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Perentoriedad y Angustia

Metapsicologia de la angustia:

El titulo de este ensayo me surgió a partir de una charla con uno de los organizadores de estas
jornadas, un analista joven e inquieto, por entonces pensaba, me surgía y se me reiteraba la idea
de describir o pensar algo respecto del tiempo y la angustia, tenía algunas ideas sueltas pero no
había algo que fuera bien contundente al respecto, sin embargo sabia que respecto de la angustia
podría comenzar por un tiempo verbal, pero tampoco me surgía algo demasiado original, luego
pensé en los tiempos verbales inmediatamente decía “Pasado”, “Presente”, y “Futuro” claro esto
era muy abstracto y la inquietud tan fuerte de los causantes, no merecía sugerir cuestiones sin
articularlas merecidamente.

Recordé que leyendo algunos ensayos sobre la perentoriedad, había uno que decía: “En el
presente, lo perentorio opera en dos sentidos, a la vez encubre pero también denuncia una
angustia ante nuevas formas de incertidumbres.”

Al respecto estoy parcialmente de acuerdo con este enunciado, mi modo de entender desde el
psicoanálisis la angustia, es que “la misma” no es ante nuevas formas de incertidumbre, (esto no
me parece metapsicológico sino por el contrario muy psicológico)

Seguir esa orientación sobre La angustia, y elegirla como representante de todas las
pesadumbres, pierde su potencial emancipador

Tomarla como un “estado de ánimo” provocado por el acontecer incierto de problemas


cotidianos, primero, le resta valor al termino acontecimiento, y luego claro se corre el riego de
reducir el acontecimiento de angustia a un mero efecto por la suba y baja del dólar por ejemplo,
problemas de pareja, estados de ansiedad (que últimamente se los equipara a la angustia) incluso
los males de la época, etc etc etc, me parece que es al revés, que la angustia es la que soporta la
incertidumbre, soporta un in-cierto, lo no certero. Deja fuera del Ideal de Certidumbre, su
verdadero potencial. (Ver relación de la angustia con el “i de a” o yo ideal)

Soporte o soportar en este caso, no es aguantarse las consecuencias de algo, sino, soportar
suspendiendo la certeza, o para decirlo en términos actuales, en tal caso no es una angustia
provocada por ninguna grieta, sino, que soportar una grieta, una separación, es hacer lugar a la
misma. Tiene la función de la barra que separa el Sdo del Ste.

Y es allí donde lo simbólico se gesta no desde un significado más o menos consustanciado como tal
y soportado por el poder de la época en la medida que la lógica de sus campos respectivos les
proporcionen beneficios de universalidad en que se fundamenta su libido virtutis., eso puede ser
muy sustancial como socializable, pero lo simbólico, es precisamente lo introducido por el tiempo
del significante, por esa brecha insoslayable que inaugura la barra que la separa de cualquier
significado sea el que se construye de uno u otro lado de la grieta.
Lacan al respecto, citaría por ejemplo a “Un discurso que no sea de la apariencia”, no porque abría
alguno que fuera más verdadero que otro sino porque todos son sustituibles, por lo tanto “no hay
discurso que no sea de la apariencia” y esto me parece que tiene que ser un punto insoslayable
para la ética.

Pierre Bourdieu, es un sociólogo cognitivista que intenta superar el concepto de Levi Strauss sobre
las “estructuras de parentesco” como “sistema simbólico” y Bourdieu introduce el concepto de
“habitus” en su trabajo “Razones Prácticas sobre la teoría de la acción”

En la medida que la lógica de sus campos respectivos les proporcionen los beneficios de
universalidad en que se fundamenta su libido virtutis “ Virtud Publica” permanecen en posición de
bajar línea de su cuota parcial de valor.

Está claro que sin ningún ánimo de sugerir anuencia con el sociólogo y sus argumentaciones de
carácter cognitivistas, lo traje a colación porque esto de un modo manifiesto explica su distancia
con el psicoanálisis en este punto, sin embargo y a pesar de su escasa relación, lo que desarrolla
no es más que una de las vertientes del narcisismo, lo que para Freud era el Narcisismo
secundario, y se funda en el mismo principio, lo que en un momento fue un rasgo puede
convertirse en masa “Psicología de las masa y análisis del yo”

Esto equivale a entender pese a la mala prensa del narcisismo: Porque abría que ser mas
benevolente con un narcisismo, con el que participa a raíz de la sustracción de un rasgo en lo
constitutivo, y por el contrario menos complaciente del narcisismo social o cognitivista (si dicho
rasgo se coagula y deja de ser solo una parte por el todo y pasa a ser un todo positivisado).

