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Está enfocada en lograr la máxima calidad de vida y actividad en los pacientes terminales,
sin intentar acortar ni alargar la vida, procurando el alivio del dolor y otros síntomas
estresantes. Además, integra los aspectos psicológicos y espirituales en la aplicación de los
cuidados, considerando activamente a la familia del paciente, tanto durante el proceso como
en el duelo.2
Los cuidados paliativos incluyen no sólo los tratamientos médicos y farmacológicos que
se dan a los pacientes terminales, sino que también todas las atenciones del equipo
interdisciplinario: psicológicas, de enfermería, sociales, de terapia ocupacional y
pastorales.3 Los cuidados paliativos no adelantan ni retrasan la muerte, sino que constituyen
un verdadero sistema de apoyo y soporte integral para el paciente y su familia.4
Índice
1 Definiciones
2 Datos históricos
3 Contextualización social y profesional
4 Características y objetivos de los programas
5 Características del modelo de atención
o 5.1 Objetivos de los programas de cuidados paliativos
o 5.2 Objetivos del cuidado paliativo
6 Tipos de programas de cuidados paliativos
7 El derecho a morir con dignidad y los cuidados paliativos
8 Referencias
9 Bibliografía
10 Véase también
11 Enlaces externos
Definiciones
Definición de la Sociedad Europea de Cuidados Paliativos
"Los cuidados paliativos afirman la vida y consideran la muerte como un proceso
natural: ni la aceleran ni la retrasan ante cualquier circunstancia. Se administran
para mantener la mejor calidad de vida posible hasta la muerte."5 4
Definición del Instituto Nacional del Cáncer (National Cancer Institute) de los Estados
Unidos
"El cuidado paliativo es la atención que se brinda para mejorar la calidad de vida
de los pacientes de una enfermedad grave o potencialmente mortal. La meta del
cuidado paliativo es prevenir o tratar lo más rápidamente posible los síntomas de
una enfermedad, los efectos secundarios del tratamiento de una enfermedad y los
problemas psicológicos, sociales y espirituales relacionados con una enfermedad o
su tratamiento. También se llama cuidado de alivio, cuidado médico de apoyo, y
tratamiento de los síntomas."6
"Los cuidados paliativos son un concepto de la atención al paciente que incluye a
profesionales de la salud y a voluntarios que proporcionan apoyo médico,
psicológico y espiritual a enfermos terminales y a sus seres queridos. Los cuidados
paliativos ponen el énfasis en la calidad de vida, es decir, en la paz, la comodidad y
la dignidad. Una de las metas principales de los cuidados paliativos es el control
del dolor y de otros síntomas para que el paciente pueda permanecer lo más alerta
y cómodo posible. Los servicios de cuidados paliativos están disponibles para
personas que ya no pueden beneficiarse de los tratamientos curativos; el paciente
típico de cuidados paliativos tiene un pronóstico de vida de 6 meses o menos. Los
programas de cuidados paliativos proporcionan servicios en varias situaciones: en
el hogar, en centros de cuidados paliativos, en hospitales o en establecimientos
capacitados para asistir enfermos. Las familias de los pacientes son también un
enfoque importante de los cuidados paliativos, y los servicios están diseñados para
proporcionarles la asistencia y el apoyo que necesitan."
Definición de la OMS
"Los Cuidados Paliativos son un modo de abordar la enfermedad avanzada e
incurable que pretende mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes que
afrontan una enfermedad como de sus familias, mediante la prevención y el alivio
del sufrimiento a través de un diagnóstico precoz, una evaluación adecuada y el
oportuno tratamiento del dolor y de otros problemas tanto físicos como
psicosociales y espirituales.
Los cuidados paliativos afirman la vida y consideran la muerte como un proceso natural: ni
la aceleran ni la retrasan. Se administran para mantener la mejor calidad de vida posible
hasta la muerte4
Datos históricos
La filosofía de los cuidados paliativos comenzó en Londres en los años 1970 y rápidamente
se extendió, primero por el mundo anglosajón, y luego por Europa y otros países.
"Todas las personas tienen derecho a una asistencia sanitaria de calidad, científica
y humana. Por tanto, recibir una adecuada atención médica al final de la vida no
debe considerarse un privilegio, sino un auténtico derecho."
Las características peculiares del sistema de cuidados paliativos, que le diferencian del
sistema tradicional de atención al enfermo en situación terminal, serían las siguientes:
En este tipo de asistencia la unidad de cuidado está constituida por el paciente más
la familia. Es esencial incluir a la familia completa para conseguir que la atención al
paciente sea la mejor posible.
El equipo de asistencia es multidisciplinar: médicos, enfermeras, psicólogos,
trabajadores sociales, asistentes pastorales y personal voluntario.
Por la situación terminal de enfermedad en la que se encuentran los pacientes que
reciben cuidados paliativos, los tratamientos empleados frente al dolor y demás
síntomas físicos serán principalmente de intención paliativa. Además, el equipo
debe proporcionar el soporte necesario para vencer el estrés psicosocial y aminorar
las preocupaciones que afectan a la familia y a la mayoría de los pacientes.
Casi por definición, por su carácter interdisciplinar y por estar centrada en el
paciente, la medicina paliativa es integradora y no supone una exclusión de otros
especialistas ni de tratamientos activos que tengan la misma intención paliativa y
miren primordialmente por el bienestar del paciente. Por subrayar la novedad o
diferencia de los cuidados paliativos en los comienzos, esta característica
integradora ha podido no estar patente. Modernamente, reflejando el mayor interés
en las especialidades relacionadas, especialmente en Geriatría y Oncología, la
medicina paliativa se ha incluido en ellas con denominaciones más amplias como
“cuidados al final de la vida” o “cuidados continuados en oncología”.
Los cuidados paliativos suponen donde se implantan un cierto cambio estructural
para proporcionar garantías de asistencia paliativa al enfermo terminal en el
momento y también en el lugar que se necesite, y con las características habituales
en cuidados paliativos: atención global por un equipo interdisciplinar y que siempre
incluya a la familia.
Referencias
1.
Bibliografía
Benítez Del Rosario, Miguel Ángel; Salinas Martín, Antonio (2000). Cuidados
paliativos y atención primaria: aspectos de organización. Springer - Verlag. ISBN
84-07-00228-3.
González Barón, Manuel (2007). Tratado de medicina paliativa y tratamiento de
soporte al enfermo de cáncer. Editorial Médica Panamericana. Madrid. ISBN 978-84-
9835-131-6.
Rafael Lora González (2007). Cuidados paliativos. Su dimensión espiritual.
Ediciones Toromítico. ISBN 978-84-96947-35-1.
VV.AA. (2009). Palliative Medicine - Expert Consult Premium Edition. Saunders
Title. ISBN 978-0-323-04021-1.
Véase también
Escalera analgésica de la OMS
Testamento vital
Muerte digna
14 Maneras inusuales de aliviar el estrés
rápidamente
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Para sentirte feliz y cumplir todos tus deseos hay que controlar el estrés y la tensión. Esto
es tan cierto para aquellas personas que son propensas a la depresión, como para quienes
es un gran problema regresar al trabajo después de las vacaciones, o bien aquellos que han
acumulado demasiada tensión.
Para sentirte mejor, Genial.guru te ofrece 14 maneras eficaces para aliviar el estrés
y salvarte de la presión:
1. Peinarse.
Durante una jornada laboral que usualmente pasas delante de la pantalla del computador,
los músculos de tu rostro se ponen tan tensos que la cabeza se torna pesada y empieza
a doler. Una forma de evitar el estrés es peinar el cabello durante 10 o 15 minutos. Este
proceso ayuda a "dispersar" la sangre y relajar los músculos.
