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Asignatura :
METODOLOGÍA DE LA
INTERVENCIÓN CON PERSONAS Y
FAMILIAS
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INTRODUCCIÓN
Este documento toma como punto de partida la definición de Trabajo Social adoptada
separadamente por la FITS y la AIETS en sus respectivas Asambleas Generales en Montreal, Canadá
en julio 2000 y posteriormente adoptada como declaración conjunta en Copenhague en Mayo de 2001.
Esta definición enfatiza principios de derechos humanos y justicia social. El Trabajo Social como disciplina
y el Trabajador Social como profesional interviene la realidad modificándola. De ahí que no solo debe
poseer los conocimientos teórico-prácticos para abordar la realidad, ya sea de personas, familia, grupos o
comunidades, si no que además debe hacerlo con un sentido ético-valórico, con una impronta
profundamente humanista, respetuosa del otro, de su dignidad y de sus derechos.
Convenciones Internacionales
Principios:
El Trabajo Social se basa en el respeto al valor y dignidad inherentes a toda persona, y a los
derechos que de ello se desprenden. Los trabajadores sociales deben apoyar y defender la
integridad y bienestar físico, psicológico, emocional y espiritual de cada persona. Esto significa:
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2. Promover el derecho a la participación: los trabajadores sociales deben promover el
compromiso pleno y la implicación de los usuarios para reforzarles en la toma de decisiones y
acciones que afectan a sus vidas.
3. Tratar a cada persona como un todo: los trabajadores sociales deben intervenir con la persona en su
totalidad, con la familia, la comunidad, y el entorno social y natural, y tener en cuenta todos los aspectos
que influyen en la vida de una persona.
Justicia social
Los trabajadores sociales tienen la responsabilidad de promover la justicia social, en relación con la
sociedad en general, y con las personas con las que trabajan.
Esto significa:
2. Reconocer la diversidad: los trabajadores sociales deben reconocer y respetar la diversidad étnica y
cultural de las sociedades con las que trabajan, teniendo en cuenta las diferencias individuales,
familiares, grupales y comunitarias.
3. Distribuir los recursos equitativamente. Los trabajadores sociales deben asegurarse de que los
recursos a su disposición se distribuyen de forma justa de acuerdo a la necesidad.
4. Oponerse a las políticas y acciones injustas: Los trabajadores sociales tienen el deber de llamar la
atención de sus empleadores, legisladores, políticos y de la sociedad en general sobre aquellas
situaciones en las que los recursos son inadecuados o cuando la distribución de recursos, políticas y
prácticas son opresivas, injustas o perjudiciales.
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OBJETIVOS GENERALES DEL MÓDULO
Conocer los objetivos, funciones y principios básicos que guían al Servicio Social Individual y
Familiar.
Conocer los distintos enfoques teóricos y metodológicos del Servicio Social con Individuos y familia.
Formular un diagnóstico y un plan de intervención individual/familiar, a una realidad específica.
Conocer y adquirir habilidades en las técnicas de Servicio Social relacionadas con la intervención
directa e indirecta.
Identificar los modelos de Intervención más pertinentes a cada problemática social.
Analizar la familia como un proceso de continuo cambio y un sistema abierto.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
UNIDAD I:
Identificar el marco teórico, epistemológico y referenciales éticos del Servicio Social con Individuos
y familia.
UNIDAD II:
UNIDAD III:
Aplicar un Modelo de Intervención a una realidad específica, presentes en el individuo y la
familia.
UNIDAD IV:
UNIDAD V:
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UNIDAD I
INTERVENCION FAMILIAR
INTRODUCCIÓN
Para el Trabajo Social, la familia es una de las áreas principales de intervención, constituyéndose en la
modalidad más antigua del Trabajo Social implicado así la intervención en un sistema natural.
En la actualidad las familias tienen múltiples configuraciones y como familia está sometida a grandes
presiones y demandas, mayores que en casi toda su historia. Además de sus funciones de reproducción
y de socialización, aun tiene que seguir jugando un papel económico fundamental. Aparte de ser un
espacio de amor, de afecto, hoy día es el único espacio de pertenencia real del ser humano y donde se
vive la intimidad.
La familia a través de sus distintas aristas conforma el universo en el cual todas las personas
asumen una identificación particular que se transforma en una constitución única frente a las otras,
observando entonces una multiplicidad de factores que influyen en el funcionamiento del ciclo vital
familiar; a partir de aquí podremos entender la complejidad del comportamiento del individuo en el
grupo familiar.
Para ello los profesionales, en especial los trabajadores sociales, que intervienen en las distintas
problemáticas familiares deberán conocer las distintas realidades para poder de esta manera aplicar
las distintas herramientas que se entregarán con el fin de encontrar alternativas de solución a
través de manejo práctico inducido con las teorías que sustentan el manejo de la comprensión de
nuestra sociedad y en particular de las familias que componen nuestro país.
El objeto final de este módulo es poner a disposición de los estudiantes elementos teóricos para que
conozcan y apliquen conocimientos prácticos y metodológicos que le permitan intervenir y evaluar en la
familia, para ello se ha recurrido y recopilado información de destacadas autoras en la materia.
El Trabajo Social Familiar es una forma especializada de Trabajo Social que entiende como
unidad de trabajo a la familia y sus relaciones familiares y considera el contexto en el cual ella esta
inserta. A través de éste se pretende atender los problemas psicosociales que afectan al grupo
familiar, generando un proceso de relación de ayuda, que busca potenciar y activar tanto los
recursos de las propias personas, como los de la familia y los de las redes sociales. (M. Paz Donoso
/Paulina Saldias).
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EL TRABAJO SOCIAL FAMILIAR
La intervención del trabajador social en el grupo familiar tiene como objetivo la mejora de alguna de las
condiciones de sus miembros. Esta mejora implica, sin duda, la movilización de elementos personales y
relaciónales: Sentimientos, actitudes, comportamientos, y asimismo movilización y utilización de elementos
externos: Recursos materiales, técnicos, servicios.
Además de la movilización de los aspectos anteriormente mencionados, el trabajador social tendrá que
recibir y contener diferentes estados emocionales del grupo familiar: Ansiedades, angustias, agresividad,
pasividad, y al mismo tiempo tendrá que estimular los aspectos más constructivos y maduros de los mismos.
En definitiva, tendrá que movilizar recursos personales y sociales para que la familia, en un plazo más o
menos corto, pueda recuperar o adquirir capacidades que les permitan vivir y actuar de una forma más
satisfactoria y autónoma.
Así pues, la eficacia de la intervención se podría valorar más con el aumento de la capacidad del grupo
familiar para hacerse cargo y superar nuevas dificultades, que con la resolución concreta y específica de la
demanda que le ha llevado a acudir al trabajador social.
Para ampliar los aspectos más capacitados, más autónomos, más adultos del grupo familiar, es necesario
conocer y comprender de la manera más profunda posible las necesidades básicas que determinan las
dificultades y actuación del grupo, los mecanismos que marcan la dinámica social y la interacción que
continuamente se establece entre los diferentes elementos.
La intervención del Trabajador social debe ser globalizadora, dirigida a encauzar todos los aspectos que
están distorsionados y evitar atender solamente alguno de ellos, parcializándolos. Del mismo modo la
intervención irá dirigida no sólo a solucionar el problema del momento, sino en su conjunto. Así se evitará el
satisfacer algún aspecto concreto y distorsionar otros.
El seguimiento de una situación familiar problemática requiere tener un conocimiento de la misma que
permita:
La atención a la familia empieza cuando el trabajador social establece la primera relación con ésta y con la
situación con la que deberá trabajar.
El proceso se inicia en el punto donde se halla la familia, involucrándola en la identificación y localización de
sus dificultades y de sus recursos.
NECESIDADES FAMILIARES.
Definir qué es una necesidad social es muy difícil, ya que no todo el mundo participa de los mismos criterios
sobre la manera o el modo en que se puede satisfacer, ni en qué medida aquello que siendo absolutamente
necesario para un grupo constituye una necesidad menor para otro.
El valor y la significación de las necesidades varía si son definidos desde fuera (por el técnico) o si están
definidos desde la propia persona que las vive y las padece.
Las necesidades no son estáticas en los grupos sociales. Por esto es necesario que los profesionales
adecuen sus puntos de vista y sus mecanismos de intervención a los diferentes momentos y a los diversos
aspectos que una necesidad presenta.
En mi opinión, los problemas que generan las necesidades familiares son multicausales. A las necesidades
propias de las funciones familiares en las distintas etapas del ciclo vital hay que añadir la influencia de
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factores internos (personales, convivencionales) o externos (sociales, culturales) que pueden ayudar o
dificultar el proceso familiar.
También las situaciones que generan necesidad tendrán que ver con las actitudes personales, los recursos
propios y comunitarios necesarios para hacer frente a la situación; momento de estabilidad e inestabilidad en
que afronta la familia la situación; referencia cultural y del grupo de pertenencia en que se mueve la familia:
contexto institucional que define y señala las situaciones problemáticas.
Las situaciones familiares que previsiblemente pueden generar necesidad, dificultad o conflicto, vamos a
denominarla «situación de riesgo», que la entenderíamos como la situación generada por la interrelación de
factores internos y externos.
Estos factores sociales de riesgo impiden que en los cambios operados por el normal desarrollo familiar se
obtengan nuevas relaciones funcionales o situaciones manejables con los propios recursos de la familia.
Lo esencial a la hora de abordar profesionalmente a la familia no es sólo definir la intervención, sino más
bien determinar a partir de qué elementos se efectúa la selección del tipo de intervención, que va unido a la
situación real del asistido, las hipótesis de trabajo que se establezcan y los objetivos que pretendemos en la
intervención. También influye cómo se ha originado el encuentro entre Trabajador social y la persona
asistida, la duración de la intervención y desde dónde se efectúa la misma.
El Trabajador social, en su abordaje a las situaciones familiares, contempla a la familia en su globalidad. En
ocasiones dicha intervención se realiza directamente con un solo miembro de la unidad familiar, ante la
imposibilidad, por diversos motivos, de hacerlo con todos, pero nunca se pierde la referencia al grupo
(unidad convivencial) y la visión de todo él.
TIPOS DE INTERVENCIÓN.
Directas: son las que se dirigen al asistido en una relación frente a frente.
Indirectas: son las que realiza el Trabajador social fuera de la relación personal con el asistido, con el fin de
organizar su trabajo, planificar acciones que se realizarán posteriormente y también acciones en beneficio
del asistido, pero sin la participación activa de éste.
Mas adelante se retomará en detalle este tipo de intervención, cuando se aborde la metodología.
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La Relación Profesional
Las relaciones entre 2 personas con diferentes experiencias de vida y cultura, los prejuicios.
1. Los temores del cliente a la pérdida del poder, a ser juzgado, castigador.
2. La organización burocrática, la complejidad de normas a menudo intervienen en las
necesidades del cliente.
3. El trabajador Social puede tener sentimientos de impotencia y frustración profesional.
4. Estar atento para comprender los sentimientos o dudas que el cliente no pueda expresar
verbalmente.
5. Explicar claramente lo que la Institución puede ofrecer.
Relación de Ayuda
Es aquella en que uno de los participantes intenta hacer surgir una mejor expresión y apreciación
de los recursos latentes del individuo y un uso mas funcional de estos.
(María José Escarpín).
Para el Trabajo Social Familiar el objetivo de esta etapa es: modificar en la familia pautas disfuncionales de
relaciones, tanto en su dimensión interna como externa. El principal sustento de ésta intervención es la
Relación de Ayuda que establece el Trabajador Social y la familia.
Para el Trabajo Social Familiar que plantea este modelo, existirían como se ha mencionado anteriormente
dos dimensiones; una directa y una indirecta. Ambas intervenciones pueden ser simultáneas o en forma
separada, pudiendo ser aplicadas tanto en la institución, en el hogar de l a familia y/o en la localidad donde
esta.
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Técnicas de Intervención Directa
Tiene como objetivo permitir al cliente visualizar con mayor claridad su situación.
c) Método Ecléctico: Así llamado por la comunicación de las técnicas anteriores es en la práctica
la orientación de mayor aceptación en el asesoramiento a las personas.
El profesional se haya en una posición neutra con la máxima libertad para usar los elementos
de los métodos anteriores.
b) Referencia: Es una técnica que se aplica cuando la naturaleza del problema del cliente
compete a un tercero sea institucional o profesional a través de algún documento como un
informe social, memorando. certificado, u otro que se entregue al cliente para que este realice
la gestión que corresponda.
c) Manejo Ambiental: Son acciones que desarrolla el Trabajador Social, con elementos del medio
ambiente del cliente, incluye apoyo institucionales intervenciones con grupos de la comunidad
como por ejemplo la iglesia, junta de vecinos, club deportivo, etc.
d) Ayuda Material: Implica otorgamiento de recursos materiales o económicos para ser frente a
situaciones de emergencia. (vestuario escolar, canasta familiar).
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El Proceso Metodológico de la Intervención:
Metodología de Intervención
Fases:
Estudio.
Diagnóstico.
Plan de Trabajo.
Tratamiento.
Evaluación-Terminación.
Con esta expresión se designa la ayuda individualizada que se realiza utilizando un determinado
procedimiento = Terminación.
Estudio
Diagnóstico.
Tratamiento.
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Esquema Metodológico que esta en base de todo de Trabajo o Acción Social.
Etapas de la Metodología
Explicación o Estudio.
Diagnóstico
Plan de Intervención
Tratamiento
Evaluación.
Método de intervención
Análisis de la situación.
confrontación de un proyecto con los proyectos con los objetivos del asistido y los del
organismos empleados.
Finalización de la organización.
c. Dimensiones:
La persona.
El problema.
El entorno.
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Diagnóstico Familiar.
1) El diagnóstico de la familia no se centra en un miembro de ella sino que pone el acento en el sistema
total, en la estructura de las relaciones de todos sus miembros.
2) Diagnóstico y terapia no se realizan en dos fases diferentes en el tiempo, sino que se llevan a cabo de
forma conjunta, se entrecruzan, van unidos.
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EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN Nº 01
1.- Defina el trabajo social familiar.
5.- ¿Cuáles son las cualidades y características de una buena relación profesional para la intervención
familiar?
RESPUESTAS:
1.- El Trabajo Social Familiar es una forma especializada de Trabajo Social que entiende como
unidad de trabajo a la familia y sus relaciones familiares y considera el contexto en el cual ella esta inserta. A
través de éste se pretende atender los problemas psicosociales que afectan al grupo familiar, generando
un proceso de relación de ayuda, que busca potenciar y activar tanto los recursos de las propias personas,
como los de la familia y los de las redes sociales. (M. Paz Donoso /Paulina Saldias).
2.- La intervención del trabajador social en el grupo familiar tiene como objetivo la mejora de alguna de las
condiciones de sus miembros. Esta mejora implica, sin duda, la movilización de elementos personales y
relaciónales: Sentimientos, actitudes, comportamientos, y asimismo movilización y utilización de elementos
externos: Recursos materiales, técnicos, servicios.
Además de la movilización de los aspectos anteriormente mencionados, el trabajador social tendrá que
recibir y contener diferentes estados emocionales del grupo familiar: Ansiedades, angustias, agresividad,
pasividad, y al mismo tiempo tendrá que estimular los aspectos más constructivos y maduros de los mismos.
En definitiva, tendrá que movilizar recursos personales y sociales para que la familia, en un plazo más o
menos corto, pueda recuperar o adquirir capacidades que les permitan vivir y actuar de una forma más
satisfactoria y autónoma.
3.- Lo esencial a la hora de abordar profesionalmente a la familia no es sólo definir la intervención, sino más
bien determinar a partir de qué elementos se efectúa la selección del tipo de intervención, que va unido a la
situación real del asistido, las hipótesis de trabajo que se establezcan y los objetivos que pretendemos en la
intervención. También influye cómo se ha originado el encuentro entre Trabajador social y la persona
asistida, la duración de la intervención y desde dónde se efectúa la misma.
El Trabajador social, en su abordaje a las situaciones familiares, contempla a la familia en su globalidad. En
ocasiones dicha intervención se realiza directamente con un solo miembro de la unidad familiar, ante la
imposibilidad, por diversos motivos, de hacerlo con todos, pero nunca se pierde la referencia al grupo
(unidad convivencial) y la visión de todo él.
4.- Directas: son las que se dirigen al asistido en una relación frente a frente.
Indirectas: son las que realiza el Trabajador social fuera de la relación personal con el asistido, con el fin de
organizar su trabajo, planificar acciones que se realizarán posteriormente y también acciones en beneficio
del asistido, pero sin la participación activa de éste.
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3. Congruencia: Ser transparente en la comunicación.
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UNIDAD II
MODELOS Y TEORIAS.
Es un método que nos permite unir y organizar los conocimientos con la intención de una mayor eficacia
de acción. Engloba la totalidad de los elementos del sistema estudiado (en este caso, la familia), así
como las interacciones que existen entre los elementos y la interdependencia entre ambos.
La Teoría General de Sistemas fue concebida por BERTALANFFY en la década de 1940, con el fin de
constituir un modelo práctico para conceptualizar los fenómenos que la reducción mecanicista de
la ciencia clásica no podía explicar. En particular, la teoría general de sistemas parece proporcionar
un marco teórico unificador tanto para las ciencias naturales como para las sociales, que necesitaban
emplear conceptos tales como "organización", "totalidad", globalidad e "interacción dinámica; lo lineal es
sustituido por lo circular, ninguno de los cuales era fácilmente estudiable por los métodos analíticos de
las ciencias puras. Lo individual perdía importancia ante el enfoque interdisciplinario.
La Teoría General de Sistemas, que había recibido influencias del campo matemático (teoría de los
tipos lógicos y de grupos) presentaba un universo compuesto por acumulo de energía y materia
(sistemas), organizados en subsistemas e interrelacionados unos con otros. Esta teoría aplicada a la
psiquiatría, venía a integrar los enfoques biológicos, dinámicos y sociales, e intentaba, desde una
perspectiva global, dar un nuevo enfoque al diagnóstico, a la psicopatología y a la terapéutica.
HALL y FAGEN han definido el "sistema" como: conjunto de objetos, junto con las relaciones entre los
objetos y entre sus propiedades. Las partes componentes del sistema son los objetos, cuyas
interrelaciones lo cohesionan.
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La Teoría General de Sistemas distingue:
a) el SISTEMA
El objetivo de la teoría es la descripción y exploración de la relación entre los sistemas dentro de esta
jerarquía.
CERRADO: Hay muy poco intercambio de energía, de materia, de información, etc., con el medio
ambiente. Utiliza su reserva de energía potencial interna.
Si no ocurre importación o exportación en ninguna de sus formas, como información, calor, materia
física, etc. y por consiguiente sus componentes no se modifican. Ejemplo: una reacción química que
tenga lugar en un recipiente sellado y aislado.
