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Cómo Reencontrar
el Destino
Meditación Egipcia

Almas Gemelas - Regresiones


Vidas Pasadas - Misión de Vida
Crecimiento Espiritual

MAESTRO ROLLAND

Kabash
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Coordinación y Producción Editorial:
Mirta Baldi y Teresita Bavastro

Colaboraron en esta obra


Alicia Costa
Alma Pochellú
Ana Paula Garrido
Ary Berniger
Helen De Souza
Laura Revello
María del Carmen Dutto
Marta Thomas
Rosario Dutto
Susana Macknight

EDITORIAL
Nefrú
editorialnefru@montevideo.com.uy
www.rolland.com.br

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A mi Maestro Elías,
quien me enseñó
a buscar la felicidad en el Destino.

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Introducción

Encuentro… Tesoro de Felicidad

Mi experiencia me enseñó que el auto-encuentro, no es el


mero resultado de un análisis psicológico. Es buscar nuestras
raíces en vidas pasadas y comprender la influencia que tienen
sobre nuestra psiquis, consciente o inconscientemente. Para
ello tenemos que partir de un concepto: el alma existe a través
de distintas vidas, distintos cuerpos, en diferentes épocas y
culturas. De allí resulta nuestra evolución intelectual a través
de sucesivas civilizaciones. Mucho más allá del concepto de
los arquetipos de Jung, que no llegan más lejos de los instintos
y reflejos del aprendizaje colectivo.
Creo firmemente, que al psicoanálisis de Freud le faltó
una segunda parte. Su intención de dedicarse a la
parapsicología en la última etapa de su vida, posiblemente
haya sido su idea de siempre, pero no la pudo llevar a cabo
en la época de tan duro antisemitismo que le tocó vivir. En
otras condiciones, tal vez hubiera continuado con sus ‘vuelos’
como un verdadero místico, con su tarot, con su hipnosis…
Con sus caminos para conocer no sólo la vida del más acá
sino la del Más Allá, que constituye el verdadero cimiento de
la personalidad y del gran Yo.
Mi búsqueda nunca habría tenido éxito sin las enseñanzas
de mis Maestros, que marcaron los caminos por los que debía
transitar. Como lo dijo Sheri Otep, el gran Hierofante Médico
de la Dinastía XII del Antiguo Egipto: “Iluminado es aquel
que sigue la Luz de su Maestro… nunca estará en la
oscuridad”.

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Cuando encontré mi Luz, ya no hubieron dudas. Mi fe y
mi lealtad vencieron a la oscuridad y siempre vi claro mi
camino. Hasta los obstáculos que encontraba, sin importar
su dimensión, los tomaba como pruebas necesarias para
crecer.
Crecí y aún cuando hubiese querido avanzar más,
superarme más y aprender más, comprendí que las vidas
son limitadas y que necesitamos volver a reencarnar para
seguir aprendiendo y alcanzar lo que no hemos logrado.
Por eso tengo fe en que podré volver para cumplir con la
gran ley del ser humano a través de los tiempos: evolución.
No se trata de que participemos en el progreso de la
sociedad, sino del crecimiento espiritual de nuestra psiquis,
de nuestra alma.
Cada uno tiene su propia búsqueda, pero siempre lo
llevará a la única verdad: su esencia, como lo enseñó Spinoza.
Y a través de nuestra esencia, podemos unirnos al camino
que nos pertenece, aunque lo hayamos vivido a través de
distintas culturas, pensamientos y descendencias, en nuestras
diferentes encarnaciones.
Nuestra verdadera esencia, es como una Luz que nace
en la profundidad de nuestro ser, que ahuyenta dudas y
conflictos. Una esencia que en cada vida tenemos la necesidad
de volver a sentir. El alma busca su verdadera energía para
poder vivir y unir su existencia del presente, con las del pasado
y con su historia del Más Allá…
He tenido el privilegio de relacionarme con muchas
personas que se destacaron en distintos ámbitos y traté de
sentir si el éxito que tuvieron en esta vida, fue por la influencia
de una anterior. Esto también formó parte de mi búsqueda.
Hay quien se busca aislándose de los demás y es posible
que también así logre su encuentro. Pero mi camino fue muy

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distinto. Fue a través de mis consultantes, de las experiencias
que me tocó vivir y compartir. Mi consultorio ocupó la mayor
parte de mi vida. Traté de comprobar una verdad, no sólo
para mí, sino para mis discípulos, para todos los que forman
parte de nuestra Escuela.
También enseñé a mis discípulos formados como
Maestros, a que sigan mi camino y puedan sentir el inmenso
placer espiritual de ayudar porque la mayor felicidad para mí
fue poder ayudar a otros. Ese placer me motivó dentro de mi
camino como Maestro.
Aprendí que si se ayuda por compromiso o por deber de
conciencia, no sirve, no resulta. Hay que vibrar con la persona
que estamos ayudando y sentir que nuestra fuerza mística le
llega y provoca una transformación maravillosa.
Pero para alcanzar el éxito, antes tuve que encontrar un
camino para ayudar. Quien apoyó mi búsqueda guiándome
hacia el Kabash, fue mi Maestro Elías, Profesor de Egiptología
y Asesor del Museo de El Cairo. Con él aprendí jeroglíficos,
aprendí sobre tumbas y papiros, aprendí cómo llegar a vidas
pasadas, ¡aprendí tanto!… ¿Saben por qué? Porque lo quise
mucho, fue mi Maestro amado.
Y quien me reveló las grandes verdades que pertenecen
al pasado de mi alma, es el espíritu de una gran sacerdotisa
del Antiguo Egipto. Su nombre es Astenkeph. Ella me
acompaña en cada una de mis orientaciones y ayudas.
Estuve unido a su espíritu en una vida anterior y en la
actual está a mi lado desde que nací. Y tengo la certeza de
que también estuvo junto a mi padre.
Ella me transmite en sus mensajes, un sorprendente
conocimiento tanto del pasado como del presente de los
consultantes. Desde el Más Allá, sabe lo que nadie puede saber.
Gracias a Astenkeph, conocí gran parte de una de mis vidas

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anteriores, en el Antiguo Egipto, hace tres mil quinientos años
atrás…
Ustedes dirán, ¡qué suerte tiene el Maestro! Estar
acompañado de un espíritu que le comunica todo lo que
necesita saber.
Es verdad, pero nunca he sido egoísta con el saber ni con
los privilegios que me dio el Destino. Fundé una Escuela y
formé discípulos, enseñando a cada uno a descubrir su propio
Ka o su ‘Doble’ como se lo llamaba en el Antiguo Egipto.
A sentir ese espíritu que camina al lado nuestro y nos ayuda a
vivir.
Siempre he sido ‘Maestro’ y he compartido mis
conocimientos. Hasta hoy sigo enseñando a través de estas
páginas.
¿Quieren saber cuándo fue la primera vez que sentí a mi
Ka, Astenkeph?
Fue un encuentro muy triste cuando tenía diez años. Aquel
año comenzó mal para mí. El 1º de setiembre, justo el día de mi
cumpleaños, estaba en Alemania, en la ciudad de Leipzig y viví
el estallido de la guerra. Mi prima Anschen tenía todo preparado
para la fiesta, pero siempre algo falta y salimos a comprarlo.
Por las calles se escuchaban gritos: ‘¡krieg! ¡krieg!’, (guerra,
guerra). Muchos gritaban con espanto y otros con alegría.
Hombres, mujeres y hasta niños uniformados y con sus
svásticas, marchaban cantando himnos nazis. Tanques y
camiones se veían por toda la ciudad, los negocios estaban
cerrados. Imposible conseguir velas para mi cumpleaños…
Ya en la casa, cuando llegó la noche, mi prima encontró
un pedazo de una vela usada y me la prendió. Me dijo que me
concentrara en el deseo que más quería. Lo recuerdo como si
fuera ahora… Pedí que mi madre me quisiera. ¡Qué triste es
cuando un hijo tiene que pedir que su madre lo ame!

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Pero mi deseo no se realizó. Al volver a París, mi madre
me internó en un Asilo cristiano. Justificó diciendo que mi
comportamiento era tan malo, que allí yo iba a aprender. ¡No
imaginan cuánto sufrí! Estuve casi un año encerrado, hasta
que mi prima se hizo mi tutora y me llevó con ella.
Un día en el Asilo me acerqué a la capilla donde los demás
niños asistían a misa. A mí no me obligaban porque era judío.
Desde afuera, vi lo que para mí era la estatua de una mujer,
ya que no conocía entonces nada acerca de la Virgen María.
Pasaron algunas noches y soñé con una mujer parecida
a la de la estatua. Ella me dijo: “Pronto saldrás de aquí y vas
a viajar con tu madre al país donde naciste”.
En aquel momento, pensé que la que estaba en mis sueños
era la misma de la capilla. Hoy sé que fue el primer contacto
con mi espíritu guía.
Cuando viví en Francia quise ser cristiano, como todos
los niños del Asilo. No quería ser distinto, quería ser francés y
católico y no un uruguayo que decían que venía de un país de
indios y además judío y rechazado como tal. Y cuando estaba
en Alemania, también hubiera querido estar uniformado como
todos los niños nazis. Todavía no comprendía el porqué de la
gran barrera que existía entre judíos y alemanes.
Aún hoy, sigo sin entender por qué el mundo está tan
dividido. Tal vez sea parte de un Destino que no hemos podido
superar. Muchas veces he pensado si existe la meditación que
este mundo necesita para salir de su Torre de Babel, de las
separaciones y rivalidades entre los hombres, que se
transforman en guerras permanentes.
Cierta vez, hablando sobre este tema con mi Maestro Elías,
me decía que la solución está en la familia. Que si trabajáramos
para mejorarla, dándole principios y espiritualidad, podríamos
ayudar a mejorar nuestra sociedad.

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Hoy, después de tantos años, miro hacia atrás y veo que
el verdadero avance en mi búsqueda, no fue a través de una
profesión o de conocer técnicas, sino de saber por qué existo,
hacia dónde voy, cuál es mi misión y cómo puedo alcanzar
mi realización y mi felicidad.
He aprendido mucho más a través de mis consultantes,
de sus problemas, de su dolor, que de todos los libros que leí y
todo lo que me enseñaron en la Facultad. Cuando salí de ella,
me sentí un ignorante. Sólo sabía que la había cursado.
Aunque fuera el mejor profesional del mundo, me sentiría un
desgraciado si no hubiera hallado mi camino.
Gracias a mi Ka, alcancé lo que realmente necesitaba:
conocerme a mí mismo, saber quién soy.
La mayoría de las personas se desconocen, son extraños
en su propia vida. Tratan de cubrir esa ignorancia y ese gran
vacío, aturdiéndose con fiestas, ruidos, con comodidades y
conquistas económicas o afectivas. No saben de dónde vienen
ni hacia dónde van. Así viven y así mueren, como hojas secas
que el río se lleva…
Los antiguos poetas egipcios hablaban de que el hombre
no puede ser como una hoja seca que el Nilo se la lleva. Tendría
que ir en una barca al mundo subterráneo, a la Eternidad…
Tener vida en la propia muerte y durante ese viaje realizar su
transformación. Llegar a ser como una libélula, que pueda
volar y sentir la elevación dentro de su camino, porque la vida
debe ser un proceso de cambios y crecimiento. Y la muerte no
es detenerse sino una transformación de lo que está destinado
para nosotros… todo está ‘escrito’.
Pero tenemos que meditar para alcanzar la sabiduría de
poder leer eso que está ‘escrito’. Conociendo esto, conocemos
el verdadero secreto de la vida.

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Encontrar Luz… Sabiduría… Amor verdadero

Mis queridos lectores, aunque un gran número de


ustedes son hoy desconocidos para mí, estoy seguro que a
muchas de sus almas las he conocido en otro tiempo. Por
eso, trato de enseñarles una sabiduría que ellas puedan sentir,
para rescatar la esencia de su propio Destino.
No les enseño con palabras o con teorías. Trato de llegar
a ustedes a través de mi experiencia personal, mostrándoles
el camino que he recorrido hacia mi propio encuentro.
Esa es mi misión como Maestro y los que sientan ese
camino, podrán transformarse en mis discípulos. Para las
almas no existe tiempo ni distancia, existe solamente una
esencia que perdura a través de las vidas.
En mi búsqueda descubrí el Kabash y ustedes podrán
preguntarse sobre su origen, de dónde viene esa sabiduría y
por qué se llama así.
‘Kaba’ quiere decir ‘recibir’ y ‘esh’ o ‘ash’ significa ‘fuego’.
Así como yo enciendo una vela para comunicarme con
mi espíritu guía o mi ‘Ka’, en la antigüedad todo sacerdote
egipcio, sin importar en qué época, trató de encontrarse con
el Más Allá, a través del fuego. Éste fue la base de toda
inspiración mística y religiosa.
Aunque hoy estoy al margen de un plano religioso, sigo
fiel a la tradición mística del fuego, porque siento que mi alma
lo necesita y es parte de su energía.
Durante muchos años me dediqué a conocer la Kabalah
y su interpretación mística. Encontré una gran similitud entre
ella y el Kabash.
Los judíos vivieron casi quinientos años en Egipto y
aprendieron las bases de la Kabalah, como también muchos
conceptos monoteístas nacidos en la Dinastía XVIII, durante

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la revolución del Faraón Akenatón. En aquella época, dentro
de las primeras logias formadas en Neket Atón (Amarna), ya
se enseñaba la sabiduría Kabash.
Aunque el judaísmo trató de separarse de Egipto y su
influencia, no pudo conseguirlo. Lo vemos en el nombre de
Abraham. Ab (padre), Ra (dios egipcio), Am (pueblo) que
significa ‘padre del pueblo de Dios’. Así como Irushalaim
(Jerusalem) viene de `Ir’ (ciudad), ‘Ra’ (Dios), ‘Shalem’
(paz) ‘ciudad de Dios y de paz’. El dios Ra siempre presente
como en Sa-ra, Ra-quel, Debo-ra, etc. También el origen
de la palabra Rabí, como ‘Ra-Be’ que significa ‘Dios y
alma’.
La religión judía agregó luego un ‘hei’ (‘H’) en algunas
palabras, como en el nombre del patriarca Abraham, para
unirlas a Jehová, intentando sacar la esencia del Ra. Lo cierto
es que los judíos no pudieron librarse de la influencia egipcia,
así como los cristianos nunca pudieron escapar a la judía. Y
como los islámicos no pueden ignorar el aporte de los profetas
judaicos en su religión.
Así, podemos encontrar paradojas dentro de las diferentes
culturas, como el inicio del Año Nuevo cristiano, en la fecha
de la circuncisión de Cristo, al séptimo día de su nacimiento.
El cristianismo festeja con bombos y platillos, el día de un
ritual judío de circuncisión…
Todas las religiones tienen grandes problemas para
explicar acontecimientos que no son fáciles de comprender,
pero gracias a los dogmas y a la fe, son aceptados.
La mística, sin embargo, trata de liberarse de dogmas y
permite ‘volar’ con seguridad, sin miedos. Porque cuando
existen dudas, nuestros vuelos místicos pueden transformarse
en frustraciones y no permitirnos encontrar el camino.

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El verdadero místico es un seguidor de lo que siente. Trata
constantemente de purificar sus conocimientos y buscar las
verdaderas esencias que son como las raíces plantadas por
nuestro Creador Cósmico.
Recuerdo que uno de mis Maestros de Kabalah, cuando
se refería a la importancia del sábado, decía que ese día era
como una princesa y debía vestirse como tal.
A través de los años, vi falsas princesas vestidas hasta de
reinas. Rodeadas de súbditos y seguidores, recibiendo loas,
admiración y reconocimiento, cuando no eran nada.
Es una gran verdad que el hombre necesita reinas y dioses
a quienes adorar y muchas ‘princesas’ y como no sabe
distinguir la verdadera, se deja llevar por la influencia de las
imágenes.
Por eso enseñé a mis discípulos una meditación de
inmensa grandeza espiritual, para que puedan encontrar la
verdadera princesa o la reina, que pueda ser importante en
todos los planos de su vida.
JAMUK ASHIR, se practica de pie hacia el Este, frente
a nosotros, una vela encendida. La mujer con sus pies juntos
y el hombre, algo separados.
Se concentran en JAMUK ASHIR durante algunos
minutos. Su mística los llevará a encontrar esa luz verdadera,
ese conocimiento, ese Destino, esa verdad o ese amor, que
llenen su vida. Y que puedan sentir que la felicidad los abraza.

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Nota del autor:
En las historias que relato en esta obra he tratado de
transmitir de la mejor forma posible, la esencia de una situación
que quedó grabada en mi memoria.
Los diálogos que he escrito, intentan reflejar esa esencia.
Los lugares y los nombres de los verdaderos protagonistas
fueron cambiados para proteger su privacidad.

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Encuentro

Fueron miles de casos que he vivido con mis


consultantes y cada uno contribuyó como un ladrillo a
la construcción de mi templo de verdad. A través de
ellos aprendí la sabiduría que me formó como Maestro.
La riqueza de cada situación que me tocó conocer,
puso los cimientos para mi propio encuentro.
Espero que las historias de la vida real que en este
libro les presento, puedan orientarlos en la búsqueda
hacia su propio Destino.
Deseo de corazón que las Dabraká que tanto
ayudaron a los protagonistas de estas páginas, también
sean para ustedes esa Luz que pueda guiarlos por el
camino del encuentro.

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Identidad y Destino

Hacía muy poco había llegado a Uruguay y todavía sentía


fresco en mí el recuerdo de Egipto. Pensé que debía comenzar
mi consultorio en Montevideo y pude alquilar un local en la
calle Colonia, gracias a un Ingeniero amigo que me salió de
garantía.
En los últimos tiempos, mis consultantes habían sido los
capitanes de los barcos en que viajaba, los gerentes de los
hoteles en que me alojaba… ‘Leía las manos’ para tener un
lugar donde comer o dormir, para poder viajar y estudiar lo
que tanto me apasionaba. Pensar en un consultorio fijo era
sin duda un desafío. Tenía que empezar de nuevo y todos los
comienzos son difíciles.
También necesitaba volver a Buenos Aires, a buscar mis
cosas que estaban en casa de amigos. Mis cuadernos, mis libros,
papeles… todo eso que representaba mi pasado. Pero antes tenía
que reunir el dinero para viajar. Además, en ese tiempo se había
hundido un barco que cruzaba a Buenos Aires, murieron varias
personas y eso complicó las posibilidades de viajar.
¡Tantas cosas sucedían y a la vez, nada sucedía! Me sentía
dentro de un gran vacío, pero tenía siempre presentes las
palabras de mi Maestro Elías:
“…Jamás olvides que en cada lugar donde tú estés, las
personas que te rodeen serán parte de tu Destino. Nunca será
una coincidencia. Los que están a tu lado, ya estuvieron. Las
almas se buscan, se necesitan. Cuando existió un sentimiento,
quieren volver a vivirlo porque eso es un estímulo para ellas”.

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Por eso estaba seguro de que alguien me buscaría, con
alguien iría a encontrarme o reencontrarme. Nunca dudé de
la palabra de mi Maestro.
Ese día tenía hambre. No tenía a quién pedir ayuda.
No le podía decir al Ingeniero que me dio su garantía, que me
trajo muebles de su oficina, que tampoco tenía para comer…
Tenía hambre de varios días y el hambre no deja pensar,
porque quiere que uno piense sólo en cómo conseguir comida.
Salí a caminar por la calle Colonia. Caminé y caminé.
De pronto una señora me mira y me pregunta:
–¿Usted es Rolland, el hijo de Bashe?
–Sí. ¿Conoce a mi madre? –pregunté muy sorprendido.
–La conocí en Argentina cuando visité la estancia de mi
amiga. Mi nombre es Rebeca. A usted también lo vi allá en
Entre Ríos, era muy joven…
–¡Y me reconoció!
–Sí, yo tengo un ojo clínico. ¿Y cómo está su madre?
–Bien, está en Buenos Aires pero pienso traerla a Uruguay
en cuanto pueda.
–¿Usted sigue con sus videncias? –me interrogó curiosa–.
Supe que estuvo junto a Eva Perón…
–¡Ya veo que sabe sobre mí! –comenté con asombro. Pero
al mismo tiempo pensé que sin duda mi Maestro tenía razón,
que las almas se buscan y se encuentran.
–Mire, Rolland, en la institución benéfica donde trabajo,
hay un caso muy interesante en el que yo estoy ayudando y
me gustaría que usted lo conociera.
Se trata de un hombre que perdió la memoria. El médico
no sabe por qué. Lo único que el pobrecito contesta a
cualquier pregunta que se le haga, es ‘Jacobo Jabotosky’. No
dice otra cosa. ¿Por qué no viene conmigo a verlo? ¡Vamos!
¡Acompáñeme! –insistió.

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Yo pensé que tal vez ese fuera mi primer caso y acepté
su propuesta. ¡Tenía que empezar! Un caso, un plato de
comida… lo necesitaba. No pensaba en dinero, apenas en
poder comer.
Llegamos a una Casa de Salud y nos recibió una señora
que preguntó si yo era médico. Rebeca afirmó y a la vez me
hizo un gesto para que yo dijera que sí. Cuando la otra señora
salió, quiso justificarse conmigo.
–¿No mentí mucho, verdad? Usted estudió medicina…
–Sí, más de lo que usted piensa. El hecho de que no ejerza,
no quiere decir que no sea médico.
Nos hicieron pasar a la habitación del ‘Sr. Jacobo’.
Era un hombre que miraba al vacío. Ni notó nuestra
presencia… No veía a nadie y estaba en el más absoluto
silencio.
La enfermera que nos condujo hasta él, me explicó:
–No habla nada. Si le preguntamos algo, lo único que
dice es ‘Jacobo Jabotosky’.
–Y la edad, ¿tampoco la dice?
–¡Ah! No sé. No le preguntamos.
–¿Por qué no le preguntaron? Hay que saber en qué edad
está su mente. ¿Me comprende? Él puede tener dieciocho años
en este momento o tener cinco.
–El médico nunca pensó en eso. Usted tiene otra visión…
Le pedí a la enfermera que me trajera una vela.
–¿Para mirarle los ojos? ¿No es mejor una linterna?
–No, necesito una vela –insistí.
–Si le pide una vela, tráigale la vela –protestó Rebeca.
Trajo la vela y como siempre, su llama me iluminó para
empezar a conocer la verdad.
La enfermera y Rebeca quedaron muy sorprendidas
cuando les dije:

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–Primeramente, este hombre no es judío. Él no sabe quién
es y ese ‘Jacobo Jabotosky’ que siempre nombra, es alguien
muy relacionado a él.
–Nosotros encontramos un Jacobo con un apellido muy
parecido a Jabotosky, pero ni lo conoce a él. –Me explicó la
enfermera.
–No, ese apellido no es de aquí y este hombre no es judío
y para comprobarlo hay que saber si tiene hecha la
circuncisión.
La situación empeoró cuando confirmamos que no era
judío. La señora que nos había recibido, era de la dirección
del asilo y al enterarse de la novedad, quiso sacarlo enseguida.
–Pero entonces, ¿por qué lo tenemos acá? ¡Que vaya a
una institución cristiana! –protestó indignada.
–Antes de sacarlo de aquí, tenemos que pensar en darle
una solución –dije tratando de encontrar un argumento para
remediar el desastre que provoqué.
–¡No! Los que contribuyen con esta obra, lo hacen para
ayudar a judíos. Este hombre no es judío y estamos gastando
con él. Comida... ropa... todo cuesta.
–Pero señora, mientras vemos cómo ayudarlo…
–¡No! –me interrumpió. ¡Ni un día más! Si no es judío,
no puede estar acá.
Me dolió su respuesta y mi ‘vela’ me decía: “Aprende cómo
hablan los de tu pueblo. Escúchalos”.
–No me hables mi querido Ka, de mis hermanos judíos.
Todos los pueblos cometen errores. Estoy seguro que otros
fallaron más que el nuestro.
Ahora lo único que te pido es que me orientes. ¿Cómo
puedo ayudar a este hombre?

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–“Siempre que pregunto a un alma, ella me contesta cuál
es su problema y su tragedia. Me dice qué hace la persona,
quién es, qué busca, qué necesita en la vida. Hay un lenguaje
entre las almas… Pero su alma no habla… Está muy afectada
por el problema que vive”. –Fue la respuesta de mi Ka.
–¿No hay forma de hacer que hable? –insistí.
–“Sí, existen caminos, pero necesito más tiempo. Y es
difícil encontrar una respuesta antes que lo saquen de aquí”.
–Yo no voy a permitir que lo manden a la calle.
–“Tú no eres importante aquí, no tienes fuerza para
impedirlo”.
–Yo lo haré.
Decidí que Rebeca era quien debía ayudarme a resolver
la situación.
–Señora, hemos creado un problema y tenemos que buscar
una solución.
–¡Ay! ¡Ay! …Yo causé el problema, ¿verdad?
–Sí –reafirmé–. Este hombre tenía dónde vivir y ahora
van a quitarle toda la ayuda que le estaban dando. Usted ya
escuchó a la señora de la dirección. Sé que tenemos que
comprender que ella debe responder por el dinero que su
institución recibe. Si es de judíos y para ayudar a los judíos…
Pero no podemos dejar a este hombre así, sin que él sepa
siquiera quién es.
Mientras intentaba convencer a Rebeca, mi Ka empezó a
comunicarme:
–“Abrió su corazón… Este hombre vino viajando y viajando
desde Brasil. Habla portugués y también español. Chocó con
su auto, no recuerda contra qué, pudo ser un árbol. Traía un
dinero importante, que lo perdió en el accidente. Aquellos
que buscan lo ajeno se aprovecharon de su desgracia.

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Se dedica al negocio de vender muebles. Su nombre es
Valerio. Tiene un socio en una ciudad de Brasil… en Porto
Alegre… que se llama Jacobo Jabotosky. Todo el tiempo lo
nombra, lo busca, porque en este momento que se siente
completamente perdido, sabe que es el único que puede
ayudarlo. Valerio es mentor en una escuela de espiritismo…
es un gran místico. Quisiera que podamos ayudarlo”.
Yo le contaba a Rebeca todo lo que mi Ka me decía y ella
escuchaba muy sorprendida. Empezó a hablar maravillas de
mí a la gente del asilo.
–Yo conozco su madre, es una gran señora. Él estuvo al
lado de Eva Perón, aconsejó hombres importantes…
–No señora, no exagere, no tiene por qué hacerlo, no es
necesario.
Sin escuchar lo que yo decía, seguía contando con
entusiasmo la historia de aquel hombre, mientras él continuaba
ausente a toda nuestra conversación.
–Se da cuenta, este hombre es un alma buena, un hombre
espiritual. Perdió sus documentos en el accidente, tendría un
maletín con el dinero… Pero tiene su trabajo y lo deben estar
buscando en Brasil, seguramente tendrá familia, hijos…
Entonces volví a escuchar a mi Ka, diciendo que hacía
muchos años, Valerio se había separado de su mujer y sus
hijos quedaron con ella. Ya ni siquiera se veían y él sólo tenía
a su socio Jacobo.
Pero lo más importante para mi Ka, fue que en otra vida
ese hombre era un sacerdote, un alma muy unida a nuestro
camino místico.
Al final, decidí llevármelo conmigo. La directora se
encargó de aclararme que no podía quedarse con nada, que
todo pertenecía a la Institución.
Al menos pudo conservar su ropa.

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Nos fuimos en un taxi.
–Yo sabía que usted tiene un gran corazón –me repetía
Rebeca.
–Es lo único que me queda –comenté para mí mismo.
Ya en mi consultorio sin estrenar, senté a Valerio frente a
mí. Su ropa estaba muy prolija, yo lo miraba y pensaba
orgulloso ‘mi primer paciente’. Pero él sólo miraba la pared.
–Yo lo voy a sacar adelante –pensaba. Es el primer
paciente y no puedo fallar.
Tenía que buscar algo que ‘despertara’ sus recuerdos.
Astenkeph decía que debía mostrarle fotos de muebles. Salí a
buscar algo que pudiera ayudar. Las revistas de decoración
eran caras y yo no tenía dinero ni para comer…
De pronto iba caminando y pisé una hoja de diario.
¡Increíble! Tenía una publicidad donde mostraban muebles.
Feliz, volví rápido a mi consultorio. Cuando entré, Valerio
seguía sentado en el mismo lugar. Le mostré la hoja y tuve
que forzarlo a mirarla, porque no prestaba atención a nada.
Entonces, algo ‘tocó’ su memoria y provocó la reacción.
–‘Móveis’ –fue su primera palabra. Esa foto lo trajo a la
realidad. Yo sentí una gran emoción. ¡Por fin se estaba
recuperando!
Llegué lejos con aquel hombre. Las regresiones lo
ayudaron mucho. De a poco empezó a recordar, a hablarme
de su socio, de su negocio en Porto Alegre…
Después de un tiempo busqué la forma de prestarle
dinero para que viajara de nuevo a Brasil, en una compañía
de ómnibus que hacía el trayecto Montevideo-Porto Alegre.
Durante el tiempo que estuvo conmigo, le enseñé a meditar
y en especial con una Dabraká que lo ayudó, no solamente
a encontrarse en esta vida, sino con el pasado que había
olvidado.

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Antes de viajar a Brasil, me dijo que quería formar un
nuevo hogar.
–Me di cuenta que estoy muy solo. Tengo un socio en mi
parte económica y es también un gran amigo. Estudiamos
juntos pero ni él ni yo hicimos gran cosa con nuestros estudios,
ya ve que estamos fabricando y vendiendo muebles. Jacobo
se ocupa de la producción y yo de la parte de ventas. Seguro
que me está buscando pero quiero aparecer allá de sorpresa.
Al despedirse me dijo:
–Quiero que sepa que volveré y que, a pesar de pertenecer
al espiritismo, lo considero a usted mi Maestro y nunca voy a
olvidar sus enseñanzas.
Y así fue. Durante mucho tiempo siguió meditando,
siempre con AMISH ARAB, para encontrarse…
Al tiempo volvió a Montevideo y llegó a mi consultorio
con un camión con muebles y madera para arreglar toda mi
casa. Hizo un estante donde yo instalé un acuario que tanto
me gustaba. Solía mirar los peces para descansar mi mente.
Ellos viven en silencio, parece que fueran de otro mundo, pero
están en el nuestro, sólo un vidrio nos separa.
Así fue mi comienzo en Uruguay.
Recién ahí empecé a soñar. A pesar de haber tenido ya
un consultorio en Buenos Aires, de haber atendido gente
importante, todo aquello había quedado atrás para mí…
También, si hoy me preguntan si este caso fue importante, sé
que lo fue, pero el tiempo apaga su valor. El tiempo todo lo va
borrando y trae siempre un nuevo día y un nuevo momento
para soñar…
Rebeca, constantemente me recomendaba y también una
señora ciega, que fue mi segunda consultante.

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Venía gente desde Porto Alegre para verme, porque Valerio
contaba a todos que yo había hecho algo increíble… También
en Montevideo muchos supieron lo que había pasado con
aquel hombre de Brasil. Hasta la policía vino a mi casa a
preguntarme por qué yo no había hecho la denuncia, que ese
caso había que pasarlo al consulado brasilero… Mientras que
el agente me hablaba, yo miraba como movía la boca. ¡Qué
sensación de vacío! Yo pensaba que ese hombre tenía alma…
¡pero qué poco la sentía!
Después de algunos meses traje a mi madre para Uruguay
y al principio vivió conmigo. Pero enseguida me dijo que quería
mudarse. Quería estar en otro lugar, junto a su colectividad,
donde hubiera una sinagoga cerca, donde pudiera hablar su
idioma idish y estar junto a su gente. Así que le alquilé la
parte de arriba de una casa, en el barrio de Villa Muñoz, que
siempre fue el ‘barrio judío’ en Montevideo y allí mi madre se
sintió en su lugar.

