Sei sulla pagina 1di 30

República Bolivariana de Venezuela

Universidad Fermín Toro

Vicerrectorado Académico

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

Escuela de Derecho

Barquisimeto-Estado-Lara

Filosofía del Derecho.

Participante:

Madjier Luna

C.I: 20.044.925

Barquisimeto, 01 de Abril del 2018


Introducción:

En el presente trabajo de investigación, refiere a los siguientes temas:


Materialismo Histórico y Dialéctico, El irracionalismo, Los fines del Derecho,
Concepciones de la justicia, la ética y la moral, Retos de la filosofía del derecho ante
el mundo actual y El estado democrático de derecho y los derechos humanos. En el
que estudiaremos los puntos de más relevancia que nos aporten los conocimientos
apropiados sobre la Filosofía y su relación con el Derecho, las cuales a través de la
historia son un sinfín pero que cada uno de ellos nos conlleva a la existencia de la
justicia y el bienestar social mediante los muchos filósofos que estudiaron y dieron
vida al Derecho.

La filosofía como todo tema es algo compleja, debido al número


incansable de filósofos de distintas materias, pero en este caso haremos referencias a
aquellos que gracias a sus estudios abrieron la ventana del Derecho y a la Justicia a
través de las leyes, y que hoy en día, en sus grandes teorías podemos gozar de gratos
conocimientos que nos dirigirán a través de nuestros caminos dentro de lo que es
Derecho.

Para muchos que nos abrimos al saber sobre de la historia y existencia de


la Justicia es de gran importancia tener en cuenta cada teoría basada en estos, ya a
partir de allí comienzan nuestros verdaderos aprendizajes sobre la materia y todo lo
que esté relacionado entre la Filosofía y el Derecho, como a continuación haremos
mención a los temas anteriormente mencionados, que van generando amplios
conocimientos y sobre todo el estudio y lectura de la Filosofía del Derecho.
Materialismo histórico

El materialismo histórico o concepción materialista de la historia es un marco teórico


para explicar desarrollos y cambios en la historia humana a partir de factores
prácticos, tecnológicos o materiales, en especial el modo de producción y las
limitaciones que este impone al resto de aspectos organizativos (aspecto económico,
jurídico, ideológico, político, cultural, etc.). Para el materialismo histórico los
cambios tecnológicos y del modo de producción son los factores principales de
cambio social, jurídico y político, y es en los factores materiales de ese tipo donde
deben buscarse las causas últimas de los cambios.

Aunque históricamente el materialismo histórico surgió en el seno del marxismo,


donde sigue siendo un tema principal, posteriormente las ideas de Marx han influido
en antropología, teoría de la historia o sociología, haciendo que el materialismo
histórico englobe a toda una serie de elaboraciones teóricas no necesariamente
marxistas

Materialismo dialéctico

El materialismo dialéctico es la corriente del materialismo filosófico de acuerdo a los


planteamientos originales de Friedrich Engels y Karl Marx que posteriormente fueron
enriquecidos por Vladimir l. Lenin y ulteriormente sistematizados por miembros de la
Academia de las Ciencias de la ex Unión Soviética. Esta corriente filosófica define la
materia como el sustrato de toda realidad objetiva (física) y subjetiva (el
pensamiento) e interacción de la misma, emancipa la primacía e independencia de la
materia ante la conciencia y lo espiritual, declara la cognoscibilidad del mundo en
virtud de su naturaleza material, y aplica la dialéctica - basada en las leyes dialécticas
propuestas por Engels - para interpretar el mundo. El materialismo dialéctico es uno
de los tres componentes -la base filosófica - del comunismo marxista-leninista.
Denominado "Diamat", el materialismo dialéctico fue también la filosofía oficial de
la ex Unión Soviética.
El materialismo dialéctico, como sistema filosófico, es una concepción e
interpretación del mundo opuesta al idealismo filosófico representado por
la concepción mágica de la religión y su primacía del espíritu (Dios) por sobre la
materia. Como tal, el materialismo dialéctico se apoya en los datos, resultados y
avances de las ciencias y su espíritu se mantiene en correspondencia y vigencia con la
tradicional orientación progresista del pensamiento racional científico. Asimismo está
opuesto a la corriente filosófica del agnosticismo al declarar la cognoscibilidad del
mundo en virtud de su materialidad y de su existencia objetiva en el tiempo y en el
espacio. Engels lo manifestó de esta manera: "Las formas básicas de todo ser son el
espacio y el tiempo, y existir fuera del tiempo es un absurdo tan grosero como existir
fuera del espacio"

Engels y Marx sintetizaron su materialismo dialéctico a partir de su demoledora


crítica del materialismo mecánico de Ludwig Feuerbach y a la dialéctica idealista de
G.W. Hegel. Al materialismo de Feuerbach lo consideraron como un materialismo
influenciado por corrientes del pensamiento filosófico metafísico e idealista. Famosas
son las 11 tesis sobre Feuerbach de Marx y Engels, en particular la onceava que reza
así: "Los filósofos solo han interpretado el mundo de varios modos; el punto es, sin
embargo, cambiarlo". De la dialéctica hegeliana Engels dice que ésta se encontraba
cabeza abajo con Hegel y que fue Marx quien la colocó sobre sus pies.
Posteriormente, Engels describió las leyes de la dialéctica en su obra Anti-Duhring.

Luego en el siglo XX en Rusia, Lenin contribuyó a las ideas materialistas dialécticas


al desarrollar polémicas con sus adversarios, particularmente con filósofos (idealistas)
positivistas como el austriaco Emst Mach y los rusos Alexander M. Bogdanov y V.
Bazarov (nombre real: Vladimir A. Rudnev), y, por sobre todo, su empirio-monismo.
La principal razón de la disputa entre Lenin y estos filósofos era su afirmación de que
el positivismo idealista estaba por encima del debate filosófico entre idealismo y
materialismo. A estos, Lenin les afirmó lo siguiente: "Materialismo es reconocer los
"objetos a sí mismos" o fuera de la mente; las ideas y las sensaciones son copias o
imágenes de éstos objetos. La doctrina opuesta (idealismo) afirma que los objetos no
existen "sin la mente"; los objetos son "combinaciones de sensaciones"".

