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SOLICITAN SE DICTE PROCESAMIENTOS.

Sr. Juez:

Diego PIROTA y Deborah LICHTMANN, querellantes

en representación de Marta Lea Volpin, manteniendo el domicilio

constituido en autos, en la causa n7520/18, cuya instrucción ha sido

delegada en la Fiscalía Criminal y Correccional de Instrucción nro. 51,

ante el Sr. Juez me presento y como corresponde decimos:

I. OBJETO.

1. Que de conformidad con lo previsto en el art. 306 del

CPPN, venimos a solicitar se dicte el procesamiento de los Sres. Diego

Ariel Bialolenkier y Nélida Ines Puente, en calidad de autores penalmente

responsables del homicidio de la señora Débora Pérez Volpin, conducta

que deberá ser subsumida en la figura penal de homicidio culposo prevista

y reprimida en el art. 84 del CP.

Ello, toda vez que existen elementos de convicción

suficientes para así resolverlo, considerando, sobre todo, la prueba

aunada hasta el momento en el expediente, la cual no ha podido ser

rebatida por las declaraciones indagatorias prestadas por los imputados;

sino, por el contrario, ha sido confirmada por sus propios dichos,

contradicciones y falta de explicaciones.


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II. HECHOS IMPUTADOS.

1. Los hechos que dieran origen a estas actuaciones se

relacionan con la fatídica e imprevista muerte de la señora Débora Pérez

Volpin, ocurrida el 6 de febrero de 2018, mientras le realizaban un estudio

endoscópico de baja complejidad, en la Sala número 6 de la zona de

quirófano del Sanatorio “La Trinidad- Palermo”.

En este sentido, cabe destacar que Pérez Volpin acudió

a la guardia del mencionado nosocomio en virtud de un dolor estomacal,

que fue descripto por los profesionales que la atendieron como una

“epigastralgia”.

Así, según consta en la historia clínica, la víctima

ingresó y permaneció en el Sanatorio sin ningún otro padecimiento, ni

patologías preexistentes que permitieran aquello que finalmente sucedió:

su muerte inesperada y violenta.

2. Aquella muerte ocurrió mientras Diego Bialolenkier y

Nélida Inés Puente realizaban una video endoscopía (VEDA). Él como

especialista gastroenterólogo y endoscopista, ella como anestesista con

años de experiencia. Él la perforó con el equipo endoscópico, ella no se

dio cuenta que la paciente mostró enseguida signos de perforación,

posiblemente porque estaba distraída, y sin lugar a dudas, porque no

preparó todo el equipamiento completo para poder advertirlo a tiempo.

Particularmente, el multi-paramétrico no estaba funcionando en su

totalidad, tal como consta en los registros obrantes en autos.

Ambos vieron el cuerpo de Pérez Volpin hincharse

hasta no poder distinguir si se trataba de un hombre o de una mujer,

ambos la vieron luchar por su vida con evidentes signos de perforación; y

ninguno, a pesar de su vasta experiencia, actuó como correspondía, y

mucho menos, diagnosticó a tiempo aquello que estaba sucediendo, para

poder proceder en consecuencia.


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Él la perforó y la dejo morir; ella no vio que empezaba a

morir, y una vez que lo advertiera empeoró el cuadro insuflando más aire,

perdiendo así los preciados segundos que hubieran cambiado el

desenlace final, mostrando una sorprendente impericia en el

procedimiento de intubación; procedimiento que, por cierto, otro médico

pudo concretar en tan solo UN minuto.

BIALOLENKIER y PUENTE actuaron con total

negligencia e impericia en su profesión, en su arte de curar. En vez de

curar, provocaron aquel riesgo que ambos conocían, pues se ocuparon de

especificarlo en los consentimientos informados que hacían firmar a los

pacientes; y que en este caso suscribió la propia Pérez Volpin junto con

BIALOLENKIER, y el que PUENTE le explicara durante la entrevista

previa que mantuvo con aquella antes de empezar el estudio (tal como

hizo constar la anestesista en la historia clínica de la paciente).

3. Como si ello fuera poco, ante la insistente pregunta

del Sr. Juez sobre qué podría haber ocurrido por parte de quienes fueron a

socorrer a la paciente que BIALOLENKIER y PUENTE dejaron casi sin

posibilidades de vivir, los imputados continuaron con esa impericia que

llevó a Pérez Volpin a la muerte: ninguno de los dos supo qué contestar.

4. En síntesis, en el marco de aquél estudio

endoscópico que empezara a las 17:20 del 6 de febrero de 2018, en la

Sala nro. 6 del Quirófano del Sanatorio “La Trinidad Palermo”,

BIALOLENKIER perforó el esófago de Débora Pérez Volpin, generando

una “solución de continuidad por efracción de la mucosa esofágica (cara

anterior a 4,5 cm por debajo de la orquilla epiglótica). Allí, hubo un pasaje

de gas al mediastino con neumomediastino, neumopericardio y

neumotórax bilateral. A ello, le siguió una infiltración gaseosa por

barotrauma de planos musculares y subcutáneos de torax” (fs. 51 de del

informe final de pericia del 11 de abril de 2018).


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Aquella situación no fue advertida por el médico

endoscopista, que continuó con el estudio hasta que, en algún momento

-muy tardío por cierto-, la médica Nélida Inés PUENTE, anestesista,

advirtió tardíamente una desaturación en la paciente; y, lisa y llanamente,

no supo qué hacer.

Así fue que la anestesista PUENTE, encontrándose

ante una evidente perforación no tuvo mejor idea que insuflarle más aire a

una paciente que se encontraba en crisis cardiorespiratoria con motivo del

aire ya insuflado por el endoscopista BIALOLENKER.

La anestesista centró su tarea en continuar insuflando

aire a presión, con una paciente en un neumotórax hipertensivo, con

colapso pulmonar, generando una mayor acumulación de aire en el tubo

digestivo, que contribuyó a la generación de las lesiones de estomago, así

como al neumoperitoneo, y acrecentó el enfisema subcutáneo.

Ambos, como hemos venido diciendo, provocaron la

muerte de Débora Pérez Volpin, por impericia y negligencia en su

profesión. Es más, como veremos más adelante, sus propias versiones de

los hechos no hacen más que confirmar esta circunstancia.

III. ANÁLISIS DE LA PRUEBA.

1. Ha sido variada la prueba producida en estas

actuaciones, sin perjuicio de algunos obstáculos que hemos tenido que

enfrentar, especialmente en virtud del tardío, y nulo en algunos casos,

accionar del anterior Magistrado a cargo de esta causa.

Sin perjuicio de ello, habremos de analizar la prueba

que entendemos resulta más contundente para probar los hechos

imputados.
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2. Así, en primer lugar contamos con la autopsia

realizada sobre el cuerpo de la fallecida Pérez Volpin. En el estudio se

afirma que se encontró:

“Solución de continuidad transmural (perforación)

en el tercio superior (esófago cervical) con extensa hemorragia como

signo de vitalidad de la lesión.

Hallazgos morfológicos en toda la extensión del

órgano (superior, medio e inferior), que por sus características

morfológicas y antecedentes clínico tanatológicos probablemente

reconocen una etiología mecánica como puede ser injuria por

presión o barotrauma”.

Además, se observó durante la necropsia: “Efisema

subcutáneo de pericardio y planos musculares intercostales”, “facies

enfisematosas con crepitación al tacto”, y en la faringe y el esófago

se observa “Infiltración hemorrágica del esófago desde su inicio

hasta 11 cm por debajo. Finaliza a 13 cm por arriba del diafragma. A

4,5 cm por debajo de la orquilla epiglótica hay una solución de

continuidad de la mucosa, redondeada de 0,3 cm de diámetro, que

genera un saco submucoso de por lo menos 3 cm, con infiltración

hemorrágica. Acompaña a la misma en un área de 5 cm x 3 cm,

infiltración hemática con multiples efracciones lineales de la mucosa

(4 se observan con detalle), ubicadas en la cara anterior de la región

faringo esofágica”.

Se aclara además que en el caso bajo análisis se

observa “mayor inflitración hemorrágica en las zonas lesionadas del

esófago torácico, respecto de las áreas gástricas comprometidas; lo

cual permite establecer una cronología lesional, teniendo en cuenta

la lesión de cada órgano”.


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Los pulmones se muestran “colapsados”,

específicamente:

“Pulmón derecho: peso: 340gr. Congestivo y

Edematoso. Con sufusiones hemáticas petequiales subpleurales.

Colapsado y con hemorragia parenquimatosa del lóbulo inferior.

Neumotórax.- Pulmón izquierdo: peso: 310gr. Congestivo y

Edematoso. Con sufusiones hemáticas petequiales subpleurales.

Colapsado y con neumotórax.”

Específicamente, en el estudio pericial se dice que “La

congestión, el edema pulmonar y encefálico son la expresión final de

la falla cardíaca. La misma se produce por barotrauma en el tórax y el

abdomen”. Agregando que “La causa del barotrauma tiene origen en

el tórax, y es de tipo instrumental. Posteriormente involucra el

abdomen”

Por su parte, los médicos forenses describen a la

perforación esofágica como un riesgo propio de la Video endoscopía alta,

y dicen que “La bibliografía mundial cita complicaciones

instrumentales producidas por endoscopios flexibles, coincidiendo

los distintos autores americanos, europeos y asiáticos, en las

ubicaciones anatómicas lesionadas con mayor frecuencia. Las áreas

comprometidas, se ubican en la primera porción del esófago

torácico, y son coincidentes con las observaciones de la autopsia

bajo análisis”.

Además, sostienen que “No hay reportes

bibliográficos de neumotórax sin perforación. Resultando en

neumomediastino y neumotórax a tensión. Neumotorax y enfisema

subcutáneo han sido reportados como complicaciones, debido a la

perforación del tubo digestivo durante la realización de


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procedimientos endoscópicos” Concluyendo que “La endoscopía

alta puede causar un neumotórax por varios mecanismos”, entre

estos, las lesiones perforantes del esófago debidas a instrumentación.

