 número Re.
IU 1U UC 1U U C IC

a la cavitación en los liquidos y la proximidad de la velocidad de)


sonido en los gases.
La velocidad de las bombas centrifugas se ha ido aumentando,'^
consiguiéndose cada ve? mayores caudales en una sola máquina.
El número de vueltas especifico se refiere, fundamentalmente,
a un solo rodete. Si una bomba tiene i rodetes en serie, de acuerdo-
con la ecuación (2), el número de vueltas especifico de cada rodete
será veces mayor, y si tiene / rodetes en paralelo, ]'/ veces menor
Como ya se ha indicado en la página 155, las formas de rodete
II y III se emplean raramente para los gases, siendo, por tanto,
más amplios los campos correspondientes a las formas T y TV nV>tP-
mendose formas forzadas de propiedades menos favorables, a no ser-
que adoptemos la disposición de rodetes en serie o en paralelo.
a) Influencia de /S2, e=cm l]2gH , c2m/c0my del número de álabe.
La dependencia entre la forma del rodete y el número de vueltas
especifico la hemos deducido suponiendo invariables, en todas las _
formas de rodete, f}2, e y la variación de c„„ asi como el número de
álabes z. No obstante, se utilizará su influencia relativa sobre las for­
mas de rodete para ensanchar el campo de los números de vueltas
específicos prácticamente ejecutables para cada forma de rodete,
y dando, por tanto, si es conveniente, un valor mayor a /?2 al rodete
lento que al rápido, y el menor ^2 posible a la bomba hélice, siempre
y cuando la consideración del rendimiento o la obtención de curvas
características determinadas (pág. 436) no obligue a separarse de esta
regla (por ejemplo, en las bombas de alimentación de calderas). Por la
misma razón se tendrá que aumentar el valor de e al crecer el nú­
mero de vueltas especifico (según se explicará más en concreto en
el capítulo 29), puesto que el ángulo del álabe en el filete de.
corriente exterior sólo puede variar dentro de ciertos límites. La misma
limitación existe para c2;n/c0,n por razones constructivas, debiendo;
adoptarse nuevamente en las hélices el valor 1, corriente en los ro­
detes lentos.
En los capítulos 30 y 31 se indicarán las relaciones convenientes
entre la forma del rodete, el coeficiente de entrada e y el número de
álabes z. En cuanto al ángulo /?2, no existe alguna dependencia formal
con la rapidez de marcha, siendo, por lo demás, distintas las condiciones
para los líquidos que para los gases, como ya se indicó en la página 155.!
La variabilidad del rendimiento manométrico rjh con la escala-
de ejecución (pág. 172) modifica también la dependencia de la forma
del rodete de los valores nq ó ns, lo mismo que las variaciones del diá­
metro del eje, que para un mismo rodete puede ser tanto menor cuanto-:
mayor es el número de revoluciones por minuto adoptado.
b) Expresión sin dimensiones del número de vueltas específico.1
En la expresión representada por (2) ó (4) del número de vueltas espe­
cifico encontramos los inconvenientes de que tiene dimensiones, resul­
tando valores de nq ó ns (nota 1, en la página 156) para los países de
Elección del número de álabes 159

sistema de medidas distinto, con lo cual se dificultan las operaciones


del comercio exterior. Si escribimos

n„ = 77 J l
(5)

se obtiene fácilmente una expresión sin dimensiones, refiriendo, además,


el número de vueltas nal segundo, y el volumen, a la tercera potencia
de la unidad de longitud. La introducción de la aceleración de la gra­
vedad g es necesaria, puesto que la columna de líquido H representa
la diferencia de presiones deseada entre sus niveles superior e inferior,
solamente en el eamno grovedsd de la TLxxa. La anuía y n produce
eJ ampo de gravedad 1 la misma presión que la altura H en el
ampo terrestre. Se entiende por n'q el número de vueltas de una de
las bombas ejecutadas semejantes en todas sus partes, que da para
ma altura de elevación 1, en el campo de gravedad 1, el caudal por
¡egundo 1. Es de esperar que se generalice el empleo de este número
¡aracteristico.
En el sistema métrico, en la expres$jp^5), <7 = 9,81 m2/seg, y si
¡onservamos la referencia a la velocidad n por minuto, se obtiene:
Yv
n '= 0 ,1 8 2 n j — = 0,182 nq ^ (5 a)
V
28. Elección del; número de llabes
La elección de un númej$->de^álabes peque^)-representa tener
ma educida superficie de rozamiento, a d ^ ^8 e'sim p lificar la cons-
pero, al propio tiempo, se aum enta la prpsión rlp áln h p y m n
üo^^iferencia de velocidades entre las dos caras del álabe. creciendo
¡siniismo la doble transformación de velocidad, que va libaría necesa-
lamente a la presión de alabe (fig. /I a). Debido a todo ello, aumentan
as zonas de desprendimientos y las pérdidas correspondientes. Por lo
|emás, al ser mayor la presión de álabe, disminuye la capacidad de
ispiración, es decir, aumenta el peligro de cavitación. Es imposible
,fíucir por cálculo el número de álabes más adecuado, partiendo de
das estas consideraciones.
L Para nuestra deducción supondremos que las condiciones más favorables se
sentan cuando el número de álabes se reduce al mínimo, pero existiendo toda-
una cierta conducción de la corriente. Esto representa que debe existir deter-
da relación entre la longitud L del álabe y el ancho am del canal. Refirión­
os a la figura 109, correspondiente a álabes de simple curvatura,

el subíndice m se refiere a un elemento de álabe medio, L w e/sen


7 sen pm = rm sen/?m/z, se obtiene, poniendo estos valores, después de
;tuar operaciones:
: = 2 ti C sen* /?„ ( 6)

expresión no tiene todavía en cuenta que, con la adopción de un valor de B,n


or, se hacen muy largos los finales de álabe libres A B y C D, que caen en cierto
160 Características de las distintas formas de rodete

modo fuera del canal y que, en realidad no


Por esta razón es de temer que la expresión ( 6 ) nos de valores ae z a e m a s i d u u p e
queños para los álabes con poca inclinación. Esta dificultad se salva tomando, en
vez del cuadrado de sen pm, la primera potencia (*), y escribiendo.
z = 2k ~ sen P„ (7)

€n donde * comprende todos

I = e/sen debe ser proporcional a la longitud


del perimetru del circulo medio del ó abe. -
Para un rodete de forma comente, las letra
v r representan, en la ecuación (7 ) y refiriéndo­
lo s ^ largura 95, la longitud desarrollada y el radio
deí centro de gravedad de la linea media de co­
rriente A B , respectivamente, y ^ » el ángulo medio
del ¿labe de laP línea de corriente que le corres-
POnd!rn ú reV ”T r u 1 ac & ^ í >e'2«xpenmentaL
E s tañto S r cuanto mayor es el espesor d«
¿labe s a la entrada, en relación con e, puesto que
e estrechamiento del álabc a 1a entrada no debe str
demasiado Brande. Se puede tomar con los rodé
tes de fundición k = 6,5, de forma que
(7 a)',
2 = 13 — sen
e
Para las bombas radiales, rm = */« Cri + rt)» e ~ r* r*’ P°r 10 11116
+ 3 .+
6,5
r, + ri -_ 6,5
r- Dt + Di. sen
2
(8)
r,— 2
En los turbocompresores, en los cuales se e ^ e a n á la b j

maTua\U5oeúoqsearepo s ib 1 e 'í o ^ n .c o n d ó n .«
£comonode°urreaeneel S J ’t f S * ! » , E S * * * *5*

(fl8USi,1ecuaciones(7)a(9)sepuedenem
pleartam
biénpa
Fio. 95
laS alEnaioserodetesráxiales se vuelve a la forma de la ecua
ción (6), tomando allí C = 2,5. Entonces puede escribirse:
Tm
z = 5 ti - j - sen1
Pi + P*. (9
2
obien: 2 r 7i 0
zL 2,5 sen
Ji +

resultanforzosam
entedistanciasm
ayoresentrelosálabes.

¡ á É s i
El coeficiente de entrada e

29. El coeficiente de entrada e = c0m/|/2 g H


En primer lugar hay que demoiírar que al elegir un determinado
valor para e queda fijado el ángulo relativo de entrada y, con ello, tam­
bién el ángulo de álabe (Jv
Consideremos las relaciones en el punto ax de la línea exterior
de corriente axa2 (fig. 92) y supongamos asimismo que la arista del
álabe sobresale en la entrada axial, como acontece generalmente en
las instalaciones de gran potencia. Para ello tomaremos por base el
caso general en que c0 se halla arbitrariamente inclinada en una posi­
ción oblicua respecto a la periferia y tiene validez el diagrama de
velocidades de la figura 66, con Uj = ula = ;rDJn/6Q. Entonces existe
un giro en la boca de aspiración y, con ello, una componente tangen­
cial cou en el punto av como sucede con frecuencia en los compre­
sores, en especial en los compresores axiales (pág. 287). A esta com­
ponente tangencial vamos a caracterizarla mediante el coeficiente
relativo de giro: ‘
= (io)
la
que en el caso corriente sin giro es igual a /. J^torrces* el coeficiente
de entrada e queda evidentemente definido por

diámetro Ds de la boca de aspicádKrf esta ligado al caudal V


PQ|J(rcondición de continuidad. Supongamos que la sección de entrada
es igual a k ;rDf/4, en donde k tiene en cuenta la influencia del estre­

del cubo):
r
II

r DI
Entonces,
V - * ”D?c
4
en donde :
nom (^la Cqu) &Qa
Asi resulta :

de donde:
162 Características de las distintas formas de rodete El coeficiente de entrada e 1G3

Para usos prácticos, la ecuación (14) se t/OV/UUt/ U iV jW *


límite del ultrasonido, de manera que en los gases no puede dudarse
; de la conveniencia de grandes ángulos Poa> además de que por ello,
? . = r . 1 / ____ (14 a) conforme la ecuación (14), las dimensiones del rodete se hacen menores.
2 ! n k b , co tg $0 a (No obstante, en las máquinas axiales hay que tener en cuenta la
Pero, puesto que, respecto a la ecuación (13), necesidad de recuperación de las grandes velocidades de salida que
van ligadas a los valores elevados de £.)
ór JiDs n Con los líquidos debiera generalmente darse mayor peso a la
E= t g t f 0a
1/2 gH 60 V2 gH consideración de la capacidad aspirante, de manera que en ellos
los valores pequeños de /90 son lo normal. De todos modos, también
resulta, introduciendo en la ecuación (14) el valor de Ds y después aquí hay que tomar en consideración las ventajas Ho w :j-
‘fe*-* entrada grandes en relación con el rendimiento y las dimensiones del
rodete, en aquellos casos en que la cavitación tiene importancia (por
e= ■Srtg/3,, 1/ 240 n*V ejemplo, en las fases superiores de las bombas multicelulares).
60 1 2 9 < tg ft,. H-l-
“ f t f k i ,tg En especial, es preciso hacer hincapié en que la determinación
I 12
Aquí —— = n$. Juntando los valores numéricos con g = 9,81 nJ/seg, que ha de tomarse afecta tan sólo al ángulo /?0 de la velocidad relativa
de entrada, y no al ángulo del álabe. Por lo común, este último
resulta : ha de ser mayor que /?¿, dado que la influencia- dé la contracción de
.N <5r n 7 (15) entrada y del espesor del álabe predomirfáíT sobre la desviación de en­
e = 0,0341 tg A>. trada (págs. 121 y 282).
T T
Tomando los valores límite de /90a muy amplios, tales como
Esta expresión es la general para el coeficiente de entrada. Según /?0a = 14° a 36°, entonces, según la ecuación (15)jssurta :
,4
ha sido indicado, con ausencia de giro se tiene <5f = 1.
Se echa de ver que tomando £ queda también determinado el £ = (1,25 hasta .2,52) Í0-2 .|.-^=r-) * (16)
ángulo de entrada del álabe /90fi. También se advierte que £ ha de •' \ W ! ..
aumentar al hacerse mayor la velocidad, si es que para /?0a se exigen
En los cálculos práctico$fBs;'^n general, recq^nedÜatle servirse de
valores determinados. Pero esto último es realmente lo que acontece
la ecuación anterior o de la ecuación sto es principalmente
(según será mostrado en los capítulos 37 y 43), y por cierto sin tener
ne^prio en el caso de rodetes axiales,J pues en ellos, tanto el estre-
en cuenta la magnitud de <5r, es decir, la existencia de un giro de en-|
clffliento del cubo k como el número relativo de giro dr oscilan dentro
trada (tratándose de gases). de amplios límites.
Por consiguiente, en el cálculo del rodete habría que prescribir En los rodetes radiales es generalmente dr = 1 ; por otra parte,
propiamente este ángulo /90a y calcular Ds a base de la ecuación (14), •
/ k puede tomarse aquí por término medio igual a 0,8. Con estos dos
lo que seria tan intuitivo como la admisión del coeficiente de entrada £, i valores de la ecuación (16) se tiene :
y tendría la ventaja de que este ángulo impuesto, como es indepen­
diente de la forma del rodete, tiene un valor óptimo conocido. £ = (1,35 hasta 2,71) 10~2 nq'l> (17)
Pero para el principiante es natural partir de la velocidad de o bien, escribiéndola de otro modo:
entrada absoluta c0 ó c0m, esto es, de e. Vamos a determinar ahora
este valor de £ con mayor precisión. = 0,29 hasta 0,58 (— (17 a)
La magnitud óptima del ángulo (}0a puede condicionarse, en el 100
caso del agua, teniendo en cuenta la cavitación (la mayor altura de Las relaciones deducidas hasta aquí tienen validez para todos
aspiración posible), y si se trata de gases, teniendo en cuenta el ultra­ ■los rodetes cuya arista de aspiración se introduce en la boca de entrada
sonido (número de Mach). En el capitulo 37 se mostrará que la capa­ y cuyo punto más exterior ax se encuentra aproximadamente en la
cidad de aspiración óptima se tiene aproximadamente para el ángulo parte cilindrica de dicha boca de aspiración. En los álabes radiales
/90a = 18°. El ultrasonido condiciona, según el capitulo 43, valores esto ocurre solamente para números de revoluciones necesariamente
de j?0a = 32, hasta 35°, magnitud que es casi el doble de la antes ci­ superiores a nq « 45 (n4 = 164). Por debajo de este límite, la arista del
tada. Tanto en el.caso del agua como en el de los gases hay que tener rodete se traslada a menudo hacia la parte radial de la sección
tamién en cuenta la necesidad de mantener pequeñas las pérdidas por del rodete; por consiguiente, detrás de la curvatura, para que resulte
rozamiento, lo cual exige ángulos de entrada tan grandes como el. posible el álabe de simple curvatura. A causa del aumento de Dv
164 Características de las distintas formas de rodete

disminuye /30. Por consiguiente, los exponentes de la ecuación (1/)


habrían de reducirse tanto más en relación con el valor anteriormente
indicado de 2/3, paralelamente a nq, cuanto más se acerca la arista
del álabe a una posición paralela al eje. Es muy corriente hacer igual
a cero el exponente de la ecuación (17) por toda la región del difusor
lento, y elegir:
e = 0,1 hasta 0,3 0®)
Según lo dicho anteriormente, en todas las ecuaciones propuestas,
desde la (16) hasta la (18), se toman los coeficientes inferiores para
los líquidos, y los superiores para los gases.
Con la ecuación (17) se obtiene para la velocidad de entrada com=a]2 g (n* 1 ) ’
siendo en esta eíuación a el coeficiente citado. Esta expresión muestra que e.» no
depende doctam ente de H, como era de esperar, dada la manera cómo ha sido
deducido el valor de e. De todos modos, queda justificada la introducción del coe­
ficiente de e S O a e , pues con ello se establece la conexión con el número de revo­
luciones especifico, y, además, para una misma forma de rodete, c aumenta efec­
tivamente, asimismo, en proporción de 1 H.

30. R e n d i m i e n t o y r a p id e z d e m a r c h a .
L ím ite d e a p l i c a c i ó n d e la s b o m b a s c e n t r í f u g a s

La consideración de las diversas formas de rodete deducidas en


el capítulo 26 muestra que el aumento de rapidez lleva consigo una ]
disminución del diámetro del rodete y, en consecuencia, de la superficie:
de rozamiento, tanto interior como exterior, del mismo. La velocidad-
en los canales del rodete se mantiene generalmente dentro de los
mismos límites, por lo que es de esperar que las pérdidas de álabe;
disminuyan al aumentar la rapidez. Lo mismo ocurre respecto al ro- ]
zamiento de rodete y las pérdidas por fugas, como lo demuestra la j
siguiente consideración. ]
La expresión que nos da el rozamiento del rodete en L\ (8/ fl), ¡
página 107
N r = const. u |D 2y,
se puede escribir en función del coeficiente de presión y, sustituyendo us
por la expresión:
u2 = 1 2 gHjtp,
en la cual y se puede considerar constante para las mismas relaciones
<le salida, o sea, para unos mismos valores de p2 y c2m¡u2. Resultará,
pues: ¡
N r = Jt1 H * / . D | y (19)

si k, = const. (2 g/y)'1'.
De esta expresión deducimos que el rozamiento en el rodete crece
proporcionalmente al cuadrado del diámetro del mismo, para una altura
de elevación dada H. Por ello se tomará el menor diámetro admi­
sible, es decir, el número de vueltas mayor que sea factible. Los ro­
Rendimiento y rapidez de marcha 165

detes rápidos tienen, por tanto, un rozamiento de rodete menor que


los lentos.
En las pérdidas por fugas ocurre ^lgo parecido. De todos modos,
se puede comprobar también que la potencia perdida por fugas es
menor, en relación con la potencia útil, al crecer nq, ya que la sección
de junta disminuye algo. Esta disminución resulta de que la veloci­
dad de entrada cs se toma tanto mayor cuanto más elevado es el valor
de nq, como se ve claramente
de la ecuación (17), empleada
para el cálculo del valor de e.
Por todo lo dicho es de es­
perar que el rendimiento de la
bomba mejore al aumentar nq.
La experiencia lo confirma
plenamente. La figura 96
nos da los rendimientos ob­
tenidos con bombas de una
sola fase, sin directrices de
salida, para pequeñas y me­
dianas potencias (*), construi­
F ig. 96. Aumento del rendimiento con el núme­
das en serie, debiéndose tener ro de vueltas específico, segúnjv KKisam (KSB).
en cuenta que, para un mis­ Curva a : Bombas de-cániara espiral sin difusor
previo. Curva b : Bombas con difusor
mo valor de nq, el rendimien­ de aletas de_ aletas antes de-te' cámara espiral
to depende también del nú­ ' í ' '
mero de Reynolds (o sea, de las dimensiones de la bomJbar.V del nú-
^ r° j e ^ ° ^ uc*ones)' También influye el tipo-.de^tímstfücción (elec-
■Cló° ála^e de simple o doble curvatmTtipo de directrices)
y, un^^Pen taimen te, la calidad de la ejecución (pulido de las pare­
des, tipo de los anillos de cierre) (cap. 32).
De todo lo dicho se deduce que existe un número de vueltas espe­
cifico por debajo del cual el rendimiento de la bomba centrifuga es
antieconómico. Al disminuir nq, resultan los rodetes cada vez más
estrechos. Si tomamos como límite inferior n = 10 (ns = 36,5), se
tiene como condición límite para la elección de bombas centrifugas:
n fV
^ 10 (20 )
I I '>

H'¡
V ;> 100 (20 a)

II £ 0,0464 n'ó V'/. ( 21)

. Por tanto, elegido un número de vueltas determinado (que deberá


,ser lo mayor posible), vemos que para las bombas centrífugas no son
f ;K m sa m : Z. VDI.vol. 94, núms. 11-12(1952); véase también K R üts -
CHi.SchweizerBauz., vol. 209, pág. 63 (1937). ÜTS
'i'U
16C Características de las distintas formas de rodete

adecuados los caudales muy pequeños o las alturas de elevación dema­


siado grandes. Es desfavorable, además, la concurrencia simultánea
de ambas condiciones, o sea, pequeños caudales a grandes alturas. Si en
las ecuaciones ponemos el número de vueltas mayor posible de los
motores de corriente alterna a 50 Hz, o sea, n = 3000 revoluciones por
minuto, se obtienen los siguientes valores limite:
( 22)
(23)
Y nnr pjpmnln empleando la ecuación (22) para H = 30 m, resulta
Vmín = í.82-10-3 m3/seg = 1,82 1/seg, y de la ecuación (23) para
V = 1 lt/s. — 0,001 m3/seg, se obtiene H máx = 20 m.
Para aire, el coeficiente de entrada e es mayor que para agua.
Esta influencia se compensa por tomarse valores mayores para ,
con lo que los limites anteriores apenas varían. En los turbocompré-
sores con carga radial, cuya primera fase acostumbra tener una
altura de elevación de unos 3000 m (a fin de que el número de fases
no sea demasiado grande), se obtiene, según la expresión 20 a, como
límite inferior del caudal:
Vmin = 16,5 - 106/n2 (24)
Por ejemplo, para n = 3000 revoluciones por minuto:

Debe tenerse en cuenta que, para grandes potencias, el limite infe­


rior del rendimiento y también el de la rapidez de marcha deben
tomarse mayores.
Si el caudal exigido es menor, o la altura de elevación deseada es
mayor que los que pueden obtenerse con el número de vueltas elegido
para que resulte un rendimiento aceptable, hay que recurrir a la dis­
posición de varios rodetes en serie, cada uno de los cuales tendrá
mayor rapidez y, por tanto, mejor rendimiento que la máquina de una
sola fase, de igual potencia y número de vueltas. Cuanto menor es V,
tanto menor es para el número de vueltas, adoptando la altura máxima
de elevación admisible por fase (ecuación 21), y, en consecuencia, será
mayor el número de fases. Por debajo de un cierto caudal, distinto
para cada número de vueltas, incluso la disposición de varias fases
en serie deja de ser adecuada. En este caso, la bomba centrifuga tiene
que ceder el puesto a la bomba de pistón.
La influencia favorable de las grandes rapideces de marcha sobre
el rendimiento se compensa, en parte, debido a que el rendimiento baja
rápidamente por otros conceptos (choques de entrada importantes
y formación de corriente secundaria, página 414). Tampoco hay que
olvidar que la capacidad de aspiración empeora (pág. 195) en el caso
del agua, y que la proximidad de la velocidad del sonido tiene una in­
fluencia desfavorable en el caso del aire.
Consideraciones sobre las bombas de varias fases 167

31. Consideraciones sobre las bombas de varias fases en serie


y de varias fases en paralelo
L1
Anteriormente hemos visto que la ejecución de una bomba con
varias fases en serie es necesaria tan pronto como la bomba de una
sola fase, de la misma velocidad, entra en el campo en el cual la curva
7]—nq disminuye sensiblemente, ya que, para un mismo número de
vueltas, la rapidez de marcha de cada rodete de la bomba de i fases
es ¿‘/i veces mayor. Cabe preguntarse si esta preferencia de ejecución
en varias fases en serie puede mantenerse si al elegir el número de
vueltas existe completa liDertaci, pero raramente ucune esiu último.
Para las consideraciones siguientes supondremos, además, despreciable
ia variación del peso específico.
Si suponemos, en primer lugar, que el diámetro del rodete perma­
nece invariable, tanto para la ejecución en una como en varias fases,
las pérdidas por fuga y por rozamiento influirán de la siguiente forma :
Al repartirse la altura de elevación en ijfeses; las presiones engen­
dradas en cada fase-son la i-ava parte'¡''£vEfis pérdidas por fuga la] i-ava
parte, en el caso de que los juegos se conserven iguales (puesto que no
se compara la suma de las pérdidas volumétricas en cada fase con
respecto al caudal, sino las pérdidas de una sol^Jasej'.De existir dis­
positivo hidráulico de compensación del empuje, hay que añadir el
caudal perdido por dicho motivo, pero ello-no" modifica el resultado
en contra de la bomba multicelular,. El rozamiento de los i rodetes de
la bomba multicelular es,,£egún Ta ecuación tit*

(25)

si los subíndices I e i se .refieren, respectivamente, a la bomba de una


y_de varias fases, por lo que el rozamiento de rodete se reduce a la
]/t-ava parte, a pesar de existir mayor número de rodetes.
La suposición de ser iguales los diámetros D2 de los rodetes en la
bomba de una y de varias fases no se cumplirá en la práctica para un
^mismo caudal V. Más bien es D2 mayor en las bombas de varias fases
que en las de una sola, en contra de lo supuesto, siempre que D.,IDS
permanezca invariable, puesto que la menor altura de elevación por
fases exige menores velocidades y, por tanto, mayores secciones.
Queremos considerar esta circunstancia para mayor simplifica­
ción, adoptando para ello formas de rodete geométricamente seme-
;jantes, es decir, el mismo número de vueltas específico nq, para
la ejecución en una y en varias fases. Esto sólo será posible, según la
.ecuación (2), si el número de vueltas de la bomba de una fase es igual
al correspondiente a la bomba de varias fases multiplicado por el fac­
tor i *, y si las dimensiones del rodete de la primera [como se verá más
claramente en la ecuación (36), página 171], resultan de dividir las de
la segunda por i 1*. Por ello empeoran las relaciones en la bomba
168 Características de las distintas formas de rodete

multicelular con respecto a la bomba de una sola fase. A consecuen­


cia de la semejanza geométrica, todas las pérdidas internas por fase, ¡
— es decir, rozamiento de rodete, pérdidas por fuga y pérdidas de
álabe, de lo que sólo se excluye la pérdida de descarga —, están su­
jetas a la ley de Reynolds, según la cual, para un kg/seg de cau­
dal, corresponde una pérdida de energía por rodete: h„ = k u2!2 g,
siendo k una constante que disminuye al crecer el número de Reynolds, •
y u una velocidad cualquiera, por ejemplo, la velocidad tangencial.
Puesto que ahora uj = i u] y, además, la pérdida total de los i rodetes:
_ : k Ul ul (26)
lvi
'2 g 1
las pérdidas antedichas están en la misma relación que kt y kit pero k¡
es menor que k¡, ya que el número de Reynols del rodete de la bomba
unicelular es, a pesar de ser menor el diámetro, más elevado que el de
la bomba multicelular, o sea:

= u*Dj ^ 1ui Dd[X,i = (26 a)


Ret Uí D í üíD í

Además, en las bombas multicelulares hay que tener en cuenta las


pérdidas en la conducción entre fases, que en los rodetes radiales son
de bastante importancia.
Resumiendo, vemos, prescindiendo de la pérdida por descarga,
que, eligiendo un número de revoluciones por minuto más adecuado y
despreciando las variaciones de densidad del flúido, el rendimiento de
las bombas multicelulares es peor que el de la unicelular.
Por otra parte, tenemos una perfecta semejanza geométrica, por
tanto, en el pequeño rodete de una máquina monocelular: hay una
menor rugosidad superficial y una junta más pequeña, cosas que no
siempre pueden conseguirse en los procesos de construcción.
El caso omiso de la pérdida por descarga que de propósito hemos
hecho hasta aquí, sólo puede admitirse raramente. Si se tiene en cuenta
que la energía de descarga es, en el caso multicelular, sólo la i-nésima
parte de la pérdida en el monocelular, quedan fundamentalmente
modificadas las circunstancias en todos aquellos casos en que la recu­
peración es importante, aunque imperfecta. En la bomba y en el com­
presor, el difusor acoplado trabaja con pérdidas. En la construcción
axial, esta influencia es tan considerable que, en general, el rendimiento
aumenta con el número de fases. En cambio, en la construcción radial
(figura 142) son importantes las pérdidas por transmisión entre fases, y
por ello es problemático decidir una cosa u otra. Se echa de ver que la
construcción de un buen difusor final tiene a veces importancia deci­
siva, no sólo en el tubo de aspiración de la turbina de Francis o de
Kaplan,sino también en las máquinas multicelulares, y que las pér­
didas del difusor pueden obligar al empleo de números e ó cp moderados
(página 175).
Leyes de modelos y fórmulas de conversión

Es obligado el empleo de varias fases cuando el número de vueltas


previamente escogido es pequeño (pues entonces la rapidez, impuesta
por ello, es pequeña), o se ha excedido de la altura de aspiración per­
mitida, o se ha pasado del limite del súpersonido. En los compresores
de alta presión, la construcción monofásica exigiría de ordinario núme­
ros de revoluciones demasiado elevados y conduciría muy abajo en la
región del ultrasonido, con sus elevadas pérdidas. También desempeña
aquí un papel la eventual consideración de un intercambio térmico
‘(superficie fría en el compresor).
Por lo general, es de observar que el rendimiento de cada fase
por separado es tanto mayor, según el capítulo 30, cuanto mayor es
el número de vueltas específico del rodete de la fase. Es recomenda­
ble proyectar éste con la mayor relación b¡D posible, dentro de la
limitación que representa la consideración del número de fases.
La disposición de varios rodetes en paralelo es —en cuanto al ren­
dimiento y si se tiene en cuenta el supuesto de la existencia de una
semejanza en los álabes—siempre más desfavorable que la ejecución
de un solo rodete, ya que el número de Rqynglg^disminuye. No obs­
tante, solamente son adecuadas las formas de rodete lento para un
^número de vueltas determinado (bombas de acumulación, máquinas
soplantes para altos hornos), por lo que debe recurrirse a la subdivi­
sión cuando los caudales son muy importantes,.-^•pesiar de que al
propio tiempo puede ser también necesaria la subdivisión de la altura
de elevación, a fin de reducir el peligro de Cavitación o la velocidad
periférica (figs. 280 y 281).

M Leyes de modelos y fórmulas^dtT conversión


p f f iT ddisminuir
i: el riesgo de una ejecución errónea, antes de pro­
ceder a la construcción de nuevas máquinas de gran potencia, es con­
veniente efectuar ensayos con modelos reducidos, pero de ejecución
.exactamentesemejante a la máquina proyectada; o sea, que el modelo
reducido tenga el mismo número de vueltas específico. Los resultados
obtenidos con el modelo nos darán, con suficiente seguridad y a la
escala correspondiente, las características de la máquina a tamaño
natural. Además, existe la posibilidad de poder convertir los resulta­
dos para máquinas mayores o menores, así como también para otra
clase de flúido.
Además de la completa semejanza geométrica (que deberá exten­
derse también a la rugosidad superficial y a los juegos, cosa difícil de
Realizar), se deben cumplir las siguientes condiciones, si se quiere con­
seguir una semejanza completa de la corriente, o sea, una concordancia
absoluta en la estimación de las pérdidas:
Igualdad del número de Reynolds Re = cdjv. Además,
para el agua, igualdad del coeficiente de la superficie de cavitación
(capitulo 37);
para los gases (sin refrigeración), igualdad del número de Mach
i/v características ele las distintas formas de rodete

(o bien el coeficiente de sonido S, de que se tratará en el capítulo 43);


del exponente adiabático x = cp¡cv. (Para más detalles, véanse lo
capítulos 43 y 117.) . ,
La igualdad de la proximidad de cavitación es importante so
lamente en las cercanías del límite de la altura de aspiración adm¡*l
sible. En los gases debe considerarse la igualdad del número de Mach.J
cuando la velocidad del gas es superior a 100 m/seg. La igualdad de
solamente tiene sentido si al mismo tiempo es igual el número de Mach.1
La igualdad de x se cumple, en principio, para los gases cuya molécula]
tiene el mismo número de átomos. En muchos casos es suficiente man-i
tener itnial el niimprn Hp RpvnnlHs Si CP tJpnpn Pn miento tnrlns Ja!
puntos de vista expuestos, serán concordantes no sólo los rendimientos,']
sino también cualquier propiedad en el funcionamiento, tanto para]
el caudal normal como para caudales inferiores o superiores a éste.1
Para obtener el número de Reynolds c d¡v, se acostumbra a tomar]
para d el diámetro del rodete D2, que en lo sucesivo señalaremos por DA
para abreviar. Para c se toma la velocidad tangencial u2, por lo cual]
podremos utilizar para Re las expresiones u2 D/v ó n LP/v, o, según la]
ecuación (61), capítulo 25: ]IH D/v. En la práctica no tiene importan­
cia que la última expresión tenga dimensiones. También puede ad-1
mitirse Re = V/D v, porque V ~ c D2. Esta forma para Re tiene la ven-j
taja de que varía con la forma de rodete, es decir, es proporcional]
a n|, si los otros números Re permanecen iguales. Esto sale a relucir]
cuando, en el campo considerado, se toman diversos modelos, o má-j
quinas con nq distintos, lo cual puede ser necesario para llegar a des-j
cubrir relaciones generales, y, por tanto, cuando ya no existe una]
semejanza geométrica. Hay que considerar si no es mejor tomar]
para D el diámetro del tubo de aspiración 0), pues caracteriza la an-j
chura de los canales.
La igualdad de los números Re en el modelo industrial y en elj
modelo reducido exigiría evidentemente, para este último, un número!
de vueltas exagerado y prácticamente no alcanzable, en el caso de que
la viscosidad cinemática permaneciera invariable. Para el agua se ¡
puede subsanar este inconveniente aumentando la temperatura de la i
misma, la cual deberá utilizarse recircúlándola. Otra solución eficaz]
consiste en el empleo de otro liquido de v menor. Incluso es usual (*)1
pasar a un flúido que tenga otro estado físico —por ejemplo, de agua ai
aire —, que a la presión atmosférica, según página 63, tiene un v consi-j
derablemente mayor que el agua, pero que al aumentar la presión dis­
minuye en forma inversamente proporcional a ésta. Desde luego, no;
se puede alcanzar, efectuando este cambio, el campo de números del
Mach, más interesante. Sin embargo, casi no existe en la práctica este]
inconveniente, puesto que las velocidades corrientes en los líquidos]
(l) A. I. S t e p a n o f f : Proc. Inst. mech. Engrs. Lond.,vol. 73, n.° 5, pág. 508j
(1951), propone en este caso para D el valor V(D{ + DI)I2. ¿
(4) Escher-Wyss-Mitt, vol. 14, pág. 116 (1941).—K eller : Schwelzer Bauz.,!
volumen 110, pág. 203 (1937).
Leyes de modelos y fórmulas de conversión 171

n relativamente pequeñas. Por ejemplo, 500 m de altura de eleva­


ción para aire exigen solamente una relación de presiones de 1,6 y una
■"relación de volúmenes de 1 : 1,044.
Esta posibilidad de adaptación' se aprovecha también en los
'gases, dando al gas en el modelo una presión muy elevada, con lo
cual n, en fíe = n E^/v, alcanza un valor aceptable. Existe el incon­
veniente de que la potencia necesaria aumenta en proporción al peso
específico.
a) Conversión de los rendimientos. Normalmente no será posi­
ble conseguir la igualdad de fíe, y, además, no puede obtenerse la se-
aucjaux-a £<~uiucc¿iia u c ia iu g u s iu d u aupcxixcicw. x ui c u u CXlSte iu
necesidad de una fórmula de conversión para el rendimiento (!).
No existe una relación apropiada para todos los casos. Calcula­
remos las relaciones aproximadas, poniendo el coeficiente de pérdi­
das 1 — t) proporcional a fíe-0, de acuerdo con la ley de Blasius.
5e tendrá :
1 — Vi = ( Rev Y* (27)
1 — Viv VU em 1
en la que el subíndice v se refiere al modelo reducido. El coeficiente a
puede calcularse con bastante exactitud ensayando la misma bomba
a distintas velocidades, con lo cual se suprimeJa-vánación de la rugo­
sidad relativa; no obstante, se puede fijárisin gra^error en 0,1. El em­
pleo para a de un valor considerablemeptfr'Tfienor que el exponente
•0,25, adoptado en la ley de Blasius(3J)7ca pítulo 13, a)^sy¿uede expli­
car por el hecho de que en la'tiorba la resiste^j^énoT m a (pág. 83)
res taa^npórtante como la resistencia d£’íí#r§fmiehto (2). Cualquiera
que(0RT ésta, el exponente se aproxima a 0.
i Pero como se trata de una rugosidad técnica (fig. 43 a) y no de
j| una rugosidad de arena, el exponente no puede igualarse a cero. Hay

(l) Véase también F. S t a u f e r : Z. VDI, vol. 69, pág. 417 (1925).


(*) Otra relación, debida a A c k e r e t (véase A . M ü h l e m a n n : Schweiz.
Bauztg., vol. 66, pág. 331 (1948); además, S. P. H utton: Proc. Inst. mech. Engrs.
Lond., vol. 168, n.°*28 [1954]) es:
* — r¡i í_ / Re„ \-.0
(27 a)
1 — T ¡i V 2 i. Re
En el primer miembro hay que tener en cuenta la resistencia de forma, y en el
segundo, el rozamiento de la pared. Pero es fácil demostrar matemáticamente que,
en la práctica, esta expresión conduce a los mismos resultados que la simple forma
exponencial de la ecuación (27) con a = 0,1. Cabe incluso sustituir la forma más
•general y = a -j- b (Rev/Re)*, en la que ambos valores de pérdidas se hallan re-
artidos en la proporción de a a b, tomando en su lugar y = (ReíRey11, pues a -f b

Ea de ser igual a 1, y i es muy pequeña. La equivalencia de ambas expresiones salta


a la vista inmediaíamente al desarrollar las potencias en serie infinita respecto
a z y a i ¿», interrumpiéndolas en el segundo término. En este caso, el error jamás
es superior a [ln (RevIRe)}1 [(&— £»a)/2] x‘, con tal que Rev/Re < 1. El exponente a
de la ecuación (27) varía, por tanto, linealmente con la razón de la resistencia
por rozamiento a la resistencia debida a la forma, de modo que no hay por qué
pasar a la forma aditiva de la ecuación (27), además de que ésta es menos cómoda
para el uso.
172 Características de las distintas formas de rodete

que suponer qu§ disminuye al aumentar Re (1). Tomaremos valores


medios, pero tendremos presente que en un emboquillado axial re^
sultán valores de a mayores (2).
La semejanza geométrica supuesta en la ecuación (27) no puede
obtenerse, sin embargo, con respecto a la rugosidad de la superficie
y a Ia junta. Esta circunstancia es importante, sobre todo, en máquinas
de poca potencia cuyos canales han de ser fundidos. Nosotros lo tene­
mos en cuenta calculando el rendimiento r¡i0, obtenido en el modelo,
según convenga para la rugosidad relativa de la ejecución principal,
antes de introducir r¡iv en la anterior ecuación. Esto se efectúa to­
mando cp’ rji 0, en vez de r¡iv, en donde el factor cp' es manifiestamente
una función de la escala de ejecución y, por tanto, de D o bien de Dv,
y no puede ser, por caso, el número Re.
Entonces
(28)

La función cp' puede ser determinada asimismo experimental­


mente, investigando máquinas parecidas geométricamente y de ta­
maño distinto, pero ^on el mismo número de Reynolds, esto es, con
el mismo líquido de trabajo y el mismo nD2. Tales experimentos,
desde luego, no existen. No obstante, K. Rütschi ha investigado, erar
pleando agua, bombas de cámara espiral, con el mismo nD, en las qué,
por tanto, Rev¡Re = DV[D. Con el factor de transformación cp que
entonces se obtuvo, la ecuación (28) es :

Si se hace el valor así determinado 1 — (p'rjiV = (1 — <pr}¡v) ( D /D ^


en la ecuación (28), se encuentra :

A este propósito, Rütschi ha encontrado, además —lo cual es im­


portante —, que la regularidad hallada para cp puede aplicarse tam­
bién a rodetes de forma geométrica diferente (por tanto, de un número
específico de revoluciones distinto), con tal que se tome como longi­
tud característica del rodete, no el diámetro exterior D2, sino el diá­
metro de la boca de aspiración del rodete, Ds (fig. 92). Rütschi funda
este hecho en que la magnitud de la sección de los canales de los
álabes no se caracteriza por el diámetro exterior, sino por el diámetro
O Esto se halla confirmado por O. H. D o r e r : Trans. ASME, vol. 68, núm. 8,
por la fig. 21, pág. 844 (1946). Véase también Trans. ASME, vol. 73, n.° 5, pá­
ginas 499-509 (1951), y BWK, vol. 3, pág. 57 (1951).
(‘) B. E c k e r t : informe 171 de la Lilienthal-Ges., Asamblea de Heidenheim,
octubre 1943 ; además, D . G. A i n l e y : Proc. Inst. mech. Engrs. Lond., vol. 156,
página 235 H948).
Leyes de modelos y fórmulas de conversión 173

de la boca de aspiración, lo cual es comprensible. Los resultados de


sus experimentos pueden concretarse en la siguiente ley para los va­
lores <p de la ecuación (29):
1 -2 ,2 1 'id ;'.
1 - 2 ,2 1 ¡D jr,<3°)
en donde Ds es el diámetro de la boca de aspiración en centímetros.
Es natural, desde luego, la potestad de tomar también en Re = n D2/v
este valor Ds por D. Con Re = n LP/v, la ecuación (29) se escribe:
1 -V i I Do.i i nvvD l .o*1
\ n v D2 I (31)
1
— <PViv Do
bien :
, n A r V 3,1 (32)
Vi = 1— (1
— <P Vtv) \ n D v v I

con lo cual r¡{ = r¡¡r]m puede determinarse en cada caso. Estas deduc­
ciones son aplicables a bombas de una sola fase. En el caso de varias
fases, la revalorización parece ser en re^fUfl mayor 0 .
Estas expresiones pueden emplearse también para la conversión
del rendimiento manométrico r¡h. Asimismo sirven para el caso de una
misma máquina, al ensayarla con otro líquido; por ejemplo, bombas
para agua caliente, ensayadas con agua a tempera^ura-ordinaria, o com­
presores de avión, probados al pivel del suelo. (En^el•capítulo 117 se
encontrarán reglas de conversión* más exactas -pSra este último caso.)
También pueden seguirse las variaciones'de rendimiento de. una misma
máquina y un mismo líquido* atrasar de un númej^;d[^vueltas a otro.
JEn esüábaso, v/v0 = 1.
.■^posibilidad de aplicación de estas fórmulas de conversión para
bombas centrífugas y turbocompresores precisa todavía que sus re­
sultados sean sancionados por la experiencia. Existe, en especial, el
inconveniente de no ser aplicables, desde luego, en el caso de pasar
de un campo inferior al crítico, a otro superior (por ejemplo, del estado
laminar al turbulento, o traspasando la capa límite (2), según pági­
nas 83 y 84). Debido al peligro de que aparezcan estos cambios de
estado de la corriente, es conveniente la utilización de las ecuaciones
reducidas sólo mientras ReJRe no tenga un valor muy grande (por
ejemplo, como máximo igual a 20), o muy pequeño (por ejemplo,
como mínimo, 1/20).-Así, no es aconsejable el pasar de agua a aceite de
máquinas, puesto que puede aparecer la corriente laminar en lugar
de la turbulenta.
No hay que olvidar, además, que en los campos anteriormente
dichos puede tener importancia para las bombas hidráulicas el estado
de cavitación, o sea, el coeficiente S (cap. 37), y para los turbocompreso-
Tes, el número de Mach (junto con la temperatura inicial), (capitulo 43).
(‘) F. K risam : Z. VDI, vol. 95, núms. 11-12 (1953).
(*) F. Gutsche: Der Kennwerteinfluss beim Modellversuch Z. VDI, vol. 77,
ágina 1255 (1933), en especial las figuras 4 y 5.
Xá t características de las distintas íonnas de rodete

b) Conversión de H , N , V. La conversión de estos valores


sólo posible con seguridad dentro de los límites indicados anterio
mente. Dejando aparte la variación del rendimiento, según la ecu
ción (32), la altura de elevación, con diagramas de velocidad sem
jantes, es proporcional al cuadrado de la velocidad tangencial,
decir, al producto n D. Siendo, por tanto :

H = -(33

El caudal es igual al producto de la sección por la velocidad, y cree;


por tanto. DroDorc.ionalmpntp a TV*. n T) = n Ffl pnr lo onoi •

V = V — í— f
0 n0 \ D j
Permaneciendo constante el número de vueltas, la altura de el
vación y el caudal crecen, según las expresiones (33) y (34), con
cuadrado y el cubo del diámetro, respectivamente.
Siendo la potencia útil N n proporcional al producto V H,
tendrá de las ecuaciones anteriores:

(3
N n ~ Nn 9 \ n J \ d J
Pudiendo sustituirse la potencia útil por la potencia en el ejeN = 'Nn /
si se tiene, además, en cuenta la variación del rendimiento (x). .
Inversamente, se pueden calcular las dimensiones de la máq
definitiva y el número de vueltas necesario, si se fijan V y H. De (
y (34) se obtiene, después de eliminar n¡nu y D/Dut la escala de ej
cución:

‘- £ - K ( S Í
y el número de vueltas:

■ — . y w
o, utilizando la expresión (25):

La ecuación (37) podría deducirse también directamente de


fórmula del número de vueltas específico nq (2).
La ecuación (36) nos muestra de nuevo que, teóricamente,
puede utilizar un determinado tipo de bomba para cada valor de V y .
ya que siempre obtendremos el correspondiente valor de X.
(‘) Se puede prescindir de las ecuaciones (33) a (35) si se utilizan los coef
cientes usuales en la construcción de turbinas, es decir, los valores del número d
vueltas, del caudal y de la potencia correspondientes a i í = l m y f l = lm .
Leyes de modelos y fórmulas de conversión 175

Olr.a representación. Se utilizan, además, los números caracte-


isticos, sin dimensión, que en gran parte nos son ya conocidos, porque
termanecen invariables dentro de una serie de tipos con el mismo
stado de choque y el mismo rendimiento, a saber:
cc0m _ V '
para el caudal, el coeficiente de gasto <p = — =
ula F o “la
con el coeficiente de entrada (pág. 162)!) e = = —C°m -N )
1/2J f f )
para la altura de elevación H, el coeficiente de presión (pág. 150)
z yn
V=

o bien el Indice de paso 2 _= u2 _


c )/2g H , r,
para la potencia N , en mkg/seg, el coeficiente de potencia
v=

Aqui
• ula = rlaa) = 7rDlaiu n/60,
< ' para
i la sección de flujc) '-r .F0
U es refe-
ido al lugar a que es referido <p\ por tanto, aJa-enTrada
íírada del i rodete.
)e manera que:
con rodete radial (rodete lente// figyxa419^ F0 = nD^by-,
con rodete axial, F 0 = a ^ s* ¿ r¡)/
Si i^&ejefiere a la potencia útil, N entonces, evi-
dentea*T?, la sencilla relación:
v = <PV> (r2Jrla)*
j ' Tratándose de un rodete-axial, es, naturalmente: r2a = rla.
c) Semejanza desde el punto de vista de la resistencia mecánica.
^ semejanza geométrica de dos bombas tiene como consecuencia la
ymcordancia-de las tensiones, siempre y cuando la presión y, en con-
cuencia, el producto n D concuerden también. En caso de no ser
isí, las tensiones crecen proporcionalmente a la presión, con indepen­
dencia de la escala de ejecución, la cual no queda limitada por la
«sistencia del cuerpo de bomba C).
La fatiga, debida al peso propio, crece, por el contrario, propor-
tionalmente a la escala de ejecución A, o sea, con D ; la deformación
jotal, debida al peso propio, crece proporcionalmente a D2, y por esta
jazón no puede realizarse la semejanza geométrica. Con semejanza
geométrica, el número de vueltas critico del eje (cap. 121) varía en
azón inversa a A ó D.
Las tensiones debidas a la fuerza centrífuga se tratarán en el
japítulo 191.
(*) Véase J . J . H o l b a : Problemas de la tensión al planear bombas centrí-
¡ugas. Maschinenbau u. Wármewirtschaft, vol. 3, págs. 35-40 (1948).
176 Características de las distintas formas de rodete

33. Adaptación del rodete


En el caso de que un rodete no dé las características previs"
se procurará adaptarlo antes de construir otro rodete, siempre
cuando aquéllas se separen poco de las deseadas. Las modificación
posibles a efectuar sobre un rodete radial son :
Torneado exterior del final de los alabes en el caso de que
altura de elevación sea demasiado grande. En este caso han de e,!
minarse (*) asimismo las paredes del rodete, siempre que se trate
una bomba de cámara espiral, porque la supresión de la superfr
de rozamiento correspondiente tiene más importancia que el emp
ramiento de la conducción de la corriente. En las bombas con difu*

Fie. 97. C o e fic ie n te k de la e c u a c ió n (38) p a ra e l to r n e a d o d e l r o d e te , e n fu n c ió n


n$ (= 3,65 n g), s e g ú n R ü t s c h i

de aletas, la conservación de la pared del rodete resulta, sin embarg


conveniente en aquellos casos en que se quieren curvas característi
estables (pág. 403), pues la altura de elevación aumenta a vál\
cerrada. También pueden producirse aquí elevadas pérdidas por tra
misión, a causa de la supresión de las paredes laterales, principalmen
cuando existen intersticios libres no sólo entre el rodete y el cue"
de bomba, sino también entre el difusor y dicho cuerpo de bom
En la determinación del valor A D a tornear, hay que tener
cuenta que la altura de elevación disminuye (permaneciendo in‘
riables p y las secciones de salida) algo más de prisa que el cuadra
del diámetro, puesto que la disminución de potencia crece tambi
a consecuencia de disminuir la longitud del álabe. Al propio tiem
disminuye el caudal correspondiente al rendimiento máximo, pues*
que la velocidad absoluta de salida de rodete disminuye, y asimis
disminuye la capacidad de admisión del difusor, que no se ha mo
ficado. Puede suponerse que V disminuye casi proporcionalmente a D

(l) K. R ü t s c h i: Schweiz. Arch., vol. 17, fase. 2, pág. 37 (1951).


Adaptación del rodete 177

Introduciendo un nuevo diámetro D2't calculado de manera que, res­


pecto al valor pretendido H ’, se halle en la relación :
H

disminuye, un poco en general, al aumentar el número de revolu­


ciones especifico, y en las bombas de cámara espiral oscila dentro de
la zona limitada por la línea tra­
zada en la figura 97, con tal que
se tienda al óptimo rendimiento
para el caudal normal. El valor
medio corriente es k = 0,75.

:• Fio. 98. TTi iniliüliiiitii'ilfilIniiríiT Ifii'T-**"'™ Ai liíi'llMii'iili dei dorso del


\ near el rodete, con n¡ = 3,65 nq como . ^>5Tabe para aumentas; ^ { a ltu ra de
F parámetro, según R ütschi. c- *------JU' V ----- * *
como valor inicial de D , y de r¡

m * .
rendimiento varía diversamente al tornear el rodete, según sea
la forma del mismo, y de acuerdo con la figura 98, aumenta al prin­
cipio en los rodetes de giro lento, mientras que en caso de una mayor
rapidez disminuye desde un principio. Esta variación depende, en
alto grado, desde luego, de si, antes del torneado, el rodete y el difusor
estaban correctamente acoplados entre sí.
: Se obtiene un aumento de la altura de elevación para el caudal
orinal si variamos los extremos de los álabes del rodete en el sentido
de un aumento efectivo del ángulo de salida (*), según se indica en
la figura 99.
Torneado de los extremos de entrada de los alabes. El aumento
de caudal que esta operación hace esperar no se produce, o es escaso,
debido a la disminución de la longitud portante del álabe. El aumento
del diámetro de entrada influye en primer lugar sobre el choque de
entrada, cuyo valor es de por sí pequeño.
íl) Véase nota 2 de la página anterior.
(*) P o w e r : Marzo de 1935, pág. 139.

12. P fleideher : Bombas centrífugas.


•> «***??«****‘ ¿'*$*/fl«
de^las;alteraciones; de* form a
y lta d ó m y^íultrason id o M -
En los párrafos siguientes se examinarán algunas propiedades
íp n a/> in lflp rl In r K cm írln c ir rfococ o c o K o r
--r
1. ° Que el agua puede vaporizarse; por tanto, pueden ori
narse en la corriente bolsas ocupadas por el vapor (caps. 34 a 41)
(cavitación).
2. ° Que al rebasar la velocidad del sonido, las corrientes
gas tienen el comportamiento ya señalado en la página 91, y que en
particular los retardamientos en la velocidad super e infrasónica pro­
mueven generalmente un choque de condensación que origina pérdi­
das (cap. 43).
3. ° Que el agua, al aumentar la presión, puede absorber gas
los cuales se desprenden al disminuir la presión (cap. 42).

«(formación de. b
La posibilidad de una vaporización hace que la menor presión
posible en un líquido (prescindiendo del caso, sin importancia, del
retraso de la ebullición) no sea precisamente la presión cero, sino la
presión de vapor saturante, que corresponde a la temperatura del
líquido y que puede obtenerse de las tablas de vapor. Cualquier in­
tento de rebajar nuevamente la presión origina vapor; por tanto,
da origen a la creación de
bolsas de vapor, la llamada
’ cavitación. Los puntos más
peligrosos son los de presión
mínima, y éstos, según Ber-
nouilli, son los de mayor ve­
locidad. En las bombas cen­
F ig. 100. Aumento de la erosión por choque trífugas, dichos puntos se en­
en las ranuras
cuentran en los canales del
rodete, como ya vimos en el capítulo 20. Las consecuencias de la
formación de estas bolsas son :
a) Disminución de la corriente de paso, debido a la disminución
de la sección.
b) Desaparición brusca de dichas bolsas al aumentar la presión
produciéndose los'llamados choques de condensación, que dan origei
a fuertes ruidos. Debido al choque inelástico con la pared, el materia1
Generalidades sobre la cavitación 179

’ de ésta se corroe. En determinadas circunstancias, este golpeteo, pura-


¡ mente mecánico, puede ocasionar en pocas horas las corrosiones tipi-
i cas de la cavitación (fig. 101). Si existen ranuras microscópicas, como
’ las de la figura 100, el efecto es mas intenso en dichos puntos. Por
i tanto, hay que imaginar la corrosión como si el agua que choca con la
• pared produjera primero erosiones microscópicas en los puntos en que
i material tiene menos resistencia, debido a su proceso de obtención o
¡ por oclusiones (por ejemplo, grafito), reforzándose 0) progresivamente
: el ataque. Ello explica la estructura perforada de las corrosiones

F ig . 101. Superficie de función erosionada por la cavitación


. . .. .
__

F ig . 101 a. Corte de la pieza da fundición de la figura Jl)l


.. . . . . . .

^ ¿vi'-' ''’~
(figui^tíOl y 101 a) (2). Tiene mucha influéñéiá’', por tanto, el acabado
de I^piperficies (3) trabajadas. Es importante señalar que las corrosio­
---------

nes no aparecen en el punto de menor presión, sino algo más allá, en


el sentido de la corriente, es decir, donde se produce el choque de
condensación.
c) La disminución de la corriente de paso y la incompleta recon-
iión de la velocidad en presión dan origen a una disminución del
-----

rendimiento y de la potencia útil. En la página 405 ya se ha explicado


que, al ir aumentando el número de vueltas de funcionamiento, el ren­
dimiento aumenta también, pero sólo hasta cierto límite, a partir del
cual disminuye nuevamente (diagrama en forma de molusco).
Las grandes velocidades que motivan en los líquidos el jenómeno
de cavitación, pueden dar origen en los gases a que se alcance la velo­
cidad del sonido, empeorándose el rendimiento, del mismo modo que
en el caso de la cavitación. Los puntos peligrosos para la cavitación

(**) Véase T h o m a : Die Kavitation bei Wasserturbinen, Hydraulische Pro-


bleme. —- F ó t t in g e r : Kavitation und Korrosion, págs. 14 ss..—Además, R. T.
nasT'V 1 63V(19'2)n mechanics’ etc> Proc- Inst- mech- En8rs- (A), vol. 106, pági-
(*) Tomada de Escher-Wyss-Mitt., pág. 33 (1930).
.(*) Véase W. Hahn : Z. VDI, vol. 75, pág. 1283 (1931). — E. W. C.-Mitt.,
página 80 (1933).
180 Límites de las alteraciones de forma
*
son también los más propensos a que en ellos se alcance la velocidad
del sonido en los gases (cap. 43).
„ Elección del material. Es preferible evitar la cavitación que con-
■trarrestar sus perturbaciones, eligiendo un material adecuado. Sin;
embargo, algunas instalaciones deben prepararse para trabajar en el
límite de cavitación, por sencillez o por economía (número de vueltas
elevado, grandes alturas de aspiración, etc.). En tales casos es posible !
se presente la cavitación y, por tanto, es conveniente emplear mate­
riales que sean resistentes a la corrosión. El material debe ser elástico
y resistente a los efectos químicos, y al propio tiempo debe admitir
un buen pulido. Son completamente inadecuados materiales tales
como el vidrio, baquelita o fundición, en especial la gris, mientras que
la perlítica es más resistente. Es muy adecuado el acero perlítico lami­
nar, y todavía mejor el acero fundido al cromo, el acero al cromo man­
ganeso (1) o el acero inoxidable. Los bronces que se utilizan para héli­
ces de buques no son adecuados en las bombas.
También se utilizan con éxito recubrimientos resistentes a la
corrosión, tales como chapas de acero cromo-níquel, y especialmente ;
baños con-materiales resistentes (2) que deben ejecutarse muy cuida­
dosamente. Son completamente inadecuados los recubrimientos con
goma. Hay que resaltar nuevamente la gran influencia del acabado
de las superficies, por lo que incluso hay que evitar las señales de las \
herramientas de mecanización.

35. Altura de aspiración máxima admisible


La cuestión de evitar la cavitación en una instalación de bombas-i
va ligada íntimamente con la altura máxima admisible para la aspi­
ración.
Por altura de aspiración de una bomba se entiende la depresión,
que existe en la boca de aspiración, medida en m de columna liquida,
con relación a la presión que reina sobre la superficie libre del li­
quido que ha de aspirarse (generalmente la presión atmosférica). Por
tanto, su valor es (fig. 102): . h
A . v.- f.i
H s — es + 4* T ñ
2g ; -•ir
expresado en m, según las normas de ensayo VDI (nota al pie de la
página 11), siendo:
e¡, la distancia vertical del eje de giro a la superficie libre del liquido en la
aspiración, si el eje de la bomba es horizontal. En las bombas con el eje vertical,

(l) Para más datos, véase M. v o n S c h w a r z : Zeitschr. f. Metallkunde, vol. 33


(1941); M. V a t e r : Korrosion u. Metallschtz, vol. 20, cuad. 6, pág. 171 (1941);
E. B r a n d e n b e r g e r y P. d e H a l l e r : Schweizer Archiv, vol. 10, pág. 331 (1944).
(’) Engineering, págs. 366 s. (1932). — Schweiz. Bauz, vol. 72, pág. 387
(1954).
Altura de aspiración máxima admisible 181

deUIabe;*1 CCntr° dd eje SC t0ma el PUnt° más aIt0 de la arista de aspiración


Zs, las pérdidas de carga en la tubería de aspiración;
cs, la velocidad en la boca de aspiración.

A este respecto hay que tener presente que la presión mWma


en el punto más alto de la
aspiración, en el caso de eje
i de la bomba horizontal, ha de
situarse en B, y no en la boca
de aspiración (fig. 102).
La diferencia de alturas
e's — es — A /2 es distinta en
las ejecuciones grandes con
relación a las pequeñas, de
modo que .debe eliminarse.
Nosotros salvamos esta difi­
cultad situando el vacuóme-
tro por encima del punto de
cavitación, más o menos a la
altura del punto B, unién­
dolo, mediante un tubo lleno
de agua, con el antiguo punto
de conexión. La depresión
que entonces se lee, se desig­
nará como altura total de as­
piración, existiendo con
alturgf de. aspiración norma
lia ip lá relación:

H's = H s + £ °* ^ Altura geodésica de aspiración


2 d!; j 0mKa centrlfu8a. Distribución de la
eí A S°br.e e nivel de a«ua en la aspiración
en las diferentes resistencias de la aspiración
( 2)
Hi = Tensión de vapor del liquido a la
™ te.mPeratura de suministro.
Si la columna líquida se d h = Dfsminuc ón de presión, suplementaria.
" * - .Altura de aspiración total
mide en metros,

quid": " , temperatura del II-


• y> «n kilogramos por metro cúbico • CU3 ^ °* y el peso especl-
t ,U
aspiración ; 8 drf iPí nle,ce;r"?° de d°"d*“sP‘r"
bomba
ICa ™ Punto B sobre el nivel del liquido en el depósito d¿ ;
la presión en el punto B será :

H b = A — H's
(3)
: Si hubiera allí la mínima presión de la corriente (por consiguiente,
a n B ~ ti,), la altura de aspiración máxima valdría
valdría-

^ i máx — A —- fí¡
inmutea uc iUJ Uivvt nVAU*
,

1
Calculando, según ello, la altura de aspiración para las circuns­
tancias corrientes, se obtienen para e' valores mayores de 9 m, que ,
exceden mucho de los observados realmente.
En consecuencia, en el interior de los canales, deben existir pun­
tos en que la presión es menor que en el punto B. Esto ya se ha visto j
en la página 120, al tratar del número finito de álabes. Si designamos,
esta disminución adicional de presión, existente entre el punto B y
aquel en el cual empieza la cavitación (en la que va comprendida la
pérdida de carga entre la boca de aspiración y el punto B), por A h,
tendremos en la ecuación (3): H B = H¡ + Ah, y resulta la siguiente
altura máxima total de aspiración^

En la entrada del rodete deberemos tener, por lo menos, una presión


igual a la tensión del vapor más A h, si queremos evitar la cavitación
en el interior de la bomba. Esta depresión adicional A h se la designa
como altara de presión críticaTÉsta importa, según la ecuación (2): ■
Ah = A — Ht — (#¡)raáx (5)
Las observaciones directas de la corriente muestran que la cavi- ’
tación se produce ya antes de que quede influido el rendimiento o la
corriente de paso. A veces se observa que poco antes de la dismi-:
nución de rendimiento aumentan algo el caudal o la altura de eleva- [
ción Q). Esta disminución de las resistencias de la corriente debe ser ;
debida a que, al iniciarse el desprendimiento, se produce primeramente
una disminución del rozamiento de pared, sin que se note la estranguT,
lación de la sección. : - ; ,¡
En las bombas con caudal muy variable (por ejemplo, para.ali^
mentación de calderas) se añade al segundo miembro de la ecuación (2)
otro término negativo hk, como resistencia de masa, el cual es propon
^cional a c'L' (c' = velocidad, L' = longitud del tubo de aspiración).;^

36. Causas diversas de la disminución de presión a la entrada


del rodete, o sea, de la formación de la presión crítica Ah '
!
La altura de aspiración alcanzable depende, ante todo, dél valQr
de la presión crítica A h, la cual ha de procurarse sea la menor posibles
Por esto, en lo que sigue queremos considerar las distintas causas quej
la originan, limitándonos en principio al caso de entrada sin choque.^
Las causas de la disminución de presión A h pueden ser: 3
a) La presión del álabe, esto es, la diferencia de presión entá®
las caras anterior y posterior del álabe. Tratándose de álabes muy;
delgados, rodeados por la corriente sin choques, ésta es la única causa
de la disminución de presión. En el capítulo 20 ya se indicó que la pre¿
sión de álabe va ligada a una disminución de la presión representada:’
intuitivamente en la figura 71 a, para el rodete axial, y que en el misma
0) O. W a l c h n e h (nota 1 al pie de la página 201); además, O. H ansen .
(nota 1, página 142).

.
causas diversas de la disminución de presión 183

^capítulo )a fue aducida para explicar la desviación que se produce


2 enlrada<Con una disposición radial, dicha disminución de presión
¿queda reducida rápidamente por la fuerza centrífuga, de forma que
■ m8nCia de la entrada de fla corriente queda anulada (fi-
c¿ T ¿ 0 sea*ciue en determinadas circunstancias sólo reviste ca-
i-racteres débiles (2). No obstante, en cualquier caso el agua penetra en

Pto. 103. Variación de las presiones de álabe en función del radio r en un rodete radial
h¡, presión en la cara anterior; hir en el dorso del álabe ’

e! canal como en un espacio de menor presión, lo cual explica aue la


bomba realmente aspire. r 4
a• V d e t e r m i J i a c i ó n Por cálculo de esta parte A h ' de la disminu­
ción de la presión es ciertamente posible tratándose del líquido ideal
jero resulta excesivamente prolija y poco exacta en la práctica á
causa de prescindirse de la viscosidad. P
- A ^ espe®or íinit0 del extremo del álabe. A causa del espesor
ñmto del borde del álabe, la corriente se ve obligada a efectuar cambios
le dirección, que originan en el punto de remanso B (fig. 104) un
L Í A Jom ada de E. H aqmayer: Dissertation T. H. Brunsvick, 1932- véase
m/ro 6 (sepüembAeRlJÍ925) t KM Tv : Engng> T£kio Imp’ Univ- tomo XIV, nú-
llege, U l p S n> 1 ’ Y YeND0 6n: Rep°rtS Yokohama Technol. Co-
F (,) VoN DE* Ñ üu. (Pá8- 24¡ nota 1, al pie de la pág. 119).
184 Limites de las alteraciones de forma

aumento de presión y, poco después del mismo, la correspondient


disminución de presión, pues los filetes de corriente que fueron des­
viados, son en cierto modo aspirados nuevamente hacia el álabe. En
la figura 104 a se ha dibujado la variación de la presión a lo largo de
un álabe dispuesto oblicuamente. La depresión comienza un poco más
atrás del punto de remanso y es má­
xima en el punto A.
Esta depresión no tiene, eviden­
temente, nada que ver con la men­
cionada en el punto a), originada por
la presión del álabe; existe tanto en
un álabe inactivo como en el que está'
sometido a carga, y se anula sola­
mente para un álabe infinitamente
delgado con corriente sin choques
F ig . 104. Corriente alrededor de la (figura 71).
arista de entrada del álabe. A , punto En la figura 104 a se ha situado
en que la disminución de presión es
mayor. B, punto de remanso. í„ lon­ el álabe inclinado, a fin de que la va
gitud hasta alcanzar el espesor del riación de la presión se represen
álabe s,
en la forma acostumbrada, es decir,
en función de la longitud meridiana x, en el diagrama de la de­
recha. Como se ve, las líneas de presión se cortan entre si, igual que

Presión de remanso

F ig . 104 a. Variación de la presión a lo largo de un álabe, en un haz de paso muy amp


* '¡r
en la figura 103. Las superficies de presión, positiva y negativa,/,
y /2, que aparecen en la figura 104 a, se compensan mutuamente. El
principio del álabe que choca con la corriente es, pues, por lo gener°
inactivo en su conjunto, pero no en sus partes.
La variación de la presión, debida a la corriente que ro.dea, s^ aen
culado según diferentes procedimientos, suponiendo un solo J labe sltuado ^
corriente paralela plana sin límites y sin rozamiento (>)• La depresión resui
tanto mayor cuanto menor es la relación entre la longitud del extremo red
m f W nw fl. z\MM vol 13, pág. 224 (1933); H. P ó t t e r : Über den
Einfíuss der Ausbildúng des Kopfes von Schaufelprofilen, etc. Disertación, Aquis-
grán (1927).
Causas diversas de la disminución de presión 185

{del álabe /, y su espesor s,, o sea, f,/s,. Trasladando estos resultados obtenidos
: para el líquido ideal al haz de álabes radial o axial, y escribiendo la depresión
‘ en la forma:
• uñ
L <5>
siendo w0 la velocidad de la corriente relativa sin perturbación delante del álabe.
El valor numérico para el perfil dibujado en la figura 104 será, si /,/s, = 1,8, A' = 0,38,
con redondeado semielfptico, según Weinig:

; / = 0,373 t J- (2 + 0,373 (6)


|lo sea, con /st = 4,85: > = 0,205;
•con redondeado semicircular, siendo Z,/sl = 0,5: — 2,05.
fH canto vivo da, para una misma relación /,/s,, depresiones algo menores que la
?semielipse; por ejemplo, para í,/s, = 4,85, y ángulo de afilado 45°, A' = 0,12.
' Las depresiones en el líquido ideal son muy diferentes, según la forma del
•redondeado de la arista, pero en el líquido real las diferencias son mucho menores.
i Según los ensayos de E. \Volff (*), todas las formas redondeadas dan casi la misma
-depresión, debido a que la punta de depresión teórica disminuye por los des­
prendimientos de remolinos. Los redondeamientos elípticos y circulares dieron la
[.misma depresión, no existiendo en la realidad las grandes diferencias que exis-
•tían para el líquido ideal. Esto tiene su importancia^:} la práctica, puesto que
i en los rodetes de las bombas centrífugas no efectuar una comprobación
' exacta de las formas iniciales del álabe, y, por otra parte, hay que contar con
depresiones importantes para grandes velocidades de la corriente de entrada w0.
’ Con ?.' = 0,25, se tendrá, por ejemplo, para w0 = 20 m/seg, o sea, u>J/2 g » 20 m,
. una depresión A h ’ = 5 m. Una ojeada a la curva de ensayo de la.figura 103 nos
muestra que también aparece una depresión A h ’ quej}uede'"re’basar el valor
Si la corriente de entrada se efectúa coir éhoque, ajjpienta la depresión en
uno de los lados, como se verá en lá página 201. s**
c) Curvatura de las paredes laterales antes de la entrada del álabe.
En el caso de los rodetes radíales debe desvjM^>Éáruorriente poco
antes^Alos álabes, pasando de la direccióú^xiaT a la radial (fig. 119).
D eljjl^i ello, la presión en A" será mayor, y en A' menor, que en la
Lcorriente sin desviar. Entre las limitaciones interior y exterior se en-
; cuentra la velocidad media com. Si coí es la velocidad en la limitación
interior, es decir, en A ’, se tendrá una disminución de presión con rela-
•ción al filete medio :
: c2___ c2
h"‘ = 01 °m
2 g
?E1 cálculo de este valor presupone el dibujo del diagrama de corriente,
según el capítulo 48.
: Si en la tubería de aspiración existen varias curvas en diferentes
planos, se origina un giro de entrada, debido al cual pueden formarse
espacios muertos junto al eje. En las tuberías de aspiración de gran
diámetro se puede formar este giro, aunque la tubería sea recta, si la
corriente no es simétrica en la embocadura de la tubería de aspiración
.(página 61). En consecuencia, hay que construir cuidadosamente la
‘aspiración de las bombas rápidas de gran potencia, para evitar cual-
(’) Ing.-Arch., vol. 4, págs. 521-544 (1933); B. E. E ckert ha comprobado
también (en mediciones del límite supersónico) que el redondeamiento inicial
ejerce escasa influencia (Congreso Heidenheim, pág. 38).
quier tendencia a la formación de giros en la corriente de entrada,!
por pequeños que sean.
d) Resistencias. Los estrechamientos de sección debidos a unj
número de álabes superior al normal, o a espesores anormales de los I
álabes, aumentan la pérdida de carga, lo mismo que las contracciones
de entrada y las resistencias por rozamiento. Para que éste sea pe-J
queño, las paredes deben ser lisas, y las secciones del canal, hidráuli-j
camente favorables. Se evitarán, especialmente, los ángulos agudos 1
entre los álabes y las paredes laterales del rodete (pág. 265). Las irre- ]
gularidades en la entrada del rodete del tamaño de una verruga, por ]
ejemplo, debidas a la fundición, pueden dar origen anticipadamente \
a fenómenos de cavitación.
e) Cavitación de Junta. En los rodetes que carecen de pared lateral ex-1
terior, que se emplean con frecuencia en los rodetes rápidos (íig. 152), y especial-j
mente en las bombas axiales, se producen sobre velocidades y desprendimientos !
de remolinos en los extremos de las palas, a consecuencia de la diferencia de pre- J
siones entre las dos caras de las mismas, favoreciéndose el fenómeno debido a los 1
cantos vivos. Cuando la depresión es suficientemente grande en el lado de aspbj
ración del álabe — lo que ocurre con alturas de aspiración grandes —, se produ-1
cirán formaciones de vapor que se exteriorizan por fuertes corrosiones deis
cuerpo de bomba o de los álabes. Éstas se pueden reducir disponiendo tiras de 1
plancha en los bordes del álabe en el campo peligroso (l).

37. índice de aspiración, S (Coeficiente de susceptibilidad


de cavitación, a), y el ángulo relativo más favorable J
para la corriente de paso, /90a
Las investigaciones siguientes tienen por objeto no sólo hacer po-í
sible seguir con el cálculo la aparición de la cavitación, sino también!
hallar las circunstancias óptimas. Veremos que tiene especial impor^
tancia la elección del ángulo de corriente /?0a para el punto más exte-;
rior ax de la arista de aspiración del álabe.
La magnitud de la altura de aspiración alcanzable depende, ante1
todo, del valor de la presión crítica, que debe procurarse sea lo menoq
posible. Para determinarlo, consideraremos la forma de rodete de la
figura 105, en la cual la arista de aspiración penetra en la boca de
aspiración, y del que hemos derivado, en la página 154, la hélice como
forma especial. (Esta penetración de la arista de aspiración en la en­
trada axial se usa no sólo en las formas de rodete rápido, sino también
en los más lentos, siempre que se pretendan rendimiento, capacidad
aspirante y estabilidad elevados.) Puede suponerse que la línea 'de co<
rriente que pasa por el punto exterior cq de esta arista es la más ex­
puesta. Esto se comprende considerando que la presión crítica A h
resulta d e :

Aqui Wqy c0son, respectivamente, las velocidades relativa y absoluta de


1l
(») H . M u e l l e r : v o l. 79, n .° 39 (1935).
Indice de aspiración S 187

U corriente, medida en la boca de aspiración delante de la arista


¡de entrada del álabe del rodete. y Xj son coeficientes empíricos, los
puales han de ser determinados de tal manera que el del primer tér­
mino de la derecha represente la depresión que se produce en el canal
por la existencia en él de un exceso de velocidad sobre la velocidad w0
(páginas 129 y 185), y el segundo término, la dismi­
nución adicional de presión, debido a la formación q \l¿
de c0 y al rozamiento. j i
La cuantía de ?,l yy uc
de /"2>
, de acuerdo con las
consideraciones del capítulo anterior, depende de la
forma del rodete y del rozamiento, y, .por tanto,
ts variable eim e amplios límites, siendo, además,
distinta para las bombas y las turbinas. En las
mmbas del mercado pueden estimarse, en prome­
tió, Aj «=0,3, ¿2 = 1,2, según resultados experi-
nentales con álabes de distintas formas, y limitán- F ig . 105. Rodete
lonos al caso de entrada 'sin choque. En caso de radial con la arista
^ dlLpC
iracióannadc-
¡xistir choque de entrada, el valor de aumente* * *antadu
(página 201). Según lo dicho en la páginírT85, la
forma del afilado del comienzo del álabe, en las rejas de álabes, no
fejerce, debido a la viscosidad, la gran influencia que, según los cálcu­
los, seria de esperar para el líquido ideal. Por el contrario, la cur­
vatura de las paredes, la rugosidad, el ^espesor *tTe los álabes y su
distribución d^n origen a grandes fluctuaciones,.imposibles de prever
en los cálculos. Sin embargo, originaií un jumento del valor de ).x hacia
el cubo, de tal modo que, erj^a. 'practica, el lugar^dejdepresión
situarse necesariamente en 1# líncfj:tñ^s externa de

a de la esoala de ejecución será tenida en cuenta en


la página 196. La pequeñez de se explica por el hecho de que el
ingeniero se interesa por el estado en que ya se ha producido una
reducción medible del rendimiento y de la potencia, o sea, cuando
ya ha alcanzado cierta extensión la formación de espacios vacíos. El
valor de Áj debe tomarse algo mayor que 1, por comprender el roza­
miento y también por el hecho de que, según Bernouilli, toda la altura
de.velocidad interviene en un cambio de presión. Así, la presión crítica
se toma como depresión en el lugar de la cavitación, con relación a un
punto (de la misma altura) situado en el campo de aspiración, en el cual
ha disminuido hasta cero la velocidad c0.
Esta definición de A h no está de acuerdo con la ecuación (3),
por cuanto allí se supuso que H' se mide junto a la boca de aspi­
ración, donde reina en realidad la velocidad ca y no la velocidad cero.
De aquí que esta ecuación dé un valor de A h disminuido en c\¡2 g.
Pero podemos prescindir de esta corrección, de suyo pequeña, si com­
probamos más adelante, experimentalmente, los resultados, y emplea­
mos el valor A h, calculado por la ecuación (3). Con ello logramos
una concordancia con la determinación usual de A h. Por otra parte^

/
es necesario el empleo de valores ?«¡, > 1 para llegar a valores ópí
timos conformes.
Es evidente que w0 es máximo en el punto más externo eq de la
arista de aspiración (siempre que no exista un giro de la corriente
opuesto al sentido de rotación del rodete), mientras que c0 general­
mente no varia, o relativamente poco, a lo largo de la arista de aspi­
ración. Por consiguiente, como la inmediación de este punto ax posee
el máximo interés, nuestras consideraciones son aplicables al propio
tiempo al rodete axial, ¿iendo entonces el diámetro Ds, en la boca de
aspiración, igual al diámetro exterior del rodete (fig. 93 a). Las mag­
nitudes pertenecientes al punto ax reciben de nuevo, como en la pá­
gina 151, el subíndice a.
Como variable independiente, utilizamos el ángulo relativo de
entrada de corriente /?0a en el punto ax (o sea, el ángulo comprendido
entre w0 y ula = 7iD s n¡üO), pues con éste queda determinada toda
la entrada del rodete y también A h. Para este ángulo, y, por consi­
guiente, también para el diámetro Ds de la boca de aspiración, existe,
un valor óptimo, como lo demuestra la siguiente consideración. To
memos el caso a0 = 90°, para comenzar, pues asi podemos sustituir
en (7) w\ por u\\a 4- cjj. Entonces, si Ds disminuye desde el infinito
y con él también el valor de ula, c0 crece ilimitadamente y se hace,
infinito con Ds = 0. Desde luego, es evidente que el valor mínimo
de A h ha de encontrarse entre ambos límites.
Pero el diámetro Ds está unívocamente ligado con el ángulo /?oa
siendo, según la ecuación (14), página 161:

en donde k tiene en cuenta el estrechamiento debido al cubo, según

/■■■ ..
!: ;
significa un coeficiente relativo de giro. La ecuación (8) se refiere, por
tanto, al caso general en que existe un giro de corriente en la boc^
de aspiración. Entonces, según la figura 66:

(11

(12
En las ecuaciones (11) y (12) se tiene ula = (;rDs n)/60 con Ds de la
iiLCitiLiuiHiS üe lorma

índice de aspiración (*), que será constante si /?oa y ios valores de Ást
consideran invariables. En este supuesto, la invariabilidad de S coní
tituye la ley general de semejanza para la cavitación, puesto que na
depende de la forma del rodete y, por ende, del número de vueltái
específico. Los valores de S se representan en la figura 106 pan
¿i = 0,3, /g = 1,2, g — 9,81 m/s3, en función de fí0a. Su valor parí
el ángulo óptimo ( ^ a)ópí es : ;
0,96
*Sópt — (17 «j
Ál í Al Á2
Con los valores dados de Áse obtiene, nara el anemia tf. mPíUcmU
ia ecuación (lo), el valor óptimo:
tg (Poa)ópt = 0,316, (/?oa)ópt = 17" 32'.
De manera que un ángulo pequeño de entrada es conveniente pan

F i g . 106. C o d ic íen te de asp iració n S y c o d ic íe n te c avitación a (para >-t — 0,30 y i t "


= 1,20) en fu n ció n de ángulo /W • o viene dado en la form a a (Vi; ‘n r i 4 *, d o n d e J m
= 1—(dn !DSY
la cavitación, lo que habrá de ser tenido en cuenta al proyectar lo
álabes. Pero esta pequeñez tiene validez sólo para la corriente d
entrada. (De ordinario, el ángulo de los álabes ¡$la se toma mayo
que el valor resultante para la ausencia de choque.) í
El valor óptimo para el índice de aspiración resulta, en este caso
calculando según lo indicado: 1
V
2,61.
k A hl3
Como el indice de aspiración S varia solamente cuando lo hace
los valores de 7. o bien el ángulo /?0a, resulta que su valor, tomado <
P) En los países de habla inglesa, a la magnitud n V V/_l = 1¡ Sk • 10
la llama ; ' suetion speciíie speed *, porque por su estructura responde a la del l
mero de vueltas especifico. Véase Z. VDI, vol. 90, pág. 324 (1948).
índice de aspiración S 191

lia ecuación (17) y, por consiguiente, basándose en valores conocidos


gde n, V y A h, es al propio tiempo un índice de bondad que el cons-
Itmclor debe tener en cuenta, independientemente de la forma del rodete.
ÍOscilará,' por tanto, dentro de amplios límites, y ciertamente en
;.el mismo grado que lo hagan las suposiciones de cálculo del cons­
tructor (sobre todo con respecto a la forma y al número de álabes)
.y el cuidado en la ejecución de la máquina. Pero es fundamentalmente
■independíente de la forma del rodete y tiene igual validez para los
(rodetes axiales que para los radiales, tanto para los rápidos como para
¡Jos lentos, en el supuesto de que se ha logrado el meior nunta dp fnn_
;wuutumenio para el máximo rendimiento y que el caudal de funcio­
namiento sea el del cálculo.
i. Como los valores de / tienen en cuenta las influencias del roza­
miento, el índice de aspiración 5 dependerá no sólo de /í0a y de la
;bondad\le ejecución, sino también del sentido de la corriente, esto es,
[de si el rodete trabaja como bomba o como turbina. Es asimismo
importante el número de Reynolds y, por consiguiente, el tamaño de
ia ejecución (págs. 65 y 196).
[ A un valor determinado de S corresponde, según (17), la presión
iritica:
(18)
- í ( w ) : ¿ :
is importante fijarse en que la^altupa .dé elevación H no aparece en
Jas ecuaciones. Esto se commender'pues las dimensipjíé9: del rodete
sólo desempeñan un papel énél lado de la jsjgjxáclífii.’ El trazado y el
pérfil deJífi'alabes tienen tan sólo influenfeíírfen el número y, con ello
(lo mismo que/JgJ, en el índice de aspiración S, que en realidad cons-
¡tituye un índice para que el constructor juzgue sobre las precauciones
^tomadas. Por la semejanza de la expresión de S, según (17), con el
púmero específico de vueltas nq de la ecuación (2), página 156, siendo
= w es fácil relacionar ambas expresiones, sustituyendo
V, en la ecuación (17), por n j * d e donde:

(19)
k VlOO/ U h /
4 magnitud que aquí aparece, AhjH> constituye el coeficiente de
invitación a, introducido por D. Thoma. Se halla con S en la relación
1
(19 o)
' 100, (A'S)V*
según, ello, varia con la forma del rodete proporcionalmente a nq'-
evidentemente, es sólo constante si nq no varia y, por consiguiente,
resulta de aplicación tan general como el índice de aspiración ;
ltodo,hasta el presente es el único coeficiente que mí hu utilizado
las obras especializadas. Lo designamos como coeficiente de sen-
192 Limites de las alteraciones de forma

sibilidad a la cavitación. Su variación se representa también en la.fá


gura 106. De las ecuaciones (18) y (19 a) se deduce que el peligro o*
cavitación aumenta con la rapidez del rodete. .. i
Por los motivos indicados utilizamos en lo que sigue solament^
el índice de aspiración S. ■■
p) Corriente con giro en la boca de aspiración; por tanto,
aoa*90°, <5r^ l .
12f • / ■4
110°
10<f \0
90° C

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C rr 107 In f lu e n c ia d e u n g iro a la e n t r a d a d e s ig n a d o p o r —1 C ou!u,a


m a g n i t u d e s t a a s d e n i m l t e d e c a v i ta c ió n . L in e a a : á n g u lo ó p tim o Poa e n e l p u n t o s
m agnuuaes u m 1Q5) U n e a b . c o e fic ie n te d e a s p ir a c ió n Sopt

La ecuación (13) da ahora, del mismo modo que en § a, el índice 4e


aspiración: • •

S =
\1 00' kAh'i*
0,09 2g
71 i . . (¿r t g í oa)S+ ( l- < 5 r ) 2
k Icos2^oa sen (ioa,
De aquí puede también calcularse la susceptibilidad de cavitación <|
por medio de la ecuación (19 a). , , ;
El óptimo de 0oa se obtiene igualando a cero la derivada de
expresión entre corchetes, considerando para ello ór como una cor
tante, y se tiene :
1 \2
Aj. + k —1
A (2i);
t g ( ^ o a ) ó p t — ( —)
K+ h
Un giro de entrada (es decir, dr * 1) exige, por tanto, un ai
del ángulo Boa en la arista de aspiración, y esto independientement
de si el giro de la corriente es del mismo sentido o de sentido contrario
Cálculo de la máxima altura de aspiración admisible 193

a Ia rotación del rodete (fig. 107). Llama particularmente la atención


que este aumento del ángulo sea también necesario con giro contrario
;(^r > 1) ¡ aparece, por tanto, un aumento de la componente meri-
idiana cQm y, con ello, una disníínución de D, de acuerdo nueva-
imente con la ecuación (18). f-
; Si se introduce este valor óptimo de /?oa en la ecuación (20), re-
. sulta el mejor índice posible de aspiración para cualquier valor de
:giro de la corriente dr en el punto ax de la arista de aspiración, después
'de una transformación con g = 9,81 m/sa: •

100 0,96
*^ópt = ( 22 )
kA h'i. + *, [ * ,« + *. O _ « * ]
Este índice de aspiración óptimo varía mucho, por tanto, con
;el valor del giro de la corriente <5r, como se desprende de la figura 107,
dibujada para Ax = 0,3, Ao = 1,2. Su valor máximo no se tiene para
una entrada sin giro, sino para un gjip»dg"Tgual sentido que el del
rodete, que se obtiene igualando a cero la derivada del valor del cor-
Schete en la ecuación anterior, siendo:

(df)ópt — (23)

[El índice de aspiración aumenta entonces* según la ecuación (22), y es:

(Sípl)m4j: = 0 , 9 6 | ^ ^ :" ' <24)

valor que, según las curvas dibujadas.es mejor en un 24 % que para


el cateo de ausencia de giro.
La aspiración puede mejorarse notablemente, por consiguiente,
empleando un giro de igual sentido apropiado. No obstante, si se en­
gendra este giro mediante un rodete de álabes (que gira a menor velo­
cidad), puede aumentarse considerablemente. Es de notar que el índice
de rotación ór varía (a pesar de mantener invariable el giro) en fun­
ción del radio r, y que el valor empleado aquí es válido solamente para
el punto Qj de la arista de aspiración (diámetro D3).

38. Cálculo de la máxima altura de aspiración admisible


'< Según la ecuación (4), la máxima altura de aspiración total admi­
sible importa:
= (25)
o la presión crítica:
¿ a = a - íí, -( jí ;w (2 5 °>
13. P f l e id e r e r : Bombas centrifugas.
i'J4 Limites ae las alteraciones ac x.orma

La susceptibilidad de cavitación o para las bombas podemos, por


tanto, expresarla como
(26)
° = -'---------H----------
En las bombas de varias fases hay que introducir aquí, para//, como
es natural, solamente la altura de elevación de la primera fase. Con
agua que posea gran cantidad de gas, en especial si éste es agresivo,
se recomienda tomar H¡ algo mayor de lo que se expresa en la ecua­
ción (1 a).
\ TH i 1 --- «1 r» 'n « ir a sv — Q f t° ’n p f p r m i n a n
a j iiu u u u u v n va i u i.v .. o -------J -v

la presión A h mediante indice de aspiración S de la ecuación (17).


Este valor ha de obtenerse experimentalmente. Admitiendo coe­
ficientes ;.j y ¿a fijos, S viene dado por la ecuación (16) para una
entrada sin giro. En la figura 106 aparece su variación en función
de 0oa. Se ha puesto aquí X1 = 0,3, A2 = 1,2, porque estos valores con-
cuerdan, por término medio, con los experimentales, obtenidos con
álabes de simple y doble curvatura. En la página 190 se ha calculado,
para S el valor óptimo 2,61 con los valores citados allí para /, y es
de notar que dicho valor puede oscilar dentro de un amplio margen, de
acuerdo con el cuidado del fabricante. Estas oscilaciones están acre­
centadas por la dificultad de determinar experimentalmente el co­
mienzo de la cavitación y la estrecha dependencia del grado de_relleno,
es decir, del estado de choque (págs; 200 ss.). A esto se añade to­
davía la influencia del tamaño de la máquina, tratado en la pá­
gina 196. Como el índice de aspiración es un número característico en
manos del fabricante para que éste tome sus precauciones, ha de te­
nerse también en cuenta la influencia derivada de ¡$Qa, que, como se ve
en la figura 106, es muy considerable. Para las bombas del mercado en
las cuales, por regla general, no se atribuye gran importancia a la
capacidad de aspiración, pueden utilizarse como promedio los siguien­
tes indices de aspiración, en los que se ha tenido en cuenta que los
valores bajan mucho al apartarse de la entrada sin choque :
1. El rodete radial cuyos álabes penetran en la boca de aspira­
ción ; por consiguiente, con álabes de doble curvatura, como en la fi-^
gura 105, hay que contar, en las mejores condiciones, con S « 3 .
2. La hélice alcanza aproximadamente 2,4. ^
3. El mismo valor es aplicable a los rodetes radiales con álabes
de simple curvatura y con las aristas de aspiración paralelas al eje.
Es ventajoso si estos álabes de curvatura simple se alargan hacia el
cubo y se cortan oblicuamente (cap. 48). ^
Hay que tener presente que, si el fabricante pone mucho cuidado,
los valores de S pueden llegar al doble o triple de las cuantías indica­
das. En todo caso, se tiene, partiendo de S :
2V'
Ah = í n ‘ • (27) i
\ 100 1 k S
Cálculo de la máxima altura de aspiración admisible 195

y conforme la ecuación (25 a):


2V'
(¿Qmáx = A — H t — (n
km (28)
’ kS
Ejemplo. Para una bomba que eleva 1001/seg con n » 1450 revo­
luciones por minuto y en la que dn/Ds = 0,5 [por tanto, que k, se-
.gún (9), es igual a 0,75], puede calcularse que dará la máxima altura
de aspiración posible, si por lo menos se cuenta con una mediana eje­
cución, con S = 2,4, de la ecuación (27), que d a :
,, L . r. 0.1 Y/. . . .
^ 14 0.75.2,4 I = °’r5m ; •
a) Si la bomba eleva agua fría, en la ecuación (28), H { « 0,2.
Si en el lugar de funcionamiento se toma como base el estado baromé­
trico más bajo, con A = 9,5 m ; resulta, por tanto, una altura de aspi-
pción total de 9,5 — 0,2 — 5,15 = 4,15 m. La altura de aspiración
referida al centro del eje horizontal es entonces^sgún* (2), menor en
gil2. *. •
La influencia de la temperatura del agua en la altura de aspira­
ción puede verse en la figura 108.
P) Si la bomba eleva agua caliente para la alimejíación de cal­
deras por encima de 100° C, o se trata de^ aspiraba condensación
desde el vacío del condensador de-una .turbina de^yapor.'ia presión A
respecto al-nivel del agua aspirada'*^ prácticamente igual a la pre­
sión del vapor H t ; por consiguiente. A.tJ S ¡ = 0, siendo, segusúa ecua­
ción (28) (i): ¿ ^ r f* * *
m m&x = - A h = - ó m ^
La altura de aspiración máxima posible se convierte, en el último
caso, por Ip menos en una necesaria altura de entrada igual a la pre­
sión A h. Por tanto, la presión en el punto más alto de funciona­
miento de la bomba ha de rebasar, en esta cuantía, a la presión
reinante en el espacio de vapor del depósito colector, expresada en me­
tros de columna líquida de agua caliente. Para el centro del eje hay
que añadir el valor DJ2.
Las bombas de condensación trabajan generalmente bajo cavita­
ción, porque su altura de entrada se regula con el caudal V, gracias al
proceso de cavitación (2).
La altura de elevación y, desde luego, la forma de rodete no inter­
vienen en esta forma de cálculo.
b) Entrada en el rodete con giro de la corriente. Aunque la
entrada perpendicular es casi exclusivamente la usual en las bombas,
en la página 180 ya se dijo que se engendra una pequeña rotación del
agua, que entra en el rodete, del mismo sentido que el de rotación
del mismo. En la figura 107 aparece un resumen de la variación de
() Penniíígton expone nuevas investigaciones sobre bombas de agua
caliente en : Proc. (B), vol. B 1, n.° 4, págs. 124-156 (1952). b
(’) G. H u t a r e w : Arch. Wármew., vol. 24, pág. 123 (1943).
196 Límites de las alteraciones de forma

los valores óptimos de/?0(1, según (21), en la línea a, y de S, según (22),


en la línea b. . /n1.
Se logra la mejor capacidad de aspiración, según (21), (2¿),
empleando los mismos valores de A, como hasta aquí:
con el valor relativo de giro : (Ór)ópt — 0*8 í
con el ángulo de entrada: (/Wópt =
de donde el índice de aspiración: (SóPt)máx — 3 3 '
El índice de aspiración S aumenta, por consiguiente, respecto a l
una entrada perpendicular, desde 2,61 a 3,26, o sea, en un 24 %. tn r0' l
duciendo una rejilla de entrada apropiada (cuya resistencia, por su-|
puesto, ha de ser pequeña), puede ser evitada o disminuida a veces laj
cavitación. Esto tiene tanto mayor importancia cuanto que el rendi-1
miento puede mejorarse con un pequeño giro de igual sentido, que se|
puede producir con un rodete directriz adecuado.
Al aumentar el giro de igual sentido o al presentarse un giro enl
sentido contrario, la curva b baja con rapidez y se acerca asintoticaj
.mente al eje dr. Por tanto, el giro contrario hace disminuir en todosj
los casos la altura de aspiración, como no podía menos de esperarseJ
Como es sabido, también empeora entonces el rendimiento. 1
Si el giro de igual sentido ha sido producido por un rodete inter­
calado (caso en el cual éste habría de girar con un número menor de]
revoluciones y propiamente habría de ser considerada como una bom ^
previa), ya no tiene validez la limitación, pues no hay disminución;
alguna de presión que vaya ligada a la producción del giro de la co^
rriente.

39. Influencia del número de Reynolds y, en especial, ■


del tamaño de la máquina en el límite de cavitación
En nuestras anteriores consideraciones hemos supuesto que la*
influencia del rozamiento es una constante, es decir, hemos presan-*
dido de las diferencias en el número Re, de la aspereza relativa, quee$,J
sobre todo (como en la página 169), inevitable al pasar de una ejecu-a
ción pequeña del modelo a otra mayor. Consideremos primero la cuan-*
tía de la susceptibilidad de cavitación a = , A liH, la cual, segunlaB
página 191, es proporcional a n j \ y, por consiguiente, si la forma delj
rodete fuese igual, habría de ser constante, y así podemos tener enj
cuenta el rozamiento, poniendo, por una parte, en lugar de H, el tra­
bajo de los álabes h> y por otra, tomando en consideración que el
rozamiento junto a la entrada del rodete (esto es, entre puntos entre
los cuales impera la diferencia de presión A h) reduce el valor de la
parte zl h disponible para los cambios de velocidad. Entonces se tiena
el índice comparativo: ^
Medidas a adoptar paia obtener alturas de aspiración grandes 197

El valor 1 — £ habría de ser del orden de magnitud de rjh. Si se juntan


'<r¡h(\ — £) en r?j¡, resulta:

l a= ir = %
•H Vh (29)
; en donde el exponente y debe de estar comprendido entre 1 y 2, acer­
cándose al número 2.
ox depende solamente de la forma del rodete. Tomando n como
i característica unívoca para esto —lo que sólo es admisible dentro de
j ciertos limites —, resulta ox proporcional a n^’, e independiente del
i tamaño de ejecución, o del número de revoluciones, o de la clase de
; líquido, además de que el ángulo de entrada ha de oscilar solamente
i dentro de un escaso margen (pág. 163). Supongamos a ojo que el
- exponente y sea igual a 2 (!), entonces hay que considerar a a rftjnlj'
[ como constante. Con una misma forma de rodete, esto es, igual a nq,
| resulta que a es tanto mayor cuanto menor sea r¡h. Las bombas gran­
eáis aspiran, por tanto, mejor que las pequeñas.
I Si aplicamos esta consideración al índice.de Aspiración S con el
| fundamento de la ecuación (19), resultrr'qSe S ha de variar proporcio-
rc álm ente a
De lo dicho se desprende que el tamaño de la máquina ejerce una
Igran influencia sobre S, y, por tanto, en A h, 9,.sea, éh la altura de
I aspiración admisible. Las fluctuaciones de ~S"'obseryadas en la prác-
I tica podrían tener en esto su explicación. (Pqp-otra parte, es de notar
I que en la turbina la influencia del rodamiento es de sentido contrarío;
| por consiguiente, los exponeos.permutan su signo^y^atí las turbinas
| pequeñas poseen una mayor altura de^^gjjpáflSTrt^ que las grandes.)

40. M e d id a s a a d o p ta r p a ra o b te n e r a ltu ra s
de a s p ir a c ió n g ra n d e s

Juntando las ecuaciones (2) y (4) se obtiene la siguiente expre­


sión de la altura de aspiración máxima:
(eXéx = A - H t - Z s- ^ - A h
Según ello, la capacidad de aspiración de una bomba dada puede
| ser acrecentada mediante los procedimientos siguientes.
a) Medidas exteriores a la bomba, a) Emplazamiento tan pro­
fundo como sea posible, porque el valor de la presión atmosférica A
tes elevada. Ésta oscila periódicamente en un ± 5 % con relación a
los siguientes valores medios :
Altura h sobre el nivel del mar en metros: O 500 1000 2000
Presión atmosférica A en metros de columna de agua: 10,3 8,7 9,2 8,1

(l) H. H. A n d e r s o n : Proc. Inst. mech. Engrs. vol. 157, pág. 87 (1947);


extracto Z. VDI, vol. 90, pág. 324 (1948). Se han reproducido a título experimental
en la figura 2, y sugieren un exponente bastante superior a 2, lo cual resulta
inverosímil.
o, en general, A = (1 — 2,4 • 10- 5 /i)5A0, siendo A 0 el valor de A al
nivel del mar (1). Para los cálculos se tiene que tomar el valor dismi­
nuido en un 5 %. Para otros líquidos, A varía en proporción inversaj
al peso específico.
/?) Empleo de agua lo más fría posible, puesto que, según la
tabla de tensiones de vapor, el valor de H t se hace pequeño. Para
tener una idea de la influen-
fft — ' 1 1— ...... cia de la temperatura del
agua, en la figura 108 se in­
dica la variación de la altura
Hp asniración total H[ oarafl
un rodete radial normal, su­
poniendo que para el agua
a 0o se alcanza H's = 6,5 m.
Cuando se llega a los 89° C,
no puede existir en la entrada
de la bomba una presión infe­
S U W SO Sí 100 Ut
rior a la que reina sobre la su-'
Temperatura del agua en °C perficie de aspiración.
F ig . IOS. Altura de aspiración posible Hs en
y) Disminución de las
función de la temperatura del agua pérdidas por rozamiento Zs g
estanqueidad de la tubería de
aspiración, es decir, adoptar diámetros grandes, longitudes lo más
cortas posibles y evitar codos de pequeño radio de curvatura, que,-<
desde luego, no deben situarse en distintos planos. Para dimensio-
narla se partirá de una velocidad del agua de 1 a 2 m.seg, siendo
necesario, por tanto, un cono
de estrechamiento en su unió
con la entrada de la bomba.
No es recomendable tomar me­
nos de 0,8 m/seg por el peligro
de separación de aire y de oxi­
dación (incluso en tuberías de
F ig . 109. Supresión de bolsas de aire en el impulsión). Lo más ventajoso
cono de entrada a la bomba es una tubería corta que suba
verticalmente. Si esto no es
posible por razones locales, el tubo de aspiración deberá llegar a la
bomba con una pendiente ascendente de por lo menos 2 cm por metro
de longitud, para que no se puedan formar bolsas de aire, que disminu­
yen la sección y pueden provocar el desencebado de la bomba. Si no se
puede evitar que la tubería tenga un punto alto, será preciso colocar
en este punto un aparato para sacar el aire (por ejemplo, un eyector).
Los conos de unión, instalados horizontalmente, se deberán construir
de forma (fig. 109) que la generatriz superior sea horizontal. Para
evitar la entrada de aire por falta de estanqueidad, la tubería de as-

(>) Z. VDI, vol. 86, pág. 555 (1942).


Medidas a adoptar para obtener alturas de aspiración grandes 199

piración se deberá ensayar con presión hidráulica antes de la puesta


en servicio. Si está instalada en zanjas del terreno, se emplearán uniones
de enchufe y cordón, en lugar de pletinas.
Si los tubos de aspiración son dé gran diámetro, hay que disponer
la entrada del mismo, en el pozo de aspiración, de forma que no se
produzca ningún movimiento de rotación del agua que penetre en el
tubo í1) (véase también capitulo 36, c)
ó) Disponiendo una bomba de alimentación, situada lo más
bajo posible y que trabaje con un número de vueltas reducido (2). Una
forma especial de ejecución, que se emplea a menudo en pequeñas
inctolopinnpc rnncic+p pn lin o h n m h n fl? r h n r r n alimentada DOr el
agua de la tubería de impulsión e instalada al
pie de la tubería de aspiración (fig. 110).
b) Medidas a adoptar en la bomba. Consis­
ten en mantener pequeña la presión critica A h,
y sólo se deben adoptar en bombas multicelula­
res, en la primera fase.
a) Número de vueltas específico lc^menor
posible y adopción del ángulo de éntráaa más
favorable para evitar la cavitación. Subdivisión
del caudal, manteniendo el número de vueltas
de funcionamiento. La subdivisión de la alturajle-
elevación sólo es interesante cuando.¿e.-dismlnuye
simultáneamente el número de./vueltas.
■(i) Superficies de álabe grandes-penetrando
la arista de entrada en ^em bocadura del
dete, incluso en los rodetes lentos "
bién interesante para obtener una curva cau-
dabaltura estable (pág. 410)]. Un aumento de la F ig. 110. Dispositivo
superficie portante de los alabes, mediante el au­ de cebado con válvula
mento del número de álabes con relación al nor­ de Stockerau-Viena)
pie (Ernest Vogel,

mal, no produce ninguna mejora, debido al estre­


chamiento de la entrada. La adopción de un número más reducido
de álabes disminuye la altura de aspiración.
y) Evitar violentos cambios dé dirección en la entrada del
cuerpo de bomba y en la boca del rodete.
<5) Paredes lisas y ángulos lo más abiertos posible en las seccio­
nes de entrada de los canales del rodete.
e) Empleando un difusor de entrada con giro insignificante del
mismo sentido (c0u/ux « 1/5 a 1/8), se aumentará la capacidad de
aspiración. En los álabes de doble curvatura hay que tener en cuenta,
en tal caso, la disminución de presión que se produce al acercarnos al
eje. Si se debe conservar la entrada perpendicular, es conveniente
situar antes del rodete un dispositivo de guia, que ofrezca escasa resis­
tencia, cuando existen fuertes cambios de dirección en la tubería de(*)
(*) Véase \V. H. F raser : Trans. ASME, vol. 75, págs. 643-653 (1953).
(‘) Véase J. W. M cCo n a g hy : Trans. ASME, vol. 74, pág. 87 (1952).
200 Límites de las alteraciones de forma

aspiración. También puede originarse un giro previo que favorezca la


capacidad de aspiración por rozamiento en las paredes de entrada,
mediante ranuras o salientes que provoquen fuerzas tangenciales a
suficiente distancia del rodete.
El empleo de álabes ranurados (*) no ha tenido ningún resultado.
Por el contrario, la introducción de aire en la tubería de aspira­
ción^), o también inmediatamente en el punto de formación del espa­
cio muerto, han dado buenos resultados.

41. Cavitación en el caso de entrada con choque


Hasta aquí hemos considerado el proceso de cavitación sólo para
el caso en un caudal normal; por tanto, con una entrada sin choque.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el peligro de cavitación
aumenta cuando se ha pa­
0__
sado a un caudal inferior o
50 c superior al normal.
7/i En la entrada sin cho­
que, el punto de remanso de
la corriente está situado en la
VC arista de entrada del álabe.
n -HOC r. p. nt. 1 Según las consideraciones del
capítulo 19, al existir choque,
de agua

deberá buscarse el punto


H<r
1I
de presión mínima én la ca­
30 '
ra de aspiración del álabe,
d e c o lu m n a

, aproximadamente a la al­
i tura de la sección de entrada
3
(figuras 71, 71 a y 77). Si au­
i.

f V
_ ■0.70 menta el ángulo de entrada/?0,
20
el punto de remanso, que
-y — representa el punto de máxi­
r : ma presión, pasa a la cara
10 de aspiración del álabe, ale­
\o_.
tí \3 ■0,VO
jándose de la arista en direc­
-
ción de la corriente, tanto
llteg. más cuanto más aumenta el
ángulo de entrada con rela­
F ig . 111. Influencia de ln altura de aspiración en
la forma de la curva característica caudal-altura ción al de entrada sin choque.
El punto de presión mínima
pasa entonces hacia la cara de presión, con lo cual la linea de co­
rriente del punto de remanso rodea la arista del álabe. El valor de la
disminución de presión aumenta para este estado de la corriente,-
debido al aumento de la velocidad de la corriente de paso, por lo
m Según DRO. 443163; véase nota 1 de la pág. 122 o de la 277.
(=) Z. VDI, pág. 398 (1938).—O. M iyagi : Technol. Rep. Túhoku Lnlv.,
volumen 9, n.° 2, pág. 290 (1930).
Cavitación en el caso de entrada con choque 201 ^

cual, con caudal superior al normal, es de esperar se presente la


cavitación.
•Si, por el contrario, la corriente de paso, y con ello el ángulo de en­
trada, disminuye con relación a la entrada sin choque, el punto de
remanso pasará a la cara de presión del álabe (* *) (fig. 369). El punto
depresión mínima se mantiene en el lado de aspiración, aproximándose
a la arista del álabe, con lo que
aumenta la depresión A h, si, por
B
otra parte, la altura de velocidad 'V
no disminuyera al bajar el cau­ il
dal. En los álabes de doble cur­ s
vatura se observa con menos \
frecuencia el fenómeno de cavi­ " i máx ir
tación con caudal parcial, de­
bido a que en la parte exterior
de la entrada se origina el es­
pacio muerto B, representado
en la figura 253 a, y, por tanto, u \— \~A A» r v
\ - \ ' 1 lili— — — 1*7
se suprime la región peligrosa.
La figura 111 representa las
curvas características (2) para L im ite de la cavitación completa
I e n el lado de presión
diferentes alturas de aspiración, Comienzo de la cavitación en el la do£ /
que confirman las anteriores ___ d e presióifjU m ite a d m isib le)
Comienzo de la cavitación
consideraciones. Como puede en el lado de Id aspiración
verse, la caída de la curva es
***>». A
particularmente acentuada paia-y
caudal superior al normal; pero «L,f
también en el campo de los cau­ ¿ ti
dales reducidos aparece un des­ Iheg.
censo de las curvas caudal-altura, F ig . 112. Variación del coeficiente de cavi­
mientras que las curvas de ren­ tación a en función del caudal, para una bom­
dimiento presentan sólo peque­ ba de las caracteristicas indicadas, a 2970
r. p. m. (Según R . D ziallas )
ñas variaciones.
Si mediante ensayos se determina para cada punto de la curva
caudal-altura el valor del coeficiente a, del modo indicado en las pá­
ginas 80 a 84, se obtiene el valor mínimo de a, que es aproximadamente
algo superior al caudal normal y que aumenta considerablemente al
aumentar éste. Por medio del estroboscopio es posible observar direc­
tamente el proceso de cavitación y obtener con ello una información
más exacta. Con ello se puede comprobar también la cavitación en el
lado de aspiración, indicada antes para el caso de caudal inferior al
normal, lo que de otra forma es difícil conocer por exteriorizarse débil­
mente en forma de disminución reducidísima del caudal o del rendi-
(*) Véase tam bién O. W alchner : Profilmessungen bei K avitation, H ydrau-
lische Problenie des Schiffsantriebs, editado por Gesellschaft der Freunde und
Fórderer der H am burger Schiífbau-Vers.-Anst. Hamburgo (1932).
(*) De la disertación de W. von der N üll , véase la nota al pie de la pá­
gina 127.
ju in n tc a u c iud tillc itic iu iiC d uc lUilUcl

miento. R. Dziallas (^obtuvo de esta forma, para una bomba de las


características indicadas en la figura 112, la variación de a que se
indica en el límite de cavitación, distinguiéndose la cavitación del lado
de aspiración y del lado de presión. La linea obtenida, y dibujada por
completo, para la cavitación del lado de presión, determina el inicio
total de la cavitación en el lado de presión. Para el comienzo de la cavi­
tación nos sirve la linea de punto y raya. Solamente está libre de ca- |
vitación la región comprendida entre las líneas rayadas. Si el caudal es
menor que el correspondiente al punto B de la curva caudal-altura,
no se observará, en el rodete de la bomba de que se trata, ninguna cavi­
tación. nnrmift a la entrada del rodete se. produce un movimiento de
^ rotación del agua que dismi­
nuye la velocidad relativa. Esta
Limite de la cavitación rotación es debida a la corriente
— completa en el lado de
i presión de retroceso del agua procedente |
Comienzo de del interior rodete, según lo di­
cavitación en cho en la página 412 (fig. 235 a),
lado de presión
(limite admisible) es decir, a la posición inclinada
de la arista de entrada. Cuando
M. columna 3 Comienzo de la el caudal es muy reducido, es
de agua cavitación en el
+4r O lado de
aspiración
posible que se presente la cavita­
ción a la entrada del difusor de
r* aletas, en el lado de aspiración;
I° de las mismas, a pesar de que
A -i
allí la presión es elevada.
-6
Si por medio de la ecuación
io ío-ío n 50 so to so anim o (19) se determinan los índices
Vx -
Fia. 113. Valores del coeficiente de cavita­
de aspiración tomando por base
ción de la figura 112 los valores de a (suponiendo
k = 0,75), se obtiene la curva
representada en la figura 113, con el valor óptimo S = 5,2, con caudal
ligeramente superior al normal. Se ve que, a partir del valor óptimo,
los índices de aspiración disminuyen a ambos lados. Los efectos que
esto produce en la altura de aspiración los revela la curva dibu­
jada debajo, correspondiente a (LT¿)máx. Según esto, la bomba aspira
en las.mejores condiciones cuando se tiene un pequeño exceso sobre
el caudal normal.
Este trazado característico de S es también aplicable a las bom­
bas axiales (2), con la circunstancia de que aquí el índice de aspi­
ración más favorable se desplaza tanto más hacia un caudal superior
cuanto más aplanados son los perfiles de los álabes del rodete. Según
aparece en los resultados, se obtienen los valores de funcionamiento
que se desprenden de las líneas características de una bomba axial.

(») R. D z ia l l a s : Z. VDI, vol. 89, pág. 44 (1945).


(*) Véase también Y. S h im o y a m a : Experiments on rows, etc. ; Mem. Fac.
Engng. Kyushu Irap. Univ., vol. 13, n.° 4 (1938), especialmente las páginas 319
a 332; además, K l . S a a l f e l d : Diss. T. H . Brunswick, 1954.
1-ormación de espacios muertos por desprendimiento de gases 203
l
Es digno de notarse, a este propósito, que los índices de aspiración
: obtenidos para las bombas radiales y axiales, a pesar de las diferen-
. ciasjde construcción y de los métodos de medida, difieren poco unos
[■de otros. i-!
I

42. Formación de espacios muertos por desprendimiento


de gases
La disminución de la presión hace que se desprenda aire disuelto
‘ en el agua, y ello da origen a la formación de espacios muertos. Según
i Ja ley de Henry Dalton, el volumen de aire disuelto en un líquido es
r independiente de la presión y depende sólo de la temperatura, la cual
[ al aumentar hace disminuir el volumen disuelto. Por ejemplo, el agua
;■a 20a C disuelve 0,02 partes en volumen; a 100°, 0,015. Debido a ello,
[ al subir el agua por la tubería de aspiración, al disminuir la presión
l atmosférica de C hasta hv el aire disuelto aumentará de volumen
Í -A/Aj veces y se desprenderán 0,02 (A/Zq— 1) pqrte» en forma de pe­
queñas burbujas, si tiene para ello tiempe/Suficiente.

La formación de espacios de aire es menos perjudicial que la for-


\ inación de espacios de vapor. No se tiene el fuerte ruido y la corrosión
\ del material, a no ser que al propio tiempo se produzcan acciones quí-
; micas. La disminución del rendimiento no se- nota hasta alcanzar un
valor importante el desprendimiento .'de aire. §e-*puéden amortiguar
los efectos de la formación de espacios^ de vapor, suministrando aire
en el lugar donde se producen, deL.idb-a que el c o n te n id as aire actúa
como amortiguador. •
En el agua con gran saturación de aií$tr^= a¡as (siendo a el con­
tenido de aire y as el máximo que puede tener en disolución), al bajar
la presión, se forman primeramente espacios de aire y luego espacios
de vapor. En esta formación de espacios de aire debe subsistir funda-
; mentalmente (L) la ley de semejanza o = A h¡H, si sustituimos la ten­
sión del vapor Ht por la de saturación del aire, o sea, la presión en la
■cual la cantidad de aire disuelto a = a¡as = 1.
Esta-formación inicial de espacios de aire es de poca importancia
en la práctica, puesto que tiene pocas consecuencias desfavorables
í para la bomba, a no ser que exista una sobresaturación extraordinaria,
í o gases químicos agresivos, en vez de aire. Es importante señalar que
; la formación de vapor de agua, es decir, la cavitación, queda poco
^influida por el contenido de aire; por tanto, el número Smáx crítico
t ó ffmin, que es el decisivo para el descenso del rendimiento y co-
r mienzo de las corrosiones, se mantiene bastante constante con inde-
►. pendencia del contenido de aire. Sólo existe una influencia apreciable
[ cuando las presiones de impulsión son pequeñas (2).

i , C) E s c h e r -W y s s : Mitt., págs. 90 (1940); véase, además, F. G u t s c u e : Schiff-


, bau, vol. 40, pág. 196 (1939); resumen en Z. VDI, vol. 83, pág. 1149 (1939).
(*) Z. VDI, vol. 86, pág. 412 (1942). . v 8
204 Límites de las alteraciones de forma

43. Límite de ultrasonido en los compresores (*)


En el capitulo 14, página 91, y en el capítulo 34, página 178, ya se
ha dicho que, en una corriente de gas retardada, la velocidad super­
sónica conduce al mismo choque de condensación y, por tanto, a la
misma disminución del rendimiento que la cavitación en el caso de
una corriente de agua. Por consiguiente, las velocidades de los gases
en el compresor han de permanecer, en lo posible, por debajo de la
velocidad del sonido.
Mientras que, tratándose de la cavitación, la presión existente
hubo de compararse con la presión de vapor, ahora es igualmente im­
portante la relación entre la velocidad y la velocidad del sonido, o sea,
el número de Mach. La velocidad de propagación del sonido se da en
las ecuaciones (53) a (56) de la página 87.
En la densificación de los gases por disminución de la velocidad,
se presentan, además del choque de condensación, otras pérdidas, la i
causa de las cuales es, en parte, el calentamiento por el rozamiento
(página 24) y, en parte, el aumento de la sensibilidad frente a dilata­
ciones considerables (pág. 90). Por estas razones, el valor óptimo del
rendimiento se halla siempre por debajo del límite del ultrasonido.
Esta disminución prematura del rendimiento resulta inevitable. (Está en
oposición con el comportamiento en caso de cavitación, pues entonces el rendi­
miento o bien permanece invariable hasta que se llega a la formación de espacios
huecos, o bien vuelve incluso a subir poco antes de su descenso.) Ello muestra que
puede ser oportuno quedarse bastante lejos del limite del ultrasonido al disponer
el compresor. ,
Pero existen casos en que uno ha de resignarse a una disminución adicional
del grado de rendimiento, condicionada por una disminución considerable de la
velocidad, y ha de llegarse hasta el límite del ultrasonido. Aquí vamos a ocuparnos
en este límite. Al hacerlo queremos tener en cuenta que, según lo dicho en la pá­
gina 75, un choque de condensación poco intenso no origina mayores pérdidas que
una disminución constante de la velocidad (’).
El lugar de máxima velocidad en el compresor es generalmente
el mismo, que resulta perjudicado por la cavitación en el caso de una
corriente de agua (pág. 179). La analogía con los fenómenos de la cavi­
tación tiene amplia validez. Teniendo presente que a es proporcional
a la raíz cuadrada de la temperatura absoluta y que en el lugar en
donde la presión ha aumentado se ha hecho también mayor la tempe­
ratura, se ve que, en el dominio de las presiones crecientes, los aumen­
tos locales de velocidad conducen casi tan raramente a las proximida­
des de la velocidad del sonido como a la cavitación en el caso de co­
rrientes de agua. De todos modos, no debe perderse de vista que la
temperatura no sube tan de prisa como la presión, y por esto en las
zonas superiores de la presión apenas hay cavitación, aunque sí pue­
den presentarse números de Mach mayores que 1. Por tanto, al princi­
pio , el ultrasonido se presenta casi siempre en la corriente de entrada
(>) C. F l e i d e r e r : Z. VDI, vol. 92, págs. 129-133 (1950).
(«) A. B e t z : Z. VDI, vol. 92, pág. 201 (1950).
Límite de ultrasonido en los compresores

5. al rodete, o sea, poco después de la arista Oj ij de aspiración, y el punto


t externo, av es, por cierto, el más perjudicado (fig. 105).
Para el cálculo de la velocidad, máxima iumáx detrás de la entrada
í del rodete puede utilizarse la reláción:
t .................. • - ,
(“W x ) 2 = (1 + X)W\0a

[ en donde el subíndice 0 se refiere a un lugar que precede inmediata-


\ mente a los álabes, w0a es, por tanto, la velocidad relativa de paso
^ de la corriente por el punto av En cuanto al número A, éste ha de juz-
í garse del mismo modo que At en la ecuación (7), que, por término me­
dio, se tomó igual a 0,3. Aquí podemos elegir un valor algo más redu­
cido, entre 0,2 y 0,3. Experimentalmente se han confirmado estos
; valores (J).
El empleo de un valor de A algo menor, como en el caso de
elevación de agua, queda justificado por la ausencia de una destruc-
: ción del material, a pesar de que la dilatación de volumen que se
[ efectúa en el lugar del exceso de velocidad acelera el aumento de ésta,
j Pero esta última diferencia es esc^a^yatídb pasa la corriente por
i álabes o alas portantes, y por esto puede despreciarse (2). Tratándose
de un rodete axial que es particularmente sensible al ultrasonido (lo
¡. mismo que a la cavitación) y para el cual los cálculos siguientes tienen
. gran importancia, la relación t¡L (págs. 32.9.s&r)'fla forma del perfil
. «jercen una influencia considerable -en 'el valor,permitido de A, lo que
i ya se vio ^n el caso de la cavitación (pág, 185)7 La sensibilidad aumenta
; con una disposición de los álabes^qúe vayan estrechándose. Experi­
mentos efectuados con ciertos, perfiles únigqs»,-4i6Fon por resultado
i grandes fluctuaciones del valor crlti<&*dei*w0<!já (al exceder el cual
aumenta intensamente la resistencia del perfil), según la posición y
tamaño del espesor máximo y la forma del abovedado (pág. 300).
Por consiguiente, el constructor ha de combinar cuidadosamente las
circunstancias según los puntos de vista mencionados, si es que pre­
tende no pasar más allá de los valores de A dados.
En el caso de compresores radiales, la dependencia de la forma
L-del pyfil es menos notoria, y — a causa del pequeño valor de woa —
resulta de hecho mucho menor el peligro de exceder el límite del ultra­
sonido.
La velocidad maa en los rodetes radiales de número de vueltas
específico pequeño es generalmente inferior al límite del ultrasonido,
pero es superada con frecuencia por la velocidad absoluta de salida
del rodete. Ésta se ve favorecida no sólo por el aumento de tempera-
mencionado anteriormente, sino también a menudo porque el
de aletas está sustituido por un difusor anular (págs. 368
siguientes), o bien las aletas del difusor están situadas a tal distan-
(*) C. P f l e i d e r e r : Z. VDI. vol. 92, págs. 406-7 (1950). En las Investiga-
® “ ¡> de NACA con compresores centrífugos (Trans. ASME, vol. 75, pág. 808
[1953]), se han alcanzado números de Mach w*a lo = 1,03, sin un serio quebranto
del rendimiento.
(*) E. Lamla : Jb. dtsch. Luítíahrtíorsch. I.pág. 165 (1939); I, pág. 26 (1940).
L ím ites de las alteracio n es de form a

cia de la salida del rodete que la velocidad del fluido ya es inferior a I


la velocidad del sonido. Por otra parte, un choque de condensación a
detrás del rodete no ocasiona necesariamente mayores pérdidas que
una disminución constante de la velocidad en el canal. En el caso de
un difusor anular sin aletas, no se presenta en absoluto dicho choque,
como puede demostrarse con facilidad valiéndonos del teorema de la |
impulsión.
De todos modos, en los compresores axiales no puede prescindirse
de aletas en el difusor. Se pueden adoptar sin reparo alguno, con tal
que el grado de reacción r > h porque entonces, según la figura 165
(pagina 26/), la velocidad aúsoluta ae sauaa uei ruueu;, c3, es mwiw
que la velocidad relativa de entrada u>0. En caso de ser r < £, lo que,,
sin embargo, es raro en los compresores (sólo en máquinas soplantes
[página 308], las cuales trabajan siempre por debajo del límite del ultra­
sonido), c3 > iüü, y por esto hay que tomar como punto decisivo la en­
trada en el difusor de aletas, con tal que no se produzca un aumento
de temperatura. El caso r = i constituye un caso óptimo, pues aquí
w0 = c3 tiene el valor más bajo posible con á c u = c3u— cotJ dados*
y por esto es también mínimo el peligro del ultrasonido (fig. 165).
En lo que sigue, siempre se toma como base el caso, más frecuente,
de que se presente el ultrasonido en primer lugar junto a la arista de
aspiración del rodete.
Nuestras consideraciones se referirán, pues, como para la cavita­
ción, ai punto más exterior a1 de la arista de aspiración tqq (fig. 105),
porque, según lo dicho, es en la corriente relativa donde primero hay
que esperar el ultrasonido. Como sólo interesa el punto ap nuestras
investigaciones son también aplicables — como en la cavitación — '
al rodete axial, siendo Ds = I>2 = 2
En el limite ultrasónico, fnmáx es
igual a la velocidad del sonido a, de ma­
nera que la ecuación (30) es :
a2 = (1 -p a) H a)2crít (31}
(w0£i)cnt es Ia velocidad «crítica» de paso
que entonces se establece.
El conocimiento de este valor limite
F ig . 114. Diagrama de veloci­
dades correspondiente al punto rp de w0a, según la ecuación (31), ofrece
de la entrada del rodete (fig, 105) la posibilidad de conocer directamente la
velocidad tangencial ula, correspon-
diente al punto ap y la velocidad meridiana c,0m> pues, según la.
figura 114:
iu0a COS 0a
U,„ = (31 fl>
Sr
-om -- w,0a f^Oa. (31 b}
Aquí sólo se suponen conocidos el ángulo relativo de la comente, /?oai.
v el coeficiente de giro, ór = u}0u¡ula.
ü L im ite de u ltraso n id o en los com presores 207

' A pesar de estas sencillas relaciones, vale la pena efectuar el mismo


eexamen analítico que con la cavitación ; además, pueden aplicarse
; directamente los resultados allí obtenidos.
' La comparación de las ecuaciones (7)'y (31) muestra que podemos
; servirnos de cuanto se desprende de la ecuación(7); por consiguiente,
>son utiüzables todas la ecuaciones del capitulo 37 para la determina-
: ción del límite supersónico, poniendo;
| é, en vez de 2 g A h ; 1 -f- en vez de ^ ; 0, en vez de / 2 (32)
i'de manera que la ecuación (7) puede ser considerada como una gene-
í raiizacioii ue la txuaoion (¿u; y ue ia ioiy.
i Ante todo tenemos que considerar que, en los gases, la corriente
gasto V varía en la zona de la aspiración respecto al estado de reposo,
: porque, según Bernoulli, la presión disminuye.
; Variación de la densidad a la entrada del rodete. La velocidad abso-
- lula de la corriente a su entrada en el rodete aumenta desde el estado

oa w qs as a? o? to
c,/ckr—-
£> Fjg. 115. Relación de caudales V0,!Vg en función de cdckr. La curva x, trazada exacta-
, IWan Fjt, c- m \
mente según la ~ecuación
; .c _ / nr t t
(35). I-as It . . II,
tt '
según i .>
la ecuación __
(33), poniendo en Ja misma,
F como valor de a, la velocidad del sonido ag y la velocidad critica zkr, respectivamente

[de reposo hasta el valor c0. Según Bernoulli, a este aumento corresponde
^una disminución de la presión y, con ello, un aumento del volumen del
gasto V, medido en m3/seg, Nosotros partimos del volumen en estado
:de reposo, al que caracterizaremos mediante el subíndice g. Entonces
,el volumen junto a la arista de aspiración es, según la ecuación (59),
Ipágina 88:
i o„v¡
(33)

■En esta relación queremos aplicar a a diversos valores por las varias
razones. La ecuación (33) ya se ha obtenido, en la página 88, como
^aproximada. En la figura 115 se ve la concordancia existente en aquella
zona con la linea exacta x, cuando se elige para a:
208 Límites de las alteraciones de forma

1. ° La velocidad del sonido ag en el estado de reposo Yg,


la línea I, siendo
ag = ]/ g x R Tg; por tanto, para el aire = 20,02 ]rT\l (34fl
2. ° La velocidad crítica ccrn, de la línea II, siendo ccrit la ve
cidad alcanzada gracias a un movimiento sin pérdidas a partir del
estado Vg (por ejemplo, en la sección más estrecha de una tobera]
Laval) para la relación de presiones llamada critica:

Ccrit = 1 / 2 0 —— —~ R T g; por tanto, para el aire = 18,3 ]/ Tg (34, a)


r x-\- i
La ecuación de la línea x se deduce de

------ r R T ,
2 g x—1
de donde:
i
'*-1 x—1 x-1
’o _ 1 — x — 1 1—
V, 1. C“crlt

En el trazado de todas las líneas se han tomado como abscisas


La forma de las líneas nos demuestra que la aproximación expre
sada por la ecuación (33) en la zona de que se trata, es decir, p£¡"
cjccrit < 0,8, es del todo suficiente si se toma como valor de a —
ecuación (33):
En el campo de los números moderados de Mach, es decir,
Co/Ccrit £ 1/2, el valor ag, deducido de la ecuación (34).
En el campo de los números de Mach grandes, es decir, cjcc
= 1/2 hasta 0,9, el valor ccrit, deducido de la ecuación (34 a).
No se pueden dar directamente valores a la ecuación (33),
que c0 depende nuevamente de V, debido a la continuidad.
a) Entrada perpendicular al rodete, Oq = 90°, <3r = 1. Ac
c0 = V0l(k n D]¡4), en donde k tiene en cuenta el estrechamient
debido al cubo, conforme con la ecuación (9). Si en esta expresión r
toma para Ds el valor que le corresponde de la ecuación (8),
ahora escribiremos:

240 Vf
« . = ] / 7¿kn tg0oa

y se pasa a la (33), se obtiene la siguiente relación entre V0 y Vg: :

V„ /n_tg£oaV 2V 0= O (37
V'o' — 2 V0
30 y kjn
Límite de ultrasonido en los compresores 209

|La solución de esta ecuación (!) da el siguiente valor para el aumento


[de volumen relativo :

- ° v j “ = T Bv‘ r(V'r + _B H- 1)V- - ( y r + B - !)■'.] (38) 2?ü


►poniendo para abreviar:
b = — ( tg» a (38 a)
54 ' 302 k a3 I ® POa
^Como en la práctica sólo se presentan ángulos £oa < 45°, B resulta
[tan pequeño que puede despreciarse al lado de 1. Entonces la ecua­ ••vY*
va
ción (38) se escribe: •m
v' = i ~ 3 ( 4 r (39)

[La aplicación de este resultado presupone que el ángulo /90ay el número


tde vueltas n son conocidos. Pero estos valores han de elegirse de modo
que se evite, en lo posible, la velocidad supersónica.
Es importante esta equivalencia de*'¥¡pFÍspecto a' V0 y viceversa,
.porque cja puede subir hasta 0,6, siendo entonces, según la ecua­
ción (33): V0 = 1,18 Vg. Este suplemento del 18 % es digno de tenerse
[en cuenta. [La entrada con giro, tratada en el apartado t ) ‘puede ori-
■qinar valores de cja muy superiores a (LCL] -
f Consideremos nuevamente las., réláciones^dedúcidas en el capí-
¡tulo 37, aplicando las sustituciones de Q2Uytendremos, según la ecua­
ción (16), página 189:
n2V0 302
sen 0Poa (40)
A-a3' 71 (1 + X)*1
p miembro de la izquierda de esta ecuación carece de dimensiones.
Se designará por S0 y puedé servir de medida para la capacidad de
aumento del número de vueltas en el campo supersónico. Por tanto,
jara una formajie construcción dada y un número de vueltas espe­
jeo nq = n se tiene:
c _ n2V0 n\H'U
O a ------------------- -----------------
i Aa3 A a3
que caracteriza la altura de elevación que puede alcanzarse. A este
valor lo llamaremos índice de sonido, y su estructura e importancia se

(■) Haciendo V¿l — e introduciendo el valor B de la ecuación (38 a), la t:'t


apresión (37) se transforma en 2 V. + 3 (2 B V.)‘/,x — 2 = 0.
La raíz real de esta ecuación es:

*= ( 2 [(KT+jb"—i )v»— —i)v>]


■i
Poniendo este valor en la expresión Vg/v, = Vgx’ y resolviendo el binomio cú­
bico resultante se obtiene la expresión (38).
14. P f l e id e r e h : Bombas centrifugas.
210 Limites de las alteraciones de forma

corresponde manifiestamente con el índice de aspiración S (pags. .189^


siguientes). Su variación se representa en la figura 116 en función de
B para X = 0,25. El máximo — como se ve igualando a cero la deri­
vada del miembro de la derecha o tomando la ecuación (21) — corres­
ponde a la dirección de la corriente de entrada de

o sea, para (/?oa)crít = 35° 20 (41),.


tgfiOa = 1 / 1 = 0,708;
valor que, por ionio, es independiente de X. (Esto es fácil de exPllca£
nnr níauto el Drocedimiento sirve para determinar el punto del menor

Fio 116. Coeficiente de sonido en función del ángulo /fea de despreciado


Latinea seguida, teniendo en cuenta la v a ria c ió n ^ la densidad. La de trazos, desprecian

valor posible para woa.) tg Boa determina al propio tiempo el coefi-j

UCn Ellngdo^oJobtem d^m ediante la ecuación (41), no es aplicable


exactamente en el presente caso. Para enjuiciar este resul a o,
preciso considerar, en efecto, que previamente no está determi­
nado V0, sino V-, y que V0 varía en función de poa, conforme con la
ecuación (38) o la ecuación (39), de modo que también se desplaza
el valor óptimo. Hacemos intervenir esta influencia mtroduciendo
valor de V0, de la ecuación (41), en la relación entre V„ y Vo 9ue
se desprende de la ecuación (37):
(4#

k a3
y obtenemos
302 J0a eos2 /3'Oa (43)
ti (i + xy1' 1 + 1
-sen2 oa
2 (1 + X)
La variación de este índice de sonido Sg = (n2 Vg);(k a ),, en ÍUIlcid^ ^
la presión total, está representada asimismo en la figura 116 (ün^
de trazos) para X = 0,25. La forma de ambas curvas nos da una idea de
Límite de ultrasonido en los compresores 211

£ la influencia de la disminución de densidad en la entrada. Los valores


l máximos importan para X = 0,25:

tEl valor óptimo se ha desplazado manifiestamente hacia la izquierda,


\ y — según resulta de igualar a cero respecto de la derivada del miem­
bro de la derecha de la ecuación (43) — se halla en :

(45)

i De aquí se calcula, para el campo comprendido entre X = 0,2 y 0,4:


í: 0S„a)ópt = 32° 10' hasta 32° 30';
de manera que este valor óptimo es asimismo prácticamente independiente
de X. Hasta X = oo no se vuelve a encontrar el ángulo de la ecua-
ción (41), que rige para los líquidos incompresibles. .Es de notar que
; este ángulo existe sólo en la perife;i^ler: l í .'entrada al rodete y
que hacia el interior resultan valores mayores.
De todo lo dicho se desprende que la consideración de la proximidad
de la velocidad del sonido exige un ángulo de entrada jde los alabes
,aproximadamente de doble magnitud que la consideración de la cavila­
ción en la elevación de agua. .
La
t
forma del índice del sonido Sg v ¿ ■J» ' w' *
a3),
'
que

nos da la
ecuación (43), o que, sin má: ¡jda.'leerse de la línea trazos de
la figura 116, caracteriza dir ente la idon^jaajvdá’cómpresor en
el campo infrasónico. En ello no hay queípwdef de vista que los va-
• lores bajos de k, o sea, según la ecuación (9), un gran diámetro del
¡cubo, reducen este campo.
La altura de elevación por fase A H no tiene ninguna importan­
cia (lo mismo que en la cavitación), por el hecho de no ejercer
influencia alguna sobre wméoí y, por tanto, en la proximidad de
:1a velocidad del sonido. Podría formarse, análogamente a lo que
¡se dijo en la página 190, una susceptibilidad para el ultrasonido
a = a2/(2 g A H ), pero ello no ofrece ventaja alguna. De todos mo­
ndos, A H condiciona la forma del rodete y la velocidad tangencial u2,
ry, por consiguiente, también el rendimiento y las tensiones debidas a
'las fuerzas centrífugas.
En los rodetes radiales, el límite superior de la velocidad tangen­
cial u2 y, por tanto, la altura de elevación, la habrían de condicionar
generalmente no el ultrasonido, sino la consideración de la resistencia
‘del material. Hay que señalar aquí que todas las deducciones prece­
dentes han sido hechas en el supuesto de que la arista de entrada
comienza junto a la pared exterior de la boca de aspiración axial,
¡es decir, Dla = Ds. En el caso de álabes de simple curvatura soldados,
Dla será, por lo general, algo mayor que Ds. En tal caso hay que aplicar
al índice de sonido un valor proporcionalmente más pequeño.
212 Límites de las alteraciones de íorma

En el compresor axial se tiene, evidentemente,Ds= D la= Da= 2ar.


Ejemplo numérico U Un condensador axial multicelular de una
turbina de gas ha de calcularse para Vg = 36 000 m3//i = 10 m /seg.
Si se toma por ángulo óptimo /30a = 32° 10', resulta, según la figura 11
o la ecuación (44), con X = 0,25, el valor critico Sq = (n Vg) { )
= 70,3. Este valor presupone un trazado perfecto de los álabes (pa­
gina 205). (En el supuesto de un acabado poco cuidadoso, es reco­
mendable tomar, de acuerdo con la página 216, índices de sonido,
menores.) En el caso presente han de suponerse las condiciones
más favorables, y se elige Sa = 68. La primera fase tiene una
relación de álabes b/ra = h de modo que k = 1 — (!) -V,ooo.
Si, además, a = 330 m/seg., resulta :
n = |/ 6 8 - 0,556-330^ = n 65Q ^ p

o bien :
a = ~ = 1220/seg.

