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TERAPIAS DE

TERCERA GENERACIÓN
Terapia Conductual Dialéctica Para
El Trastorno De Personalidad Límite
 ÍNDICE

1. Reseña Lenguaje y Comportamiento gobernado por reglas.

2. Reseña El Trastorno de evitación experiencial y características y evidencia empírica.

Glosario de Términos

Referencias

2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Desarrollo temático

A continuación, se presenta dos reseñas críticas:

 La primera, corresponde al capítulo 2: Lenguaje y comportamiento gobernado por reglas,


del libro Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), de Kelly Wilson y Carmen Luciano
(2002)
 La segunda, corresponde a los capítulos 3 y 4: El trastorno de Evitación experiencial y
Características y evidencia empírica. El trastorno de Evitación experiencial y Características
y evidencia empírica

1. Reseña Lenguaje y comportamiento gobernado por reglas.


Wilson, K., & Luciano, C. (2002). Capítulo 2. Lenguaje y comportamiento gobernado por reglas. En: Terapia de
aceptación y compromiso (ACT). Madrid: Ediciones Pirámide

“Todo lo que nos rodea es verbal

Incluyendo el concepto de “lo que nos rodea”.

(Wilson y Luciano, 2002)

El libro Terapia de aceptación y compromiso está dirigido a psicólogos clínicos y sus


fundamentos conceptuales están enmarcados dentro de los modelos empírico analíticos, en
especial el conductismo radical. Los alcances del capítulo escogido están relacionados con la
posibilidad de contextualizar al lector frente a la aproximación del conductismo radical y la
Teoría de Marcos Relacionales con la comprensión de la conducta verbal y el comportamiento
gobernado por reglas. El texto está estructurado de manera tal que permite adquirir los
conceptos básicos y generales, orientando al lector hacia la especificidad y profundidad del
tema a desarrollar.

De acuerdo con lo propuesto por Wilson y Luciano (2002), por razones evolutivas
(supervivencia), la especie humana ha desarrollado el lenguaje, permitiéndonos anticipar
potenciales eventos negativos y reaccionar de manera preventiva a situaciones potencialmente
peligrosas. Esta herramienta adaptativa puede también llevarnos a responder constantemente a
posibles alarmas falsas, que pueden o no llegar a ser problemáticas.

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La flexibilidad del lenguaje es un atributo fundamental en un medio ambiente cambiante, que
nos permite responder distintamente a los diferentes sentidos de las palabras en sus contextos,
logrando discriminar entre una alerta de posible peligro y un comentario asociado a una
situación similar que no denota riesgo alguno. Lograr discriminar estás posibilidades del
lenguaje, nos permite no asumir ni responder ante lo pensado o dicho en un momento dado de
manera ontológica.

Esta mirada de Wilson y Luciano nos enmarca dentro de un contexto en el cual, el lenguaje tiene
atributos de adaptabilidad y por ende de supervivencia, pero en ocasiones estas propiedades
pueden llevarnos a responder ante un pensamiento como si estuviéramos ante un hecho.

El lenguaje es una actividad simbólica y abstracta de eventos, cuya función (la establecida ante
estos eventos o estímulos) es posible relacionarla con otros estímulos o eventos. Un ejemplo de
ello está reflejado en la determinación de un hablante y un oyente, cuya relación es arbitraria o
convencional y circunscrita en la comunidad verbal de cada individuo.

De lo anterior, se desprende el carácter ideográfico de la evaluación en un caso dado, ya que


conocer la historia de alguien repercute en conocer las relaciones establecidas entre palabras,
objetos, situaciones y los modos de responder ante estos. Por ello, el aprendizaje del lenguaje
conlleva a que las cosas, eventos, palabras con las que interactuamos no determinen
directamente el comportamiento, ya que pueden venir en la historia personal con un cierto
cúmulo de funciones que están circunscritas en lo denominado como marcos de relación. Es así,
como un individuo dado puede responder ante nuevas situaciones o eventos como si tuvieran
propiedades reforzantes o aversivas, sin necesidad de aplicación directa de contingencias.