La división entre materialismo dialéctico y materialismo histórico

El término "materialismo dialéctico" nunca fue usado por Marx o Engels, excepto
Lenin, ni definido sistemáticamente por alguno de ellos. El término fue introducido
por el filósofo materialista revolucionario ruso del siglo XIX, Georgi v. Plejanov, así
como la clasificación de materialismo dialéctico y materialismo histórico. La
introducción de estos términos se puede interpretar como un intento de sistematizar
los fundamentos filosóficos presentados por Marx y Engels. Lenin asumió por
establecida esta división debido a que Plekhanov era considerado el "Padre del
Marxismo" en la Rusia del siglo XIX. En esta división, el materialismo dialéctico fue
definido más tarde por JV. Stalin como la aplicación de las leyes dialécticas a la
naturaleza y el materialismo histórico como la extensión de las mismas a la historia y
la sociedad.

Filosofía Política

La filosofía política es una rama de la filosofía que estudia los fundamentos acerca
del tema políticos, como el poder, la libertad, la justicia. La propiedad, los derechos y
aplicación en un código legal por la autoridad, en cuanto su origen, esencia, límites,
legitimidad, naturaleza, necesidad y alcances. La filosofía política se refiere a una
perspectiva general, una ética, creencia o actividad específica, que debe tener la
política y no es necesario que deba permanecer a la disciplina técnica de la filosofía.

La filosofía política ha variado a través de la historia, para los griegos la ciudad era el
centro y el fin de toda actividad política, en el medievo es el período histórico que va
desde el siglo V al siglo XV de toda actividad política que se centraba en las
relaciones que debe mantener el ser humano con el orden dado por Dios.

El renacimiento de la filosofía política adopta un enfoque básicamente


antropocéntrico que es una doctrina en el plano de la epistemología que estudia los
métodos y fundamentos del conocimiento científico situada por el ser humano como
medida de todas las cosas. En el mundo moderno y contemporáneo donde surgen y
conviven muchos modelos, que van desde los totalitarismos que es el régimen
político que concentra la totalidad de los poderes estatales hasta los sistemas
democráticos participativos donde existen muchas variantes.

La filosofía político unido con los valores y las costumbres que existió durante la
edad media que también se relaciona con la ciencia política, que estudia las
estructuras políticas que es la que se encarga de cómo deberían de ser pero muchas
veces la utilizan para justificar las acciones políticas.

La filosofía política de Marx y Engels

El pensamiento de Carlos MARX y Federico ENGELS constituye un sistema


filosófico político cuyo contenido básico se encuentra en el materialismo dialéctico,
que pretende una concepción científica del mundo, y en el materialismo histórico, que
estudia el desarrollo de la sociedad. Esta doctrina se considera como la ideología del
proletariado.

Para MARX y ENGELS, la producción es la base determinante de todas las formas


de vida social y de su desarrollo. La producción es, por su naturaleza, un proceso
social: para producir los hombres contraen determinadas relaciones sociales
independientemente de su voluntad y de su conciencia, denominadas relaciones de
producción, las cuales definen la llamada estructura económica, base real y concreta
que caracteriza a toda formación económico-social. Entonces, que la estructura
económica determina las instituciones políticas, jurídicas, ideológicas, culturales, etc.,
de la sociedad, así como las concepciones que predominan en ellas.

El Marxismo sostiene que el progreso de la producción capitalista implica el conflicto


entre las fuerzas productivas y la forma de propiedad privada en que aquellas se
desarrollan. Esta contradicción constituye la base económica de la revolución que
desterrara al capitalismo e instaurara la propiedad social sobre los medios de
producción, dando paso al nacimiento y desarrollo de la sociedad socialista.

MARX, junto a ENGELS, elaboraron una teoría del desarrollo social a la que
denominaron materialismo histórico, y a la cual definen como la interpretación de la
historia fundada en el análisis del modo de producción dominante en una determinada
sociedad. El materialismo histórico sostiene que el hombre es el centro en el contexto
de las relaciones sociales, políticas e intelectuales en que vive; en tal sentido y
conforme al puesto en que ocupen en las relaciones de producción, los hombres se
dividen en dos grandes clases: los que detentan la posesión de los medios de
producción y aquellos que no la tienen, quienes poseen exclusivamente su fuerza de
trabajo. Por tal razón, el desarrollo de la historia está determinado por el antagonismo
de las clases sociales; es decir, por la lucha entre estas grandes clases sociales.

La obra principal escrita por MARX y, consecuentemente, fundamental para el


marxismo, es El Capital, cuyo primer tomo fue publicado por el propio MARX en el
año 1867, en tanto que el segundo y tercero lo edito Federico ENGELS en los años
1885 y 1894, respectivamente.. En esta obra, MARX estudia las relaciones
económicas del capitalismo y aplica los principios más importantes de la filosofía
marxista (método dialéctico, principio de la unidad dialéctica, la lógica y la teoría del
conocimiento, etc.).

La extenuante labor que cumplía en la Internacional y los estudios teóricos aún más
intensos, quebrantaron definitivamente la salud de MARX, quien sin embargo
prosiguió su obra de transformación de la economía política y se dedicó a terminar El
Capital; No obstante, una enfermedad le impidió culminar su labor, y falleció el 14 de
marzo de 1883.

La dictadura del proletariado

Es un tipo de régimen político postulado por el marxismo como fase de transición


revolucionaria entre el capitalismo y la sociedad comunista. De acuerdo al marxismo,
la existencia misma de cualquier tipo de Estado implica la dictadura de una clase
social sobre otra. De acuerdo a Karl Marx, en el régimen capitalista, incluso en las
mayores condiciones de democracia burguesa, existe una dictadura de la burguesía,
en detrimento de los trabajadores y el conjunto del pueblo.

Marx postula la necesidad de una revolución en la cual el proletariado se establezca


como clase dominante, para disolverse paulatinamente como tal, en la transición
hacia una sociedad sin clases. La dictadura del proletariado sería la etapa
inmediatamente posterior a la toma del poder por parte de la clase obrera, en la que se
crea un Estado obrero, el cual, como todo estado, sería una dictadura de una clase
sobre otra (en este caso, de las clases trabajadoras sobre la burguesía).

El Estado Capitalista o Burgués

El Estado burgués, también llamado estado capitalista, es el aparato con el cual la


burguesía mantiene su dominación sobre el proletariado y demás sectores oprimidos
y explotados. Sin ese estado, la burguesía rápidamente sucumbiría. Y como la lucha
de clases es cada vez más aguda, el Estado burgués es una maquinaria mucho más
perfeccionada que los estados anteriores, para la defensa de la propiedad privada.

