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“KIMI NO NA WA” O “YOUR NAME”, ANÁLISIS Y SIGNIFICADO DEL

GRAN ÉXITO DEL ANIME JAPONÉS / 8 MAYO, 2017

Kimi no na wa (君の名は。), traducida como Your name, es la película de animación japonesa más
exitosa de todos los tiempos. Escrita y dirigida por Makoto Shinkai -conocido por otros trabajos
como Voces de una estrella distante, El jardín de las palabras y otros-, Your name ha reventado las
taquillas japonesas y mundiales.

En Japón estuvo en el número durante 12 fines de semana no consecutivos, una cifra récord, y en
enero de 2017 ya había desbancado a El viaje de Chihiro como la película de anime más exitosa, con
unos ingresos entonces de 281 millones de dólares. Hasta la música de la película, a cargo del grupo
RADWIMPS, ha sido un gran éxito. Tanto, que el grupo fue invitado al Kohaku de 2016, el programa
musical de fin de año en Japón.

Introducción

La película narra la historia de las vidas entremezcladas de Mitsuha, una muchacha que vive en el
pueblo ficticio de Itomori (inspirado en Aogashima), situado en el valle de Hida, y Taki, un muchacho
que vive en Tokio. Todo ello bajo el paraguas de un cometa que se acerca a la tierra y con el
sintoísmo como sustrato de la historia.

La llegada del cometa tendrá funestas consecuencias para los habitantes de Itomori, ocasionando
un importante desastre natural y humano. No es de extrañar que esta temática esté tan presente
en los cineastas japoneses, ya que las heridas del terremoto y tsunami de 2011 aún no están
cerradas. Yoji Yamada ya añadió una mención a aquel desastre en su Una familia de Tokio, que
originalmente no iba a tener esa mención (y que analizamos también en Japonismo de forma
comparativa con Una historia de Tokio) y ahora es Makoto Shinkai quien utiliza otro desastre natural
para contarnos una preciosa historia.

Your name tiene una belleza plástica increíble, muy contrastada entre la naturaleza del entorno
rural y la precisión casi fotográfica de las escenas que ocurren en Tokio. La película puede resultar,
sobre todo al principio, algo confusa, pero está claro que el director lo hace a propósito para
mantener al espectador interesado. Incluso una vez que se nos explica toda la trama, hay aspectos
que siguen resultando confusos -y que se entienden mejor en un segundo y hasta tercer visionado-
. De hecho, si vemos la película desde un punto de vista totalmente científico o lineal, podemos
pensar que el guión está lleno de agujeros. Pero, sinceramente, la película nos habla a otro nivel, a
uno de sentimientos, de mitología, de conexiones que trascienden el tiempo y el espacio.

La película puede que nos recuerde a Torikaebaya Monogatari, una historia de finales del periodo
Heian sobre un noble de la corte que tiene un hijo y una hija que, curiosamente, se comportan como
si fueran del sexo opuesto. Y aunque esta historia tiene casi 1000 años de antigüedad, las historias
sobre cambios de cuerpo no son tan extrañas. Pero Shinkai no quiere que nos centremos sólo en
ello. Quiere que pensemos que tal vez estamos ante otra historia similar, para luego sorprendernos
con una trama en la que estos intercambios son sólo la excusa para que ambos personajes se
conozcan y pongan en marcha los engranajes de la historia.

Sobre todo, porque, también expresado por el director, hoy en día que haya un cambio de cuerpo
no es tan raro. E incluso aunque Japón sea aún sociedad muy tradicional en algunos aspectos, lo
importante de la historia no está en el hecho de ser hombre con cuerpo de mujer, aunque se utilice
para algunos guiños cómicos que arrancan carcajadas entre la audiencia.

Las dos lecturas de Your name

Pero sin duda, un punto de interés para analizar Your name está en el hecho de que tiene dos
lecturas claramente diferenciadas. Y es que la película es tanto un producto destinado a su
consumo global, en mercados internacionales, como un producto local que conecta de forma
especial con los espectadores japoneses.