A su vez, se explica que “Los autores europeos

coinciden con los americanos y asiáticos al afirmar que la

endoscopía alta puede causar enfisema subcutáneo,

neumomediastino y neumotórax por la sobrepresión de la vía

respiratoria durante el procedimiento o, en caso de perforación del

tracto digestivo proximal, a través del pasaje hacia las estructuras

circundantes extraluminales y el tejido cutáneo hasta la cavidad

pleural”

Finalmente, las conclusiones de la autopsia fueron las

siguientes:

1. Las causales de fallecimiento de Débora Denise

Pérez Volpin están en relación directa a una perforación instrumental

del esófago torácico, seguido de insuflación que provocaron:

neumomediastino, nuemopericardio, neumotórax bilateral y efisema

subcutáneo de cara y cuello.

2. Las lesiones del estómago son la consecuencia

del barotrauma intragástrico, producto de las maniobras

instrumentales endoscópicas; de las maniobras de reanimación

cardio pulmonar; o de su accionar conjunto.

3. No se han detectado patologías preexistentes de

causas: inflamatorias, infecciosas, vasculares y/o neoplásticas,

idóneas para producir o contribuir con la muerte.

4. Los hallazgos de autopsia permiten inferir que,

las maniobras de reanimación básicas y avanzadas que se realizaron,

eran las indicadas para el caso, si bien las mismas no fueron


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efectivas. La gravedad de las lesiones, no permitieron revertir el

resultado muerte.

5. La congestión, el edema pulmonar y encefálico

son la expresión final de la falla cardíaca.

6. El tiempo de sobrevida, luego de producido el

barotrauma, se estima en menos de 10 (diez) minutos por hipoxia

generalizada y enclavamiento encefálico.

7. Se trata de una muerte violenta.

3. Cabe decir que las partes presentaron sus

respectivas disidencias con diversos puntos de la pericia, y en lo que

respecta a esta querella lo hizo en relación al punto “4” de las

conclusiones de aquél estudio.

Ello así, por cuanto si se entiende como “tareas de

reanimación” a las realizadas por la Dra. Puente, jamás podrá decirse que

estas fueron adecuadas. Máxime cuando no se tiene en cuenta el

tiempo que Puente tardó en reaccionar, la falta de cuidado al no tener

encendidos todos los monitoreos necesarios, la poca –o nula-

expertís para entubar a una paciente, la ausencia de diagnóstico

adecuado (no tuvo en cuenta la posibilidad por excelencia en un

estudio endoscópico: la perforación), y, en consecuencia, la mala e

imperita decisión de insuflar más aire en un cuerpo que tenía aire por

todos lados.

Algunos de estos datos los peritos no los conocían al

momento de afirmar como lo hicieron, pues, por ejemplo, los registros del

multiparamétrico no les habían sido facilitados. Tampoco conocían la

declaración del medico que logró entubar a Peréz Volpin (Dr. Hugo Botto),

que dijo que lo hizo en un minuto y medio y sin complicación alguna, o las

declaraciones de todos los médicos que vieron a la víctima, entre ellos los
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propios imputados, que se refirieron a la deformación, hinchazón y

coloración del cuerpo de Débora Pérez Volpin.

Estas circunstancias percibidas por los testigos

presenciales de los hechos, indican que el cuerpo mismo de Pérez Volpin

daba claros indicios de una perforación, y que, por lo tanto, las maniobras

de reanimación que se requirieron debieron estar directamente

enfocadas a solucionar aquél riesgo probable de un estudio

endoscópico.

Para ser más claros, a un paciente perforado no se

le insufla más aire. Concentrarse pura y exclusivamente en asegurar la

vía aérea podrá ser una buena decisión ante un paciente que sólo

desatura, pero evidentemente no lo es en un paciente que esta perforado,

otro debió ser el proceder.

No puede soslayarse que, sin perjuicio de la entidad de

las disidencias y de la valoración que de ellas se haga, lo cierto es que

existe en autos una pericia que es contundente respecto de lo sucedido en

el esófago de Débora Pérez Volpin. Y ante esa contundencia, que coincide

con los riesgos probables (aunque sea en una baja proporción) y

directamente asociados a la práctica endoscópica, las respuestas médicas

no dejaban opción: debía pensarse en una perforación. Y, por lo tanto,

actuarse en consecuencia.

Veremos más adelante que los médicos han venido a

decir que no supieron lo que paso, que no lo imaginaron, o que imaginaron

otra cosa… Ello, no es más que la evidente demostración de su impericia

y negligencia.

En Argentina, y en cualquier parte del mundo, cuando

un paciente al que se le hace una endoscopía se hincha, se deforma,

crepita al simple tacto, y tiene enfisema; debe pensarse que está

perforado. Pero estos dos profesionales de la salud, que se dedicaban


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exclusivamente a realzar estos procedimientos dicen ahora que no se lo

representaron…

4. Continuando con las pruebas adunadas al

expediente, hemos escuchado numerosas declaraciones testimoniales.

En primer lugar, hemos escuchado a las

instrumentadoras y técnica anestesista presentes aquél día. Tanto a quien

había sido designada para asistir en aquel estudio endoscópico (Frías)

como a quienes resultaban ser “circulantes” aquél día, y asistieron ante la

emergencia desencadenada (Villalba, Moronta, Grismado, Asanelli

Martinez)

a) La señorita Frías fue la testigo presencial, junto con

Bialolenkier y Puente, de todo lo que sucedió aquél 6 de febrero de 2018.

Así lo indicaron los propios médicos, y así también debió ser en virtud de

la tarea que aquella tenía ese día. Sin embargo, Fías en su declaración ha

intentado “ausentarse” de los momentos más importantes del estudio

endoscópico, sobre todo, de aquél en el que se iniciara la crisis.

Así, Frías dijo que salió a buscar “más propofol” a

pedido de la anestesista cuando el estudio ya había comenzado. También

dijo no recordar cuando se apagó y se prendió la luz del quirófano.

Aunque no explicó para qué se necesitaba más

propofol, a pesar de que dijo haber acondicionado de manera previa la

sala con todo lo necesario; sí recordó haber visto la cara de la paciente

“muy hinchada”.

También mencionó ver “el oximetro de pulso” y “el

monitoreo cardiáco”, pero no especificó si este último estaba conectado a

la paciente.

Sobre la emergencia suscitada, Frías comentó que la

anestesista le dijo “llama ya a la cardióloga” y que el endoscopista habría


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reiterado aquella orden diciendo “ya a la cardióloga”. Remarcó que no

escuchó ningún sonido de alarma que indicara alguna situación con el

oximetro.

En fin, que en virtud del pedido de los médicos, salió de

la Sala y se cruzó a la señora Balceda (su jefa) quien le preguntó qué

necesitaba, indicándole Frias que debía llamar a una cardióloga,

ocupándose de ello Balceda mientras Frías se dirigió a la farmacia a tomar

un tubo endotraqueal; mientras, a su vez, le avisaba a sus compañeras

que trajeran el carro de paro.

Dijo Frías que cuando regresó a la Sala la paciente ya

estaba de cúbito dorsal (durante el estudio había sido ubicada de costado)

y la luz estaba encendida (aunque nunca supo explicar cuando fue que se

apagó la luz).

Recordó que al ingresar la anestesista estaba tratando

de entubar a la paciente y que no podía. Por su parte, no recordó que

estaba haciendo Bialolenkier.

Finalmente, dijo que Puente no pudo entubar a Pérez

Volpin y que le colocó una máscara laríngea, mientras que Boto sí logró

entubarla.

A su vez, recordó que entre los terapistas y la

cardióloga se rotaban para la reanimación, sin haber visto que Bialolenkier

participara de las mismas.

b) La señorita Mónica Asanelli Martínez, técnica

anestesióloga, recordó que aquél 6 de febrero todo el instrumental ya

había sido preparado por la anestesista Puente y por la instrumentadora

Frías. Es decir, aquella oportuna salida de Frías (quizás para quitarse de

una escena relevante), resulta, al menos, dudosa.


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En fin, Asanelli Martínez dijo que la llamaron porque

había una urgencia, y que cuando llegó a la Sala 6 “estaba la paciente en

paro cardiorespiratorio”.

Recuerda haber visto a Puente poniéndole una

máscara laríngea a la paciente, y que también estaban allí tres médicos

terapistas y una cardióloga haciendo las tareas de reanimación, la señorita

Frías y tres instrumentadoras más.

A su vez, recordó que en un momento determinado

llegó el Dr. Botto “que logra entubar a la paciente”.

Ella, según dijo, se ocupó de cargar las ampollas de

adrenalina, según instrucción de un médico terapista; mientras que una de

las instrumentadoras tomaba el tiempo para ir inyectando dicha

medicación.

Asanelli dijo que cuando ingresó a la Sala y vio a la

paciente “era una paciente que parecía como hinchada y ese fue su

estado final cuando terminaron las maniobras de reanimación”.

Ante las preguntas de esta querella, la testigo explicó

que la máscara laríngea colocada se conectó a la máquina de anestesia, y

que el método utilizado con la paciente fue el de un “sistema abierto o

manual”, es decir “la máscara laríngea que está conectada a la bolsa

manual de ventilación”

Dijo que no escucho ni vio que se haya intentado

realizar una traqueotomía a la paciente, como así tampoco un drenaje

c) La señora Patricia Soledad Moronta relató que aquél

6 de febrero por la tarde se encontraba en el área de farmacia del

quirófano, y que se enteró del hecho cuando la instrumentadora Eliana

(Frías) sale del quirófano 6 para buscar una cardióloga.


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Así, Moronta sostuvo que ella junto con una compañera

fueron las encargadas de llevar el carro de paro hacia la Sala 6, que así lo

hicieron sin que nadie se los indicara, pues creyeron que sería necesario

ante una emergencia.

