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MOISÉS EL HOMBRE MÁS MANSO DE LA TIERRA

La Escritura nos dice que Moisés era muy manso (Números 12:3). A decir verdad, era el hombre
más manso sobre la faz de la tierra. Dicho de otra manera, él podía mantener un buen equilibrio
entre los extremos emocionales. ¿Cómo era Moisés? Era paciente y sufrido con los israelitas.
Cuando pudo haberlos criticado duramente por sus pecados y rebelión, rogó por ellos en cambio.
Cuando Dios le ordenó liderarlos y guiarlos, aguantó décadas de reniegos y quejas e insolencia de
estas personas que nunca parecían cansarse de probar su paciencia y resistencia. ¡Pero cuando bajó
de estar reunido con el Señor en la cima de la montaña y vio a los israelitas inclinarse y venerar al
becerro de oro que habían hecho, se enojó tanto que tiró las tablas con los Diez Mandamientos
escritos en ellas!

Hay un tiempo para reprimir la cólera y hay un tiempo para expresar la cólera, y el sabio conoce la
diferencia. Una persona mansa no es alguien que nunca muestra enojo, sino alguien que nunca
permite que su cólera salga de control. Aunque Moisés era un hombre manso, no era un hombre
perfecto. Hubo una ocasión en que Moisés dejó salir su cólera fuera de control, y Dios lo castigó por
ello. La mansedumbre no significa no tener emociones; implica estar a cargo de la emoción y
canalizarla en la dirección correcta para el propósito correcto. Moisés era un hombre a quien Dios
confió gran poder y responsabilidad. Dios le había dado mucho, y esperaba mucho de él.
Dios lo declara “el hombre más manso que había en la Tierra”. Esta declaración se encuentra en
Núm 12:3 “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la
tierra.”
El diccionario de la Real Academia Española define manso como; “De condición benigna y suave.
Dicho de una cosa: apacible, sosegada y tranquila”. Además, según esta fuente, este término implica
una persona moderada que tiene control de sí mismo, esto es de sus apetitos y pasiones. De manera
que se puede deducir que esta persona no se enoja (ni le da ira) con facilidad y si lo hace, tiene la
costumbre o ha desarrollado el hábito de controlarla.
¿Tenía Moisés problemas con la ira? No. ¿Tuvo Moisés incidentes de ira? Sí. Se examinarán tres
incidentes en la vida de Moisés:

 Cuando da muerte al egipcio.


 Cuando golpea la roca en dos ocasiones.
 Cuando rompe las tablas de piedra.

Para abundar sobre estas tres situaciones se utilizarán las lecturas básicas: Hechos 7 y Números 20 y
Éxodo 32.
Moisés da muerte al Egipcio – ¿Es su acción el resultado de un arranque de ira no controlada?
Veamos lo que dice la Biblia, Hechos 7:22-25:
” Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus dichos y
hechos. Y cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino voluntad de visitar a sus
hermanos los hijos de Israel. Y como vio uno que era injuriado, defendióle, e hiriendo al Egipcio,
vengó al injuriado. Pero él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar salud
por su mano; mas ellos no lo habían entendido.”
El que Moisés fuera enseñado en toda la sabiduría de los egipcios podría implicar que además de
dominar las ciencias y las matemáticas era un hombre diestro en la batalla corporal. Esteban
inspirado por el Espíritu Santo dio a entender que Moisés era una persona reconocida; con dominio
de la palabra y de la acción. Esta lectura indica que el amor por sus hermanos lo inquietó para que
los visitara; al ver que uno de ellos era maltratado y golpeado, intervino en su defensa y en el
proceso hirió de muerte al egipcio. En Éxodo capítulo 2 se indica que Moisés primero cotejó
cuidadosamente que no hubiera testigos, luego mató al egipcio y lo escondió.

Es importante señalar que la escena presentada en la palabra indica que intervino para impedir que
se hiciera daño a uno de sus hermanos y que actuó con cautela. No hay indicio de que estuviera
airado; y de que mató el egipcio como resultado de su ira no controlada. La posición anterior sería el
resultado de una inferencia (colocar una emoción en Moisés) y no de una observación. De hecho,
Moisés pensaba que sus hermanos entendían que Dios les estaba dando libertad por su mano.