Ahora, en la sociedad burguesa, nadie posee “esclavos” ante el Estado burgués todos
aparecen como “hombres libres”. Y ya que todos los hombres son “libres”, todos
pueden elegir y ser elegidos con iguales “derechos” para deliberar sobre lo que más
conviene a “todos”. Por eso, el Estado burgués bajo el régimen “democrático” tiene
una institución que se llama el parlamento. Además, para impartir la justicia, hay
unos hombres que se llaman jueces, que juzgan a los demás hombres según dicte “su
conciencia”. Y como hay que gobernar a la sociedad con ese Estado, también se
escoge un gobierno, que mantiene una independencia del parlamento y del poder
judicial.
La Extinción del Estado

La fase superior del comunismo es la extinción del Estado. El Estado ha de


extinguirse necesariamente, pero también progresivamente, tras la dictadura del
proletariado. El Estado constituye como ya hemos visto un aparato represivo, de
dominio de una clase sobre otra. Hasta ahora, de la burguesía sobre el proletariado;
tras la revolución proletaria, del proletariado sobre la burguesía. Es algo así como una
ortopedia de la sociedad: en la sociedad hay lucha de clases, entre una clase
propietaria de los medios de producción, poco numerosa, y una gran mayoría
propietaria tan sólo de su fuerza de trabajo, que ha de arrendar a dichos propietarios.
Entre esas clases hay una lucha, latente a veces, otras ocultan, y ocasionalmente
expresa. La función del Estado es poner un velo sobre esta realidad social, amortiguar
las contradicciones de clase, cuya exacerbación destruiría el modo de
producción capitalista y con él al Estado. Pero una vez que, tras la dictadura del
proletariado, las diferencias de clase sean abolidas (una vez que no exista la
propiedad privada de los medios de producción y por tanto la burguesía desaparezca
como tal), el Estado dejará de llevar a cabo esta función ortopédica, no tendrá ya que
seguir equilibrando la balanza a favor de una clase determinada y poco a poco dejará
de tener sentido su existencia, al no haber distinción alguna entre el Estado y la
sociedad.

Esta etapa superior del comunismo se caracteriza especialmente por la desaparición


de la separación entre trabajo intelectual y trabajo manual. Es previsible que con la
educación de los trabajadores, así como con la simplificación de la organización
(pareja al desarrollo tecnológico) las labores de contabilidad, y en general el "trabajo
intelectual" puedan ser llevadas a cabo por cualquier obrero. Así pues, no hay obreros
especializados en este tipo de trabajo —de hecho, pueden rotar en su desempeño— y
desaparecen estas jerarquías, al tiempo que queda establecido un salario igual para
toda la población. Igualmente, postula Lenin que este comunismo convertirá el
trabajo, de una obligación, en una necesidad vital, de modo que los hombres
trabajarán voluntariamente. A esto se suma la provisión de artículos de consumo
según las necesidades individuales. "Toda la sociedad será una sola oficina y una sola
fábrica, con trabajo igual y salario igual".

El Internacionalismo Proletario

Cuando Marx y Engels acuñaron la consigna “Proletarios de todos los países, Uníos”,
resumieron en ella el carácter internacional de la lucha de la clase obrera para poner
fin al capitalismo. La liberación social de los trabajadores no puede alcanzarse de
manera definitiva si el régimen de explotación capitalista no es derrotado en su
totalidad y en todo lado.

La aplicación del internacionalismo proletario es un elemento de principio y no una


opción; es decir, es una obligación política tenerlo presente en todo momento y
circunstancia, tomando en consideración que la revolución social del proletariado es,
por su contenido, un movimiento de carácter internacional, aunque en su forma tome
las particularidades que cada país y proceso demanda. Aquello porque el dominio del
capital es mundial y debe ser superado históricamente y no simplemente arrinconado
en algún lugar.

La solidaridad de clase ha sido uno de los elementos característicos en la acción del


movimiento obrero internacional, y se ha erigido en base a la hermandad que los
pueblos, históricamente, han demostrado en el combate en contra de la opresión
social. Mas, el internacionalismo proletario, como actitud y principio revolucionario,
se configuró a medida que la conciencia de clase del proletariado se desarrolló y le
permitió entender el carácter transitorio del capitalismo -históricamente hablando- y
el papel histórico que a aquel le corresponde cumplir para poner fin a este sistema y
construir la sociedad del futuro: el socialismo.

El Irracionalismo

Suele denominarse irracionalismo a un variado entramado de posiciones filosóficas,


no constitutivas de un movimiento o escuela, sino todo lo más de una tendencia en la
que, un poco a modo de cajón de sastre, convergen autores e ideas distintas. Aún
dentro de esa diversidad, hay dos rasgos comunes a los diferentes autores tildados de
irracionalistas: primero, su crítica frontal a considerar a la razón como elemento
central o decisivo del comportamiento humano y social , destacando más bien la
importancia de fuerzas consideradas irracionales e irracionalizables, como la fe
religiosa, las emociones y sentimientos, la voluntad de poder, la fuerza de la vida o de
los mitos y supersticiones; y, segundo, como condición también necesaria, el hecho
de que tendieron a ver esas fuerzas irracionales con confianza y simpatía, simpatía
que también puede relacionarse con su crítica a la razón y la ciencia como métodos
adecuados de conocimiento o, en todo caso, con su gusto por un tipo de
argumentación poco racionalista.

El irracionalismo considera que la razón no es más que una ilusión que produce la
falsa esperanza de poder abarcar el mundo a través de esta forma de conocimiento.
Los irracionalistas consideran que la complejidad de la realidad no puede abarcarse
en un lenguaje conceptual sino que lo trasciende.

Desde esta perspectiva, la realidad trasciende la capacidad de entendimiento humana


en muchos aspectos, va más allá de los propios límites racionales. El irracionalismo
ontológico, por ejemplo, describe la realidad de las cosas como una fuerza marcada
por elementos que son imprevisibles como el azar o la suerte. Desde esta perspectiva,
la ontología se nutre de la ilógica de todo lo que existe.

El racionalismo defiende la importancia de otras formas de conocimiento como la


intuición para poder comprender la realidad. Mientras que el conocimiento racional
defiende la importancia del saber científico.

Joseph de Maistre (1753 -1821)

Su crítica al racionalismo se basó en un substrato fideísta católico de larga tradición


que anteponía la fe a la razón. En esa línea, De Maistre no expresa el espíritu
romántico, que detestaba, sino la “trinidad de clasicismo, monarquía e iglesia”,
apoyada en otra trinidad de personajes decisivos en sus escritos: el papa, el rey y el
verdugo. De Maistre no sólo abomina de las ciencias naturales, que apartan al hombre
de la religión, a la que deben subordinarse todos los conocimientos, sino que defiende
enfáticamente el valor moral y político de la superstición, los prejuicios y los dogmas.