Repasando un poco la cuestión de la Perentoriedad:

Nos preguntamos que propone por ejemplo a este respecto el discurso jurídico?

Perentorio

Perentorio es un adjetivo que permite nombrar al último plazo que se concede o a


la resolución final respecto a un asunto. El término, por eso, se utiliza como sinónimo
de concluyente, urgente, determinante o apremiante.

Transcripciones de las Nociones de perentorio Extraido de un tratado jurídico:

Perentorio es un adjetivo que permite nombrar al último plazo que se concede o a


la resolución final respecto a un asunto. El término, por eso, se utiliza como sinónimo
de concluyente, urgente, determinante o apremiante.

El uso más habitual de esta noción aparece en el ámbito del derecho. Una excepción
perentoria es aquella que se falla en la sentencia definitiva, mientras que el término
perentorio habla de aquello cuyo transcurso extingue el derecho de lo que, durante él, no
se ejercitó. Un argumento perentorio, por otra parte, es el que no puede replicarse
y que destruye cualquier objeción por anticipado.

Dentro de este, del discurso jurídico, tendríamos que establecer que se suele hablar de
términos como sinónimos de plazos. Y es ahí donde nos encontramos con una gran
variedad de ellos entre los que adquieren especialmente protagonismo dos grandes grupos:
el término perentorio, o también conocido como fatal, y el término no perentorio

Retomando luego de este pasaje por otro discurso sobre la cuestión de la perentoriedad, y viendo
las cosas de su lado, pensamos más bien que la Urgencia rechaza toda posible grieta, intenta
clausurar toda iansia. En este sentido o sea desde el punto de vista de lo perentorio, lo que parece
interesar es de qué lado de la grieta se está, pero su fin (que es otro de los destinos de pulsión) (y
aquí vale como el fin de la pulsión) es la in-satisfacción. La pugna por desanudar, por simplificar y
eyecta todo posible intento de desembarazarse del Goce (de la Otra Satisfacción) o para decirlo
con todas las letras tiende a desembarazarse de la insatisfacción.

Se esté de uno u otro lado de la grieta, lo que seguro se elide es lo incierto, se elide la grieta y esto
explica un rechazo implícito de la angustia. Que por otro lado no se manifiesta más que con los
impases del significante. La perentoriedad es una de las características de la pulsión y que
sepamos la pulsión de muerte pugna por una simplificación, ahora nos preguntamos, es posible su
fracaso como para soportar complejidades a las que aspira la pulsión de vida ¿?? Bueno la verdad
que Freud era sumamente escéptico al respecto, pero estamos los analistas aquí reunidos para ver
si empezamos por soportar tener que hablar un rato, soportar la perdida que es decir y donar
nuestra palabra, sostener esta práctica en definitiva, que conlleva a donar nuestra palabra, para
que otros hagan con ellas otras cosas, lo que puedan.

En psicopatología de la vida cotidiana, Freud nos muestra de forma muy esclarecedora, como el
psiquismo del yo, en forma absolutamente normal dice Freud en este caso, intenta restituir la
discontinuidad manifiesta, producida en la consciencia, o sea ante un error en el lenguaje
ordinario inmediatamente después de acontecido, el sujeto ( el Yo) intenta recubrir con
argumentos preconscientes y restablecer el orden establecido. (Esto por un lado) por el otro dirá
que es de suma importancia lo que al sujeto se le ocurra inmediatamente después. Porque en lo
que diga, en eso que se le ocurre, hay rastros que nos conducirán a lo que Lacan denomina efectos
de sentido.

Entonces hay dos vías posibles en la práctica o se está dispuesto a soportar el impass y así esperar
que la ocurrencia nos lleve a rastrear al sujeto por venir, y allí funciona la angustia como shifter o
embragador del proceso, de lo contrario si la vía del análisis tiende a rectificar las grietas del
lenguaje ordinario y llevar la cuestión por el lado de la reparación o fortalecimiento argumental
por la vía del lenguaje ordinario, esta vía, es absolutamente obstructiva de la apertura del Inc. Es
una metodología de carácter Intencional y es motivo suficiente para elevar las resistencias a la
reapertura del Inc, en su efecto se manifiesta la perentoriedad a modo de acción que Urge. Lacan
plantea que la resistencia del analizante son efecto de las resistencias del analista y en este caso,
se puede constatar que si no se está dispuesto a alojar la angustia propuesta por un impass, se
refuerzan las resistencias del lado del analizante, y en vez de continuar con una ocurrencia, elevara
el muro y es posible que enmudezca, como formalidad de una clausura, o buscara tratar algo que
supone de carácter urgente. Todas formas de la perentoriedad

Para no distraer del sentido que intento articular Repasemos por un instante alguna de las
características de la pulsión y verán que tan aleccionador es aun en nuestros tiempos lo que
proponía Freud.