Dijo que cuando ingresó junto a sus compañeras, Erika

y Andrea, estaba entrando la cardióloga Agustina y que ésta fue quien

inició las tareas de reanimación. Dijo que “Agustina además de las

maniobras pidió adrenalina, prendió el desfribilador”, y que ella cargó la

primer ampolla de adrenalina, y que luego se ocupó de tomar el tiempo

para la adrenalina. Que las maniobras de reanimación las comenzó la

cardióloga primero sola, y que luego cuando llegaron los terapistas se

turnó con éstos; que “Diego estaba ahí sin hacer algo sobre la

paciente. El endoscopista no estuvo en todo momento dentro del

quirófano. Recuerda haberlo visto al principio”.

Recordó haber visto a la paciente con la cara hinchada

cuando entró, y también que encendió el desfribilador pero que éste no se

usó.

d) Andrea Liliana Villalba comentó que se enteró de la

emergencia cuando vio salir a Frías de la Sala 6, y escuchó que solicitaba

la presencia de un cardiólogo. Por ello, dijo que interpretó que habría una

emergencia y tomo el set de entubación dificultosa, mientras su

compañera Soledad Moronta llevaba el carro de paro.

Dijo que le llamo la atención al ingresar que “la paciente

estaba toda hinchada. Se refiere a la cara y los brazos, por esos no la

reconoció”.

Al igual que sus compañeras, mencionó que la Dra.

Puente no pudo entubar a la paciente, que le puso una máscara laríngea y

que recién fue el Dr. Botto quien logró entubarla y colocar un tubo

endotraqueal.
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e) Claudia Esther Balceda, Jefa de Instrumentadoras

del “Sanatorio La Trinidad- Palermo”, relató que vio a Frías salir de la Sala

6 pidiendo un cardiólogo, y que por ello fue en busca de la Dra. Ramos,

cardióloga de planta que estaba en la sala de médicos.

Que cuando ingresó junto con la cardióloga a la Sala 6

ya estaban dos o tres instrumentadoras (recuerda a Moronta, Grismado y

Frías), y que el carro de paro ya estaba dentro del quirófano.

Dijo Balceda que lo vió a Bialolenkier parado adentro de

la Sala, que fue la Dra. Ramos quien comenzó con las tareas de

reanimación mientras conversaba con la anestesista sobre la entubación

que ésta estaba intentando sin éxito. Además, recordó que la Dra. Ramos

solicitó la presencia de los terapistas.

Cuando ingresaron los terapistas, recordó, el médico

varón reemplazo a la Dra. Ramos en el masaje, y ésta última intercambió

comentarios con la Dra. Puente sobre la entubación y le sugirió la

colocación de la máscara laríngea y que allí fue cuando “intentaron

colocársela”. Que luego de esto la médica de terapia pidió colocar una vía

central.

Balceda también mencionó que fue el Dr. Botto quien

logró finalmente entubar a la paciente, y que en algún momento alguno de

los terapistas hizo encender el desfribilador, siendo Soledad quien lo

encendió y lo dejo listo para su utilización; a pesar de que, finalmente, no

fue utilizado.

También recordó haber visto a Pérez Volpin “hinchada y

cianótica”.

Por último, Balceda mencionó que “se enteró a través

de Silvia, la Subjefa, quien le comentó que la Dra. Puente haciendo un

procedimiento endoscópico tuvo una dificultad con el manejo del paciente

y llamaron a uno de los médicos de terapia para la auxiliara o le sugiriera


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como realizar ese manejo. Que solo se enteró de ello dado que es

infrecuente que los profesionales de terapia se introduzcan en los

procedimientos de quirófano y eso fue lo que motivó que la subjefa le

hiciera ese comentario”.

f) Sebastián Alfredo Cecchi Gallo, endoscopista del

Sanatorio “La Trinidad-Palermo”, y de las atenciones programadas de

endoscopía en el TMC (“Trinidad Medical Center”) –consultorios externos-,

hijo del Jefe de Endoscopías programadas, también prestó declaración

testimonial en autos.

El mencionado, relató que se enteró del hecho a través

de un directivo de la institución que al cruzárselo en el estacionamiento del

Sanatorio el 6 de febrero a las 18:30, le comentó “Te enteraste que falleció

Pérez Volpin”. Por ello, en “solidaridad”, dijo, decidió subir para ver qué

había pasado. Al subir, lo vio a Bialolenkier junto al Dr. Lopez Laplace –

coordinador de guardia de endoscopía- en la Sala nro. 8 del quirófano.

Que le dio palabras de aliento a Bialolenkier.

Mencionó que cuando subió, entre las 19 y las 19:30

Bialolenkier estaba evolucionando el parte quirúrgico junto con López

Laplace y hasta donde pudo ver este último estaba ayudando a

Bialolenkier con el teclado.

Que al irse éstos dos médicos a conversar con el

Director Martingano, Cecchi se ofreció para lavar el endoscopio. Luego de

hacerlo, estuvo presente en una conversación entre Martingano y

Bialolenkier en la que el primero le dijo al endoscopista “…búscate un

abogado, van a venir los medios, hay que hacer una nota para

presentar en la prensa, hay que hablar con los familiares” y dijo que

aquellos “se pusieron de acuerdo en lo que tenía que decir” la nota.


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A su vez, recordó que fue a ver a la anestesista y le dijo

“Inés mirá termina la historia clínica que la van a pedir, así lo hizo y se fue

con su abogado…”

Por su parte, contó que al día siguiente fue a probar él

mismo el aparato utilizado en el estudio endoscópico realizado a Pérez

Volpin, y que éste funcionaba bien. Además, dijo que aquél endoscopio

pertenecía a TMC ya que el propio del Sanatoría estaba roto, y había sido

enviado a reparar hacía por lo menos un mes.

Durante la declaración, se le exhibió al testigo el

endoscopio secuestrado en autos, aludiendo éste que son todos los

equipos muy parecidos y que lo que puede afirmar es que el que se le

exhibe es similar al que probó.

Cecchi relató cómo es un estudio endoscópico, el que

se comienza “ingresando por el esófago, estomago, llega al duodeno; y

luego va saliendo del duodeno, va al estomago, mira el techo gástrico,

para ello se hace una maniobra, sale, se para en el esófago que es el

cambio mucoso, y retira sacando aire para que el paciente este menos

distendido”. Remarcó que “el aire se insufla cuando no se distiende el

esófago, o el estomago, cuando el órgano no esta bien distendido, se

ingresa el aire. El criterio es el del endoscopista, insuflar aire para ver

bien”. Agregó que “la parte más complicada es la de la garganta”.

Dijo que desde que se comienza el estudio hasta llegar

al duodeno se tardan 5 minutos, aproximadamente.

Se le preguntó si conocía las razones de la

desaturación ocurrida en Pérez Volpin, a la que le hiciera mención

Bialolenkier cuando le relatara lo sucedido, y contestó que “es la pregunta

que todos quieren saber. Cuando se desatura es que va paulatinamente

bajando el oxigeno y uno se da cuenta, que es el trabajo de la

anestesióloga, que lo observa en el monitor”. Dijo que se advierte la


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desaturación por el sonido de una alarma que debe sonar, que cree

que lo hace a partir de los 90%, y que además se advierte en el monitor,

a la vez que presumirlo por la forma en la que respira el paciente

(recordemos que en nuestro caso no hubo ninguna alarma sonando al

producirse la desaturación).

El endoscopista Cecchi afirmó que la perforación es

uno de los riesgos probables en los estudios endoscópicos, y que esa es

la razón por la cual se menciona en el consentimiento informado que

deben firmar pacientes y médicos. Y que, en caso de advertir una

perforación, lo primero que hay que hacer es llamar a un cirujano para que

cierre dicha perforación. Que no hay mucho tiempo, que es un caso

urgente.

También dijo que entre cara anterior y cara posterior del

esófago hay 2 cm.

g) Francisco Benjamin López Laplace, endoscopista del

Sanatorio “La Trinidad-Palermo” y del TMC, atendió a la paciente Pérez

Volpin durante su internación y la evaluó a fin de comprobar que estuviera

apta para el estudio endoscópico indicado por las médicas clínicas.

Dijo que lo que se quería descartar con la endoscopía

era patología biliar, patología gástrica ulcerosa y patología del páncreas

también. Luego de evaluarla, consideró que estaba apta para la

realización de la endoscopía, y se retiró del sanatorio a las 15:30.

Que a las 18:45 lo llamó Bialolenkier diciéndole que la

paciente había tenido una complicación y que obitó. Así fue como,

recordó, se dirigió hacia el Sanatorio arribando allí a las 19:30, y que en

esa oportunidad Bialolenkier le dijo “Hice todo correctamente, entré y

sali…”.
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Recordó López Laplace que tecleó el registro de la

historia clínica con lo que “le iba diciendo Bialolenkier” , ya que éste no

podía hacerlo porque estaba “compungido”, que le dijo “poné: que entré

con distensibilidad dificultosa hasta la segunda porción duodenal”.

Aclarando el testigo que “se trata de un retardo en el tiempo en la

distensión, no sobre que no se distendió, eso fue lo que le explicó

Bialolenkier”.

López Laplace recordó que le insisti

ó a Bialolenkier para que hablara con la familia, y que

éste no quería, aunque luego accedió tomándose un vaso de agua de

manera previa Así fue, contó el testigo, que lo acompañó (a Bialolenkier), y

que lo escuchó explicarle a la familia que había sido un estudio “hasta la

segunda porción duodenal sin complicaciones”.

A su vez, mencionó que el jueves o viernes posterior al

hecho, Bialolenkier lo llamó para pedirle la historia clínica de la paciente

Pérez Volpin, explicándole el testigo que no podía asesorarlo al respecto.

Ante preguntas de la defensa, el testigo describió como

una complicación endoscópica: “una hemorragia, una perforación, una

laceración en la mucosa, etc”, y que ello está descripto en las bibliografías.

A su vez, describió el endoscopio como un aparato con

punta flexible, que puede girar hasta 90 grados, y doblarse como en “U”. Y

sobe una eventual perforación a 4 cm de la epiglotis y la dirección hacia

donde se dirigiría el aire en ese caso, dijo “el aire puede, en primera

medida, ir al mediastino, planos musculares del propio esófago, planos

graso y piel”. Ello, mencionó, generaría mediastinitis, edema de piel, y

tejido celular subcutáneo. Que ese aire puede generar barotrauma.