En lo esencial, tal concepción presupone que el mundo está gobernado por la


providencia divina, que se sirve del mal como castigo purificador para terminar
restableciendo el orden en el mundo. Para De Maistre “todo mal es un castigo”
impuesto por el amor y la justicia de Dios.

Friedrich Nietzsche (1844-1900).

Nietzsche, discípulo de Schopenhauer, es el símbolo de la energía vital; propugna una


mística sobreexcitada que opone a la moral cristiana, que él llama de los esclavos, la
moral individualista y aristocrática del superhombre. Fue un filósofo dominado por
un gran pesimismo acerca de la existencia de un mundo exterior objetivo.

Por eso en lugar de tratar de conocerlo prefirió interpretarlo de manera arbitraria. Su


falta de fe en la racionalidad del desarrollo histórico lo llevó a esbozar una filosofía
que solo daba margen a la espontaneidad voluntarista de los grandes hombres.

Nietzsche se distinguió por ser un pensador radicalmente partidario de la


“aristocrática” dominación de los pocos sobre los muchos, y en este sentido su
choque con el cristianismo y su prédica conformista y las otras religiones tuvo un
carácter más emotivo y ético que científico. Clamaba a favor del aplastamiento de los
numerosos, pero aún débiles y plebeyos hombres y ciudadanos comunes, que
implícitamente representaban ante sus ojos el avance paulatino de las conquistas de la
clase trabajadora. Esto era una clara amenaza al mundo que Nietzsche defendía con
valentía y elocuencia.

George Sorel (1847-1922)

Fue Sorel quien señaló con eficacia, antes del desarrollo de nuevas orientaciones
fenomenológicas y existencialistas, el camino seguido por Bergson: la revalidación de
la idea de instinto y misterio a la que este filósofo llegó a través de reflexiones sobre
los fenómenos biológicos y las inclinaciones naturalistas. En su opinión, es posible
deducir variaciones y transformaciones de la sociedad a partir de signos ínfimos y
poco visibles, contrariamente a la afirmación de Darwin según la cual las
modificaciones muy pequeñas no pueden asegurar el triunfo de especies nuevas sobre
las antiguas.

Notable es también la actitud de Sorel en la valoración de las actividades espirituales


más elevadas y libres, como la ciencia y la religión, de las cuales excluye, en franca
oposición a Marx, todo carácter pragmático. Considera el hegelianismo transición
entre la era del dogmatismo filosófico y la de la filosofía que se propone ofrecer al
espíritu una orientación susceptible de facilitar los descubrimientos, y atribuye a
Bergson la función de revelador de las fuerzas jóvenes. Confirma, además, una de las
intuiciones más originales de Hegel al establecer una correspondencia entre misterio-
misticismo-ciencia y arte-religión-filosofía, punto culminante del espíritu; según él,
tales formas se renuevan y decaen juntamente.

Sorel avanzó algunas dudas sobre varios puntos de las enseñanzas oficiales del
marxismo: negligencia de los factores morales, confianza excesiva en la ciencia (que
define como "pequeña ciencia"), e interpretación insuficiente o errónea de la
evolución social y del movimiento obrero. Bajo la influencia de Giambattista Vico
aplicó sus cánones históricos al cristianismo. Con elevada conciencia reivindicó los
valores del mismo, y llegó, por ello, a ser juzgado autor de la revolución extrema del
espíritu cristiano. Considera al cristianismo no destinado a perecer, por cuanto ha
difundido en el mundo tres grandes principios: la dignidad de la pureza, los valores
infinitos del hombre y el sacrificio establecido sobre el amor. Condenó todas las
formas de religión social, ya en cuanto faltas de un verdadero mérito religioso o por
su tendencia a la mediocridad, el cálculo y el utilitarismo.
Los Fines del Derecho y Valores Jurídicos

Son aquellos que hacen que se cumplan los derechos de cada persona. Éstos
presentan características de polaridad: aparecen desdoblados bajo la forma de un
valor positivo; que persigue la realización de los valores contenidos en los
ordenamientos jurídicos positivos, tanto en la aplicación de normas como en su
elaboración conforme a actos formales predestinados, y; su correspondiente valor
negativo o puro, que es una investigación científico-jurídica por cuanto el científico
no puede trabajar con datos que no aporte directamente el ordenamiento, y viene a ser
una tarea netamente jurídica.

El concepto gramatical de valor explica que es el grado de utilidad o aptitud de las


cosas, para satisfacer las necesidades y proporcionar bienestar o deleite.

Para poder precisar cuáles son los fines del derecho o valores jurídicos, es necesario
preguntarse qué busca el derecho?, cuál es su objeto?, qué persigue?

Partiendo de esas interrogantes se desprende una variedad de fines, sin embargo los
principalmente reconocidos por la doctrina son tres:

La Justicia: Son numerosas las definiciones dadas por diferentes autores sobre la
justicia, y es que incluso la justicia puede ser analizada desde diferentes perspectivas:
como valor, como derecho, y como fin, siendo esta última la que interesa en este
análisis. De todas las definiciones que puedan citarse, la definición clásica de justicia
y que además enmarca muy bien su esencia es la propuesta por Ulpiano, quien la
definió así: Es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo

El Bien Común: Es el Conjunto de valores, bienes y experiencias que contribuyen a


la conservación y al progreso de la comunidad y al bienestar material, moral e
intelectual de las personas que viven en ella.
La Seguridad Jurídica: Es la garantía dada al individuo de que su persona, sus bienes
y derechos no serán objeto de ataques violentos, y si éstos llegaran a producirse la
sociedad les garantiza protección y reparación.

Principios Generales del Derecho

Son los enunciados normativos más generales que, sin haber sido integrados al
ordenamiento jurídico en virtud de procedimientos formales, se entienden formar
parte de él, porque le sirven de fundamento a otros enunciados normativos
particulares o recogen de manera abstracta el contenido de un grupo de ellos.

Estos principios son utilizados por los jueces, los legisladores, los creadores de
doctrina y por los juristas en general, sea para integrar lagunas legales o para
interpretar normas jurídicas cuya aplicación resulta dudosa.

Características

Son enunciados normativos que expresan un juicio deontológico acerca de la


conducta a seguir en cierta situación o sobre otras normas del ordenamiento jurídico.
Cada uno de estos principios generales del Derecho, es un criterio que expresa un
deber de conducta para los individuos, el principio o un estándar para el resto de las
normas.

Relación entre filosofía y derecho

Si queremos conocer el derecho en su integridad lógica, esto es, saber cuáles son los
elementos esenciales comunes a todos los sistemas jurídicos, debemos forzosamente
superar las particularidades de estos sistemas y mirar al concepto universal del
derecho.