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La Misión

Era un hombre bastante mayor y se notaba muy


angustiado cuando empezó a hablarme.
–Maestro, yo lo conocí hace veinticinco años y mientras
miraba mi mano, me dijo algo que siempre recuerdo: “Usted
tiene una importante misión que cumplir. En otra vida, fue
una persona muy influyente y su alma va a sufrir mucho si en
esta vida no le da su lugar. Trate de encontrarse y seguir el
camino hacia su misión. Ese será su verdadero triunfo.”
El camino que usted me marcó era espiritual. Como mi padre
era Masón, me aconsejó seguirlo en ese plano. Pero no lo hice.
Me dediqué a una gran empresa que fue fundada por mi padre.
Conservé su obra material, pero no seguí su parte espiritual.
Tengo dos hijos, uno se formó como abogado y es el
director comercial de la empresa. El otro es ingeniero y dirige
la producción.
Le voy a contar un pequeño episodio que sucedió hace
unos días, para que pueda conocer mejor la realidad que estoy
viviendo. Fue una tarde en que llegué a la empresa y me dirigí
al que era mi escritorio. Ahí estaba Jaime, mi hijo mayor.
Me recibió con cara de vinagre y me preguntó qué era lo
que quería. Yo le dije que sólo estaba de visita. Entonces siguió
hablando por teléfono y después con la secretaria. Como no
había ningún asiento libre, me fui a sentar en la sala de espera.
Pensé en ir a ver a David, el ingeniero, pero estaba en reunión
con algunos gerentes y volví a la sala de espera. No encontraba
un lugar para mí.

31
Una secretaria de las más antiguas se me acercó y me
preguntó cómo estaba.
“Yo lo extraño Don Saúl. Eran otros tiempos cuando usted
dirigía la empresa. ¡Todo cambió tanto!
Hay más computadoras y menos empleados. Todo se
enfrió, falta ese calor humano cuando usted escuchaba los
problemas de los trabajadores. ¡Cuántos tienen su casita o su
apartamento, gracias a usted! Sus hijos siguen un sistema de
trabajo muy distinto…
Bueno, Don Saúl, me alegro de verlo, espero que venga
más seguido por acá.”
Y yo pensé ‘¿para qué?’ Toda mi vida la dediqué a la
empresa, a la formación de mis hijos y a satisfacer los deseos
de mi difunta esposa. Aunque algunos me han tildado de
egoísta, realmente nunca pensé en mí.
¡Míreme, Maestro! Soy un verdadero desgraciado. No soy
nada. Mis hijos no me consultan, nadie me pregunta nada. Ni
les interesa cómo estoy…
Ahora, en el último peldaño de mi vida, ¿qué puedo hacer?
Sólo quedarme en ese inmenso vacío. Me paso todo el día en
casa, mirando televisión y sé que esto también se va a
terminar…
Eso sí, mis hijos y mis nueras me harán un gran entierro,
para no desprestigiar la empresa. Pero no quiero seguir
hablando de cómo va a terminar la tragedia de mi vida.
Maestro, a mi hijo Jaime, hacía casi seis meses que no lo veía
y a David, cuatro o cinco. Sin embargo, con las familias de
mis nueras, están siempre juntos. Allá existen almuerzos, cenas,
fiestas y aniversarios.
Yo, para ellos no cumplo más años. Sólo me quedan dos
amigos que a veces me llaman por teléfono. Uno tiene
Parkinson y apenas camina. El otro se fue a vivir en la estancia

32
de la hija. Ya lo ve, Maestro, estoy muy solo. Dos veces por
semana, David me manda un chofer para que me lleve al
médico…
¿Por qué no le hice caso a usted y fui en busca de mi
misión? ¿Cómo puedo pedir perdón? ¿Y a quién se lo pido?
Este año fui a la sinagoga en Iom Kipur y lloré... Tanto era
mi dolor, que un bedel se me acercó y quiso saber qué me
pasaba.
“Don Saúl, usted es uno de los hombre más ricos de esta
ciudad, tiene buenos hijos, hermosos nietos... ¿Por qué está
tan triste?”
No le contesté. Pensé en usted Maestro, cuando me dijo
que tenía que encontrarme y así sería feliz hasta la muerte.
Pero no seguí ese consejo y por lo tanto seré un desgraciado
hasta la muerte. A menos que todavía pueda encontrar una
salvación para mi alma…
Le enseñé a Don Saúl, una meditación para aquellos que
nunca pensaron en los demás. Que pasaron toda una vida
dedicados a su empresa, a sí mismos, sin ver más allá. Una
Dabraká para salvar la última oportunidad que la vida puede
darnos.
Lo hice sentar de frente hacia el Este y colocar sus brazos
cruzados sobre el pecho. Le pedí que fijara su mirada en la
vela y que se concentrara en las palabras ASH NOV LOJEM.
Me concentré junto con él, deseando de corazón que este
hombre pudiera hallar, aunque sea tardíamente, una misión
que colmase su alma.
Le dije que siguiera meditando en su casa, una noche sí
y una no. Y esta vez, siguió rigurosamente mis indicaciones.
No quería perder su última oportunidad.
Y así fue que llegó el momento en que sus días se
transformaron en días de gloria.

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Buscó una ONG donde trabajar y fue nombrado
Presidente de esa Institución. Gracias a su colaboración,
muchos más niños pudieron ser asistidos en sus necesidades.
Estaba siempre muy ocupado y feliz por todo lo que lograba
hacer por ellos.
Un día sus hijos le dieron una sorpresa que lo emocionó
muchísimo. Le trajeron de regalo una TV con pantalla gigante.
Él pensó que ya no la necesitaba, pero qué bueno sería llevarla
para sus chicos.
–Maestro, cuando le dije a mis hijos que no tenía más
tiempo de mirar TV, me preguntaron qué estaba haciendo.
Era un interrogante para ellos. Y les respondí que había
descubierto mi Paraíso, que había encontrado mi misión
aunque lamentaba el tiempo perdido. Pensé en aquel momento
qué hermoso sería que ellos también encontrasen su misión
algún día y que no fuera tan tarde como lo fue para mí.
Don Saúl me invitó a visitar su Institución para ver su
obra y compartir su felicidad.
Sólo de escuchar sus palabras, sentí una profunda alegría.
¿Cómo no querría visitarlo y estar junto a él en su Paraíso?

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Actuar con Elevación

Aquel señor vino a verme buscando desesperadamente


comunicarse con el espíritu de su padre, que hacía poco había
fallecido. Se decepcionó cuando le expliqué que yo actuaba
como médium únicamente con mi espíritu guía. Que no trataba
de comunicarme con otros espíritus a menos que ellos se
presentaran.
–Es mi forma de respetar su paz y sus sentimientos,
tratando de no invadirlos –le dije.
A pesar de mi negativa y de las razones que le manifesté,
mi consultante, insistió en su pedido.
–Maestro, si yo le cuento mi historia, usted verá muy claro
el motivo y la necesidad que tengo. Ya fui a centros de
espiritismo y no sentí a mi padre. Vengo a usted como mi
última esperanza y créame que estoy desesperado.
Me estoy tratando con un psiquiatra que es amigo mío y
su consejo, a pesar de sus prejuicios profesionales, es que
trate de lograr ese contacto porque el sentimiento de culpa me
está destruyendo. Sé que he cometido una falta terrible con
mi padre, imperdonable. Pero necesito pedirle perdón y por
eso lo busco.
De pronto quedó callado.
Le pregunté si le sucedía algo.
–Es que me cuesta mucho hablar de esa situación. Pero
sé que si lo hago, me sentiré aliviado. Y si después de
escucharme, usted se apiada de mí y me ayuda, estaría en el
cielo.

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Mi historia no es larga.
Después de separarse de mi madre, mi padre se volvió a
casar. Nunca supe ni quise saber los verdaderos motivos de
esa separación. Hay cosas que aunque pasan muy cerca de
nosotros, queremos ignorarlas. A veces es para bien y otras,
para mal…
Lo cierto es que se casó con una mujer mucho más joven
que mi madre. No sé cómo se conocieron, nunca pregunté
nada sobre ella. Yo era el único de mis hermanos que visitaba
a mi padre muy a menudo.
Un día fui a verlo y él no estaba en su casa. Había viajado
al exterior por negocios. La esposa me ofreció un café y
después hizo una cena para mí… No sé, creo que los dos
perdimos la cabeza y pasó lo que nunca tuvo que pasar.
Desde entonces, cada vez que mi padre viajaba, su mujer
me llamaba para avisarme que estaba sola y yo ‘la visitaba’.
Elsa era mayor que yo y estoy seguro que de haberla visto en
la calle, no hubiera llamado mi atención...
No sé qué llevó a mi padre a sospechar de ella, pero
contrató los servicios de una agencia de detectives para que
la vigilaran mientras viajaba. Él me confesó que dudaba de la
fidelidad de su esposa y que había tomado medidas para
descubrirla. Por lo tanto le comuniqué a Elsa sobre el peligro
de la situación y nos distanciamos. Yo pensé hacerlo para
siempre, pero ella me confesó que me amaba y que no quería
alejarse de mí.
Todo empezó a complicarse y hasta pensé en salir del
país y buscar otros horizontes. Lo primero que hice fue dejar
de visitar a mi padre. Él no entendió la razón de mi ausencia,
pero como era muy orgulloso, no me pidió explicaciones. En
esa época tuvo que ser operado pero nunca quedó bien y un
día, se fue…

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La noche en que lo estábamos velando, en un momento
quedé solo junto a él. Lloré y lloré pidiéndole perdón. Pero el
silencio de la muerte me angustió más...
Yo siempre hice vida de soltero. A pesar de haber convivido
con varias mujeres, nunca me pude llegar a casar con ninguna.
Mi amigo psiquiatra, me afirmó que por el fracaso de mis
padres le tengo miedo al matrimonio, ya que siempre me
identifiqué mucho con mi padre.
Trabajábamos en lo mismo y creo que en la forma de
pensar también éramos parecidos. Él fue siempre muy liberal.
Cuando viajaba no creo que practicase el celibato. Bueno, es
difícil juzgar un padre y creo que no se debe hacer…
Hace dos años y medio que él murió y desde entonces
duermo sólo con somníferos y calmantes. Siento dolores en
todo el cuerpo como si me dieran todos los días una paliza.
Y la tengo bien merecida… Pero lo que más me atormenta no
son los dolores sino mi conciencia. Es ese sentimiento de culpa
frente a mi padre que vivo constantemente.
Imagínese, Maestro, me estoy bañando y se me aparece
él con una mirada fría. Y ni le hablo de las noches… ahí está
mi padre, permanentemente. Estoy manejando el auto y lo
veo. He llegado a pensar que un día me puede provocar un
accidente.
En este tiempo mis negocios cayeron casi por completo.
¿Será porque no me puedo concentrar? ¿O él me castiga desde
el Más Allá, como me dijeron algunos entendidos en estos
casos?
Maestro, necesito que usted me ayude a conseguir que mi
padre me perdone y que se corte esa fuerza negativa que
destruye toda mi vida.
Antes tenía tantas mujeres que a veces no sabía cómo
arreglar mis citas. Mi apartamento parecía un hotel. Ahora,

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ya hace casi dos años que no salgo con ninguna mujer, mi
vida no es vida, no sé qué es.
Estoy seguro de que mi padre siempre fue bueno. Y por el
amor que sentía por mí, tengo fe que si sabe cuánto me
arrepiento de mi falta, él pueda perdonarme. Y así lograré
volver a ser feliz...
Hábleme, Maestro. Por favor, dígame algo. Su silencio
ahora me preocupa…
Entonces empecé a hablar frente a este hombre al que le
temblaban las manos por su estado emocional y la terrible
angustia que estaba viviendo.
–Le voy a citar una historia bíblica, la del Rey David con
el Profeta Natán. Cuando el Rey, para poder quedarse con
Bat Sheva, manda a su esposo al lugar más peligroso, para
que encontrase la muerte.
El Profeta le pregunta al Rey qué haría él, si ve cómo un
hombre que tiene muchas ovejas, mata la oveja de otro que
tiene solamente una. ¿Qué justicia merecería ese hombre?
A lo que David responde que merecía la muerte.
–Tú eres aquel hombre –le dice el Profeta–. Tú que
teniendo tantas mujeres, le sacas la única mujer que él tiene.
Usted, Sebastián, que tenía tantas mujeres, le tuvo que
sacar la única mujer que su padre tenía. Si no se la quitó
totalmente, le sacó su amor. Usted tenía juventud, atracción y
su padre era un anciano.
¿Usted sabe por qué David no pudo construir el Templo
de Jerusalén? ¿Acaso cree que Dios no lo perdonó por ‘las
manos manchadas de sangre’? Esa fue la excusa del propio
Dios que quería muchísimo al Rey.
El deber de David era defender a Israel, por lógica no
tuvo otra opción que manchar sus manos con la sangre de los
enemigos. Fue por un gran motivo.

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¿Usted cree que por eso Dios no lo dejó construir el templo?
En mi interpretación, Dios no pudo aceptar la injusticia que
David cometió con el marido de Bat Sheva. Aquí vemos, dicho
con todo respeto, como Dios disimula también sus sentimientos
para no herir a su amado…
Y en ese momento pensé, aunque no se lo dije, que por
todas sus encarnaciones no se le perdonó esa injusticia que el
Rey cometió.
Sebastián, mi consultante, hizo algo peor, sacarle la mujer
a su padre o sacarle el amor de ella…
Yo traté de ayudarlo porque en el fondo, fue como Edipo
Rey, que quiso matar a su padre para quedarse con su mujer.
La psicología humana está llena de pensamientos edípicos y
de instintos primitivos contra los que nuestra moral lucha. A
veces no llega a tener éxito en esa batalla, por eso existen las
guerras, la agresividad y la cruel brutalidad del hombre que
llega hasta la tortura, algo que ni siquiera entre los animales
se ve.
–Mire, Sebastián –le dije–, usted obró por impulsos
edípicos y vengativos que siempre existen en el plano
inconsciente. En parte pueden haberse originado en su
infancia o en su adolescencia, pero también los arrastramos
en un plano primitivo y fuera de toda moral.
Usted necesita más que el perdón de su padre… Como
enseñó el gran Maestro Sheri Otep, en el Antiguo Egipto: todo
hombre necesita tres perdones. El perdón del otro, el de su
propia conciencia y por último, un perdón Divino.
Así que usted deberá empezar por elevarse hacia lo Divino.
Hacer obras, meditar para cambiar su forma de pensar y hasta
su vida. Le repito, tendrá que hacer buenas acciones para
sentirse bien consigo mismo, satisfecho con su persona, con
su Yo. Eso levantará su autoestima.

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Deberá prometerse, frente a una vela, con la meditación
JOSHER ADÍN ANÉ, que desde este momento actuará en
una forma ejemplar en su vida. Como una persona que busca
elevación y quiere ser distinto a los demás. Con eso calmará
poco a poco su conciencia y a la vez, buscará que su padre se
sienta orgulloso de usted. Con el tiempo, él comprenderá que
existieron dos culpables en esta triste situación, su esposa
también lo fue.
Las almas sufren en la muerte, mucho más que en la vida,
porque al estar desencarnadas y dentro de un camino de
purificación, son más sensibles al dolor. Están en un tiempo
abstracto, de otra dimensión, a la espera de esa energía Divina
para una nueva encarnación…
Sebastián escuchó con mucha atención cada una de mis
palabras y se emocionó, aunque yo pensé que se habría
aburrido con mi largo discurso.
–Cumpliré, Maestro… Cumpliré. Se lo prometo… Voy a
cambiar. Tomaré el rumbo que usted me está marcando. Necesito
hacerlo y dejar de sentir repugnancia por mí mismo. Necesito
perdonarme… eso tampoco será fácil, pero cuento con su ayuda
y con esa meditación que tendrá que enseñarme cómo hacerla.
–Esta Dabraká tiene que hacerla sentado en el piso. De
frente hacia el Este, con una vela encendida. Cruce las piernas
en posición de loto y también cruce los brazos sobre el pecho.
Con la cabeza gacha, repita las palabras JOSHER ADÍN ANÉ
en voz muy baja, mientras se inclina hacia delante y hacia atrás,
en un balanceo permanente, bien concentrado en la meditación.
Seis o siete meses pasaron desde aquel día, cuando
Sebastián volvió a visitarme.
–Maestro, soy otro. Las meditaciones hicieron un cambio
increíble en mi vida. Hasta le digo que estoy buscando mi
camino espiritual.

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Como hombre me siento muy bien, tengo novia y pienso
casarme pronto. Mis negocios se levantaron. La verdad es
que todo está muy bien… No sé cómo agradecerle…
Se fue feliz. Yo me quedé pensando en lo importante que
fue para él, sentirse perdonado por todos. Pero dentro de mí
quedó una pregunta: ¿El padre lo perdonó?... Esa verdad la
ignoré, sentirse perdonado es una cosa y ser perdonado es otra.
Su acción no era fácil de perdonar, pero para mí, lo más
importante fue que él haya encontrado la paz con su propia
conciencia. Aunque yo nunca pude aceptar lo que le hizo a
su padre.

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42
El lugar que el Alma busca

Una mujer ya entrada en años, vino a consultarme. Lo


primero que hizo, fue mostrarme en su brazo los números
con que los judíos eran marcados por los nazis, en los Campos
de Concentración. Fue como si me dijera ‘esto es el resumen
de mi vida’.
Luego empezó a hablar sobre su soledad y la ‘lager
krankheit’ o ‘enfermedad del Campo’, que parecía perseguirla
y no sabía cómo salir de ella.
Al tomar su mano y mirarla junto a la vela, sentí que lo
que ella buscaba era un lugar para su alma, tanto en la vida
como en la muerte.
–Usted, señora Hosman, necesita un lugar donde pueda
sentirse bien y paliar su soledad.
–Es cierto, estoy cansada de ir de un lado para otro. Maestro,
yo vivía en Viena, con toda mi familia: mi esposo, que trabajaba
en un Banco y mis dos hijas. Bueno, mi hija mayor, aunque yo la
consideraba mía porque la crié, era de su matrimonio anterior.
Realmente formábamos una familia feliz. Mi hija menor era igual
a mí hasta en los gestos y tenía mi voz. Ella cantaba, como yo
también canté en mi juventud. Hasta en el ‘lager’ (campo de
concentración), en un principio, cuando los nazis querían mostrar
al mundo que no eran tan animales, yo integraba un coro.
¿Cómo decirle en qué quedó mi familia?... Mis hijas y mi
marido fueron a la cámara de gas. Yo me salvé porque
clasificaba la ropa de las víctimas y todos los objetos de valor
que escondían de sus verdugos.

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Cuando los americanos entraron en el campo, yo estaba
moribunda. Ellos me rescataron. En un primer momento
pensé en ir a Estados Unidos, pero aquí en Uruguay tenía
un cuñado y cuando le escribí, me convenció de que viniera.
Cuando llegué, él ya estaba internado, con grandes
problemas psiquiátricos que fueron consecuencias del ‘lager’.
Y yo pienso que si no encuentro un lugar para mí, voy a
terminar como él...
¿Cómo ayudarla a encontrar lo que tanto buscaba?
Vino a mi mente una meditación muy especial, a través de
la cual muchas personas ya habían logrado encontrar ‘su’ lugar.
También a mí me ayudó a hallar ese lugar que el alma busca. Ese
templo en el que podamos encontrarnos con nosotros y con Dios,
como decían los antiguos egipcios en la Dinastía XVIII.
Le pedí a la señora Hosman que se sentara con sus manos
apoyadas sobre las rodillas. Estaba ubicada mirando hacia el
Este y le dije que fijara su mirada en la vela que estaba
encendida frente a ella. Así empezó a repetir GOREJ AVDUL.
Repetía aquellas palabras como si fuera una oración y
hasta parecía que eran conocidas para su alma. Se concentró
en ellas con tanta fuerza, como quien se aferra a una tabla de
salvación en medio del océano. Entró en un estado especial...
GOREJ AVDUL se confundía con su llanto, que parecía
más un grito salido desde la profundidad de su alma…
Había pasado un tiempo desde aquella experiencia,
cuando la señora Hosman regresó a mi consultorio.
Se veía diferente y hasta me habló con gran entusiasmo.
–Maestro, hice todas las noches la meditación que me
enseñó, menos los sábados, como me dijo. ¡Y tuve la respuesta!
Fue un mensaje… –Ella ni siquiera esperaba a que le
preguntara, sólo quería contarme lo que había sentido.

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¿Sabe cuál fue la respuesta? ¡Ir a Israel! Sé que en
Jerusalén voy a encontrar paz y el pedazo de felicidad que
necesito para aliviar mi soledad. Será que como buena judía,
sentí también el canto ‘Leshana Haba B Irushalaim’, ‘el año
entrante en Jerusalén’.
Recuerdo, Maestro, que muchos judíos cantaban esa
misma canción, caminando hacia las cámaras de gas. Tal
vez esperaban ir a Jerusalén en otra vida. Pero yo voy a ir en
esta, sé que se me cumplirá ese deseo…
Pasaron algunos meses y recibí una carta de la señora
Hosman. Estaba en Tel Aviv.
“...El Estado de Israel se portó maravillosamente
conmigo. No encontraron un lugar para mí en Jerusalén, pero
viajo muy seguido para allí. En una de esas visitas conocí una
persona muy especial, que padecía los mismos males que
yo, producto del ‘lager’. Pero unimos nuestros ‘males’ y los
transformamos en algo bueno para los dos. La verdad,
Maestro, es que me siento muy feliz.
Él se llama Jaim (salud) y puede ser que hasta su nombre
me haya ‘curado’.
Nunca me voy a olvidar de esa meditación que me ayudó
tanto a encontrar mi lugar y a mí misma. Aunque ya no la
hago, la tengo muy guardada dentro de mí.
Sólo quisiera pedirle una cosa más, si usted pudiera
enseñarme una meditación para conservar esta felicidad que
me tocó vivir ya en el ocaso de mi vida…”
Dentro de mi tradición de maestría, no se me permite
contestar cartas, así que no pude responderle en aquel
momento. Pero el Destino quiso que justo en esos días, una
joven conocida me comentara que iba a viajar a Israel. Le
pedí que le hiciera llegar una meditación a la señora Hosman.

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Recuerdo que en un pequeño papel escribí las palabras
“ASHUR OMEJ”.
Estoy seguro que con esa Dabraká consiguió proteger su
felicidad. ¡¿Quién puede dudarlo?!

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Tentaciones e influencias negativas

Quisiera contarles un caso muy especial, con el que


aprendí grandes verdades sobre el Destino y la búsqueda del
camino del alma.
Los hermanos Juan y Martín, trabajaban en un taller de
electricidad para automóviles y yo era su cliente, también su
amigo y por último me transformé en su consejero.
Eran gemelos y existía una fuerte dependencia entre ellos,
lo que se considera normal. Su necesidad de estar juntos, tanto
física como emocionalmente, era muy grande.
Aunque los dos habían elegido la misma profesión, sentí
que sus almas tenían distintos objetivos. Uno era muy
espiritualista, con inquietud de encontrar su misión y el otro
estaba impregnado de materialismo y de adoración por el
dios oro.
Ellos se sentían atraídos entre sí por la fuerza natural de
haber vivido una etapa unidos a la misma placenta. Sin
embargo, las almas se rechazaban y se enfrentaban por ser
opuestas en la forma de sentir. Según la orientación que habían
recibido de un Pediatra cuando eran niños, debían ir a distintas
escuelas y estar separados, lo más posible. Era un buen
consejo, pero nunca pudieron llevarlo a cabo por esa fuerza
biológica que los unía.
A Martín, que era el gemelo dominante, le interesaba
únicamente ganar dinero. Y como la situación económica del
país estaba muy difícil, proyectó un viaje a España para
radicarse y trabajar allí.

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Un día Juan me preguntó:
–¿Cómo puedo ser fuerte, Maestro? Mi hermano me
arrastra y tengo miedo de ser débil e irme a España detrás de
él. Quiero encontrarme y caminar por mi propio Destino.
¿Cómo puedo ser el que siento ser?
–¿Y cómo siente ser?
–Constantemente tengo sueños en los que me veo dentro
de un templo, ayudando. Siempre es en la antigüedad, no sé
si será Grecia o Egipto… Pero de lo que estoy seguro es que
no siento hacer nada de lo que hago en mi presente.
Un día, hablando con Martín, le pregunté si él también
soñaba.
–Sí, pero no con las estupideces con que sueña mi
hermano Juan. Yo sueño con tener un gran taller, con muchos
empleados y que mi mujer esté al frente de la contabilidad.
Bueno, no sé si son sueños de verdad, pero están dentro de
mí. Yo soy práctico y no comprendo cómo puedo tener un
hermano gemelo tan distinto. Él y su mujer son iguales. Nunca
tendrán nada. El día que yo me vaya a España, se van a
morir de hambre porque viven en las nubes. Y no es por
ofenderlo, Maestro, pero ellos leen sus libros y lo ven como si
fuera su verdadero guía. Pero usted es práctico también,
maneja un auto y pide el presupuesto antes de hacer un
arreglo.
–Mire Martín, el sentido práctico también lo tiene Juan.
Él se encarga de la parte contable, es el que hace las boletas.
Creo que usted se contradice. Tener un sentido práctico es
necesario en la vida. Nos ayuda a sentirnos más seguros y a
buscar el bienestar, tanto personal como el de aquellos que
dependen de nosotros. Pero una cosa no quita la otra.
Ser espiritualista y humanista, es haber madurado nuestro
plano instintivo. No pensar únicamente en uno mismo o en su

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orden familiar, sino pensar en el otro y sentirlo aunque sea un
desconocido. Crecer dentro de lo espiritual es el verdadero
crecimiento…
En ese momento sentí que era inútil hablar con Martín, él
no me comprendía. Me miraba como siempre miró a su
hermano. Tratar de explicarle era estéril.
Pasó el tiempo y un día, en una casa de venta de repuestos
de autos encontré a Juan. Se emocionó muchísimo al verme.
–Maestro, fui varias veces allá donde usted tenía su
consultorio pero está siempre cerrado. Además su celular
parece que está muerto. No sabía cómo ubicarlo, necesito
hablar con usted.
–En estos días pensaba pasar por el taller. Mi auto tiene
un problema eléctrico, así que nos vemos pronto.
Cuando volvimos a vernos, Juan me plantea que su
hermano Martín, estaba viviendo en Bilbao y que le iba muy
bien. Quería mandarle los pasajes para que él también se
fuera. Pero Juan no sentía hacerlo.
–¡Ayúdeme, Maestro! Quiero terminar con esa maldita
influencia que nos quiere mantener siempre juntos. De una
vez por todas quisiera ser yo mismo…
Sé que acá es muy difícil avanzar. Mis hijos están
creciendo y las necesidades aumentan. Tengo que mirar por
mi familia, pero no quiero que eso se transforme en un
justificativo para seguir a mi hermano. Si viajo, nunca iré a
España, voy a cualquier país, menos dónde él está. Pero
necesito ayuda, no puedo lograrlo solo. Tengo miedo que esa
unión que existe entre los dos, me pueda vencer.
Le enseñé una meditación que yo mismo hice muchas
veces, para luchar contra las influencias y las tentaciones que
en ciertos momentos pudieron desviarme, impidiendo que
encontrara el verdadero camino de mi Destino.

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Allí mismo, en el taller, le pedí una vela para encender y
meditar juntos. Lo hice sentar con las manos sobre sus rodillas,
de frente hacia el Este y le di las palabras ARISH GULAJ.
Le expliqué que las repitiera mentalmente y que esa energía le
ayudaría a ser él mismo y a encontrar el Destino de su alma.
Después de unos minutos, apoyé mis manos sobre su
cabeza. Dando unos pequeños toques con mis dedos, me
concentraba en la Dabraká ARISH GULAJ, deseándole
con toda la fuerza de mi alma, que pudiera encontrar su
camino.
–¡Maestro!...Fue algo muy fuerte que pasó por mi cuerpo,
como una vibración…no sé cómo explicarlo. ¡Qué fantástico!
Nunca había sentido algo igual. ¿Cuándo volverá para meditar
otra vez? –quiso saber Juan.
–Ahora tendrá que seguir meditando en su casa. Es mejor
hacerlo al anochecer. Si se concentra bien en las palabras
ARISH GULAJ, volverá a tener las mismas sensaciones...
Pasaron algunos meses y volví al taller. Juan ya no estaba.
Pregunté por él y me dijeron que se había ido del país. Insistí
en saber si estaba en España, pero me aseguraron que a
España no fue. Al tiempo supe que vivía en Toronto.
Mi corazón me decía que con aquella meditación tan
poderosa, Juan había encontrado su camino, venciendo la
fuerza de su naturaleza, que ejercía una influencia negativa
sobre él. Había logrado independizarse.

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Proteger el Camino

Una señora me preguntó si yo podría ‘ver’ o saber dónde


su madre, que había muerto, escondió ciertos documentos.
Eran ‘bonos’ y representaban un gran capital.
La consultante estaba embarazada, de unas veinte
semanas pero sus pensamientos estaban concentrados en la
única meta de hallar esos bonos.
Le dije que yo no hacía videncia para encontrar cosas
materiales. Pero sentí la preocupación de mi Ka por su
embarazo y que debía preguntarle con quién vivía.
Me contó que ella, su marido y sus dos hijas, compartían
la casa con una hermana solterona que se dedicaba a tirar
las cartas y tenía ciertos poderes para ayudar.
Quise saber si no tendría otro lugar dónde vivir.
Al percibir mi insistencia en el tema me preguntó
contrariada:
–¿Y por qué tengo que irme de mi casa?
Justificando mi posición le dije que sentía que esa casa
estaba negativa y podría afectar su embarazo.
Como ella había recibido muy buenas referencias sobre
mí, tuvo fe y empezó a pensar en cómo salir de aquella casa.
Me habló de la casa de un hermano, pero temía molestar su
vida de hombre soltero. El tiempo pasó y siguió pensando, sin
poner mucho esfuerzo en concretar una mudanza.
Mi Ka me había advertido que la envidia de su hermana
ponía en riesgo su embarazo.

51
La solterona sentía que la hermana tenía todo. Un marido
que la quería, dos hijas y ahora tal vez hasta el varón que
tanto deseaba. ¿Y ella qué? Nada. Se sentía fea, sin marido,
sin hijos, sin trabajo, viviendo de algunas tiradas de cartas…
La envidia era muy grande y muy peligrosa.
Y así, sucedió que unas pocas semanas después de
visitarme, la señora perdió su bebé.
Después de algún tiempo volvió a verme, muy angustiada
y arrepentida de no haber seguido mi consejo. Me contó que
una mujer que fue a su casa, también le dijo que estaba muy
negativa.
–Pero ella la curó, le sacó todo lo negativo y me aseguró
que podía estar tranquila.
Aquella consultante, pudo haberse protegido de la envidia
de su hermana, con una meditación que yo le había enseñado.
Le dije que era para que la casa estuviera más positiva ya
que no podía hablar la verdad.
Me confesó que luego de que ‘curaron’ su casa, ya no
hizo más la meditación que le di.
Una mujer frustrada tuvo el poder, muy posiblemente
inconsciente, de destruir la felicidad de su hermana. Sin
embargo no tuvo ni una minúscula fuerza para ayudar a
prolongar la vida de su madre o para saber dónde había
escondido los bonos que tanto buscaban.
El bien es muy difícil de practicar mientras que el mal
nace solo y sin ningún esfuerzo, emana y destruye.
El yuyo nace solo, crece fácil y arruina lo bueno, sin
embargo el trigo cuesta plantarlo, cuidarlo y cosecharlo.
Para hacer el bien se necesita esfuerzo, el mal es instintivo.
Ningún animal es noble, todos tienen su maldad. No existe un
animal que comparta y al hombre cuanto más lo dominan
sus instintos, más le cuesta compartir.

52
La envidia es algo que está dentro de cada uno. Entre
hermanos, entre madre e hija, padre e hijo, hay envidia y no
es racional ni consciente. No queremos envidiar pero lo
hacemos.
A veces vamos a casa de amigos. Los queremos y ellos
nos quieren, pero salimos de su casa mal, cansados,
agotados... No entendemos qué nos pasó, qué nos afectó. Lo
justificamos por la comida pesada, el licor…
También puede sucedernos con ciertas visitas que llega el
momento en que ya deseamos que se vayan. Entre padres e
hijos existe lo mismo. El hijo se quiere ir rápido y el padre
quiere que se vaya el hijo. ¿Qué molesta? ¿Qué esta afectando?
Hay quien envidia tu casa, tus éxitos, tu armonía familiar,
tu salud y hasta tu auto. Cuántas veces te dicen: “¡Qué bien
que estás! Te veo más joven, estás fantástico.”
Entonces, rápido, no importa dónde estés, concéntrate y
medita con JUSH MAAT ARAB y seguirás caminando sin
tropiezos.
JUSH MAAT ARAB es la Dabraká específica para estas
situaciones.
La pueden hacer todos los días cuando se sientan
invadidos por las envidias.
¿Cómo hacerla?
De pie, hacia el Este. Frente a una ventana o al aire
libre. A la hora en que se ven las estrellas. Con una vela
encendida. Los brazos cruzados sobre el pecho. Los hombres
separando sus piernas y las mujeres con los pies juntos.
Se concentran en JUSH MAAT ARAB durante tres o
cuatro minutos.
No solamente debes buscar el camino hacia tu encuentro.
Ese camino tiene que estar protegido y si no lo proteges, se
puede arruinar tu búsqueda.

