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La “Pax” Madurista no cae tan bien en el chavismo duro

Armando J. Pernía Publicado junio 12, 2018

@ajpernia

Varios indicios dan una idea más o menos clara de lo que ocurre en el chavismo. La situación de ese
archipiélago político se ha tensado por la “ruta” de supuesta contemporización con “tradicionales enemigos”
que ha tomado Maduro.

La primera cuestión que generó, y sigue generando, molestias internas muy graves es la ex carcelación de
presos políticos. Ha sido difícil para el grupo madurista gobernante evitar la exposición pública del malestar;
por ello, han endurecido el discurso contra los presos políticos, los someten a la humillación de ir hasta la
ANC impuesta por el gobierno a bajar la cabeza, y montan shows con los comités de víctimas chavistas
para tratar de validar este proceso de “reconciliación”.

Maduro, no se sabe si por propia iniciativa o por la gestión de algún asesor, quiso parecer realmente
“magnánimo” y ex carcelar a presos de calado. Por eso salieron Daniel Ceballos y el general Ángel Vivas en
el primer lote. Lo de Vivas, además, fue un guiño a la Fuerza Armada, donde la detención de
uniformados nunca cae del todo bien.

También fueron ex carcelados los diputados Gilbert Caro y Renzo Prieto, junto con otros jóvenes víctimas de
causas judiciales cuyos niveles de prevaricación deberán ser objeto de estudio y condena en las universidades,
colegios de abogados y cualquier institución conexa in saecula saeculorum.

Pero, eso sí, muy pocos con libertad plena. La historia que sale de fuentes chavistas es que esa es una
condición innegociable y que además la directiva del TSJ y el fiscal designado por la ANC avalaron, no
precisamente por salvaguardar el proceso penal, que será la excusa, sino para mantener a los
“beneficiados” bajo amenaza permanente.

*Lea también: El Plan de la Patria en la basura, por Gregorio Salazar

También se ex carcelaron a los miembros de colectivos acusados de agredir al diputado Teodoro Campos en
Catia, durante un acto de campaña de Henri Falcón, dicen que a exigencia de parte interesada, y también salió
una joven acusada de estafa, aparentemente con instrucciones de hasta declarar como presa “política”.

Sin embargo, hay que decir que las ex carcelaciones se espaciarán y eventualmente, sin previo aviso, se
suspenderán definitivamente. El costo político interno, a pesar de los gestos y el “aval” de los comités de
víctimas, es muy alto.

TalCual publicó una nota donde se refleja lo que quería Maduro con estas ex carcelaciones: apoyo de la
oposición en su campaña para enfrentar las sanciones internacionales. Los “duros” dicen que tal pretensión es
una insensatez, porque “es la misma oposición la que está pidiendo las sanciones, y lo que corresponde es
denunciar esa traición a la patria”.

Hay presos políticos condenados al ostracismo definitivo, que no saldrán ni ahora ni mañana. Son presos con
los que Maduro no puede negociar, pues sus carceleros son muy poderosos. Eventualmente, podrían ser
beneficiados con medidas sustitutivas de cumplimiento de la pena distintas a la calle, y hasta ahí.

La señal que el gobierno envía es esta: al final, que se ex carcelen más presos políticos será
responsabilidad de la misma oposición.
Si la oposición, partiendo de la rama que participó en las elecciones del 20M, se aviene a la exigencia de que
cesen las sanciones internacionales, podría ser que la “magnanimidad” de Maduro se viera estimulada y los
sectores dentro del chavismo, que adversan tal conducta, tuvieran que retroceder.

Dialoga que algo queda…


El otro tema que generó a Maduro más problemas internos que externos es su estrategia de diálogo, o
supuesto diálogo. La reunión con los directivos de medios fue especialmente diseñada para que Maduro
hiciera promesas muy condicionadas, como la regularización de las concesiones a los radioeléctricos y la
planta de papel, en alianza público privada, a los impresos.

Lo que puede venir es que las emisoras de radio y las televisoras sean objeto de un modelo de concesiones
con plazos superiores a los cinco años, pero revocables automáticamente y sin previo aviso, con el añadido de
condiciones más estrictas de funcionamiento y, por supuesto, controles sobre los contenidos. Todo sea por
proteger la salud mental de los venezolanos.

Lo de la planta de papel es de ese tipo de promesas que, tanto los que las hacen como los que las reciben,
saben que no se podrá cumplir. La verdad es que este es un proyecto muy viejo que se apalancaba en la
materia prima proporcionada por el bosque plantado de Uverito, pero ni a los gobiernos de la “cuarta” ni a los
editores les interesaba, pues estos prefirieron seguir con el negocio de los dólares para importar papel. Todo
hay que decirlo.

Ahora, cuando los medios escritos están descapitalizados y atraviesan una transición tecnológica hacia las
plataformas digitales, habrá que ver quién se asocia con el gobierno para invertir en una planta de papel.

Pero el colmo llegó con la reunión con los banqueros. La banca privada llevaba una prioridad y varios
petitorios. La prioridad era la prórroga de la reconversión monetaria hasta por 90 días.

Maduro se transó por 60 y no porque lo convencieran las razones expuestas por un muy cauto Arístides
Maza Tirado, sino porque no había billetes nuevos. “El hambre se junta con las ganas de comer” y, ya que
estamos de diálogo “magnánimo”, se pospone el proceso, no porque el gobierno lo decide ante la
imposibilidad de implantarlo, sino porque “Don Arístides” lo pide.

La concesión a los “enemigos de clase” cayó mal internamente, y por eso el plazo no se pudo negociar más.
Ahora, dicho sea de paso, todavía no hay billetes.

En fin, todas estas contradicciones, sazonadas con problemas en el frente militar y el endurecimiento de la
oposición internacional, han creado una sensación de cierta “esquizofrenia política” en el gobierno.

Maduro, como la caricatura del “Dr. Merengue”, tiene “otro yo”, uno que ofrece paz y diálogo, mucho amor y
reconciliación, pero no puede evitar que, de pronto, aparezca el otro. Ese que todos conocemos.

Post Scriptum
Por cierto, sugiero a los camaradas que sustituyan el término magnanimidad por generosidad. Primero, por su
dificultad de pronunciación y luego porque este concepto tiene connotaciones autoritarias; imperiales, de
hecho.

A pesar de que la magnanimidad es una de las grandes virtudes definidas por Aristóteles y tiene una enorme
carga moral, históricamente se asocia con la piedad de los poderosos, con la generosidad no devenida de la
condición humana, sino del privilegio de los que mandan.
En democracia, no puede haber poderes magnánimos, sino sujetos a la Ley.

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