De la ecuación (44) se obtiene B = 1,67 • 10~4 y, con ello, de la.


ecuación (39) V„/V0 = 0,896; por tanto, V0 = 11,2 m /seg. Entonces
de la ecuación (36) resulta Ds = 2 r a = 0,404 m y, por consiguien ,
la longitud de los álabes ra - r ¿ = r j 3 = 67,3 mm. De ello se deduce
para la velocidad del extremo de los álabes, con ula — ua rao)
= 246 m/seg, y la velocidad absoluta a la entrada del rodete.
c0 = ula tg poa = 155 m/seg.
b) Entrada en el rodete con giro (<3r * 1). Si se toma Indeci
sión de emplear un giro (positivo o negativo) en la entrada A0 - r cou
(figura 117), entonces la comprobación puede hacerse de la manera

^ V aumenta a causa de añadírsele la componente tangencial Cq„


a la cn! hasta aquí considerada igual ahora a com, o sea, a consecuencia
de una disminución adicional de la presión en las directrices de entrada
necesarias para producir el giro correspondiente.
Como cou varia con r, consideremos el aumento del caudal para
un elemento de radio dr :

dV0K = dV0 |l + l ( ^ ) ! = 2 r n d rc 0m

Supongamos que com es independiente de r, entonces una co-


m ente exenta de giro sólo está en equilibrio cuando también K0 es
constante (pág. 312). La integración entre los límites dn y Ds da por
resultado :
D. fifi
Límite de ultrasonido en los compresores 213

La influencia de la disminución de presión por el rozamiento en


i as ^rectrices de entrada no está comprendida en esta expresión.
La proximidad de la velocidad, del sonido varía ciertamente
mucho, pero el procedimiento sigue siendo correcto, como lo demuestra
la consideración siguiente:
Si se efectúa la determinación del ángulo óptimo /L en el su-
; puesto de que existe una componente tangencial „ junto a ia arista
del alabe en el punto o, y se caracteriza a ésta por el coeficiente de
í giro relativo, ya introducido en los capítulos 29 y 37.

<5r = l c0 u _ W0
, u
(46 o)
•*1 a h a
, se llega, una vez más, a la ecuación (8), que ahora escribiremos:
í 3 ________________
240 V,0K
D ,= (47)
Ji2k n ó tg/?0o
y í1) también, de acuerdo con las ecu acio j^ # 3 f y (32):
[; ól n2VoK , 302
Aa3 n (1 -f ;.)*/• cos“¿o a sen /?0a (48)

El miembro de la derecha es el mismo en esta ecuadóifque. en la (40V


soio en el de la izquierda hay aquí <5, rr,'Sn vez djwn de modo que el
numero de vueltas ha de modificarse pjrqporcfdnalmente a \¡dr.
egún esto, siguiendo el razonajjiierito, se llega al mismo ángulo
óptimo /?0a = 35" 20', en el ca§tr*cle. despreciar Wrtiriácibn del volu­
men, y por esto también, aproximadamenté'vS^ffnsmo ángulo óptimo,
teniendo en cuenta la variación del volumen, a saber, 32° 10' Este
iUltimo/Tia de disminuir probablemente sólo en forma despreciable,
pues el aumento de volumen tiene efecto en la cuantía indicada ante­
riormente, según la ecuación (46). Si se deja £0a constante, también
tiene este carácter com. La expresión general para el índice de sonido
correspondiente a la entrada del rodete es, conforme la ecuación (48) :
c — ^ 2Voií
r 5° = — ¿o» <49>
ftar.a ,':atc sonido incrementado vale, sin variación, el trazado
[de (n2 Vo)/(Aa3), dibujado en la figura 116.
Puesto que dr $ 1, según que K0 = { { ^ v o ,^ es decir, según que
setenna 0¡rn í ^ mismo sentido, . . . . ,
r b s 1 de sentido contrario, amblene indicedeson^ oaujnenta

» ” deLü péglía (} e í Z n n ‘~ T j l n : MrX’ ten'e”‘l0“ CUentala ecuaclón


Ü = f = {/~ Vq
2 j ' 71 k ü l ó r tg/Jofl (47 a)
214 Límites de las alteraciones de forma

o disminuye, respectivamente, en el límite del ultrasonido. Esto se


comprende en seguida considerando que woa tiene que permanecer
invariable. El triángulo de velocidades de entrada A 0 Bl Cx (fig. 117)
se encuentra relacionado con el triángulo de la entrada sin giro (este
último dibujado a trazos), de forma que woa y la componente meri­
diana com conservan el mismo valor. Entonces los diámetros de los
rodetes sólo varían a causa del
aumento de V0. Por lo demás,,
la marcha del cálculo es, por su
significado, la misma que en una
c u iid ú a oíü ¿1~0.
Ejemplo numérico 2. El
compresor axial propuesto an­
teriormente para una entrada
perpendicular recibirá ahora una:
Fio. 117. D o s triángulos de velocidades para m r r i e n t e con un giro de igual
igual proximidad a la velocidad del sonido . . . .
sentido K0, que en el punto mas
externo ox de borde de entrada posee una relación c0Ju — 0,2, por
tanto, ór = 0,8. , .
El número anterior de vueltas, 11 650 revoluciones por minu o,
puede ser elevado, con la misma proximidad de la velocidad de so ni o,
hasta 11 650/0,8 = 14 560 revoluciones por minuto (co = lo¿2).
Si se emplea este número de vueltas y también el ángulo óptimo
fiQa = 32° 10', quedan invariables los diámetros de los rodetes (si se^
deja de considerar de momento el pequeño aumento \o ) \P or-
tanto, Ds = Da = 404mm, de manera que ula = 0,202 co = ^08 m.seg.
c01i = 0,2 ula = 61,6 m/seg, de donde K 0 = ra coa - 0,202-bl,b
= 12,43 m2/seg. Según la ecuación (46), el caudal aumenta a causa t\
incremento de la caída de presión, siendo en primera aproximación di­
cho aumento de caudal:
V0K = 11,2 + =1155 | i ^ - ) 2ln 1,5 = 11,2 + 0,282 = 11,48 m’/seg.

El pequeño aumento adicional del 2,5 % —que, de todos modos, puede


ser todavía mayor por el rozamiento a la entrada de los canales de as
directrices—hace innecesaria la repetición del cálculo. Con todo este
aumento adicional hace que el diámetro tenga que aumentarse pro­
porcionalmente.
Habida cuenta de la pequeñez de esta variación, el perfil del alabe
en la sección externa del cilindro puede tomarse igual al que ue
previsto para una entrada perpendicular (mientras que en las otras
secciones cilindricas los perfiles varían). De la ecuación principal se
desprende que, a pesar del giro de igual sentido, la altura de e e\a
ción de las fases aumenta proporcionalmente a_n, a causa de que el
efecto de desvío del perfil (por tanto, wou w3u = c3 u c0li) que a
invariable.
Relación entre el índice de sonido S° y el número de Mach woa/a 215

44. Relación entre el índice de sonido s 0


y el número de Mftch i v0J a
El indice de sonido S0 está manifiestamente en estrecha relación
con el número de Mach WqJ ü, resultando influido, también por'
ello, el ánguloJ ioa. La introducción del índice de sonido trae consigo
la gran ventaja de que en cada caso concreto se descubre cuál es el
número de vueltas que ha de elegirse. Pero el constructor habría de
conocer también el número de Mach correspondiente al índice de so­
nido elegido. Duesto míe en ln<! PYnprimPTTt-nc onr\ roioc AloU/%^ ..
costumbre servirse del número de Mach como característica. Por esto,
en lo que sigue va a determinarse la relación directa existente entre el
índice de sonido y el número de Mach, aunque nosotros tendremos
que servirnos de la forma S0 = (ó2n2 V0x)l(k a3), referida a la entrada.
Se tiene:
W n n w o a u i a __ <5r u l a .
(00)
ula a C O ^ a^ ; <r.
[ ^hora bien, como ula = (x Ds rí)¡60, o, después de introducir el valor
| de Ds de la ecuación (47),
3.
240 n n»V0K _ a l'/.24(H r^ri* VoJt
1a
tg f ta i 'k ,,6 0 (S, | tg.& j-" a3
resulta
“i« _ 1 ^ 4 0 n ¡: kn
a 60 dr I tgP0j¡3»¡£Í -“- (51)
|y con ello, según (50), simplificando los valores numéricos:
0,152
JO a 1 t5 H o a

tEs di»110 de notarse que aquí ya no-aparece el índice de giro,


t, E>or contrario, síguese de ello que el índice de sonido depende
tdel número de Mach:
eos #0a
So = t g 0O(
0,152
de forma que el índice de sonido es proporcional a la tercera potencia
del número de Mach.
Si se admite que el índice de sonido que se ha tomado por base
caracteriza siempre, precisamente, el estado inmediato al límite de ul­
trasonido, entonces de la ecuación (31) se saca la sencilla relación
siguiente entre el número de Mach y el coeficiente X:
216 Límites de las alteraciones de forma

o bien:
A = (5 4 )
K » 2
Por medio de la ecuación (52) puede calcularse el número de Mach
para cualquier índice de sonido S0, en relación con el ángulo (loa, y con
la ecuación (54), el valor de A correspondiente, para el caso del limite
del ultrasonido. Esta dependencia ha sido representada en la figura 118
de forma clara. De ella puede obtenerse, para cada número de Mach y
ángulo /30a, el índice correspondiente de sonido S0.
Observaciones complementarias. Las consideraciones preceden­
tes muestran que, en el compresor, una elevada presión a la entrada

m
A/
f
so
X-tq;?
M
vg, \

0^

----- T
— T T
- ff- /-

o ¿ fe
l 1
yi Cj
20
A,a —
F ig. 118. Relación entre el coeficiente de sonido S0. el número de Mach woa¡a y 1 en.
función del ángulo Poa de entrada de la corriente

del rodete, junto con un giro de igual sentido que el del rodete, es mu­
cho más ventajoso que una entrada perpendicular. De acuerdo con las
consideraciones que se harán más adelante (pág. 316), este giro de
igual sentido en el compresor axial es lo más favorable, si está asociado
a un grado de reacción del 50 %, como es lo corriente.
Con todo,tratándose de un compresor radiarse toleran solamente
desviaciones moderadas de una entrada perpendicular, a fin de que el
punto del ultrasonido no se traslade junto a la entrada del difusor
De todos modos, este punto de vista tiene sólo importancia en el caso
de situar el difusor de salida muy próximo a la periferia del rodete.*
Si hay álabes axiales largos, no es posible —según lo dicho en las
páginas 311 ss.— mantener constante un gran giro de entrada a
lo largo del borde de entrada (por tanto, la corriente no está exenta
de giro), a fin de que los álabes no sean dañados en exceso. A pesar de
Confrontación de las magnitudes características 217
I
ello, es posible servirse de la ecuación (46), si se atribuye a Kn un
¡ valor medio.
Los resultados más importantes de este capítulo son :
L Que, teniendo en cuenta el 'choque de condensación, resulta
[ °ecesap° utilizar un ángulo (loa,en la arista de aspiración del rodete,
; de casi doble magnitud que para la cavitación.
í .. 2-° Que el va]°r de 5 en el límite del ultrasonido es,según la ecua­
ción (49), un número característico del que puede servirse el construc­
to r para un juicio de las medidas tomadas, a fin de evitar el ultra-
f sonido 0° mismo que pasa con el índice de aspiración S, respecto a la
i cavitación). En su cuantía interviene el valor de obtenido de la fi-
^gura 118, en caso de que se haya mantenido aproximadamente el
i ángulo óptimo /90a.

45. Confrontación de las magnitudes características


en el caso de cavitación y de ultrasonido
La semejanza en la manera de trataiula-cavitación y el ultrasonido
! será puesta una vez más de manifiesto por la confrontación de las
; magnitudes siguientes:

Cavitación 'Ultrasonido
■Presión crítica: .Campo tolerable de altura de la
y -O

velocidad: Ah =
Susceptibilidad para la cavitación: 1^' '
SensihHAíatf para el ultrasonido:
Ah Ah
a= a=
H H H ~ 2 gHj,'ase C!
|Ambos valores de a dependen del número de vueltas especifico n0 y
.del cuidado de ejecución del constructor:
A'
‘ índice de aspiración: S = nn ^ ^
Too kAW*
índice de sonido :

Ambos valores dependen solamente del cuidado puesto por el cons­


tructor.
F. Alabe radial de curvatura sim ple
i
Esta forma sencilla de ¿labe, que en la página 154 ha sido^ con­
siderada como lenta, aparece en una sección Jci iuuccc Je la íi
gura 119. Trataremos de ella primeramente, porque asi resulta más
fácil la deducción de las fórmulas.

46. Marcha general para el cálculo del rodete


de una bomba, tomando como base un rodete lento
Eje. La determinación aproximada del diámetro del eje ha de
preceder — por lo menos, en el rodete radial — al cálculo de los álabes,
Para la determinación provisional basta partir del supuesto de que el
esfuerzo de torsión t zui ha de tomarse relativamente bajo. Basándose
en el par motor M d o en la potencia en el eje N en CV:

75 75 1
siendo G = y V el peso del caudal en kg/seg, se obtiene el diámetro
del eje:
^ Tzul
= 71 [cm] O)
"Ñ “
Cuando tiene importancia tener en cuenta la variación de la forma
del eje, y especialmente el número de vueltas crítico, hay que repetir
el cálculo (cap. 121) y determinar con cierta precisión r ZU]. Tratán­
dose de bombas, se toma, naturalmente, para N el valor máximo que
se puede alcanzar con el número de vueltas de funcionamiento. Dicho
valor máximo de N no es preciso que corresponda al mayor caudal,
de la bomba (págs. 414 ss.).
Como término medio puede elegirse : ¿
En las máquinas de un sólo rodete t zui = 210 kg/cm2, resultando’

d = 12 [cm] (2)

En máquinas multicelulares, en las cuales la distancia entre cojinetes


es mayor, debe tomarse un amplio margen de seguridad eligiendo
Marcha general para el cálculo del rodete de una bomba 219

Tzui un poco menor, hasta 120 kg/cm2, de manera que d oscila entre
5_

d = 12 y 14 (3)
•f:
T' ]| tll [cm)
según el número de fases.
Es de tener en cuenta que con el mismo rodete N crece con n3;
por consiguiente, el diámetro del eje d aumenta con n'/. ó H'l>. Al
I cálculo provisional debe seguir, después de acabado el proyecto del
| rodete, la determinación de la tensión resultante para el eje, teniendo
; en cuenta la solicitación real (torsión y flexión), y debe procederse
'también a la determinación del número de vueltas crítico (cap. 121).
Los ejes largos, necesarios en el caso de muchas fases (por ejemplo,
'para bombas de alimentación de calderas, producción de presión neu-
\ mática), dan origen en este cálculo, en ciertas circunstancias, a núme-
\ ros de vueltas críticos de l.er orden, tan bajos, que han de trabajar en
t el campo supercrítico.
La resistencia del rodete no puede comprobarse hasta después
de efectuado el cálculo de los álabes según- los'datos del capí­
tulo 119. ..**~*<T
Álabes. Se suponen como datos el caudal V en m3/seg, la altura
de elevación H en metros y el número de vueltas por minuto n. Primero
se determina el número de vueltas específico nq =_n y con ello
sabremos, según lo dicho en el capí-,
tulo 27, la forma que ha de tener el
rodete. Si el número de vueltas especi--'
fico resultante es menor que el^ímite
inferior, habrá que subdividir H y
■construir una bomba multicelular.
Además, en caso de una elevación
de agua, puede calcularse en seguida
(después de una estimación del es­
trechamiento k debido al cubo) la al­
tura máxima de aspiración, valiéndo­
nos del índice de aspiración S, según
«el capitulo 38, para compararla con
i la que se pretende obtener. Si se trata
[de suministro de aire mediante el ín-
t dice de sonido S, puede comprobarse,
i según lo dicho en los capítulos 43 y 44, F ig . 119. Rodete radial (lento)
[la proximidad de la velocidad del so­
faldo cuando las velocidades son de impórtancia, lo cual, sin embargo,
ocurre solamente, tratándose de compresores axiales. Estas determina­
ciones iniciales son necesarias para poder acomodar oportunamente el
_número de vueltas. Hay que tener presente que en lo referente al ín-
dice de aspiración cabe emplear sin reparo los valores límite, pero que
respecto al índice de sonido (número de Mach) hay que procurar que
la distancia al valor extremo admisible sea lo mayor posible.
220 Alabe radial de curvatura simple

En el caso presente supongamos que tenemos una bomba lenta


como la representada en la figura 119 (n9 = 11 a 38). Las aristas d el
entrada de los alabes son paralelas al eje, como acontece con frecuencia.
Como también son paralelos al eje las aristas de salida de los álabes,
nos hallamos ante un álabe radial de simple curvatura, y tenemos que
determinar su forma inicial y final.
El caudal V', que se toma como base para el cálculo, es de ordina- j
rio un 3 hasta un 10 % mayor que el que se pretende elevar, a fin de
tener en cuenta las inexactitudes del cálculo y las pérdidas por fugas.
La experiencia enseña que para grandes relaciones D2IDV de bombas 1
sin difusor y pequeños índices de aspiración, bastan suplementos redu-J
cidos, mientras que para valores pequeños de D2IDV e indices de aspi­
ración o de sonido cercanos al límite superior, hay que tomar mayor
margen. Si entran er] consideración grandes ángulos es decir, y
> 50° ^tratándose del aire), puede prescindirse de cualquier suple- ^
mentó. (En caso de que los caudales reducidos den origen a inestabili- j
Sacies [pág. 426], como pasa principalmente en el compresor, el su­
plemento ha de medirse siempre muy justo.)
Primero calcularemos el extremo del álabe a la entrada del rodete
y después el extremo de salida del mismo.
a) Extremo del álabe en la entrada. Fijemos primero el valor |
del diámetro del cubo dn, de acuerdo con el diámetro del eje d, determi­
nado anteriormente. Después obtendremos el diámetro Ds de la boca
de aspiración, a base de la ecuación de continuidad
71 (4)
V' = j ( D ¡ - d * ) c 3

siendo cs = com = e C, en donde C = ]/2 gH, y e ha de elegirse, según


lo dicho en el capítulo 29 ; por tanto, para la forma de álabe del caso
presente con
e = 0,1 hasta 0,3,
siendo aplicables los valores inferiores en caso de una corriente de
agua, y los superiores en el caso del aire, de manera que, tratándose
del agua (análogamente, H = 10 hasta 100 m), cs = 1,5 hasta 5 m/seg,
y tratándose del aire (H = 100 hasta 6000 m, es decir, con y = 1,2 j
kg/m3, Pd ~ P s « 42° ram WS hasta unos 1,9 kg/cm2 abs.), general-'
mente cs = 10 hasta más de 100 m/seg.
Cuanto mayor se elige s, tanto menores serán las dimensiones
del rodete. Los valores grandes de £ indicados anteriormente para
el compresor se hallan, en consecuencia, con los ángulos de salida.^
de los álabes en ellos usuales, pues el ensanchamiento de los canales,
es moderado. Puede tomarse como regla que £ ha de elegirse tanto
más pequeño cuanto menor haya de ser el ángulo de salida /?2 O*

(>) El cálculo de D, habrá de acortarse en los álabes que penetran en la boca


de aspiración, es decir, en los de doble curvatura, tomando directamente pta, en
vez de e, como valor prescrito, y referirse a la ecuación (14) de la página 161.
Marcha general para el cálculo del rodete de una bomba 221

Conocido Dg, se deduce el diámetro Dv de la arista de entrada,


de la consideración de que diámetros Dx pequeños dan una velocidad
relativa de entrada pequeña y que, por otra parte, se introducen en
la zona en que los filetes de corriente están curvados. La curvatura
de los filetes de corriente engendra diferencias de velocidad, tratadas
en la página 41, a lo largo de la arista de entrada, de manera que sólo
puede haber, en realidad, un solo punto de la arista en que la entrada
• sea sin choque. A pesar de ello puede colocarse la arista de entrada de
un álabe de simple curvatura en la zona de las trayectorias curvas
de los filetes de corriente, si se tienen en cuenta los puntos de vista
que se indican en el capítulo 48. Las consideraciones que se hacen
; a continuación se refieren primeramente a la arista de entrada para­
lela al eje, con corriente radial en la sección meridiana.
.Para calcular el ancho de entrada bv es necesario escoger la velo-
: cidad de entrada c0, o para corriente de entrada no radial, con álabes
r directrices: c0m = c0-sen a0. Generalmente se toma cnm = c.. Eli­
giendo com se calcula
6i = V ;^rr-
(5)
71c0m
donde se pone c0/n = c0, en el caso de ser a0 = 90°.
Para tener en cuenta el espesor de los ájabesf se" deduce q m,
' según la ecuación (1), página 91: • ""

cim = com p A a (6)


fui 1 U.
^El factor de estrechamiento f{¡(tí — CTj) se escagdT*u"Yeserva de una
•comprobación posterior, para las bombas-'lñM' 1,1Ó y 1,25 (para aire,
valores menores).
Puesto que
7tD1n
u,i =
— 60

y no se copsidera desviación de entrada, el triángulo de velocidades


de entrada (fig. 66) queda determinado, y con ello el ángulo Bv que
viene dado por
tg ^ = Cl cos fll - ci m
— cx cos ax u2 — c0 cos a0
;y para ax = a0 = 90° (fig. 70 a):
tg Pi = (7)

Llegados a este punto, podemos comprobar el factor de estrecha-


jniento t^{tx — cr^) y corregirlo, si se han elegido el espesor de álabe s3
y el número de álabes z ; ya que se tiene:
tcD,
a, = ( 8)
sen '
222 Alabe radial de curvatura simple

Si es necesario, se repite el cálculo (^.Aveces ^ se hace un poco mayor


que este valor obtenido por cálculo (2).
El número de alabes se calculará, según el capitulo 28, de

i = * ¿ ± í . sen A + A = k £ ± ] h sen
r2— fj 2 Dz — Di 2
En la cual elegiremos provisionalmente r2 ó D2. k es tanto menor
cuanto mayor es el espesor de pared del álabe con relación al diámetro
del rodete, y se puede escoger: J
Para rodetes fundidos con paredes relativamente gruesas, k = 6,5
o menor.
Para rodetes de plancha delgada remachados, k = 8 ó mayor.
Para turbocompresores, donde se está obligado a obtener la má­
xima altura por escalón, encontramos valores de k = 11.
El espesor de pared del álabe se escogerá tan pequeño como
lo permita la ejecución, para limitar el estrechamiento en la sección
de entrada. I
b) Borde del álabe a la salida. Para la determinación de los
álabes a la salida nos serviremos primeramente de la ecuación funda­
mental, en la forma de la ecuación (25), página 134. El ángulo p2 so
elegirá de acuerdo con las conclusiones del capítulo 24. Para que el
triángulo de velocidades quede determinado (fig. 67), hay que elegir-
otra magnitud. Puesto que la anchura del rodete b ha de disminuir
hacia fuera (3), el constructor efectuará las hipótesis encaminadas
a la obtención de la forma prevista. Se partirá, por ejemplo, de la'
velocidad meridiana c2m = c2-sen a2. Los rodetes se proyectan gene­
ralmente de modo que su anchura vaya decreciendo hacia la salida

(i) En el caso de tomar a0 = 90°, se puede evitar la repetición del cálculo,


utilizando la siguiente transformación. En la ecuación (7) se introduce :

ti—Ol
sen ¡}l
Sustituyendo el seno por la tangente, se obtiene una ecuación cuadrática en tg /?i,.
de la que resulta directamente:

tg/?i =
-rUi +fV i- -(ti (9 a}
1+1 T
Puesto que (s,/f,)‘ es despreciable al lado de 1, la anterior expresión se reduce a

(9 b>

que sustituye a las ecuaciones (4) y (7).


(«) F. Krisam : Z. VDI, vol. 94, núms. 11-12 (1952).
(*) De todos modos, esta disminución de b al aumentar r sólo tiene ventajas,
en rodetes lo bastante anchos, esto es, los que poseen un bj(rt — r,) lo bastante
grande, véase BBC-Mitt. 1952, núms. 5-6, pág. 165.
Marcha general para el cálculo del rodete de una bomba 223

(a pesar de que con ello se aumenta el diámetro del rodete). La adop­


ción de grandes anchuras de salida tiene el inconveniente de que las
secciones del canal se ensanchan bruscamente. Además, se tendrá una
velocidad meridiana c2m pequeña, resultando, por tanto, pequeño el
ángulo a2 y, en consecuencia, estrechos los canales del difusor. Princi­
palmente sin el empleo de difusor, la adopción de un pequeño ángulo aó
i.no es ventajosa, porque se alarga el recorrido del agua en el espacio”
«anular y se aumentan los rozamientos. Vemos, pues, que el ángulo aó
puede variar sólo entre ciertos límites, que difieren según la clase de
construcción, existiendo casos en que es aconsejable tomar como base
de n• a r t i d a p l V a l o r HP o c f o Ó n r r —n lf t T w 7w u o y UV,
J --------- 1 ---- l* f
KJLL1 U O U i C U
;íorma de caja de espiral, hay que escoger una marcha de cálculo
especial (cap. 50, III).
[ A continuación vamos a desarrollar los cálculos necesarios para
Jos casos de escoger c2m ó a2, suponiendo el líquido incompresible.
•Esto último es también admisible para los compresores hasta una
altura de elevación por escalón de 2500 m, correspondiente a un nú­
mero de Mach u2¡a = 0,6 (a = velocidai^Ljdelr sónido) (véase en este
mismo capítulo en la letra c, /3). ’ . .
a) Elección de una velocidad meridiana determinada c2m= c2 . sen a2.
Para elegir c2m hay que tener en cuenta que la altura de elevación alcañ-
zable disminuye al crecer c2m, como se desprende-cte'lalfecuaciones si­
guientes, (12) ó (13). Muchas veces se toma'c2jn= c0/n. Para los rodetes
;de la forma de la figura 119 se acostumbra a tomar c2m= 0,8 a 0,9 com
.en elevaciones de agua. Para aire se> toma’ generalmente * com.
Primeramente se determina-^', De la figura^5Q,;se''tiene :

A2D
c2 eos a2 = BCo — DC9 = BC 0 —

y de acuerdo con la ecuación fundamental:

l 9 Htfi oo — ^2 í
L
o bien:
u \— u2 Clr2
2 2 tg f t
de la que se obtiene :

c2m + ] / /
J
II

2 tg
t g #2
62 <“ > \ \ 2 tg /?2 gH'ho° + uiC0c° s a 0 (12)

El signo negativo, delante del radical, se puede suprimir, puesto


que u2 resultaría negativo. Con entrada radial se tiene :
224 Alabe radial de curvatura simple

pudiendo determinarse D2 y b2 mediante


60 u2 (14)
D2 =
7i n
L
V'
tiy <7n
b2 — (15)
Co ij
D'2
* 7»,
/5) Elección de un ángulo determinado a'2 ó a3 de la velocidad
absoluta de salida. La marcha de cálculo indicada a continuación
se limita al caso de a0 = 90°. De la figura 70 se tiene:
u2 = B D + D C2 = c2m ctg az + c2mctg 02.
Puesto que, según la ecuación (51), página 141, ctg a2 = (1 + p) ctgaj
será:
______ «2 (16)
^2m (1 -f- p) ctg a2 + ctg 02
Además,
C2u — ^3 u ^2 m ^2
o introduciendo el valor de c2 m de la ecuación (16):
u2_______ (17)
^3 u 1 + p + tg a2 ctg 02
Si se pone este valor en la ecuación (26 a), página 135, y se despeja ua,
se tiene:
u2 = ]/g H lh (1 + p + tg ctg 02). (18)
Con ello se conoce D2, de la ecuación (16) c2m y de la (15) b2.
En el caso de existir difusor de salida se elige, para el a£
a'2 = 6 -r 13°; para turbocompresores, valores hasta un 50 % m .
vores. Para las bombas con difusor anular liso se tomarán valores
mayores. Para las bombas con difusor de caja en espiral, oscila
y, por tanto, 03, entre amplios limites, porque en dicho caso regul
el valor de tg a3 • b j ^ (pág. 382). Entre aj y Oj existe la relació'
tg 03 = tg a2 (/2 — oúik
La forma del perfil del rodete entre y b2 se fija de tal foi
que la velocidad meridiana cm — c •sen a pase paulatinamente
cim a c2m. Es suficiente, sin embargo, proyectar la unión aproximac
mente, evitando curvaturas bruscas. En los rodetes remachados, p£
compresores, se toma con preferencia una línea recta con vistas a s
fácil ejecución, resultando entonces una limitación lateral cónica d
rodete.
Observaciones complementarias. En el capítulo 50 se deta
ejemplos numéricos de cálculo, de acuerdo con los procedimien
explicados anteriormente. Si se elige uha forma de rodete según
figura 119, hay que procurar que D2sea igual o algo menor de 2 a 3D,
Marcha general para el cálculo del rodete de una bomba 225

puesto que, por una parte, existe suficiente espacio radial para alojar
los álabes, y, por otra, son aconsejables diámetros pequeños en
I atención al rozamiento del rodete [ecuación (88), capítulo 15, a)].
¡ Si resulta D2 demasiado grande, hay^ue adoptar la disposición de
. varios rodetes en paralelo (fig. 6).
En el caso de varios rodetes en serie, tomaremos en las ecuaciones
anteriores para valor de H, la parte correspondiente a cada rodete.
Para i rodetes en serie,
AH = —
i
puesto que la disposición de los álabes de cada fase es generalmente
,1a misma. En los compresores de varias fases, ésta sencilla relación
no es exacta si se toman los mismos ángulos y diámetros para todos
los rodetes y se varían las anchuras de acuerdo con la densidad. En el
capítulo 110 se detallará más esta cuestión.
c) Consideración de la variación de volumen en los gases. La
'ariación de volumen se presenta en forma d&~una 'expansión a la
entrada del rodete y una compresión en^éV^lnterior del mismo.
a) En la entrada del rodete, a consecuencia del aumento de velo­
cidad hasta alcanzar c1 (a parte del rozamiento de pared que se con­
sidera separadamente), se produce, de acuerdo cop^la-ecuación de
Bernoulli, una disminución de presión,^.y, -por""íanto, un aumento
de volumen A \ , que ya fue considerado en las página's 207 y siguientes,
cuya cuantía es: • "**'
: (18 a)

obteniendo ax de las ecuaciones (55) ó (56), página 87, con T = Tv


El aumento de volumen es, por lo general, muy reducido, pero debe
tenerse en consideración en el caso de velocidades de entrada eleva­
das. En la ecuación (18 a), el subíndice I se refiere en realidad al estado
de velocidad^nula, pero se puede emplear, para una mayor seguridad,
para el punto de medición en el tubo de aspiración, por lo que Vj = V'.
P) En los canales del rodete se produce una disminución de volu­
men a consecuencia de la disminución de c2m, o sea, según la ecuación
(10 a), un aumento de Hxh (cap. 18 c). Se puede considerar este au­
mento de trabajo del álabe como una seguridad adicional del cálculo,
máxime cuando para altas relaciones de compresión, la proximidad
de la velocidad del sonido provoca pérdidas crecientes en el álabe.
Sin embargo, es recomendable tenerla en cuenta en los rodetes radia­
les para relaciones de compresión mayores de Pufpj = 1,3, o sea, para
.alturas de elevación de más de 2500‘m números de Mach uja > 0,6
“ .(véase el ejemplo numérico de la página 247). El volumen a la salida
será, según la ecuación general de los gases :
.. .. T (19)
v, = v , ^ l El = V i t '
i Pz
15. P f l e id e r e r : Bombas centrífugas
Alabe radial de curvatura simple
226

en donde V, = V , y el subíndice 3 designa el estado a la salida de|j


rodete. El aumento de temperatura A t3 en el rodete es debí , g j
t la ecuación (10), página 14, al trabajo interno menos eij
aumento de energía cinética, por lo que
H
e l—
4 2 7 C p J f3 — — 2g

I de donde
fflm — (cl- e D / 2 ?
J ‘a ----------- 427 cD
•#c . AAf

siendo 427 cp = 103, para el aire. En el caso ue SCI u0 - -


!«:í'
i . _ c* +c2C3m
c§ = C3u-t- = \(iM
u2 /+c
' \m
3m (2Dfl
La relación de compresión p j p , se r^ cl0“ “ üerio^conía0ecuadónfl
peratura adiabática en el rodete (A i.d)3, de acueruo cu
(15 a), página 16, según :
tí ( PlY ¿ T =
W Tl
Si se pone (¿1 íad)3 = Vi ¿ tenemos •
P3.= [1 + „ 4 ^ ^
$ Pl * T1
•í y por tanto, el volumen a la salida sera, según (19).
te \ + A tJ T ,
V3 = Vi
■# x-l
él (1 + Vi A

podrá escribir : A . IT
\ + A tJT j------ (22 a)m
Vo = VJ 7

1+ ^ r V iA W i 1
i ’-S
#5 Esta ecuación simplificada nos da para d V Ti = {o,l • corresponJ
Í12 , , 10,7 % A
$1 diente a p,¡lp, » o" de + 12,7 % ’
Ni!

1 ;> rendimiento adiabático de toda la el volumen

i
s s r i . ' v : 1« r j - >■ •— *» » •
Trazado de los álabes radiales de simple curvatura 227

.toma para H = y i A H la suma de las alturas de elevación de los rode­


tes anteriores, y para c3 la velocidad existente en el punto considerado.
El valor V3 calculado se pone en ¿ugar de V' para la determinación
de la sección de paso.
En la página 247 se detalla un ejemplo numérico.

47. Trazado de los álabes radiales de simple curvatura


Por el cálculo de las dimensiones del rodete, del capítulo 46, sólo
se conocen los ángulos inicial y final y /S2 del álabe. En la teoría del
filete de ccmcr.te. **Jiiid¡ci£üó¡úuai u lu diíeicu lc m foiiua uc uuiuu uc
[los extremos del álabe, pero en realidad hay que tender a que las
[pérdidas sean lo más reducidas posible y a un comportamiento favo-
;rabie contra la cavitación o el ultrasonido. Por lo general, el canal es
¡■divergente, debiéndose tener en
'Cuenta, por tanto, las considera- _£*'
Aciones del capítulo 13, b. Con estos y...
álabes radiales se emplea general-
■mente un espesor de pared delgado
e invariable.
Se puede fijar el trazado del
álabe de dos maneras distintas. En
Eel primer procedimiento, que es el
;más antiguo, se proyecta el trazado
•entre los ángulos de entrada y salida^
¡dados, por tanteo, compi'óbando
[el canal obtenido en la suposición, Fig. 120
ícontraria a la realidad, de que la
[velocidad se distribuye uniformemente en cada sección x y del canal
í(figura 120). El trazado del canal desde la sección de entrada .4 C hasta
;la de salida DE se efectúa de acuerdo con las leyes establecidas para
jios canales fijos. Los extremos CH y DG de los álabes, se consideran
■inactivo^ry se trazan, a veces, como envolventes de círculo 0 o como
espirales de Arquimedes, que se diferencian poco entre sí, pero de las
-.cuales sólo la espiral está realmente libre de acción en la corriente
radial con cm = const. (2). Se pueden sustituir por arcos de círculo,
;e incluso el álabe entero puede estar formado por un solo arco de círculo.
El álabe obtenido según este método, que llamaremos de alabe
len arco de círculo, tiene su trazado en cierto modo arbitrario entre la
.entrada y la salida. Además, debido al número finito de álabes, no se
'puede alcanzar efectivamente la inactividad de los extremos de los
•álabes. A ello se suma que, según nuevos conocimientos, no debiera

(*) Véase N eumank : Die Zentriíugalpumpen, Berlín, 1912. La introducción


de las envolventes es debida a Z euner (Vorlesungen über Theorie der Turbinen.
Leipzig, 1899).
(*) Las formas posibles de extremos de álabe inactivos se estudian en la
2.* edición de este libro (cap. 34).
228 Alabe radial de curvatura simple

hacerse variar discontinuamente el radio de curvatura, pues ello favo^


rece la generalmente indeseada conversión de la capa limite de lami­
nar en turbulenta (pág. 86). A consecuencia de la elección arbitraria
del trazado, es sobre todo difícil aplicar con seguridad suficiente la
experiencia obtenida con ciertos álabes a otros. Todos estos inconve­
nientes se evitan con el segundo método, más moderno, que se adapta
mejor a la hipótesis monodimensional de la teoría elemental de las
bombas centrífugas, es decir, a la igualdad de estados de corriente
sobre un circulo paralelo, que implica un número infinito de álabes.
Siguiendo este método, se determina el álabe en toda su longitud, pres­
cribiendo una ley determinada para una magnitud cualquiera que
define la corriente, por ejemplo, para la variación del ángulo o de la
velocidad, desde la entrada hasta la salida. Designaremos este álabe,
que generalmente no coincide con un arco de circulo, con el nombre
de álabe determinado por puntos.
a) Álabe en arco de círculo. Si dibujamos la entrada A xCt
(figura 121) en forma de espiral de Arquímedes, el centro del arco que
lo sustituye está situado en el pun­
to E de intersección de las perpendi­
culares a las entradas de dos álabes
consecutivos. Estas perpendiculares
forman un ángulo E A 2 O = 3X con
el radio, por lo que se podrán di--
bujar mejor como tangentes a un
círculo de diámetro dx = Dx sen 0$
resultando la siguiente sencilla cons­
trucción para la determinación de
la entrada del álabe:
El círculo de entrada Dx se di-,
F
ig . 121. Trazado de la entrada según vide en tantas partes iguales como;
una espiral de Arquímedes
álabes haya. Se trazan las tangentes
al circulo de diámetro dx = Dx sen (lv desde los puntos A v A 2 y As,
y con centro en los puntos de tangencia E, se trazan arcos de circuí**
de radios E A X, E A 2, etc. De esta forma se obtiene el trazado interior*;
del extremo de entrada del álabe. Para obtener el perfil exterior, si el
álabe es de espesor constante, se trazan arcos concéntricos con aquellos;
E XF^, B, Fg, etc., a la distancia del espesor del álabe (1).
Las experiencias con haces de álabes han demostrado que el.
principio de álabe inactivo es desfavorable, igual que lo es la inacti-'
vidad a lo largo de los canales de las turbinas. Por ello el radio de.
arco de entrada nunca debería ser menor, sino mayor, que EAX
(figura 121). En este último caso, el álabe se acorta, si se tiene en cuenta
que el arco de entrada B F (fig. 122) se extiende, como máximo, hasta
el comienzo del canal siguiente.
(l) Con ello se obtiene el ángulo f}x en el dorso del álabe. Lo correcto sería
trazar círculos concéntricos a ambos lados de Alt A„ A„ distanciados de dich
puntos de una longitud s j 2.
230 Alabe radial de curvatura simple

El empleo de dos arcos de círculo permite encontrar formas de


alabes más racionales que las halladas con un solo arco de círculo. D.
todos modos, esta última disposición parece ser más favorable res­
pecto al rendimiento.
Una vez trazado el álabe, se comprueba si la variación de sección
nes del canal es también regular. En un punto cualquiera 5 de la tra­
yectoria media Sx S2 (fig- 120) (la cual, reúne los c. d. g. de todas las]
secciones) se puede admitir como anchura del ca­
nal aproximadamente el diámetro a del círculo,
inscrito 0). La sección tiene la forma de un tra­
pecio (ie anuía u y ancho medio u, igual ai auuw
del rodete en el punto S, medido en la sección
longitudinal del rodete (fig. 120). Se obtiene en­
¡——SpS-— tonces una representación de la variación de la sec­
'“^D esarrollo SrSf
ción, tomando la linea S, desarrollada como abs-'
F ig. 124. Represen­
tación de la variación cisas y los valores de los productos a b como orde-,
de la sección a-i> del nadas (fig. 124). La curva obtenida es aceptabl
canal
si no presenta ningún mínimo en su parte media.
Para valores grandes de /?2, el álabe tiene curvatura opuesta des­
pués del arco de entrada. En estos casos es dudoso si se debe conservar
la entrada inactiva o bien si es preferible una curvatura hacia delante.
b) Trazado del álabe por puntos. Si se prevé la variación del
ángulo del álabe en función de r, entre los dos valores límites y ^
(figura 133 a), se podrá obtener el álabe por segmentos, llevando
pequeños valores de A r y trazando por cada uno de ellos un elemento
de álabe que forme el correspondiente ángulo (3. Este procedimiento -
que no es más que una integración, es laborioso y poco exacto. Es.
preferible efectuar esta integración por cálculo, determinando el án­
gulo central POA = <p (fig. 125), correspondiente a cada valor del
radio r y llevar a partir del radio fijo O A. El ángulo <p se determina,
sencillamente de la manera siguiente :
En el triangulito negro PP' T , cuyo lado P T es el arco corres­
pondiente al ángulo infinitesimal dtp y cuyo ángulo en T es recto, se
tiene:
P T = rdcp
y por otra parte,
—- P 'T
PT =
tg 0
pero P' T es el aumento infinitamente pequeño dr del radio r, e igua­
lando ambas expresiones, se tendrá: - ,
dr
r d (p =
w
(l) En realidad, deberla tomarse el desarrollo de la línea normal.
Trazado de los álabes radiales de simple curvatura 231

.de donde
d r
d<p = lífi

que, integrada entre rx y r, da, multiplicándola por 180/;r, para obte­


ner (p en grados: g-VJi
180 dr
. V
i
9 = ti j rtg p
(24)
f1
La integración se Duede efectuar cómodamente en forma Hp n n r n a . fig
dro, eligiendo intervalos finitos de r (figs. 133 a y 143, o tablas numé­
ricas de las páginas 242 y 246). De esta forma se conoce la variación
de <p en función de r , es decir, las coordenadas polares del álabe.
La hipótesis de la variación de /? es muy adecuada para aire.
Para agua, es más conveniente la supo­
sición de la variación de w en función
: de r , entre, ios límites prescritos w 1 y w 2.
' En este cáso también conocemos los á ñ -^ * I
gulos p, porque en el triángulo P Q R
de la figura 96:

sen B — — (25y-
rr
Vemos que también se preci^ponocer
Ja variación de cm, que se puede calcular
de la sección del rodete para cada ancho ^
b , puesto que Fig. 125

V' t
cm (= c sen a) = (26)
2 r 71b t — o
La cui^k del coeficiente de estrechamiento — se indica
! como línea de unión de los valores conocidos de la entrada y la salida
(por ejemplo, como linea recta). La influencia del afilado “de la sa- m
. lida se puede tener en cuenta haciendo que para r = rx la línea disini-
: nuya paulatinamente hasta el valor 1.
Esta apreciación de la influencia del estrechamiento se puede
soslayar si tenemos en cuenta que
t — o 2 r ti
V' = 2 r nbc. — ■— = b ------- wsenp,
sen p
o, puesto que 2 r n ¡t = z

V' = b z\t w sen p = (/ sen p — s) z b w .


sen p
232 Alabe radial de curvatura simple

De los que resulta :


o 5 , V'
sen/? = — H---- —— (27)
r t ztbw
o, puesto que la expresión
V' V'
ztb 2 r nb
= (cm
)neto (28)

que representa la velocidad meridiana para el espesor de pared nulo,


y, por tanto, independiente del espesor de pared s, se puede poner en
vez de la ecuación (25):
___o
sen p = S— |H------------
(C/n)neto (29)
i w
Con esta ecuación, la determinación del ángulo /? es independiente de
la suposición de la variación del factor de estrechamiento. Es muy
útil, en especial, si los álabes tienen espesor de pared variable, y debe­
ría emplearse también para los álabes de espesor constante, lo mismo
que la ecuación (25). \
En cuanto a la forma más favorable de estas curvas, podemos
decir lo siguiente : Para fuertes curvaturas hacia atrás es adecuada la
variación rectilínea de w ; para curvaturas más suaves hacia atrás y
curvaturas hacia delante es aconsejable la variación rectilínea de /?.
El álabe se alarga o acorta según que la linea w se curve hacia arriba
o abajo, respectivamente, mientras que la línea actúa en sentido
inverso. La línea /? recta corresponde a la linea w curvada hacia abajo,
dando por ello un álabe más corto que la línea recta w (*). En los compre­
sores se emplea generalmente la línea /?, por una parte, a causa de las
formas de álabe más inclinadas, y por otra, porque la variación de
volumen no tiene ninguna influencia sobre el procedimiento.
El álabe calculado por puntos se puede trazar también con arcos
de círculo, si para cada .intervalo zl r, en que se divide la línea /?, se
determina el radio de curvatura correspondiente mediante la ecua­
ción (23). Los subíndices 2 y / de esta ecuación se refieren al límite
superior e inferior del intervalo, respectivamente. Pero el trazado por
este procedimiento trae consigo la variación discontinua del radio de
curvatura y, con ello, el peligro de empeorar el rendimiento, según lo
dicho en la página 228.

48. Á la b e s r a d ia le s de s im p le c u r v a t u r a c o n el b o rd e de e n tra d a
e n la z o n a de c u r v a t u r a de la b o c a de l ro d e te

En el capitulo 46 se ha indicado que la arista de entrada del álabe


paralelo al eje sólo puede estar libre de choque cuando dicha arista
está situada a suficiente distancia de la zona de curvatura de la boca
(l) P a n t e l l , K . : en Konstruction, tomo I (1949), cuaderno 3, página 79,
conduce el cálculo partiendo de que dw¡dl es constante.
Alabes radiales de simple curvatura 233

del rodete. Con frecuencia no es posible o aconsejable disponer la arista


de entrada tan separada del eje, que escape de la influencia de dicha
curvatura. t ,<
Primeramente vamos a estudiar si existe alguna forma de la arista en la zona
le curvatura que permita la ausencia de choque, a pesar de la curvatura de las tra-
rectorías de los filetes de corriente, manteniendo la simple curvatura del álabe.
jmitémopos al caso de a0 — 90°. El diagrama de corriente en la sección meridiana
determina mediante el procedimiento indicado en el capítulo 11 c, para corrien­
tes potenciales. Conoceremos, pues, las
velocidades en cada punto (fig. 126).
Vemos claramente que el borde
de entrada paralelo al eje no es el
adecuado en la zona de curvatura, por
el hecho de que en la ecuación utili­
zada anteriormente tg = cjfj to, la
variación de c„ inevitable para tra­
yectorias curvas, exige una variación

:Fig. 126. Corriente potencial a través de F ig. 126 a. Arista de entrada situada
rodete radial con indicación de las lineas dentro de la zona de curvatura
de igual velocidad (de trazos)

porrespondiente de r. A consecuencia del ángulo de inclinación e, de las líneas


.'rff* r n r r i p n t p r p c n p p f n a l r a H l A f f \ n
de corriente respecto al radio (fig. 1126
9A n \ i-
a), aparecerá en dicha igualdad,
.
en el nu
_„ _i ij j

oerador, en vez de e„ la componente radial c, r -= cxeos e, = c, eos e, tj(t. — a X


puesto que el ángulo del álabe /S, se mide en planos perpendiculares al eje. La
componente axial cai penetra sin choque en el álabe, porque la superficie del mismo,
obtenida por simple curvatura, permanece paralela al eje. Para cada punto del
canto de entrada deberá cumplirse la siguiente igualdad:
o ^ir C0
tg& = -7T =-77-cos h — Oi
tn la que c„ y deben deducirse del diagrama de la corriente.
\ El proyectista puede trazar de forma conveniente la arista de entrada en la
jección meridiana (es decir, en su proyección circular) y calcular los valores de á,
correspondientes mediante la ecuación (30). La curva de variación de los valores
de 0 se puede trazar, teniendo en cuenta el valor final 0,, con lo cual es posible de­
terminar el álabe por puntos mediante la ecuación (24). Para cada punto del canto
de entrada será distinta la variación de /?,.
, Se ve, pues, que utilizando este procedimiento es fundamentalmente posible
desarrollar el álabe de simple curvatura, libre de choque en la parte semiaxial de
la entrada.
234 Alabe radial de curvatura simple

Sin embargo, se observa que el ángulo /?, varía a lo largo de la arista de entrada,!
de tal forma que la rotación rcu a lo largo de los distintos filetes de corriente, dis-J
minuye al principio, haciéndose, por tanto, negativa, por lo que el principio del]
álabe tiene efecto de turbina, lo cual es desfavorable.
La determinación del diagrama de la corriente meridiana, que]
exige este procedimiento, es muy laboriosa. En la práctica se fijaráj
por cálculo el ángulo solamente para el filete central, dibujando!
todo el álabe, como de costumbre, como álabe en arco de círculo, o]
calculándolo por puntos (véase el ejemplo IV, capitulo 50). El choque]
de entrada que se producirá en los otros filetes de corriente es de j
poca importancia. Para el cálculo por puntos se tomará para todas lasj
velocidades la componente según ei pianu pcipcauicului ai cj<_.
Se toman las componentes radiales clren vez de cv debido a que se
debe tomar como anchura efectiva del rodete en el punto *4, la suma
de las anchuras axiales entre dos líneas de corriente vecinas, en vez de
la linea normal desarrollada D C (fig. 126 a), es decir, se tomará:
b x = A b [ + A b ' ^ + A b [ " + ... (306|
Este último procedimiento posibilita el empleo de formas de
rodete, no haciendo completamente plana la limitación del rodete,
sino curvándola en el sentido de los hilos de corriente.
Los ensayos de W. Krumnow Q) en esta clase de álabes dieron los
siguientes resultados:
No quedó demostrado un aumento del rendimiento. La capacidad
de aspiración mejora considerablemente, asi como la estabilidad de
la curva caudal-altura (pág. 436). Si se disminuye tanto el número
de álabes como sea posible para mantener un funcionamiento estable,
da mejor rendimiento la arista de entrada adelantada, con álabes
cilindricos, que la arista paralela al eje.
La principal desventaja reside en el sensible estrechamiento en
las cercanías del cubo. Por ello no se alcanzan los rendimientos de
los álabes de doble curvatura (cap. 52).

49. Álabes radiales de pequeña longitud radial


a) Disposición centrífuga. En el cálculo del rodete (cap. 46)
puede suceder que resulte una relación de radios r^Jrv bastante menor
que la usual en el rodete radial (pág. 220), según figura 127, y va
mos a estudiar si tales formas de rodete, que se emplean mucho para
ventiladores, son recomendables.
En el cálculo del rodete se dispone la arista de entrada paralela
al eje, inmediatamente después de la zona de curvatura. Esto tambié
es necesario en este caso, para obtener una longitud radial A r = r2—rx
lo mayor posible. Si resulta una relación de radios 1,1, las
proporciones son similares a las del álabe axial (págs. 286 ss.).
álabe deberá curvarse hacia delante, a menos de tratarse de un álab
(*) Disertación de la Techn. Hochschule, Brunswick (1934).
Álabes radiales de pequeña longitud radial 235

['muy poco activo. Si al propio tiempo la relación b2¡ A r > 1,1, hay
i que esperar rendimientos reducidos (x), del 40 al 60 %, puesto que la
i bomba trabaja, con el caudal normal, en,el campo de desprendimientos
; (páginas 433 ss.); es decir, se forman'corrientes de retroceso proce-
: dentes del propio rodete en movimiento. El paso de la corriente de
\ desprendimiento favorable, a la desfavorable, se produce, en esta
pelase de rodetes, para caudales superiores al normal, y se mantiene
|6obre todo el campo de trabajo. In­
cluso aparece antes que en los ro­
detes axiales (pág. 419), a pesar de
V ~ — J . 4 . V 1 . _______i . ____
“ *** vu uv t Ul i u t U i u ,

y en este caso se trata de álabes cilin­


dricos. El rendimiento no mejora si la
.arista de entrada se pone fuera de la
zona de curvatura, situándola sobre
un diámetro de entrada mayor. Los
resultados desfavorables varían muy
poco si se disponen álabes fijos, direc­
trices, delante de la corona de álabes, F ig . 127. Álabe radial corto
en el sentido de la rotación o en sentido
opuesto, o superficies directrices g, curvadas, siguiendo las- lineas de
corriente (fig. 128). De ello se deduce que la curyatura "cíe la corriente
de entrada no es la causa del mal rendimiento. Poc el contrario, un * tv;
aumento del radio de c u r v a t u r a e n A.'- *r'
(figura 119) es ventajoso. Por otrq pSfte,
•vi!*
*un estrechamiento del rodete hacía "la salida,
*2m^ c0, mejora el rendimiento. Por ejemplm-^-’^ s k ^
una disminución de la anchura del rodete a
Ja salida de b2 = bt = 1,4 A r a b2 = 1,1 A r,
conservando invariable bv con A r/rx= 20/160,
aumentó el rendimiento de 59 a 68,5 %. Una
rotación de entrada en sentido contrario
al giro de rodete, es decir, a0 > 90°, empeora
id funcionamiento, mientras que una rota­
ción en el sentido de la corriente lo mejora. F ig . 128. Superficies direc­
Conservando la anchura del rodete lo trices gyyenh, elantes del rodete
rodete
■bastante pequeña, sirviéndose de un radio de
curvatura g i suficiente, y estrechando notablemente el rodete hacia
fuera, se alcanzan también los rendimientos corrientes en los rodetes
normales, a pesar de que el álabe tiene que estar curvado hacia de-
;lante para que no sea inactivo. La prolongación de las superficies
directrices g dentro del rodete, o sea, la pared h (fig. 128), da también
buenos resultados.
^ \ ^ a?e £ r - Graoer : R adial ausw árts beaufschlagte Pum penschaufeln
kleiner radialer E rstreckung. Anuario 1953 de la Braunschw. wissensch. Gesell-
schaft, pags. 69-84 ; adem ás, R. K retsch m er : B reitenverháltnis und Q uerschnitts-
í°rm \ on radial beauíschlagten Schaufelrádern, etc., Braunschw. wissensch. Gesell-
tcnaít, págs. 8o-102.
236 Alabe radial de curvatura simple

Vemos, pues, que las formas de álabe, según la figura 127, muy
corrientes en la fabricación de ventiladores, deben considerarse como
construcciones defectuosas.
Esta condición debe tenerse en cuenta tanto para bombas como
para compresores de varias fases (fig. 129).
Por lo demás, esta forma de álabes no es adecuada para bombas
hidráulicas, debido a su gran velocidad relativa de entrada, que tiene
como consecuencia la disminución de la altura de aspiración má­
xima alcanzable, y porque el gran número de álabes [ecuación (9), pá­
gina 222] exige débiles espesores de pared, que no se pueden obtener
por fundición.
Es notable que, para esta forma de álabes, el valor de y)' en la
expresión de la disminución de potencia, debido al número finito de

Fio. 129. Rodete de varias fases : a y b, coronas de álabes móviles, y c y d, coronas de .


álabes directrices

álabes (ecuación (44), página 140), es de 1,8 a 2,2, es decir, el doble


que en los álabes radiales normales. Por esto resultan, a pesar deL;
pequeño paso de álabe, coeficientes de disminución de potencia5
p = (iflhoo— Hth)/Hxh, considerablemente mayores, que para los ála­
bes corrientes más separados entre sí.
En la figura 130 se representa un rodete para agua, construido,
después de numerosos experimentos í1), digno de mención, por cuanto,'
a pesar de la reducida extensión radial de los álabes curvados hacia
atrás, éstos, son poco numerosos y de espesor variable. En la figura 130
se muestra cómo esta idea constructiva ha sido aplicada recient:
mente (2) a procesos neumáticos. El buen éxito de este dispositivo
se explica por el hecho de la curvatura hacia atrás y, por tanto
la escasa carga de los álabes, que, por una parte, hace posible la redu
ción del número de álabes sin que se origine una formación adición
de espacio muerto y, por otra, obliga, en cambio, a tener en cuen(*)
(*) T h . W. T h eu nissen : De l’influence de nombre d’aubes, etc. Congrí
intern. de Mécanique Générale (Lieja, 1930), vol. 2, págs. 203 ss. París: Dunod
1931.
(») T h. H eim : BWK, vol. 5, pág. 124 (1953).
Álabes radiales de pequeña longitud radial 237

choque de entrada. De todos modos, éste resulta, en gran parte,


neficaz, gracias al espesor variable, además de que la gran separación
ie los álabes permite un considerable djámetro de redondeamiento de
fl cabeza del álabe.
b) Disposición centrípeta. El rodete centrípeto con < 1
¡(figura 131) no se aplica prácticamente. Sus cualidades no son tan

F ig. 130. Rodete radial de una bomba de achique

«desfavorables como parece a primera vis^ q ^ rTíeríe á.su favor que,


en el rodete de paredes laterales paralelas, la componente meridiana
aumenta hacia la salida. Asimismo, para ángulos ^ y iguales, los
canales no son tan divergentes como en el rodete centrífugo. Por esta

F ig . 130 a. R o d e te ra d ia l d e UDa m á q u in a s o p la n te , s e g ú n c o n s tru c c ió n B a d c o c k -S t o r k

causa, la aparición de desprendimientos no es tan notoria, a pesar


de que las capas límites son arrastradas hacia fuera por la fuerza
centrifugares decir, en dirección contraria a la corriente principal;
pero es evidente que esta circunstancia ocasiona un empeoramiento
del rendimiento con relación al rodete centrífugo. Sin embargo, es
de esperar que la relación de anchura b/Ar se pueda aumentar en
B¡--------
„ i 1) P e t e r m a n n : Untersuchungen am Zentrlpetalrad. Dissert. Tech.
Hocnschule Braunschweig, Extracto en Forschung, vol. 17, págs. 51-59 (1951).
23i> Alabe radial de curvatura simple

relación con las admisibles en el rodete centrifugo, según los valor


especificados en el capítulo anterior a). Es notable que una rotació
de entrada en sentido contrario al giro del rodete es admisible si
pérdida notable de rendimiento, hasta un ángulo de entrada a0 = 130®
mientras que en el rodete centrifugo es muy desfavorable (pág. 447)
La aplicación del rodete cen-j
trípeto como compresor
favorable, pues el volume
disminuye en el mismo ser
tido que el radio. Es rece
------ A » /.
iitv u u u */> w
Ir.*—• é,^ » 2 - - *

posible y /S2 £ 90°.


A pesar de que la bo
ba centrípeta precisa d
de aletas de salida, y qu
es también ventajoso
poner un dispositivo de ál
bes directrices a la entra
ocupa menos espacio
í la bomba centrífuga, puesto que se suprime la cámara espiral.
Si se emplea como compresor de un solo rodete, con varias coro
r: de álabes, o sea, en la forma de la figura 129, pero con sentido .
corriente contrario de la dicha figura, su capacidad de aspiración y
circunstancia de poder mantener en todos los escalones la misma reía
3 ción b¡A r, le son favorables. Al parecer, presenta favorables p
pectivas la aplicación de la contracorriente (por consiguiente, la
4 versión de la turbina Ljungstróm).
i
i 50. Ejemplos de cálculo de bombas centrifugas
con álabes de simple curvatura
4
I. B o m b a m u l t ic e l u l a r c o n á l a b e s d e e s p e s o r c o n s t a n t e
a
Vamos a calcular el rodete de una bomba para
$
V = 16 1/seg = 0,016 ms/seg, H = 96 m a n — 1450 U/min
i (<u =¿$n/30 = 151,8, figs. 132 a, 134).
La altura de aspiración máxima se calcula con la ecuación (28
página 448, mediante el índice de aspiración S = 2,4 y A = 10
Ht » 0,2 m, suponiendo que k = 0,79, resultando :
0,016
(tf;)má* = 1 0 - 0 , 2 - 14,52- = 10—0,2— 1,52 = 8,28
0,79-2,4
Es, por tanto, muy elevada (de manera que debería pensarse en
i
aumento del número de vueltas).
k Como nq = n = 1450 ]/ 0,016/96*/» = 5,98, está muy po
debajo del número indicado como idóneo en el capitulo 27, y en 1
Ejemplos de cálculo de bombas centrifugas 239

jmbas no cabe una admisión parcial, por lo que hay que recurrir
una disposición de varias fases. Si se pretende un rodete con nq = 20,
número de fases i se obtiene de
('/«. 5,98 =*!20,
A 20 Y/.

■consiguiente, la altura de elevación por fase:


A H = H¡i = 96/5 = 19,2 m.
El cálculo se continúa, ajtfstado a lo indicado en el capítulo 46.
: El caudal de cálculo importará :
V' = 1,05-0,016 = 0,0168 m3/seg.
a) Extremo del álabe en la entrada. Admitiendo un rendimiento
£ r¡ — 0,7, se tiene úna potencia del eje N = (16-96)/(75-0,7) =
=29,3 CV. Resulta, pues, según la ecuación (3), página 219, el diá­
metro del ej[C-i
3 ---
d = 14,41 ^ " = 4,0
alor que, a causa de la debilitación por las chavet^JiaY ^ elevarse
asta 42 mm. Ello exige un diámetro ^ cubo-^ dj^f=>'32 mm. El
ndice e habrá de tomar el valor más bajo qpe^-se'’desprende de la
CA
uación (18), página 164.
_____/ 1 0 \ 1
Como a0 =J90V resulta, npuesto
n o cin rm o Q —
que C
=]¡2g A H = 19,38 m/seg con**>H)^T, el valor c3= c ^ P í i l • 19,38 =
2,13 m/se{^A.sí se obtiene de la ecuaciómX^QÍ^07ll3 m = 113 mm.
, Si se toma Dx un poco menor, o sea=120mm, y c0= cs=2,13 m/seg,
atonces el rodete tiene una anchura, según (5), de

t - = ^o!,1 262,13 = 0'0209 m = 21 mm'


Ahora también es conocido ux = a>Dj/2 = 9,1 m/seg. Si el coe­
rciente de estrechamiento t¡(tx— üj) se estima en 1,25, de donde
= 1,25-2,13 = 2,66 m/seg, entonces tg = q/iq = 0,292; por con­
fuiente, (}x = 16° 20'.
El número de álabes se desprende de la ecuación (9) con k = 6,
ornando provisionalmente D2 = 2 Dx y /?2 = 26°, resulta z = 6,5, y
cdondeando, 7. Así tx = nD Jz = 53,8 mm, y aceptando por espesor
el álabe sx = 3 mm, a = s j senfix = 10,7 mm, resulta, por consiguiente,
j/(q — ax) = 1,25, de acuerdo con el supuesto.
La hipótesis sobre el coeficiente de estrechamiento y su ulterior
astificación puede sortearse tomando pie de la ecuación (9 b) de la
ta 1 de la página 222.
b) El extremo del álabe a la salida. Hemos supuesto anterior-
íente que el rendimiento de la bomba era del 70 %. Si se toman en
nsideración las pérdidas por fugas, rozamiento del rodete y de los
240 Alabe radial de curvatura simple

9 aletas en eldif

iea de esquelett^ con1ji^


variación lineal fie iv 7 alabes
\variación lineal de¡3

' variación
lineal de ¡v

Alabe en arco de circulo


A. con dos arcos de circulo Alabe calculado porp
B. linea de esqueleto con dos arcos de D Variación lineal des
circulo con su iniciación inactiva E. Variación linéale
C. linea de esqueleto con un solo arco de circulo (linea de esqueletolj

Fio. 132. (Sección me- Fio. 133. Parte superior: álabes en arco de circulo;
ridiana inferior: álabes cálculados por puntos, con variación _
de w y con variación lineal de p. El último, de punto y

-20 **

JLdo
r,.íííHL 5»gi2m
Fio. 133 a. Diagrama para el cálculo del álabe por puntos
Ejemplos de cálculo de bombas centrifugas

C1)» puede estimarse el rendimiento de un alabe en r¡h = 83 % '


ello,

en las bombas hay que tener siempre en cuenta la disminución


potencia a causa de la separación de los álabes, habrá que consi­
los resultados de lo dicho en los capítulos 21 y 22. La elección
de /g/rj = 2 nos da, según la ecuación (45), p = 8/3 • xp'jz y
y' = 0,85, el valor p = 0,324; por tanto, A Hthoo = 1,324 -23,*1
30,6 m. Ahora bien, siendo así que en esta bomba lenta, al contrario
las otras formas de rodete, se toma c2m algo menor que c0, es decir,
= 0,9 c„ = 0,9-2,13 = 1,92 m/seg, elegiremos :
1,92
u0 =
2 tg 26: + 1' *T í f i H + 9 30,6 = 19,4 m/se§:
_ 2 u2 2-19,4 . -•
D2 — - = = 0,2d6 m = 2o6 rru».« -
' ^ (o lo 1,8 •
Como, según esto, r jr t > 2, puede retenerse el resultado según
observación hecha anteriormente en la página 143.
El coeficiente de estrechamiento importa, porqjie^---- '
256 n
U= — — = l i o p>m,

¿asé*.
Oí = — t >:r"— = 6,85 m:
sen 0,4384
115
= 1,06,
ti O2 108,2
modo que:
0,0168-1,06
= 0,0115 m = 11,5 mm.
2 _ 7i •0,256 • 1,92
El rodete está representado en las figuras 132 y 133. Por encima
diámetro horizontal se ha dibujado el álabe en arco de circulo
el procedimiento a), capítulo 47, y por debajo de dicha línea, los
calculados por puntos según el procedimiento b).
Ha sido utilizada la misma sección meridiana para ambas clases
álabes, como resultado de una variación lineal de la velocidad

V'
(cm)neto = TJ
~~T
2 Tiro
los valores limite dados c0 y c3m = c2m(/2— en función
r (fig. 133 a).
Caso en el cual generalmente se hace una estimación a ojo. El cálculo
se halla facilitado por la ecuación (33), página 22.
16. P flexderer : Bombas centrifugas.
242 Alabe radial de curvatura simple

El álabe de arco de circulo ha sido dibujado tomando por base


consideraciones de la página 228, según la forma .4, de tal modo qui
el círculo de entrada Ex tiene un radio mayor en un 20 % al del circuí»
que sustituye la espiral de Arquímedes (el círculo generador tiem
d. = D, sen 8, = 33,5 mm). El punto de tránsito al segundo círculo a
onnnontTQ
encuentra íllOfl
algo íHltftS
antes Id
0, 1i 2i 3I ^151_1
6 _1
7 _J
6 •m1./seq comienzo del canal propia
mente dicho. A título d
comparación han sido
bujadas también las meii
riíonoc R v T ríe otros dos
álabes, en donde C, según
los datos de la nota Q), si­
gue, por tanto, un solo
arco de círculo, mientras
que B está dibujada desde
Fio. 134. Triángulos de velocidades E con el arco exacto su*
titutivo de la espiral
Arquímedes. Como era de esperar, aparece el primer álabe bastante
más corto, y los otros, considerablemente mayores. Parece que los
primeros tienen, según nuevos experimentos, un rendimiento bueno,
lo que no acontecería con el álabe del trazado A. . J
El trazado' por puntos del álabe E (según la figura 133 a) se na
obtenido de una recta w (r) y de la variación de 0, conforme la ecua
ción (29), con s = 3 mm. Los valores iniciales y finales de la linea a
son:
w, = - X - = = 9,48 rn/seg
COS cos 16° 20
l2m 1,92
W„ = = 4,38 m/'seg.
sen ($2 sen 26 ■
El cálculo del ángulo polar cp (r) tiene efecto de acuerdo con loi
valores de la siguiente tabla

Varia­ B = T° ='
ción 0, 1 M =
r b (Cm)otto IV t
ec. (29) r tg 0 ~ (Bn+ Bn- 1) 2 J/ n ¡
mm Grados m_l Grados
m mm m/seg. m/seg
53.8 16,3 57.3 0,0000 0,0000 0,0
0,060 21,0 2,12 9.48 0,526 30,0.
0,070 18.4 2,075 8,73 62.8 16,6 47,9 0,5260
71.8 17.2 40.3 0,441 0,967 55,5:
0,080- 16.5 2,031 7.98 1,3375 76,6
0,090 15.0 1,986 7,23 80.8 18.2 33,8 0,3705
1,941 6.48 89.7 19.5 28,2 0,310 1,6475- 94.3
0,100 13.7 23.4 0,2582 1,9055 109,0;
0,110 12.7 1,896 5,75 98.7 21,2 121,0
1,851 4.98 107,7 23.6 19,1 0,215 2,118
0,120 12.0 16,0 0,1405 2,2585 129,1
0,128 11.5 1,810 4,38 141,9 26,0

m De la ecuación (23) se saca el radio o = 111,2 mm. Cabe utilizar tambiíi


la determinación gráfica que ¡lustra la figura 123 de la pagina 229.
Ejemplos de cálculo de bombas centrífugas 243

Los valores que aparecen en la tabla han sido aplicados a la


ügura 133 a, en donde aparecen discontinuidades que sugieren even­
tuales errores de cálculo.
Los valores de r y de <p que se porresponden, dan el trazado en
línea continua del álabe en la mitad inferior de la figura 133. Con
objeto de servir de comparación, se — —
fectuado asimismo el cálculo - (/
del álabe, tomando por base una va­
riación rectilínea de (} (fig. 133 a), - /b z ' ' —-
[linea 0 de puntos, siendo entonces / /'
/ A
superfluas en el cálculo de la tabla an­ i - ' /
terior de las columnas de 0, (cn,)neto» P /
w y /]. Se echa de ver que este álabe mA V \ -f
11r b )
es más corto que el de la variación
rectilínea de w. ^ 10- \
Se han representado en la fi­
gura 134 los triángulos de velocidad 1 TV(fl
para las aristas de entrada y de
¡alida. ¡iC/n/rcat
c) Consideraciones complemen-
.tanas Las curvas w del álabe en r)-H0Cm, r —-
jareo de círculo C, trazado de un solo F ig. 135. Varia&íanes'He w y de &en
arco, que, según nuevos experimen- ^ .los álubes. en arco de círculo, de
f i g u r a 133. Obsérvese la discontinui­
as, es más favorable de lo que se dad en Jo*-*puntos do transición
había simplemente supuesto, ha ¿rao ******/► %VfV *
obtenido en el dibujo mediante^(29)-y se ha representad^, de puntos
en la figura 135 (líneas ^c yli)c). Si ést^s^fcdQrasén como base,
¡el segundo procedimiento nos daría exaófcañíente los álabes en arco
de círculo. En la figura 135 se puede ver también la variación de
1y /? para los álabes A y B, trazados uniendo dos arcos de circulo
ínea wA, wB o bien (ÍA, (}B), los cuales presentan considerables dis­
continuidades en los empalmes de los arcos.
El rozamiento de cada rodete importa, según la ecuación (87 a),
lágina 107, con y = 1000 kg/m3:
N r = 1,2-10“ 3• 19,43 •0.2562 = 0,575 CV.
Por consiguiente, el rozamiento de los 5 rodetes con relación a la
potencia en el eje importa:
5-0,575/29,3 = 0,098 « 10 %, *
ralor elevado que ha de atribuirse a la forma de rodete lento y a la
>equeñez de /?2.

II. V e n t il a d o r de una sola fase

Vamos a calcular el rodete de un ventilador centrifugo, dispuesto


en voladizo, para un caudal de 330 m3/min y una presión de 2200 mm
214 Alabe radial de curvatura simple

de columna de agua (o kg/m2) sobre la atmosférica, accionado por un


electromotor con reductor, a fin de que podamos elegir la velocidad
más conveniente. Presión barométrica, ba = 760 mm de Hg, y tempe­
ratura del ambiente, 20° C. (Véanse también las figuras 136 y 136 a.:
Presión atmosférica pa en kg/cm2 = &a/735,5 • (1 — 0,000163 t) (*)
que para una temperatura ambiente t = 20° C, da pa = 1,03 kg/cm*
A consecuencia de la pérdida de presión en la tubería de aspira­
ción, incluido el filtro de aire, que estimaremos en 1 %, el calenta
miento que sufre en ella el aire por el exceso de temperatura del espa
ció de la máquina es de unos 3o, siendo, por tanto, la temperatura de
aire a la entrada del rodete, de 23° C. Tomando un suplemento de cau
dal de 6 % en los cálculos, el caudal a la entrada será:
1,06 273 -f 23 330
V' = = 5,95 m3/seg.
0,99 273 + 20 60
Además, tendremos:
Presión en la aspiración: P¡=Pa -0,99=10300 -0,99=10200 kg/m*,
Presión en la impulsión : P¡j = Pa + 2200 = 12 500 kg/m2.
Temperatura en la aspiración : Tj = 273 + 23 = 296° K.
a) Marcha normal de cálculo (despreciando la disminución de
volumen en el rodete). Según la ecuación (1), página 6, si se toma
Cj = cJJt resulta H = hp = had, y por ello, según (12 a), página 15,
(con cp/A = 103 y x = 1,4) (2), H = 1820 m, o sea, con rjh = 0,84,
H th = 2165 m. En cs— e |/2 gH escogeremos e para aire en el limite
superior de los valores dados en la página 164. Tomando e = 0,25j
resulta cs = 47,3 m/seg. Por estar situado el rodete al extremo del eje
dn « 0, con lo que í), = 0,400 m, tomando Dx = Ds -\- 30 = 430 mm.
Elegimos como forma de rodete la del normal lento, o sea, con D2 = 2 D¡
= 860 mm. Supondremos, además, /?2 = 50° y, por tanto, según la
ecuación (53), página 142, y' « 1 ,1 . Escojamos provisionalmente el
número de álabes z = 20, con lo cual el coeficiente de disminución
de potencia, calculado según (43), página 140, será p = 0,14;
# th oo = 2485 m. Por tanto, según (13), página 223, resulta, si to^
mamos c2m = c0 = c, = 47,3 m/seg: u2 = 177,7 m/seg, de dond
n = 60 u2¡nD 2 = 3930 revoluciones por minuto, ux = uJ2 = 88,i
m/seg. Tomando — o j = 1,045, obtendremos q = 1,045*47,3^
= 49,5 m/seg, y tg /?x = c¡¡ux = 0,556, ^ = 29D6'.
La comprobación del número de álabes mediante la ecuación (í
nos da k = 10,45, mayor que el valor corriente para agua (6,5), perc
recomendable para compresores de álabes delgados.
Comprobación del estrechamiento a la entrada : Con álabes di
plancha de 1,5 mm, se tiene tx = n •430/20 = 67,5 mm, y de
(i) El coeficiente 0,000163 es igual a la diferencia de los coeficientes
dilatación del mercurio y del latón de la regla graduada del barómetro, es decir
(0,181 — 0,0184)10-*. ' . J ’
. (*) La ecuación aproximada (22), de la página 18, o la tabla de /<, de la pá
gina 504 (con /jad/r i = 6,15), nos darían el mismo valor.
Ejemplos de cálculo de bombas centrífugas 245

fecuación (9 b), página 27, se tiene directamente tg j¡t = 47,3/88,9 -f


' h5/67,5 ]/1 -f (47,3/88,9)2 = 0,557, es decir, = 29° T.
p ka comprobación, ahora posible, de la proximidad de la velocidad
;del sonido da, según el capítulo 45, el índice de sonido S = S0 = n2 V/ka3
Lwn a = 347 m/seg, A « 1 el valor pequeño 2,25, correspondiente a un
numero de Mach, según la figura 118 (con /V-‘Á,a = 28°) de wja = 0,27.
Je ello se desprende que con estos rodetes radiales apenas se alcanzará
¡1límite del sonido, si bien es de considerar que la arista de aspiración
[corresponde a un diámetro algo mayor que Ds.
r. Las anchuras del rodete son, según ecuación (5), bx = 0,093 m =
93 mm a la entrada, y a la salida, no teniendo en cuenta la disminu­
ción de volumen y suponiendo (i2 — a2)¡l2 « 1, resulta, de la expre-
Fio. 136 b
* o so
* erg 60
•5 0 »
y a so T
0 50 100 K0 200 ¡SO 300 JSbrm

¿^Variación .
i]
i:,
20 álabes m
qij

136. Sección Fio. 136 c Fio. 136 a 4


f- meridiana
fies. 136 a-c. a. Rodete de una máquina soplante con álabes de chapa remachados.
“ o- Desarrollo del álabe. c. Diagrama paro el cálculo del álabe por puntos ■ ►:!
l: *
gjón (15), b2 = ¿j/2 = 46,5 mm. La limitación lateral del rodete es
ctilínea para facilitar la construcción con planchas remachadas,
r E1 álabe recto habría exigido, según ecuación (59), página 150,
i ángulo fi2 = 64° 10'. El álabe dibujado en la figura 136 a, con la
riDea AB, se ha trazado suponiendo una variación rectilínea de w,
pendo w1 = q/sen = 102,0 m/seg, w2 = c j:sen /?2 = 61,9 m/seg.
orno comparación se ha indicado el trazado AC que resulta de su-
oner una variación rectilínea para fi, según la figura 136 c. El primer
ázado se diferencia de éste en que es más largo y que poco antes de
i salida tiene un punto de inflexión. Para la ejecución se elige la for-
' AC, dándose a continuación una tabla con los cálculos. En la
ura 136 b se ha dibujado el desarrollo del álabe, el cual, en su parte
pperior, resulta ligeramente curvado, a pesar de que las paredes late­
óles del rodete son superficies de revolución de generatriz recta. La
nna del desarrollo la precisamos para cortar con matriz los álabes
i plancha.

1 ,-Í.ii
‘¿46 Alabe radial de curvatura simple

Cálculo del álabe AC, por puntos (fig■136 a). (Se supone una variación rectilh
de p, según la figura 136 c) ____________
B=
r 0 i d /= 42r (Bn+B„) 2
<r = y -180
tg0 r tg/3 j /=
m Grados m*1 Grados

0,215 29,1° 0,556 8,45 0 0 O


0,23 30,5° 0,589 7,39 0,1190 0,1190 6,81
0,25 32,5° 0,636 6,29 0,1368 0,2558 14,65

(MÍ 48. í 0 1,116 2,19 0,0466 0,8644


0,43 50“ í.iad l.tfo 0,0414 O,OÜKU
Los valores de la ultima columna sirven para facilitar el trazad
de los ángulos cp.
b) Disposición constructiva de los alabes. Los álabes se co
truyen generalmente de plancha de acero de 1 a 2,5 mm de espesor;
curvándolas de forma que resulte una sección recta en l ó Z, rema
chándolos a las tapas del rodete, con remaches de cabeza hundí
(figura 137). Para evitar choques con los cantos, se afilan, en la entra
y en la salida, los bordes de la plancha doblada (parte inferior). Si
construyen los álabes de mayor espesor, se pueden fresar las cañas
los remaches a ambos lados del álabe (x), o fijarlos mediante remach
que atraviesen todo el álabe, pudiendo practicarse, además, otros agu
jeros para disminuir la fuerza contrifuga. Estas dos formas de < con>;
trucción son adecuadas especialmente para rodetes estrechos y d
paredes paralelas. Dan como resultado rodetes pesados, pero de can
les lisos, sin rebordes ni ca-
bezas de remaches en el im<
terior. En los ventilado
para quemadores se pr
san los álabes en una so
< \r. .... ■ pieza de duraluminio, _
„ b c d lleva ya el cubo, y general)
F . 137 a-d. Álabes remachados
ig s mente van destapados la
a. espigas del remache fresadas en el álabe; b, rema­ raímente (fig. 284). De es
ches atravesando el álabe; c y d, álabes de plnncha
con perfil U y Z forma es posible alcanz
velocidades de más
450 m/seg sin encarecer la ejecución. Estos álabes, que se han
puesto radiales, deben curvarse en la parte correspondiente a
entrada axial y en el sentido del giro, para obtener una entrada lib
de choque. A pesar de tener que conseguir la variación de direcci
en un trayecto tan corto, se han alcanzado buenos resultados. ;
En todos los casos hay que comprobar cuidadosamente los álab'
teniendo en cuenta las tensiones que sufren debido a la fuerza cenf
fuga. En el álabe rebordeado, el esfuerzo máximo se produce en'
reborde y a la entrada del álabe, contrariamente a lo que pudieií
parecer, como lo demuestra la siguiente consideración :
(l) BBC-Mitteilungen 1927, fase. 6, pág. 136.
* ejemplos ae calculo üe bombas centrífugas 247

> Cortemos una pequeña faja d I del álabe en el punto de radio r


{figura 139). Su fuerza centrifuga será dC = y¡g • bs di reo2, y su compo­
nente, que hace trabajar a la flexión la faja di, es dN = dC eos
resultando un momento flector en el empotramiento dM b = dN -b/12.
Resulta una tensión debida a
la flexión ab = 6 dM b¡dls2, y
.poniendo valores,

Ob= ^ w2 eos 0 (31)

Al crecer r, disminuyen b y
eos (i muy rápidamente, por
Jo que también disminuirá ab,
por lo cual tenemos que con­
siderar siempre los esfuerzos
en el punto de r = rv En la
práctica, es el punto en donde
aparecen primero las grietas
en el rebelde o las roturas de
remaches. En los rodetes de
paredes paralelas pueden pre­
sentarse mayores tensiones
para r = r2. Por este motivo
es recomendable curvar el per­ r . +*■
Fio. 138. Rodete con álabes remachndos y
fil U hacia fuera (fig. 140) y álabes pardales, antes de la colocación del cierre
tomar radios grandes
_ ^para el Jateral.-para velocidades moderaijas (Demag)
'rebordeado, a pesar de qué
ello produce formas de canal desfavorabJe^’(angulos agudos en la
unión del dorso del álabe con las paredes laterales). La ecuación (31)
nos demuestra que los álabes gruesos y una re­
lación ob/y (pág. 573) grande,' es decir, metales
ligeros, disminuyen el peligro de rotura.
En el capítulo 119 se darán indicaciones
respecto a la ejecución y cálculo de las pare­
des laterales de los rodetes.
* Para conseguir un aumento del coeficiente
de presión se disponen álabes parciales inter­
medios, de empleo corriente en los turbocom-
.presores (fig. 138). El momento estático 5 de la
ecuación (41), página 139, se aumenta entonces Fio. 139
de modo visible, como se ve por la expresión (48),
página 141. En la práctica se ha demostrado que no aparece un em­
peoramiento notable del rendimiento.
i c) Consideración de la variación del volumen en el rodete (véase
el capítulo 46, c).
a) En la entrada del rodete, el volumen aumenta a causa del au­
mento de velocidad hasta c1 = 49,5 m/seg. Según la ecuación (18 a),
Alabe radial de curvatura simple

capítulo 46, c, el aumento relativo es, puesto que a =20,02]/ 296


= 345 m/seg:
AV 1 / 49,5 \a
Vj ~ 2 (*345 / “ 0,° 103,
correspondiente a 1,03 %, es decir, de poca importancia.
P) En la salida del rodete existe una disminución de volumen,
que se calcula como sigue: La ecuación (20) nos da, puesto que
g 2165 .
^3 u = 119,0 m/seg;
177,7
por tanto,
el— c] « c\ — c\m = cjj(1 = 14 100 m2/seg2
» si elegimos rj¡ < r¡h igual a 0,78:
1820 14100
0,78
i AL = = 15,7e
103
Con este valor, tendremos, según
i ecuación (22), V3¡Vj = 0,914 0), y po
tanto, c2m = 0,914-47,3 = 43,2 m/seg,
1 si conservamos b2 invariable. Se produ
i F ig. 140. Alabe con perfil
transversal en arco
primeramente un ligero aumento de-
altura de elevación (es decir, del coefi-’
i ciente de presión), porque c2u, seg
la figura 141, aumenta en A cu, lo mismo que c3u, por lo que se tiene*
tie
i
„ _ c2u _u2 c2m ctg/?2 177,7 43,2-0,839 ^ ,
I - t + 7 — r+ -P— = — Tu?— = m/se«
4 en vez de ll 9,0 como antes. Esto constituye un aumento favorabl*
'I para la seguridad de los cálculos. Por lo demás, disminuye el ángul
absoluto de salida Oj, lo mismo que a'v a 0,914-119/123,4 = 0,880
s| veces su valor, por lo que podría disminuirse en la misma proporció

la anchura de entrada de las aletas del difusor. Esto tiene poca impor
I
tanda, pues, como veremos más adelante, la anchura de entrada
i los canales directrices tiene que aumentarse, dentro de amplios
tes, con respecto al valor de cálculo (pág. 352), siendo de notar, ad~
i más, que en los compresores se emplean raramente difusores de alet
1 Por todas las razones apuntadas vemos que no hace falta cor
derar, por lo general, la disminución de volumen en el rodete radi
1> hasta unos H = 2500 m ó Pjj/Pj « 1,3.
Los compresores para grandes alturas de elevación por fase
i
tratan detalladamente en el capítulo 43.
d) ' Curva de estado (fig. 141 a). Es interesante, en los gases y vapores,
guir la variación de estado en el diagrama entrópico. Todo el trabajo transmitid
(*) La ecuación aproxim ada (22 a) nos hubiera dado 0,92.
Ejemplos de cálculo de bombas centrífugas 249

de gas — o sea, el trabajo interno — es igual [según ecuación (25 a),


ipítulo 4] a la suma del trabajo de ¿labe Hu,, al correspondiente a las pérdidas
ar fugas 2sp y al rozamiento del rodete ZT, siempre que sea despreciable la pér-
[da de intercan Zfl en la periferia del rodete, que es reducida para los caudales
ármales y,, poi
por tanto, despreciable. Su v^lor por kilogramo de gas será, por

Hi = 427 cp (llt — //) = //th + Z«p -f- Zr. _____ 1


= 2165 m. y según ecuación (25 b), iv — p i
4:
■sp —#th — (I)
X i
75 N r deg
(II) ------------
ZlJ yV F ig. 141. Aumento de ciu al dis­
volúmenes se tienen que referir al estado minuir c,m
reina a la salida del rodete, por lo que
0,914-5,95 = 5,42 m’/seg. Según (77), página 101, la pérdida por fugas vale
VSp —¡ii ti Di b¡ V2 g Hpí (III)
cual, con D¿ = D, = 430 mm, según (74), página 100, b{ = 0,6 •430/1000 + 01,
mm, según (72), página 98, con a = í, adoptandor' = 3 anillos de cierre
-1/K3 = 0,58. Además, se calcula según (30 a), página 135, conc,„ = 119,0
stros po segundo, la presión de junta Hp = H (1 —jW 2 iO = 1204 m (corres-
ndiente grado de reacción r = Hplfí.
1204/1820 = 0,662). Además, según (76), pá-
101, con uí = u„ por ser (u| — u*)/8 g =
m, se obtiene Hpi = 904 m. Sustitu-
valores en la expresión (III) resulta:
0,58 .-r-0,43 •0,0004 V2 g•904 = 0.042 m»/seg, _
ello, de ( I ) :
0,042
ZSP = 2165 5,42

calcular Z, pondremos en (II) el valor


de la ecuación (87 a), página 107, con
desaparece y, y obtenemos :
9 u\ D\ 10-»

9-177,7» •0,86*-10-s
5,42 = 68,5 m.

esto resulta:
2165 + 16,8 + 68,5 = 2250,3 m
Vi/
___ H 1820
0,80. F ig. 141 a. Curva de estado
Hi ~ 2250,3
que el valor de r¡i = 0,78, adoptado para el cálculo de la variación devo-
men, tiene suficiente
su seguridad para no considerar la pérdida de intercambio Za­
suponemos cque la diferencia es^debida a la pérdida de intercambios (es decir,
¡conservamos el valor de rji = 0,78), el trabajo específico interno será:
Hi = 1820/0,78 = 2330 m,
aumento de temperatura real será, tomando para el aire 247 cp = 103:
, . 2330 O0
tjj tj — iriQ = 22,8 .
103
la figura 141 a se ha dibujado la curva de estado en el diagrama i S, como
habiéndose convertido la escala de ordenadas de kcal/kg a mkg/kg
¿OU S U iW G IH U ltti UC t,U I < a i u > a

con lo cual se suprime el factor A = 1/427. Debido a la constancia de cp, las om


nadas representan también, si las dividimos por 103, las variaciones de tempei
tura. El estado a la salida viene representado por el punto A,.
Nótese que, según este cálculo, la pérdida por fugas representa sólo
0,042/5,42-100 = 0,8 %. ^
No obstante, es correcto el aumento del caudal en un 6 %, como se ha hecho enll
página 244, para contar con un amplio margen de seguridad. <

III. V e n t il a d o r e s c o n d i f u s o r d e v o l u t a e s p i r a l
A fin de que la cámara espiral tenga sección suficiente, se elig^
(refiriéndonos al cálculo de la cámara espiral que se indica en el capí*
tnln 77 v en psnprial a la ecuación (54 a). nácina 382. el radio de
sección final deí difusor (supuesta circular), obteniéndose el radio d'
punto donde empieza la espiral, es decir, un punto de partida para
determinación deLdiámetro D2. El ángulo de salida /S2 resulta, seg'
el triángulo de velocidades, de tg /?2 = c2 ~ niJ(u2 — c2J con c2u
= c3 u (1 -f p). donde c3 u = gHxh/u2. Para determinar p se fija pro
sionalmente el número z de álabes, y se obtiene con y' = 1,2 (alg;
mayor que para compresores con difusor de aletas), y se obtiene
valor de p de la ecuación (43), página 140. Si el valor de /5a obteni
no fuese utilizable, hay que modificar las suposiciones hechas o ado
tar otro sistema de construcción. El número de álabes se comprob'
mediante la expresión (9), página 160.

IV. B om ba p a r a a g u a c a l ie n t e , con alabes


DE ESPESOR VARIABLE

Se trata de calcular el rodete de una bomba de alimentación


caldera para 80 000 kg/h í1), una presión de 30 atm efectivas, 2880 rer
luciones por minuto, temperatura del agua 125,5° C, siendo la pérdi
de carga por rozamientos en las tuberías de 25 m. La cota del niv
del agua en el depósito de aspiración (cerrado) está a 15 m por debaj
del nivel medio de la caldera (figs. 142 y 142 a).
La presión sobre el nivel de agua de aspiración es igual a la te
sión del vapor de agua, o sea, según el diagrama de vapor p' =
atm. abs. Si el barómetro marca 1 atm. abs., la presión sobre el niv
de agua de impulsión será p" = 3 0 + l = 3 1 atm. abs.
Debido a la temperatura elevada disminuye, según la figura
página 10 (punto h), el peso específico del agua, que, en el estado p
sente, será de 939 kg/m3, suponiendo despreciable la compresibili
del agua. Según la expresión (2), capítulo 1, la altura de elevación,
c' = c", que deberá suministrar la bomba será:
31— 2,4
H = 10 000 + 15 + 28 = 348,5 m.
939
(») Correspondiente a 1,25 veces la capacidad normal de evaporación de
caldera (según § 4, cap. 2, de la Instrucción alemana para la instalación
calderas de vapor, 1951). Instalando más de 2 bombas, el caudal de cada bo_
puede ser menor. Véase O. S c h m i d t , Arch. Wármew., vol. 17, pág. 37 (18
Ejemplos de cálculo de bombas centrífugas 251

Además, el caudal es, puesto que el peso a elevar por segundo


G= y V = 80 000/3600 = 22,2 kg, V = 22,2/939 = 0,02365 m3/seg,
y la potencia en el eje, admitiendo un rendimiento de 70 %:
yV H 22,2-3tó,5 _ 147CV_
Jr. N =
75 1) 75-0,70
de manera que el diámetro provisional del eje en el cubo del rodete es:

147
= 14,4 y = 5,2 cm.
2800
La presión mínima necesaria a la entrada—esto es, el exceso de presión
necesario en el punto más elevado de la entrada del rodete respecto
a la presión al nivel del agua en el depósito de aspiración — es, según
página 195, igual a la presión de contención Ah, e importa, por consi-
¡guiente, de acuerdo con la ecuación (27), página 194, en metros de
columna líquida:
r a á x = Ah =
[[n J
k S\
con S = 2,4 resulta, suponiendo que k » 0,7 :
0,0236o V.
- ( ^ ) m á x = 282 = 4,98-ín'W s.
0,7-2,4.4*-
La altura de afluencia respecto qjL-ceiitro del eje horizontal es,
evidentemente, mayor en D^que>eí'Valor calculado.,^ojiátra parte,
hay que tener en cuenta todavía un aume^^¿adjqi¡ífe‘al‘áe la variación
de la presión ante un cambio rápido del -estado de la corriente en los
‘conductos de entrada.
a) Entrada. Por el diámetro del eje escogido, el botón del
rodete deberá ser dn = 64 mm (fig. 142). Se supone un aumento de
caudal de 10 % para tener en cuenta las fugas de agua caliente a altas
temperaturas, por lo que V '= 1,10-0,023 65 = 0,0260 m3/seg. Con
<,= 3,75 m/seg, resulta de (4), capítulo 46, Ds = 114 mm (x). Para
disminuir 'la presión necesaria en la aspiración, se dispondrá la arista
de entrada del rodete en la zona de curvatura del mismo, según capí­
tulo 48, o sea, conservando la simple curvatura del álabe (no obstante,
ás adelante veremos que los álabes de doble curvatura son más
adecuados). Para el filete medio Dx = 105 mm se escoge ahora,
c0 = cs = 3,75 m/seg. La longitud desarrollada de la línea normal
(l) El coeficiente e de entrada correspondiente se calcula después de fijar el
número de fases, resultando de e = ct¡\2 g A H = 0,1, situado, por lo tanto, en
el límite inferior de los valores indicados en la página 164. Sin embargo, puede
ser algo mayor que el valor indicado allí, a pesar de ser los álabes de simple cur­
vatura, porque el ángulo j3, no es el ángulo de inclinación de la línea de corriente.
iPara las bombas de alimentación de calderas son adecuados ángulos /?, pequeños,
i.a fin de que resulten pocos álabes y se obtengan curvas caudal-altura estables
'(página 436). Por ello es correcto el pequeño valor de e. Por la misma razón se ele­
girá, en este caso, lo menor posible.
Ejemplos de cálculo de bombas centrífugas 253

e pasa por el punto de entrada al rodete (del filete medio)


C en la figura 126 a) será :
l = V'/nD j c0 = 0,0260/(71-0,105 ■3,75) = 0,021 m.
n anteproyecto provisional de la entrada del rodete daría para la
clinación de la línea media de corriente en la entrada del álabe (fi-
ra 126 a) e1 = 41° 30'. El álabe se debe proyectar de espesor va­
le, por lo que se podrá suponer de pequeño espesor en la entrada,
n s0 = 2 mm. Se admite, además, z = 6, resultando de ello, si se
‘oge aproximadamente igual a 1,20, que la componente radial de
velocidad de entrada cx será:

ci r ~ co cos £i = 3,37 m,
/i — o,
sea, puesto que ux = 15,4 m/seg, tg ^ = c^/Uj = 0,2186, ^ = 12°20'.
ello resulta, como en la página 239, ixHJtx — crj) = 1,20, de acuerdo
n lo supuesto. Para el cálculo del álabe por puntos determinaremos
valor inicial de la curva w wlr ^r = 15,80 m/seg.
b) Salida. A causa del reducido diámetro medio de entrada y
gran número de fases que cabe esperar, se admite D2 mayor
ue 2 Dv haciéndolo igual a 2,4 D1 = 0,252 m, con lo- cual, según
‘nación (62), capitulo 25, con k = 1,4 - \0~^A TÍ^= 70 m; por lo
to, el número de fases será i = 348,5/70 = redondeando 5, y la
tura correspondiente por fase" A H ^=-.348^/5 = 69,7 m. Si to­
amos r¡h = 82 %, resultará A H¡r]h = 85,0„jaj¿- Con y/ =
0,86, la ecuación (43), cáfjfoíío 21, da eM¿aJ^^?-^‘ó,347, puesto
e ri/r2 = -^1/^2 = 1/2,4. Para la continüíwra del cálculo tomaremos
mo base el caso b, del capitulo 46, para obtener con seguridad di-
ensiones de rodete utilizables, y para ello supondremos /?2 = 25°,
= 7o 10'. Con lo cual, según (18), capitulo 46:
l u2 = y 9,81 -85,0 (1 + 0,347 + 0,1248-2,145) = 36,65 m/seg,
donde:
T\ 60 Un A __
D2 = ----- - = 0,25 m = 2o0 mm,
Tin
e concuerda suficientemente con la .suposición hecha, no siendo
cesario comprobar el valor de p.
Además, según (16), capítulo 46 b :
36,65
= 1,347.7,953 + 2,145 = 2'83 m/seg'
s2 = 1,5 mm, a2 = s j sen fí2 = 3,55 mm, tzI(t2 — o2) = 1,026,
según (15), capitulo 46 b, b2 = 0,012 m = 12,0 mm ; y, finalmente :
l2m in On
El rodete se ha dibujado en las figuras 142 y 142 a, junto con e
difusor de que hablaremos en la página 364, y se ha calculado po:
puntos con arreglo a los valores del cuadro siguiente, habiéndose
supuesto la curva de los valores de w en función de r, como una línea
recta (fig. 143), y la variación del espe­
ii- sor s, de acuerdo con los valores de la
línea dibujada, de forma que el espesor
en su parte media alcance unos 7 mm Q,
Se supone también una limitación late­
ral de forma que la variación del valo(
J J ü h * q i de (cm) sea lineal y resulte de la unión
los valores de c0 y c3 Hara ei calcino
de la variación de P se ha utilizado la
F ig . 143. Diagrama para el expresión (29), capitulo 47. En esta ecua
cúlculo del álabe del rodete ción, debido a la simple curvatura de
álabe, sólo pueden aparecer velocidades
situadas en planos perpendiculares al eje. Por ello pondremos, en vei
de (cni)neto. la componente radial (cr)net0 = (c ;¡)neto eos e, con lo cua
resulta
sen ,3 = j + M acóse.

En la figura 143 se ha dibujado también la línea (cr)ne.0-

Tabla para ti cálculo del álabe

r s t (cm)neto w A
eos e B -rtg* d/
mm mm mm m/seg m/seg m~l Grados

52,5 2,0 55,0 3,75 0,749 15,80 88,5 _ _ 0^


60 3,2 62,7 3,64 0,970 14,85 56,2 0,543 0,543 31,1]
70 4,8 73,2 3,50 0,995 13,58 43,5 0,499 1,042 59,8
•i
125 1,5 13ÓÍ9 2,76 i ’,Ó 6/70 17,i 0/34 2^529 145,Q
[Si tomamos, en el dibujo de la sección meridiana del rodete, la
anchuras b medidas en dirección axial, en las proximidades de 1
entrada hay que tener en cuenta la ecuación (30 b), capítulo 48,
El aumento de espesor del álabe en su parte central aumenta eviden
temente el ángulo p en dicha zona, Jo cual puede conducir a un acoi
tamiento del álabe.
El álabe se ha'dibujado a escala reducida, partiendo de l los va
lores de r, <p y s‘. A
(*) Hay que tener en cuenta que los álabes gruesos por? su parte centn
dan origen a una reducción del rendimiento; por tanto, del número y', segó
enseña la experiencia.
*!

G. Alabe radial de doble curvatura


51. Determinación del perfil
De la deducción de las diferentes formas de rodetes indicadas
el capítulo 26, resulta que el cálculo de los rodetes rápidos debe
‘ectuarse básicamente del mismo modo que el de los rodetes lentos
jcapítulo 46). Partiremos, pues, de la suposición de que el número
e álabes es infinito, y tendremos en cuenta la influencia de la situa-
‘ón separada de los álabes, adoptando para el cálculo una magnitud
*th oc mayor que el trabajo real de álabes H th, y que fijaremos mediante
expresión (41), página 139. Se
ne considerando la corriente uni- Sr
lensional, con lo cual las tra-
ectorias de las partículas de agua
£stán sobre superficies de revolu­
ción (superficies de corriente), cu-
s líneas meridianas (líneas de
mente) son, por ejemplo, las- íV
neas ax a2 hasta ixi2 de la Ti­
ra 144. ¿''cá*'**'
La forma general del rodete PT
puede conocer a base de las in-
'caciones hechas en la página 157,
'pués de calcular el número de ■Oír
eltas específico, mediante ía ecua-
-n ¿ -
!ón (2), página 156. Con un cálculo
cilio se determinará, seguida- Fio. 144. Alabe de doble curvatura
ente, el diámetro de entrada Ds,
.bien por medio del valor e de la ecuación (15), página 162, tomando
la ecuación (4), página 220, o bien con más sencillez, tomando
o (pág. 162) directamente de la ecuación (14), página 161. Eligiendo
;m, para una línea media de corriente, con valor igual (o algo mayor)
ue cs, así como /92, según lo . dicho en la página 149, calcularemos u2
t medio de las ecuaciones (12) ó (13), página 223, previamente para
coeficiente de disminución de potencia p = xp' r\Jz S un valor ade­
mado a la forma de rodete que se espera obtener. Con esto se tendrá
bién el valor de i í thoo = Hih (1 -f p).
El trazado de las paredes laterales del rodete a 1 a2 é ^ i2, en la
'cción meridiana, es conocido aproximadamente, porque se sabe en
entrada el valor de Ds y el diámetro del cubo dm y, a la salida, los
ores aproximados del diámetro D2 = 60 u jn n y de la anchura
256 Alabe radial de doble curvatura

b2 = V'l n D2 c2 m. La unión entre la entrada y la salida se efect


de forma que ^e obtenga el paso de cs a c¡¡ m de una forma progresi
calculando los valores medios de la velocidad en distintos puntos
cada línea normal a la corriente (equipotencial). La sección de de
correspondiente se obtiene, si rs es el radio del centro de gravedad d
trozo de línea normal considerada y b su desarrollo, mediante la n
de Guldin, con lo cual dicha sección resulta igual a 2 rs t i b. Las lín
normales del diagrama de corriente se trazan aproximadamente,
dibujo de las paredes debe hacerse de forma que su curvatura sea
menor posible, para lo cual la zona curvada se hará lo más exte
que se pueda.
Situación de las aristas de entrada y salida. De la misma fo
que se ha hecho para las líneas de corriente se dibujan las aris
de entrada y salida en la sección meridiana, como proyección circ
es decir, como intersección de las superficies de revolución con-"
plano meridiano del dibujo.
En los rodetes de rapidez media, que son los que considerarem
en primer lugar, la arista de salida a2 i2 es, por lo general, paralela
eje, incluso en el caso de que en el espacio sea en realidad una lín
helicoidal. En los capítulos 54 a 56 se darán indicaciones relati
al rodete rápido.
La arista de entrada se sitúa en la parte axial del rodete, con
que se obtiene una longitud suficiente de álabe y al propio tiem
resultan canales amplios. Con esta disposición, las velocidades re
tivas de entrada son menores, y por ello el álabe es menos se
al choque de entrada. La resistencia mecánica del rodete queda aum
tada, por lo que se puede adaptar la construcción a todas las exig
cias, sin refuerzos adicionales.
La arista de entrada ax ix se sitúa aproximadamente en la secci
meridiana de forma que se una con las paredes del rodete, tanto en
como en iv con un ángulo de casi 90°. Sin embargo, el trazado
terior del álabe se facilita si el punto se sitúa algo más alejado d
eje de lo que resultaría para ).\a = 90°.
Todas la líneas de corriente de ax a2 a i2 tiene que dar la m'
altura de elevación H y, por tanto, el trabajo del álabe H th = H¡y
debe hacerse igual para todas ellas, si suponemos que r¡h no v¡
En el rodete de rapidez media cuyos álabes terminan exteriormen
sobre un mismo diámetro, con un mismo ángulo (i2 y fuera de la zo
de curvatura en todas las superficies de corriente en las cuales el
lor de Hth oo es el mismo según la ecuación fundamental, la igualdad d
trabajo de álabe se obtiene cuando el momento estático S es i
para todas las líneas de corriente. Se puede, pues, poner la arista
entrada como una línea de igual momento estático S para todas
lineas de corriente. La línea así determinada deberá eonside
como una primera aproximación, puesto que da a menudo áng
de enlace con las paredes demasiado agudos, y resulta, además,
tinto el valor efectivo de r/,,, para cada línea de corriente.
Trazado de los álabes 257

De todos modos se puede fijar el momento estático S para el


Üete medio y corregir las relaciones de salida, lo cual se consigue
mejor modificando el ángulo /?2 (ejemplo numérico del capitulo 53).
Si se quiere considerar también la variación de las magnitudes rlh
y S para las distintas lineas de corriente, deberemos emplear el pro-
¡edimiento que se describe en el capítulo 55.

; 52. Trazado de los álabes


r La superficie del álabe se compone de todas las trayectorias que
pasan por la arista de entrada. Se tomará un número suficiente de
trayectorias para que la superficie de álabe se pueda determinar con
pastante exactitud. Es conveniente escoger en primer lugar las que
istán situadas sobre las paredes laterales del rodete, a1a2 é ix i2, y
leterminar las restantes por la condición de que están repartidas
uniformemente; por ejemplo, suponiendo que las superficies de revo­
lución que las contienen dividan el rodete en partes.de igual caudal
parcial. Se puede emplear el método indje&^Oiteirél'capítulo 11, c, para
trazar el diagrama de los filetes líquidos, a fin de determinar las lineas
de corriente correspondientes. Se admite tácitamente que la corriente
en el plano meridiano tiene el carácter de corriente potencial a pesar
jde la presencia de los álabes. Sin embargo, conixuestcrno es aplicable
más que en ciertas condiciones .^), incluso'para el liquido ideal, y que
el rozamiento y el número finito-^dé álabes producen modificaciones,
ferá aconsejable, en los casos en qqerlsfarista de salida esté situada
en la zona de curvatura (o seárferi .el caso de rod|l^Pái>ícíÓs) recurrir
al diagrama de corriente potencial, a fin jf$5dté^reii cuenta las desi­
gualdades de las velocidades meridianas c2ma lo largo de la arista
de salida. En los rodetes de rapidez media, la arista está situada, en
la mayoría de los casos, en la parte recta de las líneas de corriente,
y entonces ya no existen diferencias considerables entre las velocidades
meridianas. Se puede simplificar el problema despreciando en toda la
corriente las diferencias de velocidad que existen a lo largo de las lí­
neas normales, es decir, calculando con una velocidad meridiana
nedia para línea normal. Esto es admisible, puesto que el trazo del
álabe entre la entrada y la salida es bastante arbitrario, siendo la
)arte más importante la correspondiente al campo cercano a la arista
le salida.
La determinación de las líneas de corriente puede efectuarse, en
ste procedimiento simplificado, dibujando a la estima algunas líneas
normales, una vez fijadas de antemano las paredes laterales del rodete,
pstas líneas normales se dividen en tantos trozos como fracciones
'< (*) Sólo para número infinito de álabes y cuando las curvas de igual valor
de r cu aparecen radiales en proyección horizontal; véase Mises : Theorie der
IVasserrader, págs. 28 y 108, Leipzig (1908); L orenz : Neue Theorie und Berech-
nung der Kreiselráder,*2.» edición, R. Oldenbourg, Munich (1911); B acersfeld
Z. VDI, 1912, pág. 2045 ; además, W. Span n h a k e : Forschung, vol. 8, pág. 33
1937).
17. P f l e id e r e r : Bombas centrifugas.
258 Alabe radial de doble curvatura

de igual caudal se quiera dividir la bomba (fig. 144). Estos segmento


deben satisfacer la condición de que 2 n r A b, o sea, también rAj
sea el mismo para cada caudal parcial. Con las líneas de corrienl
asi obtenidas se comprueban las líneas normales supuestas de anti
mano, y si es preciso, se repite el procedimiento.
Para cada linea de corriente se puede determinar el origen y
extremo del trazado de álabe de la misma manera que se indicó etf
el capitulo 46 para el álabe cilindrico. El cálculo del diámetro di
salida Z)2 se ha efectuado ya aproximadamente para la determinación
de la arista de salida y puede determinarse ahora definitivamente mi
díctale ia expiesiúu (15), página 207. El angula de cuuaua ¡jx ic¿in
de la condición de ausencia de choque ; por ejemplo, para la línea d
corriente dx d2, por ser
D, n
ux = n (1
60
y la entrada perpendicular Q), la fórmula

tg/*i = Tr­
en la cual
c, — Cu (3
U
permite calcular dicho ángulo.
Si el perfil de entrada al rodete se ha proyectado para un valo;
de cm constante, c0 será el mismo para todos los filetes de corrienx
En caso contrario, c0 resultará de la fórmula
V'
Cn = (3d
¿ r1m n bx
en donde rlm es el radio del centro de gravedad de la línea nornr
que pasa por el origen y bx la longitud desarrollada de esta linea ñor
mal. A cada línea de corriente corresponde un valor distinto de la
velocidad c0 si la arista de entrada no es una línea normal, como
ve claramente en la figura 144. Puesto que c0 no tiene que ser igu 1
y el estrechamiento de álabe varía, tendremos que para cada file
de corriente cx tendrá un valor diferente. También varia uv porque
tampoco es constante.
Para el cálculo del coeficiente de estrechamiento — ax) hayr
que considerar que el espesor del álabe que aparece en la sección
producida por la superficie de corriente, es mayor que el espeso
real slf debido a la sección inclinada; y se deduce de
s' =
sen $
(*) Se prescinde aqui de la consideración del desvío provocado a la entra '
por el número finito de álabes (pág. 129).
Trazado de los álabes . 259

donde^ es el ángulo formado por la superficie del álabe y la super-


e de corriente. Este ángulo se calcula por 0
cotg Xx = cotg X¿ eos flx (5)
' X\ representa el ángulo, medido en la sección meridiana (fig. 144),
tre la línea de corriente y la arista de entrada. Además,

o, = Ji _
(6 )
sen (¡x sen px sen Xx
expresión (ó) supone que la arista de entrada está en un plano
e pasa por el eje de rotación. El apartarse de esta condición no
erjudica mucho la exactitud del trazado.
Las ecuaciones (4) a (6) pueden reunirse, y resulta directamente
estrechamiento de álabe de
cotg2&
(7 )

El resto del trazado del álabe puede.efectuarse por uno de los dos
ocedimientos que ya se han indicado ,en el capítulo 28, de modo
rilar que en los álabes de simple curvatura, c.ouKrp'Ódrá verse en el
jemplo numérico correspondiente, al rodete 'de rapider media.
a) Desarrollo de las seccioneírflerálab.e^obfesuperücies cónicas,
'te procedimiento, que es el más^^ptíguo,. consiste en ^presentar
líneas de intersección de lffsstiperficie del ál^e^qji^as1superficies
e revolución meridianas ax a2 a ix i2, co m ogi^^aslineas estuviesen
’tuadas sobre superficies cónicas (fig. 145 a) tangentes a las superit­
es de corriente. Como que los conos pueden desarrollarse, se podrán
'ujar de esta manera sobre un plano dichas líneas de intersección,
cono tangente se sitúa de tal modo que su generatriz O dx sea tan-
ente a la línea de corriente, considerada en el punto de entrada dx
*’go detrás de éste.
Se dibujará, pues, la línea de corriente .en el espacio, primera-
ente, sobre la superficie cónica Odx. Esto se efectúa de forma que un
unto m de la línea de corriente considerada (fig. 145 a) se traslada
bre el cono tangente O dx a un punto mx, situado sobre el mismo
no axial y para el cual se cumple:
dx m* = arco dx m.
Evidentemente, el ángulo de inclinación que forma la línea de
rriente correspondiente al punto m con el círculo paralelo, varía, ya
las longitudes periféricas se acortan en la relación de los radios,
sea, según r x/r, mientras que la longitud correspondiente al plano
permanece invariable.

(l) Véase nota al pie de la página 263.


260 Alabe radial de doble curvatura

El nuevo ángulo /?* resulta de

otro a la salida, puesto que se tiene especial interés en conservar lo


ángulos inicial y final.
Puede ser suficiente un solo cono tangente si se modifican los
ángulos del desarrollo mediante la expresión (8). A continuación d
arrollaremos este procedimiento, debido a su sencillez.
Dibujemos para el filete considerado dx d2 el punto d2x , corr
pondiente al d2, de forma que
di d2 ~ arc0 di d2
Trazado de los álabes

Con los ángulos inicial y final ahora conocidos, ^ y (]£, y los ra­
llos Od1 y Orf2x , dibujemos en la figura 145 b el desarrollo del álabe
|en arco de círculo, con arreglo a lo indicado en el capítulo 47 para los
labes de simple curvatura, siendo*'recomendable emplear para el
rozo de entrada, conservando el círculo sustitutivo de la espiral
je Arquímedes, a fin de compensar la desfiguración. El resto del tra­
ído se efectúa como arco de círculo o con líneas curvas a voluntad,
ro de forma que se termine con el ángulo /?2X. El circulo sustitutivo
|de la espiral de Arquímedes tiene un radio gj = Odx sen
Ese trazado se traslada sobre la proyección horizontal del rodete
[(figura 145 c). Es conveniente dividir primeramente el arco d f 4 del
círculo de entrada, correspondiente al ángulo central y* del desarro­
po, en cierto número de partes iguales. Las longitudes de arco desde
hasta los puntos parciales 1, 2, 3, etc., pueden trasladarse directa-
lente sobre la proyección en planta del rodete a partir del punto de
itrada d'v resultando los puntos 1', 2', etc. Asimismo los segmentos
idiales 1 — /x , 2 — m x, etc., del desarrollo en planta,‘se sitúan en
verdadera magnitud sobre la proyeccióg^yaftitál del rodete a partir
ie d1 sobre la línea dx d£ del cono, resultando sobre dicha línea los
puntos lx , mx , etc. Seguidamente se trasladan estos puntos sobre la
íea de corriente dx d2, obteniéndose los puntos l, m, etc.^A continua­
ción se sitúan, en la proyección en planta deljsdeteT estos puntos,
ie los cuales tenemos sus cpordenadas-polares. Los.pufltos resultantes
r , m', n \ etc., nos determinarán e^desarroUo enllanta del álabe.
El mismo trazado se efectuará jjafa cada una de líneas de
arríente que seí considere.
A fin de que la arista de entrada esb
escoge el ángulo y* en los diferentes desarrollos, de forma que la
sta de entrada en planta resulte aproximadamente radial. Entre y'
rp existe la relación y* =-yr^/rJ, siendo r\ = Odv No es preciso
íe la arista de salida sea paralela al eje, pudiendo disponerse indi-
ida, por ejemplo, como una línea helicoidal situada sobre el cilindro
íe diámetro D2.
í¡ Nota adicional: Si los radios r2 y r2 de los puntos d2 y d2x
on muy diferentes, como ocurre en los rodetes lentos, cuya arista
entrada penetra mucho en la entrada axial, las deformaciones
pueden actuar, perjudicando la figura. El procedimiento descrito a
Dntinuación, en b), no tiene este inconveniente. Sin embargo, si,
[pesar de dicha dificultad, queremos aplicar el procedimiento del des­
alo sobre superficies cónicas, deberemos limitarlo al trayecto de
atrada, dibujando separadamente la trayectoria de salida, que se
Inyecta en verdadera magnitud, en los rodetes lentos y de rapidez
¡piedia, sobre papel transparente. Esto permite, mediante un giro alre-
lor del eje, ponerlo fácilmente en la posición que nos dé la unión
nás favorable de los dos extremos del trazado.
b)- Determinación de las secciones del álabe por puntos. La
íea curva de corriente en el espacio se puede fijar también por el
262 Alabe radial de doble curvatura

cálculo en toda su trayectoria. Las consideraciones necesarias pí g


adaptar el procedimiento descrito en el capítulo 28, b), para los álabe
cilindricos, son las siguientes :
En las figuras 146 y 147 se representa un filete de líquido ci
quiera por su proyección circular dx d2 sobre el plano meridiano y sil
proyección en planta d[d¿- Considerando el trayecto infinitésima1
PPj = dx en el plano meridiano, cuya verdadera longitud es PP¡¡
como se puede ver en la vista lateral de la figura 147, y el cual "

representa en planta por p'p'v se tendrá en el triángulo PPxTt r


tángulo en T, siendo 0 el ángulo en P:
p f K f _ ix
tg/) tg/s
Pero la longitud P T del círculo paralelo coincide con su proy*
ción P 't' = rd<p, por lo que
dx
rdcp = —

dcp = (10
rtg/J
Integrando y multiplicando por 180/ n para tener <p en grados,
tendrá:
_180f‘_dx
T n ) r tg/3 • *-.»ím
o
Las magnitudes <p y x deberán medirse a partir del punto
salida, como enseña la figura.
La ecuación (11) coincide aproximadamente con la (24), página 23j
El procedimiento de trazado del álabe se efectúa, por tanto, cor
entonces, sólo que ahora se pone el valor 1/r tg p en función de la lo
gitud x, desarrollada de la línea de corriente para obtener los valor:
i razano ae ios aiaoes ¿vo

Me la integral correspondientes a las diferentes longitudes de x. Los


pvaldres de 1/r tg /? se obtienen con auxilio de las curvas de las r toma­
bas del alzado o proyección vertical, junto con la curva de las /J. Esta
¿última se puede fijar a la estima, teniendo en cuenta los valores cono­
cidos inicial y final, o bien estableciendo otra ley para la forma de las
¡.superficies del álabe. Por ejemplo, si se elige — como en el álabe radial
[calculado en el ejemplo 1, del capítulo 31 — la variación de w y cm en
[función de x, se pueden calcular los ángulos /í por la fórmula
sea 0 = — (12)
r w
y UUUU1CU loa véuuíco J c 1/i" tg

lear la expresión (29) del capítulo 47, es decir:


(13)

donde (cm)net0 es la velocidad meridiar^ pará s = 0, y s' es el


pesor del álabe que resulta en la seéci<$n causada por la superficie

sen
Aquí el ángulo A es el que formqn la superficicilél álabe con la de
corriente y se obtiene de (*)

rriente dx d2 (fig. 148), y con la intersección x y


de la superficie del álabe con el plano axipl que
pasa por el punto p considerado. Reuniendo las
expresiones (14) y (15) resulta:
s' = s y i + ctg2 A' eos2/? (16)
Las secciones axiales x y, necesarias para obtener
A', no son conocidas, por ahora, por lo cual deberá

nórmente. En el caso corriente de tener los álabes


.un espesor constante, es admisible suponer la va- F ig . 14S

suponer A' = Á'v es


ecir, igual al ángulo que forma la linea de corriente con la arista
e entrada, mientras que a la salida, por tener allí poca influencia
1 estrechamiento de álabe, se puede suponer s2 = s2.
(‘) Las tangentes, en el punto p, a la linea de corriente d, d„ a la linea de
tersección i y de la superficie del álabe con el plano axial, y a la linea de corriente
real, forman un triángulo esférico recto, del cual resulta la expresión (15).
264 Alabe radial de doble curvatura

De los valores correspondientes de r y <p se deduce por puntos


proyección horizontal d2d^ del filete líquido. Lo mismo se proced
para los demás filetes. El procedimiento garantiza la obtención de
una superficie continua. La superficie del álabe obtenida es, en rigor,
la superficie media entre las caras anterior y posterior del álabe; sin
embargo, se toma, en la mayoría de los casos, como superficie anterior,
porque con ello se exageran algo los ángulos.
El procedimiento es relativamente rápido y tiene la ventaja de
quedar determinada debidamente la superficie del álabe, siendo im­
posible una falsa interpretación al dibujar la superficie.
Si se dibujan en planta todos los filetes, partiendo de la arista
de salida supuesta, la arista de entrada, en dicha proyección, resulta de
la unión de los puntos extremos de los filetes, mientras que en alzado
no queda fijada, pudiendo dibujarse en cierto modo arbitrariamente.
Sin embargo, es también posible hacer girar, en planta, alrededor del
eje, unos filetes con relación a otros, pero hay que poner atención en
que la superficie resultante sea continua, y ello queda suficientemente
garantizado si lo es el trazado de una de las líneas, por ejemplo, la
arista de salida. Este giro puede ser necesario, a veces, para poder
obtener un trazado radial, en planta, para la arista de entrada, o bien,
para evitar ángulos agudos entre el álabe y la pared lateral. (Estos
ángulos resultan aproximadamente en la sección meridiana de los án­
gulos que forman la limitación lateral y las secciones axiales que se'
tratarán a continuación en c.)
c) Representación déla superficie del álabe. Tangentes. Una vez
se han determinado en planta, según alguno de los dos procedimientos
descritos, un número suficiente de filetes, es conveniente indicar las.
tangentes a la entrada y a la salida para que las trayectorias finales
sean exactas. El ángulo ñ' de inclinación de la tangente a un punto
cualquiera m' de la proyección de las líneas de corriente (fig. 145 c)(i
resulta de
tg 0' = tg p sen £ (17),
siendo el verdadero ángulo de inclinación de las líneas de corriente
en el espacio, en el punto considerado, respecto al círculo paralelo, y e,
el ángulo entre la linea de corriente y la dirección axial, medido en
la sección meridiana. Así se puede determinar para cada punto de la
proyección de las lineas de corriente el ángulo de inclinación y con
ello su tangente. También se puede obtener gráficamente, como se
indica en las figuras 145 a y b para el punto de entrada dv con ayuda
del triángulo rectángulo (fig. 145 d). (En la figura 149 a se muestra la
construcción partiendo del triángulo de velocidades correspondiente
al punto de entrada bv ) En las bombas de rapidez media los ángulos
finales /?2 se proyectan en verdadera magnitud.
Secciones axiales y curvas de nivel para el modelista. Para com-^
probar la continuidad de la superficie de álabe obtenida se emplea
una serie de planos axiales de corte (o a g en las figuras 149 a y b). L
secciones obtenidas se representan en planta como un haz de radios.
Ejemplo numérico de cálculo de un rodete de rapidez media 265

El dibujo en alzado se simplifica mucho, puesto que los radios de las


proyecciones de un punto en planta y en alzado son iguales. En la
parte cilindrica de la superficie de corriente hay que acudir al procedi­
miento a) del desarrollo sobre superficie ¡cónica, o bien al b) mediante
las curvas 9? — x. Si no resulta un paso progresivo entre las secciones
axiales, deberán modificarse adecuadamente las proyecciones de los
filetes de corriente. Esta comprobación es especialmente necesaria
cuando se proyecta el álabe mediante el procedimiento a), ya que en
la determinación por puntos la continuidad queda asegurada por el
mismo fundamento del sistema de cálculo, tratándose entonces única­
mente de comprobar si existen errores de dibujo.
Los ángulos y A'., bajo los cuales las secciones axiales x y
(figura 148) cortan a la? paredes laterales en la sección meridiana, debe­
rían, en lo posible, acercarse a los 90°, puesto que casi concuerdan
con los ángulos verdaderos Afl y Xt que forman la superficie del álabe
y las paredes laterales, cuando, como es corriente, es pequeño (x).
Con ello se evitan esquinas agudas en los canales, que aumentan el
rozamiento. Es especialmente importante observar, esta regla a la
entrada del filete exterior, con miras a na disminuir la capacidad de
aspiración. A tal objeto se sitúan las aristas de salida inclinadas con
relación a la periferia del rodete. Es más importante este punto de vista
de evitar esquinas agudas, que la consideración de que resulten radia­
les las proyecciones en planta de las aristas de jenfradaT'Es. evidente
que un trazado inclinado de la arista de entráda ofrécela ventaja de dis­
minuir la componente perpendiculara dicha.arista, de la velocidad re­
lativa de entrada, disminuyendo, ejg. consecuencia, el peligro„4£ cavita­
ción (para los gases, el aIcanzarfS1velocidad del s$jijéq)t(página 336).
La construcción de los modelos de los áiálSW^é verifica partiendo
de los cortes axiales descritos, o bien pegando planchas de igual espe­
sor, cortadas adecuadamente, cuyos planos sean perpendiculares al
¡je. Para obtener las curvas que limitan estas planchas -os preciso
trazar, en planta, las intersecciones de la superficie del álabe con una
«ríe de planos perpendiculares al eje, separados entre si por una dis­
tancia igual al espesor de las planchas (I a IX, figs. 149 a y b). El
ispecto de estas curvas nos dará idea de la continuidad de la superfi-
iie del álabe.
i Hay que tener en cuenta en el dibujo las contracciones que sufrirá
i rodete al fundirlo.

¡3. Ejemplo numérico de cálculo de un rodete de rapidez media


(rodete Francis)
Se trata de proyectar un rodete para una bomba para agua de
fifrigeración, cuyo caudal debe ser 500 m3/h = 0,139 m3/seg, y su
Jtura 18 m, a una velocidad de 1450 r. p. m.
(*) Esto se ve observando la expresión (15), puesto .que eos f¡ f» 1 . Si los
es son menos inclinados (ángulo mayor), pueden admitirse ángulos laterales
' y Aí ' menores.
------ ------------ ---------- .-w— — *

El número de vueltas específico resulta de la ecuación (ú),>


gina 156, obteniéndose nq = 62 (n4 = 226).
En estos álabes de doble curvatura, el coeficiente de aspira*
puede tomarse, según el capítulo 3 8 , muy grande. Si elegimos S
entonces, mediante la ecuación (2 8 ), página 195, con A —Ht = 9,3;'
k = 0 ,9 4 , la altura máxima total de aspiración admisible es (tf')m á x
= 4,48 m.
Para los cálculos adoptaremos un caudal superior en un 6 %.
caudal a elevar, resultando
V' = 1,06 • 500/3600 = 0,1472 m3/seg.
Del valor ontemao para nq se tiene, según la ecuación ( lT), ^
gina 163, « = 0,251, si tomamos 0,016 como valor del coeficiente
dicha expresión (por tratarse de elevación de agua). Con ello resul
cs = e y2 gH = 4,73 m/seg. El rodete se dispone en voladizo en
extremo del eje (fig. 149 b). Debido al modo de fijación del rodete
puede suponer dn = 50 mm. Según (4), página 204, se tendrá D,
= 0,206 m = 206 mm. El rendimiento de esta bomba debería ser
80 %. Si tomamos r)h = 0,85, se tiene i / th = 18/0,85 = 21,2 m.
El coeficiente de disminución de potencia p se toma apro>
damente igual a 0,35, con lo que H th ^ = fíth (1 + p) = 28,6 ]
adoptamos /?2 = 26° y c2m w c3m = c0 = c, = 4,73 m/seg, resulta
la ecuación (13), página 207, u2 = 22,3 m/seg, o sea,D2 = 60 u^Jnn
= 0,294 m (i). El rodete se construirá con jD2 = 300 mm, y consid*
rando esta variación juntamente con otras correcciones y modifican
adecuadamente el valor de /?2, se tendrá:

= 0,033 m = 33 mm.

La relación de diámetros Da/Da = 300/206 = 1,46, es admisible p*


el valor de nq de que se trata.
Con los valores conocidos de D2, b2, Ds y dn se dibuja la secció
del rodete para una velocidad meridiana constante (c,n)net0= c0 = c3
después de dibujar la proyección circular (paralela al eje) de la aris
de entrada. Para mantener pequeña la curvatura de la pared deb*
empezarse la zona curva junto a la arista de salida. Con ello se con,
sigue 4ue las variaciones de la velocidad (cm)net0 sean; pequeñas, como¡
se aprecia en las figuras 149 c a e. ' *
En vista de que la arista de salida resulta situada lejos de
zona de desviación, basta utilizar tres líneas de corriente axa2, b ^
y ix i2, por lo que solamente nos falta averiguar el trazado de la lín
de corriente bx b2, lo que se puede efectuar, suponiendo un
(l) En el caso de emplear difusor de voluta, es conveniente comprobar,
este momento del cálculo, si su sección resulta adecuada para el diámetro D, ob
nido. Esta comprobación se efectúa fácilmente averiguando el radio emix de
sección final de la caja espiral, valiéndose de la expresión (54), página 382, la cí
deberá permitir el paso a la sección de la tubería de impulsión, mediante una
ducción cónica adecuada.
Ejemplo numérico de cálculo de un rodete de rapidez media 267

ralor de cm a lo largo de cada línea normal. Fijemos aproximadamente


ti punto ax de la arista de entrada y dibujemos la línea de igual mo­
mento estático S (ax y en la figura 149 b) después de calcular previa­
mente este valor para la linea de cqrriente axa2, que resulta ser
S = 0,0084 m2 (poniendo unos a continuación de otros, pequeños tra­
yectos ¿la; = 10 mm = 0,01 m sobre dicho filete y calculando
/ n irrwmrir

2 c h a v e ta s 6x5 D I N 270

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U i
c d t
i. 149 a-e. Proyecto del ¿labe del ejemplo numérico del capitulo 53, calculado por
puntos

S= A 2 2 zl r). A continuación se puede dibujar la arista de entrada


de forma que corte las paredes laterales con un ángulo cercano al
recto, lo que obliga a desviarnos ligeramente de la línea de igual mo­
mento estático.
A continuación determinaremos-aproximadamente el ángulo de
entrada ^ correspondiente a la línea media de corriente, valiéndonos
de la expresión (2), página 258, y obtendremos también el número de
'¿labes ayudados de la ecuación (7), página 160, con k = 6,5, to­
mando rm = 109,5, e = 86 mm, resultando z = 7,16, o sea, redon­
deando z = 7. Para esta línea de corriente resulta S = 0,0094 m2.
KAhora se puede comprobar el coeficiente de disminución de potencia
5 T « Ñ É z t E1JV
centré
UlttVE- istd&d Eacui c ln; pieriaMecánica
--ne^to os Ing«úeri: A
268 Alabe radial de doble curvatura

p = y' r\fz S. Suponiendo y' = 1,05 (o sea, un valor algo mayoq


que el indicado en la página 133, por tratarse de un rodete rápido)
se tiene p = 1,05 •0,1501*1(7 •0,0094) = 0,359, en vez del supuest'
0,350. Si se quiere tomar en consideración el estrechamiento del ála
a la salida, resulta para un espesor de álabe s = 4 mm (que se toi
igual espesor oblicuo s2, que aparece en la superficie de corrient
a pesar de la posición inclinada probable de la arista de salida
sentido tangencial, ya que, por otra parte, queda sin considerar-e
afilamiento del álabe a la salida) a2 = 4/sen /?2 = 9,13, i2 = nD Jz =
=134,6, siendo t2l(t2 — cr2) = l,07, o sea, c2m = 1,07 c3m= 1,07 •4,73=^
=5,06 m/seg. El ángulo (}2 definitivo se obtiene del triángulo dej
salida (fig. 79) de
l2m
tg & = U ,— C,2u
siendo u2 = 22,8 y
gH th 9,81-21,2
C2 U = c3 u O "t" P) ~ (i + p) = 1,359 = 12,4 m/segj
22,8
resultando:
5,06
= 0,487; f}2 = 26° 0',
10,4
valor que concuerda por casualidad con el supuesto, debido a que sej
han compensado las variaciones. No obstante, incluso en el caso
una pequeña diferencia, no es necesario repetir el cálculo.
Los ángulos de entrada se han calculado en la siguiente tabla
numérica, habiéndose supuesto provisionalmente — como en los ála
bes cilindricos— un coeficiente de estrechamiento, y modificand
los resultados una vez conocida la primera aproximación de (*)

ti 21 /,
Línea i , ---0, 0, de la í, — o,
de co­ Di Ul c, Cl c,
rriente supues­ según figura según
m m/seg m/seg to m/seg 149 b (7) m/seg
a, a, 0,206 15,62 4,72 1,2 5,66 20° 0' 90° 1,15 5,43 19° 10‘
ó, b, 0,156 11,81 4,72 1,2 5,66 25° 40' 55° 20' 1,18 5,58 25° 2‘
i> t* 0,120 9,11 4,65 1,2 5,58 31° 30' 70° 1,18 5,40 31° 6'
El álabe se ha calculado por puntos en la figura 149 a, con ayud
de los diagramas de las figuras 149 c a e.
í1) La repetición del cálculo se puede evitar utilizando la siguiente expresión
qué — de manera similar a (9 a), pág. 222 — se obtiene al reunir las ecuación
(2), (3) y (7). _______________________

‘^ - [ t + i V F I h S F ( t i l
Pudiendo despreciarse al lado de 1 sin gran error, con lo que

+ ¿ ¡H tl
Ejemplo numérico de cálculo de un rodete de rapidez media 269

Nos basamos, para el cálculo, en una variación de la velocidad


Jativa w que se acerque lo más posible a la línea, calculándose el
Valor inicial w1 = \ u{ -|- cf con los datos de la tabla numérica ante-
ior, y resultando wl = 16,54; 13,1; 10,62 m/seg, respectivamente,
iara cada uno de los filetes considerados.
El valor final w2 es, en este caso, igual para las tres líneas de co-
riente, ya que los diámetros son iguales, y no se tienen en considera-
ión, de acuerdo con la práctica, las pequeñas diferencias de j]h y S
pie existen entre dichas líneas de corriente (* *),
"2 m 5,10
Wo = = 11,59 m/seg.
sen 0,44
La linea w puede suponerse recta solamente en el filete medio*
En el filete ax a2 se curvó hacia arriba, y en el ix í2, hacia abajo, porque
os esforzamos en obtener una proyección en planta de- la arista de
mirada, casi radial.
Después de calcular, partiendo de h^xprésión (12), las líneas
de
ie /?, se calculan, disponiendo los resuítáaos en una tahla, los án-
pilos (p, según (11), determinándose el área de las superficies situadas
debajo de las curvas de l/(rtg/?). Con los correspondientes valores
le t y 9? se obtienen las proyecciones de las Jineas'íle* corriente en
planta (fig. 149 a), partiendo de la arista de salida,- que se supone
orman un ángulo ó = 67,5°, respecto a la periferia del rodete. Los
(untos señalados sobre la línea de corriente corresponden a las abs­
cisas 1, 2, etc., de los diagramas-ctelas figuras
| La arista de entrada resulta en p}aj$^ftna-n.ínea ligeramente
curvada con tangente en su parte media, fo que se ha intentado con­
seguir por las razones indicadas (6) en la página 259. No obstante,
es más importante evitar que los ángulos de esquina sean agudos, es
decir, los ángulos que forman las secciones axiales del álabe desde a
asta g y las meridianas de las paredes del rodete. Por ello hay que
determinar, mediante tanteos, la inclinación más conveniente de la
arista de salida con respecto a la periferia, y ello se puede efectuar
corriendo convenientemente, por giro alrededor del eje, las pro-
ecciones de las líneas de corriente en planta. En caso de resultar
¡posiciones inaceptables para las aristas del álabe, es recomendable
cortar los filetes de corriente. Lo primero se puede conseguir cur­
vando la línea w hacia abajo, y lo último, curvándola hacia arriba,
íperaciones que no modifican la continuidad de la superficie de álabe.