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h) Marina Inés Casella, médica del Sanatorio “La

Trinidad-Palermo” que atendiera a Pérez Volpin el 6 de febrero de 2018 e

indicara la realización de la video endoscopía.

Sostuvo la Dra. Casella que “nada de lo que le sucedía

a la Sra. Pérez Volpin era de urgencia” y que se trató de indicarle estudios

para dar un diagnóstico. Remarcó que la paciente no manifestaba dolor al

momento en que la vio, posiblemente porque estaba medicada, y que

recuerda que tenía programada una endoscopía para el día siguiente.

Dijo que luego de evaluarla, e indicar los estudios a

realizarse, lo próximo que se enteró era que estaba en paro

cardiorespiratorio. Que por ello se dirigió al quirófano junto con la Dra. Di

Filippo, y que alcanzó a ver a la paciente porque participó de un ciclo de

reanimación. Que la vio “toda edematizada tenía un color violeta, tenía

mucha distención adbominal. Que por lo que vio uno puede saber que

tenía enfizema subcutáneo, pero no podía precisar los motivos del

mismo”. Dijo que la paciente estaba “toda destapada”.

Recordó que luego de participar del ciclo de

reanimación se mantuvo como expectadora, y que vio que vino un médico,

que nunca había visto antes, y logro entubarla; que hasta ese momento la

paciente tenía máscara laríngea.

Que mientras estuvo dentro del quirófano lo vio al Dr.

Bialolenkier parado a los pies de la paciente.

Mencionó que lo sucedido le sorprendió, pues se trata

de un estudio de baja complejidad.

i) Diego Cabrera Argaña, médico cardiólogo de terapia

intensiva del Sanatorio “La Trinidad-Palermo”, quien acudiera al llamado

de emergencia el 6 de febrero de 2018, prestó declaración en estos

actuados.
20

Recordó que el 6 de febrero de 2018, entre las 16 y las

17 hs. aproximadamente, la Jefa de enfermería entró a la sala de médicos

de cuidados intensivos diciendo que requerían un terapista de forma

urgente en el quirófano porque había un paro cardiorespiratorio.

Que inmediatamente acudieron al quirófano que les

fuera indicado junto a su compañera Cynthia Gazzano, y que ya estaba la

cardióloga y varias instrumentadoras adentro. Que vio a Bialolenkier a los

pies de la paciente.

Recordó que esperó que una persona terminara un

ciclo de reanimación para comenzar a hacerlo él. Dijo que lo primero que

hizo fue chequear que la paciente no tuviera pulso –en la muñeca- y

empezó a comprimir. La vio “…con el abdomen muy distendido,

cianótica, cianosis generalizada por lo que recuerda con mucho lividez”.

Agregó que “la anestesista estaba tratando de entubarla, en ese momento

no estaba entubada cuando llegó, pero sí estaba tratando de hacerlo. Lo

primero que hace cuando deja de comprimir la primera vez pide el

desfibrilador que estaba atrás y no lo había visto, y constata el ritmo de

paro de la paciente el cual era asistolia”; “cuando llega ya estaba en paro,

no sabía cuanto hacía que lo estaba”.

Dijo Cabrera Argaña que preguntó que había sucedido,

y que nadie supo responderle. Que recuerda que su compañera “fue a la

vía área para colocar una máscara laríngea”.

A su vez, menciono que al escuchar el apellido Pérez

Volpin miró a la paciente y que no la reconoció como aquella que conocía

de la televisión. Y dijo que “Cuando vio el abdomen distendido, tan inflado,

percutió el abdomen y sospechó que podría haber padecido una

intubación dificultosa esofágica y había sido ambuciada en vía digestiva y

por eso el abdomen distendido. Pensó por un momento que había sido

entubada en esófago por la distensión abdominal. Que nunca logró


21

discernir qué había llevado a la causa del paro y preguntó y nadie le

supo explicar”. Inclusive, dijo que Bialolenkier le dijo que “hasta la

segunda porción del duodeno la endoscopía había impresionado

normal…”

Recordó que en un momento ingresó otro médico que

logró entubarla.

Luego, respondió preguntas de las partes, indicando

que existe una alarma que indica la desaturación del paciente, y que

depende de cómo esté seteada pero que en general suena a los “90 o

91”.

Dijo también que los ritmos cardiácos desfribilables son

la taquicardia ventricular sin pulso y fibrilación ventricular. En este sentido,

se le exhibieron los registros obrantes en autos del multiparámetrico

utilizado en el estudio endoscópico de Pérez Volpin, y dijo que podría

verse allí un ciclo de Fibrilación Ventricular, pero que no podría afirmarlo; y

aclaró que él solo vio asistolia y que lo hizo en el monitor del desfibrilador.

Es decir, este médico afirmó que el único monitor

que se encontraba midiendo el ritmo cardíaco de la paciente fue el

del desfribilador, equipo que, recordemos, ingresaron las

instrumentadoras luego del aviso de emergencia.

A su vez, dijo que hubiera sido útil punsar el

neumotórax, pero ello “si lo hubieran detectado”, y reiteró que el paro lo

constato tomando el puso de la paciente.

j) Juan Martín Chaves, técnico en electro medicina,

quien firmara el informe obrante a fs. 28 de la documentación

acompañada por el Sanatorio “La Trinidad-Palermo”, en donde se indica

que el equipo utilizado con la paciente Pérez Volpin –perteneciente al


22

quirófano nro. 6-, y del cual se imprimieran los registros, tiene 23 minutos

de retraso.

Dijo que el 6 de febrero de 2018 fue llamado alrededor

de las 20 hs. desde el equipo de quirófano –la técnica anestesista Mónica-

para imprimir los registros, a pesar de que reconoció no existe

complicación alguna para dicho procedimiento y que en general la

frecuencia en la que lo llaman para imprimir es muy baja. Así fue como,

según su relato, acudió al Sanatorio alrededor de las 21hs. y trató con la

Subjefa de Instrumentadoras, Dos Santos; que imprimió y se fue.

Mencionó que al día siguiente realizó el informe que

obra agregado en autos, por decisión propia y sin que nadie se lo pidiera.

Que era la primera vez que registraba aquél retraso en un informe, y que

luego de ello no corrigió el mencionado retraso en el equipo; a pesar de

ser él quien trabaja de lunes a viernes en el Sanatorio revisando y dando

soporte a estos equipos.

Observando el primer registro del informe que imprimió

y que obra agregado, siendo éste a las 17:18, el testigo dijo que a ese

horario había que sumarle 23 minutos.

También indicó que los “asteriscos” que aparecen en el

informe indican que en ese momento no hay registro, aclarando que ello

se debe a que la paciente no está conectada al equipo.

Mencionó que el multiparamétrico posee alarmas

relativas a los parámetros del paciente, y que están prefijados los valores

aunque pueden ser modificados por la persona que lo opera; aclarando

que el equipo en cuestión tenía sus alarmas funcionando correctamente.

Llamativamente, al terminar de leer el acta, el testigo

quiso modificar sus expresiones relacionadas con los 23 minutos de

retraso, indicando que éstos debían ser “restados” al horario que aparecía
23

en los registros. Como veremos, aquél fue un intento desesperado,

aunque inútil, del testigo por colaborar…quien sabe con quien.

k) Hugo Alberto Botto, identificado por todos los testigos

como quien “logro entubar a la paciente”.

El mencionado médico es endoscopista pediátrico, y se

encontraba aquél 6 de febrero de 2018 en el Sanatorio “La Trinidad-

Palermo” para realizar un estudio a un paciente infantil. Recordó que llegó

al Sanatorio a las 17:30 y que tuvo que esperar para entrar, debido a que

había un problema con una paciente adulta. Que finalmente logró entrar al

quirófano que le fuera asignado (nro. 2) y preparar todo para su

intervención, y que mientras esperaba que le trajeran a su paciente

ingresó una instrumentadora al quirófano solicitándole de forma urgente

que fuera a traquiomotizar a la paciente Pérez Volpin de quien desconocía

que estaba allí adentro.

El relato del testigo sobre lo que sucedió cuando acudió

al llamado de emergencia, resulta tan elocuente como autosuficiente para

intentar visualizar la impericia que ocurrió adentro de la Sala 6; sobre todo,

por el minuto en el que Botto pudo hacer lo que una anestesista con

experiencia no pudo. Veamos.

“Como tal piensa unos segundos, toma un

laringoscopio de adultos que tiene, llamado Holinger, la fibra óptica, la

fuente de luz propia y se fue corriendo con el aspirador. Se trata de un

aspirador rigido, ingresa rápidamente al quirófano 6 entre cables y

muchas personas que desconoce de quienes se trataba. No se alcanzó a

poner guantes, conecta todo, le conectan su fuente de luz, conecta a la

aspiración en el canal de aspiración que es una mangera que viene de la

torre que permite aspirar y observar lo que esta haciendo, y aspirar todos

los contenidos que pueden ser saliva o sangre; chequeado eso, extrajo la

máscara laríngea que esta colocada en el paciente, le solicita


24

inmediatamente a la persona que está haciendo masaje cardiáco que se

detuviera para poder lograr la quietud necesaria para colocar el

laringoscopio, aspira el contenido sanguinoliento abundante,

inmediatamente localiza las cuerdas vocales, coloca el tubo endotraqueal

a 6,5 insufla el balón y pregunta si entra aire en ambos hemitorax, no tiene

acceso a los monitores dado que está en la cabeza de la paciente, sin

poder observar los registros de la misma, oximetría, ni ningún otro, y le

refieren que entraba aire en ambos pulmones y hay capnografía (CO2

espirada) que le permite saber a uno que está en la vía aérea o en otro

lado. Alguien le contesta Si Doctor. Da por concluida su tarea. Junto todo

su instrumental y se retiró de la sala y en el momento de retirarse alguien

dice: Minuto 28. Considera que se demoro entre 1 minuto y 1 minuto y

medio en entubarla. La paciente estaba totalmente deforme, no podía

reconocerla para nada”.

