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I LA REAL ESCUELA DE LAS TRES NOBLES ARTES Origen y primeros afios de la Real Escuela de las Tres Nobles Artes de Sevilla. La Fundacién Real por Carlos IIL. Por una representacién del propio director de la Real Escuela D. Joaquin Cortés, ditigida el 2 de noviembre de 1812 a las Cortes de Cadiz, conocemos ¢l nacimiento ¢ historia de los primeros afios de nues- tra Academia. »Por su origen y antigtiedad, se sabe fué la noche del dia primero vde enero de 1660, en la Casa Lonja de esta Ciudad, bajo la direccién »de su fundador Bartolomé Esteban Murillo, y se cree siguié sin intermi- wsidn hasta cerca de fines de aquel siglo, época en que se nota la deca- ndencia de estas artes en Espaiia. »Las rentas que tiene y cuando se la concedieron, se sabe por los »Profesores que vivian a mediados del siglo xvi pasado, que reanima- »dos de los mismos deseos que sus antepasados sobre la instruccién pu- rblica, se juntaron en una pequefia casa en la calle del Puerco en el vafio 1769, empezando la Academia con muy escasos modelos y menos varbitrios, siendo solo a expensas de sus Profesores y cuatro aficionados nde pocas facultades; hasta que el Exemo. Sr. D. Francisco de Bruna, »como [era] tan aficionado a las Bellas Artes, pasé a dicha Academia y »propuso hiciesen algunos dibujos con particular esmero, los que remi- »tieron con una Representacién a la Corte y a su Academia de San »Eernando, poniendo este establecimiento bajo la Real Proteccién del »Sefior Don Catlos III, que tuvo a bien admitirla, y concederla en 1771 una gratificacién anual de dos mil reales para los gastos de luces, y di- »cho Sr. Bruna los impuso sobre la casa contigua al Real Alcdzar en ¥ ANTONIO MURO OREJON la Pila Seca. Creciendo el nimero de alumnos y aficionados que solic »taban aprender y no bastando la escasa renta que tenfa, acudié el refe- »rido Sr. Bruna por segunda yez a S. M. que informado de los progre- »s0s que hacia la Academia y de la imposibilidad que se extendiese a la »multitud que solicitaba estudiar, en 15 de agosto de 1775, expidid su »Real Cédula dada en San Ildefonso, firmada por el Excmo. Sr. Mar- »qués de Grimaldi, en la que la dota con 25.000 reales de vellén, s0- »bre los fondos del Alcizar, y en la misma encargaba al dicho Sr. Bru- B »na, la direccién, distribucién y arreglo de la Academia». Amplia estas noticias sobre el origen y primeros aifos de nuestta Real Corporacién, el historiador don Justino Matute y Gaviria en sus Anales eclesidsticos y seculares... de Sevilla, donde, en el aio 1775, consigna los siguientes datos: »g.—Cuanto deban las Nobles Artes a Sevilla, priacipalmente la »Pintura, es fécil conocer por las obras que nos han quedado de sus Bs silustres profesores, quienes descando perpetuar sus principios, estable- »cieron a su costa en la Casa Lonja, el afio 1660, una Academia con »ordenanzas oportunas para su gobierno. Mayor formalidad adquirid este establecimiento en 1663, afadiendo a sus constituciones otras que »manifiestan el celo patridtico de aquellos buenos artistas, entre quienes »se contaba el célebre Esteban Murillo, que fué su primer director. Ni »les falts Mecenas en el esclarecido sevillano D. Juan Fernandez de Hi- »nestrosa, conde de Arenales, quien por su nobleza y valor, no menos »que por su delicado gusto en las Artes, merecid le nombrasen protector = »del de la Pintura en 1666, solemnizando la eleccién, segiin la costum- »bre de aquel tiempo, con un victor de almagre que atin se lee en la fae »chada de la cruz de la dicha Casa Lonja. Mas fiada esta escuela al ar- »bitrio de los mismos que con sus caudales y aplicacién la sostenian, »hubo de sufrir el efecto de sus rivalidades, y al fin abandonaron cl es- studio piblico, conservandose su memoria en las ordenanzas que han sllegado hasta nuestros dias. Ree ll ll lll LA REAL ESCUELA DE LAS TRES NOBLES ARTES 5 »Por fortuna otros sevillanos, si no tan buenos artistas, no menos »celosos del adelantamiento de las mismas Artes, hicieron renacer su