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Resumen: Capítulo 5

“Melanie Klein, la fantasía inconsciente como escenario de la vida psíquica”

1. Introducción
Los escritos de Melanie Klein presentan una permanente riqueza de ideas originales. En ellos el
interés principal no está centrado en lograr precisiones teóricas que permitan construir un conjunto
totalmente coherente de hipótesis. Lo que transmiten en cambio, es una preocupación por describir
el mundo rico en fantasías y vivencias que despliegan los pacientes en el tratamiento. Las
hipótesis de Klein intentan explicar los hechos que surgen a partir de nuevos contextos
terapéuticos y de nuevas observaciones.
Ella estudia las características emocionales de ese vínculo, en el que busca descubrir cuál es la
ansiedad predominante y las fantasías constitutivas.
Klein es pionera indudable de toda la corriente psicoanalítica contemporánea que enfatiza la
existencia de relaciones de objeto tempranas como fundantes del desarrollo psíquico y de la
personalidad.
Klein comenzó trabajando en análisis con niños; inició una práctica original al introducir la técnica
del juego infantil para tener acceso a los conflictos y fantasías de una manera más directa y fácil
que con la comunicación verbal. Insistió que a los niños había que analizarlos igual que a los
adultos, explorando los conflictos inconscientes y absteniéndose de toda medida reeducativa o de
apoyo. Esto le permitió observar que los niños desarrollan una neurosis de transferencia análoga a
la de los adultos.
De allí partió otra hipótesis importante, la angustia existe desde el comienzo de la vida, es el motor
esencial que pone en marcha el desarrollo psíquico y al mismo tiempo es el origen de toda la
patología mental.
Al estudiar el conjunto de la producción Kleiniana hay autores que enfatizan la continuidad con las
ideas freudianas. El concepto de introyección de objeto que Freud desarrolla en Duelo y
melancolía puede ser entendido como el origen de la idea de objeto interno Kleiniano; a la dualidad
instintiva de Más allá del principio del placer, como el punto inicial que Klein consideró para teorizar
sobre las pulsiones agresivas y libidinales.

2. Panorama general de su obra


a) Período de 199 a 1932: Inicia la técnica del juego para el análisis infantil y lo aplica
originalmente en niños pequeños. Sus descubrimientos resaltan la importancia de la
agresión en el desarrollo mental. Las hipótesis principales versan sobre la neurosis de
transferencia completa en el análisis infantil, el complejo de Edipo temprano y la formación
de un superyó precoz.
b) Período de 1932 a 1946: En ese período formula lo esencial de su teoría: la idea de
posición depresiva como punto crucial del desarrollo mental. Da acceso al tratamiento de
pacientes psicóticos y fronterizos y a la exploración de lo que más tarde Bion (1957)
llamará aspectos psicóticos de la personalidad.
c) Período de 1946 a 1960: El punto teórico principal es la envidia primaria, que Klein formula
en 1957.

Período 1919-1932: de los descubrimientos. La técnica del juego y el análisis de niños.


En esta etapa Klein establece algunas hipótesis que fueron el origen de sus teorías posteriores. El
punto de partida es lo que ella denomina “técnica psicoanalítica del juego infantil”. Para analizar
niños acepta sus juegos, dramatizaciones, expresiones verbales y sueños como material
igualmente significativo. A través de ellos explora sistemáticamente las fantasías conscientes e
inconscientes de los pequeños.

La función del analista es comprender la mente del paciente y transmitirle que es lo que ocurre en
ella. Considera las situaciones de ansiedad como el factor principal de las perturbaciones
psicológicas y cree que las fantasías agresivas del niño son la causa principal de dicha ansiedad.
Esto es todo lo contrario de lo que afirmaba en esa época Anna Freud, quien con una concepción
diferente de la mente infantil y de su abordaje en el tratamiento, consideró que en la infancia los
niños no hacen una neurosis de transferencia con el terapeuta, pues sus transferencias están
ubicadas directamente en los padres reales.

Las primeras hipótesis: Superyó temprano. Complejo de Edipo temprano


Las dos hipótesis más importantes que Klein formuló en ese período son:
a) La existencia de un superyó temprano, que primero ubica entre los dos y tres años de edad
y luego hace retroceder hasta el comienzo de la vida psíquica.
b) La idea del complejo de Edipo temprano, ubicado en los períodos pregenitales del
desarrollo.

