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ISBN-13: 978-987-27772-2-5

Titulo: Actas del I Encuentro Latinoamericano de Investigadores sobre Cuerpos y Corporalidades


en las Culturas

Editorial: Investigaciones en Artes Escénicas y Performáticas

Edición: 1a Ed.

Fecha publicación: 8/2012

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.
Cuerpos sujetados: Control y Resistencia en un espacio penitenciario

Leoni, Jimena A.

Grupo de Trabajo Nº 4: Corporalidad, políticas e instituciones

Exposición oral

Profesora de Cs. Antropológicas de la UBA

jimenaleoni@yahoo.com.ar

El penal nº 3 de Ezeiza no tiene las características de un panóptico, sino que parece


“pequeñas ciudades laberínticas”. En ellas, las redes de poder de la institución se
articulan con otras de carácter informal, constituyendo un fuerte entramado de
relaciones de fuerza, reglas, sanciones explícitas e implícitas.
El control, sin embargo, no es menos material, no deja de ser el cuerpo el centro de la
acción, aún cuando se lo incentive mediante la seducción y no el castigo; y se lo
interpele no a una unificación de sí mismo sino a la multiplicidad de su propia imagen.
Entre ese cuerpo sujeto (ado) y el disciplinamiento ¿modulación? del mismo, se generan
prácticas creativas que involucran la corporalidad.
El presente trabajo se genera a raíz de ciertas reflexiones en torno a mis primeras
aproximaciones al campo. La experiencia disparadora de las posteriores visitas fue la
participación en el festejo del “Carnaval Federal de la alegría” organizado por la
Subsecretaría de Gestión Penitenciaria del Ministerio de Justicia y DD. HH, en el penal
federal nº 3 de mujeres de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires. El perimetral que
rodea dicha Unidad es un espacio muy amplio al aire libre, al que las internas no suelen
tener acceso. El 18 de marzo del 2012 las mismas desfilaron y mostraron lo aprendido
en los cursos que se inscriben en el programa “Arte en las Cárceles”. A raíz de este
encuentro, tramité mi ingreso como estudiante y pude participar de las clases de
expresión corporal y danza afro al interior del penal.
A manera de introducción: Foucault y los diagramas de poder

Debido a que la prisión, el referente empírico de estas reflexiones, es la institución


paradigmática (modelo analógico) 1 del ejercicio del poder en las sociedades
disciplinarias (de ahí que el autor sostiene que todas las demás instituciones-escuela,
hospital, ejército, fábrica- se parecen a ella), la obra “Vigilar y Castigar” se presenta
como ineludible a la hora de repensar esta institución. Dicha obra se enmarca en la etapa
genealógica del autor. El genealogista escucha la historia y busca las relaciones de
poder que posibilitaron determinada realidad, nada es inmanente. Cada coyuntura
histórica se configura en un juego contingente de fuerzas, intereses y afectos, el cual se
oculta y se desoculta en una dinámica constante que el genealogista trata de explicitar.
En este trabajo, el foco se encuentra en el poder, visualizado desde las prácticas no
discursivas orientadas al encauzamiento de los cuerpos: la disciplina, diagrama propio
del liberalismo de las sociedades europeas de los siglos XVIII, XIX y principios del
XX.
El autor nos habla del carácter positivo y productivo del poder en las sociedades
disciplinarias. Su efectividad radica en no ser una fuerza que reprime sino que produce
saberes, discursos, objetividades y subjetividades. Es una red que recorre todo el cuerpo
social. No es una propiedad que se posee, sino una estrategia que se ejerce.
La individuación aparece como el objetivo último y se da bajo la estructura del
moldeado. Ésta, sin embargo, no impide la masificación en tanto colección de
individualidades. El poder se desindividualiza y recorre todos los canales posibles. Sólo
existe en acto, ejerciéndose en todo el tejido social por todos los individuos.
Si esta modalidad se efectiviza constantemente, y la coerción es ininterrumpida,
podríamos pensar que los momentos de esparcimiento están igualmente reticulados y
atravesados por las relaciones de poder. En la institución paradigmática de la sociedad
disciplinaria, la prisión, el encauzamiento de los cuerpos y la búsqueda de su mayor
productividad estarían particularmente presentes 2 . La sociedad carcelaria es, según
Foucault, el modelo de toda la sociedad disciplinaria. Se establece un conocimiento
                                                            
