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Un caso de paranoia

La importancia de la escucha

Silvina Miroschnik

psi@live.com.ar
La propuesta del trabajo es exponer un caso de Paranoia a la luz de la teoría de la Psiquiatría
Clásica, con el fin de reflexionar acerca de la importancia del diagnóstico diferencial para
poder intervenir de manera precisa, en el marco de una institución pública.

Se trata del caso de una mujer de mediana edad que llega a una institución que asiste a
mujeres en situación de violencia, pidiendo ayuda para recuperar a su hijo, refiriendo que su
ex-pareja la secuestró. En este marco de una aparente urgencia, es necesario que el
profesional PSI pueda posicionarse desde una escucha activa para logar una intervención
interdisciplinaria ajustada a la realidad que se presenta y alejada de posiciones moralistas.

Se expondrá una breve viñeta extraída de la práctica profesional en una institución pública
con el fin de ilustrar las dificultades que se presentan frente a un caso de Paranoia a la hora
de realizar un diagnóstico para pensar en las intervenciones que una institución pública debe
y puede hacer. Todos los datos han sido cambiados a fin de preservar la identidad de la
mujer, siendo absolutamente confidenciales.

La Secretaría de Desarrollo Social cuenta con una institución que se encarga de


asistir a mujeres que se encuentran en situación de violencia vincular con su pareja.

En esta institución trabaja un equipo interdisciplinario compuesto por Trabajadores Sociales,


abogados, psicólogos, psicólogos sociales, sociólogos, entre otros. Cada profesional asiste
en diferentes etapas de la intervención. En el caso de los psicólogos, intervienen luego de
que la mujer haya pasado por la instancia de atención por parte de las operadoras
especializadas en violencia, momento en el cual se llena una ficha con sus datos y con el
motivo de consulta a la institución. A partir de lo surgido en esa primera entrevista, algunas
mujeres son derivadas a una entrevista de admisión psicológica, para que el profesional a
cargo evalúe su situación y la derive al dispositivo terapéutico que crea indicado, que puede
ser tanto individual, como grupal.

En consecuencia, llega a una entrevista de admisión psicológica, Romina de 40 años de


edad. Se observa a una mujer en buenas condiciones de aseo personal, orientada en tiempo
y espacio, muy participativa a la hora de la entrevista y con un vocabulario muy
desarrollado. Refiere ser licenciada en Filosofía y Letras, estando actualmente sin trabajo

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debido a la situación angustiante que se encuentra atravesando. Cuenta estar desesperada ya
que hace cuatro días, su ex pareja y padre de su hijo de 4 años, se presentó en el Jardín de
Infantes del menor y se llevó al mismo sin dejar rastros y de manera ilegal. Refiere haber
sido víctima de violencia de género por parte de este hombre, quien tiene actualmente una
prohibición de acercamiento. Refiere que es un hombre extremadamente machista y violento,
y que además abusó sexualmente del hijo de ambos, motivo por el cual ella se encontraba
desesperada porque además de no saber el paradero de su hijo, tampoco sabía qué daños
podría causarle su padre.

En principio, se está frente a un caso extremadamente delicado que requiere de una escucha
atenta y cuidadosa por parte de la profesional. Pareciera ser un caso de urgencia, ya que un
menor estaría corriendo un riesgo inminente. La psicóloga comienza a realizar ciertas
preguntas para obtener más información al respecto. Romina refiere haber realizado las
denuncias pertinentes y además pide un espacio terapéutico para poder sobrellevar la
situación ya que se encuentra extremadamente angustiada.

La psicóloga le pide a Romina toda la documentación legal que tenga para poder hacer una
interconsulta con el Equipo de Legal y Técnica de la institución, a lo que responde no
haberla traído consigo. Le pregunta acerca de su certeza de que su hijo fue abusada por su
padre. Refiere que se dio cuenta hace algunos meses, cuando vio a su padre por última vez y
comenzó a cambiar su comportamiento de manera abrupta. Todo comenzó cuando su hijo
llega, luego de una visita con su padre, con las uñas de los pies pintadas. Comenzó a tener
problemas para defecar, diciendo que le dolía la cola y que además le daba vergüenza bajarse
los pantalones. Que comenzó a tener un comportamiento en el cual no acataba los límites, se
volvió muy violento con ella y hasta comenzó a tener problemas en el habla. Por este motivo
consultó a una psicóloga profesional, quien luego de dos entrevistas realizó un informe
contundente en donde citaba frases del niño hablando explícitamente del pene y de los
juegos sexuales que realizaba con su padre. Cabe destacar que este informe tampoco lo traía
consigo. Asimismo cuenta que frente a esta situación se encuentra muy sola ya que ni sus
padres ni sus hermanos la acompañan, refiriendo ser descendiente de una cultura paraguaya
extremadamente machista en la cual la mujer no tiene ningún valor. Habla de la "basura" que
son todos los hombres y hasta de una experiencia de abuso sufrida en su infancia, que al día
de hoy refiere no haber podido elaborar. También cuenta que está en tratamiento

