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I. Introducción
II. Definición
1.1. Counselling
El término “Counselling” está en inglés; indicando una noción de proceso, una acción
temporal de continuidad y despliegue. La traducción no es precisa y pueden usarse diversos
términos para referirse a ella como: orientación, consejo, consultoria, asesoria, hasta tutora.
Para evitar discusiones los autores prefieren utilizar este término, ya que los términos
anteriormente mencionados no son totalmente sinónimo, y entrañan sutiles diferencias
semánticas.
Normalmente se ejecuta o desarrolla en ambientes con personas no recluidas como en
el ámbito educativo (centros académicos), vocacional, organizacional/laboral (agencias),
personal, social, o en el consultorio privado.
B. Shertzer y Stone (1999) refieren en su libro Manual para el Asesoramiento
psicológico (Counseling); es un proceso de apoyo, filosofia que trata de definir un saber estar
con las personas. Son técnicas de apoyo emocional, que con su manejo adecuado en manos
de profesionales, son capaces de ayudar a las personas a resolver sus propios conflictos, si se
les da la oportunidad.
Es una profesión que promueve, el autoconocimiento necesario para producir
cambios, tomar decisiones, resolver conflictos en función de elaborar nuevas alternativas e
incorporar recursos internos que favorezcan su desarrollo personal y cooperar en una
búsqueda de lo transcendental.
Proceso mediante el cual el consultor ayuda a interpretar hechos relacionado con una
elección, un plan o ciertos ajustes que necesita hacer.
Proceso que tiene lugar en una relación de persona a persona entre un individuo
perturbado por problemas que no puede manejar solo y un profesional cuya formación y
experiencia lo califican para Ayudar a otros a alcanzar soluciones para diversos tipos de
dificultades personales.
Proceso mediante el cual la estructura del yo se relaja en el medio seguro de la
relación con el terapeuta y se perciben experiencias previamente negadas que se integran
entonces en un yo modificado.
La interacción que se produce entre dos individuos llamados consultor y cliente
(paciente), que tiene lugar en un contexto profesional, y que se inicia y se mantiene como
medio para facilitar que se produzca ciertos cambios en la conducta del cliente.
El proceso que implica relaciones interpersonales entre un counselor y uno o más
clientes, el primero emplea métodos psicológicos basados en el conocimiento sistemático de
la personalidad humana para tratar de mejorar la salud mental de los segundos.
Ayudar a un individuo a tomar conciencia de sí mismo y de los modos en que
reacciona a las influencias que ejerce su significado personal de esta conducta y a desarrollar
y clarificar un conjunto de metas y valores que orientan la conducta futura. desde una primera
etapa donde el énfasis estuvo puesto en trabajar con las cogniciones y/o los constructos
cognitivos como determinantes de los comportamientos y conductas, en la actualidad se ha
integrado lo emocional, las experiencias vivenciales, como dadoras de significado y
basamento en la instalación de la manera de ser en el mundo.
en todos los modos de conceptualizar el counseling la noción de proceso es un
elemento esencial. se habla de camino, de acontecer, de acciones dirigidas hacia adelante a
superar la dificultad y facilitar el desarrollo.
se mencionan panes, ajustar a realizar soluciones para diversos tipos de dificultades
personales, la toma de concienci de sí mismo como factor clave para el cambio y para
alcanzar las metas de propuestas.
se vislumbra la posibilidad de la autoayuda la autorrealización, la búsqueda de metas
y valores más integrados.
Otro dato importante es el factor al “clima” en la relación de ayuda, donde se debe
observar: calidez, tolerancia, aceptación, comprensión y aprehensión, actitudes que fueron
muy trabajadas por Carl Rogers (1984).
Cuenta con ocho normas de apoyo emocional que deben estar siempre presentes y que
deberíamos aplicarlas en nuestra labor como tutores y consejeros.
En muchas ocasiones, nuestra propia intuición nos hace actuar usando algunas o todas
de estas normas, pero es importante, si queremos evolucionar a un mayor reconocimiento de
nuestra labor tutoral, que seamos conscientes de por qué usamos estas normas y hacia dónde
llevan.
- No juzgues.