1
Deleuze, G. (1991) Posdata sobre las sociedades de control. En: Christian Ferrer (Comp.) El
lenguaje literario. Montevideo. Ed. Nordan.
2
Foucault, M (1976) Vigilar y Castigar. Bs. As. Ed. Siglo XXI.
positivo de los individuos que han infringido la ley, y se los califica como delincuentes.
Se da entonces la posibilidad de una criminología. Se aprende mejor sobre los
individuos y, a la vez, se los hace producir mejor.
El cuerpo es objeto y blanco de poder. Las disciplinas son aquellos “métodos que
permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, garantizan la sujeción
constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad-utilidad.” 3
Las técnicas disciplinarias imponen un nuevo tratamiento sobre el cuerpo: poder
infinitesimal sobre sus partes; control sobre su economía y eficacia de movimiento; así
como una coerción ininterrumpida con miras al proceso más que al resultado.
En esta anatomía política se privilegia y conforma entonces un vínculo en el que el
cuerpo cuanto más obediente, más útil y viceversa. El poder del cuerpo se disocia: se
hace de éste una aptitud a aumentar, al tiempo que su potencia se convierte en una
relación de sujeción.
La disciplina procede, según Foucault, a la distribución de los individuos en el espacio.
Para esto es preciso la especificación de un lugar distinto a los demás y cerrado sobre sí.
La clausura, sin embargo, no es constante, ni indispensable ni suficiente sino que es
flexible y opera por división en zonas. Se busca evitar los agrupamientos, las
pluralidades confusas, la multitud. Cada individuo tiene su cuadrícula y puede entonces
ser vigilado a cada instante. Y se define por el lugar que ocupa en la serie. Es
intercambiable. Las dispositivos disciplinares transforman las multitudes confusas e
inútiles en multiplicidades ordenadas.
Esta modelización que Foucault configura como sociedad disciplinaria es paralela al
nacimiento, apogeo y decadencia del Liberalismo. Las disciplinas, que dan garantías de
sumisión de las fuerzas y de los cuerpos, se han constituido en el subsuelo de las
libertades formales y jurídicas. El gobierno liberal necesita libertad para funcionar y en
su funcionar la consume, la destruye.
Siendo la prisión un espacio de encierro donde los individuos se hayan formalmente
privados de la libertad, es preciso señalar que ésta no es un concepto abstracto sino, en
términos del propio autor, una relación actual entre gobernantes y gobernados, que se
redefine constantemente producto de las relaciones de fuerza. No hay libertad
preexistente, ésta es producida, suscitada desde el poder, es una práctica, se fabrica a

                                                            
3
Foucault, M (1976) Vigilar y Castigar. Bs. As. Ed. Siglo XXI. Pg. 159.
través de diversas tecnologías de poder o mediante las prácticas de sí. Existe un devenir
constante del juego entre la libertad y la seguridad. Lo que se pretende es un equilibrio.
La gubernamentalidad liberal presenta a la expansión de las disciplinas como
contrapartidas de las libertades y las articula con la mecánica biopolítica.
En el siglo XX las técnicas disciplinarias llegan a su máximo apogeo después de la
Segunda Guerra Mundial con el taylorismo y el Estado de Bienestar. Sin embargo, este
momento de cumbre es a su vez un momento de caída repentina. Se van gestando
nuevas relaciones de poder y de resistencia que van a diferir en gran medida de las
disciplinas y del biopoder, aunque operarán de manera integrada con estas últimas. Las
nuevas formas de producción, así como de protesta, fuerzan a los dispositivos de poder
a tomar la forma de dispositivos de control. Entramos en un nuevo diagrama de poder,
con sus legalidades, discursos, dispositivos, normas y modos de subjetivación.
En la sociedad de control, la fábrica ha sido sustituida por la empresa. Las
subjetividades están permanentemente atravesadas por una modulación que varía
constantemente y se adapta plásticamente, de modo tal que no haya aspectos de la
conducta que escapen a dicho ejercicio. “Los encierros son moldes, módulos distintos,
pero los controles son modulaciones, como un molde autodeformante que cambiaría
continuamente de un momento al otro o como un tamiz cuya malla cambiaría de un
punto al otro.” 4