La agresión posee un papel central tanto en el desarrollo psíquico temprano como a lo largo de la
vida del sujeto. Los impulsos agresivos tienen gran importancia en los primeros años de la vida
psicológica, principalmente en el vínculo con la madre.
Freud supuso que la libido evoluciona a través de pasos progresivos a los que llamaron fases de
organización libidinal. Toma como punto de partida que dicha progresión libidinal está dirigida por
la sucesión de etapas biológicas de maduración. Las zonas erógenas oral, anal y fálico-genital son
el centro respectivo de cada una de estas fases.
Melanie Klein cambia pronto el concepto de fases libidinales al afirmar que en los niños pequeños
observa una mezcla de pulsiones orales, anales y genitales que se superponen desde las primeras
relaciones de objeto.

Decir que los impulsos orales están mezclados precozmente con los genitales implica también
adelantar la triangulación edípica a estadios pregenitales del desarrollo. De aquí surge la idea de
complejo de Edipo temprano, donde la sexualidad contiene agresión. Esto produce sentimientos de
culpa. Las reacciones de ansiedad, dolor y culpa se relacionan también con la idea del superyó
temprano. Los impulsos agresivos pregenitales se expresan, desde el comienzo de la vida, a
través de fantasías inconscientes que están dirigidas hacia el cuerpo de la madre.
Klein designa con el nombre de fase femenina esta etapa, por la que atraviesan en su desarrollo
todos los bebés. Tanto la ansiedad de castración en el varón como la amenaza de pérdida de amor
en la mujer son derivados secundarios de la ansiedad persecutoria proveniente de la fase
femenina. La idea de Freud de que el conflicto edípico (tardío) y la ansiedad de castración son el
complejo nodular de las neurosis.

El niño quisiera penetrar en el cuerpo materno para ver sus contenidos y a la vez quiere apropiarse
de ellos, robarlos y destruirlos. Estos impulsos están motivados tanto por el deseo de conocer
(impulso epistemofílico) como por los celos destructivos, y son al mismo tiempo la expresión directa
de pulsiones agresivas hacia la escena primaria parental.
El nombre de fase femenina alude a que Klein considera que se produce una identificación con el
cuerpo femenino atascado. Es el primer paso que lleva al desarrollo de un complejo de Edipo
directo e invertido en ambos sexos.

El juego infantil es una manera simbólica de elaborar fantasías y modificar la ansiedad. El niño
trata de dominar los peligros de su mundo interno desplazándolos al exterior y aumentando de esta
forma la importancia de los objetos externos. El juego es como un puente entra la fantasía y la
realidad; una manera para el niño de producir símbolos necesarios en el desarrollo mental.

El deseo fálico en la mujer es secundario a una búsqueda específicamente femenina. La envidia


del pene en la mujer es secundaria a la ansiedad por sus órganos femeninos.
Klein describe bajo ese nombre una serie de fantasías tempranas sobre la escena primaria en su
versión más primitiva. El niño fantasea que sus padres están unidos en una forma permanente e
inacabable, compartiendo satisfacciones orales, anales y genitales.
Del superyó terrorífico al superyó benevolente
La idea del superyó temprano se refiere en primer término, a un aspecto cronológico. Freud lo
describió como una estructura intrapsíquica que se produce en el niño al culminar el complejo de
Edipo, durante la etapa fálica infantil, entre los tres y cinco años de edad.
Melanie Klein comenzó a analizar niños muy pequeños (desde dos años de edad en adelante) y
observó que padecían fuertes sentimientos de culpa y remordimientos. Este hecho clínico la llevó a
postular la existencia de un superyó más temprano y a descubrirlo como excesivamente sádico y
cruel.
Klein afirma que el superyó no se forma al final del complejo de Edipo sino al comienzo del mismo.
Invierte la relación entre ambos al decir que son las características del superyó temprano las que
definen el desenlace edípico, así como el desarrollo del yo y del carácter.
La idea de que la formación tanto del yo como del superyó comienza en la temprana infancia y
prosigue en forma interactuante, diverge de las ideas de Freud y presenta algunos problemas
nuevos. Si los objetos introyectados a lo largo de la infancia construyen tanto el yo del niño como
su superyó, la introyección y la proyección.
Lo que decide el resultado de un acto de introyección es el motivo dominante por parte del niño en
el momento en que introyecta su objeto.