(l) La curva de valores de w, dibujada en las figuras 149 c a e , considera, sin


embargo, las diferencias de n* y S, según las indicaciones que se harán en el capi­
tulo 55 (es decir, por variación de /?,), y, por tanto, modificando los ángulos jS, del
álabe proyectado. La utilización de estos diagramas permitirá comprender más
[ácilmente las consideraciones que se harán más adelante. Conviene observar que
los valores finales de las curvas w y 1/r tg /?, que son iguales en los tres diagramas
*n el procedimiento simplificado, si consideramos que las tres lineas de comente
n algo distintas unas de otras, como se han dibujado, dichos valores finales se
iiíerencian algo, por ser asimismo distintos los valores respectivos de /?,.
270 Alabe radial de doble curvatura

Lo más efectivo es correr la arista de entrada en la sección meri­


diana, especialmente en el filete interior.
La obtención de las secciones axiales y de modelista se consigue allí donde L
lineas de corriente son paralelas al eje, es decir, donde se proyectan en planta coa.,
círculos, mediante la línea <p de los diagramas de las figuras 149 c a e , que nos per
mite obtener el desarrollo x de la línea de corriente para cada ángulo <p en planta.!
La superficie obtenida se ha dibujado en la figura 149 a, como superficie ante-j
rior del álabe, a pesar de que en este procedimiento representa en realidad la sur*
perficie media, pero con ello se produce una exageración de los ángulos, que es con-f
veniente. En el desarrollo sobre superficies cónicas se puede también representar
la superficie superior del álabe, si éste en su desarrollo se dibuja con el espesor que¡j
aparece en la superficie de corriente, utilizando
——* la exnresión f18L oue se indica a continuación
Observaciones complementarias. La super
ficie determinada por la intersección entre ef
álabe y la pared lateral i, it, que aparece rayada
en planta en la figura 149 a, no debería dibu
jarse con el espesor de pared verdadero s = 4 mr
Su verdadera dimensión en proyección y en se-
tido radial (fig. 150) resulta de la expresión
= < sen ei ,
sen Xi eos /?
en la cual eí es el ángulo de inclinación de la
linea de corriente, que está junto a la pared 1
teral, con una línea paralela al eje (fig. 148)’''
)S, el ángulo del álabe que resulta del cálculo
y Xi, el ángulo que forma la pared lateral y la s
perficie del álabe, el cual se obtiene de acuerdo
con la expresión (15), página 263, de
ctg Xi = ctg W eos ¡i,
tomándose Xi' directamente de la figura 148. Debe tenerse en cuenta que la s
perficie dibujada se considerará como superficie media del álabe.
Anchura libre de la entrada del rodete. Para facilitar la construcción (con
probación de las cajas de noyo en los rodetes fundidos en una sola pieza o de la
correcta situación de los álabes de plancha remachados) es importante conoc
la anchura aim del canal para algunos puntos de la arista de entrada. Cuando
utilice el procedimiento de desarrollo sobre superficies cónicas no deberán toma
dichos espesores sobre el desarrollo, debido a la deformación de ángulos y también
a que la superficie de corriente discurre inclinada con relación a la superficie d‘"
álabe. No obstante, pueden obtenerse del plano del álabe (fig. 149 a), según el si
guíente procedimiento:
El punto escogido A de la arista de entrada se sitúa, en planta, en el ála
siguiente sobre el círculo paralelo que le corresponde. Se trazan en planta, alreded'
de A, circuios concéntricos que sean tangentes a las secciones de modelista. ‘
radios de los puntos de contacto representan las proyecciones de las líneas de unió-
de A con las secciones de modelista verdaderas, la más corta de las cuales repr
senta la anchura libre buscada. Se determina la verdadera longitud de estas líne
rebatiéndolas sobre el plano meridiano que pasa por A. Los puntos finales dan la
línea BC del alzado, cuya menor distancia de A es la anchura buscada axm.
supone que las secciones de modelista dibujadas son las correspondientes al dorso
del álabe. Si representa la superficie media, se medirá la distancia a ,m+ s/2. Si se-
han tomado (como en la figura 149 a) como superficie anterior, se obtiene la dis­
tancia üj m + s. En ambos casos es, naturalmente, distinta en planta la posición der
punto de referencia A. En el primer caso, A = /, — a j 2; en el último, =
Si en la superficie de corriente correspondiente al punto de referencia A,
mide una anchura a, > aim, siendo aproximadamente a, = aim¡sen o em
pleando la ecuación (16)
V1 4- ctg* eos* (19)
es notable que esta anchura axpermanece casi constante a todo lo largo de la aris
de entrada.
Esta propiedad de los álabes de doble curvatura (es decir, que el ancho a, d
entrada permanece prácticamente invariable con independencia de la distan '
Disposición inclinada de la arista de salida 271

lüeje) es muy importante y justifica su preferencia sobre la forma de álabe tratada


ín el capitulo 29, con la arista de entrada penetrando en la boca del rodete, y por
tilo se emplean cada vez más álabes de doble curvatura en los rodetes lentos.
!¡ Apéndice. Disposición de álabes sistema L a w a c z e c k (»). Se puede obtener tam­
bién una superficie de álabe que cumpla las anteriores condiciones si la suponemos
sngendrada por una recta o curva que se mueve de forma que corte el eje y dos li­
bias directrices dadas. La posición de las generatrices y la forma de las directrices
«pueden elegir de modo que se obtenga una entrada libre de choque, conservando
(os ángulos de salida /5, convenientes. Para detalles de este procedimiento puede
consultarse la obra de L a w a c z e c k (*). A pesar de que este álabe simplifica la cons­
trucción, ha sido poco empleado. En la figura 293 se representa un ejemplo de bomba
¡jecutada por este sistema.

ET A r \ . ! t • j _ J i _ - • i . f «• «
M »• í / U pUJIVIUU iUbUUUUU Ub iU UUJltt ul ¿ a n u a

en la sección meridiana. Rodete rápido


La disposición de la arista de salida paralela al eje en su proyec­
ción en alzado, según lo dicho en el capítulo 27, no es posible para
■odetes muy rápidos, como tampoco es conveniente conservar dicha
tosición de la arista de salida en algunos casos de rodetes de'rapidez
noderada, en los cuales sería geométricamente posible su ejecución,
x>r las razones siguientes, refiriéndonos a lafignra" 144:
1. La línea de corriente exterior axa2 se haría demasiado corta
¡on relación a la línea interior ix i2.
• 2. La velocidad relativa de entrada wx es en ax maypr.-y en ilf
nenor que la velocidad relativa de salida w2, la-etíaT es constante
fn la arista de salida paralela al eje (dejando aparte-la-influencia de
a curvatura). El canal debería, por/ tanto, yensancharse a lo largo
le aj a2 y estrecharse a lo largo^ de iA z, .lo-cual conduciría a codició­
les de corriente desfavorable." '
3. El comportamiento del rodete a caú'dfel"'í,educido es desfa­
vorable, como se indicará en el capítulo 86.
Teniendo en cuenta las condiciones a caudal reducido se debe
vitar, por otra parte, una posición inclinada no mayor que la indis­
pensable para que no aparezcan corrientes secundarias desfavorables,
mes, de lo contrario (según el capítulo 86), pueden dar origen a que la
lotencia necesaria llegue a aumentar al disminuir el caudal (como en
as hélices). A este propósito parece ser favorable la siguiente relación
que se deducirá en el capítulo 86) entre los radios de los cuatro puntos
a2, iv i2 (fig. 144):
m. la r2f (20)
*i n
_ •r = f ( i + P )
ndo p el coeficiente de disminución de potencia correspondiente
filete medio y <p el coeficiente de choque que se explica en el capi-
ulo 57.
Con p = 0,4 cp = 0,56 se tiene para la rapidez media:
m = r* — rli
_ •r = 0,42 (21)
*i n

(*) F . L a w a c z e c k : Turbinen und Pumpen, págs. 69 y ss. Berlín: Springer


", 1.» y 2.» edición. Patente alemana 335 154, Kl. 88 a.
f
272 Alabe radial de doble curvatura

gracias a lo cual es posible indicar las posiciones de las aristas de sa


lida favorables para cualquier arista de entrada. De todos modos, ni
hay que llamarse a engaño, pues, en último término, m depende 4
la rapidez. •
Por esto la posición de i2, encontrada por medio de la ecuaciá
anterior, sólo puede ser tomada como base para un primer tanteó é
la transición entre una rapidez media y grande. En particular, no é
posible conservarla para rodetes de rapidez muy elevada, por la nea
sidad de adaptarse a las condiciones de la hélice, en la cual el segund
miembro de la expresión (21) es igual a 1. Del mismo modo que de
bemos procurar que la arista de salida quede en un plano axial, intei
taremos que forme aproximadamente un ángulo recto con las de
paredes laterales del rodete. . >
El ángulo de salida, que debe medirse en la superficie de corrienl
correspondiente, varía a lo largo de la arista inclinada de salida, y, pe
cierto, aumenta de a2 a i2. Para un punto cualquiera de dicha arist
de radio r2 y velocidad tangencial u2 = r2 cu, se calcula, como en i
ejemplo numérico anterior, mediante la expresión

U2 C2u U2 C3u (1 ~r P)
en la cual, para el caso de entrada perpendicular,
„ _ gH th

y c2m = c3m /^/(/«j — cr2), debe tomarse del diagrama de corriente. |


Debido a que la arista de salida está ahora situada en la zoo®
de curvatura, c2m es mayor en a2 que en i2, lo cual debe ser teñid®
en cuenta en cada caso. Esta consideración puede hacerse, en deter®
minadas condiciones 0 y para el líquido ideal, mediante el trazad®
del diagrama de corriente como potencial, según las reglas indicada®
en las páginas 59 ss. No obstante, como resultan diferencias de velo®
cidad mayores que las que se observan en la realidad y por ser mu®
laborioso el trazado del diagrama de corriente, se adoptan, en la prác®
tica, procedimientos aproximados mucho más sencillos. Se parte d^
la suposición de que las velocidades, a la entrada, son las mismas pan
todos los filetes de corriente, mientras que, en la salida, se fija uní
ley de distribución, a lo largo de una línea normal, dependiente di
las condiciones de curvatura del rodete. La ecuación (26), capítulo lf
nos da una ley de distribución conveniente para la velocidad merí
diana a lo largo de la arista de salida, a pesar de que la arista no con
cuerda generalmente con una línea normal, pero por ello se sustituyi
en dicha expresión la longitud de la linea normal por la longitud desa­
rrollada l de la arista de salida. Además, se divide por el coeficienti

(>) Véase la nota 1 al pie de la página 257.


Disposición inclinada de la arista de salida 273

^ —2 a 4, porque la corriente potencial daría una variación de c3,n


demasiado grande. Resulta, pues :
In c3 m y y (23)
-#7t|
21 — — 1 1 + 1
c3 m i PQi Qa
Siendo
c3m¡> c3m> ^as velocidades meridianas en la arista de salida, en i„
a la distancia de y de f2, medida sobre dicha arista;
Qi, ga, los radios de curvatura de las paredes laterales en i2 y aot
medidos sobre la sección meridiana;
l, la longitud desarrollada de la arista de salida.
Para y = /, la expresión (23) nos da para relación de las veloci­
dades meridianas en las paredes laterales:
ln ^ + i = (23 a)
^3 m i
Qa 2 n (¿i
Sobre la longitud desarrollada de la arista de .salida se dibuja
figura 153) la curva de los valores de v = c 9n{fc¡'mi,'resultante de la
ecuación (23), y se subdivide la arista de salida, por tanteo, de forma
ue el producto A b2r2 v sea el mismo para cada tramo parcial. Los
valores de v son los correspondientes a los de y del punjo medio de
cada tramo A b2 (fig. 152). r2 son las distancias desdichos puntos
medios al eje del rodete. El valor de <^7, debido .a que
r-.
_ V = "E 2 7tr2 A
.sera: ¿J' .
*"'V

c3mi — 2 n S 7 ~ ^ 0 ^ ' (24> jJl
te
jesultando las velocidades c3m, para cada punto de la arista de salida,
c3m = vc 3mi- A continuación se dibujan las líneas de corriente de
forma que a una cierta distancia de la arista de salida concuerden con te
el diagrama simple de corriente, el cual presenta valores de cw inva- U:
dables a lo largo de cada línea normal. Debido a que sólo son intere­
santes los campos de corriente a la entrada y a la salida, con pocos |
tanteos podemos conseguir un trazado del diagrama de corriente con­ !
tinuo.
Debido a la variación de c3m y r2 a lo largo de la arista de salida,
Ips triángulos de velocidades serán distintos en cada punto de dicha
arista (fig. 155 a). De los mismos resulta, como era de esperar según
lo indicado en la ecuación (22), que el ángulo /J2 aumenta ni dismi­
nuir r2.
El valor de p de la expresión (22), que resulta de
<p' ñ
P= (24 a)
zS
por lo general, distinto para cada línea de corriente, ya que tanto r
como S varían. Se puede corregir ligeramente la arista de entrada de
18. P f l e id e r e r : Bombas centrifugas.
274 Alabe radial de doble curvatura

forma que el valor de r|/S permanezca constante, pero es menos labcn


rioso considerar la variabilidad de dicho cociente en el cálculo de /?j.
Una vez calculados los ángulos /S2 de las lineas de corriente con­
sideradas, se. pueden dibujar las proyecciones en planta de dichas
lineas de la misma forma que se indicó para los rodetes de rapidez
media (ejemplo numérico del capítulo 56).
Al ir aumentando la rapidez de los rodetes se llega a un punto
en el cual es conveniente suprimir la pared del rodete del lado de la:
aspiración, debido, por una parte, a que su rozamiento tiene impor­
tancia, y por otra, a que, por el elevado grado de reacción, la velocidad
ausoiuia es incuui 4uc relativa. TasiM¿" Hicmjgiiypn las pérdidas
por fuga.

55. Consideración de las pérdidas en las distintas


superficies de corriente
Si se quieren evitar corrientes secundarias, que aumentan las
pérdidas, es preciso obtener en cada línea de corriente una misma
altura de elevación H = r¡hH th.
En el capitulo anterior se ha indicado la manera de considerar,
en los rodetes rápidos, la forma distinta de las líneas de corriente con
relación a su influencia sobre la disminución de potencia para un nú­
mero finito de álabes, es decir, sobre el valor de H ih. Las diferencia
entre las líneas de corriente influyen también sobre las pérdidas hi­
dráulicas, o sea, sobre el rendimiento hidráulico. Éste no es el mismo
para cada filete, puesto que la velocidad relativa a la entrada y la ve
locidad absoluta a la salida, o sea, el grado de reacción (cap. 24), son dis­
tintas. En consecuencia, para obtener para cada filete un mismo valo
de H, tenemos que partir de valores distintos de Hth, aunque, por 1
general, no es preciso llegar a este grado de perfección en el cálculo
Las pérdidas hidráulicas están constituidas principalmente por las del rodé
y las del difusor, cuyos valores aproximados son £, w'J2 g y £, cJ/2 g, respectiva
mente. Tendremos, pues:
tfth = H -f £, y j + £, 2 g (2$
y también
1 (26
1
1 + 2 gH (C i u>¡ + C . <$)
En estas expresiones, £, y £, son coeficientes experimentales que deben escoge
dentro dé los siguientes iímites: £, = 0,08 a 0,2 y £, = 0,2 a 0,35 (£, = 1,5 a 2 CJ&
de forma que para el filete medio se obtenga el valor medio de r¡h que se consider
correcto para el tipo de ejecución del rodete de que se trate.
a) Rectificación conservando la posición de la arista de salida. Como resuj¿
tado del cálculo indicado en el capítulo anterior, se conocen los valores provisional
les de fíth, y, por tanto, también los de c,- £, y £, se determinan mediante la expre­
sión (25) para el filete medio. Una vez calculados los nuevos valores de f/th par>|
cada filete, valiéndonos de la misma expresión, se calculan los de /?, mediante Ir
ecuación (22). Las diferencias que resultan para c, son muy pequeñas, y no es ne:
sario una reiteración del cálculo (véase la nota 1).
(Aplicando este procedimiento al ejemplo numérico del capitulo 41, coa!
C« — 2 £i = 0,348, resultan los siguientes valores de /?,: en at, 28,5°; en i„ 25,2”
Véase la nota 1 al pie de la página 269.)
Ejemplo de cálculo de un rodete rápido 275

Iconse^rvai^íos^ánculís 'de^saUHa^0 la R05ición de. la arista * salida. Si queremos

p s a S ^ a T ^ -^ - “Á -«
rt (u = u, = Cjm
2 tg¿?, + + 90 "th
^ ^ ( 2 tg /J .) 1- Hth (1
11 -f
+ p) (26 a)
valores de0,v
c ,m correspondientes al valor de r, que se
ner, > los de p correspondientes al cálculo anterior. , q ese esPera obte-
esnPnnh»
^íaíiació" del<dwque
pitulo 64). ............

56. Ejemplo de cálculo de un rodete rápido


(con caja espiral de entrada de corriente inclinada) (figs. 151 a 159 d).
_ 'quiere proyectar un rodete para un caudal de 2000 m3/h =
- U,5do m /seg, una altura de elevación de l j U i r n ’ = 970 r n m
El número de vueltas específico valeV '*^ P‘

n, = 970 = 99.7 (n, = 3 6 4 ,0 ) ^ .


Suponiendo para la bomba un rendimiento deí"80 %; resulta una
potencia en e eje N = 130,2 CV ycon la ecuación'^)? capitulo 46
un diámetro de taladro de 6,3 cm. H *
•( ^0ac flaXlma aln -ra total ^-«spiracíón tolerada resulta-de'la ecua­
ción (28), pagina 195, con A —H¡ = 9,3 m, I ? 43m
0/ amandü Para fl caudaI de cálculo un margen de* seguridad del
/o, tendremos V '== 1,08-0,555 = 0,6 m’/seg* La ecuación (17 ,
wpitulo 29, da b = 0,014.(99.7)*/. = 0,301. Resulta c, = £ j/2J h =
- 4,98 m/seg Al disponer el rodete en voladizo, se tiene dn í 0, y
n J ío q o 0 de ctub?- de aspiración, según (4), capitulo 46, resulta
- 0,392 m. Se elige Ds = 400 mm. La velocidad efectiva en el
tubo de aspiración será c, = 4,78 m/seg.
0 Para un cálculo más exacto debería ponerse en la expresión (25):
C¡ u
5 = CÍm + Cju =C*m \ ~ ~ -
U - o J _r ctg
1+ P
Hto = -j— ■c,m ctg/?,)
P 9 (1 + p) (27)
pintando la siguiente ecuación cuadrática en u, ó ctg /?,:
u! r Z* \ ci m Ctg /?, ( f.
i+ pr i + p; /) - 2u*
• i+ p v' r+ 7
(28)

í y.;^ T .n T .“ - 7 j s m‘nt' ’para cada ,i,ele-™el cas° “) A. y«» e s o i,)


276 Alabe radial de doble curvatura

Eligiendo aproximadamente el rendimiento hidráulico r¡h = 0,88^

el filete medio. Adoptaremos provisionalmente para el coeficiente p


de disminución de potencia el valor 0,3, con lo cual//thoo= 15,9 -1,3 =
= 20,7 m. Si elegimos ahora /?2 = 28° y tomamos, además, c2m «
« 4,8 m/seg, la ecuación (13), capítulo 46, nos da u2 = 19,42 m/seg, que
corresponde a D2 = 0,383 m, y ZyD, = 0,98. La anchura del rodete,
en este punto, medida a lo largo de la correspondiente linea normal,
será con c3m w c2:

Con los valores D2, b2, Ds se diseña el perfil del rodete, de forma

tud. La dirección semiaxial de salida hace posible una suave cur-.

corriente, suponiendo una velocidad meridiana constante a lo largo;


-de cada línea normal (no dibujado en la figura 152). A continuación se.
dibujan las aristas de salida y entrada, a2 i2 y a} iv en la sección me-j;
ridiana, teniendo en cuenta el diámetro medio D2 calculado, correspon-'
•diente a un coeficiente m = 0,505 de la expresión (21). (Este último'
valor se ha elegido algo mayor que lo indicado en la página 271, a]
causa del valor elevado de nq y también porque la caja espiral exige'
nn valor pequeño para r¡, debiéndose disminuir, en consecuencia, tam-

la pared es tan escasa que pudo prescindirse de considerar la desigual-

-*
** 446 U4U oc uvvyiuuuaf mvumiiwv *u vrtjy*vu*vn

de c3m, a lo largo
ginas 272 ss., rectificándose el diagrama de corriente dibujado. D
bido a que o¡ = oo, la expresión (23) se reduce a :
jn c3 m _ U2 (29)
^3mi ^ [I l Qa

(») Hay que comprobar si es posible obtener una caja espiral adecuad/
Puesto que c,tt = fiFJ/th/u, = 8,01 m/seg, la ecuación (54), capítulo 77, da p"
la sección final (<p = 360°) de ia espiral un radio gmáx = 0,218 m, si tomamoi;
f» r, « 0,195 m, siendo la velocidad media en esta sección final cua = V'/ti
= 4 m/seg. Esta velocidad puede considerarse escasa, debido a que a dicha s
ción debe seguir un ensanchamiento corto. Debe procurarse que cua « cs, es decir/
pmáx V» -Ds- el rodete no fuese semiaxial, debería proyectarse con un val
mayor para r,-, lo que evidentemente nos daría una caja espiral demasiado anch'
De todo ello se desprende que el número de vueltas específico del ejemplo corres
ponde al límite superior de la construcción con caja espiral. Para una mayo
rapidez deberíamos disponer aletas en el difusor (cap. 57).
hjemplo de cálculo de un rodete rápido 277

Y,VL CH7 Se t0mar = ,3 u" poco j ust0' al objeto de que salgan a relu­
cir las diferencias de velocidad. En o, el radio de curvatura pasa brus-

t: • i

\\ / *->*
___ y
Vi /
** :■» ’í

— / —;-t,j tz

Unente de 140 a 20 mm. Por dicho motivo se toma el valor medio


U. ' 1^0-20 — 53 mm. Con ello queda determinado en la figura 153
diagrama de corriente en el campo de la arista de salida, pudiéndose t-, ; SI
liar a continuación y de un modo definitivo el conjunto del alabe.
278 Alabe radial de doble curvatura
Ejemplo de cálculo de un rodete rápido 279

Seguidamente se pueden fijar los ángulos y p2 de cac*a fdete


II
[de corriente. Resultan para ¡3V siguiendo el mismo procedimiento de
: cálculo de la página 268, los siguientes valores :
Filete a b d i
’ ^1 5,95 6,15 6,45 6,44 6,21 m/seg
20,3 17,8 14,7 11,8 9,25 m/seg
A 16,4 19,0 .23,7 28,6 33,9 grados
En la figura 154 se representan los triángulos de velocidades de
‘entrada. Cálculo de /\ a continuación.
F.n la fiínira 155 se renrpsentan los triángulos de velocidades de
salida, correspondientes a los filetes interior y exterior.

Cálculo de f}t

e, u' tgP,
con i ecua-.
p ecua­
t, = 1,05 ción
c» m ct m S r* u, v>' ción P,
Filete i, — a, ec. (24 a ) (22 a) (22)
m/seg m/seg m* m m/seg grados
f : *‘“7

a 6,00 1,10* 6,6 0,0223 0,220 22,3 0,278 7,43 0,494 26,3
b 5,35 1,10* 5,89 0,0225 0,207 21,0 0,256 7,68 0,504 26,8
: c 4,85 1,10 5,33 0,0195 0,196 19,9 0,257 7,84 0,531 27,9
d 4,48 1,10* 4,93 0,0172 0,187 19,0 0,272 0,576 29,9 £3.5
i 4,35 1,10* 4,79 0,0147 0,180 18,3 ü ,2 8 r ’ 8,22 0,661 33,4
(•) Valor correspondiente al filete medio.
La superficie de álabe representada'en las figuras 1,51 y 152 se
¡ha proyectado mediante el .ostifiúlo*'por puntos (njopeífifñientb b, ca­
pítulo 52). La representada en las figura^dt^á^loQ está proyectada
“"por el procedimiento de desarrollo sobre” superficies cónicas (procedi-
!miento a, capítulo 52). En ambos casos se ha situado la arista de salida
[sobre un plano axial. La superficie representada se ha considerado en I
gambos casos como superficie anterior del álabe.
• ; * * .r»<* *
En el cálculo por puntos se ha partido de la variación de /J, la cual se dibujó
■en los diagramas de las figuras 156 a 156 d, como una recta de unión de los valores
[iniciales y finales conocidos. A fin de obtener un trazado casi radial en planta de
la arista de entrada (fig. 151), se curvó posteriormente la línea de los filetes cy b
[ligeramente hacia arriba (para obtener un acortamiento), y la del filete a, ligera-
fmente hacia abajo (para obtener un alargamiento). Se puede obtener el mismo
[resultado desviando algo en planta la arista entrada, conforme lo dicho en la pá-
Lgina 269. Hay que hacer notar que la variación rectilínea de nos da un álabe
•ligeramente más corto que la variación rectilínea de w, lo cual debe tenerse en
¡cuenta en ciertas circunstancias en la determinación del número de álabes mediante
f]a,ecuación (7), página 160, al redondear en más o en menos el valor resultante.
\ En el desarrollo sobre superficies cónicas, figuras 157 a 159, se han elegido para
los filetes a y b los cilindros tangentes a la entrada, y superficies cónicas, para los
■.demás filetes. Dichas superficies, para los filetes c y d, son tangentes a la super­
ficie de corriente en la parte media, en lugar de serlo a la entrada. Ello se ha hecho I I
[así para reducir la longitud de los radios en el desarrollo. El procedimiento no jjdíp
Vvaria, puesto que siempre en el círculo tangente las longitudes de los arcos se pro­
m etan en planta en verdadera magnitud y sólo en dicho punto no hay desfigu­ l i
ración de ángulos.
b Ñola complementaria. Si se quiere afinar el cálculo, con arreglo a las indica-
aciones del capitulo 55, considerando la diversidad de pérdidas en las cinco super­
óles de corrientes, es d_ecir, los distintos valores de jj* y se conserva el valor r t
■ 'i
280 Alabe radial de doble curvatura

de rji, —0,88 y su correspondiente Hu¡ = 15,90 m. sólo para el fílete medio c,


y se determinan los valores £, = 0,092, £. = 0,184, mediante la ecuación (25), des­
pués de suponer í, *= 2 £t. Con estos coeficientes, y valiéndonos de la expresión (26),-
se calculan los valores de r¡k correspondientes a las otras superficies, tomando
siempre w\ = c$ -j- uf, así como cj = c*B -f cjm del cálculo anterior. Resultan los
siguientes valores :
b c d i
<h =82,7 85,2 88,0 90,0 91,2 %
n th = 16,90 16,45 15,90 15,55 15,35 m
/?, =27,3» 27,4° 27,9° 29,2° 31,8°
A pesar de que las diferencias entre los valores de r¡h son impor­
tantes, las variaciones de /?2 con relación al primer cálculo son peque­
ñas (de -f- Io a — 1,6°), por lo que es dudosa la necesidad del cálculo ,
adicional.

57. Ejemplo de cálculo de una bomba con rodete


semiaxial y difusor axial (fig. 160)
Cuando el número de vueltas específico nq > 100 (ns > 365) no
es posible, según capítulo 56, el empleo de cajas espirales a la salida,
del rodete para ángulos de álabe /?2 aceptables (por ser c3u demasiado.
pequeño, con lo cual resultarían demasiado grandes las secciones de'
la espiral). En este caso se recomienda una salida axial mediante difu­
sor de aletas. El rodete adquiere una forma intermedia entre la ejecu­
ción radial y la axial.
El ejemplo que se desarrolla a continuación corresponde a este tipo de ro­
dete, aunque tiene la arista de salida muy poco inclinada axialmente, debido a que
ha sido tomado el ejemplo de una edición anterior de esta obra. No obstante, el
procedimiento de cálculo permite ver los puntos de vista más importantes, por
lo que se ha continuado con el mismo ejemplo. Por otra parte, los ángulos muy
agudos, que forman los álabes y la pared lateral al dibujar la superficie de los
álabes, pueden ser fácilmente evitados por el procedimiento tratado en la página 269.
Datos : VV = 3000 m*/hora, H = 9,00 m., n = 900 r. p. m, número de
vueltas especifico según la expresión (2), capítulo 27, ng = 158 (/i$ = 576), altura
de aspiración según ecuación (28), capítulo 38, como indice de aspiración S =3,
k « 0,96 y A' — Ht = 9,3, resulta (i/i’)máx = 1,2 m ; por consiguiente, es muy pe­
queña, como era de esperar.
Margen de seguridad para el caudal 9 % ; por tanto, V’ = 1,09 • 300/3600
= 0,91 m’/seg.
Con un diámetro de cubo dn = 90 mm, cs = 4,8 m/seg [de acuerdo con £=0,36.
y con el factor 0,0123 en la expresión (16), página 163, que para agua debe estar
junto al límite inferior] se obtiene Ds = 500 mm. r¡h = 0,84 da H¡h = 9,00/8.84 =r;
= 10,70 m. Para que D, > D¡, se elige el valor menor posible para //, (se mide
en la superficie de corriente, no en un plano perpendicular al eje), adoptán­
dose /?, =16,5°. Se toma, provisionalmente p = 0,40, resultando Hik oo='
= 1,40 • 10,70 = 151, m, y adoptando ((c,m)net0 = c,m = 5,50 m/seg, se obtiene,
mediante la ecuación (13), pág. 223, u, = 24,58 m/seg, o sea,£>, = 0,521 m. A con
tinuación se proyecta el perfil del rodete, teniendo en cuenta que a continuación
debe ir el difusor, por lo que se da la mayor inclinación posible a las paredes
laterales. También debe proyectarse de forma que exista un paso continuo de cj-
a cim y que las lineas de corriente b, a d, d, (fig. 160) sean tales que la'
velocidad meridiana, a lo largo de una linea normal, sea uniforme, ya que las
lineas de corriente — especialmente a la salida del rodete — sólo están ligera­
mente curvadas. La arista de salida se ha supuesto paralela al eje por las razones^
indicadas anteriormente. A continuación se dibujará, por aproximación, la arista
de entrada en planta. Con el valor calculado D ,= 0,521 m se calcula el momento
estático de la linea de corriente media (pág. 140), resultando S = 0,0423 m*. E li­
giendo : = 5 y f = 0,85 (debido al pequeño valor de /3„ resulta V', según laf
r i

fa‘*¡

Pfj

fe
282 Alabe radial de doble curvatura

expresión (53), capítulo 22, también pequeño), la ecuación (40), capítulo 21, no»;
da p = 0,268. Puesto que
c ,u = gHaJUt = 4,28 ; c ,u = 1,268-4,28 = 5,42 m/seg,
se obtiene el ángulo de salida definitivo /3t de la expresión (22), capítulo 54,
/), = 16°, que deberá conservarse para todos los filetes (a pesar de las desventajas
indicadas anteriormente).
Los ángulos de entrada se calculan para las diferentes líneas de corriente,
según el cuadro Indicado en la página 268. Con ello queda determinado el álabe.

/ 7 I ' T a, c, 3 t 7 f 5 1 J l 1 c¿ e,tf J t 7 f S f J i

Fio. 161 a. Fio. 161 b.


Línea de corriente c, c, Linea de corriente e, t

Si se quiere considerar la diversidad de las pérdidas de cada linea de corriente, se


puede efectuar según lo dicho en el capítulo 55, y en el presente caso, según el pro­
cedimiento b, es decir, inclinando ligeramente la arista de salida.
Admitiendo ti = 2 ti y poniendo, en la expresión (25), los valores correspon­
dientes al filete medio, los cuales permanecen invariables, obtenemos Ci = 0,08
y ti = 0.16. A continuación se calculan, mediante la ecuación (26), los distinto»

F ig. 162. Variación del ángulo de Inclinación a y de la velocidad, a lo largo del canal
del difusor

valores de T¡k y ífüi (pudiéndose conservar c} = cjw + c\u = 48,6 mVseg1), yi


obtiene r, de la expresión (26 a). Los valores obtenidos del cálculo son los siguient'
Filete a b c d e
m = 0,765 0,802 0,840 0,867 0,897
r, = 0,270 0,266 0,261 0,257 0,252 m
Para el cálculo por puntos de cada filete se ha empleado en este caso la expre­
sión (13), página 263, puesto que los valores (cm)neto ya son conocidos, y se puede
fijar la variación de s' como una recta de unión entre los valores s[ resultante de
la ecuación (4) y s’t f» s. Para trazar las líneas w se precisa conocer, además de ic„
el valor final wv correspondiente al caso de álabes no afilados. Como para el filete
medio tt¡{tl — at) resulta con tr, = sí/sen j3„ igual a 1,10, tendremos:
wl = c,m/sen /3, = 1,1 (Cjm)neto/®®^
Ejemplo de cálculo de una bomba con rodete seiniaxial 283

f Los diagramas para el cálculo por puntos se han indicado para los tres filetes
ai. c, c„ e¡ e„ en las figuras 161 a y 161 b. Como se ve, la línea w se ha podido con­
servar siempre recta, sin que la arista de entrada en planta se separe sensiblemente
i déla dirección radial. Ello se ha conseguido eligiendo convenientemente la posición
inclinada de la arista de salida, aunque con ello se tengan que soportar ángulos
bastante agudos entre los álabes y las paredes de rodete. El álabe se representa en
las figuras 160 y 160 b. En estos rodetes rápidos se puede suprimir la pared lateral
exterior, con lo cual se disminuye considerablemente el rozamiento. En tal caso es
conveniente aumentar el espesor del álabe hacia el núcleo.
El difusor se representa en las figuras 160 y 160 b, suponiendo que los álabes
del difusor se inician muy junto a la periferia del rodete. Por esto el álabe del de­
fensor tiene doble curvaiura y ha de ser representado a base de las indicaciones
. que se darán en el capítulo 73.'Mediante las líneas a representadas en la figura 128 c
: se han calculado por puntos los tres filetes a4 ait c4 c„ e4 e„ empleando la expre­
sión (22), capítulo 73, después de haber fiiado la limitación exterior a base de la
P variación üe Cmpara el lilete medio. La variación de c obtenida de la ecuación (22 a)
[ capítulo 73, se ha indicado también, para hacer visible la conversión de velocidad.
La arista de entrada del difusor no se ha situado, en la sección meridiana, paralela
\ a la arista de salida del rodete, para evitar ángulos laterales agudos. El ángulo de
¡ entrada a„ es decir, el valor inicial de la linea a, se obtiene con la expresión (5), ca-
¡ pltulo 71. El valor de tg a, se debe calcular con arreglo a la ley de las áreas y con-
' siderando el espacio Intermedio. El valorfinal de la línea a resulta de la ecuación (17),
| capítulo 72, habiéndose admitido el valor de \¡>'i = 1,2.
i- En la proyección en planta del difusor representada en la figura 160 b se ve
i que tampoco la arista de salida está situada exactamente -sobré un plano axial,
r La variación de a se ha tomado de forma que lospurftdé del álabe, cuyo ángulo es
! igual a 90°, están situados en una misma sección de modelista (XIII), lo que facilita
la ejecución.
Respecto al gran ángulo a3, podrían tolerarse distancias considerables entre
los álabes guías y los del rodete ; además, el aumento de presión en el canal es sólo
escaso. Por consiguiente, la construcción indicada de los álabes guías puede simpli-
i íicarse y mejorarse corriendo el canto de entrada de los álabes guías aproximada­
mente hasta la sección axial 5. “"
Estos cuerpos de bomba se construyen generalmente'f>artidos, por lo que se
debe elegir el número de álabes del difusor de forma que los álabes, en planta, no

i
H. El álabe axial
El álabe axial posee, fundamentalmente, una doble curvatura,
por las mismas razones expuestas en los capítulos precedentes. En 1
cambio, tiene la particularidad de que las líneas de flujo corren para­
lelas al eje. Por esto mismo podrían trazarse según lo dicho en los capí­
tulos precedentes. Pero debido a que las líneas de flujo son paralelas
al eje y la forma de los álabes se asemeja corrientemente a las alas por­
tantes, que se ha demostrado es la más conveniente, queda justificada
la necesidad de que nos ocupemos especialmente en ella. Por otra
parte, cada día v^ adquiriendo mayor importancia.
La bomba axial para un caudal determinado es la menor de todos
los tipos de construcción, pero sólo puede construirse para alturas de.
elevación pequeñas. En el campo de números, de Vueltas específicos
suficientemente elevados proporciona también el mejor rendimiento,
pues limita al mínimo el rozamiento en los conductos y las secciones
de los canales son particularmente holgados. Por las razones que se
dirán en el capítulo 86, un caudal inferior al normal da origen, sin em­
bargo, a una rápida disminución del rendimiento.

58. Corrientes secundarias en el rodete axial


Siendo la limitación de las paredes, exteriormente el cuerpo de
bomba e interiormente el cubo, exactamente paralelas al eje, el dia­
grama de la corñente potencial de un liquido incompresible ofrece'
generalmente las lineas de flujo paralelas al ej^, de manera que
Uj = u2 = u y c0,„ = c3m = cm. Por tanto, las lineas de corriente
se hallan sobre cilindros desarrollabas sobre el plano, y las secciones de
los álabes se representan en el desarrollo según un haz rectilíneo
de álabes, de la cual ya nos hemos ocupado anteriormente en los capí­
tulos 10 y 19.
La utilización de cilindros para representar las superficies de
flujo no ha de hacernos perder de vista que, en particular, cada partí­
cula de líquido describe de hecho trayectorias que no pueden ser cir­
cunscritas a superficies cilindricas. Esto proviene, por una parte, de
que la corriente de paso se mueve en relación con el rodete según el
remolino — co, es decir, el remolino del canal, tratado en la página 125,.
cuyos recorridos /, dibujados en la figura 163, se hallan de nuevo sobre
planos perpendiculares al eje. Asi, las partículas del líquido adquiere-
componentes de la velocidad de dirección tangencial junto al cubo y
alrededor del cuerpo de bomba, mientras que en las partes restantes
Forma del álabe y grado de reacción

^inflmíenÓIJ es,ra. ^ * Sín embargo, estos procesos apenas pueden


iremolinos i r S ^ °S á ,abeS’ pUeSto que las tray«c‘orias de los
! la corriente de “ oomen la direccfó" a™ l

limite \n VÍT o f t b e t ^ o m e t a PT r e * de Una Capa


intensamente a los efectos de las
' íuefzas centrifugas que la corriente
; de paso, en razón de poseer toda la
velocidad de rotación del rodete. Por
^■consiguiente, es lanzada hacia fuera,
dando origen al movimiento secun­
dario / /, indicado en la figura 163,
semejante al que ocurre en los codos
de las tuberías (fig. 48). Esta influen­
cia (2) se refuerza todavía más, de-
bido a que la disminución de presión
><pie se produce en la cara de aspira­ F^ig. ^efcfCahal'del
. 163. Corrientes secundarias en
rodete axial
ción del álabe, crece al alejarnos del
,eje, relativamente a la caída de presión producida por la corriente a
is 'd e 'lfrn n ^ r011- ^ 111^ Ah' Según el capítul° 36>- E*tos .movimien-
s de !a capa limite representan una aspiración^ -lamisma, simi-
ir a laque ya hemos explicado anteriormente para el canal radial Son
K ™ ad°S f xPenmentalmente Y tienen come.consecuencia favorable
[acercar mas la comente real a la del líqyido'ideal (*). En lo* cálculos
ae puede prescindir de estas corrientes s e c u n d a r m ^ .^ ;t’' ’
'r
59. Forma del álabe y grado de reacción
Las diversas formas de álabe posibles se distinguen ventajosa­
mente por el grado de reacción r. En el caso de un rodete axial admite
.« tiene :eSI°n Partlcula™ « te sencilla (‘). Según la ecuación principal

en donde ü « ih = « (c3 „ - c„ „) (1)

Además, C3“ ~ C° “ = "’° " - “W 0 bien =

r = Hp ^ {Hp)th __ (wl — wp/2 g wl — w$


U (C3 u — c0 u )¡9 <¿U(W0U — W3 u)
>^*a.SeJa t1-* edicidn de este libro, ec. (12), náe 81

i s s j j j í r ' - « • ¡ a
‘“alogas observacionps hi™ r rvfí a ^ ue se consigue en el canal aerodinámico.
”(•)*‘fLnFS,eb“ “ ,t"'? <M1¿t-IÍn”tEAerídyn!C^^icb?lie94e6yn.t‘riS2)ChUn^,n “
lisertación. T e c h " .'H o 'c h íS S ^ H ÍS n o ^ m í) l'P°S con,Presores axlal“ -
286 El álabe axial

1> Tomando ahora componentes meridianas iguales en la entrada y


salida de la sección considerada del álabe, lo que se tiene casi siempre
tratándose de líquidos incompresibles y que en el caso de los gases
generalmente se realiza con suficiente aproximación, es (fig. 164) *
w§ — w¡ = w°5u — w¡u = (wou — w3 u) (w0 .t + w3u). 1
Por consiguiente,
1 wQ'u + u>3 II
r= •Jí?

■\rrni 1/2 fw... 4 - uu .1 = iü.. eos 5 - = iy„„ constituye la compo­


nente tangencial de la semisuma vectorial CA00 = w^ de w0 y wz\
por tanto, el promedio de la ve­
locidad de entrada y de salida
de la corriente del rodete. De
este modo se obtiene la expresión
sencilla -M
m
r = (2)
.
Esta ecuación es apropiada para
• ?-•>> —í¿---------------- -
%
■ conseguir una visión global. Consi
Fio. 164. Diagrama de velocidades del tituye otra manera de expresar lá
rodete axial .
•r ecuación (55), página 145, valed"
j.i v ra para cualquier dirección de entrada, pero limitada a ac = 90°. S
esto, el grado de reacción disminuye cuando el centro A de A0 A'3,
Tí;\
la figura 164, es trasladado hacia la derecha. Vamos a hacer es
más visible en los importantísimos ejemplos de ía figura 165, ordenad
según un grado de reacción creciente. Además, y al lado de los tri'
gulos de velocidades, se han dibujado los álabes correspondien
poniendo como base de los álabes del rodete la dirección de las ve.
1 cidades relativas y para los difusores la ‘dirección de las velocidad'
absolutas. En los diagramas de velocidad y en los dibujos de los f
bes se han supuesto las circunstancias que concurrenjm las bo;
y compresores, en los cuales A0 A3 = A cu = A wu es pequeño respect
de u (en cambio, en las turbinas de vapor y de gas los álabes está
muy curvados, por lo que A cu es generalmente mayor que u). Po
lo común, hay que prescindir de una ausencia de giro en la boca
aspiración, esto es, a0 * 90°.
En particular hay que decir lo siguiente en cuanto a la disposición
Caso I. u = 0, r = 0 : El álabe del rodete tiene la forir
de gancho característica para una presión invariable. Sin importanc
en las bombas. 4
Caso II. wootl = u/2, r = 1/2 : El punto AM está situado sol
la (perpendicular central sobre u. Los triángulos de entrada y salic
son congruentes. Por lo tanto, los perfiles de los álabes del rodete-
Forma del álabe y grado de reacción

Diagrama de velocidades Disposición


de los alaben

Inufrad)

Directrices

Bomba
Turbina Rodete

Difusor

Difusor.

Rodete

h -* ir-
. ^ • *3 ' ' • *.
Difusor

Ce
j y
A U, f
c
1

Difusor

Directrices

Difusor

Rodete

Diagramas de velocidades y de formas de álabes para cinco distintos grados


. de reacción
288 El álabe axial

del difusor pueden ser asimismo congruentes. A causa de que w0 = cy '


hay el mismo peligro de ultrasonido en ambos rodetes, y por ello
existe un mínimo (para un A c ju dado). Por ello se prefiere emplear;
compresores de varias fases.
Caso III. u > w oolí> ul2, pero Oo = 90°, c0u = 0, 0 ,5 < r < 1
Solamente aquí hay que conseguir una ausencia de giro en la boc
de entrada. De gran importancia en las máquinas de una sola4asei[
esto es, en las bombas hidráulicas, ventiladores, pero también se.
emplea en los compresores de varias f«^$. A /P ,
Caso IV. Wooll = u, a0 > 90°, cou = — cfu, r = 1 : Por consi-]
guíente, el difusor no ha de cambiar aquí el valor de la velocidad, sino
sólo la dirección; es, pues, un álabe de gancho (álabe inversor); se^
emplea aislado en el compresor (fig. 317). La inversa del caso 1. i
Caso V. wooU> u, a0 > 90°, c3 u = 0, t > 1 : En las máquinas J
de una sola fase, el difusor se dispone en el lado de la aspiración, en vez-
del de presión, en donde, por consiguiente, puede suprimirse.
Al pasar por r = 1/2, la velocidad máxima cambia de c3 a
Con un mismo valor de A c j u , todos estos dispositivos poseen, j
conforme la ecuación fundamental, el mismo coeficiente de presión.]
Después disminuye manifiestamente mucho el ángulo de desviación.
/?3 — p0 = 0 de los álabes del rodete al aumentar r, de modo que elj
álabe se hace más aplanado. Ello constituye otra razón por la cual i
no suelen usarse, tratándose de bombas, grados de reacción reducidos.]
Si se emplea en todos los casos el mismo 0, crece manifiestamente)
A c ju , y, con ello, el coeficiente de presión, al aumentan. Cuanto más]
elevado es el grado de reacción, ^ cambia menos de una a otra se(sj
ción del ala, y, por consiguiente, es más sencilla la unión de las di-j
versas secciones (que se trata en el capítulo 65).
Es, además, de importancia, que el mismo 0 (por consiguiente, eli
mismo perfil), al aumentar cm, esto es, con un aumento de cnJu, da ori
gen asimismo a un aumento de A c ju , por tanto, a un aumento del:
coeficiente de presión. En cuanto a la cavitación y al ultrasonido, losl
diversos tipos de construcción se comportan de una manera muy dis4
tinta. El perjuicio ocasionado por el ultrasonido es tanto mayor cuanto]
mayor sea w ju, o bien c^u, y además es mínimo con la disposición II.I

60. Cálculo de los álabes axiales


El cálculo se hace mejor partiendo del supuesto de la condició
r¡¡ra del cubo, que ha de mantenerse lo más pequeña posible, y d'
ángulo relativo de entrada de la corriente (}0a, junto al contorno ext
rior, para el cual se conocen valores óptimos determinados, según lo
dicho en la página 162. Entonces se tiene, según la ecuación (14 a)
página 161:
. _= i / ____ (3)
I n k ór w tg $Ó a
Cálculo de los álabes axiales 289

en donde k== 1 — (rj/rJ2, y el giro de entrada relativo <5P = w0Ju


viene dado por la clase de corriente que se considera (fig. 165).
! En cuanto a la configuración de los álabes es obvio adoptar el
procedimiento deducido en el capítulo Gfpara los álabes de doble cur­
vatura. Este procedimiento, que es el que primero vamos a considerar,
está en su lugar cuando la disposición mutua de los álabes es parecida
a aquélla, o sea, cuando los álabes forman verdaderos canales que obli­
gan a la corriente a un cambio de dirección tal que se corresponde con
i de curvatura de los álabes. Las condiciones para ello se cumplen
¡siempre, en los compresores de varias fases, lo mismo que en las bom­
bas hidráulicas, cuando la desviación apetecida A c ju es lo bastante
grande. El inconveniente de este procedimiento radica en que la
influencia del perfilado — es decir, del reparto de la curvatura
y del espesor — puede llevarse a efecto tan sólo con cierta aproxi-
macióií.
Tratándose de pequeñas desviaciones como las que se presentan
en los ventiladores y en las bombas hidráulicas de una fase, son a
jenudo necesarios álabes aplanados, los cuales han de disponerse con
tanta separación unos de otros, que los supuestos del cálculo basado
en la teoría unidimensional de los hilos de corriente son a veces menos
apropiados que si se toman por base las condiciones de las distintas
alas portantes en un espacio ilimitado. Este procedimiento) de cálculo
será tratado más adelante en el capítulo 67. Su punto débil radica en
a escasa libertad que concede para dar forrtia a los^áiabes, puesto que
as propiedades de los mismos (empuje, etc.), han de deducirse de la
experimentación. Esta dependencia de la experimentación existe
también en lo relativo a la consideración de la dis^antáá finita de los
¿labes entre sí. Esta manera de razonar sólo ftférelCe crédito en el caso
de álabes aplanados muy distantes entre sí, de que se hizo ya men­
ción anteriormente. No es recomendable en modo alguno para álabes
muy juntos como los requeridos por coeficientes de presión elevados,
de manera que aquí tienen sólo importancia para los cálculos comple­
mentarios de comprobación.
En los capítulos siguientes nos basaremos, por consiguiente, en el
írocedimiento expuesto en primer lugar, toda vez que también es
[ndudablemente el más importante para el constructor. Aquí se con­
siderará primero únicamente la linea central (el esqueleto) de cada
llabe como lo esencial, y sólo después se pasará al perfilado.
Según la ecuación (46), página 140, entre el trabajo de los álabes
del sistema de álabes infinitamente cercanos entre si y el trabajo
de los álabes H th existe la relación

-^thoo = #th (i + p)
bien, escrita en otra forma:

^ C U oo = A cu (1 + P)
19. Pfleiderer : Bombas centrifugas.
siendo
t¡L
P — y>' o bien = o bien = 0,16 y/ (4 b)
¿ tc e
sen Px + #2
1
Aquí e es la longitud axial del álabe (fig. 166). De acuerdo con los
datos de la pagina 142, el número empírico y' es mayor que en el
rodete radial lento. En el caso de una linea esquelética en forma de
arco de circunferencia, puede ponerse, de acuerdo con la ecuación (54),
página 142 :
...» rt 1 o\ n O\
—“ Ti/
(Otras determinaciones referentes a este punto pueden leerse en la;
página 308, del trabajo de Saalfed, antes citado). La exageración del .'
ángulo en el borde de aspiración no se toma generalmente en consi­
deración, esto es, se pone ^ = /?0. En particular parece que en los com­
presores de número de Mach elevado (wja > 0,7) toda exageración
de en sentido positivo o negativo es desfavorable (^.De esto resulta,
la posición contrapuesta de los ángulos d0, Pz> respecto de los ángulos.
P2 de los ¿labes, que puede verse en la figura 166 a. ¡P
La relación tjL ha de elegirse tal que quede garantizada la con-^
ducción de la corriente. Por consiguiente, t¡L, en caso de un cambio:
intenso de dirección /S2— Pv esto es, ante una acentuada con­
vexidad del perfil o un coeficiente de empuje £a grande (pág.'320),.
ha de ser menor que en el caso de un cambio de dirección moderado.:
Por lo tanto, los perfiles aplanados pueden estar dispuestos más lejos
unos de otros. Los perfiles curvados con una convexidad máxima
posible, como se necesitan en los compresores de varias fases, parecen
gozar de una relación favorable entre la anchura media del. canal
« l sen (px -f- /5a)/2 y la longitud L del álabe, cuando el valor es
am¡L = 0,4. De esto se deduce, por lo tanto, la siguiente ecuación para,
determinar tjL con k = 1/0,4 :
L • Px + Pz ( 6)
7 = ífsen • 2
o el número de álabes
r sen
z = 2 nk — Px +
0 P2 (7)

o bien con:
L — e sen Pi + P2
2

2**- (8);
e 2(*)

(*) Trans. ASME, vol. 7, pág. 14 (1951).


Cálculo de los álabes axiales 201

ecuaciones desde la (6) hasta la (8) se refieren a una linea de flujo


edia con un diámetro aproximado de rm = (ra + r,)/2. El reparto
e álabes, deducido de este modo, ha de considerarse, según lo dicho
rriba, como valor mínimo. El valor tíe ejecución puede ser considera-
lemente mayor cuando existe una pequeña carga de los álabes o un
an espesor en los mismos.
En la reja de álabes de las bombas existen limitaciones relativas
la magnitud del ángulo de desviación 0 = /?3 — /?0; por consiguiente,
mbién del ángulo /?2. Se añade a —AC^
ello la limitación a 90° del ángulo -AC„,—
deducida en la nádina 424. Tra- T.
ndose de álabes axiales hay toda-

F ig . 166. Alabe axial F ig. 166 oí 'Üiagrama de velocidades


tenlefidd en cuenta la separación finita
entre álabes

a la circunstancia de que éstos son particularmente^ensibles al des-


rendimiento, así como a la cavitación y ultrasonido. En la figura 166 b
han anotado también los valores de la resistencia en función del nú-
ero de Mach, con la convexidad://L copio parámetro (fig. 17 a) y con
índice de empuje invariable £a. Sfr-ve que la resistencia del perfil
umenta tanto más de prisa; ál'crecer el númeroíJ&'-Mách, cuanto más
urvada es la línea de esqueleto. Por esftf^ntr deben existir grandes
anchamientos del canal y, por tanto, ángulos de desviación 0
n elevados cuando se tiene un número de Mach elevado, mientras
ue aquéllos son tolerables en presencia de números de Mach medios,
figura 166 c muestra los valores de 0 en función de /?3 propuestos
r Howell para compresores de varias fases, con la relación t¡L como
“ámetro f1). Los valores han sido comprobados por Saalfeld (2), quien
ncontró cierta concordancia. Se advierte, además, que la desviación
iiede ser tanto mayor cuanto mayor es /?3 y menor t¡L.
Es preciso decir, además, que la bomba axial es mucho más sensi-
le que otras clases de bombas, si nos separamos de la forma óptima.
por ello que se requiere aquí el máximo cuidado en la fabricación,
endo indispensable una junta lo más pequeña posible entre el rodete
el cuerpo de bomba (3), como también precaverse en la entrada axial
ntra las corrientes secundarias. (Véanse ejemplos numéricos en

O A. R. H onvell y R. P. B onham : Proc. Inst. mech. Engrs. Lond., vol. 163,


ñas 233-248 (1950). Véase también H. H ausenblas : Konstruktion, vol. 4,
ñas 173-179 (1952).
(*) Véase la nota 1 al pie de la página 331.
(‘) Véase H. Marcinowski : Einíluss des Lauíradspaltes, MTZ, vol. 14,
guias 259-262 (1953).
292 El álabe axial

los capítulos 63 y 115; cálculo de los álabes guías, en las pági­


nas 317 ss.)
Cálculo de los álabes a base de la teoría potencial. Habida cuenta
de que en el desarrollo de las distintas secciones se trata de un haz
rectilíneo de álabes que reciben paralelamente la corriente, se ha
intentado repetidas veces crear un procedimiento práctico de cálculo,,
considerando la corriente como una corriente potencial.
Para perfiles en arco de círculo poco curvados, F. Weinig (x) de-'_
terminó los ángulos de desviación /20 — — /S3, a la entrada y a la ^
salida respectivamente, para el-
caso de no existir rozamiento, i
disponiendo los resultados en una
serie de curvas. Su aplicación a
SO'r

>30

20

roo HO 20'
Fxg. 166 b. Influencia de la curvatura de Fio. 166 c. Valores recomendables díl
la línea de esqueleto y de la resistencia C® ángulo de desviación S = 0, — 0„ ea
del perfil, al crecer el número de Mach. El función del ángulo de salida 0„ para bom­
coeficiente de empuje Capermanece invariable bas axiales de elevado coeficiente de pre­
sión, en especial para compresores axiales
multicelulares, según H owell

la corriente real se haría independientemente de la suposición del


coeficiente experimental y>’ de la ecuación (4). En contra de este pro­
cedimiento existen los siguientes reparos :
1. La consideración de la desviación a la entrada da, com
demuestra la experiencia, una entrada demasiado estrecha y, por
tanto, un caudal demasiado pequeño, puesto que la contracción d
entrada exige un fuerte aumento de la anchura de la misma sobre el
valor teórico. En los rodetes axiales, ocurre con frecuencia, al no con­
siderar la desviación de entrada, que el caudal de paso resulta dema-

(l) F. W e in ig : Die Stromung um die Schaufeln von Turbomaschinen


Leipzig : J. A. Barth 1935, fig. 81, pág. 100 ; además, Jb. dtsch. Luftfahrst
forsch. 1941, pág. 158. H. S chlichting en VDI.-Forschungsheft 447 señala "
nuevo procedimiento.
Relación de cubo, coeficientes de presión y de gasto 293

siado grande (en el ejemplo anterior se ha dejado de considerar el


•estrechamiento de álabe por esta razón).
2. La desviación efectiva a la salida es en realidad mayor que
•en la corriente potencial, a causa de los efectos de viscosidad, capí­
tulo 20 b). En consecuencia, se obtienen ángulos de salida demasiado
pequeños y, por tanto, alturas de elevación menores.
Es evidente que existe la posibilidad de compensar el primer
inconveniente utilizando solamente el valor obtenido para la desvia­
ción de salida y calculando el ángulo ^ a partir de /?0, tal como se hizo
en el ejemplo numérico. Podemos también adaptarnos a la experien­
cia, que demuestra que la desviación teórica de salida se realiza con
un coeficiente obtenido experimentalmente. Con todo ello no obtene­
mos ninguna ventaja sobre el procedimiento anteriormente empleado,
no siendo todavía suficientemente amplia la experiencia. Pero nada
se ha ganado con ello, respecto al procedimiento antes aplicado. Por
lo demás, de momento faltan datos.

61. Relación de cubo, coeficientes* de presión y de gasto


Como, según la ecuación (1),
gH th gH th
Ac„ = (8 a )
Cío
la desviación J cu aumenta desde la periferia hacia el cubo, creciendo
.con ello también el ángulo de desviapiórf <9 = — /30, puqs Hth ha
"de mantenerse igual para todos- lds’filetes, y r disrjujiuye*. En el borde
exterior existe, pues, un álabe muy poco cnfvadol fen cambio, hacia
el cubo aumenta mucho la curvatura del álabe, de modo que crece el
ángulo (12 del álabe. Cabe aclarar este hecho considerando que la pre­
nsión de junta disminuye de fuera a dentro, a causa de la rotación de la
corriente. Mientras que en la parte exterior se forma el álabe de sobre­
presión plano, en el interior (por lo menos si hay ausencia de giro)
podría llegarse a un auténtico álabe de presión uniforme; por consi­
guiente, al álabe de gancho con /?2 > 90°, con tal de elegir el diámetro
del cubo lo suficientemente pequeño.
j¡ a) Relación de cubo máxima admisible. En el capítulo 86 se
mostrará que en las bombas helicoidales o en las axiales (con entrada
Tpendicular) el ángulo de álabe /?2f, junto al cubo, puede ser como
áximo igual a 90° si no se adopta en toda la longitud del álabe el
abe de gancho con /?2 > 90°. Este último tipo de álabe está todavía
co investigado como álabe para bombas 0), y, por tanto, no nos
auparemos en-él en lo sucesivo.
Si se toma el ángulo fi2i = 90° como el ángulo máximo, entonces
s valores correspondientes de la relación de radios rjr¡ (fig. 167)
ueden ser determinados, según demuestra el examen que sigue, im-
(l) Véanse las investigaciones de Fr. G rager y R. K retschmer : Jb. Braun-
ehweigische wiss. Ges., vol. 5, págs. 69 ss. y 85 ss. (1953).
294 El álabe axial

portante para rodetes con un coeficiente de gasto <p grande, a ca


de que es necesario un ángulo /?2 grande. Entonces rf es el valor mínim
admisible, y rjr¡ es, por lo tanto, el valor máximo.
Si no hay giro a la entrada, por tanto, si c0u = 0, y en la super­
ficie de flujo de radio r¡ del cubo /?2 = /?2í =90° (por consiguiente,
c2u — c2ui — ui = Hw)> entonces se tiene: •*£
-
^thoo — —T" (9)

de donde se deduce para el valor mínimo de r¡:


<jH. th o o 9 H t h oo
ñ = (9 a)
w‘ (jt n/30)2
Teniendo en cuenta que la superficie atravesada por el flujo ha de
abarcar el caudal V', por tanto,
V' V'
* « - « ! > - i j = i 7 = ; 1/27 »
entonces, por otra parte, es:
• r2 V'
-f= l +
e n rf |/2 g H

Sustituyendo aquí r2 en el miembro de la derecha por la ecuación (9 a)


y utilizando al propio tiempo el hecho de que, según la ecuación (4),
Hthoo = #th (1 + P) con pif en vez de p [en donde p, resulta de la
ecuación (4) para la sección cilindrica junto al cubo], se tiene el valor
máximo de fo/r,-:
nr¡h n2 V'
PH = l + T7Tn=
t i l máx 900 ]/ 2 g'l* (1 + pd e H '1*
o bien, reuniendo todos los valores numéricos y aprovechando
n2 V///*/. = n\:
(¿A* __ , , 0.8 Vh i ng \2
U iU x [(1 + P i)e U00 /
Conforme la ecuación (15), capítulo 29, puede ponerse e = 0,034
[(VVT) tg P0a] ‘\ en donde k = 1 — (rf/rj2. Después de una peque*
transformación se llega a la siguiente relación entre el valor máxim
posible de rjr¡ y nq :
N_
c:

í 1.09% V'- 1 |
Cr

( r“ T i[( M ^máx - i \1 + P¿/ tg/30a (100/


De aquí puede obtener para cualquier r^/r,- el valor mínimo corr*
pondiente de nq.
Relación de cubo, coeficientes de presión y de gasto 295

•> La valoración de esta ecuación aparece en la figura 167, en donde


.(rJ ri)m&x está expresado en función de nq, en el supuesto de p¡ = 0,25,
nh = 0,85. Las tres curvas son valederas para los áugulos B^, = 10°,
;20° y 40°, siendo preciso recordar a este propósito que, tratándose de
agua, hay que tomar los valores bajos, y en caso de gases, los valores
altos de fioa (*). Según esto, la relación máxima de cubo es una función
del número de vueltas específico. Según la figura 167, el diámetro del

íio. 167. Relación máxima admisible de radios ra/r¿ (coeficiente de presión ymáx má-
pmo posible) y coeficiente de entrada e en función del número de vueltas especifico n„,
con poa como parámetro v
I'
cubo puede ser tanto menor cuanto mayor es el número de vueltas
specífico. De todós modos, es fácil ver que basta una rapidez media
para que ya sean necesarios grandes diámetros del cubo. Por esto en
la bomba axial el número de vueltas especifico no puede bajar más allá
ie cierto límite (por ejemplo, nq = 80), si se quieren evitar álabes cortos,
poco ventajosos. Por otra parte, al elegir la relación de radios r jr h
£s recomendable permanecer algo por debajo de los valores de la fi­
gura 167, al objeto de que no se llegue por completo al ángulo /?2 = 90°.
De todos modos, basta que la diferencia respecto al valor límite de
'Jrr sea pequeña, toda vez que pequeñas disminuciones de rjr¡ dan
¡ra origen a grandes variaciones de ¡}2.

i (*) En los álabes axiales para bombas ha de procurarse que el ángulo Soa sea
incluso menor que en todas las otras clase de álabes, a fin d e evitar el desprendi­
miento. Con ello se hace también más fácil conseguir números de vueltas específicos
nás pequeños (pág. 319).
296 El álabe axial

Si existe un giro de entrada K0, la relación de cubo será menor1


o mayor, según que K 0 sea positivo o negativo. Los rodetes que tienen,
un difusor previo de sentido contrario pueden ser fabricados con unj
cubo más pequeño.
b) El coeficiente de presión. Las deducciones anteriores han
sido efectuadas en el supuesto de un ángulo 02i, máximo posible, junto
al cubo, y por esto hacen posible indicar el valor máximo del coefi-j
cíente de presión. Éste se refiere siempre a la velocidad ua de la peri-^
feria del rodete ; por tanto, en fórmula,
2 gH
W =

de manera que (además del grado de reacción y del giro de entrada)]


tiene influencia la relación de radios r jr lf pues la altura de elevación]
asequible depende, en realidad, de la velocidad tangencial mínima M
existente ut = r, cu. El coeficiente de presión que se alcanza 'junto,]
al radio r( importa con — 90°, de acuerdo con la ecuación (9), la

relación y>¡ = y» Oo/r,)2. Después de un cálculo sencillo se obtiene paraj
el coeficiente de presión referido al perímetro más externo:
2 r]h
Wmáx = |H > §
£ )< ■ + *
En la figura 167 se han representado, por medio de esta ecuación,*
también los valores del coeficiente de presión máximo posible y>, i
función de nqf para los mismos parámetros citados anteriormente. Se ve;
que el coeficiente de presión es menor que en las bombas radiales, loí f
cual puede explicarse sin dificultad por la existencia de pequeño
ángulos /?2 en el extremo del ala. Sólo se obtienen coeficientes de presiói
grandes con un número de vueltas especifico pequeño, ligados a
gulos grandes (1QCL.
Con p¡ = 0,25, r]h = 0,85, se sigue de la ecuación (14):

Wmáx = É36 (14

Hay que tener en cuenta que la velocidad admisible en la peí


feria ua de las bombas axiales no depende de la solidez del rodé!
sino casi exclusivamente de la cavitación o del límite del ultrasonú
(páginas 181 y 196), y una vez más el coeficiente de giro relativo
ha sido igualado a 1 en la consideración anterior) ejerce aquí u‘
influencia considerable. Es por ello que la velocidad tangencial ap'
cable no puede generalmente predecirse (cap. 115).
Por estas razones, en las bombas axiales el coeficiente de p
sión y no tiene mucha importancia. Tampoco proporciona fundamen.
fidedigno alguno respecto a la altura de elevación que pueda es]
rarse, de modo que en la actualidad se tiene poco en consideració
Proyecto y perfilado del álabe 297

c) El coeficiente de entrada e, una vez determinada la razón


ralr¡, puede calcularse a partir de la ecuación (15), página 162, haciendo
allí A- = 1 — (ri/ra)2. Se utiliza, adpmás, el coeficiente de gasto
i cm
(P = —

Ambos valores quedan determinados para cada nfl, una vez supuestos
'/?oay ór. En caso de una entrada sin giro, esto es, <5r = 1, es manifies­
tamente cp = tg /?oa. Tratándose de una corriente de agua, tiene gene­
ralmente validez el límite de cavitación correspondiente a un ángulo de
entrada óptimo /50a¡*> 17°, y tratándose de un compresor, el limite
de ultrasonido, con una dirección de entrada del flujo /?oa = 32 hasta
~Q. En ausencia tanto de cavitación como de ultrasonido, y procu­
rando que sea pequeña la pérdida de álabe, es necesario asimismo
jan ángulo grande (}Qa & 35°.
Un aumento ulterior del ángulo ^oa tiene, en verdad, la ventaja
de implicar un mayor coeficiente de presjón-y-'ménores dimensiones,
pero también la desventaja de un nüfííéro de Mach más elevado (lo
cual, de todos modos, es sólo de importancia tratándose de grados de
compresión elevados).
En una máquina axial existen relaciones,.particülarmente sen­
cillas, relativas a las características, .(JesproVistas de dimensión.
El coeficiente de entrada .vale :

£= (15)
-
(demás, se calcula con A = 1 — (rf/r-):

haciendo en la ecuación (15) ua = ra (nn)¡30, el número de vueltas


álfico :

n, = ^ ( 2 ^ l / T ^ = 1 5 7 ,8 ^ g (16)

amanera que del diagrama 9?, rp, puede deducirse también el nú-
ro de vueltas específico cuando es conocido el estrechamiento A dé­
lo al cubo.
.*
62. Proyecto y perfilado del álabe
Las líneas de esqueleto de la sección del álabe han de ser continuas,
wefiere un trazado en arco de circulo o de parábola cuyo extremo,
co curvado, se encuentre en la arista de salida. La unión de varios
298 El álabe axial

arcos de círculo es poco recomendable, a causa de la sensibilidad


la corriente ante una variación discontinua del radio de curvat
Por el contrario, es bastante frecuente emplear un solo arco de circula
y su radio es entonces (fig. 168):

Q=
2 sen h

O con ^2 fil
2
(17)
COS ^ — COS @2

Alabes discontinuos (fig. 172 á


Cuando existe una gran desviación son ventajosos por su comporta
miento al desprendimiento, con un caudal inferior al normal (pág. 3C
pero el rendimiento baja un poco en el punto óptimo (*).

qost

qaa
qow- qow qov J La escala de Cu,
qeu enuA— eí distinta de la de
n0" los otros dos dlalramut
W» fin
Posición Posición
de Ma . / de - / qoi\
Posición
de Ma « i
CrW

A2

Á cl
q* qs qt V Ü q¡ 43 qv V V V V 4* 45 qs 47 41

Tía. 169. Influencia de la situación del espesor máximo del perfil sobre la resistencb
del mismo, en perfiles simétricos, al crecer el número de Mach. Corriente bidimensio
(Deutsche Versuchsanstalt für Luftfahrt). Relación d¡L = 12 %. Posición del esp
máximo a 30, 40 y 50 % de la longitud del perfil, a partir de la parte anterior del i

Pueden construirse los álabes con un espesor de paredes (es decir


de chapa) invariable. Cabe también perfilarlos. En tal caso, se aumen"
el espesor de las pared en la parte central, como en los perfiles estu
diados de ala portante, y se reduce hacia los extremos, de modo qu
tengan, en su parte anterior, un buen redondeado y terminen af'
dos en su parte posterior.
(l) Voith-Werbeschrift, n.° 1165. Das Versuchswesen der Maschinenfat
J. M. Voith, pág. 24. — Numachi : Forschung, vol. 13, pág. 218 (1942).
Proyecto y perfilado del álabc 299

í' En las bombas, el espesor máximo se sitúa, por lo menos, a un 30 %


de su longitud, a partir de la cabeza del perfil. En particular en los
.casos en que hay que precaverse de. Ja cavitación o del ultrasonido,
es recomendable aumentar a un 40, ó hasta un 50 %, la posición
hacia atrás del espesor máximo. En el esquema de la figura 169 apa­
rece la cuantía del coeficiente de resistencia Cu>relativo a tres perfiles

Fio. 169 a. Dos perfiles con el espesor máximo muy retrasado (Perfiles laminares)

"erentes, en función del número de Mach (1), y utilizando el coefi-


iente de empuje £a como parámetro [£„, y í a están definidos por las
ecuaciones (35) y (36) de la página 320]. Es patente la utilidad de una
sición muy atrasada del espesor máximo para, un -número de Mach
perior a 0,7. >
En la tabla siguiente figuran los valores del semiespesor y, en
nción de su distancia a la cabeza del perfil, medidas ambas longi-
jdes en centésimas de la longitud L del perfil (fig. 17¿), para algunos
Je los perfiles laminares de forma simétrica (línea'de esqueleto recta),
esarrollados por la NACA (2).
Perfiles laminares

NACA-perfil-núm. 16-006 16-009 — 65-010 66-006

y y y y y
0 0 ■ 0 0 0 0
1,25 0,646 0,969 0,717 1,124 0,693
2.5 0,903 1,354 0,956 1,571 0,918
5,0 1,255 1,822 1,310 2,222 1,257
7.5 1,516 2,274 1,589 2,709 1,524
10,0 1,729 2,593 1,824 3,111 1,752
15 2,067 3,101 2,197 3,746 2,119
20 2,332 3,498 2,482 4,218 2,401
30 2,709 4,063 2,852 4,824 2,782
40 2,927 4,391 2,998 5,057 2,971
50 3,000 4,500 2,900 4,870 2,985
60 2,917 4,376 2,518 4,151 2,815
70 2,635 3,952 1,935 3,038 2,316
80 2,099 3,149 1,233 1,847 1,543
90 1,259 1,188 0,510 0,749 0,665
95 0,707 1,061 0,195 0,354 0,262
100 0,060 0,090 0 0,150 0
Radio de la parte
terior del perfil 0,176 0,396 0,240 0,666 0,223

0) De gran número de experiencias de la Deutschen Versuchanstalt für


ftfahrt (B. G ó t h e r t ) . — Véase J. aeronaut. Soc., vol. 50, n.® 432, pág. 911
946).
• (») NACA Rep., n.® 460 (1933); 492 (1934); 824 (1945), Washington.
í
300 El álabe axial

De estas formas de perfil se pasa a las lineas de esqueleto curvas


conservando el reparto de espesores. La relación de espesores pued'
modificarse multiplicando los valores de y por un factor constante
para acomodarse a circunstancias eventuales. En general, es de not
que el espesor ha de ser pequeño : si es posible, no mayor que el 10 %
de la longitud del perfil. La posición del espesor máximo parece se"
más favorable cuando no rebasa el 40 % de la longitud total.
La magnitud del radio de la parte anterior del perfil puede variar
dentro de estrechos límites, pero hay que tener en cuenta que, aunque
los radios pequeños reducen la sensibilidad para el ultrasonido, en.
cambio, acrecientan la susceptibilidad a los choques. Es natural que
el carácter del perfil laminar varié más o menos por la curvatura de
la linea que forma el esqueleto. Por esto no puede esperarse que todas
las buenas cualidades del perfil laminar se conserven intactas. (El
final aguzado del antepenúltimo y del último de los perfiles arriba
mencionados no tiene objeto por razones de fabricación, razón por la
cual se modifica convenientemente en la práctica.)
El perfilado trae consigo ciertas ventajas sobre el redondea­
miento, en caso de placas delgadas a distancias lo bastante grandes
de los álabes y en presencia de números de Reynolds elevados»
Lw %
Re = -----—. Con Re » 80 000, el límite debiera hallarse, poco más o
v J
menos, en el lugar en donde la capa límite se hace turbulenta al des­
prenderse de un ala portante (**) (págs. 320 y 328).
Por lo tanto, con números de Reynolds pequeños y álabes muy
juntos, un álabe de plancha tendrá tal vez algunas ventajas. Es muy
importante rebajar la sensibilidad al choque de entrada por medio
del perfilado.
Hay que tener en cuenta que el trabajo se modifica notablement
por el perfilado; en especial, el trabajo de los álabes en las bombas dis
minuye (en las turbinas aumenta) (*). En los perfiles aplanados de
escasa inclinación y muy juntos, esta influencia del espesor es bastante
considerable. En cada caso hay que proceder de acuerdo con la expe­
riencia.

63. Ejemplo numérico de cálculo de una máquina soplante


Ha de proyectarse con el número de vueltas menor posible una
máquina soplante para alimentar un motor Diesel de 1 hasta 1,2 ata.
con velocidades de c¡ = 50, cn = 60 m/seg, en los tubos de aspira­
ción e impulsión, 20° C de temperatura exterior, y con una corriente
de aspiración de 1,3 m3/seg.
El caudal supuesto en el cálculo será, aproximadamente, un 5 %
mayor que el que debe dar la máquina, de manera que V '=l,36 m3/seg
(•) B. E ck : Techn. Strómungslehre, 3.» edición, Berlín-Gotinga-Heidelberg
Springer, 1949.
(*) P. R uden : Untersuchungen über einstufige Axialgebláse, Luftfahr
Forsch., vol. 14, págs. 325 y 458 (1937).
Ejemplo numérico de cálculo de una máquina soplante 301

La altura de elevación H = hüd -f (602 — 502)/2 g, porque, según la


ecuación (12 a), página 14, ha¿ = 1610 m (o bien, según la figura 313,
página 468, hadJTt = 5,5); por consiguiente, /iad = 5,5-293), H =
1666 m. {i
El número de vueltas menor posible implica el mínimo de vuel­
tas específico para el rodete axial. Elegimos nq = n]/ \¡H*U = 90,
jji, = 330), con los que
H'i» M 1666*'*
n — nQ—= = 90 - .. ■ = 20 000 r. p. m.
Vv y iM
correspondientes a w = n n ¡30 = 2100/seg.
A fin de que la relación de radios r jr it cuyo valor máximo ha de
deducirse de la figura 167, a pesar de la lentitud específica, no sea
demasiado pequeña, y con ello no resulten los álabes excesivamente
|cortos, el ángulo de entrada de la corriente /90a será elegido, no igual
al valor óptimo de unos 35°, que, por lo demás, es lo corriente en los
'compresores, sino de unos 17° (lo que trae consigo, como es natural,
una disminución del rendimiento). Así, resulta de la figura 167, aproxi­
madamente, (ra/r,)máx = 1,42. Para tenef*f%] menor que 90°, se eligió
Tjr¡ = 1,38. Con este valor se sigue de la ecuación (3), página 288,
puesto que k = \ — 1/1.382 = 0,475, <5r = l, ra = 0,1127 m = 112,7 mm,
Con lo que rt = ra¡1,38 = 81,6 mm y cm = =^72;0 m/seg.
[Comprobación: cm = e |/2 gH con e .de-la ecuación (15), de la
íágina 162 (x).]
Para determinar el número de álabes se considerará primero la
línea de flujo medio, cuyo r a d i o ^ se estima (2) en^.v cv-
r2 _i_ r2
y = 98,4 mm,

de donde um = rm oj = 206,5 m/seg, tg /90 = 72/206,5 = 0,3485. El


estrechamiento de los álabes en estos rodetes puede considerarse com­
pensado por la desviación de entrada ; por lo tanto, e s :
/?„ = & = 19° 13'.
Como H th = H¡r\h = 1962 y p = 0,4, resulta en este supuesto
fílhoo= 1,4 • 1962 = 2750 m ; por consiguiente, c2u = g-2750/206,5 =
131 m/seg. Despreciando la influencia del estrechamiento a la salida,
causa de su pequeñez, entonces se tiene tg ^ 2 = cm/(u — c2u) =
= 72/75,5 = 0,955, /?2 = 43° 40'. La longitud axial media e podrá
ser elegida 25 para rm¡4. Así, según la ecuación (8), capítulo 60,
r sulta z = 18,5, y redondeando, 19.
Los álabes pueden construirse embutidos con plancha de dura­
luminio de 2 mm de espesor. Con todo y estar por encima del límite
0) Desde el momento que k y (Joa son conocidos, cabe una comprobación de
la proximidad a la velocidad del sonido. El índice de sonido S = n* V/ff a’ se calcula
con a = 348 m/seg, S = 27,8, de donde la figura 118 con = 17°, nos da un mi­
nero de iMach inesperadamente grande: 0,74.
(’) Podría tomarse asimismo rm = (r„ + r,)/2.
x li aiaue axiai

del número Re, indicado en la página 300, por debajo del cual sonj
indicados los álabes de plancha (para el abaratamiento de la fabri­
cación), hay que renunciar al perfilado. i.
Debido a la poca longitud radial de los álabes, sólo es necesario)
calcular las secciones de los mismos según los tres radios ra, rm,

Fie. 170

-4 —

S e c c ió n A -B

_______ i________

Sección CrCi

Sección br bj i

1
, A,
Sección
7?t
X 19 álabes

A—w —
Clua
s
h

F ig s . 170-170 5. Figuras relativas al ventUador helicoidal del ejemplo numérico del


capitulo 63
F ig . 170.Sección longitudinal, a. Sección del álabe. b-d. Representación gráfica'de
un alabe por sus secciones cilindricas y de modelista 1 a 6. e. Fijación del álabe.
/ y g. Triángulos de velocidades a la salida del álabe para los radios interior y exterio

como se hace en la tabla siguiente. En todos ellos se ha puesto


nh = 0,85; por tanto, Hlh = 1962, como más anteriormente. Se procur
que desde el cubo e vaya disminuyendo algo hacia fuera, y esto, en
parte, por razones de acabado, y, en parte, porque ya de por sí los ála­
bes están demasiado juntos en la periferia. t¡L no debiera ser mucho
mayor hacia fuera que en la proximidad del cubo. En el caso pre-:
sente, los álabes se han formado con arcos de circulo con los radios
indicados en la tabla en q.
um uuau uc cíucuiu ue una maquina soplante 303

Cálculo de los perfiles de los álabes

Sección del perfil


Kilm. Reí. Dim. Calculado según
t;
tí II III
. 1 r m 0,0816 0,0984 0,1127
.2 u m/seg
= rw 170,9 206,1 236,0
[3 tg /?. — = cm¡u 0,4215 0,3492 0,3052
4 Po grado
hasta 3 22,85 19.26 16,98
' 5 Pi grado
= y?0 aprox. 22,85 19,26 16,98
c¡ u m/seg
= 9 H&lu 112,5 93,3 81,45
f 7 tg 0fí — = CmHu---C,*"i 1.2335 1.638 0.4658
M Pi grado
hasta (7) 50,97 32,53 24,98
9 P> grado
> /?, aprox. 70 * 45 35
LIO V>' — = 1,1 (1 -f sen j5,) se­
gún ec.(5),pág.290 2,133 1,878 1,730
11 e mm elegido 30 25 22
^12 P — = y ' r/z e 0,305 0,389 0,4665
rl3 Ctu m/seg — Cl U(1 + p) 146,9 129,6 l í 9,4
14 tg Pi — = cm/(u — C, u) 3,000 0t9415 0,6173
15 P, grado hasta (14) 71,56-.- r Ia 43,28 31,7
H.
i Comprobación
'16 V = 1,1(1 + sen /?,) 2,143 1,854 .1,678
:« P = y ' r/z e 0,3067 .0,384 •" 0,4524
18 Cj M m/seg =e,u(1+p ) 147,0— 129,13. 118,30
19 tg/?i = c»»/(u — ci«) • 3,012 -0,9354 0,6117
í-20 0. grado hasta (19) ’ 7i,64 34,088 31,454
>21 L mm = e/(sen (/J, + -• >40,85 48,30 . '53,64
: 22 e mm según ec. (17) ‘ 49,43 ,, lí6,-9$>" 212,89
L23 1¡L = 2 r jtfz L 0,661 0,674 0,695

j La comprobación del ángulo de desviación obtenido /?3 — /?0, to­


mando por base la figura 166 c, muestra que aquellos valores son lo
gastante aproximados. Esta comprobación puede completarse calcu­
lando por medio de la ecuación (44) o de la (46 a), de más adelante,
^coeficiente de desviación £a (L//) o el coeficiente de empuje £a, com­
parándolos con buenos valores experimentales. [También podría te-
en cuenta la diferencia de pérdidas en las distintas líneas de
lijo, de la manera tratada en el capítulo 55, haciendo r¡h en las diver-
l*<' secciones cilindricas, de acuerdo con la ecuación (26) que allí
ra.]
Las secciones de álabe se han dibujado en la figura 170. Se reúnen
n una superficie, de tal forma que sus centros de gravedad estén
¡tuados sobre un mismo radio, con lo cual la fuerza centrifuga no
a origen a ningún esfuerzo de flexión. Esta última condición es tam-
¡én conveniente que se cumpla en la superficie de fijación. En las
guras 170 b y d, se han dibujado las secciones de álabe que no son
pprescindibles. El álabe de Dural de 2 mm es suficiente para la re­
gencia, debiéndose comprobar ésta con arreglo a lo que se indicará.
304 El álabe axial

en las figuras 288 y siguientes. No existe peligro de vibración,


decir, resonancia entre la vibración propia y la rotación del eje.'
La unión de los álabes con el cuerpo del rodete, cuando se tra
de velocidades tangenciales moderadas, se efectúa por simple sold
dura. En la figura, el álabe está fijado de forma que su pie está int“
ducido en el cuerpo del rodete y disponiendo piezas de separación
como es corriente en las turbinas de vapor.
Los nervios axiales que están dispuestos a la entrada actú
como directrices. Para difusor de salida se ha adoptado una cóma
espiral, por ser posible esta disposición para el número específico
vueltas presente y la salida favorable del aire. Si el número de vuel
específico fuese bastante mayor, los perfiles de la espiral result
demasiado anchos, por lo que serían necesarios álabes de salida,
cálculo de los cuales debiera efectuarse según lo indicado en la p
gina 318 ó 319.
Dado el número de vueltas específico del ejemplo, seria po':
adoptar el rodete semiaxial con arista de salida inclinada con reía
al eje, descrito en los capítulos 56 y 57. Sin embargo, sería de
difícil construcción, por lo cual no se fabrican a pesar de tener cu“
características muy favorables. Sin embargo, tratándose del agua,
usa con frecuencia.
En el anterior ejemplo de cálculo se ha elegido la limitación
cubo paralela el eje. Siempre que sea posible, se tomará inclinada, co
se indica en los capítulos 64 y 115 con más detalle. Si es coaxial, la p
tección anterior del cubo se construye semiesférica (l).
La anchura de la junta entre la periferia del ala y el cue
de bomba ejerce una influencia muy considerable en el rendimiento
estos rodetes lentos, por ser cortos los álabes. Por esto es recomendr
ble acercarse lo más posible al valor mínimo permitido para la se
ridad de funcionamiento [ec. (74), pág. 100].
Reducción de /?2Í. En el caso de no tener que conceder al co
cíente de presión valor decisivo alguno, como en el ejemplo numéri*
se aumentará el número de vueltas, con lo cual no sólo resulta
pequeño /?2Í, sino que rjr¡ puede aumentarse. Ambas modificado
mejoran el rendimiento, siempre que el número de Mach w0Ja,
crece al propio tiempo o, bien el índice de sonido S = n2 V¡k a3, nq
acerquen demasiado a los valores límite superiores.

63 a. Consideración de la variación de volumen


a) Aumento de volumen a la entrada. El cálculo ha sido ya e
tuado en las páginas 207 y 225. Tiene sólo importancia con núm
de Mach cja superiores a 0,4, valor que en el ejemplo antes propu*
no es alcanzado todavía. . .,
______
(l) Véase B. E c k e r t : Neuere Erfahrungen an Uberdruck-Axialgeb'
Z. VDI, vol. 88, págs. 516-520 (1944).
Consideración de la variación de volumen 305

E’ d) Compresión en el rodete. A pesar de que en las máquinas


ixiales parece que no suele tenerse en cuenta, queremos poner, no
bstante, de relieve su influencia, bajándonos en la máquina soplante
intes calculada. La regla de Prandtl (págs. 90 ss.) no puede ya apli-
iarse aquí por la acentuada curvatura del perfil. Por esto fue seguido
J camino ya emprendido en el capítulo 46, página 225, pero es nece­
ará0 tener en cuenta que la compresión es distinta en cada superficie
e flujo, disminuyendo precisamente de fuera a dentro.
Según la ecuación (22), capítulo 46, c, la relación de volúmenes
^mediatamente detrás del rodete y en el tubo de aspiración es, para
1radio r :
vz _ 1 -f- A t ^ / T j
v1 * •• (18)
(l + r¡t A tJT,)— 1

— TU 1 + ¿4 t J T j
(18 a)
1 1+

el volumen Vj debe existir para la velocidad Cj (o sea, que no debe


erirse a la velocidad 0, donde es menor), se tendrá_^>. -
= ^ -(c § -c ? )/2 g _
Alo = — --- — ---- i'1: J 1
2g
-///“ y /,qs
427 cp ,„r 4 ZT c, (I9)
esta ecuación, c3 u =
otro, mientras que
ndiente a la compresión, que es igual p
culo se procederá suponiendo el valor
dio resultante (ojo,)„, y con ello tam-
n ca m = Co(vM m » aproximadamente
menor que c0, efectuando el cálculo
los filetes de corriente considerados,
s se supondrán paralelos al eje. Enton-
la ecuación (18) nos da, para todos-los
tes considerados, los valores v3Jvlt que
Fio. 171. Variación de las
'an poco entre sí, lo que -facilita la fija- lineas de corriente a conse­
de un valor medio suficiente exacto. cuencia de la compresibilidad
I reiteración del cálculo es necesaria
cuando los resultados se separan mucho del supuesto, ya que
arte correspondiente a c |m de la ecuación (19) es pequeña.
obtendremos los ángulos (]2 corregidos mediante la expresión
a)corr = Jjklvi)tg P 2- Se pueden calcular también directamente
¿do de c3m, puesto que c3u permanece invariable.
Aplicación al ejemplo numérico del capitulo 63. Sí elegimos
ximadamente, en vista de la relación de presiones existentes,
p/)m = 0,92, c3m = 0,92 c0 = 0,92 •72 = 66,2 m/seg, tomando, ade-
• Vi (< Vid — 0,75, H l = 1666/0,75 = 2222 m, y ponemos 427 cp,
. P f l e id e b e r : Bombas centrifugas.
306. / . El ¿labe axial

para el aire, igual a 103, el cálculo de las tres lineas de corriente con-j
sideradas anteriormente nos da los valores de la siguiente tabla* • í
Tabla numérica - :•£
r m 0,0816 0.0984 0,1127 .j

c*« = (ff H x h lr c o y m‘/seg’ 12750 8750 6650 i


cíu + c j„ — ct * m'/seg1 14630 10630 8530. h
H i — (c \u + c l m — cj')l2 g m 1474 1680 1788 ]
A tx según ecuación (19) grados 14,31 16,31 17,38 ?
A tJT/ = A Í./293 — n n¿8« n n<^o n riRnrt 1
x/(x — 1) r¡i A t t I T j = 3,5-0,75 A t J T j — 0,128 0,146 0,155 j
vjvj según ecuación (18 a) 0,928 0,921 0,917 i
(vjvóm = (0,928 + 2-0,921 + 0,917)/4 = 0,922.
Esta relación de volúmenes concuerda con la supuesta, 0,92»
Incluso en el caso de obtener resultados más dispares, no vade la peí
repetir el cálculo.
Corrigiendo los valores de tg /J2 del cálculo primitivo, resultan lo
siguientes para las tres líneas de corriente :
P i)c o r r = ( y3l v l) m tg $2 = 0,922 tg /?2.
Vemos;, pues, .que la compresión en el rodete permite una co
deráble disminución del ángulo de salida del álabe, el cual es may
que en-eí rodete radial (cap. 50, II, c), porque el grado de reacción
las-.zonas, exteriores del rodete es aquí mayor. De todas formas, d
tenerse en cuenta que la no consideración de la disminución de vol
men significa una seguridad de cálculo y que habrían resultado pequ
ñas diferencias si v¡ se hubiese referido a q = 0.
El retardamiento de la componente meridiana se puede evi
si la limitación del cubo se dispone inclinada, como se explica en
siguiente capítulo. -

.. 64. Limitación inclinada del cubo del rodete axial


Siempre que sea posible .constructivamente, deberá utilizarse
limitación inclinada del cubo de los rodetes áxiales. No hay que o’
vidar que existirá una componente radial dirigida hacia fuera
las lineas de corriente. El supuesto para ello existe casi siempre. En
máquinas de una fase de álabes cortos en sentido radial, podenr
aprovechar también el que la longitud radial corta sólo es nece
a la salida del rodete, para disminuir el radio interior, a la entra'
Debido a la limitación inclinada resultante disminuyen los ángulos Jj
pero se obtienen las siguientes ventajas:
1. El canal se ensancha más suavemente hacia la salida,. ¡
diéndose conseguir incluso una sección constante. Con ello dismin'
njos las pérdidas de conversión.
Limitación inclinada del cubo del rodete axial 307

• 2. La velocidad relativa media de entrada disminuye debido


a que el radio medio de entrada es menor. En consecuencia, el roza-
l. Ij
• ^ ----
■i - c
1
i

---------
L ± l _ _
, Fio. 171 a. Rodete axial con Fio. 172. Máquina soplante
perfil del núcleo inclinado

miento en el canal es también menor y las curvas características tienen


una forma más favorable.
3. Es posible aumentar el coeficiente de presión, puesto que el
;radio del cubo se puede
aumentar a la salida sin gran
^perjuicio.
4. Para grandes velo­
cidades tangenciales se po­
drá evitar el retardamiento
.de la componente meridiana
provocado por la disminución
de volumen.
En el procedimiento-de
cálculo indicado para la co-
xriente sin giro de entrada,
uo varía nada si se tiene en .
cuenta que el coeficiente de <
entrada e de la ecuación (11)
rdebe referirse ahora a la sec­
ción de salida. Desde luego
que los ángulos de entrada
beberemos calcularlos basán­
donos en la velocidad dismi--
nuida de la corriente a la
jéntrada. Las líneas de co-
rriente a la entrada están di­
rigidas según un ángulo Fio. 172 a. Rodete de una máquina soplante
[figura 171 a), y como, por
fltra parte, el álabe se representa en el dibujo por sus secciones cilin­
dricas, es recomendable calcular, para cada línea de corriente, los án-
. j S de entrada & cl1 que aparecen en estas superficies cilindricas,
tediante la expresión : .
tg A cU = t g COS <$!
El álabe axial

Aproximadamente es también admisible poner tg /?icii = c0Cu//'ia»


si para c0Cu se toma la velocidad correspondiente a la superfici
7r/4(ra —rí)‘ * .. \
La máquina soplante de la figura 208 representa una forma;
extrema de estos rodetes axiales de gran coeficiente de presión con
limitación inclinada del cubo, por cuanto el diámetro de éste crece
hacia la salida tan fuertemente que el canal tiene casi una secció
constante. La velocidad meridiana a la salida es superior a los valores
posibles (fig. 172). Puesto que a la salida r j r ( es menor, el coeficiente
de presión y> crece según las ecuaciones (14) o (14 a) hasta el límit^

t n ú c le o <
A ir e p a ra re frig e r a c ió n
d e l c o jin e te

V - i^io. 172 b . Disposición de conjunto de una máquina soplante.


a rodete:i2ñ álabes del difusor de salida-; c, difusor; d, álabes de entrada giratorios
3* , . • v. e, tubo de protección del eje
$
posible, sjnique crezcan: notablemente las pérdidas en el canal. F
retardamiento de la gran velocidad meridiana que se alcanza de es
forma, puede efectuarse .detrás del rodete en un tubo cónico divergen
de sección 'ampM /.syi variación de dirección, si antes logramos-
conversión dé la pequeña componente tangencial mediante un co
difusor de aletaá (fig. 172 fr),: Dicha componente se puede hacer *
pequeña «orno se. quiera si provocamos un giro de sentido contri
a la entrada, mediante lias palas orientables d.
Los álabes se disponen en la forma indicada en la fi
ra 172 a. Acerca de la importancia de esta discontinuidad véase
página 298. *

64 a. Empuje axial y resistencia del rodete axial


a) Empuje axial. La presión a la salida del rodete es en,
radio cualquiera r, si se tiene en cuenta el rozamiento (como se 1

(l) E. S ó e e n s e n ; Z. VDI, vol. 83, págs. 925-931 (1939).


,'W-
Empuje axial y resistencia del rodete axial 309

en el capítulo 20, c), multiplicando pon r)h y se deja sin considerar la


variación de c •
h ' Hp = H f*2 r*2
l3u lQU
20 ^ 2 g u ^0 u) (^3 u ~f" ^0 u)
b, refiriéndonos a la ecuación (1), después de efectuar operaciones:

H, ~ h (i 9 H th + 2 K0ü)
(21)
2r*a¿
donde K 0—r0c0u se deberá tomar positivo si existe un giro del mismo
mentido. La presión Hp actúa sobre la superficie de los álabes, dando
ugar al empuje axial
> r« i, .
: -' ‘ • A x = y f ir n d r H p ,
ri •
i, introduciendo el valor de Hp, según la ecuación. (21) e integrando :

A 1 = y n H <■! - Í - ¿ (gHth + 2 K.ffl) ln -^2- (21 a)

Además hay que añadir la presión sobre el cubo^xcitíyendo el eje,


asi como el empuje, debido a la d epresi^en el~extrejnodeí eje libre
del lado de aspiración. Tomándomete aum^ntcT^rproximadamente
igual a la fuerza que resulta si ía""presiófrJ^, existente eny, = r(, se
leparte uniformemente sobre ja^aaipérficie del cubo,. #s¿<$ír, según
la ecuación (21), se tendrá : . ' ’:
A2 = y ^ ( v - I 2 | + ^ L ) ' -

multando un empuje axial to ta l: • ‘


r
, = A Jr A2 = y ^ i H r l — ~ { g H ih + 2 K0co) ( l n i + (22 )
. . • *
Ala limitación del cubo es inclinada, hay que tomar r2i para valor de
;,E1 empuje, complementario debido a dicha limitación inclinada
~y¡9 V (¿sin — ^o/n)> es, porJo general, despreciable.

r b) Resistencia. Los álabes del rodete trabajan a flexión, debido


Ja presión del flúido.y a la tracción por la acción de las fuerzas cen­
c a s - La componente axial de la presión del flúido es igual al em-
rnje axial A v determinado anteriormente. En la sección cilindrica
le radio, g es, pues, igual a la parte de la fuerza A v que corresponde a
a superficie anular comprendida entre los radios ra y g, resultando
u valor directamente de la ecuación (21 a), si hacemos r, = g. A un
labe le corresponde una fuerza
_ y nH
r l - < ? - - ^ ( . g H tlí + 2K t w ) \n r-± (23)
ri—e
310 El ¿labe axial

Esta fuerza A A x tiene un brazo de palanca aproximado


_ ra — Q 2 f g + g (23 a)
,a 3 r + e

Además actúa la fuerza tangencial, correspondiente al momento de


giro 0 :
J U = r ^ - c m H l b (ra -e)(24)
zn
que para la sección considerada tiene un brazo de palanca:
■tju J Va tí)
También se puede presentar un momento torsor 0 cuando los álabes
se varían de posición durante el funcionamiento. En este caso hay
que tomar los valores de dicho momento deducidos de los coeficien­
tes que se dan en los catálogos de perfiles. (Notas de pie de página
en las páginas 299 y 321.)
Las fuerzas A A 1 y A U deberán descomponerse en sus compo­
nentes paralela y perpendicular a los ejes principales del perfil del
álabe, para poder determinar las tensiones de flexión. Como dirección
de un eje principal, cuya determinación exacta es difícil, podemos
tomar la línea de unión de los extremos del álabe, o, en los perfiles de
ala portante, el nervio del perfil (fig. 178).
Además de las fuerzas de flexión, tienen también importancia
las fuerzas centrifugas, que dan origen a esfuerzos de tracción, y cuya'
.....
magnitud es considerable en las máquinas soplantes.
La investigación de los esfuerzos de flexión y tracción ha de efec
tuarse para varias secciones de álabe /.
A fin de que las fuerzas centrífugas de los álabes no originen mo-
mentó de flexión adicional alguno, es generalmente necesario, seg
ya se dijo en la página 303, situar sobre un mismo radio los centro
de gravedad de las diversas secciones de los álabes.
En aquellos casos en que la fatiga por fuerzas centrífugas desem
peña un papel decisivo (8), como ocurre con la hélice para el mo
miento del aire, puede ser oportuno emplear un metal ligero o rma>
dera 0 , puesto que en estos materiales la llamada longitud de desg
v dV . . . Y 2 xrdr cmg Hlh ........
(‘) Puesto que. d Ai = —----— A (r ett)= —-------- - ^ >resu

integrando entre g y ra : M =* ^ — c*, Hth (r«* — 6*)• Puesto que, ader


ra
AU = J y i , u 4- g = obtendremos las ecuaciones (24) y (25).

(*)P Véase M. K ohler : Druckpunkt und Druckpunktwanderung, Ringb


der Luftíahrttechnik I A 15. «
(») Véase también F. Weinio : Die Zugbeanspruchung der Kühlgeblasefl
gel von Kraftfahrzeugen durch die Fliehkraft, ATZ 1940, fase. 21. Adenr
M. Schjlhansl : Z. VDI, vol. 84, pág. 805 (1940).
(•) Z. VDI. vol. 82, pág. 1464 (1938). -
Medidas para disminuir las grandes diferencias de ángulo 311 y
(página 573) es mayor que en el hierro o el bronce. Si las alas tienen
una configuración muy delgada, es recomendable en la fabricación
compensar la flexión de los álabes por efecto de las fuerzas de la co­
rriente (*). Pero esto sólo entra en consideración tratándose de los ro­
detes de extrema rapidez.

65. Medidas para disminuir las grandes diferencias de ángulo


entre las secciones del álabe y el número de Mach
En la página 293 se ha mostrado que el álabe de rodete axial
presenta un perfil distinto en cada sección cilindrica; por consiguiente,
-a «c rcloiocioc. Una uii retorsión ia tienen también los álabes del di­
fusor. Este inconveniente se hace mayor cuando existe la condición de
mantener pequeño el número de Mach wja, evitando así una entrada
perpendicular (caso III, cap. 165) y permitiendo, por tanto, un giro a
la entrada. Éste requiere, según el teorema de las áreas, componentes
tangenciales de la corriente de entrada, las cuales van aumentando
intensamente hacia el cubo. La reacción más favorable a este respecto
es la del 50 % del caso II, figura 165. Pero-mTíealización, ligada a la
ausencia de giro, acarrearía alabeados retorcidos intolerables o bien
álabes excesivamente cortos; pero, además, la reacción del 50 % sería
posible solamente en una sola sección cilindrica. P o rio demás, el
¿labe de una bomba es sólo realizable con una curvatura moderada
(convexidad), y el ángulo de salida/92i,jiinto al cubo,-no debiera pasar
mucho del valor 90°. ••
En razón de tales dificultades^seprescinde en las bombas simple­
mente de la condición de un giró constante d£;. la»edrriénte, creando
una corriente de entrada que cuente con compónentes cu apropiadas
—por consiguiente, que no goce de ausencia de giro con cu= K J r —
y, por tanto, tampoco es de las que poseen un contenido uniforme
de energía.
’ Para comprender mejor sus particularidades, es oportuno con­
siderar primero el caso ideal, es decir, la comente dolada de un conte­
nido energético uniforme.
a) Corriente de contenida uniforme de energía. En el espacio
comprendido entre rodete y difusor, todas las partículas del líquido
poseen una componente tangencial, cu, y otra meridiana, cm. La even­
tual componente radial (pág. 312) suele ser despreciable. Puesto que
cada partícula ha de tener el mismo contenido de energía, se cumple la
ecuación de Bernoulli h -f c*¡2 g = const., o sea:

dh -f — d c = 0.
' 3
h = altura de presión en mkg/kg ó m de columna líquida). Por otra
)arte, a causa del giro del líquido se originan fuerzas centrífugas de
rv Matthieu : Festlgkeitsberechnung des rotierenden Propellerblattes.
Schweiz. Arch, vol. 9, pág. 325 (1943). *
312 El álabe axial

componente tangencial c„; por consiguiente, un aumento de.p- .


por elemento de radio dr, que — si se desprecia la componente
equilibrio—, importa, según la página 43: . • . <<
le 2 • • • ■' •
dh = — — dr i.
9 r
La eliminación' de dh entre las dos ecuaciones anteriores da
cd c + — d r = 0
T
Esta condición especial de equilibrio es, por lo tanto, aplicable so'j
mente a las corrientes con simetría axial que gozan de un contení
uniforme de energía y que no tienen componentes radiales de corrien
En el caso ideal considerado se cumple la ley de las áreas se
la cual ,r cu = const., que, después de diferenciar, resulta rdcu
+ cudr = 0. Multiplicando esta ecuación por c jr puede escrib

c,,dc -y- dr = 0.
Juntándola con (27) se tiene:
ede — cu dcu = 0,
o bien: ,
¿(c2 — c2) - 0,
o bien:
= 0; . ...
por consiguiente,
cm = const M
como se había supuesta hasta aquí. Un giro uniforme exige, 1
tanto, que también cm sea invariable, si es que la corriente ha de
tenerse en equilibrio. Es de importancia que esta deducción es aplica
asimismo en los gases, puesto que no aparece y. Como este valor en 1
gases va aumentando, con r, en la junta entre las coronas de álab
del difusor y el rodete, las líneas de flujo no pueden ser aquí coaxial
sino que dentro de la corona de álabes, han de desviarse hacia el
terior (fig. 171). La invariabilidad de cm se cumple siempre solame-
para el campo en que han desaparecido estas componentes radial
No es menester que la corriente de contenido energético invar
que hemos considerado, esté necesariamente exenta de giro. Tenei
un ejemplo de ello en la corriente ordinaria de las turbinas de va-
detrás de los álabes cilindricos del difusor, que, sin embargo,
de interés en las bombas (i).
Pero, en general, la corriente desposeída de ausencia de. giro
goza de tal uniformidad energética. Por lo demás, las componentes
no son aquí necesariamente constantes sobre el radio, como en el
ideal antes considerado. Surge, por consiguiente, la cuestión d e .
(l) Véase C. P f l e id e r e r : Stróm ungsm aschlnen, pág. 249. BerKn-Gotír
H eildelberg: Springer, 1952.
Medidas para disminuir las grandes diferencias de ángulo 313

manera cómo ha de proceder la corriente por el otro lado del rodete,


decir, en qué forma han de variar, las componentes cm a lo largo
:del radio para que el aporte de energía H sea el mismo en todos los
' :,etes, según ha de exigirse. Si tomamos el mismo rendimiento de
abe rjh, esta condición implica que sea también uniforme el tra-
ijo tf th de álabe.
En la deducción de tal relación entre las velocidades a ambos
idos del rodete hay que tener en cuenta la desviación ya citada de
s lineas de flujo, respecto a la dirección axial, la cual proviene
,de que las componentes cm varían a
lo largo del radio. Efectuaremos el
examen para una densidad constante,
aunque con una base general. Sea,
pues, dado el curso de un reparto ar­ 1
bitrario de las componentes cu y cm ■ET-í?
r el lado de aspiración del rodete, 1-
ro tal que no sea necesario que el
intenido energético de las distintas W A/
irtículas liquidas sea invariable eif^
.espacio de entrada y salida de la r 1 II 1

írriente.
b) Corrientes de contenido ener-
•. .
j„ , . . ,
X
rio . iK>r uia grama de la corriente
;etiCO desigual, relaciones entre las..--a través de. .uit rodete axial, con
elocidades a ambos lados del rodete' g¡r°,,a^ & d aco0n,taíateSaIida y
ial (condición general de equilibrio)#;-»^ ...
upongamos que la componente-Vadial que ^ ^ c ^ S h ^ e l rodete se
esvanece a poca distancia del mismo, d ^ ^ d o ^ q u é a llí la corriente
•anscurre de nuevo sobre cilindros de radios r0 o r3 (fig. 173).
i El trabajo de los álabes por cada kilogramo de líquido eficaz
nporta:

5;
Hth = fc3 — h0 + — (el — Cq) (28)
itambiíen
co
Hth — g (r3C3u r 0 C0 u) (29)

y H0 son las presiones por los lados de presión y aspiración, respec-


amente, del rodete, expresadas en m de columna líquida, las cuales
de ir aumentando hacia el exterior a causa de la fuerza centrífuga,
'n la ecuación (26): •
1 r2
dha = L Í í d ra; d/i, = — dr,
y ro 3 9 r, 3
;o todas las partículas líquidas experimentan el mismo cambio
energía en el rodete, H ih es independiente de r, y la derivada de
014 eo aiaue axiai

la ecuación (28) nos da, sustituyendo al propio tiempo dh0 y dh


por las expresiones de las últimas ecuaciones:
d fa 2 » ¿ r„ + ± (d c¡ _ i CJ) = O “ (30
'a 'o ¿
en donde
ri =
— C§u + c¡
^3 — Cj u 4" Cj m,
Ahora nos referimos al compresor, tomando por fundamento
caso precedente, en que se nos da el reparto de velocidades por el lado
de la aspiración, esto es, la dependencia de los valores com y cou de r
v se buscan las velocidades por el lado de la presión, es decir, c3m y cí tt
Jon f .. H , — » i i --------------5—
en fnnftiAw
función dea ra. Un zztz caso, se obtiene de la ccuáCiOu j/imwji
(29) para c3u:
i Ig H th
+ ^0 co
= i l - (ü
c3 u

por consiguiente:
1 , , 1 g H th
de3u — ——(r0 d c0u 4- u u r0) 2 + rnd0v0u¡ ^ 3
'3 '3
£0 '
de modo que solamente es desconocido c3„,,y la ecuación (30) se escr ^
ordenando sus términos en forma distinta:
•d (ro c0„) ^
d (c|m) = d (cS) + 2 ^ -2 + /,<*„

Ésta es la condición general de equilibrio. Se cumple exactamen


cuando los subíndices O y 3 están referidos a lugares tan distah^
de las aristas de los álabes que han desaparecido las componen
radiales. (Por consiguiente, no es admisible, sin más, relacionar c0 o
con las dimensiones de los álabes.) ( • ■ .,
Debe hacerse notar que han desaparecido los términos que
nían dr3. (También puede sustituirse el valor de g ^ th- 4- r0
por r3c3u.) La integración de esta ecuación es fácil. Se requiere
sólo una relación entre r0 y r3, porque en el último término de la
Techa, además de r0, aparece también r3.
Pero como en la forma general no puede calcularse la condició
de continuidad
*3^3m d ^3 = Com d rQ
suele seguirse el procedimiento de una aproximación progresiva,
ciendo primero r0 igual a r3. La constante de integración, esto es,,
valor de c3m en el borde externo o interno (cuyo radio supondrem
igual a ra o bien a r¡), nos es dada por el hecho de que conocemos
caudal to ta l:
ra
V = 2 ji J r3c3m dr,

Medidas para disminuir las grandes diferencias de ángulo 315

1 Esta determinación presupone asimismo un tanteo. Lo mejor es


istituir d r por A r en la ecuación diferencial (31).
i La linea c3m (fig. 173 a), obtenida ^e este modo como primera
proximación, queda justificada efectuando el cálculo, __ para cada in-
ervalo A r0, mediante la condición de continuidad. Se tiene:
rnc
A r3 = A r0 0 t om (32)
r3C3¡
lebiendo efectuarse una comprobación de las constantes de integra­
ción (lo que trae a su vez consigo una justificación de los valores r3).
^nsideremos algunas aplicaciones de la ecuación (311:
I. Cuídenle ¡>ui remolino, como en el caso a; por consiguiente,
rocou ua const., m —- Cqma = const.
Entonces, según la ecuación (27), el miembro de la derecha de
a ecuación (31) se anula, y, por tanto,
pm = c3ma, como ha de exigirse,
p II. Supongamos que la corriente por
Á
*' lado de la aspiración posee el giro uni
'io oj0 en torno al eje, de modo que
= tü0r0. Se comporta, por lo tanto / C3l K .
irescindiendo del flujo), como un cuerpo
ido en rotación (x). La distribución da,.*- cm h a . Á
^labes fsolid-body blading) ha de acomo­
darse al entonces posible reparto de la"**
jdocidad. • J c fi:
U -?

En el caso de una bomba, esta entrada


t corriente con un contenido energético
esigual ha de promoverse mediante la ro-
ación de un rodete axial previo (que puede
jrar, por ejemplo, con co0, si sus distintas
ecciones axiales de álabes son general-
lente tales que /?2»90°). La ventaja que
p consigue mediante esta complicación rfi
Fio. 173 a. Distribución de la
n la construcción de la máquina, radica velocidad a lo largo del radio
¡nque en el radio más externo pueden pro­ de una fase de compresor, con
giro constante en el lado de as­
ducirse componentes tangenciales de ma- piración ot0 = 0,3 w ; por consi­
Enitud arbitraria, cuya dirección coincide guiente, con c0 u — (u0 r y c<j m =
= 0,465 ua constante, (d c*/u4) =
on el sentido de rotación del rodete im- =•0,2 (según párrafo ÍI)
nlsor, con lo cual disminuye la sensibili­ — — l.° aproximación de c,m;
------ 2,° aproximación de c,m
ce! para el ultrasonido, de manera que
aben grandes velocidades tangenciales y considerables alturas de
¡jevación graduales sin que se produzca una retorsión notable de
is álabes del rodete.
En esta corriente afectada de una rotación (remolino) no se
imple la ecuación deBernoulli (lo mismo que pasa con la corriente III,
P) Trans. ASME, yol. 73, pág. 4 (1951).
316 El álabe axial

de la que trataremos más adelante). Sin embargo, no por ello ha


ser de efectos desfavorables.' Es natural que la condición especi
de equilibrio (27) no se cumpla.
El cálculo mediante la ecuación (31) tiene por resultado una
variación de c3m, como la que aparece en la figura 173 a. También
ve allí la variación de c3 u, deducida de la ecuación principal. Los dat
utilizados para el cálculo se leen al pie de la figura.
Se advierte que c3m disminuye hacia el exterior cuando c0)
constante. Es recomendable elegir un com/u grande; por lo tanto,
des ángulos fi0, a menos que haya uno de resignarse con una pequen
rotación previa; por consiguiente, con un cojeo pequeño.
Para mostrar la influencia de la diversidad de r0 y r3, se ha
presado en la figura 173 a, el valor de c3m en primera y segunda apr
ximación. Se ve que en este caso la influencia de la diversidad de ra­
dios es muy escasa. Aparece asimismo la variación del grado
reacción r = 1 — (c| — cjj)/2 gH lh, que, a causa de la diversidad de 1
valores de cm, ya no puede ser determinado mediante la ecuación (2)
A fin de que éste no disminuya demasiado hacia el interior—por
tanto, que ¿el procedimiento deje bien patentes sus ventajas—, ha,
que prescribir de antemano cojeo y el curso de cQm/u0 según co
venga.
III. Grado de reacción constante a lo largo del álabe. Esta ej
cución sólo puede ajustarse a la condición de un giro constante (porqu
la constancia del trabajo de álabes implica la constancia del giro) co
una reacción r = 1 (fig. 165, caso IV). Entonces pertenece al caso I
no necesita ser tratada aquí. Otra cosa acontece con la reacción 50
Esta reacción es particularmente importante, porque los números
Mach, coja y cja, se convierten en un mínimo para un A cu da
(Ahora los perfiles de los álabes del difusor y del rodete son simé
camente parecidos e incluso pueden ser congruentes.) El mante
miento de la condición de invariabilidad de giro, junto con la cons
cia del trabajo H th de. los álabes, exigiría ahora una considerable 1
nación de la reacción a lo largo del radio, de manera que el 50 %
reacción ya sólo sería posible en una sola sección cilindrica. Por o
parte, la constancia del giro traería consigo una retorsión excesi
del perfil, de manera que sólo resultaría posible con los álabes co
Por esto, tratándose de álabes de la longitud corriente, se prese
una reacción constante. Es verdad que con ello se renuncia a
libertad de giro y resulta desigual el contenido energético del líqui
en el mismo lado del rodete (como en el caso II); pero, no obstante,
resultados son algo mejores. Lo mismo que en el caso del solid-b
tratado en II, existe la necesidad de hacer efectiva la afluencia
corriente pretendida antes de la primera fase del compresor; es. d
es preciso que la corriente afluyente, cuyo contenido energético
uniforme, sea obligada a adquirir un reparto desigual de la ene
(según se describe en el ejemplo de las páginas 544 ss.). Este pr
dimiento está muy en boga en los compresores.
Medidas para disminuir las grandes diferencias de ángulo
317
Para cada línea de flujo se tomo _
= c3m — cm (permitiendo
íqueñas variaciones de este valor a lo largo deTos átabesl'™ñ ón"es
f e a e HP‘e,,SegJln 3 l U ’ la “ truénela del triángulo de velo
|dades de entrada y sahda para cada secclán cilindrica; fo r l o j n t ,
r3 y a3 Po- Hay que tener en cuenta que
g n th
Zlcu =
ra> (33)

aunienta al disminuir r, mientras que, dentro de la fase, el aumento


Z S S S Z Sdel
tante, independiente r Sradio.
S ? dC SU^° * * “ *• cons-
Ac„
Esta corriente puede ser verifi­
cada por satisfacer la condición
general de equilibrio de la ecua-
fáón (31), como es fácil compro­

bar. Por el contrario, la condi­
ción de equilibrio especial de la
ecuación (27) no puede cum­
plirse por ausencia de las con­
diciones exigidas por la ecuación
le Bernoulli.
i’ Existen las siguientes rela­
jones :
cm permanece inaltera- b ;
a lo largo del radio, caso a
¡e la figura 174. Entonces au­
mentan los ángulos de álabe al
isminuir u = rea. (Ejemplo nu- r - T i - -
lérico en las páginas 544 ss.).
[■ 2. Ángulo de entrada az = ) i------------ r
•./?o invariable. Caso b de la fi­ Szación
SL a Y b - Dos posibilidades de reali­
de una reacción constante de 50 %
ara 174. Aquí sólo puede aco­ a lo largo de un álabe axial
Q) cm = const. 6) a , =v p0 = const.
rdarse A cu, que, conforme la
■uación (33) es variable cuando, además de a0 = ñv varía también
i" 16' mei¡ldiana Cm aI disminuir r, mientras que de nuevo
foo T^^rti108-ángV.Ios ,cuando cm disminuye la periferia del álabe al
P Í)L PrdvnííinUr Óni deTCm n° CS’ sin embar8°- considerable.
^Observación fmal. La característica del procedimiento seguido
t i 6, 11 radlCt “ ‘ Ia‘P r e ñ e z ya citada de la retorsión; por con-
¥ “ e; en. a Posibilidad de emplear álabes más largos, y además,
Ulabes nnrninet a t vdocl<?ades de entrada junto.a la periferia de
edenb rórfcpL tant°/ í L°S números de Mach, de manera que
L onscguirse velocidades tangenciales mayores, y con ello,
dica^n gr!3dlía es 7 ás al^ s y nómero de fases menor. La dificultad
dica en mantener la condición del límite, es decir, en lograr el ca-
ic er neces300 en la corriente afluyente. En el ejemplo de las pá-
44 y siguientes se muestra cómo se consigue.
318 El álabe axial

IV. Corona de alabes del difusor. También hay que tener


cuenta la condición general de equilibrio al formar la corona, de
del difusor, para tener el fundamento de un posible reparto de la
cidad. Para este examen hay que sustituir los subíndices 0 por el 3-
el 3 por el 6 en la ecuación (31). Lógicamente aparece también r6ct
en lugar de gHthJco + r0 cou = r3 c3 ru< de manera que, en vez de '
ecuación (31), hay que escribir:
d (r3 C3u)
d (c6m)2 = d (c|) + 2 dr3- 2 r6 c6u r2
r6

Si se trata de una fase intermedia de una máquina de varias f


ses, habrá de procurarse promover las mismas condiciones de vel
cidad en todas las fases. Entonces puede sustituirse el subíndice
por el 0. •
Pero si el diagrama de la corriente de salida no puede coinci
con el de la entrada (como pasa, por ejemplo, en la fase última de
máquinas de varias fases en donde se desea c6u = 0), entonces h
que tener presente la ecuación anterior para que los perfiles de 1
álabes del difusor tengan la forma conveniente.

66. Rodete axial lento para bombas


Visto la apreciable mejora del rendimiento que presentan lo
compresores axiales respecto a los radiales, es natural constr
también la bomba hidráulica de varias fases empleando rodetes
les í1), o, por lo menos, utilizar la bomba axial de una fase incluso
el campo del número de vueltas especifico en que actualmente só¿
se emplea una distribución de álabes semiaxial (bombas helicoidales
De todos modos, no es posible aplicar aquí simplemente la forma
álabe que se ha visto ser favorable en el compresor, toda vez que
desprendimiento del caudal, en el caso de un caudal inferior al norm^
tenido en cuenta en un compresor, es muy manifiesto en estos ti
de máquinas, de buen rendimiento y elevado coeficiente de presió
La disminución considerable de la altura de elevación, ligada a es
desprendimiento, tiene como consecuencia en la bomba una suspensi
del suministro tan pronto como la altura de elevación restante que
por debajo de la parte estática de la altura total de la elevación, y!
grave es aquí que después la bomba ya no sale por sí misma de es
estado, toda vez que, en la práctica, no se puede efectuar un vacia
tan amplio del depósito alto. Por lo tanto, lo que ha de conse
es construir bombas axiales de buen rendimiento, pero que en e
sea reducido el desprendimiento. De suyo, esto ya debe lograrse
diante una reducida carga de los álabes, ligada a un pequeño diái
del cubo; por consiguiente, r¡Jra pequeño. Pero si al propio tiempo

(') C. P f l e id e r e r : Separata del DVGW 1948 « 100 Jahre Hamb"


Wasserwerke », pág. 20.
Cálculo de los álabes axiales como alas portantes 319

■.exige-un número de vueltas específico bajo, es inevitable un aumento


de diámetro del cubo, lo cual implica una renuncia al rendimiento,
por cuanto aumentan el rozamiento del cubo y las pérdidas por fugas.
Por lo demás, ambas pérdidas aumentan a causa de la pequeñez
del coeficiente de caudal q>= tg/30a, porque el ángulo, de entrada 0oa
ha de disminuir muy por debajo del valor usual en los compresores,
(unos 35°) e incluso ha de ser más bajo que el valor favorable (unos 17°)
en-las instalaciones hidráulicas, habida cuenta de la cavitación; esto
es, ha de bajar hasta unos 10° para que disminuya la tendencia al
desprendimiento. Mediante esta última precaución, se evita, por otra
parte, crue hava de aumentarse d p m a d n H n l a r ^ i a r i / m r . / r • ñ o r m n
siguiente, que crezcan en exceso las pérdidas por fugas y rozamientos
del cubo. Además, el desprendimiento, según lo dicho en la página 434,
es más fácil de evitar en cubos pequeños—por lo tanto, con r{¡ra pe­
ceño—que en el caso de cubos grandes.
í\ También podría conseguirse rebajar el número de vueltas específico promo­
viendo en la boca de aspiración del rodete un giro de sentido, contrario al de rota­
ción del rodete (para el giro de sentido contrario, vé^sg la página 385). Pero esta
medida implica sea Intercalado un rodete de entradá1antes de la primera fase y el
montaje de un difusor especial de salida detrás de la fase última, pues se requiere
una salida axial de la corriente. Además,, según lo dicho en la página 192, reduce
la capacidad de aspiración y disminuye, como se verá en la página 385, el ren­
dimiento. - ....

67. Cálculo de los álabes axiales como "alas portantes


y Con el aumento de la rapidez,' el ángulo de sjilida'*(le Tos álabes
isminuye y, al propio tiempo, se estrecha-^jbaííal éntre álabes. Por
tra parte, crece la velocidad relativa, y en virtud de todas estas
"uencias aumenta el rozamiento, y, por tanto, exige una dismi-
ución de las superficies de álabes, es decir, una disminución del
limero de los mismos. En determinadas circunstancias, esta dismi-
ución es tal, que los álabes yá no se solapan unos a otros, caso en
“1que ya no existen, propiamente hablando, canales entre los álabes,
en consecuencia, no son aplicables los procedimientos de cálculo
pleados anteriormente.
Debido a la separación amplia entre álabes, la corriente relativa
anscurre, en una sección cilindrica del haz de álabes, de forma pare­
ada a la corriente alrededor de una sola ala portante situada en un
pació sin límites. Éste es el motivo de que el cálculo de estos ro-
ites rápidos axiales se efectúe basándonos en la teoría del ala por-
iteO).
a)- Ala portante situada en un espacio sin límites. Si situamos
ala en una corriente de aire, se producen, según el capítulo 9, e, dos
rzas: una, A (fig. 175), perpendicular a la dirección que tiene el

(*) Esta forma d e cálculo fue adoptada por primera v e z por Bau ersfeld ,
turbinas hidráulicas y hélices (Z. VD1, 1922, pág. 461).
320 El álabe axial

fluido en la parte del espacio no perturbada por el álabe, que podemo


denominar «fuerza portante », y otra, W, que actúa en la dirección d
la corriente y constituye la resistencia del ala.
Entre la superficie del ala F — Lb, siendo L la longitud del
perfil y i l a anchura del ala, la velocidad w que es la velocidad relá
tiva del ala con relación a las moléculas situadas en el infinito —
por lo menos, bastante lejos —, y. 1
fuerzas anteriores existen las siguient
relaciones: . •.
= C . í F - f . ;2 .i£ -L t (35
9 ¿
v wL r .
W = : wq F = Cwj - ^ L b (36)
F ig . 175. Fuerzas que actúan so­
bre un ala portante
siendo wlJ2 g la presión de remanso
de w^, Ca el coeficiente de fuerza portante y Cu>el coeficiente de resis­
tencia del perfil í1). Estos coeficientes dependen de la forma del perfi
y de la posición del mismo con relación a la dirección de w^, es decir
del ángulo de ataque <5. £a es, en cierto modo, una magnitud sin ;d
mensiones que sustituye a la circulación Ts. Los valores de ZaY j
se han obtenido experimentalmente para un gran número de perfil
en el túnel aerodinámico. Para su deducción de los ensayos hay n"
tener en cuenta lo siguiente : . . - .
En primer lugar existe una influencia del número de Heynol
Especialmente en los perfiles gruesos existe un punto muy visible q
marca el tránsito del campo infracrítico al supercritico, como se
demostrado en las páginas 84 y siguientes, para el cilindro, en don
a causa del desplazamiento de los puntos de desprendimiento en
sentido de la corriente, los coeficientes de fuerza portante son may
res, y los de resistencia menores, en el campo supercritico que e
el infracrítico (?). Las variaciones son tanto mayores cuanto mayor
la relación entre el espesor d y la longitud L del perfil.
Para el agua sólo tiene importancia el campo supercritico, mi ^
tras que para los aceites, aire y gases hidrogenados puede exis1
también el campo infracrítico. Seguidamente consideraremos eL cam
supercritico y a continuación el infracrítico, sólo en lo que sea nec
sario. .. . .
Hay que tener en cuenta, además, que los coeficientes de tue
portante dependen de la relación LJb, por ser la fuerza portante may
en el centro del ala que en los extremos. Esto se comprende fácilmen
con sólo pensar que en cada arista extrema la diferencia de presión
entre ambas caras del ala tiende a anularse. La relación L¡b ü
0) El significado de £„ y se ha modificado con relación a la primera
ción de este libro, de forma que los valores actuales representan el doble de a<p'
(-1 F. G u t s c h e : Hydromech. Probleme d. Schifísantnebs, Ges. d. rr
und Fdrderer d. Hamb. Schiflbau-Versuchsanstalt 1932, pág. 185, o Jahrbucü
Schifíbautechnik Ges., vol. 37, pág. 281 (1936).
Cálculo de los álabes axiales como alas portantes 321

lén influencia sobre el ángulo de ataque <5. Para los álabes de los
.te s de las bombas y compresores podemos adoptar las relaciones
C St:nteH Si a ra -!ai anChr de 313 ^ - t a m e n t e grande! S o a
qu en dichos alabes sólo existe una salida de corriente lateral del
fluido, en forma de perdida por fuga y, por tanto, muy reducida.
• ^ P 0 suPercrttico. Para alas portantes será Re = w Llv > 105.
rrandtl ha establecido las siguientes fórmulas de convexión f1), que
leimiten calcular los valores de £w y <3, para la relación Llb = l/o o
partiendo de los valores £'w y ó' obtenidos en el túnel aerodinámico
,con una relación LJb cualquiera. Para un coeficiente de fuerza por­
tante ; a, se obtienen los valores correspondientes de'£u, y <5 (en grados)
nediante las siguientes expresiones: 6 '

7 1 0 (37)

* = d’ - - St i a T 5? A (37 a)

En la figura 176 se han dibujado los valores de £a y ^ para algu-


tas formas de perfil usuales representadas en la figura 17§..Los valores
e han sacado de las publicaciones de Góttingeir^rempleando la
piisma numeración. Las dimensiones de la$"diferenf£s-secciones de los
files se pueden obtener con ayudafcle la^tabla'numérica adjunta (*)
donde se expresan en tantos por^ciénto' de la lo n g it^ 'L . En la
,ura 1/8 a, y0, yu representan^'ordenadas d^Jí^rárfe'superior e
tenor del perfil correspondientes a la absciSá^Las líneas de referen­
te, a partir de las cuales hay que tomar dichas ordenadas, ¿e indican
cada perfil de la figura 178. Dichas líneas constituyen también el
junto de partida para el ángulo de ataque <5.
r ^ as curvas de la figura 176 se denominan polares, puesto que el
rector radial de cada punto nos indica el coeficiente f correspondiente
i. fuerza resultante de álabe ; la inclinación del radio vector de estas
[polares con relación al eje de las f.

(38)
Ca A
denomina coeficiente de planeo. El perfil empleado es tanto mejor
anto menor es este coeficiente, es decir, cuanto más inclinado está
vector radial. El mejor rendimiento corresponde, por tanto, a los
tos de contacto de las tangentes trazadas desde el origen a las
ryas polares. Debido a la pequeñez de X, e = are X = (tt/180) ).°.

‘ (V Ergebnísse der Aerodynamischen Versuchsanstalt zu Góttingen,


rJjtfega, Munich y Berlín,. 1921.
T,2*nRekciones áe a t a d o s de Góttingen, III y IV (págs. 27 ss.). Al dibujar
entea senlfmieiito03 aParecen irregularidades que hay que corregir adecúa-
' • •*
21. P fleiderer : Bombas centrífugas.
322 El álabe axial
*"*V
En la figura 177 se han indicado los ángulos de ataque Óen {un
ción del correspondiente coeficiente de fuerza portante; £a Para
Cálculo de los álabes axiales como alas portantes 323
324 El álabe axial

Los perfiles, para los que]


rigen leyes comunes para la fuer-,
za portante, pueden agrupí
siempre que nos limitemos alj
importante dominio práctico cer­
cano al mejor coeficiente dqí
deslizamiento, y por cierto, rige |
a) Para los perfiles
682, 364, 480:
Cfl = 4,8 + 0,092 6° (39)
Jb
(i) Para los perfiles 408^
490, 436, 387:
Ca= 4 , 4 0 ^ - f 0,092 óo (39 aj
Lj
, y) Para los perfiles 65
623, 624, 384:
£a = 4>o ^ - x + 0,092 <5° (39
L
ó) Para los perfiles de
mentó circular (*) (por ejemplo;
los perfiles 608, 609, 610 de
figura 178):
Ca - 5,0 + 0,092 ó0 (39 (
JLt
e) Para el perfil (2) Munk 6]
F ig . 177. Coeficientes de empuje Ca en £ = 1,30 -z ---- \~ 0,106 <5° (39.
función del ángulo de ataque para los per- jL<
files de la figura 178. Los circulitos indican
los puntos óptimos siendo d el espesor máximo de
perfil.

^ m^

SU 6¿J

(03 S09 - tío



xm-atm f-u tft-VUT f-V
^ ^ ¡$ 3

Fio 178. Formas de perfil correspondientes a la tabla de la página 323 y a las


176 y 177
(l) Para otros datos véase F . G u t s c h e , Mittlg. d. Preuss. Vers.-Anstalt
Wassserbau und Schiffbau, fase. 10.
(*) T7. N u m a c h i : Investigación, vol. 11, pág. 304 (1940).
Cálculo de los álabes axiales como alas portantes 325
t.
0 Para el perfil NACA 23 012 (a) :
L Ca = 1,08 -Í- -f- 0,106 6° (39 e)

Para los perfiles simétricos (por ejemplo, el 443) (2) :


f)
»v
Ca = 0,095 6° (39 /)
f Estas expresiones posibilitan variar el espesor de los perfiles del
'grupo correspondiente, multiplicando las ordenadas indicadas en la

cualquiera. Es, por tanto, posible em­


plear en una misma hélice, siempre
o casi siempre, el mismo perfil para
Jodas sus secciones, haciéndolo más Aplicación d¡8ios signos
-grueso en el cubo y más delgado en
ja periferia (véase el ejemplo numérico del capítulo 69). No obstante,
.no es aconsejable rebasar una relación d/L ó ymáx/L de unos 0,20.
Las expresiones anteriores nos muestran la posibilidad de conse­
guir cargas superficiales pequeñas, es decir,?pequeños valores de £fl,
mediante curvaturas suaves y poco espesor de perfil. En las bombas
son interesantes las cargas reducidas para evitar la cavitación, y en los
compresores, con vistas a las proximidades de la velocidad.del sonido,
t En la elección del perfil desempeña un papel-importante la resis­
tencia del material, ya que se puede obtener el mismo valor de £a, con
materiales de gran resistencia, con.espesores,de afa pequeños, que per­
miten alcanzar valores de los coeficientes'niuy favorables. Para este caso
son adecuadas las expresiones en-lás cuales el coe^jenjé’ípie multiplica
a UmAxJL es grande, es decir, las ecuaciones^SS^SQ'a) ó (39 c), mien­
ta s que un material poco resistente — por ejemplo, fundición—puede
ser empleado con las expresiones (39 & ó (39 e), para alcanzar los mo­
mentos resistentes necesarios en la sección del ala, pero con un cierto
ipeoramiento del rendimiento. Estos dos perfiles se han indicado
elusivamente por este objeto. El perfil Munk 6 es recomendable
~a las bombas hidráulicas, a pesar de sus peores condiciones de
laneo, por su gran resistencia a la cavitación.
-Los perfiles en forma de segmento de circulo encuentran a veces
plicación en las bombas hidráulicas, por su comportamiento favorable
los límites de cavitación (3), ofreciendo sus curvas polares solamente
entajas dentro de un estrecho campo, como se ve claramente.de las
_Tas indicadas para los perfiles 608, 609 y 610 en la figura 176.
Elección de formas arbitrarias de perfil. Si para el ángulo de
sición se toma como dirección de referencia la que corresponde al
(*) Véase la nota 2 de pie de página en la página 324.
, (*) En os perfiles simétricos debe ser. evidentemente, t a = 0 para <5 = 0.
la figura 211 eso no ocurre para el perfil 243, lo que debe achacarse a inexacti-
d del modelo.
! (*) H. S c h m ie r s c h a l s h i : in Hydromechanische Probleme des Schiffsan-
-bs. parte II, págs. 80-81 (1940). — H. H oll : Forschung, vol. 3. págs. 109-120.
932).
326 £1 ¿labe axial

empuje cero y se designa por ó0 el ángulo de posición así deter


nado, entonces el coeficiente de fuerza portante para perfiles
dos de cualquier forma, sin rozamiento (*), importa:
(ía)íd = 2 ti sen <$0.
Si uno se limita a un ángulo de posición moderado, puede ponerse
sen <3 = «5 = (n¡\&0) <5°, con lo que

/ ( « - = - w 08 = 0,109
Al aumentar, la razón de espesores d¡L y también la de la ^posición
atracada z.'L de la altara máxima de flecha ,,»«. ...........j -<j
un poco. Ésta es asimismo afectada por la viscosidad, pues se pierde,
conforme las páginas 48 y siguientes, el flujo tangencial. Según gran
número de valores experimentales, puede ponerse:
Ca = (0,092 hasta 0,1) d°0 (40
correspondiendo
Co/(Ca)id = 0.85 hasta 0,92 =
aumentando con la disminución de d/L y f¡L. Por consiguiente,
bién es Ca = 2 «sen <50. Esto explica el curso paralelo de las lineas
-X f-
iZuto
QlPu

___
Cuerda — T
TOao ---■
----
' ' i -
------------ L —
F,°- 179del CUCrdfl n£oS S v S m S X Ü Ü S !

L , ó, en la figura 177. Entre el ángulo de posición medido para


dirección de referencia arbitraria y el referido a la dirección de emp ]
cero ó, existe, según la figura 179, la relación:
¿o — ^ ~ ^00» .t
siendo ó™el ángulo formado por la dirección del flujo sin empuje C
y la dirección de referencia elegido B A (y se prescinde del cambio
signos ó0). Si se conoce esta dirección cero dw, entonces el empi
está dado por
Ca=k(<5° + Mn
%) í401
siendo k = 0,092 hasta 0,10, y aumenta con valores decrecientes
dIL Y xtIL, con una disminución de la rugosidad de la superficie ^
número Re creciente. [Las ecuaciones (37) hasta (39 e), tomadas .
(i) F. W. D u r a n d : Aerodynaraic Theory, vol. 2. B erlín, Springer, 1935^

1
Cálculo de los álabes axiales como alas portantes 327

[;.las anteriores ediciones, pueden ser deducidas de la ecuación (40 a).