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Vivimos en una selva donde uno quiere comerse al otro:
el más fuerte al más débil, el más inteligente al más ignorante.
No te descuides porque pueden atacarte, robarte o sacarte
algo con una sonrisa benévola. Con palabras de ternura
pueden engañarte y aprovecharse de ti, de tu cuerpo y hasta
de tu alma.
Además de cuidarte de la selva que te rodea, debes
protegerte de ti mismo, de las tentaciones que te ofrece la
religión del oro.
El Destino no se puede cambiar, pero se puede ayudar.
Principalmente cuando se trata de el camino o la misión que
debe cumplir el alma. No se debe dejar que nadie se estrelle
contra los muros de sus propios caprichos o de fuerzas
negativas que intervienen para destruirlo o alejarlo de su
verdadero camino.
En estos casos, AVISH PHAR RAT es la meditación
exacta para romper bloqueos y neutralizar fuerzas destructivas,
ajenas a nosotros, que quieren impedirnos de alcanzar nuestro
verdadero Destino.
Esta meditación se hace de pie, hacia el Este, frente a
una vela encendida. La mujer con los pies juntos y el hombre,
algo separados. Luego de la puesta de Sol, se concentran en
AVISH PHAR RAT durante cinco a diez minutos.

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Camino de Luz

Aquella señora frecuentaba nuestra clínica gratuita. Ya


de una edad madura, la ceguera no era su único problema.
Sufría por sus huesos y tanto sus riñones como su hígado, no
funcionaban nada bien. Yo la atendía únicamente por su plano
anímico, por sus estados depresivos y angustias, que en su
mayor parte se originaban en su entorno familiar.
Era una mujer con un corazón de oro. Hacía de madre
para todos y aunque no veía, podía sentir los problemas de
cada uno. Su familia era muy pobre y varios de sus integrantes
no tenían trabajo. Nosotros tratamos de ayudarlos dentro de
nuestras posibilidades. Recuerdo que uno de los médicos le
daba dinero para que ella pudiera llegar hasta la clínica.
Aquella mujer, a la que llamaré María, tenía una increíble
sensibilidad, seguramente producto de su ceguera y de sus
sufrimientos.
Cierta vez me contó que había sentido una presencia en su
cuarto. Estaba convencida de que ‘alguien’ quería comunicarse
con ella, pero no sabía cómo llegar a esa comunicación. Su
preocupación era que se tratara de ‘algo’ maligno.
–Mire, Maestro –me decía–. Mi sobrina algunas veces me
ha traído a sus charlas y un día usted dijo que hay espíritus
buenos, pero hay otros que son malos y pueden hacernos
daño.
Me acuerdo muy bien, porque eso me impresionó mucho.
Usted habló de personas que fueron enemigas mientras vivían

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y después que desencarnan, siguen queriendo perjudicar a
quienes odian. Hasta dio el ejemplo de un espíritu que distrae
a alguien para que cruce sin mirar y tenga un accidente.
Claro que también habló sobre los espíritus buenos, que
pueden ayudar a resolver problemas, que cuidan y protegen a
las personas. Le voy a ser muy sincera, Maestro, yo no creía
mucho en espíritus, se lo confieso. Pero como usted lo dijo,
empecé a creer y esta experiencia me lo confirma.
Mientras la escuchaba, tuve la certeza de que esa presencia
que sentía, no era nada negativo. Al contrario, iba a ser algo
muy positivo para ella, pero tenía que ayudarla a comunicarse.
–Mi estimada María… quiero enseñarle una meditación
que nos ayuda a comunicarnos con nuestro ángel de la guarda,
que dentro de mi Iniciación se le llama Ka. Ese espíritu tiene
una energía maravillosa con el poder de atravesar la frontera
que existe entre la vida y la muerte.
Yo sé que usted es capaz de recibir esa energía, porque es
una persona de fe y sin grandes miedos. Sobrelleva sus
problemas con mucha altura y dentro de su familia no deja de
ser un cacique. Usted es la que dirige la batuta.
–¿Y cuál es esa meditación, Maestro? ¿Ya la vamos a
hacer?
–No, no puede ser ahora. Se hace a medianoche, después
de varias horas de ayuno. Tiene que pedir a alguien de su
familia que encienda tres velas y las coloque formando un
triángulo. Después usted se sienta, frente a las velas, con los
brazos cruzados sobre el pecho, como siempre hace sus
meditaciones, pero en este caso el brazo izquierdo va por
debajo. Entonces empiece a hamacar suavemente su cuerpo
hacia adelante y hacia atrás, acompañando el movimiento
con su respiración, que tiene que ser profunda. Relájese, trate
de concentrarse y comience a repetir en voz baja

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AMETHOR... AMETHOR... AMETHOR... Poco a poco
va a ir entrando en una profunda mística y estoy seguro que
ese será el principio de un gran éxito.
No pasaron más de quince días cuando vuelvo a
encontrarme con María, que estaba ansiosa por contarme su
experiencia.
–...Entonces escuché una voz... Al principio no sabía si
era de mujer o de hombre, pero después habló como mujer…
“Soy Akinoj, sacerdotisa de los templos de Atón. Soy la
que recibe las ofrendas para nuestro Dios Único y la que
mantiene el fuego eterno del altar...Ese fuego que nunca se
apaga. Daría mi vida por su luz, porque quienes lo miran se
sienten en el camino de la verdad…se encuentran con su alma
y reciben la ayuda de este templo…
Prende otra luz para nuestro Dios y sentirás su
bendición…la chispa que tú necesitas para resolver tus
problemas y tu sufrimiento...”
Maestro… Yo soy cristiana y he rezado mucho pidiendo
una solución para mí. Nunca sucedió y ahora esta sacerdotisa,
de un templo que no conozco ni sé cuál es su Dios, hizo ese
milagro.
¡Hacía más de treinta años que estaba ciega y ahora
empecé a ver!
Esta semana tuve grandes dolores de cabeza y en los ojos.
Fui al hospital y me dijeron que mi problema era psicosomático.
No entiendo a los médicos. Y si era psicosomático, ¿por qué
no me curaron antes? Dicen eso para justificar…
–Yo creo, María, que todas las religiones tienen en esencia
el mismo Dios. Aunque lo llamen de distintas formas, Dios es
Único y es el mismo Dios de la sacerdotisa que la ayudó.
–Y ese Dios, que me concedió esta cura tan milagrosa,
me hizo sentir cómo caminar de ahora en adelante. Como

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usted siempre lo dice, Maestro, siento que encontré el camino
de mi alma.
¡No sabe cuánto le agradezco por haberme enseñado esa
Dabraká! La hice con tanta fe, tan concentrada que en un
momento sentí que había salido de mi cuerpo. Hasta me vi
sentada frente a las velas. Fue una experiencia que quisiera
repetir…
Esta Dabraká sólo se puede realizar una vez cada mes
lunar. Pero luego de la respuesta tan importante que usted
recibió, recién podrá repetirla dentro de siete meses lunares.
Respecto a su agradecimiento, quiero enseñarle algo sobre
las tradiciones de los templos a los que perteneció la
sacerdotisa Akinoj. Como le comunicó, ella recibía las
ofrendas. Los templos no fueron hechos únicamente para pedir,
sino dejar para dar, para que otros puedan ser ayudados, no
solamente por la mano Divina, sino por la mano humana que
debería imitarla.
–¿Sabe, Maestro? Yo hago artesanías. Con mi sobrina, la
que me traía a sus charlas, enhebramos collares. Con ese
trabajo nos mantenemos. Desde hoy, un collar de cada cinco
que haga, lo voy a donar para la obra que su institución hace
con los chicos, especialmente para la fiesta de los juguetes.
También voy a ir al Instituto de Ciegos, a ayudar a los
niños no videntes, meditando para ellos con AMETHOR
para que Dios los ayude. No sé por qué, pero estoy segura
que voy a encontrar algún ‘psicosomático’ que recobre la
visión como yo.
Los dos reímos y nos abrazamos con mucha alegría.
Cuando se fue, con gran emoción agradecí a mi Ka, que
en su mensaje me transmitió aquella meditación tan milagrosa
para María.

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Estoy seguro que AMETHOR, también puede ayudar a
quienes sientan la necesidad de encontrar un camino de luz,
para vivir dentro de una verdad. Para buscar soluciones a
grandes sufrimientos o a enfermedades para las cuales todavía
la ciencia no halló cura… Quizás porque Dios no iluminó
para encontrarla.
Creo firmemente que toda persona de fe, que se integre
total e incondicionalmente, sin miedos ni dudas, a la mística
de AMETHOR, a través de esa fuerza puede engendrar un
milagro para su vida.
Los milagros existen dentro de todas las creencias, porque
en esencia se unen a un Dios que yo considero Universal.
El nombre es lo de menos, lo importante es sentir a Dios. Todas
las religiones llevan la esencia de una verdad que el hombre
trató de conservar a través del tiempo y que es la base de su
desarrollo espiritual.
Aquellos antiguos templos a los que perteneció la
sacerdotisa Akinoj, fueron los primeros donde el hombre se
encontró con un Dios Único. En esa época el faraón Akenatón,
cuyo nombre significa ‘servidor de Atón,’ tuvo la gracia de
Dios para enseñar a su pueblo el concepto del monoteísmo.
Egipto vibró con aquella revolución religiosa. Los
opositores politeístas llamaron ‘herejes’ al faraón y a sus
seguidores. Así como Moisés, Cristo, Mahoma, Calvino, Lutero
y tantos otros que en mayor o menor grado, contribuyeron a
nuestra sociedad, todos los grandes revolucionarios que
siguieron una inspiración Divina, tuvieron opositores y
enemigos. Y ningún místico puede ignorar el gran aporte de
las religiones al desarrollo de la moral y la espiritualidad del
ser humano.

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La fuerza del Alma

Sucedió en Santiago de Chile, hace más de veinte años


atrás. A través de una consulta, viví una situación que vale la
pena que ustedes, apreciados lectores, la conozcan.
Una señora, con su típico acento chileno, me hablaba
muy poco de sí y mucho sobre una sobrina, como si ella fuera
lo más importante en su vida.
–Me casé hace años con un hombre que tuvo un
matrimonio anterior. Él no había tenido hijos y conmigo
tampoco quiso tenerlos. Siempre alegaba que pensar en hijos
era recordar su niñez. Cómo su padre castigaba a todos sus
hermanos y especialmente a él. La niñez para mi marido, es
un trauma. Hicimos terapias de pareja y también para tener
hijos, pero nada resultó.
Bueno, eso ya pasó, también pasó mi tiempo, ya no tengo
edad… Ese tema nunca más se habló en casa. Pero tengo
una sobrina que es como una hija para mí. Es hija de mi
hermano. Tiene diecinueve años y es muy hermosa, una
modelo. No exagero, Maestro, en varias oportunidades le
ofrecieron modelar.
Es muy capaz, estudió diseño gráfico y trabajaba para
una editorial. Pero siempre se cansa de todo, ese es su
problema. Tiene muchos altibajos anímicos, se deprime, se
angustia… La hemos estado tratando y mejoró bastante, pero
siempre recae. Y ese es el motivo de mi consulta.
Hablar de mí es un verdadero vacío. Mis padres tenían
un fundo (estancia) bastante grande. Mi hermano y yo fuimos

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los herederos. Él perdió su parte de la fortuna con malos
negocios y yo la conservé. Por eso mi economía personal es
muy buena y la de mi esposo también.
Somos grandes compañeros y mi sobrina llena el hueco
que existe en nuestro hogar. A pesar de sus problemas, es una
excelente mujercita y quisiera que usted pudiera ayudarme
con ella. Me imagino que necesitará verla.
–Lógico –respondí. Podré ayudarla mucho más si la
conozco.
–Está ahí afuera, ahora la llamo. Maestro, yo entré primero
para avisarle que ella tiene un inmenso secreto y eso es lo que
la pone tan mal. Ni yo ni el psiquiatra que la atiende, hemos
podido llegar a conocerlo. Margot está completamente
encerrada en su secreto. Espero que usted pueda llegar a
sentirla y comprenderla.
Muchas veces nos ponemos a hablar y cuando tocamos
el tema afectivo, siempre me dice: “Por favor tía, mi amor es
algo muy fuerte. No puedo hablarte de él.” Yo no entiendo…
¡Nunca le conocí ningún novio! Tal vez ese amor sea un
producto de sus delirios, ya que ha tenido varias crisis.
Cuando la joven entró, confirmé que su tía no había
exagerado, era muy hermosa y su forma de vestir, muy sensual,
llamaba la atención.
Margot observó todo a su alrededor y luego me dirigió
una mirada inquisidora.
“¿Quién es usted? ¿Otro psiquiatra? ¿Para qué mi tía me
trajo acá?” Imagino que pensaría eso mientras contemplaba
todo en absoluto mutismo.
Después de esos primeros momentos de tensión, se sentó
frente a mí e inesperadamente empezó a hablarme sobre su vida.
–No sé qué me está pasando, pero siento que frente a
usted puedo abrir mi corazón. De pronto surgió en mí una

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confianza que no sé bien de dónde viene, a pesar de que hace
pocos minutos que nos conocemos.
–A veces –le dije– estamos durante años con una persona
sin conocerla y en ocasiones, un minuto es suficiente para
sentir a alguien…
–Tiene mucha razón. Y lo que más quiero en este
momento es poder confiar en usted para contarle mi historia
y mi gran secreto.
Hace seis años que mi madre murió. Sufrió muchísimo.
Tenía cáncer y pasó por varias operaciones. ¡Pobrecita…! Su
muerte me hizo cargar con una culpa muy grande. Tal vez por
las discusiones y los encontronazos que tuvimos. Éramos muy
parecidas y competíamos mucho, en especial por el afecto de
mi padre. Para mí, él siempre fue la persona más amada del
mundo. Y eso posiblemente le molestaba a mi madre…
–Bueno, frecuentemente madres e hijas se enfrentan por
celos. Existe una fuerza arquetípica que lleva a actuar de una
forma conflictiva.
–Sí, así era mientras ella vivió. Pero cuando se fue…
¡Cuánto la extrañé! Y muchas veces la sentí tan cerca que me
parecía oír sus movimientos y hasta su respiración.
Pagué muy caro por haber hablado de mis experiencias.
Me internaron con el diagnóstico de delirio... ¡Lógico! Mi tía
me veía que pasaba hablando con mi madre muerta, bueno,
con su espíritu…
Creo que mi tía también estaba un poco celosa. Mi madre
siempre me decía que ella la envidiaba, principalmente por
haber tenido una hija. Pero mi tía es muy buena. Usted la
conoció, es un ángel. Sé que yo soy su motivo de vida. A mí lo
único que siempre me molestó, es cómo su marido me mira.
No sé si será porque siempre se dijo que es mujeriego. Pero
bueno, eso no viene al caso.

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Como le dije antes, mi gran amor es mi padre. Por ese
amor nunca pude salir con ningún muchacho. Todos me
parecían insignificantes, llenos de deseo y poco sinceros.
Cuando me hablaban sentía el vacío de sus palabras, su
deshonestidad…algunos hasta eran casados.
Pero no necesito explicarle a usted sobre esas cosas, las
debe conocer muy bien. Acá vendrán muchos hombres y le
contarán sus aventuras y sus mentiras. Cómo engañan a sus
esposas… Pero siguiendo con mi problema, no es normal estar
enamorada de su padre…
Maestro, déjeme contarle mi secreto. Después de un año
de la muerte de mi madre, un día sentí su voz que me decía:
“Anda al cuarto de tu papá, no lo dejes solo. Abrázalo, bésalo
y hasta hazlo feliz. No quiero que venga otra mujer y nos lo
quite. Que se transforme en una madrastra para ti y tal vez
hasta tenga otras hijas y tú serás la sirvienta de ellas.”
De alguna forma, esas palabras me empujaron a entrar
al cuarto de mi padre y querer acostarme con él. Pero al
principio siempre me echaba. Entonces aprendí en la televisión
cómo ser más coqueta, más atractiva y sensual… Mi cuerpo
me ayudó mucho a lograrlo.
Y así lo conquisté y fue mío. Me confesó que nunca había
sido tan feliz, como lo fue conmigo. Hicimos un pacto de
conservar nuestro gran secreto.
Además de usted, sólo lo conoce el Mentor de una escuela
Kardecista que frecuentamos. Yo lo aprecio muchísimo y él
me dijo que en otra vida, mi padre fue mi esposo, por eso el
gran amor que existe entre nosotros. Me desahogué con él
porque sé que es muy reservado y confío en usted, Maestro,
como le dije al principio, por una extraña fuerza que hizo nacer
esa confianza dentro de mí.

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Pero la historia no termina ahí. La verdad es que mi padre
tuvo momentos en que le costaba tener relaciones conmigo,
quedaba impotente… Lo trágico para mí, fue cuando hace
dos años me echó de su dormitorio, alegando que estaba mal
psíquicamente y que no podía continuar con esta relación.
Eso fue después de que yo quedé embarazada y tuve que
hacerme un aborto. Ahí sufrí una crisis y fui internada. Cuando
me dieron el alta, él no me aceptó más y a los tres meses me
volvieron a internar.
Cuando salí, mi padre empezó a traer a casa a una mujer
que había conocido y eso me provocó una nueva crisis. Y
siempre mi tía, maravillosa conmigo, me interna, me cuida,
vive y se desvive por mí.
Esa es mi vida hasta ahora y mi secreto es el gran motivo
por el cual nunca llegué a terminar mis estudios, solía quedar
en blanco frente a los exámenes. Muchas veces mi cabeza no
responde, me cuesta concentrarme.
A pesar de todo, llegué a trabajar en una empresa
reconocida. Mi tía siempre me reclama:
“Margot, ¿por qué no terminas tu curso de diseño gráfico
y buscas un trabajo nuevo? Sólo porque el director de la
editorial te hacía la vida imposible, no puedes abandonar
todo.”
Ella tiene sus razones, pero con mis conflictos y el drama
que viví y que sigo viviendo, no tengo cabeza para estudiar.
Mi tía me juzga porque no conoce mi vida…
Ahora acepté venir a verlo a usted, porque tengo que tomar
una decisión. Quiero huir de mi casa y en la de mi tía me
siento mal, por su marido. Entonces decidí meterme en un
convento. Ya lo fui a conocer y hablé con una Hermana de la
administración. Me citaron para pasado mañana. Tengo que
ir a hablar con la Madre Superiora…

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Lo que quiero es que usted me diga si hago bien en ir al
convento o si es que hay otro camino para mí… Quisiera
saber si mi padre va a cumplir la promesa que le hizo a mi
madre, de no volver a casarse nunca. Si es que yo lo podré
cuidar como fue el deseo de ella. Él, en este momento, está
contra nosotras… ¿Cambiará?
–Primeramente, Margot, vamos a considerar la posibilidad
de ese convento. Usted fue a visitarlo, ¿le gustó?
–Mucho. Lo que más me gustó es el jardín. ¡Tantas flores
hermosas! Parece que su perfume penetra hasta el alma.
–Entonces, creo que vale la pena que converse con la
Superiora y que vea si ese camino, puede ser para usted.
Después de ese encuentro, seguiremos considerando qué es
lo mejor para su vida.
Así, dimos un compás de espera a la entrevista. Pero la
tía volvió a verme, pidiéndome que yo acompañara su sobrina
al convento. Que ella confiaba mucho en mí. Insistió tanto
que acepté.
Al otro día, Margot vino puntualmente a buscarme en su
auto. El convento quedaba cerca de una bodega. Tuvimos
que atravesar cuadras y cuadras de viñedos para llegar.
Durante el viaje, Margot mostró los rasgos histéricos de su
personalidad, tratando constantemente de llamar la atención.
En la entrevista, la Superiora empezó a hacer preguntas y
en especial quiso saber cuál era mi relación con la joven. Le
respondí que en ese momento yo era sólo un consejero. Para
no tener que precisar demasiado sobre el tema, le dije que
Margot había hecho una consulta conmigo sobre el paso que
pensaba dar.
–Usted debe ser muy importante para ella –afirmó la
Madre Superiora.
–Sí –admití.

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–¿Usted es católico?
–No, Superiora, soy judío –respondí, aliviado de que no
quisiera saber a qué me dedicaba.
–Es extraño que un judío traiga aquí a una joven para
que haga una comunión con Cristo.
–Yo no la traje, únicamente la estoy acompañando. Margot
vino por su propia voluntad. Trato de ayudarla a saber si podrá
integrarse a esta vida.
–A nosotras nos interesa conocer el motivo por el cual
quiere entrar en el convento. Queremos que la persona que
busca este camino, lo haga con fe y con la convicción de
estar más cerca de Dios y de sus enseñanzas a través de
Cristo.
No aceptamos que lo haga por huir de los conflictos que
tiene en su vida, ya sean sentimentales o de otra índole.
Queremos una integración completa y un convencimiento total.
Aquí la vida no es fácil. Cada hermana lava su propia ropa,
así como la de su cama y sus toallas. Arregla su cuarto y hace
limpieza.
Nuestra institución necesita de las manos de las novicias
y de las hermanas. Tenemos un hospital a cargo y a veces
debemos hacer cosas que no son agradables. Pero el amor a
María, Madre de Dios, hace más llevadero nuestro sacrificio…
En ese momento observé a Margot y vi su rostro totalmente
contraído, sus manos tensas y temblorosas, trataban
constantemente de tapar su boca. Sus ojos estaban fijos en la
religiosa, con expresión de miedo y confusión.
De repente interrumpió el monólogo de la Madre
Superiora.
–¡Una misma se tiene que lavar la ropa! ¿¡Y nadie ayuda
a limpiar!?

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–Es así hija. Nosotras elegimos el camino de servir, así
que nadie nos sirve. Al contrario, si una hermana está enferma,
las demás se ocupan también de sus tareas.
–Yo creo, Margot –intervine– que usted debe pensar y
meditar mucho si es que realmente se encuentra apta para
integrar esta misión.
–Y no sólo ella tendrá que meditarlo –aclaró la Superiora.
Nosotras también lo haremos. Hemos tenido grandes
desilusiones con personas que parecían estar completamente
decididas a servir a Dios con toda su fe. El camino no es fácil,
hija. Pero me agrada tu intención, aunque ignoro el motivo
que te trae aquí.
–Mire, Madre Superiora, creo que Margot necesita un poco
más de tiempo para tomar una decisión…
Viendo que la joven no estaba bien, traté de finalizar la
entrevista y sacarla de allí. Ella se despidió muy nerviosa, la
voz le temblaba y casi tartamudeaba.
–Sí, lo tengo que pensar, Madre. Vamos Maestro, a usted
se le hace tarde.
Saludamos, salimos rápidamente y nos quedamos
conversando unos minutos dentro del auto. La Madre Superiora
nos observaba desde una ventana del segundo piso. Cuando se
dio cuenta de que la habíamos visto, cerró el postigo.
–¿Y ahora qué hago, Maestro? ¿Qué voy a hacer de mi
vida? –me preguntaba Margot muy angustiada. Mi tía me
ofreció alquilar o comprar un apartamento para mí, pero no
sé vivir sola. No sé hacer nada y además tengo muchos
miedos… y hasta duermo con la luz encendida.
Su angustia la hizo romper en un llanto desesperado y
enseguida empezó a hacer movimientos extraños con sus
manos.

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–¿Qué hago con el gato? –balbuceaba Margot–. Es lo
único mío que tengo en la vida…. no puedo abandonar a mi
gato… el gato es todo lo que tengo…
La joven había entrado en otra de sus tantas crisis. Llamé
a su tía y le expliqué lo sucedido. Le dije que yo no había
llevado mi libreta de conducir y le pedí que viniera a buscar a
su sobrina. Llegó en un taxi y nos fuimos los tres.
La señora me pidió que visitara a Margot en el sanatorio
donde la iba a internar. Así lo hice al mes siguiente, cuando
volví a Santiago.
Dos meses después, Margot estaba de alta y volvió a hablar
conmigo. Me dijo que hubiera querido estar más tiempo loca
y no volver a su casa.
Traté de hacerla comprender que era joven y podía rehacer
su vida. Entonces le enseñé una meditación para encontrarse
consigo misma y Margot la tomó como un sediento bebe agua
en el desierto, con gran desesperación.
–¿Cómo la tengo que hacer? ¿A qué hora? ¿Tengo que
estar parada o sentada?
–Tiene que estar sentada hacia el Este, frente a una vela.
Es preferible que sea por la noche, antes de acostarse. La
Dabraká es MISH VODIR. Repítala muchas veces, hasta
que su alma la pueda reconocer y sentir.
En uno o dos meses la volví a ver. Vino diciendo que a
través de la meditación había sentido que yo fui su padre en
otra vida. No sé por qué, pero eso no me sorprendió. Pensé
que tendría que hacer sesiones de regresión con ella, para
confirmar esa situación. Pero me dije que en realidad no
importaba si era o no el verdadero padre de su alma. Lo más
importante es que eso la hacía feliz a ella y no iba en contra
de mis principios.

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Margot siguió meditando y tratando de reconstruir su vida.
Encontró su amor y se casó. Él era un capitán de barcos
y formaron una pareja muy feliz. Sus miedos y sus traumas
quedaron para atrás.
Tiempo después me envío una tarjeta desde Valparaíso.
“Querido papá, soy inmensamente feliz. Con todo mi
corazón…Margot Mish Vodir.”

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Energía de Espiritualidad

Aquel consultante se quitó el abrigo y se sentó


cómodamente frente a mí.
–¿Sabe que después de mí va a atender a mi hijo? –me
dijo guiñando un ojo...
–¿Su hijo va a venir? –pregunté sin entender el motivo de
su gesto.
–No, la verdad es que mi hijo no existe. Yo tengo el tiempo
de ‘mi hijo’, porque mi caso es tan difícil y tengo tantos
problemas que voy a precisar de más tiempo. Por eso es que
marqué dos horarios, uno para un supuesto hijo...
–¡Ah! Usted tiene también la hora siguiente.
–Sí. Y me dijeron que es la última, así que tal vez nadie lo
espere después de esa hora –aclaró sugiriendo que podría
quedarme con él hasta la madrugada.
No me gustó su engaño con los horarios. ¿Y si alguien lo
hubiera necesitado? Él sólo pensó en tener todo el tiempo para
sí. Pero bueno, ya estaba hecho así que me dispuse a escuchar
su historia.
–Mire, voy a empezar hablándole de mi abuelo. Él tenía
una fábrica metalúrgica muy importante. Su situación
económica no era buena, era brillante… Pero toda su atención
y su dinero, los dedicaba a mi tío, el hermano de mi madre.
A ella nunca le daba nada… Bueno, a veces alguna migaja.
Mi tío estaba en la empresa, se había formado en las
mejores universidades, hasta estudió en Inglaterra. Lo tuvo
todo, en cambio mi madre, no recibió nada. Entonces ella,

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cuando mi abuelo se acostaba a dormir la siesta, me pedía
que yo vigilara si venía alguien, mientras le sacaba dinero del
bolsillo. Si yo decía ‘cuidado’, disimulaba y miraba para otro
lado. Yo era siempre su centinela…
Creo que esa deshonestidad de mi madre de alguna forma,
la habré mamado. Aunque si lo miramos bien, lo que hacía
era justo… ¡Pobre mamá! El padre no la atendía para nada.
La única que le daba plata era mi abuela, que también tenía
que sacársela al abuelo.
–¿Y su padre? –lo interrumpí.
–¡Ah! ¡Mi padre! Ese fue otro problema.
Él trabajaba en la fábrica, pero un día mi abuelo lo echó.
Fue tan grande la patada que le dio, que no sólo se fue de la
fábrica, también se fue de mi casa. Todos esos hechos me
afectaron mucho.
Mamá no lo quería porque decía que era un vago, un
inútil. Yo no sé cómo era en realidad, porque lo conocí muy
poco. Casi nunca venía a verme… Y ahí empieza otro capítulo
de mi historia.
Mi madre quedó sola cuando yo tendría unos siete u ocho
años, pero al tiempo se volvió a casar con un hombre excelente.
Un ingeniero muy amigo de mi abuelo. Mi relación con él era
fantástica. Me dio todo, cariño, estudios… Se dedicó por completo
a mí, como si fuera su verdadero hijo. Tampoco tuve hermanos.
Mi abuelo se había aferrado mucho a mi padrastro, sobretodo
después de que mi tío murió en un accidente. Creo que en parte
él llenó el gran vacío que la pérdida de su hijo le dejó. Al fallecer
mi abuelo, mi padre quedó al frente de la empresa.
Aunque fuera mi padrastro siempre lo consideré mi padre,
porque en verdad fue el único padre que tuve.
Mi verdadero problema comenzó cuando mi madre se
enfermó de cáncer y murió al poco tiempo.

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Yo tenía veintiséis años y era uno de los principales
directores de la fábrica. Mi padre se encargaba de la dirección
comercial, que a mí no me gustaba porque soy ingeniero y yo
era director industrial, de producción.
Mi padre volvió a casarse con una mujer de veinte años y
a mí me empezó a gustar ella. Como siempre iba a visitarlos,
empezamos a hablar mucho con Esmeralda. Un día salimos
juntos a tomar un café. Y así una y otra vez hasta que llegamos
más lejos. Yo tenía un apartamento donde siempre nos
encontrábamos y un día ella no quiso volver a su casa.
Fue muy difícil decirle a mi padre lo que había sucedido,
pero él lo aceptó. Dijo que ya sabía que Esmeralda no era
para él, que una chica de veinte no sería feliz con alguien que
ya tenía más de cincuenta.
Y así, seguimos trabajando juntos, sin peleas, sin gritos,
sin acusaciones. Pero había muchos días en los que yo no
conseguía dormir. Hasta que pasó lo peor.
Una noche mi padre se acostó y nunca despertó. Fue una
muerte muy misteriosa. En principio pensamos que pudo ser
suicidio, pero los médicos dijeron que fue un paro cardíaco.
Él sufría del corazón, aunque nunca lo supimos. Desde
entonces, mi vida empezó a derrumbarse.
Esmeralda siempre me decía: “el día que tu padre muera
vas a ser el único heredero y vamos a viajar y hacer todo lo
que ahora no podemos…”
La realidad estuvo muy lejos de ser así. Al morir mi padre,
se hizo una reunión de directorio en la que apareció su hermano.
Hasta entonces trabajaba de cualquier cosa en la fábrica, pero
se presentó como ‘director general’. ¿Por qué? Él tenía el 99%
de las acciones. ¡¿Cómo era posible?! ¡Yo no tenía nada!
Su hermano argumentó que él compró las acciones con
un dinero de la lotería. ¿Cómo comprobar que no? Me dijo

73
que él era el único dueño de las acciones y que no quería que
yo trabajase más en la empresa. Así que fui despedido… Me
dieron un dinero muy importante y tuve que salir de la fábrica.
Mire Maestro, todas las noches, desde entonces, escucho
la voz de mi padre: “Hijo, el que las hace, las paga.” El
psiquiatra me dice que es la voz de mi conciencia. ¡Quiero
que usted me lo diga! ¡Por favor Maestro! ¿Es la voz de mi
conciencia? ¿O es mi padre que me habla? ¿Qué puedo hacer?
¿Qué pasó con mi vida?
Hace dos años que estoy sin trabajo. Mi mujer se fue con
un músico que tiene una banda, no sé de qué… Estoy solo y
sin empleo... No puedo dormir… Tengo depresiones,
angustias… Yo la quería muchísimo a Esmeralda… También
a mi padre lo quería… ¡¿Por qué actué de esa forma tan sucia,
tan baja?!
Me pregunto para qué vivo… No consigo hacer nada y
cada mes voy gastando lo poco que me resta del despido.
Pago cuentas y cuentas, un apartamento, un status de vida
que hoy no puedo mantener… Lo que me quedó es mi arma
y hay días en que quisiera apretar el gatillo y terminar con
todo…
–Daniel, usted sufre hoy, pero su padre sufrió muchísimo
viéndolo con su mujer, mientras vivía y aún en la muerte.
Es muy triste… Él le dio felicidad, lo quiso, lo colocó en el
mejor puesto de la fábrica y eso usted nunca lo supo valorar.
Es posible que como me lo planteó, haya mamado la
deshonestidad de su madre, pero justifica su actitud y ser
deshonesto nunca es justo. No se arregla una injusticia con
otra.
Lo que usted le hizo a su padre fue muy deshonesto y él
se vengó sacándole la fábrica. Ahora usted considera eso
injusto... ¿y cuál es la venganza que quiere?