Por otra parte, el próximo día, cuando Moisés intervino en una disputa entre dos de sus hermanos
hebreos, tratando de poner paz entre ellos, donde uno golpeaba a otro, el agresor maltrató de
palabras a Moisés y lo empujó; sin embargo, Moisés no se llenó de ira ni levantó su mano contra ese
hermano. Al Moisés oír que lo habían visto cuando mató al egipcio, tuvo miedo y huyó. Debemos
recordar que Moisés era el hombre más manso que había en la Tierra.

Moisés golpea la roca en dos ocasiones – ¿Es su acción el resultado de un arranque de ira no
controlada? Veamos lo que dice la Biblia en Números 20: 7-12

“Y habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: Toma la vara y reúne a la congregación, tú y tu hermano


Aarón, y hablad a la peña a la vista de ellos, para que la peña dé su agua. Así sacarás para ellos
agua de la peña, y beban la congregación y sus animales. Tomó Moisés la vara de la presencia del
SEÑOR, tal como Él se lo había ordenado; y Moisés y Aarón reunieron al pueblo ante la peña. Y él
les dijo: Oíd, ahora, rebeldes. ¿Sacaremos agua de esta peña para vosotros? Entonces Moisés
levantó su mano y golpeó la peña dos veces con su vara, y brotó agua en abundancia, y bebió el
pueblo y sus animales.Y el SEÑOR dijo a Moisés y a Aarón: Porque vosotros no me creísteis a fin
de tratarme como santo ante los ojos de los hijos de Israel, por tanto no conduciréis a este pueblo
a la tierra que les he dado.”

En una ocasión anterior, en Horeb, el pueblo había murmurado por falta de agua y Dios la había
indicado a Moisés que golpeara la peña con la vara y que saldría agua de ella. Moisés obedeció a
Dios y la peña dio agua. De manera que Moisés tenía experiencia en este tipo de circunstancias –
hizo lo que Dios dijo y la peña dio agua.

En esta segunda ocasión, Dios dice a Moisés que hable a la roca en presencia del pueblo y ella dará
agua. Sin embargo, Moisés hace lo que le parece y no lo que Dios dijo que hiciera. En lugar de
hablar a la peña la golpea en dos ocasiones. Aunque desobedeció, Dios lo honró haciendo que la
peña diera agua. ¡Oh cuán inmensa es la misericordia y la fidelidad de Dios! Luego el Señor
reprende a Moisés y a Arón, diciéndoles que no le creyeron a Él y por esta razón no entrarían en la
tierra prometida. Note nuevamente que la Biblia no da indicios de que Moisés golpeo la peña en un
arranque de ira no controlada. Sencillamante dice que su problema fue no seguir las instrucciones
específicas de Dios. El asociar la acción de Moisés con un arranque de ira es una inferencia y no una
observación.

Moisés rompe las tablas de piedra – ¿Es su acción el resultado de un arranque de ira no controlada?
Veamos lo que dice la Biblia en Éxodo 32:19-35

“Y sucedió que tan pronto como Moisés se acercó al campamento, vio el becerro y las danzas; y se
encendió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las hizo pedazos al pie del monte. Y
tomando el becerro que habían hecho, lo quemó en el fuego, lo molió hasta reducirlo a polvo y lo
esparció sobre el agua, e hizo que los hijos de Israel la bebieran… Porque me dijeron: “Haznos un
dios que vaya delante de nosotros; pues no sabemos qué le haya acontecido a este Moisés… Y
viendo Moisés al pueblo desenfrenado, … Y sucedió que al día siguiente dijo Moisés al pueblo:
Vosotros habéis cometido un gran pecado, y yo ahora voy a subir al SEÑOR, quizá pueda hacer
expiación por vuestro pecado… Pero ahora, si es tu voluntad, perdona su pecado, y si no, bórrame
del libro que has escrito. Y el SEÑOR dijo a Moisés: Al que haya pecado contra mí, lo borraré de
mi libro.

… Y el SEÑOR hirió al pueblo por lo que hicieron con el becerro que Aarón había hecho.”
En esta ocasión, Moisés se encendió en ira e hizo pedazos las tablas con los diez mandamientos que
había recibido de Dios. Sin embargo, el texto hace claro que esta ira fue aceptable a Dios puesto que
era producto del celo de Moisés por la casa de Dios y su indignación con la conducta inaceptable de
sus hermanos.

Resumen – La situación de la peña muestra que cuando Moisés no hizo lo que era correcto, Dios se
lo notificó inmediatamente. De manera que la ruptura de las tablas fue aceptable a los ojos de Dios-
la intención del corazón de Moisés era la correcta. Moisés fue en verdad el hombre más manso que
había en la tierra.

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