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¡Siempre!
Admitámoslo.
Los que saben exponer correctamente sus fotografías sin importar la escena a la que se enfrenten... y
los que no.
Si perteneces a la primera categoría, ¡felicidades! Eres un genio y poco puedo hacer por ti.
Pero si eres como el resto de los mortales y quieres aprender cómo exponer fácilmente tus fotografías
en infinidad de situaciones diferentes, ¡estás en el lugar adecuado!
Sigue leyendo.
No sólo aprenderás a exponer fotografías de retrato, Vía Láctea, rastros de estrellas, fauna salvaje,
viajes, blanco y negro, paisaje, larga exposición, Luna, salidas y puestas de Sol, de calle, light painting,
macro, eclipses, barridos...
También llegarás a dominar tu cámara de tal forma que podrás hacer realidad esas fotografías con las
que sueñas, tanto desde el punto de vista de la historia que quieres contar como de la exposición.
Los conceptos básicos (la luz, el triángulo de exposición, la ley de reciprocidad, los modos de
exposición, los modos de medición de la luz, y mucho más), herramientas como PhotoPills que te
ayudarán con los cálculos de exposición, multitud de ejemplos prácticos, los errores típicos a evitar... E
incluso las técnicas más avanzadas como la utilización de filtros y el horquillado.
¿Listo?
“La exposición no trata tanto de hacer girar mandos y apretar botones, como de dominar la luz y
saber lo que quieres de una imagen.” - Michael Freeman, La exposición perfecta
Contenido
Capítulo 1
Como ya hice en la guía sobre la profundidad de campo y antes de entrar de lleno en materia, déjame
avanzarte de forma resumida las respuestas a las principales preguntas sobre la exposición.
¡Vamos allá!
Es la cantidad de luz que llega a un material fotosensible (es decir la película o el sensor de tu cámara)
para crear una imagen.
El dominio de la exposición te dará el control creativo sobre lo que aparece iluminado y lo que no en
tus imágenes, permitiéndote contar la historia cómo tú quieras.
La apertura del diafragma (orificio por el que pasa la luz a través del objetivo) regula la cantidad de luz
que pasa a través de tu objetivo hasta el sensor de la cámara.
Además de la exposición, la apertura que utilices también va a influir en la profundidad de campo. Por
lo que deberás elegir su valor no sólo pensando en la exposición, sino también en la profundidad de
campo que desees obtener en la foto.
El obturador es una especie de cortina que se encuentra en tu cámara. Te permite dejar pasar luz hasta
el sensor durante un determinado periodo de tiempo. Ese periodo de tiempo en que el obturador está
abierto es la velocidad de obturación.
La sensibilidad (o ISO) es un parámetro que te permite indicar al sensor cuánto tiene que amplificar la
señal que recibe. Cuanto más alto es el ISO, más se amplificará la señal y por lo tanto, más luz
parecerá que ha captado el sensor. La foto será más brillante.
Por lo tanto, cuando lees en internet que “cuanto más alto es el ISO más luz captura el sensor”, no se
está refiriendo a la cantidad de luz que captura, sino a la amplificación de la señal de ésta. Por eso,
cuando la señal se amplifica demasiado (ISOs altos), aparece ruido en la foto.
Lo mejor es que le eches una ojeada a PhotoPills. No sólo incluye una calculadora de exposición súper
completa sino muchas herramientas más que te ayudarán a planificar tus fotos para estar siempre en el
lugar adecuado, en el momento adecuado para capturar la escena que has imaginado. Se trata de
convertir tus ideas en fotos reales. :P
Un paso de luz es una medida relativa de la cantidad de luz que llega al sensor. Imagina que llega una
cantidad x de luz al sensor. Si al hacer la siguiente foto, llega una cantidad 2x de luz, quiere decir que
has incrementado la exposición en 1 paso de luz. Al contrario, si llega la mitad de luz (x/2) la
exposición de tu foto ha disminuido en 1 paso de luz.
Al variar los parámetros del triángulo de exposición, variará la luz que llega al sensor en un número
determinado (o fracciones) de pasos de luz.
El valor de exposición (en inglés exposure value o EV) es una combinación de diafragma (el número
f), velocidad de obturación e ISO. Indica una determinada cantidad de luz que llega al sensor.
El rango dinámico (del inglés dynamic range) se mide en pasos o en valores de exposición (EV).
Establece la relación de intensidad de luz que existe entre las sombras más oscuras y las luces más
altas.
Por tanto, una cámara con un gran rango dinámico es capaz de registrar simultáneamente (en la misma
imagen) el detalle en zonas de la escena muy oscuras y en otras más iluminadas.
El histograma es un gráfico estadístico. Es muy útil porque te da información sobre el rango de tonos o
niveles de luminosidad (cuán oscuro o claro es un color) presentes en tu imagen.
Con la ayuda del histograma podrás saber si la foto está “correctamente” expuesta o no.
Es un control, medido en pasos o valores de exposición (EV), que aclara u oscurece la fotografía
dependiendo de si lo haces positiva o negativamente. Si usas valores positivos aclaras la imagen (la
sobreexpones). A la inversa, si usas valores negativos la oscureces (la subexpones).
La profundidad de campo (PdC) es la distancia entre el elemento más cercano y lejano de una escena
que aparecen “aceptablemente enfocados” en la imagen. Si quieres leer más al respecto, échale un
vistazo a la guía definitiva sobre la profundidad de campo.
Es una técnica que consiste en dejar abierto el obturador durante un periodo de tiempo relativamente
largo. Con ello obtienes sorprendentes resultados como estelas de luces de coches, personas
fantasmagóricas o una foto de la costa consiguiendo el efecto seda en el agua.
En la sección 22 descubrirás cómo hacer fotografías de larga exposición con la ayuda de filtros.
También aprenderás a utilizar la calculadora de exposición de PhotoPills para determinar el tiempo de
exposición que necesitas al utilizar un filtro.
De modo que si quieres hacer fotografías verdaderamente legendarias, debes dominar la luz (natural y
artificial).
Sin el adecuado conocimiento de la luz, no puedes exponer correctamente, ni crear el efecto deseado y,
por tanto, tampoco eres capaz de hacer esa foto que tanto buscas.
En definitiva, aprender las cualidades de la luz (intensidad, dirección, calidad y color), así como la
diferencia entre luz incidente y reflejada, te proporciona una sólida base para poder coger tu equipo,
exponer y sacar el mayor provecho posible de las diferentes escenas a las que te enfrentes.
¡A por ello!
Qué es la luz
Pidiendo perdón a todos los físicos de la sala e intentando simplificar al máximo, me atrevo a decir que
la luz es la parte visible de la radiación electromagnética que genera una determinada fuente de energía
(el Sol, una linterna, una bombilla de LED, un flash, un fuego, etc.).
Y qué es un fotón
Es broma.
Un fotón es una partícula desprovista de masa que porta todas las formas de radiación
electromagnética, incluyendo los rayos gamma, los rayos X, la luz ultravioleta, la luz visible, la luz
infrarroja, las microondas e incluso las ondas de radio.
Pero para que nos entendamos un fotón es una partícula diminuta. El conjunto de muchísimas de ellas
conforman la luz.
Dicho esto, dejemos la física a un lado y vayamos a lo que realmente nos interesa.
Veamos cuales son las cualidades de la luz y cómo te afectan cuando haces fotos.
Como te decía al principio de esta sección, la luz es el alma de la fotografía, la materia prima, el
ingrediente esencial. Sin ella no sería posible hacer fotos. Es indispensable.
Esto significa que dependiendo de cómo la utilices, obtienes un resultado u otro, expresando de
diferentes maneras lo que viste o sucedió.
Por eso, es fundamental que conozcas sus cualidades para poder entenderla y manejarla como quieras.
Y no me refiero sólo a la luz natural sino también a cualquier tipo de luz artificial.
La intensidad de la luz
La intensidad es la cantidad de luz que incide (o cae) sobre un sujeto. Determina en qué medida el
sujeto está iluminado.
Si la luz es muy intensa, ilumina mucho al sujeto y las sombras aparecen muy marcadas (muy
oscuras).
En cambio, si es poco intensa (o tenue), el sujeto aparece más oscuro, menos iluminado, pero las
sombras aparecen menos oscuras, menos duras.
Nikon D700 | 85mm | f/11 | 1/125s | ISO 200 | 5500K
Dependiendo de la intensidad de luz que hay en la escena y de la(s) zona(s) que quieres resaltar, debes
configurar los ajustes de tu cámara de una forma u otra al exponer tus fotografías para dejar pasar la
cantidad de luz que quieras hasta el sensor.
Así que el saber medir correctamente la intensidad (o cantidad) de la luz que hay en la escena juega un
papel fundamental a la hora de calcular la exposición. Sobre todo para conseguir esa exposición
“correcta” que quieres en tus fotos.
Sí.
Como fotógrafo, en muchas ocasiones puedes influir en la intensidad de luz que quieres que haya en la
escena que vas a fotografiar.
Por ejemplo, cuando fotografías en exteriores, eligiendo el momento del día en que la luz sea menos
intensa (hora dorada, hora azul y crepúsculos) o más intensa (resto de horas del día).
Nikon D700 | 14mm | f/13 | 20s | ISO 100 | 5399K
Por ejemplo, el flash, la linterna y los paneles LED son elementos activos que producen luz por sí
solos y se utilizan para añadir luminosidad a la escena. Además, los elementos pasivos (difusores,
filtros, reflectores) alteran la iluminación aunque no son productores de luz.
Nikon D700 | 85mm | f/5.6 | 1/500s | ISO 200 | 7050K
La dirección de la luz
La dirección de la luz determina muchos de los efectos que capturarás con la cámara (volumen,
texturas, siluetas, etc.).
Por lo tanto, tienes que trabajar con la luz natural y/o con la luz artificial (esquemas de luz) para
conseguir el efecto deseado en la foto.
Recuerda que la dirección de la luz es el ángulo con el que incide sobre el sujeto.
Por regla general, al exponer la fotografía, las preguntas que debes hacerte son:
¿Cómo incide la luz en el sujeto desde la posición en la que estoy (es decir, desde tu cámara)?
¿Cómo quiero que incida en el sujeto (o escena) según el tipo de foto que busco?
Frontal. Está situada delante del sujeto por lo que le da de frente. Ilumina todas las superficies visibles
del sujeto. Resalta el color pero elimina sombras, restando volumen y textura.
Nikon D700 | 85mm | f/8 | 1/80s | ISO 200 | 5500K
Lateral. Incide en ángulo sobre el sujeto con respecto a la dirección de disparo. Gracias a esta luz el
espectador tiene sensación de volumen y aumenta la textura del sujeto.
Por ejemplo, en fotografía nocturna, al fotografiar la Vía Láctea o los rastros de estrellas, puedes
aprovechar la luz lateral que proporciona una Luna baja (cuando tiene poca elevación) para capturar
volumen y textura en el primer plano.
Nikon D4s | 20mm | f/4 | 1h 24min | ISO 1600 | 4000K | 168 fotos editadas en Lightroom y apiladas
con StarStaX
Contraluz. Proviene de detrás del sujeto. Ayuda a destacar la silueta del sujeto, pero resta información
de otros elementos como el color o la textura. El contraluz te permite hacer retratos espectaculares con
sujetos perfectamente perfilados, de paisaje e incluso de espectaculares siluetas de Luna llena.
Nikon D4s | 35mm | f/2.8 | 1/1250s | ISO 100 | 7000K
Cenital. Proviene de un único punto de luz situado verticalmente encima del sujeto. Cuando se aplica
de forma controlada en estudio, se pueden crear fotos llenas de misterio.
Olympus OM-D E-M1 | 60mm macro | f/2.8 | 1/8s | ISO 200 | 5500K
“Esta es tu última oportunidad. Después, ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul, fin de
la historia, despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas PhotoPills, te quedarás
en el País de las Maravillas y te enseñaremos hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda,
lo único que te ofrecemos son fotos legendarias y piel de gallina. Nada más.”
Además de la dirección de la luz, hay otros dos factores que debes de tener en cuenta al hacer la
fotografía:
La dirección de la luz casi nunca proviene exactamente de un lado u otro, sino que la mayoría de las
veces es una combinación de varias direcciones.
La iluminación de un objeto no suele provenir de una única fuente de luz. Lo habitual es que se
combinen varias. Dependiendo de la intensidad (es decir de la ponderación) de cada una de ellas, la
escena será diferente. Aquella que tenga más intensidad será, lógicamente, la luz principal.
La calidad de la luz
La calidad describe la distribución de las luces y las sombras en tu escena. Es decir, la transición que
se produzca entre ambas.
Cuando hablo de calidad de la luz, no me refiero a si es buena o mala sino a si es dura o suave:
Dura. Procede de una fuente muy concreta y produce una transición de luces a sombras pronunciada y
repentina. Las sombras aparecen muy oscuras y contrastadas con bordes muy bien definidos.
Nikon D700 | 85mm | f/2 | 1/1500s | ISO 200 | 5700K
Por ejemplo, la luz que produce el flash o el Sol durante el mediodía (en la mayor parte del mundo) es
una luz dura. No hay apenas transición entre luces y sombras. En este caso, se dice que hay mucho
contraste.
Las escenas de alto contraste son todo un reto para el fotógrafo. En la sección 22 te enseñaré cómo
capturar escenas de alto contraste con filtros. Y en la sección 23, te voy a explicar cómo hacerlo con la
técnica del horquillado.
Suave. Al contrario que la luz dura, la luz suave provoca una transición progresiva entre luces y
sombras. Es una luz muy difuminada y tiene como efecto el desdibujar los contornos de las sombras.
Suaviza las imágenes, eliminando contrastes y texturas.
Según la calidad de luz a la que te enfrentas puedes hacer unas fotos u otras. También puedes ser lo
suficientemente hábil como para usar algún instrumento para modificar su calidad.
Por ejemplo, para suavizar una luz dura utiliza un difusor o un reflector. Y para añadir una luz dura,
usa un flash o una linterna.
Si hablamos de luz natural, aprovecha los momentos de luz suave que se producen durante el día: la
hora dorada y la hora azul.
En internet encontrarás muchas páginas web que te informarán sobre cuándo suceden estas horas para
un día determinado.
Pero si eres uno de los nuestros (tienes la aplicación de PhotoPills), dispones de toda la información
sobre la hora dorada, la hora azul y los crepúsculos, para cualquier fecha y parte del mundo, tanto en la
herramienta Sol como en el Planificador.
PhotoPills - Herramienta Planificador.
PhotoPills - Herramienta información Sol.
El tamaño de la fuente de luz con respecto al sujeto iluminado es determinante a la hora de saber qué
tipo de luz tienes. Así, una misma fuente de luz produce luz dura en un objeto cuando el sujeto es más
grande que ésta. A la inversa, produce luz suave cuando el sujeto es más pequeño.
Del mismo modo, para un determinado tamaño, la distancia a la que se encuentra la fuente de luz del
sujeto determina la calidad de la luz. Te pongo un ejemplo. El Sol es una fuente de luz enorme. Sin
embargo, al estar muy lejos de tu sujeto, se convierte en un punto y produce sombras duras.
El color de la luz
Cuando la luz incide sobre un cuerpo, hay una parte que se refleja, otra que se transmite a través de él
y otra es absorbida.
Pues bien, tú sólo ves color cuando la luz reflejada llega a tus ojos. Y es que mientras la luz no
interactúa con la materia y llega a tus ojos no la ves, no ves color.
Piensa en el espacio profundo, lo ves totalmente oscuro. Sin embargo, está lleno de luz.
Antes de hacer una foto, si observas la escena con atención, te darás cuenta de que la luz puede tender
hacia dos extremos (o dominancias):
Los colores cálidos (amarillo, naranja, rojo)
Nikon D300 | 500mm | f/6.7 (escala de ½ paso) | 1/1500s | ISO 200 | 7500K
En realidad, la manera en que se muestran los colores de la escena en una fotografía depende de ti y de
tu visión artística. Y no siempre querrás que los colores en la imagen final sean los mismos que los de
la escena. A veces te puede interesar modificarlos.
Cuando vivíamos en la época de los negativos y las diapositivas o cuando hacías fotos en blanco y
negro y querías modificar el color de la luz, no te quedaba otro remedio que recurrir a los filtros de
colores.
Aunque soy un enamorado de la fotografía analógica, debo admitir que en el mundo digital, a parte de
los filtros de colores, disponemos de otra herramienta muy poderosa: el (mal llamado) balance de
blancos.
Ya sé que la palabreja no suena muy bien. Es una mala traducción de white balance en inglés. Para ser
exactos, el término en inglés balance significa “equilibrio” por lo que la traducción correcta sería
“equilibrio de blancos”.
En mi opinión, el balance de blancos es la herramienta que tenemos los fotógrafos para mostrar
nuestro lado artístico en cuanto a los colores que aparecen en nuestras fotos.
No me voy a extender demasiado en este concepto, pero sí me gustaría que te quedaras con la idea de
que puedes ajustar el balance de blancos directamente en la cámara o posteriormente, con los
programas de edición.
Esta herramienta te permite añadir una dominante cálida o fría a tus fotos.
Es importante conocer la diferencia entre luz incidente y reflejada, sobre todo cuando haces fotos en un
estudio. Te ayuda a entender dónde debes medir la luz para realizar el cálculo de la exposición.
¡No me digas que nunca has medido la luz en el sitio equivocado! Es un error típico de novato… :P
Por un lado, la luz incidente es la luz que recibe el sujeto que vas a fotografiar. Puedes medirla con un
exposímetro o fotómetro de mano situándolo junto al sujeto y orientándolo hacia la cámara.
Por otro lado, la luz reflejada es la luz que refleja el sujeto que vas a fotografiar. La puedes medir con
el exposímetro integrado en la cámara o con un exposímetro de mano situado junto a la cámara y
orientado hacia el sujeto. A veces te da resultados algo imprecisos que pueden requerir un esfuerzo de
interpretación.
Lo más habitual es que cuando expongas tus fotografías midas la luz reflejada utilizando el
exposímetro que tu cámara lleva integrado. Además, es la única forma de determinar el valor de
exposición cuando no puedes acercarte al sujeto que vas a fotografiar.
En la sección 12 voy a detallarte los diferentes métodos de medición que puedes utilizar para medir la
luz reflejada con tu cámara y cuando utilizar cada uno de ellos.
¡Genial!
Ahora que ya tienes las nociones básicas de lo que es la luz y cuáles son sus cualidades, vamos a entrar
de lleno en materia.
Veamos qué es la exposición, el viaje que realiza la luz hasta llegar al sensor y qué parámetros de tu
equipo fotográfico puedes utilizar para realizar la exposición “correcta” (o deseada).
3¿Qué es la exposición?
Es la cantidad de luz que llega a un material fotosensible (la película o el sensor de tu cámara) para
crear una imagen.
“Genial Toni, la exposición es una cantidad de luz. Pero ¿cuánta luz me hace falta para exponer
correctamente una foto?”
Eso, amigo mío, depende de la escena a la que te enfrentes y del resultado que quieras obtener.
Depende de si quieres capturar más o menos detalle en los tonos oscuros o en los claros. En definitiva,
depende de la historia que quieras contar.
Ahí reside el arte de la fotografía. Debes ejercer el control adecuado sobre la luz que llega al sensor (o
película) para obtener la imagen que deseas.
En otras palabras, tu foto variará en función de la cantidad de luz que dejes que llegue al sensor, o sea,
variará dependiendo de cómo expongas la foto.
Nota: Para no tener que repetir siempre lo mismo, vamos a dar por sentado que tienes una cámara
digital, así que hablaré siempre del sensor. Si usas una cámara analógica, la explicación sería la
misma, sólo tienes que sustituir “sensor” por “película”.
La exposición (la cantidad de luz que has dejado que llegue al sensor) determina cómo de clara o
oscura queda tu foto. Dicho de otro modo, cuanta más luz llega más clara es tu imagen. Y al revés,
cuanta menos luz, más oscura.
Nikon D4s | 200mm macro | f/8 | 1/400s, 1/200s, 1/100s | ISO 400 | 6250K
Si llega más luz, puedes capturar más detalle en los tonos oscuros aunque es posible que pierdas
detalle en los claros, y viceversa.
Tu meta es obtener en la foto el nivel de claridad/oscuridad que deseas. Aquel que te permita enseñar
en la imagen la escena como tú la ves o quieres transmitirla. Y, para ello, debes decidir la cantidad de
luz que quieres que llegue al sensor.
Para entenderlo bien y que no se te olvide jamás, primero debes visualizar el viaje que realiza la luz
para llegar al sensor.
Este viaje te acabará llevando al famoso triángulo de exposición del que te hablaré largo y tendido en
la sección 5.
Durante el recorrido que sigue desde su origen hasta llegar al sensor de tu cámara, la luz atraviesa una
serie de elementos. Estos elementos son el objetivo y el obturador, y te permiten controlar la cantidad
de luz que llega al sensor.
Recorrido de la luz desde que entra por el objetivo hasta que llega al sensor en una cámara réflex (en
una cámara sin espejo no hay pentaprisma ni espejo :P)
El objetivo
La luz llega primero al objetivo de tu cámara. Eso es así siempre y cuando no uses uno o más filtros
delante del objetivo. En caso de utilizar filtros, éstos son el primer elemento que puedes utilizar para
reducir la cantidad de luz que llega al sensor.
Hablaré de los filtros y sus utilidades en la sección 22. Por ahora, y para simplificar las cosas, voy a
suponer que no usas filtros.
Pues bien, una vez dentro del objetivo, el haz de luz pasa por el diafragma. Éste deja pasar más o
menos luz dependiendo de la apertura que tengas seleccionada.
Así que la apertura es el primer elemento del triángulo de exposición que tienes a tu disposición para
ajustar la exposición.
Como es lógico, a más apertura de diafragma, más cantidad de luz llega al sensor y viceversa. Si
quieres dejar pasar menos luz, utiliza aperturas menores. En otras palabras, cierra el diafragma.
Una vez atravesado el diafragma, el haz de luz llega al obturador. Aquí se encuentra el segundo
elemento del triángulo de exposición: el tiempo de exposición o velocidad de obturación.
El obturador
El obturador es una especie de cortina que permite la llegada de luz al sensor (cuando está abierto) o lo
impide (cuando está cerrado).
El tiempo durante el cual el obturador está abierto se denomina velocidad de obturación o tiempo de
exposición.
Voy a utilizar ambos términos indistintamente durante el artículo. Ten en cuenta que a mayor
velocidad de obturación, menor tiempo de exposición. Y al revés, a menor velocidad de obturación,
mayor tiempo de exposición.
Durante el tiempo de exposición, el haz de luz impacta sobre el sensor de tu cámara. Por lo tanto, al
fijar su valor, estás influyendo sobre la exposición.
Cuanto menor sea la velocidad de obturación, más luz llega al sensor y viceversa.
El sensor
El sensor es el lugar donde se forma la imagen en la cámara. Está compuesto por fotositos o
semiconductores sensibles a la luz.
Cuando los fotones del haz de luz impactan sobre los fotositos, son captados y procesados,
generándose la imagen digital de la escena que la cámara ve.
El sensor tiene la capacidad de amplificar digitalmente la señal captada dando la sensación de captar
más luz. Dependiendo de la sensibilidad (ISO) seleccionada, el sensor amplificará más o menos la
señal. El dominar la sensibilidad del sensor es un factor clave para exponer correctamente tus fotos.
En una cámara analógica es la película la que tiene una determinada sensibilidad. En este caso, cuando
el haz de luz impacta sobre la película, la imagen queda impresa en ella. Posteriormente, la película se
revela mediante una serie de procesos químicos.
Pero, por el momento, me interesa que te quedes con la idea de que estos parámetros te permiten
controlar la exposición y los efectos creativos que veremos en la sección 4.
Ahora, antes de entrar en los detalles, profundicemos un poquito más en el concepto de triángulo de
exposición.
Cuando te he explicado el recorrido que sigue la luz por la cámara, he mencionado tres parámetros
clave: la apertura del diafragma, la velocidad de obturación y la sensibilidad (que generalmente se
conoce como ISO).
Una vez que domines el triángulo, dominarás tu cámara (¡e incluso el mundo si te lo propones!).
No sé si lo recordarás, pero también mencioné un cuarto elemento que te va a ayudar a controlar la luz:
el uso de filtros.
Pero eso es un elemento adicional que no usan todos los fotógrafos y que se utiliza sólo en
determinadas situaciones. De modo que te explicaré cómo y cuándo sacar partido a los filtros en la
sección 22.
Según qué decisiones tomes a la hora de configurar la apertura, la velocidad de obturación y el ISO
conseguirás una exposición u otra. Es decir, una fotografía u otra.
Si cierras la apertura, reduces el tamaño del agujero (el diafragma) por el que entra la luz en el
objetivo, por lo que la cantidad de luz que llega al sensor es menor.
Si abres la apertura, llega más luz al sensor.
Si la velocidad es más rápida (reduces el tiempo de exposición), la cantidad de luz que llega al sensor
es menor.
Si la velocidad es más lenta (aumentas el tiempo de exposición), llega más luz al sensor.
Al mismo tiempo, cuanto mayor es el valor del ISO, más sensible es el sensor a la luz. Es decir, más
capacidad tiene el sensor de captar esa luz. Y al revés, cuanto menor es el ISO, menos capacidad tiene
el sensor de captar la luz.
En definitiva, la apertura, la velocidad y el ISO te dan el control total sobre la cantidad de luz que
captura el sensor. O lo que es lo mismo, el control total sobre la exposición de tus fotografías.
“Muy bien Toni, ya entiendo más o menos cómo controlar la cantidad de luz capturada por el sensor.
Pero... ¿Qué cantidad es la correcta?, ¿cuál es la exposición correcta?”
La exposición “correcta”
Pues... Depende.
Para un fotógrafo puede que una fotografía tenga una exposición correcta y para otro no. Todo
depende de si consigues o no el efecto que deseas transmitir, o el resultado que tienes en mente.
Si lo consigues, entonces tienes la foto que quieres y la exposición es perfecta para ti.
“Ya Toni, pero seguro que hay un consenso sobre lo que se podría considerar una exposición
correcta”.
Tienes razón.
Una manera de definir la exposición correcta de forma más técnica, aunque no siempre es aplicable, es
decir que:
La exposición correcta es aquella que no pierde información ni en las sombras ni en las altas luces.
En otras palabras, es la exposición que aprovecha toda la capacidad del sensor de la cámara para captar
la máxima información posible de la escena, consiguiendo capturar detalle tanto en las sombras como
en las luces.
A veces, te enfrentarás a situaciones en las que no podrás (o no querrás) capturar toda la información
de la escena y deberás decidir qué hacer:
Ante este tipo de situaciones, no te queda más remedio que mojarte y decidir lo que quieres capturar en
la imagen.
Si optas por perder información (detalle) en el lado de las sombras o negros, obtendrás una fotografía
subexpuesta. En cambio, si decides perder información en la parte de las altas luces o blancos,
conseguirás una fotografía sobreexpuesta.
A veces querrás utilizar a tu favor uno de estos dos efectos. Por ejemplo, para realizar lo que se
denomina una clave baja o una clave alta.
En la siguiente fotografía decidí realizar una clave alta, sobreexponiendo gran parte de ella, para que
los músicos se integraran perfectamente en el ambiente. Así conseguí centrar la atención en las partes
más importantes de la escena, los rostros y los instrumentos.
Si en la fotografía anterior sobreexpuse para centrar la atención en los sujetos, en la siguiente decidí
subexponer (utilizar una clave baja) para resaltar la belleza en los ojos y el rostro de la modelo.
Nikon D4s | 85mm | f/2 |1/200s | ISO 400 | 6250K
La fotografía es imaginación... Y, a veces, una escena que parece imposible de fotografiar se convierte
en toda una historia.
Un ejemplo claro son las espectaculares siluetas que puedes capturar subexponiendo totalmente el
primer plano.
Nikon D4s | 500mm | f/8 | 1/50s | ISO 100 | 2849K | Multiplicador 1,4x
Soy un enamorado de la Luna y su poder para contar historias. Tú también puedes hacerlo. Estudia
este artículo y pruébalo. Pero te advierto: fotografiar siluetas de Luna es tremendamente adictivo.
Otro ejemplo (y todo un reto) es el contraluz. Dominando el triángulo de exposición puedes capturar
bonitos contraluces sin perder demasiada información.
Nikon D700 | 85mm | f/2 | 1/1500s | ISO 200 | 6500K
La exposición “incorrecta”
Para mí, una exposición incorrecta es la que obtienes cuando, en unas determinadas condiciones de
luz, no consigues hacer la fotografía con la exposición que deseas.
Es decir, la imagen final te queda mucho más oscura o mucho más clara con respecto a tu idea original.
No obtienes la foto que quieres.
Nikon D4s | 19mm | f/5.6 | 1/2,3s | ISO 100 | 9100K
Esto puede suceder por varios motivos y mi meta con este artículo es ayudarte a superarlos:
Limitaciones del equipo (cámara, objetivo, etc.): Cuando las limitaciones de tu equipo no te
permiten llegar al resultado que quieres.
Falta de control del triángulo de exposición: Apertura, velocidad de obturación e ISO.
TRUCOS
La apertura, la velocidad y el ISO te permiten obtener la exposición correcta. Pero como verás en la
sección 4, lo que determina en primera instancia el valor de estos parámetros no es la exposición sino
la idea de foto que quieres hacer (congelar movimiento, obtener efecto seda en el agua, aumentar la
profundidad de campo, capturar estrellas lo más brillantes posible, etc.).
A partir de la idea, establece uno o dos de los parámetros (apertura, velocidad, ISO) para conseguir el
efecto deseado, y luego utiliza el tercero (o los otros dos) para obtener la exposición correcta.
Llegados a este punto, lo normal sería seguir profundizando en el triángulo de exposición y enseñarte
cómo exponer. Pero, la fotografía no consiste sólo en saber exponer.
De hecho, me atrevo a decir que el exponer la foto es la última cosa que haces antes de hacer la foto.
Lo primero es que seas capaz de saber cómo se hace la foto que transmite la idea que quieres expresar.
Que siempre deberás elegir la apertura, la velocidad y el ISO en función de la foto que quieres hacer,
del efecto que pretendes capturar, de la historia que quieres contar.
Normalmente determinarás uno o dos de los parámetros para conseguir la foto deseada y después
decidirás el tercero (o los otros dos) para obtener la exposición correcta.
En definitiva, dependiendo de los valores de apertura, velocidad e ISO que utilices, no sólo vas a
afectar a la exposición sino que vas a poder transmitir una idea u otra, crear un efecto u otro.
La profundidad de campo
La apertura te permite controlar la profundidad de campo, o sea la parte de la escena que aparece
enfocada en la fotografía.
Por un lado, si tu intención es enseñar al espectador lo que está sucediendo en una parte más amplia de
la escena (aumentar la profundidad de campo), lo puedes conseguir cerrando el diafragma (reduciendo
la apertura a f/8, f/11, f/16). En la sección 5 te explicaré en detalle qué son estos números f.
Para maximizar la profundidad de campo cuando utilices focales largas (70-500mm), utiliza aperturas
pequeñas (f/8, f/11, f/16) y enfoca dentro de los dos tercios de la escena.
Mientras que si utilizas focales cortas (14-35mm), puedes maximizar la profundidad de campo sin
tener que utilizar aperturas pequeñas. En este caso, es suficiente con enfocar a la distancia hiperfocal.
Por otro lado, si abres el diafragma (aumentando la apertura a f/1.4, f/2.8, f/4), la profundidad de
campo disminuye. Con ello consigues dirigir la atención del espectador a un punto o zona concreta de
la escena.
El efecto estrella
Si lo que quieres es que el Sol, la Luna o un punto de luz cualquiera (farola, faro, etc.) aparezca con
forma de estrella en la foto, simplemente utiliza aperturas pequeñas (cierra el diafragma a f/8, f/11,
f/16).
Nikon D4s | 18mm | f/16 | 5s | ISO 100 | 5850K
En astrofotografía, si quieres capturar el mayor número de estrellas, debes capturar la mayor cantidad
de luz posible durante el tiempo de exposición. Por lo tanto, tienes que utilizar aperturas grandes (f/2.8,
f/4, dependiendo de tu objetivo).
Nikon D4s | 35mm | f/1.4 | 4s | ISO 6400 | 3550K
Congelar el movimiento
Estos son algunos ejemplos de velocidades que se utilizan para congelar el movimiento.
Enseñar el movimiento
Utiliza velocidades lentas (tiempos de exposición largos) para enseñar al espectador el movimiento
que se produce en la escena (agua, nubes, personas, vehículos, rastros de estrellas, etc.).
Nikon D700 | 200mm | f/6.7 | 0,7s | ISO 200 | 6700K
Normalmente, una vez que has decidido los valores de la apertura y de la velocidad, utilizas el ISO
para equilibrar la exposición.
Al utilizar ISOs altos (1600, 3200, 6400), el sensor amplifica digitalmente la señal de la luz captada.
Esto te permite hacer fotografías que no serían posibles de otra forma, como por ejemplo de la Vía
Láctea o de una lluvia de estrellas.
Nikon D4s | 14mm | f/2.8 | 15s | ISO 8000 | 3300K
Eso sí, ten cuidado con los niveles de ruido que produce el sensor de tu cámara ya que, cuanto mayor
es el ISO, más ruido tiene la imagen.
Esto es así porque el sensor no captura más luz (no captura más información), sino que amplifica la
señal de la luz capturada para intentar mostrar más detalle en la imagen. Al estirar la información llega
un momento que el sensor no es capaz de reproducir la realidad y produce el efecto de ruido (o grano).
Como una imagen vale más que mil palabras, aquí tienes una ficha resumen de los efectos que debes
tener en cuenta al decidir los valores de la apertura, la velocidad y el ISO.
Resumiendo:
Veamos ahora tres ejemplos prácticos de cómo elegir los valores de la apertura, la velocidad y el ISO
para obtener la foto que quieres con la exposición adecuada.
En la sección 24, tienes 30 ejemplos en los que te explico paso a paso cómo conseguí capturar la foto
que buscaba con la exposición que quería.
Pero ahora me gustaría adelantarte tres de los ejemplos para que vayas viendo el razonamiento lógico
que sigo al hacer mis fotografías. De esta forma empezarás a interiorizar el orden con el que voy
fijando los parámetros del triángulo de exposición.
Retrato
Nikon D4s | 85mm | f/8 | 1/160s | ISO 100 | 5600K
La idea detrás de esta foto es que el espectador centre toda su atención en el sujeto y que lo primero
que haga es fijarse en sus ojos. Lo que busco es que la mirada de la modelo y la del espectador se
encuentren, que el espectador sienta que la modelo lo está mirando realmente…
Para ello he elegido un objetivo de focal fija (85mm) que es ideal para retratos tanto por su nitidez
como por su luminosidad (en este modelo la apertura llega hasta f/1.8).
No obstante, en este caso no necesito una apertura tan grande. Con f/8 es más que suficiente al estar en
un estudio, con una situación de luz completamente controlada. Además, al tener un fondo negro, no
necesito una apertura grande para crear un bokeh (o desenfoque) en el fondo para que éste no distraiga
al espectador.
Me coloco a unos 3m de la modelo y enfoco en su ojo derecho. Con estos datos y gracias a la
calculadora de PhotoPills, sé que la profundidad de campo es de 0,59m.
Calculadora Profundidad de Campo PhotoPills - Valores de profundidad de campo para una Nikon
D4s | 85mm | f/8 | 3m de distancia de enfoque.
Calculadora Profundidad de Campo PhotoPills - Valores de profundidad de campo para una Nikon
D4s | 85mm | f/2.8 | 3m de distancia de enfoque.
Al usar una apertura bastante cerrada (f/8), este dato no es crítico. Pero si hubiera usado una apertura
mucho mayor, f/2.8 por ejemplo, sí que hubiera necesitado saber con exactitud la profundidad de
campo. Así hubiera sabido en qué posición colocar a mi sujeto en función de qué partes de su cara o
cuerpo hubiera querido tener enfocadas en la toma final.
Una vez calculada la profundidad de campo y colocada la modelo, mido la luz usando el modo de
medición puntual de mi cámara. Es mi favorito porque es el que me permite mayor precisión. Mido en
el tono más claro de la cara de la modelo para no reventar los blancos (te explicaré más al respecto en
la sección 17).
Como he seleccionado el modo de exposición Manual (M), ahora que ya he determinado mi apertura
faltan por decidir el ISO y la velocidad.
Uso el ISO base de mi cámara para reducir el ruido lo más posible: ISO 100. Si quieres saber más
sobre el ruido, tienes todos los detalles en la sección 5.
Por último, decido la variable que me falta, la velocidad. Para ello, sólo tengo que fijarme en el
exposímetro y encontrar el valor de la velocidad para el que el exposímetro esté centrado en el cero
(sección 11). En este caso, 1/160s.
Fotografía de viaje
Hacer fotos durante un viaje es la mejor forma de documentar una historia visualmente. En realidad
puedes añadir más o menos ingredientes artísticos o dejar la foto como un puro documento. Consiste
en ser espectador de lo que está pasando a tu alrededor.
En esta foto solamente quería captar la alegría del comienzo de una aventura por Islandia. Parte del
grupo de PhotoPillers se dirigía a la iglesia de Reikiavik. Lo único que hice fue adelantarme unos
metros para contar lo que estaba pasando, conservar un documento del ambiente de aquel momento.
Uno de los parámetros más importantes en este tipo de fotografía que tienes que decidir es qué
distancia focal quieres utilizar y qué profundidad de campo. Estos parámetros dependen siempre de lo
que quieras capturar: un paisaje, un retrato o simplemente captar la atmósfera del lugar que estás
visitando.
En este caso mi idea era separar al grupo de fotógrafos del fondo, así que opté por una apertura grande
y un teleobjetivo por la distancia a la que estaba de los sujetos. Usé el modo de medición ponderado en
el centro, para asegurarme de medir la exposición correcta en el grupo.
Elegí una velocidad lo suficientemente rápida para congelar el movimiento. En este caso utilice el ISO
en automático y la cámara lo ajustó a 100 ISO.
La fotografía de paisaje es una de mis disciplinas favoritas, por no decir mi preferida. En este tipo de
fotografía lo que prima es la distancia focal, el campo de visión y el encuadre. Dependiendo del
encuadre escojo una distancia focal determinada.
Con la cámara en el trípode, trabajo una composición idónea. Esta composición es la que me lleva a
una distancia focal determinada. En este caso buscaba un equilibrio entre las nubes iluminadas por la
caída del Sol, el arco y parte de la costa, y el primer plano del detalle de las rocas y las plantas.
Una vez hecho esto, elijo mi apertura. En esta foto anterior, cerré la apertura a f/13 para maximizar la
velocidad.
Posteriormente, uso PhotoPills para calcular la distancia hiperfocal. Enfoco a esa distancia, siempre
pasándome un poco (entre 0,5m y 1m) y pongo el enfoque en manual.
En cuanto al ISO, siempre intento que sea el más bajo posible para evitar que aparezca ruido en mi
imagen. Aquí, ISO 100.
Ahora me falta medir la luz de la escena. Para ello, uso el modo de medición puntual, mido la zona
más brillante de la escena que quiero con detalle y, teniendo en cuenta la cámara que uso,
sobreexpongo dos pasos (+2EV). Te explicaré el porqué con todo detalle en la sección 17.
Sin embargo, quiero alargar un poco más el tiempo de exposición para que el efecto seda en el agua se
note perfectamente. Así es que decido usar un filtro de densidad neutro (ND). Gracias a la calculadora
de exposición de PhotoPills averiguo que necesito un filtro de 6 pasos (ND64) para conseguir la
exposición correcta.
Por último, me encuentro ante una puesta de Sol. Por lo tanto, al haber una diferencia de luz entre el
cielo y el primer plano decido usar un filtro graduado inverso de dos pasos (GND 0.6), para oscurecer
más la zona del horizonte, donde está situado el Sol.
Una vez hecho esto, disparo mientras disfruto del paisaje y de la espectacular puesta de Sol.
En conclusión
En definitiva, para capturar la foto que quieres, decide primero los parámetros que te permiten
conseguir el efecto deseado (apertura y/o velocidad), y luego ajusta el tercero (o los dos restantes) para
obtener la exposición adecuada.
¿Sigues ahí?
¿Sí? ¡Genial!
Llega el momento de profundizar un poquito más en lo que es la clave para aprender a exponer: el
triángulo de exposición y los tres elementos que lo conforman.
Hemos visto en las dos secciones anteriores que dispones de tres elementos para ajustar la exposición:
la apertura (utilizando el diafragma), la velocidad de obturación o tiempo de exposición (gracias al
obturador) y la sensibilidad del sensor (que también se llama ISO).
Técnicamente el ISO no afecta a la cantidad de luz captada porque el número de fotones que se
capturan viene definido por la apertura y la velocidad de obturación. Lo que hace la cámara al subir la
sensibilidad del sensor es amplificar la señal para obtener una imagen más brillante.
Por lo tanto, para una exposición determinada, la apertura, la velocidad y el ISO están estrechamente
relacionados entre sí.
Imagina que estableces una configuración de apertura, velocidad e ISO que te permite obtener la
fotografía que deseas correctamente expuesta.
Ahora, si modificas uno de los parámetros que forman el triángulo, tienes que ajustar al menos uno de
los otros dos para mantener la misma exposición (capturar la misma cantidad de luz).
Fíjate. Si modificas un parámetro, rompes el equilibrio del triángulo de exposición (captando una
cantidad de luz mayor o menor), por lo que tienes que modificar al menos otro para que vuelva a estar
equilibrado (capturar la misma luz).
Por ejemplo, imagina que has determinado la apertura, la velocidad y el ISO que te permiten congelar
el movimiento de un ave en vuelo y obtener una fotografía bien expuesta.
Si decides cerrar el diafragma para aumentar la profundidad de campo (dejando entrar menos luz), y
quieres que el equilibrio se mantenga (que la exposición sea la misma), tienes que cambiar uno de los
otros dos parámetros (o los dos) dependiendo del efecto que quieras capturar:
Puedes reducir la velocidad (aumentar el tiempo de exposición), para dejar que entre luz durante más
tiempo. Pero si lo haces, seguramente el ave quedará borrosa. No conseguirás congelar el movimiento.
O puedes incrementar el ISO, para mantener una velocidad rápida (tiempo de exposición corto) y así
poder congelar el ave en movimiento.
En conclusión, dependiendo de qué parámetro (apertura, velocidad o ISO) modifiques para ajustar la
exposición, obtienes un efecto u otro (profundidad de campo, movimiento congelado, sujeto borroso,
efecto seda, etc.).
Por lo tanto, como vimos en la sección 4, la idea de foto que tienes en mente es la que te va a indicar
qué parámetro ajustar.
Veamos en detalle cada uno de los elementos que forman el triángulo de exposición.
La apertura
¿Qué es la apertura?
Hemos visto en la sección 3 que puedes limitar más o menos la cantidad de luz que llega al sensor de
tu cámara utilizando el diafragma de tu objetivo.
El diafragma deja abierto un orificio por el que pasa la luz hacia el sensor. Pues bien, el tamaño de ese
orificio es lo que se denomina apertura.
¿Pero cómo sabes qué tamaño de apertura has seleccionado?
Normalmente se dice:
Pues bien, el número f te indica la relación que hay entre el diámetro del orificio del diafragma y la
distancia focal seleccionados.
Más concretamente, es el resultado de dividir la distancia focal (en mm) por el diámetro de la apertura
(en mm).
Así que, para una distancia focal determinada, a mayor apertura, menor será el número f, y viceversa.
¿Qué?
La distancia focal
La distancia focal de un objetivo es la distancia que hay entre el centro óptico del objetivo (donde se
sitúa la lente) y el sensor (o plano focal, donde se genera la imagen).
