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“UNIVERSIDAD PRIVADA “JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI”

CIENCIAS JURIDICAS EMPRESARIALES Y PEDAGÓGICAS

DERECHO LABORAL

TEMA:

DOCENTE: EDDY HUAMAN ASILLO

ALUMNA:
PALMA YENGLE, REYNA ELIZABETH
PERDOMO VALDEZ, LUZ MARINA
MODALIDAD: PRESENCIAL ADULTO
CICLO: V
INTRODUCCION

Cuando hablamos del derecho al trabajo debemos mencionar inmediatamente


derechos fundamentales o derechos humanos porque es un derecho inherente a
la persona humana porque el trabajo la dignifica a la persona; es decir, son
derechos naturales, derechos del hombre y la mujer, derecho de los ciudadanos. Y
nuestro Tribunal Constitucional señala que los derechos humanos fundamentales
expresan tanto una moralidad básica como la juridicidad básica que comprende la
relevancia moral de una idea que compromete la dignidad humana y sus objetivos
de autonomía moral, y también la relevancia jurídica que convierte a los derechos
en norma básica, y es instrumento necesario para que el individuo desarrolle en la
sociedad todas sus potencialidades.

La Constitución Política del Perú establece que "Los derechos humanos y


libertades que la constitución reconoce, se interpretan de conformidad con la
Declaración Universal de derechos humanos y con los tratados y acuerdos
Internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú". Y cuando
tocamos el tema del derecho laboral inmediatamente tenemos que tratar sobre la
dignidad de la persona que trabaja y el término dignidad deriva del vocablo en latín
dignitas, y del adjetivo digno, que significa valioso, con honor, merecedor. La
dignidad es la cualidad de digno e indica, por tanto, que alguien es merecedor de
algo o que una cosa posee un nivel de calidad aceptable.

La dignidad humana es un valor o un derecho inviolable e intangible de la persona,


es un derecho fundamental y es el valor inherente al ser humano porque es un ser
racional que posee libertad y es capaz de crear cosas. Esto quiere decir que todos
los seres humanos pueden modelar, cambiar y mejorar sus vidas ejerciendo su
libertad y por medio de la toma de decisiones.
La dignidad se basa en el respeto y la estima que una persona tiene de sí misma y
es merecedora de ese respeto por otros porque todos merecemos respeto sin
importar cómo somos. Cuando reconocemos las diferencias de cada persona y
toleramos esas diferencias, la persona puede sentirse digna, con honor y libre.

1. El TRABAJO

Como trabajo denominamos el conjunto de actividades que son realizadas


con el objetivo de alcanzar una meta, solucionar un problema o producir
de bienes y servicios para atender las necesidades humanas. La palabra,
como tal, proviene del latín tripaliāre, y esta a su vez de tripalĭum.

El trabajo, como tal, puede ser abordado de varias maneras y con enfoque en
diversas áreas, como la economía, la física, la filosofía, la religión, etc.

El trabajo les da posibilidades a los hombres y mujeres para lograr sus sueños,
alcanzar sus metas y objetivos de vida, además de ser una forma de expresión
y de afirmación de la dignidad personal.

En este sentido, el trabajo es el que hace que el individuo actúe, proponga


iniciativas y desarrolle y mejore sus habilidades.

El trabajo enseña al hombre a vivir y compartir con otras personas, a


desarrollar conciencia cooperativa y a pensar en el equipo y no solo en sí
mismo.

El trabajo sirve para que las personas aprendan a hacer las cosas con un
objetivo determinado, ya desde temprano en la escuela.

Gracias al trabajo el ser humano comienza a conquistar su propio espacio, así


como el respeto y la consideración de los demás, lo cual además contribuye a
su autoestima, satisfacción personal y realización profesional.
2. NOCIÓN DEL DERECHO LABORAL

La rama del derecho que se encarga de regular las relaciones que se


establecen a raíz del trabajo humano se conoce como derecho laboral. Se trata
del conjunto de reglas jurídicas que garantizan el cumplimiento de las
obligaciones de las partes que intervienen en una relación de trabajo.

El derecho laboral entiende al trabajo como aquella actividad que un individuo


desarrolla con el objetivo de transformar el mundo exterior, y mediante la cual
obtiene los medios materiales o bienes económicos para su subsistencia.

