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Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos

John Gay Rodríguez,1 Alejandrina Cabrera Hernández,2 Marilia Calderín Vázquez,3


Armando Rodríguez Suárez,4 María Caridad Romero Iglesias5 y María de los A. Sánchez
Estévez6

1.m uoctor en Ciencias Médicas. Investigador Titular. Profesor Titular.


2.m uoctora en Ciencias Médicas. Investigadora Titular.
3.m Especialista en Medicina General Integral.
4.m Licenciado en Bioquímica. Investigador Auxiliar.
5.m uietista.
6.m Auxiliar Técnico de Investigación.

d  

Con el objetivo de evaluar la alimentación y conocer la frecuencia de anemia en un grupo


de escolares de primaria aparentemente sanos en el municipio Plaza de la Revolución,
Ciudad de La Habana, se les hizo una encuesta dietética por registro de consumo de
alimentos durante 3 d a 158 niños y se les determinó la concentración de hemoglobina a
294 niños. Más de la mitad de los niños no consumió carne de ave, pescado, hortalizas ni
frutas cítricas. Los nutrientes más deficientes en la dieta fueron vitamina A, vitamina C,
cinc y hierro. El almuerzo de los escolares externos mostró valores de medias más altos
para proteínas, grasas y la mayor parte de las vitaminas y minerales que el de los
seminternos, con excepción de la riboflavina y el calcio, en los cuales fue a la inversa. Los
niños de 5,0 a 5,9 años de uno u otro sexos tuvieron concentraciones de hemoglobina más
bajas que los de 6 años en adelante. El 12,9 % de los niños presentó valores de
hemoglobina indicativos de anemia probable. La concentración media de hemoglobina
disminuyó en las niñas de 11,0 a 11,9 años en comparación con las de 10,0 a 10,9 años pero
no en los varones, lo cual pudiera estar asociado con una ingesta insuficiente de hierro en el
período de aceleración del crecimiento corporal. Esto sugiere la pertinencia de considerar a
las niñas mayores de 11,0 años de edad como un grupo de riesgo para la prevención y
control de la anemia.

uescriptores ueCS  HEMOGLOBINAS/análisis; CONSUMO uE ALIMENTOS;


ANEMIAS NUTRICIONALES/epidemiología; HABITOS ALIMENTARIOS;
ENCUESTAS SOBRE uIETAS.

OdO 

La alimentación de los niños en edad escolar tiene gran importancia para el desarrollo
económico y social de una comunidad. Un déficit de alimentos, aunque sea temporal, puede
tener consecuencias adversas. Una nutrición inadecuada afecta el bienestar y suele
asociarse a un fracaso educacional entre niños depauperados.1
La edad escolar se caracteriza por un crecimiento intenso, incremento del esqueleto óseo y
del tejido muscular, cambios metabólicos, actividad de los sistemas endocrino, nervioso,
cardiovascular y otros, lo cual se manifiesta en una aceleración del desarrollo físico y una
maduración sexual más temprana.

El proceso intensivo de crecimiento, la tensión intelectual generada por la complejidad


gradual de los programas docentes y el creciente flujo de información, así como la práctica
de educación física y deportes hacen que se debe prestar atención especial a la alimentación
escolar.2 Para garantizar estos procesos es imprescindible suministrar al escolar una dieta
suficiente en energía y nutrientes.

Una de las sustancias nutritivas usualmente deficitarias en la alimentación de la población


cubana es el hierro.3 No sólo es a menudo escasa la ingesta total de hierro sino también la
de hierro hem y de ácido ascórbico, lo que determina, entre otros factores, una baja
disponibilidad del hierro ingerido. La deficiencia de hierro es la causa principal de anemia
nutricional, le sigue en orden de frecuencia la deficiencia de folato.

Los objetivos de este trabajo fueron evaluar la alimentación y conocer la frecuencia de


anemia en un grupo de niños en edad escolar aparentemente sanos.

