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David Ochoa Restrepo

Película Conducta y realidad educativa.

Conducta es una película cubana realizada por el director Ernesto Daranas y creada junto a
un grupo de estudiantes suyos de cine. En la película se puede, desde el primer momento,
evidenciar dos realidades: La primera, interna en la película, es un cierto aire a juventud, es
una película que exhala juventud y que no se siente en modo alguno como una creación
hecha desde arriba sino hecha junto con jóvenes y niños en diálogo con los mismos; la
segunda, externa a la película, es una Cuba empobrecida y atrasada, cuyas dinámicas
generan dos problemas principales: El primero es un ambiente difícil para el crecimiento de
los niños, y el segundo es un sistema educativo caduco y represivo.
La película se mueve principalmente es a través de dos personajes: La profesora Carmela y
Chala. Carmela es una docente con plena vocación y con la idea fundamental de que la
educación no se hace con violencia o con represiones, sino con el más puro amor, un amor
coordinado con la disciplina. Chala es un estudiante problemático, pero con un gran cariño
y admiración hacia Carmela, le da a ella un sentido de vida, y aunque pequeño tiene
bastante ímpetu y se sobrepone a sus problemas específicos -nada sencillos- como son una
madre drogadicta y prostituta, y una vida pobre en donde tiene que trabajar fuertemente con
animales para sobresalir y sobrevivir.
Aunque la película sea cubana y refleje problemas exclusivos de este país, no hay que
olvidar que los problemas propios de la pobreza son universales, así mismo como los
problemas propios de un sistema educativo problemático. En el caso de nuestro país ambas
realidades no nos ajenas, somos un país del tercer mundo con un altísimo índice de
desigualdad y pobreza, lo que hace que en las calles, no solo de pueblos y veredas, sino de
grandes ciudades como Medellín, Cali o Bogotá existen miles de Chalas. Niños con
problemas bastante adultos y que los hacen al mismo tiempo fuertes, pero también
necesitados de una guía y afecto. El sistema educativo no en todos los casos acoge a estos
niños tal como se debería, no es extraño encontrar profesores que -tal como ocurrió en la
película con la profesora sustituta- no hacen el ejercicio de amor con sus estudiantes y
marginan a aquellos que más necesitan ayuda.
A la mayoría de estudiantes de licenciatura y los maestros no nos son desconocidas las
palabras del maestro Estanislao Zuleta que rezan que la educación es un campo de combate,
y muchas veces tomamos esta frase como un lugar común o como palabras extrañas. Esta
película cubana es un recuerdo de aquellas palabras de Estanislao y una puesta en escena de
las mismas, un recordatorio de que el docente no es un burócrata ni un mero autómata que
dicta clases, sino que va a lo profundo del alma humana en su ejercicio, y esta misión
espiritual es la que debe impulsarlo cada día a realizar su labor, y en camino a ello no le
será poco común el tener que batallar contra el sistema o en el mejor de los casos el de
salirse un poco de él. El sistema educativo no es malo per se, pero todas las renovaciones
que necesita el sistema salen del aula, es decir, es el aula el que muestra los puntos en los
que el sistema se ha quedado anticuado, pero solo un docente con amor a su vocación al
estudiante y su trabajo, podrá oír este llamado al cambio. Esto se ve ahondado por un
sistema educativo organizado burocráticamente y por personajes políticos y no pedagogos,
además de circunstancias socioculturales problemáticas, lo que hace que los maestros que
se adentren en los campos educativos más complejos tengan que cumplir una labor
prometeica.
Como última reflexión es interesante rememorar cómo Chala no solo necesitaba de
Carmela, sino que Carmela necesitaba de Chala, de esta manera es conveniente recordar
que el maestro no es un salvador ajeno, sino que es una persona que por acto de amor se
dona a sí mismo, y al donarse a sí mismo genera una relación con el otro que no es
unilateral. El maestro es lo que es, y tiene su razón de ser en la existencia gracias a sus
alumnos, la donación de amor no es un acto de mera compasión o de salvación, sino un
ejercicio de transformación del docente y del estudiante, siendo estos mismos actos de amor
los que dotan de sentido no solo su trabajo sino su vida entera, ya que la docencia en tanto
vocación es un camino espiritual que tiene por objetivo sentar una manera de estar en el
mundo. Este sentido profundo de la docencia puede perderse en la burocracia o en la labor
inauténtica, tan común en nuestro medio, pero es justamente el medio problemático a nivel
de sistema y de escasez lo que hace necesario y deseable al maestro con vocación y
convicción espiritual.

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