Es importante determinar que varias son las fuentes de las que bebe el citado
derecho laboral para desarrollarse y establecer la justicia que se estima
pertinente. En concreto, se establece que entre aquellas destacan la
Constitución, los contratos de trabajo, los tratados internacionales existentes, la
ley o los reglamentos.

Como hecho social, el trabajo contempla el establecimiento de relaciones que


no son simétricas. El empleador (es decir, quien contrata a un trabajador)
cuenta con una mayor fuerza y responsabilidad que el empleado. Por eso, el
derecho laboral tiende a limitar la libertad de cada compañía a fin de proteger
al involucrado más débil de esta estructura.

Esto supone que el derecho laboral se basa en un principio protector, a


diferencia del derecho privado que se sustenta en un principio de igualdad
jurídica. El derecho laboral, por lo tanto, debe aplicar, frente a la multiplicidad
de normas, las reglas que resulten más beneficiosas para cada trabajador.

Este principio protector es uno de los más importantes que existen dentro de
este citado ámbito, sin embargo, no podemos pasar por alto el hecho de que el
derecho laboral también se basa en otros tales como es el caso del principio de
razonabilidad. Este es aplicable tanto al propio empleador como al trabajador y
viene a establecer que ambas figuras desarrollan sus derechos y sus deberes
sin caer en conductas abusivas, lo harán en base al sentido común.

De igual manera también es importante subrayar el valor del principio de


irrenunciabilidad de derechos. Esta máxima deja claro que ningún trabajador
puede llevar a cabo la renuncia de los derechos que se le establecen como tal
por parte de la legislación laboral. Eso supone, por ejemplo, que no pueda ni
trabajar más horas de las que están establecidas ni que tampoco renuncie a
cobrar menos de los que está estipulado.

Cabe resaltar que las relaciones laborales están regidas por una ley de
contrato de trabajo y diversas normas complementarias. De todas formas, cada
sector productivo cuenta con sus propias normas para regular las relaciones o
ciertos aspectos de ellas, sin que estas normas impliquen una violación a la
mencionada ley de contrato de trabajo.

3. ANTECEDENTES

LA CONSTITUCIÓN DE 1979

A través de las Constituciones peruanas se puede apreciar un desarrollo y


evolución de las instituciones del derecho laboral, así como las diversas
ideologías que imperaron en cada coyuntura y los factores políticos sociales y
económicos que intervinieron al momento del debate constituyente. Así, el
tema del “trabajo” puede ser utilizado para atender ciertas demandas sociales
o manejar las presiones sociales- como ocurrió con la Constitución de 1933-,
incorporar derechos liricos o genéricos- como la Constitución de 1979 – o un
medio para acceder a la ciudadanía – como sucedió con las Constituciones del
siglo XIX.

Cuantitativa y cualitativamente, la Constitución de 1979 ha sido la que mejor ha


abordado el tema laboral - aunque ello no exime de tener observaciones y
críticas, que trato sin reparos los derechos laborales de los trabajadores, que
otorgo un acápite especial del tema del trabajo y lo realizo con sistemática.

Desde el punto de vista netamente laboral, podríamos señalar, siguiendo a


Rubio Correa, que con una nueva Constitución se incorporaban nuevos
derechos, nuevas prerrogativas, nuevos esquemas de trabajo, reconocer y
regular una serie de derechos laborales ausentes o deficientemente abordados
por las Constituciones anteriores.

Tras el cambio de gobernante del régimen militar en el año 1975 se inicia el


proceso de desgaste de la dictadura militar, así como una aguda crisis
económica – inflación, falta de divisas, desempleo inconveniencias y
deficiencias de diversas instituciones creadas por las reformas militares, etc.

Esta situación se agrava cuando el régimen implanta una política “dura” contra
sus oposiciones todo ello ocasiona una serie de protestas y marchas que tiene
un “pico” más alto con huelgas nacionales que ocasionan que el régimen militar
convoque a elecciones para una Asamblea Constituyente, para posteriormente,
convocar a elecciones presidenciales, luego de las elecciones por la asamblea
Constituyente, esta se instala el 28 de julio de 1978 contando un año de plazo,
según lo establecido por la dictadura militar para culminar las funciones. El 13
de julio de 1979 se culmina con las elecciones del texto de la Constitución de
1979 que recién entro en vigencia el 28 de julio de 1980 fecha en que fue
proclamado Fernando Belaunde Terry.