Cuerpo disciplinado – Cuerpo controlado

Por mi breve paso por la penitenciaria, puedo arriesgarme a decir que “algo” se
escapaba de esa caracterización Benthamiana de la misma. La realidad siempre supera
la teoría. En este sentido sigo los trabajos de Pilar Calveiro 5 y su análisis de poder. El
análisis de las prácticas penales constituye un ángulo de observación de la anatomía
política. Coincido con la autora, en que rasgos distintivos del poder político en la era
neoliberal son rastreables, incluso en una institución tan paradigmática de la Sociedad
disciplinaria del XIX como lo es la prisión. La observación de los sistemas punitivos
actuales, la economía política de los cuerpos que instauran, y cómo lo hacen permitiría
                                                            
4
Deleuze, G. Posdata a las sociedades de control.
5
Pilar Calveiro. Doctora en Ciencias Políticas. Artículo inédito elaborado especialmente para la
Revista Cuadernos de Antropología Social.
identificar, por lo menos en parte, las estructuras especificas de un poder determinado:
el que se ejerce en las actuales democracias de corte neoliberal. Las cárceles de
seguridad media no tienen las características de un panóptico, sino que parecen
pequeñas ciudades laberínticas. En ellas, las redes de poder de la institución se articulan
con otras de carácter informal, constituyendo un fuerte entramado de relaciones de
fuerza, reglas, sanciones explícitas e implícitas.
El control parecería ser cada vez más eficiente, y en apariencia, también menos
corporal. Tal como lo plantea Gilles Deleuze, las sociedades de control se caracterizan
por el flujo más que por la delimitación de espacios fijos, por la tarjeta magnética más
que por el encierro o la clausura, por la estimulación más que por la represión, por la
imagen seductora más que por el castigo físico: Mientras “la fábrica constituía a los
individuos en cuerpos por la doble ventaja del patrón que vigilaba a cada elemento en la
masa, y de los sindicatos que movilizaba una masa en resistencia; la empresa no cesa de
introducir una rivalidad inexplicable como sana emulación, excelente motivación que
opone a los individuos entre ellos y atraviesa a cada uno dividiéndolos en sí mismo”.
Sin embargo, el control no es menos material, no deja de ser el cuerpo el centro de la
acción, aún cuando se lo incentive mediante la seducción y no el castigo; y se lo
interpele no a una unificación de sí mismo sino a la multiplicidad de su propia imagen. 6
El taller de expresión corporal que forma parte del programa Arte en las Cárceles es
entonces el referente empírico para pensar la dimensión que habría tomado este pasaje
de la modalidad disciplinaria a la modalidad de control en la institución carcelaria.

Estos cursos de diversas actividades artísticas se brindan a algunas de las internas en el


penal. La lógica en la que se enmarcan los mismos es enunciada de esta manera por sus
propulsores: “En estas iniciativas participan el Ministerio de Trabajo, el de Cultura y
Educación en distintas actividades extracurriculares que nosotros llevamos adelante
para la formación de las personas privadas de la libertad. Lo hacemos con una lógica
de emancipación, de remover factores culturales, no sólo laborales o educativos, que
vinculan a personas privadas de libertad con la cárcel. Está el ejemplo de la mujer y
los estereotipos laborales, la mujer costurera, que puede lavar y planchar, que puede

