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El idioma español se originó en la región suroeste de Europa conocida como la Península

Ibérica. En algún momento a finales del siglo 6 A.C., los primeros habitantes de la región,
los ibéricos, comenzaron a mezclarse con los celtas, pueblos nómadas de Europa central.
Los dos grupos formaron un pueblo denominado Celtibéricos, hablantes de una forma de
celta.

Bajo el gobierno del imperio romano, en 19 A.C., la región se hizo conocida como
Hispania, y sus habitantes aprendieron el latín de comerciantes, colonizadores,
administradores y soldados romanos. Cuando el latín clásico de las clases educadas de
Roma se mezcló con las lenguas pre-romanas de los ibéricos, celtas y cartagineses,
apareció una lengua llamada latín vulgar. Siguió los modelos básicos del latín pero tomó y
añadió palabras de otras lenguas.

Incluso después que los visigodos, tribus germánicas de Europa oriental, invadieron
Hispania en el siglo V D.C., el latín continuó siendo el idioma oficial del gobierno y la
cultura hasta aproximadamente el año 719 D.C., cuando grupos islámicos de habla árabe
del norte de África, llamados los moros, completaron su conquista de la región. El árabe y
un dialecto afín llamado Mozárabe se hablaron ampliamente en la España islámica,
excepto en unos cuantos reinos cristianos lejanos que se encontraban en el norte, como
Asturias, en donde el latín vulgar sobrevivió.

Durante los siglos subsiguientes, los reinos cristianos reconquistaron paulatinamente la


España en propiedad de los moros y retomaron el país lingüística, política, militar y
culturalmente. Como los cristianos se trasladaron al sur, sus dialectos del latín vulgar se
volvieron dominantes. En particular, el castellano, un dialecto que se originó en las llanuras
del norte, se llevó a las regiones del sur y este castellano y andaluz
El idioma que resultó fue un idioma híbrido porque el castellano tomó muchas palabras del
mozárabe, y se calcula que el español moderno cuenta con aproximadamente 4,000 palabras

La creación de un idioma español estandarizado basado en el dialecto castellano comenzó en el


año 1200 con el rey Alfonso X, quien fue llamado el rey-erudito de Castilla y León. Él y su corte
de eruditos adoptaron la ciudad de Toledo, un centro cultural en la planicie central, como la
base de sus actividades. Ahí, los eruditos escribieron obras originales en castellano y
tradujeron historias, crónicas y obras científicas, jurídicas y literarias de otros idiomas
(principalmente de latín, griego y árabe.) En efecto, este esfuerzo histórico de traducción fue
un vehículo importante para la diseminación del conocimiento en la Europa occidental antigua.
Alfonso X también adoptó el castellano para el trabajo administrativo y todos los documentos y
decretos oficiales.

El dialecto castellano de España ganó amplia aceptación durante el reinado de los monarcas
católicos Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, quienes completaron la reconquista de
España en 1492 al expulsar a los moros de su última fortaleza en la ciudad de Granada. Isabel y
Fernando hicieron el castellano el idioma oficial en su reino. En el mismo año que los moros
fueron derrotados, apareció un libro importante: Arte de la lengua castellana (The Art of the
Castilian Language) de Antonio de Nebrija. Fue el primer libro para estudiar e intentar definir
la gramática de un idioma europeo.

El dialecto castellano de Toledo se convirtió en el estándar escrito y educativo en España, aun


cuando permanecieron varios dialectos hablados. El más notable fue el andaluz, un dialecto
que se hablaba en la ciudad del sur de Sevilla en la región de Andalucía.