La filosofía, contiene las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, la


sociedad y el mismo pensamiento. La ciencia del derecho se ocupa en efecto, del
derecho positivo, es decir, de las normas jurídicas que han estado o están en vigencia
en los diferentes países, para extraer de ese estudio naciones generales que le permite
elaborar teorías, conceptos y construcciones jurídicas. Pero nunca va más allá del
derecho positivo regulado la conducta en sociedad. La filosofía, en cambio, se
distingue de aquella en que puede valorar los sistemas, determinar el fundamento de
su obligatoriedad y exponer los ideales y los fines que deben tener en cuenta.

Concepciones de la justicia, la ética y la moral a través de la historia

Históricamente el poder político absoluto, se fundó primeramente en el supuesto de


que representaba la voluntad de Dios. O sea el derecho divino de los reyes, hasta que
Locke reconoció que los monarcas también eran hombres. Así se ignoró en Occidente
que ya en el Evangelio se reconoció la separación del Estado de la Iglesia. “Dar al
Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Y asimismo la falibilidad del
hombre: “El justo peca siete veces” y “el que esté libre de pecado que arroje la
primera piedra”. En una segunda instancia histórica, a partir de la Revolución
Francesa de 1789 se desconoció la naturaleza humana en función de la diosa razón.
Fue Rousseau quien primeramente intentó tal proceso y así escribió: “Todo aquel que
se atreva a encargarse de la tarea de instituir una nación, debe sentirse asimismo
capaz de transformar la naturaleza humana”. En función de ese proyecto de crear un
hombre nuevo, se han matado millones de seres humanos, primero por los jacobinos
y seguidamente por los bolcheviques, hasta nuestros días.

Esa moral racionalista fue desarrollada por Kant en sus imperativos categóricos. De
conformidad a los mismos la búsqueda de la felicidad es deshonesta, pues no se hace
por deber. Es decir que su conclusión es el opuesto del principio básico del Rule of
Law, que de conformidad con el pensamiento de John Locke, el derecho a la
búsqueda de la propia felicidad es el principio básico de la libertad. Y siguiendo con
la postura kantiana, Hegel llega a la conclusión de que el individuo no tiene más
razón de ser que su pertenencia al estado. Afortunadamente con la caída del Muro de
Berlín esa tendencia autoritaria y fuente del totalitarismo, parecía haber desaparecido
del panorama político. Lamentablemente, no obstante esa realidad, el socialismo
impera como consecuencia del equívoco precedente sobre la naturaleza humana. La
supuesta búsqueda de la igualdad se ha convertido en el camino al poder.

Hume desarrolló un principio fundamental al respecto, de conformidad con la ciencia


del hombre y así dijo: “Si los hombres fueran generosos y la naturaleza pródiga, la
justicia no tendría razón de ser”. En función de esta concepción pragmática de la
naturaleza humana determinó que la justicia no es natural sino artificial. O sea por
arte del hombre, pero no arbitraria, sino el resultado del aprendizaje de la historia, que
nos permite conocer la ciencia del hombre. Por tanto llega a la conclusión
fundamental de que la naturaleza humana es inmodificable, y si queremos cambiar los
comportamientos se requiere cambiar las circunstancias.

El Rule of Law es precisamente ese cambio en las circunstancias que modificó el


comportamiento, a partir del respeto por los derechos individuales y el límite al poder
político. Siguiendo ese principio fundamental James Madison escribió: “Si los
hombres fueran ángeles no sería necesario el gobierno, y si fueran a ser gobernados
por ángeles no se requeriría ningún control al gobierno, que es una administración de
hombres sobre hombres”. Como puede observarse la anterior conclusión es una
paráfrasis del pensamiento de Hume. Y asimismo reconoció otro principio
fundamental cual es que las mayorías no tienen derecho a violar los derechos de las
minorías. Este último principio es el que hoy se viola como consecuencia de la
confusión entre república y democracia. Las mayorías no solo determinan quien
gobierna, sino que en nombre de las mismas y la demagogia de la justicia social, se
permite el poder de violar el derecho de propiedad. Igualmente se desconoce el
derecho a la búsqueda de la felicidad, pues es la expresión del egoísmo del interés
privado frente al interés general, que representan los gobiernos de turno.

La concepción de la justicia para las diversas corrientes iusfilosóficas

En la historia del derecho, la corriente de la filosofía jurídica que apareció


inicialmente y que dominó el campo de las doctrinas del derecho fue el
iusnaturalismo. Para éste, el derecho deriva de la esencia del hombre. El derecho es la
suma de potestades y prerrogativas inherentes o consustanciales al ser humano. Por
tanto, el derecho como objeto de estudio se reduce al derecho natural o justo que
fundamenta el contenido del derecho; es decir, al derecho intrínsecamente justo, cuya
validez es objetiva o material.

La validez del derecho deriva de la esencia del hombre. Por tanto, el derecho debe ser
consustancial a la vida humana, y reconocer los criterios éticos y virtuosos que deben
coincidir con la naturaleza del hombre. La corriente del iusnaturalismo se divide en
dos grandes grupos: el teológico y el laico o racional. La diferencia entre estas
subdivisiones estriba en que la primera propone que la validez del derecho natural o
justo, se origina en la naturaleza del hombre como "hijo de Dios", y la segunda,
sustituye la idea del Creador, por el carácter racional del ser humano; esto es, que el
derecho es válido porque resulta de la naturaleza del hombre como "ser racional".

El papel del derecho en la construcción de las teorías de la justicia

Teoría de la Justicia

La justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad es de los


sistemas de pensamiento. De esta manera cada persona posee una inviolabilidad
fundada en la justicia que incluso que el bienestar de la sociedad como un todo no
puede atropellar. Es por esta razón por la que la justicia niega que la pérdida de la
libertad para algunos sea correcta por el hecho de que un mayor bien sea compartido
por otros. No permite que los sacrificios impuestos sean a unos sean sobrevalorados
por la mayor cantidad de ventajas disfrutadas por muchos. Por tanto, toman como
establecidas definitivamente; los derechos asegurados por la justicia no están sujetos
a regateos políticos ni al cálculo de intereses sociales.