“Cuando dijeron minuto 28 considera que debe ser en

relación a la situación crítica de la paciente…Que sabe que cuando se

deforma es porque hubo un fuga de aire, el que se mete generalmente

en los intersticios del cuello… Por algún lado escapó el aire, cuando sale

de la vía aérea es habitual que se escurra a través de los planos del

cuello, el piso de la boca, la cabeza, el cuero cabelludo, etc. Es normal

que pueda ocurrir”.

Luego aclaró que “No se puede entrar al esófago con

el laringoscopio. La rama no es tan larga como para entrar. Viene

preparado con bordes romos como para no provocar lesión”.

m) Cinthia Daniela Gazzano, terapista del Sanatorio “La

Trinidad-Palermo” que acudió a la Sala 6 del quirófano, junto con Cabrera

Argañaz, ante el llamado de emergencia, también prestó declaración

testimonial.
25

Al igual que su compañero, relató que acudieron ante el

llamado de emergencia, y que lo primero que vio cuando ingresó a la Sala

6 fueron los pies de la paciente de color “azul violáceo, el cuerpo de ese

ser humano estaba tan deformado que incluso después de haber

estado no sabe cuanto, no sabía de que sexo era. La coloración era

anormal, la deformación era anormal, de manera que le tuvieron que

decir. Más adelante le terminan de definir el sexo. (…) Posterior a eso

lo ve al médico endoscopista que estaba parado con el endoscopio en la

mano de espaldas a la pared y atina a preguntarle que había pasado,

respondiéndole cuando la miro y le dijo ´…No sé, fueron 5 minutos, entré

y salí…´Luego, a la paciente, se pone de su costado derecho, ve a la

anestesióloga que estaba intentado intubarla, lo primero que hace es

preguntarle ´no se puede o no la veo…´refiriéndose a la vía aérea.

Respondiéndole ´… Que no. Que es imposible. No se ve nada´. (…)

Pregunta donde está el monitor y otra persona le señala que estaba

detrás suyo, a la izquierda y en ese monitor lo único que recuerda es una

línea de base que sería la saturación de oxígeno. Ya para esto su

compañero ya estaba masajeando y ahí le pregunta a la Doctora si le

parecía probar con otro manejo de la vía aérea, y le ofrece si le parece

colocarle una máscara laríngea, en ese momento no sabe si la

escucharon y alguien le entrega tres máscaras laríngeas dado que son de

distintos tamaños, toma una se la pasa a la Doctora quien se la coloca,

inflan un balón, la doctora comienza a ambucear y en ese momento se da

vuelta para ver el monitor (…) y ve la línea de base que indicaba como

primer número un 53% que es la saturación de oxígeno que tenía la

paciente. Posterior a ello lo primero que le dice a la doctora es si tenía un

laringoscopio óptico, que es uno convencional pero que tiene una cámara

en la parte superior que se usa para vía aérea dificultosa (…) cree que la

doctora no le responde, después pregunta si tenía un froba que es otra


26

herramienta para la vía aérea dificultosa. También le preguntó si había

llamado a algún cirujano para el caso de una traqueotomía de urgencia y

no respondió o no lo recuerda si le respondió algo”.

Recordó que la paciente tenía en su rostro sangre

saliendo de las dos narinas, “por lo que en lo primero que pensó fue

que había sangrado producto de la endoscopía, y así lo pregunta,

respondiéndole que no, que había sido un procedimiento muy corto,

sencillo o rápido por lo menos”.

Dijo que cuando llegó pregunto hacía cuanto tiempo la

paciente había comenzado el paro, y que le respondieron que hacía 15

minutos. Y que al poco tiempo se hizo presente el Dr. Botto quien sí logró

entubarla.

Que cuando llegaron Di Filippo y Casella le dicen “es

Débora Peréz Volpin”, y ella pregunta “es la mamá?”, respondiéndole

estas que no, que era “la periodista”.

Por último, sobre cómo se medía el ritmo del paro

(entiéndase que las variantes del llamado “ritmo de paro” son, entre otras,

de asistolia, fibrilación ventricular, etc), la testigo dijo que se le tomaba

el pulso y que recuerda haber visto el monitor del desfibrilador.

n) Agustina Ramos, médica especializada en

cardiología del Sanatorio “La Trinidad-Palermo”, quien acudió al quirófano

6 debido a un llamado recibido a las 17.30 hs. (aproximadamente) en el

mostrador de enfermería, mediante el cual le solicitaban su presencia en

el quirófano por presentarse una situación de emergencia.

Una vez que ingresó al quirófano pudo constatar la

presencia del Dr. Bialolenkier y la Dra. Puente aclarando que “Había una

paciente de sexo femenino decúbito dorsal desnuda, estaba con cara

cianótica es decir azulada y presentaba una gran hinchazón en rostro y

cuello. Que la Dra. Puente estaba en la cabecera de la paciente. Cuando


27

ingresa le pregunta que sucedía, lo primero que le dice y según recuerda:

´…No lo sé. Hizo un edema terrible…´ estaba intentando controlar la vía

área de la paciente, intentando intubar a la paciente. Por el lado del

endoscopista estaba simplemente parado guardando la sonda del

endoscopio. Le pregunta que había sucedido y le responde, también

según recuerda que “...la anestesista le había dicho que parara el estudio

porque la paciente había comenzado a desaturar con lo cual había

retirado la sonda del endoscopio…”. Que cuando le pregunta sobre la

existencia de alguna complicación le señaló: Que no”.

Relató su accionar y las tareas de reanimación llevadas

a cabo sobre la paciente, destacando que: “Lo primero que hace es

chequear el pulso de la paciente. En el cuello, el pulso carotideo se le

dificultaba por la hinchazón, ante lo cual palpó el pulso el femoral. Y dada

la ausencia del mismo, diagnostica que la paciente está en paro

cardiorrespiratorio, ante ello inicia las compresiones torácicas pertinentes

y pide que se conecte a la paciente al monitor del carro de paro para

ver que ritmo cardíaco tenía. (…) 1Que le dice a la Dra. Puente que

controle la vía área mientras realizaba las maniobras de compresión. (…)

Le pide al endoscopista que continúe con las maniobras de compresión

torácicas y pasa a controlar el carro de paro. En ese momento pide a las

circulantes de quirófano refuerzos a los médicos de terapia intensiva que

comparten el piso con la dicente. (…). Se reanimó a la paciente, desde su

ingreso aproximado a las 17.30 horas, hasta las 18.15 hs en que sin éxito

consensuaron entre los médicos, dar por finalizadas las tareas de

reanimación, durante todos esos minutos de reanimación el ritmo cardíaco

de la paciente siempre fue la asistolia y con respecto a la vía aérea a la

Dra. Puente le fue muy dificultoso controlarla. La médica de la terapia le

sugirió dado que el tubo endotraqueal no podía ser colocado, que

1
Al respecto, veáse punto “c)” del acápite “V. Conclusiones”
28

intentara con la máscara laríngea que fue lo que tenía la paciente para

controlar su vía área hasta casi final de la reanimación, donde acude a

quirófano un médico del que no sabe su nombre, pero que tiene entendido

que es fibrobroncoscopista quien puede con un dispositivo que trajo

intubarla orotraqueal, pero ya sobre el final de las maniobras de

reanimación. Con el correr de las maniobras la coloración azulada

empeoró y comenzó con distensión abdominal que en un primer momento

solo era en cuello y rostro, luego fue abdominal también, y a la palpación

de cuello y rostro la paciente presentaba crepitaciones lo cual les hacía

sugerir que había aire debajo de la piel.”

A su vez, expresó que hubo un intento fallido de

colocar un tubo endotraqueal debido a la magnitud de la hinchazón del

rostro y la lengua de la paciente, por lo que encontrar la tráquea no era

nada fácil.

5. Por otro lado, fue aportada la historia clínica de

Débora Pérez Volpin, tanto aquella correspondiente a el evento que diera

origen a su fatídica muerte, es decir, su atención desde el 5 hasta el 6 de

febrero de 2018; como así también todas las atenciones y estudios

anteriores de la nombrada.

En la historia clínica, se refleja que la paciente posee

dolor abdominal y se lo describe como “epigastralgia”. Se le indican la

realización de varios estudios, entre ellos, una VEDA.

Se indica como diagnóstico síndrome coledociano.

Sobre la VEDA, el Dr. López Laplace es consultado y

asienta en la historia clínica que está de acuerdo con dicha indicación.

Así las cosas, sobre lo que aquí interesa, el Dr. Diego

Bialolenkier asienta en la historia clínica:

18:15 del 6/02/18: "...Se progresa hasta DII con

distensibilidad dificultosa del tracto digestivo. Se constata de forma


29

inmediata edema generalizado con desaturación por lo que se decide

suspender procedimiento sin lograr correcta visualización..." Mientras que

a las 19:43 hs del mismo día, informa: "... Se inicia procedimiento 17:20 hs

progresando sin dificultad hasta segunda porción duodenal, a dicho nivel

se constata que la paciente intercurre con bradicardia y

desaturación, siendo las 17:25 hs se decide suspender el procedimiento

para estabilizar el cuadro hemodinámico el cual progresa a paro

cardiorespiratorio iniciando de forma inmediata maniobras de reanimación

junto a personal especializado..."

Por su parte, la Dra. Agustina Ramos indica en la

historia clínica, a las 20:43hs, que “Siendo las 17:30hs acudo al llamado

en quirófano 6. Se constata paciente en paro cardio respiratorio, me sumo

a maniobras de reanimación ya iniciadas. Se realizan maniobras de

reanimación cardiopulmonar avanzada sin éxito, constatándose el óbito a

las 18:15hs”.