Se mide en milímetros y cubre un ámplio abanico de valores. Por ejemplo 14mm, 18mm, 35mm,
50mm, 70mm, 105mm, 200mm...
Al igual que la apertura y la velocidad, la distancia focal es un parámetro que tienes al servicio de tu
creatividad. Te permite decidir qué parte de la escena quieres incluir en la foto (campo de visión) y
cuán grande o pequeño aparece el sujeto en la foto.
A menor distancia focal, mayor campo de visión, y mayor es la parte de la escena incluida en la
fotografía.
Al contrario, cuanto mayor sea la distancia focal, menor campo de visión, y menor es el área de la
escena capturada.
Así, dependiendo de la foto que quieres hacer, eliges una distancia focal u otra.
Una focal corta te permite capturar más paisaje, como sucede en esta foto tomada en Islandia con la
roca dragón, el Hvítserkur.
Nikon D4s | 14mm | f/10 | 1/80s | ISO 100 | 7500K
El número f
Como te decía, si divides la distancia focal del objetivo por la apertura del diafragma obtienes el
número f de esa apertura concreta.
Veamos un ejemplo práctico. Considera una distancia focal de 50mm y calcula el número f para dos
aperturas de diafragma diferentes:
Si dejas el diafragma abierto con un orificio de 28mm de diámetro, el número f es 1.8 (50mm / 28mm
= 1.8). En ese caso, la apertura seleccionada es f/1.8.
Si cierras el diafragma, dejando un orificio de tan sólo 6,25mm de diámetro, tu número f es 8 (50mm /
6,25mm = 8) y la apertura seleccionada es f/8.
Por cierto, el número f sigue la nomenclatura anglosajona por lo que siempre se usa el punto en las
decimales (f/2.8 y f/5.6). Nunca verás f/2.8 o f/5.6 con una coma.
Cuanto menor es el valor del número f (f/1.8, f/2.8, f/4, etc.) más abierto está el diafragma y más luz
dejas pasar.
Cuanto mayor es el número f (f/8, f/11, f/16, etc.) más cerrado está el diafragma y menos luz dejas
pasar.
Así, un número f/1.8 indica un orificio de diafragma bastante más grande que el de un f/8, por lo que
deja pasar bastante más luz.
Recuerda que la relación es inversa, cuanto mayor es el número f, menor cantidad de luz dejas que
llegue al sensor.
Por ejemplo, la apertura f/2 deja pasar el doble de luz que la apertura f/2.8, pero la mitad que la
apertura f/1.4.
Esto es así porque el área del orificio del diafragma por el que pasa la luz se divide por dos al cerrar la
apertura de f/2 a f/2.8. Y se multiplica por dos al abrir el diafragma de f/2 a f/1.4.
Este salto, esta multiplicación (o división) por 2 del área del orificio del diafragma, es lo que se llama
en fotografía un paso de luz.
Por eso, se dice que entre dos aperturas consecutivas de la escala estándar hay un paso de luz de
diferencia.
Conocer la cantidad de luz que reduces o aumentas al pasar de una apertura a otra es clave a la hora de
exponer tus fotografías. Esto te permite ajustar los parámetros en función de la cantidad de luz que
quieres incrementar o disminuir.
En la mayoría de las cámaras, puedes cambiar el número f moviendo una rueda de control.
En mi caso, y como soy un nostálgico, cuando utilizo objetivos con anillo de diafragma manual suelo
cambiar mi configuración en el menú para poder modificar la apertura usando ese anillo.
Como hemos visto en la sección 4, no siempre eliges el valor de la apertura en función de cuánta luz
quieres captar para exponer la foto.
Normalmente, dependiendo de la fotografía que tengas en mente, hay otros factores que determinan su
valor:
El periodo de tiempo durante el cual el obturador está abierto se denomina velocidad de obturación o
tiempo de exposición, y se mide en segundos, minutos u horas.
De esta forma, cuanto más tiempo tienes abierto el obturador, más cantidad de luz llega al sensor. Y al
revés, cuanto menos tiempo, menos luz llega al sensor.
En esta serie 1/2 es medio segundo, 1/4 es un cuarto de segundo, y así sucesivamente.
Al igual que sucede con la apertura, entre dos valores consecutivos de la escala hay un paso de luz.
Por ejemplo, disparando a 1/4s dejas pasar el doble de luz que a 1/8s, pero sólo la mitad que a 1/2s.
En otras palabras, cuando doblas el tiempo de exposición también doblas la luz que llega al sensor,
incrementando la exposición (luz capturada) en un paso.
En la mayoría de las cámaras, puedes cambiar la velocidad de obturación moviendo una rueda de
control.
Dependiendo de la idea de foto que tengas, necesitas una velocidad de obturación u otra.
Del mismo modo que la apertura te ayuda a controlar la profundidad de campo, la velocidad de
obturación te ayuda a controlar cómo aparece el movimiento. Puedes congelar el sujeto o dejarlo
borroso y difuminado.
Por ejemplo, para congelar el movimiento no tienes más que configurar una velocidad de disparo
rápida. Es decir, usar un tiempo de exposición corto.
En cambio, con una velocidad de disparo lenta (un tiempo de exposición largo), dejas borrosos los
elementos que están en movimiento en la escena. O incluso puedes conseguir un efecto seda en el agua
muy interesante (un río, una cascada o el mar).
En definitiva, siempre tienes que tener en mente la foto que quieres hacer, teniendo en cuenta el
mensaje que quieres transmitir y la exposición que necesitas para ello.
En la sección 4 encontrarás algunos valores de referencia de velocidades de obturación que puedes
usar en función del efecto deseado.
Sensibilidad (o ISO)
¿Qué es el ISO?
En realidad, la sensibilidad o ISO mide la reacción del sensor a un determinado nivel de luz en la
escena.
Cuando utilizas ISOs elevados en tu cámara, el sensor amplifica digitalmente la señal de la luz
captada. No captura más luz (más información) sino que amplifica la señal, produciendo una imagen
más brillante. Esto da la sensación de que se ha incrementado la exposición.
Y al revés, al utilizar ISOs bajos, el sensor amplifica en menor medida la señal captada y la imagen
resultante es más oscura. Esto da la sensación de que se ha disminuido la exposición.
Así es que, y vale la pena repetirlo, técnicamente el ISO no afecta a la cantidad de luz captada porque
el número de fotones que se capturan viene definido por la apertura y la velocidad de obturación. Lo
que hace la cámara al subir la sensibilidad del sensor es amplificar la señal para obtener una imagen
más brillante.
No obstante, aunque técnicamente el ISO no afecta a la exposición, me gusta incluir el ISO como una
de las variables que forman el triángulo de exposición ya que debes tenerla en cuenta a la hora de
exponer tus fotografías.
Nota: Para simplificar la redacción, en adelante trataré el ISO como una variable más que afecta la
exposición. No hablaré de amplificación de señal, que sería lo estríctamente correcto, sino de captura
de más o menos luz.
Dependiendo de la sensibilidad a la que configuras el sensor, puedes jugar con diferentes valores de
apertura y velocidad.
Y como ocurre con la apertura y la velocidad, entre dos valores consecutivos de la escala estándar del
ISO hay un paso de luz, se multiplica o divide por dos la luz captada.
Conforme el ISO dobla su valor, también lo hace la cantidad de luz que capta el sensor. De esta
manera un ISO 400 tiene el doble de sensibilidad que un ISO 200, y el sensor capta el doble de luz.
La sensibilidad base o nominal de un sensor suele ser ISO 100 o 200, según la marca y modelo de la
cámara.
Cualquier ISO superior o inferior a este valor base es una amplificación o atenuación de la señal que
reciben los fotositios del sensor. Esta ampliación de señal se hace de forma digital, provocando
siempre una pérdida de calidad de la imagen final.
Es como si forzaras el sensor a capturar más luz. O menos, si puedes configurarla por debajo del ISO
base. Algunas cámaras, generalmente de gama alta, te permiten ISOs de 64 o 50, por ejemplo.
Por eso te recomiendo, siempre que sea posible, que selecciones el ISO base de tu cámara (el más
bajo) o un ISO lo más cercano a éste.
Evidentemente, habrá situaciones en las que sólo podrás hacer la foto subiendo mucho el ISO (800,
1600, 3200 o más), como por ejemplo cuando fotografíes la Vía Láctea o los rastros de estrellas.
En estos casos, utilizarás el ISO más alto que puedas. Es decir, aquel con el que tu cámara no produzca
demasiado ruido.
Tal y como has leído en las secciones sobre los otros dos elementos del triángulo de exposición (la
apertura y la velocidad), siempre tienes que pagar un precio cuando intentas que el sensor de tu cámara
capte más luz.
Resumiendo:
El ruido es una especie de grano que aparece en la fotografía. Suele ser muy antiestético y puede llegar
a arruinar tu foto.
Cuanto mayor es el ISO que utilizas, mayor es la cantidad de ruido que aparece en la imagen.
En realidad, el ruido es prácticamente imperceptible a simple vista con valores de ISO bajos (entre 100
y 400). Incluso ampliando muchísimo la imagen en un ordenador, te costará ver ruido. Pero a partir del
umbral de ISO 400, el ruido empieza a ser cada vez más y más visible.
Aunque la escala de valores ISO está estandarizada, la cantidad de ruido que corresponde a cada uno
de esos valores no lo está. Esto significa que esa cantidad de ruido depende de la calidad del sensor
que tenga tu cámara.
Es más, una de las primeras cosas que debes averiguar es cuál es el ISO máximo que puedes utilizar en
tu cámara manteniendo un nivel de ruido aceptable.
Si estás fotografiando en exteriores, en un día claro y soleado, puedes usar un ISO bajo por lo que tus
fotos serán nítidas y no tendrán ruido.
En cambio, una situación de poca luz como un bosque en un día nublado te obliga a subir el valor de la
sensibilidad ISO por lo que el ruido será mayor.
En este último caso, puedes usar un trípode. Así, aunque te veas obligado a usar una velocidad lenta,
puedes mantener el ISO lo más bajo posible. Pero cuidado, tu sujeto debe estar perfectamente quieto o
saldrá borroso en la imagen.
Modo manual: utiliza los mandos de la cámara para seleccionar el valor del ISO que desees.
Modo automático (Auto ISO): la cámara selecciona el valor del ISO por ti a partir de unos
determinados valores de la apertura y la velocidad.
Modo automático con intervalo (horquillado) de valores: la cámara selecciona el valor del ISO de un
rango de valores fijado por ti. Por ejemplo, le puedes indicar a la cámara que elija el ISO entre el ISO
base (100 o 200) y el ISO más alto que permita evitar tener demasiado ruido en la foto (800, 1600,
3200, etc.).
En muchas ocasiones, el ISO te permite poder utilizar la apertura o la velocidad adecuada para realizar
la fotografía que tienes en mente, ya sea para conseguir una profundidad de campo concreta o congelar
o difuminar el movimiento.
Si utilizas un ISO bajo, puedes utilizar aperturas más abiertas para conseguir menos profundidad de
campo en un retrato, disparar a velocidades más lentas (tiempos de exposición más largos) para
difuminar el movimiento o, en fotografía nocturna, para conseguir que las estrellas dejen rastros.
En la gran mayoría de los casos deberías usar un ISO bajo, fundamentalmente para evitar tener grano o
ruido en la imagen.
Por ejemplo, supón que quieres hacer una foto de paisaje antes de amanecer. Estás en una situación de
poca luz, por lo que podrías decidir subir el ISO para compensar esa falta de luz.
El problema es que, si tu escena tiene zonas oscuras (rocas, acantilados, cuevas o cualquier otro
elemento del paisaje al que no le llegue luz), subir el ISO se traduce en un incremento de ruido en esas
zonas.
Por eso, para capturar más luz en este caso concreto y, teniendo en cuenta que una parte de los
elementos de tu composición están inmóviles, obtienes un mejor resultado si haces una exposición más
larga.
Además, si hay agua, nubes u otros elementos naturales en movimiento en tu composición consigues
un precioso efecto seda.
Nikon D700 | 35mm | f/8 | 1min 50s | ISO 200 | 5000K
En cambio, el uso de un ISO alto te permite disparar durante un menor tiempo de exposición
(velocidad más rápida) para fotografiar en interior sin utilizar flash o hacer una foto nocturna en la que
quieras que las estrellas te queden como puntos.
Uno de los casos más claros en los que es prácticamente imprescindible usar un ISO alto es en
fotografía nocturna.
Imagina que quieres captar una escena de paisaje que muestra una formación rocosa sobresaliente en el
primer plano y en la composición quieres incluir la Vía Láctea.
Nikon D700 | 14mm | f/2.8 | 30s | ISO 3200 | 3500K
Al hacer la foto usa la apertura más abierta (número f más pequeño) que permita tu objetivo. Con esto
consigues que llegue más luz al sensor.
Además, no puedes usar una velocidad muy lenta (tiempo de exposición muy largo) porque las
estrellas no aparecen como puntos sino como rastros. ¡La Tierra no deja de rotar porque estés haciendo
una foto!
El tiempo de exposición máximo con el que puedes evitar los rastros se calcula con la regla NPF o la
regla clásica de los 500.
Por las condiciones de luz y el tipo de foto, no tienes margen de maniobra para elegir el valor de la
apertura y velocidad. Por lo tanto, ¿qué parámetro te queda para poder cuadrar la exposición?
¡Exacto! La sensibilidad.
Y en este caso concreto, no te queda más remedio que subir el ISO (1600, 3200, 6400, etc.) para que tu
exposición sea adecuada.
Si tienes una cámara de gama baja (suelen ser las de bajo presupuesto dirigidas a fotógrafos
principiantes), mi recomendación es que no utilices la función de ISO automático (Auto ISO).
Este tipo de cámaras suelen empezar a mostrar ruido a ISOs relativamente bajos, a partir de 800.
Por lo tanto, lo mejor es que mantengas el ISO lo más bajo posible y determines la exposición más
adecuada para tu foto jugando con la apertura y la velocidad.
En cambio, si tienes una cámara de gama media o alta, usar la función de ISO automático es una buena
opción siempre y cuando fijes un intervalo de ISO acorde con las posibilidades de tu cámara.
Vamos a suponer que a partir de ISO 1600 tu cámara genera mucho ruido y el grano es evidente en la
foto. En ese caso, selecciona un rango para el ISO automático que esté entre 100 y 1600.
De esta forma, tienes más libertad para jugar con la apertura y la velocidad al determinar la exposición
que quieres.
Al dejar que la cámara ajuste el ISO siempre entre 100 y 1600, mantienes el ruido bajo control.
La analogía del cubo y el grifo es perfecta para explicar cómo afectan la apertura, la velocidad y el ISO
a la exposición.
¡Vamos allá!
Hay tres parámetros que entran en juego para conseguir este objetivo:
Puedes variar por separado estos ajustes para conseguir diferentes combinaciones que te darán como
resultado un cubo lleno.
El agua sería la luz y, ya que estamos, la presión del agua sería su intensidad.
Lo abierto o cerrado que tengas el grifo sería la apertura del diafragma.
El tiempo que dejes correr el agua sería la velocidad de obturación (o tiempo de exposición).
El tamaño del cubo equivaldría a la sensibilidad. Un cubo pequeño equivale a un ISO alto.
Digamos que una exposición correcta sería tener el cubo lleno hasta el borde.
Si no controlas bien alguno de los parámetros, puede que el cubo se llene demasiado. Eso equivaldría a
tener una foto sobreexpuesta: ciertas partes de la foto salen blancas (o quemadas). ¡Sobra luz!
Por lo contrario, un cubo demasiado vacío equivale a subexponer la imagen: ciertas zonas de la
imagen salen negras (o empastadas). ¡Te falta luz!
La equivalencia del ISO con el tamaño del cubo también es interesante. Un ISO alto equivale a un
cubo pequeño.
Cuanto menor es el cubo menos agua necesitas para llenarlo. Del mismo modo, cuanto mayor es el
ISO, menos luz necesitas para exponer correctamente la foto.
Eso quiere decir que la imagen estará bien expuesta pero con menos luz, por lo que es inevitable que
aparezca ruido en la imagen, ya que realmente la cámara ha captado menos información (el cubo
contiene menos agua).
En conclusión, para conseguir una exposición correcta (un cubo lleno hasta el borde) necesitas utilizar
una apertura, una velocidad de obturación y un ISO adecuados.
Modificar la exposición en un paso de luz significa doblar (o reducir a la mitad) la cantidad de luz
capturada por el sensor al hacer una foto.
También se define como la diferencia en la exposición de una imagen cuando se captura el doble o la
mitad de luz.
Imagina que tienes una configuración de apertura, velocidad e ISO que te da una exposición concreta.
Si modificas uno de estos tres parámetros para conseguir capturar el doble de luz, has aumentado la
exposición en un paso. Si en vez de conseguir el doble de luz, obtienes la mitad, la has disminuido en
un paso.
El paso de luz te ayuda a exponer rápidamente tus fotos. Es una medida que te sirve de referencia
conforme vayas modificando la exposición hasta que consigas la exposición que consideras correcta.
En fotografía, debes dominar totalmente la cantidad de luz que captura el sensor y, al mismo tiempo,
ser capaz de relacionar esa cantidad de luz capturada con el aspecto de la fotografía que acabas de
hacer (su exposición).
Por eso, es fundamental que sepas cómo varía la cantidad de luz capturada por el sensor cuando varías
el valor de la apertura, la velocidad y el ISO. Así, sabrás cómo va a cambiar el aspecto de la foto en
todo momento.
Fíjate en las tres fotos siguientes y en cómo cambia la exposición cuando aumentas o disminuyes en un
paso la luz que captura el sensor.
En definitiva, al exponer una foto, el conocer los pasos de luz que hay entre una exposición y otra te va
a facilitar mucho el trabajo.
Si la fotografía te queda subexpuesta (has capturado una cantidad de luz insuficiente), puedes
incrementar la exposición en un paso de luz (doblando la cantidad de luz al abrir la apertura,
incrementando el tiempo de exposición o subiendo el ISO) y ver cómo te queda la foto. Y si necesitas
más luz, puedes subir otro paso, doblando otra vez la cantidad de luz capturada.
Y al revés, si la foto te queda sobreexpuesta (has capturado demasiada luz), puedes ir reduciendo la
exposición paso de luz a paso de luz hasta llegar a exponer correctamente la foto.
“Vale Toni, ya sé multiplicar o dividir por dos la luz capturada pero… ¿Y si necesito más precisión al
variar la exposición?”
La escala de pasos (ya sea de la apertura, velocidad o sensibilidad) se puede dividir aún más: en
mitades de paso o en tercios de paso.
La mayoría de las cámaras te permite trabajar con la escala de tercios de paso que es la más habitual
entre los fotógrafos. La gran ventaja de esta escala es que te da mucho más control al poder
incrementar (o disminuir) la luz capturada de forma más precisa.
Veamos cómo son las escalas de pasos en cada una de las variables del triángulo de exposición.
Si quieres utilizar el diafragma para incrementar la exposición en un paso de luz, elige una apertura
que deje pasar el doble de luz que la que tienes fijada.
En cambio, si has seleccionado una apertura de f/8 y quieres disminuir la exposición en un paso de luz,
fija la apertura en f/11.
Como te decía antes, si quieres hacer ajustes más precisos, la escala de pasos de luz se puede dividir en
medios pasos o en tercios de pasos. Esta última opción está disponible en casi todas las cámaras de
fotos y es la más habitual entre los fotógrafos.
Te dejo aquí la escala de tercios de pasos. He puesto en negrita los pasos enteros para que puedas
diferenciarlos de los tercios:
1, 1.1, 1.2, 1.4, 1.6, 1.8, 2, 2.2, 2.5, 2.8, 3.2, 3.5, 4, 4.6, 5, 5.6, 6.3, 7.1, 8, 9, 10, 11, 13, 14, 16...
En este caso, cada número f deja pasar un tercio menos de luz que el número f anterior. Por ejemplo,
f/2 deja pasar un tercio menos de luz que f/1.8, pero un tercio más que f/2.2.
Con la velocidad de obturación (tiempo de exposición) pasa igual que con la apertura.
Si tienes configurada una velocidad de 1/15s y quieres dejar pasar un paso más de luz (capturar el
doble de luz), selecciona una velocidad de 1/8s (el doble de tiempo).
En cambio, para dividir por dos la luz capturada (reducir la exposición en un paso de luz), selecciona
1/30s, exactamente la mitad de tiempo que 1/15s.
Al igual que con la apertura, la escala también se puede dividir en mitades o tercios de paso. De nuevo,
la escala más utilizada es la división en tercios de paso:
1, 1/1,3, 1/1,6, 1/2, 1/2,5, 1/3, 1/4, 1/5, 1/6, 1/8, 1/10, 1/13, 1/15, 1/20, 1/25, 1/30, 1/40, 1/50, 1/60,
1/80, 1/100, 1/125...
Cada una de estas velocidades deja pasar un tercio menos de luz que el anterior, pero un tercio más que
el siguiente.
Finalmente, también puedes aumentar o disminuir pasos de exposición utilizando el ISO. El cálculo es
muy sencillo:
Y sí, lo has adivinado. La escala es divisible en mitades o tercios, siendo ésta última la más común:
100, 125, 160, 200, 250, 320, 400, 500, 640, 800, 1000, 1250, 1600…
Ahora que ya tienes claros los conceptos de paso de luz y triángulo de exposición, puedes empezar a
jugar con ellos.
Veamos cómo puedes capturar la exposición con diferentes valores de apertura, velocidad de
obturación e ISO. Para ello, utilizarás la ley de reciprocidad.
Tranquilo, no te asustes.
A estas alturas ya sabes que la exposición se determina por la cantidad de luz (controlada por la
apertura) que llega al sensor de la cámara (configurado a un ISO determinado) durante un tiempo
determinado (velocidad de obturación).
Y, como vimos en la sección 4, dependiendo del valor que utilices de apertura, velocidad e ISO
lograrás capturar unos efectos u otros (profundidad de campo, congelar movimiento o no, mayor o
menor ruido, etc.).
Ahora es momento de aprender cómo puedes conseguir una misma exposición (capturar la misma luz)
con diferentes combinaciones de apertura, velocidad e ISO.
Esto te permite variar los valores de apertura, velocidad e ISO para obtener el efecto deseado en la
foto, pero manteniendo la exposición correcta.
Imagina que tienes una configuración de apertura, velocidad e ISO que te da la exposición correcta.
Ahora, si incrementas un paso la apertura (para que entre el doble de luz) y a su vez disminuyes un
paso la velocidad (para que entre la mitad de luz), consigues la misma exposición que con tu
configuración inicial.
“Si mantienes la proporción entre apertura, velocidad e ISO, obtienes la misma exposición.”
¿Para qué sirve?
Una vez has conseguido una exposición correcta, la ley de reciprocidad te permite modificar la
apertura, la velocidad y/o el ISO como tú quieras para conseguir el efecto deseado, pero manteniendo
la misma exposición correcta. O sea, capturando la misma cantidad de luz.
Como vimos en la sección 4, a lo mejor te puede interesar cambiar la profundidad de campo o congelar
el movimiento (o no)... Y para conseguir ese efecto en la foto, tienes que modificar la apertura, la
velocidad o incluso el ISO.
Por lo tanto, para mantener la exposición, dependiendo del parámetro que modifiques, debes aplicar la
ley de reciprocidad para ajustar los otros dos.
En conclusión, la ley de reciprocidad te permite modificar la apertura, velocidad y/o el ISO para
conseguir la foto que buscas manteniendo la misma exposición.
Veamos un ejemplo.
Imagina que estás frente a una escena que quieres fotografiar. Después de realizar unas pruebas de
exposición, has conseguido la exposición correcta con los siguientes valores:
Apertura: f/8
Velocidad: 1/250s
ISO: 800
Nikon D4s | 130mm | f/8 | 1/250s | ISO 800 | 4800K
Ahora, decides que quieres disminuir la profundidad de campo para separar el sujeto del fondo. Y para
ello abres la apertura tres pasos (f/8 → f/2.8).
Al abrir la apertura en tres pasos de luz, capturas tres veces el doble de luz, sobreexponiendo la foto.
Pues bien, la ley de reciprocidad dice que si quieres volver a capturar la misma luz (misma exposición)
debes modificar la velocidad y/o el ISO.
Supongamos que en unas condiciones de luz escasa quieres usar un ISO elevado (800 en este caso). Lo
que tienes que hacer es reducir la velocidad en tres pasos (1/250s → 1/2000s), para capturar menos
luz, y así compensar la exposición.
Nikon D4s | 130mm | f/2.8 | 1/2000s | ISO 800 | 4800K
En conclusión, manteniendo el ISO a 800, y aplicando la ley de reciprocidad, puedes deducir que las
siguientes combinaciones de apertura y velocidad permitirán que el sensor de tu cámara capte la misma
cantidad de luz (la misma exposición):
f/22 – 1/30s
f/16 – 1/60s
f/11 – 1/125s
f/8 – 1/250s
f/5.6 – 1/500s
f/4 – 1/1000s
f/2.8 – 1/2000s
En este ejemplo has utilizado pasos completos, pero la ley funciona de la misma manera si utilizas
tercios de paso. Lo importante es mantener el equilibrio entre los elementos del triángulo de
exposición para capturar la misma luz.
Así que obtendrás la misma exposición que las combinaciones anteriores utilizando un ISO 800, una
apertura de f/7.1 y una velocidad de 1/320s.
¿Por qué?
Pues porque una apertura de f/7.1 es un tercio de paso mayor que f/8 (captura un tercio de paso de luz
más). Y, al mismo tiempo, has reducido un tercio de paso la velocidad, de 1/250s a 1/320s. Así que la
cantidad de luz que vas a capturar será la misma.
¿Y qué pasa con el ISO? ¿Por qué hasta ahora ha sido un parámetro que has mantenido constante?
Como ya habrás adivinado, también puedes utilizar el ISO como herramienta para mantener la
exposición.
Por ejemplo, si duplicas el ISO (capturando el doble de luz), puedes compensarlo utilizando una
apertura un paso menor o exponiendo durante la mitad de tiempo.
Como ves, hay multitud de combinaciones que te llevan a la misma exposición, siendo todas ellas
equivalentes.
¡Pero recuerda!
Son combinaciones de apertura, velocidad e ISO equivalentes en cuanto a la luz, pero no desde el
punto de vista estético (del efecto o del tipo de foto).
Sí, todas estas combinaciones te ayudarán a capturar el mismo valor de luz. Sin embargo, y como
vimos en la sección 4, dependiendo del valor de los parámetros, modificas la profundidad de campo,
congelar o no movimiento y la cantidad de grano (ruido) generado.
Ahora que ya sabes en qué afecta a la foto final la apertura (profundidad de campo), el tiempo de
exposición (movimiento) y el ISO (ruido) y la relación existente entre ellos con la ley de reciprocidad
(exposición), es hora de completar el triángulo de exposición:
Del triángulo anterior se deduce que:
Al abrir el diafragma (aperturas grandes) capturas más luz, pero una menor profundidad de campo. Y
al cerrar el diafragma (aperturas pequeñas), capturas menos luz, pero una mayor profundidad de
campo.
Al aumentar el tiempo de exposición (velocidad lenta), capturas más luz pero no congelas el
movimiento (efecto seda o movido). Y al disminuir el tiempo de exposición (velocidad rápida)
capturas menos luz y puedes congelar el movimiento.
Al aumentar el ISO, capturas más luz pero también generas más ruido (grano) en la imagen. Y al
disminuir el ISO, reduces el ruido, así como la luz capturada.
Al modificar la apertura, la velocidad y/o el ISO no sólo tienes que fijarte en la exposición, sino que
también tienes que tener en mente cómo va a cambiar la foto.
Dos combinaciones de apertura, velocidad e ISO diferentes te pueden dar la misma exposición, pero
pueden producir efectos distintos en la foto. Por lo tanto, harás fotos diferentes.
Veamos algunas situaciones prácticas en las que primero averiguas la apertura, la velocidad y el ISO
que te dan una exposición correcta, para después ir variando sus valores en función de la foto que
buscas.
En todos los ejemplos voy a utilizar el modo de exposición manual, para tener el control absoluto de la
exposición.
También voy a utilizar la calculadora de exposición de PhotoPills para no tener que hacer los cálculos
de la ley de reciprocidad de cabeza.
Nikon D700 | 14mm | f/2.8 | Un sólo disparo de 10min 11s de exposición | ISO 200 | 3400K
Si quieres hacer una fotografía de rastros de estrellas en una sola exposición (una sola foto), tendrás
que utilizar velocidades lentas (10min o más) para que los rastros queden más largos y estéticos.
Pero cuando estés en tu posición de disparo, haciendo fotos de prueba hasta encontrar la exposición
correcta, lo último que te interesa es esperar tanto tiempo entre una y otra.
¿Te imaginas tener que esperar 10min, 20min o incluso horas para averiguar si la foto está
correctamente expuesta? ¡Sería de locos!
Necesitas un método mucho más rápido para encontrar la exposición que quieres. La solución es la ley
de reciprocidad.
La idea es que vayas haciendo fotos de prueba hasta llegar a la exposición correcta. Para ello usa la
apertura máxima que te permita tu objetivo, una velocidad muy rápida (un tiempo de exposición muy
corto) y un ISO elevado.
Una vez que encuentres la combinación de apertura, velocidad e ISO que te dé la exposición correcta,
aplica la ley de reciprocidad para ralentizar la velocidad hasta conseguir la longitud de rastros de
estrellas que quieres.
Para ello tendrás que reducir el ISO o incluso cerrar un pelín la apertura.
Como sabes que los ISOs elevados producen ruido (grano) en la foto, el poder utilizar ISOs más bajos
(lo más cerca posible al nominal de tu cámara) te vendrá genial para reducir este efecto tan poco
estético.
Imagina que has hecho una foto de prueba de 20s a f/2.8 e ISO 3200, y la foto te ha quedado
subexpuesta. Haz una segunda foto de prueba bajando la velocidad a 30s por ejemplo.
A la inversa, si te hubiera quedado sobreexpuesta, utilizarías una velocidad más rápida (un tiempo de
exposición más reducido).
Supón que a 30s, f/2.8 e ISO 3200 la foto de prueba ha quedado perfectamente expuesta.
Aunque depende de tu cámara, puede que al disparar a 3200 ISO tu imagen tenga algo de ruido. Pero
no importa porque no vas a hacer tu foto final a ISO 3200.
Recuerda que lo que estás haciendo es una foto de prueba. La foto final la harás al ISO nominal de tu
cámara, por ejemplo ISO 100. Y eso reducirá el ruido al máximo.
Por lo tanto, si quieres utilizar un ISO 100 y una apertura f/2.8... ¿Qué velocidad te permite mantener
tu fotografía correctamente expuesta?
Entre ISO 3200 e ISO 100 hay 5 pasos de luz (100, 200, 400, 800, 1600 y 3200), por lo que tienes que
doblar el tiempo de exposición 5 veces. Multiplicando por dos cinco veces seguidas el tiempo de
exposición (30s) obtienes la nueva velocidad:
30 × 25 = 30 × 32 = 960s = 16min
Si quisieras seguir ralentizando la velocidad, podrías cerrar la apertura. Por ejemplo, cerrando la
apertura un paso (de f/2.8 a f/4) podrás utilizar una velocidad de 32min (el doble).
Cuando estás en el campo fotografiando, hacer los cálculos mentalmente es un lío. Además, no te
conviene equivocarte en los cálculos. ¡Sería un fastidio darte cuenta después de haber esperado 30min
que has aplicado mal la ley de reciprocidad!
Como es lo más fácil y me evita errores, yo siempre utilizo la calculadora de exposición de PhotoPills.
En este caso, fija primero que la velocidad de obturación (tiempo de exposición) es el parámetro que
quieres calcular.
Después, es muy sencillo: introduce los valores de apertura, velocidad e ISO de la foto de prueba
correctamente expuesta. Una vez hecho esto, introduce los valores de apertura (f/2.8 o f/4) e ISO (100)
que deseas utilizar en la foto final (son los ajustes equivalentes).
La calculadora te da la nueva velocidad que tienes que utilizar: 16min a f/2.8 o 32min a f/4.
Calculadora de exposición de PhotoPills - Apertura f/2.8, ISO 100 y cálculo del tiempo de exposición
16min.
Calculadora de exposición de PhotoPills - Apertura f/4, ISO 100 y nuevo cálculo del tiempo de
exposición 32min.
Fotografía de retrato
Nikon D4s | 35mm | f/1.4 | 1/500s | ISO 160 | 7500K
Te presento a Aina, mi hija menor. La verdad es que le encanta hacer de modelo. No se parece en nada
a su madre en este aspecto (espero que Assumpta, mi mujer, no lea esto).
Para la primera foto que hago, uso una apertura de f/5.6 para obtener mayor profundidad de campo.
¿Por qué quiero una mayor profundidad de campo? Para poder enseñar las rocas de atrás con detalle.
Fijo el ISO a 160 y la velocidad a 1/30s para que la foto quede bien expuesta. Esto lo compruebo
asegurándome de que el exposímetro esté centrado en el cero.
La foto resultante no me gusta del todo, así que decido abrir el diafragma 4 pasos de luz hasta f/1.4
para reducir la profundidad de campo. Así, manteniendo el ISO a 160, la ley de reciprocidad me indica
que la velocidad que debo utilizar es de 1/500s. Es decir, 4 pasos de luz menos.
Como ves en el resultado final (la foto de arriba), las rocas detrás de Aina salen muy difuminadas
gracias a la poca profundidad de campo. Al mismo tiempo, la exposición es correcta porque no está ni
demasiado oscura (subexpuesta) ni demasiado clara (sobreexpuesta).
Na Joanassa es una formación rocosa de forma alargada y con poca altura. Está situada muy cerca de la
costa, en la isla de Menorca, España.
Es uno de los conjuntos que más me han llamado la atención en Menorca y siempre me ha resultado
fascinante fotografiarlo.
Ese día el viento y la lluvia varían constantemente su intensidad. Ambos llegan a ser fuertes por
momentos y eso dificulta incluso el mantener la cámara en el trípode.
Una pequeña roca en forma de cueva me permite poner a salvo la mochila con el equipo mientras
espero que la lluvia remita un poco.
Sin embargo, la fuerza del viento y de las olas crean en esos momentos una atmósfera que merece la
pena fotografiar. De modo que decido permanecer allí a pesar las dificultades climatológicas. En
realidad, lo que quiero es una fotografía que transmita lo que está pasando en ese momento.
Busco capturar una escena dramática con el cielo y el agua rompiendo sobre las rocas. Quiero captar el
movimiento de las nubes surcando el cielo y las olas azotando la piedra.
Lo primero que hago es trabajar la composición y elijo el objetivo que me permita capturar la
formación rocosa en su totalidad, parte del agua en la franja inferior y mucho cielo para que se vean
muchas nubes. Saco el Nikon 14-24mm f/2.8 de la mochila y lo monto en la cámara.
Ahora tengo que determinar la distancia focal. Las rocas están muy cerca de la costa, así es que me veo
obligado a abrir al máximo el ángulo de visión. Selecciono 14mm, giro ligeramente la rueda y al llegar
a 15mm me gusta como queda el encuadre.
Llega el momento clave, ¡los parámetros de exposición!
Tengo claro que quiero transmitir movimiento en el agua y las nubes. Para ello, necesito una velocidad
lenta que me permita conseguir ese efecto seda en las nubes y en el agua.
Primero, fijo la apertura en f/11 para tener una gran profundidad de campo y también usar una
velocidad lenta.
Por regla general, disparo en modo Manual (M). En la sección 13 te explicaré los diferentes modos de
exposición (o de disparo). Pero por ahora, quédate con la idea de que determino la velocidad
asegurándome de que el exposímetro esté centrado en el cero para que la foto esté correctamente
expuesta.
Hago la foto. El tiempo de exposición que me da una foto correctamente expuesta es de 1,3s. Pero me
doy cuenta de que la imagen no refleja la sensación de movimiento con la intensidad que me gustaría.
Necesito que el tiempo de exposición sea aún más largo.
¿Cómo lo consigo? Utilizando un filtro de densidad neutra (ND) de 6 pasos. Este tipo de filtro permite
alargar la velocidad ya que reduce la cantidad de luz que entra por el objetivo. Lo explicaré en más
detalle en la sección 22.
Sin embargo, al poner este elemento delante de la cámara mi configuración ya no sirve. Hago una foto
y, como era de esperar, me sale oscura (subexpuesta).
Así es que volvemos a la pregunta inicial: ¿qué velocidad necesito para que mi foto salga
correctamente expuesta con el filtro que he puesto?
¡Está tirado!
Utilizo la calculadora de exposición de PhotoPills para calcular la velocidad equivalente: 1min 30s.
Calculadora de exposición de PhotoPills - Introducir los parámetros de la foto de prueba (f11, 1,3s,
ISO 100).
Calculadora de exposición de PhotoPills - Introducir los parámetros que quiero utilizar para conseguir
el efecto seda (f11, ISO 100, filtro ND 6 pasos) y calculo la velocidad de obturación (1min 30s) para
mantener la exposición correcta.
Para terminar, determino el balance de blancos (te hablé de ello brevemente en la sección 2). Es otro
parámetro que me gusta controlar manualmente.
En este caso, al usar un filtro ND de la marca Haida, sé por experiencia que tiene una dominante fría
(tiñe ligeramente la imagen de azul). Para evitar que el efecto azulado sea tan pronunciado, decido
subir la temperatura de color hasta los 9000K. Como verás, la imagen queda muy fría estableciendo
una atmósfera aún más tenebrosa.
De la ley de reciprocidad has deducido que existen multitud de combinaciones de apertura, velocidad e
ISO que permiten obtener una misma exposición. Dicho de otra forma, puedes capturar la misma
cantidad de luz con diferentes configuraciones.
Esto me lleva a concepto de valor de exposición (en inglés exposure value o EV).
¿Qué es el valor de exposición (EV)?
El valor de exposición (EV) es simplemente un número que representa todas las combinaciones de
apertura, velocidad e ISO que producen la misma exposición (capturan la misma cantidad de luz).
O lo que es lo mismo, todas las configuraciones que capturan la misma cantidad de luz (producen la
misma exposición) tienen el mismo número EV.
Por ejemplo, el EV0 es la cantidad de luz que captura el sensor con un diafragma abierto a f/1 durante
1s y con un ISO de 100 (y todas las configuraciones equivalentes).
El EV aumenta en una unidad por cada paso de luz que aumentes la exposición. Y, a la inversa, baja en
una unidad por cada paso de luz que disminuyas la exposición.
¡Alerta matemática!
Por ejemplo, ¿qué EV obtienes con una combinación de f/8, 1/4s e ISO 100?
EV = log2(82/0,25) + log2(100/100) = +8
Así, podemos decir que todas las configuraciones equivalentes a f/8, 1/4s e ISO 100 corresponden a un
EV de +8.
Hay una manera mucho más fácil de calcular el EV a partir de los valores de apertura, velocidad e
ISO: utilizando la calculadora de exposición de PhotoPills.
Puedes utilizar la segunda línea (ajustes equivalentes) para aplicar la ley de reciprocidad, estés usando
filtros o no (aunque te hablaré más adelante de ellos, en la sección 22).
Menú PhotoPills - Diferentes herramientas fotográficas entre las que se encuentra la calculadora de
exposición.
Calculadora de exposición de PhotoPills después de introducir los valores de la apertura, la velocidad
de obturación y el ISO para calcular el EV (+8EV).
El EV te ayuda a reducir el “prueba y error” al exponer. Utilízalo como indicador para encontrar
rápidamente los valores de apertura, velocidad de obturación e ISO.
Existen tablas, como la que incluye PhotoPills en su calculadora de exposición, que te recomiendan el
valor de exposición (EV) a ISO 100 para distintas condiciones de luz.
Eso sí, considera estos valores como órdenes de magnitud o puntos de partida, no como verdades
absolutas.
Por ejemplo, según la tabla que aparece en la primera captura de pantalla de abajo, para exponer
correctamente un “Arcoiris con el cielo despejado” se recomienda utilizar una combinación del
triángulo de exposición que te dé un EV a ISO 100 de +15.
Calculadora de exposición de PhotoPills - Tabla de valores EV para ISO 100 y situación de luz de día.
Calculadora de exposición de PhotoPills - Tabla de valores EV para ISO 100 y situación de luz de
artificial al aire libre.
Por lo tanto, puedes empezar a exponer buscando la combinación de apertura y velocidad que a ISO
100 te dé un EV de +15. Si pulsas sobre la fila de “Arcoiris”, PhotoPills te da una combinación válida:
f/8, 1/500s e ISO 100.
Si estos valores no te satisfacen, puedes calcular otros equivalentes. Selecciona el parámetro que
quieres calcular, en este caso “velocidad de obturación”, e introduce los valores que deseas utilizar en
los “Ajustes equivalentes”. En tu caso f/10 e ISO 100. La nueva velocidad es de 1/320s.
Calculadora Exposición de PhotoPills - Parámetros de exposición para Arcoíris (f/8.0, 1/500s, ISO
100).
Calculadora Exposición de PhotoPills - Parámetros equivalentes (f/10, 1/320s, ISO 100).
Este es tu punto de partida. Ahora, haz una foto de prueba y ajusta los parámetros en consecuencia.
Primero, comprueba que la foto tiene la exposición que deseas. En caso contrario, ajusta alguno de los
parámetros hasta lograr que la foto esté bien expuesta.
Una vez hayas logrado la exposición que buscas, si la foto resultante no te satisface o no has
conseguido el efecto que quieres, ajusta los valores de la apertura y/o velocidad de obturación y/o ISO
aplicando la ley de reciprocidad. Puedes hacer los cálculos de cabeza (sección 7) o utilizar de nuevo la
calculadora de exposición de PhotoPills.
Ajustar el EV en la cámara
Todas las cámaras réflex y cámaras sin espejo disponen de un control para compensar la exposición
(±EV). Este ajuste te permite aumentar o disminuir en una serie de pasos (o fracciones de éstos) la
exposición calculada por la cámara.
Lo explicaré en profundidad en la sección 14, pero te adelanto que es una herramienta muy útil en
diversas situaciones ya que te permite darle un poquito más (o menos) de luz a la imagen:
Cuando utilizas el modo automático P.
Cuando utilizas los modos semiautomáticos de Prioridad a la Apertura (A o Av) o de Prioridad a la
Velocidad (S o Tv).
Cuando utilizas el modo Manual (M) y has seleccionado el ISO automático (recuerda configurarlo con
un intervalo para que no vaya más allá del ISO a partir de que tu cámara genera mucho ruido como te
expliqué en la sección 5). En cambio, si disparas totalmente en modo Manual (M), esta herramienta no
te sirve para nada porque eres tú mismo quien controla la exposición. Es decir, modificas la exposición
ajustando manualmente la apertura, la velocidad de obturación y el ISO.
La luz se distribuye de forma desigual en la escena. Normalmente, hay zonas con más intensidad de
luz y aparecen más claras. En cambio, otras zonas tienen menos intensidad de luz y aparecen más
oscuras.
A la hora de exponer la fotografía, es fundamental que entiendas las diferentes intensidades de luz que
aparecen en la escena.
Cuando te enfrentes a una escena, debes saber si tu cámara es capaz de capturar detalle en toda ella.
Esto es, si es capaz de capturar detalle tanto en las partes más oscuras de la escena como en las más
claras.
Esto me lleva al siguiente concepto fundamental para que entiendas cómo exponer: el rango dinámico.
El rango dinámico se mide en pasos de luz o valores de exposición (EV) y te indica la diferencia de
intensidad de luz que existe entre las sombras más oscuras y las luces más altas (o claras) de la escena.
A continuación te voy a explicar por qué tienes que diferenciar entre el rango dinámico de la escena
que quieres fotografiar y el rango dinámico que tu cámara es capaz de capturar.
