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Universidad Autónoma de San Luis Potosí

Antropología

Nuevas formas de economía: el bitcoin y sus implicaciones.

Alumno: Aguado López Luis Mario

Profesora: Dra. Teresa Hernández

30/05/2014
Resumen:

La Internet dentro del ámbito social y cultural ha dimensionado la destrucción de las nuevas
fronteras transicionales entre una sociedad online y offline. Las comunidades creadas en el
ciberespacio han sido fuente recalcable del impacto que ha tenido a cabo la Internet y el
respaldo de estas comunidades hacia nuevos sistemas económicos ha generado una nueva
manera de concebir el valor monetario dentro del mundo virtual hacia el mundo real y las
afecciones que éste tiene. El soporte a la nueva economía es descentralizado y el bitcoin
surge como una moneda de gran valor a la par de otras divisas para las sociedades dentro y
fuera de Internet en una escala global.

Palabras clave:

Internet – Ciberespacio – Nueva economía – Comunidades – Desmaterialización –


Descentralización – Bitcoin.

Summary:

The Internet in the social and cultural sphere has dimensioned the destruction of the new
transitional boundaries between online and offline society. The communities created in
cyberspace have been squeezable source of the impact it has had to carry the Internet and
the support for these communities to new economic systems has created a new way of
thinking about the monetary value within the virtual world into the real world and the
affections it has. The support to the new economy is decentralized and the bitcoin emerges
as a currency with a great value as par of other currencies for societies inside and outside
the Internet on a global scale.

Key Words:

Internet – Cyberspace – New economy – Communities – Dematerialization –


Decentralization – Bitcoin.
El uso de Internet y acceso al ciberespacio ha rearticulado y reorganizado, en apenas dos
décadas, una gran mayoría de las facetas y roles de la vida de millones de personas. El
trabajo, el consumo, la sociabilidad, el ocio, la comunicación, la información, el activismo,
la economía, el aprendizaje, entre otras cosas, se han transformado a una velocidad nunca
antes imaginada como posible. Todo ello afectando no solo globalmente sino a la forma en
que nos comprendemos a nosotros mismos y también a nuestra imagen del mundo, de
forma individual y colectiva, marcando una clara frontera entre el mundo posterior y
anterior a la existencia de Internet (Del Fresno, 2011).

La sociedad misma ha sido la encargada de que la distribución y la aceptación de Internet


sea posible en muchas de las facetas de la vida cotidiana. El uso diario que se le ha dado a
esta herramienta tan importante se acrecentó de manera continua hasta ser lo que es hoy en
día, un factor determinante en la vida de los individuos y más aún en la vida de las
comunidades.

Las ciencias sociales no pueden considerar el contexto social online como algo ajeno a su
objetivo y praxis porque las personas ya le han otorgado ese sentido tanto en su uso como
en su comportamiento social en el ciberespacio, la creación de representaciones culturales
propias y porque han comenzado a construir sus modelos personales de comprensión de
este contexto social online (Del Fresno, 2011).

La cibercultura forma parte creciente de la vida social de las personas, de sus pensamientos
y de cómo se expanden nuevas formas de comportamiento y relación. La singularidad del
ciberespacio reside en que no solo “se limita a hacer la vida más fácil: la hace diferente”, su
importancia principal estriba en que “evoca, o engendra, maneras de interactuar que antes
no eran posibles” (Del Fresno, 2011).

Las metodologías científicas para la descripción de fenómenos sociales en Internet deben


ser adaptables al tipo de información manejada dentro. El fin a perseguir es comprender
mejor a las comunidades que se encuentran en constante creación, modificación y cambio,
que el mismo contexto se encarga de transmitir a diferentes partes del mundo como un
sistema globalizatorio para la adquisición, y a veces imposición, de nuevas ideas sobre
contextos culturales histórica y socialmente muy diferentes al emisor.
El ciberespacio ha ido reformulando su arquitectura original para satisfacer las necesidades
expresivas y relacionales de las personas, hasta llegar a ofrecer una arquitectura de
sociabilidad en constante cambio.

