Sei sulla pagina 1di 11

Afiliado a la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Salesiana – Roma

Incorporado a la Secretaría de Educación Jalisco

TRABAJO DE TEOLOGÍA DESDE LATINOAMÉRICA

Asesor: P. Eduardo Lara. SDB

Estudiante: Luis Ángel Mastranzo Benítez. SDB

Tlaquepaque, Jalisco, México

Junio 2018
TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y EVANGELIZACIÓN LIBERADORA
Un fin de la Teología desde la postura de Raúl Vidales

En el siguiente trabajo presentaré la propuesta de evangelización del filósofo y teólogo


mexicano, Raúl Vidales. Esto con el fin de profundizar en su pensamiento, y así,
sensibilizarme para poder apropiar algunos elementos de los que habla a mi acción pastoral.

Para ello, comenzaré hablando de la vida y obra del autor, de modo de conocerlo y
contextualizarnos en quién es, para así, comprender mejor su pensamiento y propuesta.
Posteriormente, presentaré algunos elementos generales de su planteamiento teológico, a fin
de tener el bosquejo general de su ideología, y así integrarlo a lo que vendrá como su
propuesta evangelizadora. Por último, expondré los elementos generales que encontré sobre
su visión de la evangelización, la cual manifiesta, debe ser liberadora en todas las
dimensiones de la persona y de la sociedad. Todo lo anterior me llevará a algunas
conclusiones generales, las cuales me llevan a confrontarme en mi acción pastoral actual, y
a proyectar algún compromiso a futuro.

Vida y obra de Raúl Vidales1

Sin duda, para comprender la postura de un autor, es importante conocer su contexto general,
ya que este influye en sus diferentes posturas y modos de pensar. Por ello, a continuación,
exponemos brevemente su vida y obra. Raúl Vidales Delgado nació en Zacatecas el 28 de
febrero de 1943, y falleció en Michoacán el 30 de enero de 1995. A los pocos años de su
nacimiento, su familia emigró a la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde ingresó al
Seminario, y su ordenado sacerdote en 1967.

Los estudios que realizó fueron: filosofía y teología en el Instituto de Estudios


filosóficos y teológicos de Monterrey; al mismo tiempo, realizó los estudios en la licenciatura
de sociología en la Universidad Autónoma de Nuevo León; luego hizo una maestría en

1
Cfr. MORA ACOSTA, Ferney, Vida y Obra de Raúl Vidales, Colombia, Revista Estudios Universitarios, 1999,
en: http://revistas.udenar.edu.co/index.php/rceilat/article/view/3780/4477, consultado el 04 de junio del 2018.
sociología en el Instituto Internacional de Estudios Humanísticos en Nuevo México, ESA;
realizó dos doctorados, uno en la Universidad Gregoriana de Roma, y otro en el Instituto
Internacional Antonio Gramsci, de Roma; y un posgrado en sociología política en Santiago
de Chile. Trabajó con comunidades de base y posteriormente se convirtió en profesor en el
Instituto Latinoamericano de Pastoral (IPLA) de la Conferencia Episcopal Latinoamericana
en Quito, Ecuador. También trabajó en el Centro Misionero Indígena de la Conferencia
Episcopal Mexicana, Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas (CENAMI), y el
Centro Bartolomé de las Casas en Lima (Perú), fundado por Gustavo Gutiérrez. Junto con
Joseph Comblin, Segundo Galilea y Leonidas Proaño, buscó desarrollar una pastoral
contextual para América Latina. Además, fue docente en varias universidades de diferentes
países, tales como: Instituto Bartolomé de las Casas (Lima), Centro de Estudios Ecuménicos
(Ciudad de México), Centro Nacional de Tecnología Educativa, CENALTE, Departamento
Ecuménico de Investigaciones (San José de Costa Rica), Universidad Autónoma de Puebla,
Universidad Santo Tomas de Aquino (Bogotá), Instituto Latinoamericano (República
Democrática Alemana).