Nuestra labor no es la de juzgar a nadie, y menos a las personas que buscan consejo
en nosotros. En nuestro quehacer diario cometemos el error de establecer una sentencia de
culpabilidad o no culpabilidad a las conductas de las personas, con lo cual reeditamos el
ambiente descalificador que llevó al aconsejado a la crisis o problema que lo aqueja; es decir,
no ayudamos en nada. Muy al contrario, el consejero o tutor debe crear un ambiente de
aceptación –poco usual en nuestro medio, por lo demás- a fin de que la persona se anime a
explorarse a sí misma y supere sus dificultades. Aceptar al consultante no significa estar de
acuerdo con él ni compartir sus creencias; significa, lisa y llanamente, evitar juzgarlo o
criticarlo. Alcanzar esta meta implica haber recorrido el 50% del camino de un proceso de
orientación o consejo.
- Sé empático.
Definimos empatía como el proceso de colocarse, cognoscitiva y efectivamente, en la
situación del otro, de procurar entender sus sentimientos, vivencias y el significado personal
de sus experiencias más importantes, dejando de lado en lo posible nuestro propio campo
experiencial. La aplicamos mediante :
Cabe establecer una diferenciación entre simpatía y empatía, para que no caigamos en
errores. La simpatía es superficial, y hasta cierto punto entraña sentimientos de pena, lástima,
solidaridad, cortesía, condolencia o similares, pero desde una actitud de “estar fuera del
marco referencial del aconsejado”. El consejero que “simpatiza” no se esfuerza por entender
usando las claves mentales del otro sino conservando las suyas propias, y es desde allí que
juzga y simpatiza. Obviamente, esto no es de mucha ayuda, pues no hay un verdadero
acompañamiento emocional, que es lo verdaderamente terapéutico en esta clase de
relaciones. La empatía, en cambio, supone un renunciamiento personal momentáneo; un
tratar de asumir al otro en todo lo posible a fin de comprenderlo.
No siempre vamos a poder empatizar con todo el mundo y esto no significa que no
seamos buenos consejeros. Pero si que es verdad que aunque no podamos empatizar si que
podemos tratar de averiguar qué sentimientos tiene la otra persona en esos momentos. Esto de
por sí ya es bastante ayuda.
- No des consejos
Curiosamente lo que menos se recomienda a un “consejero” es aconsejar. Si partimos
del principio básico del counseling, el cual dice que la persona es capaz de resolver sus
propios conflictos si se le dan las condiciones psicológicas adecuadas, dar consejos puede ser
innecesario y hasta contraproducente, pues decirle a la persona lo que debe hacer violaría este
principio básico, ya que implicaría que nosotros, los “aconsejadores”, sabemos mejor que él
lo que debe hacer con su vida. Además, casi siempre, de todo el tiempo que estemos con el
aconsejado, seguramente no se va a acordar de lo que le hayamos dicho pero sí que se
acordará de cómo se sintió con ese profesional. Obviamente esto tiene sus excepciones; hay
casos, muy puntuales y concretos, donde un consejo puede ser tolerado, pero no exageremos.
- No preguntes nunca (o casi nunca) por qué
La vía regia para la superación de los conflictos y problemas es la toma de contacto y
la exploración de las emociones y sentimientos; esto lleva al autoconocimiento y al cambio
positivo. La búsqueda de “porques” nos aleja de esta meta y nos lleva automáticamente a la
racionalización y al autoengaño. El por qué nos empuja a buscar la causa de la causa de la
causa... y para eso el consejero o el tutor no son necesarios. Si necesitamos hacer preguntas,
más útil resulta el “cómo”. Preguntar cómo suceden las cosas nos lleva a centrarnos en los
procesos y a una mayor toma de conciencia. El por qué, además, lleva también a buscar
culpables y/o responsables, y a evadir nuestra propia responsabilidad por lo que nos sucede.
a. Fase de exploración:
El profesional desarrolla el clima cálido adecuado para que el cliente pueda explorar
el problema desde sus sistema de referencias, antes de centrarse en cuestiones concretas. Las
herramientas de las que disponemos para ello son: estar atentos, escuchar activamente y las
técnicas de relación. El objetivo es que el cliente confíe en el consejero con fines de crear las
condiciones para la fase siguiente.