Las personas dentro de sus comunidades online crean en su actividad y desenvolvimiento


social cotidiano normas de relación implícitas y explícitas, creencias, valores compartidos
total o parcialmente por el conjunto de miembros, costumbres que enmarcan el
comportamiento del grupo, el cual suele ser depositario de la ética de la comunidad (Del
Fresno, 2011). Además de tener una valoración sobre otros factores como lo puede ser el
económico y la implicación transicional que tendrá su devenir con las nuevas tecnologías
creadas y transmitidas por una red de conexiones sociales y de consumo.

Que no todos los apoyos o interacciones tienen por qué ser útiles, auténticos o altruistas en
el contexto social online es tan evidente como lo es en la experiencia de búsqueda de apoyo
en la vida cotidiana sin mediación alguna de Internet. Es indiscutible, por otra parte, que si
la experiencia social cotidiana respondiese de forma idónea o satisfactoria a las demandas
de apoyo de todas las personas, el contexto social online no se plantearía como un espacio
ampliado a la sociabilidad y sin utilidad real, en definitiva, no existiría, por no ser necesario
(Del Fresno, 2011).

Muchas de las interacciones suelen ser reguladas por la propia comunidad y a pesar de que
cada uno de los individuos concibe su manera de pensar diferente de los demás, se ve
arrastrado por las sociedades creadas dentro de este contexto, encuentra su propio espacio,
se incorpora, se adapta y ayuda a que la propia comunidad crezca con su colaboración tanto
directa como muchas veces indirectamente.

Las creación de redes sociales a través de la participación de cada uno de los individuos
marca un factor clave y específico sobre el comportamiento de las personas, muchas veces
diferente al llevado a cabo en su vida cotidiana, esto no solo crea una red de relaciones sino
que también propaga sistemas infraestructurales a partir de un marco en específico
acercándose desde el punto teórico y conceptual a su desenvolvimiento práctico y
contextual.
La formación de comunidades online dan la creación y el soporte base necesario para
cualquier organización, institución o empresa. El hecho es que en la sociedad
contemporánea estas comunidades se han ido macrointensificando a raíz del surgimiento de
micro sociedades en la misma red. Lo que comienza como un espacio colaborativo se
convierte en algo más grande al ser aceptado por las personas y ser distribuido de manera
analógica.

El soporte, intercambio de valor, de información o conocimiento, la solidaridad, no son


fenómenos naturales, espontáneos en el contexto online donde también se reproducen las
limitaciones, fricciones, discrepancias y, por supuesto, el conflicto y las formas símiles y
disímiles de afrontar su solución. Las comunidades online para ser operativas y alcanzar sus
objetivos, sean cuales sean, también necesitan de personas que funcionen como nodos
relacionales, facilitadores, moderadores para la negociación, el consenso, la comunidad de
intereses, el compromiso, el logro de objetivos. Las comunidades de larga duración o con
una idea o valor fuerte de cohesión alrededor de la copertenencia acaban por generar
normatividades implícitas y formales que organizan y facilitan su viabilidad (Del Fresno,
2011).

Hay un intercambio esencial en favor de fenómenos culturales, sociales, económicos,


etcétera. Este intercambio está fundamentado en el elemento transicional recurrente entre
las partes online y offline, mucho del cual tiene como función la interdependencia una de la
otra a través de la sistematización de información y, aún más ahora, la adaptación de la
tecnología para la modificación de las formas de vida en los individuos de una sociedad y
con ello nuevos sistemas de interacción que han sido vistos con recelo en un principio pero
que con el tiempo se popularizarán y cambiarán los esquemas para interactuar, modelos de
adquisición semejantes que tenderán a un cambio paulatino.

Ahora entrando en el aspecto más económico sobre la función de las comunidades


formadas en Internet, hay que recalcar la labor de las mismas para que la economía sea
transformada desde el ámbito online en interacción con el offline. Las redes de poder
adquisitivo y valor comercial cambian en base a lo que la sociedad determinará en conjunto
de sus partes como aplicación al nuevo sistema de transacción.
El carácter físico de la economía se reduce. Si la era industrial se caracterizaba por la
acumulación de capital y de propiedad física, en la nueva era lo estimable son las formas
intangibles de poder que se presentan en paquetes de información y en activos intelectuales.
El hecho es que avanza en la desmaterialización de los productos físicos que durante largo
tiempo fueron la medida de la riqueza en el mundo industrial (Rifkin, 2000).

