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Violencia doméstica y de género: la respuesta del Derecho Penal

En un Estado social y democrático de Derecho los supuestos de agresiones físicas y

psíquicas que se perpetran en el marco de la convivencia familiar, deben ser objeto de

persecución penal y castigo. Pues aquí ya no es posible conformarse con el empleo de otros

medios de solución del conflicto (que pueden acompañar, pero no sustituir, a la vía penal,

como los supuestos de separación o divorcio, mediación, etc.). La misma dignidad de la

persona es la que se menoscaba frontalmente cuando uno de los miembros del clan

descarga su agresividad frente a otro u otros. Las peculiaridades propias de este tipo de

violencia obstaculizan su persecución penal. Se trata de agresiones que se provocan en el

seno de la morada, con dificultades de prueba. Se llevan a cabo frente a personas que, en la

medida en que las soportan con cierta habitualidad, tienen un carácter débil, con problemas

de personalidad, quienes sufren las continuas agresiones son mujeres que dependen

económicamente de sus agresores, que aguantan esa situación por no perjudicar a sus hijos,

o por convencimiento cultural de que ésa es su condición, la de víctima.

Se distingue la violencia de género de la violencia doméstica. Los mínimos son más graves

si la violencia es de género en lugar de doméstica. Y solo será violencia de género siempre

y cuando sea de hombre contra mujer, por ser mujer y que sea o haya sido pareja (no sirve

mujer contra mujer, hombre contra hombre, padre contra hija) Protección integral ¿en

serio?

1. Medidas de sensibilización, prevención y detección

2. Derechos de las mujeres víctimas de violencia de género

3. Tutela Institucional
4. Tutela Penal

5. Tutela Judicial

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