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La sociedad contemporánea de finales del XVIII y comienzos del XIX puede ser denominada
sociedad disciplinaria, en oposición a las sociedades estrictamente penales.
La formación de esta sociedad puede ser caracterizada por la aparición de dos hechos
contradictorios: la reforma y reorganización del sistema judicial y penal en los diferentes
países de Europa y el mundo.
¿Qué condujo a esta transformación? La nueva distribución espacial y social de la riqueza
industrial y agrícola hizo necesarios nuevos controles sociales a finales del XVIII. Los nuevos
sistemas de control establecidos por el poder, la clase industrial y propietaria, se tomaron
de los controles de origen popular, como el lettre-de-cachet y se organizaron en una versión
autoritaria y estatal. A esta idea se le agrega algo en la Quinta Conferencia, ojota.
El crimen no es algo ahora emparentado con el pecado y la falta, sino como algo que
damnifica a la sociedad, es un daño social, perturbación, incomodidad para el conjunto.
Hay también una nueva definición del criminal, persona que perturba la sociedad, enemigo
social. Es considerado un enemigo interno. Se trata de un individuo que rompe el pacto que
teóricamente había establecido con la sociedad.
A partir de ahora la ley penal sólo debe permitir la reparación de la perturbación causada a
la sociedad. Debe reparar el mal o impedir que se cometan males semejantes contra el
cuerpo social.
Si bien había proyectos de penalidad concretos (expulsión-deportación, exclusión-
vergüenza, escándalo público, trabajo forzado, pena del Talión-ojo por ojo), es la prisión la
que se impone, casi sin justificación teórica.
La prisión no era antes una pena propia del sistema penal. Los juristas de la época
afirmaban que cuando la ley sanciona a alguien, el castigo será la condena a muerte, a ser
quemado, descuartizado, marcado, desterrado, al pago de una multa; la prisión nunca es un
castigo.
Por otro lado la legislación penal se irá desviando de su utilidad social. No intentará
señalar aquello que es socialmente útil sino que tratará de ajustarse al individuo. La
penalidad del XIX se propone cada vez menos definir de modo abstracto y general qué es
nocivo para la sociedad, alejar a los individuos dañinos o impedir que reincidan en sus
delitos. Tiene en vista menos la defensa general de la sociedad, que el control y la
reforma psicológica y moral de las actitudes y el comportamiento de los
individuos.
Esta forma de penalidad es totalmente diferente a la prevista en el XVIII, puesto que su
gran principio era que no habría castigo sin una ley explícita y sin un comportamiento
también explícito que violara esa ley. Toda la penalidad del XIX pasa a ser un
CONTROL, no tanto sobre si lo que hacen los individuos está de acuerdo o no con
la ley, sino más bien al nivel de lo que pueden hacer, son capaces de hacer, están
dispuestos a hacer o están a punto de hacer.
El control de los individuos no puede ser ya ser efectuado por la justicia sino por una serie
de poderes laterales: policía, red de instituciones de vigilancia y corrección, esto es
instituciones psicológicas, psiquiátricas, criminológicas, médicas y pedagógicas, escuela,
asilo.
Eg: Panoptismo. No se trata de reconstituir un acontecimiento, sino de vigilar sin
interrupción y totalmente.
“Quinta conferencia”
Panoptismo
-Opuesto a la teoría legalista, la cual excluye a los individuos del círculo social
-Forma que se ejerce sobre los individuos a la manera de vigilancia individual y continua,
como control de castigo y recompensa y como corrección, método de formación y
transformación de los individuos en función de ciertas normas.
-Los aspectos de vigilancia, control y corrección del P constituyen una dimensión
fundamental y característica de las relaciones de poder que existen en nuestra sociedad.
-La vigilancia de los individuos no se ejerce al nivel de lo que se hace sino de lo
que se es o de lo que se puede ser.
-Panoptismo a nivel individual
-En las instituciones que se forman en el siglo XIX la condición de miembro de un grupo no
hace a su titular pasible de vigilancia. El hecho de ser un individuo indica que la persona en
cuestión está situada en una institución, la cual, a su vez, había de constituir el grupo que
será vigilado.
No son formas de vigilancia del grupo al que se pertenece, son la estructura de vigilancia
que al convocar a los individuos, los constituirá secundariamente como grupo.
Las instituciones fábrica, escuela, hospital psiquiátrico, prisión, no tienen por
finalidad excluir sino FIJAR a los individuos a un aparato de normalización de los
hombres. Ligan al individuo al proceso de producción, formación o corrección de
los productores que habrá de garantizar la producción y a sus ejecutores en
función de una determinada norma.
-Reclusión del XVIII dirigida esencialmente a excluir a los marginales o reforzar la
marginalidad, opuesta al secuestro del XIX, cuya finalidad es la inclusión y la normalización.
-En mi opinión la prisión se impuso porque era la forma concentrada, ejemplar, simbólica,
de todas estas instituciones de secuestro creadas en el XIX. La prisión es la imagen de la
sociedad, su imagen invertida, imagen transformada en amenaza.
La prisión se absuelve de ser tal porque se asemeja al resto, es una expresión de un
consenso social, y al mismo tiempo se absuelve de las demás de ser prisiones porque se
presenta como válida únicamente para quienes cometieron una falta. Esta ambigüedad en la
posición explica su increíble éxito.
El trabajo no es en absoluto la esencia concreta del hombre. Para que esta pueda
presentarse como trabajo se necesita la operación por un poder político microscópico,
capilar, capaz de fijar a los hombres al aparato de P, haciendo de ellos agentes productivos,
trabajadores.