es- rtudio y aprecio el afio 1759 (t769 ha dicho don Joaquin Cortés), a costa de muchas fatigas, contradicciones y de sus escasos bienes. Fueron »éstos el pintor D. Juan José de Uzeda y D. Eugenio Sanchez Recien- »te, artista platero; habiendo éste ofrecido su casa y taller en la Aleai- cerla de la Seda para empezar los estudios, que se tenfan de noche, con »bastante concurrencia, que se aumenté habiéndosele reunido otra aca- sdemia que mantenia en su casa el célebre artesano D. Pedro Miguel »Guerrero, natural de Jerez de la Frontera, en que se enseiiaba aritmé- »tica, Algebra, geometria elemental y arquitectura. No siendo ya la po- »bre casa de Reciente capa de admitir tantos concurrentes, tuvo que »trasladarse la Escuela a la casa del Administrador de Tabacos »D. Francisco Ramirez Portocarrero, frente al Convento de las Duefias, »donde solian juntarse entre dibujantes, cursantes de mateméticas, mode- sladores en barro y pintores hasta doscientas cincuenta personas. »El concurso de tantos profesores no fué el mds ventajoso a este »establecimiento, pues sucediendo otros disgustos fué necesario que la »Escuela se trasladase a la calle del Puerco, a una casa que alquilaron el »escultor D. Blas Molner y D. Luis Pérez, maestro tintorero, quienes »por el amor que profesaban a las Artes, se resolvieron a pagarla por »si, si acaso los demés profesores no contribuyesen, donde continuaron »los estudios, teniendo ya modelo vivo y muchos de yeso que se habian »adquirido. «También se solicitaba alguna persona poderosa y condecorada »que protegiese este instituto, y aunque el Asistente Marqués de Monte- steal se habja ofrecido a procurar el favor del Rey, la ausencia que hi- »zo de esta ciudad el mismo afio 1759, a ocupar su plaza en el Conse- jo Real de Castilla, privé a la Escuela de su valimiento y de un ilustre »protector. »La aficién del oidor decano de esta Audiencia D. Francisco de + 9 alae is ete ve te ee io 6 ANTONIO MURO OREJON »Bruna y Ahumada a las Nobles Artes era tan conocida que desde »luego la Escuela le eligid protector, y con su favor se trasladé a uno de »los salones del Real Alcdzar, de que aquel era Teniente de Alcaide, »de donde pasé a una casa de la calle de San Gregorio, propia de los »mismos Aledzares, y alli se le did nueva forma y orden, siendo su di- »rector el acreditado D. Juan de Espinal, recibiendo gratuitamente a »cuantos querian dedicarse a las artes del diseiio. »Ultimamente se trasladé a una casa muy capaz en la calle de las »Sierpes, frente al Colegio de San Acasio, el afio 1772, en la que se »distribuyeron las clases proporciondndolas a los ramos de la ensefianza; »se nombré director de ellas a D. Pedro del Pozo, mereciendo el esta- »blecimiento la aprobacién del Rey, quien de los fondos de estos Rea- »les Alcdzares sefialé 25.000 reales anuales para sueldos, salarios y pre- »mios de la Escuela, que tomé bajo su real proteccién, segin el Mar- »qués de Grimaldi manifesté al expresado D. Francisco de Bruna, en »carta fecha de 15 de Agosto del presente aio (1775). No se limité a »esto la Real munificencia, que concedié se sacasen en yeso los famo- »sos modelos de las principales estatuas griegas y romanas que habia re- »galado a S. M., D. Rafael Mengs, mandando librar cien doblones pa- »ra su trasporte y el viaje de persona inteligente que viniera a colocar- alos. ...» Largo y dificil, aunque siempre alentado por la esperanza, ha sido el camino recorrido en sus origenes por nuestra Real Academia, segdn hemos lefdo. Aunque tanto la representacién del director Cortés (1812) como las noticias del analista don Justino Matute sefialan, como antecedente de la Real Escuela de las Tres Nobles Artes, de Sevilla, la academia de ensefianza fundada en la Casa Lonja por Murillo y otros pintores el x.