                                                            
6
Ver María Pía López. Mutantes. Trazos sobre los cuerpos. Ed. Colihue. Buenos Aires.
solamente cocinar. Para remover esos estereotipos hay que trabajar sobre la cultura de
las personas.” 7

En la institución carcelaria, los individuos se encuentran formalmente privados de su


libertad. Sin embargo, siguiendo a Foucault, siempre hay posibilidades de resistencia
donde existen relaciones de poder. Estos cursos proponen emancipar a los sujetos de
manera tal de librarlos de los estereotipos relacionados a los individuos “presos”,
impuestos por la mirada social y en consecuencia, autoimpuestos. Los estereotipos
proceden a la manera de “moldes”, de categorías cerradas que sirven para mantener las
conductas desviadas al amparo de alguna taxonomía. Estar preso sería señal manifiesta
de haber cometido una trasgresión a alguna ley. La sanción (la privación de libertad)
evidencia la falta. Ahora bien, que desde el discurso del poder se proponga romper con
un estereotipo no debería llevarnos a pensar que de este modo se detiene la actividad de
subjetivación y el accionar sobre las conductas.

La sociedad de la empresa 8 , cuyo principio regulador son los mecanismos de la


competencia y la correspondiente aparición de la figura del “empresario de sí”, la
formación permanente y el capital humano 9 , parece haber penetrado los muros de la
prisión.

La idoneidad que constituye el capital humano se produce a través de inversiones


educativas, entre otros aspectos. Las políticas económicas, pero también las educativas,
sociales, culturales, representan inversiones en capital humano.

En este sentido me pregunto: ¿en qué medida un sujeto en la prisión puede constituirse
en empresario de sí? ¿Todos tienen los mismos recursos para hacerlo? ¿Cómo se resiste
en este ¿nuevo? diagrama de poder?
                                                            
7
Alejandro Marambio, ex ssubsecretario de Gestión Penitenciaria y ex director nacional del
Servicio Penitenciario. Ver entrevista en: http://sur.elargentino.com/notas/humanizar-la-vida-en-la-
carcel-es-una-parte-de-nuestra-mision.
8
Foucault, M. Nacimiento de la Biopolítica. Clase del 14 de marzo de 1976.
9
El capital humano se define como la idoneidad que posee el sujeto en tanto máquina de producir
flujos de ingresos y satisfacción a través del consumo. Dicha categoría es producto de la mutación
epistemológica del análisis económico por parte de los teóricos del neoliberalismo, que no sólo
reintroduce el trabajo en los análisis económicos sino que tiene en cuenta factores que hasta el momento
no se consideraban pertenecientes a dicho dominio de análisis.
Sujeto y resistencia

El trabajo de Sherry Ortner nos pone de cara a la noción de subjetividad ligada


íntimamente con el poder y la coacción. La subjetividad es precisamente la interacción
entre las formaciones culturales y sociales, y los estados internos de los sujetos. “… las
personas obran (tratan de obrar) sobre el mundo aún cuando son objeto de ese obrar.” 10
Esta agencia no es natural sino que se dá dentro de una matriz de subjetividad: de
sentimientos, pensamientos u significados (culturalmente constituidos). Esta capacidad
de los actores en tanto que sujetos cognoscentes y reflexivos 11 nos devuelve un sujeto
que si bien internaliza las estructuras y parecería actuar en los límites de la misma,
también siente, piensa y reflexiona, da y busca sentido. Como bien lo explicita la autora,
aunque hay sujetos que encarnan completamente la cultura dominante, y son
coaccionados por las redes de poder, esto nunca es definitivo ni total y existen
“contracorrientes de subjetividad, así como de cultura”.
El sujeto es una forma cambiante, no una sustancia. Se constituye de manera activa, a
través de las tecnologías de poder y de prácticas de sí que forman parte de esquemas
culturales que le son propuestos, o impuestos. Estos cursos podrían estar colaborando
con esta construcción.
"Desde la cultura se transmiten valores que conectan el trabajo artístico con la
reflexión para incentivar cambios de conducta. Se sienten útiles, valorados y esto
repercute en la mirada y el respeto hacia el otro, en la solidaridad (…) el Programa
apunta a que el arte actúe como herramienta de integración social y reafirmación de
ciudadanía, promoviendo el acceso de todos a los bienes culturales” 12 .