' Es manifiesto que se ha introducido aquí el factor más pequeño 0,092,
■mientras que en las ecuaciones (39 e) y (39 /) se ha llegado hasta más
: arriba del valor superior.] t¡
La multiplicidad de las ecuaciones (39) hasta (39 /) puede, por lo
f tanto, reducirse a una sola, y asimismo cabe señalar con suficiente
exactitud el empuje para un perfil cualquiera, cuando se conoce la
l dirección cero. En particular, es entonces también posible emplear los
perfiles laminares, que en la página 299 se ha visto son particularmente
i favorables, combinados con un esqueleto a propósito,
f • Para facilitar esto último, no queremos servirnos v ^ como direc-
». ¿iúu de icleieucia para el ángulo deposición, de las diferentes direccio-
1 nes indicadas en la figura 178, sino — según se acostumbra cada día
[ más en Alemania y otros países — simple y solamente de la línea de
[ unión AB de los extremos de la linea del esqueleto, esto es, de la
.llamada cuerda del perfil (fig. 179)7_Af01tüñadamente, esta se diferen­
cia tan poco de las direcciones de referencia señaladas en la figura 178,
que pueden tolerarse permutaciones dentro del marco' de la exactitud
asequible. Para una gran parte de los perfiles, incluso hay coinciden­
cia perfecta.
La determinación de la dirección cero ó^ del perfil individual se
ha resuelto exactamente para el líquido sin rozamiento?- en el caso de
un perfil en arco de círculo, infinitamente^elgado'(íig. 179 a), en donde
la recta de unión, desde el punto más alto C al puntó\B de salida de la
corriente, indica la dirección de flujo sin empuje. Parece permisible,
como aproximación, trasladar también" esta determinación *a un perfil
cualquiera de configuración delgada (por ^j^piofTcómo parábola) e
incluso a la línea de esqueleto del perfil grueso, y entonces C es el
punto de contacto de la tangente paralela al seno A B del perfil. Es
patente que con esto dejan de considerarse las influencias de la visco-
rsidad y de la variación del espesor. Éstas sólo pueden estimarse expe-
>rimentalmente. De numerosas mediciones con perfiles de distinto es­
pesor y abovedado en el NACA-Report número 824 puede deducirse
la siguiente relación empirica :
2*1 /
¿00 — 8 2 + . ffilO j - i- (40 b)
1 0,05 (— 100 )

En ella representan, referidas a la figura 179:


[dfL) 100, el espesor máximo en tantos por ciento de la longitud L de la
cuerda.
x¡¡L) 10, la distancia de la flecha / de la línea de esqueleto a la parte
anterior del perfil, en décimas de la longitud de la cuerda L (po­
sición atrasada del abovedado). .
’/L, la relación de la altura de la flecha de la línea de esqueleto respecto
a la longitud de la cuerda L.
328 El álabe axial

Hay que tener en cuenta que Xf/L no es la posición atrasada del


espesor, tratada en la página 299, sino la posición atrasada del above­
dado, que, por ejemplo, empleando un arco de circulo como esqueleto,
es siempre igual a 0,5, de manera que (x¡¡L) 10 = 5. Otras posiciones
atrasadas del abovedado pueden evidentemente conseguirse por medio
de una parábola como linea de esqueleto.
Con la ecuación (40 b) el empuje nos resulta de la ecuación (40 a).
Los coeficientes de resistencia £w de los perfiles utilizados con una
linea de esqueleto arbitraria y un reparto de espesor asimismo arbitra­
rio (como los perfiles originados por el regruesado o adelgazamiento
antes menciQnado), de buenas a primeras son desconocidos. Un cono­
cimiento exacto de ellos no se necesita tratándose de bombas; para
ello basta determinar el correspondiente coeficiente de deslizamiento e
por medio de la siguiente regla práctica, que presupone, además, que el
perfil se utilice en las inmediaciones del valor más favorable del coefi­
ciente de fuerza portante, por lo que se trata de valores mínimos de t :
« = tg X = 0,012 + 0,012 d]L + 0,08 //L (41)‘f
Esta fórmula nos confirma que tanto el aumento de espesores
del perfil, como el aumento de curvatura, aumentan la resistencia del
perfil, siendo el aumento del coeficiente de resistencia más rápido,
que el del coeficiente de fuerza portante £a.
Para los grupos de perfiles a) a <5) hay que poner en la ecuación (41)
d « ymáx y / « (1/2) ymáx, resultando como valor óptimo:
e = tg A = 0,012 + 0,06 ymáx/L (41 a)
Campo infracrttico para las alas portantes. En el campo compren­
dido entre Re = w„ Lfv = 0,3 • 105 y 105, el coeficiente de fuerza por­
tante £a disminuye primero con Re, tanto más rápidamente cuanto -
mayor es la relación entre el espesor del perfil y su longitud, y luego
llega a ser prácticamente invariable. Al propio tiempo aumenta la
resistencia í1). Por consiguiente, aquí son más favorables losálabesde
chapa como ala portante. Para los segmentos de círculo, los valores
críticos de Re son mayores que para las alas portantes, llegando hasta
3 • 106, en vez de 105. Hay que considerar también, en el caso de líqui­
dos viscosos — por ejemplo, aceite—y para pequeñas alturas de eleva-,
ción, también para el aire, la influencia de los valores críticos.
Para los grupos de perfiles indicados anteriormente, desde a) hasta
y), se puede escribir, aproximadamente, según las mediciones de
Gutsche :
C«= 4 ,3 - 1 7 ,2 y máx | y máx + 0,096 <5C (42)

Comparando esta expresión con las (40) a (40 b), válidas para el
campo supercrítico, vemos que, como era de esperar, el empeoramiento
de t a crece al aumentar ym&x!L* Para Zu>hay que tomar un múltiplo de.
los valores dados para el campo supercrítico. }
(') F. G utsc h e : Jahrb. schiffbautechn. Ges., vol. 37, pág. 290 (1936).
Cálculo de los álabes. axiales como alas portantes 329

U■■ b). Haz de álabes. Si cortamos un rodete axial por un cilindro


coaxial y desarrollamos el cilindro sobre un plano, obtendremos una
iSerie de secciones de las alas, alineadas rectilíneamente, que están atra­
vesadas por la corriente con una velocidad relativa w0 a la entrada y
io3 a la salida (fig. 33). Para determinar
^el efecto de las fuerzas sobre este haz
Jr T 4»
de álabes en la corriente sin rozamien­

-
to , pueden emplearse, según capítu­

- ------ <w—
ySA v
lo 10, las ecuaciones válidas para el ala / i
/ i
: única, poniendo para w^ el valor me- V i
•? ►
; dio CD de wQy wz (figs. 34 y 180), de- E u C
■hiendo tener en cuenta que ha dejado
de considerarse el rozamiento y que -----fm--------- - -------— -
la densidad no puede variar mucho. F ig . 180. Diagrama de velocidades
Hay que esperar, además, debido de la corriente antes y después del
haz de álabes
r a la vecindad de los perfiles, una
variación de la circulación „. y, por tanto,
------, — de „U £ f con relación a los
valores determinados para el ala única. El perfil.no se encuentra
r ahora en la corriente paralela, sino -y:
[ en la corriente desviada por el ala
I vecina. Se ha conseguido la solución
i de este problema en una serie de

. 4 ■
.■.« ' h
i

JO

1 1 /A

Haz de álabes correspondiente


a la figura 181 a

.casos para la corriente sin roza­


miento. Weinig (x) ha encontrado í —
F ig . 181 a. Relación entre los coefi­
•para una serie de placas planas e cientes de fuerza portante para un líquido
infinitamente delgadas (fig. 181), ideal, en un haz, según la figura 181, y
en una placa única (F. W e i n i g )
inclinadas de un ángulo con re­
lación al eje del haz, la dependencia de la relación K = CaJCai entre
[los coeficientes de fuerza portante de la placa formando haz y única,
que se ha representado en la figura 181 a. Es notable observar en esta
figura que para < 45°, K > 1, produciéndose, a consecuencia de
la vecindad de los álabes, un aumento de la fuerza portante.
(*) ' ¿ase la nota 1 de pie de página en la página 292, sobre el citado trabajo.
Al aplicar estos resultados de Weinig a la -admisión del rodet
axial hay que tener en cuenta lo siguiente : , • ¿ií
Los perfiles de trayectos que Weinig toma por base,.conservan i
el conjunto de la rejilla su dirección de empuje nulo. Por el contraríe
los perfiles de álabe usuales modifican con: rejilla su dirección de
empuje nulo, en el sentido de que el ángulo queda reducido
la corriente retardada (bombas) y es mayor en corrientes acelerac
(turbinas) (x). Pero como las líneas í fl, ó (fig- 177) hacen correr

F ig . 181 b. Curvas de C„ para el F ig. 181 c. Dirección de empuje nulo


perfil único y en haz del perfil en un haz

punto de intersección con el eje de las abscisas, resulta que el número K


tomado de la figura 181 a, al ser aplicado a la rejilla de álabes, no j
la relación del mismo índice de empuje, sino, el de sus deriva
respecto a ó, o la relación de la inclinación de las líneas £a, <5 r
pecto al eje <3 [es decir, ha de concebirse como la razón de los coé
cientes de <30 en la ecuación (40)]. En la figura 181 % A <50 represen
el corrimiento experimentado por la dirección del empuje cero i
(habiendo sido aquí considerada solamente la parte recta .y la pr
longación de trazos de las líneas £a, ó). En la figura 181 c puede ver
la posición de la dirección cero en la rejilla. .¿ y
Los coeficientes d £J(d CJi = K parecen variar efectivamente
el sentido que se ve en la figura 181 a, a pesar de la influencia dé
capa límite aquí considerada, lo cual apenas es de esperar respes
a la cuantía del coeficiente de empuje. Más bien puede afirmarse
seguridad que la razón CJCax es menor en las rejillas de bombas y
bien mayor en las de las turbinas, que lo indicado en el diagrama
En la figura 181 d, aparece, con la misma representación parar

(l) Véase H. S c h l ic h t in g : VDJ-Forschung, íasc. 447, aparecido durante
Impresión de la presente obra.
(*) C. K e l l e r : Axialgebláse vom Standpunkt der Tragílügeltheorie ZQri:
1934, Editorial Gebr. Lehmann — Y o s h in o r i S h im o y a m a , Experiments on ro
oí aeroíoils for retarded flow, Memoirs oí the fac. oí Eng. Kyushu Imp. U
vol. 8 (1938). — Durante la impresión aparecieron: H. Muray, Theorj^on '
mutual interíerence oí blade elements in a cascade; The Science rep. oí the resei
inst. Tóhoku Untv., serle B, vol. 4, págs. 1-10 (1954).

'i 'vr
Cálculo de los álabes axiales como alas portantes 331

trica que en la figura 181 a, el curso aproximado de las líneas K,


deducido por métodos experimentales, obtenidas .por Kl. Saafeld (x)
pon bombás axiales, con una relación de radios rl¡ra = 0,75, tomando
por base el perfil correspondiente ak ¡radio medio. Aquí los valores
de Caí han sido calculados mediante la ecuación (40 a) con k = 0,092.
£n'ambas curvas teóricas (en trazos) aducidas para una compara­
ción relativa a p = = 15° y 60°, se echa de ver una semejanza
Cualitativa de ambas familias de curvas. Con divisiones anchas, los

Determinación empírica de los valores de la relación K = d fa/(d f«) entre


el perfil en haz y el perfil único. (Según Sa a l f e l d )
¡r ffr
yalores medidos coinciden con los teóricos; en cambio, tomando divi­
siones pequeñas, las desviaciones porcentuales resultan mayores. Los
máximos están reducidos y se hallan corridos hacia las divisiones
jnayores. El ángulo de reja dado sigue refiriéndose, como antes,
í la dirección cero. Se tiene, pues, + <50 y, conforme la
Ecuación (40), £a = (0,092 hasta 0,1) K <3°.
Sin embargo, la utilización de esta representación está sólo jus­
tificada en el campo del ángulo de ataque, en donde las líneas £a, ó
»pn rectas, o por lo menos, generalmente llanas, incluso en la reja.
Como en la reja retardante (al contrario que en la aceleradora) el
campo de este curso lineal del empuje es menor que en perfil indi­
vidual, resulta también menor en aquélla el valor del empuje. Éste
requiere particular atención,’pues generalmente aparece en el punto
de desprendimiento (pág. 434).
(‘) Disertación T.-H. Brunswick, 1954.

UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA


Tacultad de Ingeniería
Emrtamgnto de Ingeniería Mecánica
332 £1 álabe axial

La aplicación general de las curvas K de la figura 181 d, necesi


i¿na comprobación. Requiere, además, que se conozca la direcció
del empuje cero <500 de la reja. Sin embargo, esta dirección hoy
dia no es aún accesible mediante procedimientos lo bastante sencillo
Como, por otra parte, la concepción del álabe como ala portan
de que nos hemos servido, sólo puede aplicarse a una disposició
espaciada de los álabes, es decir, t/L > 1,3, en lo sucesivo queremo
facilitar las cosas, como hasta aquí, haciendo abstracción de la in
fluencia de la proximidad de las alas en la magnitud £a. Esta s'
plificación se ha admitido en la práctica.
Respecto al coeficiente de resistencia £fl, Shimoyama y Saalfeld
comprobado un aumento con respecto al perfil individual. Una inc
nación media de álabe creciente J (J32 + /93) dio por resultad
una disminución d e ^ .
Hay que tener presente que el tratamiento de la reja de ála
como alas portantes, sólo tiene ventajas sobre la consideración u
dimensional del capítulo 60, en el reducido campo de t¡L gran
y Q = 03 — f}0 pequeño. Esto se ve claramente en el caso extrera
de los álabes de igual presión, es decir, el álabe en forma de gane'
según el caso I de la figura 165. Como se ve, es aquí w^ = cmy
lo tanto, muy pequeño. Por esto, a base de valores experimental
se calculan coeficientes de empuje de 10 y aún más, inconcebibles
el perfil individual.
c) Aplicación al rodete axial. La fuerza que ejerce la comen
sobre el álabe simple del haz es la resultante P de Á y W (fig. 182
A y P forman el ángul
. A, que se determina
^ A» la ecuación (38).
Estas fuerzas se
\30-f/3m+X.) fieren a una longitud
dial del álabe 6 = 1 ..
causa de su variabilida
deberán referirse en
F ig . 182.
presente caso a una lo
Fuerzas que actúan sobre el álabe en movimiento gitud infinitamente
queña d r del radio
Consideraremos el anillo de radio r y anchura d r, por el cual circ
el caudal dV. El trabajo especifico correspondiente de las fuer?
de álabe en kilogramos por segundo es, por una parte, y d V H \£
por otra, z P d r- sen (/J^+A)-u, puesto que la fuerza de accionamien
es la componente tangencial de zP d r , es decir:
z P d r eos [90 — ($*, + A)] = z P d r - sen + A).
Igualando ambas expresiones, si al propio tiempo tenemos''
cuenta q u e : _ *|.,f
wi L - l
P=
eos A 2 eos A
Cálculo de los álabes axiales como alas portantes 333

'donde se puede poner eos X = 1), y


i V = 2 r „ d r c m,

resulta, después de algunas transformaciones (*):


rr Ca L U
li\h = ---------—U)í2 sen (ft* + A) (43)
2 g t cm 0
El signo positivo de X indica que el rozamiento contribuye a una
elevación del rendimiento. Si al efectuar el cálculo de los álabes todas
^as magnitudes desconocidas se pasan a la parte izquierda,
f — = 2 g # th cm ....
t w ^ u sen (fi^+ X ) 1 '
on <7#th = u A c u, cJWga = sen resulta asimismo:
fe sen Poo r (AA N
< U'oo " s e ñ ^ ^ l T a
la velocidad meridiana cm se ha supuesto igual a la entrada y a la
alida, y se refiere a la corriente fuera del álabe, puesto q\ie no tiene
n cuenta el estrechamiento debido a los álabes,J¡U' trábajo específico
el álabe se obtiene de Hih = H¡rlh, con*-77,, = 0,8^.a 0,93’. w y
¿deducen, refiriéndonos a la figura 18ÓJ.j.de‘,Tíf siguiente forma:

w l = DE* + (BC - • £ £ ) » = c*m + (u (45)


í
Cm
tg fioo = (45 a)
C3 U H - C() t r

ibiéndose obtenido c0 u de las condiciones de la comente de entrada


rodete y c3u de la ecuación fundamental, o sea, de la expresión (1).
Ib el caso corriente de ser a0 = 90°, c0u = 0 .
¡¿ A menudo se desprecia el ángulo de deslizamiento X por su pe-
leñez^con relación a . Con A= 0 resulta, puesto que c j sen /300=
rr L I Cct L zn
H"‘ = T V - 7 u a ~ = - 2 7 60s r w~ <46>
£ Ll 2 g Hth ^ A cu
(46 a)
t ~ uw„
vez de las ecuaciones (43), (44) y (44 a).
(*) Según la ecuación (43), la fuerza de rozamiento contribuye también al
abajo de álabe Hth, resultando una velocidad de salida wlt según la ecuación
adamental; por ello la obtención de la velocidad w00, partiendo de w„ y u>„ no es
T^cta. Sin embargo, debido a la pequeñez del ángulo dje rozamiento /, se puede
reciar este error.
334 El álabe axial

En estas ecuaciones se desprecia el rozamiento frente a la .[


tencia útil. Ello se considera hoy en día como una compensad
necesaria de otras inseguridades de cálculo (pág. 131).
Cuanto mayor sea u = r a>, tanto mayor será, según la ecua;
ción »(45), el valor de w„ y tanto menor £a L/f. De esto se deduce;;
Los rodetes axiales rápidos tienen un pequeño coeficiente í(
es decir, perfiles delgados y planos, o bien un pequeño valor L/(^
o sea, pocas alas y cortas. Por lo general, son simultáneos ambos punto;
de vista, puesto que, por una parte, por razones de resistencia, no
puede disminuir a voluntad el espesor del álabe, y por otra, la consi;
deración de la cavitación o de las cercanías He la v p W í HqH Hp I «nni
exigen una carga superficial reducida sobre el álabe. Por el contrario
los rodetes axiales lentos (como los tratados en los capítulos 60 a 64
tienen álabes muy juntos exageradamente curvados, por lo que debe
ser calculados por el procedimiento que ya se indicó.
Después de determinar el valor de £a L/f mediante la ecuación (44“
o la (46), se puede elegir t/L y, con el valor que resulte para Ca»e^e
el perfil correspondiente como ala portante o de segmento de circuí
como se ha indicado en a). Deberá tenerse en cuenta que el coe
cíente de deslizamiento sea favorable. También hay que conside'
de acuerdo con lo que se expondrá en d), la cavitación o las pro
midades de la velocidad del sonido.
En el capítulo 61 se ha determinado el diámetro del cubo mí
admisible para el rodete axial lento, basándonos en la ecuación í
damental de las turbinas. En los rodetes axiales rápidos resulta
para dicho diámetro mínimo valores demasiado pequeños, impr
ticables, debiéndose calcular, por otra parte, los álabes según 1
indicaciones del capitulo 60. Por todo ello se recomienda no dar
cesiva importancia a la condición de diámetro mínimo del cubo.
Es recomendable proyectar los álabes de forma que la longitud
de los mismos sea creciente desde la sección del cubo a la de la pe
feria, siempre que lo permitan las tensiones engendradas por la fue
centrífuga. Según lo dicho en el capítulo 86, vimos que con caud
reducido, éste se acumula en la punta del álabe, por lo que es de espe
que con álabes largos se retrase la aparición de desprendimiento
' d) Cavitación y ultrasonido. La capacidad de aspiración pu
comprobarse según el capítulo 38, y el límite de ultrasonido, según
capítulo 43. De todos modos, esta cuestión habrá de ser tratada
pecto a las distintas secciones de ala, pues, dada la presente fo
de rodete, cabe la posibilidad de que los lugares perjudicados no e
situados en la punta del ala, sino en un radio cualquiera. Por es
es oportuna la discusión siguiente í1).
Si se considera la variación de la presión alrededor del p
(figura 182 a), se encuentra que el empuje está esencialmente con
cionado por la depresión en la cara opuesta. Si se considera la sup.
(») Véase también F. Numachi : Rep. núms. 39 y 40, vol. 4, serie B. R
arch Inst. Tóhoku Univ., Japón (1954).
Cálculo de los álabes axiales como alas portantes 335

íicie de presión como un triángulo de base L y altura igual a 1/a veces


la depresión Ah, esto es, igual a A h'/a, cabe entonces calcular este
Último a base del coeficiente de empuje £a .
% La superficie total de presión vale, por una parte, 4r (A h'ja) L,
2
por otra, puesto que la anchura del ala
4= 1, según la ecuación (35) :•

0,1 aCaw l (47)

Si existe, además, una componente c0u tan­


gencial, del lado de la aspiración, la dismi- ^
pución total de la presión aumenta hasta . ••[-
- ....
r2
Ah = Ah' Fig. 182 a. Distribución de la
(48) presión
2g sobre el perfil del haz.
1 . Parte inferior del álabe. 2.
Parte superior''del álabe. A
Tratándose de una corriente de gas, se emr es aproximadamente el incre­
plea el mismo raciocinio para determinar la mento
.
de. presión debida ai
: álabe
proximidad a la velocidad del sonido mew
jijante el número de Mach wmáx¡a, yen'do entonces ^ ^ c je d u c id o de
= W* + 2 l j A h ' = w fofegS (48 a)
El número de Mach que de ello resulta tiene que servir de nuevo para
establecer una comparación de las distintas secciones de ala.
'• El coeficiente a puede elegirse, tratándose de bombas, dentro
del campo de las mejores circunstancias de deslizamiento (entrada
Sin choque), con un valor a « 0,7 í1), que ha sido confirmado experi-
inentalmente en América (2). (Tratándose de una turbina ha de espe-
arse, según las consideraciones del capítulo 39, menos de la mitad
de este valor.) Para puntos de las polares que disten mucho del punto
óptimo, ha de tomarse a mayor. Por otra parte, aumenta también a
:uando el lugar de máximo espesor se acerca a la arista anterior
¡gura 169) i3). Por esto los perfiles más favorables son los laminares,

(‘) AI intentar obtener, mediante las ecuaciones (47) o (48 a), los valores A
de las ecuaciones anteriores (7), página 186, o (31), página 206, a base de los va-
ores de a dados, se llega a unos valores de A esencialmente superiores a los dichos
interiormente. Esto se explica con facilidad por el hecho de que allí se tuvo en cuenta
íl comienzo del descenso del rendimiento, decisivo para el constructor, descenso
fjue no se hace perceptible hasta que se produce una considerable dilatación del
ampo de despegue o del ultrasonido.
- (‘) Daily W. J ames : Cavitation charakteristics, etc. Amer. Soc. Mech.
¡ng. Hydraulic División Paper n.° 48 — SA — 30, Julio 1948.
(*) Véase también S. P. Hutton : Proc. Inst. mech. Eng. Lond., vol. 163,
inas 81-97 (1950).
336 El álabe axial

tratados en la página 299, en los cuales el lugar más grueso se halla]


en las proximidades de la mitad del perfil y en donde la variación^
del espesor se combina con una línea de esqueleto apropiada. [Los]
valores de ffl pueden obtenerse de las ecuaciones (40 á), (40 b) o bien.
— se se conoce / / th Por Ia ecuación (4) — se sacan de la ecuación (46).j
Como jutyto con a aparece como factor de igual influencia el coefi-^
cíente de empuje £a, resulta que el peligro de cavitación y de ultra­
sonido aumenta con la razón de espesores d/L y la de abovedamientoj
f¡L (fig. 179). No hay que olvidar el contenido gaseoso del agua,;
sobre todo cuando ello se suma a una «agresividad» química (ca­
pítulo 42).
La ecuación (47) nos da con £„ - 0 el valor A h ’ = 0. Esto sólo se cumptol
en la placa plana, Infinitamente delgada, pero no en los á abes perfilados delfoeaj
media recta. Por despreciar esta influencia del espesor al desaparecer el empuje,j
propone K l. S a a l f e l d , en su trabajo citado en la página 331, sustituir en laecua-,
ción (47) a Ca por 0,075 + 0,35 Ca, en donde entonces resulta, evidentement«,j
para Ca = 0 un valor finito de A h'.
También influye la posición de la arista de aspiración. Si
dispone ésta — según recomendación de Buseman — inclinada con]

yíUr \
■ 0,6
(i
[i
V
_i____
0,6 10 " 0,2 6,6 0,6 0,6 1f i 12 \6 Vi
Ha —
Fio. 182 b. Influencia sobre el rendimiento F ig . 182 c. Influencia de la relaciá
de 1a curvatura hacia atrás de la arista de d/L de un perfil sobre la resistencia Ca
entrada de una hélice de avión en el campo de la velocidad del sor,J'
(Aerodynamische Versuchsanstalt Góttingen) (Deustche Versuchsanstalt filr L
fahrt). El trozo entre Ma = 0,85 ■
1^5 es aproximado

respecto a la dirección relativa de la corriente de entrada, esto es, íom


mando un ángulo <p * 90°, resulta disminuida la componente normafl
a la arista del álabe, que pasa de w a w sen y, y con dllo disminuye*
también la peligrosidad de cavitación o ultrasonido en la razón de
sen2 <p : 1. Es cierto que no se alcanza por completo este .mejora­
miento, sino sólo, aproximadamente, la mitad (porque la razón de
espesores, perpendicularmente a la arista del ala, es mayor que eí
la dirección de la corriente). Pero la comparación en la figura 182 bt
del rendimiento de dos hélices, la segunda de las cuales, junto a. U
punta del ala, tiene una arista de entrada curvada hacia atrás eifl
unos 45°, muestra que, con números de Mach referidos a la punta d j
ala, se logran mejoras muy considerable con los valores cercanos
y superiores a 1. Para llevar a la práctica estas medidas, los perfilflj
Cálculo de los ¿labes axiales como alas portantes 337
que se obtienen del cálculo corriente se tienen que desplazar relativa-
¿mente, mediante un giro apropiado alrededor del eje, de forma que
Ja arista de aspiración quede fuera desplano axial. Con todo, hay que
rtener en cuenta la perturbación del equilibrio de la corriente por la
[apa? ^ ° í de componentes radiales, asi como los momentos de flexión
foSücuiade u °“ P°r laS fU" ZaS centrií“6as' a de la posictón
EsU consideración puede también aplicarse a los rodetes radiales
con álabes de doble curvatura, cuando la arista de entrada no se
halla en el plano axial (según ya se indicó en la página 265)
Si se trata de números de Mach M a = w j a mayores que 1,
hay que tener en cuenta, por una parte, que con Ma « 1 la resistencia
de las distintas alas aumenta tan intensamente, que en la práctica
ha de ser eliminado este campo. Tratándose de números de Mach
; s elevados, la resistencia vuelve a disminuir considerablemente,
p°r clcrto, tanto más intensamente (l) cuanto menor es la razón
| ¡L c)* P °r consiguiente, si se logra limitarse a perfiles del­
gados, puede construirse una hélice para air£í en la que en todas las
secciones del ala se cumpla que Ma ^ 1,3, con un grado de rendi­
miento aceptable. Por supuesto, esta hélice ha de poseer un gran diá­
metro de cubo y valores pequeños de £a (2).
e) Consideración de la compresibilidad. En-caso de una notable
•alteración de la densidad, la velocidad de*paso cm¿ través de la hélice
,no se conserva constante. De ello se sigue que los supuestos para el
cálculo de w .como promedio de w0 -y u>3, ya no somexactos. Sin
emnargo, la diferencia es escasa. Por esto cabe* y ^ e " hace de ordi-
flario, seguir el proceso de cálculo expuesfo/'Tñcluso ante números
de Mach elevados.
i El aumento del coeficiente de empuje debido a la variación de
densidad se tendrá en cuenta, según la regla de Prandtl, multipli­
cando las ordenadas del perfil para cada sección de ala, incluido el
Jtngulo de ataque, por ]/1 — Ma2, en donde Ma = w ja (capí-
u ° , c). El estrechamiento del perfil que de ello resulta tiene su
miluencia también en la disminución correlativa de wm&x (esto es,
C acercamiento al perfil de vuelo, rápido). En caso de perfiles gruesos
cerca el cubo, para los cuales se desconocen reglas prácticas de re­
ducción, afortunadamente Ma es generalmente pequeño, de manera
(}ue no tiene importancia la conversión.
f) Rendimiento del rodete axial. Si Zu es la pérdida en altura
■e presión del rodete para la sección cilindrica considerada, expresada
n metros de columna líquida, entonces el rendimiento (sin pérdidas
l0r *uSas rozamiento en las paredes laterales), esto es, el rendi-

Dr ^ uick)1^11 (*a*os Oficina de experimentación alemana para aviación


(') Véase A. W e is e : Compresor supersónico en Lilienthal-Ges., informe 171,
«ongreso de Heidenheim, octubre 1943, pág. 92.
22. P fleidereh : Bombas centrifugas.
338 El álabe axial

miento del perfil


Hth - Z g ^ (4i
Vu
H th = H lh
tratándose de bombas. En lo que sigue, el subíndice u se refiere al|
rodete el subíndice d al difusor. Como se prescinde del rozamientoJ
de la corriente con el cubo y con las paredes externas del cuerpo m
bomba, resulta Zu, que depende solamente de la resistencia W en la reja-
de álabes. Si esta resistencia se refiere a la anchura b —■1, entonpes^
como la anchura de la sección media del canal, en sección cilindrica
. , , ___ n 1 _ _______ ln nr tn m V iió n i m i o l O 1 con K
¿Ó I g U U l U l 3 C ü P o o , 1 U - - *«» -- o

y se tendrá:
W/y A tg A (49
~~ t sen y t sen /?0
o bien sustituyendo A por su valor tomado de (35) (con b - 1), |

Z — (49 bj
z'u 2g t
Si en la ecuación (49) se escribe este valor, y para Hth el valor de I5
ecuación (43), poniendo al propio tiempo cm = u ^ s e n ^ , se oiniene.
tg A w (50)
Vu = 1
sen 03oo ± A) u
o bien, mientras el ángulo de resbalamiento A sea pequeño r.esp.ect
a con tg A = e:
„ = l ____ L r - 3 * (51)3
'/u sen (¡ao u.
o con sen ^ = c jw ^ y u — r a):
= 1 _ JL (51 a) C)
Vu — (o rcn
El rendimiento total r¡s del conjunto de álabes abarca tambié£
las pérdidas en el difusor, y éstas importan, en el supuesto de
(>) En la literatura sobre bombas o máquinas soplantes, el valor que a ve$
allí se encuentra t- tg A -tg ft»
^ ~ 14-tgÁ/tg^oo - :;ví _

E s a s e iS H fs s iS i#
ysaMl

• 4S

n
Cálculo de los álabes axiales como alas portantes 339

corriente puramente axial e introduciendo un coeficiente de pérdidas


.en el caso de una entrada de la corriente perpendicular al rodete:
L
IfI"
— el —r l3u
z d =Cd — oT (52)
29 29

tulod 13d b ^d PUCde 6legÍrSC de conformidad con los datos del capí-
Cs“ = 9Hth/r(o -fc 0tí disminuye de dentro-a fuera, las
p idas en el difusor varían en sentido contrario a las pérdidas dpi
ro e.e y « el rcuuiinieuto aei conjunto permanezca
aproximadamente invariable en toda la extensión radial de los álabes.

Z u -\~ Z d
Vs = 1 = Vu (52 a)
H th
rjs es mayor que r¡h, porque éste no comprende el rozamiento
4 ? ' cub“’ en las paredes del cuerpo de bjB^baíéii las bocas de aspl-
iM
se m» J e V mpcomo una
manifiestan asl perdida
C O m ° l a s p e ‘ r d i d a s P°r fu«as- mientras éstas
de presión.

d.segúnv Sla Secuación


ílS " (^(51):filCye?7
y
4)d« * ‘“"J»'»'»
e w°° - (ul?)lu>rP«> y, por. consiguiente,

i' »en£/W • (53)

&SfSíÜMr2 ?u? ¡S & tt í á


2r ?
" por tanto,
“ - a S “ ¡
-

V t = 1— 2
sen 2 /?„ (53 a)

miento K n t l Vs dep,®nde del conocimiento del coeficiente d e íe s b f e

ju aD uS ción « | J 7nrn ( >in c lu y e en el cálculo estas pérdidas adicionales en

irire s — íw + 0,020 - ——— -f 0,018 (54)

""do de *<!“* e - (CwWía- El término 0,020 — , en donde t es el paso


' comprende el rozamiento en las paredes, v el término 0 018 A * inc

f e » t e t a o s j á r -
(0 Proc. Inst. mech, Engrs. Lond., vol. 153, pág. 348 (1945).
• 340 El álabe axial

68. El difusor de la bomba axial


A pesar de que hasta los capítulos 70 y siguientes no se tratará
en general del difuspr, parece oportuno considerar aquí las particula­
ridades del mismo referentes a las bombas axiales.
La caja espiral, como único dispositivo difusor de la máquina
axial, sólo se presenta en bombas de una sola fase y únicamente entra
en consideración cuando existe una componente c3u suficiente para-,
que no sean necesarias secciones espirales demasiado grandes. Esto
acontece con el rodete axial lento en un campo limitado, como en el
ejemplo numérico del capítulo 63, y, además, habría de suponerse con
un 50 % de reacción (fig. 165). Pero como estos grados de reacción
pequeños sólo se aplican a tipos de varias fases, a los cuales no cabe
aplicar una caja en espiral, podemos circunscribirnos a tratar sola­
mente del difusor de aletas. ¿
El álabe del difusor tiene la desventaja de que la capa limite está
en reposo- y falta, por consiguiente, el efecto aspirante de las fuerzas
centrífugas sobre la acumulación de capas límites, el cual es de gran
importancia en el rodete (pág. 285). Sólo por esto se comprende que
en los compresores axiales se consigan rendimientos del 80 al 90 /<>,
mientras que con rejillas difusoras inmóviles y álabes curvados se
llega sólo a valores más bajos. Por esto en las bombas axiales tienen
su lugar los altos grados de reacción, y sólo se baja hasta el 50 % en
los compresores, en donde el descenso del número de Mach constituye
otra condición importante (pág. 316). Conforme a ello hay que enjui­
ciar los distintos casos representados en la figura 165.
Por esto el ángulo de inclinación a3 de las líneas de comen
respecto a la periferia (fig. 180) es relativamente grande, y también
por ello la distancia entre rodete y difusor puede ser asimismo reía
tivamente grande, a saber, de L/6 hasta L (según la nota 1 al pifr
la página 339) sin que se note una disminución del rendimiento.
Parece, sin embargo, que por debajo de la distancia L/6 se presenta
un aumento del coeficiente de presión.
Para el cálculo del difusor de aletas se partirá, por regla general,
de una corriente en el difusor que sea congruente con los álabes d
mismo, según se verá en el capítulo 70, debiendo tenerse en cuenta
la separación de los álabes, exagerando los ángulos correspondientes.
Los álabes del difusor pueden ser calculados también como alas por
tantes, en la misma forma que en el capítulo anterior se hizo para
rodete. . ,
A continuación vamos a exponer ambos procedimientos de cále
del difusor. . .
a) Corriente congruente con los álabes. Tomamos las notación
de la figura 194 de la página 361. Como en el caso de los rodet*
podemos suponer que la exageración del ángulo motivada en la e
trada por la posición separada de los álabes (que requeriría una redil
El difusor de la bomba axial

ción del ángulo de entrada a j queda eliminada por la contracción


de entrada que actúa en sentido contrario. Por lo tanto, el coeficiente
í (Jue se introduce en los difusores radiales (pág. 353) lo hacemos u = 1,
y determinamos la inclinación inicial de los álabes a4 de

tg a4 = tg a3 — —
U a4
en donde, por regla general, puede ponerse t J ( t A — o ¿ = 1. En caso
de una cur\ratura considerable de los álabes del difusor—por consi-
; guíente, de una reacción pequeña o media—convendría tomar el coe­
ficiente [X > 1.
Si la corriente sale del difusor sin una componente tangencial,
como ha de procurarse ocurra siempre en los tipos de una sola fase
o en la última fase, se obtiene el
ángulo de salida a6 (fig. 194), ha­
bida cuenta de la exageración de
los ángulos, necesaria según la
ecuación (15), página 360, tomán­
dolo de

tg a5 = 171

con T

"& )■
P‘ Vl ZiSt
Si rt es el diámetro del centro de a —
gravedad, ezla longitud rectificada F ig .de182potencia
d. Coeficiente de disminución
y' del difusor axial
de la línea de flujo, entonces, en
la ecuación (57), S¡ = r s e¡. En el caso de una línea de flujo diri­
fo t e*actamente en dirección axial, resulta rs = r5 = r2 = r, y, por

tg a 5 = — J - tg a 3 ; P i= V ¡— (57 a)
Pi ziei
La continuación del cálculo se verá en el ejemplo numérico del
capítulo siguiente.
- ido|zeaberger llevó a efecto investigaciones en la Escuela
Superior Técnica de Brunswick sobre la cuantía del coeficiente y>¡,
empleando una bomba axial, provista de difusor de salida, en la que
r dltusor también podía girar, y así fue medido el momento de giro
pe este. Se hicieron variar el número de álabes del difusor, esto es,
^ valor t¡L, asi como el número de revoluciones del rodete. En estas
condiciones obtuvo los valores de rp¡ dependientes de f/L, con las
^evoluciones del rodete como parámetro, que se expresan en la fi-
ra 182 d. De ello puede inferirse que vale para el difusor aproxi-
342 El álabe axial

madamente la misma regla establecida en la página 290 para el rodete,


y que aquí escribiremos: •. •:<
\>'i = 1,2 (1 -f sen a5) (57 b)
De aquí se sigue, en el caso presente, con a5 » 90°, el valor yjj = 2,4,
que refleja bien los resultados. Las considerables diferencias que se.
advierten en la figura 182 d, al variar los números de vueltas, pro­
vienen probablemente cíe dispersiones debidas a la circunstancia de
que la disminución de potencia resulta de la diferencia de dos números
del mismo orden de magnitud.
ñ) T r n f n m ip n ln rlp Ins ñ ln h p a H p s n lid n rn m n n in a n n rin n fe s . F.ste
procedimiento es ciertamente menos seguro que el anterior, en par­
ticular cuando las líneas de flujo no son exactamente axiales. Sin
embargo, nos ocuparemos de él para que la obra resulte completa.
El momento de giro que ha adquirido el rodete es, para una
corriente parcial de poca anchura radial, d r, cuando A (r cu) =
= (rc'5u — c3u) es la causante de la variación de giro, según las consi­
deraciones de la página 332, o conforme a la ecuación (7 a) del ca-;
pítulo 17, a):
d M = z P dr r sen (aM + A) = y d V r (cau — cs u)«

Sustituyendo P por su valor en la ecuación (42), se tiene con


d V = 2 r n d r c m, t = 2 r n ¡ z , eos l = 1, después de una pequeña
transformación:
<- “ cm (^3 u ^5 ») (58)
' a t ~ e l sen (aoo + A)
o bien, si se pone /. = 0 y cM sen aOQ= c m:
y L ^ ^ (C3 u C5 u )
í a T ------------ 1----------------
(58 a)

invariable. Como en la ecuación (45) y (45 a) se tiene:

Si se trata de máquinas de una sola fase (sin caja espiral) o bien


la última fase, c3u = 0, pues aquí se pide una comente de sali
libre de rotación (caso III de la figura 165).
Si, además, existe una razón c3u/u, esto es, un grado de reac<
muy pequeño, entonces la contribución del difusor a la presión es
pequeña que queda compensada por el rozamiento adicional en 1
El dilusor de la bomba axial 343

r ^rescindirse de rodete difusor o dejarle pocos álabes. Esta disposición


tiene muchas aplicaciones en la impulsión de agua y para ventilación,
f , La relación t/L se elige desde lo^ mismos puntos de vista indi-
cados en el caso del rodete, páginas 290 y siguientes.
De las distintas disposiciones del difusor indicadas en la figura 165,
>*on adecuadas para las máquinas de varias fases las I I y I I I y para
- las máquinas de una sola fase, la III. De todos modos, en presencia
ae una sola fase es recomendable asimismo la V, en la cual se necesita
únicamente un dilusor de entrada, pues la corriente sale del rodete
sin rotación alguna (}).
ÍMfn- uu cola uíopooiciúu difusor-rodete:
1.a El difusor empleado trabaja únicamente con una corriente
acelerada. El retardamiento en el rodete es, desde luego, mucho más
intenso ; pero allí éste se produce, a causa del deslizamiento de la
capa limite, con un rendimiento mejor que en el canal en reposo.
~.a A causa de la disminución de presión a la entrada 'del difusor,
este trabaja como nivelador, de manera que quedan eliminadas en
alto grado las irregularidades promovida» qjor la forma de entrada
de la corriente.
3. a El retorcimiento del perfil en torno al cubo del rodete res­
pecto al perfil exterior, es pequeño, por serlo /?3 —
4. a El diámetro del cubo puede mantenerse"algo más pequeño,
y por lo tanto, aumentarse la capacidad de la jmrnba.
Las dos ventajas mencionadas'én primer lugar debieran promover
.una mejora del rendimiento conj-espécto al difusor dispuesto a con­
tinuación del rodete. Sin embargo," ésta no se rugistaf?2), a causa de
las desventajas siguientes: #*5^
5. a El aumento de la velocidad relativa de entrada de la co­
rriente ocasiona una elevación del rozamiento en los álabes, y sobre
odo del número de Mach o del peligro de cavitación, y por lo tanto,
un empeoramiento de la polar del perfil.
6. . La disminución de la presión a la entrada del difusor se
a e compensar, según queda dicho, mediante un retardamiento
cen uado en el rodete. Pero esto implica no solamente una doble
rans ormación de la velocidad, sino que también aumenta la presión
de salida, que incluso resulta mayor que la altura de elevación. De ello
se sigue un aumento del empuje axial y, por lo tanto, del rozamiento
en los cojinetes.
7. Sólo se presenta la ausencia de giro detrás del rodete para
punto de cálculo, y aún entonces no se extiende, por lo común, a toda
la superficie.
Por estas razones el procedimiento es poco usado y es apenas
ap ica e a las bombas, debido a un considerable aumento del peligro
,de cavitación. •

viento elErcual
viento, el n íínrecibe
r S e0ntf’ aq^ tienf.
el viento eíe?,to perpendicular.
en dirección el P™ceso inverso al del molino di
o. E ckert: Ib. dtsch. Luítíahrtíorch. 1939 II, págs. 234 a 246.
344 El álabe axial

69. Ejemplo numérico de cálculo del álabe axial


como ala portante
Se desea calcular el rodete y el difusor de una bomba hélice,
como la de la figura 186, para un caudal de 2 m3/seg. a 4 metros de
altura manométrica y a una velocidad de 600 r. p. m.
a) Rodete. El número de vueltas específico resulta, de la
ecuación (2), capítulo 27, igual a nq — 300 (ns = 1.100), que corres-
. < y-Perfil, 347

,'ts
' Sección o, - a,
Sentido de giro

P e r f i l , 490. r e g r u e í o d o

if

Sección i

1/7
P e r f i l , 1490 ps
]£T S’t*
I• Sección c, • c,

P e r f il, 490, a d e l g a z a d o
\
(¡5 *
Sección di • d¡ '■
>ulí
ff'Jt
P e r f il, 490, a d e l g a z a d o

Sección e¡ - e,

Fig. 183. Desarrollo de las secciones cilindricas a, a, a e, e,


. ,i

ponde, por lo tanto, a las condiciones medias de las bombas


La figura 167 nos da, con j30(, w 10°, una relación entre el diámetro <
terior del rodete y el del cubo de 3,3. Sin embargo, se escogerá 2,4, p
que exista en el diámetro interior una separación suficiente entre 1
álabes, de forma-que sea posible considerarlos como alas portan
La máxima altura de aspiración posible (H's)m&x se calcula .
S = 2,4, A — Ht = 9,4 k = 1 — (1/2.4)2 = 0,826. • fr
Ejemplo numérico de cálculo del álabe axial 345
Para considerar las pérdidas por fugas y la inseguridad de cálculo,
toma un aumento de caudal del 10 %, con lo que V' - 1 ,1 -2 =
= 2,2 m3/seg. La velocidad meridiaha c. = cm = e V 2 qH [de la
ecuación (16), capítulo 29, « = 0,5 a ]l,l, siendo conveniente para el
agua mantenerse ^n *el límite inferior], con e = 0,6, resulta
Cj = 5,3 m seg. Ahora podemos calcinar el diámetro exterior Da, me-

Planta \T
a»;,

su

’• / FiG.^aftS'aT' Seccli__
Iones
modelista 1 a 19

F jg . 1 8 3 c.
*-/ Conjunto de la
---- Fip. 183 b. Proyección circular hélice

183-183 c. Hélice del ejemplo numérico del capitulo 69
: •' ••, >•! . ■ ;
°ten ^ ^ resi6n 'V' - *l4 D° I1 - W > JO m cm. resultand
*'n rr» ’,,^ SC0^erem0S ~ m> y Á = 0,34 m de acuerd
DíÍP l 77 2’34» c ó n lo c u a l cm = 5,34 m/seg.
Si consideramos constante para todas las secciones cilindrica
—0,86, tendremos Hth = 4/0,86 =4,65 m. El álabe se calcular
5 .secciones cilindricas situadas a igual distancia radial de ax a
ei ez> según la figura 183 a, cuyo cálculo se efectúa disponiend
palores en forma de tabla. Al no existir directrices de entrad;
s ecuaciones (45) y (45 a), c0u = cfc
346 El álabe axial

Las magnitudes f/L están uniformemente escalonadas a partir del valor


respondiente al cubo, de tal modo que las aristas de cada sección del álabe que.
dispuestas de un modo uniforme, con fuerte disminución de los valores de £a con
pondientes desde el cubo hacia fuera. Esto último es necesario a fin de que no creí
demasiado el valor A h', y porque, por razones de resistencia, es aconsejable q"
los perfiles sean gruesos en el interior, y por razones hidráulicas, delgados y larg*
en la parte exterior del álabe. Cuanto mayor se elija f/L, tanto más grueso pued
ser — hasta cierto límite — el perfil. Los dos perfiles elegidos, números 387 y 490,
corresponden al grupo señalado con p), de la página 324, para los cuales rige la
ecuación (39 a). En las secciones de perfil 2, 4 y 5, las ordenadas del perfil 490
deben multiplicarse por un factor numérico, que se obtiene de la relación de lo*,
valores ijm¿JL (>). Estos valores están escalonados según una ley elegida conve-
nientemente, admitiéndose los valores fijos del perfil 387 y del perfil 490, empleados
para las seccionen 1 y 3, de tal modo que se pueden esperar ángulos de ataque „
favorables. Para el cálculo de L y de ym¿x se ha tomado como base un numero
u c ú la liC d i = 3 . i-u a v a iu ic a /. 14u t I t S u u a u a t * c ü ic u íw u u cuu *u * u w u l íu u cu u C U C iU ik
suficientemente con los supuestos. Es también admisible el cálculo mediante l*1
ecuación (46 a), o sea, con A = 0.
Las depresiones A h de la tabla numérica nos demuestran, junto con la ecua
ción (25), página 193, que la bomba precisa tener la aspiración en carga, *
acuerdo con el valor de (H,)mix calculado.
Cálculo de los perfiles del álabe

340 455 570 685 800

u = n D nf6 0 ............... .... m/seg 10,68 14,30 17,91 21,52 25,14


ctu = g H u J u ..................... m/seg 4,27 3,19 2,545 2,12 1,815
u'*oo, según ecuación (45).. m'/seg* 101,45 191,0 296 448 608
tg Poo, según ecuación (45 a) 0,625 0,419 0,3205 0,261 0,220
Poo................................... . 32° 0' 22° 44' 17°46' 14°40' 12° 25'
¿(se elige aproximadamente) Io l°v 1° Io Io
C« L/t, según ecuación (44). 0,826 0,442 0,286
0,137 0,1873
IIL (se supone)................... 1,36 1,6 1,66 1,78' 1,72
C« = ( í « / / 0 VIL) . . . . . . . . 1,123/ 0,709 0,475 0,245 0,323.
A h' = A h, según ec. (47).. 7,98 9,44 9,8 10,1 10,4
Perfil n.° (íig. 1 7 8 )...-.... 387 ; t MLf?: 490 490 490 J
recre­ dismi­ dismi­
cido nuido nuido
UxakxlL■ 0,1505 0,1235 0,0960 0,0768 0,C
de la inter­ de la extra­ extra­
tabla polado tabla polado polado
pág. 323 pág. 323
tg A = £*/£<* de la fig. 176, ó
ecuación (41) 0,0160 0,0194 0,0178 0,0166
A (definitivo) . 55; I o 4' 1°0‘ 58'
ó de la figura 177, ó ecua­
ción (39 a) (*). 5o 24' I o 49 ' 34 — 10 ' —ar
Poo + ó .......... 37° 24' 24° 33 18° 20' 14°30' 12°5V-
i L = 71 DKt¡L)................... mm 785 894 1075 1250 1410
z Umii — zL (UmárlL )......... mm 11’8 110,65 103,3 95,9§ 88,6
Zu, según ecuación (49 b).. 0,129 0,216 0,252 0,226 0,2
Zd, según ecuación (52) con
U = 0 ,2 ...................... .. 0,186 0,104 0,066 0,046 0,03
r¡it según ecuación (52 a) 0,93 0,93 0,93 0,93 0,9
(*) La figura 176 sólo debe utilizarse para dichos perfiles, cuando <
no se recrecen ni disminuyen.
En las tres últimas lineas de la tabla se ha efectuado el cálculo del r
miento de álabe, que varía poco de una a otra sección de álabe, por lo que es

(l) Hoy se prefieren perfiles que tengan mayor espesor (véase la nota 2’
la página 299).

1' ?.m
Ejemplo numérico de cálculo del álabe axial 347
ftecta la suposición de un valor constante para tu, no siendo necesaria la correc-
dún indicada en el capitulo 55.
i í? coeficiente de presión = 2 g.4/25, 14* = 0,124 es muy pequeño con
piación al del rodete lento axial (ejemplo del. capítulo 63) y a los valores de la
pación (14 a), página 296. '
| El empuje axial es, según la ecuación (22), puesto que A'„ = 0:

A -yxHV—
| ¡ + 4 ) ! - 1810 *«■
c®*®8 axial sobre un álabe se calcula mediante la expresión (23) con o = r¿,
Dbteméndose /I A, = 495 kg. La resultante actúa, según la ecuación (23 a), a la
distancia xsa = 130 mm del cubo. La fuerza tangencial total alcanza, según
j> ecuación (24), un valor por álabe
60
A U = 1000 5 . 3 4 . 4 f i 5 (O 4 — n 17\ - 100 V o
ouuw '
f actúa, según la expresión (25), a la distancia xsu = J/.-(400 — 170) = 115 mm
leí cubo. Se deberá calcular, pues, el álabe a la flexión. Las fuerzas centrífugas
jeneralmente son despreciables en las bombas hidráulicas.
■ El álabe se ha representado en la figura 183 a, por sus secciones de mode­
stas, las cuales se determinan mediante los desarrollos de las secciones cilín-
Incas ax a, hasta ev e„ dibujadas en la figura 183, con ayuda de las secciones
niales I a v /, las cuales facilitan el trabajo en los modelos grandes. En los modelos
oqueños, la construcción se basa, con frecuencia, directamente en las secciones

r dncas (fig. 183).

b)
.-.w * •

Difusor (figs. 184 a 186). Consideraremos las mismas super­


ficies de corriente que en el rodete. Las líneas de corriente ai a5,
K b5, etc., se dibujan suponiendo una velocidad meridiana- uniforme
tn un plano perpendicular al eje, después de haberfijado las paredes
exterior e interior del difusor, procurando un paso-paulatino desde
la salida del rodete hasta la abertura de salida" deseada. La arista
de salida del difusor se elige de manera" que los filetes^de.^corriente
Citeriores tengan una longitud ■‘álgo mayor, enj^secctón meridiana,
íue los filetes interiores, ya que el paso entrtf^íátfés es también mayor.
[ El álabe del difusor se calcula, según el capítulo (68, a), suponiendo en todas
partes un espesor de álabe s, = 10 mm y un numero de álabes s¡ = 8 [por tanto,
pienor que lo indicado por la ecuación (8), página 290, con a en vez de 8]. El án-
puo de entrada a, y el de salida a, se determinan en la siguiente tabla numérica:
Filetes
Dim.
at a, bt b, c, c, dt dt e, e,
ía, —C m / C f u 1,25- 1,67 218 2,52 2,94 *
/(!« — c4) se elige prov. 1,08 1,06 1,05 1,04 1,03
la*, según^ecuación (55). 1,351 1,77 2,29 2,62 3,03
53° 30' 60° 30' 66° 25' 69° 8' 71°45'
n D ¡zi, mm 133,5 178,5 223,5 268,5 314,0
=Si¡sen at 12,45 11,50 10,9 10,71 10,52
(f«— at) reiterado 1,10 1,068 1,05 1,045 1,034
54° i60° 40' 66° 25' 69°13' 71° 48'
i del dibujo. mm 170 221,b 285 342,5 400
(del dibujo , mm 95 205 290 372 450
del dibujo . mm 144 220 289 358 425
N
del dibujo . mm 340 356 378 402 425
;« Tt ti ----- m* 0,049 0,0784 0,109 0,144 0,182
de la ecuación (57) con
* = 2,4......................... 0,0553 0,1453 0,2315 0,2883 0,3338
tai /k ............... .. . . *......... m/seg 3,74 3,68 3,62 3,57 3,54
de la ecuación (56) —8,851 —8,154 —6,252 —6,344 —6,573
grados 96,44 97,9 99,09 98,96 96,65 1
348 El álabe axial • >* • '••• •

Los filetes de corriente se han calculado por puntos, mediante la ecuación (


del capitulo 73, suponiendo la variación del ángulo a del álabe con arreglo a
figura 185. Mediante la proyección de la figura 184, se han obtenido las sección
de modelista 1 a 10, señaladas en la misma figura. Para el cálculo de las líneas
■ — ' • .'*

-S10&- t? .

■mi?
4—
Difusor con 8 alabes

' 5

Y---
-fSS* I .. • ,V

-m *
—-
F igs. 184 y 185. Difusor de la hélice de la figura 183. A. Sección meridiana con­
secciones de modelista de las superficies medias del álabe, B. variación de la ln
ción a del álabe para las cinco lineas

corriente se tomarán los interval


A x, sobre los filetes, iguales a l
que existen entre las secciones^
modelista, ya que de esta íoe:
se obtienen exacta y directamen'
en planta, dichas secciones.
En la figura 185 todas 1
lineas a alcanzan el ángulo
90°, en la misma sección de
delista 7, con lo cual se facili
la construcción del modelo. <
En esta bomba sería ji
tificado renunciar al difus
a causa del elevado grado
reacción. En tal caso, habría que modificar la construcción de
misma según la figura 187, y poner, por lo tanto, el cojinete an
del rodete. De todos modos, los álabes del difusor en estas bo
Ejemplo numérico de cálculo del álabe axial 349

■esultan sólo, cargados débilmente, y por ello deben disponerse


distanciados, al objeto de que el rozamiento de las paredes
;a más importante que la recuperación.

186. Corte de la bomba hélice del ejemplo,. . *TÍoT*187. .Bomba hélice


numérico . . diiusor

Dada la reducida reacción de la-plífté del ala inme&ata al cubo,


se utilizan dispositivo^difusores, que s£4i¿fém a la parte
cubo f1). f
(*) Escher Wyss-Mitt., vol. 14, pág. 18 (1941).
I. D ifusores
70. Objeto de los difusores
El difusor debe convertir 1^ energía de velocidad, que exis
a la salida del rodete, en Dresión. T.as dpsiounlHaHpc Ha
existentes a la salida del rodete, debido a ser finito el número de álat
desaparecen a poca distancia del mismo, por lo cual podemos admi'
que la cohiente, a la salida del rodeté radial, es homogénea y de
clase indicada en las páginas 57 y siguientes, con núcleo de torbellin
La comente prosigue según espirales logarítmicas que forman 11
ángulo a3 '(ángulo de salida del rodete) con los círculos paralelos,
el ancho b ' pérmanece constante. Si la corriente está ya uniformiza
en la periferia del rodete, se tendrá allí la velocidad:
c3 = V c3 u + c i m . . $
debiendo determinarse c3u « c'2u partiendo de la ecuación fundamen
que para a0 = 90° nos d a :
gti th
c3u — (2
y resultando c3m de
V'
Cqm --
3 m - 7zD2b2
considerando la influencia de la pérdida por fugas. En la expresión
se utiliza para V' el mismo caudal que para el cálculo del rodé

I -4 -1
(página 220), porque permanecen las pérdidas en.,
' prensaestopas y las debidas a la. compensación d
empuje axial, y también debido a ciertas inse
'V//Á % ////. ridades del cálculo, como el estrangulamiento a.

1FT
F ig. 188.
entrada del difusor, que son difíciles de consid
exactamente.
Hay que transformar, con las mínimas pérdid
Ensanchamiento ál la velocidad c3 en presión. Debe tenerse en cuen
pasar del rodete al
difusor que la componente c3m es, en general, pequeña
relación a c3 u, por lo que su transformación en p
sión no tiene apenas influencia. Se trata, por consiguiente, de tra
formar la componente tangencial c3u.
La disminución de velocidad puede producirse bien en una coro
periférica de canales fijos (es decir, en un difusor de aletas), o en
espacio anular sin álabes (o sea, en un difusor de anillo), o bien en
cámara espiral, cuya acción se puede completar por un ensan
Difusor de aletas 351

niento cónico, la cual no es otra cosa que un difusor de un solo canal.


Las jaredes laterales del difusor, las cuales constituyen la prolon­
gación de las del rodete, se sitúan, en evitación de choques, de forma
(pie su separación sea (fig. 188):
bs = b2 \ -=r 2 mm. (3 a)
Con relación a este ensanchamiento hay que recordar que la
pérdida de Borda-Carnpt correspondiente es muy pequeña por tener
que calcularse únicamente para la velocidad meridiana (pág. 75).

R*v / • •
La separación entre la periferia del rodete y las aletas del di­
fusor se hace de distinto tamaño, según se trate de líquidos o gases,
ün las bombas radiales se proyecta dicho intersticio lo más pequeño
wsible, pero lo suficiente ancho para que los cuerpos extraños no
perjudiquen los álabes.j Esta separación influyé desfavorablemente
¡obre el rendimiento, a pesar de que representa .una zona en la cual
e uniformiza la velocidad de salida del rodete/ debido a que se alarga
il camino de rozamiento precisamente en el punto de mayor velo­
cidad. Este alargamiento se hace más notable cuanto menor es el
ÍDgulo de inclinación de los filetes de corriente. En las-bombas para
agua, con difusor de aletas, el valor del á n g u lo ^ es casi siempre
pequeño. No obstante, se debe disminuir la separación al máximo
ue permita la seguridad de funcionamiento. Estas consideraciones
han confirmado en los ensayos^. >
En los turbocompresores,' en los cualc|^£rameñté se utilizan
ifusores de aletas, es corriente adoptar separaciones mayores, en
primer lugar porque los ángulos de inclinación a3 son también ma-
rores (generalmente, a3 > 15°) y, además, porque si se deja poca sjepa-
ición, se produce un silbido muy molesto durante el funcionamiento (1).
ebido a ello se deja un intersticio mayor, aproximadamente con
íma anchura radial de D¡J 10, a pesar de que con ello se aumenten
as pérdidas. Cuando.es importante conservar unas dimensiones re­
lucidas para' el comprésor o bien no importan los ruidos, se utilizan
eparaciones pequeñas.
A la salida del rodete las trayectorias absolutas constituyen
espirales logarítmicas, siempre que despreciemos el rozamiento y que
las paredes laterales sean paralelas (cap. 11, b). El ángulo a3 de indi­
cción de las espirales respecto a los círculos paralelos se determina de
l3 m
-tg a3 = (4 )
l3 u

■esultando c3li y c3„, de las expresiones (2) y (3), dejándo sin consi-
lerar para c3m la influencia del ensanchamento provocado por la
(l) Debe hacerse notar que al pasar los álabes del rodete rozando las aristas
Üe entrada de las aletas del difusor, se producen grandes oscilaciones de presión de
levada frecuencia. Véase J. Lauve , Schweiz. Bauztg., vol. 108, n!" 19.
Difusores
352
aplicación de la ecuación (3 a). A consecuencia del espesor finito»-
de las aletas del difusor y del coeficiente de estrechamiento tl (I, o

f .0. i» “tó r '

que resulta, se produce un aumento de la componente m e n a


inmediatamente después de las aristas d* cu«í
aumentando convenien
mente el ángulo a4 d
entrada. Éste se calcu
para pequeñas separac
nes entre rodete y dií
sor, mediante la expresi
U /i
tg a4= /i tg a3 . - v
*4 » "J
en la cual, si D4 es
diámetro de entrada ^
las aletas del difusor y-
el número de las mism
' 7lD4 /c
4== zt ’ 04 — sena4 -
. fx es un coeficien
experimental que co m
dera las desigualdades'.,
la velocidad de salida,^
rodete, las corrientes'
retorno (fig. 52) y la CQ
■tracción de entrada. Según las experiencias hechas hasta a h o r|

(i) Véanse los trabajos indicados en las iwtas al p upm®s p ep.


re»peVtivamenU,y,ademls M .YBN DO .Exp.Res,ont .
liama, Technol. College, Junio 1930, n. l ........
Difusor de aletas 353

¡dicho coeficiente varía entre


H = 1,20 1,80 (6)
;La figura 189 nos da una idea de los valores encontrados por Hansen.
Se ve que ¡x depende del número de álabes del rodete y del ángulo /?2
Ldel mismo O).
Igual que se hizo en el cálculo del rodete, hay que elegir pre­
samente el valor del coeficiente de estrechamiento — orj. Su
comprobación posterior (*) tiene menos importancia que en el rodete,
debido al amplio campo de oscilación de los valores de ¡x.
< Si la corriente ha de conservar su carácter libre hasta alcanzar
la sección de entrada B C (fig. 190), el álabe del difusor, en el trozo A C,
'cuando las paredes laterales son paralelas (3), tendáS^lá-forma de una
espiral logarítmica, cuya ecuación será:
180 In ­
ca ___________ jr_ _
I
puesto que en la expresión (22) del capituló 73
Si tomamos logaritmos de base 10, en lugar de naturales,

[Una vez obtenido el punto C de la^entrada (fig. 190'


[esta fórmula, se puede s u s titu ir^ la espiral mor^u^ai de circunfe-
uencia de radio

I. e = ( r ‘ + ''c ) - 2 ¿ :
Siendo rc el radio del segundo punto.
r (l) Uno puede preguntarse por qué en el rodete no se ha introducido tam-
ibién un coeficiente de estrangulación. En primer lugar, en la entrada al difusor
La corriente está ordenada. Además, en el álabe inmóvil del difusor existe, como
tío muestra claramente H. S c h r a d e r (fig. 191) una gran corriente de retroceso de
Ua capa límite. En el rodete casi no existe esta corriente de retroceso, puesto que la
¡tapa limite está sujeta a fuerzas centrifugas más elevadas, y también el rendimiento
He la conversión de presión en velocidad que ocurre en el rodete, es mejor que en la
inversión inversa que se produce en el difusor (fig. 135). Pero en las bombas
Badiales lentas con frecuencia se ha mostrado ser de utilidad un complemento.
K (*) Se puede evitar la elección arbitraria del coeficiente de estrechamiento
introduciendo en la expresión (5) el valor o« de la (5 a) y poniendo eos at = 1/Vl+tg1a«.
|Se obtiene una ecuación cuadrática en tg a«, de la que se obtiene:
i tff„ Mtg a, + (sji.) V1 + ^ tg»a, - (»,/<«)«

término negativo, debajo del radical, y en el denominador, puede despreciarse,


a lo que
• tg a, = \l tg a, + (sJU) V1 -r /i* tg* a, (5 c)
(*) SMa limitación lateral no es paralela, la forma de la aleta del difusor
acuerda con la de la caja espiral que se estudiará en el capitulo 49.
(*) B a d e r : Z. VDI 1924, página 1147.
23. P f l e id e r e r : B o m b a s c e n tr ifu g a s .
354 Difusores

Se p u e d e n encontrar las coordenadas exactas de un punto- óifi


termedio F, calculando la media geométrica de los valores r4 y r¿
es decir, r¡ = ]' ci rc, y el ángulo de la media aritmética de los vákiréj
correspondientes, o sea, q>f = 7a (0 + (pe) = íU<Pc- Aplicando reit^
rad a m e n te p ro c e d im ie n to se pueden obtener muchos puntos.
Dando al trayecto de entrada la forma de espiral logarítmica si
obtiene una anchura de entrada a4, que obedece a la expresión )

l‘

Fie». 191. Formación del espacio muerto en el canal del difusor pa

Puesto que en nuestro caso el exponente de e es siemp


mente inferior a 1, podemos poner con suficiente exi

con lo que
Da tc sen a4 n sen 2 a4
2 zt
Es de mucha importancia la ejecución del difusor
anchura a4 correcta. Su incluencia, para alcanzar un bi
es mayor que la del ángulo inicial a4, como se ha
ensayos (*) con difusores de aletas regulables de diferei
lo tanto, no existe ningún inconveniente en cambiar
la espiral logarítmica por otra curva o una recta. \
ángulo a4 es perjudicial. Por el contrario, una dismi
ángulo, conservando naturalmente la anchura a4 cal
(>) Véase el trabajo de H. Schrader, indicado en la notí
gina 80.
Difusor de aletas 355

guna. desventaja. Los ensayos efectuados han dado una curva


udal-altura más estable para los difusores con entrada rectilínea
áginas 425 ss.) que para las curvadas, por lo cual es dudoso el
nsiderar que la forma normal debíá ser la espiral logarítmica. De
ta consideración se deduce que el empleo de la evolvente no es
rrecto, puesto que el án-
’o de inclinación va dis Eapacio m uerto ju n to
* ~ a la pared la te ra l
uyendo a medida que m m m m .| |
separa del centro del ro­ r .
ete i1).
El espesor s. de la aleta
debe tomarse relativamente
cqueño, generalmente entre gura F ig . 191 a. Forma del espacio muerto de la fi­
191 en la sección de salida del canal del
y 4 mm. . difusor
En la entrada de los ca- .
’es directrices deben preferirse las secciones cuadradas a las rec-
ngulares, por ser más favorables para la conversión de la veloci-
d en presión. Partiendo de esta condicipji, podemos obtener el nú-
ero de álabes z¡ del difusor, haciendo'a4’» 1ó3. Puesto que
n D4 sen a4 n D. sen a. , ,
"f si a4fó -------------1 - V-= ¿3

—i*' &D.
Z¡ T —í-sen a4 (9)
•tv
Esta expresión nos da solamente eltffcflor*máximo, por lo cual
lo nos debe servir de orientación. Debido a la desigualdad de
locidades de los dos extremos de dos álabes consecutivos, es reco-
endable no hacer mucho mayor el número de los álabes en el di-
ior que en el rodete. El canal del rodete no ha de cubrir, por lo tanto,
‘os del difusor (2).
Las bombas con difusor de aletas son generalmente multicelu-
~es, constituyendo las aletas del difusor los nervios de la carcasa,
r lo que el número de aletas generalmente se fija por considera-
ones mecánicas o constructivas (figs. 142 y 196).
En los turbocompresores se disponen, a menudo, más álabes que-
que resultan de la fórmula (9), para disminuir el silbido y poder
nentar, en el caso de refrigeración interior, la superficie de refri-
ición.
l. Los ensayos no confirman la exactitud de la regla, aceptada
sta hoy en día, de que los números de álabes del rodete y del di-

(l) Empleando la evolvente se obtiene la inclinación inicial exacta delálabe ;


• además de las desventajas indicadas, resulta una anchura de entrada at de-
ado pequeña, o sea, la que determina la expresión (8 a), despreciando el parén-
del segundo término. 1
(*) BBC-Mitt., 1952, núms. 5 y 6, pág. 167.
356 Difusores

fusor tenían que ser primos entre sí. Un pequeño número de aletas^
en el difusor disminuye el rozamiento, pero aumenta el ángulo dej
ensanchamiento del canal si no se regruesa el álabe, pudiéndose sólol
admitir un número de álabes-;
pequeños cuando a3 sea muy]
pequeño, o bien cuando la
longitud de canal, medida]
en la sección meridiana, pue
da ser grande.
Al dar forma a los ca­
nales directrices, entre laí
sección de entrada BC (fh
gura 190) y la salida, deben]
tenerse en cuenta los puntos]
de vista indicados en el ca-i
pítulo 13 b). Es preciso rerl
dondear los extremos de“
los álabes del difusor a
entrada. Las aristas afila-,
das aumentan el trabajo de]
la bomba a caudal nulo. E|
ensanchamiento de la sec-<
ción debe ser paulatino,
los ángulos de ensancha^
miento no deben excede^
en ningún punto de la sec­
ción longitudinal, el valor
de los límites admisibles @), |
Después de la sección
entrada deben evitarse,
lo posible, las variación*
de dirección. Para el aire,!
el ángulo de ensanchamien-
to mayor admisible dismjjl
nuye para valores del. ná
mero de Mach elevados, de acuerdo con la ecuación (61) del capítulo hj
(') La figura 191 nos muestra la configuración de la corriente e"
limite de un canal de difusor para el caudal n o m a lo b tenida P ^ d o p r e
mente el canal con pintura adecuada en una experiencia de ri. í>chradeh tvauj
™et' J i V n L f n a 80) El ángulo de ensanchamiento era para 12 aletas de 20,
r p L a r d l l regruño de la pa t e l e saUda de las aletas La fotografía e n s e n a ^
la S i e n t e seaiova a lo largo de todo el álabe sólo en la cara inferior de asp;
ción En la cara?de presión o superior no se produce ninguna corriente transve

teVueXraís ■ sisisns «^±1-°--“HEÜ


resulta que la sección real de la corriente en,e l . IXlíJt a S i n H
deducir de la figura de corriente en la capa limite^ E nla “ J S r e l a c i ó n con 1
esta sección / , m, medida perpendicularraente a c»»n, . p , .-
sección total del canal.
. Ejemplo numérico de difusor de aletas 357

Las experiencias 0 efectuadas en compresores para motores de avia­


ción han demostrado que el empleo de difusores de aletas inactivas
con trayectoria radial grande, pueden mejorar la altura de eleva­
ción y el rendimiento, con relación al empleo del anillo difusor liso.
Es conveniente no modificar la anchura b. Su aumento, a medida
que aumenta la distancia al eje de la bomba, es perjudicial, como
lo ha demostrado Schramek (2) mediante ensayos.
No obstante, hay que tener en cuenta que la forma de produ­
cirse el retardamiento es muy distinta de la que se verifica en un
canal normal. Las mediciones de la variación de presión a. lo largo
de las aletas del difusor, efectuadas por Schrader (3), han conducido
resultado notable de que la mayor parte del aumento de presión
efectúa en la sección inclinada de la entrada del canal difusor,
figura 192 nos presenta la variación de presión medida por Schrader,
n función del radio para la corriente normal, en direrentes puntos
termedios r4 — r2, siendo r2 = 170 mm. Se ve que la subida fuerte
produce en un corto espacio. Estos «saltQs^ se'observan también
n los canales divergentes rectos (4),-si-*elTchorro de entrada no llena
completamente la sección inicial. Por consiguiente, habrá que intro-
’ucir el factor ¡x de la ecuación (5), o sea, aumentar la sección de en­
da. Es evidente que influye en este salto brusco él intercambio
el impulso en la periferia del rodete,.ya que también se observa,
unque con menos intensidad en. enanillo difusor liso (pág. 369). El
umento de presión se producé tauto liiás en la sección inclinada
anto menor es el caudal deja bomba con relaqpa 'al^normal (pá-
439).
Las aristas de las aletas deben ser accesibles pai
para su mecanizado,
uesto que allí es donde existen las velocidades mayores déla bomba,
‘tas aristas son de bronce en las bombas hidráulicas de calidad,
nque últimamente para rodetes hasta 125* mm de diámetro se
n construido con resinas sintéticas prensadas (5).

71 a. Ejemplo numérico de difusor de aletas


a ) Difusor de aletas correspondiente a la bomba tratada en el
ítulo 50, IT; De los valores numéricos del ejemplo resultan, según
marión (2): c3u = g •85,0/36,65 = 22,8 m/seg, y de la expresión (3):
a,=0,026l(7i' 0,25 • 0,012) =2,76 m/seg, o sea, tg a¿ =2,76/22,8 =0,1211.
Con u = 1,2, f4/(<4— a 4) = 1,11, la ecuación (5) da tg a 4 = 1,2-0,1211-1,11 =
nd:

(*) Pfau, Dle Leitschauíel in ihrer Beziehung zu den Kennwerten usw.,


ib . Deutsche Luftfahrtíorschung 1940, II, pág. 275. T‘
(*) Ensayos efectuados en el Institut für Strómungsmaschinen d. Braun-
~eig.
eig.
Nota al pie de la pág. 80.
G. Heinrich, nota 2 al pie de la pág. 75.
i A. F i s c h e r , Kunstharzpressstoff bei Speisepumpen, Archiv f. Wárme-
haft und Dampfkessel-Wesen, vol. 22, pág. 223 (1941).
358 Difusores

El trayecto de entrada se dibuja como espiral logarítmica o, mejor, se proyecta


de forma que la inclinación en la punta empiece con a„ y la anchura sea la corres­
pondiente a la que se obtiene con la expresión (8 a), calculada para el valor de a.
(figura 142 a). v

b) Difusor de una máquina soplante. La disminución de vo­


lumen es importante en el rodete radial cuando se alcanza una altura
de elevación H de más de 2500 m. Además de los puntos de vista
indicados en la página 225, debe observarse que continúa existiendo
una inseguridad en cuanto a la elección del coeficiente /¿. El cálculo
para H < 2500 m es idéntkío al anterior. No obstante, es de ten
en cuenta que el mayor entremerro einie íuúcLc y uuuoui, WJ
el mayor valor V2 (D4 — D2) = r4 — r2, actúa como un freno im-,
portante de la componente tangencial, debido al rozamiento con la
pared, y ello motiva un aumento del ángulo de inclinación de los}
filetes de corriente de a3 a a4, el cual resulta, según la expresión (49),*
capítulo 13, d), de
¿4 tg ai — ¿3 tg a3 = j (r4 — r2)

tg a* = 1 7 tg 03 + 4 ^ 7 “ rz)
siendo X « 0,0¿
El ángulo a4 de las aletas del difusor se obtiene de

tg a4 = yu tg ai ■ (11)
‘4 a 4

Para el rodete de la máquina soplante, calculada en el capí


tulo 50, II:
"3m 47,3 D
a3 — = 0,397, r* — fo = yjj = 86 mm,
c3u 119
con X = 0,04, b3 = b4 = b2 + 2 = 48,5 mm,
0 04 • 86
tg ai = tg a3 (r4- r 2) = 0,397 + ^ ^ - = 0 , 4 1 5 ,
4 ¿4
y con ya = 1,2, tJiU — oJ » 1,06,
tg a4 = 1,2.0,415*1,06 = 0,528, a4 = 27° 50'.
El coeficiente de estrechamiento elegido provisionalmente se puede compro’
posteriormente, puesto que varía según el número de aletas directrices elegí
Debido a que dicho número de aletas es generalmente muy grande, se put
renunciar al trazado del trayecto de entrada de las mismas en forma de espí
logarítmica, sustituyéndola por una recta, de forma que resulte la anchura
correspondiente a la ecuación (8 a), a, no deberla ser menor de 15°, en el caso
entrehierro grande, para evitar que el camino de rozamiento en el trozo esp
no se haga demasiado largo. Para conseguir lo antedicho, deberá modificarse
venientemente el cálculo del rodete.
En caso de que a la entrada del canal difusor exista una veb
cidad próxima a la del sonido con Ma = cja > 0,7, siendo c4
Corrección de las aletas del difusor 359

= c3DJD^, se preferirá el difusor de anillo liso, el cual se considera


más favorable para el aire que para el agua (cap. 75). En las má­
quinas de varias fases, los álabes de retorno sustituyen a los del di-
fusor (fig. 204 a).

72. Corrección de las aletas del difusor


De la misma forma que ocurre con los álabes del rodete, la con­
sideración de un número finito de aletas para el difusor obliga a aumen-
’ tar el ángulo (a) de éstas (fig. 71). En muchos casos es necesario cono-
! cer este aumento, lo que da tamúien la posibilidad de mayor
[separación de las aletas y, con ello, disminuir las superficies de roza­
miento, así como reducir el coste de la máquina. Solamente desempeña
un papel importante la desviación de salida. La desviación a la en-
trada no se considera, por las mismas razones indicadas para los álabes
del rodete (pág. 129), las cuales existen con mayor efecto en el difusor
'de aletas (pág. 351). .. .
El mecanismo de la desviación es el mismo que el tratado para
■el rodete en los capítulos 18 a 21, por lo cual podemos adoptar las
ecuaciones (38) y (40), sustituyendo el trabajo de álabe por los mo­
mentos del giro que produce la corona de aletas del difusor sobre la
■corriente, para un número de álabes finito e infinito, respectivamente.
| Como estos momentos son proporcionales a la variación del giro,
se tiene: •*v*:

con

Significando:
A (rcu)oo, la variación del giro rcu del liquido que sale con relación al que entra,
para un número infinito de álabes;
j A (rcu), el mismo valor para el número de álabe real;
Si, el momento estático del filete central A B en la sección meridiana (fi­
gura 193 a), y
xp'l un coeficiente experimental.
Además, los subíndices se refieren :
3, al estado de la corriente sin perturbación, detrás del rodete (fig. 193);
4, a las condiciones inmediatamente después de la entrada del difusor;
5, a la corriente a la salida del difusor, influida todavía por el espesor de
ías aletas, habiéndose supuesto un número de aletas infinito, es decir, los filetes

t de corriente congruentes con el trazado de la aleta;


t. 5' (por ejemplo, c»'). a la corriente a la salida del difusor estrechada por el
•espesor del álabe, teniendo en cuenta la desviación ; es decir, la corriente de salida
^regularizada, supuesta a una distancia conveniente.
i.
F Entonces se tiene:
(12 a)
360 Difusores

^ (r Cu)oo r2 ^3 U ^5 ^5 u
¿1 (r Cu) = r 2 ^3 u r ¡¡ C¡¡ u
con lo caul, sWún la ecuación (12):
r2^3u ^5 C5 u = (r2C3u rB C$u) “h Pl) (13
O
^5 C5u = rS Cgu (Í “1" Pl) Plr2C3u
Si se tiene en cuenta que
c6u = csm C tg a J, CS u = Cgm c ^ g
resulta que
ctg a5 = ctg a'g (1 -h Pz) — Pi (14
rK
5c m
Con ello se puede calcular si se ha prescrito el ángulo de la co
rriente de salida a¿, el ángulo final a6 de la aleta, o, viceversa,
ángulo de la corriente de salida a's para un difusor de áletas dad

F ig . 1 9 3 . Diagramas de velocidades a la entrada y a F ig . 1 9 3 a.


la salida del difusor Sección meridiana
difusor (fig. 1 9 3 ) .

En las bombas de varias fases se puede disponer la aleta de


difusor y el álabe directriz de entrada a la fase siguiente, formand
una sola unidad. En dicho caso se desea obtener una salida de
rriente sin componente periférica, es decir, c¿u = 0 , ó ag = 90°.
mismo caso se presenta en los difusores de las bombas axiales (f
gura 194). Entonces resulta, según la ecuación (14):

ctg a6 = — pl 0
r 5 C6 m
El signo negativo indica que debe hacerse a5 > 90°.
Cálculo por puntos de las aletas del difusor 361

Para la corriente de paso axial (de la que ya se ha tratado inci-


lentalmente en las páginas 340 y siguientes), es decir, r2 = r5, en la
cual con frecuencia c6m = c3m, las ecuaciones (14) y (15) se sim­
plifican de forma que * T
ctg a5 = ctg a3 (1 + p¡) — p¡ ctg a3 (16)
y
ctg a5 = — pi ctg ct3, respectivamente (17)
? -El momento estático Sj es para el
caso de difusor radial : •• 1A U

1 Cín ■
S ¡ = j r i r = — (rj — rj) (18) T í 1

Í para el difusor axial (fig. 194):
• Si = re¡ (18 a)

r fEl coeficiente experimental y} j se ^ P16. 104. Difusor axial


puede escoger de los ensayos ‘de Schrá‘-"v‘'
(der 0), Hansen (?) y Von der Nüll (3), según las reglas indicadas
para el rodete. En la ecuación (53), página 142, hay que poner a5 en
vez de /?2. Para difusores axiales, como es lógicoj^sirveia ecuación (5)
déla página 290. •
1 . - •"
73. Cálculo por puntos demias aletas del difusor
i. El procedimiento de diseño indicad ^ j^ f/cap ítu lo 71 nos da
impíamente el trazado de la «aleta en arcocíecírculo». Sin embargo,
»e puede caloúlar también por puntos, como el álabe del rodete [capí­
tulos 47, b) y 52, b)]. Se recomienda este procedimiento para las aletas
’e difusor curvadás en el espacio. Si en el círculo paralelo de radio r
¡gura 190) existe la inclinación a de la línea .media de la aleta y se
pone que allí existe la velocidad c, uniformemente repartida y di-
‘ da según V' dicho
= 6 ztángulo,
(t — a) celsen
caudal
a = bserá:
z2 / c sen a (19)
sen a
‘endo, según la ecuación (27), capítulo 47, b):
s V'
sen a = — -\-----— ( 20)
t Z i t b c

según la ecuación (13), capítulo 52, b):

sen a = — — -(c^ Det0 (21)


t c
Nota 1 al pie de la pág. 80.
Nota 1 al pie de la pág. 142.
Nota 1 al pie de la pág. 127.
362 Diíusores

Mediante los valores de a calculados con estas ecuaciones,


obtiene la linea media (4) del álabe por integración gráfica, de acuerdí
con la siguiente expresión (deducida ya en el capítulo 52, b ) :
_ jso r dx
n ' J r tg a
por lo que el trazado de las aletas del difusor se efectúa de la mis:
manera que el de los álabes del rodete (véase también la página 340)
Ajunfriído es conveniente prescribir la variación de a, ( O
\o u) y a, calculando lo velocidad segú" ^ prnar.ión Í21):
(C/n)neto (22
c=
sen a ---- —
(como se hizo en el capítulo 57). Hay casos, sin embargo, en los cual
sólo es compatible una variación de a supuesta, con una variació:
de c admisible, si el espesor de la aleta (es decir, s ó a) se adapta conv:
nientemente (cap. 50, a). Entonces se prescriben las variaciones de
c y (cm)neto (O b), y se calcula el espesor de la aleta mediante la ecua,
ción (19): V' •
o= t
bziC sen a
o, según las (20) ó (21):
V' (cm)neto >
s — l sen a — = / sen a (24
z¡bc C 1
Al suponer (^calcular los valores de la variación de a, hay
tener en cuenta las indicaciones hechas en el capítulo anterior sol
la exageración del ángulo. Inversamente, se debe tener en cuenta >
las velocidades c que resultan, corresponden a la suposición de
número infinito de álabes, no concordando, por tanto, con los valo;
verdaderos. En.las aletas de doble curvatura se pondrá como val.
de s, en las ecuaciones anteriores, el espesor de pared s' que aj
en la superficie de corriente, tal como se indicó para los álabes.;
rodete (pág. 263)..
Es importante señalar que con el cálculo por puntos se obtie
la trayectoria de la línea media, y por ello no aparece el espesor
como en la figura 190, sino en el punto de intersección de la lin:
media de la aleta con el círculo de entrada.

74. Difusores de aletas para bombas multicelulares


El líquido que sale de una fase de la bomba debe acercarse n
vamente al eje para conducirlo a la entrada del rodete de la i:
(<) Seentiendepor«líneam edia»deunaaletalalineaquedivideendosp
igualeslosespesoresdelam ismaa, medidossobrecircuiosparalelos(íig.190),
cordandobastanteenlasaletas gruesas conel lugar geom étricodelospun
m ediosdeloscírculosinscritos. .s
364 D ifusores

siguiente. Por ello, si cortamos una bomba multicelular según un


plano meridiano, los canales que comunican la salida de una fase con
la entrada a la otra tienen forma de S. Los diferentes tipos de cons­
trucción se distinguen por la forma de los alabes de retorno, los cuales
deben considerarse como directrices de entrada de la fase siguiente.
En los ejemplos que se indican a continuación se supone que la en­
trada en todos los rodetes de las distintas fases de una bomba se efectúa
perpendicularmente a la dirección periférica, a pesar de que recientes
experiencias han demostrado que es favorable la existencia de un
ligero giro positivo a la entrada (a0 < 90°).
a) Aletas del difusor de salida unidas a las directrices de entrada. En las
figilras-H)5 y 196 se ve claramente esta disposición. La ventaja de la misma con-,
siste en que, siendo relativamente largo el camino de retardamiento, no es ne­
cesario rebasar en ningún punto el ángulo de ensanchamiento admisible. Por
otra parte, el diámetro del cuerpo de la bomba resulta reducido. El trazado se
efectúa dibujando el filete medio en planta (fig. 196), según las reglas indicadas
en el capítulo 52, para los álabes curvados en el espacio. Es conveniente utilizar'
el procedimiento de cálculo por puntos
explicado en el capítulo anterior, debi­
do a que el espesor de pared es muy
variable.
El difusor dibujado se basa en las
dimensiones señaladas por la sección del ,
rodete, siendo V' = 0,0315 m*/seg, cim =
2,04 m/seg,c'iU = ctU = 13,9 m/seg,a4 =
= 10° 10'. Primeramente se dibuja la
parte de aleta del difusor de la forma in­
dicada en el capítulo 71, o sea, por ejem­
plo, con entrada en forma de espiral loga­
rítmica. La continuación se determina por
puntos, empleando los valores de a y c
F ig . 197. Diagrama para el cálculo de del origen de la aleta, como puntos inicia­
las aletas del difusor y de la pieza in­
termedia unidas (figs. 195 y 190) les de la líneas a y c (fig. 197). En el trozo
inicial de la aleta, ya dibujado, se marca la
linea media, dividiendo en dos partes
iguales los valores de q (fig. 196), se toman los correspondientes ángulos de inclina­
ción a y se calculan lds velocidades c mediante la ecuación (22 a). Los valores dea
y c se llevan a la figura 197 (l), en función del desarrollo z del filete medio déla sec- ;
ción meridiana de la figura 195. La continuación de las líneas a y c se debe adaptar
a las condiciones deseadas para la salida. El agua debe salir bajo el ángulo a', = 90°,
con una velocidad c’t *= c, m, aproximadamente igual a la velocidad de entrada a!
rodete siguiente. No obstante, la aleta debe terminar bajo cierto ángulo de au­
mento, e = a, — 90°, que se calculará (’) valiéndose de la expresión (15). Llevando
a cada lado de los puntos 1... 24 de la figura 196, determinados mediante la ecua­
ción (22), capitulo 73, las longitudes ct/2, se obtendrán las caras de la aleta. Los
valores de a se calculan mediante la expresión (23). La parte de superficie de la
aleta que se retuerce en forma de hélice, se puede obtener como si fuese engen­
drada por una recta que se apoye sobre el filete medio dibujado y sobre otra línea
directriz elegida convenientemente — por ejemplo, el círculo paralelo que pasa por E
(figura 195) —, de forma que, prolongada, corte continuamente al eje de la bomba.'
De este modo se han obtenido las superficies / y X de la figura 196 a. Los tirantes
necesarios para la unión de los diferentes cuerpos de bomba (pág. 460) se disponen
a través del cuerpo de las aletas del difusor.
Este tipo de difusor exige una fundición muy cuidadosa. Además, no es muy
seguro que el retardamiento paulatino se produzca de una manera conveniente,.
(l) Los números indicados en el eje de las z, se refieren a los puntos corres­
pondientes del filete medio de las figuras 195 y 196.
(‘) El momento estático S¡ de todo el filete medio 1... 24, de la figura 195, se
determina según la ecuación (12 a), teniendo en cuenta las indicaciones hechas en
la página 141. — Si no hay aumento angular a la salida, es decir, si se hace e - 0,1a
altura de elevación de la fase siguiente queda disminuida, debido al giro rema­
nente, pero el rendimiento mejora algo, en vez de empeorar (págs. 447 y 385), -
Difusores de aletas para bombas multicelulares 365

puesto que al propio tiempo se efectúa un fuerte cambio de dirección. De todos


modos, se han obtenido buenos rendimientos (l) con estos difusores, siendo su
empleo adecuado cuando se quieren obtener cuerpos de bomba de diámetro redu­
cido. También se han obtenido buenos resultados, tanto en bombas como en tur-
bocompresores, adoptando determinadas mrtldificaciones que tienen como objeto
evitar la doble curvatura de la aleta.
La modificación más importante puede verse en las figuras 142 y 142 a,
página 252, donde la unión entre las aletas del difusor y los alabes de retorno se
efectúa axialmente entre los espacios que dejan libres los tirantes, por lo cual en
dicho punto desaparece la componente tangencial cu. En los álabes de retorno no
se produce ninguna conversión importante de la velocidad, y es por esta razón
por lo que no tiene ninguna ventaja, en este caso, la unión de las aletas del difusor
con los álabes de retorno.
b) Espacio anular sin álabes entre las aletas del difusor y los álabes de retorno.
(Dibujo de estudio de una bomba hidráulica, figs. 198 y 201). Las dificultades
de unión entre las aletas del difusor y los álabes de retorno o directrices de entrada
pueden evitarse disponiendo entre ambos un espacio anular libre, el cual, por em­
pezar y terminar en un mismo diámetro, no lleva consigo ninguna conversión de
velocidad. Su corriente de salida se conduce convenientemente sin choque a los
álabes de retorno, curvando éstos adecuadamente. Los extremos de salida de las
aletas del difusor no se han regruesado para evitar las pérdidas por choque de
Borda-Carnot, pero ello exige un gran número de aletas, si no se quieren soportar
grandes ángulos de ensanchamiento de los canales.
Ésta es la razón de que esta disposición sea usual en los turbocompresores,
■ya que en los mismos son deseables gran número da aletas en el difusor, para
atenuar el silbido, y por ser factible su ejecueiómcon plancha.
Pero no ha de olvidarse que el recubrimiento de varios canales del difusor por
el mismo del rodete trae consigo la pérdida adicional mencionada en la página 355.
Para obtener una inclinación inicial a, correcta de los álabes de retorno, hay que
determinar la velocidad de salida de las aletas del difusor, en magnitud y direc-
; ción, pudiéndose calcular también el desvio de salida a4.T7^a',, mediante la ecua-
- ción (14). Si no existiese rozamiento, la corriente en el espacio anular sin álabes
se efectuaría con giro constante r cu ; pero el rozamiento, que efectivamente existe,
■lo hace disminuir, es decir, aumenta el .ángulo, y por ello, el ángulo de entrada de
; los álabes de retorno a, se determina mejor mediante la ecuación (51), capítulo 13 d),
; que para el presente caso sería „•„

(25)

l siendo a, el ángulo de inclinación de los filetes de corriente inmediatamente detrás


[ del difusor [el cual se diferencia del ángulo a'5 obtenido mediante la expresión (14)
[ sólo en el caso de no ser afiladas las aletas del difusor a la salida], b„ b, las anchuras
! del canal a la salida del difusor y a la entrada de los álabes de retomo (puntos B y D,
[figura 198), A « 0,04 el coeficiente de resistencia, y l la longitud del filete medio
■BCD en la sección meridiana.
La figura 199 muestra una forma de ejecución en la que el canal de retorno
es más accesible para el trabajo que el de la figura 198, siendo, además, admisibles
valores menores de A.
Teniendo en cuenta el espesor finito de la arista de entrada del álabe de
retorno, es decir, un coeficiente de estrechamiento l,l(tt — at), la inclinación inicial
de dicho álabe será, según la página 328 :

(26)
siendo fi « 1,2.
Los álabes de retorno se pueden dibujar como álabes en arco de círculo, apli­
cando adecuadamente las indicaciones hechas en las páginas 228 y siguientes, o bien
por cálculo por puntos, según lo dicho en el capítulo 73 (suponiendo una variación
de c y s [fig. 201]) y utilizando las expresiones (20) y (22). En la figura 200 se ha
dibujado el álabe en arco de círculo (indicado en trazos), empleando la construc­
ción de la figura 123, página 229. En el álabe calculado por puntos (dibujado
en trazo seguido) se ha partido de la variación de a indicada en la figura 201,
habiéndose calculado la variación de c con la ecuación (22 a). En esta misma
(l) Véase la comunicación de K. R ütschi en B. ZVDI, vol. 80, págs. 793-94
(1936).
366 Difusores

figura se señalan de trazos las formas de las líneas a y e correspondientes al ¿1


en arco de circulo, el cual es evidentemente más desfavorable que el calcula
por puntos.
Difusor anular liso 367
:: f ii
(:•- c) Retorno rápido. El difusor representado en las figuras 202 y 202 a es.
completamente distinto de los tratados hasta ahora. En todos ellos se producía
una curva de 180° y un cambio de dirección'(fig. 202 c, izq.), mientras que, en el
difusor de la figura 142, el paso de la corriente radial hacia fuera a la corriente

Sección A.

Fio. 202 b

F igs. 202 - 202 í>. Difusor de aletas de desviación axial (Odesse, Oschersleben)
t '
radial hacia dentro se efectúa de forma que los filetes -descorriente se cruzan en
sección meridiana (fig. 202 c, deha.). Se puede im aginará ■proceso de forma
que el agua que sale del rodete se desvíe- inmediata-.
[mente en dirección axial. Si el agua- Conservara su
■distancia al eje, describiría trayectorias de tófma he-

tivamente pequeño, ya que de otra forma no es po­


sible hacer pasar los canales uno al lado de otro. Esta
forma de ejecución del difusor permite reducir nota­
blemente las dimensiones del diámetro de la bomba.
Sin embargo, hay que suponer que el rendimiento que- «
dará desfavorablemente influido, a causa de la desviación en forma de s que
aparece en el punto de paso de la dirección radial a la axial (fig. 202 b). En el
ejemplo de ejecución representado en la figura 202, el difusor de aletas está cons­
tituido por un anillo hueco (‘), cerrado exteriormente, formando .parte del cuer-

75. Difusor anular liso


; Las paredes que forman el difusor (fig. 203), dispuestas en la
prolongación de las del rodete, son superficies de revolución y pueden
ser paralelas o tener una curva meridiana de forma cualquiera. Su
trazado influye sobre la componente cm de la velocidad en el plano
meridiano (fig. 203 a), según la ecuación:

(1) Patente alemana 323 630, clase 59 b, grupo 1.


368 Difusores

Pero para la variación de la componente tangencial cu, sólo hay


tener en cuenta la ley de las áreas, o sea:
C¡i T — f j u ^2 ^

obteniéndose K para a0 = 90° de la ecuación fundamental:

K =
l3 u u 2
_ (28
CU (i)
La componente tangencial varía, pues, según la expresión (28
en razón inversa del radio, cualquiera que sea la sección del difusor lis
Como la componente tangencial es la preponderante para la tn?"

F ig. 203. Bomba centrifuga


con anillo difusor liso

formación de la velocidad en presión, se puede afirmar que la e


cada del difusor liso depende exclusivamente de su extensión ra
y no del ensanchamiento o estrechamiento transversal del mis
La experiencia demuestra que el difusor de paredes paralelas ti
un rendimiento mejor que el que se ensancha hacia el exterior.
mismo sucede cuando existe un corto espacio anular entre el difu
de aletas y una cámara espiral. Incluso es ventajoso un cierto es
chamiento.
La componente tangencial cu se puede también determinar gráficamente
cura 203 b), si se prolonga la dirección de la velocidad c, hasta el punto A de in
sección con el circulo paralelo considerado y se traslada el vector c, al punto
La componente tangencial de la velocidad c„ trasladada, es también la conr
¥ Difusor anular liso 369
^ - — - tv.W
&«rtfí^ni^e«ni^nm»í!fnl^,y51 *«^m<-Í^I^odavf*^^sconocid®
2ví^ v, tuua>m ucaLuiiuciuu,! que
<I“Cno
no coiicueraa
concuerta con
con c..
c,
J j“ *27? SU comP°nente meridiana cm se tiene que calcular mediante la expre-
>!
‘ Si se tiene en cuenta el rozamiento con las paredes, hay que
emplear la fórmula generalizada de las áreas, según (46), capítulo 13 d,
1
re, r, c (29)

/ acuerdo con (49), capítulo 13, d] si se introduce el ángulo de


.inclinación del filete de corriente:

b tg a — bz tg a 3 = ~ ( r — r2) (30)
siendo A « 0,04.
- Con relación al efecto del rozamiento en el difusor liso pueden
hacerse las siguientes consideraciones: Debido a. que el camino de
rozamiento es tanto más lar-
go cuanto menor es el án­
gulo de inclinación a3 de los
filetes de corriente a la en­
trada del difusor, la experien­
cia demuestra que hay que «■*•»*•*
minuir la longitud radial «-i
el difusor al disminuir a3.
egún la figura 204, deducida
le unos ensayos de Schrader,. f JP
ira un pequeño valor de a3
presión alcanza un máximo t ^
espués de cierto trayecto
dial, r — r2, a partir del
la continuación del di-
or es perjudicial. El má-
o se alcanza para a3 = 0
n una relación de radios
r, de 1,4; para a3 =3,5°,
cha relación de radios ha
ser de 1;6, y para a, = J—L J --- 1--- 1__ L
30077CT,
A de 1,75.
De lo dicho se deduce V> V
« el difusor liso no es ade-
.° P a ^"a Valores d e (Z3 pe- Fio. 204. Variación de la presión sobre el radio
CIJOS.. C on á n a u lo s n dp U*o e n e l anulo difusor para diferentes ángulos
„„ OA0 “8 e de Inclinación a„ tomando como unidad la pre-
os ¿o y mayores, como , sión final
'rre con los turbocompre-
son evidentemente posibles difusores lisos de gran relación de
fos con efectos aceptablest a pesar de que el rendimiento"es ge--
'mente algo menor que en un difusor.de aletas. La figura 204 a
P f l e id e r e r : Bombas centrifugas.
370 D ifusores

muestra la fase intermedia de un compresor construido en esta forma


con los álabes de retorno, después del difusor anular (véase tambier
la página 522). . i
En la figura 204 se ha indicado para a3 = 9,5°, además de la^
curva de las presiones medidas, la curva de presiones, calculada con.
arreglo a la ley de las áreas, t
Sección C-D sin rozamiento. Es notable'
que el aumento real de pre-.j
sión es al principio mayor)
«1 f nArínr m ío n o r o m i.

valor r/r2 = 1,3, ambas líneas


se cruzan. Este fenómeno pro­
viene del intercambio de im-'
pulso, indicado repetidas v*
ces (págs. 20 y 80), que se
produce a la salida del ro­
dete. La capa limite que re­
trocede dentro del rodete (fi­
gura 52) recibe allí un nuev
aporte de energía, que- n
tiene su origen en el trabaj
de álabe, representado' pon
Sección C-D el giro r2 c3u, sino en un pro­
ceso completamente distintq
(parecido al rozamiento la^
teral del rodete). Se ve cla­
ramente que este aporte s
cundario de energía, además
de ocasionar pérdidas, signi­
fica también una recons­
titución de la capa limité,
que retrocede, y, por tanto,
representa también un sumi­
nistro de energía útil.
La pérdida por rozamiento
en el difusor anular se puede 0
tener mediante la expresión (4
F ig . 204 a. Fase intermedia de un compresor capitulo 13 d, y expresarse
centrífugo con espacio anular sin aletas. función del caudal 1 o del
Disposiciones a y b culo a,. Se tiene que admitir «pie
¿1 rpdete correspondiente da da
rentes caudales, que supondremos se obtienen im c ü a n te n m v S S e ís * n S i
la entrada de los álabes, aue, por lo demás, * y®c0mo se explica
pues, en el triángulo de velocidades c*« X ^ a T r n m ^ a d a r a en otros trabajos 0
más detalladamente mediante la figura 220. Tal como se aelíir n o & 205j
más minuciosamente, se puede dibujar la - coordenadas y l
función de V', si se calculan para los tres puntos A, C, D, las coorue ^
■ '* . ,

(l) c. P fleiderer : Comunicación, VDI, fase. 295, págs. 77 ss. (1927) o


segunda edición de este libro, pág. 158.
Difusor anular liso

puntos de corte de las tangentes con el eje de las V', mediante las expresiones
siguientes. La tangente en el punto C es el propio eje de las V'.
Punto A Punto D Punto- C
. 1
OA ' 2 g \ ( u, 'f ñ ñ 2 AnrJ 6*ut
1 + P/1 U“ l 7 4 M 1 + P )+ A r. ctg/3,
~0~B¡ ----- 1 /1 i \
(33) (34)
2 t í l V ~ (n k)t g \ r i ~ r* j OBI

T OBI
B ,E
ir. \*
3 ti A
' r‘ > 0~B,
5 (1 + P)

fragmentos A D y D C de la curva Z„ pueden sustituirse por sendas


sin gran error, como se ve en la figura 205. Hay que señalar que el pro­
cedimiento también es aceptable para difusores anulares lisos, de
anchura variable. ' •
Las ecuaciones (31) a (35) son inexactas, debido a que c'm se
desprecia al lado de c£. Por ejemplol.ervcl'punto C el rozamiento
no es nulo, sino igual al de la-corriente radial.' La determinación
de este valor nos darla el punto C' de la figura 205. El resto de
la línea Zr, teniendo en cuenta c»,,' se ha indicado de trazos, debido
a su cálculo aproximado. Como se ve en la figura, en la parte
prácticamente más importante de- dicha línea las, diferencias son
despreciables.

-* t. U, tjfif

Uj W
Fio. 205. Influencia del caudal V' y del ángulo a, sobre las pérdidas por rozamiento Un
en un anillo difusor liso

Al emplear la línea Zr deducida (para determinar la curva característica,


na 373) hay que tener en cuenta que la corriente de intercambio en la peri-
eria del rodete penetra en el anillo difusor. Esto tiene su importancia para caudal
nulo; por ello, el punto A de la figura 205 (en donde Zr está señalado con Hrt) tiene
«ólo importancia para el dibujo. Dicho efecto se tiene en cuenta desplazando la
linea Zr hacia la izquierda de un valor correspondiente, aproximadamente doble
de la pérdida por fugas.
?'.• La figura 205 confirma el comportamiento característico del difusor anular,
o sea, que la pérdida por rozamiento Z r ocasionada por el mismo (que se exterio­
riza por una disminución de e*. según la expresión [29]) disminuye al crecer el
\eaudal V', debido al aumento correspondiente de a„ mientras que en los tubos
crece, con el cuadrado del caudal.
, La observación de la figura 205 hace comprender por qué una
iomba con anillo difusor y pequeño a3’ tiene su mejor rendimiento
para un caudal considerablemente mayor que el correspondiente a la
entrada libre de choque al rodete, ya que el mínimo del total de las
pérdidas no coincide, debido a la fuerte disminución de los valores,
con el mínimo del choque del rodete, de por sí pequeño (cap. 85).
372 Difusores

En cuanto al coste de construcción y a su comportamiento ei^


el funcionamiento, el anillo difusor es siempre más favorable que el
difusor de aletas. Además, no hay que temer desgastes de las aletas
y taponamientos de los canales del difusor, por lo que se emplea
a menudo este tipo de difusor para elevar líquidos sucios, incluso con
valores pequeños de a3. Tratándose de una velocidad supersónica,
tiene una gran ventaja, en cuanto que no puede presentarse el temido
choque de compresión, porque, debido a la simetría axial, es imposible
en dirección tangencial por el teorema de la impulsión, y en direc­
ción radial, cm 4 a.
Hay que destacar que la caja espiral que se trata en el capítulo
siguiente se puede utilizar para ángulos a3 suficientemente grandes,
pqro su ejecución es más cara, aunque los rendimientos son, con fre­
cuencia, mejores.

76. Difusor de caja espiral


En las bombas de un solo rodete (y en la última fase de las mul­
ticelulares) es recomendable conducir el agua por un espacio anular,
en forma de espiral, dispuesto alrededor del difusor de aletas, o de
anillo, o bien directamente alrededor del rodete. En este último caso,
sustituye al difusor de aletas. El cálculo de esta caja espiral no debe
hacerse tomando como base una velocidad media uniforme, como
se hace con frecuencia, con lo cual la sección aumenta proporcional­
mente al arco de carga. Con unas simples consideraciones se com­
prenderá la razón de esta afirmación. Debido a la fuerza centrífuga
del líquido en rotación, la presión deberá aumentar hacia el exterior,',
es decir, deberá disminuir la velocidad. Por tanto, la velocidad media
en cada sección de la espiral será tanto menor cuanto mayor seá4
dicha sección en sentido radial, partiendo, desde luego, de que el
estado de la corriente sea el mismo en toda la periferia del rodete.’
Esta última condición debe cumplirse también para que la corriente
en el rodete permanezca simétrica con respecto al eje. Las oscilaciones
de caudal en el rodete no dan origen a la disminución de los torbellino4
tratados en la página 47, sino que hacen que los canales del mismo
no trabajen en las condiciones más favorables (entrada sin choque).
En consecuencia, se 'deduce que a lo largo de cada círculo paralelo
la corriente está en el mismo estado en la cámara espiral, o sea qu‘
es simétrica con relación al eje de la bomba.
Resulta que para cada punto en el interior de la cámara esp‘~
rige la ley de las áreas, o sea:
cu r = K (36
Para una bomba sin difusor de aletas: K = r2c3w y si a0 = 90c
la ecuación fundamental:
g H th
K= (3
ío
Difusor de capa espiral 373 m
siendo
Jin
(O = -
30"
feriaEdéiel„C“ t°ed? dl,u!,orde aIeus’ 0 entre >» peri-
Que resulte una‘caja espira? coñwnW.1/ US% :i"termedio se dimensiona de forma
de la espiral se nuede unfr rnn l l ^ Sto ocurre cuando la sección final
la tubería de impulsión.) ensanchamiento cónico moderado a la sección de
•i .
licies^drrevolnri^a pdeS, l at,eraIeS-deben Ser> «Netamente, super-
mismo estado de^ó E“ í ° ta ’ “ tlene así en una cámara espiral el
ñám ente t n corriente que en el difusor anular estudiado ante­
de ed ’ Puf de’ Por tanto, concebir la formación de un difusor
de cámara espiral partiendo de un difusor liso, cuyas superficies late-

Fig. 206 F ig.^206 tf*-

unaSlinea I b ' 6‘ CUa' SC t)f ® de “na pared a la otra


na linea *4 B (fig. 206 a), y se materializarían todas las trayectorias
¡titáve á r ar k t estv i " 63* Si se coloca esta linea junto al rodete, cons-
y a arista X de entrada a la cámara espiral (fie 2061 Si las
X - 3S
60-SP raleS ?Ue-Parten de -X * matcrial¡zaíf sobre "un* án-
e8sm?rá^ Amaran junto con las paredes laterales, una cámara
espira completa, que conducirá la totalidad del caudal de la bomba (•).
El limite exterior A B de cada sección de la cámara esnira
laterales ^está6corktit* 1^ me,r¡d¡anas “" ^ b l e s de las superficies
t í ó ñ f° t d? por el «"Junto de los puntos de intersec-
h ilfl l , trayectorias que parten de la arista elegida como
“2 ^ aámara' C0D la secci6l> meridiana correspondiente. Si las
áetoriáfeifi 5 !°rn paraIelas y Perpendiculares al eje, estas tra-
S r iá m e n te v ?“Si P°r las. espirales logarítmicas indicadas
su fnrmo p ’ 7 a ^ ^ c i ó n exteri°r A.B conserva en todas partes
tíó n T W™ CaS° e llmitadón ,ateral no paralela, la determina-
de • corresPond‘ente de A B es muy laboriosa, ya que
'• dlchocas° varla su forma a lo largo de toda la longitud de la espiral,
.•m
m 141 sy.!aMumchCÍ X l t a , S1918mUngen elner red,llngsfreien FlOssIgkeit, pági-

i r o i v i S á 3 ' ^ ¿ 2 a? E Z lE U
I ■ . í ^':"..rrxlcris Mecánica
uuuaui es

o sea, por ejemplo, que no permanece recta, si se ha supuesto recta


en una sección determinada. Se obtiene una simplificación impor-.
tante si no se tiene en cuenta esta variación, lo cual es admisible en
la mayoría de los casos. Se determina entonces la limitación A B
en cada sección meridiana como paralela al eje y recta, fijándose
su situación con la condición de que la sección total deje pasar jus­
tamente la cantidad de agua que ella recibe.
a) Cálculo despreciando el rozamiento en la caja espiral. Con­
sideramos el corte por un plano meridiano que forma un ángulo <p
cualquiera (fig. 206) con el plano, meridiano que pasa por el punto X
inicial de la espiral, v en este plano, la superficie elemental df=bdr.
que corresponde a una variación infinitamente pequeña dr del radio r
(figura 206 a).
En esta superficie, la velocidad del agua, perpendicular a la sec­
ción, es, según la ecuación (36), cu = Kjr, y, por consiguiente, el cau­
dal que pasa por ella :
bdrK
d V ; — d f c u = — -— . ;

Si r’ es el radio del principio X de la espiral, el caudal que pasará


por la sección considerada entre este radio r' y la limitación exterior
de radio R será :
r= R R
n = ¡dv; j
r= r'

Este caudal debe coincidir con el que sale del rodete a lo largo del
arco periférico 95, que tiene por valor:

V -' = V V* (38)
360
si V' representa el caudal por segundo de la bomba, incluido un margen
de cálculo, y <p° la medida en grados de 95. Igualando ambas expre­
siones se obtiene:

(39)

De la ecuación (39) se puede obtener el valor de <p en función


de R, es decir, la forma de la espiral de la siguiente manera:
Después de haber trazado el perfil E B F de la pared de revo­
lución lateral, se traza la curva que tiene a bfr como ordenadas
y t como abscisas (figs. 207 y 207 a). La superficie GHCD de esta
curva, comprendida entre la ordenada de r' y la de un radio cual­
quiera R , representa el valor de la integral de la ecuación (39), y ello
permite obtener 9?. La determinación de esta superficie se obtien
mejor bajo la forma de un cuadro de valores. Nada impide entonces
Difusor de capa, espiral 375

trazar la curva de <p en función de R, y sacar los valores de R corres­


pondientes a las secciones I a V III de la figura 207 b.
Ñ; Las líneas curvas de limitación elegidas, correspondientes a las
diferentes secciones, cuya proyecciórt!circular se ha dibujado en la
S e c c ió n
d e s a lid a
Wi
t Sección, C o r r e c c ió n d e b i d a
, a la a r i s t a d e e n t r a d a

\S c c H A - tr..

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■■i, ■7S-
1 ~v V, e
? R odete

Fia. 207

Fies. 207-207 b. Gráfico para el cálculo de la camara


espiral de la figura 207 b, sin tener en cuenta
el rozamiento
lll
jr
ügura 207, pueden situarse tomando como
iase las limitaciones rectas correspondien­
tes, por ejemplo, la A B . A tal efecto debe
[tenerse en cuenta que las velocidades cu
se reparten sobre la sección de acuerdo con Vil
'i ecuación (36), según una hipérbola equi­
látera. Las superficies equivalentes y /2 fig- 207 b
(rayadas en la fig. 207) no son, por lo tanto,
¡de igual sección, debido a que df cu =df K¡ r . Cada elemento d f ,
^tuado a la distancia rx se puede sustituir por un elemento d f
376 Difusores

situado a la distancia r2, de forma que


d fi _ d fi (40)
‘ 1 '2
Para toda.la sección a compensar se puede tomar aproximadamente:
/i
/2 (40 a)
*2
si rx y r2 son las distancias de los respectivos centros de gravedad
al eje de giro de la bomba.
Según esta ley hay que considerar también el estrechamiento
de las secciones VI I I y IX, motivado por el espesor de la arista
inicial de la caja espiral, lo que se tiene en cuenta con las correccio­
nes cq y a2 indicadas en la figura 147.
Si b es constante, la ecuación (39) da una espiral logarítmica.
Estas cámaras difusoras empiezan generalmente con una entrada
de caras paralelas, lo que es conveniente tener en cuenta en el trozo
inicial. Las cámaras espirales de sección circular, de empleo bastantes
frecuente, se tratarán por separado en el capítulo siguiente.
Observaciones complementarias:
La espiral, junto con la cónica final, actúa exactamente como un canal di­
fusor. La espiral corresponde a la entrada en forma de espiral logarítmica de la
aleta del difusor, y a la salida cónica final como el verdadero canal difusor.
La corriente en la cámara espiral tiene la simetría, con respecto al eje, su­
puesta anteriormente, sólo para una determinada relación V'/K, es decir, para un
determinado valor de a,. Para otras relaciones resulta demasiado grande o escasa,
lo mismo que ocurría con el difusor de aletas. Para más detalles sobre el compor­
tamiento de la cámara espiral para caudales inferiores al normal, véasela página 397.
V» Para la elección, del ángulo ó (íig. 207) que forman las paredes laterales déla
cámara espiral, rigen puntos de vista distintos de los indicados en el capítulo 13, b)
para los canales divergentes. Debido a la variación de la anchura,sólo queda in­
fluida la componente meridiana cm, mientras la componente tangencial cu per-
manece invariable. Por este motivo no es necesario observar rigurosamente el
límite superior de ó señalado en dicho capítulo. Incluso es posible, sin disminuir
notablemente el rendimiento (fig. 290), admitir un paso brusco de la anchura de
salida del rodete a la anchura de entrada de la caja espiral, según se ha hecho
también en la figura 207. Esta medida se adopta en aquellos casos en que es dl-
firil trabajar las superficies de entrada a la cámara espiral.
La arista de entrada X de la espiral no se sitúa tan cerca de la periferia del.
rodete como es conveniente para el difusor de aletas de las bombas hidráulicas
(página 351), porque la corriente de intercambio se refuerza en las cercanías de
dicha arista, produciéndose un desarreglo de la simetría axial incluso para el caudal
normal. La distancia de dicha arista al rodete se toma igual ¿ r\J30. Por el misma,
motivo se recomienda redondear dicha arista para disminuir las pérdidas por
choque, especialmente para caudales distintos del normal. Estas pérdidas se
disminuyen todavía más si la inclinación de la espiral, en el arranque, se hace
algo mayor que la que le corresponde por el cálculo. Esta añadidura tiene el mismo*
fundamento que la introducción del coeficiente u en el difusor, según la ecuación (5),
página 352. La desigualdad de distribución de la presión sobre la periferia del
rodete, motivada por la arista de entrada a la espiral, puede ocasionar una sobre-,
carga adicional del eje (*)• ',á
Si aumentamos la distancia entre la arista de entrada de la espiral y el rodete,'
el ángulo ideal de iniciación de la espiral, tomado sobre la periferia del rodete,
también crece, y se alarga el camino de rozamiento. Para caudales inferiores al
normal, si dicha distancia es grande, una parte de la corriente se ve obligada a dar'
(l) Escher Wyss Mitt. 1939, pág. 38, o F. Lawaczeck: Turbinen und
Pumpen, Berlín, 1932, Editorial Jul. Sprjnger, pág. 132.
Difusor de capa espiral 377
otra vuelta alrededor del rodete, mientras que para caudales superiores al normal
el ángulo de inclinación de los filetes de corriente será mayor que el de la espiral.
;tn este último caso, el ángulo ideal de la espiral resulta insuficiente, es decir, la
•cámara espiral real queda sobrecargada. En consecuencia, alargando o acortando
a distancia de la arista inicial de la espiral al jódete, se puede disminuir o aumen­
tar la capacidad de la cámara espiral. Esta propiedad se aplica en los ventila-
flores para minas, para adaptarlos a la sección variable de las mismas (»).
En las cámaras espirales normales, el ángulo que abarca la espi­
nal no se hace mayor de 360°. Al aumentar el ángulo inicial, se acorta
el trozo inicial de la espiral, lo cual puede utilizarse para adaptar la
capacidad de la cámara espiral. También puede lograrse el mismo
efecto torneando la periferia del rodete.
f. Como el retardamiento de la corriente se efectúa en la cámara
espiral según la ley de las áreas, resulta, en los casos en que la espiral
¡es muy inclinada con relación al radio, que el retardamiento puede
ser muy importante. Esto sucede a partir de un determinado nú-
i
XÍ f ^

W'/

...

Fio. 208. Espiral doble para bombas de pequeño número de vueltas especifico. Dispo­
sición de las secciones para igualar las presiones

mero de vueltas específico. Por encima de este límite, el empleo de


una cámara espiral, en vez de un difusor de aletas, mejora el rendi­
miento, y por ello, no sólo en Alemania, sino todavía en mayor escala
en los Estados Unidos, se construyen bombas multicelulares con
cámara espiral en todas las fases, a pesar de las dificultades cons­
tructivas que ello representa (2). En todos los casos, los conos de unión
de la cámara espiral con la tubería de impulsión deben tener un án­
gulo de ensanchamiento moderado.
La figura 208 representa una forma intermedia de la cámara espiral con dos
Mistas de entrada, es decir, constituida en cierto modo como por dos aletas difu-
joras. Esta disposición es adecuada para grandes alturas de elevación. Cada es-
(l) Patente alemana 520958.
(‘) Véase, por ejemplo, B. P o w e r , febrero 1937, pág. 64.
3 /8 uuusores

piral se traza, hasta alcanzar la arista inicial de la siguiente, con arreglo al cálculo i
indicado, y se ensancha convenientemente a partir de dicho punto hasta la semi-^
sección de salida. La ventaja reside, evidentemente, en la posibilidad de un fuerte^
ensanchamiento de la espiral exterior a partir de la sección IV, y en que el empuje -■
radial queda equilibrado (*)• .
La figura 209 representa una cámara espiral en la que el ensanchamiento
cónico entre la salida de la espiral y la sección circular de salida está proyectado
de forma que el modelo corres-1
pondiente se puede trabajar
con el cepillo de carpintero.
Su generatriz es una recta que/
corta al eje A B, y se desplaza
apoyándose sobre el circulo de ■_
salida X I I y la sección final IX J
de la espiral (considerada sólo J
UtMkM W
t |iUltkU A M\JkJ W
W
nerlas secciones intermedias en
planta (por ejemplo, las X y ;
X I), se dividen las longitudes'
radiales entre las secciones '
consideradas (por ejemplo, D E) «
en partes proporcionales a las 1
distancias entre los planos de j
corte.
b) Consideración del ro- v
zamlento en la cámara espiral. ^
El rozamiento origina las cc- ]
rrientes secundarias represen-;'
tadas en la figura 52. Éstas dan 1
origen a que las capas que son j
frenadas por el rozamiento de J
pared se regeneren de tal for-1
ma que, por lo menos junto al 3
rodete, la realidad no difiereJ
mucho de las relaciones exis-l
tentes para el cqso de despre*,rj
ciar el rozamiento. De los en- j
sayos (‘) resulta que es másJ
conveniente dimensionar las>
Fio. 209 espirales más bien estrechas',
que anchas, de forma que sus*
dimensiones sean las conve- ■
nientes para la corriente sin rozamientos. No obstante, esta cuestión no estáj
suficientemente aclarada, por lo que es interesante la siguiente comprobación de j
la influencia del rozamiento.
Escribamos la ecuación (39) en la forma:

360
<P = V' bcudr

y obtendremos, si sustituimos cu por su valor deducido de la ecuación (46), ca:


pitulo 13, d), y poniendo, además, V en vez de V:

<p° = 360 (42

(l) Véase F. K r i s a m : Z. VDI, vol. 94 núms. 11 y 12 (1952).


(l) H. K r a n z : Strómung durch Spiralgeháuse von Wasserturbinen
Kreiselpumpen, Dissert. Techn. Hochschule Hannover 1934, o VDI-Forschun
heft 370. — F r . B r o e r : Strómung im Pumpenspiralgeháuse, Dissert. Techn. J
choschule Hannover, 1939. En ambos trabajos se ha empleado un difusor
aletas, en vez de un rodete, por lo que falta la influencia importante del int
cambio de impulso con el rodete.
Difusor de capa espiral 379
í Esta integral se calculará de la misma forma que se indicó para la ecuación (39).
las secciones obtenidas tienen sólo en consideración el rozamiento con las super­
ficies laterales, pero no con la limitación exterior, curvada en forma de espiral,
Riendo por ello necesario corregir los resultados. Esta corrección se tiene que efec­
tuar basándonos en la siguiente consideración:
L E1 perímetro de rozamiento adicional de'anchura b, de la pared exterior de
la espiral, corresponde a un diámetro de tubo d = 4 F¡b, siendo F la seccióh
correspondiente de la cámara espiral. (Se parte de la suposición, desde luego admi­
sible, de que la superficie de rozamiento adicional influye sobre la corriente como
si ésta llenara toda la sección.) El rozamiento tangencial, referido al camino ele­
mental d x (fig. 53), es:
dx ti
d Hr u — d Cu — A 4 F ' 2 g

siendo d cu la disminución de cu, debida al rozamiento adicional, en el trayecto d i,


La disminución de cu, debida ai aumento de presión y al rozamiento con las super­
ficies laterales, se tiene ya en cuenta en la ecuación (42). Debido a la pequenez
de la corrección interesada, podemos poner dx = r d q>, correspondiendo r al
punto de la sección donde^eina el valor medio de la velocidad. Con ello se tiene:

d cu = A-g ^p curdcp.

A la disminución de velocidad d cu corresponda un aumento de sección:


d Cu
d (A F) = F
Cu
de forma que si sustituimos d cu por su valor de la ecuación anterior, resulta:

d{A F) = + f b d r (43)
No es indiferente el punto de la sección en donde se sitúa este aumepto d (A F),
debiéndose tener en cuenta la expresión'(40). En cada seccióp se elige, para situar
ia corrección, un determinado punto cuyo radio sea igua) a'R ’,. La corrección corres-
jpondiente al valor de d (A F) será:

d (A Fx) « d (A F) = bdq>,
y en consecuencia, el aumento total en cada sección, si calculamos en grados
«s decir, multiplicando por n¡180, será:

J F , - j ■'M í’. i - T 'i f o (44)

Este valor A F¡ se deberá añadir a la sección determinada, según la ecua­


ción (42). Esto se efectúa mejor haciéndolo en la limitación exterior, de forma que
¡*u = i?, y, por tanto, el aumento radial de la sección ocasionado por A F¡ será:

AFX A 71 f l f
AR = (45)
~ 8 180 b I bd<f>°

Las variaciones de sección representadas en la figura 209 o, se han calculado


mediante el anterior procedimiento (fig. 209 b), para los mismos datos con que
ha calculado la cámara espiral de la figura 207, o sea, V'= 0,258 m‘/seg, K = r, c, „
1,015 m*/seg. Las ecuaciones (42) y (45) se han calculado tomando A = 0,04.
Se ha pasado de la sección de cálculo a la difinitiva redondeada, variando el án-
o de inclinación á, teniendo en cuenta, sin embargo, la ecuación (40 a).
La cámara espiral correspondiente es la de la figura 209, en la cual se ha dibu-
do de trazos, para su comparación, el trazado que correspondería a la misma
380 Difusores

en el caso de no tener en cuenta el rozamiento. En la figura 209 a, el paso contin'


entre el rodete y la pared en espiral puede sustituirse por el dibujado en la figura 207j^|
por tanto, utilizar un paso discontinuo, ahorrando con ello gastos de construcción

=m

Ni

11

Jj A* V «J
A cn ^1 Vi

77. Cámara espiral de sección circular


De las consideraciones del capítulo anterior resulta que las cá4
maras espirales de sección circular no cumplen exactamente con las£
condiciones impuestas, debido a que la corriente no se efectúa entre!
superficies de revolución. Pero como este tipo de difusor se emplea/
con preferencia, y debido a la sencillez de la forma de la sección se
382 Difusores

Mediante la magnitud C, o bien con b2lga 3 = b2c3mjc3u juntamen


con el valor de r, queda determinada debidamente la cámara espiral
En la práctica, es muy apropiada la ecuación (51). El radio de la
ción final se obtiene para 9? = 360°, de
V' V'
Qmáx — +
2 n K ‘ |/ 1 nK

É?máx = tg a3 + V 2 rt b2 tg a3

la velocidad meridiana a la entrada de la cámara espiral no está


dirigida radialmente del interior al exterior, sino oblicuamente coní
relación al eje. .. •
El método de cálculo, que se usa a menudo, para aumentar la sección de la£
espiral proporcionalmente a <p, nos daría la ecuación p = const V”¡p, que se obtiene)
si en la ecuación (51) se desprecia (p°lC. Este término tiene para 9o = 360° et
valor b, tg a,. El error, con relación al resto del segundo término, es, según (54 a),
Y í>,tgat/2 r{; o,con relación a la sección, el doble, o sea, y 2 b, tg a,/r,; por’;',
cual sólo debe ser tenido en cuenta para pequeños valores de b jn junto con valores.^
deducidos de a„ es decir, cámaras espirales estrechas. ( jr
El mínimo valor de q es b3!2; por dicha razón, la sección circi
completa no se puede ejecutar hasta después del primer octavo (o üh
cluso cuarto) del desarrollo de la espiral. Esta parte,]
inicial de la cámara se debe proyectar según las£
reglas de los capítulos anteriores, realizando seguida;2
mente un paso progresivo a la sección;, circular (fi
gura 212), en el caso en que no se prefiera adoptar;
como reacciones de paso las mismas secciones cir­
culares calculadas.
c Siendo recta la arista inicial de la cámara espi
ral, se tiene que calcular r¡ para, cada valor de
mediante tanteos, de forma que se obtenga una com
F ig. 211. El radio pensación de las superficies fx y /2 (pág. 375), com'
r' correspondiente se ve claramente en la figura 211. Debido a la
a la arista de entra­
da es mayor que r,- tancia invariable r' de la arista inicial, se tiene que^
aumentar algo rf para los valores crecientes de <p.
El error que se comete al tomar r¡ = r' constante no es considera
ble, debido a que, según lo dicho en la página 376, con ello se obtier
un ensanchamiento de la espiral en las proximidades de su iniciado
que siempre es conveniente.
En esta ejecución del difusor, la limitación lateral en el espa"‘
comprendido entre el rodete y la cámara espiral no puede ser ning
superficie de revolución. •¡
Sin embargo, si queremos que este paso esté constituido por superficies
revolución (lo que, por ejemplo, podría ser conveniente en el caso de dispon
un anillo con aletas antes de la espiral), hay que hacer lo indicado en la figura 212
es decir, dibujar primeramente el primer tramo de la espiral, según el proce
miento del capitulo 76, como se señala en el detalle de la derecha de la figura 15
Cámara espiral de sección circular 383
hasta la sección 93,. ( = 42°) de radio p„, la cual permite dibujar el círculo completo
con una compensación de superficies correcta, si lo limitamos a la distancia r' de
a arista inicial. Los círculos siguientes dan sólo una compensación de superficies
conecta para distancias mayores r”. A continuación se calcula con la ecuación (48)
para el valor a, correspondiente a cada círculo', el ángulo central
<p' = C (a — Va» — g«) (55
7'se obtiene el ángulo <p, que corresponde a la distancia inicial r' de
<P = <P’ 4- 9>",
siendo 93" el valor que corresponde a r", tomado de la figura lateral derecha.
Este cálculo se efectúa para un número suficiente de circuios inscritos entre
las lineas directrices A, y se obtiene la curva p, 9?, dibujada en la fimira 212 a

<Ula que se pueden sacar los valores de g sen para los ángulos deseados 93. La com­
pensación de superficies en la limitación exterior, indicada en la figura para el
primer círculo completo de radios gp, no es necesario hacerla para los círculos
jnás apartados. La cámara espiral de la figura 212 corresponde al rodete calcu-
ado en el capítulo 53.
b) Consideración del rozamiento en la cámara espiral. A las secciones
calculadas con arreglo a las ecuaciones anteriores hay que añadir un suplemento-
^ = 2 p ji g, que se obtiene con la ecuación (43) ael capítulo anterior, po­
diendo en la misma r = a ( * ) = r g, b = 2 g n (desarrollo de la circunferencia*1

>. (*) En rigor, se deberla tomar la distancia r correspondiente al punto donde


existe la velocidad media, el cual no concuerda con el centro del circulo, debido
1 la distribución hiperbólica de las velocidades. La diferencia es pequeña y no
wle la pena de tenerla en cuenta, por la complicación de cálculo que ello representa.
384 Difusores

completa), dtp = (tt/180) d <p°, con lo que fl


d (A F) = -j- (r + p) 2 e *d tp°
Poniendo para q el valor aproximado de la ecuación (51), V2 r, <p°/C (lo cual
admisible por ser muy pequeña la corrección), e integrando, resulta:

J F = 2 e x d g = j ^ J (ri + V 2 r* - c ") 1 2 r» 7 T d<P’

0
Dando valores a la integral, tendremos:
. A n tí .(2 1/2 r ,^
8 180 f M 3 i C
y relacionándola con la ecuación (51):
. A ?r (2 , <p'\- (57)
ÍT S + t ]
Por ser la corrección tan insignificante y, por otra parte, dependiente de la
ción insegura de A, podemos despreciar aquí también el segundo término del pi
tesis, con lo cual se tendrá: . ■ . ‘ '
a 71 : JE L
a e* 6 360 * ~ .. 1
Si hacemos A = 0,0475, y se agrupan todos los valores numéricos, resulta: ;
<P° (59)
A q = 0,025 fí ggQ
Con la consideración del rozamiento resulta el siguiente radio:
fres = P + Q
El aumento ¿do es independiente de q. El mismo es de importancia en el
de cámaras espirales estrechas (n? pequeño), mientras que en las cámaras
tante amplias, con o del mismo orden de magnitud que r¿, es despreciable
aumento es, además, proporcional al ángulo central <py alcanza al final de la.
piral, es decir, para <p° = 360°, el valor 0,025 r,\ Es importante fijarse en <jue /
es proporcional a w y, por tanto, a q', es decir, proporcional a la superficie de
sección. El aumento de superficie A F = 2 qtcA q crece, pues, propqrcionalmen
a o*. De todo lo expuesto se desprende que la forma de tener en cuenta el roza ""
miento mediante el aumento del valor de V en los cálculos, no es correcta.

77 a. Consideración de una variación de densidad


en la caja espiral
Si el número de Mach cja en la entrada de la espiral es mayor
0,6, es de suma importancia mantener grande la distancia de la 1er-
El cálculo de esta espiral difiere del expuesto hasta aquí en que
desprecia la variación de la densidad en toda la extensión de la esp
La caja de la espiral posee una sección circular. Su sección final, que se
en el ángulo central y = 360°, tiene, según la ecuación (54), el radio:

emáx “ n D t ct u + r ¿ * ?rD,c,u
Aquí Ve es menor que el caudal V, a la salida del rodete, a causa de la co
presión que tiene efecto en la espiral. Conforme la ecuación (22 a), capitulo -
se tiene : , .
1+4^
(6-
v- --------; — ’— J ü
i + f vtpir -57

.. r
Dispositivo de guía a la entrada
i'en donde significan ; í?spir, el rendimiento del intercambio de presión en la espiral,
Xque ha de ponerse igual a r)k, y A te, el aumento de temperatura que tiene efecto
hasta la parte media de la sección final, es decir:
c '— ci M el — c¡
A t‘ = l 'g - p l A ’ ParaeUir« 2 ^-103
/ c, es la velocidad media que provisionalmente ha de suponerse en la sección con-
siderada.

Í La disminución relativamente considerable de V, hasta V, hace que resulten


justificados estos cálculos.
La gran velocidad final c» puede disminuirse mucho en la salida cónica de
l la espiral. Pero de nuevo hay que tener en cuenta que el ángulo de ensanchamiento
‘ del cono de impulsión ha de reducirse, respecto al valor que se suele utilizar,
\ de acuerdo con la ecuación (61) del capítulo 14.
I - En la determinación de la sección espiral correspondiente a un ángulo central
arbitrario, según la ecuación (51), habrá que interpolar en cada caso V entre V, y Ve
proporcionalmente a tp, de tal modo que V = V, para <p = 0 (l).

78. Dispositivo de guía a la entrada


u Hasta el momento hemos considerado, generalmente, el caso de
'entrada perpendicular al rodete, a0=90°. La ecuación fundamental (26),
capítulo 20, c), nos indica claramente que* un giro, a la entrada, del
mismo sentido que el del rodete, disminuye la altura de elevación,
H, ., ___ . ________________________

Giro contrario Giro en el


m is m o sentido
Fio. 213. Triángulo de entrada de un rodete con directrices de entrada que guien el agua
en el sentido del giro y en sentido contrario

mientras qUe^un giro de entrada de sentido contrario la aumenta,


)or ser, respectivamente, negativo o positivo el segundo término.
.1 triángulo de entrada, dibujado en la figura 213, nos muestra,
demás, que entonces varia también clm, y, por tanto, el caudal, en
íl mismo sentido que la altura de elevación. Es por esta razón por lo
jue a veces se utilizan álabes directrices de entrada para la regula-
úón, sin pérdidas, del caudal (cap. 96). De la figura 213 se desprende
ambién que el giro del mismo sentido disminuye la velocidad relativa
le entrada, disminuyéndose el rozamiento en el canal móvil. La expe-
iencia ha demostrado que, con un pequeño giro del mismo sentido
pie el giro del rodete, el rendimiento mejora con relación a la entrada
lerpendicular, mientras que un giro opuesto produce un empeora-
niento, deforma que no debe rebasarse nunca el valor de ao = 120°.
(l) Otro procedimiento véase en L. G. V a l d e n a z z i : II Calcólo delle Spirale
Turbocompressori, ATA, páginas 13-16, marzo 1950.
25. P fleiderer : Bombas centrífugas.
Difusores
386
El giro a la entrada puede obtenerse también m eto n teu n dispo-¡

dad de la corriente de entrada. j irprtrices de entrada en las


Es raro el empleo de disminuir^
bombas hidráulicas de una sola /ase. deb _ q cavitación. !
la presión delante del todete, a u m e n te n ^ e retorno;
Por el contrario, en las bombas m a u l a r e *
construyen ai propio uempu v p ^ ra d ! de to corriente a la fase si-i
entrada, los cuales permiten a máauinas soplantes, especial-]
guiente bajo el ángulo deseado. ^ elevación pequeña, se aplica!
mente las de flujo axial y de aumentar el coeficienteí
- giro.de tv d o d S ^ c ia le s » J
de presión y (fig. 172 b), Luán de entrada, para evitaíf
S S S a f S - i d o , por el aumento

radial importante (por ejemplo, tig condiciones de un giro cons4


en el espacio para que se cumplan las.“ " Í T S página 341 paral
tante (de forma parecida a o que* buenos resultados e n |
los álabes de salida). f c e g t a iK ¿ ¡ E » de aletas c i t ó !
las corrientes aceleradas los disposi álabes del rodete e s tá 3
dricas, con ángulo de salida constani » de acue rd p

r r ,s : * ‘C “ W " — - “ f
la siguiente ley de E. Eckert (*)• ^
reos* a;
I1
const.,
siendo o, el ángulo de salida
alabeados. A pesar de que la co™® las constantes, debido a que
ción de Bernouilli con un valor ] P .- trices de entrada) no
(aparte el rozamiento de pared en las directrices de enera ,
toma ni cede energía.
■^“ Víase: C. P fleidebeb, StrtmungsmascMnen, pág. 249. Sprlnger,
• n.

J . Curvas características
R
79. Formación de la curva caudal-altura
Luo cuiisiueraciones Hechas hasta ahora, se han basado en la
ausencia de choque a la entrada del rodete y del difusor, lo cual mu­
chas veces no ocurre. En el funcionamiento de las bombas, es nece­
sario saber, para su buena utilización, cómo se comportarán si el
caudal es distinto del normal, puesto que es de esperar que la altura
de elevación varíe al variar el caudal o el número de vueltas. Existe
fambhén interés en conocer, para una bomba dada, ef número de regí­
• tí
menes de marcha en los cuales puede ser empleada.
l\' A tal efecto realizaremos los ensayos manteniendo, en primer
ligar, constante el número de vueltas, y obteniendo la variación de
la altura en función del caudal. Esto puede efectuarse fácilmente
¿eri banco de ensayos con una bomba dada.^sTse hace variar
t caudal, permaneciendo constante la vélocidad^creando un estran-
julamiento mediante una vájvular situada pi la tubería de impulsión,
midiendo los valores correspondientes*’del caudal Vx y7^&*la altura
le elevación Hx. Tomando los válóres de Vz comj^abáéísas y los deHx
jomo ordenadas, obtendremos la curva caudafm ura a velocidad cons-
ante í1). El conjunto de curvas caudal-altura para todos los números
|e vueltas posibles, forma en el espacio una superficie, en el sistema de
^ordenadas Vx, Hx, n, que nos permite conocer el funcionamiento
¡e la bomba en todos los casos posibles; dicha superficie se llama
pperficie característica de la bomba.
'('■ En los turhoeompresores se pueden obtener también, mediante
urvas caudal-altura, las líneas de igual relación de compresión.
En los eshidios que siguen a continuación, las variables se dis-
guirán de losvalores que corresponden al punto de máximo ren-
iento por el subíndice x.