Ahora bien, se puede decir que una sociedad está bien ordenada no sólo cuando está
diseñada para promover el bien de sus miembros, sino cuando también está
efectivamente regulada por una concepción de la justicia. Esto quiere decir que se
trata de una sociedad en la que: “cada cual acepta y sabe que los otros aceptan los
mismos principios de justicia, y las instituciones sociales básicas satisfacen
generalmente estos principios y se sabe generalmente que los hacen”. Cabe decir que
las sociedades existentes rara vez están bien ordenadas, ya que usualmente están en
discusión lo que es justo e injusto. Los hombres están en desacuerdo acerca de cuáles
principios debieran definir los términos básicos de su asociación. No obstante que a
pesar del desacuerdo cada uno tiene una concepción de la justicia. Esto es, que
entienden la necesidad de disponer de un conjunto característicos de principios que
asignen derechos y deberes básicos y que determinen lo que consideran ser la
distribución correcta de las cargas y beneficios de la cooperación social, y que están
dispuestos a firmar tales principios.

El objeto primario de la justicia es la estructura básica de la sociedad, o con más


precisión sería el modo en que las instituciones sociales más importantes distribuyen
los derechos y deberes fundamentales, y también determinan la división de las
ventajas provenientes de la cooperación social. ”Por instituciones más importante
entiendo la constitución política y las principales disposiciones económicas y
sociales”. Con ello, se puede decir que la protección jurídica de la libertad de
pensamiento y de conciencia, la competencia mercantil, la propiedad privada de los
medios de producción y la familia monogámica son ejemplos de las instituciones
sociales más importantes. Hay que tener presente que las instituciones más
importantes definen los derechos y deberes del hombre influyen sobre sus
perspectivas de vida.

Lo principal de la teoría de la justicia es que los principios de la justicia para la


estructura básica de la sociedad, son el objeto del acuerdo original. Son los principios
que las personas libres y racionales interesadas en promover sus propios interese
aceptarían en una posición inicial de igualdad como definitorios de los términos
fundamentales de su asociación. Estos principios han de regular todos los acuerdos
posteriores; especifican los tipos de cooperación social que se pueden llevar a cabo y
las formas de gobierno que pueden establecerse. Dicho modo será llamado por el
filósofo justicia como imparcialidad.
Por último, la justicia como imparcialidad comienza con la elección de los primeros
principios de una concepción de la justicia que habrá de regular toda la crítica y de
reforma subsecuente de las instituciones. Cabe decir que un rasgo de la dicha postura
es el pensar que los miembros del grupo en la situación inicial son racionales y
mutuamente desinteresados. Esto no quiere decir que sean egoístas, sino que se les
concibe como seres que no están interesados en los intereses ajenos.

Retos de la filosofía del derecho ante el mundo actual

Multiculturalismo, globalización, posmodernidad Pluralismo jurídico.

En los últimos tiempos ha habido dos fenómenos que han contribuido


considerablemente a cambiar la faz de nuestros sistemas jurídicos: el
constitucionalismo y la globalización. Ambos son de signo relativamente opuesto: el
constitucionalismo supone básicamente el sometimiento del poder político al Derecho
y es de ámbito estatal; la globalización, por el contrario, supone más bien el
sometimiento del poder político al económico y su ámbito, como su nombre indica,
trasciende las fronteras de los Estados. El problema que se plantea, entonces, es el de
si cabe pensar en algún tipo de ajuste entre ambos o si, más bien, uno de ellos
presumiblemente, la globalización- acabará por imponerse sobre el otro. El futuro del
Derecho y, si se me permite un poco de grandilocuencia, de la civilización- se juega
en buena parte ahí.

Cuando se habla de “constitucionalismo” hay que empezar por aclarar que la


expresión es ambigua: con esa expresión uno puede referirse tanto a un fenómeno
como a la manera de conceptuar ese fenómeno, tanto a un proceso de cambio que está
teniendo lugar en el Derecho, como a su plasmación en el ámbito del pensamiento
jurídico.

En cuanto fenómeno, el constitucionalismo no supone simplemente, claro está, la


existencia de sistemas jurídicos con algún tipo de Constitución. En su sentido más
amplio, “Constitución” hace referencia a la estructura de un organismo político, de un
Estado: al diseño y organización de los poderes de decisión colectiva de una
comunidad; de manera que, entendida así la expresión, cualquier sistema jurídico
(cuya existencia presupone la de alguna organización política) tendría una
Constitución. En un sentido más estricto, una Constitución supone dos requisitos
más: una declaración de derechos y una organización inspirada en cierta
interpretación del principio de separación de poderes; en este segundo sentido, sólo
existirían Constituciones en los Estados de Derecho; por ejemplo, durante el
franquismo no habría habido en España una Constitución. Pero cuando hoy se habla
de “constitucionalismo” o de “Estado constitucional” se hace referencia a algo más,
esto es, un ordenamiento jurídico constitucionalizado (el de los “Estados
constitucionales” de algunos países occidentales) se caracteriza por poseer una
Constitución densamente poblada de derechos y capaz de condicionar la legislación,
la jurisprudencia, la acción de los actores políticos o las relaciones sociales.

La globalización puede ser descrita como “la tendencia hacia una creciente
interconexión e interdependencia del conjunto de países y sociedades del mundo”. Se
trataría de un proceso cuyo motor es el comercio internacional y los flujos de
capitales y que incorpora también aspectos “de índole social, cultural y, por
supuesto, tecnológica”. El Derecho se ve más bien como receptor de esos grandes
cambios; no en el apartado de las causas, sino en el de los efectos de la globalización:
“es tal la fuerza de esta dinámica que posiblemente esté provocando cierto grado de
obsolescencia de instituciones jurídicas y políticas”.

La idea que probablemente subyace al anterior planteamiento es que el proceso de


globalización avanza a velocidades distintas en las diversas esferas de la sociedad (y,
en consecuencia, la conciencia del fenómeno es distinta según se opere en una u otra
instancia del conjunto social).

El Derecho tiende a verse como un conjunto de reglas, de pautas específicas,


establecidas por el poder político; por tanto, es un fenómeno autoritativo y distinto de
(aunque no deje de tener algunos puntos de contacto con) la moral. En un sistema
democrático, esas normas son establecidas, en último término, por el parlamento, por
el órgano que representa la voluntad general. Las normas jurídicas (a diferencia de las
morales) están respaldadas por la coacción estatal, pero al mismo tiempo regulan y
limitan el uso de la fuerza: suponen una salvaguarda para la libertad de los
individuos. Además, las normas (básicamente, normas legisladas) deben ser aplicadas
por los jueces mediante procedimientos lógicos (la llamada “subsunción”) pues sólo
así se puede asegurar la certeza del Derecho y evitar la arbitrariedad. En definitiva, el
positivismo, así entendido, está vinculado con valores como la libertad, la igualdad
(implícita en la generalidad y abstracción de las leyes: las normas legales se dirigen a
clases de individuos y regulan acciones abstractas, lo que sin duda es un presupuesto
para poder hablar de igualdad ante la ley) y la previsibilidad. Son, si se quiere,
valores formales (aunque ya hemos visto que esos valores son el presupuesto de la
autonomía), pero de extraordinaria importancia. Y lo que estos autores –los
escépticos en relación con el constitucionalismo- temen es que un Derecho que pivote
sobre principios y valores (los del constitucionalismo) acabe con esas virtudes del
legalismo.