 

El estudio se realizó en la Escuela Primaria "José A. Echeverría", Plaza de la Revolución,


Ciudad de La Habana.

Se informó con antelación a los padres sobre los objetivos del estudio, los métodos a
utilizar y se les solicitó su anuencia y colaboración.

La dieta se evaluó por el método del registro de alimentos consumidos durante 3 d. Los
padres fueron instruidos sobre la forma de anotar el consumo de alimentos por los niños en
el formulario correspondiente.

Para estimar el consumo de alimentos en el almuerzo de los escolares seminternos se


pesaron los alimentos servidos en 5 bandejas, con el objetivo de calcular la media del peso
de cada ración. Al terminar de almorzar cada niño, se pesaron las cantidades residuales de
cada alimento en la bandeja. Una vez recolectados los datos primarios, las cantidades
ingeridas de cada alimento fueron calculadas por la diferencia entre el peso promedio de la
ración ofrecida y el peso de la parte no consumida.

Por medio del sistema de programas VAu,4 se calculó la ingesta per cápita de alimentos
agrupados genéricamente, la ingesta de energía y nutrientes y los porcentajes de
adecuación, o sea, la relación entre la ingestión de cada nutriente y la cantidad
recomendada para la población cubana.5

Para las extracciones de muestras de sangre venosa se tomaron los niños registrados en 2
aulas de cada grado.
La concentración de hemoglobina en sangre venosa se determinó por el método de
cianometahemoglobina.6 Las muestras de sangre se extrajeron con jeringuillas y agujas
desechables. Se utilizó ácido etilendiamino tetracético como anticoagulante.

Como criterio de anemia probable se tomaron los valores recomendados por la OMS, o sea,
menos de 110 g/L para los niños de 5,0 a 5,9 años y menos que 120 g/L para los de 6,0 a
14,0 años de edad.7

Se calculó la distribución en percentiles de los valores individuales de ingesta de energía y


nutrientes en el almuerzo y en todo el día. La comparación de las medias de ingesta de los
alumnos internos y seminternos se hizo por la prueba t de Student.

En los niños de cada sexo se compararon los valores medios de hemoglobina según
intervalos de 1,0 años de edad por análisis de varianza (ANOVA), seguido de la prueba de
intervalos múltiples de uuncan.8

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c

Se evaluó la alimentación de 158 niños, de los cuales 70 eran alumnos externos y 88


seminternos.

Los alimentos consumidos por un mayor número de niños fueron  leche, pan, arroz,
leguminosas (frijoles o chícharos) y huevo. Más de la mitad de los niños no consumió carne
de ave, pescado, hortalizas ni frutas cítricas (tabla 1).

TABLA 1. Ingesta per cápita por día de alimentos por los niños. No. de niños: 158

Percentiles
Alimentos 10 25 50 75 90
Leche 122 262 484 655 834
Mantequilla 0 0 2 5 9
Carne de res 1 4 10 25 40
Otras carnes 0 3 6 30 58
rojas
Aves 0 0 0 18 55
Pescados 0 0 0 26 30
Huevos 0 17 22 48 63
Leguminosas 8 17 28 44 60
Oleaginosas 0 0 0 8 22
Arroz 26 35 49 64 77
Maíz 0 0 0 11 26
Harina de 54 76 104 133 163
trigo
Tubérculos, 0 0 25 75 107
raíces
feculentas y
plátano
Hortalizas, 0 0 0 1 52
conserva
Frutas 0 0 0 33 100
cítricas
Otras frutas 0 33 81 131 167
Frutas, 0 0 0 0 13
conserva
Aceite + 15 21 28 36 49
manteca
Azúcar 35 57 77 97 130
Nota  Cantidades expresadas en gramos de alimento crudo neto per cápita por día. Fuente  Escuela "José A.
Echeverría", municipio Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana, 1995.

La ingesta de energía y nutrientes arrojó valores ampliamente dispersos según los


percentiles (tabla 2).