° de enero de 1660, su extincién, a fines del siglo xvu, no permiten enlazarla directamente con aquella institucién docente. Considero muy Idgico y humano que Cortés tratara de unir la LA REAL ESCUELA DE LAS TRES NOBLES ARTES 7 Real Escuela que dirigia con la afamada academia de Murillo. Tan glorioso origen, alegado en su citado escrito a las Cortes de Cédiz, re- forzaba los sdlidos argumentos de su peticidn. La Escuela de las Tres Nobles Artes sevillana, unida a la fama de los mejores pintores del si- glo xv, era acreedora a las mdximas consideraciones por parte de la Nacidn. Una linea segura y continuada, como antecedente de la Real Fs- cuela, la ofrece la academia fundada —segiin Matute— en 1759 (re- cordamos que Cortés la fecha en 1769) por el pintor Juan José de Uze- da y el platero Eugenio Sanchez Reciente, en el domicilio de este ulti. mo en la calle Aleaiceria de la Seda, a la que se une en este mismo aio otra existente en la casa del jerezano Pedro Miguel Guerrero. Incapaz de acoger tan gran ntimero de discipulos, se traslada la academia a una casa frontera al convento de las Duefias, que ocupa el administrador de Tabacos don Francisco Ramirez Portocarrero, y en la que llegan a dos- cientos cincuenta el nimero de alumnos. Hondos disgustos y otras dificultades dieron lugar a un nuevo cam- bio de domicilio, esta vez a una casa de la calle del Puerco, cuyo arren- damiento se comprometicron a pagarlo el escultor Molner y su coterré- neo valenciano el tintorero Luis Pérez, en el caso de que no lo hicieran los demés profesores. Recordemos que esta academia tiene ya modelo vivo, aparte de muchos de yeso. Mas dificilmente hubiera podido subsistir, si los artistas no hubie- ran buscado y encontrado la eficaz ayuda de un personaje importante ¢ influyente que le sirviese de protector. Fallido, como hemos leido en la noticia de Matute, el valimiento del Asistente de Sevilla marqués de Montereal, que en el mismo afio 1759 sc traslada a la Corte al ser nombrado para el Real Consejo de Castilla, los artistas encuentran la valiosisima ayuda de don Francisco de Bruna y Abhumada, Oidor decano de la Audiencia hispalense y teniente de aleaide de los Reales Aleéza- Fes, que era aficionadisimo a las bellas artes. 8 ANTONIO MURO OREJON Por su iniciativa dirigen a la Real Academia de San Fernando, y Jo que es més importante, a Carlos III, una solicitud acompafiada de trabajos esmerados, indicadores de su pericia, pidiendo al monarca los acoja bajo su Real proteccidn. El rey accede —no olvidemos 1a decisi- va influencia de Bruna—, y, ain mas, les concede en r771 una gratifi- cacién de 2.000 reales de vellén anuales. Segiin Matute, la Escuela de la calle del Puerco pasa a uno de los salones del Alcdzar y luego a una casa de la calle de San Gregorio, pro- piedad del Real Patrimonio, ocupando la direccién el pintor don Juan de Espinal y recibiendo ensefianza gratuita cuantos quisicran dedicarse a las artes del disefio. Es facil comprobar Ia evolucién de la Escuela. En 1772, dice el mismo analista, se traslada a un nuevo local —donde vivird largos afios—, una casa espaciosa frente al colegio de San Acasio, en la calle de las Sierpes. Nuevo dato. Una nota en el libro de matriculas de la Real Es- cuela de 1775 (al folio 4), consigna que el Soberano, en x de julio de 1773, doté a la institucién con 2.500 reales al afio, es decir, au- menté en 500 reales la asignacién coneedida en 1771. Igualmente por influencia de don Francisco de Bruna, Carlos III, por Real Cédula dada en San Ildefonso a 15 de agosto (conmemoracién de la Virgen de los Reyes) de 1775, aumenté la dotacidn de la Escue- la con 25.000 reales de vellén anuales, sacados de las rentas del Alcé- zar, quedando con ello asegurada la vida econdmica del centro docente *. Nuestra Real Academia esta unida, sin solucién de continuidad, a esta Real Escuela de las Tres Nobles Artes, llamada real por su regio protector Carlos Ill, que, en 1771, 1773 y, sobre todo, en 1775, atiende solicito a sus necesidades econdmicas. Y que ademas tiene el in- superable acierto de nombrarle como protector a don Francisco de Bru- na y Ahumada. 