Dado sus estudios, las características de sus obras tienen un marcado tinte filosófico-
teológico, sociológico, político y económico, con una visión global, concretizándola a
América Latina. Así, podemos ubicar dos etapas de su obra: la primera de 1972 a 1986 con
una teología basada principalmente en lo profético, es decir, en una actitud de denuncia y de
anuncio de una nueva teología, que busca el progreso de los más necesitados. La segunda de
1987 a 1995, donde se aprecia, además del tinte profético, un gran compromiso social y
evangelizador. Además, se nota su gran madurez intelectual, y su solidez para unificar en su
teología, otras ciencias sociales que iluminan y fundamentan lo que expone.

Así, podemos darnos cuenta que la vida intelectual de nuestro autor, giró en torno a
la investigación y a la docencia, pero siempre marcada por su gran preocupación por incidir
en la mentalidad de la Iglesia latinoamericana, a fin de que modifique el rumbo de su misión
a una evangelización que libere a la persona en su integralidad, pero sobretodo, y
especialmente, la liberación de su opresión en la que viven muchos de nuestros hermanos
latinos, sufrientes de explotación y pobreza, causadas por un sistema que dirigen aquellos
que tienen más poder económico en nuestras sociedades.

Teología de la liberación desde Raúl Vidales

Para nuestro autor, el referirnos a la teología de la liberación, es el volver a remitirnos a la


problemática que existe entre el tema de fe y existencia humana, pero ahora con el sesgo de
la opresión-liberación. Así, esta necesita revalorar la opción que hay por el pobre, por los
explotados, y tener en cuenta que la dimensión política marca a toda la existencia humana,
de modo que podamos percibirnos de una manera distinta y nueva, como hombres y
especialmente, como cristianos.2

En este sentido, para Vidales, es muy importante en su teología transformar el ritmo


social a uno más humano. Es decir que, para él, es necesario que el cristiano apunte a la
formación de una sociedad mejor, o una sociedad para todos. Esta debe garantizar el trabajo,
vivienda, alimentación, salud, tiempo libre para la recreación; además que uno pueda
manifestarse libremente y que se cumplan los derechos individuales y colectivos para todos
por igual3.

Por ello, toman una gran relevancia los actos que vamos realizando en camino a ese
fin, ya que, en el proceso de transformación de la sociedad, la historia ya no sólo es un ámbito
de salvación, sino que ella misma se realiza como salvación para la persona. De este modo,
el cristianismo se vuelve proceso de salvación en cuanto a liberación de la persona, la cual,
está inmersa en un ambiente de relaciones mercantiles del poder del dominio.

Así, el trasfondo de su teología va enmarcado por el tema de la alteridad, la cual, más


que una relación de un yo con un tú, es concebida como una relación de un tú con un yo. Y
le da la relevancia al orden de las palabras porque, si se conserva el orden tradicional (yo-tú),

2
Cfr. VIDALES Raúl, Desde la tradición de los pobres, México, Ediciones crt, 1978, pp. 12.
3
Cfr. MORA ACOSTA Ferney, La producción filosófico-teológica de Raúl Vidales Delgado, Editorial
Académica Española, 2012, p. 5.
“sólo estaríamos contribuyendo a que la persona día tras día sea reducida a un objeto más
dentro de esta mismidad que acecha constantemente en esta sociedad llena de dificultades”4.
Esto porque dada la experiencia de la historia, es común que las personas han tendido a
reducir al otro, buscando primero el bienestar individual, lo cual, ha dado origen a las
situaciones de pobreza y explotación.

Es entonces que sólo la teología va a lograr la liberación de la persona en cuanto


tienda a buscar al otro, y en él resaltar su dignidad de hijo e imagen de Dios. Logrando esto,
además, la teología será una teología de la vida; ya que va procurar garantizar el derecho de
vivir para todos, de una manera que se satisfagan las necesidades básicas de cada individuo.

Entonces, es muy importante que como Iglesia latinoamericana se discuta y discierna,


apoyados de las distintas ciencias sociales, diferentes estrategias que modifiquen el sistema
en el que nos encontramos, a fin de que aseguren una vida humana más digna. “Pero es
importante señalar que las reflexiones se hacen al interior de la realidad histórica existente,
desde la perspectiva de una praxis política de liberación, en definitiva, desde los pobres que
luchan por la vida y la justicia”5.