Complejo de Edipo temprano


Klein modifica dos ideas del Edipo clásico de Freud:
1. Lo ubica precozmente en las fases pregenitales del desarrollo, alrededor del primer año de
vida. Establece tres meses, en relación con la elaboración de la posición depresiva.
2. Las fantasías del niño sobre el coito de los padres se construyen con objetos parciales.
Para Klein la escena primaria transcurre, en la fantasía del niño, dentro del cuerpo de la
madre; el bebé ubica el pene del padre dentro del cuerpo materno.
Respecto a la declinación del Edipo, Klein piensa que es el amor por los padres y el deseo de
preservarlos juntos e indemnes lo que produce la renuncia edípica y el control de los sentimientos
agresivos. No es la cultura la que impone la renuncia instintiva, ni la amenaza de castración, sino la
lucha dentro de la mente entre sentimientos agresivos y de amor hacia los padres. En este
esfuerzo del niño por integrar su amor y su odio, los impulsos edípicos permiten expresar fantasías
reparatorias hacia la pareja de los padres, lo que marca un hito muy importante para el futuro
desarrollo sexual del individuo.
Período 1932-1946. Consolidación de la teoría Kleiniana
Las hipótesis básicas que se conjugan en torno a las posiciones son:
a) Una teoría del desarrollo temprano. La relación del bebé con su madre, y más
específicamente con el pecho de la madre, se ubica en el centro de dicho desarrollo.
b) El concepto de posición reemplaza en Klein la idea de fase del desarrollo libidinal de
Freud. Las pulsiones están mezcladas y se ordenan en torno a las relaciones de objeto con
sus fantasías y angustias.
c) Es una teoría interpersonal. Los mecanismos principales que posibilitan el intercambio son
la identificación proyectiva y la introyección. Los objetos del mundo interno, por proyección,
dan significado a los objetos externos y a la realidad.
d) La ansiedad sigue siendo el elemento principal para entender el conflicto psíquico.
e) La idea de pulsiones de vida y de muerte está siempre presente en el pensamiento
kleiniano. Es el sustrato teórico en el que fundamenta la lucha entre impulsos de amor y
odio, que son los elementos definitorios del conflicto psíquico y el origen de la ansiedad.
f) La fantasía inconsciente es descripta como un acontecer constante y permanente de la
mente, se expresa tanto en los fenómenos inconscientes como en los conscientes.
g) La noción de cuerpo en la teoría kleiniana también pierde su contenido biológico para
referirse exclusivamente a un nivel fantasmático.