En esta mirada claramente se delimita cómo ante cierto tipo de situaciones no se requiere el
contacto directo de la contingencia para que un evento o estímulo adquiera funciones, sino que
el lenguaje permitiría este interjuego de funciones.

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Otro aspecto relevante dentro del planteamiento de Wilson y Luciano es considerar que no hay
una causalidad lineal o mecánica entre lo que sentimos, pensamos o hacemos; ya que las
relaciones que se establecen entre estos comportamientos son arbitrarias y se adquieren en la
historia individual. Este punto de vista es revolucionario en el sentido que modifica la visión de
causalidad, que a lo largo de la historia de la filosofía y la psicología se ha considerado como
representaciones de mente, alma, Ruaghj, cognición o sistema de procesamiento de
información, ceñidos en una explicación causa efecto y que ha redundado en la reificación o
sustantivación.

Por otra parte, dando continuidad a lo planteado dentro de una búsqueda a profundidad o de
raíz de las causas del comportamiento, es importante delimitar las formas de aprendizaje
humano, por contingencias y saber por reglas. En el primero, por contacto directo con las
contingencias, la experiencia directa con estímulos o eventos permiten que éstos adquieran
funciones psicológicas.

Por su parte, el saber por reglas se da cuando los eventos o las cosas adquieren funciones,
gracias a las relaciones simbólicas con otros eventos, dependiendo de la historia individual de
cada cual. Esto retroalimenta lo planteado anteriormente, hasta el punto de que no se
interactúa con los objetos por los objetos mismos, sino que se interactúa con ellos por las
propiedades que son dadas por nuestra comunidad verbal.

En este orden de ideas, circunscribiéndonos dentro del contextualismo y el conductismo radical,


podríamos referirnos a que una operante se considera como una clase de respuestas definidas
funcionalmente, donde los miembros de la clase difieren entre sí, pero la conforman debido a
que la contingencia opera sobre ellos de la misma manera. No obstante, al referirnos a un
marco relacional, entendemos que es un patrón particular de respuesta contextualmente
controlada y arbitrariamente aplicable, que tendrían ciertas características: (1) establecida por
reforzamiento diferencial de tipos de respuesta, (2) dada en presencia de ciertas claves
contextuales, (3) las cuales, son abstraídas funcionalmente –donde los estímulos o las
respuestas cambian- y (4) cuyo patrón aparece por la presencia de múltiples ejemplos.

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Si un individuo verbal responde ante una situación es probable que no lo haga frente a las
características topográficas de los estímulos como tal, sino a las claves contextuales que se han
constituido a lo largo de la historia, es decir, responde enmarcando los eventos relacionalmente.

Es interesante señalar cómo las relaciones entre estímulos pueden plantearse en términos de
equivalencia, ya sea reflexividad, simetría y transitividad; sin embargo, dentro de la teoría de
Marcos relacionales fue necesario modificar este tipo de relaciones y la forma de referirse a
ellas. El cambio está dado por vinculación mutua o bidirección, vinculación combinatoria y
transformación de las funciones del estímulo. Vinculación mutua se refiere a que si A se
relaciona con B, entonces B se relaciona con A; vinculación combinatoria se refiere a que, si en
dadas condiciones, A y B se relacionan como equivalentes, B se relaciona con C y C con D, se
derivaran relaciones indirectas en A, B, C y D. La transformación de las funciones del estímulo
corresponde al resultado de una función dada a un elemento del marco relacional, y dicho
marco indicaría la dirección de la función derivada.

Dentro de los principales marcos relacionales, encontramos:

 El marco o familia de las relaciones de coordinación que implica igualdad, similitud o


identidad
 El marco de relaciones de oposición
 El marco de distinción, el cual se diferencia al de oposición, en cuanto se responde a un
evento en términos de sus diferencias con otro en alguna dimensión, sin que
necesariamente sea en oposición.
 El marco de relaciones de comparación, basado en las diferencias entre eventos sobre la
base de alguna de sus dimensiones.
 El marco de relaciones jerárquica, que establece una relación entre componentes o
atributos.
 El marco de relaciones temporales.
 El marco de relaciones espaciales.
 El marco de relaciones de condicionalidad y de causalidad.
 El marco de relaciones deictic como la perspectiva del hablante.