La Dra. Nélida Inés Puente 104630 Anestesiología, en

el parte de anestesia, a las 23:33 informa: "... Se conecto al paciente al

monitor de ECG. Se conecto al paciente a monitor de Presión Arterial. Se

conecto al paciente a saturometría de pulso. Se realizo chequeo de la

mesa anestésica. Se utilizaron los accesos vasculares: acceso

venoso periférico (numeral izquierdo). Se utilizo anestesia: sedación,

utilizando cánula nasal. Ingreso del paciente a quirófano 06/02/18 17:15

hs. Monitoreo intraoperatorio: valores medidos FC 76 1pm, FR 10 rpm, PA

90/50, sat 99%. Fármacos utilizados en la inducción: 5 min Propofol 120

mg. Fármacos utilizados en el mantenimiento: 7 min Propofol 40 mg.

Otros fármacos: 7 min Dexametasona 8 mg. Fluidos administrados 5

min CINa 0,9% 50 ml.-Eventos ocurridos durante el procedimiento: Sin

antecedentes patológicos en visita preanestesica. La misma se realizo

previo ingreso de la paciente a quirófano. Se verifica ayuno (mayor de 6


30

hs) y estudios complementarios previos. Se explica el procedimiento y sus

riesgos, la paciente acepto realizar el procedimiento. Signos vitales al

ingreso dentro de rango fisiológico. Se realiza inducción con la droga

descripta, con buena respuesta manteniendo signos vitales, con

ventilación espontanea con cánula nasal y oxigeno / 100%, dando inicio a

la endoscopia, bajo monitoreo electrocardiográfico y pulsioximétrico. A

los pocos minutos de comenzado el procedimiento (aproximadamente

5 minutos) se verifica desaturación abrupta (90%) por lo que se

decide suplemento de oxigeno 100%, con mascara facial sin lograr

revertir el cuadro. Inmediatamente se informa al equipo quirúrgico, que

suspende el procedimiento. Persiste desaturación (de 90%),

conjuntamente con signos de enfisema facial importante,

evolucionando rápidamente al paro cardiaco. Inmediatamente se inician

maniobras de reanimación avanzadas que incluyeron drogas

vasoactivas (adrenalina y atropina, Dexametasona 8 mg) ventilación con

mascara facial con oxigeno al 100% y masaje cardiaco. Se da de

inmediato la alarma al equipo de cardiología y UTI, quienes / colaboran

en la reanimación. Se decide realizar intubación orotraqueal, que no

resulta factible por alteración de la anatomía, colocándose una máscara

laríngea, obteniéndose adecuada ventilación y recuperación de la

oximetría (99%). Se mantiene las maniobras de reanimación

avanzadas, sin lograr recuperación de ritmo cardiaco (se mantuvo en

asistolia durante toda la reanimación), hasta las 18:15 hs momento en que

se decide suspender las maniobras, constatándose óbito."

A su vez, a las 00.36 hs. del 07/02/18, la Dra. Puente, en

la epicrisis, informa, entre otros: "... Signos vitales al ingreso dentro de

rango fisiológico. Se realiza inducción con la droga descripta, con buena

respuesta manteniendo signos vitales, con ventilación espontanea con

cánula nasal y oxigeno 10 0%, dando inicio a la endoscopia, bajo


31

monitoreo electrocardiograma y pulsioximétrico. A los pocos minutos de

comenzado el procedimiento (aproximadamente 5 minutos) se verifica

desaturación abrupta (90%) por lo que se decide suplemento de oxigeno

10 0%, con mascara facial sin lograr revertir el cuadro. Inmediatamente

se informa al equipo quirúrgico, que suspende el procedimiento. Persiste

desaturación (de 90%), conjuntamente con signos de enfisema facial

importante, evolucionando rápidamente al paro cardiaco. Inmediatamente

se inician maniobras de reanimación avanzadas que incluyeron drogas

vasoactivas (adrenalina y atropina, Dexametasona 8 mg) ventilación

con mascara facial con oxigeno al 100% y masaje cardiaco. Se da de

inmediato la alarma al equipo de cardiología y UTI, quienes colaboran en

la reanimación. Se decide realizar intubación orotraqueal, que no

resulta factible por alteración de la anatomía, colocándose una máscara

laríngea, obteniéndose adecuada ventilación y recuperación de la

oximetría (99%). Se mantienen maniobras de reanimación avanzadas, sin

lograr recuperación de ritmo cardiaco (se mantuvo en asistolia durante

toda la reanimación), hasta las 18:15 hs momento en que se decide

suspender las y maniobras, constatándose óbito. Se informa en forma

detallada a la familia sobre el evento. Paciente óbito.- Causas: paro

cardiaco. Insuficiencia respiratoria no clasificada en otra parte. Otras

enfermedades inflamatorias del hígado.- Interpretación diagnostica:

Reanimación cardiopulmonar avanzada..."

La anestesióloga en ambos informes habla de "signos

de enfisema facial importante, evolucionando rápidamente al paro

cardiaco". También expresa que se mantuvo en asistolia durante todo el

proceso de reanimación.
32

6. Por su parte, obran agregados en autos los registros

del multiparamétrico presuntamente impresos el día del deceso, según

sostuvo el señor Chaves, quien suscribiera dicho informe.

De los mismos, se observa que:

- El primer registro es de las 17:20, en donde se indica

67% de saturación de oxigeno. Con anterioridad a ello, aparecen

asteriscos, indicando que la paciente no estaba conectada al equipo.

- A las 17:23 se observa FV (Fibrilación Ventricular),

también a las 17:24, 17:25, 17:34, 17:38.

- A fs. 27 de los registros, obra un listado que indica

minuto a minuto el ritmo cardíaco, observándose fibrilación ventricular en

33 oportunidades.

7. También han sido aportados los consentimientos

informados firmados en el marco de las endoscopias realizadas en el

Sanatorio “La Trinidad- Palermo” durante el mes de enero y febrero. En

todos ellos, se observa la indicación como riesgo propio del estudio

endoscópico “hemorragia y perforación”. Así también se observa, en el

consentimiento suscripto por el Dr. Bialolenkier y Débora Pérez Volpin el

día 6 de febrero de 2018.

8. A su vez, obran agregados todos los estudios y

atenciones previas de la paciente Débora Pérez Volpin, no observándose

ningún antecedente relacionado, ni relacionable, con la muerte violenta

ocurrida en la Sala 6 del quirófano del Sanatorio “La Trinidad-Palermo”.

IV. SOBRE LOS DESCARGOS DE LOS IMPUTADOS.

1. La Dra. Puente realizó una primer presentación a fs.

122 del expediente. Allí, además de mencionar sus antecedentes como


33

anestesióloga (que datan de 1981), relata la sucesión de hechos ocurridos

el 6 de febrero de 2018.

Específicamente, dijo que conversó con Débora Pérez

Volpin previo a la realización del estudio, que ésta la “cautivó con su

simpatía”, y que le realizó el interrogatorio de rigor, indicándole Pérez

Volpin que estaba medicada con Levitiracetam 500mg y que no

presentaba antecedentes alérgicos.

Dijo que conectó el monitor y que verificó los signos

vitales basales. Que la colocó en posición y la sedo; y que allí comenzó el

Dr. Bialolenkier el estudio endoscópico. Que hasta ese momento la

paciente se encontraba dentro de los rangos fisiológicos.

Relató que para una mejor visualización del

procedimiento para el médico endoscopista, se realizo el estudio con las

luces del quirófano apagadas, en un ambiente de penumbra a través de la

luz que brinda el negatoscopio.

A poco de iniciado el procedimiento, dijo, advirtió la

presencia de reflejos en la paciente, y por ello profundizó un poco la

sedación, administrándole 40mg más de propofol.

Que pasados unos cinco minutos del comienzo del

estudio, el monitoreo pulsioximetro le indicó un abrupto descenso en la

saturación de oxigeno (paso de 99 a 90), por lo que de inmediato y luego

de chequear que el dedal estuviera bien, pidió que se detuviera el estudio

y que se encendieran las luces de quirófano.

Al encender las luces, relata Puente, se encontró con

asombro con una persona totalmente diferente a la que había visto hacia

unos pocos minutos. Evidenciaba una marcada cianosis cérvico facial, su

cuello, labios y parpados se hallaban hinchados con la presencia de

enfisema (aire) subcutáneo que crepitaba a la palpitación y que se

incrementaba progresivamente.
34

De allí, el relato sobre sus intentos de ventilar a la

paciente. Primero con una máscara facial, luego tratando de intubarla;

mientras acudían todos los médicos a su llamado de emergencia.

Mencionó que observó con sorpresa que había sangre

en la garganta, y alteración anatómica. Dijo que le fue imposible introducir

el laringoscopio más allá de unos pocos centímetros, debido a que la

lengua de la paciente ocupaba alrededor de un 80% de la cavidad bucal.

Ante aquella imposibilidad, dijo, optó por la máscara

laríngea. Y que a través de esta logro “su tarea”.

Culmina su presentación remarcando que no

comprende lo sucedido, que no entiende como una “persona tan llena de

vida, como la que había conocido un rato antes y que debía realizarse ese

estudio, había encontrado la muerte en el quirófano”.

2. Por su parte, en ocasión de prestar declaración

indagatoria la Dra. Puente acompañó un escrito, en el que solo manifiesta

su “shock” por lo ocurrido.

A su vez, al responder preguntas ante el Señor Juez en

aquella oportunidad, la mencionada sostuvo que:

“…estaba girada hacia el endoscopista y se encontraba

de espaldas a ella y de su lateral derecho. Que advierte el cambio de las

características morfológicas cuando el instrumental le advierte la

desaturación de 99% a 90%”

“Ella piensa que se le había salido el dedal, para ello

toca la panza de la paciente y buscó tomar su mano; allí nota que la

panza estaba dura y al destaparla la ve “inflada”. Entonces en ese

momento le advierte de ello a su colega (aclara que fue anómalo y

repentino, la paciente ingresó normal, sin hinchazón alguna)”

“…la destapó y ya estaba inflada, por ello vuelve a

tocarla para controlar la respiración y ya no lo hacía”


35

“le dice a Diego que saque el endoscopio y que la

ayude a ponerla boca arriba y le saque el mordillo y en ese momento la

paciente tenía el labio y el ojo hinchado. Frente a ello pensó que estaba

haciendo una reacción alérgica, por eso le pide a la instrumentadora le

ponga dexametasona”

“Al colocarle la máscara en su cara siente que su piel

crepitaba (aire debajo de los tejidos)”

“la paciente no tenía previamente una anatomía que

impidiera intubarla, pero nota que ahora estaba hinchada y con sangre y

secreciones.”