Los sistemas vivos son SISTEMAS ABIERTOS pues intercambian con su entorno energía e
información. Ejemplos de éstos serían: una célula, una planta, un insecto, el hombre, un grupo social.
La familia, por tanto, la consideraremos un Sistema Abierto.
Los sistemas abiertos tienden hacia una evolución constante y un orden estructural, en
contraposición a los cerrados en los que se da una tendencia a la indiferenciación de sus
elementos y al desorden, hasta alcanzar una distribución uniforme de la energía.
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Propiedades de los sistemas abiertos.
A) Totalidad:
La T.G.S. establece que un sistema es una totalidad y que sus objetos (o componentes) y sus atributos
(o propiedades) sólo pueden comprenderse como funciones del sistema total. Un sistema no es una
colección aleatoria de componentes, sino una organización interdependiente en la que la conducta y
expresión de cada uno influye y es influida por todos los otros.
El interés de la T.G.S. reside en los procesos transaccionales que ocurren entre los componentes de un
sistema y entre sus propiedades. Dicho de otro modo, es imposible comprender un sistema mediante el
solo estudio de sus partes componentes y "sumando" la impresión que uno recibe de éstas. El carácter del
sistema trasciende la suma de sus componentes y sus atributos, y pertenece a un nivel de abstracción
más alto. No sería posible entender demasiado el ajedrez, por ejemplo, simplemente mirando las piezas;
es necesario examinar el juego como totalidad y prestar atención al modo en que el movimiento de una
pieza afecta la posición y el significado de cada una de las piezas del tablero.
Aplicada a la situación de la terapia familiar, la cualidad de totalidad describe no sólo al sistema familiar,
sino a la nueva totalidad formada por el grupo familiar + el terapeuta familiar, que constituye el
"sistema terapéutico".
B) Objetivo:
Los sistemas orgánicos y sociales siempre están orientados hacia un objetivo. La T.G.S.
reconoce la tendencia de un sistema a luchar por mantenerse vivo, aún cuando se haya
desarrollado disfuncionalmente, antes de desintegrarse y dejar de existir como sistema.
Todos los que trabajan con familias reconocen esta tendencia a mantener desesperadamente el "status
quo" de la estructura familiar, por más dañina que pueda parecer para algunos miembros de la familia.
Como las familias son sistemas sociales, están por naturaleza orientados y dirigidos hacia un objetivo.
Cuando el terapeuta trata a un sistema familiar, lo hace para ayudarlo a redirigirse hacia la realización de
su única meta.
La naturaleza intencionada y dinámica de los sistemas permite comprender mejor la naturaleza del
término "transacción", usado a menudo en la terapia familiar, enfocada desde el punto de vista de los
sistemas, en lugar del término más general "interacción". La "transacción" se ocupa de los procesos de
interrelaciones en un contexto histórico y relacionar; describe esta propiedad de relación en un sentido
histórico siempre en marcha (objetivo), que caracteriza a los procesos comunicativos de los miembros
de un sistema.
C) Equifinalidad:
En un sistema, los "resultados" (en el sentido de alteración del estado al cabo de un período de
tiempo) no están determinados tanto por las condiciones iniciales como por la naturaleza del proceso
o los parámetros del sistema.
La conducta final de los sistemas abiertos está basada en su independencia con respecto a las
condiciones iniciales. Este principio de equifinalidad significa que idénticos resultados pueden tener
orígenes distintos, porque lo decisivo es la naturaleza de la organización. Así mismo, diferentes
resultados pueden ser producidos por las mismas "causas".
Por tanto, cuando observamos un sistema no se puede hacer necesariamente una inferencia con
respecto a su estado pasado o futuro a partir de su estado actual, porque las mismas condiciones
iniciales no producen los mismos efectos.
El funcionamiento de una familia como un todo, no depende tanto de saber qué ocurrió tiempo atrás, ni de
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la personalidad individual de los miembros de la familia, sino de las reglas internas del sistema
familiar, en el momento en que lo estamos observando.
D) Protección y crecimiento.
En los sistemas existirían dos fuerzas que partirían de la aplicación de las ideas de Cannon:
a) la fuerza homeostática, que haría que el sistema continuase como estaba anteriormente.
b) La fuerza morfogenética, contraria a la anterior, que sería la causante de los cambios del sistema.
Estas dos fuerzas permitirían que el sistema se mantuviese estable y se adaptase a situaciones
nuevas gracias a los mecanismos de feed-back.
E) Equipotencialidad.
Este principio lleva implícita la idea que pueden obtenerse distintos estados partiendo de una misma
situación inicial. Esto implica la imposibilidad de hacer predicciones deterministas en el desarrollo de
las familias, porque un mismo inicio podrá llevar a fines distintos. El pasado no sirve y el futuro es
impredecible. En las familias ocurriría lo mismo que en el tejido cerebral "se permitiría" a las partes
restantes asumir funciones de las partes extinguidas". Tras el fallecimiento del padre, el hijo mayor
adoptaría las funciones parentales.
INTERACCIÓN LINEAL: Relación matemática; las variables aumentan o disminuyen en una cantidad
constante.
CAUSALIDAD CIRCULAR: en las relaciones todo es principio y es fin. Este concepto supone un
cambio epistemológico por el cual, todos los elementos influyen sobre los demás y a su vez son
influidos por estos.
Una cadena en la que el hecho "a" afecta al hecho "b", y "b" afecta luego a "c" y "c" a su vez trae consigo
a "d", etc., tendría las propiedades de un sistema lineal determinista.
Sin embargo, si "d" lleva nuevamente a "a", el sistema es circular y funciona de modo totalmente distinto.
Se denomina, pues, retroalimentación a este intercambio circular de información.
Toda retroalimentación tendría en cuenta las informaciones sobre acciones pasadas, y con ellas
decidiría las acciones posteriores a seguir, creándose una causalidad circular de estructura más
compleja que la lineal. Un movimiento similar se produciría entre la familia y el terapeuta, el cual recogería
las informaciones de los miembros del sistema tras cualquier intervención, para pensar en la estrategia
siguiente. El trabajo del terapeuta deberá ir encaminado a introducir información en el sistema, o a
reenfocar la información que este ya posee.
RETROALIMENTACIÓN.
En el caso de retroalimentación negativa, el sistema utiliza esta información para activar sus
mecanismos homeostáticos y para disminuir la desviación de la producción del sistema y
mantener de este modo su "estado estable".
Por tanto, cuando un sistema utiliza la retroalimentación negativa, el sistema se autocorrige y vuelve al
estado inicial. (No cambia). Cuando un sistema utiliza la retroalimentación positiva, el sistema pasa a
otro estado (cambia)
La entrada a tal sistema puede amplificarse y transformarse así en un cambio o bien verse
contrarrestada para mantener la estabilidad, según que los mecanismos de retroalimentación sean
positivos o negativos. Los estudios sobre familias que incluyen a un miembro con síntomas dejan muy
pocas dudas acerca de que la existencia del paciente es esencial para la estabilidad del sistema
familiar, y ese sistema reaccionara rápida y eficazmente frente a cualquier intento, interno o
externo, de alterar su organización. Evidentemente, se trata de un tipo indeseable de estabilidad.
Los sistemas con retroalimentación no sólo se distinguen por un grado cuantitativamente más alto de
complejidad, sino que también son cualitativamente distintos de todo lo que pueda incluirse en el campo
de la mecánica clásica. Su estudio exige nuevos marcos conceptuales; su lógica y su epistemología
son discontinuas con respecto a ciertos principios tradicionales del análisis científico, tal como el
de "aislar" una sola variable.
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COMPORTAMIENTOS:
SINERGIA: El todo es superior a la suma de las partes. Las manifestaciones de afecto en la familia
provocan otros comportamientos de afecto.
Se puede definir, por tanto, la homeostasis simplemente como "el mismo estado", y es esta
propiedad la que permite a un sistema permanecer en un "estado estable" a través del tiempo.
La homeostasis es posible por el uso de información proveniente del medio externo incorporada al
sistema en forma de "feedback" (retroalimentación). El "feedback" activa el "regulador" del sistema,
que, alterando la condición interna de éste, mantiene la homeostasis. Un ejemplo muy común del
modo como funciona la homeostasis es el de un sistema de calefacción central, que mantiene a la
casa en un estado estable de calor. Utiliza un termostato, que desempeña el papel de regulador y que
responde al feedback referente a la temperatura del "suprasistema" exterior a la casa. Cuando la
temperatura exterior desciende, el termostato actúa aumentando la temperatura dentro de la casa.
TEORÍA INTERGENERACIONAL:
Las familias se repiten a si mismas, esto quiere decir que lo que sucede en una generación a
menudo se repetirá en la siguiente. Las mismas cuestiones tienden a aparecer de generación en
generación, a esto le llamamos “transmisión multigeneracional de pautas familiares”. Si el
funcionamiento de los miembros de una familia puede repetirse a través de las generaciones, un estilo
particular de funcionamiento o de la forma de tratar un problema pasa de una generación a otra, a
menudo el problema que presenta una familia en el presente habrá ocurrido en generaciones
previas.
Es así que cuando hablamos de familias no podemos limitarnos a pensar en términos de padres e hijos,
debemos tener siempre una visión más amplia, que tenga presente a las generaciones precedentes
y las reglas sociales propias de cada época. De hecho, la historia de las generaciones que han
precedido al individuo, está llena de significados, mitos, recuerdos y creencias que se van
transmitiendo y conservando a través de las generaciones presentes y seguramente re-
transmitidas a las futuras.
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Pongamos un ejemplo típico: no hace muchos años en la cultura familiar era poco aceptada la idea
de una separación conyugal. Como consecuencia, se transmitía de padre a hijo, y de madre a hija, una
imagen muy precisa del matrimonio y de la vida de pareja, que excluía el divorcio ―a priori‖, y por lo
tanto no era una opción viable en la vida de las parejas jóvenes el pensar en divorciarse. Otro
ejemplo muy actual podría ser el de los Trastornos de la Alimentación (anorexia, bulimia,
obesidad, trastorno por atracón, etc.) que de alguna manera la gente los mira como un problema de las
generaciones presentes, principalmente de los adolescentes e incluso son tratados por algunos
profesionistas como de manera independiente a la familia a la que pertenecen, es decir sin involucrar
a su familia de origen. Sin embargo se ha visto que la relación en el manejo de los afectos y emociones
de padres, abuelos o hermanos tiene una influencia importante en quien padece un trastorno de
la conducta alimentaria, así como el patrón alimenticio pudiera ser heredado de generación en
generación, también el significado del comer y la manera en que se come, puede venirse arrastrando a
través de las generaciones.
Si seguimos dentro de esta línea, la fortaleza de las relaciones familiares o su efecto sobre los
individuos, es sumamente difícil de medir, ya que las fuerzas reales de libertad están más allá de los
juegos visibles de poder o de las tácticas de manipulación. ―Los votos de Lealtad hacia la familia de
origen‖ son muy fuertes y parten de leyes paradójicas. Las relaciones familiares no pueden
interpretarse a partir de las leyes que se aplican a relaciones sociales o incidentales: podemos poner
punto final a cualquier relación, salvo la que tiene como base la paternidad de hecho, no podemos
elegir a nuestros padres ni a nuestros hijos.
Un ejemplo de lo anterior se podría reflejar en una relación nieto-abuelo, en donde puede que el primero
no haya conocido al segundo, pero sienta la influencia de su imagen transmitida dentro de la familia;
de hecho, la relación tiene su significado específico en la transmisión intergeneracional de
modelos de comportamiento, normas, valores, mitos, que orientan el modo en base al cual cada
individuo entabla nuevas relaciones.
Sería importante comprender el concepto de ―lealtad‖ ya que es fundamental para comprender la ética, o
sea, la estructuración relacional mas profunda de las familias. ―Los compromisos de lealtad son como
fibras invisibles pero resistentes que mantienen unidos fragmentos complejos de conducta relacional, tanto
en las familias como en la sociedad en conjunto‖. Para entender las funciones que cumple un grupo de
gente, nada es más importante que saber quiénes están unidos por vínculos de lealtad y que significa la
lealtad para ellos.
Hay varios autores que postulan que el principal vínculo de conexión entre las generaciones es
precisamente el de la ―lealtad‖ que puede expresarse en forma de cuidados físicos, llamadas
telefónicas, visitas cartas, expresiones de interés, respeto y preocupación. Es así como la lealtad y sus
múltiples formas de expresión constituyen una fuerza, saludable o no, que crea los vínculos de
conexión entre generaciones pasadas y futuras, incluso cuando se niegan estos vínculos, o se les resta
importancia de manera abierta, el ser humano sigue estando comprometido y de alguna manera
vinculado con sus parientes sanguíneos.
La lucha consiste en lograr un equilibrio entre las antiguas relaciones con las nuevas: integrar en forma
continua las relaciones con las personas que antes fueron de importancia para uno, con el
involucramiento y el compromiso asumido hacia las relaciones actuales (es decir la pareja y los hijos).
Existen familias nucleares sobre-vinculadas, o más bien ―atadas‖ en lo emocional, a la familia de origen,
mientras que otras refieren no estarlo y se sitúan en el extremo opuesto y niegan cualquier tipo de
contacto o conexión con generaciones anteriores. Sin embargo, un hijo que de pronto presenta
síntomas, estos pueden ser representativos de los conflictos ocultos y no resueltos entre varias
generaciones de la misma familia o entre ambas familias de origen y a la inversa, las dificultades
conyugales pueden disfrazar el problema de un hijo.
Tomando en cuenta estas lealtades, que en ocasiones se manifiestan como si fueran ―invisibles‖, puede
existir el caso en el que un progenitor adulto se sienta atrapado en un vínculo que se le aparece
como repetición del vivido con sus propios padres (ya sea en una relación de tipo laboral o emocional) y
sentirse herido, paralizado, encolerizado o deprimido (puesto que no resolvió o de alguna manera no
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pudo manejar en el pasado este vínculo). Es por esto que resulta de suma importancia el examinar
la naturaleza interconectada de los actos recíprocos de dar entre el individuo, la familia nuclear y
ambas familias de origen.
Es importante recordar que la mayoría de los progenitores afirman que su intención es la de ser
mejores padres para sus hijos de lo que fueron sus padres con ellos mismos. Pueden restar
importancia o negar sus sentimientos de carencia y hacer esfuerzo por darles todo a sus hijos, sin
embargo, ¿qué sucede con sus propios apetitos internos sin satisfacer? Ellos pueden convertirse, en
forma abierta, en progenitores abnegados, sacrificados a la manera de los mártires; esto no solo
produce, de modo inevitable sentimientos de culpa en el hijo receptor, que siente que debe pagar en
exceso por lo que se le brinda de manera tan poco egoísta, sino que (lo que es más importante) ese
hijo se siente obligado para siempre a satisfacer las expectativas paternas. Estos individuos siguen
experimentando, durante toda su vida, la sensación de estar endeudados, o bien de haber asumido una
obligación que nunca podrán saldar y en ocasiones extrapolan esta misma actitud en sus diversos
ambientes de pertenencia: laboral, social, etc.
Generación tras generación, los compromisos de lealtades verticales siguen en conflicto con los
horizontales. Los compromisos de lealtades verticales son debidos a una generación anterior o
posterior; en tanto que los horizontales se entablan para con la propia pareja, hermanos o pares en
general. El establecimiento de nuevas relaciones, en especial a través del matrimonio y el
nacimiento de los hijos, plantean la necesidad de forjar nuevos compromisos de lealtad. Cuanto mas
rígido sea el sistema de lealtad originario, más tremendo será el desafío para el individuo, ya que surgirán
preguntas como las siguientes: ¿‖ a quién eliges: a mí, a él o a ella?
A medida que van desarrollándose las fases de evolución de la familia nuclear, todos los
miembros deben enfrentar exigencias de adaptación. Esta no significa una resolución final, el cierre
de una fase anterior, sino una tensión continua que lleva a definir un nuevo equilibrio entre expectativas,
mandatos y esquemas relacionales heredados de la familia de origen, pero todavía en pie, con otros
nuevos, ya que de lo contrario, el individuo corre el riesgo de permanecer encadenado a la rigidez de
los vínculos.
Nacimiento, crecimiento, lucha con los hermanos, individuación, separación, preparación para la
paternidad, vejez de los abuelos y, finalmente duelo por los muertos, son ejemplos de situaciones que
exigen un nuevo balance de las obligaciones de lealtad.
―La existencia de reglas, mandatos, modalidad relacional hereditaria, no son en absoluto signos de
patología, sino algo casi fisiológico‖. Si tomamos en cuenta el hecho de que los espacios están hechos
de momentos que cada uno toma para sí y para la propia vida de la relación, cuanto más claro es el
espacio personal, más flexible es la interacción, porque existe un retorno a ese espacio; cuanto más se
cede el propio espacio personal, más se acaba por estar a merced del espacio de cualquier tipo de
interacción.
23
TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA.
AXIOMAS DE LA COMUNICACIÓN.
A) La imposibilidad de no comunicar
METACOMUNICACIÓN.
FUNCIÓN Y RELACIÓN: ESENCIA DE LA PERCEPCIÓN.
CIRCULARIDAD DE LAS PAUTAS DE COMUNICACIÓN.
Concepto de caja negra.
Desde la perspectiva de la teoría general de sistemas, la familia es un sistema autocorrector y
dinámico y por lo tanto, nuestras observaciones deberán ir dirigidas tanto hacia las transacciones que
suceden en su interior, como hacia la estructura interna del sistema; dicho de otro modo, lo que nos
interesará será conocer la interacción entre los miembros, sus modos de relación y las reglas que
rigen esa relación. Por el contrario, el pasado, el conocimiento de los "por qué en las relaciones" y la
existencia de víctimas y verdugos como consecuencia de aplicar el modelo causa- efecto, no poseerá
ningún interés dentro de este enfoque. Todo esto supone un cambio de perspectiva y un
abandono de la investigación intrapsíquica. De todas formas, en el caso de estudiar las conductas
de los individuos, estas deberán ser interpretadas en función de la influencia que posean en
relación con el sistema, y nunca deberán interpretarse de forma individual. El individuo se
considerará como una caja negra en la que no será necesario entrar para explicar su comportamiento.
El concepto de caja negra se tomó del campo de la telecomunicación y de la electrónica, donde a veces
resultaba más conveniente pasar por alto la estructura interna de los equipos, dada su complejidad,
y centrarse en las entradas "imputs" y salidas "outputs" de los aparatos. También es cierto que
observando las entradas y salidas del aparato podíamos hacernos una idea de lo que ocurría dentro o
de su estructura interna.
Conocer el contenido de la caja negra, no será esencial para conocer el aparato (individuo) dentro de un
sistema más amplio del que forma parte.
Esta visión modifica el concepto de síntoma ya que no podemos entenderlo como la expresión de un
conflicto interno, sino como el extremo de un iceberg de patología familiar.