2. Comer helado.
La comida deliciosa es un dopaje eficaz anti-estrés. Para estar de buen humor y aliviar
el estrés el pescado ayuda, ya que contiene ácidos grasos omega-3, que son muy útiles para
el sistema nervioso. Si no te gusta el pescado, come helado o plátano. Estos alimentos son
mejores que los antidepresivos.
3. Hacerse masajes.
Para ahorrar energía, masajea durante 30 segundos la zona que está bajo la nariz, entre las
cejas, debajo del labio inferior de la boca y en el centro de la palma.
Es otra forma sencilla para aliviar la tensión y evitar el estrés. Hay que frotar las manos
hasta que se calienten. También es útil frotarse las orejas. Así puedes estar vivo
y concentrarte en el trabajo.
5. Tomar una ducha corta.
Para hacer frente a la negatividad emocional, la ducha de 15 minutos ayuda. Bajo los
chorros de agua caliente, pronto sentirás que esta se lleva consigo todo lo negativo.
6. Mover 27 objetos.
Recorre durante 30 segundos hacia arriba y hacia abajo las escaleras. Este ejercicio
8. Pintar.
Los psicólogos han descubierto que pintar cuadros durante dos o tres minutos en períodos
de alto estrés aumenta a 5 veces la probabilidad de terminación de los trabajos a tiempo.
Es decir, no solo se puede sobrevivir al estrés, sino que se puede crear alguna obra maestra.
Con la acumulación de radicales empiezas a sentir ansiedad y pánico. El hibisco evita que
se concentren, los diluye y así ayuda a aliviar el estrés sin ponerte lento.
Los olores se relacionan con nuestra memoria. Por lo tanto, es muy útil tener una fragancia
asociada con momentos de felicidad y alegría en el entorno. Respira más a menudo,
te ayudará a estar de buen humor.
14. Bailar.
¡Baila en casa! El ritmo de la música es una excelente ayuda para aliviar el estrés. Los seres
humanos percibimos el baile como un entretenimiento, a diferencia del ejercicio que
hacemos en el gimnasio.
El objetivo de los cuidados paliativos es ayudar a los pacientes con una enfermedad grave a
sentirse mejor. Estos previenen o tratan los síntomas y efectos secundarios de la
enfermedad y los tratamientos. Con los cuidados paliativos, también se tratan problemas
emocionales, sociales, prácticos y espirituales que la enfermedad plantea. Cuando los
pacientes se sienten mejor en estas áreas, tienen una mejor calidad de vida.
Los cuidados paliativos pueden brindarse al mismo tiempo que los tratamientos destinados
para curar o tratar la enfermedad. Usted puede recibir cuidados paliativos cuando se
diagnostica la enfermedad, durante todo el tratamiento, durante el seguimiento y al final de
la vida.
Los cuidados paliativos se les pueden ofrecer a personas con enfermedades tales como:
Cáncer
Enfermedad cardíaca
Enfermedades pulmonares
Insuficiencia renal
Demencia
VIH/SIDA
ELA (esclerosis lateral amiotrófica)
Mientran reciben cuidados paliativos, las personas pueden permanecer bajo el cuidado de
su médico regular, y todavía recibir tratamiento por sus enfermedades.
Un equipo de médicos
Personal de enfermería
Nutricionistas certificados
Trabajadores sociales
Psicólogos
Masajistas terapeutas
Capellanes
Los cuidados paliativos los pueden ofrecer los hospitales, las agencias de atención médica
domiciliaria, las clínicas de oncología y las clínicas de convalecencia. El médico o el
hospital pueden darle los nombres de especialistas en cuidados paliativos cercanos a usted.
El tratamiento paliativo se ofrece normalmente sólo cuando se espera que la persona viva 6
meses o menos.
Dolor
Dificultad para dormir
Dificultad para respirar
Inapetencia y sentirse enfermo del estómago
Medicamentos
Orientación nutricional
Fisioterapia
Terapia ocupacional
Terapias integradoras
Asesoramiento
Grupos de apoyo
Reuniones familiares
Remisiones a profesionales en salud mental
Problemas prácticos. Algunos de los problemas planteados por una enfermedad son de
carácter práctico, tales como problemas de dinero o laborales, inquietudes sobre el seguro y
asuntos legales. El equipo de cuidados paliativos puede:
Explicar los formularios médicos complejos o ayudar a las familias a entender las
opciones de tratamiento
Proporcionar o remitir a las familias a asesoría financiera
Ayudarlo a conectarse con recursos de transporte y de alojamiento
Asuntos espirituales. Cuando las personas son retadas por una enfermedad, pueden
buscarle un sentido o cuestionar su fe. El equipo de cuidados paliativos puede ayudar a los
pacientes y a sus familias a explorar sus creencias y valores para que puedan acercarse a la
aceptación y la paz.
Infórmese más
Coméntele al médico lo que más le molesta y lo que más le preocupa. Dígale al médico lo
que es importante para usted. Dele al médico una copia de su testamento o el poder para
asistencia médica.
Pregúntele al médico qué servicios de cuidados paliativos están disponibles para usted. Los
cuidados paliativos casi siempre están cubiertos por el seguro médico, incluidos Medicare o
Medicaid. Si no tiene un seguro médico, hable con un trabajador social o el asesor
financiero del hospital.
Conozca sus opciones. Lea acerca de los documentos de voluntades anticipadas, decidir
respecto al tratamiento que prolonga la vida y elegir no tener CPR (órdenes de no
reanimar).
Nombres alternativos
Cuidados paliativos; Final de la vida - cuidados paliativos; Hospital para enfermos
terminales - cuidados paliativos
Referencias
Fabiny A, Sabatino C. Living Wills: A Guide to Advance Directives, the Health Care Power
of Attorney, and Other Key Documents. Cambridge, MA: Harvard Health Publications.
2013.
Oxenham D. Palliative care and pain. In: Walker BR, Colledge NR, Ralston SH, Penman
ID, eds. Davidson's Principles and Practice of Medicine. 22nd ed. Philadelphia, PA:
Elsevier; 2014:chap 12.
Rakel RE, Trinh TH. Care of the dying patient. In: Rakel RE, Rakel DP, eds. Textbook of
Family Medicine. 9th ed. Philadelphia, PA: Elsevier Saunders; 2016:chap 5.
Apendicitis
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¿Qué es la apendicitis?
La apendicitis es una de las causas de dolor abdominal intenso. Ocurre cuando el apéndice,
una parte del intestino grueso, se infecta e inflama. Los expertos no saben la función del
apéndice en el cuerpo, pero la mayoría de las veces no causa problemas.
A menudo, no está claro por qué alguien tiene apendicitis. En algunos casos, un objeto
pequeño (como un pedazo duro de heces) bloquea la apertura al apéndice. Después, pueden
crecer bacterias en el apéndice y causar una infección.
A veces, el único síntoma es una sensación general de no estar bien y un dolor que es difícil
de describir. Confíe en sus instintos. Si usted piensa que pudiera tener apendicitis, necesita
ver a un médico.
Aunque las pruebas no siempre pueden demostrar con certeza que tiene apendicitis, sus
síntomas pueden llevar a su médico a tener fuertes sospechas de que la tiene. En este caso,
su médico probablemente le recomiende la cirugía para extirpar el apéndice. La mayoría de
las veces, el médico está en lo correcto y el apéndice está infectado. Durante la cirugía, el
médico podría descubrir que el apéndice está normal y que es otra cosa la que está
causando el dolor. Su médico seguirá adelante y le extraerá el apéndice. Se puede vivir bien
sin este, y extraerlo elimina toda posibilidad de que pudiera causarle problemas más
adelante.