“Preguntada por la Fiscalía, si no se les ocurrió la

posible perforación dadas las complicaciones posibles en este estudio y

sino se les ocurrió realizar un drenaje de los pulmones con el Abbocath,

dice: no, porque no se pensó en un neumotórax”

“…que cuando retira el endoscopio Bialolenkier no le

dijo nada sobre una posible lesión y/o diagnóstico sobre que ocurrió. Por

ello, infirió inicialmente que podría tratarse de una reacción alérgica”

“cuando la paciente desatura ya estaba inflada (hasta

ese momento sólo había colocado monitores y cánula nasal), cuando le

saca el mordillo la paciente ya tenía aire, su piel crepitaba. Y eso se lo

hizo notar a su colega. Esto era evidente para cualquier persona.”

“ cuanto vio la inflación se lo advirtió al endoscopista,

esto era evidente. Ella inicialmente pensó que era una reacción alérgica.”

“Preguntada si le encuentra explicación al cuadro que

ocurrió, ello pensándolo hoy retrospectivamente, dice que concluye que

hubo una perforación en el esófago por donde ingresó aire, no hay otro

lugar por donde entre aire pueda pasar al mediastino sino por la lesión y

por el aire insuflado del aparato endoscópico. Con relación a lo dicho por
36

Bialolenkier en cuanto que afirmó que no es razonable que el aire haya

pasado por esa lesión del esófago”

“desconoce de dónde obtiene la máquina el aire que

insufla, pero que si se conecta a un aspirador central pero no sabe a

dónde se conectó, si a la torre o a la pared.“

“Aclara que la valija secuestrada y que aquí se le

exhibe con la caña endoscópica es nueva, está sin uso y no puede afirmar

si es o no la misma que se utilizó durante el procedimiento dado que todos

los equipos son iguales. No lo reconoce”

“...para su opinión la caña (y su estuche) es un

“endoscopio casi nuevo”.

“ Aclara que el estuche donde se guarda la caña se

coloca y saca 10 veces al día y, este estuche, está nuevo.”

“Es una paciente que si bien estaba en paro como

estaba saturada debió “haber salido”

“ …encontró con una garganta inflamada que le

impedía ver donde estaban las cuerdas vocales por la inflamación y el

sangrado. Esa inflamación ocurrió mientras estaba el tubo del endoscopio

en el interior de la paciente”

“Si sabe cómo se produjo la lesión en el esófago dice

que no, pero sí puede afirmar que no era preexistente (habría una

hemorragia visible previa al estudio). Mientras ella estuvo en la sala sólo

le puso la máscara laríngea y Botto la entubó; por ello, a la pregunta del

Tribunal dice que ningún otro elemento pudo haber llegado hasta la zona

de la lesión más que el equipo endoscópico”.

3. El Dr. Bialolenkier hizo su descargo en oportunidad

de prestar declaración indagatoria.


37

En este sentido, acompaño un escrito en el que relata

su vasta experiencia en la realización de estudios endoscópicos, más de

5000 según cuenta, y relata lo sucedido aquél 6 de febrero de 2018.

Dice que acudió al Sanatorio ante la solicitud de la

realización de una endoscopía de guardia, y que visitó a la paciente en su

habitación. Allí la revisó y evaluó clínicamente y procedió a “explicarle las

características y los pasos del procedimiento endoscópico, así como los

riesgos propios del mismo”.

Menciona que verificó que la paciente no tuviera

ninguna contraindicación para la realización del estudio.

Que una vez en el quirófano, verificó el correcto

funcionamiento del equipo endoscópico, ubicó a la paciente decúbito

lateral izquierdo, colocó el mordillo, lubricó la punta de la caña del

endoscopio y una vez verificada la correcta sedación, comenzó eel estudio

siendo las 17:20hs.

Ingresó, dice, por la cavidad bucal, bordeando la base

de la lengua, e ingresando sin dificultad a la cavidad esofágica de la

paciente. Que con una leve insuflación logró progresar hacia la cavidad

gástrica, y allí insuflo más aire para distender el estomago, logrando el

objetivo sin dificultad. Accedió al bulbo duodenal y luego a la segunda

porción duodenal. En esta última parte, relata, observó mayor dificultad de

distención del órgano lo que requiere una mayor insuflación.

Afirmó que durante todo el procedimiento estuvo

prestando atención, sin haber percibido ninguna complicación, “sea actual

o prexistente”. Y que cuando está insuflando el duodeno la Dra. Puente le

indica que suspenda el procedimiento porque la paciente estaba

desaturando; remarcando que así lo hizo inmediatamente.

El Dr. Bialolenkier sostiene que en ese momento se

puso a la paciente de cúbito dorsal y que su fisonomía continuaba siendo


38

normal, siendo que comenzó a cambiar luego de las maniobras de la Dra.

Puente para revertir la desaturación.

Continúa su relato comentando los intentos de Puente

por ventilar a la paciente, y las tareas realizadas por todos quienes

asistieron ante el llamado de emergencia (instrumentadoras, cardióloga,

terapistas, Dr. Botto).

Luego, se detiene en una aclaración sobre la

contradicción en los asientos de la historia clínica. Sostiene al respecto

que nunca sostuvo que tuviera dificultad en otra parte que no sea el

duodeno. Es decir, que la “distensibilidad dificultosa” lo fue solo de aquél

órgano; según dice.

También, reitera las posturas sostenidas por el perito

de parte en las disidencias planteadas a la pericia, en cuanto a que una

perforación endoscópica no puede ocurrir en la cara anterior del esófago,

sino en la posterior.

Por su parte, al contestar preguntas, el Dr. Bialolenkier

sostuvo:

“…mientras la paciente estuvo de cubito lateral siempre

tuvo la misma cara, no notó ninguna modificación. Al quitar el endoscopio

era normal, al igual del ingreso. Recién se puso cianótica al momento de

la reanimación”

“…desconoce el motivo de la desaturación.”

“está seguro que el deponente no provocó ninguna

lesión durante la VEDA ni tuvo ninguna complicación durante el

procedimiento”

“cuando terminó el procedimiento a la paciente se la

pone cúbico dorsal estaba igual que cuando comenzó el procedimiento y

la anestesista buscó la saturación por medio de la máscara Ambu (ingreso


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de aire por presión positiva) cuando lo vio insuficiente intentó intubarla, y

que se encontraba enfisematizada en el proceso de reanimación”

“no entiende como por 3mm puede pasar tanta cantidad

de aire, al finalizar la VEDA no tenía el volumen que presentaba al finalizar

la tareas de reanimación y que ese ingreso de aire no puede estar

relacionado con el equipo endoscópicos, sino por las tareas de

reanimación que en este caso demandaron 45 minutos”

“De haber existido una perforación la hubiera detectado

y ella no generaría la muerte inmediata de la paciente”

V.CONCLUSIONES. LA PRUEBA EVIDENTE DEL DELITO

Y DE SU AUTORÍA.

1. Llegados a esta instancia, y en vista de la prueba

adunada a estas actuaciones, no caben dudas de que Diego Ariel

Bialolenkier y Nélida Ines Puente son autores del delito de homicidio

culposo de Débora Pérez Volpin.

Ello así, por cuanto se encuentra probado:

a. La perforación del esófago torácico, visualizada

con contundente evidencia en la pericia realizada. Dicha perforación es

instrumental, y no pudo haber sido causada con otro instrumento que no

sea el endoscopio utilizado por Diego Ariel Bialolenkier.

La dudas que intenta insertar la defensa del médico,

sosteniendo que el endoscopio solo lesiona la cara posterior del esófago,

resultan inútiles. Así, ya han aseverado los propios endoscopistas que

atestiguaron en autos que aquella cavidad es virtual, y que su diámetro es

de entre 2 a 3 cm. Por lo tanto, siendo la punta del endoscopio flexible,


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pudiendo rotar hasta forma una “U”, resulta evidente que un mal manejo

del endoscopio puede lesionar ambas caras.

Además, no puede soslayarse que las lesiones son

contusas, por lo que la insistencia de la defensa por mostrar que el

endoscopio tiene una punta flexible y que “no lesiona”, también resulta

inútil.

Como si fuera poco, esta perforación que realizó el Dr.

Bialolenkier, endoscopista con vasta experiencia, resulta ser un riesgo

“probable”, tal como él mismo lo indicó en el consentimiento informado

suscripto por éste; y como, según relató él mismo, le explicó a la paciente

en su habitación.

Por ello, siendo probable, no imposible como afirma

Bialolenkier, éste debió considerarlo al ver la crisis desatada, pensar

que se trataba de una perforación y actuar en consecuencia.

En cambio, tal como cuentan los testigos, se quedó

parado mirando, con el endoscopio en la mano, y repitiendo que “había

sido todo normal” y que “no sabía que pasaba”.

b. La crisis desatada no se debió a ninguna patología

preexistente de Pérez Volpin, y mucho menos, a una alergia como ahora

parece sostener Puente que pensó al ver la deformación de Pérez Volpin

en el quirófano. FUE UNA PERFORACIÓN.

La Sra. DÉBORA PEREZ VOLPIN ENTRÓ SANA AL

QUIROFANO, así lo prueban las constancias médicas obrantes en autos,

y el testimonio de la Dra. Casella, quien la atendiera en su internación

En primer lugar, la propia Puente reconoce en la

historia clínica que interrogó a la paciente sobre posibles alergias, y

afirma que no las tenía.