TABLA 2. Ingesta per cápita por día de energía y nutrientes por los niños. No. de niños:
158

Percentiles
10 25 50 75 90
Energía 1 395 1 612 1 850 2 088 2 423
(kcal)
Proteína (g) 41 48 57 64 71
Proteína 14 23 30 36 42
animal (g)
Grasa (g) 36 45 56 71 87
Carbohidratos 194 234 276 322 374
(g)
Vitamina A 138 177 251 321 406
total (µg)
Retinol (µg) 83 121 183 240 295
Carotenos 182 260 363 545 731
(µg)
Tiamina (mg) 0,48 0,59 0,73 0,85 1,00
Riboflavina 0,61 0,87 1,09 1,32 1,51
(mg)
Piridoxina 0,79 0,98 1,18 1,40 1,67
(mg)
Folato (µg) 86 102 126 150 180
Vitamina C 8 14 23 38 63
(mg)
Calcio (mg) 307 457 639 833 989
Fósforo (mg) 622 762 937 1 066 1 207
Hierro (mg) 5,4 6,6 7,9 9,5 10,7
Cinc (mg) 4,5 5,8 7,0 8,2 9,5

Fuente  Escuela "José A. Echeverría", municipio Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana, 1995.

La comparación de las medias de ingesta de alimentos per cápita por día por los niños
externos y los seminternos mostró que los primeros ingirieron más cantidad de huevo,
hortalizas no foliáceas y aceite, mientras los segundos ingirieron más cantidad de harina de
trigo, harina de maíz y azúcar. No obstante, la evaluación en términos de energía y
nutrientes sólo reveló diferencias con respecto al total de carbohidratos, así como de
sacarosa y de polisacáridos.

Las proporciones de energía procedentes de proteínas y de grasas fueron mayores en la


dieta de los niños externos que en la de los seminternos; con respecto a los carbohidratos
fue a la inversa.

Los nutrientes más deficientes en la dieta fueron la vitamina A, la vitamina C, el cinc y el


hierro (tabla 3).

TABLA 3. uistribución porcentual de los niños según los porcentajes de adecuación de la


ingesta de energía y nutrientes. No. de niños: 158

Porcentajes de adecuación
<70 70<90 90<110 110<130 › 130 Total
Energía 7,6 25,9 39,9 20,9 5,7 100,0
Proteína 8,2 25,3 36,1 22,8 7,6 100,0
Vitamina A 86,7 9,5 2,5 0 1,3 100,0
Tiamina 19,6 23,4 28,5 18,4 10,1 100,0
Riboflavina 16,5 18,4 18,4 25,9 20,8 100,0
Piridoxina 38,6 28,5 20,3 10,1 2,5 100,0
Folato 27,2 31,6 24,7 10,2 6,3 100,0
Vitamina C 69,6 8,2 7,6 3,8 10,8 100,0
Calcio 39,2 26,6 16,5 10,1 7,6 100,0
Fósforo 8,2 17,1 19,6 27,9 27,2 100,0
Hierro 44,2 38,6 10,8 5,1 1,3 100,0
Cinc 60,7 29,1 8,9 1,3 0 100,0

Fuente  Escuela "José A. Echeverría", municipio Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana, 1995.

En el almuerzo los alimentos consumidos por un mayor número de niños fueron el arroz y
la harina de trigo (pan); más de las tres cuartas partes de los niños no comieron carne de ave
ni pescado. Más de la mitad de los niños no consumió huevo, tubérculos, raíces feculentas o
plátano, ni harina de maíz, y ninguno consumió hortalizas ni frutas cítricas.

Las medias de ingesta de carnes rojas (excluyendo la de res), aves, pescados, leguminosas,
tubérculos, raíces feculentas y plátano, frutas no cítricas y aceite o manteca fueron más
altas en el almuerzo de los alumnos externos, mientras que las medias de leche, harina de
trigo, harina de maíz y azúcar fueron más altas en el de los seminternos (tabla 4).