¿Cómo se trata?
Si el apéndice estalló, la cirugía puede ser más complicada. Usted también necesitará
antibióticos y puede necesitar otro tratamiento.
La mayoría de la gente sale del hospital entre 1 y 3 días después de la cirugía. Algunos
pueden incluso irse a casa el mismo día. Dependiendo del tipo de cirugía, puede llevar de 1
semana a 1 mes para volver a sus actividades normales.
Si el apéndice se revienta, o si hay infección en el abdomen u otros problemas, podría estar
en el hospital más tiempo. Y puede llevarle más tiempo recuperarse.
Después de la cirugía, asegúrese de seguir los consejos de su médico sobre a qué cosas
debe prestar atención, como fiebre, aumento de dolor abdominal o problemas con la
incisión.
Apendicitis
La apendicitis consiste en la inflamación del apéndice y no siempre presenta síntomas
claros, por lo que a veces se confunde con otras afecciones como alteraciones
ginecológicas, lo que retrasa el diagnóstico.
Escrito por Mª Alicia Cortés, Bióloga
Revisado por David Saceda Corralo, Médico Interno Residente, especialista en
Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología
Diagnóstico de la apendicitis
Apendicitis
La apendicitis consiste en la inflamación del apéndice y no siempre presenta síntomas
claros, por lo que a veces se confunde con otras afecciones como alteraciones
ginecológicas, lo que retrasa el diagnóstico.
Escrito por Mª Alicia Cortés, Bióloga
Revisado por David Saceda Corralo, Médico Interno Residente, especialista en
Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología
Qué es la apendicitis
Qué es la apendicitis
Causas de la apendicitis
Síntomas de apendicitis
Etapas de la apendicitis
Diagnóstico de la apendicitis
Tratamiento de la apendicitis
Compartido:
163
La apendicitis puede aparecer a cualquier edad, pero hay un pico de incidencia entre los 10
y los 30 años sin que se conozca la razón. También se ha detectado que es más frecuente en
los varones, aunque no se han encontrado causas hormonales.
Por todo ello es necesario realizar un diagnóstico y tratamiento precoz que impida la
progresión de la apendicitis. El único tratamiento efectivo es la extirpación quirúrgica, lo
que convierte a la apendicitis en la causa más frecuente de operación quirúrgica abdominal.
Causas de la apendicitis
Una joven habla a su doctora sobre el dolor que siente en el lado derecho del abdomen.
Qué es la apendicitis
Causas de la apendicitis
Síntomas de apendicitis
Etapas de la apendicitis
Diagnóstico de la apendicitis
Tratamiento de la apendicitis
Compartido:
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Síntomas de la apendicitis
Qué es la apendicitis
Causas de la apendicitis
Síntomas de apendicitis
Etapas de la apendicitis
Diagnóstico de la apendicitis
Tratamiento de la apendicitis
Compartido:
158
Si alguno de estos síntomas aparece antes que otro, el diagnóstico puede confundirse. Por
ejemplo, si aparecen antes las náuseas y los vómitos es fácil confundirlo con una
gastroenteritis.
En los ancianos, la apendicitis aguda es también un proceso grave, con riesgo elevado de
muerte. Los síntomas de apendicitis, no son muy claros y retrasan el diagnóstico. Aparece un
discreto dolor en la fosa ilíaca derecha, sin fiebre ni vómitos, y es muy común la presencia
del abdomen hinchado causado por la paralización de los movimientos peristálticos del
intestino debida a la apendicitis, lo que se conoce como íleo paralítico.
Etapas de la apendicitis
Qué es la apendicitis
Causas de la apendicitis
Síntomas de apendicitis
Etapas de la apendicitis
Diagnóstico de la apendicitis
Tratamiento de la apendicitis
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Una vez obstruida la luz del apéndice, comienza el proceso inflamatorio, agravado por la
infección bacteriana (bacterias que se encuentran normalmente en el intestino grueso); esto
aumenta la presión dentro del apéndice debilitando su pared, y provocando su ruptura y la
perforación apendicular.
Lo más frecuente es que el propio organismo intente delimitar la inflamación. El tejido que
rodea el apéndice se adhiere, antes de que se produzca la perforación, formando una masa
inflamatoria denominada plastrón apendicular. Esto evita que las heces se esparzan por la
cavidad abdominal y provoquen una peritonitis generalizada. El resultado es un absceso
localizado generalmente en la fosa iliaca derecha aunque, en ocasiones, se acentúa en la parte
inferior de la pelvis.
Menos del 30% de los casos curan solos, quedando un tejido de cicatrización. Generalmente
esto ocurre en los casos de apendicitis subaguda.
Generalmente es aceptado que la perforación ocurra entre las 24 y 48 horas desde el inicio
de los síntomas. Sin embargo, en un 13% de los casos puede perforarse antes de las 24 horas.
Todas estas etapas ocurren en el transcurso de 24-36 horas desde el inicio del proceso en los
adultos. En los niños pequeños la progresión de la enfermedad es generalmente tan rápida
que el primero de los tres estadios patológicos suele darse antes de que se produzca la
consulta médica.
Complicaciones de la apendicitis
Las complicaciones más frecuentes de la apendicitis son las siguientes:
- Absceso abdominal.
- Peritonitis difusa.
- Pileflebitis: la más grave y rara, se forman émbolos sépticos que van al hígado pudiendo
formar abscesos.
Actualmente es raro que se produzcan estas complicaciones, salvo en el caso de personas
que tienen las defensas debilitadas (ancianos), o en las personas con apendicitis muy
avanzadas por un diagnóstico tardío.
iagnóstico de la apendicitis
Qué es la apendicitis
Causas de la apendicitis
Síntomas de apendicitis
Etapas de la apendicitis
Diagnóstico de la apendicitis
Tratamiento de la apendicitis
Compartido:
87
Exploración física
El estado general del paciente suele ser bueno, aunque en apendicitis de etapas avanzadas
suele deteriorarse. La temperatura es alrededor de 37,5 y 38 ºC.
Hay una maniobra se que se puede realizar de forma casera para sospechar o no una
apendicitis. Consiste en que el enfermo se ponga de pie en puntillas y se deje caer sobre sus
talones de forma súbita. En los casos de apendicitis el dolor en la región inferior derecha
aumetna. Por supuesto no es una prueba muy fiable, pero puede ayudar.
En los casos complicados hay fiebre alta y alteración del estado general. Cuando existe
peritonitis generalizada, el dolor es intenso y generalizado, con riesgo de shock séptico.
Exámenes complementarios
Análisis de laboratorio
Numerosas patologías pueden asemejarse o confundirse con una apendicitis. Las más
frecuentes son infecciones (colitis, anisakiasis…), enfermedades inflamatorias intestinales
(Crohn, colitis ulcerosa…) y patologías ginecológicas (enfermedad inflamatoria pélvica,
embarazo ectópico…).
Algo característico y que puede ayudar a alertarnos si el niño es muy pequeño y no sabe
hablar, es que durante una apendicitis los niños llorarán, tendrán dolor abdominal, pero
estarán inmóviles, quietos, mientras que en los casos de gastroenteritis suelen estar más
irritables y no paran de moverse.
En los niños se utiliza con más frecuencia la ecografía, ya que en ellos es más fácil
identificar signos que nos ayudan al diagnóstico porque la apendicitis evoluciona más
rápidamente.