En la nueva economía interconectada también el dinero se desmaterializa. En la economía


del ciberespacio el dinero se convierte en algo menos físico. La nueva forma inmaterial del
dinero señala Kurtzman “no es sino un conjunto de unos y ceros que son las unidades
fundamentales de la informática…” también dice que “El dinero se ha convertido en una
imagen” (Rifkin, 2000).

El paso histórico por las diferentes formas de concebir y utilizar el dinero, nos habla de una
sociedad dispuesta a tomar otras formas de sentar las bases para una nueva infraestructura
económica. El cambio transicional que adquieren estas formas, ya no en dinero físico
debido a su desmaterialización en el mundo tangible, repercuten al nuevo modelo de
intercambio económico.

En la reconstrucción radical hacia la economía global tecnológica, en la que la humanidad


en su marcha hacia la era del acceso va dejando atrás los mercados y el intercambio de la
propiedad, son notables el nacimiento de una economía-red, la continua desmaterialización
de los bienes, la reducción de la importancia del capital físico, el ascenso de los activos
intangibles, la metamorfosis de los bienes en servicios, el desplazamiento de la producción
como primer objetivo del comercio (Rifkin, 2000). La nueva economía se fundamenta no
solo en un sistema de bases respaldado por una institución o normativas consolidadas, sino
en una nueva forma económica con un respaldo por parte de la sociedad a nivel global, una
nueva cultura del capitalismo que puede ser transformada totalmente por las personas en la
adaptación a su vida cotidiana.

La unión de la comunicación digital y el comercio cultural constituye un nuevo paradigma


económico, muy poderoso (Rifkin, 2000). Hay una transmutación resultante de la
globalización que se ha llevado a cabo durante varios años y es ésta la que se ha encargado
de que las nuevas formas de interacción comercial sean posibles, el intercambio económico
a través de Internet genera en cada país nuevas medidas para efectuar normativas sobre sus
usos y la afección de las mismas genera que cada uno de esos países tenga un crecimiento
económico diferente.

Internet no tiene ninguna limitación o condicionamiento que impidan a un ciudadano


convertirse en miembro de la comunidad que esta forma. Se refleja una sociedad en la que
participan todo tipo de personas y que pueden ser reflejo de la sociedad real o tener una
estructura y personalidad propias. En la w3 (World Wide Web), su idiosincrasia
hipertextual distingue dos tipos de actores:

- Los clientes, que sólo enlazan a otros lugares


- Los servidores que son enlazados, tengan a su vez enlaces a otras localizaciones
(URL) o no.

Aunque en ocasiones una misma persona puede ser cliente y servidor al mismo tiempo,
generalmente nos encontramos ante la situación de tener miembros activos, que forman el
entramado de la intercomunicación, y los miembros pasivos, que decantan únicamente por
la vía del consumo de información. En este último caso, son el elemento receptor y final de
la comunicación. Son pues los elementos activos de la w3 los que estarán más
representados en este medio y que son una “realidad” internáutica, que puede coincidir o no
con la realidad cotidiana, física y tangible (García Santiago, 2003).

Cada persona conectada actúa como entrada a la red y se establecen verdaderas


cooperaciones transfronterizas; se plantean a la W3 como comunidades basadas en enlaces
en las que prevalecen ciertas temáticas o conjuntos de usuarios con ciertos intereses, esta
asunción obliga a conocer, con más detenimiento, los estilos con los que los usuarios crean
los hiperenlaces. Dan paso a modelos de estructuras de ciertas comunidades como
académicas, comerciales o gubernamentales. Frecuentemente, estos grupos tienden a
aumentar, incluso desproporcionalmente en relación con el mundo real (García Santiago,
2003). El crecimiento desproporcional dentro de las comunidades genera implicaciones de
conflicto que pueden llegar a ser perjudiciales de manera negativa pero también positiva en
la creación de los nuevos sistemas económicos y su ampliación para la aplicación
instantánea del mismo a través de la experimentación pero sobre todo la experiencia que se
debe tener en su uso.