Por eso, Your name nos recuerda a La princesa Mononoke, porque en aquella también había una
importante componente histórica y hasta mitológica y también podíamos hacer esta doble lectura.
Y es que en el caso de la película de Studio Ghibli, estábamos hablando de uno de los estudios de
animación más populares y que además contaba con el respaldo del gigante Disney para su
distribución fuera de Japón.

Sin embargo, la película de Studio Ghibli, aunque de gran éxito en Japón, no le fue tan bien en otros
mercados, al menos financieramente. En parte, y si comparamos con Akira, otro gran éxito del
anime japonés, La princesa Mononoke se estrenó en un pleno auge del soft power japonés y la
exportación del anime, mientras que Akira se estrenó en un momento en el que la principal
exportación de Japón era su forma de gestionar empresas (Mouer y Norris, 2009). Y tal como
comenta Napier (Napier 2005) sobre tecno-orientalismo y distopias, Akira es una película muy
japonesa pero con una historia que no muestra casi nada que la haga japonesa (salvo pequeños
detalles como cierta publicidad, que la vemos en japonés, o el nombre de la ciudad donde transcurre
la acción). De esta forma, Akira fue una película local que tuvo repercusión global. Pero La princesa
Mononoke fue una película con una gran repercusión mediática global, sobre todo por su alegato
medioambiental, pero con una historia plagada de historia y mitología japonesa (los kami,
los emishi, etc.), que la convertían en una película global, pero de alcance local.

En el caso de La princesa Mononoke, y que tiene cierto paralelismo con Your name, parte del éxito
internacional surge de la premisa de mostrar, como siempre ocurre con el anime, personajes que
no parecen japoneses y que, por tanto, cualquier espectador de cualquier parte del mundo puede
sentir como cercanos al ser personajes genéricos. Pero luego, y ocurre igual en ambas películas,
la historia está llena de magia y de referencias al sintoísmo y a la mitología propia japonesa.

En el caso de La princesa Mononoke la historia era una fábula medioambiental que encajaba a la
perfección con las preocupaciones a nivel mundial sobre deforestación, uso de energías no
renovables, modernización sin sentido y sin respetar la naturaleza, etc. Para una audiencia
internacional, y tal como se puede leer en la mayoría de reseñas fuera de Japón, de esto trataba la
película. En el caso de Your name, si habéis leído reseñas no japonesas veréis que todas se centran
en la historia de amor a través del tiempo y la distancia, de las peripecias de los protagonistas para
resolver el problema que causará/causó el cometa.

Sin embargo, no podemos obviar la fuerte componente local de Your name, porque, aunque los
personajes no tengan rasgos japoneses, cualquier japonés entenderá perfectamente las menciones
al hilo rojo del destino, al concepto de musubi o lazo, y muchos otros detalles que, sinceramente,
suelen pasar desapercibidos fuera y que os explicaremos a continuación.

Quizás la mayor diferencia estriba en que, en el caso de La princesa Mononoke, todos somos
conscientes del impacto medioambiental y de aspectos como el cambio climático. Pero esto no
fue suficiente como para interesar al público internacional por los aspectos propios de la cultura
japonesa que se contaban en la historia. Quizás porque son temas científicos y que, en nuestro día
a día, nos quedan algo lejos.

Pero en el caso de Your name, su gran éxito se deriva del hecho de que la historia entre los
protagonistas, aunque sea previsible -porque sabemos que acabarán enamorados-, o quizás por eso
mismo, conecta más con audiencias globales. Y es que todos sabemos lo que significa sentirnos
conectados a alguien más allá del tiempo y la distancia, sentir que hemos encontrado a nuestra alma
gemela. Es una historia moderna que, además, está salpicada de música también moderna.

Y gracias a esto, a que la historia nos llega mucho más profundamente, se ha despertado un mayor
interés en comprender el resto de referencias que hay incluidas en la película. De hecho, si leemos
foros en Internet y reseñas de la película, veremos cómo hay muchas discusiones sobre el significado
de ciertas referencias, cosa que no ocurrió con La princesa Mononoke.

Mitología sintoísta en Your name

Como decíamos, la película se puede disfrutar plenamente por sí misma. Sin embargo, si
entendemos algunos conceptos del sintoísmo, la religión autóctona de Japón, podremos disfrutarla
mucho más. Y es que de esta forma podemos entender mejor ciertas referencias culturales con las
que la película adquiere un significado más profundo.