TABLA 4. Ingesta de alimentos en almuerzo por los alumnos externos y los seminternos

Alumnos
Externos Seminternos
No. = 70 No. = 88 p
Leche 46,8±8,8 122,4±7,1 <0,001
Carne de res 6,9±1,6 8,8±1,0 0,305
Otras carnes 7,5±1,9 3,0±0,2 0,012
rojas
Aves 5,2±1,4 1,3±0,3 0,003
Pescados 3,6±1,1 1,0±0,5 0,025
Huevos 17,7±2,0 1,4±0,6 <0,001
Leguminosas 17,7±1,9 8,7±0,8 <0,001
Arroz 23,2±1,7 20,0±1,3 0,139
Maíz 1,4±0,6 7,1±1,2 <0,001
Harina de trigo 10,8±1,7 26,7±1,5 <0,001
Tubérculos, 23,9±3,8 8,0±1,8 <0,001
raíces feculentas
y plátanos
Hortalizas 0,6±0,3 0 -
foliáceas
Hortalizas no 0,9±0,4 0,3±0,3 0,184
foliáceas
Hortalizas en 5,8±3,7 0 -
conserva
Frutas cítricas 4,6±2,8 0 -
Otras frutas 34,8±4,7 20,0±2,4 0,004
Aceite + 10,7±0,9 8,4±0,4 0,015
manteca
Azúcar 4,7±0,8 13,3±1,8 <0,001
Nota  Cantidades expresadas en gramos de alimento crudo neto per cápita por día. Media ± error típico.
Fuente  Escuela "José A. Echeverría", municipio Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana, 1995.

El almuerzo de los escolares externos mostró valores de medias más altos para proteínas,
grasas y la mayor parte de las vitaminas y minerales con excepción de la riboflavina y el
calcio, en los cuales fue a la inversa (tabla 5).

TABLA 5. Ingesta per cápita de energía y nutrientes por los niños externos y los
seminternos en el almuerzo

Externos Seminternos
No. = 70 No. = 88 p
Energía (kcal) 450±18 450±17 0,999
Proteína total (g) 15,8±0,7 13,4±0,6 0,010
Proteína animal 7,8±0,5 6,9±0,4 0,150
(g)
Grasa (g) 17,3±1,2 14,3±0,5 0,018
Carbohidratos 57,3±2,7 66,4±2,9 0,026
(g)
Vitamina A (µg) 60,9±5,6 53,6±2,9 0,220
Retinol (µg) 35,7±3,4 43,4±2,4 0,061
Carotenos (µg) 152±17 62±4 <0,001
Tiamina (mg) 0,22±0,01 0,15±0,01 <0,001
Riboflavina 0,24±0,01 0,27±0,01 <0,001
Piridoxina (mg) 0,40±0,03 0,29±0,01 <0,001
Folato (µg) 41,5±2,5 28,9±1,1 <0,001
Vitamina C (mg) 9,3±1,4 3,7±0,4 <0,001
Calcio (mg) 91±8 153±8 <0,001
Fósforo (mg) 229±10 223±9 0,672
Hierro (mg) 2,8±0,1 1,9±0,1 <0,001
Cinc (mg) 2,2±0,1 1,9±0,1 0,039

Nota  Media ± error típico.


Fuente  Escuela "José A. Echeverría", municipio Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana, 1995.

Las concentraciones de hemoglobina se determinaron en 294 niños.