Muchas veces, reenfocar un problema determinado o un síntoma que ha permanecido intacto tras
muchos años de tratamiento profundo, es decir, pasar de los "porqués" a los "para qué"
posiblemente nos permita obtener una respuesta.
Si tal como hemos comentado antes, toda conducta tiene valor de comunicación, será necesario
empezar por exponer algunos principios básicos de la Teoría de la Comunicación Humana
desarrollados por Watzlawick.
24
La comunicación posee algunas propiedades de naturaleza axiomática (propuestas por Beavin,
Jackson y Watzlawick) que pasamos a enumerar y que llevan implícitas consecuencias
fundamentales para el estudio de las relaciones.
Un axioma es un enunciado básico que se establece sin necesidad de ser demostrado. Las dos
características que poseen los axiomas son: indemostrabilidad y evidencia. Los axiomas no son
verdaderos ni falsos en si mismos: son convenciones utilizadas como principios de derivación de los
demás enunciados de una teoría.
Los cinco axiomas que a continuación vamos a mencionar, son propiedades simples de la
comunicación que encierran consecuencias interpersonales básicas. Watzlawick y colaboradores
los han desarrollado concretándolos del siguiente modo:
A) Es imposible NO COMUNICARSE
La imposibilidad de no comunicar.
No es sorprendente que habitualmente recurra a este tipo de comunicación todo aquél que se ve
atrapado en una situación en la que se siente obligado a comunicarse pero, al mismo tiempo, desea
evitar el compromiso inherente a toda comunicación.
Toda comunicación poseerá un contenido (lo que decimos) y una relación (a quién y cómo se lo
decimos) A través de la comunicación, todos podemos expresar nuestra forma de ser y la visión de la
relación la otra persona.
Una comunicación no sólo transmite información sino que, al mismo tiempo, impone una conducta
o un comportamiento.
25
El "nivel de contenido" de un mensaje transmite "INFORMACIÓN".
El "nivel de relación" se refiere a cómo la comunicación sirve para "DEFINIR" el tipo de relación que quiero
establecer con mi interlocutor.
Los expertos en computadoras también se enfrentan con estos dos niveles cuando se comunican con
un "organismo artificial": Por ejemplo, si una computadora debe multiplicar dos cifras, es necesario
"alimentar" esas dos cifras y "dar la orden" de multiplicar. Necesita, por tanto, información
(DATOS) e información acerca de esa información (INSTRUCCIONES). Es evidente, que las
.instrucciones son de un "tipo lógico" superior al de los datos: constituyen metainformación puesto
que son información acerca de información.
En la comunicación humana observamos que esa misma relación existe entre los aspectos de
"contenido" y de "relación": el primero transmite los "datos" de la comunicación, y el segundo, "cómo"
debe entenderse dicha comunicación.
Cuanto más espontánea y sana es una relación, más se pierde en el trasfondo el aspecto de la
comunicación vinculado con la relación. Las relaciones "enfermas" se caracterizan por una
constante lucha acerca de la naturaleza de la relación, mientras que el aspecto de la comunicación
vinculado con el contenido se hace cada vez menos importante. La capacidad para
metacomunicarse en forma adecuada es indispensable de la comunicación eficaz.
Pongamos un ejemplo: Una pareja en terapia de pareja relató el siguiente episodio. El esposo
mientras se encontraba sólo en el hogar, recibió una llamada de larga distancia de un amigo, quien le
manifestó que se encontraba en esa ciudad durante unos días. El esposo invitó al amigo a pasar esos
días en su casa, sabiendo que ello agradaría a su esposa y que, por lo tanto, ella habría hecho lo
mismo. Sin embargo, cuando la esposa regresó se entabló una violenta discusión con respecto a la
invitación hecha por el marido. Cuando el problema se examinó en la sesión terapéutica, ambos
cónyuges estuvieron de acuerdo en que esa invitación era la cosa más adecuada y natural.
Estaban sorprendidos al comprobar que, por un lado, estaban de acuerdo y, sin embargo, "de algún
modo" también estaban en desacuerdo con respecto al mismo problema. En realidad, hay dos
problemas en esta disputa. Uno se refiere al contenido de las conductas adecuadas en una situación
específica: la invitación; otro se refiere a la relación entre los comunicantes -al planteo de quién
tenía derecho a tomar la iniciativa sin consultar al otro- y no podía resolverse tan fácilmente, pues
presuponía la capacidad del marido y la mujer para hablar acerca de su relación. En su intento de
resolver el problema esta pareja cometió un error muy común en su comunicación: Estaban en
desacuerdo en el nivel relacionar, pero trataban de resolverlo en el nivel de contenido, donde el
desacuerdo no existía, cosa que los conducía a pseudos desacuerdos.
Tal como anteriormente decíamos, las personas, en el "nivel relacionar" no comunican nada acerca
de hechos externos. Una persona ("A") puede ofrecer a la otra ("B"), una definición de sí misma; es
inherente a la naturaleza de la comunicación humana el hecho de que existan tres respuestas
posibles por parte de esta última persona a la definición de la primera:
a) Confirmación:
Además del mero intercambio de información el hombre tiene que comunicarse con los demás, a los
fines de su autopercepción y percatación. La persona es incapaz de mantener su estabilidad
emocional durante períodos prolongados en que sólo se comunica consigo misma. Lo que los
existencialistas llaman el "encuentro" corresponde a esta esfera. Como afirma el célebre filósofo
MARTIN BUBER:
26
"En la sociedad humana, en todos sus niveles, las personas se confirman unas a otras de modo
práctico, en mayor o menor medida, en sus cualidades y capacidades personales, y una sociedad
puede considerarse humana en la medida en que sus miembros se confirman entre sí...
La base de la vida del hombre con el hombre es doble, y es una sola: el deseo de todo hombre de ser
confirmado por los hombres como lo que es, e incluso como lo que puede llegar a ser y la capacidad
innata del hombre para confirmar a sus semejantes de esta manera. El hecho de que tal capacidad esté
tan inconmensurablemente descuidada constituye la verdadera debilidad y cuestionabilidad de la
raza humana: la humanidad real sólo existe cuando esa capacidad se desarrolla".
b) Rechazo:
Otra posible respuesta de la persona ("B") frente a la definición que la persona ("A") propone de sí
misma consiste en rechazarla. Sin embargo, por penoso que resulte el rechazo presupone por lo menos
un reconocimiento limitado de lo que se rechaza y, por tanto, no niega necesariamente la realidad de la
imagen que la persona ("A") tiene de sí misma.
c) Desconfirmación:
LAING cita a WILLIAMS JAMES, quien escribió: "No podría idearse un castigo más
monstruoso, aún cuando ello fuera físicamente posible, que soltar a un individuo en una sociedad y
hacer que pasara totalmente desapercibido para sus miembros". Tal situación llevaría a la persona
a una "pérdida de la mismidad", que no es más que una traducción del término "alienación".
Para un observador una serie de comunicaciones puede entenderse como una secuencia
ininterrumpida de intercambios de mensajes. Sin embargo, quienes participan en la interacción
siempre introducen lo que se llama "puntuación de la secuencia de hechos".
En una secuencia prolongada de intercambios, las personas puntúan la secuencia de modo que uno
de ellos o el otro tiene iniciativa, predominio, dependencia, etc. Así, a una persona que se comporta
de determinada manera dentro de un grupo, la llamamos "líder" y a otra "adepto", aunque resultaría
difícil decir cuál surge primero o que sería del uno sin el otro. La falta de acuerdo con respecto a la
manera de puntuar secuencia de hechos es la causa de incontrolables conflictos en las relaciones.
Supongamos que una pareja tiene un problema en el matrimonio al que el esposo contribuye con su
retraimiento pasivo, mientras que la mujer colabora con sus críticas constantes. Al explicar sus
frustraciones, el marido dice que su retraimiento no es más que la defensa contra los constantes
27
regaños de su mujer, mientras que ésta dirá que esa explicación constituye una distorsión
intencional de lo que "realmente" sucede en su matrimonio, esto es, que ella lo critica debido a su
pasividad.
Marido Mujer
Me retraigo Te regaño
Porque Porque
Me regañas Te retraes
Estos casos de comunicación patológica constituyen círculos viciosos que no se pueden romper a
menos que la comunicación misma se convierta en el tema de comunicación
(metacomunicación). Pero para ello tienen que colocarse afuera del círculo.
Se observa en estos casos de puntuación discrepante un conflicto acerca de cuál es la causa y cuál el
efecto, cuando en realidad ninguno de estos conceptos resulta aplicable debido a la circularidad de la
interacción.
Lenguaje:
a) digital: el que se transmite a través de símbolos lingüísticos o escritos, y será el vehículo del
contenido de la comunicación.
b) Analógico: vendrá determinado por la conducta no verbal (tono de voz, gestos, etc.) y será el
vehículo de la relación.
Definir la relación entre los comunicantes, lo que implica una información sobre la
comunicación, es decir, una "metacomunicación". Esta comunicación servirá para definir la relación
cuando la comunicación haya sido confusa o ambivalente
28
En la comunicación humana es posible referirse a los objetos de dos maneras totalmente distintas. Se los
puede representar por un símil, tal como un dibujo, o bien mediante un nombre. Estos dos tipos de
comunicación, uno mediante una semejanza autoexplicativa y, el otro, mediante una palabra, son
equivalentes a los conceptos analógicos y digitales.
La comunicación analógica tiene sus raíces en períodos mucho más arcaicos la evolución y, por tanto,
encierra una validez mucho más general que el modo digital de la comunicación verbal, relativamente
reciente y mucho más abstracto.
El ser humano se comunica de manera digital y analógica. De hecho, la mayoría de los logros
civilizados resultarían impensables sin el desarrollo de un lenguaje digital. Ello asume particular
importancia en lo que se refiere a compartir información acerca de los objetos. Sin embargo, existe un
vasto campo donde utilizamos en forma casi exclusiva la comunicación analógica, se trata del área
de la relación. Así pues, el aspecto relativo al "nivel de contenido en la comunicación se
transmite en forma digital, mientras que el "nivel relativo a la relación" es de naturaleza
predominantemente analógica.
En su necesidad de combinar estos dos lenguajes, el hombre, sea como receptor o como emisor, debe
traducir constantemente de uno al otro. En la comunicación humana la dificultad inherente a traducir
existe en ambos sentidos. No sólo sucede que la traducción del modo digital al analógico implica una
gran pérdida de información, sino que lo opuesto también resulta sumamente difícil: hablar acerca de
una relación requiere una traducción adecuada del modo analógico de comunicación al modo
digital.
Al emisor no sólo le resulta difícil verbalizar sus propias comunicaciones analógicas, sino que, si surge
una controversia interpersonal en cuanto al significado de una comunicación analógica particular, es
probable que cualquiera de los dos participantes introduzca en el proceso de traducción al modo
digital, la clase de digitalización que concuerde con su imagen de la naturaleza de la relación. El
hecho de traer un regalo, por ejemplo, constituye sin duda una comunicación analógica. Pero según
la "visión" que tenga de su relación con el dador, el receptor puede entenderlo como una demostración de
afecto, un soborno, o una restitución.
29
Interacción simétrica y complementaria.
En el primer caso, la conducta de uno de los participantes complementa la del otro; en el segundo caso,
los participantes tienden a igualar especialmente su conducta recíproca. Son relaciones basadas en
la diferencia (complementarias), o en la igualdad (simétricas).
En una relación complementaria hay dos posiciones distintas. Un participante ocupa lo que se ha
descrito de diversas maneras como la posición superior o primaria mientras el otro ocupa la posición
correspondiente inferior o secundaria. Estos términos son de igual utilidad en tanto no se los identifique
con "bueno" o "malo", "fuerte" o "débil". Una relación complementaria puede estar establecida por el
contexto social o cultural (como en los casos de madre e hijo, médico y paciente, maestro y alumno), o
ser el estilo idiosincrásico de relación de una díada particular. En cualquiera de los dos casos, es
importante destacar el carácter de mutuo encaje de la relación en la que ambas conductas, disímiles
pero interrelacionadas, tienden cada una a favorecer a la otra. Ninguno de los participantes impone al
otro una relación complementaria, sino que cada uno de ellos se comporta de una manera que
presupone la conducta del otro, al mismo tiempo que ofrece motivos para ella: sus definiciones de la
relación encajan.
En una relación simétrica no existen dos posiciones ya que está basada en la igualdad. La relación
simétrica puede estar definida por el contexto social, como por ejemplo, la relación entre
hermanos, entre amigos, entre marido y mujer, etc. También puede ser el estilo propio de una díada
particular.
Los conceptos de complementariedad y simetría se refieren simplemente a dos categorías básicas en las
que se puede dividir a todos los intercambios comunicacionales. Ambas cumplen funciones importantes y,
por lo que se sabe por las relaciones sanas, cabe llegar a la conclusión de que ambas deben estar
presentes, aunque en alternancia mutua o actuando en distintas áreas. Ello significa que cada patrón
puede estabilizar al otro siempre que se produzca una escapada en uno de ellos; así mismo, es posible
y necesario, que los dos participantes se relacionen simétricamente en algunas áreas y de manera
complementaria en otras.
30
Meta-comunicación.
El lenguaje-objeto es aquél que "se usa"; mientras que el metalenguaje es aquél con el que "se habla"
del anterior. Así, por ejemplo, en una gramática inglesa para estudiantes castellanos, el lenguaje-objeto
es el inglés, y el metalenguaje el castellano.
Es sintáctica y semánticamente correcto escribir: BARCELONA ES UNA GRAN CIUDAD, pero sería
incorrecto escribir: BARCELONA TIENE CUATRO SILABAS, pues en este caso deben utilizarse
comillas: "BARCELONA" TIENE CUATRO SILABAS. La diferencia entre estos dos usos de la palabra
radica en que en la primera aseveración, la palabra se refiera a un objeto (una ciudad), mientras que
en el segundo caso, esa misma palabra se refiere a un nombre (que es una palabra) y, por tanto, a sí
misma.
Cuando dejamos de utilizar la comunicación para comunicarnos, y la usamos para comunicar algo
acerca de la comunicación, cosa que es inevitable cuando investigamos sobre la
comunicación, utilizamos conceptualizaciones que no son parte de la comunicación, sino que se refieren
a ella, y en ese momento nos estamos metacomunicando.
Si bien en las cadenas progresivas lineales de causalidad, tiene sentido hablar acerca del
comienzo y el fin de una cadena, tales términos carecen de sentido en los sistemas con circuitos de
retroalimentación. En un círculo no hay comienzo ni fin. En el mundo no es posible encontrar el claro y
lineal ordenamiento de causa y efecto, a menos que se lo imponga artificialmente. La teoría general de
sistemas considera que la causalidad es un proceso circular.
Mientras que en algunos tratamientos, como el psicoanalítico, la curación y el cambio provienen del
conocimiento de ciertos sucesos traumáticos de la infancia, la curación y el cambio en la terapia
familiar provienen fundamentalmente de examinar cómo opera corrientemente el sistema familiar y de
comprender la función que los problemas desempeñan en los procesos orientados hacia un objetivo,
presentes en la existencia ordinaria del sistema. Teóricamente, el concepto de causalidad lineal implica
que la línea etiológica se desplaza del pasado hacia el presente, y de este hecho proviene la necesidad
de retroceder hasta el comienzo de la sucesión de los hechos para poder comprenderlos; cuando se
utiliza el concepto de causalidad circular, se enfatiza el "aquí y ahora", porque es aquí y ahora cuando
todo el círculo puede verse operando. Como una escalera en espiral, el presente vuelve a actuar el
pasado de modo tal que el significado debe buscarse dentro de los límites de los procesos actuales del
sistema. El pasado se transforma en redundante, y el punto de partida del terapeuta familiar pasa a ser la
ecología antes que la génesis.
El modelo es una construcción simplificada y esquemática de la realidad, que surge de una teoría y como
tal puede ser contrastada empíricamente en la práctica.
El lenguaje corriente de la palabra modelo generalmente designa a una persona u objeto a imitar por
tanto de alguna manera tiene una connotación normativa, tiene una idea de perfección.
El modelo aporta una explicación de la realidad, se diferencia de la teoría porque esta explica un
conjunto de fenómenos de una disciplina, mientras que el modelo conforma un esquema
referencial para guiar la práctica.
31
Dependiendo el objeto en que van dirigidos los modelos contienen en sí una teoría y una práctica. Es
decir, el modelo ya implícito:
6. La manera como se concibe al individuo, causas de las dificultades, fuerzas y capacidades de las
personas en la sociedad.
Entre los modelos mas utilizados en el Trabajo Social, podemos encontrar grandes grupos con bases
teóricas y epistemológicas diferentes:
4. Modelo de Crisis.
32
Modelo Casework Psicosocial.
En este modelo el Trabajo Social busca ayudar al individuo que tiene un problema
fundamentalmente las relaciones familiares cotidianas, escolares, laborales debido principalmente a
desordenes en el funcionalismo intrasiquico de los individuos.
Se trata de definir el problema del cliente individual o familiar tanto desde su punto de vista como
desde el punto de vista del Trabajador Social y juntos marcar objetivos. El proceso estará en función de
4 aspectos fundamentales que so interdependientes:
Motivación
Oportunidad para el cambio
Capacidad
Recursos para ese cambio
Modelo Conductista
Modelo Ecológico:
Implicancias uso de las estrategias del conflicto como técnicas de integración. Cambio de las
organizaciones y comunidades
33
Modelo Psicosocial o de Diagnóstico.
Al principio su fuente teórica fue el modelo médico, pero su principal fuente teórica lo obtuvo del
psicoanálisis Freudiano.
Setting: Conjunto de elementos estables por los cuales puede percibir los cambios en el
cliente.
34
Para el psicoanalista es un tratamiento basado en el lenguaje, en la relación paciente analista, en el
curso del cuál afloran los traumatismos y las represiones causas de la enfermedad, se trata por medio
de diversas terapias modificando el comportamiento del individuo.
Otros concepto a través de cómo se realiza el tratamiento es la ―aireación‖ el cliente exterioriza
sentimientos d historicidad o agresión, sentimientos mientras han estado guardado han alterado su forma
de actuar e interactuar.
El llamado modelo de tratamiento fomenta que el cliente social piense y trate de comprender su
esquema de persona en situación a través de una relación positiva con el Trabajador Social
35
Conclusiones: El modelo psicosocial es el modelo mas antiguo de Caswork aún hoy constituye el
método de base en Trabado Social, proporciona los elementos fundamentales para la formación de los
trabajadores sociales y para la práctica profesional. El modelo psicosocial actual se apoya sobre la
teoría de sistema. Este considera al conjunto de la persona en situación, es decir, que considera a la
persona en sus transacciones con el mundo exterior. La teoría de la personalidad le proporciona una
rejilla de análisis tanto mas útil cuanto que pone el acento sobre el yo y su mecanismo de
adaptación, sobre su zona de energía libre de conflicto y que introduce los elementos del mundo
exterior que actúa sobre el individuo, aquí y ahora, en un sentido positivo y negativo.