Cuando la cámara no es capaz de capturar en una sola exposición y con suficiente detalle las zonas
más oscuras y las más claras, se dice que el rango dinámico de la escena a la que te enfrentas supera al
de la cámara.
En la sección 22 y en la sección 23 te voy a dar varias soluciones para que puedas exponer este tipo de
escenas de alto contraste.
¿Qué es?
El rango dinámico de la escena no es más que la diferencia de luminosidad existente en el entorno que
pretendes fotografiar. Este rango depende de cómo se distribuye la luz en ella y se mide en pasos de
luz o en valores de exposición (EV).
¿Cómo se calcula?
Seguro que lo entiendes mejor con un ejemplo. Fíjate en la siguiente foto.
Vamos a calcular el rango dinámico de la escena. Es decir, el número de pasos de luz que hay entre las
luces y las sombras.
Si mides con la cámara la luz de las luces más brillantes, obtienes una combinación de apertura,
velocidad e ISO para exponer correctamente estas luces (con el exposímetro centrado en el cero).
Lo entenderás perfectamente cuando te explique los diferentes modos de medición de la luz (sección
12) y de exposición (sección 13) que te permite la cámara.
Ahora sólo quiero que te quedes con la idea de que debes seleccionar el modo de exposición de
Prioridad a la Apertura (A o Av), de Prioridad a la Velocidad de obturación o Tiempo de exposición (S
o Tv) o Manual (M). Cualquiera de ellos te sirve.
Una vez hecho esto, selecciona el modo de medición de luz puntual. Este modo te permite medir con
precisión la luz donde tú quieras.
En el caso de la siguiente foto, para exponer correctamente las luces necesitas disparar a f/8, 1/160s e
ISO 400.
En la sección 8 aprendiste que cualquier combinación de los tres parámetros que dé la misma
exposición se puede representar como un valor de exposición o EV. En este caso concreto, las luces
tienen un valor de +11 ⅓ EV.
Repite el mismo proceso para las sombras más oscuras, y obtendrás otra combinación de apertura,
velocidad e ISO. Y por lo tanto, otro EV. Según la segunda captura de PhotoPills anterior obtienes un -
3 ⅔ EV.
Nikon D4s | 18mm | f/8 | 3min 12s | ISO 400 | 5800K
Una vez que tienes ambos valores de exposición, resta el de las sombras al de las luces.
11 ⅓ - (-3 ⅔) = +15 EV
Por lo tanto, en este caso el rango dinámico de esta escena es de +15 EV.
Pues, sencillamente, que entre la configuración necesaria para exponer correctamente las sombras y
aquella para exponer correctamente las altas luces hay una diferencia de 15 pasos de luz. Y si quieres
capturar detalle en ambas zonas (sombras y luces) necesitas una cámara capaz de capturar con éxito
estos 15 pasos de luz.
Como mi cámara tiene un rango dinámico de unos 10 pasos de luz más o menos, no puede capturar
todo el rango dinámico de la escena, así que me decidí por una silueta.
Nikon D4s | 18mm | f/8 | 1/40s | ISO 400 | 5800K
Estaba componiendo la escena en esta cueva cuando, de pronto, apareció Joanma en el encuadre.
“¡Quieto parado!” le dije. Su silueta me daba una oportunidad para realizar una fotografía de puesta de
Sol diferente y poder romper con su silueta el gran espacio negativo producido por la zona en sombra.
No tuve que tocar ningún ajuste ya que iba a fotografiar el mismo encuadre, pero midiendo en la zona
de las luces para resaltar los colores de la inminente puesta de Sol.
En definitiva, dependiendo del lugar y del momento del día (o de la noche) en que estés haciendo
fotos, te encontrarás con escenas de distinto rango dinámico. Y debes aprender a exponerlas con éxito.
Algunas escenas tienen un gran rango dinámico, con sombras muy oscuras y luces muy altas. Como
por ejemplo:
Escenas de paisaje durante las horas de luz dura del día (alrededor del mediodía).
O cuando incluyes una fuente de luz como el Sol en el encuadre. En este caso puedes hacer siluetas a
contraluz.
Nikon D4s | 200mm | f/4 | 1/200s | ISO 100 | 7280K
En cambio, otras escenas tienen un rango dinámico menor como, por ejemplo, un paisaje durante la
hora dorada o la hora azul. Éstos son dos momentos el día en que se puede fotografiar por ejemplo, el
paisaje y la Luna en una sola exposición. Y todo gracias al bajo rango dinámico de la escena.
Olympus OM-D E-M1 | Nikkor 105mm macro | f/4 | 1/125s | ISO 200 | 6700K
¿Recuerdas cuándo te explicaba que el sensor de tu cámara es mucho menos preciso y eficiente que tus
ojos?
Desgraciadamente, el sensor de cualquier cámara digital sólo es capaz de capturar una cierta cantidad
de rango dinámico en una sola exposición (una sola foto). Actualmente, ese rango se sitúa entre 8 y 14-
15 pasos dependiendo del sensor.
Pues que mientras la diferencia de intensidad entre las luces más altas de la escena y las sombras quepa
dentro del rango dinámico de tu cámara, serás capaz de capturar todo el detalle de la escena en una
sola toma. No tendrás zonas sobreexpuestas ni subexpuestas en la foto.
Si el rango dinámico de la escena supera al de tu cámara, tendrás que recurrir a múltiples exposiciones
o a la utilización de filtros. En la sección 22 y en la sección 23 veremos en detalle cómo exponer
cuando te enfrentes a situaciones de alto rango dinámico.
Una vez más, veamos un ejemplo. Imagínate que quieres fotografiar una escena que tiene un rango
dinámico de 8 pasos (o EV). Si tu cámara tiene un rango dinámico de 10 o más pasos, puedes capturar
la escena sin problemas en una sola foto.
En este caso, la cámara sobreexpone las zonas más claras o subexpone las más oscuras. La cuestión es
que tendrás que elegir entre:
Otra opción es buscar las horas del día en que la luz sea suave y con un rango dinámico más reducido.
Me refiero a la hora dorada y la hora azul, que son momentos fantásticos para cualquier tipo de
fotografía (paisaje, Luna, urbana, retrato, de calle…).
La última opción es el utilizar una cámara capaz de capturar un gran rango dinámico, que te permite
registrar simultáneamente el detalle en zonas de la escena muy oscuras y en otras más iluminadas. Me
refiero a las cámaras de alto rango dinámico.
Capítulo 2
Imagina que estás delante de la escena soñada, coges la cámara, mides la luz, configuras el valor de la
apertura, la velocidad de obturación y el ISO... Encuadras, enfocas y disparas.
Miras la foto y te surgen dudas. No tienes claro si alguna parte ha quedado sobreexpuesta (o
subexpuesta).
O lo que es lo mismo, te da información sobre los tonos que aparecen en la foto (cuán oscuro o claro es
un color).
Porque te permite saber si una fotografía está bien expuesta o no. Te indica claramente si estás
sobreexponiendo (cuando el histograma toca el borde derecho del gráfico) o subexponiendo (cuando el
histograma toca el borde izquierdo del gráfico) algunas partes de la escena.
Por otro lado, también te permite saber si tu cámara es capaz de captar la totalidad del rango dinámico
de la escena (o gama dinámica).
Para entenderlo mejor, veamos cómo construye tu cámara el histograma de una fotografía.
Cada foto que sacas está compuesta por píxeles. La cámara coge el tono de cada uno de esos píxeles,
sin tener en cuenta el color. Cuando hablo de tono, me refiero a su luminosidad. ¿Son claros, son
oscuros?
Después, los convierte en blanco, negro o en diferentes tonalidades de gris, según lo claro u oscuro que
sea el tono. Normalmente, la cámara utiliza hasta 256 valores de tono para construir el histograma.
Una vez que ha convertido el último píxel de tu foto, la cámara hace un recuento del número de píxeles
de cada tonalidad y construye un gráfico de barras.
El eje horizontal (x) representa el tono del color. El blanco puro está en el extremo derecho del
histograma y el negro puro en el extremo izquierdo.
El eje vertical (y) muestra el número de píxeles con ese tono.
Por lo tanto, cuanto más se repite un tono en la imagen, más alta es la barra de ese tono en el
histograma.
El histograma es una herramienta fundamental para exponer tus fotografías. Así que debes aprender a
leerlo, a interpretarlo.
Las cámaras utilizan 256 valores diferentes de tono para construir el gráfico.
El histograma te enseña todos los niveles de tono que la cámara ha sido capaz de capturar en una
escena determinada y en una sola toma. En definitiva, te muestra cómo se distribuyen los tonos que
caben en el rango dinámico de la cámara.
O lo que es lo mismo, entre el tono situado en el extremo izquierdo del histograma y el tono situado en
el extremo derecho hay un cierto número de pasos de luz. Este es el número de pasos de luz que
corresponde al rango dinámico de tu cámara.
Cada cámara es diferente. Hay cámaras que te enseñan el histograma justo después de hacer la foto.
Otras, en cambio, no lo hacen.
En el caso de las cámaras sin espejo, por ejemplo, puedes optar por ver el histograma en directo en una
esquina de tu visor electrónico. Esta opción es muy útil y te facilita mucho el trabajo ya que puedes
modificar los parámetros mientras estás mirando por el visor electrónico y ver los cambios antes de
pulsar el disparador.
Te sugiero que le eches un vistazo al manual de instrucciones de tu cámara para averiguar cómo
acceder al histograma de una foto.
El histograma te permite saber si una fotografía está bien expuesta o no, ya que te indica claramente si
estás sobreexponiendo (cuando el histograma toca el borde derecho del gráfico) o subexponiendo
(cuando el histograma toca el borde izquierdo del gráfico) algunas partes de la escena.
También te permite saber si tu cámara es capaz de captar la totalidad del rango dinámico de la escena.
Histograma sobreexpuesto
Histograma subexpuesto
Normalmente, una escena correctamente expuesta tiene un histograma que no toca ni el extremo
derecho ni el extremo izquierdo o, si lo hace, es mínimamente.
Olympus OM-D E-M1 | 60mm macro | f/2.8 | 1/125s | ISO 200 | 7200K
Digo normalmente porque a veces te interesa sobreexponer (o no te queda más remedio) una parte de
la imagen. El ejemplo típico es el contraluz.
Nikon D4s | 200mm | f/16 | 1/250s | ISO 400 | 6250K
La verdad es que no hay una forma concreta o estándar de histograma que te indique si la fotografía
está bien expuesta. Todo depende de tu criterio artístico como fotógrafo y de los tonos de la escena.
Pero para simplificar, por regla general, puedes considerar un histograma como correcto (aunque
recuerda que no hay exposición correcta como te expliqué en la sección 3) si está centrado o
ligeramente desplazado hacia la derecha.
Observa cómo cambia la exposición de las siguientes fotos según el tipo de histograma.
Histograma centrado
A la hora de exponer correctamente, tienes que enfrentarte a dos enemigos: los blancos reventados y
los negros empastados.
Si tu imagen produce un histograma que está tocando el borde derecho del gráfico, está sobreexpuesta.
Lo que ha ocurrido es que se ha perdido información porque una o varias zonas han quedado
totalmente blancas.
En otras palabras, una parte de la imagen se ha quemado o, como decimos los fotógrafos, los blancos
se han reventado.
Nikon D4s | 17mm | f/11 | 39s | ISO 100 | 7500K
En este caso, a no ser que ese fuera el resultado que estuvieras buscando, puedes:
Reducir la exposición a través del triángulo de exposición (apertura, velocidad, ISO), capturando
menos luz de forma global en la foto y evitando que el histograma toque el lado derecho.
Utilizar filtros (ND) para capturar menos luz (sección 22).
Utilizar filtros degradados (GND) para capturar menos luz de forma selectiva en la escena. Por
ejemplo, solapando la parte más oscura del filtro con el cielo más claro (sección 22).
Hacer múltiples exposiciones para fusionarlas en la edición (sección 23) o capturar una imagen de alto
rango dinámico (high dynamic range o HDR en inglés) directamente en cámara.
Pero, por si esto fuera poco, ¡también debes tener cuidado con los reflejos especulares!
Los reflejos especulares son brillos o puntos muy brillantes que aparecen generalmente en superficies
relucientes (y mojadas) en días soleados.
Nikon D4s | 125mm | f/8 | 1/6400s | ISO 1600 | 5500K
En realidad, cada vez que intentes fotografiar un objeto reluciente con mucho Sol verás que en tu foto
aparecen reflejos especulares.
Por ejemplo, hazle una foto a un coche y verás como parte de la carrocería u otros elementos metálicos
muestran reflejos especulares como consecuencia de una fuerte fuente de luz que se refleja en ellos. La
carrocería está actuando como un espejo reflejando la luz del Sol.
Y como ya habrás adivinado, estos reflejos están completamente sobreexpuestos: los blancos están
reventados.
Otro elemento que puede provocar reflejos especulares es el uso de un flash. Si la superficie es
reflectante, la luz producida por el flash rebotará creando estos reflejos.
Si estás en exteriores, la mejor solución es usar un filtro polarizador. Aunque te hablaré más en
detalle de otro tipo de filtros en la sección 22, no está de más que sepas qué es y para qué te puede
servir.
Un filtro polarizador es un trozo circular de cristal o de resina rodeado de una estructura metálica. Por
un lado, tiene una rosca para fijarlo a tu objetivo. Por otro lado, tiene una rueda que, al girarla,
incrementa o reduce su efecto polarizador.
Si estás en interiores, los reflejos especulares son difíciles de evitar debido a la iluminación artificial.
Pero puedes jugar con ellos a tu favor o al menos limitarlos.
Para empezar, no dirijas la fuente de luz directamente a tu sujeto. Haz que rebote en una superficie (el
techo, por ejemplo) o usa algún accesorio como un difusor.
Además, intenta que el tamaño de tu fuente de luz sea lo más grande posible. Así será una luz más
difuminada y menos dura.
De esta forma, los reflejos tendrán unos bordes menos marcados, se confundirán con el entorno y
tendrán menos intensidad.
Si usas un flash, lo más importante es que evites que la luz sea dura. Para ello puedes usar un difusor
por ejemplo.
Al contrario de lo que ocurre con los blancos reventados, en este caso, el histograma está tocando el
borde izquierdo del gráfico. Es decir, la foto está subexpuesta.
Lo que ha ocurrido es que se ha perdido información de la escena (no se ve detalle) porque una o
varias zonas han quedado totalmente negras. En otras palabras, los negros se han empastado.
Nikon D4s | 125mm | f/8 | 1/50s | ISO 200 | 4500K
En este caso, a no ser que ese fuera el resultado que estuvieras buscando, debes:
Aumentar la exposición a través del triángulo de exposición (apertura, velocidad, ISO), capturando
más luz de forma global en la foto y evitando que el histograma toque el lado izquierdo.
Añadir luz de forma artificial con un flash, linterna o LED. En fotografía nocturna, puedes utilizar la
luz de la Luna para iluminar el primer plano si la planificas con antelación. Para aprender cómo
hacerlo puedes consultar nuestra guía “Cómo planificar la próxima Luna llena”.
Conclusión
1. Has expuesto incorrectamente la escena. Puedes resolverlo fácilmente simplemente exponiendo más o
menos, o utilizar filtros (en caso de que la escena esté sobreexpuesta). Al mismo tiempo, debes intentar
que el histograma no toque ninguno de los dos bordes o, si lo hace, que sea mínimamente.
2. El rango dinámico de la escena supera el rango dinámico de tu cámara. En este caso no te queda más
remedio que utilizar otras técnicas como la utilización de filtros (sección 22) o el horquillado (sección
23), que consiste en fusionar diferentes fotografías durante el procesado de la imagen. Estas soluciones
te permiten capturar todo el rango dinámico de la escena capturando información tanto en las sombras
como en las luces.
TRUCOS
La gran mayoría de cámaras dispone de una opción que muestra en la pantalla LCD las partes de la
imagen que quedan sobreexpuestas. Son los testigos de pantalla.
Esas zonas suelen parpadear para que las identifiques rápidamente. Es una herramienta muy útil puesto
que la propia cámara te está indicando que cambies la exposición para recuperar detalle en esas zonas.
Si disparas en RAW, ten en cuenta que el histograma que la cámara te enseña se calcula tomando
como punto de partida un archivo JPG creado a partir del RAW, y al que la cámara le ha aplicado
previamente el estilo de imagen que tengas configurado (estándar, paisaje, retrato o neutro, entre
otros). Según qué estilo estés utilizando, puede que el histograma te indique que estás sobreexponiendo
o subexponiendo zonas y, una vez veas el RAW en tu ordenador, compruebes que no es así.
Lo ideal es utilizar un estilo predefinido (o crear uno propio) que te permita obtener, más o menos, un
histograma lo más parecido posible al que te proporciona tu programa de revelado, para así saber
realmente el resultado de tu exposición.
La gran mayoría de las cámaras ofrecen esta opción y lo único que tienes que hacer es crear un estilo
de imagen de usuario y personalizarlo según tus pruebas. Para ello, ajusta los valores del histograma
para que sean lo más parecidos posibles a lo que ves cuando importas tus archivos RAW en
Lightroom, CaptureOne o cualquier otro programa de revelado.
Lógicamente, estos valores se aplican en la cámara pero no se ven reflejados en el archivo RAW. Es
un ajuste que afecta únicamente en la forma en que la cámara interpreta el RAW y lo que muestra en la
pantalla LCD.
En mi caso, tengo configurados todos los valores referentes al histograma en 0. Disparo en un formato
RAW sin ningún tipo de modificación ni personalización. A la hora de hacer la foto, lo único que
ajusto es el balance de blancos porque me gusta hacerlo manualmente.
Luego, en el módulo Revelado de Lightroom, elijo el perfil de cámara "Neutral Camera" para que la
imagen sea fiel con respecto a lo que vi en la pantalla LCD de mi cámara. A veces, dependiendo de la
cámara que he usado durante la sesión, elijo el perfil "Standard Camera".
¿Por qué lo hago así? Para evitar el "Adobe Standard" que viene por defecto en Lightroom. Este perfil
tiene muy poco que ver con el de cualquier cámara.
Como puedes comprobar al pulsar en el desplegable, Lightroom te ofrece muchos perfiles de cámara
diferentes (Standard, Vivid, Neutral, Landscape...). Incluso si tienes dos cámaras iguales, el programa
es capaz de diferenciarlas por su número de serie.
Lo único que tienes que hacer es elegir el perfil que más se acerque a la fotografía que viste en la
pantalla LCD.
Si has llegado hasta aquí, ya sabes lo que es el histograma. Pero, también debes saber que la gran
mayoría de cámaras ofrecen la posibilidad de mostrar no uno, ni dos histogramas, ¡sino tres!
Cada histograma corresponde a un canal de color: rojo (red en inglés), verde (green) y azul (blue).
Nikon D4s | 80mm | f/4 | 1/500s | ISO 100 | 6500K
Pero hagamos un pequeño paréntesis antes de continuar con los diferentes histogramas.
RGB es una sigla formada por las palabras en inglés red (rojo), green (verde) y blue (azul).
Es un concepto que suele emplearse para referirse a un modelo cromático. Este modelo consiste en
representar distintos colores a partir de la mezcla de estos tres colores primarios.
¿Debes revisar los tres histogramas RGB en cada una de las fotos que saques?
No obstante, puede resultar útil si estás fotografiando un paisaje durante un atardecer, el detalle de
unas flores o cualquier elemento que tenga una paleta de colores muy saturados.
Dependiendo de la escena, puede darse el caso de que uno de los tres canales de color (rojo, verde o
azul) esté sobreexpuesto y que el histograma de luminosidad (o los testigos de la pantalla) de tu
cámara no te avise de ello.
En este caso, el histograma de luminosidad no es suficiente y deberías revisar los tres histogramas
RGB.
El hecho de sobreexponer un canal de color podría traducirse en una importante pérdida de detalle en
las altas luces de algunas zonas de mucho color.
Al disparar en RAW (no disparas en JPG ¿verdad? Dime que no), podrías llegar a recuperar parte de
este detalle durante el revelado. Aunque no te voy a engañar, es algo que depende de tu cámara y de
cuán sobreexpuesto esté ese determinado canal de color.
Así es que cuando fotografíes sujetos muy coloridos, echa un vistazo al histograma RGB y si uno de
los gráficos muestra un pico tocando el extremo derecho del gráfico, repite la foto reduciendo la
exposición.
Como ya hemos visto anteriormente en esta sección, estos son los peligros que conlleva tener un
histograma que se sale de los ejes del gráfico:
Eso significa que, al hacer la foto, la cámara no ha sido capaz de captar información sobre esos tonos,
perdiendo calidad de imagen. O sea, que el rango dinámico de la escena no “cabe” en el rango
dinámico de la cámara.
Vamos a ver cómo se traducen las 4 situaciones a las que te puedes enfrentar en ejemplos prácticos
para que te quede más claro.
Nikon D4s | 24mm | f/8 | 210s | ISO 100 | 9100K
El histograma de esta foto muestra claramente el equilibrio de tonos presente en la imagen. Observa la
anchura del gráfico. Como verás están presentes, de izquierda a derecha, los negros, los tonos medios y
los blancos.
Pero además, es importante que te fijes en la altura del gráfico y de sus “montañas”. Cuánto más altas
sean, más cantidad de ese tono tiene la foto.
¿Ves el pico en la parte izquierda del gráfico? Sale completamente del gráfico. Esto demuestra que en
gran parte de las sombras (la zona más oscura) se ha perdido información.
Nikon D7100 | 300mm | f/4 | 1/1000s | ISO 100 | 6500K
Aquí tienes un ejemplo curioso: el histograma es plano en su conjunto excepto en los extremos. Y por
si fuera poco, en cada extremo el histograma sale del gráfico.
Así es que, aunque visualmente la foto no choca por ser demasiado oscura o demasiado luminosa, si
quisieras editarla te resultaría difícil recuperar información en las altas luces (casi todo el cielo y el
pecho de los frailecillos) y en las sombras (la espalda y las alas de los frailecillos).
Por lo tanto, al mostrar los detalles de las sombras (en la parte izquierda), los medios tonos (en el
centro) y las altas luces (en la parte derecha), el histograma te permite ver rápidamente la gama tonal o
tonalidad de la foto.
Eso quiere decir que, dependiendo de la tonalidad dominante (oscura, clara o media), el detalle de una
imagen se concentra en una determinada zona de la foto:
La imagen anterior es buen ejemplo en el que la tonalidad dominante es intermedia. Es algo que
puedes observar a simple vista fijándote en los colores que aparecen.
Pero además, puedes recurrir al histograma para que te lo confirme. En este caso, la mayor parte del
histograma se sitúa en en el centro del gráfico. De hecho, esa “montaña” tiene una altura considerable,
indicando que un gran número de tonos medios están presentes en la foto.
Sin duda alguna, aquí la tonalidad dominante es oscura. Observa que en su mayoría hay sombras en la
foto.
Además, la mayor parte del histograma se sitúa en la mitad izquierda del gráfico. De hecho, esa
“montaña” en el extremo izquierdo tiene una altura considerable, indicando que un gran número de
tonos oscuros está presente en la foto.
Recuerda que el histograma ideal no existe. Si buscas un histograma perfecto que sirva de base para
tus fotos, olvídate de ello.
El histograma no es más que una representación de la gama tonal de la escena y de lo que tú como
fotógrafo quieres transmitir. Así es que como no hay dos escenas iguales, ni dos fotógrafos iguales
¡tampoco hay dos histogramas iguales!
Si percibes diferencias amplias ten por seguro que tu imagen presenta un alto contraste. Por el
contrario, si apenas ves diferencias tu imagen es plana, sin contraste.
Si hay poco contraste en la escena el histograma aparece comprimido (con una base muy estrecha)
hacia el centro. En cambio, si tienes mucho contraste, el histograma muestra una gráfica más extensa
hacia los extremos.
Esa falta de vida o de contraste se ve muy bien el histograma. O más exactamente en la base del
histograma: es muy estrecha.
Además, la mayor parte de los tonos son medios, están en la zona central del histograma. La
“montaña” está en el centro del gráfico y es muy alta en esa zona.
Nikon D4s | 17mm | f/8 | 1/125s | ISO 100 | 6500K
En esta foto ocurre lo contrario ya que presenta un alto contraste. Y así lo demuestra el histograma que
tiene una base muy ancha y con picos altos cerca de los extremos. Muestra que hay muchos tonos
oscuros y muchos tonos claros.
El contraste depende del tipo de iluminación que tengas. Por ejemplo, una foto hecha durante la hora
dorada, o en un día nublado o con niebla, tendrá generalmente poco contraste debido a la luz difusa
que hay. En cambio, una fotografía realizada al mediodía con una luz dura tendrá un alto contraste.
Conclusión
Una vez hecha la fotografía (o mientras la haces, si tienes una cámara sin espejo), el histograma es la
herramienta fundamental que vas a utilizar para saber si has obtenido la exposición que buscabas o no
y, en consecuencia, hacer los ajustes necesarios del triángulo de exposición.
Pero, por suerte, antes de hacer la foto, puedes utilizar dos herramientas más para acertar con la
exposición: el exposímetro de la cámara y el fotómetro de mano.
Hemos visto que para exponer una fotografía tienes que decidir el valor de la apertura, la velocidad y
el ISO.
También sabes que los valores de estos tres parámetros dependen del mensaje que busques transmitir
en la foto (profundidad de campo o movimiento, por ejemplo, como has leído en la sección 4) y de la
cantidad de luz presente en la escena (y su distribución como has comprobado en la sección 10).
Para medir la luz necesitas la ayuda de dos grandes aliados: el exposímetro de tu cámara y/o un
fotómetro de mano.
En otras palabras, el exposímetro te ayuda a elegir una combinación de apertura, velocidad e ISO que
resulte en una fotografía expuesta correctamente.
No olvides que el exposímetro que incorpora tu cámara sólo es capaz de medir la luz reflejada, no la
incidente en la escena (sección 2).
Es decir, mide la cantidad de luz que rebota en la escena (no la que incide en ella) y que luego entra a
través del objetivo de la cámara. Por eso se llama exposímetro TTL (en inglés through the lens, a
través del objetivo).
A veces, querrás medir la luz incidente sobre un sujeto. En estos casos, y como veremos más adelante,
necesitarás usar el fotómetro de mano.
Cómo funciona el exposímetro
Una vez que hayas medido la luz (sección 12) para determinados valores de apertura, velocidad e ISO,
el exposímetro de la cámara te indica si has conseguido una exposición correcta. Pero, también te avisa
cuándo se produce una sobreexposición o una subexposición, y en cuántos pasos se produce (o en
fracciones de pasos, no olvides que la escala más utilizada son los tercios de pasos).
Captura de pantalla del LCD de una cámara en la que se puede observar el exposímetro (+...0…-)
La combinación de la apertura, velocidad e ISO que consiga que el indicador del exposímetro señale
cero es la que te permite captar una foto con una exposición que el exposímetro acepta como correcta.
En cambio, cuando el indicador del exposímetro se desplace hacia la derecha (+1, +2, etc.), estás
sobrexponiendo la escena.
Y cuando el indicador del exposímetro se desplace hacia la izquierda (-1, -2, etc.), estás subexponiendo
la escena.
En la sección 16 descubrirás que el exposímetro no siempre acierta. Por lo tanto, tendrás que aprender
a interpretar sus valores.
En la sección 18 te enseñaré las diferentes formas de elegir una combinación de apertura, velocidad e
ISO para que la exposición de tu foto sea siempre la que buscas (o la correcta).
Además del exposímetro de la cámara, algunos fotógrafos usan una herramienta adicional: el
fotómetro de mano.
Comparándolo con el fotómetro que incorpora tu cámara, el fotómetro de mano te permite medir la luz
de forma más precisa.
Esto es así porque puedes medir tanto la luz incidente, la que recibe el sujeto a fotografiar (si lo
colocas al lado del sujeto que quieres fotografiar), como la luz reflejada en la escena (si lo colocas al
lado de la cámara).
Y, al poder medir la luz con mayor precisión, tienes más control sobre la exposición de tus fotografías.
En la práctica, el uso del fotómetro de mano suele ser habitual en situaciones en las que te plantees
usar iluminación artificial, como por ejemplo en la fotografía de estudio. Pero en la gran mayoría de
los casos, el exposímetro de tu cámara será más que suficiente.
¡Genial!
Ahora sabes que puedes utilizar el exposímetro para medir la intensidad de luz de la escena y así poder
exponer tus fotografías... Pero, ¿cómo la mide?
Es evidente que la luz se distribuye de forma desigual en la escena. Hay zonas más claras y otras más
oscuras.
¡Es lógico!
Para saber si la cantidad de luz capturada por el sensor al hacer la fotografía es la adecuada, le tienes
que indicar a la cámara cuál es la intensidad de luz de la escena.
¿Quieres medir los tonos más claros? ¿Los más oscuros? ¿O utilizar la intensidad media de la escena?
Lo que está claro (vale, era un chiste fácil) es que el tono sobre el que midas la luz queda
correctamente expuesto. Capturarás todo el detalle en los elementos de la escena que contenga ese
tono.
Cómo y dónde mides la luz depende de la escena y de lo que quieres conseguir que salga en la foto. A
veces, te interesará medir la luz en un solo punto (medición puntual). Otras veces, querrás utilizar una
media de las diferentes intensidades de luz de la escena (medición matricial).
Así es que debes elegir el sistema de medición de la luz para el cálculo de la exposición que te
convenga en cada situación.
Esto es, dependiendo de la distribución de tonos en la escena, utiliza el método de medición que te
permita medir correctamente la intensidad de los tonos de las zonas que quieras capturar con detalle
(exponer correctamente).
Por suerte, con el fin de exponer con precisión en las diferentes situaciones de luz, las cámaras
permiten generalmente tres (o cuatro) modos diferentes de medición:
Cada uno de estos métodos funciona asignando un peso relativo a cada una de las zonas de la imagen.
Así, las zonas con más peso se considerarán más creíbles y contribuyen en mayor medida al cálculo
final de la exposición.
Coge el manual de tu cámara y descubre cómo configurar el método de medición... ¡Es clave!
La medición matricial o evaluativa tiene en cuenta toda la imagen (es decir, lo que está dentro del
encuadre) para realizar la medición de la intensidad de luz y el cálculo de la exposición.
La cámara divide la imagen en varias zonas y analiza los tonos existentes en cada una de ellas, dando
mayor peso a la zona que rodea tu punto de enfoque.
Finalmente, hace una media de las intensidades de luz y calcula la exposición correcta, teniendo
también en cuenta otros parámetros como el color de la escena o la distancia del sujeto.
Este tipo de medición suele ser la medición por defecto que tienen todas las cámaras réflex y cámaras
sin espejo actuales porque es el más sencillo de utilizar.
El método matricial es ideal para escenas de muy poco contraste (tonalidades parecidas), ya que la
media de intensidades calculada no va a alejarse mucho de las diferentes intensidades o tonos que hay
en la escena. En definitiva, le estás indicando a la cámara que la luz en la escena es homogénea (muy
parecida).
Desgraciadamente, este sistema tiene un pero. Y es que la cámara no será capaz de resolver ciertas
situaciones de luz con altos contrastes, por lo que no siempre obtendrás el resultado que buscas.
Fíjate atentamente en los personajes, ¿no ves que están oscuros? La principal fuente de luz (el Sol)
proviene de la derecha y está bastante cerca del horizonte (las sombras que se ven en la parte inferior
izquierda son muy alargadas).
Te pongo otro ejemplo. Imagina que estás en un concierto de tu grupo favorito. Seguramente en algún
momento del espectáculo la cantante está iluminado por un haz de luz y el resto de la banda y el
escenario se quedan en total oscuridad. Y ese es precisamente el momento que quieres capturar.
Si dejas tu cámara en el modo de medición matricial el exposímetro interno se lía. Intenta compensar
las zonas de máxima claridad (la cantante iluminada por el foco) con las zonas de máxima oscuridad
(el resto de la escena) para establecer un promedio.
Con la medición ponderada al centro, la cámara da un peso mayor a la intensidad de luz situada en un
área circular que se encuentra en el centro de tu encuadre.
Este método de medición es útil cuando quieres fotografiar un sujeto que tenga un alto contraste con
respecto al fondo porque te permite medir la luz de ese sujeto en concreto.
Al mismo tiempo, como la cámara tiene en cuenta el resto de zonas del encuadre, te permite incluirlas
dándoles algo de exposición (luz).
Como puedes ver, el énfasis de la exposición (y del enfoque) está puesto en el director de la orquesta.
Está casi en el centro de la composición, es el personaje que recibe más luz y el que está perfectamente
expuesto.
Al mismo tiempo, el resto de músicos están ligeramente subexpuestos de tal forma que forman parte
de la escena, te fijas en ellos pero no son los protagonistas.
Tu atención se centra en el director aunque los demás personajes le dan a la foto el contexto necesario
para que sepas dónde está y lo que está ocurriendo a su alrededor.
Te pongo otro ejemplo en el que el modo ponderado al centro es súper útil: el retrato.
Aquí tu intención es dar relevancia a tu sujeto y éste aparece en el centro de la imagen para que el
espectador ignore todo lo demás.
La medición ponderada al centro da más importancia a la zona media o central del encuadre. Dicho de
otro modo, la parte externa apenas tiene impacto en el cálculo de la exposición.
Por lo tanto, en tu retrato el rostro de la persona queda correctamente expuesto. Da igual si el fondo
sale un poco más claro o más oscuro de lo que está en la escena. Lo que buscas es aislar tu primer
plano del fondo.
El gran inconveniente con respecto a la medición matricial es que no es tan automático. Como
fotógrafo, tienes que decirle a la cámara la zona dónde debe medir. Además, tienes que recomponer la
escena una vez la cámara haya medido la exposición.
Por lo tanto, cuando puedas aplicar el método de medición matricial, no utilices el de medición
ponderada al centro.
Al mismo tiempo, tampoco es un modo de medición útil si estás frente a una escena de alto contraste.
En este caso, lo importante es que midas en la luz que predomina en la escena (o a la que le quieras dar
más importancia). Aquí el modo más adecuado es el puntual.
Medición puntual
La medición puntual tiene en cuenta solamente una pequeña zona de la imagen (en el centro del
encuadre o en el punto de enfoque seleccionado) para realizar el cálculo de la exposición.
En la medición puntual tu cámara sólo tiene en cuenta una área circular muy pequeña. Y a diferencia
de la medición ponderada al centro, este punto de medición puede colocarse tanto en el centro como en
cualquiera de los puntos de enfoque de tu cámara.
Este sistema de medición restringido te permite decidir exactamente qué punto de la composición
quieres usar para calcular la exposición.
Por lo tanto, en situaciones en las que hay algún elemento muy brillante o muy oscuro en la
composición, y que no sea tu sujeto principal, lo mejor es que uses este modo de medición. Así
expones correctamente tu sujeto sin que otros elementos que estén dentro del encuadre influyan en la
medición.
Como te decía es tremendamente útil para escenas de alto contraste como, por ejemplo, una escena en
la que tu sujeto es mucho más oscuro o claro que el resto de lo que está dentro del encuadre.
En el retrato a contraluz que tienes a continuación, tienes que medir la luz de la cara de tu sujeto (el
niño que está mirando a cámara) y evitar que quede sólo su silueta.
Nikon D4s | 98mm | f/2.8 | 1/100s | ISO 1400 | 5250K
De hecho, si te fijas, al haber expuesto correctamente la cara del niño que mira a cámara, la parte
superior del cuerpo del otro niño y las ventanas están sobreexpuestas (mucho más claras y brillantes de
lo que deberían).
Otro ejemplo: quieres captar detalle de la superficie de la Luna en plena noche. Gracias a la medición
puntual puedes medir exactamente la luz de la Luna y evitar que ésta quede como un círculo blanco. Es
como quedaría si utilizaras la medición matricial.
Nikon D7100 | 500mm | f/8 | 1/125s | ISO 200 | 4000K
Muchos fotógrafos utilizan este método de medición por defecto ya que permite tener el mayor control
posible sobre la exposición.
Pero la verdad es que, como muchas otras decisiones en fotografía, lo mejor es que experimentes y
veas qué te gusta (o conviene) más en cada situación.
En realidad, no hay una situación exacta en la que no te convenga usar este modo de medición.
Como te he dicho antes, es el modo que te da más precisión así es que es útil en cualquier escena.
Este modo de medición funciona igual que el puntual, pero con un círculo mayor. Así que tiene la
misma utilidad que la puntual, sólo que la lectura se realizará sobre una mayor superficie de la escena.
Es un modo de medición que no está disponible en todas las cámaras. Dependiendo de la marca y del
modelo de la cámara, puede que la tuya lo tenga o no.
Esto es, en escenas de alto contraste o escenas en las que tu sujeto es mucho más oscuro o claro que el
resto de la escena.
No lo uses si quieres hacer una medición más genérica porque tu escena está iluminada de forma
homogénea.
Ni tampoco si quieres una medición muy precisa. En ese caso es mejor que optes por una medición
puntual.
Conclusión
Una vez decidido el sistema y realizada la medición en el sitio adecuado, sólo falta que determines los
valores de apertura, velocidad e ISO, que hagas la foto y que revises la exposición mediante el
histograma.
Por lo tanto, es hora de analizar los diferentes sistemas que tienes a tu disposición para establecer los
valores del triángulo de exposición.
Cuando eliges el modo de exposición de tu cámara, estás determinando quién (tú o la cámara) va a
decidir los valores de apertura, velocidad e ISO.
Automático, si quieres que tu cámara tenga el control absoluto de los tres parámetros.
Manual, si quieres ser tú quien decida el valor del triángulo de exposición.
O alguno de los modos semiautomáticos cuando quieres fijar uno de los valores y que la cámara
calcule los otros dos.
¡No te líes!
Los modos de exposición no tienen nada que ver con los modos de medición que te acabo de explicar
en la sección anterior.
Los modos de medición te permiten indicar a tu cámara qué método debe utilizar para medir la luz de
la escena. En cambio, los modos de exposición te permiten indicar a tu cámara cómo elegir la
combinación de apertura, velocidad e ISO.
Dicho de otra forma, puedes considerar cada modo de exposición de tu cámara como un modo de
disparo. Por eso a veces se dice disparar en automático, en manual, etc.
Veamos para qué sirve cada uno de ellos y cómo se pueden utilizar para exponer tus fotografías.
¡A por ellos!
Cuando coges una cámara por primera vez es el modo más sencillo para lanzarte rápidamente a hacer
fotos como un loco.
De hecho, muchos fotógrafos nunca utilizan los otros modos de exposición, desaprovechando el gran
potencial creativo que les ofrece la cámara.
Cómo funciona
La cámara lo hace todo por ti. Sólo tienes que preocuparte de encuadrar y apretar el disparador.
Es ella quien determina los valores de apertura, velocidad e ISO para obtener la exposición correcta.
Es decir, para que el exposímetro esté centrado (marque cero). Incluso se encarga de elegir el modo de
medición.
Además, la cámara también activa su flash si considera que no existe suficiente luz en la escena que
estás capturando.
Sin embargo, pronto descubrirás que no tienes ningún control sobre los ajustes de tu cámara. Como es
la cámara la que toma todas las decisiones por ti, pierdes mucho de (o casi todo) tu poder creativo.
Como todo en la vida, las cosas se aprenden paso a paso, practicando. Lo normal es que, si estás
empezando en esto de la fotografía, sea el primer modo de exposición que utilices antes de dar el
siguiente paso.
Y si sigues avanzando, te darás cuenta de que hay muchas fotografías que no puedes hacer. Al no
poder controlar la apertura, la velocidad y el ISO como quieres, comprobarás que tu creatividad es
muy limitada:
La mayoría de fotógrafos que se toman un poco en serio la fotografía no utilizan el modo automático.
Como fotógrafo querrás sacar el máximo partido de tu equipo para contar historias diferentes. Y, para
ello, tendrás que utilizar los modos de exposición semiautomáticos y el manual.
En definitiva, no importa el tipo de foto que quieras hacer, el modo automático te limita.
Modos de escena
Además del modo automático, la gran mayoría de cámaras te permiten elegir un modo de exposición
en función de las diferentes escenas a las que te enfrentes.
Los modos de escena sirven para indicarle a la cámara qué tipo de foto tienes en mente, para que ella
haga los ajustes que te permita conseguir esa foto.
Cómo funciona
Acción o deporte: Tu cámara elige una velocidad rápida para poder congelar el movimiento. Si es
necesario, también incrementa el ISO para lograr una correcta exposición.
Paisaje: Tu cámara selecciona aperturas de diafragma cerradas para aumentar la profundidad de
campo.
Retrato: Tu cámara utiliza aperturas de diafragma abiertas para disminuir la profundidad de campo y
conseguir que el fondo tras el sujeto quede desenfocado.
Sin flash: Tu cámara desactiva el flash e intenta realizar la exposición correcta sin que sea necesario
usarlo.
Retrato nocturno: Tu cámara fija un tiempo de exposición más largo que el del modo retrato para
poder captar detalle del fondo. Al mismo tiempo, activa el flash automáticamente para iluminar al
sujeto.
Macro: Tu cámara intenta cerrar el diafragma lo máximo que pueda para conseguir aumentar la
profundidad de campo.
Cuando tienes ante ti una situación en la que necesitas cambiar rápidamente el modo de disparo y no
tienes tiempo de modificar tú mismo los valores de apertura, velocidad e ISO.
Además, puedes utilizar un modo “equivocado” para conseguir el efecto que buscas. El hecho de que
un modo de escena tenga un propósito concreto no implica que no puedas usarlo en una situación
distinta y así conseguir otro resultado.
Déjame que te ponga algunos ejemplos para que lo entiendas mejor.
Pues claro. En este caso la cámara usa una apertura grande por lo que está obligada a utilizar una
velocidad rápida. Y esto es justo lo que necesitas para congelar la acción o un movimiento rápido.
¡Magia! ;)
Otro ejemplo.
Usa el modo de retrato nocturno aunque tu escena esté iluminada o cuando estés en interiores. De esta
forma estás usando el flash como un relleno considerando la luz ambiente que tiene la escena. Así,
ambas se complementan y te ayudan a conseguir una mejor exposición.
Si tu cámara lo tiene y aunque no sea fin de año, puedes usar el modo fuegos artificiales para crear
largas exposiciones en las que quieras transmitir movimiento. En este caso, la cámara usa una
velocidad lenta (tiempo de exposición largo) por lo que algunas partes de tu imagen saldrán movidas,
por ejemplo, el agua o un vehículo en movimiento.
En general, los modos de escena son muy limitados y pueden serte útiles si eres un principiante y
quieres experimentar con ellos.
Un buen ejercicio es probar con varios de ellos en una misma escena y analizar los distintos resultados
que obtienes. Fíjate en cómo queda la foto e intenta comprender por qué ha quedado así.
¿El fondo sale desenfocado? Seguramente se debe a una gran apertura porque esto causa poca
profundidad de campo.
¿La foto está demasiado clara (sobreexpuesta)? Puede que sea producto de una velocidad
excesivamente lenta: ha llegado luz al sensor durante demasiado tiempo.
En cuanto tengas una idea de qué hace cada uno de ellos, deja de usarlos.
Es un modo parecido al automático. La gran diferencia es que te permite algo más de libertad a la hora
de tomar algunas decisiones en cuanto a los parámetros del triángulo de exposición.
Cómo funciona
En este caso, tu cámara elige automáticamente una combinación de apertura y velocidad para
conseguir una correcta exposición (exposímetro centrado en el cero).
Sin embargo, no activa el flash automáticamente ni modifica el ISO. En este caso, puedes cambiar el
ISO de forma manual si lo consideras oportuno.
El modo P tiene una funcionalidad bastante peculiar denominada Programa Flexible (P* o Ps). Por si
te sirve de ayuda, en inglés se denomina Program Shift o Program Flexible.
