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La nueva Constitución Política del Estado propone una economía plural. En otras palabras, espacios
económicos diferenciales, entrelazados e integrados que se articulan y complementan, que se
distinguen por sus efectuaciones, sus prácticas y sus estructuras diferentes, empero se conectan en
múltiples intersecciones comerciales, financieras, distributivas, de consumo y productivas. Sus
circuitos se cruzan, manteniendo sus espacios diferenciales. Toda esta gama de estrategias
económicas, la comunitaria, la estatal, la privada y la cooperativa, serán conjugadas por el Plan de
Desarrollo Nacional y monitoreadas por el Estado, institución macro que intervendrá en toda la
cadena económica, fortaleciendo la economía comunitaria, ayudando en la economía cooperativa,
promocionando la economía estatal y garantizando a la economía privada.
Por otra parte, los espacios de la economía plural se hallan integrados por un espesor ético y cultural,
espesor que atraviesa esos espacios incorporando sentidos que van más allá de la economía:
La economía plural articula las diferentes formas de organización económica sobre los principios de
complementariedad, reciprocidad, solidaridad, redistribución, igualdad, sustentabilidad, equilibrio,
justicia y transparencia. La economía social y comunitaria complementará el interés individual con el
vivir bien colectivo (Art. 307).
De los cuatro ejes de la economía plural, el comunitario goza de especial atención debido a su larga
historia y al papel que le toca jugar en el condicionamiento y dirección de los comportamientos y
conductas de la mayoría de la población. La comunidad sigue siendo el referente más fuerte de los
trueques, las ferias, el trabajo colectivo, el ayni, la minka, la complementariedad subyacente entre los
distintos pisos ecológicos, la reciprocidad entre las comunidades.
Otro eje de especial atención es el estatal. Se busca el fortalecimiento del Estado en todos los niveles
de la cadena económica, empero el Estado no es más que el administrador de las propiedades de
todos los bolivianos. Por tanto, el Estado tiene como tarea "administrar a nombre del pueblo boliviano
los derechos propietarios de los recursos naturales y ejercer el control estratégico de las cadenas
productivas y los procesos de industrialización de dichos recursos" (Art. 310).
La economía comunitaria y la economía estatal son ejes primordiales de la economía plural, ejes que
se promocionan sin desmedro de otros ejes económicos como el privado y el cooperativo. La
economía privada forma parte de una realidad económica insoslayable, promueve y gestiona una
parte significativa de los espacios económicos. En este sentido, "el Estado reconoce, respeta y
protege la iniciativa privada, para que contribuya al desarrollo económico, social y fortalezca la
independencia económica del país" (Art. 309). En lo que respecta al eje cooperativo, "el Estado
reconoce y protege las cooperativas como formas de trabajo solidario y de cooperación, sin fines de
lucro" (Art. 311).
Es deber del Estado y de la población conservar, proteger y aprovechar de manera sustentable los
recursos naturales y la biodiversidad, así como mantener el equilibrio del medio ambiente (Art. 342).
Se dice también que la población tiene derecho a la participación en la gestión ambiental, a ser
consultada e informada previamente sobre decisiones que pudieran afectar a la calidad del medio
ambiente (Art. 343).
Como puede observarse, la opción es por el desarrollo sustentable, el equilibrio del medio ambiente y
la participación de la población en la gestión ambiental. Ello significa que nos movemos dentro del
paradigma de la sustentabilidad, que tiene implicaciones en una democracia ecológica, que significa
la participación de la gente en la gestión ambientalista.
I. Son recursos naturales los minerales en todos sus estados, los hidrocarburos, el agua, el aire, el
suelo y el subsuelo, los bosques, la biodiversidad, el espectro electromagnético y todos aquellos
elementos y fuerzas físicas susceptibles de aprovechamiento.
II . Los recursos naturales son de carácter estratégico y de interés público para el desarrollo del país
(Art. 348).
Es indudable que los recursos naturales se encuentran íntimamente ligados al medio ambiente. La
forma de explotación de los recursos naturales es determinante en el modo de desarrollo. La
sustentabilidad exige que la explotación de los recursos naturales se dé mediante una adecuación
equilibrada entre desarrollo y medio ambiente, entre el desenvolvimiento de las condiciones de
producción y la biodiversidad.
De lo último se colige que la adecuación equilibrada debe darse también con la cultura. Desarrollo
sostenible, medio ambiente y cultura forman un triángulo. Llamemos a este triángulo el de la
sustentabilidad con identidad, el de la sustentabilidad con participación de los pueblos indígenas
originarios.