Siendo así, la teología logrará ser un nuevo proyecto integrador, con una misión
correctiva y crítica de la sociedad, y que actúa según las responsabilidades descubiertas en la
realidad concreta del mundo humano en todas sus estructuras. Esta propuesta, Vidales la
sustenta con su fidelidad al Evangelio, ya que este tiene una clara opción por los pobres.

Por lo anterior, propone que la sociedad debe estructurarse de modo que, en lo posible,
los pobres acaben con su pobreza, siempre ayudados por sistemas que los impulsen a ello,
promovidos por los que más tienen. Es decir que, según el autor, la manera para acabar con
la pobreza no es dándole a los pobres, sino que hay que ir más allá, hay que diseñar planes
de desarrollo en donde intervengan todos, y que como fruto del trabajo de cada quien, se
logre una sociedad en la que todos salgan beneficiados.

4
Ibidem p. 26.
5
Ibidem p. 32.
Evangelización desde la Teología de la liberación

Como vimos anteriormente, una de las ideas centrales del autor es que la Iglesia
Latinoamericana en nuestros días tiene la tarea urgente de reformular los grandes temas de
la fe, de modo que sean de fácil acceso a todos los creyentes, pero sobretodo, que les sea
significativa en sus vidas, las cuales, muchas veces, se ven envueltas de dificultades
ocasionadas por la pobreza y marginación. Por ello en el proceso de evangelización, “el
acontecimiento nuclear de los cristianos comprometidos con la liberación es
fundamentalmente: una nueva experiencia de Cristo”6.

Y es que la realidad de nuestro continente nos exige un nuevo servicio de la fe, el cual
sólo puede ser eficaz desde la praxis histórica animada por la convicción de que este Cristo
con quien nos encontramos, es nuestro liberador. Esto porque el creer en Cristo no sólo es un
mero movimiento espiritual, sino que se convierte en una praxis de caridad, y así, praxis de
liberación de la persona en su integridad. Entonces, entendemos que el encuentro con Cristo
nos lleva a abrirnos en favor de los demás.

Pero aquí la cuestión es pasar del mero hacer al ser. Es decir, que el encuentro con
Cristo nos debe mover a pasar de la realización de actos filantrópicos, hacia ser testigos de
Cristo que responden al clamor de los pobres y necesitados. Así, la misión del cristiano
consiste en incidir para que las estructuras sociales cambien, y entonces, las relaciones de
dominación se transformen en relaciones de liberación.

Dado lo anterior, es necesaria una evangelización liberadora que consiste en “el


cambio total de los hombres al mismo tiempo que éstos transforman la sociedad, habida
cuenta de que el Evangelio no sólo toca a la persona, sino ante todo, al hombre colectivo, a
la clase social en su ubicación concreta”7. Entonces, sólo podremos encarnar el Evangelio en
nuestras sociedades, cuando logremos vencer las relaciones de explotación y dominación
mundial que se dan entre las clases sociales.

6
Op. Cit. VIDALES Raúl, Desde la tradición de los pobres, p. 117.
7
Ibidem p. 172.
En este sentido es donde encuentra lugar la evangelización liberadora, la cual, debe
persistir en crear una nueva conciencia popular, de modo que “enjuicie críticamente, valore
y dirija el proceso de liberación”8, el cual tienda a una renovación que elimine de los sistemas
sociales a la explotación y demás injusticias que agreden la dignidad de la persona.

Este proceso de evangelización liberadora se mueve en un sistema dialéctico, el cual


consiste en un primer movimiento interior de silencio, en el que la persona, a través de la
oración y en ella, se encuentre con Cristo, y deje que sea Cristo mismo quien se revele en el
mundo gritando desde el corazón de cada uno. Así es que en este primer momento, la persona
antes de hablar, escucha; antes de evangelizar, es evangelizada; antes de transformar, es
transformada9. El otro movimiento es el de la acción liberadora, la cual se realiza en la
sintonía del amor cristiano. Ya que, a partir del movimiento anterior, la persona se siente
discípulo, quien “está llamado a ser testigo de la gesta liberadora de Cristo en medio de un
mundo necesitado de redención”10.