El diagnóstico del Trabajador Social constituye el punto central de este modelo, pues le permite
establecer un plan de acción y ejecutarlo de manera eficaz. El tratamiento repasa en gran medida sobre
el diagnóstico, que permite localizarlos puntos fuertes y los puntos débiles del cliente y su entorno,
deducir un posible diagnóstico y por consiguiente fijar un objetivo un objetivo al plan de acción. La
evolución de los resultados obtenidos y los medios utilizados se hace por medio de rejillas de análisis.
El modelo psicosocial a sido durante mucho tiempo el único modelo utilizado en Caswork, al que ha
permitido ampliarse y progresar especializándose en diferentes campos. La mayor parte de los elementos
de metodología y de técnicas de intervención que ha contribuido a desarrollar son utilizados en otros
modelos más recientes tales como la intervención en tiempo de crisis, en corto plazo centrado sobre la
tarea, etc. El modelo psicosocial tiene aún un importante papel que desempeñar.
Modelo Sistémico
36
Entrevista Sistémica
1. Fase Social: Es una fase de presentación, deben participar todos los miembros de la
familia. El objetivo es vaciar el grado de la ansiedad de todas las familias.
3. Fases de interacción: Una vez definido el problema se empieza a buscar alianzas entre ellos.
Hay que estar alerta para que no haya conflicto.
4. Definición de los cambios dados: Se pide a los miembros de la familia su opinión sobre el
problema y los cambios como sujeto cualquiera de la familia, con una tarea a cumplir. Emplear
preguntar circulares.
Cada pregunta esta basad en información de preguntas anteriores. Nunca se utiliza la
palabra porque la respuesta podría ser si o no y lo que se quiere es buscar información de
relaciones y descripciones.
37
Ventajas del Modelo Sistémico:
Aplica más energía en cambiar el entorno que los enfoques psicológicos.
Es interactivo, esto es, se entra en los efecto que un apersona produce en otra vez de los
sentimiento y pensamientos internos.
Avisa a los Trabajadores Sociales la posibilidad de emplear procedimientos
alternativos para la consecución del mismo fin.
Trabaja con individuos, grupos y comunidades y no destaca ningún método particular de
intervención.
Evita Explicaciones lineales y deterministas de causa-efecto sobre la conducta y los
fenómenos sociales toda vez que la equifinalidad y la multifinalidad nos muestra como
varias corrientes de energía pueden afectar a los sistemas de diversas maneras.
Modelo Conductista.
Se trabaja con las causas sociales de los problemas sin recurrir como es el caso de los psicólogos a
elaborar clínicas sobre el pasado.
Existen dos estrategias de tratamiento que pueden utilizarse aisladamente o en combinación estas son:
1. Modificar la respuesta del cliente ante los factores que influyen en su medio ambiente.
Procedimiento:
Control de antecedentes del cliente o de las familias problemas.
Control de resultado.
Autocontrol.
38
Control de antecedentes del cliente o familia problema
a) Los estímulos que generan respuestas problemas pueden ser ignoradas mientras se
esfuerzan aquellos que generan conductas deseadas.
b) Se pueden potenciar los estímulos que generan respuestas favorables y reflexionar sobre
aquellos que refuerzan respuestas problemas.
c) Los estímulos discriminativos pueden ser utilizados para reducir la posibilidad de que se ejecuten
respuestas problemas.
Familias Funcionales: No necesariamente requieren ayuda profesional para solucionar sus crisis.
39
EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN Nº 02
RESPUESTAS.
1.- Es un método que nos permite unir y organizar los conocimientos con la intención de una mayor
eficacia de acción. Engloba la totalidad de los elementos del sistema estudiado (en este caso, la
familia), así como las interacciones que existen entre los elementos y la interdependencia entre ambos.
La Teoría General de Sistemas fue concebida por BERTALANFFY en la década de 1940, con el fin de
constituir un modelo práctico para conceptualizar los fenómenos que la reducción mecanicista de
la ciencia clásica no podía explicar. En particular, la teoría general de sistemas parece proporcionar
un marco teórico unificador tanto para las ciencias naturales como para las sociales, que necesitaban
emplear conceptos tales como "organización", "totalidad", globalidad e "interacción dinámica; lo lineal es
sustituido por lo circular, ninguno de los cuales era fácilmente estudiable por los métodos analíticos de
las ciencias puras. Lo individual perdía importancia ante el enfoque interdisciplinario.
2.- Las familias se repiten a si mismas, esto quiere decir que lo que sucede en una generación a
menudo se repetirá en la siguiente. Las mismas cuestiones tienden a aparecer de generación en
generación, a esto le llamamos “transmisión multigeneracional de pautas familiares”. Si el
funcionamiento de los miembros de una familia puede repetirse a través de las generaciones, un estilo
particular de funcionamiento o de la forma de tratar un problema pasa de una generación a otra, a
menudo el problema que presenta una familia en el presente habrá ocurrido en generaciones
previas.
Es así que cuando hablamos de familias no podemos limitarnos a pensar en términos de padres e hijos,
debemos tener siempre una visión más amplia, que tenga presente a las generaciones precedentes
y las reglas sociales propias de cada época. De hecho, la historia de las generaciones que han
precedido al individuo, está llena de significados, mitos, recuerdos y creencias que se van
transmitiendo y conservando a través de las generaciones presentes y seguramente re-
transmitidas a las futuras.
40
3.- AXIOMAS DE LA COMUNICACIÓN.
A) La imposibilidad de no comunicar
1. Fase Social: Es una fase de presentación, deben participar todos los miembros de la
familia. El objetivo es vaciar el grado de la ansiedad de todas las familias.
3. Fases de interacción: Una vez definido el problema se empieza a buscar alianzas entre ellos.
Hay que estar alerta para que no haya conflicto.
4. Definición de los cambios dados: Se pide a los miembros de la familia su opinión sobre el
problema y los cambios como sujeto cualquiera de la familia, con una tarea a cumplir. Emplear
preguntar circulares.
Cada pregunta esta basad en información de preguntas anteriores. Nunca se utiliza la
palabra porque la respuesta podría ser si o no y lo que se quiere es buscar información de
relaciones y descripciones.
41
UNIDAD III
METODOLOGIA DE LA INTERVENCION FAMILIAR.
El análisis de la situación.
Tal y como dice la autora, el análisis de la situación debe tener en cuenta el conjunto de todos los elementos
relacionada relativos a un problema y la raíz de instalación entre unos y otros
2. Sector de trabajo: lugar donde se desarrolla el trabajo social, sería el contexto más específico, es decir, el
entorno geográfico, el entorno político, las empresas que trabajan, el tipo de vivienda, los equipamientos, el
tipo de población .
3. El servicio o institución para la que trabaja el trabajador social. Esta limita su margen de maniobra: lineas
directrices, informes de casos anteriores,
4. El trabajador social: hay que conocerse a sí mismo para limitar la deformación de los hechos debido a la
propia personalidad, una herramienta que lo facilita es la supervisión o bien una simple introspección.
Es importante recordar que el usuario, antes de llegar al servicio, ha pasado por toda una evolución que
podríamos resumir en los siguientes puntos:
1. Enfrentarse al problema.
2. Intento de encontrar medios para concretar el cambio.
3. Fracaso de estos intentos.
4. Solicitar ayuda.
Una parte del análisis se puede realizar antes de recibir al usuario. Tras la primera entrevista ya se pueden
sacar hipótesis pero deben ser muy prudentes.
La evaluación
Cristina de Robertis nos define la evaluación como el proceso de comprender el caso, formular hipótesis y
evaluar los resultados. Es decir que dentro del concepto de evaluación englova lo que otros autores llaman
diagnóstico psicosocial y evaluación de los resultados.
La evaluación según la autora, se empieza a realizar desde el primer contacto con el usuario y se centra en
las dificultades que deben resolverse.
Hay que tener presente que es un proceso continuo y dinámico es decir que hay que ir reformulando a
medida que evoluciona el caso o que disponemos de más datos. Por lo tanto, revisarla después de cada
encuentro.
42
El proceso de evaluación trata de comprender el caso desde dos vertientes:
• Comprensión intelectual: clasificar los hechos, utilización de las herramientas que nos proporcionan las
otras disciplinas, utilizar los conocimientos de la institución.
Es importante tener presente que tanto la comprención intelectual como, sobre todo, la afectiva, dependen
del talante y del modelo ideológico del trabajador social y son, por tanto subjetivas.
La intervención del usuario es imprescindible a la hora de validar y confirmar las hipótesis, y esto se puede
hacer de dos maneras:
a) A través de la confrontación con los hechos.
b) Compartiendo nuestra evaluación con el usuario
Este control es la única garantía que tenemos de estar en el buen camino, pero esto sólo es posible si el
trabajador social está dispuesto a corregir a su apreciación del caso.
Tipo de
Clasificación Descripción
evaluación
43
Según de Robertis, las cuatro preguntas clave para elaborar la evaluación son:
1. ¿De qué se trata?
• Problema
• Situación
Plan de Intervención.
El plan de intervención o contrato es un acuerdo oral o escrito entre el usuario, el trabajador social y la
institución para la que trabaja, en el que se especifica un plan de trabajo, es decir, unos objetivos y un
proyecto de intervención.
Este contrato deberá ser negociar conjuntamente el trabajador social y el usuario y se debe especificar la
forma de alcanzar los objetivos y la duración del trabajo.
Sin embargo, como ya hemos visto, los objetivos se pueden modificar a medida que se avanza en el caso y,
por tanto, el contrato puede ser revisado y modificado.
Es importante definir claramente los problemas y los propósitos que se quieren alcanzar, siempre teniendo
en cuenta que deben ser objetivos con una cierta probabilidad de éxito, es decir, no hay que escoger
objetivos demasiado inaccesibles ni demasiado generales. También es importante tener en cuenta aquellos
problemas que han movilizado al usuario a acudir a la institución.
• Limitar la dependencia del usuario, ya que, a pesar de no establecer una raíz instalación de igual a igual
con el trabajador social, limitan el poder de gestión del mismo.
• Da la seguridad al usuario de saber lo que se hace y donde se va y permite obtener éxitos más
rápidamente.
• Se convierte en una herramienta indispensable para evaluar los resultados tras la intervención.
• Cuando la evaluación final constata un fracaso, la responsabilidad de este también recae sobre el usuario,
es decir, que es compartida.
Algunas instituciones formulan el contrato desde la primera entrevista, mientras que otros lo hacen después
de la evaluación operativa.
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Pero, a pesar de que el usuario es libre de tomar sus propias decisiones, a veces le toca doblegarse ante las
exigencias estipuladas para obtener el servicio que espera. Es decir que el trabajador social tiene un poder
real sobre el usuario que el contrato no puede borrar: no se desdibujan los roles.
• Duración de la intervención.
Pero el criterio principal a la hora de definirla es el objetivo de cambio que se quiere alcanzar.
Las intervenciones pueden ser directas, es decir, cara a cara con el usuario o indirectos, sin el usuario.
Intervención directa
La intervención directa es aquella en la que el asistido, tanto si se trata de una persona, una familia o un
grupo, se encuentran en presencia del trabajador social, comprometido en un proceso que los modificará los
dos. Cristina de Robertis propone seis grandes tipos de intervenciones directas:
1. Clarificar - apoyar
Su objetivo es permitirnos el asistido analizar los diversos aspectos de su situación, restaurar o afirmar su
confianza en sí mismo, su autoestima y comprender mejor su propio funcionamiento en su relación con los
demás. El TS utiliza su relación con el asistido como motor de cambio.
2. Informar - educar
Estas intervenciones son aquellas en las que el TS utiliza prioritariamente sus conocimientos para responder
a las necesidades del asistido, dándole información en diversos ámbitos: legislación social, derechos de los
usuarios, recursos y organismos existentes, ayudas, etc. Se distinguiesen tres formas: información (sobre
recursos de todo tipo), asistencia material (para paliar necesidades urgentes) y educación (para promover el
desarrollo personal y la reinserción social).
3. Persuadir - influir
Diferentes formas de intervención tienden a ejercer, conscientemente, influencia sobre el asistido para que
éste haga lo más adecuado según la óptica del TS. Se distinguen tres modalidades en este grupo: el
consejo, la confrontación (consiste en confrontar al asistido con las consecuencias de sus actos) y la
persuasión (intenta influir en mayor grado que las anteriores).
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4 - Controlar - ejercer autoridad
Son aquellas intervenciones que tienen por objetivo imponer al asistido obligaciones y límites, así como
ejercer sobre el una cierta vigilancia. Implican el ejercicio de autoridad por parte del TS, que se origina en su
status y rol.
a. Trabajo de seguimiento. Las entrevistas o visitas con asistidos que ya no son seguidos regularmente por
el TS, pero que su actuación inestable o débil hace posible dificultades periódicas o periodos de crisis.
Objetivo: ejercer una vigilancia discreta y preventiva.
b. Imponer exigencias y límites. El TS asume el rol parental. La relación con el asistido se establece bajo el
modelo familiar.
c. Control. Aunque el control también está presente en las anteriores, las intervenciones específicamente de
control son las que tienen por objetivo la disuación del asistido (se ejercen normalmente por mandato legal) o
bien las que buscan encontrar rápidamente las dificultades.
Intervención indirecta
Todas aquellas intervenciones que realiza el TS fuera de la relación personal con el asistido. Son acciones
para organizar el trabajo, planificar lo que se hará, y también acciones en beneficio del asistido, pero sin la
participación activa y directa de éste. Estos trabajos nos permitían llevar a cabo una intervención directa
pensada y eficaz, por lo que son su complemento. Se dan cinco tipos diferentes:
1 - Organización y documentación
a. Organización del espacio. Implica la organización de los locales de servicio y especialmente de la sala de
espera y la habitación de consultas (decoración, disposición de los asientos, iluminación, etc.)
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b. Organización del tiempo de trabajo. Se hace en función de elecciones prioritarias de trabajo, de las
exigencias del servicio empleador y de los asistidos, así como del propio ritmo del TS.
c. La documentación. Los TS se ven obligados a poner al día constantemente sus conocimientos ya conocer
las últimas modificaciones legislativas o institucionales. La organización de la documentación es, por tanto,
muy importante.
b) Organización de actividades de grupo puntuales. El grupo utiliza a veces puntualmente en el caso de los
objetivos siguientes:
-Información
-Observación-evaluación (para comprender mejor los asistidos)
-Educación-formación
-Esparcimiento
c) Elección de actividades de apoyo en el programa de un grupo. Las actividades son un medio para
conseguir los objetivos del programa.
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4 - Colaboración con otros TS
Tipo:
-Comunicación. Contactos ocasionales para intercambiar información sobre el asistido.
-Concertación. Se trata de coordinar el esfuerzo de varios TS que intervienen con el asistido siempre a
elaborar un plan de acción común.
El fin de la intervención
Constituye la última fase del método. La fase final de la intervención tiene una gran importancia, una
dinámica particular. La manera como se comprende y cómo se resuelve las contradicciones y conflictos
propios de esta etapa determinará que lo aprendido por el asistido perdure en su futuro autónomo.
El fin de la intervención se puede dar por iniciativa del asistido o del TS, a veces por que se completa la
duración preestablecida. Este momento se caracteriza por la existencia de sentimiento ambivalentes tanto en
el asistido como en el TS: por un lado algo termina, se pierde; pero al mismo tiempo se han logrado ciertos
objetivos que justificaban el trabajo.
Formas de intervención centradas en la clausura:
-Reducir la frecuencia de las entrevistas.
-Hablar de los sentimientos que despierta el fin de la intervención
-Informar y poner en relación con los recursos del medio
Objetivo de la evaluación familiar: conocer en qué medida la intervención realizada contribuyó a mejorar
una situación problema.
La evaluación debe realizarse igualmente cuando no se han producido cambios, o solamente la
intervención ha sido para evitar un mayor deterioro. Es importante tratar de extraer conclusiones acerca del
por qué no hubo cambio.
Para la dimensión indirecta, hay mayor facilidad para realizar este proceso ya que la intervención se realiza
sobre la idea de activación o creación de redes / recursos para atender una carencia puntual de la familia.
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Opinión:
Cristina de Robertis nos plantea un procedimiento para llevar a cabo el tratamiento en trabajo social. Este se
basa en un análisis de la situación que puede ser incluso previa a la primera visita, a continuación, una
evaluación entendiendo como tal, el comprender el problema y configurar una serie de hipótesis y,
finalmente una intervención que se basará en las hipótesis formuladas. Tal y como expresa la autora, es muy
difícil discernir entre lo que es la evaluación y la intervención ya que, desde el momento en que el usuario
entra en contacto con el trabajador social, éste ya está modificando la situación.
También hay que tener en cuenta que estos procesos no se definen de una forma rígida, sino que van
sufriendo modificaciones a medida que el caso evoluciona.
Por otra parte la autora también nos habla del contrato como herramienta para clarificar los objetivos y
consensuar con el usuario y, finalmente poder evaluar todo el proceso.
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EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN Nº 03
1.- ¿Cuáles son los elementos para el análisis de una situación según Cristina de Robertis?
2.- Según de Robertis, ¿Cuáles son las preguntas clave para la evaluación de la situación?
RESPUESTAS
2. Sector de trabajo: lugar donde se desarrolla el trabajo social, sería el contexto más específico, es decir, el
entorno geográfico, el entorno político, las empresas que trabajan, el tipo de vivienda, los equipamientos, el
tipo de población .
3. El servicio o institución para la que trabaja el trabajador social. Esta limita su margen de maniobra: lineas
directrices, informes de casos anteriores,
4. El trabajador social: hay que conocerse a sí mismo para limitar la deformación de los hechos debido a la
propia personalidad, una herramienta que lo facilita es la supervisión o bien una simple introspección.
2.- Según de Robertis, las cuatro preguntas clave para elaborar la evaluación son:
1. ¿De qué se trata?
• Problema
• Situación
• Limitar la dependencia del usuario, ya que, a pesar de no establecer una raíz instalación de igual a igual
con el trabajador social, limitan el poder de gestión del mismo.
• Da la seguridad al usuario de saber lo que se hace y donde se va y permite obtener éxitos más
rápidamente.
• Se convierte en una herramienta indispensable para evaluar los resultados tras la intervención.
• Cuando la evaluación final constata un fracaso, la responsabilidad de este también recae sobre el usuario,
es decir, que es compartida.
• Limitar la dependencia del usuario, ya que, a pesar de no establecer una raíz instalación de igual a igual
con el trabajador social, limitan el poder de gestión del mismo.
• Da la seguridad al usuario de saber lo que se hace y donde se va y permite obtener éxitos más
rápidamente.
• Se convierte en una herramienta indispensable para evaluar los resultados tras la intervención.