Para usar el Programa Flexible, sólo tienes que apretar hasta la mitad el disparador y girar la rueda de
selección de tu cámara.
Veamos un ejemplo.
Imagina que estás en la playa y quieres hacer una foto del paisaje que te rodea. Tienes tu cámara en
modo P.
Cuando presionas el botón de disparo hasta la mitad, la cámara te indica que para esa escena una
apertura de f/8 y de velocidad de 1/125s te permite conseguir una foto expuesta correctamente. Gira la
rueda de selección. Ahora la cámara te propone una apertura de f/11 y una velocidad de 1/60s como
alternativa, siempre manteniendo la misma exposición.
Esto te permite tener un mayor control sobre el efecto que quieras que tenga tu imagen final.
Así, si buscas desenfocar el fondo, puedes seleccionar una combinación donde la apertura de
diafragma sea mayor. En cambio, si quieres congelar el movimiento, puedes seleccionar una
combinación en la que la velocidad sea más rápida.
La cámara no te deja elegir por separado la apertura y la velocidad. Estás obligado a usar las
configuraciones que la cámara considere como “correctas”.
Para poder ejercer un control mayor sobre la exposición, dispones de un pequeño as en la manga.
Puedes compensar la exposición para forzar una exposición en concreto (sección 14).
Independientemente de tu nivel fotográfico, una disciplina es la que sí que es muy útil es en fotografía
de calle.
En esta disciplina fotográfica, la composición y la rapidez son esenciales. Por eso, cuando estás
paseando por la calle y ocurren varias cosas al mismo tiempo, apenas tienes unos segundos para
componer y disparar. Es más, en la mayoría de los casos, no tienes tiempo de pensar en los ajustes que
necesitas para exponer correctamente ¡ni tampoco de llevarlos a cabo!
Aquí es cuando el modo P (o su variante P*) es muy práctico. Deja que la cámara averigüe los ajustes
de disparo por ti y preocúpate de dos cosas esenciales: componer y enfocar.
En general, y como te decía, este modo es automático. Demasiado automático. Y esto limita tu poder
creativo.
Olvídate de hacer fotos de la Vía Láctea, largas exposiciones, un evento deportivo (y una lista infinita
de otros tipos de imagen) en modo P.
Este es uno de los dos modos semiautomáticos que tienen todas las cámaras réflex y cámaras sin
espejo del mercado.
Al mismo tiempo, tu cámara te ayuda a conseguir una exposición correcta ajustando los otros dos
parámetros del triángulo de exposición para que el exposímetro esté centrado (marque cero).
Cómo funciona
En el modo Prioridad a la Apertura, como su nombre indica, el parámetro sobre el que puedes decidir
es la apertura.
Una vez has seleccionado la apertura que deseas, tu cámara, teniendo en cuenta el modo de exposición
configurado, selecciona automáticamente la velocidad que dé como resultado una foto bien expuesta
(que el exposímetro esté centrado en el cero).
Ya hice una breve introducción de su utilidad en la sección 4, pero si quieres convertirte en un maestro
del tema te sugiero que leas nuestra “Guía definitiva sobre profundidad de campo”.
Si lees esta guía, adquirirás el superpoder de decidir qué parte de la foto quieres perfectamente
enfocada y qué parte totalmente desenfocada y así contar la historia que tengas en mente.
Si lo que quieres es desenfocar el fondo para dar un protagonismo total a tu sujeto, por ejemplo cuando
quieras hacer un retrato, utiliza una apertura abierta. Selecciona, por ejemplo, una apertura de f/1.4,
f/2.8 o f/3.5, dependiendo del objetivo que estés usando.
Una vez seleccionada, enfoca tu sujeto y haz la fotografía. Tu cámara decide automáticamente la
velocidad para que la foto quede correctamente expuesta (exposímetro centrado en el cero) en función
de:
Lo más probable es que sea una velocidad corta para compensar la gran apertura de diafragma. No
obstante, ten en cuenta que esto dependerá totalmente de la luz que tenga la escena.
Puede que la cámara te indique que no puede realizar una exposición correcta (generalmente con el
indicador “Hi”) porque no dispone de una velocidad lo suficientemente rápida como para exponer
correctamente.
Ante esta situación, debes reducir la cantidad de luz que captura el sensor. Para ello tienes varias
soluciones a tu alcance:
Bajar el ISO.
Utilizar un diafragma más cerrado.
O utilizar un filtro de densidad neutra para reducir la cantidad de luz que llega al sensor.
Si utilizas un objetivo gran angular, o sea, una distancia focal corta (14mm, 18mm, etc.), e
independientemente de la apertura que quieras utilizar, lo más sencillo es enfocar a la distancia
hiperfocal y olvidarte de todo lo demás.
En cambio, si utilizas focales más largas (70mm, 200mm, 500mm), elige un diafragma relativamente
cerrado, por ejemplo f/8 o f/11, y enfoca en un punto situado en las dos terceras partes de la escena.
En este caso, lógicamente, al cerrar la apertura, la velocidad que determina tu cámara es menor. Ten en
cuenta que el diafragma deja pasar menos luz por lo que la cámara lo compensa con una menor
velocidad.
El problema que surge ahora es que según la velocidad que determine la cámara, será imprescindible
que utilices un trípode. Si no lo haces, tu foto saldrá movida (o como a algunos fotógrafos les gusta
decir, trepidada) a no ser que tengas un pulso de hierro.
Por otro lado, puede que la cámara te indique que no puede realizar una exposición correcta
(generalmente con el indicador “Lo”) porque no dispone de una velocidad lo suficientemente lenta
como para exponer correctamente.
Recuerda que para velocidades superiores a los 30s, debes utilizar el modo Bulb de tu cámara. Eso
implica usar la cámara en modo de exposición Manual (M).
Para incrementar la cantidad de luz capturada por el sensor dispones de dos soluciones:
Recuerda que es la cámara quien fija la velocidad y no tú. Por lo que debes evaluar si el efecto
capturado con respecto al movimiento es el que deseas o no (congelar o no el movimiento).
El modo Prioridad a la Apertura es muy versátil y sirve para la gran mayoría de situaciones.
Imagina una situación en la que la luz sea buena o el día esté soleado. Cuando la luz es relativamente
constante, el riesgo de sacar fotos borrosas es mínimo: la velocidad siempre va a ser lo suficientemente
rápida como para capturar el movimiento.
Es más, la regla “Sunny f/16” que te explicaré en la sección 19 mantiene que cuando hay mucho Sol lo
mejor es que dispares a una apertura pequeña (a f/16). Y lo cierto es que funciona. Así es que lo mejor
que puedes hacer es concentrarte en qué profundidad de campo quieres o usar una apertura pequeña
para enfocar todo lo que esté en tu encuadre.
En este sentido, esto es válido también para un retrato. Pregúntate qué quieres conseguir:
Y, por último, esas preguntas también te valen a la hora de capturar un paisaje si estás haciendo fotos
de día. Tu apertura determina si buscas que todo el paisaje en tu encuadre esté enfocado o no.
Como te decía, este modo es muy versátil así es que son pocas las situaciones en las que no puedes
usarlo.
Por ejemplo, en fotografía deportiva (si asistes a un evento escolar) lo importante es congelar el
movimiento, que se vean las caras de los jugadores y lo que estaban haciendo en ese instante (chutando
un balón, lanzando a canasta, etc.). En este caso, lo esencial es controlar la velocidad, la profundidad
de campo no es el factor clave.
Por otro lado, una situación en la que no haya luz, como por ejemplo cuando es de noche. Si practicas
fotografía nocturna, conseguir una exposición correcta requiere no sólo determinar la apertura, también
tienes que ser tú quien establezca la velocidad y el ISO.
Es, sin duda, una disciplina exigente que requiere que dispares en modo Manual (M).
TRUCOS
Ten en cuenta que según la medición de exposición que tengas configurada (matricial, ponderada al
centro, puntual), la foto puede salir subexpuesta o sobreexpuesta.
Recuerda que siempre puedes recurrir al botón de compensación de exposición (±EV) de tu cámara
para realizar los ajustes necesarios y que el histograma quede equilibrado. Con este ajuste no haces
más que forzar tu cámara a utilizar una velocidad más lenta (evitar la subexposición) o más rápida
(evitar la sobreexposición) que la que ella ha establecido inicialmente.
Este es el otro modo semiautomático que tienen todas las réflex y cámaras sin espejo del mercado.
Cómo funciona
En este modo concreto, el parámetro sobre el que puedes decidir es la velocidad de obturación.
Una vez has seleccionado la velocidad de obturación que quieres, tu cámara selecciona
automáticamente una apertura de diafragma que da como resultado una foto bien expuesta
(exposímetro centrado en el cero).
Como sucede con el modo Prioridad a la Apertura, puedes elegir manualmente el ISO o dejarlo en
automático.
Poder de congelar el movimiento o, todo lo contrario, dejar borrosas partes de la imagen que están en
movimiento para, precisamente, enseñar ese movimiento.
Puedes congelarlo, si fotografías un coche de carreras circulando a toda velocidad o un ave en pleno
vuelo. O puedes dejar borroso un sujeto, creando un efecto seda en un salto de agua o capturando la
estela de unas nubes al moverse.
¡Facilísimo!
Simplemente selecciona una velocidad de obturación rápida. En la sección 4 tienes muchos ejemplos
de velocidades para multitud de escenas diferentes.
Por ejemplo, supón que quieres congelar un coche de carreras en movimiento. Para conseguirlo, usa
una velocidad de 1/1000s o 1/2000s y deja que la cámara elija una apertura para conseguir la
exposición correcta.
Con toda seguridad, optará por una apertura abierta para compensar la rápida velocidad y así poder
exponer la imagen correctamente.
Sin embargo, puede que tu objetivo no tenga una apertura lo suficientemente grande como para
realizar una exposición correcta.
Utilizar una velocidad más lenta. Sin poder, tal vez, congelar el movimiento.
O subir el ISO (¡pero cuidado con el ruido!).
Si lo que quieres es indicar que hay movimiento creando el efecto seda en el agua o dejando borroso (o
movido) un sujeto, selecciona una velocidad de obturación más lenta.
¿Cómo de lenta?
El tiempo depende de ti. Pero a partir de un segundo el efecto quedará más marcado.
Al seleccionar una velocidad lenta, por lógica, la cámara elige automáticamente un diafragma cerrado
para intentar reducir la cantidad de luz capturada, y así exponer correctamente la foto.
¿Qué pasa si tu cámara no puede cerrar el diafragma lo suficiente como para conseguir una exposición
correcta?
Ten en cuenta que, según la velocidad que elijas, tu cámara seleccionará una apertura u otra. Y esta
decisión de la cámara afectará a la profundidad de campo de tu fotografía.
En la sección anterior, te decía que es mejor no utilizar el modo Prioridad a la Apertura (A o Av)
cuando estás en una situación en la que hay acción a tu alrededor y quieres congelar el movimiento.
Porque lo que quieres es precisamente eso: controlar el tiempo que el sensor recibe luz para poder
congelar la acción que está sucediendo ante ti.
Es decir, cuando quieras tener el máximo control sobre la profundidad de campo o cuando necesitas
asegurarte de que entre mucha luz en el sensor.
En realidad, ambos modos son complementarios: cuando es útil usar uno de ellos, es cuando el otro no
sirve demasiado y viceversa.
TRUCOS
Cuando disparas a mano alzada, sin trípode, puede que la foto te salga movida (trepidada). Para
evitarlo utiliza un tiempo de exposición de al menos 1 dividido por la distancia focal efectiva del
objetivo (1/focal efectiva).
Por ejemplo, si utilizas una cámara de sensor completo (full frame en inglés), con un objetivo a una
distancia focal de 50mm, puedes utilizar una velocidad de hasta 1/50s. Con una distancia focal de
100mm, la velocidad mínima es de 1/100s.
Es más, te recomiendo utilizar un tiempo de exposición algo más corto. Por ejemplo, disparando con
una focal de 50mm utiliza una velocidad de 1/60s. O con un 200mm una velocidad de 1/250s.
Si tienes una cámara con factor de recorte (1,5x por ejemplo) con un objetivo a una distancia focal de
50mm, la velocidad mínima es de 1/(50 × 1,5) = 1/75s. En este caso, debes utilizar la distancia focal
efectiva (distancia focal × factor de recorte de tu sensor).
Con el modo Manual (M) tienes el control absoluto sobre la exposición y demás efectos fotográficos
(profundidad de campo, movimiento) para conseguir la fotografía que tanto anhelas.
Cómo funciona
Hay muchas situaciones en las que tu cámara se equivoca o no puede fijar de forma automática
algunos de los valores del triángulo de exposición que necesitas para conseguir una foto concreta.
Por mencionar un ejemplo, en fotografía nocturna la cámara es incapaz de ayudarte a exponer porque
apenas hay luz (o no hay).
Con el modo Manual (M), eres tú el que elige la apertura, la velocidad de obturación y el ISO
adecuados para conseguir el resultado que buscas.
¿Difícil?
Cuentas con dos grandes aliados que te harán la vida mucho más fácil al exponer: el exposímetro y el
histograma.
Lo importante es tener la foto que quieres muy clara en la cabeza y saber fijar los parámetros para
conseguirla. Después de realizar unos cuantos ensayos (fotos de prueba y error), no puedes fallar.
Antes de ponerte a decidir el valor de la apertura, la velocidad y el ISO, determina qué foto quieres y
qué limitaciones tienes:
Por ejemplo, en fotografía de fauna salvaje, si quieres capturar el movimiento de un ave en vuelo,
deberás utilizar velocidades de obturación rápidas. Esto te obliga a utilizar aperturas más grandes e
ISOs elevados al exponer.
Esto, junto a las aperturas grandes, hace que tengas muy poca profundidad de campo en la imagen. Así
que debes asegurarte de acertar al enfocar el ave.
Otro ejemplo. Si quieres fotografiar la Vía Láctea, no creo que quieras capturar los rastros de las
estrellas, así es que utiliza una velocidad rápida (calcúlala con la calculadora de Estrellas como Puntos
de PhotoPills, ya sea con la regla NPF o la regla de los 500).
Nikon D4s | 14mm | f/2.8 | 25s | ISO 3200 | 3200K | Panorámica de 7 fotos unidas en Lightroom
Por otro lado, al tener poca luz (¡es de noche!), para capturar el máximo número de estrellas y exponer
correctamente la imagen, tienes que utilizar aperturas muy grandes (f/2.8) e ISOs elevados (1600,
3200, 6400, dependiendo de cómo se comporte tu cámara frente al ruido).
En este caso, al usar focales cortas (14mm, 18mm), puedes enfocar a la distancia hiperfocal para
maximizar la profundidad de campo y así tener enfocado desde el primer plano hasta las estrellas.
En definitiva, dependiendo de la foto que busques, la lógica al elegir los valores de la apertura, la
velocidad y el ISO va a ser diferente.
En la sección 18 te voy a explicar cómo elegir los valores del triángulo de exposición para conseguir el
resultado buscado, tanto con respecto al efecto buscado como a la exposición deseada (correcta).
Si buscas una profundidad de campo concreta, tu primer paso es elegir la apertura adecuada para ello.
¿Quieres poca profundidad de campo? Selecciona una apertura grande (número f pequeño, por ejemplo
f/2.8 o f/3.5).
¿Quieres una profundidad de campo mayor? Selecciona una apertura pequeña (número f grande, por
ejemplo f/8 o f/11).
¿Quieres maximizar la profundidad de campo?
o Si utilizas una focal corta (14mm, 18mm), enfoca a la distancia hiperfocal independientemente de la
apertura. En este caso, el criterio de profundidad de campo no es la clave para elegir la apertura así es
que tienes más libertad al elegir el valor de la velocidad.
o Si utilizas una focal larga (200mm, 500mm), selecciona una apertura pequeña (número f grande, por
ejemplo f/8 o f/11).
Una vez fijada la apertura, el siguiente paso consiste en determinar qué velocidad, junto con el ISO, da
como resultado la exposición que estás buscando.
Además, al fijar el ISO usa valores que no causen mucho ruido en la imagen (lo más bajo que te
permita la situación).
Así que mide la luz y selecciona los tres parámetros en este orden, apertura, velocidad e ISO, para
conseguir la exposición que quieres. Siempre es un buen punto de partida elegir los parámetros de
modo que el exposímetro quede centrado en el cero.
Haz otra foto y vuelve a mirar la pantalla LCD y histograma. Si aún no es lo que buscas, sigue
cambiando la velocidad (o el ISO)...
Puede parecer complicado al principio pero, con la práctica que obtengas enfrentándote a distintas
situaciones fotográficas, sabrás exactamente qué parámetros cambiar primero y sus valores, para
conseguir exponer rápidamente.
Mi intención ahora es que empieces a entender la lógica que hay que aplicar a la hora de exponer y
hacer una foto. En la sección 18, encontrarás una explicación mucho más detallada.
Finalmente, si tienes una cámara sin espejo, el visor electrónico te facilita muchísimo la vida. Irás
viendo en pantalla las variaciones que sufre la exposición conforme vayas modificando la velocidad y
el ISO.
Cómo exponer cuando buscas congelar o no el movimiento
Si buscas jugar con el movimiento, tu primer paso es elegir la velocidad adecuada para ello.
¿Quieres congelar el movimiento? Selecciona una velocidad rápida (por ejemplo 1/2000s).
¿Quieres que alguno elementos salgan borrosos o formando estelas? Selecciona una velocidad lenta
(por ejemplo 1/4s, 1s, 5s, etc.).
Ahora, el segundo paso consiste en determinar qué apertura, junto con el ISO, da como resultado la
exposición que estás buscando.
Modo alternativo: combinar los modos semiautomáticos (A o Av, S o Tv) o el Manual (M) con el
ISO automático
Aunque no es un modo de exposición propiamente dicho, puedes ir un paso más allá combinando uno
de los modos semiautomáticos (el de Prioridad a la Apertura o el de Prioridad a la Velocidad) o el
Manual junto con la herramienta de ISO automático.
Para empezar, déjame que te recuerde en qué consiste esta herramienta y que te explique cómo se
configura.
Luego, vamos a ver cómo puedes sacarle el máximo partido en cada uno de los diferentes modos de
exposición.
Cómo funciona
Al final de la sección 5 te hablé del peligro de usar el ISO automático de tu cámara sin establecer unos
límites. El problema es que, dependiendo del modelo de cámara que uses, su tolerancia al ruido es
diferente. Es decir, el ISO hasta el que puedes llegar sin que se note el ruido es distinto: en algunas
cámaras es 800, en otras 6400…
Así es que mi recomendación es que siempre mantengas el ISO lo más bajo posible cuando estés
exponiendo. Sobre todo si tienes una cámara de gama baja (las de bajo presupuesto dirigidas a
fotógrafos principiantes).
Si tienes una cámara de gama media o alta, usar el ISO automático puede ser una opción muy
interesante. Pero tienes que asegurarte de fijar un intervalo de ISO acorde con las posibilidades de tu
cámara.
¿Qué intervalo?
Muy sencillo.
El suelo siempre es el ISO base de tu cámara (100 o 200 ISO). Y el techo es el nivel de ISO a partir del
cual tu cámara genera mucho ruido y el grano es evidente en la foto.
Imagina que ese nivel es 6400. En ese caso, el intervalo que tienes que configurar en la cámara para el
ISO automático está entre 100 y 6400.
Además, la gran mayoría de cámaras permiten que decidas la velocidad de obturación mínima. Es
decir, obligas a la cámara a mantener una velocidad de obturación igual o más rápida que la que has
seleccionado.
Por ejemplo, si sabes que para congelar el movimiento de un coche debes disparar como mínimo a
1/1000s, introduce este valor. Así la cámara, siempre que pueda, utilizará esta velocidad o una superior
(1/1250s, 1/1600s...) para que tu sujeto quede siempre congelado.
Una vez definidos estos parámetros, puedes usar esta función combinándola con el modo de
exposición Prioridad a la Apertura (A o Av), Prioridad a la Velocidad (S o TV) y Manual (M).
Como te expliqué un poco más arriba en esta sección, cuando te hablaba del modo Prioridad a la
Apertura (A o Av), una vez que eliges la apertura la cámara se ocupa de determinar la velocidad.
Y ahora que tienes seleccionado el ISO automático, la cámara se ocupa también se seleccionar el ISO.
Pero, ojo, un ISO restringido al intervalo que tú mismo has determinado. En este caso, y siguiendo el
ejemplo, entre 100 y 1600.
Supón que obtienes una exposición correcta gracias a una apertura de f/8, una velocidad de 1/500s y un
ISO 100.
Si buscas reducir tu profundidad de campo, incrementa la apertura (f/5.6, f/4, f/2.8 por ejemplo).
Al mismo tiempo, según la ley de reciprocidad (sección 7), si varías la apertura, varía también la
velocidad de obturación. En este caso aumentando (1/1000s, 1/2000s, 1/4000s por ejemplo).
¿Y el ISO? Pues se mantiene porque 100 está dentro del intervalo de referencia.
Si, por el contrario, buscas incrementar la profundidad de campo, reduce la apertura (f/11, f/16, f/22
por ejemplo).
De nuevo, gracias a la ley de reciprocidad, la velocidad de obturación tendría que variar también. En
este caso disminuyendo la velocidad. Sin embargo, al fijar los parámetros del ISO automático, le has
dicho a la cámara que no puede usar una velocidad inferior a 1/500s. Y la exposición correcta la
obtienes a 1/500s.
Exacto: el ISO.
¿Cuánto? Lo mismo que haya variado la apertura. Y siguiendo con el ejemplo sería 1, 2 o 3 pasos: 200,
400 u 800.
Apertura Velocidad ISO
f/2.8 1/4000 100
f/4 1/2000 100
f/5.6 1/1000 100
f/8 1/500 100
f/11 1/500 200
f/16 1/500 400
f/22 1/500 800
Imagina que esta vez tienes una escena algo más oscura que la anterior y los parámetros para un
exposición correcta son f/4, 1/500s e ISO 100.
Quieres conseguir un efecto estrella con un punto de luz y decides cerrar el diafragma casi al máximo
(f/22). Como un ISO de 1600 (el máximo que le has dicho a la cámara que puede usar) no es suficiente
para que la exposición sea correcta, la cámara decide reducir la velocidad de obturación hasta 1/250s.
Se prioriza el conseguir una exposición correcta, aunque se sacrifica la velocidad mínima que se había
seleccionado.
A raíz de estos ejemplos se puede deducir que usando la combinación modo Prioridad a la Apertura (A
o Av) con el ISO automático:
Es muy poco probable que tu foto salga oscura (subexpuesta), ya que la cámara prioriza la exposición
correcta a la velocidad mínima que has seleccionado, pudiendo llegar hasta los 30s. Eso sí, a partir de
una cierta velocidad necesitas un trípode para evitar que la foto salga movida.
Es bastante más probable que tu foto salga quemada (sobreexpuesta). Imagina que tienes seleccionada
una apertura muy abierta y que la cámara ya está utilizando el ISO más bajo. Puede que la cámara
necesite una velocidad de obturación más rápida que la velocidad máxima permitida por la cámara (por
ejemplo 1/4000s), por lo que se capturará más luz de la cuenta. Aquí la solución sería o bien cerrar el
diafragma, o bien utilizar un filtro ND.
Al igual que con la apertura, en la sección 4 te expliqué que gracias a la velocidad de obturación
puedes congelar el movimiento o mostrarlo.
Así mismo, en esta sección te dije al describir el modo Prioridad a la Velocidad (S o Tv) que en el
momento en el que eliges la velocidad, la cámara se ocupa de determinar la apertura.
Y ahora que tienes seleccionado el ISO automático, la cámara se ocupa también se seleccionar el ISO.
Pero, ojo, un ISO restringido al intervalo que tú mismo has determinado. En este caso, y siguiendo el
ejemplo, entre 100 y 1600.
Supón que obtienes una exposición correcta gracias a una apertura de f/5.6, una velocidad de 1/30s y
un ISO 100.
Si buscas mostrar más movimiento, reduce la velocidad (1/15s, 1/8s, 1/4s por ejemplo).
Al mismo tiempo, según la ley de reciprocidad (sección 7), si varías la velocidad de obturación, varía
también la apertura. En este caso reduciéndose, para compensar una velocidad más lenta (f/8, f/11, f/16
por ejemplo).
¿Y el ISO? Pues se mantiene porque 100 está dentro del intervalo de referencia.
Pero ¡cuidado! Si usas una velocidad más lenta de 1/2s la foto sale sobreexpuesta. Ya no puedes cerrar
más el diafragma ni puedes bajar más el ISO...
Si, por el contrario, buscas congelar el movimiento, aumenta la velocidad (1/60s, 1/125s, 1/250s por
ejemplo).
De nuevo, gracias a la ley de reciprocidad, la apertura tendría que variar también. En este caso
aumentando la apertura (f/4, f/2.8). Pero tu cámara no puede abrir el diafragma más allá de f/2.8 con
una velocidad de 1/250s. ¿Qué parámetro puedes incrementar?
Exacto: el ISO.
¿Cuánto? Lo mismo que haya variado la velocidad de obturación. Y siguiendo con el ejemplo sería 1
paso, por lo que sería ISO 200.
Apertura
Velocidad ISO
f/2.8 1/4000 1600 (subexpuesta)
f/2.8 1/2000 1600
f/2.8 1/1000 800
f/2.8 1/500 400
f/2.8 1/250 200
f/2.8 1/125 100
f/4 1/60 100
f/5.6 1/30 100
f/8 1/15 100
f/11 1/8 100
f/16 1/4 100
f/22 1/2 100
f/22 1s 100 (sobreexpuesta)
Sin embargo, una velocidad de 1/250s no es lo suficientemente rápida para congelar el movimiento
como quieres. Por eso, decides incrementarla hasta 1/4000s, la más rápida que te permite la cámara.
Y... ¡Sorpresa! La imagen sale subexpuesta porque necesitarías un ISO de 3200 pero tu intervalo sólo
permite que la cámara llegue hasta un ISO de 1600.
A raíz de estos ejemplos se puede deducir que usando la combinación modo Prioridad a la Velocidad
(S o Tv) con el ISO automático:
Si necesitas un ISO que vaya más allá del techo que has definido en el intervalo, tu foto sale oscura
(subexpuesta).
Si necesitas una velocidad de obturación demasiado lenta es muy probable que tu foto salga quemada
(sobreexpuesta) puesto que el sensor ha recibido luz durante demasiado tiempo.
Gracias al modo Manual (M) eres el máster del universo: controlas la apertura y la velocidad a tu
antojo.
Veamos un ejemplo para ver cómo puedes combinarlo con el ISO automático.
Estás en una cancha viendo un partido de baloncesto y quieres hacer fotos de los jugadores en acción.
Te interesa tener bastante profundidad de campo para sacar a los protagonistas en su entorno. Además,
quieres congelar el movimiento.
Estas decisiones artísticas y circunstanciales te llevan a que los ajustes de la exposición correcta sean:
f/8 y 1/1000s. La cámara elige automáticamente ISO 1600 para conseguir la exposición correcta. Es un
ISO alto porque, aunque hay iluminación artificial, la luz de la escena no es suficientemente potente
como para utilizar un ISO más bajo.
Después de las primeras fotos, verificas que consigues congelar el movimiento con esta velocidad.
Pero pruebas a ver cómo queda a 1/2000s. Compruebas la foto y ves que te sale oscura (subexpuesta).
Claro, necesitarías un ISO de 3200 pero has determinado un ISO máximo de 1600 para controlar el
ruido. Vuelves a configurar la velocidad a 1/1000s.
Todo va bien, pero en un momento del partido decides hacer primeros planos de los jugadores
mientras están tirando unos tiros libres. Reduces la velocidad hasta 1/250s. Al estar parados ya no
necesitas una velocidad tan rápida.
Además, aumentas la apertura hasta f/4 para separar a los jugadores del fondo, consiguiendo que el
fondo quede borroso y el jugador nítido. La cámara reduce automáticamente el ISO a 100 para
mantener la exposición correcta.
Las fotos no están mal, pero decides probar la máxima apertura que permite tu objetivo, f/2.8. Tienes
curiosidad para ver cómo queda el bokeh. Obtienes una imagen quemada (sobreexpuesta).
El motivo es que la cámara ya había llegado al ISO base de 100 para f/4, así que ya no lo puede bajar
más. Esto hace que el sensor de la cámara capture más luz de la necesaria. La solución sería aumentar
la velocidad un paso para volver a tener una exposición correcta, seleccionando 1/500s.
Apertura
Velocidad ISO
f/2.8 1/250 100 (sobreexpuesta)
f/4 1/250 100
f/8 1/1000 1600
f/8 1/2000 1600 (subexpuesta)
Si tienes alguna pregunta, escríbela en la sección de comentarios situada al final de esta guía. ¡Estoy
aquí para ayudarte!
Avancemos.
En esta sección, ha hablado varias veces del botón de compensación de la exposición. Es una función
que va a resultar muy útil para indicar a la cámara que sobreexponga o subexponga una escena en un
determinado número de pasos (o fracciones de pasos).
Imagina que seleccionas el método de medición de la luz que más te interesa. Además, eliges un modo
de exposición avanzado: el modo P o uno de los semiautomáticos (ni el Automático, ni el Manual).
Después de realizar distintas pruebas de exposición con distintos valores de apertura, tiempo de
exposición e ISO, no consigues que la cámara te dé la exposición que buscas ni a la de tres.
He hablado brevemente de ella a lo largo del artículo pero ha llegado el momento de analizarla en
profundidad.
Cómo funciona
En primer lugar, déjame que te diga que si utilizas la cámara en modo Manual (M), no tiene sentido
utilizar la función de compensación de la exposición. Dependiendo lo que te interese, puedes conseguir
el mismo resultado aumentando o disminuyendo un paso (o una fracción de paso) el diafragma, la
velocidad de obturación o el ISO.
Para poder utilizar el control de compensación de exposición (±EV) de tu cámara para subir o bajar la
exposición (capturar más o menos luz), selecciona el modo de exposición P o uno de los modos
semiautomáticos (Prioridad a la Apertura o Prioridad a la Velocidad).
En otras palabras, esta función obliga a la cámara a disminuir o aumentar en una serie de pasos de luz
(o fracciones de pasos) la exposición que indica el exposímetro (centrado en el cero).
¿Qué ha ocurrido?
Que la cámara ha establecido que la nueva combinación para obtener esa exposición que tú le has
indicado es una apertura de f/8, una velocidad de 1/20s (un paso más de luz) y un ISO de 100.
Una apertura de f/8, una velocidad de 1/80s (un paso menos de luz) y un ISO de 100.
Como ves, estás variando la velocidad de obturación, puesto que el diafragma sigue donde lo habías
fijado antes de hacer la foto.
En resumen, al sobreexponer, la cámara utiliza una velocidad más lenta (captura más luz) y al
subexponer, una velocidad más rápida (captura menos luz).
Imagina que fijas una velocidad de 1/250s. Y la cámara te sugiere una apertura del diafragma en f/8 y
un ISO de 100.
Que la cámara ha establecido que la nueva combinación para obtener esa exposición que tú le has
indicado es una apertura de f/5.6 (un paso más de luz), una velocidad de 1/250s y un ISO de 100.
Una apertura de f/11 (un paso menos de luz), una velocidad de 1/250s y un ISO de 100.
Como ves, estás variando la apertura del diafragma, puesto que la velocidad de obturación sigue
donde lo habías fijado antes de hacer la foto.
En definitiva, al sobreexponer la cámara utiliza una apertura mayor (captura más luz) y, al subexponer
una apertura menor (captura menos luz).
¡Perfecto! Ahora ya sabes cómo puedes compensar la exposición.
Pasemos a la siguiente sección. Te voy a enseñar otra técnica que te permitirá un mayor control de la
exposición: el bloqueo de la exposición.
Cuando utilizas alguno de los modos de exposición automáticos o semiautomáticos, al pulsar el botón
de bloqueo de la exposición (AEL o AE-L) consigues evitar que la cámara realice un nuevo cálculo de
la exposición en cada nuevo disparo.
Esto te permite, una vez que hayas medido la luz donde y cuando tú quieras (no tiene que ser en la
escena que quieres fotografiar ni en el momento de hacer la foto), y calculado la exposición con el
exposímetro en base a esa luz, poder reencuadrar hacia donde tú quieras y hacer la foto manteniendo la
misma exposición.
Puedes utilizar este botón en fotografía de paisaje por ejemplo. Coge la cámara, mide la luz en el cielo
(zona más clara) con el modo de medición puntual, bloquea la exposición, sobreexpón para que las
zonas oscuras no salgan subexpuestas (+2EV según mi experiencia), reencuadra y haz la foto.
En este caso, eres tú quien decide la exposición midiendo la luz donde deseas y seleccionando todos
los parámetros. Por definición, con el modo Manual (M) la cámara no cambia automáticamente la
exposición en cada disparo. En realidad, la cámara no cambia nada… ;)
Cómo funciona
El fotómetro interno de la cámara mide continuamente la luz que llega al sensor. Así que en cada
nuevo disparo, la cámara realiza una nueva medición de la luz y un nuevo cálculo de la exposición.
Al disparar, dependiendo del modo de exposición que hayas elegido, tu cámara hace una de estas tres
cosas:
En los modos automáticos (Auto, Escenas, P), al disparar la cámara mide la luz y decide por ti todos
los valores de la exposición (apertura, velocidad e ISO).
En los modos semiautomáticos, al disparar la cámara mide la luz y escoge la variable sobre la que tú
no decides. Por ejemplo, si seleccionas el modo de Prioridad a la Apertura (A o Av) y fijas el
diafragma en f/5.6, la cámara decide la velocidad más adecuada para esa apertura (teniendo en cuenta
el ISO). En cambio, en el modo de Prioridad a la Velocidad (S o Tv) sucede lo contrario, tú fijas la
velocidad (por ejemplo 1/1000s) y tu cámara, dependiendo de la lectura del fotómetro (y del ISO)
selecciona la apertura adecuada para cuadrar la exposición.
En el modo Manual (M), mides la luz y la cámara te indica gracias al exposímetro si la combinación de
apertura, velocidad e ISO que has fijado va a dar como resultado una fotografía correctamente
expuesta, subexpuesta o sobreexpuesta. Y lo mejor de todo es que, en los dos últimos casos, te dice
además cuán oscura o clara quedará tu imagen.
Pero nunca modifica la exposición, simplemente te informa.
No obstante, aunque la medición del fotómetro es continua, cuando utilices los modos de exposición
automáticos o semiautomáticos, puedes obligar a tu cámara a medir la luz en un determinado instante y
lugar, y posteriormente decidir el mejor momento y encuadre para disparar.
Para bloquear la exposición, utiliza el botón AEL, AE-L o asterisco (*), dependiendo del modelo de
cámara que tengas.
El funcionamiento del botón de bloqueo de exposición puede funcionar, al menos, de dos formas
diferentes:
1. Si lo pulsas primero y lo sueltas después, la exposición permanece bloqueada hasta que haces la
fotografía o vuelves a pulsarlo.
2. Si mantienes el botón presionado, la exposición se mantiene bloqueada. Y en cuanto lo sueltas, el
fotómetro vuelve a calcular los valores con los que vas a hacer la foto.
Todo depende de tu cámara y de cómo esté configurada. Échale un vistazo al manual de instrucciones
para ver cómo tienes la tuya y no confundirte.
Te voy a poner un ejemplo para que veas cómo y cuándo puedes usar el bloqueo de exposición.
Imagina que quieres hacer un retrato utilizando el modo semiautomático de Prioridad a la Apertura (A
o Av). Has elegido este modo porque te interesa controlar la profundidad de campo a través de la
apertura. Quieres ser tú quien determine la apertura y no la cámara.
Para exponer, quieres utilizar solamente la luz que rebota de la modelo. No quieres que la cámara
utilice la luz del fondo de la escena.
En ese caso, elige la apertura que deseas, y utiliza el sistema de medición puntual para medir la luz en
cara de la modelo. Después, pulsa el botón de bloqueo de exposición.
De esta forma, puedes reencuadrar sin preocuparte de que la cámara recalcule la exposición en función
de la luz de otro sitio que no sea la del modelo.
Pero ¡cuidado!
Cuando bloquees la exposición, y antes de reencuadrar, debes pulsar hasta la mitad el botón de disparo
para bloquear el enfoque en el modelo.
Otra solución puede ser elegir un punto de enfoque que caiga sobre el modelo, pero eso dependerá del
número de puntos que tenga tu cámara.
En este caso, debes bloquear la exposición en la primera foto. Y utilizar la misma exposición para el
resto de tomas.
Por definición, en el modo Manual (M) la exposición siempre está bloqueada porque sólo depende de
los valores de apertura, velocidad e ISO que hayas fijado.
Por lo tanto, si quieres exponer manualmente para una luz determinada, simplemente tienes que medir
esa luz y fijarte en el exposímetro al ajustar los valores del triángulo de exposición. Una vez tienes la
exposición que deseas, reencuadra, enfoca y dispara.
Eso sí, si usas una apertura muy abierta (f/1.4, f/1.8, f/2.8...) ten cuidado porque el hecho de enfocar y
reencuadrar puede hacerte perder el enfoque.
Recuerda que al moverte estás variando la distancia entre el sensor y el sujeto por lo que ¡también
varía tu profundidad de campo!
Hasta el momento el exposímetro ha resultado de gran ayuda para exponer tus fotografías. Y va a
seguir ayudándote.
Pero, hay situaciones en que falla, no mide la luz correctamente. Cuando te encuentres ante este tipo de
situaciones, tienes que saber reaccionar.
Aunque el exposímetro es una herramienta indispensable para exponer tus fotografías, no siempre
acierta al estimar la exposición. Por lo que hay que conocer sus limitaciones y actuar en consecuencia.
Por ejemplo, cuando haces una foto, los elementos de color blanco de la escena aparecen a veces grises
en la imagen. Esto te indica que la imagen está subexpuesta.
Otras veces, en cambio, son los elementos de color negro de la escena los que aparecen de color gris.
Tu imagen está sobreexpuesta.
Pues bien, si te ocurre alguno de estos dos problemas, la culpa la tiene el exposímetro.
Cuando te suceda esto, sobreexpón o subexpón la escena dependiendo del caso. O calibra el
exposímetro para que los blancos de la escena aparezcan también blancos en la foto.
Al realizar el cálculo de la exposición, el exposímetro que incorpora tu cámara supone que la escena
que vas a fotografiar refleja de media un 18% de la luz incidente.
O lo que es lo mismo, el exposímetro supone que el tono medio de la escena es un gris medio. Es
como si estuviera viendo toda la escena en un tono gris medio.
Se denomina “gris medio” porque es el tono que se ubica justo en el medio del blanco y el gris. Este
tono refleja un 18% de luz incidente. Recuerda que el blanco refleja el 100% de la luz incidente y el
negro el 0%.
“¿Por qué el gris medio es un tono que refleja el 18% de luz incidente y no el 50%? ¿No habíamos
quedado en que era medio? ¿Por qué no un 50%?”
Dice la leyenda que fue Ansel Adams quien ideó eso del “gris al 18%”. Mientras estaba desarrollando
el sistema de zonas del que te hablaré en la sección 20, necesitaba definir de alguna forma un “gris
medio”. Y, de forma totalmente arbitraria, decidió fijarlo en un 18%.
Con el paso del tiempo este concepto fue calando entre los fotógrafos y hoy en día se ha convertido en
una cifra de referencia.
Sin embargo, esta cifra no tiene nada de exacto ni de matemático. Es más, los fabricantes de cámaras
eligen su propio “gris medio” y lo más seguro es que tu cámara digital use una cifra en torno al 12%
como referencia de “gris medio”.
Lo cierto es que el número da igual porque 12% o 18% no significa nada. El concepto de “gris medio”
no tiene nada que ver con eso de que el “gris medio refleja el 50% de la luz”. Ni siquiera con que la
idea de que “sea un tono a medio camino entre el que absorbe toda la luz (negro puro) y el que refleja
toda la luz (blanco puro)”.
En realidad, tiene que ver con tu percepción. O mejor dicho, la de tus ojos.
Esto significa que si una fuente de luz incrementa su brillo 4 veces, tus ojos sólo la verán 2 veces más
brillante. Si esa misma fuente aumenta su brillo 32 veces, tus ojos sólo la percibirán 5 veces más
brillante. Y si aumenta 128 veces, tus ojos sólo notarán 7 veces más brillo.
Obviamente, estas cifras no tienen nada de reales. Son solamente un orden de magnitud para que
entiendas el concepto. Ya imaginarás que medir cómo percibes el brillo de cualquier cosa es muy
complicado y varía de una persona a otra.
Lo importante, la idea que tienes que retener, es que esta extraña naturaleza logarítmica de tus ojos es
la que impide que el “gris medio” sea un 50%.
Tras esta explicación, no hay duda de que los exposímetros de las cámaras están diseñados para
promediar los tonos claros y oscuros de la escena al exponer. Y a partir de este promedio, calcular la
exposición.
Esto funciona muy bien en multitud de situaciones. Sobre todo cuando la escena tiene tonos claros,
medios y oscuros. En estos casos, el exposímetro te da la exposición correcta.
Normalmente, el exposímetro falla cuando en la escena predominan muchos tonos claros o muchos
tonos oscuros. Al no ser capaz de leer bien los tonos reales de la escena, el exposímetro te da una
imagen subexpuesta o sobreexpuesta, según el caso.
Ocurre lo mismo si predominan los negros: el exposímetro te da una exposición que convierte el color
negro en gris medio. En este caso, la imagen queda sobreexpuesta.
Olympus OM-D E-M1 | 300mm | f/5.6 | 1/320s | ISO 200 | 7100K
Para obtener fotografías expuestas correctamente de tal forma que los blancos sean blancos y los
negros sean negros, simplemente compensa la exposición como te he explicado en la sección 14.
La otra alternativa es que calibres el exposímetro usando una tarjeta gris al 18%.
¿Cómo se hace?
Coloca la tarjeta gris al 18% donde esté el sujeto que quieres fotografiar para que coincida la luz que
luego incidirá realmente sobre el sujeto. Te sugiero que inclines un poco la tarjeta para evitar reflejos.
Configura tu cámara para que utilice la medición puntual, mide la luz en la tarjeta, expón para que el
exposímetro esté centrado en el cero y bloquea la exposición.
Cuanta más superficie del encuadre ocupe la tarjeta, mejor. Ahora el fotómetro reconoce que la escena
está correctamente expuesta.
Al haber calibrado el exposímetro, consigues una foto correctamente expuesta. Efectivamente, los
blancos aparecen blancos y negros son negros.
Llegados a este punto, ya deberías tener la base necesaria para entender lo que te voy a explicar en
breve: ¡cómo exponer!
En otras palabras, te voy a enseñar cómo obtener una fotografía correctamente expuesta directamente
en la cámara.
Pero antes de pasar a la acción, me gustaría explicarte una técnica de exposición algo diferente.
Es una técnica con la que vas a exponer tus fotografías no para tenerlas correctamente expuestas en
cámara, sino que para capturar la máxima información de la escena y exponer posteriormente en la
edición.
Deja que te explique cómo exponer buscando el derecheo del histograma (ETTR).
El derecheo del histograma (exposing to the right o ETTR en inglés) es una técnica de exposición tan
útil como controvertida.
Considerada por algunos fotógrafos la piedra filosofal de la exposición digital, la técnica del derecheo
te permite conseguir imágenes con el máximo detalle posible en las sombras sin que los blancos sufran
ninguna pérdida de información. Es decir, sin quemar los tonos más claros.
Pero ojo, podrías llegar a destrozar tus fotos si no usas la técnica correctamente.
Es importante que sepas que esta técnica no es para principiantes. Si todavía no entiendes y dominas
los fundamentos de la exposición (¡básicamente todo lo que te he explicado hasta aquí!), entonces este
apartado puede resultar algo confuso.