3. Teoría de las posiciones


Posición esquizo-paranoide
Klein observó en la clínica, en el juego y las fantasías infantiles, que los niños podían partir en dos
un objeto, disociarlo, separando un aspecto totalmente bueno que proyectaban en una persona, de
un aspecto exclusivamente malo, que ubicaban en otra. La denominó mecanismo de splitting o
disociación.
La oposición esquizo-paranoide la concibe como una estructura que organiza la vida mental en los
tres primeros meses de vida. Está constituida por:
1. Ansiedad persecutoria. La angustia principal que siente el yo es la de ser atacado.
2. Relación de objeto parcial, con un pecho idealizado y otro persecutorio, que se perciben
como objetos disociados y excluyentes.
3. El yo se protege de la angustia persecutoria con mecanismos de defensa intensos y
omnipotentes. Ellos son: la disociación, la identificación proyectiva, la introyección y la
negación.
Klein cree que existe un yo incipiente desde el nacimiento, es quien siente la angustia, se relaciona
con un primer objeto y realiza mecanismos de defensa primitivos. Para Klein lo primitivo está
definido por la cualidad de la ansiedad y las características de los mecanismos de defensa que son
intensos y extremos.
La ansiedad persecutoria es experimentada por el yo como una amenaza de fuerzas hostiles que
lo atacan. Esta angustia tiene un origen principalmente interno (la pulsión de muerte actúa como
una fuerza destructiva dentro del individuo) y también otro externo: la experiencia traumática del
parto y todas las situaciones posteriores que provocan frustración.
El bebé percibe al mundo externo y a sí mismo divididos en dos partes absolutamente
inconciliables, un objeto idealizado al que asigna todas las experiencias gratificantes y un objeto
persecutorio al que atribuye todas las frustraciones.
Por un lado existen momentos de integración de los objetos disociados; por otra parte, la
introyección del objeto bueno fortalece al yo y le permite tolerar mejor la ansiedad sin proyectarla.
Por lo tanto, disminuye progresivamente la ansiedad persecutoria, y esto a su vez favorece los
procesos de integración.
Klein menciona: “Es en la fantasía que el niño disocia al objeto y se disocia a si mismo, pero el
efecto de esta fantasía es muy real, porque conduce a sentimientos y relaciones (y luego a
procesos de pensamiento) que en realidad, están separados entre si”.
Los diversos factores que intervienen en la sensación del lactante de ser gratificado, tal como el
aplacamiento del hambre, el placer de mamar, la liberación de la incomodidad y la tensión, es la
liberación de privaciones, y la experiencia de ser amado, son todos atribuidos al pecho bueno. A la
inversa, cualquier frustración e incomodidad es atribuida al pecho malo.
Al establecer que existe un yo incipiente desde el nacimiento, capaz de experimentar angustia, de
sentir un conflicto entre pulsiones de amor y de odio en el vínculo con los objetos primarios y de
poseer mecanismos de defensa, adscribe muchas capacidades a este yo primitivo y una
posibilidad de diferenciar entre el self y el objeto.
Si los temores persecutorios son demasiado intensos, se produce un fracaso en la elaboración de
la posición esquizo- paranoide, lo que conduce a un reforzamiento regresivo de los temores
persecutorios y a establecer puntos de fijación para graves psicosis (grupo de las esquizofrenias).
Del mismo modo, las dificultades surgidas en la elaboración de la posición depresiva establecerán
el punto de fijación de la enfermedad maníaco depresiva.

Disociación, proyección e introyección. Serían las defensas más arcaicas, los procesos
fundamentales para la construcción de los primeros objetos externos e internos. La proyección
aparece primero ligada a la pulsión de muerte, cuya amenaza de destrucción interna se
contrarresta al ser expulsada fuera del sujeto. Esta proyección de agresión y de libido permite que
se constituyan los objetos parciales pecho bueno y pecho malo.

La disociación es la respuesta del yo frente a la angustia persecutoria. En los impulsos a disociar y


a integrar los objetos, hay para Klein una intención inconsciente junto con una necesidad
defensiva. Esto hace que el sujeto tenga siempre una responsabilidad psíquica frente a sus
progresos y sus regresiones. Los objetos dañados o reparados dentro del self existen como una
realidad concreta en un psiquismo y tienen consecuencias fundamentales para la salud mental.
La introyección es por introyección de los primeros objetos que se construyen los objetos internos.
Los objetos que se introyectan nunca son una copia fiel de los objetos externos, sino que estos se
hallan deformados por la proyección de los impulsos y sentimientos del sujeto.

En la identificación proyectiva la mente tiene la capacidad omnipotente de liberarse de una parte


del self y colocarla en otro objeto. El resultado es una confusión de la identidad, una pérdida de la
diferencia real entre sujeto y objeto. El bebé puede necesitar, para aliviar su angustia,
desprenderse de aspectos dolorosos de su propio self usando la identificación proyectiva y
colocarlos en su madre. Pero ella adquirirá inexorablemente un significado persecutorio para el
bebé. Se trata de un mecanismo que permite desprenderse tanto de aspectos malos como buenos
de uno mismo.
Una de las consecuencias de la identificación proyectiva excesiva es que el yo se debilita y queda
supeditado a una dependencia extrema de las personas en las que se proyectaron ya sea
aspectos buenos, para volver a recibirlos de ellas, o aspectos malos, para controlarlos y así poder
protegerse de la amenaza de introyección.
En 1952, Klein describe la identificación proyectiva como un fenómeno normal, base de la empatía
y la posibilidad de comunicación entre las personas: es nuestra capacidad de colocarnos en el
lugar del otro lo que nos permite comprenderlo.
La identificación proyectiva es explicada por Klein como la base de muchas situaciones
patológicas. Si el sujeto tiene la fantasía de meterse violentamente dentro del objeto y controlarlo,
sufrirá un temor a la reintroyección violenta desde el exterior, tanto en el cuerpo como en la mente.
Esto provoca dificultades en la reintroyección que conducen a alteraciones en el yo y en el
desarrollo sexual.