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psicológico con una terapeuta profesional pero que abandonará el tratamiento para
comenzarlo en esta institución pública así, según refiere, los Jueces pueden ver que está
haciendo todo lo que le piden. Cuando se le pregunta acerca de sus ingresos refiere que
actualmente no trabaja por lo angustiada que se encuentra, pero no termina de explicar
claramente con qué medios económicos vive.

Cuando se le pregunta sobre su pasado con el padre de su hijo, refiere que fue una relación
tormentosa y violenta. Que él es un hombre manipulador, inteligente y encantador, que por
eso nadie le cree acerca de sus denuncias por violencia y mucho menos sobre el abuso sexual
a su hijo. Cuenta que fue un padre ausente durante los 4 años del niño, ya que como
trabajaba en una provincia del sur, solía irse sin avisarle por tiempo indeterminado. Al
preguntarle sobre su embarazo, cuenta que hasta sus 7 meses de gestación no supo que
estaba embarazada. Simplemente pensó que estaba enferma y hasta que podría habérsele
desarrollado un cáncer por el estrés que vivía. Que un día antes de parir, decidió llamar al
padre del menor, para avisarle sobre la situación. Cuenta que es muy difícil para una padre
separarse tan abruptamente de un hijo. Que al estar embarazada sentía corrientes eléctricas
en la panza que le indicaban que su hijo se estaba posicionando verticalmente en su vientre,
pero que empezó a suceder luego de los 7 meses de gestación. Refiere tener problemas para
conciliar el sueño, para tener una alimentación adecuada y estar en un estado hipervigilante.
Pero que aún así continúa con su vida para sobrellevar esta situación de aparente secuestro
de su hijo para que no sea tan doloroso. Que sigue leyendo, sigue yendo a clases de yoga y
realizando actividades para distraerse.

En su discurso de amplio y complejo vocabulario, se escucha su detenimiento para hablar de


la literalidad de ciertas palabras, palabras de las cuales, según ella refiere, uno no puede
salirse y hay que respetar, quejándose de que esto era lo que no cumplía el padre de su hijo y
que a ella la ponía muy nerviosa.

Debido a lo escuchado en esta primera entrevista, se decide hacer una interconsulta con lxs
abogadxs de la institución, teniendo como meta resguardar a ese menor que pareciera estar
en riesgo. Se buscó recabar la mayor información que permita tomar futuras decisiones para
intervenir en este caso. Esto le fue informado a Romina e invitada a asistir a una segunda
entrevista.

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A la hora de consultar con los letrados de la institución, se realiza una comunicación
telefónica con uno de los Juzgados de Familia para obtener más datos. El Juez pide hablar
tanto con la psicóloga como con la abogada de manera personal, lo que resultó llamativo en
una primera instancia. Llegado el día, la cita no es sólo con el Juez sino también con el
Equipo Técnico del Juzgado, es decir una psicóloga y una psiquiatra. En este encuentro la
información más pertinente que se recaba es la de que según las peritos se trataba de un
delirio paranoide de Romina, inhabilitándola a ejercer su rol materno de una manera
saludable. Las profesionales refieren que al conocer al menor se encontraron con un niño en
estado de desnutrición, al cual quisieron ofrecerle comida y Romina no lo permitió, alegando
que él sólo chupaba un trapo como objeto transicional, ya que estaba en etapa de desapego.
Describían la conducta del niño como incontrolable, resaltando las dificultades para hablar
que este parecía tener. La perito psicóloga destacó, "hablaba como un bebé de dos años". Al
leer el informe de la asistente social que aparecía en el expediente, la casa de Romina no
parecía ser un lugar saludable para la crianza de un niño, diciendo que al momento de la
entrevista, el menor se encontraba jugando en el patio de la casa desnudo en pleno invierno
y que Romina refirió que hacía esto porque "es un niño muy libre y conectado con la
naturaleza". Estos son algunos de los motivos por los que el Juez decidió darle al padre la
custodia del niño, siendo que la escena de secuestro en el jardín relatada por Romina, en
realidad se trataba de un permiso dado por el Juez con el cual el padre pudo retirar a su hijo
para llevárselo a vivir al sur, hasta que Romina pudiera estar en condiciones de maternar. Por
esto el Juez pidió tratamiento psicológico y psiquiátrico para ella.