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Estos fundamentos permiten establecer implicaciones del aprendizaje relacional en el
autoconocimiento y la formación de las dimensiones del yo y del mí mismo. Dentro de estos
apartados, se incluyen discusiones pertinentes a lo que se considera como el yo conceptual, el
yo como un proceso verbal y el yo como contexto. Adicionalmente, nos refieren un análisis
relacionado con el pliance y el tracking.

Al final del texto se realizan algunas consideraciones relacionadas con las formas de alterar o
cambiar las relaciones verbales. Se discuten algunos aspectos vinculados con el tipo de
relaciones que se enmarcan dentro de la Teoría de los Marcos Relacionales y a cómo las
relaciones verbales se mantienen con poca dependencia del medio ambiente.

Al revisar este texto es interesante encontrar la manera en que la aproximación del


conductismo radical y de la Teoría de los Marcos Relacionales difiere tajantemente de las
explicaciones conductistas mediacionales, tanto en la mirada mecanicista versus la
contextualista (desde la clasificación de las hipótesis del mundo, según Pepper), como desde
otro tipo de aproximaciones que no se circunscriben a las llamadas hipótesis del mundo. Es más,
al suministrar una explicación más contextualista de las funciones del lenguaje en la especie
humana, su valor adaptativo, la inclusión de respuestas “cognitivas” y la forma en que estas
podrían explicarse como una respuesta más que como una entidad que gobierna las otras
conductas, permite delimitar y dar explicación a un amplio rango de conductas, que no se
modifican tan fácilmente en un contacto directo con las contingencias.

Un tema que considero de gran importancia, para darle secuencia a lo buscado por los autores
en el libro general, son las bases teóricas y el entendimiento de las mismas a la hora de dar
explicación (predicción y control) de los comportamientos de una persona que acude a solicitar
ayuda. Quizá, en algún momento del capítulo, la cantidad de información va a un ritmo tal que
el in crescendo da un salto abrupto asumiendo que el lector tiene control total sobre la teoría y
el nivel explicativo de la misma, aunque, podría ser confuso.

En conclusión, en la formación de psicólogos clínicos dentro de los denominados modelos


empírico-analíticos, es fundamental un abordaje de las llamadas terapias de tercera generación.
Una de las más representativas corresponde a la Terapia de Aceptación y Compromiso.

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Para poder sentar las bases relacionadas con el entendimiento de estos planteamientos
terapéuticos es necesario conocer las bases teóricas, las cuales fundamentan el actuar del
clínico en este tipo de escenarios. Lo presentado en el capítulo, por parte de Wilson y Luciano,
permite aclarar las bases conceptuales de la aproximación y enmarcar las explicaciones básicas
dentro de las tareas propias del clínico en la búsqueda de información que corresponda a la
implementación de esta terapia.

2.Reseña El trastorno de evitación experiencial y características y evidencia empírica.

Wilson, K., & Luciano, C. (2002). Capítulo 3 y 4. El trastorno de evitación experiencial y


características y evidencia empírica. En: Terapia de aceptación y compromiso (ACT). Madrid:
Ediciones Pirámide

“La evitación experiencial no es un fenómeno intrínsecamente patológico.

Lo es cuando acaba limitando lo que la persona quiere hacer con su vida”.

(Wilson y Luciano, 2002)

Los alcances de los capítulos reseñados aquí están relacionados con la posibilidad de enmarcar,
dentro de una explicación funcional, lo que podría denominarse como Evitación Experiencial, así
como los supuestos y directrices generales en la aplicación de la Terapia de Aceptación y
Compromiso.

De acuerdo con lo propuesto por Wilson y Luciano (2002), las personas incurren en una serie de
comportamientos direccionados a evitar el sufrimiento, ya que la ausencia del malestar se
configura como pilar de su bienestar o piedra angular para poder estar en la vida luchando por
lo que se quiere lograr hacer.

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Cuando estos comportamientos de evitación son los que cotidianamente asume una persona
como estrategia de lidiar con sus propios eventos privados, se vivencia intentos de solución a un
problema, con el resultado paradójico de que el problema es lo que se cree como solución.