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–Yo le estoy haciendo un juicio al hermano, a mi tío…
–¿Y cree que lo puede ganar?
–Quisiera que usted me ayude.
–¡¿En el juicio?!
–Sí. Yo quiero explicar que fui desheredado. Mi abogado
me dijo que no existe eso. Que no hay una ley que permita
desheredar un hijo.
–Yo le digo, que ese juicio no puede ganarlo. Las acciones
se dan a cualquiera, por algo es una sociedad anónima. No
hay cómo justificar que su padre las tenía. Su abogado lo
único que podrá ganar en este caso, es el dinero que usted le
pague.
–Que ya fue bastante...
–Bueno, Daniel… vamos a dejar esta situación del juicio.
Yo lo voy a ayudar a encontrar un camino para su vida. No
tiene que pensar en acabar con ella, sino en tratar de darle
un nuevo comienzo. Todos podemos tener un pasado malo,
hasta avergonzarnos de él, pero podemos crear un presente
y un futuro mejores. Usted es joven, todavía puede construir
cosas buenas en su vida, casarse, tener hijos y ser un padre
ejemplar.
Con el tiempo, esa ‘voz’ dejará de atormentarlo. No sé si
recibirá el perdón de su padre, pero sí su silencio…
–¿De verdad, Maestro, cree que puede haber una solución
para mí? –preguntó con lágrimas en los ojos.
–¡Claro que sí!
–¿Lo vio en mi mano? ¿Está en mi futuro?
–Sí, está… Si usted quiere, podrá lograrlo. Olvídese de la
deshonestidad de su madre y de todo lo que lo ha afectado.
Trate de hacer un cambio en su vida, de ser distinto.
Le voy a enseñar una meditación que lo ayude a encontrar
el verdadero camino para su vida. REGUELAJ ASHEM es

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una energía de elevación, de espiritualidad, que lo va ayudar
a tener paz, a realizar cambios positivos y a disfrutar de todos
los logros que usted pueda concretar.
–Maestro, si yo consigo eso le voy a hacer un monumento.
–No se preocupe por levantarme un monumento. Ya
muchos lo prometieron pero nunca han encontrado el lugar
donde hacerlo. Yo no necesito un monumento, Daniel… Lo
que quiero es que usted se realice, que sea feliz… Esa va a ser
su verdadera contribución.
Porque cada vida que puedo ayudar, me da una enorme
satisfacción que me motiva para seguir adelante.
–Yo voy a encontrar el lugar, Maestro.
–No, no se preocupe… Usted me puede levantar un
monumento dentro de su corazón y eso ya es suficiente.
Daniel salió de mi consulta con un tesoro: REGUELAJ
ASHEM. No quise ni escribir la meditación, en aquel
momento busqué grabarla en su corazón.
Cuando se fue, me quedé pensando cómo una persona
arruina su vida por errores, actúa mal, destruye sus amores,
sus afectos… Todo...
Aquel hombre heredó la deshonestidad de su madre e
inconscientemente la aplicó con quien más quería: su padre.
El hombre que hizo todo por él. Lo vistió, lo llevó a los
mejores clubes deportivos, lo mandó a estudiar en el exterior,
buscó siempre lo mejor para él. ¡Todo lo que hizo por un hijo
que no era de su sangre! Y luego el hijo, en un impulso edípico
le destruyó su vida, le sacó su mujer y mató toda la ilusión
que él tenía con esa chica.
Una noche, silenciosamente, su padre se fue… y todas
las noches siguientes ‘gritaba’ en la conciencia de su hijo…
“¿Por qué? ¿Por qué me hiciste eso? ¿Qué mal te hice para
que actuaras así?...”

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–Había pasado algo más de un año, cuando Daniel volvió
para decirme que iba a casarse. Tenía empleo en una
metalúrgica, donde ganaba un buen salario. Estaba feliz…
pero más feliz lo vi, cuando un tiempo después, vino a
contarme que había tenido un hijo y que le había puesto mi
nombre.
–…Ese es mi homenaje, el monumento que le levanté.
En ese momento pensé en la magia del REGUELAJ
ASHEM. ¡Cuánto puede ayudar al ser humano la sabiduría
de aquellos sacerdotes del Nilo! Esa sabiduría sí merece
monumentos.

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Regresión

La Dabraká puede hacer que místicamente revivas


episodios de vidas anteriores. Tiene la magia de lograr
que recuerdes situaciones que pertenecen a otra
existencia, en las que podrás verte con otra apariencia
física, pero sentirás que eres tú.
La experiencia de regresar a un pasado lejano,
provoca un profundo contacto con tu alma que te ayuda
a retomar el sendero de tu Destino.
Retomar tu huella y profundizarla en cada vida,
forma parte de tu evolución. La hermosa mística de la
regresión, te lleva a sentir esa esencia de continuidad.
Si llegas a comprender esa verdad y a sentirla, podrás
vivir como místico.
La regresión también puede llevarte a revivir hechos
que sucedieron en la infancia, recordar episodios que
tu conciencia borró porque fueron muy traumáticos.
Siempre he sostenido que si conocemos el origen
de nuestros traumas, es posible superarlos y limpiar
nuestra psiquis. Desintoxicar nuestros estados
emocionales, es dar nueva fuerza a nuestra conducta.

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Respuestas en vidas pasadas

Una señora muy elegantemente vestida llegó a mi


consultorio. Enseguida comenzó a hablarme sobre su
experiencia.
–Hace muchos años que trabajo en el área de la psicología.
Elegí esa profesión porque siempre sentí la inquietud de
conocerme. De saber quién fui en otra vida, porque estaba
segura que hacía un trabajo muy similar al de hoy.
Para mí fue una búsqueda de mucho tiempo. Practicando
las Dabraká de sus libros, aprendí la fórmula para encontrarme
conmigo misma.
Ahora que me encontré, no puedo renunciar a mi Destino,
a mi misión de ayudar. Algunos terapeutas envidiosos me
llaman ‘la terapeuta curandera’. Debe ser porque mi
consultorio siempre está lleno. Y hay una razón para que lo
esté, porque mis pacientes no solamente mejoran, sino que se
curan.
Aquel que posee un medio para aliviar a sus semejantes
y devolverles el más precioso de los bienes, su salud psíquica,
no tiene derecho a guardar silencio.
Gritaría en contra de las leyes que condenen la energía
mística que transmito. Nadie me puede criticar por lo que es
para mí, por encima de todo, una situación de conciencia
con los demás. Entonces, con la bendición de la facultad de
psicología o sin ella, he decidido continuar mi camino.
Las Dabraká que yo aplico, no son paliativos para mis
pacientes, como otro tipo de terapias psicológicas…

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¡Cuánta razón tenía ella al hablar de paliativos! La propia
medicina los ofrece muchas veces, al no haber podido
encontrar la cura para ciertas enfermedades muy comunes,
como la diabetes o algunos problemas cardíacos.
Medicamentos hasta la muerte y no hay otro camino.
El hombre llegó a la Luna, explora el espacio exterior,
pero no ha resuelto muchos de sus problemas en la Tierra.
Mi consultante siguió hablando con gran entusiasmo.
–Hace unos días me invitaron a dar una conferencia sobre
regresiones y entre el público, vi a uno de los directores de mi
facultad de psicología. Por un momento me sentí inhibida,
pero pensé: ‘tengo que ser valiente y tratar de liberar todo el
conocimiento encadenado por prejuicios de doctos que se
sienten dueños de la verdad.’ Así es que miré hacia otro lado,
hice mi Dabraká para sentirme segura y dicté mi conferencia,
que gracias a Dios fue muy aplaudida.
Y al final, hasta ese propio director se acercó a felicitarme.
¿Vio, Maestro? Esto es empezar a romper las cadenas de
nuestra época…
–Cadenas que existieron en todos los tiempos, de carácter
religioso, ideológicas, socio culturales, económicas,
científicas…
Siendo estudiante de medicina, recuerdo cuando
participaba de una clase de cardiología y el profesor era un
grado cinco, una eminencia. Nos explicaba que al enfermo no
se le puede administrar aminofilina junto con digital.
Levanté la mano para preguntar cuál era la razón de ello
y el Profesor me respondió: “El porqué de no poder aplicar las
dos drogas juntas, no se conoce. Pero tradicionalmente es así
como debemos aplicarlas.” Fue una desilusión para mí en ese
momento. Pensé que también existían dogmas científicos, que
se mantienen por respeto a la tradición.

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Quedé en silencio por un momento y también mi
consultante que me había escuchado muy atentamente.
Enseguida retomó la temática de su interés.
–Maestro, yo sé que usted ha practicado regresión con
sus discípulos y seguramente habrá hecho sus propias
regresiones… Quisiera preguntarle por qué en sus libros no
profundiza mucho sobre el tema. Yo creo que la regresión es
un instrumento muy importante para conocerse y encontrar
el camino de cada uno.
–Tiene mucha razón, doctora… siempre hablé poco sobre
ese tema tan importante. Pero me prometí, que en mi próximo
libro escribiré sobre regresiones. Tanto de las que nos llevan a
revivir un pasado dentro de nuestra vida actual, como las que
nos acercan hechos que pertenecen a nuestras vidas pasadas,
a un Más Allá totalmente desconocido.
Como adultos, al revivir hechos que sucedieron en nuestra
infancia o adolescencia, logramos comprenderlos mejor.
También podemos recordar acontecimientos que nuestra
conciencia borró, por un mecanismo de defensa, ya que fueron
de índole traumática. Siempre he sostenido que si conocemos
el origen de nuestros traumas, es posible superarlos y limpiar
nuestra psiquis. Desintoxicar nuestros estados emocionales,
es dar nueva fuerza a nuestra conducta.
–Maestro, yo me dediqué más a las regresiones a vidas
pasadas. ¡Es tan fascinante ese mundo! El paciente vibra, su
alma se estremece y se siente como pez en el agua dentro de
un entorno al que siempre quiso volver. El alma es pura, carece
de egoísmo, de vanidad, es desinteresada… ella, a través de
la regresión, influye increíblemente sobre la conciencia y
provoca cambios que parecen milagrosos.
Mis pacientes han tenido cambios de conducta
sorprendentes. Mejoran la comunicación con su pareja, con

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la familia… Usted lo sabe tanto como yo y mucho más porque
es un Maestro. Justamente por eso es que vine a hacerle esta
consulta.
Se trata de un paciente con el que estoy haciendo
regresiones. Tiene más o menos mi edad, es un empresario,
casado, con hijos grandes. Pero en cada regresión que hace,
me encuentra a mí dentro de su vida anterior. Las verdades
de otra vida, que él manifiesta en cada sesión, me hacen sentir
muy incómoda, porque están muy lejos de una realidad actual.
Él me ve como su esposa. ¡Imagínese, Maestro! Yo estoy dentro
de mi rol de terapeuta. ¿Cómo puedo ser al mismo tiempo
una protagonista de su regresión?
–Estimada doctora, permítame que le diga que es un
verdadero Destino que se presentó ante usted. No fue
casualidad que la haya elegido como terapeuta.
Ese hombre se encontró primero con su plano afectivo
por ser su talón de Aquiles, ya que vive una situación amorosa
muy frustrante. Siempre ha buscado solucionarla, con un gran
respeto por su pareja, que ha mantenido estoicamente, con
sacrificio y firmes principios.
Es una persona muy correcta y lo veo con una vida
ejemplar en todos los planos. No sé si él está totalmente
convencido de la veracidad de las regresiones, pero tengo
absoluta seguridad de que van a influir sobre sus sentimientos
y en la relación con usted como terapeuta. Por eso, también
usted deberá manejarse con mucho cuidado y con toda su
ética profesional, para no influir sobre él ni con el peso de una
pluma.
Tendrá que mantenerse lo más neutra posible y dejar que
el tiempo, que es el más grande de los jueces, decida sobre el
camino de su paciente. Entiendo que no será fácil, porque he
podido percibir que usted siente una especial atracción por

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él. Por un lado por que admira su honestidad y su sinceridad.
Además, lógicamente, por lo que existió en un pasado, hoy
abstracto, pero que no deja de ser real.
Usted sabe que los Destinos pueden mover montañas, lo
queramos o no, estemos o no de acuerdo. El Destino no nos
consulta, es como una tormenta de arena que nos empuja y
no nos deja ver… Lo único que sabemos es que estamos
dentro de ella.
–¡Qué bien lo define, Maestro! Sus palabras son muy
hermosas.
–No son mías. Vienen a través de esta vela encendida
frente a nosotros.
–Ya sé, son de su Ka, Astenkeph.
–Sí. Se nota que leyó bien mis libros.
–Los devoré, algunos los leí varias veces y tengo uno de
cabecera que es mi favorito.
–No le voy a preguntar cuál prefiere porque para mí son
como hijos y trato de no querer a uno más que a otro.
–Maestro, ¿alguna vez tuvo un caso como el mío, de una
situación tan complicada dentro de las regresiones?
–Sí, tuve varios.
–Cuánto me gustaría que me cuente, aunque sea uno,
para no sentir que sólo a mí me pasa algo así.
–Fue hace muchos años cuando enseñaba regresiones a
mis discípulos en una casa ubicada en el parque de la
Pirámide. Hacíamos esas experiencias en la noche y siempre
con la vela encendida, para que mi Ka pudiera observar la
corrección y la veracidad de las prácticas.
Entonces, una discípula que tendría unos veinte años,
se veía a mi lado en una vida anterior, pero no podía
precisar qué relación existía entre nosotros. Es importante
que cuando aparecen sentimientos que vienen desde el Más

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Allá, podamos ubicarlos en el lugar que les corresponde,
para no entrar en confusiones. Durante la experiencia, sentí
el mensaje de mi Ka:
“Está cometiendo una grave falta porque las regresiones
no se pueden hacer en público, debería hacerlas en privado.
Esta iniciada fue una hermana suya en otra vida.”
Siguiendo el mensaje de mi Ka, hice varias regresiones
con aquella joven. Comprendí que yo tenía una
responsabilidad con ella y debía protegerla. Supe también que
el noviazgo que ella estaba iniciando, sería el mejor camino
para su vida afectiva ya que era parte de su Destino.
Con el tiempo se casó con ese hombre y hasta hoy vive
feliz a su lado. De vez en cuando, ella aparece y me hace
recordar esas sesiones de regresión donde encontró la verdad
de sus sentimientos y su felicidad.
–¡Qué hermoso! Maestro, yo sé que estoy abusando de su
tiempo, pero por favor, cuénteme otra experiencia. Es tan
importante para mí escucharlo…
–Le voy a contar otra anécdota que sucedió en esa misma
casa, junto a la Pirámide. Se trataba de una práctica donde
una discípula representaba al paciente y un discípulo al Maestro
que guiaba la regresión. Fue una sesión que me gustó
muchísimo y pensé que quien la dirigía, en el futuro sería un
verdadero guía para sus consultantes.
La discípula que estaba realizando la regresión, empezó a
entrar en un túnel, el famoso pasaje de esta vida a una anterior.
Le costaba mucho articular las palabras mientras iba
describiendo lo que veía en ese caminar hacia el Más Allá.
Apenas conseguía repetir la meditación para poder entrar con
mayor profundidad en esa experiencia tan mística y tan
nuestra. Digo nuestra porque los antiguos iniciados de Amarna,
dentro de la primera logia que existió en Egipto, realizaban

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las mismas prácticas para ir al pasado y encontrar los eslabones
de sus vidas anteriores.
Como ellos, la discípula repetía las palabras
SHEJIM AKIM… Al final del túnel, empezó a ver una luz
que la cegaba.
“Voy hacia la luz… ahora aparece frente a mí un campo
muy verde, con muchos árboles… Hay un camino de pequeñas
piedras y siento necesidad de caminar por él… Llego a una
casa grande, toda de piedra…no tiene puertas. Dudo si entrar
o no… pero me decido y entro.
Ahí hay alguien sentado de espaldas a mí… tiene un gorro
o un sombrero muy raro… Me voy acercando… es un hombre
de piel oscura, pero no negra… Me sorprendo al ver sus ojos,
su mirada me es conocida, pero no la puedo identificar…
Ahora sí lo reconozco. ¡Es Saúl! Me pregunta cómo estoy…
Me cuesta aceptar que él es Saúl y que me conozca…
Parece que él lee mis pensamientos porque me dice: “Yo
soy Amir, pero también soy Saúl. Y tú sos Thirmaat, aunque
sos Rosa... Mi gran dolor es que en esta vida somos un gran
amor, pero en la actual no somos nada...”
En plena sesión, ella empezó a llorar y gritaba: “No quiero
ser Thirmaat, quiero ser Rosa y tú, Amir, aléjate de mi vida...
Amo a Roberto, mi esposo y padre de mis hijos…”
Después de esta sesión, que fue tan atroz para Rosa, mi
discípula abandonó la Escuela y por un tiempo no supe nada
de ella. Me dijeron que se había ido a Argentina. Creo que en
el fondo quiso alejarse de Saúl, que era otro de mis discípulos
y olvidar por completo aquella experiencia.
Pero un día, Rosa regresó. Lo primero que me dijo fue
que se había separado de Roberto. Se sentía muy frustrada
en todos los planos y me pidió que la perdonara, que le gustaría
volver a integrar la Escuela.

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Durante ese tiempo, Saúl o Amir, el personaje de su
regresión, había enfermado de esclerosis múltiple y apenas
caminaba. Lo ayudábamos constantemente con cadenas
espirituales y en una oportunidad, Rosa se ofreció a visitarlo
ya que estaba muy solo, abandonado por la familia y en una
situación bastante precaria.
También lo ayudó a través de una Dabraká muy poderosa
para darle salud. Con la mano sobre la cabeza de Saúl, Rosa
se concentró en las palabras JAI TOV. Ambos repitieron la
meditación en voz alta, con una gran inspiración mística.
Saúl empezó a mejorar y no demoró mucho tiempo para que
tomaran la decisión de vivir juntos.
Nadie puede escapar de una tormenta de arena. Sus almas
se unieron con tanta fuerza a través de aquella Dabraká,
provocando el encuentro o mejor dicho, el reencuentro de un
amor de miles de años atrás.
–Cuánto le agradezco, Maestro, que compartiera conmigo
sus experiencias tan enriquecedoras...
–Estoy seguro que si medita sobre ellas, encontrará las
respuestas que vino a buscar en esta consulta. Y ya que usted
aplica las Dabraká con tanto éxito dentro de su consultorio,
quiero enseñarle una práctica muy especial que está
relacionada a situaciones que pueden presentarse dentro de
las regresiones.
¿Sabe, doctora? Existe una fuerza que puede llevarnos a
repetir errores de una vida pasada.
Sabemos que el hombre puede tropezar dos veces con la
misma piedra y que hay casos en que un impulso del Destino,
lo empuja a cometer el mismo error. Pero existe una Dabraká
para ayudarlo a dominar ese impulso: JONEB ARREV, para
no cometer los mismos errores que en otra vida nos han hecho
sufrir tanto…

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JONEB ARREV también nos ayuda a controlarnos en
distintas situaciones: cuando no debemos hablar lo que no
corresponde; cuando entramos en ira y somos injustos; cuando
perdemos el dominio de nosotros mismos y hacemos lo que
nunca hubiéramos querido hacer.
Se practica durante los días de Luna Menguante. Sentados
en el piso, con las piernas cruzadas en posición de loto, las
manos sobre las rodillas. De frente al Este y una vela encendida.
Nos concentraremos durante siete a doce minutos en las
palabras JONEB ARREV.

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Traumas de la Infancia

En este caso noté que era una mujer bastante agresiva y


muy directa en su vocabulario. Cuando se sentó frente a mí
observó cada objeto que tenía en mi escritorio, miró los
cuadros…
Demostraba ser muy curiosa y dudaba de lo que estaba
haciendo allí. Pero le quedaban muy pocos caminos para
intentar curarse. Ya había visitado psiquiatras, psicólogos y
estoy seguro que alguien más que le habló sobre un maleficio,
porque en un momento me preguntó: “¿No estaré poseída o
embrujada? ¿No me habrán hecho algo malo?”
Muchas veces, el consultante dentro de su desesperación
y de su ignorancia, acepta falsos argumentos y se convence
de ellos.
Siempre creí en las fuerzas del mal y en la destrucción
que provocan, pero en este caso sentí que no había nada de
eso, estaba seguro que existía otra razón muy poderosa.
Esa mujer, de unos treinta años, sentía un gran placer si
el hombre la golpeaba durante la relación sexual.
Al principio, traté de sacarla de su problema a través de
una meditación que practicó durante dos meses. Pensé que
esa fuerza la ayudaría a superar su patología, pero no dio
resultado. Entonces estuvimos de acuerdo en realizar una
regresión, para tratar de encontrar en su pasado, algún motivo
que justificara su conducta.
En las regresiones aplico distintas técnicas y los resultados
son siempre relativos a la persona, en cuanto a su resistencia,

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sus miedos, dudas, escepticismo… todo eso influye de forma
negativa. En el caso de Beatriz, no fue fácil porque
inconscientemente se negaba a ‘entrar’ en la regresión, como
si no quisiera curarse. Ella era feliz dentro de su masoquismo,
¿por qué superarlo?
Pero la fuerza del MARAMETH es una de las más
poderosas para vencer resistencias y logró que su cuerpo y su
alma se entregaran.
Beatriz estaba inmóvil acostada sobre el sofá, frente a la
vela, repitiendo MARAMETH, hasta que quedó en absoluto
silencio.
–¿Dónde se encuentra, Beatriz?
–No sé… No sé dónde estoy.
–¿Qué ve?
–Está todo muy oscuro.
–¿Usted está quieta o está caminando?
–Estoy parada y a lo lejos veo una luz…
–¿Puede ir hacia ella?
–Sí, voy a tratar… Creo que es la luz de un auto.
–Acérquese.
–Sí, es un cachilo, de esos Ford y mi padre lo maneja.
¡Qué lindo! Y me invita a subir. “¿Adónde vamos papá?”…
“A casa hija”… “¿Y mamá?”… “Sigue enferma, justamente
fui a buscar el médico para ella... ¡Qué bueno que te
encontré!”
Ahora estamos en casa y el médico revisa a mamá.
Cuando sale habla con mi padre. Le dice que la situación es
difícil. Yo me acerco, quiero saber qué le pasa a mi madre. Mi
padre me dice: “Este asunto no es para niñas”.
Yo insisto en querer saber lo que dijo el doctor. Entonces
papá se pone furioso… “ ¡Te dije que no era para niñas!”…

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“Pero, papá…” En eso me da un golpe muy fuerte en la cara…
“Tú siempre me sacas de las casillas”… Y me da otro golpe a
la altura de la oreja. Mi madre lo ve y le grita… “ ¡Sos siempre
el mismo animal! ¡La vas a matar a golpes! No hay día que la
pobre niña no reciba una paliza. Ella no tiene la culpa de tus
problemas…”
Mi padre sale corriendo hacia su auto… El médico se
queda mirándome fijo… Escuchamos un golpe… un gran
estruendo. ¡Mi padre había chocado con un ómnibus! Varias
personas traen su cuerpo… todos gritan… El médico le busca
el pulso… trata de escuchar su corazón y dice que ya no hay
nada qué hacer…
Ahora estoy en otra casa… Estoy muy sola… Están
entrando unos hombres… ¡Son ladrones! Me piden la plata y
las joyas… Estoy paralizada, muda… Uno de ellos me empieza
a pegar y me grita… Yo me río… Me siento feliz… Me parece
que él es mi padre…
Al finalizar la regresión, le pregunté a Beatriz si recordaba
lo que había vivido. Ella empezó a llorar a gritos. Con una
gran angustia me confesó:
–Cuando era niña mi padre siempre me hacía acariciarlo
por encima del pantalón y cuando yo me resistía me pellizcaba
o me daba un golpe… Después murió en ese accidente y yo lo
extrañé mucho. Varias veces sentí su presencia pero nunca
en los momentos de sexo…
–Estoy seguro que esa verdad que usted vivió en la
regresión, la ayudará a superar su problemática. Tiene que
entender que el hombre con el que mantiene relaciones, no es
su padre…
La meditación de MARAMETH la llevó a su niñez para
descubrir allí el motivo, la esencia de su problema.

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Después de un tiempo, Beatriz volvió a verme. Me dijo
que ya no sentía ese placer masoquista y que se consideraba
‘curada’. Se encontró consigo misma y pudo realizarse dentro
de una pareja normal y con hijos.

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Almas Encadenadas

Hacía poco tiempo que su marido había muerto en un


accidente. Quiso empezar a hablarme pero una gran angustia
le cerró la garganta.
Luego de algunos minutos en que traté de tranquilizarla,
Esther me fue relatando su triste historia.
–… volvían a Montevideo en un día de mucha tormenta y
con una lluvia intensa. Mi esposo perdió el control del auto.
Mi hija viajaba con él y también nuestra ama de llaves. La
única que sobrevivió fue mi Sara, pero está muy mal, Maestro.
Por ella es que vengo a consultarlo.
Esther me habló sobre Isaac, su marido, un buen hombre
que había formado una importante empresa con un socio y
amigo.
Las dos familias vivían muy unidas. Ella y la esposa del
socio tuvieron hijos con pocos meses de diferencia. Siempre
compartían vacaciones y festividades. Los niños, su hija Sara
y David, el hijo del socio, fueron amigos inseparables desde la
infancia. Ya entonces eran ‘novios’. Y ese juego de niños, se
transformó en amor de verdad, hasta que llegó el gran momento
en que se comprometieron para casarse.
Todos se sentían felices, pero David hacía un tiempo que
había comenzado a frecuentar el Casino y el juego lo fue
absorbiendo. Además de la ruleta, fueron las carreras de
caballos, el póker y hasta la quiniela. Casi sin darse cuenta,
se transformó en adicto, enredándose en otros vicios que
pertenecen al ambiente, como la droga y el alcohol…

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Todo eso lo llevó a pedir más y más dinero en la empresa
y lo peor, en un momento se quedó con una suma muy
importante para cubrir sus deudas.
El padre de Sara siempre lo perdonaba porque lo quería
muchísimo, como si fuera su propio hijo. Y David aprovechaba
ese sentimiento para conseguir lo que quería. Cada vez le
decía: “Ahora sí que voy a recuperar lo que perdí. Pero dame
la plata tío Isaac, por favor.” No era su tío, pero siempre lo
había considerado como tal.
Isaac insistía en explicarle que no era un buen momento
para la empresa. Que habían disminuido las exportaciones y
que estaban entrando en riesgos por lo que no podía seguir
sólo sacando y sacando dinero. Pero en definitiva, siempre le
daba lo que su ahijado le pedía. Isaac era un hombre de un
gran corazón. Supe que solventaba un asilo judío en
Montevideo y que participaba en varias asociaciones de
beneficencia.
La empresa comenzó a caer y después de un tiempo las
deudas crecieron más y más... Vinieron los embargos y en
medio de esas grandes preocupaciones, Isaac perdió la vida
en un accidente, estrellándose contra una columna. Su hija
salió despedida del auto y fue la única que quedó con vida.
Sufrió un golpe en la cabeza y los médicos atribuyeron a eso
su pérdida de memoria.
Esther me contó que cuando fue al hospital, su hija no la
reconoció. Le dijo: “Yo no soy Sara y usted no es mi madre.
Mi nombre es Raquel.”
La joven se identificó con una amiga suya que había
muerto en un accidente de moto. Sara quedó muy afectada
con la muerte de Raquel y siempre acusó al novio de su amiga
de haberla matado, por su forma irresponsable de manejar.

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Raquel era muy conocida dentro de la colectividad.
¡Cuántas veces, en el cementerio judío de la ciudad de La
Paz, pasé por su tumba! Está muy cerca de la de mi madre y
tiene una foto de la joven.
Pero, siguiendo con la historia, Esther me habló sobre una
cantidad muy importante de dinero que su marido había
depositado en un Banco suizo, a nombre de Sara.
Seguramente cuando vio que la empresa se hundía, quiso
sacar un dinero para salvaguardar la economía familiar.
No se sabe cómo, los acreedores se enteraron de la
existencia de esa cuenta en el exterior y lógicamente, querían
cobrar lo que les correspondía. Como Sara era la titular, en su
estado de amnesia no podía retirar el dinero. Los acreedores
y los bancos se mostraban ‘comprensivos’ frente a la situación
de salud de la chica y hasta ofrecían pagar distintos médicos
que pudieran ayudar a Sara a recuperar la memoria.
Esperaban dentro de una política amigable, digamos así, que
ella se repusiera.
Esther quería saber si es que yo podía ayudar a su hija a
recuperar la memoria. Le pregunté si podía traerla.
–Sí, Maestro. En el hospital me permiten que yo la saque
a pasear, así que no habrá problemas.
Cuando Sara llegó a mi consultorio, le pregunté su nombre
y enseguida me dijo ‘Raquel…’, hasta con el apellido de su
amiga.
Sin ningún preámbulo comenzó su ‘protesta’.
–Yo no sé si usted es médico o qué, pero la verdad es que
estoy muy cansada ya de consultas y entrevistas y de que me
persigan y me vigilen… Debo valer una fortuna, porque nunca
había sido tan ‘atendida’. Pero es todo falso, lo único que
quieren es que cobre esa plata. ¿Me entiende?

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La joven ya había entrado en manía persecutoria porque
era tal el despliegue de médicos y abogados alrededor de ella,
que la había afectado muchísimo. Los acreedores estaban
desesperados porque Sara no sólo tenía amnesia, sino que
afirmaba ser otra persona. ¡Imposible que se le permitiera
retirar el dinero!
–Raquel, ¿no le gustaría hacer conmigo una regresión?
–le pregunté.
–¿Qué es eso?
–Es ir hacia el pasado y recordar todo lo que usted olvidó.
–¿Cómo se puede ir al pasado?
–Primero se tiene que recostar en este sillón. Yo le voy a
dar unas palabras para meditar.
–Me gusta meditar… Estoy practicando yoga.
–En esta meditación, tiene que ir repitiendo esas palabras
en su mente y poco a poco se va a encontrar en un mundo
donde todo le será conocido.
–Sí, la verdad es que ahora todo es extraño. No reconozco
los lugares ni las personas. Esther dice que ella es mi madre…
–¿Y su padre?
–Mi padre murió.
–El padre de Raquel está vivo.
–Para mí, murió…
La joven demostraba una gran confusión mental.
La hice recostar y le fui repitiendo las palabras
ZEFER ASHEM AJOM… ZEFER ASHEM AJOM…
ZEFER ASHEM AJOM… Hasta que entró en la
profundidad de la meditación.
–¿Qué está viendo? –pregunté para saber si ya estaba en
su pasado.
–Estoy jugando… Estoy con David… Jugamos a las
escondidas.

98
Quedó callada unos instantes y quise saber.
–¿Sigue viendo a David?
–Sí, me gusta estar con él. Lo quiero muchísimo.
–¿Y dónde están ahora?
–En el frente de la casa de la playa... Ahora vamos hasta
la piscina… David siempre me empuja para adentro… Ahora
me quiere tirar… ¡Ay! ¡No quiero que me tire!
La hice volver al ZEFER ASHEM AJOM…
–Continúe repitiendo ZEFER ASHEM AJOM…
ZEFER ASHEM AJOM…
–Ahora no sé dónde estoy… ¡Ah!... Estoy en un parque...
–¿Qué está haciendo?
–Estoy con David… Él escribe en un árbol su nombre y el
mío… En el medio pone la letra ‘shin’… Me dice que el ‘shin’
siempre le da suerte.
¡Qué increíble! –pensé–. ¡Justo eligió esa letra del alfabeto
hebreo! El ‘shin’ del ‘shadai’, que representa la eternidad de
Dios. Ciertos Rabís, dentro de la Kabalah, daban a las parejas
la bendición del ‘shadai’ para que el amor fuera eterno. Shadai
es también un nombre de Dios.
A su vez, en el Antiguo Egipto, existió un símbolo muy
parecido a la letra ‘shin’, que se interpretó como la barca que
une los Destinos…
Sin saberlo, David escribió esa letra con un simbolismo
de amor y Destino eterno.
–¿Qué edad tiene David?
–Diecinueve…
–¿Y usted, Raquel, que edad tiene?
–Diecisiete, voy a cumplir dieciocho… pero no me llamo
Raquel, mi nombre es Sara. Raquel, pobrecita… Culpa del
inconsciente del novio… murió. ¡Él la mató! ¡Pobre Raquel!... Ni
la levantó, la dejó ahí tirada. Ni siquiera llamó una ambulancia.
–¿Usted lo vio?