Sin duda, Shinkai ha hecho un gran trabajo porque ha intercalado a lo largo de todo el metraje gran
cantidad de estas referencias. De esta forma, el espectador no japonés, aunque no las entienda, no
puede más que sentir curiosidad. Y es que aspectos como la cuerda trenzada de Mitsuha, los
festivales en el santuario local, las menciones a los lazos entre personas, etc., están siempre
presentes.

El crepúsculo y la magia
Una parte importante de la película, donde más cosas pasan, es justamente en el momento del
crepúsculo o, en el dialecto de Hida de donde proceda la protagonista, kataware doki. Es en este
momento donde el día se encuentra con la noche y las fronteras entre lo real y lo ficticio se
confunden. Que el crepúsculo es un momento donde cualquier cosa puede pasar y en el que existe
la magia no es algo exclusivamente japonés, claro.

De hecho, existe en francés la expresión entre chien et loup, o traducida, entre perro y lobo, que
hace referencia también al crepúsculo. Y es que es en este momento cuando la luz es tan tenue que
no podemos distinguir a un perro de un lobo. Pero esto sería la interpretación literal. También
significa el punto en el que se enfrentan lo familiar y lo desconocido, lo seguro con lo peligroso. Es
el momento en el que todo puede pasar, igual que ocurre en la película.

Y a buen seguro, además, esto nos recordará también a varias novelas de Murakami, en las que los
protagonistas parecen vivir en nuestro mismo mundo, pero, a la vez, son capaces de viajar hasta un
mundo de magia que no está al alcance del resto (como La caza del carnero salvaje o El pájaro que
da cuerda al mundo).

En este caso, este crepúsculo es el momento en el que la frontera entre el hogar de los kami y el
hogar de los vivos se difumina. Algo que vemos también cuando, casi al final de la película, Mitsuha
y Taki se encuentran en el cráter donde reside el kami local. Esto ocurre sólo durante el crepúsculo
y, antes de olvidarse de la historia y de sus nombres, intentan escribirse en las palmas de las manos
el nombre del otro. Pero cuando el sol se pone, la magia desaparece y cada uno vuelve a su cuerpo.

En la película, hay un momento en el que Taki intenta ayudar a la Mitsuha del pasado. Para ello
necesita comunicarse con el kami o dios local para que interceda. Y vemos que acude a un lugar que
está en el cráter dejado por un meteorito hace tiempo en Itomori. Allí, cruza un río y, si recordamos
las palabras de la abuela de Mitsuha, al cruzarlo entra en el mundo oculto o kakuriyo.

Cuando uno muere, según el sintoísmo, su cuerpo se convierte en polvo, pero el espíritu se convierte
en kami y, desde el mundo oculto o kakuriyo, protege a sus descendientes (Kamata, 2000). Pero es
que, además, según el sintoísmo el universo está compuesto tanto de lo visible como de lo no
visible. Y nuestro mundo, el que podemos ver, refleja el mundo oculto de los kami, que es de donde
todo emerge (Yamakage, 2006). Al menos esta es la visión de Hirata Atsutane, uno de los grandes
estudiosos y teóricos del sintoísmo japonés en la primera mitad del siglo XIX.

Para Atsutane y tal y como hemos comentado, el mundo oculto o kakuriyo, donde van los muertos,
no es un destino alejado, sino que forma parte del mundo real. De hecho, considera que es posible
ver el mundo real desde el mundo oculto (pero no al revés). Los muertos que han entrado a
este mundo oculto han cruzado la frontera del mundo visible, pero, por lo demás, viven una vida
idéntica a la de los vivos y, en definitiva, se han convertido en kami (Sato, 2013). En cierto modo,
esto lo podemos experimentar durante las fiestas del Obon en Japón, cuando los espíritus de los
antepasados vuelven al mundo de los vivos a estar unos días con sus familias.

Por eso Taki puede comunicarse con el kami y ayudar a Mitsuha, porque encuentra el lugar en el
que reside el kamiy puede llegar a hablar con Mitsuha, ya convertida a su vez en kami.