Pero si tienes claro los conceptos básicos de la exposición y buscas conseguir fotos con la mejor
calidad posible (técnicamente claro, el aspecto artístico es otra cosa), el derecheo es sin duda una
técnica que te va a resultar muy útil en determinadas situaciones.
La idea tras la técnica del derecheo es optimizar la exposición de tal forma que consigas una foto con
la mejor calidad posible. O lo que es lo mismo, que el sensor capture la máxima información.
Dicho de otra forma, lo que buscas es conseguir una foto con el máximo detalle posible tanto en las
sombras como en las luces.
En definitiva, se trata de exponer la foto para conseguir que el histograma esté desplazado lo máximo
posible a la derecha (pero sin tocar el lado derecho).
Recuerda que si el histograma toca la parte derecha significa que estás perdiendo información en
algunos de los tonos más claros. Y no serás capaz de capturar detalle en ellos, se quedan quemados.
Muchos fotógrafos exponen la escena para obtener la imagen que buscan correctamente expuesta
directamente en cámara, sin necesidad de revelado. Sin embargo, buscar la exposición óptima es una
cuestión completamente diferente.
En la técnica del derecheo, en lugar de exponer la escena “correctamente”, la sobreexpones de tal
forma que la foto quede lo más clara posible, pero sin reventar los blancos (porque no quieres perder
información). De esta forma, consigues capturar mucho detalle en las sombras.
Para conseguirlo, tienes que incrementar la exposición, normalmente abriendo más el diafragma o
usando una velocidad más lenta para así capturar más luz.
No te recomiendo (ni tiene sentido) derechear el histograma subiendo el ISO. Lo único que consigues
es incrementar el grano (ruido) en la foto, contrarrestando los efectos positivos del derecheo.
Después, utilizando un programa de revelado (Lightroom en mi caso), sólo tienes que oscurecer la foto
reduciendo la exposición hasta obtener el resultado que desees.
Echa un vistazo a estos dos histogramas (tomados de la foto que encabeza esta sección).
Nikon D4s | 85mm | f/2 | 1/1250, 1/640 | ISO 100 | 7000K
El primer histograma corresponde a la exposición “correcta” de la foto, la que estás buscando. Todo el
conjunto tiene el nivel de luz adecuado.
Durante el revelado, puedes oscurecer la foto para pasar del histograma derecheado (óptimo en cuanto
a información capturada) al histograma que te dé la exposición que buscas tener en la foto.
El histograma a evitar
La regla de oro al buscar el derecheo del histograma es no sobreexponer demasiado. Debes evitar que
el histograma toque el lado derecho.
Si te pasas, los blancos (o altas luces) de tu imagen quedan completamente blancos. Esto significa que
no capturas ninguna información en esa parte de la imagen. Queda sin ningún detalle.
Además, ten en cuenta que recuperar detalle en los negros y las sombras durante el revelado es
relativamente fácil. Sin embargo, es casi imposible recuperar información en los blancos reventados.
Esta es una de las principales razones por las que muchos fotógrafos prefieren no usar el derecheo, por
miedo a reventar los blancos.
Así que evita por todos los medios que el lado derecho del histograma toque el lado derecho del
diagrama. El siguiente histograma es un ejemplo a evitar a toda costa.
Enseguida te lo cuento.
Disparar en RAW.
Utilizar el ISO base.
Usar el modo de exposición Manual (M) o alguno de los semiautomáticos (Prioridad a la Apertura o
Prioridad a la Velocidad).
Dicho esto, existen varias formas de conseguir derechear el histograma sin reventar los blancos.
Te voy a explicar dos métodos, uno más sencillo y otro más avanzado (el que uso yo).
Haz una foto con el exposímetro centrado en el cero y analiza la parte derecha del histograma
resultante.
Si el histograma no toca el lado derecho, realiza una segunda foto incrementando la exposición:
Si utilizas el modo Manual (M), utiliza una apertura mayor o una velocidad más lenta. Cambiar uno u
otro parámetro depende de qué es esencial en la foto (la profundidad de campo o el movimiento).
Si utilizas uno de los modos de exposición semiautomáticos, usa el botón de compensación de la
exposición (±EV).
Sigue haciendo fotos incrementando la exposición hasta que el histograma te indique que los blancos
se están reventando. Y quédate con la exposición que te dé un histograma lo más a la derecha posible
pero sin tocar el lado derecho.
Este es el histograma que estabas buscando. Está a punto de tocar el borde derecho.
Al seleccionar esta opción, las zonas de color blanco puro aparecen de forma intermitente en la
pantalla de tu cámara. Verás que la cámara te muestra esas zonas alternando entre el blanco y otro
color, dependiendo del modelo de tu cámara.
Aunque los testigos son más visuales que el histograma, también son más limitados. Muestran
únicamente un valor: el blanco.
Este método funciona muy bien cuando estás haciendo fotos y no has calculado previamente el límite
de sobreexposición de tu cámara.
En mi caso, prefiero utilizar este segundo método porque me permite tener más precisión y me ahorra
mucho tiempo cuando estoy fuera fotografiando.
El método anterior no es del todo fiable. Por desgracia, el histograma de tu cámara no es tan preciso
como parece. Las cámaras actuales no son capaces de enseñarte el histograma del archivo RAW,
aunque dispares en RAW (cosa que deberías hacer siempre, tanto si quieres usar el derecheo como si
no).
En realidad, tu cámara muestra el histograma de un archivo revelado en JPG a partir del RAW.
Esto implica que aunque tu cámara esté indicando que has llevado la exposición al límite, reventando
una parte de los blancos (el histograma toca el lado derecho), todavía puede haber margen para
recuperar esos blancos durante el revelado del RAW.
Del mismo modo, la opción “testigos intermitentes” tiene el mismo problema: su base para establecer
la medida es el archivo revelado JPG, y no el RAW.
En este método, tu objetivo es averiguar cuánto puedes sobreexponer la escena con respecto a lo que el
exposímetro te indica como la exposición correcta (centrado en el cero), sin reventar los tonos más
claros, es decir capturando detalle.
O lo que es lo mismo, debes calcular el límite de sobreexposición de tu cámara. Y para ello, vas a
utilizar una hoja de papel de color blanco.
¡Vamos allá!
En casa, coge una hoja de papel de color blanco y ve a una habitación con buena iluminación. Tienes
que ver la hoja de papel de un color blanco nuclear (ni apagado ni grisáceo).
Ahora selecciona el modo de disparo Manual (M) y el modo de medición puntual de la luz.
Apunta el punto de medición a la hoja en blanco y ajusta el valor de la apertura, la velocidad y el ISO
para centrar el exposímetro en el cero.
Imagina que esto sucede cuando seleccionas f/2.8, 1/60s e ISO 800. A continuación, saca una foto de
la hoja de papel blanca.
Como hemos visto en la sección 16, al centrar el exposímetro en el cero la hoja de color blanco queda
de un color gris medio en la foto (gris que refleja solo el 18% de luz).
Pues bien, la idea es que saques fotos incrementando paulatinamente la exposición hasta que el
histograma llegue casi a tocar el lado derecho y, al mismo tiempo, consigas que la hoja salga realmente
de color blanco.
Para ello, simplemente utiliza una apertura mayor o usa una velocidad más lenta.
A continuación, revisa el exposímetro y quédate con el valor de sobreexposición que has tenido que
utilizar para que la hoja aparezca de color blanco en la foto.
Este valor se llama límite de sobreexposición de la cámara. Normalmente suele estar comprendido
entre +1,5EV y +3EV.
Imagina que en tu caso la exposición final es f/2.8, 1/13s e ISO 800. Entre 1/60s y 1/13s hay 2 pasos y
⅓ (1/60 → 1/30 → 1/15 son 2 pasos y entre 1/15 y 1/13 hay ⅓ de paso). Por lo que en este caso el
límite de sobreexposición de la cámara sería de +2 ⅓ EV.
Nikon D4s | 70mm | f/2.8 | 1/60s | ISO 800 | 3400K
Ahora sabes que midiendo la luz sobre el tono más claro de la escena (con medición puntual) y
sobreexponiendo estos +2EV con respecto al exposímetro centrado en el cero, nunca vas a quemar la
foto. Siempre vas a capturar detalle en el tono más claro.
¡Enhorabuena!
Las mejores situaciones para utilizar la técnica del derecheo del histograma son aquellas en las que la
luz está relativamente controlada. También es importante que te permitan un cierto margen de error si
no consigues lo que buscas a la primera.
En primer lugar, en escenas en las que tienes especial interés en crear una imagen de muy alta calidad
y en las que la posibilidad de que se genere ruido es mínima.
La mayoría de las fotos de paisaje (de naturaleza y urbano), arquitectura, en estudio (donde eres tú
quien controla la luz) y, algún tipo de retratos son la excusa perfecta para poner el derecheo en
práctica.
En segundo lugar, en escenas en las que el contraste sea medio. El hecho de que exista esa amplitud
entre las luces y las sombras confunde a la cámara haciendo que la medición sea complicada. Aquí el
derecheo te facilita el conseguir una exposición muy ajustada para así evitar zonas quemadas o
empastadas a la vez que minimizas el ruido.
Por ejemplo, imagina que estás en la playa fotografiando a un par de personas que van vestidas de
blanco.
Es esencial que la ropa no salga quemada. Así es que una buena opción es medir la luz en la ropa de
tus sujetos (la parte más luminosa de tu encuadre) y sobreexponer en función de la medición que
obtengas. De esta forma, llevas el histograma al límite respetando las zonas claras, asegurándote de
que tengan todo el detalle posible.
Por último, en escenas de alto contraste en las que hay un fuerte rango dinámico.
Por ejemplo, imagina que estás en un bosque en el que las sombras de los árboles y las partes del
tronco que no ilumina el Sol son muy oscuras. Al mismo tiempo, los rayos que consiguen pasar a
través de las copas son muy luminosos y aclaran demasiado la escena.
En este caso, la mejor opción es que sacrifiques parte del cielo y te concentres en las sombras para
conseguir el máximo detalle en las cortezas de los árboles y el follaje del suelo. Mide la luz en uno de
los troncos (la parte más sombría de tu encuadre) y sobreexpón en función de la medición que
obtengas. De esta forma, llevas el histograma al límite respetando las zonas oscuras, asegurándote de
que tengan todo el detalle posible.
Cuándo no utilizar el derecheo
En teoría, el derecheo funciona en cualquier situación porque siempre hay una exposición óptima para
una imagen. Aquella que es tan clara como sea posible sin reventar los blancos.
¿Cuándo no lo es?
Esto sucede cuando para obtener la exposición que deseas te ves obligado a subir el ISO.
Fotografía nocturna.
Fotografía de interior sin trípode y sin flash.
Fotografía de conciertos.
Por ejemplo, imagina que hace mucho viento y quieres fotografiar un paisaje con rocas de color oscuro
y árboles.
La escena parece perfecta para aplicar el derecheo y así capturar detalle en las zonas más oscuras. Pero
no lo es porque si intentas incrementar la exposición con una velocidad más lenta, el viento provocará
que los árboles queden borrosos a causa del movimiento provocado por el viento.
Por otro lado, si abres el diafragma, capturarás una menor profundidad de campo, y al fotografiar un
paisaje, buscas la máxima profundidad de campo posible.
Por lo tanto, para incrementar la exposición, y así aplicar efectivamente el derecheo, tendrías que subir
el ISO.
El problema es que derechear jugando con el ISO no tiene sentido porque, al oscurecer la foto durante
el revelado, aparecerá ruido. Y esto contrarresta los efectos positivos del derecheo.
Así que solo incrementa el ISO si es necesario para obtener una exposición correcta.
El derecheo es difícil de poner en práctica si no tienes tiempo para hacer la foto que quieres.
Por ejemplo, los fotógrafos de fauna o de boda prefieren no perder la foto, y utilizar una exposición
más segura y rápida.
Es decir, una exposición que, aunque sea más oscura, tenga un menor riesgo de tener zonas con
blancos reventados. Algunos fotógrafos llaman esta técnica izquierdeo (exposing to the left o ETTL en
inglés).
En este caso, aunque sería estupendo tener el máximo detalle posible, es mejor no perder la foto.
Cuando disparas en JPG
Finalmente, si disparas habitualmente en JPG (algo que deberías dejar de hacer YA ¿no te lo había
dicho? :P), el derecheo no tiene ningún sentido. Revelar un JPG oscureciéndolo puede corromper los
colores.
Además, un archivo JPG contiene muy poca información comparado con un archivo RAW. Son
archivos de 8 bits. No tiene sentido usar una técnica como el derecheo en un formato de imagen con
tantas limitaciones.
La respuesta evidente es: porque pierdes información. El sensor capta menos información en las
sombras.
“Sí Toni, lo entiendo, pero ¿por qué pierdo información en las sombras?”
¡Aviso!
A partir de aquí, todos los friquis de la fotografía estáis invitados a seguir leyendo. Pero si no te
consideras lo suficientemente friqui, puedes ir a la siguiente sección: “Cómo exponer”.
¡Al lío!
Como te expliqué en la sección 16, tus ojos responden a la luz de manera no lineal, de forma
logarítmica, teniendo mucha más sensibilidad en la sombras que en las luces. Pero los sensores de las
cámaras responden de una manera lineal a ésta. Cada fotositio se carga con información de manera
proporcional a la cantidad de luz que recibe.
Esto quiere decir que si la cámara te enseñara la imagen tal y como la captura el sensor, te darías
cuenta de que no se parece a la escena que están viendo tus ojos.
Imagina que una cámara tiene una rango dinámico de 6 pasos. Es decir, que hay 6 pasos de luz entre el
tono más oscuro y el más claro que puede capturar con detalle en una misma foto.
Supón también que la cámara tiene 12 bits de información por cada canal RGB (red, green, blue tal y
como vimos en la sección 10).
El número de valores diferentes que puede guardar la cámara para cada canal depende del número de
bits que tenga:
¿Has detectado el patrón? El número de valores diferentes es 2 elevado al número de bits. Con n bits,
podrías representar 2n valores diferentes.
Así, en este caso, cada canal puede guardar 4096 (es decir 212) valores diferentes, siendo el valor 0 el
tono más oscuro (negro) y el 4095 el valor del tono más claro (blanco).
Lo normal sería suponer que al tener 4096 valores y 6 pasos, la cámara dedica 682 valores (4096/6)
para capturar con detalle los tonos de cada paso de luz.
Esto es así porque el sensor de imagen CCD o CMOS con el que está construido el sensor de tu cámara
responde a la luz de manera lineal. En cambio, la cantidad de luz capturada en cada paso varía de
forma exponencial. Cada paso de luz captura el doble de luz que el anterior.
Por lo tanto, un sensor totalmente cargado muestra un color blanco, guardando los 4096 valores.
Al exponer un paso menos (-1EV) el sensor sólo captura la mitad de luz y, al tener una respuesta
lineal, conserva la mitad de valores: 2048.
Por eso, el paso más claro conserva 2048 valores. Los otros valores se reparten entre los demás pasos.
Si sigues exponiendo un paso menos, el sensor vuelve a capturar la mitad de luz, dividiendo por dos
los valores guardados, lo que nos da un total de 1024.
Como ves, por cada paso de luz que disminuyes, el sensor sólo conserva la mitad de valores que el
paso anterior. El paso más claro tiene 2048 valores diferentes, el siguiente 1024, el tercero 512 y así
sucesivamente hasta llegar a 64 para el tono más oscuro.
Gráficamente, cuánto más claro es el paso, más información conserva el sensor para representarlo.
En el dibujo anterior puedes observar que hay muchos valores para codificar la zona de altas luces,
zona donde las personas no tenemos mucha sensibilidad para diferenciar tonos. En cambio se dedican
menos valores en las zonas oscuras, zona en que sí tenemos capacidad de diferenciar tonos. Esto se
debe a la naturaleza lineal que tienen los sensores de las cámaras.
Así, para que la imagen que te enseña la cámara se parezca a lo que ven tus ojos, la cámara aplica una
curva gamma a la imagen.
Esta curva estira los tonos de las áreas oscuras y comprime los tonos de las áreas claras, distribuyendo
los tonos de una manera más parecida a lo que perciben tus ojos.
La parte de la izquierda muestra cómo se vería una foto mostrando lo que captura el sensor y a la de la
derecha cómo se vería corregida con una curva gamma, adaptándolo a lo que tus ojos ven. Se observa
perfectamente que la parte de las sombras tiene mucha más detalle al aplicar la curva.
El problema es que aplicando la curva gamma a la imagen, se corrige la distribución de los tonos, pero
la cantidad de valores (o información) para cada tono sigue siendo la misma. Por lo que se tendrá
muchísimo más detalle y diferentes tonalidades en las luces que en las sombras.
Los fotositios del sensor al capturar la luz, generan ruido que se suma a la señal. Esto es debido
sobretodo a calentamiento del sensor o imperfecciones en la electrónica. Este ruido es más o menos
constante, por lo que cuanta más luz se obtenga (más número de fotones), más grande será la relación
señal/ruido, haciendo que el ruido sea menos visible.
En cambio, si se obtienen pocos fotones, la relación señal/ruido será muy baja, por lo que el ruido será
muy visible.
Esto produce inevitablemente que aparezca ruido en la imagen en las zonas más oscuras debido a la
poca información que la cámara ha capturado con respecto a los tonos más claros.
La conclusión a la que quiero llegar es que la cámara obtiene menos información y con un ruido más
visible en las sombras que en las luces.
Por eso, en la medida que sea posible, utiliza la parte derecha del histograma. Así consigues una
fotografía con la máxima información posible tanto en las sombras como en las luces y reduciendo el
nivel de ruido. Pero siempre evitando quemar los blancos.
Luego, en la edición puedes reducir la exposición hasta llegar a la que consideres “correcta”. Todo ello
sin generar ruido, ya que vas a utilizar toda la información original.
18 Cómo exponer paso a paso
Así que lo más inteligente es que te enseñe cómo hay que exponer en cada caso. Por eso, en la sección
24, encontrarás multitud de ejemplos explicados paso a paso. Te recomiendo que los estudies bien y
los practiques.
Pero antes de estudiar casos concretos, me gustaría que tuvieras una visión más general de cómo
exponer. Para ello, quiero presentarte un flujo lógico de decisiones que deberás tomar cuando
expongas tus fotos.
No se trata de nada nuevo. Es el mismo flujo lógico que he ido utilizando a lo largo del artículo y que,
muy esquemáticamente, se puede resumir en los siguientes pasos:
Decide la foto que quieres hacer, analiza las condiciones de luz y las limitaciones de la escena (sección
4). La foto que tienes en mente (el efecto deseado) condiciona algunos valores del triángulo de
exposición así como el modo de exposición, el modo de medición de la luz, si vas a compensar o no la
exposición, dónde enfocar, etc. Todo empieza por la idea.
Determina el valor de la apertura y/o velocidad y/o ISO que te dé el aspecto creativo que buscas:
profundidad de campo, movimiento o no, efecto estrella de los puntos de luz, etc. (sección 4).
Elige el modo de exposición que más te convenga (sección 13): Prioridad a la Apertura (A o Av),
Prioridad a la Velocidad de obturación o Tiempo de exposición (S o Tv), Manual (M), etc.
Establece el modo de medición de la luz que más te convenga (sección 12): puntual, matricial, etc.
Mide la luz dónde te interese. Normalmente será en el llamado tono clave. Te lo explico todo en esta
sección.
Usa el exposímetro para ajustar los valores de apertura y/o velocidad y/o ISO que te dé la exposición
que deseas.
Compensa la exposición si es necesario (sección 14). O utiliza la técnica del derecheo del histograma
si lo deseas (sección 17).
Enfoca, encuadra y dispara.
Comprueba que has conseguido capturar el efecto deseado (profundidad de campo, movimiento, etc.) y
la exposición deseada (revisa el histograma como te explico en la sección 10). En caso contrario, ajusta
la apertura y/o el velocidad y/o el ISO en consecuencia.
Si el rango dinámico de la escena supera al de la cámara utiliza filtros (sección 22) o la técnica del
horquillado (sección 23).
En algunas situaciones podrás saltarte alguno de estos pasos. Por ejemplo, cuando estés fotografiando
la Vía Láctea, no tendrás que medir la luz (es de noche). Así que olvídate de los modos de medición y
del tono clave.
En este caso, simplemente selecciona el modo de exposición Manual (M) y fija los valores del
triángulo de exposición que te permiten obtener la foto que buscas:
Buscas que las estrellas sean puntos, así que fija el máximo tiempo de exposición que te permita evitar
los rastros de estrellas (con la regla NPF o la regla de los 500).
La idea es capturar el máximo número de estrellas y lo más brillantes posibles, así que fija la máxima
apertura (f/2.8 o lo que te permita tu objetivo) para capturar la máxima luz dentro de la velocidad
establecida .
Para compensar la exposición y a la vez capturar más estrellas, sube el ISO todo lo que puedas dentro
de los límites en los que tu cámara pueda hacer una foto sin demasiado ruido (1600, 3200, 6400, etc.).
Haz una foto de prueba y ajusta los valores del triángulo de exposición revisando el histograma.
Es lo que determina los valores de la apertura, velocidad e ISO que necesitas para conseguir ambas
cosas, transmitir el mensaje que quieres y la exposición que buscas.
Para conseguir tu foto, y antes de ponerte a exponer, debes dominar cómo utilizar la apertura, la
velocidad de obturación y el ISO para producir los efectos deseados (sección 4):
Una vez hayas decidido el efecto y el valor de la apertura y/o la velocidad y/o el ISO para lograrlo,
podrás empezar a pensar en cómo exponer la foto.
No todos los modos de exposición te permiten capturar la foto que quieres. A continuación te indico
para qué utilizo cada modo de exposición:
La forma en que la luz se distribuye en la escena junto con la idea de foto que tienes determinan el
modo de medición de la luz que necesitas:
Medición matricial (o evaluativa): Es ideal para escenas de muy poco contraste (tonalidades
parecidas), ya que la media de intensidades calculada no se aleja mucho de las diferentes intensidades
o tonos que hay en la escena.
Medición ponderada al centro: Es útil cuando quieres fotografiar un sujeto que tiene un alto contraste
con respecto al fondo porque te permite medir la luz de ese sujeto en concreto.
Medición puntual: Es perfecta para escenas de alto contraste o escenas donde tu sujeto es mucho más
oscuro o claro que el resto de la escena.
Y en algunos casos, la medición parcial: Este modo de medición funciona igual que el puntual, pero
con un círculo mayor. Así que tiene la misma utilidad que la puntual, sólo que la lectura se realizará
sobre una mayor superficie de la escena.
Para exponer una fotografía debes elegir dónde medir la luz para conseguir la foto que buscas.
Es el tono de la escena donde mides la luz para conseguir la foto que buscas. Según la foto que tengas
en mente, debes medir un tono u otro.
A veces, te interesa medir el tono de tu sujeto para que éste quede perfectamente expuesto. Otras
veces, mides el tono más claro de la escena para capturar el máximo detalle tanto en las luces como en
las sombras.
En una escena con poco contraste las sombras no son demasiado oscuras y las luces no tienen un brillo
excesivo. En este caso, el tono clave es el tono de tu sujeto.
Puesto que va a ser el protagonista de tu imagen y no hay ningún otro factor en la escena que vaya a
ser determinante en la toma, lo mejor es que realices la medición de la luz en tu sujeto (en modo
puntual) y expongas de acuerdo a ello.
Olympus OM-D E-M1 | 60mm macro | f/3.2 | 1/60s | ISO 200 | 7100K
En este caso puede resultar interesante medir la luz en el tono más claro (con medición puntual) y
utilizar la técnica del derecheo del histograma para evitar, o al menos reducir, el ruido que pueda
aparecer en las sombras durante el revelado.
Ten en cuenta que las sombras ocupan un área predominante dentro de la escena por lo que el riesgo de
que aparezca ruido es considerable.
Para poner en práctica el derecheo debes olvidarte de exponer la escena “correctamente”. En su lugar,
tienes que exponer la escena de tal forma que sea lo más clara posible sin reventar los blancos (evita
perder información). Después, en el revelado, sólo tienes que oscurecer la foto para que quede como
quieras.
¿Cómo se hace?
En la sección 17 encontrarás una explicación con todo lujo de detalles sobre cómo utilizar la técnica
del derecheo.
El problema de una escena en la que predominan las luces altas es que el fotómetro de la cámara puede
malinterpretar la luz. Al percibir un brillo excesivo, la cámara sucumbe a la tentación de oscurecer la
escena y te encuentras con una foto subexpuesta.
En una situación como esta, lo mejor para obtener una exposición adecuada (sacar los colores naturales
de la escena), es medir la luz en una tarjeta gris al 18%. Consulta la sección 16 para aprender cómo
utilizar esta tarjeta.
O bien, puedes medir la exposición en una de las zonas más oscuras de la escena y, posteriormente,
usar la función de compensación de exposición (±EV) para ajustar el resultado final.
Recordarás que en la sección 9 te expliqué que el rango dinámico en la escena no siempre coincide con
la de la cámara. Por desgracia, te encontrarás con muchas situaciones en las que el rango dinámico de
la escena es superior a la capacidad del sensor de tu cámara.
Dicho de otra forma, en una escena de alto contraste, las sombras son muy oscuras y las luces son muy
claras. Y tu cámara es incapaz de sacar detalle en ambas zonas en una sola exposición.
Por si fuera poco (¡ya deberías saber a estas alturas que la fotografía está llena de retos!) la cámara a
veces tampoco capta correctamente el brillo de la escena. Lo habitual es que no puedas ajustar el rango
dinámico a todos los tonos que contiene tu escena.
Una de las soluciones consiste en determinar correctamente el tono clave de la escena y medir su luz.
Por ejemplo, supón que quieres captar un atardecer en la costa. El Sol se está poniendo pero aún sigue
por encima del horizonte.
Como elementos adicionales en tu escena están el cielo, el mar y las rocas. Por lo tanto, el sujeto
principal es el Sol, que es quién marca el tono clave.
A estas alturas, ya te habrás dado cuenta de que el rango dinámico de la escena es excesivamente alto y
tu cámara no va a ser capaz de captarlo en su totalidad.
La exposición vendrá definida por el sujeto. Ya lo tienes identificado (el Sol en el ejemplo anterior)
por lo que no tienes más que exponer en función de su tono y listo.
Por lo tanto, la foto que obtendrás es una clave baja de la puesta de Sol.
Si no quieres capturar una clave baja de la puesta de Sol, deberás recurrir a los filtros (sección 22) o a
la técnica del horquillado (sección 23).
Una vez tienes claro el valor de los elementos del triángulo de exposición que te permiten capturar el
efecto deseado, el modo de exposición y el modo de medición que tienes que usar y dónde vas a medir
la luz... es hora de empezar a exponer la foto.
A continuación, te voy explicar cómo exponer con los diferentes modos de exposición.
Cómo exponer con el modo de exposición Prioridad a la Apertura (A o Av)
Cuando utilizas el modo de Prioridad a la Apertura (A o Av), debes elegir el valor de la apertura que te
proporcione el nivel deseado de profundidad de campo.
Después, dependiendo del ISO que utilices, la cámara calcula la velocidad de obturación para que el
exposímetro esté centrado en el cero.
Recordarás, tal y como vimos en la sección 4, que dependiendo de la apertura del diafragma que elijas,
la profundidad de campo variará:
Una apertura grande te permite tener una profundidad campo pequeña (dejas entrar más luz). Sólo una
zona de la imagen estará enfocada.
Una apertura pequeña te permite tener una mayor profundidad campo (dejas entrar menos luz). Una
gran parte de la imagen estará enfocada.
Por lo tanto, para exponer la foto, debes establecer el valor del ISO (selección del ISO en manual o en
modo automático fijando previamente un intervalo) y dejar que la cámara elija el correspondiente valor
de la velocidad.
Si utilizas ISOs bajos, tienes menos ruido en la imagen, y la cámara utiliza velocidades lentas
(posibilidad de enseñar movimiento). En cambio, si utilizas ISOs grandes, el ruido aumenta y la
velocidad es más rápida (posibilidad de congelar movimiento).
Como siempre, el resultado que busques determina los valores que te conviene utilizar.
Después, dependiendo del ISO que utilices, la cámara calcula la apertura necesaria para que el
exposímetro esté centrado en el cero.
Recordarás, tal y como vimos en la sección 4, que dependiendo de la velocidad de obturación que
elijas, reflejarás el movimiento de una forma u otra:
Las velocidades altas (tiempos de exposición cortos) te permiten congelar el movimiento que se esté
produciendo en la escena. Por ejemplo, capturar un ave en pleno vuelo.
Las velocidades lentas (tiempos de exposición largos) te permiten enseñar el movimiento. Por ejemplo,
consiguiendo el sujeto borroso o el efecto seda del agua en movimiento.
Por lo tanto, para exponer la foto, debes establecer el valor del ISO (selección del ISO en manual o en
modo automático fijando previamente un intervalo como te expliqué en la sección 5) y dejar que la
cámara elija el correspondiente valor la apertura.
Si utilizas ISOs bajos, tienes menos ruido en la imagen, y la cámara utiliza aperturas mayores
(posibilidad de una menor profundidad de campo). En cambio, si utilizas ISOs altos, el ruido aumenta
y la apertura utilizada es menor (posibilidad de una mayor profundidad de campo).
Una vez más, el resultado que busques capturar en la foto determina los valores que te conviene
utilizar.
El modo Manual (M) te permite elegir los valores de la apertura, la velocidad y el ISO para ejercer un
control total tanto de la exposición de tus fotos como del aspecto creativo.
Como siempre, primero debes decidir lo que quieres conseguir (sección 4).
En este caso, como deseas que el movimiento aparezca de una forma u otra en la foto (congelado o
no), el primer parámetro que debes fijar es el valor de la velocidad de obturación que te permita
conseguir el efecto deseado.
Consulta la tabla de la sección 4 en la que aparecen la velocidades de obturación que necesitas para
conseguir el efecto deseado. También los encontrarás al inicio de esta sección.
Los pasos a seguir para exponer la foto son:
Pero ¿qué pasa si tu cámara no tiene exposímetro o éste no funciona bien como sucede cuando utilizas
un objetivo manual?
19Cómo exponer sin exposímetro: las reglas “Sunny f/16” y “Looney f/11”
Imagina que tu cámara no dispone de exposímetro (no tiene fotómetro). O que, estás utilizando un
objetivo manual que no permite el correcto funcionamiento del fotómetro.
En según qué situaciones, puedes utilizar unas reglas muy sencillas que te permiten exponer
correctamente muy rápidamente, sin tener que pasarte mucho tiempo ajustando la exposición a ciegas
usando el “prueba y error”.
La denominada regla “Sunny f/16” te permite exponer tus fotografías cuando el día es soleado.
“En un día soleado, si tu sujeto recibe la de luz de cara, puedes utilizar una apertura de f/16, fijar el
ISO que desees (por ejemplo el base) y establecer como velocidad el valor que resulta de dividir 1 por
el ISO configurado (1/ISO)”.
Por lo tanto, si estás en exteriores fotografiando durante un día soleado y tienes la cámara configurada
a ISO 100, usa una apertura de f/16 y la velocidad más cercana a 1/100s que te permita la cámara.
Pues que debes utilizar una apertura de f/16 y una velocidad de 1/200s.
Ten en cuenta que una apertura de f/16 produce una gran profundidad de campo. Por lo tanto, si
quieres reducirla, no tienes más que utilizar una apertura menor y aplicar la ley de reciprocidad para
calcular los otros dos parámetros del triángulo de exposición (velocidad e ISO).
Del mismo modo, si lo que quieres es utilizar una velocidad concreta para capturar el movimiento de
una forma determinada (congelar o no ese movimiento), utiliza también la ley de reciprocidad para
cambiar los otros dos parámetros (apertura e ISO) y así obtener la combinación que te permita
conseguir el efecto que buscas.
Y si no quieres hacer los cálculos de la ley de reciprocidad de cabeza, siempre puedes utilizar la
calculadora de exposición de PhotoPills.
Si quieres exponer correctamente una fotografía nocturna bajo la luz de la Luna llena, existe otra regla
muy útil: la “Looney f/11”.
El principio es idéntico al de la regla Sunny f/16 sólo que en este caso, tienes que utilizar una apertura
de f/11.
Y utilizar una velocidad igual a 1 dividido por el ISO que tengas configurado (1/ISO).
Como siempre, podrás hacer uso de la ley de reciprocidad (y de la calculadora de exposición de
PhotoPills) si quieres utilizar una combinación de apertura, velocidad de obturación e ISO diferente
para conseguir la foto que deseas.
Ansel Adams y Fred R. Archer crearon el sistema de zonas a finales de los años 30. Su meta era
ayudar a los fotógrafos a exponer las fotografías de manera que la foto impresa se pareciera lo más
posible a la realidad.
El ojo humano es capaz de distinguir hasta 1.000.000 de tonos diferentes entre el negro puro y el
blanco puro.
Sin embargo, una cámara digital, por muy moderna que sea, distingue un máximo de 512 tonos.
Aunque es de esperar que conforme avance la tecnología esto vaya cambiando, lo más habitual es que
una cámara distinga 256 tonos.
En otras palabras, y como ya has comprobado anteriormente en el artículo, el rango dinámico de tus
ojos es mucho mayor que el de tu cámara.
Además, como viste en la sección 16, el exposímetro no siempre te da una medición adecuada de la
luz. Por lo que tendrás que modificar la exposición para obtener la foto que buscas.
Por lo tanto, si quieres que lo que capture la cámara se asemeje lo máximo posible a lo que ven tus
ojos, tienes que ser capaz de superar las limitaciones de tu cámara.
O lo que es lo mismo, tienes que ser capaz de exponer de manera que la cámara traslade, de la forma
más fiel posible, los tonos que ves en la escena a la fotografía.
En qué consiste
El sistema de exposición por zonas te ayuda a averiguar el número de pasos de luz que tienes que
subexponer o sobreexponer la escena para conseguir la foto que buscas. Ya sea reflejar fielmente lo
que ves en la escena o darle tu propio toque artístico.
Esta técnica de exposición se basa en agrupar los diferentes tonos que puede capturar la cámara en 11
zonas (entre cada zona hay un paso de luz) y 11 tonos representativos de cada zona (el tono medio de
cada zona). El conjunto de todas las zonas (y tonos) conforma el llamado diagrama de zonas.
Con este diagrama en mente, estudia la escena a conciencia, divídela en áreas según los tonos y decide
qué área de la escena quieres correctamente expuesta (su color aparecerá en la foto como lo ven tus
ojos). Es en ese área dónde vas a medir la luz al exponer.
Seguidamente, identifica el tono del área de la escena elegida con el tono que corresponda del
diagrama de zonas, y quédate con el número de zona (I, II, III, etc.). De esta manera, estás
relacionando los tonos de la escena con lo tonos que puede capturar tu cámara.
A partir de aquí, sabiendo que el exposímetro de tu cámara supone que la escena tiene un tono gris
medio (refleja un 18% de luz) correspondiente a la zona V, y que entre dos zonas consecutivas hay un
paso de luz de diferencia, ajusta la exposición sobreexponiendo o subexponiendo los pasos de luz que
hay entre tu zona objetivo y la zona V.
Imagina que la barra de tonos de abajo representa toda la gama de tonos que tu cámara es capaz de
capturar (del negro puro al blanco puro).
Finalmente, quédate con el tono medio de cada zona y enumera las 11 zonas.
Ahora, ya puedes utilizar el diagrama para relacionar cada zona (tono medio) con los tonos que vas a
ver en la realidad.
Fuente: Sistema de Zonas, Wikipedia
Recuerda que, al centrar el indicador del exposímetro en el cero, estás exponiendo correctamente para
el tono de la zona V, un gris medio que refleja solo el 18% de la luz.
En consecuencia, como ya viste en la sección 16, cuando en la escena predominan los tonos blancos u
oscuros, la foto no queda correctamente expuesta. Los tonos capturados no son los que ven tus ojos.
En este caso, para obtener una fotografía correctamente expuesta, necesitas compensar la exposición.
Imagina que tienes ante ti un paisaje nevado. Has medido la luz en la nieve y expuesto centrando el
exposímetro en el cero.
Y, maldición, la nieve aparece de un color gris medio en la foto (zona V).
Así es que decides corregir la exposición de manera que la nieve aparezca en la foto con su bonito
color blanco y con textura.
Buscando en el diagrama de zonas, llegas a la conclusión de que tienes que exponer la foto no para el
tono gris medio de la zona V, sino que para el tono blanco de la zona VIII.
Sabiendo que entre dos zonas consecutivas hay 1 paso de luz de diferencia, para conseguir llevar el
gris medio de la zona V (cinco) al blanco nieve de la zona VIII (ocho) debes compensar la exposición
en 3 pasos de luz (VIII-V).
Así que coges la cámara, mides la luz en la nieve, y sobreexpones 3 pasos la escena (+3EV).
Si utilizas el modo de exposición Manual (M), ajusta el triángulo de exposición para sobreexponer la
escena esos 3 pasos (+3EV). En cambio, si utilizas alguno de los modos semiautomáticos, utiliza el
botón de compensación de la exposición (sección 14).
En resumen, la clave del sistema de zonas es que determines visualmente cómo quieres que las áreas
de tu escena aparezcan en la imagen final. Debes decidir con qué zona del diagrama de zonas coincide
el tono de la escena para el que quieres exponer.
En definitiva, debes elegir el área de la escena que quieres perfectamente expuesta, identificar su tono
en el diagrama de zonas (imagina que el tono corresponde con la zona III), medir su luz, y finalmente
compensar la exposición (sobreexponiendo o subexponiendo) el número de pasos de luz que hay entre
la zona V y tu zona objetivo (zona III).
Sencillo ¿no?
El primer “pero” es que tienes que tener cuidado con la sensibilidad del exposímetro de tu cámara.
El sistema de zonas está diseñado para exposímetros de ángulo estrecho (como un fotómetro de mano,
por ejemplo).
Sin embargo, las cámaras réflex o las cámaras sin espejo tienen exposímetros con predominancia, por
defecto, a medir en el centro. Por lo tanto, su sensibilidad es mayor en el centro del encuadre y se
desvanece hacia los bordes. Además, el tamaño de ese punto de medición depende de la distancia focal
del objetivo.
Eso significa que si usas el exposímetro de tu cámara, por mucho que uses la medición puntual, puede
que tu medición no sea del todo exacta.
Para evitar esto tienes dos soluciones (aunque no son infalibles):
Haz la medición con un súper teleobjetivo para que el área de tu punto de medición sea la menor
posible.
Rellena toda la zona de medición con una tarjeta gris al 18%, mide y sigue el resto de pasos con esa
medición.
El segundo “pero” es que la foto final depende de tu habilidad al elegir el área del encuadre que
quieres medir, el área que quieres correctamente expuesta y con detalle… y su zona del diagrama de
zonas correspondiente.
Por ejemplo, imagina que quieres hacer un retrato de una mujer de piel clara. En este caso, es muy
importante que expongas correctamente la piel. Así que te recomiendo que midas la luz en la piel de tu
modelo y expongas en un área comprendida entre la zona IV y la VI, dependiendo del caso.
El único secreto es practicar hasta que seas capaz de elegir sin titubeos el área adecuada donde medir
la luz y su zona correspondiente del diagrama de zonas.
El tercer “pero” es cómo determinar los parámetros de tu exposición para conseguir ajustar el número
de pasos que haga falta. En definitiva, debes aprender a compensar la exposición.
Lo más fácil es usar el modo de disparo Manual (M) y seleccionar la apertura, la velocidad de
obturación y el ISO que te proporcione el efecto que desees en la foto y la exposición que necesites.
Si decides utilizar uno de los modos de exposición semiautomáticos, utiliza el botón de compensación
de la exposición.
Para utilizar el sistema de zonas de Ansel Adams, sigue los siguientes pasos:
1. Elige el área de tu escena dónde quieres medir la luz (el tono clave), la que quieras que quede
correctamente expuesta (o quieres exponer a tu gusto).
2. En el diagrama de zonas, identifica la zona del tono que quieres que tenga ese área en la foto y quédate
con el número de zona. Por ejemplo, puede que quieras colocar un follaje oscuro en la zona IV o,
como hemos visto antes, una montaña nevada en la zona VIII.
3. Elige el modo de exposición Manual (M) o alguno de los semiautomáticos según te convenga.
Selecciona el modo de medición de la luz que te interese, normalmente el puntual, y mide la luz en el
área de la escena que has elegido.
4. Determina la exposición (centrando el exposímetro en el cero) y ajusta la exposición de acuerdo con la
diferencia de pasos luz que hay entre la zona que has elegido y la zona V.
5. Por ejemplo, si quieres que tu área favorita esté en la zona VII, aumenta la exposición en 2 pasos
(+2EV) con respecto a lo que te diga el exposímetro (centrado).
6. Practica, practica, practica. Afina tu técnica y conoce tu equipo.
Puede que te parezca un sistema anticuado pero Ansel Adams sabía lo que hacía. Si lo aplicas
correctamente, ¡funciona siempre!
21Cómo exponer un vídeo
Tanto a mí como al resto del equipo de PhotoPills, nos gusta hacer planificaciones con la Luna llena
para que salga justo detrás de una barraca ubicada en Punta Nati (Menorca). Y cuando llega ese día,
utilizamos las siluetas que la Luna va creando para contar historias.
Puedes aprender cómo lo imaginamos, planificamos y disparamos en el siguiente artículo: Cómo crear
vídeos de siluetas de luna paso a paso.
Cuando grabas un vídeo con tu cámara, lo normal es que no dispongas de un formato de archivo tipo
RAW (sin compresión y con el máximo de información posible) con el que ajustar la exposición
durante la edición. Si tu archivo final tiene zonas sobreexpuestas o subexpuestas, corregirlas será
bastante complicado.
Sólo algunas cámaras de video de gama alta o algún firmware “no propietario” ofrecen la posibilidad
de grabar vídeo en RAW.
Si eres un aficionado al vídeo, aquí tienes una serie de consejos útiles para exponer correctamente tus
vídeos.
Para conseguir resultados de calidad, ¡olvídate de los de automatismos y controla manualmente todos
los ajustes de la cámara! Y con todos me refiero a eso mismo, todos: el modo de exposición, el tipo de
enfoque, la compensación…
Ignora por completo el aspecto que tiene la imagen en la pantalla LCD de tu cámara, así como lo que
marque el exposímetro.
Tu exposición debe guiarse por una lectura correcta del histograma. Gracias a él sabrás si toda la
información de la escena se encuentra dentro del rango dinámico de la cámara.
Usa el valor de ISO base (el más bajo que tenga tu cámara) siempre que sea posible.
Calcula la velocidad
Fija la velocidad conforme a la regla de los 180 grados. Esta es una regla básica en el mundo del vídeo
que viene de la época en la que se usaban cámaras de cine con película de 35mm.
En este tipo de cámaras de cine, el obturador es una pieza semicircular que gira continuamente. De esta
forma, el fotograma está expuesto durante el tiempo en que el obturador no lo tapa (es decir que deja
pasar la luz).
Al mismo tiempo, la película va avanzando de arriba a abajo. Por lo tanto, cuando el obturador ha
terminado de girar, el siguiente fotograma está justo delante del objetivo, listo para exponerse y recibir
la luz.
Porque te ayuda a que tu grabación tenga unos movimientos naturales y que su apariencia se asemeje a
lo que ves en el cine.
La velocidad la determinan los fotogramas por segundo (fps) a los que estás grabando. Por lo tanto,
selecciona una velocidad igual a uno partido por el doble de fps que utilices:
Por ejemplo, si grabas a 24 o 25 fps (fotogramas por segundo) tu velocidad deberá ser 1/48s o 1/50s
respectivamente. En cambio, si grabas a 50 fps, utiliza un tiempo de exposición de 1/100s.