• Cuando la evaluación final constata un fracaso, la responsabilidad de este también recae sobre el usuario,
es decir, que es compartida.
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UNIDAD NRO. IV
TECNICAS DE INTERVENCION DE SERVICIO SOCIAL
Observar es aplicar atentamente los sentidos a un objeto o a un fenómeno, para estudiarlos tal como se
presentan en realidad. Observar no es ―mirar‖. La persona común mira a diario animales, agua,
árboles, lluvia, sol, estrellas, vehículo, sin inmutarse por ellos.
La persona con actitud científica percibe esas mismas realidades y procura ―observarlas‖ para tratar por
ejemplo, de explicarse el cómo, el por qué de su naturaleza, y para identificar sus elementos constitutivos.
Para hacer una buena observación, es necesario que usted desarrolle cualidades como las
siguientes:
i. Una inteligencia despierta para observar lo que tenga interés cientifico.
ii. Atención concentrada y gran paciencia, pues los fenómenos no se nos presentan en
forma total y es necesario esperar atentamente a que aparezcan en la forma más
completa que sea posible.
iii. Un conocimiento de lo observado y de su ambiente, para mejorar la observación e
interpretar los resultados con mayor objetividad.
LA ENTREVISTA
El hombre es un ser de relación, necesita establecer correspondencia entre él y su mundo exterior; tiene
necesidades afectivas, que lo definen como el ser que llega a realizarse y sentirse bien, siempre que
esté en estrecha relación o vinculación con los demás.
Por lo tanto la comunicación es esencial en toda clase de relaciones interpersonales, ya se trate de
individuos, familias, grupos, etc.
El Servicio Social, dispone de algunos instrumentos para realizar su trabajo, y en primer lugar por su
importancia está la entrevista, la que es considerada su instrumento básico de trabajo. Este no es
exclusivo del Servicio Social, ya que es utilizada por todos los profesionales que tratan problemas de los
seres humanos y que deben establecer una relación directa con ellos.
La entrevista, es, según Bingham y Moore, ―una conversación seria que se propone un fin
determinado, distinto del simple placer de la conversación‖
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Toda entrevista o situación psico-social, puede ser definida y estudiada desde el punto de vista de las
motivaciones que provocan y orientan su desarrollo.
Por motivaciones, comprendemos tanto aquellas necesidades fisiológicas o sociales, como los intereses
intelectuales o los factores afectivos que estructuran la personalidad de los participantes de la
situación.
Lo que el cliente pueda decirnos de su situación, es el principal medio que tenemos para discutir,
explicar y establecer una relación positiva.
El cliente, llega a la entrevista con el propósito de conocer sobre algunos aspectos de su
comportamiento, y las consecuencias que éste provoca, que él por sí solo no es capaz de definir. Este
comportamiento en cierto momento produce obstáculos para su propio desarrollo, por lo que viene al
Trabajador Social con la ilusión de modificarlo para obtener su propia satisfacción.
A pesar, de que esto es una buena motivación, se le hace difícil exponer su situación, sobre todo por
la ansiedad que el cliente trae a la entrevista desconoce la reacción que va a provocar en el
Trabajador Social la repugnancia inicial que se siente al hablar de las propias dificultades y fracasos,
lo que puede ser el resultado de contenciones personales y culturales. Le imita tener que depender de
los demás; que no es capaz de bastarse a sí mismo para resolver sus asuntos y su problema puede
estar socialmente estigmatizado. La pobreza, la falta de trabajo, la delincuencia son hechos vistos con
recelo por la comunidad.
Este estado de ansiedad hará que adopte actitudes negativas, evadirá respuestas, etc. En esta
situación, el Trabajador Social deberá estar alerta a estos obstáculos, auque no los identifique de
inmediato. Debe conocer su origen, llegar a un entendimiento, a una comprensión del significado
en la situación estudiada. Existen una serie de hechos que se oponen a la libertad de la comunicación.
Nos encontramos convenientemente que al acercarnos a otra persona, lo hacemos con cautela y cierta
expectativa de rechazo. El comprender estos obstáculos en la comunicación, que reflejan ansiedad, es
muy positiva para el buen desarrollo del proceso de trabajo social. Al identificar los obstáculos,
lograremos mejorar la situación dada.
Para lograr que la entrevista sea positiva, además de lo expuesto anteriormente, es necesario
que el Trabajador Social asuma una actitud profesional fundamental, y es la aceptación. Esto significa
aceptar al cliente tal cual es, ser cual fuere su situación sin tener en cuenta lo agradable o poco
simpático que pueda resultar su interlocutor.
Esta actitud profesional, sólo puede proceder del respeto a la persona humana. Respeto que se basa
en el reconocimiento que dragamos del otro como agente racional, por lo tanto libre. También del deseo
de cooperación social, papel decisivo para poder subsistir.
El trabajador social debe asumir una actitud de respeto hacia el ser humano, este respeto es una
categoría moral, por cuanto representa una forma de realizar la preocupación más comprometida
con el otro, sin anular las posibilidades propias del individuo. Sobre todo porque el trabajador sociales
un agente dinámico promotor del cambio, que para poder efectuar su labor deberá tener presentes esas
posibilidades del ser humano.
El respeto al cliente se demuestra por el descubrimiento y revalorización de sus recursos internos, así
como la comprensión de sus necesidades y de su complejo de inferioridad.
La aceptación se traduce por medio de un marcado interés por el ser humano, agrado para escuchar,
paciencia, que sienta que se le acoge bien, de suerte que su ansiedad disminuya y aumente en cambio
su confianza y esperanza.
En la entrevista de Servicio Social, es conveniente tener claro conocimiento de todo lo que se refiera
al cliente. Cuando éste se da cuenta que se está interesado en él, en que se comprende lo que le
sucede, su actitud será más positiva y como consecuencia la relación que se establece también.
A veces en el inicio de las entrevistas, el cliente opone cierta resistencia, por lo que es conveniente
que el Trabajador Social busque el modo de desvanecerla. Una acogida amable, la atención inmediata
al asunto que expone, el reconocimiento verbal del derecho que asiste al cliente para solicitar
atención, son medios que deben ser utilizados para lograr desvanecer esa resistencia.
Generalmente, el cliente tiene esperanza de mejoramiento o de obtener algún beneficio de la entrevista.
El Trabajador Social debe estar conciente de poder acrecentar esa esperanza, pero buscando que el
participe en su transformación, que no sólo sea objeto sino también sujeto de su propio desarrollo, para
esto es necesario llevarlo a una toma de conciencia sobre su verdadera responsabilidad consigo
mismo y a la definición de su función dentro de la sociedad, la cual está inserto.
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El Trabajador Social debe estar seguro de que su cliente saldrá de alguna manera beneficiado
con la entrevista y que sus esperanzas de mejorar serán alentadas. Mientras el objetivo del cliente,
reciba apoyo, la situación de la comunicación mejora y el Trabajador Social llega a obtener datos que
pueden llevarlo a una formulación de algún valor, para él como profesional y para la persona
interesada, cliente.
El cliente espera del Trabajador Social una demostración de la comprensión de las relaciones
Inter. Personales; además, que demuestre habilidad en la conducción de la entrevista. Entre mayor sea
más fácilmente se logrará el objetivo de la entrevista. Las técnicas que se utilicen, serán las que
se crean más convenientes. Estas dependerán de la naturaleza de la situación planteada y del fin
que se persiga, ya se trate de obtener información, de aclarar una decisión, de motivar un cambio de
actitud o de conducta o de promoción del individuo.
Es necesario que el Trabajador Social llegue a definir quién es su cliente; qué experiencias ha tenido, qué
lo ha llevado a actuar de determinada forma; conocer todos sus antecedentes y vivencias, para llegar
a la comprensión del cliente y llevarlo posteriormente a su promoción. El darse cuenta el cliente, de
que puede obtener algún beneficio para su situación se torna más comunicativo y cooperativo.
La capacidad o la aptitud de cooperación varía de un individuo a otro, en ocasiones de tiempo en
tiempo en una misma persona, de modo que el Trabajador Social debe aceptar y
comprender la dependencia de sus clientes, al igual que sus valores y potencialidades.
Cuando un cliente está muy intranquilo, no es conveniente que se le tranquilice demasiado, ni
se le haga concebir falsas esperanzas, con el fin de eliminar las preocupaciones que tienen su razón de
ser. La confianza verdadera se infunde haciéndole ver al cliente que nos interesamos por él, por su
problema y haremos lo necesario para ayudarlo: dejándolo que desahogue sus temores, en lugar
de acallarlos con un optimismo infundado. La actividad adecuada calma la angustia o inquietud.
Durante la entrevista el cliente necesita apoyo, espera y necesita respuesta, hay que llevarlo a
tomar decisiones adecuadas, preparar un plan de acción en forma conjunta, por lo tanto la actitud del
Trabajador Social no debe ser de pasividad. Tiene que ser un estímulo para el sujeto, que requiere
nuestra atención. Sobre todo, porque es la persona que tiene necesidades e intereses, la que ha
provocado la entrevista.
Para ayudar al cliente es necesario que se tenga como punto de partida la solicitud de ayuda. Este
es el primer vínculo profesional que se establece entre el Trabajador Social y el cliente. Nuestra
aceptación le infunde confianza y nuestro deseo de ayuda afirma esa confianza.
Al conocer la razón que tuvo para llegar a la agencia, podemos ayudarlo a expresar mejor los
aspectos que es conveniente conocer para lograr una mayor comprensión de sus dificultades y
ofrecerles los servicios de la institución o agencia en que trabajamos. Generalmente los clientes son
vagos en sus explicaciones, porque se sienten intimidados e inseguros. Debe explicársele las funciones
de la agencia y las del Trabajador Social, para que sepa qué se le puede ofrecer y cómo puede él
aprovechar.
El objetivo profesional, requiere datos suficientes para determinar la elección del servicio a prestar, así
como el conocimiento amplio de la situación para iniciar la comprensión del cliente.
Es imprescindible que el Trabajador Social esté consciente de la importancia de los aspectos
básicos de la conducta humana para discernir entre lo que suponen los entrevistados y lo que realmente
es. En el contacto diario con seres humanos, se puede observar que no todas las personas actúan
movidas por la razón, sino que hay factores emocionales, culturales que influyen en la conducta. Según
las circunstancias o situaciones que estemos afrontando, así actuaremos. De allí la importancia que el
Trabajador Social tenga conocimientos claros y prácticos sobre la conducta humana, por ejemplo: que
el individuo utiliza mecanismos de defensa, y que con mucha frecuencia están presentes en nuestros
clientes.
Además, existen ciertos elementos de la cultura, que obstaculizan el hacer desempeño de la pericia del
Trabajador Social. Algunos de estos obstáculos: la cultura occidental son: en primer lugar, se nos
enseña, que los seres humanos no deberían necesitar ayuda, por lo cual se avergüenzan de
pedirla cuando la necesitan. En segundo lugar, tenemos la creencia de que las personas deben
creerse a sí mismas, distinguir entre lo correcto y lo erróneo, y ser capaces de descubrir en los demás
la naturaleza que se denomina humana, y en último lugar, se nos enseña a que la gente debe ser
54
regida por la lógica. Es necesario, que se tengan presentes estos conocimientos: la influencia de
la cultura (costumbres, creencias y tradiciones, valores, etc.) en el momento de efectuar una labor
educativa.
Tipos de entrevista:
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Actitudes del Trabajador Social
Plan de la entrevista
Las entrevistan deben ser bien planeadas para que sean fecundas nunca improvisadas, definiendo el
fin y objetivos que se persigue.
El plan no es el orden en que se desarrollará la entrevista, sino una visión general ordenada de
los aspectos que se estudiarán, de acuerdo con los objetivos. El plan no debe ser rígido, lo que
permitirá al cliente hablar más libremente.
Se tomará como punto de partida la situación que provocó la solicitud de ayuda. De acuerdo con la
situación actual, se investigará la infancia, adolescencia, etc., por lo que posiblemente se llegará
a un análisis total de la vida del cliente.
Para llevar a cabo la entrevista adecuadamente, es necesario tomar en cuenta ciertas técnicas.
Tenemos en primer lugar:
La observación
Es conveniente que se observe al cliente, y a sí mismo. Asumir una actitud vigilante sobre las reacciones
propias, para mantener una actitud de objetividad, que deberá mantener a través de la entrevista.
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La observación del Trabajador Social, es participante, la que tendrá como base lo que hemos
experimentado en el libre juego de las interrelaciones humanas. El Trabajador Social deberá estar
realmente comprometido con lo que ocurre durante la entrevista, para que el cliente llegue al
descubrimiento de sus propios valores y recursos.
Saber escuchar
Esta es otra técnica que emplea el Trabajador Social. Todos hemos podido darnos cuenta, que nos
gusta más hablar que escuchar, por lo que topamos con frecuencia, que muchas veces se está
pensando en lo que se va a decir, en lugar de escuchar con atención al que habla. Esto no debe
darse en la entrevista.
El cliente se da cuenta, si el Trabajador Social está dispuesto a escucharlo y si lo hace con agrado.
Es conveniente, que se escuche al cliente, pero que la intervención del Trabajador Social no sea
pasiva. Pondrá de manifiesto que lo escucha, por medio de una actitud de atención, de comprensión
con algunos gestos y comentarios, el cliente hablará más espontáneamente de su situación y lo
conoceremos mejor.
El lenguaje, es un medio de comunicación oficial y refleja el ambiente en que el cliente se ha desarrollado
y esto tiene enorme importancia. El vocabulario utilizado a veces no se encuentra bien definido, lo que en
ocasiones causa incomprensión.
En muchas oportunidades una palabra significa para el cliente una cosa y para el
Trabajador Social otra, por lo tanto es preciso aclarar para evitar caer en el error.
Cuando se presenta un cliente que habla mucho, debemos orientar su conversación y centrarla
sobre los puntos importantes.
Esto significa, darle al cliente el tiempo necesario para que exponga su situación a su modo y en el
momento que él considera adecuado.
El Trabajador Social debe resistir el impulso de adelantarse al cliente, para concebir planes y de
encontrar soluciones, porque el cliente menos objetivo, más lento en sus reacciones y afectado
emocionalmente, sea incapaz de seguirlos; además de que debe ser él quien logre definir planes y
encontrar soluciones.
Saber preguntar
El Trabajador Social no debe temer el hacer las preguntas que juzgue necesarias, para aclarar la
naturaleza del problema. En general conviene dejar al cliente hablar sin interrumpirlo demasiado, sobre
todo al principio. Es preciso sin embargo obtener algunos datos esenciales (identificación,
escolaridad, salud, etc.).
Cuando se trata de una entrevista no estructurada, las preguntas deberán plantearse dentro del contexto
general de la conversación.
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Son pocos los clientes, que se resienten o toman a mal que se les haga preguntas relacionadas
con la situación expuesta. Si la relación establecida es positiva, el cliente encontrará que esas preguntas
son prueba del interés suscitado.
Las preguntas que pueden contestarse con un si o con un no categórico, deben descartarse, lo mismo
que las que sugieren la respuesta.
La habilidad del Trabajador Social consiste, en hacer preguntas que correspondan a lo que el cliente
expone, no preguntas rutinarias como las que figuran en cualquier diccionario. A pesar de ello, es
necesario que las preguntas estén estandarizadas para que sea posible la comparabilidad de
la información obtenida.
Para obtener la confianza del cliente, se debe adoptar una actitud expectante, de atención que refleje
lealtad, estabilidad, madurez, seguridad. El Trabajador Social debe procurar inspirar confianza,
mostrando verdadero interés y dando pruebas de competencia y comprensión, tanto en el terreno de la
inteligencia como en el de los sentimientos.
Debe decírsele lo necesario para hacerlo reflexionar, ver las cosas con claridad y responder a
las preguntas que se le hacen con veracidad.
La entonación diferente, de algo dicho por le cliente, expresado por el Trabajador Social se llama la
atención y puede interpretarlo.
Un comentario del Trabajador Social puede resumir lo dicho por le cliente en una forma más clara y
sencilla.
Cuando el cliente pide consejo, lo que realmente desea es discutir los motivos que le tienen confuso
e indeciso, se le debe aclarar el o los problemas, buscando entre los dos soluciones y dejarla que él
decida.
Conclusión de la entrevista
El Trabajador Social es el que conduce la entrevista, debe servir para sus fines (promover al cliente) y
no apartarse de ellos, aunque se le de cierta libertad en la exposición. Por lo tanto debe decidir
cuándo debe dejar al cliente hablar, cuando hacerle volver al objeto de sus conversaciones, las
preguntas que es conveniente hacerle.
Es necesario que el Trabajador Social tenga una iniciativa bastante amplia, si quiere que los informes
obtenidos sean numerosos y precisos.
La anotación del material de la entrevista, posterior a ésta, es lo más conveniente, para no limitar al
cliente en su exposición mientras anotamos, además de que impide observar mejor al cliente. Por
supuesto, este sistema tiene dos inconvenientes que son: la memoria no puede retener con fidelidad
toda la información, y la interpretación puede estar distorsionada debido a los elementos subjetivos
que se proyectan en la reproducción de la entrevista, es decir, que el Trabajador Social presenta
como un hecho, una interpretación suya.
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Es necesario, se registren todos los datos concretos, tales como: nombres, fechas, edades. En caso de
que se anote, es necesario asegurarse que eso no molesta al cliente. En algunas ocasiones, el
cliente solicita no se anote, sobre todo cuando se trata de algún punto muy personal. En este caso no se
anotará, pero si se le hará ver que su expediente será consultado únicamente por le Trabajador Social
que se ocupa del caso.
Es necesario que se dispongan las respuestas dadas por el cliente, sin copiarlas más tarde se les
buscará el significado.
El registro de las entrevistas, permitirá la continuidad, cuando se trata de entrevistas terapéuticas y
educativas.
La entrevista debe concluir en un clima de cordialidad. Cuando la situación, requiera otras entrevistas,
siempre debe dejarse la ―puerta abierta‖ para los futuros encuentros. Por ejemplo, dejarlos planeados,
de acuerdo con el último tema de conversación tratado.
La historia de cada individuo está unida a su familia. No se concibe una sociedad de personas
aisladas, sin familia o grupo social de pertenencia. Los individuos y las familias están vinculados a un
espacio residencial a un lugar donde desarrollar la convivencia. La historia del hombre está unida a su
morada. A su vez, la historia de la vivienda es tan antigua como la humanidad misma. Buena parte
de la reconstrucción histórica de las formas de vivir y de organizarse del hombre tiene como base
la interpretación de los vestigios de los lugares que ha habitado. La vivienda es un elemento esencial
para la supervivencia, ha marcado la diferencia entre la vida y la muerte, la integración y la exclusión.