99
–No, pero me contaron…
–¿Sigue en el parque con David?
–No… Ahora estamos en un auto y vamos a casa porque
hay una fiesta grande, muy grande… Hay mucha gente, está
toda la familia… Veo a mi papá, al padre de David… a
Esther... ¡Sí! Ella sí es mi madre…
Mi padre está anunciando que David y yo nos vamos a
comprometer… El padre de él trae una botella del champagne
que tienen guardado desde el primer año de la empresa y sólo
lo sacan para festejar grandes acontecimientos… Papá muestra
un reloj de oro. ¡Precioso! Ahora se lo pone a David… Nos dan
los anillos, mi padrino los trajo... ¡Estamos comprometidos! Nos
abrazamos y nos besamos… ¡Somos tan felices!...
–¿Qué más ves, Sara?
–Mi padre pisa la copa de champagne… Los dos, mi
padrino también la pisa… Como si ya estuviéramos casados.
Están anunciando la fecha del casamiento… Volvemos al
parque y vamos a nuestro árbol…
–¿Siempre siguen visitando ese árbol?
–No… Parece que todo se terminó… ¡Mi padre murió en
el accidente! ¡Yo lo vi! ¡Con tanta sangre!...
–¿Cómo lo viste si tú saliste despedida del auto?
–¡Yo lo vi! ¡Lo vi!
–Lo habrás imaginado…
–¡No! ¡Yo lo vi todo! Y también la vi a ella. ¡Pobrecita!...
Siempre me cuidó… estuvo en mi casa desde que yo era muy
pequeña… ¡Ahora está muerta!...
Ese drama que ella vivió, el shock emocional que eso
significó, la llevó a olvidar todo.
Después de aquella regresión, Sara recordó su identidad,
su vida y de a poco se fue recuperando. La madre estaba tan
feliz que no dejaba de elogiarme.

100
–¡Usted sí que es grande! Consiguió lo que nadie pudo.
¡La trajo de nuevo a su vida!
David no había querido ver a Sara desde el accidente. Él
sufría grandes estados depresivos. Había dejado el juego, el
alcohol, la droga… ya no tenía cómo solventar sus vicios. Lo
único que hacía era ir todos los días hasta el árbol y se sentaba
a llorar allí toda su angustia.
Aquel día, antes de despedirse le aconsejé a Sara que
volviera a su árbol, que siempre volviera. Le pregunté si
recordaba cómo llegar hasta él.
–Claro, si yo iba siempre.
–Yo te llevo –dijo la madre.
–No. Yo voy sola.
–¿Se da cuenta cómo me trata mi hija, Maestro? –reclamó
Esther.
Lo cierto es que ese mismo día, Sara fue al parque y junto
a su árbol, encontró a David. Se abrazaron, se besaron…
Tuvieron un hermoso reencuentro.
Astenkeph, mi Ka, me ayudó muchísimo con esa joven.
Era muy correcta, muy noble. No le interesó en lo más mínimo
la parte de dinero que le correspondía de la cuenta en Suiza.
Ni ella ni David sacaron un solo peso de ese dinero. Se fueron
a Israel a trabajar.
Lo único que les interesaba era estar juntos y vivir la
felicidad de su amor… de su Destino…
Siempre pienso cuántas personas viven con su alma
encadenada por distintos bloqueos que la mente genera. Esta
meditación puede ayudarlas, como ayudó a Sara a romper
esas barreras que le impedían sentir su verdadero Destino.

101
102
Verdades Ocultas

Aquella señora tendría alrededor de treinta y cinco años


y vino a consultarme porque vivía constantemente angustiada
y con depresiones.
En la conversación que mantuvimos, me impresioné con
sus pesadillas en las que era perseguida por un monstruo.
Lógicamente, el miedo inconsciente a encontrarse con él, le
impedía conciliar el sueño. Sufría muchísimo a causa de su
insomnio.
Me contaba los detalles de su pesadilla.
–Es un hombre con un rostro muy raro, desfigurado.
Parece que tuviera una trompa de elefante. A veces caen
pedazos de carne de su cara. Y me habla con una voz de
ultratumba.
–¿Y qué le dice, Isabel?
–No es muy claro, pero lo que logro entender y que siempre
repite es: “Te voy a condenar, hija de perra. No mereces la
vida ni tu felicidad.”
Y yo le pregunto a usted, Maestro, ¿qué vida? Mi vida no
es vida. ¿A qué felicidad se refiere? Vivo en una permanente
tristeza…
Mi marido es un pan de Dios, me hace todos los gustos.
Voy a los mejores psiquiatras y hasta me puso dos empleadas
para que me ayuden en las tareas de la casa y con mi hijo. La
verdad es que no hago nada. A veces dormito durante el día
porque las noches se me hacen muy largas…

103
Mi vida íntima hace tiempo que se estancó. Nunca fue
una maravilla, pero mi esposo es un gran compañero. Sin
embargo, en el último año ese plano no existió entre nosotros…
Eso no es lo que me preocupa ahora. Lo que realmente quiero
es poder dormir, descansar y sentirme bien, aunque sea un
poco mejor.
Hace dos años que voy a un psiquiatra. Me ayudó
bastante, pero tuve muchas crisis que según el médico, fueron
por síndrome de pánico. Hace una semana se me repitió una
de esas crisis. Mi cuerpo comenzó a temblar sin control y me
asusté mucho...
Nosotros vivimos en un quinto piso y cuando tengo que ir
al médico, uso la escalera porque no me animo a entrar en el
ascensor. Mi marido me puso un chofer porque estoy con
miedo de manejar. En realidad le tengo miedo a todo.
A veces me parece que mis empleadas planean algo contra
mí o que mi vecina me mira como si yo fuera una loca. Bueno,
la verdad es que no estoy muy normal, si lo hace alguna razón
debe tener.
Maestro, mis miedos me transformaron. No soy la misma
que fui años atrás…
A veces pienso: ¿quién nos maldijo? ¿Quién nos envidió?
¿O es que nosotros mismos somos los responsables de nuestros
fracasos?
Un espiritualista me dijo que estoy pagando un karma y
que tengo que sufrir por errores de una vida pasada. Pero
quisiera escucharlo a usted, Maestro. ¿Cómo podría
ayudarme?
–Señora, quisiera hacer con usted una práctica de
regresión. No para entrar en sus vidas pasadas, sino en el
pasado de su vida actual. Porque un monstruo, cuando se

104
presenta en sueños como usted me lo describe, no pertenece
a una vida pasada.
–Claro, Maestro… Acepto cualquier cosa que me ayude.
–Entonces póngase cómoda en este sofá y fije su vista en
la llama de la vela. Mientras tanto concentre su mente en las
palabras AJARÚ BENAT. Trate de repetir constantemente
esta Dabraká y entregarse a ella con toda su alma.
–Siento que me voy, Maestro… ¡Parece que me fuera a
desmayar! No sé lo que me pasa… pero a la vez es placentero.
Mi cuerpo está muy liviano, como si estuviera levitando… Veo
un camino muy ancho que va hacia una luz gigante… Una
gran claridad… Me encandila. ¡Voy muy rápido y estoy llegando
a la luz! Siento calor. ¡Cuánta luminosidad!... Estoy atravesando
la luz… Ahora veo una casa… La conozco pero no me acuerdo
de quién es… Entro en ella… ¡Ya sé, es de Julián!
Hizo una pausa.
–¿Y ahora qué ve, Isabel? ¿Julián está allí?
–Está… Es su consultorio.
–¿Consultorio de qué?
–Es médico de medicina general, igual que yo… Fuimos
compañeros de estudios...
–¿Qué está haciendo Julián?
–Se sentó… Me pide que me siente también. Estoy muy
mal… La cabeza me da vueltas y mis brazos están temblando.
Siento un gran malestar en el estómago…
Yo le hablo…
“¡Con qué frialdad me recibís! Es porque supiste que estoy
embarazada ¿verdad?... ¡Contéstame Julián!”… Ahora él me
habla con mucha furia.
“¡Me querés chantajear con esta situación! ¡Te dije que no
voy a dejar a mi esposa! ¡Hacete un aborto!... ¡Yo mismo te lo
voy a hacer! ... ¡Acostate en la camilla!”

105
Le contesto con mucha angustia…
“No merezco que me trates así ni que me grites”…
Pero él me sigue gritando…
–¿Qué es lo que le dice, Isabel? Repítame lo que Julián le
está gritando. Por favor, dígame todo, palabra por palabra.
–Me dice…
“Sos una prostituta… Una mujer que engaña a su marido
es cualquier cosa y no merecerías ni que yo te reciba.”
“Pero Julián, fuiste tú el que me indujo a esto… Lo engañé
contigo… Y tú que decías ser su amigo… que estudiaron
juntos… Ahora resulta que yo soy una cualquiera y tú una
persona respetable…”
“Vamos a terminar con todo esto, Isabel… Acostate en la
camilla y yo te lo voy a sacar… Y dejá de hacerte la víctima.”
Ahora me hace acostar en la camilla… Me saca mi ropa
interior y se acerca con sus pinzas… No veo más lo que él
hace…
Isabel empieza a gritar
–“¡Sos una bestia!... ¡Sos un verdadero monstruo! ¡Bestia!
¡Bestia! ¡Bestia!...”
Tuve que hacer un gran esfuerzo para calmar su llanto y
poder sacarla de la regresión.
Cuando se tranquilizó y pudo escucharme le dije:
–Ahora ya sabemos quién es el monstruo de sus pesadillas,
Isabel.
–Pensar que todo eso lo había olvidado… Todo lo que
pasó ese día en el consultorio… Cada detalle… No recordaba
nada.
–Hay situaciones que la mente quiere borrar, olvidar, es
un mecanismo de defensa. Pero a veces esa defensa se nos
vuelve en contra, porque escapa a nuestro control consciente.

106
Después de esa sesión, Isabel pudo enfrentarse a su
monstruo que dejó de perturbarla en sus sueños. Pero no
consiguió soportar el peso de su conciencia, entonces le
aconsejé que hablara con su marido, que tratara de sincerarse
con él.
Así lo hizo, pero su matrimonio ya estaba muy deteriorado
para soportar esa prueba.
No todo se pudo solucionar…
Con el tiempo supe que Isabel se integró a una escuela
espiritual que era dirigida por un discípulo mío. Estaba
haciendo meditaciones, tratando de encontrarse con su alma
y afirmarse en ese camino.

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108
Venganza del Alma

Quiero referirme a una consulta de una gran riqueza, tanto


si la miramos desde el plano psicológico, como en su aspecto
místico relacionado a otras vidas.
Ana era una mujer de unos cuarenta años, casada, con
dos hijos. Tenía buena relación con ellos y también con su
marido.
Trato de recordar sus palabras, para transmitirles lo más
fielmente posible, lo que ella me planteó.
–Maestro, estoy muy mal conmigo misma… Me siento
culpable por la muerte de mi padre…
Surgió un silencio que no quise interrumpir, esperando
que ella tomara fuerza para seguir hablando.
–Él sufría graves problemas cardíacos y una noche,
estando los dos solos en su escritorio, se sintió mal y me pidió
que le trajera una píldora.
Fui a buscar el frasco y saqué una, pero no podía
dársela. Quedé como paralizada, no conseguí llegar hasta
él... Estaba a dos metros de distancia pero no lograba dar
un solo paso. En su desesperación, mi padre hizo un
esfuerzo para acercarse a mí y cayó fulminado... Yo seguía
petrificada, sin poder moverme ni prestarle ninguna ayuda.
En ese momento entró mi marido que venía a buscarme
y al ver a mi padre en el piso trató de reanimarlo. Le hizo
respiración boca a boca, le dio golpes en el pecho y nada…

109
Nada de lo que sucedía me conmovía en absoluto. Nunca
me angustié… Nunca lloré.
Maestro, ¿por qué me pasó eso? ¿Cómo pude ser tan
inhumana, tan indiferente con mi padre en un momento así?...
Él siempre fue muy bueno conmigo. Ahora, después de dos
años, sufro y me angustio por mi comportamiento.
Cuánto quisiera que usted me ayudara a encontrar la
razón de ese vacío de sentimientos que tuve frente a la muerte
de mi padre. Desde entonces no consigo casi dormir, la noche
para mí es un largo insomnio. A veces sólo logro dormir al
amanecer.
Doy vueltas en la cama, de un lado al otro. Mi marido
tomó la decisión de dormir en otro cuarto porque conmigo es
imposible descansar y él tiene que trabajar. Lo comprendo…
Lo he comprendido en otras situaciones más difíciles… Bueno,
cuando se ama todo se tolera.
Pero volviendo al motivo de mi consulta, necesito que
usted me ayude. Hace más de un año que estoy en tratamiento
con distintos psiquiatras y no salgo de este pozo de angustia.
Mis amigas me dicen “No te falta nada” ¡Si supieran que me
falta lo más importante! Me falta paz en mi espíritu.
Constantemente me persigue la imagen de mi padre tirado en
el piso y yo quieta, como una estatua.
–¿Su esposo supo lo que a usted le sucedió?
–Sí, fue el único que se enteró. Después de ese día su
comportamiento conmigo cambió mucho. Me sentí como un
monstruo frente a él y no lo pude explicar. Necesito una
respuesta, no sólo para mí, también para él y para mi vida.
Tengo miedo de que en algún momento le suceda algo a
uno de mis seres tan amados y yo no pueda reaccionar, como
me pasó con mi padre.

110
Le pregunté a Ana si estaría dispuesta a hacer una
meditación para regresar místicamente a escenas de vidas
pasadas. Aceptó enseguida.
–¿Usted cree, Maestro, que esta situación yo ya la viví en
otra vida? Porque dicen que muchas cosas se repiten…
–No siempre se repiten exactamente, pero en cada
situación que vivimos existe una esencia de una vida anterior.
No hay nada nuevo bajo el Sol, como decían los antiguos
sabios. Todo lo que existe, ya existió y creo que necesitamos
encontrar la esencia de este hecho tan triste.
La hice recostar en un sofá y le pedí que cerrara los ojos
porque la palabra que íbamos a repetir la haría entrar en un
estado especial, como en un sueño.
Empezó a concentrarse… JULAM ABÓ… JULAM
ABÓ… JULAM ABÓ…
Yo la ayudaba, en voz baja, y apoyaba mi mano en su
frente, hasta llegar al punto en que le costaba repetir la
Dabraká.
Quedó en silencio y su respiración parecía forzada. Le
pregunté si estaba bien y demoró algunos minutos antes de
conseguir responderme.
–Sí, estoy bien…
–Dígame Ana, ¿sabe dónde está?
–Sí. Estoy…caminando…por un… túnel.
Tenía dificultad para hablar. Una palabra muy espaciada
de la otra.
–¿Ese túnel está oscuro?
Su respiración se agitaba y le costaba hablar.
–No. Lejos… hay… luz… muy grande.
Por momentos todo su cuerpo se estremecía.
–¿Sigue caminando por el túnel?
–Ya estoy saliendo… ¡Qué luz tan intensa!

111
Ahora me hablaba con mayor fluidez.
–Hay un campo, muy verde. Veo un camino… voy a entrar
en él.
Quedó en silencio durante algunos instantes.
–¿Dónde está, Ana? ¿Sigue en el mismo camino?
–Sí, pero no me llame Ana, soy Angélica… ¡Allí veo la
casa!
–¿Es su casa, Angélica?
–Claro que es mi casa…
–¿Qué edad tiene?
–Tengo dieciocho años, recién los cumplí… El 15 de
agosto. Mis amigos me hicieron una fiesta en el pueblo.
–¿Y cómo se llama su pueblo?
Le costó responder, empezó a moverse en el sofá y con la
voz quebrada dijo:
–Villa del Carmen.
–¿Con quién vive en esa casa?
–Con mis padres… Justo ahora mi padre me invita a ir al
río a pescar… Hace mucho calor y llevo una ropa para
bañarme… Mi padre preparó la volanta con el caballo que a
mí me gusta… Ese almohadón en el que se sienta se lo hice
yo… Oigo gritos… Sí, son de mis hermanos que también
quieren venir… Mi padre no quiere… Dice que lo único que
van a hacer es espantar los peces… Algunos quedan
llorando… Papá da un grito al caballo y salimos… ¡Está tan
lindo todo alrededor!
Pasamos por la casa de Pedro…Ya no me interesa más y
él también se buscó otra novia que es muy fea… Estamos
llegando al río… Ahora Papá prepara todas sus cosas de
pescar con cara de satisfacción… Yo me pongo otra ropa
para bañarme en el río… Ya estoy entrando.

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El agua está tibiecita y cada vez me animo a ir más lejos...
Hay como un barro abajo… Algo que parece que me tira
hacia adentro… De repente pierdo pié…
Grito a mi padre que me ayude. Me estoy ahogando…
“¡Por favor papá! ¡Me ahogo!”… Mi padre me mira y me dice…
“Tú quisiste bañarte, entonces aguantá”… “Por favor, me
ahogo”… ¡El agua llega hasta mi boca!... “¡Papá, sálvame!”…
Él me mira y se ríe… “Trata de nadar”...
Ya no puedo más… estoy tragando agua… Siento que
me ahogo…
Ahora estoy fuera de mi cuerpo… Me sacan del río…
estoy muerta.
Uno de los que me sacó, fue mi novio, Pedro… Se le caen
lágrimas… “Pobrecita –dice–, este río es muy peligroso.”…
Mi padre también opina… “Yo le dije lo mismo”... Pedro se
rebela … “¡La podían haber salvado!”...
Ya habíamos llegado a la respuesta que buscábamos.
Entonces interrumpí la regresión.
A Ana le costó volver a un estado de lucidez o de conciencia
después de revivir aquellos momentos tan dramáticos. Cuando
logré que estuviera mejor, le hablé claramente.
– Ana, usted en esta vida, se vengó de su padre.
Viéndola desesperada, él la dejó morir sin hacer nada.
Por eso su actitud frente a la muerte de su padre.
–Ahora comprendo todo, Maestro. Mi alma no lo
perdonó… Conocer esa verdad me saca una tonelada de
culpas que estaba cargando. ¡Me siento tan feliz! ¿Puedo repetir
el JULAM ABÓ?
–No es necesario, Ana. Usted ya encontró su verdad. En
adelante su vida cambiará. Saldrá de su larga noche de miedos
y culpas. Usted tiene todo para ser feliz. Deje de mirar hacia
atrás y mire sólo hacia el futuro.

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114
Reviviendo un Destino de Amor

Una mujer me sorprendió con una hermosa consulta.


Tendría algo más de treinta años.
–Maestro, estoy casada con un hombre mucho mayor que
yo. Mi temor es que Dios se lo lleve y el gran amor que siento
por él, me deje con un sufrimiento que no sé si podré
soportar.
Soy fuerte, pero mi fortaleza fue construida sobre ese amor.
Quisiera, si es posible, saber cuánta vida tiene mi esposo.
Quiero viajar con él, darle la mayor felicidad y cuidarlo al
máximo para alargar su vida. ¿Existe alguna meditación para
eso? Es que sin él, mi vida no tiene sentido.
Yo estoy muy de acuerdo con lo que leí en sus libros sobre
tradiciones del Antiguo Egipto: un Dios, un Faraón, un Amor…
si yo perdiese a mi gran Amor, tengo el proyecto de entrar en
un convento para ayudar a niños con problemas, eso es lo
que más me gustaría.
Le ofrecí hacer una regresión, también con la meditación
JULAM ABÓ, porque todo puede repetirse, hasta la duración
de la vida. Aunque es muy relativo, podemos llegar a saber lo
que nos falta vivir o realizar y con esa base, estimar dónde
está nuestro hoy.
Nunca acostumbré a buscar una verdad que nos señale
un tiempo, a través de hechos aún no vividos. Algunas
personas me consultaron sobre eso, pero el motivo con que lo
hacían siempre me pareció inmoral. Por ejemplo, cuando lo

115
preguntan con la intención de saber cuándo irán a ‘liberarse
de alguien’.
Pero este caso fue tan puro y de tanto amor, que la
situación resultó completamente diferente.
Ella no esperaba liberarse, al contrario, temía perder su
pareja. Y los miedos y las fobias pueden empañar la felicidad.
Lo más hermoso es disfrutar hasta el último momento,
ignorando la sentencia y caminar con fe.
En este caso, mi Ka me transmitió que a aquel hombre le
quedaba mucha vida por delante. Por eso, consideré necesario
hacer esa regresión, para que ella misma lo pudiera ver y sentir.
A veces con las palabras, aunque resulten muy
convincentes, no se gana la batalla contra los miedos, ya que
ellos son totalmente irracionales.
Aquella joven mujer, a través de la mística de
JULAM ABÓ, revivió la felicidad de ese gran Destino de
Amor. La experiencia le dio seguridad y confianza de que
podría disfrutar de su pareja por mucho tiempo más.

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Destino

Toda alma tuvo su momento de nacer. Las almas


que en su primera vida se unieron a través del amor,
se consideran ‘gemelas’.
Ese amor es una unión muy fuerte y queda
marcada con tanta profundidad, que puede dirigir el
Destino de la persona en todas sus reencarnaciones.
Cuando se vive fuera del Destino, la falta de ese
‘compañero astral’ genera un profundo sentimiento
de vacío. Aunque la persona esté rodeada de afectos,
se siente sola y no encuentra ‘su’ lugar en la vida.
Los antiguos Maestros del Kabash, enseñaron que
a través de las Dabraká, podemos ‘llamar’ nuestra alma
gemela, encontrarla y revivir el fuego del amor eterno.
Además de unirse en una pareja de amor, las almas
también se unen a través de un sueño, de un mismo
ideal… Su evolución depende de encontrar en cada
vida, las raíces de ese ideal y continuar con la misión
de construirlo.

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118
Llamar al Alma Gemela

El Destino es una fuerza muy poderosa que viene desde


otras vidas. A veces es como un huracán y arrastra lo que no
nos pertenece. En ciertas oportunidades, llega a desintegrar
hogares ‘equivocados’, como en un caso que conocí hace
muchos años.
Una señora vino a verme diciendo que su marido la
abandonó. Después de veinticinco años de casados, se fue
con una prostituta que conoció en un bar.
Ellos tenían cinco hijos, la niña menor de unos nueve años.
La señora me decía que su pareja siempre había sido
muy unida. Ambos trabajaban en la empresa que tenía unos
trescientos empleados y nunca tuvieron problemas. Pero de
pronto, en cuatro días, luego de conocer a la otra mujer, su
marido abandonó todo. Le contó a su esposa la verdad sobre
sus sentimientos pero ella no aceptó esa verdad y adjudicó su
conducta a una gran brujería. No cabía en su mente ninguna
otra explicación.
Cuando vino a consultarme, ya hacía casi dos años que
su marido se había ido. Me comentó que frecuentó varios
lugares y gastó mucho dinero, pero su marido seguía con esa
prostituta. Él no quería saber nada de su familia ni de la
empresa. Sólo tenía contacto con uno de sus hijos que había
trabajado con él.
Y por ese hijo, ella supo que su ex marido pensaba
radicarse en Portugal.

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–¡Imagínese, Maestro! –me decía la señora. ¡Cómo será
el ‘trabajo’ que le hicieron que hasta ahora nadie se lo pudo
sacar! Y eso que fui a los mejores brujos que hay acá en Brasil.
Hasta que llegué a usted…
Y yo pensé que también entraba para ella en ese mismo
concepto. Muy sensible, pareció captar mi pensamiento y dijo
como disculpándose.
–No vengo buscando nada raro… Sólo quisiera saber la
verdad, si es que él se enamoró de ella o es una situación de
pasión... Ella es más joven que yo y tal vez sea muy bonita…
¡Pero abandonar todo por una prostituta! Hay tantos hombres
que tienen relaciones al margen de su matrimonio… pero son
muy raros los que actúan como mi marido. No es algo normal.
Yo creo que muchas veces existen esos ‘trabajos’ que
separan las parejas, pero esta vez, no sentí ninguna influencia
negativa. No quise decirle esa verdad, porque no estaba
preparada para conocerla.
Era muy difícil para ella entender que su marido no estaba
‘embrujado’, que en realidad se había encontrado con su
Destino. Comprender que aquella prostituta era su alma gemela
y no ella que vivió veinticinco años con él, que le dio cinco
hijos y luchó a su lado para crear la empresa que siempre fue
el orgullo de ambos.
Esa verdad que mi Ka me transmitía en su mensaje,
hubiera sido monstruosa para aquella señora. Sentí que su
plano psicológico no iba a resistir. Ya se había habituado a
vivir con la mentira del ‘trabajo’, creyendo que él la seguía
amando aunque la brujería los había separado.
Es muy triste ver parejas que pierden gran parte de su
vida, atravesando ciclos que son ajenos a su Destino.
Qué hermoso sería que hoy existiera, como en el Antiguo
Egipto, aquel sacerdote que orientaba sobre el Destino. Así

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no se cometerían tantos errores y no se destruirían tantas vidas
por esas equivocaciones.
Como dijo Ortega y Gasset, “el amor no es una pasión”…
¡y sería tan necesario que hubiera un sacerdote que pudiera
diferenciarlo! Que fuera capaz de buscar la raíz de cada unión.
Un sacerdote que no solamente diera su bendición a un
casamiento, sino que pudiera saber que esa unión es parte de
un Destino de amor y como tal puede perdurar a través del
tiempo. Se podrían evitar gran parte de los fracasos nacidos
en los caprichos y apasionamientos pasajeros.
Siempre respeté y admiré a esos sabios que tenían tanta
responsabilidad frente a una pareja que debía ser para la
eternidad…
Aunque hoy no podamos seguir esa tradición de recurrir
a un templo a consultar nuestro Destino, he buscado enseñar
cómo cada uno, a través de ciertas meditaciones, puede llegar
a sentir la verdad sobre su amor. Para no errar. Para no permitir
que sus instintos o sus impulsos los lleven a vivir una mentira…
Volviendo a mi consultante, al no poder hablarle sobre su
verdad, le dije que iba a enseñarle a meditar para que
encuentre una respuesta y para devolverle la felicidad que había
perdido.
En el comienzo, ella meditaba pensando que su marido
iba a regresar. Sin embargo, sucedió algo diferente en su vida.
En su empresa trabajaba un contador que era viudo. Su
esposa había muerto hacía poco tiempo en un accidente de
tránsito. Él se salvó, pero uno de sus ojos quedó afectado y no
podía manejar. Mi consultante se había conmovido mucho
con la tragedia de aquel hombre y como vivía cerca de su
casa, siempre se ofrecía para llevarlo.
Un día, mientras esperaban que calmara la lluvia
torrencial, quedaron conversando dentro del auto.

121
Al principio hablaron de ‘bueyes perdidos’, de la lluvia
fuerte, de que la ciudad siempre se inunda… hasta que
entraron en temas más personales.
Sin darse cuenta empezaron a sentir algo especial y la
necesidad de estar juntos los hizo buscar un café donde seguir
conversando. Y así, nació lo que tenía que nacer, fue un
verdadero encuentro de las almas…
Cuando la señora volvió a verme, me pidió que le
cambiara sus meditaciones, porque ya no le interesaba que
su marido regresara. Me confesó que estaba enamorada del
Contador y que su mente y su corazón estaban únicamente
con él.
Le expliqué que en realidad, esa meditación que ella había
hecho, era para encontrarse con su verdadero Destino. Y le
dije que estaba seguro que lo había encontrado, ya que mi Ka
me lo confirmaba en aquel momento.
Nos reímos juntos. ¡Ella estaba tan feliz! Reía con tanta
fuerza, con tanta alegría…
Antes de irse, me preguntó si podría enseñar esa
meditación a una amiga que estaba viviendo una situación
muy parecida a la que ella pasó.
–¿Por qué no? –le respondí. En aquel momento pensé
qué bueno sería publicarla, para que otros también pudieran
encontrar su felicidad a través de ella.
Por eso, hoy quiero enseñarles a ustedes esa meditación
tan maravillosa: MISH KA GOREV.
Se hace a la caída del Sol, en los días de Luna Llena. De
pie, de frente hacia el Este, con los brazos cruzados sobre el
pecho. El hombre con las piernas separadas y la mujer con
los pies juntos. Se enciende una vela y se repiten en voz baja
las palabras MISH KA GOREV, entre siete y diez minutos.
Lo importante no es el tiempo sino la concentración, la mística

122
y la pureza del sentimiento con que nos integramos a la
meditación.
A través de MISH KA GOREV podemos sentir una
verdad. Antiguamente la practicaban los sacerdotes que
orientaban a la pareja. Hoy es una luz para encontrar nuestra
alma gemela. O para saber si una persona por la que
comenzamos a sentir algo especial, está en nuestro Destino.
Siempre he enseñado que esta práctica no debe hacerse
cuando se tiene una pareja constituida.

123
124
El Amor y la Misión

Aquella mujer me consultaba por su soledad. Era joven y


bien parecida, pero cada muchacho que se le acercaba, ella
sentía que no era su alma gemela y lo abandonaba.
–Maestro, ¿usted cree en sueños premonitorios?
–Sí… El mundo de los sueños siempre me ha fascinado y
he estudiado mucho sobre su interpretación… ¿Por qué me lo
pregunta?
–Porque quiero hablarle sobre un sueño que se me ha
repetido muchas veces, desde que tenía dieciocho años.
A esa edad las chicas soñamos con el amor, con un esposo
maravilloso, con hijos… Pero mi sueño fue diferente y hasta
podría decir, trágico.
En él me veía muy distinta, pero sabía que era yo. Tenía
un ramo de flores en una mano y en la otra una carta para
entregar a mi abuela. Ella estaba como en un hospital, pero
no parecía enferma. Se veía muy contenta con mi visita.
Bromeaba conmigo como siempre y en especial, sobre el
papagayo que le contaba todo lo que yo hacía. “Tienes que
decirme la verdad, porque Niko (así se llamaba el papagayo)
me contó todo”.
En ese entonces mi abuela no estaba enferma, pero
después de aquel sueño, siempre tuve miedo de que algo malo
le pasara. Ella es mi ser más amado.
–Cuando queremos mucho a alguien, podemos tener este
tipo de sueños. Soñamos que se enferma o muere –le expliqué.
En esencia, es por el temor a perderla que ese miedo aparece
en nuestro subconsciente a través de estos simbolismos.

