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Como peatones, para competir con los autos y ganar, por ejemplo, el derecho
de paso, usamos –también- los cuerpos como si fueran indestructibles,
mostrando cierto grado de omnipotencia en nuestros comportamientos. Estos
procesos de orden psicológico son importantes porque develan la tensión que
existe entre las normas escritas y la práctica vial, entre nuestro
comportamiento con el orden instituido y las pautas establecidas.
Cuando las normas son vivenciadas como una imposición arbitraria, externa,
resulta mucho más difícil para cada sujeto respetarlas y entender su propósito
ciudadano. Al no haber normativa compartida, la consecuencia más latente es
la gran dificultad para gestionar cualquier tipo de ordenamiento.
En la calle, muchas veces las situaciones viales se resuelven según lo que los
implicados consideran mejor. Cada individuo toma decisiones sobre qué hacer
en base a la interpretación de los gestos y signos que percibe, en lugar de
actuar en función de las señales de tránsito y las normas. Esto genera un
transitar bajo un stress permanente.
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los gestos, para resolver con ellos el margen de ambigüedad generado
en cada situación vial por la ausencia o incumplimiento de lo normado; y,
el ejercicio del poder entre los actores apelando, por ejemplo, a la ley del
más grande o el más importante: para decidir quién pasa primero lo que
importa es el tamaño del vehículo o su capacidad de desarrollar más
velocidad.
Esto es, el sentido común vial del que hablamos que está compuesto por una
serie de reglas que reemplaza en los hechos a las normas de circulación
dictadas por el Estado. Transformamos así los signos en símbolos y siempre
tenemos una justificación para nuestras prácticas. Por ejemplo: le atribuimos un
alto grado de ambigüedad a las señales viales que, aunque tienen un
significado muy preciso, son transformadas en objetos decorativos, parte del
mobiliario urbano o rural, siempre sujetos a interpretación situada o
personalizada, enmarcada solamente en el estado de ánimo y en la experiencia
de los conductores.