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I.

Principio de buena fe y el crédito(2)


Antes de desarrollar el concepto del crédito es necesario dejar constancia
que cuando se habla de bien jurídico protegido, no solo hay que
pensar en el proceso penal –con mayor razón si no hay prisión por deudas
(salvo por alimentos)– sino también en otros procesos como el proceso
civil.
“Crédito” proviene del latín creditum que significa “cosa confiada” y
también del verbo credere que quiere decir creer. La cosa que se confía es
el patrimonio, que es uno de los valores más importantes de la persona. A
partir de la confianza y creencia, consideramos que el crédito implica un
“acto de fe”, esto es, que subyace el principio de buena fe.
En el artículo 1362 del Código Civil (buena fe y común intención de
las partes) se señala que: “Los contratos deben negociarse, celebrarse y
ejecutarse según las reglas de la buena fe y común intención de las partes”;
sin embargo, al parecer no resulta suficiente el imperativo de actuación
de buena fe, puesto que en las “Propuestas de Reforma del Código
Civil”(3) se ha propuesto la inclusión de un “Artículo II.- Buena fe. Los
derechos se ejercen y los deberes se cumplen conforme a la buena fe”.
En la exposición de motivos se señala lo siguiente: “La buena fe
es un principio consustancial a nuestro Derecho y a nuestra tradición
jurídica. La Comisión pretende, con esta norma, que la buena fe pueda
ser siempre invocada a favor de una correcta y limpia aplicación del
Derecho.
El efecto hermenéutico de este artículo consiste en introducir la
buena fe en toda norma que contenga un derecho o un deber. Quien es
el titular de ellos siempre deberá tener buena fe al obrar y, consiguientemente,
siempre podrá exigirla. Los jueces, al decir Derecho, también
deberán tomar a la buena fe como una regla siempre aplicable.
La buena fe es un principio de relación entre sujetos de Derecho. Una
persona solo tiene buena fe frente a una contraparte. Esto diferencia a la
buena fe de la ausencia de dolo o de culpa: estos dos elementos son internos
del sujeto que actúa y se analizan dentro de su propio yo. La buena
fe es una exteriorización hacia el otro y consiste en actuar limpiamente
frente a él”.
Efectivamente, la buena fe es un principio de relación entre sujetos
de derecho y un principio máximo, tanto así que no sería necesario que se
encuentre escrito para que sea exigible en toda conducta.
Podemos hablar del crédito como simple operación económica, como
deuda, como financiamiento; como derecho que corresponde al acreedor;
como deber del deudor y como relación contiene al acreedor y deudor.
“En la práctica, las operaciones de crédito consisten en obligaciones monetarias
y especialmente en la cesión de capitales a título de préstamo.
El crédito, coincide, por consiguiente, en su resultado práctico con el
préstamo y las obligaciones de dar sumas de dinero; así lo reconoce
la doctrina y la jurisprudencia cuando señala que los preceptos legales

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