Sucede que esta entrevista con los profesionales de la Justicia abrieron algunos interrogantes
para el Equipo interdisciplinario de la institución de asistencia a la mujer en situación de
violencia: ¿Por qué Romina no pudo decir nada de esto?, o mejor aún ¿por qué no pudo
registrarlo?

Con este primer puntapié, a continuación se comenzará con el desarrollo teórico con el fin
de articular lo anteriormente expuesto y con mayor información que se fue extrayendo de
posteriores entrevistas con Romina.

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Articulación teórico-práctica

¿Por qué pensar a este caso como una Paranoia?

Es importante tener presente que Romina se presenta como una mujer muy inteligente con
un amplio vocabulario y una gran capacidad de representar discursivamente aquello
situación que estaba viviendo. También se presenta como una mujer muy interesada en la
cultura, que se encuentra en constante búsqueda de nuevos conocimientos y que lee al
menos 4 horas por día. Sin embargo se observaba en ella una preocupante disociación
afectiva a la hora de hablar del aparente abuso sexual sufrido por su hijo de parte de su
padre con quien actualmente estaba conviviendo. Pareciera que la figura de hombre se le
aparecía como persecutoria, siendo según ella "todos la misma basura, capaces de hacerle
algo así a una criatura." Por otro lado no tenía relación con su familia ni grandes amistades.
Solamente refería contar con una amiga, diciendo que le costaba generar profundos lazos
con la gente porque no confía en nadie.

Partiendo de la bibliografía desarrollada por Lacan (2012) en relación a las psicosis


paranoicas, se puede pensar en cuatro signos cardinales para pensar en una paranoia:

- Sobrestimación patológica de sí mismo: Se trata de un desequilibrio en las relaciones de


valor que están más o menos implícitamente establecidas en cada instante de la vida de todo
sujeto, entre el yo y el mundo, y de desequilibrio unilateral y constante del sentido de la
satisfacción de sí. (Lacan, 2012: 7)

- Recelo: la actitud reflejada con el mundo.

- Falsedad del juicio: inclinará a todos los juicios hacia un sistema delirante. Para el autor se
la añade, lo que él llama un desbordamiento de la función lógica, perdiéndose sin cesar en
sofismas y paralogismos, que va desde el débil de construcciones absurdas hasta el teórico
autodidacta o cultivado que se mueve con facilidad en las ideas abstractas. (Lacan, 2012: 7)

- Inadaptabilidad social: Al paranoico le falta toda clase de flexibilidad vital, toda clase de
simpatía psicológica.

Para la Psiquiatría clásica en su etapa de clínica sincrónica, la paranoia se define como un


cuadro de locura sistematizada, es decir un delirio con una organización interna que tiene

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coherencia. Más claro aún, para Kraepelin (1905) "la paranoia es un desarrollo insidioso
bajo la dependencia de causas internas y según una evolución continua de un sistema
delirante, durable e imposible de debilitar que instaura con una conservación completa de
claridad y del orden del pensamiento, la voluntad y la acción."

Por estas características donde hay juicio conservado, un pensamiento ordenado y memoria
e inteligencia sin deterioro, es que se puede confundir con una Neurosis, ya que según el
autor citado, en caso de encontrarse algún deterioro de las capacidades cognitivas, o
presencia de alucinaciones y sintomatología positiva, estaríamos en presencia de una
demencia, o como la llamamos hoy, de una esquizofrenia.

En este sentido el abuso sexual sufrido por su hijo era para Romina una certeza imposible de
desarmar, inquebrantable, aún con los informes de Cámara Gesell o de la terapeuta que
atendía al niño en la provincia del sur. El delirio se sistematizaba a tal punto que ella
afirmaba que la Justicia de Quilmes fallaba a favor de su ex pareja porque este era un
hombre de mucho poder político y de muchos contactos. Al recabar mayor información,
finalmente se trataba de un carpintero que trabajaba para la Municipalidad de la ciudad en la
que vivía, a quien por este caso habían investigado de manera exhaustiva sin poder encontrar
pruebas que confirmen lo que Romina denunciaba.