80. Trabajo de álabe J/thi para corriente variable


El choque a la entrada del rodete es una pérdida de altura de
sión y tiene el mismo carácter que las demás pérdidas hidráuli-
s, Zv que aparecen en el canal del rodete, las cuales, según lo dedu-
(*) Además de esta curva caudal-altura puede ser de interés obtener una
a característica del grupo (motor y bomba), que resulta distinta de la curva
elocidad constante, debido a que, con la carga y el sistema de regulación del
ptor, dicha velocidad es algo variable.

'i n
.1 .■
388 Curvas características
cido en el capítulo 17, quedan excluidas en la ecuación fundameu
tal. El trabajo de álabe / / thx Para 1 kg de liquido (al contrario delq
que ocurre con el trabajo útil Hx) será independiente por completo,
para un caudal dado, de si existe, o no, choque de entrada, y de cómo
transcurre la corriente desde el estado inicial al final, existan o no
pérdidas en la misma. Por todo lo dicho, las ecuaciones deducidas
anteriormente permanecen invariables, aunque exista choque en la
corriente de paso.
Limitémonos al caso en que la entrada es perpendicular al rodete;
(a0 = 90°), entonces rige para un número infinito de álabes:
-ycc un
•í/th oox — C2uz (1)
y para un número fi­
nito de álabes:
u2
#thx = ~ C3ux (2)

a) Número infini­
to de álabes. En est'
caso, en el lado derecho
de la ecuación (1) varia­
rá c2u x con el caudal y, por tanto, con la velocidad meridiana c2m
Esta dependencia mutua se ve claramente en el triángulo de veloc
dades (fig. 214), si tenemos en cuenta que el ángulo de álabe
y también la dirección de la velocidad relativa de salida w2x, per
manecen invariables. Dejando aparte el estrechamiento de álabe,
tiene:
V.
c2m x ( = wzxsen (}2) = ti D 0 b ,

- V,
c2 u x ~ U2 C2m x CÍ;g — u2 7i D 2 b2-Ctg

o sea, según la ecuación (1)


* Un / ctg jSj
Hth OOX = g (5
7i D2 b2

Esta ecuación nos da el trabajo específico de álabe en funció


del caudal Vx; para el caso de un número de álabes infinito. Es
función es evidentemente lineal.
El segundo término entre paréntesis cambia de signo cuando
rebasa los 90°. De ello resulta el aspecto de las lineas de trabajo
álabe para 02 ■- 90°, que se representan en la figura 215, es de
para álabes curvados hacia atrás, radiales y curvados hacia delan
Trabajo de álabe //thr para corriente variable 389

E) trabajo de álabe para 1 kg disminuye con caudal Vx creciente,


en los álabes curvados hacia atrás ; para los curvados hacia delante
aumenta, y permanece constante e iguala u¡/2 g, para álabes radiales.
£ara una misma velocidad tangencial, el trabajo del álabe curvado
hacia delante es A H 1 mayor, de acuerdo con lo dicho en la página 147,
y en el álabe curvado hacia atrás A H 2 menor, que para los álabes
radiales. Del triángulo de velocidades (fig. 214) se puede deducir la
forma rectilínea de la variación de Hthoox. El punto A 2x se mueve,
al variar el caudal, sobre la recta A 2 C2, siendo sus coordenadas, si
el origen es el punto B2, c2mx y c2ux, directamente proporcionales,
respectivamente a Vx y Hthoox [ecuaciones (3) y (1)1. En la figura 147
existe ya el diagrama Vx-//thooI,
con los ejes de coordenadas cam­
biados y las escalas distintas. Al
Icrecer /?2, la recta C2 A 2 gira
alrededor de C2, igual que i / thoox
(figura 215) lo hace alrededor de C.
Si dejamos sin considerar el
choque de entrada, / / thcox repre­
senta la altura teórica de elevación.
El aumento de esta altura con el
caudal, en el caso de álabes curva­
dos hacia delante, está en contra-
ficción con el hecho de que el v fl
mentó de caudal, en los ensayos, velocidad constante,
«obtiene aumentando la sección ‘ *
le paso de la válvula de regulación, y estfd^Tume temer para esta
¡lase de álabes,- una inestabilidad de funcionamiento, además de los
inconvenientes señalados en el capítulo 24 (cap. 91).
; Si la válvula de regulación está cerrada, se tiene Vx = 0, y las
tres clases de álabes dan el mismo valor u%]g para el trabajo espe­
dí00 de álabe. La presión a la salida del rodete es, según la ecua-
aó.D (20), capítulo 17, con w2 = 0, c0 = 0, Z 1 = 0, solamente H ~ =
= u¿, 2 g. La contradicción se explica si se considera que el agua que
e encuentra en la periferia del rodete se mueve con la velocidad
ibsoluta u2. Per tanto, además de la presión estática u|/2 g, existe
jma altura de velocidad u?¡J2 g ; en total, un aumento de energía 2 u|/2 g.
-sta consideración dejaría prever que en el momento de cierre de
i válvula, si el rozamiento anulase la rotación del agua en el juego
leriférico a la salida del rodete, se tendría una caída importante de la
resión. En la práctica no se observa este fenómeno, y ello es debido
que el rodete es atravesado por el caudal de fugas y, además, se
■oduce una corriente de intercambio entre la periferia y el canal
:1 rodete.
b) Mmero de álabes finito. En el líquido ideal, la represen-
ición del trabajo de álabe es también una línea recta, mientras se
“Atengan las condiciones de salida tangencial de la corriente. La
390 C urvas cara c te rístic a s

comprobación í1) la obtendremos sencillamente empleando la el:


culación de álabe. Escribamos la ecuación (13), capitulo 17, a), en
la forma:

Hthx = 2ITg z r **x = 1 W g Z Fsi


La circulación r sp alrededor de cada álabe se compone de las partes,
que dependen de la corriente de desplazamiento y de la corriente
paso (pág. 125), en el sentido de que cada una de estas corrien"
parciales dan corriente de salida tangencial. Ahora bien, la corrien
de desplazamiento, para un rodete dado, depende sólo del número d
vucltaa, uc lai lumia que la velocidad en un punto del mismo varí
proporcionalmente al número de vueltas, mientras que la velocida
de la corriente de paso, que hay que imaginar con el rodete e
reposo, varía proporcionalmente a Vx, independientemente de n. Po
lo tanto, se puede escribir:
r ,x = k in .+ k 2Va
siendo y k 2 dos constantes dependientes de las dimensiones d
álabe. Así, según la ecuación (6):

H\.hx = -g Q y 2 i h n + h Vx)

es decir, para un número de vueltas constante n, el trabajo de álabe es


función lineal de Vx. Esta deducción presupone que las superfici
de flujo permanecen invariables con un caudal inferior y superio
al normal, lo que ciertamente ocurre con una corriente plana; po
lo tanto, para los álabes radiales de simple curvatura, pero no pal
los de doble curvatura (cap. 87), y, por consiguiente, tampoco en lo
axiales. De todos modos, el supuesto de variación lineal gener
mente se mantiene.
Si se determina el trabajo específico de álabe, para el líquido real, midien.

bulento en la periferia del rodete, el cual (según página 370) precisa, en esE
para caudal inferior al normal, una potencia adicional Na importante, que ti
el mismo carácter que el rozamiento del rodete, por lo cual se tiene que excl
de H ^ x. La figura 216, lo mismo que la 52 (pág. 80), muestran claramente
corrientes de retorno en la capa límite (*). El trabajo de álabe buscado r/tb*.
obtendrá de
Nx — (Na + N r + Nm)
75 y (V x + Vsp)

(l) Véase también W. Sch ulz : Forsch.-Arb. Ing.-Wes., fase. 307, pág. 6.^
(*) La importancia de este movimiento de intercambio lo demuestra el ha.
encontrado depositada a ía entrada del canal del rodete una capa de pintura
difusor. Para más detalles, véase la disertación de H. S c h r a d e r (nota al pie
la página 80), que, contiene gran número de fotografías de ensayos con pint
El movimiento de intercambio llega a alcanzar la tubería de impulsión,
ello se comprende que, al final de la tubería de impulsión, completamente
de un ventilador, se observe una presión más elevada que en el tubo de salida
propio ventilador.
Trabajo de álabe Hth* para corriente variable 391

La potencia de intercambio S a, es, no obstante, desconocida. Por otra parte,


está comprendida en Ñx. Si se desprecia, se obtiene un trabajo de álabe demasiado
grande, es decir:
HthL —Hth* + z * =\ flihx H— yV T °)
expresión en la que Z¡¡ significa el trabajo de intercambio correspondiente a 1 kg
de líquido a elevar, el cual ya se tuvo en cuenta en la ecuación (25 b), capitulo 4,
y en la (7), capítulo 17. La curva
de estos trabajos de álabe «en
• bruto», iíthi» crece, según (7a),
asintóticamente hacia el eje de
r ordenadas, y transcurre, para los
: rodetes lentos y en el campo co-
■.respondiente a la entrada sin
¿oque, eus» paralelamente a la
- linea Hu, oo x• El trabajo específico
¡ de intercambio Z„ es importante,
' sobre todo, para caudal parcial.
i Según las experiencias, crece con el
: ángulo /?„ y en los álabes muy in-
r diñados es notable incluso para el
caudal normal. Depende también
de la clase de difusor de salida,
r siendo mayor cuando el difusor es
de aletas, y ello explica que la po- F i g . 216, Posición r e la tiv a d e la s r e c ta s x
p tencia en vacío (fig. 243) sea ma- y Hthoo x 11¡k l = t r a b a j o d e á la b e in c lu id a s la s
; yor que la mitad de la potencia p é rd id a s d e in te rc a m b io Za
normal en el eje. El difusor de
' anillo liso, y en cierto grado también el de caja espiral, se comportan más favo-
Erablemente a este respecto.
Hasta el presente no se ha logrado todavía determinar por cálculo o experi­
mentalmente la pérdida por intercambio Na
En el campo de caudales superiores al normal, desaparece la
1pérdida de intercambio Za en la ecuación (7 a). Es digna de notarse
■que aquí resulta una recta para la repre^t^ción "de / / thL = Hthx
en todas las formas de rodete. Es lógico suponer que, alargando estas
; rectas hasta el eje de ordenadas, se tiene todo el curso de if thl (fi­
gura 216) y, con ello, también una imagen de la magnitud de la pérdida
por intercambio Za, que aparece en toda la zona de corriente inferior
f la, normal.
a
• Por regla general, esta recta H ^ xt obtenida experimentalmente,
es poco inclinada respecto a las rectas HthooI conocidas. Si la recta Hihx
vha de ser calculada de antemano, debe suponerse su inclinación res­
pecto a las rectas, fáciles de obtener, H thoox» pues sólo se conoce el
punto K del cálculo y faltan bases para fijar dicha inclinación. Es
corriente suponer, o bien un curso paralelo de ambas rectas í1), o la
posición del punto de intersección común F sobre el eje de las abs­
cisas (fig. 216). También se observan posiciones en las cuales, por’el
contrario, la intersección de ambas rectas / i th cae en la proximidad
del eje de las o/denatlas. De ello se infiere que, en la actualidad, no es
■aún posible determinar previamente de un modo fidedigno las curvas
;caudal-altura (2). (A este respecto es todavía más importante el hecho
\---------
íl) Stodola : Die Dampíturbine, 5.* o 6.» ed., pág. 1048.
(*) Véase K. R ütschi : Über die Gestaltung stabiler Drosselkurven bei
.Kreiselpurapen. Schweiz. Arch. f. angew. Wiss. u. Technik, vol. 7, fase. 8 (1941).
Curvas características

de que las pérdidas de que trataremos en los capítulos siguientes,


sólo pueden ser determinadas de un modo aproximado.)
En lo que sigue supondremos que el punto F está situado en
el eje Vx (la línea de trazos en la figura 216), puesto que#thooz/tfthx»
o sea, el coeficiente de disminución de potencia permanece constante,
con lo que se simplifica mucho el proceso de cálculo. Si se toma como
base otra posición relativa de las rectas / í th, el procedimiento es dife­
rente por cuanto que los coeficientes de disminución de potencia y' y p
dependen del coeficiente de gasto V JV (*).
Según la ecuación (38), página 139, se tiene:
1
# th : (8)
1 + P ffth.
considerándose p constante para una misma bomba.
La ecuación (8), junto con la (5), nos da:

(9)
1+ P 9 V nDo2 bu2
Para algunos fines se recomienda expresar la variable Vx sin dimensiones, j
utilizando Vg/V, es decir, la relación entre el caudal efectivo y el correspondiente a
a la entrada sin choque. Con tal fin introduzcamos:
V = n D, b, c, m
o poniendo el valor de c,m de la ecuación (16), capítulo 46, siendo aquí ai = a,

v (i + p)c.g“U c . g?: (9í>


y por lo tanto, según la ecuación (9):
„ u, _L_ h __ V* ______ct8 P»______ (9 b)
g l + p[ V (l + p)ctga, + ctg0,.
a, es el ángulo de entrada al difusor, correspondiente a la entrada sin choque,
y por tanto, invariable.

81. C á lc u lo p re v io de la c u rv a c a u d a l-a ltu ra

Para obtener las alturas de elevación Hx, hay que deducir de los
valores del trabajo de álabe H thi totalidad de las pérdidas hidráu-í
licas, o sea: . • Í
a) las pérdidas Z hx por rozamiento en el rodete, incluida la
debida a los cambios de dirección, y la pérdida de transformación
de velocidad en presión (en la página 20, designada como pérdida de
álabe); . ' '■ 1
b) las pérdidas por choque Z 5 a la entrada del rodete y deL
difusor.
a) Pérdidas por rozamiento en los canales, curvatura y trans-,
formación de velocidad en presión Zrx. Cuando hay ausencia de
choques, estas pérdidas son las que se consideran en el rendimiento
|í I Cálculo previo de la curva caudal-altura 393

jn3fl9ffléirico *7/i» que se conoce cuando se proyecta la bomba. Para


el caudal normal V, se tiene, pues:
z h = (1 — *ty) Hih (10)
Un valor Zrx cualquiera comprenderá las pérdidas en el difusor y en
el rodete, así como las que se producen en los canales de unión con
las tuberías de entrada y salida. El cálculo separado de estas pérdidas
no es posible de un modo seguro, empleándose las leyes que rigen para
el canal en reposo, en el cual las per- uj
didas varían con la velocidad y, en ^
consecuencia, con el caudal Vx, se­
gún una función parabólica de ex­
ponente entre 1,75 y 2 (cap. 13, a).
Si para simplificar se adopta la ley
del cuadrado de las velocidades,
podemos dibujar la curva de Z hx
como una parábola OP que pasa
por el punto conocido P (fig. 217),
con el eje de ordenadas como eje
principal y vértice en el .origen. Es
admisible tomar el exponente 2,
puesto que, por una parte, las pér­
didas por curvatura y de conver­ Felig. canal
. 217, Influencia del rozamiento en
sobre la curva caudal-altura
sión crecen bastante exactamente,
con el cuadrado, y, por otra, la rugosidad de las paredes aproxima el
rozamiento puro también a la» ley del cuadrado. ^ »/ V *
Una vez dibujada la parábola O P, se ji^tarUsus ordenadas de las
:de la recta Hthx, y se obtendrá el trazado de la línea Hthx — Z hx
(curva A B), que se inclina hacia el ejeVx y es tangente a la recta Hthx
,en el punto A. Evidentemente, es también una parábola.
?.' La ecuación de la línea OP es:
Z hx = ( l - Vh) Hitl ( 11)

Si queremos eliminar de la expresión anterior VJV, poniéndola en


función de las constantes del rodete, se pone, en lugar de //th» su valor
íe la ecuación (9 b), capítulo 80, con .Vx = V:
H _ _______ ctg q3______
( 12)
9 (1 + P ) c tg a 3 + ctg /?2
b) Pérdidas por choque. En lo que sigue entenderemos por
boque un cambio brusco de la velocidad media a la entrada o a la sa­
lda del rodete. Se ha estudiado ya este fenómeno al tratar de los
odos, n la página 33, habiéndose tenido en cuenta mediante la intro-
ucción del coeficieptC^en la ecuación (9 a), de la página 34.
I. a) Entrada en el rodete. Si la velocidad absoluta de entrada clx
ifiere de la velocidad cx, que, con la velocidad tangencial uv da la
u iu v a s C t tlU C lC i'lS U C U S

velocidad relativa wx (fig. 218) en la dirección se tiene un nuev


triángulo de entrada xB 1CV y de ello resulta un cambio brusco de
dirección (es decir un choque), por pasar del ángulo /?lx al ángulo
invariable de los álabes, que se efectúa considerándolo como un
codo. En la figura 219 se representa el fenómeno exactamente (se
deja aparte la desviación a la entrada, debido a lo convenido en la
página 129). Según el principio de
la impulsión, el punto de remanso
no está situado en la arista del
álabe, sino algo más hacia el in­
terior del canal (como lo demuestra
la cou&ideiLación tioi ejemplo de la
página 35, de una placa que corta
oblicuamente la corriente). Con cau­
dal parcial (o sea, con ensancha­
miento irregular de los tubos de
Fig . 218. Diagrama de velocidades a la corriente), el punto de remanso es"
entrada del rodete en el caso de entrada
con choque en la cara de presión, como en la
figura 219; con caudal superior
al normal (es decir, con estrechamiento irregular de los tubos de
corriente), pasa a la cara de aspiración del álabe. La corriente ciri»
culatoria que se forma en
arista del álabe produce i
espacio muerto A, en el
mo sitio que en un codo, y
aumenta la corriente de re­
troceso que sale del rodete.
De todas formas, la compli­
F ig. 219. Comparación del choque a la entrada cación del mecanismo del
del rodete con la corriente en un codo choque tiene como cons
cuencia, entre otras, que los.
coeficientes de choque <p no se diferencien tanto para ensanchamieiu
y estrechamiento irregular como en los codos. Como la velocida
meridiana, antes y después del choque, es la misma e igual a
la extremidad y de la velocidad relativa después del choque se-
una paralela a uv trazada desde el punto x (fig. 31). La comp
nente de choque xy — wsl provoca una pérdida de presión, que, seg’-
la ecuación (9 a), página 34, es igual a :

Z*1 = <P (1
Según la figura 219, se tiene:
c, — c,

o sea:
Z - J L u .h -I s Y ( 14‘
Z#1_ 2 y UM V ' .
{%'
Cálculo previo de la curva caudal-altura 395

en donde:
tl — a1
V = ‘nD x b1 cx = n D x bx ux tg f t (1 5 )
U t! k
/3) Entrada en el difusor. También aparecerá aquí un choque*
siempre que la velocidad meridiana c2'mx difiera del valor normal Co,„.
La velocidad relativa de salida w2x = C2X (fig. 220) conserva la
dirección invariable C2X, dada por el ángulo f}2 de los álabes. El
número finito de álabes ocasiona, en primer lugar, una desviación a la
:• i
salida de los mismos, correspondiente a la componente X Y. El punto Y
debe estar <nhrQu rsctn pucato
que este diagrama de velocidades
(como ya se explicó en la página 388)'
es una reproducción del diagrama
VxHthx (con coordenadas c.2mi» l3ux/
Las rectas D C2 y DE, de la figura 220,
corresponden a las lineas Hthoox y
Hthi, respectivamente, y deben cor­
tarse en un punto D del ejec 2lnx(B 2D), t !
porque las líneas H xhoox y / / thx se han
de cortar en un punto F del eje Vx (fi­
gura 216) 0).
La velocidad absoluta de salida— Fio. 220. Diagrama de velocidades
B2Y = c3l resultante está dirigida a la entrada del difusor, en el caso
de entrada con choque y teniendo en
según un ángulo a2x> y» en conse­ cuenta el número.finito de álabes
cuencia, se desvía, debido a la^ aletas
fijas del difusor, en la dirección a3, si suponernos que no existe sepa­
ración entre rodete y difusor, es decir, si D2 = D4. Como la compo­
nente meridiana permanece invariable, resulta la componente de
choque ZY = cs2. La pérdida por choque será -:
7' _ ^2

Si existe efectivamente una distancia entre el rodete y el difusor,


la velocidad a la entrada en el difusor disminuye en la proporción
DJD4. El ángulo a2x queda el mismo, debido a que la componente
tangencial y la componente meridiana varían en la misma proporción.
(La influencia del espesor de los álabes sobre la componente de choque
. puede despreciarse nuevamente.) El estrechamiento a la entrada del
difusor no tiene ninguna influencia sobre el choque mismo. En total,
- sólo entra en consideración la componente de choque cs2 D2IDV de
forma que

Zi2 = 2l j (Cs2 í ^ ) ' (16)


396 Curvas características

Puesto que
Y F - B 0C, H th;
ELE = Uo =
XF '2ui Hth ex 1+ P
tenemos inmediatamente:
— C, U«
Z Y = cs2= B 0E l2m 2 m x
'jm 1 ~f" P ^ ^2in 1 ^ ~E P ;>-t ) <i7>.
Sustituyendo en la ecuación (16), resulta :
7 _ <P ( U2 (18)
42 2g \ l + p
La pérdida total por choque será ahora :
ZS = Z41+ Z J2 (19)!
debiendo determinarse Z S1 y ZJ2 mediante las ecuaciones (14) y (18).
Si el caudal que corresponde a la entrada sin choque en el rodete
y en el difusor es el mismo (lo que no siempre ocurre), será:
/ li2 d 2'
2 ,= J L 1— (20)4
2<7 u + P D**
De esta ecuación resulta que para Vx = V, Zs = 0, como era de\
esperar, y para Vx = 0 :
<P (21)
Zso — i
2g
Según los resultados de ensayos (*) más recientes, es mejor suprimir
en esta ecuación el factor D^jD^ cuando no se tiene simultáneamente
en cuenta el rozamiento Zr en el espacio anular sin álabes, según
lo dicho en la página 371.
La ecuación (20) representa una parábola cuyo eje es perpen­
dicular al eje Vx y cuyo vértice está (2) en la extremidad de la abs­
cisa Vx = V (fig. 22). £
Si se restan de las ordenadas de la curva A B las ordenadas de la
parábola de choque, se obtiene una curva, CDG, que será la curva'
caudal-altura buscada. Ésta es tangente a la curva A B en el punto D,
que corresponde a la ausencia de choques, y resulta de nuevo una
parábola cuyo eje es paralelo al eje de ordenadas.
c) Construcción de la curva caudal-altura de una bomba- con
difusor de aletas o de cámara espiral. Para dibujar la curva caudal-
altura de una bomba se traza primeramente la recta ííthx» sencilla­
mente como recta de unión entre los puntos de corte con los ejes de
(*) Dissert. S ohra d er : n o ta al pie de la página 80; asimismo, K. R ütschi :
SchweLz. Archiv. vol. 7, pág. 214 (1941). E n ambos trabajos resu lta p ara Z¡ una
curva casi lineal, en vez de u na p arábola de 2 .° orden.
(*) Si el caudal correspondiente a la e n tra d a sin choque no es el mismo para
el rodete que para el difusor, de la sum a de las ecuaciones (14) y (18) resulta una
parábola que no es tan g e n te al eje de las V*.
Cálculo previo de la curva caudal-altura 397

coordenadas. La distancia al origen sobre el eje Vx es, según (9),


igual a u2 n D 2 b2 tg p 2 (**), y sobre el eje HXf. a u|/(l + p) g. Segui­
damente se dibujan la parábola de rozamiento, según la ecuación (11),
y la de choque, según la ecuación (20) (*). Ambas quedan determi­
nadas por su eje, su vértice y un
¡ punto. El vértice de la parábola de
: rozamiento es el origen de coordena­
das, y el de la parábola de choque, el
punto de abscisa V (caudal de la
. entrada sin choque). El otro punto
de la parábola de rozamiento es el
■punto P (fig. 221) de coordenadas V,
<1 — 77h) #th» para el cual se conoce
el rendimiento de álabe o manomé-
trico que se fija en el cálculo de la
bomba, y Hxh es la ordenada de la lí­
nea H thx correspondiente a la entra- ^ V .. •
da sin choque. Para la parábola de-i-i.
choque se tiene como segundo pun- -
:to su punto de corte E con el eje r ... p J ,
- j- „j /». o o i\ j Fig> 221. Construcción de la curva
■de ordenadas (flg. 221), cuya orde- caudal-altura, C-D G; de una bomba
nada 7 rp^nltn Hp ln ppiiapiAn f91\ con
■ JldUd ¿so resmta ae la ecuación { ¿ L )
divisor de aletas o de cámara
e s p ir a l, partiendo de la recta V x Ht k x
(con DJDi = 1). El dibujo de ambas^*
parábolas se efectúa por medio-deuno d&los procedimientos conocidos,
¡obteniéndose la curva caudal:q¿tura buscada, restando*-de las orde-
' nadas de las líneas Z hx y ‘Z ;ias correspondiontés'á la línea H^x-
1- Los valores de V comprenden las^íérclidas volumétricas, las
cuales pueden ser tenidas en cuenta mediante una reducción conve-
íniente de las abscisas, por apreciación o mediante el valor Vsp, calcu­
la d o según lo dicho en el capítulo 15 (más exactamente, según el ca­
pítulo 63 de la tercera edición de esta obra).
El coeficiente de choque <p que ha de introducirse en la ecua­
ción (21) puede tomarse igual para las bombas con difusor de aletas
.y las de caja espiral. Pero depende de cómo haya sido elegida la
erecta H thx, pues la posición del punto A (fig. 221) depende de ello.
Si el cruce de las rectas Hthx y i í th está sobre el eje. de las abscisas,
que lo tomaremos (arbitrariamente) como una regla, entonces y os­
cila entre 0,5 y 0,7.
El hecho de que el coeficiente (p se haya de tomar, poco más o menos, igual
en un difusor de aletas que en una caja espiral, debe considerarse como una ca­
sualidad. A pesar de que la caja espiral no representa más que un solo canal, los
"rocesos que tienen efecto para un caudal inferior al normal o superior al mismo,
son, en una caja espiral y en un difusor, bastante distintos. En el caso de un caudal
íerior al normal, es particularmente característico, en la caja espiral, la ausencia

0 Si se quiere tener en cuenta el espesor finito del álabe a la salida, hay


que multiplicar esta expresión por (/, — a,)/f,. El resto queda invariable. Esta
consideración resulta evidente cuando la línea Hu*x se traza pasando por el punto A
‘Tpor el punto normal ( V, Hu,).
(*) Si //tu oox y H\hx se suponen rectas, la parábola de choque apenas varia.
398 Curvas características

de uu eje de simetría, de manera que la admisión del rodete es desigual a lo largo


del perímetro. Esta falta de simetría en la corriente del rodete no sólo tiene por.
consecuencia que la linea i/m*, en un líquido ideal, ya no sea una recta, sino que’, .
además, se originan pérdidas adicionales en el rodete. Pero ambas influencias han
de tener su expresión en el valor q>, elegido en la comentada determinación de la.
curva caudal-altura. Síguese de ello que no es de esperar una perfecta coincidencia
entre la curva calculada y la realidad.
El procedimiento que acabamos de describir conduce tan sólo
a una concordancia satisfactoria con la realidad, si.se atiende a que,.
según la página 352, la anchura en la entrada de los canales del difusor ■
se hace considerablemente mayor de lo que exige el cálculo para
una entrada exenta de choques. Por ello seria lóeir.o hacer correr el
veruce J de la paraboia de choque Zs, en la figura 221. Pero, por esto,
se produce en el punto de cálculo una pérdida por choque, que habría.
de sacarse de rjh, y ello exige una adecuada corrección de r¡h. Esta
dificultad puede obviarse modificando la curva Zs, tanto antes
como después del punto J, correspondiente de la entrada sin choque,
dibujando dicha curva no como una parábola, sino su rama izquierda
como línea de unión, casi recta, entre el punto indicado J y E, y ;
dando, además, a su rama derecha una escasa pendiente o, incluso,-
haciéndola coincidir con el eje Vx.
Si se emplea una caja espiral como difusor, en la que, según la pá­
gina 378, no se añade ningún suplemento a la sección de la es­
piral, este procedimiento sigue siendo
utilizable.
d) Construcción de la curva c
de una bomba con difusor de anillo liso (*). En
lugar de las pérdidas por rozamiento y choque
r, , , en el difusor de aletas, tenemos aquí la resis-
tencia del anillo difusor Z„ calculada en el ca­
pítulo 75. El camino a seguir será el siguiente
(figura 222):
Primeramente se traza la recta Hn, *, de la
misma forma que en la bomba con difusor de
aletas. Luego se introduce la parábola O I de las
pérdidas manométricas, que crecen con el cua­
drado del caudal (línea ¿ki)- En las anteriores
no están comprendidas las pérdidas en el anillo
difusor. El punto V de la línea Hku correspon­
diente al caudal normal V, se obtiene de
VI (1 — m) Huí — Zr, debiendo tomarse Jim.
y Zr de las lineas correspondientes
_ Hth
_ x y Z„
para el valor V de las abscisas. La línea Zf se
Fio. 222. Construcción de las dibujará previamente con arreglo a las indica­
curvas caudal-altura de una bom­ ciones hechas en la página 371, debiendo tenerse
ba de anillo difusor liso
en cuenta que, para considerar la corriente de
intercambio, debe desplazarse hacia el eje de or­
denadas de una cantidad aproximadamente igual al doble de la pérdida volumé­
trica. En cuanto al choque, sólo entra en consideración la parábola del choque de
entrada al rodete ZSJ, según la ecuación (14), cuyo vértice está sobre el eje
de abscisas en el punto de abeisas V y cuyo punto de corte con el eje Hx se en­
cuentra en (Zs ,)0 = <p uf/2 g. La curva caudal-altura J D se obtiene calculando
Hx = H\i¡ x — Zk j Zs i Z,. .

(i) Véase Forsch.-Arb. Ing.-Wes, fase. 295, pág. 89.

U
1
Cálculo previo de la curva caudal-altura 399

Si comparamos la curva caudal-altura obtenida con la de la


ibomba con difusor de aletas (línea de trazos), se ve que la primera
es más llana. Esto concuerda perfectamente con la realidad, como
:1odemuestra 0 la comparación de las curvas I y I I I de la figura 222 a.
;AJ propio tiempo se tiene una disminución más lenta del rendimiento ij
con un caudal inferior al normal, y una disminución lenta de y en
caso de caudal superior al normal, pues, según la página 371, el roza­
miento Zr en el difusor anular disminuye al aumentar a3. General­
mente, aun con el caudal nominal, el rendimiento resulta un poco
menor que con un difusor de aletas (fie. 222 oV Tienp ¡mnnrto^in
400 Curvas características

. . . . * JK
82. La curva caudal-altura para entrada no perpendicular
al rodete
(a0 + 90°) . „ u-j y
E l trab a jo específico de álabe es, según la ecuación fu n d am en tal: ¡ itq

H t h o o x ---------- 1------- (ut et us — UiC0ux) = HxhxX + H t h i i $8


tfth. 1+ p (1 + P) 9
Se obtiene, pues, la re cta Hth* de la sum a de las dos partes tfth* x > H ül
la prim era de las cuales
U, C , u x ________ * U« ( . . __ y (23)1
Hth x X — g 1 4-p 1+ p 9. \ * x ti D t bt )

«s idéntica a la recta H ^ x de la e n tra d a perpendicular, re p re se n tán d o la s


UM S“Sa salida 1 d tfa 's " á í i l c w S . d . e n tra d a m otivado por el n
Ilnito da las mismas, sa puede d « P ™ ‘“ ’s 1 ^ e ñ ° e ^ un s¿¿,
O cálculo se ten d rá en la figura-223:
u\ b, tg % tj (23 <
D G = (/(I + p) b, t g a ^ i — O!
N I ,
refiriéndose los subíndices I a un punt
situado inm ediatam ente antes de la.aríK
de salida de los álabes del dispositivo 6
/ ------------ e n tra d a. La figura 223 nos m uestra q t
“t T:j í el giro de en tra d a influye sobre las coa
wr T ------- j/ \ X 1 L 3i íí diciones de funcionam iento, de la misir
5 Y [ forma que una variación de p , ; o sea, o
. 1* 1 11
*
1
1
rresDonde
rresponde
/-v *
8*. según
aa un
—»—*aum------
ento --o disminución
—■ " i- Qfl. <
. » _____- i /«¡h a A A n t i » o * n r i
sea el giro co n tra n o (a0>
( n y
-
2 u. 1- p 0 del mismo sentido (a„ < 90°). ^
P ara obtener la curva caudal-altu
F ig . 224. üiagraina.G e veiMuiuuw.c3 « Jiay que re star de la recta
salida del rodete para ángulo de entrada las siguientes pérdidas: *
__ 90°. y a ^< w
ac = 90* a) Los rozamientos7 ;.v de cans
— ------ ’
” * prendidas las pérdidas por curvas y .Qfl
versión de velocidad en presión, que, como se ha dicito an tenorm ente,-son ••
•, / vx y • ‘ ••• - •**'*■»%
Zhx = ( 1 — Vk x ) H& X J
Superficie característica 401

íiLas magnitudes con el subíndice _|_ sin i se refieren a entrada perpendicular y sin
¡choque. La relación Vx/Vx representa la relación del capdal en cada punto i cou
»eI*caudal-correspondíente“a.' lá entradá perpendicular sin'choque.
... La ecuación (24) supone que el rozamiento de canal depende únicamente
.'del caudal, lo que, en realidad, sólo rige IjJara canales fijos, y no ocurre cuando
existe un dispositivo a la entrada. No obstante, debido a que la corriente es ace­
lerada, la variación de las pérdidas correspondientes es de poca importancia, siendo
admisible la simplificación adoptada. Obtenemos, entonces, una parábola funda­
mental Zhxi común para todas las posiciones de las directrices de entrada, lo que
:fs práctico para estudiar las cuestiones de regulación.
b) Pérdidas por choque. Las expresiones que hay que utilizar para deter-
íar las pérdidas por choque son las mismas que para el caso de la entrada per­
idicular, ya
endicular, y¡ que en la deducción1anterior no se hizo intervenir dicha condlcdón.
choque de entrada al rodete será, igual que antes:

(25)
¿y el choque de entrada al difusor:

Z st = y (26)
29 (T $ 7 t)V £ )'
¡-V/ y Vj¡ corresponden a los caudales para* el ángulo ai del difusor y entrada sin
¡.choque, en el rodete v en el difusor de salida,'respectivamente, los cuales no coin­
ciden si se modifica la posición del dispositivo.de .entrada al rodete. En el caso
que las aletas del difusor de salida no §ean--regulables, y n permanece casi
ivariable (•). La determinación1de la curvá caudal-altura no se diferencia funda­
mentalmente del procedimiento indicado en el capítulo anterior.

83. Superficie característica .


De las ecuaciones (9 ¿V.(ll).,y'(20) se^ obtiene la altura de eleva
ción , • " . » i . ■
IU = J >th
f t — Hr x - (28)
ii Sustituimos los términos del segunjdo miembro ,por las correspon­
dentes expresiones, y colocamos, en lugar de V y los valores de
j s ecuaciones (9 a) y (12), y, además, u^.jrI^n/60, u2 = nD 2n/60,
obtiene la siguiente ecuación para la superficie de corriente:
H x = k í n2 -f- 2 A
*2 n Vx — k3 V2 (29)

,(‘) Una variación de V/7 es debida a que el coeficiente de disminución de


wtencia p se,mantiene constante. Esto se ve claramente en el diagrama de velo-
Jj‘ 3es de la figura 224, correspondiente a la salida del rodete.-En este diagrama
uücan el ángulo a, del difusor de aletas y el ángulo reducido (a,,)^, resul-
ite de - •>.
Evi - - * ' tg (aolred * r—— — - t g a¡ , (27)
Irterminado de-forma que, para cada c,mx, el segmento A tx W representa el valor
jj’ux — r-Jr^uxt o sea, según la ecuación (22), una medida de ffthoo*- Los
Hitos D y. F corresponden a'los puntos de La misma designación de la figura 223.
|¿el paso de la entrada perpendicular a a/( el punto D se traslada hacia F, y la
ponente meridiana de entrada al difusor sin choque'pasa de c,m ± &c,M//. Es
, resante hacer resaltar que el caudal V ji de entrada sin choque en el difusor
i,aletas fijas varía¡cuando se modifica la inclinación de entrada al rodete. Ello,
irre,- naturalmente, siempre que mantengamos la¡condición de que las rectas
too*y Htbx siguen cortándose sobre el eje Vx, es decir, manteniendo constante
eficiente de disminución de potencia p. Es evidente que V i, si a^^90°.
nota 1 al pie de la página 235.)
i 26. P f l e id e r e r : Bombas centrifugas.
4U2 Curvas características -,
SÁ:
la cual se ha ordenado según las tres variables Hx, Vz y n. Los coefUS
cientes kv k2, son constantes para una misma bomba y valen;....-.J
TI2 DI 1
V n2 _ X<P XD L\ _______ (30)
kl g • 60^ 11 + P 2 1 2 D2 (1 + p) •r 3

1 ¡ ctgft2 D¡
_ (1 + p )c tg a 3+ctgft2
____________ ctg ft <1 (31)
+<p ¿1 /x
A'2 120 g W i+ p p ^ i M i+ P )2
I 1— (! + p) ctg a3 + Ctg wf/f „ ,
A3_ 9 8 3 (32r
r/i i „\ «4-—- i P 10 r - u’tgpi. r j
2 g i (1 -j- p) 7tD¿ b2 ‘ 2 g XnDj^ bj Vt x 1-1o j1
La ecuación (29) nos muestra que la superficie característica es.unj
paraboloide hiperbólico cuyo eje principal es el eje H x y cuyo verticel

Fio 225. Superficie característica de 4


■ una bomba « n trífu g a ; •
de velocidad constante, o sea, curvasxau-
dal-altura. A y B son líneas de altura de 5
elección constante, y a, una linea M í
caudal constante ¡¿ t«*.«
* ' *’* ■’ *
coincide con el origen. Su plano de simetría, que pasa P °re le je tf»
forma con el plano (Vx un ángulo <p, que viene determinado poj
2
■ ts 2 f = Í H '
La figura 225 representa esta superficie característica en
la Darte que está situada dél lado de los valores positivos del plano
in H ) ■El plano (VI( Hx) se ha supuesto transparente, pero no-nd
el plano (Vx. n). La línea OM, dibujada de punto y trazo, es la par$j
Congruencia de las curvas caudal-altura 403

ola de intersección con el piano de simetría mencionado. Las curvas


udal-altura ( / y II), que son curvas de igual velocidad, se obtienen
ediante la intersección de la superficie con planos paralelos al (Vz Hx).
Los planos horizontales de intersección, es decir, correspondientes
a Hx = const., que son paralelos al plano (Vx n), nos dan hipérbolas
L, B) cuyas asíntotas se cor-
n en el eje Hx y son para- ■
elas entre sí. Estas curvas
enen su importancia, porque
os presentan el funcinna-
ento de la bomba con al­
tura de elevación constante,
uando se regula el caudal
ariando la velocidad. La
ra 226 representa una de
tas hipérbolas. Es de notar
ue con caudal decreciente
número de vueltas dismi-
uye hasta alcanzar un valor
o nk, que corresponde F ig. 226. Número de vueltas en función del
caudal para una altura de eleyación constante
.la tangente horizontal.
Si la altura de elevación . -
nula, es decir, si la bomba devuelvé*éí aguacal plano de aspiración,
ulta, en vez de una hipérbola;rla reata O C (fig. 226), que pasa por
origen y coincide con la asíntota.* ~ ^
, Los planos de corte%par£lelos al (n HA jlqs"dan parábolas a (fi-
ra 165). Éstas nos muestran la forma-Pirque debe variar el número
vueltas para que el caudal permanezca constante, cuando variamos
altura de elevación.

84. Congruencia de las curvas caudal-altura


Si se fija n, la ecuación (29) representa la ecuación de la curva
udal-altura. Como son parábolas, su forma se determina sin ambi-
edad por su parámetro. Éste e s: p = x¡2 kz, el cual es manifies-
ente constante para una bomba dada, ya que en el mismo no
rece el número de vueltas. De ello se deduce el siguiente teorema:
Las curvas caudal-altura de una bomba dada, correspondientes a
tintas velocidades de giro n, son congruentes.
Si estas curvas se proyectan sobre el plano paralelo (Vx Hx), se
;ene un conjunto de parábolas congruentes (fig. 227), ordenadas
tal forma que sus vértices están sobre la parábola OM y sus ejes
paralelos.
Si se conoce la curva caudal-altura A B correspondiente a un
ero de vueltas n, se conocen todas las demás para un número de
tas cualquiera. Basta determinar el vértice A de la curva dada
ir por éste la parábola OA M, cuyo eje principal es el eje Hx.
Curvas características
404
Se obtiene, entonces, la curva para un número de vueltas cualqúiemm
deslazando la curva dada, paralelamente a si misma, hasta que.si
vértice^ea°uú punto A l d e k parábola OM, cuya abscisa y ordenad
son: ' jC s /_ t 2
Va - Ha1
al

respectivamente. ^ determinar todos los funcionamientt|


posibles de una bomba, cuando (cap|
tulo 61).
Es preciso tener en cuenta qu
esta ley de congruencia de las cur­
vas caudal-altura no se verifica d
una manera rigurosa, puesto que
para establecerla se han despreciad
varias influencias, de forma que -r
curva caudal-altura no es en realida
una parábola exacta. En la prácti
se ve que la concordancia es ba.
tante notable, incluso en los caso
— - para los cuales no rige la deducció.
S&.’S • del teorema de congruencia. Ümca
aferentes se obtienen por traslación m e n t e para caudales muy SUpertO
al normal existen variaciones-
portantes en los ensayos. Estas ^
naciones con relación a ló teórico, se explican por la aparición d?.
c a X i ó n o de las proximidades de la velocidad del sonido (a.
tado E). En los turbocompresores con numero de Mach^ > .
la variación de la densidad del aire a la salida da origen a d
ciones importantes (páginas 553 ss.). fl_ipncia tie
En resumen, podemos decir que el teorema de congru
exactitud suficiente para las finalidades practicas, dentro del cam
" b a j ó l e una bomba y. perian to , fuera de los campos de ca
tación o de alto número de Mach.

84 a. Ley de semejanza de Newton. Curvas de Igual rendlmlen


\demás de la gran similitud que existe entre las curvas cau
altura de una bomba, como consecuencia del teorema de congru n
existen todavía otras relaciones interesantes. propo
c; nara una misma bomba se hace variar el cauaai * P
cionalmente “ numero de vueltas n 1 -
permanecen evidentemente, semejantes. Por lo tanto (parai r
S t o s invariables), la altura de elevación Hx es proporcional a
y la potencTa N„ proporcional a n». Estas relaciones ya se han u
Ley de semejanza de Newton 405

zado en el capitulo 27; extendiéndose aquí su validez para todo el


[campo de funcionamiento con: choque.*
Se puede utilizar esta ley (ley dé semejanza de Newton) para
obtener los puntos correspondientes de una familia de curvas caudal-
altura. Su validez tiene los mismos límites que se han indicado en el
capítulo anterior para la ley de congruencia.
Puesto que a lo largo de parábolas de igual estado de choque
rigen las siguientes relaciones (si iv t2, etc., son números constantes
para cada parábola):
Vx = i'i n, Hx = ¿2 n2, Nx = i3 n3 (35)
al variar ligeramente el número de vueltas, el aumento dé caudal
;será proporcional a A n, el aumento de altura de elevación lo será
a 2 A n, y el de la potencia a 3 A n, si despreciamos los términos de
orden superior.
De la semejanza geométrica de los diagramas de velocidades re­
sulta también que la relación V¡JV, que podríamos llamar «coefi-
.ciente de gasto», permanece constantes lo.-largo de cada parábola.
En la figura 228 se han dibujado las parábolas correspondientes a dis­
tintos estados de choque.
La siguiente consideración- nos demuestra que la§„parábolas de
igual estado de choque son, teóricamente, no sólo líneas de igual
rendimiento de álabe r¡h, sino tambiéirlíneas desigual rendimiento
' temo ip. El trabajo específico de álabe,, incluidas las pérdidas de
tercambio, vale i / th -f Z£,= i¿ n2 ; ía^pérdida por fuga-es Vgpz =
= i f l ^ = i 6]/?7n, y el rozamiento del rodetemtkilófcrámetros por se­
ndo, según la ecuación (87 a), capítulo ltSfaJ:
75 Nr = const. y u l D \= i 3yr?\
ego, el rendimiento interno:
75 75 y i3 n3
y (v«+ v spx) (/íthx+ Z J +75 Nr y (i'1n-(-i6|/77n) ii n2-\-i6yr^
75 L
------ 7—f==r------ 7- = C 0nst. . (36)
(*1 + i6]/ Í2) h + h
De donde resulta que, a lo largo de cada parábola del mismo estado
choque p para cada valor determinado del coeficiente de gasto VJV,
rendimiento interno de la bomba es constante. La parábola corres-
ndiente a la entrada sin choque es de particular importancia.
Esta ley de la invariabilidad del rendimiento a lo largo de una pa-
ola de igual coeficiente de gasto no se verifica de un modo absoluto
la práctica. Más bien resulta que las líneas de igual rendimiento
n curvas como las representadas en la figura 228. En la figura se
dican los rendimientos como fracción del rendimiento máximo.
La deformación de las líneas de igual rendimiento se debe a la in-
encia del número de Reynolds, tratada en las páginas 159 y ss.
se dedujeron ecuaciones para determinar la influencia del número
406 Curvas características

de vueltas sobre el rendimiento. Por otra parte, los rendimientos,


representados en la figura comprenden las pérdidas en los cojinetes-
y prensaestopas. Éstas deberían ser proporcionales a la tercera po-j
tencia del número efé vueltas, si deben variar en la misma proporción:
que las demás pérdidas. En la realidad, el rozamiento en los cojinetes;
crecq, dentro del campo de aplicación, de una forma casi lineal, Lasj
líneas de igual rendimiento no crecen indefinidamente, debido a la-
aparición de la cavitación en las bombas hidráulicas (para las bombas,
de gas, véase página 554). v íjj
De las curvas de rendimiento representadas en la figura 228 se^
dCSpiCüdc i*aua jjuuiua u c u c u u pUIiiu uc iÜQí iü Iuuí Ucu tu u p tu iiu

tfl
Caudal
F ig. 228. Curvas de igual rendimiento, curvas caudal-altura, curvas de igual momento
(de trazos), curvas de igual potencia en el eje (de punto y raya)

partiendo del cual, en todas direcciones, se produce una disminució


paulatina del rendimiento. De la forma alargada de estas curv
paráj;
de igual rendimiento resulta que la disminución a lo largo de la pa
bola de igual estado de choque es la más suave. Si tenemos, p
un modelo de bomba determinado, la representación de la figura 2
y fijamos un rendimiento mínimo para la utilización de la bomb
podemos limitar el campo de funcionamiento mediante la curva
igual rendimiento correspondiente. Hay que hacer notar que la po
ción del punto B depende de la altura de aspiración de la bo
o de la proximidad de la velocidad del sonido en el compresor.
En la figura 228 se han trazado también las curvas de ig
potencia N (señaladas con L en vez de V), las cuales permiten
ducir la potencia del motor de accionamiento y, además, las cursas
de igual momento de giro, que son de importancia en el caso de""acci
namiento por medio de una máquina alternativa de pistón.
Determinación del punto de funcionamiento de mejor rendimiento 407

85. Determinación del punto de funcionamiento


de mejor rendimiento
La curva de rendimiento de álabe, r¡h = H JH ihx, se puede
calcular fácilmente de la relación de las ordenadas comunes de la
curva caudal-altura CD E y de la recta de trabajos de álabe FG
(figura 229). La relación de ordenadas para dos puntos P. y P 2 de
la curva caudal-altura, situados
sobre una recta que Dase nnr F p« c
evidentemente la misma, y tanto
mayor cuanto mayor es el ángulo c
&= ■$. Px FO. El valor máximo
corresponde al punto J, de contacto
de la tangente trazada desde F
a la curva caudal-altura. En una
bomba con difusor de aletas, para
la cual se ha dibujado la fi­ „ r - - MÍ
Fio. 229. El rendimiento hidráulico
gura 229, el valor máximo no puede óptimo corresponde a un caudal inferior
coincidir con el punto de funcio­ al de la entrada sin choque
namiento D de entrada sin choque,
sino con un caudal menor V'. Ello es debido al "notable aumento del
rozamiento con el caudal, mientras que~él choque de entrada tiene un

El valor máximo del rendimiento total r¡, debido a que las pérdidas
por fugas, por rozamiento del rodete y cojinetes, son casi indepen-
“dientes del caudal de funcionamiento, se producirá para un caudal
mayor que el de r¡h, y, en ciertos casos, incluso mayor que el corres­
pondiente a la entrada sin choque. Este resultado no se modifica
408 Curvas características

sensiblemente por el hecho de que, en la práctica, la línea H no


sea exactamente una recta. De todos modos, esta consideración de­
muestra que no es necesario que el rendimiento óptimo corresponda ,
a la entrada sin choque.
Si se traza la curva caudal-altura para una bomba con anilloi
difusor liso (fig. 222) y se hace la misma consideración, resulta que^
el caudal de rendimiento óptimo es mayor que en una bomba con
difusor de aletas.
La figura 230 presenta los resultados de los ensayos de O. Hansen,
los cuales concuerdan con otros ensayos, y de los cuales hay que tener •
muy presente la línea de trazos correspondiente al número de álabes/,
normal 2norm- Resulta que, en los rodetes radiales con r2¡rl = 2 , el
coeficiente de gasto correspondiente al punto de funcionamiento de
rendimiento óptimo es cercano a 1 solamente para pequeños valore^:
de /?2, o sea, para álabes muy curvados hacia atrás, y admite valo^i
res convenientes al aumentar /?2 o z. -
Otros ensayos (nota 1 al pie de la página 235) demuestran que,
para una longitud radial del álabe menor, con cercano a 1, el
aumento es menos notable o no existe. En este último caso tiene
gran importancia el choque de entrada al rodete.<>íqjej3uede deter­
minar analíticamente el punto óptimo, partiendo de la ecuación
general del rendimiento (pág. 21), debido- a que no se conocen con
exactitud el desvío y la contracción a la entrada que dan origen, respecr
tivamente, a un notable aumento del caudal y a una disminución de-
mismo. También se desconoce la potencia N a de las pérdidas debidas
a la corriente de intercambio en la periferia del rodete, que a veces
también tiene influencia en la entrada sin choque.

86. La curva caudal-altura en los rodetes rápidos


• • ^

Es preciso ampliar la forma de determinar la curva caudal'


altura, indicada en los capítulos 81 y 82, puesto que en los rodé’
rápidos las aristas de entrada y salida no son generalmente parale)
al eje, y en tal caso, en cada punto de dichos cantos existe una véle!
cidad distinta. ' . \ /jf
La posición inclinada de la arista de salida tiene como cone.
cuencia que a cada filete de corriente corresponde una lífiea Htif
distinta, porque las ordenadas del-punto de caudal nulo son Htho
= u|/g (1 -f p), es decir, crecen con r2, mientras que, por otra par'
deben, ser iguales para el caudal normal V en todos los filqtes ($up
niendo r¡h iguales) (tig. 231). Así, por ejemplo, para los tres filetes d
corriente a1 a2, 62, i1 i2, de la figura 231, se obtienen las tres recA*
a, b, i, que se cortan en el punto normal F. La recta Hth, correspo^
diente al filete exterior a1 a2, es más inclinada, por ser mayor u2,
la recta correspondiente al filete interior ij f2, por ser menor el valo
de u0 en éste.
. La curva caudal-altura en los rodetes rápidos 40£

Sl, suPonemos la salida dividida en varias partes, de forma que


para e caudal normal cada sección dé la misma fracción
fraorirm A
/I V esteA
V, ao ncf
caudal A V corresponderá, en la figura 231, la abscisa del punto F


•Fie. 231, Lineas U fa. b, i, correspondientes a las lineas de eorricnte exterior,
media e interior.
Los \ alores de J 1 en los puntos a,, b„ i, de la arista de salida son distintos,
según el valor de Iithx

de corte de todas las líneas Hhtx cóñ-iraltüra .de-elevación teórica


el. punto de construcción Huj. que, corpo ya se ha dicho, és igual
para todos los filetes, por tener qpe serió H '
y el rendimiento de álabe. Sí la altura Vv
v.-r
de elevación crece hasta Hx l, y, en con-****
secuencia, el trabajo de álabe para i / thz J(
resulta que, debiendo ser éste el mismo
para, todos los filetes, los caudales de las
secciones anteriormente indicadas, de la
insta de salida, son distintos e iguales a
A \ bj, A Vf j (por resultar tres pun­
as de corte distintos, figura 231). En con-
ecuéncia, el diagrama de la corriente a la
alida varía de tal forma que los tubos de
arríente se desplazan hacia la pared ex- Fig . 232. Espacio muerto A en
erior, aI crecer la altura de elevación larápido arista de salida de un rodete
para caudal inferior a l
í sea, al disminuir el coeficiente de normal (choque de entrada »
despreciable)
istó). Si la altura crece todavía más
K L ejeu lpl0, xhaS,ta H x u ’ corresP°ndiente a la altura de elevación
§°nca f.th xii)> el punto de corte con la línea i cae (fig. 231) en el
*aampo
m n n H p
«r : de ÍJ ll/4 o lo o
-- -Vcaudales
.V.V.UÍVÜ uLgau vua, pi_____
negativos, UUU J • 1-
produciéndose, • .
en i2 una\ Ocorriente
' )
de
¡troceso, visible en la figura 232 (*).
la eS? aix° m uerto4>las bombas de caja espiral presentan un giro
i» „¡o imPuJsión*que es hacia la derecha, con caudal inferior al normal
[haca la izquierda, con sobrecaudal. Construcción, vol. 1, página 350 (1949) ’
41U Curvas características

La cuestión estriba en la forma como se deberán promediar estas;


lineas HXXlx para obtener para cada altura de elevación el valor co­
rrecto del caudal, o, lo que es lo mismo, del coeficiente de gasto. Si;
echamos mano de la ley de continuidad, resulta de los cálculos del
estudio indicado al pie (1), con una entrada sin remolino, la siguiente
ecuación para el trabajo de álabe promedio en función del grado
de relleno e = V JV : .•
rr O _ 1— ia —ÍÍ (37)]
**thx — 1 -{-p ln a
habiendo hecho, para abreviar:
r \a — ¿ . f f t n ( l + p ) u la — gHthl
a= ( 3 8 )0
u¡¡ — gHth
r ¡ | -----V Ht n ( l + p )
or
La linea Hxh*. en función del coeficiente de gasto, e, resultante
de la ecuación (37), es evidentemente una recta.
Esta recta se puede dibujar cómodamente uniendo el punto de
funcionamiento normal con su punto de corte con el eje de ordena­
das, obtenido haciendo Vx = O, y que resulta de

« u
. . = -s (41
9 (1 + P) ln a
La distribución de c2tnx a lo largo de la arista de salida se ha obtenid
en el trabajo indicado, en función de r2, de acuerdo con la siguien
relación :
r2 r2 ,
C ojnx_
'2 rnr . 1 £ r 2a 121 (42)
= 1
'2 m ln a
r\-----V H ,h ( l+ P )
ÍU‘
Se ve que este valor disminuye al crecer r2 para e > 1 y aumen"
para e < 1, lo que indica que el gasto a lo largo de la arista de sali
aumenta hacia la pared del cubo para caudales superiores al norm
y para caudales inferiores lo hace hacia la pared exterior. Cuando
coeficiente de gasto descienda por debajo de cierto limite, result
valores negativos para c2mXf es decir, surgirá una comente de ret
ceso. Este fenómeno empieza evidentemente en el punto de menor r
o sea, en la pared del cubo con r2 = r2l, y se ensancha hacia la par
de entrada al seguir disminuyendo el caudal. Esta comente de ret
(l) C. P fleiderer : VDI, Vorausbestimmung der Kennlinien schr
íiger Kreiselpumpen. Editorial VDI, Berlín (1938).
(‘) La ecuación (38) se puede escribir también evidentemente así:
U j u — • U , a C. u a C, a C tg /lia
Q U\i— Ut i Ctu i r»i ctmi Ctgfiti
y SÍ m a = Ct m i ¡ _
ria t-gPt» /
a ” rt i tg fita
La curva caudal-altura en los rodetes rápidos 411

ceso da origen a la formación de una corriente secundaria A, separada


del caudal (formación de espacio muerto), pero que no alcanza la arista
de entrada (fig. 232). El caudal es pmpujado, cada vez más y más,
hacia la pared exterior, debido a este espacio muerto A. Se puede
conocer también el diagrama de corriente a la entrada y a la salida
para cada coeficiente de gasto e, puesto que para cada valor de r2
podemos determinar el correspondiente de rv
Las ecuaciones anteriores rigen también para el rodete axial
(hélice) si ponemos rla = r2a = ra, rlt = r2í = r¿. No hay que hacer
ninguna consideración especial para este caso concrptn
£.n la figura 233 se ha representado la distribución déla carga cimx¡ctm sobre
la arista de salida de un rodete axial, según la ecuación (42) [con p = 0,8,

* t**S tí tU 1
*/>? •

F ig. 233. Carga sobre la arista F i g . 234. Diagrama de corriente de un


de salida de un rodete axial rodete axial a media carga (de trazos para
para distintos valores del caudai carga nula). En la parte superior se indica
relativo la distribución de la carga sobre la arista de
salida, para carga mitad

S H\hl(ria to)* = 0,0765] para distintos coeficientes de gasto (en la figura se desig­
nan por £) desde 0 a 1,3, o sea, desde vacio hasta sobrecarga. La figura nos da
también las relaciones del rodete semiaxial, siempre que la relación caracterís­
tica m = (ría — r] )/(,?„— rj,) sea suficientemente grande.
Según la figura, el gasto se desplaza para caudal inferior al normal (e < 1)
tacia el exterior, y para caudal superior (e > 1), hacia el cubo. Las lineas de co-
JTiente se desviarán hacia fuera, como muestra la figura 234 para e = 0,5 y e=0.
; Con caudal nulo, el campo de desprendimientos se extiende sobre toda la
tarista de salida, como lo demuestran las líneas dibujadas de trazos. El caudal
*e concentra hacia el punto a,.
Si dibujamos la recta H[^x mediante la ecuación (41), hay que restar de las
'denadas de la misma las pérdidas por rozamiento Z¡,x y las de choque Zs, como
se hizo en el rodete radial. La parábola de rozamiento se obtiene de la misma
forma que en dicho caso, mientras que para la de choque hay que tener en cuenta
la posición inclinada de las aristas de entrada al rodete y al difusor. Se puede
emplear la ecuación (21), que da resultados bastante exactos si la aplicamos al
ete medio, es decir, al que limita por ambos lados el mismo caudal.
412 C urvas c a ra c te rístic a s

La curva caudal-altura así obtenida, que se seuala de trazos en la figura‘ 23 ,


Y se designa por Hx\ es sólo suficientemente aproximada en el
iiormal y superior al normal, puesto que las curvas caudal-altura de los rod

Fie °35 Comparación de las curvas caudal-altura calculadas, con los


los énlavos/En el campo de la carga normal es suficiente la pnmera aproximación H x
dibujada de trazos

rápidos tienen un punto de inflexión en las proximidades del eje H*, ¡¿


para caudales muy reducidos suben muy rápidamente, como lo indican los pun
1 de ensayo indicados en la figura 2db-
curva se* puede calcular con aproximación sun
cíente según las indicaciones del estudio sen
lado antes. La línea Hx de la figura 235 se
terminó por cálculo o coincide muy bien coa
los resultados del ensayo. , ,
La mayor inclinación del trozo final ae
curva caudal-altura proviene de que el choqu
de entrada, que disminuye a lo largo de r
arista de entrada de fuera hacia dentro, na
variar el diagrama de la comente, cuando
caudal es reducido, en el sentido de una eleva
absorción de energía, ya que de otra forma
es posible una igualdad de esta absorción
energía para todos los filetes de corriente, lsv
se puede demostrar matemáticamente, r
quizá se puede evidenciar si imaginamos _
Fie. 235 a. Teniendo en cuenta las dos corrientes secundarias representadas
el choque de entrada, resultan dos la figura 235 a, se van juntando. En esta ü
campos de desprendimiento en el se ha formado el campo de desprendimiento^
caso de caudal muy inferior al del modo tratado, a causa de que los pequen
normal radios de salida, para caudal inferior al nona
no pueden producir un aumento tan grande
la altura de elevación como los radios de salida grandes. Este proceso ja se
tenido en cuenta en las rectas Jíth„ determinadas mediante las ecuaciones (3
ó (41). Esto n o . explica el notable aumento de la altura de elevación, puesto
La curva caudal-altura en los rodetes rápidos 413

la velocidad meridiana aumenta a lo largo de la parte de la arista de salida que


produce gasto, con la consiguiente disminución de la altura de elevación. Es im­
portante el campo de desprendimiento B, situado en la parte exterior de la arista
de entrada, producido esencialmente a causa de que pl choque de entrada disminuye
más la energía de las partículas situadas hacia el'exterior. (La formación del es­
pacio muerto B se facilita debido a la capa limite.)
Esta «auto-ayuda » de la corriente da origen, a un mismo tiempo, a
una evidente disminución del choque de entrada de la corriente efectiva
y a un aumento de la energía comunicada al fluido, puesto que no
sólo ha pasado el filete medio a zonas de menor radio, sino que también
las velocidades de entrada del caudal reducido disminuyen poco al
disminuir la corriente de paso. El que el espacio muerto origine
un intercambio de impulso con las correspondientes pérdidas, y por
i ello actúe como un freno hidráulico, tiene como consecuencia que el
'rendimiento disminuya rápidamente con un caudal inferior al normal
y, por otra parte, que el consumo de potencia, al disminuir el caudal,
aumente en vez de decrecer, según lo indican las curvas e y / en las
figuras 236 y 238.
Es importante considerar separadamente el efecto de la posición
inclinada de la arista de entrada, ya que en la figura 232 sólo se tuvo
en cuenta el correspondiente a la arista de salida. Los cálculos efec­
tuados anteriormente nos dicen que la desigual distribución del choque
de entrada a lo largo de dicha arista da origen, para caudal reducido,
a una concentración de los filetes de corriente en sentido opuesto
del representado en la figura 232 para la arista de salida. Pero como
sea que, en los rodetes rápidos, es menos importante en la práctica
el funcionamiento con caudal superior al normal que con caudal
reducido, podemos decir que a una posición indinada de una arista
corresponde también cierta posición inclinada de la otra. Como más
favorable, se puede considerar el caso en que las condiciones de fun­
cionamiento son iguales para el filete exterior y el interior con caudal
arcial. En tal caso se dificulta la formación de los espacios muertos
y B, y la arista de salida queda con gasto uniforme incluso para
udal reducido. La condición impuesta significa igualdad de absor-
de energía en los filetes exterior e interior, y, por lo tanto, para
irriente de paso nula :
Curvas características

o sea, por ejemplo, con cp = 0,6, p = 0,4, el valor m = 0,42. La re^j


lación deducida anteriormente puede servir sólo como orientacióíií
por su carácter aproximado. Sirve tan sólo para una inclinación

U JO W Sí
SO m 70 so m 12o 130 m
■ del caudal normal
Fio. 236." Curvas caudal-altura
.,*r ..
100
i
90 “v.
r y
ú ' r •rr- *' í. S \- A\-
D SO'
E / 1/ y . .. ■¿b. • * [
C* 70
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\ b f-K i;:. •- -• J . ••
' ' •‘
' 1* . •>
W SO SO 70 30 100 110 120 130 *>'
V en % del caudal normal
F ig.; 237. Curvas de rendimiento m
Fies. 236 - 238. Innuencia de la' velocidad especifica sobre la íorma de las líneas carao-
terísticas. Las lineas dibujadas corresponden a los siguientes números de vueltas er ‘
ciíicos: j

Linea b. • -c ‘ - -d 7 -e : / a

ni 21 34 71 110 220 Bomba hélice con ¿labes


' nt 78r 125 '•260 ' 400 800 orientadles'

moderada; por consiguiente, no es aplicable al rodete axial. No ha


que olvidar que es preciso tener en cuenta los razonamientos de
página 153, relativos a la situación inclinada de ambas aristas.
Lá curva caudal-altura en Ioí- rodetes rápidos 415

r .La consideración de la ecuación (37) nos da una importante


onclusión con respecto a los ángulos de salida de alabe admisibles
Vi* aristas inclinadas y los cuales son válidos especialmente para
i bombas helicoidales y de hélice. ^En esta ecuación ln a sólo es
al si a es positivo, lo que ocurre únicamente, según la ecuación (40),
aando los ángulos de salida f}2a y /92/ son ambos agudos o ambos
btusos. Este, último caso no entra en. consideración en las aris-
i de salida sensiblemente inclinadas, .porque /?2 crece mucho de
a i2
De lo dicho se deduce que sólo son aplicables para bombas heli-
oidales u de héli™ in» j- 90 \ Este resultado

F ig . 238. Curvas de potencia en el eje

puede dársele un valor cualitativo, debido\a que se des­


el choque de entrada en su.deducción) se comprende perfec-
observando la figura 231, si consideramos que los ángulos
obtusos dan para caudal decreciente trabajo de álabe tam-
decreciente, y debido a ello, las corrientes parciales, supuestas
rodete, correspondientes a la parte interna, no tienen posibi-
absorber la misma energía que las de la parte externa, en las
es agudo.
mayor es /?2,, tanto mayor se hace a — según la ecua-
y tanto más llana es la curvá caudal-altura en las proxi-
del caudal normal. Si p2i = 90°, resulta a = oo y la línea Hxhx
a pesar de que los demás filetes de corriente tienen án-
agudos. Se ve, pues, la importancia fundamental que tiene el
de salida [}2 en el comportamiento de los rodetes rápidos,
la entrada en el rodete no es perpendicular, sino con un giro
rc0u, entonces el ángulo límite /12Í es mayor o menor de 90°,
según que dicho giro de entrada se produzca en
sentido o en sentido contrario al de rotación del rodete.
416 C urvas c a ra c te rístic a s

En las figuras 236 hasta 238 se han dibujado, para rodetes d


distinta rapidez, las curvas tipo caudal-altura, de rendimiento
de potencia en el eje. Aparece plenamente confirmado el compo
miento distinto de las bombas helicoidales y de hélice, en relació
con las centrifugas, que se dedujo de las consideraciones anterior
Se reconoce la formación de los espacios muertos A y B tratad
puesto que, por una parte, el rendimiento a caudal parcial disminuy
tanto más rápidamente (fig. 237), y por otra, la potencia necesa~
en vacio (fig. 238) es tanto mayor cuanto más elevada es la rapid
del rodete.
En la figura 237 no es visible que, al crecer r¡q, mejore r]mi¿
<pág. 165).

87. Procedimiento especial para rodetes axiales


Si nos limitamos a considerar una sección cilindrica media (caso.en el cual
prescinde del desplazamiento de las lineas de flujo, demostrado en el capít
anterior), entonces — como se dijo en el apartado Gr— hay que estudiar la
rriente al pasar a través de una reja de alabes, plana, en distintas posición
Aun cuando este procedimiento, despreciando el desplazamiento radial de la r
i/uix> conduce tan sólo al campo de un caudal normal (pues, en efecto, la línea üth
deja de ser una recta, a causa de este desplazamiento), nos exime, sin embarf
de hacer la hipótesis arbitraria de la página 391 sobre la posición relativa dé
línea respecto a la ifthoox, Y P°r ello ha de exponerse aquí desde sus íun
mentos. Para esto, se determina como segundo punto de las rectas iíuj»
intersección con el eje Vx (fig. 216), lugar en donde el trabajo de los álabes es i
a cero. Entonces se trata de determinar en la reja la dirección de la comente
entrada para que el empuje sea nulo (*). ' ...
La ley del empuje de la ecuación (40), página 326, puede ser extendida
bién al perfil en la reja, con tal que el ángulo de posición <5, se refiera a la direcci
del empuje cero correspondiente, y se escribe: *
Ca = 2 n r) K sen <50, o bien: = q K ó¡j - (
En donde, según la página 326, es r¡ = 0,85 hasta 0,92, o bien, q = 0,092 b
0,1, y K es, según lo dicho en la página 329, y representado en la figura 181 <v
relación d^«/d(C«)i de la variación del coeficiente de empuje del perfil.en laJT
con respecto del perfil único. Para ello, conforme a la figura 181 b, ha de ten*^
en cuenta la variación A d0 de la dirección del empuje cero ; por consiguiente,
ángulo á0 Por su dependencia de f/L, de manera que
ó, = <501 — A dt (*
en donde ó01 es el ángulo de posición del perfil único, <50 el del perfil en lajr*
referidos ambos a la dirección del eventual empuje cero y A 60el ángulo fo
por estas dos direcciones del empuje cero. * „
Al sacar el coeficiente K de la figura 181 d para los valores de f/L y poo o«
que considerar a p como el ángulo formado entre la dirección exenta de
del perfil de la reja y la dirección longitudinal de ésta, de manera que /?<» o—.
La relación sencilla de la ecuación (45) tiene validez en todo el campo
trabajo, con tal que no se presenten desprendimientos de la corriente (por lo tan?
en todo el campo de importancia práctica), y por esto puede ser utilizado •“
la determinación de las curvas características. Para ello podemos tomar
base el perfil que corresponde al radio medio rm = */, (ra + r«), pues nos circ
cribimos a determinar la forma de la linea H ^ x dentro del campo de un can
normal.
La posición del ángulo en la reja se desprende de la figura 181 c, página
La dirección atribuida a Woo es válida para el punto de cálculo del rodete. Su rep
sentación en el diagrama de velocidades se indica en la figura 239, pero hay.

0) No obstante, salta a la vista que, debido al rozamiento (fig. 7$


empuje cero no corresponde exactamente al punto de trabajo nulo.
Procedimiento especial para rodetes axiales 417
Jener en cuenta que las direcciones indicadas en la figura 181 c se refieren a la
figura 239. Si consideramos, en prim epW r/lM S S n e í S í caudáfnormal
je^pecto de la componente meridiana c*, entonces C = u>~ v seaún in fu
gura 181 c el ángulo de inclinación de la dirección cero viene dado' por 8& + <5„,
en el caso de OUe sea rnnnriHn P n r t a n t n 1q
en el caso de que sea conocido. Por tanto, la dirección cero se___ ___ -_ ■ . ^_ según
orienta ./"S0 C D01
[QjP.CP r o n l a Hiro^^?/Ar» /"• n *»1
? W£?..c0^nclc^ e®e con Ia dirección C D, el empuje debería j _i__ » i _____
desaparecer 0 tanto,
y, por
también seriaa ____ _________
A c« igual a cero._____
(Esto presupondría que la dirección' absoluta de ‘
ptrada corresponde,' no al Ui ángulo
anguio señalado
‘ dado a0, sino a la dirección B G.) Con una
senaiaao i
creciente, o sea, con creciente, el punto de intersección G se
fOfre manifiestamente a lo largo de C D hacia arriba y alcanza el punto D en la
componente meridiana.{cm)D anotada, en donde con el ángulo a0 de entrada de

, - 239. Diagrama de velocidades del ro- P tgT 240. Traspaso de la dirección de


'e axial, con* indicación de la dirección de empuje nulo-del diagrama de velocidades
empuje nulo C D v*vl' ' de Ja-figura 239 ai diagrama Vx, Hx,
■¡fíV-'» *. según la recta K J

iente coincide evidentemente la dirección dejwjj-tfcn la-dirección del empuje


, y siendo igual a cero A Cu. Este punto D corresponde, en el diagrama de Vx,
mx.al punto de intersección J de la línea Húlx con el eje Vx (fig. 240). Como la
** Hth*no ha de apartarse en forma sensible de una recta, resulta que la recta DA,
■ da evidentemente el lugar geométrico de los puntos A, al variar c*,, lugar
odamente transportable al diagrama V*, Ha,x, puesto que
ti ~ Ha, x.
El punto J queda fijado por la relación :
OJ = (ra*— r,*) n cmD con cmD = . u
ctg a, 4- ctg (fioo + (50) (47)
Linca / / ^ biiscad.a se qbtiene como recta de unión del punto J con el punto
^cálculo P. Tiene evidentemente una. forma tanto más allanada, esto es, las
turísticas son tanto menos inclinadas cuanto mayores son aQy fioa, es decir,
‘ojnayor es. el grado de reacción r y más inclinados están los álabes; por consi­
te, cuanto mayor es el Indice cp .(»).'
Puede añadirse a lo. dicho la siguiente consideración: Si 'se. traslada la direc-
del cero CD de la figura 239. a la figura 240, resulta la recta JK , que, en
rto modo, ocupa el lugar de nuestra linea primitiva Ha,oox- Si a esta linea JK
e.dan las ordenadas H 'a,x, cabe escribir (*):
'*/ . . rr-
H th r - 1 + p ‘ (48)

« O) Véase "también A. Garve : Zur Steilheit der Kennlinies von Axialver-


tern, MAN-tForschungsheít, 1953. - - ■ -
r, (*) Véase también G. F. 'W is l i c e n u s : Fluid Mechanics of Turbomachinery.
eva York-Londres : Me. Graw-Hill Book Comp. Inc. 1947; además, E. P ollmann:
‘uche an 5 Axialgepláse-Laufráijern, etc. Techn. Hochschule, Brunswick» 1952,
P f l e id e r e h : Bombas centrifugas.
41» C urvan c a ra c te rístic a s *•'
' •#
en donde A cu', y conforme a la figura 240: .-í -it*
" ___ ____ ■A Cu Woo■sen O
,p i
Cu s» A t G = Ao Aqq -f- Aoo G =
T sen.QSoo + <5o)
Ahora bien, se sigue de la ecuación (46 a), página 333, y de la ecuación (45), pá
gina 416:
2 id Cu 2 d Cu
Woo
2 ji K sen ó0 —
de manera que
4 c,' _ 1 , ______
Á^ 2 _tí rj K -y- sen (/Jo, + <5»)
o Dien:
(50)
P‘ =
nr¡ K -r- sen (jS,» + <50)
Se ve claramente que la linea'/fth x es fácil de trazar cuando la dirección del empuje,
cero de la reja, es decir, <50, es conocida. Para esta determinación puede tomarse por*
fundamento los datos del cálculo por puntos (caso en el cual puede servir de
base la suposición de un valor dcternínado de xp' del capítulo 60). Entor
según la ecuación (46 a), página 333: 4-
A Cu t
,a 2 Woo L Isen (/loo + A)
Por otra parte, según la ecuación (45):
— k K <5í, o bien: = 2 n rj K sen <5C,
de modo que

di (51)^
k K Woo sen (£OO+ A)
o, en caso de ángulo ¿0 mayor:
id Cu
sen <5. (511
7t r\K Woo sen (/loo + A)

todo caso, el cálculo a continuación. En cuanto al ángulo de rozamiento A cabal


deducirlo mediante la ecuación (41), página 328, teniendo en cuenta la influenc
de la reja con un suplemento (del 50 al 100 %).
Shimoyama y. \Vislicenus proponen otros procedimientos para la deteni
ción de la dirección del cero de la reja (nota al pie de las páginas 330 y 417). Pen
éstos no conducen a una concordancia satisfactoria con la realidad. Por esto s
da la preferencia al procedimiento abreviado que hemos expuesto.
Observación complementaria acerca de las características de los compresor
axiales. La exigencia de una elevada potencia al trabajar a caudal reducido,*
justificada en el capitulo 87, y al rápido declive del rendimiento de los rodete"*
rápidos,' en caso de caudal inferior a la normal, es, naturalmente, todavía ma
manifiesta en los rodetes-axiales, como se A prende de las líneas / de las figuras ?
a 238. Por esto, y dado que la potencia necesaria es con un régimen de caudal r
generalmente más elevada que con carga normal, es prohibitiva en estas máqui
la regulación por medio de un estrangulamiento del caudal (pág. 444). Por ello 14
zona de funcionamiento se corre hacia el campo de caudales superiores al normal, f
La necesidad de evitar el campo de caudales inferiores al normal se deduo
también déla circunstancia, considerada detenidamente en la página 434, de y ”
la forma de las líneas características sólo es la que se indica en las figuras 236 a-,
si los perfiles de los álabes tienen un abovedamiento pequeño y un pequeño án­
gulo ola. La altura de elevación desciende de repente tan prpnto el caudal pasa
un poco del normal, para los ángulos de álabe corrientes y que son necesarios en
*\0
Curva de potencia en el eje 419
compresores. Con este «desprendimiento » baja también el rendimiento, y la
Equina funciona mal. La figura 241 (‘) muestra que la región de funcionamiento
1compresor axial respecto del compresor radial es, por ello, más limitada,
fíj De esta figura se deduce también el rápido declive de las curvas caudal-
altura en el caso de caudales superiores al normal. Este descenso se intensifica
3,0
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9

íg . 241. Curvas c a u d a l a l t u r a y d e ig u a l r e n d im ie n to d e l c o m p re s o r a x ia l, c o n d„ ! d ,
(e n lu g a r d e H ) c o m o o r d e n a d a s .

aumentar la altura de elevación y, por consíguiente^n un mismo compre-


, al aumentar las revoluciones. Además, con qn aumento del número de revo-
ciones, el limite de desprendimiento se acerca al punto óptimo correspondiente
d,e evoluciones. Los palores del empuje máximo-tfh'dlcádos en las
5uras 181 b, página 330, valen, ¿or lo tanto, sólo n ajg «.números de Mach ne-
enos y disminuyen al aumentar el número de MfioR**'

88. Curva de potencia en el eje


En la expresión (26), capítulo 4, para la potencia en el eje en CV.

~ V sp) H i h x + N a N f -(-N m ( 52 )

rimer término representa la potencia- transmitida por los álabes.


rimeramente sustituimos Vx -(- Vsp por Vx (prescindiendo de
érdidas),- la potencia de álabe y Vx ifthx(en mkg/seg) se repre-
r^á en el diagrama (Vx, H¿) por una parábola que pasa por el
,en,' por. ser la línea una recta. Para = 90°, álabe radial,
donde IItnz es constante, la potencia de álabe será una recta B
_ra 242). En los álabes curvados hacia atrás, es una parábola
ada por debajo de la recta anterior, que alcanza un valor máximo
ego disminuye hasta cero. En los álabes curvados hacia delante,
pa parábola situada por encima de la recta B y crece sin límite,
bas parábolas son tangentes (2) a la recta B en el punto 0.
V) De Brown-Boveri-Werbeschrift über Turboverdichter.
(!) En-la figura, las líneas Hth* se unen en un punto del eje de ordenadas,
e ocurre solamente si el coeficiente de disminución de potencia p es el mismo.-
420 Curvas características

Si añadimos los otros términos de la expresión (52), incluyendo


la potencia correspondiente a la pérdida por fugas, las líneas repre-'
sentativas de la potencia necesaria total no pasan por el origen, puesto
que en vacío (caudal nulo) se precisa una cierta potencia.
La forma general de las curvas de
potencia necesaria, en las bombas de
pequeño número de vueltas específico,
es semejante a la indicada para la po­
tencia transmitida por los álabes, a pes
de que, en la expresión (52), la pérdida
de intercambio N a varía mucho con Vx
Esta potencia necesaria en vacío es
tanto más elevada, en tantos por ciento,
cuanto menor es /?2, por crecer el roza­
miento en el rodete y la pérdida por fu­
gas, como puede verse en la figura 243.
linea del trabajo total del mismo
Al disminuir /J2, crece, no obstante, el
y Vx Hth x• La linea A corresponde número de vueltas específico. Debe ha­
a 0, < 90°, la B a 0, = 90e y la C
a 0, > 9U° cerse notar que, según la figura 238, el
aumento de la potencia necesaria en va­
cío, al crecer el número de vueltas específico, ocurre independient
mente de la forma del rodete. En las bombas hélices de álab-
fijos y en las bombas helicoidales, la potencia necesaria en vací
llega a exceder la p*
,r ~ T" ~ 1 ! 71 tencia necesaria pa
-----i el funcionamiento nor­
H - Bor}ba con difusor anular— mal, lo que puede difi
* <3 §

_ eo cuitar la puesta e-
c a,o marcha e imposibilito
n
i iWzr w ¡rw xr la regulación de
íngulo (¡2 de salida del álobe bomba por extrangula
Fig . 243. Potencia relativa necesaria, según H
a n s e n , ción (pág. 444). Sej
para la marcha en vacio, con número de álabes normal la figura 243, la poten
cia necesaria en vac
es menor con difusor de anillo que con difusor de aletas, por
minuir la pérdida de intercambio N a.
Cuando la potencia necesaria crece con el caudal, puede elL
conducir a una sobrecarga del motor de accionamiento, si el cauJ
excede del normal; por ejemplo, por rotura de la tubería de *
pulsión. \
La parábola OA F tiene una tangente horizontal en el punto de caudal */« 0
Debido a ello, la potencia necesaria, a partir del punto de caudal normal V,
creciente o decreciente al aumentar Vx, según que V ^ >/« OF.
Las bombas con coeficiente de presión grande tienen curvas de potencia
muy inclinadas, con poca potencia necesaria en vacío, pero gran potencia nec~
para caudales superiores al normal.
Ángulo de inclinación e de la curva Nx y determinación de la curva de r
mientos r¡x. Si se conoce el rendimiento correspondiente al punto de mejor re
miento, se puede determinar la inclinación de la curva Nx en dicho punto p
Determinación del punto de funcionamiento 421
tuna bomba dada. La expresión de la potencia necesaria
V VXHX
Nx = (52 a)
75 t| T)x
! ^ SÍ í erlvaJld<í c°n respedo a V - la inclinación de la curva \ x en el punto
> e T a í : rendimient0> en el cual « V, Hx = H, y tambiénd^/d V,P =
. dN* l
g 6 “ d Vx \vx *75 TJm^ár;{ H+ V i n r ) (53)
te a í.p I V 1f ai? po del caudal n°rn?al se pueden despreciar las pérdidas por
rdíf rorri n n n Íla); Sien?pre
^aei correspondiente coudal de me-¡or rendimiento no difiera mucho
a la entrada sin
hoque, se podrá escribir :
Hx tn Y
f¡f# = -^th x — Hrx = NXK¡
T(%)
H \h .x — (1 — rjk) i/th (-y- j
on lo que
fdHx dHtb V,
Vx d vx -2 (1—17*)
y haciendo

i Vx = V, H&x = Hih = — ,
7Jh T^'VkJ^ek
dH th x H \h x — H\_ YsW
dVr = V = —tg/> Fig.^43 o. Correspondencia entre la línea
de potencia necesaria Nx y la linea de trabajo
resulta: 1■ . del álabe Hik x
í dHx Tjtho — Hlrjk
f. ' d Vz y x - v ~ v t
con lo que la ecuación (53) nos da la pendiente*b£s¿ada:
tg £ = y
75 JJmáx (54)

¿ n i ! ''3 a' * (e" 13 8ec°(5n meridiana)

#tho — (55)
9(^ + p)
K n (044L°edse:teS ^ 3rÍSta de SalÍda inclinada (rodetes rápidos), según la ex -
H th a = — + -----rl ± — rl i
Vh 9 (1 + P) ln a
í í S i n l n e^ ación <?4) se c°noce la tangente a la curva Nx en el punto de mejor
J trazarla hay que tener en cuenta las escalas. El resto de la curva
1 i generalmente
L ni l qií^ n Jt!rit n !ni mflen ,COn sufici ente aproximación, si consideramos que
llana dentro del campo de utilización de la bomba 4
»noddaCír? u ? v a r N dimÍent°S 56 dedUCC mediante la ecuación (52 a), una vez

; Determinación del punto de funcionamiento


p ' La altura que la bomba tendrá que vencer se compone, según
l capítulo 1, de una parte invariable, que corresponde a la diferencia
e nivel entre las'superficies de aspiración y de impulsión (incluyendo
ís diferencias de presión que existen sobre dichas superficies), y de
422 Curvas características

una parte dinámica, debida a las pérdidas de carga en la tuberías


las cuales varían, aproximadamente, con el cuadrado del caudal. En1
estas condiciones, si representamos en el diagrama (Vx, Hx) la curva!
de alturas de elevación necesarias GB (fig. 244), resultará de una*
forma parabólica, y la podremos designar como curva caractertstio
de la tubería. El punto de funcionamiento d
la bomba será, evidentemente, el punto 1
de intersección de la curva característica d
la tubería con la curva caudal-altura
correspondiente al número de vueltas d
iimciuiicuiiienLo, y este punió nos lijara e
valor efectivo de la altura de elevaciói
necesaria. Por lo general, este punto B n
•|r será forzosamente el de funcionamiento de
«*d*

d la bomba sin choques.


F i g . 244. Determinación del
punto de trabajo B Es de gran importancia la determina­
ción del punto de funcionamiento cuando
varias bombas trabajan simultáneamente sobre la misma red. En k
curva caudal-altura, las abscisas representan el caudal de una sok
«•»V^=f. .

bomba; por ello, será preciso, al llevar sobre el gráfico la curva ca­
racterística de la tubería, disminuir proporcionalmente sus abscisas
0 ---- ----------- ~-J--- c: i-- i----------- ,--------- * ■ •- ’
-'-fV-
_

F ig. 24a. Disminución del caudal de F ig. 246. Funcionamiento simultáneo dei
una bomba, al aumentar el número de las una bomba de pistón y una bomba centrífuga^
bombas que alimentan una misma red

las abscisas de la curva característica de la tubería se disminuirán en1


la proporción del número de bombas, siempre que las ordenadas se!
mantengan invariables. En la figura 245 se han dibujado las curvad
características de la tubería, así obtenidas, para una, dos y tres bom;
bas, designadas por I, I I y III. Según estas curvas, el punto de fun­
cionamiento se desplaza de Bx á B 2 y B3, de manera que el caudal
de una bomba disminuye y pasa de Vx a Vz, al tener tres bombas en
marcha, en vez de una. Con n bombas en paralelo se está, pues, lejos
de tener n veces el caudal de una sola bomba, si se mantienen inv
riables la velocidad y la tubería. Además, el funcionamiento sin ch
ques sólo es posible en uno de los casos. Las diferencias de régimi
Determinación del punto de funcionamiento 423

debidas al número de bombas en paralelo son tanto mayores cuanto


más llana sea la curva caudal-altura y cuanto mayor sea la parte de
altura de elevación correspondiente' a las pérdidas de carga.
Cuando el número de bombas en paralelo es variable, es preciso,
por una parte, instalar bombas con curvas características caudal-
altura muy inclinadas, y por otra, tuberías ampliamente diinensio-
nadas. Las bombas con curva caudal-altura llana son ventajosas para
la regulación por estrangulación.
Estos fenómenos deberán considerarse también en el caso de tra-
h f l í a r p n n o r o l o l n “K r k T ^ V i n c r i o
• i ~ j r t* U A f r » V n r
j w o T i n Z Z t Z Z Z. ZZ ,1
el punto de funcionamiento B se obtiene desplazando horizontalmente
la curva característica de la tubería de una longitud Vk0, igual al cau­
dal de la bomba de pistón, en el sentido de las abscisas negativas (fi­
gura 246). Al parar la bomba de pistón, se produce un aumento bastante
iportante del caudal de la bomba centrífuga, que pasa de V a V'.
Si las bombas centrífugas dispuestas en paralelo son diferentes, es decir,
si se tienen tantas curvas caudal-altura distingas como bombas, es mejor dejar
Invariable la curva característica de la tubería' y formar, con las diferentes curvas
audal-altura, una curva total, sumando las abscisas Vx correspondientes a los
üsmos valores Hx. En el punto de corte de esta curva suma con la caracterís­
tica de la tubería se obtiene la altura Hx de funcionamiento, y con la misma po­
demos conocer en cada curva caudal-altura el caudal suministrado por la bomba
correspondiente.
Por lo general, tampoco la tubería es exactamente igual para todas las bombas,
por ser distintas las aspiraciones y las conexiones con la' tubería común de im­
pulsión. En este caso se dibujan las-distintas curvas caudal-altura, de forma que
consideren como resistencia propia de la bomba las pérdidas de carga y la dife­
rencia de nivel hasta el punto en que la tubería de impulsión es común para todas
ellas, con lo que el problema se reduce al caso anteriormente tratado. Cuando
se trata de más de dos bombas, se deben calcular>fiprbximadamente las resistencias
en los trozos de tubería por los que no pasa todo el caudal, pero sí el de más de
una bomba (‘).
Para más detalles sobre el trabajo en paralelo, véase la página 433.
Las consideraciones anteriores se pueden aplicar a los gases sólo
‘n el caso de variación despreciable de volumen dentro de la tubería
considerada. Para grandes compresiones hay que referir el caudal al
estado del gas en la tubería.
Orificio equivalente. En algunos casos (por ejemplo, en máquinas soplantes),
altura de elevación engendrada sólo sirve para vencer la resistencia de ia tubería,
faltando la parte estática de la altura de elevación. La curva característica de la
tubería es entonces una parábola con el vértice en el origen, es decir, una linea
Je igual estado de choque, y según la página 406, también, aproximadamente,
línea de igual rendimiento. La elevación se ajusta exactamente a la ley de
ngruencia, permaneciendo, asimismo, el coeficiente de gasto V*/V constante,
independiente del número de vueltas.-
Como medida de la resistencia total de la trayectoria del aire se utiliza el
'¡icio equivalente (*), que ofrece la misma resistencia al aire que circula a lo largo
‘toda la conducción. Su sección es, aproximadamente, si ponemos el coefi-
te de salida igual a l :
Fa = 1 = (56
\ 2 gH,
(‘) R. F a l k : Z. VDI, vol. 77, pág. 898(1933); E. H o l l f e l d e k : Z. VDI,
oh 76, pág. 513, (1932); E. T e t t a m e n t i : Comunicación de los especialista, de
montes y minas a la Real Escuela de Montes y Bosques de Hungría, Sopron,
1930 (impresión especial en alemán).
(*) VDI, Normas para compresores.
424 Curvas características
Donde
— CI
CI I Pn — P, c)i — c)
Hx —^ad H“ 2g Xm 2g
(57)
siendo P„ — p¡ la diferencia de presión producida en kilogramos por metro
cuadrado o en milímetros de columna de agua, y ym el peso especifico medio,
La relación Vxl\Pj¡ — P¡ es una relación característica de la conducción de aire,

90. Fenómenos que se producen al parar bruscamente el ac­


cionamiento de una bomba. Giro de la bomba en sentido contrario
Cuando las tuberías de impulsión son largas, hay que tener en
cuenta los fenómenos que se producen al parar la bomba, volun­
tariamente o por falta de corriente, puesto que la velocidad de la
bomba disminuye con más rapidez que la velocidad del agua en la tu­
bería. La columna de agua de la tubería quiere seguir avanzando,,
debido a la inercia, y la bomba, al suministrar menos caudal, consti­
tuye una resistencia. Ello origina una disminución de presión en el
trozo inicial de la tubería de impulsión, que puede dar origen, si existe
algún codo situado a cierta altura, a un vacio y, finalmente, a una
rotura de la corriente o a un aplastamiento de la conducción O). De­
bido a la elasticidad del agua y de las paredes del tubo, se forman
unas ondas de presión que corren a lo largo de la tubería con una
velocidad igual a la del sonido en el mismo medio elástico. Esta*,
ondas, al llegar al depósito, se reflejan como ondas de sobrepresión,
produciéndose seguidamente, en la bomba, sobrepresiones perjudicia­
les. La teoría de estas ondas de presión fue desarrollada en sus funda
mentos por Euler, Joukowsky y, en especial, por Allievi (2), habiendo
desarrollado tan ampliamente que se dispone de procedimientos grá­
ficos sencillos para el establecimiento del fenómeno (3). Es muy inte­
resante el conocimiento de las sobrepresiones, puesto que es preciso.,
comprobar la resistencia de las tuberías que se proyectan, tenienc
en cuenta estos choques de presión (golpes de ariete).
Para limitar las depresiones y sobrepresiones se pueden adoptar las siguien­
tes medidas:
1. Aumento de la inercia de las masas giratorias con relación a la masa
agua de la tubería. Se mide la inercia por el tiempo de arranque. Éste es el tienn’
que necesita la masa bajo la acción de las fuerzas que actúan, es decir, con ace;,
radón constante, para alcanzar la velocidad c o a> del estado de régimen. Se tien*
pues, un tiempo de arranque de la tubería
Le
Tr gH

(') P. d e H a l l e r y A. B é d o u é : Techn. Rundschau, n.° 4, págs. 18-25


Sulzer, 1951.
(’) R. L o e w y : Druckschwankungen in Druckrohrleitungen. Springer
Viena, 1928.
(») Véase O. S c h n y d e r : Druckstosse in Rohrleitungen, comunicación
blicada por la Rollschen Eisenwerke A. G. Gerlafinhen (Suiza), vol. 2 (19 1943)
núms. 3-4. — G. F a b r i t z : Die Regelung der Kraítmaschinen, págs. 314 ss.
Springer, Viena, 1940. Véase también D. T h o m a : Mitt. Hydr. Inst. der Te
Hochschule de Munich, fase. 4, pág. 102, fase. 7, pág. 53..— C h a r l e s J a e g e r
Wasserkraft und Wasserwirschaft, vol. 39, pág. 50 (1944).
Campo de funcionamiento inestable 425

“ si (') L es la longitud de la misma; además, el tiempo de arranque de la bomba es :


R (o
T" - J nri , <57°>
. si J es el momento de inercia de las partes móviles del motor y de la bomba con
relación al eje, y M = ¿V-75/cü, el par de arranque de la bomba.
Para obtener una relación suficientemente grande TplTr, son necesarios vo-
lantes muy pesados.
¡ 2. Válvulas de retención, siempre que cierren antes del retroceso de la co­
rriente y no se atasquen. El empleo de dos o más válvulas de retención situadas
■en puntos adecuados (por ejemplo, en ambos extremos de la tubería) es más efec­
tivo que el empleo de una sola. Para conseguir el cierre en el momento conveniente,
es mejor instalar una válvula de cierre rápido junto a la bomba, en vez de una
válvula de retención. Para disminuir el aumento de presión se puede instalar,
aguas arriba de la válvula de retención y junto a la misma, un dispositivo de segu­
ridad que se abra al aumentar la presión.
3. Recipiente de aire (**) (junto a la bomba), Cierre hidráulico o ventosas de
aire (en los puntos altos de la tubería). Hay que tener en cuenta que el recipiente
de aire da origen a una circulación acelerada de la pequeña masa de agua que se
; encuentra entre el recipiente y la bomba, por lo que es conveniente preverlo con
una sección extrangulada y paso en los dos sentidos. Para grandes presiones o gran
longitud de tubería son antieconómicos.
[i La resistencia Hw de la tubería actúa de amortiguador, siendo el efecto tanto
mayor cuanto mayor es HWIH.
También existe un peligro para la bomba en el caso de retroceso
, de la corriente, puesto que entonces gira al revés, funcionando como
turbina, pudiendo alcanzarse, en determinadas circunstancias, velo-
. cidades superiores a las del motor de accionamiento. La relación
entre la velocidad, girando al revés, y la yeJocidad normal.de la bomba
es tanto mayor cuanto mayores son eí rendimiento de la misma
í y su número de vueltas específico (3). Según las investigaciones efec­
tuadas por D. Thoma, el número de vueltas de retroceso-es, en las
bombas radiales pequeñas, aproximadamente .-^igual 'al número de
vueltas normal de la bomba, mientras quéKen las bombas radiales
’ grandes, bien construidas, es de un 20 a un 30 % mayor. Las mayores
^velocidades de retroceso se alcanzan en las bombas hélice. La velo-
acidad de retroceso crece, dentro de ciertos límites, también con Tr/Tp,
; por aumentar la sobrepresión detrás de la bomba.
Con aire, los golpes de ariete son poco perceptibles, por ser Tr¡Tp
muy pequeño. El notable retroceso de la corriente facilita la aplica­
ción de válvulas de retención, y por ello el giro inverso de los turbo-
compresores casi no tiene importancia.

91. Campo de funcionamiento inestable


Los fenómenos de inestabilidad se pueden presentar en forma
pendular o de una variación brusca de caudal (desprendimientos).
a) Efecto de péndulo debido a la cooperación de un acumulador
;de energía. La rama curva AC, comprendida entre el punto más
(*) Puesto que la aceleración es c/Tr ; la masa por metro cuadrado de sec­
ción, y¡g L, y la fuerza de accionamiento, y H.
(*) Véase también W. Gandenberger : Das Gas und Wasserfach, vol. 86,
l. 386 (1943).
(*) B a chm eteff : Z. ges. Turbinenw, 1911, pág. 7. — Z. VDI, vol. 68, pá-
a 872, (1924). — L. E n g e l : Die Rücklaufdrehzahlen der Kreiselpumpen, Di­
sertación de Brunsvick, 1931.— Escher-Wyss-Mittlg. 1939, pág. 37, íig. 8.
426 Curvas características

alto A de la curva característica y el eje de ordenadas, tiene, bajo]


ciertas condiciones de funcionamiento, un carácter inestable, y preá
cisamente si en la tubería de impulsión existe un acumulador de]
energía. El resto de la curva es estable. Esto se explica Q) fácilmente]
teniendo a la vista la figura 247.
Supongamos que el caudal necesario sea V2, correspondiente al"
punto de funcionamiento 2 de la figura 247. Si se modifica por cual-j
quier circunstancia el equilibrio entre el suminis-^
tro y la utilización, siendo, por ejemplo, demasiado’}
grande el caudal elevado. aproximadamente He;
acuerdo con el punto de funcionamiento 3, el~
caudal de exceso V3 — V2 deberá acumularse en el,
tubo de impulsión o acumulador, aumentando, en
consecuencia, la presión de la bomba. Debido a;
ello, el punto de funcionamiento se desplazará más'
hacia la derecha, alejándose del estado de equili­
Fio. 247 brio 2. Existe, pues, el motivo de un estado de.
Rama inestable A C funcionamiento inestable. En este caso, la presión'
de elevación puede aumentar solamente hasta el
punto A. Si se debe acumular más líquido, el punto de funciona­
miento debe saltar forzosamente a la rama negativa B E déla curva
característica (fig. 248), puesto que sólo allí aparecen presiones más.
elevadas, con lo que el caudal invierte repentinamente su dirección.
Si, por el contrario, el caudal es demasiado pequeño, correspon­
diente al punto de funcionamiento 4, el acumulador debe facilitar
el caudal que falta V2 — V4 ; la presión dis-:
minuirá más, aumentando la separación con
relación al estado de equilibrio, dando origen
nuevamente a una corriente de retroceso, es
decir, a un caudal negativo. .1
Para el estudio de este fenómeno es, por lo
tanto, necesario conocer la rama negativa de
la curva caudal-altura, llamada curva de freno
(figura 248). Se desprende de esta curva que el
F ig. 248
Curva de frenado carácter inestable se extiende hasta el punto B,
y en consecuencia, en el caso últimamente
supuesto, la disminución de presión alcanzará hasta dicho punto B,
donde empieza la rama estable „B~E, y de donde el caudal saltará
bruscamente a la rama estable D A, situada a la derecha, puesto"
que sólo allí es posible la disminución progresiva de la presión mo­
tivada por la corriente de retroceso. Después de este salto brusco
al caudal positivo, aumentará en seguida la presión del acumulador. ^
Se produce, por tanto, una verdadera oscilación. En el primer caso

(l) P fleid erer y W e ik r ic h : Der Einfluss der Rohrfllhrung vor und hinter
dem Lader auf die Pumpstósse, Forschungsbericht, n.° 1935/1 der dtsch. Luft-*
fahrt-fg.— H. W eixrich : Pumpschwingungen in Verdichtern. Disertación T. H.
Brunsvick, 1949.
Campo de funcionamiento inestable 427

tratado (caudal demasiado grande), la presión aumentará hasta el


ipunto máximo A de la curva característica, y entonces, puesto que
no es posible un mayor aumento, pagará bruscamente al campo de
la curva B E, produciéndose, a causa del caudal negativo, una dis­
minución de presión hasta el punto B. Desde dicho punto saltará el
caudal a la rama D A , y así sucesivamente.
• Desde luego, para que aparezcan estas oscilaciones es preciso
ique exista en la tubería de impulsión un acumulador de energía.
En el caso del agua, este acumulador de energía puede estar
constituido por un repiente de aire conectado a la tubería de inmul-
«on o por una ejecución elástica de la tubería (como es necesaria
siempre en las bombas de alimentación de calderas para absorber
las dilataciones). En el caso de una tubería de impulsión corta, el
acumulador puede ser una chimenea de equilibrio situada al final
le la tubería, o un depósito con entrada por el fondo.
En el caso de un turbocompresor, el elemento elástico lo cons­
tituye el aire, que se encuentra en la tubería de impulsión y en el cuerpo
del compresor, es decir, existe siempre. Por otra parte, la rama ines­
table de la curva característica es más larga que en los líquidos, de­
bido a que los ángulos de salida /?2 corrientes son mayores, y a que,
en los gases, la disposición multicelular aumenta el carácter inestable
_ ágina 553). La rama inestable se extiende en las'máquinas soplantes
para altos hornos y acererías hasta un'coeficiente de gasto del 49 %,
aproximadamente; en los turbocompre&ores normales de varías fases,
íasta el 60 %, y en los compresores de motores de aviación (/?2 = 90°),
hasta alcanzar casi el punto óptimo, por lo cjug_en éstos sólo es posible
¡el trabajo estable con caudal normal o superior.
Lo mismo para el caso del agua que para el aire rigen los si­
guientes puntos de vista comunes:
Las ondas de sobrepresión o depresión que se engendran debido
al cierre brusco o a la puesta en marcha, influyen sobre las oscila­
ciones propias del sistema constituido por las masas de fluido, que
se encuentran en la tubería, comprendida la bomba, y en el dispo­
sitivo acumulador de energía. Las variaciones de presión debidas
a las oscilaciones propias del sistema determinan el tiempo de cierre.
Los golpes de ariete quedan aumentados o reducidos, según lo de­
muestra la experiencia, por las oscilaciones propias del sistema. La
frecuencia de la perturbación pendular es siempre igual al número
de oscilaciones propias de la masa del sistema elástico considerado.
De ello resulta que la frecuencia es fundamentalmente independiente
del número de vueltas, y sólo depende de las dimensiones del dispo­
sitivo. Este concepto es muy importante para las consideraciones
posteriores del fenómeno.
Cuando la capacidad del acumulador es muy grande, es decir,
para frecuencias muy pequeñas, las variaciones de presión siguen la
curva de freno, figura 248, como ya se ha indicado, siendo, por tanto,
la amplitud de dichas variaciones igual a la diferencia de presión A H.
428 Curvas características

Si el acumulador se hace menor, crece la frecuencia. La forma de


ondas es más o menos senoidal í1), aunque pueden sobreponerse ond;
de orden superior.
El aumento de frecuencia va ligado, en principio, a un aumen
de las sobrepresiones. Puesto que en la tubería se superpone:
las ondas que van con las que vienen, se forma una onda estación
naria (2). Los máximos de presión pueden alcanzar valores inadmi:
sibles que pondrían en peligro el dispositivo. El aumento de presión^
no crece indefinidamente con la frecuencia, puesto que, a partir de
cierto límite de la misma, interviene otro factor. Para modificar li
circulación alrededor del álabe de la bomba, mediante torbellinos, que
es lo que, según lo dicho en la página 46 y siguientes, motiva la varia­
ción de caudal, es preciso un determinado tiempo. Este tiempo de
«arranque» de la circulación es del mismo orden que el tiempo
necesario para una oscilación de la bomba, cuando las frecuencias soá
elevadas. Debido a ello, queda limitado el aumento de la presión, y
para cierta magnitud del acumulador llegan incluso a desaparecer lai
oscilaciones.
La frecuencia de las oscilaciones de caudal es independiente^
como ya se ha dicho, del número de vueltas, mientras que el tiempo
de « arranque » de la circulación crece al
disminuir dicho número de.vueltas.^..Sel
puede decir,'en el campo de validez de la’
ley de semejanza de Newton (cap. 84, a),'
que el ángulo que gira el rodete durante
el tiempo de «arranque » es constante
para una misma bomba, puesto que el;
diagrama de corriente permanece inva­
riable. Por ello, dicho tiempo de «arranv
que » es, en efecto, inversamente propor­
F ig . 249. Influencia del número
de vueltas y del tamaño dei acu­ cional al número de vueltas o a la velo-»
mulador sobre los límites de la cidad tangencial del rodete. El tiempo^
bomba.
I, limite de la bomba con acumu­ de « arranque * será muy pequeño en las'
lador muy grande ; I I y I I I , Umite bombas de alimentación de calderas y
de la bomba con acumulador me­
diano y pequeño ; las líneas I, I I
y I I I son también lineas de igual
en los turbocompresores, que tienen ve-»
frecuencia, de oscilación, pero no locidades tangenciales muy grandes, poli
de igual amplitud lo que son necesarios, en tal caso, acu­
muladores más reducidos que para las
'bombas centrifugas normales y las máquinas soplantes de baja presión.*
Por otra parte, toda bomba que pueda presentar oscilación péndulas
se comportará como estable por debajo de un determinado número
de vueltas. Este número de vueltas limite será tanto mayor cuanto*
menor sea la capacidad de acumulación existente.

(*) R- D ziallas : Untersuchungen an einer Kreiselpumpe mlt labiler Kenn^


linie. Habilitationsschriít Techn. Hochshcule, Brunswick, 1940.
(*) Müller-P ouillet, Lehrbuch der Physik, vol. 1, 3.» parte, 1929. Bruns--
wick : Vieweg, 1929.
Campo de funcionamiento Inestable 429

En el campo característico de una bomba centrífuga, el límite


£de estabilidad o límite de la bomba será una linea tal, como las / a I I I ,
figura 249, cuyo vértice 5 está situadp tanto más arriba sobre el eje Hx
.cuanto menor es la capacidad de acumulación existente. Las expe­
riencias han demostrado que, al desplazarse hacia arriba el vértice S,
¡varía en el mismo sentido toda la línea límite, sin gran deformación,
por lo que es posible que estas lineas I, II y I I I sean congruentes,
pistas líneas límite son también, aproximadamente, líneas de igual
frecuencia.
De la figura 249 se deduce que el campo de trabajo estable es
tanto mayor cuanto menor es la elasticidad del sistema.
Las oscilaciones de presión surgen inmediatamente al alcanzar
el límite de la bomba, y entonces tanto la amplitud como la frecuencia
e comportan, según parece, para un número de revoluciones deter-
ado, de la manera siguiente: Primero la frecuencia es aumentada,
mientras que la amplitud resulta un poco rebajada. Al avanzar el
movimiento de cierre del órgano de estrangulación, la frecuencia os­
cila y se va reduciendo, al paso que la. amplitud hace lo contrario.
s variaciones tienen efectos por saltos. Con caudal nulo, la amplitud
es máxima y la frecuencia mínima. El proceso requiere ulterior inves­
tigación (*). Parece que aquí el producto de la amplitud por la fre­
cuencia permanece, aproximadamente, invariable,"'y que para una
máquina y número de revoluciones dados es también dicho producto
independiente de la longitud de las tuberías a que afecta el fenómeno.
Aun cuando existen, según lo dicho, una serie de características
comunes para el moVimiento’lo mismo del agua.que del aire, conviene
tener presentes estas diferencias : A
En el caso del agua casi nunca es suficiente para la efectividad,
el medio elástico, la elasticidad del agua y de las paredes del tubo,
uesto que el tiempo resultante para la oscilación propia está siempre
muy por debajo del tiempo de arranque de la circulación ; en otras
palabras, el número de vueltas limite está por encima del número
de vueltas de funcionamiento. Por lo general, si no se ha instalado
ningún recipiente de aire o dispositivo similar en1la tubería, y ésta
rígida, no se aprecian oscilaciones. Estas circunstancias concurren
siempre en los ensayos, puesto que la válvula de regulación no está
jos de la bomba. Lo mismo sucede en la mayoría de instalaciones
de bombas, tanto para abastecimientos como para usos industriales
"n la alimentación de calderas debe instalarse, en lo posible, la tubería
íástica, a pesar de que el precalentador es elástico; la curva carac-
¡rística de la tubería, llana, y el número de vueltas, alto. En conse­
cuencia, hay que contar con la aparición de sobrepresiones.
Las oscilaciones se producen, en el caso del agua, a causa de la
escasa elasticidad de las masas de agua, que prácticamente son rí-

(l) Véase también H. W e i n r i c h : Untersuchungen über die Pumpschwin-


gungen von Kreiselverdichtern. Disertación Hochschule, Brunschwick, 1949.
Curvas características

gidas, comparadas con el medio elástico. La frecuencia propia dejal


oscilación con la válvula cerrada es:
gF
LA (58);
- ¿ y
Significando :
F, la sección de la conducción entre el recipiente de aspiración !
y el medio elástico;
L = L t + L U -f-Lp, la longitud total de la tubería anterior, es*?
decir, longitud de aspiración L 1 más longitud de impulsión Ln hastar
el acumulador, añadiendo el valor L-. rnrresnnnHipntp al vninmon
agua del cuerpo de bomba, reducido a la sección F de la tubería, que-
es aproximadamente:
AL
LP = F Z (59)!
suponiendo que en el cuerpo de bomba corresponda a cada sección^
media Fg el trayecto A lg. Dentro del rodete hay que tomar como\
base la corriente relativa'.
A es una magnitud, expresada en metros cuadrados, que caracte-rí
riza la capacidad de acumulación del medio elástico y que se representa ::|
En el acumulador de agua abierto, sobre cuya superficie exist
la misma presión que en la superficie de la aspiración, por la sección ~
del mismo en el plano horizontal:
en el recipiente de aire, mediante

A = x (60).

(x — Cp/c„, \Vm = volumen medio de aire en metros cúbicos, en el


recipiente; hm = presión media en metros de columna de,líquido); '
en una tubería elástica, que puede imaginarse como un muelle,
de deformación volumétrica, mediante
dW
(61)'
dh
es decir, por la variación de su capacidad W en m3/m ó m 2, producidar
por la variación de la presión en 1 m de columna del líquido.
Puesto que en el caso del agua la tubería está llena de una masa;
de agua rígida antes del medio elástico, existe la posibilidad de amor-’;
tiguar las oscilaciones mediante resistencias dispuestas en la tubería, :
por ejemplo, en forma de un dispositivo de estrangulación. Con ello
se reduce también la rama inestable, como lo demuestra la figura 250,
en la cual las parábolas representan la pérdida de carga total por-, ir4
estrangulación y, por rozamiento en la tubería, entre la bomba \
y el acumulador (*). El vértice de la parábola se encuentra en eP'J
(*) Al montar en paralelo varias bombas, la rama declinante de las curvas
caudal-altura — por tanto, también el segmento B E — presentan, sin embargo, un '•
carácter inestable.
Campo de funcionamiento inestable 431

unto correspondiente a la altura de presión estática en el medio


elástico, igual que en la figura 244, y se desplaza hacia arriba al au-
entar la presión de suministro. Se ve que la presión máxima está­
tica se alcanza en el punto B. Una estrangulación detrás del medio
elástico no tiene influencia sobre la esta­
bilidad de la bomba y significa un gasto
' útil de energía. ,
En el caso del aire existe la particu-
ridad de que la masa de aire representa
propio tiempo el medio elástico. Su os-
ición DroDia es la misma nup la Hp un
¿tubo sonoro de longitud igual a la tubería
en el campo de presión ; por lo tanto, in­
cluida una parte del recorrido del aire en F ig. 250. Acortamiento del la
el mismo compresor. (Sin embargo, no hay rama inestable hasta B C, a con­
secuencia de la resistenciu, antes
olvidar que en el cuerpo del compre- del término elástico
r se produce un aumento de densidad
temperatura del aire, y también que las vejocidades en la tubería y
i.el interior del compresor no son siempre despreciables, con rela­
ta a la velocidad del sonido.)
■ Si-tomamos las leyes de los tubos sonoros y consideramos la tubería
cerrada por una válvula, la frecuencia propia, desorden inferior, será:
/ = (62)
1 ■■■ 4 L- .
(significando: '
a, la velocidad del sonido en el aire suministrado, ^jue sé supone constante
ítn todo el camino considerado ; *
i , = Ln +■Lp, la longitud de la tubería hasta la válvula de regulación, es
‘decir, la impulsión L¡¡, más el camino del aire, Lp, en el cuerpo del compresor.
Las diferencias de sección en todo el trayecto recorrido por el
^aire, incluido el interior del compresor, no son muy considerables,
{y los cambios de sección son paulatinos, por lo que no es necesario
^considerarlos. Por tanto, puede ponerse para Lp el camino real del
[aire en el compresor (debiendo tenerse en cuenta que en el rodete
hay que tomar el camino relativo, y en la espiral de salida, sólo la
[mitad del desarrollo). La ecuación (62) supone que el aire que oscila
3tá en reposo con relación a la tubería. Es válida, por tanto, para
Válvulas cerradas, dando resultados que concuerdan bien con los en­
sayos. Al iniciarse el derrame con la válvula parcialmente abierta,
d aire adquiere una velocidad media correspondiente al caudal exis­
te. Por lo que se deberá tener en cuenta el principio de Doppler (1).
Las longitudes de las tuberías de aspiración y de presión no se
n de sumar simplemente, tratándose de un compresor (como acon-
con una bomba hidráulica). Según parece, hay dos sistemas osci-
ites acoplados, y el acoplamiento da origen a una intensificación
debilitamiento, según la situación.
(*) Nota (*) al pie de la página 428.
432 Curvas características

Es importante, en esta caso, la consideración de que la capacidad


de acumulación, para una sección de tubería dada, es. proporcional
a la longitud de la tubería de impulsión. La introducción de resis^
tencias de estrangulación, para disminuir los sobrepresiones, no tiene,
ningún objeto, puesto que el aire contenido en el cuerpo del compresor!
es suticiente para alimentar las oscilaciones, en especial para fre-^
cuencias y amplitud elevadas^;
caso en el cual no se observa
ninguna amortiguación al acer-|
carse al tiempo de arranque de
la circulación, siempre que la
velocidad de rotación no sea:i
excesivamente pequeña. Exis­
te, pues, el peligro de que las.
resistencias aumentan la am­
plitud de las oscilaciones
La forma, similar a una
parábola, del límite de la bom
ba, indicada en la figura 249,
es sólo válida para números de
vueltas bajos o para líquidos
incompresibles. En los compre*-
sores de gran velocidad, los
ensayos dan un codo A en la
curva del límite de bomba, el
cual está situado tanto m ásj
alto cuanto más corta es la
tubería de impulsión (fig. 251).^
Ello se explica si consideramos,
Fio. 251. Influencia del limite de desprendi­ que, al crecer el número de vuel­
miento sobre el limite de la bomba en el caso tas, o sea, al crecer la compre-'
de un compresor. En el punto A pasa el des­
prendimiento de corriente, del rodete al difusor, sión del aire, éste alcanza antes'
es decir, sucesivamente del primero al último
escalón el límite de bomba al final del
trayecto, en el compresor,
pectivamente, en la última fase del difusor, que al principio del
mismo (pág. 555). !j
Por debajo del número de vueltas de cálculo, el difusor recibe,
un volumen demasiado grande, por lo que el punto de desprendi­
miento estará al principio del trayecto del aire, o sea, en el rodete^
En las proximidades del núifiero de vueltas de cálculo, el punto dé
desprendimiento pasa bruscamente — como se indica en la pá
gina 555 — al final del camino de aire, es decir, al difusor (o, respec­
tivamente, en la última fase). La curva límite de bomba por debajo^
del codo A tiene, aproximadamente, la forma de una parábola, mientra^
que por encima de dicho punto es más llana y, por tanto, más desfa-:
vorable. Es desfavorable para el compresor rebasar el número de’
vueltas correspondiente al punto A.
Curvas características 433

!-■: Medidas para reducir las sobrepresiones en las bombas. En las


._~mbas hidráulicas se puede obtener una curva caudal-altura estable
en toda su extensión, es decir, syj tangente horizontal, siguiendo
las instrucciones que se dan en el capítulo siguiente. En los compre­
sores, que se construyen generalmente con un gran coeficiente de
presión, ello no es normalmente posible.
• Si existe una rama inestable en la curva característica, podemos
ctuar mediante la regulación del límite de bomba. Esta regulación
se efectúa, tanto para agua como para aire, frecuentemente en forma
de una descarga Ó), que se abre antes de alcanzar el límite de bomba,
cual, mediante una válvula de purga de funcionamiento automá-
co, deja salir el caudal necesario para que no se rebase dicho
límite (pág. 446). El empleo exclusivo de válvulas de retención no
es suíiciente. (Tan sólo para caudal nulo se interrumpe la oscila­
ción mediante la válvula de retención.) Es muy efectivo el tránsito
a una admisión parcial, cerrando algunos canales del rodete mediante
;pn dispositivo adecuado. Siempre es recomendable la regulación por
variación del número de vueltas. ... *
Para los compresores se pueden emplear, además, los siguientes
procedimientos de regulación :
Regulación por interrupción, en la cual la tubería de aspiración
e cierra completamente, al propio tiempo que-se interrumpe la comu­
nicación de la tubería de impulsión corría red, uniéndola con la atmós­
fera. Se sigue suministrando una pequeña cantidad de aire frío, para
vitar un recalentamiento excesivo del rodete.
Desplazamiento del llmite'-de bomba, mediante el empleo de aletas
e difusor móviles (*) (fig. 263), o bien, etí^ío^ compresores de doble
piración, mediante la utilización de una sola boca de aspiración,
ira 281 a). A la parte del compresor fuera de servicio debe en­
viársele aire frío.
Véase también el capítulo J « Regulación #. Las oscilaciones son
3ecialmente importantes en el caso del trabajo en paralelo de varias
ombas (3).
También hay que tener en cuenta — especialmente en grandes
“ dades — la resonancia entre los impulsos que parten de la bomba
(por ejemplo, de la lengua de la caja espiral) y la oscilación propia
de la conducción elástica (4).
b) Desprendimiento del caudal. Cierta clase de rodetes y difu-
res, tales como los de corto recorrido radial (cap. 49) y los rodetes
"dales (pág. 419), así como también a veces los rodetes radiales nor­

(*) Fr. K luge, nota 1 del pie de la página 505. El aire de la descarga puede
nducirse, o bien a una «turbina de recuperación » aplicada al final del eje <fig. 324,
Jgina 520; fig. 326, pág. 523), o bien nuevamente a la aspiración, con lo que apro­
aba la energía (AEG-Mitt. 1938, pág. 477 ; 1932, pág. 142).
(*) BBC-Nachr, vol. 19, pág. 44 (1932).
(*) O. Schmidt : Archiv f. Wármew. und Dampfkesselw., vol. 17, pá-
a 37 (1936). — Borsig-Mitt. 1938, n.° 5, pág. 31.
(«) Trans. ASME, vol. 76, págs. 775 ss., y 783 a 790 (1954).
28. PFX.EIDERER : Bombas centrifugas.
*1*54 uampo de funcionamiento inestable

males, presentan, además de los fenómenos pendulares tratados* otroj


similar consistente en el desprendimiento del caudal al bajar ést
de cierto límite (límite de desprendimiento). E§to se produce por el|
hecho de que la altura de elevación y el rendimiento disminuyen
con brusquedad, disminuyendo notoriamente al^pismo tiempo. No obs-1
tante, no se produce el fenómeno pendular de la corriente, con tal i
que la curva caudal-altura permanezca estable en el campo de des-^
prendimiento. Solamente aparecen al mismo tiempo las oscilaciones’
señaladas en el apartado anterior, si, además, ett dicho campo la curvaj
caudal-altura es descendente al acercarse al eje de las Hx, es decir, si
inestable. Este desprendimiento puede estar situado lo mismo antesí
que después del límite de bomba. Ambos fenómenos pueden, por tanto
ser simultáneos.
La causa del desprendimiento no reside en una acumulación
energía en la tubería de impulsión, sino únicamente en un desequi.
librio de la corriente en el interior del canal del rodete o del difusor
Al disminuir el coeficiente de gasto (por consiguiente, al aumentar
ángulo de posición), también aumenta el espacio muerto en la p'
de aspiración del álabe del rodete o del difusor, hasta que, finalmen.
se produce un súbito desprendimiento. Es evidente que este proceso
ocurre más fácilmente en los álabes radiales cortos (x)y.en los axiales,
que en los álabes radiales de gran trayectoria radial, pues falta
efecto de sostén, debido a las fuerzas centrífugas.
En las formas de álabe en que esto ocurre, cuando el desprendi­
miento se produce, la dirección de la corriente relativa a la entrac
del rodete difiere de un cierto ángulo por defecto de la dirección
entrada sin choque. Teniendo esto presente, se comprende que
peligro de desprendimiento desaparece, si el ángulo del álabe baj
más allá de este ángulo límite. Además, la rama estable de la curv*
caudal-altura es más larga en la corriente de entrada con giro en
mismo sentido que en la entrada normal, y que, en este último cas
es asimismo más larga que en el caso de entrada con giro de sentid*
opuesto (2). Se puede retardar el desprendimiento con la disposició
de unas directrices de entrada que den un ligero giro del mismo sentido,
o bien disminuyendo la anchura b del rodete. Tiene particular, im
portancia evitar una curvatura manifiesta de las paredes en la en
trada.
En cuanto a las bombas axiales perjudicadas en alto grado por
desprendimientos, es recomendable el empleo de álabes de perfil
más allanado posible. Por otra parte, se ha visto que las grandes
razones de radios rfl/r( son favorables en cuanto refuerzan las corrien­
tes de retomo, .representadas en la figura 235 a, que parecelPal-^fera
bajar la bomba con caudal inférior al normal, las cuales evitan
desprendimiento. En especial importa que se forme el remolino
(i) Véanse los dos trabajos de Fr. G r a o er y Tt. K r etsc h m er que f¡
en la nota 1 al pie de la pág. 218.
Nota. 1 al pía. <ie La. pág_ 21&-
Procedimiento de obtención de curvas caudal-altura estables 435

El empleo de álabes ranurados (nota al pie de la página 298) no


trae consigo ninguna mejora substancial.
•• El escaso rendimiento de alguno^ ventiladores, en especial los
¡que tienen b¡A r (fig. 127) grande, se explica por el hecho de que
trabajan exclusivamente en el campo de desprendimiento.

92. P r o c e d i m i e n t o d e o b t e n c ió n d e c u r v a s c a u d a l - a l t u r a
e s ta b le s

La forma parabólica de la curva caudal-altura se nhtipnn úníro


utuie en las oomúas radiales con álabes de simple curvatura y con
un número de álabes que no difiera mucho del que resulta de la ecua­
ción (8), capítulo 28. Con un número
de álabes demasiado pequeños (es de­
cir, con una conducción insuficiente),
dicha curva desciende continuamente a
partir del eje Hx, mientras que con
gran número de álabes la repetida..
curva tiene al principio la forma pa­
rabólica corriente, terminando con una
rama muy inclinada. Este último fenó­
meno se debe al estrangulamiento del
caudal a la entrada del álabe, es decir,-"
a la formación de espacio muerto en los
líquidos, y al alcance de la velocidad
del sonido en los gases. A continúa-
pión deduciremos las condiciones que PtóT^52. Influencia del coeficiente
=1/Vy sobre la forma de la
conducen a la obtención de formas es­ curva característica caudal-altura.
tables. La curva más inclinada corresponde
aproximadamente a un coeficiente
Se obtienen curvas características
de presión y = -2g^ = 0,0; la
¡lanas, según figuras 222 y 222 a, con M*
curva más plana, a un coeficiente
¡I empleo del anillo difusor liso. En el de presión v = 1.25
mismo sentido actúa una gran separa­
ción entre rodete y difusor, es decir, una gran relación DJD2.
< Otro punto de vista es la consideración de la presión H0, corres­
pondiente al punto de corte de la curva característica con el eje Hx.
Dicha presión e s:

Irb -íR M m -y j <•»


Según esta expresión, la presión a caudal nulo crece con relación
i H con u f / 2 g H, o sea, con el valor recíproco del coeficiente de pre-
ión rp, es decir [según las ecuaciones (63) y (64), capitulo 25], con
fado de reacción creciente, c ^ J ^ creciente, /^decreciente o número
eálabes decreciente. (Según página 420L se obtienen también curvas _YX
£nas e s as pnaiiaai«ÍJK Íís dei c a ad x i w r a o L i l a a p re s e a e¿ev*\¿*
udal nulo da origen a una aproximación del punto más elevado
436 Curvas características

de la curva al eje de ordenadas y, por tanto, a un acortamiento del$


rama inestable (fig. 252).
La figura 253, correspondiente a ensayos de Hánsen í1), nos pre­
senta la influencia de fü2 y de z sobre la estabilidad de la curva caudal
altura, habiéndose empleado como parámetro la relación
Estos resultados corresponden a la bomba indicada en la página 142¿

O S 9
N ú m e r o d e á la b e x Z
Fio. 253. Líneas de Igual relación entre la altura de elevación H0 a caudal nulo y
altura máxima de elevación Hmáx para una bomba pequeña con dlíusor de aletas r^r,
— 2,5, dibujadas en el diagrama x 0,

con = 2,5. Debe señalarse que se trata de una bomba relati


mente pequeña con rendimiento manométrico r m e d i o bajo, es dec
con campo inestable corto (fig. 254).
Según la ecuación (63), se aumenta la presión a caudal n
y, por tanto, se reduce la rama inestable de la curva característi
mediante un coeficiente de choque <p pequeño, es decir, disminuyen
el choque de entrada. Ello se puede conseguir, evidentemente, e
pleando un difusor de aletas orientables (pág. 449). 1 ambién se co
seguirá una disminución del choque a la entrada del difusor d,e ale
para caudal inferior al normal, haciéndolo más estrecho, desde lu
a costa del rendimiento a caudal normal.
Agotando las posibilidades que existen para obtener una ci
característica estable, podemos tener en cuenta algunos hechos e:
rimentales, tales como la curvatura hacia arriba, que, junto al eje^
se obtiene cuando los álabes de simple o doble curvatura penet^
en la boca de entrada del rodete (es decir, la influencia de la posi
de la arista de entrada, según capitulo 86), y, finalmente, la complí
estabilidad de las curvas características de los rodetes rápidos. R
miendo, las posibilidades para obtener curvas características
bles (2) son las siguientes :
1. Número de álabes z menor que el normal [es decir, a(
tando pequeños valores de k en las ecuaciones (7) y (8), capítulo r
2. Valores pequeños para ($2 y grandes para c2¡
(**) Véase nota 1 al pie de la pág. 142.
(*) K. R ütschi : Schweiz. Arch., vol. 7, lase. 8 (1941).
Influencia del número de Reynolds 437

3. Penetración de los álabes de simple o doble curvatura en la


de entrada al rodete.
4; Número de vueltas específico nq grande (generalización ael
2)*
5. Anillo difusor liso, en vez de difusor de aletas.
6. Entrada rectilínea y llana f1) a las aletas del difusor, o dimen-
insuficientemente la eutrada al difusor de aletas, es decir,
valores para ¡i en la ecuación (5), capitulo 71.
En casos excepcionales entran en consideración:
7. Aletas directrices móviles a la entrada o a la salida.
8. Cierre de algunos canales del rodete (figs. 264 y 264 a).
9. Escaso rendimiento manométrico (lig. 254).
El proyectista adoptará siempre varias de estas posibilidades,
dar especial importancia a las 2, 3 y 4.

93. Influencia del número de Reynolds y, en especial,


la viscosidad sobre la forma denlas curvas características
La viscosidad interviene en el número de Reynolds Re = D2n¡v,
por ello este capítulo considera, además de la influencia de una varia-
de caudal, el número de vueltas n y Ur'éscaía de ejecución
D/D0 (pág. 174), constituyendo-mT complemento de los capi-
32 y 85. -
A.1 aumentar la viscosidad (o sea, al disminuir el n\qpero de Rey-
), aumentan las pérdida^por rozami^q,^y "dd' conversión Zh.

1g. 254. Con mayor pérdida Zhx en el rodete, aumenta la estabilidad de la curva
caudal-altura

1 trabajo de álabe Hthx» así como la pérdida por choque, son, para
[j/mismo caudal, independientes de Re, dentro de grandes límites,
ja lo cual la presión a válvula cerrada H 0 permanece muchas veces
^variable. La rama inestable' í2) de la curva característica se acorta
r'O) H. S c h r a d e r : Nota 1 al pie de la _pág. 80.
F (•) Véase K. G rün , Fordertechnik, vol. 25 pág. 75, fig. 2 (1932). — B. Meis e l :
dertechn., vol. 26, pág. 35, fig. 2 (1933).
^.. •../■ V. ‘4
4 438 • Curvas características

i' al crecer Z hx, como lo demuestra la experiencia Q) y se representa^


en la figura 254. Los puntos de mejor rendimiento manométrico - es
Ú
decir, los de contacto X, X' con las tangentes trazadas desde F a las
J curvas caudal-altura (cap. 85) — se desplazan notoriamente hacia la
i izquierda. Lo mismo ocurre con el rendimiento total rj que disminuye
en mayor escala que tj/,, puesto que el rozamiento del rodete N n como
A rozamiento puro de superficie, crece más rápidamente que todas las.
demás pérdidas parciales, al disminuir Re, según la figura 64, pá­
j gina 106. Con números de vueltas muy pequeños o escalas de ejecu- i

j
<i
1
4
A
A
4
4
i
'4
I
4
'<í
5
|
Á
4
4
i
i
Influencia del número de Reynolds 439

riaGión de la altura de elevación y de las pérdidas en el punto óptimo


en función de Re. Estas investigaciones son asimismo de importancia,
según lo dicho en la página 64, para el caso de gases, trabajando a
baja presión; por consiguiente, en las bombas de vacío.
Experimentos personales efectuados con una máquina soplante
confirman los resultados obtenidos en las figuras 254, a y b. Si varía

■Aceite viscoso - Agua

H,
Hagtü ____ A^ac-H
lyac ■JVag

'■'Nag ti-------

Fíg. 254 b.Resultados de los ensayos de Ip p e n para el punto óptimo referidos al número
4 de Reinolds Re.
Lineas A : Relación de alturas de elevación HaclHag. Lineas R : Valores-de las pérdidas
1 *7* Lineas C : Relación de potencias necesarias*KacINag

el estado de agregación de la substancia en circulación, hav que tener


en cuenta, sin embargo, que,’al aumentar la temperatura, los gases
modifican su viscosidad cinemática en sentido inverso a'lo que ocurre
con los líquidos, puesto que, en reahdad^fLaumento de temperatura
tiene su importancia tratándose de coeficientes de gasto pequeños,
o cuando el rendimiento es escaso.
jfc-*•.
94. Representaciones especiales de las curvas características
a) Coordenadas sin dimensiones. Las formas de representa­
ción son muy variadas. Se emplea, por ejemplo :
en lugar del caudal Vx :
coeficiente de gasto e — V JV , así como el «grado de suministro»
(« coeficiente de suministro »)
V — com/ula = VxIF 0ula
siendo ula = tiDs n/60, F 0 = (;r/4).(D? - d$ (cap. 32);
en vez de la altura de elevación Hx :
e l« coeficiente de presión • rpx = 2 g HJu¡ (cap. 25);
en vez de la potencia en el eje N x :
« coeficiente de potencia » v = 2 g N jjy F 0«fa, que en esta forma
no tiene dimensiones, si N x se expresa en metrokilogramos por segundo.
Entonces en el campo de validez de la ley de congruencia se
btiene para una familia de bombas una sola curva caudal-altura
440 Curvas características

y una sola curva de potencia, con muy poca variación para las curvas i
de rendimiento, las cuales sólo pueden diferenciarse debido a la variad
ción del número de Reynolds (o del coeficiente de cavitación o def
proximidad a la velocidad del sonido), por lo que se aprecian poco;
las diferencias. Esta clase de representación se usa, en general, para
ventiladores y máquinas soplantes.
b) Escalas logarítmicas. Si tomamos, en lugar de los valores
reales, sus logaritmos (lo que se puede hacer cómodamente utilizando

Fio. 255. Representación logarítmica de las curvas caudal-altura. Campos de utilización


de una serie ae tipos de bomba (S ulzer ). Las cifras indican el número de cada tipo
de bomba

papel logarítmico comercial), los valores cero caen en el infinito. Este í


inconveniente es de poca monta, ya que estos puntos no tienen impor-^
tancia. Por el contrario, las parábolas de igual estado de choque se
transforman en rectas inclinadas bajo el ángulo are tg 2, siendo:^
también congruentes las líneas de potencia en el eje y de rendimiento,
siempre que despreciemos las pequeñas variaciones del rendimiento a
lo largo de la línea de igual estado de choque. La dirección del |
desplazamiento de las curvas caudal-altura es paralela a las rectas
de igual estado de choque, mientras que las líneas de potencia en el.]
eje deberán desplazarse según el ángulo are tg 3, y las lineas de rendí-j
miento, paralelamente al eje log Vx. La congruencia es aquí más com­
pleta que en la representación numérica de las curvas caudal-altura,
puesto que los puntos de igual estado de choque conservan, al des­
plazarse, su posición sobre las curvas (fig. 255).
Representaciones especiales de las curvas características 44!

i Esta representación es mejor (!) que la indicada en a), puesto


•que sirve para cualquier sistema de unidades y para cualquier dimen­
sión de máquina [como a)], desplazando únicamente el punto cero.
Estas ventajas se aprovechan, en espacial, cuando se trata (2) de la
.ordenación de modelos de máquinas, es decir, formación de series de
.tipos.
’ c) Líneas de igual velocidad específica formando un haz radial.
¡Este procedimiento es también adecuado para la formación de series
-de tipos. Con referencia a la expresión que nos da el número de vueltas
especifico, Deischa (3) toma como abscisas ]/ Vx, como ordenadas L/3/4,
y consigue con ello que para un número de vueltas constante (por
ejemplo, 1450 r. p. m.) la inclinación de las rectas con respecto al
eje de ordenadas represente la rapidez. Subdivide todo el campo,
que interesa, délos números de vueltas específicos— es decir, el sector
comprendido entre dos radios límites — por medio de radios interme­
dios, en tantos sectores parciales como series de tipos se prevén. Con
ello se tiene una visión de conjunto muy buena sobre todas las series
¡de tipos disponibles. - r
d) Líneas de igual estado de choque como haces radiales (repre­
sentación circular). Si tomamos como ordenadas los valores ]/Hx en
lugar de Hx, las curvas caudal-altura se transforman en elipses, con
el eje Vx como eje principal. Eli­
giendo escalas convenientes, se pue­
den dibujar estas elipses como círcu­
los, con el centro M sobre el eje V**
;(íig. 256). Las parábolas de igual
estado de choque son entonces
.rectas que pasan por el origen, y
los puntos correspondientes dividen
a estas rectas en la relación sen­
cilla de los números de vueltas. Se
pueden, pues, medir los números
de vueltas sobre una de estas rectas
mediante una división lineal.
e) -Representaciones especiales
para los turbocompresores. Con
frecuencia se pone, en lugar de la F ig. 256. Curvas caudal-altura en arco
de circulo
altura de elevación adiabática H,
la relación de presiones pnlPi. o la diferencia de presiones p:i — p¡,
o (en los compresores refrigerados) la altura de elevación isotér­
mica His, cuyo trazado es el mismo que el de ln (Pulpi)'. si se eligen
escalas adecuadas. Para pequeñas relaciones de presión pulpj, como
;es el caso de los ventiladores, los diversos sistemas de representación

(l) W a g e n b a c h : Logarithraische Massstábe im Kreiselmaschinenbau, Was-
serkraít und Wasserwirtsch. 1932, fases. 23-24, págs. 265 ss.
(*) K. R ü t s c h i : Schweiz. Bauztg., año 65, n.; 4 (1947).
■ (•) A. D e i s c h a : Schweiz. Bauztg., año 51, pág. 108 (1933).
442 Curvas características

se reducen sólo a una cuestión de escalas, siempre que el estado d:


gas a la aspiración no varíe. En el caso de elevadas relaciones de com
presión resalta la notable diferencia con relación a la representación
de (Vx Hx). En el capítulo principal O, y en especial en el subcapítulo 107
se muestra la forma en que actúa la compresibilidad de los gase
La diferencia en la representación se hace especialmente visible
cuando la presión en la aspiración es distinta. Mientras la curva VXH
es independiente de la presión inicial (siempre que la .temperatura
de aspiración sea invariable, como se supone), al tomar la presión d

F ig. 256 a. Trazado de la Unea D, de pre­ F ig. 256 b. Determinación de la linea D“


sión final del compresor, y de la linea L, de de presión en la aspiración p'j, y de la
potencia en el eje, para distinta presión a nea L \ de potencia en el eje, funcionando
la aspiración p'j como bomba de vacio

salida p u como ordenada, vemos cómo varía la curva caudal-altura


en la figura 256 a, al variar p; . La curva se desplaza de D a D’ cuando
la presión de aspiración baja de pj a p¡ y cuando el caudal de aspi
ración Vxn tomado como abscisa, se refiere a un determinado estado
del gas, con lo cual existe entonces una proporcionalidad con el
peso del caudal Gx. La construcción indicada se comprende, si se tien;
en cuenta que la relación de presiones permanece constante, según
ecuación (12 a), página 15, cuando Hx se mantiene invariable. El mis
procedimiento permite transformar, como se ve en el dibujo, la línea
antigua L de la potencia interna en el eje, en la nueva línea L', puesto
que, según lo dicho en la página 419, la potencia interna es propon
cional al peso específico y del estado inicial, es decir (para una
temperatura inicial), a la presión inicial. En la figura 256 a, los pun
B y B ’ de la curva caudal-altura corresponden al mismo estado
choque, lo mismo que los C y C' de la curva de potencias, y por
tanto, al mismo rendimiento interno, si dejamos aparte la influemr
del número de Reynolds.
Con el mismo procedimiento se puede averiguar el comporta­
miento de un compresor, trabajando como bomba de vacío (fig. 256 b)
En este caso, inversamente al caso de trabajar como compresor,
curva de p'u es una recta paralela al eje Gx (o una línea con ligera
Representaciones especiales de las curvas características 443

'curvatura), y la curva característica buscada es entonces la de la


Opresión de aspiración p[, que resulta curvada hacia abajo, tal como
'la D' de la figura. Mientras que en el trabajo como compresor el peso G
| del caudal pasa de la presión PI a la pu, al trabajar como bomba de
vacío aspira el peso G' de la presión p'j a la presión p'jj sin variación
'"del estado de choque. La curva L' de potencia en el eje, trabajando
[como bomba de vacío, determinada por el mismo procedimiento en
¡la figura 256 b, presenta un fuerte aumento al disminuir la depresión,
fpor lo que hay que considerar el peligro de sobrecargar el motor de
la u u iu u a m iu u tu .
K . R egulación
Los procedimientos de regulación son distintos, según se actúe’
o no directamente sobre la bomba. La acción sobre la bomba puede
consistir en una modificación de la orientación de los álabes o en la
variación del número de vueltas.