125
Especialmente cuando nos sentimos protegidos por la persona
y existe una dependencia afectiva.
–Lo comprendo, Maestro. Pero este sueño se me ha
repetido muchas veces y siempre tengo otro después de ese.
Se lo voy a contar.
En mi segundo sueño, veo un hombre que parece herido.
Está muy quieto, con los ojos abiertos pero no me ve.
Al principio pienso que está muerto, pero lo siento respirar.
Entonces me viene un impulso de besarlo. Lo beso y él se
levanta. Yo corro y el corre tras de mí… En eso me despierto.
¿Quién es él? ¿Por qué despierto antes de que me alcance
y sin saber qué quiere de mí? A la vez tengo miedo. ¿Y si me
quiere matar?... Siempre me levanto mal después de ese sueño.
Maestro, ya que usted ha estudiado tanto sobre sueños…
¿Me lo puede interpretar?
–Cómo no… me encanta interpretar sueños, aunque no
tengo la videncia de Freud. Ese Maestro al final lo explicó todo
como si fuera psicoanalítico. Pero por algo sus discípulos jamás
pudieron interpretar sueños como él. Les faltaba su
sensibilidad, su intuición y también su videncia.
–¿Sabe que algunos psiquiatras opinaron sobre mi sueño?
Me dijeron que tengo miedo a los hombres y por eso no me
realizo… que quiero huir de los compromisos porque tengo
miedo al fracaso… la verdad, Maestro, es que no me
convencieron con sus argumentos. Pero estoy ansiosa por
saber lo que usted opina…
–Antes de responderle, quisiera hacerle algunas preguntas.
En su sueño, ¿la carta estaba cerrada? ¿Usted llegó a
entregársela a su abuela? Y otra cosa, ¿cómo está la salud de
ella?…Eso es lo que más me preocupa.
–Bueno, en el sueño, la carta se la entregué y ella me dijo:
“No la puedo leer”. Pero yo no me sorprendí, como si supiera

126
que era analfabeta, aunque en la realidad, mi abuela es
profesora universitaria. Y sobre su salud, estamos viviendo
un gran problema. Le diagnosticaron el síndrome de
Alzhaimer. Toda mi familia está decidida a internarla. ¡No
sabe cuánto sufro con eso!
–Su sueño es un claro mensaje sobre su futuro. Pero a la
vez, es un anuncio de que a través de ese sueño usted conocerá
al hombre amado. Su hombre estaba enfermo o inconsciente
por estar herido, tal vez en un plano emocional, ya que no vio
sangre en su cuerpo. Posiblemente con su beso, despertó de
un largo sueño, como ‘la bella durmiente’.
Creo que a través de una situación relacionada con su
abuela, ya que es el núcleo de su sueño, conocerá a su alma
gemela. Lamento que ella esté enferma ahora, pero hasta esa
circunstancia puede tener su parte positiva…
–No lo entiendo, Maestro. ¿Qué puede tener de bueno la
enfermedad de mi abuela?
–No lo puedo explicar de una forma racional, ya que los
sueños son irracionales. Pero como hubo una carta a su
abuela, esto representa también una sorpresa futura muy
buena, a través de ella.
–¿De la carta o de mi abuela?
–De las dos, en un futuro próximo. Le voy a enseñar una
meditación para que se ilumine. Y estoy seguro que a través
de ella, un día comprenderá el significado de sus sueños.
Puede practicarla de día o de noche pero siempre frente a
una vela. Se concentra con las palabras KA SHMÚ y luego
ATEK BEREK.
Se fue bastante confusa. Ella esperaba otra interpretación.
Hubiera querido que yo le hablara sobre su Destino, sobre su
alma gemela… O que le dijera que su abuela se curaría…

127
Que el hombre que la persigue es su Destino y ella huye de
él… Su ansiedad y su soledad eran malas consejeras.
Pasó el tiempo… Ya había olvidado aquella consulta
cuando la joven regresó.
–¿Se acuerda de mí, Maestro?
La reconocí inmediatamente.
–¡Cómo no me voy a acordar!... de usted y de sus sueños.
Junto a ella, estaba un hombre que me miraba y me
sonreía. Yo pensé que debía conocerlo de algún lugar y no lo
recordaba.
Ella me lo presentó.
–Él es mi novio, Maestro. Quisimos venir los dos para
afirmar la exactitud de su interpretación de mis sueños. Todo
lo que me habló fue realidad y soy la mujer más feliz que
existe.
–Bueno, estoy esperando que me cuente…
–¿Se acuerda que cuando vine, a mi abuela le habían
diagnosticado Alzhaimer? Casi enseguida la internamos en
un sanatorio. Yo siempre la visitaba…
Para llegar al cuarto de mi abuela, tenía que atravesar el
patio de los enfermos psiquiátricos. Para mí era muy triste
tener que pasar por ahí.
Pero un día, haciendo ese recorrido, el Destino quiso que
me fijara en un hombre que estaba recostado en un sillón.
Una fuerza interior me empujó a acercarme a él. Tenía
los ojos abiertos pero no me miraba ni me veía... En ese
momento, recordé la escena de mi sueño.
Lo primero que se me ocurrió fue hacer la meditación
que usted me dio de ATEK BEREK. Con esas palabras en
mi mente tuve un impulso loco de besarlo como en el sueño y
lo hice. Y usted no va a creer lo que sucedió...
¡Ese beso fue como un despertar para él!

128
Me abrazó fuerte, pero tan fuerte que hasta me lastimaba
y enseguida aparecieron los enfermeros y lo separaron de mí.
Ellos no comprendían su reacción ya que, como me explicaron,
Renato hacía tiempo estaba en estado catatónico. Había
quedado así luego de una serie de delirios…
Después de aquel episodio, él averiguó mi nombre y
constantemente quería verme. Y lo más insólito, es que yo
también quería estar con él.
Empecé a visitar a mi abuela mucho más seguido. Aunque
me entristecía porque la mayoría de las veces no me reconocía.
Como usted dijo, Maestro, no hay mal que no tenga algo de
bueno. Ver a Renato era una alegría y él se fue curando con
mi presencia.
Conversábamos todo el tiempo que nos permitía el horario
de visita. Los enfermeros creían que yo había sido su mujer y
lo había abandonado. Para todos fui el motivo de su
enfermedad y luego el de su cura. Y la verdad, yo sé que lo
curé cuando nos encontramos como almas gemelas…
Cuando le dieron de alta, su psiquiatra dijo que está más
sano que él. Y creo que es verdad. Yo le aseguro que Renato
es más feliz que todos los médicos y todos los enfermeros que
estaban en aquel sanatorio.
¡Maestro, lo que no le dije es que Renato es psicólogo y ya
volvió a tener algunos pacientes!
¡Ah! Y quiero contarle algo más. A él le fascina meditar y
lo hacemos juntos. Tenemos un lugar que es como sagrado,
sólo para eso. Ahí nos descalzamos, prendemos nuestra vela
y nos sentamos tomados de las manos, uno frente al otro,
concentrados en ATEK BEREK.
Los dos estamos convencidos de que ya hicimos esta
Dabraká en una vida anterior, porque es muy nuestra.

129
Y también usted, Maestro, debió estar en esa vida… Habrá
sido nuestro sacerdote.
¡Somos tan felices! El mes próximo nos casamos y lo
esperamos para festejar juntos, ya que usted fue quien más
contribuyó para que nos encontráramos.
Cuando se fueron, sentí una alegría que llegaba a la
profundidad de mi alma.
Pensé en cuántas veces yo también hice la meditación de
ATEK BEREK, para llegar a mi Destino, tanto en el amor,
como dentro de mi misión…

130
Afectos de otras vidas

Cuánto se sufre cuando vivimos fuera de nuestro Destino...


Lejos de lo que nuestra alma siente y busca, tanto en la pareja
como en un plano profesional.
También las ‘familias equivocadas’ nos llevan a la tristeza,
al rechazo y al desarraigo. Nos crean conflictos por falta de
sentimientos. Nuestra conciencia nos convierte en ‘monstruos’
insensibles o en víctimas no queridas. Nuestra alma busca su
verdadera familia y encuentra padres o hermanos que no
llevan nuestra sangre, pero que están unidos a un lejano ayer
que es parte de nuestro Destino.
Cuando sufrimos por la ausencia de los verdaderos afectos
que pertenecen a nuestra alma a través de las vidas, podemos
meditar para desarrollar una energía que nos ayude a
reencontrarlos.
Quisiera contarles una historia que es un claro ejemplo
de estas situaciones.
Un joven me consultó porque quería encontrar su camino
en su plano profesional. Tenía en ese momento la oportunidad
de viajar a Estados Unidos y completar sus estudios en una
reconocida Universidad. A la vez, le daban un empleo para
que se pudiera mantener.
Me hablaba de todo eso que parecía tan importante, pero
había mucha tristeza en sus palabras. En un momento
comenzó a abrirse y a contarme el motivo de su angustia.
–Maestro, no tengo nada… Mis padres me rechazan. Mi
madre me quiso matar cuando estaba en su vientre y mi padre

131
la apoyaba. No lo hicieron sólo porque el médico dijo que era
muy peligroso, dado lo avanzado del embarazo.
Nunca me sentí querido. Mis padres daban grandes regalos
a mis hermanos, pero de mí a veces se olvidaban. Y cuando
se acordaban me regalaban cosas que nunca pude usar…
una ropa demasiado chica o demasiado grande…
Yo fui el segundo de cuatro hermanos. Quise entender el por
qué de la diferencia tan grande que hicieron entre ellos y yo…
Bueno, ahora mis padres, como querían que yo viaje, me
pagaron el pasaje y se libraron de mí. Dentro de diez días me
voy. Ellos quedarán felices y yo también…
Traté de ayudar a Ernesto a través de meditaciones para
mejorar su plano anímico, para superar su angustia y sus
estados depresivos.
También para que pudiera encontrar el afecto que tanto
le faltaba. Cuando no tenemos el amor de una madre, de un
padre, nos faltan las bases más importantes que sostienen
nuestro plano emocional.
En ambos aspectos tuvimos gran éxito.
Cuando Ernesto llegó a California, se encontró con una
pareja de compatriotas que lo invitaron a su casa y lo trataron
como a un hermano.
En sus vacaciones, volvió feliz a contarme la experiencia
increíble que estaba viviendo.
A través de mi Ka, supe que aquellos grandes amigos,
fueron sus padres en una vida pasada. Esto nunca se lo dije,
aún cuando en cierta oportunidad llegó a preguntarme qué
relación había existido entre ellos en otra vida... Él no entendía
el origen de ese sentimiento tan fuerte que los unía. Yo le decía
que era resultado de sus meditaciones.
Para ser padres no hay que tener cierta edad, las almas
encarnan con sus propias leyes, muy ajenas a nuestro

132
conocimiento. El hijo puede ser el padre y el padre puede ser
el hijo. Así vemos que muchas veces la hija dice que su madre
es como si fuera una hija más. Existen situaciones muy
complejas que pueden prestarse a confusión.
Pero ahora quisiera enseñarles cuáles fueron las
meditaciones que hizo Ernesto y que tanto lo ayudaron.
Ambas meditaciones se practican sentados de frente hacia
el Este y con una vela encendida.
La Dabraká para equilibrar el plano emocional es
ASHUR NUVO.
La que puede ayudarlos a encontrar afectos importantes,
relacionados a su Destino es MELEK ADROJ.

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134
Mejorar relaciones afectivas

Era un matrimonio de médicos, ambos especializados en


la misma área, pero cada uno trabajaba en una clínica
diferente.
Él trabajaba junto con una joven enfermera que además
estudiaba. Ella era casi médica pero estaba postergando el
momento de terminar su carrera porque como enfermera
especializada ganaba muy bien y el día en que se recibiera,
perdía ese empleo. Pasaban todos los días juntos y también
parte de la noche porque él la ayudaba a estudiar.
Un día pasó lo que no debía haber pasado. Él se apasionó
por la joven.
Esa situación provocó una gran crisis en el matrimonio.
Los hijos pequeños sufrían la ausencia del padre. La esposa,
conociendo la verdad, estaba en manos de psicólogos y
psiquiatras. Y en su angustia, también recurrió a mí.
Desde el inicio de su consulta, mi Ka me dio el mensaje
de que esa pareja de médicos era un Destino. Ese Destino
había sufrido un accidente, por estar ambos demasiado
ocupados y no dedicar tiempo a la pareja, a la comunicación,
al afecto… La relación estaba muy deteriorada y no sentían
necesidad de estar juntos. Por eso él siempre estaba buscando
excusas para escapar de la casa.
Le enseñé a aquella médica, una meditación para
reconstruir el Destino. También le ayudó a ver sus propias
fallas y todos los errores que contribuyeron al desgaste de su
pareja.

135
Le dije que no sería solamente con meditaciones que
podríamos ganar la batalla y transformar situaciones tan
negativas en positivas.
Fue siguiendo paso a paso mis consejos y dejó de trabajar
tantas horas. Empezó a mirarse más al espejo, se arregló el
cabello, se vistió con ropas femeninas y no todo el día con su
uniforme como solía hacer. Ella tenía que aprender a
comunicarse a través de su cuerpo y convertirlo en un
instrumento para atraer a su marido. Dios le dio a la mujer el
don de la atracción y debía aprovecharlo.
En algunos meses, el marido volvió a pasar más tiempo
en la casa. Llegaron las fiestas de fin de año y decidió quedarse
con la familia. Cada vez empezaba a sentir más necesidad de
estar junto a ella y menos con su enfermera.
Al poco tiempo vino a verme esta señora y muy feliz me
contó que había tenido una larga charla con su marido. “Nos
dimos cuenta de que nos necesitamos, por nosotros y por
nuestros hijos”.
Me dijo que el esposo había tenido una discusión muy
fuerte con la enfermera y la relación entre ellos había terminado.
Quiero que ustedes también aprendan esa meditación de
inmenso poder para reconstruir un Destino que ha sufrido un
quiebre. Para que la pareja pueda reencontrarse…
La meditación es KOELEJ ADIM.
Es conveniente que la semana en la cual la practiquen,
no coman carnes ni beban alcohol. Se realiza durante la Luna
Creciente.
El horario es a la puesta de Sol.
Antes de concentrarse tienen que hacer un lavado de
manos. Luego se sientan de frente hacia el Este y encienden
una vela. Colocan las manos sobre las rodillas y en esa
posición piensan en su compañero, tratando de buscar una

136
luz que les muestre también sus errores y cómo poder
enmendarlos.
Buscando esa fuerza que los ayude a unir nuevamente su
pareja, se concentran durante siete a diez minutos en la
Dabraká KOELEJ ADIM.
Muchas veces, como sucedió con esta pareja de médicos,
el Destino puede sufrir accidentes y quedar ‘herido’. Otras, la
convivencia de una pareja con personalidades muy diferentes,
puede tornarse difícil y atentar contra el Destino con
permanentes enfrentamientos.
En ese caso, existe una meditación muy hermosa para
ayudar a controlar esos impulsos destructivos: ONU ONU
AVED. Esta práctica armoniza la convivencia dentro del
Destino

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Transformar los sentimientos negativos

Muchas personas viven y mueren vegetando, ignorando


su verdadera esencia, el porqué de su vida y la razón de la
gran falta de amor en ella. Muy lejos de lo que podría ser
una vida con la motivación del amor, unido al Destino del
alma.
Algunos siguen unidos a su pareja porque se sienten
cómodos. Tantas veces escucho las frases: “Me siento muy
cómoda con mi marido” o “no me deja faltar nada y es un
excelente padre”; “bueno, tenemos que aceptar que no somos
perfectos y mi marido tiene sus grandes defectos, pero tiene
una faceta buena porque es muy responsable”… Respuestas
muy lejos del amor.
Cuando falta el amor, cuando el Destino no está, es muy
fácil el fracaso de una pareja.
Recuerdo la situación de una mujer que en la consulta,
no paraba de hablar mal o mejor dicho, de maldecir a su
marido. Estaba muy herida.
–¡Es un verdadero cerdo! ¡Un hijo de perra! ¡Cuánto deseo
que se muera en la calle como un vagabundo! Maestro, quiero
que me ayude a soportar esto que me toca vivir. Que me dé
fuerzas para matarlo… ¡Me sacó todo lo que tenía y ahora lo
está disfrutando con una loca de un burdel!
Yo ya no sé qué decirle a mis hijos… Son grandes y podrían
comprender, pero ¿cómo hablarles de esas verdades? Ellos
querían al padre cuando él era gente, cuando era otra cosa…
¿Qué voy a hacer ahora, Maestro? Ayer vino mi hermano y

139
me dejó un dinero, si no fuera por eso, hoy mis hijos pasarían
hambre. ¡¿Qué hago con mi vida?!
Al estudiar su mano, supe que el marido no era su Destino.
Era un verdadero intruso en su vida, como ella lo fue en la
vida de él.
Una pareja que se unió por pasión, después vinieron los
hijos, hicieron una economía en común y se creó un ‘hogar’,
que ninguno de los dos sentía como algo sagrado y bien
propio. Pero se mantuvo. Seguramente por la inercia que
existe en la mayoría de las parejas que no saben por qué
están unidas.
A esta señora, le enseñé una meditación para que pudiera
librarse del odio que la dominaba y dejar dentro de ella un
espacio para el amor. Pero no para amores del momento, para
oasis que aliviaran su desierto por un tiempo, sino para llegar
a su tierra prometida, al amor verdadero. Sabía que si lo
buscaba, podría encontrarlo.
Le pedí que se sentara frente a la vela, con sus manos
sobre las rodillas y que se concentrara en las palabras
JAMISH KAVOD.
Sabía que la fuerza maravillosa de esa Dabraká, podría
sacarla de la oscuridad en que se encontraba y llevarla hacia
un camino de luz para su vida.
Pasaron varios meses hasta que volví a verla. Ya no era
aquella mujer oscura y amargada. Su forma de vestir, su
peinado… todo había cambiado. Pero lo que más me llamó
la atención fue la diferencia en su forma de hablar.
Me dijo que había meditado mucho y con tanta fuerza,
que le había sucedido un milagro.
–Maestro, ¡me pasó algo increíble! Un vecino, al que nunca
antes siquiera había mirado, se enteró de mi situación y de lo
mal que se había portado mi marido.

140
Y justo él había vivido una situación muy parecida con
su mujer. Como los dos estábamos solos, empezamos a
conversar sobre nuestra desgracia. Nos fuimos contando cada
vez más cosas y surgió algo muy lindo entre nosotros, un
sentimiento con una fuerza que le confieso, yo nunca antes
había sentido. Y sé que él sintió lo mismo…
La verdad es que tengo una nueva vida. Ya mis hijos lo
aceptaron.
¿Sabe que mi ex marido quiso volver conmigo y me pidió
perdón? Pero ya era tarde… Lo perdoné, sí y también le deseo
que encuentre la misma felicidad que yo encontré. Le enseñé
la meditación que usted me dio, Maestro. Espero que la haga…
Me convencí de que ella había encontrado su verdadero
camino, dejando atrás todos sus sentimientos negativos y
llenándose de amor.
La ‘magia’ de JAMISH KAVOD es maravillosa, porque
transforma la persona… Y mientras provoca un cambio
positivo en ella, la va guiando hacia su verdad, por el camino
de su Destino.

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142
Energía positiva
para encontrar el Camino

Este caso de una gran riqueza desde el punto de vista del


análisis psicológico, nos muestra también situaciones clásicas
del cotidiano vivir y la influencia de fuerzas paranormales sobre
los distintos aspectos de la vida.
Se trata de una mujer de alrededor de cincuenta años,
llamada Elisa, que me planteó sobre el drama de los últimos
años de su vida. Un drama que parecía no tener fin.
–Maestro, no puedo contarle sobre esta etapa tan negra
de mi vida, sin antes hablarle de cómo comenzó todo.
Mi padre fue un hombre muy rico, dedicado al negocio
del café, conocido por todos los grandes industriales del ramo.
Era mi ídolo…
Yo era una niña mimada y consentida. Mi padre nunca
me negaba nada. Al contrario, me compraba el auto más lindo,
mi ropa era de lo mejor. Siempre me traía regalos… ¡A veces,
joyas finísimas! Yo veía a mi hermana y a mi madre, cómo
sufrían en silencio porque no recibían las mismas atenciones.
Él nunca supo disimular el cariño tan especial que sentía por
mí. Por eso, cuando fui a cursar la facultad en Estados Unidos,
ese distanciamiento fue un alivio para todos en casa, hasta
para mí.
Un psiquiatra me dijo una vez que yo era una ‘Electra’,
enamorada de mi padre… pero no era así. Yo lo amaba como
hija. Ese mismo médico fue quien le aconsejó que me mandara
a estudiar al exterior. Así, me fui del país y realmente me hizo
143
muy bien alejarme de la sobreprotección que mi padre siempre
me dio.
Estudié economía y me gustaba muchísimo. Me especialicé
en el campo financiero, porque mi sueño siempre fue trabajar
un día con mi padre, ya que heredé su talento y estaba segura
que podría ser tan capaz como él.
En esa época comenzó el derrumbe de mis sueños y de
toda mi vida. Mis padres sufrieron un accidente
automovilístico. Mi padre murió en el acto. Mi madre y una
empleada que iba con ellos, fueron internadas pero su estado
era tan grave que también murieron. La empleada casi
enseguida y mi mamá pocos días después.
Yo justo había ido en un grupo de excursión a Australia.
Estábamos en plena naturaleza y fue difícil localizarme.
Cuando finalmente llegué, mi madre estaba en coma.
¡Imagínese, Maestro! Muy difícil explicar cómo me sentí en
aquel momento…
Mi madre murió y cuando volví a casa, después de haber
dormido varias noches en el hospital, mi hermana mayor me
esperaba en la puerta. Me miró con desprecio y dijo con
sarcasmo: ‘Llegó la hermosa’.
Tuve que poner mis cosas en el cuarto de huéspedes,
porque ella se había acomodado en la habitación principal y
el que había sido mi cuarto, estaba convertido en depósito de
muebles en desuso. Pronto comprendí el panorama de mi
futuro conviviendo con ella.
En Nueva York había conocido a un joven de acá, que
también estaba estudiando y nos queríamos mucho. Hasta
llegamos a hacer planes de casarnos… Cuando tuve que volver
a casa, nos comunicábamos por teléfono y nos escribíamos.
Pero esos contactos que al principio eran casi diarios, se fueron
espaciando… hasta que terminaron.

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Había perdido todos mis amores. Y como si fuera poco,
me tocaba vivir con una hermana que me odiaba y trataba
de hacer mi vida imposible.
Nuestra economía era un caos. Yo quise tomar las riendas
ya que había estudiado tanto sobre ese campo. Pero me faltaba
experiencia, desconocía los contactos de mi padre y además
mi hermana se encargaba de poner todos los obstáculos
posibles. No quería que yo hiciera nada. Era mi gran enemiga.
Nuestra convivencia llegó a un punto ‘rojo’ cuando me
levantó la mano. Me golpeó de tal forma que tuve que ir al
hospital. Ese fue el final, me fui de casa y ella quedó como
dueña de todo.
Pedí auxilio a una tía que estaba alejada de la familia y
por suerte fui muy bien recibida. Me mudé a su casa y estaba
bien allí. Nunca entendí por qué había existido ese
distanciamiento entre la familia, siendo ella y mi tío tan buenas
personas.
Estuve varios meses viviendo con ellos, pero como no me
faltaban problemas, mi tío sufrió un gran revés económico y
tuvo que entregar la casa a un Banco acreedor. Se mudaron
a un apartamento tan pequeño que comprendí que no había
lugar para seguir con ellos…
Por suerte encontré trabajo en una empresa japonesa. Si
me organizaba bien, el sueldo me alcanzaba para alquilar un
apartamentito y comer todos los días, pero no siempre lo
conseguía.
En esa empresa conocí a un americano, se llamaba Henry.
Hubo una gran atracción entre nosotros y como yo hablaba
muy bien el inglés, nos fuimos acercando y empezamos una
relación muy linda. Pero después de unos meses, de pronto
terminó… Nunca entendí qué había pasado. De un día para
otro, Henry se enfrió completamente conmigo…

145
Al tiempo, el presidente de un club muy importante, me
asoció becada. Mi padre fue unos de los fundadores del club
y aunque renunció por diferencias con ese mismo presidente,
habían sido muy amigos.
¡Fui tan feliz allá! Reencontré amistades de otra época, lo
que fue un paliativo para mi soledad. Pero como parece que
nada bueno puede durar en mi vida, un día en el club, una
señora a la que apenas conocía de vista, me acusó de robo.
Dijo que le faltó una suma importante de dinero de su cartera,
mientras fue a servirse al buffet… ¡Fue un escándalo! Una
situación horrible…
Y justo, al salir del club encontré a mi hermana. Riéndose
de mí, me dijo: ‘Parece que a la hermosa no la quieren aquí…
Los ladrones no son queridos en ningún lugar.’
Mire, Maestro, nunca fui capaz de quedarme con un
centavo de nadie. Si encontraba una moneda en el piso,
buscaba a quién devolvérsela. Pero la calumnia del robo no
termina ahí.
No supe cómo, en mi trabajo se enteraron de que yo había
sido echada del club. Porque la verdad es que preferí irme, a
aceptar la humillación de ser revisada. Así que en la empresa
me despidieron. Tuve que ir a vivir a una pensión y ningún
empleo me duraba. Terminé trabajando de doméstica… Hasta
que encontré ayuda en un centro de espiritismo y mi situación
mejoró un poco. De nuevo pude alquilar un apartamento, ya
que conseguí trabajo en una financiera. Me enamoré del hijo
del dueño y él también de mí. Decidimos casarnos.
Yo estaba muy feliz, pero el mismo día del casamiento,
sufrí un desmayo. Entonces el médico, que era hermano de
mi novio, me diagnosticó una hipoglucemia. Aparentemente,
mi problema se había arreglado, después de tomar un vaso
de jugo.

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Maestro, sé que lo estoy aburriendo con mi historia, pero
es necesario que usted conozca todos los pormenores de mi
vida, para que pueda ayudarme.
Si bien estaba muy enamorada de mi marido, nunca pude
ser feliz en la intimidad con él. Sufría grandes dolores y llegué
a huir de nuestras relaciones. El ginecólogo me daba pomadas
y remedios que no resultaban. Algún médico me dijo que mi
problema podía ser originado por una tendencia a la diabetes,
pero lo cierto es que en poco tiempo tuve una grave
insuficiencia renal al punto de llegar a la diálisis.
Mi marido soportó bien la situación durante los primeros
tiempos, pero un día el médico le dijo que debía cuidarse
mucho para que no tuviéramos hijos. Eso fue la hecatombe
para él. Empezó a salir con prostitutas y conmigo estuvo cada
vez más indiferente, hasta que llegamos a la separación.
Por causa de mi salud, hacía tiempo que no trabajaba en
la financiera. Durante un año me pagaron un sueldo mísero y
después, como todas mis cosas, se terminó.
Había tenido un respiro en mi vida, pero duró poco. Y en
esa situación me encuentro hoy: totalmente perdida. Pensé
volver al Centro de espiritismo, pero me recomendaron que lo
consultara a usted y aquí estoy…
La triste situación de aquella mujer, con tantas pérdidas…
fue clara para mí.
La hermana la odiaba desde toda la vida. Empezó a
odiarla en su infancia, soportando las preferencias de su padre.
Los padres no se dan cuenta de cuánto daño hacen cuando
dan más afecto, más atención a uno de los hijos.
Aquella mujer, llena de resentimiento, quiso vengarse de
su hermana. De ella que siempre era la ‘hermosa,’ como la
llamaba con cinismo. De quien se llevaba todo el amor del
padre, mientras ella era ignorada.

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El rencor llenó su vida, convirtiéndola en una mujer
frustrada y amargada. Sólo quería hacer sufrir a su hermana.
Que sintiera la misma sensación de fracaso, de no ser querida,
que ella había sentido siempre. Entonces, buscó brujos que la
ayudaran a cumplir su propósito.
Le dije a Elisa que yo podía ayudarla. Que tuviera fe y
juntos encontraríamos una solución para su vida.
Le hablé sobre la fuerza de la meditación y le expliqué
que ella necesitaría practicar tres Dabraká:
–Para comenzar, deberá meditar con las palabras
KA SHMÚ, para comunicarse con la energía mística que
viene de un espíritu elevado y que nos ayuda desde el Más
Allá.
También necesitará la fuerza de la Dabraká SHATIR LOJ,
para neutralizar las influencias negativas que hay sobre usted.
Y finalmente, meditará con la combinación SHUMERAT,
que la ayudará a desarrollar una energía positiva y a encontrar
su Destino, tanto en el amor como dentro de su profesión.
SHUMERAT la ayudará en su salud que tanto lo necesita.
Le recomendé a Elisa que hiciera sus meditaciones todos
los días, menos los viernes.
Al despedirse, me aseguró que lucharía.
Creo que demoró algo más de un año en volver a verme.
Pero comprobé que su lucha dio frutos.
–Maestro, déjeme contarle. Las meditaciones que usted
me enseñó me hicieron ver mi verdad y me dieron fuerza para
enfrentarla.
Comprendí hasta donde el odio de mi hermana, ayudado
por brujos, destruyó mi vida.
Pude dejar atrás todo el mal que me han hecho y
reconstruir mi pareja. Volví a casarme con mi marido. ¿Se
acuerda que nos habíamos separado? Él se acercó y me pidió

148
perdón. La verdad es que nos extrañábamos mucho...
Hoy me acompañó hasta aquí, después quisiera presentárselo.
Como ya era tarde para que yo pudiera tener un hijo,
adoptamos. ¡Somos una familia feliz!
Me acuerdo que usted me dijo que mi esposo era mi alma
gemela y que las parejas, cuando forman parte de un mismo
Destino, tienen que soportar las pruebas, como el oro resiste
al ácido. ¡Y eso se cumplió!
De vez en cuando me acuerdo de mi triste pasado y de mi
hermana, pero siento como una nube que se acerca y tapa
todos esos malos recuerdos…
Elisa me contó también, que en ese período se había
realizado un transplante de riñón y sin llegar a tener una salud
brillante, su recuperación era notable. Me sentí muy feliz de
haber podido contribuir a ese cambio tan extraordinario que
tuvo su vida.
Como les decía al comienzo, esta historia nos muestra,
en un aspecto psicológico, cuánto puede afectar la
personalidad de un niño, el sentirse no querido por sus padres.
Ver que existe otro hermano que siempre lleva los elogios y los
premios.
El rencor y la envidia, hacen nacer el odio que arrastra a
la persona hacia una existencia oscura y frustrada y a veces
marcada por la sed de venganza...
También podemos apreciar cuánto las ‘fuerzas del mal’,
como solemos llamar a las energías negativas, pueden llegar
a destruir una vida. Tanto en el aspecto laboral, como en la
salud, en el amor… todo queda afectado...
Lo positivo en este caso, fue confirmar cómo el amor que
une las almas, a pesar de sufrir el castigo de fuerzas negativas,
logró reconstruirse luego de haber alejado esas influencias
paranormales.

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Fuerza que une las Almas

Muchas veces observé en mis consultantes, que teniendo


su verdadero camino frente a sus ojos, le dan la espalda y se
desvían. O están al lado del gran amor de su Destino y no lo
ven. Cuántos se cierran frente una verdad que podría iluminar
su vida, ya sea por falta de sensibilidad, por miedos o por
bloqueos…
Una chica de algo más de veinte años, que estaba por
finalizar su carrera de química farmacéutica, hacía tres meses
había conocido a un hombre que trabajaba como
administrador de empresas.
Él tenía unos cincuenta años. Era todo un señor, con una
buena posición económica. Con su casa, su auto, un
apartamento en Punta del Este… Una persona exitosa, con
una linda apariencia y mi consultante, a la que llamaré Eva,
estaba locamente enamorada de él.
Estando frente a ella, sentí que su amado Ricardo tenía
otra mujer y que debería alertarla. Pero Eva no lo creyó.
Me decía que él siempre fue muy sincero, que no podía estar
mintiéndole así. Yo reconocí que era sincero en sus
sentimientos, pero con respecto a esa situación, no.
Eva salió de mi consultorio convencida de que yo estaba
equivocado. Pero al poco tiempo, volvió a verme desesperada.
No paraba de llorar mientras intentaba contarme lo que le
había sucedido.
–Maestro, usted tenía razón… Había otra mujer… Pero
eso no es lo peor… ¡Ricardo se casa semana que viene!

151
–¿Y usted cómo lo supo?
–¡Él mismo me lo dijo!
Hizo una pausa porque la angustia la ahogaba y no podía
continuar. Cuando estuvo más aliviada, me contó todos los
detalles.
–Estábamos en el parque, sentados junto a una gran fuente
y él me tomó la mano. Yo me di cuenta de que estaba muy
mal, no sólo por su expresión, sino porque su mano temblaba.
Y ahí vino su confesión:
“Mira, Eva, durante todo el tiempo que estamos juntos,
esperé que sucediera un milagro en mi vida. No sé, que algo
hiciera que todo cambiase. Pero no se dio...
Hace nueve años que tengo una novia y el sábado que
viene, me caso. Desde que te conocí, ese casamiento se
transformó en un compromiso del que no supe cómo salir.
Te dije que esperaba un milagro… que ella me dejara…que
sus padres se opusieran ya que nunca me aceptaron del todo…
pero nada de eso pasó.
Ya no puedo ir para atrás…he dado mi palabra. Mi madre
adora a mi novia y a cada momento me repite que ya tiene su
vestido para el gran día... No puedo hacer nada… Perdóname
por no haberte dicho mi verdad, pero no quería perderte.
Ahora te pierdo y sé muy bien que es a ti a quien amo…Pero
olvídate de mí. Ricardo muere en este instante. No me llames
y no me busques… Por favor, por tu propio bien…”
Después de decirme todo, corrió hasta su auto y se fue.
Yo no podía reaccionar. No podía siquiera articular una
palabra. Mis pies no me respondían, me sentía petrificada.
Tampoco sabía dónde ir, estaba perdida y dentro de un gran
vacío. No sé cómo pude llegar a mi casa, no me acuerdo nada
de lo que pasó después. Apenas sé que dormí mucho… Tal
vez dos o tres días, tomando más y más tranquilizantes…

152
Llevó un tiempo para conseguir sacar a Eva de aquel pozo.
A través de distintas meditaciones lo fuimos consiguiendo.
Pero ella siempre seguía preguntándome, por qué si Ricardo
era su Destino, se había casado con otra.
–Y ahora, Maestro, todo hombre con el que me relacione,
va a ser algo pasajero o ‘descartable’…
–No, Eva, no es tan así como dice.
–No trate de arreglarlo, Maestro. Yo misma escuché que
usted dijo en una charla, que todas las relaciones afectivas
que están fuera del Destino, nunca son duraderas y que siempre
resultan frustrantes.
Le aconsejé a Eva que se concentrara en terminar su
carrera y le dije que estaba seguro que mi Ka la ayudaría.
Por un tiempo dejó de venir a meditar, estaba desilusionada
de todo.
Un día asistió a una de mis conferencias. Estaba
acompañada por un hombre al que me presentó como su
pareja. Era un médico recién recibido, de una edad muy
cercana a la de ella.
En un momento, Eva se acercó y me habló a solas.
–Ya pasaron dos años de lo de Ricardo. Usted dirá que
soy loca, pero durante mucho tiempo fui todos los días hasta
aquella fuente donde quedé petrificada… Y cada vez arrojaba
una moneda dentro de ella, unida a mi deseo de amar a otra
persona, con la misma intensidad que amé a Ricardo. Y mi
deseo se cumplió.
Apareció Jorge y estamos a punto de casarnos. Estoy
segura de que vamos a ser felices. Y le voy a decir algo, Maestro:
sinceramente, no creo más en Destinos.
Sentí sus palabras como un puñal y no pude disimularlo.
Me despedí fríamente, deseándole suerte y muchas felicidades
con su nueva pareja.