Si no eres un friqui de las matemáticas y aborreces el cálculo mental, estos son los tiempos de
exposición más frecuentes:
a 24 fps → 1/48
a 25 fps → 1/50
a 30 fps → 1/60
a 50 fps → 1/100
a 60 fps → 1/120
Como te decía, esta regla te permite que el movimiento que aparece en la escena tenga un aspecto
natural, parecido al de una película de cine.
¿Cómo se explica?
Cuando grabas un vídeo en modo de Prioridad a la Velocidad (S o Tv), defines la nitidez de la imagen
en movimiento, es decir del fotograma.
En vídeo se produce un efecto llamado desenfoque en movimiento (o motion blur en inglés), inevitable
y al que el ojo humano está acostumbrado. Si observas individualmente un fotograma de cualquier
vídeo, está desenfocado.
Sin embargo, cuando el ojo humano ve una sucesión a una determinada velocidad (determinada en fps)
del conjunto de fotogramas, los percibe nítidos. Siempre y cuando se haya usado una velocidad de
obturación (o tiempo de exposición) adecuada...
Si no lo haces así puede que los fotogramas no estén nítidos y lo más seguro es que el movimiento no
sea fluido sino que se produzca a espasmos o saltos. Evidentemente esto siempre estará sujeto a la
creatividad del director. ;)
El balance de blancos es uno de esos ajustes que, si disparas en RAW, no tiene por qué preocuparte
demasiado. Es un parámetro que puedes modificar fácilmente durante la edición.
Al igual que con la exposición, es imprescindible que ajustes el balance de blancos de la forma más
exacta posible antes de empezar a grabar. Así evitarás complicadas correcciones en la edición y la
pérdida de calidad de imagen que esto implica.
La guía definitiva para exponer correctamente tus fotos
¡Siempre! (Capítulo 3)
Capítulo 3
¿Cuántas veces has salido de casa al comprobar que el Sol brillaba por todo lo alto, el cielo era
completamente azul y has pensado “hoy es un día perfecto para hacer fotos”?
La culpa de eso la tiene el enorme contraste que hay entre las luces y las sombras de la escena.
La buena noticia es que hay varias formas de capturar con éxito escenas con alto contraste. En
concreto, voy a explicarte dos formas de hacerlo:
Pero antes de hablar de filtros y de cómo los puedes utilizar, empecemos por el principio...
Una escena de alto contraste es aquella en la que la diferencia de pasos de luz entre el tono más oscuro
y el más claro es muy grande. De hecho, la diferencia es tan grande que tu cámara es incapaz de
capturar detalle en ambos tonos (subexponiendo el oscuro o sobreexponiendo el claro).
Cuando esto sucede, decimos que el rango dinámico de la escena supera al rango dinámico de la
cámara.
Nikon D300Ir | 8mm | f/11 | 1/125s | ISO 200 | 2150K
El rango dinámico de la escena supera al de la cámara. Fíjate en que las sombras han quedado muy
oscuras para poder exponer correctamente las luces.
En fotografía de paisaje, cuando el cielo tiene un tono muy claro y el paisaje es oscuro.
Nikon D700 | 70mm | f/11 | 1/10s | ISO 200 | 4800K
Tipos de filtros
Filtros ND y GND.
Los filtros de densidad neutra (neutral density filter o ND filter en inglés) que limitan la luz de manera
uniforme en toda su superficie.
Los filtros degradados de densidad neutra (graduated neutral density o GND filter en inglés) que
limitan la luz de forma gradual (no uniforme) a lo largo de su superficie. Este tipo de filtros son muy
útiles para fotografiar escenas de alto contraste.
Para entender cómo funcionan los filtros degradados (GND), que son los que vas a utilizar para
capturar con éxito las escenas de alto contraste, primero hay que entender cómo funcionan los filtros
no degradados o uniformes (ND).
Un filtro de densidad neutra (neutral density filter o ND filter en inglés) es una pieza de cristal o de
resina semitransparente que colocas delante del objetivo.
Puedes ralentizar la velocidad para crear bonitos efectos sin sobreexponer los tonos más claros. Te
permite, por ejemplo, capturar el efecto seda en el mar durante una puesta de Sol.
Puedes utilizar aperturas mayores (sin sobreexponer la escena) para capturar una menor profundidad
de campo. Es útil, por ejemplo, si quieres separar el sujeto del fondo en un contraluz.
El efecto conseguido depende del número de pasos de luz (sección 6) que sea capaz de restar el filtro
utilizado (1, 2, 3 pasos...).
Otra ventaja del filtro de densidad neutra es que resta la luz de forma uniforme. Por lo tanto, no altera
ni el contraste ni la nitidez de tu imagen. Tampoco introduce ninguna dominante de color (aunque,
desgraciadamente, este no es siempre el caso dependiendo del fabricante del filtro).
Los filtros tienen dos formatos: circulares de rosca o cuadrados (también llamados de hoja).
Los circulares de rosca no son nada fáciles de usar. Y para colmo, tienen dos inconvenientes:
Al tener que encajar en la rosca de tu objetivo tienen un diámetro concreto, por lo que son difícilmente
intercambiables entre un objetivo y otro.
Cuando quieres aplicar varios filtros, el hecho de colocar unos encima de otros produce viñeteo (un
oscurecimiento que se produce en las esquinas de la foto).
Por estos motivos te recomiendo que utilices los filtros cuadrados o de hoja.
En este caso, necesitas un buen portafiltros para utilizarlos. Yo utilizo uno de Lucroit.
Un portafiltros es una estructura, generalmente de resina, que enganchas a tu objetivo por medio de un
anillo adaptador y que te permite encajar el filtro de hoja que deseas.
La misión de los filtros es bloquear una parte de la luz que entra a través del diafragma hasta el sensor.
Y para que tengas el control absoluto sobre la luz que quieres “restar”, las marcas comerciales ofrecen
toda una gama de filtros de diferentes densidades.
Así, un filtro ND2 reduce en 1 paso la luz que llega al sensor. Un ND4 2 pasos, un ND8 3 pasos y un
ND400 entre 8 y 9 pasos, y así sucesivamente.
Recuerda que por cada paso de luz que reduzcas la exposición, el sensor captura la mitad de luz
(sección 6).
Por tanto, un filtro deja pasar solamente 1/2potencia de la luz inicial. En este caso, “potencia” es el
número de pasos que resta el filtro.
Por ejemplo, un filtro de densidad neutra de 3 pasos sólo deja pasar 1/8 de la luz que llega a tu
objetivo:
Según la luz que quieras restar, elige un filtro más o menos denso.
Estos son los filtros de densidad neutra (ND) que tengo en mi arsenal. Los tengo en dos tamaños,
dependiendo del sensor de la cámara que vaya a usar.
El uso de filtros ND te permite ralentizar la velocidad para enseñar de forma artística el movimiento
que se produce en la escena. Esto lo consigues sin reventar las altas luces (los tonos más claros).
Puedes suavizar el movimiento del agua (efecto seda), enseñar el movimiento de la hierba mientras la
mece el viento o incluso sacar imágenes fantasmagóricas de gente moviéndose.
Si al fijar la velocidad que necesitas para conseguir un determinado efecto, la foto queda sobreexpuesta
o te ves obligado a cerrar muchísimo el diafragma, aprovecha el poder de los filtros ND.
“Pero Toni, ¿por qué no puedo cerrar la apertura hasta f/22 o incluso más?”
Porque al utilizar una apertura tan cerrada corres un riesgo alto de pérdida de nitidez a causa de la
difracción.
Utiliza un filtro ND y no tendrás que cerrar tanto el diafragma. Así desaparece el riesgo de difracción.
Aunque los filtros ND se utilizan generalmente para capturar largas exposiciones, también puedes
usarlos cuando quieras usar aperturas mayores. Así podrás conseguir una menor profundidad de campo
en situaciones de mucha luz.
Por ejemplo, la velocidad de obturación máxima de muchas cámaras es de 1/4000s. Esto significa que
si quieres fotografiar un sujeto iluminado por el Sol, utilizando un ISO 100, podrás abrir el diafragma
como mucho a f/2.8 para que quede expuesto correctamente.
Si quieres abrir más el diafragma para conseguir una profundidad de campo menor y separar
totalmente a tu sujeto del fondo, tu sujeto no te quedará bien expuesto, ya que no podrás utilizar
velocidades superiores a 1/4000s.
En este caso, puedes utilizar por ejemplo un filtro ND de 2 pasos para reducir la luz, lo que te permitirá
abrir el diafragma 2 pasos hasta f/1.4 (siempre y cuando tu objetivo te lo permita) manteniendo la
exposición pero consiguiendo una menor profundidad de campo.
En definitiva, los filtros ND te permiten utilizar una mayor apertura y una menor velocidad para
conseguir efectos que serían imposibles de conseguir sin sobreexponer la foto.
En otras palabras, al aplicar un filtro ND, consigues reducir la luz que llega al sensor de forma
uniforme. En contrapartida, puedes aumentar la apertura y/o reducir la velocidad y seguir manteniendo
la exposición correcta.
Bueno, ahora que ya sabes qué es un filtro de densidad neutra, para qué sirve y qué puedes conseguir
con él, vamos con la parte más interesante… ¡Cómo usarlo!
Después, fija el valor de la apertura o velocidad que necesites para obtener el efecto que buscas.
Por último, utiliza la ley de reciprocidad para calcular qué filtro necesitas para mantener la exposición.
Con este filtro puedes utilizar el valor de la apertura o de la velocidad que te dé el efecto que buscas y,
al mismo tiempo, mantener la exposición correcta.
Veamos un ejemplo.
Imagina que tienes ante ti un paisaje de costa y quieres que en la foto el mar aparezca con un efecto
seda y las nubes den sensación de movimiento.
Para ello, utiliza el modo de exposición Manual (M), mide la luz en el tono clave, en este caso el tono
más claro del cielo, y ajusta los valores del triángulo de exposición hasta conseguir una exposición
correcta.
Supongamos que fijas un apertura de f/11 para obtener una profundidad de campo adecuada, un ISO
de 100 para no tener ruido en la foto y un tiempo de exposición de 1/125s para exponer correctamente
la foto.
Nikon D4s | 110mm | f/11 | 1/125s | ISO 100 | 5800K
Enseguida te das cuenta de que una velocidad de 1/125s no te permite capturar el efecto seda en el
agua. Necesitas usar una velocidad más lenta, pero no deseas cerrar más la apertura. Así que la única
alternativa que tienes es utilizar un filtro ND.
Consultando la tabla de la sección 4, deduces que necesitas una velocidad más lenta que 1s para lograr
el efecto seda.
En este caso, la manera más práctica de ver qué velocidades puedes usar con los filtros que tienes a tu
disposición es utilizar la calculadora de exposición de PhotoPills.
Así que abre PhotoPills, y en la calculadora de exposición establece que el parámetro que quieres
calcular es la “velocidad de obturación”. Seguidamente, introduce los ajustes que has utilizado en la
foto de prueba: f/11, 1/125s e ISO 100 (“Ajustes de prueba” en la primera captura de pantalla que
tienes un par de párrafos más abajo).
Después, introduce los parámetros de la foto objetivo (“Ajustes equivalentes”): son los mismos valores
de apertura f/11 e ISO 100. A continuación, ajusta los pasos del filtro ND hasta obtener una velocidad
que te permita obtener el efecto deseado.
Por ejemplo, en la segunda captura de pantalla, estás utilizando un filtro de 3 pasos que te permite
poder exponer durante 1/15s. Es una velocidad insuficiente todavía.
Probando otros filtros, puedes ir viendo cómo se ralentiza la velocidad. Por ejemplo, si utilizas un
filtro de 10 pasos, puedes exponer durante 8s. Así refuerzas el efecto seda en el agua (segunda captura
de pantalla).
Calculadora de exposición de PhotoPills - Con un filtro de 6 pasos puedes exponer durante 0,5s.
Calculadora de exposición de PhotoPills - Con un filtro de 10 pasos, la velocidad de obturación es de
8s.
En la práctica, lo mejor que puedes hacer es ir sacando fotos con distintos filtros ND y sus respectivas
velocidades, para luego decidir qué velocidad te da el aspecto del agua que estás buscando.
Nikon D4s | 110mm | f/11 | 8s | ISO 100 | 5800K | Filtro ND1000 (10 pasos)
Ahora que ya sabes qué es un filtro, volvamos al objetivo de esta sección: fotografiar con éxito escenas
de alto contraste.
Esto nos lleva a otro tipo de filtros, los filtros degradados de densidad neutra (GND).
Pero, a diferencia de los filtros ND, la densidad de estos filtros varía gradualmente en su superficie (no
son uniformes).
Al restar la luz, los filtros GND no lo hacen de forma uniforme en toda superficie, sino que la restan de
forma gradual. Hay zonas que restan más luz que otras. Esto te permite decidir sobre qué zona del
encuadre quieres restar más luz (o menos).
Cuando colocas la zona más densa (que resta más luz) sobre la zona de altas luces del encuadre, tu
cámara es capaz capturar correctamente una escena de alto contraste. Es decir, sin tener que modificar
el triángulo de exposición.
Nikon D4s | 110mm | f/11 | 1/60s | ISO 100 | 5850K | Filtro GND suave 0.9 (3 pasos)
En definitiva, son unas gafas de sol para tu objetivo cuyos cristales tienen un tinte progresivo.
Aunque algunos fotógrafos consideran los filtros como una herramienta artificial que altera la realidad,
lo cierto es que un filtro degradado de densidad neutra te ayuda a conseguir justamente lo contrario:
captar una foto que se acerca mucho a lo que tus ojos ven.
1. El rango dinámico. Te permite captar escenas cuyo nivel de luminosidad supera las capacidades de tu
cámara. Este el aspecto más conocido de este filtro.
2. El contraste local. Aunque un filtro degradado de densidad neutra generalmente reduce el contraste
entre las zonas extremadamente oscuras y claras de la escena, el contraste de cada una de estas zonas
aumenta.
Esto se debe a que el filtro acerca los tonos extremos a los tonos medios, que es donde la curva tonal
de tu cámara tiene más contraste (y dónde tus ojos son más sensible a diferencias tonales).
Por lo tanto, el detalle y el color de la imagen mejoran. Esta es quizá la ventaja que muchos fotógrafos
desconocen (¡y que ahora tú ya sabes!), pero que produce grandes mejoras en la imagen final.
Incluso los podrías utilizar en escenas en las que el rango dinámico de la escena no supera al de tu
cámara. Por ejemplo, te pueden servir para acentuar la definición de las nubes, o para oscurecerlas y
que tengan más presencia con respecto al resto de elementos.
En realidad, como verás más adelante, sus aplicaciones son (casi) infinitas.
Pero primero veamos los diferentes filtros GND que existen en el mercado.
Como sucede con los filtros ND, existen filtros GND circulares de rosca y rectangulares (o de hoja).
Los filtros rectangulares son los más cómodos y versátiles.
Recuerda que la misión de los filtros GND es evitar que llegue más luz al sensor de la que quieres. Por
lo que, dependiendo de la cantidad de luz que quieras restar, debes elegir un filtro de una densidad u
otra.
Los filtros que habitualmente se utilizan son los que restan 1, 2 y 3 pasos de luz. En el cuadro siguiente
tienes la nomenclatura en función de la marca de filtros.
No todos los filtros tienen la misma transición desde la parte más oscura hasta la parte más clara o
transparente.
En los filtros de transición dura la separación entre la parte oscura y la transparente la marca una
línea.
Utiliza estos filtros cuando la escena tenga un horizonte limpio (cuando no haya elementos por encima
del horizonte). O cuando exista una línea recta evidente que separe los tonos claros de los oscuros en la
escena.
En cambio, en los filtros de transición suave la transición es tan gradual que casi no se aprecia cuando
pasa de la parte oscura a la transparente.
Estos filtros te vienen muy bien cuando tienes elementos por encima del horizonte. O sea, cuando la
separación entre los tonos más claros y los más oscuros no está marcada por una línea recta.
Por desgracia, las diferentes marcas de filtros no se ponen de acuerdo en unos valores de degradado
estándar, es decir, lo rápido que el filtro pasa de oscuro a claro. Por lo que el degradado puede variar
considerablemente entre una marca y otra.
Estos son los filtros graduados de densidad neutra (GND) que tengo en mi arsenal. Los tengo en dos
tamaños, dependiendo del sensor de la cámara que vaya a usar.
De 100x150mm (ideales para sensores Micro 4/3 o APS-C) tengo:
o Un filtro GND de la marca Hitech de 3 pasos (ND8 o ND0.9).
o Un filtro GND inverso de la marca Lucroit de 2 pasos (ND4 o ND0.6).
o Un filtro GND inverso de la marca Hitech de 3 pasos (ND8 o 0.9).
De 165x185mm (ideales para sensores de formato completo) tengo:
o Un filtro GND de la marca Lucroit de 3 pasos (ND8 o ND0.9).
o Un filtro GND inverso de la marca Hitech de 3 pasos (ND8 o 0.9).
Veamos ahora cómo es aconsejable que elijas la densidad de tus filtros degradados.
Para determinar la densidad del filtro que necesitas (los pasos de luz que resta), debes calcular la
diferencia de pasos de luz que hay entre la zona más clara y la más oscura de la escena.
¡Vamos a calcularlo!
Imagina que quieres utilizar un filtro degradado para capturar el paisaje de mar que ves en la siguiente
foto. En este caso, usas un filtro de transición suave porque no tienes un horizonte limpio.
Ahora, mide la luz en el cielo y determina la exposición para que el exposímetro esté centrado en el
cero (5 ⅓ EV). Seguidamente, mide la luz en las rocas y determina otra vez la exposición (7 ⅓ EV).
La diferencia de exposiciones (5 ⅓ - 7 ⅓ = 2) te indica los pasos de luz que hay entre ambas zonas. O
lo que es lo mismo, te indica la densidad del filtro que debes utilizar para igualar la exposición para esa
escena en concreto.
Nikon D4s | 18mm | f/16 | 6s | ISO 100 | 5850K | Filtro GND suave 0.6 (2 pasos)
Sin embargo, según mi experiencia, te aconsejo que uses un filtro de una intensidad algo menor si
quieres conseguir un efecto lo más natural posible.
Supón que estás utilizando el modo de disparo de Prioridad a la Apertura (A o Av) y el exposímetro de
tu cámara estima, para exponer correctamente, una velocidad de 1/100s para el cielo (fondo) y de 1/25s
para el suelo (primer plano).
Teniendo en cuenta la escala de la velocidad de obturación, deduces que entre 1/100s y 1/25s hay dos
pasos de luz. O sea, que el primer plano necesita cuatro veces más luz para quedar correctamente
expuesto (exposímetro centrado en el cero).
1/100 > 1/80 > 1/60 > 1/50 > 1/40 > 1/30 > 1/25
En este caso, te recomiendo usar un filtro degradado con una densidad de dos pasos (o incluso algo
menor).
En la práctica, en cuanto empieces a usar los filtros, cada vez te resultará más fácil decidir qué filtro
utilizar para conseguir la foto que persigues.
Cómo utilizar un filtro degradado
Imagina que estás en la costa. Tienes enfrente el mar y, relativamente cerca, una fantástica roca.
Aunque tus ojos te dejen disfrutar de toda la belleza de la escena, tu cámara no es capaz de exponerla
correctamente. Haz la prueba y verás que tienes que decidir entre exponer el cielo o el primer plano.
En la primera foto, el cielo aparece expuesto correctamente pero, en cambio, el primer plano aparece
muy oscuro (subexpuesto).
Nikon D4s | 110mm | f/11 | 1/15s | ISO 100 | 5850K
Mientras que en la segunda, el primer plano aparece expuesto correctamente (con detalle), pero el cielo
queda demasiado claro (sobreexpuesto).
Antes de ponerte a jugar con los diferentes filtros, debes decidir tres parámetros: densidad, transición y
posición.
Primero, debes determinar la densidad del filtro que necesitas en función del número de pasos de luz
que haya entre la zona más clara y más oscura de la escena. Para calcular la densidad del filtro, sigue
los pasos de la sección anterior.
Para la escena de la roca, la diferencia de exposición entre el cielo y el primer plano es de 3 pasos
(1/125s → 1/60s → 1/30s → 1/15s). Así que utiliza un filtro degradado de 3 pasos.
En segundo lugar, deberás decidir el tipo de transición del filtro (dura o suave) en función de si los
tonos claros y oscuros están separados por una línea o no.
Cuando tienes un horizonte limpio (no hay elementos por encima del horizonte), puedes utilizar un
filtro de transición dura. En caso contrario, un filtro con transición suave te va a ayudar a que su efecto
sea más sutil con respecto a esos elementos que sobresalen por encima del horizonte.
En cualquier caso, yo siempre recomiendo que uses filtros con transición suave. Son más versátiles y
además así tienes que cargar con menos equipo. ¡Tu espalda te lo agradecerá!
Siguiendo con el ejemplo, está claro que la escena no tiene un horizonte limpio, hay rocas
sobresaliendo por encima de él. Así que deberás utilizar un filtro de transición suave.
La transición del filtro también se ve afectada por la distancia focal, la apertura seleccionada y el
tamaño de sensor.
Debido al efecto “zoom”, la transición en un súper teleobjetivo (focales por encima de 200mm) se ve
mucho más suave comparado con un objetivo gran angular (focales por debajo de los 24mm).
También tienes que tener en cuenta el tamaño del sensor. Un mismo filtro degradado, puede servir en
una cámara de formato completo y no hacerlo, por ejemplo, en una cámara de formato un Micro 4/3
porque el área de degradado es demasiado grande con respecto al tamaño del sensor. Antes de comprar
un filtro averigua si sirven para tu cámara.
Finalmente, con respecto a la posición del filtro, la clave está en dónde colocar la zona de transición de
claro a oscuro.
A pesar de que la zona de transición se ve con más o menos claridad cuando miras a través del filtro
(antes de colocarlo delante del objetivo), la posición en la que tienes que colocarlo con respecto al
objetivo es mucho menos obvia cuando miras a través del visor.
Normalmente, consigues la posición óptima del filtro colocando la zona de transición de tal forma que
coincida con el horizonte de la foto (o línea que separa los tonos claros de los oscuros). Sin embargo,
es probable que consigas resultados más realistas colocándolo ligeramente por debajo.
Si colocas el filtro en la posición equivocada, por ejemplo, con la zona de transición demasiado alta
con respecto al horizonte, te saldrá una franja clara muy molesta justo por encima del horizonte.
Nikon D4s | 18mm | f/16 | 1/3s | ISO 100 | 6250K | Filtro GND 0.9 duro (3 pasos)
Si lo colocas demasiado bajo, puede que tu fondo o los elementos del primer plano aparezcan
demasiado oscuros. Ten especial cuidado con aquellos elementos que estén por encima del horizonte
como árboles, rocas o montañas.
Nikon D4s | 18mm | f/16 | 1/3s | ISO 100 | 6250K | Filtro GND 0.9 duro (3 pasos)
Pero sobre todo... ¡No tengas miedo a probar, equivocarte y ser creativo!
Nikon D4s | 18mm | f/16 | 1/3s | ISO 100 | 6250K | Filtro GND 0.9 duro (3 pasos)
Quizá el principal problema que presenta un filtro degradado de densidad neutra es que te limita a la
hora de componer.
¿Por qué?
Porque aquellos elementos que estén por encima del horizonte pueden aparecen en la imagen final más
oscuros que el resto de la escena.
Este problema se puede solucionar con un programa de edición como Photoshop. Pero para ello debes
saber utilizar, por ejemplo, las máscaras de luminosidad.
No obstante, lo ideal es que, en la medida de lo posible, evites tener que recurrir a herramientas
adicionales que te obliguen a estar más horas delante del ordenador que haciendo fotos.
Ya casi hemos terminado con esta sección. Sólo me falta comentarte un par de cosas más avanzadas
que espero que te sirvan.
El filtro degradado inverso no es más que una variación del filtro degradado.
Su peculiaridad es que la parte más oscura, la que determina la densidad del filtro, se encuentra en la
parte central, y se va aclarando progresivamente hacia la parte superior. Por le contrario, la mitad
inferior es completamente transparente (para no restar luz en el primer plano).
Se usa sobre todo para fotografiar salidas y puestas de Sol a contraluz con el horizonte limpio (sin
elementos por encima).
Al tener el Sol en el horizonte (ya sea dentro o fuera del encuadre, como en el ejemplo que he puesto
abajo), la parte central de la imágen es la más luminosa, por lo que es donde deberás restar más luz. En
cambio, la parte superior de la imagen no necesitará una densidad de filtro tan alta.
Nikon D4s | 18mm | f/16 | 2min | ISO100 | 7500K | Filtro ND64 (6 pasos) y GND 0.6 inverso (2 pasos)
Estos son los filtros graduados inversos de densidad neutra (GND) que tengo en mi arsenal. Los tengo
en dos tamaños, dependiendo del sensor de la cámara que vaya a usar.
A veces puede ser interesante mover el filtro mientras la cámara está haciendo la foto. Esto te permite
ir ajustando la cantidad de luz que restas en cada parte de la escena. También te ayuda a evitar que
quede marcada en la foto la línea de transición entre tonos oscuros y claros.
Pero te aviso de antemano: no es nada fácil de realizar. Es muy difícil controlar cómo va a quedar la
foto final y requiere de mucha práctica.
Si tienes interés en practicar esta técnica, te sugiero que le eches un vistazo a “El uso de los filtros en
movimiento”, un artículo de mi amigo José B. Ruiz en el que lo explica con todo lujo de detalles.
Nikon D4s | 28mm | f/5.6 | 1/800s, 1/200s, 1/50s | ISO 100 | 6500K
Esta técnica te permite estirar artificialmente el limitado rango dinámico de tu cámara para poder
acceder a un nuevo mundo de posibilidades. Un mundo al que antes no podías llegar como
consecuencia de las limitaciones de tu cámara.
Por desgracia, tienes que pagar un pequeño precio. Al ampliar el rango dinámico capturado,
inevitablemente se producirá una reducción del contraste en determinados tonos. Para evitarlo, siempre
puedes ajustar el contraste durante la edición.
Otro de los grandes inconvenientes del horquillado es que todos los elementos de tu escena deben estar
estáticos ya que cada toma debe ser idéntica a las demás, exceptuando en lo que se refiere a la
exposición.
Si puedes utilizar un filtro, puedes capturar la escena en una sola foto y, además, mantienes el
contraste por zonas.
Los filtros son ideales para aquellas escenas en las que los tonos oscuros y los claros están separados
por una línea recta, como por ejemplo sucede con los paisajes que incluyen el horizonte.
En cambio, en escenas con una distribución de los tonos más compleja, como la de las fotografías
siguientes, utiliza la técnica del horquillado.
Nikon D4s | 20mm | f/8 | 10s (foto subexpuesta), 86s (foto sobreexpuesta) | ISO 200 | 9100K
La escena que se ve en las fotografías contiene tres zonas tonales delimitadas por las transiciones
bruscas que se producen en sus bordes: el mar, las rocas y el cielo.
Necesitarías un filtro personalizado para poder captar esta escena en una sola exposición.
Sin embargo, si estuvieras allí viendo la escena tú mismo, serías capaz de apreciar detalle en las tres
zonas porque tus ojos se acostumbran fácilmente a la diferencia de iluminación.
En este caso, para capturar una imagen parecida a lo que ven tus ojos, deberás utilizar la técnica del
horquillado.
Cómo hacer un horquillado
¡Está chupado!
Te recomiendo utilizar un buen trípode y una buen rótula, aunque también puedes utilizar esta técnica
a mano alzada (si tienes buen pulso). En este caso yo utilizo una velocidad alta y el modo de disparo
en ráfaga activado.
En cuanto al trípode...
Lo suficiente para aguantar el peso de tu cámara y tu objetivo. La idea es que sea un soporte muy
estable incluso en condiciones de viento o cuando quieras meterte en el agua, en la orilla de un río o
del mar. Yo utilizo el Gitzo 4542 Systematic junto con la rótula Kirk Enterprise BH-1.
Tienes que hacer varias tomas de la misma escena con diferentes exposiciones. Así que es esencial que
el encuadre sea siempre el mismo. ¡Tu cámara no puede moverse!
Sí, ya sé que tanto Lightroom como Photoshop incluyen herramientas muy potentes que son capaces
de superponer y alinear fotos que tengan una ligera desviación. Pero cuanto menor sea esa desviación,
mucho mejor. Y si no hay desviación, ¡genial!
Asegúrate de hacer 3 tomas como mínimo, aunque yo prefiero hacer 5 para maximizar la exactitud.
Un mayor número de tomas te permite obtener una distribución tonal más equilibrada durante el
revelado y procesado.
Veamos cómo se traduce esto usando el ejemplo anterior. En este caso, he realizado 3 tomas.
Nikon D4s | 20mm | f/8 | 10s (-1EV), 20s (0EV), 40s (+1EV) | ISO 200 | 9100K
La diferencia de exposición entre cada toma varía según el gusto de cada fotógrafo, pero a mí me gusta
que sea de un paso, idealmente variando la velocidad de obturación (y dejando constantes la apertura y
el ISO).
Recuerda que cada paso implica doblar (+1 paso) o dividir por dos (-1 paso) la luz que capturada por el
sensor.
-2 pasos (-2EV) < -1 paso (-1EV) < 0 < +1 paso (+1EV) < +2 pasos (+2EV)
TRUCOS
Puedes usar el horquillado para reducir el ruido en las sombras. Aunque tu escena no sea de alto
contraste, al reducir el ruido en las sombras tu foto final mejora.
¿Te has fijado que la mayoría de las imágenes presentan más ruido en las sombras que en las luces?
Puedes evitarlo fácilmente combinando una toma correctamente expuesta sobre una toma ligeramente
sobreexpuesta.
Una vez en casa, ponte delante del ordenador y sigue los pasos que te enseña Antonio J. Prado en el
siguiente vídeo para fusionar las tomas en Photoshop: Introducción al blending de imágenes usando
máscaras de luminosidad.
2430 ejemplos prácticos de exposición
A mí me encanta la teoría, pero reconozco que como mejor se aprende es viendo ejemplos y
practicando.
Así que no se me ocurre mejor forma de ayudarte a asimilar los conocimientos de este artículo que
mostrándote multitud de ejemplos con fotos reales, fotos que he hecho yo mismo.
Bueno, a lo mejor estoy exagerando un poco. Pero lo que sí te prometo es que aprenderás a exponer.
Mi meta es que aprendas la lógica y el flujo de decisiones que me llevaron a capturar tanto el efecto
como la exposición que quería. De esta forma no habrá escena que se te resista.
¡A ataque!
Fotografía de Vía Láctea (1)
Cuando fotografías la Vía Láctea, tu objetivo es capturar las estrellas como grandes puntos brillantes
durante el tiempo de exposición.
Esto implica que, por un lado, te interesa utilizar una velocidad de obturación lenta. A menor
velocidad, más brillantes y grandes serán las estrellas.
Pero, como aprenderás en la guía sobre cómo fotografiar rastros de estrellas, la rotación de la Tierra
causa que a partir de una determinada velocidad límite las estrellas no queden como puntos en la foto,
sino como trazos.
Para usar la regla de los 500 simplemente divide 500 por la focal efectiva (focal × factor de recorte)
que utilices y obtendrás la velocidad máxima (más lenta) que te permitirá evitar los rastros de estrellas.
Es muy fácil de calcular pero tiene el inconveniente de que falla en las cámaras modernas con muchos
megapíxeles.
La regla NPF es más exacta, pero más complicada. Tiene en cuenta la medida de los píxeles de la
cámara, la apertura, la distancia focal y la declinación de las estrellas. Para calcularla puedes utilizar la
calculadora de estrellas como puntos de PhotoPills. ¡Puedes hacerlo incluso con la Realidad
Aumentada!
Normalmente, la velocidad máxima es inferior a los 35s. Y teniendo en cuenta las condiciones de poca
luz (es de noche), debes utilizar la mayor apertura que te permita tu objetivo (f/2.8, f/4…) para
capturar la máxima cantidad de luz.
Recuerda que cuanto mayor sea apertura, más luz y más estrellas capturarás.
Al utilizar una focal corta (14-35mm) para capturar la mayor parte del paisaje y del cielo, y una
apertura grande para capturar el máximo de luz, puedes maximizar la profundidad de campo enfocando
a la distancia hiperfocal.
Finalmente, elige el valor del ISO que te dé una foto correctamente expuesta. Lo normal es que uses
ISOs elevados (800, 1600, 3200, etc.), así es que presta mucha atención al ruido que se genere.
Por tanto, fija primero la apertura y la velocidad para obtener la foto que deseas. Después, haz varias
fotografías de prueba y revisa el histograma para ajustar el ISO que te dé la exposición correcta.
Equipo: Cámara (mejor de formato completo), objetivo gran angular, intervalómetro, trípode y rótula
robustos, linternas, LEDs y sistemas anti humedad (echa un vistazo al equipo para fotografiar la Vía
Láctea).
Configuración cámara: En RAW. Desactiva la función de estabilización de imagen de tu objetivo si
tiene esta función.
Focal: Distancia focal pequeña (10mm, 14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo de paisaje y de
cielo posible.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: No puedes medir la luz porque no hay. Determina la exposición haciendo fotos de
prueba y revisando el histograma para comprobar que es la adecuada.
Apertura: La mayor que te permita tu objetivo (f/2.8 es genial). Necesitas capturar la máxima luz
posible durante el tiempo de exposición. Recuerda que una apertura grande te permite capturar más
estrellas, y que sean más grandes y más luminosas.
Velocidad: La máxima posible pero evitando los rastros de estrellas. Calcúlala con la regla NPF, la
regla de los 500 o con PhotoPills. Normalmente por debajo de los 30-35s.
ISO: Utiliza el mayor ISO posible (1600, 3200, 6400) con el que tu cámara no produzca demasiado
ruido. Al igual que en la apertura, necesitas un ISO alto para capturar más luz.
Balance de blancos: Manual. Empieza con 3900K si no hay contaminación lumínica o 3400K si la hay,
y después ve ajustando según el resultado. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca a la distancia hiperfocal para maximizar la profundidad de campo.
Iluminación: Ilumina el primer plano si es necesario. Si te atreves, puedes utilizar la luz de la Luna
como sistema de iluminación. Planifica tu sesión fotográfica para que esa noche la Luna tenga poca
elevación y aporte luz de forma lateral a la escena.
Haz la foto, revisa que todo esté enfocado y con la iluminación que quieres. En caso contrario, vuelve
a enfocar a la hiperfocal y/o rectifica la iluminación.
Asegúrate de que la foto está correctamente expuesta (revisa el histograma). En caso contrario, ajusta
el ISO en consecuencia.
Si quieres hacer fotos espectaculares de la Vía Láctea, encontrarás todos los secretos en nuestra guía
“Cómo hacer fotos contagiosas de la Vía Láctea”.
Cuando estás fotografiando fauna salvaje, las posibilidades de poder acercarte a tu sujeto son mínimas.
Por lo tanto, vas a tener que utilizar un súper teleobjetivo (300-600mm).
Pues que la profundidad de campo que obtienes en la foto es muy reducida. Por lo que puedes verte
tentado de cerrar la apertura para aumentar la profundidad de campo.
¿Por qué?
La culpa la tiene la rápida velocidad (por debajo de 1/1000s) que debes utilizar para congelar el
movimiento del animal (o animales).
Al utilizar una velocidad rápida, tienes que utilizar aperturas mayores e ISOs elevados (e incluso
añadir luz con un teleflash) para que el sensor capture la luz adecuada para obtener una exposición
correcta.
Equipo: En cuanto a la cámara, depende del tipo de fauna. Generalmente recomiendo cámaras APS-C
o Micro 4/3, pero en esta foto utilicé una de formato completo. Necesitas un súper teleobjetivo, un
trípode y una rótula (idealmente tipo gimbal) robustos. Al utilizar una rótula tipo gimbal consigues
fluidez y seguridad en tus movimientos.
Configuración cámara: En RAW. Activa la función de estabilización de imagen si tu objetivo la
incorpora.
Focal: Una focal larga para acercar al máximo el sujeto.
Modo de exposición: Prioridad a la Apertura (A o Av).
Modo de medición: Modo de medición puntual enfocando centrado en el ave y luego reencuadrando.
En cualquier caso, evalúa la luz y selecciona los parámetros teniendo en cuenta el fondo de la imagen.
Si el ave está a “contracielo” compensa la exposición 1 paso (+1EV) para asegurar una buena
exposición. Siempre dependerá del color del ave. Si es blanca el factor corrector tiene que ser mayor.
Si es negra, apenas tienes que compensar la exposición.
Modo de enfoque: Para aves en vuelo, utiliza el modo de enfoque continuo (AF-C), con prioridad al
disparo. De esta manera consigues tener al ave enfocada en todo momento. Todo resulta más sencillo
si empiezas a enfocar cuando el ave aún está lejos.
Apertura: Una apertura grande para poder utilizar una velocidad rápida.
Velocidad: 1/1000s o superior si quieres congelar el vuelo. Si, por el contrario, quieres añadir
movimiento, redúcela hasta 1/500s más o menos para dejar las alas movidas y dar una sensación de
velocidad en el individuo.
ISO: Empieza con un ISO bajo y súbelo en función de las condiciones de luz en las que te encuentres.
Lo más importante es que conozcas los límites de tu cámara. Vale más que abandones y vuelvas otro
día cuando las condiciones sean mejores que desmoralizarte por los resultados obtenidos.
Balance de blancos: Manual. Depende de la hora del día y de la calidad de la luz. Aunque siempre lo
puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca en los ojos del ave. De esta manera conseguirás que toda la cabeza esté en
foco. En esta ocasión, estaba dentro de un escondite (hide en inglés) por lo que podía trabajar a la
altura del ave, y conseguir así una toma más atractiva visualmente.
En este tipo de fotografía (y en todos, sinceramente) es muy cómodo tener el disparo disociado del
enfoque. Así, enfocas con el botón trasero de bloqueo de la exposición (AEL o AE-L) y sólo utilizas el
disparador para hacer la foto.
Haz la foto, revisa que todo esté enfocado y con la iluminación que quieres. En caso contrario y
siempre que puedas volver a hacer la foto, compensa la exposición y asegúrate de que la foto esté
correctamente expuesta (revisa el histograma).
Conseguirás mejores resultados evitando las horas centrales del día. La mejor hora es al amanecer o
atardecer, donde la luz cálida da un toque especial al resultado final.
Como habrás supuesto, en este tipo de fotografía el disparo en ráfaga es crucial. Activa el modo de
disparo en ráfaga (y si puedes elegir la velocidad de la ráfaga, que sea alta (High en inglés).
En esta fotografía en concreto, cuando esperaba en el escondite (hide en inglés) tenía preparada una
APS-C, un duplicador 1,4x y un 500mm fijo. Cuando vi que el ave seguía acercándose, algo fuera de
lo normal, quité rápidamente el duplicador.
Pero intuía que el ave no se alejaría, sino que se acercaría más. El problema es que si esto era así, mi
ASP-C sólo me iba a permitir capturar un simple retrato y no el ave entera. Así que cambié
rápidamente el cuerpo y monté una cámara de formato completo (full frame en inglés).
El resultado está a la vista. Si hubiera tardado un par de segundos más o el ave se llega a acercar un
poco más cerca no hubiera conseguido que entrase en el encuadre.
Nikon D700 | 500mm | f/4.8 | 1/30s | ISO 1600 | Temperatura “luz de día”
La fotografía de Luna de larga distancia requiere una gran estabilidad y una distancia focal larga.
Tienes que utilizar un súper teleobjetivo (entre 300mm y 600mm, por ejemplo).
Como en la fotografía de fauna, la profundidad de campo que obtienes en la foto es muy reducida y
además tienes el problema de la estabilización del equipo.
Los parámetros de este tipo de fotografía no difieren mucho de la anterior, exceptuando la velocidad.
Aquí puedes llegar a velocidades de pocos segundos sin que la Luna te salga movida en el fotograma.
En resumen, los pasos a seguir para hacer la foto son:
Equipo: Recomiendo una cámara APS-C o Micro 4/3 para aprovechar el factor de recorte. Trípode,
teleobjetivo y disparador.
Configuración cámara: En RAW. Activa la función de estabilización de imagen si tu objetivo la
incorpora.
Focal: Una focal larga, a partir de 300mm. Mejor si está estabilizada.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Modo de medición puntual.
Apertura: f/5.6 y f/8 con las que cierras el diafragma hacia el punto dulce del objetivo y obtienes una
imagen nítida. El punto dulce de tu objetivo es el número f en que el objetivo te ofrece la máxima
nitidez a la vez que reduce las distorsiones y las aberraciones cromáticas. Encontrarás este punto
cerrando 1 o 2 pasos la apertura más abierta.
Velocidad: Adáptate a la luz existente, teniendo en cuenta que puedes usar una velocidad de hasta 2s
sin que la Luna quede movida.
ISO: El mínimo posible, teniendo en cuenta que el tiempo máximo de exposición que puedes usar es
de 2s la Luna no aparezca movida. Si el exposímetro no está centrado en el cero, sube el ISO
paulatinamente, siempre dentro de los límites de ruido que genere tu cámara.
Balance de blancos: Manual. Depende de la hora del día y de la calidad de la luz. Aunque siempre lo
puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca al elemento que quieres destacar en primer plano. Si la distancia es lo
suficientemente larga, la Luna quedará enfocada también. Por ejemplo, con una cámara de formato
completo (full frame en inglés) y usando una distancia focal de 500mm y una apertura de f/5.6, la
distancia hiperfocal es de 1.473m (la puedes calcular con la calculadora de profundidad de campo de
PhotoPills). Si el elemento está a esa distancia (o superior) consigues enfoque a infinito.
En este tipo de fotografía la estabilización del equipo es imprescindible. Utiliza un trípode y un bolsita
llena de piedras (bean bag en inglés) dependiendo de la superficie y el viento. Necesitas un disparador
remoto o un intervalómetro para disparar con garantías de éxito. ¡Hay que evitar las vibraciones a toda
costa!
Haz la foto, revisa que todo esté enfocado y con la iluminación y contraste que buscas. En caso
contrario, compensa la exposición y asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta (revisa el
histograma). La Luna llena sólo sale una vez al mes, comprueba los resultados ampliando la imagen
resultante.
Un truco interesante en este tipo de fotografía es levantar de espejo. Aunque la cámara esté sobre un
trípode el peso del cuerpo más el del objetivo puede jugarte una mala pasada. Para saber cómo levantar
(o bloquear) el espejo de tu cámara te recomiendo que consultes el manual de instrucciones y veas
dónde está la opción dentro de los menús. Este truco, lógicamente, no vale en las cámaras sin espejo...
:P
Esta foto es única por el resultado inesperado. Recordando a Cartier-Bresson y su momento decisivo,
éste lo fue realmente.
Es la única imagen en la que las dos chicas (que venían de fiesta y están desenfocadas) se apartaron de
la línea imaginaria entre mi cámara y la amazona.
Fue una verdadera suerte conseguir esta imagen ya que, aunque no era su intención, las dos chicas
completan el encuadre de la amazona y la Luna.
El contraste que se crea al resaltar una silueta con la luz brillante de la Luna hace de este tipo de
fotografía una cuna interminable de ideas. Utilizando la Luna como escenario tienes todo un libro de
historias.
Es, de nuevo, un tipo de fotografía que necesita el uso de un súper teleobjetivo (300-600mm).
La silueta no es más que el resultado de exponer para la luz de la Luna, eligiendo el color y la textura
de la Luna frente a la luz ambiente. Si expones para esta última, la Luna te quedaría sobreexpuesta y
sin detalle.
Normalmente hago este tipo de fotografías durante el crepúsculo náutico (cuando el Sol está por
debajo de los -6 grados de elevación), aunque también se pueden hacer en el tramo final de la hora
azul. Entender la luz natural en cada momento del día te ayuda a saber qué tipo de fotos puedes hacer.