En la idealización se aumentan los rasgos buenos y protectores del objeto bueno o se le agregan
cualidades que no tiene. Constituye una defensa del yo para protegerse de una excesiva
persecución, manteniendo a la vez la disociación entre objetos idealizados y persecutorios. Por lo
tanto, siempre que haya en un paciente necesidad de idealizar, se estará protegiendo de un
sentimiento de angustia.

En la negación la mente niega la existencia de objetos persecutorios que disocia y proyecta en el


exterior. Al mismo tiempo, el yo se identifica con los objetos internos idealizados, con los que
contrarresta la amenaza persecutoria.

Posición depresiva
Klein piensa que se produce entre los tres y los seis meses de edad, después de la posición
esquizo-paranoide. Esta constituida por:
1. Ansiedad depresiva: el yo siente culpa y teme por el daño que ha hecho al objeto amado
con sus impulsos agresivos.
2. Relación con un objeto total: la madre, con la que el yo se vincula tanto en sus aspectos
buenos como malos. Han aumentado, por lo tanto, los procesos de integración.
3. El mecanismo de defensa principal es la reparación: atender y preocuparse por el estado
del objeto (interno y externo).
El conflicto depresivo es una lucha constante entre los sentimientos de amor y de agresión.
Los mecanismos de defensa pierden su omnipotencia. El más importante es la reparación, que
trata de reconstruir los aspectos dañados o perdidos de los objetos dentro del self.
Los sentimientos que predominan en esta posición son la tolerancia al dolor psíquico y la culpa
por las fantasías agresivas hacia los objetos amados.
La posición depresiva es el punto de fijación de la enfermedad maníaco-depresiva. En 1940 al
incluir el duelo como un fenómeno importante de este proceso. La hipótesis central es que la
pérdida de un ser querido reactiva la posición depresiva infantil. Es la pérdida de la madre como
objeto amado la que se revive con cada pérdida del adulto.
Ésta repite el duelo temprano por el pecho, aunque hay que pensarla no sólo como un momento
evolutivo del desarrollo temprano sino como una configuración psíquica que se repite durante toda
la vida frente a situaciones de pérdidas tanto externas como internas.
Cada sujeto debe asumir una responsabilidad psíquica por todos sus actos, ya sean reales o
fantaseados.
La integración de los objetos y de los sentimientos que se realiza en la posición depresiva permite
entender el placer que les produce a los pacientes en análisis conocer más su realidad psíquica,
aunque provoque sentimientos dolorosos.

Las defensas maníacas. Cuando en la posición depresiva el yo debe enfrentar sentimientos de


culpa y de pérdida que le resultan agobiantes, puede recurrir a las defensas maníacas. Acá se
hace mención la tríada de triunfo, control omnipotente y desprecio en las relaciones de objeto.
Existen fantasías omnipotentes de dominar y controlar a los objetos para no sufrir por su pérdida.
El sentimiento de triunfo se manifestará cuando cree que puede sustituir la ausencia de sesiones
con actividades más atractivas, o al afirmar que la interrupción le viene bien porque así puede
desempeñar el tiempo en algo más urgente.

4. La teoría de la envidia
Klein describe la envidia primaria como un impulso agresivo que el bebé siente desde el comienzo
de la vida dirigido al pecho de la madre, con el deseo de dañar los aspectos buenos y protectores
que ofrece el objeto nutricio.
Abraham y Eisler, quienes hablaron de la envidia como un factor importante de la personalidad,
vinculado a impulsos destructivos en la etapa oral del desarrollo psicosexual.
Reviere afirma que los celos son una defensa egosintónica de la paciente para ocultar sentimientos
envidiosos hacia él, que consisten en el impulso de adueñarse de cosas que éste posee con la
intención de quitárselas.
Además señala la importancia de diferenciar entre la envidia los celos y la voracidad. La envidia es
un sentimiento de odio contra otra persona que posee una cualidad deseada. Los celos, en
cambio, existen en una relación triangular. Se desea poseer a la persona amada y eliminar al rival.
La voracidad quiere extraer todo lo bueno que posee el objeto. Es un impulso insaciable que
siempre exige más de lo que el objeto puede o quiere dar.
Se establece un círculo vicioso en que la envidia impide una introyección adecuada y esto, a su
vez, acentúa la envidia. También el exceso de envidia puede acentuar la disociación entre el objeto
idealizado y el persecutorio.

