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Unidad del mundo: la parábola del océano

"La conciencia universal es frecuentemente comparado al océano: una masa


fluida, indiferenciada, y la primera fase de la creación correspondería a la
formación de olas.

Una ola puede ser considerada como una entidad individual, sin embargo, es
evidente que la ola es el océano, y el océano es la ola. No hay separación ni
distinción en última instancia.

La fase siguiente de la creación sería una ola rompiéndose sobre las rocas y
evaporándose en el aire como gotas de agua, que existirán en tanto que entidades
individuales durante un corto periodo, antes de ser nuevamente tragado por el
océano. Así, tenemos aquí momentos fugitivos de existencia separada.

Pero imaginemos ahora el agua evaporándose formando una nube. Ahora, la


unidad original se oscurece y se esconde detrás de una verdadera
transformación, y es necesario tener algún que otro conocimiento de física para
darse cuenta que esta nube es el océano, y el océano es la nube. Sin embargo,
al final, el agua de la nube se va a reunir con aquella del océano bajo forma de
lluvia.

La separación final, donde el vínculo con la fuente originaria aparece


completamente olvidado, es muchas veces ilustrada por un copo de nieve que
se ha cristalizado a partir del agua de la nube que, en su origen, se había
evaporado del océano. Tenemos ahí una entidad muy estructurada, muy
individual y separada que no implica, en apariencia, ninguna similitud con la
fuente.

Ahora, tenemos realmente necesidad de un saber sofisticado para reconocer que


el copo de nieve es el océano, y el océano el copo de nieve. Y para reunirse con
el océano, el copo de nieve debe abandonar su estructura y su individualidad;
debe someterse a la muerte de su ego, de alguna forma, para volver a su fuente."

-Extraido del libro de Fritjof Capra, "Sabiduría Insólita".

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