Los debates que tuvieron como presidente a Víctor Raúl Haya de la Torre se
realizaron sin que existieran un anteproyecto por ello, se apreciarían algunas
reiteraciones con una dictadura militar gobernante cuyas relaciones, en
ocasiones, fueron tensas y, por medio de los constituyentes participaron todos
los sectores ideológicos, sociales, políticos y económicos. Fue como señala
García Belaunde una asamblea democrática formada por Apristas,
conservadores sociales cristianos e izquierdistas que ocasionan un texto
extenso y reglamentarista para lograr los respectivos consensos pero en
ocasiones muy poco interesada en avocarse con profundidad o claridad a la
elaboración del texto constitucional.

LA CONSTITUCIÓN DE 1993

La Constitución de 1993 es de nuestros días. Por ello, seremos austeros en


describir los antecedentes y circunstancias que rodearon la emisión de nuestra
actual Constitución, concentrándonos en el análisis de las disposiciones
constitucionales laborales.

En el mes de abril de 1992 se produce el denominado ¨AUNTOGOLPE¨ de


Fujimori y por el cual las principales instituciones y organismos democráticos
son seriamente afectados en el Congreso es ¨cerrado¨, el Poder Judicial queda
paralizado, el Tribunal de Garantías es disuelto, varias personas sufrieron
detención domiciliaria, etc.

Para contar con una Constitución que pudiera alinearse a las reformas que se
estaban implementando, así como las que vendrían posteriormente, se
convocó a elecciones para un Congreso Constituyente Democrático (CCD) que
tenía las facultades del Poder Constituyente y prerrogativas legislativas.

Los debates en el CCD no tuvieron el nivel de discusión y de debate que


alcanzó la asamblea Constituyente de 1979. Prácticamente, salvo algunos
temas la versión final de la Constitución fue la que propuso la mayoría
parlamentaria que tenía estrecha afinidad con el gobierno del ingeniero Alberto
Fujimori una Constitución que trajo consigo múltiples cambios y novedades con
relación a la Constitución precedente.

La Constitución de 1993, en varios aspectos, ¨Constitucionalizó¨ disposiciones


legales preconstitucionales que estén cuestionadas por oponerse a la
Constitución de 1979. En efecto, las disposiciones sobre estabilidad laboral,
participación de los trabajadores en la gestión y propiedad, jornadas de trabajo
cumulativas o atípicas tuvieron un cuestionable desarrollo en el ámbito primario
bajo la vigencia de la Constitución de 1979.
4. DERECHOS LABORALES ¿FUNDAMENTALES?

Uno de los cambios que se aprecia, respecto de la Constitución anterior reside


en la ubicación de los derechos laborales dentro de la estructura de la
Constitución.

En efecto, los derechos laborales se encuentran ubicados dentro del Capítulo II


(“De los Derechos Sociales y Económicos”) del Título I (“De la Persona y de la
Sociedad”), y que se distingue del Capítulo I de la Constitución referido a los
Derechos Fundamentales de la Persona. En la Constitución de 1979, todos los
derechos laborales estaban considerados como “fundamentales”.

De acuerdo con la Constitución de 2993, solo los derechos enunciados en el


Capítulo I del Título I son considerados “Derechos Fundamentales de la
persona”. Ergo, el derecho de estabilidad laboral ya no sería catalogado como
un derecho fundamental, sino como un derecho social-económico.

Sin, embargo, consideramos que el derecho de estabilidad laboral sigue siendo


un derecho fundamental. A continuación explicaremos las razones que
respaldan esta aseveración.

En primer lugar, la relación de derechos que aparece en el Capítulo I del Título


I de la Constitución (“De los derechos fundamentales de la Persona”) no es
taxativa. En efecto, el artículo 3 del propio Capítulo I de la Constitución de 1993
precisa-al igual que la Constitución uruguaya de 1967 y la Constitución de
1979, respecto de los derechos fundamentales- que: “la enumeración de los
derechos establecidos en este capítulo no excluye los demás que la
constitución garantiza (…)”. De esta manera, el derecho a la estabilidad
laboral, al estar inserto en la Constitución, es un derecho fundamental de
acuerdo con las disposiciones contenidas en esta.

En segundo lugar, debe tenerse en cuenta que el criterio de “fundamentalidad”


de los derechos no reside en la “etiqueta” que le asignen los Estados o el nivel
de protección institucional o procesal existente en un ordenamiento. El
verdadero fundamento está en la relación de un derecho cuestionado,
determinado ideológica, teórica e históricamente con “la dignidad y la libertad
de la persona humana”.