Lo problemático no necesariamente es la evitación como tal, sino el grado de interferencia de


esta con el logro de los objetivos, en otras palabras, el desajuste entre lo que se hace, lo que se
obtiene y lo que se aspira lograr, de acuerdo a lo que cada cual considere como valioso. En
definitiva, la evitación es un problema en la medida en que a) lo que hago (evitar) va en
contravía de lo que quiero lograr, b) intento controlar algo que no es susceptible de serlo y c)
cuando mis intentos de evitación resultan, no obstante, estos se convierten en un problema
adicional.

Otro aspecto interesante planteado en el denominado Trastorno de Evitación Experiencial (TEE),


es el que integra el conjunto de “problemas” que pueden presentar la mayoría de las personas
con un diagnóstico en su “salud mental”. La clave del asunto está en la búsqueda de relaciones
funcionales de los comportamientos versus el análisis topográfico, nosológico o sintomático de
lo que presentan las personas.

En relación con la dimensión crítica con diferentes aproximaciones terapéuticas, el TEE se


consolida como una mirada sustentada desde el Contextualismo y los avances en la teoría de los
Marcos Relacionales, que incorpora la aceptación como uno de sus pilares; ergo aquellos
enfoques terapéuticos que se direccionan hacia el cambio, modificación o eliminación de
eventos privados, los cuales no son compatibles con los supuestos de la ACT. Esta
incompatibilidad se complementa en la ineficacia evidenciada empíricamente en los intentos de
supresión de pensamientos y en el círculo vicioso que se configura con las denominadas
“razones”, las cuales, justifican en las personas las actuaciones que van en contravía o limitan la
consecución de lo que consideran valioso.

Por su parte, la psicopatología del TEE se fundamenta en su naturaleza verbal, relacionada con
que la persona tiene un plan consciente que considera valioso para evitar o eliminar sus eventos
privados, y estos eventos privados tienen funciones verbales y hacen parte del problema (no se
consideran la causa).

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Adicionalmente, los contextos verbales y los tipos de regulación verbal problemáticos
corresponden a la literalidad (pérdida de la distinción entre las palabras y sus referentes,
llegando a ser funcionalmente equivalentes), la valoración (fusionar la valoración de un evento
con el evento mismo), las razones (mantenimiento y justificación de lo que se hace con base en
las “buenas razones”), y el control de la emoción y la cognición. Por último, en la psicopatología
del TEE, se evidencian las clases de regulación verbal inefectiva (pliance, tracking y augmenting).

Del mismo modo, los autores, en el capítulo 4, características y evidencia empírica, plantean
cómo en la ACT se trabaja en función de los valores personales, lo que fundamenta el cambio
conductual a través del cambio del contexto verbal, no de la modificación de los contenidos de
estos. Fundamentados en esta premisa, es importante el componente de aceptación de los
eventos privados, no como algo a controlar o eliminar, sino como un resultado de la historia
personal y parte de la vida. Es así como los clientes entran en terapia reflejando los contextos
verbales de FEER (F literalidad, E valoración, E evitación y R razones). Por lo tanto, ACT se
asienta en premisas relacionadas con valores y en la aceptación del sufrimiento.

En concordancia con lo anteriormente expuesto, los objetivos de la ACT se centran en la


clarificación de valores, la aceptación de eventos privados y el fortalecimiento del yo como
contexto. Los métodos sugeridos son las metáforas, las paradojas y los ejercicios experienciales.

Uno de los campos que requiere mayor investigación y sustento es la evaluación congruente
con la ACT, tanto en un comienzo como durante el proceso. Los autores sugieren no utilizar los
métodos validados y estandarizados dentro de un modelo ideográfico y explican cómo, desde la
perspectiva de la ACT, aquellos instrumentos de evaluación sustentados en clasificaciones
diagnósticas o sindromáticas pueden tener riesgos para los clientes.

Por último, se describen algunas características de los clientes que se ajustan a la ACT y su
utilización como una forma de psicoterapia estrictamente hablando. Se dan directrices
generales de evaluación y se plantea la evidencia empírica de este modelo.