1. Libro de mateiculas de la R. Escuela, 1775, folio 4. LA REAL ESCUELA DE LAS TRES NOBLES ARTES 9 Consolids asi la Real Escuela, de un modo jo y permanente, su existencia, en cuanto en el Oidor decano de la Audiencia sevillana coincidian, ademds de un probado amor a las bellas artes, unas dotes ca- lifeadas de organizador y_ especiales condiciones de direccién, muy a Propdsitos para el gobierno de la institucidn en sus primeros afios *. A partir de 1775, la Real Escucla tiene caricter oficial y pu blico, siendo su primer director don Pedro del Pozo. La primera Junta de Profe- sores de la Real Escuela. Seguin el libro de actas de la R. Escuela 0 Academia —que de ambas maneras se nombra a este centro de ensefianza— de las Tres Nobles Artes, la primera junta de directores fué el 26 de octubre de 1775 +. A ella asistieron don Pedro del Pozo, director general Juan de Espinal, director de pintura; Blas Molner, director de escultura Pedro Miguel Guerrero, director de arquitectura, y Francisco Miguel Ximénez, Cristébal Ramos y Lucas Cintora, tenientes —es decir, auxi- liares—, respectivamente, de pintura, escultura Y arquitectura. Desem- pefia el cargo de secretario el mismo Francisco Miguel Ximénez. [a reunién se celebré en el domicilio de la R. Escuela, Sierpes, 5 (con este niimero queda fijada la imprecisién de Matute), propiedad del convento de las Vigenes y frontero al colegio de San Acasio, de la Orden agustina. Los asistentes acordaron que el curso comenzara el préximo 6 x. Sobre Bruna prepars uns monograla mi querido amigo Joaquin Romero Murube, con docamentacién del archivo del R. Alctzar, Soguramente las relaciones de Bruna con la Aeclewie quedardn sélidamente Gjadas, 2. Libro primero de Actas, folio 1, 10 ANTONIO MURO OREJON de noviembre y didtaron algunas normas referentes a la duracién de las clases (dos horas diatias), direccién de los estudios, matricula de alum- nos y asistencia puntual. No se olvidan de una serie de medidas enca- minadas al orden y vigilancia del establecimiento *. Bien pronto ocupé la secretarfa de la Escuela el pintor don Joaquin Cano, que al propio tiempo tenfa el cargo de diputado con la misién especifica de velar por la disciplina. Régimen de la Escuela.—Protec- tores, Directores, Profesorado, Es- tatutos, Juntas, Clases y Alumnos. De la lectura de las actas de la Real Escuela, 0 Academia, de las Tres Nobles Artes, durante el periodo de aiios de 1775 a 1826, se de- duce que estd organizada bajo Ia alta direecién —més politica que cien- tifica— de un Protector. Tienen ese rango desde el tiempo de don Fran- cisco de Bruna, que era, entre otros cargos, teniente de alcaide de los Reales Alcazares, los personajes que le sustituyeron en la tenencia de alcaidia del Alcazar hispalense. Durante la invasién francesa lo ostentan los prefectos de la ciudad. El profesorado de la Escuela lo integran un director principal o general, tres directores, respectivamente, de cada una de las tres bellas artes: pintura, escultura y arquitectura, asistidos de sus correspondientes tenientes o auxiliares en Ia ensefianza, varios ayudantes de clase y el se- cretario. A mds, un corto pero escogido personal subalterno. Corresponde al Protector —Bruna desempefié con extraordinario eclo y competencia las funciones de este cargo, siendo mientras vivis modelo y ejemplo apenas imitados por sus seguidores— nombrar al di- t. En las actas de 4 de enero de 1776, 24 de octubre de 1784 y 21 de mayo de 1786 se encuentran nuevas medidas dirigidas al método de los estudios y vigilancia de los escolares. ie: LA REAL ESCUELA DE LAS TRES NOBLES ARTES Ur rector principal, profesores y subalternos, presidir las juntas, y, en suma, todo lo concerniente a la superior direccién del centro docente. La Escuela se gobernaba por unos estatutos, que regulan sus acti- vidades docentes *. Habfa Juntas generales y particulares, —sin olvidar otras publicas donde se otorgaban los galardones a los alumnos premiados —de las cua- les se levantaba la oportuna acta, muy circunstanciada, que se asentaba en el correspondiente libro, rubricada por el secretario y con indicacién marginal de los asistentes. Estas juntas eran presididas, segiin su impor- tancia, por