El counseling puede ser dividido, en dos grandes rubros, como son la orientación y el
consejo propiamente dicho:
3.1. ORIENTACIÓN
Dirigida a personas normales pero que requieren ayuda para aprender a tomar
decisiones y darle una estructura más clara a su ida. Se centra en facilitar el proceso de
elección del cliente y le ayuda a elegir con éxito en aspectos vitales.
En momentos en los cuales se ve la necesidad de optar por algo muy importante para
la vidas, y cuyas repercusiones no eran del todo previsibles. Seguramente dichos momentos
estuvieron cargados de tensiones, ansiedad y otros “síntomas” esperables y normales. Tal vez
incluso algunos no se atreven a compartir esa situación con nadie y viéndose cercados por la
soledad y la desesperación. Elegir no siempre es fácil: puede llevar a un estado de crisis que
requiere de alguien que ayude. Es aquí donde la orientación entra a tallar. Aquí el profesional
trata de crear esas condiciones favorables para que la persona elija y decida sobre su vida con
libertad y sin miedos ni presiones.
Se convierte en un facilitador:
● facilita la búsqueda y la obtención y la información necesario (opciones) para
la elección.
● fomenta el autoconocimiento del cliente para que estas decisiones vitales se
den sobre bases sólidas y no sobre fantasía o falsas creencias.
● ayuda a evaluar.
● sopesa junto con el cliente su aplicabilidad, las posibles consecuencias para su
vida, y la mejor manera de elegir lo legido, monitoreando sus efectos.
El cliente al sentirse acompañado y comprendido se dará cuenta que el puede hallar
las respuestas para las interrogantes esenciales de su vida. Que puede tomar decisiones sin el
temor que los errores no tienen que ser necesariamente una catástrofe y hacernos miserables.
Ejemplos de casos típico para orientación:
● Orientación vocacional.
● Orientación laboral
● Elección de pareja / casarse o no / tener o no tener hijos.
● Realización de viajes y cambios de estilos de vida.
● Emancipación y salida del hogar.
● Desarrollo de un proyecto de vida.
1) Establecimiento de la relación:
Aquí son importantes tres actitudes básicas, como son, la aceptación incondicional, la
empatía y la autenticidad. Sin una buena relación inicial, basada en el respeto y la confianza,
es probable que el proceso de orientación fracase.
2) Delimitación de objetivos:
En esta fase es importante que, de manera conjunta con el cliente, se establezca qué es
lo que él desea conseguir en dos esferas: en la consulta y en su vida. O dicho de otro modo,
qué desea ser en la vida y cómo la consulta puede ayudarlo para ello. La delimitación de
objetivos le dará coherencia y estructura al proceso.
3) Análisis de posibilidades:
4) Toma de decisiones:
En esta fase el cliente elige y para ello el consejero le brinda seguridad y apoyo. Lo
acompaña para vencer los miedos que involucran tomar decisiones vitales.
3.2. CONSEJERÍA
Termina Rivera (2011) con una reflexión acerca del estado de la consejería, en la cual
plantea que sus principales marcos terapéuticos se relacionan a aspectos remediales,
preventivos y psicoeducativos. Y que por lo tanto es un deber atender “las necesidades que
enfrenta los seres humanos sin gravedad patológica, pero a su vez importantes para mejorar la
estabilidad y buen funcionamiento de los mismos” (p. 8).
Pone énfasis en una forma directiva de ejercer ayuda psíquica, la referida a dar
consejo profesionales. La palabra consejo proviene del latín “consilium”, parecer o dictamen
que se da o toma acerca de una cosa. Significa también la unión de “con” o “junto” más
“tomar” o “asir” lo que integrado sería algo así como “tomar juntos”. En el uso cotidiano
aconsejar implica recomendar, dar direcciones recomendadas a un asunto por el cual se pide
ayuda. Si bien una tarea probable del counselor puede ser, en algún momento, dar un consejo,
en el sentido de “tomar juntos” una decisión con la mayor parte de elementos de analisis
posibles, esta forma de traducirlo produce confusiones, porque no es lo principal que hace un
profesional del counseling.
a. Enfoque cognitivo-comportamental
c. La consejería existencialista:
Se fundamenta en la filosofía, psiquiatría, psicología y teología. Busca comprender las
formas de ser en el mundo y las emociones del ser humano enfocándose en la experiencia
subjetiva de cada persona. Se centra entonces en la vida de la persona más que en su
personalidad (González y Arriagada, 2004).
