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Obra de Amparo Dávila

Breve vista a su vida

Amparo Dávila nació en Pinos, municipio minero del estado de Zacatecas, el 21 de febrero

de 1928. "Uno de esos tantos poblados mineros mexicanos que más parecen cuevas de

fantasmas traspasados por el viento helado, por días largos. Ahí no se habita, ahí se inventa

la vida por el único camino posible: la imaginación." La rebelde y valiente que pasaba horas

aislada en el campo con tan solo cinco años. Luis Mario Schneider, Introducción a Material

de Lectura de Amparo Dávila, VNAM, N° 81, México, 1991.

A esto sumarle su salud precaria, una vida de hija única encerrada en casas enormes, solas

llenas de leyendas y muertos.

“A través de las ventanas, la niña miraba pasar los más extraños cortejos fúnebres a

unos cuantos pasos de la puerta de su casa: algunos muertos iban sobre los hombros

de los dolientes en cajas de madera muy rústicas, otros sobre carretas y apenas

cubiertos por una sábana” (Lorenzo y Salazar)

Es quizás estos inicios lo que nos dan a conocer su fascinación para colocar elementos

fantásticos en su obra como veremos mas adelante, sus primeros acercamientos a la literatura

fueron gracias a la gran biblioteca de su padre, revisando la divina comedia ilustrada y tal y

como ella le dijo a Javier Molina en entrevista para La Jornada en 1992

"Todo eso llenó mi niñez de terror, todos los demonios, los círculos infernales,

aterrorizaron mis noches y mis días. A pesar de que el libro era tan terrible para mí

no podía yo dejarlo y siempre volvía a abrirlo, a repasarlo." (Lorenzo y Salazar)


En la revista Estilo, que a la sazón hacía Monseñor Joaquín Antonio Peñaloza en la misma

ciudad, aparecieron sus primeros salmos, que después, en 1950, fueron recogidos en su

primer volumen publicado: Salmos bajo la luna. Sus textos aparecieron en la revista Letras

potosinas y después comenzó a ser publicada en la revista Ariel de Emmanuel Carballo y

Carlos Valdés, demostrar su Valia y su talento en el ámbito literario, acto seguido publica

sus libros de poesía Meditaciones a la orilla del sueño y Perfil de soledades, poemas un poco

más largos publicados por "El Troquel" de San Luis Potosí, en 1954

Fue la secretaria de Alfonso Reyes cuando él fue a dar unos cursos de invierno en dicha

ciudad y le fueron presentados los jóvenes que empezaban a escribir en aquellos lugares y

por aquella época. Fue por insistencia de Alfonso Reyes comenzó a publicar sus primeros

cuentos. Estos comenzaron a aparecer en Revista Mexicana de Literatura, Revista de Bellas

Artes, Estaciones y Revista de la Universidad. Y ha sido en este ámbito donde su talento más

brillo.

Esto último se demuestra en sus tres, delgados, pero maravillosos, libros de cuentos, en 1957

el Fondo de Cultura Económica le pregunto si quería publicar un libro con ellos. El primero,

Tiempo destrozado, apareció en la colección Letras Mexicanas en 1959 y, el segundo, Música

Concreta, apareció en 1964, en la misma colección y en la misma editorial. Fue con este

segundo libro que la elevo con el título de cuentista consagrada, en 1977 se le galardona con

el premio Villaurrutia Arboles petrificados que vio la luz por la editorial Joaquín Mortiz.

Muchos de los cuentos de sus tres libros ya ocupan un lugar de privilegio en antologías hechas

tanto aquí como en el extranjero y aunque por mucho tiempo era conocida y leída por

solamente un reducido número de lectores y admiradores, al grado de que se le había

convertido en una escritora para escritores, gracias a la gran cantidad de antologías donde ha

sido incluida su obra es actualmente más conocida y apreciada por el gran público.
Una vez dijo: "Se ha dicho que en mi prosa abuso de los personajes locos, enajenados... La

verdad es que nunca he vivido entre seres normales, todo ha sido absurdo, todo ha sido irreal,

incongruente, sin ninguna armonía discernible” (como se cita en Lorenzo y Salazar)