Las propias comunidades dentro de internet se han dado a la tarea de encontrar defectos en
los códigos de creación en plataformas, sistemas informáticos y en este caso lo que se
concebirá como la nueva economía resultante de procesos complejos de análisis y
encriptación de datos.

La criptografía está encargada de estudiar las distinciones técnicas empleadas para


transformar (“encriptar”) la información y hacerla irreconocible a todos aquellos usuarios
no autorizados de un sistema de telecomunicación (“intrusos”), de modo que solo los
legítimos propietarios puedan recuperar (“desencriptar”) la información original. El
criptoanálisis se ocupa de estudiar herramientas y técnicas que permitan romper los códigos
y sistemas de protección definidos por la criptografía (Gómez Vieites & Veloso Espiñeira,
2003). Los algoritmos complejos entonces, darán la pauta para que la seguridad del código
utilizado en muchas plataformas no pueda ser desencriptado y por lo tanto su seguridad sea
muy compleja.

Surge el bitcoin como una criptodivisa (medio digital de intercambio) descentralizada y una
nueva moneda para intercambiar bienes y servicios que innova el sistema económico dentro
y fuera de Internet por su eficiencia, seguridad y facilidad de intercambio. Al no pertenecer
a ningún Estado o país su uso es internacional con una tasa de cambio flotante.

En la parte que se refiere a la descentralización del bitcoin, al no ser controlada por ningún
banco, Estado o institución financiera, implica que no existen intermediarios las
transacciones se hacen de manera directa. Además de todo, al igual que el diseño de
Internet, el bitcoin no está centralizado en un solo lugar o servidor, por lo que un ataque
cibernético no cortaría el flujo de transacciones.

El bitcoin fue concebido en 2009 por Satoshi Nakamoto seudónimo utilizado para nombrar
al grupo creador. Su origen carece de información ya que mucha de ésta es secreta, el
bitcoin comenzó como un proyecto nuevo para darle valor a una moneda virtual y su
constante crecimiento entre la oferta y la demanda lo ha ido constituyendo como un sistema
económico importante al ser respaldado por la comunidad en el ciberespacio y mediado por
la misma.

Hay que comprender la importancia histórica del acontecimiento que ha tenido la creación
del bitcoin, su introducción al mercado y su creciente popularización; se puede hablar de la
Ley de Gresham, que consiste en que al haber dos monedas en circulación la “moneda
mala” será más usada y desplazará a la “moneda buena” que será ahorrada por las personas,
en este caso por ser una divisa que ha adquirido gran valor dentro del mercado
internacional el bitcoin podría ser considerado como la “moneda buena” permitiéndole una
mayor estabilidad.

Las críticas a Bitcoin se fundamentan en dos aspectos. Por un lado, las repercusiones que
puede tener sobre los propios usuarios de la moneda; por otro, las repercusiones sobre la
sociedad en su conjunto, por su potencial de transformar las relaciones entre los
ciudadanos. La sociedad podría transformarse significativamente si el uso del bitcoin
consiguiera ser más o menos generalizado. Los bancos centrales verían limitada su
influencia sobre los sistemas de pago, regulación, estabilidad financiera, política monetaria
y estabilidad de precios (Eurosystem, 2012).

Como el bitcoin no está respaldado por el gobierno de ningún país, no se rige por la
normativa del Fondo Monetario Internacional. Por esta razón, si el bitcoin alcanzase un
valor significativo, podría llegar a suponer una amenaza a la estabilidad de las divisas
mediante la puesta en marcha de ataques especulativos, a no ser que el propio Fondo
Monetario Internacional desarrollara algún método fuera de la normativa actual para
evitarlo (Eurosystem, 2012).

Los bitcoins tienen el poder necesario para desbancar a otras divisas y al mismo tiempo
cambiar las reglas del mercado a nivel global. Los países han apostado por contribuir a la
Sociedad de la Información impulsando la introducción de Internet en diferentes ámbitos
cotidianos. Por otra parte, con la desaparición de este tipo de fronteras, los gobiernos están
perdiendo protagonismo en el nuevo orden mundial, en detrimento de las empresas y en
este caso de los propios individuos. Internet ahora actúa como un elemento democratizador
de la sociedad y como un elemento mediador de la economía.
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