En tercer lugar, la Constitución de 1993 no establece ningún trato diferencial a


los derechos económicos y sociales con relación a los que aparecen en el
Título I de la propia Constitución- es decir, los catalogados como
“Fundamentales de la Persona”-. En efecto, todos los derechos reconocidos en
la Constitución son protegidos por la acción de amparo (numeral 2 del artículo
200 de la Constitución). La Constitución española de 1978 sí prevé un trato
diferenciado: los derechos sociales y económicos no pueden ser tutelados
mediante una acción de garantía; en cambio los considerados como
fundamentales sí pueden ser materia de este tipo de acción.

5. La protección al trabajo

La Constitución de 1993 sigue reconociendo el principio protector del Derecho


Laboral, a través de los artículos 22 y 23, estableciendo el derecho al trabajo –
al igual que el deber– como una base para el bienestar social y la realización
dela persona, así como la indicación del trabajo como objeto de atención
“prioritaria” del Estado, protegiendo con énfasis a la madre, a los menores de
edad y al impedido. Además, se asegura que dentro de la relación laboral se
respetan los derechos constitucionales específicos e inespecíficos– y se
reprime toda forma de trabajo forzoso o sin la debida retribución. El derecho al
trabajo ha tenido una interpretación constitucional que ha evolucionado
notablemente, a tal punto que es, seguramente, el derecho que suele ser más
utilizado por el Tribunal Constitucional en las sentencias de amparo laborales.

Diríamos que, de un derecho interpretado tradicionalmente como pro-gramático


o de preceptividad aplazada –y cuyo alcance se reducía a un escueto
desarrollo interpretativo–, se ha pasado a un derecho con un contenido
concreto, inmediato y exigible mediante acciones de garantía –especialmente
desde el año 2002 donde el TC declaró inconstitucionales las normas que
prevén que la indemnización es la reparación ante un despido.

Se ha pasado, por consiguiente de un contenido del derecho al trabajo


equivalente a la libertad de trabajo –como concepto genérico– a un contenido
del derecho al trabajo concreto que se manifiesta en el acceso, desarrollo y
extinción de la relación laboral.

Conviene precisar que la esfera del deber al trabajo no será materia de


análisis. El deber de trabajo descrito en el artículo 22 viene a ser como una
obligación general a los ciudadanos sin una sanción concreta, es una suerte de
“llamada a la participación en el interés general (…), de lo que se trata es de
vincular este deberá l principio de solidaridad social”

Ahora bien, conviene diferenciar este derecho al trabajo de la libertad de


trabajo recogida en el numeral 15 del artículo 2 de la Constitución. La libertad
de trabajo importa la concesión general a favor de toda persona para
determinarla forma, lugar, modalidad de trabajo (por cuenta propia o por cuenta
ajena), así como la obligación del Estado de no tener injerencia sobre la libre
determinación de las personas.

6. Los derechos individuales

Primero tratemos sobre el derecho individual en cuya variación mayor


controversia ha originado: la estabilidad laboral. El artículo 27 de la
Constitución de 1993 prevé que: “La ley otorga al trabajador adecuada
protección contra el despido arbitrario”. Hay una variación respecto de la
Constitución de 1979. No existe un precepto general sobre la estabilidad
laboral, encontrándonos ante una disposición concreta y específica: una
protección frente al despido arbitrario que será desarrollada por el legislador.

El reconocimiento de la estabilidad laboral en el ámbito constitucional trae otras


consecuencias importantes respecto de su regulación en el ámbito primario. El
principio de reserva legal se impone de manera automática: solo por ley poder
regularse un derecho constitucional y, además, esta y cualquier otra norma
deben sujetarse a los parámetros establecidos en la Constitución (artículo 51
de la Constitución de 1993).

Del texto constitucional fluye la regulación expresa de la estabilidad laboral de


salida, es decir, se garantiza al trabajador la protección frente al “despido
arbitrario” y ello es una manifestación de la estabilidad de salida.

No hay, en el nuevo texto, mención alguna sobre la estabilidad laboral de


entrada, remitiéndose, por consiguiente, la regulación de este extremo a las
normas de nivel “infraconstitucional”.