Cierto es, que hay muchos personas sin techo, sin lugar fijo donde vivir, o bien
institucionalizados o residiendo en habitat que no reúnen las condiciones mínimas para
denominarlas viviendas; en cualquiera de estos casos está presente ese sentido de pertenencia
aunque sea al más inhóspito de los rincones de una ciudad que para mucha personas, por
desgracia, lo denominan como ―su casa‖.
La casa ocupa un lugar fundamental en la vida de toda persona, tanto en lo que se refiere a la dimensión
individual como a la perspectiva de vivir en familia. Habitar y compartir un espacio tienen un especial
significado, una especial trascendencia que marca toda de nuestra existencia.
Las peculiaridades de cada tipo de vivienda influyen de manera fundamental en las costumbres, la
intimidad y la rutina vital de los convivientes. Cada sociedad tiene unos modos de organización y esto
se refleja en la construcción, equipamiento, distribución, uso... de las viviendas que componen el
entramando urbanístico de sus ciudades y pueblos. A su vez, la organización interna de la vivienda
dice mucho de sus moradores.
Nuestros orígenes como profesión y nuestra historia están vinculados a este acto de visitar a las familias
in situ donde residen.
Como ya hemos señalado la historia de Trabajo Social está inevitablemente vinculada a la Visita
Domiciliaria, se puede llegar a decir que esta acción de acercamiento al domicilio de los usuarios y de
las familias, nos han definido desde el origen del Trabajo Social hasta nuestros días. La ―visitadoras
amistosas‖ son el punto de arranque de lo que luego ha sido una profesión. Ciertamente ha ido
cambiando el sentido de la visita, de aquellas visitas caritativas que realizaban las voluntarias visitadoras
se ha pasado a realizar visitas en los domicilios con un sentido absolutamente técnico-profesional.
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No debemos olvidar que antes de denominarnos con la nomenclatura actual, y antes de desarrollarse
la profesión como tal, se identificaba a aquellas pioneras con la principal tarea que desarrollaban: la
visita domiciliaria.
Para nuestra historia profesional quedan nombres como ―visitadoras de pobres‖, ―visitadoras de
presos‖, ―visitadores benévolos‖, ―visitadores amistosos‖ (friendly visitors), ―visitadores voluntarios‖,
―maestras visitadoras‖.
Habría que señalar que estas denominaciones varían conforme la profesión va tomando cuerpo M.
Richmond defendía que la primera entrevista con el cliente debía realizarse en el domicilio del
mismo y no en el despacho de la asistente social. Según ella, en el despacho los clientes adoptan
una actitud defensiva, en el domicilio, es el profesional el que adopta una actitud defensiva mientras los
anfitriones se sienten en su ambiente, más cómodos y relajados al saberse en su ―terreno‖. Continua
señalado nuestra pionera, que el encuentro en el domicilio evita hacer preguntas que se responden
espontáneamente por el mero afán comunicativo de los visitados y por la propia información que
aporta la observación del ambiente. También es una oportunidad natural para el intercambio
espontáneo de experiencias y de relatos con toda la familia. La visita posibilita abandonar la
parafernalia burocrática de la oficina que encorseta la actuación profesional.
Desde mi punto de vista, la visita domiciliaria es un acto profesional que nos define. No se trata de una
técnica en si misma, toda vez que este acto se compone de varias técnicas:
la entrevista (con sus recursos específicos, subtécnicas y habilidades), y la observación en sus
distintas formas(participante, estructuradas, no estructurada, focal...).
En los últimos tiempos, por circunstancias diversas ( el excesivo volumen de demandas que atender,
la burocratización del trabajo, la relajación de algunos profesionales, la falta de contratación de
trabajadores sociales para atender las necesidades de los servicios, la peligrosidad de ciertas zonas, la
falta de cobertura, la escasa dotación presupuestaria para sufragar los desplazamientos...) han
conducido a que muchos profesionales hayan dejado en desuso la visita domiciliaria, e incluso el resto
de trabajo con grupos y con la comunidad. Esto ha favorecido una reclusión en los despachos lugar
donde los profesionales tenemos muy definidas nuestras reglas. El despacho nos proporciona
seguridad y confort, dejando en segundo plano el conocimiento directo de los contextos donde se
producen las disfunciones sociales.
En ocasiones se realiza una delegación hacia terceros que realizan trabajos en el domicilio (auxiliares de
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ayuda a domicilio, trabajadoras familiares, voluntarios, alumnos en prácticas), si bien éstos pueden ser
informantes privilegiados a tener en cuenta en todo momento, no pueden – no deben – suplir la
presencia del trabajador social. Bien es cierto que no en todos los casos se hace necesario realizar
una visita domiciliaria, pero sí en aquellos en los que se precisa realizar un diagnóstico-tratamiento o
seguimiento mucho más ajustado y fiable. Curiosamente, cuando otros profesionales empiezan a mirar
con buenos ojos el contacto directo en el entorno donde se suceden los fenómenos, nosotros los
trabajadores sociales, comenzamos a abandonarlo, o mejor dicho algunos-as comienza abandonarlo.
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Los contextos condicionan los tipos de visita
Los trabajadores sociales intervenimos en diversos contextos, en cada uno de éstos el tipo de
interacción profesional-clientes-servicio está sujeta a reglas distintas. Las marcas de contexto definen
y señalan lo que se espera de cada servicio y de los profesionales que en el operan. Estos
marcadores son identificados tanto por el resto de servicios y profesionales, como por los propios
usuarios. Cualquier cambio en las expectativas que el propio contexto marca puede generar
desconcierto, confusión y posibles resistencias.
Cada contexto define un tipo de visita domiciliaria. El tipo de visita podrá ser percibida por la familia de
manera muy distinta facilitando la misma o bien dificultándola. A su vez, el trabajador social queda
condicionado por las exigencias de ese contexto y la acción de visitar le generará una mayor carga
de angustia y ansiedad o bien podrá ser incorporada como una actividad rutinaria incluida dentro de
un procedimiento burocrático ya preestablecido.
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Cuando la visita se hace bajo este encargo la interacción profesional-cliente resulta bastante
embarazosa, el encuentro en el domicilio está cargado de mutuos recelos. El profesional está muy
atento a cualquier sospecha de incumplimiento, y por su parte la familia desconfía del profesional y a la
vez lo personaliza como el artífice de las medidas negativas que obren sobre ella. Los que nos hemos
encontrado en este tipo de vicisitudes nos habremos dado cuenta que nosotros, sin quererlo,
somos la cara de instituciones anónimas que a vista de la familia le están perjudicando, y es sobre el
profesional a quien dirigen todas sus irás.
De igual manera nos asaltan los pensamientos, en muchos de estos casos, de haber sido utilizado por
terceros y de haber formado parte de un juego familiar en el que nos hemos visto atrapados por
nuestra escasa pericia para zafarnos de esa dinámica disfuncional.
De todas las visitas domiciliarias, la que mayor preocupación causa y más teme el
profesional es la que se encuentra dentro de este contexto de control, sobre todo cuando hay que
realizar constataciones de situaciones ante denuncias por terceros. El profesional ante esto se ven
indefenso, duda o no duda de la veracidad de la denuncia (maltrato, abandono...) y pese a haber
intentado contrastar informaciones por otras vías, no tiene la certeza de que estas situaciones se estén
produciendo. En algunos casos se han buscado variopintos argumentos para poder acceder al domicilio,
si bien estos pueden resultar efectivos en un primer momento, a la larga se vuelven en contra del propio
profesional ya que las relaciones que un trabajador social desarrolle se tienen que basar en la
autenticidad y no en la ambigüedad, en la falsedad o en el engaño. El trabajador social se encuentra en
este punto atrapado dentro de un callejón sin salida: de una parte, está la necesidad-mandato de
intervenir, de otra está nuestra integridad profesional y nuestra seguridad/inseguridad personal
para afrontar este tipo de situaciones. Finalmente también entra en juego el factor de idiosincrasia
profesional, es decir, si hago la visita con un policía al lado difícilmente voy a poder entablar una
relación adecuada que permita intervenir con el caso más allá de las medidas puramente coercitivas.
Además, hay que tener en cuenta que si la familia ha recibido visitas anteriores de otros trabajadores
sociales u otros profesionales con argumentos engañosos se pueden haber generado resistencias
difíciles de superar.
Ante todo esto ¿que hacer? La respuesta no es nada sencilla, esta práctica es bien difícil y aún al
trabajador social más experimentado le genera ansiedad. Mi preocupación en este punto también se
orienta a los alumnos-as y trabajadores sociales recién egresados sin preparación previa. Como en
otras cuestiones no hay una formula mágica, en cualquier caso es del todo recomendable ir siempre
con argumentos ciertos; es conveniente que las visitas se hagan en compañía de otro profesional,
seleccionando el momento más idóneo, es recomendable intentar un encuentro en el despacho o en
alguna instancia que resulte conocida para la familia y que no les genere demasiados recelos, con ello
reducimos la ansiedad y la agresividad de los visitados, aunque todos sabemos que muchos de estos
casos son precisamente los que no acuden a las citas por reiterado que les hagamos el requerimiento.
Resulta de la máxima efectividad realizar este tipo de visitas en la compañía de otros profesionales
que sean de confianza para la familia, esto favorece la apertura y disminuye las desconfianzas. De
todas maneras, nos vamos a encontrar con un buen número de casos en los que no han funcionado
estas recomendaciones y que en última instancia, entran dentro del grupo casos en los que se les
aplican medidas coercitivas por instancias judiciales tras nuestros fallidos esfuerzos por manejar la
situación por otra vía.
Confieso mis incertidumbres y dudas cuando he tenido que hacer este tipo de encuentros domiciliarios
ya que es fácil visualizarse a uno mismo como si estuviera desarrollando una labor poco menos que
policial. En cierta medida a los estudiantes de trabajo social no se les adiestra (nos se nos
adiestraba), para saber desenvolvernos en estos contextos y tener las herramientas adecuadas para
poder realizar un trabajo que no resultara inquisitivo y dañino para los clientes no voluntarios y para
nosotros mismos en lo que a seguridad personal se refiere y a integridad emocional.
En los contextos de asesoramiento apenas si se realizan visitas domiciliarias, salvo que existan
impedimentos ocasionados por la falta de movilidad de los interesados. De igual manera apenas si se
realizan visitas en el contexto informativo salvo en ciertas agencias que quieran hacer llegar la oferta
de servicios a sus asociados, afiliados, miembros.
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En general en este tipo de contextos es el interesado quien se desplaza a la institución o entidad
correspondiente a demandar. En este punto sería necesario matizar que es de gran valor la presencia del
trabajador social en estas labores informativas y por supuesto de asesoramiento y se evitara la
delegación a terceros (en algunos municipios han aparecido la figura del auxiliar de información o se
le ha encomendado la labor de información a objetores, voluntarios, alumnos-as, colaboradores...).
Desde mi punto de vista es el trabajador social el profesional idóneo para realizar tareas informativas ya
que esta es la puerta de entrada de muchos casos que se acercan al servicio demandando información a
modo de tanteo, o bien porque es el mayor movimiento que pueden llegar a desarrollar si desequilibrar
su sistema familiar. El profesional en este puesto tiene que estar preparado y sensible para captar
esos mensajes ―entre líneas‖ y saber dejar puertas abiertas para futuras demandas en otros términos.
En cualquier caso es importante señalar que el desarrollo de acciones de información y de asesoramiento
en domicilio, cuando las circunstancia lo requieren, es muy bien acogido y además con ello involucramos a
la familia.
En los contextos evaluativos también se pueden realizar visitas a domicilio según el tipo de aspecto a
evaluar y según la población con la que se trabaje. La visita proporciona una información adicional
siempre útil que complementa la información obtenida en el despacho o por otras vías. En algunas
instituciones y por algunos profesionales, la visita se establece como preceptiva antes de emitir una
valoración (informes de adopción, peritajes, informes de vivienda...)
Para finalizar este apunte sobre los contextos profesionales señalaremos que el trabajo en el domicilio
de la familia ofrece tremendas posibilidades terapéuticas si la intervención se conduce
adecuadamente. Se ha mal entendido durante mucho tiempo que los cambios de segundo orden son solo
posible realizarlos en contextos muy controlados como son los clínicos; solo en estos contextos parecía
posible desarrollar acciones terapéuticas, y además éstas, solo podían ser desarrolladas por ciertos
profesionales que ―tienen‖ en sus manos lo llamado ―terapéutico‖ e incluso la propia terapia.
Ciertamente esta aserto debe cambiar, está cambiando. Hoy, algunos trabajadores sociales les asusta la
palabra terapia o terapéutico, en este punto decir, que ya las pioneras del Trabajo Social hablaban de
ello sin ese complejo con el que algunos-as lo hacen actualmente. Es evidente que la terapia familiar
precisa de una formación adicional específica para todos aquellos profesionales que la pretendan
practicar, está demostrado que estos conocimientos están al alcance de los trabajadores sociales,
digo más muchos trabajadores sociales han contribuido históricamente a construir eso que hoy
conocemos como terapia familiar. Por otra parte señalar también que las intervenciones terapéuticas son
inherentes al propio Trabajo Social.
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INSTITUTO PROFESIONAL
DIEGO PORTALES
Toda técnica que se emplee para el trabajo con familias, debe ser conocida por el profesional y sentirse
cómodo con ella. El Trabajador Social no debe utilizar alguna de estas herramientas si no esta
convencido de su utilidad. Es importante recordar lo que plantea Virginia Satir en relación a las técnicas
Ella utiliza el término técnica como, ― una forma de realizar una actividad específica para
satisfacer una necesidad emergente en una persona o grupo en ese momento‖.
El Trabajador Social ha desempeñado a lo largo de la historia, diversos roles, los cuales han ido variando
de acuerdo a las tendencias de moda y al contexto que éste esté involucrado. El trabajo con familias en
general, demanda al profesional la capacidad de desenvolverse en muchos roles, por la diversidad y
complejidad de las problemáticas familiares que atienden los Trabajadores Sociales.
Ana María Campannini plantea que en el Trabajo Social Familiar, el profesional se puede enfrentar al
trabajo con familias desde distintos contextos, los cuales enuncia como informativo, asistencial, de
asesoramiento, de control, evaluativo.
El contexto sería uno de los factores que influirían en el momento de determinar qué rol a utilizar. Otro
factor que puede determinar el rol, es el motivo de consulta de la familia o la situación problema.
También influirá el estilo del Trabajador Social. Por ejemplo, hay profesionales que evitan, por principios,
ocupar un rol asistencial y tienden a tener uno más educativo, otros evitan el educativo y utilizan más uno
de asesoramiento. La formación del Trabajador Social también será determinante. Si este tiene una
mayor formación en una línea de trabajo, ya sea educativa, de control, de asesoramiento, éste tenderá a
utilizar mayoritariamente ese tipo de intervención.
Así, teniendo presente la relación de ayuda, se visualizan dos grandes roles para este tipo de
intervención. Estos son los siguientes:
1. Rol Educativo, para la dimensión del Trabajo Social Directo con la familia. educativo en el sentido de
construir en conjunto con la familia procesos de aprendizaje que enfrentan y a descubrir y potenciar los
recursos con que cuentan.
2. Rol de movilizador de recursos, para la dimensión del Trabajo Social Indirecto con la familia.
Este rol no implica que sea el profesional el único encargado de la activación de recursos de las redes
primarias y secundarias de la familia, se espera que en esta dimensión, el Trabajador Social identifique y
construya en conjunto con la familia, redes sociales de apoyo necesarias para la resolución de
situaciones problema.
Habilidades:
— Para el Trabajo Social Familiar el cual postula y utiliza como principal herramienta de trabajo a la
Relación de Ayuda que establece el Trabajador Social y la familia, se requieren además de
habilidades generales, algunas otras habilidades, tanto en el plano profesional como en el plano
personal.
— Habilidades profesionales:
EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN Nº 04
3.- Determine los Roles del trabajador social en el contexto de intervención social.
4.- Mencione algunas habilidades que requiere el trabajador social que interviene con familias.
RESPUESTA.
1.- Para lograr que la entrevista sea positiva, además de lo expuesto anteriormente, es
necesario que el Trabajador Social asuma una actitud profesional fundamental, y es la aceptación.
Esto significa aceptar al cliente tal cual es, ser cual fuere su situación sin tener en cuenta lo
agradable o poco simpático que pueda resultar su interlocutor.
Esta actitud profesional, sólo puede proceder del respeto a la persona humana. Respeto que se
basa en el reconocimiento que dragamos del otro como agente racional, por lo tanto libre. También
del deseo de cooperación social, papel decisivo para poder subsistir.
El trabajador social debe asumir una actitud de respeto hacia el ser humano, este respeto es una
categoría moral, por cuanto representa una forma de realizar la preocupación más
comprometida con el otro, sin anular las posibilidades propias del individuo. Sobre todo porque el
trabajador sociales un agente dinámico promotor del cambio, que para poder efectuar su labor
deberá tener presentes esas posibilidades del ser humano.
El respeto al cliente se demuestra por el descubrimiento y revalorización de sus recursos internos,
así como la comprensión de sus necesidades y de su complejo de inferioridad.
La aceptación se traduce por medio de un marcado interés por el ser humano, agrado para
escuchar, paciencia, que sienta que se le acoge bien, de suerte que su ansiedad disminuya y
aumente en cambio su confianza y esperanza.
2.- La casa ocupa un lugar fundamental en la vida de toda persona, tanto en lo que se refiere a la
dimensión individual como a la perspectiva de vivir en familia. Habitar y compartir un espacio tienen
un especial significado, una especial trascendencia que marca toda de nuestra existencia.
Las peculiaridades de cada tipo de vivienda influyen de manera fundamental en las costumbres,
la intimidad y la rutina vital de los convivientes. Cada sociedad tiene unos modos de organización y
esto se refleja en la construcción, equipamiento, distribución, uso... de las viviendas que
componen el entramando urbanístico de sus ciudades y pueblos. A su vez, la organización
interna de la vivienda dice mucho de sus moradores.
Nuestros orígenes como profesión y nuestra historia están vinculados a este acto de visitar a las
familias in situ donde residen.
UNIDAD DE EDUCACION A DISTANCIA
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INSTITUTO PROFESIONAL
DIEGO PORTALES
3.- Así, teniendo presente la relación de ayuda, se visualizan dos grandes roles para este tipo de
intervención. Estos son los siguientes:
1. Rol Educativo, para la dimensión del Trabajo Social Directo con la familia. educativo en el sentido de
construir en conjunto con la familia procesos de aprendizaje que enfrentan y a descubrir y potenciar los
recursos con que cuentan.
2. Rol de movilizador de recursos, para la dimensión del Trabajo Social Indirecto con la familia.
Este rol no implica que sea el profesional el único encargado de la activación de recursos de las redes
primarias y secundarias de la familia, se espera que en esta dimensión, el Trabajador Social identifique y
construya en conjunto con la familia, redes sociales de apoyo necesarias para la resolución de
situaciones problema.