Al utilizar una velocidad rápida para capturar la Luna, puedes incluir en tu encuadre un sinfín de
elementos. Como puedes ver en la imagen, puedes incluso congelar el vuelo de una cometa.
Y si te atreves, puedes ir un paso más allá y grabar un vídeo utilizando las siluetas de Luna para contar
una historia. En este artículo te enseñamos cómo crear vídeos sorprendentes con siluetas de Luna.
Equipo: Recomiendo una cámara APS-C o Micro 4/3 para aprovechar el factor de recorte. Trípode,
súper teleobjetivo y disparador.
Configuración cámara: En RAW. Activa la función de estabilización de imagen si tu objetivo la
incorpora.
Focal: Una focal larga, a partir de 300mm. Mejor si está estabilizada.
Distancia de disparo: El tamaño de la Luna con respecto al sujeto depende sólo de la distancia de
disparo. Para calcular la distancia de disparo usa esta fórmula: 100 × diámetro de la Luna en metros.
Por ejemplo, si la barraca de piedra tiene una base de 10m de ancho y una altura de 7m, una Luna de
10m de diámetro te viene fenomenal. Así que para tener una luna de 10m, necesitas colocarte a 1000m
(100 × 10 metros). ¡Así de fácil! Nosotros la llamamos la “regla de los 100”. :)
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Modo de medición puntual porque prima la exposición correcta de la Luna. Como
el cielo está oscuro, si usas otro sistema de medición, el fotómetro puede confundirse, produciendo una
imagen con la Luna sin detalle.
Apertura: Para lograr bastante detalle y nitidez te recomiendo que utilices aperturas intermedias,
usando f/8 como punto de partida. Pero si utilizas un súper teleobjetivo luminoso, empiezas a tener
suficiente detalle a partir de f/5.6.
Velocidad: Si la velocidad es muy lenta la Luna y los protagonistas salen movidos. Te recomiendo que
uses una velocidad en torno a 1/250s para conseguir congelar el movimiento de las personas. Aunque
va en contra de la regla entre la distancia focal y la velocidad mínima, el caso de la Luna es diferente.
ISO: Es preferible empezar con el ISO base (el más bajo) de tu cámara e ir subiéndolo a medida que la
velocidad sea menor de 1/125s. A veces es preferible subir un paso el ISO que abrir el diafragma, para
controlar la profundidad de campo o la nitidez general de la imagen. Recuerda que debes conocer los
límites de sensibilidad de tu cámara (ruido).
Balance de blancos: Manual. Depende del momento de la captura. Vas a hacer esta imagen antes de
que salga el Sol o después de que se haya puesto. Por tanto, una temperatura cálida puede reforzar el
color anaranjado de la Luna siempre que tu composición incluya la Luna cerca del horizonte. Por el
contrario, cuando la Luna está bastante alta, selecciona una temperatura de 4000K aproximadamente si
quieres mantener una temperatura que esté equilibrada con su color natural. Aunque siempre lo puedes
corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca al elemento que quieres destacar en primer plano. Si la distancia es lo
suficientemente larga, la Luna quedará enfocada también. Por ejemplo, con una cámara de formato
completo (full frame en inglés) usando una distancia focal de 500mm y una apertura de f/5.6, la
distancia hiperfocal es de 1.473m (la puedes calcular con la calculadora de profundidad de campo de
PhotoPills). Si el elemento está a esa distancia o superior consigues que todo en el encuadre esté
enfocado a infinito. En este caso estaba a unos 1.500 metros de la barraca, por lo que la Luna sale
enfocada. La sensación de desenfoque de la Luna no es más que el efecto de la atmósfera cercana a la
superfície de la Tierra que enturbia la visión cuando la Luna está a una altura tan baja.
En este tipo de fotografía la estabilización del equipo es imprescindible. Utiliza un trípode y un bolsita
llena de piedras (bean bag en inglés) dependiendo de la superficie y el viento. Necesitas un disparador
remoto o un intervalómetro para disparar sin mover nada. ¡Evita las vibraciones como sea!
Haz la foto, revisa que todo esté enfocado y con la iluminación y contraste que buscas. En caso
contrario, compensa la exposición y asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta (revisa el
histograma). La Luna no te espera: verás lo rápido que avanza a lo largo de tu encuadre.
Como se puede apreciar en esta imagen, quise añadir la sensación de movimiento con la incorporación
de una cometa. El rápido paso de la Luna casi deja sin salir en escena a la persona que sujeta la
cometa.
Nikon D7100 | 500mm | f/8 | 1/250s | 400 ISO | 6700K | Multiplicador 1,4x
Es relativamente fácil de hacer una foto a la superficie de la Luna ya que, al no contener ningún
elemento más, sólo tienes que centrarte en exponer correctamente un sujeto.
Requiere una gran estabilidad y una focal larga. Por lo tanto, tienes que utilizar un súper teleobjetivo
(300-600mm).
No fotografíes la Luna únicamente cuando esté llena. Las fases anteriores o posteriores acentúan el
contraste de los cráteres y puedes observar con más detalle el volumen de la superficie lunar.
En este caso aproveché para incluir a Marte (ese punto diminuto que está a la izquierda) en el encuadre
junto con la Luna creciente.
Fotografía las diferentes fases de la luna con los mismos parámetros. Verás que al juntarlas en una sola
imagen (composite en inglés) obtendrás una composición de estética sorprendente.
Capturar una foto de rastros de estrellas en una sola exposición es un reto para cualquier fotógrafo y
para cualquier sensor, dependiendo de su comportamiento frente al ruido. Pero también es una
experiencia muy gratificante y emocionante que te recomiendo vivir.
En nuestra guía sobre cómo fotografiar rastros de estrellas encontrarás muchos más ejemplos y
explicaciones paso a paso.
En este caso, y al contrario que al fotografiar la Vía Láctea, la idea es que las estrellas aparezcan como
trazos y no como puntos.
Teniendo en cuenta las condiciones de poca luz (es de noche) en las que te encuentras, usa la mayor
apertura que te permita tu objetivo (f/2.8, f/4…) para capturar la máxima cantidad de luz. A mayor
apertura, más luz y más estrellas capturarás.
Cuida la composición incluyendo un primer plano llamativo que realce los rastros de estrellas.
Incorpora en tu encuadre un árbol, una edificación o un modelo y tu imagen final será potente.
Al utilizar una focal corta (14-35mm) para capturar la mayor parte del paisaje y del cielo, y una
apertura grande para capturar el máximo de luz, puedes maximizar la profundidad de campo enfocando
a la distancia hiperfocal.
Finalmente, elige el valor del ISO que te dé una foto correctamente expuesta. Lo normal es que uses
ISOs bajos (100-200) para evitar el ruido en la larga exposición.
En este tipo de fotografía, te recomiendo hacer una prueba de exposición de pocos segundos (20-30s) a
una sensibilidad alta (ISO 1600, 3200). Una vez que consigas una foto correctamente expuesta, baja el
ISO y aplica la ley de reciprocidad para calcular la velocidad equivalente. Para los cálculos puedes
utilizar la calculadora de exposición de PhotoPills.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor), objetivo gran angular, intervalómetro, trípode y
rótula robustos, linternas, LEDs y un sistema anti humedad (echa un vistazo al equipo para rastros de
estrellas).
Configuración cámara: En RAW. Desactiva la función de estabilización de imagen.
Focal: Una focal pequeña (10mm, 14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo de paisaje y de cielo
posible. Desactiva también la reducción de ruido para largas exposiciones, si tu cámara tiene esta
función. La reducción se aplica el mismo tiempo que la duración de la fotografía, así que en una
imagen de 20s, en la mayoría de las cámaras tendrás que esperar otros 20s para que la cámara procese
la imagen intentando eliminar ruido.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: No mides la luz. En su lugar, determina la exposición haciendo fotos de prueba y
revisando el histograma para comprobar que la exposición es la adecuada. Puedes hacer los cálculos de
reciprocidad con la calculadora de exposición de PhotoPills.
Apertura: Si utilizas la apertura más abierta de tu objetivo (por ejemplo f/2.8), puedes capturar muchas
estrellas. Pero puede que la velocidad no sea tan lenta como quieres, obteniendo rastros más cortos de
lo que buscas. En ese caso, cierra un poco la apertura (1 o 2 pasos de luz). A lo mejor no capturas
tantas estrellas, pero obtendrás rastros de estrellas más largos y estrellas más nítidas al cerrar el
diafragma hacia el punto dulce del objetivo.
Velocidad: La máxima posible para poder sacar la longitud máxima de los rastros de estrellas. Una
velocidad de 30-60min es más que suficiente.
ISO: Teniendo en cuenta que disparas una sola exposición muy larga para obtener una determinada
longitud de rastros de estrellas, son la velocidad y el ruido los que establecen los valores de apertura e
ISO que puedes utilizar. El mayor problema que tienes es el ruido. Por lo tanto, mantén el valor ISO lo
más bajo posible (100, 200). A continuación, elige la apertura que corresponda para obtener la
velocidad deseada.
Balance de blancos: Manual. Si quieres capturar los colores reales de las estrellas y la escena
directamente con la cámara, te recomiendo que empieces con los siguientes valores y los vayas
ajustando a tu gusto: 3900K con cielo oscuro y 3400K con contaminación lumínica. Aunque siempre
lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca a la distancia hiperfocal para maximizar la profundidad de campo.
Iluminación: Ilumina el primer plano si es necesario. Si te atreves, puedes utilizar la luz de la Luna
como sistema de iluminación. Planifica tu sesión fotográfica para que esa noche la Luna tenga poca
elevación y aporte luz de forma lateral a la escena.
Haz la foto, revisa que todo esté enfocado y con la iluminación que quieres. En caso contrario, vuelve
a enfocar a la hiperfocal y/o rectifica la iluminación.
Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta (revisa el histograma). En caso contrario, ajusta
el ISO en consecuencia.
Si quieres hacer fotos espectaculares de rastros de estrellas, encontrarás todos los secretos en nuestra
artículo “La guía definitiva para crear imágenes de rastros de estrellas hipnóticas”.
Nikon D4s | 14mm | f/4 | 15s (1h 20min de tiempo de exposición total) | 800 ISO | 3250K | 320 fotos
editadas en Lightroom y apiladas con StarStaX
Hacer fotos de rastros de estrellas con múltiples tomas tiene muchas ventajas con respecto a hacerlas
en una sola exposición.
Una de las ventajas de capturar múltiples exposiciones cortas y después juntarlas en un único
fotograma es evitar que el sensor se sobrecaliente. De este modo consigues una imagen sin ruido
térmico. Además es más fácil quitar elementos que estorben como trazas de aviones, satélites u otras
fuentes de luz, así como vibraciones del trípode.
También tienes más control sobre la iluminación del primer plano porque puedes añadir luz en la
primera y última foto. Así, tienes dos opciones para escoger la foto base.
Además, la noche es mucho más productiva ya que te puedes volver a casa con una foto, un timelapse
y el resultado de la suma de las fotos que hagas. ¡Una buena sesión!
Una vez más, en nuestra guía sobre cómo fotografiar rastros de estrellas encontrarás explicaciones
paso a paso y muchos más ejemplos.
Para exponer este tipo de imagen, haz una foto de prueba con una apertura muy abierta (f/2.8 por
ejemplo), un focal corta (14mm por ejemplo), una velocidad de 20-30s y un ISO alto (1600-6400).
Revisa el histograma y, si fuera necesario, ajusta la velocidad o el ISO para obtener una foto
correctamente expuesta.
Una vez que tengas la exposición que quieres, sólo tienes que dejar que la cámara siga capturando
fotos durante horas.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor), objetivo gran angular, intervalómetro, trípode y
rótula robustos, linternas, LEDs y sistemas anti humedad (echa un vistazo al equipo para rastro de
estrellas).
Configuración cámara: En RAW. Desactiva la función de estabilización de imagen.
Focal: Una focal pequeña (10mm, 14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo de paisaje y de cielo
posible. Desactiva también la reducción de ruido para largas exposiciones, si tu cámara tiene esta
función. La reducción se aplica el mismo tiempo que la duración de la fotografía, así que en una
imagen de 20s, en la mayoría de las cámaras tendrás que esperar otros 20s para que la cámara procese
la imagen intentando eliminar ruido.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: No mides la luz. En su lugar, determina la exposición haciendo fotos de prueba y
revisando el histograma para comprobar que la exposición es la adecuada.
Puedes hacer los cálculos de reciprocidad con la calculadora de exposición de PhotoPills.
Apertura: Utiliza la apertura más abierta de tu objetivo (f/2.8 por ejemplo) para capturar muchas
estrellas.
Velocidad: Depende de cómo quieres la fotografía final. Puedes hacer fotos utilizando la regla NPF o
la regla de los 500 para tener las estrellas como puntos o bien utilizar velocidades más lentas si te da
igual que las estrellas muestren movimiento. Al final, vas a utilizar un programa para apilar las fotos y
conseguir la imagen final de rastros de estrellas. Puedes usar la calculadora de rastros de estrellas de
PhotoPills para calcular la velocidad total que necesitas para obtener una determinada longitud de los
rastros de estrellas.
ISO: Si realizas múltiples exposiciones para obtener una determinada longitud de rastros de estrellas,
son la velocidad y el ruido los que establecen los valores de apertura e ISO que puedes utilizar. El
mayor problema que tienes es el ruido. Por lo tanto, mantén el ISO entre 400 y 1600, dependiendo de
la cantidad de luz con la que trabajes. Si deseas capturar el color de las estrellas, no pases de ISO 1600.
De esta forma conservarás los colores de las estrellas. Si subes demasiado el ISO las sobreexpondrás y
te quedarán trazos blancos.
Balance de blancos: Manual. Empieza con 3900K si no hay contaminación lumínica y 3400K si la hay,
y después ve ajustando según el resultado. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca a la distancia hiperfocal para maximizar la profundidad de campo.
Iluminación: Ilumina el primer plano si es necesario. Si te atreves, puedes utilizar la luz de la Luna
como elemento de iluminación. Planifica tu sesión fotográfica para que esa noche la Luna tenga poca
elevación y aporte luz de forma lateral a la escena. En este tipo de fotografía ilumina tan sólo, si hace
falta, la primera y la última imagen. Posteriormente, decide cuál te gusta más y úsala de fotografía
base.
Revisa que todo esté enfocado en la primera foto. Haz todas las pruebas al principio ya que, al
empezar, no podrás cambiar nada. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta (revisa el
histograma). En caso contrario, ajusta el ISO en consecuencia.
Si quieres hacer fotos espectaculares de rastros de estrellas, encontrarás todos los secretos en “La guía
definitiva para crear imágenes de Rastros de Estrellas hipnóticas”.
Nikon D700 | 500mm | f/8 | 1/40s | ISO 200 | 6850K | Panorámica de 10 fotografías
Una vez más es importante recordar que la luz es el elemento indispensable para realizar una
fotografía. Las fotografías hechas con luz solar cambiarán su apariencia según cambie la elevación del
Sol.
Conocer las fases de luz en que se divide el día, dependiendo de la elevación del Sol, te permite
conocer qué luz te vas a encontrar en cada momento. De esta manera sabes cuándo es el mejor
momento para hacer una foto u otra.
Los mejores momentos para fotografiar un paisaje son cuando el Sol está bajo, cerca del horizonte,
dándote una luz inmejorable para realzar colores, formas y texturas.
La fase de luz que disfrutas con el Sol cerca del horizonte se denomina hora dorada (elevación del Sol
entre 6 y -4 grados). Durante este momento del día, el cielo se vuelve brillante, las nubes pueden coger
colores anaranjados, amarillos, magentas, rojos y azules. La luz es suave y difusa.
Acto seguido el cielo se vuelve más azulado al entrar en lo que se denomina la hora azul. Este
momento sucede cuando el sol está entre -4 y -6 grados por debajo del horizonte.
No te preocupes en memorizar los grados, PhotoPills te indica las horas exactas de la hora dorada y la
hora azul para una localización específica.
Nikon D4s | 14mm | f/5.6 | 10s | ISO 200 | 7500K | Panorámica de 4 fotografías | Filtro ND64 (6 pasos)
y filtro GND 0.9 (3 pasos) para equilibrar el cielo con el primer plano, más en sombra.
“El uso de los filtros resulta indispensable cuando afrontamos con seriedad la fotografía de paisaje” -
José B. Ruiz
Esta frase de José B. Ruiz, gran fotógrafo y amigo, nos deja con la duda razonable de lo qué se
entiende por “seriedad”. Para mí, la seriedad de la que habla José Benito es el control avanzado de la
exposición.
Los de densidad neutra (neutral density en inglés o ND). Pueden ser circulares de rosca o cuadrados
(también llamados de hoja).
Los degradados de densidad neutra (graduated neutral density o GND filter en inglés) que restan la luz
gradualmente a lo largo de su superficie. Excepto casos muy excepcionales suelen ser rectangulares (o
de hoja).
La función de un filtro ND es la de reducción de la intensidad de luz que pasa por tu objetivo. Éste
debe ser neutro, sin dominancias de color.
Utilizo los filtros GND para equilibrar los contrastes de la escena. Dependiendo de mi intención elijo
una densidad de filtro u otra. Casi siempre con 3 pasos de luz me es suficiente.
Un portafiltros.
Una anilla para acoplar el portafiltros a tu objetivo.
Un juego de filtros ND y GND.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Un objetivo gran angular si quieres un paisaje
general o un teleobjetivo si buscas captar una abstracción del mismo. Un intervalómetro. Un trípode y
rótula robustos. A veces, dependiendo del apoyo que haga falta puedes utilizar bolsitas rellenas de
piedras (bean bags en inglés) que dan mucha estabilidad.
Configuración cámara: En RAW. Desactiva la función de estabilización de imagen. A veces y
dependiendo de la cámara y el objetivo que uses, puede ser útil levantar el espejo como hice en la foto
de arriba. No obstante, a partir de 1s de exposición esta técnica no es necesaria.
Focal: Depende del tipo de paisaje que quieras hacer. Puedes usar desde una focal pequeña (10mm,
14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo de paisaje y de cielo posible hasta un teleobjetivo o súper
teleobjetivo.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Modo puntual. Mide la zona más brillante de la escena que quieres con detalle y
sobreexpón en 1 o 2 pasos de luz (+1EV o +2EV). Después, reencuadra, enfoca y dispara. Al trabajar
con un filtro degradado, tu intención es equilibrar el contraste de la escena. Por lo tanto, estudia
previamente la escena para comprobar la diferencia de pasos que existe entre las altas luces y las
sombras (sección 9). Una vez conozcas la diferencia de pasos existente coloca el filtro adecuado. Elige
siempre un filtro con menos densidad (menos pasos) de los que has medido en la escena. Así evitas
una imagen poco real en la que, por ejemplo, el cielo quede más oscuro que la parte de la tierra. Una
vez esté puesto el filtro mide en las altas luces y, si es necesario, compensa la exposición.
Apertura: Desde f/4 hasta f/16. Ten cuidado de no pasar de f/16 para no provocar difracción porque
resta enfoque y calidad a la imagen.
Velocidad: Al exponer en modo Manual (M), la velocidad la determina la combinación diafragma-ISO
que selecciones. Aquí entra en juego tu criterio según quieras más o menos luz en la foto. Aunque, por
lo general, te recomiendo usar velocidades lentas. Si utilizas un filtro ND, haz primero una foto de
prueba sin el filtro para obtener la exposición que buscas. Después, calcula la velocidad equivalente al
utilizar el filtro. Puedes utilizar la calculadora de exposición de PhotoPills para calcular la velocidad
que necesitas al utilizar un filtro.
ISO: La fotografía de paisaje suele ir acompañada de trípode, siempre y cuando no lo necesites por
tener otras intenciones como la realización de siluetas a plena luz de día. Por lo tanto, usa el ISO
mínimo que puedas.
Balance de blancos: Manual. Depende de la hora del día y de la calidad de la luz. Aunque siempre lo
puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca a la distancia hiperfocal para maximizar la profundidad de campo.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Imagina que estás ante un atardecer o amanecer efímero y quieres usar un filtro de densidad neutra de
10 o 16 pasos.
Seguramente sólo tendrás una oportunidad de fotografiarlo. ¡Planifica bien la foto para poder
aprovecharla!
Fotografía de retrato sobre fondo blanco (10)
Las orquídeas son una de las especies de flora más fotogénicas, y por su forma esbelta, la Anacamptis
pyramidalis se lleva la palma… ¿Por qué no hacerle un buen retrato con la intención de realzar la
forma y atributos de esta planta?
En este tipo de fotografía el sujeto es el único protagonista. Esta disciplina se practica en el campo, sin
perturbar a los modelos, utilizando solamente la luz de un flash para quemar el fondo.
Es una técnica relativamente sencilla. Un fondo blanco (suelo utilizar una ventana de luz mediana para
quemar completamente el fondo) con un flash detrás, un flash con ventana difusora a 45 grados como
luz principal y un reflector en el lado opuesto al flash principal.
Empieza realizando fotos de prueba hasta conseguir que el fondo quede quemado. Compruébalo en la
pantalla LCD de tu cámara con los “testigos intermitentes” activados. Una vez que la luz de fondo está
correctamente sobreexpuesta (sin que parte de la luz trasera contamine el sujeto) apaga el flash en
contra.
Después, enciende el flash frontal a unos 45 grados y ponlo lo suficientemente cerca para crear
sombras suaves. Haz varios disparos de prueba para ver la cantidad de luz que necesita el flash para
iluminar el sujeto a contraluz (creado por el flash trasero) ajustando únicamente la potencia del flash.
Empieza a 1/16 de potencia y regúlalo paulatinamente.
Ten en cuenta que si cambias el ISO o la apertura varías toda la exposición, incluyendo la luz del
fondo.
Este tipo de retrato hace única a la planta (o modelo), y permite que el espectador la disfrute en todos
los sentidos.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Objetivo macro o teleobjetivo para aislar al sujeto.
Equipo de iluminación: Un flash portátil situado en contra con una ventana difusora, un flash a unos 45
grados del sujeto con otra ventana difusora y un reflector en el lado opuesto.
Configuración cámara: En RAW. Desactiva la función de estabilización de imagen si disparas con
trípode.
Focal: Cualquier focal de macro (60mm a 200mm). Otra opción es una distancia focal a partir de
200mm con un teleobjetivo.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Medición puntual. Haz dos mediciones, una para el fondo (tu intención es dejarlo
blanco) y otra para la flor. La luz del flash es clave para obtener un exposición correcta.
Apertura: Al tener un fondo blanco y sin textura, la apertura puede ser pequeña (f/11, f/16). De esta
manera consigues detalle en toda la flor.
Velocidad: Al exponer en modo Manual (M), la velocidad la determina la combinación diafragma-ISO
que selecciones.
ISO: El más bajo posible para no perder calidad.
Balance de blancos: Manual. Utiliza una tarjeta X-Rite ColorChecker Passport para calibrar la luz y
obtener el color real de la flor. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: En un punto intermedio de la orquídea para que toda la planta quede enfocada.
Haz fotos de prueba para controlar la luz artificial. Revisa que todo esté enfocado y bien expuesto.
Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta (revisa el histograma). En caso contrario, ajusta
la exposición.
Una madre lo es todo. Esta imagen, que de por sí ya tiene un mensaje de ternura, es aún más directa
con el revelado monocromo.
Me gusta mucho hacer retratos sobre fondo negro y en blanco y negro. La modelo está vestida de
negro ya que mi intención es fundir su ropa oscura con el fondo negro. De esta manera solamente
enseño aquello que me interesa: manos, cara y bebé.
Por los ajustes de cámara que hay bajo la foto puedes deducir que esta imagen no está expuesta con luz
estroboscópica. La luz estroboscópica es una fuente luminosa que emite de forma contínua una serie de
destellos muy breves y rápidos. Generalmente, se usa para hacer exposiciones múltiples de las fases de
un movimiento.
En efecto, es una imagen realizada en estudio con la ayuda de una fuente de luz contínua como luz
principal, situada en el lado izquierdo, y de un reflector en el lado opuesto a ésta.
Cuando realizo este tipo de fotografía tengo un ayudante indispensable, mi querido Nikon 85mm f/1.4.
Este objetivo nunca me defrauda. Siempre cumple a las mil maravillas aunque sea difícil de dominar,
sobretodo en su máxima apertura.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Teleobjetivo medio (±85mm).
Equipo de iluminación: Un foco de luz continua (1000W) con ventana difusora y un reflector en el
lado opuesto al foco para aclarar sombras.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Cualquier focal de un rango medio (50mm a 200mm).
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Hazla en modo puntual sobre la piel de la modelo.
Apertura: Elige la apertura más abierta posible para aprovechar de manera artística la poca
profundidad de campo de que dispones.
Velocidad: En este tipo de retratos la velocidad es relativamente lenta debido a la luz continua.
ISO: Una vez tienes la apertura, utilizar el ISO mínimo que te permita una exposición correcta sin que
la fotografía quede movida.
Balance de blancos: Manual. Utiliza una tarjeta X-Rite ColorChecker Passport para calibrar la luz y
obtener el color real de la piel. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca en los ojos del bebé, situado en el mismo plano focal que su madre. Esto te
permite conseguir que los modelos queden enfocados aún abriendo al máximo el diafragma.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Cuando hagas retratos a bebés intenta realizarlos con luz natural o artificial contínua. Así no molestas
al pequeño con las luces estroboscópicas.
Fotografía de retrato a contraluz en exterior (12)
Otro tipo de retratos a contraluz son aquellos en los que utilizas la luz del Sol como elemento de la
imagen. Así, obtienes siluetas sobre fondo luminoso que suelen transmitir dramatismo. También
puedes utilizar el Sol para perfilar al modelo.
En este caso la imagen es un buen ejemplo para que entiendas, junto con el making of de la sesión,
cómo se pueden hacer este tipo de fotografía.
Raquel, la modelo, está a contraluz, en la bocana del puerto Ciutadella de Menorca. Un octobox de
110cm ilumina suavemente a la modelo, mientras el Sol está poniéndose detrás de ella.
Acerqué la fuente de luz y cerré el diafragma para poder usar un tiempo de exposición que sincronizara
bien: 1/250s en este caso. Como Raquel estaba en sombra una potencia del flash a 1/8 fue suficiente
para llenar su cuerpo de luz suave y difusa e iluminarla.
En retrato, no fallo cuando utilizo mi querido Nikon 85mm f/1.4. Es un objetivo espectacular tanto
para retrato como para paisaje.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Teleobjetivo medio (±85mm).
Equipo de iluminación: Flash de estudio alimentado por una batería portátil y con ventana difusora
octobox.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Cualquier focal de un rango medio (50mm a 200mm).
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Hazla en modo puntual para poder medir de manera eficiente la luz y controlar
luego el contraluz. En este caso, mide primero la luz del fondo. Ten en cuenta que la exposición que
buscas para el fondo no tiene que ser una exposición correcta. A veces puede ser interesante tener
fondos sobre o subexpuestos. Una vez tienes expuesto el fondo usa el octobox para cambiar la
intensidad necesaria del flash principal. Utiliza el método “prueba y error” hasta determinar la
intensidad que buscas.
Apertura: Depende de la idea de foto que tienes en mente. En este caso cerré el diafragma para tener
una gran profundidad de campo. Esta foto es una excepción dentro de mis retratos, ya que siempre
abro mucho el diafragma para crear desenfoques y bokehs agradables.
Velocidad: Como señalaba arriba, utilicé la máxima velocidad de sincronización de mi cámara, 1/250s.
ISO: Una vez tienes la apertura, utiliza el ISO mínimo que te permita una exposición correcta sin que
la fotografía quede movida.
Balance de blancos: Manual. Utiliza una tarjeta X-Rite ColorChecker Passport para calibrar la luz y
obtener el color real de la piel. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca en los ojos de la modelo.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Te recomiendo realizar este tipo de fotografía en el transcurso de la hora dorada, cuando la calidad de
la luz es espectacular.
Fotografía de retrato en estudio (13)
Por lo general, cuando trabajas en un estudio no sueles estar completamente a oscuras. Siempre hay
una fuente de luz (un fluorescente, una bombilla...) que se puede convertir en un pequeño obstáculo a
la hora de hacer la fotografía.
Si utilizas una velocidad de obturación de 1/200s o 1/250s (siempre que estén dentro del margen de
sincronización con el flash), consigues que la luz ambiente de la sala o estudio no interfiera en el
resultado final.
El esquema de iluminación de esta fotografía es sencillo. Usé un flash como luz principal a la derecha
de Maty, la modelo, y otro en el lado opuesto a menor potencia para rellenar sombras. A la izquierda
del encuadre y desde el fondo, otro flash con un embudo (snoot en inglés) perfila la parte trasera de
Maty.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Teleobjetivo medio (±85mm) para acercarte
bastante a la modelo.
Equipo de iluminación: Un equipo de tres flashes de estudio a diferente potencia, dos con ventana
difusora rectangular y otro el fondo con un embudo (snoot en inglés) para perfilar la parte de atrás de
la modelo.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Cualquier focal de rango medio (50mm a 200mm).
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: En estudio, utiliza la medición que te dé el fotómetro de mano. Mide la luz del
flash principal (el fotómetro te indica qué combinación de apertura, velocidad e ISO vas a tener para
una intensidad de luz dada). Si tienes el fotómetro de mano a ISO 100 y una velocidad de, por ejemplo
1/250s, el fotómetro te marca la apertura necesaria para esa intensidad de luz dada. Una vez lo sepas,
puedes variar la apertura y la velocidad, siempre teniendo en cuenta la ley de reciprocidad. Puedes
utilizar la calculadora de exposición de PhotoPills para los cálculos si lo deseas.
Apertura: Depende de la idea de foto que tienes en mente. En este caso, cerré el diafragma para tener
un profundidad de campo grande.
Velocidad: Al exponer en modo Manual (M), la velocidad la determina la combinación apertura-ISO
que selecciones y el límite de la velocidad de sincronización de los flashes (1/250s).
ISO: Usa el ISO más bajo que puedas.
Balance de blancos: Manual. Utiliza una tarjeta X-Rite ColorChecker Passport para calibrar la luz y
obtener el color real de la piel. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca en los ojos de la modelo. Lo primero que debería captar la atención del
espectador es una mirada nítida y profunda.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Fotografía de calle (street photography en inglés) (14)
Los días 23 y 24 de junio, los caballos y el gentío llenan las calles de Ciutadella para disfrutar de las
fiestas de Sant Joan. El protagonista absoluto de estas fiestas de tradición centenaria es el caballo de
raza menorquina, de color negro y porte atlético.
Los caballos, junto con sus ávidos jinetes, los caixers, hacen que la gente enloquezca con sus saltos y
piruetas.
En la imagen de arriba el polvo de la arena en suspensión realza aún más el dinamismo de la escena.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). En general, usa una focal fija luminosa cercana a
los 35mm equivalentes. También puedes usar un teleobjetivo como hice yo en este caso.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Para poder aislar bien el caballo utiliza un teleobjetivo.
Modo de exposición: Modo Prioridad a la Apertura (A o Av). La velocidad de movimientos de los
caballos y el paso continuo de la gente requieren rapidez a la hora de exponer. Te sugiero además que
hagas este tipo de fotos usando el disparo en ráfaga para no perder la foto.
Modo de medición: Utiliza el modo puntual sobre el pelaje negro del caballo. Luego, subexpón 1 o 2
pasos (-1EV o -2EV). Tengo que decir que en este tipo de fotografía suelo siempre arriesgar y dar más
interés a la luz del protagonista, sea cual sea el sujeto a fotografiar. En este caso, la luz brillante del
fondo (primera hora de la tarde) resalta aún más la esbelta figura del caixer y su caballo.
Apertura: Elige una apertura grande (dependiendo de tu objetivo, entre la más baja posible y f/5.6)
para poder disparar a una velocidad rápida.
Velocidad: La velocidad la determina la apertura. Al ser una apertura grande, una velocidad de 1/1000s
es lo suficientemente rápida como para congelar la acción del salto.
ISO: Usa el ISO más bajo posible para minimizar el ruido. No lo cambies hasta que la luz disminuya y
te veas en la obligación de abrir más el diafragma. Ajusta primero la velocidad y, por último, el ISO.
En fotografía de calle el momento que quieres captar es casi más importante que la propia exposición.
Muchas veces selecciono el ISO automático limitándolo a un rango en el que el ruido no afecte a la
calidad de la imagen. En mi caso, establezco un intervalo de 100 a 1600 ISO.
Balance de blancos: En manual casi siempre. Pero si te mueves por localizaciones en las que la
temperatura de color varía mucho, ponlo en automático.
Dónde enfocar: En el caso de esta fotografía, en la cabeza del caballo, para asegurar tener los ojos
enfocados.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Como norma general, cuando hago fotografía de calle me gusta quedarme en un sitio concreto y
trabajar con un escenario apropiado. Luego, espero que suceda algo.
Enfoco el escenario con antelación y espero a que pase algo, ese inesperado momento. Es cuestión de
esperar y tener paciencia.
Fotografía de ciudad en hora azul. Efecto estrella y Luna iluminada por luz cenicienta
(earthshine en inglés) (15)
Durante la hora azul el cielo adquiere un color azulado con toques de naranjas y amarillos en el
horizonte. Es un momento mágico para la fotografía de paisaje urbano. Los tonos naranjas de la ciudad
se complementan a la perfección con el azul intenso.
Cerrando el diafragma, como en este caso a f/13, consigues que las luces de las farolas y el faro tengan
esta forma estrellada (starburst en inglés). Este efecto se produce porque la luz se dispersa a través de
las palas del diafragma.
En este caso, usé una distancia focal moderadamente larga para aplanar un poco el elemento urbano y
que la Luna tuviese un protagonismo relevante en la composición.
¿Ves como la parte oscura de la Luna se distingue perfectamente? Esto se produce porque la Tierra
refleja la luz del Sol sobre la Luna en la parte que está en sombra. Esa luz es la luz cenicienta.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Objetivo desde un angular a un teleobjetivo. Un
intervalómetro. Un trípode y rótula robustos. A veces, dependiendo del apoyo que haga falta puedes
utilizar bolsitas rellenas de piedras (bean bags en inglés) que dan mucha estabilidad.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Cualquier focal sirve, depende de la idea que tengas.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Usa la medición puntual en la parte más brillante de la escena que quieras con
detalle. Después, sobreexpón 1 o 2 pasos de luz (+1EV o +2EV). En este caso concreto, medí la luz en
el paseo marítimo de la izquierda que recibe la luz de las farolas.
Apertura: Lo suficientemente cerrada para conseguir una buena profundidad de campo y el efecto
estrella (starburst en inglés) de las luces. Te recomiendo utilizar una apertura a partir de f/11.
Velocidad: La velocidad tiene que ser lo suficientemente lenta para que tu escena esté debidamente
expuesta. En este caso, la medición indica que 2s son suficientes pero puedes llegar hasta los 8s. Un
trípode, un disparador externo y, si tienes una réflex, el bloqueo de espejo (de 1/15s hasta 1s) son
indispensables.
ISO: Al trabajar con tripode, usa el ISO más bajo posible.
Balance de blancos: Depende de la hora del día y de la calidad de la luz. Aunque siempre lo puedes
corregir en la edición. En esta foto opté por 3550K para equilibrar los naranjas de la escena y mantener
el cielo azul.
Dónde enfocar: Enfoca a la distancia hiperfocal para maximizar la profundidad de campo. En este
caso, enfoqué a unos 20m (la hiperfocal estaba a 19,05m). Así pude tener todo enfocado desde más o
menos 9,5m a infinito. Además capturé la costa de la isla de Mallorca perfectamente enfocada.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Fotografía panorámica con bokeh (efecto Brenizer) (16)
Nikon D700 | 85mm | f/1.4 | 1/125s | ISO 200 | 5000K | 57 fotos editadas en Lightroom y cosidas con
PTGui Pro
Cuando miras la foto, tienes la impresión que la imagen se hizo con un gran angular pero con poca
profundidad de campo. Esta foto es el resultado de 57 fotogramas fusionados con el software PTGui
Pro. La peor parte del trabajo fue para mi hija Aina, que tuvo que estar totalmente quieta durante toda
la sesión.
El efecto Brenizer, llamado así por su creador Ryan Brenizer, no es más que una técnica que consiste
en hacer una serie de fotografías con un teleobjetivo luminoso para crear un panorama.
El resultado es impresionante. Consigues una foto con muy poca profundidad de campo, por lo que
parece que has la has hecho con un gran angular. Pero, al mismo tiempo, la imagen tiene el bokeh
característico de cualquier teleobjetivo medio o grande luminoso.
Te recomiendo que uses un objetivo a partir de 85mm y a ser posible con una apertura mínima de
f/2.8. Cuanto más luminoso sea el objetivo, más impresionante será el efecto.
Una noche con un cielo plomizo puede ser atractiva si se avista una tormenta. Los relámpagos son a la
vez fascinantes y peligrosos, por lo que hay que estar a buen recaudo para fotografiarlos. En el caso de
esta foto, la hice desde la ventana de mi dormitorio.
Los relámpagos son bastante impredecibles. Ármate de paciencia y ten la cámara preparada en todo
momento. Además, tu prioridad es capturar el máximo de relámpagos, así es que lo mejor es que optes
por una larga exposición.
Ese día quería capturar un rayo sí o sí. Primero, calculé la exposición para el molino. Después,
configuré el intervalómetro para que realizase una foto de 8s cada 2s. La cámara estuvo 2h trabajando
mientras yo leía tranquilamente una novela acostado en la cama.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Un objetivo gran angular si quieres un paisaje
general o un teleobjetivo si quieres que el rayo ocupe una gran parte del encuadre. Un intervalómetro.
Un trípode y rótula robustos.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Depende del tipo de paisaje que quieras hacer. Puedes usar desde una focal pequeña (10mm,
14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo de paisaje y de cielo posible hasta un teleobjetivo o súper
teleobjetivo.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Medición puntual a los edificios blancos que hay a la derecha del molino para
luego sobreexponer y así no quemar los blancos.
Apertura: Depende de la profundidad de campo que busques, aunque generalmente será bastante para
que tengas enfocado el rayo y su entorno. En este caso cerré a f/5.6 para poder tener una buena
profundidad de campo.
Velocidad: Cada caso es muy particular. Te recomiendo probar varias velocidades hasta conseguir que
los edificios queden correctamente expuestos. En el caso de la fotografía, la velocidad para que los
edificios y el molino quedasen correctamente expuestos fue de 8s.
ISO: Usa el ISO más bajo que puedas.
Balance de blancos: Manual. Depende del tono de las luces artificiales (si las hubiera) y de la calidad
de la luz. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca a la distancia hiperfocal para maximizar la profundidad de campo.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Olympus OM-D E-M1 | 17mm | f/8 | 4min 20s | ISO 200 | 4300K | Adaptador a objetivos Nikon |
Opción Live Composite
La forma más habitual de hacer este tipo de fotografías es disparando en modo Bulb. Mantén el
obturador abierto indefinidamente y, a medida que vayan apareciendo fuegos, tapa el objetivo de
forma intermitente (idealmente con una cartulina negra o, si no tienes, con una camiseta negra). Si no
lo tapas, tu fotografía estará sobreexpuesta.
Hay, además, otro sistema que es el que he utilizado en esta imagen: la función Live Composite que
tienen algunas cámaras Olympus. Este programa te permite visualizar en vivo cómo se va generando la
fotografía al ir añadiéndose las diferentes luces. En la imagen superior puedes ver como el Live
Composite ha ido añadiendo todas las luces nuevas (fuegos artificiales) respetando las del castillo.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Un objetivo gran angular si quieres un paisaje
general o un teleobjetivo si buscas captar una abstracción del mismo. Un intervalómetro. Un trípode y
rótula robustos. A veces, dependiendo del apoyo que haga falta puedes utilizar bolsitas rellenas de
piedras (bean bags en inglés) que dan mucha estabilidad.
Configuración cámara: En modo Live Composite. Si tu cámara no dispone de Live Composite,
selecciona el modo RAW.
Focal: Depende del tipo de paisaje que quieras hacer. Puedes usar desde una focal pequeña (10mm,
14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo de paisaje y de cielo posible hasta un teleobjetivo o súper
teleobjetivo.
Modo de exposición: Modo programado Live Composite. Si tu cámara no dispone de Live Composite
selecciona el modo Manual (M).
Modo de medición: Si tu cámara dispone de Live Composite, no tienes que hacer medición alguna. Es
imposible que te salga sobreexpuesta. En caso contrario, usa el modo de medición puntual, mide la luz
sobre el sujeto predominante. En este caso, es el castillo iluminado.
Apertura: Al utilizar un objetivo Nikon con el adaptador a Olympus, cerré hasta f/8 para aprovechar el
punto dulce del objetivo, teniendo en cuenta que podía perder calidad al no ser un objetivo adaptado al
sistema Micro 4/3.
Velocidad: La ventaja de utilizar el modo Live Composite es que el obturador puede permanecer
mucho tiempo abierto ya que solamente añadirá luces nuevas al fotograma. Si tu cámara no tiene Live
Composite selecciona el modo Bulb y tapa el objetivo de forma intermitente. Es la única forma de que
la foto no te quede sobreexpuesta. Haz varias pruebas para determinar el intervalo entre objetivo
tapado y descubierto.
ISO: Usa el ISO más bajo que puedas.
Balance de blancos: Manual. Depende del tono de las luces artificiales (si las hubiera) y de la calidad
de la luz. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca a la distancia hiperfocal para maximizar la profundidad de campo.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Mientras estaba ideando esta foto, tenía claro que debía alejarme lo suficiente para poder trabajar
tranquilo y sufrir la menor presión posible por parte de los espectadores.
Es importante buscar un buen encuadre. En este caso, el Castillo de Sant Nicolau equilibra la
composición de la imagen.
Macrofotografía (19)
Fotografiar las orquídeas en temporada es una terapia para mí. Me encanta fotografiarlas por el simple
hecho de que puedo entrar dentro de su micro mundo. Tumbado en el suelo se ven las cosas de otra
manera.
Ese día encontré una colonia enorme de Ophrys speculum. Unos 600 ejemplares convivían en una zona
con hierba baja, y me pareció un lugar ideal para inmortalizarlas.
Buscaba una planta grácil y hermosa. Y además, quería interpretar en el encuadre lo que veían mis
ojos: centenares de orquídeas colocadas de manera caprichosa en un campo despejado.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Objetivo macro aunque también puedes usar un
objetivo fijo luminoso con un tubo de extensión. Aquí no usé trípode. Una bolsita de piedras (bean bag
en inglés) me ayudó a la estabilización de la imagen y a fundir la hierba del primer plano con mi
protagonista.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Un objetivo macro de 105mm. Para según qué propósitos utilizo el 200mm f/4.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Medición puntual. En este caso, medí puntualmente una zona de la planta. Tras
medir, el exposímetro me indicó una ligera sobreexposición por lo que subexpuse medio paso (-½ EV).
Apertura: La profundidad de campo es crucial y tu criterio artístico es el que determina la apertura.
Aquí, al estar las otras orquídeas un poco separadas de mi modelo, opté por cerrar hasta f/8, para que
las otras plantas saliesen desenfocadas pero conservando toda su apariencia de orquídea.
Velocidad: Depende de tu apertura. Usa la calculadora de exposición de PhotoPills para ahorrarte los
cálculos. En mi caso, la seleccioné conforme a la medición de luz que hice previamente.
ISO: Usa el ISO más bajo que puedas.
Balance de blancos: Manual. Utiliza una tarjeta X-Rite ColorChecker Passport para calibrar la luz y
obtener el color real de la flor o el insecto. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca justo en el labelo de la orquídea para tener una profundidad de campo
equilibrada entre la parte anterior y posterior de la flor. Puedes utilizar la calculadora de profundidad
de campo macro de PhotoPills para hacer todos los cálculos.