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Es interesante revisar lo planteado en el texto de Wilson y Luciano, relacionado con la ACT, ya
que permite llevar un hilvanaje acorde a los planteamientos, donde se sustenta la evidencia
empírica relacionada con la misma y los planteamientos pertinentes a lo que podría
denominarse “diagnóstico” y principales directrices de evaluación e intervención.

De acuerdo con lo que planteé en la reseña anterior, la ATC continúa brindando herramientas
conceptuales y metodológicas para sembrar la semilla de la inquietud o curiosidad en relación,
en congruencia o no, con “la cosmovisión” sobre este tipo de intervención, conceptualizada en
una mirada contextualista y fundamentada en el desarrollo por Skinner en Conducta Verbal, los
aportes de Sidman en Equivalencia de estímulos y los ulteriores desarrollos de la Teoría del
Marco Relacional.

Glosario de términos

Evitación Experiencial: La evitación experiencial consiste en tatar de evitar tus propias


experiencias internas (pensamientos, sentimientos, recuerdos, sensaciones corporales…) incluso
aunque el hecho de hacerlo te acabe causando problemas. Se trata de experiencias que, en
principio, resultan dolorosas o perturbadoras, pero cuya evitación, aunque te aporte alivio a
corto plazo, te acaba perjudicando a largo plazo. Por ejemplo, la persona que evita ir a una
fiesta a la que desearía ir, debido al malestar que le produce su ansiedad social; o bien, la
persona que evita hacer ejercicio porque le resulta pesado y frustrante. En realidad, lo que está
evitando no es hacer ejercicio, sino el sentimiento de frustración que eso le produce. Y la
persona con ansiedad social que no acude a esa fiesta no lo hace para evitar la fiesta en sí
misma, sino que es la experiencia de sentir ansiedad la que desea evitar.

Conducta gobernada por reglas: “La conducta no siempre es moldeada y mantenida por las
contingencias, puede estar gobernada por reglas” (Skinner, 1983, p.283). Skinner por primera
vez se refirió a lo que mas tarde se llamaría la conducta gobernada por reglas durante las
Conferencias William James que ofreció sobre conducta verbal en 1947, que mas tarde se
publicarían como el libro Verbal Behavior (1957). Skinner no se refirió específicamente a un
proceso conocido como “conducta gobernada por reglas” hasta 1969, cuando definió las reglas
como estímulos que especificaban contingencias.

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El afirmaba que tales estímulos especificadores de contingencias funcionaban “como estímulos
discriminativos, los cuales eran efectivos como parte de un conjunto de contingencias de
reforzamiento. Tendemos a seguir reglas, decía, debido a que nuestra conducta previa en
respuesta a estímulos verbales similares ha sido reforzada” (p.148).

Teoría Del Marco Relacional (RFT): es una aproximación psicológica explícita sobre el lenguaje
humano y la cognición. Surge de la idea de que las relaciones de estímulos derivadas son un
comportamiento aprendido.

Referencias

Luciano, M.C. y Valdivia, M. (2006). Terapia de aceptación y compromiso. Fundamentos,


características y evidencia. Papeles del Psicólogo, 27 (2), 79-91.

Paéz, M, Gutiérrez, O., Valdivia, S. y Luciano, C. (2006) Terapia de Aceptación y Compromiso


(ACT) y la importancia del os valores personales en el contexto de la terapia psicológica.
International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 6 (1): 1-20.

Wilson, K y Luciano, C. (2002) Terapia de aceptación y compromiso (ACT). Un tratamiento


conductual orientado a los valores. España: Pirámide.

Remisión a fuentes complementarias

Barnes-Holmes, D. (S.F.) Relational Frame Theory: Una aproximación conductual moderna al


lenguaje humano y la cognición. Worshop online.

Kohlenberg, R.J., Tsai, M., Ferro, R., Valero, L., Fernández-Parra, A., y Virués-Ortega, J. (2005).
Psicoterapia Analítico-Funcional y Terapia de Aceptación y Compromiso: teoría, aplicaciones y
continuidad con el análisis del comportamiento. International Journal of Clinical and Health
Psychology, 5 (2), 349-371.

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