En este sentido, el autor recalca la importancia de las palabras. Estas deben ser
entendidas como aquella expresión que da fundamento a lo que realiza el cristiano. Es decir
que tienen un sentido pedagógico que lleva a realizar un apostolado que manifieste en cada
cristiano a la persona de Cristo11. Entonces, el que el cristiano explicite su fe, es porque ha
descubierto la presencia liberadora de Cristo en su historia personal, y así, movido por Él,
quiere replicar esta liberación en la historia de los demás, la cual conforman la historia de la
sociedad en la que se encuentran.

Para esto, el autor insiste en la importancia de que la Iglesia sea una Iglesia del pueblo
y para el pueblo. Aquí se entiende pueblo como aquella porción de la sociedad que está
marginada por la explotación y desigualdad. Entonces, para que la Iglesia sea un signo
creíble, debe estar del lado de los que sufren, y así, transmitiendo el mensaje liberador de

8
Ibidem p. 174.
9
Cfr. Ibidem. P. 175.
10
Ibidem p. 176.
11
Cfr. Ibidem p. 177.
Cristo, manifestarse en pro del proceso de liberación social. Esto no es formar otra Iglesia, o
una contra-Iglesia, sino que consiste “en forjar una nueva Iglesia desde la liberación por los
oprimidos”12.

Esta evangelización popular liberadora tiene ciertas exigencias13. Primeramente,


contar con una visión crítica de la realidad, de modo que no se caiga en meros voluntarismos,
o buenas intenciones, sino que esto, para que en verdad incida en el cambio liberador, debe
partir de un análisis de la realidad, el cual se puede realizar con la ayuda de diferentes ciencias
sociales (economía, política, sociología, etc.). Además, se necesita practicar una misericordia
sin límites, la cual surge precisamente del encuentro con Cristo, quien nos amó primero 14 y
practico la misericordia hasta el extremo. Esta misericordia debe mover a la persona a la sed
de justicia de la que hablan las bienaventuranzas proclamadas por Cristo mismo. También,
debe ayudar a la persona explotada a cambiar su conciencia de esclavitud, que muchas veces
le domina, a crear una conciencia de libertad, enraizada en Cristo.

En este sentido, el autor propone que esta tarea no sólo se reduzca a las pequeñas
comunidades, sino que invita a la Iglesia a ser valiente y enfocarse a las masas, ya que, así
como los explotadores mueven masas para seguir proveyéndose, la Iglesia puede mover a las
masas a construir su camino de liberación en Cristo, Hijo de Dios que se ha manifestado en
la historia para transformarla hacia Él.

Es importante considerar que, desde la perspectiva de Vidales, “la salvación y la


liberad que Cristo nos trajo […] es precisamente esta capacidad de amar verdaderamente y
de vivir sus enseñanzas”15. Es decir que el problema no es que no se acepten los valores del
amor, la justicia o la fraternidad, sino en que no exista la posibilidad de practicarlos dado la
situación histórica en la que nos encontramos. Es en este sentido en el que debe actuar el

12
Ibidem p. 182.
13
Cfr. Ibidem pp. 184-189
14
Cfr. 1 Jn 4, 19
15
GALILEA Segundo, Raúl Vidales, Cristología y pastoral popular, Bogotá, Ediciones Paulinas, 1974, p. 19.
proceso evangelizador del cristianismo: en lograr una liberación de las estructuras que
bloquean el flujo del amor 16.

Es así que, el verdadero cristiano no sólo es el que hace, sino también el que sabe, el
que conoce toda la realidad a la luz de Cristo, y el saber lo lleva a hacer17. Esto implica ser
profetas de nuestro tiempo, anunciar y denunciar las situaciones que oprimen a los demás,
así como en su momento lo hicieron los profetas del AT, a fin de liberar al pueblo pobre y
oprimido. Y es que una Iglesia sin profetismo corre el latente riesgo de envejecer y morir.
Por ello, es necesario partir de los valores que Cristo mismo nos transmitió, y cuidar que
estos no se disuelvan con los valores que vive la sociedad actual, ya que este es un riesgo
siempre presente en nuestra Iglesia18.