el propio Protector —Bruna hizo uso constante de esta pre- rrogativa— o por el director principal, siendo obligatoria la concurren- cia de todos los profesores no legitimamente impedidos. Se celebraban en los Reales Aledzares 0 en el domicilio de la Escuela. Habia una jun- ta particular de directores encargada de ordenar cl pase de los alumnos a las clases superiores, previas las correspondientes pruebas de aptitud, y también de hacer las propuestas de los escolares acreedores a los pre- mios. Hubo algun tiempo una junta mensual de profesores para la reso- lucién de los asuntos de trémite. El curso académico duraba seis meses, de noviembre de un afio a abril del siguiente, comenzando las clases el dia habil de noviembre mas prdximo al 4, fiesta de San Carlos Borromeo y onoméstico de Carlos III, fundador de la Real Escuela. Terminaba el curso el 30 de abril. En la historia del centro se anotan algunas excepciones: asi en el curso 1819- 20, se inaugura el 7 de enero por una epidemia que azotaba a An- dalucta; la del curso 1823-24, se retrasa por el motivo de que el Go- bierno constitucional no habia pagado la consignacién de 3.000 reales de vellén mensuales que constituia el presupuesto docente; sin olvidar- nos de las alteraciones sufridas con motivo de la ocupacidn francesa. Las clases eran seis: una de principio, otra de dibujo de figuras, x. Enla Junta de 24 de octubre de 1784, hay una referencia a ellos. 12 ANTONIO MURO OREJON tuna de modelo en yeso, otra de dibujo del natural o modelo vivo y dos de arquitectura, existiendo ademas una preliminar de aritmética. Duraba cada una dos horas diarias, estando perfectamente reglamentados los dias de fiesta y vacacién *. Como era natural, se suspendieron las clases con motivo de las muertes de las Reinas Doita Maria Isabel Francisca, ocu- rrida el 26 de diciembre de 1818; Dofia Maria Luisa de Borbén, acae- cida en Roma el 2 de enero de x819, y la del Rey Don Carlos IV, pa- dre de Fernando VII, ocurrida en Napoles el rg del mismo mes y afio. Tanto los directores de pintura, escultura y arquitectura, como sus respectivos tenientes 0 auxiliares, ejercen la enseitauza, cada uno desem- pefando su clase. Los ayudantes estin encargados de las suplencias y ocupan este puesto los alumnos més aventajados. Se cuida extraordi- ratiamente el ejercicio de la ensefianza, en la que se esmeran continua- mente los profesores, constituyendo para ellos un acicate la legitima emulacién, Est’ minuciosamente regulado el pase de los escolares de una clase a otra, siendo los eximenes prueba de la perjcia adquirida por los alumnos. Hay el cargo de diputado encargado del orden y vigilancia, y se castigan severamente las faltas de conducta. Se estimula a los estu- diantes con premios mensuales y en las juntas ptiblicas se conceden pre- mios extraordinarios a los que sobresalen por sus méritos. Ya haremos mencién especial de estas juntas. En cuanto al nimero de escolares por curso, basta ver las nutridas listas insertas en los libros de matricula, que comprenden desde 1775 a 1849, conservados en el archivo de nuestra Academia. Para la mejor ensefianza cuenta la Escuela con suficiente material apropiado. Recordemos la noticia dada por el analista Mature, de_ que Carlos III regalé a la Escuela los modelos en yeso de las famosas escul- turas gricgas y romanas donadas por Mengs al Soberano. La mayor 1. En la Junta de 13 de diciembre de 1790, figars un cuvioso calendatio de los dias fest LA REAL ESCUELA DE LAS TRES NOBLES ARTES 13 parte, y sin duda la mejor, de los modelos se encontraba durante la vida del protector Bruna cn el salén del Alcdzar, en unién de pinturas, li- bros y papeles de la Escuela, por lo que a la muerte del Oidor decano y ante el temor de que estos efectos se creyesen de Ia propiedad del di- funto, el secretario Cabral Bejarano, comisionado por los profesores, solicité del teniente de alcaide interino don Miguel Hurtado, el 29 de abril de 1807 (hacia dos dias que habia fallecido Bruna), la devoluciéa de estos valiosos