Siempre es necesario estar prevenido. En casa podemos tener objetos que pueden resultar peligrosos: espejos, lámparas, adornos y macetas, son un foco de vulnerabilidad. Asegúrate que tu camino, hacia la puerta de salida, se encuentre libre de cualquier cosa que pueda hacerte tropezar.
2.- Identifica las zonas seguras
Si te encuentras dentro de una oficina, recuerda colocarte debajo de un escritorio o al lado de un rincón. Por lo general, esas estructuras logran aguantar el movimiento telúrico. Aléjate de las ventanas y evita usar el ascensor ya que puede colapsar.
DURANTE
4.- Mantén la calma
Sabemos que es una situación muy complicada pero debes ser fuerte y tranquilizarte. La desesperación solo te llevará a perder la noción del tiempo. Incluso puede causarte un desmayo.
5.- ¿Si te sorprende en la calle?
En este caso, evitar acercarte a los postes o cables eléctricos. Si te desplazas en un carro, pide que se detenga inmediatamente. Al descender, hazlo con prudencia mirando siempre a tu alrededor.
DESPUÉS
7.- Cuidado con las réplicas
No olvides que un terremoto siempre viene acompañado de réplicas que tienen la fuerza para seguir causando daños. Si el lugar donde te encuentras no es seguro, evacua a un campo abierto. El jardín o loza deportiva son dos buenas opciones.
8.- Corta la luz y el agua
En la medida de lo posible, desenchufa todos los aparatos eléctricos: por ejemplo la refrigeradora, televisor, lámparas o terma. También evita encender alguna vela porque podría ocasionar una fuga de gas o incendio. Lo recomendable es usar una linterna. Cierra la llave principal de agua para evitar mayores inconvenientes. Dicha medida te permitirá anticiparte a roturas de tuberías o eventuales aniegos.
9.- Primeros auxilios
Comprueba si tu estado de salud es estable. Si encuentras un lesionado, no intentes moverlo a menos que su vida se encuentre en peligro. De ser así, estabiliza su cuello y espalda con mucho cuidado. Si tiene hemorragia, colócale un algodón o trapo limpio para detener la sangre.