                                                            
10
Ortner, S. 2005. Geertz, subjetividad y conciencia posmoderna. En: Etnografías
contemporáneas. Universidad Nacional de San Martín. Buenos Aires. Pg. 29.
11
Ortner, S. 2005. Geertz, subjetividad y conciencia posmoderna. En: Etnografías
contemporáneas. Universidad Nacional de San Martín. Buenos Aires. Pg. 28.
12
Alberto Florio, coordinador de los talleres en el penal de Florencio Varela. Ver nota completa:
http://edant.clarin.com/diario/2008/05/19/sociedad/s-02901.htm
El Arte como un posible medio para la modulación de la conducta de las internas nos
conduce a pensar los grados en los que el poder se manifiesta. 13 El programa Arte en
cárceles se presentaría como una estrategia más, cuya cristalización institucional nos
deja de cara al arte como transformación, como medio para la reinserción futura.
“Desde que dicto clases aquí, elegí trabajar con danza afro, ya que ésta reúne muchos
elementos culturales. Todo tiene que ver con la alegría. En la danza afro cada uno de
estos factores se siente en el sonido de la marimba, el bombo, el cununo, las maracas,
los cantos, el colorido del vestuario y además es una danza que no condiciona al
cuerpo estéticamente. Acá se baila con las posibilidades que tienen sus cuerpos. En este
lugar no existe un registro del cuerpo reflejado en un espejo, no hay lugar para una
devolución estética. Lo que se ve en estas clases es muy revelador: son ellas y sus
cuerpos en un espacio muy particular y el espacio es parte fundamental de la danza” 14
La pregunta entonces es por el potencial transformador que poseen estos cursos debido
a que están ligados al arte, a la expresión, al autoconocimiento y a la creación conjunta.
Sin embargo, la transformación del contexto es parcial: los individuos siguen tan
privados de su libertad como antes, la cárcel sigue siendo un espacio de encierro y de
castigo aún con la presencia de estos cursos. Las mujeres-internas están ahí privadas de
su libertad, y no por decisión propia. El poder expropia sus cuerpos en microfísicas
cotidianas que se descubren en “las maestras no nos bajan (a los talleres)” 15 o
“(Hablando de los talleres en el penal de Marcos Paz) Después no nos bajaban los pibes
a los talleres (…) los penitenciarios deciden a quién bajar.” 16 .
Resulta interesante en este punto retomar el planteo de Pilar Calveiro en tanto “Entender
qué les ocurre a ellos –en sus cuerpos, en sus mentes- dentro de estos dispositivos
estatales es también entender cuál es el mensaje que desde allí se emite para el conjunto
de la sociedad” 17 . A su vez, comprender cómo opera la prisión permite identificar cómo
se representa a si mismo ese poder especifico, y por lo mismo, qué tipo de sociedad
pretende instituir. Pensando ahora en estos cuerpos, de alguna manera, “expropiados” y