bienes de la Escuela. Un minucioso inventario extendido por duplicado, del cual una de as copias se custodiaba en la Secretaria y la otra en la Contaduria del Alcdzar, garantizaba de posibles pérdidas y confusiones. Igualmente se consigna en los libros de actas que gran parte de los documentos ori- ginales de la Real Escuela estaban archivados en la regia mansin *. Daremos noticia aqui de un interesante dato. En la almoneda de los bienes de don Francisco de Bruna, se encontraba entre los documen- tos, un libro en folio, encuadernado en pergamino, que contenia los es- tatutos y otros documentos de la academia de pintura fundada el r.° de enero de 1660, en la Casa Lonja, por un grupo de pintores sevillanos encabezados por Bartolomé Esteban Murillo y Francisco de Herrera. Procedia este libro de la hermandad que los pintores tenfan en la parro- quia de San Andrés. Alguien lo compré en la almoneda —no se cita el nombre— y lo regalé al pintor don Joaquin Cortés, director de la Es- euela, que a su vez. lo dond a la misma en 2 de junio de 18x7, para gue en ella, —dice la nota manuscrita del pintor Cortés en una de las paginas del aludido libro— «se conserve un testimonio de tan excepcio- nal valor» *, Nuestra Real Academia conserva este libro como preciada joya en su archivo. x Junta de 5 de janio de 1786. 2, Muerto Cortés en 1835, uno de sus albaceas hizo entrega a la Real Escucla de este li- bbro (Junta de 7 de mayo de 1835). El capitin general Principe de Anglona, por medio del consilis- 14 ANTONIO MURO OREJON Asesoramientos artisticos de la Real Escuela. La probada competencia de los profesores de la Real Escuela da lugar a que se solicite su asesoramiento para determinar el valor de las obras artisticas. En efecto, las actas nos refieren los informes colectivos emitidos, sobre el dibujo de una custodia por don Dionisio Guti¢rrez * y sobre otro de un retablo mayor para la parroquia de Omnium Sanctorum, he- cho por el tallista don José Gabriel Gonzdlez +. En ambos, las opiniones de los profesores fueron adversas, siendo los proyectos muy criticados por sus desaciertos. También el municipio de Andujar pidid se le apro- bara un dibujo para un monumento conmemorativo de la victoria de Bailén 3. Presupuestos econémicos de la Real Escuela.—Sueldos. La Real Escuela de las Tres Nobles Artes comenzé su vida oficial en £775 con una consignacién de 27.500 reales de vellén anuales con que sucesivamente la doté su fundador Carlos III. A fines de 1826, su presupuesto anual ascendia a 36.000 reales de vellén. Ya trataremos en el apartado de la ocupacidn francesa el proyecto de José I de elevar 2 60.000 reales la dotacién. rio Juan Miguel de Arrimbide, propuso adquirir este manuscrito entregando a cambio modelos y ‘otras cosas intercsantes para las ensefanzas de la Escuela, 1, Junta de 22 de mayo de 1792. 2, Junta de 4 de mayo de 1793. 3 Documento de 12 de septiembre de 1808. MM LA REAL ESCUELA DE LAS TRES NOBLES ARTES 15 Los sueldos del profesorado son de 200 ducados para los directo- tes y de roo para los tenientes. Los ayudantes son §ratuitos, aunque en algiin caso tienen remuneracién. El salario del secretario ¢s, igualmente, de 100 ducados. Relaciones con instituciones similares. La Real Escuela de las Tres Nobles Artes estuvo en relacién con otras instituciones artisticas, principalmente con la Real Escuela de San Fernando, de Madrid, de la que es subordinada desde el de febrero de 1816, segiin oficio del Secretario de Estado don Pedro Ceballos. Tuvo también comunicacién con la de Tres Nobles Artes, de Mé- Fico, de la que recibe una medalla de plata y otra de cobre con la efigie de su cofundador Carlos III «. Vicisitudes durante la ocupaciéa fran- eesa (1810-1812). Nuevos profesores. Proyecto de aumento del presupuesto. Durante e! curso 1808-9 hubo normalidad en las tareas docentes de la Real Escuela de las Tres Nobles Artes, descendiendo notablemen- te cl mimero de alumnos durante el curso 1809-10, con escasa asisten- cia a clase, que cesé totalmente en el mes de febrero de 1810 por el terror de los sevillanos a los franceses +. El nuevo protector don Blas de Aranza —que ha sustituido al x. Junta de x2 de diciembre de 1792. 