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•• Guy Rosolato
Origen y causalidad
~Así, para J.-P. Valabrega, "El sentido del sujeto, su verdad, se encuentran en el 'mito
y en ninguna otra parte". Cf, Phontosme, mythe, corps et sens. Une théorie psycha-
nalytique de la connaissance, París, Payot, 1980, pp. 42 Y 52:
Los fantasmas originarios y sus mitos correspondientes 239
los padres, sobre las razones y el placer por los que es llevado a cabo.
y esta "generación" puede ascender, en un recorrido por el que se van
abriendo las filiaciones hasta perderse inexorablemente en el pasado.
Insistiré, pues, en la imposibilidad de observación de la escena pri-
mitiva, cuando se reconoce su anterioridad postulada con relación a la
vida del sujeto en función de esta causalidad sexual que busca un ori-
gen en los linajes mismos. En este caso lo desconocido es infranqueable,
ciertamente, en el sentido de asistir a la escena procreadora de los
padres para el niño que desciende hacia él o bien asciende hacia la
sucesión parental. Frente a esta imposibilidad, y por lo tanto frente a
lo desconocido en cuestión, durante el análisis se identifican ciertas
reacciones típicas.
Como ya he indicado, el propio fantasma puede ser objeto de repudio
o represión a causa de las prohibiciones. Pero otro modo de hacerlo
desaparecer consiste en rechazar a los padres: en la organización
narcisista, ser el producto del coito de éstos resulta inaceptable a menos
que una todopoderosa ilusión imagine haber vigile este coito en su
totalidad y hasta haberlo suscitado. Además del fantasma de autoen-
gendramiento, que se manifiesta sobre todo en el plano intelectual y
cultural, conocemos también las dos formas que adopta la novela
familiar (desde su descripción por Freud" en 1909) según que justa-
mente la relación sexual sea admitida en cuanto a la madre y sólo el
padre resulte sustituido por un genitor socialmente importante, o que,
al margen de cualquier actividad sexual, el niño que pretende haber
sido hallado y adoptado imagine a los dos padres desconocidos como
de origen noble, según ocurre en el mito sobre el nacimiento del héroe
estudiado por Rank. En seguida nos encontraremos con temas megalo-
maníacos afines.
Pero la elaboración del fantasma, especialmente durante el análisis,
permite captar una singular articulación entre lo imaginado y la ac-
tividad mental en sí: la condensación entre la producción sexual y la
del pensamiento, que ya se encuentra efectivamente en el fantasma,
habla cabalmente de los pasajes posibles. La concepción es a un tiempo
el acto por el cual el niño llega a la vida, la facultad de comprender
y el producto del intelecto, la idea pensada. Asimismo, la pro-creación
pasa a ser la metáfora preparatoria y estimulante de toda creación, del
sentimiento o la ilusión de una expresión totalmente personal, y por
ello mismo original, o de un trabajo o realización espontánea que signi-
fican un progreso o un placer estético para la sociedad. En realidad,
el primer soporte de una exploración casi transgresora es aquella
curiosidad sexual infantil, ampliada y sublimada. .
6 S. Freud, "Le roman familial des névroses", en Néurose, psychose et peroersion, París,
PUF, 1973. rA.E., 9.l
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Ella dice: 'He tenido un hombre con IHVH' "*. y de allí se siguió la
sucesión de generaciones, relatada por la de los nombres y prosiguien-
•
do en el Nuevo Testamento hasta José, el padre nutricio de Cristo, por
Abraham, David y Salomón en tres veces catorce generaciones (Mt, 1,
1-17).
Vemos así, en el inicio de toda la revelación bíblica, la misma con-
figuración, las mismas respuestas contenidas en el mito, que en la
escena originaria: el ascenso al origen aparece de entrada; es el de la
creación por una serie de diferencias que prefiguran a la de los sexos;
converge hacia la pareja original y hacia la primera unión sexual, la
primera procreación, habiendo tenido que salvar la prohibición de Dios,
imagen todopoderosa del Padre Idealizado. Pero sobre todo, lo más
notable en esta correspondencia con el mito es el tema crucial del cono-
cimiento, tema que se discierne en esta retrogresión imponiéndose a
la primera pareja como se nos impone a nosotros, que hemos salido
todos de estos padres originales, por el obligado atravesamiento de la
cuestión sexual. Señalemos que la curiosidad, en este caso de la-mujer,
engañada ciertamente por la serpiente demoníaca, tendría como obje-
tivo último la inmortalidad. Con la expulsión del paraíso se traza un
límite a este conocimiento, se le impone al hombre algo desconocido,
a la vez invencible y ofrecido a su codicia para el futuro.