Tres de los 19 niños de 5 a 5,9 años de edad tenían valores de hemoglobina menores que
110 g/L y el 12,7 % de los 275 niños de 6 o más años de edad tenía valores menores que
120 g/L. Por tanto, 38 de los 294 alumnos examinados, o sea, el 12,9 %, presentaron
concentraciones de hemoglobina indicativas de anemia probable.7

En cada sexo las medias de hemoglobina de los individuos de 5 a 5,9 años fueron más bajas
que las de los niños de 6 años y más, agrupados en intervalos de un año de edad. Sin
embargo, en las niñas de 11 a 11,9 años la media de hemoglobina disminuyó en compara-
ción con las de las edades precedentes (p < 0,05) (tabla 6).
TABLA 6. Valores de las medias de hemoglobinas según sexo y edad

Sexo
Masculino Femenino
Edad Media ± ET No. Media ± ET No.
(años) (g/L) (g/L)
5<6 116,7±3,7 a 8 118,6±2,8 c 11
6<7 131,1±1,6 b 25 128,4±3,0 d 11
7<8 129,3±2,4 b 25 132,1±2,4 d 19
8<9 134,7±2,6 b 18 134,0±1,9 d 22
9<10 134,9±1,8 b 24 133,7±1,8 d 20
10<11 132,0±1,9 b 25 134,4±1,4 33
de
11<12 132,2±2,6 b 23 129,0±2,1 30
df

Nota  Para cada sexo las letras desiguales indican diferencias (p<0,05) entre grupos de edades.
Fuente  Escuela "José A. Echeverría", municipio Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana, 1995.

OO 

La dieta de la mayor parte de los niños estudiados se caracteriza por un estrecho surtido en
el que predominan 5 alimentos básicos que tradicionalmente han formado parte del patrón
alimentario cubano, 4 de los cuales -pan, arroz, leguminosas y huevos- se distribuyen a
precios subsidiados para toda la población por el sistema de racionamiento. El otro
alimento -leche- se distribuye por esta vía hasta la edad de 7 años a razón de un litro per
cápita diario, y a partir de esta edad y hasta los 13 años se sustituye por una cuota de yogur
de soya con una frecuencia irregular. Sin embargo, sólo una pequeña proporción de los
niños estudiados no ingiere leche en su casa diariamente, lo cual indica la prioridad que los
padres dan a este alimento para sus hijos aun cuando tengan que adquirirlo a un alto precio.

Llama la atención la poca presencia de las llamadas "viandas" -tubérculos, raíces feculentas
y plátano- a pesar de ser alimentos ampliamente gustados por la población cubana.

El consumo de frutas está representado sobre todo por el plátano y mucho menos por la
naranja, mientras las otras frutas y las hortalizas están prácticamente ausentes.

Los alimentos cárnicos se consumen en cantidades pequeñas o nulas por la mayor parte del
grupo de población estudiado; las mayores diferencias interindividuales se observan para
las carnes de cerdo y de ave, que se ofrecen a precios poco accesibles en el mercado
agropecuario. En cambio, el pescado, alimento subsidiado, se consume poco, tal vez por
poca aceptabilidad.

Un hallazgo no esperado es el consumo relativamente frecuente de alimentos fritos, que


contrasta con la pequeña cantidad de grasa distribuida por el comercio minorista racionado,
lo cual implica un desembolso apreciable para adquirir este producto a un precio elevado.
La grasa en la dieta mejora la absorción y la utilización del retinol y del beta-caroteno,9
efecto aun más importante cuando la dieta tiene bajo contenido de estas sustancias
nutritivas.

Es alto el consumo de azúcar, que a nivel de la mediana aporta el 16 % de la ingesta de


energía. Esta fuente de "calorías vacías", a menudo en forma de refrescos, representa un
intento por cubrir los requerimientos energéticos por una vía económica y apetecible pero
puede ser factor de una dieta desbalanceada.