2. Libro de matricula (790-1812), 16 ANTONIO MURO OREJON mariscal de campo don Eusebio de Herrera—, comunica a la Escuela, reunida en junta, el 30 de noviembre de r8x0, que habiendo emigrado algunos de los profesores, nombraba interinamente, mientras se organi- zaba la enseflanza, a Fernando Rosales, director de arquitectura (era an. tes teniente) por la ausencia de don Francisco de P. Guerrero, y tenien- te interino a don Miguel Albin. A don Juan de Astorga, teniente de escultura (Martin Gutiérrez huyé). A don Juan de Escacena, teniente de pineura por enfermedad de José Guerra *. Nuevo conserje a Andrés Cortés por muerte de José Alanis. Continuaron en sus puestos don Joaquin Cortés, director general, don Blas Molner, director de escultu. ta, y el secretario Joaquin Cabral Bejarano. La enfermedad de Guerra le ocasioné la muerte, y en una junta entre directores celebrada el x2 de enero de r8x1, se propone al pro- tector Aranza, y éste aprucba el 14 del mismo mes, que la vacante la ccupe el pintor Cabral, que era secretario, y que se nombre teniente de pintura, interino, al citado Escacena. José 1 Bonaparte, durante su estancia en Sevilla, se interesé por el estado de la Escuela, y enterado de su corto presupuesto, expidid un de- ereto el rr de febrero de 1810, dotando al centro con 60.000 reales anuales, impuestos sobre fincas de bienes nacionales existentes en la ju. risdiccidn sevillana. Desconocia el profesorado de la Escuela esta dispo- siciéa bonapartista, comunicindosela a los profesores y al director Cor. tés, don Miguel Hurtado, teniente de alcaide de los Reales Alcdzares, cuando, en comisién, acudieron a cumplimentar el 7 de febrero de 1811 a don Joaquin Leandro de Solis, prefecto de Sevilla Y nuevo protector de la Escuela. De acuerdo con tan importante noticia, el director envia al Prefecto una representacidn el x 3 del mismo mes y aio, donde le pi- de Ia efectividad econdmica del decreto de José I; y al mismo tiempo se _ Lesaueldos que cobraban eran 200 ducados Rosales y x00 Astorge, Albin y Escacena. Jantas del rx y 15 de diciembre de 18:0). LA REAL ESCUELA DE LAS TRES NOBLES ARTES 17 concede como local a la Escuela el convento del Santo Angel de la Guarda, desocupado por los Carmelitas descalzos. Pocos dias después, el 2 de marzo, tomaron posesidn del convento, pero no pudo utilizarse por encontrarse en malas condiciones; lo que did lugar a que por orden del general gobernador Barén de Darrican se en- tregase para alojamiento del 4.° batallén civico, habiéndose hecho pre- viamente cargo del templo y sacristfa los curas de la parroquia de la Magdalena (29 de abril). Quedaron en promesas el aumento de presupuesto, y lo que cs peor no cobraban los profesores —a comienzos de 1812 se les debia casi un afio—, por lo que dirigen al nuevo Prefecto, y por tanto Pro. tector, excelentisimo sefior conde de Montarco, un escrito exponiendo lo angustioso de la situacién econémica que acarrearia la suspensin de las clases. Como noticia curiosa indicaremos que los franceses se llevaron de la Real Escuela dos cuadros: uno de Herrera, el Viejo, que representa el milagro de los panes y los peces, de siete varas de largo por cinco de alto, y otro de Pablo de Céspedes con Ia historia de Jesus en el desierto servido por angeles *. La Real Escuela duran- te los afios 1812 a 1826. Nuevo local en San Acasio. El 27 de agosto de 1812, entraron triunfalmente en Sevilla las tropas espafiolas y sus aliadas. 4. Cone, Oficio de 2 de julio de 1814. Igualmente véase: Manuel Gémez Imaz, Incentario de lor cuadros sustratdos por ef Gobierno intruso en Sevilla cl ato 18ro (en la relasién figuran 999 cuadros). Sevilla, 1896, Orra ediciin en 3927. Bibliografia especial: Manuel Gémex Imaz, Sevilla en 1808, y Sevilla en el centenario de la guerra de la Independencia (Sevilla, 1908).

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