Esto en cierto modo también nos recuerda a la película Mi vecino Totoro, cuando las protagonistas,
Satsuki y Mei, se adentran en el bosque y acaban llegando a un claro donde se encuentra Totoro
durmiendo. En este caso, ese punto al que llegan también es el kakuriyo o mundo oculto, ya que
Totoro también es un kami.

La cuerda roja del destino

En la introducción de la película podemos ver que aparece una cuerda roja, algo que luego veremos
a lo largo de todo el metraje. De hecho, luego vemos como, en Itomori, el tejido de cuerdas es una
tradición pasada de generación en generación. Y una de estas cuerdas es importante para la historia
pues Mitsuha la utiliza habitualmente para recogerse el pelo.

En la mitología de Asia oriental existe el concepto de la cuerda roja del destino, que proviene de
leyendas chinas y japonesas (en el caso japonés recibe el nombre de unmei no akai ito, 運命の赤い
糸). Según esta leyenda, los dioses atan una cuerda roja invisible alrededor de los tobillos o los
dedos meñiques de las personas que están destinadas a encontrarse en ciertas situaciones o a
ayudarse. Las dos personas atadas por semejante lazo o cuerda están destinadas a ser amantes,
independientemente del tiempo, del lugar o de las circunstancias. Y, de hecho, aunque esta cuerda
pueda extenderse o enredarse, nunca se rompe (García et al, 2016).

En realidad, la manifestación física de esto a lo largo de toda la película no es más que la forma de
mostrarnos un destino entrelazado que ha estado siempre ahí. En la película esto tiene su
culminación cuando Mitsuha viaja a Tokio y se encuentra en el tren con un Taki que aún no la
conoce. Cuando al llegar a la estación se separan, Mitsuha le tiende su cuerda trenzada. Esto es la
confirmación para el espectador de que, en efecto, Mitsuha y Taki han estado siempre destinados
a encontrarse, a ayudarse e, incluso, a ser amantes.

Por eso, al final de la película, cuando se vuelven a cruzar varios años después, habiendo olvidado
ya todo lo ocurrido, Mitsuha y Taki no pueden sino pararse. Y es que están atados por el lazo rojo
del destino y, como decíamos, esto no se puede deshacer.

Esta referencia también la hemos visto en películas como Dolls, de Takeshi Kitano. En una de las
historias que allí se nos cuentan podemos ver a los “amantes atados”. Y es que ambos personajes
tienen una relación que acaba abruptamente, pero siguen, de alguna forma, vinculados el uno con
el otro. Esto lo refleja el director mediante un lazo rojo que hace referencia a esta leyenda.

Y en realidad, el concepto de esta cuerda roja no es algo exclusivamente japonés u oriental. Todos
conocemos también la idea del alma gemela, esa persona con la que conectamos a todos los niveles.
Aunque la realidad es que, como dicen los psicólogos, no necesitamos a nadie para estar completos
y, por tanto, el alma gemela más que esa persona con la que estamos destinados a vivir es, más
bien, una persona que nos ayuda a propiciar un cambio. Pero ese cambio ya lo tenemos dentro de
nosotros. Sin embargo, hay que reconocer que a la hora de hacer una bonita historia como Kimi no
na wa y muchas otras, es mucho más efectivo para el espectador hablar de este concepto que no
hacerlo sobre la idea de no necesitar a nadie.

El musubi o unión a través del tiempo

En la escena donde están tejiendo las cuerdas, la abuela habla del concepto de musubi, muy
enraizado en Japón (de hecho, no olvidemos que fue kanji del año en 2011 tras el terremoto y
tsunami en Tohoku). Aquí la abuela dice que musubi es la antigua forma de llamar al kami del
santuario. Y que “atar lazos es musubi, conectar personas es musubi, el paso del tiempo es musubi”.

De hecho, en palabras de J. W. T. Mason, autor de The Meaning of Shinto (1935) y The Spirit of Shinto
Mythology (1939), “musubi es el concepto más esclarecedor del sintoísmo” (citado en Herbert,
2010). De hecho, el sintoísmo moderno interpreta el concepto de musubi como el espíritu del
nacimiento, de la armonía, del llegar a ser, del crecimiento (Bocking, 1997).