Busca ayudar a desarrollar y consolidar las capacidades personales de los individuos
para afrontar la vida, motivando a la vez la búsqueda de valores e ideales que guían el ser y
actuar: para este enfoque el ser humano es responsable de sus actos y puede llegar a ser más
feliz confrontándose a la realidad. La elección de su posición en el mundo le pertenece aún si
otra persona lo ayuda a encontrarla. La única realidad que pertenece a los individuos es la
realización de sus proyectos (González y Arriagada, 2004, p. 7)
Desde la práctica, refieren que el foco de la consejería está puesto en el encuentro del
cliente consigo mismo y no en el encuentro ayudador-cliente. Es decir, no se busca que el
cliente reconstruya relaciones anteriores o a los otros en la relación establecida en la
consejería sino que se confronte a sí mismo y a su vida con el fin de que busque develar el
conjunto más amplio de fenómenos que rigen y definen su vida, yendo más allá del aprender
nuevas competencias o eliminar un síntoma (González y Arriagada, 2004).
a. Tiene lugar por consentimiento mutuo de los participantes: no se puede ayudar por
obligación ni nadie puede ser obligado a que lo ayuden. Para que sea útil no puede haber
presión ni coerción.
b. En la relación de ayuda se expresa afecto: el cliente tiene el derecho de depositar en
el consejero todos los afectos que surjan, y éste debe estar en condiciones de soportarlos y dar
el holding correspondiente. Los únicos afectos que el consejero o tutor puede dar son la
aceptación, la autenticidad y la empatía. Lo más personal e íntimo se lo guarda para su propio
consejero.
c. La relación de ayuda tiene sentido: trata de experiencias directas y personales que
le dan significado; de allí que no se trate de un aleccionamiento ni de darle “charlas”, sino de
explorar, reconocer y aceptar lo que el cliente es.
d. En la relación de ayuda se manifiesta la persona total: se respeta al individuo y su
integridad. Supone honestidad intelectual y emocional entre los participantes; no hay lugar
para el fingimiento.
e. La relación de ayuda se da porque el cliente necesita comprensión, un ambiente
facilitador del crecimiento, información, vínculos reparadores, etc. Las necesidades
principales son las del cliente, las de consejero pasan a un segundo plano.
f. La persona que ayuda es accesible y se muestra segura: reconoce para sí sus límites,
y aunque no tenga toda su vida solucionada no mezcla sus problemas con los del cliente ni lo
usa para sentirse bien consigo mismo. Se muestra cordial y dispuesto a escuchar.
g. La relación de ayuda es una situación estructurada: tiene ciertas reglas, límites,
objetivos y procedimientos. Exige roles y capacidades diferenciadas. No es una simple charla
entre amigos.
h. Promueve el cambio: consejero y cliente aprenden el uno del otro y el resultado es
el cambio, es decir, formas diferentes y más adaptativas de pensar, sentir y comportarse,
resultado del trabajo conjunto.
Tal vez la relación de ayuda puede quedar más clara en su esencia si resaltamos lo que
ésta no es. Al respecto Charles Patterson plantea lo siguiente:
a. No es el suministro de información, aunque durante el proceso de ayuda ésta pueda
proporcionarse.
b. No es dar consejos, sugerencias o recomendaciones.
c. No es influir, abierta o sutilmente, sobre las creencias o conductas por medio de la
persuasión, creencias o convicción, por más indirectas o inocuas que puedan ser. No
queremos que el aconsejado esté hecho a nuestra imagen y semejanza.
d. No consiste en influir sobre la conducta mediante advertencias, amenazas,
prevenciones u otros modos de obligar sin el empleo de la coerción o la fuerza física (la
disciplina y la labor pseudo policiaca no es counseling ni ayuda).
e. No consiste en la selección y distribución de los individuos para las diversas tareas
y actividades.
f. No consiste solamente en realizar entrevistas, sino en la actitud con la que éstas se
llevan a cabo.
Como ya se dijo, las concepciones acerca de la consejería son variadas así como el
foco y el objetivo de la relación establecida. Como medio para organizar esta diversidad, se
presentan a continuación dos categorías que agrupan las concepciones revisadas: un grupo
que destaca la sola resolución del problema como objetivo y un grupo que se centra en la
relación misma de la consejería y los objetivos producto de ésta.