Hidrocarburos
En lo que respecta a los hidrocarburos se establece que "el Estado definirá la política de
hidrocarburos, promoverá su desarrollo integral, sustentable y equitativo, y garantizará la soberanía
energética" (Art. 360).
Agua
En el capítulo quinto de la parte que corresponde a Estructura y Organización Económica del Estado,
en lo que respecta a los recursos hídricos, se establece:I. El agua constituye un derecho
fundamentalísimo para la vida, en el marco de la soberanía del pueblo. El Estado promoverá el uso y
acceso al agua sobre la base de principios de solidaridad, complementariedad, reciprocidad, equidad,
diversidad y sustentabilidad.II . Los recursos hídricos en todos sus estados, superficiales y
subterráneos, constituyen recursos finitos, vulnerables, estratégicos y cumplen una función social,
cultural y ambiental. Estos recursos no podrán ser objeto de apropiaciones privadas y tanto ellos
como sus servicios no serán concesionados (Art. 373).El agua es un recurso estratégico, sobre todo
en lo que respecta a la sustentabilidad. No se podría concebir un desarrollo sustentable e integral sin
la comprensión de que el agua es un bien común, que forma parte fundamental del equilibrio
ecológico y de los ciclos climáticos, es un bien que debe satisfacer a las generaciones
contemporáneas y que debe preservarse para las generaciones futuras. Por tanto:
I. El Estado protegerá y garantizará el uso prioritario del agua para la vida. Es deber del Estado
gestionar, regular, proteger y planificar el uso adecuado y sustentable de los recursos hídricos, con
participación social, garantizando el acceso al agua a todos sus habitantes. La ley establecerá las
condiciones y limitaciones de todos los usos.II . El Estado reconocerá, respetará y protegerá los usos
y costumbres de las comunidades, de sus autoridades locales y de las organizaciones indígenas
originarias campesinas sobre el derecho, el manejo y la gestión sustentable del agua.III . Las aguas
fósiles, glaciales, humedales, subterráneas, minerales, medicinales y otras son prioritarias para el
Estado, que deberá garantizar su conservación, protección, preservación, restauración, uso
sustentable y gestión integral; son inalienables, inembargables e imprescriptibles (Art. 374).
También:I. Es deber del Estado desarrollar planes de uso, conservación, manejo y aprovechamiento
sustentable de las cuencas hidrográficas. II . El Estado regulará el manejo y gestión sustentable de
los recursos hídricos y de las cuencas para riego, seguridad alimentaria y servicios básicos,
respetando los usos y costumbres de las comunidades.III . Es deber del Estado realizar los estudios
para la identificación de aguas fósiles y su consiguiente protección, manejo y aprovechamiento
sustentable (Art. 375).
Pueblos indígenas, entonces, no sólo como población y ethnos sino también como saberes y
prácticas. Son estas técnicas, estas prácticas, estos saberes los que tienen que ser recuperados en
la perspectiva de mundos construidos desde la proliferación de la sustentabilidad. Porque no sólo hay
un modelo de la sustentabilidad sino muchos, en juego con los componentes de la biodiversidad. La
di ferencia con un desarrollo no sustentable se halla en la capacidad destructiva y desequilibrante del
desarrollo, del progreso de la evolución moderna, que separan las condiciones naturales de las
condiciones históricas, que separan las condiciones ecológicas de las condiciones económicas,
abstrayendo las riquezas naturales como recursos explotables indefinidamente, independientemente
de los ciclos ecológicos y de los equilibrios medioambientales.
En cambio, la sustentabilidad es pensable desde una profunda conexión entre condiciones naturales
y condiciones históricas, entre condiciones ecológicas y condiciones socioeconómicas, la
sustentabilidad es pensable desde una profunda imbricación entre formaciones sociales y nichos
ecológicos.
En la nueva Constitución Política del Estado se considera Nación y pueblo indígena originario
campesino a toda la colectividad humana que comparta identidad cultural, idioma, tradición histórica,
instituciones, territorialidad y cosmovisión, cuya existencia es anterior a la invasión colonial española
[…] en el marco de la unidad del Estado y de acuerdo con esta Constitución las naciones y pueblos
indígenas originarios campesinos gozan de los siguientes derechos:
Como puede observarse, la nueva Constitución Política del Estado comprende a las naciones y
pueblos indígenas originarios no sólo como poblaciones, culturas, saberes plenamente reconocidos,
sino también desde la perspectiva de los derechos. No solamente se trata de la declaración de
derechos colectivos, sino de un capítulo específico dedicado a los derechos de las Naciones y
Pueblos Indígenas Originarios Campesinos. Las naciones y pueblos indígenas forman parte de la
estructura de los derechos constitucionales, son parte estructurante de la estructura de la nueva
Constitución.