UNIDAD V
PROBLEMATICAS SOCIALES
Ante todo, un hecho incuestionable: las familias multiproblemáticas han sido y son clientes habituales de
los Servicios Sociales. Es evidente que el grupo familiar ha recibido, desde los inicios de la disciplina de
trabajo social primordial atención; de hecho, la práctica cotidiana de los/as trabajadores/as sociales se
relaciona con aspectos de la ayuda y asesoramiento a diversas problemáticas de la familia.
Además, los y las trabajadores/as sociales tienen amplia experiencia en el tratamiento y atención a
familias desestructuradas, familias con carencias en el aspecto económico, déficit sociales y culturales,
alteraciones en las relaciones dentro y fuera del grupo familiar... en definitiva, familias multiproblema o
familias que por sus características intrafamiliares y/o por el entorno en que viven pueden calificarse de
alto riesgo.
Esto no significa que todas las familias que acuden a pedir ayuda en el contexto asistencial sean
"multiproblemáticas" en el sentido amplio que damos al término, en ocasiones, simplemente presentan
una situación de desventaja social. Por otra parte, familias multiproblemáticas que no tienen dificultades
de tipo económico, pueden no llegar a pedir ayuda nunca, por supuesto no en el contexto asistencial, a lo
sumo, en el contexto de consulta cuando el síntoma de su malestar se hace insoportable.
Por esto, debemos ser cautos a la hora de tipificar a las familias que vienen a pedirnos ayuda, no
olvidando que el contexto en que aquellas se desenvuelven marca profundamente. Así, no podemos
utilizar los mismos criterios para evaluar a una familia con un nivel económico, social y de nuestra misma
cultura y etnia que para evaluar, por ejemplo, estilos de educación, normas y valores, pautas de crianza
en una familia pobre y además inmigrante.
Y sin embargo, es evidente que, en ocasiones está presente el etnocentrismo en muchos terapeutas y
trabajadores sociales cuando se relacionan con familias de otras culturas y otros contextos económicos,
intentando aplicar soluciones y etiquetas desde una posición que no tiene nada que ver con la que
ocupan sus clientes. En este sentido, no sólo perjudican a las familias que acuden a pedir ayuda, sino
que se producen conflictos peligrosos, por ejemplo cuando el trabajador social tiene competencias para
decidir sobre el futuro de los niños de esas familias en base al "diagnóstico" que se ha hecho sobre los
padres (Escartín, Palomar y Suárez, 1998).
Posiblemente, la intervención con familias multiproblemáticas desde los Servicios Sociales es, desde mi
punto de vista la situación más compleja con que se tiene que enfrentar un profesional de ayuda. Creo
que los y las profesionales de ayuda que trabajan en los Servicios Sociales están inmersos en una
dualidad de funciones que no se da en otros profesionales; por una parte, se prestan servicios de
protección, ayuda pero también control social, materializando las políticas sociales y, por otra,
necesariamente se ven abocados a desarrollar una práctica clínica.
Esto produce una situación paradójica que intentaremos analizar con las consecuencias que ello tiene
tanto para profesionales como para las familias.
Por otra parte, asistimos a un incremento de la problemática social y económica incluso en el seno de las
sociedades avanzadas, descalcificación social, incremento de la violencia, drogadicción, deterioro del
medio ambiente y del hábitat, incremento de la marginalidad, bolsas de pobreza y aumento espectacular
del "cuarto mundo", asentamientos irregulares de inmigrantes sin papeles, pérdida de valores... todo ello
sin duda, características de las sociedades postmodernas y que, indudablemente afectan a las familias,
de la misma manera que las familias afectan los contextos que habitan.
La metamorfosis social que se está gestando desde hace más de treinta años en el mundo occidental
afecta de forma profunda las familias, tanto en su estructura como en los roles (algunos cambios
espectaculares: aumento de la esperanza de vida= más población envejecida con patologías asociadas
que hay que cuidar; descenso de la fecundidad, retraso de la nupcialidad, nuevas formas familiares,
incorporación de la mujer al mundo del trabajo, crisis del patriarcado...). . Con esto no queremos decir
que los cambios sean negativos, más bien al contrario, muchos de ellos podrían suponer el germen de
una sociedad más justa e igualitaria para hombres y mujeres.
Sin embargo, como sostiene Bou (2001) hay un cambio que afecta a los roles, y que es caldo de cultivo
de la aparición de la familia multiproblemática: la paulatina delegación de funciones básicas, antaño
desempeñadas por la familia, y ahora depositadas en estructuras institucionales y en los profesionales.
Aspectos como la educación, la salud, el ocio, e incluso la lucha por la subsistencia van siendo asumidos
por la administración y otras organizaciones. En este sentido, cada vez más y por una tendencia a la
especialización de funciones, la familia moderna queda cada vez más abocada al mero cumplimiento de
las funciones emocionales.
Además, desde hace una veintena de años, se producen en nuestra sociedad, transformaciones
demográficas, familiares y urbanas. Las ciudades adquieren una nueva configuración, expandiéndose
hacia la periferia y creándose nuevos barrios residenciales donde se instalan familias con rentas
saneadas, liberando el centro viejo de las ciudades para familias con menos recursos e inmigrantes, en
un proceso de paulatina degradación urbanística y social del mismo. Pero al mismo tiempo, estos centros
históricos engloban monumentos o bienes culturales, así como aspectos históricos que las
administraciones han querido, relativamente, cuidar. Por ello han emprendido una acción rehabilitadora
no solo en el ámbito urbanístico, sino también social, introduciendo fuertes inversiones, algunas de ellas
a través de los centros y equipos de servicios sociales. Con ello, la ciudad postmoderna se convierte en
el punto de encuentro privilegiado de los servicios sociales y las familias multiproblemáticas. (Bou: 2001).
En lo que se refiere a los cambios familiares, éstos se producen tanto en la estructura como en los roles;
surgen nuevas constelaciones familiares, familias reconstituidas, monoparentales, homosexuales que
cumplen la metáfora de los nuevos tiempos: ya no es la familia productora, sino fundamentalmente
consumidora; estamos en la era del consumo, y en este aspecto cumplen mejor estas nuevas
estructuras. En este sentido, es clarificadora la afirmación de Linares en relación con las familias
multiproblemáticas (Linares, 1997):
Hablaremos también aquí de la difícil situación que se produce por la multiplicidad de problemáticas que
presentan las familias y la situación de los y las profesionales; en este sentido hay que traer a colación la
metáfora de Bergman "pescando barracudas" ya que, muy frecuentemente es así como nos sentimos
ante la familia: podemos ser devorados en cualquier momento.
Por otra parte, la dualidad de las intervenciones que comentaba antes, se hace patente cuando nos
sentimos atrapados ente la institución en la que trabajamos con unos fines, una ideología, una cultura en
definitiva y que pretende rentabilizar nuestro trabajo y que administremos bien los "recursos" (que
además son escasos por definición) y las demandas, en muchos casos urgentes de las familias. O, más
difícil todavía, en muchas ocasiones, las familias ni siquiera piden nada y rechazan la ayuda, siendo ésta
impuesta por otras instituciones (jueces, policía, servicios de salud, escolares...).
Resultados para los y las profesionales de ayuda: estrés, ansiedad, impotencia, quemazón...
Así pues, vamos a reflexionar sobre quienes son en realidad estas barracudas, cómo podemos
"pescarlas" si es que podemos, en que condiciones nos movemos, sí los instrumentos terapéuticos de
que disponemos son de alguna utilidad. Visto así parece una ardua tarea y, sin duda lo es ya que supone
poner a prueba nuestra flexibilidad y nuestra creatividad.
Las familias multiproblemáticas con las que nosotros trabajamos, están abrumadas por un contexto
social que poco soporte emocional, social y económico les reporta. Eufemísticamente son llamadas de
muchas maneras: familias pobres, de bajos ingresos, disfuncionales, desorganizadas, familias en crisis
continuas, multiproblemáticas... Sin embargo creo que etiquetándolas, las deshumanizamos. Por otra
parte, las definiciones que desde la salud mental y la terapia se ofrecen acerca de estas familias, a
menudo no tienen en cuenta el contexto desfavorecedor en que se mueven.
En este sentido, comparto la crítica de Parnel y VanderKloot (1991) que alegan que generalmente, las
teorías psicoterapéuticas, con su énfasis en la patología, construyen diagnósticos irrelevantes, poco
UNIDAD DE EDUCACION A DISTANCIA
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INSTITUTO PROFESIONAL
DIEGO PORTALES
efectivos y hasta insultantes para las familias en situación de desventaja social; las diferencias culturales
y sociales con los terapeutas, a menudo han focalizado las dificultades de estas personas en aspectos
intrapsíquicos, obviando sin embargo que las extremas condiciones sociales y económicas adversas
afectan las relaciones y la vida de las familias haciéndolas sentir indefensas, miserables y desesperadas,
con dificultades emocionales por pérdidas y abandonos lo cual se traduce en multitud de síntomas.
Así cuando los "padres" de la terapia sea cual sea su signo han desarrollado modelos de aproximación a
las familias, generalmente lo han hecho desde una visión de "familia ideal" o normativa que no ha tenido
en cuenta los contextos problematizados en que muchas familias se desenvuelven. Es en este sentido
que muchos hablan de familia funcional vs. familia disfuncional, situándose en el lado de la funcionalidad
con una posición claramente etnocentrista.
Por otra parte, las familias multiproblemáticas tienen una historia de crisis no resueltas, a menudo
cronificadas, con pérdidas emocionales o físicas, enfermedad y, en definitiva mucho dolor. Estas
situaciones las pasan con sentimientos de miedo a las pérdidas, al abandono, a la aniquilación y también
con sentimientos de ira, frustración y depresión. Esto se manifiesta en conductas disfuncionales con
manifestaciones de violencia, abandonos o estilos negligentes de cuidados para los hijos.
La siguiente figura ilustra el circuito (modificado de Kagan, 1989) de dolor y conducta desordenada que
motiva la intervención de sistemas de protección y/o de control social:
Por su parte, Cancrini (1997) opina que una familia puede definirse como multiproblemática cuando:
4. Presentan una labilidad en los límites familiares con una apertura fácil de sus fronteras,
especialmente para los y las profesionales, de cara a hacerles cumplir alguna de las funciones
mermadas expuestas anteriormente.
5. Dependencia crónica mutua entre los/as profesionales y la familia, generando una
condición de homeostasis intersistémica.
6. Con el tiempo se van produciendo modificaciones peculiares en los comportamientos
sintomáticos.
Las características de estas familias implican que debemos ser muy cuidadosos ya que no sólo tenemos
que dirigir nuestra atención al grupo familiar y sus relaciones disfuncionales, sino también al medio que
suele ser deficitario.
Son también familias con alto contenido mítico en su explicación de la vida y de las relaciones, con
creencias irracionales, familias altamente ritualizadas en lo que se refiere a determinadas tareas o, por el
contrario con pocos rituales que proporcionen a sus miembros identidad como grupo y sentimiento de
pertenencia.
En mi trabajo con familias, me interesa particularmente conocer este último aspecto. En efecto, indagar
acerca de los mitos y los rituales de la familia en realidad, nos lleva a conocer cual es su estructura, ya
que tanto mitos como rituales son aspectos del funcionamiento de un grupo familiar que están ligados
muy estrechamente a su sistema de creencias y valores y nos ofrecen información sobre la idiosincrasia
de la familia.
En esta cuestión, ambos, el sistema familiar y el sistema profesional posiblemente van a divergir en el
repertorio de creencias, mitología y rituales que ayudan a tener una visión del mundo y que dan
significado a lo que ocurre a su alrededor.
Conocer y comprender ese conjunto de creencias y rituales por parte de los profesionales que trabajan
con familias es fundamental para no caer en reduccionismos simplistas y en errores de juicio.
El sistema de creencias y valores de una familia a su vez está muy influido por la imagen que de la
familia como institución tiene la sociedad y también por lo que una familia en concreto hereda de sus
sistemas familiares de origen.
La familia se constituye en un mito para la sociedad, es decir, una imagen idealizada de lo que debe ser
y de su importancia tanto para las personas como para el funcionamiento del tejido social.
Lo que se contraponga a esa imagen, a ese mito es considerado disfuncional. Esa creencia influye de
forma más o menos consciente en los profesionales que trabajan
con familias y en consecuencia, actúan con ellas distinguiendo las "buenas" de las "malas familias".
Cuando trabajamos con familias "diferentes" (según la norma de la sociedad y la del propio profesional),
tendemos a enjuiciarlas según una mítica normativa: el tipo de familia que debe ser (padre, madre e
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INSTITUTO PROFESIONAL
DIEGO PORTALES
hijos, es preferible a cualquier otro tipo de formación familiar); en una pareja las tareas y los roles deben
repartirse en función de unos criterios de género (al menos en lo que a roles funcionales se refiere, ese
reparto sigue estando muy difundido: lo "público" corresponde al padre y lo "privado y el ámbito de las
emociones a la madre); los padres deben de estar siempre de acuerdo con el modelo educativo para los
hijos. La desviación de estas creencias puede llevar a enjuiciar negativamente a la familia y su conducta.
Esto tiene especial relevancia en contextos de ayuda asistencial, en el ámbito escolar o en los servicios
sociales donde encontramos muchas familias "diferentes" (inmigrantes, mujeres solas con hijos a cargo,
familias pertenecientes a otras etnias o procedentes de medios disfuncionales donde la pobreza es el
denominador común...).
Si la familia está muy ritualizada, hay indicios de rigidez y pudiera ser que hubiera poca disponibilidad
para el cambio; por el contrario, la ausencia de rituales en una familia puede indicar desorganización,
disgregamiento y es muy característica de las familias usuarias de los servicios sociales que no
comparten mitos ni rituales heredados transgeneracionalmente y para las cuales, ayudar a construirlos,
ofrecerles la oportunidad de hacer cosas juntos, puede ser terapéutico.
Aunque generalmente acude un miembro de la familia a pedir ayuda (y casi siempre es la mujer),qué
duda cabe, si pensamos desde una perspectiva sistémica que cualquier problema o conflicto que
presente un miembro del grupo familiar, repercute, por los principios de totalidad y circularidad en todo el
grupo. Considerar los síntomas físicos o emocionales en contexto tiene sentido ya que las personas
están implicadas en relaciones. Además, no sólo se trata de los conflictos en sí, sino de las respuestas
de los miembros de esa familia a los conflictos, respuestas condicionadas por los valores y "cultura" de la
familia.
Hay que destacar también que en muchas ocasiones son clientes forzosos que no piden nada e incluso
rechazan la ayuda desarrollando una coraza ante los y las profesionales: se inicia así un juego relacional
entre las familias y los o las profesionales titulado "dejo que me victimices y me persigas, pero luego te
abandono", juego en el que en muchas ocasiones queda atrapado el o la profesional. Este patrón de
interacción es frecuente en familias abusadoras o con estilos negligentes, intentan seducir al o a la
profesional haciéndole sentirse como salvador/a y así evitar ser culpabilizados.
En definitiva y expresado de una forma sintética, algunas de las características más relevantes de este
tipo de familias son:
Así pues, podemos considerar que existen en nuestra sociedad grupos de riesgo: Familias con pocos
recursos económicos; familias incompletas; parejas jóvenes con hijos pequeños; familias sin
asentamiento fijo; familias inmaduras... pero, no olvidemos que el factor social o económico no es el
único que produce familias multiproblemáticas. La diferencia es que las familias que pertenecen a un
contexto "adecuado" y tienen un estatus socioeconómico solvente, generalmente nunca llegan a ser
catalogadas como f.m.: no piden ayuda -y si la piden lo hacen en un contexto diferente como veremos-; si
su disfuncionalidad no es muy evidente, los síntomas los guardan como secretos de familia y jamás
aparecen vindicadas en la sociedad (abusos sexuales, drogas, maltrato, etc.).
En relación a los síntomas que permiten a los/las profesionales percibir la disfunción: embarazos no
deseados o en adolescentes; accidentes repetidos en la infancia; retraso escolar; trastornos en la
conducta (nivel preescolar o escolar); dificultades de adaptación en la adolescencia; depresión; malos
tratos; hiperutilización de servicios (sociales, médicos, etc.); baja autoestima; inestabilidad conductual;
problemas psicológicos, psiquiátricos o ambos; pobreza emocional (poca capacidad para expresar
sentimientos).
Existe una variedad de clasificaciones familiares atendiendo al tipo de disfunción o conflicto presentado.
Casi todas las familias, sin embargo, presentan alteraciones en los patrones de comunicación, asociados
en muchos casos con variables de tipo socioeconómico. Desde mi punto de vista, son relevantes las
clasificaciones de Jordan (en relación a la capacidad integrativa o no de la familia); la de Van Wel (desde
el punto de vista del "ajuste" social), la de Powell y Monahan (por la falta de recursos o apoyos externos
en las crisis) y la de Cancrini. Jordan (1980) clasifica a las familias en función de su disgregación en
torno a los problemas o de su rigidez con los límites externos que les lleva al aislamiento social. Así
habla de familias centrífugas en el primer caso y de familias integrativas.
Es interesante que nos detengamos en la clasificación de Van Wel (1992) que combina aspectos
emocionales con deprivación socioeconómica, estableciendo una minuciosa tipología:
Por su parte Powell y Monahan (1969) hablan de familia aislada para referirse a aquellas familias que
carecen de apoyos en las fases de ciclo vital siendo características de este tipo las familias inmigrantes
cuyas redes sociales están espacialmente dispersas.
Otra clasificación útil para identificar las familias con las que trabajamos es la de Cancrini y cols. (1997)
que presenta la siguiente tipología:
La forma de acudir a los servicios de protección para pedir ayuda es en función de un síntoma (paciente
identificado o chivo expiatorio). En el caso de las familias que acuden a contextos asistenciales,
generalmente, con el síntoma coincide la demanda de alguna necesidad de tipo material. En otros casos,
como ya hemos apuntado, son clientes forzosos que acuden por derivación de otros servicios.
Creo que la pregunta que encabeza este aparatado alusiva a la famosa película de Almodóvar, nos sirve
para ilustrar el sentimiento que embarga a muchos y muchas de los y las profesionales de ayuda que
intervienen desde los servicios sociales: se encuentran con demandas familiares o imposiciones de su
propia institución o de otras que ejercen funciones de control que a menudo son imposibles de satisfacer
por múltiples motivos: la falta de recursos, la falta de tiempo, la poca preparación, la rivalidad profesional,
la discrepancia de objetivos entre los profesionales y la institución o instituciones derivantes y, por
supuesto, las características de las propias familias a las que hay que atender.
Desde la perspectiva de los y las trabajadoras sociales, este tipo de familias requiere una tremenda
inversión psíquica y emocional que tiene pocas recompensas ya que se sienten inundados con multitud
de problemas de estas familias que a menudo parece como si no tuvieran interés en mejorar sus vidas y
arrastran, a veces de generación ene generación una pléyade de problemas: drogas, embarazos
adolescentes, desempleo, estilos negligentes de crianza de los hijos, abandonos.