Los síntomas pueden ser de cualquier tipo y en cualquier grado, tan sólo una buena
exploración abdominal puede encauzar el diagnóstico de apendicitis con mayor certeza.
Los síntomas son los mismos que para el resto de los adultos, con la excepción de la
localización del dolor, que suele estar más arriba. Hay que recalcar que durante un episodio
de dolor abdominal en las embarazadas lo prioritario es comprobar que el feto está sano y
salvo. No hay ningún problema para realizar una cirugía que extirpe el apéndice.
Tratamiento de la apendicitis
Qué es la apendicitis
Causas de la apendicitis
Síntomas de apendicitis
Etapas de la apendicitis
Diagnóstico de la apendicitis
Tratamiento de la apendicitis
Compartido:
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Laparoscopia: un método cada vez más utilizado, que consiste en realizar unas
pequeñas incisiones en la superficie abdominal por donde se pasan instrumentos que
nos permiten visualizar el interior y manipularlo. La apendicectomía laparoscópica
está siendo de elección en una gran cantidad de casos con apendicitis aguda, tanto en
etapas tempranas como en etapas avanzadas. Uno de los beneficios de esta técnica es
el corto post-operatorio y la rápida recuperación del paciente.
Laparotomía: en este caso se realiza una incisión mayor en el abdomen para poder
buscar y extirpar el apéndice manualmente. La incisión más utilizada es la incisión
de McBurney, que sigue un trayecto paralelo a la ingle en la región inferior derecha
del abdomen, donde está el apéndice.
En cualquiera de los dos casos el primer paso será localizar el apéndice, que está justo al
inicio del colon ascendente, en el ciego. Lo habitual es que lleve poco tiempo, pero en
enfermos obesos se puede tardar varios minutos. Una vez localizado se debe seccionar el
peritoneo que une el apéndice al intestino como si de una membrana se tratara. En ese punto
es muy importante asegurarse que las arterias que irrigan el apéndice están localizadas y
adecuadamente comprimidas para evitar una hemorragia al seccionarlas. Finalmente se corta
el apéndice y la herida que deja se cose para evitar que sangre o se desgarre.
En los casos en los que la apendicitis está muy evolucionada y se ha formado un plastrón
apendicular, la cirugía puede retrasarse hasta un mes y cuando se haya 'enfriado' se trata con
antibióticos y se opera.
Compartido:
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Exploración física
El estado general del paciente suele ser bueno, aunque en apendicitis de etapas avanzadas
suele deteriorarse. La temperatura es alrededor de 37,5 y 38 ºC.
Dolor en el punto de McBurney: se marca una línea desde el ombligo hasta la punta
del hueso pélvico derecho anterior. El punto es la unión de los dos tercios más
cercanos al ombligo con el tercio externo.
Signo de Blumberg: al presionar una zona del abdomen alejada del apéndice se
produce dolor en éste de dorma refleja. Indica irritación peritoneal y sucede en otras
enfermedades.
Dolor abdominal a la extensión del muslo: esta maniobra sólo es útil cuando el
apéndice tiene una localización retrocecal, es decir, está colocado detrás del colon y,
por tanto, la palpación del abdomen no es tan efectiva.
Hay una maniobra se que se puede realizar de forma casera para sospechar o no una
apendicitis. Consiste en que el enfermo se ponga de pie en puntillas y se deje caer sobre sus
talones de forma súbita. En los casos de apendicitis el dolor en la región inferior derecha
aumetna. Por supuesto no es una prueba muy fiable, pero puede ayudar.
En los casos complicados hay fiebre alta y alteración del estado general. Cuando existe
peritonitis generalizada, el dolor es intenso y generalizado, con riesgo de shock séptico.
Exámenes complementarios
Análisis de laboratorio
Numerosas patologías pueden asemejarse o confundirse con una apendicitis. Las más
frecuentes son infecciones (colitis, anisakiasis…), enfermedades inflamatorias intestinales
(Crohn, colitis ulcerosa…) y patologías ginecológicas (enfermedad inflamatoria pélvica,
embarazo ectópico…).
Algo característico y que puede ayudar a alertarnos si el niño es muy pequeño y no sabe
hablar, es que durante una apendicitis los niños llorarán, tendrán dolor abdominal, pero
estarán inmóviles, quietos, mientras que en los casos de gastroenteritis suelen estar más
irritables y no paran de moverse.
En los niños se utiliza con más frecuencia la ecografía, ya que en ellos es más fácil
identificar signos que nos ayudan al diagnóstico porque la apendicitis evoluciona más
rápidamente.
Diagnóstico de apendicitis en los ancianos
En los ancianos, la apendicitis aguda es también un proceso grave, con un riesgo de muerte
más elevado que en los adultos jóvenes. Tradicionalmente se pensó que esto era así porque
los ancianos eran más delicados, pero la razón es que los síntomas de la apendicitis son
mucho más larvados, incluso pueden estar ausentes, lo que provoca un retraso en el
diagnóstico y un mayor número de complicaciones.
Los síntomas pueden ser de cualquier tipo y en cualquier grado, tan sólo una buena
exploración abdominal puede encauzar el diagnóstico de apendicitis con mayor certeza.
Los síntomas son los mismos que para el resto de los adultos, con la excepción de la
localización del dolor, que suele estar más arriba. Hay que recalcar que durante un
episodio de dolor abdominal en las embarazadas lo prioritario es comprobar que el
feto está sano y salvo. No hay ningún problema para realizar una cirugía que extirpe
apéndice)
Autor: Redacción Onmeda Revisión médica: Dr. Tomás Rodelgo (16 de Diciembre de
2016)
© Jupiterimages/iStockphoto
Indice
Resumen
Definición
Causas
Síntomas
Diagnóstico
Tratamiento
Evolución
Prevención
Más información
¿Qué es un ataque de apendicitis? Una apendicitis es una inflamación del apéndice cecal
(situado en el ciego, la porción inferior del colon derecho) o apéndice vermiforme. La
apendicitis es una enfermedad muy frecuente que afecta principalmente a personas jóvenes.
La apendicitis puede tener diferentes causas, como una obstrucción del apéndice cecal por
cuerpos extraños. Algunas enfermedades inflamatorias del intestino como, por ejemplo, la
enfermedad de Crohn, también pueden ser la causa de apendicitis.
Los síntomas en una apendicitis son dolor en la región inferior del abdomen y una intensa
sensación de malestar junto con náuseas y vómitos.
Apéndice doloroso
El ciego es la primera porción del intestino grueso ascendente; tiene un tamaño similar al
de un pulgar y forma de saco sin salida. El intestino grueso se halla debajo de la
desembocadura del intestino delgado. En su porción inferior se halla un apéndice
vermiforme en forma de gusano, que mide entre 2 y 20 centímetros. Este apéndice está
infectado en caso de apendicitis.
La posición del apéndice vermiforme es muy variable. Puede estar alojado junto al colon
(ciego), como ocurre en las mujeres embarazadas. También puede hallarse encima, delante
o detrás del mismo o incluso estar fijado en el intestino delgado.
Incidencia
En especial los niños de mayor edad y los adolescentes, así como las mujeres embarazadas,
son los más propensos a sufrir una apendicitis. Especialmente, si su rango de edad se
encuentra entre los 10 y los 30 años de edad.
Por el contrario, los niños pequeños y los ancianos apenas sufren este trastorno.