Al considerar algunas de las defensas contra la envidia, Klein menciona:


a) Los mecanismos tempranos de disociación, omnipotencia y negación son reforzados por la
envidia.
b) La confusión muchas veces es usada de manera defensiva, para contrarrestar la
persecución y también la culpa por dañar al objeto bueno.
c) La huida de la madre hacia otras personas que son idealizadas constituye una defensa
para alejarse de los impulsos envidiosos hacia el objeto primario.
d) La desvalorización del objeto, para disminuir el ataque envidioso.
e) La desvalorización de la propia persona como forma de negar la envidia.
f) Tratar de despertar envidia en otras personas para no sentir la propia.
g) Sofocar tanto los sentimientos envidiosos como los de amor, lo que se expresa en
indiferencia.
h) El acting-out es empleado a veces para mantener la disociación y evitar la integración de
los sentimientos envidiosos.
La relación entre envidia y frustración es de doble vía, ya que la frustración provoca envidia y la
envidia conduce a la frustración.

5. Algunas consideraciones sobre la técnica de Melanie Klein


En primer lugar existe una congruencia entre sus hallazgos teóricos y las consecuencias técnicas
que implementa el campo de descubrimientos kleinianos se abre a partir de una técnica novedosa.
El objetivo es analizar los conflictos y fantasías inconscientes, el método es explorar
sistemáticamente la transferencia.
Es necesario interpretar sistemáticamente la transferencia positiva y la negativa, para que el
paciente pueda lograr una aproximación a comprender su realidad psíquica.
La sesión es vista como una situación total; las asociaciones, sueños, lapsus, etc. Son entendidos
en el contexto de la sesión y, particularmente, en su significación con la figura del analista, por
supuesto que como representante de algún objeto interno del paciente.

El analista kleiniano tiene como función principal dejarse envolver en el clima emocional de la
sesión, recibir todas las proyecciones que el paciente indefectiblemente hará sobre él, estar muy
sensible a las manifestaciones transferenciales y contratranferenciales, para de todo ese acontecer
extraer la estructura básica (angustia prevalente y mecanismos de defensa característicos de la
relación de objeto de ese momento) que marca el punto de urgencia de la sesión.
En cambio, siguiendo a Freud, el analista le propone al paciente estudiar y resolver las fantasías y
conflictos de las relaciones de objeto entre ambos. Será tarea del paciente usar estos insights para
aplicarlos en la vida cotidiana y en sus vínculos.

En la contratransferencia Klein casi no utilizó este concepto. Su formulación como instrumento de


comprensión del paciente fue realizada por dos autores posteriores, Racker y Heimann. Klein
describió en 1946 el mecanismo de identificación proyectiva, por el cual el paciente puede
omnipotentemente disociar un aspecto de su mente y proyectarlo en otra persona, por ejemplo, el
analista.
Síntesis del resumen

Entiendo que Melanie Klein es una de las figuras más importantes del psicoanálisis, como es
esperado sus raíces vienen de los escritos de Freud y a partir de ahí comenzó a desarrollar el tema
bajo su propio estudio, el cual la llevó a irse alejando cada vez mas de Anna Freud hasta llegar al
punto de tener punto de vistas controversiales.

Uno de los grandes puntos de Klein es su atención a los sucesos que ocurren en el consultorio y
en el vínculo interpersonal entre paciente y analista. Hace la observación que el paciente se
compromete emocionalmente en el tratamiento y además puede llegar a incluir al terapeuta en sus
fantasías, además despliega un universo lleno de ocurrencias y asociaciones, pero sobre todo con
fuertes sentimientos y angustias.

Klein comienza a utilizar la técnica psicoanalítica del juego: su historia y significación, los niños que
ella comienza a tratar con esta técnica, se da cuenta que sufren de ansiedades persecutorias
intensas. Ella piensa que es necesario interpretarlas junto con las defensas que se establecen
contra ellas.
Estas situaciones de ansiedad las consideran como el factor principal de las perturbaciones
psicológicas y cree que las fantasías agresivas del niño son la causa principal de dicha ansiedad.