Nuevas tecnologías

La bioética

La bioética y el derecho descansan en un hecho básico que no sólo concierne a la


sociedad americana. Es innegable que los avances biomédicos que poseen una
dimensión ética poseen muchas veces, también, una dimensión jurídica. Afectan en
muchos casos a cuestiones sociales fundamentales, como el sistema de parentesco, los
usos del cuerpo, el tiempo del nacimiento y de la muerte, cuestiones que ya venían
reguladas jurídicamente y que, tras esos avances, resulta necesario volver a regular.
Pensemos por ejemplo en la técnica de los trasplantes de órganos, la cual exige
decidir sobre el momento de determinación de la muerte, o bien en las técnicas de
reproducción asistida, cuya implantación trastoca las normas jurídicas vigentes sobre
la filiación. Por eso ya a comienzos de los años setenta, Van Rensselaer Potter
reconoció por escrito que en el futuro, a largo plazo, debemos inventar y desarrollar
una política bioética. Es por esto por lo que la promulgación de nuevas normas
jurídicas o la adaptación de las antiguas han aparecido estrechamente vinculadas al
avance de la biomedicina.

La relación que, de acuerdo con esta postura, se establece entre la bioética y el


derecho es estrecha, pero permite separar a la vez con nitidez ambas instancias, a las
que atribuye funciones claramente diferenciada.

Lo que denominamos bioética y derecho resulta así un campo de conocimiento más


específico que la bioética, pero que se sitúa con claridad dentro de la misma, y cuyo
objeto específico está constituido por la dimensión normativa de los avances en
biomedicina en tanto que ésta toma un aspecto jurídico. Según esto, la disciplina
bioética y derecho no constituye un campo de estudio meramente jurídico. Pues si
bien su objeto de estudio es prioritariamente el conjunto de normas jurídicas que
regulan la actividad biomédica, la materia consiste en una reflexión general sobre ese
conjunto que, en tanto que parte de la bioética, no puede sustraerse a su relación con
la ética ni tampoco, en último término, con la filosofía. La especial importancia que
tienen para la bioética los aspectos jurídicos de los avances biomédicos ha llevado a
muchos a postular la tesis de que en el campo de estudio denominado bioética y
derecho es donde reside, en realidad, el corazón sustantivo de la bioética, y que lo
único que en el terreno de la bioética merece la pena de ser estudiado con provecho
son las normas jurídicas. Esta pretensión, a la que podemos calificar aquí de
imperialismo del derecho en el seno de la bioética, se funda en ideas como las de que
los problemas éticos, a diferencia de los jurídicos, son meramente subjetivos e
irresolubles, o bien que los verdaderos principios de la bioética, los cuales permiten
resolver todas las cuestiones planteadas, son los derechos fundamentales proclamados
en las constituciones de los estados.

Lo que sí que ha de entenderse es que la misión de la bioética no consiste en absoluto


en sentar unos principios inamovibles que, a modo de nuevo derecho natural
biológico, vinculen de forma absoluta a la sociedad y al legislador democrático. La
misión de la bioética, y por el contrario, consiste más bien en la información, la
aclaración conceptual y el análisis de los avances en biomedicina con dimensión
ética. Su objetivo debe ser el de iluminar a las instancias que tienen la función de
decidir sobre los mismos.

El estado democrático de derecho y los derechos humanos

Los derechos humanos y sus bases filosóficas

En ellas los derechos humanos tienen su base para afirmar que todos somos iguales y
tenemos los mismos derechos y deberes para con los demás dependiendo de la
situación en la que nos encontremos.

Básicamente los derechos humanos se asientan en tres conceptos.

Las creaciones religiosas: creados a imagen de dios. Toda persona es nuestro prójimo.

Naturaleza humana común: mismas necesidades, mismos miedos, mismas


aspiraciones, derechos humanos como adaptación.

Racionalidad comunicativa: pensar, hablar y comunicarnos. Seres dotados de razón


con capacidad para llegar a acuerdos con dialogo.

La Constitución Venezolana y los Derechos Humanos

De acuerdo a lo contenido en el Titilo III, Capítulo I, de los Derechos Humanos,


Garantías y Deberes; específicamente lo previsto entre los artículos del 19 al 31 de la
CRBV; el Estado venezolano dando cumplimiento a estos preceptos construccionales,
a través de la Asamblea Nacional ha aprobado un importante conjunto de proyectos
de leyes orientadas todas a garantizar todo lo relativo al respeto inquebrantable de los
Derechos Humanos Fundamentales de todos los ciudadanos y ciudadanas, tanto
naturales como extranjeros, que residen en territorio venezolano, además de
garantizar los derechos humanos fundamentales de los conciudadanos((as) que
residen en cualquier lugar del Planeta Tierra, tanto en territorios continentales e
insulares, así como en espacios aéreos, marítimos u oceánicos.

En este orden de ideas, el art. 19 constitucional, plantea que el Estado debe garantizar
a todas las personas conforme al principio de progresividad, sin ningún tipo de
discriminación, el goce y el ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de
los derechos humanos; en tal sentido es de carácter obligatorio para todos los órganos
del Poder público, respetar y dar garantías a los ciudadanos y ciudadanas del disfrute
de estos derechos.

Por tal motivo el art. 20 constitucional plantea que toda persona tiene el libre derecho
de desenvolvimiento de su personalidad (O sea que el Estado y la sociedad deben
respetar la libertad conductual del género), sin más limitaciones que las que deriven
del derecho de las demás y del orden público social; ello significa que las personas de
igual sexo pueden convivir en pareja siempre y cuando su relación no interfiera con el
derecho y respeto moral de sus semejantes; así mismo las personas pueden actuar de
acuerdo a sus costumbres culturales y religiosa, sin trasgredir el derecho de sus
semejantes, de convivir en armonía y sana paz.