95. Regulación con número de vueltas invariable y álabes fijos


Los procedimientos que damos a continuación sólo permiten una¡
disminución del caudal con relación a la bomba sin regular.
a) Estrangulación en la tubería. El medio más sencillo de
regulación es la estrangulación. En los líquidos se efectúa en la tu­
bería de impulsión, puesto5
que si lo hiciéramos en la
aspiración, podría presen­
tarse el fenómeno de ca-f
vitación. En los gases no;
existe este inconveniente»
siendo preferible la es-'
trangulación en la tubería
de aspiración, ya que el!
aumento de volumen espe^
cífico, que se produce al
bajar la presión, hace dis-:
minuir la potencia nece-'
saria (fig. 259).
El estrangulamiento
acarrea una pérdida de'
Fig. 257. Regulación por estrangulación: energía, que se representa
--- --- BJ en la figura 257 como su­
J K —J L perficie rayada. El rendi-
CJ
miento empeora en rela­
ción con el correspondiente a la altura de elevación sin estrangu­
lación. La ^pérdida es tanto mayor cuanto más inclinada es la curva
caudal-altura, siendo, por tanto, más adecuadas para este tipo d^
regulación las bombas lentas. No es admisible esta regulación en laí
bombas hélices y helicoidales, debido a que la potencia necesaria a
caudal inferior al normal es generalmente superior (pág. 415).
Al trabajar a válvula cerrada, existe el peligro de un calentamiento inadrab
sible, puesto que el escaso volumen a elevar, que se encuentra en la bomba, deb^
absorber toda la potencia consumida en vacío. En instalaciones de gran altura d(
Regulación con número de vueltas Invariable y álabes fijos 445

elevación (por ejemplo, en bombas de alimentación de calderas, que son especial­


mente sensibles, debido a la alta temperatura del agua) se prevé una válvula auto­
mática en la tubería de impulsión,
accionada por la válvula de reten Secciones de abertura
ción. Al cerrarse ésta, se abre una
salida auxiliar, que permite la sa­
lida de un cierto caudal (x) y evita
que la bomba trabaje a caudal
nulo (fig. 257 a).
5 Si varías bombas trabajan so­
bre una misma red, será conve-
.niente regularlas entre sí, cuando
la línea de potencia en el eje
—como ocurre con los álabes cur­
vados hacia atrás — se curva hacia
abajo. La figura 258 representa el
proceso para dos bombas. Para
Igual regulación de ambas bom­
bas, la potencia necesaria varía
según CB A ; regulando una sola
bomba, según CD, siendo DF =
7«(OA + E C). El ahorro para
caudal mitad es, por tanto, igual
F ig. 257 a. Válvula de retención (K S B) con
i B D, y si paramos una bomba, dispositivo automático de retorno a la aspiración
Igual a B D', siendo :
D D ' = A l ' = */, OA.
En los compresores se tiene,
en la figura 256 a, una visión
del comportamiento de la regu­
lación por la aspiración, empleando
el procedimiento gráfico de la
igura 259. Se ha elegido como *1?’■
rdenadas la presión de salida pu .

C uad rante
de elipse/

f
Caudal
g . 258. Regulación por estrangu-
ión de un grupo de dos bombas

cuarto de elipse A B C , dibu­


jo en la figura.^259, prolongado
“ ticalmente por él segmento C D, F ig. 259. Determinación gráfica de las curvas
, de un modo bastante aproxi­ p Gx de un compresor estrangulado en el conducto
mo, la representación del cambio de aspiración
la presión pIX detrás del punto
estrangulación, o sea, delante (pj) crit = * pa, Gmiút = Vtnáx ím 1/ — con ¡x =
1 compresor, en función del pe- r Va
del caudal, pudiendo dibujarse a la sección de estrangulación en m1, Pa = 10‘ pa,
Almente, después de determinar el subíndice a se refiere a la atmósfera exterior.
presión crítica plctjt, y elegir la «y v máx valen para n =¿ 1,4 1,3 1,135
tura f x de la estrangulación. e = 0,530 0,546 0,577
Vmáx = 2,145 \p 2,10 <p 1,995<?
0) G. H utarew : Wasserkr. El coeficiente de velocidad v < 1 tiene en cuenta
el rozamiento y la contracción. Se debe elegir,
I Wasserwirtsch, vol. 35, pá- según la forma de la sección de estrangulación,
a 267 (1940). entre 0,95 y 0,6
4-lb Regulación.
La rama inestable se acorta al estrangular la aspiración,, y ,1a curva característi"
se hace vertical tan pronto como la presión en la aspiración desciende al val
Piaii- Es conveniente situar la válvula de estrangulación lo más junto posible
compresor, a fin de que el acortamiento de la rama inestable no quede sin efecto
al existir un acumulador de energía en la aspiración. También se pueden determinar
las líneas de potencia en el eje (no representadas) con arreglo al procedimiento
indicado en la figura 256 a.
b 'i i **'»
b) Apertura de una salida secundaria, de descarga. Esta clase
de regulación se emplea a menudo en evitación de fenómenos de ines­
tabilidad, habiéndose ya tratado en el capitulo 91. Sin embargó
también se utiliza cuando se exigen, durante mucho tiempo, coefi
cientes de gasto pequeños o incluso marcha en vacío 0 (bombas
aumentación ae condensadores o ue calderas). En este uiuinu oaau,
la corriente de descarga sirve para refrigerar el interior de la bomba.'
En caso de que la corriente de descarga se lleve nuevamente a la tu-j
bería de aspiración hay que considerar
de nuevo el peligro de un-calenta-
míento excesivo.
La regulación por descarga es es
pecialmente adecuada en las bombás
que tienen una curva dé potencia ab­
sorbida, que disminuye al crecer el cau­
dal, es decir, en bombas de gran rapi­
dez, por ejemplo, bombas hélice (fi­
gura 238).
Fio. ’259 a. Regulación por recir En la figura 259 a, fíj es la carac-'
dilación de parte del caudal teristica de la tubería de impulsión
Ru, la de la tubería de recirculación
que está sujeta principalmente a la resistencia de la abertura
estrangulación. Sumando las abscisas de ambas líneas, se forma la
linea característica G B2, que nos da el punto de funcionamiento B
El caudal total, V‘ -j- V2, se distribuye en Vu para la recirculación
V2 para la elevación, por lo que, abriendo la tubería de recirculación,
se ha provocado la disminución de Vx a V2.
La energía de la corriente de retorno puede aprovecharse en
turbina acoplada al eje de la bomba (fig. 324, turbinas de recupera
ción), o se puede emplear mediante un eyector (2) para aumentar la
presión en la aspiración.
c) Introducción de pequeñas cantidades de aire en el tubo d
aspiración de las bombas para líquidos. Este procedimiento es más
económico que la estrangulación,' pero sólo permite una disminució
limitada del caudal, debido al peligro de rotura de la columna
líquido en la tubería de aspiración.
d) Cierre de escalones dispuestos en paralelo o paso de la dis-i
posición en paralelo a la de serie. Este procedimiento se empl
en las máquinas soplantes (pág. 474) y en las bombas para incendi
(») H u t a r e w , G .: Arch. Wármew, vol. 22, págs. 157 a 159 (1941); ade­
más, Z. VDI, vol. 95, pág. 997 (1953).
(*) Véase Druckluft, vol. 2, fase. 1 (1935).
Regulación mediante aletas orientables 447

nr e) El funcionamiento en circuito cerrado de algunos escalones


o el paro de una máquina (1), situada antes o después, se utiliza en la
regulación de máquinas soplantes.
• U
96. Regulación mediante aletas orientables
a) Aletas directrices de entrada orientables (regulación del giro
de entrada). Orientando las aletas de un dispositivo directriz de
entrada, es decir, variando el giro a la entrada, puede modificarse,
como se dijo en el capitulo 78, tanto el caudal como la altura de ele­
vación entre amnlios lí­
mites. El efecto queda
ílisminuído si las aletas
del difusor de salida
permanecen invariables.
El procedimiento se usa
en los turbocompreso-
tes (véase también la fi­
gura 172 b, página 308),
*pero es prohibitivo en
las bombas hidráulicas
por su influencia sobre
la altura de aspiración.
La figura 260 f2) re­
presenta las curvas ca­
racterísticas de una má­
quina soplante con flujo
radial y regulación, me­
diante orientación de las F ig. 260. Regulación por giro de los álabes del difusor
aletas directrices de en­ de entrada en un turbocompresor con rodete radial
03 = 90°, similar a la de la figura 28*1.
trada, situadas inme­ R. p. m. = 29 000
diatamente antes de los
alabes del rodete. Las líneas gruesas se refieren a la posición per­
manente de las aletas de regulación, y se han tomado como abscisas
el volumen antes del dispositivo de regulación, de modo que el lugar
de la segunda estrangulación (necesario para la obtención de la curva
caudal-altura) es indiferente. Los ensayos se limitaron a los ángulos
tde la corriente de entrada aj ^ 90°, es decir, al giro de igual sentido,
correspondiendo la curva característica superior al caso, a¡ = 90°.
h utilidad de la regulación por aletas orientables es grande a
raudal reducido; pero con los álabes de regulación completamente
abiertos, el rendimiento es peor que con la regulación por estrangu-
ción, debido a la pérdida adicional que provocan. Las lineas de
ázos representan los aumentos de temperatura A tw en la máquina
ioplante, y, a otra escala, los trabajos internos H it que evidentemente*)
*) Escher-Wyss-Mittlg. 14, págs. 22-23 (1941).
*) Informe n.° 1302 (1940) de la Deutschen Luftfahrtforschung.
448 Regulación

varían en forma similar a los trabajos específicos de álabe tfthi> defi


nidos en el capítulo 80.
Teóricamente, con el giro contrario al movimiento del rodé
se tendría que obtener un notable aumento de la altura de elevación
pero dicho aumento queda muy reducido, debido al rozamiento c r
cíente en el canal y al choque en el difusor de salida. Con el giro del
mismo sentido, la disminución de la altura de elevación se obtiene,
en un campo bastante amplio, sin repercutir notablemente sobre e*
rendimiento, correspondiendo el punto de mejor rendimiento a
pequeño giro del mismo sentido. El ahorro de energía es considerabl
con relación a la regulación por estrangulación.

^Pérdidas por choque


en el rodete

n4q

v J J/' V ------ ►

Fio. 261. Variación de la curva caudal-altura al girar los álabes del difusor de

b) Aletas orientables en el difusor de salida. Con frecuenc5


se cree posible evitar el choque de entrada en el difusor, para caudal
inferiores al normal, empleando en el mismo aletas orientables ti
Fink (x). Pero no ocurre así. Si se admite que el trabajo de álabe
independiente de la posición de las aletas del difusor — es decir, que la
línea H ^ x permanece invariable (tig. 261) —, e incrementamos las or
denadas de la curva caudal-altura en el valor de las pérdidas que ah
rramos en el difusor (línea L), tendremos la línea G A E H (siendo, po
ejemplo, J J 1 = ; pero la ganancia en altura de elevación n
puede aprovecharse, porque la curva característica ED , correspon
diente a la tubería, está situada muy baja. El aumento de altura A
(l) Z. V D I‘1924, núms. 45, 46 y 52, pág. 1260 (1925). La bomba proyectad»
en 1875 por Osbornf, R eynolds tenía ya las aletas del difusor orientables (Z. ge*1'
Turb. \V. 1912, pág. 391).
Regulación mediante aletas orientables 449

.elevación deberá anularse mediante una estrangulación más o menos


pronunciada, bien por una válvula o por un desplazamiento adicional

Fig. 262. Influencia de la clase dé regulación sobre la potencia en el eje : a, regulación


con álabes fijos ; b, quitando los ¿labes del difusor ; c, girando los álabes del difusor;
d, colocando un anillo de regulación; e, a la entrada del difusor (véase la figura de
la derecha)

de las aletas orientables. En este último caso, las aletas actúan como un
dispositivo de estrangulación igual que una válvula (*) [capítulo 95, a)].

lo. 263. Alabes orientables del difusor de salida de un compresor ( B B C ) : 1 y 2, paredes


itérales; 3, álabes orientables; 5, palanca de mando de los álabes; 6, bulón de fijación
del cable; 8, cable de mando; 9, palanca para mando del conjunto

Solamente es posible evitar la regulación por estrangulación,


para conseguir la entrada sin choque en el difusor, si, además de la

0) Si se mantiene fija una determinada posición de las aletas del difusor


que den una entrada sin choque al difusor para el caudal V' = O J, y se obtiene
la parábola de choque en el difusor J K x mediante la ecuación (18), capítulo 81, la
curva caudal-altura resultará ser la P A B. El punto de funcionamiento será
el B de intersección con la característica D E de la tubería. Se ve claramente
oue el caudal suministrado V" es considerablemente mayor que V', correspon­
diente a la entrada sin choque en el difusor. La curva caudal-altura G E H, de
entrada sin choque en el difusor, es la envolvente de todas las curvas caudal-
altura P A B.
P f l e id e r e h : Bombas c e n trifu g a s .
450 Regulación

regulación por orientación de las aletas, se varía el número de vueltas


de funcionamiento de la bomba. Este caso es el más favorable, a pe- j
sar de la ligera ventaja que tiene la regulación por orientación de las -•
aletas del difusor, a velocidad constante, por disminuir la pérdida de ■
intercambio, tratada en el capítulo 80 (fig. 262).
La aplicación práctica de la regulación por orientación de las <
aletas del difusor es difícil. En los álabes orientables situados a la
entrada de las turbinas Francis, el agua entra a poca velocidad y con
corriente uniforme, estando las aletas expuestas a una carga inva-
rinKlo m i a n f w c mío on loe Olo+oc HpI Hifnsnr d*
*» salida dfi lina bomba 4
la entrada de la corriente se efectúa en el punto de máxima velocidad
y de una forma pulsatoria, debido al paso de los álabes del rodete. ^
En consecuencia, las aletas del difusor vibran fácilmente, favorecién--
dose esta vibración por el juego inevitable de las articulaciones del.
mecanismo de accionamiento y la forma alargada de las aletas, de
lo que resulta un desgaste rápido de las articulaciones y una marcha'
f
irregular. Por todo esto, sólo se utilizan en la práctica las aletas orien->
í tables de las bombas hidráulicas como dispositivo de cierre rápido O),:
el cual se emplea especialmente en las bombas de acumulación (fi­
1 gura 280). No obstante, hoy se prefiere para este objeto la pantalla
1 desplazable. En los turbocompresores se emplea para desplazar el-
limite de bomba (pág. 429) (fig. 263).
\ c) Cierre por pantalla desplazable. Este sencillo órgano de
trangulación e (fig. 262) posibilita el consumo mínimo de energía
Jl para caudal nulo, gracias a la disminución de las pérdidas de inter-^
J cambio. Con caudal reducido se comporta más desfavorablemente que <
otras formas de regulación (2). K. Rütschi lo emplea junto con la
J disposición de varios rodetes en paralelo (3).
3
97. Regulación mediante modificaciones en los canales
4 del rodete
.1 a) Variación de posición de los álabes. Esta medida puede
i consistir en un giro, o desplazamiento (4), o deformación de los álabes.
Es muy efectiva (6), puesto que se modifica directamente el trabajo;
■j del rodete. En determinados campos de utilización es más favorable
que la regulación del número de vueltas (6). Su ejecución presenta?
muchas dificultades constructivas; por ello se ha empleado sólo en,
J casos excepcionales, como en las hélices según el sistema Kaplan
1 (») Véase Escher Wyss Mitt. 1928, íasc. 3, pág. 76, y además, L e l l : Dtsch.
Wasserwirtsch. 1930, págs. 113 ss.
f (*) Se encontrarán más detalles sobre el comportamiento de estas pan
en el íasc. 321 de Forsch.-Arb. Ing.-Wes.
(*) Schweiz. Bauztg., año 63, págs. 140-41 (1945).
(4) Ztsch. í. d. ges. Turbinenwesen, pág. 106 (1906); además, Konstruki
vol. 7, págs. 68-72 (1955). .
(*) H. Bóllinger ; Laufschaufelregelung bei Radialrádern, Diss. Kar
ruhe 1932, o el íasc. 3 de Mitt. d. Inst. f. Strómungsmasch. d. Techn. Hochsc
K arl^uh^,asserla.aít und Wasserwirtschaít, vol. 37, págs. 117-119 (1942).

\
Regulación por variación de velocidad 451

y en rodetes puramente radiales (Sistema Lysholm-Smith de Krupp) (J).


En ambos casos se hace girar el álabe.
; b) Admisión parcial. Si se cierran algunos canales en la forma
indicada en las figuras 264
y 264 a, se obtiene un
ahorro considerable con
relación a la regulación
por estrangulación. El cie­
rre sólo a la entrada (fi-
•\ ah a U a Ár
* 6“ ^ j
' desfavorable que el cierre
[completo, pero da origen Fig. Fig. 264 a
a una menor disminución Fies. 264 Regulación cerrando algunos
canales del rodete
de la altura de elevación-
Las diferencias resultantes se desprenden claramente, para ambos
¡“ sos, de la figura 222 a, página 399.

98. Regulación por variación de velocidad


Si el número de vueltas se puede aumentar al crecer el consumo
y disminuir al reducirse, la bomba trabajará siempre en las mejores
condiciones, puesto que la separación^del punto de funcionamiento
de la parábola de mejor rendimiento [cap. 84, a)] quedará reducida •r r
a un mínimo. \
Para tener una idea del comportamiento de qna bomba a dife­
rentes números de vueltas, es útil d^yrpiinar la línea (n, Vx),
¡ para lo cual es indispensable conocer la 'linea característica de la con­
ducción.
Para el caso sencillo de altura de elevación constante, es decir,
de una tubería corta y ampliamente dimensionada, se ha visto ya
en el capitulo 83 (fig. 226) que la línea (n, Vx) es una rama de hi­
pérbola.
Para una forma cualquiera B C de la curva característica de la
ítubería, se determina mejor la línea (n, Vx), siguiendo el procedimiento
tque se indica a continuación, habiéndose supuesto que se conoce la
[curva caudal-altura correspondiente a un cierto número de vueltas
[(figura 265).
Nos serviremos de la ley de congruencia establecida en el capi­
culo 84 y dibujaremos la curva caudal-altura conocida, sobre un papel
^transparente o, mejor, sobre un cartón, que recortaremos. Después
«desplazaremos esta curva, paralelamente a sí misma, de manera que
[su punto más alto A (fig. 265) describa la parábola O A M , de igual es-
itado de choque; los caudales Vlt V2, V3 vendrán dados por los puntos
pe intersección sucesivos Cv C2, C3, etc., con la curva característica de
’a tubería ; se tendrá una longitud proporcional a la velocidad por
as abscisas ax, a2, a3, etc., délos sucesivos puntos A. Bastará tomar las
(*) Informe Gb 3718 de la firma Fr. Krupp. A.-G.

|
452 Regulación

abscisas av a2, a3, etc., y llevarlas sobre las ordenadas de Cv C2, C8..|
para obtener la curva (n, Vx) ; la escala vendrá dada por el punto C,.
para el cual la velocidad es conocida, y dicha .velocidad estará reprc
sentada por a. Para la posición más baja de la curva caudal-altura
se tienen dos puntos de intersección C4 y Q . La curva (n, Vx) bus-,
cada tiene, pues, una tangente horizontal, como en la figura 226, cuyo
punto de tangencia es un punto crítico, debido a que la menor dismL
nución del número de vueltas correspondiente provoca la anulación

F ig . 265. Determinación de la variación del número de vueltas en función del caudal


en la regulación por velocidad, cuando la curva característica de la conducción es conocida

brusca del caudal. La forma llana de la curva (n, Vx) demuestra que
la variación, en tanto por ciento del caudal, es un múltiplo de la varia-'
ción del número de vueltas.
La amplia validez de la ley de congruencia permite esperar que
la curvq así determinada para la velocidad sea muy exacta, en par­
ticular si la curva caudal-altura tomada como base ha sido obtenida
mediante ensayos y si no se alcanzan las regiones en que aparece
el fenómeno de la cavitación.
Por último, se puede determinar también la curva de rendimiento
si se obtiene primeramente la forma de la variación de r¡x para un
número de vueltas n dado, resultando la línea I (fig. 265 a). Para
un punto cualquiera B de funcionamiento, se obtiene el rendimiento
correspondiente L K , si suponemos la igualdad del rendimiento a lo
largo de la parábola OB C, de igual estado de choque, siendo entonces
L K = J G. Podemos ahorrarnos de dibujar la parábola OBC, si se
utiliza la construcción í1) que se explica al pie de la página. Resulta
------------- * 1•
(*) Se une un punto cualquiera P del eje de ordenadas con los puntos N y Nu
proyecciones de A y A, sobre el eje de abscisas, y se traza por el punto de corté
V de P Ni, con la ordenada de ií, una recta horizontal hasta el punto de inter­
sección R con P N. La vertical trazada por R nos dará el punto G.
Regulación por variación de velocidad 453
•U4 regulación

En la alimentación de calderas se emplea a veces la disposiciónl


de dos bombas en serie, una de ellas a velocidad constante y la otra-'
con número de vueltas variable (turbina de vapor); pero ello acarrea]
pérdidas hidráulicas mayores que la variación Q), por un igual, de los:
números de vueltas de todas las fases.
Si varias bombas trabajan sobre una misma red, es correcto
— contrariamente a lo que ocurría con la regulación por estrangula-]
ción (fig. 258)— regular en la misma forma el número de vueltas |
de todas las bombas, hasta alcanzar el equilibrio.

ao a. f tc g u id u u u a m u u ia u c a
Aunque la regulación se efectúa generalmente a mano, incluso ;
en las bombas grandes de alimentación de calderas, turbocompre-
sores y máquinas soplantes de hornos altos, se emplea a veces la regu-¿
lación automática, si hay que mantener, lo más estable posible, cierto)
estado de funcionamiento, siendo importantes y frecuentes las varia-:
ciones.
La magnitud que se regula es el caudal de aspiración o la presión
final, y en las bombas hidráulicas, también a veces un determinado;
nivel de agua en la aspiración o en la impulsión.
La regulación se puede establecer de forma que el caudal en fun-
ción del tiempo varíe según una ley determinada.
Para la ejecución consúltense (2) catálogos, folletos, etc.
(**) Mitt. V.D.E. W., pág. 390 (1933).
(*) F. K luge : nota al pie de la pág. 505.
L. El em puje axial y su equilibrado
99. E l e m p u je d e l r o d e t e a x i a l y d e l s e m i a x l a l

En el capítulo 64, a), se ha tratado ya el empuje en las bombas


axiales.
En las bombas radiales, la superficie 2 del rodete, expuesta a la
presión de salida — es decir, la cara del lado de aspiración —, es menor
que la superficie 1, que está situada al lado opuesto (fig. 266). Para
calcular el empuje a que ello da origen, se considerará, como en el
capítulo 15, que el agua comprendida entre dichas superficies y las
paredes fijas de la bomba giran en
bloque a una velocidad angular co/2,
mitad que la del rodete co. Además,
Además,
: para simplificar se aceptará la hipó­
hipó-
tesis (pág. 99) de que el juego alre­
dedor del rodete no produce ninguna
estrangulación sobre la corriente de
pérdidas, y que, por consiguiente, la-~
presión a ambos lados de este juego es
la presión Hp (presión de salida).
A consecuencia de la”'rotación
del agua, o del gas, de ambos la-
dos del rodete, la presión se reparte Fig. 266. Representación del em-
en ellos según la superficie de un pa- puje axial en una bomba radial
raboloide A B C D , tal como se indicó
en el capítulo 9, c). El valor máximo en la periferia del rodete es Hp.
En consecuencia, según la ecuación (17), capítulo 9, c), la presión, en
metros del flúido, será en el círculo paralelo de radio r, en el cual
la velocidad tangencial es u = reo (pág. 101):

( 1)

Como a ambos lados del rodete se han supuesto las mismas con­
diciones, se tendrá como empuje axial la presión sobre la superficie
anular situada entre el diámetro del anillo de equilibrado de la aspi­
ración, D( = 2 r(, y el diámetro del eje, dn = dst = 2 rst, en la estopada,
que se ha rayado en la figura 266, siendo el valor de dicho empuje:

j"2 m d r h y = 2 r„ d r (2)
i og
456 El empuje axial y su equilibrado

y después de integrar:
-4 i = y Hn Ir»
(r\ d+iitW I
— r*t)
p 1* 2 j 8}l
(En los gases deberá tomarse el valor medio de y.) Según la,
expresión (28), capítulo 20, c), hay que poner en la ecuación (3), para 1
entrada perpendicular o radial:

(4)
2 9
o, en el caso usual en que c0« c2m, según la ecuación (30 a), capí­
tulo 20, c ):

Hp = H [ l u
(4 a)
2 Uo
Existe, además, otra fuerza axial A2, debida al desvío de la co­
rriente meridiana en el rodete, al pasar de la dirección axial a la
radial. Según el principio de la impulsión (cap. 8), la presión que se
ocasiona es de signo contrario a A v siendo, por lo general, muy pe­
queña con relación a A1( e igual a
yV
A2— (5)
El empuje axial total es, pues:
(6) j
En las bombas de eje vertical hay que tener, además, en cuenta,
el peso propio de las partes móviles. La ecuación (4) es sólo válida
para el caudal normal. Si el caudal es distinto, una disminución del
mismo ocasiona un aumento del empuje axial, y viceversa. Si la eje­
cución de las cavidades 1 y 2 es desigual, aparecen empujes axiales
adicionales, puesto que entonces la corriente interna (fig. 63) y también
la rotación de las moléculas de agua son diferentes, de forma que un j
aumento del espacio en sentido radial o axial da origen a una disminu-
ción de la rotación, con el consiguiente aumento de la presión. L a}
misma influencia tienen los nervios dispuestos sobre las paredes de la 1
bomba.
A consecuencia de estas influencias secundarias, que son difí- ^j
ciles de calcular, se aplican fórmulas aproximadas para el cálculo del
empuje axial. De las leyes de semejanza se obtiene la siguiente ex- :;
presión :
A=KHD\ 7
1000
en la cual K es constante para formas de rodete geométricamente'
semejantes, siendo, además, función del número de vueltas específico.
Es admisible poner
K = n 3 = 3,65 nq (7 a) ]
El empuje del rodete axial y del semiaxial 457

f El cálculo para los alabes de doble curvatura con arista de sa­


lida paralela al eje es idéntico al indicado, siendo erróneo tener en
cuenta un empuje adicional de álabe, a pesar de que existe una com­
ponente axial, debido a que esta componente está situada dentro de la
superficie de comprobación, con la cual se rodea el rodete al aplicar
la ley de la impulsión, representando, por tanto, una fuerza interna
que se equilibra por otra interna.
Para el caso de salida semiaxial con arista de salida paralela al eje, sólo varía
la ecuación (5), puesto que existe un impulso de salida (y V¡g) c, meos e„ si e, es
el ángulo de inclinación de la línea media de corriente a la salida, con relación
a la dirección axial. Se tiene, pues:

(5 a)

En el caso de arista de salida no paralela el eje, en el rodete rápido, la pre­


sión a la salida del rodete actuará sobre la superficie n {r\a — r |;) (fig. 113), con una
componente axial en el sentido de At :
Ap = yHp( r]a — r\>)n (6 a)
'si se ha calculado Hp para el filete medio.
Si, además, no existe la pared del rodete del lado de la aspiración (fig. 152,
página 277), el empuje axial A ia, correspondiente al lado abierto del rodete, se
deberá calcular tomando el adecuado aumento de presión, sobre el valor de lipa,
correspondiente a a,. Si tomamos entonces A, en la ecuación (2) entre los radios
>*t y rt i, dicho valor, que se designará por A„ se obtendrá evidentemente de la
ecuación (3), poniendo en la misma r, = r,- = Tendremos entonces:
A = A, ,•— A, a ---■•&jT— A
Los valores de Hp ,• y Hpa se obtienen aplicando la ecuación (4) o la (4 a) a los puntos
de salida at e i,. ' • "
En los rodetes rápidos, la ecuación (7) es muy usada 001^(7 a).'

100. Equilibrado mediante la forma y la disposición


de los rodetes
Si se quisiera soportar el empuje axial ejercido sobre el rodete
mediante una superficie de apoyo, ésta tendría, para grandes alturas
de elevación, unas dimensiones considerables, siendo, además, inad­
misibles las pérdidas por rozamiento. Debido a ello, se acostumbra
a compensar el empuje axial mediante una fuerza hidráulica de sen­
tido contrario. La duración y el rendimiento de una bomba dependen
'en gran manera de la forma de compensar el empuje axial, constitu­
yendo ello una característica de las diferentes clases de construcción
de bombas.
j El procedimiento más sencillo consiste en el empleo de rodetes de
doble aspiración (fig. 288, pág. 481), con lo que las superficies
!de presión se equilibran por completo, si las dimensiones de ambas
Acaras del rodete son exactamente idénticas.
En las bombas multicelulares pueden emplearse varios rodetes de
doble aspiración, pero ello conduce al establecimiento de canales
de comunicación entre rodetes muy complicados. Por otra parte, la
J-í* flA lÜ l JT ou C 4 U IÜ U IU U U

disposición en serie de varios rodetes y la subdivisión del caudal son


medidas contradictorias, puesto que la primera nos conduce a una
disminución de la velocidad específica, y la última, a un aumento de
la misma. No obstante, ambas hacen disminuir el valor rr V (por con- j
siguiente, la altura de presión crítica), y son, según el capítulo 38, ade­
cuadas para evitar la cavitación o la proximidad de la velocidad del 3
sonido, aparte su efectividad para el equilibrado del empuje. El
aumento del número de fases que provoca el empleo de rodetes de
doble aspiración hace que esta clase de construcción sólo se adopte 1
para grandes potencias.
To rlispnsiráAn sim ptrira 3
de los rodetes represen- :
tada en las figuras 280 y
281, páginas 473 y siguien­
tes, se emplea mucho en
las bombas de acumula-j
ción y en las máquinas'
soplantes.
La disposición de ro­
detes con doble entrada
se ha extendido también,
utilizando rodetes de una
sola entrada situados en
oposición. Las posibilida­
des de conexión se indican
en el dibujo esquemático
de la figura 267 y también
en la figura 272. Estas
bombas presentan pocas
F ig. 267. Construcción Sulzer con rodetes de doble fugas, a causa de la exis­
entrada para compensar el empuje axial tencia de un solo anillo
de equilibrado por fase y
por la supresión de dispositivos especiales de compensación, adqui­
riendo hoy en día nuevamente importancia en las bombas de ali­
mentación para agua caliente, a pesar de que los conductos de cir­
culación son dificultosos (l). Como los rodetes son, unos a derecha;
y otros a izquierda, simétricos con respecto a un plano, hay que cons­
truirlos con modelos distintos.
Sin recurrir a la disposición de doble entrada, se puede obtener i
el equilibrado, proveyendo a cada rodete, de entrada única, de un i
segundo anillo de equilibrado, dispuesto sobre la pared del rodete
opuesta a la aspiración, y situando orificios en dicha pared junto al!
cubo del rodete (figs. 268,276 y 285). La presión delante de dichos ori­
ficios será mayor que la de la entrada del rodete por la pérdida de’
carga debida al paso de la pérdida volumétrica a través de los mismos,

(l) K. R ü tsc h i : Schweiz. Bauztg., vol. 117, n.° 16 (1941).


ni empuje del rodete axial y del semlaxial 459

aumentada en cierta cantidad por la desviación del caudal en direc­


ción radial. Ésta dependerá de la posición del orificio; pero, por su
^insignificancia se deja sin consideración. La diferencia de presión se
disminuye haciendo los orificios lo ipás grandes posible y redon-
í deándolos en el dorso del rodete (fig. 268). Te-
\ niendo en cuenta esta diferencia de presión, a
f veces se ejecutan los anillos de equilibrado de
distinto diámetro, de forma que el diámetro
: correspondiente al anillo del dorso del rodete
t sea algo mayor que el de la entrada.
Los agujeros de la nared del rodete se pueden
sustituir por canales de recirculación fundidos
en el cuerpo de bomba (fig. 269). En las bombas
multicelulares, esta disposición complica la
construcción (*).
Todos los dispositivos tratados hasta ahora
■no pueden asegurar el equili­
brado completo del empuje
axial, aunque su ejecución sea
1 cuidadosa, puesto que, aun en
la construcción más delicada,
los juegos son siempre desi­
guales y las diferencias de des­ F ig . 268.,_Qriíicios F ig . 269. Canal de co-
gaste incrementan todavía más de equilibraje .inunicación para reem­
plazar los orificios de
las diferencias iniciales. En equilibraje
consecuencia, es inevitable es- , •
tablecer un dispositivo de empuje adecuado. guje-.en las bombas pe­
queñas de una sola fase puede ser un sencítlb'cojinete de empuje.
Se puede suprimir la fijación axial del eje si a cada juego cilindrico de estan­
quidad se le añade un juego perpendicular al eje (A y B, respectivamente, de la
figura 270). En este caso, un desplazamiento axial
del rodete, por ejemplo, hacia la izquierda, estre­
cha el juego radial del lado izquierdo, ensanchando
el del lado derecho, de lo que resulta una fuerza
de izquierda a derecha que detiene el movimiento
iniciado. En las bombas multicelulares, esta ejecu­
ción exige una gran precisión en los trabajos de
I taller, puesto que todos los rodetes deben tener
el mismo juego a derecha e izquierda. La segu­
ridad de funcionamiento se consigue solamente
cuando el juego cilindrico es también el menor
posible, ya que las variaciones de presión, necesa­ F ig . 270. Anillos de equi­
rias para la seguridad de centrado, sólo pueden libraje a ambos lados del
producirse si la fuga es muy estrangulada por el jue­ rodete
go cilindrico. En los gases hay que disponer anillos
«murados en lugar de superficies lisas.
En los rodetes sin pared en el lado de la aspiración se puede disminuir eficaz­
mente el empuje axial, disponiendo en la pared existente los huecos que repre­
senta la figura 284.

(*) Véase Weil : Z. ges. Turbinenw. 1920, pág. 289, especialmente las fi­
guras 13 ss., pág. 302. . .
460 El empuje axial y su equilibrado

101. Equilibrado mediante un dispositivo único para el conJ


junto de todos los rodetes de una bomba hidráulica de varlasl
fases
Todas las disposiciones tratadas hasta ahora, con excepción dei
la de la figura 270, tienen el inconveniente de precisar un cojinetes
especial de empuje, sobre el cual se ejerce un esfuerzo difícil de deter->
minar, y dél cual depende, en gran parte, la
seguridad del funcionamiento. Para suprimir
dicho cojinete se emplea corrientemente hoy'
en día, en las bombas grandes multicelulares,
casi siempre, un dispositivo especial de equi­
librado, que, en las bombas, consiste en un
disco que gira con el eje y está sometido a la
presión engendrada por la bomba. En los com­
presores se emplea normalmente un pistón de
equilibrado con ranuras laberínticas, junto
con un cojinete de empuje (figs. 324 ss. y 316,
cap. 118).
Este disco de equilibrado A se sitúa in­
mediatamente detrás del último rodete del lado
de impulsión de la bomba, de forma que, en
F ig . 271. Empleo de un
disco para el equilibraje de su periferia, exista un juego radial (es decir,
la bomba que se pueda producir un desplazamiento axial)
(figura 271). El agua a presión situada detrás
del último rodete debe ejercer sobre el disco de equilibrado la fuerza
necesaria para compensar el empuje axial. Sin embargo, es importante
que, además de este juego del disco de equilibrado, se disponga de
un segundo lugar de estrangulación de la corriente de fugas. En el
caso de la figura 271, se podría interponer dicho estrangulamiento;
por ejemplo, delante del disco de equilibrado, disponiendo el juego anu­
lar B, alargado, con dibujo de trazos. Esta ejecución se materializa-
en la figura 272. Si se produce un empuje axial hacia la izquierda
que aleje el disco de su superficie de junta, crecerá la corriente de
fugas, pero disminuirá asimismo la presión sobre el disco por la actua­
ción conjunta del segundo estrangulamiento, con lo cual se detendrá
el movimiento iniciado. La regulación automática, con caminos de
regulación pequeños y pérdidas de agua soportables, es sólo posible
por la actuación del segundo estrangulamiento.
De todas formas, se ve claramente que con esta disposición la
instalación de un cojinete de empuje no sólo sería inútil, sino incluso
perjudicial. Una ventaja especial consiste en el hecho de que los
prensaestopas, del lado de presión de la bomba, tienen que soportar
sólo presiones moderadas, pero hay que tener en cuenta el aumento
de las pérdidas de agua.
Las superficies de junta se ejecutan como anillos rozantes, gene­
ralmente en acero, mejor que en bronce. En la elección del material
Equilibrado mediante un dispositivo único 461

hay que tener en consideración los procesos electroquímicos. Reciente­


mente se han empleado anillos rozantes de material plástico junto
con anillos fijos de bronce í1). No hay que olvidar la posición ligera­
mente inclinada del eje, debido a la flexión del mismo, lo que puede
dar origen a fuertes rozamientos en determinadas zonas del disco
de equilibrado.
En la construcción de Weise Sóhne, representada en la figura 272,
tanto la junta principal como la secundaria tienen los trayectos

de estrangulación axiales (g, /,) invariables, y los radiales (k, s), varia­
bles. Añadiendo dos estrangulaciones invariables, se disminuye la pér­
dida de agua, a pesar de que posibilita la aplicación de juegos más
holgados, pero ello aumenta el camino de regulación axial. Esta
última desventaja se aminora a causa de la limitación del desplaza­
miento por ambos lados.
Al desgastarse el disco o la superficie contraria al mismo, el
rodete se desplaza hacia el lado de aspiración de la bomba, en la
magnitud de dicho desgaste. Este movimiento es admisible siempre
que' la anchura del rodete a la salida se encuentre aún dentro de la
anchura del difusor. Es conveniente poder comprobar el desgaste
mediante una marca sobre el eje.
(í) Arch. W
árm
ew., vol. 20, pág. 292(1939).
462 El empuje axial y su equilibrado

Este dispositivo de compensación debe constituirse de forma que


sea fácilmente accesible, situándolo al final de la bomba, en el lado
opuesto al de accionamiento, con lo cual el acoplamiento al motor,
se encuentra situado en el lado de la aspiración.
En la práctica, estos dispositivos de compensación han dado
buenos resultados; pero no se pueden emplear si el líquido a elevar
contiene arena o barro, ya que el desgaste de la superficie de junta
influye rápidamente en su efectividad. En las bombas para agua ca­
liente existe el peligro de formación de vapor en la junta, lo que puede
motivar un aumento del desgaste. Tampoco son apropiados cuando
ia presión ae elevación de la bomba puede disminuir hasta cero, como
en las bombas de extinción de incendios, porque, a pesar de ello, el
empuje axial no desaparece por completo, si son bombas multicelu­
lares. En las bombas portátiles, las condiciones son parecidas a las
bombas verticales (cap. 103), puesto que la bomba debe funcionar,
en determinadas circunstancias, con el eje notablemente inclinado.
En todos estos casos debemos acudir a las construcciones tratadas
anteriormente, en las cuales se dispone de un cojinete de empuje
especial, pero que tienen pérdidas de agua menores que con la dis­
posición del disco de equilibrado.
Los cojinetes de empuje de un solo anillo, con segmentos, que se
emplean corrientemente, pueden soportar grandes presiones super­
ficiales y son suficientes para la seguridad de funcionamiento. Actúan
mediante una presión de líquido igual que el disco compensador.
Sin embargo, no se desgastan, o sólo muy poco, y no ocasionan ninguna
pérdida de agua. Por ello, su empleo se ha introducido en la construc -

ción de las bombas centrífugas de grandes dimensiones.

102. Cálculo de un dispositivo de equilibrado


El dispositivo de equilibrado descrito en el capítulo anterior
tiene sólo completa efectividad cuando el diámetro del disco se ha
ensanchado algo más de lo necesario para la presión total del
agua, a fin de compensar la presión axial i A, correspondiente a los í
rodetes de la bomba multicelular. Con el aumento del diámetro se -^
incrementa la longitud radial del juego de salida, disminuyendo, al
propio tiempo, la presión necesaria sobre el disco, en razón inversa
a la superficie. A íin de tener una idea general de cómo varían las
pérdidas por fuga Vu al variar el diámetro, consideraremos primera-
mente el dispositivo de equilibrado según la figura 273, para el caso 5
de que la sección del cubo sea despreciable con relación al diámetro D' \
del disco. Se tendrá, por una parte, si se supone la diferencia de pre-1
sión h repartida uniformemente sobre el disco :
D '2
iA = y h n ( 8)
Cálculo de un dispositivo de equilibrado 4G3

y, por otra parte, si b' es la anchura del juego, o sea, F' — nD' b'
su sección, y ¿¿' el coeficiente de salida válido para el juego:
Vu = p ’F ' y2gh = p! nD' b' ]¡2gh
Eliminando h entre estas expresiones se tiene :

iA_ y í (9)
8 g n p "1 \ v i
o bien
-i / o ~ _; /»
■p' V (10)
v“= r ;
Como D' se elimina, vemos que el diámetro del disco y la presión h
no tienen injluencia en las pérdidas por fuga, siendo éstas, para un
empuje axial dado i A, proporcio­
nales al producto de la anchura b'
id juego por el coeficiente de salida
n'. Sólo tiene importancia, por lo
tanto, hacer el juego lo menor po­
sible, lo cual ocurre automáticamente
si se emplea en la junta del anillo B
un estrangulamiento adicional nota­
ble. La anchura mínima del juego b'
deberá ser tanto mayor cuanto ma­
yor sea el diámetro del disco, por­
que se aumenta el peligro de roza­
miento debido a la flexión del eje o
a irregularidades de la construcción.
La magnitud finita del diámetro dn
da origen también a que, al crecer D',
se produzca un aumento, aunque pe­
queño, de las pérdidas. Además, el
rozamiento del rodete aumenta. Será,
pues, conveniente no hacer el diá­
metro del disco mayor de lo que con­
venga, siendo, sin embargo, intere­
sante Constatar que
H
las

dimensiones
*
FlG’ 2; Equilibrado del empuje
por medio de un plato y de un juego
de la junta adicional B determinan cilindrico anterior
la pérdida.
A fin de que la pérdida de agua sea lo menor posible, se elegirá b' tan pequeño
como sea admisible, en consideración a la seguridad de funcionamiento. Para
el cálculo se partirá de D’, L' y b', determinando las dimensiones de la junta de
estrangulamiento B adicional y calculando el empuje axial P = i A, según lo
indicado en el capítulo 99. Esta fuerza P no debe exagerarse en el cálculo, puesto
que una disminución del empuje axial ocasiona, en el funcionamiento, un au­
mento de b', con lo cual resultan anchuras de juego demasiado grandes que origi­
nan pérdidas por fuga innecesariamente exageradas.
La marcha de cálculo en el caso de la disposición de la figura 273 será la si­
guiente :
464 El empuje axial y su equilibrado

Si la presión disponible en la periferia del último rodete, de diámetro 2 r„j


por encima de la presión existente detrás del disco de equilibrado,es H', la presión^
a la entrada del juego anular i? será, de acuerdo con la ecuación (1), si r„ = dnli>i

/i, = H’ —
8 g Oí ~ rh)
(ID
y, en consecuencia, según la expresión (69), capítulo 15, la presión a la salida del;
juego B será:
( 12 ) ¿

1 + [ ftn Fn) ‘ \ fin bndn )


si es el coeficiente de salida y F » — n dn bn la sección del juego.
/in
Para calcular /i, mediante la ecuación (11), si el número de fases es grande,j
se puede tomar H' igual a la altura de elevación H de la bomba, disminuida enJ
la altura Hs de aspiración, ya que el agua de fuga escapa, por lo general, directa-!
mente a la presión atmosférica. Si sólo existen dos o tres fases, es mejor emplear í
el valor exacto
H' = (i — 1) A H + Hp — Hs
en lai que Hp
np resulta de
ae las
ias ecuaciones (4)
(4.) oó (4 a).
a;.
Los coeficientes de salida p' y pn deberán calcularse, para el juego sin ranuras;,
laberínticas, con la ecuación (70), capítulo 15, y para juegos con ranuras labe-4
rinticas, con la ecuación (71), capitulo 15. En particular, se tendrá para los jue
lisos de la figura 273, si calculamos con el valor algo exagerado X = 0,04:

(13)
V0,02 L'lb' + 1,5
1
Pn = (13 a),
V0,02 L„lbn + 1 ,5
Puede admitirse que la influencia de la rotación del agua a ambos lados del disco [
se compensa, por lo cual actuará sobre toda la superficie del disco la sobrepresión
y h, deduciéndose (*) h de la expresión

p = {D'*— (Pn) y h (14)'

De la ecuación (12) se tiene:


p' b'D ’
Hnbn = (15)
dn 1/hJh — l
Con relación a la ecuación (13a), se tendrá, para el juego liso:
bn
P n bn = (16) j
V0,02 Lnlbn + 1,5
con lo que, una vez averiguado pn bn mediante la ecuación (15), y suponiendo un j
valor para Ln, se podrá obtener la anchura bn del juego.
El cálculo nos enseña que para la construcción según la figura 273 son nece-j
sarias anchuras muy pequeñas b' del juego del disco, si no se quiere tener una pér-j
dida de agua demasiado grande.
0) Las ecuaciones (14) y (8) exigen como condición que reine la presión
salida sobre toda
toda la longitud L' del juego del disco. A causa de la rotación del ag
agua-j
en el juego y también por el aumento de sección del mismo, la presión deberiaí
crecer hacia la periferia, mientras que, debido al rozamiento, tendría que disminuir.1^
El aumento de la presión con motivo del aumento de sección se exterioriza eaj
forma de una depresión en el comienzo (interior) del juego con relación a la salidas
(exterior) del mismo, es decir, el espacio situado después del disco. Esta depresión1?
se forma repentinamente al comienzo del juego y disminuye a lo largo de la lon-3
gitud L' del mismo, paulatinamente de dentro hacia fuera, hasta ser igual a cero !
(fenómenos de Clement-Thenard; véase también Z. ges. Turbinenw. vol. 14,1
págs. 101 ss. (1917); además, la patente alemana 483260). El valor de dicha de-1
resión queda disminuido por el rozamiento. En los juegos muy pequeños es pro-?
presiói
bable que el rozamiento tenga mayor importancia.
-'•-■I
Equilibrado de las bombas de eje vertical 465

La anchura bn del juego adicional deberá ser, por el contrario, relativamente


, grande. No vale, pues, la pena aumentar la resistencia de paso del juego adicional,
empleando grandes longitudes para el mismo, ranuras laberínticas, etc. Sin em­
bargo, se recomienda completar el efecto de estrangulación del juego exterior
■mediante juntas cilindricas auxiliares como lás que se representan en la ejecución
de la figura 272. Ésta tiene en el juego que sigue al radial la longitud L" v la an-
i chura b" (fig. 274), por lo cual, en lugar de la ecuación (13), se
‘ tendrá la siguiente :
(17)
j/ l.5 + 0 ,0 2 - L + 0,02 - £ ■ ( ■ £ /
mientras que, por lo demás, puede efectuarse el cálculo como si
i oo existiese esta prolongación cilindrica del juego radial.
La marcha de cálculo para otros tipos de construcción es
fundamentalmente la misma.
Debido a las grandes pérdidas por fuga que resultan con el F ig . 274.
empleo del disco de equilibrado, para grandes alturas de eleva­ Continuación
ción se recurre generalmente a la disposición simétrica de los cilindrica de la
rodetes (fig. 278). Junta radial

103. Equilibrado de las bombas de eje vertical


La presión axial viene aumentada con el peso del rodete. Estando
las partes giratorias sumergidas en el agua, deberá deducirse el empujé
correspondiente. Además hay que tener en cuenta que, al parar la
bomba, cesa la fuerza de equilibrado, en caso de existir un dispositivo
de disco, antes de que la bomba esté en reposo', "con lo cual el peso
propio ocasiona un descenso del rodete7*Si se ha.elegido una disposi­
ción normal de la bomba vertical, es decir, de forma que el agua la
atraviese de abajo arriba, no puede'ser empleado el dispositivo de
disco, porque éste, al parar la bomba, rozaría con la superficie contraria
al mismo. La adición de un cojinete de seguridad que soportase sola-
'mente las fuerzas dirigidas hacia abajo, viene complicada por la
^pequeñez del juego del disco de equilibrado, por el desgaste inevi­
table y la dificultad de fijación. Las construcciones de las figuras 272
y 274, en las cuales el disco de equilibrado tiene un juego adicional
.de forma cilindrica, son una excepción, puesto que en las mismas
se puede variar suficientemente el juego. De todas formas, como sea
que el cojinete de segmentos no se puede suprimir, frecuentemente
se emplean anillos de equilibrado con dispositivos de descarga de las
.fugas, aunque el equilibrado sea incompleto. Esta disposición se des­
cribe en el capítulo 100 (cap. 108). Se pueden compensar los pesos
haciendo desiguales los anillos de equilibrado de ambos lados del ro­
dete o adoptando un número desigual de rodetes en oposición, etc.
La adopción del dispositivo de equilibrado por disco es, sin
bibargo, posible en todas las clases de construcción vertical, si se
dispone que la dirección de paso del agua a través de la bomba sea
invertida, es decir, aspirando en lo alto de la misma e impulsando desde
su parte baja (}). En tales condiciones, el disco está situado también
en la parte inferior, abriéndose el juego también hacia abajo, con
(*) AEG-Mitt. fase. 10, pág. 11 (1935).
30. P fleiderer : Bombas centrifugas.
466 El empuje axial y su equilibrado

lo cual no existirá ningún inconveniente para añadir un cojinete


de seguridad para el peso propio. Esta disposición tiene ^ ventaja de.
míe la presión del disco viene disminuida por el peso de las partes ^
en rotación, con lo cual se disminuyen las dimensiones del dispo^tiyai
y, por tanto, las pérdidas por fugas. También se “ " “ “ J
posición invertida en el caso de utilizar el procedimiento de equilibra
del capitulo 100, por la disminución del empuje axial
pesl propio, a pesar de que no son de temer rozamientos como en
caso de equilibrado por disco. *
II

M. D isposiciones constructivas de bombas


y turbocom presores
tiííuguo picaenutu mayor variedad de ejecu­
ción que las demás turbomáquinas, debido a que varían el caudal
y la altura de elevación entre amplios límites, así como por las dife­
rentes clases de accionamiento e instalación de las mismas. Por otra
parte, son también muy diferentes las propiedades físicas y químicas
de los caudales a elevar. A continuación daremos una ojeada, que se
limitará a los tipos de construcción más importantes.
Igual que hemos hecho hasta ahpja, .trataremos conjuntamente
las bombas y los turbocompresores, para poner de relieve-la con­
cordancia y llevar a cabo comparaciones. Sólo se tratarán por sepa-
rrado algunos tipos de turbocompresores multicelular.es, después de
exponer los fundamentos teóricos correspondientes (capítulos 111
a 113). -— ' ■'
A continuación estudiaremos las diversas clases de construcción,
agrupadas y ordenadas con arreglo a stffapidez, emp,ezando, por tanto,
por las máquinas de número de vueltas específico menor, es decir,
las multicelulares.
Las medidas encaminadas a conseguir, mediante una construc­
ción apropiada, un número de vueltas específico conveniente eran
teóricas : admisión parcial y disposición multicelular (pág. 167). La
^admisión parcial, que en las turbinas tiene gran importancia, no puede,
sin embargo, llevarse a efecto todavía en las bombas de rendimiento
pasable. Existen, es cierto, construcciones especiales (que exigen un
Itratamiento científico distinto del que figura en los precedentes
desarrollos). Cabe aquí citar las bombas de anillo de agua y canales
laterales de que se trata en el último capitulo de este libro, en las
que, no obstante, se pretende sean capaces de impulsar lo mismo
agua que aire. Hay que mencionar asimismo las construcciones pro-
uestas por U. Barske, en las cuales se crea también un anillo de agua
,e modo que circule por toda la caja de la bomba (x). Aun cuando,
respecto de la solidez, no totalmente aprovechada, de los rodetes
de bomba actuales, para el movimiento de agua, sería de desear crear
bomba de una fase y máxima altura de elevación (por lo tanto, el
rrelativo de la rodete Pelton de la turbina) sin embargo, las cons­
trucciones especiales antes mencionadas no han emprendido para ello
camino adecuado, y ello ya por el mero hecho de que les falta el
(l) Z. VDI, vol. 84, pág. 378 (1940); The Engineer, 17 abril 1953.
468 Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores

alabe de gancho. Por lo demás, en los modelos propuestos por Barske,


la admisión parcial se limita al difusor. Estas recomendaciones no
son aprovechables para el movimiento de aire, caso en el cual puede
incluso agotarse la solidez del rodete con una admisión completa,
pues los supuestos son aquí distintos que cuando se trata de una
bomba hidráulica.
Teniendo en cuenta este estado de cosas, renunciamos aquí a .
tratar de la admisión parcial y comenzaremos con las máquinas mul­
ticelulares.

104. Bombas y máquinas soplantes multicelulares (*)


r
Una característica importante de este tipo de máquinas lo cons­
tituye, además de la forma de compensar el empuje axial, la manera
como se unen las diferentes fases para formar el conjunto. Se dis-

F ig . 275. Bomba de varias fases, desmontada (Jaeger & C.o., Leipzig)

tinguen dos formas de ejecución : el tipo de cuerpo de bomba único


y el de células independientes. En el primero, que es el más antiguo,
se reúnen todas las fases — es decir, los rodetes y los difusores—en'
una carcasa común, que los rodea, manteniéndolos unidos mediante dos
tapas de cierre (una en cada extremo de la bomba) (fig. 240). En el
tipo de células independientes, que fue constituido en Alemania, en1
(l) La casa inglesa Gwynnes Pumps Ltd. Hammersmith, de Londres, ya^
hizo patentar en 1851 una bomba multicelular. De todos modos, no se sabe coa*
seguridad que hubiese sido entonces construida. N a g e l y K a e m p , de Hamburgo,
llevan ya 60 años construyendo bombas, habiendo alcanzado grandes .alturas
de elevación mediante la disposición en serie de varias bombas ( D u b b e l : Z. VDI,
año 1904, pág. 1003). También en Inglaterra se construyeron en 1887, basándose,
en las patentes de O s b o r n e - R e y n o l d s (cap. 12), varias bombas multicelulares
con difusor de aletas (Casa Mather y Platt) (Z. ges. Turbinenwes. 1912, pág. 390)/
Véase S h e r w e l l und P e n n i n g t o n , Centrifugal Pump Characteristics, etc., editado
por la Institution oí Mech. Eng., de Londres, noviembre 1932, pág. 631. La casa
Sulzer Hermanos de "Winterthur y Ludwigshafen/Rh. Esta última (hoy en día
Halberg A.-G.) fue la primera firma continental que se dedicó el año 1897 a la
construcción de bombas centrifugas multicelulares.

Bombas y máquinas soplantes multicelulares

Z f 1Uga<í’ P°r 13 firma C' Hm Jaeger y C,a’ de LeiPzig. cada fase


puede considerarse como una bomba independiente (fig. 275). El con­
junto de todas las fases se complementa con las correspondientes

f 0' 277’ Boraba de para te™

piezas de aspiración e impulsión situadas en los dos extremos de L


máquina, estando unido el conjunto mediante tirantes de acero qu
rlo atraviesa (figs. 276 ó 277). 4
Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores

En el caso de no existir una partición de la bomba por el plano


medio horizontal, con lo que el desmontaje se debe efectuar en di­
rección axial, las ventajas e inconvenientes de ambos tipos de cons­
trucción son las siguientes:
En el tipo de envolvente única, el cuerpo de bomba permanece
invariable durante el desmontaje, junto con las tuberías que están
unidas al mismo. Esto tiene como ventaja el poder emplear incluso
personal no especialista para el montaje. Además, no es preciso des­
montar las tuberías. No obstante, existe la desventaja de que el des­
montaje de las piezas interiores es, con frecuencia, difícil, va que, des­
pués de cierto tiempo de funcionamiento, quedan unidas al cuerpo
de bomba por efectos químicos y depósitos de barro. Antiguamente se

F ig . 278. Bomba para condensador de caldera con siete fases para 200 m ’/hora y H —
= 200 m, n = 1000 r. p. m. (A E G)

procuró remediarlo encamisando con bronce el cuerpo o las piezas


interiores, o bien disponiendo ranuras en las superficies de contacto,
en las cuales era introducido petróleo a presión al desmontárlas.
De todas formas, hay que prever, en todas las piezas, agujeros roscados
para poder fijar extractores, con cuya ayuda se facilita el desmon­
taje. En vista de todas estas dificultades, el cuerpo exterior se cons­
truye generalmente partido según un plano horizontal, de modo
(como en el compresor, figuras 324 ss.) puede sacarse el rodete en
posición vertical. Las partes interiores en reposo pueden
formar una sola pieza con el cuerpo de bomba (fig. 278).
El tipo de células independientes es de más fácil desmontaje.
Para evitar que se doble el eje al sacar las diferentes células, se reco­
mienda, en especial para las bombas grandes, que cada una de ellas
esté provista de patas que reposen sobre la bancada y que ésta esti
planeada a lo largo de todas las patas, de forma que puedan deslizar
al retirar las células. Además, como todas las células intermedias son
iguales, es posible el trabajo en serie. También se puede aumentar
Bombas y máquinas soplantes multicelulares 471

: a posteriori el número de fases, intercalando otros elementos con rodete


. y difusor y cambiando el eje. Este tipo de construcción es muy resis-
* tente a las presiones internas, pues lps paredes intermedias, unidas
í a los anillos, representan un esfuerzo efectivo, no siendo de temer, por
| otra parte, tensiones de fundición. Sin embargo, hay que comprobar
| ia estanqueidad de cada fase por separado. Este inconveniente, así
■como la necesidad de un reglaje de la bomba en cada desmontaje
*y el tener que proceder a la separación de las tuberías de aspiración
1 e impulsión, está compensado ampliamente por las ventajas. Por lo
; menos, es el tipo usado con más frecuencia en los abastecimientos de
agua en Alemania.
Si se dispone la tubería de aspiración al lado del motor, se puede
f desmontar la bomba sin tocar dicha tubería y se puede aplicar fácil-
; mente el dispositivo de equilibrado por disco del empuje axial.

! Fig. 279. Bomba de alimentación de caldera con las fases separadas de la carcasa exterior
por una camisa de agua (Cameron Pump Div. Ingersoll Rand USA)

I En los compresores, cuyos rodetes son considerablemente ma­


yores, es necesario la división horizontal del cuerpo del compresor,
con lo que el desmontaje se efectúa perpendicularmente al eje, incluso
para el tipo de células separadas (lig. 322), poco empleado hoy en día.
¡¡El tubo de aspiración se dispone indiferentemente en uno u otro
extremo del compresor.
En las bombas para la alimentación de calderas, desempeña un
¡importante papel, que hay que tener en cuenta, la propagación del
calor, pues al ser puesta la máquina en movimiento o al modificarse el
caudal, se producen contracciones y dilataciones que pueden doblar
d eje y dar origen a una falta de estanqueidad del cuerpo de bomba.
Con la posición horizontal descrita hasta aqui no es posible solventar
en forma satisfactoria estas dificultades, tanto mediante el tipo de
cuerpo de bomba único como con el de células independientes. Por
esto se emplea también el nuevo procedimiento de camisa exterior
de agua representado en la figura 279, en donde las partes inter­
nas de la construcción pueden dilatarse libremente con respecto al
472 Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores

cuerpo de bombas, quedando, además, asegurado un calentamiento


uniforme, gracias a la camisa de agua impulsada (*).
La figura 276 representa una bomba de dos fases independientes,
efectuándose el equilibrado del empuje axial, en cada rodete, me­
diante un segundo anillo de equilibrado a y orificios b en el cubo del
rodete. Se dispone un cojinete de rodillos cónicos c para absor­
ber el empuje residual. Cuando el número de fases es considerable­
mente mayor o bien la altura de elevación rebasa los 150 m, se
instalará en el espacio d un disco de descarga parecido al de la fi­
gura 272. Con todo ello no se modifica en absoluto el modelaje de la
bomba. Sólo se suprimen los anillos de equilibrado del lado de pre­
sión de los rodetes y los orificios en los cubos, debiéndose suprimir *
también el cojinete de empuje, y los cojinetes radiales deben ser
deslizantes.
En la construcción de las bombas de alimentación de calderas
con agua caliente (fig. 277) hay que hacer resaltar que los anillos
de equilibrado a tienen junta a ambos lados de los mismos. Las esto­
padas deben refrigerarse, puesto que se trata de elevar agua a más de
100' C, y de no hacerse asi, el agua de fugas se transformaría en vapor
molesto. En la figura se ve que se han previsto casquillos b con aletas,
antes de las estopadas, estando dichos casquillos refrigerados direc­
tamente con agua. En el caso en que el agua de fugas del disco de
equilibrado se introduzca nuevamente en la tubería de aspiración,
dicha agua debe refrigerarse para evitar formaciones de vapor.
La figura 278 representa una bomba para condensador, de varias
fases, cuyo cuerpo está partido según el plano medio horizontal. La
compensación del empuje axial se obtiene disponiendo los rode­
tes II, I I I y JV opuestos a los tres últimos. El empuje residual se
compensa mediante los juegos x e y, situados en los dos rodetes exte­
riores, de forma parecida a la que se ha descrito en el capítulo 101 para
el disco de equilibrado. F.1 cojinete de segmentos que se ve en el dibujo
se instala solamente para una seguridad adicional. Tan sólo se dis­
ponen segmentos en el casquillo inferior del cojinete, puesto que el
engrase por anillo no daría suficiente aceite a la mitad superior. La
construcción es también notable, porque la alta capacidad de aspira­
ción que se exige en una bomba de condensador se efectúa, de acuerdo
con la ecuación (28), capítulo 38, manteniendo pequeño el valor n2V,
es decir, mediante un número de vueltas relativamente pequeño y un
rodete de doble entrada en la primera fase. Se tiene, además, la ventaja
de que los álabes son de doble curvatura y, por la disposición de esta
primera fase en el centro de la bomba, se evita el principal inconve­
niente de las bombas de condensador, que reside en la poca estanquei-
dad de las estopadas de la aspiración, las cuales dejan penetrar el
(‘) Combustión, vol. 20, págs. 28-31 (1948); Extracto de Konstruktion,
vol. 1 pág. 91 (1949). Además, Engineering, pág. 177 (1919). Extracto de Schweiz.
Bauztg, vol. 68, pág. 56 (1950), o bien Konstruktion, vol. 2 pág. 94 (1950). Véase,
además, BWK.vol. 5, pág. 118 (1953). — Por último, consúltese H. Gartmann;
Power Nov., págs. 71-74 (1953).
Bombas y máquinas soplantes multicelulares 473

aire. La disminución del número de vueltas obliga a que el número de


fases sea grande.
Por razones parecidas, en las boipbas de gran potencia se recu­
rre a la subdivisión del caudal. La figura 280 representa una bomba
de acumulación (x) de dos fases, con doble entrada y conducción
simétrica del agua. Mediante esta subdivisión de la altura de eleva­
ción y del caudal se mantiene, en primer lugar, n2 V suficientemente
pequeño, con lo que la altura de aspiración será, según la ecuación (28),
capítulo 38, suficientemente grande, equilibrándose asimismo el em­
puje axial. La ejecución es notable por tener en la última fase aletas

F ig . 280. Bomba de dos fases de doble entrada con difusor regulable en la última fase
y apoyos intermedios lubricados con grasa = 335 m, V = 8,85 m*/seg., N =
= 47 000 CV, n = 500 r. p. m. f.J. M. Voith, Heidenheim)

directrices de salida orientables (pág. 449), que pueden actuar rápida­


mente como órgano de cierre (fig. 262). Los rodetes se han construido sin
cubo, uniéndolos directamente a los ensanchamientos del eje, con lo cual
se obtienen pequeños diámetros de entrada que facilitan la forma
radial del rodete (fig. 350). El eje está guiado por cojinetes intermedios,
lubricados con agua y grasa con mayor juego que el normal. Con ello
| se evitan vibraciones del eje. Los fondos de los rodetes están prote­
gidos con revestimientos recambiables para proteger las partes del
cuerpo de bomba que los soportan.
Siendo la cavitación y la proximidad de la velocidad del sonido
fenómenos de la misma clase, también encontramos esta disposición
i de los rodetes en los compresores de gran potencia, en especial en las
‘ máquinas soplantes de altos hornos o acererías, como lo muestra la
figura 281. Tampoco, en este caso, es necesario aumentar tanto el
¡ (*l) Acerca de dichas bombas véase G. F a b r it z : Z. VDI, vol., 88, pág. 601
i (1944).
474 Disposiciones constructivas cié bombas y turbocompresores 1

diámetro del rodete como sería necesario en la disposición'de una-


sola entrada y con una velocidad de entrada difícilmente aceptable.'
Esta disposición de doble entrada se exige también en las máquinas
soplantes, por la necesidad de extender el campo de funcionamiento

Fio. 281. Turbocompresor de alto horno con doble impulsión v regulación en la impulsión
(G H H)

F ig. 281 a. Curvas características del turbocompresor de la figura anterior

por debajo del limite de bomba, siendo entonces posible la regulación


citada en el capítulo 95, d), que da origen al desplazamiento del campo
característico, que se indica en la figura 281 a.
Las construcciones corrientes en los compresores multicelulares^
se tratarán en los capítulos 111 a 113.
Finalmente, debemos señalar que en las bombas centrífugas hi-3
dráulicas multicelulares se ha trabajado también en una disposición(*)
(* ) S c h u pp, F .: Hohlláuíerpumpen Z. VDI, vol. 84, pág. 921 (1940).
Bombas y compresores radiales de una sola fase 475

en la cual gira el cuerpo de bomba, y las partes interiores están fijas. Re­
presenta la inversión de las formas de construcción tratadas hasta ahora.
B* »!
105. Bombas y compresores radiales de una sola fase
H'f! •
a) Con difusor de aletas a la salida (bombas de presión media).
Sólo es necesario interponer un difusor de aletas entre el rodete y la
cámara espiral en los casos en que ésta, como resultado del proce-

Fio. 282. Bomba de presión media accionada por


turbina de vapor, instalada en la central que abastece
de agua a la ciudad de Darmstadt. V = 240 l/s, H =
= 95 m, n = 1650 r. p. m. (Halbkrg)

dimiento de cálculo indicado anteriormente (caps. 76 y 77), se haga de­


masiado estrecha, es decir, cuando el número de vueltas específico es
pequeño. Cuando éste es suficientemente grande, no reporta apenas
yentaja alguna, con relación al rendimiento, la interposición de un di­
fusor de aletas. En todo caso, sólo da origen a una pequeña mejora del
coeficiente de presión (a causa de intensificar el intercambio de im-
476 Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores

pulso en la periferia del rodete, página 357). Por lo demás, exige uajj
aumento considerable del cuerpo de bomba, lo que puede solament
aceptarse en bombas de una sola fase y, por lo general, de gran]
potencia.
La figura 282 representa una bomba apropiada para una central]
elevadora de agua, estando dispuesto el rodete en voladizo. La cá­
mara espiral está unida mediante tornillos a la pieza de apoyo de
cojinete, estando, además, apoyada directamente sobre la cimenta-S
ción de la máquina para poder soportar como es debido la pesada pieza!

Fio. 283.
F ig . 283 y 283 a . E o m b a d e p re s ió n m e d ia d e e je v e r tic a l p a r a 2700 m * /h . a 85 m y
r. p . m . (H a l b e r g )

de aspiración. El difusor de aletas y el rodete son de bronce


exento de zinc. Hidráulicamente es favorable la posición axial
tubo de aspiración. El empuje axial residual se absorbe por medio
un cojinete de bolas axial de garganta profunda. La cámara
se refuerza mediante las aletas del difusor. Además se han
tirantes.
Las figuras 283 y 283 a representan la misma construcción,
para una bomba vertical. Las aletas del difusor tienen que
con frecuencia esfuerzos considerables. En la parte de aspiración
ha previsto un cojinete de guia lubricado con grasa. La tubería
aspiración se dispone de forma que pueda deslizar en un hueco
pondiente de la cimentación.
Bombas y compresores radiales de una sola fase 477

t La figura 284 representa un compresor para motor de aviación (!).


El rodete es de duraluminio o aleaciones de magnesio, sin pared de
Cierre en la cara de aspiración y construido prensado en una sola
pieza. Los álabes situados en planos axiales están curvados a la en-

.trada para evitar choques. Las muescas periféricas tienen la ventaja


’de disminuir el empuje axial y ahorrar peso, sin influir en la resistencia,
puesto que las tensiones son moderadas en la periferia del rodete
(figura 346 a). Las aletas directrices están fundidas en una sola pieza,
junto con la cubierta de la bomba (}). Es notable la forma de susten­
tación del eje y la regulación del número de vueltas mediante un aco-
(l) B bliografía sobre compresores para motores de aviación: W . v o n d e r
Nüll, Luftf.-Forschg., vol. 14, pág. 244 (1937); Autom.-techn. Z., 1938., fase. 11,
págs. 282-295; Luftwissen, vol., 4, págs. 169-186 (1937); Jahrbuch, 1938, der deuts-
chen Luítíahrtforschung; Z. VDI, vol. 85, págs. 763, 905 y 981 (1941). Además,
la comunicación de V o n d e r N ü l l sobre * Ladeeinrichtungen *im Automobiltechn.
Manual 1942, pág. 1149/1213, con más datos.
4 id Disposiciones constructivas de bombas v turbocompresores

plamiento hidráulico a, lleno de aceite, el cual, al estar completamente


lleno, todavía desliza un 2 %.
En el caso de rodetes de doble entrada, no es tan justificada la,
disposición de un difusor de aletas por el aumento de la capacidad de
admisión con relación a la entrada simple, por lo que en dichas cons­
trucciones no aparece el citado difusor.
b) Sin difusor de aletas de salida (bombas de baja presión).
Si la entrada es simple, este tipo de bombas es el más sencillo y, por lo

Vísta desde B Sección A-A


_l
(
Secaón C-C „

Sección D-D

F i g . 284. T u r b o c o m p re s o r p a ra m o to r d e a v ia c ió n c o n d o b le a c o p la m ie n to h id rá u lic o a
p a r a u n c a u d a l V/ = 1,8 m ’/seg . y H = 8700 m c o n n = 27 000 r . p . m . (D a i m l e r -B enz )

general, el más solicitado, por lo que se emplea dentro de un amplio,


campo del número de vueltas especifico, desde nq = 10 hasta 100
(ns = 36 hasta 365). De todas ellas, las más empleadas son las de nr
bajo, en las cuales sería más favorable la disposición de un difusor
de aletas a la salida. ,
En la figura 285, el cuerpo en espiral, junto con la pieza de aspi­
ración axial, están dispuestos en voladizo y atornillados al soporte^
del cojinete, de forma que no existen inconvenientes para la unión
con las tuberías de aspiración e impulsión. Cuando la salida de impul­
sión tiene un diámetro superior a 100 mm., el cuerpo de bomba tiene
unos pies de apoyo. El empuje axial del rodete se disminuye mediante
agujeros en el cubo y un segundo anillo de equilibraje (pág-. 459).'
El estopero queda asegurado contra la entrada de aire mediante agua
a presión, que a la vez sirve de refrigeración del mismo. En la impul­
sión de líquidos con impurezas se hace llegar exteriormente agua pura.
Bombas y compresores radiales de una sola lase 47£

a la cámara de cierre. Es de señalar en esta bomba la doble curvatura


de los álabes, a pesar del número de vueltas reducido de la misma.
En la figura 286, la bomba y el motor forma un solo cuerpo sin
■estopero. Esta construcción se emplea' ¡en las bombas de circulación

-EE

F ig . 285. Bomba de cámara espiral con aspiración axial (KSB)

o. 286. Rodete de bomba lento para gran resis­ F ig . 286 a.- Rodete de bomba
tencia de circulación rápido para pequeña resistencia
de circulación
ss. 286 y 286 a. Bomba de circulación para calefacción central, con el rotor del motor
mojado y el estator en seco (AMAG Hilpert-Pegnitzhütte A. G. Nürnberg)

e las calefacciones centrales y puede acoplarse a cualquier sistema de


herías sin modificar la disposición de los tubos. El rotor en corto tir­
ito se halla dentro del agua (como en las bombas sumergidas, pá-
na 495), pero el bobinado del estator está en seco, protegido mediante
Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores

un tubo delgado dispuesto concéntricamente ai rotor. Los cojinetes !


están bañados por el agua impulsada, que es conducida a través del
árbol hueco de la bomba. El empuje axial se halla muy compensado.*,
La figura 287 representa una máquina soplante de recircula­
ción de gas, con el cuerpo fundido y el rodete apoyado en ambos-.

F ig. 287. Máquina soplante para 250 000 m’/h. con un volumen especifico de 1 m'/lq{!;
a 8,5 atm. abs., 30° C. con salida a 10 atm. abs. y 4150 r. p. m. (AEG)

lados. El empuje axial residual es muy pequeño, debido al cierrej


que existe detrás del "rodete, pudiendo absorberse en el cojinete de;
la parte derecha. Se evita el escape de gas por el eje mediante labe- j
rintos y conducciones intermedias de la com ente de fuga.
Corresponden también a este tipo los ventiladores comerciales.]
Éstos son casi siempre técnicamente defectuosos, por lo que no
ejemplo adecuado para la enseñanza. La entrada doble tiene condi-
4¿>2 Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores

F ig . 290. C o r t e lo n g i t u d i n a l

F ie . 290 a. V is t a la t e r a l

F igs. 290-290 b. Bomba de baja presión de cámara partida horizontalmente,


dete de doble entrada. Campo de aplicación: de 180 a 6000 m '/h., 10 m a 80 m de
de elevación, y 600 a 1740 r. p. m. (Weise Sóhne)
Bombas y compresores semiaxiales y axiales 483

dones de entrada más desfavorables, por lo que se ha abandonado


su construcción, a pesar de la ventaja de la compensación del em­
puje axial.
Las figuras 288, 289 y 289 a nos niuestran que es necesario intro­
ducir los canales de entrada en el cuerpo de bomba y en las tapas
de la misma, si queremos poder desmontar la bomba sin sacar la
•tubería de aspiración. Las tapas se fijan mediante tornillos a los
; soportes de los cojinetes, y los cierres se efectúan mediante cordón
de goma. Lo mismo que en la figura 282, el cuerpo de bomba es com­
pletamente simétrico con relación al plano medio, por lo que es po­
sible ad aptar la construcción, con los mismos moaeios para los dos
sentidos de giro.
En las figuras 290, 290 a y ó se ha representado la entrada
doble en el caso de una bomba partida horizontalmente. En esta
■bomba no es preciso desmontar las tuberías de aspiración e impul-
: sión durante las reparaciones, por estar situadas en la parte inferior
del cuerpo de bomba. Éste está protegido en su parte interior contra
el desgaste rápido mediante un recubrimiento especial.
En las bombas de gran potencia, los canales de entrada no forman
parte del cuerpo de bomba (fig. 292), sino que esján constituidos por
. curvas independientes.

106. Bombas y compresores semiaxiales y axiales


La figura 291 representa una bomba para agua sin filtrar, de en­
trada sencilla y eje vertical. Antes de la estopada, a, de anillo de
carbón, se dispone un laberinto, b. Los pesos se transmiten a la cimen­
tación mediante las aletas, c, que no tienen ningún efecto desde el
'punto de vista hidráulico. El anillo de ajuste, d, del lado posterior
del dete, se sitúa en la periferia con objeto de disminuir la presión
axial. Esta última se absorbe mediante un cojinete de segmentos, e,
que se lubrica, al propio tiempo que los cojinetes de guia, mediante
| aceite del depósito, /, que gira junto con el eje, siendo conducido
¿r el tubo fijo, g.
En la construcción representada en la figura 292 se ha aumen­
tado la capacidad de admisión disponiendo un rodete de doble aspi­
ración, pero hay que situar muy separados los cojinetes del eje. Las
curvas características de esta bomba corresponden a las de la pá-
pna 414, para los rodetes rápidos.
f ’ La casa Weise Sóhne construye bombas con álabes sistema
Lawaczeck (pág. 271) bajo la denominación de bombas «Myria»
(figura 293). La curva caudal-altura es muy inclinada. Hay que hacer
en lo posible, al eje para evitar el empleo de secciones demasiado
grandes, puesto que la velocidad, según la ley de las áreas, aumenta
hacia el interior. En estos rodetes rápidos, el giro a la salida del rodete,
r2c3 u = gHthitot es relativamente pequeño. Otras casas constructoras
fabrican bombas parecidas. . . .
484 Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores ,

F io . 292. Bom ba semiaxial de doble entrada (Sulzer)


Bombas y compresores semiaxiales y axiales 485

[•' Las formas de álabe de las bombas helicoidales son distintas,


según las condiciones de funcionamiento. El rodete representado en la
:figura 294 .es adecuado, debido a su^ superficies portantes de álabe,
para alturas de elevación mayores de 12 m., o sea para alturas de ele­
vación relativamente grandes. Por el contrario, el rodete de la fi­
gura 295, por ser los álabes cortos y pocos, debe considerarse como
^un rodete rápido característico, que en sus propiedades se acerca

Fig. 293. Bomba semiaxial con álabes tipo Lawaczeck con difusor toral (Myria
L de Weise Sóhne)

>:

'a la hélice cónica. Estos rodetes tienen la ventaja, con respecto a las
hélices axiales, de que el caudal no se desprende al ser inferior al
lormal. La forma de caracol del rodete de la figura 294 le da pro-
úédades autoaspirantes, en especial si todavía se aumenta más la
longitud de los álabes a costa de disminuir el número de los mismos.
Con grandes caudales, como es el caso de los agotamientos, la
salida radial del agua del rodete exigiría secciones demasiado grandes
resaltar el empleo del anillo difusor liso, que forma con el cuerpo de
la bomba una figura de revolución. El espacio anular se aproxima,
para la cámara espiral. Debido a ello se recurre a la disposición axial
del difusor, con lo que resulta la bomba axial helicoidal, tal como se

fcr;
486 Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores

trató en el capítulo 57, que constituye el escalón anterior a la hélice


pura. La figura 296 representa una bomba de dicha clase destinada
a una esclusa del canal Wessel-Datteln. Hay que hacer resaltar que el
cubo está atornillado al rodete para descargar a los álabes de las ten­
siones de fundición. La disposición con eje horizontal de la figura 297
tiene el cuerpo de bomba partido por el plano medio horizontal.
En los agotamientos es preferible la disposición vertical, puesto
que se facilita la puesta en marcha al quedar la hélice sumergida en
el agua. La puesta en marcha debe efectuarse siempre con las vál­
vulas abiertas, debido a la eran Dotencia necesaria a caudal nulo.

F ig. 294. Rodete semiaxial F ig . 295. R o d e te s e m i a x i a l r á p id o


autoaspirantc

La figura 298 representa una bomba hélice en la cual el eje está


protegido por una funda protectora e. En la aspiración se ha dispuesto
un macizo adecuado para dificultar la formación de remolinos que
podrían hacer inestable la marcha de la máquina. Estos remolinos se
pueden formar en el interior de los tubos de aspiración grandes (pá­
gina 199) cuando el agua toma a la entrada un cierto movimiento de
rotación, a causa, por ejemplo, de falta de simetría del depósito de as­
piración. En los tubos de aspiración grandes, este movimiento de
rotación puede alcanzar valores suficientes para provocar fenómenos
que anticipen la cavitación.
Para evitar en elevaciones de poca altura la disposición horizontal,'*
en sifón (fig. 299), se utiliza la posición inclinada de la figura 300,.
que facilita la puesta en marcha. El cuerpo que está situado inclinado
se construye dividido por su plano medio í1). En estas instalaciones es
conveniente mantener pequeñas las pérdidas de entrada y salida,
lo que se consigue redondeando bien la entrada y ensanchando pau­
latinamente la salida.

(») Para otros casos particulares, véase Escher Wyss-Mitt, vol. 10, pá­
gina 74 (1937).
Bombas y compresores semiaxiales y axiales 487
488

Y
I

F io . 2 9 8 .
B o m b a h é lic e p a r a
30 0 0 0 m */h . a
2 ,6 m y 2 0 0 r . p . m .
( K ie in s c h a n z lin -
B e s t e n b o s t e l) -m * -

_ F io . 299.
Bom ba h é lic e ac
n a d a p o r m o t o r D ie
D is p o s ic ió n e n si.
(E s c h e r W y ss) ¡
p Bombas y compresores semlaxlales
— jy «v—
axiales
- m

p e ra tu iT h a s ía ” “ Z u í ^ o !,7 e Z ^ V , Z
ti ti rw>

fcr tla \T e SL f r„hd e t%


In------- ( ).toE]bi t i r 'a -Páf nase 343)
El accionamiento Se S¡tU
efectúa Ód d
mediant
P E - S,E0W*"T: Z- VD'. vol. 95, pág. 56 (1953).
490 Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores

un árbol hueco, e. Teniendo en cuenta la temperatura del gas, muy j]


elevada, los cojinetes se refrigeran con aire fresco, que, en parte, es j
aspirado, a través del eje hueco d y del acoplamiento abierto /, me-j

Fio. 301. Máquina soplante axial para gas caliente, con directrices de entrada del rodete J

diante los alabes auxiliares a, dispuestos radialmente en el cubo hueco,


y, en parte, a través del revestimiento aislante g del árbol de accio­
namiento, gracias a la depresión que reina en el soplador.

107. Bombas con rodetes en paralelo


Con la disposición de varios rodetes en paralelo podemos también J
alcanzar valores muy elevados de la velocidad de rotación para un 1
número de vueltas especifico dado, puesto que este último depende J
de la raíz cuadrada del caudal parcial, según la ecuación (2) del c a -a
pítulo 27 (*).
En la figura 302 se representa una bomba, con varios rodetes en M
paralelo, de la casa A E G . Está constituida por dos rodetes de doble 9
aspiración y se construyó para elevar agua para el refrigerador d e a
unas turbinas de vapor, estando acoplada, por un lado, con la tur- ]
bina pequeña de arrastre y , por el otro, con una bomba de aire y con­
densación. El cuerpo de la bomba, representado en las figuras 302,302 a'
y d, está partido por el plano medio, por ser sólo posible el des-^
montaje en dirección vertical. El apoyo de la máquina se efectúa
(*) Véase Z. ges. Turbinenwes. 1912, pág. 225. Otras ejecuciones de este
tipo las describe Von Brumann en Z. VDI 1913, pág. 1858, ó Z. ges. Turbinenwes.,.
ano 1914, pág. 309. Además, V o n S c h r o t e r : Z. ges. Turbinenwes. 1912, pági­
nas 199, 222 y 234.
Bombas con rodetes en paralelo 491

a través de las pletinas del soporte del cojinete. Los rodetes están
partidos por el plano medio perpendicular al eje con objeto de dis-
;minuir el peso de los mismos.
A pesar de la disminución de n2 V, puede suceder que la bomba
de varios rodetes en paralelo tenga gran susceptibilidad de cavita­
ción, debido a los bruscos cambios de dirección a 180° que existen

Fio. 302
Figs. 302 y 302 a-d. Bomba de dos rodetes de doble entrada en paralelo, con cámara partida
horizontalmente (AEG)
F igs. 302 a-d. Cuerpo de bomba correspondiente
'
antes de la entrada al rodete, los cuales son inevitables si no queremos
¡que resulten ejes demasiado largos. Por otra parte, la división del
{caudal da origen a una disminución del rendimiento. Por todas estas
{razones han perdido importancia estas bombas, empleándose en su
tlugar formas de rodete de gran velocidad especifica, por ejemplo,
hélices, o — en el caso de existir grandes alturas de elevación o pre­
cisarse una buena capacidad de aspiración — disponiendo entre el
motor y la bomba un reductor de engranajes que disminuya las revo­
luciones de la bomba, en lo necesario, para que sea posible la cons­
trucción de una bomba radial de entrada sencilla o doble.

UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA


492 Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores ,

108. Bombas para pozos


La forma constructiva de las bombas verticales es fundamental­
mente la misma que la de las horizontales, siempre y cuando tenga

el pozo diámetro suficiente para su instalación. En el capítulo 103


ya se ha estudiado la cuestión del empuje axial. La figura 303 repre- ]
senta una bomba de una sola fase con rodete de doble entrada. El
Bombas para pozos 493

Fig. 303. B o m b a de b a ja p r e s i ó n , d e e je v e r t i c a l , c o n r o d e t e d e d o b le e n t r a d a , p a r a
6 0 m * / m in . 11 m y 4 9 0 r . p . m . ( M a ííe i- S c h w a r t z k o p f w e r k e )

cojinete de empuje es un cojinete de bolas -n— [-■


dispuesto en el extremo inferior del eje.
Si los caudales son muy importantes, es
referible, en la disposición vertical, el em­
pleo de rodetes de una sola entrada, por
lo que hace referencia a la facilidad de guia­
do del agua en la aspiración (fig. 283) O).
La construcción de pozos abiertos va
cayendo en desuso por los importantes
astos de construcción, y por ello va to­
mando mayor incremento el empleo de
ombas verticales sumergidas para pozo tu-
ular. En éstas, la transmisión entre el
motor de accionamiento y la bomba se
dispone en el interior de la tubería de im-
ulsión, la cual cuelga libremente de un F ig. 304.
Bom ba v e r t ic a l m u lt ic e lu la r
poyo o cabezal situado debajo del mo-
(l) Para más detalles véase Oesch : Z. ges. Turbinenwes. 1917, págs. 273 ss.,
‘o 1919, pág. 20. Además, el impreso de la Hamburger Wasserwerke de 13-XI-1951,
gs. 55 ss.
disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores

tor, en la parte superior del pozo. Dicho cabezal so-


rj porta todo el peso de la tu-
1 \ [ / ' bería de impulsión y el de
la bomba (fig. 305). Según
Schultz (*), los diámetros
más favorables para los po­
zos tubulares oscilan entre
100 y 350 mm. Es conve­
niente dimensionar el diá­
metro exterior del cuerpo
*Hfr uc Lumba Laotaiue reduci­
do, no existiendo limitación -*
para la longitud del mismo.
Por las razones indica­
das §ólo es posible el empleo
de la bomba radial corriente,
con relación de diámetros
Di¡D1 = 1,8 2, para po­
zos tubulares de gran diá­
metro. La figura 304 repre­
senta dicha construcción (2).
En los diámetros corrientes
de pozos tubulares se pre­
fiere la forma de rodete
cónica con conducción se-
miaxial del agua, similar a
la del capitulo 57, en la cual
es posible disponer una lon­
gitud de álabe suficiente
hasta la relación Di¡D1= 1,3,
sin que se dificulte la cons­
trucción de las aletas del
difusor (fig. 305).
En la anterior disposi­
ción, la suma de los ángulos
de desviación de la corrien­
te, según la dirección meri­
diana, es aproximadamente
la mitad que cuando se em­
plean rodetes radiales. Por
otra parte, se consigue un F ig . 306. M o to r
guiado perfecto del eje, por b u z o p a ra t r a b a ja r
s u m e r g id o , c o n c ie ­
la gran longitud de los co- r r e e s t a n c o p a r a el
e sta to r
(K l e in , S cuanzlin
& B e c k e r ).
(*) \V. S c h ulz : Tiefbrun-
F ig . 305. B o m b a v e r t ic a l
nen-Kreiselpumpen, Z. VD1, vol. i , c o j i n e t e d e seg ­
s u m e r g id a c o n r o d e t e s s e m i- m e n t o s , lu b r ic a d o
a x i a l e s y d if u s o r e s a x i a l e s
74, págs. 235 ss. (1930). co n a g u a ; k, a b e r- o
(K l e in , S chanzlin (*) A h r e n s : Z. VDI 1931, t u r a d e ¡a s p ir a c ió n ;
S¡ B e c k e r ) pág. 321. 1;¡, f i l t r o c e r á m ic o
Bombas para aguas residuales y para ácidos 495

jinetes intermedios, los cuales son de goma (**) en las elevaciones de


agua que contenga arena, y en otros casos.
La tubería de impulsión, en su parte superior, queda debilitada por
la salida lateral del agua, precisamente'donde tiene que soportar la to­
talidad de su peso propio, el peso de la bomba y la presión del agua,
por lo que, si la transmisión es muy larga, hay que disponer en dicho
punto un refuerzo mediante tirantes. Este refuerzo se suprime cuando
la salida del agua se efectúa por un codo situado en el cabezal.
Las bombas para pozo tubular con transmisión, descritas, se
aplican hoy sólo económicamente a construcciones (2) hasta de 12 m.
ue proiunüiüau. .rara mayor proiuncuaaa se recomiendan las oomüas
buzo (3), en las cuales el motor va acoplado directamente a la bomba,
trabajando sumergido. Con dicha disposición se suprime la trans­
misión. La bomba en si conserva las lineas generales de construcción
indicadas anteriormente (fig. 306).
Las dificultades de este tipo de bombas residen, cuando funcionan
eléctricamente, en el motor, cuyos arrollamientos deberán protegerse del
agua. No es suficiente un cierre mediante prensaestopas, por ser más
elevada la temperatura del motor durante el funcionamiento que en
reposo. El rotor del motor puede trabajar en un espacio de aire ce­
rrado (motor seco), siendo entonces la principal dificultad evitar
pérdidas de aire. También puede trabajar rodeado por el agua a elevar,
debiendo tenerse en cuenta, entonces, los rozamientos del agua en el
entrehierro y, en especial, la protección del arrollamiento del estator
(motor sumergido). Para más detalles nos referimos a la bibliografía
que se reseña al pie de esta página (4).

109. Bombas para aguas residuales y para ácidos


Los tipos de construcción dependen de las características del
liquido a elevar. La influencia del líquido sobre las curvas caracte­
rísticas se trató en el capítulo 93.
a) Bombas para aguas residuales (5). En estas bombas debe evi­
tarse la posibilidad de que los cuerpos extraños puedan atascarse,
(l) Fabricantes: Continental-Caoutchouc y Guttapercha-Comp., Hannover.
La capa de goma lleva ranuras profundas, de forma espiral, para su engrase. El eje
debe protegerse mediante casquillos de bronce en las superficies de roce, debido
a que el azufre de la vulcanización ataca al hierro.
(*) Véase L e p i o u e : Wasserwirtschaft, vol. 42, fase. 12.
(*) Bibliografía : W. S c h u l z . y F. Punga : Untenvasserpumpen, Editorial
VT)I, Berlín 1944 ; C. P l f e i d e r e r , Der Entwicklungsstand der Tauchpumpen,
Z. VDI, vol. 80, pág. 253 (1936).
(*) Véase C. W e is s e r : Z. VDI, vol. 95, págs. 1147-1150 (1953).
(4) T. Y. S h e r w e l l y R. P e n n in g t o n : Centrifugal Pump Caracteristics,
editado por The Inst. oí Mech. Eng., Londres, 1932. — Abwasserpumpwerke und
Druckrohre.fasc. 2 de Schriftenreihe der Abwásserfachgruppe der deutschen Ges. f.
Bauwessen. — W. B r e c h t y H. H e ü e r : Rohrreibungsverlust von Stoífaufsch-
wemmungen. Editorial Günther Steib, Biberach, 1935; Engineer 1924, pág. 678;
Z. ges. Turbinenwesen 1915, pág. 124; Z. VDI, vol. 66, pág. 350 (1922) ; vol. 79,
pág. 313 (1935) ; vol. 81, pág. 258 (1937) ; vol. 80, pág. 829 (1936); vol. 81, pág. 1466
(1937).— Die Wárme 1940, pág. 189. — Trans. oí the Soc. of. Mech. Eng., Japón,
vol. 5, n.° 21, pág. 110 (1939) ; Bibliografía sobre bombas de dragado: Z. VDI,
vol. 50, pág. 1972 (1906); vol. 52, pág. 2004 (1908); vol. 57, pág. 1854 (1913).
•496 Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores _

debiendo hacerse, por tanto, las secciones de los canales lo más grandes
posible y, en consecuencia, el número de álabes, pequeño. Por la misma
razón no deben emplearse difusores de aletas. Debe evitarse, en lo
posible, la disposición multicelular, así como también la subdivisión
del caudal. El eje no debe estar en contacto con el líquido, porque se
desgastaría fácilmente o quedaría rodeado de partículas fibrosas.
Por ello se acostumbra disponer el rodete en voladizo y con entrada
simple. Si no podemos evitar la doble entrada o el doble apoyo, es
recomendable proteger el eje con una camisa que no gire.
Otra condición importante en estas bombas es que todas sus
partes internas sean fácilmente accesibles. Por esta razón se deberán
prever aberturas para la limpieza que sean fácilmente practicables.

Fio. 307

F ig s . 307-309. F o rm as de ro d e te c o rrie n te s p a ra agua sucia

Por lo que respecta a la arista de entrada, su forma depende de la


clase de líquido, ya que las aristas romas se desgastan menos, siendo
siempre más adecuadas si el liquido puede ejercer una sensible influen­
cia mecánica o química. Si se elevan substancias fibrosas, los álabes
deben ser afilados, y delante de los mismos hay que instalar un dispo­
sitivo, con cantos, vivos, para que los filamentos se corten.
En las figuras 307 a 309 se han representado una serie de formas
de rodete que dan idea de la gran diversidad de tipos empleados.
Cuando el liquido a elevar produce un fuerte desgaste mecánico,1
por contener, por ejemplo, ceniza, escoria, mortero, arcilla, etc., es
conveniente forrar las paredes interiores del cuerpo de bomba (fi­
gura 310). En los prensaestopas, y a veces también en las aristas de
los anillos de equilibrado, se dispone la llegada de agua limpia a prer
sión para protegerlos contra el desgaste. En la figura 310, estoá cierres
Bombas para aguas residuales y para ácidos 497

se descargan mediante pequeños álabes l y m dispuestos en las caras


exteriores del rodete.

Fig .310. Bomba de escorias (Weise Sóhne). a, b y e, paredes protectoras; d, purga de


aire; e y /, conducto para el agua de cierre del prensaestopas; h, casquiilo; k, tapu de lim­
pieza ; l, y m, álabes

b) Bombas para áci­


dos (1). En estas bom­
bas es preciso recubrir
¡ todas las partes que en­
tran en contacto con el
líquido, incluido el eje,
con un material que no
sea atacado. Para ello se
emplea plomo duro o go­
ma. Con frecuencia se
construyen los cuerpos
de bomba y los rodetes
totalmente con mate­
riales resistentes a los
ácidos.
El gres constituye
un material de alta re­
sistencia al ataque de
C1) z. VDI, vol. 71,
págs. 128, 1560 (1927) ; vol.
73, pág. 185 (1929); vol. 77,
í’pág. 81 (1933); vol. 81, pá­ F ig. 311. Bomba de gres para ácidos
gina 1088 (1937); vol. ““ (Deutsche Ton- und Steinzeugwerke)
Págs. 148, 379 (1938); vol. 84*
pág. 626 (1940); vol. 85,
y01- 87> Pá«- 84 (1943) ; vol. 88, pág. 9 (1944). Handbuch der
Apparate. etc., editado por A. J. K ie s e b , entregas 13 y 14.
Suplemento de Z. VDI Verfahrenstechnik 1938, pág. 1.
32. Pfleidereh : Bombas centrífugas.
498 Disposiciones constructivas de bombas y turbocompresores

los ácidos, excepto el fluorhídrico. Puede fabricarse con una resis­


tencia a la compresión de hasta 7000 kg/crn2.
En estas bombas, todas las piezas interiores, incluso el eje y el
rodete, son de gres (fig. 311). El cuerpo de bomba se reviste exterior-
mente con hierro fundido. Los fuertes cambios de temperatura difi­
cultan el empleo del gres. #
Es de gran importancia en las bombas para ácido la estanqueida
de los prensaestopas. En las bombas se aprovecha para ello, durante
la marcha, el efecto de aspiración de los álabes inclinados al reves,
ya tratados, mientras que la estanqueidad en reposo se consigue, a
veces, mediante un desplazamiento axial úei lúdele.
N. Compresores m ulticelulares
El cálculo de los turbocompresores de presión moderada tiene
-na cierta wmAndaucia um ei ue ias jjomoas marauiicas; pero cuando
las presiones son elevadas, en especial tratándose de máquinas de
varias fases, hay que considerar una serie de puntos de vista nuevos,
que se estudiarán a continuación, estableciendo al mismo tiempo las
normas para el cálculo de dichas máquinas.

110. E fe c to s del c a lo r e n g e n d ra d o p o r ro z a m ie n to
(Comparación de los rendimientos de los compresores y de las bombas)
a) Consecuencias del recalentamiento del gas, debido al calor de
rozamiento. Tabla de los valores de ¡u. En el capitulo 6 ya se indicó
que las pérdidas internas ori- kp
ginan un recalentamiento del
gas y, en consecuencia, mo­
tivan un aumento del tra­ yC o m p r e n s i ó n c o n
r o z a m ie n to
bajo de compresión, por un
proceso inverso a la refrige­
ración, que ahorra trabajo.
Para grados de compresión
grandes, la influencia.de dicho
fenómeno es considerable.
Si se consideran en el
diagrama Pu los trabajos ^(,
adiabáticos A H por fase del
compresor sin refrigerar (su­
perficies A B ' DG, B C ' J D t Fio. 312. Las superficies rayadas representan
etcétera, figura 312), vemos ei aumento del trabajo total adiabático, debido
a las pérdidas de calor '
que su suma excede del tra­
bajo adiabático H por kilogramo (A E " F G), en el trabajo repre­
sentado por la superficie rayada, para el conjunto de la compresión;
puesto que la adiabática deberá referirse al estado inicial, o sea, al
.punto A, para la totalidad de la máquina, mientras que en cada fase
tiene que referirse a los estados iniciales intermedios B, C, situados
a la derecha de la adiabática A E " , por el calor de las pérdidas. Se
tiene, por ta n to :
E A H —pH (1),
500 Compresores multicelulares

en cuya expresión p considera el aumento de trabajo de compresión,


sobre el adiabático, debido al calor de rozamiento, p será (*
*), por consi­
guiente, mayor que 1. Este coeficiente de trabajo suplementario se
puede expresar, basándonos en el diagrama P v de la figura 312, de
la siguiente forma :
E A H _ superficie A B ' B C' C E ' F G 9
^ H superficie A E " F G
Por otra parte, el trabajo total interno es igual a la suma de los tra­
bajos internos por fa se:
Ht = EAH¡
El suplemento de trabajo sobre el total adiabático, motivado por
el calor de rozamiento de las fases anteriores, tiene como consecuencia
notable que el rendimiento
, , H 1 EAH
V?/)ges - - J f - - -Y Á H , (3)

de todo el compresor es inferior al rendimiento medio (íjf)st = A H¡A H¡


de cada fase. Suponiendo iguales los saltos por fase A H, en el caso de
que el rendimiento sea el mismo en todas ellas, también seráp igua­
les los trabajos internos por fase A H¡. Tendremos, pues :
EAH AH , x
( 4)
E A H , ~ A H¡ ~
y por tanto, en unión de la ecuación (3), resultará :

(^i)ges — (?7/)st (5)


r*
Esta misma relación rige para el rendimiento de alabe r¡h. Según
la expresión (2), p es tanto mayor cuanto peor es el rendimiento y
mayor la relación total de compresión y el número de fases ; por ello
se comprende que el rendimiento total disminuya al crecer la rela­
ción de compresión.
De la figura 312 se desprende que el calor por rozamiento ocasiona
un aumento de la altura de elevación adiabática por fase A H. El cálculo
del compresor se basa en dicha altura, por lo que será necesario,
cuando el grado de compresión es elevado y no existe refrigeración,
tener en cuenta el coeficiente de trabajo suplementario p. (Lo mismo
ocurre en el caso inverso de las turbinas de vapor.) Para facilitar el
cálculo se han representado en la figura 313 (2) los valores de p para
(l) El suplemento de trabajo de compresión, debido al calor de rozamiento,
resulta también del diagrama TS, ya que en el mismo las isóbaras (en el campo
de valores de c*, constante) se deben cubrir desplazándolas horizontalmente y
curvándolas hacia arriba, de tal forma que se corten por las mismas isóbaras tra­
yectos crecientes de una vertical que se desplaza hacia la derecha.
(*) C. Pfleiderer : Luftíahrtforschung, vol. 19, entrega 1, págs. 13-22 (1942).
Las fórmulas necesarias para la construcción de las tablas se han deducido también
en la 3.‘ edición de este libro, pág. 402.
Efecto del calor engendrado por rozamiento 501

S s bj f “ " ico?' es decir’ Para x=Cp/c„ = 1,4, debiendo, por lo


demás, hacerse las siguientes consideraciones: H
vaCiónUpn
ación re?crUay0ttanto
prescrita, rQnefo lmenores
í * ' rner°son
de íasc's en
los triángulosesté dividida de
curvilíneos la la
altura
figurade 312,
ele-

Al establecer la tabíaVe v l l o ™ ^ 56 ha? ’ SegÚ" 13 eCUadón (1)* el valor de /*•


infinito En dichoca«,^desaparecen H flt PU^ ° , qUe el nÍ T ro de fases
adiabáticas yv se tieneb
situadas a lo largo de las adiabáticas, t S , / 3 laS suPerí,cies triangulares
= superficie A E F G _
Ho° superficie *4. E " F G -----7T (6)
De este ¡x^ resulta el verdadero valor de ¡x correspondiente al
numero de fases, mediante la ecuación

_
¡i = /*«
(7)
( / ^ o o ís t
502 Compresores multicelulares

en la cual es el valor de ^ correspondiente a cada una de las fa­


ses. Para ello se toma por base la suposición de que cada una de las
mismas está a £u vez dividida en un número infinito de ellas [cuyo ren­
dimiento se deduce de la ecuación (38), página 26, o bien de la (9 a),
página 503, puesto que r¡ioo = (íjOpoil-
La tabla contiene tanto las lineas de un mismo exponente n,
de las curvas de estado, tomadas como politrópicas en el condensador,
como las líneas de igual rendimiento interno total r¡i tot del compresor
no refrigerado, siendo las ordenadas y abscisas correspondientes los
valores (anotados logarítmicamente; ue iua ouciicientca j ^
razones de presión puJpi • Ambos haces de curvas se diferencian
en que, a lo largo de la misma linea n — por consiguiente, a lo largo de la
misma politrópica— , al aumentar la razón de presiones, disminuye ?7í tot-
Un mérito particular de la tabla es que da, de manera simultánea, el expo­
nente n, correspondiente al rendimiento elegido r¡¡u>t y a la razón de
presiones pu¡pi existente. Ello implica una considerable simplifica­
ción para aquellas investigaciones en las cuales se haga uso de dicho ]
exponente.
A mayor abundamiento se han indicado también las curvas
de igual razón de temperaturas:
• ( n -l)
Til _ i Pn |
Tj \ Pi i
Por debajo del eje horizontal se ha señalado esta relación para las
adiabáticas; por consiguiente, n = x = 1,4, es decir, Tjj/Tj. También
se ha calculado el valor H ^¡T 1, de la ecuación (12 a), página 15, de
modo que puede calcularse la altura de elevación adiabática Ha¿
para los valores Tj¡ y pn/pi prescritos.
Ejemplo numérico : Supongamos una relación total de compresión Pu¡p¡ —3
y un rendimiento total interno (í]¿)tot = 0>7- La tabla nos da inmediatamente
Poo = 1,06, n = 1,63. SI se prevén 5 fases, la relación media de presiones por
fase será x = (p/Wp/)W* = 31/*, que se obtiene por medio de la escala logarítmica
indicada debajo de las abscisas, resultando igual a 1,246. Ahora obtendremos el
valor de (jiooíst = 1,0112, en el punto de corte de la ordenada correspondiente
al valor x indicado, con la curva del exponente n = 1,63, ya conocido. Con esto
tendremos: p = 1,06/1,0112 = 1,048. EÍ valor del rendimiento medio por fase
también se obtiene de la curva partiendo del punto de corte últimamente
determinado, resultando (r¡i)st = 0,734. Podemos comprobar la exactitud de los
resultados obtenidos, mediante la relación (r/»)st = P (*?«')tot = 1,048-0,7 —0,734.
Además, se obtiene:
H
= 1,523, = 1,37, = 37,8 m/°K.
Tj Tr
b) Comparación de los rendimientos de los compresores y de las'
bombas. El coeficiente de cálculo r¡ioo, introducido anteriormente, no-
es otra cosa que el rendimiento al faltar la compresión, es decir, el
rendimiento para el caso de agua, suponiendo que sean iguales los
triángulos de velocidades y el número de Reynolds. Las ecuaciones
anteriores permiten sacar valiosas conclusiones sobre la magnitud de
los rendimientos en la compresión de gases y en la elevación de agua. De
Efecto del calor engendrado por rozamiento 503

la ecuación ( 6 ) resulta, como relación entre el rendimiento (ry)tot = ( ? / , ) g


en suministro de gas a presión y el rendimiento rjioo = (r)¡)w de
una elevación de agua : 11

Cn ) e = — (9)
/^OO
De esta expresión vemos que el rendimiento de un compresor de gas,
sin refrigeración, es tanto más inferior al rendimiento de una ele­
vación de agua, cuanto mayor es la compresión. Por otra parte, se
H p s n rP n H p m i p p] m ’i m p r n H p fa c p v n n in fltr n p v n h r p ln m n n n i f t t r l J p I

rendimiento, siempre que se tenga en cuenta el calentamiento por


roce; es decir, que el compresor de varias fases puede tener el
mismo rendimiento que el compresor de una sola fase. Dichos rendi­
mientos son iguales cuando el exponente n de la politrópica es el
mismo.
Evidentemente, se tiene: (r]i)w = (7?,)poi. Según la ecuación (38),
página 26, la magnitud de comparación puede ser calculada a base de
n x —1
(r¡ i)w (9 a)
n—1 x
en el caso de que n sea conocida.
De acuerdo con la experiencia, los rendimientos de los compre­
sores son peores que los de las bombas hidráulicas. La diferencia
efectiva entre ambos rendimientos es, sin embargo, mayor que la
indicada en la ecuación (9), puesto que en ésta no aparecen los conse-
cutivos empeoramientos, debidos al estrechamiento de los canales de
las fases superiores, a consecuencia de la disminución de volumen,
y tampoco el aumento de las fugas y del rozamiento de rodete en
dichas fases. Sin embargo, este empeoramiento se compensa amplia­
mente en los casos en que se alcanza el limite superior del número
de Mach, ya que la velocidad del sonido crece al aumentar la tempera­
tura del gas — o sea, al ser Ma menor en las fases superiores que en las
inferiores—, si las velocidades del gas son iguales (pág. 513). Si los nú­
meros de Reynolds son distintos, se puede tener en cuenta esta in­
fluencia mediante la ecuación (32), capítulo 32. Tratándose de compre­
sores sin refrigerar, (r¡f)G representa el rendimiento adiabático interno
(capítulo 5).
La ecuación (9) es válida también para el rendimiento hidráu-
lico r]h, por lo que el coeficiente de presión en la ecuación (61),
capítulo 25, disminuye al crecer la presión de elevación. Tanto rj;,
como y) son, pues, en las mismas circunstancias, tanto menores
. cuanto mayor es H, y para cada fase, cuanto mayor es A H.
Para la variación del rendimiento al separarnos del número de
Vueltas de cálculo o de la temperatura inicial supuesta, véanse los
capítulos 116 b) y c), y 117.
En los compresores refrigerados, la influencia del calor de roza­
miento tiene tanta menos importancia cuanto más intensa es la
504 Compresores multicelulares

refrigeración. Pero como la refrigeración es siempre incompleta, tam­


bién en estos compresores se produce una disminución paulatina del
rendimiento al crecer la compresión. Podemos poner para el rendi­
miento de acoplamiento isotérmico, para compresores de muchas fases,
con rodetes radiales:
Q
(Vi)ís—y = ? (10>
si r¡w representa de nuevo el rendimiento para la relación de com­
presión 1, es decir, por ejemplo, para la elevación de agua. Éste crece
con las dimensiones de la máquina. Para la relación de compresión
PiilPi — 7. corriente en la producción de aire a presión, nos da Hinz (*)
los siguientes valores correspondientes al compresor radial:

0
0
O
0

0
0
O o
0
o

00
00
o o
0

0
Caudal a 1 atm/abs. en m'/hora o
1 o o

2
ifí o c.

5
2
(*?»')•*-*.................................... % 30 42 52 58 62 65 67
Trabajo necesario en el acopla-
m iento.................................. k\Vh/10ms 1,77 1,26 1,02 0,91 0,86 0,82 0,79
En caso de accionamiento eléc-
trico :
Rendimiento del m otor---- % 91 92 93 94 95 95,5 96
Rendimiento de la transmi-
sión............... i ...................... % 97 97 97 97 — — —
Consumo de la energía eléc-
tric a ...................................... k'SVh/lOm5 2,00 1,42 1,13 1,00 0,91 0,85 0,82
Vemos, pues, que el tamaño de la máquina tiene bastante im­
portancia, mayor que la que resultaría de las reglas del capítulo 32 a).
Tiene importancia no sólo por lo que hace referencia al número de
Reynolds, sino también al permitir disminuir las dimensiones de la
máquina con relación a las que le corresponderían por la ley de seme­
janza, con lo cual se obtiene un abaratamiento de la construcción.

111. Compresores de varias fases, sin refrigeración


La refrigeración se puede suprimir cuando la relación de com­
presión es inferior a 3. En los compresores para motores de aviación
o para turbinas de gas, este límite se puede elevar hasta 5.
a) Construcción. Para determinar la necesidad de una cons­
trucción de una o de varias fases, se toma por base el coeficiente de
presión y (que puede sacarse de la figura 91 a para rodetes radiales),
después de elegir la velocidad periférica u2, admisible para el tipo de
construcción de rodete elegido (cap. 119). La altura de elevación que
se puede alcanzar con una fase es A H = y u|/2 g. En los compresores
de varias fases se emplean rodetes de gran coeficiente de presión y
para reducir el número de aquéllas. Hasta hace pocos años se em-

(«) Z. VDI (1937), págs. 688 ss.


Compresores de varias fases, sin refrigeración 505

pleaba, por dicha razón,, únicamente el rodete radial. Las figuras 314
t y 315 muestran dos tipos distintos de construcción (1).
En la actualidad se adoptan, ca,cja vez más, los rodetes axiales (fi­
gura 316), que ya utilizó Parsons (2) hace más de 50 años, después de
>suficientes experiencias en la construcción, algo dificultosa, del álabe

Fio. 314. Compresor de siete fases sin refrigeración para vapor a 25.5° C de temnentimy
en la aspiración. Capacidad 15 000 kg/h a n = 1480/5&) r. pP m. t S t£sfateT cenS ™
no están dibujadas. (Escher Wyss)

axial (capítulo H), y de haber alcanzado rendimientos máximos ma­


dores que con el álabe radial. Al ser menor el coeficiente de presión
y (Púg- 296), el número de fases tiene que ser mayor. Ello motiva
una disminución considerable del salto por fase y una construcción
más sencilla de cada fase, resultando un ahorro considerable del peso
y del espacio necesario. La gran capacidad de admisión de los com­
presores axiales permite alcanzar grandes caudales en construcciones
de una sola entrada. El empleo de este tipo de compresores queda li­
(**) Nueva bibliografía sobre los compresores radiales puede encontrarse
ujrincipalmente en Fr. K luge : Kreiselgebláse und Kreiselverdichter radialer
.bauart (Berlín-Gotinga-Heidelberg: Springer, 1953).
(*) Z. VDI 51, pág. 1125 (1907).
506 Compresores multicelulares

mitado a campos especiales (bombas de calor, compresores para turbi- ,


ñas de gas) í1), debido a la rápida caída de la curva de rendimientos .
a ambos lados del punto óptimo, así como a la fuerte pendiente de la '•
curva caudal-altura y al desprendimiento prematuro del caudal, al .
disminuir éste (fig. 241), a pesar de que el último inconveniente puede :
compensarse en gran parte mediante la aplicación de una turbina •
de recuperación (fig. 324). La reducida pérdida de paso de una a otra

Fie. 315. Máquina soplante para alto horno de dos fases (Demag) para una aspiración }
de 45 000 a 60 000 m*/h. y relación de compresión de 2,2 a 2,5

fase no tiene importancia, mientras no sea necesaria una refrigera- ••


ción intermedia..
La construcción en el caso de rodetes radiales es similar a la i
de las bombas hidráulicas. En los compresores multicelulares axiales, ;
la construcción es muy parecida a la de las turbinas de vapor. En j
ambas disposiciones, el cuerpo del compresor está partido por el plano ]
medio horizontal, de forma que el rodete puede sacarse después de '
levantar la mitad superior del cuerpo.
Las figuras 316 a 319 constituyen un resumen de las formas |
usuales de construcción de los compresores axiales, siendo la distri- j
bución de los álabes en las figuras 316, 318 y 319 la misma que se ¿
emplea desde hace mucho en turbinas de tambor — por consiguiente, i
con un 50 % de reacción (fig. 165, caso II)— , mientras que el tipo de -1
(>) Escher Wyss-Mitt. 14 (fig. 23), (1941).
Compresores de varias fases, sin refrigeración 507

construcción de la figura 317 es sólo utilizable para una reacción


elevada (caso III hasta V, figura 165), pues los canales de los álabes
del difusor están limitados por la parte interior sólo mediante un
recubrimiento de fleje; por lo tanto, no existe un cierre elicaz.
Tales álabes son incapaces de soportar un aumento considerable de
presión y han de asemejarse a los álabes de igual presión (álabes
inversores). De por sí, la construcción de la figura 319 es menos resis­
tente frente a las fuerzas centrífugas que las de las otras figuras, en
las cuales el tambor es macizo o está subdividido en discos. Pero
como el límite de ultrasonido es decisivo tanto Dara la resisten­
cia tornu p¿ua la maxima velocidad tangencial permitida, de aquí
que habría que prever la existencia de un notable y adecuado giro
en la entrada (6r < 1), de igual sentido que el del rodete.
b) Proceso del cálculo. Sean dados V¡, tJt plt pn . El número
de revoluciones no habría de estar prescrito de antemano — en opo­
sición al caso de las bombas hidráulicas —, puesto que aquí es oportuno
llegar hasta el límite tolerable de velocidad tangencial, habida cuenta
del material o del número de Mach. Además, generalmente, resulta
imposible un acoplamiento directo con un electromotor, a causa del
elevado número de revoluciones. El límite de ultrasonido es impor­
tante en el caso de compresores axiales, y la manera más sencilla de
obtener el número de revoluciones es mediante la elección de un
índice de sonido S = ó? n2 Vlko2 apropiado, según lo dicho en los
capítulos 43 y 44.
Experimentalmente se conoce el rendimiento adiabático (r¡ad)t0t
del conjunto del compresor, con lo que el rendimiento interno será:
(??ad)tot
(vdtot = con r]m = 0,95 a 0,98
Vm
(creciente con el tamaño de la máquina). Con esto se tiene el punto
final E de la curva de estado en el diagrama Ts de Mollier (fig. 282),
mediante
A fad A íad
hi = h -f h i = i/ + d i)
0?i) tot (V i)lot

tomando el aumento adiabático de la temperatura A /a(i — t'u — 1¡


o la altura de elevación adiabática A iad = A E " del diagrama de
Mollier, o calculándolo con la ecuación (15 a), capitulo 3. La altura
de elevación vale, para gases permanentes:

H = ^ A t ad ; para aire: I i = 103 A /ad; para vapor: H = 427 A ia<j

Ahora puede trazarse la curva de estado A E , pues coincide


prácticamente con una recta, si se admite que los rendimientos por
fase permanecen invariables.
La primera fase — es decir, la situada junto al lado de aspiración —
la construiremos para el nq capaz de la máxima aspiración posible, a
508 Compresores multicelulares

fin de que con los rodetes siguientes se logre un rendimiento satisfac­


torio por el caudal aspirado, sin que los canales resulten demasiado es­
trechos ni se tenga que disminuir demasiado el diámetro del rodete
(construcción de rendimiento máximo). La fase del compresor radial,

/" A

A
rnq
H e

■11

caro de construcción y de gran exigencia de espacio, se ha de dis­


poner al propio tiempo para la máxima altura de elevación posible.
Por otra parte, para la limitación del número de fases puede apli­
carse tan sólo la forma de rodete radial lento, de modo que, por lo
común, los álabes tienen curvatura sencilla. Tratándose de un rodete
Compresores de varias fases, sin refrigeración 509

i axial, se elige lógicamente una razón de radios r„/r, lo mavor posible,


de modo que se hace cuestión del auténtico rodete rápido, en cuanto

Fio, 317. Compresor axial de elevada reacción, construido con discos preparados, para
propulsión a chorro (Junkers, Dessau) P

F ig. 318. Compresor de la turbina de gas de una locomotora

ello permite tener en cuenta la obtención de un índice de presión


suficiente [ecuación (14 a), página 296].
'-omprcsures multicelulares

La decisión sobre la necesidad de la disposición multicelular la ;


suministra la altura de elevación que se alcanza con la primera fase, ;
que en los compresores radiales, una vez admitida una velocidad i
tangencial u2, aquí condicionada solamente por razones de solidez, ]
puede expresarse con bastante exactitud por medio del índice de pre- j
sión y> en A H = y u|/2 g, si se elige y> « 1, en el caso de emplear
un difusor de anillo liso, y yi = 1,1 hasta 1,2, si se utiliza difusor de
aletas. Con ello queda también fijado el número de revoluciones del ¡

F ig . 319. Compresor de la turbina de gas de una locomotora n = 7000 r. p. m. Potencia


de la turbina 3000 CV

compresor radial, pues se tiende a la forma de rodete lento con


DJDS ^ 2, como acontece en el ejemplo numérico de la página 244.
En caso de un compresor axial, el índice de presión (referido a la
velocidad limite) depende de rjri y del giro de entrada, en general
no escogido aún definitivamente, como aparece en el ejemplo de las
páginas 214 ss. Por lo demás, la velocidad tangencial permitida
depende del límite de ultrasonido, y éste, a su vez, está condicionado
poderosamente a este giro de entrada (pág. 214). Por esta razón es
oportuno calcular la primera fase, primeramente, como se indica en
el capítulo 43, para elegir, después, la altura de elevación de las fases
y las revoluciones.
a) Altura de elevación por fase A H , invariable (figs. 314 y 316).
Para solucionar el problema con el menor número posible de fases,
Compresores de varias fases, sin refrigeración 511

es frecuente procurar conservar invariable el diámetro de las mismas,


lo que, cuando son iguales los ángulos de los álabes, motiva una
altura de elevación A H, por fase, igual en todas ellas.
Ahora puede repartirse la suma de 'las alturas de elevación entre
las distintas fases, de forma que
I A H = i A H = /u H, determinán­
dose el valor de ^ mediante la co­
rrespondiente tabla (fig. 313) o eli­
giéndolo. También es suficiente un
diagrama de Mollier, dibujado a es­
cala grande, en el cual se divide
A n tu Lautas partes, aproximada­
mente iguales a A H , como sea ne­
cesario (fig. 320).
Una vez elegido el número de
fases, se determina definitivamente
á H = fi H¡i.
A continuación se calcula la pri­
mera fase (para el rodete radial, en
la misma forma que el ejemplo nu­
mérico II del capitulo 50 ; para el
rodete axial, según los capítulos 60
a 65, como en el ejemplo numérico
en las páginas 537 ss.), con lo cual
conoceremos el número de vueltas (*).
La entrada al rodete se efectúa a me­
nudo con giro (cap. 165).
En las fases siguientes hay que
tener en cuenta la disminución de
volumen del gas. Si deben mantenerse los ángulos y el diámetro del
rodete, las anchuras de éste, en el rodete radial, variarán de la
siguiente forma :
(^1) 1 : (^1)2 : (^1)3 = (^2) 1 : (^2)2 : (^2)3 = V i : V2 : V., (12)
indicando los subíndices fuera del paréntesis, el número de la fase
correspondiente. En el rodete axial, en la ecuación (12), en vez de
las anchuras b se tienen las superficies de paso axial n (r- — rf).
Aqui puede dejarse igual r„ como en las figuras 316 y 319, o bien ra,
como en las figuras 317 y 318 ; también puede elegirse cualquier otra
variación apropiada de la limitación interna o externa de los álabes,
para ajustar a ella la otra limitación.
(*) Si el número de vueltas se fija desde un principio, la altura de elevación
por fase A H depende de la forma de rodete prevista. Se elige el número de vueltas
específico nq correspondiente, según página 238, y obtendremos, como primera
suposición, A H = (n/flj-KV)4/», puesto que nq = n Vv/A ¿A . Este valor debe
dar una velocidad tangencial que esté por debajo del límite máximo admisible.
En caso contrario, deberá tomarse para nq un valor mayor. Igual que antes,
deberá ajustarse el valor de A H para que resulte un número entero de fases.
512 Compresores multicelulares

En la ecuación (12) sólo puede sustituirse el gasto V por el vo­


lumen específico v, cuando la corriente de paso G es la misma en todas
las fases; por lo tanto, cuando puede despreciarse la variación debido
a las perdidas por fugas. Tratándose de compresores axiales hay que
Í(JI vigilar el aumento de las fugas, como se hace en el
ejemplo de la página 541.
El estado de entrada que interesa es el que existe
en la boca de aspiración del rodete. Habría que tener,
por tanto, en cuenta la reducción de la presión a la
entrada, es decir, el tránsito de Y g a Vn (página 208).
Pero como, según la ecuación (12), en el cálculo inter­
viene sólo el comportamiento recíproco y no el valor
absoluto de V, y la primera fase se calcula teniendo
en cuenta la expansión de entrada, es permitido, sin
más, referir los valores de V o de v a la presión total.
F ig. 3 2 0 a.
Perfiles de los ro­
Con ello se soslaya también la necesidad de calcular,
detes de lirunl las presiones y temperaturas con relación a la presión
diámetro para las
fases sucesivas estática, es decir, cabe conservar la curva de estado
de un compresor sencilla de la figura 320, y no se requiere indicar
allí la expansión en la boca de aspiración en los puntos
A, B, etc. El volumen especifico v, tratándose de vapores, se toma del
diagrama de Mollier en los puntos A, B, C, que dividen el trayecto
A £ en partes iguales. En los gases de molécula biatómica se calculan
cómodamente, partiendo de la temperatura y de la presión, de la
siguiente forma :
En la fase n-ava, la temperatura de entrada es:
til — b (13)
Tn — Tn —i A tgt — Tn_ i
y la relación de presiones xn = Pn + Jpn, según la ecuación (15 a),
capítulo 3:
x —1
_ | T n 4 -1 X 1 _ | ( ^ ^ad)sj_ •, | (13 a)
Tn I1 1
con
AH
(A /ad)st —
427 cr
La presión a la salida de la fase es, pues, pn + x = xn pn, y el volumen
específico, vn + 1 = R T n + l¡pn + l con Tn + 1 = Tn -f (A í)st-
De la ecuación (13 a) se ve claramente que la relación de presiones
disminuye de fase en fase, porque Tn aumenta.
En caso de que la pared posterior del rodete radial sea plana,
la anchura de la salida del rodete se obtiene como se indica en la
figura 320 a. Para facilitar la construcción de la pared anterior (sim
plificación de matrices para prensar tapas y álabes) se adopta, para
todos los rodetes, una inclinación media para la misma, manteniendo
Compresores de varias fases, sin refrigeración 513

en cada fase la anchura de entrada obtenida por el cálculo. Por regla


general, no tienen importancia las pequeñas variaciones de la anchura
de salida que así resultan, incluso ep el caso de emplear difusores de
aletas, por su insensibilidad al variar la anchura de entrada en los
mismos (pág. 351).
En los rodetes axiales, los álabes conservan para cada radio
el mismo perfil, a pesar de la disminución del ancho radial del
álabe.
En el cálculo anterior se ha supuesto que el rendimiento no va­
riaba de una fase a otra. En realidad, los canales se van haciendo
cada vez más estrechos; pero como la viscosidad cinemática dismi­
nuye al crecer la presión, a pesar de aumentar la temperatura, resulta
que el número de Reynolds varía poco. Hay que hacer notar que, al ir
creciendo la temperatura, la velocidad del sonido aumenta, es decir,
disminuye el número de Mach (pág. 503). Esta influencia favorable
compensa el aumento de rozamiento del rodete y de las pérdidas
por fuga, de forma que el rendimiento por fase generalmente dismi­
nuye en las superiores.
Tratándose de compresores axiales, surge la cuestión de si la
componente se reparte sobre la longitud radial de los álabes en
las fases siguientes, como el cálculo lo presupone, es decir, como
en la fase primera. Al principio se suponía que el reparto de cm en las
siguientes resulta desigual y, por cierto, de tal modo que la corriente
| se concentra más hacia la parte central, formándose espacios muertos
en las zonas marginales a ambos lados, dándose el caso que estas
zonas marginales son tanto más anchas cuantas más fases se han
atravesado Q). Según investigaciones modernas (2), cabe, sin embargo,
admitir que esta influencia de las fases existe solamente cuando son
empleados perfiles de gran curvatura, que alcancen o rebasen
los valores indicados en la figura 166 b, de la página 292. Si se utilizan
curvaturas moderadas, según las pretendemos también por otras ra­
zones, la experiencia enseña que el reparto de cm es incluso muy
estable, pues una perturbación artificial promovida al paso por una
fase resulta considerablemente amortiguada.
Ln ejemplo numérico de cálculo de un compresor axial de varias
fases se encuentra en el capítulo 115.
P) Altura de elevación decreciente. Cuando el grado de compre­
sión es grande, se tiene en cuenta la disminución de volumen redu­
ciendo el diámetro de cada fase, con relación al de la anterior. Esto
puede ser oportuno, sobre todo, en los compresores radiales, pues en
ellos ya es lenta la primera fase. En la figura 321 aparece uno de
estos compresores, con 3 fases de distinto diámetro, reunidos en un
solo cuerpo, con un turbina de aire que los impulsa (3).
„ H owell. í Instn. mechan. Engr., Proc. 1950, pág. 238 ; véase también
0 (1951); además, H. H au-
’K, vol. 5, págs. 333-337 (1953).

33. P f l e id e r e r : Bombas centrífugas.


^4 Compresores multicelulares

El cálculo de la primera fase se efectúa igual que antes. El es^


calonamiento de los diámetros se realiza de forma que se mantenga
una determinada relación b.¡¡D2 o que esla relación yaya
yendo, lo que es mejor. Una p e q u e ñ a disminución de b¿V 2 se ]u -
fica, no solamente para conservar pequeño el numero de fases’ S1
también a causa del número de Mach, que va disminuyendo con las
fases, y de la viscosidad cinemática, también decreciente.

Compresor ¡ g g - - J - “

Los diámetros D, de cada lase (en el compresor axial dicho


diámetro corresponde, en este caso, al de la mitad de la anchu
álabe), al ser
L2m 7iD2n t2— o2
V = G V = 71D%^2^3ni = xD , A 60
resultan de la fórmula:

60G »p-
' ^2 m 12 (14)
Do =
' k b
u !c v bolDo se tienen que elegir en armonía con los calculados para
la2*primera fase. Si los rodetes permanecen geométricamente seme­
jantes, el diámetro del rodete varia, según la expresión (14), propor­
cionalmente a Í[¡>, y ¡a altura de elevación por fase AH, proporcio-
nal“ l “ i ¿ D] Í50mLuye de fase en fase, y se deja, por el contrario,
invariable u jc ,m, se conservará el ángulo de salida/?,, a fin de que
Procedimientos de refrigeración 515

el triángulo de salida permanezca semejante. Entonces A H será pro­


porcional a D\. (En los compresores axiales, en este caso, también
permanece invariable el triángulo de entrada. Los álabes son entonces
geométricamente semejantes a los de la primera fase, con la variante
de que están cortados en la cabeza y en el pie.) En los compresores
radiales, también el álabe permanece geométricamente semejante,
cuando puede conservarse la relación de diámetros y la anchura de
los álabes se acorta en la misma proporción.
En la ecuación (14), v es el volumen especifico a la salida del rodete. Tra­
tándose de alturas de elevación inferiores a 2500 m., se puede tomar para » el vo­
lumen de entrada a la fase v. adem¿« « e¡ (.¿ueuio. Si se prefiere
el volumen específico » por cálculo, en vez de tomarlo del diagrama
de Mollier, en tal caso será conveniente recurrir a las ecuaciones deducidas del
capítulo 46 c). Tendremos en un lugar cualquiera caracterizado por el subíndice n :
1 H-A tJ T ,
vn = v¡ (15)
PnlPi
en donde
Pn
- (1 + A tn lT ,)x - (16)
Pl
iítn -(< v — c ñ ¡2 g
AU = 427 cp (17)
El subíndice 1 se refiere al tubo de aspiración del compresor, y el n, al lugar
para el cual se quiere determinar el volumen. Por tanto, A tn será el aumento de
temperatura que se efectúa hasta el punto considerado, es decir, Tn — T ¡ ;
c„, la velocidad en el lugar considerado;
jjin, el rendimiento interno total correspondiente a la parte del compresor
considerada, el cual va disminuyendo a medida que aumentan las fases, según

Via = (v»)st (18)


deduciéndose p n del valor correspondiente p n lp ¡ de la tabla de valores de
n
#in = £ A Hu el trabajo interno total por kilogramos de gas, correspondiente
1
a los rodetes hasta el de la fase n.
Esta forma de cálculo es muy poco más complicada que mediante las ecua­
ciones (13) y (13 a), pero permite tener en cuenta todas las peculiaridades de la
construcción, siendo posible el cálculo del volumen especifico en cada punto del
compresor, por ejemplo, en el entrehierro situado entre rodete y difusor, si se es­
tima el A Hi de la fase considerada, y para cn se pone la velocidad en el lugar
conderado. .