Melanie K. creía en la existencia de un superyó temprano, ya que le pareció tangible en la técnica


psicoanalítica del juego, consideraba que aparecía entre los dos o tres años de edad y que se
caracteriza por su sadismo, por lo cual una de las funciones del tratamiento sería la de reducir su
excesiva crueldad.

Una de las más grandes diferencias controversiales de los kleinianos y los freudianos es la
creencia de la sexualidad en la etapa infantil. En cuando al complejo de Edipo se trata, Klein
considera que desde muy temprano hay un conocimiento inconsciente de la diferencia de los
sexos, tanto para las niños como para los niños. En cambio Freud considera que la niña tiene
recelos del pene por sentirse castrada y eso hace que se decepcione y se introduzca en el
complejo de Edipo.

Klein describe bajo ese nombre una serie de fantasías tempranas sobre la escena primaria en su
versión más primitiva. El niño fantasea que sus padres están unidos de una forma permanente e
inacabable, compartiendo satisfacciones orales, anales y genitales.

Dentro de las teorías de las posiciones se hizo mención la esquizo-paranoide, ésta Klein la
describe como una estructura que organiza la vida mental. También se hace mención a la pulsión
de muerte y Klein cree que actúa como una fuerza destructiva dentro del individuo.

La pulsión de muerte es proyectada en el primer vínculo externo, en este caso se refiere al pecho
de la madre. A la vez, las pulsiones libidinales son proyectadas en el mismo objeto y desde ese
momento existe la disociación del pecho malo o persecutorio. Así que aquí el niño siente la
controversia de vínculos hacia el mismo objeto externo.

Esta confusión se expresa en fantasías inconscientes y genera en el bebé temores persecutorios


de ser devorado y envenenado.

Estos hechos pueden causar en un paciente experiencias traumáticas, por lo tanto éste necesitará
contarlas en clínica, nuestra intensión como profesionales es escucharlo con comprensión y
benevolencia. Pero si el proceso de identificación proyectiva es intenso, el paciente volverá a la
sesión siguiente asustado de que le hayamos dicho cosas muy dolorosas y sin ninguna
consideración hacia él.
Klein menciona y explica a la disociación, proyección e introyección como un mecanismo que
permite desprenderse tanto de aspectos malos como buenos de uno mismo. Esto es un hecho
interesante y dentro del cuadro depresivo en el libro se hace mención como ejemplo de una
paciente depresiva que tenía una capacidad diabólica para encontrar un aspecto maravilloso en
cada persona que se le acercaba y a la vez esto le servía como base de comparación para sentirse
a sí misma denigrada y sin ninguna cualidad. Siempre había una escisión tanto en ella como en los
demás, que permitía separar cualidades que objetivamente no debían ser ni tan maravillosas en
los otros ni tan deficitarias en sí misma.

Se podrá deducir de este ejemplo que un problema de la transferencia era su necesidad de


idealizar intensamente al analista y disociar la insatisfacción y los reclamos, que siempre quedaban
ubicados en otras situaciones de su vida.

Por otro lado también existe la idealización como mecanismo de defensa, en el que siempre que
haya un paciente la necesidad de idealizar, se estará protegiendo de un sentimiento de angustia.

En la teoría de Kohut la idealización de los objetos primarios es indispensable para la integración


del self. Este autor considera que es un fenómeno adecuado y necesario y por eso se traslada a la
técnica manifestando que hay una etapa del tratamiento en el que el terapeuta debe fomentar en el
paciente una idealización del analista como parte de un proceso de reestructuración del self, a fin
de crear un vínculo mejor que el que tuvo con sus padres. Sin embargo para los keinianos se
considera que una técnica de estas características fomenta la disociación del paciente y obstruye
los procesos de integración, necesarios para la salud mental.

Durante la elaboración de la posición depresiva cambia el vínculo con la realidad externa. Mientras
que en la posición esquizo-paranoide los objetos externos se perciben deformados por las
proyecciones agresivas y libidinales. Ahora el vínculo con el mundo externo es, más realista ya que
se lo reconoce en sus aspectos buenos y malos, con menos distorsiones.