Las infecciones del ciego en las que el apéndice no está obstruido son raras. Están
causadas, por ejemplo, por bacterias. En una infección por enterococos, proteus o
colibacilos puede infectarse el apéndice vermiforme. También las enfermedades
inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn pueden desencadenar una
apendicitis.
Obstrucción del apéndice
La obstrucción del apéndice favorece la apendicitis. Dicha oclusión puede estar causada,
por ejemplo, por heces. Además, el apéndice vermiforme puede doblarse sobre si mismo.
En raras ocasiones, las causas de una apendicitis son parásitos, como por ejemplo, las
lomrices o adherencias de la pared del intestino.
Los cuerpos extraños pueden afectar al vaciado del apéndice y provocar una apendicitis.
Esto parece ser especialmente frecuente con los huesos de cereza, y menos frecuente con
semillas de uvas o de melones. Como resultado, en el apéndice se van acumulando
secreciones, por lo que la mucosa se irrita hasta que se produce una inflamación. Esto hace
que resulte más fácil una infección bacteriana.
¿Cuáles son los síntomas de una apendicitis? Los síntomas de una apendicitis son muy
característicos. Normalmente, se presentan siempre los siguientes síntomas:
Dolor abdominal
Falta de apetito
Náuseas
Vómitos
Estreñimiento. En ocasiones se presenta diarrea
Fiebre
Pulso acelerado
Sudores nocturnos
Los dolores aparecen en primer lugar en el área del ombligo, así como en la región del
estómago. Pero, normalmente, se trasladan en el plazo de 8 a 12 horas al abdomen inferior
derecho. El dolor aumenta con el movimiento, así como al correr o saltar. Por esta razón, se
produce una típica cojera y una flexión de la pierna derecha.
Las mujeres embarazadas y los ancianos no suelen sufrir los síntomas característicos de
una apendicitis. Durante el embarazo, el apéndice cecal está con frecuencia desplazado,
por lo que los dolores aparecen más bien en la zona superior o central del abdomen. En los
ancianos, los síntomas se manifiestan de forma menos clara y la temperatura corporal no se
ve aumentada.
Las personas con apendicitis, al igual que en otros procesos que cursan con irritación
peritoneal, manifiestan casi siempre una diferencia de temperatura de más de 0,8 grados
entre la axila y el recto, siendo la temperatura en este último mayor. Además, el número de
leucocitos en sangre es ligeramente mayor a lo normal(leucocitosis). También aumenta la
concentración de una proteína determinada (la proteína C reactiva), lo que sugiere la
existencia de una infección. El análisis de orina ayuda a descartar una infección de orina
como causa del dolor.
Si se palpa con cuidado con la mano sobre la pared abdominal sobre el abdomen inferior
derecho, se produce una tensión de rechazo (defensa abdominal), lo que significa que el
paciente tensa los músculos de la pared abdominal en una acto reflejo para contrarrestar la
presión. Si se produce una defensa en toda la pared abdominal, es un indicio de peritonitis y
significa que la enfermedad se halla en una fase avanzada.
Si la infección descompone toda la pared del apéndice, este puede romperse y las bacterias
y el contenido del intestino puede salir a la cavidad abdominal.
El médico puede descubrir los primeros indicios de una apendicitis mediante una
provocación intencionada del dolor. La posición del intestino ciego y del apéndice puede
valorarse mediante líneas de unión entre el ombligo y la protuberancia del hueso ilíaco
(espina ilíaca anterior superior). El ciego se halla en el centro de esta diagonal, en el
denominado punto de McBurney, y es muy sensible a la presión en caso de apendicitis. El
punto de Lanz indica la posición directa del apéndice vermiforme y se halla entre el
tercio exterior y tercio medio de la línea de unión entre las espinas ilíacas derecha e
izquierda. También aquí, en caso de apendicitis, el paciente siente dolor cuando se dan
golpecitos o se presiona la zona.
La denominada intervención abierta con laparotomía está siendo sustituida por métodos
quirúrgicos menos invasivos y más positivos para el paciente. Mínimamente invasivo
significa que el facultativo examina el abdomen con ayuda de un instrumento especial, el
endoscopio. Esta intervención también se denomina laparoscopia. A través de tres cortes
minúsculos en la pared abdomina, el cirujano introduce los instrumentos quirúrgicos.
La incisión es más limitada y el afectado puede recuperarse más rápidamente y con menos
complicaciones, pudiendo abandonar el hospitalen un corto periodo de tiempo. La
laparoscopia ofrece, además, la ventaja de que no solo puede utilizarse para el diagnóstico
sino también para efectuar el tratamiento, en un mismo acto. En los casos con más dudas
diagnósticas, permite confirmar (o no) las sospechas e inmediatamente después, el cirujano
puede extraer el apéndice infectado directamente.
Para obtener beneficios clínicos con esta técnica es requisito indispensable y básico contar
con un profesional con experiencia quirúrgica en técnicas laparoscópicas.
¿Cómo evoluciona una apendicitis? Una apendicitis tiene casi siempre una evolución
positiva. Si los afectados son tratados de forma adecuada a tiempo, por lo general, se
recuperan completamente.
Una apendicitis puede evolucionar en diferentes fases que se suceden en orden cronológico.
El paso a la siguiente fase supone el agravamiento de la enfermedad.
Pronóstico
En una apendicitis, el pronóstico depende de la celeridad con la que se identifica la
enfermedad y de la fase en la que se halla al comenzar el tratamiento. Por otro lado, si
aparecen complicaciones el pronóstico cambia. La mayor parte de los enfermos se recupera
completamente de una apendicitis.
Complicaciones
Evitar tragar pepitas de uvas, de melón y de demás frutas ayuda a prevenir las apendicitis
producidas por cuerpos extraños.
La única prevención posible de esta enfermedad sería la extirpación del apéndice (sin que
haya apendicitis); ésta podría realizarse, de manera profiláctica, durante otras
intervenciones quirúrgicas de la cavidad abdominal.
Fuentes:
Harrison: Principios de Medicina Interna; Anthony Fauci, McGraw-Hill; 17 Edición; 2008;
Interamericana de México.
Medicina de Familia. Principios y práctica; Robert B. Taylor; 2006; Masson.
Atención Primaria. Conceptos, organización y práctica Clínica; A. Martín Zurzo, J.F Cano
Pérez; 2003; Elsevier.
Onmeda International
Paciente terminal
Visita del médico (Besuch eines Arztes) Egbert van Heemskerck II el Joven.
El paciente o enfermo terminal es un término médico que indica que una enfermedad no
puede ser curada o tratada de manera adecuada, y se espera como resultado la muerte del
paciente, dentro de un período corto de tiempo. Este término es más comúnmente utilizado
para enfermedades degenerativas tales como cáncer, o enfermedades pulmonares o
cardiacas avanzadas. Esta expresión se popularizó en el siglo XX, para indicar una
enfermedad que eventualmente terminará con la vida de una persona.
Índice
1 Definición
2 Etapas
3 Tratamiento
4 Rechazo de la nutrición y la hidratación
5 Fallecimiento
6 Véase también
7 Referencias
Definición
Paciente terminal es la persona que se encuentra en la etapa final de algunas enfermedades
crónicas, especialmente de las cancerígenas. Esta fase se inicia en el momento en que es
preciso abandonar los tratamientos de finalidad curativa, ya que no le aportan beneficios a
su estado de salud, para sustituirlos por otros cuyo objetivo es controlar y paliar los
síntomas, tanto físicos como psíquicos que origina la enfermedad.1
Etapas
Artículo principal: Modelo de Kübler-Ross
Cada paciente reacciona de manera diferente ante la noticia de que sufre una enfermedad
terminal. En general, casi todos los pacientes pasan por cinco etapas hasta aceptar su
dramática situación, según el modelo de Kübler-Ross, cuando se diagnostica una
enfermedad terminal o una pérdida catastrófica:4 5
Tratamiento
No existe una cura o tratamiento específico para las enfermedades terminales. Sin embargo,
algunos tratamientos médicos pueden ser apropiados, especialmente con el objetivo de
reducir el dolor o facilitar la respiración.