112. Procedimientos de refrigeración


Cuando el grado de compresión es elevado, hay que emplear
| la refrigeración, dados los efectos que produce, según lo explicado
en el capítulo 3. Entonces hay que tener en cuenta la ecuación (10),
de dicho capitulo, según la cual el trabajo total suministrado aparece
como aumento del contenido de calor interno del gas a elevar y del
agua de refrigeración. La superficie de refrigeración necesaria puede
situarse :
1. En el cuerpo del compresor, a lo largo de los canales de con­
ducción del aire, es decir,, en los canales del difusor y de unión con
la fase siguiente. Refrigeración interna o del cuerpo del compresor.
516 Compresores multicelulares

2. En refrigeradores intermedios especiales, sacando la corriente


de aire del cuerpo del compresor, después de un cierto número de
fases sin refrigerar, y haciéndola circular por un refrigerador cuya
superficie está formada por un conjunto de tubos (similar a los con­
densadores de superficie de las turbinas de vapor). Este conjunto
de tubos deberá construirse de material inoxidable, generalmente de
latón o de hierro estañado, debido a la formación de rocío en la
parte en contacto con el aire. El aire que sale del refrigerador se
introduce en la fase siguiente. — Refrigeración exterior.
3. Refrigerando el aire en el cuerpo del compresor y en el refri­
gerador intermedio. Esta clase de construcción representa la unión
de los procedimientos 1 y 2, y es el corriente en los compresores de
pistón, en los cuales se refrigera tanto la superficie lateral y la tapa
de los cilindros como en los refrigeradores situados entre cada dos
fases. — Refrigeración interna y externa simultáneas.
En la refrigeración interna (figs. 322 y 323) se preven espacios
huecos en los canales de entrada y de conducción, por los cuales
circula el agua de refrigeración. La superficie de refrigeración en con­
tacto con el aire consiste en las paredes huecas del camino de aire,
a las que hay que añadir las paredes macizas de las aletas de los
difusores y de los álabes de conducción, pues están unidos a las
cámaras de refrigeración, conduciendo bien el calor. (Se prescinde de
las aletas de los difusores, por las razones que se indican en las pá­
ginas 335 y 345.)
A consecuencia de la buena unión térmica existente entre todos
los álabes en reposo (difusores y de conducción) y las paredes del
cuerpo del compresor en contacto con el agua de refrigeración, hay
que considerar su superficie como efectiva para la refrigeración, má­
xime cuando la resistencia de paso al calor es en el lado del aire muchas
veces mayor que en el lado del agua, por lo cual es adecuado el aumento
de la superficie de refrigeración en contacto con el aire. Para obtener
que la superficie de refrigeración en contacto con el aire sea lo mayor
posible, se emplea un gran número de álabes de conducción (fig. 322 á)
y se hace el diámetro del cuerpo del compresor lo mayor posible.
El aumento de los álabes da origen a un aumento de la superficie de
rozamiento, mientras que el aumento del diámetro del compresor
— en especial si se emplean difusores de anillo lisos — provoca un
mejoramiento de la conversión de velocidad, con todo lo cual el rendi­
miento que se alcanza es aceptable. El coeficiente de conductibilidad
térmica ag del lado de aire se favorece por la gran velocidad de éste.
A pesar de ello, la resistencia de paso al calor es mayor que en el lado
de agua, y por lo tanto, para el cálculo de la superficie de refrigera­
ción, deberemos basarnos en la parte en contacto con el aire.
Las cámaras de aire deben ser accesibles para su limpieza, lo
que se consigue disponiendo muchos orificios (figs. 322 b y 323),
puesto que se forman incrustaciones. Esta fácil accesibilidad tiene
gran importancia, en especial cuando se emplea para la refrigeración
Procedimientos de refrigeración 517

agua recirculada, ya que el contenido en sales aumenta por la evano-


ración en las torres de refrigeración.
En la refrigeración interna, dqbido a lo complicadas que resul­
tan las piezas de fundición, se utiliza todavía la construcción co-
51S Compresores multicelulares 1

rriente, desde antiguo, consistente en dividir el cuerpo en tantos


anillos como fases, de forma que, a pesar de estar dividido el com- :
presor según el plano '
horizontal, se construye ‘
como una máquina de
anillos independientes
(páginas 459 ss). Estos i
anillos se unen a las pie- ;
zas extremas de aspira­
ción e impulsión median­
te tirantes, recubriendo
el conjunto con chapa
pulida (fig. 322 b).
En los compresores I
-axiales no es posible co­
locar en el cuerpo la
superficie de refrigera- -
ción necesaria para una
Fio. 322 a. Alabes de los canales conductores del r e fr ig e r a c ió n e f e c tiv a . j
turbocompresor de la figura 322 L.a r e fr ig e r a c ió n del
cuerpo del compresor se j
ha efectuado también muchas veces con éxito como refrigeración in­
yectada. En tal caso, el líquido refrigerante se inyecta y pulveriza en I

F ig . 322 6. Vista del turbocompresor de la figura 322

los canales de conducción. Como refrigerante se emplea en los com­


presores de vapor de agua, naturalmente, agua, y en la producción de
(l) Escher ‘Wvss Mitt. 1941, pág. 23 ; además, Transactions ASME, vol. 74
(1952), págs. 879-950, y vol. 75 (1953), págs. 409-420.
Procedimientos de refrigeración 519

fiío mediante compresores centrífugos, el propio liquido refrigerante.


En los compresores para aire y gas se ha utilizado también la inyec-

F ig . 323. Circulación del agua de refrigeración en el turbocompresor de la figura 322

ción de agua. Es una gran dificultad que el agua inyectada haya de


ser previamente destilada. El ahorro de la potencia de accionamiento
es sólo algo menor que en la refrigeración por superficie. La condición
520 Compresores multicelulares

fundamental es que todo el líquido de refrigeración se vaporice des­


pués de inyectado, es decir, que no se arrastre líquido. Con el empleo
de este sistema de refrigeración en los compresores se puede evitar o
disminuir la formación de incrustaciones. Parece ser ventajosa la
combinación de una refrigeración por baño y superficial.
Empleando el sistema de refrigeración externa se simplifica la
construcción del cuerpo del compresor, construyéndolo de una sola
pieza ;— dividido solamente según el plano horizontal — como en la

figura 324, o bien introduciendo en el cuerpo, formado por pocas


piezas, otras que formen los canales de conducción (fig. 325). Se puede
reducir el número de álabes de los canales de conducción entre fases,
reduciéndose las resistencias al paso de la corriente. La contrapartida
consiste en que hay que añadir los refrigeradores intermedios con los
tubos de refrigeración de material inoxidable y caro (figs. 324 a, 325 a),
que originan una pérdida adicional de presión. La superficie de refri­
geración deberá limpiarse regularmente, y por ello los haces de tubos
deben ser fácilmente accesibles, por ejemplo, de forma que se pueda
sacar el cuerpo refrigerante en una sola pieza y mediante un ternal.
En las figuras 324 y 325 se han previsto cuatro grupos de rodetes
en cada una, es decir, triple refrigeración intermedia. En la primera
Procedimientos de refrigeración 521

'construcción, los refrigeradores intermedios se han unido al cuerpo


del compresor mediante tornillos (fig. 324 a), situándolos inclinados
y siendo todos los tubos de refrigerapión lisos. En la figura 325 a,
los refrigeradores están dispuestos verticalmente. Los haces de tubos
están constituidos por tubos con aletas (pág. 529). En ambos casos
se puede aprovechar todo el camino de aire, hasta la entrada al refri­
gerador, para la conversión de la energía de velocidad en presión,
cosa que se ve claramente en la figura 325 a. En la figura 324 se

F ig. 324 a. Sección del compresor de la figura 324

han previsto difusores de aletas a la salida del rodete (pues la cons­


trucción de los rodetes con paredes paralelas originan pequeños án­
gulos a3), mientras que en la figura 325 se ha dispuesto un espacio
anular sin álabes (págs. 368 ss.). La separación de las piezas inte­
riores del cuerpo exterior se efectúa en el punto en que cambia la
dirección de la corriente, o sea, entre el espacio anular sin álabes y
los álabes de conducción a la fase siguiente.
En los primeros tiempos de construcción de compresores centrí­
fugos fue empleada exclusivamente la refrigeración interna. Sin em­
bargo, ha perdido mucha importancia. Contribuye en particular a ello
que en los últimos treinta años las velocidades tangenciales del rodete
casi se han duplicado; por tanto, el número de fases pudo ser reducido
522 Compresores multicelulares

a la cuarta parte, de modo que en la actualidad la superficie de refri- .


geración es insuficiente. Por otra parte, hay que tener en cuenta que •
la humedad del aire en la refrigeración exterior es eliminada en los i
refrigeradores intermedios, mientras que en la refrigeración interna i
aquélla se acumula en la corriente a presión.
A pesar de que la refrigeración interna requiere una cimentación )
sencilla y una superficie reducida, de manera que si el accionamiento i
es eléctrico, puede prescindirse de construir sótanos, y también que '
los gastos de fabricación son reducidos por las razones mencionadas, |
y por lo menos para grandes potencias, la refrigeración interna tuvo i

F ig. 325. Turbocompresor con refrigeración exterior (Demag)

que ceder ante la externa. En las formas de ejecución que han sido 1
mostradas hasta aquí para la refrigeración externa, el número de re-1
frigeradores intermedios se limita generalmente a 3, de modo que !
corresponden de dos a tres fases radiales no refrigeradas por cada refri-3
gerador intermedio. Esta medida fue provocada por la pérdida de pre-1
sión experimentada por el aire en el refrigerador intermedio. En el curso;
de la progresiva disminución del número de fases se nota la tendencia;
a disponer un refrigerador intermedio detrás de cada fase, puesto
que, entretanto, se ha aprendido a mantener pequeña la resistencia'
del aire en el refrigerador y cabe esperar una mejora notable del,
rendimiento. La primera ejecución (x) (conocida desde 1935) de este?
tipo es el turbocompresor « Isotherm» de BBC (fig. 326), que, a pesar;
de sus 9 fases, el aire es conducido a partir de la segunda hasta la
penúltima fase, a través de un haz de refrigeradores dispuestos en dosf
partes, superior e inferior, del cuerpo del compresor. Esta desviación*!

(‘) Brown Boveri Mitt., vol. 40, págs. 77 y 78 (1953).


Procedimientos de refrigeración 523

frecuente del aire requiere mucho cuidado en la forma a dar a los ca­
nales de conexión. Se consigue un buen rendimiento compensando el

Fig . 325 «. Sección de un compresor del tipo de la figura 325, para 55 000 m/h. a 7 atm
y 4450 r. p. m.

empuje (de conformidad con lo dicho en la pagina 457), disponiendo


los rodetes en sentido opuesto, con lo que puede prescindirse del
anillo de compensación, evitándose así sus fugas.
El eje está soste­
nido por un tercer coji­
nete situado en el centro
del cuerpo del compre­
so]:, con lo que el es­
pesor de aquél puede
reducirse y mejorar la
entrada en los rodetes.
La válvula de desahogo
que se ve en el extremo
izquierdo de la caja, al
pasar más allá del lí­
mite de bomba, con­
duce el aire expulsado a
la turbina de recupera­
ción, aplicada en la mis­
ma cara extrema (según refrigeración
F ig. 326. Turbocompresor « Isotherm » de BBC con
exterior de la segunda o la penúltima fase
acontece también en la y turbina de recuperación
figura 324).
El sentido indicado de la evolución de estas máquinas se hace
patente sobre todo en la construcción de la fábrica Oerlikon, repre-
F ig s . 327-327 b. Compresor radial de tres fases (Oerlikon, Suiza) con difusor de cuatro
canales por fase, cada uno de los cuales termina en un refrigerador. El aire enfriado es
conducido a la fase siguiente por los conductos L
Cálculo de los compresores con refrigeración 525

sentada en la figura 327, en la que el número de fases está reducido


a 3 (*). Esta ejecución merece ser señalada, por cuanto se han evitado
cambios de dirección en los canales de conducción (pág. 356) y el
camino del aire queda acortado, ya que cada uno de los canales posee
su propio refrigerador intermedio. A pesar de las grandes velocidades
tangenciales de u2«a 300 m/seg, parece que se han logrado excelentes
rendimientos.
La refrigeración interna y externa conjuntas cuentan con la
ventaja teórica de aproximar, más que cualquiera de los otros dos
procedimientos antes mencionados, la curva de estado a la isotér­
mica. Implica, sin embargo, las mismas exigencias en la construcción
y entretenimiento, razón por la cual es utilizado tan sólo en casos
especiales.

113. Cálculo de los compresores con refrigeración


Hasta ahora se tomó como base, en el cálculo del rodete, para la
Í altura de elevación por fase, la altura de elevación adiabática A H,
es decir, el trabajo específico sin pérdidas. Veamos, pues, ahora si
en el caso de refrigeración en la relación
AH
(19)
Vh
puede calcularse la magnitud A H sobre la base de la adiabática.
El proceso de la compresión en el canal del rodete y en el del
difusor es el mismo con refrigeración exterior que en el compresor
' sin refrigerar, por lo que en este caso no hay motivo para ninguna
variación. En el caso de refrigeración interna, el proceso diferirá poco
en el rodete, ya que éste no puede refrigerarse de un modo efectivo.
Solamente en el dispositivo difusor se hará patente el efecto de la
refrigeración, en el sentido de favorecer la conversión de velocidad en
presión; pero su acción principal se producirá después de alcanzada
la presión final, en especial cuando el grado de reacción, según el ca­
pítulo 24, como es corriente, es considerablemente mayor de 0,5.
El proceso sin pérdidas diferirá poco de la adiabática. Podemos, pues,
f determinar A H en la ecuación (19) del mismo modo que hasta ahora.
; En vista de las consideraciones anteriores debería suponerse r¡h algo
f mayor en la refrigeración interna que en la externa, para tener con
ello en cuenta la refrigeración durante la compresión. Pero esto tam-
¡r poco sería necesario, puesto que el camino de rozamiento y la resistencia
\ de rozamiento entre fases son mayores que en la refrigeración ex-
Hterior, en donde estas resistencias aparecen en el refrigerador inter­
medio y se consideran aparte.

(*) W. K arrer : Schweiz. Bauztg., vol. 66, n.° 21, págs. 291-296 (1948).
526 Compresores multicelulares

A continuación trataremos de averiguar estas alturas de eleva­


ción adiabática por fase, en los diferentes procedimientos de refri­
geración.
a) Refrigeración exterior. Se trata en primer lugar este caso
por ser el más sencillo.
a) Refrigeración completa entre fases sin refrigerar. El ahorro
de trabajo debido a la refrigeración tiene su máximo valor cuando
a cada grupo de fases le corres-
ponde el mismo trabajo de com­
presión, lo que se puede ver fá-
pilmonfo on n i ~ Q-—
H1 C*
- ^
(figura 328). Empleando dos re­
frigeradores intermedios, se divi­
dirá el trayecto isotérmico A; E '
en tres partes iguales, resultando
los puntos Z{ y Z\. Las isóbaras
de las presiones intermedias pzl
y p22, así como la de la presión
pleta entre tres p-upos de escalones sin final p u , se forman por simple
refrigeración desplazamiento, paralelo horizon­
tal, de las isóbaras de la presión
inicial p¡ (suponiendo cp constante). Debido a ello se ve que también
las temperaturas de salida adiabáticas t'.v t '12 y t'e de cada grupo
tienen que ser iguales. Según la ecuación (15 a), capítulo 3, son
también iguales las relaciones de presión, o sea:
Pz 1 Pz 2 Pll = X,
gr
Pl Pzl Pz2
Multiplicando estos tres quebrados, resulta inmediatamente que
para / grupos x>gr = p¡¡lpi, con lo que

(20)
■ " -if
Las presiones intermedias son, pues:
Pz i ^gr Pi» P: 2 ^gr Pl
El cálculo de todo el compresor consiste en el cálculo de / grupos
de fases sin refrigerar, el cual se efectúa de la forma indicada en el
capitulo 111. Sólo debe tenerse en cuenta que el caudal disminuye
de grupo en grupo, con lo cual disminuirán los diámetros de los rodetes,
siendo, por tanto, de utilidad la ecuación (14). El caso ideal sería si el
rodete disminuyera, conservándose semejante geométricamente. En la
realidad, el valor de &2/'D2deberá disminuirse, como en la página 480,
al aumentar la densidad, para reducir el número de fases, lo que va
unido, además, a una disminución de (rj,)st en el caso de no existir
la limitación admisible del número de Mach (pág. 479). Todo ocurre
Cálculo de los compresores con refrigeración 527

igual que en las turbinas de vapor, en donde el rendimiento por fase


en la parte de alta presión es menor que en la de baja presión.
(i) Refrigeración incompleta. Para economizar superficie de re­
frigeración cara y para limitar el consumo de agua, no se alcanza la
temperatura inicial delgas en los refrigeradores intermedios.Dejamos
aparte que ello seria posible con agua suficientemente fría. General­
mente utilizando agua fría a 10° se permite que el agua a la salida
del refrigerador esté 20° por encima de la temperatura del gas en la
aspiración inicial. Entonces
se eligen las presiones inter­
medias dp fo rm a rmp
1 lo oltu^n
de elevación del primer gru­
po de fases sea algo mayor que
en los grupos siguientes. Otra
variación de la curva de es­
tado, con relación al caso
ideal tratado en a), se efectúa
a causa de la disminución de
presión en el refrigerador in­
termedio y en sus tuberías
de unión al compresor, que F ig . 329. Refrigeración de retomo incompleta
puede representar el 5 % entre tres grupos de escalones sin refrigeración
(hasta el 10 %) (en el tipo de
construcción de la figura 327, sólo el 1 %) del valor de la presión ab­
soluta existente. Con ello resulta aproximadamente la trayectoria de
la curva de estado que se representa en la figura 329. (Ejemplo de
[un compresor axial, capítulo 115.)
y) Los refrigeradores intermedios son refrigeradores de super­
ficie, como los condensadores de superficie, raramente refrigerados
por inyección (págs. 518 ss.). La superficie de refrigeración, debido
al rocío que se forma, deberá estar constituida por una materia inoxi­
dable—por ejemplo, latón—, generalmente en forma de tubos del­
gados, de sección circular, o mejoren forma de gota, los cuales deberán
estar dispuestos de manera que se puedan limpiar cómodamente inte­
rior y exteriormente. El aire y el agua de refrigeración tienen, en lo po­
sible, direcciones contrarias, con el fin de ahorrar superficie de refrige-
I ración. Generalmente el agua se hace pasar por los tubos, y el aire, a
I través de los mismos, puesto que de esta forma la transmisión de
I calor es buena y se facilita la limpieza. La conducción del aire en la
I dirección longitudinal de los tubos es mucho menos favorable que
I la corriente transversal, en especial para números de Reynolds peque-
I ños (*). Conduciendo el gas varias veces transversalmente a los haces
] de tubos se puede realizar la contracorriente. Tiene poca importancia
el disponer los tubos alineados o a tresbolillo con relación a la direc­
ción de la corriente. Es recomendable elegir la separación entre los tu-

0) E. H ofmanx : Z. VDI, vol. 84, págs. 97-101 (1940).


528 Compresores multicelulares

bos tan pequeña como lo permitan las razones constructivas o de lim­


pieza de los mismos, ya que ello no sólo disminuye el espacio ocupado,
sino que también se reduce (x) la resistencia de paso de la corriente, para
una misma transmisión de calor. Este punto de vista rige, en especial,
para la distribución de tubos perpendicularmente a la dirección de
la corriente del aire. Se evitarán vibraciones de los tubos disponiendo
paredes transversales, que al propio tiempo sirven para conducción
del aire. Hay que considerar que el cuerpo del refrigerador se calienta
más que los tubos, por lo que, para evitar roturas, hay que prever un
sistema elástico adecuado. El gas sólo se lleva por dentro de los tubos
en el caso de gases químicamente agresivos, puesto que en tal caso
la caja está solamente en contacto con el agua y no necesita protec­
ción especial.
Cálculo del refrigerador intermedio. La cantidad de calor a ex­
traer en kilocalorías por hora es, en el primer refrigerador intermedio,
Qh = Gh cp (*xi — h)>
en donde Gh es el caudal de aire en kilogramos por hora. Además, en
el lado del aire es necesaria una superficie de refrigeración:

/ = (21)
siendo: k A tm
A tm la diferencia de temperaturas media entre el aire y el agua
de refrigeración. Su valor es lo mismo para contracorriente que para
corriente del mismo sentido :
A i' — AV
A tm = (21 a)
AV
ln
AV
(AV y A V son las diferencias de temperatura entre el gas y el agua
al principio y al final de la superficie de refrigeración /). Para simpli­
ficar podemos tomar para el caso corriente :

A tm = h (A V + A f ) .
k es el coeficiente de transmisión del calor en kilocalorías por
metro cuadrado-hora-grado. Se obtiene partiendo de su valor recí­
proco, la resistencia de paso, que es igual a la suma de todas las re­
sistencias :

j = — + — + 4- (21 b)
k ag aw A
En donde ag y aw representan los coeficientes de transmisión entre
gas y pared, y agua y pared, respectivamente, en kilocalorías por

(») E. E ckert : Wárme und Stoffaustausch. Berlln-Gotinga-Heidelberg:


Springer, 1949.
Cálculo de los compresores con refrigeración 529

metro cuadrado-hora-grado; el coeficiente de transmisión del ma-


teral de la pared en kilocalorías por metro cuadrado-hora-grado, y s,
■el espesor en m de la pared. El tercer término s/j\ de la ecuación (21 b)
Les despreciable. **1
¡ Para los valores de ag y qw, todavía se depende, hoy en día, de
la experiencia. Para una corriente de gas a través de un haz de tubos
‘perpendicularmente a éstos, se puede establecer con suficiente exac­
titud í1), siempre que las series de tubos estén colocadas a tresbolillo:

siendo Pe = w y d c pl?.g el coeficiente de Péclet, Xg el coeficiente de


transmisión de calor del gas para el valor medio aritmético entre las
temperaturas del gas y de la pared, d el diámetro exterior del tubo
; y w la velocidad del aire en el lugar más estrecho, entre dos tubos
vecinos, en metro por segundo. El factor i depende del número de
series de tubos situadas una detrás de otra, y vale :
para 2 4 6 8 10 y más series de tubos
i = 0,075 0,0922 0,102 0,107 0,110
El empleo de la ecuación (21 c) se simplifica si se tiene en cuenta
que w y = V/F y = G¡JF (Gh = caudal de aire en kilogramos por
hora, F = suma de las secciones más estrechas a lo largo de una serie
de tubos) es independiente del estado del gas. Además, la tempera­
tura de la pared es prácticamente igual a la del agua, puesto que la
resistencia de paso \¡aw entre el agua y la pared es sólo una fracción
de la resistencia de paso l/ag entre el gas y la pared. Por ello se puede
tomar para Xg el valor correspondiente al valor medio entre las
temperaturas del gas y del agua. Sin embargo, se puede despreciar (2),
para el aire en el campo de 1 a 10 atm, la dependencia de Xg de la
presión. La dependencia de la temperatura tiene también poca in­
fluencia, por lo que es admisible poner, en el campo entre 50° y 150°,
\ « 0,026. Con cp = 0,241 se obtiene la fórmula de uso corriente:
0,14 i
r a° ~ dv.
Ir •
Puesto que, como se ha dicho, la mayor resistencia al paso del
iCalor se encuentra en el lado del aire, reduciremos el espacio y ahorra­
remos material, si ponemos en el lado del aire aletas formadas por
idiscos o espirales de 0,5 mm de espesor, separadas de 2 a 3 mm, de
latón o de hierro galvanizado. Con ello se puede también mejorar la
conducción del gas y aumentar la resistencia mecánica. En el cálculo
se procede de forma que se sigue poniendo para /, en la ecuación (21),
0) Hütte, 27.» edición, vol. 1, pág. 593 ; allí se encontrará más bibliografía.
(*) Grober-E rk, Die Grundgesetze der Wármeübertragung, pág. 246. Sprin-
ger, Berlín, 1933.
34. Pfleiderer : Bombas centrífugas.
u u a ip ic s u ie s m u ltic e lu la r e s

la superficie exterior cilindrica de los tubos y poniendo, en vez del


valor de cu deducido de la expresión (21 c), £ a0, siendo £ = 0,4
a 0,6 fn/f. ¡h es la superficie de refrigeración total después de añadir
las aletas en contacto con el aire. La relación entre la superficie en
contacto con el agua y la del lado del aire (*) es de 1 : 8 a 1 : 20.
Para aw sirve la fórmula aproximada:
u>0,87
o.m = 1 / 55 (1 0,015 tw) ^0(13 (21 e)

(w = velocidad del agua en el tubo, en metros por segundo.


d = diámetro interior del tubo, tw = temperaturam edia del agua
en °C).
Según las ecuaciones (21 c) y (21 e), tanto ag como aw crecen
con la velocidad de la corriente. Por ello conviene adoptar gran­
des velocidades, especialmente en el lado del aire, lo cual re­
quiere, por otra parte, evitar en lo posible cualquier resistencia de
forma, siendo preferibles formas de sección alargadas para los tubos
(página 84). En este caso hay que calcular d mediante la formula (41),
página 72. En el lado del agua,
las grandes velocidades tienen poca
utilidad, ya que aw es de todas
formas bastante grande. Es conve­
niente situar las aletas de refrige­
ración a tresbolillo, puesto que esta
disposición conduce a la relación
más favorable de transmisión del
calor. •
Las ecuaciones (21 c a e ) su­
ponen superficies de refrigeración
limpias.
b) Refrigeración del cuerpo del
compresor. La refrigeración por
circulación completa a través de
cada fase es más dificil de ejecutar
que la refrigeración exterior. Espe­
cialmente en el campo de las pri­
meras fases se nota poco la refri­
geración, ya que no existe salto
de temperatura, o bien es muy pe­
queño. Por esto la linea de unión de
los puntos de estado A v A v A3, etc.,
de la entrada en las fases, en el diagrama T S, sube en un principio
inclinada; o incluso, como en el compresor sin refrigerar, primero se
inclina hacia la derecha, para curvarse luego hacia la izquierda, nías
y más, al aumentar la temperatura del aire. En la figura 330 co

(i) E. T homann : BWK, vol. 6, págs. 132-134 (1954).


Cálculo de los compresores con refrigeración Ü31

hace resaltar la refrigeración por recirculación entre las fases, por


los trayectos dibujados con trazo fuerte sobre las isóbaras. A ty lt
A tg 2, etc., son las disminuciones de temperatura del gas en cada fase.
Las isobaias p2, p3, etc., de las presiones intermedias se obtienen
nuevamente tomando el aumento de temperatura adiabático A taá =
*4 AHjCp de la fase correspondiente, a partir del punto de estado
-4lf A 2, etc., en dirección vertical.
La determinación del número de fases necesa­
rio puede efectuarse, pues, llevando este aumento
de temperatura adiabático en la curva de estado,
cuando ésta es conocida n ceo 2C *;Cn¿u brtaca de
ensayo suficientes. Se puede calcular también de la
siguiente forma, tomando como base la superficie
de refrigeración disponible y las relaciones de tem­
peraturas.
Cálculo de la refrigeración en la fase refrigerada en el
cuerpo de la misma. Se considera la fase n-ava, suponiendo
/IV6 o'L/e^r*8®rac^ n se efectúa después de la compresión
(fig. 330 a). Si tg' es la temperatura de salida de la fase sin
refrigerar, se tendrá:
tf tn + A l = /»-)- A A H
(»?«)St Cp
F ig . 330 a.
siendo tn la temperatura dej gas a la entrada de la fase D ia g r a m a e n t r ó p ic o
considerada. Además, se conocen (fig. 330 b): tw\ tempera­ c o r r e s p o n d ie n t e a l a
tura del agua de refrigeración a la entrada en la fase ; /, fa s e n
la superficie de refrigeración en contacto con el aire, de la
fase, que consiste, en parte, en superficie de pared y, en parte en sunerficie de
difusores y-¿labes de conducción. (No se tiene en cuenta qScparte defsta super-
íicie está bañada por agua de la fase anterior, puesto que las temperaturasPdel
agua en dos fases consecutivas se diferencian poco.)
Son desconocidas las temperaturas de salida Ge*
* f'y J " ” úel gas y del agua, y por tanto, la canti­
dad de calor que ha pasado por hora por la super­
ficie de refrigeración: A gua

4 0 - * / a u M (Í£l±iC _ m F ig . 330 b. E s q u e m a de re ­
f r ig e r a c i ó n
Mediante esta sencilla intervención de las tem­
peraturas, se toma como base, en cierto modo, una temperatura media constante
en el lado del gas y del aire (superficie de calefacción sin corriente). Esto ocu­
rriría de no existir corriente de sentido contrario, ni del mismo sentido, ni
transversal, y se admite al no ser posible un cálculo exacto de la diferencia media
ae temperaturas.
En la ecuación (22) se desconocen, como se ha dicho, A O, 1/ tw" ; pero como
la cantidad de calor que desprende el gas,
A Q = GÁCp(tg' — tg"),
es igual a la cantidad de calor absorbida por el agua,
A Q = Gu, (lw" — /„,')
resulta:
t p " = lo
A'.Q
Gh cp (22 a)

ttíl —
—tu
AQ
obteniéndose, al sustituir estos valores en la ecuación (22):
1 AQ l t ’+ ± A Q .
AQ = * / [ v 2 Gh cp V* ^ 2 Gw
532 Compresores multicelulares

de donde se tiene:
(22 b)

La temperatura de entrada del gas a la fase siguiente se conoce aplicando


la ecuación (22 a). .... ,
Este cálculo es aproximado. En el proceso real, en realidad no se alcanza por
completo la temperatura a consecuencia de la refrigeración. Además, la distribu­
ción de temperaturas no es simétrica al eje, porque tampoco el agua de distri­
bución se conduce simétricamente al mismo (fig. 323). Generalmente entra por
debajo de cada anillo y sale por arriba. Finalmente, la superficie de refrigeración
está constituida, a veces, por paredes barridas por agua, o bien con aletas, debién­
dose valorar dichas superficies de manera distinta. Como coeficiente de trans­
misión del calor k, deberemos tomar, en tal caso, un valor medio, que se obtiene
después de efectuar ensayos. Como fórmula aproximada podemos admitir:
(22 c)
Siendo: *
a Qw los valores medios de los coeficientes de transmisión del calor del
’ jado del gas y del agua, respectivamente, en kilocalorías por metro
cuadrado-hora-grado, para los cuales hay que tomar valores experi­
mentales;
/, la superficie de refrigeración, en metro cuadrado, introducida en el
cálculo;
ls, ¡w, las superficies, en metro cuadrado, bañadas por gas y agua, respec­
tivamente.
La temperatura t'w del agua a la entrada de cada fase depende
de la forma de distribución. Si todas las fases son paralelas a la co­
rriente de agua, t'w será, para todas las fases, igual a la temperatura
del agua fria. De esta forma es cuando se obtiene el mejor efecto de
refrigeración, pero a costa de un mayor consumo de agua. El mínimo
consumo de agua con relación al efecto refrigerante alcanzado se
obtiene disponiendo en serie la corriente de agua de refrigeración de
las fases, es decir, haciendo entrar el agua en la primera fase y que
salga por la última. Como corrientes, las de gas y de agua serán, pues,
de igual sentido, mientras que, desde el punto de vista térmico, re­
sultan de sentido contrario. En este caso, t'w es siempre la temperatura
de salida de la fase anterior. Existe, no obstante, el inconveniente de
que no se puede regular a voluntad la refrigeración de cada fase,
siendo esta razón por la cual se emplea frecuentemente la distribución
mencionada en primer lugar.

114. In flu e n c ia de la hum edad de l a ire

La humedad da origen a una disminución del peso de aire seco


elevado por metros cúbicos de volumen aspirado, porque, según la
ley de Dalton, disminuye su presión parcial en la presión parcial pdI
del vapor, o sea, que pasa de p¡ a p/ — pdi• E st° obliga a aumentar
en el cálculo el caudal en la proporción;
Pi (23)
Pl — <PPsl
Influencia de la humedad del aire 533

siendo psl la presión de saturación del vapor, correspondiente a la


temperatura existente, y y = pdIlpsl la humedad relativa. psI se
tomará de la tabla para vapor, desagua saturado, a la temperatura
de la mezcla. En lugar de y se emplea también el grado de saturación
y = x¡xs (x = contenido de agua en kilogramo de aire seco, x, = va­
lor de x en la saturación).
Entre y y y existe la relación:
P i — Psi
m (23 a)
*P Pl — Pdl
Como p31 y Pd i* a las temperaturas corrientes de aspiración, son siem­
pre muy pequeñas con relación a plt prácticamente concuerdan y y y.
El factor de aumento £ se puede calcular fácilmente si se conocen
y o y. Cuando la temperatura de aspiración es alta, es bastante mayor
que 1. Son importantes los siguientes efectos provocados por la hume­
dad del aire.
Durante la compresión, que generalmente se produce con aumento
de temperatura, la presión de saturación ps del vapor aumenta mucho,
mientras que pd crece solamente en la proporción que lo hace la pre­
sión total, disminuyendo considerablemente y. Si se refrigera a con­
tinuación, p3 pasa paulatinamente a su valor inicial, mientras que pd I
varia solamente en la misma proporción que la presión total, que se
mantiene casi invariable. Por tanto, y crece en la refrigeración hasta
que, finalmente, se rebasa el valor 1, o sea, el punto de saturación,
y se condensa agua. Debido a ello se prevén dispositivos de purga en
los refrigeradores intermedios y en la tubería de impulsión.
, ^ contenido de agua en kilogramos de vapor por kilogramo de
aire seco, es igual a la relación de densidades entre vapor y aire, es
decir, a la relación inversa de los volúmenes específicos:
Tx
(24)
Vd Pi»d
Los subíndices / y d se refieren al aire y al vapor, respectivamente.
Si para el vapor se toma como base la ecuación de estado para gases
—lo que es admisible por las circunstancias del caso (!)—, se podrá
escribir también, considerando que las constantes del gas son propor­
cionales a los pesos moleculares:
md Pd
x = (24 a)
m¡ P¡
si md 18, mx — 29 significan los pesos moleculares del vapor y del
aire. Si expresamos las presiones en kilogramos por centímetro cua­
drado, tendremos, considerando al mismo tiempo que, en lugar de la
presión parcial p,, se puede poner la presión total p :
------

x = 0,622 Ps
= 0,622 y — (24 b)
P P
oí. 73, pRág,M°1009-W (M29).1' V° ‘' pág!' 869-872 (1923); " ml!ra° e” Z' VDI*
pw ' . .
534 Compresores multicelulares

Presión de saturación (l) del oapor de agua en kilogramos por centímetro cuadrado

g rad o 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9

0 0 ,0 0 8 23 0 ,0 0 6 69 0 ,0 0 7 19 0 ,0 0 7 72 0 ,0 0 8 29 0 ,0 0 8 89 0 ,0 0 9 53 0 ,0 1 0 21 0 ,0 1 0 93 0 ,0 1 1 70
10 0 ,0 1 2 51 0 ,0 1 3 38 0 ,0 1 4 29 0 ,0 1 5 26 0 ,0 1 6 21 0 ,0 1 7 38 0 ,0 1 8 53 0 ,0 1 9 74 0 ,0 2 1 03 0 ,0 2 2 39
20 0 ,0 2 3 83 0 ,0 2 5 34 0 ,0 2 6 94 0 ,0 2 8 63 0 ,0 3 0 41 0 ,0 3 2 29 0 ,0 3 4 26 0 ,0 3 6 34 0 ,0 3 8 56 0 ,0 4 0 83
30 0 ,0 1 3 25 0 ,0 4 5 80 0 ,0 4 8 47 0 ,0 5 1 28 0 ,0 5 4 23 0 ,0 5 7 33 0 ,0 6 0 57 0 ,0 6 3 98 0 ,0 6 7 55 0 ,0 7 1 29
40 0 ,0 7 5 20 0 ,0 7 9 30 0 ,1 8 3 60 0 ,0 8 8 09 0 ,0 9 2 78 0 ,0 9 7 71 0 ,1 0 2 84 0 ,1 0 8 21 0 ,1 1 3 82 0 ,1 1 9 67
50 0 ,1 2 5 78 0 ,1 3 2 16 0 ,1 3 8 81 0 ,1 4 5 75 0 ,1 5 2 98 0 ,1 6 0 51 0 ,1 6 8 35 0 ,1 7 6 53 0 ,1 8 5 04 0 ,1 9 3 90
60 0 ,2 0 3 1 0 ,2 1 2 7 0 ,2 2 2 7 0 ,2 3 3 0 0 ,2 4 3 8 0 ,2 5 5 0 0 ,2 6 6 6 0 ,2 7 8 7 0 ,2 9 1 2 0 ,3 0 4 2
70 0 ,3 1 7 7 0 ,3 3 1 7 0 ,3 4 6 3 0 ,3 6 1 3 0 ,3 7 6 9 0 ,3 9 3 1 0 ,4 0 9 8 0 ,4 2 7 2 0 ,4 4 5 1 0 ,4 6 3 7
80 0 ,4 8 2 9 0 ,5 0 2 8 0 ,5 2 3 4 0 ,5 4 4 7 0 ,5 6 6 7 0 ,5 8 9 4 0 ,6 1 2 9 0 ,6 3 7 2 0 ,6 6 2 3 0 ,6 8 8 2
90 0 ,7 1 4 9 0 ,7 4 2 5 0 ,771 0 0 ,8 0 0 4 0 ,8 3 0 7 0 ,8 6 1 9 0 ,8 9 4 2 0 ,9 2 7 4 0 ,9 6 1 6 0 ,9 9 6 9
100 1,033 2 1 ,0 7 0 7 1 ,1 0 9 2 1 ,1 4 8 9 1 ,1 8 9 8 1,231 8 1 ,2 7 5 1 1 ,3 1 9 6 1 ,3 6 5 4 1 ,4 1 2 5

Eiemnln FstaHn -4«i « la ¿el . tt — 2o k¿, p¡ = i aut.,


<p = 0,8 ; a la salida del primer refrigerador intermedio: tx = 30° C, pix = 2 a ta .;
del segundo refrigerador intermedio: tt = 30° C, p¡ , = 4 ata., Presión de sa­
lida : pe = 8 ata.
La presión parcial del vapor a la entrada del compresor es: p ¿i = <PPs /, o sea,
según la tabla anterior: = 0,8-0,02383 = 0,0190 kg/cm». De acuerdo con la ecua­
ción (23), el caudal dado deberá multiplicarse por£ = 1/(1 — 0,019) = 1,02.
Según la ecuación (23 a), y¡<p = (1 — 0,0238)/(l — 0,0190) = 0,0995 « 1, como
era de esperar.
Los contenidos de vapor en kilogramo por kilogramos de aire seco son, según
la ecuación (24 b) :
en el estado de aspiración: x¡ — 0,622-0,0190/1 = 0,0118 ;
en el l." refrigerador intermedio, si se tiene en cuenta el contenido de vapor
mayor posible, es decir, suponiendo la saturación, tendremos de la tabla
anterior :(p¿)x, = (ps)„ = 0,04325 kg/cm», (x**,), = 0,622-0,04325/2 =0,0138.
Puesto que (ix,)s > x7, el aire no esta saturado y no se producirá ninguna con-,
densación, pero el grado de saturación ha aumentado a wx x = 0,0118/0,0138
= 0,85 ;
en el 2.° refrigerador intermedio: para saturación completa: (Xxj)x = 0,622 X
X 0,04325/4 = 0,00672, separándose x¡ — [xx ,)s = 0,0051 kg. de agua por ki­
logramo de aire.
En la tubería de impulsión, si el aire se enfría a la temperatura exterior:
{xe)s = 0,622-0,02383/8 = 0,00185, separándose xx, — (x*)x = 0,00487 kg de agua
por kilogramo de aire dentro de la tubería. Las paredes de la tubería no son, gene­
ralmente, de material inoxidable, y estas condensaciones perjudican la duración
de la misma, siendo, por tanto, recomendable refrigerar fuertemente el aire a pre­
sión, a la salida del compresor.
Las consideraciones anteriores se pueden efectuar igualmente con
ayuda del diagrama i x de Mollier (2), pero los cálculos anteriores son
tan sencillos que sé puede prescindir de dicho diagrama. Las mismas
consideraciones son aplicables a las mezclas de otros gases y vapores.
Al elevar gases que, unidos al agua de condensación, son agresivos,
hay que tener en cuenta estos procesos, ya que no se puede evitar
que el agua que se separa en forma de gotas muy finas sea arras­
trada por la corriente del gas y conducida a la fase siguiente, donde
corroen los álabes. Por esta razón, detrás de cada refrigerador inter­
medio se disponen depósitos de condensación, en los cuales el gas
tiene una velocidad reducida (0,3 a 0,5 m/seg). Si se quiere evitar,
en estos casos, la condensación del agua en los refrigeradores inter­
medios, deberá refrigerarse de modo que no se alcance el punto de

(l) Según Hütte, 27.» edición, vol. 1, pág. 557.


(*) F. K l u g e : Kreiselverdichter fúr technische Gase, Z. YDI, vol. 88, pá­
ginas 657-667 (1944).
Número y disposición de los cuerpos de un compresor 535

rocío. Deberá ser, pues, xsz ^ x¡, o, según la ecuación (24 b), 0,622
PszJPz ^ *2» con lo que la tensión de saturación del vapor menor
admisible en el refrigerador interrpedio resulta de
psz k 1,61 Xj p. (25)
En el ejemplo anterior no habrá ninguna modificación en el primer
refrigerador intermedio; en el segundo será(pdz)2 ^ 1,61 -0,0118-4 =
= 0,0760 kg/cm2, y, según la tabla de vapor anterior, tz2 ;> 40,2° C.
Al crecer la presión pz del depósito, aumenta, en este caso, la
tensión de saturación m enor aHmicirn» pti y i» tsmpeiutuxa uci depo­
sito t. correspondiente, disminuyendo, por lo tanto, el efecto de refri­
geración y, en consecuencia, el rendimiento.

114 a. Número y disposición de los cuerpos de un compresor


de varias fases
En un solo eje común no se pueden disponer más de 9 a 11 fases
radiales, igual que en las bombas hidráulicas, pues de lo contrario,
el eje resultaría demasiado largo. Entonces ya no es posible ha­
cerlo suficientemente grueso para que el número de vueltas de fun­
cionamiento no alcance el campo del número de vueltas crítico (ca­
pítulo 121), puesto que el diámetro del eje viene limitado también,
en consideración, por el diámetro de entrada del rodete. En los com­
presores centrífugos se sitúa el número de vueltas de funcionamiento,
según la página 584, entre los números de vueltas críticos de l.° y 2.°
órdenes. Solamente se podría rebasar el número de vueltas crítico
de 2.° orden con números de vueltas absolutos muy altos, que sólo son
posibles para caudales muy pequeños (pág. 166).
En la compresión de aire atmosférico, con compresiones corrien­
tes de 7 a 10 veces, no existe ninguna dificultad para limitar el nú­
mero de fases a 9, si se alcanzan las velocidades tangenciales que per­
miten los discos de rodete forjados con acero especial (pág. 563).
En el suministro de gases ligeros (gas de fábricas de coque para sumi­
nistro a distancia, etc.), para los que se requieren los mismos y aun
mayores grados de compresión que para el aire (capitulo 14 f), el
número de fases será muy elevado, debiendo recurrirse a la cons­
trucción en forma de varios cuerpos independientes. Los distintos
ejes pueden funcionar con el mismo número de vueltas, de manera
que se pueden accionar independientemente unos de otros, o bien
todos ellos, conjuntamente, mediante un solo acoplamiento. Aquí se
ha de considerar la construcción de la parte de baja presión en varias
fases en paralelo, para que el número de vueltas pueda acomodarse a
las condiciones de la parte de alta presión. En, el compresor de 5 fases
(figura 331), las dos primeras fases, por ejemplo, son de doble aspira­
ción. Otra posibilidad consiste en procurar que los grupos de fases supe­
riores funcionen a mayor velocidad que los inferiores, ya que de esta
536 Compresores multicelulares

forma su diámetro puede reducirse, siendo posible el empleo de ro­


detes de formas más favorables, al poder alcanzar el límite admisible
de la velocidad tangencial. Esta diversidad de números de vueltas

puede obtenerse fácilmente interponiendo reductores de velocidad


de engranajes o bien mediante un accionamiento independiente Q).
m Las posibilidades a este respecto las indica F. K luqe en Z. VDI, vol. 88,
pág. 659, figs. 4 a 14 (1944). — Véase también A. Naumann : Die Technik. vol. 3,
págs. 374 a 380 (1948).
Ejemplo de cálculo de un compresor axial de varias clases 537

115. Ejemplo de cálculo de un compresor axial de varias fases


Caudal de aspiración (referido a la presión exterior pa =0,98 ata.
como presión total) Vg = 50 000 m3/h, temperatura exterior ta = 15° C
y presión de salida 7 atm. efectivas.
Al objeto de tener en consideración el calentamiento debido a la
temperatura reinante en la sala de máquinas, las resistencias de las
tuberías de aspiración (especialmente del filtro de aire), así como la
inseguridad del cálculo (véase el ejemplo numérico de la página 300),

F ig . 331 a. Curva de estado del compresor axial con una refrigeración exterior (ejemplo
numérico del capítulo 115)

establezcamos los datos de aspiración referidos a la boca de aspira­


ción de la máquina :
Temperatura junto a la boca de aspiración del compresor, ele­
vada en 3o, de modo que tj = 18° C, Tj = 291° K.
Presión de aspiración disminuida en un 3 %; por consiguiente,
pjr = 0,97, pa = 0,95 kg/cm2. El caudal a comprimir se toma un 6 %
mayor; por tanto, = 53 000 m3/h = 14,73 m3/seg, o sea, un caudal
de peso G' = 1,125 -14,73 = 16,6 kg/seg.
Presión de salida: pu = 7 + pa = 7,98 kg/cm2.
En un compresor axial, la refrigeración interna sólo puede ser
superfial, y por ello sus efectos son insuficientes. Por consiguiente,
sólo cabe emplear una refrigeración externa, que implica, sin embargo,
una pérdida de salida. Por esto nos limitamos a una refrigeración
intermedia única entre un grupo de fases de baja presión y otro de
alta presión, los cuales se hallan en sendos cuerpos sin refrigeración.
Supongamos que la presión intermedia con una refrigeración de
538 Compresores multicelulares Ejemplo de cálculo de un compresor axial de varias clases 539

retorno perfecta y sin rozamientos, importa, según la página 520,


Pz = 1' PiPn =2,75 kg/cm2. La presión final efectiva de cuerpo de cifico menor admisible: nq « 185 = n j H de donde:
A tf ‘/«
baja presión tiene que ser, según la página 492, más elevada. Mediante
tanteos a base de la tabla de Mollier, y teniendo en cuenta una ade­ „ K16.3Y'’
A Hmáx — ^
*= í 9350 = 1300 m.
cuada pérdida de presión en el refrigerador, pzl = 2,90 ata. (fig. 331 a). q / \ 185
A la salida del refrigerador intermedio supondremos que la presión Tenemos, que quedar por debajo de este valor, porque sólo puede
es, en un 5 %, menor; por tanto, p z2 =2,75 ata., a una temperatura ser aproximado (a causa de la suposición de r¡h y discrepante de la
i¡2 = 25° C (refrigeración por agua fría). figura 167), y hay que pretender para02f lln valor menor de 90°.
Parte de baja presión. A continuación vamos a tratar el caso de Tomamos, por tanto, A H = 1130 m. Ahora bien, como la altura
la entrada en el rodete con ausencia de remolino y el caso de una total de elevación exigida al grupo de baia nrpsiñn waim lo
reacción constante del 50 % (pág. 317). ciuu a), pagina 15, con pn = pzl =2,90 kg/cm2, y. = 1,4, importa :
p . j VW/M
A. Entrada de la corriente sin remolino a un rodete de una sola corona H — had = 103 Tl — 1 = 11230 m,
de alabes (a0 = 90°) Pi
y puede obtenerse (*) p, por medio de la figura 313, como 1,03 (o tam­
Aquí, ór = 1. Además, toda la corriente permanece sin remolinos. bién estimarse), el número de fases resulta:
El número de vueltas se deduce, con la máxima facilidad, del in­
dice de sonido S = ó£n2V/(/c a3). Provisionalmente ponemos V = V'g,y pH
i=
= 10,2,
para S elegimos, según la página 212, el valor 50, que, junto con 0oa =35°, AH
según la figura 118 (la cual se refiere, sin embargo* a V0, y no a V^), \ redondeado en i = 10 fases. Con ello resulta, finalmente: A H = p Hji =
corresponde aproximadamente al número de Mach w0Ja = 0,77. = 1158, que corresponde a un coeficiente de presión y = 2 g A H[u2 =
A la primera fase le damos la máxima longitud de álabe posible = 0,44. El número de álabes del rodete resulta — como en la pá-
(construcción de máxima potencia), al propio tiempo que tenemos ] gina 301 —, considerando una linea media de corriente, y en el su­
en cuenta que la altura de elevación por fase no ha de ser demasiado puesto de una longitud de perfil L = 40 mm, z = 54.
pequeña. Por esto elegimos una razón de radios r,/ra = 0,6, en conso­ El cálculo de los perfiles de los álabes lo haremos para 5 líneas
nancia con k = 1 — 0,62 = 0,64. Como, finalmente, a = 20,2 ]/T; = ¡ de flujo, que dispondremos a iguales distancias radiales, según el
= 343 m/seg, Vg = 14,73 m3/seg, entonces el valor 5 escogido nos da esquema de la tabla de la página 303 para el álabe del rodete. To-
n = 9350 U/min (a» = 978/seg). i memos rjh = 0,88, de modo que A H th = A H¡r]h = 1315 m. La lon­
a) Primera fase. A la entrada del rodete, el caudal V '0 es, gitud del perfil L del rodete, en todas las secciones cilindricas, es
según la página 207, mayor que V„. Calculamos V' mediante las ecua­ •j igual a 40 mm. El resultado de este cálculo tabular con xp' = 1-j-sen 02
ciones (38 a) y (39), página 209, resultando = 16,3 m3/seg. Con ello, figura a continuación :
el indice de sonido se eleva a S0 = 55, y w0Ja, según la figura 118,
a 0,8. Este empeoramiento queremos tenerlo en consideración, ya que a) Resultados del cálculo de los álabes del rodete de la 1.a fase :
en las fases siguientes resultan valores menores, puesto que a aumenta.
Según la ecuación (3), página 288, resulta, con 0oa = 35° : Linea de flujo i <1 c b a
r m Calculado de 0.1365 0,1595 0,1825 0,205 0,228
V'
v0
ra = 0,228 m, grado 49,53 45,00 41,19 37,88 34,99
Ttkoj tg 0Ot ii
con lo que r¡ = 0,6 ra = 0,134 m, ua = ra(o = 223,3 m/seg y cm = -0 . grado
l80« = (u — cíU) 81,40 69,16 59,64 52,26 46,32
= com = ua tg/90 a = 1^6 m/seg. La comprobación a base de cm = 0i + 0>
= V¿/(r| n k) da el mismo valor. grado 65,4 57,0 50,4 45,0 40,6
2
La altura de elevación A H la obtenemos (como en la página 296) r m __01
.e mm — Xi/2 SC11 ^01 72,6 95,5 123,9 159,9 202,8
tomando en consideración el ángulo de álabe 02í en el perfil junto
al cubo, que no ha de exceder de 90°. Para ello nos servimos de la 2 r 71
f/L — 0,400 0,464 0,531 0,597 0,663
figura 167, que, con el valor elegido de r,/ra = 0,6 (es decir, ra/r¡ = ~ zL
= 1/0,6 = 1,67), junto con 0oa = 35°, da el número de vueltas espe­ 0) Es recomendable tomar el coeficiente /x más bien grande que pequeño
540 Compresores multicelulares i Ejemplo de cálculo de un compresor axial de varias clases 541

•> T CL “j" flr y que las pérdidas por fugas no sean, de momento, tenidas en cuenta.
En el difusor de aletas, la longitud axial e = L sen — - — se
Por razones de construcción (especialmente para hacer posible las
ha tomado de modo que las aristas de los álabes del rodete y de las juntas estrechas) y porque los perfiles allanados en los difusores son
aletas del difusor, situadas frente a frente, sean aproximadamente más favorables en el campo de números de Mach elevados, como los
paralelas en la sección meridiana. perfiles abovedados en la proximidad del cubo, mantenemos ra igual
Tanto para los álabes del rodete como para los del difusor se en todas las fases, y, por tanto, hacemos crecer r¡ a medida que avan­
ha empleado como esqueleto un arco de circunferencia. zamos en la dirección de la corriente. Esto trae consigo otra ventaja:
La forma del perfil corresponde al NACA n.° 16 — 009 (pág. 299), la de que se originan componentes radiales dirigidas hacia fuera,
de manera que la variación del espesor se ha trasladado a la linea las cuales, a pesar de no ser tenidas en cuenta en el cálculo, aumentan
esquelética, pero acomodada al espesor deseado. El perfil junto al la estabilidad de la corriente.
cubo tiene en el rodete un espesor relativo del 10 % de la longitud, Para los valores de v han de tomarse los de entrada en la fase.
y el perfil más externo, del 6 % (fig. 332). En los radios intermedios, Generalmente se pone 427 cp = 103 y x = 1,4, lo cual aquí es com­
el espesor se interpola linealmente. El espesor del perfil n.° 19-009, que pletamente admisible por la reducida variación de la temperatura.
en la tabla de perfiles aparece con el 9 %, se puede multiplicar con­ AH
forme convenga. En el difusor, el espesor se ha tomado generalmente Ahora se tiene para cada fase: (A /ad)st = = 11, 23°, A fst =
103
igual al 9 % de L. El número de álabes del difusor se obtiene mediante (¿1 ¿ad)st
una aplicación apropiada de la ecuación (8), página 290, resultando , o bien, con = 0,86: A Zst = 13,10°. La variación de r¡,
Vt
ser 94. Sin embargo, por la forma allanada de las aletas, se ha reba­ que sólo ha de considerarse como una primera aproximación (a causa
jado a 60. El cálculo de los ángulos se lleva a efecto mediante las ecua­ de la supuesta constancia del rendimiento y de que son despreciadas
ciones (55) y (56), página 341, en la tabla b siguiente. Como la salida las pérdidas por fugas), se obtiene ventajosamente, con tablas de
de la corriente es perpendicular (por tanto, a3 = 90°), se tiene, según valores mediante las ecuaciones (13) y (13 a) (pág. 512).
la ecuación (57 b), página 342, yl = 2,4. La sucesión de fases así obtenida se ha representado en la fi­
gura 333. Ésta, a partir de la fase 6.a, presenta longitudes e de álabe
b) Cálculo de las aletas del difusor de la 1.a fase : I axiales, acortadas, lo cual presupone que las oscilaciones de flexión
de los álabes debidas a la disminución de la frecuencia, no implican
Linea de flujo i d c b a
peligro alguno de resonancia con el número de vueltas del árbol.
r, = r, =r m Calculado de 0,1365 0,1595 0,1825 0,205 0,228 Es natural que se imponga una perfecta semejanza geométrica entre
ci m 67,62 69,70 los perfiles de los álabes, por lo cual, al mantenerse la igualdad de t¡L,
a, = a, grado tg a, - 58,26 62,13 65,16
C»u resulta un aumento del número de álabes. Por otra parte, la longitud
ei mm según dibujo 23,0 26,5 30,0 33,5 37,0 del bastidor se acorta y, por consiguiente, el coste de la construcción
__ , r 0,2465 se abarata. A pesar de la reducción del número Re, parece que no
Pl = vi — 0,237 0,241 0,243 0,249
z¡e¡
se ha de producir más que un pequeño empeoramiento del rendi­
grado tg a , = ~ - J ¡ tg a , 98,34 97,25 96,43 95,75 95,22 miento.
Influencia de las pérdidas por fugas. Ahora vamos a intentar
Om grado = y (a, + a4) 78,3 79,7 80,8 81,7 82,5 tener en cuenta la influencia de las pérdidas por fugas, que ha sido
ei despreciada hasta aquí. La principal dificultad de ello consiste en
9 mm 34,20 44,65 59,40 96,60 84,5
r2>sen—a»— a* acomodar el espesor de la junta a la realidad. Como esto apenas
2— senam
podría efectuarse en forma lo bastante segura y el proceso de la co­
rriente perdida por la junta no es susceptible de ser calculada exac­
Los perfiles de la primera fase están dibujados en la figura 332. tamente, el siguiente cálculo no tiene sino el valor de una aproxi­
Para la sección media c, se ha marcado de trazos el perfil inmediato, mación.
a fin de que sea visible la forma del canal. Supondremos que el cierre de estanqueidad de la corona de álabes
/?) Las jases restantes del grupo de baja presión. Conservamos los se verifica sin un anillo exterior periférico. (Éste sólo entraría en
perfiles de la primera fase, puesto que la altura de elevación de la fase consideración para la corona del difusor con álabes en forma de gancho.)
ha de ser también igual (pág. 313). Luego, la superficie axial de paso Para el cálculo de la pérdida por fugas sirven los datos del capítulo 15 c),
n (r*—rf) varia, conforme a la ecuación (12), página 511, proporcional­ página 103. El ancho mínimo de junta admisible x (caso en el cual sólo
mente al caudal V = Gv, en el caso de que subsista el rendimiento se tienen en cuenta la inexactitudes inevitables de construcción), tra-
com presores m umcei

tándose de un aguzamiento de los ¿labes en la junta, según la ecua­


ción (74), página 100, sería de 0,4 a 0,5 mm. Si se han de tener extremos
romos, precisa doblar este valor, de modo que se ha de poner xm]n = 0,9 m.
*3.
s | | 2
' n
4>
[/} a
0
<32
,, t*í o u
t)o tj a tí
C357 w
0
*3
t i l *
Ejemplo de cálculo (le un compresor axial de v a r ia s clases 543

Al objeto de no rebasar este valor mínimo durante el funciona­


miento, es preciso tener en cuenta, en el compresor, la dilatación del
rodete por el calor con relación a la cubierta del bastidor, así como
la variación de forma por las fuerzas centrífugas (eventualmente
también la deformación del árbol por su propio peso, y al traspasar»
el número de vueltas crítico, lo que, no obstante, ha de evitarse en el
compresor axial).
A fin de que, durante el funcionamiento, no se exceda de la an­
chura mínima de junta xmíI1 permitida, en la fábricación debe dejarse
un ancho de junta algo mayor, según proceda. En el presente caso,
se calcula en unos 1,4 mm. En las mérmínas; mío 7, ^ ^ -
i^iA^ucuLe, ia anchura de junta efectiva debe ser menor. En lo
que sigue contamos con x = 1 mm en todas las fases (esto es per­
fectamente posible si, al tener en cuenta la diversidad de calenta­
miento, se dimensionan convenientemente las juntas de las distintas
fases).
Consideramos juntamente las pérdidas por fugas del difusor y del
rodete, y escribimos, según la página 104, la pérdida
V
en volumen de corriente : 1,25- í-
A
AH,sp
en altura de elevación:
A H ~ 2,5 H
F
en rendimiento : A r¡ = 2,15 r¡h

F 2 xlr
en donde : = ------. _a . El rendimiento de los álabes r¡¡, lo to-
A 1 ~ (rí/O 2
mamos de la misma cuantía en todas las fases (o sea, igual a 0,88),
puesto que la reducción del número Re, a causa del acorta­
miento de los alabes, se supone compensado de sobra por un mejo­
ramiento del número de Mach. El rendimiento interno se calcula,
por tanto,dado que falta el rozamiento en las superficies del rodete,
a partir de
(ydst = Vh — A r¡.

los siguientes valores respectivos

= 0,0171 y 0,0338,
V

= 0,0343 y 0,0676,
AH
(íft)st = 0,854 y 0,825.
De ello resultan las siguientes correcciones :
544 Compresores multicelulares

1. a La longitud radial ra — r¡ ha de aumentarse en

¿ — n) = (ra — Tf),

valor que habría que repartir, la mitad en el extremo del álabe y la


mitad en su pie. Mas como, de hecho, la modificación ha de efectuarse
en el pie del álabe, se hace necesario un sencillo cálculo.
2. a La altura de elevación calculada ha de reducirse en £ A ffsp.
Esta corrección se hace más pequeña e igual a i •0,02 A H, debido
a que en la primera aproximación calculóse con r¡i = 0,86, en vez
de 0,88.
3. a Los rendimientos internos empeoran de la primera a la
última fase. Podría efectuarse ahora una ulterior revisión del cálculo
mediante las ecuaciones (16) hasta (18), página 515. Sin embargo,
las modificaciones que con ello se obtienen son menores que la exac­
titud alcanzable.
Se ve claramente que las pérdidas por fugas tienen una importancia
considerable, siendo necesario agotar todas las posibilidades para dis­
minuir el ancho de junta.
Por lo demás, hay que indicar el estado a la salida de cada fase,
según resulta del cálculo precedente. A este propósito conviene se­
ñalar que las cifras se refieren a la presión to tal; por tanto, presu­
ponen una recuperación de la energía cinética, a la salida, sin pérdida
alguna.

F a s e n .° D im . 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

i «C 3 1 ,2 4 4 ,5 5 7 ,8 7 1 ,2 8 4 ,6 9 8 ,0 1 1 1 ,3 1 2 4 ,9 1 3 8 ,3 1 5 1 ,9

Pn*,
- 1 ,1 4 3 1 ,1 3 6 1 ,1 8 0 1 ,1 2 5 1 ,1 2 0 1 ,1 1 5 1 ,1 1 1 1 ,1 0 7 1 ,1 0 3 1 ,1 0 0
Pn
P n +■ i a ta 1 ,0 8 6 1 ,2 3 4 1 ,3 9 4 1 ,5 6 8 1 ,7 9 6 1 ,9 5 8 2 ,1 7 5 2 ,4 0 7 2 ,6 5 5 2,919

B. Reacción constante del 50 %


La corriente que de ello resulta ya no está exenta de rotación,
según la página 317, y, además, posee en cada radio otro contenido de
energía, que aumenta al crecer r, ya que hacia fuera se aumenta
no sólo la presión, como lo muestra la figura 174 (página 317), sino
también la velocidad. El estado de flujo que se requiere para ello,
a la entrada del rodete, no puede obtenerse mediante unas simples
directrices de entrada, pues la corriente del tubo de aspiración ha
de suponerse libre de giro y con un contenido de energía uniforme,
y dichas directrices sólo pueden variar dicho contenido por roza­
miento. Ello ha de conseguirse dosificando convenientem ente el
suministro de la energía en una fase previa, caso en el cual hay que
tener presente que la igualdad de los valores cm a lo largo del radio
no es perturbada, puesto que nos decidimos por la forma de cons­
trucción 1 de la página 317.
Ejemplo de cálculo de un compresor axial de varias clases
545

. , La, dHJererlc¡a en el contenido de energía de la corriente de paso,


junto al radio interior (subíndice i) con relación a un radio cualquiera r,
resulta ser, según Bernouilli: n
E— E¡ = h— h, +
2S
En donde, según página 312 :

h -h ^ ^ - ^ L d r,

y, según la figura 174 a):


u lf¡L _ 9 ¿ H tk
c0u —
2 _ 2 l r< °

significando A la altura de elevación teórica, atribuida a las fases


siguientes con reacción constante.
Juntando estos valores se tiene, después de efectuar la inte­
gración :
_ E _ (r((o)2 [/ r \2 1 I r
h i ----- 4 j ~ I T 1 - 1 ! — — ^ ^thln — (26)

El trabajo de los álabes A Hth de las fases siguientes — por tanto,


de la primera fase de reacción constante — ha de permanecer cons­
tante por toda la superficie del rodete, y cabe expresarla con facilidad.
Puesto que, según la ecuación principal, A = ua A cualg, en
donde:
d c ua 2 | w0ua - ~ ) —2dr ua — ua = ua (2ór — 1),
resulta

^ Hth = - ~ (2 ár — 1) (27)

de acuerdo con un coeficiente de presión teórico:

y.h = -2 g ^ / /,h = 2 (2 df — 1) (28)


J i\ a

El trabajo de fase A Hth depende, por consiguiente, del coeficiente


.de giro ór admitido. Este valor <5r, valedero para el filete exterior,
se ha de elegir de manera que se eviten en el cubo grandes curvaturas
de perfil. Nosotros tenemos en cuenta esta condición, evitando reba­
sar en el cubo el ángulo /S31 = 90°.
[, 4 Como en este caso límite con un 50 % de reacción también se
tiene a0¡ = 90°, a causa de la simetría del triángulo de velocidades,
podría solventarse esta cuestión mediante la figura 167; pero allí, en
vez de/?3í, estaría /?2r limitado a 90°. Con la presente reacción del 50%
resulta una regla particularmente sencilla, por medio de la considera-
35. P fleiderer : Bombas centrifugas.
546 Compresores multicelulares

ción expuesta en la nota C1), debiendo aplicar, en el caso limite (i3l= 90o»
al indice de giro ór del filete exterior, el valor siguiente :

(^r)máx — rj í+ P - (29)
\r,
Se ve que ór puede ser tanto mayor cuanto más grande es r¡/ra ; por
consiguiente, cuanto más cortos son los álabes.
Puesto que con el valor elegido de <5r hay que permanecer, en lo
posible, por debajo de este valor máximo, resulta que, al ir disminu­
yendo la relación de cubos r¡¡ra, el valor ór se acerca al valor límite V2,
cuando el indice de nresión rv»h se anula, según la ecuación (28). De
todos modos, el 50 % de reacción tiene a su favor, respecto a la en­
trada sin giro, que, al disminuir ór, el número de vueltas n puede au­
mentar, de acuerdo con ór n = const., siempre que no haya sido aún
alcanzado el limite de resistencia del rodete. Queda, empero, la nece­
sidad de mantener el coeficiente de giro ór lo suficiente por encima
del valor mínimo 1f2.
En el presente ejemplo, para poder comparar, conservaremos
el valor de r¡/ra = 0,6, utilizado en A para la entrada sin giro, y así
la ecuación (29) da (<5r)máx = 0,68. Si se escoge ór = 0,65 y se toma
el número de Mach w0a¡a también igual a 0,77, podría procederse
como en A , página 538, continuando el cálculo por medio del índice
de sonido S0 para obtener, en primer lugar, el número de vueltas.
A causa del aumento de V0, que es de esperar por el giro de entrada,
y al peligro de exceder los limites de resistencia del rodete, es reco­
mendable asegurarse, primero, de que la velocidad tangencial ua no
es excesiva. Conforme la figura 114, página 206, entre ua y wQa existe
la relación
w oa COS fíoa
“a “ ór
de donde se obtiene ua = 333 m/seg, siendo w0a = 0,77, a — 0,77 • 343 —
= 246 m/seg y /50a = 35°, de manera que, incluso por meras razones de
resistencia, resultaría inoportuna una disminución de <5r.
Fase intermedia previa. Esta velocidad tangencial elevada ha de
ser empleada también en la fase previa, la cual, debido a la tempera­
tura baja, es particularmente sensible a números de Mach elevados.
Por esto se ha de alcanzar allí el mismo coeficiente relativo de giro
ór = 0,65. Ello implica la previa aplicación de directrices de entrada,
(») En una superficie de flujo cualquiera se tiene <5r = en donde, según

la figura 174, wtu = = " y u + “ u th )• Si ahora 5r se designa


por Óri para la superficie de flujo interna, y para la externa se expresa (provisio­
nalmente) por óra, resulta :
g A H * M _____ 1 \ ¿
ó ra - ó ri— 2 ( U¿* Ua‘ ) °rt 2 U¿* l \ ra ) J
En el caso limite, = 90°, A cui = u¿ y, por tanto, g A = u»4. A - U
de modo que resulta la ecuación (29), si se escribe de nuevo ó„ en vez de óra-
Ejemplo de cálculo de un compresor axial de varias clases 547

las cuales engendran la rotación que corresponde a la magnitud <5r.


Como cm ha de ser constante a lo largo de la arista del álabe (con­
forme el caso A, página 317), resultaque, según la página 312, también
ha de permanecer constante el giro engendrado en las directrices
de entrada, de modo que se forma un remolino potencial (pág. 57 ).,
Para el radio ra, la componente tangencial c0ua = (1 — <5r) ua, y con,
ello el giro, K0 = (1 — <5f) ua ra.
A causa de que se produce este giro a la entrada, aumenta
V0 = 16,3 m3/seg hasta el valor VoK, indicado en la ecuación (46), pá­
gina 212 , con lo cual ra también aumenta, ya que cm — w0a sen /Soa=
z=r 1 1 ^ m I c a r t r»r \ *-
/ o oc- xiiaiitiuiic
•* * ' **
lavaiiauic ci numero cíe
Mach y, por tanto, también w0a. Como, de momento, ra es desconocido
y no puede excederse del ua dado, no queda más camino que el tanteo.
Con una entrada perpendicular se tenía ra = 0,288 m. Si ahora se
estima ra = 0,242 m., la expresión anterior resulta: K0 = 28,2 m2/seg,
y con ello la ecuación (46), página 212 :

Yok — 16,3 + n - 151,5 t q~6 ) = 16,3 + M = 17,7 m3/seg.

Ahora puede obtenerse ra por medio de la condición de conti­


nuidad
Vok = ^ ^ ( 1 — 0,62) cm
resultando ra = 0,242 m (como se había aceptado), siendo w =
= 333/0,242 = 1376 seg- x , o bien n = 30 (újn— 13140 vuel/min (com­
probación : índice de sonido, S « 50).
La diferencia de energía que ha de compensarse a partir de la-
fase intermedia previa se calcula por la ecuación (26). Como la al­
tura de elevación de la fase de reacción importa, según la ecuación (27),
A Hih = 3390 m, se obtiene, con r = ra = r¡¡0,6, el valor Ea — E¡ =
= 960 mkg/kg (por consiguiente, más de la tercera parte del trabajo
de los alabes de la fase de reacción). El trabajo de los álabes (A Hth)i de
la fase intermedia ha de ser, en la parte exterior, mayor en esta cuan--
tía que en la interior, de modo que
(A Hth\ = (A i /lh)1 a — (Ea — E) = (A Hth\ (29 a)‘
Aquí (A H ih)u es, evidentemente, el valor de {AH lh)x con r = r(.
Este puede ser elegido libremente. Para esta elección hay que tener
presente lo siguiente :
El giro de entrada Ka del rodete intermedio tiene un aumento
tan considerable de c0u, al disminuir r, que el ángulo de entrada /31 = / 30
alcanza, junto al cubo, en determinadas circunstancias, hasta 90°,
y alcanza aún un ángulo mayor. Es fácil convencerse de ello, pues
548 Compresores multicelulares

de modo que
tg fl)q (29 b)
1 - ( 1 — dr) (rjr)2
Junto al cubo es r = = 0,6 ra. Con ello se efectúa el cálculo, puesto
que

ór = 0,65 y /?oa = 35°, tg/30< = 28,4; por tanto, pol = 88°.


Se ve que el álabe del rodete intermedio es sensiblemente vulnerable,
y que el valor elegido rf/ra = 0,6, junto con <5r = 0,65, ya constituye
un valor límite inferior. (Podría pensarse, por tanto, si conviene
aumentar algo ambos valores, a pesar de que esto influye perjudi­
cialmente, a su vez, sobre el rendimiento de los álabes y sobre la influen­
cia de la junta.)
La posición inclinada del perfil del cubo del álabe intermedio
prohíbe una carga intensa del álabe en dicho pun to; pues, de lo con­
trario, adquiere este perfil una curvatura hacia delante (con /?2Í > 90°)
lo que, en el presente caso, implica una reacción negativa x y un nú­
mero de Mach c3í/a inadmisible, a la salida del rodete. Es recomendable
tomar los álabes inactivos junto al cubo, es decir, (A / / th)i¿ = 0.
En este ejemplo fue elegido (A /Jth)if = 100 m., con lo que {AHth)1
queda determinado para cada r, conforme la ecuación (29 a), y pueden
ser calculados los perfiles de los álabes para cada sección cilindrica
(según el esquema de la página 306, habida cuenta de la ecuación (29 b).
Las formas de perfil que aparecen en la figura 334 permiten reconocer
que la construcción de los álabes intermedios, a pesar de su gran
torsión, no ofrecen dificultad alguna, pues los perfiles son general­
mente llanos. La comprobación de la resistencia, según la página 565,
revela una mayor solicitación por la fuerza centrífuga y presión de la
corriente de 1054 kg/cm2, de modo que se emplea una aleación Al-Mg.
Los álabes representados asimismo en la figura 334, correspon­
dientes a las directrices de entrada de la fase intermedia, pueden
ser calculados sin exageración de ángulo o un poco exagerados, a
causa de la corriente acelerada. En el ejemplo preséntese ha empleado
generalmente y>¡ = 1 , de modo que
/ r\
(/I Cu)¿iaj)e = ( 1 -|- — I ( A Cu)corriente

(e = longitud axial del álabe de las directrices de entrada).


Con ello quedan determinados los álabes del difusor de la fase
intermedia, por cuanto la distribución de velocidades a la salida ha
de acercarse al 50 % de la reacción (fig. 174). Como se trata de una
corriente retardada, hay que contar — como en la página 540 — con
y{ = (1 hasta 1 ,2) (1 + sen <z5).
Fases con un 50 % de reacción. Éstas han de ser calculadas
con el trabajo de álabe A H th = 3390, indicado en la ecuación (27).
•550 Compresores multicelulares

La corriente (V¿)2 de la primera fase de reacción se puede deducir


mediante los cálculos indicados en el capitulo 63, a), para lo cual basta
tomar como base un filete medio con la correspondiente altura de
elevación media. De todos modos, la disminución del volumen es
muy considerable, puesto que no sólo aumenta la presión, sino que
las componentes cu son considerablemente reducidas.
La relación geométrica entre A cu y A cM se ve, para las fases
reactivas, en la figura 334 c, habida cuenta de la ecuación (4 a), pá­
gina 289. De ello resulta también /?0 = = a3.
Por lo demás, la marcha del cálculo concuerda con la indicada
on lo QñO T -------------- ------------------------ J -------------- í - ~ ~ 4 -!-------- 11 1 O '
. - •M £ WWWl W*** fe V* V* AA fe Ww \í A.AA.XJ U W Ü ^ i U V U UV k lW U W y/ y *■ Ü U U I . M *

(1 -f sen ^2), p = y'rfze, en donde e ha de escogerse arbitrariamente .

y z queda determinado por la ecuación (8), página 290.


Los perfiles de los álabes del rodete y difusor son (a excepción
de la última fase) simétricos con respecto a un plano.
En total han sido empleadas 4 fases de reacción, las cuales oca­
sionan, sin embargo, cierto exceso de altura de elevación. Se ve que,
empleando el 50 % de reacción, el número de fases disminuye conside­
rablemente.
Las longitudes de álabe ra — r¡ de las fases siguientes se vuelven
a calcular según la página 512 (como también la página 540), y se tiene
asimismo en cuenta la influencia de la junta.
En la tabla siguiente vemos los estados a la salida de las dis­
tintas fases :

Valores Fase con una reacción del 50 %


medios
de la íase
intermedia 1 2 3 4

Temp. de salida fn +, °C 27,3 61,7 96,7 131,9 167,5


Razón de presiones
Pn +1 _ 1,097 1,379 1,339 1,304 1,275
Pn
Presión de salida p„ + 1 ata 1,042 1,437 1,924 2,508 3,200
r, a la salida............. mm 157,5 • 175,4 188,5 197,9 204,8

A causa del reducido número de fases, se nota el incremento


de rit y por ello también la desviación de la admisión axial. Por esto,
el reparto de energía expresado por la ecuación (26) queda alterado
en cuanto los diámetros exteriores alcanzan el campo de pequeño
contenido de energía. Cabe remediarlo haciendo menos desigual la
altura de elevación de la fase intermedia, de lo exigido por la ecua­
ción (26).
Ultima fase. En el rodete de la última fase, la desigualdad del
contenido de energía de las distintas superficies de flujo engendrada
en la fase intermedia se ha de rebajar. De todos modos, esta medida
no tiene mucha importancia, debido a la reducida longitud radial
de los álabes. En la figura 334 d, se ha omitido.
Compresores multitubulares 551

Es de importancia la transformación del elevado valor de cm


en presión, en un difusor sin álabes, montado detrás. Por otra parte,
el difusor de la última fase ha de estar dispuesto para una salida
axial del fluido.

C. Separación del agua en el refrigerador intermedio


Si la humedad relativa del aire es a 15° C <pa = 0,7, entonces
el coeficiente de aumento vale, según la ecuación (23), página 532,
dado que pa = 0,89 y según la tabla de la página 534, psa = 0,01738
kilogramos por centímetro cuadrado :
0,98
* ~ 0 ,9 8 -0 ,7 -0 ,0 1 7 3 8 ” 1’01,
cuyo coeficiente ha sido aumentado un 6 %, de modo que ha sido
tenido en cuenta sobradamente. A la entrada del refrigerador inter­
medio, en donde, según A, ha bajado en el compresor la presión a
pz 2 = 2,75 ata (fig. 331 a), mientras que la presión de saturación del
vapor de agua, de conformidad con tz2 = 25° C, ha subido hasta
p. = 0,0323 ata ; no obstante, 9? ha aumentado hasta
Pz 2 Psa 0,01738
<Pz2 = <Pa = 0 , 7 2-75 1,05;
Pa Pzs 0,98 0,0323
de modo que ha de condensarse el 5 % del vapor de agua. La pér­
dida consiguiente de peso es, no obstante, muy reducida. Por otra
parte, la condensación está repartida con tal finura, que, en presencia
de las escasas cantidades que aquí intervienen, pueden haber sido
arrastradas después del condensador A. P.

D. Cuerpo de A. P.
Caudal como en la parte B. P . ; por tanto, G' — 16,6 kg/seg.
En lo demás rigen los datos siguientes :
Presión de entrada: pt t = p1B = 2,75 kg/cm‘.
Temperatura de entrada: = tJB = 25° C.
Presión de salida: pu B = 7,98 kg/cm1.

V'i h = G'R 7 ^ / 1 0 * Pl H = 16,6 •2 9 ,2 7 - 298/10* - 2 ,7 5 = 5 ,0 m3/seg.


Si la parte A. P. ha de ser equivalente a la parte B. P., el número
de vueltas ha de quedar libre, a fin de poder dotar a la primera
fase de una razón de radios r jíi suficiente. De todos modos, en tal
caso resulta necesario una transmisión entre ambos rodetes.
Los números de vueltas del rodete A. P. y del B. P. pueden
igualarse adoptando rodetes de doble aspiración para la B. P., y en­
tonces se suprimen las transmisiones (cap. 114, a).
Por lo demás, la marcha del cálculo de parte A. P. es la misma
que en la B. P. ya tratada. \

\
552 Compresores multicelulares

116. Curvas características de los compresores de varias fases


a) Dependencia del número de fases. La curva característica
caudal-altura — es decir, la de igual número de vueltas en el diagra-
A, ma VXH X— varia su forma general en los gases
/ * con el número de fases, en el campo de relacio­
nes de presión suficientemente grandes, como
las que existen siempre en las máquinas de va­
rias fases, mientras que en los líquidos perma­
nece constante la proporción de las ordenadas.
Partiremos de la curva caudal-altura para
una sola fase, cuya forma teórica se averigua
según lo indicado en el capítulo 81, c), en el
rodete radial, o d), en el axial, según el capí­
tulo 87, siempre que la variación de volumen (*)
en el rodete no sea considerable. La forma
de determinación más segura es, desde luego,
el ensayo. Además se supondrá que se conoce
también la curva de rendimientos de la fase
(capitulo 65). Podemos emplear, dentro de
cada grupo de fases de igual diámetro e igual
ángulo de los álabes, la misma curva caudal-
altura, variando la escala de Vx en forma
inversamente proporcional a la anchura del
rodete. Esta conversión de escalas no es ne­
cesaria cuando se emplea como abscisas el coe­
ficiente de gasto.
La única dificultad está en agrupar las
curvas caudal-altura de las diversas fases para
obtener la resultante para el compresor de
varias fases, ya que sólo existen iguales coefi­
cientes de gasto en todas las fases, en el punto
de cálculo. Para caudales pequeños, dicho coe­
Fig . 335. D eterm inación ficiente disminuye más y más en las fases con­
de las lineas característi­
cas resultantes, m ediante secutivas, puesto que la altura de elevación
la tabla TS. .4, .44= c u rv a por fase crece — o sea, la compresión —, mien­
de estado en el pun to de
cálculo. A , A t x = curva tras que para caudales mayores aumenta, por
de estado para caudal su­
perior al norm al disminuir rápidamente la altura de elevación
por fase y, en consecuencia, la compresión.
La determinación de la curva caudal-altura mediante el empleo
del diagrama de Mollier, resulta más exacta, ya que entonces hay
(*) Si quisiéramos considerar, aproximadamente, esta variación, se podría
tomar como abscisa el caudal a la salida del rodete, puesto que las lineas de tra­
bajo de álabe, asi como las de choque del difusor y, aproximadamente también,
la parábola de resistencias, permanecen invariables. Se puede despreciar la varia­
ción de la linea de choque a la entrada del rodete. Véase Lutffahrlforschung,
vol. 9, entrega 1, pág. 16 (1942).
Curvas características de los compresores de varias fases 553

que considerar también el valor de ¡i del calor de rozamiento adi­


cional que interviene en la ecuación (1), página 499. A tal objeto .
se toman de las curvas caudal-altura y de rendimientos los valores
correspondientes de A Hx y (77/)st x, y se obtiene, llevando vertical­
mente, a partir del punto A x de estado, a la entrada, la magnitud
A ia¿x = A Hx 427¡cp (fig. 335), el punto correspondiente a la isóbara
de salida p2x de la fase. En el punto de corte de ésta con la linea hori­
zontal que dista A tx = A Zadx/OhOstx de la que pasa por el punto A lf
tendremos el punto A 2x, correspondiente al estado de entrada a
la fase siguiente. Reiterando este procedimiento, se traspasa toda la
curva caudal-altura al diagrama de Mollier en las líneas A 2xA 2A 2.
Puesto que ahora se tiene para cada punto el volumen específico
y, con ello, el coeficiente de gasto de la segunda fase :
G x V 2 x _ V 2 x
£2X — ~G
r ----- (30)
v2 = £1 -----
V2
puede obtenerse — repitiendo el procedimiento de la curva de estado
A 2x A 2 A h2, obtenida de este modo — la curva de estado de la entrada
de la tercera fase y, finalmente, la curva suma buscada.
Si se tratase de un compresor con refrigeración intermedia,
puede tenerse en cuenta, en este procedimiento, la influencia de la
refrigeración y, asimismo, la pérdida de presión en el refrigerador
intermedio.
La curva caudal-altura resultante presenta una rama inestable
más larga y un declive más rápido en el campo de caudal superior
al normal, que las curvas caudal-altura de las distintas fases. (Sobre
este particular, el método aproximado propuesto en la 3 .a edición
alemana de la presente obra, páginas 433 ss., es adecuado para for­
marse una buena idea.)
b) Dependencia del número de vueltas. Si se hace variar el
número de vueltas, ya no son aplicables la sencillas reglas de la im­
pulsión de agua, a saber, la ley de congruencia y la de afinidad (pág. 451).
Aquí no existe parábola de igual estado de choque, y ello se ve clara­
mente por el mero hecho de que la libertad de choque en todas las
fases es sólo posible'para un cierto número de revoluciones y con un
determinado gasto, es decir, el del punto de cálculo (siempre que
permanezcan invariables la temperatura inicial y la clase de gas).
Al aumentar el número de vueltas, disminuye más intensamente el
coeficiente de gasto de una fase a otra que para un número de vueltas
reducido, puesto que la densidad aumenta mucho más.
Incluso dentro de cada fase se producen tales desplazamientos
al variar el número de vueltas, porque la compresión en el rodete
varía con el número de revoluciones, y el difusor constituye, en cierto
modo, una fase pospuesta a la del rodete. Es por ello que, incluso en
el compresor de una sola fase, cuando la presión es elevada, sólo existe
libertad de choque o igual estado de choque en el rodete y el difusor,
para determinado número de vueltas, y el hablar de líneas del mismo
554 Compresores multicelulares

estado de choque resulta aquí sin sentido. Un número de vueltas


superior al del punto de cálculo acrecienta inás la densidad de fase
en fase que cuando el número de vueltas es el correspondiente a dicho
punto, resultando que la altura de elevación sube más intensamente
de lo que corresponde a la ley de afinidad y congruencia. Por tanto,
las curvas caudal-altura son más empinadas.
c) Variación del grado de rendimiento de'un compresor al au­
mentar el número de vueltas. El campo de curvas características
de un compresor presenta, respecto a la forma de las curvas del mismo
rendimiento, el mismo aspecto que en una bomba hidráulica (figu­
ras Ó9.R v 941 V n spn rrnp pl rpnrlimipntn n|pan7n sn valnr mávimn
al aumentar el número de vueltas, para disminuir a continuación.
La subida que se presenta con números de revoluciones reducidos
puede explicarse perfectamente por el número de Reynolds crecien te
que ocasiona una reducción del rozamiento, y por el acercamiento
al punto de cálculo. El que vuelva a descender tiene su razón, tratán­
dose de impulsión de agua, en que se presenta la cavitación. Análoga­
mente, en el caso del compresor, puede aducirse el aumento del nú­
mero de Mach, es decir, la proximidad a la velocidad del sonido.
Pero, en este concepto, se hallan implicados varios fenómenos, que
merecen ser considerados separadamente.
Las causas siguientes intervienen en la disminución del rendi­
miento al aumentar el número de vueltas :
1. a El aumento del coeficiente fxt del trabajo de compresi
que sobreviene por el calor de frotamiento en la región de presión
superior. Esta influencia es independiente del número de fases y puede
seguirse, por medio de la ecuación (9), haciendo uso de la tabla ¡i (fi­
gura 313).
2. a El desplazamiento mencionado en el capitulo anterior,
lativo a la carga del difusor o de la cámara espiral, respecto del rodete,
o bien de las fases superiores, respecto de las inferiores.
3. a Excesos locales sobre la velocidad del sonido en los mism
lugares en los que aparece cavitación, tratándose de bombas hi­
dráulicas, especialmente a los comienzos de los álabes o en las aristas
vivas.
4. a En el canal del difusor o del rodete, al aumentar el núme
de Mach — por consiguiente, al subir el número de vueltas, según la
ecuación (61), capítulo 14, b) —, disminuye el ángulo de ensanchamiento
admisible, y al exceder del mismo, se origina un empeoramiento cre­
ciente de la transformación de la velocidad.
Las influencias 1.a y 2.a son independientes del número de fases
elegido, mientras que las 3.a y 4.a crecen con la altura de elevación
por fase, y empleando difusores de aletas, son mayores que usando
un anillo difusor liso. También son mayores, en el caso de entrada de
flujo si rodete, con giro contrario que con giro de igual sentido (pá­
gina 447).
Dependencia de las curvas características de la temperatura inicial 555

d) Límite de bomba, límite de desprendimiento. Reduciendo


el número de vueltas, la compresión del aire es menor en las distintas
fases que lo supuesto en el cálculo, .Las fases superiores reciben en­
tonces un volumen relativamente mayor. Por esta causa, los lími­
tes de bomba y de desprendimiento (págs. 433 ss.) son alcanzados
antes en la primera fase. (A este propósito conviene recordar que,
según la página 419, en los compresores axiales sólo es decisivo el
límite de desprendimiento.) Al rebasar determinado número de
vueltas, se presenta, evidentemente, el caso inverso. Ahora la compre­
sión en las distintas fases es mayor que la que se desprende del cálculo,
_____- - l- * * i i* *• ’• »
m u a v iu Ci OUlAAiCiil-U U U UCOpiLUUU1UCÜLU b cliU l A L A U1UI1I d L A S C

Este estado es tanto más desfavorable que el mencionado primera­


mente, por cuanto, al crecer el número de vueltas, la región de despren­
dimiento se extiende más intensamente que en el campo de número
de vueltas inferior. Por esto se recomienda que el cálculo del número
de vueltas de los compresores axiales se lome, en todos los casos, más alto
que el número de vueltas de funcionamiento, en donde importa reducir
la región de despegue. Como es natural, aquí la altura de elevación y el
caudal han de ser calculados de conformidad con el aumento del número
de vueltas (por el procedimiento aproximado en que tiene validez la
ley de afinidad).

117. Dependencia de las curvas características


de la temperatura inicial y de la clase de gas
La compresibilidad de los gases hace que la curva caudal-altura
de un mismo compresor, incluso con número de Reynolds invariable,
no sea independiente de la clase de gas y de la temperatura incial TIt
como ocurre al despreciar la variación de la densidad. Que ello sea
así, lo muestra la siguiente consideración :
El trabajo de los álabes Híh, según la ecuación principal, solamente
depende del diagrama de velocidades y, con ello, del caudal a la salida
del rodete — por tanto, también la altura de elevación H = r)h H[h —,
en tanto que r¡h se considera inalterable. La expresión para esta altura
de elevación es :
x-l

(31)

Muestra, sin embargo, que, al variar laclase de gas (por tanto, cuando
cambian x y R), o al modificarse la temperatura inicial T¡, la altura
de elevación H no puede permanecer invariable más que si la razón de
presiones pufpj (por tanto, la razón de volúmenes V///V/) varia.
Este cambio de la razón de volúmenes exige tanto una variación
de Vn como de V/ para que las velocidades a la salida permanezcan

(l) U. Senüer : BBC-Mitt., vol. 28, pág. 19 (1941).


556 Compresores multicelulares

constantes. Como se ve en la figura 336, esta invariabilidad está per­


fectamente comprobada por la experiencia. Por el contrario, la va­
riación de la presión inicial no influye en la razón de volúmenes y, por
tanto, ejerce tan sólo una influencia en la curva caudal-altura cuando
la viscosidad cinemática y, por ella, el número de Reynolds sufren una
variación.
Se hace necesario transformar las curvas características de un
estado inicial a otro, puesto que muchas veces resulta imposible
realizar ensayos en las condiciones de trabajo, es
decir, con la misma temperatura inicial o la misma
clase de gas. Éste es, por ejemplo, el caso, en
los compresores de avión o compresores para fines
químicos.
Desde luego, es imposible una igualdad de
razones de velocidades en todo el camino de com­
presión para un mismo número de vueltas. Pero
ello puede lograrse modificando convenientemente
el número de revoluciones. Sin embargo, es me­
nester limitarse, en las máquinas no refrigeradas,
a gases de un mismo número de átomos por mo­
Fig. 336. Influen­ lécula (por consiguiente del mismo exponente x),
cia de la tempera­ y despreciar, en ambas corrientes comparadas, la
tura de aspiración
sobre las curvas desigualdad de números de Reynolds.
característica y de
rendimiento en un Para encontrar la posibilidad de transforma­
compresor de cuatro ción de los valores experimentales, consideremos
fases.
-------- T, = 216° K lo siguiente:
-------- T, = 328° K La influencia que aparece en la ecuación (31)
de la constante R de los gases y de la tempe-
ratura inicial puede resumirse en la velocidad del sonido a /
puesto que
g x R T l = a] ;
de modo que
x-l
E li i (32)
0 ( * — 1) Pi<
Por tanto, con un mismo x (es decir, el mismo número de átomos,
de los gases impulsados), sólo tiene importancia el cambio de aIt que
nosotros expresamos mediante el número de Mach Ma = ujaj, es­
cribiendo :
Un Un

Ql El
Ma

y obtenemos
x-l

H^ = BU) ' _1 (33)


Mar g (x — 1) P ll
Dependencia de las curvas características de la temperatura Inicial 557

o bien, introduciendo el coeficiente de presión xpx :


X-l

2 y # x ._ 3,
(34)
ti2 Ma2 (x — 1)
Se logra igual razón de presiones y, con ello, también igual razón de
volúmenes e iguales diagramas de velocidad (en el caso de una seme­
janza geométrica, igual número de Reynolds e igual estado de choque;
por consiguiente, un mismo coeficiente de gasto VX¡V), si, además
del coeficiente de presión rpx, son iguales el exponente adiabático x
(o el número de átomos). En este caso, cabe trasladar resultados expe­
rimentales. Prescindamos de la influencia del número de Reynolds y
caractericemos el coeficiente de gasto mediante el índice xp = c0I/u2,
y entonces, para máquinas iguales o parecidas, el coeficiente de pre­
sión xpx es una simple función de xp y Ma; de modo que xpx puede ser
representado como dependiente de cp, con Ma como parámetro. Se
obtiene, por tanto, una representación cómoda, exenta de dimen­
siones, que se conserva válida incluso en el caso de una variación
de la temperatura inicial y de la clase de gas (siempre que en esto
último subsista el mismo número de átomos) (!).
Para una misma máquina, el parámetro Ma incluye entonces
también la influencia del número de vueltas, y se ve que puede lo­
grarse una igualdad de los diagramas de velocidad en todo el camino
de compresión, si, además del coeficiente cp, permanece invariable el
número de Mach; es decir, si se modifica el número de vueltas según
corresponda a la temperatura inicial o a la clase de gas. Pero en esta
representación las distintas curvas Ma se acercan mucho unas a otras
(porque la influencia de Ma es pequeña en cierto campo, y con un
líquido incompresible, la ley de afinidad da origen a líneas cp, xpx
para todos los números de revoluciones). Para el resto de la repre­
sentación (a saber, nuestra curva « caudal-altura», o sea, la linea
Hx, Vx) escribiremos:

= (3 5 )

y dividiendo por x R T ¡ = a]¡g, de donde:

gnx ul Ma2
2 ^ 1 -% = — V. (36)
aj
El miembro de la derecha depende, una vez más, sólo de cp y de Ma.
El de la izquierda, es decir, HJaj, o bien (porque el número de átomos
y, con ello, x, ha de ser igual) HX¡R Tlt o aún, conforme (32), pu¡pi,
son una vez más representables como dependientes de cp, con Ma
como parámetro; pero ahora las distintas curvas del mismo número
de Mach están suficientemente separadas (fig. 337).(*)

(*) H. K ühl : Forschung, vol. 13, págs. 235 a 245 (1942).


558 Compresores multicelulares

Es posible ajustarse más en la representación de la curva caudal-


altura (es decir, de las curvas HXVX del mismo número de revolu­
ciones), incluyendo en la abscisa la influencia del número de vueltas,
anotando, en vez de y:

= = - ---------- -V'* (37)


u2 °l Fa ] / g x R T ,
Por consiguiente, puede ahora representarse HJaj como depen­
diente de ^ Yj J]f RT„ con el parámetro Ma — u^aj.
Todo el procedimiento se reduce, evidentemente, en la representación
de lee valores ¿xpú imudedes, uíuidiendu las presiones (por consiguiente,

F ig s . 337 y 338. Form as de representación de las líneas características de compresores


geométricamente semejantes, en el caso de variar la tem peratura inicial y la constante
del gas, pero manteniendo el mismo exponente x de la adiabática

las alturas de elevación) por el cuadrado, y las velocidades (por consi­


guiente, los caudales o números de vueltas) por la primera potencia de la
velocidad del sonido.
Si se tratase de un mismo compresor y de la misma clase de gas
[esto es, de F0 invariable y y. R en la ecuación (37)], basta entonces
tomar como abscisa el valor VIx¡yT¡, o bien VIx ^ T ]J T 1(en donde TI(>
es una temperatura de referencia cualquiera), y como ordenada,
conforme la ecuación (36), la magnitud Hx¡Tj, o bien Hx Tl0¡Ti-,
además, como parámetro de las curvas caudal-altura, el valor n/j/T},
o bien nl / Tj JTj . Entonces se obtiene una representación que se
asemeja considerablemente a la usual (fig. 338).
Según esto, cuando existe una diferencia de temperatura inicial,
no se consigue una perfecta semejanza de la corriente más que cuando
el número de vueltas varía correlativamente a la temperatura inicial.
Con la abstracción de la influencia del número de Reynolds que
hemos tomado como base, se halla en la figura 337, o en la 338, un valor
fijo de r¡¡ ordenado a cada punto, y cabe trazar allí las curvas del
mismo rendimiento, de modo que se logre también el diagrama usual.
Compensación del empuje axial y prensaestopas 559

Si los valores experimentales se anotan por alguno de los proce­


dimientos indicados, ya no se requieren investigaciones especiales
acerca de la influencia de la temperatura de aspiración, porque la
representación es válida para cualquier temperatura. La única ine­
xactitud existente consiste en despreciar la diferencia del número de
Reynolds en las corrientes comparadas. Por lo demás, vale tanto
para las máquinas de una sola fase como para las de muchas.
Para clases de gases con distinto exponente x de las curvas adia­
báticas, no es posible un cálculo de transformación igualmente sen­
cillo, puesto que no puede contarse con una perfecta semejanza de
la rnrripnto on e! camino L Cuffipiuuóii, pui una limpie varia­
ción del número de vueltas, en conexión con <p invariable.

118. Compensación del empuje axial y prensaestopas


en la compresión de gases
Las disposiciones de los rodetes, tratadas en el capítulo 100,
para compensar el empuje axial en las bombas hidráulicas, se emplean
también en la compresión de gases.
El empuje axial que se origina se determina mediante la suma
de los empujes correspondientes a cada rodete, que se calculan con la
ecuación (3), capítulo 99, y para los rodetes axiales, por medio de
la expresión (22), capitulo 64, a), teniendo en cuenta que y = 1/y crece
de fase en fase. Excepto en contados-casos (!), no se efectúa una
compensación completa del empuje mediante un solo órgano para
el total, con junta principal y secundaria, para limitar las pérdidas
por fuga, puesto que, además, el tamaño de la máquina permite
siempre la instalación de un cojinete de segmentos adecuado. Sola­
mente la parte de empuje que no puede ser absorbido con seguridad
por el cojinete de segmentos, se compensa mediante un pistón labe­
ríntico, fijo al eje por una chaveta (figs. 315, 322 a 327 y 331). Éste
está en comunicación, por el otro lado, con la atmósfera, en el caso
de compresión de aire, y con la aspiración, si se trata de otros gases
o de vapor de agua.
El laberinto del pistón de compensación debe calcularse para
un 0,5 a 1,5 % de pérdidas.
Empleando pistón de compensación en el caso de compresión
de aire, los cierres del eje, tanto del lado de aspiración como del de
presión, deben preverse sólo para pequeñas diferencias de presión.
Son suficientes pocos laberintos, similares a los previstos en el eje
entre fases (fig. 339). Si hay que cerrar herméticamente vapores
(para producción de frío o como bombas térmicas) o gases (por
ejemplo, para suministro de gas a distancia), hay que disponer pren­
saestopas especiales, que cierren también en estado de reposo (figu­
ras 340 y 341) — por ejemplo, formados con anillos de carbón (fi-
(‘) Véase BBC-Werbeschrift, T 1126 (322, 500). 1315 D sobre * Turboge-
bláse in Hochofenanlagen », fig. 13, pág. 18.
560 Resistencia de las piezas principales

guras 341 y 314) —, cuyo número de cámaras debe adaptarse en


cada caso, o bien cierres líquidos (fig. 342), en los cuales un líquido
de cierre (agua o aceite) está comprimido en el centro de un estre­
cho laberinto y que se recupera a su salida. A fin de que la presión

Fio. 341. Cierre de anillo de F io. 342. Cierre hidráulico


carbón para soplante de gas
F ie s . 3 3 9 -3 4 2 . Distintas ejecuciones.de prensaestopas

del liquido sea suficientemente grande sin que se produzcan pér­


didas inadmisibles de líquido, hay que prever todos los juegos muy
pequeños. No obstante, el líquido de cierre que pase a través del la­
berinto debe tener sección amplia de salida para evitar que entre
líquido en el interior de la máquina. Recientemente cobran impor­
tancia los prensaestopas combinados, que tienen un laberinto seco
junto con un anillo líquido en rotación. El cierre en reposo ha de
asegurarse entonces muy bien.
0 . R esistencia de las piezas principales
119. Esfuerzos que actúan sobre el rodete, debido
a la fuerza centrífuga
En las bombas hidráulicas, el límite superior de la velocidad
tangencial nos viene dado por consideraciones hidráulicas, en espe­
cial la cavitación, siendo poco importante la solicitación debida a la
fuerza centrífuga, incluso en el caso de tratarse de rodetes rápidos (*)
(semiaxiales y hélices). En los gases el problema es distinto por cuanto
en ellos se puede alcanzar, con frecuencia, el límite máximo admisible
para el material, sin que otras consideraciones (por ejemplo, la pro­
ximidad de la velocidad del sonido) nos impongan limitación alguna.
Esto vale especialmente para los rodetes radiales y para los axiales,
sólo cuando han de impulsarse gases más ligeros que el aire (pá­
gina 335) o puede tolerarse un giro uniforme en la entrada del rodete
(<Sr < 1; véanse las páginas 212 ss.). Por esto, el esfuerzo del rodete por
fuerzas centrífugas habrá de ser considerado a continuación; de la
solidez de los álabes se ha tratado ya en los capítulos 50, II b), y 64, a).
Las coronas de álabes pueden situarse sobre tambores o sobre
discos. Consideremos las siguientes formas típicas de rodete :
1. El tambor (fig. 319, pág. 510). La solicitación del tambor
por las fuerzas centrífugas es el mismo que para un recipiente ci­
lindrico sometido a una sobrepresión
interior.
a) Si el espesor de su pared s es
pequeño respecto al radio R medio (fi­
gura 343), puede considerarse la ten­
sión tangencial au como repartida uni­ F ig . 343. Cilindro delgado
formemente en todo el espesor, y
entonces la fórmula conocida de la caldera nos da para la carga, a
causa de las fuerzas centrífugas de la masa del tambor:

Para el acero es y = 7,85 kg/dm 3 = 7850 kg/m3; por consiguiente,


V¡9 » 800 kg seg 2/m4. Si se expresa au en kg/cm2, pero u en m/seg, en­
tonces, puesto que 1 m2 = 104 cm2, se tiene:
au = 0,08 u2 kg/cm2 ( 1)
(l) Por el contrario, aquí la solicitación délos álabes por flexión, debida a la
presión del agua, puede revestir importancia.
36. P f l e i d k b e r : Bombas centrifugas.
5G2 Resistencia de las piezas principales

A esta solicitación, debida a la masa del tambor, se añade la pro­


movida por las fuerzas centrifugas de los álabes. Si Cs es la fuerza
centrifuga de los distintos álabes (incluido el pie del álabe y el trozo
intermedio), resulta para z álabes y por 1 cm de longitud periférica,
la fuerza z CJ2 R tí, y sobre 1 cm2 de superficie de recubrimiento,
cuando esta fuerza se halla repartida sobre la longitud axial a (=paso
de fase):

1
u t
1 1
U U i lU L
1 1
L U ltU ia
r f M __ i.
ia v u I U C A ib C
-u1-o >mww- n n

fnnítrinmol
------ o —

del tambor, a causa de la fuerza centrifuga del álabe:


_ (JaR __ zC
°s ~~ s 2 nsa

y el tambor está cargado en total por ou + crs en dirección tangencial.


b) Si el tambor es grueso, es decir, s ya no es pequeño en compa­
ración de R (fig. 343 a), entonces, además de la tensión tangencial,
aparecen tensiones de sentido radial, según se ve en seguida al suponer
el tambor dividido en tambores concéntricos delgados, los cuales, a
causa de la diferencia de au y R,
presentan una deformación radial
completamente distinta, de forma
que, si fuesen independientes, que­
darían separados entre sí. Las ten­
siones radiales alivian, por consi­
guiente, los anillos exteriores a ex­
pensas de los interiores. En lugar
de au aparecen ahora tanto ten­
siones tangenciales crf como radia­
les <rr, y <j( aumenta de fuera a
dentro. Si designamos por
v, la razón de la contracción transversal al alargamiento longitu­
dinal en la barra recta (índice de Poisson),
xa, xit el radio externo e interno del tambor.
oa, de nuevo, las fuerzas centrífugas de los álabes correspon­
dientes a la carga en el perímetro exterior, según la ecuación (2) (en
donde vale ahora, por tanto, R = xa), entonces la tensión máxima
que surge junto al radio x,- importa (*):
7 o r2s7'2
,
O, ¡ = — + 0 ~ v) -^íl + 2 1 — (XilXa)2
2. El rodete. Las formas de rodete más importantes son : o b
el axial (fig. 316, 317 y 318), o el radial (figs. 136 y 314). El primero,
por su solidez, es mucho más fácil de tratar, pues generalmente posee

(m Hütte, 27.a edición, vol. 1, pág. 734.


E sfu erzos que a c tú a n sobre el ro d ete 563

un plano medio perpendicular al eje, y las fuerzas centrífugas de los


álabes obran simétricamente respecto a tal plano medio.
En el caso del rodete radial sk usan los tipos de construcción
que aparecen en la figura 344, y la velocidad tangencial permitida
va en disminución de izquierda a de­
recha. En el rodete abierto a, los ála­
bes se hallan estampados formando
una sola pieza con el rodete (fig. 284)
y velocidades tangenciales de hasta
450 m/sep. F.l rodete h tiene ln<; álahpc
y las paredes laterales remachados.
Permite una velocidad tangencial de
hasta 300 m/seg. Mientras que en estos
dos rodetes las paredes laterales se han
acomodado a la forma del disco de de F ig s . 344 a-d. F o rm as de ejecución
ro d e te s ra d ia le s : o. co n stru cc ió n
igual resistencia (por tanto, con es­ a b ie rta , e m b u tid a en u n a soia pieza
(p á g . 4 4 7 );
pesor creciente de fuera al eje de b a d, c o n s tr u c c ió n c e r r a d a . A la b e s
y p a re d e s re m a c h a d o s . L a v e lo c id a d
rotación), en c y d son, en cambio, ta n g e n c ia l d is m in u y e d e l tip o b a l d
de plancha ; en d, incluso falta el re-
fuerzo de la pared del lado de aspiración. Por esto, las dos formas
c y d son sólo a propósito para fines secundarios.
Es esencial que en un rodete radial cerrado hay que calcular dos
discos— el disco del cubo y el disco-cubierta—, uno de los cuales
tiene la boca hacia dentro en el cubo del rodete y el otro ha de con­
tener la abertura de aspiración. Mientras que el primer disco se ha de
reforzar hacia dentro por el cubo, en el disco abierto hay que poner por
su borde interior un aro de refuerzo especial, que, sin embargo, no
consigue los efectos del cubo, de modo que el disco-cubierta se de­
forma más que el disco del cubo. Los álabes cargan los discos lateral­
mente.
Consideraremos ahora la forma de rodete de la figura 346; es
decir, hay que deducir la solicitación de los discos del cubo y cu­
bierta debida a las fuerzas centrífugas. Partimos del supuesto de que
la masa de los álabes se halla repartida sobre todo el disco, pero que
no ayuda a soportar los esfuerzos. El disco-cubierta no participa en
soportar las fuerzas centrífugas de los álabes, pues cede más que el
disco del cubo. Así, podemos calcular ambos discos separadamente,
según el procedimiento desarrollado para los discos de las turbinas.
En lo que sigue desarrollaremos la marcha del cálculo de tal
manera que sea aplicable tanto a un rodete axial como a uno radial.
Para ello suponemos que se tiene el rodete en proyecto y que se trata
de determinar la variación de las tensiones. Del gran número de pro­
cedimientos (!) sólo trataremos el más apropiado para el presente objeto.
0) S t o d o l a : Die Dampf- und Gasturbinen, 6.» edición. Berlín: Sprin-
ger, 1924. — B i e z e n o - G r a m m e l : Technische Dynainik, Berlín-Gottinga-Heidel-
berg: Springer, 1939 y 1953. — H. B a e r : Z.VDI. vol. 84 (1940), pág. 359.—
K. J. M ü l l e r , Ósterreichisches Ing. Archiv., vol. 2 (1958), pág. 138.
Esfuerzos que actúan sobre el rodete 565
564 Resistencia de las piezas principales
según la ecuación (2), or está dado por las fuerzas centrífugas de los
a) Esfuerzo de un disco de loruia cualquiera. De acuerdo con álabes; de modo que allí, conforme a la ecuación (2):
la marcha de cálculo de Donath, dividamos el disco en anillos de igual
espesor yv y2, etc. (fig. 345). Partiremos, pues, de las ecuaciones a = cs
que rigen para el disco de igual espesor, según las r ~ 2xany1
cuales al radio x le corresponden tensiones radia­ xa = radio exterior, yx = espesor del disco parcial externo.
les a¡ y ar : En el caso del rodete radial del compresor, en el borde exterior
no efectúa fuerza radial alguna, y, por tanto, allí or = 0. a¡ tiene un
1+ 3v E . E 1
HÜJ2 *2 + -T— — + h — — - j valor finito, pero desconocido, y provisionalmente ha de suponerse.
Ol 8 1—v 21 + v Entonces conocemos los valores de Sa y Da, correspondientes al borde
3 + v E E 1 exterior del disco parcial 1. Se pueden determinar (4) ahora las cons­
Or = y iü2 x2 + bx — b, tantes K x y K 2 de las ecuaciones (3) para el borde exterior, y obte­
~~8~ 1—v 1 -f- v
niéndose para el borde inferior del disco parcial en cuestión, los si­
Significando : guientes valores, si los subíndices a e i se refieren, respectivamente,
E, el módulo de elasticidad del material del al borde exterior e interior:
disco en kilogramos por centímetro cuadrado. 1 + V x¡ \2
bx y b2, las constantes de integración, que de­ Si= Sa [XX2 or (4)
berán determinarse de las condiciones-límite co­
[' - l <xa!

ro
5 JP
rrespondientes a los bordes interior y exterior del 1 — V
D, = Da (-5* X2 (tí2 (4 a)
disco. Xi
F ig. 345 y = y¡g, en kg seg2/cm4, representa la masa
Cálculo por anillos Conocidos S, y Dlt se pueden obtener fácilmente las tensiones
parciales específica del material del disco. provisionales en el borde interior del disco parcial, de
o), la velocidad angular del mismo.
La combinación de las ecuaciones de ar y at permite obtener at i = 1 (5/ + D/)
expresiones sencillas, formando:
(5)
°>í = i (S i — A ) .
S — £7| -f- or Las fuerzas centrífugas de los álabes en el rodete radial, que
no han sido tenidas en cuenta hasta ahora, deberán ser absorbidas,
D = o¡ — or según Ip previsto, solamente por el disco lleno, suponiendo que los
o se a : álabes no transmitan ninguna tensión hacia dentro. La forma más
4E sencilla de tenerlas en cuenta es aumentando convenientemente las
S = (1 + v) -T? \ fy“ X ■K masas específicas ¡u en las ecuaciones (4) y (4 a). Para cada disco
(1 — v2) y
parcial resultan pequeñas variaciones de y. Para el primer disco par­
b<¡, 8 E oo2 cial se tendrá y x = y (yx + sj¡yv siendo sx el espesor que resulta
D = (1 - v) id)2 x2 + -------- -- -------
4 \ oj2 x2 (1 v2) ¡x de repartir el material del álabe sobre la parte de disco correspon­
diente (se supone el mismo peso especifico para el material del disco
Agrupando en las constantes K x y K 2, todos los valores invaria­ y para el de los álabes), y no se introducen más modificaciones en
bles para un mismo disco de igual espesor, podemos escribir: las ecuaciones deducidas (2). La forma cónica de la superficie media
deja de considerarse.
S = (1 + v) ^ (— cü2 x2 -f K x) Pasemos ahora al disco parcial 2, distinguiendo las magnitudes


(?) 1 correspondientes a los discos parciales 1 y 2, mediante los subíndices
1 y 2 . Entonces podemos escribir la siguiente ecuación de equilibrio :
D = (l — v )^ - w2x 2 +
v 4 ' (tí.2 xr -2 ________ , ^1 °r i 1 = 2 ^ra 2>
O H. Baeh, Forschung, vol. 7, pág. 188 (1936).
El cálculo puede empezarse lo mismo desde el interior que desde (J) Rigurosamente debería tenerse también en cuenta que el fluido circun­
la parte exterior del disco. En ambos casos no se consideran, de mo­ dante gira absorbiendo una parte de las fuerzas centrífugas de la masa del disco.
Esta influencia es despreciable para el caso de comprimir aire. Incluso para el
mento, las condiciones límite que rigen para el otro borde. Si empe­ agua tiene poca importancia (pág. 580).
zamos partiendo del borde exterior, en el caso del compresor radial,
566 Resistencia de las piezas principales

de donde :
„^ra 2 __
- - yOi a r il 6
( )

o bien :
(6 a)
Zlar = (Tr a 2 — crr í l - [ j ¿ ~ 1 ) ar *i

Tenemos, además, las condiciones que deben cumplirse para evitar a


abertura de grietas en el punto de paso de un disco parcial a otro; ¡
o sea, que los alargamientos periféricos deben ser iguales :
o¡a 2 — v a ra2 = o m v a r iv
es decir:
(7 )
A cx( 7t a 2 — O t i l = v (°ra 2 — ° r i l) — v ¿ ° r
Las expresiones (6) y (7) son tanto más exactas cuanto mayor es
el número de discos parciales, o sea, cuanto menores sean las d
rendas de espesor y, e y2.
Esfuerzos que actúan sobre el rodete 567

Conociendo ahora los valores iniciales or y a¡, y también Sa y Da,


del segundo disco parcial, se repite el procedimiento indicado, y así
sucesivamente. ¡1
Estos cálculos se ordenan mejor disponiendo los resultados en
tablas. Vamos a efectuarlos para el disco lleno, del rodete, del ejemplo
de las figuras 346 y 346 b, siendo u2 = 280 m/seg, y por tanto, w =
= 280/0,45 = 622 radianes/seg (n = 5950 r. p. m.). Constantes del
acero empleado: y = y ¡g = 7,85 • 10~3/981 « 8 • 10-6 kg seg2/cm 4 (este
valor tiene que multiplicarse por (y -f s)/y, E = 2,1 • 106 kg/cm2, v =
= 0,3. Entonces en la ecuación (4) será: (1 + v)/2 • f¿ oj2 = 2,0 (y -f s)¡y,
v en la ppnariAn (A n\ • /i ^ J> _ 0,537 (y ~r s ) ¡ y . Ei uiscu se
ha dividido en 9 discos parciales de igual espesor y, y se ha calculado
para cada uno de ellos el espesor suplementario e debido a la masa
de los álabes, el cual no soporta tensiones, pero sobrecarga el disco.
El cálculo indicado anteriormente se sigue mediante la tabla nu­
mérica 1 .
T a bla 1
Eslado de tensiones I, del disco lleno (o» = 622 radianes/seg)

N ú m e ro
1 2 3 4 5 6 7 8 ^ 9 D im .
d e l d isc o p a rc ia l

y 0 ,3 4 0 ,5 5 0 ,8 5 1,27 1,81 2 ,4 5 4 ,1 5 7 ,9 11.45 cm

p u e s to
o ta 1000 1 173 1361 1570 1 771 1 903 1950 2332 2 803 k g /cm *
o ra 0 321 652 1 008 1 228 1106 658 218 — 101 k g /cm *
Sa = o¡ a •+• ar a 1000 1 494 2013 2578 2999 3009 2 608 2550 2 702 k g /cm *
Da = a ta —Ora 1000 852 709 562 543 797 1 292 2114 2004 k g /cm *

xa 45 42 38 32 24 1 8 ,7 5 16 12,5 10,5 cm
42 38 32 24 18,7 5 16 12,5 1 0,5 9 cm
* 'a 2 025 1764 1443 1024 576 352 256 1 5 6 .3 110 ,3 cm*
A 176 4 1443 1024 576 352 256 156 ,3 11 0 ,3 81 cm*
* \ l* ’ a 0 ,8 7 1 0 ,8 2 0 0 ,7 0 9 0 ,5 6 2 0 ,6 1 1 0 ,7 2 8 0 ,6 1 0 0 ,7 0 6 0 ,7 3 4 —
* ' a l * 'i 1 ,1 4 9 1 ,2 2 2 1 ,4 1 0 1 ,7 7 9 1 ,6 4 0 1 ,3 7 4 1 ,6 3 8 1 ,4 1 7 1,3 6 1 —
x 'a l x 'i — ^ i l x 'a 0 ,2 0 8 0 ,4 0 2 0 ,7 0 1 1,2 1 7 1 ,0 2 9 0 ,6 4 6 1 ,0 2 8 0 ,7 1 1 0 ,6 2 7 —
s 0 ,1 5 0 ,2 9 0 ,3 8 0 ,2 9 0 ,2 8 0 0 0 •0 cm
(y + i)/y 1 ,4 1 1 1 ,5 2 7 1 ,4 4 8 1 ,2 2 8 1 ,1 5 6 1 1 1 1 —

S i s e g ú n (4) 1752 2474 3226 3678 3 517 3201 2807 264 2 2 764 k g /cm *
Di s e g ú n (4 «) 713 460 213 177 523 972 1976 293 5 3 918 k g /cm *

°t i i “ i ($t + -O») 1233 1 467 1720 1 928 2020 2 087 2391 2789 3341 k g /cm *
ar t i= i (5» — D i) 520 1007 1 507 1751 1497 111 5 416 — 147 — 577 k g /c m ’
ar a i = (y,/y,) O f i , 321 652 1008 1 228 1106 658 218 — 101 k g /c m ’
A o r =<Jfai —ar i x — 199 — 355 — 499 — 523 — 391 — 457 — 198 46 k g /c m ’
A oí —v A cr — 60 — 106 — 150 — 157 — 117 — 137 — 59 14 k g /c m ’
ot a i = o tii + A a¡ 1173 1361 1570 1 177 1 1903 1950 1 2 332 1 2803 k g /c m ’

El disco considerado tiene que cumplir las condiciones limite de


que, en el borde exterior, la tensión radial sea igual a 0, y de que, en
el interior, sea igual a la presión de apriete p0 entre orificio y eje, de­
seada. Como el cálculo tiene que partir de un borde y en el mismo
óü8 Resistencia de las piezas principales

hay que suponer un valor de <xf, se puede cumplir solamente una de


las dos condiciones límite. En el presente caso, solamente la exte­
rior, con lo cual resulta un estado de tensión inadmisible entre
orificio y eje (577 kg/cm2).
Para evitar largos tanteos, se efectúa el siguiente cálculo adi­
cional, ideado por Von Mises í1), el cual, mediante la superposición
de un segundo estado de tensiones, nos permite obtener el correcto.
Este segundo estado de tensiones pertenece al disco en reposo, con
lo cual no se modifica el efecto de la fuerza centrífuga.
El disco se comprueba, pues, sólo para el estado de reposo, o sea,
para tu = 0, siendo, según las ecuaciones (4) y (4 a): S¡ = Sa, D¡ =
— (xalxí)2 A - El estado de tensiones que se obtiene se superpone,
multiplicado por una constante conveniente, al primer cálculo, de
forma que se cumplan las condiciones límite.
Esta superposición no debe alterar las condiciones límite consi­
deradas en el primer cálculo; o sea, que la tensión radial en el borde
exterior ha de permanecer invariable, y en el ejemplo escogido debe
ser de nuevo 0. Se calcula, pues, nuevamente el disco en reposo, a
partir del borde exterior, debiéndose poner allí ar = 0 y suponer
nuevamente at. Se llega entonces, como se desprende de la tabla 2,
al borde interior del disco parcial 9, con una tensión radial orii, que
es la que debemos imaginar que produce el estado de tensión del
disco en reposo.

T abla 2
Estado de tensiones I I del disco lleno (co = 0)

N ú m e ro 8 9 D im .
1 2 3 4 5 6 7
d e l d isc o p a rc ia l

)' 0 ,3 4 0 ,5 5 0 ,8 5 1 ,2 7 1,81 2 ,4 5 4 ,1 5 7 .9 11 ,4 5 cm
a ta 1000 1083 1227 1538 2321 3409 4528 6799 862 k g /c m 1

Ora 0 — 46 — 111 — 257 —6 0 0 — 120 3 — 1 215 — 1601 — 2311 k g /c m 5

Sa — °t a + ar a 1000 1 037 1116 1281 1 651 2206 3313 5198 6550 k g /cm *

Da ~ at a —ar a 1000 1129 1338 179 5 2991 4612 5743 8400 111 7 2 k g /cm *

x 'a ¡ * \ 1,1 4 9 1 ,2 2 2 1 ,4 1 0 1 ,7 7 9 1 .6 4 0 1 ,3 7 4 1 ,6 3 8 1 ,4 1 7 1,3 6 1 -

Si = sfl 1000 1037 1116 1 281 1 651 2206 3313 5196 6550 k g /cm *
D{ =. D a x ' a l x ' j 1149 1380 1885 3191 4910 6340 9415 11900 1 5 210 k g /c m *

° t i i — i (S{ + Di) 1209 1500 2236 3281 4273 6364 8549 10880 k g /cm *
107 5

°rit “ i (S» — Di) — 7 4 ,5 — 17 1 ,5 — 3 8 5 — 955 — 1630 —20CO — 305 1 — 335 1 — 4330 k g /cm *
k g /c m *
ar a t = ° r i i (.vi/>'i) — 46 — 111 — 257 — 6 7 0 — 1 203 — 121 5 — 1601 — 2311
A ar = a , a , — ar i , 2 8 ,5 6 0 ,5 128 285 426 852 1450 1040 k g /cm *

A o¡ = v J ar 8 18 38 85 128 255 435 312 k g /c m *

°ta i = an , + A a¿ 1038 1 227 1 538 2321 3409 4528 6799 8861 k g /c m *

Si designamos las magnitudes del primer cálculo con el subín­


dice I y las del segundo con el subíndice II, y en la superposición

(*) O tra solución : \V. G r u b e r , F o rsch u n g , v o l. 10, p ó g . 142 (1939).


Esfuerzos que actúan sobre el rodete 569

multiplicamos el estado de tensiones II por un factor k, las tensiones


resultantes serán :
°r — ° r l “f* k arII> °l ~ al l ^ a l II (8 )

Puesto que en el orificio, donde emplearemos el subíndice w, la con­
dición limite nos fija :
®rui P— wI + k Oyw¡i
obtendremos k de
k= Po (9>
° r u>II
y por tanto, para el ejemplo numérico, si prescribimos una presión de
apriete p0 = 150 kg/cm2 sobre una longitud real del cubo de 120 mm, di­
cha presión, referida a la anchura del último disco parcial y9= 114,5 mm,
pasará a ser 120/114,5-150 = 157 kg/cm2; luego, * = (— 157 +
+ 577)/(— 4330) = — 0,097.
Ahora se pueden calcular, con la ecuación (8), los valores resul­
tantes or y ot.
El procedimiento indicado da siempre en los puntos de paso de
los discos parciales dos valores, uno para el disco anterior (espesor ya)
y otro para el siguiente (espesor y(). Si el espesor real del disco, en el
punto de salto, es y, las tensiones efectivas serán, según las ecuacio­
nes (6) y (7):

o¡ = at i -\-v (<7r — ari) = o, a + v (or — ara) (10 a)


con lo cual podremos dibujar la variación paulatina de los valores de a.
En el ejemplo numérico tenemos para ar y ót los valores que
se desprenden de la figura 346 a. Vemos que el esfuerzo en el borde
crece al acercarnos al cubo. Por lo general, es corriente contar con un
coeficiente de seguridad de 2,5 con relación al limite de elasticidad„
siendo, sin embargo, de poca importancia rebasar algo la tensión
en el cubo.
En la misma figura se ha indicado la variación de las tensiones
en el disco de cierre (de punto y raya). El cálculo se ha efectuado de
la misma manera, subdividiendo el disco en la forma que se señala
en la figura 346, prescindiendo de la forma cónica, es decir, consi­
derando el disco plano conservando los radios. Esta simplificación
es favorable para las tensiones.
Vemos que las tensiones radiales or son menores en el disco de
cierre; sin embargo, las tangenciales at son considerablemente ma­
yores en el disco. De este fuerte aumento de ot resulta que la defor­
mación correspondiente al punto de radio x,
x
I (a, — v or),
~E
o7U Resistencia de ias piezas principales

será, en el disco de cierre, mayor que en el disco completo, por lo cual


dicho disco de cierre no estará en disposición de soportar las fuerzas
centrífugas de los álabes. En la realidad, quizá a través de los álabes,
el disco completo soporta parte de las tensiones del disco de cierre.
A pesar de que los agujeros de los remaches se encuentran, en ambos
discos, en el campo de las mayores solicitaciones, puede despreciarse
la disminución de sección correspondiente, puesto que al rebasar local­
mente el limite de elasticidad, se descarga el material, debido al alar­
gamiento permanente, a costa del resto de la sección del material.
b) Disco completo. Algunos discos se tienen que construir sin
agujero (figs. 316 y 318). Entonces se tiene para el disco parcial in-
tCIuu, pata — 0 .
°r l = i = °i 0
Si quisiéramos efectuar el cálculo aplicando el procedimiento anterior
con esta condición límite interior, sería, según la ecuación (4 a), para
x¡ = 0, tanto para el disco en movimiento como en reposo, D¡ = oo, y
por tanto, difícil determinar el cálculo. Se llega fácilmente al objetivo
si efectuamos el cálculo al revés, o sea, de dentro a fuera. Entonces
las ecuaciones (4) y (4 a) se escriben en la forma:
1 4- v
Sa — S¡ fix la í1
2
[ix* a?

cuyos dos valores, para x¡ = 0 y para un supuesto valor de aí0, per­


manecen finitos.
c) La sobremedida que debe darse al eje para el apriete d
agujero del disco de radio x0, es, despreciando la compresibilidad
del eje por la presión del cubo (p0 = 150 kg/cm2) y referida al radio:

d x 0 = ^ (<r, „ + Vp„) = (2288 + 0,3 • 150) =

= 0,010 cm = 0,10 mm; (11)


y referida al diámetro, el doble.
La compresibilidad del eje exige un aumento de este valor en
correspondencia con la compresión. Este aumento se puede calcular
fácilmente si suponemos que solamente el trozo de eje que se en­
cuentra dentro del agujero, soporta las fuerzas de apriete. Este trozo
de eje, de longitud igual a la del cubo, puede considerarse— puesto
que las fuerzas centrifugas propias son despreciables— , como si estu­
viese en reposo, sometido exteriormente a las presiones de apriete
de una forma uniforme, por lo que en todas sus partes a¡ = a r = — p0.
La compresión del eje será:

= i')P o ;
Esfuerzos que actúan sobre el rodete 571

y por tanto, la sobremedida a dar al eje será:

A x = A x 0 -j- £u, = (cr/ w — Po) ( 12)


t&
Esta ecuación se diferencia de la (11) solamente en que el valor de v
se ha sustituido por 1, o sea en una pequeña cantidad. Por otra parte,
las variaciones inevitables del eje y del agujero, con relación a la forma
cilindrica exacta, requieren una disminución del apriete calculado, y de­
bido a ello, lo mejor es no tener en cuenta la compresibilidad deí eje.
Para desmontar el rodete del eje sería necesario, para una forma
cilindrica exacta de ambas superficies de apriete, un aumento de
temperatura mínimo del rodete con relación al eje, si suponemos un
coeficiente de dilatación lineal a = 1,17* 10—5, de
A xQ 1 0,10 1
At = = 95° (13)
xQ a 90 U 7 - 1 0 - 5'
Este resultado hay que aumentarlo algo para tener en cuenta
las irregularidades de las superficies de ajuste, otros defectos de la
construcción, y el rápido enfriamiento del disco y consiguiente calen­
tamiento del eje durante la operación de calado.
d) En reposo, las tensiones del rodete en el cubo son mayores
que durante el funcionamiento. El diagrama de tensiones del disco
en reposo, el cual está sometido a los esfuerzos de apriete en el agu­
jero, corresponde al estado de tensiones II indicado. Lo único que
falta es averiguar el coeficiente por el cual hay que multiplicar dichas
tensiones para que se cumpla la nueva condición limite en el cubo.
Si se tiene en cuenta la compresión del eje debida a las mayores ten­
siones de apriete, dicha compresión será la que nos fijará la condición
de que de las tensiones que surjan debe resultar, igual que antes, la
sobremedida realizada en el eje; es decir, de acuerdo con ( 12 ), tendre­
mos, si señalamos con una prima las tensiones en el agujero del
disco en reposo :

y como
°'t _ ° tn
a 'r ° r ll
resultará:
Ax
o'r = E (14)
(* ¿ L -1
°> / /
Las tensiones ai n = 10880 y arll = — 4330 kg/cm 2 deben tomarse de
la tabla de cálculo 2 , debiéndose convertir nuevamente a la longitud
real del cubo, mediante las ecuaciones (10) y (10 a). Si damos valores,
resulta que las tensiones en el cubo han aumentado considerablemente,
572 Resistencia de las piezas principales

pero todavía no se alcanzan los valores máximos que aparecen en


el disco en movimiento.
e) Influencia de la diferencia de temperaturas. Cuando las velo­
cidades tangenciales son muy grandes, se producen aumentos de
temperatura considerables en el borde exterior del disco con relación
al cubo, por lo cual las dilataciones en la pe­
riferia del disco son mucho mayores que en
el cubo. La carga adicional a que este fenó­
meno da origen, es de efecto inverso al
apriete y representa una descarga de la parte
exterior del disco a costa de la interior. La
consideración por cálculo de este efecto del
calentamiento puede hacerse mediante el
procedimiento descrito, utilizando la expre­
F ig . 347. Consideración de sión (7). Si conocemos la variación de la
las dilataciones térm icas del
disco temperatura en función del radio x (fig. 347),
y las temperaturas medias de dos discos
consecutivos son l¡ y tu, al sumarse el alargamiento elástico a la dila­
tación térmica, se tendrá, en lugar de la ecuación (7):
a2 v a2
--- \- ato — £ i ü _ ^ í i + a ( l
de donde:
A cr, = ola2 — ot i l = v A o r + —
Este cálculo puede juntarse a los de la tabla numérica de la página 530.
f) La ley de semejanza aplicada al rodete en movimiento. Las
tensiones que provocan las fuerzas centrifugas en los álabes de ro­
detes geométricamente semejantes, pueden convertirse fácilmente del
modelo a la ejecución definitiva, teniendo en cuenta que, en los puntos
correspondientes, el coeficiente sin dimensiones a¡/j. u2 tiene el mismo
valor (suponiendo que m = 1/v es invariable, lo cual se puede admitir
para los metales que se emplean corrientemente). Si cr es la tensión
en el punto considerado, u la velocidad tangencial de un punto de
referencia fijo (a ser posible, situado en la periferia del rodete) y
[i = y/g, podemos adaptar la ley de semejanza, de la siguiente form a:
En los rodetes geométricamente semejantes, la tensión en cual­
quier punto a = k y u|/2 g (dependiendo el coeficiente k de la forma
del rodete), es una función del número de vueltas específico, y su valor
aumenta con el de éste.
Además se puede añadir lo siguiente :
Los rodetes geométricamente semejantes tienen, en los puntos
correspondientes, las mismas tensiones, si la velocidad tangencial
es la misma.
Si la velocidad tangencial es invariable, podemos variar las di­
mensiones radiales, y también las axiales, de un rodete (incluidos los
álabes), en cualquier proporción, conservando la semejanza sin que
varíen las tensiones en los puntos correspondientes.
Esfuerzos que actúan sobre el rodete 573

Para distinguir el material, se emplea corrientemente el valor a¡y


(que tiene dimensiones lineales), siendo a la tensión de rotura aB.
Dicho valor indica la longitud dt' un alambre del material de que
se trate, cuyo peso propio carga la sección del alambre con la tensión
de rotura. Esta longitud nos da idea de lo adecuado del material
en cuestión, para las solicitaciones debidas a las cargas de inercia
de las propias masas.
Su magnitud se indica, para algunos materiales, en la siguiente
tabla :

Propiedades, en especial longitud de rotura, de algunos materiales (l)

Módulo de Tensión Coeficiente


de dilata­ Longitud
Peso elasticidad de rotura ción
Material específico lineal de rotura
E <¡x B o¡ b!y
g/cm’ 10* kg/cm* 10* kg/cm* 10“' grad.-* 10* cm

Acero bonificado
sin alea r........................ 7,8-7,9 20-21,5 38-75 11-12 4,9- 9,5
aleado............................ 7.7-7,9 20-21,5 60-100 12-16 ¡7,8-12,6
Hierro fundido................... 7,1-7,6 4-11 16-26 8,5-11 2,2-3,4
Acero fundido bonificado
sin a le a r........................ 7,7-7,9 20-21,5 40-60 11-12 5,2- 7,6
aleado............................. 7,7-7,9 20-21,5 55-90 11-13 7,2-11,4
Aleaciones de magnesio
forjadas.......................... 1,8-1,85 4,3-4,6 28-42 — 15,5-23
fundidas......................... 1,8-1,85 4,2-4,4 16-27 — 8,9-14,8
Aleaciones de aluminio
forjadas y recocidas 2,6-2,8 6,8 16-22 22-25 5,7- 7,9
forjadas y tem pladas... 2,6-2,8 7,0-7,3 34-52 22-25 12,1-18,6
fundidas y recocidas . . . 2.6-2,8 6,8-7,2 18-21 22-25 6,0- 7,5
fundidas y templadas .. 2,6-2,8 6,8-7,2 24-36 22-25 9,0-12,8
Latón especial................... 7,2-8,1 9,0-12 40-85 17,5-21 5,3- 9,7
Metal M onel..................... 8,8-8,9 10 43-65 — 4,8- 7,3
Madera blanda
paralelamente a las fibras 0,3-0,6 0,9 -1,1 7,5-8 3,5-7 13-25
normalmente a las fibras 0,3-0,6 0,04-0,08 — 3,5-7 ___

Madera dura
paralelamente a las fibras 0,6-1 1,0 -2,2 10-13,5 7-10 13,5-16,7
normalmente a las fibras 0,6-1 0,08-0,2 — 7-10 —
Resinas sintéticas laminares
papel baquelitado......... 1,4 0,8-1,1 12-20 10-25 8,6-14,3
tejido impregnado........ 1.4 1,3-1,9 16-29 10-25 11,4-20,7
madera sintética........... 1,2-1,4 2,0-3,0 27-29 10-25 20,5-22,5
Materiales pétreos
Esteatita
barnizada....................... 2,6-2,8 7,0-8,0 6-12 6-9 2,3- 3,6
sin barnizar................... 2,6-2,8 7,0-8,0 4,5-6 6-9 1.9- 2,1

(l) Tabla tomada del libro, de F. K riegler , «Werkstoífe» (juntamente


con el de W. E ncke , no publicado, «Strómungsmaschinen», Gotinga).
574 Resistencia de las piezas principales

g) Otros procedimientos de cálculo. La forma de los discos del


rodete deja ver que seria conveniente efectuar la división del disco
en discos parciales cónicos, en vez de discos parciales de espesor
constante, ya que el disco total, en su sección meridiana, está limitado
por rectas, a fin de facilitar el mecanizado en el torno. Ello tendría, 1
a primera vista, la ventaja no sólo de que las diferentes partes del
disco se unirían con su limitación real, sino que también sería sufi­
ciente un número mucho más reducido de discos parciales. Este disco
cónico es admisible para el cálculo (lo mismo que el disco de perfil
hÍDerbólico o exnnnencial) ^4 siendo nnsihlp la división dp nialqitier
disco total en una serie de discos parciales cónicos (2). Sin embargo,
a pesar de reducirse el número de discos parciales, el procedimiento
de cálculo es muy laborioso y nada claro, en comparación con el pro­
cedimiento basado en los discos parciales de igual espesor, incluso
empleando tablas numéricas y ábacos auxiliares. Por otra parte, hay
que considerar que un número de discos parciales reducidos difi­
culta la distribución conveniente de las masas de los álabes y de la
temperatura.
Por todas las razones indicadas, dejaremos de considerar este
procedimiento de cálculo.
h) Las tensiones debidas a vibraciones de los rodetes o de los
álabes pueden ser importantes cuando entran en resonancia las vi­
braciones propias con otros efectos exteriores. Las causas de la vibra­
ción son : o bien las rotaciones de los árboles, o las aletas del difusor (3),
lo cual repercute sobre la corriente relativa, de forma que, en deter­
minadas circunstancias, deberá modificarse el número de aletas del
difusor o suprimirlas. Los rodetes sin cierre por la parte de aspira­
ción son más sensibles a las vibraciones de los rodetes axiales, y
en los radiales, los rodetes en que falta el efecto de atirantado de
los álabes.

120. Fijación del rodete radial al eje


La tensión de apriete necesaria en los compresores de gran velo­
cidad tangencial exige que el rodete se cale en caliente (fig. 348), o bien
se fije mediante casquillos cónicos y tuercas (fig. 349). En el primer
caso, son necesarios casquillos de distancia, entre rodetes, para la
seguridad axial, los cuales van unidos mediante una tuerca común.
En este caso es adecuado, debido a la diferencia de temperatura
existente entre el rodete y el cubo, disponer una pieza intermedia
elástica para evitar que el eje se doble. (Este punto de vista es también
importante en las bombas para agua caliente.) En la disposición de*()
(') J. Malkin : Festigkeitsberechnung rotierender Scheiben. Berlín, 1935.
(*) C. K e l l e r : Beitrag zur analytischen Berechnung hochdruckbelasteter
Radscheiben ; STODOLA-Festschriít, Zurich, 1929, pág. 342; S a l z m a n n , Escher-
Wyss M itt, vol. 11, pág. 63 (1938); B i e z e n o - G r a m m e l , nota 1 al pie de
la pág. 563.
(») A. B uske : Jahrb. d. dtsch. Luítfahrtforsch. 1941, II, págs. 165-172.
Fijación del rodete axial al eje 575

la figura 350, se han suprimido estos casquillos de distancia, asegu-

348. Fijación de los rodetes mediante


F ig . F i g . 349.
Fijación del rodete mediante cas-
piezas intermedias y tuerca común ; cierres quiUo cónico (AEG), a, cosquillo cónico;
de estanqueidad b. tuerca de fijación; c, anillo de cierre del
eje; e, disco de retención; /, chaveta; x,
pasador de retención; g, arandela de se­
puesto sobre el eje. Esta disposi­ guridad (con retención en el chavetero y
sobre la tuerca b)
ción da origen a un diámetro
grande de la junta de cierre de
entre fases, pero tiene la ventaja
considerable de que la entrada
a cada fase puede hacerse de
mucho menor diámetro. El mo­
mento de giro se transmite median­
te chavetas cónicas, las cuales,
en el caso de emplear casquillos
cónicos, pasan a través de los
mismos. Dichas chavetas se dis­
ponen, en cada fase, a 180° de
la fase anterior. En los demás
casos, para que las dimensiones
de las chavetas sean reducidas, se
emplean en cada rodete dos cha­
vetas situadas a 180° (DIN 270).
Esto último se efectúa tam­
bién en las bombas centrífugas,
en donde, al igual que en los ven­
tiladores, es suficiente un asiento F ig. 350. Fijación del rodete mediante
un cosquillo roscado, a, y una tuerca, b
deslizante. (Escher Wyss)
576 Resistencia de las piezas principales

Para obtener una marcha suave funcionando a un número de


vueltas elevado, es preciso equilibrar los rodetes antes del montaje,
poniendo o quitando material, de forma que los centros de gravedad
de las diferentes masas se encuentren sobre el eje de giro.
En los compresores centrífugos de gran presión, después de equi­
librar el rodete, se embala hasta un 20 a 30 % de la velocidad de
trabajo, para comprobar si existen defectos.