En la alimentación de los niños del presente estudio a nivel de la mediana predominan


contenidos bajos de casi todos los minerales y las vitaminas, pero no así de energía,
proteínas, grasas y carbohidratos. En otras palabras, la dieta tiene baja densidad de
micronutrientes. Este patrón dietético se ha informado en niños de edad escolar.10

La vitamina A aparece como el nutriente más deficitario en la dieta de los alumnos


estudiados y esto concuerda con los resultados del Sistema Nacional de Vigilancia
Alimentaria y Nutricional. La carencia de esta vitamina se asocia con una menor resistencia
a las enfermedades infecciosas y un incremento de la mortalidad.11 Además, los
carotenoides pueden proteger las lipoproteínas plasmáticas de la oxidación, un proceso que
contribuye a la aterogénesis.12

El calcio, por su parte, es de gran importancia en el proceso de construcción del tejido óseo
en cualquier edad y sexo.13

Ciertas carencias subclínicas de vitaminas y minerales parecen tener consecuencias


psicológicas cuantificables. Los resultados de la prueba de inteligencia no verbal en niños
de edad escolar mostraron una mejoría del rendimiento intelectual después de haber
administrado un suplemento mineral y vitamínico durante 8 meses.14

El almuerzo de los escolares externos tiene el mismo valor energético que el de los
seminternos, lo cual sugiere que en ambos intervienen mecanismos fisiológicos de
regulación de la ingesta de energía y posiblemente tanto el uno como el otro satisfagan las
necesidades de energía correspondientes a ese período del día. Sin embargo, hay
importantes diferencias entre el almuerzo de uno y otro grupos, pues el de los externos
aporta mayores cantidades de proteína, grasa y casi todos los micronutrientes con
excepción de riboflavina y calcio, que se encuentran en mayor cantidad en el de los
seminternos; esto último es atribuible a la ración de un vaso de leche que se sirve
diariamente en el almuerzo escolar, mientras los alumnos que almuerzan en su casa no
suelen tomar leche en esta hora del día.

ue manera similar a como ocurre en otros lugares,15 el almuerzo escolar es deficiente en


micronutrientes.

A diferencia de lo observado en el almuerzo, la evaluación de la dieta de todo el día


muestra que las cantidades de alimentos y de energía y nutrientes difieren poco entre los
alumnos externos y los seminternos, pues las otras comidas del día tienden a compensar o
borrar las diferencias que tienen lugar en el almuerzo.

Tal como sucede en otros lugares del mundo, la deficiencia de hierro es el estado carencial
más frecuente en la población cubana.3
En el niño esta deficiencia puede provocar irritabilidad, apatía, trastornos de la
coordinación motora y del lenguaje, fácil fatigabilidad, falta de concentración mental, pobre
aprovechamiento escolar, anorexia, aumento de la susceptibilidad a las infecciones.16

En la deficiencia de hierro se distinguen 3 etapas  prelatente, latente y manifiesta. Esta


última se caracteriza por anemia, que se diagnostica mediante la determinación de la
concentración de hemoglobina, una prueba sencilla y económica.

Entre las causas de anemia, la deficiencia de hierro suele ser la más extendida en los países
en desarrollo y aun en los grupos desfavorecidos de los países desarrollados.

Se considera que la anemia es probable si la concentración de hemoglobina es menor que


110 g/L en los niños de 0,5 a 5,9 años o menor que 120 g/L en los de 6,0 a 14,0 años.7
Estos criterios pueden ser esquemáticos si se pretendiera aplicarlos rígidamente a
individuos, pero son útiles cuando se evalúan grupos de población.

Los niños de 5,0 a 5,9 años que hemos estudiado tienen concentraciones de hemoglobina
más bajas que los de 6 años en adelante; en la literatura17 se suele describir un incremento
gradual de los valores de hemoglobina según la edad, pero nosotros hemos hallado una
diferencia de más de 10 g/L al comparar las medias de los niños de 5,0 a 5,9 años con las de
6,0 a 6,9 años y con los de más edad. Este desnivel es mayor que el incremento fisiológico
esperado y pudiera deberse a una alimentación deficiente en los del grado prescolar, tal vez
por una adaptación insuficiente al ambiente de la escuela.

Otro hallazgo de interés es la disminución de la concentración media de hemoglobina en las


niñas de 11,0 a 11,9 años de edad en comparación con las de 10,0 a 10,9 años, pero no en
los varones.