Finalmente las genealogías tienen sus raíces en esta original pro-
creación. Los tres monoteísmos se remiten todos ellos a este texto bíbli-
co, perpetuando la sucesión. Pero el cristianismo queda adherido al
modelo de la novela familiar: la Virgen María recibe un hijo divino que
no tendrá descendencia carnal. Ya no hay, en consecuencia, prolonga-
ción del linaje, que se detiene en José: con Jesucristo, la gran mutación
consiste en una filiación espiritual que otorga al cristianismo su fuerza
de expansión, de conversión según el modelo de San Pablo, y de
conquista.
Si los monoteísmos permanecen fieles a la estructura patriarcal con
un Dios demiurgo, la mitología griega postula inicialmente una divi-
nidad femenina, Gea, la tierra, que procrea ella sola al cielo masculino,
Urano, con quien engendrará a los dioses y también, junto con otros
de sus hijos, a los monstruos.
Pero se trate del fantasma de escena originaria o del mito que le
corresponde, resulta evidente que el pensamiento condensa en ellos,
potencialmente en el caso del primero y de manera patente en el se-
* .EI texto de Génesis, 4, 1 citado originalmente por el autor de este artículo, dice: ''El
hombre conoció a Eva su mujer. Ella quedó encinta, parió a Caín y dijo: 'He procreado
un hombre, con el Señor'." Este es el texto que corrige con la versión de Chouraqui.
[N. de la T.]
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gundo, esa búsqueda de la causa y del origen que, por los ideales que
implica, conduce al descubrimiento y a la invención. La metáfora poé-
tica, la del arte que fuere, es fruto de esa búsqueda. La hierogamia pasa
a ser la imagen fecundante de esta oscilación metáforo-metonímica que
supera lo desconocido de los orígenes infinitos.
Pero hay razones para denunciar el exceso en que incurren ciertas teo-
rías que llevan a las nubes la "creatividad", explotando, incluso entre
los terapeutas, la ilusión de una esperanza fantasmática hambrienta
de creación. Más que como una megalomanía reactiva, debería enten-
dérsela como una solución facilista que ni siquiera en la cura se libera
de este fantasma, al margen de la realidad y de las estructuras
simbólicas en las que se ponen a prueba las experiencias.
Castración. Sacrificio
Pero es en el plano del mito donde se revelan mejor aun las cadenas
fantasmáticas establecidas en la infancia. El mito es particularmente
valioso en cuanto a esclarecer aquella relación fundamental entre la
muerte y la castración. Recordaré algunos puntos expuestos en mi libro
sobre el sacrificio. 12
Una de las orientaciones fundamentales aportadas por Freud y Reik
y sin la cual el problema no saldría de la oscuridad, es que en la base
de estas construcciones se encuentra el deseo de vencer al padre, de
hacerlo desaparecer, de matarlo. En este punto es necesario percibir
los encadenamientos sucesivos, pero en los dos sentidos, entre el padre
y el hijo. En términos generales, ellos caracterizan el ejercicio de un
poder autocrático y la sumisión que éste exige.
El esquema es, del lado del hijo, el anhelo de muerte con respecto al
padre; la 'culpabilidad consecutiva; el sacrificio castrador; la sumisión
y el respeto en la memoria de una tradición a continuar. Pero inicial-
mente, lo repito, una violencia primera del niño contra aquello que se
Seducción. Revelación
,
H Cf. mi texto: "Idoles matérielles, idoles de mots", L'idolátrie, Rencontres de l'Ecole
dú Louore, París, La documentation francaise, 1990, pp. 251-285.
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trayectoria del deseo sino que sirve también a las conjunciones meta-
fóricas para la sublimación de los ideales.
Lo desconocido se revela como motor de la inspiración, del descubri-
miento,' del conocimiento. El fantasma originario de seducción carga'
toda su incitación primera en la potencia de la madre o del otro.
Convergencias. Interacciones
16 cr. Correspondance de Sigmund Freud ovec le pasteur Pfister. 1909·1939, carta del
Resumen. I
Résumé
Summary
In this exploration of psychic reality, the author attempts to evidence the relationships
between eaeh of the original phantoms -the primal scene, castration, seduction and
return to the mothsr's womb- and the myth pertaining to each one, In our civilization,
these myths are the basis of the monotheisms. In the course of his discussion, the
author analyses the problema involved in the relation between the original and the
unknown.
Resumo