                                                            
13
Foucault, M (1976) Historia de la Sexualidad 1. Bs. As. Ed. Siglo XXI. Páginas 112-113.
14
Cecilia Benavidez, profesora de los talleres de danza afro. Ver nota completa:
http://www.revistaquilombo.com.ar/revistas/69/q69.htm
15
Dicho por una de las mujeres que asisten al taller de danza.
16
Fragmento de la conversación en el tren con la profesora del taller de danza.
17
Calveiro, Pilar. En: Cuadernos de Antropología social n° 32. Pág. 58
los modos de resignificar o construir los sentidos en torno a los mismos, se presentan
acciones y representaciones que estarían dando cuenta de lógicas contradictorias al
interior del mismo establecimiento. Los pronombres posesivos y un discurso por
momentos paternalista, hacen referencia a sujetos, cuerpos encarnados que parecerían
pertenecer a otra persona, a la institución misma. Las mujeres son del penal y deben ser
disciplinadas porque tienden, ¿naturalmente o debido al mismo contexto?, a
comportarse “como chicos”. Pero se presenta a estas mujeres también, como alumnas,
trabajadoras, madres 18 y lo suficientemente autónomas como para ejercer la
Autodisciplina 19 .
Por otro lado, puestos a ponderar situaciones y analizar discursos, he sido partícipe de
un espacio de “conexión con el afuera”, y son los mismos sujetos quienes lo
manifiestan: “Jamás hubiéramos creído que en la cárcel íbamos a poder aprender del
arte, que podríamos conocer la cultura. Aquí se nos abre otra posibilidad”. “La murga
me encanta, me re descuelga de todo, me ayuda a salir un poco de acá”, "…sentimos
que salimos del encierro por un par de horas… Nos hace volar”, “Vivís constantemente
trayendo el afuera hacia adentro y la única manera () que hay, o por lo menos que yo
entiendo es haciendo gestión, con todo el mundo, y acercar el mundo exterior acá
adentro y de a poquito eso se va haciendo (…)”. Entonces, ¿están ligados a la
resistencia o al poder? Si se postulan como ligados a la resistencia, ¿puede la resistencia
estar promovida por el mismo poder? Si no es así, ¿cuál es la resistencia posible en un
espacio carcelario?
La resistencia al control es colectiva, consistente en generar prácticas que el poder no
pueda capturar, en plantear problemas no axiomatizables. No es “evasión” sino
“transformación”. Resistir es producir cambios desde los márgenes, las grietas; los
intersticios pensados como “afueras” en el adentro. A la luz de los discursos
mencionados, la resistencia se presentaría también como un traer el afuera adentro. En
vez de “fugar” hacia afuera, se busca traer el afuera hacia adentro, lo que exige una
resignificación de los conceptos de afuera y adentro, de fuga, desde los sentidos en

                                                            
18
Así son caracterizadas por el Jefe de Educación del penal.
19
Esta categoría está presente en la ley que regula la Ejecución de la pena privativa de la libertad
y está en relación directa con el concepto y la conducta, dos categorías mediante las cuales se califica a la
interna y se la promueve (o no) de etapa del Tratamiento Penitenciario. Ley 24.660. Sancionada y
Promulgada en 1996.
uso 20 . La profesora de danza representa el “afuera” y lo trae hacia adentro, tratando de
que esa distinción entre afuera y adentro se disipe momentáneamente. El poder es el que
dice qué afuera entra y en qué medida. Lo curioso es que en la cárcel los conceptos que
M. Foucault y G. Deleuze utilizan se vuelven categorías “sociales”, remiten a
experiencias efectivas: el Afuera remite a lo que está del otro lado de las rejas, la “fuga”
es el efectivamente irse de ese adentro que oprime. 21 Los mismos actores hablan de un
“salir por un rato”, “indistinción momentánea con el afuera” pero ¿cómo generar un
Afuera (no momentáneo) en un espacio de encierro? ¿A qué responde el hecho de que la
misma institución carcelaria ofrezca a los individuos una posible salida de ella?
Los talleres que se les brindan a los internos (arte, filosofía, expresión corporal, entre
otros), ¿promueven un espacio de libertad para los individuos o son modos solapados y
mutados de ejercer la disciplina ateniéndose a los nuevos paradigmas de poder actuales?
La sociedad empresa de la que Foucault nos habla parece haber hecho entrar a la prisión
en su lógica (nunca completamente, ya que los diagramas se superponen, no se anulan).
Empero, esto no nos imposibilita pensar que los talleres y quienes los vivencian puedan
co-crear un espacio que transforme sus subjetividades y la forma de habitar e
interactuar entre sí.