Pulsion

Freud define la pulsión como la agencia representante psíquica de una fuente


de estímulos intrasomática en continuo fluir; es un concepto “límite entre” lo
somático y lo psíquico.

En lo psíquico no hay pulsiones, sino representantes de las pulsiones: la


pulsión delega en representantes, está representada. No hay pulsión sin
representante.

Cuando hablamos de inconciente, siempre hablamos de representantes de la


pulsión, nunca de la pulsión. Ésta no es inconciente, la pulsión no se reprime:
lo que se reprimen son las representantes de la pulsión.

Freud afirma que la satisfacción total de la pulsión no puede darse, porque


está mediatizada por los sustitutos. Por lo tanto, la satisfacción es
irremediablemente parcial, o, si se quiere, es insatisfacción. En la medida en
que la satisfacción deja un saldo de insatisfacción es que anima a una
repetición, que nunca será igual. Sólo una pulsión se satisface: la pulsión de
muerte.

Que dice Freud al respecto de Los cuatro elementos o características


de la pulsión ¿?

1) Objeto: no tiene un objeto específico y no está predeterminado


naturalmente; Lo que quiere decir que el objeto es parcial, y su parcialidad
conlleva a La meta de la Pulsion (Su insatisfacción)
2) Fin o Meta: la (in)satisfacción; Lacan hablara de la Otra Satisfaccion.
3) Fuente: es siempre somática y está constituida por las zonas erógenas;
(aquí ubicaría la Voz como “Objeto a”) como primer objeto hablante.
4)Empuje, perentoriedad o esfuerzo: se trata de una fuerza
constantemente apremiante, pero capaz de actuar sobre ella la
represión.
Libido- Freud la nombro como Laminilla (para mi es Trabajo o Tarea de
complejizacion que se nutre por transmutación de la pulsión de muerte, el
modo oposicional seria el Goce o (la otra satisfacción) La Insatisfaccion. (o
Simplificacion)

William Blake, un pintor y escritor ingles preanuncia temas caros al simbolismo


de fines del siglo XIX, como la atracción por el abismo y la caducidad de la
moral burguesa. Blake modificó, además, la métrica y los ritmos ingleses
clásicos, al incorporar a la poesía culta los procedimientos populares de las
canciones. A pesar de que la perspectiva actual, después de los avances del
psicoanálisis y la antropología, permite acceder a la obra de Blake de otro
modo, ésta evidencia una sabiduría inusual que se caracteriza por reflejar la
oscuridad de lo inaccesible. Como otros contemporáneos, William Blake
descubrió las fisuras y lagunas que la Ilustración dejaba de lado ante
cuestiones de gran trascendencia.

Una frase muy conocída de Blake es “El que desea y no obra engendra pestilencia”.

Pestilencia:

1. f. peste, enfermedad que ocasiona gran mortandad.


2. Olor fétido y desagradable:

Cesare Pavese uno de los grandes escritores Italianos del siglo XX sumamente reconocido,
Víctima de repetidas crisis depresivas, Cesare Pavese se suicidó el 27 de agosto de 1950
en un hotel de Turín Italia y escribe en su diario, el 25 de marzo de 1950:

“No nos matamos por amor a una mujer. Nos matamos porque un amor, cualquier amor, nos
revela en nuestra desnudez, miseria, nada”.

Pavese piensa que el suicidio por amor es un acto desesperado de los que no soportan vivir la
soledad, sin ropajes -------------------------------------------------------------------------------------------

Hasta aquí, he recopilado algunas referencias a cuestiones relativas a lo Incierto o en su


defecto lo abyecto, pueden pensar que enloquecí, bueno si quieren piénsenlo, pero no se
detengan en eso…!! Me estuve refiriendo si es que siguieron más o menos el hilo de la
cuestión, a que si lo que conduce un análisis es la urgencia, la perentoriedad, o como
dicen por estos días los Neurocientificistas. la acción eficaz , por esta vía puede haber
movimiento, acción, inmediatez (casi me sale decir Idiotez) pero lo que no habría por allí
es Tiempo, tiempo para la angustia, tiempo para alojar el efecto de sujeto. Y esas frases
no son para nada alentadoras sobre las consecuencias nefastas de dicha prisa,
A eso me refería con William Blake que habla de la Pestilencia que provoca el
escamoteo del deseo

O Pavese que anticipa en su diario los motivos apremiantes del suicidio por no soportar el
desamparo, la soledad y la falta de ropaje.