Como ejemplos de la primera categoría, Bidwell y Champey definen la consejería
como “una relación en la cual una persona intenta ayudar a otra a comprender y a resolver los
problemas a los cuales se ve enfrentado” (1958 citado en González y Arriagada, 2004, p. 3).
El Ministerio de Salud a través de CONASIDA (2006), entiende la consejería como un
proceso de apoyo a la persona para la toma de decisiones a través de un conjunto de prácticas
que permitan orientar, ayudar, informar y apoyar en toda su dimensión las necesidades de las
personas.
En la Guía práctica de consejería para adolescentes y jóvenes, el Ministerio de Salud
[MINSAL] (2011) precisa respecto de la definición de consejería: “proceso en el que un
profesional capacitado, escucha, informa y orienta a adolescentes o jóvenes, mujeres y
hombres, a tomar decisiones personales relacionadas con la temática consultada, brindando
información amplia y veraz, considerando sus necesidades y problemática particular” (p. 23).
Además de lo anterior, expone como medio para clarificar el concepto lo que esta no
es, destacando que la sola entrega de información, consejos, sugerencias o recomendaciones
no corresponden a un proceso de consejería. Destaca así una actitud
del profesional que debe evitar la sola realización de entrevistas, donde no se debe influir
sobre las creencias o conductas ni influir mediante advertencias, amenazas, disciplina u otros
modos de obligar (MINSAL, 2011).
La Organización Panamericana de la Salud [OPS] (2005) en contexto de salud sexual
y reproductiva en adolescentes, conceptualiza la consejería como un encuentro entre un
proveedor y un joven consultante en una atmósfera comprensiva, donde el primero funciona
como un facilitador de cambios de comportamiento para el segundo.
Finalmente, Gonzalez y Arriagada (2004) proponen: la consejería, forma de
acompañamiento psicológico y social, designa una situación en la cual dos personas entran en
relación, una de las cuales recurre a la otra solicitándole un apoyo con el fin de tratar,
resolver asumir uno o los problemas que la aquejan. La consejera, lejos de dar “consejo”
apoya al otro en su búsqueda de respuestas creando un espacio de conversación con otro u
otros (…) se generan condiciones favorables para potenciar la reflexividad. (p. 4)
Agregan González y Arriagada (2004) que consejero/a y consultante buscan integrar
la realidad en la demanda, por lo que se exige del primero poseer una formación
complementaria según el campo específico en el cual interviene. Con esto, se cumpliría con
la posición de informar, orientar y acompañar psicológica y socialmente: La situación de
ayuda, no sólo apunta a proceso psicológicos internos, sino que debe lograr que la persona se
integre en sus diferentes dimensiones de vida. La relación de ayuda se amplifica del ámbito
individual y psicológico al ámbito social y colectivo, es decir, en lo familiar, lo comunitario.
Desde esta óptica la ayuda tiene un carácter psicosocial. (González y Arriagada, 2004, p. 4)
Como observamos de las enunciaciones anteriores, la consejería es definida poniendo
el foco en el problema y los medios para llegar a la resolución de éste. En cambio, la segundo
categoría se enfoca en la relación misma que la consejería propone y en resultados que van
más allá de la sola solución del problema.
González (s.f.) plantea desde la consejería familiar que el objetivos de ésta es el
fomentar la autonomía de las personas respecto a su ambiente social, profesional y cultural,
entregando así herramientas a la persona para que pueda afrontar situaciones que producen
alteraciones de la dinámica familiar a través del diálogo.
Lines (2002, citado en Tatar, 2008) señala que la consejería busca enfatizar la
búsqueda de la individuación entre los clientes, donde ésta es percibida como reforzadora de
los clientes para ser auto-asertivos, auto-expresivos o para constituirse en individuos” (p.
125).
Rivera (2011) define la consejería como una especialidad que trabaja con los
problemas de vida de los consultantes, asumiendo que los conflictos no son obstáculos sino
posibilidades “mediante los cuales se puede desarrollar madurez y crecimiento psicológico en
los individuos” (p. 3).