Al reflexionar sobre su paso de la poesía al cuento, Amparo Dávila dice: “ahí me he quedado

porque es inagotable, ofrece muchos retos y misterios como una caja de pandora.” (Amparo

Dávila citado por “En busca de Amparo Dávila” (2005), Milenio Diario, México, disponible

desde Internet en: http://www.fondodeculturaeconomica.com/prensaDetalle.asp?art=4003

[citado el 29 de junio de 2009].) Se dedicó en completo a su obra cuentística después de

publicar sus tres libros de poemas dado que como ella comenta en la entrevista a Milenio,

“contar un cuento es un arte”. Analizaremos cada libro de cuentos de Amparo Dávila y los

temas recurrentes en ellos, En Tiempo destrozado (1959), primer libro de relatos de Amparo

Dávila, tenemos un texto algo raro en la literatura mexicana de su época: un texto que nos

muestra tres géneros narrativos distintos en nombre pero relacionados entre ellos, que para

el momento de publicación habían sido poco explorados: el género fantástico, el género de

"lo extraño" y el relato surrealista, el cuento que da titulo a esta obra "Tiempo destrozado”,

el cual es una sucesión de cuentos breves que recuerda la experiencia de los sueños, "Primero

fue un inmenso dolor. Un irse desgajando en el silencio. Desarticulándose en el viento oscuro

(...) Todo fue ligero entonces y gaseoso (...) Se podía llegar a través de los muros (Amparo

Dávila, Muerte en el bosque, 1991)

Contar los sueños lo más cercanamente posible a como se recuerda su experiencia, registrar

su vértigo incontinente, su incontrolable sucesión de percepciones y sensaciones, procurar

que la sintaxis narrativa aún legible, con competencia lingüística y conservando el sentido,

un reflejo fiel de la experiencia de la ensoñación que se concibe como pensamiento e

imaginación libre de trabas o el ejercicio cabal del "inconsciente”, fue, como se sabe, junto a
la "escritura automática" o espontánea. uno de los métodos literarios del surrealismo, cuya

premisa estética era justamente propiciar que el "inconsciente.

El género de "lo extraño “lo podemos ubicar en el cuento "Fragmento de un diario", un

edificio de departamentos, un personaje en cuyo diario se asienta el relato, busca el dolor, al

grado de querer perfeccionar ese arte. Este hombre singular se ejercita y lleva una rigurosa

disciplina para experimentar el dolor en sus diversas gradaciones, cuando surge una presencia

femenina de la cual se enamora y es por este motivo que comienza a fracasar en su plan de

convertirse en un artista del dolor por lo cual llega a la reflexión que si la matara, llegaría a

la perfección en el arte de sufrir pues el recuerdo de su amor y el remordimiento de haberla

perdido lo acosaría haciendo sufrir perpetuamente, lo extraño de este relato se nos presenta

en la solución insólita pero la forma “lógica” y común que presenta la búsqueda del dolor así

como lo fácil que le resulta llegar a la solución de que matándola no solo evitaría fracasar si

no que completaría su misión de perfeccionar su arte.

El llamado "género fantástico". Polémico y algo difícil de definir, generalmente se acepta

que lo fantástico se distingue por la línea entre lo natural vs lo sobrenatural, lo creíble vs lo

increíbles, entre lo verosímil para la razón y lo inverosímil para un razonamiento aprendido

por la experiencia racional del diario vivir. Dado que lo fantástico no tiene una explicación

racional como en el género de “ lo extraño, si no que se da una explicación igual mente

inverosímil, este explicación fantástica no es completamente, el decir que todo fue hecho por

un brujo, no resuelve es creíble aunque de una solución “creando una ambigüedad que no se

neutraliza ni se disuelve, sino que refuerza la duda y no admite su disipación” (Lorenzo y

Salazar).