Algunos pacientes con enfermedades terminales precisan detener todos los tratamientos que
les debiliten, para reducir los efectos secundarios no deseados. Otros continúan un
tratamiento agresivo en la esperanza de un éxito inesperado. Otros rechazan el tratamiento
médico convencional y buscan tratamientos no probados, tales como radicales
modificaciones en la dieta. Las decisiones de los pacientes sobre los diferentes tratamientos
pueden cambiar con el tiempo.6
Fallecimiento
Los pacientes, personal sanitario y familiares que se encuentran en el contexto de una
enfermedad terminal, consideran una "buena muerte" aquella que cumple los siguientes
requisitos:
Véase también
Cuidados paliativos
Eutanasia
Testamento vital
Referencias
1.
Pass OM, Morrison T. Toni Morrison's Beloved: a journey through the pain of grief. J Med
Humanit. 2006; 27(2):117–24. doi:10.1007/s10912-006-9010-0. PMID 16773441.
Fried TR, O'leary J, Van Ness P, Fraenkel L (2007). «Inconsistency over time in the preferences
of older persons with advanced illness for life-sustaining treatment». Journal of the American
Geriatrics Society 55 (7): 1007-14. doi:10.1111/j.1532-5415.2007.01232.x. PMC 1948955.
PMID 17608872.
7. Gérvas J. Morir en casa con dignidad. Una posibilidad, si hay apoyo y cuidados de
calidad. Oporto (Portugal): XVII Encontro do Internato de Medicina Geral e Familiar da
Zona Norte. 21 a 23 de octubre de 2010.
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El enfermo terminal
The terminally ill patient
Grupo de Estudios de Etica Clínica,
de la Sociedad Médica de Santiago
Diagnosticar un paciente como terminal constituye para el médico una gran responsabilidad
profesional y ética. Por una parte, induce un cambio radical en su actitud y acciones
terapéuticas, ya que el tratamiento curativo da paso al paliativo y al cuidado básico del
enfermo. Por la otra, implica la obligación de quien tenga, efectivamente y en la práctica, el
rol de médico tratante, de asumir en plenitud el cuidado del paciente hasta su muerte.
Todo lo anterior señala la importancia de definir, con la mayor precisión posible, lo que se
entiende por enfermo terminal o condición terminal de una afección, así como describir los
deberes del médico en el cuidado de estos pacientes.
DEFINICIÓN
Para que un paciente pueda ser clasificado como terminal se deben cumplir las siguientes
condiciones:
a) Ser portador de una enfermedad o condición patológica grave, que haya sido
diagnosticada en forma precisa por un médico experto.
Si el médico tratante tiene dudas sobre el diagnóstico de la afección que sufre su paciente,
es su deber consultar otras opiniones idóneas.
Sobre la extensión del plazo en que se produce la muerte hay diversas opiniones, desde
menos de un mes, hasta seis meses. Este último es el criterio utilizado por Medicare, en los
Estados Unidos de Norteamérica, por razones administrativas. Tratar de establecer un plazo
exacto parece arbitrario pero, en la mayoría de los casos se trata de plazos breves (horas,
días, semanas o -a lo sumo- unos pocos meses).
Los criterios que hemos mencionado pueden cumplirse en cualquier grupo etario. La edad
avanzada no es un criterio válido para catalogar como terminal a un paciente. Tampoco lo
es el compromiso de conciencia, cognitivo o de relación, si ello no se acompaña de una
condición patológica grave, progresiva e irreversible, para la cual no existe tratamiento
curativo.
Definida la condición de enfermo terminal, es preciso delinear las actitudes y conductas que
corresponden al médico tratante y otros miembros del equipo de salud, tanto en lo que
respecta al enfermo como a su familia.
No hay ninguna justificación ética para mentir a un paciente, dado que cualquier buena
intención que se tenga no excusa la intolerabilidad moral de la mentira. Sin embargo, en
determinadas situaciones, para no dañar la condición psicológica del paciente o destruir las
esperanzas de mejoría que pudiera tener, se puede limitar la información sobre su
enfermedad, sin ocultar los aspectos esenciales de ella. Si bien los pacientes tienen el
derecho a conocer la verdad sobre su situación, la prudencia es anterior al derecho a la
verdad "a toda costa".
Con el fin de disponer de elementos de juicio apropiados, el médico tratante deberá inquirir
la presencia o ausencia de un soporte social adecuado a la edad y condición del enfermo,
tanto a nivel de familiares como de amistades.
c) Conducción del proceso de cuidado del paciente terminal: el médico tratante debe ser el
principal responsable y conductor del proceso de cuidado del paciente terminal. Más aún,
asumir esta conducción constituye una obligación irrenunciable para el médico (principio
del no abandono). Sin perjuicio de ello, en la medida que se requiera, es necesaria la
participación de un equipo de profesionales y auxiliares de la salud según el lugar de
atención y las características de cada paciente. No obstante, la falta de un grupo profesional
de apoyo no excusa al médico tratante de dar las indicaciones pertinentes para llevar a cabo
el cuidado del enfermo. Este cuidado debe incluir su preocupación no sólo por los aspectos
técnicos, sino que también por los asuntos personales del paciente y la compañia y apoyo
de los familiares y amigos cercanos.
Mención especial merece la situación de los médicos que desarrollan sus funciones en
Servicios de Urgencia y Residencia, en hospitales y otros centros de salud, toda vez que
sobre ellos recae, -muchas veces- la responsabilidad de tomar decisiones respecto a
enfermos con los cuales nunca antes habían tenido relación alguna. La mayoría de las
veces, además de trabajar con premura por la presión asistencial, no suelen disponer de
información de los pacientes entregados a su cuidado, lo que puede conducir a errores de
juicio. Es de gran importancia en estos casos que el médico actúe con prudencia,
esforzándose por obtener la mayor cantidad de información sobre el enfermo o, en su
defecto, actuar de modo conservador, considerando que la situación es reversible mientras
no se demuestre objetivamente lo contrario. Es conveniente mencionar, en el caso de
enfermos que han estado previamente hospitalizados, la valiosa ayuda que puede prestar,
para tomar decisiones correctas, una ficha clínica de buena calidad.
d) Tratamiento del enfermo: en términos generales, los objetivos del tratamiento deben
orientarse a aliviar los síntomas que hacen sufrir al enfermo, proporcionarle períodos
apropiados de descanso y sueño, lograr la mayor movilidad e independencia que su
condición le permita y aliviar los sentimientos de impotencia o culpa que el enfermo
pudiera tener. El paciente debe recibir un tratamiento paliativo acorde con su condición
terminal, por lo que no tiene justificación utilizar tratamientos agresivos y costosos como
los que pueden emplearse en el caso de enfermedades recuperables (principio de
proporcionalidad).
Se ha dicho, con razón, que nadie está obligado a administrar tratamientos fútiles, así como
no se debiera escatimar recursos orientados a mejorar el bienestar del paciente.