Todas las personas son iguales ante la ley, tal y como lo prevé el art. 21. de la CRBV;
en consecuencia los seres humanos no deben ser víctimas de discriminación de: raza,
sexo, religión y condición social; por tanto el Estado o la sociedad no deben
desarrollar acciones orientadas a anular o menoscabar el reconocimiento, goce o
ejercicio en condiciones de igualdad de los derechos y libertades de las personas; por
ello se les debe garantizar las condiciones jurídicas y administrativas, a objeto de que
la igualdad de las personas ante la ley sea real y efectiva.

El Estado y la sociedad deben adoptar medidas orientadas a evitar la marginación, la


discriminación y la vulnerabilidad, sobre todo de las personas que por discapacidades
congénitas o accidentales, estén en minusvalía o debilidad manifiesta, por tanto las
autoridades deben sancionar los abusos o maltratos cometidos contra este tipo de
seres humanos. Las personas solo recibirán tratos de ciudadanos o ciudadanas, salvo
las que estén amparadas por condiciones diplomáticas; en consecuencia nuestra
normativa jurídica no reconoce títulos nobiliarios ni hereditarios.

Los derechos constitucionales y los contenidos en tratados o acuerdos internacionales


inherentes a los derechos humanos de acuerdo a lo previsto en el art. 22, no
menoscaban otros derechos que igualmente protejan derechos personalísimos de las
personas, aun no estando legislados ni reglamentados.

Cundo todos los tratados, pactos o convenios suscritos o ratificados por nuestro país
en materia de derechos humanos, sean más favorables que los contenidos en la
Constitución y las leyes de la República, siempre y cuando estos den mayor
protección a la persona; los mismos deben ser de inmediata y directa aplicación por
los tribunales y demás órganos del poder público; tal y como lo establece el art. 23 de
la Carta Magna.

Ninguna ley penal tiene efecto retroactivo contra la persona, al menos que dicha ley
reduzca la pena para sancionarla cuando esta viole la normativa jurídica; aunque el
proceso judicial esté en curso, en tal sentido para la evacuación de pruebas, se tomará
en cuenta la retroactividad para favorecer al reo o la rea, según lo contemplado en el
art. 24 de la CRBV.

Los actos ejercidos por el Poder Público que violen o menoscaben derechos
garantizados en la Constitución y las leyes de la República, son nulos de toda nulidad,
tal como lo establece el art. 25 constitucional; por tal motivo los funcionarios o
funcionarias que incurran en esta irregularidad, están incursos en responsabilidades
penales, civiles y administrativas, aunque hayan recibido órdenes superiores para su
actuación.

Las personas pueden acceder a los órganos administrativos de justicia, para hacer
valer sus derechos e intereses incluyendo los difusos, la tutela de los mismos y la
garantía de obtener pronta decisión en los procesos judiciales; en consecuencia el
Estado garantiza una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente,
autónoma, independiente, equitativa y expedita, tal como lo determina el art. 26 de la
Constitución.

El ser humano tiene derecho a ser amparado por los tribunales, para que este órgano
público le garantice el goce y disfrute de sus garantías constitucionales, aún en
aquellas inherentes a las personas que no figuren expresamente en la Constitución y
en los convenios internacionales sobre Derechos Humanos; debido a que la persona
natural es el débil jurídico ante el Estado; en consecuencia el procedimiento de la
acción de amparo constitucional, debe ser público, breve, gratuito y no sujeto a
formalidad; en tal sentido la autoridad competente tiene potestad para restituir
inmediatamente la acción jurídica infringida o la similar a la misma; es relevante
acotar que la acción de amparo puede ser interpuesta por cualquier persona; esta
garantía la consagra el art. 27 Constitucional.

Filosofía de los derechos humanos

La base fundamental que sustentó la confección de la Declaración estuvo en el


reconocimiento de ciertos «derechos naturales» preexistentes a cualquier sistema de
derecho positivo, organización social, política o de cualquier otra índole en torno al
que se organizaran las personas. Este concepto, nacido en la mente de los filósofos
empíricos y enciclopedistas de los siglos XVII y XVIII, se transformó en el principal
soporte ideológico de los revolucionarios cambios sociales ocurridos en aquel período
en Europa.

Para John Locke (1632-1704), por ejemplo, estos derechos naturales, independientes
del reconocimiento estatal y anterior a la formación de cualquier comunidad política,
fluyen de la ley natural divina. Locke dice que el único objetivo del Estado soberano
es la provisión, promoción y protección de los derechos básicos naturales.

Immanuel Kant (1724-1804), por su parte, no veía la necesidad de una autoridad


sobrehumana para justificar el reclamo de los derechos. Para él, una comunidad
potencialmente universal de individuos racionales debían auto determinar los
principios morales que lograran las condiciones de igualdad y autonomía. Según este
imperativo, se debe actuar conforme a una máxima que todos los individuos
racionales aceptarán y que servirá de base para el desarrollo de una vida humana
digna.

El tema de la universalidad de los derechos fue ampliado por filósofos como Thomas
Paine (Derechos del Hombre, Londres, 1791-1792), John Stuart Mill y Hegel. En
1831, William Lloyd Garrison escribió en el periódico El Libertador que trataba de
reclutar a sus lectores para «la gran causa de los derechos humanos». En 1849, Henry
David Thoreau, habló de DDHH en su tratado On the Duty of Civil Disobedience, que
influyó luego en otros pensadores.
Conclusión:

En la terminación de este trabajo, podemos darnos cuenta de la gran


importancia y los grandes conocimientos aportados por cada uno de los Filósofos y temas
de Derecho que nos permiten ganar más confianza y amor a la verdadera aplicación de las
leyes.

En el cual gracias a esto podemos ir generando grandes aportes a la buena


convivencia y el respeto del uno al otro a través del conocimiento previo de las leyes que es
lo que buscaban a través de sus tantas teorías muchos de los filósofos acá expuestos.

Puedo decir que el estudio de las leyes, la justicia y por supuesto el Derecho es de
gran importancia para estos tiempos en los que actualmente vivimos y notamos con mucha
preocupación la falta a la aplicación de tantas leyes y el descontrol en las conducta de
algunos ciudadanos que solo buscan un beneficio propio sin importan a quien afectaran por
sus acciones, la justa aplicación de un sinfín de normas en cual están escritas para cumplirse
pero que lamentablemente en la mayoría de veces no se aplican como debería ser, así como
refrendaba Ulpiano, quien decía que “la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a
cada uno su propio derecho”
Bibliografía:

http://marielajurez.blogspot.com/2011/06/valores-juridicos.html

https://www.definicionabc.com/social/irracionalismo.php

https://es.scribd.com/doc/90342171/Relacion-Entre-Filosofia-y-Derecho

http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Laguiadelmundo/DerechosHumanos.htm

Potrebbero piacerti anche