Desde el punto de vista de la familia, ésta se encuentra cercada por la pobreza, la enfermedad, la
violencia, el desempleo, con pocas expectativas de cambio y ven a los y las trabajadores sociales como
intrusos e invasores de su mundo y en ocasiones piensan que les hacen más daño que otra cosa (les
niegan ayuda económica o vivienda, les quitan a los hijos, les censuran...).
Por otra parte debemos tomar en consideración diversos factores que complican el trabajo con familias y
que trataremos de analizar aquí:
a.- Esto se refiere a un viejo litigio entre profesionales de diferentes disciplinas de ayuda acerca de quien
tiene el "poder" y/o el "saber" para ayudar al cambio familiar. O lo que es lo mismo ¿podemos y debemos
desde los Servicios Sociales hacer terapia?. Cirillo (1990) aboga por que sí es posible ya que considera
que cualquier acercamiento de una familia para solicitar ayuda aunque ésta sea de tipo material, implica
otro tipo de demanda implícita a través de la cual se puede "traspasar la puerta" de la familia para hacer
otro tipo de intervenciones
De hecho, la dificultad se plantea también desde el punto de vista de sí la terapia sólo es posible desde
contextos terapéuticos, quedando pues excluidos los contextos asistenciales o de control.
Sin embargo, existen multitud de ejemplos profesionales que demuestran de qué manera es posible
hacer intervenciones en contextos "no terapéuticos" (con ancianos, menores, etc.) ya que de lo que se
trata en definitiva es de facilitar cambios en algunas áreas de la vida de las familias o, al menos,
ayudarles a pasar las crisis.
Este litigio que en mi opinión está superado tiene que ver con algo que creo que si implica dificultad para
una ayuda eficaz y está relacionado con el punto siguiente.
b.- Otro factor que podría complicar las intervenciones es el relativo a los contextos y, relacionado con el
anterior es el que se refiere a la contradicción que se produce cuando se presta ayuda en un contexto
asistencial y a la vez se participa con la misma familia en un contexto de control o evaluativo.
Lamas (1997) define el contexto profesional de cambio al marco que se establece entre el profesional y
el cliente que permite dar significado a una serie de intercambios comunicacionales orientados a producir
cambios en el cliente.
En realidad es una típica situación de doble vínculo relacional que desde mi punto de vista impide la
ayuda. La intervención en esos contextos, por otra parte, prima la posición de desvalorización e
incompetencia de la familia: no pueden, no saben y necesitan de alguien que sabe y que puede organizar
su vida y además juzgar si merecen ser ayudados. Además, generalmente supone una situación no
voluntaria por parte de la familia con lo cual disminuye la motivación; el rol del o la profesional es de
control lo cual también, evidentemente dificulta el cambio.
Los contextos profesionales de cambio se producen a su vez en metacontextos que responden a una
"cultura institucional", favoreciendo la ayuda y el cambio en unos casos y dificultándolo en otros y que a
su vez responden a un imaginario colectivo de la sociedad, esta tiene mitos y creencias acerca de
determinadas instituciones, enfermedades, etc. y ello condiciona la ayuda: por ejemplo un centro
psiquiátrico, un dispensario de metadona, etc. Esto supone una predisposición para dar o recibir ayuda y
también condiciona la percepción social de la misma, estando reforzado esto por una serie de
marcadores contextuales que nos ayudan a percibir esa ayuda de una manera u otra, de la misma
manera que condiciona la percepción de los y las profesionales acerca de si son terapeutas o no.
Esto de los marcadores de contexto que refuerzan la "autoridad" terapéutica elevando a los terapeutas "a
los altares" con categoría de magos o brujos es ciertamente importante con relación a los y las
trabajadoras sociales ya que difícilmente nos perciben como a los médicos, psicólogos, etc. (a pesar de
que tenemos como profesión sanción de la comunidad para intervenir y que algunos olvidan que, por
ejemplo, Virginia Satir es trabajadora social, por citar alguien relevante en el mundo de la terapia).
c.- En este sentido podemos observar cómo la motivación es un serio problema que dificulta el cambio;
en efecto, para que este fuera posible, precisaríamos que tanto la motivación de la familia como la del
profesional coincidieran, pero la realidad indica que esto no es así. En el caso de las familias, raramente
se encuentran motivadas para un cambio real de su organización familiar, de hecho, están atrapadas
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entre la necesidad de cambiar y la de proteger sus patrones habituales de comportamiento, sus roles y
su organización.
Por ejemplo, las familias pueden proteger su estructura familiar con un hijo institucionalizado como
ingobernable, delincuente o drogadicto o también con un adulto encarcelado, alcohólico o enfermo
mental; simplemente se reorganizan para mantener el síntoma y seguir funcionando.
Por esto, incluso aún cuando encontremos familias motivadas, la resistencia es un factor de dificultad
añadido a la hora de intervenir con las familias. Así, la resistencia sirve para proteger a la familia de los
cambios temidos más incluso que de las decisiones judiciales o de los agentes de servicios sociales.
Mantener el precario balance familiar llega a ser más importante que el propio bienestar o el desarrollo
individual. El cambio para cada miembro de la familia puede implicar el riesgo de perder su identidad,
pueden surgir sentimientos de fracaso o de culpa, acusaciones cruzadas, colapso familiar y miedo a la
pérdida.
Junto con la falta de motivación de la familia, podemos encontrar falta de motivación del o la profesional.
Por una parte, generalmente, sus objetivos están enfrentados a los de la familia: él o ella quiere
ayudarles a cambiar y la familia se opone, a menudo son utilizados por la familias para su propio
beneficio y si ésta no consigue lo que quiere, el o la profesional la pierde (tras dejar buena parte de
energías físicas y emocionales en el camino). Por otra parte, trabajar con familias multiproblemáticas
supone modificar también su entorno (que, como hemos visto, genera en muchas ocasiones los
problemas) y, en este sentido, el o la profesional se siente impotente: cada vez más crisis en la sociedad
y menos recursos (esto se hace particularmente relevante en el seno de las sociedades avanzadas, un
ejemplo: la tolerancia cero de Blair).
La dificultad de coordinarse con colegas, el hecho de no tener supervisión, el sentirse presionado por sus
jefes para obtener resultados (¡criterio empresarial aplicado a los Servicios Sociales!), la falta de
"vacaciones" o rotación del puesto de trabajo para tomarse un "respiro" son factores que, evidentemente
disminuyen la motivación y conducen al agotamiento profesional.
d.- En muchas ocasiones se produce una fricción entre las instituciones que trabajan con familias por
quien tiene la decisión sobre qué tipo de cambio deben éstas realizar o quien lidera la intervención. Este
es otro factor más que interfiere en la eficacia de las intervenciones.
Por una parte contribuye al desgaste de los y las profesionales y por otra, a que las familias se sientan
atrapadas en una lucha que no comprenden ni les beneficia. Imber-Black (1985) sostiene la necesidad de
cambiar el término "familia multiproblemática" por el de "familia envuelta con múltiples instituciones",
afirmando que son éstas con sus luchas de poder, objetivos dispares, diferencias de "cultura", de
ideología, etc. las que contribuyen a veces en la cronificación de los problemas de las familias. Además,
la autora propone una idea interesante que es la de trabajar el empoderamiento de estas familias
cambiando su visión como "perseguidas" por las diferentes instituciones por la de usuarios de pleno
derecho de los servicios de bienestar social.
Por su parte, Colapinto (1988) viene a coincidir con la anterior cuando expresa que los problemas de las
familias son un síntoma de una situación más compleja y amplia: el contexto social de la familia. Dice que
una familia problemática es una familia que tiene el problema de estar lidiando con demasiadas
instituciones. Es una familia que ha sido definida como tal por diferentes organismos, y con la colocación
del foco problemático en distintos comportamientos de la misma. "Una familia multiproblemática es una
familia multiagencia". Es gracias a estas familias que los y las profesionales de distintos organismos
mantienen relaciones.
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Diversos autores han analizado la relación que se establece entre una familia multiproblemática y las
instituciones de ayuda pero es quien acuña el término "triángulo de instituciones" para designar la
compleja relación que se establece entre la familia y las instituciones que intervienen en alguna faceta de
su vida: coaliciones, socavamiento de la autoridad, descalificaciones, luchas entre buenos y malos
(terapeutas).
Es decir, las triangulaciones pueden darse entre profesionales de las diferentes instituciones pero
también las familias van a tener la tentación de devorar a múltiples sistemas de ayuda, estableciendo
alianzas con unos y abandonando a los que no respondan a sus intereses.
Hasta aquí algunas pinceladas acerca de cómo funcionan las familias en general, pero también, la
evidencia de que cada familia desarrolla un estilo propio que tiene que ver con múltiples factores: el
contexto cultural, étnico, la historia pasada de la familia, las dificultades por las que atraviesa...
Imagínense ahora un o una profesional de ayuda con unas experiencias familiares, una historia vital
hecha de encuentros o desencuentros familiares, con mitos, rituales, estilos propios de comunicar, pero
además revestido de "autoridad moral" para tratar con familias menos afortunadas, familias que médicos,
maestros, psicólogos, trabajadores sociales han conceptual izado como "disfuncionales" porque su estilo
de vida, su forma de relacionarse, la falta de recursos o cualquier otro motivo difiere de la imagen idílica
de la familia permitida en la sociedad.
Un peligro real y frecuente es dejarnos arrastrar por esas etiquetas prejuiciosas acerca de tal o cual
familia y compararlas además con nuestra propia historia familiar, con nuestros valores y creencias, con
nuestro propio marco de referencia en definitiva y el resultado puede ser una actitud etnocentrista que
nos lleve a enjuiciar de manera equivocada a la familia.
Los y las profesionales de ayuda tenemos mucha responsabilidad en nuestro trabajo porque podemos
influir sobre la vida de las personas: de nuestros informes, de nuestras opiniones, de nuestros juicios va
a depender que tal o cual niño sea retirado de sus padres; de que una mujer pueda o no librarse de una
vida de maltrato marchándose de la vivienda familiar...
Esto significa que debemos ser cuidadosos cuando interpretamos las dificultades y las capacidades de
las familias para salir adelante; significa que debemos ser flexibles y abiertos, reconociendo que hay
otras formaciones familiares en las que los niños pueden crecer y desarrollarse; significa que debemos
ser críticos con los criterios normativos de una sociedad que mitifica y consagra un modelo familiar
determinado.
Es decir, el encuentro de los y las profesionales con las familias constituye un reto a la aptitud y
creatividad tanto de la familia como del profesional, necesitando éste grandes dosis de paciencia, buen
humor y humildad, evitando hacer proyecciones de sus propios temas no resueltos con las familias que
trabaja.
Aquí algunos consideran que trabajar con familias es librar un combate desigual en el que un o una
profesional (aunque casi siempre una figura heroica de género masculino), trata de forzar el equilibrio del
grupo familiar y conducirlo al cambio. Es una lucha titánica en la que la familia se empeña en no cambiar
y el profesional en que cambie y el resultado final podría ser o bien que el profesional es devorado por
"barracudas", retomando la metáfora antes aludida, o bien que el profesional se queme o que la familia
se retire.
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Otros, prefieren concebir el trabajo familiar como una partida de ajedrez en la que el objetivo también es
ganar opero utilizando otros procedimientos menos agresivos y revistiéndose con el ropaje mítico del
salvador, lleno de sabiduría y por encima del bien y del mal. El resultado: atascamiento o parálisis de la
familia, desbordada ante tanta competencia y, también, fomento de la dependencia; transmisión del mito
familiar de salvación al profesional o a la institución. Fracaso en definitiva.
Trabajar con familias es crear un sistema terapéutico en que juntos, el sistema familiar y el sistema
profesional avancen juntos, cooperando hacia unos objetivos. Utilizando un símil de Minuchin, se trata de
conducir un barco en el que todos tienen que colaborar.
Y muy importante: definir los límites personales y profesionales, siendo capaces de reconocer cuando las
vivencias tanto con la familia de origen como con la familia actual puedan interferir en la relación con la
familia en tratamiento.
Se trata de conocer a la familia, descubrir sus juegos relacionales y de poder a través de su lenguaje, de
sus metáforas, de sus mitos o de sus rituales.
Ya se ha comentado que trabajar con este tipo de familias en el contexto asistencial que es donde las/os
trabajadoras/es sociales solemos intervenir, es a menudo, frustrante y desesperanzador, por una parte
debido al alto grado de conflictividad que presentan y por otra parte, por los contextos adversos que
rodean a estas familias. Si a esto unimos la falta de recursos de las administraciones, es frecuente que
nos encontremos en una posición de atasco, que nos lleva al agotamiento profesional (síndrome de burn-
out) y nos hace arrojar la toalla, contribuyendo así también a la cronificación de las familias
multiproblemática. Así, es frecuente, encontrar en las y los profesionales sentimientos tales como
desaliento fatalista, impotencia o sentimiento de catástrofe casi siempre inminente. En ocasiones,
nuestro trabajo está condicionado por un mito "nada se puede cambiar" y esto hace que efectivamente, a
modo de profecía autocumplida, nuestro trabajo se vuelva más y más ineficaz, generando ansiedades y
sentimientos de fracaso.
TRABAJAR CON ESTE TIPO DE CLIENTES PASA POR DESARROLLAR UNA SERIE DE
ESTRATEGIAS
Estrategias profesionales
1.- Asegurar la alianza terapéutica, mostrando sensibilidad para acoger a la familia y su historia,
evitando juicios condenatorios, comprendiendo los temores y esperanzas de la familia (posición
ambivalente de la familia, ésta quiere y cree que va a ser ayudada, pero a la vez siente miedo a
perder a los hijos, a que la condenemos, a que juzguemos su capacidad como padres...). en este
primer momento, hay que tener presente 3 aspectos fundamentales para crear con éxito la alianza
terapéutica: los vínculos, esto es, la calidad de la relación entre los participantes; las metas o fines
del viaje terapéutico y las tareas, es decir, los medios para llegar a buen fin. Cuando hay
atascamiento en la relación profesional puede deberse a que los vínculos son débiles o inadecuados;
existe desacuerdo en las metas o en las tareas.
Es importante, sobre todo si hay niños pequeños, evitar formas de violencia (siendo críticas por
ejemplo con los padres); a veces hay que usar el marco legal para proteger a los niños.
En este primer momento pueden surgir además otros problemas: rechazo mutuo: T.S./familia
(proyecciones inconscientes); rechazo de la familia hacia la t.s. por el poder que ésta tiene para
tomar decisiones que afectan a la familia; el peso de la atadura ansiosa (hay obsesión hacia el
anhelo de atadura, pero al mismo tiempo, miedo por esa atadura, esto lo pueden proyectar en la t.s.:
transferencias).
2.- Reducir la intensidad de síntomas difíciles (suicidios, incesto, malos tratos, alcohol...). Evitar
actuar sobre esto al principio porque puede dar lugar a conductas destructivas sin control. Jugar un
rol parental positivo para ayudar a reestructurar situaciones, fijar límites, imponer normas.
3.- Papel como negociador y modelo de atadura controlada y limitada. Esto supone negociar y
clarificar metas, así como contener al usuario (sus emociones y sentimientos) y darle límites firmes
(por ejemplo en el uso de las citas). Ayudarles a definir sus problemas; no mostrarse ni demasiado
pesimistas ni demasiado optimistas ante su situación y, sobre todo, ofrecer apoyo y usar la empatía.
4.- Estructurar las entrevistas, ayudando a fijar reglas de conducta, por ejemplo que aminoren las
situaciones de violencia y falta de control; en ocasiones, se puede excluir a algún miembro.
5.- Anticipar el efecto de las intervenciones. Como por sus características, suelen ser familias que
viven al día tienen dificultad para pensar de forma anticipada, por tanto hay que ayudarles a pensar
sobre consecuencias de sus conductas y decisiones, también anticipar la separación (cuando finaliza
la alianza terapéutica). Tener en cuenta que no hay curas mágicas, sin embargo, ayudarles a
prevenir y pasar las crisis.
6.- Fijar metas realistas, de acuerdo con las necesidades reales y según capacidades de la familia y
sus recursos internos/externos. Mejor objetivos cortos y fáciles de conseguir que motiven a la familia
y les aliente a continuar con el tratamiento.
7.- Reestructurar o estructurar las redes sociales. Hay que tener en cuenta que sus redes sociales
están empobrecidas y muy deterioradas, con lo cual difícilmente podrán ser utilizadas para obtener
ayuda en momentos de crisis. Un punto importante es, pues, ayudarles a recomponerlas o crear
nuevas redes a través de los sistemas profesionales de ayuda (por ejemplo, facilitando la
participación en grupos de autoayuda...).
Así pues, de acuerdo con Aponte (1991), el enfoque idóneo para intervenir con familias
multiproblemáticas es el enfoque eco-sistémico que debe tener en cuenta varios aspectos:
Esto, pues, implica tratar juntos los problemas de la familia y de la comunidad, trabajando con las
instituciones y profesionales del contexto inmediato de la familia: es una solución ecológica para un
problema ecológico.
Y es que en este sentido, trabajar las redes sociales de las personas en la comunidad en que viven es
muy útil para prevenir situaciones de riesgo o aminorar los efectos de las crisis de las personas, también
para encontrar recursos no convencionales en la comunidad.
La intervención social con finalidad asistencial, en múltiples situaciones, requiere ser complementada con
la intervención socioeducativa-promocional. Por ello, la propuesta de pensar y trabajar en y con redes,
posibilita tal complementariedad y a su vez, potencializa las fortalezas personales, familiares y
organizativas de carácter privado y público en función de la búsqueda de soluciones. Construir vínculos
en red, entre las organizaciones productoras de servicios sociales, es un imperativo de gestión y es un
reto ético para el aprovechamiento de los recursos públicos. Y articular dichas redes, con las redes
comunitarias, sin lugar a dudas, contribuye a construir una visión de ser humano social artífice y
corresponsable de su desarrollo y el de los demás. A su vez, nos permite subrayar las responsabilidades
de un Estado, ante las problemáticas sociales creadas y acentuadas por la desigual distribución del
producto social.
En cualquier caso y para concluir estas ideas, recordar que es importante a pesar de la desesperanza y
el agotamiento de trabajar con familias multiproblemáticas, recuperar el rol de "abogado" de estos
clientes, es decir, de intercesor frente a otras figuras de control y reprobación ya que a menudo (y esto
no significa crear o fomentar dependencia) somos los únicos/as profesionales que les proveen de
experiencias emocionales efectivas. Esto significa también recuperar la esencia de nuestra profesión
ofreciendo protección pero también crecimiento y enseñanza.
EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN Nº 05
1.- Desarrolle un caso, real o hipotético, de ejemplo de familia problemática, realice un diagnóstico y plan
de intervención.