Bajo este término también se hace mención un comentario interesante en el que se dice que el
propio niño, por necesidad de preservar la unión entre los padres y el amor hacia ellos, trata de
controlar sus deseos edípicos. Es decir, uno como persona individual prefiere que sus enlaces
externos y progenitores se encuentren en un estado de paz y armonía ya que no es de total agrado
desarrollar los deseos edípicos.

Ante la posición depresiva se dice que el duelo temprano por el pecho se repite y ésta debe ser
vista como una configuración psíquica que se repite durante toda la vida frente a situaciones de
pérdida tanto externas como internas.

En la teoría kleiniana el individuo tiene opciones frente a cada situación. Su posibilidad de elegir
dependerá de la motivación que prevalezca en su psiquismo, si el amor narcisista por sí mismo o la
preocupación por sus objetos.

La interpretación de los objetos y de los sentimientos que se realiza en la posición depresiva


permite entender el placer que les produce a los pacientes en análisis conocer más su realidad
psíquica, aunque provoque sentimientos dolorosos. Una paciente lo expresó con sencillez al decir:
“me acabo de dar cuenta que ahora cuando me pasa algo, ya no le hecho la culpa a los demás, y
eso me hace sentir mejor”.

En la teoría de la envidia se establece una comparación entre los celos, como expresión de una
relación triangular y la envidia como un vínculo diádico destructivo, que tendría su raíz en la
relación del bebé con el pecho.

Por ello Klein establece la diferencia entre estos de la siguiente forma:


La envidia es un sentimiento de odio contra otra persona que posee una cualidad deseada.
Los celos, en cambio, existen en una relación triangular. Se desea poseer a la persona amada y
eliminar al rival.
Y la voracidad quiere ext4raer todo lo bueno que posee el objeto. Es un impulso insaciable que
siempre exige más de lo que el objeto puede o quiere dar.

En este punto me gustaría ver estos tres elementos como un triángulo de vínculos y relación con
emociones entrecruzadas de la siguiente forma:

ENVIDIA

CELOS VORACIDAD

Dentro de las consideraciones se ven las congruencias de sus hallazgos teóricos y sus
conclusiones, ella dedicó muchas observaciones, tiempo y trabajo en sus teorías como el incluir el
juego infantil como manera de facilitar a sus pacientes infantes la expresión de fantasías y
conflictos inconscientes.

Es necesario e importante interpretar sistemáticamente la transferencia positiva y la negativa, para


que el paciente pueda lograr una aproximación a comprender su realidad psíquica.

El terapeuta deberá tolerar la transferencia negativa del paciente cuando éste la expresa
consciente o inconscientemente. A veces puede ser tentador, por ejemplo, aceptar el
desplazamiento de la hostilidad hacia el pasado, a los vínculos del paciente con sus figuras
primarias, a las que él adjudica muchas veces todos sus males. En esta forma se “libera” el vínculo
transferencial de sentimientos hostiles y hasta se propicia la idealización del terapeuta. Esto según
las ideas de Klein, no ayudaría a que el analizado avance hacia su salud mental o adquiera una
adecuada comprensión de su presente y de su pasado.

Según Klein, la manera de afianzar el vínculo terapéutico desde los primeros momentos del
tratamiento es que el paciente se sienta aliviado en sus angustias y comprendido por el terapeuta.
Lo único que puede darle al paciente es esa seguridad y confianza en el proceso terapéutico. El
analista interpretará en profundidad las ansiedades y defensas en sus relaciones de objeto.

El analista también, debe conocer y manejar sus propios conflictos inconscientes, como parte de
los instrumentos técnicos necesarios para poder analizar bien estas situaciones que suceden en la
sesión. Todo lo que allí acontece debe transformarse en comprensión.

El objetivo terapéutico central es elaborar la posición depresiva para conseguir la integración del
objeto y del yo. El insight consistirá en juntar emociones cariñosas y hostiles hacia un mismo
objeto, con los consiguientes sentimientos de culpa y responsabilidad. El punto crucial no es sólo
comprender sino tolerar el dolor mental que producen esos sentimientos.

Klein expresa que se llega a la etapa final de un análisis cuando han sido suficientemente
disminuidas las ansiedades paranoides y depresivas mediante la elaboración repetida de ambas
posiciones.

Se debe interpretar simultáneamente lo que ocurre en el presente y lo que aconteció en el pasado.

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