Sei sulla pagina 1di 10

INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

“ALFONSO VÉLEZ PLIEGO”(ICSYH-AVP)

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

DOCTORADO EN
ESTUDIOS SOCIOTERRITORIALES

ASIGNATURA:

Epistemología de los estudios del territorio

ALUMNA:
Yatzel Roldán López
Matrícula:
217560351

PRIMAVERA 2018
ÍNDICE

Desde el sentido común y la vida cotidiana ....................................................................... 2


Un todavía-no o la totalidad ............................................................................................... 6
El feminismo hacia el “todavía-no” ..................................................................................... 8
Referencias ....................................................................................................................... 9

¿Y esto para qué sirve?

La epistemología como una práctica vital en el proceso de investigación

Cuando en una clase de epistemología se pregunta: ¿esto para que sirve? Me


gustaría tener la capacidad de contagiar a esa gente de las posibilidades que esta
herramienta te otorga: sirve para pensar, para poder reflexionar sobre la propia
práctica de investigación.

En este ensayo el objetivo es hacer un pequeño análisis de diversas


categorías vistas en clase, así como su importancia en el desarrollo de una
investigación (sin importar el nivel educativo en el que se realice, pensando desde
el nivel licenciatura). Si bien se harán referencias a textos vistos en clase, también
se hará uso del formato de ensayo libre; esto es, habrá algunos apartados en que
la reflexión emane de la propia experiencia de la autora.

Cabe mencionar que gran parte de la reflexión gira en torno a los


presupuestos, prenociones (Bourdieu et.al. 2002) o los llamados conceptos
antiteóricos de una sociología desgajada de la filosofía (Adorno, 1975); ya que estos
son un hábito difícil de identificar y romper en la vida cotidiana (en la que se inscribe
la investigación social, porque no hay un contexto controlado, como el laboratorio,
en el que se puedan hacer experimentos al estilo de las ciencias naturales y
exactas).

Desde el sentido común y la vida cotidiana


La práctica de la investigación requiere un pensamiento racional, inquisidor, crítico;
pero al mismo tiempo creativo y flexible, puesto que a lo largo del proceso existen
datos o información que va modificando la primera intención presentada; esto se
adquiere poniendo en tela de juicio lo que hasta el momento damos por hecho. Una
herramienta que nos ayuda a ese cometido es la epistemología, rama de la filosofía
encargada del estudio de la generación del conocimiento.

Si bien los programas de formación de investigadores, especialmente


aquellos de licenciatura, la consideran dentro del tronco común de su currícula, en
pocas ocasiones se puede compartir, por parte de los profesores, la importancia y
pertinencia en la formación. Así, muchos de los que alguna vez nos topamos con
esta materia en los primeros semestres de la licenciatura, entendimos poco o nada
de la posibilidad de usarla a nuestro favor, en la investigación.

Es posible que la poca valoración que se tiene de la epistemología tenga


que ver con la preeminencia del enfoque empírico, no digo que sea lo constante,
pero el proceso de analizar lo que se ha aprendido a lo largo de la vida resulta en
ocasiones complicado o poco interesante para aquellos que deben realizarlo, en
palabras de Adorno:

La idea de que un investigador necesitaría un 10% de inspiración y un 90% de


transpiración, que tanto gusta de citarse, es servil y su objetivo es prohibir el
pensamiento […] La ciencia sería: descubrir la verdad y la falsedad de lo que el
fenómeno considerado pretende ser por sí mismo; y no hay conocimiento que, en
virtud de la distinción entre lo verdadero y lo falso que le es inmanente, no sea al
mismo tiempo crítico (p. 33).

Esto es, desde la perspectiva marxista y de la teoría crítica, la realidad que


se presenta no nos revela lo cierto: los conceptos, ideas, conocimiento de diversa
índole está trastocado por el capital y ha sido cosificado a su favor. Cuando se hace
mención a la idea de cosificación se piensa en que el conocimiento si no está al
servicio de la reproducción del capital y el sistema que este sostiene, no sirve: la
ciencia tendría que ser aplicada, si no pareciera fatua y hasta vanidosa.
Lo anterior podría ser considerado como las prenociones que las que
Bourdieu et. al. (2002) han tomado de otros investigadores, y que hacen referencia
a esas ideas con las que hemos sido socializados y de los que nos asimos al
momento de querer explicar la realidad y nuestra propia práctica investigativa. De
hecho, en ocasiones, parte del planteamiento del problema a investigar, se basa en
las prenociones, esos supuestos que llegamos a considerar como verdad y que, en
ocasiones, resulta difícil reconsiderar.