El desenfoque del primer plano le da a la imagen final una atmósfera especial, aportando aún más
importancia al sujeto a fotografiar.
Islandia. Sin palabras. Un viaje fotográfico que marcó un antes y después en mi vida fotográfica.
Después de vadear unos cuantos ríos los rayos solares entraban en el inmenso paisaje con fuerza. No
pude evitar gritar “Stop Donal!” para que parara el coche. En unos segundos estábamos fuera con la
cámara en la mano.
Al ver esta escena pensé en Sebastião Salgado, en su luz, en su “Sal de la Tierra”. La niebla, las nubes,
las montañas, el Sol... Todos ellos se habían aliado para concederme esta oportunidad.
En este caso, los parámetros de exposición (f/5.6, 1/2000s e ISO 100) puede parecer inapropiados. Sin
embargo, la luz cambiaba muy rápido, salimos corriendo del coche… Así es que no tuve tiempo de
cambiar la apertura siguiendo la ley de reciprocidad para tener más profundidad de campo.
Podría haber cambiado a f/8, con una velocidad de 1/1000s, suficiente para hacer la foto a pulso. Sin
embargo, preferí empezar a hacer fotos cuanto antes para no perder la oportunidad de capturar esa luz
y ese momento.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Objetivo desde un angular a un teleobjetivo.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Depende del tipo de paisaje que quieras hacer. Puedes usar desde una focal pequeña (10mm,
14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo de paisaje y de cielo posible hasta un teleobjetivo, como
en esta ocasión (200mm) o súper teleobjetivo.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Modo puntual. Mide la zona más brillante de la escena que quieres con detalle y
sobreexpón en 1 o 2 pasos de luz (+1EV o +2EV). Después, reencuadra, enfoca y dispara.
Apertura: Desde f/4 hasta f/16. Ten cuidado de no pasar de f/16 para no provocar difracción porque
resta enfoque y calidad a la imagen.
Velocidad: Al exponer en modo Manual (M), la velocidad la determina la combinación apertura-ISO
que selecciones. Aquí entra en juego tu criterio según quieras más o menos luz en la foto.
ISO: Usa el ISO más bajo posible.
Balance de blancos: Manual. Depende de la hora del día y de la calidad de la luz. Aunque siempre lo
puedes corregir en la edición. Al salir deprisa del interior del vehículo, opté por utilizar la opción
“Nublado”.
Dónde enfocar: Enfoca a la distancia hiperfocal para maximizar la profundidad de campo.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Lógicamente, la hice en color. Más tarde, la revelé en blanco y negro quedando tal y como la ves aquí.
Fotografía de celebraciones (21)
Si hace un año me dicen que iba a hacer una fotografía a unos novios asiáticos posando delante de un
glaciar en Islandia no me lo hubiese creído.
Pero la vida es caprichosa y a veces te encuentras en un mar de situaciones incomprensibles como ésta.
La explicación es fácil.
Veníamos de hacer fotos en el glaciar Jökulsárlón, dónde había estado esperando para capturar los
charranes árticos. Llevaba la Olympus con el 300mm montado y cuando volvíamos a los coches nos
encontramos con esta estampa. Una feliz pareja de recién casados era objeto de un reportaje de bodas.
Debía estar a unos 50m de ellos. Así es que pude hacer una serie de retratos robados de esta simpática
situación sin molestarlos.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Un objetivo gran angular si quieres una escena
general o un teleobjetivo si buscas captar un primer plano o un detalle.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Depende del tipo de foto que quieras hacer. Puedes usar desde una focal pequeña (10mm,
14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo posible de la escena o un teleobjetivo (85mm, 200mm).
Modo de exposición: Prioridad a la Apertura (A o Av) para poder hacer las fotos más rápidamente y no
perder momentos.
Modo de medición: Modo puntual. Mide la zona más brillante de la escena que quieres con detalle y
sobreexpón en 1 o 2 pasos de luz (+1EV o +2EV). Después, reencuadra, enfoca y dispara.
Apertura: Desde f/4 hasta f/16. Ten cuidado de no pasar de f/16 para no provocar difracción porque
resta enfoque y calidad a la imagen.
Velocidad: Al exponer en modo Prioridad a la Apertura (A o Av), la velocidad la determina la cámara
en función de la apertura que selecciones. Aquí entra en juego tu criterio según quieras más o menos
profundidad de campo en la foto. No suelo disparar a velocidades inferiores de la focal efectiva (en
este caso 600mm por el recorte 2x de las cámaras Micro 4/3). Pero disparé a 1/40s sin apenas tiempo
de reacción. Me fié completamente del sistema de Sync IS que consigue coordinar los sistemas de
estabilización de la cámara obteniendo una compensación de hasta 6 pasos.
ISO: Usa el ISO más bajo que puedas.
Balance de blancos: Manual. Depende de la hora del día y de la calidad de la luz. Aunque siempre lo
puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca siempre al sujeto principal (la cara de la novia, por ejemplo, asegurándote que
los ojos salgan nítidos).
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
He fotografiado pocas bodas, pero siempre he intentado fotografiar lo espontáneo y efímero. Estas
fotos son las que generalmente causan más sorpresa entre los novios cuando revisan el trabajo.
Te voy a dar una recomendación de seguridad. En la medida de lo posible, trabaja con dos cuerpo y
haz una copia de seguridad de las tarjetas de memoria en cuanto puedas. Muchas cámaras hoy en día
tienen doble ranura para tarjetas, así es que otra opción es que hagas una copia directamente en tu
cámara.
Fotografía estenopeica (22)
La ventaja de este tipo de fotografía es que apenas usas equipo. Para empezar, necesitas una cámara
estenopeica. Este tipo de cámara no tiene objetivo y consiste en un cuerpo (una caja, una lata,
cualquier recipiente cerrado) con un estenopo, una abertura diminuta, por la que entra la luz.
También necesitas poner dentro una película o papel fotográficos, dependiendo de la cámara que hayas
fabricado. En este caso usé la Holga 120 WPC (wide pinhole camera en inglés) con película Kodak de
400 ASA monocroma ed 120mm.
La característica más notable en este tipo de fotografía es la profundidad de campo que siempre es
infinita.
El revelado químico posterior de la película y sus sorprendentes resultados hacen que me sea
imposible deshacerme del proceso químico. Cada dos meses, como mucho, suelo salir con algunas de
mis cámaras estenopeicas o tradicionales, y a disfrutar de la espera. Es una terapia de vida.
En este caso el estenopo es un orificio de 0,3mm. Teniendo en cuenta que la distancia hasta el plano de
la película es de 40mm, la apertura es de 40 / 0,3 = 133,33. Redondeando, f/135.
Después de realizar las fotos, revela los negativos en un tanque de revelado, déjalos secar y positívalos
en el laboratorio. Hoy en día puedes sustituir el último paso y escanear los negativos, aunque se pierde
un poco la magia del procesado.
Imagínate. Si con el revelado de una cámara estenopeica tienes que armarte de paciencia, con las
solarigrafías ni te cuento.
En este caso tuve que esperar seis meses. Sí, has leído bien. ¡Seis meses!
Para colocar correctamente la cámara y poder capturar las trayectorias del Sol, utilicé el Planificador
de PhotoPills para saber dónde se ponía exactamente el Sol al inicio de cada solsticio.
La solarigrafía es una técnica fotográfica en la que solamente usas papel fotográfico y una cámara
estenopeica (una lata de galletas, de refresco...) preparada para aguantar mucho tiempo en la
intemperie.
El estenopo es un agujero (0,25mm en este caso) realizado con un alfiler sobre un trozo de lata de
aluminio y luego pegado con cinta adhesiva a lata.
El revelado se produce porque el Sol quema día a día el papel fotográfico esculpiendo la imagen final.
Una vez hayas acabado la foto, saca el papel del soporte y positívalo en un escáner plano de calidad.
Hazlo lo más rápido posible porque la imagen vista en el papel sin revelar es efímera. Si pierdes más
tiempo de la cuenta la luz irá impresionando la emulsión y perderás la foto.
No se te ocurra utilizar los químicos propios de un revelado argéntico. Tampoco uses un fijador. Al no
haber haluros de plata revelados no hace falta introducir el papel en una cubeta con ese producto.
Si lo hicieras, perderías por completo la foto ¡y el tiempo de espera!
Lo más impactante de las solarigrafías son lo rastros del Sol que se marcan día a día en el papel.
Si un día está nublado y no se ve el Sol, la línea no se marcará. Observa en la foto los espacios que hay
entre líneas: son días nublados.
Debido al soporte circular que utilizo (una lata de cerveza), fíjate como la fotografía resultante es una
imagen con apariencia a angular. Esta fotografía está realizada desde el campanario mayor de la
catedral de Ciutadella de Menorca.
Fotografía con horquillado (24)
Como vimos en la sección 23, el horquillado (o bracketing en inglés) consiste en hacer una serie de
fotografías de diferentes exposiciones de manera que, al fusionarlas con un programa de edición
(Lightroom, Photoshop, etc.), obtengas una fotografía con detalle tanto en las sombras como en las
luces.
O lo que es lo mismo, con la técnica del horquillado, puedes generar una imagen de alto rango
dinámico (high dynamic range o HDR en inglés) en la que cabe el rango dinámico de la escena.
Uno de los grandes inconvenientes del horquillado es que todos los elementos de tu escena deben estar
estáticos. Cada toma debe ser idéntica a las demás, exceptuando en lo que se refiere a la exposición.
Como puedes observar en la imagen superior, la escena cumple con los requisitos: tiene un alto rango
dinámico y sus elementos están estáticos.
Aquí, la idea es conseguir una imagen con todas las zonas de luz correctamente expuestas. Y gracias al
horquillado, este es el resultado.
El uso de la técnica del horquillado me garantizó una imagen con todas las luces en su sitio, desde las
sombras hasta las vidrieras, pasando por el reflejo de éstas en la pared.
Fotografía de bodegón (25)
Eso no quiere decir que no disfrute viendo imágenes de bodegones de mi amigo Bosco Mercadal por
ejemplo. Me encanta su trabajo artístico.
La imagen que puedes ver es un pequeño homenaje a la fotografía argéntica del siglo pasado.
Concretamente hice este bodegón para un cartel de la exposición de la historia del fotoclub del Círculo
Artístico de Ciutadella.
Son fotografías de los años 50 que dan vida a una ciudad y te sumergen en el pasado. La hice
únicamente con la ayuda de un foco de luz contínua y un reflector, jugando con la profundidad de
campo.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Un objetivo gran angular si quieres una escena
general o un teleobjetivo si buscas captar una abstracción del mismo. Un intervalómetro. Un trípode y
rótula robustos.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Teleobjetivo medio (±85mm) o en su defecto una focal fija muy luminosa (apertura máxima de
al menos f/2.8). Debido a su nitidez y luminosidad el objetivo 85mm f/1.4 siempre me acompaña en
los retratos y fotografía de producto.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Modo puntual. Mide la zona más brillante de la escena que quieres con detalle y
sobreexpón en 1 o 2 pasos de luz (+1EV o +2EV). Después, reencuadra, enfoca y dispara.
Apertura: Depende de la idea de foto que tienes en mente. En este caso abrí el diafragma para tener
una gran profundidad de campo. Necesitaba dar más importancia al efímero paso del tiempo de las
fotografías y no a la cámara. Preferí dejarla desenfocada pero suavemente para que el espectador
adivine su forma.
Velocidad: Al exponer en modo Manual (M), la velocidad de obturación la determina la combinación
apertura-ISO que selecciones.
ISO: Usa el mínimo ISO que puedas.
Balance de blancos: Manual. Utiliza una tarjeta X-Rite ColorChecker Passport para calibrar la luz y
obtener el color real de la piel. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca a la fotografía más próxima, que da entrada al conjunto desenfocado.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Conseguir una buena foto de bodegón es un trabajo exigente: la idea y el mensaje tienen que ser
originales para que lleguen al espectador.
“Ver la luz es una metáfora para ver lo invisible en lo visible” - Arthur Zajonc
Desde mis inicios con la fotografía infrarroja, allá por el año 2006, siempre he querido experimentar
con “ver” aquello que no percibimos. Me gusta mostrar mi entorno de una manera muy diferente al
que veo.
El paisaje de este ejemplo concreto parece imaginario provocando sorpresa en el espectador. Lo que
parece un paisaje nevado es, en realidad, un conjunto de pastos de hierba verde sobre las formaciones
de tierra volcánica de Islandia en pleno mes de agosto.
Para crear imágenes infrarrojas en exteriores siempre busco nubes con volumen que resaltan con el
contraste de la escena y hacen que la imagen sea impactante.
Desde hace 8 años uso una cámara convertida a infrarroja, aunque aún conservo algún filtro como el
Hoya R72.
La diferencia de usar filtro o usar una cámara convertida es, entre otras cosas, la velocidad. Un filtro
infrarrojo es prácticamente opaco. Por lo tanto, si usas un filtro y dependiendo del espectro de
infrarrojo que capte y el tipo de filtro de paso bajo de la cámara, la velocidad puede ser de 5-6s hasta
más de 1min, haciendo imposible fotografiar a pulso.
Equipo: Cámara convertida a infrarrojo en la que has cambiado de filtro de paso bajo por uno
infrarrojo de 720nm. Un objetivo gran angular si quieres un paisaje general o un teleobjetivo si buscas
captar una abstracción del mismo.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Depende del tipo de foto que quieras hacer. Puedes usar desde una focal pequeña (10mm,
14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo posible de la escena o un teleobjetivo (85mm, 200mm).
Modo de exposición: Modo Prioridad a la Apertura (A o Av).
Modo de medición: El modo de medición en infrarrojo no difiere mucho del general. Pero, en este
caso, al obtener una imagen resultante roja en el LCD, sin poder evaluar bien la escena, mide la luz y
haz 3 fotos usando un horquillado.
Apertura: Desde f/4 hasta f/16. Ten cuidado de no pasar de f/16 para no provocar difracción porque
resta enfoque y calidad a la imagen. Es este caso f/8 me da una profundidad de campo amplia y una
gran nitidez al ser el punto dulce del objetivo.
Velocidad: Al exponer en modo Prioridad a la Apertura (A o Av), la velocidad la determina la cámara
en función de la apertura que selecciones.
ISO: Usa el mínimo ISO que puedas.
Balance de blancos: La fotografía resultante en el LCD es una imagen completamente roja. Calibra el
balance de blancos para rebajar ese rojo y poder ver en pantalla unos tonos más marronáceos,
evaluando mejor el resultado final.
Dónde enfocar: Enfoca a la distancia hiperfocal para maximizar la profundidad de campo.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
En esta fotografía, la combinación de un cielo azul profundo con unas nubes voluminosas, dio lugar a
un cielo irreal, con profundidades completamente negras que contrastan con el blanco de la hierba.
En este tipo de fotografía, el motivo es muy importante. Busca verdes, contraste y una composición
onírica.
Siempre es necesario revelar las imágenes infrarrojas. En este caso, me decidí por un revelado en
blanco y negro.
Fotografía de un eclipse total de sol (27)
Después de escribir la guía sobre fotografía de eclipse total de Sol, había que ponerla en práctica. Por
suerte, estábamos en año de eclipse, uno de los más esperados: el eclipse total de Sol del 21 de agosto
de 2017... Todo un acontecimiento mundial, y especialmente mágico en Estados Unidos.
De hecho, implementamos una herramienta en PhotoPills específica para planificar eclipses. En este
vídeo el Bardo te enseña cómo planificar un eclipse de Sol: Cómo planificar el eclipse total de Sol del
21 de Agosto de 2017.
Una vez planificado, compramos los billetes de avión... ¡Una nueva aventura PhotoPiller nos esperaba!
Fotografiar el eclipse total de Sol del 21 de agosto de 2017 en Portland (Oregón, EEUU) ha sido una
de las experiencias fotográficas que más me ha llenado. Fue alucinante poder vivir un momento tan
espectacular como este. Y también fue un reto conseguir todas y cada una de las fotografías de que
consta las fases de un eclipse total de Sol.
Los cambios de luz son espectaculares y eso te obliga a usar un tiempo de exposición desde 1/4000s
hasta 1-2s si quieres captar desde la tenue luz rojiza de la cromosfera hasta la Luna tapando el Sol.
Decidí que cuando la Luna empezara a ocultar el Sol haría horquillados de 9 fotos con diferentes
exposiciones base. De esta forma podría cubrir todo el rango dinámico necesario para conseguir una
imagen legendaria.
He elegido este ejemplo para explicarte cómo hice una de las fotos más impactantes: las perlas de
Baily, sobretodo por la atmósfera que recrea. Cuando la luz del Sol entra en contacto con los cráteres
de la Luna forma unos haces de luz que combinan perfectamente con las protuberancias cálidas del
Sol.
Equipo: Cámara (no importa el tipo de sensor, aunque te aconsejo una con sensor APS-C o Micro 4/3
por la amplificación que consigues usando un teleobjetivo). Un teleobjetivo o un súper teleobjetivo.
Un trípode y una rótula robustos así como un intervalómetro.
Configuración cámara: En RAW. Desactiva la función de estabilización de imagen de tu objetivo si
tiene esta función.
Focal: Distancia focal grande (300mm, 450mm, 600mm, etc.) para abarcar el área del cielo en la que
estén situados el Sol y la Luna y conseguir que ocupen la mayor parte de encuadre.
Modo de medición: Modo puntual. Mide la zona más brillante de la escena que quieres con detalle y
sobreexpón en 1 o 2 pasos de luz (+1EV o +2EV). Después, reencuadra, enfoca y dispara. Esta es la
teoría pero en en esta ocasión y para no arriesgarme a perder el momento (¡y la foto!) hice varios
horquillados.
Apertura: Usa una apertura relativamente pequeña para conseguir que los astros salgan perfectamente
enfocados. Aquí, al ser un primer plano, la profundidad de campo no es crítica. En este caso use f/8
para obtener el máximo detalle de la cromosfera.
Velocidad: La velocidad más rápida que permita tu cámara, respetando el triángulo de exposición. La
Luna se mueve más rápido de lo que parece y apenas dispones de unos segundos para capturar las
perlas de Baily y la coloración rojiza alrededor del Sol consecuencia de la emisión de hidrógeno.
ISO: Usa el ISO más bajo que puedas.
Balance de blancos: Manual. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición. En esta foto opté por un
balance de blancos cálido (7460K) para captar los colores de la cromosfera.
Dónde enfocar: Lo primero que tienes que hacer es poner el filtro solar en tu objetivo (¡esto es
fundamental si no quieres que el Sol achicharre el sensor!). Enfoca al borde del Sol.
Usa la herramienta Live View en la pantalla LCD de tu cámara para asegurarte de que el Sol está
perfectamente enfocado.
Nada más montar la cámara en el trípode, pon el filtro solar en tu objetivo. Después, enfoca el Sol tal y
como te acabo de explicar (usando la pantalla LCD). El enfoque es clave. ¡Comprueba que has
enfocado correctamente!
Unos segundos antes de que empiece la totalidad, quita el filtro solar poder captar todos los detalles del
eclipse. Para asegurarte de que tus fotos están correctamente expuestas, haz series de horquillados con
diferentes exposiciones base y que abarquen el máximo rango dinámico posible.
Son fotos que requieren práctica, concentración y rapidez a la hora de actuar. Pero los resultados son
tan espectaculares y un eclipse total de Sol es tan poco frecuente que todos los esfuerzos merecen la
pena.
Hice esta foto durante una sesión práctica con unos alumnos mientras se celebraba un rally en
Menorca.
Uno de los ejercicios era realizar un barrido (panning en inglés). Consiste disparar usando una
velocidad relativamente lenta mientras sigues con la cámara al sujeto a lo largo de su trayectoria. En
este caso, al coche de derecha a izquierda.
Como puedes comprobar, el coche aparece congelado y el fondo y/o primer plano movidos.
Para obtener una buena imagen necesitas paciencia y mucha práctica. Además, tienes que medir bien la
velocidad que vas a usar: no puede ser demasiada rápida. Si así fuera, congelarías toda la escena y tu
foto no transmitiría la sensación de movimiento.
Dependiendo del elemento que quieras fotografiar (persona corriendo, bicicleta, moto, coche...), te
recomiendo ir probando con diferentes velocidades. Siempre por debajo de aquella con la que
congelarías a tu sujeto.
En resumen, los pasos a seguir para hacer la foto son:
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Un objetivo gran angular si quieres una escena
general o un teleobjetivo si buscas captar un detalle de la misma o un plano más cerrado.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Depende del tipo de foto que quieras hacer. Puedes usar desde una focal pequeña (10mm,
14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo posible de la escena o un teleobjetivo (85mm, 200mm) si
quieres aislar al sujeto del fondo.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Modo puntual. Mide la zona más brillante de la escena que quieres con detalle y
sobreexpón en 1 o 2 pasos de luz (+1EV o +2EV). Después, reencuadra, enfoca y dispara.
Apertura: En este tipo de foto predomina la velocidad así es que la apertura es lo último que
determinas, aplicando la ley de reciprocidad. En este caso usé f/22. No soy fan de aperturas tan
pequeñas, pero la hora y la luz reinante me obligaron a cerrarlo para conseguir una velocidad más
lenta.
Velocidad: Al exponer en modo Manual (M), la velocidad la determina la combinación apertura-ISO
que selecciones. Aquí entra en juego tu criterio según quieras mostrar más o menos movimiento. En
este caso, la calculadora de exposición de PhotoPills me indicó una velocidad de 1/125s.
ISO: Usa el ISO más bajo que puedas.
Balance de blancos: Manual. Depende de la hora del día y de la calidad de la luz. Aunque siempre lo
puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca siempre a tu sujeto, el vehículo en este caso, con el enfoque continuo (AF-C)
para asegurarte de que aparece nítido en la foto.
Haz la foto y revisa que todo esté enfocado. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta
(revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
En este tipo de fotografías lo más importante son tus movimientos. Sigue el coche desde lejos y
dispara cuando pase por el sitio en que te encuentras. Asegúrate de que sea lo más perpendicular a tu
posición, para evitar zonas desenfocadas en el sujeto.
Enseñando el movimiento (29)
Nikon D700 | 500mm | f/5.6 | 0,7s | ISO 200 | 5700K | Filtro ND4 (2 pasos)
Te aconsejo que uses por lo menos un teleobjetivo medio para tener una distancia focal larga. Durante
la captura, usa una velocidad lenta y un ligero movimiento durante el disparo. Lo ideal es que sea un
movimiento continuo de abajo a arriba o de lado.
No hay nada mejor que los troncos de unos árboles o un cañaveral para practicar este tipo de
fotografías.
La idea se me ocurrió cuando había montado mi 500mm sobre la rótula gimbal y me disponía a
fotografiar aves cerca del torrente de La Vall en Menorca. Conociendo la fluidez de este tipo de rótulas
y su estabilidad, se me ocurrió realizar un movimiento vertical encuadrando al cañaveral mientras el
obturador permanecía abierto.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor). Un objetivo gran angular si quieres un paisaje
general o un teleobjetivo si buscas captar una abstracción del mismo o un plano más corto.
Configuración cámara: En RAW.
Focal: Depende del tipo de paisaje que quieras hacer. Puedes usar desde una focal pequeña (10mm,
14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo de paisaje y de cielo posible hasta un teleobjetivo o súper
teleobjetivo, como en esta ocasión (500mm para aplanar la perspectiva y aislar la zona que más me
gustaba).
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: Modo puntual. Mide la zona más brillante de la escena que quieres con detalle y
sobreexpón en 1 o 2 pasos de luz (+1EV o +2EV). Después, reencuadra, enfoca y dispara. No obstante,
aquí utilicé la medición ponderada en el centro al no haber mucha variación en la luz.
Apertura: Depende de la profundidad de campo que quieras. Como no quería que fuera muy grande
opté por usar una apertura de f/5.6. De esta manera las zonas lejanas aparecen un poco difuminadas en
los trazos debido al desenfoque.
Velocidad: Relativamente lenta, usa 0,5s como referencia y utiliza el “prueba y error”. En este caso usé
0,7s. Con una velocidad tan lenta me dió tiempo de accionar el disparador y hacer el movimiento de
abajo a arriba que quería.
ISO: Usa el ISO más bajo que puedas.
Balance de blancos: Manual. Depende de la hora del día y de la calidad de la luz. Aunque siempre lo
puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca en los elementos más cercanos a tu objetivo. Aquí en las primeras ramas.
Haz la foto y revisa que todo esté a tu gusto ya que, según lo que desenfoques o los movimientos que
hagas, los efectos se verán o no en el resultado final. Asegúrate de que la foto esté correctamente
expuesta (revisa el histograma). En caso contrario, ajusta la exposición.
Aguanta un instante para que luego los detalles se vean mejor. Por ejemplo, si quieres hacer una foto
de 1s, espera 1/4s y después empieza el movimiento hacia arriba.
Light painting con lana de acero (30)
Nikon D4s | 14mm | f/2.8 | 8s (26min de tiempo total de exposición) | ISO 1600 | 3200K | 196 fotos
editadas en Lightroom y apiladas con StarStaX
Eso fue lo que pensamos al idear esta fotografía. Quisimos juntar los rastros de estrellas con el
espectáculo de fuego que da la lana de acero. Eso sí, ¡en un sitio donde no hubiera peligro de incendio!
Primero hice la foto de la lana de acero (14mm | f/2.8 | 11s | ISO 1600 | 3200K). Germán estaba
situado tras la barraca haciendo saltar las chispas de la lana de acero ardiendo.
Al terminar la toma de la lana de acero, usé el intervalómetro con los parámetros que ves en el pie de
foto y pulsé el botón de inicio. Con las 195 fotos siguientes conseguí captar los rastros de estrellas.
Equipo: Cámara (no importa el tamaño del sensor), objetivo gran angular, intervalómetro, trípode y
rótula robustos, linternas, LEDs y sistemas anti humedad (echa un vistazo al equipo para rastro de
estrellas)
Configuración cámara: En RAW. Desactiva la función de estabilización de imagen.
Focal: Una focal pequeña (10mm, 14mm, 24mm, etc.) para abarcar el máximo de paisaje y de cielo
posible. Desactiva también la reducción de ruido para largas exposiciones, si tu cámara tiene esta
función. La reducción se aplica el mismo tiempo que la duración de la fotografía, así que en una
imagen de 20s, en la mayoría de las cámaras tendrás que esperar otros 20s para que la cámara procese
la imagen intentando eliminar ruido.
Modo de exposición: Manual (M).
Modo de medición: No midas la luz. En su lugar, determina la exposición haciendo fotos de prueba y
revisando el histograma para comprobar que la exposición es la adecuada. Puedes hacer los cálculos de
reciprocidad con la calculadora de exposición de PhotoPills.
Apertura: Utiliza la apertura más abierta de tu objetivo (f/2.8 por ejemplo) para capturar muchas
estrellas.
Velocidad: Depende de cómo quieras la fotografía final. Puedes hacer fotos utilizando la regla NPF o
la regla de los 500 para tener las estrellas como puntos o bien utilizar velocidades más lentas si te da
igual que las estrellas muestren movimiento (15s o más). Al final, vas a utilizar un programa para
apilar las fotos y conseguir la imagen final de rastros de estrellas. Puedes usar la calculadora de rastros
de estrellas de PhotoPills para calcular el tiempo de exposición total que necesitas para obtener una
determinada longitud de los rastros de estrellas.
ISO: Si realizas múltiples exposiciones para obtener una determinada longitud de rastros de estrellas,
son la velocidad y el ruido los que establecen los valores de apertura e ISO que puedes utilizar. El
mayor problema que tienes es el ruido. Por lo tanto, mantén el ISO entre 400 y 1600, dependiendo de
la cantidad de luz con la que trabajes. Si deseas capturar el color de las estrellas, no pases de ISO 1600.
De esta forma conservarás los colores de las estrellas. Como sólo te interesa sumar luz de las estrellas,
usa un ISO bajo para captar solamente el punto de luz de las estrellas.
Balance de blancos: Manual. Empieza con 3900K si no hay contaminación lumínica y 3400K si la hay,
y después ve ajustando según el resultado. Aunque siempre lo puedes corregir en la edición.
Dónde enfocar: Enfoca a la distancia hiperfocal para maximizar la profundidad de campo.
Iluminación: La iluminación del primer plano está conseguida con la luz de la lana de acero.
Cuando estés a punto de empezar a captar los rastros de estrellas, revisa que todo esté enfocado en la
primera foto. Haz todas las pruebas al principio ya que, una vez que hayas empezado la sesión no
podrás cambiar nada. Asegúrate de que la foto esté correctamente expuesta (revisa el histograma). En
caso contrario, ajusta el ISO en consecuencia.
La única manera de mejorar es hacer fotos y cometer errores. De los errores se aprende mucho. Por eso
te dejo aquí una lista de los más comunes que cometen los alumnos en mis cursos (y que yo mismo
también cometí).
La apertura no sólo te permite controlar la cantidad de luz que pasa por el objetivo, también te sirve
para controlar la profundidad de campo (PdC).
¿Quieres que la mayor parte de tu foto salga desenfocada? Abre bastante el diafragma (usa un número
f bajo, como f/2.8 o f/3.5 por ejemplo).
Al revés, ¿quieres que la mayor parte de tu imagen quede enfocada? Cierra bastante el diafragma (usa
un número f alto, como f/8 o f/11 por ejemplo).
Y si quieres llevar tu foto al extremo y que todos los elementos estén enfocados, enfoca a la distancia
hiperfocal.
Una vez hecho esto, enfoca de nuevo y asegúrate de que estás enfocando a una distancia ligeramente
superior a la hiperfocal. Pásate 0,5m o 1m. Sobre todo, asegúrate de que no estás enfocando a una
distancia inferior a la distancia hiperfocal.
Aprende cómo enfocar a la distancia hiperfocal leyendo esta explicación o a través de este vídeo.
Una foto desenfocada es una imagen en la que el enfoque no está donde debería o donde tú querías. La
única solución es aprender a enfocar correctamente. Si la foto está desenfocada, es casi imposible que
la puedas “arreglar”.
Una foto trepidada se produce cuando disparas a una velocidad excesivamente lenta y el propio
movimiento de la cámara hace que aparezca un ligero movimiento que le resta nitidez. El resultado es
una foto borrosa. Para solucionar este problema, sólo tienes que incrementar la velocidad de
obturación o usar un trípode.
Por regla general, no tendrás una foto trepidada si disparas a una velocidad equivalente a 1s dividido
por la distancia focal utilizada.
También te puede quedar trepidada si estás disparando entre 1/15s y 1s sobre un trípode con un
teleobjetivo. En este caso lo recomendable es levantar el espejo (si no estás usando una cámara sin
espejo).
Finalmente, una foto también puede quedar movida. Esto normalmente ocurre cuando estás disparando
en movimiento o durante una larga exposición si el trípode no está bien estabilizado.
Otro ejemplo sería una fotografía nocturna o una larga exposición con filtros. Si no has fijado bien el
trípode en el terreno, éste se podría ir hundiendo a medida que se está haciendo la foto, provocando
que la foto no quede nítida. También puede ser que no hayas apretado bien la rótula, y que la cámara
se haya ido moviendo hacia abajo a medida que está exponiendo.
En ambos casos la solución es asegurarse que el trípode está bien estable en el terreno apretándolo
hacia el suelo y asegurarse que la rótula está bien apretada.
Quieres congelar el movimiento pero has usado una velocidad de obturación demasiado lenta. Usa una
velocidad más rápida. Y si estás disparando en Manual (M), acuérdate de ajustar la apertura y el ISO
para conseguir la misma exposición.
Quieres hacer una larga exposición, dejando parte de los elementos de tu encuadre estáticos y otros en
movimiento. Si tu foto está movida es porque tu cámara y tu objetivo han vibrado durante la toma.
Usa un trípode robusto que aguante el peso de tu equipo. Asegúrate de que está en una posición estable
y no está en contacto que nada que pueda hacerlo vibrar.
Desactiva el sistema de estabilización de tu objetivo. Estás usando un trípode por lo que no necesitas
esta herramienta. Cuando el objetivo no vibra, puede intentar corregir movimientos inexistentes
generando el efecto contrario.
Usa un disparador externo (de cable o remoto), un intervalómetro o la función de retardar tu
disparador. Evita tocar tu cámara ya que tu dedo causará una vibración.
En general, si tu foto tiene mucho ruido es porque has usado un ISO muy alto. Para evitar ese ruido
deberás reducir el valor del ISO, dejando que llegue más luz al sensor.
El problema del ISO automático es que permites a tu cámara que sea ella la que lo determine. El riesgo
que corres es que seleccione un ISO excesivamente alto y tu foto tenga (mucho) ruido.
Por regla general, e independientemente del modelo de cámara que tengas, usa el ISO más bajo posible
que puedas.
Si tienes una cámara de gama media o alta, el ISO automático puede serte de gran ayuda siempre y
cuando fijes un intervalo. Si tu cámara genera ruido a partir de ISO 1600 por ejemplo, establece un
rango de ISO automático entre 100 y 1600.
A partir de ahí, puedes jugar con la apertura y la velocidad sabiendo que será la cámara quien
determine el ISO, sin ir más allá de 1600.
Selecciona una apertura mayor si quieres controlar el movimiento (lo que significa que no quieres
variar la velocidad).
Selecciona una velocidad más lenta si quieres controlar la profundidad de campo (lo que significa que
no quieres variar la apertura).
Incrementa el ISO (¡pero cuidado con el ruido!).
Usa la herramienta de compensación de exposición (±EV) desplazando la barra hacia la derecha
(escala en positivo) si no estás disparando en Manual (M).
Seguramente es porque estás utilizando el modo de medición matricial. Este modo es exacto en
muchas ocasiones, pero no en todas.
Dependiendo de la cámara, puede que sea una área circular muy pequeña justo en el centro del
encuadre o el punto de enfoque seleccionado.
Cuando dispares en uno de los dos modos semiautomáticos, ya sea en Prioridad a la Apertura (A o Av)
o en Prioridad a la Velocidad (S o Tv), la mejor forma de corregir la exposición es compensándola.
Al mantener el balance de blancos automático, tarde o temprano te enfrentarás con una situación en la
que tu cámara no ha sabido captar correctamente los colores de tu escena.
Si los colores de tu foto son cálidos (hay una dominante de rojos, naranjas y amarillos), enfría los
colores reduciendo la temperatura de color (selecciona un número Kelvin menor).
Si los colores de tu foto son fríos (hay una dominante de morados, azules y verdes), calienta los
colores aumentando la temperatura de color (selecciona un número Kelvin mayor).
La mayoría de las veces este problema es fruto de una medición errónea de la luz. El fotómetro de tu
cámara sugiere valores de exposición correctos cuando el elemento sobre el que mides la luz es de un
tono gris neutro (refleja el 18% de la luz que recibe).
Muchas veces será difícil que encuentres un elemento con un tono gris neutro sobre el que medir la luz
en la escena que vas a fotografiar. Usa una cartulina de color gris que refleje exactamente el 18% de
luz y te asegurarás de que en tus fotos los blancos y negros tienen el color correcto.
No confíes en la imagen que muestra la pantalla LCD de tu cámara para determinar la exposición.
Aunque dispares en RAW (cosa que deberías hacer ya, si no lo haces) tu cámara es incapaz de mostrar
el histograma de un archivo RAW. En realidad, tu cámara muestra el histograma del archivo revelado
JPG que está incrustado en tu archivo RAW.
No será la primera vez, ni mucho menos la última que te recomiende seguir el trabajo de grandísimos
fotógrafos. Es, sin duda alguna, la mejor forma de inspirarte, experimentar y, sobre todo evolucionar
aprendiendo.
Así es que cada vez que te encuentres con una foto que te entusiasma o, sencillamente, te deja con la
boca abierta, dedícale unos minutos. Obsérvala detenidamente y analízala en detalle.
Si lo haces, verás cómo poco a poco te irán surgiendo ideas y multiplicarás tus posibilidades de sacar
fotos espectaculares.
Si no sabes por dónde empezar, aquí tienes una lista con algunos de mis fotógrafos favoritos. Todos
ellos son auténticos maestros.
Y si se te ocurre algún otro fotógrafo ¡no dejes de compartirlo en los comentarios al final de este
artículo!
José B. Ruiz (1)
Sencillamente el fotógrafo de naturaleza español más reconocido de todos los tiempos. José Benito
Ruiz ha ganado (y también ha participado como jurado) varios concursos internacionales como The
Wildlife Photographer of the Year o el Golden Turtle.
Sus fotografías han sido publicadas en más de 40 países a través de las agencias más prestigiosas
(Planet Earth Pictures, Oxford Scientific Films and Nature Picture Library) en pro de la conservación
de la naturaleza.
Dedicado naturalista y autor de más de 10 libros sobre fotografía y la vida silvestre, cuando José no
está escribiendo (o haciendo fotos por ahí), está enseñando el arte de la fotografía a los demás.
Come. Crea. ¡Duerme! Michael Shainblum lleva creando arte profesionalmente desde los 16 años. Y
esto es todo lo que anhela: crear arte.
Sus asombrosas fotografías y timelapses le han otorgado fama internacional. Su trabajo ha sido
publicado en National Geographic, Wired Magazine, Huffington Post y The Weather Channel entre
otros. Ha trabajado para Disney, Google y Nike entre otras marcas. Y con más de 496.000 seguidores
en Instagram, sigue inspirando al mundo todos los días.
El trabajo de Trey Ratcliff empezó a ser popular cuando el Smithsonian Institute colgó una de sus
fotos en sus paredes. Su particular forma de ejecutar el horquillado y, sobre todo, de revelar y procesar
sus imágenes (suele usar la técnica de HDR, high dynamic range en inglés) le han dotado de un estilo
inconfundible.
Además, su pasión por viajar le ha llevado a los destinos más recónditos del planeta. Es, como él
mismo se define, un “explorador y caballero de la vieja escuela con muchos juguetes”. Desde luego,
no le falta sentido del humor.
Para Rafa Irusta la fotografía es una manera de transmitir sensaciones, teniendo en cuenta que la
naturaleza le emociona profundamente. Su objetivo principal es documentar la belleza del entorno
natural, siempre con la intención de que el espectador tome conciencia de la importancia de
conservarlo.
Gracias a un estilo muy purista con el que trata de conseguir imágenes de gran realismo y belleza, Rafa
usa la naturaleza como fuente de inspiración. Esto le permite capturar multitud de escenas fascinantes,
jugando con las luces y los colores.
Donal Boyd (5)
Donal Boyd lleva más de 10 años vinculado al mundo de la fotografía. Primero como aficionado y
desde 2015 como profesional. Ese año decidió seguir su corazón, abandonar su trabajo y trasladarse a
Islandia para gestionar su negocio como fotógrafo profesional y formador.
Su dominio de la luz, junto con un amplio conocimiento de PhotoPills, le permiten conseguir imágenes
impactantes de naturaleza, su disciplina favorita. En su galería de imágenes verás que tiene interés
tanto por el paisaje como por la fauna. ¡Ah! ¡Y tiene un dron!
Premiado en múltiples ocasiones, su trabajo ha sido publicado nada más y nada menos que en Time,
Huffington Post, Daily Mail y National Geographic.
Cinco minutos hablando con Albert Dros son más que suficientes para darte cuenta de que es adicto a
la fotografía de paisaje y a capturar la belleza del mundo. De hecho, diría que está obsesionado.
Su objetivo: capturar lugares de la mejor manera posible. Su método: planificar cada detalle para
lograr las fotos que ha creado en su mente. Imagina. Planifica. ¡Dispara!
Samuel Aranda es uno de los fotoperiodistas españoles más prestigioso y reconocido. Además del
World Press Photo (2012), ha recibido múltiples galardones, como el Premio Nacional de Fotografía
en España (2006), el Nikon Photography (2015) y más recientemente el Premio Ortega y Gasset
(2016).
Lleva más 15 años fotografiando conflictos, inmigración y problemas sociales alrededor de todo el
mundo. Su trabajo se ha publicado en National Geographic, The New York Times, Le Monde o El País
por poner algunos ejemplos.
Desarrolla gran parte de su obra en blanco y negro, generalmente muy dramático, buscando representar
con el máximo realismo posible lo que perciben sus ojos.
Es, sin duda alguna, uno de los fotógrafos de naturaleza más galardonado en la actualidad. Bencé Maté
comienza a interesarse por esta disciplina con 14 años, cosechando muy pronto su primer éxito: en
2002 gana el Young Nature Photographer of the Year de la BBC.
En 2005 y 2007 gana el premio Eric Hosking. Ha sido 5 veces Young Nature Photographer of the Year
en Hungría, su país natal. Al año siguiente consigue el Nature Photographer of the Year de naturArt
(Asociación de Fotógrafos de Naturaleza Húngaros).
Su especialidad es la fotografía de aves, gracias a la que se gana la vida como profesional desde 2004.
Sus imágenes se caracterizan por una tremenda originalidad que consigue fabricando sus propios
equipos y refugios.
A través de Lonely Speck, Ian Norman y su mujer Diana Southern inspiran a miles y miles de
fotógrafos a tomar la iniciativa, salir de casa y fotografiar el cielo por la noche. Ellos me han inspirado
en más de una ocasión a planificar fotos que nunca hubiera imaginado posible.
Si alguna vez te has preguntado cómo conseguir esas imágenes increíbles de la Vía Láctea y rastros de
estrellas o si dudas sobre qué equipo, técnicas y edición posterior son las mejores para ese tipo de
fotos, el blog de Ian se convertirá en una interminable fuente de información a la que volverás una y
otra vez...
La fotografía de fauna salvaje cautivó a Marina Cano cuando sólo tenía 15 años. Sus imágenes reflejan
sensibilidad, pasión, perseverancia, creatividad, sentido de la estética, y sobre todo un amor
incondicional por los animales.
Una gran parte de su trabajo se desarrolla en el continente africano, al que ella llama “su parque, su
pequeña África”. Pero para Marina fotografiar la naturaleza se ha convertido en algo más que una
pasión. Su objetivo ahora es hacer lo posible por protegerlos despertando el interés y la curiosidad del
espectador: educar en la conservación.
¡Ah! Otra fuente de inspiración son las fotografías de otros PhotoPillers que destacamos diariamente
en los PhotoPills Awards.
Puedes acceder a todas las fotos desde el botón “Awards” que encontrarás en el menú “Mi Material”
de PhotoPills (o en nuestra cuenta de Instagram).
Y, por supuesto, también puedes compartir las tuyas e inspirar al resto de la tribu.
¿Sigues vivo?
Has conseguido llegar sano y salvo a la última pantalla del famoso videojuego “Exposición Perfecta”,
y estás a punto de rescatar a la princesa.
Reconozco que la partida no ha sido fácil. Has tenido que acabar con innumerables villanos. Todos
ellos terroríficos.
Como sucede en todos los videojuegos, la dificultad ha ido incrementando conforme pasabas de nivel.
Pero lo más importante es que no te has rendido, que has seguido leyendo, que has ido superando todos
los obstáculos... Has seguido jugando.
Tan sólo queda demostrarlo sobre el terreno, ha llegado el momento que tanto esperabas... Tu
momento.
Así que apaga el ordenador y coge la cámara. Pasa de la teoría a la práctica, de la ficción a la realidad.
Ya sabes, el mundo se divide en dos categorías... Los que saben exponer y los que no.
Así que da rienda suelta a tu creatividad y pon en práctica todo lo que sabes.
Y si no te sale a la primera, vuelve a consultar esta guía, aprende lo que haga falta e inténtalo de
nuevo.
Practica, practica y sigue practicando.
Además, no estás solo en esta partida. Ya sabes que puedes contar conmigo y con el resto del equipo
de PhotoPills para lo que necesites.
Así es que no importa la pregunta que tengas, si necesitas ayuda, escribe un comentario al final de
estas líneas, y te responderemos lo antes posible.