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'Sociedad líquida'
EL sociólogo Zygmunt Bauman es el autor del concepto «modernidad líquida» para
definir el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, en
la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los
vínculos humanos. Lo que antes eran nexos potentes ahora se han convertido en lazos
provisionales y frágiles.
Gipuzkoa empieza también a entrar en esa fase «líquida» y contradictoria a tenor del
retrato que ofrece la encuesta divulgada ayer: una sociedad del bienestar, consumista,
hedonista, en la que la dialéctica izquierda-derecha ha perdido intensidad, que
conserva un amplio sentimiento nacionalista, pero que está cambiando su forma de
vivirlo respecto a lo que era su actitud hace 20 años. El voto ya no es un ejercicio casi
religioso de lealtad identitaria. Los nacionalistas pueden votar a un alcalde socialista o
a Zapatero sin mayores traumas y los electores del PSE no se asustan con la
posibilidad de una consulta. Una sociedad que se está desmovilizando, en gran medida
como producto del cansancio por la violencia, y que ya no vibra como antes con el
discurso del 'conflicto'.
Es una sociedad 'postmoderna' que siente lo identitario, pero no lo ve de forma trágica,
en la que prevalece la preocupación por el bienestar económico, y que constata una
gran desafección hacia la política y las ideologías tradicionales. Los 'relatos' clásicos
necesitan renovarse porque empiezan a agotarse ante las nuevas generaciones. La
hiperpolitización del pasado en Euskadi pasa ahora su factura como un péndulo de
reacción aunque a la vez se trate de un fenómeno estructural en Europa.
La 'sociedad líquida', en la que ser flexible es una virtud, obliga a la política a
transformarse si no quiere verse atenazada por la realidad mediática esculpida a diario
en el escaparate rutinario de las imágenes y un individualismo del 'sálvese quien
pueda'. Cuidado con que todo esto no se limite a ser un espectáculo efímero en el que
la sensación y el corto plazo anulen al pensamiento. Vivimos una sociedad cada vez
mejor formada, pero a la vez necesitada con urgencia de unos valores alternativos más
fuertes; una sociedad cada vez más compleja y más híbrida.
Resumen
La modernidad líquida –como categoría sociológica– es una figura del cambio y de la
transitoriedad, de la desregulación y liberalización de los mercados. La metáfora de la
liquidez –propuesta por Bauman– intenta también dar cuenta de la precariedad de los
vínculos humanos en una sociedad individualista y privatizada, marcada por el carácter
transitorio y volátil de sus relaciones.
El amor se hace flotante, sin responsabilidad hacia el otro, se reduce al vínculo sin
rostro que ofrece la Web. Surfeamos en las olas de una sociedad líquida siempre
cambiante –incierta– y cada vez más imprevisible, es la decadencia del Estado del
bienestar.
La modernidad líquida es un tiempo sin certezas, donde los hombres que lucharon
durante la Ilustración por poder obtener libertades civiles y deshacerse de la tradición,
se encuentran ahora con la obligación de ser libres asumiendo los miedos y angustias
existenciales que tal libertad comporta; la cultura laboral de la flexibilidad arruina la
previsión de futuro.
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