Pese a lo dicho, siguiendo al profesor Neves Mujica, consideramos que la


estabilidad laboral de salida importa el reconocimiento de la estabilidad laboral
de entrada. Sin la estabilidad de entrada, la estabilidad de salida no tendría
mayor contenido en la medida en que los trabajadores no alcanzarían la
estabilidad laboral.

7. CONCEPTO SUBJETIVO DEL DERECHO DE TRABAJO

André Rouast es quien construyó esta teoría que sostiene que el principio
general del respeto del contrato libremente consentido, es derecho natural,
porque se basa en una regla moral indiscutida, no pudiendo existir Derecho
que prevaleciera sobre una regla moral, por lo que ésta escuela dice:

“…los derechos subjetivos no derivan de un derecho objetivo primordialmente


sino de la esencia misma del hombre, por lo cual éste es totalmente autónomo
para regular sus intereses”.

“en sentido subjetivo, se entiende por derecho a la facultad, poder o situación


que la norma jurídica confiere o garantiza a las personas para obrar o
abstenerse sobre los bienes o frente a las demás personas con el fin de
satisfacer sus intereses en armonía con el bien común. Se habla así del
derecho de propiedad, del derecho a la vida, del derecho a cobrar una deuda,
el derecho a celebrar un contrato…etc. En su sentido objetivo por derecho se
entiende el conjunto de normas de Derecho escrito o consuetudinario que
conforman el ordenamiento jurídico” (Torres Vásquez, Aníbal, Derecho Civil:
Parte General Introducción al Derecho y Título Preliminar, Lima, Perú, Ed.,
Cuzco, 1991, p. 161.
CONCLUSIONES

El Derecho del Trabajo surge a finales del siglo XIX como consecuencia de la
aparición del proletariado industrial y de la agrupación del mismo en torno a
grandes sindicatos. En sus orígenes, giraba en torno al contrato de trabajo para
extender más tarde su campo de acción a otros ámbitos de la actividad jurídica, lo
que llevó aparejado el establecimiento de una jurisdicción singular y órganos
administrativos y laborales propios.

El trabajo presenta una dimensión social que trasciende al individuo que la realiza,
esa libertad se ve limitada por los derechos de los demás, la ley orgánica, prevé la
posibilidad de impedirle a una persona la realización de un trabajo, cuando este
vulneró los derechos de tercero o los de la Sociedad. En el Congreso se presentó
un proyecto en 1988 que regulaba en dos artículos y en forma separadas, el
despido masivo y la reducción de personal. El proyecto paso a estudio del
Senado, la Comisión nombrada modificó refundiendo las dos instituciones en un
solo artículo, a la vez que eliminó el procedimiento administrativo de reducción de
personal, dejando tan sólo la posibilidad de una solución negociada.

Las principales materias de las que se ocupa el Derecho del trabajo en la


actualidad son: el contrato de trabajo y sus distintas modalidades; derechos y
deberes de los trabajadores por cuenta ajena; remuneración, salarios, pagas
extraordinarias; régimen jurídico de los trabajadores autónomos; seguridad
e higiene en el trabajo; Seguridad Social; relaciones laborales; huelga y cierre
patronal. Los objetivos fundamentales perseguidos por el Derecho del trabajo
responden en esencia a una finalidad tuitiva o de amparo. El trabajo humano,
objeto posible de negocios, es un bien inseparable de la persona del trabajador.

La finalidad de la Organización Internacional del Trabajo es brindar protección a


los trabajadores, para lo cual promueve entre todos los las naciones del mundo
una serie de norma.
No son instrumentos vinculantes, habitualmente versan sobre los mismos temas
que los Convenios y recogen directrices que pueden orientar la política y la acción
nacionales.

La Constitución de 1933 tiene un desarrollo importante del tema laboral,


influenciado en un grado mucho mayor que su antecesora por los movimientos
sociales mundiales, pero además, por la situación de violencia que se vivió en el
país durante el gobierno de Sánchez Cerro.

La Constitución de 1979 es la de contenido más amplio en materia laboral. A la


influencia de las Constituciones sociales, se sumó la promulgación de normas
internacionales sobre Derechos Humanos y Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Además, la pluralidad de
ideas políticas en la Asamblea Constituyente enriqueció la discusión sobre el
contenido de la nueva Carta Magna.

El contenido laboral de la Constitución de 1993 resultó restrictivo con relación al


de la Constitución anterior, caracterizándose por una flexibilización del
reconocimiento de los derechos laborales materia de debate hasta el día de hoy.

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