153
De ahí en más, cada vez que alguien me preguntaba por
el Destino, aparecía en mi mente el rostro de aquella muchacha
con su expresión sarcástica “… no creo más en Destinos”.
Un año más tarde, sucedió algo increíble.
Llegó a mi consulta un señor de apellido alemán. Era alto,
con poco más de cincuenta años. Me planteó que su
matrimonio no estaba bien, pero sobre todo, quería que yo le
interpretara un sueño que constantemente se le repetía.
En su sueño, veía una bolsa transparente, como si fuera de
nylon, llena de monedas. En un momento la bolsa se rompe y
caen todas las monedas al piso. Empieza a llover muy fuerte y
el agua comienza a arrastrarlas. Él corre para salvar sus
monedas, pero no puede. La fuerza del agua es tanta, que
también lo arrastra a él… De pronto se encuentra atrapado en
lo que parece un gran tanque de agua. Nada y nada, para salir
de allí, pero no lo consigue y el nivel del agua sigue subiendo…
Ahí, en medio de esa desesperación, se despierta.
Le dije a aquel señor que según mi interpretación, la bolsa
representa algo del pasado, algo que ya existió y también la
bolsa se une a la gestación, en este caso una gestación
transparente, ya que era como de nylon.
Las monedas representan deseos, porque simbólicamente,
tienen un sentido de conseguir que las aspiraciones se
realicen.
Al romperse la bolsa, significa que nace una nueva historia,
una nueva vida o un nuevo amor. La lluvia, es señal de fertilidad
y de bendición para ese nacimiento. Pero a su vez, la corriente
del agua arrastra esas monedas y él va tras ellas, va tras sus
sentimientos, pero queda preso, no puede salir.
Los antiguos egipcios, iban al río Nilo para purificarse de
malos pensamientos o deseos impuros. Esperaban que el río
‘marque un surco’ que los guíe para encontrar su Destino…

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Aquel hombre no entendió en ese momento el simbolismo
de su sueño, pero yo sentí que no faltaba mucho para que
tuviera una respuesta más clara.
Y así fue. Al poco tiempo aparece este señor, con Eva, mi
antigua consultante.
Los dos hablaban a la vez, con una ansiedad que hacía
muy difícil entenderlos. Eva gritaba: “¡Usted sí es un Maestro
de verdad! ¡El Destino existe!”
Cuando se calmó un poco empezó a explicarme
claramente.
–Maestro… ¡Él es Ricardo!... Hace poco fui al dentista
porque tenía muy hinchado un lado de la cara. ¡Y ahí me
encontré con Ricardo! Él también fue por una hinchazón y
como si fuera poca coincidencia, ¡era del mismo lado!
Empezamos a hablar. Nos reencontramos, salimos y
tomamos muchos cafés. Y nos convencimos que tanto mi
matrimonio como el suyo, fueron grandes fracasos...
Eva y Ricardo me contaron que ellos mismos interpretaron
el sueño y se identificaron como la nueva situación de amor,
dentro de un viejo Destino.
Después de divorciarse de sus respectivas parejas, por
fin se casaron y vivieron el Destino de sus almas.
Ustedes me preguntarán, ¿qué meditación habría
necesitado este gran amor? Ninguna.
Decían los egipcios, que únicamente con la orden del dios
Horus, los remeros levantan sus remos y dejan que la barca
sea llevada por la corriente del Destino... Él tiene la fuerza de
quinientos remeros y no hay tormenta que lo desvíe.

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156
Ocupación de Vida
y Ocupación de Muerte

Siempre tuve la convicción de que muchas enfermedades


son de origen psicosomático, producto de lo que dentro de la
psicología se conoce como ‘instinto de muerte’.
Dentro de cada ser humano, el instinto de vida y el instinto
de muerte, se enfrentan constantemente y cuando prevalece
el de muerte, aparece la enfermedad, creada por la mente
negativa.
Sabemos que nuestra mente tiene un gran poder que
puede ser tanto constructivo como destructivo.
Los antiguos egipcios, dentro de su sabiduría, no
hablaban de instintos, pero consideraban que existían en el
hombre tres energías fundamentales. La positiva que es la
energía de la vida. Ésta, a su vez, se mantiene a través de la
neutra, que es la sexual, la que crea... una esencia de la mano
de Dios. Y por último, oponiéndose a la positiva, está la energía
negativa, que es la de la muerte. La que genera enfermedades
y mata ‘partículas’ del ser humano, a cada instante.
Debemos comprender un concepto fundamental: en todo
lo que es vida y energía, existe un polo positivo y uno negativo.
No puede haber energía de vida, si no hay energía de
muerte que la polarice. En nuestro ciclo de vida, a los 33 años
se produce el mayor enfrentamiento de ambas fuerzas.
Después de esa edad, empieza a perder la fuerza de la vida,
frente a la de la muerte.

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La principal energía, la ‘creadora’ se mantiene a través
del deseo, de la libido. Su actividad es sumamente importante
para mantener la energía de vida.
Si nos remontamos a Neket Atón (Amarna), donde se
crea una nueva formación iniciática, encontramos que se le
da un lugar diferente a la ‘energía creadora’. Se considera
que la relación sexual no puede estar en función únicamente
del deseo y el placer. Que su sentido principal es crear. Los
atonianos querían engendrar una nueva generación, más sana
y más pura. Por eso la relación sexual, sólo estaba permitida
dentro de un Destino, confirmado por el sacerdote. El
matrimonio debía constituirse a partir de un fuerte lazo de
amor que no podría romperse. No existía el divorcio, las
uniones eran para la eternidad.
A partir de esa firmeza y de los principios morales de la
pareja, se formaba una familia y un hogar que podría dar
cimiento a una sociedad más elevada.
También aquellos Iniciados poseían una maravillosa
sabiduría para fortalecer las energías neutras y positivas.
Mucho he enseñado al respecto y eso me hizo sentir bien con
mi conciencia de Maestro, de no guardar conocimientos y de
dar vida a esa sabiduría de un ayer glorioso.
Basándome en los conocimientos que los Maestros
Hierofantes tenían sobre las energías, he observado como ellas
se manifiestan en el hombre. Estudié y analicé las dos
ocupaciones más importantes del ser humano: la ‘ocupación
de vivir’ y la ‘ocupación de morir’. Las he estudiado en el
plano consciente e inconsciente y hasta en el subconsciente.
Hay personas autodestructivas que no tienen conciencia
de serlo. Lo mismo ocurre con otras que ignoran su verdadero
deseo de vivir.

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Dentro de la ‘ocupación de vivir’, existen aquellos que
sueñan, que aman, que tienen proyectos, ideales y luchan por
ellos. Y otros que hacen de su familia la única meta de su
‘ocupación de vida’.
Dentro de la ‘ocupación de muerte’, están los depresivos,
los que se sienten frustrados, absorbidos por pensamientos
negativos, víctimas de la mala suerte o de la envidia. Los que
sienten que la vida no vale nada, que vivir es un verdadero
sacrificio. Siempre pesimistas, sin fe, perdidos y dentro de un
tétrico vacío. También los que en sus sueños se ahogan en
ríos o mares. O los que caen por precipicios, algunos
empujados por sus miedos y otros siempre perseguidos.
Todos están en la ‘ocupación de muerte’ porque se
encargan de trabajar para morir lo antes posible. Somatizan
enfermedades, hasta las peores. Personas vulnerables por su
genética, perteneciendo a la ‘ocupación de muerte’,
desencadenan las amenazas que ya existen dentro de ellas.
Muchas veces he ayudado a los que se ocupan de vivir, para
hacerlos más soñadores, aumentar sus deseos, fortaleciendo su
libido y dando fuerza a sus proyectos, en ocasiones obstruidos
por traumas o bloqueos que impiden el flujo hacia la vida.
También he podido ayudar a los que en distintas formas se
‘matan’, para que puedan encontrarse con un Yo positivo, de
autosatisfacción. A los que sin saberlo están en la ‘ocupación
de muerte’, todos los días sacrificándose dentro de una empresa,
sin darse el gusto de un descanso. Esclavos del oro y de
ambiciones negativas y destructivas. Sacrificándose durante
años para tener una casa en un balneario que tal vez logren
disfrutar veinte días al año.
Dentro de la ‘ocupación de muerte’, existen ciertos placeres
masoquistas, personas que sufren con placer de llevar adelante
esas metas destructivas.

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Encontramos tantas mujeres con baja autoestima por
haber sido engañadas o usadas, sin fuerza para cambiar su
‘ocupación’, dejándose arrastrar por la tristeza o por la
angustia, producto del pesimismo.
Sabemos que existen mentes malignas, que con su poder
destruyen a un hombre, a una mujer. Destruyen a la pareja, a
la familia y hasta su fuente de trabajo. Los antiguos egipcios
trataron de enfrentar esas fuerzas a través de oraciones y de
meditaciones (Dabraká).
Creo que podría escribir varios libros hablando sobre la
‘ocupación de vida’ y la ‘ocupación de muerte’, pero aquí,
sólo he querido dar una base sobre estos conceptos, que pueda
ayudar al lector en el camino hacia su encuentro. Y para definir
mejor estas dos corrientes, les quiero presentar algunos casos
que muy bien las ejemplifican.
El primero de ellos, trata de una señora que me consultó
porque sufría estados de angustia, depresiones e insomnio.
Ella se dedicaba a la escultura en madera. Un día me mostró
algunas de sus piezas y dentro de mi gusto y conocimiento,
eran muy bonitas.
Al empezar su consulta, me adelantó que no creía en nada.
Me dijo que se sentía totalmente perdida, sin Norte, sin
presente y sin futuro.
–No se preocupe –le respondí–. La mayoría de la gente
que he conocido no tiene conciencia real de su presente y
mucho menos de su futuro. Sin embargo, es muy importante
que aunque su presente sea un vacío, tenga un proyecto o un
ideal para el futuro.
Pero cuando mi consultante comenzó a hablarme sobre
su vida, fui comprendiendo cómo había llegado a ese extremo.
–Bueno, Maestro, en mi caso, no tengo ningún proyecto y
menos ideales.

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Siempre me cuestioné mi matrimonio. No sé por qué me
casé con ese hombre. Tuvimos un hijo que hace tres años
murió en un accidente de moto dentro de nuestro propio
condominio, frente a mí. Se estrelló contra una columna que
hacía pocos días la habían colocado y él no la vio. Un
muchacho que me dio siempre satisfacciones. Por él seguí
tanto tiempo casada. Mi hijo tenía veintidós años y gran parte
de mi vida se fue con él. Al poco tiempo de su muerte me
separé de mi marido.
Recibí una suma importante de dinero. Traté de buscar
un negocio para invertirlo y poder vivir de él. Decidí comprar
un restaurante porque aunque la gente ande mal
económicamente, siempre va a comer.
Antes de hacerlo, tuve un romance con un mozo que
conocí una noche que cenaba con una amiga. La relación se
hizo cada vez más fuerte porque yo estaba hambrienta de
amor, de afecto. Aunque entre nosotros había un abismo
intelectual, mi soledad convenció a mi corazón de que no existe
el hombre perfecto, que siempre algo le va a faltar. Pensé que
yo tampoco soy perfecta y corregí todo lo que pude. Me hice
plástica en mis senos, corregí las imperfecciones de mi vientre
y algunas de mi rostro… Ya ve que le cuento todo. Él tenía
mi edad, pero el hombre siempre se mantiene mejor que la
mujer.
Mientras ella iba hablando, yo sentía una alerta por su
vida.
–Lo cierto, Maestro, es que pusimos juntos el restaurante,
pero como yo estaba con papeles pendientes de mi separación,
no podía registrarlo todavía a mi nombre. En ese momento
confiaba ciegamente en él y lo puse a su nombre.
Con el tiempo, él empezó a destratarme, a darme órdenes
como si yo fuera la cocinera del negocio. Un día, de los tantos

161
en que estaba ebrio, me golpeó brutalmente. Él mismo me
echó y así perdí mi última ilusión de amor, de restaurante, de
todo lo que pudo ser una nueva vida para mí. Era muy tarde
cuando me di cuenta de lo estúpida que fui al invertir todo mi
dinero en aquel negocio, sin firmar ningún documento para
asegurarme legalmente como propietaria.
Y aquí estoy, Maestro, vendiendo mis esculturas en los
negocios donde me las siguen pidiendo. Repito las mismas
que ya hice, pero a veces ni para repetirlas tengo fuerza.
Empiezo y no logro terminarlas. Mis depresiones me
destruyen…
–Señora, usted está dentro de lo que yo llamo ‘ocupación
de muerte’. Es un término muy mío. Siento que usted está
tomando muchos medicamentos. Pero hay uno en especial
que el médico se lo suprimió y usted lo sigue tomando. Su
hígado y su riñón ya no lo pueden tolerar. Usted se está
suicidando. No lo haga, señora…
–¿Cómo se dio cuenta de eso, Maestro? Sí, es verdad, lo
estoy haciendo a diario… hasta que llegue el día en que pueda
unirme a mi hijo. Siempre sueño con él, con los lindos
momentos que vivimos juntos. Soñar con muertos es querer
estar con ellos…
–Señora, su mente está tan ligada a ese medicamento,
que usted tiene conciencia de que va a terminar con su vida.
A la vez, su subconsciente a través de los sueños, se une con
su hijo muerto. ¡Tiene que salir de esa vida tan negativa!
¿Sabe, Señora, que aquel mozo vive con la mujer que
dirige la cocina del restaurante? Ella es muy maligna y le está
mandando ciertos fluidos para que usted muera. Esas fuerzas
la llevan a seguir tomando a diario su veneno.
–Mire, Maestro… aunque como le dije, no creo en nada,
la verdad es que después de todo lo que me ha pasado, debería

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creer. Esa mujer ya existía antes de mí. Y ahora ellos se
arreglaron y a mí me echaron. Pero no sólo eso, me han hecho
todas las maldades posibles. Y así me fui quedando sin nada.
Hasta mi apartamento está embargado por deudas del
restaurante… Si lo que quieren es que salga a mendigar, ya
no me falta mucho…
A esta Señora, la ayudé a través de dos meditaciones.
Una para cortar las influencias negativas y la segunda, para
que pudiera entrar en la ‘ocupación de vida’, para que se
encontrase con su alma y con su verdadero camino.
Ya estaba acercándose a los sesenta años. Aunque había
luchado para estar más atractiva, en aquel momento su
abandono era total y se la veía muy avejentada. Si entraba en
la ‘ocupación de vida’, yo sabía que eso cambiaría
inmediatamente.
La primera meditación que le enseñé para ‘cortar’ o
neutralizar las fuerzas negativas externas que querían
destruirla, fue SHATIR LOJ.
Se sentó frente a una vela, en dirección hacia el Este. Los
brazos cruzados sobre el pecho y la cabeza baja, repitiendo
mentalmente durante unos siete minutos SHATIR LOJ.
Enseguida, en la misma posición, le pedí que se
concentrara en JOMET ASHEM, la meditación para entrar
en la ‘ocupación de vida’ y encontrar su propia alma y su
Destino.
En algunos meses de realizar estas prácticas, su vida había
cambiado por completo.
Vino un día y me contó que su abogado demostró que
había sido víctima de una estafa y pudo recuperar su
restaurante. Comenzó a dar clases en un taller para enseñar
su arte y una nueva situación afectiva se estaba gestando.
Ella se sentía y se veía feliz.

163
–Maestro, ahora duermo muy bien. Me levanto temprano
para ir al restaurante y en algunas horas de la tarde y los
lunes, doy clases en mi antiguo Colegio. Lo que más me
sorprende es que tengo muchos deseos de vivir. ¡Cuánto
lamento el tiempo que perdí por no conocer antes sus
meditaciones! ¡Ah…! Y aquellas píldoras que me hacían tanto
mal, las cambié por vitaminas.
Sentí que había logrado ubicarla en su ‘ocupación de vida’
y estaba muy integrada a ella.

Me referiré a otro caso en el que podemos observar como


se manifiestan la ‘ocupación de muerte’ y la ‘ocupación de vida’.
Se trata de una Señora con una enfermedad terminal, a
la que le habían pronosticado dos meses de vida.
Cuando hablé con ella por primera vez, me sorprendió la
conciencia que tenía de su propia situación.
–Mire, Maestro, sé que tengo cáncer y mi tumor es tan
grande como una papa. Mi gente trata de engañarme, pero
yo también soy médica.
Ellos piensan que estaba dormida y no escuché cuando el
oncólogo habló con mis hijos en el cuarto de al lado. Él dio mi
sentencia. Dijo que me quedaban dos meses… Esa es una de las
razones por las que quise hablar con usted y abrirle mi corazón.
Necesito más tiempo de vida, no quiero irme sin ver a mi
Ángela recibida de abogada. Esa fue una de mis mayores
metas y veo que se me frustra por mi enfermedad.
Mi vida ya no me interesa. Cuando mi marido me
abandonó hace tres años, entré en un gran vacío y no me
importó más vivir, al contrario, prefería haber muerto. Él fue
lo más importante de mi vida, aparte de mis hijos, claro. Fue
mi primer hombre y una vez un místico o espiritualista, me
dijo que era mi Destino. Bueno, fue un Destino cruel…

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Cuando me diagnosticaron cáncer por primera vez, lo acepté
de tal forma que hasta pensé que yo estaba fuera de mis cabales.
¿Cómo se acepta una enfermedad así? Fíjese, Maestro, que
cuando me palpé mi seno y descubrí un carocito, sentí como
un placer. Soy psiquiatra y no pude dejar de analizar mi reacción
y también mi estado de conformidad, de resignación. Creo que
quería morir para hacer sufrir a mi marido. Capaz que no
sufriría, pero yo lo viví así en ese momento.
Ahora, su joven esposa lo deja venir a visitarme porque
sabe que me estoy muriendo. Antes, apenas me llamaba por
teléfono para hablar de nuestros hijos o de dinero, eran los
únicos temas. Se debía sentir mal ya que tiene una hija más o
menos de la edad de su mujer actual.
Mire, Maestro, de algo estoy segura: mi marido, en un
momento de nuestra relación me dio vida y después me la
quitó. Estoy sintiendo que él me acercó a la muerte.
Pero ahora quiero vivir por mi hija y no es una excusa.
Le juro por Dios y por la vida de mis hijos, que le digo la
verdad. Lo que más quiero es ver a Ángela con su título de
abogada. ¡Tantas veces lloró conmigo cuando todavía estaba
en el colegio! Le costaba estudiar… Le gustaba el teatro,
cantar, quería estudiar música, pero yo no la dejé. Pensé que
en el teatro no tendría futuro porque no es atractiva. Tiene
veintiséis años y nunca tuvo un novio…
Bueno, Maestro, mi esperanza es que como el padre es
abogado, pueda trabajar con él. En cierto momento pensé
que con eso yo estaba queriendo molestar a la esposa de mi
ex, pero la verdad es que ella no me interesa. Fue un instrumento
para que él me abandonara. Estoy segura de que había dejado
de amarme…
Pero no quiero aburrirlo más con mi sufrimiento de mujer
frustrada. Lo que necesito ahora, Maestro, es una meditación

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para que mi mente se haga fuerte, poderosa, para que pueda
luchar contra el tiempo. Y si es que me frustré como mujer, no
quisiera frustrarme como madre.
A aquella señora, le enseñé una Dabraká, que tendría
que repetir siete veces al día: ASHUM MERIT ANK.
Ella apenas podía salir de la cama y tomaba fuertes
calmantes, pero le dije que cuando pudiera, encendiera dos
velas y tratara de meditar sentada, con la cabeza gacha, de
frente hacia el Este. Que pusiera toda su fe para que su mente
y su alma pudieran entrar en la ‘ocupación de vida’, dando
energía a su cuerpo.
Le pedí que cuando se sintiera con fuerzas, me llamara
por teléfono y me contara cómo iba su lucha por esa gran
meta de madre. Constantemente, durante casi dos años,
recibía sus llamados y la alentaba para continuar.
Como un milagro de su fe, murió una semana después de
que su hija se recibió de abogada, con la satisfacción de ver
su gran deseo cumplido.
En este caso, queridos lectores, vemos cómo actuó la
‘ocupación de muerte’, generando con su fuerza destructiva
una enfermedad tan grave en ella. Pero también, como la
‘ocupación de vida’, a través del poder de la meditación y la
fe, venció esa destrucción tan avanzada, provocando una
maravillosa prolongación de la vida.

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Paz en el Más Allá

Me tocó conocer una mujer en el momento más crítico de


su vida, cuando se encontraba frente a la frontera de la muerte.
Su enfermedad ya estaba en una etapa terminal y a pedido
de su hermana, fui a verla al sanatorio.
Cuando llegué, ella pidió hablar conmigo en privado y las
personas que la estaban acompañando, salieron.
–Maestro, es una gran alegría conocerlo en este momento.
Pedí tanto en mis oraciones y también le insistí a mi hermana,
para que usted me visitara antes de que fuera tarde…
Tengo plena conciencia de lo que me sucede y cada
instante tiene un valor muy especial. Es una etapa muy triste,
pero es la ley. Todos debemos pasar por ella, antes o después.
Tenemos que aceptar y resignarnos…
Me señaló hacia la mesita de luz junto a la cama.
–Ese libro suyo me dio mucha fuerza en este momento.
Con una de las meditaciones que usted enseña, reviví un
episodio de una vida pasada, donde yo era una sacerdotisa
en un templo egipcio. Ayudaba a las mujeres a dar a luz, como
si fuera una partera. Usted sabe que mi profesión actual está
muy lejos de aquélla.
No lo quisiera cansar con mis historias, Maestro, pero sé
que alguien con su sensibilidad, escuchará a una mujer en mi
situación. Hallé en su libro una Dabraká, como usted le llama,
para encontrarme. Y lo conseguí, aunque sea al final de mi

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vida. ¡Cuánto quisiera que otros pudieran encontrarse a
tiempo!... Cuando todavía pueden vivir su Destino y ser felices.
Sería hermoso encontrarse cuando se tiene toda una vida por
delante.
¿Sabe, Maestro? Yo soy socia de este sanatorio desde
siempre. Muchas veces he estado aquí, por mis nanas o las
de mis hijos, la enfermedad de mi marido… Él murió en el
piso de arriba. Siempre que venía, yo sentía la necesidad de
pasar por la maternidad y ver los recién nacidos. No imaginaba
el porqué de ese deseo tan intenso y superior a mi
razonamiento. Llegué al extremo de parar el auto cerca de
acá y bajar para ir hasta la maternidad y ver los bebés.
Siempre quise pertenecer a la comisión de algún Hospital
donde nacen los bebés de madres más pobres, muchas veces
sin un padre que los reconozca o asuma alguna
responsabilidad frente al recién nacido. Pero mi deseo se
frustraba frente a mis prejuicios o a un falso orgullo profesional
de seguir con la psicología.
Nunca hice lo que sentía hacer, pero su libro me enseñó a
tener el coraje de descubrir la que soy en verdad. Por primera
vez en mi vida, me siento auténtica. Y soy feliz de haber llegado
a comprender la razón de mis impulsos respecto a los recién
nacidos, que en cierto momento además de ilógicos, los
consideré estúpidos.
Maestro, hoy sé que soy una privilegiada. Pocos deben
llegar a esta etapa siendo dueños de su verdad. Me he conocido
y lo que en otro tiempo me pareció una locura, hoy es parte
de mi sostén frente a la muerte. Al ser tan dueña de este
momento, quisiera que usted me ayudara a irme con una
sonrisa que salga de mi alma…
–Nunca he ayudado a nadie a morir. Puedo ayudar a
vivir, esa es mi única ley.

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–Pero usted, Maestro, puede ayudarme a abrir ese camino
que acabo de descubrir dentro de mí.
–Sí, señora… todo lo que sea para la vida, en eso estoy
dispuesto a servirle. Repita conmigo la meditación que los
sacerdotes de Amarna, hacían para los heridos en la revolución.
JAMID AYOR. “Levántense, dejen sus heridas y sus dolores.
Sigan luchando por un mundo mejor, donde reine la verdad,
la justicia y el amor.”
Mientras nos concentrábamos, sentí un pequeño
movimiento. Ella se había ido… Pero escuchó hasta mi última
palabra.
Entonces medité para su alma, que pudo irse con una
sonrisa como ella quería. JAMI AMETH, que tenga paz en
su nuevo caminar…
Al salir del sanatorio, pensé que sería un gusto volver a
encontrarme con ella. Algún día… ¿Por qué no?

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170
La Misión de las Almas

Como lo he dicho en el comienzo de este libro, gracias a


mi Ka pude conocer la historia de mi alma y la esencia de la
misión que tengo que realizar en esta vida.
Sé que como Maestro, mi misión es también orientar a
otros para que encuentren la suya, para que retomen el camino
de su propio Destino.
A lo largo de mi vida, he seguido una sabiduría inspirada
por grandes espíritus que me guían desde el Más Allá. Además
de la Suma Sacerdotisa Astenkeph, que me orienta en un plano
personal y en todas las ayudas que realizo, quiero hablar sobre
otros espíritus que están acompañando mi labor de Maestro.
Uno de ellos, es el de la Suma Sacerdotisa Nefrú, quien
en vida compartió con mi Ka, la lucha por el mismo ideal. En
su homenaje, he dado el nombre de ‘Nefrù’ a varios de los
Centros donde se difunden y practican las enseñanzas que
aquella sacerdotisa transmitió en su época.
Nefrú dirigía Casas de Vida tanto en el Alto como en el
Bajo Egipto, pero su actividad se centraba en Neket Atón
(Amarna). En aquellos antiguos templos, instruía a la mujer
cómo meditar para encontrar su realización, para mantener
su juventud y su belleza. La orientaba en todo lo que debía
saber acerca de la relación de la pareja. Y además, la
aconsejaba sobre cómo ser madre y lograr una buena
comunicación con los hijos.

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Con ese Gran Espíritu aprendí mucho sobre la psicología
de la mujer, ya que fue en su tiempo una ‘médica del alma’.
Nefrú me ayudó también a conocer la sabiduría de la
época para prevenir enfermedades.
Del mismo modo, quiero referirme al Espíritu de una
sacerdotisa muy destacada durante el reinado del Faraón
Akenatón y la Reina Nefertiti (de quien ella fuera orientadora
personal). También fue ‘médica del alma’, pero se dedicó
principalmente al estudio de las leyes, convirtiéndose en
jueza. Su nombre es Meshu Maat y con su gran
personalidad de Guía y Maestra, me honra al acercarse a
mí como Ka y también como un fiscal que observa mis
faltas.
Hace muchos años cometí una falta y frente a su
acusación, sentí que debía hacer algo para absolverme a mí
mismo y lo hice. Busqué una institución de ayuda, donde
cumplí con una tarea que para mí era un gran sacrificio.
Creo en el símbolo del Antiguo Egipto, de la balanza que
pesa las acciones. Por eso considero que si ponemos algo en
el plato del lado negativo, necesitamos colocar buenas
acciones en el otro lado, para que la balanza se incline siempre
a favor de nuestra alma.
A veces, cuando sólo pesa el plato del lado negativo,
recibimos castigos, para que tomemos conciencia de ello.
En un tiempo me alejé de mi misión y tuve la condena de ir a
la cárcel. Fui preso político en Argentina, después de la caída
del peronismo. Comprendí que eso fue un castigo por haber
olvidado mi misión y durante el tiempo que estuve encerrado,
medité mucho y traté , más que nunca, de sentir el camino de
mi alma…
Es bueno que alguien observe nuestro caminar. Sé que el
Espíritu de Meshu Maat, jueza de mi conciencia, no pretende

172
que yo sea perfecto, pero sí que tenga principios y que no deje
de luchar por las ideas que fueron mías en otra época. Por un
ideal de mejorar al ser humano, que ella comparte y que
constituyó la esencia de la primera logia que se formó en Neket
Atón. Allí la mujer tuvo derecho a integrarse y formar una
logia femenina.
En mis comunicaciones con la Suma Sacerdotisa
Meshu Maat, sentí que ese Espíritu sigue en su eterna lucha.
No baja los brazos. Con la verdad de otros tiempos, ella
inspiró mis ideales en esta vida y traté de amoldar el ayer
al hoy. No encontré en la actualidad una idea que reúna
los maravillosos principios de los ‘atonianos’, como se
llamaron en aquella época los creyentes en el Dios Atón.
Ellos impulsaron lo que podríamos asemejar a un
‘socialismo espiritual’, totalmente desinteresado y con un
permanente ‘llanto’ que llama a la conciencia humana.
Entendían que el llanto del bebé es la forma más pura de
manifestar el hambre, sin entrar en la violencia y empapar
con sangre los sacos de trigo. Un pensamiento que podemos
considerar cercano al de Gandhi.
Tengo fe en que el hombre algún día comprenderá que en
ninguna guerra se ganó lo que se buscaba. A través de las
batallas el hombre no logrará solucionar sus problemas, sólo
a través del corazón podrá resolverlos.
Ese pensamiento tan elevado que mis Espíritus Guías me
inspiran, forman parte de ese ideal que mi alma debe rescatar
y continuar luchando por él, como parte de la misión que
debo cumplir en esta vida.
Pero sé que también debo, como Maestro, inspirar ese
ideal en todas aquellas almas que lo han compartido en un
ayer lejano. Ellas, hoy necesitan reencontrarlo y asumirlo como
misión de vida, para poder sentirse realizadas. Para sentir la

173
felicidad del encuentro y para tener una nueva oportunidad
de construir un futuro mejor para el ser humano…para dar
un paso adelante en su propia evolución.

174
CONSIDERACIONES
SOBRE EL KABASH
Y LA DABRAKÁ

175
176
Las enseñanzas del Maestro Rolland se basan en
conocimientos de Kabalah y especialmente en una sabiduría
originaria del Antiguo Egipto denominada Kabash. La
misma, se considera origen de la posterior Kabalah hebrea.
Este saber guarda la magia de los Antiguos Sacerdotes
Hierofantes del Nilo. Sus conocimientos sobre el aura, su
medicina, su videncia, sus prácticas místicas, su humanismo
y sensibilidad.
Su base práctica, una forma de meditación llamada
Dabraká, se aplica en diferentes planos de autoayuda y
ayuda a los demás.

Dabraká es una mística concentración donde se unen


la fuerza de la mente y del espíritu, para canalizar hacia el
hombre las energías del Cosmos y lograr así su propio
equilibrio, principio de salud física y psíquica.
Es una meditación muy profunda a través de la cual nos
conectamos con la esencia trascendente del ser: su alma.
En su práctica, se realiza una concentración en
determinada palabra, que no posee una traducción, sino que
es una combinación de letras.
En esa combinación está su energía ya que las letras
corresponden a los ‘Números de la Creación’, las fuerzas del
Universo que actúan sobre el ser humano.
Esa ‘palabra’ a la que llamamos Dabraká, emana, a través
de su repetición mental, una vibración que actúa sobre nuestra
aura. Ordena nuestras energías, subsanando los desequilibrios
que puedan estar afectándonos en distintos planos.

