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Las Tazas de Té de Juan Gris es una de las obras donde el artista español mejor ha plasmado

los principios de la estética cubista de la que resultó ser uno de los máximos representante
junto con figuras tan importantes como Braque o Picasso.

José Victoriano González-Pérez (1887 – 1927) adquirió el nombre de Juan Gris en su faceta
artística. Nacido en Madrid el artista contó con el apoyo de su familia, que pertenecía a la clase
media-alta, para llevar a cabo su carrera; desde muy joven entró en el taller del artista
madrileño José Moreno Carbonero y comenzó a realizar ilustraciones para algunas
publicaciones de la época. Sin duda el año que cambiará su vida será en 1906, cuando el artista
decide trasladarse a Paris; se muda al barrio artístico de Montmatre y conoce a algunas de las
figuras que más influirán en su carrera como a su compatriota Pablo Picasso.

En torno a 1910 comenzarán sus primeras experiencias cubistas aunque esta fase no la
desarrollará plenamente hasta algunos años después. Precisamente Las Tazas de Té es una de
esas obras en las que la estética cubista adquiere su sentido más purista; se trata de un collage
que el artista realizó en 1914 y que ha atravesado numerosas vicisitudes.

La obra fue confiscada a la Galería Kahnweiler tras la Primera Guerra Mundial y vendida en una
subasta en el Hotel Drouot en 1923. Allí fue adquirida por Paul Eouard pero en pocos años el
collage cambió varias veces de dueño hasta que en los años sesenta fue adquirido por la
Kunstmmlung Norheim de Düsseldorf donde se conserva en la actualidad.

La técnica del collage es la que predomina en toda la composición, de hecho tan sólo unos
pocos elementos –aquellos que aparecen en blanco o negro- han sido realizados en lienzo. La
composición es completamente cubista y muy armónica: el artista se ha preocupado de cuidar
las proporciones matemáticas basándose, sobretodo, en la proporción aurea.

En la obra de Juan Gris son apreciables algunos elementos como las tazas, una botella, algunos
vasos o una pipa de fumar; el resto del collage parece ocuparlo elementos de carácter
arquitectónico que se funden entre sí como por ejemplo unas escaleras. La visión que el artista
otorga a cada elemento es distinta jugando una y otra vez con el punto de vista del espectador
o con la perspectiva del objeto.

El artista –siguiendo los principios de la estética cubista- relega la composición cromática a un


segundo plano ya que para él lo que verdaderamente adquiere importancia es la composición
del objeto a través de planos geométricos. EL color, tan sólo se presenta como un añadido que,
después, permite otorgar más vida a la representación; algo típico del cubismo analítico.

Juan Gris ha sido uno de los pocos artistas cuyas convicciones estilísticas siguieron firmes a lo
largo de los años, así mientras Picasso evolucionaba a formas más figurativas, el madrileño se
mantuvo fiel a la estética cubista y tan sólo se aprecia en sus obras un mayor impulso del color.

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