Movimiento corporal: Locus de la fuerza

En tanto encarnación del sujeto, materialidad, bios, el cuerpo es aquel sustrato común
que compartimos. Sin embargo, sobre esa materialidad compartida, la vida sociocultural
construye prácticas disímiles y da lugar a representaciones de la corporalidad y de sus

                                                            
20
Rockwell, E. 2009. Reflexiones sobre el trabajo etnográfico. En: La experiencia etnográfica.
Paidós. Buenos aires.
21
Pero ahora bien, ¿cuáles son los espacios intersticiales, no axiomatizables, en la cárcel? ¿Qué no
se puede capturar en un dispositivo carcelario? Pensar cuáles son las formas en que efectivamente se
resiste: motines, violencia, intentos de fuga, marcas en el cuerpo. ¿Hay otras posibles? 1- Contra-
conductas (rebeliones al poder), 2- Prácticas de libertad: procesos de emancipación colectiva; 3- nuevos
modos de subjetivación (cómo me relaciono conmigo mismo y con los demás, al interior de un colectivo).
Posibilidad de subjetivarse de otra manera.
 
vínculos con el mundo también diferentes. “El cuerpo es una construcción simbólica, no
una realidad en sí mismo” 22 .
Jackson nos dice que la alteración de patrones de uso corporal puede inducir nuevas
experiencias y provocar nuevas ideas. 23 En estos talleres de danza, las mujeres, por dos
horas, parecerían alejarse del “devenir carcelario” y dar lugar a esos “talleres de
desahogo”. Una de las mujeres, me dijo respecto del taller: “…me encantó, aprendí
también de la maestra mucho, tiene un… ángel creo, porque te enseña paso a paso y uno
aprende, las cosas que te habla (…)te enseñan a bailar, a hacer ejercicios (…)me enseño
mucho, mucho, porque salimos a bailar para carnaval (…) salís más con otro ánimo, con
otra cara, y todo eso, porque conversas, te reís, bailas un rato, se te despeja mucho la
mente, se te despeja mucho, parece que no estuvieras en una cárcel, es otra cosa, el
espacio que nos da ella, lo disfrutamos mucho.”
Merleau-Ponty utiliza al cuerpo –activo integrante del mundo- como sinónimo de la
existencia, y como la expresión plena de la subjetividad; media todas las reflexiones y
acciones sobre el mundo. Se separa intencionalmente de la división cartesiana, y
propone la idea de sujeto encarnado y ser-del-mundo.
Esta perspectiva que destaca la dimensión productiva de la corporalidad, resulta
particularmente útil para re-pensar prácticas que involucran el uso de movimientos
corporales como mayor medio de expresión, como la danza por ejemplo.
Nietzche también reconoce en la experiencia del movimiento corporal el locus de la
fuerza, energía o poder que empuja al sujeto hacia su acción sobre el mundo y, en los
movimientos expresivos de las danzas en su conjunción con la música, una de las
formas en que esa experiencia de poder adquiere su mayor plenitud.
En relación a estos talleres, retomo las palabras de Darío Soich 24 , quien plantea que la
corporalidad constituye el terreno donde son jugadas resistencia, creatividad y lucha
cultural. “Las actividades de resistencia sobre los márgenes de un sistema articulado,
que en sí mismo permanece intacto, organizan la multiplicidad de situaciones que
producen un cambio repentino, un desvío de los comportamientos y las trayectorias
corporales, aunque sin abandonar los elementos esenciales del orden.”

                                                            
22
Le Breton, D. Antropología del cuerpo y modernidad. [1990]. Nueva Visión. Bs. As. Pg. 13.
23
Jackson, M. 1983. Knowlegde of the body. Pg. 334
24
Soich, D, El cuerpo como antidisciplina: las miradas de Foucault y de Certeau.
Posibilidades de juego y resistencia en el seno de un espacio controlado. Actos
performativos cuyos efectos alimentan la conciencia práctica.
Sin caer en una ingenuidad que desconozca los abusos y violencia física y simbólica
que acaecen al interior de la institución, y entendiendo que la llegada de los cursos es
parcial y limitada, esta perspectiva posibilita pensar que, aún en este espacio carcelario,
se puedan generar prácticas de resistencia.

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