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En el presente documento presento un resumen de las ideas que concidero más relevantes
expuestas en las ponencias realizadas en el marco de el primer congreso sobre bioética y los
animales y al final presento brevemente una serie de concluciones personales.
Mesa inaugural
En las palabras de la Dra. Juliana González “¿La ética no tiene nada que ver con el trato
con los animales? Esta es la gran pregunta que debemos hacernos”, esta pregunta tan
ingenua y básica es la que todo filósofo debe hacerse antes de tomar partido en la
discución. La respuesta a la que llegaremos más tarde es que indudablemente sí tiene que
ver, sin embargo, la importancia de plantear la pregunta recide en toparse con aquellos
dogmas que por tanto tiempo han frenado la ampliación de el circulo de la moralidad más
allá de la especie humana.
El primer dogma que nos toparemos es el de la diferencia ¿Somos tan diferentes de las
demás formas de vida? La ciencia, en especial la biología, ha arrojado en los últimos siglos
nueva información al respecto. Teorías científicas como la de la evolución y la genética nos
muestran que estamos más emparentados con el resto de los animales de lo que
pensabamos. La filosofía ya ha atacado fuertemente la idea de que la “razón” es el culmen
de la existencia y que el poseer “inteligencia” nos pone por encima de todo lo demás,
parece más bien que estas caracteristicas son únicamente peculiaridades con que nos ha
Licenciatura en filosofía González Bobadilla Ulises Bosualdo
Seminario Optativo No. De cuenta: 310085012
dotado la naturaleza para la adaptación, así como también ha dotado a los demás seres
vivos con peculiaridades para que sobrevivieran.
El segundo dogma es que lo importante para ser considerado como sujeto a la moralidad es
el ser un ser especialmente privilegiado. Este puede tener varias vertientes pero lo que
básicamente quiere decir es que el hombre es el único ser realmente valioso ya que posee
un alma o sustancia pensante o algo de divino que lo hace especial. Podemos o no aceptar
estas tésis pero si algo hemos aprendido es que lo que nos impulsa a tener concideraciones
morales con otros individuos no es que tengan facultades especiales, sino que tengan una
facultad común, la más común entre las facultades de los animales: la faultad de sentir.
Si aun tuvieramos reservas sobre el parentesco que tenemos con el resto de la vida animal
sólo habría que mirar el grupo taxonomico al que pertencemos, me refiero a los llamados
“grandes simios”,un grupo integrado por gorilas, chimpances, orangutanes, bonobos y
humanos.
Las pruebas empiricas sobre nuestra cercanía sobran y el Dr. Pedro Pozas Terrados ilustra
con experiencias la enorme cantidad de evidencia que desmiente el mito que dice que los
humanos son los poseedores únicos de las cualidades que confoman la personalidad.
Existen numerosos ejemplos de individuos no humanos que han mostrado las capacidades
de planeación a futuro, uso de lenguaje, empatía, etc. Por si fuera poco somos tan cercanos
que algunas especies poseen sangre compatible con la nuestra ¿No es acaso esta cercanía
suficiente para sentir empatía por este grupo?
Las victorias en este campo han sido escasas pero significativas, el reconocimiento de un
nuevo concepto jurídico como lo es el de “persona no humana” es tal vez el mayor avance
en materia de reconocer los derechos que poseen los “grandes simios” ante sus congeneres
humanos.
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Mesa: Tauromaquia
Por bastantes años la tauromaquia ha sido punto de disputa para los que la defienden y
quienes la repudian. Lo cierto es que ya hace bastante tiempo que la balanza se ha ido
inclinando de manera casi desiciva por aquellos que están en contra de ella.
Los argumentos llueven de un lado, y del otro lado se lanzan nuevos en respuesta. Podemos
hacer una breve lista con algunos (no todos) de los puntos centrales de la disputa.
Ya sea porque estos esbozan argumentos más fuertes y mejor fundamentados o cualquier
otra razón, los detractores de la tauromaquía ha hecho que la mentalidad de la colectividad
haya ido cambiando poco a poco. Claro que es evidente que la jurisprudencia ha avanzado
de manera un poco más perezosa.
Licenciatura en filosofía González Bobadilla Ulises Bosualdo
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Existe en filosofía un debate que intenta resolver cuanto debemos modificar nuestros
conceptos para lograr el reconocimiento de los animales dentro de la ética. Si queremos
incluir a los animales como parte de nuestra comunidad moral será necesario tomar partido
en una vieja rencilla filosófica, aquella que surge de la pregunta por los criterios relevantes
para formar parte del elitista grupo de lo relevante para hacer ética. ¿Es la compación, la
empatía, el reconocimiento como iguales, altruismo, respeto? Algo nos mueve a actuar por
en nombre de los animales pero qué es.
Lo que está claro es que la inclución de los animales en la ética se corresponde a una
revolución en el pensamiento filosófico, el antopocentrismo filosófico empieza a lucir
como una carga que arrastramos de tiempos pasados. Las viejas filosofías morales se
actualizan con nuevos conceptos porque así como estaban planteados ya no bastan para dar
soluciones a los problemas modernos que plantea el concepto de ecosistema. Los conceptos
más solidos demuestran serlo al seguir siendo la base de los aparatos teóricos y los más
débiles se revelan al perder vigencia y aplicabilidad en el discurso.
El ser humano ha luchado por dominar el ambiente en el que vive y, por suerte, lo ha
logrado sólo parcialmente ya que nos hemos dado cuenta de lo dañina que es nuestra forma
de vida para el planeta. Ahí, cuando concideramos aquello que esta fuera del conjunto que
es la humanidad es cuando surge la división entre ética y bioética, dichas diciplinas estan
entramadas de tal forma que aunque ambas se encargan de problemas diferentes las dos se
apoyan la una en la otra.
dualismo maniqueista que separe a la razón y el sentir, en todo caso se trata de hacer ver
que “la vida es primer valor y en todo caso el segundo valor es la sociedad.
Conclusiones
La bioética o como la llamó Van Rensselaer Potter “La ciencia de la supervivencia” o bien
la bioética como la concibió Fritz Jahr: “Una perspectiva de la relación ética de los seres
humanos con los animales y las plantas” resulta un terreno fértil para la reflexión sobre las
relaciones del ser humano con los demás seres con que convive. Es importante porque
necesitamos del ambiente para sobrevivir y porque nuestra relación con las demás especies
nos define como especie.