Conclusiones

En lo personal, el aproximarme al pensamiento y a la propuesta teológica-evangelizadora de


Raúl Vidales me ilumina bastante. Esto porque me parece una propuesta bastante sólida, la
cual parte de la realidad concreta, del conocimiento y estudio de la misma, para así
proyectarla a una vida de compromiso que busque realizar lo que el mismo Cristo nos
transmitió: la propagación de su Reino, de modo que todo mundo se salve.

En cuanto a su vida y obra, me sorprende la capacidad que tuvo de integrar lo que


estudió, de modo que formó en él una visión holística de la realidad, y de ahí, ofreció sus
reflexiones, las cuales, como ya se mencionó, tuvieron la finalidad de que se aterricen en
acciones y situaciones concretas, siempre teniendo como objetivo la liberación integral de la
persona.

Además, me es interesante el que él, como varios teólogos y filósofos


latinoamericanos, focalice su reflexión y propuesta a nuestro pueblo latino. Esto porque
manifiesta la sensibilidad que se tiene de hacer vida el mensaje evangélico a una situación

16
Cfr. Idem.
17
Ídem.
18
Cfr. Ibidem p. 69.
real y actual, así como lo es la situación de pobreza y explotación que nos envuelve, y que
incluso, pareciera que va aumentando al pasar de los años.

Referente a la evangelización liberadora, me parece un tema que tiene mucha


aplicación actual, ya que muchas veces reducimos nuestros procesos evangelizadores a metas
sólo espirituales, o con cierta aplicación a la realidad, pero muy abierta o ambigua. Por ello,
el redireccionar nuestros esfuerzos evangelizadores al punto que, desde el encuentro con
Cristo, el Dios vivo, lleve a la persona a un proceso de liberación personal e integral, el cual
abarque desde las ataduras individuales, pero que también desemboque en las estructuras
sociales que atan a la persona y a las personas en su conjunto. Este es un proceso difícil, pero
que nos reta a unirnos como Iglesia, de modo de purificar a nuestra sociedad, y como modo
de preparación y prefiguración de nuestra meta eterna.

Esto me invita a seguir reflexionado y actualizando estas propuestas en la realidad en


la que me encuentre. Ciertamente, primero debo profundizar más en estas propuestas, e
incluso abrirme más y sobre todo a lo que nuestra Iglesia latinoamericana ha reflexionado y
propuesto para realizar en las diferentes conferencias episcopales que se han llevado a cabo.
Además, esto me reta como religioso y agente de pastoral, ya que me invita a confrontar la
propuesta evangelizadora que llevo a cabo, y así, modificarla de modo que en verdad lleve a
un encuentro con Cristo, y así, a una transformación de la persona que le lleve a un proceso
de liberación en todos sus ámbitos. También me ha ayudado a tomar conciencia de que antes
de todo, debo yo iniciar, en mi proceso de conversión continua, este cambio y este camino
de liberación, ya que como bien es sabido, nadie da lo que no posee.
Fuentes

 MORA ACOSTA, Ferney, Vida y Obra de Raúl Vidales, Colombia, Revista Estudios
Universitarios, 1999, en:
http://revistas.udenar.edu.co/index.php/rceilat/article/view/3780/4477, consultado el
04 de junio del 2018.
 MORA ACOSTA Ferney, La producción filosófico-teológica de Raúl Vidales Delgado,
Editorial Académica Española, 2012, pp. 142.
 VIDALES Raúl, Desde la tradición de los pobres, México, Ediciones crt, 1978, pp.
268.
 GALILEA Segundo, Raúl Vidales, Cristología y pastoral popular, Bogotá, Ediciones
Paulinas, 1974, pp. 105.

Potrebbero piacerti anche