Todas consecuencias de los diferentes modos de sortear un rodeo, por “no estár” en
tiempo y forma, al no atravesar lo que sea necesario para que su efecto instaure un
soporte simbólico menos pretencioso en lo inmediato, pero definitivamente más llevadero
en cuanto al porvenir.

El tiempo en psicoanálisis está íntimamente ligado a la razón del método freudiano,


o sea, al acto de hablar en tanto constituye el acto de tomar la palabra, de hacerse
escuchar y escucharse (es lo que el análisis propone). El tiempo es entonces uno
de los fundamentos de la teorización y uno de los fundamentos de la práctica.

Si en 2 dimensiones el recorrido más corto entre a y b es una recta, esto no es aplicable


al análisis pues hay que pasar por lo menos más de una vez por el mismo lugar
sintomático, repetitivo de la estructura, para deshacerlo y para atravesar sus efectos; las
circunvoluciones que hagamos no llegan al mismo punto de partida y además se avanza
mientras aparentemente se retrocede. La orientación progrediente de la cura es tal, ya
que no hay progreso, si un corte, o un entre dos, generador de una diferencia, instala en
la retroacción la dimensión del pasado, o sea, la orientación regrediente. De lo más corto
pasamos a lo que corta y produce discontinuidad.

La orientación de la cura se encuentra en su camino con discontinuidades


generadas por el tiempo del significante inscribiéndose en el cuerpo. La estructura
del lenguaje, que pre-ex-siste y per-siste, nos obliga a saltar de significante en
significante dibujando en la intermitencia del salto, un vacío contado como
temporalidad del sujeto.

- En Pulsiones y destinos La perentoriedad es definida como una energía somática


constante que representa una excitación para lo psíquico. El empuje de la pulsión es
perentoriedad cuya descarga no anula sino que reintroduce. Es un esfuerzo en el tiempo
entre el máximo de excitación y un mínimo que nunca es cero. Este esfuerzo
traducido también como perentoriedad, es un esfuerzo de urgencia hacia el acto,
modulado por el tiempo lógico: instante de ver, tiempo de comprender y momento de
concluir.
Lacan toma al movimiento en el tiempo de la pulsión y lo describe como un bucle
alrededor del objeto, al cual la pulsión no alcanza, y que volviendo casi al mismo lugar -el
de la imposibilidad el cero- ésta busca repetir el trayecto hacia la descarga. Así la pulsión
está ligada al concepto de repetición que introduce la singularidad en la temporalidad del
sujeto. Esta temporalidad contrasta con la atemporalidad del inconsciente. Lacan dice:
Dios es inconsciente.
Pienso que dios e inconsciente participan de esta dimensión atemporal pues nombran la
faz del tiempo que se desconoce a sí mismo, que no puede capturar su propia
presentación, su inicio o su origen, los cuales se vuelven imposibles o reales, en el
sentido lacaniano.

Como corolario de este trabajo debería resumir la apuesta en que “no es la Urgencia lo
que angustia”, sino “lo que limita la angustia”. Este es el envez paradojal de quienes
tienen la difícil tarea de asistir urgencias aun advertidos del discurso del psicoanálisis
fundamentalmente en hospitales, cuando lo que falta es tiempo.

Concluyo esta presentación casuística sin el animo de empalagar pero si de dejar en claro
mi mas sincero reconocimiento a todos aquellos que aquí se encuentran, que hacen
posible lo que Fabian Schejtman dira en una entrevista con Osvaldo Quiroga.

Osvaldo Quiroga pregunta: Cuál es el motivo de la expansión del psicoanálisis en la


Argentina ¿?

A lo que Schejtman responde:

No fue la nostalgia del inmigrante lo que diseminó al invento freudiano


extensamente en el país. El sufrimiento o la inmigración no son exclusividades
argentinas: en otras tierras, penurias comparables -o aun peores- no hicieron lugar
alguno al psicoanálisis.

Quizás se deba entonces, más bien, al azaroso encuentro de unos deseos


decididos y singulares, aquellos de los pioneros, de los que introdujeron el
psicoanálisis en nuestras ciudades, en nuestras universidades, en nuestros
hospitales.

Carlos E. Fuentes

Psicoanalista

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