Rogers (1981) en su obra Counseling and Psychoterapy, entiende la consejería
(‘orientación psicológica’ es la traducción del término counseling en el texto) como: Proceso
encaminado a provocar un cambio constructivo de actitud en el cliente a través de entrevistas
individuales, una serie de contactos directos con el individuo que tienen como fin ofrecerle
una ayuda para cambiar sus actitudes y su conducta. En síntesis, la orientación psicológica es
una relación estructurada y permisiva que permite al cliente comprenderse mejor a sí mismo,
de tal manera que pueda ir dando pasos positivos a la luz del nuevo enfoque que quiere dar a
su vida. (p. 354)
Faiver, Eisengart y Colonna (2000) citado en OPS, (2005) definen la consejería como
“un proceso interactivo que involucra a un consejero profesionalmente capacitado y a un
cliente, y tiene el propósito de mejorar el nivel de funcionamiento del cliente” (p. 12) y
agregan: el consejero y el cliente trabajan en conjunto como aliados, ayudando el primero a
crecer al segundo y a cambiar a través de la fijación de metas, el desarrollo de nuevas
maneras de interpretar y manejar situaciones problemáticas, enseñándoles a utilizar recursos
internos y externos de una manera más efectiva. (OPS, 2005, p. 12)
Según González y Arriagada (2004) proponen que a pesar de las diferentes
definiciones producto de las diversas orientaciones teóricas, tres elementos son comunes en
éstas: es un proceso el cual puede tener una duración breve; no puede ser reducida a una
única intervención; y busca propiciar un cambio o el mejoramiento del estado psicológico del
solicitante, siendo este un grupo o un individuo.
Vásquez Olcese (2005) menciona que hay que procurar que el ambiente de las
entrevistas sea cómodo y sobretodo privado. La esencia de esta técnica consiste en que el
consejero se comporte como un anfitrión y haga sentir al aconsejado como huésped.
b. Técnica de la estructuración
También conocida como encuadre o setting. Alude al modo en que el contrato debe
establecerse para especificar las tareas del consejero y el cliente, en qué consistirán, las
labores a desarrollar y cómo, cuándo y dónde se realizarán (Martorell, 1997).
En palabras más sencillas, al emplear la técnica de encuadrar se refiere a la tarea en
cuanto a su lugar, espacio y frecuencia (Pisano, 2013).
Se compone de dos elementos:
- Implícitos: Límites sobre entendidos por los roles que desempeñan el consejero y el
cliente, como la relación de carácter profesional (el cliente sabe que se encuentra
frente a un profesional formado para ayudarle).
- Explícitos: Aquellos que el consejero plantea como la estabilidad y continuidad
temporal (horario, tiempo y frecuencia de las sesiones), constancia espacial e
intimidad segura aunque distanciada (Espacio donde se llevan a cabo las sesiones y
lugares que ocupan en dicho espacio el consejero y el cliente), relación de carácter
profesional (involucra el pago de los honorarios), abstinencia (fuera de las sesiones no
mantienen una relación personal directa) (Ávila, 2001).
● Tipos la reiteración se usa para volver a proponer los contenidos expresados por el
cliente, sin añadir nada nuevo con la intención de significar lo expresado (resumir,
repetir las últimas palabras, asentir con la cabeza)
La clarificación o elucidación pretende recoger y reflejar al cliente ciertos elementos
que no fueron explícitamente formulados y que quizá no entre claramente en su
campoperceptivo, aunque ejerzan una influencia.
● El reflejo del sentimiento consiste en recoger el componente emocional presente de un
modo más o menos explícito en la comunicación del cliente y proponérsela a él de
una manera clara. Sacar a primer plano la intención, la actitud o el sentimiento
escondidos en las palabras del cliente.
d. Técnica de la aceptación
Está, diseñada para estimular, sin presionar, la comunicación espontánea del cliente.
Se recurre al uso de frases simples como: aja, prosiga, si, continúe, etc. La aceptación implica
tres elementos:
- Expresión facial, amistosa y movimientos afirmativos de la cabeza.
- Tono de voz e inflexión. Mmmm...
- Aistancia y postura corporales.