En palabras de Bourdieu et. al. (Íbid.), la epistemología:

Se diferencia de una metodología abstracta en su esfuerzo por captar la lógica del


error para construir la lógica del descubrimiento de la verdad como polémica contra
el error y como esfuerzo para someter las verdades próximas a la ciencia y los
métodos que utiliza a una rectificación metódica y permanente. Pero la acción
polémica de la razón científica no tendría toda su fuerza si el “psicoalálisis del
espíritu científico” no se continuara en un análisis de las condiciones sociales en las
cuales se producen las obras sociológicas: el sociólogo puede encontrar un
instrumento privilegiado de vigilancia epistemológica en la sociología del
conocimiento, como medio para enriquecer y precisar el conocimiento del error y de
las condiciones que lo hacen posible y, a veces, inevitable.

Entonces, se puede decir que la epistemología es una herramienta de


vigilancia que nos permite entender y validar nuestras construcciones conceptuales
científicas, en tanto que es permanente: no podemos hacer de lado en ningún
momento a la reflexión de la construcción del conocimiento, puesto que, en nuestra
tarea constante, en todo momento necesitamos la llamada “vigilancia
epistemológica” que nos ayuda a encontrar los huecos, errores o inconsistencias en
lo que estamos haciendo.

Cabe mencionar que este espíritu de observación y reflexión es algo que se


va educando y se va introyectando poco a poco. Cuando mencionaba párrafos
arriba que en ocasiones poco o nada se entiende la epistemología la primera vez
que se nos es presentada, pienso en que existe la posibilidad de formar una actitud
vigilante a lo largo de nuestra formación como investigadores; para que a fin de
cuentas podamos tener un habitus con esa disposición, piénsese este término “en
cuanto sistema de esquemas más o menos dominados y más o menos transferidos
[…] la interiorización de los principios de la teoría del conocimiento sociológico”
(Bourdieu et. al., 2002: p. 20).

A la larga, entrenándonos y siendo cuidadosos con aquellas afirmaciones,


posturas teóricas y metodológicas que elijamos, tendremos una disposición mental:

[…] que sea condición de la invención y de la prueba. Si esta reconciliación no se


produce, ello implicaría renunciar a proporcionar una ayuda, cualquiera que sea, al
trabajo de investigación, limitándonos junto a tantos otros metodólogos, a invocar o
llamar, como se llama a los espíritus, los milagros de una iluminación creadora,
vehiculizados por la hagiografía del descubrimiento científico, o los misterios de la
psicología de las profundidades.

Con lo anterior quiero hacer patente que, además de la posibilidad de


reflexión sobre lo ya propuesto y encontrado en investigación, la propia curiosidad
científica que guía a sociólogos, antropólogos, historiadores y todos aquellos
inmiscuidos en el campo de la reflexión científica no es un asunto de musas o
iluminaciones divinas: la disposición científica, el espíritu curioso y creativo que
debe presentar una persona que quiera dedicarse a realizar este tipo de trabajo,
también se cultiva y se alimenta tanto de conocimiento teórico, como de reflexión
filosófica y una serie de elementos metodológicos que va encontrando en su
indagación.

Para dar paso al siguiente apartado, y aunado a lo dicho en el párrafo


anterior, hay que decir que aún existen muchas posibilidades para el planteamiento
de problemas de investigación; puesto que la realidad social sigue siendo un campo
lleno de interrogantes, de procesos y relaciones que no han sido explicadas o cuya
explicación debe ser actualizada debido al paso del tiempo. De ahí la idea de un
“todavía-no”, ya sea “todavía-no” pensado, no propuesto, no rehecho, no
considerado desde las, ahora, diversas epistemologías, etc.
Un todavía-no desde la epistemología

Como se mencionaba en el párrafo de cierre del apartado anterior, existe en varios


textos leídos en clase, especialmente en los textos de Leff (1998, 2007) en los que
se deja entrever una categoría heredada del marxismo y la teoría crítica: el todavía-
no. Esta se encuentra considerada dentro del libro Principio Esperanza de Bloch;
en él se observa la necesidad y la inquietud de la “apertura del concepto”; esto es,
tanto Bloch como Adorno y otros pensadores adscritos a la teoría crítica, consideran
de gran importancia la necesidad de modificar o resignificar términos o ideas que
tienen una carga histórica y cultural heredadas del pensamiento emanado del capital
y, como consecuencia, se encuentra alienados.