121. Cálculo del eje teniendo en cuenta el número


de vueltas crítico
En el cálculo del eje deben cumplirse, en primer lugar, las dos
condiciones de resistencia suficiente y de que las deformaciones no
rebasen las admisibles. Ambos puntos de vista no se diferencian
apenas de los que se consideran para los ejes de otras clases de má­
quinas. Como fuerzas exteriores actúan, además del momento de
giro y del peso propio (disminuido en el empuje, en ciertos casos),
el empuje axial, cuya influencia puede despreciarse generalmente.
Para la elección de las tensiones admisibles, debe tenerse en
cuenta, en las bombas hidráulicas, el hecho de que existe una deno­
minada « fatiga por corrosión », es decir, roce del agua con el eje,
que tiene como consecuencia una disminución de la resistencia (x).
Se puede evitar este fenómeno revistiendo el eje con una camisa
herméticamente cerrada. También se consigue aumentar la resis­
tencia a la corrosión mediante el martilleado de la superficie del eje.
La flecha admisible para la flexión, debida al peso propio, está
en relación con el juego elegido para los anillos de equilibrado, y deberá
ser considerablemente menor que aquél.
La determinación de la deformación se puede unir, como se deta­
llará a continuación, a una tercera condición, que entra en consi­
deración debido a la gran velocidad de las bombas centrifugas, y que
consiste en la determinación del número de vueltas critico (2).
Incluso en los rodetes cuidadosamente equilibrados queda una
cierta excentricidad, y, con ello, una fuerza centrífuga libre, que ori­
gina cierta flexión del eje. Esta flexión da origen a que aumente la
separación entre el eje de giro y el centro de gravedad del eje, con
lo cual la fuerza centrifuga crece, pudiendo ocasionar, finalmente, la
rotura del eje.
a) Velocidad crítica para un solo rodete, suponiendo el eje sin
peso. Supongamos un rodete, de peso G y masa m = G/g, sobre un
(l) Véanse los escritos de Von H ottenrott (1932); Dussold (1933); Beh-
rens (1934) en « Mitt. des Wóhler-Instituts der Technischen Hochschule Braun-
schweig **, fascículos 10, 14 y 15. Editorial Vieweg.
(*) A. Stodols : Dampf- und Gasturbinen 5.* y 6.» ediciones, Springer
Berlín. — Biezeno-Grammel : Techn. Dynamik. Springer, Berlín, 1939.—
K. Karas, Die kritischen Drehzahlen wichtiger Rotoríormen, Springer, Viena
1935.— J. J. H olba : Berechungsverfahren zur Bestimmung der kritischen
Drehzahten von geraden Wetten, Springer, Viena, 1936. — Const. NVeber :
Schwingungen im Maschinenbau, Düsseldorf: Dtsch Ing.-Verlag 1953.
Cálculo del eje teniendo en cuenta el número de vueltas 577

eje sin peso y al cual está fijado perpendicularmente, de forma que su


centro de gravedad S esté situado con una excentricidad e (fig. 351).
La fuerza centrífuga que se prodpce flexará el eje en la dirección de e
(dejando aparte la posición incíinada del rodete, debida al ángulo
de inclinación de la línea elástica). Si la flecha del eje en el punto de
fijación del disco W es igual a y, la distancia al eje del centro
de gravedad será y + e, y la
fuerza centrífuga:
P = m (y -f e) cu2 (15)
Por otra parte, al existir pro­
porcionalidad entre el esfuerzo
y la deformación,
P = ay (15 a)
siendo a la «constante elástica»,
la cual es invariable para un de­
terminado caso de carga, y que
se puede definir como la fuerza
que produce una flecha igual a
la unidad. De la igualdad de
ambas fuerzas,
m( y + e)ur = a y (15 b)
resulta:
m c ar F i g . 351. Flexión bajo el efecto de la fuerza
y = (16) centrifuga, por debajo de la velocidad crítica
a — ma>2

Si aumentamos (o hasta que el denominador se anule, es decir, si


damos a cu el valor

(ük = (17)

la flecha y se hace infinito, y el eje se rompe. Esta velocidad wk se


denomina « velocidad crítica ». El número de vueltas crítico corres­
pondiente es :

nk = (18)

tomando como unidad de longitud el centímetro.


La magnitud de a depende solamente de las dimensiones del eje
y de la clase y posición de los apoyos. Si, por ejemplo, J es el momento
de inercia de un eje de igual diámetro en toda su longitud; a y b, las
distancias del disco a los apoyos; E, el módulo de elasticidad del ma­
terial del eje, tendremos para el caso de apoyo libre del eje :
1 P a2 b2
U ~ 3 ~EJ a + b
37. P fleiderer : Bombas centrifugas.
578 Resistencia de las piezas principales

de donde :
3 J E (a + b) (19)
a~ a2b2
Si, de acuerdo con la ecuación (17), llevamos el valor a — a>2m a la
ecuación (16), se tendrá:

(JO *
e= ( 20)
a l — a/ n l — rí2

Si aumentamos el número de vueltaspor encima de la velocidad nk


(figura 315), encontramos que y se hace negativo, pero que su valor
absoluto disminuye. El
eje se aproxima nueva­
mente a la forma rec­
tilínea. Para n = ©o
resultaría y = — e, es
decir, que el centro de
gravedad S se ha situa­
do sobre el eje de rota­
ción. El punto W, donde
el eje atraviesa el disco,
y el centro de gravedad,
S, se han permutado
(figura 353). El rodete
tiene tendencia a equi­
librarse por si mismo,
F ig . 352. » F ig . 353. al girar con un número
F ig . 352. Flecha en función del número de vueltas. de vueltas creciente, su­
F ig . 353. Posición del centro de gravedad, por encima
de la velocidad critica perior al critico, que­
dando, finalmente, una
flecha igual a la excentricidad negativa e. La flexibilidad del eje ac­
túa en el campo supercrítico como amortiguador.
Se obtendrá una marcha regular si el eje gira a una velocidad
inferior o superior al número de vueltas critico. En el segundo caso
hay que poner atención en que, en el arranque, se pase rápidamente
por la velocidad crítica, para que la flecha no tenga tiempo de tomar
un valor elevado. En todos los casos hay que evitar que el eje gire con
el número de vueltas critico.
Influencia de las ranuras longitudinales. Si el eje tiene una sección no circular
— por ejemplo, a causa de una ranura longitudinal —, será posible todo el campo
de los números de vueltas críticos, que resultan de los valores posibles de a, se­
gún la ecuación (19).
Influencia del peso propio. Si el eje es horizontal, hay que añadir la flecha y0,
debida al peso propio G, la cual siempre está dirigida hacia abajo y es indepen­
diente del número de vueltas. El centro de gravedad S del disco describe ahora
un circulo, cuyo centro está desplazado hacia abajo una distancia y„, pero cuyo
radio permanece invariable e igual a y -f e. No ha cambiado, pues, nada de los
resultados precedentes.
Cálculo del eje teniendo en cuenta el número de vueltas 579

Un eje tiene, pues, siempre la misma velocidad crítica en posición horizontal,


vertical o inclinada (*).
Relación entre la deformación debida al peso propio y el numero d: vueltas crí­
tico. El valor de la flecha debida al peso propio no viene dado por la ecua­
ción (15 a), sustituyendo, según la expresión (17), a = ar* m = cu** Gfg, o sea :
G Gg a
u wtk G (21)
0)\

oí1* = - j (21 a)

De forma que la elección de la velocidad critica es suficiente para imponer el


vaior ae tu ¡lecna aeoiaa ai peso propio, y esio, ihdBpenúii_ntcmcilt<- Je luo úi
mensiones que pueda tener el eje. Hay que tener en cuenta esta relación al elegir
el número de vueltas crítico del eje a calcular.
Eje perfectamente equilibrado. En este caso se tendría e = 0, v, según la ecua­
ción (15 b):
m y ai* = a y (22)
ecuación idéntica a la (17), la cual, cuando y no es igual a 0, sólo se puede satis­
facer para a» = cu*. En consecuencia, podemos decir:
Un eje perfectamente equilibrado desarrolla en el estado crítico, para cada fle­
cha, precisamente las fuerzas centrífugas que son necesarias para mantener el equili­
brio. Esta conclusión, igual que la anterior, es válida sea cual fuere el estado de
carga y constituye la base de los métodos de cálculo más extendidos (véanse las
ediciones alemanas 1.» y 2.» de este libro).
Oscilaciones elásticas del eje en reposo y numero critico de vueltas. Del número
de vueltas crítico hk = 30/tt o»*, resulta que el número de vueltas por segundo es ;
nk 1 1 l/T
(23)
nks ~ 60 “ 2 ti m ~ 2.1 i m
Esta expresión concuerda con la que nos da la frecuencia de las oscilaciones
de flexión propias del mismo eje.
Se podría determinar experimen­
talmente, por tanto, el número de
vueltas crítico, midiendo el número
de oscilaciones. El estado crítico no
es, pues, otra cosa que un fenómeno
de resonancia entre las oscilaciones
propias del eje y sus oscilaciones
circulares, debidas a la rotación.
b) Eje con varias masas. Va­
mos a estudiar el caso sencillo
siguiente (fig. 354): Un eje de
diámetro constante, sin peso, de
longitud 4 /, lleva dos rodetes igua­
les, situados a una distancia l de
los apoyos. En este caso son po­
sibles las dos formas de linea elás­ Fio. 354. Diferentes form as de la linea elás­
tica / y 11, a las cuales correspon­ tica para el caso de dos masas separadas
den también dos distintos valores
de a. Debido a la simetría de las carg as, podemos aplicar aquí las ecuaciones desa-
rrolladas anteriormente para un solo disco. Se tiene:
API* 3 JE i/a >
en el caso I : y = 3JE'
3

a>- 4 /. >
II

lm
1 P P 6 JE 1
en el caso I I : y =
3
II

6 J E' - P ’ f m

(*) El alternativo subir y bajar del peso propio alrededor del diámetro de
la trayectoria circular del centro de gravedad produce, no obstante, oscilaciones
de velocidad, y, en consecuencia, un estado critico de segundo orden, que contadas
veces tiene importancia.
580 Resistencia de las piezas principales

lo ejuc d a :
(24)

Con dos rodetes son posibles dos velocidades criticas, las cuales, en este caso
particular, están en la relación 1 : VH" = 1 : 83. El resultado es el mismo, si se tienen
en cuenta las excentricidades y que éstas no estén situadas en un mismo plano,
a condición de que sean despreciables en comparación con la flecha. Si los discos
son de distinto tamaño y situados de cualquier manera, los valores numéricos va­
riarán, pero siempre podremos deducir una velocidad critica de primer orden
y otra de segundo orden.
Del mismo modo, para tres rodetes se obtendrán tres valores, y para n rodetes,
n valores de la velocidad crítica.
Si se tiene en cuenta la masa del eje, encontraremos, debido a la carga uni­
formemente repartida, un número infinito de velocidades criticas para cada ro­
dete. Para un eje de diámetro uniforme, apoyado libremente en ambos extremos,
los números de vueltas críticos están en la proporción de los términos de la serie
siguiente:
m i : , : ru* , : . . . to* n = 1 * : 2 * : 3 5 : . . . n !.

Se encuentran más separados entre sí que en el caso del eje sin peso con carga
en el centro.
c) Influencia del medio circundante sobre el número de vueltas. Es­
tando rodeado el rodete, de las bombas centrifugas o de los compresores, por el
flúido a elevar o comprimir, hay que esperar que el rodete quede influido de dos
formas: ,
Por una parte, el medio circundante se encuentra en rotación, y a causa de ello,
la fuerza centrifuga P, que actúa sobre el eje, queda disminuida por la fuerza cen­
trifuga de la masa de flúido desalojada. Si el agua, por ejemplo, tuviese la misma
velocidad angular que el rodete — es decir, si estuviera en reposo con relación al ro­
dete —, se podría considerar la disminución de la fuerza centrífuga, introduciendo
sencillamente en el cálculo la masa del rodete disminuida de la masa del agua
desalojada. La ecuación (17) nos muestra que entonces la velocidad critica tu*
aumenta. Este cálculo sencillo no es rigurosamente exacto, puesto que el verdadero
fenómeno es distinto, debido a que el movimiento del agua no es el que se ha su­
puesto ; pero la conclusión es la misma : la velocidad crítica se aumenta por la ro­
tación del medio circundante. Se llega al mismo resultado partiendo de la oscila­
ción propia del móvil en reposo, puesto que, a cada flexión, el disco llega a una
zona de presión más elevada, de manera que a su momento de inercia se suman
las fuerzas exteriores que tienden a reducir la flexión.
Si, de acuerdo con lo que hemos dicho anteriormente (cap. 99), admitimos
que el agua que circunda el rodete gira con una velocidad angular mitad de la de
aquél, deberemos deducir solamente una cuarta parte de la masa desalojada,
puesto que la fuerza centrífuga varía con el cuadrado de la velocidad. Para un peso
específico del material del rodete de 8 gr/cm’, la disminución de peso del rodete será
de 100/(4-8) « 3 % ; lo que, según la ecuación (17), aumentaría el número devueltas
critico en un 1,5 %. De lo dicho resulta que para los gases puede despreciarse esta
influencia.
En segundo lugar, el flúido circundante ejerce fuerzas de rozamiento, como
se indicó en el capítulo 15, a). Éstas, si el disco estuviera perfectamente centrado,
crearían solamente un momento resistente al giro, sin influencia sobre la flexión.
Pero si el eje oscila, las fuerzas de rozamiento cambian la magnitud y dirección
de la flexión. Su influencia sobre el movimiento del eje durante el estado critico
es tal, que la flecha permanece finita, produciéndose, además, un defasaje entre la
excentricidad y la flecha, que en el estado crítico es de 90°. En el mismo sentido
que el rozamiento del rodete actúan las propiedades de amortiguación del material
del eje.
Siendo el rozamiento del disco, según la página 105, proporcional a la densidad
del medio, el efecto amortiguador del flúido circundante es notable, especialmente
en las elevaciones de agua, mientras que en los gases se nota mucho menos su efecto.
Si tenemos, además, en cuenta que en las bombas los juegos en los anillos de equi­
librado son pequeños, resulta que los mismos actúan de cojinete a la menor vibra­
ción. Sin embargo, no hay que despreciar esta cuestión, y si evitamos girar a la
velocidad critica, disminuiremos los desgastes y tendremos una marcha más regular.
Por esta razón debemos aconsejar tener en cuenta en los cálculos la velocidad
crítica.
Cálculo del eje teniendo en cuenta el número de vueltas 581

En lo que se tratará a continuación, se despreciará la influencia del tncdlo


circundante sobre la magnitud del número de vueltas critico.
d) Determinación del número de vueltas crítico de un eje de
sección variable cualquiera, cargado de forma cualquiera.
a) Despreciando la oblicuidad del disco. R. G rammel obtuvo,
para el caso general de carga, por un procedimiento parecido al que
nos condujo a la ecuación (21 ), la siguiente expresión, para la velo­
cidad angular crítica de primer orden :

^ lU l + ^2 1/2 + • • ZG y
<*>1= 9 = 9 (25)
G j l h í\ “I" G 2 í/2 /2 "t" T G yJ
Significando:
G„ G„ . . . , las cargas situadas sobre el eje, a las que se ha añadido la parte
proporcional del peso propio del eje correspondiente.
y„ yt, . . . , las flechas en los puntos de aplicación de las cargas bajo la influencia
de las fuerzas centrífugas. Por esta razón se deberá determinar la linea elástica de
las fuerzas centrifugas, pudiéndose tomar para ello una velocidad de giro cualquiera.
/„ /„ . . . , las flechas en los puntos de aplicación de G„ Gt . .. bajo la influencia
de la gravedad para el eje horizontal. Para ello deberá determinarse la línea elás­
tica de los pesos, debiéndose tener en cuenta que para las masas situadas en vola­
dizo el efecto del peso es contrario a la gravedad.
La ecuación (25) concuerda con la (21 a) si consideramos el valor
del quebrado del segundo término como valor medio de 1//.
Para la valoración correcta de la ecuación (25) hay que dibujar
dos líneas elásticas, lo cual puede efectuarse con ayuda del procedi­
miento de Morsch, que trataremos seguidamente. La línea elástica
de los pesos se dibujará mediante los valores conocidos. La línea
elástica de las fuerzas centrifugas sólo se puede obtener por un pro­
cedimiento aproximado. Para una primera aproximación podemos
partir de la línea elástica de los pesos, calculando la fuerza centri­
fuga m /w 2, para una velocidad angular cualquiera w ( = 1 , ó 10, ó 100)
para cada masa distinta m y la flecha / correspondiente al punto
de fijación de la carga, y utilizando a continuación las fuerzas cen­
trifugas calculadas como cargas de una nueva linea elástica. Ésta
se aproxima mucho a la línea elástica de las fuerzas centrífugas reales,
porque la linea elástica de los pesos utilizada (en la cual, como se ha
dicho, los pesos en voladizo deberán disponerse de forma que actúen
hacia arriba) ya se asemeja a la elástica de las fuerzas centrifugas
buscada. El error que se comete no tiene prácticamente influencia
en el resultado final.
A causa de esta similitud de ambas lineas elásticas, se puede
simplificar considerablemente el procedimiento, poniendo en la ecua­
ción (25) las flechas elásticas de los pesos, en vez de los valores desco­
nocidos, y obteniéndose la fórmula de Kull:
_ „ /1 + Go / 2 ZG f
= 9 (26)
a t = 9 W \ G2 í \ Z G f2
El error cometido con esta simplificación es menor que la in­
exactitud del dibujo.
5S2 Resistencia de las piezas principales

EJ procedimiento se ha desarrollado en la figura 355 para el eje


de la bomba de tres fases. La figura a) representa el eje. En las fi­
guras b) a e) se ha determinado la linea elástica del eje bajo la influencia
de los pesos propios. El peso del conjunto en movimiento está divi­
dido, de acuerdo con las indicaciones de la tabla numérica siguiente,
en pesos parciales, aplicados en los puntos 1 a 8. Estos pesos parciales

Fio. 355. Determinación gráfica de las lineas de momentos y elásüca. b) Polígono de las
fuerzas del peso propio, c) Linea de momentos del peso propio, reducida, ti) Polígono de
fuerzas de la superficie reducida de momentos, e) Linea elástica debida al peso propio.
/) Polígono de fuerzas de la fuerza centrifuga, g) Línea reducida de los momentos debidos
a la fuerza centrífuga, h) Polígono de fuerzas de la superficie de momentos, i) Linea elástica
producida per la fuerza centrifuga

se indican en el diagrama de fuerzas con la distancia polar H = 32,5 kg-


La linea funicular de la figura c) representa la linea de momentos de
los pesos propios, obteniéndose los momentos de flexión multiplicando
las ordenadas (tomadas del dibujo) por la distancia polar H (medidas
a la escala de las fuerzas) y por el valor reciproco 1 : m de la escala
de longitudes del dibujo, es decir, por H m. Si consideramos ahora la
diversidad de diámetros del eje, reduciendo los momentos a un diá­
metro único común — en el presente caso, la parte central del eje —,
en la relación J n/J, siendo J m y J los momentos de inercia de la
sección en la parte central y de cada sección respectivamente,
la superficie de momentos reducida, asi obtenida, dará como nueva
Cálculo del eje teniendo en cuenta el número de vueltas 583

superficie de carga una línea funicular que concuerda con la línea


elástica, si la distancia polar es igual a J m E, siendo E el módulo de
elásticidad del material del eje. En consecuencia, se han tomado en el
diagrama de fuerzas d) del dibujo, como fuerzas parciales, las super­
ficies parciales trapezoidales F0 de la figura c). Por motivos del di­
bujo, la distancia polar se ha tomado (*) menor e igual a J m E¡2 0 0 0 ,
siendo J m = tt54/6 4 = 3 0 ,6 8 cm4, y E = 21,5* 105 kg./cm2. En la fi­
gura e) se ha dibujado una nueva línea funicular, que indica, a una
escala a determinar, la línea elástica del eje bajo la influencia del peso
propio.
bi, en el diagrama de luerzas d), 1 cm representa (¿) k kgcm*, y la
distancia polar es igual a a) en centímetros, las flechas obtenidas
deberán multiplicarse por m k a¡(Jm E) para obtener los valores
reales (3). La escala asi obtenida se ha indicado en el dibujo.

Fuerza
Flecha/ centrifuga Flecha y
Peso debida
parcial Gl G/* -£ /» • debida a Gy Gyl
Punto al peso la fuerza
G propio Q
para entrííuga
cm* kg cm- kg era'- cu = 100
kg •10-* •10-* •10-* kg cm-lO- * kg cm -10"* kg cm-10_*

1 2,5 4,79 12,0 57 0,122 0,419 1,05 5,0


2 1,5 2,67 4,0 11 0,041 0,236 0,35 1,0
3 4,5 5,9 26,5 157 0,271 0,539 2,42 14,3
4 9 9,45 85,0 803 0,867 0,863 7,77 73,4
5 9 10,08 90,7 914 0,926 0,921 8,28 83,5
6 9 9,78 88,0 860 0,898 0,892 8,04 78,5
7 6,7 8,13 54,4 443 0,556 0,738 4,94 40,2
8 3 3,02 369,7 27 0,092 0,272 0,82 2,5
369,7 3272 33,67 298,4

y por ta n to :
y
Según la ecuación (26):
369 7 • 10~3
981 ‘ 327° 10~6 = 332,7 radianes/se§-

30
nk = -----iok = 3175 r. p. m.
n
A pesar de que la exactitud obtenida con este resultado es su­
ficiente, en las figuras 355 / a i, de este ejemplo, se han indicado los
(l) Cuando hay que elevar líquidos calientes (por ejemplo, en la alimentación
de calderas), hay que elegir valores de E menores (Hütte, vol. I).
(l) Hay que tener en cuenta que la superficie parcial trapezoidal deberá
multiplicarse, a causa de la escala de las ordenadas y de la escala de longitudes
del dibujo, por H m* para obtener el correspondiente valor en kilogramos por
centímetro cuadrado.
(3) Desde luego, sólo se pueden sacar conclusiones con respecto a la defor­
mación efectiva bajo la influencia del peso propio, cuando no existen masas flo­
tantes importantes, como en el presente ejemplo. En las bombas hidráulicas de­
berá tenerse entonces en cuenta la influencia del empuje del agua, lo que se
efectúa sencillamente multiplicando la flecha por el factor (ym — l)lym, siendo y„,
el valor medio del peso específico del material del rodete. El valor ym deberá
ponerse = 8, aproximadamente.
584 Resistencia de las piezas principales

valores numéricos aproximados que resultan de la ecuación exacta (25).


Partiendo de la línea elástica del peso é), se calculan, suponiendo una
velocidad angular cu = 100 radianes/seg, las fuerzas centrífugas m f or
de las diferentes masas, correspondientes a las flechas / y se dibuja,
para esta carga del eje, la linea elástica de las fuerzas centrífugas i),
de la misma forma que antes, partiendo del diagrama de fuerzas /), de
la superficie de momentos g) y del diagrama de fuerzas h). La va­
loración de la ecuación (25), con los valores de la tabla anterior, da
cok = 332,5, en vez de 332,7. Las diferencias, en los ejes apoyados en
los extremos, entran dentro de la exactitud del dibujo.
En la comprobación anterior no se ha tenido en cuenta que la
influencia del medio circundante da origen a una elevación del número
de vueltas critico, la cual, según se ha visto, es insignificante y sólo
tiene alguna importancia para el agua. También tienen influencia
las fuerzas hidráulicas axiales, que provienen de un dispositivo de
compensación o de un cojinete de empuje, en el sentido de que las
fuerzas de tracción aumentan el número de vueltas crítico, mientras
que las de compresión lo disminuyen. [Numéricamente, se podrían
tener en cuenta si utilizamos la ecuación (25), considerando dichas
fuerzas axiales al determinar la línea elástica.] Por otra parte, el cubo
del rodete y los casquillos situados sobre el eje ejercen el efecto de
aumentar la rigidez. Este efecto se exterioriza a partir de determinada
flecha, que para el funcionamiento es demasiado grande. Por esta
razón es mejor no considerarlo (}). Para otras influencias véase el
subcapitulo e) siguiente.
Elección del número de vueltas crítico. El valor medio de las
flechas estáticas /, que se obtienen de la ecuación (26), da resultados
que, para los ejes y rodetes corrientes, concuerdan con los valores
experimentales. Para el caso del disco simple y eje sin peso, tenemos,
según la ecuación (21 a ):

Para el eje de diámetro uniforme, apoyado libremente, bajo la in­


fluencia de la propia masa, tenemos, si / es la flecha máxima :
1,2685 g
(28)
7
En el ejemplo numérico anterior resulta, puesto que /= 0,1008 cm,
332,72.0,01008
wl = 332,7, el factor r A* = = 1,13.
"98T
Si ponemos, para el caso general,

(29)

(>) O. F o p p i . nos da, en • Die Tcchnik •, vol. 2, págs. 25-28, otro procedi­
miento aproximado (1947).
Cálculo del eje teniendo en cuenta el número de vueltas 585

siendo / la flecha máxima entre los cojinetes de apoyo del eje, el


valor de k se podrá calcular fácilmente mediante las indicaciones
dadas. Este valor de k es tanto mayof cuanto más separadas se en­
cuentran las masas de los rodetes del punto de flecha máxima. Hay que
señalar, sin embargo, que, en casos extremos — por ejemplo, si los rode­
tes están junto al apoyo y las masas propias del eje son pequeñas — to­
ma valores considerablemente mayores que los indicados anteriormente.
Según la ecuación (29), cof. es inversamente proporcional a la
flexibilidad del eje, por lo que, con vistas a los prensaestopas, son ade­
cuados los números de vueltas críticos grandes. Por ejemplo, con
íok = 230, correspondiente-a nk — 2200 r. p. m., y con k = 1,10, resul­
taría / = 0,2 mm. Por tanto, para velocidades de funcionamiento
inferiores a unas 3000 r. p. m., es correcto que el número de vueltas
critico esté por encima del de funcionamiento, es decir, siendo el
eje rígido. Para mayores velocidades, como las que con frecuencia
existen en los turbocompresores y bombas de alimentación de calderas,
se emplearán velocidades supercríticas, o sea, eje «elástico », puesto
que ello facilita disponer mayor número de fases en un mismo cuerpo
de bomba o posibilita la disminución del diámetro del eje. Con esta
última circunstancia, la entrada del rodete resulta más favorable,
se disminuye el diámetro de las empaquetaduras intermedias y de
los prensaestopas, con lo cual tampoco es necesario el aumento de los
juegos de los anillos de equilibrado que exigiría la flexibilidad del
eje. Debido a que el orificio del cubo del rodete es menor, la resis­
tencia del rodete queda también mejorada. Por otra parte, el eje
supercritico tiene muy buenas cualidades de rotación. En el arranque,
el paso por cuk se nota muy ligeramente, si está bien equilibrado y la
aceleración es suficientemente grande. En las bombas hidráulicas, es
desventajoso para el empuje axial la posición inclinada del disco
de equilibrado, por lo cual, para el eje supercritico es preferible equi­
librar el empuje axial, según lo indicado en el capítulo 100.
/J) Consideración de la oblicuidad del disco. Debido a la flexión del eje por
las fuerzas centrífugas, el rodete toma la inclinación de la línea elástica, con lo
cual las fuerzas centrífugas de las diferentes masas elementales del rodete tienen
un cierto brazo de palanca con respecto al punto W de fijación del rodete al eje,
de forma que dan origen a un momento flector adicional. Este momento general­
mente actúa oponiéndose a la flexión del eje, lo que hace que el número de vueltas
crítico aumente por encima de co*. En el cálculo es necesario poner el signo negativa
a este momento.
Se supone que el disco se halla en estado de permanencia con la linea elástica,
o sea, que se mueve de tal forma como si ambos fueran una sola masa rígida. Además
del movimiento del disco y eie, existe un segundo movimiento, en el cual el eje se
flexa constantemente sobre sí mismo, girando el plano de la línea elástica con una
velocidad de retroceso —a», o sea, en sentido contrario al giro del disco, con lo cual
éste tiene una velocidad de giro, con relación a la línea elástica, de -f 2 co. Este
movimiento contrario origina una disminución del número de vueltas crítico,
por debajo de co*. Esto depende de la condición e = 0, por lo que aparece con­
tadas veces. Por otra parte, el estado crítico que se origina es mucho menos peli­
groso que el del movimiento del mismo sentido, debido a que el material del eje
amortigua la oscilación.
En las bombas centrífugas hidráulicas se puede despreciar la
nfluencia de la inclinación de los rodetes. En el ejemplo numérico
586 Resistencia de las piezas principales

anterior, dicha influencia es menor que la que puede provenir de


la inexactitud del dibujo. En los turbocompresores, la influencia de la
oblicuidad de los rodetes, en las cercanias del número de vueltas
crítico, es tanto mayor cuanto mayor es el radio R del disco, con rela­
ción a la separación l de los cojinetes de apoyo del eje.
En los discos únicos, el efecto anterior es tanto más importante
cuanto mayor es la inclinación de la linea elástica en el punto de fija­
ción y cuanto menor es la distancia de dicho punto al apoyo. En el
caso de disco en voladizo se cumplen generalmente ambas condi­
cio n a . El dccto eo especialmente fuerte c: ur. eje, a p o y a n smhns
lados, tiene discos en ambos voladizos. El efecto puede, en tal caso,
doblarse o más.
Cuando la oblicuidad del disco tiene influencia notable, debe
ser tenida en cuenta, puesto que, con ello, las dimensiones del eje se
reducen y, por otra parte, resulta la construcción ejecutable en deter­
minados casos en que, por el gran número de vueltas exigido, pare­
cería lo contrario.
La fórmula exacta para el cálculo del número de vueltas critico
de primer orden es, según Grammel , para el movimiento de igual sen­
tido y el de sentido contrario :
w¡/i __________ ZG y ___________
= 9 (30)
Cü IG yf T 9Z j p (1 T o.) <5r
Los signos negativos del denominador rigen para el movimiento
de igual sentido, y los positivos, para el de sentido contrario. Las mag­
nitudes G, y, f tienen el mismo significado que en la ecuación (25).
Los demás signos representan :
t y <5, los ángulos de inclinación (en radianes) de la línea elástica
de las fuerzas centrífugas y de la de los pesos, en el punto de fijación
de cada m asa;
Jp, el momento de inercia polar de estas masas ;
a = Ja¡Jpi la relación entre el momento de inercia axial y el
polar (véase más adelante).
La aplicación de la ecuación (30) es todavía más difícil que la
de la ecuación (25), ya que, tomándolo rigurosamente, debería consi­
derarse también la influencia de los momentos sobre la forma de la
línea elástica de las fuerzas centrífugas. No obstante, es también
admisible aquí sustituir la línea elástica de las fuerzas centrífugas
por la elástica de los pesos, pudiéndose escribir:
ZG ¡ (31)
» U ¡ 9 ~ Z G P T g ¿ J p ( . i + ■ )« =
a pesar de que los momentos centrífugos quedan sin considerar en la
forma de la línea elástica de los pesos (x). Al determinar ésta, deberá
(*) El ángulo de inclinación 6 se obtiene más exactamente del diagrama
<le fuerzas (d, fig. 355), debiéndose considerar la posición inclinada de la línea de
cierre.
Cálculo del eje teniendo en cuenta el número de vueltas 587

suponerse nuevamente el peso de las masas en voladizo, actuando en


sentido opuesto a las masas que se encuentran entre los apoyos. Asi se
alcanza suficiente exactitud, incluspi cuando la influencia de las masas
en voladizo es más importante. El efecto de oblicuidad se estima algo
exagerado con relación a la ecuación (30).
Cuando se precisa una gran exactitud, se puede dibujar a conti­
nuación — como se indicó en el párrafo a) —, utilizando la linea elás­
tica de los pesos, una linea elástica de las fuerzas centrifugas de pri­
mera aproximación, en cuya superficie de momentos deberían intro­
ducirse. con todo rigor, los momentos centrífugos. El momento cen­
trifugo vale para el disco sencillo :
Mt = =F (Jp T J á) io2 S = T J P (1 (32)
debiéndose poner nuevamente los signos negativos para el movi­
miento de igual sentido, y los positivos, para el contrario. Esto ocasiona,
en ambos apoyos, una reacción adicional ± M rfl de signos opuestos,
mediante los cuales podemos determinar la variación de los momentos,
ya corregida. Este cálculo adicional no debería ser necesario, puesto
que tampoco se pueden determinar exactamente : el juego de los
cojinetes, el momento de inercia desigual del eje (chaveteros), la
rigidez debida a los cubos de los rodetes y a los casquillos, la influencia
de los momentos de arranque, la elasticidad de la cimentación, el
empuje axial y los rozamientos.
Solamente interesa, en la práctica, el número de vueltas critico
del movimiento de igual sentido de rotación. El movimiento de sen­
tido contrario no se nota generalmente y es poco peligroso. Los signos
negativos, para el movimiento de igual sentido, en el denominador de
la ecuación (31), indican que, debido al efecto de la oblicuidad, el nu­
mero de vueltas crítico de primer grado se hace ya muy grande o ima­
ginario, o sea, que puede que no aparezca.
El coeficiente a = J d/Jp vale :
para discos planos de espesor constante, 0,5;
para rodetes radiales cerrados, con álabes remachados (fig. 136),
también 0,5 ; con álabes fundidos, 0,53;
para rodetes radiales semiabiertos, es decir, sin cierre en la parte
de aspiración, 0,53 a 0,55;
para rodetes de turbinas de vapor, 0,51.
El momento de inercia polar Jp se puede determinar aproxima­
damente, pero con bastante exactitud, suponiendo el valor de kjR,
siendo k el radio de giro (Jp = Gjg • k2), y R, el radio exterior del ro­
dete. Se tendrá :
k = Rf |/ 2 para discos planos de espesor constante ;
= 0,56 a 0,6 R, para rodetes cerrados por el lado de aspiración ;
= 0,5 R, para rodetes semiabiertos;
= 0,6 a 0,7 R, para rodetes de turbinas de vapor.
588 Resistencia de las piezas principales

Los valores anteriores demuestran que el momento de inercia


polar de los rodetes de alabes es algo inferior que el del disco lleno
de igual peso e igual radio exterior.
y) Números de vueltas críticos de orden superior. Su determi­
nación podría efectuarse por cálculo, sirviéndose de los trabajos indi­
cados en la nota 2 de la página 576. Pero, a causa de la inexactitud
que ello implica y del considerable tiempo requerido, es preferible
la experimentación con modelos, los cuales han de construirse, como
es natural, conforme la ley de semejanza expresada en las ecuacio­
nes (30) ó (31). Los valores experimentales obtenidos de tal suerte
pueden ser trasladados fácilmente, mediante el cálculo, a las condi­
ciones de la máquina real.
ó) Arbol de varios soportes. El árbol de la bomba se ha de
considerar juntamente con el del motor. Si ambos están acoplados

Fio. 356. Resultudos de la determinación de los números de vueltas críticos de un eje


con varios apoyos, mediante lu medición de la elástica.
0 = esquema del eje
1 = número de vueltas critico de primer grado n = 1200 r. p. m.
2= • • • » • segundo • n = 1735 •
3 = • • * » • tercer • n = 2540 »
4 = • • • * • cuartos * n = 3660 •
5 = » » • • • quinto » n = 4200 •

elásticamente, los números de vueltas críticos de los distintos ejes


experimentan poca influencia, siempre que los centros de los árboles
coincidan. En cambio, con un acoplamiento rígido, el árbol total ha
de considerarse como si tuviera varios soportes, de modo que se pre­
senta un aumento del número de vueltas critico de los distintos ár­
boles. El cálculo se efectúa aquí como en y), preferentemente cons­
truyendo un modelo que corresponda a la condición de semejanza,
y entonces también se conservan los números de vueltas críticos de
orden elevado.
Cálculo del eje teniendo en cuenta el número de vueltas 589

La figura 356 muestra (1) el resultado de un ensayo de esta clase.


Es cierto que el ejemplo no se refiere a un árbol de bomba, sino a un
árbol, con varios soportes, de una turbina de vapor, de tres cuerpos,
con generador. Se comprueba que, al aumentar el número de vueltas,
los estados críticos van pasando de una parte de árbol a otra, y que,
con números de revoluciones elevados, se producen las vibraciones
de segundo orden (por ejemplo, en el estado 4, de la parte derecha;
en el 5, de la izquierda del árbol).
c) Apreciación de la influencia del efecto de oblicuidad. A causa
de la mayor curvatura de la línea elástica de orden superior, dicha
influencia tiene aquí mayor importancia. R. G r a m m e l encuentra, para
el eje de diámetro uniforme con muchos discos y apoyo en ambos
extremos, que el número de vueltas crítico a>gl, en el movimiento del
mismo sentido, vale :

(33)

Siendo (a)kr)( la velocidad crítica de orden i, sin considerar el efecto


de oblicuidad del disco a = Ja/Jp ; k, el radio de inercia, igual que
antes, y /, la distancia entre apoyos.
Para las formas de rodetes usuales en los compresores centrí­
fugos radiales, puede ponerse, por término medio, k = 0,58 R , y
a = 0,5, con lo cu a l:

(33 a)

El denominador se hace cero o negativo, si 1¡R ^ 1,28 i. Según ello,


en un eje con rodetes de álabes que lo ocupen uniformemente, los
números de vueltas críticos de primero, segundo o tercer orden de­
saparecen, si las distancias entre apoyos son, redondeando, de 1,3,
2,6 ó 3,9 veces el radio del disco, ya que el denominador de la ante­
rior expresión se anula. Los fenómenos críticos de orden superior
desaparecen más fácilmente, por el efecto de la oblicuidad, que los
de orden inferior.
f) Número de vibraciones propias del eje en movimiento. A con­
secuencia de los efectos de la oblicuidad de los discos, el número
de vueltas crítico, determinado anteriormente, ya no es el número de
vibraciones propias del eje en reposo. Por tanto, el eje en movimiento
tiene para cada número de vueltas de funcionamiento un número
distinto de vibraciones propias. Las variaciones son tanto mayores
cuanto mayor es la influencia de la oblicuidad, es decir, cuanto mayor

0) Tomado de Brown Boveri-Mitt., vo!. 40, núms. 11-12, fig. 22, nág. 446
(1953).
590 Resistencia de las piezas principales

es k[l (suponemos que el eje está cubierto totalmente por discos) (x).
El rodete, que gira muy separado de su número de vueltas crítico,
presenta también una marcha irregular, cuando está influido por una
máquina vecina, situada sobre la misma cimentación, con su mismo
número de vibraciones propias.
g) Otras influencias. La flexibilidad de la película de aceite
de los cojinetes (2) hace variar también el número de vueltas critico,
produciendo el mismo efecto la flexibilidad del cuerpo del cojinete (®)
y de la cimentación.
En los acoplamientos elásticos se pueden presentar también per­
turbaciones. SÍ el T T t n n t a i p oc irrmprfpptr. "p.tcr.CCC Cl CCC
plamiento actúa como una articulación Cardan.
El montaje del motor y de la bomba debería hacerse, siempre,
de manera que las líneas elásticas de los dos ejes tuviesen una tan-

F ig . 350 a. Necesidad de elevar los apoyos extrem os, a lin de que los platos de acopla­
miento queden paralelos

gente común en el punto del acoplamiento, para que las caras de los
platos de acoplamiento fuesen bien paralelas. Esto se consigue ele- ¡
vando los cojinetes extremos con relación a los centrales. En la fi­
gura 356 a se ha representado exageradamente la subida de los
cojinetes para que se vea con más claridad. Esta medida descarga el
acoplamiento rígido de esfuerzos debidos a flexión. También se reco­
mienda para los acoplamientos elásticos, ya que entonces no se ori­
ginan movimientos contrarios en ambas mitades del acoplamiento,
disminuyendo el desgaste.*()

(l) O. Foppl : Mitt. d. Wohler-Inst. d. T. H. Braunschweig, fase. 40.


Editorial Vieweg, Brunswick, 1948 — Schweizer Bauzeitung, vol. 66, n.° 3,
página 31 (1948).
(*) E. Pestel : lng.-Arch, vol. 12, págs. 147-155 (1954).
(5) Véase J. Meyer : Jahrbuch 1939 d. Deutschen Luftíahrtforschung,
A P É N D I C E

Bombas centrífugas autoaspirantes


Puntos de vista generales
La Luuina centrnuga tiene una desventaja con respecto a la bomba
de pistón en un aspecto importante, que consiste en que no puede
expulsar el aire de la tubería de aspiración en la puesta en marcha,
es decir, que no puede aspirar por sí misma el agua. Generalmente
hay que llenar cada vez con agua, antes de la puesta en marcha, la
tuberia de aspiración y la bomba. Además, es más sensible a la falta
de estanqueidad de la tubería de aspiración y a la formación de bol­
sas de aire, en los casos de tuberías de aspiración mal instaladas, las
cuales pueden conducir al descebado, si se introduce una bolsa de aire
en el primer rodete (pág. 198).
Estas desventajas se aprecian especialmente en las bombas de
accionamiento automático, que se ponen en marcha por sí mismas
y se paran al llegar el agua a un cierto nivel o presión (}). Cuando se
aspira de pozos, se puede dar el caso de que el nivel del agua quede
próximo a la aspiración de la bomba y se aspire aire. Las bombas
que tienen que estar dispuestas en todo momento para la puesta
en marcha deben ser, en la mayoría de los casos, autoaspirantes ; asi,
por ejemplo, las bombas de extinción de incendios, bombas Lenz
y similares. En general, se puede decir que la capacidad de autoaspira-
ción significa, en la mayoría de los casos, un aumento de la seguridad
de funcionamiento.
En las máquinas que consideraremos a continuación se han su­
primido aquellas en las cuales la expulsión del aire no se efectúa
mediante la bomba. Entre estas últimas máquinas se cuentan las
bombas centrifugas con una bomba de chorro tras ella (2). También
han de excluirse las construcciones con bomba de vacio y, además,
aquellas en que el llenado de la bomba y de la tubería de aspiración
se efectúa automáticamente con agua de la tuberia de impulsión (3).
En estos casos, la construcción de la bomba no difiere de la bomba
centrífuga corriente. Tampoco se estudiarán las bombas de engra­
najes, las bombas rotativas, etc., puesto que todas ellas trabajan como
las bombas de pistón, es decir, basándose en el principio del desaloja­
miento, o sea, que no transmiten el trabajo al líquido a transportar
mediante álabes.(*)
(*) G. H u t a r e w : Z. VDI, vol. 95, págs. 995-999 (1953).
(!) Si ' lzer : Technische Rundschau 1953, n.° 4, p4g. 34.
(J) DRP. (Patente alemana) 346 690, 527 764, 530 119.
092 Hornijas centrifugas aiituaspirnnlcs

I.as bombas «jm* si* tr a ta r á n ]>u«*<1«*ii aplicarse rom o bombas


hidráulicas y como b o m bas de aire, de tal forma que una ríase de
funcionamiento puede suceder a la otra sin a c tu a r sobre l a s mismas.
E n términos generales, pertopeccn a esta clase de bom bas sólo «los
tipos : las bombas de chorro y las de anillo de ay tía excéntrico.
En am bas, la circulación del aire se produce en estrecho contacto
con el agua. Por esto, el aire se encuentra com pletam ente satu rado
de v ap o r de agua, y su presión parcial P, está disminuida, respecto
a la presión total I*/, en la tensión / ’, del vapor de agua ; por tan to,
P¡ = P ¡ — / \ . 1.a tensión Ps, debida a su completa saturación - e s
decir, a que la humedad relativa y — 1 (pág. ñ.'i.’i) , es igual a la ten ­
sión del v apor correspondiente a la tem p eratu ra «leí agua. y. por
tanto, se conoce por la tabla correspondiente (pág. ñ.’ll). El gaslo
«le aire (¡¡. en kilogramos por segundo, importa, según la e c u a c ió n d e
estado de los gases ;

r = p± v > - p ‘ /J' v
' i < n r m 1
lia donde representan :
(¡l, el gasto de aire seco en kilogramos por segundo :
\'l, el gasto de aire seco en m etros cúbicos por segundo;
H, la co n stan te «le los gases para el aire seco (págs i:t ns,) ;
Tu-, la tem p eratu ra del fluido en grados Kelvin.
Por o tra p arte, significan en kilográínos por m etro cúbico o milímetros de columna
de a g u a :
J’¡, la presión to ta l del aire en la boca de aspiración ;
JO, la presión parcial del aire se c o ;
la tensión del vapor del agua a la tempersAoi a 7'.,.

Ahora bien, como el gaslo en volumen está a penas in­


fluido por la presencia del agua, el gasto en peso (¡¡ es proporciomd
a (P¡ — Pj)¡Tw, y, por consiguiente, nulo cuando V¡ — l \ : es «lucir,
si el agua está tan caliente «pie hierve a la presión de aspiración l ’¡.
De ello resulta «pie:
La presión de aspiración miniina posible, para ra u d a l nulo, es
la presión de ebullición del agua (vacio teórico). |.<>s vacíos elevados
sólo se consiguen utilizando agua fría.

A. Bombas de chorro
Se utilizaron a comienzos de siglo, generalmente como bombas
de aire rotativas, en los condensadores de las turbinas de v ap o r (')•
Pero en la actualid ad son todavía im p ortan tes, por em plearse su
principio ; o sea. el aprov ech am ien to «le una corriente «le agua que
sale del rodete de una bomba centrífuga, para comprim ir el aire de
(') I.os sistem as de construcción m ás .conocidos de estas bom bas de aire
ro ta tiv a s fueron los de W estinghousc-I.chlanr AKG. Véase (*.. I'ri.i lin io u ; Z VIH.
página 905 (1911). Además, K. Ilo n n -a t: Dio Kondensnllon be i Onm pfkinftm ns-
cliincn, págs. 212 ss. B erlín : Springcr. 1925. —C». Staciikii: Ciasinascliincn nnd
Konijircssoren mil W asscrkolben. Munich y Berlín : B. oblciiboiirg. ItClT.
H uin lu i de niiillu de ujpui

í ? ; ^ 1 ....... r u ' m iú im d- ,as *•*-

* ' ....... z ü ' t z ’s


del nulrlr {-).
r |,,,r
Barrido de los rímales del rodele
;a ,h* 1:1 M 7 se (l¡slil,iruj
<il‘ ,m!l «le Cámara espiral ^-si
M- l.reseiM.U. ile la manera de disponer
7 l " 1"' ‘II* a s l»"acH»n en rumia .le é.iello
' 1 n s ,u ’* «*" lucias las lioinbas m ,to-
aspirantes sólo en «pie se col,»;, en
«•I a rran q u e de la espiral la t.diera /•’.
l ¡e,,c m,s* «lisposición tal, ,p U. (.¡
•'""•I" «l«‘ »f{u;i que se forma alrededor del
V‘í S0, Vl‘ " l*l'«a «l<». !»«>r la forma de la
<-nlr.Kla \ a penetrar en el canal V del . .... ..... Aiitnnspimción mo.
rodete y a a r r a s tr a r aire. J.a mezcla de ilinnlc* Iniiisfnriniirión del ¡irr.itt-
M'"- <1- I:i ciiiiiiini nsplnil
m íe y aqua que allí se forma es arr a str a d a li chorro ( I liuiiiilinl-|'iiiii|t(.||f.|_
l>rik. Dusseldorf)
j‘n parte e im pulsada hacia la salida de

B. Bombas de anillo de agua excéntrico

y
anillo de amia
k 'C T Í d e s n
M r,
i
«i! 'vo/dZ'd ™rrt",¡| |
l . u u ‘" 1 «recto del

.............. H¡¡w h ^ x E r n , ,t í . r s : . ,,r 1...... i,sn-


Bomba de anillo de agua (a)

!!} : ióiito ín.vj, p¡’it<s. i i2-iii.


scldorf. *’ ,ril‘iUI,c : • Hannilwil •-Puinjiciirnbrik P. C. Winlcrhoff K.-G., Dlis.

llaioiDvrr. P.ili * \V***s*!i*t-1^S7 * 11'*«I '» ffir l.iirtfdnleriiim. lJiss. T. H


T. II. Iliiiniiivór, isofl. ' ' ",0rSUt lm"K!'" 'VasM., rl.,„.|.uf ,|.„„M
,l.„'
•is. I ’i i.Kiiiian n : llottiliu* ri'itlrifuK;i<i.
Bonilin ile anillo Ue n” ii;

un anillo de agua concéntrico al eje (íig. .VuS h), v quedan ex¡ 1re los para el rodete un cubo cuyo diámetro disminuye deí centro lumia
alabes espadas vacíos, 1 a 6’, ¡guales. Si d rodete se sitúa excéntrico ainlios lados.
figura 3n8 C), la capacidad (le lus espacios Vados / a <>varía dr forma Itcsidta ventajoso construir el cuerpo o, no cuino un cilindro
que, a partir de la p■iríe s u p rio r del r<ddr, en media firruiií>'rr¡in:i. enrular, sino dotado de una o varias expansiones. Asimismo, los
alabes no se distrihuven generalmente en forma radial, como en la
figura dóS. sino curvados hacia delante, como en la figura bóí!. En el
estudio teórico que sigue, dejan de considerarse ambas particulari­
dades por ¡ázimos de sencillo/., tanto más enanlo que su iiillin-iicin
puede e.sl imnl M1,

1, Paso de suminislni ib* aire


dicha capacidad aumenta del i ;d d, produciéndose un efecto de a-qu- a) Presión de m i minElni. En el lado dr aspiración {es decir,
ración en la abertura indicada de negro, jnicntras (pie, en !a <dra lid­ en e! lado derecho del rodete, cu la figura iítiü), el rodete actúa acele­
iad, deí -/aí 6j la capacidad disminuve ; es decir, se produce nn rícelo rando las parles internas dei anillo de agua, puesto que sus radio-,
de compresión, o una elevación, a través de la abertura de impulsión. neceo respecto ;d eje de giro, 'l odo
Es indispensable (pie las superficies laterales del rodete ajusten el I raba jo aportado so immií'iesl a
Ilion contra las paredes laterales planas de! cuerpo de Inunda, en las di este alimento de velocidad, pues­
cuales se encuentran las aberturas de aspiración c impulsión, puc-do to (pie ta presión permanece in­
que, de otra forma, se producirían grandes pérdidas por Inga, El cierre variable sobre la superficie libre
periférico queda asegurado por el anillo de agua. Esta bomba es menos interior del anillo de agua. En el
susceptible, por lo general, ajas impurezas del liquido a elevar que lado de presión (parte izquierda
de la iigoi'a dbBj. los alabes se su­
me rom paulatinamente dentro del
anillo del agua. Es evidenle (¡ue el
rodete recuperaría el trabajo trans­
mitido previamente al agua, si im
se clcvaia, al propio tiempo, la pre­
sión del aire en la superficie interior
del anillo. Según 1íi '.unoi i l u , a
este aumento de la presión, en la
corriente libre, va unida una dismi­
nución de velocidad. Esta corriente libre la teman os en el interior del
espacio en forma de arco entre el rodete y el cuerpo de bomba. El
agua (¡ue entra allí debe aportar el aumento de presión a costa de su
propio contenido de energía. En corriente se retardará conveniente­
mente, por lo cual se ensanchará. Este ensanchamiento solo será posi­
ble d¡Mu ion vendo el espacio de aire por compresión. Eou ello quedará
determinada la presión de elevación que es posible alcanzar, la mal
calcularemos mediante ¡a condición de continuidad.
Autos de efectuar este cálculo consideraremos más detenida­
tx lnmitias de engranajes y las rotativas. En las bínubas de anillo
mente el proceso de la corriente en cuestión, basándonos en ¡a li­
e agua anchas sería difícil llenar rápidamenle los espacios entic
gara bilíl. I tonteo del anillo de ngmn. la presión, en el sentido radial,
labes sí sólo existieran aberturas en un solo lado; por este motivo
deberá alimentar, n causa de las fuerzas cent ñingas igual (pie e! tor­
s conveniente prever, en a m b o s lados, aberturas de aspiración o ¡in­
bellino potencial estudiado en la página II. Sin embargo, no existe
misión (fig. d.V.t), Por ei mismo motivo, las bombas SSW í ' j utilizan
tal torbellino debido al iutcrcunibio de energía con el rodete, su por
(p DIUC [faU-nU- a l emana) gCi.l 1. e l l o , [mnpnm m .aplicable la Irv de las arcas, según la cuai la velo-
5'Jü Hornijas centrifugas uutonspirantrs

ciclad disminuye hacia fuera en razón inversa del radio. Más bien
se puede ver que la velocidad en el espacio exterior, en forma de arco,
puede suponerse co n stante, in dependientem ente del radio e igual. a la
velocidad de salida del agua rtel rodete. I’ara un numero infinito de
silabes de extrem os radiales, esta velocidad es igual, en dirección
tangencial, a io r( l; para un número finito de alabes resultaría (utili­
zando, como en las páginas l.’K) ss„ el coeficiente de disminución de
potencia p) el valor w r j ( 1 — p). De la ecuación de Bernouilli se de­
duce que esta velocidad, a lo largo de cada filete de corriente del
cam po de aspiración en el espacio en forma de arco, perm anece inva­
riable siempre que no se tenga en cuenta el rozamiento, puesto que
la presión perm anece invariable, como se verá seguidamente (').
A continuación vamos a reunir la influencia del numero finito
de alabes con la influencia de sentido contrario, pero seguramente
considerable, del intercam bio de impulsión en la periferia del rodete,
el cual produce un au m en to adicional de presión, l'ara ello pondremos
la velocidad de salida del rodete igual a /. veces la velocidad tangencial
del rodete en diclm punto, o sea. igual a /. o r„. Matonees se puede
expresar tam bién el efecto de una eventual cu rv atu ra hacia delante
de los alabes (fig. .'5.*)'.)), eligiendo convenientemente el valor de
E ste coeficiente /. se separa poco de I. por lo cual, generalmente, se
puede poner — 1. T o d as las-cu rv as se han dibujado para /. — I.
Sin embargo, seguimos haciendo in tervenir este coeficiente, porque
ello no complica las ecuaciones.
Al comienzo del periodo de aspiración- e^jjccir. en el pun to li
lodo el anillo abrazado por los alabes tiene la velocidad media
('I K1 aumento «le presión. en metrns «te columna tlr anua, enu ¡*mi al
espaeiu «le aspiración lleim «le aire. es. en el pimt•• ll es decir, al principal del
período (fig. 11150)— , según la ecuación (17), página I I. supunietúln un uutueio
infinito de Atabes:
i>r r*r
/'/• i = (r \i - r-i) = 2 - r •„ ( I r i.
y ni final «leí periodo de aspiración ' es decir, en el punió l> .según la ecua­
ción (1*2), página -10:
' /«
i («o r„l- (I r ir-tr,,)- rc
/)/..«
1- •
------------
ij r
- -----
;/
In re . /.
« (,
Ahora liten, suponiendo «pie la velocidad es constante en el espacio, en forma de
arco, y suponiendo /. I, resulta, según la ecuación Cb. rs r / ! •(.'» c:). y
según ¡a ecuación (2). /. = r„ (1 r!)'2. cuyos valores, sustituidos en la anterior, dan:
x ni5 I 5
hp , . — r\, lo
-csu! lan d o :

hr i i t,:
-a e =- r,7r., = Ifl. 1/2. 3/4. resuHn igual a t.o¿. t.u | y l.nu. rrsper-
•«iceiemlo. por tanto, prácticamente invariable e Igual a I. I)e
, en el borde exterior del anillo de agua, la presión se mantiene
es debido a ipie el anillo se estrecha a medida «pie mímenla la

/
Hoinlwi do iiiilllo ilr i,umi
;iU7

,s"":u:':.;!;;« t ™ * r S . 5 * r
' ,M,nl° " • a un espesor en el pimío ])-.

I2 = / ¿ ± £ t
- r,, ¿

,0? :llal,t's s,,n casi tongenlc. «I anillo de agua rn C

longitud, se pueden e v n re s ir i i" ‘ i 1 "innmlo r„ como unidad de


™ ru,^ T ^ ^ r . ,f*....... ""i"'si" ... ..
(I)

( 1 - - » • ) ( í -f- r) ^ 1 (i >') (2)


2/. 2 ;.
y _ I /, 1 - ,-i
T 7 =1 I /. (■I)
1 I
>•)
- #* (i)
J /.»
2 f 1 (1 "*> 0 ) l i<;. :ir,|. Indicación do
curie de )¡i corriente pni
_ ru I (/, + /,) 1 LK.I
- = TT (I 4- r) (•')«)

, .,,s i ! ’r T (. ; ! ; s ; , - M s v am r s •, rf re " iar i" « « « " » * u


lri,'!'u' »¡n. V,v ln U ~
-¡.... .7 - .........
i■-. . . -. . í 1« • 1 . I y a **nbre un radio del circulo r ’;r , f - v " - ...................................
i.n velocidad perpendicular n K ¡ - r 7
antes, filial a ) o, r en el t a • 'J ° S’ sek'im ,u‘lnos visto
r n .... ..¡Lafar 77)1 r77,
r . s “ s r £ ' n :n 7 ' ^ S e
*.............
// \* = /•< 1
w (f« — /-,) b = mtf
(<
lialiiendose referido el subíndice / al estado . ,

p O r í E 'p o r I n m m t "n‘r r I" í ’ a«u^ ,‘'’‘^ > H l o i e ^


......... ' • .... ..
I , 1, • UiAJ S k CL1 L i l i U.iJ.il^ ¿Ui l <.?.( ‘' j )í [ ii 31í O

Para una presión cualquiera /i, resulta (puesto que, estando el


aire en contacto con el aqua, pode!mus suponer que la eompresiou
es isotérmica):
/q h¡
0 - 0 , — = 'm r A)

La velocidad c sobre A A ~~ q, I/, en el campo i lid iadn de


presión, se ol)tiene de la ecuación <le Iterimuilli:
( - = (/.m /„)■ - 2 <j iji h[) (*)
.. :/ ,, r t.~
usui es smu \ anuo pa i a e¡ csjj.ie m w . .u.w, ■, .....r ..r,. L
pero no para la A"./.
Se ha dejado sin considerar el aumento de presión en l-1 anillo
ilc a»uii on dirección radial, puesto que la presión, sequii la inda 1
al pie de la página ñóN, puede considerarse comíante para lodos ms
filóles de corriente. Ln efecto, se ha comprobado nnlcriormeiilc que
esto ocurre sólo para el campo de aspiración: pero lo admitiremos
en toda la bomba, porque con ello el resultado quena muy poro influido
con dicha suposición.
La ecuación de eunUmiidad [tara la sección considerada im> da.
Corriente a través de A A corriente a (laves de A./ - b,- \¡-

I' r ■' . /l ¡ .
c (r,, ■ !J) h i- o “-¿) (i'„ O h \ ,ril : ‘

= o > - ^ - r¡ (ríl- r ¡) [1

Y empleando la ecuación (S). obtenemos, después de eterluar alquilas


transformaciones :
, 2 r„ {r„ ■ a) ¿ - <j h¡ . ¡'
ii - - i- 1/- 1 CO
rj - n <t r- h¡ h
Aplieando la lev del enseno al Iriaiiqulo O A M ;
y- ^ Y -r ■ 2 r u c' eos (// ■ 1«Sí i ) (d o)
Introduciendo en las dos ultimas ecuaciones las magnitudes sin di-
mensimies indicadas de (l) a (o), y desiqnando por ,¡- la ineuqiiila h h¡,
se tiene :
.e - a a a \ (" o
f ■'"
Si ponemos para abreviar:
(oW.J-
n i)

1
1 "" —2 ( 12)
t
ItointKi de anillo de a yn a f.UÍ)

siendo

n- ■■í 1 — r') ('/■' 1SUJ) (12 a)


r„
At resolver la ecuación (1U), podemos considerar el coeficiente e cnnií)
un parámetro datln. i'.sU’ coeficiente e tiene una formación similar
a ia iK'l valar reciproco del coeficiente de presión y (páu. Iñll) y puede
designarse etnun coeficiente de * ra­
pidez i>.
La ecuación (10) se míenle r e ­
s o l v e r como ecuación de tercer era­
do mediante un cálenlo laborioso.
La solución eráficu es más sencilla,
especiuliiH'iile si dilmjamos la [jalde
derecha y la parte izquierda de la
ecuación como funciones separadas
que se emdau. La parte izquierda
es una recta / que se puede dibu­
jar mediante sus intersecciones con
los ejes coordenados, ya que, ade­ i :u\'2.
[)r liti i)innL'it'jii ¿j;i;'tfipt] tic
más, pasa siempre por el punto
(/, z2 A 2) (fio. lililí). MI lado derecho representa una curva l l de aspecto
hiperbólico. J)e los tres puntos de corte 1 , :i y J. sólo es utiliza ble el
punto I, puesto que sólo en él la relación de presiones .r crece al
crecer <¡\ o sea, ai disminuir .1.
Al crecer y, los pinitos de corte 1 y d se aproximan para unirse
en ei [mulo de lanoeuria T . Si (/■ súpie aumentando, no existe ya nin­
guna solución real.
La a pal leimi de dos raíces positivas .r > 1, o bien la ía! la de una
solución real, se ¡míale explicar sencidamente si imaginamos que el
con j unió aire-a y na furnia un o;is homo oéneo, lo cual es admisible
si consideramos la corriente total. Lsta mezcla, a causa de su oran
peso especifico, lieiie, secón la ecuación {mí), página ÍS7 (l), una velo­
cidad critica muy baja, que siempre se eueuenlra cu el campo de las
velocidades que aquí alcanza el aoua. Por ello, la sección de la corriente
deber:) es I recluirse primeramente como en una l oliera La val, para
ensancharse después de alcanzar ia sección más estrecha {2). De ello
se deduce, primeramente, que en rada sección es posible tanto un
eslado de corriente inlrarríliro como un estado supcrcritico. Sin em­
barco, la corriente infracrít ira lio licué sentido físico, va que el canal
debe i:;i eusanelmr.se p; mlat mámenle, al reves de lo
reali da. I. La róndenle de compresión que se presen 1
(Ó \ rase l.imláéii l1M.run¡:iu-:i! : /. V|i>i ( ¡ ' . ¡ M i . mi
(■\ [.a corriente en elies! [lía es mío ¡ibre cti i*i riuiijío
en f.iniDi iie am>, puesto i¡11e en el oiniim íl el rodete está
•>IMLt¡1lo positivo n neyativn. i. ti citaseeueneia. el diagrama
nn;i tutoera es adrioindo salanieule cuín» llllii orienl aeiiin
ffioi sr > (le L(i!D|i[A'S¡ik|l qilt se produce.
IJoniljns milrlfiiKa» auluiH|»lni»U'*

critica,y de igual forma que en la Lobera de La val, no puede descen­


derse por debajo de la sección mínima admisible, para c|ue la cornéale
pueda subsistir. Esta sección mínima corresponde, además, a la com­
presión máxima alcanzablc. Et final del proceso de compresión se
exterioriza por el comienzo del orificio de salida en la pared lateral.

^ _____ l j _____ 1 ■ ■ •
«e 7xa zP iw* Ss3 ar
. fr —
0 V w tr'zfi y fí y

F io . 3 6 3 . M e la c ió n t ic p r e s i o n e s z — lt,h t e n f u n c i ó n fie l á i i t f t il o ilo R ir o 7 pan» u n a re-

la c ió n

o b s e r v a r c p ie l a c u r v a l i m i t e U C e s la l i n c a i le m a y o r r e l a c i ó n t ic p r e s i o n e s 1 y m e n o r
c o e f i c i e n t e t ic v e l o c i t l a t l t

Puesto que la velocidad critica es la velocidad miniiua admisible


(lomada en promedio), no se puede retardar la corriente basta el re­
poso. Por otra parte, los ensayos que consideraremos más adelante
nos muestran que, cuando se desciende por debajo de la sección critica,
la corriente se compensa, por si misma, aspirando menos aire. Con ello
también se disminuye la sección critica necesaria, y la corriente puede
continuar.
limului «
leanillo d
eag
u a Cül

En la figura 3G3 so han ¡mlicmlo las soluciones a: do la ecuación (10)


en función do 7 , y ello para los parámetros e = 1 , 2 , l, 8 , y v = 1 / 1 ,5 ,
1/2, 1/3, habiéndose lomado A = 1. Como se puede ver, la influencia
de v es escasa, lisias curvas son de importancia práctica, porque in­
dican al constructor hasta qué valor de 7 ? debe extenderse el orificio
de presión para alcanzar la presión final deseada, es decir, para que
no surjan sobrepresiones en el cuerpo de bomba, (pie puedan acarrear
pérdidas.
Cada una de oslas curvase/, .r, terminan en la curva de la relación
do presiones critica (juc acabamos do considerar. La consideración
matemática de este caso extremo, en el cual el coeficiente e tiene su
valor mínimo posible para la altura de elevación «leseada, nos lleva
a la relación de presiones critica:
“ 5 (r A* |- I) (13)
«pie es iudependieiib* de r. De la anterior expresión se deduce :

fniin —( •*’ 1 ) ■» (13 a)


«pie nos da el valor menor posible de e para poder alcanzar una re­
lación de presiones dada. Con .r = 1, se tiene: fm(n = 1/(2 A2), como
valor m ínim um m inim nrum <!<• r. De la ecuación (18), en unión con
la (II). resulta como velocidad tangencial mínima posible:

(r i "J\nin = -■ r (-3 (3 h — 2 h,) (M)


es decir, un número de vueltas n minio
30 'mili 30 ,/--------
^mln = — \f y (:51* 2/»/) (I I a)
7
Esta ecuación es adecuada paia obtener el número de vueltas
necesario para alcanzar una presión dada. El ángulo 7 ’ corrcspon-
diente se puede calcular mediante el valor de A :

•1 .... h —•*iniix =
•*iníix -
'
I (A* £ -+■ 1)
(15)
determinando el valor de n mediante la ecuación ( 1 2 ), después de
suponer un valor para r, con lo cual se obtendrá el de£. Esta relación
entre 7 - y .rm;ix se puede obtener fácilmente «le la curva B C , de punto
y raya, de la figura 303, la cual se ha dibujado para r = 1/2, A = 1 ;
pero difiere poco para otros valores de r. Los valores de rmln y «le A ,
correspondientes a los diferentes valores «le <p, se obtienen mediante
las escalas horizontales «le la figura 320 (').
«') Para r I. el valor «lo A resulta indeterminado. Derivando, ron rela­
ción t e. el numerador y el denominador de la ecuación (12),resulta, en dicho caso :
1
3 - - j j |1 + eos (ip 1X0)7.
j í omba s Li -nInful as a i Uoas pu- nnt r

Después de conocer se puede determinar también la menor


velocidad admisible cu el espacio en forma de arco, ron la ectiacioa
de Benimiilli. Escribiendo la ecuación (S) en la forma:

i ■ — '• (Hd
■O) r„ r
se obtiene, con .v ¡ i-.iax de El expresión (Id):
c - 1 ]
í - > " - | = - (A- d- -~] (17)
■o) r„ o ' t
Vemos, pues, como va se indicó anteriormente. que la velocidad en
el espacio, en forma de
a reo, no puede ¡Seque
a ser nula tu ñoquii\ a.
E i n a 1m e ti! e , ha v
que hacer resaltar que
las curvas <;, .r, de la fi­
gura hhb, aealia ti 1li­
mando la dirección ver­
tical (!).
Ley de semejanza,
¿turnio se comporta, cu
realidad, la bomba, al
variar la presión o el
número de vuellas1.’ En
la^iqLira bb 1 se bullan
los resultados c x p e i i-
l'io. aOl. Wilorfí. de i r y iicl rciiiliitiiciUi) iso! ónn ien. meutales, obtenidos p o l ­
en Junción de í;i relación titr prointifs h¡/ h¡, culi el un- la Lasa Niemens-Schuc-
¡icienle de velocidad t do l:i ecuación (II) eoinu purá-
iiiftry. Jais puntas ilo ensnsu Planeos eom’spululen u! kert-Wei ke con una
fuucionamien lo ctíilio Pon l1j:i Uc sacio ; los lu-slnis. bomba de d i m e n s i o n e s
;il [miciunur como compresor (Lev tk- semejan/a ilol
lJr. KnuI.i.s, SSW.) /■„ -- 1lu, h — id m:u.
r -- i¡,b 1, c o n 1"J a l a b e s
rectos v terminación perpendicular. Eon la razón de presiones h u h¡
como abscisa, se han anotado las siguientes niaqnil mies :
E c El n f i n n í r r l i d m i r n l n <Ui n x l c t r , definido por la casa citada.

7/{ ■ ■=
r- rr h n

( !) Deriv ando la ecuación (10) respec to a r¡\ se <■Id ¡ene


d A /. 1 '■ .15 d i- 2
2 A d (■r - l o — , -
<f [A > < d7 .r1
siendo, serié n la ce naci ón (lüj :
d 2 í/ í; sea (•{-' ]MI,
ar jt - - r d r 2 >. r.
Po niend o, a dem as , el valor de x. q u e ri.ee pa ra (b ¡¡unto c ritic o, sepia ÍIA'
ciña (13j. y et de .1, de la (ló j. re s ult a : d d <<• ~ ¡xa
! ¡o iulüi (K' u iiilk) Ue

tjtu- indica i‘l volumen impulsado por unidad do vnluimm del espacio
requerido por c! rodete y que, por supuesto, tiene un significado pa­
recido al coeficiente de suministro de las bombas de pistón, \' l í es
c.qui la presión de aspiración referida al gasto por minuto.
K1 rendimiento de acoplamiento isotérmico jgs (pág. h l ).
Sirve de parámelro el coeficiente de rapidez f. de la ecuación (11}.
1.a presión de aspiración varia desde un vacío extremado (puntos
experimentales no indicados) hasta la presión atmosférica (punios ex­
perimentales comprobados), de nimio (pie también está incluido el
caso del romnivsor.
Alde lodo, es digno de señalarse la ¡n¡ d r s e m e j a n z a enconlrada
por la casa cijada (Dr. K n uiu .s ), según la cual. para un mismo coefi­
ciente de rapidez >■ y la misma relación de presiones, el rendimiento
y el caudal permanecen independientes de i¡¡; por lo tanto, subsiste,
en efecto, el mismo estado de corriente. De esta manera se lacibta
bastante una consideración única para los casos de trabajar como
bomlia de vacio v como compresor.
Dor otra parle, se ve. (pie e! gasto en Volumen, referido a la presión
de aspiración, disminuve ni aumentar la relación de presiones, n pe­
sar de (pie el volumen de aspiración teórico es independiente de ello
(puesto (¡ue In bomba funciona por el principio de desplazamiento).
Da ecuación (Id) nos da como relación máxima de presiones;

F.s ¡latente que la bomba, en realidad, impulsa por encima de este


limite. K1 (pie, al rebasar la relación de presiones ciática, no deje
de suministrar, resulta posible gracias a la disminución del caudal
v, por tanto, de ¡fl,. Dos dos valores (7<//),,,n.v ■— -db o bien 1,78,
resultantes ¡tara los dos parámetros anotados — y 1,07, ya están
situados en la rama descendente del rendimiento, de modo (pie puede
recomendarse no pasar mas allá del limite indicado en la ecuación (1 1u )
pura el coeficiente, de rapidez.
Ii) Limitación interna ilel anillo di1 amia. Con ayuda de las
relució lies, indica das un tcrio riu ente, entre ¡f y la relación de pre­
siones .r !i¡:ti¡¡, podemos encontrar el valor de] radio r x de la li­
mitación interior del anillo de agua, láser ihiendo la ecuación de
continuidad solamente pura la corriente de aire, se tiene pura el lado
de presión :

D) V, ¡ y

que, junto con la ecuación (0), nos da :

( 18)
.r
ÜOI liombas centrifugas auloaspirnntes Hundía de nuillo de agua r,u:>

o Ilion, para expresarlo sin dimensiones: Sobre las partículas de agua «pie se encuentran en la superficie
superior libre, actúan las siguientes aceleraciones:
(IX o) En dilección rnditil: la aceleración centrifuga
A = rx o r
En la figura 3Gó se lia representado la limitación resultante para y la aceleración relativa
£ — I. 2 V 1, con r = 1/2 y A = 1. Poniendo en la ecuación ( 1 S ti) el i? r x _ d- rx ,dr¡ r _ d- rx „
valor de .r de la expresión (13), ten­
dremos para radio del punto final: <//- tlt,~ - d i t l 'r
En dirección Uuujcnrinl: la aceleración de Coriolis
r r m ili ( W - ñ . ,
,, drx d r s dtr drx
r.. 2 (♦•/* + i) 1 I)„ — 2 .. t>> — 1 . . . vt — 1 . • fir
tl <i til d í/>
Es interesante «pie estas lineas
1 .a aceleración resultante tiene, por tanto, una inclinación con
terminen con una tangente radial,
puesto (pie, según la nota 1 al pie relación a la periferia (fig. 300), que re­
de la página 0 0 2 , en dicho punto sulta de
d x¡d tf = oo. Esta comprobación es d-l\r
otra ayuda para aclarar el meca­ <1r
nismo de la anulación del caudal. d rx
Inmediatamente detrás del punto
final debe empezar el orificio de ¡m- d 7
F i e .. F o r m o (le ) l i m i t e i n t e r i o r (Jet
a n illo d e a n u a p a ro » = ; i. 2 vi ' pulsión, para que sea posible que la Vemos que tu desaparece, siendo, por tanto,
corriente continúe (fig. 3G7 ti). a independiente del número de vueltas.
Para el lado de aspiración se obtiene la limitación del anillo En las aplicaciones pondremos, para
de agua de la aplicación de la ley de continuidad al mismo, o sea, de valor de rx, el valor sin dimensiones; es
ri i \ _ ^ "• _ rn
decir, el resultante de la ecuación (1.3 ti), F i n . s31115. A c e le r a c io n e s y
u p e r f ic ie d e l lla lla
c (r,j — y) + tu Vil fI ) — ^ ■ —• fl> (r„ — r¡) (P.l) en el lado de presión, y el de la ecuación
(P) o), en el lado de aspiración. En las derivadas deben tomarse
resultando, con c = /. t» r„ : los valores correspondientes (l).
Puesto que falla el rozamiento, las únicas fuerzas que equilibran
(P.l o) las presiones del liquido son las fuerzas de masa. El nivel del agua
+ 2 ?. (1 — n)
será, pues, perpendicular a la aceleración resultante, siendo, al propio
tiempo, fi la inclinación de dicha superficie con relación al radio (f¡-
El valor de y debe obtenerse de la ecuación (12 n).
La comparación de la limitación indicada de punto y raya en ("I l.n s d e r iv a d a s s o n , c u la f u r n ia sin d im e n s io n e s , c o n / , 1, p a ra el lutlu
d e iiy iir u c ió / i:
la figura 3G5, con el circulo de radio r„„ nos muestra «pie dicha limi­ it r , 1 (1 i-1) s e n </>
tación sólo difiere sensiblemente de la forma circular en el lado de r„ il i/ )ra
1
aspiración. r,i
c) Posición inclinada del nivel del amia. Número de Alabes.
e o s qy sen - 7-'
A causa de la aceleración que los alabes provocan en el agua, en cada ra il'f1 I 1) rt
celda entre alabes se tiene una posición inclinada del nivej del agua, r,
con lo cual la inclinación no concuerda con la tangente a la curva y p a r a el la d o «le p re s ió n :

que resulta de la condición de continuidad, calculada en el párrafo <1r,


anterior. Esta posición inclinada no debe alcanzar el espacio en forma Cj 117-
de arco, porque entonces podría formarse una mezcla de aire y agua.
Esto da origen a que el número de alabes no pueda ser inferior a un 1.a s e g u n d a d e r iv a d a se d e t e r m i n a m e jo r g r á f ic a m e n te .
K n la f ig u r a lili" se h a n r e p r e s e n ta d o la s c u r v a s c o r r e s p o n d ie n t e s a e s ta s
mínimo. m a g n itu d e s .
OOG lUiiuhas c e n tr if u g a s :uitu«s¡>ir;iiiU-s

ytirtt dóü). K1 cálculo se efectúa para el punió ríe la curva de limita-


riún, ¡tara el cual el nivel de agua obLenido nos da el máximo contc-
nido de la célula, lo que se pyede la idear fácilmente, si de antemano,

como en la figura Gíl7, se averiguan los valoré de u en función de >¡,


merliante la ecuación ('ib). I.a inclinación calculada corresponde solo
a la superficie del agua, peni Do
para el camino de las par! indas
de agua, por exisl ir andera rio ues en
la dirección de las trayectorias de
fas mismas. La trayectoria se fija
mejor por ia condición de conti­
nuidad, como se lia indicado aísle-
nórmente en el párrafo b). Idi que
ambas direceinnes no romeóla u.
indica que, al pasar de una n-lnla
a ot ra, se produce un en mido brusco
de la posición del nivel del agua
(figura .'J¡>7 a). Ksta diferencia cu­
tre la inclinación déla trayectoria
Fie,, lili 7 t¡. Si ( u nc í un ilc Ir * SIlpiTficir^
(Icl n u u a en f ru í a u n a di- la- ci-ltlav c n lí i - y la del nivel del agua existe tam­
ulnlx'i, y Jiiuitnoiúii ili- la* iltiTlura* ilc bién para un numero infinito de ala­
IJryMÚn |iara i ‘a,
bes, puesto (¡ue en la ecuación (Ló
no interviene el número de ellos.
Si la separación entre alabes es grande, existe el peligro de que el cierre
del espacio de aire, por el espacio en forma de arco, sea imperfeelo.
Para que ello no ocurra hay (¡ue fijar un' número mínimo de alabe-*.
liendra tío anillu «U' agua

Kii la figura .‘jG7 a se han indicado las posiciones que resallan del
cálculo para la superficie del agua, partiendo de las curvas a, y , di­
bujadas en la figura .'U>7 para cada cédula. De ia curva u , y , resalla
que la mayor inclinación ocurre en el lado de aspiraeión, a unos ,'Í0':'
d e s p u é s del [mulo ¡nneidn superior, y en el lado de. presión, ni alcanzar
la presión máxima. Sin embargo, en estos punios, ¡a pemdraeiún de
los alabes en el anillo es tan grande, que no existe ningún peligro pura
la estampieidad. Kl peligro se presenta más fácilmente en los ¡juntos
en (pie la penetración es pequeña- es decir, cerca del punto muerto
inlenur imr ln inte se h t i miÍimuLi invi'nr
jjeüetración adicional <t (fig. bóM) como seguridad, a no sel' que
se prefiera disponer mas alabes que los
Mere' -m ¡os.
»!) Forma de los urifirios de aspira­
ción e impulsión. Kn rigor, el oiifieio de
aspiración debería extenderse a casi todo
el lado derecho de la bomba, Kl de presión
debe empezar exactamente en el ángulo ,
en donde, según el cállenlo, se ha alcan­
zado la relación de presiones deseada (fi­
gura lililí).
Tanto en el campo del orificio de aspi-
laeión como en el de impulsión, se trata,
cu cada caso, de una corriente de igual
presión, ha limitación interior del anillo de agua es, a lo largo del
orificio de presión, similar a la ubLenida para el lado de aspiración con
la ecuación Al escribir la ecuación de continuidad se debe tener
en cuenta solamente (pie la velocidad res otra, la cual puede obtenerse
medíanle la expresión (N). Kntonees de la ecuación (Ib) resulta :
2r .
r-r = ...- (/■■-■■;/) - n
{’)
o bien, en ln forma sin dimensiones, según las ecuaciones (llj)y(d) :
.!■— 1
¡■-f- I (21)
z. f
Y si alcalizamos el limite exterior del relardamieuío, según ia ecua­
ción (1 .'i), se ticnc :
r hnin ¡
z. (21 a)
i\ z ' ’l '
I .a lililí) :u-11 jij i n l e n u r Uel anillu tic agua se [iiieilc di buj ar medi ant e muí tic
¡.o a n l eriu lev i■ i■ u;ie i rjm.-s. v a n a i nl u m n vea, ' /. La ¡ i n ti t aciiii i e s l e n i j r del orificia
i|i' ¡iiijiMi'iiin deberá seguir la furnia ilc la Ibni t ncnui interior ilel anillu de agua
im dirim r a mp a , pero a una d M a n e t a de la mi sma que nos ma n t e ng a la p e n e t r a ­
ción a deseada en el punt o mue r t a inferior de la limaba ( f ig. dUT u ),
lili r a a u t n al nrifiei'j de avjliraciiiu. la furnia de la superficie del anillu de a g ua,
fijada según la rimarióii ( l í i n ) en liieim earnpu, nos ila s nl a me nl e n 11 l imíte mn~
s i mo, que no es necesaria al ean/ar por CMsIir espaci o suficiente para si t uar la
su per fie ie lie j d v, j i ni!i vj u-11 sa 1d e.
006 Bombas centrifugas auloaspiraiitc

La casa constructora SSW acomoda la variación del comienzo di- la exput-


sión a la presión final variable, mediante el empleo de la vAlviiln esférica Indicada
en la figura 1*07 b, la cual es particularmente recomendable en presencia de una
relación de presiones elevada ; por lo tanto, en las bombas de alie, para vados
elevados.
e) Consideración de los espesores de pared y Juegos laterales. Kn la bomba
real, los alabes tienen espesores finitos s, siendo también conveniente una cierta
inmersión a de los Alabes en el punto (fig. 1108). Si no existieran juntas en ias
superficies frontales del cubo y de los alabes «let rodete r. a través de las cuales se
jiroducc una fuga de aire de ¡a parle de presión a la de aspiración, y si no exis­
tiera, por otra parle, ninguna disminución de presión entre el punto de medición,
en ia tubería de aspiración, y el interior «le la bomba, en el lado de aspiración, el
volumen de gas aspirado seria:

0 //)tlitor — |(rn u(- r¡- — (/| m) s

en forma sin dimensiones, con <i r., = o. podiendo despreciarse u* con relación a I:
•s i b r a-
( V l ^ i h e o r |1 r* - j ( l - r — ol — ¡
Si se consideran las fugas y las resistencias de aspiración mediante la introdueeion
de un rendimiento volumétrico t¡r, el volumen aspirado
realmente se rá :

debiéndose elegir el valor de exjierimeiilsilmenle.


La profundidad de inmersión « v el espesor * de los
Alabes l¡enen poca influencia sobre la altura ile presión
l>n aJcaiizalde, resultando ea‘i s¡n efecto una variación
«le r,.'cs decir, de r (flg. BILÍ» tai el cálculo lias «pie po
ncr. itiír lanío, el radio efectivo r,, «Id rodete ('i
. , . _: i ........... ! ...... .............I :.. ■ .. .... I»
Kn mucha* bombas existe mi juego radial x en /•’
(figura niiil). Kilo da origen a una cierta nivelación de
presión entre la 7.011:1 de alta presión, a la i/iptierda.
y la zuna de baja p re sio n a la derecha. I na influencia
similar la produce la disi anda finita entre Alabes Indo
ello origina un aumento de la corriente de agua auxi
\D liar. i|in* actúa favorablemente. (.011 ditlin Juego radial x.
el «liáiiH*lro d d cuerpo de bomba alimenta en 2 r
Fio. .m . Profundidnd
I) Potencia útil > reuilimiiMili*. lat putett-
«!«• I n m e r s i ó n « «le b is a l a ­
b e s e n e l a n i l l o t ic a g u a
cia útil tic la bomba cu kilogramos por segundo.
suponiendo la compresión^ isotérmica, será :

si P ¡¡ y (en kilogramos por metro cuadrado) o h n > li¡ (rit muiros


de columna tic agita) represen tan las presiones «le salida y enliaila de
la bomba, respectivamente. K1 aire aspirado tiene un gran contenido
de humedad, debido a la presencia del agua auxiliar y a la letupei:»-
('I La influencia de la profundidad de inmersión n y de ti n'r¿. sobre l.i
presión de elevación, puede seguirse exactamente, si. sil resolver la ecuación (I").
cuyos términos no se alteran, se pone:

U ->n: —d
r
-1----!------ —I 1 ,,-T— d|cos(iy' ISO) l'L'lil)
4 /. 2 / \ ~ /. t
Uomba de anillo de agua 009

lurn elevada de ésta. Kl unido di* saturación deberla considerarse casi


¡K»5,l :|l "... May que tener ru cuenta que pura 1>¡ ó li¡ hay que
lomar las presiones parciales del aire (pág. 592), jmeslu que el vapor
de agua se condensa con un aumento isotérmico de la presión. Este
punto de vista tiene mucho interés cuando las presiones de aspira­
ción son pequeñas y. por consiguiente, en las bombas de vacio.
") Ejemplo numérico. Se desea calcular una bomba de anillo
de agua capaz de aspirar un volumen de aire \'// = 0 ,üó m3/seg, a la
presión li, = I m de columna de agua, y suministrarlo a la presión
li,¡ — 1 2 ni. Las presiones son absolutas.
La potencia en el eje, en CY, es, según la ecuación (24):
1000 /'//
.Y = — h ',V "u lu h ,
>i\s-r.)

Sustituyendo valores y eligiendo = 0,3, resulta: A’ = 9,7 CV.


Al dar valores a continuación, lomaremos siempre ). — 1.
La velocidad mínima del rodete debe ser, según la ecuación (I I):
r„ «> = V'tl,.Sl (5,12 — 2,1) = 10,0 m/seg.
Podemos adoptar este valor, puesto que 7. será algo mayor que 1,
existiendo, por tanto, una seguridad suficiente. El coeficiente c valdrá:
.. __ (r.. •'>)’ _ W »2
2 g il, 2 (j • I “ J",U ~ fn»ln
En «'iianto a las dimensiones del índole, adoptaremos: r = U,5, r = 12,
i ~ 0 ,0 0 . remiremos también en cuenta una profundidad de in­
mersión a, correspondiente a a = 0 , 0 2 (ya (pie podemos despreciar
su poca influencia sobre la altura de presión). Si Lomamos, ahora,
>/u — 0.7, de las ecuaciones (22 a) y (22 />), resulta :
0,0.) — tjv ( \ =
brío,
-= o,7 1 — 0,01— 0,5* IJ (i 0,5 — 0,002) 0,0(3
n
Y sustituyendo r„ por el valor determinado anteriormente ( 1 0 ,0 )
2-0,05
I) / ,, = = 0 , 0 1 1:55 m 2
0,7-0,00- 10,0
Tomando 11 = 1150 r. p. m., con lo que r„ = 1G,6-30/1450 71 =
= 0,109 m, se tiene :
0,01155
b= = 0,1510 111 = 151,0 mili.
0,109
Además, tendremos:
r, = 0,5 -109 = 51,9 mtn, a = 0,02-109 = 2,2 inm,
s = U.0G-109 = G,5 mui.
3». 1'rLKiDivitKH : lloinbns centrifugas.
CIO Bombas centrifugas auloaspir.mtcs

Con ayuda tic )a figura 303, puesto que el punió de funciona­


miento está situado sobre la curva obtendremos, para los valores
conocidos x == hj/jli¡ = 3 6 rltl|„ —3,f>, «juc el orificio de presión debe
comenzar en el ángulo >p — 207*.
La limitación exterior del orificio de aspiración se efectúa según
la ecuación (19 «); y de la misma forma, la liinilaeión exterior del
orificio de presión se deducirá tic la ecuación ( ‘2 1 </». Kl orificio di-
presión se separa algo del trazado resultante, para i-vilar el paso del
agua auxiliar n la tubería de impulsión.
Observación adicional. Si se toma 7. =t- 1, cuino, por ejemplo, al
curvar hacia delante el extremo de los ólni>»c »i ümirnio no
vana, ¿uto se modifica la determinación del ángulo <¡, el mal se ob­
tiene variando el valor -\mjn de la ecuación (lf>). Tampoco se considera
la profundidad de inmersión ci; pero esto se podría efi-etoai según el
proccdiinieutu indicado en la nota al pie de la página litis, es decir,
mediante las ecuaciones (23) y (23 a).

II. Caso de elevación de aúna


En el caso de sum inistro de atjua, el proceso de aspiración es el
mismo, pero varia el proceso-,de expulsión. En el lado de presión
—o sea, en la mitad izquierda del espacio, en forma de arco, que se va
estrechando entre rodete y cuerpo de bomba—, el agua debe acelerarse,
debido a su incompresibilidad, y, por tanto, la presión debe bajar.
Hasta que no se ha alcanzado la zona del orifjjwn de presión, no se
puede conseguir aumento de la presión, ya que entonces, gracias a la
expulsión del agua, es posible un rctardumiento de la corriente en el
espacio, en forma de arco. De ello se deduce que, en el raso de emplear
la bomba para elevación de agua, es conveniente que el orificio de pre­
sión empiece cerca del centro del cuerpo de bomba, aunque ello
influya en la capacidad de aspiración de aire.
Por otra parte, el agua lia di' pasar a través del rodete, cu sentido
contrario a la fuerza centrifuga, hacia la abertura de. impulsión. Por
esta última circunstancia resulta, realmente, un efecto de turbina, que
implica una devolución de trabajo al rodete, pero la altura de eleva­
ción disminuye a la salida.
En los pocos casos en (¡uc baya de emplearse una bomba de anillo
de agua con rodete exeéntrieo pata la impulsión de líquidos (bombas d«-
refrigeración), la ('.asa SSW construye un canal de unión cuin­
es te lugar (punto C de la figura 300) y la abertura de impulsión, que
se encuentra en la proximidad del cubo. Este canal conductor lleva la
corriente rodeando el rodete (por consiguiente, sin debilitarse) bacía la
abertura de salida, y en caso de una entrada de aire, sr queda sin agua,
de modo qtie está asegurado el paso a una pura impulsión del aire.
F.u principio. la bínuba de anillo de agua normal es p o ro apro­
piada para impulsar agua. Para ello sirve mucho mejor la bomba
de canal lateral, de la cual vamos a tratar en seguida.
Bombas Me ranal latrral 011

ü.. Bambas üc canal lateral


l.as bombas *K* ranal lateral (') lian siilu desarrolladas especial­
mente par la Casa Sienten uml Ilinsth, m. b. II., (le It/.ehoe (llol-
stein). e introducidas en el mercado con la denominación de «bombas
Sihi». Kn estas bombas sr utiliza también nn anillo de agua,que se
mueve m*'i|iaute un rodete en Turma de estrella. Kn la figura !Uiü
está icpicseutado un modelo de dos fases. Kl rodete i/, que gira lo más
ajustado posible a las paredes del cuerpo de bomba (por ambos lados),
es concéntrico al roernn !., .diui.i de i.t pcnlcna del

l'ir.s. 21,'.I y 2011 u. Hornija Si ti t tic «ln> fa<.es

rodete, en una o en ambas paredes del cuerpo existe un canal abierto />,
el runo/ iulrrul. que empieza encima del orificio de aspiración r v
termina encima del orificio de presión i/, estando, por tanto, interrum­
pido en cierto lrecito. Puede ser concéntrico al eje en toda su exten­
sión (contrariamenteal de la figura dli'.l a), y tiene, en su parte central,
una sección musíanle, que disminuye suavemente en ambos extremos,
o sea. en los campos de aspiración e impulsión (véanse también las
figuras :171 y .'571 ssj.
Kn el caso de suministro de aire, el agua que queda en el cuerpo
de bomba forma un anillo que en el campo del canal lateral tiene
una sección creciente. Kn consecuencia, por razones de continuidad,
•oí borde interior se tendrá que separar del cubo, dando origen a un
espacio i n t e r m e d i o , junto al cubo, (pie alcanza luego, en el sentido de
giro, desde el orificio de aspiración basta el orificio de presión. Debido
a la excentricidad de la limitación interior del anillo de agua,existe
el misino proceso de compresión que en las bombas de anillo de agua
tratadas anteriormente. 1.a diferencia reside en que la posición excéu-
pi i. t il í n i t : rt»iT m -IIi s I iiiisaii^i'iKlt' Kri'lsel|iumpni. I>r. M. .1a i í n i :i: k i '.
I c||i/ljj, pian K, A SriiMtni : í'lier liiíluiouitiKiMole K i H m , I|»i i i i i | h, i i , líl**, Trrli.
I Iiii Iim Ii I ImniiiMT, IU.TJ. \V. SeiiMii oían s-: l'iilersiieliinig uber Krelscljumi-
I n mil M'itItilien ittiigkniial. Mis*. Tceliii. llm-liseli. Drcsilen, 11)32. lt. Knoels :
l'iitiTMicluin^ni an 11¡ii g|»ii 111pcn (Scilciikanalpumpen). Üiss. Techa, llodiscli.
Ilaiiiio\er, luto.
C12 Bombas centrífugas autoaspirantcs

trica de la limitación interior del anillo, necesaria para el proceso de


la bomba, no se obtiene por la disposición excéntrica del cuerpo
de bomba, sino mediante vaciados en el cuerpo, que, por lo demás,
es concéntrico. Estos vaciados no son otra cosa que otra forma de
construcción del espacio en forma de arco de la bomba de anillo
de agua, estudiada antes.
El situar lateralmente el espacio en forma de arco tiene un efecto
importante, porque se aumenta el intercambio de impulsión, mencio­
nado repetidamente, entre rodete y canal difusor (págs. 80 y 357),
de forma que la presión a lo largo del canal lateral crece rápidamente,
a pesar de la sección constante, alcanzándose, con agua, alturas de
elevación de cinco a quince veces mayores que las que se consiguen
en las bombas centrifugas de igual velocidad tangencial. R it t e r midió
las presiones en los canales laterales y obtuvo la distribución de pre-

i- -e - F7=
TL 3
i
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——U
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P a r te s d e l d e s a r r o llo JS
A. T ro z o d e c a n a l u n id o C. T r o z o d e c a n a l u n id o
a la a s p ir a c ió n a la im p u ls ió n
B . C a n a l d e c o n d u c c ió n D . C a n a l d e s a lid a

F io . 370. Variación de la presión en el canal latera len función de la longitud desarrollada


del mismo.--------- Canal lateral a bierto.---------- Canal lateral cerrado

siones, que se indica en la figura 370, en función de la longitud des­


arrollada del canal. El trozo A corresponde al trayecto de canal si­
tuado sobre la ranura de aspiración; el B, al canal propiamente dicho;
el C, al situado sobre la ranura de salida, y el D, en el canal de salida.
El aumento de presión es proporcional a la longitud del canal lateral.
Si el canal se cubre a lo largo de B, el aumento de presión correspon­
dería a la linea de trazos, y en la parte sin cubrir queda de momento
la presión sin aumento, para aumentar a continuación.
Este comportamiento favorable sólo se produce para la elevación
de agua. En la compresión de aire, el agua se encuentra, en las dife­
rentes células del rodete, bajo la presión del aire. El volumen de aire
que se encuentra allí, debería aumentar su presión proporcionalmente,
si debe producir una elevación de presión del canal lateral. Ésta es la
razón del empleo casi exclusivo de la bomba de canal lateral para
la elevación de agua con capacidad de aspiración propia. Sus pro­
piedades como compresor no se tratarán más ampliamente, ya que
lo fundamental se ha dicho en el capitulo anterior.
Bombas centrífugas autoaspirantes 613

a) Teoría de la bomba de canal lateral para la elevación de agua.


En la célula de álabe, la corriente sigue aproximadamente la ley de
igual velocidad angular para todas las partículas (que se ha repre­
sentado en la figura 25, de la página 43); en el canal lateral, por el
contrario, sigue aproximadamente la ley de las áreas (de acuerdo con
la figura 22, página 40). Debido a la diferencia de presiones entre rodete
y canal, se produce entre ambos
una fuerte corriente de circulación
como la representada en la fi­
gura 371. A este movimiento del
agua se superpone otro, producido
por la presión del álabe sobre el
agua —es decir, por la diferencia de
presiones entre las dos caras del ála­
be—, el cual se ha representado en
la figura 372, mediante el desarrollo
de una sección cilindrica. Su efecto
tiene menos importancia que el de Fio. 371. Fio. 372.
la corriente de circulación indicada Fio.\371. Corriente secundaria entre el
rodete y el canal lateral, debida a la
en primer lugar; pero hay que con­ \ fuerza centrifuga
siderarla por el hecho de que ac­ Fel rodete . 372.
ig Corriente secundaria entre
y el canal lateral, debida u
túa acelerando el agua en toda la la presión del álabe
anchura radial del canal lateral. La
corriente resultante entre rodete y canal lateral da continuamente su
energía sobrante—la cual es debida a la sobrevelocidad en sentido tan­
gencial con relación a la velocidad de paso de la corriente en el canal
lateral — a la masa líquida del canal lateral por mezcla. Mediante este
proceso de mezcla se consigue la transmisión de toda la energía útil.
Por consiguiente, la transmisión de trabajo en la bomba se pro­
duce mediante intercambio de impulso, de forma semejante a la bomba
de chorro (con la excepción de que en ésta existe una diferencia de
velocidades mayor entre las corrientes que se mezclan, y, por consi­
guiente, las pérdidas son mayores). Solamente se efectúa una trans­
misión de trabajo, por efecto de la fuerza centrífuga, en donde la co­
rriente atraviesa el rodete, o sea, entre orificio de aspiración y arranque
del canal lateral; pero dicho trabajo, en el trayecto radial hacia den­
tro del orificio de presión, es devuelto, o sea, que desaparece (x).
En vista de todo lo dicho, seria inadmisible considerar el proceso
como en el último capítulo, es decir, como si el aumento de presión
fuese posible por la energía de movimiento transmitida a la corriente
del canal lateral. La transmisión de energía se efectúa en toda la lon­
gitud del canal lateral por mezcla de dos corrientes, rigiendo para
este proceso la ley de la impulsión. Al aplicarla, supondremos que el
canal lateral es concéntrico con respecto al eje de rotación y de sección
0) Esta pérdida se disminuye curvando hacia el núcleo el extremo del canal
lateral, como se ve en la figura 370 (DRP. 413 435, de la Casa Siemcn y Hinsch).
En la disposición que se estudia en el párrafo c), se evita por completo'.
614 Bombas centrífugas autoaspirantes

constante /. Entonces se tiene una corriente simétrica con relación al


eje, si la corriente de circulación entre álabe y canal, indicada antes,
también lo es. Esto se deberá suponer (excepto en los tramos de en­
trada y salida), aunque la presión en el canal lateral aumente en el
sentido de la corriente, puesto que las células entre álabes (cerradas
por todos lados) tienen, en cada momento, la presión del canal lateral,
o sea, que la presión en las mismas crece en el sentido de giro. La
intensidad del movimiento de circulación depende, por tanto, sola­
mente de las resistencias que encuentra la corriente, las cuales son las
mismas en toda la longitud del canal. En este proceso existe cierta
similitud con el fenómeno de tmncmiciAn Ho otiorftín on nn n^ctcr
asincrono, con el rotor en corto circuito.
Si tomamos como superficie de comprobación, además de las pa­
redes del canal lateral, dos secciones vecinas separadas por la dis­
tancia di, y si se tiene en cuenta que, a causa de la simetría con el
eje, la velocidad c„, de paso, en el canal lateral, es la misma al principio
y al fin de la superficie de comprobación — o sea, que los impulsos co­
rrespondientes se compensan en dirección tangencial—, quedan sólo
como impulsos efectivos los del movimiento de circulación entre rodete
canal, que entran y salen en la pared lateral del cuerpo de agua con­
siderado, pero que sólo pueden producir un aumento de presión, mas
ningún aumento de velocidad, debido a la simetría con respecto al
eje. Escribamos la ley de impulsión, suponiendo un canal recto, y ob­
tendremos como condición de equilibrio, en la dirección del canal :
0 PÍ + Kx= (P + dp)f + K 2 + R,
fdp = K 1 — Kt — R,
siendo y K 2 las componentes tangenciales de las fuerzas de los
impulsos de entrada y salida; R, la fuerza de rozamiento en la pared
del canal lateral (que de momento se despreciará); /, la sección del
canal lateral; p, la presión, y dp, el aumento de presión que se produce
a lo largo de di.
Si la corriente de intercambio tiene un valor a (en metros cúbicos
por segundo/metro) por unidad de longitud del canal, y la componente
tangencial de su velocidad media es cail, al pasar del rodete al canal
lateral, se tendrá :
y
^^^ u*
g
y si la corriente de circulación al entrar nuevamente en el rodete ha
tomado la velocidad c„, propia de la corriente de paso, será:
K 2 = — a di cv
9
Entonces la condición de equilibrio señalada anteriormente nos da:
Bombas de canal lateral 615

La presión en el canal lateral crece, pues, proporcionalmente al


camino de canal recorrido, lo cual se confirma plenamente por la ex­
periencia. El aumento total de presión sobre la longitud l del canal
será:
a y al / \
P — y j (cau ct>)'

y la altura de elevación (H):

(H) = — = 4 t- ( c. u- 0 (28)
y 91
Se ha puesto H entre paréntesis, porque ha quedado sin considerar
el rozamiento de pared en el canal lateral. Tampoco se han te­
nido en cuenta las pérdidas de entrada y salida. La altura de eleva­
ción (H), así definida, la designaremos como altura de elevación
«indicada».
La velocidad c„ representa el valor medio de la velocidad de
paso en la sección del canal lateral; por tanto, sólo es dependiente
del caudal V, de forma que
V = /c„ (29)
Laintroducción del caudal de circu­
lación al = A no exige ningún aumento
adicional de sección, puesto que el cau­
dal entrante y el saliente son iguales.
Si el caudal V varia (y, por tanto,
también c„), la corriente de circulación
queda prácticamente invariable, puesto
que sólo depende de las resistencias (o
sea, de la forma de los álabes y del
canal lateral), pero no de la presión en
el canal lateral. No se ha tenido en
cuenta que la componente de choque Fio. 373. Influencia de las pérdi­
varía al entrar de nuevo en el rodete das por rozamiento sobre la curva
la corriente de circulación, o sea, que caudal-altura en una bomba de
canal lateral
varía u — c„. Esta simplificación es
admisible, ya que, por otra parte, el camino del periodo de arranque
en el canal lateral se acorta, por la formación completa de la corriente
de circulación, al disminuir c„, y también disminuye la diferencia de
presión en el canal lateral, entre el radio grande y el pequeño, que
actúa en contra del movimiento de circulación de la figura 371. La
corriente de circulación (y, por tanto, las magnitudes al y cau) son va­
lores propios de cada bomba y cada número de vueltas í1). Si intro-(•)
(•) Puesto que para las bombas de anillo rige también la ley de semejanza,
estas magnitudes se expresan, sin dimensiones, en la forma o/u D y cfl«/u o a/n D1
o cauln D. Estos valores sirven para un determinado tipo de bomba, con indepen­
dencia del número de vueltas y de la escala de ejecución.
Bombas centrífugas autoaspirantes

ducimos en la ecuación (28) el valor de cv de la ecuación (29), tendremos,


siendo al = A :

(30)

Fie. 374. Curvas características de una bomba Sntr, de una fase, con canal lateral en
ambos lados, según los ensayos de Ritter (convertidos a n = 1200 r. p. m.). Igual
relación de radios del canal lateral que en las figuras 369 y 369 a)

Fio. 374 a. Curvas características de una bomba de canal lateral de una fase, con canal
en un solo lado, y unión directa de la aspiración y de la impulsión con el canal lateral,
para n = 240 r. p. m.

Según ello, la curva caudal-altura de la bomba de canal lateral


es una linea recta. Esto se confirma por los ensayos (figs.374 y 374 a),
si tenemos en cuenta, además, que hay que restar la pérdida por roza­
miento hr, en el canal lateral (incluyendo las pérdidas en los canales
Bombas de canal lateral 617

de unión a las tuberías de aspiración e impulsión), que crece para­


bólicamente con V (fig. 373). Partiendo de las rectas (H), pueden
determinarse debidamente las magnitudes al = A y ca„ de cada
bomba. Si designamos las coordenadas de los puntos de corte de las
rectas (H) con los ejes, por H0 y Vmáx, se tiene :

Cnir — ^miix A4 _= H q 9Í = 9Í2 - (31)


/ mítx
Como era de esperar, resulta que cau es aproximadamente igual a la
velocidad tangencial u del rodete, referida al radio rs (fig. 378), y so­
lamente menor en lo que corresponde a la influencia del número finito
de álabes del rodete. La potencia útil
Nn = y V H (32)
se puede determinar, ahora, fácilmente. Su representación gráfica
tiene la forma dibujada en la figura 376, con una trayectoria, primera­
mente ascendente hasta alcanzar un máximo,
para luego descender. Si se dejara aparte el
rozamiento de canal, resultaría, según la ecua­
ción (30):

(N„) = y V(í/) = Z - 4 l c« " - - T ' V (33)



que corresponde a una parábola abierta hacia
abajo, con el eje vertical (figura 375). La poten­
cia útil máxima se obtiene para V = 0,5 Vm4x
\0 Cy -- 0,0 Cgy. vp v
El trabajo del rodete se limita a la obten­ --------^ X
ción del caudal de circulación A = al, el cual F . 375. Potencia útil
ig
retrocede al rodete con la velocidad tangen­ canal).
(iV„) (sin rozamiento de
Potencia absorbida
cial cv, donde se acelera nuevamente hasta .Va por una bombo de
canal lateral
cau. Comparando con la bomba centrifuga
normal, vemos que aquí el proceso de inter­
cambio es el único intermediario del trabajo útil, mientras que allí
era una pérdida secundaria perjudicial. La potencia necesaria para
producir este proceso de intercambio es:
V2
Na = -7T- A (c lu — Cj) = 7 A le (34)
2 g vau ü/ 2g T
que corresponde a una parábola con el eje de ordenadas como eje
principal (fig. 375).
Para obtener la potencia en el eje Ne, hay que añadir las pérdidas
hidráulicas del rodete (choque de entrada de la corriente de paso
y de la de circulación, así como otros rozamientos, y las pérdidas
por fuga), que designaremos por Zh, y, finalmente, las pérdidas mecá­
nicas Zm. Estas pérdidas, Zh + Zmt que no se pueden determinar
analíticamente, disminuyen al crecer V. Ello se explica fácilmente por
618 Bombas centrífugas autoaspirantes Bombas de canal lateral G19

el hecho de que las pérdidas por choque, y en especial las debidas En la figura 376 se han representado los resultados de los en­
a fugas, disminuyen. (Las primeras son proporcionales a [u — c„]; las sayos de Ritter y en la figura 376 a, los de Engels Q), valorándose
últimas, a |/ H.) Las pérdidas por fugas son bastante considerables,
porque los puntos de máxima y mínima presión están separados sólo Zh 4" Z.m = Ne i\a
por el estrecho sector que no posee canal lateral. mediante la medición de las potencias en el eje Ne (figs. 374 y 374 a),
y determinándose Na con la ecuación (34). Los valores correspondien­
tes de cau y .4 se obtienen de la ecuación (31), utilizando la curva
caudal-altura experimental BP. En las figuras 376 a y 377 se ha re­
presentado el « rendimiento de rodete » alcanzado :
_ Na _ Ne — Zh — Zm
7Lauí Ne v 1
que nos viene caracterizado por las pérdidas Zh + Zm indicadas. El
rendimiento r/Laiu varía poco, al crecer V (a pesar de que disminuyen

F jg. 377. C urvas de rendim iento correspondientes a la tigura 376

simultáneamente las pérdidas en el rodete y la potencia en el eje),


debido al paralelismo de las curvas de Na y Ne. En las figuras 376
y 376 a, se ha representado también la curva de valores de N n con
arreglo a la ecuación (33).
La diferencia entre las curvas Nn y Na es debida, por lo general,
a las pérdidas de mezcla entre el caudal V y el de circulación A (que
también se podrían determinar por las leyes del choque inelástico),
y asimismo por el rozamiento en el canal lateral. Para caracterizar
estas pérdidas se adopta el concepto de «rendimiento de difusor»:
Nn yVH
*?Leit = (35 a)
N n
2 ^ - A [ c‘ b - ( V //) 2]

F ‘cj- 376 y 376 a. Altura de elevación H, potencia útil N n. potencia absorbida .Va y Ó) Como se ve, las pérdidas hr, en el canal lateral de la bomba de ensayo de
perdida en el rodete Zh + Zm, en función del caudal (íig. 376). Curvas correspondientes Ritter, se tomaron considerablemente mayores (con relación a H) que en la bomba
íi la bomba de ensayo de R i t t e r (íig. 376 a). Curvas correspondientes a la bomba de de Engels, porque, en el primer caso, existía el paso al orificio de presión en sentido
ensayo de H. E n g e l s radial hacia dentro, que da origen a fuertes pérdidas.
620 Bombas centrífugas autoaspirantes

que también se puede escribir, ayudándonos de la ecuación (30):


2V H 2 H
V u "~ ' . « l + v (H)~

El primer quebrado de la parte derecha de esta ecuación considera


las pérdidas por mezcla, y el segundo, la pérdida de altura de presión
en el canal lateral. El primer factor aumenta al crecer V;, y alcanza
para V = (Vmiix) = ca(./, es decir, cau = cv, el valor 1 ; el segundo
factor se comporta a la inversa. Éste es igual a 1 para V = 0, y se
anula ya en el punto P (fig. 373). El producto ?jL«¡t varia en la forma
que se ve en las figuras 376 a y 377.
Si ponemos para caJcut de acuerdo con el párrafo b) siguiente,
en el punto de mejor rendimiento total, el valor 0,85/0,5 = 1,7, el
primer quebrado será igual a 0,74. Vemos, pues, que las pérdidas
por mezcla, iguales al 26 %, constituyen sólo una pequeña parte de
las pérdidas totales, y que las principales se producen en el rodete.
Entre ambos rendimientos parciales y el total t] existe, eviden­
temente, la relación :
V —* ? L a u f 1 ]L e it
b) Datos para el proyecto. Debido a que la corriente de circu­
lación se efectúa, generalmente, según la figura 371, hay que tomar,
como radio efectivo de salida del rodete, la dis­
tancia media rs al eje de esta corriente a su paso
al canal lateral. Ésta se determina de la forma
que se desprende de la figura 378, con lo cual
la velocidad tangencial efectiva a la salida det
rodete será u = rs a>. La diferencia, con relación
a los valores referidos al centro del canal lateral,
tiene especial importancia cuando la relación rjr¡
F ig . 3 7 8 . D e te rm in a ­
es grande, como en el caso de la figura 374 a.
c ió n ilc l r a d i o e f e c t iv o Con la nomenclatura de la figura 378, resulta :
d e s a lid a r, d e l ro d e te
rs = rm t i (f"a ^í) (3 /)
En las figuras 377 y 376 a, se han tomado como abscisas, además
de V, el valor c„/u = V// u, siendo u el valor definido anteriormente.
Se ve que, en ambos casos, el rendimiento total óptimo corresponde
aproximadamente a cu¡u = 0,5. Esto ocurre generalmente en todos
los casos. El correspondiente punto de trabajo es el que debe servir
de base para el cálculo.
La magnitud cau¡u, independiente del caudal, puede tomarse
igual a 0,85, siempre que /?2 = 90c. La diferencia hasta 1 es debida
al número finito de álabes.
El coeficiente de presión = 2 g H¡uz se ha obtenido para las
disposiciones que se indican en la figura 379, y las alturas de elevación,
correspondientes aproximadamente al rendimiento óptimo (o sea, para
cv!u = 0,5), mediante los ensayos de S . Hay que tener en
c h m ie d c h e n
Bombas de canal lateral 621

cuenta que, para el cau­ 20-10 10-10 20-10 10-10 20-20

dal cero, dicho coeficiente


seria un múltiplo de los
valores indicados. Según
ellos, el incremento de
presión en el canal late­ 10
ral aumenta, por lo ge­
neral, al aumentar el re­ e
corrido radial del canal
lateral, con relación al y-0,527 Tp-OV Y -0,35 f-0,185 y ^ lí

diámetro del rodete ; en 10-20 r-10 _____ r-20


cambio, disminuye al au-
^✓ "mentar la anchura del
canal lateral, por encima
de la mitad del recorrido
radial. La disposición del
canal anular periférica­
mente al rodete (casos a
y b), es muy desfavora­
ble, como era de esperar. ■■1-0977 Y -1,16 Y -0,01
En especial, son venta­
josas las secciones de ca­
nal redondeadas (forma r-1 0
semicircular), ya que así
se adaptan mejor a la ©
corriente de circulación. y -V 0 5 y -i,5 3

Son favorables las sec- -


dones de álabes indica­ í \
das en la figura 379, en k, Ji
porque^facilitan la en­
trada sin choque de la y i-1,3 3l 2,877 l1,705 J 7 L
Y -1 2 9 y -2,713
corriente de circulación.
En la bomba de ensayo
de Schmiedchen, los tu­
bos de aspiración e im­
pulsión estaban conecta­
dos directamente al prin­
cipio y al final del canal
lateral, de forma similar
a la bomba Westco, in­
dicada en la página 623.
Con ello desaparecían las
resistencias considerables
que ocasiona la salida Y-2,01 y-&
centrípeta a través del
rodete. En los ensayos l o s á l a b e s d e l r o d e t e , c oonr ml oas s v adleolr ecsa nc ao lr r el as pt eorna dl i eyn tde es
F r o . 3 7 9 . D i f e r e n t e s f

se prescindió de la capa- d e l c o e f i c i e n t e d e p r e s i ó n y , p a r a c / u = 0 ,5
622 Bombas centrífugas autoaspirantes

cidad de aspiración propia. En dicha bomba sólo habia canal lateral


en uno de los lados.
Los resultados fueron mejores con una disposición semejante a la
de la figura 374 a, con sección semicircular en el canal lateral y en el
rodete, con lo cual, evidentemente, las resistencias de la corriente de
circulación son ampliamente reducidas. S c h m ie d c h e n , alcanzó en esta
bomba un rendimiento de 34 %. H. E n g e l s obtuvo, con una bomba
del mismo tipo, pero mayor, según figura 374 a: y = 6,5 y = 46%.
Esta disposición es, pues, muy favorable; no obstante, no debemos
olvidar que en este rodete cerrado se produce un empuje axial im­
portante, que actúa excéntricamente, por lo que origina un fuerte
momento flprtnr üH innnJ PAV,r « «1 ?j Ci r>c_ IdL¿tn± 65 auceuadu,
en este caso, que el rodete esté cargado por ambos lados.
A simple vista parece que, construyendo un núcleo x, según la
figura 380, que gira con el rodete, la corriente de circulación que­
d a ría m e jo ra d a . E l e n s a y o e fe c tu a d o p o r E n g e l s no
tu v o , sin e m b a r g o , é x ito , p u e s to q u e el r e n d im ie n to
b a jó en un 3 % , y la a ltu r a d e e le v a c ió n , en c a s i el
20 % , d e b id o a q u e la c o r rie n te d e c ir c u la c ió n d is m i­
n u y e c o n s id e r a b le m e n te , lo m ism o q u e el c a u d a l d e
la b o m b a , esto a c a u s a d e la d is m in u c ió n d e se c c ió n
d e l c a n a l la te r a l.
La anchura axial del rodete más favorable la en-
Rodete con nti-
rlffi rrim ln rin
c o n tr ó S c h m ie d c h e n c u a n d o d ic h a a n c h u r a e ra ig° u a l
clcr 'engelsdc a la mitad del recorrido radial del canal lateral. Si se
dispone un canal lateral a cada lado del rodete, hay
que doblar la anchura de éste. Con esto se mejora el rendimiento.
En cuanto al número de álabes, se comprobó, como más favorable,
un paso de álabe, correspondiente al radio medio, igual a la dimensión
radial del canal lateral. Como ya se indicó anteriormente, el rendi­
miento mejora si los álabes se curvan o afilan, de forma que la corriente
secundaria indicada en la figura 371 carezca de choque a la entrada,
y también cuando los álabes se curvan hacia delante, es decir, si
/?2 > 90°. Los álabes se deberán construir lo más delgados posible
en la parte que dan al canal lateral, pudiéndose elegir un número de
álabes mayor cuanto más delgados sean.
Es de gran importancia que los juegos sean pequeños. El valor ex­
perimental indicado anteriormente para c„/li rige para juegos pequeños.
Con el coeficiente de presión y podemos conocer el valor de la co­
rriente de intercambio A, puesto que, según la ecuación (28),

o sea, para el punto normal elegido, con c„/u = 0,5, caufu = 0,85:

(38)
Bombas de canal lateral G23

Expresando la corriente de intercambio A, sin dimensiones, mediante


la fuerza de intercambio a — Ajuf, se tiene:

a = -Q-y (vO « M V (39)

Contrariamente a y, a permanece independiente del caudal de la


bomba.
El conocimiento de A — a l es útil al constructor para podei
eliminar el choque de entrada de la corriente de circulación, al pasar
al rodete, dando a los álabes la forma adecuada.
c) La bomba Westco. La conexión directa del extremo del
canal iaietai con ¡as nucas de impulsión y aspiiaciun, según iu aplico
ya S c h m ie d c h e n en sus
experimentos, estuvo
ya en uso mucho antes
en la bomba Westco (fi­
guras 381 y 382). E s— *“
cierto que esta simplifi­
cación trae consigo una
reducción considerable
de la capacidad de au-
toaspiración. A pesar de
ello, está muy extendida
en América y en el Ja­
pón f1). Tanto el rodete F io . 382. D is­
como el canal lateral lFa t e .r a 3l 8 a1l. c oPnads uo c tdoi r de ec t oa s pdier la c icóann ayl p o s i c i ó n d e l c a n a l
jg

trabajan por los dos la­ a l d e i m p u l s i ó n , e n l a b o m b a W e s t c o la te ra l en u n a


b o m b a W e stc o
dos. Los canales latera­
les se introducen en la „ , _. . . ,
superficie que rodea al rodete. Con ello se eleva el coe ícun e i e p c
sión, que, sin embargo, conforme la figura 383, disminu) e a aumen ar
el número de vueltas. Este comportamiento puede explicarse, supo­
niendo que, a causa de la escasa anchura axial del canal lateral, pre­
dominan intensamente las fuerzas de viscosidad sobre las de inercia;
por tanto, el aumento de presión, además de ser causado por el inter­
cambio de impulsión, como se ha admitido hasta aqui, es promoví o
también por el efecto de arrastre de carácter laminar El estudio teó­
rico en este sentido ha sido emprendido de diversos modos (). La cuan­
tía del coeficiente de presión rebasa de mucho, en general, los valores
alcanzables en el canal dispuesto lateralmente, conforme la figura 3 /J,
(í) Casa p r o d u c to r a : W estern P um p Co. of D av en p o rt Joxva y Molinc,
Illinois, ^ S'^ akai . Qn lh c c h a ra k te ristic s of tb e .W e stc o ty p e » R o ta ry Pum ps
(prim er inform e), pág. 223 h asta 229. T rans. Soc. Mech. E ng. J a p a n , vol.c“^ 3 0 ) ,
núm ero 7 (mavo). — Óttoooro Miyagi y Atsushi Miyadzu . T heory of ti
ty p e R o tan ,’ P u m p , th e Technol. Rep. of th e T ohoku Imp. En>vcrs. Send , P •
vol. 13, tom o 1. págs. 264 a 288 ( 1 9 3 9 ) . - V é a s e tam bién V S e n o o . R ep.
R es In st. for A pplied M echan, vol. 3, num s. 10 y 11 (1954).— H . VV. Incuson.
F ra n s. ASM E, vol. 77, págs. 19 h a sta 28 (19od).
<324 Bombas centrífugas autoaspirantes

si se tiene en consideración que la abertura de aspiración empalma


a la altura del diámetro del rodete.
d) Marcha del cálculo para una bomba de canal lateral. Sean
V, H y n, dados, para el punto de funcionamiento de rendimiento
óptimo. A base de la distribución elegida, se elige el coeficiente de
presión y de los valores experimentales indi­
cados en las figuras 379 y 383, de donde:

.,= 1 /2 ,"
t y>
H / y el diámetro exterior del rodete:
60 u
Dn =
Tin
Con esto se conoce también la sección del ca­
nal lateral, mediante
V
/ - • '-'O
c — ~a¡2
Éste puede ahora dibujarse, con tal que ha­
n —- ya sido elegida su forma general. El ancho
F ie . 383
del rodete se elige, tratándose de una ad­
Coeficiente de presión v misión unilateral, por ejemplo, con un valor
para el caudal óptimo, en igual a e/2 (fig. 378), y el número de álabes:
función del número de
vueltas z = ziDJe = ti (Da— e)/e. De la intensidad de
intercambio a = 1,4 y, resulta la corriente de
intercambio A = auf. Para lograr un giro exento de choques, se cur­
va hacia delante la sección cilindrica de los álabes, en el campo
del canal lateral, con un ángulo /5, correspondiente a tg/J = clm/ult
y en lo restante, se construyen los álabes hacia el canal lateral lo
más delgados posible.
El diámetro D ha de ser lo suficientemente grande para que pueda
contener el canal lateral y, dado el caso, también la abertura de en­
trada y de salida. Si D resulta excesivamente grande, es oportuno
el empleo de varias fases o la elevación del número de vueltas. En
caso contrario, hay que rebajar el número de vueltas.

C. Formas actuales de construcción de la bomba


de anillo de agua autoaspirante
En este capitulo se tratará solamente de las bombas hidráulicas.
Por las razones indicadas en la página 610, la bomba señalada Bv con
un rodete excéntrico respecto al cuerpo, sólo es apropiada aquí bajo
ciertas reservas. Pero, al servirse de canal lateral, también ha de pres-
cindirse del efecto de turbina, a causa del desagüe centrípeto en el
Formas de construcción de la bomba de anillo de agua 625

canal, y el canal de salida en reposo se sitúa en el lugar de máximo


contenido de energía; por consiguiente, junto al canal lateral. Entonces
la impulsión del agua puede producirse como en una bomba centrí­
fuga ordinaria de admi­
sión parcial.
En la figura 384 se
halla el esquema de un
tipo actual de construc­
ción por la Casa SSW,
con las siguientes carac­
terísticas :
1. a El canal lateral
tiene la forma represen­
tada en la figura 384 a,
hallándose situada la sa­
lida de la corriente tan­
gencial junto al reves­
timiento del cilindro,
como se hace, en forma
parecida, según la fi­
gura 382, en la bomba
Westco, y de lo cual forma F ig. 384. Representación esquemática de la actual
de construcción de la bomba
‘ agua, con . autoaspirante de
resultan coeficientes de anillo de canal. lateral
. (S¿W)
presión y rendimientos F ig. 384 a. Forma del canal lateral de la figura 384
muy buenos.
2. a La abertura de aspiración se encuentra, por lo común, dentro
del anillo de agua, a la altura del diámetro del cubo, de modo que la
corriente que entra, pasa por el rodete. (A veces, sin embargo, la aber-

F ig. 385. Bomba Smi de dos fases

tura de aspiración se sitúa a la altura del diámetro exterior del ro­


dete, y entonces la boca de aspiración se une directamente al canal
lateral.)
40. P fleiderer : Bombas centrifugas.
Bombas centrífugas autoaspirantes

3. a La abertura de salida b, para agua, está situada en lo má


exterior de la periferia del rodete y está unida directamente con la
boca de impulsión.
4. a La parte exterior c del canal lateral pasa, no obstante, po
encima de la abertura b, y no termina hasta d, sobre la abertura de
salida e, para el aire. Por tanto, ésta queda dentro y, por cierto, en
el lugar en que el anillo de agua, a causa del derrame del canal lateral d
hacia el cubo del rodete, está comprimido, puesto que se acumula
el aire en el interior por los efectos de la fuerza centrífuga. Por consi-

F igs. 386 Y 386 a. Bomba SSW, de dos fases, según el esquema de la figura 384, con los
álabcs cerrados por un anillo exterior

guíente, el aire es conducido por separado, a través de la tubería /,


hacia la boca de impulsión.
Como se ve, en caso de disminuir el caudal debido a una entrada
de aire, subsiste el anillo de agua externo, y, con ello, queda asegurada
la impulsión del aire, con tal que la parte de prolongación del canal
lateral — esto es, la parte comprendida entre c y d—tenga una sección
suficientemente grande.
En la figura 385 aparece el tipo actual de construcción de la Casa
Siemen und Hinsch, que se basa en análogos principios.
La figura 386 muestra otra nueva realización de la Casa SSW,
asimismo con dos fases, para fines hidráulicos. Pero aquí los alabes
del rodete, por las razones indicadas en la página 622 (disminución del
choque de entrada en la corriente tangencial), forman un ángulo
agudo respecto a la dirección tangencial. Por ello, el canal lateral
Formas de construcción de la bomba de anillo de agua C27

no arranca de la superficie frontal, y, además, los alabes están refor­


zados mediante un anillo periférico. En cuanto al coeficiente de pre­
sión y rendimiento se refiere, éste modelo es parecido al mencionado
anteriormente.
La aspiración de aire sólo es necesaria en una fase, tratándose
de máquinas multicelulares, y se dispone generalmente para dicho fin
la última fase.
Observación complementaria. El paso del agua por las aberturas
de aspiración y de presión ha de acontecer sin choques. Conforme
a ello, han de acomodarse los ángulos de los canales de entrada v salirln
la <mp»r?:e:c de la cuuieute.
A causa del reparto desigual de la presión sobre la periferia del
rodete, se origina una fuerza que hace trabajar el eje a la flexión.
Esta fuerza se anula en las bombas multicelulares, mediante un des­
plazamiento adecuado de las aberturas de aspiración e impulsión de
las fases sucesivas.
Indice alfabético

Acoplamiento cu parulclo, III. Cálculo de una bomba con rodete scml-


— rn serle, III. axlal y difusor axial, 280.
Adaptación del rodete, 170. — de un compresor axial «le varias fa­
Agua turbia, •181. ses, 537.
Aire dlsuelln en un li«iuido, '203. — de los compresores con refrigeración,
Ala portante, 208. 525.
Alabeenarcodecírculo, 228. — de un dispositivo de e«]Uilibrado,
— axial, 281. 462.
— curvado hada atrás, 146. — «lei eje, 218.
■---------- delante, 140. — de una má«iuina soplante axial, 300.
— de doble curvatura, 151, 255. — previo, 392.
— radial, 146. — «leí rodete radial, 218.
— — de curvatura simple, 218. — de un rodete rápido, 275.
Alabes sistema Lawaezcck, 271. Canal convergente, 73.
Altura de aspiración máxima admisi­ — divergente, 74.
ble, 180. Canales curvos, 70.
--- deunabom ba, 180. Capa límite, 07.
— «le elevación, 5. | Cavitación, 178.
—m anom étrica, 8. ¡ Cierre de estanqueidad, 95.
— de presión, 6, 8. Circulación, 38.
------ adiabática, 14. Coeficiente cinemático de viscosidad,
------ isotérmica. 17. 02.
------ polltrópica, 18. — dinámico de viscosidad, 02.
Anillo «lifusor Uso, 70. — «le entrada, 101.
Arista de salida inclinada, 271. —de fuerza portante, 320.
—de gasto, 175, 293.
Qernoulli. Ecuación de, 27. — de planeo. 321.
Ulosius, Ley de, 08. —de Prandtl, 88.
Lomba de acción, 144. — de presión, 150, 293.
— para agua caliente, 250. — de resistencia del perfil, 320.
— de alimentación de caldera, 400, 471. — «le susceptibilidad de cavitaccióli a,
— «le anillo de agua, 593. 180.
— «le canal lateral, 011. Compresibilidad del agua. 11.
— para condensador «le caldera, 470. Compresión adiabática, 14.
— «le reacción, 141. — isotérmica, 10.
— sominxlal, 484. — polltrópica, 17.
— Westeo, 023. Compresor ron refrigeración total, 10.
Lombas centrifugas autoaspiruntcs, 501 refrigerado parcialmente, 17.
— «le chorro, 592. — sin refrigeración, 14.
— multicelulares en paralelo, 107. — «le varias fases, sin refrigeración,
en serie, 107. 504.
— para ácidos, 407. ! Compresores multicelulares, 409.
— para aguas residuales, 405.' Congruencia curvas caudal-altura, 403.
— pura pozos, 492. Conversión «le los rendimientos, 171.
— verticales sumergidas, 493. Corriente «le circulación, 46, 114.
Lorda l'.arnot, l'énlida tic, 31. — en un haz, 121.
— laminar, 00.
Cálculo «leí alabe axial como ala por­ — «le paso, 40, 114, 110, 120.
tante, 344. ; — plana, 51.
— de los álabes axiales, 288. i — plástica, 72.
---------- como alas portantes. 310. ! — potencial, 43.
030 índice alfabético

Corriente turbulenta, 07. ¡ Indice de aspiración S, 180.


— en un volumen de revolución, 5 b. j — de sonido, 209.
Corrientes reales, 65.
Corrosión cavitación, 179. Kutta-Joukowsky, Principio de. 48.
Curva característica de la tubería,
422. «i ! Lawaczcck, Alabes sistema. 271.
caudal-altura, 3 8 7 , 3 9 2 . Ley de las áreas, 40.
— en los rodetes rápidos, 40b. — de Blasius, 68.
Curvas características, 387. — general de semejanza para la cavi­
-------los compresores de varias lación, 190.
lases, 552.
— caudal-altura, 4 1 4 . . . . — de Prandtl-Nikuradse, 08.
— de semejanza de Ncwlon, 101.
— de igual rendimiento, IIM. ------ para corriente piuna, 52.
— polares, 321. -------de Reynolds, 01.
— de potencia en el eje, 415, 419. — de Stokes, 10.
— de rendimiento, 414. a-Muiigcaie, ua, al.
Leves de modelos, 109.
Choque de condensación, 92. Limite de bomba, 555.
— do desprendimiento. 555.
Desprendimiento del caudal; 4 3 3 . Linca de Fauno, 92, 102.
Diagrama de la corriente, 50. 1 Lincas de corriente, 50.
de velocidades a la entrada, 1 1 1 . ] — equipotenciales, 51.
. — a la salida, 1 1 2 . —ortogonales, 51.
Difusor, 79, 350. Líquidos reales, 01.
— de alelas, 351.
para bombas multicelulares, 302. Mucii, Número <lc, 80.
anular Uso, 3G7. Máquina soplante, 308, 180.
de la bomba axial, 340. Mumcnto de la cantidad de movimien­
de caja espiral, 372. to, 40.
_ ------ de sección circular, 380. — transmitido por los álabes. 113.
Disco de equiübrado, 400. ' Netwon, Ley de semejanza de, 10 i.
^ísodnución de potencia de la bomba, Numero de alabes, 159.
— crítico de Reynolds, 07, 81.
de presión en las tuberías para ga­ — de Mach, 80.
ses, 93. —- «te Reynolds, 04.
ispositivo de guía a la entrada de ios — de visitas critico, 570.
:.
rodetes, 385. -------especifico, 155.
.Ecuación de licmoulli, 27. Oblicuidad del disco, 585.
— de la energía para la corriente rela­ Orificio equivalente, 423.
tiva, 123.
— principal o fundamental, 114. Pérdida de Borda Carnot, 31.
Empuje axial, 30b, 455. — de carga por rozamiento, 00.
-Energía cinética, 27. — de intercambio, 391.
— do posición, 27. — por fugas, 94.
— de presión, 27. • Pérdidas externas, 20.
Engler, Grado de, 0 2 . — internas, 20.
Entalpia, 14, 16. — manométrtcas, 19.
Entropía, 15. — por choque, 393.
EquiUbrio del empuje axial, 455. — volumétricas, 19.
Perfiles aerodinámicos, 80.
Fanno, Línea de, 92, 102. PoKc, 02.
Formación de espacio muerto, 7 4 .- Potencia en el eje, 20.
F'ormas de rodete, 155. — interna, 20.
Fórmulas de conversión, 169. — útil. 19.
Francis, Rodete, 154, 265. Prundti, Coeficiente de, 88.
Fuerza portante, 320. — Regla «le, 90.
Funcionamiento inestable, 425. Prandtl-Nikuradse, Ley de, 08.
Presión de álabe, i«. ’
CeneruUzación de la ley de las áreas — de remanso, 38.
81. Principio de la impulsión, 30.
Giro de la bombu en sentido contrario. — de Kutta-Joukowsky, 48.
424. Punto de funcionamiento. Determina­
Grado Engler, 62. ción del, 421.
— de reacción, 141, 285. *
: Ranuras laberínticas, 98.
Haz de álabes, 48, 329. , Refrigeración exterior, 510.
Indice alíubétlco 031

Refrigeración Interna. 515. | Rozamiento de los rodetes, 104.


------ y externa simultáneas, 510. ¡ Rugosidad superficial, 70.
— inyectada, 518.
Regla de PrandLl, 90. Slokos, Ley' de, 45.
Regulación, 444. Superficie característica, 401.
— automática. 454.
Relación de cubo en el rodete axial, ‘293. i Tensión de rotura, 573.
— mediante nielas orientales, 447. ¡ Teoría elemental de los rodetes centrí-
modificaciones del rodete, 450. | íugos, 109.
— por variación de velocidad, 451. 1 Tiempo de arranque de la bomba, 425.
Rendimiento interno, 21. Torbellino, 39.
— innnomélrico, 21. — de arranque, 47.
— mecánico, 21. poteuciul. 39, 42.
— polllróplco, 23, 25. — relativo de cnnul, 120.
— del rodete axial, 337. T rá b e lo p í n n r íf jV n il„ t 'v : .
imai, ¿1. Trayecto de arranque, 71.
-------adiabático, 22.' Trazado del álnbc por puntos, 230.
------ Isotérmico, 23. — de los álubes de doble curvatura,
— volumétrico, 21. 257.
Resistencia de nlu, 320. ------ radiales de simple curvatura,
— de forma, 83. 227.
— del rodete axial, 308. Tubería de aspiración, 198.
— «le rozamiento, 82. Turboeompresnr de alto Imrno, 474.
Reynolds. I.cy de semejanza de, 01. — para motor de nvlnción, 478.
— Número de, 04.
------ critico de, 07, 84. Variación del giro, 359.
Rodete axial o hélice, 154. — de volumen en los gases, 225.
-------lento para bombas, 318. Velocidad absoluta, 109.
— centrípeto, 237. — de propagación del sonido, 87.
— Krancls, 154, 205. ¡ — relativa, 109.
— helicoidal, 154. I — supersónica, 91.
— radial, 154. 1 — tangencial, 109.
— rápido seminxiul, 271. ! Yentiludor centrifugo, 243.
— semiuxlnl autoaspirantc, 48G.
-------rápido, 480. ¡ Westeo, Uombn de, 023.

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