"Moisés y Gaspar" es uno de los textos fantásticos que Amparo Dávila publica en Tiempo

destrozado, En él no se sabe si esos dos personajes, Moisés y Gaspar, son perros, gatos o
humanos. En medio de una situación completamente convencional y verosímil, estos dos

seres aparecen como una herencia que no se puede rechazar o abandonar: son seres vivos que

necesitan de comida y de cuidado; tienen rasgos de mascotas, pero también de niños con

síndrome de Down o muy Hiperactivos. Pero esta duda jamás se elimina en toda la narración,

en ningún momento se nos desvela la imagen completa y mucho menos clara de qué son,

como son, qué piensan o qué siente, porque aun los fragmentos donde aparecen llorando y

“tristes” son refutados inmediatamente con los fragmentos donde no parece que les importe

otra cosa que el desenfreno, y se nota que lo hace a propósito. Se ve así que un recurso de lo

fantástico es la omisión: si adrede no se aclara lo que aparece como una ambigüedad o sin un

significado preciso, resulta obvia la voluntad del autor de poner a dudar a los lectores de su

relato.
Árboles petrificados marca la culminación de Amparo Dávila como narradora. En un delgado

volumen de doce textos, los temas que en este conjunto de textos maneja siguen siendo casi

los mismos: los intrincados laberintos de la vida interior, el amor, la muerte, la locura, la

frontera débil, peligrosa unas veces y gozosa otras, entre la realidad y el sueño; el horror y la

soledad que engendra la deformidad y lo grotesco.

Todos los elementos de la narrativa gótica aparecen en sus cuentos, desde los temas

decadentes de aparecidos, hasta la locura, la deformidad corporal y mental que funciona

como un símbolo de la deformidad del alma del personaje en cuestión. Rondan por sus textos

los personajes misteriosos, grotescos, los fantasmas aparecidos a los vivos, los cuales andan

penando por causa de un amor no realizado en el pasado, como en el caso de "Griselda" y

"Oscar", dos de sus cuentos con ese título. Amores amplificados en proporciones

monstruosas, cuya distorsión hace desembocar al personaje en el delirio y en la locura. Otros

elementos góticos que están presentes en este conjunto narrativo son el ambiente, que es dado

por el escenario: la casa de campo, la vetusta mansión colonial, el viejo hospital; sea, el

microcosmos donde se va a llevar a cabo la acción. El microcosmos donde vivirán en su

ambiente los personajes deformes, los monstruos y aparecidos, y los héroes y heroínas que

triunfarán o, como más frecuentemente sucede, sucumbirán ante el monstruo. O estas

deformidades aparecerán en hermosos jardines cerrados, descuidados, donde la naturaleza

crece libre, con rienda suelta, como las pasiones de los personajes que los habitan. Y como

nos sigue diciendo Humberto Guzmán de los cuentos de esta autora: "Se trata de lo real visto

a través de la potente lente de la imaginación y de la fantasía, también de nuestros

desconocidos e íntimos mundos interiores que no son hechos de ahora sino desde toda la

insondable antigüedad” (Guzmán, Humberto. "Los cuentos fantásticos de Amparo Dávila",

Excelsior, 31 de diciembre de 1984)


En Árboles petrificados encontramos tres de los cuentos más representativos de esta autora.

Tres cuentos del más puro corte gótico. El primero es "Griselda", el cual sucede en el viejo

jardín abandonado de una vetusta casona. Una mujer joven se encuentra con una mujer

madura y ésta última cuenta la historia de un amor desdichado y trágico. Usa unos lentes

oscuros para ocultar las cuencas vacías de sus ojos. El segundo es "El pabellón de descanso",

un mórbido relato de una mujer que se enamora de la muerte. El tercero es "Osear", este

relato sintetiza las características de la cuentística de Amparo Dávila, Osear, quien es el hijo

enloquecido de la familia. Este tipo de personajes son una constante en la obra de Amparo

Dávila. Se presenta siempre como un invasor, un intruso, un huésped no deseado, inesperado,

un acompañante molesto cuando no trágico, que irrumpe en la vida de los demás y la

trastorna, la cambia, la vuelve un infierno sobre la tierra. Ya aparece en sus primeros libros.

Lo contienen títulos como "El huésped", "Moisés y Gaspar", "Música concreta".

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