En Principio esperanza la idea en la que se fundamenta la esperanza


(panacea de muchas sociedades y gobiernos, así como religiones) es que el pasado
no está cerrado, sino que en él se encierra una posibilidad de acción, de cambio: si
se sigue pensando a este como predeterminación para el presente y el futuro, se
cierran categóricamente los caminos del cambio. La idea de esperanza mira hacia
el futuro, como la utopía sobre la que Galeano ha comentado: “La utopía está en el
horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez
pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

La esperanza en el contexto de este ensayo hace referencia a la idea de que


no todo está pensado y que no todo está determinado, por tanto, se puede modificar
la manera en la que observamos un fenómeno debido a la teoría que elijamos y a
la posibilidad de reflexión que hayamos podido estructura como habitus de
investigación. La referencia que se hace a Eduardo Galeano con su famosa frase
sobre la utopía tiene que ver con la necesidad de seguir moviéndonos, de continuar
formando nuestro pensamiento y nuestra acción.
Hay que resaltar que la esperanza es un todavía-no que se traduciría en la
plenitud del ser y del género, en el sentimiento de estar lleno (en contraposición con
la idea de las manos vacías de la que habla en su primer capítulo), en un buen vivir,
un bien supremo. La idea de la esperanza se podría traslapar a lo que Vaneigem
llama el saber vivir, el cual se obtendría por la subjetividad radical a partir de la cual
se podría transformar el mundo con una inversión de perspectiva. Este último
término habla de una reeducación:

La inversión de perspectiva sustituye el conocimiento por la praxis, la esperanza por


la libertad, la mediación por la voluntad de lo inmediato. Consagra el triunfo de un
conjunto de relaciones humanas basadas en tres polos inseparables: la
participación, la comunicación, la realización.
Invertir la perspectiva es dejar de ver con los ojos de la comunidad, de la ideología,
de la familia, de los demás. Es entenderse a sí mismo sólidamente, elegirse como
punto de partida y como centro. Fundarlo todo sobre la subjetividad y seguir su
voluntad subjetiva de ser todo. En el punto de mira de mi insaciable deseo de vivir,
la totalidad del poder no es más que un blanco concreto en un horizonte vasto […]
No hemos elegido la inversión de perspectivas por un voluntarismo cualquiera, es
ella quien nos ha elegido. Comprometidos como estamos en la fase histórica de la
NADA, el paso siguiente sólo puede ser un cambio del TODO. La conciencia de una
revolución total, de su necesidad, es nuestra última forma de ser histórica, nuestra
última posibilidad de deshacer la historia de ciertas condiciones. El juego en el que
entramos es el juego de nuestra creatividad. Sus reglas se oponen radicalmente a
las reglas y a las leyes que rigen nuestra sociedad (Vaneigem, 1977: 198).

Si bien esta inversión de perspectiva pareciera no tener relación directa con


el tema de la epistemología y su pertinencia en la práctica cotidiana de
investigación, sí puede ser un referente para pensar en la idea de que la praxis que
el considera, está trastocada por la vigilancia epistemológica, por la necesidad de
poner en práctica aquello que se ha aprendido en una materia que parece tan
abstracta como la de epistemología. Ahora bien, si consideramos que la inversión
de perspectiva tiene que ver con dejar de ver con los ojos de la comunidad, de la
ideología, de aquello que aprendimos socialmente, sí hay una relación directa en
esta necesidad de poner en tela de juicio aquello que damos por sentado.

Considerando la última parte de su texto, esta necesidad de la revolución


total de la posibilidad de deshacer la historia de ciertas condiciones quiero introducir
el tema de la mujer en la investigación y reflexión científica, de la visión femenina
(como lo llamaron en clase) y de la llamada epistemología feminista. Si bien se ha
trabajado sobre esta perspectiva desde el inicio del movimiento feminista, hay gente
que desconoce aún esta posibilidad de inversión de perspectiva, muchos de ellos
hombres (tal vez se deba a un estado de privilegio masculino consecuencia del
heteropatriarcado en el que se ha vivido por mucho tiempo).