El médico debe esforzarse también, en la medida de lo posible, por prever los eventos que
puedan ocurrir, en especial las complicaciones, y las medidas que ante esas eventualidades
se podrían adoptar. Es conveniente que convenga, con la familia, lo que se haría en cada
situación prevista.
Es útil que el médico tratante tenga presente las diferentes fases emocionales por las que
atraviesa un enfermo terminal, las que han sido esquematizadas por Kubler-Ross: negación,
ira, depresión, negociación y aceptación, y que Ðpor ciertoÐ no todos los pacientes las
presentan ni necesariamente en el orden señalado.
El personal que atiende a un paciente terminal debiera ser seleccionado entre aquellos que
más disposición y habílidades muestren para relacionarse con este tipo de enfermos. Puede
permitirse el contacto de estos enfermos con estudiantes de Medicina o de la salud, por
razones docentes claramente definidas y supervisadas y si contribuyen a mejorar la atención
del paciente, resguardando siempre la tranquilidad y dignidad del enfermo.
Es legítimo utilizar los medicamentos para el tratamiento de los síntomas que perturban al
enfermo en las dosis apropiadas para aliviarlo, de acuerdo al buen arte y ciencia de la
Medicina, aún cuando ello pudiera incidir secundariamente en un acortamiento no
intencionado de la sobrevida del paciente.
e) Preparación del enfermo para la muerte: tiene singular importancia que el paciente, que
va a morir en un breve plazo, se prepare para la muerte en debida forma y reciba la mejor
ayuda de quienes participan en su tratamiento y cuidado.
Es responsabilidad del médico tratante que se facilite al enfermo terminal, cuando sea
factible, el acceso oportuno a las personas o entidades que requiera, para así resolver -del
mejor modo posible- los problemas de carácter personal que lo aquejan o preocupan.
f) Lugar de atención del enfermo: un paciente terminal puede recibir atención médica en su
casa, el hospital u otro tipo de establecimiento adecuado para ello. Para tomar una decisión
sobre el sitio en que se cuidará al enfermo, el médico debe tomar en cuenta factores como
los siguientes:
1. Gustos y preferencias del afectado, haciendo con el paciente las consultas
pertinentes, toda vez que sea posible.
El médico debe tener siempre en consideración que el costo de la atención del enfermo no
constituya una carga patrimonial desproporcionada para el afectado o su familia.
En último término, se trata de encontrar una solución individual que permita optimizar la
calidad de la vida que le resta, tanto desde un punto de vista técnico como humano. En este
sentido, el hogar familiar adquiere una dimensión importante como lugar apropiado para el
cuidado del paciente terminal, lo que -además- evita medicalizar la muerte y disminuye la
posibilidad de utilizar métodos extraordinarios de tratamiento, no indicados en tal
condición.
CONCLUSIÓN
La clasificación de un paciente como terminal debe obedecer a criterios estrictos que dicen
relación con un diagnóstico experto de la enfermedad o condición que padece el individuo,
su carácter progresivo e irreversible y la ausencia de tratamientos eficaces en el estado
actual de los conocimientos médicos. No debe confundirse la gravedad de una enfermedad
con el carácter de terminal, ya que enfermedades muy graves pueden ser reversibles con los
recursos terapéuticos apropiados. El diagnóstico de enfermo terminal significa para el
médico tratante una gran responsabilidad profesional y ética, entre ellas la de asumir
plenamente el cuidado del paciente hasta su muerte. La conducta del médico debe
orientarse a aliviar al paciente de los síntomas que lo perturban y ofrecerle el mayor
bienestar posible en lo que le resta de vida, así como a facilitarle las condiciones para
resolver los problemas de orden personal que le preocupen.
REFERENCIAS
5. ROA A. El Enfermo Terminal y la Muerte. En: Etica y Bioética, Editorial Andrés Bello.
Santiago de Chile 1998. [ Links ]
6. TREJO C. El enfoque ético del paciente terminal. Bol. Hosp. S.J. Dios (Santiago de
Chile) 1988; 35: 334-9. [ Links ]
9. S.S. JUAN PABLO II. Encíclica "Evangelium Vitae", sobre El Valor Inviolable de la
Vida Humana. Párrafos 15 y 88. Marzo de 1995. [ Links ]
11. MONGE MA. El Enfermo terminal. En: Etica, Salud, Enfermedad Ed. Palabra; Madrid,
1991: 119-29.
El enfermo terminal
The terminally ill patient
Grupo de Estudios de Etica Clínica,
de la Sociedad Médica de Santiago
The classification of a patient as terminally ill is based on an expert diagnosis of a severe
and irreversible disease and the absence of an effective available treatment, according to
present medical knowledge. Terminal diseases must not be confused with severe ones, since
the latter may be reversible with an adequate and timely treatment. The physician assumes
a great responsibility at the moment of diagnosing a patient as terminally ill. The
professional must assume his care until the moment of death. This care must be oriented to
the alleviation of symptoms and to provide the best possible quality of life. Also, help must
be provided to deal with personal, legal and religious issues that may concern the patient.
(Rev Méd Chile 2000; 128: 547-52).
(Key-words: Ethics, medical; Terminal care; Terminally ill)
Diagnosticar un paciente como terminal constituye para el médico una gran responsabilidad
profesional y ética. Por una parte, induce un cambio radical en su actitud y acciones
terapéuticas, ya que el tratamiento curativo da paso al paliativo y al cuidado básico del
enfermo. Por la otra, implica la obligación de quien tenga, efectivamente y en la práctica, el
rol de médico tratante, de asumir en plenitud el cuidado del paciente hasta su muerte.
Todo lo anterior señala la importancia de definir, con la mayor precisión posible, lo que se
entiende por enfermo terminal o condición terminal de una afección, así como describir los
deberes del médico en el cuidado de estos pacientes.
DEFINICIÓN
Para que un paciente pueda ser clasificado como terminal se deben cumplir las siguientes
condiciones:
a) Ser portador de una enfermedad o condición patológica grave, que haya sido
diagnosticada en forma precisa por un médico experto.
Si el médico tratante tiene dudas sobre el diagnóstico de la afección que sufre su paciente,
es su deber consultar otras opiniones idóneas.
Sobre la extensión del plazo en que se produce la muerte hay diversas opiniones, desde
menos de un mes, hasta seis meses. Este último es el criterio utilizado por Medicare, en los
Estados Unidos de Norteamérica, por razones administrativas. Tratar de establecer un plazo
exacto parece arbitrario pero, en la mayoría de los casos se trata de plazos breves (horas,
días, semanas o -a lo sumo- unos pocos meses).
Hay tratamientos disponibles para enfermedades graves que pueden mantener con vida al
paciente durante años y que, pese a ello, en algún momento de la evolución pueden dejar de
ser efectivos, convirtiéndose así el paciente grave en terminal. Tal es el caso de la
quimioterapia en algunas formas de cáncer.
Los criterios que hemos mencionado pueden cumplirse en cualquier grupo etario. La edad
avanzada no es un criterio válido para catalogar como terminal a un paciente. Tampoco lo
es el compromiso de conciencia, cognitivo o de relación, si ello no se acompaña de una
condición patológica grave, progresiva e irreversible, para la cual no existe tratamiento
curativo.
Definida la condición de enfermo terminal, es preciso delinear las actitudes y conductas que
corresponden al médico tratante y otros miembros del equipo de salud, tanto en lo que
respecta al enfermo como a su familia.
a) Comunicación al enfermo de la situación que lo afecta: la norma general es que el
paciente tiene el derecho a conocer tanto la naturaleza de la enfermedad como su pronóstico
y el médico la obligación de decir la verdad. Para fines de esta comunicación, es de
decisiva importancia una adecuada relación médico-paciente.