● Técnica del uso del agrado: Consiste en que el entrevistado maneje con exactitud de
aceptación total mientras el entrevistado habla "debe manifestar verbal y
corporalmente su aprobación mostrando interés, no desviando la mirada, no
distrayéndose con otros asuntos, haciendo gestos de aceptación. Creando un ambiente
de apoyo y confianza.
e. Técnica del silencio
Se utiliza principalmente como por muestra de respeto, por lo que el paciente
manifiesta, esté inserta en la relación un clima espontáneo y natural y ayuda a que el
paciente se centre en hablar sobre sus molestias, reduciendo la velocidad de la sesión:
Se clasifica en:
f. Técnica de la dirección
Es la influencia que ejerce el consejero sobre el cliente$ de ésta forma puede guiarle
sobre las actitudes que debe asumir. Permite delegar o retener responsabilidades de la
consejería. Existen 3 criterios:
● Dirigir tanto como lo tolere el cliente según su capacidad y comprensión.
● Variar la dirección para ajustarse al ritmo del cliente.
● Iniciar el proceso con mínima dirección e incrementar conforme la relación se
estructure.
http://educapanama.edu.pa/?q=download/file/fid/2116
http://www.redalyc.org/pdf/2891/289122057010.pdf
http://www.aepcp.net/arc/Vol.%20I.%20N%C2%BB%202,%20pp.123-
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http://revistas.ucm.es/index.php/PSIC/article/view/39480/38017
http://www.scielo.org.ar/pdf/orisoc/v3/es_v3a08.pdf
http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-
75272007000200005
file:///C:/Users/PERU/Downloads/87-262-1-PB.pdf
https://issuu.com/maribelruizbalvin/docs/consejo_y_orientacion_psicologica
http://www.uib.cat/programes/2001-02/ca/p2515_.pdf
Ensayo
El psicólogo clínico esta encago para una mejor calidad “salud mental”proporciona
para una variedad de problemas a petición de alguna organización, incluyendo, en primer
lugar, el contacto continuado entre un psicólogo como consultor técnico y los otros
profesionales de cualquier servicio dentro del sistema sanitario. En este caso, el trabajo del
psicólogo se integra en el del cuidado general de estos pacientes de forma permanente. La
intervención del psicólogo, en este caso, es la de un “consultor técnico”. El psicólogo diseña
en colaboración y colabora en la ejecución, de programas para modificar, o instalar conductas
adecuadas, como es el caso de programas referidos a las conductas de cumplimiento o
adherencia al tratamiento; o para modificar conductas que constituyen un factor de riesgo
añadido para la salud del paciente, o que pueden dificultar su recuperación o rehabilitación.
El Consejo sobre el Cambio de Conducta típicamente involucra a cambios en los
estilos de vida o el uso de medicación, etc., pero también se puede aplicar a otros cambios de
conducta como decidir usar un audífono, mantener un bajo consumo de líquidos o tomar
precauciones en el autocuidado de los pies. El Consejo sobre el cambio de conducta está
basado en los principios de varia teorías pero hay uno en especial que es la terapia centrada
en el paciente o cliente. El Consejo sobre el Cambio de Conducta ha sido descrito en Rollnick
et. al. (2002). Implica el uso de un rango de habilidades que van más allá del Consejo Breve,
pero sin llegar a la amplitud de las utilizadas en el caso de la Entrevista Motivacional.
En esencia, el psicólogo clínico anima al paciente a tomar sus propias decisiones
sobre el cambio de conducta. Se usa una atmósfera constructiva y basada en la confianza para
explorar los sentimientos del paciente acerca del por qué y el cómo del cambio. "Los roles del
clínico y el receptor son más equitativos que en la sesión de consejo breve. El clínico que usa
el consejo sobre el cambio de conducta opera como un consejero para un paciente o cliente
que es un participante activo y comprometido. El encuentro es más colaborativo que el
típicamente observado en el consejo breve, y se pone más atención en crear sintonía. En
cualquier caso, no necesariamente se requiere la intensidad en la relación que sería precisa
para crear las bases de la buena práctica de la entrevista motivacional. El consejo sobre el
cambio de conducta a menudo tiene un "aroma a tarea". (Rollnick et al, 2002).
El consejo sobre el cambio de conducta fue pensado con la intención de ser un
término general adecuado para los intentos de conducir una conversación constructiva sobre
el cambio en la que el clínico intenta entender cómo se siente el paciente acerca del cambio,
usando en su mayor parte preguntas abiertas y frases de escucha empática. Se pone menos
énfasis en explorar valores personales, el uso directivo de la escucha empática y desarrollar la
discrepancia, más característicos de la entrevista motivacional.
Conclusiones
Bibliografía