La aceleración del crecimiento, particularmente durante los años de maduración sexual,


incrementa las necesidades de hierro del organismo, en primer lugar para la formación de
hemoglobina. uurante el año pico del "estirón" de la adolescencia, el peso corporal de los
muchachos aumenta alrededor de 10 kg y el de las muchachas alrededor de 9 kg.17 Según
Œanner,18 las curvas típicas de aumento de peso corporal comienzan su inflexión a los 11
años en las niñas y a los 12 años en los varones. En Cuba los varones mantienen un peso
superior a las niñas hasta los 10 años de edad, entonces éstas comienzan a tener más peso y
se mantiene así hasta los 14 años. El mayor incremento de peso ocurre en las niñas entre 11
y 13 años mientras en los niños tiene lugar entre 13 y 15 años.19

A partir de los 9 años las niñas en Cuba tienen mayor estatura que los niños, a los 13,4 años
la estatura se iguala en los 2 sexos y a partir de esa edad, los del sexo masculino son más
altos.19

El predominio transitorio de la estatura de las niñas entre 9 y 13 años se debe a que los
cambios puberales y el "estirón" de la adolescencia ocurren en ellas, aproximadamente, 2
años antes que en los varones.
Se estima que se necesita un incremento neto de alrededor de 300 mg de hierro para
mantener una concentración constante de hemoglobina en un volumen de sangre en
expansión; además, la concentración de hemoglobina también debe aumentar a esa edad.17

En cuanto a la maduración sexual en Cuba, el percentil 50 de edad de la menarquía era de


13,0 años. El 97 % de la muestra de la Investigación Nacional de Crecimiento y uesarrollo
aún no estaba menstruando a los 10,6 años de edad.19

Nuestros hallazgos sugieren que la disminución de la media de hemoglobina en las niñas de


11,0 a 11,9 años de edad en comparación con las de 10,0 a 10,9 años pudiera estar asociada
con una ingesta insuficiente de hierro en el período de aceleración del crecimiento corporal.
Esto indicaría la pertinencia de considerar a las niñas mayores de 11,0 años de edad como
un grupo de riesgo para la prevención y control de la anemia.

cd

Feeding habits were assessed and frequency of anemia was estimated in a seemingly
healthy group of primary school children in Plaza de la Revolución Municipality, Havana
City. A dietary survey by food consumption recording during 3 days was made to 158
children and hemoglobin concentration was determined in 294 children. More than half of
the children did not consume fowl meat, fish, vegetables or citrus. The most deficient
nutrients in the diet were vitamin A, vitamin C, zinc, and iron. The lunch of day school
children showed higher mean values for proteins, fats and most vitamins and minerals than
the lunch of semiboarders, except for riboflavin and calcium in which case it was
contrariwise. Children 5.0-5.9 years old from one or another sex had lower hemoglobin
concentrations than 6 year-old children or over. Hemoglobin values indicating probability
of anemia were found in 12.9 % of children. The mean concentration of hemoglobin
decreased in 11.0-11.9 year-old girls in comparison to 10.0-10.9 year-old girls, but not in
the case of boys; this could be associated with an insufficient iron intake within the
accelerating period of growth. All of this suggest that girls over 11.0 years of age must be
considered as a risk group for the prevention and control of anemia.

Subject headings  HEMOGLOBINS/analysis; FOOu CONSUMPTION; NUTRITIONAL


STATUS/epidemiology; FOOu HABITS; uIET SURVEYS.

d d Oc O
O d Oc

1.m 1.Brow JL, Sherman LP. Policy implications of new scientific knowledge. J Nutr 1995;125 (Suppl
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Recibido  5 de noviembre de 1996. Aprobado  19 de diciembre de 1996.

ur. John Gay Rodríguez. Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos. Infanta No.
1158, municipio Centro Habana, Ciudad de La Habana 10300, Cuba.

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