Por otro lado, la anestesióloga dice haberle dado

medicación para la alergia, y que ello no cambio el escenario.


41

Cabe decir que la alergia que eventualmente podría

relacionarse con los síntomas que Pérez Volpin manifestó, sería un cuadro

extremo y agudo que se denomina anafilaxia o shock anafilactico, que se

caracteriza por hipotensión, arritmias, dificultad respiratoria con

auscultación de sibilancias, angioedema (edema en cara, cuello, lengua,

laringe). Este último, genera una obstrucción de la vía aérea.

La adrenalina y corticoides son las drogas de elección

para su tratamiento inicial.

Sin embargo, en el caso de autos no existió

erupción en piel, y pasó directo a la deformidad de cara y cuello. Pero

el edema de la cara es a la palpación algo muy distinto a la

crepitación que Puente describió.

Por otro lado, la Dra. Puente dice que Pérez Volpin dejó

de respirar, es decir que no escuchó murmullo vesicular, que es lo que

normalmente se ausculta, pero tampoco se escuchan sibilancias que

es lo que habría en una anafilaxia.

Evidentemente, la alergia es una explicación que ahora

intenta encontrar Puente para explicar, si es que se puede, su sorprendete

pasividad, pérdida de tiempo, distracción e impericia para resolver la

situación que se le presentaba.

Por su parte, la propia anestesióloga dice que vio

sangre en la boca, la cual recién ahora describe como “negra”. Ello, tan

solo ello, debió indicarle la probabilidad de una perforación (¿cuál

sería sino la razón de la existencia de sangre en la boca?).

Además, aquella sangre que aparece constantemente,

impidiéndole ver las cuerdas vocales, sugiere un sangrado venoso activo.

La sangre “casi negra” es venosa, por ello debió pensar en la perforación.

Por su parte, no puede descartarse que la sangre

“negra” que ve, es sangre coagulada, lo cual contribuye también a


42

demostrar cabalmente el alongado período de tiempo que transcurrió

desde la perforación hasta que Puente “advirtiera” la crisis.

c) El multiparamétrico no estaba funcionando de

manera completa. Por ello, entre otras razones probablemente Puente

advierte la emergencia de manera tardía.

Surge con evidencia de los registros aportados que

Pérez Volpin no estuvo conectada desde el inicio del estudio

endoscópico al multiparamétrico. De otra forma, no se comprende

como los valores empiezan a mostrarse recién a las 17:20, que serían las

17:43 con el retraso informado.

Cabe remarcar que el intento de Chávez por enmendar

las deficiencias del registro, informando que los 23 minutos había que

restarlos, carece de todo sentido; pues si los restamos, Pérez Volpin tenía

67% de saturación de oxígeno cuando todavía estaba en su habitación

conversando con Bialolenkier…

La falta de conexión de la paciente a los monitoreos

necesarios explica, quizás, la tardanza en advertir su

descompensación.

Por otra parte, los médicos que acudieron ante el

llamado de emergencia, todos, declararon que el pulso debieron

tomarlo en la mano, o en el cuello y que el ritmo cardíaco recién lo

vieron cuando se conecto el desfribilador; es decir, en el monitor del

carro de paro, y no en el de la torre de anestesia.

Sin lugar a dudas, Puente no se tomó en serio su

trabajo, y no tomo los recaudos necesarios para el control del paciente

durante el estudio endoscópico; pues tan solo conectó, en algún momento,

el oximetro al dedo de Pérez Volpin.

d) Puente no actuó a tiempo, ni como debía, sino todo

lo contrario, empeoró el cuadro.


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Puente, encontrándose ante una evidente perforación

no tuvo mejor idea que insuflarle más aire a una paciente que se

encontraba en crisis cardiorespiratoria con motivo del aire ya insuflado por

el endoscopista Bialolenkier.

Pero como si ello fuera poco, todos los testigos

describen que la anestesióloga no sabía que hacer. Ramos y Gazzano

fueron contestes y contundentes en relatar que fueron ellas las que le

“sugerían” a la anestesista qué hacer.

La anestesista centró su tarea en continuar insuflando

aire a presión, con una paciente en un neumotórax hipertensivo, con

colapso pulmonar, generando una mayor acumulación de aire en el tubo

digestivo, que contribuyó a la generación de las lesiones de estomago, así

como al neumoperitoneo, y acrecentó el enfisema subcutáneo.

Nótese que preguntada que fue durante su indagatoria

sobre si no pensó en la posibilidad de un neumotórax a presión, Puente,

mostrando su absoluta ignorancia al respecto, dice que no pensó en

ello pues éste surge de rotura del pulmón.

Parece desconocer que existe un neumotórax

hipertensivo, descripto en toda la bibliografía médica, y que inclusive

puede ser generado por la ventilación con el propio ambú (es decir,

bolseando, como lo hizo ella). Éste, puede desencadenar en una ruptura

alveolar y neumotorax bilateral hipertensivo.

Ello, precisamente, es lo que se describe en la autopsia

realizada al cuerpo de Pérez Volpin: Pulmones colapsados.

e) La intubación no era tan dificultosa, sino que se

trató de otra impericia más de Puente. Pues, otro médico, en UN

MINUTO, logro intubar a Pérez Volpin.


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Nótese que todos los testigos presenciales de aquella

emergencia, dieron cuenta de que Puente no pudo intubar a la paciente

(única tarea a la que se habría abocado), y ella misma lo reconoce. Sin

embargo, otro médico –el Dr. Hugo Botto-, a quien lamentablemente

llamaron cuando ya era muy tarde, logró entubar a la Sra. Pérez Volpin en

menos de UN MINUTO... Y lo hizo sin ningún elemento “especial”,

“desconocido” o “específico”, pues el propio Dr. Botto así lo confirmó

cuando prestó declaración testimonial en estas actuaciones. Él solo llevo

un “laringoscopio de adulto” (sic).

f) Ni Puente ni Bialolenkier pensaron en la perforación,

y por lo tanto, no actuaron como era debido.

Gazzano y Ramos lo vieron a Bialolenkier con el

endoscopio en la mano, y ubicado contra la pared.

Balceda también lo vio parado sin hacer nada. Las

instrumentadoras no percibieron siquiera su presencia. Excepto una, que

elocuentemente vino un día después de que una testigo declarara que no

lo vio haciendo nada, a decir que lo había visto hacer masaje cardiáco…

Y Puente, como dijimos, se “concentró” en la vía aérea,

sin pensar más allá, y mucho menos, sin tener la pericia suficiente para

siquiera resolver aquella tarea a la que supuestamente se abocó.

Alergia, estudio normal, sorpresa…. Caras de una

misma moneda: la falta de explicación ante tan aberrante irresponsabilidad

médica.

Aquellos profesionales que suscribieron el

consentimiento informado junto con la paciente (y muchos otros según

consta en autos), en donde se indica como riesgo probable la “perforación

y la hemorragia”, que habían hecho endoscopías en muchísimas

oportunidades, que estaban en un quirófano de una clínica de


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“excelencia”, no supieron reconocer qué le pasaba a la Sra. Débora Pérez

Volpin, y mucho menos supieron qué hacer ante la crisis en la que ellos

mismos la habían colocado por su actuar negligente.

g) Ambos médicos tergiversaron los hechos en sus

relatos insertados en la historia clínica.

La presunta abrupta desaturación indicada por

Puente, no surge de los registros aportados por el Sanatorio.

La dificultad a la que repentinamente desaparece en la

historia clínica de Bialolenkier, aunque ahora quiera solucionarlo con

premisas de sintaxis, no es más que aquello que sucedió, por lo que

seguramente hizo intentos más fuertes de ingresar y fue allí que perforó

de manera contusa.

h) Débora Pérez Volpin registro un ritmo cardiáco

desfibrilable, es decir, podía ser recuperada del paro, y sin embargo,

ninguno de los médicos lo advirtió. Ello, también es responsabilidad

directa de la anestesióloga, quien era la encargada por excelencia de la

reanimación de la paciente.

Por su parte, la anestesista Puente en el parte

anestésico obrante en la historia clínica de la paciente, informa que la Sra.

Pérez Volpin se mantuvo en asistolia durante toda la reanimación. Sin

embargo esta afirmación no se condice con la documentación aportada a

último momento por el propio Sanatorio.

Para que quede claro, a pesar de que Bialolenkier la

perforó en poco tiempo, y Puente le insuflo mucho más aire del que se le

estaba filtrando en pocos minutos, el corazón de la Sra. Pérez Volpin aún

tenía algún tipo de esperanza. Y, ninguno de los dos médicos supo


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como aprovechar aquella ventaja que la naturaleza del cuerpo

humano les estaba dando.

No caben dudas Señor Juez que Bialolenkier dió

comienzo al iter criminis; siendo médico endoscopista no supo

diagnosticar aquello que le era previamente conocido, y que como

circunstancia probable, había tenido efectiva ocurrencia (en alusión a la

perforación del órgano); es decir, no supo diagnosticar la lesión que había

provocado, como tampoco aportó ninguna ayuda que contribuyera a

solucionarla. Siquiera atinó a imaginarlo como probable para así

comunicárselo a Puente. Y ésta última, que actuó como anestesista en

numerosas endoscopías, mucho menos supo qué hacer. Vió el enfisema

con sus propios ojos y no reaccionó a tiempo. No hizo uso de ese “minuto

de oro” que los médicos saben que tienen que aprovechar para solucionar

el problema que se les presenta. Sólo se dedicó a insuflar más aire a

presión en el cuerpo de una persona que en cuestión de instantes había

experimentado la deformación completa de su anatomía, precisamente por

la fuga de aire en su cuerpo (según ella misma refirió en la historia clínica,

así como en el escrito que presentara en autos).

VI. PETITORIO.

Por todo lo expuesto, solicitamos al Señor Juez que

dicte el procesamiento de Diego Ariel Bialolenkier y Nélida Inés Puente en

orden al delito de homicidio culposo, previsto y reprimido por el art. 84 del

C.P., en calidad de autores ambos.

Proveer de conformidad
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Será justicia

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