177
El secreto o la llave del éxito es la integración de la persona
a la meditación, podemos hablar de una actitud mental o
simplemente de la fe. Ingrediente indispensable para el éxito
en todos nuestras iniciativas.
Sólo a través de la fe es que la persona se ‘abre’ y logra
integrar la energía del Dabraká.
Esta práctica no tiene ninguna connotación religiosa y es
totalmente independiente de la fe que cada uno profese.

178
¿Cómo meditar con la Dabraká?

Piensa que si tienes un lugar para alimentar tu cuerpo,


también debes buscar un sitio donde alimentes tu espíritu.
Aunque sea un pequeño rincón de tu casa, lo importante es
que exista ‘ese’ espacio destinado a la meditación, a tu Alma,
a tu Espíritu, a la Mística...
No es necesario que sea un espacio exclusivo para
meditar. Puede ser tu dormitorio, una sala o tu escritorio. Pero
debes saber que allí es el lugar donde siempre enciendes tu
vela para meditar.
En la mayoría de tus Dabraká, vas a encender una vela
antes de comenzar a practicarlas. Con eso estarás buscando
comunicarte con lo más elevado, con lo que está más allá de
tu intelecto. También a través de ese fuego y de esa luz, llegarás
a tu propio fuego y a la gran Luz que emana de ti, formando
tu aura.
Cuando realizas tus concentraciones, abres los canales
de comunicación entre tus energías y las grandes fuerzas del
Universo. Por ello debes tratar de hacer el mayor contacto
posible con ellas. No debes usar calzado de suela de goma o
sintéticos. Es conveniente que uses zapatos de suela de cuero
o yute. También puedes meditar descalzo o con medias de
lana, hilo o algodón. Es ideal que también las ropas que vistes
sean de estas fibras naturales. Trata de que tu lugar para
meditar no tenga piso aislante (plastificado, vinílico o alfombra
sintética). Siempre para lograr mejor polarización y desarrollar
al máximo la energía es necesario el ‘contacto’ con la tierra, a
través de un piso que puede ser de madera, de mosaico, de

179
mármol o sobre una alfombra de tejido natural o de cuero.
También es necesario que, en el momento de meditar, te
quites todos los metales que no sean oro, que tengas en
contacto con tu cuerpo (anillos, caravanas, pulseras, cadenas,
collares, reloj). Cada metal tiene una energía determinada e
influye sobre la práctica que realices. A excepción del oro que
no modifica en absoluto el efecto.
Quitarse el reloj cuando se inicia la meditación, también
tiene el sentido de, por un momento, dejar de lado el tiempo y
entrar en otro plano, donde nuestro tiempo es relativo, un
tiempo de mística que no necesita ser medido.
Antes de disponerte a meditar es conveniente que realices
un lavado de manos, colocándolas bajo el agua de la canilla,
mientras te concentras en TASH LEJ, durante
aproximadamente uno o dos minutos. Esa Dabraká en tu
mente, tiene la misión de alejar los pensamientos de la vida
cotidiana, las preocupaciones, asuntos pendientes,
problemas, que te perturban y no te permiten integrarte a la
meditación.
Une tu Fe religiosa a la meditación. Las Dabraká también
te ayudarán a reafirmar tus creencias y tu integración.
Cuando ya estés dispuesto a realizar tu Dabraká, al iniciar
la práctica, puede ayudarte mucho si fijas la mirada en la
llama de la vela. Eso te dará concentración. Aunque al
comienzo muchos pensamientos van a invadirte, cruzando tu
mente como rayos incontrolables. Poco a poco vas a ir
dirigiendo tu mente. Primero hacia el objetivo que te propones
con la práctica. Qué quieres lograr. Luego, tratarás de llevar
la mente al blanco, al vacío de pensamientos. En ese ‘blanco’
es donde concentrarás con toda tu fuerza la Dabraká.
La concentración en la palabra es simple y mágica. La
comienzas a mentalizar y con mucha Fe y la energía de tu
espíritu, vas penetrando en ella, sintiendo la fuerza de sus letras,
su vibración. A la vez, esa energía penetra en ti y en esa

180
integración irás sintiendo cómo la palabra se transforma en
un ‘pequeño Sol’ que da vida a tu espíritu. En un momento la
llama de la vela se convierte en ‘Divina’, impulsando tus
pensamientos e iluminándolos para que puedas crecer y ser
feliz. Para que encuentres la respuesta o la solución que estás
buscando.
Algunas Dabraká son místicas muy profundas donde
puedes hasta ‘viajar’ en el tiempo y verte en otras vidas. Donde
buscas el gran encuentro con tu Alma, con tu Yo Eterno y
Verdadero. Donde tratas de comunicarte con las estrellas y
recibir sus mensajes. Estas meditaciones requieren de una
preparación previa que ayuden a lograr el estado de elevación
necesario para poder realizarlas con éxito. En esos casos suelen
indicarse el baño de purificación, el ayuno o ambos.
Baño de purificación: luego de haber hecho tu baño de
higiene, dejas durante algunos minutos, caer el agua sobre tu
cuerpo tratando de sentirlo como una depuración interior. Es
una real purificación que te prepara para la mística. Mientras
realizas este baño puedes concentrarte en la Dabraká AMU
LEJET para ayudar a esa ‘limpieza interior’.
Sólo en ocasiones especiales, el baño de purificación no
puede realizarse inmediatamente después del baño de higiene.
En tales casos, esto se especifica en la práctica.
Ayuno: es una de las grandes fuentes energéticas del
hombre. Si logras hacerlo con gusto y no por obligación, será
una de las primeras grandes conquistas sobre ti mismo. Un
ayuno de purificación el primer día de la Luna Nueva, es una
hermosa práctica que te dará vida y salud.
Cuando una Dabraká indica que debes hacer ayuno
previo a realizarla, generalmente especifica la duración del
mismo que puede ser de un cierto número de horas.
En la antigüedad comenzaban el ayuno al atardecer y lo
mantenían hasta el atardecer del día siguiente. Eso se

181
considera un ayuno completo. Se entendía que el hombre con
el ayuno mataba los ‘negativos’ (tóxicos) dentro de él. Y
después de la muerte empezaba una nueva vida.
El ayuno obliga al organismo a gastar sus reservas y por
lo tanto tiene que renovarlas y no se intoxica. Todo lo que es
renovación es vida.
Los ayunos siempre se hacen consumiendo mucha agua
para ayudar al proceso de depuración.

182
Concentración en la Dabraká

Una técnica sencilla de comenzar a practicar el Dabraká


es tratando de ‘ver’ con los ojos cerrados, la palabra escrita
frente a ti. Vas recorriendo sus letras y mientras te concentras
en ese ejercicio, los pensamientos desaparecen y sólo queda
en tu mente la energía de la palabra.
Otra forma de concentración es a través de lo que se
denomina el ‘Tercer Ojo’, el Ojo del Alma o el antiguamente
llamado Ojo de Horus, que simbólicamente se sitúa en el
centro de la frente y se interpreta como el punto central de la
concentración.
Se representa a través de un círculo con un punto en el
centro. Ese punto es justamente al que se dirige la
concentración. Tienes que cerrar los ojos, visualizar ese círculo
y fijar en el punto central, la mentalización de la Dabraká. La
filosofía es que, concentrando la energía en un punto pequeño,
se obtiene una fuerza mayor.
Sentado o acostado en un ambiente oscuro, con una vela
encendida. Primero miras la llama de la vela durante unos
minutos. Luego, con los ojos cerrados, en esa luz que permanece
dentro de ti, como si la estuvieras viendo, mentalizas la
Dabraká.
Es necesario que sepas que, aprender a meditar, a
concentrarse en la Dabraká, es ir integrando ese nuevo ‘idioma’
con el que te comunicas con tu Alma. Como no puedes
aprender una lengua que no conoces en una forma inmediata,
también debes comprender que la práctica de la Dabraká, te

183
llevará un proceso de aprendizaje. por eso, no debes
desanimarte si en tus primeros intentos no consigues la
concentración necesaria o sientes que no logras mentalizar
las palabras, que los pensamientos te invaden...
Recuerda que, poco a poco, irás comunicándote más
fluidamente con tu Alma, en ese lenguaje tan elevado, hasta
que lo hagas con tanta naturalidad, sin pensar siquiera en
cómo debes concentrarte. Ya lo habrás incorporado a ti.
El camino para lograrlo es tu integración con esas
prácticas. Tu Fe en ellas, querer hacerlas y fundamentalmente,
practicar a diario. Con una Dabraká comienzas tu día y con
una Dabraká lo terminas.
Recuerda que sin Fe y sin Mística, tu Dabraká no tiene
vida.

184
DABRAKÁ
Meditación Egipcia

Prácticas incluidas en esta obra

185
186
JAMUK ASHIR
Encontrar la Luz verdadera
(pág. 17)

Se practica de pie hacia el Este. Frente a nosotros, una


vela encendida. La mujer con sus pies juntos y el hombre,
algo separados. Se concentran en JAMUK ASHIR durante
algunos minutos.

AMISH ARAB
Encontrar el Destino
(pág. 28)

Se practica de pie hacia el Este. Frente a nosotros, una


vela encendida. La mujer con sus pies juntos y el hombre,
algo separados. Se concentran en AMISH ARAB durante
algunos minutos.

187
ASH NOV LOJEM
Encontrar una misión que colme el alma
(pág. 33)

Se practica sentados de frente hacia el Este con los brazos


cruzados sobre el pecho. La mirada fija en la vela.
Concentrarse en las palabras ASH NOV LOJEM. Meditar
en ella, una noche sí y una no.

JOSHER ADÍN ANÉ


Elevarse hacia lo Divino
(pág. 40)

Esta Dabraká tiene que hacerse sentado en el piso. De


frente hacia el Este, con una vela encendida. Las piernas
cruzadas en posición de loto y los brazos también cruzados
sobre el pecho, izquierdo sobre derecho.
Con la cabeza gacha, repetir las palabras JOSHER ADÍN
ANÉ en voz muy baja, mientras balancea el cuerpo adelante
y atrás.

188
GOREJ AVDUL
Para hallar el lugar que el alma busca
(pág. 44)

Se practica sentados, con las manos apoyadas sobre las


rodillas. De frente al Este, con la mirada fija en la llama de
una vela encendida frente a nosotros. Repetir las palabras
GOREJ AVDUL.
Hacer la práctica todas las noches, menos los sábados.

ASHUR OMEJ
Conservar la felicidad
dentro de nuestro Destino
(pág. 46)

Se practica sentados, con las manos apoyadas sobre las


rodillas. De frente al Este, con la mirada fija en la llama de
una vela encendida frente a nosotros. Repetir las palabras
ASHUR OMEJ.
Hacer la práctica todas las noches, menos los sábados.

189
ARISH GULAJ
Luchar contra las influencias y las tentaciones
que nos desvían del Destino
(pág. 50)

Se practica frente a la luz de una vela, sentados con las


manos sobre las rodillas, de frente hacia el Este.
Repetir mentalmente ARISH GULAJ.
Meditar al anochecer.

JUSH MAAT ARAB


Combatir las envidias y
proteger el Camino hacia tu encuentro
(pág. 53)

Practicarla de pie, hacia el Este. Frente a una ventana o


al aire libre, a la hora en que se ven las estrellas. Con una vela
encendida. Los brazos cruzados sobre el pecho. Los hombres
separando sus piernas y las mujeres con los pies juntos.
Se concentran en JUSH MAAT ARAB durante tres o
cuatro minutos.
También se puede hacer en el momento en que te sientas
invadido por las envidias. No importa dónde estés, concéntrate
y medita con JUSH MAAT ARAB y seguirás caminando
sin tropiezos.

190
AVISH PHAR RAT
Romper bloqueos;
neutralizar fuerzas destructivas
(pág. 54)
Esta meditación se hace de pie, hacia el Este, frente a
una vela encendida. La mujer con los pies juntos y el hombre,
algo separados. Puede ser a cualquier hora, pero luego de la
puesta de Sol.
Se concentran en AVISH PHAR RAT entre cinco y diez
minutos.

AMETHOR
Comunicación con nuestro Ka
(pág. 57)
Se hace a medianoche, después de varias horas de ayuno.
Encender tres velas formando un triángulo sobre la mesa.
Sentados frente a las velas, con los brazos cruzados sobre el
pecho, el brazo izquierdo por debajo. Hamacamos suavemente
el cuerpo hacia adelante y hacia atrás, acompañando el
movimiento con la respiración, que tiene que ser profunda.
Relajados, concentrarse y comenzar a repetir en voz baja
AMETHOR... AMETHOR... AMETHOR...
Esta Dabraká sólo se puede realizar una vez cada mes
lunar. Pero luego de recibir una respuesta importante, de lograr
la comunicación, recién se podrá repetir dentro de siete meses
lunares.
AMETHOR también puede ayudar a quienes sientan la
necesidad de encontrar un camino de luz para vivir dentro de una
verdad. Para buscar soluciones a grandes sufrimientos o alguna
enfermedad crónica para la cual todavía la ciencia no halló cura…

191
MISH VODIR
Meditación para encontrarse consigo mismo
(pág. 69)

Sentados hacia el Este, frente a una vela. Es preferible


que sea por la noche, antes de acostarse. Repetir la práctica
MISH VODIR durante varios días para que el alma la pueda
reconocer y sentir.

REGUELAJ ASHEM
Energía de elevación, de espiritualidad
(pág. 75)

Se practica sentados, con los brazos cruzados sobre el


pecho, izquierdo sobre derecho. De frente al Este, una vela
encendida.
Repetir las palabras REGUELAJ ASHEM, durante
algunos minutos.

192
SHEJIM AKIM
Regresión
Encontrar los eslabones
de sus vidas anteriores
(pág. 87)

Se hace por la noche, después de varias horas de ayuno.


Encender una vela y recostarse cómodamente en un sofá hasta
quedar relajados. Comenzar a repetir mentalmente SHEJIM
AKIM, acompañando la práctica con una respiración
profunda.

JAI TOV
Para dar salud a otra persona.
(pág. 88)

Se aplica con ambos manos sobre la cabeza de la persona.


También se puede transmitir esa energía de salud, a
distancia. En cualquier horario, se enciende una vela, pensando
en la persona enferma y se medita durante algunos minutos
concentrándose en JAI TOV.

193
JONEB ARREV
Para no cometer los mismos errores
de una vida pasada
(pág. 88)

JONEB ARREV también nos ayuda a controlarnos en


distintas situaciones: cuando no debemos hablar lo que no
corresponde; cuando entramos en ira y somos injustos; cuando
perdemos el dominio de nosotros mismos y hacemos lo que
nunca hubiéramos querido hacer.
Se practica durante los días de Luna menguante. Sentados
en el piso, con las piernas cruzadas en posición de loto, las
manos sobre las rodillas. De frente al Este y una vela encendida.
Nos concentramos durante siete a doce minutos en las
palabras JONEB ARREV.

MARAMETH
Regresión para ir hacia pasado de la vida actual
y descubrir el motivo de problemáticas
que afectan el presente.
(pág. 92)

Se hace por la noche, después de varias horas de ayuno.


Encender una vela y recostarse cómodamente en un sofá hasta
quedar relajados. Comenzar a repetir mentalmente
MARAMETH, acompañando la práctica con una respiración
profunda.

194
ZEFER ASHEM AJOM
Regresión para ir hacia pasado de la vida actual
y recordar lo que la mente ha bloqueado.
(pág. 98)

Para las personas que viven con su alma encadenada por


distintos bloqueos que la mente genera. Esta meditación puede
ayudarlas a romper esas barreras que le impiden sentir su
verdadero Destino.
Se hace por la noche, después de varias horas de ayuno.
Encender una vela y recostarse cómodamente en un sofá hasta
quedar relajados. Comenzar a repetir mentalmente ZEFER
ASHEM AJOM, acompañando la práctica con una
respiración profunda.

AJARÚ BENAT
Regresión para ir hacia pasado de la vida actual
y descubrir el motivo de problemáticas
que afectan el presente.
(pág. 105)

Hay situaciones que la mente quiere borrar, olvidar, es


un mecanismo de defensa. Pero a veces esa defensa se nos
vuelve en contra, porque escapa a nuestro control consciente
generando distintos trastornos.
Se hace por la noche, después de varias horas de ayuno.
Encender una vela y recostarse cómodamente en un sofá hasta
quedar relajados. Comenzar a repetir mentalmente AJARÚ
BENAT, acompañando la práctica con una respiración
profunda.

195
JULAM ABÓ
Encontrar los eslabones de sus vidas anteriores
(págs. 111, 115)

Se hace por la noche, después de varias horas de ayuno.


Encender una vela y recostarse cómodamente en un sofá hasta
quedar relajados. Comenzar a repetir mentalmente JULAM
ABÓ, acompañando la práctica con una respiración
profunda.

MISH KA GOREV
Encontrar el alma gemela
(pág. 122)

Se hace a la caída del Sol, en los días de Luna Llena. De


pie, de frente hacia el Este, con los brazos cruzados sobre el
pecho, izquierdo sobre derecho. El hombre con las piernas
separadas y la mujer con los pies juntos. Se enciende una
vela y se repiten en voz baja las palabras MISH KA GOREV,
entre siete y diez minutos.
Esta práctica no debe hacerse cuando se tiene una pareja
constituida.

196
KA SHMÚ
Para comunicarse con la energía mística
que viene de un espíritu elevado
y que nos ayuda desde el Más Allá.
(pág. 127, 148)

Sentados, de frente hacia el Este, con una vela encendida.

ATEK BEREK
Iluminación
Alcanzar el Destino, tanto en el amor,
como dentro de la misión…
(pág. 127)

Se puede practicar de día o de noche pero siempre frente


a una vela. Esta meditación se hace de pie, hacia el Este. La
mujer con los pies juntos y el hombre, algo separados.
Se concentran en ATEK BEREK durante cinco a diez
minutos, el tiempo que ustedes sientan.

197
ASHUR NUVÓ
Equilibrio en el plano emocional
(pág. 133)

Se practica sentados, con las manos apoyadas sobre las


rodillas. De frente al Este, una vela encendida frente a
nosotros.
Repetir las palabras ASHUR NUVÓ durante algunos
minutos.

MELEK ADROJ
Encontrar afectos que pertenecen al Destino
(pág. 133)

Se practica sentados, con las manos apoyadas sobre las


rodillas. De frente al Este, una vela encendida frente a
nosotros.
Repetir las palabras MELEK ADROJ, durante algunos
minutos.

198
KOELEJ ADIM
Reconstruir un Destino
Para que la pareja pueda reencontrarse
(pág. 136)

El horario para realizarla es a la puesta de Sol, durante


los días de Luna Creciente. Es conveniente que la semana en
la cual la practiquen, no coman carnes ni beban alcohol. Antes
de concentrarse tienen que hacer un lavado de manos. Luego
se sientan de frente hacia el Este y encienden una vela. Colocan
las manos sobre las rodillas y en esa posición piensan en su
compañero o compañera, tratando de buscar una luz que les
muestre también sus errores y cómo poder enmendarlos.
Buscando esa fuerza que los ayude a unir nuevamente su
pareja, se concentran durante siete a diez minutos en la
Dabraká KOELEJ ADIM.

ONU ONU AVED


Armonizar la convivencia
Controlar impulsos destructivos
(pág. 137)

Se practica sentados, con las manos apoyadas sobre las


rodillas. De frente al Este, una vela encendida.
Repetir las palabras ONU ONU AVED durante unos
minutos.

199
JAMISH KAVOD
Transformar los sentimientos negativos
en positivos
(pág. 140)

Esta Dabraká transforma la persona… Y mientras


provoca un cambio positivo en ella, la va guiando hacia su
verdad, por el camino de su Destino.
Se practica sentados, con las manos apoyadas sobre las
rodillas. De frente al Este, una vela encendida frente a
nosotros.
Repetir las palabras JAMISH KAVOD durante unos
minutos.

SHATIR LOJ
Para ‘cortar’ o neutralizar las fuerzas negativas
externas que nos afectan
(pág. 148, 163)

Sentados frente a una vela, en dirección hacia el Este.


Los brazos cruzados sobre el pecho y la cabeza baja, repitiendo
mentalmente durante unos siete minutos SHATIR LOJ.

200
SHUMERAT
Energía positiva
(pág. 148)

Dabraká que ayuda a encontrar el Destino, tanto en el


amor como dentro de la profesión. Su fuerza también puede
ayudar a mejorar la salud.
Se practica sentados, con las manos apoyadas sobre las
rodillas. De frente al Este, una vela encendida. Repetir la
palabra SHUMERAT durante unos minutos. Esta meditación
se realiza todos los días, menos los viernes.

JOMET ASHEM
‘Ocupación de vida’
Encontrar su propia alma y su Destino
(pág. 163)

Sentados frente a una vela, en dirección hacia el Este.


Los brazos cruzados sobre el pecho, izquierdo sobre derecho
y la cabeza baja, repitiendo mentalmente durante unos siete
minutos, JOMET ASHEM.

201
ASHUM MERIT ANK
Para que la mente dé energía al cuerpo
(pág. 166)

Encender dos velas y meditar sentados, con la cabeza


gacha, de frente hacia el Este. Repetir la práctica de la Dabraká
ASHUM MERIT ANK, siete veces al día.

JAMID AYOR
Para levantarse y seguir luchando
(pág. 169)

Meditación que los sacerdotes de Amarna, hacían para


los heridos en la revolución. “Levántense, dejen sus heridas y
sus dolores. Sigan luchando por un mundo mejor, donde reine
la verdad, la justicia y el amor.”
Esta meditación se hace de pie hacia el Este, frente a una
vela encendida. La mujer con los pies juntos y el hombre,
algo separados. Después de la puesta de Sol, nos concentramos
en JAMID AYOR durante cinco a diez minutos.

202
JAMI AMETH
Para que al alma tenga paz en la muerte
(pág. 169)

Meditamos con estas palabras deseándole un camino de


paz al alma de la persona que acaba de morir.

203
204
Investigaciones científicas
demuestran los beneficios
de la meditación

205
206
La meditación se emplea desde hace más de tres mil años.
La lista de adeptos ha ido creciendo en los países
occidentales en los últimos años, hasta alcanzar una cifra que
ronda en los diez millones, en EEUU.
Estas personas, lejos de tratarse de fieles religiosos, son
profesionales de todo tipo, agobiados por el estrés, pacientes
a los que sus médicos recetan sesiones de exploración interior
para mejorar o prevenir el dolor o individuos interesados en
profundizar en sí mismos y aprender a manejar sus emociones.
Los estadounidenses pueden acceder a cursos o sesiones de
meditación en los colegios, los hospitales, en instituciones
oficiales y prisiones. En España existen centros donde se
pueden aprender diferentes técnicas, pero está todavía lejos
de ser considerada una herramienta terapéutica.
El interés de los científicos por la meditación comenzó hace
ya algunos años. En las décadas de los sesenta y los setenta,
se había demostrado que el uso de estas técnicas
proporcionaba una extraordinaria concentración. Un profesor
de medicina de la Universidad de Harvard, Herbert Benson,
a través de sus investigaciones llegó a la conclusión de que la
práctica milenaria contrarresta los mecanismos cerebrales
asociados al estrés.
Uno de los más activos investigadores en los últimos años
ha sido Richard Davidson de la Universidad de Wisconsin,
en EEUU. Sus trabajos aportan resultados sorprendentes sobre
la práctica milenaria. “Nuestros resultados indican que la
meditación tiene efectos biológicos. Produce cambios en el

207
cerebro, asociados a emociones más positivas y mejoras en la
función inmune” dijo a “SALUD”, el investigador Daniel
Goleman, autor de numerosos libros sobre inteligencia
emocional. Explicó a este suplemento que ‘Lo importante es
que la meditación cambia la base de las emociones’.
Los estudios neuronales demuestran un incremento de
actividad en el lóbulo frontal izquierdo, que es la residencia
de las emociones positivas. Al mismo tiempo se reduce el
funcionamiento de la región derecha. Probablemente se
preguntará en qué cambia esta realidad cerebral, la vida diaria,
pues bien, los neurocientíficos han observado que las personas
que emplean más la zona izquierda, tardan menos tiempo en
eliminar las emociones negativas y la tensión que pueden
provocar por ejemplo, un atasco o una discusión con el jefe.
Este desequilibrio entre los hemisferios conlleva también una
reducción del miedo y la cólera.
Davidson y su equipo decidieron investigar con personas
de la calle, sin experiencia alguna en las técnicas de
meditación. Los resultados confirmaron que no es necesario
ser un consumado meditador para disfrutar sus beneficios.
Los científicos comprobaron también en este grupo de
voluntarios, que el sistema inmune de aquellos que se habían
entregado a la exploración interior, era más potente que el de
sus compañeros.
Las posibilidades de la meditación están todavía por
explorar. Davidson y su equipo tienen en marcha un trabajo
con pacientes depresivos, “del que aún no tenemos resultados”.
Sin embargo, John Teasdale de la Unidad de Ciencias
Cognitivas y del Cerebro en Cambridge (Reino Unido) ya
dispone de datos. Este investigador ha encontrado que la
combinación de la meditación introspectiva con terapia
cognitiva reduce a la mitad las recaídas de los pacientes
depresivos crónicos.

208
En el Centro Clínico Essen-Mitte, en Alemania, los médicos
han empleado durante cinco años un programa de meditación
introspectiva antiestrés diseñado por Jon Kabat-Zinn, un
investigador de la Universidad de Massachussetts y autor de
numerosos libros sobre este tema, en casi tres mil pacientes
con todo tipo de patologías entre las que se incluye el cáncer.
La experiencia no se planteó como un ensayo clínico, de modo
que no existen datos objetivos de los resultados, pero los
facultativos observaron que la mayoría de los individuos
experimentaba mejorías significativas en su enfermedad.
Hasta aquí algunos de los potenciales usos terapéuticos o
preventivos de la meditación. Sin embargo, tanto el
planteamiento budista como el de otras tendencias orientales
en las que se emplea regularmente esta práctica, va más allá.
Su uso está asociado a un cambio de percepción de la
realidad y a estimular los procesos de conciencia, algo que
también interesa extraordinariamente a los científicos y que
Goleman define como ‘conocimiento’ de la existencia.
Lo que parece evidente es que este tipo de investigaciones
se encuadran de lleno en la tendencia actual de lo que se
denomina medicina integral o en un contexto más amplio, el
estudio de la interacción mente- cuerpo. Después de siglos de
divorcio entre estos dos aspectos que describen al ser humano,
“los nuevos datos que proporcionan las neurociencias están
matando el dualismo cartesiano”, afirma Goleman. “El cerebro
junta las emociones y los pensamientos. Los mismos circuitos
que nos permiten pensar, nos permiten sentir”, añade.

Los cambios cerebrales que produce la práctica habitual


de la meditación tienen algunos puntos en común con los que
se observan en el estado de iluminación o éxtasis místico. Lo
cual no es extraño puesto que una de las vías para alcanzar el
más alto nivel de abstracción es la meditación.

209
Existen numerosos métodos para meditar, algunos de ellos
procedentes directamente de las antiguas tradiciones y otros
de creación más reciente surgidos de los anteriores. En general,
se establecen dos grandes grupos de técnicas.
Por un lado las que emplean un objeto en el que fijar la
concentración. Éste puede ser una palabra, un texto, la propia
respiración o incluso, algo externo, como una vela. De este
modo, se detiene el bullicio mental que normalmente nos
acompaña y se logra un estado de calma y relajación.
Por otro lado se emplea la meditación introspectiva. En
este caso, el objetivo no es detener la mente sino que se dejan
discurrir libremente los pensamientos, pero sin detenerse en
ellos y sin juzgar su contenido. De este modo, la atención se
centra en el momento presente y desaparecen las
preocupaciones por el futuro.

Acerca de la meditación

Cada vez más médicos recomiendan la meditación como


fórmula para mejorar la salud. Esta técnica milenaria ayuda
a reducir el estrés y, con tiempo y paciencia, puede lograr una
disminución de la presión sanguínea. Además, la meditación
produce más anticuerpos (los agentes defensivos de nuestro
organismo) que los que se consiguen con la vacuna de la gripe.
La reducción del estrés se logra al quemar adrenalina, que
es la sustancia que éste produce. Dicho componente químico
puede incrementar la presión de la sangre y aumentar las
posibilidades de que la sangre se coagule, lo que supone un
mayor riesgo de cardiopatía.. Además de reducir el estrés y la
ansiedad, la meditación es una buena técnica que permite
lidiar con el dolor crónico.
Desde enfermedades consideradas puramente biológicas
como el SIDA o el reumatismo, hasta otras con un claro

210
componente psicológico como las adicciones o las tendencias
suicidas, están bajo el influjo del bienestar espiritual del
individuo. En muchos caso, el medio para alcanzar un estado
de paz interior es a través de las meditaciones.
Algunos científicos opinan que la meditación podría
aumentar los niveles de un neurotransmisor, la serotonina,
cuya deficiencia está asociada a la aparición de depresión.
Quizá con el tiempo y unas cuantas investigaciones más se
pueda demostrar que es más eficaz y placentero estar en paz
con uno mismo que tomar Prozac.

Según estudios científicos realizados en la Universidad de


Maharishi de medicina en Fairfield, Iowa, son múltiples los
beneficios que la práctica de la meditación ofrece. La
disminución del riesgo de infarto agudo al miocardio y de
accidente cerebro vascular fue comprobada por un equipo
liderado por la Dra. Castillo-Richmond. Un amplio listado de
efectos favorables fue presentado luego de alrededor de
trescientos cincuenta estudios llevados a cabo. Entre ellos se
señalan como beneficios físicos: disminuye la tensión; calma
las dolencias psicosomáticas causadas por la tensión; hace
descender la presión sanguínea; fortalece el sistema
inmunológico; retrasa el proceso de envejecimiento; recarga
las baterías. Como beneficios psicológicos: calma; sosiega;
energetiza; aparta las preocupaciones; integra; aporta claridad;
realza la sensación de individualidad; fomenta el desarrollo
personal.
Además de éstos, se incluyen muchos otros beneficios
relacionados al aumento de la concentración, la optimización
del funcionamiento cerebral, mejoras de memoria y
aprendizaje, desarrollo de la creatividad y aumento de la
confianza en sí mismo.

Fuente: El Mundo. Redacción: ACPress.net

211
A través de la investigación científica y sus resultados
podemos comprobar hoy, aunque sea en parte, los
conocimientos que fueron desarrollados y practicados en
antiguas culturas. El Hombre ‘redescubre’ así el poder de la
meditación y cómo aplicarla a su vida.
Kabash, es una sabiduría que como investigador y amante
del Antiguo Egipto pude rescatar, descifrando su esencia. En
ella está el motor de la vida: la energía.
En la Creación toda existen innumerables fuerzas, positivas
y negativas. Kabash, a través de su meditación, nos enseña
cómo desarrollar las positivas y controlar las negativas. Pero
esto no se trata de una teoría, sino de una práctica que nos
ayuda a diario a construir una vida más sana y feliz en todo
sentido.

212
ÍNDICE

Introducción
Encuentro… Tesoro de Felicidad ....................................... 9

Encuentro

Identidad y Destino ......................................................... 21


La Misión ....................................................................... 31
Actuar con Elevación ...................................................... 35
El lugar que el Alma busca .............................................. 43
Tentaciones e influencias negativas .................................. 47
Proteger el Camino ......................................................... 51
Camino de Luz ............................................................... 55
La fuerza del Alma .......................................................... 61
Energía de Espiritualidad ................................................ 71

Regresión

Respuestas en vidas pasadas ............................................ 81


Traumas de la Infancia..................................................... 91
Almas Encadenadas ........................................................ 95
Verdades Ocultas .......................................................... 103
Venganza del Alma ........................................................ 109
Reviviendo un Destino de Amor .................................... 115

213
Destino

Llamar al Alma Gemela ................................................ 119


El Amor y la Misión ...................................................... 125
Afectos de otras vidas.................................................... 131
Mejorar relaciones afectivas ........................................... 135
Transformar los sentimientos negativos .......................... 139
Energía positiva
para encontrar el Camino .............................................. 143
Fuerza que une las Almas .............................................. 151
Ocupación de Vida y Ocupación de Muerte ................... 157
Paz en el Más Allá ......................................................... 167
La Misión de las Almas ................................................. 171

Consideraciones sobre el Kabash y la Dabraká .............. 175

Dabraká. Meditación Egipcia ........................................ 185

Investigaciones científicas demuestran


los beneficios de la meditación ...................................... 205

214
215
216

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