Los hispanohablantes celebramos El Día del Idioma el 23 de abril como un


homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra, fallecido un 23 de abril de 1616,
autor de Don Quijote de La Mancha. Y festejamos porque tenemos el legado
del hombre que inmortalizó nuestro idioma, nuestras palabras. Ya lo dijo
Pablo Neruda, en Confieso que he vivido, “…Son las palabras las que cantan,
las que suben y bajan… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro...Se lo llevaron
todo y nos dejaron todo…Nos dejaron las palabras”. Por esta y muchas otras
razones ese día se rinde culto al idioma, a nuestra lengua. Nuestro idioma es
tan dinámico que es considerado como la segunda lengua más importante
del plantea y la tercera más hablada. Esto quiere decir, que gracias a ese
tronco de las lenguas romances, a la renovación e innovación permanente
acorde con los ritmos científicos y tecnológicos del hombre, y a las
manifestaciones de las diferentes culturas y lenguajes, el Día del Idioma se
debe celebrar en las instituciones educativas, en los medios de
comunicación, en el Parlamento, en la calle, en los parques, en la casa,
hablando bien, escribiendo bien, hablando correctamente y escribiendo
correctamente. Donde quiera que estemos, ese día debe prevalecer la fuerza
del idioma con su sonoridad, su romanticismo, su gramática que nos permite
comunicarnos y su ortografía que dice cuánta grandeza hay en las palabras
(Madrid, 25 de noviembre de 1562-ibidem, 27 de agosto de 1635)1 fue uno de los poetas y
dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno
de los autores más prolíficos de la literatura universal.
El llamado Fénix de los ingenios2 y Monstruo de Naturaleza (por Miguel de Cervantes)
renovó las fórmulas del teatro español en un momento en el que el teatro comenzaba a ser
un fenómeno cultural de masas. Máximo exponente, junto a Tirso de Molina y Calderón de
la Barca, del teatro barroco español, sus obras siguen representándose en la actualidad y
constituyen una de las cotas más altas alcanzadas en la literatura y las artes españolas.
Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de varias novelas y
obras narrativas largas en prosa y en verso.
Se le atribuyen unos 3000 sonetos, tres novelas, cuatro novelas cortas, nueve epopeyas,
tres poemas didácticos y varios centenares de comedias (1800 según Juan Pérez de
Montalbán). Amigo de Francisco de Quevedo y de Juan Ruiz de Alarcón, enemistado
con Luis de Góngora y en larga rivalidad con Cervantes, su vida fue tan extrema como su
obra. Fue padre de la también dramaturga sor Marcela de San Félix
Lope de Vega Carpio, procedente de una familia humilde natural del Valle de Carriedo,
comarca del Pas-Miera, en Cantabria, era hijo de Félix de Vega, bordador de profesión, y
de Francisca Fernández Flórez. No hay datos precisos sobre su madre. Se sabe, en
cambio, que tras una breve estancia en Valladolid, su padre se mudó a Madrid en 1561,
atraído quizá por las posibilidades de la recién estrenada capitalidad de la Villa y Corte. Sin
embargo, Lope de Vega afirmaría más tarde que su padre llegó a Madrid por una aventura
amorosa de la que le rescataría su futura madre. Así, el escritor sería fruto de la
reconciliación, y debería su existencia a los mismos celos que tanto analizaría en su obra
dramática.
Novelista, poeta y dramaturgo español. Se cree
que nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá
de Henares y murió el 22 de abril de 1616 en
Madrid, pero fue enterrado el 23 de abril y
popularmente se conoce esta fecha como la de
su muerte. Es considerado la máxima figura de la
literatura española. Es universalmente conocido,
sobre todo por haber escrito El ingenioso
hidalgo Don Quijote de la Mancha, que muchos
críticos han descrito como la primera novela
moderna y una de las mejores obras de la
literatura universal. Se le ha dado el
sobrenombre de Príncipe de los Ingenios.
Miguel de Cervantes nació en Alcalá de Henares
en 1547. Fue el cuarto de los siete hijos de un
modesto cirujano, Rodrigo de Cervantes, y de
Leonor Cortinas.A los dieciocho años tuvo que
huir a Italia porque había herido a un hombre; allí
entró al servicio del cardenal Acquaviva. Poco
después se alistó como soldado y participó
heroicamente en la batalla de Lepanto, en 1571;
donde fue herido en el pecho y en la mano
izquierda, que le quedó anquilosada. Cervantes
siempre se mostró orgulloso de haber
participado en la batalla de Lepanto.Continuó
unos años como soldado y, en 1575, cuando
regresaba a la península junto a su hermano
Rodrigo, fueron apresados y llevados cautivos a
Argel. Cinco años estuvo prisionero, hasta que
en 1580 pudo ser liberado gracias al rescate que
aportó su familia y los padres trinitarios. Durante
su cautiverio, Cervantes intentó fugarse varias
veces, pero nunca lo logró. Cuando en 1580
volvió a la Península tres doce años de ausencia,
intentó varios trabajos y solicitó un empleo en
<<las Indias>>, que no le fue concedido, Fue una
etapa dura para Cervantes, que empezaba a
escribir en aquellos años, En 1584 se casó y,
entre 1587 y 1600, residió en Sevilla ejerciendo
un ingrato y humilde oficio –comisario de
abastecimientos-, que le obligaba a recorrer
Andalucía requisando alimentos para las
expediciones que preparaba Felipe II. La estancia
en Sevilla parece ser fundamental en la biografía
cervantina, pues tanto los viajes como la cárcel
le permitieron conocer todo tipo de gentes que
aparecerán como personajes en su
obra.Cervantes se transladó a Valladolid en 1604,
en busca de mecenas en el entorno de la corte,
pues tenía dificultades económicas. Cuando en
1605 publicó la primera parte del Quijote, alcanzó
un gran éxito, lo que le permitió publicar en
pocos años lo que había ido escribiendo. Sin
embargo, a pesar del éxito del Quijote, Cervantes
siempre vivió con estrecheces, buscando la
protección de algún mecenas entre los nobles, lo
que consiguió sólo parcialmente del conde de
Lemos, a quien dedicó su última obra, Los
trabajos de Persiles y Segismunda.

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