No hay ninguna justificación ética para mentir a un paciente, dado que cualquier buena
intención que se tenga no excusa la intolerabilidad moral de la mentira. Sin embargo, en
determinadas situaciones, para no dañar la condición psicológica del paciente o destruir las
esperanzas de mejoría que pudiera tener, se puede limitar la información sobre su
enfermedad, sin ocultar los aspectos esenciales de ella. Si bien los pacientes tienen el
derecho a conocer la verdad sobre su situación, la prudencia es anterior al derecho a la
verdad "a toda costa".
Con el fin de disponer de elementos de juicio apropiados, el médico tratante deberá inquirir
la presencia o ausencia de un soporte social adecuado a la edad y condición del enfermo,
tanto a nivel de familiares como de amistades.
c) Conducción del proceso de cuidado del paciente terminal: el médico tratante debe ser el
principal responsable y conductor del proceso de cuidado del paciente terminal. Más aún,
asumir esta conducción constituye una obligación irrenunciable para el médico (principio
del no abandono). Sin perjuicio de ello, en la medida que se requiera, es necesaria la
participación de un equipo de profesionales y auxiliares de la salud según el lugar de
atención y las características de cada paciente. No obstante, la falta de un grupo profesional
de apoyo no excusa al médico tratante de dar las indicaciones pertinentes para llevar a cabo
el cuidado del enfermo. Este cuidado debe incluir su preocupación no sólo por los aspectos
técnicos, sino que también por los asuntos personales del paciente y la compañia y apoyo
de los familiares y amigos cercanos.
Mención especial merece la situación de los médicos que desarrollan sus funciones en
Servicios de Urgencia y Residencia, en hospitales y otros centros de salud, toda vez que
sobre ellos recae, -muchas veces- la responsabilidad de tomar decisiones respecto a
enfermos con los cuales nunca antes habían tenido relación alguna. La mayoría de las
veces, además de trabajar con premura por la presión asistencial, no suelen disponer de
información de los pacientes entregados a su cuidado, lo que puede conducir a errores de
juicio. Es de gran importancia en estos casos que el médico actúe con prudencia,
esforzándose por obtener la mayor cantidad de información sobre el enfermo o, en su
defecto, actuar de modo conservador, considerando que la situación es reversible mientras
no se demuestre objetivamente lo contrario. Es conveniente mencionar, en el caso de
enfermos que han estado previamente hospitalizados, la valiosa ayuda que puede prestar,
para tomar decisiones correctas, una ficha clínica de buena calidad.
d) Tratamiento del enfermo: en términos generales, los objetivos del tratamiento deben
orientarse a aliviar los síntomas que hacen sufrir al enfermo, proporcionarle períodos
apropiados de descanso y sueño, lograr la mayor movilidad e independencia que su
condición le permita y aliviar los sentimientos de impotencia o culpa que el enfermo
pudiera tener. El paciente debe recibir un tratamiento paliativo acorde con su condición
terminal, por lo que no tiene justificación utilizar tratamientos agresivos y costosos como
los que pueden emplearse en el caso de enfermedades recuperables (principio de
proporcionalidad).
Se ha dicho, con razón, que nadie está obligado a administrar tratamientos fútiles, así como
no se debiera escatimar recursos orientados a mejorar el bienestar del paciente.
El médico debe esforzarse también, en la medida de lo posible, por prever los eventos que
puedan ocurrir, en especial las complicaciones, y las medidas que ante esas eventualidades
se podrían adoptar. Es conveniente que convenga, con la familia, lo que se haría en cada
situación prevista.
Es útil que el médico tratante tenga presente las diferentes fases emocionales por las que
atraviesa un enfermo terminal, las que han sido esquematizadas por Kubler-Ross: negación,
ira, depresión, negociación y aceptación, y que Ðpor ciertoÐ no todos los pacientes las
presentan ni necesariamente en el orden señalado.
El personal que atiende a un paciente terminal debiera ser seleccionado entre aquellos que
más disposición y habílidades muestren para relacionarse con este tipo de enfermos. Puede
permitirse el contacto de estos enfermos con estudiantes de Medicina o de la salud, por
razones docentes claramente definidas y supervisadas y si contribuyen a mejorar la atención
del paciente, resguardando siempre la tranquilidad y dignidad del enfermo.
Es legítimo utilizar los medicamentos para el tratamiento de los síntomas que perturban al
enfermo en las dosis apropiadas para aliviarlo, de acuerdo al buen arte y ciencia de la
Medicina, aún cuando ello pudiera incidir secundariamente en un acortamiento no
intencionado de la sobrevida del paciente.
e) Preparación del enfermo para la muerte: tiene singular importancia que el paciente, que
va a morir en un breve plazo, se prepare para la muerte en debida forma y reciba la mejor
ayuda de quienes participan en su tratamiento y cuidado.
Es responsabilidad del médico tratante que se facilite al enfermo terminal, cuando sea
factible, el acceso oportuno a las personas o entidades que requiera, para así resolver -del
mejor modo posible- los problemas de carácter personal que lo aquejan o preocupan.
f) Lugar de atención del enfermo: un paciente terminal puede recibir atención médica en su
casa, el hospital u otro tipo de establecimiento adecuado para ello. Para tomar una decisión
sobre el sitio en que se cuidará al enfermo, el médico debe tomar en cuenta factores como
los siguientes:
El médico debe tener siempre en consideración que el costo de la atención del enfermo no
constituya una carga patrimonial desproporcionada para el afectado o su familia.
En último término, se trata de encontrar una solución individual que permita optimizar la
calidad de la vida que le resta, tanto desde un punto de vista técnico como humano. En este
sentido, el hogar familiar adquiere una dimensión importante como lugar apropiado para el
cuidado del paciente terminal, lo que -además- evita medicalizar la muerte y disminuye la
posibilidad de utilizar métodos extraordinarios de tratamiento, no indicados en tal
condición.
CONCLUSIÓN
La clasificación de un paciente como terminal debe obedecer a criterios estrictos que dicen
relación con un diagnóstico experto de la enfermedad o condición que padece el individuo,
su carácter progresivo e irreversible y la ausencia de tratamientos eficaces en el estado
actual de los conocimientos médicos. No debe confundirse la gravedad de una enfermedad
con el carácter de terminal, ya que enfermedades muy graves pueden ser reversibles con los
recursos terapéuticos apropiados. El diagnóstico de enfermo terminal significa para el
médico tratante una gran responsabilidad profesional y ética, entre ellas la de asumir
plenamente el cuidado del paciente hasta su muerte. La conducta del médico debe
orientarse a aliviar al paciente de los síntomas que lo perturban y ofrecerle el mayor
bienestar posible en lo que le resta de vida, así como a facilitarle las condiciones para
resolver los problemas de orden personal que le preocupen.
REFERENCIAS
5. ROA A. El Enfermo Terminal y la Muerte. En: Etica y Bioética, Editorial Andrés Bello.
Santiago de Chile 1998. [ Links ]
6. TREJO C. El enfoque ético del paciente terminal. Bol. Hosp. S.J. Dios (Santiago de
Chile) 1988; 35: 334-9. [ Links ]
9. S.S. JUAN PABLO II. Encíclica "Evangelium Vitae", sobre El Valor Inviolable de la
Vida Humana. Párrafos 15 y 88. Marzo de 1995. [ Links ]
11. MONGE MA. El Enfermo terminal. En: Etica, Salud, Enfermedad Ed. Palabra; Madrid,
1991: 119-29.