Asimismo Kraepelin (1905) afirmaba que uno de los mecanismo de la paranoia eran la
ilusiones de la memoria en contraposición a las alucinaciones, es decir confabulaciones que
formaban las temáticas del delirio. Para Lajonquiere (1986) la ilusión es la percepción
deformada del objeto. En este sentido, Romina desfiguraba aquello que percibía como parte
de la sistematización de su delirio, lo que terminaba dándole sentido y rienda suelta a su
discurso. En una de las entrevistas en la institución, trajo dibujos realizados por su hijo,
afirmando que eran símbolos fálicos, "es claramente un pene", decía ella. Si bien un dibujo
ya realizado por un niño no tiene valor diagnóstico, se podía observar que se trataba de
autos, afirmando ella que el niño era un fanático de los mismos, que le encantaba
desarmarlos y jugar con ellos. Asimismo para sostener la escena donde cuenta que su hijo
volvió con las uñas pintadas de la casa de su padre, cuenta que al revisar fotos de su ex
pareja, encuentra una en la que el señor estaba disfrazado de mujer junto con otros amigos,
lo que parecía ser una fiesta de disfraces. A partir de esto Romina afirmaba que él se
travestía y que esto era un claro indicio de su perversión.

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En otra de las entrevistas, presentó el informe de una pericia realizada tiempo atrás a su hijo
por la psicóloga particular donde se podía leer un discurso aparentemente del menor con
contenido sexual. Resultaba raro que ese niño que tenía dificultades en el habla y que al
poder confirmarlo la psicóloga de la institución al hablar telefónicamente con él, pueda decir
aquellas frases tan complejas discursivamente como estaban presentadas en el informe.

También se pudo realizar más adelante una comunicación telefónica con el padre del menor,
quien refería mayores escenas donde se podía vislumbrar el diagnóstico presuntivo de
Romina que se venía confirmando. Refiere que Romina es una mujer con la cual es muy
difícil relacionarse ya que no podía correrse de la literalidad de las palabras. Que tenían
muchas peleas porque según él "tenía delirios en relación a cosas que yo hacía que jamás
pasaron y que después me confesaba que su padre se las había hecho".

Se trataba de una madre que no podía estar presente para ese hijo y que no logró albergarlo
subjetivamente, motivo por el cual el niño no logró desarrollar un lenguaje adecuado para su
edad por falta de estimulación, como tampoco puedo construir límites saludables en relación
a su conducta ni un comportamiento esperable para su edad. También su ex pareja refiere
que le daba de comer al niño la comida que le daba a los perros, si es que el niño comía. Por
este motivo es que al niño le dolía la cola al defecar, ya que su alimentación no era saludable,
pero Romina logró sistematizar este hecho en su delirio. Por estos motivos, el padre del
niño, la denunció y fue allí donde comenzó el proceso judicial por el cual finalmente le fue
otorgada la custodia de su hijo.

Conclusión

Debido a la inteligencia de Romina, su actividad constante, su afectividad, su


angustia, su voluntad, su compromiso en cada entrevista y la sistematización del delirio
frente al cual mostraba pruebas ante cada certeza que afirmaba, podría confundirse con un
caso de Neurosis. Es por esto que es precisa la formación y la escucha del profesional
interviniente para llevar adelante el caso de una manera eficaz, teniendo en cuenta que se
encuentra la salud física y mental de un menor de edad en juego. También se trata de poder
llevar adelante una intervención que pueda posicionar a esta madre en un lugar menos
angustiante, teniendo la precaución por parte del profesional de no colocarse en el lugar del

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Otro persecutorio, siendo que para Romina su ex pareja tenía "a todos comprados". En este
sentido se trata de poder ofrecerle un dispositivo terapéutico que la albergue para poder
construir, mientras se pueda, una nueva posición subjetiva en ella, un interrogante que le
permite maternar, siendo que esa era su mayor preocupación. A lo largo de las entrevistas
Romina pudo contar los diferentes abusos sexuales que sufrió en su infancia y adolescencia
por hombres de su familia, pudiendo comenzar a apropiarse de esa parte de su la historia.

Bibliografía

- Kraepelin, E. (1905). Introducción a la clínica psiquiátrica. Ediciones Nieva.

- Lacan, J. (2012). De las psicosis paranoicas en sus relaciones con la personalidad.


Madrid: Editorial Siglo XXI.

- Lajonquiere, C. (1986). Clase: Semiología y nosologías psiquiátricas (II): Paranoia y/o


delirios crónicos.

- Mazzuca, R. (2003). Curso: Dificultades en el diagnóstico diferencial: paranoia, neurosis


obsesiva y melancolía. Universidad Nacional de La Plata.

- Napolitano, G. (1955). Nacimiento de la psicopatología en la historia de la psiquiatría.


Ediciones De la Campana.

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