El feminismo hacia el “todavía-no”


Este tema fue un asunto delicado en las sesiones que tuvo que tratarse. El
feminismo no es ni remotamente el odio hacia los hombres. Pensando en la
definición más sencilla, que incluso es usada por actrices tales como Emma Watson,
el feminismo es la búsqueda de la equidad de derechos y oportunidades, no la
necesidad de las mujeres de imponer su punto de vista.

Lo anterior a veces es mal entendido, porque pareciera que el feminismo es


la lucha contra los hombres, pero realmente no es así, o no es la intención primera.
El término feminismo es un ejemplo de como un concepto se va modificando,
adaptando y democratizando de tal forma que lo que en un inicio se nombraba con
ese concepto, fue cambiando y adaptándose ya sea por el contexto o por grupos
específicos para su descalificación.

Si se toma este tema como “la mirada femenina” tal cual se expuso en clase,
considero que es reducirlo a una idea de rol, es decir, es considerar y reducir la
posibilidad del pensamiento feminista al binomio masculino/femenino: las mujeres y
los hombres piensan distinto, como se dice desde el sentido común, tomado como
un pensamiento total, cerrado y finito.

No obstante, hay que decir que Díaz y Dema (2013) sí consideran que hay
una supremacía masculina “que se manifiesta, entre otras cosas, en una
metodología de investigación sesgada por los valores masculinos y masculinizados
dominantes en nuestra sociedad” (p. 65). Dichos valores han dictado a lo largo de
los siglos temáticas a investigar y maneras de arribar a ello. Incluso hay temas que
se consideraban netamente femeninos y que ahora ya son pensados desde los
hombres, un ejemplo de ello es la alimentación. Este tema se obvio por mucho
tiempo, debido a su naturaleza de cotidianidad; quienes iniciaron su reflexión fueron
antropólogas y psicólogas (un par de ejemplos son Mary Douglas y Hellen Messer)
interesadas en la manera en que esta práctica funcionaba en la sociedad.
Actualmente, buena parte de los estudios que se realizan sobre comida, son hechos
por hombres; asunto impensable hasta hace algunos años.

Días y Dema (2013) aseguran que “al incorporar la perspectiva feminista o


de género a la ciencia, se desarrolla un nuevo marco de interpretación de la realidad
desde el que comprender los fenómenos de estudio a la vez que se lleva a cabo
una crítica de la producción científica tradicional” (pp.65-66).

Lo que podemos identificar de la perspectiva feminista en la ciencia es la


posibilidad de crear nuevos marcos de interpretación, es decir, la evidencia de que
el todavía-no es un concepto que sigue siendo válido, y que no hay que obviar que,
a pesar de crear nuevas perspectivas, debemos seguir pensándolas y
repensándolas. Si no pasara de esta manera, tendríamos un pensamiento
petrificado, cosificado y estancado.

Referencias

Adorno, T. (1975) Epistemología y ciencias sociales Frónesis, Cátedra Universitat


de Valéncia, disponible en
http://www.cseiio.oaxaca.gob.mx/biblioteca/libros/metodologia/epistemologiaycienc
iassociales.pdf

Bloch, E. (1979). El principio esperanza, Madrid: Aguilar.

Bordieu, P. et al. (2002) El oficio del Sociólogo. Presupuestos epistemológicos. Siglo


XXI Editores, Argentina

Díaz Martínez, C. y Dema Moreno, S. (2013), “Capítulo 2. Metodología no sexista


en la investigación y producción del conocimiento”, en Díaz Martínez, Capitolina y
Sandra Dema Moreno, (eds.), Sociología y Género. Ed. Tecnos. España. Pp. 65-
86.

Leff, E. (1998) Saber Ambiental: Sustentabilidad, racionalidad, complejidad, po-der",


Ed. Siglo XXI y PNUMA, México.

---------------- (2007) Aventuras de la epistemología ambiental, Ed. Siglo XXI, México.


Disponible en http://www.ceapedi.com.ar/imagenes/biblioteca/libros/299.pdf

Vaneigem, R. (1977). Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones,
Barcelona: Anagrama.

Visweswaran, K., 1997, “Histories of Feminist Ethnography”, Annual Review of


Anthropology, 26: 591-621

Espinosa, Y. et al. (2014) Tejiendo de otro modo, feminismo, epistemología y


apuestas descoloniales en Abya Yala.Universidad del Cauca

Potrebbero piacerti anche