Y es que es la fuerza vital que se encuentra en la naturaleza, es el proceso orgánico de desarrollo y


crecimiento, pero también de renovación y ocaso. Todo lo que hay en la naturaleza es musubi. Pero,
a la vez, también es lo que nos lleva a comprender de forma espiritual el mundo y el universo. Desde
este punto de vista, el concepto de musubi extiende nuestra compresión sobre la naturaleza de la
vida, porque nos dice que el verdadero significado no está sólo en lo que vemos, sino también en
aquellas cosas que no son inmediatamente visibles o explicables (Rankin, 2010), justo como ya
hemos explicado que ocurre con el mundo oculto donde viven los kami o como ocurre en la película
en el momento del crepúsculo. Todo ocurre por el musubi y esto es lo que permite conectar a los
protagonistas más allá del tiempo y el espacio.

De hecho, en otra de sus frases, la abuela comenta que “cuando una persona consume algo y esto
se une a su espíritu, eso es musubi“. Y tenemos que recordar que, al principio de la película, vemos
a Mitsuha como miko(sirvientas de los santuarios) haciendo una ofrenda de kuchikamizake en el
festival del santuario local. En la película se nos cuenta que el kuchikamizake es un sake que se
obtiene fermentando el arroz con el aporte de la propia saliva. Tras este proceso, llevan las botellas
al hogar del kami para que se produzca esta fermentación. Y como de nuevo dice la abuela en otro
momento, para salir del mundo de los kami se debe dejar algo atrás. Mitsuha ha dejado una parte
de sí misma y eso es lo que le permite establecer esa conexión o musubi con Taki a través del
tiempo. Y por eso, cuando Taki consume ese sake, completa la conexión o lazo con Mitsuha.
Conclusión

Your name es una película que, aunque se disfruta mucho sin conocer el trasfondo mitológico-
religioso japonés, sin duda mejora al entenderlo.

La película se sustenta en una historia de lucha casi contra imposibles, con un amor de fondo que
se construye poco a poco y que también parece imposible, que conecta con todo tipo de audiencias.
Y es que las historias de amor imposible donde finalmente el amor vence a cualquier obstáculo son
casi siempre sinónimo de éxito. Porque sabemos que, en la realidad, el amor por sí solo no basta. Y
tener un par de horas en las que poder evadirnos de la realidad y soñar con que ese amor o, en este
caso, esa conexión casi mística, ese musubi, permitan superar todas las dificultades, sin duda nos
llega al corazón.

Referencias

Bocking, B. (1997). A Popular Dictionary of Shinto. Surrey: Curzon Press.

García, C. et al (2016). Ubiquitous Computing and Ambient Intelligence. Cham: Springer.

Herbert, J. (2010). Shinto: At the Fountain-Head of Japan. Oxon: Routledge.

Kamata, T. (2000). “The disfiguring of nativism: Hirata Atsutane and Orikuchi Shinobu” en Breen, J.
y Teeuwen, M. (eds.), Shinto in History: Ways of the Kami. Oxon: Routledge.

McCurry, J. (2016). Animated fantasy film charms Japan and soars to top of box office en The
Guardian [en línea, consultado el 05/05/2017].

Mouer, R. y Norris, C. (2009). “Exporting Japan’s Culture” en Sugimoto, Y. (ed.), The Cambridge
Companion to Modern Japanese Culture. Cambridge: Cambridge University Press.

Napier, S. (2005). “Anime and Global/Local Identity”” en Anime from Akira to Howl’s Moving Castle:
Experiencing Contemporary Japanese Animation. Nueva York: Palgrave Macmillan.

Rankin, A. (2010). Shinto: A Celebration of Life. Hants: O-Books.

Sato, H. (2013). “The Emergence of Shinkoku (Land of the Gods) Ideology in Japan” en Blezer, H.
y Teeuwen, M. (eds.), Buddhism and Nativism: Framing Identity Discourse in Buddhist
Environments. Leiden: Brill.

Yamakage, M. (2006). The Essence of Shinto: Japan’s Spiritual Heart. Tokio: Kodansha International.

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